El lema del escudo del Santo Padre León XIV, “In Illo Uno Unum” (En Él que es el Único somos Uno) puede parecernos como un acertijo latino. El lema -como es bien sabido – está tomado de la homilía de san Agustín sobre el salmo 127.
En san Agustín son frecuentes este tipo de expresiones. Para un obispo es importante la elección de su lema episcopal y, posteriormente, en el caso de León XIV, ratificarlo como su lema papal. Él mismo ha confesado que este lema refleja su forma de pensar y de vivir como cristiano y como obispo.
En una entrevista con los medios del Vaticano, en el mes de julio de 2023, dos meses antes de ser creado cardenal, Roberto Francisco Prevost explicó la importancia de este lema en su vida y su ministerio. Como agustino, dijo, la unidad y la comunión son principios centrales de su vocación. Para no tener duda alguna sobre esta importancia fundamental de la comunión y la unidad en la Iglesia sólo hay que leer y meditar el capítulo 17 del Evangelio de san Juan.
San Agustín y el salmo 127
Pero vamos a la fuente de donde el lema está tomado. San Agustín escribió una extensa exposición sobre el salmo 127. El santo obispo de Hipona enfatiza en su exposición la importancia de contar con Dios en la protección de la ciudad y en la construcción de la casa familiar. Sin la ayuda de Dios, los esfuerzos humanos son vanos. Es un canto a la familia de aquellos que temen al Señor. Todo depende de la ayuda de Dios, incluso el futuro de los hijos. La prosperidad de los hijos es una bendición divina.
Pero san Agustín se pregunta si esta bendición de Yahvé no se cumple también en aquellos que no temen al Señor. Es evidente que existen familias con hijos en las que no se teme al Señor. Por ello, san Agustín propone a sus fieles una interpretación cristiana del salmo, mirando a Cristo como plenitud de la Revelación. «Acoplemos las cosas espirituales a las espirituales», así comienza la homilía. Para ello acude a una realidad teológica muy querida para él y constantemente predicada por él: la unidad de los fieles con Cristo.
Formamos un solo Cuerpo con Él. ¿Y cuál es su Cuerpo? Su Iglesia, conforme dice el apóstol, «Somos miembros de su Cuerpo» y «vosotros sois cuerpo de Cristo y sus miembros». Ahora bien, hay un solo hombre que así es bendecido con la bendición a la que el salmo se refiere: es Cristo.
Únicamente teme al Señor aquel que se halla entre los miembros de este Hombre Único. Son muchos hombres y un Hombre solo; muchos cristianos y un solo Cristo: «In Illo Uno Unum». Él es el destinatario único de la bendición divina.