San Ángel de Jerusalén se encuentra entre los primeros Carmelitas que vinieron del Monte Carmelo a Sicilia. Y se le conmemora junto al obispo san Máximo de Jerusalén el 5 de mayo. La tradición carmelitana enseña que fue palestino y entró junto a su hermano en el Carmelo de Santa Ana en Jerusalén.
La misma tradición, que pueden consultar aquí, relata que en un viaje a Roma, se encuentra en San Juan de Letrán con san Francisco de Asís y santo Domingo de Guzmán. En este encuentro san Ángel predice las llagas a san Francisco, y éste, a su vez, le anuncia su martirio. Por su intercesión se obtuvo la confirmación de la Regla por parte del Papa Honorio III en 1226.
Hacia la mitad del siglo XIII es herido de muerte en Lícata, a causa de la agresión que realizó contra él un grande de la ciudad denunciado por san Ángel por su falta de ética. En el lugar donde murió se edificó una iglesia, y su sepulcro fue muy pronto sitio de peregrinación. La Orden Carmelita venera a san Ángel como santo al menos desde 1456. En 1459, el Papa Pío II aprobó su culto.
San Máximo y otros santos y beatos
La liturgia celebra también el 5 de mayo a san Máximo de Jerusalén, “repetidamente torturado”, dice el Directorio Franciscano, en tiempos del emperador Maximino Daya. A raíz de la paz constantiniana quedó en libertad y le eligieron obispo de Jerusalén, donde murió el año 350. También a los beatos Bienvenido Mareri de Recanati, Nunzio Sulprizio y Catalina Cittadini. Ésta última impulsó la congregación de Hermanas Ursulinas de Somasca para la educación y formación de niñas y jóvenes.
En el santoral de hoy figuran asimismo los obispos germanos san Gotardo y san Britón, san Hilario de Arlés, o el beato polaco Gregorio Frackowiak. Este joven hermano de los Misioneros del Verbo Divino fue guillotinado en Dresde por los nazis en 1943, tras dar catequesis y llevar en secreto la Comunión a los enfermos.