En una decisión de gran relevancia para la Iglesia universal, el Papa León XIV ha aprobado oficialmente la concesión del título de Doctor de la Iglesia a San John Henry Newman, eminente teólogo, filósofo y cardenal británico. La decisión fue comunicada en la mañana del 31 de julio tras una audiencia privada entre el Santo Padre y el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos. El reconocimiento se produce tras el dictamen favorable de la Sesión Plenaria de Cardenales y Obispos del citado dicasterio,
San John Henry Newman, nacido en Londres el 21 de febrero de 1801 y fallecido en Edgbaston el 11 de agosto de 1890, fue inicialmente pastor anglicano antes de su conversión al catolicismo en 1845. Fundador del Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra, fue creado cardenal por el Papa León XIII en 1879. Su legado espiritual e intelectual ha influido profundamente en la Iglesia moderna, especialmente en temas como la conciencia, el desarrollo doctrinal y la relación entre fe y razón.
Con esta proclamación, Newman se convierte en el Doctor de la Iglesia número 38, uniéndose a un selecto grupo de santos cuyas enseñanzas han sido reconocidas como particularmente iluminadoras para la fe católica en todos los tiempos. La ceremonia oficial de proclamación será anunciada en los próximos días.
Perfil de Newman
El teólogo español Juan Luis Lorda publicó hace dos años un texto en Omnes sobre la figura de Newman y su influencia. Según Lorda, «lo más importante de Newman es que es un converso», no solo por su paso del anglicanismo al catolicismo en 1845, sino porque toda su vida fue una «vida de constante conversión, a la búsqueda de la verdad que es Dios». Desde su infancia, explica el teólogo, Newman se sintió guiado por la luz de esa verdad, que lo llevó a «rezar, a servir al Señor, a ser célibe, a ser ministro anglicano» y a emprender una profunda renovación espiritual e intelectual en Oxford.
Aunque hoy, por sensibilidad ecuménica, se prefiere hablar de «alcanzar la plena comunión», Lorda insiste en que su trayectoria espiritual conserva toda la fuerza de una auténtica conversión, al estilo de los grandes santos de la tradición cristiana.
La grandeza teológica de Newman radica en que «su reflexión está tan marcadamente unida a su vida», lo que le confiere un valor singular y una autenticidad difícil de igualar. Sus ideas sobre la fe, la conciencia, la relación entre fe y razón, el desarrollo doctrinal y el papel de la Iglesia en la historia no son meras especulaciones académicas, sino el fruto maduro de un itinerario personal en el que el estudio fue siempre «una forma de búsqueda de la verdad».
Para Lorda, su obra más emblemática es la Apología pro vita sua, escrita para defender su honestidad intelectual y espiritual al convertirse al catolicismo. «Su itinerario espiritual, magníficamente narrado, tiene un valor extraordinario para todos los temas que tienen que ver con la fe, la conciencia y la credibilidad de la Iglesia», afirma. No duda en situarlo «en la estela de las Confesiones de san Agustín», por su profundidad y su poder de interpelación.
En Omnes hemos publicado numerosos artículos sobre el pensamiento de Newman, entre los que destacan:
John Henry Newman, un santo para nuestro tiempo. Sergio Sánchez Migallón.
La influencia de John Henry Newman. Juan Luis Lorda.
Las crisis espirituales de Newman. Pedro Estaún.
Sacerdotes santos: San John Henry Newman. Manuel Belda.
Entrevista a Jack Valero, portavoz de la canonización de Newman.
Ideas del Papa Francisco y de Newman para compartir la fe. Rafael Miner.
Lutero, Kant y san John Henry Newman. Santiago Leyra.