La liturgia dedica el 11 de junio a san Bernabé, uno de los discípulos más reconocidos de la primera comunidad cristiana. Aunque no era de los Doce, también fue enviado como apóstol. Gracias a él, san Pablo, recién convertido en el camino a Damasco, fue acogido en Jerusalén por los apóstoles y la comunidad.
El santoral vaticano recoge que muchos desconfiaban de Saulo, que había perseguido a los cristianos (cf. Hch 9, 27), pero Bernabé lo acogió y lo introdujo en la comunidad.
Lo hizo así: “Llegado a Jerusalén, (Saulo, Pablo) trataba de juntarse con los discípulos, pero todos le tenían miedo (…). Entonces Bernabé, tomándolo consigo, lo presentó a los apóstoles, y él les contó cómo había visto al Señor en el camino, lo que le había dicho y cómo en Damasco había actuado valientemente en el nombre de Jesús”.
Bernabé, entre los primeros enviados por Jesús
José, llamado por los Apóstoles Bernabé –que quiere decir ‘hijo del consuelo’-, era un levita nacido en Chipre que poseía un campo, lo vendió, y puso el dinero a disposición de los Apóstoles, refieren los Hechos. Además, la agencia vaticana señala que “otra tradición -reportada por Eusebio de Cesarea, que se inspira en Clemente Alejandrino-, incluye a Bernabé entre los 72 discípulos enviados por Jesús en misión para anunciar el Reino de Dios.
Considerado “hombre virtuoso, lleno del Espíritu Santo y de fe”, Bernabé fue enviado a Antioquía de Siria, de donde habían llegado noticias de numerosas conversiones. Bernabé exhortó a todos «a perseverar con un corazón resuelto en el Señor», y luego pidió a Pablo ayuda, empujándolo hacia su misión como Apóstol de los Gentiles. En Antioquía los discípulos comenzaron a llamarse cristianos (Hch, 11, 26).
Con San Pablo, “discordias entre santos”
Después de la predicación en Antioquía, Bernabé y Pablo partieron para una nueva misión en Chipre. Con ellos también está Juan, llamado Marcos (el evangelista), que está también en el santoral, el 25 de abril. La siguiente etapa es Panfilia, pero Juan decide volver a Jerusalén. Bernabé y Pablo continúan y, finalmente, regresan. Poco después, los dos se preparan para una nueva misión. Bernabé quería viajar con Juan, y Pablo estaba en contra. Bernabé se embarcó para Chipre con Marcos, y Pablo, en cambio, eligió a Silas (cf. Hch 15,36-40).
Comentando este pasaje, dijo Benedicto XVI en una Audiencia: “También entre los santos existen contrastes, discordias, controversias. Esto me parece muy consolador, pues vemos que los santos ‘no han caído del cielo’”. Y añadió: “Son hombres como nosotros, incluso con problemas complicados. La santidad no consiste en no equivocarse o no pecar nunca. La santidad crece con la capacidad de conversión, de arrepentimiento, de disponibilidad para volver a comenzar, y sobre todo con la capacidad de reconciliación y de perdón”. El resto –san Pablo llama a san Marcos su ‘colaborador’-, lo tienen en el texto de Benedicto XVI.