El próximo 7 de octubre se celebrará la ceremonia de inauguración del nuevo año académico 2025/26 de la Universidad de la Santa Cruz, en Roma. En su 40º aniversario, la ceremonia adquiere un significado especial: la concesión de cuatro doctorados Honoris Causa a personalidades destacadas del mundo académico y eclesiástico. No se trata solo de un gesto celebrativo, sino de la elección de figuras que encarnan, cada una a su manera, dimensiones decisivas para la vida de la Iglesia y de la sociedad contemporánea: unidad, relación, comunicación y justicia. Si lo pensamos bien, es en estos cuatro ejes donde se concentra hoy gran parte del desafío cultural y espiritual de nuestro tiempo, recordado también por los últimos pontífices.
La unidad como horizonte: cardenal Kurt Koch
El título en Teología se concede al cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Teólogo de sólida formación y pastor con larga experiencia, ha dedicado su vida a promover el diálogo ecuménico. Antiguo obispo de Basilea y presidente de la Conferencia Episcopal Suiza, en 2010 fue llamado por Benedicto XVI para dirigir el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, cargo que Francisco confirmó posteriormente en el nuevo Dicasterio. En este contexto, su compromiso con el ecumenismo es incansable e indiscutible. Por ello, en un momento en el que las divisiones, incluso dentro del mundo cristiano, corren el riesgo de convertirse en fracturas permanentes, la figura del cardenal Koch se convierte en un signo de un servicio teológico que no se limita a las aulas académicas, sino que se convierte en un gesto concreto de reconciliación.
La sociedad como relación: Pierpaolo Donati
El reconocimiento de la Facultad de Filosofía recae, por su parte, en el sociólogo Pierpaolo Donati, que ha dedicado su investigación a replantear radicalmente las ciencias sociales. Catedrático de la Universidad de Bolonia hasta 2016, Donati es conocido internacionalmente como el fundador de la «sociología relacional». Con su propuesta, ha superado las categorías reduccionistas del funcionalismo y el individualismo, situando la relación en el centro del análisis social. En el centro de su reflexión se encuentran conceptos como la razón relacional y los bienes relacionales, que han encontrado aplicación en los campos más diversos: desde la ciudadanía hasta las políticas sociales, desde el bienestar hasta las dinámicas del multiculturalismo.
La comunicación como vocación: Anne Gregory
También es significativa la elección de la Facultad de Comunicación, con Anne Gregory, profesora emérita de la Universidad de Huddersfield y una de las figuras de referencia mundial en comunicación estratégica y ética. Antigua presidenta del Chartered Institute of Public Relations del Reino Unido y presidenta de la Global Alliance, ha dirigido el proyecto internacional que ha definido las competencias globales de la profesión. Autora de más de 150 publicaciones, ha combinado la investigación académica y el asesoramiento a gobiernos, ONG y empresas, ofreciendo herramientas para una comunicación entendida como responsabilidad social. En su pensamiento, la comunicación no es una simple transmisión de información, sino una condición constitutiva de la vida humana y social. Puede destruir y envenenar, como demuestra la difusión de noticias falsas y discursos de odio, pero también puede construir la paz, generar confianza y fomentar la colaboración.
La justicia como servicio: Helmuth Pree
Por último, la Facultad de Derecho Canónico otorga el reconocimiento al profesor Helmuth Pree, austriaco, docente en Linz, Passau y Múnich, y colaborador durante muchos años de Santa Croce. Juez eclesiástico y consultor del Dicasterio para los Textos Legislativos, ha contribuido con sus más de cuatrocientas publicaciones al desarrollo del derecho canónico contemporáneo. Su trabajo, que abarca desde los fundamentos del derecho hasta las aplicaciones concretas en los tribunales eclesiásticos, muestra cómo el derecho canónico no es una mera construcción jurídica, sino un servicio prestado a la justicia y, en última instancia, a la salvación de las almas.
Cuatro figuras diferentes por su procedencia, disciplinas y trayectorias, pero unidas por una tensión común: la de pensar y servir a la verdad dentro de las dinámicas reales de la vida humana. Una misión que la Pontificia Universidad de la Santa Cruz siente como propia y sigue proyectando hacia el futuro.