Mundo

El jesuita Chow Sau-yan es el nuevo obispo de Hong Kong

El Papa Francisco ha nombrado nuevo obispo de Hong Kong a Stephen Chow Sau-yan, hasta ahora Provincial de la Compañía de Jesús en China.

David Fernández Alonso·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa Francisco ha nombrado obispo de la diócesis de Hong Kong (China) -según ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede- al Rev. P. Stephen Chow Sau-yan, S.I., hasta ahora Provincial de la Provincia China de la Compañía de Jesús.

Dos años de sede vacante

La dirección de la diócesis de la antigua colonia británica -sacudida el año pasado por grandes enfrentamientos entre el Gobierno y los ciudadanos, que incluyeron violencia y detenciones- estaba vacante desde la muerte del obispo Michael Yeung Ming-cheung el 3 de enero de 2019. El prelado había sucedido en agosto de 2017 al cardenal John Tong Hon, que dimitió a la edad de 77 años, y, tras la muerte de su sucesor, fue nombrado administrador apostólico de la diócesis. Antes, de 2002 a 2009, el cardenal salesiano Joseph Zen Ze-kiun había dirigido la diócesis.

Mons. Stephen Chow Sau-yan

S.E. Mons. Stephen Chow Sau-yan, S.I., nació el 7 de agosto de 1959 en Hong Kong. Tras sus estudios preuniversitarios, obtuvo un bachillerato y un máster en psicología en la Universidad de Minnesota (EE UU). Luego ingresó en la Compañía de Jesús el 27 de septiembre de 1984.

De 1986 a 1988 hizo el noviciado y se licenció en Filosofía en Irlanda, continuando sus estudios teológicos de 1988 a 1993 en Hong Kong, donde fue ordenado sacerdote el 16 de julio de 1994. En la Universidad de Loyola, en Chicago, obtuvo un máster en Desarrollo Organizacional (1993-1995) y en la Universidad de Harvard, en Boston (2000-2006), un doctorado en Desarrollo Humano y Psicología (Ed.D.). Pronunció sus resultados finales el 17 de abril de 2007.

Chow Sau-yan ha ocupado los siguientes cargos: desde 2007, supervisor de dos colegios jesuitas en Hong Kong y Wah Yan, Kowloon; profesor asistente honorario en la Universidad de Hong Kong (2008- 2015) y formador de jesuitas (2009-2017). Desde 2009, ha servido como Presidente de la Comisión de Educación de la Provincia Jesuita China y desde 2012 como Profesor de Psicología a tiempo parcial en el Seminario Diocesano Espíritu Santo de Hong Kong; de 2012 a 2014 como Miembro del Consejo Presbiteral de la Diócesis de Hong Kong, de 2013 a 2017 como Consultor Provincial y desde 2017 como Miembro del Consejo Diocesano de Educación.

Desde el 1 de enero de 2018 hasta ahora es Provincial de la Provincia China de la Compañía de Jesús y desde 2020 Vicesecretario de la Asociación de Superiores Religiosos de Institutos Masculinos de Hong Kong.

España

Los premios «Lolo» reconocen el compromiso católico de dos profesionales

La Unión Católica de Informadores y Periodistas de España, UCIPE, entregó ayer los premios “Lolo” de periodismo joven, correspondientes a su XI y XII edición, a Ángeles Conde, redactora jefa de Rome Reports, y a David Vicente Casado, redactor jefe de El Debate de Hoy.

Maria José Atienza·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Monseñor Lorca Planes, obispo de Cartagena y presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación social fue el encargado de presidir esta entrega de premios junto a Rafael Ortega, Presidente de la UCIPE, y Álvaro de la Torre, Secretario General.

Esta entrega unió las ediciones decimoprimera, que no pudo celebrarse debido a la pandemia, y la decimosegunda. El jurado ha valorado en su fallo la «amplia trayectoria profesional, versatilidad, y su labor realizada en Roma, en la cobertura de la información del Vaticano, y también en la aproximación humana a otros temas sociales, que ha demostrado en sus reportajes» Ángeles Conde; mientras que destaca de David V. Casado » el nítido compromiso católico que ha mostrado en su quehacer
periodístico al frente de “El Debate de Hoy”, impulsando una cabecera histórica iniciada por el Cardenal Herrera Oria y situándola como un referente en el ámbito de la opinión».

Ángeles Conde, redactora jefe de Rome Reports Tv News Agency, agradeció este reconocimiento destacando que continuará “desgastando la suela de los zapatos” en búsqueda de la verdad y de dar voz a los excluidos.

Por su parte, David Vicente destacó, en las palabras pronunciadas tras recibir su galardón, que era para él un honor recibir este premio, máxime en el centenario del Beato Lolo, y que con él se ponen de manifiesto “los valores de una profesión tan maravillosa como es el periodismo”.

El presidente de la Comisión de MCS, Mons. José Manuel Lorca Planes, animó a los periodistas a “narrar la realidad con los criterios de la verdad. Tenéis una profesión que os llenará toda la vida: detrás de vosotros habrá mucha gente, lectores, oyentes, por lo que debéis pensar en la verdad que vais a transmitirles”.

Los premios «Lolo»

La entrega de estos trofeos se ha llevado a cabo, como es tradición, con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El galardón que concede anualmente la UCIPE lleva el nombre de Manuel Lozano Garrido, “Lolo”, primer periodista laico beatificado, y busca reconocer la trayectoria de periodistas jóvenes comprometidos con los valores cristianos en su profesión

España

«Los acuerdos Iglesia-Estado han sido la hoja de ruta a la libertad religiosa en España»

Ricardo García, ha concedido una entrevista a Omnes en la que analiza la vigencia y amplitud de los acuerdos entre la Santa Sede y el estado español que ha calificado de “ejemplares y plenamente actuales”.

Maria José Atienza·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Hace pocos días la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica de Valencia (UCV) celebró una jornada sobre los Acuerdos Iglesia-Estado en la participaron el catedrático de la Universidad de Extremadura, Jaime Rossell, el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Ricardo García, el juez Francisco de Asís Silla, titular del Juzgado de Instrucción número 3 y profesor de la UCV y el sacerdote Carlos López Segovia, vicesecretario para Asuntos Generales de la Conferencia Episcopal Española

Con este motivo, el jurista Ricardo García, ha concedido una entrevista a Omnes para explicar la naturaleza, historia y papel de los acuerdos entre el estado español y la Santa Sede en nuestra sociedad.

¿Cree que en España se conoce correctamente la dimensión de los acuerdos Iglesia Estado?

Yo diría que, en ocasiones, desde el punto de vista jurídico no es correcta la interpretación de algunas personas, especialmente en la política, de los acuerdos de la Santa Sede con el estado español. Hay que recordar esto: la Santa Sede es una entidad internacional, reconocida por el Derecho internacional que tiene tratados con el 92% de los países reconocidos por Naciones Unidas, como España y tiene además observadores internacionales en acuerdos, por ejemplo, en el KAICIID. En este sentido, el carácter jurídico de Derecho internacional de la Santa Sede es más que conocido por el estado español.

Conviene recordar el papel que ha tenido no sólo la Santa Sede a nivel internacional sino también la Conferencia Episcopal en este camino a la libertad religiosa.

Ricardo García.Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid

Estos acuerdos, ¿pueden considerarse un privilegio de la Iglesia católica en un estado en el que hay libertad religiosa?

Creo que hay que recordar el proceso de este acuerdo y tener muy presente que los acuerdos con la Santa Sede son los que facilitan el tránsito a la libertad religiosa en este país.

Cuando se habla de los acuerdos con la Santa Sede hablamos de los acuerdos del año 1979, en concreto del 3 de enero de ese año; pero no podemos olvidar el camino del cambio de la dictadura a la libertad religiosa o, dicho de otra manera, el abandono de una confesionalidad católica estatal, que no le gustaba ni a la Iglesia católica. Conviene recordar el papel que ha tenido no sólo la Santa Sede a nivel internacional sino también la conferencia episcopal en este camino a la libertad religiosa.

La primera Ley de libertad religiosa se aprueba en 1967. En ese caso era una ley “de mera tolerancia”, que establecía, por ejemplo, que alguien que había sido sacerdote católico no podía ser ministro de culto de otra confesión y en la que, simplemente se toleraba la existencia de otros cultos distintos a los de la Iglesia.

En 1976 se firma el acuerdo marco, que parece que se olvida muchas veces, en el que la Iglesia renuncia al “privilegio de fuero” y clérigos y obispos pasan a someterse a las autoridades civiles.  Y el Estado español, por su parte, renunciaba al “derecho de presentación”.

Esas bases de la libertad religiosa que se contienen en este acuerdo se fijan dos años más tarde, en nuestra Constitución del 6 de diciembre de 1978, que establece el principio de libertad religiosa, el principio de laicidad positiva, el principio de igualdad y también uno básico: el principio de cooperación establecido en el artículo 16. 3 que señala que “los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”.

La mención a la Iglesia católica no es gratuita, no en vano, la Iglesia es la única entidad sin ánimo de lucro citada expresamente en la Constitución de 1978. Producto de ese artículo constitucional y de la tradición histórica y raigambre de la Iglesia católica en España y de su actuación en diversos campos se llevan a cabo los acuerdos de colaboración. Estos acuerdos permiten sustituir el concordato de 1953 por distintos acuerdos de colaboración en materias concretas: asuntos jurídicos, económicos, culturales… En resumen, los acuerdos permiten establecer las reglas del juego

Los acuerdos entre la Santa Sede y España ha servido de guía en países latinoamericanos o en naciones de Europa del este tras la caída del muro de Berlín.

Ricardo García. Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid

Más tarde, en 1992, se firman acuerdos de colaboración con otras entidades religiosas de notorio arraigo en nuestro país: judía, musulmana y evangélica. La fecha no estaba tomada al azar ya que se cumplían los 500 años de la expulsión de España de aquellos que no fueran católicos. La particularidad es que sólo la Iglesia Católica tiene un estado como tal. Los acuerdos con el resto de confesiones no se toman entre dos estados sino que son leyes aprobadas en el Parlamento con carácter de pacto. Estos acuerdos son los que conforman nuestro sistema actual que es destacado y valorado en todo el mundo y ha servido de guía en países latinoamericanos o para establecer la libertad religiosa por ejemplo, en las naciones de Europa del este tras la caída del muro de Berlín.

Entonces, cuando algunos políticos hablan de que se van a derogar los tratados con la Iglesia Católica ¿es poco más que un brindis al sol?

Es cierto que hay partidos políticos que, en sus programas electorales, han pedido la derogación o la “no aplicación” de los acuerdos del año 1979. Pero esto no puede decirse a la ligera. Me explico: para derogar un acuerdo internacional hemos que acudir al Derecho de los Tratados donde se establece la necesidad de que haya acuerdo entre las partes para derogarlo.

Una nación no puede romper un tratado de estas características de manera unilateral. Se requiere, en su caso, la denuncia y la negociación de ese tratado. ¿Los tratados son inamovibles? No, de hecho, en el caso de la Santa Sede con España, se ha modificado el tratado sobre asuntos económicos. Algo que se hizo a través del procedimiento de “canje de notas”: El estado español mandó una nota a ala santa sede y la Santa Sede respondió con otra nota y el acuerdo entre ambas partes modificó algunos puntos del acuerdo en esta materia.  

Hay quien señala que la sociedad española ha cambiado y no es la misma de hace cuatro décadas

Mi opinión es que estos acuerdos siguen de plena vigencia y se adecuan a la realidad española y a la legalidad. De hecho, cuando el Tribunal Constitucional o el Tribunal supremo, por ejemplo, se han enfrentado a algún tema relacionado con estos acuerdos con la Santa Sede su solución se ha realizado aplicando Derecho. Un ejemplo es el tema recurrente del pago del IBI para los templos de culto, cuya respuesta se basa en la Ley de Mecenazgo, no en un supuesto privilegio de la Iglesia.

Toda persona tiene de vivir conforme a sus creencias sea de la confesión que sea.

Ricardo García. Catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid

Me gusta señalar que los acuerdos de la Santa Sede con el estado español hacen referencia al reconocimiento de una realidad: en España, un 65-70 % de la población se declara católica. El acuerdo, por tanto, obedece a adoptar un marco jurídico para que esa libertad religiosa se pueda llevar a cabo. Cuando hablamos del derecho a la libertad religiosa suelo recordar los aspectos de la definición de este derecho fundamental que hacen las Naciones Unidas: primero, hablamos del derecho a tener una determinadas creencias, que son mías y que hacen referencia a mi fe y forman parte de mi libre desarrollo de la personalidad; en segundo lugar aparece el sentimiento de pertenencia a una comunidad, determinados actos religiosos son comunitarios por definición. Y, por último, un ámbito que forma parte del derecho de la autodeterminación personal, libre seria y responsable, que podemos entender como way of life, la forma de vida. El derecho que toda persona tiene de vivir conforme a sus creencias sea de la confesión que sea.

Iniciativas

Omnes, colaborador del Concurso de Relatos de la Carrera por la Vida

La carrera popular de Deportistas por la Vida y la Familia del domingo 27 de junio en Valdebebas (Madrid), incluirá un homenaje a los afectados por Covid-19, y un Concurso de Relatos breves en el que colabora Omnes.

Rafael Miner·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Va tomando forma con nuevas iniciativas la carrera popular del domingo día 27 de junio, en el Parque Forestal de Valdebebas de Madrid, organizada por Deportistas por la Vida y la Familia, que tendrá un máximo de 500 participantes, con el fin de respetar las normas de las autoridades sanitarias y la Federación de Atletismo. El lema de la Carrera es “Quien corre por defender la vida, corre dos veces”.

En el marco general del testimonio que desean dar en favor de la vida humana naciente y sufriente, numerosos deportistas han firmado ya el Manifiesto de los Deportistas – Sí a la Vida que se proclamará en la Carrera.

“En él se comprometen a dar lo mejor de sí mismos por la vida de todo ser humano en cualquier circunstancia de su vida y piden a las autoridades públicas comprometerse con esta tarea”, explica Javier Jáuregui, presidente de la asociación, quien recuerda, siguiendo un punto del manifiesto, “que el acto de nacer es el primer gesto deportivo que realiza el ser humano, después del largo periodo de aprendizaje, de entrenamiento, en el claustro materno”.

Además, como homenaje a los fallecidos por el Covid, “se guardará un minuto de silencio y oración en recuerdo de los fallecidos y se volverá a vivir el espíritu de superación y de solidaridad propio del deporte universal, siempre en busca del desarrollo integral de la persona humana”, añade Javier Jáuregui. En el Manifiesto se pide que aumenten las medidas para atender los cuidados paliativos de los enfermos, así como ayudas para la vida naciente.

Los deportistas y las familias que deseen participar en las carreras populares, tanto en la modalidad de presencia física, sobre un circuito de 5 ó 10 km., o en las virtuales, desde sus casas, tienen más información en deportistasporlavidaylafamilia.com, y pueden inscribirse en aquí rockthesport.com/es/evento/deportistas-por-la-vida

En ambas modalidades, los participantes llevarán la camiseta de la plataforma Sí a la Vida, en su décimo aniversario. Está previsto también un dorsal 0 de apoyo, al precio de 5 euros, como puede verse en la web. La madrina de honor de la carrera será Isabel de Gregorio, viuda del primer director del INEF Madrid, José María Cagigal

Apoyo de la Plataforma Sí a la Vida

La plataforma Sí a la Vida, que acoge a 500 asociaciones y entidades cívicas, que ha trabajado desde el voluntariado en la primera línea en la atención a las personas    necesitadas, tanto en el comienzo como en el final de sus días, anima a la participación en este homenaje de la Carrera del 27 de junio.

Alicia Latorre, su presidenta, ha señalado a Omnes que este año, el encuentro del Sí a la Vida que organizó la plataforma fue en marzo, de modo virtual “pero como en 2021 se celebran los 10 años del Sí a la Vida, tiene dos partes: la ya celebrada en marzo, y la segunda, presencial, que responde al ofrecimiento de Deportistas por la Vida. La plataforma Sí a la Vida va a apoyar esa Carrera de los deportistas por la vida del 27 de junio”.

Concurso de relatos breves

Para dar más visibilidad a la carrera virtual, como informó omnesmag.com, la organización ha convocado un concurso de relatos breves sobre El don de la vida y el deporte, cuyas sencillas bases pueden consultar aquí, y que está abierto ya  al envío de originales, puesto que la admisión de relatos comenzó el 27 de abril, y concluirá el 7 de junio. Quedan por tanto tres semanas.

Los relatos versarán sobre “algún aspecto relacionado con la vida y el deporte”, y la extensión de los textos “no podrá ser superior a tres folios escritos por una sola cara, a espacio y medio, con letra de 11 puntos, y podrán participar personas de cualquier nacionalidad, con relatos originales e inéditos”. Los relatos han de dirigirse por correo electrónico al email [email protected], indicando el nombre y la dirección postal del remitente.

En el concurso habrá tres categorías de premiados:

1) Relatos de deportistas federados (han de enviar su título o carné de federado en cualquier federación, o de colegiados en Educación Física, o profesionales del deporte).

2) Menores de 18 años (pensando en escolares…).

3) Categoría abierta (cualquier ciudadano).

Libro electrónico con 30 relatos

Omnes es medio colaborador, y recogerá en un libro electrónico los 30 mejores relatos a juicio del Jurado. Desea así rendir homenaje a los cuidadores de la vida más frágil, recogiendo relatos breves inspirados en el mundo del deporte y la vulnerabilidad de la vida humana. En los actos de la carrera física en el Parque de Valdebebas de Madrid se leerá el relato ganador.

Javier Jáuregui recuerda que “el barón de Coubertin [de nombre Pierre, París, 1863 – Ginebra, 1937, restaurador los Juegos Olímpicos en el siglo XX], quiso que hubiera junto a las competiciones deportivas, unas competiciones artísticas, y que es obligatorio presentar una propuesta de actividades culturales a cada ciudad que se presenta candidata a los JJ.OO.”.

Firmantes del Manifiesto y apoyo económico

En el Manifiesto que se leerá en Valdebebas, los deportistas afirman su “compromiso y lealtad por la vida; subrayan su deseo de que la vida sea “exaltada, animada y protegida en cualquier circunstancia, situación o periodo de la vida”, y la defienden “como amantes y practicantes de la actividad física y el deporte, como descendientes de nuestros padres o cuidadores, que nos dieron la vida y la oportunidad de experimentar y de mejorar nuestras cualidades humanas gracias al deporte”.

Los veinte primeros firmantes son José Javier Fernández Jáuregui ([email protected], whatsapp 629406454), Javier Arranz Albó, Fernando Bacher Buendia, Miguel Ángel Delgado Noguera, Manuela Fernández del Pozo, Leonor Gallardo Guerrero, Víctor García Blázquez, Mariano García-Verdugo Delmas, Francisco Gil Sánchez, Juan Pedro González Torcal, Manuel Guillén del Castillo, José Luis Hernández Vázquez, Javier Lasunción Ripa, Diego Medina Morales, Francisco Milán Collado, Juan Rodríguez López, Marc Roig Tió, Raúl Francisco Sebastián Solanes, Francisco Sehirul·lo Vargas, y Jordi Tarragó Scherk. Aquellas personas que lo deseen, pueden enviar la adhesión a este manifiesto a la dirección del primer firmante indicando nombre y apellido, deporte, titulación, ciudad.

Por otra parte, Alicia Latorre, presidenta de la Federación de Asociaciones pro vida y de la plataforma Sí a la Vida, lanza un mensaje de solicitud de apoyo. “Una manera de ayudar es también apoyar económicamente a la Plataforma Sí a la Vida (Sialavida.es), en su cuenta ES28 0081 7306 6900 0140 0041, o con un donativo por bizum al 00589. El titular es la Federación Española de Asociaciones Pro Vida, el concepto Sí a la Vida, y conviene indicar qué persona o asociación hace el ingreso”, explica la presidenta.

¡Gracias, maestros!

Desde mi juventud hasta hoy, he seguido creciendo en la fe gracias a la paciencia, al celo apostólico y a la tremenda generosidad de hombres y mujeres, seglares en su mayoría, que han ido regando con mimo aquella semilla que un día plantaron en mi corazón.

17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con la carta apostólica en forma de Motu Proprio Antiquo ministerium, el papa ha instituido hace unos días el ministerio de Catequista. En sus primeras líneas, Francisco recuerda la palabra con la que, desde tiempos apostólicos, se conocía a quienes se encargaban de transmitir el tesoro de la fe, que no es otra que la de “maestros”. 

Desde esta tribuna que se me regala, yo quiero hoy daros las gracias a todos vosotros, mis queridos maestros.

En primer lugar, a mis padres como primeros pedagogos de la fe. A mi madre especialmente, pues fue también mi catequista parroquial de iniciación cristiana. Ella me enseñó a dirigirme a mi Padre en la oración, me presentó a Jesús como un modelo de vida, me explicó cómo dejarme llevar por el Espíritu y me descubrió que “mis mamás son dos” pues en el cielo está “la Virgen que es también mamá de Dios”. No solo cumplieron con su obligación de formarme en la fe, sino que pelearon para que mis hermanos y yo, sobre todo en los años difíciles de la adolescencia, no tomáramos la alternativa fácil de abandonar la formación cristiana.

Recuerdo las pocas ganas con las que iba cada tarde de viernes a la catequesis de perseverancia, mientras mis amigos comenzaban ya el fin de semana y disfrutaban de sus aficiones o de no hacer nada. Pero no había opción. Mis padres soportaron mis rabietas mostrándome así lo que luego comprendí que es fundamental en la vida de una persona: que en Dios vivimos, nos movemos y existimos; y que vivir ignorando esto, merma la capacidad de un joven de entenderse a sí mismo, de entender el mundo, de construirse como persona, de ser un adulto feliz, en definitiva.

Desde mi juventud hasta hoy, he seguido creciendo en la fe gracias a la paciencia, al celo apostólico y a la tremenda generosidad de hombres y mujeres, seglares en su mayoría, que han ido regando con mimo aquella semilla que un día plantaron en mi corazón. Mis catequistas, como primorosos jardineros, me cuidaron desde que era un plantón, y me fueron cambiando de tiesto con delicadeza conforme iba necesitando más espacio hasta asegurarse de que mis raíces se habían agarrado bien a la roca. A veces, tuvieron que podar alguna rama torcida, echar un poco más de abono en épocas de sequía y escrutar bien mis frutos por si había empezado a aparecer algún pulgón o enfermedad. Con amor, dedicando mucho, mucho tiempo a formarse, a preparar bien las catequesis; dejaron y siguen dejando atrás su comodidad, su tiempo de estar en familia, sus fines de semana y el pudor de exponerse ante completos desconocidos.

Gracias, maestros, porque, aunque algunos piensen que es de locos hablar a las plantas, de vuestra boca surgieron palabras de vida eterna que lograron que este y otros muchos palos secos, dieran fruto: unos ciento, otros sesenta, algunos treinta.

Sé que no os gustan los agradecimientos, pues os reconocéis meros instrumentos en manos de Dios; pero si os pido que os acordéis, a vuestra vez, de quienes os catequizaron, seguro que os uniréis conmigo a esta gran acción de gracias a Dios por cada eslabón de esa cadena milenaria de amor y fe de la que formáis parte.

¡Gracias maestros!

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Documentos

Mensaje para la 58ª Jornada mundial de oración por las vocaciones (19 de marzo de 2021)

Omnes·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

Queridos hermanos y hermanas:

El pasado 8 de diciembre, con motivo del 150.º aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia universal, comenzó el Año dedicado especialmente a él (cf. Decreto de la Penitenciaría Apostólica, 8 de diciembre de 2020). Por mi parte, escribí la Carta apostólica Patris corde para “que crezca el amor a este gran santo”. Se trata, en efecto, de una figura extraordinaria, y al mismo tiempo “tan cercana a nuestra condición humana”. San José no impactaba, tampoco poseía carismas particulares ni aparecía importante a la vista de los demás. No era famoso y tampoco se hacía notar, los Evangelios no recogen ni una sola palabra suya. Sin embargo, con su vida ordinaria, realizó algo extraordinario a los ojos de Dios.

Dios ve el corazón (cf. 1 Sam 16,7) y en san José reconoció un corazón de padre, capaz de dar y generar vida en lo cotidiano. Las vocaciones tienden a esto: a generar y regenerar la vida cada día. El Señor quiere forjar corazones de padres, corazones de madres; corazones abiertos, capaces de grandes impulsos, generosos en la entrega, compasivos en el consuelo de la angustia y firmes en el fortalecimiento de la esperanza. Esto es lo que el sacerdocio y la vida consagrada necesitan, especialmente hoy, en tiempos marcados por la fragilidad y los sufrimientos causados también por la pandemia, que ha suscitado incertidumbre y miedo sobre el futuro y el mismo sentido de la vida. San José viene a nuestro encuentro con su mansedumbre, como santo de la puerta de al lado; al mismo tiempo, su fuerte testimonio puede orientarnos en el camino.

San José nos sugiere tres palabras clave para nuestra vocación. La primera es sueño. Todos en la vida sueñan con realizarse. Y es correcto que tengamos grandes expectativas, metas altas antes que objetivos efímeros —como el éxito, el dinero y la diversión—, que no son capaces de satisfacernos. De hecho, si pidiéramos a la gente que expresara en una sola palabra el sueño de su vida, no sería difícil imaginar la respuesta: “amor”. Es el amor el que da sentido a la vida, porque revela su misterio. La vida, en efecto, sólo se tiene si se da, sólo se posee verdaderamente si se entrega plenamente. San José tiene mucho que decirnos a este respecto porque, a través de los sueños que Dios le inspiró, hizo de su existencia un don.

Los Evangelios narran cuatro sueños (cf. Mt 1,20; 2,13.19.22). Eran llamadas divinas, pero no fueron fáciles de acoger. Después de cada sueño, José tuvo que cambiar sus planes y arriesgarse, sacrificando sus propios proyectos para secundar los proyectos misteriosos de Dios. Él confió totalmente. Pero podemos preguntarnos: “¿Qué era un sueño nocturno para depositar en él tanta confianza?”. 

Aunque en la antigüedad se le prestaba mucha atención, seguía siendo poco ante la realidad concreta de la vida. A pesar de todo, san José se dejó guiar por los sueños sin vacilar. ¿Por qué? Porque su corazón estaba orientado hacia Dios, ya estaba predispuesto hacia Él. A su vigilante “oído interno” sólo le era suficiente una pequeña señal para reconocer su voz. Esto también se aplica a nuestras llamadas. A Dios no le gusta revelarse de forma espectacular, forzando nuestra libertad. Él nos da a conocer sus planes con suavidad, no nos deslumbra con visiones impactantes, sino que se dirige a nuestra interioridad delicadamente, acercándose íntimamente a nosotros y hablándonos por medio de nuestros pensamientos y sentimientos. Y así, como hizo con san José, nos propone metas altas y sorprendentes.

Los sueños condujeron a José a aventuras que nunca habría imaginado. El primero desestabilizó su noviazgo, pero lo convirtió en padre del Mesías; el segundo lo hizo huir a Egipto, pero salvó la vida de su familia; el tercero anunciaba el regreso a su patria y el cuarto le hizo cambiar nuevamente sus planes llevándolo a Nazaret, el mismo lugar donde Jesús iba a comenzar la proclamación del Reino de Dios. En todas estas vicisitudes, la valentía de seguir la voluntad de Dios resultó victoriosa. 

Así pasa en la vocación: la llamada divina siempre impulsa a salir, a entregarse, a ir más allá. No hay fe sin riesgo. Sólo abandonándose confiadamente a la gracia, dejando de lado los propios planes y comodidades se dice verdaderamente “sí” a Dios. Y cada “sí” da frutos, porque se adhiere a un plan más grande, del que sólo vislumbramos detalles, pero que el Artista divino conoce y lleva adelante, para hacer de cada vida una obra maestra. En este sentido, san José representa un icono ejemplar de la acogida de los proyectos de Dios. Pero su acogida es activa, nunca renuncia ni se rinde, “no es un hombre que se resigna pasivamente. Es un protagonista valiente y fuerte” (Carta ap. Patris corde, 4). Que él ayude a todos, especialmente a los jóvenes en discernimiento, a realizar los sueños que Dios tiene para ellos; que inspire la iniciativa valiente para decir “sí” al Señor, que siempre sorprende y nunca decepciona.

La segunda palabra que marca el itinerario de san José y de su vocación es servicio. Se desprende de los Evangelios que vivió enteramente para los demás y nunca para sí mismo. El santo Pueblo de Dios lo llama esposo castísimo, revelando así su capacidad de amar sin retener nada para sí. Liberando el amor de su afán de posesión, se abrió a un servicio aún más fecundo, su cuidado amoroso se ha extendido a lo largo de las generaciones y su protección solícita lo ha convertido en patrono de la Iglesia. También es patrono de la buena muerte, él que supo encarnar el sentido oblativo de la vida. Sin embargo, su servicio y sus sacrificios sólo fueron posibles porque estaban sostenidos por un amor más grande: “Toda vocación verdadera nace del don de sí mismo, que es la maduración del simple sacrificio. También en el sacerdocio y la vida consagrada se requiere este tipo de madurez. Cuando una vocación, ya sea en la vida matrimonial, célibe o virginal, no alcanza la madurez de la entrega de sí misma deteniéndose sólo en la lógica del sacrificio, entonces en lugar de convertirse en signo de la belleza y la alegría del amor corre el riesgo de expresar infelicidad, tristeza y frustración” (ibíd., 7).

Para san José el servicio, expresión concreta del don de sí mismo, no fue sólo un ideal elevado, sino que se convirtió en regla de vida cotidiana. Él se esforzó por encontrar y adaptar un lugar para que naciera Jesús, hizo lo posible por defenderlo de la furia de Herodes organizando un viaje repentino a Egipto, se apresuró a regresar a Jerusalén para buscar a Jesús cuando se había perdido y mantuvo a su familia con el fruto de su trabaja, incluso en tierra extranjera. En definitiva, se adaptó a las diversas circunstancias con la actitud de quien no se desanima si la vida no va como él quiere, con la disponibilidad de quien vive para servir

Con este espíritu de obediencia y siempre solícito, José emprendió los numerosos y a menudo inesperados viajes de su vida: de Nazaret a Belén para el censo, después a Egipto y de nuevo a Nazaret, y cada año a Jerusalén, con buena disposición para enfrentarse en cada ocasión a situaciones nuevas, sin quejarse de lo que ocurría, dispuesto a echar una mano para arreglar las cosas. Se podría decir que era la mano tendida del Padre celestial hacia su Hijo en la tierra. Por eso, no puede más que ser un modelo para todas las vocaciones, que están llamadas a ser las manos diligentes del Padre para sus hijos e hijas.

Me gusta pensar entonces en san José, el custodio de Jesús y de la Iglesia, como custodio de las vocaciones. Su atención en la vigilancia procede, en efecto, de su disponibilidad para servir. “Se levantó, tomó de noche al niño y a su madre” (Mt 2,14), dice el Evangelio, señalando su premura y dedicación a la familia. No perdió tiempo en analizar lo que no funcionaba bien, para no quitárselo a quien tenía a su cargo. Este cuidado atento y solícito es el signo de una vocación realizada, es el testimonio de una vida tocada por el amor de Dios. ¡Qué hermoso ejemplo de vida cristiana damos cuando no perseguimos obstinadamente nuestras propias ambiciones y no nos dejamos paralizar por nuestras nostalgias, sino que nos ocupamos de lo que el Señor nos confía por medio de la Iglesia! Así, Dios derrama sobre nosotros su Espíritu, su creatividad; y hace maravillas, como en José.

Además de la llamada de Dios —que cumple nuestros sueños más grandes— y de nuestra respuesta —que se concreta en el servicio disponible y el cuidado atento—, hay un tercer aspecto que atraviesa la vida de san José y la vocación cristiana, marcando el ritmo de lo cotidiano: la fidelidad. José es el “hombre justo” (Mt 1,19), que en el silencio laborioso de cada día persevera en su adhesión a Dios y a sus planes. En un momento especialmente difícil se pone a “considerar todas las cosas” (cf. v. 20). Medita, reflexiona, no se deja dominar por la prisa, no cede a la tentación de tomar decisiones precipitadas, no sigue sus instintos y no vive sin perspectivas. Cultiva todo con paciencia. Sabe que la existencia se construye sólo con la continua adhesión a las grandes opciones. Esto corresponde a la laboriosidad serena y constante con la que desempeñó el humilde oficio de carpintero (cf. Mt 13,55), por el que no inspiró las crónicas de la época, sino la vida cotidiana de todo padre, de todo trabajador y de todo cristiano a lo largo de los siglos. Porque la vocación, como la vida, sólo madura por medio de la fidelidad de cada día.

¿Cómo se alimenta esta fidelidad? A la luz de la fidelidad de Dios. Las primeras palabras que san José escuchó en sueños fueron una invitación a no tener miedo, porque Dios es fiel a sus promesas: “José, hijo de David, no temas” (Mt 1,20). No temas: son las palabras que el Señor te dirige también a ti, querida hermana, y a ti, querido hermano, cuando, aun en medio de incertidumbres y vacilaciones, sientes que ya no puedes postergar el deseo de entregarle tu vida. Son las palabras que te repite cuando, allí donde te encuentres, quizás en medio de pruebas e incomprensiones, luchas cada día por cumplir su voluntad. Son las palabras que redescubres cuando, a lo largo del camino de la llamada, vuelves a tu primer amor. Son las palabras que, como un estribillo, acompañan a quien dice sí a Dios con su vida como san José, en la fidelidad de cada día. 

Esta fidelidad es el secreto de la alegría. En la casa de Nazaret, dice un himno litúrgico, había “una alegría límpida”. Era la alegría cotidiana y transparente de la sencillez, la alegría que siente quien custodia lo que es importante: la cercanía fiel a Dios y al prójimo. ¡Qué hermoso sería si la misma atmósfera sencilla y radiante, sobria y esperanzadora, impregnara nuestros seminarios, nuestros institutos religiosos, nuestras casas parroquiales! 

Es la alegría que deseo para ustedes, hermanos y hermanas que generosamente han hecho de Dios el sueño de sus vidas, para servirlo en los hermanos y en las hermanas que les han sido confiados, mediante una fidelidad que es ya en sí misma un testimonio, en una época marcada por opciones pasajeras y emociones que se desvanecen sin dejar alegría. Que san José, custodio de las vocaciones, los acompañe con corazón de padre.

Gracias.

Documentos

Audiencia general (17 de marzo de 2021)

Omnes·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy completamos la catequesis sobre la oración como relación con la Santísima Trinidad, en particular con el Espíritu Santo.

El primer don de toda existencia cristiana es el Espíritu Santo. No es uno de los muchos dones, sino el Don fundamental. El Espíritu es el don que Jesús había prometido enviarnos. Sin el Espíritu no hay relación con Cristo y con el Padre. Porque el Espíritu abre nuestro corazón a la presencia de Dios y lo atrae a ese “torbellino” de amor que es el corazón mismo de Dios. Nosotros no somos solo huéspedes y peregrinos en el camino en esta tierra, somos también huéspedes y peregrinos en el misterio de la Trinidad. Somos como Abrahán, que un día, acogiendo en su tienda a tres viajeros, encontró a Dios. Si podemos en verdad invocar a Dios llamándolo “Abbà – Papá”, es porque en nosotros habita el Espíritu Santo; es Él quien nos transforma en lo profundo y nos hace experimentar la alegría conmovedora de ser amados por Dios como verdaderos hijos. Todo el trabajo espiritual dentro de nosotros hacia Dios lo hace el Espíritu Santo, este don. Trabaja en nosotros para llevar adelante nuestra vida cristiana hacia el Padre, con Jesús.

El Catecismo, al respecto, dice: “Cada vez que en la oración nos dirigimos a Jesús, es el Espíritu Santo quien, con su gracia preveniente, nos atrae al camino de la oración. Puesto que Él nos enseña a orar recordándonos a Cristo, ¿cómo no dirigirnos también a él orando? Por eso, la Iglesia nos invita a implorar todos los días al Espíritu Santo, especialmente al comenzar y al terminar cualquier acción importante” (n. 2670). Esta es la obra del Espíritu en nosotros. Él nos “recuerda” a Jesús y lo hace presente en nosotros —podemos decir que es nuestra memoria trinitaria, es la memoria de Dios en nosotros— y lo hace presente en Jesús, para que no se reduzca a un personaje del pasado: es decir, el Espíritu trae al presente a Jesús en nuestra conciencia. Si Cristo estuviera tan solo lejano en el tiempo, nosotros estaríamos solos y perdidos en el mundo. Sí, recordaremos a Jesús, allí, lejano, pero es el Espíritu que lo trae hoy, ahora, en este momento en nuestro corazón. Pero en el Espíritu todo es vivificado: a los cristianos de todo tiempo y lugar se les abre la posibilidad de encontrar a Cristo. Está abierta la posibilidad de encontrar a Cristo no solamente como un personaje histórico. No: Él atrae a Cristo en nuestros corazones, es el Espíritu quien nos hace encontrarnos con Cristo. Él no está distante, el Espíritu está con nosotros: Jesús todavía educa a sus discípulos transformando su corazón, como hizo con Pedro, con Pablo, con María Magdalena, con todos los apóstoles. ¿Pero por qué está presente Jesús? Porque es el Espíritu quien lo trae en nosotros.

Es la experiencia que han vivido muchos orantes: hombres y mujeres que el Espíritu Santo ha formado según la “medida” de Cristo, en la misericordia, en el servicio, en la oración, en la catequesis… Es una gracia poder encontrar personas así: nos damos cuenta que en ellos late una vida diferente, su mirada ve “más allá”. No pensemos solo en los monjes, los eremitas; se encuentran también entre la gente común, gente que ha tejido una larga vida de diálogo con Dios, a veces de lucha interior, que purifica la fe. Estos testigos humildes han buscado a Dios en el Evangelio, en la Eucaristía recibida y adorada, en el rostro del hermano en dificultad, y custodian su presencia como un fuego secreto.

La primera tarea de los cristianos es precisamente mantener vivo este fuego, que Jesús ha traído a la tierra (cf. Lc 12,49), ¿y cuál es este fuego? Es el amor, el Amor de Dios, el Espíritu Santo. Sin el fuego del Espíritu las profecías se apagan, la tristeza suplanta la alegría, la costumbre sustituye al amor, el servicio se transforma en esclavitud. Viene a la mente la imagen de la lámpara encendida junto al tabernáculo, donde se conserva la Eucaristía. También cuando la iglesia se vacía y cae la noche, también cuando la iglesia está cerrada, esa lámpara permanece encendida, continúa ardiendo: no la ve nadie, pero arde ante el Señor. Así es el Espíritu en nuestro corazón, está siempre presente como esa lámpara.

Encontramos también escrito en el Catecismo: “El Espíritu Santo, cuya unción impregna todo nuestro ser, es el Maestro interior de la oración cristiana. Es el artífice de la tradición viva de la oración. Ciertamente hay tantos caminos en la oración como orantes, pero es el mismo Espíritu el que actúa en todos y con todos. En la comunión en el Espíritu Santo la oración cristiana es oración en la Iglesia” (n. 2672). Muchas veces sucede que nosotros no rezamos, no tenemos ganas de rezar o muchas veces rezamos como loros con la boca pero el corazón está lejos. Este es el momento de decir al Espíritu: “Ven, ven Espíritu Santo, calienta mi corazón. Ven y enséñame a rezar, enséñame a mirar al Padre, a mirar al Hijo. Enséñame cómo es el camino de la fe. Enséñame cómo amar y sobre todo enséñame a tener una actitud de esperanza”. Se trata de llamar al Espíritu continuamente para que esté presente en nuestras vidas.

Es por tanto el Espíritu quien escribe la historia de la Iglesia y del mundo. Nosotros somos páginas abiertas, disponibles a recibir su caligrafía. Y en cada uno de nosotros el Espíritu compone obras originales, porque no habrá nunca un cristiano completamente idéntico a otro. En el campo infinito de la santidad, el único Dios, Trinidad de Amor, hace florecer la variedad de los testigos: todos iguales por dignidad, pero también únicos en la belleza que el Espíritu ha querido que se irradiase en cada uno de aquellos que la misericordia de Dios ha hecho sus hijos. No lo olvidemos, el Espíritu está presente, está presente en nosotros. Escuchemos al Espíritu, llamemos al Espíritu —es el don, el regalo que Dios nos ha hecho— y digámosle: “Espíritu Santo, yo no sé cómo es tu rostro – no lo conocemos – pero sé que tú eres la fuerza, que tú eres la luz, que tú eres capaz de hacerme ir adelante y de enseñarme cómo rezar. Ven Espíritu Santo”. Una bonita oración esta: “Ven, Espíritu Santo”.

Teología del siglo XX

Yo y tú, de Martin Buber (1923)

El libro de Martin Buber Yo y Tú es un libro atípico y original, que ha ejercido una inmensa influencia en la teología del siglo XX. Con un sugestivo lenguaje de gran fuerza poética, consigue transmitir intuiciones básicas que muestran al ser humano como relacional o dialogal.

Juan Luis Lorda·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

Martin Buber (1878-1965), pensador judío austriaco, se sentía unido a una generación de pensadores creyentes (Gabriel Marcel, Maritain, Haecker, Scheler, Ebner y otros) que desde distintos orígenes destacaban lo personal, ante al contexto ideológico de principios del siglo XX. Por un lado, frente a la tradición liberal ilustrada que, después de construir desde grandes ideales de libertad, o las instituciones políticas de Occidente, se veía desgastada por el realismo políticos y sin norte, al hundirse el optimismo por el progreso en la barbarie de la primera guerra mundial (1914-1918). Por otro lado, estaban las utópicas teorías socialistas del XIX concretándose en poderosos estados policiales (nacismo y comunismo) con inmensas ganas de comerse el mundo.   

Todos estos pensadores percibían en las dos corrientes, hijas de la modernidad, graves desviaciones antropológicas. En el liberalismo político, lamentaban el olvido de la dimensión social de las personas en favor de las libertades individuales convertidas así en egoístas. En los totalitarismos, les horroriza el sacrificio de la libertad y del valor de las personas en beneficio del sistema. Ante eso, defienden la plenitud del ser humano, al mismo tiempo personal y social: por eso pueden ser considerados personalistas. Martin Buber es el exponente más importante de lo que podría llamarse “personalismo dialógico”. 

Además, todos coinciden en calificar esos errores como excesos de abstracción del racionalismo moderno. Y les parece necesario orientar la mirada hacia la existencia concreta, que es donde se aprecia el valor de cada persona. En ese sentido, no en el de Nietzsche o Heidegger, pueden ser considerados también “existencialistas”. 

Un poco de su vida y obra

Martín Buber nació en Viena (1878). Al separarse sus padres, su primera educación dependió de su abuelo, Salomón, toda una personalidad: próspero industrial, jefe de la comunidad judía de Leópolis y estudioso de las tradiciones rabínicas. Desde los 14 años, lo educa su padre en Viena. 

Leyó a Kant y Nietzsche, se alejó de la práctica judía y estudió filosofía (1896). Más tarde se interesó por Kierkegaard, que le ayudó a pensar la relación con Dios, aunque no le gustara su individualismo. Desde 1898, se incorporó al movimiento sionista, donde mantuvo hasta el final una posición moderada. 

Con eso renovó sus amistades judías, especialmente Rosenzweig, y recuperó el interés por la tradición judía y por la Biblia (hizo una traducción alemana). Se entusiasmaron por el hasidismo, corriente espiritual judía amante de la sabiduría y a la que le gusta expresarse con parábolas y cuentos. Tradujo bastantes cosas y lo cultivó durante toda su vida. Llegaría a ser el exponente más importante de esta tradición espiritual. 

Desde 1923 a 1933 fue Profesor de Filosofía de la Religión Judía en Frankfurt e inició un amplio estudio sobre El Reino de Dios, del que solo publicaría la primera parte (1932). En 1938 se trasladó a Palestina, donde ejerció como profesor de Filosofía Social de la Universidad Hebrea, de Jerusalén, hasta que se retiró en 1951. Era una personalidad muy respetada y partidaria de soluciones pacíficas, lo que le creó algunas dificultades en Israel. 

La más importante es, sin duda, Yo y tú (Ich und Du, 1923), que después acompañaría con otros escritos recogidos en El principio dialógico (Das dialogische Prinzip, 1962). Además, el ensayo Qué es el hombre (Das Problem des Menschen, 1942), que es su obra filosófica más difundida. Tiene una interesante recopilación de escritos sobre filosofía de la religión, El eclipse de Dios (Eclipse of God, 1952). Su pensamiento social se recoge en Caminos de utopía (Pfade in Utopia, 1950), donde critica las sucesivas utopías políticas socialistas, y propone un nuevo modelo de comunidad que influyó en los Kibutzs israelíes.

Se le considera el tercer gran pensador judío después de Filón de Alejandría (20 aC-45 dC) y Maimónides (1138-1204). O el cuarto, si incluimos a Spinoza (1632-1677), que se alejó de la fe judía.

El estilo de Yo y Tú

Yo y tú no es un texto de filosofía convencional. Buber intenta formular experiencias que el vocabulario filosófico convencional ha orillado. Quiere mostrar lo más profundo de la persona, y encuentra que se logra mejor acercándose a la experiencia que alejándose con la abstracción. 

El vocabulario básico yo-tú alude, efectivamente a la experiencia de su uso, donde nos hacemos presentes y apelamos al otro. En esto, depende lejanamente de Feuerbach (que lo usó) y cercanamente de los Fragmentos de Ferdinand Ebner (1882-1931). Este autor, maestro de escuela, católico con una fe recuperada y una vida breve, enfermiza y un tanto difícil, estaba fascinado por el misterio de la palabra (y del Verbo) como manifestación e instrumento del espíritu. Y se había fijado en la fuerza de los pronombres personales con los que las personas se sitúan. 

El libro se divide tres partes. En la primera analiza el vocabulario básico y la relación fundamental que es la interpersonal (Yo y Tú). En la segunda, trata las relaciones con el “ello” (con lo impersonal) y los distintos modos en que el “ello” se constituye. Y en la tercera, habla de la relación fundante y original (Urbeziehung) con el “Tú eterno” (Dios); relación intuida y presente en las demás relaciones. En 1957 le añadió un epílogo para responder a algunas dudas.

El vocabulario de la relación 

Comienza así: “Para el ser humano el mundo es doble, según su propia doble actitud ante él. La actitud del ser humano es doble según la duplicidad de las palabras básicas que él puede pronunciar”. Hay dos actitudes distintas que se expresan en dos modos de referirse a la realidad. Sigue: “Las palabras básicas no son palabras aisladas, sino pares de palabras. Una palabra básica es el par Yo-Tú. La otra palabra básica es el par Yo-Ello, donde, sin cambiar la palabra básica, en lugar de Ello, pueden entrar también las palabras Él o Ella”. 

Esta observación es muy importante para entender lo que sigue. La expresión (o palabra básica) “Yo-tú” representa una actitud ante la realidad, y la expresión “Yo-Ello”, otra. “Por eso también el Yo del ser humano es doble. Pues el Yo de la palabra básica Yo-Tú es distinto del de la palabra básica Yo-Ello”.

Conviene advertir que la distinción entre las relaciones no es tanto por el tipo de objetos, como por la actitud del sujeto. En los dos modos de referirse a la realidad (frente a un tú o a un “ello”) el sujeto toma actitudes distintas y, por eso, se constituye como sujeto de manera distinta: “Las palabras básicas” -dice el siguiente punto- “no expresan algo que estuviera fuera de ellas, sino que, pronunciadas, fundan un modo de existencia” del que las pronuncia: “La Palabra básica Yo-Tú sólo se puede decir con todo el ser”, porque el sujeto se sitúa como persona. En cambio, “la palabra básica Yo-Ello nunca puede ser dicha con todo el ser”, porque en esa relación no pongo todo lo que soy como persona. 

La relación “Yo y Tú” es la relación de un ser espiritual con otro. Además, es la relación primaria, la primera en el tiempo, la que lleva al niño a adquirir conciencia de sí mismo, a hablar, a constituirse como un “yo” frente a los demás, y a reconocer en los demás otros “yo”. 

La relación Yo-Ello

Es la relación con las cosas, pero también con las personas que no tratamos como personas. “Tres son las esferas en las que se alcanza el mundo de la relación. La primera: la vida con la naturaleza. Allí la relación oscila en la oscuridad y por debajo del nivel lingüístico. Las criaturas se mueven ante nosotros, pero no pueden llegar a nosotros, y nuestro decirles Tú se queda en el umbral del lenguaje. La segunda: la vida con el ser humano. Allí la relación es clara y lingüística. Podemos dar y aceptar el Tú. La tercera: la vida con los seres espirituales. Allí la relación está envuelta en nubes […]. No percibimos ningún Tú, y sin embargo nos sentimos interpelados”. Se refiere probablemente a los difuntos y quizá a los ángeles. Y concluye: “En cada una de las esferas avistamos la orla del Tú eterno […], en todo percibimos un soplo que llega de Él, en cada Tú dirigimos la palabra a lo eterno, en cada esfera a su manera”.

Es verdad que ordinariamente objetivamos el mundo. En ese sentido: “En cuanto experiencia, el mundo pertenece a la palabra básica Yo-Ello”. Sin embargo, hay una actitud de contemplación que percibe trascendencia y entonces apunta a una relación del tipo “Yo-Tú”, aunque no llegue a alcanzarla del todo: “El árbol no es una impresión, ni un juego de mi representación, ni una simple disposición anímica, sino que posee existencia corporal, y tiene que ver conmigo como yo con él, aunque de forma distinta. No intentéis debilitar el sentido de la relación: relación es reciprocidad”. En mi relación con el árbol, no llega a haber propiamente reciprocidad, pero hay trascendencia, en primer lugar del ser del árbol, que no depende de mí, pero también por su hermosura, su originalidad única y, en el fondo, por su Creador.

El Tú eterno

Buber se extiende sobre la precariedad del Tú humano, que nunca llega a estabilizarse del todo, porque las relaciones reales son más o menos transitorias y fugaces. Por eso, en toda relación auténtica con los demás hombres, que son un tú finito y limitado, hay una “nostalgia” de Dios; “en cada tú, nos dirigimos al Tú eterno”; “el sentido del tú… no puede saciarse hasta que encuentra al Tú infinito”. En cada tú busco un anhelo de plenitud (de afecto y comprensión) que sólo el Tú eterno puede colmar. Por eso, Tú es el nombre adecuado de Dios. 

Al mismo tiempo, el Tú eterno es el que funda las demás relaciones, imperfectas y parciales. En el primer párrafo de la tercera parte, se lee: “Las líneas de las relaciones, prolongadas, se encuentran en el Tú eterno. Cada Tú singular es una mirada hacia el Tú eterno. A través de cada Tú singular la palabra básica se dirige hacia el Tú eterno. De esta acción mediadora del Tú de todos los seres procede el cumplimiento de las relaciones entre ellos, o en caso contrario el no cumplimiento. El Tú innato se realiza en cada relación, pero no se plenifica en ninguna. Únicamente se plenifica en la relación inmediata con el Tú que por su esencia no puede convertirse en ello”.

En el pensamiento de Buber, que era judío practicante, se aprecia el eco de la doctrina de la creación: “La designación de Dios como persona es imprescindible para todo aquel que como yo con el término ‘Dios’ […] designa a Aquel que […] por medio de actos creacionales, reveladores, salvíficos, se nos aparece a nosotros los seres humanos en una relación inmediata y de este modo nos posibilita entrar en relación con Él, en una relación inmediata”.

Influencia en la teología

Cualquier pensador de tradición judeocristiana al que llega el pensamiento de Buber queda cautivado por el mensaje. No es una temática muy extensa. Ahí está la cuestión. 

Otros asuntos han acaparado el interés de la antropología: el conocimiento o la libertad política. Estos han tenido inmensos desarrollos a partir del emblemático “pienso luego existo” de Descartes. Con él, inadvertidamente, se ponía el punto de partida en la teoría del conocimiento, que es un tipo de relación particular del ser humano con el mundo. Desde entonces, la filosofía se orientaría hacia el idealismo (res cogitans), mientras las ciencias se dedicaban a la materia (res extensa). 

El mérito de Buber ha sido llamar la atención sobre la dimensión constitutiva del ser humano, que es la relación con el otro. Además, sostenida por la relación con Dios. No es de extrañar que tuviera una acogida teológica temprana y casi universal. Desde Guardini a Von Balthasar o Ratzinger o Juan Pablo II. Además se uniría a la distinción que hace Maritain entre persona e individuo, y a su recuperación de la idea de persona divina en santo Tomás de Aquino, como “relación subsistente”.  Y se reforzaría con la idea de Iglesia como “comunión de personas”. Así cuajó un “personalismo teológico” que es clave en la doctrina trinitaria, en la eclesiología, en la antropología cristiana, en la renovación de la moral fundamental (Steinbüchel, aunque depende más de Ebner).

Iniciativas

María del Carmen Serrano. Llamadas de lo divino y lo humano

Los confinamientos por la pandemia han acrecentado la soledad de tantas personas mayores y enfermos que no pueden salir de casa. Si no se les puede acompañar físicamente, ¿por qué no por teléfono?

Arsenio Fernández de Mesa·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El confinamiento ha provocado que muchas personas que tienen dificultades físicas para salir de casa, sobre todo mayores y enfermos, se sientan profundamente solas. Ya no reciben las visitas de sus seres queridos o, en el mejor de los casos, con todo tipo de distancias y prevenciones. Si les visitan, es por tiempo reducido. Y las pocas conversaciones que se tienen son sobre la situación de la pandemia, hospitalizaciones, restricciones o vacunas. Esto desliza en el ambiente un halo de pesimismo y desánimo. ¡Cuánta falta hace la compañía y la visión optimista en estos tiempos! Pues eso es lo que se han propuesto en la parroquia María Madre del Amor Hermoso, de Villaverde Bajo: calmar la soledad y la ausencia de noticias animantes en tantas personas. La Hermana María del Carmen Serrano Mayo, religiosa del Verbo Encarnado, está destinada en la casa que su Congregación tiene en esta zona de Madrid y participa activamente en la comunidad parroquial. Ahí ha surgido la iniciativa.

Acompañamiento telefónico

Pensando de forma creativa la posibilidad de hacer llegar a enfermos y mayores una palabra de ánimo y consuelo, han diseñado una pastoral de acompañamiento telefónico. Se trata de una labor que no aparece en estadísticas oficiales ni ofrece frutos llamativos, pero resulta especialmente humana en esta situación de aislamiento provocada por el virus. “Hemos hecho un grupo de once voluntarios que contactan frecuentemente con estas personas para conocerles, interesarse por su situación y ofrecerles ayuda”, nos explica esta religiosa. Al principio aparecen ciertas prevenciones, pues a casi todos les resulta chocante “conversar por teléfono con personas que ni conoces”. La experiencia dice que poco tiempo después terminan forjándose preciosas amistades. El motivo profundo de esta iniciativa es hacer presente la caridad de Cristo en esas almas: “los cristianos tenemos que llevar a todos, especialmente a los que sufren, el calor y la cercanía de un Dios que les ama, les consuela, se interesa por ellos”.  

Una preciosa tarea

La hermana María del Carmen es la encargada de coordinar a los voluntarios y dar impulso a esta preciosa tarea. Reconoce que los mayores y enfermos “viven prácticamente solos y aislados, porque sus familiares no les visitan por miedo a contagiarles pero tampoco les dejan salir a la calle para evitar cualquier peligro”. Confiesa, por la experiencia que está teniendo con ellos, que “tienen necesidad de saber que ellos forman parte de esta vida que está en continuo movimiento, que no son parásitos, que son útiles, que pueden aportar una riqueza a esta sociedad”. Estas personas necesitan ser escuchadas pero también recibir palabras esperanzadoras que les animen a seguir luchando: “han trabajado mucho para construir la sociedad de la que disfrutamos y no podemos abandonarles como si ya no sirvieran”.

Lola, una de las voluntarias, nos cuenta que una vez por semana llama a Isabel, de 86 años, y pasa un rato charlando con ella sobre lo divino y lo humano. Los primeros días fueron momentos para ir conociéndose. “Ahora hablamos hasta de recetas de cocina y comentamos cómo nos han salido de ricos los platos”, confiesa divertida. Isabel ha compartido con ella sus sentimientos, miedos y alegrías. “Procuro acompañarla con cariño, escucharla siempre y, cuando puedo, le echo una mano o le doy ánimos”, apunta Lola. 

Amistades que perduran

Esta voluntaria reconoce que el confinamiento está siendo muy duro emocionalmente para los mayores y enfermos: “A Isabel, aunque recibe atención de sus hijos, le falta el contacto y la cercanía habituales con tantas personas que le animan la vida”. Estas llamadas telefónicas de Lola le han cambiado su día a día, que se hace monótono y rutinario: “una se siente muy acompañada, como si esa amiga estuviera contigo en casa: lo considero un regalo inmerecido de Dios”. La hermana María del Carmen Serrano Mayo comenta feliz los frutos de esa pastoral: “tanto las voluntarias como los mayores y enfermos con los que mantienen ese contacto están deseando conocerse físicamente: sin duda serán amistades que perdurarán en el tiempo”.

Zoom

Carlomagno en el pórtico de San Pedro

El día de Navidad del año 800 tuvo lugar en la basílica de San Pedro el histórico acontecimiento de la coronación de Carlomagno como emperador. Justo detrás de la estatua de Carlomagno se encuentra la zona del Campo Santo Teutónico.

Johannes Grohe·17 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

Papa Francisco: «Jesús permanece con nosotros en una forma nueva»

El Santo Padre ha dirigido el rezo del Regina Coeli desde el balcón del Palacio Apostólico, donde ha reflexionado sobre el pasaje evangélico de la Ascensión del Señor.

David Fernández Alonso·16 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

En la fiesta de la Ascensión del Señor, el Papa ha dirigido el rezo del Regina Coeli, una vez más asomado desde el balcón del Palacio Apostólico. «Hoy, en Italia y en otros países» comenzaba el Santo Padre, «se celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor. El pasaje evangélico (Mc 16,15-20) – la conclusión del Evangelio de Marcos – nos presenta el último encuentro del Resucitado con los discípulos antes de subir a la derecha del Padre».

Una despedida alegre

«Normalmente», comentaba Francisco el evangelio de la Ascensión, «las escenas de despedidas son tristes, causan en quien se queda un sentimiento de pérdida, de abandono; sin embargo esto no les sucede a los discípulos. No obstante la separación del Señor, no se muestran desconsolados, es más, están alegres y preparados para partir como misioneros en el mundo».

El Papa reflexionó sobre esta escena tan sorprendente: «¿Por qué los discípulos no están tristes? ¿Por qué nosotros también debemos alegrarnos al ver a Jesús que asciende al cielo? Porque la ascensión completa la misión de Jesús en medio de nosotros. De hecho, si es por nosotros que Jesús bajó del cielo, también es por nosotros que asciende».

«Después de haber descendido en nuestra humanidad y haberla redimido, ahora asciende al cielo llevando consigo nuestra carne. A la derecha del Padre se sienta ya un cuerpo humano, el cuerpo de Jesús, y en este misterio cada uno de nosotros contempla el propio destino futuro. No se trata de un abandono, porque Jesús permanece para siempre con los discípulos – con nosotros – en una forma nueva».

Una nueva presencia

El Papa ahondó en el sentido de la nueva presencia del Señor tras su Ascensión al Cielo: «¿Y cuál es esta presencia nueva del Señor después de su ascensión? Vemos un aspecto importante en el mandamiento que Él encomienda a sus discípulos antes de despedirse: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» (v. 15). Jesús sigue estando en el mundo por medio de la predicación de sus discípulos. El Evangelista nos dice de hecho que, justo después de haberle visto subir al cielo, «ellos salieron a predicar por todas partes» (v. 20). Sabemos que esto sucede después de la efusión del Espíritu Santo. Con esta fuerza divina, a cada uno de nosotros se nos encomienda la tarea de dar testimonio de Jesús en el tiempo entre su resurrección y su regreso final».

«Esta misión», hizo hincapié Francisco, «nos puede parecer desproporcionada, demasiado grande respecto a nuestras pobres fuerzas, nuestros límites y nuestros pecados. Y de hecho es así. Pero el Evangelio dice: «Colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban» (v. 20). La evangelización, por cuanto pueda ser ardua, fatigosa y superior a las capacidades humanas, será tan verdadera y eficaz como cada uno de nosotros – y toda la Iglesia – deje actuar dentro de sí y a través de sí al Señor».

Instrumentos del Espíritu

«Esto lo hace el Espíritu Santo: nos hace instrumentos a través de los cuales el Señor puede obrar. Así podemos ser los “cinco sentidos” del cuerpo de Jesús presente de forma nueva en el mundo: ser sus ojos, sus manos, sus oídos y su voz, su gusto y su olfato».

«Así, también a través de nosotros», concluía el Papa, «Cristo puede ver las necesidades de quien vive olvidado y excluido; tocar y sanar a quien está herido; escuchar el grito de quien no tiene voz; decir palabras de ternura, de esperanza; sentir dónde está el disgustoso mal olor del pecado y el dulce perfume de la santidad».

España

La luz vuelve, tímidamente, a las catedrales españolas

La progresiva vacunación de la población, el fin del estado de alarma y la relajación de las medidas tomadas a causa de la pandemia permiten recuperar, gradualmente, la actividad turística y cultural de las catedrales españolas, en especial los fines de semana.

Rafael Miner·15 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

Según los datos recogidos en la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia, la Iglesia posee 3.290 inmuebles catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC) en nuestro país. De hecho, en 500 municipios el único BIC que existe es eclesiástico. El turismo es su principal fuente de ingresos, dinero con el que se retribuye a los trabajadores de estos edificios, su realiza su conservación y se aporta, por ejemplo, a numerosas obras de caridad a través de fundaciones, etc.  

El patrimonio cultural tiene una finalidad litúrgica, evangelizadora y pastoral, explica la Conferencia Episcopal Española. La Iglesia es consciente del interés que suscita, y lo pone a disposición de todos, acometiendo cada año el mantenimiento necesario para su preservación.  En 2019, las diócesis españolas destinaron 61,9 millones de euros a 486 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación. En los últimos seis años, esta cifra se elevó a 459 millones de euros.

Entre las muchas consecuencias negativas de la pandemia del Covid, que dura ya más de un año, el cierre de estos templos a las visitas turísticas ha sido uno de ellos, con las consiguientes consecuencias, en el plano económico, de inestabilidad laboral del personal, caída de ingresos y otros problemas.

Con seguridad sanitaria

Sin embargo, poco a poco, comienza a entrar la luz por las puertas abiertas de monumentos y catedrales. Omnes se ha puesto en contacto con ArtiSplendore, que se dedica al acompañamiento turístico y cultural de más 50 monumentos de España e Italia, y confirma que se retoman las visitas de forma progresiva a lo largo del mes de mayo, “de acuerdo siempre con el cumplimiento de las medidas sanitarias de cada Comunidad Autónoma (sólo queda por fijar la apertura de Bilbao y Zaragoza)”.

Antonio Miguel Ortiz, director de comunicación, contenidos y editorial de la compañía, explica que “se recomendará la compra de entradas a través de la web para evitar colas y esperas, además de los requisitos generales de seguridad, tales como el uso de mascarillas, gel hidroalcohólico o el mantenimiento de la distancia de seguridad. Por otra parte, el personal ha tomado medidas como la desinfección del dispositivo de audioguía tras su uso para garantizar la seguridad de todos los usuarios”.

ArtiSplendore asesora en el plano cultural y turístico a numerosas “catedrales e iglesias, entre las que se encuentran las catedrales de Guadix, Bilbao, Zaragoza, Ourense, Málaga, Ávila, La Laguna, Cáceres, Jerez, Mondoñedo, Almería, Baeza, Cádiz, Jaén, Lugo, Sigüenza, Salamanca y Astorga”. Otros monumentos religiosos destacables a los que acompañan culturalmente son “el Hospital de los Venerables de Sevilla, la Sacra Capilla del Salvador en Úbeda, la Basílica de San Juan de Dios de Granada, y las iglesias de San Vicente y Santo Tomás en Ávila. Y aunque no de un modo integral, se han confiado a los servicios de la empresa las catedrales de Burgos, León, Tui, Sevilla, etc.”

#YoApoyoTurismoNacional

“Las aperturas se han iniciado, en principio, con horarios de fin de semana, aunque se prevé que se vayan ampliando horarios en función de la desescalada y la fase de la pandemia en la que nos encontremos”, añade Antonio Miguel Ortiz. Por otra parte, “se ha establecido la campaña #YoApoyoTurismoNacional, a la que se han unido decenas de monumentos en toda España, cuyo fin es animar a los visitantes a apostar por destinos turísticos nacionales, no sólo para descubrir la belleza y patrimonio que ofrece el territorio nacional, sino para apoyar el sector, gran motor económico de nuestro país, y favorecer su recuperación tras esta crisis sin precedentes”.

Arte religioso

En el ranking de catedrales y templos españoles por número de visitantes en 2019, se encuentran entre los primeros la Sagrada Familia de Barcelona, las catedrales de Toledo, Sevilla y Córdoba, la de Santiago de Compostela, por el tirón del Camino de Santiago, la catedral de Burgos, la basílica del Pilar de Zaragoza, la Almudena madrileña, las de Ávila y León, o la de Sigüenza.

El deán de la catedral de Sigüenza, Jesús de las Heras, la describe así en su canal de Youtube: “Te vas a encontrar con la décima mejor catedral de España, con una fortaleza de catedral, de gran belleza, en un recorrido por los 900 últimos años de la historia del arte cristiano. Te vas a encontrar con el Doncel de Sigüenza, con la Sacristía de las Cabezas, con el retablo de santa Librada, con su claustro, con los tapices, con la Capilla Mayor… Te vas a encontrar con arte religioso extraordinario. Te dejo mientras ves las torres de nuestra catedral, que le dan su sobrenombre, la fortis seguntina. Una fortaleza para superar definitiva y deseadamente la pandemia. ¡Te espero en Sigüenza!”

La Sagrada Familia de Barcelona y la Alhambra granadina se disputan el liderazgo de los monumentos más visitados de España, con cuatro millones y medio de personas de media al año, antes de la pandemia. Sin embargo, la Sagrada Familia de Gaudí, continúa cerrada en el momento de escribir estas líneas, por lo que ofrece la alternativa de las visitas virtuales para disfrutar de la experiencia desde casa.

La Sagrada Familia cerró sus puertas al público el 30 de noviembre de 2020, y anunció en su web que “la Junta cierra temporalmente las visitas a la Basílica debido a la falta de un número estable de visitas. Esperamos volver a la normalidad lo más pronto posible”.

En cuanto al culto religioso y a las misas habituales, la basílica también “ha optado por la prudencia para evitar contagios, y se esperará unas semanas antes de iniciar las misas habituales en el interior”.

Toledo, Sevilla, Córdoba, Santiago, Burgos…

A continuación, se mencionan asuntos prácticos a tener en cuenta en torno a otras catedrales españolas de gran número de visitantes:

Toledo.– La página web oficial de la Catedral Primada de Toledo anuncia la reapertura de las visitas turísticas al templo únicamente los fines de semana, sábados y domingos. Las entradas se pueden adquirir en La Tienda de la Catedral (frente a la Puerta Llana). Las visitas entre semana siguen siendo posibles, pero existen ciertas restricciones para respetar las medidas sanitarias. Además, la catedral sigue con su horario habitual de misas. Toda la información está detallada y disponible en la página web oficial.

Este año, debido a las restricciones sanitarias, no habrá procesión el jueves del Corpus Christi, el 3 de junio, aunque la ciudad se engalanará y los toledanos podrán contemplar la Custodia que albergará el Santísimo ese día.

Sevilla.-  La catedral de Sevilla también ha reactivado la visita cultural al templo y a la Giralda desde el 10 de mayo, “atendiendo a las limitaciones de aforo y con medidas extraordinarias de seguridad, dando así respuesta a la amplia demanda de residentes y foráneos en su deseo de visitar el templo Metropolitano y su torre campanario”. Además, en su página web incluyen los horarios de misas en las diferentes capillas de la Catedral.

En cuanto a la visita general, para esta temporada se ofrecen dos tipos de visitas guiadas: las visitas diurnas y nocturnas a las cubiertas de la catedral, y las visitas asistidas a la catedral y Giralda, ambas con una gran acogida de público.

En esta última modalidad, el Cabildo metropolitano brinda la oportunidad única de visitar la Catedral, mediante grupos reducidos, en horarios sin público y con la novedad de poder contemplar el retablo mayor desde el interior de la gran capilla mayor, así como el coro.

La celebración del Corpus Christi en la catedral, por segundo año consecutivo deberá adaptarse a las circunstancias de la pandemia. Las garantías de seguridad, prevención e higiene son una prioridad, de ahí que se extremarán las cautelas en todos los actos.

Córdoba.- La Mezquita-Catedral de Córdoba se ha adaptado asimismo a las medidas sanitarias, para poder continuar con las visitas turísticas, desde el pasado 30 de abril. Las visitas a la Mezquita-Catedral son las únicas permitidas actualmente siguiendo el protocolo sanitario, mientras se han suspendido temporalmente las de la Torre Campanario. En cuanto a los horarios de culto, la catedral ha puesto en marcha un sistema para consultar el horario de misas (y también de visitas) según el día concreto que se quiera ir.

Santiago de Compostela.- La catedral compostelana ofrece la posibilidad de visitar la el templo y el sepulcro del Apóstol Santiago todos los días de la semana; sin embargo el Museo y el Archivo-Biblioteca están temporalmente cerrados. Además, el Pórtico de la Gloria también se puede visitar desde mediados de abril. En cuanto a los horarios de culto, en su página web oficial tienen acceso a los horarios de misas tanto en español como en otros idiomas, y al calendario litúrgico 2020-2021.

Burgos.- La catedral burgalesa ha reactivado las visitas turísticas al templo anunciando una serie de fechas y horarios temporales, principalmente los próximos fines de semana de mayo en horario continuo todo el día. Respecto a los horarios de misa, a partir del 8 de junio habrá un nuevo horario, disponible en su página web.  Además, la catedral ofrece una serie de recomendaciones para acudir al culto, respetando así las medidas sanitarias.

La catedral de Burgos, que en 2019 se convirtió en la sexta de España por número de visitantes, celebra el próximo 20 de julio el VIII Centenario de la colocación de la primera piedra por el obispo Mauricio y el rey Fernando III el Santo, en un programa conmemorativo que se extenderá hasta 2022.

Por lo demás, el Año Jubilar que ha concedido la Santa Sede a la archidiócesis de Burgos, y que dio comienzo el 7 de noviembre de 2020 con el lema ‘Sois templo de Dios’, concluirá el 7 de noviembre de este año 2021.

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Evangelización

Antonio Quintana: «La generosidad es una virtud para todos, ricos y pobres»

Antonio Quintana ha estado al frente del plan estratégico que pretende revitalizar el Santuario de Torreciudad y la zona en la que se encuentra, de cara al 50 aniversario del santuario mariano en 2025.

Diego Zalbidea·15 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Antonio José Quintana Velasco es el Director de Desarrollo del Santuario de Torreciudad (Huesca, España). Es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Valencia. Tiene 55 años, es un tozudo aragonés y ha trabajado coordinando proyectos y buscando los fondos necesarios con la ayuda de buenos equipos con talento para diversas fundaciones por todo el mundo (Nueva York, Roma, Jerusalén, España…).

Ha liderado durante años proyectos de formación para gente joven y madura y le apasionan, entre otras cosas, los caballos por su nobleza y su coraje. 

¿Qué características tienen las personas más generosas?

Son las que se apasionan con los proyectos que inciden en el bien de las personas, ya sea espiritual o material y ya sean pobres o ricas. Ellas lo dan todo para hacer el bien.

¿Por qué nos cuesta pedir dinero para la Iglesia?

Porque quizá no la consideramos muy nuestra. La Iglesia desarrolla muchísimos proyectos que sostienen a la sociedad en todo el mundo y tienen un impacto tremendo. O bien no sabemos transmitirlo o bien nos falta pasión por la Iglesia.

¿Qué tiene que ver Dios y mi dinero?

Seguramente nada. El dinero es consecuencia de un trabajo, un negocio o una simple herencia. Dios está más allá: en el fondo del corazón y de la conciencia. Eso es lo que mueve a una persona a actuar

¿Qué lleva a personas no creyentes a colaborar con la devoción a la Virgen?

Verla como Madre, como protectora, como amor infinito.

¿Por qué hay muchos jóvenes que no sintonizan con la Iglesia?

Creo que eso no es del todo cierto. Hay mucha más inquietud en los jóvenes de lo que pensamos. Simplemente hay que despertarlos y darles herramientas para saber escuchar y entender

¿Por qué nos da miedo el cambio?

Porque nuestra tendencia es a sobrevivir. El tiempo no arregla los problemas. Los arregla el acometerlos con prudencia y serenidad, pero sin pararse. Hay que salir de la zona de confort personal

¿Por qué nos da seguridad el dinero?

Ojalá que sea para hacer y promover muchas cosas buenas para los demás. A la tumba no nos llevamos nada.

¿Un libro?

¿Espiritual? Forja, de San Josemaría Escrivá. ¿Novela? Katrina, de Sally Salminen.

¿Un lugar?

Tierra Santa

¿Un vino?

Lamentablemente no sé casi nada de vinos.

¿Un sueño?

Que el Santo Padre venga un día al Santuario de Torreciudad.

¿Un miedo?

No estar a la altura de lo que necesitan los demás.

¿Qué nos espera después de la pandemia?

Unas ganas de viajar locas. Ojalá que sea para peregrinar a un santuario mariano y encontrar consuelo en la Virgen después de tanto sufrimiento.

¿Qué puede hacer la Virgen por cada uno?

Imagínate lo que hace una madre por sus hijos… Pues incomparablemente más.

¿Cuánto cuesta la misión de la Iglesia?

Muchísimo sacrificio, muchísima entrega de tantos y tantas y también, porque es necesario, muchos recursos económicos para servir a la humanidad.

¿Es verdad que los pobres son más generosos?

Creo que no. La generosidad es una virtud para todos. No por ser rico y poder dar más, se es más generoso. Y a veces no se puede dar nada y se está apegado a lo poco que se tiene. Se es generoso sobre todo cuando uno se da a sí mismo, y eso no entiende de dinero.

España

Omnes participa en la Asamblea para las Comunicaciones Sociales

Las Jornadas, que se celebra habitualmente en enero, tendrán lugar a partir del próximo lunes y terminarán con la entrega de los premios Bravo! de la Conferencia Episcopal Española.

Maria José Atienza·14 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

 La Asamblea anual de Delegados de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS) se desarrollará del 17 al 19 de mayo bajo el lema “Retos de la comunicación de hoy: la exigencia y el compromiso de comunicar la verdad”. 

Mons. José Manuel Lorca Planes, obispo de Cartagena, presidirá por primera vez este encuentro que terminará al mediodía del miércoles día 19, con el acto de entrega de los Premios ¡Bravo! 2020.

En esta edición, Omnes participa en la Mesa redonda con revistas religiosas junto a otras publicaciones del sector como Vida Nueva o Ecclesia y delegaciones de medios de comunicación de varias diócesis españolas durante la tarde del martes.

Previamente, los delegados abordarán temas como la figura y los actos de conmemoración del Centenario del Nacimiento del Beato Manuel Garrido, “Lolo”, periodista natural de Linares y la conferencia del secretario general de la Conferencia Episcopal, Mons. Luis Argüello, sobre “Una cultura cristiana en tiempos de Covid y de post-Covid. Las palabras robadas”.

El Nuncio apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, tendrá la palabra en la última sesión del encuentro con una reflexión sobre el 55º Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se presenta con el tema «Ven y lo verás» (Jn 1, 46). Comunicar encontrando a las personas como y donde están.

Ecología integral

Derechos humanos ¿universales?

¿Dónde están los derechos humanos supuestamente universales? Es evidente que estos derechos no son iguales para todos. Su respeto es la condición para el desarrollo social y económico de un país.

Jaime Gutiérrez Villanueva·14 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Me acaban de comunicar el fallecimiento de Graciela y de Santos en el hospital de Chimbote (Perú). Matrimonio empobrecido entregado al servicio de los demás de manera gratuita y desinteresada. Murieron con pocos días de diferencia. Allí estuvieron luchando por la vida varios días a causa del COVID. Lo tuvieron que pagar todo: análisis, medicamentos, radiografías, alquiler de la máquina de oxígeno, persona sanitaria de apoyo, ambulancia… Y cuando los recursos se acabaron sólo quedó afrontar la muerte y el entierro, otro drama para los empobrecidos que ni siquiera pueden morir con dignidad por la imposibilidad de pagar los costes fúnebres.

¿Dónde están los derechos humanos supuestamente universales? Es evidente que estos derechos no son iguales para todos. Su respeto es la condición para el desarrollo social y económico de un país.

Cuando se respeta la dignidad de la persona y sus derechos son reconocidos y tutelados, surgen multitud de iniciativas al servicio del bien común.

Observando lo que ocurre en nuestra sociedad descubrimos con el Papa Francisco «numerosas contradicciones que nos llevan a preguntarnos si verdaderamente la igual dignidad de todos los seres humanos, proclamada solemnemente hace 70 años, es reconocida, respetada, protegida y promovida en todas las circunstancias.

En el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados» (FT 22).

¿Qué dice esto acerca de la igualdad de derechos fundada en la misma dignidad humana? El Papa Francisco, una vez más, denuncia esta indiferencia en Fratelli tutti: “En el mundo actual los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan, y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas. Vemos cómo impera una indiferencia cómoda, fría y globalizada, hija de una profunda desilusión que se esconde detrás del engaño de una ilusión: creer que podemos ser todopoderosos y olvidar que estamos todos en la misma barca… El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro” (FT 30).

La agresión al derecho fundamental de la vida está cada día más globalizada, por ello la acción en defensa de toda vida humana requiere un esfuerzo conjunto y globalizado por parte de todos los que formamos la sociedad.El desarrollo no debe orientarse a la acumulación creciente de unos pocos, sino que tiene que salvaguardar la dignidad de los pobres y los derechos humanos, personales y sociales, económicos y políticos, incluidos los derechos de las Naciones y de los pueblos.

Bendecir parejas homosexuales, quizá sólo un “episodio”

Es difícil hacer una valoración de acontecimientos cuyo contexto está en situaciones históricas, culturales y eclesiales complejas

14 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Con frecuencia, en los últimos tiempos, me han hecho una pregunta a la que no me resulta fácil responder: “¿qué está pasando en Alemania?”.

Registrar algunos hechos es más o menos sencillo, pero es difícil sopesar su significado. Hace muy poco, un grupo de estudiantes me ha formulado esa pregunta, en concreto, después de haber leído las informaciones de los medios sobre la reciente acción en que algunos sacerdotes alemanes invitaron a las parejas homosexuales que lo desearan a recibir una bendición. La invitación ha querido manifestar rechazo a la comunicación de la Santa Sede del pasado 25 de marzo, que recordaba que los actos homosexuales son pecado y por eso no pueden ser bendecidos. Los promotores de la convocatoria habían considerado esa respuesta como “una bofetada en la cara” de quienes se ven obligados a defender “su manera de amar” y de los pastores o teólogos que “conceden la bendición de Dios en las situaciones decisivas de la vida”.

El día elegido para las bendiciones fue el 10 de mayo, o uno cercano a esa fecha, porque en el Lexikon ecuménico de los santos lo menciona como dedicado a Noé, y por tanto recuerda la alianza con el hombre que Dios selló con el signo del arcoíris, simbolizado en la bandera del movimiento homosexual.

Valoración compleja

Es difícil hacer una valoración de acontecimientos cuyo contexto está en situaciones históricas, culturales y eclesiales complejas. Lo facilita mucho el conocimiento directo de cada país; en relación con Alemania, es una suerte contar con las valiosas aportaciones en Omnes de nuestro corresponsal en Alemania José García, afincado allí desde hace muchos años; por ejemplo, en relación con este tema, vale la pena leer su artículo en este enlace. A pesar de eso, quizá sea posible hacerse una idea provisional de los efectos de la reciente acción de bendición.

Sus promotores no quisieron calificarla de “protesta”, aunque expresaba rechazo y reivindicación. En cuanto que iban dirigidos contra la Santa Sede y a enseñanza reafirmada por ella, ya se puede considerar cuestionable. Y si entre los que rechazan esta enseñanza se señala que la supuesta “rigidez” de la Iglesia en este punto de la doctrina puede alejar a muchos de ella, es obvio que lo mismo puede suceder cuando en la parroquia a la que acude quien habitualmente practica la fe cuelga una enorme bandera con el arcoíris o la celebración de la Misa está dominada por ese signo, como está sucediendo en las últimas semanas en distintos lugares.

Una acción sin respuesta masiva

Sin embargo, los efectos pueden no haber sido todo lo negativos que podría pensarse. Hay que anotar que la acción no ha tenido una respuesta tan masiva. Al final, en los días que ha durado la acción han sido unos 100 sacerdotes en todo el país los que han impartido la bendición a parejas homosexuales. No todos lo han hecho en parroquias; había también capellanías, filiales, etc. Y no solamente acudieron parejas homosexuales, sino también otras que quisieron solidarizarse y, como decía la página web de los organizadores, “hacer visible cuántas personas en la Iglesia sienten como un enriquecimiento y una bendición la múltiple variedad de los diversos proyectos de vida y de historias de amor de las personas”.

Otro dato es que, en la situación de tensión que se está viviendo en el interior de la Iglesia en Alemania, en esta ocasión el Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Georg Bätzing, ha serenado los ánimos, se ha distanciado de la convocatoria y de esta manera ha contribuido a evitar una “escalada” en el enfrentamiento sobre este punto en particular.

Para entender por qué esa actitud merece aprecio, basta considerar que el propio Bätzing fue crítico cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe hizo pública su respuesta a la consulta sobre la posibilidad de bendiciones de ese estilo, y señaló la necesidad de “desarrollar” la doctrina católica en esta cuestión, “sobre la base de las verdades fundamentales de la fe y la moral, de los progresos de la reflexión teológica y asimismo de la apertura a los nuevos hallazgos de las ciencias humanas y de las situaciones de las personas de hoy”.

En esta ocasión, sin embargo, el 28 de abril declaró que consideraba que tales acciones públicas “no son una señal útil ni marcan el camino a seguir”, pues las bendiciones litúrgicas tienen “su propio significado y su propia dignidad”. Es la línea de prudencia que han seguido casi todos los demás obispos. Posiblemente era una buena señal, relajando la tensión no sólo en vista de la convocatoria del día 10, sino también el clima general. No parece que se quiera llegar a un desbordamiento, cuando algunos han manifestado su temor una posible separación o cisma.

Por su parte, el Camino Sinodal, que en diversos asuntos parece jugar con fuego, está discurriendo de manera contenida, más como un intento de proponer reformas, también de contenido y por tanto legítimas o no, pero sin deseos de forzar la tensión más allá de lo tolerable. En el marco de este último (el Camino Sinodal), la próxima renovación en la presidencia del Comité Central de los Católicos Alemanes, coorganizador del proceso junto con la conferencia Episcopal, puede aportar también alguna señal para el curso futuro de las cosas. 

Vaticano

El Papa Francisco se reúne con el presidente de Argentina

El Presidente de Argentina se ha reunido en su visita por algunos países de Europa con el Papa Francisco, para recabar apoyos en su gestión de la deuda y de otros asuntos.

David Fernández Alonso·13 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

En la mañana de este jueves 13 de mayo, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia, en el estudio del Aula Pablo VI, al Presidente de la República Argentina, S.E. el Sr. Alberto Fernández, el cual, sucesivamente, también ha mantenido un encuentro con el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por Mons. Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.

Según la Oficina de la Sala de Prensa de la Santa Sede, en el curso de las cordiales conversaciones con los Superiores de la Secretaría de Estado, se expresó el aprecio por las buenas relaciones bilaterales existentes y la intención de desarrollar aún más la cooperación en los ámbitos de interés mutuo.

También se habló de la situación del país, con especial referencia a algunas problemáticas como la gestión de la emergencia sanitaria derivada de la pandemia, la crisis económica y financiera y la lucha contra la pobreza, señalando, en este contexto, la contribución significativa que la Iglesia católica ha ofrecido y sigue asegurando.

Por último, se abordaron algunos temas regionales e internacionales.

El Presidente Alberto Fernández está realizando una gira por Europa para recaudar apoyos en la gestión de la deuda que acumula la nación argentina. Ha pasado ya por Madrid, Lisboa y París.

Ideas del Papa y de Newman para compartir la fe

La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que tiene lugar este domingo día 16, puede ser útil para reflexionar sobre cómo comunicamos nuestra fe, al hilo de las palabras del Papa Francisco, y de san John Henry Newman.

13 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Con el lema “‘Ven y lo verás’ (Jn 1,46). Comunicar encontrando a las personas dónde están y cómo son”, el Papa Francisco anima a “ponerse en marcha, ir a ver, estar con las personas, escucharlas”. La llamada a “ir y ver” es una sugerencia para toda forma de “expresión comunicativa”, dice el Santo Padre, y “es el modo con que se ha comunicado la fe cristiana, a partir de los primeros encuentros en las orillas del río Jordán y del lago de Galilea”.

“La fe cristiana inicia así. Y se comunica así: como un conocimiento directo, nacido de la experiencia, no de oídas”. subraya el Mensaje. “El “ven y lo verás” es el método más sencillo para conocer una realidad. Es la verificación más honesta de todo anuncio, porque para conocer es necesario encontrar, permitir que aquel que tengo de frente me hable, dejar que su testimonio me alcance”.

A continuación, el Mensaje papal se apoya en uno de los sermones de san Agustín, cuando dice: “En nuestras manos hay libros, en nuestros ojos hechos”. “El Evangelio se repite hoy”, prosigue el Vicario de Cristo, “cada vez que recibimos el testimonio límpido de personas cuya vida ha cambiado por el encuentro con Jesús. Desde hace más de dos mil años es una cadena de encuentros la que comunica la fascinación de la aventura cristiana. El desafío que nos espera es, por lo tanto, el de comunicar encontrando a las personas donde están y como son”.

Testigos de la verdad

“También el periodismo, como relato de la realidad, requiere la capacidad de ir allá donde nadie va: un movimiento y un deseo de ver. Una curiosidad, una apertura, una pasión”, señala Francisco, quien manifiesta que la red, con sus innumerables expresiones sociales, “puede multiplicar la capacidad de contar y compartir”, pero reconoce “los riesgos de una comunicación social carente de controles” y “fácil de manipular”.

Por tanto, el Papa llama “a una mayor capacidad de discernimiento y a un sentido de la responsabilidad más maduro”, porque “todos somos responsables de la comunicación que hacemos, de las informaciones que damos, del control que juntos podemos ejercer sobre las noticias falsas, desenmascarándolas. Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir”.

Historias positivas

Personalmente, querría en estas líneas dar un paso más, desde una perspectiva profesional y cristiana, teniendo en la mente acontecimientos, seminarios que se suceden estas semanas, y lecturas personales.

El Papa se refiere a las inmensas posibilidades, tan reales, de la tecnología digital. “Potencialmente todos podemos convertirnos en testigos de eventos que de otra forma los medios tradicionales pasarían por alto, dar nuestra contribución civil, hacer que emerjan más historias, también positivas. Gracias a la red tenemos la posibilidad de relatar lo que vemos, lo que sucede frente a nuestros ojos, de compartir testimonios”.

En efecto, es cierto que “en la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona. Algunas cosas se pueden aprender sólo con la experiencia”, advierte el Mensaje; pero no lo es menos, en mi modesta opinión, que tanto en la transmisión de la fe, como en la de informaciones o noticias de actualidad, se requiere un factor clave: la confianza. Confiar en la persona o las personas que transmiten.

La confianza, clave

La mayoría de las redacciones se componen de gente que busca la información y está en contacto directo con las personas -podríamos denominar testigos directos- , y otros profesionales que la analizan y la transmiten. Todos son necesarios. Y la confianza, el hecho de fiarse unos de otros, tiene una relevancia total.

Nos fiamos de que esos reporteros cuentan de modo fidedigno las cosas, hasta el punto de dar la vida, como ha sucedido con los periodistas David Beriáin y Roberto Fraile, asesinados hace pocos días en Burkina Faso en el ejercicio de su profesión, y a los que los obispos españoles han manifestado en su Mensaje de estos días “nuestro reconocimiento, agradecimiento y oración. Dieron su vida por nuestra libertad”.

La confianza a la que nos referimos se refiere, como es obvio, a la que tuvo Natanael con Felipe cuando éste le dijo: “ven y verás” [“Natanael va y ve, y desde aquel momento su vida cambia”, escribe el Papa Francisco]. Pero también a la de los periodistas y comunicadores en el modo de trabajar en la información y valorarla; la de las personas en su trabajo, en sus relaciones familiares y sociales; o la de estas mismas personas cuando interactúan en las redes sociales o escuchan los mensajes que emiten las instituciones o los políticos. O a la credibilidad de las mismas instituciones, o personas, al emitir sus mensajes. Y es preocupante el deterioro. Cada vez nos fiamos menos, como se está comprobando en estos tiempos de pandemia con la vacunación, pero no sólo en este aspecto.

Es importante revitalizar la confianza, en concreto en los testigos, en los directos que citábamos antes, y en los indirectos, en las instituciones, en las personas. El Congreso “Inspiring trust” (Inspirar confianza), organizado por la Universidad de la Santa Croce en Roma, está hablando precisamente de esto, en un momento en que la desconfianza y la sospecha está afectando a todos, incluida la Iglesia.

Todos podemos ser influencers

En la transmisión de la fe, ya que “todos estamos llamados a ser testigos de la verdad”, como subraya el Papa, quizá venga bien tener en cuenta lo que decía san Pablo VI en Evangelii Nuntiandi: “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros”. Lo recuerda Mons. Mariano Fazio, vicario auxiliar del Opus Dei, que fue el primer decano de la Facultad de Comunicación Social Institucional en la citada universidad pontificia.

En el capítulo titulado  “Ser un influencer”, de su libro “Transformar el mundo desde dentro” (Palabra), Mons. Fazio escribe: “Muchos dirán: pero yo no tengo ni la capacidad, ni los medios, ni las oportunidades para ocupar un puesto influyente en la sociedad. Pero se equivocaría quien pensara así: todos podemos ser influencers en el ámbito en que desarrollamos nuestras actividades cotidianas”.

Una anécdota de Newman

El autor cuenta que en 1850, John Henry Newman, hoy canonizado, organizó unas conferencias para los católicos de Birmingham. En ellas les urgió “a ser verdaderamente católicos, a profesar su fe sin temores, a formarse doctrinalmente”.  “A Newman no le preocupaba tanto lo que pudiera decir The Times o lo que se hablara en las aulas del Parlamento”, señala Mons. Fazio, “sino lo que llamaba la ‘opinión local’, es decir, lo que opinaran los anglicanos de los barrios de las ciudades y de las aldeas sobre sus vecinos católicos. E instaba a estos últimos a tener prestigio allí donde vivieran. El carnicero, el panadero, el peluquero, el vendedor de periódico o la verdulera anglicanos cambiarían de opinión [la Santa Sede había restablecido la Jerarquía católica en Inglaterra y surgió la polémica], al ver lo bueno que eran los católicos ingleses”.

Sobre las señales de la confianza, o cómo se inspira confianza, entre las que se encuentran la integridad o coherencia; la competencia o capacidad profesional; y la benevolencia (desear el bien del otro u otros), asuntos mencionados por el profesor Juan Narbona en el citado webinar “Inspiring trust” desde Roma, hablaremos otro día.

Nota a pie de página.- Al que esto escribe, que no es nadie, le preocupa que en las atriles de los templos de su ciudad, con honrosas excepciones, se mencionen escasamente los mensajes del Papa, y tampoco los de los obispos, salvo algún texto oficial sobre aforos en los templos, por ejemplo.

El autorRafael Miner

Periodista y escritor. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Ha dirigido y colaborado en medios especializados en economía, política, sociedad y religión. Es premio de periodismo Ángel Herrera Oria 2020.

Actualidad

Jacques Philippe: «El tiempo de pandemia es también una invitación a seguir a Jesucristo»

El autor de destacadas obras de espiritualidad ha reflexionado, en el Foro organizado por Omnes, sobre la oración y la vida cristiana en la actualidad, en una situación de pandemia global.

David Fernández Alonso·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

A las 19.30 de la tarde comenzaba el Foro Omnes con Jacques Philippe, sacerdote y conocido autor espiritual. Natural de Metz (Francia) es autor de numerosos libros de vida espiritual entre los que se cuentan títulos como “La libertad interior”, “ Tiempo para Dios” o “La paternidad espiritual del sacerdote”, entre otros.

Durante el Foro organizado por Omnes, Philippe ha tratado temas como la presencia o ausencia de Dios, la oración, cuestiones que se han planteado en la vida de toda persona durante la pandemia como el sentido del sufrimiento, etc.

Los límites de la civilización

El padre Philippe comenzó su intervención refiriéndose a la situación que ha atravesado el mundo durante la pandemia, y cómo ha afectado a las personas, particularmente a los cristianos. Afirmó que, por ejemplo, «a muchas personas le sirvió para afianzar las relaciones dentro de la familia, de las comunidades en las que transcurrieron esos días de pandemia».

Además, «la pandemia ha mostrado los límites y la fragilidad de la civilización occidental, una situación que ha llevado a nuestra sociedad a sustituir lo real por lo virtual». Sin embargo, eso no es suficiente. Necesitamos lo real: «nos hemos dado cuenta que eso no basta, que es necesario el encuentro físico. Eso también nos recuerda la dimensión física y corporal de lo espiritual».

La pandemia ha mostrado los límites y la fragilidad de la civilización occidental, una situación que ha llevado a nuestra sociedad a sustituir lo real por lo virtual.

Jacques PhilippeSacerdote y autor espiritual

¿Dónde está Dios?

«¿Cuál ha sido el papel de Dios en esta situación?» Se preguntaba el padre Philippe. Dios en ocasiones permite situaciones difíciles para fiarnos de Él, para abandonarnos en Él y confiar en su providencia. De hecho, ante situaciones difíciles, afirmó Philippe, lo importante es cómo se afronta esa situación, y cómo se aprovecha para orientar hacia lo bueno que Dios espera de nosotros.

«Es claro que en este contexto», continuaba, «donde se muestra patente nuestra fragilidad, encontramos una llamada a apoyarnos en el Señor, que es nuestra roca, nuestra fuerza. En las situaciones difíciles Dios se hace más cercano». En el tiempo de Pascua hemos leído el evangelio de los discípulos de Emaús. Un modelo que el padre Philippe usó para mostrar cómo Dios actúa en momentos de desánimo. «Ellos están desanimados y Jesús se acerca y les explica las Escrituras. Les da la fuerza para volver a Jerusalén fortalecidos por el encuentro con Cristo. Esto es lo que tenemos que hacer en estos tiempos difíciles. Cristo nos alimenta, nos llena de fuerza».

«Este tiempo de pandemia, por tanto, es una invitación a seguir a Jesucristo, a encontrarle, para hablarle». Un tiempo, en esta línea, también para estar muy pendiente los unos de los otros.

La Eucaristía, encuentro real con Dios

Por otra parte, Philippe ha incidido en que para el cristiano, la Eucaristía, que durante esos días fue un sacramento del que muchos se vieron privados, es el lugar por excelencia de encuentro con Dios. Es un momento donde podemos acoger la presencia de Dios. De hecho, afirmó el padre Philippe que «muchos cristianos han sido muy creativos para mantener activa su vida cristiana».

La Eucaristía, presencia real del Señor, es centro de la vida cristiana. «Durante esos días de pandemia podíamos encontrarnos con Cristo a través de la comunión espiritual», afirmó el padre Philippe. Además, con la Eucaristía «puede haber un encuentro con el Señor también cuando leemos las Escrituras». Volviendo al ejemplo de los discípulos de Emaús, que les ardía el corazón cuando escuchaban al Señor explicar las Escrituras, «hoy, con tanta confusión, necesitamos palabra de Verdad. Una palabra de amor y de verdad, que encontramos en la Biblia». Y hay mucha gracia del Espíritu Santo en la lectura de la Palabra de Dios. «El pasaje de Emaús es una bonita catequesis sobre las Escrituras». ‘Quédate con nosotros’ le pidieron. Pero Jesucristo no solo se ha quedado con nosotros en la Eucaristía, sino que les ha dado más de lo que habían pedido: se ha quedado en la Eucaristía y en nuestro corazón en gracia».

La grandeza de la vida cristiana

Al término de su intervención, se pudo abrir un agradable coloquio, con preguntas de los espectadores. Preguntas entre las cuales, varias de ellas tenían como denominador común el misterio del mal. El padre Philippe afirmó que «la grandeza de la vida cristiana es que de cualquier mal se puede obtener un bien. Oportunidad de crecer, de estar más cerca de Dios». La cuestión más importante es cómo se puede afrontar el mal apoyándose en el Señor, de manera que de ahí pueda surgir un bien. Si Jesucristo ha resucitado, el bien prevalece. Evidentemente, «ante una situación de crisis, hay gente que reacciona positivamente, de refuerzo en la fe. Pero otras, en cambio pueden alejarse de la fe. En este caso hay que rezar siempre por esas personas y pedir que Jesús venga a su encuentro».

La grandeza de la vida cristiana es que de cualquier mal se puede obtener un bien. Es una oportunidad para crecer, para estar más cerca de Dios.

Jacques PhilippeSacerdote y autor espiritual

«Fe, oración, Eucaristía, escucha de la Palabra, comunión fraternal. Todos estos medios se nos proponen para acoger la presencia de Dios». Así concluía un interesante Foro con el autor que es ya un clásico de la espiritualidad.

Vocaciones

Un sacerdote de una zona pobre de Argentina sin canonistas

Espacio patrocinado·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

D. Blas Bautista Ávila es argentino, de la provincia del Chaco. Se ordenó sacerdote el 11 de septiembre de 2009. Su diócesis, San Roque, es de las más pobres de Argentina y carece de canonistas. Esta ha sido la razón por la que su obispo le envío a estudiar a la Universidad de Navarra gracias a una beca de la Fundación CARF. Cursa 2º de Derecho Canónico.

 “Quiero poner todo lo aprendido al servicio de las almas, de la diócesis y de mis hermanos sacerdotes”, agradece a sus benefactores.

Reside en el Colegio Mayor Echalar con 45 sacerdotes de más de 10 nacionalidades distintas. “Mi obispo siempre me decía que estudiar aquí me abriría la mente. Y tenía razón: se puede ver la universalidad de la Iglesia”.

Es el séptimo de ocho hermanos. Tras terminar la secundaria quería empezar abogacía. Pero en una labor misionera con nativos, descubrió lo que Dios quería de él. Ante el cambio de planes, sus padres se molestaron. “Mi padre se distanció de mí durante dos años, fue muy duro, pero ahora, está dando sus pasos. Dios sabe cómo y cuándo te llama”.

Mundo

Bendiciones a uniones homosexuales en Alemania: ¿a quién interesaba?

Un centenar de sacerdotes católicos alemanes han bendecido el día 10 de mayo a las parejas que así lo pidieron, "con independencia de su orientación sexual".

José M. García Pelegrín·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Como habían anunciado, un centenar de párrocos católicos alemanes han bendecido el 10 de mayo a las parejas que así lo pidieron, con independencia de su “orientación sexual”; la acción coordinada en Twitter con el hashtag #liebegewinnt (el amor vence) se ha convertido en una protesta expresa y abierta contra la nota (Responsum) de la Congregación para la Doctrina de la Fe del pasado mes de marzo, en la que se decía: “Dios no bendice ni puede bendecir el pecado”.

Qué implican las bendiciones homosexuales

Si bien el Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, declaró el 28 de abril que consideraba que tales acciones públicas “no son una señal útil ni marcan el camino a seguir”, pues las bendiciones litúrgicas tienen “su propio significado y su propia dignidad”, algunos obispos alemanes afirmaron que no actuarían contra los sacerdotes que quisieran celebrar tales ceremonias.

En la página web oficiosa de la Conferencia Episcopal Alemana, katholisch.de, la profesora de Dogmática en la Facultad de Teología Católica de Erfurt, Julia Knop, contestaba a Mons. Bätzing: “Por supuesto que el hecho de que se celebren a la luz del día en una fecha común y que esas acciones estén coordinadas es una señal. Una señal que no se dirige en primer lugar contra la Congregación para la Doctrina de la Fe; su negativa a bendecir uniones homosexuales proporciona, sí, la ocasión; pero la señal de hoy se dirige en primer lugar a aquellos que, por su orientación sexual, hasta ahora podían esperar de la Iglesia, como mucho, compasión y que según el Responsum no debían considerarlo como «discriminación injusta». Con su bendición y su oración, pastores y comunidades católicos dan una señal de solidaridad eclesial”.

Dando la vuelta a la afirmación de la Congregación, afirmaba que dichos pastores “están convencidos de que no pueden negar la bendición de Dios”.

La unión con el Papa: garantía de fe

Si bien los principales medios de comunicación —incluyendo la primera cadena de la TV pública— se congratulan por ese acto de “desobediencia contra Roma” como si se tratara de ganarle un pulso a la Congregación, no faltan las voces críticas; por ejemplo, la Iniciativa Pontifex —un grupo de católicos jóvenes que defiende que “no se trata de cambiar la doctrina, sino de predicar la fe”— ha publicado un comunicado en el que afirma: “con estas acciones, los que la llevan a cabo ofenden al Pueblo de Dios; no olvidemos que nuestra fe es católica romana” y que eso no es algo meramente decorativo, sino que “constituye el núcleo de nuestra identidad”.

Rechazar las afirmaciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe “pone en peligro la unidad y la catolicidad”, pues la unión con el Papa es “garantía de la fe y de continuidad de la Iglesia católica” y la desobediencia activa, o el consentimiento de esa desobediencia divide a la Iglesia.

La unión con el Papa es “garantía de la fe y de continuidad de la Iglesia católica”.

El autor y editor Bernhard Meuser —a cuya iniciativa se debe, por ejemplo, el catecismo juvenil YouCat— escribe al respecto: “El amor es un momento esencial en la revelación divina. Desde el Génesis y en todas las Sagradas Escrituras se describe exactamente como una unidad formada por varios elementos: que sea un asunto entre hombre y mujer, que sea exclusivo, que sea para siempre y que en ese amor (y no en otros) se produzca una unión carnal de la que procede una nueva vida. Ese amor es ‘imagen y semejanza’ del amor que es Dios mismo.

El fenómeno del amor homosexual no se menciona en ningún lugar de la Escritura. La Iglesia contempla esa realidad como expresión de una ‘amistad’ que supera un límite determinado”. La acción no trata —continúa— de “superar simbólicamente la discriminación y de demostrar litúrgicamente la bondad infinita de Dios para todas las personas.” De lo que se trata es de que se reconozcan esas uniones como matrimonio: “Desean que el ‘matrimonio para todos’ aparezca como Apartado B en el Rituale Romanum”.

Las bendiciones son a las personas

Según la conocida periodista Birgit Kelle, “por supuesto que la Iglesia bendice también a los homosexuales… a cada uno individualmente; pero no bendice todo lo que hacemos. ¿Quién necesita a una Iglesia que bendiga todo, que diga ‘amén’ a todo, independientemente de que esté en consonancia o en contraposición a sus propias reglas?” Para esta periodista, la bendición de uniones homosexuales ha de verse en un contexto más amplio: “El LGBT y el feminismo interseccional se han introducido en la Iglesia».

¿Quién necesita a una Iglesia que bendiga todo, que diga ‘amén’ a todo, independientemente de que esté en consonancia o en contraposición a sus propias reglas?

Birgit KellePeriodista

El denominado Comité Central de los Católicos Alemanes que pretende representar a los más de 22 millones de católicos alemanes acaba de decir que a partir de ahora empleará el ‘lenguaje inclusivo’ porque quiere respetar a todos los géneros e identidades sexuales, aunque Dios solo haya creado dos. Junto al matrimonio para todos (bendición de uniones homosexuales) se busca el ministerio para todos (sacerdocio también para mujeres) y el sexo para todos (abolición del celibato): Sex Meets Church.”

Una acción clerical a un sector minoritario

Y Regina Einig, redactora de Die Tagespost, establece un paralelismo con los divorciados que han vuelto a casarse por lo civil, “que supuestamente tenían hambre de recibir la comunión”. Como entonces, “el deseo de un ritual de pertenencia a una comunidad no puede responder la pregunta de hasta qué punto la nostalgia de Cristo es el motivo para participar en dicho ritual”. Además llama la atención sobre el hecho de que en la opinión pública predominen, en este contexto, las “voces de clérigos que argumentan de modo sesgado.

De ellos se trata principalmente: de lo que piensan sobre las decisiones en conciencia, sobre el magisterio, la obediencia, la pastoral, etc. A algunos párrocos ni siquiera la baja demanda de parejas homosexuales deseosas de recibir la bendición les impidió exhibirse en los medios. En este sentido, la iniciativa «el amor vence» ha sido una acción clerical y al mismo tiempo imagen de una Iglesia autorreferencial contra la que el Papa Francisco advierte con insistencia”.

Cultura

El Premio de las Academias Pontificias ya tiene galardonados

El Secretario de Estado Pietro Parolin, en nombre del Santo Padre, entregará a los galardonados sus respectivos premios en la sesión que tendrá lugar a principios del próximo año.

David Fernández Alonso·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La edición 2020 del Premio de las Academias Pontificias ha sufrido un inevitable aplazamiento debido a la emergencia de Covid.

A propuesta del Consejo de Coordinación de las Academias Pontificias, el Premio 2020, reservado a la Pontificia Academia Romana de Arqueología y a la Pontificia Academia Cultorum Martyrum, y consistente en la Medalla de Oro del Pontificado, ha sido concedido al Prof. Győző Vörös, Miembro de la Academia de las Artes de Hungría, por su proyecto The Machaerus Archaeological Excavations, ilustrado en tres volúmenes publicados por Edizioni Terra Santa (2013, 2015, 2019).

También a propuesta del Consejo de Coordinación entre Academias Pontificias, se concedió la Medalla de Plata del Pontificado al Dr. Domenico Benoci, por la tesis doctoral inédita «Le Iscrizioni Cristiane dell’Area I di Callisto», discutida en el Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, y al Dr. Gabriele Castiglia, por la monografía editada «Topografia Cristiana della Toscana centro-settentrionale (Città e campagne dal IV al X secolo)», Pontificio Instituto de Arqueología Cristiana, Ciudad del Vaticano 2020.

La sesión de las Academias Pontificias, en la que el Secretario de Estado, en nombre del Santo Padre, entregará a los galardonados sus respectivos premios, se celebrará a principios del próximo año, coincidiendo con la conmemoración del Bicentenario del nacimiento del arqueólogo Giovanni Battista De Rossi, fundador de la moderna arqueología cristiana y Magister del Collegium Cultorum Martyrum.

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Lecturas del domingo

Lecturas de la solemnidad de la Ascensión del Señor

Andrea Mardegan comenta las lecturas de la Ascensión del Señor y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo. 

Andrea Mardegan·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

La narración de la Ascensión en los Hechos comienza con una escena familiar: Jesús está en la mesa con los apóstoles. El autor es Lucas, que en su evangelio siempre relaciona las apariciones de Jesús resucitado con la mesa. Los dos de Emaús le reconocen en la mesa, mientras parte el pan; luego, en el cenáculo, la prueba decisiva para los discípulos está en la porción de pescado asado que come delante de ellos. Y aquí, de nuevo, sentado en la mesa, signo de comunión y de normalidad familiar. Les da unas indicaciones precisas: que permanezcan ahí hasta recibir el bautismo de lo alto. Tratan de ser oportunos, pero no lo consiguen: le preguntan cuándo reconstruirá el reino de Israel, sin darse cuenta de que es una perspectiva que nunca estuvo presente en los tres años pasados, y mucho menos ahora. 

Jesús, pacientemente, pasa el comentario por alto y confía en que el Espíritu Santo los iluminará, pero los orienta: lo que tenéis que hacer es ser mis testigos desde Jerusalén hasta el fin del mundo. Ser testigos parece poco, pero es mucho. El testigo arriesga la vida. Jesús es quien después dará el incremento. 

Cuando desaparece subiendo al cielo, ellos permanecen mirando: los ángeles, aunque expertos en el cielo, no se hacen los espirituales, les dicen que deben estar en las cosas de la tierra, dedicarse a dar testimonio y a llenar el mundo del mensaje de Cristo. ¡No os detengáis mirando al cielo! Regresan a Jerusalén para ser reforzados por el Espíritu Santo. Predicaba Juan Pablo II en una Misa de la Ascensión: “Es indispensable su descenso, es indispensable la intervención interior de su potencia. Vosotros no habéis escuchado con vuestros oídos las palabras de Jesús de Nazaret. No lo habéis seguido por las calles de Galilea y de Judea. No lo habéis visto resucitado después de la resurrección. No lo habéis visto subir al cielo. Sin embargo… debéis ser testigos de Cristo crucificado y resucitado, testigos de aquel que ‘se sienta a la derecha del Padre’…”. 

Con la fuerza del Espíritu Santo podemos cumplir el mandato universal: “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura”. Las promesas en las palabras de Jesús para los que creen están llenas de optimismo: “Estos serán los signos que acompañarán a los que creen: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán lenguas nuevas, tomarán en la mano serpientes y si beben veneno, no les hará daño, impondrán las manos a los enfermos y estos se curarán”

¿No habremos quizá, a lo largo de los siglos, disminuido la magnitud de estas palabras? El más pequeño en el reino de los cielos es más grande que Juan Bautista, decía Jesús. Démonos cuenta, escuchando a Jesús, de la inmensa dignidad de nuestra vocación cristiana. 

La homilía sobre las lecturas de la Ascensión del Señor

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Vaticano

Francisco en la audiencia: «En los tiempos de prueba hay que recordar que no estamos solos»

El Papa ha reflexionado en la audiencia general sobre las dificultades de la oración y los modos de superarlas, ya que "rezar no es algo fácil", pero "Jesús está siempre con nosotros".

David Fernández Alonso·12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha vuelto a encontrar a los fieles en el Patio de san Dámaso, en la audiencia general este miércoles 12 de mayo. Ha podido saludarles desde el pasillo central a una distancia de seguridad. «La oración cristiana», ha dicho, «como toda la vida cristiana, no es “como dar un paseo”. Ninguno de los grandes oradores que encontramos en la Biblia y en la historia de la Iglesia ha tenido una oración “cómoda”. Ciertamente dona una gran paz, pero a través de un combate interior, a veces duro, que puede acompañar también periodos largos de la vida. Rezar no es algo fácil. Cada vez que queremos hacerlo, enseguida nos vienen a la mente muchas otras actividades, que en ese momento parecen más importantes y más urgentes. Casi siempre, después de haber pospuesto la oración, nos damos cuenta de que esas cosas no eran en absoluto esenciales, y que quizá hemos perdido el tiempo. El Enemigo nos engaña así».

«Todos los hombres y las mujeres de Dios mencionan no solamente la alegría de la oración, sino también la molestia y la fatiga que puede causar: en algunos momentos es una dura lucha mantener la fe en los tiempos y en las formas de la oración. Algún santo la ha llevado adelante durante años sin sentir ningún gusto, sin percibir la utilidad. El silencio, la oración, la concentración son ejercicios difíciles, y alguna vez la naturaleza humana se rebela. Preferiríamos estar en cualquier otra parte del mundo, pero no ahí, en ese banco de la iglesia rezando. Quien quiere rezar debe recordar que la fe no es fácil, y alguna vez procede en una oscuridad casi total, sin puntos de referencia».

Los enemigos de la oración

Francisco ha reflexionado sobre las dificultades que nos surgen cuando tratamos de rezar. «El Catecismo enumera una larga serie de enemigos de la oración (cfr nn. 2726-2728). Algunos dudan de que esta pueda alcanzar verdaderamente al Omnipotente: ¿por qué Dios está en silencio? Ante lo inaprensible de lo divino, otros sospechan que la oración sea una mera operación psicológica; algo que quizá es útil, pero no verdadera ni necesaria: se podría incluso ser practicantes sin ser creyentes».

«Los peores enemigos de la oración están dentro de nosotros. El Catecismo los llama así: «desaliento ante la sequedad, tristeza de no entregarnos totalmente al Señor, porque tenemos “muchos bienes” (cf Mc 10, 22), decepción por no ser escuchados según nuestra propia voluntad; herida de nuestro orgullo que se endurece en nuestra indignidad de pecadores, difícil aceptación de la gratuidad de la oración, etc.» (n. 2728). Se trata claramente de una lista resumen, que podría ser ampliada».

Ante la tentación

«¿Qué hacer en el tiempo de la tentación, cuando todo parece vacilar?» Se preguntaba el Papa en san Dámaso. «Si exploramos la historia de la espiritualidad, notamos enseguida cómo los maestros del alma tenían bien clara la situación que hemos descrito. Para superarla, cada uno de ellos ofreció alguna contribución: una palabra de sabiduría, o una sugerencia para afrontar los tiempos llenos de dificultad. No se trata de teorías elaboradas en la mesa, sino consejos nacidos de la experiencia, que muestran la importancia de resistir y de perseverar en la oración».

«Sería interesante repasar al menos algunos de estos consejos, porque cada uno merece ser profundizado. Por ejemplo, los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola son un libro de gran sabiduría, que enseña a poner en orden la propia vida. Hace entender que la vocación cristiana es militancia, es decisión de estar bajo la bandera de Jesucristo y no bajo la del diablo, tratando de hacer el bien también cuando se vuelve difícil».

No estamos solos

El Santo Padre aseguró que no estamos solos en el combate espiritual: «En los tiempos de prueba está bien recordar que no estamos solos, que alguien vela a nuestro lado y nos protege. También San Antonio abad, el fundador del monacato cristiano, en Egipto, afrontó momentos terribles, en los que la oración se transformaba en dura lucha. Su biógrafo San Atanasio, obispo de Alejandría, narra que uno de los peores episodios le sucedió al Santo ermitaño en torno a los treinta y cinco años, mediana edad que para muchos conlleva una crisis. Antonio fue turbado por esa prueba, pero resistió. Cuando finalmente volvió a la serenidad, se dirigió a su Señor con un tono casi de reproche: «¿Dónde estabas? ¿Por qué no viniste enseguida a poner fin a mis sufrimientos?». Y Jesús respondió: «Antonio, yo estaba allí. Pero esperaba verte combatir» (Vida de Antonio, 10)».

«Jesús siempre está con nosotros: si en un momento de ceguera no logramos ver su presencia, lo lograremos en un futuro. Nos sucederá también a nosotros repetir la misma frase que dijo un día el patriarca Jacob: «¡Así pues, está Yahveh en este lugar y yo no lo sabía!» (Gen 28,16). Al final de nuestra vida, mirando hacia atrás, también nosotros podremos decir: “Pensaba que estaba solo, sin embargo no, no lo estaba: Jesús estaba conmigo”.

El chándal de ir a misa

Al vestirnos para la misa podemos preguntarnos "¿podría encontrarme físicamente con el Señor sin pedirle que "esperara" que subo a casa a cambiarme?

12 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hay dos recuerdos similares unidos a mi infancia: en mi casa, además del consabido “equipo” de Domingo de Ramos, mi hermana y yo estrenábamos un vestido hecho por mi abuela (si viviera sería una influencer de la costura) el 15 de agosto, solemnidad de la Asunción y, en nuestra ciudad, de la Virgen de los Reyes. El rito, la liturgia de esa jornada comenzaba por levantarnos de madrugada, en torno a las 6 de la mañana, desayunar poco (luego había invitación) y rápido, ponerse el traje nuevo e ir a ver a la Virgen en su salida procesional en torno a la Catedral. El otro recuerdo, parecido quizás, es aquellas maletas en las que siempre metíamos un traje para la misa dominical, allá donde fuéramos, incluso a aquellos campamentos de granja-escuela en la que de lunes a sábado te los pasabas embarrada y aprendiendo a hacer queso….

Así, de una manera sencilla, imperceptible, aprendí que, para Dios, uno se ponía sus mejores galas por dentro y también por fuera. El corazón preparado, el alma limpia y el vestido acorde con la grandeza del lugar, el momento en el que vamos a tomar parte. Si cada misa es el cenáculo, es la Cruz y es la resurrección, por mi parte, espero que no me pille Dios como si fuera a ir a un patatal.

Es asombroso cómo ayuda lo externo a llegar a la profundidad, lo fútil a la eternidad. Es maravilloso adentrarse en la naturaleza de la liturgia católica y conocer la simbología de los ornamentos litúrgicos, que juegan el papel de esos «signos visibles» que nos ayudan a entrar en la grandeza de aquello a lo que somos llamados.

Despreciar el cuidado externo a expensas de un mal entendido misticismo termina rompiendo la unidad que habría de existir entre nuestro convencimiento, nuestro ser, nuestro actuar y nuestro parecer. Despreciarlo por pereza es, si cabe, más penoso todavía.

Cada día que asistimos a misa podemos recordar que asistimos a algo más que una Audiencia Real, y no es plan, como decía jocosamente una persona conocida, de guardar las galas para cenar con las amigas (o hacerse una foto para Instagram) y aparecer el domingo en la parroquia con el “chándal de ir a misa”, una suerte de pantalones viejos y desgastados, acompañados de una camiseta cedida y zapatillas con manchurrones.

Al igual que en una relación amorosa las alarmas han de saltar cuando uno de los dos empieza a restar importancia a detalles de cuidado en el trato, en las palabras, en los pensamientos… y en la apariencia, de igual modo han da saltar si nos da igual cómo vamos a ver al Señor. No es cuestión de dinero, ni de estilo (aunque éste pueda ser más informal), sino de delicadeza, de preguntarnos «¿podría encontrarme físicamente con el Señor sin pedirle que «esperara» que subo a casa a cambiarme?». Pues ¡bingo!, eso es la misa: encontrarse físicamente con Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

A misa no vamos a ser mirados, ni a descansar, tampoco vamos a escuchar a tal o cual cura… de hecho, ni siquiera se trata de ir a un sitio. La misa, cada una de ellas, es “el cielo en la tierra”, como explica, en esa maravilla de libro La cena del Cordero, el converso Scott Hahn. Si tenemos esta oportunidad de asomarnos a la belleza de lo infinito, ¿de verdad lo vamos a hacer con el corazón y en el “envoltorio” en chándal?

Al fin y al cabo, la Via pulchritudinis no es sólo patrimonio -nunca mejor dicho- de las manifestaciones artísticas, sino que es compartida, en cierto modo, a través de la belleza transmitida a través de cada uno de nosotros, reflejo parco y limitado, pero reflejo, de la belleza De Dios a cuya imagen, no lo olvidemos, hemos sido creados.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

Vaticano

Catequistas: un servicio imprescindible en la Iglesia

La carta apostólica del Papa Francisco en forma de motu proprio “Antiquum ministerium” instituye el ministerio del catequista para toda la Iglesia, una concreción de la vocación laical, con base en el bautismo y de ninguna manera como una clericalización de los fieles laicos.

Ramiro Pellitero·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

La carta apostólica del Papa Francisco en forma de motu proprio “Antiquum ministerium” (firmada el 10-V-2021, memoria de san Juan de Ávila, teólogo y catequista cualificado) instituye el ministerio del catequista para toda la Iglesia. 

En efecto, la tarea de los catequistas ha sido, desde las primeras comunidades cristianas, decisiva para la misión de la Iglesia. Aunque hoy la palabra “catequesis” evoca principalmente la formación de los niños y de los jóvenes, para los Padres de la Iglesia significaba la formación de todos los cristianos en todas las edades y circunstancias de la vida. 

Ahora “la Iglesia ha querido reconocer este servicio como una expresión concreta del carisma personal que ha favorecido grandemente el ejercicio de su misión evangelizadora” (n. 2), teniendo en cuenta las circunstancias actuales: una renovada conciencia de la misión evangelizadora de toda la Iglesia (nueva evangelización), una cultura globalizada y la necesidad de una renovada metodología y creatividad, especialmente en la formación de las nuevas generaciones (cf. n.5).

Si bien la catequesis ha sido desempeñada no solo por laicos, sino también por religiosos y religiosas (por ello quizá sería preferible describirla como un servicio o tarea eclesial), este ministerio del catequista se concibe aquí como algo típica y predominantemente laical. Así señala el documento: “Recibir un ministerio laical como el de catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización” (n. 7).

La tarea y misión de los catequistas

En esta línea se instituye ahora el ministerio de los catequistas. Cabe recordar aquí lo que Francisco señalaba en una carta dirigida al cardenal Ladaria hace unos meses, a propósito de los ministerios no ordenados: “El compromiso de los fieles laicos, que ‘son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios’ (Francisco, Evangelii gaudium, 102), ciertamente no puede ni debe agotarse en el ejercicio de los ministerios no ordenados”.

Al mismo tiempo, y con referencia explícita a la catequesis, sostenía que la institución de estos ministerios puedecontribuir a “iniciar un renovado compromiso en la catequesis y en la celebración de la fe”Se trata de “hacer de Cristo el corazón del mundo”, como pide la misión de la Iglesia, sin encerrarse en las lógicas estériles de los “espacios de poder”. 

En consecuencia, también ahora la institución del “ministerio del catequista” no está destinada a cambiar la condición eclesial de quienes mayoritariamente lo ejercen: siguen siendo fieles laicos. Tampoco el ministerio del catequista o cualquier otro ministerio no ordenado debe considerarse como meta o plenitud de la vocación laical. La vocación laical se sitúa en relación con la santificación de las realidades temporales de la vida ordinaria (cfr. el n. 6 del documento, con referencia al Concilio Vaticano II, constitución Lumen gentium, 31).

Dicho lo anterior, volvemos al principio. La importancia de la catequesis en la Iglesia y en el servicio que esta presta a los cristianos, a sus familias y a la entera sociedad. Pablo VI consideró al Vaticano II como la gran catequesis de los tiempos modernos (cfr. Juan Pablo II, exhortación apostólica Catechesi tradendae, 1979, n. 2). En la asamblea conciliar se subrayó la misión de los catequistas: “En nuestros días, el oficio de los Catequistas tiene una importancia extraordinaria porque resultan escasos los clérigos para evangelizar tantas multitudes y para ejercer el ministerio pastoral” (Ad Gentes, 17).

En la estela del Concilio, la Iglesia redescubre ahora la trascendencia de la figura del catequista, que puede llegar a tomar la forma de una vocación en la Iglesia, apoyada en la realidad de un carisma, y dentro del amplio marco de la vocación laical. Con ello se pone de relieve la complementariedad, dentro de la comunión y de la familia eclesial, entre ministerios y carismas. 

De hecho, para su misión y especialmente en algunos continentes, la Iglesia se apoya diariamente en los muchos catequistas –millones actualmente, según se dijo en la presentación oficial del documento a la prensa– varones y mujeres, en esta tarea suya discreta y abnegada. Así ha sucedido a lo largo de la historia del cristianismo. “También en nuestros días, muchos catequistas capaces y constantes están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe. La larga lista de beatos, santos y mártires catequistas ha marcado la misión de la Iglesia, que merece ser conocida porque constituye una fuente fecunda no sólo para la catequesis, sino para toda la historia de la espiritualidad cristiana” (Antiquum ministerium, 3).

Ahora la Iglesia desea organizarlos más eficazmente para su misión (y este es un motivo más para la institución de esta tarea) y establecerá el rito litúrgico correspondiente, comprometiéndose a prepararlos y formarlos, no solo al principio de su misión, sino toda la vida, puesto que también ellos necesitan, como todo cristiano, una formación permanente. 

La formación catequética 

Los contenidos de la catequesis se ordenan a la “transmisión de la fe”. Esta, como señala el documento que nos ocupa, se desarrolla en sus diversas etapas: “Desde el primer anuncio que introduce al kerygma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo y prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a ‘dar respuesta a todo el que les pida dar razón de su esperanza’ (1 P 3,15)” (n. 6). “El Catequista” –continúa– “es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia. Una identidad que sólo puede desarrollarse con coherencia y responsabilidad mediante la oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad” (Ibid., cfr. Directorio para la catequesis, n. 113). 

No todo catequista habrá de ser instituido mediante este ministerio, sino solamente aquellos que reúnan las condiciones para ser llamados a ello por el obispo. Se trata de un servicio “estable” en la Iglesia local, que habrá de ajustarse a los itinerarios que se establezcan por parte de las conferencias episcopales.

De esta manera se concretan las condiciones de los futuros catequistas instituidos: “Es conveniente que al ministerio instituido de Catequista sean llamados hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis” (n. 8).

Para todo ello el catequista necesita una formación específica, la formación catequética o teológico-pedagógica.

Ahora bien –cabría añadir–, como se comprueba en nuestro tiempo, esta formación catequética es necesaria, en modos diversos, en la Iglesia entera. No solo para los catequistas, sino para todos los fieles católicos, sea cual fuera su condición y vocación, su ministerio y su carisma. Se trata de una formación específica, dentro de la formación teológico-pastoral. Una teología en formato pedagógico, podríamos decir, que requiere un cierto conocimiento de las ciencias humanas (antropología, pedagogía, psicología, sociología, etc.), vistas y valoradas a la luz de la fe. 

Esto afecta también a la enseñanza escolar de la religión. Si bien esta tarea no es “catequesis” en el sentido moderno de la palabra, todo educador cristiano necesita situarse en esta amplia perspectiva catequética, que hoy se inscribe en el marco de la antropología cristiana. 

La renovación de la catequesis, recuerda el documento, ha venido acompañada de importantes documentos de referencia, como son la exhortación Catechesi tradendae (1979), el Catecismo de la Iglesia Católica (1997) y el Directorio para la catequesis (tercera edición de marzo de 2020). Todo ello es “expresión del valor central de la obra catequística que pone en primer plano la instrucción y la formación permanente de los creyentes” (Antiquum ministerium,4).

El ministerio del catequista se concibe, en suma, como una concreción de la vocación laical, con base en el bautismo y de ninguna manera como una clericalización de los fieles laicos. Es un servicio eclesial que viene a consolidar una tarea largamente ejercitada y examinada como tal. Y que requiere, especialmente en nuestro tiempo, una formación cualificada.

España

«La Iglesia tiene respuesta para los problemas reales que están en la calle»

La Conferencia Episcopal Española ha presentado la memoria anual de actividades de la Iglesia Católica, con datos correspondientes al año 2019.

Maria José Atienza·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Mons. Luis Argüello, Secretario General de la Conferencia Episcopal Española y Ester Martín, Directora de la Oficina de Transparencia de la CEE han sido los encargados de presentar esta memoria de actividades de la Iglesia. Una presentación que constituye, en palabra de Mons. Argüello un ejercicio de «deber y agradecimiento» a la sociedad y a quienes hacen posible la labor de la Iglesia en todos los campos recogidos en esta Memoria.

«Los rostros dan sentido a los números»

Mons. Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid y Secretario General de la CEE, ha puesto el acento en el esfuerzo que la Memoria de Actividades de la Iglesia hace para «poner rostros» a los datos que se recogen, con el objetivo de poner el acento en los millones de personas que hacen posible y se benefician de esta actividad de la Iglesia tanto sacramental, como pastoral, caritativa o asistencial.

El Secretario General de la Conferencia episcopal Española ha querido subrayar que la pandemia hace ver estos datos con un «color característico. Se valora más la labor de la Iglesia en tantas personas y campos de la sociedad».

Ester Martín, directora de la Oficina de Transparencia de la CEE, ha explicado una de las principales novedades que incluye la Memoria de este año y es que, a la hora de pedir los datos a las 69 diócesis españolas y castrense «se ha solicitado la declaración de impuestos sobre sociedades» y ha resaltado el avance que, en toda la Iglesia española, se está realizando en materia de transparencia y auditoría de las cuentas.

Martín ha incidido en la continua mejora de este resumen de la actividad eclesial que recoge este año más de 100.000 datos que suponen un notable esfuerzo de análisis y tratamiento.

«Sólo en educación el ahorro de los colegios católicos al Estado multiplica por diez todo lo recibido a través de la «x» de la Renta»

Ester MartínDirectora de la Oficina de Transparencia de la CEE.

La directora de la Oficina de Transparencia ha puesto el acento en que lo que nos hacen ver estos datos es cómo «la Iglesia está presente en los problemas y carencias de nuestra sociedad: la soledad de los ancianos la ayuda a matrimonios con problemas, la atención a mujeres víctimas de violencia, menores o personas sin empleo… La Iglesia tiene una respuesta para estos problemas reales que están en la calle».

Asimismo, Martín ha subrayado la labor de eficiencia económica que se realiza en la Iglesia española, especialmente en los últimos años: «Sólo en educación», ha afirmado «el ahorro de los colegios católicos al Estado multiplica por diez todo lo recibido a través de la «x» de la Renta».

Ester Martín ha querido, además, señalar algunos de los campos en los que la labor de la Iglesia ha realizado un mayor esfuerzo en 2019, entre los que destacan la asistencia a personas inmigrantes, los centros de protección a la mujer, o los centros para mitigar la pobreza y de promoción laboral.

De hecho, los datos muestran que, en los últimos 9 años, han aumentado en un 71,69% los centros asistenciales de la Iglesia y cómo, en el último ejercicio conocido, el de 2019 el gasto destinado en las diócesis españolas a la labor asistencial se incrementó en 9 millones de euros.

4 millones de personas atendidas asistencialmente

No en vano, la Memoria recoge cifras realmente significativas, teniendo en cuenta que son anteriores a la pandemia de Covid19. En el apartado de beneficiarios de centros sociales y asistencias de la Iglesia en España, más de 4 millones de personas fueron atendidas en 2019. Aquí se cuentan, por ejemplo, los centros para mitigar la pobreza, de asesoría jurídica, de defensa de la vida o de promoción a la mujer a los que se ha referido en la rueda de prensa la directora de la Oficina de Transparencia.

Uno de los datos curiosos que recoge la Memoria es el de los 9 millones de personas que acuden regularmente a Misa si bien, el porcentaje de recepción de sacramentos como el Matrimonio o el Bautizo sigue descendiendo en nuestro país.

Los datos de la Renta

La parte económica de esta Memoria está vinculada a la actividad económica de 2019 y recoge los datos de la asignación tributaria registrados a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta de 2020.

DATO

301.208.649€

Recibió la Iglesia católica en España a través de la asignación tributaria de 2019

En lo correspondiente a la renta de 2019, los contribuyentes asignaron a la Iglesia 301.208.649€ lo que supone un incremento de 16.092.852€ en relación a lo que destinaron en 2018. De este montante, el 70%, unos 206 millones de euros, se repartió entre las distintas diócesis españolas para su sostenimiento.

España

Mons. Joseba Segura es el nuevo obispo de Bilbao

El hasta ahora obispo auxiliar de la diócesis vizcaína ha ejercido como administrador diocesano tras la toma de posesión de Mons. Iceta como Arzobispo de Burgos, el pasado mes de diciembre.

Maria José Atienza·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

A mediodía de hoy se ha hecho público el nombramiento de Mons. Joseba Segura Etxezarraga como obispo de Bilbao. Mons. Segura es en la actualidad obispo auxiliar y administrador diocesano de esta misma diócesis que estaba vacante tras el traslado de Mons. Mario Iceta a Burgos, sede de la que tomó posesión el 5 de diciembre de 2020.

En su primer saludo a la Diócesis como obispo titular, Mons. Segura ha mostrado el deseo de que este nombramiento sea una buena noticia «para esta comunidad de fe a la que siempre he pertenecido y que ahora me recibe como obispo”. El Obispo de Bilbao se ha referido además a la situación actual de nuestra sociedad que plantea «desafíos cada vez más exigentes» a la Iglesia.

Obispo auxiliar de Bilbao desde 2019

Mons. Joseba Segura, de 63 años, nació en Bilbao el 10 de mayo de 1958. Ingresó en el seminario de Bilbao a los 17 años. Fue ordenado sacerdote el 4 de enero de 1985. Es licenciado en Psicología (1983) y doctor en Teología (1989) por la Universidad de Deusto. Entre 1992 y 1996 realizó un Máster en Economía en el Boston College de Estados Unidos.

Su ministerio sacerdotal lo desarrolló en la diócesis de Bilbao, aunque entre 2006 y 2017 estuvo en Ecuador, trabajando pastoralmente en Quito y como miembro de Cáritas nacional de Ecuador. 

El 12 de febrero de 2019 se hace público su nombramiento como obispo auxiliar de Bilbao y el 6 de abril del mismo año fue ordenado obispo. Desde el 6 de diciembre de 2020 es también administrador diocesano.

En la Conferencia Episcopal Española es miembro del Consejo de Economía desde marzo de 2020. También pertenece a la Comisión Episcopal para las Misiones y Cooperación con las Iglesias desde noviembre de 2019

Vaticano

El Papa instituye el ministerio de catequista: «Fidelidad al pasado y responsabilidad por el presente»

El Papa Francisco instituye a través del nuevo "motu proprio" Antiquum ministerium el ministerio laical de catequista. Un ministerio que “posee fuerte valor vocacional” y que “requiere el debido discernimiento por parte del Obispo y que se evidencia con el Rito de Institución.

Giovanni Tridente·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Una nueva pieza se añade al espíritu general de despertar en la Iglesia «el entusiasmo personal de cada bautizado». Tras el «motu proprio» con el que hace apenas cuatro meses el Papa Francisco abría también a las mujeres, en virtud de su bautismo, la posibilidad de acceder a los ministerios del lectorado y del acolitado -modificando el canon 230 del Código de Derecho Canónico con la carta Spiritus Domini del 10 de enero de 2021-, hoy instituye el «ministerio laical de catequista» con la Carta Apostólica Antiquum ministerium.

Como se desprende del propio título, es algo reconocido en la Iglesia desde los primeros tiempos. Un camino que hoy llega a su madurez dada la urgencia «por la renovada conciencia de la evangelización en el mundo contemporáneo», que el Santo Padre ya había destacado oportunamente en su «documento programático» Evangelii gaudium en 2013.

Implicar a los laicos

Leyendo el nuevo «motu proprio» se vislumbra un despliegue de razones que han conducido a la decisión del Pontífice, que evidentemente encuentran una sólida base de discusión y motivación en el Concilio Vaticano II, que en no pocos documentos había pedido la participación directa de los laicos «según las diversas formas en que puede expresarse su carisma».

Obviamente, le correspondió a Pablo VI comenzar a sedimentar esta conciencia en la Iglesia del último medio siglo, como explica el Papa Francisco en su documento, sabiendo perfectamente que toda esta implicación de los laicos está orientada a imprimir «mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización» (Antiquum ministerium, 7).

Fuerte valor vocacional

Hoy el Papa Francisco imparte a este ministerio histórico, aunque nunca formalizado hasta ahora a través de un Rito de Institución -que será publicado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos- un «fuerte valor vocacional», dejando a los Obispos el debido discernimiento sobre a quién asignar este servicio que, en cuyo caso, pasa a ser estable.

Hay un pasaje de la Carta Apostólica que sugiere que en el trasfondo de esta decisión podría haber estado -quizá incluso un poco inconscientemente- la reciente experiencia del Sínodo sobre la Amazonia, en particular cuando destaca, en el n. 3, esa multitud de hombres y mujeres que «animados por una gran fe y auténticos testigos de santidad» a lo largo de los años han fundado Iglesias, «y llegaron incluso a dar su vida», o que todavía en nuestros días «están al frente de comunidades en diversas regiones», llevando a cabo «una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe».

También se puede entender mejor, de este modo, el enfoque con el que el Papa Francisco decidió llegar a esta institución: «fidelidad al pasado y responsabilidad por el presente» (n. 5), con la única intención de reavivar la misión de la Iglesia en el mundo, pudiendo contar con testigos creíbles, activos y disponibles en la vida de la comunidad y adecuadamente formados.

Custodio de la memoria de Dios

Ya a los pocos meses de su toma de posesión el Papa Francisco había ofrecido un retrato del catequista, en la Misa celebrada con motivo de la Jornada de los Catequistas en el Año de la Fe (29 de septiembre de 2013): el catequista «es el que custodia y alimenta la memoria de Dios; la custodia en sí mismo y sabe despertarla en los demás».

Una actitud que «compromete toda la vida», que sólo puede funcionar a través de una relación vital con Dios y el prójimo: «si es hombre de caridad, de amor, que ve a todos como hermanos; si es hombre de «hypomoné«, de paciencia, de perseverancia, que sabe hacer frente a las dificultades, las pruebas y los fracasos, con serenidad y esperanza en el Señor; si es hombre amable, capaz de comprensión y misericordia».

Sembradores de esperanza y alegría

En el Jubileo de los Catequistas, en el Año Extraordinario de la Misericordia, el 25 de septiembre de 2016, el Papa había hablado de los sembradores de la esperanza y la alegría, con visión amplia, aprendiendo a mirar más allá de los problemas, siempre en cercanía con el prójimo: «ante los muchos Lázaros que vemos, estamos llamados a inquietarnos, a buscar caminos para encontrar y ayudar, sin delegar siempre en otros.»

La importancia del primer anuncio

En 2018, en un videomensaje dirigido a los participantes en la Conferencia Internacional de Catequistas promovida por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, el Pontífice destacó la importancia del «primer anuncio» que hace hoy un catequista en un «contexto de indiferencia religiosa», que aunque sea de forma inconsciente puede llegar «a tocar el corazón y la mente de muchas personas que están a la espera de encontrar a Cristo.»

Esto significa que la catequesis no debe entenderse como una lección, sino como «la comunicación de una experiencia y el testimonio de una fe que enciende los corazones» porque encuentra su savia en la liturgia y los sacramentos.

Vanguardia de la Iglesia

La última ocasión en la que el Papa se refirió a los catequistas fue el pasado 30 de enero, en la Audiencia concedida en la Sala Clementina a los participantes en un encuentro promovido por la Oficina Nacional de Catequesis de la Conferencia Episcopal Italiana. Aquí habló de la catequesis como «la vanguardia de la Iglesia», que desempeñan «la tarea de leer los signos de los tiempos y de acoger los desafíos presentes y futuros», aprendiendo a escuchar las preguntas, las fragilidades y las incertidumbres de la gente, siempre en una dimensión comunitaria.

Y el hecho de que hoy el ministerio de catequista se haya convertido en algo estable y formalmente instituido, con el acompañamiento de los pastores y a través de un proceso formativo, va precisamente en la dirección de reavivar el entusiasmo apostólico en las pequeñas y grandes comunidades.

Documentos

Carta Apostólica del Papa Francisco Antiquum ministerium

El Papa Francisco ha instituido por medio de esta carta el ministerio laical de catequista. Un ministerio que "posee fuerte valor vocacional" y que "requiere el debido discernimiento por parte del Obispo y que se evidencia con el Rito de Institución.

David Fernández Alonso·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 9 minutos

CARTA APOSTÓLICA
EN FORMA DE «MOTU PROPRIO» DEL SUMO PONTÍFICE FRANCISCO 

Antiquum ministerium

CON LA QUE SE INSTITUYE EL MINISTERIO DE CATEQUISTA

1. El ministerio de Catequista en la Iglesia es muy antiguo. Entre los teólogos es opinión común que los primeros ejemplos se encuentran ya en los escritos del Nuevo Testamento. El servicio de la enseñanza encuentra su primera forma germinal en los “maestros”, a los que el Apóstol hace referencia al escribir a la comunidad de Corinto: «Dios dispuso a cada uno en la Iglesia así: en primer lugar están los apóstoles; en segundo lugar, los profetas, y en tercer lugar, los maestros; enseguida vienen los que tienen el poder de hacer milagros, luego los carismas de curación de enfermedades, de asistencia a los necesitados, de gobierno y de hablar un lenguaje misterioso. ¿Acaso son todos apóstoles?, ¿o todos profetas?, ¿o todos maestros?, ¿o todos pueden hacer milagros?, ¿o tienen todos el carisma de curar enfermedades?, ¿o hablan todos un lenguaje misterioso?, ¿o todos interpretan esos lenguajes? Prefieran los carismas más valiosos. Es más, les quiero mostrar un carisma excepcional» (1 Co 12,28-31).

El mismo Lucas al comienzo de su Evangelio afirma: «También yo, ilustre Teófilo, investigué todo con cuidado desde sus orígenes y me pareció bien escribirte este relato ordenado, para que conozcas la solidez de las enseñanzas en que fuiste instruido» (1,3-4). El evangelista parece ser muy consciente de que con sus escritos está proporcionando una forma específica de enseñanza que permite dar solidez y fuerza a cuantos ya han recibido el Bautismo. El apóstol Pablo vuelve a tratar el tema cuando recomienda a los Gálatas: «El que recibe instrucción en la Palabra comparta todos los bienes con su catequista» (6,6). El texto, como se constata, añade una peculiaridad fundamental: la comunión de vida como una característica de la fecundidad de la verdadera catequesis recibida.

2. Desde sus orígenes, la comunidad cristiana ha experimentado una amplia forma de ministerialidad que se ha concretado en el servicio de hombres y mujeres que, obedientes a la acción del Espíritu Santo, han dedicado su vida a la edificación de la Iglesia. Los carismas, que el Espíritu nunca ha dejado de infundir en los bautizados, encontraron en algunos momentos una forma visible y tangible de servicio directo a la comunidad cristiana en múltiples expresiones, hasta el punto de ser reconocidos como una diaconía indispensable para la comunidad. El apóstol Pablo se hace intérprete autorizado de esto cuando atestigua: «Existen diversos carismas, pero el Espíritu es el mismo. Existen diversos servicios, pero el Señor es el mismo. Existen diversas funciones, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos. A cada uno, Dios le concede la manifestación del Espíritu en beneficio de todos. A uno, por medio del Espíritu, Dios le concede hablar con sabiduría, y a otro, según el mismo Espíritu, hablar con inteligencia. A uno, Dios le concede, por el mismo Espíritu, la fe, y a otro, por el único Espíritu, el carisma de sanar enfermedades. Y a otros hacer milagros, o la profecía, o el discernimiento de espíritus, o hablar un lenguaje misterioso, o interpretar esos lenguajes. Todo esto lo realiza el mismo y único Espíritu, quien distribuye a cada uno sus dones como él quiere» (1 Co 12,4-11).

Por lo tanto, dentro de la gran tradición carismática del Nuevo Testamento, es posible reconocer la presencia activa de bautizados que ejercieron el ministerio de transmitir de forma más orgánica, permanente y vinculada a las diferentes circunstancias de la vida, la enseñanza de los apóstoles y los evangelistas (cf. CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Dei Verbum, 8). La Iglesia ha querido reconocer este servicio como una expresión concreta del carisma personal que ha favorecido grandemente el ejercicio de su misión evangelizadora. Una mirada a la vida de las primeras comunidades cristianas que se comprometieron en la difusión y el desarrollo del Evangelio, también hoy insta a la Iglesia a comprender cuáles puedan ser las nuevas expresiones con las que continúe siendo fiel a la Palabra del Señor para hacer llegar su Evangelio a toda criatura.

3. Toda la historia de la evangelización de estos dos milenios muestra con gran evidencia lo eficaz que ha sido la misión de los catequistas. Obispos, sacerdotes y diáconos, junto con tantos consagrados, hombres y mujeres, dedicaron su vida a la enseñanza catequética a fin de que la fe fuese un apoyo válido para la existencia personal de cada ser humano. Algunos, además, reunieron en torno a sí a otros hermanos y hermanas que, compartiendo el mismo carisma, constituyeron Órdenes religiosas dedicadas completamente al servicio de la catequesis.

No se puede olvidar a los innumerables laicos y laicas que han participado directamente en la difusión del Evangelio a través de la enseñanza catequística. Hombres y mujeres animados por una gran fe y auténticos testigos de santidad que, en algunos casos, fueron además fundadores de Iglesias y llegaron incluso a dar su vida. También en nuestros días, muchos catequistas capaces y constantes están al frente de comunidades en diversas regiones y desempeñan una misión insustituible en la transmisión y profundización de la fe. La larga lista de beatos, santos y mártires catequistas ha marcado la misión de la Iglesia, que merece ser conocida porque constituye una fuente fecunda no sólo para la catequesis, sino para toda la historia de la espiritualidad cristiana.

4. A partir del Concilio Ecuménico Vaticano II, la Iglesia ha percibido con renovada conciencia la importancia del compromiso del laicado en la obra de la evangelización. Los Padres conciliares subrayaron repetidamente cuán necesaria es la implicación directa de los fieles laicos, según las diversas formas en que puede expresarse su carisma, para la “plantatio Ecclesiae” y el desarrollo de la comunidad cristiana. «Digna de alabanza es también esa legión tan benemérita de la obra de las misiones entre los gentiles, es decir, los catequistas, hombres y mujeres, que llenos de espíritu apostólico, prestan con grandes sacrificios una ayuda singular y enteramente necesaria para la propagación de la fe y de la Iglesia. En nuestros días, el oficio de los Catequistas tiene una importancia extraordinaria porque resultan escasos los clérigos para evangelizar tantas multitudes y para ejercer el ministerio pastoral» (CONC. ECUM. VAT. II, Decr. Ad gentes, 17).

Junto a la rica enseñanza conciliar, es necesario referirse al constante interés de los Sumos Pontífices, del Sínodo de los Obispos, de las Conferencias Episcopales y de los distintos Pastores que en el transcurso de estas décadas han impulsado una notable renovación de la catequesis. El Catecismo de la Iglesia Católica, la Exhortación apostólica Catechesi tradendae, el Directorio Catequístico General, el Directorio General para la Catequesis, el reciente Directorio para la Catequesis, así como tantos Catecismos nacionales, regionales y diocesanos, son expresión del valor central de la obra catequística que pone en primer plano la instrucción y la formación permanente de los creyentes.

5. Sin ningún menoscabo a la misión propia del Obispo, que es la de ser el primer catequista en su Diócesis junto al presbiterio, con el que comparte la misma cura pastoral, y a la particular responsabilidad de los padres respecto a la formación cristiana de sus hijos (cf. CIC c. 774 §2; CCEO c. 618), es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis (cf. CIC c. 225; CCEO cc. 401. 406). En nuestros días, esta presencia es aún más urgente debido a la renovada conciencia de la evangelización en el mundo contemporáneo (cf. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 163-168), y a la imposición de una cultura globalizada (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 100. 138), que reclama un auténtico encuentro con las jóvenes generaciones, sin olvidar la exigencia de metodologías e instrumentos creativos que hagan coherente el anuncio del Evangelio con la transformación misionera que la Iglesia ha emprendido. Fidelidad al pasado y responsabilidad por el presente son las condiciones indispensables para que la Iglesia pueda llevar a cabo su misión en el mundo.

Despertar el entusiasmo personal de cada bautizado y reavivar la conciencia de estar llamado a realizar la propia misión en la comunidad, requiere escuchar la voz del Espíritu que nunca deja de estar presente de manera fecunda (cf. CIC c. 774 §1; CCEO c. 617). El Espíritu llama también hoy a hombres y mujeres para que salgan al encuentro de todos los que esperan conocer la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana. Es tarea de los Pastores apoyar este itinerario y enriquecer la vida de la comunidad cristiana con el reconocimiento de ministerios laicales capaces de contribuir a la transformación de la sociedad mediante «la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico» (Evangelii gaudium, 102).

6. El apostolado laical posee un valor secular indiscutible, que pide «tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios» (CONC. ECUM. VAT. II, Const. dogm. Lumen gentium, 31). Su vida cotidiana está entrelazada con vínculos y relaciones familiares y sociales que permiten verificar hasta qué punto «están especialmente llamados a hacer presente y operante a la Iglesia en aquellos lugares y circunstancias en que sólo puede llegar a ser sal de la tierra a través de ellos» (Lumen gentium, 33). Sin embargo, es bueno recordar que además de este apostolado «los laicos también pueden ser llamados de diversos modos a una colaboración más inmediata con el apostolado de la Jerarquía, al igual que aquellos hombres y mujeres que ayudaban al apóstol Pablo en la evangelización, trabajando mucho por el Señor» (Lumen gentium, 33).

La particular función desempeñada por el Catequista, en todo caso, se especifica dentro de otros servicios presentes en la comunidad cristiana. El Catequista, en efecto, está llamado en primer lugar a manifestar su competencia en el servicio pastoral de la transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas: desde el primer anuncio que introduce al kerygma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la nueva vida en Cristo y prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana, hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto a «dar respuesta a todo el que les pida dar razón de su esperanza» (1 P 3,15). El Catequista es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia. Una identidad que sólo puede desarrollarse con coherencia y responsabilidad mediante la oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad (cf. PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Directorio para la Catequesis, 113).

7. Con clarividencia, san Pablo VI promulgó la Carta apostólica Ministeria quaedam con la intención no sólo de adaptar los ministerios de Lector y de Acólito al nuevo momento histórico (cf. Carta ap. Spiritus Domini), sino también para instar a las Conferencias Episcopales a ser promotoras de otros ministerios, incluido el de Catequista: «Además de los ministerios comunes a toda la Iglesia Latina, nada impide que las Conferencias Episcopales pidan a la Sede Apostólica la institución de otros que por razones particulares crean necesarios o muy útiles en la propia región. Entre estos están, por ejemplo, el oficio de Ostiario, de Exorcista y de Catequista». La misma apremiante invitación reapareció en la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi cuando, pidiendo saber leer las exigencias actuales de la comunidad cristiana en fiel continuidad con los orígenes, exhortaba a encontrar nuevas formas ministeriales para una pastoral renovada: «Tales ministerios, nuevos en apariencia pero muy vinculados a experiencias vividas por la Iglesia a lo largo de su existencia —por ejemplo, el de catequista […]—, son preciosos para la implantación, la vida y el crecimiento de la Iglesia y para su capacidad de irradiarse en torno a ella y hacia los que están lejos» (SAN PABLO VI, Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 73).

No se puede negar, por tanto, que «ha crecido la conciencia de la identidad y la misión del laico en la Iglesia. Se cuenta con un numeroso laicado, aunque no suficiente, con arraigado sentido de comunidad y una gran fidelidad en el compromiso de la caridad, la catequesis, la celebración de la fe» (Evangelii gaudium, 102). De ello se deduce que recibir un ministerio laical como el de Catequista da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado, que en todo caso debe llevarse a cabo de forma plenamente secular sin caer en ninguna expresión de clericalización.

8. Este ministerio posee un fuerte valor vocacional que requiere el debido discernimiento por parte del Obispo y que se evidencia con el Rito de Institución. En efecto, éste es un servicio estable que se presta a la Iglesia local según las necesidades pastorales identificadas por el Ordinario del lugar, pero realizado de manera laical como lo exige la naturaleza misma del ministerio. Es conveniente que al ministerio instituido de Catequista sean llamados hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana, que participen activamente en la vida de la comunidad cristiana, que puedan ser acogedores, generosos y vivan en comunión fraterna, que reciban la debida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica para ser comunicadores atentos de la verdad de la fe, y que hayan adquirido ya una experiencia previa de catequesis (cf. CONC. ECUM. VAT. II, Decr. Christus Dominus, 14; CIC c. 231 §1; CCEO c. 409 §1). Se requiere que sean fieles colaboradores de los sacerdotes y los diáconos, dispuestos a ejercer el ministerio donde sea necesario, y animados por un verdadero entusiasmo apostólico.

En consecuencia, después de haber ponderado cada aspecto, en virtud de la autoridad apostólica

instituyo
el ministerio laical de Catequista

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se encargará en breve de publicar el Rito de Institución del ministerio laical de Catequista.

9. Invito, pues, a las Conferencias Episcopales a hacer efectivo el ministerio de Catequista, estableciendo el necesario itinerario de formación y los criterios normativos para acceder a él, encontrando las formas más coherentes para el servicio que ellos estarán llamados a realizar en conformidad con lo expresado en esta Carta apostólica.

10. Los Sínodos de las Iglesias Orientales o las Asambleas de los Jerarcas podrán acoger lo aquí establecido para sus respectivas Iglesias sui iuris, en base al propio derecho particular.

11. Los Pastores no dejen de hacer propia la exhortación de los Padres conciliares cuando recordaban: «Saben que no han sido instituidos por Cristo para asumir por sí solos toda la misión salvífica de la Iglesia en el mundo, sino que su eminente función consiste en apacentar a los fieles y reconocer sus servicios y carismas de tal suerte que todos, a su modo, cooperen unánimemente en la obra común» (Lumen gentium, 30). Que el discernimiento de los dones que el Espíritu Santo nunca deja de conceder a su Iglesia sea para ellos el apoyo necesario a fin de hacer efectivo el ministerio de Catequista para el crecimiento de la propia comunidad.

Lo establecido con esta Carta apostólica en forma de “Motu Proprio”, ordeno que tenga vigencia de manera firme y estable, no obstante cualquier disposición contraria, aunque sea digna de particular mención, y que sea promulgada mediante su publicación en L’Osservatore Romano, entrando en vigor el mismo día, y sucesivamente se publique en el comentario oficial de las Acta Apostolicae Sedis.

Dado en Roma, junto a San Juan de Letrán, el día 10 de mayo del año 2021, Memoria litúrgica de san Juan de Ávila, presbítero y doctor de la Iglesia, noveno de mi pontificado.

FRANCISCO

España

«Limitar el ejercicio del periodismo es limitar el ejercicio de la libertad»

Los obispos han querido recordar a reporteros que "han entregado sus vidas" al cumplir con su misión señalando que "dieron su vida por nuestra libertad" en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Maria José Atienza·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

Los obispos españoles miembros de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales han hecho público su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se celebrará en nuestro país el próximo 16 de mayo.

En su mensaje, los prelados han querido agradecer el servicio de los comunicadores «imprescindible para el desarrollo de las personas y de las sociedades libres».

Un mensaje en el que no ha querido olvidar el servicio de profesionales de la comunicación fallecidos al realizar este servicio, en un recuerdo a los periodistas David Beriáin y Roberto Fraile, asesinados hace pocos días en el ejercicio de su profesión.

Comunicación para la dignidad de las personas

En el mensaje, los obispos han destacado la necesidad de «renovar el esfuerzo de conocer la realidad de primera mano», en este sentido, han querido subrayar cómo «en la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona. Por eso, es preciso hacer visible las noticias con rostro, especialmente aquellas que ponen en valor la dignidad de la persona, como gestos de solidaridad que hemos conocido en medio de la dureza de esta crisis sanitaria».

El peligro de los «señalamientos políticos»

Hechos recientes, como el señalamiento a los periodistas desde algunas personalidades de la política en España no han pasado desapercibidos en este Mensaje. De hecho, los obispos señalan dos peligros para la libertad de información y el acceso a la realidad verdadera de los ciudadanos: las Por un lado, las «noticias falsas que se difunden sobre todo en las redes sociales, ha querido ser contrarrestado con una proclamación de verdades oficiales desde instituciones públicas» y, relacionado con esta «verdad construida» el «el señalamiento desde posiciones políticas de periodistas y de medios de comunicación, o la prohibición para la cobertura informativa de los actos políticos». En esta línea, en su mensaje, los obispos recuerdan que «limitar el ejercicio del periodismo o señalarlo es limitar y señalar el ejercicio de la libertad».

Por último, los prelados no han querido olvidar las dificultades con las que se enfrentan los profesionales de la comunicación a causa del >»ritmo frenético de la actualidad y la exigua calidad de algunas fuentes de información». Un peligro frente al que instan a » verificar las fuentes, contrastar las informaciones, corregir los errores, rectificar las informaciones». Los obispos han querido, además, animar a todos los comunicadores en estos momentos de dificultad para el ejercicio de una labor imprescindible.  Al mismo tiempo, invitamos a las empresas informativas a poner el acceso a la verdad por encima de otros intereses legítimos, pues su primera y gran responsabilidad es con la verdad y con la sociedad».

Texto completo del Mensaje

El esfuerzo por encontrar y contar la verdad

La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que celebramos cada año en el día de la Ascensión del Señor es un buen momento para mirar el mundo de la comunicación desde la óptica del tiempo en que vivimos. Miramos este servicio con agradecimiento profundo. La comunicación es imprescindible para el desarrollo de las personas y de las sociedades libres. Como apunta el Evangelio, pensamos que sin verdad no es posible la libertad (Cfr. Jn 8,32), y sin libertad no es posible la convivencia digna. La comunicación nos ayuda a conocer la realidad y el entorno en el que vivimos, a formar criterio sobre las corrientes sociales y culturales, a desarrollar las dimensiones lúdicas y solidarias de la persona. Todo ello es necesario para el desarrollo vital de un pueblo.

Muchas personas trabajan para hacer posible este servicio. Comunicadores, reporteros, locutores, técnicos, periodistas, y tantos otros profesionales de la comunicación, entregan buena parte de su tiempo con profesionalidad y rigor para servir en la sociedad. A veces este servicio tiene su origen en una vocación personal, una llamada recibida para contribuir al bien común. En ocasiones, vemos con tristeza que la búsqueda de intereses personales ajenos al bien común ha atacado esta libertad con violencia verbal o incluso física. Algunos periodistas, también recientemente, han entregado sus vidas al cumplir con su misión. Vaya ahora para ellos nuestro reconocimiento, agradecimiento y oración. Dieron su vida por nuestra libertad.

En su mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que se hizo público en la fiesta de S. Francisco de Sales, el Papa Francisco anima a los periodistas a renovar su empeño e ilusión por esta profesión. Con el lema «Ven y lo verás» (Jn 1,46). Comunicar encontrando a las personas donde están y como son, el Papa anima a “ponerse en marcha, ir a ver, estar con las personas, escucharlas, recoger las sugestiones de la realidad, que siempre nos sorprenderá en cualquier aspecto”.

Precisamente en este tiempo, en medio de las dificultades que ha traído a todos la pandemia del Covid-19, es necesario para los periodistas renovar el esfuerzo de conocer la realidad de primera mano. Pedimos que no se caiga en la tentación de un periodismo de redacción, de mesa y ordenador, un periodismo sin salir a la calle, sin el encuentro personal con la noticia y con sus protagonistas. En la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona. Por eso, es preciso hacer visible las noticias con rostro, especialmente aquellas que ponen en valor la dignidad de la persona, como gestos de solidaridad que hemos conocido en medio de la dureza de esta crisis sanitaria. Algunos valores se pueden aprender sólo desde el testimonio de quienes lo viven narrados por la comunicación.

Somos conscientes de que este servicio a la sociedad está acechado por múltiples peligros. El caos que ocasionan las noticias falsas que se difunden sobre todo en las redes sociales, ha querido ser contrarrestado con una proclamación de verdades oficiales desde instituciones públicas. En realidad, esta idea incrementa los riesgos contra la verdad y ofrece un panorama bastante cercano al que describieron algunas novelas distópicas de inquietante actualidad. No es menor el riesgo que supone a la libertad el señalamiento desde posiciones políticas de periodistas y de medios de comunicación, o la prohibición para la cobertura informativa de los actos políticos. Limitar el ejercicio del periodismo o señalarlo es limitar y señalar el ejercicio de la libertad.

Otro riesgo de la profesión es el que provoca el ritmo frenético de la actualidad y la exigua calidad de algunas fuentes de información que pueden arrinconar los principios esenciales de la profesión. Sin embargo, también en este tiempo difícil es preciso, quizá más que nunca, verificar las fuentes, contrastar las informaciones, corregir los errores, rectificar las informaciones.

Se puede afirmar con convicción que la verdad implica un esfuerzo grande para encontrarla y un esfuerzo mayor para ofrecerla. Pero, como dice el Papa Francisco, no podemos perder de vista que el trabajo del periodista es “útil y valioso sólo si nos empuja a ir y a ver la realidad que de otra manera no sabríamos, si pone en red conocimientos que de otro modo no circularían, si permite encuentros que de otra forma no se producirían”. Los profesionales de la comunicación deben ser, con su trabajo, generadores de espacios de encuentro con la verdad de las personas y de los acontecimientos.

Por todo ello, los obispos miembros de esta Comisión para las Comunicaciones Sociales, queremos animar a todos los comunicadores en estos momentos de dificultad para el ejercicio de una labor imprescindible.  Al mismo tiempo, invitamos a las empresas informativas a poner el acceso a la verdad por encima de otros intereses legítimos, pues su primera y gran responsabilidad es con la verdad y con la sociedad. Por último, todos los que nos beneficiamos de esta labor, somos también corresponsables con la verdad, sobre todo en el ambiente de las redes sociales y en la difusión de noticias verdaderas que ayuden a la mejora de nuestra sociedad.

Que la Virgen María, madre de Jesucristo, al que conocemos como la Verdad ayude a todos los profesionales en el ejercicio de una misión digna y honesta para el bien de la sociedad.

Mons. José Manuel Lorca, obispo de Cartagena y presidente de la CECS

Mons. Salvador Giménez, obispo de Lleida

Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián

Mons. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca

Mons. Antonio Gómez Cantero, obispo coadjutor de Almería

Mons. Francisco José Prieto, obispo auxiliar de Santiago de Compostela

Mons. Joan Piris, obispo emérito de Lleida

La educación, un derecho de hijos, de padres… de la sociedad

No hay que olvidar que la sociedad es la que debe movilizarse para defender sus derechos: en las calles, en los bares y en las urnas.

11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Las pasadas elecciones en la Comunidad de Madrid han removido las aguas políticas de nuestro país. Y, por supuesto, enseguida han surgido los más variados análisis para explicar lo que ha pasado. Querría añadir alguna clave en lo que respecta a la educación, que en mi opinión, ha tenido mucho que ver.

En la misma noche de la victoria electoral, en medio de la euforia, a la presidenta Ayuso no se le olvidó recordar a los padres de la educación especial y, en general, acordarse de la libertad de las familias para poder escoger el centro que quisieran para sus hijos. Y en estos días hemos podido leer en la prensa como ‘Isabel Díaz Ayuso convertirá Madrid en el epicentro de la rebelión contra la Ley Celaá’ y noticias similares.

En los días de la campaña cuando leía el slogan ‘Libertad’ no podía menos que acordarme del grito de los ciudadanos en las dos grandes manifestaciones organizadas por la plataforma ‘Más Plurales’ precisamente ante la inminente aprobación de la Ley Celaá en el momento más duro de la pandemia. Y no era casualidad la coincidencia.

Algunos dicen que Díaz Ayuso tiene olfato para ver qué se mueve en la calle y sintonizar con ello. Sin duda esta acción lo demuestra. Porque la campaña contra la ley Celaá no fue lanzada por los partidos políticos, sino que fue la sociedad civil –familias, sindicatos, profesores, patronales…- la que se movió ante una ley intervencionista que coartaba las libertades básicas de las familias en la elección de centro y del tipo de educación que quieren para sus hijos. Solamente en un segundo momento, viendo el auge que esa campaña iba tomando y como caló en la ciudadanía, todos los partidos políticos de la oposición se sumaron en bloque a la marea naranja contra la Ley Celaá.

manifestaciones celaa

Se sumaron tanto que hasta tomaron como propio el grito de ‘libertad’, que más que un grito se convirtió en un clamor. La ministra, con cierto desprecio, dijo en aquel momento que habría que ver cuántas familias se movilizaban en esas manifestaciones. Fueron muchas, sin duda. Y el propio gobierno reconoció sotto voce que era la primera vez en la legislatura que algo les hacía mella.

Y aun así, sin duda, el Gobierno calculó mal las consecuencias de aquella acción. Creyó que pasadas las manifestaciones y aprobada la nueva ley educativa esas voces se acallarían. Nadie puede estar todo el día en la calle, pensaban. Pero la gente no olvida, y en la primera ocasión en que han tenido de levantar su voz, esta vez mediante su voto, han vuelto a decir que quieren que se respete el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos, bien sea centro concertado, educación especial, clase de Religión, educación diferenciada, en castellano…

Es probable que el Gobierno no se enmiende. Y que con ello se aleje más aúnde lo que a la gente le preocupa. Porque a la hora de la verdad, votamos en gran medida pensando en nuestros hijos, en nuestro trabajo, en las realidades más cercanas. Y la educación es, como se ha podido ver, una de esas preocupaciones básicas de las familias.

Por eso no hay que olvidar que es la sociedad la que debe movilizarse para defender sus derechos. Y que si lo hace, siempre habrá políticos que tarde o temprano sabrán escucharles. Ese es el camino recorrido y esa es la senda por la que hay que continuar.

Impulsar una sociedad viva y movilizada, que defienda la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos en libertad. Que la defienda en las calles, en la charla personal con los conocidos, en los bares y panaderías, en los programas de televisión… y hasta en las urnas, si hace falta.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

América Latina

Uruguay: el laicismo progresista

El autor reflexiona sobre el concepto de laicidad a partir de un episodio sucedido hace décadas en el Palacio Legislativo de Montevideo, donde todos los senadores tuvieron que significarse y manifestar su opinión sobre una Cruz. Un debate que no resulta lejano, sino que cobra hoy una actualidad indiscutible. 

Jaime Fuentes·11 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

El jueves 14 de mayo de 1987 no faltó ningún senador a la reunión de la Cámara, en el Palacio Legislativo de Montevideo. Los respectivos partidos políticos habían dejado en libertad a sus representantes, para que cada uno votara en conciencia sobre este tema realmente crucial: aprobar o no la ley, para que permaneciera en su lugar la cruz que, poco más de un mes atrás, había presidido la Misa del Papa Juan Pablo II en la capital uruguaya.

La sesión tuvo un alto nivel de intervenciones: hablaron 21 de los 31 miembros del senado. Algunos se confesaron bautizados, pero no practicantes; otros, agnósticos; otros, buscadores de la verdad sin haberla encontrado… En pocas palabras, todos debieron manifestarse frente a la Cruz. Fue un debate histórico, como lo calificaron varios senadores, sorprendidos ellos mismos de estar debatiendo sobre un tema tan inusual.

¿Qué es la laicidad del Estado?

La intervención del senador Jorge Batlle despertó un particular interés, por dos motivos: primero, porque si ciertamente los tiempos habían cambiado, su apellido evocaba enseguida el furor anti Iglesia de su tío abuelo, José Batlle y Ordóñez; pero sus palabras interesaban especialmente, porque ya era conocido que, por lo que se refería al laicismo y la laicidad, Jorge Batlle pensaba “distinto”.

El punto de partida de su extensa intervención fue, como otros senadores ya lo habían manifestado, responder negativamente a esta cuestión clave: el artículo 5º de la Constitución dice: “todos los cultos religiosos son libres en el Uruguay. El Estado no sostiene religión alguna”. Aprobar la permanencia de la Cruz del Papa, ¿sería una violación de dicha disposición constitucional? 

Partiendo de este principio, Batlle recordó, primero, que “si hay algo que existe con fuerza y vigencia en la sociedad uruguaya, es un sentimiento auténtica y esencialmente laico, en cuanto laicidad significa, entre otras de sus muchas acepciones, el respeto de todos por el pensamiento de los demás y la libertad de poder decidir sin estar sujetos a ningún dogma o creencia que nos obligue a pensar de determinada manera o a actuar en función de ellos.” 

El problema es que, con el correr del tiempo, “ese sentimiento de laicidad, que prevalece en la vida nacional, se ha transferido o transformado en una actitud que, extendida a todas las formas de la actividad, no creo que haga bien ni que sea buena para ninguna sociedad. La laicidad consiste, para algunos, en limitar su manera de pensar, en no exhibir su forma de sentir o de creer”. A continuación, no tiene inconveniente en subrayar las consecuencias de esa actitud: “En realidad, a lo largo del tiempo las filosofías que han prevalecido y las ciencias y tecnologías que las han acompañado, han transformado a la laicidad en un profundo escepticismo y por ello la laicidad se ha vuelto un instrumento de carácter, digamos, negador de la fuerza espiritual, de la razón o de la raíz espiritual de cada uno de nosotros”.

No a la inhibición

Destaco esas palabras porque, a mi entender, reflejan bien una actitud bastante común entre los católicos uruguayos. Si nos preguntamos por qué se ha llegado a esa inhibición, a ese no exhibir la propia forma de pensar o de creer, en mi opinión habría  que responder que fueron muchos los años de laicismo estatal durante los cuales, con el pretexto de “neutralidad” frente a la religión, los católicos fueron injustamente tratados y discriminados.

A su vez, educados la inmensa mayoría en la escuela estatal, en la que, como ya se vio, no se puede hablar de religión, coaccionada así la natural expresión de su fe con el pretexto de la “laicidad”, el “uruguayo medio” no sabe cómo responder a las preguntas básicas de la persona: ¿de dónde vengo, adónde voy?, ¿existe Dios?, ¿cuál es el sentido de la vida?… En una palabra, es escéptico.

Desde otro punto de vista, Batlle insistía en su planteo: “Considero que le ha hecho bien a la Iglesia Católica, y a todas, que el Estado no profese ninguna religión. Me parece que eso es lo mejor y lo más sano para la Iglesia Católica como para todas las demás, pero también entiendo que no es bueno que quien tenga un sentimiento, no lo exprese. Por tanto, estimo que la laicidad tiene que tener, en ese sentido, un significado de respeto, pero no de negación, una actitud con la que y desde la que se exprese la manera de pensar”.

Estos y otros argumentos se escucharon aquel histórico día en la cámara de senadores del Palacio Legislativo. Jorge Batlle confesó también en su disertación: “Ni mis hermanos ni yo hemos sido bautizados; tampoco mis padres iban a la iglesia. Ni mi hermana ni yo nos casamos por la iglesia. Pero reconozco que en la vida del país prevalece un sentimiento cristiano y si algún símbolo de espiritualidad nos puede representar, no para confrontarnos sino para reclamar por esa y otras vías que esos temas vuelvan a tener presencia en la vida de los pueblos, quizá éste es el más apropiado”…

A la hora de votar, el proyecto de ley recibió 19 votos en 31, a favor de que quedara la Cruz como recuerdo permanente de la visita del primer Papa al Uruguay.

El laicismo progresista

Cinco veces debió intentar Jorge Batlle ser elegido como presidente. Lo consiguió finalmente y empezó su gobierno el 1º de marzo del año 2000. Dos años más tarde debió enfrentar una gravísima crisis económica que, en las siguientes elecciones, fue el factor principal de la derrota del Partido Colorado y del ascenso al poder del Frente Amplio, un conglomerado de partidos de izquierda que, bajo el común denominador de “progresismo”, acoge diversas ideologías: comunismo, marxismo, socialismo…  Desde el 2005 hasta el 2020, durante tres periodos electorales, el Frente Amplio ha gobernado el Uruguay. 

Los tiempos, sin duda, han cambiado mucho; el laicismo estatal ya no es el mismo que conoció el país en los albores del siglo XX, pero la laicidad del Estado y su interpretación práctica es, hasta hoy, objeto de no pocas discusiones. De hecho, la laicidad es la religión cívica que aúna a los uruguayos.

Tabaré Vázquez, masón, fue el primer presidente del Frente Amplio. El 14 de julio de 2005, apenas cuatro meses después de comenzar su mandato, visitó la Gran Logia de la Masonería del Uruguay y dio una conferencia, precisamente, sobre la laicidad. Afirmó que ella “es un marco de relación en el que los ciudadanos podemos entendernos desde la diversidad pero en igualdad. La laicidad es garantía de respeto al semejante y de ciudadanía en la pluralidad. O dicho de otra manera: la laicidad es factor de democracia”. Y más adelante: “la laicidad no inhibe al factor religioso. ¡Cómo va a inhibirlo si, al fin y al cabo, el hecho religioso es la consecuencia del ejercicio de derechos consagrados en tantas declaraciones universales y en tantos textos constitucionales!”.

No es así: el hecho religioso es muy anterior a cualquier declaración. No obstante, es interesante su afirmación, adelantada por Batlle, de que la laicidad no inhibe, ¡no debe inhibir!, al factor religioso. ¿Qué entendía por “factor religioso”? No lo aclaró.

Cuando termina su gobierno (nobleza obliga recordar que Vázquez, médico oncólogo, tuvo el valor de vetar en 2008 el proyecto de despenalización del aborto, aprobado por el parlamento, “porque la vida empieza con la concepción”), es elegido José Mujica, antiguo guerrillero, marxista de corazón, santón devenido en “filósofo” popular. Durante su gobierno se legalizará el aborto y el llamado “matrimonio” homosexual (2012). Dos años más tarde, Mujica promulga la ley de regulación de la marihuana. Asimismo, en esos años la ideología de género es impuesta en la enseñanza, con el consiguiente ataque a la Iglesia Católica, “represora” de los “derechos” de las mujeres: las manifestaciones del 8 de marzo lo expresan arrojando bombas de tinta contra la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, que se encuentra en su recorrido por la principal avenida de Montevideo. 

Un NO a la Virgen

Sí, los tiempos han cambiado y, aquí como en casi todo el mundo, el cambio ha sido muy rápido. Los obispos, en las distintas circunstancias, siempre hemos levantado su voz tratando de hacer entender la verdadera libertad que enseña la Iglesia, pero en medio del vocinglerío apenas se oye su voz. En las redes sociales y en otros medios de información se multiplican los debates… (Actualmente la atención está centrada en el proyecto de legalización de la eutanasia, presentado por el diputado Ope Pasquet, masón, del Partido Colorado).

Un episodio ocurrido durante la segunda presidencia de Tabaré Vázquez (2015-2020) es indicativo de cómo están las cosas en el tema “laicidad del Estado”. Desde 2011, en Montevideo, en un predio público frente al mar, en el mes de enero comenzaron a reunirse cientos de personas, que han llegado a ser miles, para rezar el Rosario. Seis años más tarde decidieron pedir a la Intendencia de Montevideo la autorización para instalar en ese lugar, de manera permanente, una imagen de la Virgen. Según el trámite previsto, la petición fue elevada a la Junta Departamental, el organismo legislativo de la Intendencia, compuesto en ese momento, año 2017, por 31 ediles, de los cuales 18 eran del Frente Amplio y 13 de la oposición. Para que la Junta aprobara la instalación de la imagen necesitaba 21 votos positivos.

Se volvió a revivir el clima que, treinta años antes, había dominado el ambiente político y social uruguayo, con motivo de la Cruz del Papa: por todos los medios se oyó hablar de laicidad, de laicismo, de jacobinismo, de laicidad positiva… Pero el Frente Amplio mandató a todos sus ediles a votar en contra del proyecto. Obedecieron la orden y, con 17 votos en contra y 14 a favor, se le dijo que no a la Virgen. ¡Hay que sobrevivir!, me había advertido el papa Benedicto XVI. ¿Será posible? Lo analizamos en la próxima y última entrega.

El autorJaime Fuentes

Obispo emérito de Minas (Uruguay).

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Iniciativas

Conocer el patrimonio religioso de Barcelona

La archidiócesis catalana ha puesto en marcha una peculiar iniciativa de turismo religioso para dar a conocer entre propios y foráneos, el patrimonio religioso material e inmaterial de la archidiócesis y ser evangelizadores a través de la belleza.

Maria José Atienza·10 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

El perfil de la ciudad de Barcelona no se concibe sin el intrincado recorte de las cúpulas de la Sagrada Familia. El templo cumbre del arquitecto Gaudí siempre ha estado, junto a la Mezquita de Córdoba y el palacio de la Alhambra de Granada, a la cabeza de los monumentos más visitados de España. 

Uno de cada tres turistas que visitaban los monumentos y lugares de interés de Barcelona optaban, antes de la pandemia, por el patrimonio eclesiástico de la ciudad, especialmente la Sagrada Familia y la Catedral. 

La llegada de la pandemia de Covid cambió radicalmente la situación: el cierre de algunos templos en el estado de alarma, la suspensión de la visita y la falta de turismo extranjero h ahecho mella en todo el panorama turístico nacional, golpeando también y con fuerza, a la Iglesia catalana. 

Por ello, desde la archidiócesis catalana, su Secretariado de pastoral de Turismo, Peregrinaciones y Santuarios, una de sus últimas iniciativas ha sido la creación de la web https://turismoreligioso.barcelona, una herramienta pastoral que pone su patrimonio cultural al servicio de la recuperación del sector del turismo en la diócesis. 

El sacerdote Josep Maria Turull, director de este Secretariado destaca que esta web “ofrece información sobre elementos religiosos de la iglesia católica: misas internacionales, misas en idiomas extranjeros, iglesias emblemáticas, música en iglesias, alojamientos religiosos, acontecimientos religiosos. El objetivo es que puedan celebrar adecuadamente su fe en Barcelona o que puedan saber dónde se celebra si quieren conocerla”.

De hecho, a través de la web se puede conocer el horario de misas de la Sagrada Familia o del Sagrado Corazón del Tibidabo… etc, así como los horarios de misas en idiomas como inglés, francés, chino, polaco, portugués o tagalo. 

La web no sólo tiene como objetivo su utilización por parte de quienes van a la ciudad de visita, sino que, como señala Turull “de cara a los feligreses de la archidiócesis, ofrece el elenco de todas las peregrinaciones que se organizan desde ella para facilitar que puedan participar en ellos y también el listado de todos los santuarios de que dispone para que se facilite el mantenimiento de estas devociones multiseculares”. Por ello se ofrecen las peregrinaciones en agenda, según la fecha de sus celebraciones, así como una breve historia y enlaces de información de cada una de ellas. 

Una vía de evangelización

Además de ser un apoyo para el turismo, desde el Secretariado de pastoral de Turismo, Peregrinaciones y Santuarios se tiene muy claro que las distintas manifestaciones artísticas de las que se hacen eco en la nueva web: templos, festividades o música, pueden ser vía de encuentro con Dios o un punto de partida para el redescubrimiento de la fe. Como destacara en el documento dedicado a la Via pulchritudinis el Pontificio Consejo para la Cultura “Las obras de arte de inspiración cristiana, que constituyen una parte incomparable del patrimonio artístico y cultural de la humanidad, son objeto de un auténtico entusiasmo por parte de multitudes de turistas, creyentes o no creyentes, agnósticos o indiferentes al hecho religioso”.  En esta línea, se expresa Josep Turull: “El papa Benedicto XVI era un gran promotor de la ‘via pulchritudinis’ (el camino de la belleza) como acceso a Dios en nuestro tiempo. Por eso vino él mismo a dedicar la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona. Creemos que el contacto con la belleza de las iglesias, permite abrir el corazón al misterio que se celebra en ellas. La “admiración” es una puerta de acceso a Dios”. La apuesta del Secretariado de pastoral de Turismo, Peregrinaciones y Santuarios se une así a iniciativas previas como Catalonia sacra, un proyecto creado y dirigido por el Secretariado Interdiocesano de Promoción y Custodia del Arte Sacro (SICPAS), secretariado de la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET) que reúne los Delegados Episcopales de Patrimonio Cultural de los diez obispados con sede en Cataluña.

La era post covid

Barcelona ha sufrido, como en el resto del mundo, las consecuencias de la pandemia de coronavirus que llevó a la suspensión de las visitas turísticas en templos como la Catedral o la Sagrada familia desde marzo de 2020. Además la virulencia de la pandemia en la diócesis ha llevado a tener que cerrar las puertas a las visitas turísticas en diversas ocasiones durante los últimos meses. 

Josep Turull subraya que efectivamente “la pandemia ha afectado enormemente a Barcelona en todo el ámbito turístico y también en el ámbito turístico de la iglesia, ya que se han reducido drásticamente los ingresos por este concepto. La situación se afronta preparándose para la recuperación del turismo, teniendo en cuenta que no se espera que sea ni rápida ni total”. 

Desde la diócesis barcelonesa están convencidos de que “la situación de pandemia aumentará el deseo del turismo religioso, un turismo que aporta paz y consuelo en unos momentos en que esto es más necesario que nunca”.

Como símbolos de esperanza, también en esta época de pandemia existen proyectos esperanzadores como el adelanto en las obras de la Sagrada Familia que, presumiblemente, podrá gozar de la terminación de la torre de la Virgen. Una torre, de la que se está trabajando en el fuste, y que espera iniciar el próximo mes de diciembre la colocación de la estrella de doce puntas que iluminará el templo desde el interior. Una curiosidad añadida se debe al hecho de que esta Torre de la Virgen hará subir el perfil de la Sagrada Familia hasta llegar a los 127 metros de altura.

Hacer viva la fe en los templos

El director del Secretariado de pastoral de Turismo, Peregrinaciones y Santuarios de la Archidiócesis de Barcelona apunta otro desafío dirigido a los creyentes: la necesidad de “hacer viva la fe en los templos” para que no se conviertan en meros museos o espacios de arte, vacíos de contenido. Iniciativas como la web de turismo pueden ayudar a los propios católicos a ser testigos de la fe vivida en sus templos. Esta es la idea que destaca Turull: “Lo más importante es seguir yendo a las iglesias a rezar y a practicar las propias devociones, para que los turistas vean y vivan la finalidad para la que se construyeron estos templos. Es muy conveniente que los turistas experimenten cómo viven los creyentes su fe en las iglesias”. 

Puede acceder a la página web a través de esta dirección:
https://turisme.esglesia.barcelona/es/turismo/

Cine

Una historia de la gracia divina

Patricio Sánchez-Jáuregui·10 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Amanece en Calcuta” es un documental que gira en torno a la persona de Teresa de Calcuta, pasando el micrófono a personas que en algún momento han estado cerca de ella o se han visto influidas por ella. Tiene una clara vocación testimonial y es una pieza audiovisual que transpira amor. 

Es una obra tratada con sobriedad, que deja a los entrevistados desenvolverse delante de la cámara, contando una historia con la fuerza de ser un evento vivido.

La obra es una película abierta a todos los públicos, con vocación para remover y atraer a todo el mundo. Por encima de todo, es una historia de la gracia divina, que llena de plenitud a una audiencia que puede fácilmente entender y empatizar con aquellos personajes que protagonizan la cinta. Entre ellos, encontramos a un sacerdote que sobrevivió a la enfermedad por mediación de la virgen; una deportista profesional en busca del sentido de su sufrimiento; un profesor universitario de filosofía que encuentra a Dios en los actos cotidianos; una enfermera de una clínica abortista; un converso de un país mayoritariamente budista que encuentra el camino al sacerdocio tras coincidir en un avión con la madre Teresa; y una mujer que nos cuenta la milagrosa curación de su marido de un cáncer cerebral. Todos estos testimonios tienen un magnetismo revitalizador, que hace inevitable rendirse a la película, y aspirar a un mundo mejor, donde la fe no se habla sino que se transmite con obras.

Jose María Zavala Chicharro (1962) periodista de profesión y escritor converso al cine, luce una pequeña pero cuidada biografía cinematográfica, toda ella de temática religiosa. 

Así, después de varias películas sobre el padre Pio, y una sobre el papa San Juan Pablo II, llega el cine con este proyecto de autor al que trata con un cariño que es evidenciado en la pantalla. Su formación como periodista enciende con soltura el género documental, y su pasión por la belleza hace de la obra una experiencia llena de inquietud y con fuerza. Más allá de una música omnipresente, tiene un estilo periodístico cuidado y depurado, que hace que la película fluya con sencillez y buen gusto. 

América Latina

La devoción a María Santísima en Puerto Rico

La devoción mariana en Puerto Rico impregna la vida del cristiano. Su expresión se manifiesta en una diversidad de advocaciones muy arraigadas, en una rica piedad popular y en una desarrollada literatura y pintura marianas. Nos lo cuenta Mons. Leonardo J. Rodríguez, conocedor de primera mano de la devoción puertorriqueña.

Mons. Leonardo J. Rodríguez Jimenes·10 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 9 minutos

Puerto Rico nació cristiano hace más de quinientos años y ese nacimiento cristiano le hizo igualmente mariano desde sus inicios. El catolicismo puertorriqueño es esencialmente mariano desde sus orígenes. La devoción a María está enraizada en la historia de nuestra evangelización y las expresiones de nuestra piedad y cultura. En nuestro terruño tenemos unos 27 santuarios, aunque no todos erigidos canónicamente, de los cuales 15 tienen un título mariano. 

A pesar de nuestro modesto tamaño, la geografía montañosa hizo que los partidos en que se dividió Puerto Rico en el s. XVI, luego pueblos erigidos a lo largo de la historia y territorios ultramarinos, estuvieran, desde el principio, sociológicamente aislados e incomunicados hasta el desarrollo de mejores vías de transporte y medios de comunicación en el s. XX.  Tan es así que, a finales del siglo XIX, el entonces obispo, D. Juan Antonio Puig y Monserrat escribía a la Santa Sede que, entre los problemas pastorales más graves de su diócesis era que la mayoría de la población vivía en el campo y era muy difícil llegar a ellos para su atención espiritual.

La primera advocación

Los primeros colonizadores manifestaron su amor a María dando títulos marianos a parroquias, pueblos, ríos, a sus hijas, etc. En las crónicas de sus visitas a Puerto Rico Fray Iñigo Abbad (1774), Miyares González (1775), André Pierre Ledrú (1788) y don Pedro Tomás de Córdova (1831) testimonian la devoción a la Santísima Virgen que existía en el pueblo puertorriqueño: “Las ceremonias religiosas son muy numerosas en esta Isla, y particularmente las que se dedican al culto de María.” 

La primera advocación mariana que llegó a nuestras playas, vino en manos del primer Obispo en llegar a América, D. Alonso Manso (llegado a San Juan el 25 de diciembre de 1512), fue la Virgen de Belén. Se le atribuye a esta advocación mariana el haber intervenido en la retirada de los holandeses en 1625, en la victoria sobre los ingleses en 1797 y en otras ocasiones.  

En el siglo XVI en Hormigueros, pueblo al suroeste de la isla, Giraldo González fue salvado milagrosamente del ataque de un toro salvaje al implorar la ayuda de Nuestra Señora de la Monserrate.  En agradecimiento y devoción a ella, construyó una ermita dedicada a María bajo esa advocación. Años más tarde, cuenta la crónica de Diego Torres Vargas, que una hija de Giraldo, se perdió en el bosque y quince días más tarde apareció en buena salud diciendo que durante esos días la había cuidado “una señora”, acontecimiento que se atribuyó también a la intercesión de nuestra Señora de La Monserrate. Desde fines del siglo XVI, tanto los cronistas como los historiadores, han recalcado la devoción mariana en este santuario donde “concurren los fieles de toda la isla a colgar los votos que han hecho para salvarse en las tempestades y trabajos; de estos votos se ven llenas las paredes, con algunos cuadros que representan los grandes peligros de que los ha liberado la piedad divina por la intercesión de esa Señora.  Y estos isleños guiados de los mejores principios imitan devotos la piedad de sus padres, frecuentando este santuario a tributar a María gratitud sincera de los divinos beneficios que han conseguido por la intercesión de esta imagen”. Así se expresaba para 1782 Fray Iñigo Abbad. 

Desde el siglo XVIII el Obispo Fernando de Valdivia y Mendoza dispuso que se declarara Santuario esta ermita que ha servido como lugar de encuentro del pueblo puertorriqueño con Jesús y María. Antes de la pandemia de este último año, este santo lugar era frecuentado por miles de peregrinos, que expresan su devoción con el rezo del santo rosario, el uso de hábitos, la presentación de exvotos, la ofrenda de flores y hasta subiendo de rodillas las escalinatas del santuario, a veces con trajes hechos de tela de saco, como penitentes y ofreciendo limosna a los pobres.

Riqueza de advocaciones

Otra advocación mariana presente en nuestra patria es la Virgen de Valvanera. Ante la epidemia del cólera en 1683 que azotó el pueblo de Coamo, Don Mateo García, reunió a los pocos que quedaban sin ser afectados y les dijo: “Habitantes de Coamo… la Santísima Virgen es Madre de misericordia. Si acudimos a ella con fe viva y verdadera piedad, seguramente Ella ha de remediar nuestros males…”. El pueblo con profunda de fe clamó por la ayuda divina ante la Madre de Dios, prometiendo levantar un templo en su honor, y celebrar todos los años el día 8 de septiembre una misa en honor de la Virgen de Valvanera. El milagro de fe ocurrió, el cólera detuvo su paso y la peste desapareció. Buena anécdota para lo que estamos viviendo en este último año con la pandemia del COVID.

La advocación de la Virgen del Carmen es una de las más celebradas en nuestro archipiélago. En nuestro pueblo, desde el siglo XVII, existió Cofradía de la Virgen del Carmen en la Catedral y el convento de monjas carmelitas (primero de la primitiva observancia de la Orden en América). Cuando los padres carmelitas llegaron a Puerto Rico en 1920, ya la devoción a la Virgen del Carmen estaba extendida y era favorita del pueblo puertorriqueño. La misma es querida y venerada como Patrona de nueve pueblos y su fiesta se celebra, no sólo donde ella es la patrona, sino a lo largo y ancho de nuestras costas y hasta en pueblos del centro de la isla, aunque se le suele relacionar con los marinos, pescadores y áreas costeras.

La advocación de María, Madre de la Divina Providencia, se origina en Italia en el s. XIII por san Felipe Benicio, SM, quien al ver la necesidad de los frailes de uno de sus conventos en Italia, imploró el auxilio de la Virgen y encontrando prontamente una canasta de alimentos a las puertas del mismo. Al no conocerse su proveniencia, elevó una oración de gratitud a la Virgen de la Providencia por contestar su ruego. La advocación se desarrolló y difundió por Europa hasta llegar a España de donde uno de sus devotos fue nombrado obispo de Puerto Rico a mediados del s. XIX. Así el 12 de octubre de 1851 el Obispo de Puerto Rico, D. Gil Esteve y Tomás, eligió este título Nuestra Señora de la Providencia como advocación de la Virgen para su diócesis y encargó a Barcelona, como exvoto, una imagen de ella. Esta petición obedece a que el obispo se encontró con una diócesis en gran dificultad pastoral y económica, por lo que su fe en la Providencia y en la intercesión de la Virgen, fue fundamental para enfrentar dicha situación. Su fe y tesón se manifestaron al lograr terminar la construcción de la Catedral en pocos años, así como enfrentar algunas situaciones pastorales. 

La imagen de la Patrona

La imagen se entronizó en la catedral de San Juan el 2 de enero de 1853. En 1913 el Obispo D. Guillermo Jones, O.S.A., acuñó una medalla con la inscripción “Nuestra Señora de la Providencia, Patrona de Puerto Rico”. En 1969 Mons. Luis Aponte Martínez, nuevo Arzobispo de San Juan (primer arzobispo puertorriqueño), solicitó al Papa que Nuestra Señora, Madre de la Divina Providencia, fuera declarada canónicamente Patrona Principal de Puerto Rico. El 19 de noviembre del mismo año S. Pablo VI concedió esta petición. El 5 de diciembre de 1976 fue coronada canónicamente la imagen de la Patrona llegada en 1853. Con motivo de ésta los obispos del país publicaron la carta pastoral sobre María en el plan salvador de Dios. En la misma afirman que la fe de nuestro pueblo no puede comprenderse correctamente ni atenderse debidamente sin tener en cuenta la profunda devoción mariana que siempre la ha animado. 

En su visita a Puerto Rico el 12 de octubre de 1984, san Juan Pablo II en la homilía de la misa recordó la multisecular devoción mariana de los puertorriqueños y exhortó a los fieles a construir el santuario dedicado a su Patrona. El 19 de noviembre de 1990, el Cardenal Luis Aponte Martínez bendijo la primera piedra del futuro santuario. El 19 de noviembre de 2000 se bendijo la Cruz monumental levantada en la plaza construida en los terrenos del futuro Santuario de Nuestra Señora de la Providencia. El 19 de noviembre de 2009 se recibe y expone públicamente la antigua imagen recién restaurada en Sevilla, con motivo del 40º aniversario de su patronato sobre Puerto Rico y para celebrar el cincuentenario del mismo se proclamó un año mariano del 19 de noviembre de 2019 al 2020. Durante el mismo, a pesar de la pandemia y después de superar las dificultades que trajo la misma, peregrinó, por segunda vez en los últimos años, una sencilla imagen de Ntra. Sra. de la Providencia, por las vicarías de la arquidiócesis de San Juan. Esta práctica de la peregrinación de alguna imagen de la Virgen de la Providencia, así como otras advocaciones, es común en el país. 

En 2012 con motivo del quinto centenario de la fundación de la diócesis de San Juan y la llegada de su primer obispo, se realizó una gran concentración de fieles de toda la isla en el coliseo más grande del país (lleno a capacidad), con la presencia especial de la imagen coronada canónicamente de nuestra Patrona, para ser venerada por los asistentes. La celebración fue una expresión de gran fervor del pueblo católico mariano de Puerto Rico.  

Piedad popular

El rezo del santo rosario ha sido fundamental en la piedad popular del país. Aun cuando ha decaído su rezo en familia, sigue siendo una de las devociones populares más comunes de los católicos puertorriqueños. Con el tiempo se musicalizaron las oraciones del rosario con ritmos típicos, haciendo posible la creación de los “rosarios cantaos”, que aún se oyen sobre todo en nuestros campos. 

En nuestro pueblo la fe, la devoción a María, la piedad popular y cultura se manifiestan de manera especial el mes de mayo (mes de las flores, de las madres y dedicado a la Virgen) en lo que llamamos Rosarios o Fiestas de Cruz. Sobre esta devoción nos dice P. Miguel A. Trinidad que el origen de las mismas data del 2 de mayo del 1787, cuando un gran temblor de tierra azotó el país la víspera de la fiesta de la Invención de la Santa Cruz. La costumbre fue muy popular en el siglo XIX. Hay vestigios de fiestas en honor a la Cruz en España, pero la forma de celebrarse en Puerto Rico es autóctona.    

Aunque se les llama Rosarios no estamos hablando de la meditación de los misterios de la vida de Jesucristo y la Virgen María, con el rezo de Padrenuestros, Avemarías y Gloria, sino que el mismo consta de la interpretación de 19 cánticos en honor a la Virgen María, a la Cruz, a Jesucristo y al mes de mayo ante un altar formado por nueve cajones o escalones coronado por una cruz (sin crucificado) adornada con flores y cintas. Los ritmos que predominan en estos cánticos son la marcha festiva, la guaracha y, sobre todo, el vals. Se desconoce la autoría de estos cánticos, aunque probablemente descienden de los motetes medievales. Los cantos se conocen sólo en Puerto Rico, a excepción de un estribillo del quinto cántico: Dulcísima Virgen, que se ha hallado en México.  

La tradición es celebrarlos en el interior o el patio de una casa, pero pueden darse en una plaza pública, iglesia u otro local. Originalmente las Fiestas de Cruz son un “novenario”, pues se cantaban por nueve noches consecutivas. Hoy son pocos los lugares que celebran el novenario; en muchos lugares celebran un “triduo” o al menos una noche.

Otra forma que tiene el puertorriqueño de expresar su piedad es la de pagar promesas. Una manera de hacerlo es usando “hábitos”. Esto se acostumbra hacer por pecados cometidos públicamente o en acción de gracias y testimonio de un favor concedido. El devoto por un tiempo determinado por su promesa al santo o en este caso a la Virgen o por toda la vida usa el hábito correspondiente a la advocación mariana a quien hizo su promesa. Por ej. blanco con un cordón azul a la Inmaculada o marrón a la Virgen del Carmen, etc.

Devoción mariana y cultura

Otra expresión de nuestra devoción mariana se da en las artes plásticas y literatura. La desvinculación de los centros religiosos en la  que vivían muchos en la ruralía  y por la escasez de clero y el difícil acceso a los templos hizo que los campesinos construyeran altares en sus hogares ante los cuales rezaban el Santo Rosario al anochecer, y se entonaban cánticos a María. La falta de imágenes promovió que escultores de barrio tallaran imágenes de madera de Jesús y María bajo diferentes advocaciones, así como de los santos. De esta manera se desarrolló la talla de santos de palo y el oficio de santeros, entendiendo por éstos a los talladores de estas imágenes. Esta tradición que fue cayendo un poco en el olvido ha ido recuperándose en los últimos años, apareciendo incluso jóvenes talladores de imágenes de la Virgen y los santos.

Entre de los pintores del país que han abordado el tema de la Virgen se encuentra 
José Campeche, hombre de profundas convicciones religiosas, máxima expresión de la pintura religiosa entre los ss. XVIII-XIX. De sus 500 obras de arte la mayoría refleja la espiritualidad de la sociedad sanjuanera del tiempo y expresa su devoción mariana: la Virgen de Belén, la Virgen de la Merced, la Virgen de la Divina Aurora y muchas otras. Otro pintor famoso en el s. XIX fue Francisco Oller, quien, a pesar de no ser católico práctico, sintió, como tantos puertorriqueños, devoción a la María Santísima. Entre sus obras de tema religioso se encuentran: La Virgen de las Mercedes, La Inmaculada, La Dolorosa, La Virgen del Carmen, La Visitación y La Virgen de la Providencia. Estas obras demuestran que, no siendo un católico ferviente, como Campeche, la devoción mariana está firmemente arraigada en el alma puertorriqueña. 

En la literatura, y relacionado más estrechamente a la advocación de Ntra.Sra. de la Providencia, tenemos a Alejandro Tapia y Rivera, escritor, poeta y dramaturgo, quien, a la recién llegada imagen de Nuestra Señora de la Providencia, escribió para 1862 el “Himno- Salve, a La Virgen de la Providencia”. 

Francisco Matos Paoli, poeta y escritor, en su libro: Decimario de la Virgen, presenta cinco bellas décimas a Nuestra Patrona. 

Sin embargo, la poesía más conmovedora que se ha escrito a Nuestra Patrona la escribió Fray Mariano Errasti, OFM a raíz de la quema de la imagen, previo a su coronación canónica. En la cubierta del folleto La Virgen Quemada aparece la emotiva poesía.

A modo de conclusión

Lo que es connatural al cristianismo, pues el discípulo de Jesús debe recibir a la Madre del Maestro entre sus cosas más propias (cf. Jn 19,26s.), en América Latina y particularmente en Puerto Rico se ha hecho patente por más de 500 años; acogiendo a María tanto en nuestra piedad, como en nuestros métodos de evangelización y cultura.

Espero que este brevísimo recorrido histórico, devocional y cultural ayude a nuestros lectores a entender y seguir expresando nuestra fe, devoción y fidelidad a Cristo a través de la que Él escogió para ser su Madre y Madre de sus discípulos, estrella de la nueva evangelización. ¡Ave María purísima!

El autorMons. Leonardo J. Rodríguez Jimenes

Vicario para el Santuario Nacional de Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, Patrona de Puerto Rico. Secretario ejecutivo de la Comisión Arquidiocesana de Liturgia y Piedad Popular y Nacional de Liturgia.

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Vaticano

Entrevista a Lucia Capuzzi. Cristo señala la Amazonia

Omnes ha entrevistado a la periodista encargada de asuntos exteriores del periódico Avvenire de la Conferencia Episcopal Italiana, Lucia Capuzzi, que tiene una larga experiencia en asuntos latinoamericanos.

Giovanni Tridente·10 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Si algo ha puesto de manifiesto la pandemia de Covid-19 es el vínculo inseparable entre la crisis humana y la crisis medioambiental. Y hay un área que para la Iglesia representa un nudo central en este sentido, y es la Amazonia, a la que el Papa Francisco dedicó un Sínodo y una Exhortación justo antes de que estallara la emergencia sanitaria mundial.

—¿Qué ha supuesto la experiencia sinodal para los territorios de la Amazonia?

Precedido por un largo proceso de escucha y recogida de las voces del territorio, el Sínodo sobre la Amazonia (octubre de 2019) ha tenido un impacto de inconmensurable profundidad para esa región. El Papa Francisco catapultó a Roma, el lugar simbólico de la cristiandad, a pueblos considerados durante demasiado tiempo en la historia como “salvajes que hay que civilizar”, supervivientes de una época remota que hay que soportar con mal disimulado fastidio o, en el mejor de los casos, parias a los que hay que ayudar. El Pontífice, en cambio, los llamó “maestros” de la ecología integral. Y les propuso una alianza como “iguales”, en una lógica de intercambio fraternal. Su mensaje, por tanto, va mucho más allá de los confines de la Amazonia. 

—¿Cómo son las cosas hoy en día en esas tierras, afectadas además por la pandemia?

Como emergencia global, Covid-19 es también una metáfora de las contradicciones contemporáneas. Si es cierto que “todos estamos en el mismo barco”, algunos se encuentran en la bodega, otros en la cubierta, otros en camarotes equipados. Los frágiles sistemas sanitarios de la Amazonia no han podido resistir el impacto del virus. Los cuidados intensivos se concentran sólo en las ciudades. 

Sin embargo, el exceso de demanda ha hecho que el sistema caiga en picado y ha fomentado el nacimiento de un mercado negro. La mayor carga ha recaído en los pueblos indígenas, los eternos marginados y los más expuestos al contagio debido a su aislamiento histórico. La pandemia en sus tierras, además, se ha extendido por la intrusión de los cazadores -legales e ilegales- de recursos amazónicos: traficantes de madera, mineros ilegales, empleados de grandes empresas mineras. 

—En los documentos del Magisterio se repite con frecuencia el vínculo entre crisis ambiental y crisis humana. 

Por un lado, la emergencia sanitaria ha acaparado la atención de la opinión pública internacional. Y de los medios de comunicación aún más distraídos. Pero, por otro lado, la pandemia nos ha demostrado que la crisis ecológica no es una cuestión abstracta para ricos filántropos, ingenuos y radicales chic. Es una amenaza real para la vida de todos. El Covid-19 proviene de una zoonosis: la destrucción de los ecosistemas pone en contacto a especies antes aisladas con los humanos, multiplicando el riesgo de propagación del virus. Por ello, la ONU ha advertido que debemos prepararnos para una era de pandemia. A menos que hagamos una ecología integral, respetuosa con toda la Creación.

—¿La Amazonia también es emblemática en esto?

Comparto una experiencia personal. Leí Laudato si’ inmediatamente después de su publicación. Enseguida me pareció hermoso y poético, pero en cierto modo abstracto: me costaba entender el vínculo inseparable entre el grito de la tierra y el grito de los pobres. Entendí Laudato si’ tres años después: fue la Amazonia la que me lo reveló. Cuando fui allí en 2018, esperaba ver el bosque, verde y majestuoso. En cambio, me encontré con un páramo desolado. Las minas de oro ilegales habían devorado los bosques, al igual que devoraban la vida de los humanos que dependían de ellos. Los trabajadores se ven obligados a trabajar en condiciones inhumanas sin ninguna protección de las mafias que controlan la extracción. Las niñas, traídas con engaños desde las zonas andinas, y vendidas a los mineros por esas mismas mafias. La crisis ecológica era la otra cara de la crisis social en curso.  

—¿Qué esperanza tiene para el futuro de la Amazonia y cómo puede contribuir la Iglesia a ello?

La Amazonia muestra al mundo el poder de la Resurrección. En la determinación de vidas tan heridas que se reducen a un potingue informe para seguir viviendo. En la obstinación de los pobres por volver a levantarse después de cada caída en abismos indescifrables, mostrando una fuerza que no es ni puede ser humana. La Amazonia, con su vitalidad desbordante, más fuerte que cualquier golpe, es un lugar teológico que nos ayuda, en este tiempo, a “ver” la Resurrección.

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Vaticano

«La alegría de sabernos amados por Dios nos hace afrontar con fe las pruebas de la vida»

El Papa Francisco comentó el evangelio del domingo reflexionando sobre el amor que nos tiene Dios y como ser conscientes de ello nos lleva a una alegría para afrontar las dificultades de la vida.

David Fernández Alonso·10 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

«En el Evangelio de este domingo» comenzaba el Papa Francisco este domingo, comentando el evangelio, durante el rezo del Regina Coeli en la Plaza de San Pedro, «Jesús, después de haberse comparado a Sí mismo con la vid y a nosotros con los sarmientos, explica cuál es el fruto que dan quienes permanecen unidos a Él: este fruto es el amor. Retoma una vez más el verbo clave: permanecer. Nos invita a permanecer en su amor para que su alegría esté en nosotros y nuestra alegría sea plena (vv. 9-11)».

Jesús nos trata como amigos

Francisco lanzó una pregunta fundamental: «¿cuál es este amor en el que Jesús nos dice que permanezcamos para tener su alegría? Es el amor que tiene origen en el Padre, porque «Dios es amor» (1 Jn 4,8). Como un río, fluye en el Hijo Jesús, y a través de Él llega a nosotros, sus criaturas. De hecho, Él dice: «Como el Padre me ama, así os amo yo a vosotros» (Jn 15, 9). El amor que Jesús nos dona es el mismo con el que el Padre lo ama a Él: amor puro, incondicionado, gratuito. Donándonoslo, Jesús nos trata como amigos, dándonos a conocer al Padre, y nos involucra en su misma misión por la vida del mundo».

Y continuaba con otro interrogante: «¿Y qué hemos de hacer para permanecer en este amor? Dice Jesús: «Si cumplís mis mandamientos, permaneceréis en mi amor» (v. 10). Jesús resumió sus mandamientos en uno solo, este: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (v. 12). Amar como ama Cristo significa ponerse al servicio de los hermanos, tal como hizo Él al lavar los pies de los discípulos. Significa salir de uno mismo, desprenderse de las propias seguridades humanas, de las comodidades, para abrirse a los demás, especialmente a quienes tienen más necesidad. Significa ponerse a disposición con lo que somos y lo que tenemos. Esto quiere decir amar no de palabra, sino con obras».

Habitar en el amor de Dios

«Amar como Cristo significa decir no a otros “amores” que el mundo nos propone: amor al dinero, al éxito, al poder… Estos caminos engañosos nos alejan del amor al Señor y nos llevan a ser cada vez más egoístas, narcisistas y prepotentes. La prepotencia conduce a una degeneración del amor, a abusar de los demás, a hacer sufrir a la persona amada. Pienso en el amor enfermo que se transforma en violencia -¡y cuántas mujeres son sus víctimas hoy en día!-. Esto no es amor. Amar como ama el Señor quiere decir apreciar a la persona que está a nuestro lado y respetar su libertad, amarla como es, gratuitamente. En definitiva, Jesús nos pide que habitemos en su amor, no en nuestras ideas, no en el culto a nosotros mismos; que abandonemos la pretensión de dirigir y controlar a los demás para fiarnos y donarnos a ellos».

El amor conduce a la alegría

Y continuando con este examen de conciencia, el Santo Padre se pregunta: «¿a dónde conduce este permanecer en el amor del Señor?» Y responde con las palabras de Jesús: ««Para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría sea plena» (v. 11). El Señor quiere que la alegría que Él posee, porque está en comunión total con el Padre, esté también en nosotros en cuanto unidos a Él».

«La alegría de sabernos amados por Dios a pesar de nuestras infidelidades», concluía Francisco, «nos hace afrontar con fe las pruebas de la vida, nos hace atravesar las crisis para salir de ellas siendo mejores. Ser verdaderos testigos consiste en vivir esta alegría, porque la alegría es el signo característico del cristiano».

Evangelización

«El panorama que se abre es el del anuncio claro y explícito de Jesucristo»

La realidad de una sociedad secularizada ha dado lugar a un conjunto de materiales catequéticos para profundizar en la vocación bautismal y para recibir la primera Eucaristía coordinados por los sacerdotes José Antonio Abad y Pedro de la Herrán.

Maria José Atienza·10 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace pocos días, el Papa Francisco anunciaba la creación del ministerio del Catequista que será instituido con la publicación de la Carta Apostólica en forma de “Motu proprio” Antiquum ministerium.

La necesidad de evangelización en nuestra sociedad es hoy en día, tan acuciante como en los primeros siglos. Constatar esta realidad llevó al sacerdote José Antonio Abad, junto a Pedro de la Herrán y un grupo de autores, a realizar una serie de materiales catecumenales concebidos como material complementario al catecismo oficial de la Conferencia Episcopal Española “Jesús es el Señor”. De hecho, estos materiales han contado con la supervisión de Mons. José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe y responsable en la CEE del área de Catecumenado.

En esta entrevista concedida a Omnes, José Antonio Abad recorre la importancia y labor de los responsables de catequesis diocesanos y la tarea de primer anuncio ineludible en una sociedad alejada del humus cristiano.

¿Cuánto tiempo estuvo al frente de la delegación diocesana del Catecumenado en la diócesis de Burgos?

En 2007 comenzó en la diócesis el catecumenado en sus dos modalidades: adultos propiamente tales –mayores de edad- y niños en edad catequética, y se creó un Secretariado del que me nombraron director y que he dirigido hasta hace unos meses.

¿Cómo describiría la tarea del responsable de catequesis diocesano?,¿cree que se conoce esta figura?

Creo que el gran público, es decir, el Pueblo de Dios de las diócesis, todavía desconoce esta nueva figura pastoral. Entre el clero, sí es conocida y valoran la recuperación de esta pastoral.

En cuanto a las tareas del responsable de la diócesis son, sobre todo, apoyar la labor de los párrocos en cuanto a la promoción y formación de los catecúmenos y, en caso necesario, suplir lo que ellos no pueden hacer a nivel parroquial.

Los sacerdotes saben que la tarea de “hacer nuevos cristianos” está indisolublemente unido a su comunidad parroquial. Porque una familia en la que sólo hay defunciones y no vienen nuevos hijos se extingue de modo lento pero inexorable. Actualmente, es evidente que son muchos más los que “se ausentan” que las incorporaciones.

En España, por ejemplo, hemos pasado de una sociedad “cristiana” a una sociedad en la que casi la mitad de los niños no son bautizados en edades tempranas ¿Es una realidad general?

A nadie se le escapa que ya no estamos en una sociedad de cristiandad. El panorama que se nos ha abierto es el del anuncio claro y explícito de Jesucristo y el de hacer discípulos suyos a tantos adultos y niños en edad catequética que no están bautizados.      

En este sentido, no parece que sea arriesgado pensar que esta tendencia irá creciendo. Basta pensar en la práctica religiosa de las nuevas generaciones, de cincuenta años hacia abajo, en la situación de los matrimonios y en el deterioro ético y antropológico de sectores cada vez más amplios …

Pero este panorama no es algo terrible y desolador sino una oportunidad que nos da la Divina Providencia para realizar una nueva evangelización en profundidad. Cuando el papa Francisco insiste en que “no estamos en época de cambios sino en cambio de época”, nos indica que ha llegado la hora de pasar de una pastoral de conservación a otra radicalmente misionera. De una Iglesia “de obispos, curas y religiosos” a otra de pueblo de Dios, en la que todos los bautizados sean testigos de Jesucristo a través de su vida ordinaria. Es la hora de los “santos de la puerta de al lado”.

Ecología integral

Mons. José Mazuelos: «La cosificación de la vida sólo conlleva sufrimiento»

Omnes entrevista a Mons. José Mazuelos, Obispo de Canarias y presidente de la Subcomisión Episcopal Familia y Defensa de la Vida, sobre temas como el cuidado de los más vulnerables, la ley de eutanasia o el Testamento vital propuesto por la CEE. 

Rafael Miner·9 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

La  Pascua del enfermo se celebra este año bajo el elocuente lema «Cuidémonos mutuamente». Una llamada a redoblar los esfuerzos desde la sociedad, y especialmente, desde los católicos a fomentar una verdadera sociedad del cuidado de los más vulnerables.

Mons. José Mazuelos, Obispo de Canarias y presidente de la Subcomisión Episcopal Familia y Defensa de la Vida ha concedido una entrevista a Omnes en la que trata aspectos como esta necesidad de una pastoral del cuidado y los peligros de leyes como la recientemente aprobada ley de la Eutanasia en España.

¿Cómo se podría inculcar de manera más eficaz en la sociedad española que la vida es un don? Algo no hacemos o no explicamos bien los católicos

Es este uno de los grandes retos que tenemos, como humanos y como católicos, mostrar la verdad de la vida como misterio y educar en la verdad de la dimensión social del ser humano. Hay que intentar mostrar a los niños y jóvenes que la cosificación de la vida sólo conlleva sufrimiento. Hay que educar en la libertad responsable.

Ustedes han urgido a una promoción de los cuidados paliativos en España, y a un acompañamiento integral. Todos queremos sufrir menos cuando se produce una enfermedad avanzada… ¿Cómo podemos ir avanzando en esta línea? ¿Quizá con alguna especialidad en medicina paliativa en las facultades?

La sociedad española no está preparada para afrontar una ley de eutanasia cimentada en la libertad de la persona por la sencilla razón de que no hay servicios de cuidados paliativos para ofrecer a todos los enfermos.

Hoy seguimos careciendo de dichos cuidados y los enfermos, con enfermedades terminales, siguen sufriendo dolores insoportables y sufrimientos que con unos buenos cuidados paliativos se solucionarían.

Muchas familias con enfermos terminales no tienen ninguna ayuda, algo que en muchos enfermos provoca una culpabilidad que les lleva a pedir la eutanasia.

Mons. José Mazuelos

Esa carencia de cuidados paliativos puede originar la petición de la eutanasia y la aplicación injusta de la misma, ya que está demostrado médicamente que el 99% de los enfermos que piden la eutanasia cuando se les administran cuidados paliativos dejan de pedir la eutanasia. Igualmente, la sociedad no está preparada, pues las familias con enfermos terminales no tienen ninguna ayuda, ni económica ni asistencial, algo que en muchos enfermos provoca una culpabilidad que les lleva a pedir la eutanasia.

Por tanto, la solución está en ofrecer una terapia de cuidados paliativos que ayude a los enfermos en su dimensión física, familiar, psicológica y espiritual.

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A este respecto es bueno escuchar la experiencia de los médicos de cuidados paliativos y para ello nada mejor que escuchar al doctor Sanz Ortiz, que, tras describir los sufrimientos físicos y espirituales de los enfermos terminales, afirma que: “no cabe la menor duda que cualquier ser humano que no pueda tener el alivio adecuado de todos sus síntomas en la situación descrita pedirá, casi con seguridad, que terminen con su vida. Pero no porque desee la muerte, sino como la única forma de controlar su sintomatología. Las súplicas de los enfermos para que terminen con su vida son casi siempre peticiones angustiadas de asistencia y afecto. Indican necesidad de ayuda. Si cambiamos el miedo por seguridad, el abandono por compañía, el dolor por su alivio, la mentira por la esperanza y el encarnizamiento terapéutico por el control de síntomas. Si le ayudamos a resolver sus problemas con Dios, consigo mismo y con los demás, es muy probable que la petición de eutanasia quede olvidada por el enfermo casi en el 100% de los casos”. Finaliza afirmando que no se ha dado ningún caso de petición de eutanasia en los, aproximadamente mil enfermos, que han fallecido en su servicio de cuidados paliativos.

La ley de eutanasia recoge el derecho a la objeción de conciencia en su art. 16. ¿Cómo ve el Registro de profesionales sanitarios objetores de conciencia que contempla la ley? Médicos y otros expertos lo consideran un elemento disuasorio.

La imposición del derecho de autodeterminación que trae la ley de eutanasia, cimentada en una relación médico-enfermo, entendida como una oposición de intereses, así como la imposición de una medicina del deseo, no puede olvidar la autonomía y los derechos de los médicos.

No se puede coaccionar la libertad del personal sanitario y el derecho que tienen de no hacer al paciente lo que consideren indeseable o lesivo, por justos motivos. Es decir, no se puede anular, en nombre de la libertad del paciente, la libertad del médico y de todos los responsables del acto médico. Es por ello que se hace imprescindible la objeción de conciencia y ciencia. Esto es, el derecho del médico, frente a una exacerbada pretensión de autonomía, de no administrar un tratamiento que desde su ciencia y experiencia considera perjudicial o desproporcionado.

No se puede anular, en nombre de la libertad del paciente, la libertad del médico y de todos los responsables del acto médico.

Mons. José Mazuelos

¿Por qué es importante realizar un testamento vital o unas declaraciones anticipadas sobre los cuidados médicos que se vayan a recibir? ¿A qué le llaman exactamente testamento vital?

El Testamento Vital, podemos decir que surge para defender al enfermo del encarnizamiento terapéutico u obstinación terapéutica. En la mayoría de los casos se ve el Testamento Vital como el ejercicio de la autonomía del hombre para los momentos en los que no puede ejercerla. Sin embargo, se ha querido usar para reivindicar la autonomía del paciente de forma absoluta para introducir la eutanasia por la puerta falsa.

El testamento Vital es un procedimiento que ayuda a la familia y a los médicos a la toma de decisiones a favor de la vida y el bienestar del paciente.

Mons. José Mazuelos

Hoy, teniendo presente que la nueva normativa recoge que no podrá aplicarse la eutanasia en caso de que la persona haya suscrito con anterioridad un documento con instrucciones, testamento vital, voluntades anticipadas o documentos equivalentes reconocidos legalmente, se hace necesario, como bien recoge la Conferencia Episcopal, registrar las voluntades anticipadas en la que se especifique que se evite la obstinación terapéutica y la eutanasia cuando se pierda la capacidad racional, impidiendo así que se le adelante la muerte por parte del médico, de la familia o del estado. Podríamos considerarlo como un procedimiento que ayude a la familia y  a los médicos a la toma de decisiones a favor de la vida y el bienestar del paciente que no puede manifestar su Consentimiento Informado.

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Ecología integral

“La ley de eutanasia casi hace parecer infractor al médico objetor”

El oncólogo Manuel González Barón, el médico paliativista Ángel José Sastre y la profesora María José Valero, han criticado la nueva ley de regulación de la eutanasia en la Universidad Villanueva. Valero señaló que la ley casi hace parecer “un infractor” al objetor, como si fuera “un héroe perseguido” al que hay que “registrar”.

Rafael Miner·8 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Hay una forma de abordar la objeción de conciencia en las leyes, que es invitar a “considerar al médico objetor como una categoría sospechosa de persona no avanzada, no progresista o que no sigue el ideario de moda”. Y este modo de regulación es el que ha elegido el legislador en la nueva ley de eutanasia, señaló la profesora de Derecho Romano y Derecho Eclesiástico del Estado, María José Valero, en una mesa redonda organizada por el departamento de Core Curriculum de la Universidad Villanueva.

Aplicado a la nueva ley española, la solución ha sido, explicó María José Valero, incorporar cláusulas en la propia ley. De este modo, “el reproche que el objetor supone a la ideología de la ley suele lastrar las cláusulas, hasta el punto de que casi parece que el objetor de conciencia es el infractor”. 

A juicio de la profesora, el texto convierte prácticamente a los objetores en “héroes perseguidos”, por lo que hay que “registrarlos”. En su opinión, los registros “son siempre peligrosos, no por el registro en sí, sino por el uso que se hace de ellos”, por lo que advirtió la “no remota posibilidad de que esos registros se conviertan en criterios de empleo”.

La ponencia de María José Valero tuvo lugar tras sendas intervenciones médicas sobre la nueva ley, que proporcionaron una mirada clínica y ética. El marco fue la mesa redonda sobre ‘Y después de la ley española de eutanasia, ¿qué?’, organizada por la Universidad Villanueva y moderada por el profesor Santiago Leyra, que ofreció varias perspectivas sobre la ley de eutanasia que entra en vigor el 25 de junio, y cuyo debate real comienza ahora, tal como señala en portada el número de mayo de la revista Omnes.

“Contra el sufrimiento, amor”

El conocido oncólogo y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Manuel González Barón, señaló que “lo que más nos preocupa a los médicos no es dolor físico, que se puede combatir con analgésicos, opioides mayores, etc., sino el sufrimiento, y su hermana menor, la desesperanza”.

“Al enfermo hay que tratar de ayudarle a buscar cuáles son sus propios recursos, investigar en su personalidad para ayudarle a afrontar el sufrimiento”, ha explicado. A su juicio, el dolor es hoy en día combatible médicamente, y es el sufrimiento el que debe tratar de ser abordado de otra forma, resumida en una máxima: “Contra el dolor físico, opioides. Contra el sufrimiento, amor”. 

Hablar con los enfermos

Para el paciente oncológico, “la pérdida de esperanza es una fuente de sufrimiento enorme”. “El paciente deposita la esperanza en lo que dice el médico, y los médicos queremos decirle al enfermo que se puede curar. El bajón llega cuando pasa el tiempo y no llega el alivio de los síntomas”.

González Barón considera, tras décadas de experiencia profesional, que “cuando un enfermo tiene dolor y no se le quita, debe cambiar de médico, porque eso quiere decir que los que le tratan no saben hacerlo. No todos los oncólogos saben manejar bien el sufrimiento”.

A su juicio, hay que hablar de sedación paliativa en términos muy precisos: “Tiene un marco ético y no es un derecho del enfermo ni de la familia: es una indicación tan precisa e importante como una cirugía a corazón abierto. Ha de tener unas condiciones: que exista un síntoma refractario, un consentimiento informado y una conversación con el enfermo; que los fármacos tengan una vida corta en sangre y que existan antídotos, porque la sedación paliativa debe tener siempre la posibilidad de reversión, y hay que monitorizar el proceso”.

El oncólogo, que ha sido jefe de Oncología del Hospital La Paz, insistió asimismo en la importancia de “hablar, de la psicoterapia. Hay muchos médicos que no hablan con los enfermos, de sus problemas. De ahí pueden salir recursos para afrontar el sufrimiento, para ayudar”. Si la enfermedad es grave, y aún irreversible, el enfermo tiene que poder “despedirse de sus seres queridos, perdonarse y perdonar, dar gracias, hacer balance, llegar al final con serenidad, con paz, y si el paciente es creyente, con Dios”.

Finalmente, González Barón criticó con dureza la ley de regulación de la eutanasia desde su preparación y tramitación en numerosos aspectos, como “las instituciones que se ha saltado a la torera”, su incompatibilidad con el art. 15 de la Constitución española y Declaraciones de derechos humanos, y con el Código Deontológico de la profesión médica, o la ausencia de una ley de Cuidados Paliativos, como han señalado otros expertos en omnesmag.com

“Cambie de médico….”

En una línea similar, el médico de familia y paliativista Ángel José Sastre, con una amplia experiencia profesional acompañando a enfermos terminales, subrayó que “la Ley de la Eutanasia aporta al enfermo la sensación de ser una carga”, y se preguntó: ¿Vamos a hacia una sociedad progresista o regresista? Las sociedades avanzan cuando cuidan de sus débiles”, manifestó.

Sastre insistió, por ejemplo, en el problema que supone la irreversibilidad para una decisión de matar a un paciente. El doctor evocó varios casos de su experiencia persona con enfermos que, tras estar al borde de rendirse, le agradecieron luego no hacerles caso en su petición.  “Cuando alguien te pide que termines con su vida, te dan ganas de decirle que cambie de médico”, aseguró el médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, coincidiendo así con el doctor González Barón.

El doctor Sastre había manifestado al principio de su intervención que “no podemos derogar la ley, pero podemos tratar a la gente suficientemente bien como para no pidan la eutanasia”, y persuadió a los médicos para “estar preparados para sufrir con el paciente”. Como González Barón, Ángel José Sastre reiteró que la ruptura de la relación de confianza médico-paciente es muy grave con esta ley.

Vaticano

Sentirse cómodo en la complejidad de la comunicación

Con motivo de la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el autor, redactor de Omnes y profesor de periodismo de opinión en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, reflexiona sobre los retos que la sociedad de la desintermediación nos plantea, en cuanto comunicadores y como ciudadanos.

Giovanni Tridente·8 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 16 de mayo se celebra la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, la única establecida desde el Concilio Vaticano II. En el Mensaje escrito para la ocasión, el Papa Francisco se inspira en la invitación de Jesús a los discípulos «Venid y veréis» (Jn 1,46), e insiste en que para comunicar es necesario encontrar a las personas donde están y como están.

En poco más de medio siglo de comunicación social, el panorama informativo ha cambiado totalmente, y con él la profesión periodística, que hoy se ve aplastada por la desintermediación y la infodemia, términos que, si no se toman en su justa dimensión, pueden distraer la atención del verdadero problema. Y eso es: la responsabilidad de cada profesional de hacer bien su trabajo.

En primer lugar, debemos preguntarnos siempre por el impacto ético de la profesión periodística, en particular por el carácter de «servicio al lector» que la caracteriza, a pesar -y quizás aún más- de la era de la comunicación global y desintermediada.

La infodemia nos pertenece

En cuanto al término «infodemia«, -que está muy en boga en los últimos meses, más aun a causa de la pandemia que estamos viviendo-, si miramos atrás en el tiempo y estudiamos los distintos procesos de cultura mediática que se han producido, nos damos cuenta que el término ya había sido acuñado en 2003 por el periodista David J. Rothkopf en un artículo del Washington Post. Eran los primeros meses de la propagación del SARS (la hermana menor de «nuestro» Covid-19) y el autor describió el término como «un fenómeno complejo causado por la interacción de los medios de comunicación tradicionales, los medios especializados, las páginas de Internet y los llamados medios informales», estos últimos identificados como teléfonos inalámbricos, mensajes de texto, buscapersonas, faxes y correos electrónicos.

Como vemos, no hay nada nuevo, salvo el hecho de que los protagonistas de este fenómeno son siempre las personas, tanto como «alimentadores del caos», tanto como consumidores algo voraces y a menudo distraídos. Ciertamente, lo social ha incrementado, y el Covid-19 nos ha vuelto a sumergir trágicamente en algo que quizás deberíamos haber mirado con más cuidado. Esto confirma que la clave para «arreglar» lo que está mal no está en los procesos -que se dan por descontado- sino en las personas. Desde ahí tenemos que recomenzar, o sencillamente empezar.

Un trabajo personal

Ante una sociedad hiperconectada, sería una verdadera lástima -un verdadero empobrecimiento- no aprovechar la cantidad de posibilidades que nos ofrece este mundo, empezando por las herramientas para saber distinguir lo que es bueno para nuestra existencia de lo que la limita. Como se puede comprobar, es un trabajo que pertenece a cada individuo y no puede ser delegado a algún «otro organismo», como si estuviera escondido en algún lugar del éter, que entonces, en el mejor de los casos, es sólo un contenedor vacío o el lugar de aterrizaje de las expectativas equivocadas.

Los riesgos forman parte de la vida, pero hay que afrontarlos, hay que gestionarlos, hay que gobernarlos, hay que acompañarlos. Ningún individuo puede sustraerse a esta necesidad -y tarea- de elegir en primera persona lo que es bueno para él (y para los demás). Y esto se llama libertad.

Los periodistas son personas como las demás, inmersas en la complejidad del mundo actual como cada uno de nosotros. No es útil ni productivo tirar piedras a una categoría en lugar de a otra. Pero es innegable que hay que hacer un examen de conciencia general, teniendo en cuenta la complejidad de las situaciones y el panorama global que estamos viviendo.

Respuestas complejas a problemas complejos

Los problemas complejos requieren respuestas complejas, así que ha llegado el momento, como los buenos «mecánicos», de ir primero a identificar los fallos que hacen impracticable el «motor» de la sociedad, y reparar pieza a pieza los componentes rotos. Es una tarea que corresponde a cada uno, desde el operador de la información y la comunicación hasta el ciudadano de a pie, desde los organismos educativos hasta la política, desde la Iglesia hasta todos los demás organismos que operan en la sociedad. Es una tarea compleja, una tarea global, una tarea inaplazable. Pero también es el mejor reto al que podemos enfrentarnos, para dar sentido a nuestra vida.

No conformarse

Así que un consejo para los jóvenes: ¡nunca os conforméis! No te conformes con el estudio, con el deseo de comprender la realidad, con las posibilidades de ofrecer a los que reciben los frutos de nuestro trabajo. No existe un modelo único de comunicación, al igual que no hay individuos uniformes.

Cada uno de nosotros es único y la comunicación «al mundo» debe partir de la conciencia de que no hay un solo aspecto a tener en cuenta, sino una complejidad de elementos.

Un buen comunicador es el que se siente a gusto en esta complejidad, en lugar de incómodo, y trata por todos los medios de interceptar las causas individuales que llevan a perfilar el diseño global de la vida de las personas. Mis mejores deseos.

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Familia

El amor siempre vence

Bleak House, la novela de Dickens, es una buena muestra de cómo en la convivencia matrimonial hay que “aprender a perder”: ceder, perdonar, darse a fondo perdido aunque no sea lo que "se venda" en el mercado. 

José Miguel Granados·7 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

En la convivencia matrimonial hay que “aprender a perder”: ceder, perdonar, darse a fondo perdido, sin buscar beneficio o recompensa material, sin contar las horas de trabajo o los servicios prestados, sacrificarse gustosamente por los demás… La novela de Charles Dickens Bleak House muestra que quien pierde en apariencia, gana. También la cruz gloriosa de Cristo, que ser considerada un fracaso, en realidad, supone el triunfo completo del amor.

Bleak House (“Casa lúgubre”) es el título sombrío de una de las más grandes novelas de Charles Dickens. Contiene varias historias que se entrecruzan, con una apasionante trama de suspense y una amplia galería de personajes de muy diversa extracción social.

Historias de superación

Como es habitual, el autor critica severamente la hipocresía y la corrupción personal e institucional, en especial del sistema judicial, que en el brillante arranque del relato es comparado a la niebla londinense (“Fog everywhere…”). Además, describe con sutileza psicológica cada carácter moral.

Junto a la profusa colección de sujetos que se comportan vilmente, trazados con crudeza, en ocasiones hasta la exageración o la caricatura histriónica, destacan algunos hombres y mujeres capaces de sobreponerse con coraje admirable a circunstancias muy adversas. Su perseverancia en el bien en medio de las dificultades encuentra siempre recompensa, si no en la historia, al menos en el juicio en el narrador.

Bleak House

Autor: Charles Dickens
Año de publicación: 1853
Páginas (aprox): 445

Así, Caddy Jellyby consigue superar el lastre de un hogar caótico, en el que la madre se ocupa de modo obsesivo y ridículo de las misiones de África mientras desatiende por completo su desastrosa familia. Contrae matrimonio con Prince Turveydrop, amable y laborioso profesor de danza, que tolera con paciencia la carga de un padre manipulador, redicho y caradura, que se gasta los ingresos de su buen hijo en caprichos excéntricos.

Otra dulce mujer, la bella y joven Ada Claire, acompaña fielmente a su marido, Richard Carston, en su caída y degradación, al poner éste su confianza en la obtención de una herencia enmarañada en un proceso judicial tortuoso e interminable, mientras abandona el trabajo profesional y pierde lamentablemente la salud. Su tío, el encantador John Jarndyce, disculpa siempre los agravios que recibe con la negativa a escuchar sus prudentes consejos, y acoge con benevolencia al que labra su propia ruina y la de su desafortunada esposa. Mister Jarndyce es también tutor de la joven huérfana Esther Summerson, que arriesga heroicamente su salud en el cuidado de los pobres operarios de las fábricas de ladrillos y sus familias, aquejados por epidemias letales.

Por otro lado, está el sencillo y noblote coronel George Roncewell, que no duda a la hora de poner en peligro su modesta academia de tiro por mantener la lealtad y por acoger a Jo, un miserable niño de la calle perseguido sin motivo por la autoridad. O, en fin, el barón Sir Leicester Deadlock, capaz de bajarse del pedestal de su arrogancia nobiliaria para socorrer con misericordia y ternura a su mujer en una situación trágica y deshonrosa.

Todos estos “perdedores” desde la perspectiva pragmática o utilitaria, al final ganan: encuentran el premio de su comportamiento honesto y bondadoso.

Quien ama siempre gana

También en la convivencia matrimonial hay que “aprender a perder”, a asumir las derrotas menores por una victoria mayor: ceder, disculpar, comprender, perdonar, darse a fondo perdido, sin buscar beneficio o recompensa material, sin contar las horas de trabajo o los servicios prestados, vivir el gozo de la gratuidad, sacrificarse gustosamente por los demás… El que parece débil o necio en la carrera del éxito o del dominio y el poder mundano resulta en realidad sabio y consistente en su donación discreta y altruista. Pues ya repitió el maestro que los últimos serán los primeros (cfr. Mt 19, 30).

En realidad, quien ama siempre gana: el que sabe resistir con paciencia animosa en el camino de la justicia y del amor, en medio de la tribulación; el que responde al mal con el bien (cfr. Rm 12, 21); el que no se deja llevar por el desaliento o la tristeza, el odio o el rencor, sin llevar cuentas de los agravios, sino que mantiene con fortaleza la paz y la alegría interior, con la sonrisa en el rostro, aunque sufra; quien sabe ser agradecido, cariñoso, positivo, manso y humilde de corazón… En definitiva, como enseña Jesucristo, aquel que pierde por amor su vida será quien al final la encontrará (cfr. Mt 10, 39).

La mayor paradoja de la historia

La cruz gloriosa de Cristo constituye la mayor paradoja de la historia. Aparentemente puede ser considerada un fracaso, una maldición. En realidad, supone el triunfo completo del amor, la más grande bendición. Es el destino del grano de trigo que muere para resucitar y dar vida (cfr. Jn 12, 24). También los esposos y padres han de morir, gastarse, dar la vida por el prójimo, sembrar la semilla de su comunión fecunda a manos llenas; para dejar a los hijos y a las generaciones venideras una estela de luz y de esperanza.

Madre Teresa de Calcuta recordaba la sabiduría escondida en el refrán hindú que proponía como norma de vida: “Lo que no se da se pierde”. Pues solo lo que se entrega florece. Solamente quien participa en el anonadamiento de Jesucristo, el divino Redentor, producirá frutos de santidad para este mundo y recibirá el don de la resurrección eterna.

Vaticano

«La catolicidad de la Iglesia, pide ser acogida y vivida en cada época»

Así lo recoge el santo Padre en su Mensaje para la 107 Jornada del Migrante y el Refugiado en el que ha subrayado que "en el encuentro con la diversidad de los extranjeros, de los migrantes, se nos da la oportunidad de crecer como Iglesia".

Maria José Atienza·6 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Santa Sede ha hecho público el Mensaje con ocasión de la 107 Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado. Un mensaje en el que el papa Francisco ha fijado la mirada en el futuro común de la humanidad, recordando que «todos estamos en la misma barca y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, que no haya más otros, sino sólo un nosotros, grande como toda la humanidad. Por eso, aprovecho la ocasión de esta Jornada para hacer un doble llamamiento a caminar juntos hacia un nosotros cada vez más grande, dirigiéndome ante todo a los fieles católicos y luego a todos los hombres y mujeres del mundo».

El Santo Padre ha querido poner el acento en la identidad católica, universal de la Iglesia que ha de llevar a los católicos a «salir a las calles de las periferias existenciales para curar a quien está herido y buscar a quien está perdido, sin prejuicios», en este sentido, el Papa hecho una llamada a «recomponer la familia humana, para construir juntos nuestro futuro de justicia y de paz, asegurando que nadie quede excluido».

El Mensaje ha sido además presentado, en conferencia de prensa por el cardenal Michael Czerny, S.I., subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integra, el Rev. Padre Fabio Baggio,  Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, la Rev. Sor Alessandra Smerilli, F.M.A. subsecretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y de manera virtual, han intervenido, S.E. Mons. Paul McAleenan, obispo Auxiliar de Westminster y la Sra. Sarah Teather, Directora del Jesuit Refugee Service UK.

En su intervención, el cardenal Czerny ha señalado la idea que refleja el mensaje del Papa cuando se refiere a que «‘todos estamos en la misma barca’ con respecto a la emergencia del covid-19. Todos sufrimos de manera diferente. ¿Qué ocurre cuando todos los supervivientes de un bote salvavidas deben contribuir a remar hasta la orilla? ¿Qué pasa si algunos se llevan más de su parte de las raciones, dejando a otros demasiado débiles para remar? El riesgo es que todos perezcan, tanto los bien alimentados como los hambrientos».

Por su parte, Fabio Baggio, ha querido desarrollar en cuatro puntos la dimensión del nosotros, «que debe aspirar a ser tan grande como la humanidad, en plena correspondencia con el plan creador y salvífico de Dios. El segundo punto es una aplicación del nosotros a la Iglesia, llamada a ser un hogar y una familia para cada bautizado. El tercer punto es una referencia a la «Iglesia en salida», tan querida por el Santo Padre, llamada a salir al encuentro «para curar a quien está herido y buscar a quien está perdido, […], dispuesta a ensanchar el espacio de su tienda para acoger a todos»

Recuperar la esencia del diálogo en la Universidad

El curso de verano "El hecho religioso en la España actual" aborda de manera científica y sistemática, lejos de la pelea dialéctica marcada por las ideologías, el hecho religioso en la sociedad española actual.

6 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El curso de verano «El hecho religioso en la España actual», Civil society, religiosity and education in Spain today aborda, de manera interdisciplinar, el papel histórico y la consideración jurídico-política, sociológica y cultural del hecho y de la experiencia religiosa en España.

Durante el curso académico 2020-2021 profesores de la Universidad Complutense de Madrid y algunos otros colaboradores del departamento de Investigación de la Fundación Europea Sociedad y Educación, han abordado, de manera interdisciplinar, el papel histórico y la consideración jurídico-política, sociológica y cultural del hecho y de la experiencia religiosa en España. Es un estudio en el que he tenido la posibilidad de participar  a lo largo de este tiempo y que creo sinceramente que puede tener una interesante relevancia.

Se pretende abordar de manera científica y sistemática, lejos de la pelea dialéctica marcada por las ideologías, el hecho religioso en la sociedad española actual. Un estudio riguroso que se ha llevado a cabo a lo largo de más de un año y que puede ayudar a dar luz sobre un tema de constante actualidad.

El curso de verano, que se organiza en el Escorial por la Universidad Complutense, representa un hito importante en el desarrollo de este estudio. Como señalan los organizadores ‘este encuentro presenta y delibera sobre los resultados de estas líneas de investigación en el contexto de las políticas de inclusión de la Agenda 2030 y de la relevancia de la educación en la influencia recíproca entre la religiosidad de los individuos y la sociedad, así como en los efectos de esa influencia en la creación de capacidades culturales, cívicas y relacionales’.

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Y es que es verdad que hemos de tomar un poco de distancia para poder dialogar correctamente sobre estos temas que, puestos en la arena política, son difíciles y crean tensión, y tratados en el ámbito universitario generan espacios para el diálogo y el sano contraste de pensamientos. Y es que, sin duda, este debe ser el verdadero espíritu universitario.

La Universidad como institución y el espíritu universitario que se debe formar en los que hemos pasado por sus aulas debería traer a nuestra sociedad valores como la sincera búsqueda de la verdad, el respeto a las ideas de los demás porque es una muestra de respeto a cada persona y su libertad, el trabajo compartido y la búsqueda del bien común, y una auténtica vocación de servicio a la sociedad.

La regeneración de la sociedad pasa por una vuelta de la Universidad a sus raíces como cuna del saber

Javier Segura

Pero reconozcamos que en gran medida la Universidad ha diluido esta identidad y se ha convertido en una ‘máquina de expender títulos’ que luego posibilite un acceso al mercado laboral. Esta mercantilización del espíritu universitario es, a mi juicio, una de las causas de su menguante prestigio e influencia en la sociedad, que debería ser ante todo moral e intelectual y no se puede medir simplemente en parámetros de eficacia.

También una regeneración de la sociedad pasa por una vuelta de la Universidad a sus raíces como cuna del saber, como ‘alma mater’ que se definía en tiempos, madre que alimenta con su saber a todos los que participamos de su vida. Este tipo de cursos recupera ese espíritu universitario y nos pone a todos en una actitud de respetuosa escucha y constructivo diálogo para acercarnos, en esta ocasión, al hecho religioso y su valor personal y social.

En ese sentido es paradigmático y significativo que una institución, la Universidad, que nació de la propia Iglesia y es una de las proyecciones más ricas de la relevancia histórica y cultural de la fe, sea el ámbito que acoge esta reflexión sobre el mismo hecho religioso y su relevancia en la España actual.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

Iniciativas

Jacques Philippe será el ponente del próximo Foro Omnes

El sacerdote y conocido autor de obras de espiritualidad, Jacques Philippe es el invitado del próximo Foro organizado por Omnes y que tendrá lugar el próximo miércoles.

Maria José Atienza·6 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La presencia o ausencia de Dios, la oración, o cuestiones que se han planteado en la vida de toda persona durante la pandemia como el sentido del sufrimiento serán algunos de los puntos alrededor de los que gire este encuentro con uno de los autores de espiritualidad más importantes de nuestra sociedad actual.

El foro, que será retransmitido por Youtube a través del canal de Omnes en directo, tendrá lugar el próximo miércoles 12 de mayo, a partir de las 19:30 h.

https://www.youtube.com/watch?v=TADk7OM8cYo

Jacques Philippe

Jacques Philippe, natural de Metz, es autor de numerosos libros de vida espiritual entre los que se cuentan títulos como “La Libertad interior”, “ Tiempo para Dios” o “La paternidad espiritual del sacerdote”.

Miembro de la comunidad de las Bienaventuranzas, tras vivir en Tierra Santa unos años, estudiando hebreo y las raíces judías del cristianismo, se trasladó a Roma donde fue responsable de la nueva fundación de la Comunidad en Roma y estudió Teología y Derecho Canónico.

Sacerdote desde 1985, en la actualidad su tarea se centra en la formación espiritual, tanto en su comunidad, como a través de sus obras, distribuidas por el mundo entero.

Familia

La amistad conyugal

La amistad conyugal constituye una vocación específica, un don y una tarea a construir. Requiere esfuerzo, aprendizaje y paciencia, a los que se suma la gracia del Espíritu Santo. En la literatura, esa historia y drama de amor está reflejada en la gran novela “Jane Eyre”.

José Miguel Granados·6 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Jane Eyre es la protagonista del mejor relato de la gran novelista victoriana Charlotte Brontë. Narra la historia de una joven huérfana que, tras padecer una dura infancia de maltrato por parte de sus familiares lejanos, que la acaban dejando en un internado miserable, llega a trabajar como interna, profesora de una niña en una casa nobiliaria.

Ya desde pequeña había manifestado su sensibilidad e inteligencia. En una ocasión responde con carácter a su cruel tutora: “Usted piensa que yo puedo vivir sin un poco de amor; pero yo no puedo vivir así”. Luego encontrará el amor de un hombre bueno, aunque de temperamento y circunstancias difíciles; tendrá que sufrir diversas tribulaciones en el camino y superar arduos obstáculos. A la propuesta atractiva y tentadora de una relación inmoral e indigna, contestará conforme a su conciencia cristiana delicada y firme: “Debo renunciar al amor y al ídolo”. A la invitación a contraer un matrimonio de conveniencia, basado en una religiosidad rígida, sin afecto ni ternura, responderá: “Él no es mi marido y nunca lo será. No me ama; yo no lo amo; él es severo, frío como un iceberg; yo no soy feliz a su lado”.

Íntima comunión

El matrimonio constituye “la íntima comunión de vida y amor conyugal”, como enseña con precisión el Concilio Vaticano II. En realidad, solamente el amor verdadero, basado en la alianza esponsalicia entre un hombre y una mujer, en la donación recíproca y fiel, en la totalidad de la entrega, en compartir el proyecto de formar un hogar acogedor y fecundo, hace justicia a la grandeza de la persona, a su valor único, y también a la belleza de la atracción y de la promesa del “eros”.

Si falta esta voluntad de compromiso matrimonial pleno -quizá por una hipertrofia dañina de las dimensiones utilitarias, económicas, hedonistas, emotivas, o por grave inmadurez- la relación se envilece y se torna mercenaria, contraria a lo que merece cada ser humano, que siempre ha de ser tratado como fin y no como medio, conforme a la norma personalista, como enseñaba Juan Pablo II (cfr. Carta a las familias, n. 12).

Amistad y virtud

La amistad conyugal constituye una vocación específica, don y tarea a construir, con sabiduría, tenacidad y esperanza. Es un trabajo de formación en la virtud, que no se puede dejar a la mera espontaneidad caprichosa y volátil. Requiere la educación del corazón, de la voluntad y de la inteligencia, con la ayuda de maestros-testigos y de comunidades que procuran la excelencia humana.

Exige también ejercitar la prudencia para encontrar en cada momento y situación el mejor modo de cultivar el afecto conyugal, la paciencia para perseverar en el bien de la comunión familiar en medio de las pruebas y las crisis, el esfuerzo por encontrar modos para renovar la ilusión del amor, para mejorar una y otra vez las formas de la vida en común.

Además, siempre que acudimos al Señor, la gracia del Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra debilidad (cfr. 2 Cor 12, 9). La unión de amistad con Jesucristo, el Esposo de la nueva alianza, infunde savia sobrenatural que regenera las amistades humanas, comenzando por esa tan especial que se ha de cuidar dentro de cada matrimonio. El don de Dios hace posible la donación conyugal y familiar anhelada y sellada con la alianza. El sacramento del matrimonio contiene una bendición divina permanente, que requiere sencillamente recurrir a los medios abundantes que tenemos en la Iglesia -formación continua, vida de oración, frecuencia de sacramentos, participación en la comunidad, obras de servicio y de misericordia- para cumplir el mandato del Maestro: “Permaneced en mí” (Jn 15, 4).

Tras un tortuoso recorrido, en el que la audaz Jane Eyre mantiene con serenidad y fortaleza la orientación interior hacia el amor auténtico, apoyada en el Señor, encuentra con gozo la recompensa a sus esfuerzos y a su coherencia en la senda del bien, llegando a afirmar: “Me considero sumamente bendecida; porque soy la vida de mi marido tan completamente como él es la mía”.

Lecturas del domingo

Lecturas domingo VI de Pascua

Andrea Mardegan comenta las lecturas del domingo VI de Pascua 

Andrea Mardegan·5 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Pedro reacciona ante Cornelio, que se postra a sus pies, haciéndolo ponerse en pie y diciéndole: “También yo soy un hombre”. Pedro es consciente de su pequeñez. También el hecho que lo ha llevado a Cornelio es elocuente. Dios ha organizado todo. Reconoce con humildad que está entendiendo que “Dios no hace distinción de personas”: Dios está abierto a todos, ha venido por todos, ama a todos. 

El gran problema de la apertura del cristianismo a los paganos se resuelve con hechos que proceden de la iniciativa de Dios. Mientras Pedro habla, el Espíritu Santo se difunde sobre los paganos que, junto a Cornelio, lo escuchan. Todavía no han recibido el Bautismo ni la Confirmación. Está claro que Dios puede donar su gracia también sin los sacramentos. Esto requiere humildad de Pedro, Dios podía no necesitarle, aunque prefiere dejarse siempre ayudar por los cristianos, porque nos ha pedido que nos amemos como él nos ha amado. El amor entre nosotros es el camino para que viva en nosotros el amor de Dios. 

En la casa de Cornelio está el amor de Pedro, que se ha puesto en camino y que no ha tenido miedo de entrar en la casa de un pagano, ha aceptado la visión de los alimentos, que son todos puros, se ha dejado cambiar la mente por el Espíritu Santo. Se convierte en el medio por el que llega el Espíritu Santo. También los cristianos que proceden del judaísmo notan que el Espíritu Santo ha bajado sobre los paganos. Los escuchan hablar en idiomas distintos y glorificar a Dios. Su convicción de ser los únicos en ser amados por Dios queda derrotada por los gestos mismos de Dios. Pedro obedece a Dios y ordena que sean bautizados. Así, los primeros cristianos provenientes de judaísmo conocen la potencia del amor del Espíritu Santo. 

Juan en su primera carta, nos revela otros aspectos del amor de Dios. Dios mismo es amor, y el amor significa amar primero, como ha hecho Dios con nosotros, y amar no sólo con las palabras sino con el hecho de donar al Hijo, a sí mismo, para darnos la vida y expiar nuestros pecados. Por tanto, si hemos recibido el amor de Dios, podemos amarnos los unos a los otros; y si amamos, significa que hemos sido generados por Dios y que hemos conocido a Dios. 

Jesús declara que nos ama como el Padre lo ama a Él, y nos pide que permanezcamos en su amor. Nos pide que observemos sus mandamientos para permanecer en su amor, como él ha observado los mandamientos del Padre y permanece en su amor. En realidad, el mandamiento del Padre a Jesús es uno sólo: el de venir entre nosotros y donar su vida por nosotros, por amor. Y el mandamiento de Jesús a sus discípulos es uno sólo: el mandamiento nuevo, amarnos como Él nos ha amado, dando la vida los unos por los otros.