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‘En nombre del Santo Oficio’: la Inquisición vista desde un caso real

Sally Santiago recrea un proceso real de la Inquisición española en una novela breve que combina rigor histórico y trama literaria.

José Carlos Martín de la Hoz·9 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos
inquisición

©Olha Vilkha

Comencemos por recordar que el género literario novela histórica ha cobrado un inusitado espacio en nuestras librerías como se puede observar en cualquiera de las más importantes, donde el espacio dedicado a esta materia se ha multiplicado y donde los autores de éxito han crecido enormemente.

Lógicamente, ha colaborado a ello la incorporación de buenos historiadores y escritores cultos y bien documentados. En esto radica el éxito de la novela histórica: ser fieles a los hechos históricos y, sobre todo, captar la mentalidad de la época en la que se encuadra. Efectivamente, el lector es perfectamente consciente de si los hechos que se están narrando corresponden con la época: es decir, que quizás no ocurrió exactamente eso, pero pudo perfectamente haber sucedido.

Precisamente, cuando se rompe el pacto entre el escritor y el lector y se sitúan a los personajes en la mentalidad actual o en otra imaginaria, quizás se puedan vender algunos ejemplares entre lectores poco avezados, pero, enseguida corre la voz de la falsedad y quedarán en vía muerta las obras de ese autor, por falta de rigor histórico y documentación: a nadie le gusta que le engañen y más en este tiempo donde cada vez hay más personas con estudios y conocimiento de causa.

En ese sentido, nuestros autores que no sean historiadores deben procurar leer buenos tratados de historia y a novelistas realistas de la época en la que estén trabajando pues de ese modo se irán formando e incorporando los resultados de la investigación reciente.  

Ahora deseamos ocuparnos de una novela histórica reciente, para aplicar lo que hemos estado comentando. En el caso de la Inquisición, especialmente la española, ha experimentado un notable auge desde 1975 hasta nuestros días. Basta con saber que, en los primeros diez años de la muerte de Franco, cuando desapareció la censura, se publicaron más trabajos sobre el tribunal inquisitorial en España que en toda la historia. Tanto con trabajos de seria investigación como de divulgación. 

Un caso real ante la Inquisición

Concretamente, comentemos el trabajo reciente de Sally Santiago (Madrid 1966), una autora de novela histórica, especialista en microrrelatos que se ha lanzado a redactar una novela breve enmarcada en la Inquisición española en el siglo XVII.

Efectivamente, la autora sitúa bien el trabajo, ha leído algunos trabajos de divulgación y se ha acercado a una causa todavía poco estudiada, de ahí que señale en la contraportada, para atraer lectores, que está “basada en un proceso real documentado de la Inquisición”.

Lógicamente, la autora plantea una trama atractiva: “Un niño aparece muerto en su cuna. Su cuerpo con señales extrañas y amoratado, pronto se convierte en prueba irrefutable para quienes buscan culpables. Una joven criada conocida por sus conjuros amorosos y su cercanía con una pareja inestable. Lo que comienza como un drama doméstico termina ante los jueces de la santa Inquisición, envuelto en supersticiones, rumores y confesiones que solo se pronuncian en las cámaras de tortura”.

Como acabamos de mostrar, la autora juega con diversos lugares comunes y frases hechas, atribuidas al tribunal de la Inquisición para captar lectores. Esto cada vez resultará más difícil en la medida en que, los libros de historia y los profesores, vayan explicando a los alumnos la realidad del proceso inquisitorial.

En primer lugar, recordemos que el Tribunal de la Inquisición fue puesto en marcha en Castilla en 1478 por el papa Sixto IV para investigar (“inquisitio” significa investigación) el delito de la herejía judaizante que se había extendido en Castilla desde las conversiones masivas de judíos en Castilla desde 1390.

El objetivo del proceso inquisitorial era objetivar si el “supuesto hereje” había incurrido realmente un delito de herejía, es decir si era herejía formal y material y si era pertinaz en la herejía o no. Como es sabido, el delito de herejía era considerado un crimen de “lesa majestad”. Si falsificar moneda era un delito de “lesa majestad” castigado con pena de muerte, del mismo modo, falsificar la fe era también considerado un delito de “lesa majestad” y, si el reo era pertinaz en la herejía. podría ser entregado al brazo secular para su ejecución.

Si cambiar la fe mediante la negación de algunos de los artículos del credo era un pecado de herejía, apostatar de la fe cristiana adoptada por el bautismo para regresar a la ley de Moisés sería la peor de las herejías: la apostasía.

En una época donde los reyes católicos estaban buscando la unidad de los reinos de España bajo la corona se estimaba que la unidad en la fe era capital para el mantenimiento del reino. Además, la fe era el valor más apreciado en la sociedad y los libros más vendido eran la Biblia y el “ars moriendi”, como prepararse a bien morir para alcanzar el cielo.

El santo Padre Juan Pablo II en una conmovedora ceremonia el 12 de marzo del 2000 pidió perdón por todos los pecados de todos los cristianos de todos los tiempos y especialmente por el uso de la violencia para defender la fe. 

En esto consiste el error teológico de la Inquisición, forzar la conversión del hereje, para procurar su arrepentimiento bajo la amenaza de la pena de muerte al hereje pertinaz. La herejía era el peor pecado social.

Recordemos, finalmente, que la Inquisición española apenas prestó atención a la brujería. Primero porque no era una herejía, sino un pecado contra la religión y, además, porque en los pocos casos que se estudiaron en el Tribunal de Logroño en el siglo XVI, se comprobó que habitualmente los encausados tenían problemas mentales.

La Inquisición fue abolida por las Cortes de Cádiz y posteriormente por el rey Fernando VII en 1834. Pero la Inquisición dejó tras de sí un error más grave todavía que fue la mentalidad inquisitorial que lleva a imponer la desconfianza al que se aleja de la verdadera fe, en vez de procurar atraerlo de nuevo a la verdad por la persuasión.

En nombre del Santo Oficio

Autor: Sally Santiago
Editorial: Almuzara
Páginas: 160
Año: 2025
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