¿Una “escapada espiritual” para liberarse del materialismo agobiante? ¿Un “chute” cristiano de emociones obtenido en el mercado sentimental? ¿Una experiencia religiosa “de moda” para católicos adinerados?… Dejemos los tópicos y prejuicios y expliquemos la realidad vivida por tantas personas.
Los retiros de Emaús son un instrumento o herramienta de evangelización, y especialmente de primer anuncio, nacido recientemente en el seno de la Iglesia católica, organizado por laicos y dirigido principalmente a laicos, al amparo de una parroquia, bajo la guía y la supervisión del párroco.
El evento más intenso y característico de estos “retiros” (distintos de los clásicos con pláticas de predicadores y en silencio meditativo) consiste en dos días de encuentro con el Señor y con una comunidad cristiana de hombres o de mujeres; es organizado con mucha generosidad e ilusión por un equipo de servidores, que son fieles corrientes, y normalmente en una casa de espiritualidad. La celebración de la Santa Misa con mucha devoción y con un tono festivo, así como la oferta de diálogo en libertad con un sacerdote, con la posibilidad de recibir el sacramento de la reconciliación y la bendición, constituyen elementos importantes del retiro.
Estos retiros no son un movimiento, asociación o institución eclesial con pretensión de abarcar ampliamente las dimensiones de la vida del cristiano, ni ofrecen una formación cristiana integral. Son solamente un humilde recurso, especialmente apto para personas alejadas de la fe. Están abiertos a hombres y mujeres de todas las clases sociales y de variadas sensibilidades. De hecho, en algunos retiros la mayoría de los participantes son migrantes de escasos recursos económicos.
Pilares de los retiros de Emaús
Estos retiros se basan en tres pilares, lo que podríamos describir como el “trípode”; a saber: testimonios, adoración y amistad. Cada testimonio consiste en el relato sincero y auténtico de la acción sanadora y transformadora del Espíritu Santo en la propia historia. La presentación de estas vivencias personales se prepara desde la fe, con mucha oración y con la asesoría de alguna persona experimentada.
La adoración pretende ayudar a valorar y frecuentar la presencia de Jesús en el santísimo Sacramento de la Eucaristía, creando para ello un clima adecuado para poder acompañarlo y tratarlo con intimidad.
La amistad se concreta aquí en llevar la caridad fraterna a conversaciones profundas en las que se comparte la búsqueda personal de Dios como aquel que salva y da sentido pleno a la propia existencia.
Para todo ello, resulta necesario formar una sencilla comunidad, normalmente en el ámbito de la parroquia. Por ello, sus miembros participan habitualmente en los encuentros semanales de oración, formación y preparación de los próximos retiros, en un clima cordial. Además, se requiere un mínimo de organización y coordinación.
Los frutos
Muchos pastores y fieles constatamos con gozo y gratitud la profunda renovación espiritual que, gracias a Emaús, lleva a numerosos hombres y mujeres al cambio en su vida cristiana, para crecer y madurar en su compromiso en la vida de la Iglesia.
En definitiva, la experiencia pastoral avala los grandes frutos de conversión, de santificación y de evangelización que han producido en estos años los retiros de Emaús, cuando se viven según el método propio, con docilidad al Espíritu Santo y en plena comunión eclesial, contando con la cercanía y el cuidado de los pastores. Por ello, constituyen en nuestra sociedad, que por desgracia se descristianiza rápidamente, un gran motivo de esperanza.