La violencia vuelve a golpear el este de la República Democrática del Congo. Entre el 9 y el 16 de agosto, los territorios de Beni y Lubero fueron escenario de una cadena de ataques perpetrados por las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), un grupo islamista local ligado al Estado Islámico. El saldo fue de al menos 52 civiles asesinados.
La agencia de propaganda del Dáesh, Amaq, aseguró que 39 de las víctimas eran cristianos y celebró que los militantes “quemaron alrededor de 50 casas cristianas y confiscaron algunas pertenencias antes de huir”.
Los ataques en el Congo se suman a una escalada de violencia contra los cristianos que ya ha dejado más de 100 víctimas mortales en lo que va de año en la región. En julio, una iglesia católica en Komanda fue atacada durante una vigilia, dejando 35 muertos, la mayoría jóvenes.
El pasado mes de junio, Nigeria fue escenario de otra tragedia: la masacre de más de 200 cristianos en ataques atribuidos a grupos extremistas. Pese a la magnitud del horror, la noticia pasó casi desapercibida en la prensa generalista española, en contraste con la atención que reciben otras tragedias en Occidente con menor número de víctimas.
Un día de la ONU que pasa inadvertido
El 22 de agosto se conmemoró el “Día Internacional en Recuerdo de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión o la Creencia”, auspiciado por la ONU. La jornada, destinada a condenar los ataques terroristas contra minorías religiosas, transcurrió sin eco alguno en la opinión pública.
Por el contrario, para muchas personas la religión es causa habitual de violencia. Autores como Richard Dawkins han popularizado la idea de que “la religión es la mayor causa de guerras”. Sin embargo, los estudios históricos especializados desmontan esta idea. La obra Encyclopedia of Wars (2004), de Charles Phillips y Alan Axelrod, registra 1.763 guerras en la historia, de las cuales solo 123 (menos del 7%) fueron motivadas por razones religiosas, de las cuales solo el 3% tienen origen en el cristianismo. El famoso sociólogo Steven Pinker, crítico habitual de la religión, estima que apenas un 13% de las peores atrocidades de la historia estuvieron relacionadas con ella.
El cristianismo, la fe más perseguida
A nivel mundial, el cristianismo es hoy la religión más acosada. Más de 200 millones de creyentes viven bajo persecución o discriminación severa. Cada día, un promedio mínimo de 10 cristianos mueren por su fe, en una realidad que, pese a su magnitud, apenas genera alarma social en Occidente frente a otras formas de injusticia.