Serie
Adolescencia — Netflix: Una mañana en un barrio corriente, la policía derriba la puerta de la familia Miller y sube hasta la habitación de Jamie, un niño de 13 años, para llevárselo a comisaría. Está acusado de haber asesinado a una niña de su colegio. Sus padres, incrédulos, acuden a comisaría y entran en una desconocida espiral de abogados, pruebas, vídeos, fotografías, silencios y testigos. La policía, por su parte, descubre un mundo desconocido para ellos:
Philip Barantini, director del largometraje Hierve (2021) y la serie Boiling Point (2023), dirige esta miniserie de cuatro episodios en la que figuran como responsables del guion Jack Thorne, autor de Wonder (2017) y Enola Holmes (2020), y el actor Stephen Graham, quien interpreta a Eddie, el padre de Jamie. Sorprende la interpretación como Jamie del debutante Owen Cooper, quien dota a su personaje de inocencia, inmadurez y terror, expresando una sombría complejidad psicológica.
La miniserie ha suscitado mucho debate en la opinión pública, sacando a la palestra cuestiones como la adicción a las redes sociales, el perjuicio de la tecnología, y el papel de los padres, los profesores y las instituciones en la educación digital de los menores. Tanto es así que el Gobierno del Reino Unido ha propuesto su visionado obligatorio en los colegios, mientras que otros sectores han tildado el relato de exagerado y tremendista. Es bueno que una obra audiovisual enriquezca la conversación en los foros públicos, pero no podemos perder de vista que es un relato de ficción.
Sería erróneo equipararlo con un reportaje periodístico. El propósito es narrar una historia, y esa historia entretiene, funciona y zarandea al espectador.
Sus cuatro capítulos oscilan entre las perspectivas de Jamie, los agentes de policía, una psicóloga y los padres, ofreciendo un complejo mosaico del fenómeno. Asoma continuamente la pregunta del porqué, la dificultad de explicar el móvil del asesinato. En cuanto al aspecto técnico, se ha optado por rodar íntegramente los cuatro capítulos en plano secuencia, con el propósito de dotar de más realismo al relato, y de insertar el espectador en una vorágine en la que no cesa la acción.