Vaticano

Finanzas vaticanas, los balances del IOR y del Óbolo de San Pedro

Existe una intrínseca relación entre los presupuestos del Óbolo de San Pedro y el del Instituto para las obras de Religión.

Andrea Gagliarducci·12 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Existe una estrecha relación entre la declaración anual del Óbolo de San Pedro y el balance del Istituto delle Opere di Religione, el llamado «banco vaticano». Porque el Óbolo se destina a la caridad del Papa, pero esta caridad se expresa también en el sostenimiento de la estructura de la Curia romana, un inmenso «presupuesto misionero» que tiene gastos, pero no tantos ingresos, y que debe seguir pagando salarios. Y porque el IOR, desde hace tiempo, destina una contribución voluntaria de sus beneficios precisamente al Papa, y estos beneficios sirven para aligerar el presupuesto de la Santa Sede. 

Desde hace años el IOR no tiene los mismos beneficios que en el pasado, por lo que la parte asignada al Papa ha disminuido con los años. Igual situación tienen el Óbolo, cuya recaudación ha disminuido con los años, también ha tenido que hacer frente a esta disminución del apoyo del IOR. Tanto es así que en 2022 tuvo que duplicar sus ingresos con una desinversión general de bienes.

Por eso los dos presupuestos, publicados el mes pasado, están de alguna manera conectados. Al fin y al cabo, las finanzas vaticanas siempre han estado conectadas, y todo contribuye a ayudar a la misión del Papa. 

Pero veamos los dos presupuestos con más detalle.

El Óbolo de San Pedro

El pasado 29 de junio, el Óbolo de San Pedro presentó su balance anual. Los ingresos fueron de 52 millones, pero los gastos ascienden a 103,4 millones, de los cuales 90 millones son para la misión apostólica del Santo Padre. Incluidos en la misión están los gastos de la Curia, que ascienden a 370,4 millones. El Óbolo contribuye así en un 24% al presupuesto de la Curia. 

Sólo 13 millones se destinaron a obras de caridad, a los que, sin embargo, hay que añadir las donaciones del Papa Francisco a través de otros dicasterios de la Santa Sede por un total de 32 millones, 8 de los cuales fueron financiados directamente por el Óbolo.

En resumen, entre el Fondo Obolus y los fondos de los dicasterios financiados en parte por el Óbolo, la caridad del Papa financió 236 proyectos, por un total de 45 millones. Sin embargo, el balance merece algunas observaciones.

¿Es éste el verdadero uso del Óbolo de San Pedro, que a menudo se asocia a la caridad del Papa? Sí, porque la finalidad misma del Óbolo es apoyar la misión de la Iglesia, y se definió en términos modernos en 1870, después de que la Santa Sede perdiera los Estados Pontificios y no tuviera más ingresos para hacer funcionar la máquina.

Dicho esto, es interesante que el presupuesto del Óbolo pueda deducirse también del presupuesto de la Curia. De los 370,4 millones de fondos presupuestados, el 38,9% se destina a las Iglesias locales en dificultad y en contextos específicos de evangelización, lo que supone 144,2 millones.

Los fondos destinados al culto y a la evangelización ascienden a 48,4 millones, es decir, el 13,1%.

La difusión del mensaje, es decir, todo el sector de la comunicación del Vaticano, representa el 12,1% del presupuesto, con un total de 44,8 millones.

Al sostenimiento de las nunciaturas apostólicas se destinaron 37 millones (10,9% del presupuesto), mientras que 31,9 millones (8,6% del total) van al servicio de la caridad -precisamente el dinero donado por el Papa Francisco a través de los dicasterios-, 20,3 millones a la organización de la vida eclesial, 17,4 millones al patrimonio histórico, 10,2 millones a instituciones académicas, 6,8 millones al desarrollo humano, 4,2 millones a Educación, Ciencia y Cultura y 5,2 millones a Vida y Familia.

Los ingresos, como se ha dicho, ascienden a 52 millones de euros, 48,4 de los cuales son donaciones. El año pasado hubo menos donaciones (43,5 millones de euros), pero los ingresos, gracias a la venta de inmuebles, ascendieron a 107 millones de euros. Curiosamente, hay 3,6 millones de euros de ingresos por rendimientos financieros.

En cuanto a las donaciones, 31,2 millones proceden de la recaudación directa de las diócesis, 21 millones de donantes privados, 13,9 millones de fundaciones y 1,2 millones de órdenes religiosas.

Los países que más donan son Estados Unidos (13,6 millones), Italia (3,1 millones), Brasil (1,9 millones), Alemania y Corea del Sur (1,3 millones), Francia (1,6 millones), México e Irlanda (0,9 millones), República Checa y España (0,8 millones).

El balance del IOR

El IOR aportó un donativo a la Santa Sede de algo más de 13 millones de euros, frente a unos beneficios netos de 30,6 millones.

Los beneficios representan una mejora significativa respecto a los 29,6 millones de euros de 2022. Sin embargo, es necesario comparar las cifras: van desde los 86,6 millones de beneficio declarados en 2012 -que cuadruplicaron las ganancias del año anterior- a los 66,9 millones del informe de 2013, los 69,3 millones del informe de 2014, los 16,1 millones del informe de 2015, los 33 millones del informe de 2016 y los 31,9 millones del informe de 2017, hasta los 17,5 millones de 2018.

El informe de 2019, por su parte, cuantifica los beneficios en 38 millones, también atribuidos al mercado favorable.

En 2020, el año de la crisis del COVID, el beneficio fue ligeramente inferior, de 36,4 millones.

Pero en el primer año pospandémico, un 2021 aún no afectado por la guerra de Ucrania, se volvió a una tendencia negativa, con un beneficio de solo 18,1 millones de euros, y solo en 2022 se volvió a la barrera de los 30 millones.

El informe IOR 2023 habla de 107 empleados y 12.361 clientes, pero también de un aumento de los depósitos de clientes: +4% hasta 5.400 millones de euros. El número de clientes sigue bajando (eran 12.759 en 2022, incluso 14.519 en 2021), pero esta vez también disminuye el número de empleados: eran 117 en 2022, son 107 en 2023.

Así pues, continúa la tendencia negativa de los clientes, lo que debería hacernos reflexionar, teniendo en cuenta que el cribado de las cuentas consideradas no compatibles con la misión del IOR finalizó hace tiempo.

Ahora, el IOR también está llamado a participar en la reforma de las finanzas vaticanas deseada por el Papa Francisco. 

Jean-Baptiste de Franssu, presidente del Consejo de Superintendencia, destaca en su carta de gestión los numerosos elogios que ha recibido el IOR por su labor en favor de la transparencia durante la última década, y anuncia: «El Instituto, bajo la supervisión de la Autoridad de Supervisión e Información Financiera (ASIF), está por tanto dispuesto a desempeñar su papel en el proceso de centralización de todos los bienes vaticanos, de acuerdo con las instrucciones del Santo Padre y teniendo en cuenta las últimas novedades normativas.

El equipo del IOR está deseoso de colaborar con todos los dicasterios vaticanos, con la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) y de trabajar con el Comité de Inversiones para seguir desarrollando los principios éticos de la FCI (Faith Consistent Investment) de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia. Es crucial que el Vaticano sea visto como un punto de referencia».

El autorAndrea Gagliarducci

Vaticano

León XIV pide enterrar los “prejuicios» en la Misa inicial de su pontificado

En su homilía, el pontífice León XIV -visiblemente emocionado- ha hecho un llamamiento a la unidad y a la paz, ante la presencia de mandatarios de todo el mundo y cientos de miles de fieles reunidos en el Vaticano.

Maria Candela Temes·18 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

El 18 de mayo por la mañana ha tenido lugar en la Plaza de San Pedro la Misa inicial del pontificado de León XIV. Ante 150 delegaciones oficiales, representantes de otras religiones y confesiones cristianas, y unos 150.000 fieles, el Papa ha predicado una homilía que se perfila como programática de su magisterio recién inaugurado: “Quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”.

Frente a un tiempo en el que “vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”, ha expresado cómo la Iglesia desea ser “una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad”.

Primera vuelta en el papamóvil

Aunque la Misa de inicio del ministerio petrino ha comenzado a las 10 de la mañana, una hora antes, sobre las 9, el Papa León ha dado por primera vez la vuelta a la plaza en el papamóvil, llegando hasta el final de la Via della Conciliazione. La multitud lo ha acompañado con gran entusiasmo y gritos de “¡Viva el Papa!” y “¡Leone!”.

A continuación, ha bajado a la tumba del apóstol Pedro, en el corazón de la basílica vaticana, acompañado por los patriarcas de las Iglesias orientales. Ahí se ha detenido unos minutos en oración. Los fieles han seguido todo por las pantallas instaladas en la plaza y en diversos puntos de las calles adyacentes.

Dos diáconos han tomado entonces el palio, el anillo y el Evangelio, y han ido en procesión hacia el altar de la celebración, en el atrio ubicado en la plaza de San Pedro. Mientras el Papa accedía al atrio, en medio del aplauso de los presentes, el coro ha cantado las “Laudes Regiæ”, una oración litánica en el que se invoca la intercesión de los Papas canonizados, los mártires y santos de varios siglos.

Del portón central de la basílica colgaba un tapiz que representa la escena de la segunda pesca milagrosa. El diálogo entre Jesús resucitado y Pedro ha sido también el fragmento del Evangelio que se ha leído en la Misa. Junto al altar se ha colocado la imagen de la Virgen del Buen Consejo, proveniente del santuario mariano de Genazzano, custodiado por los padres agustinos. El Papa es muy devoto de esta imagen y fue a visitarla dos días después de su elección.

Imposición del palio y el anillo

Tras el rito de la bendición y aspersión del agua bendita, y la proclamación de la Palabra de Dios, ha tenido lugar un momento de gran valor simbólico: la imposición del palio y la entrega del anillo del pescador. Han acompañado al pontífice tres cardenales de los tres órdenes y de tres continentes: Mario Zenari, italiano, que le ha hecho entrega del palio -símbolo de la misión de pastorear a la Iglesia y de Cristo como cordero pascual-; Fridolin Ambongo, de Congo, que ha elevado una petición al Espíritu Santo por el nuevo Papa; y Luis Antonio Tagle, de Filipinas, que le ha puesto el anillo del pescador.

Este momento ha concluido con una oración al Espíritu Santo, y luego León XIV ha bendecido a la asamblea con el Libro de los Evangelios, mientras se aclamaba en griego: “¡Por muchos años!”. El Papa ha respondido con una sonrisa conmovida -la misma que vimos hace una semana tras asomarse por primera vez al balcón de San Pedro, nada más ser elegido- y las personas presentes han acompañado con un gran aplauso.

La ceremonia ha continuado con el rito de la “obediencia” prestada al Papa por 12 representantes del pueblo de Dios: los cardenales Frank Leo (Canadá), Jaime Spengler (Brasil) y John Ribat (Papúa Nueva Guinea); el obispo de Callao (Perú), Luis Alberto Barrera Pacheco; un sacerdote y un diácono; dos religiosos: Oonah O’Shea, australiana misionera en Filipinas, superiora general de las religiosas de Notre Dame de Sion y presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales; y el prepósito general de los jesuitas, el venezolano Arturo Sosa, como presidente de las congregaciones masculinas. Los laicos han estado representados por un matrimonio y dos jóvenes, todos de Perú.

Con temor y trepidación

En la homilía que ha predicado, León XIV ha comenzado citando unas célebres palabras de san Agustín, escritas en las “Confesiones”: “Nos has hecho para ti, [Señor,] y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. El Papa se ha servido de ellas para expresar los sentimientos que han embargado a la Iglesia en el último mes, “particularmente intenso”, desde el fallecimiento de su predecesor: “La muerte del Papa Francisco ha llenado de tristeza nuestros corazones y, en esas horas difíciles, nos hemos sentido como esas multitudes que el Evangelio describe ‘como ovejas que no tienen pastor’”.

Se ha referido luego al cónclave, donde el colegio de los cardenales se reunió “con espíritu de fe” y en el cual fue votado él como sucesor de Pedro para guiar a la Iglesia. Con gran sencillez, ha manifestado: “Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría, caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos unidos en una única familia”.

La misión de Pedro: amor y unidad

El Papa ha desglosado, al comentar las lecturas de la Misa, las características esenciales del ministerio del pontífice: “Amor y unidad: estas son las dos dimensiones de la misión que Jesús confió a Pedro”. Y ha añadido: “¿Cómo puede Pedro llevar a cabo esta tarea? El Evangelio nos dice que es posible sólo porque ha experimentado en su propia vida el amor infinito e incondicional de Dios, incluso en la hora del fracaso y la negación”.

“A Pedro”, ha proseguido, “se le confía la tarea de ‘amar aún más’ y de dar su vida por el rebaño. El ministerio de Pedro está marcado precisamente por este amor oblativo, porque la Iglesia de Roma preside en la caridad y su verdadera autoridad es la caridad de Cristo”. Por lo tanto, “no se trata nunca de atrapar a los demás con el sometimiento, con la propaganda religiosa o con los medios del poder, sino que se trata siempre y solamente de amar como lo hizo Jesús”.

Ante la presencia de diversas “iglesias cristianas hermanas”, León XIV ha hecho una llamada fuerte a la unidad y la comunión. Y ha tenido también unas palabras para quienes buscan a Dios, y para “todas las mujeres y los hombres de buena voluntad”, invitándolos a “construir un mundo nuevo donde reine la paz”. La petición de la paz de nuevo ha sido respondida con un aplauso sonoro.

“Este es”, ha puntualizado el Papa, “el espíritu misionero que debe animarnos, sin encerrarnos en nuestro pequeño grupo ni sentirnos superiores al mundo; estamos llamados a ofrecer el amor de Dios a todos, para que se realice esa unidad que no anula las diferencias, sino que valora la historia personal de cada uno y la cultura social y religiosa de cada pueblo”.

Su predicación ha finalizado con la exclamación: “Hermanos, hermanas, ¡esta es la hora del amor!” y una cita de la “Rerum Novarum”, escrita por el pontífice que inspiró la elección de su nombre: “Con mi predecesor León XIII, hoy podemos preguntarnos: si esta caridad prevaleciera en el mundo, ‘¿no parece que acabaría por extinguirse bien pronto toda lucha allí donde ella entrara en vigor en la sociedad civil?’”.

Petición por la paz

La ceremonia ha proseguido con normalidad. Antes de la bendición final, de nuevo el Papa León XIV ha querido dirigir unas palabras a la asamblea. Ha agradecido su presencia a los “romanos y fieles de tantas partes del mundo”, con un especial saludo “a los miles de peregrinos que han acudido de todos los continentes con ocasión del Jubileo de las Cofradías”. A ellos les ha dicho: “Queridos hermanos, les agradezco que mantengan vivo el gran patrimonio de la piedad popular”. Y ha comentado, abriendo su corazón: “Durante la Misa sentí fuertemente la presencia espiritual del Papa Francisco, que desde el Cielo nos acompaña”. 

No ha faltado un pensamiento para “los hermanos y hermanas que sufren a causa de las guerras. En Gaza, los niños, las familias y los ancianos supervivientes están pasando hambre. En Myanmar, nuevas hostilidades han destruido vidas inocentes. La atormentada Ucrania espera por fin negociaciones para una paz justa y duradera”.

Ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, León XIV ha encomendado “a María el servicio del Obispo de Roma, Pastor de la Iglesia universal”, y ha concluido: “Imploremos por su intercesión el don de la paz, el auxilio y el consuelo para los que sufren y, para todos nosotros, la gracia de ser testigos del Señor Resucitado”.

Evangelización

Seis años de la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri

El 18 de mayo de 2019 miles de personas acudieron a la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri, catedrática, numeraria del Opus Dei y, desde 2024, patrona del Colegio Oficial de Químicos de Madrid.

Paloma López Campos·18 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El 18 de mayo de 2019 miles de personas acudieron al Palacio Vistalegre Arena en Madrid. Eran las nueve de la mañana, pero sonrisas alegres y voces emocionadas rodeaban aquel recinto en Carabanchel con un solo motivo: la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri.

Guadalupe Ortiz de Landázuri (Oficina de la Causa de los Santos. Prelatura del Opus Dei)

Doctora en Químicas, catedrática de maestría industrial y numeraria del Opus Dei, Guadalupe destaca, en palabras del Papa Francisco, por ser un ejemplo de “santidad de la normalidad”. 44 años después de su muerte, ciudadanos de Singapur, México, Estados Unidos, Nigeria y otros países viajaron hasta Madrid para celebrar el gran paso en la causa de canonización de esta mujer.

¿Qué había en Guadalupe para reunir a tantas personas en un solo lugar? No es solo que fuera la primera laica beatificada perteneciente al Opus Dei. Para José Carlos Martín de la Hoz, postulador diocesano de la causa de canonización de la catedrática, una de las razones puede encontrarse en las palabras que dijo sobre ella el Papa Francisco. El Pontífice la definió «como la santa de la alegría, pero un contento con contenido, pues ella buscó siempre amar a Dios y a los demás, y ahí radica la fuente de la paz que repartía a su alrededor”.

Santa de la alegría y de la normalidad

Esa sonrisa de Guadalupe es precisamente la que se veía en todos los carteles de Vistalegre. Quienes acudieron al evento se encontraron con el rostro de una mujer que brilló por su “virtud de la paciencia”, destaca el postulador diocesano.

A Vistalegre fueron quienes en algún momento se han sentido impresionados por aquella “investigadora científica”, “mujer de laboratorio” y “profesora paciente”, una persona “dotada de una gran comprensión para escuchar y orientar a los demás”.

Y si bien no hay duda de que Guadalupe Ortiz de Landázuri es importante para quienes están cerca del Opus Dei, su vida también tiene algo que decir a todos los católicos. Como indica el postulador de la causa de canonización, “estamos atravesando una etapa compleja en la historia de la civilización occidental, pues estamos al final de una etapa y al comienzo de otra. La nueva cultura de la globalización que está brotando será cristiana y, por tanto, acorde con la dignidad de la persona humana, si los cristianos seguimos los ejemplos de vida y de entusiasmo de los santos”.

Guadalupe Ortiz de Landázuri y el Opus Dei

Son ejemplos como el de Guadalupe, a quien san Josemaría Escrivá invitó a viajar hasta México para impulsar la labor del Opus Dei y compartir la fe con quienes se encontrara. Después de liderar varios proyectos en España, el fundador del Opus Dei quiso que trabajara también al otro lado del Atlántico. Y eso hizo. En 1950 viajó a México para abrir la primera residencia de universitarias en el país.

Desde ese momento y durante cinco años, Guadalupe continuó trabajando por las mujeres de México, ayudando a campesinas, a jóvenes y adultas, no solo en el plano espiritual, sino también en el profesional y personal.

En 1956 san Josemaría volvió a requerir su ayuda y, en esta ocasión, la profesora viajó hasta Roma para asumir algunas tareas de gobierno en el Opus Dei. En lo que respecta a la relación de colaboración entre el fundador de la Obra y Guadalupe, José Carlos Martín de la Hoz dice que “san Josemaría trató siempre a Guadalupe con una particular confianza, pues fue una de las primeras mujeres que le siguieron al terminar la guerra civil española y, como era una mujer profesional y madura, pudo apoyarse en ella”.

Guadalupe Ortiz de Landázuri era muy consciente de su vocación al Opus Dei. Su compromiso con la labor se unía, como explica el postulador diocesano, con “el mandato de la caridad”. Por ello, Martín de la Hoz cree que “indudablemente pasará a la historia como una mujer que sabía estar pendiente en los detalles con todas las personas con las que se cruzaba, y eso es hacer el Opus Dei: amar a Dios y a los demás en medio del mundo”.

En medio del mundo

Ese saber estar en medio del mundo es lo que admiraban quienes se acercaron a Vistalegre el 18 de mayo de 2019. Es también la razón por la que el Colegio Oficial de Químicos de Madrid ha nombrado patrona oficial a Guadalupe. Una decisión que el decano, Iñigo Pérez-Baroja, justifica “por su amor a la química, por sus fuertes convenciones cristianas, por su ejemplo de la santidad de la normalidad, por ser la primera expatriada emprendedora de obras sociales, por su capacidad de comunicación y divulgar sus conocimientos científicos”.

Ahí está parte del legado de Guadalupe, que no quería ser mujer de ciencia o mujer de fe. Como santa Teresita, ella lo quería todo: Dios, mundo, contemplación y acción…

Guadalupe Ortiz de Landázuri se dedicó a amar al mundo apasionadamente, respondiendo a aquella invitación de san Josemaría Escrivá. Eso es lo que se celebró en Vistalegre, alegría en la normalidad. Se celebró a una mujer cuyas palabras podría pronunciar cualquier cristiano hoy: “Quiero ser fiel, quiero ser útil y quiero ser santa” (Carta a san Josemaría Escrivá el 1 de febrero de 1954).

Aquel 18 de mayo de 2019, en Vistalegre se celebró la vida de Guadalupe Ortiz de Landázuri, quien “con la alegría que brotaba de su conciencia de hija de Dios (…) puso sus numerosas cualidades humanas y espirituales al servicio de los demás, ayudando de modo especial a otras mujeres y a sus familias necesitadas de educación y desarrollo” (Carta del Papa Francisco al prelado del Opus Dei por la beatificación de Guadalupe).

El Palacio Vistalegre Arena durante la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri (Flickr / Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei
Educación

Miguel Ferrández Barturen (Methos Media): “Los medios tienen un papel clave en la transmisión de valores”

Entrevista a Miguel Ferrández Barturen, director general de Methos Media por el lanzamiento de la Escuela de Verano junto a The Core School, la Escuela Superior de Audiovisuales de Planeta Formación y Universidades.

Maria José Atienza·18 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Methos Media ha lanzado, junto a The Core School, la Escuela Superior de Audiovisuales de Planeta Formación y Universidades un programa de verano dirigido a quienes sueñan con una carrera en el cine y la producción audiovisual. Una actividad que se suma a las iniciativas que apoya Methos Media dentro del ámbito cultural y audiovisual.

Miguel Ferrández Barturen, director general de Methos Media ha conversado con Omnes a raíz de este lanzamiento destacando que los jóvenes creadores no deben “tener miedo de ser fieles a los valores que han recibido, y a poner su creatividad al servicio de un arte que inspire, cuestione y construya”.

¿Cuál ha sido el motivo de vuestro interés en un curso como este? ¿Cómo se alinea esta iniciativa con los fines de Methos Media?

–El interés en la formación de futuros cineastas está en nuestra misión. «Aspiramos a promover una nueva generación de cineastas comprometidos con la defensa de la dignidad humana» y así lo llevamos haciendo desde el inicio con muchas colaboraciones con las universidades.

¿Consideráis importante una buena formación integral de quienes van a ser los creadores de contenidos audiovisuales del futuro? 

–Creo que es fundamental una buena formación integral para los futuros creadores de contenidos audiovisuales. Vivimos en un mundo en constante cambio, en el que el cine y los medios tienen un papel clave en la construcción de imaginarios colectivos y en la transmisión de valores. Por eso, no basta con una formación técnica; también es necesario educar en el pensamiento crítico, la sensibilidad social, la ética y el compromiso con la verdad.


Si aspiramos a tener cineastas comprometidos con su tiempo y con la sociedad en la que viven, debemos ofrecerles una educación que les ayude a comprender el mundo en toda su complejidad y les anime a narrarlo con autenticidad.

Como dijo el Papa León XIV a los jóvenes, “¡No tengáis miedo!”. Esta llamada invita a los jóvenes creadores a no tener miedo de ser fieles a los valores que han recibido, y a poner su creatividad al servicio de un arte que inspire, cuestione y construya.

¿Por qué habéis optado por el sistema de becas y cómo acceder a ellas?

–Hemos optado por un sistema de becas porque creemos firmemente en la democratización del acceso a la formación cultural de calidad. Este curso de dirección de cine de verano está diseñado para identificar y formar nuevos talentos, y no queremos que la situación económica de los aspirantes sea un obstáculo. Con las becas, garantizamos que cualquier joven con vocación y potencial pueda beneficiarse de esta oportunidad, contribuyendo así a un relevo generacional sólido y diverso en el mundo del cine.

Nuestro objetivo no es sólo formar directores de cine, sino también identificar perfiles con proyección y conectarlos con redes profesionales y creativas. Las becas permiten atraer a los mejores candidatos y facilitar oportunidades reales dentro del sector cultural.

Para acceder a ellas basta ponerse en contacto con nosotros y acreditar la necesidad. Tenemos en cuenta todas las características que suponen una desventaja para cualquier candidato o candidata a la hora de valorar las peticiones.

Ecología integral

La discriminación a los defensores de la vida

A finales del año pasado, entraron en vigor en Reino Unido disposiciones que penalizan la presencia pacífica y la oración a favor de la vida de personas en el entorno de centros abortistas. Obispos y juristas consideran las restricciones una discriminación, al criminalizarse libertades y derechos fundamentales.

Francisco Otamendi·18 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

A los dos meses de ser detenida en Birmingham por “rezar en su mente” ante un centro abortista, que practicaba unos diez mil abortos anuales, Isabel Vaughan-Spruce manifestó a la directora de Omnes, en febrero de 2023, que “nuestras libertades básicas están siendo calificadas de delitos”. “Esto debería preocupar a todo el mundo, sea cual sea su posición en el debate sobre el aborto”, añadió.

En efecto, en septiembre de 2024, el nuevo gobierno laborista del Reino Unido anunció que la legislación para promulgar las llamadas “zonas de acceso seguro” o “zonas de amortiguamiento” fuera de las instalaciones de aborto en Inglaterra y Gales, entraría en vigor a partir del 31 de octubre.

La legislación, contenida en la sección 9 de la Ley de Orden Público de 2023, penaliza una serie de actividades dentro de un perímetro de 150 metros de un centro abortista. Estas actividades convertidas en delito incluyen potencialmente la presencia pacífica, la oración, el pensamiento, la comunicación consensuada y las ofertas de apoyo práctico a las mujeres en situaciones vulnerables, en el caso de que se considerara que alguna de éstas influye o interfiere con el acceso a la clínica, según informó la Conferencia de obispos de Inglaterra y Gales.

Arzobispo Sherrington: legislación discriminatoria

Casi inmediatamente, el 18 de septiembre, monseñor John Sherrington, obispo principal de asuntos de vida de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales, nombrado ahora arzobispo de Liverpool por el Papa Francisco, consideró la legislación como “innecesaria y desproporcionada”, y una “discriminación hacia las personas de fe”.

Éstas fueron sus palabras: “Como la Conferencia de Obispos Católicos declaró repetidamente durante la aprobación del proyecto de Ley de Orden Público el año pasado, la legislación de ‘zona de acceso seguro’ es innecesaria y desproporcionada. Condenamos todo acoso e intimidación contra las mujeres y sostenemos que, como se aceptó en una revisión del Ministerio del Interior, ya existen leyes y mecanismos para proteger a las mujeres de tal comportamiento”.

Libertad religiosa, fundamental en una sociedad democrática

“En la práctica, y a pesar de cualquier otra intención, esta legislación es discriminatoria  y afecta desproporcionadamente a las personas de fe”, añadió el obispo Sherrington, en representación de “Bishop for Life Issues”, y elevó progresivamente el alcance de su argumentación.

A su juicio, “la libertad religiosa es la libertad fundamental de cualquier sociedad libre y democrática, esencial para el florecimiento y la realización de la dignidad de cada persona humana. La libertad religiosa incluye el derecho a manifestar las creencias privadas en público a través de testimonios, oraciones y actividades benéficas, incluso fuera de las instalaciones de aborto”.

“Además de ser innecesarios y desproporcionados”, añadió, “tenemos profundas preocupaciones en torno a la eficacia práctica de esta legislación, particularmente dada la falta de claridad en relación con la práctica de la oración privada y las ofertas de ayuda dentro de las ‘zonas de acceso seguro’”.

Un paso atrás

El obispo británico recordaba asimismo, entre otras cosas, una reflexión del Papa Francisco sobre la libertad religiosa. “Un pluralismo saludable, que realmente respeta las diferencias y las valora como tales, no implica privatizar las religiones en un intento de reducirlas a la oscuridad silenciosa de la conciencia del individuo o de relegarlas a los recintos cerrados de iglesias, sinagogas o mezquitas”, señaló el Pontífice.

“Esto representaría, en efecto, una nueva forma de discriminación y autoritarismo. Al legislar e implementar las llamadas “zonas de acceso seguro”, el gobierno del Reino Unido ha dado un paso atrás innecesario y desproporcionado en la protección de las libertades religiosas y cívicas en Inglaterra y Gales”, recordaba el obispo.

“Pensamiento único”

Además de las claras condenas de políticas abortistas y antinatalistas que lleva realizando con frecuencia, el Papa Francisco denunció el pensamiento único y el totalitarismo ideológico. Así lo hizo ante el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede en varias ocasiones.

En enero de 2023, por ejemplo, denunció las “crecientes polarizaciones e intentos de diversos foros internacionales para que se imponga un pensamiento único, lo que impide el diálogo y margina a aquellos que piensan distinto”.

En el mismo discurso, apuntó a “un totalitarismo ideológico, que promueve la intolerancia respecto al que no adhiere a supuestas posiciones de ‘progreso’” y que emplea “cada vez más recursos para imponer, especialmente en relación a los países más pobres, formas de colonización ideológica, creando, por otra parte, un nexo directo entre la concesión de ayudas económicas y la aceptación de tales ideologías”.

Derechos humanos 

En este debate y en otros relativos a restricciones de derechos fundamentales, la Iglesia católica se ha situado inequívocamente en favor de los instrumentos internacionales de derechos humanos, desde la Declaración Universal de 1948, ampliamente reconocida, que incluye “la libertad de pensamiento, conciencia y religión” (art. 18), además del “derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona” (art. 3).

Por otra parte, diversos expertos han recordado la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea (año 2000), cuando reconoce “el derecho a la objeción de conciencia”, eso sí, de acuerdo con las leyes nacionales. Un marco legal aplicable también al proyecto de ley de suicidio asistido, a cuya tramitación dio luz verde el Parlamento británico en noviembre del año pasado, como informó Omnes, para las personas a las que queden menos de seis meses de vida. El ‘Terminally III Adults (End of Life)’ requiere todavía tiempo de tramitación, y originó un encendido debate en el Palacio de Westminster.

El autorFrancisco Otamendi

Artículos

San Pascual Bailón, gran devoto de la Eucaristía, y san Pedro Liu Wenyuan

La liturgia celebra el 17 de mayo a san Pascual Bailón, franciscano aragonés con gran devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen. También se celebra hoy a la italiana santa Julia Salzano, religiosa fundadora. Al padre de familia chino san Pedro Liu Wenyuan, y al polaco redentorista beato Iván Ziatyk, muerto en un campo de concentración cerca de Rusia.  

Francisco Otamendi·17 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Iglesia conmemora el 17 de mayo al religioso franciscano aragonés san Pascual Bailón, del siglo XVI, caracterizado por un ardiente amor a Jesús en la Eucaristía y a la Virgen María. El santoral celebra también a las santas italianas Julia Salzano y Antonia Mesina (de 15 años), al padre de familia chino san Pedro Liu Wenyuan, y al redentorista polaco beato Iván Ziatyk.

El Martirologio romano describe así a san Pascual Bailón: “En Villarreal, de la región de Valencia, en España, san Pascual Bailón, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, quien, mostrándose siempre diligente y benévolo hacia todos, honró constantemente con ardiente amor el misterio de la Santísima Eucaristía († 1592)”.

San Pascual: pocos estudios, pero dones de consejo y sabiduría

En efecto, san Pascual Bailón, al que llamaron Pascual porque nació en la vigilia de Pentecostés, fue de joven pastor de ovejas. En 1564 ingresó en la Orden de San Francisco. Vistió en Elche (Alicante) el hábito franciscano. 

Era de origen humilde y con pocos estudios, y le destinaron a oficios de los hermanos legos. Pero tenía los dones de consejo y de sabiduría, y gran devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen. El Papa León XIII le nombró patrono de las Asociaciones y Congresos eucarísticos. Fue beatificado 1n 1618 por el Papa Pablo V, y canonizado en 1690 por el Papa Alejandro VIII.

San Pedro Liu Wenyuan: perseguido y arrestado varias veces

San Pedro Liu Wenyuan nació en China, de familia pagana, en torno al año 1790, según el directorio franciscano. Por medio de un amigo conoció el cristianismo y se bautizó. Pronto lo arrestaron y lo condenaron, pero quedó libre. En 1814 lo arrestaron de nuevo y le desterraron a Mongolia, donde fue vendido como esclavo. Cayó enfermo, y de nuevo los amigos consiguieron llevarlo a casa. Quiso ayudar a familiares suyos perseguidos por ser cristianos, y acabó él mismo apresado. Murió en Guizhou (China) en 1834.

El autorFrancisco Otamendi

Por qué León XIV

León XIII, de quién ha tomado su nombre el Papa. León XIV, compuso una bella oración al arcángel san Miguel que se recomienda rezar a diario.

17 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Además de las razones explicadas por el Papa, para la elección de su nombre, me atrevo a añadir una más, que quizá esté presente en el Santo Padre. León XIII fue Papa desde 1878 a 1903.

Un colaborador suyo contó que, en una ocasión, mientras rezaba, se quedó completamente inmóvil. Su rostro expresaba horror, y a la vez asombro. Media hora más tarde escribió la oración a san Miguel, que algunos cristianos rezan al finalizar la Misa.

Esta oración es una petición al arcángel, para que arroje a satanás al infierno. Nada más ser elegido, León XIV nos ha llenado de esperanza, recordándonos que el bien vencerá al mal.

La oración a san Miguel sigue siendo muy importante.

122 años después el Papa recién elegido ha tomado el relevo, también en esta lucha contra el mal, propuesta por León XIII.

Ojalá sea cada vez mayor la difusión de esta oración, para obtener ayuda en el combate de cada cristiano contra el mal.

Dice así la oración:

Arcángel san Miguel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la maldad y asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga bajo su imperio; y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el poder divino, a satanás y a los otros espíritus malvados que andan por el mundo tratando de perder a las almas.

Recursos

Cantar a Dios con María

Las palabras de la Santísima Virgen en su Visitación a Isabel han inspirado la oración, la contemplación y la expresión artística de los católicos a través de los siglos. También en los cristianos de confesión luterana, las palabras de fe y alabanza con las que María se dirige a Dios han alimentado la vida espiritual de muchos, entre ellos la de Johann Sebastian Bach.

Antonio de la Torre·17 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Una de las pocas obras que Bach compuso en latín es, paradójicamente, una de sus más célebres y valiosas: Magnificat BWV 243, compuesta en sus primeros meses como Cantor de Santo Tomás de Leipzig (1723) y retocada más adelante (1733) hasta llegar a la forma en la que hoy se escucha habitualmente. Una obra en la que el ferviente luterano Johann Sebastian Bach pone su inspirada música a las palabras divinamente inspiradas con las que la Virgen María canta a Dios: el Magnificat que la Iglesia católica canta diariamente en la celebración de Vísperas.

Para una ocasión importante

En Leipzig la tradición mandaba que se cantara el Magnificat en los oficios vespertinos, en alemán los domingos ordinarios y en latín en las fiestas más señaladas. De ahí que Bach escogiera para poner en música el texto latino de Lucas 1, 46-55, según la Vulgata de san Jerónimo. El peso de la tradición litúrgica explica que un empedernido lector de la biblia alemana de Lutero musicalizara un texto bíblico en latín.

En su primera Navidad como Cantor en Leipzig, Bach presentó un Magnificat en mi bemol mayor, su primera gran obra litúrgica en su nuevo puesto, que se interpretó en la tarde del día de Navidad de 1723 junto con su cantata BWV 60. Este primer Magnificat, pensado para el tiempo de Navidad, estaba compuesto incorporando cuatro breves himnos navideños en alemán, que se intercalaban entre las estrofas del texto latino.

Diez años más tarde, Bach retocaría ligeramente este primer Magnificat, dando origen a la obra que nos ocupa en este artículo. Para ello lo transporta a re mayor, eliminando los himnos navideños y modernizando la orquestación. En efecto, sustituye las flautas de pico con las entonces recientes flautas traveseras, y enriquece el viento madera añadiendo a los dos oboes de 1723 otros dos oboes d’amore, instrumento que se empezaba a incorporar a la orquesta por aquel entonces y que Bach prefería para algunas de sus melodías más emotivas.

Esta orquestación del Magnificat, en cualquier caso, es, valga la redundancia, realmente magnífica, e incluye la plantilla orquestal de mayores dimensiones que se podría encontrar en Sajonia en 1733, tan completa que sólo le faltan dos trompas para alcanzar el máximo orquestal de comienzos del siglo XVIII. Esta magnificencia hace suponer que fue estrenada en una gran fiesta, seguramente en la iglesia de Santo Tomás de Leipzig para el servicio de Vísperas del día de la Visitación de 1733, que la liturgia luterana celebraba el 2 de julio. Para esa misma ocasión festiva Bach compuso también en otros años dos señaladas cantatas: la famosísima BWV 147 (que suele escucharse en casi todas las bodas) y la BWV 10 (más sencilla, con su texto basado en el Magnificat alemán de Lutero).

El texto bíblico se va presentando en once números musicales, seguidos, como es propio de la liturgia de Vísperas, por una doxología final. La secuencia de números muestra la predilección del compositor por la simetría y la variedad rítmica y tímbrica. Así lo podemos ir viendo a continuación.

Una pintura luterana de la Virgen

En sus primeros versículos (Lucas 1, 46-50), el texto bíblico expresa en sus palabras como un retrato del Corazón de María, que Bach pintará con el color y la expresión de su música. Si no hay muchas imágenes de la Virgen en la austera iconografía luterana, esta es quizás la más expresiva de todas.

El primer número, como el último y el central, está compuesto por un nutrido coro a cinco voces (dos sopranos, contraltos, tenores y bajos), acompañado por el esplendor de toda la orquesta. Comienza y termina este primer número como un concierto, con una amplia y jubilosa intervención de la orquesta, que prepara y cierra la intervención del coro. Este canta la primera palabra Magnificat, con una alegría exultante y rítmica, imagen del intenso gozo de María cuando descubre el cumplimiento de la promesa divina en el embarazo de Isabel.

En el segundo número, donde los músicos se reducen súbitamente a la soprano y las cuerdas, se sigue cantando la alegría de la Virgen, pero esta vez como desde el fondo de su humilde corazón, con un ambiente lleno de intimidad y cordialidad.

El tercer número, el primero en modo menor, cuenta con el melancólico, sedoso y delicado timbre del oboe d’amore, que se va entrelazando con la soprano para expresar la contemplación de la humildad de María. Con una línea melódica delicada y descendente, la palabra “humilitatem” pinta el rasgo fundamental del Corazón de María, de una forma que evoca maravillosamente la pureza y la sencillez de la Virgen. Cuando el texto indica que esa Virgen Humilde será felicitada por todas las generaciones, irrumpe en tromba un tremendo coro a cuatro voces (omnes generationes) sobre una trepidante línea de bajo, que describe la fervorosa multitud que a lo largo de los tiempos ha felicitado con devoción a la Virgen María.

De nuevo por contraste, el quinto número es confiado a la mínima y más grave plantilla posible: bajo solista acompañado por el bajo continuo. En un sorprendente minimalismo musical, María alaba la grandeza del Dios Poderoso y Santo, que se acerca a los más bajos para favorecerlos con su Misericordia. De hecho, el siguiente número canta a la Divina Misericordia con un espíritu etéreo y lleno de nostalgia. Tan sólo intervienen en dúo alto y tenor, con un delicadísimo acompañamiento de violines en sordina doblados por las flautas. Una serena contemplación de las entrañas de Misericordia del Dios que ha mostrado su Poder, su Bondad y su Sabiduría en la Virgen Madre.

La obra de Dios

En los siguientes versículos del texto bíblico (Lucas 1, 51-55) María describe la acción de Dios en favor del humilde pueblo de la descendencia de Abraham. El séptimo número es el central de toda la obra, y reproduce simétricamente la misma plantilla musical que el primero, pero esta vez para causar un intenso terremoto con toda la orquesta. En esta catástrofe, diversas figuras expresivas y coloraturas dinámicas en las voces muestran cómo los soberbios son dispersados a los cuatro vientos. Por si esto fuera poco, el final de este número ralentiza el tempo para expresar cómo los soberbios mente cordis sui son aplastados, como hacen evocar los contundentes golpes de la orquesta.

En el siguiente número, una vivaz aria para el tenor y dos violines hace caer a los poderosos entre los tirones descendentes de la melodía de los violines para, a continuación, exaltar a los humildes hacia las alturas con las rápidas coloraturas ascendentes del tenor. Calmando el ambiente, pero con un contenido similar, llega quizás el aria más famosa de esta composición, confiada al alto y dos flautas. Con estos humildes recursos, el noveno número confirma que los hambrientos (esurientes) serán colmados de bienes, al tiempo que en rápidos descensos musicales los ricos son despedidos vacíos. La riqueza con la que Dios llena a los miserables está dibujada en el larguísimo melisma que el solista ha de hacer sobre la palara implevit, el más largo de toda la obra.

Los últimos versículos se centran con más detenimiento en la bondad con la que Dios ha tratado a su pueblo. Por ello en el número 10, un trío de dos sopranos y alto canta con una peculiar armonía cómo Dios tiene memoria (recordatus) para con su siervo Israel, mientras que dos oboes al unísono entonan la melodía del Magnificat luterano, como evocando un preludio coral para órgano.

El cierre lo pone un coro a cuatro voces con el perfecto y fluido contrapunto bachiano sobre las promesas de Dios a Abraham, a cuyo nombre el contrapunto se detiene para subrayar al unísono el nombre del patriarca que es nuestro padre en la fe, y, por tanto, de quien desciende la Virgen María. 

La doxología final comienza con sendas invocaciones cantadas por el coro y toda la orquesta al unísono al Padre y al Hijo, en igualdad musical, a la que sigue una invocación de mayor dinamismo, pero estilo similar, para el Espíritu Santo, recurso que muestra la precisa formulación musical con la que Bach suele acercarse en sus obras a la fe en la Santísima Trinidad. Todo culmina con la repetición del primer número, cerrando así la estructura simétrica de esta monumental composición, pero esta vez cantando sicut erat in principio, et nunc, et in saecula saeculorum. Amen.

El autorAntonio de la Torre

Doctor en Teología

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Evangelización

San Simón Stock y el escapulario, santa Gema Galgani, y Misa de san Isidro

La Iglesia celebra el 16 de mayo a san Simón Stock, carmelita devoto de la Virgen María, al que Ella entregó, según la tradición, el escapulario del Carmen. También hoy, desde el día 14, se conmemora a la joven italiana santa Gema Galgani. Ayer se festejó a san Isidro Labrador, patrono de Madrid y de los agricultores.

Francisco Otamendi·16 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Entre otros santos y beatos, la liturgia celebra el 16 de mayo a san Simón Stock, uno de los primeros priores generales de la Orden del Carmelo, al que se conoce porque la Virgen María, según la tradición, le entregó el escapulario del Carmen. También se conmemora hoy, desde el día 14, a la pasionista (ver más abajo) italiana santa Gema Galgani. Y ayer Madrid celebró a su patrón, san Isidro Labrador

El 16 de julio de 1251, la Virgen María dijo a san Simón Stock, que fue prior general de la Orden del Carmelo: “El que muera con él (el escapulario) no padecerá el fuego eterno”. El Papa Pío XII señaló: “No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen”. 

Protección materna de María

“Existen diferentes tradiciones sobre el lugar en que supuestamente tuvo lugar la visión de Nuestra Señora con que el Señor agració a San Simón Stock. Se suelen proponer Aylesford, o bien Cambridge, como espacios privilegiados con esta aparición sobrenatural de la Virgen”, señala el portal carmelitano

También se añade: “Aunque la historicidad de la visión no sea creíble, el escapulario ha quedado para todos los Carmelitas como signo de protección materna de María y del compromiso propio de seguir a Jesucristo como a su Madre, modelos perfectos para todos sus discípulos”. Otras referencias a la aparición de la Virgen y al escapulario pueden consultarse, por ejemplo, aquí.

Santa Gema Galgani, estigmas en manos y pies

Santa Gema fue una de las hijas del boticario Enrico Galgani y su esposa Aurelia Landi, quien murió cuando ella tenía tan solo siete años, explica la biografía oficial. Quedó huérfana de padre a los 18 años.

La joven se caracterizó por su piedad y su amor a Cristo y a la Eucaristía. Fue una de las primeras mujeres estigmatizadas del siglo XX. Tres días a la semana, por al menos tres años, Gema mostraba estigmas en las manos y los pies, que luego desaparecían. También era famosa por sus visiones de su Ángel de la Guarda.

A los 20 años, Gema curó milagrosamente de una grave meningitis. Por su mala salud no fue aceptada como religiosa pasionista, pero recibe los honores correspondientes a la Orden y es especialmente popular. Gema murió probablemente de tuberculosis en Lucca, en 1903, a los 25 años. Fue canonizada por el Papa Pío XII en 1940. Desde 1985 se venera en el Santuario de Santa Gema de Madrid una reliquia del corazón de la santa.

San Isidro Labrador en Madrid

Madrid celebró ayer a su patrón, san Isidro Labrador, con una Misa de campaña, a la que asistieron numerosas familias. La celebración estuvo presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, con sus obispos auxiliares. Concelebraron también el cardenal Baltazar Porras, arzobispo emérito de Caracas (Venezuela), y el arzobispo de Ciudad Bolívar (Venezuela), Ulises Gutiérrez, entre otros. 

El cardenal Cobo explicó, de la mano de san Isidro, que “no hay sarmiento que dé fruto si se separa de la vid”, y animó a “seguir construyendo vuestras comunidades y haciendo de ellas lugares y casas de esperanza para todos nuestros vecinos”.

También subrayó que “no podemos ser testigos del Evangelio si vivimos divididos por ideologías o por egoísmos”. Precisamente “san Isidro nos recuerda que la verdadera santidad no divide, sino que une”. “Sembrad esperanza, sembrad unidad”, manifestó.

El autorFrancisco Otamendi

América Latina

León XIV y Santo Toribio de Mogrovejo

El papa León XIV, profundamente vinculado a Hispanoamérica y devoto de santo Toribio de Mogrovejo, se perfila como un nuevo impulsor de la evangelización con un espíritu de unidad y claridad doctrinal. Su pontificado, en el año de la esperanza, evoca la misión de los santos que llevaron el Evangelio a las periferias.

P. Manuel Tamayo·16 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Los que están escribiendo sobre el Papa León XIV, hacen referencia a su predecesor León XIII, señalando varias similitudes que el mismo Papa ha refrendado, y que nos permite presagiar que León XIV sería el Papa de la unidad.

Resulta que este Papa es americano y con años de trabajo y experiencia en el Perú, lo que le ha permitido conocer bien la idiosincrasia de estas tierras hispanoamericanas.

A principio de este año, que es el año de la esperanza, estuve en España promoviendo la película de Santo Toribio de Mogrovejo.

Revitalizar su figura

Hace 12 años el Papa Benedicto XVI le dijo al arzobispo de Lima, ¿a ver que haces con Santo Toribio? Decía el Santo Padre que había que dar a conocer a Santo Toribio porque él era el Carlos Borromeo de América.

Efectivamente Santo Toribio trajo a las tierras americanas, y especialmente a la diócesis de Lima, el concilio de Trento, que era de la contrarreforma, para aclarar la doctrina católica de la confusión que había surgido por la reforma de Lutero.

El toque latinoamericano que tiene León XIV, lo hace muy hábil para que se produzca en este continente una reevangelización, como la que hizo Santo Toribio el siglo XVII recorriendo, a lomo de mula, con el Evangelio, el catecismo, traducido al quechua y al aimara, y con los sacramentos, el extenso territorio que le tocó, para evangelizar y confirmar, a todas las personas que podía. Fue un hombre que salió a las periferias para llevar la Palabra de Dios hasta el último rincón.

La leyenda negra

Los católicos españoles me decían hace unos meses, que había llegado la hora de los hermanamientos en Hispanoamérica, para borrar las leyendas negras, que las habían tejido durante años los enemigos de la Iglesia, y que más bien había que resaltar la evangelización que hicieron los santos que predicaron en estas tierras con mucho sacrificio y dando sus vidas para que todos conozcan los evangelios y puedan vivir una auténtica vida cristiana de amor a Dios ya los demás.

Estamos en unos tiempos similares. El Papa León XIV habla de los desafíos que tenemos frente a la Inteligencia artificial y ante las ideologías que se han olvidado de Cristo y que lo tienen simplemente como un líder más y no como el Hijo de Dios.

Santo Toribio aclaró las cosas dando muchas luces a todas las personas, al clero, a las autoridades civiles y al pueblo. Su trabajo fue impresionante.

El Papa León XIV es devoto de Santo Toribio, el fue Gran Canciller de la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo de Chiclayo.

El Camino de Santo Toribio

Hoy, quienes estamos promocionando un largo metraje del santo, con “Goya Producciones” estamos fomentando, con varias universidades, que se diseña “el camino de Santo Toribio” para las peregrinaciones, algo semejante al “camino de Santiago” en España.

Urge recristianizar nuestro continente y el mundo entero. Este papá tiene esa misión. Todos lo acompañamos con nuestra oración y una acción similar a Santo Toribio para llegar a todos con la claridad de la doctrina.

Los Caminos de Santiago y de Santo Toribio, son caminos que llevan a Dios. Los santos nos llevan a Dios y Dios nos quiere santos. Es por eso que necesitamos de los Sacramentos.

Ahora León XIV, y todos nosotros, con la intercesión de Santo Toribio y León XIII, pediremos con fuerza a San Miguel Arcángel que “arroje con su Divino poder a Satanás ya los espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas”

En el año de la esperanza vendrán tiempos nuevos, tiempos de luz y de unidad dentro de la barca de Pedro. 

El autorP. Manuel Tamayo

Sacerdote peruano

Francisco y nuestro trabajo como lectores

La necesidad de descubrir las fuentes, de ir a ellas, de renunciar al morbo de la política eclesial, de tener intermediarios confiables: todas estas son habilidades que nos sirven incluso para la vida más allá del ámbito religioso, sobre todo en tiempos de inteligencia artificial.

16 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Llevo leídas las tres cuartas partes del libro que escribió Javier Cercas, escritor ateo español, sobre el Papa Francisco en general, y sobre su viaje a Mongolia en particular.

Surge una pregunta recurrente en las numerosas entrevistas que hace a personas que rodeaban a Francisco, y podríamos formularla algo así: si el Papa ha sido escogido para ser un líder espiritual, ¿por qué solo habla de temas terrenales? La duda es aún más pertinente si sabemos que todo el libro es el intento de Cercas por preguntar sobre la resurrección de la carne y la vida después de la muerte, ambos temas que, efectivamente, son netamente espirituales.

Las derivas que recorre aquella pregunta a lo largo del libro son varias e interesantes, pero, sobre todo, nos permiten hablar de un tema: que el Papa Francisco dejó en evidencia que tenemos un problema como lectores en los tiempos de algoritmos y de lectura superficial.

Recuerdo que una vez, conversando con un sacerdote amigo, que no sintonizaba mucho con el Papa Francisco –o con quien él creía que era el Papa Francisco–, reprochó en voz alta precisamente esto: que el Papa no hablaba de los temas centrales de la fe católica, mientras que se dedicaba a hablar de temas “políticos”, como la migración, el cuidado de la naturaleza o la preocupación por los pobres. Esta segunda afirmación de su frase la dejaremos para otro momento. Pero ese día, desmontar aquella realidad paralela creada por alguna página web no fue difícil, ya que pocas horas antes el Papa había dedicado su décima audiencia general consecutiva a una catequesis sobre la Santa Misa, misterio central de la fe cristiana. Lógicamente, eso no salía en el blog de información sobre el Vaticano que leía mi amigo sacerdote, ni tampoco en los titulares de la prensa común que veía fugazmente en las redes sociales.

Si ya era un problema para la verdad el hecho de que consumamos solamente la información que recibimos de los algoritmos de las redes sociales o en algún blog de cuestionables intenciones, ahora esta complicación se ha multiplicado con la inteligencia artificial.

Hace pocos días fue el día de la madre en muchos países del mundo y me llegó varias veces un video falso del Papa León XIV reflexionando sobre la tarea maternal. Así como mi amigo sacerdote pensaba que Francisco nunca hablaba de vida espiritual, otros ahora pueden pensar que León XIV es especialista en felicitaciones cursis para los días mundiales de cada miembro de la familia.

La tarea de formarnos como lectores de noticias es urgente, porque de ella depende la imagen que nos formamos sobre el mundo. Y lo mismo sucede con la información religiosa: la tarea de formarnos como lectores de noticias sobre el Papa es urgente, porque de ella depende la imagen que nos formamos de su persona y de la Iglesia, con repercusiones claras también en nuestra vida espiritual.

¿Debemos pedir a un periódico común, con temas eminentemente políticos, que informe sobre la Iglesia con un sentido espiritual? Obviamente no.

¿Podemos pedir a ese medio que nos desgrane los encuentros del Papa con los religiosos del país que visita? Obviamente no.

¿Podemos pedir que nos resuma cada catequesis dedicada a los distintos sacramentos? Tampoco.

Cada medio busca lo que interesa a sus lectores. Un medio así buscará lo que hay de político en las actividades del Papa para, pasado por el filtro de su línea editorial, transmitirlo a sus lectores. Ese es su trabajo. Si pedimos peras al olmo, el problema es nuestro, no de tal o cual periódico.

Un terreno quizás más delicado todavía es el de los sitios de información de la Iglesia. Porque uno podría pensar que soluciona su problema como lector al visitar páginas web que se dedican específicamente a estos temas. Sin embargo, tampoco es tan fácil.

Si uno tiene un poco de familiaridad con estos medios, sabrá que están los que se denominan frecuentemente de tendencia más “conservadora” y los de tendencia más “liberal”, con las infinitas limitaciones que tienen estos términos en el mundo religioso. Y precisamente que podamos usar esas etiquetas es parte del problema.

En la mayoría de los casos, allí no se hace información sobre el Papa con una visión espiritual y sobrenatural de la Iglesia, sino que se hace información sobre ella, pero empapada de una mirada terrena, como si también allí todo fuera una pugna política, como si también en la Iglesia el objetivo fuera eliminar al enemigo, aunque, lógicamente, tengan que disfrazar sus textos con adornos piadosos.

¿Podemos pedirles que estén abiertos a lo que sopla el Espíritu Santo, aunque sea algo que no se alinee con su pensamiento, aunque les genere menos clics, y aunque no alimente a sus lectores, ávidos de confirmación constante de su propia visión de la realidad? No.

Cada uno es libre de producir la información como le parece, pero no podemos esperar de todos los medios de información religiosa una perspectiva verdaderamente religiosa.

Esta fue una de las realidades que desenmascaró Francisco, aunque solo fuera por la época en la que le tocó vivir: la necesidad de formarnos como lectores de noticias. La necesidad de descubrir las fuentes, de ir a ellas, de renunciar al morbo de la política eclesial, de tener intermediarios confiables: todas estas son habilidades que nos sirven incluso para la vida más allá del ámbito religioso, sobre todo en tiempos de inteligencia artificial.

En esas conversaciones con personas que no sintonizaban con Francisco –otra vez: con quien pensaban que era Francisco– no era raro llegar a esta pregunta: ¿Cuánto tiempo has dedicado a leer los escritos del Papa de primera mano, y cuánto tiempo has dedicado a los medios de noticias que quieren tenerte enganchado con la telenovela religiosa? Muy poca gente acudía a la verdadera fuente y, lógicamente, peleaban en su mente con un estereotipo creado en alguna redacción.

Que eso no nos pase con León XIV. “Gracias –decía el Papa en su encuentro con medios de comunicación hace unos días– por todo lo que han hecho para abandonar los estereotipos y los lugares comunes, a través de los cuales leemos frecuentemente la vida cristiana y la misma vida de la Iglesia”. Fue un detalle de cortesía que quizás, en realidad, esconde una elegante petición.

Libros

Editorial Érase, recuperar los cuentos de hadas en Occidente

La editorial Érase tiene como objetivo brindar un soplo de aire fresco al mundo de la literatura, ofreciendo obras de calidad y con un cuidado trasfondo moral y antropológico.

Paloma López Campos·16 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

María Loreto Ríos y Pedro Lara son los fundadores de la editorial Érase. Este proyecto busca devolver la calidad literaria al mundo de los libros, a través de una selección y producción muy cuidadosa de obras.

Como explican los fundadores, con sus publicaciones quieren “ofrecer una literatura que ayude a conocer la realidad a través de la ficción”. Para ello, miran “con lupa el trasfondo moral y antropológico de cada obra”.

En esta entrevista con Omnes, hablan de los orígenes de la editorial, su catálogo y la situación actual de la literatura dirigida a niños y jóvenes.

Editorial Érase

¿Cuál fue la principal motivación para fundar esta editorial?

– [Loreto]: Nuestra motivación principal fue constatar que se había perdido en la literatura contemporánea, principalmente la dirigida a niños y jóvenes, la estructura y simbología original de los cuentos de hadas, con contadas excepciones. Puede parecer que esto no tiene mayor relevancia, pero el arte y la literatura dejan una impresión duradera y profunda en el lector. Trastocar el significado y la simbología de los cuentos y las historias puede producir muchos efectos en la sociedad, aunque sea de un modo sutil.

Dicho esto, nuestro objetivo no es ofrecer historias pedagógicas ni libros cuyo propósito principal sea transmitir un mensaje moralizante, sino obras con valor literario, pero que entronquen con la línea de literatura fantástica y mítica iniciada, por ejemplo, por autores como George MacDonald, Tolkien y C. S. Lewis.

Su catálogo se centra en autores contemporáneos no traducidos y obras que hace mucho que no se publican, ¿qué criterios utilizan para seleccionar los autores y las obras? ¿Cómo equilibran la calidad literaria con el enfoque de frescura y novedad?

– [Pedro]: En primer lugar, prestamos mucha atención a la calidad literaria de las obras que deseamos publicar; en esto no somos diferentes de otros buenos editores de narrativa. Lo que sí nos diferencia es que también miramos con lupa el trasfondo moral y antropológico de cada obra.

El mercado de la literatura infantil y juvenil está hoy inundado de novelas que difuminan, cuando no directamente eliminan, la realidad del bien y el mal, que disfrazan el vicio de virtud y presentan a los villanos como héroes. En nuestras obras, el bien existe y está en pugna continua con el mal, que no es sino la ausencia o privación del bien (no tiene entidad propia), y el vicio esclaviza y acaba destruyendo a todo aquel que lo practica.

En estrecha relación con lo anterior están los símbolos, que tienen en el hombre una influencia profunda, hoy con frecuencia ignorada. Circulan por ahí muchas historias de dragones magnánimos y lobos amistosos, aparentemente inocentes e inocuas, pero que tienen unos efectos devastadores para la imaginación moral de los niños, pues sutilmente socavan su capacidad para distinguir el bien del mal. Por eso nosotros procuramos siempre que nuestras obras estén en línea con la tradición simbólica de Occidente, que es garantía de cordura y salud moral.

Por último, nos preocupa enormemente la erotización cada vez más intensa de que viene siendo objeto la literatura juvenil, fomentada a través de TikTok y auspiciada por las editoriales que se lucran de ella. De esto, por supuesto, huimos como de la peste.

En cuanto al equilibrio que menciona, no lo buscamos ni pretendemos buscarlo. Queremos que todas las obras que publiquemos sean literariamente excelentes y, al mismo tiempo, frescas y novedosas. Me viene a la cabeza esta cita de Péguy: “Homero es nuevo cada mañana, y no hay nada más viejo que el periódico de hoy”. O sea, que la frescura y la novedad son características de los clásicos, de la mejor literatura, porque está entretejida de anhelos, aspiraciones, inquietudes y experiencias humanas perennes y universales.

¿A qué público se dirige su editorial? ¿A quiénes quieren apelar con la selección de su catálogo?

– [Loreto]: La Editorial Érase está dirigida al público infantil y juvenil, pero lo cierto es que creemos que este tipo de historias pueden llegar a muchas otras franjas de edad. Somos defensores de que los adultos también pueden disfrutar de los cuentos de hadas y de la buena fantasía.

Tolkien mismo define así “El señor de los anillos” en la carta 181: “Es un ‘cuento de hadas’, pero un cuento de hadas escrito para adultos, de acuerdo con la creencia, que expresé una vez extensamente en el ensayo ‘Sobre los cuentos de hadas, de que constituyen el público adecuado. Porque creo que el cuento de hadas’ tiene su propio modo de reflejar la ‘verdad’, diferente de la alegoría, la sátira o el ‘realismo’, y es, en algún sentido, más poderoso. Pero, ante todo, debe lograrse como cuento, entusiasmar, complacer y aun a veces conmover, y, dentro de su propio mundo imaginario, debe acordársele credibilidad (literaria). Lograrlo fue mi objetivo primordial”.

¿Cómo cuidan el proceso editorial para garantizar que las obras se presentan de la mejor manera posible? ¿Qué valor le dan al trabajo de los traductores y a las ediciones físicas de los libros?

– [Loreto]: En cuanto a las ediciones físicas, en primer lugar queremos resaltar el valor de los ilustradores y la importancia de que el diseño esté en manos de un artista y no de una inteligencia artificial, aunque eso suponga encarecer la producción del libro. Tenemos una ilustradora estupenda, licenciada en Bellas Artes, que se encarga de la ilustración y el diseño de cubierta, o también de los adornos interiores en el caso de “Érase una reina”.

Además de eso, cuidamos mucho que los materiales del libro (el papel, la cubierta, la encuadernación, etc.) sean buenos. Consideramos que es muy importante que el libro como objeto sea bonito y atractivo, además de que tenga calidad y perdure.

– [Pedro]: ¡Y con las traducciones somos quisquillosos hasta decir basta! Antes que editores, hemos sido traductores, por eso hemos decidido encargarnos personalmente de las labores de traducción. Y debo decir que está siendo un placer inmenso traducir unos libros que amamos y que llevamos leyendo, releyendo y disfrutando durante años.

Ustedes mencionan el deseo de fomentar la lectura desde una edad temprana, ¿cómo planean acercar a los jóvenes a la lectura y a autores contemporáneos que quizás no sean tan populares aún?

– [Pedro]: Por desgracia, para lograr eso no basta con publicar buenos libros. De hecho, no creemos estar descubriendo la pólvora si decimos que gran parte de lo que leen hoy los niños y jóvenes (y también muchos adultos) es basura literaria.

Estamos convencidos de que, para hacer frente a esta penosa situación, debemos todos tomar conciencia del papel vital e insustituible que tienen las buenas historias en la educación de los más jóvenes. Las buenas historias son alimento para el alma, son como mapas y brújulas que nos ayudan a orientarnos en la vida; nos ayudan a rechazar el mal y a escoger el bien. Si queremos que nuestros hijos y alumnos conozcan la verdad, debemos decirles la verdad. Si queremos que amen la verdad y vivan conforme a ella, debemos contarles buenas historias.

En Érase deseamos colaborar con padres, profesores y educadores para conseguir que la imaginación de nuestros niños y jóvenes tenga el alimento que necesita.

¿Qué tipo de relación buscan establecer con sus autores? ¿Cómo planean manejar la cuestión de la colaboración con escritores emergentes y su participación en el proceso editorial?

– [Loreto]: Con los autores extranjeros es muy complicado establecer una relación, ya que todas las gestiones se realizan a través de agencias literarias o la propia editorial de origen. Suelen ser autores que tienen ya una trayectoria más o menos consolidada en sus países.

Pero sí nos planteamos apostar por autores emergentes e hispanohablantes en el futuro. No hay una fecha determinada aún para ello. Queremos esperar a que la editorial tenga un poco más de recorrido, entre otras cosas porque es muy diferente el proceso de escoger una obra ya publicada y acabada y traducirla a la labor de recepción, selección y edición de un manuscrito original.

¿Cuál es su visión a largo plazo para la editorial? ¿Cómo esperan que evolucione su catálogo en los próximos años y qué tipo de impacto quieren tener en el mundo editorial y en los lectores?

– [Pedro]: Al igual que Rick Blaine en “Casablanca”, no hacemos planes con tanta antelación. Lo digo medio en broma, pero también medio en serio. Somos plenamente conscientes de que Érase es una gota minúscula en un vastísimo océano editorial, un David contra un ejército de Goliats. Por eso, más que con una visión de lo que queremos ser en el futuro, trabajamos siempre con la mente y el corazón puestos en una misión, en lo que debemos ser hoy, cada día, en el presente.

Tenemos una lista extensísima de libros que nos encantaría traducir y publicar, libros que llevamos años deseando ver editados en español. Pero vamos pasito a pasito. Cada obra que vamos publicando es como un “hijo de papel”, un regalo para nosotros y, según esperamos, también para los lectores. Si uno solo de nuestros libros logra que un niño anhele ser un héroe, o que un joven recupere el asombro ante la realidad, o que una familia vuelva a reunirse noche tras noche para disfrutar de una historia leída en voz alta, entonces nuestro trabajo no habrá sido en vano.

Vaticano

El Papa León XIV promete un diálogo fortalecido con el pueblo judío

Entre sus primeros mensajes, el Papa León XIV ha expresado su intención de fortalecer el diálogo de la Iglesia católica con el pueblo judío. El rabino jefe de Roma asistirá al inicio del Pontificado el domingo 18.  

OSV / Omnes·15 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Justin McLellan (Ciudad del Vaticano, CNS)

El nuevo Papa León XIV desea fortalecer el diálogo y la cooperación con el pueblo judío. Así lo ha expresado en un mensaje dirigido al rabino Noam Marans, director de asuntos interreligiosos del Comité Judío Americano (AJC).

“Confiando en la asistencia del Todopoderoso, me comprometo a continuar y fortalecer el diálogo y la cooperación de la Iglesia con el pueblo judío», afirma el Papa. «En el espíritu de la declaración del Concilio Vaticano II ‘Nostra Aetate‘”, añade. El mensaje papal se ha publicado en la cuenta de X de la AJC el 13 de mayo.

La declaración ‘Nostra Aetate’ (‘En nuestro tiempo’), es de 1965 y su autor es san Pablo VI. “Nostra Aetate» afirmó el parentesco espiritual de la Iglesia católica con el pueblo judío, y condenó toda forma de antisemitismo.

El “derecho de Israel a existir en paz”

El AJC es un grupo de defensa que “defiende el derecho de Israel a existir en paz y seguridad. Se enfrenta al antisemitismo, sin importar la fuente. Y defiende los valores democráticos que unen a los judíos y a nuestros aliados”, según su sitio web.

El Papa Leo no abordó explícitamente la guerra entre Israel y Hamas después de rezar el “Regina Coeli” con los peregrinos en Plaza de San Pedro, el 11 de mayo. Pero pidió un “alto el fuego inmediato” en la Franja de Gaza. “Que se proporcione ayuda humanitaria a la población civil afectada, y que se libere a todos los rehenes”, dijo.

El Papa Leo envió también un mensaje personal al rabino Riccardo Di Segni, rabino jefe de Roma, “informando de su elección como nuevo pontífice”. La declaración fue publicada el 13 de mayo en la página de Facebook de la comunidad judía de Roma.

En su mensaje, la declaración decía: “El Papa León XIV se comprometió a continuar y fortalecer el diálogo y la cooperación de la iglesia con el pueblo judío en el espíritu de la declaración del Vaticano II ‘Nostra Aetate'».

El rabino jefe asistirá a la inauguración del Pontificado

El rabino jefe de Roma, que estará presente en la celebración de la inauguración del Pontificado (18 de mayo), dio la bienvenida con satisfacción y gratitud a las palabras que le dirigió el nuevo Papa”, agregó el comunicado.

Los judíos han vivido en Roma desde mucho antes de que Cristo naciera. Siglos de interacción entre la comunidad judía de la ciudad y los papas significan que las relaciones judías-vaticanas tienen una historia única, gran parte de ella triste.

Una exposición especial

En 2010, cuando el Papa Benedicto XVI visitó la sinagoga de Roma, el personal del Museo Judío de Roma planeó una exposición especial que ilustraba parte de esa historia.

La pieza central de la exposición estaba compuesta por 14 paneles decorativos hechos por artistas judíos para marcar la inauguración de los pontificados de varios Papas. Eran Clemente XII, Clemente XIII, Clemente XIV y Pío VI en el siglo XVIII.

Humillaciones

Durante cientos de años, la comunidad judía estuvo obligada a participar en las ceremonias que rodeaban la entronización de nuevos Papas. A menudo de una manera humillante.

Varios grupos en la ciudad fueron asignados para decorar diferentes secciones de la ruta del Papa entre el Vaticano y la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral del Papa. 

La comunidad judía fue responsable del tramo de carretera entre el Coliseo y el Arco de Tito, que celebra la victoria del Imperio Romano sobre los judíos de Jerusalén en el primer siglo. 

La victoria romana incluyó la destrucción del Templo, el sitio más sagrado del judaísmo. El arco triunfal representa a soldados romanos llevándose la menorá y otros elementos litúrgicos judíos.

El autorOSV / Omnes

Evangelio

El perdón, signo cristiano. Quinto domingo de Pascua (C)

Joseph Evans nos comenta las lecturas del quinto domingo de Pascua (C) correspondiente al día 18 de mayo de 2025.

Joseph Evans·15 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Es curioso que,  en un texto para el tiempo de Pascua, el Evangelio de este domingo nos devuelva a la traición de Judas a Nuestro Señor. Seguramente deberíamos centrarnos en la vida resucitada de Cristo, no en la traición que condujo a su muerte. Y, sin embargo, incluso en este pasaje, hay lo que podríamos llamar una “resurrección”. Porque mientras Judas sale a traicionarlo, Jesús nos habla del amor. “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros”.

Y de hecho, cada acto de amor, y en particular cada acto de perdón, es como una mini-resurrección. Si el odio es una forma de asesinato -un asesinato en miniatura, una violencia parcial mientras que el asesinato es su plenitud-, el perdón vence al mal con el amor. Se eleva por encima de él. En cierto sentido, Jesús ya había resucitado cuando rezó a su Padre en la Cruz: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Su amor, su misericordia, se “elevaba por encima” del odio de ellos. Con el perdón de su corazón, había entrado ya en una nueva forma de vida: el amor incondicional. Y, en efecto, vemos cómo Jesús estuvo siempre abierto a Judas, tendiéndole la mano hasta el final. Incluso en el momento de la traición en el huerto, Nuestro Señor le llama “amigo” (Mt 26, 50). La puerta para volver estuvo abierta para él hasta que la cerró por desesperación y se ahorcó.

La segunda lectura nos invita a mirar hacia la Jerusalén celestial, nuestro hogar definitivo si queremos, donde Dios enjugará todas las lágrimas de nuestros ojos, “y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor”. Dios declara entonces: “Mira, hago nuevas todas las cosas”. El Cielo es la plena fructificación del amor, y lo que hace nuevo es el amor. Jesús hizo “nueva” la crucifixión al convertirla de un acto de brutalidad maligna en una expresión de amor sublime. En la primera lectura, Pablo y Bernabé enseñan que “hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios”. Pero luego les vemos establecer nuevas comunidades con sus respectivos líderes. Gracias al amor, superan las tribulaciones y la Iglesia, el reino de Dios en la tierra que espera su cumplimiento celestial, avanza. Mediante el amor y el perdón, la resurrección se convierte en una realidad cotidiana en nuestras vidas y en la Iglesia.

Cultura

Científicos católicos: José María Albareda, químico, farmacéutico y sacerdote

El 27 de marzo de 1966 fallecía José María Albareda, químico, farmacéutico y sacerdote, secretario general del CSIC y rector de la UNAV. Esta serie de biografías breves de científicos católicos se publica gracias a la colaboración de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Alfonso Carrascosa·15 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

José María Albareda (15 de abril de 1902 – Madrid, 27 de marzo de 1966) fue el secretario general fundador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), una iniciativa que desarrolló en colaboración con José Ibáñez-Martín, presidente fundador y con quien mantuvo una estrecha amistad. José María nació en Caspe (Zaragoza) el 15 de abril de 1902. Estudió Farmacia en la Universidad de Madrid y Ciencias Químicas en Zaragoza, obteniendo los correspondientes doctorados en Farmacia y Ciencias en 1927 y 1931.

Al igual que Ibáñez Martín, se convirtió en catedrático de instituto, tras lo cual fue becado por la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE). Durante el período 1928-1932, se sumergió en la nueva ciencia de la edafología, colaborando con destacados científicos extranjeros en Alemania, Suiza y el Reino Unido.

A su regreso a España, Enrique Moles le propuso oficialmente establecer una cátedra de doctorado para impartir clases sobre la ciencia del suelo, la edafología, convirtiéndose en el máximo experto en España en ese momento. Fundó y dirigió el Instituto de Edafología, dando origen a una escuela de investigación que se expandió por todo el país y se materializó en la creación de centros de edafología y agrobiología. Esta iniciativa tuvo un impacto muy positivo en la agricultura a través de los Institutos de Orientación y Asistencia Técnica, impulsados por el propio José María Albareda en colaboración con las corporaciones locales.

Alcanzara la cátedra universitaria en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Madrid y formó parte de diversas academias, como la Real Academia de Ciencias Matemáticas, Físicas y Naturales, la Real Academia de Farmacia de Madrid, la Academia de Ingenieros de Estocolmo y la Academia Pontificia de Roma, entre otras.

Además, participó en la Comisión Nacional de Cooperación con la UNESCO, en la Asociación Católica de Propagandistas (ACDP) y más tarde en el Instituto secular Opus Dei, siendo ordenado sacerdote en 1959. También ocupó el cargo de rector en el Estudio General de Navarra, la primera universidad privada moderna española, y recibió el título de Doctor honoris causa de la Universidad Católica de Lovaina y la Universidad de Toulouse. Falleció en Madrid el 26 de febrero de 1966.

El autorAlfonso Carrascosa

Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Vaticano

El Papa León XIV recibe al Prelado del Opus Dei

En una audiencia con el Prelado del Opus Dei, el Santo Padre León XIV expresó su cercanía y preguntó por la actualización de los Estatutos de la Prelatura.

Javier García Herrería·14 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Esta mañana, el Papa León XIV recibió en audiencia privada al Prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, quien estuvo acompañado por su vicario auxiliar, Mons. Mariano Fazio. La reunión, breve y en un clima de cercanía, permitió al Santo Padre manifestar su afecto: “El Papa manifestó su cercanía y su cariño”, según informó la Oficina de Prensa del Opus Dei.

Interés del Papa por los Estatutos del Opus Dei

Durante el encuentro, el Papa León XIV preguntó expresamente por “el actual estudio de los Estatutos de la Prelatura”, tema de relevancia para el gobierno interno de la institución. “León XIV escuchó con mucho interés las explicaciones que se le dieron”, indica el comunicado.

Una pausa por la muerte de Francisco

El proceso de revisión de los Estatutos había quedado detenido tras el fallecimiento del Papa Francisco, como muestra de respeto institucional y unirse al duelo por el pontífice difunto. Con esta audiencia, se retoma el diálogo en torno a los posibles cambios y adaptaciones requeridas por el motu proprio Ad charisma tuendum, emitido en 2022.

Bajo el manto de la Virgen

Antes de despedirse, el Papa recordó la advocación mariana celebrada el día de su elección, Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, principal santuario mariano de la región de la Campania y uno de los más importantes de Italia, que celebra este año su 150 aniversario.

Al finalizar, “en un ambiente familiar de confianza, León XIV dio al Prelado y al vicario auxiliar su bendición paterna”, concluyó el comunicado oficial.

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FirmasLuis Miguel Bravo

La gran pregunta para León XIV

La gran pregunta para León XIV —"¿Quién es Jesucristo?"— interpela no solo al nuevo Papa, sino a toda la Iglesia, llamada a custodiar, profundizar y transmitir esta verdad con la vida y el testimonio. Solo quien responde sinceramente a esa pregunta comienza realmente a vivir, pues Jesús es el agua viva que sacia la sed del corazón humano.

14 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Quién es Jesucristo?

«Pienso que el hombre que no ha respondido a esta pregunta puede estar seguro de que aún no ha comenzado a vivir», dice un autor espiritual del siglo XX. 

A esa pregunta se enfrentaron los apóstoles en Cesarea de Filipo y se enfrenta ahora León XIV. En su primera Misa como Papa, esa fue la interrogación que el Evangelio le puso delante al nuevo Obispo de Roma, y con él, a toda la Iglesia. 

Es la pregunta de todos los tiempos. La que late, consciente o inconscientemente, en el corazón de cada persona. La gran pregunta que la Iglesia católica, con su líder al frente, está llamada a responder no solo con las palabras y la teoría, sino con la vida y el testimonio. 

«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). La respuesta de Pedro, el primer Papa, a la pregunta sobre quién es Jesús, “expresa en síntesis el patrimonio que desde hace dos mil años la Iglesia, a través de la sucesión apostólica, custodia, profundiza y trasmite”, afirmó León XIV delante de los cardenales que lo eligieron para suceder a ese apóstol. 

Ahí nos jugamos todo. Es nuestro patrimonio. De la respuesta que demos a esa pregunta dependerá el punto de inflexión de nuestra vida, como sucedió en el caso de Pedro. Ahora que el cardenal Prevost ha recibido la misión más alta posible, se enfrenta al desafío de siempre, pero con los horizontes propios de este segundo cuarto de siglo. Es él quien debe guiar a toda la Iglesia para que siga ofreciendo lo que Cristo le confía: custodiar, profundizar y transmitir la respuesta a la pregunta sobre quién es Jesús. 

Esos tres verbos dan una idea muy clara de lo que el Papa nos pide a todos. Custodiar, que significa proteger y defender lo que nos ha sido entregado, a la altura de lo que han hecho los mártires, verdaderos testigos de la respuesta sobre quién es Cristo. 

Profundizar, porque la pregunta sobre Jesús es inagotable, y cada cristiano está llamado a enfrentarse sin miedo, con todas las fuerzas de su corazón, a ese interrogante. De lo contrario, no hemos empezado a vivir

Por último, transmitir. Vivimos en un mundo que, según León XIV, adopta frente a Jesús las mismas actitudes que encontramos en el Evangelio respecto a su Persona: unos ven a Jesús como alguien “que carece totalmente de importancia, al máximo un personaje curioso, que puede suscitar asombro con su modo insólito de hablar y de actuar”. Otros lo ven simplemente como un hombre bueno y “por eso lo siguen, al menos hasta donde pueden hacerlo sin demasiados riesgos e inconvenientes. Pero lo consideran sólo un hombre y, por eso, en el momento del peligro, durante la Pasión, también ellos lo abandonan y se van, desilusionados”. 

El nuestro es un mundo sediento, y esa sed solo la puede saciar el Nombre y el Rostro de Jesús, como dijera hace ya 20 años Benedicto XVI. La sed sigue siendo la misma, quizás hoy en día más voraz, y por eso la misión de transmitir se hace cada día más urgente. 

Aunque pueda no ser históricamente fiable, esta anécdota puede ser ilustrativa. Se cuenta que el coadjutor de Ars, Juan María Vianney, el futuro santo Cura de Ars, fue objeto de críticas por parte de sus hermanos sacerdotes. La razón era que gran cantidad de personas acudían a él para confesarse, lo que afectaba la asistencia a las parroquias vecinas. Se dice que Vianney respondió: «si les das agua, las ovejas vienen«. 

El agua es Jesucristo. Por eso, responder a la pregunta sobre quién es Jesús es, evidentemente, también una necesidad mía, que me llevó a escribir un libro que lleva como título la pregunta que Jesús le hace a Pedro, a León XIV, y a cada persona: ¿Quién dices que soy yo? Este libro es, más que nada, una invitación, como digo en la introducción, a descubrir en el Evangelio un tesoro que está esperando nuestro anhelo de desenterrarlo. Escribir fue para mí una manera de hacerlo, y espero que le sirva a otros para encontrar su propio modo de sumergirse ahí. 

Por eso es tan famosa la frase de san Agustín, el padre espiritual del nuevo Papa, porque lo expresa de manera magistral: Dios nos hizo para Él, y estamos inquietos hasta que descansamos en Él. En resumen, diría que escribí este libro por necesidad. No hay nada que haga más feliz a una persona que necesitar a Jesús. Porque necesitarlo es ya empezar a buscarlo, y el que lo busca con sinceridad siempre lo encuentra, y el que lo encuentra lo ama. Y el que lo ama y se deja amar, encuentra la felicidad. 

El que lo encuentra de verdad puede decir que ha comenzado a vivir. 

El autorLuis Miguel Bravo

Sacerdote colombiano, autor de Entrevista a Jesucristo ¿Quién dices que soy yo?

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Evangelización

San Matías, apóstol, y santa Teodora Guérin, misionera en Indiana

La liturgia celebra el 14 de mayo a san Matías, apóstol, elegido en sustitución de Judas Iscariote para completar los Doce. Además, hoy se conmemora a las santas Teodora Guérin, evangelizadora en Indiana (Estados Unidos), y Dominica Mazzarello. También a Miguel Garicoitz, nacido en los Pirineos franceses, que se ocupó de la atención de los sacerdotes.

Francisco Otamendi·14 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Iglesia celebra el 14 de mayo a san Matías, elegido apóstol en lugar de Judas Iscariote para ser testigo de la resurrección del Señor, según los Hechos de los Apóstoles. La iniciativa fue de San Pedro. También festeja a santa Teodora Guérin, misionera en Indiana.

Tras la Ascensión del Señor, Pedro manifestó a los Once que “es necesario que uno de los que nos acompañaron todo el tiempo en que convivió con nosotros el Señor Jesús (…), se asocie a nosotros como testigo de su resurrección”. 

Propusieron dos: José, llamado Barsabá, de sobrenombre Justo, y Matías. Rezaron, lo echaron a suertes, “le tocó a Matías, y le asociaron a los once apóstoles”. Según la tradición, evangelizó Etiopía, donde sufrió martirio, y sus reliquias fueron llevadas a Tréveris (Alemania), de donde es patrono.

Evangelizadora en Estados Unidos

La liturgia incluye también este día a varios santos y santas. Entre ellas, a la francesa santa Teodora Guérin, nacida en 1798 en Bretaña. A los 25 años ingresó en las Hermanas de la Providencia y se dedicó a la educación de los niños, a los pobres, enfermos y moribundos. En 1840 la enviaron a Estados Unidos para establecer un convento y fundar escuelas en Indiana. 

Durante las penalidades en la misión, confió siempre en la Divina Providencia, afianzó la comunidad, y fundó academias, escuelas y orfanatos por toda Indiana. Murió el 14 de mayo de 1856 en Saint Mary of the Woods. Benedicto XVI la canonizó en 2006.

Educadoras, sacerdotes y religiosos

La italiana María Dominica Mazzarello, muy fiel a don Bosco, y el sacerdote Miguel Garicoitz, fundador en 1835 de la Congregación de Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús, y defensor de Bernadette Soubirous, la vidente de Lourdes, son también santos del día. Tienen aquí una excelente descripción de la entrega del sacerdote Miguel Garicoitz. Fue canonizado por Pío XII en 1947.

El beato portugués Gil de Vaozela ó Gil de Santarem, (1187), era hijo del gobernador de Coimbra. Se aficionó a la nigromancia y magia negra, pero luchó para cambiar de vida. Abrazó la vida religiosa en Palencia, ingresó en los dominicos, se ordenó sacerdote y convirtió a muchos con la predicación. Pasó sus últimos años en Santarem (Portugal).

El autorFrancisco Otamendi

Mundo

María en el corazón del Jubileo

Durante el mes mariano, el Jubileo 2025 se entrelaza con la devoción popular a la Virgen María a través de peregrinaciones, rosarios y una espiritualidad ampliamente vivida. Entre lo más destacado figura el 150º aniversario del Santuario de la Virgen de Pompeya, cerca de Nápoles (Italia).

Giovanni Tridente·14 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

En el camino del Jubileo de la Esperanza que la Iglesia está recorriendo actualmente, el mes de mayo destaca como un tiempo privilegiado para experimentar la dimensión espiritual del Año Santo mediante los signos sencillos pero profundos de la piedad mariana. La Iglesia, desde sus orígenes, ha reconocido en estas expresiones de fe una puerta abierta hacia lo esencial: el encuentro personal con Dios y la conversión del corazón.

En la bula «Spes non confundit«, el Papa Francisco recuerda la importancia singular de los santuarios marianos como lugares donde los fieles pueden experimentar con particular intensidad la presencia divina. En estos espacios sagrados, muchos encuentran consuelo, paz, aliento y esperanza para sus vidas. No es casualidad, subraya Francisco, “que la piedad popular siga invocando a la Santísima Virgen como Stella maris, un título expresivo de la esperanza cierta de que, en los borrascosos acontecimientos de la vida, la Madre de Dios viene en nuestro auxilio, nos sostiene y nos invita a confiar y a seguir esperando” (n. 24).

La devoción mariana, expresión viva y misionera de la fe

Durante este mes mariano, el Jubileo 2025 se entrelaza naturalmente con la devoción popular a la Virgen María. En numerosas diócesis y parroquias se han previsto momentos comunitarios de oración mariana: procesiones, rosarios, vigilias juveniles y peregrinaciones locales que expresan la fe del pueblo.

Como señaló el Papa en la exhortación “Evangelii gaudium” (2013) – y anteriormente en el Documento de Aparecida (2007) –, la piedad popular constituye “una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia, y una forma de ser misioneros” (n. 124). Esta religiosidad, añade Francisco, posee “una fuerza activamente evangelizadora que no podemos menospreciar” (n. 126), pues representa una auténtica expresión de la acción misionera espontánea del Pueblo de Dios.

Pompeya: 150 años de devoción

En este contexto jubilar, adquiere especial relevancia el 150º aniversario de la llegada del cuadro de la Virgen del Rosario a Pompeya. Esta significativa efeméride se conmemora cada año en el santuario napolitano el 8 de mayo (fecha en que se inició la construcción de la basílica en 1876) y el primer domingo de octubre mediante la tradicional y solemne Súplica.

Con motivo de este aniversario, el Papa Francisco envió una carta al arzobispo Prelado de Pompeya Tommaso Caputo destacando que el Rosario, aunque “es una herramienta sencilla y accesible a todos, puede apoyar la renovada evangelización a la que la Iglesia está llamada hoy”. Por ello, subraya la importancia de acercar esta práctica a los jóvenes, “para que la sientan no como algo repetitivo y monótono, sino como un acto de amor que no se cansa de derramarse”.

María, compañera en nuestro camino de esperanza

En un discurso dirigido a los rectores de santuarios en el noviembre de 2018, Francisco recordó que, en la mayoría de los santuarios dedicados a la piedad mariana, “la Virgen María abre de par en par los brazos de su amor maternal para escuchar la súplica de cada uno y concederla”. 

Y como expresó en Fátima, el 13 de mayo de 2017, “¡Tenemos una Madre! Aferrándonos a ella como hijos, vivamos de la esperanza que se apoya en Jesús”. Una esperanza que, como nos recuerda siempre en “Spes non confundit”, encuentra en María “su testimonio más alto”, no “un fútil optimismo, sino un don de gracia en el realismo de la vida”.

Cultura

The Core School y Methos Media lanzan una Escuela de Verano para futuros talentos del audiovisual

Methos Media y The Core School, la Escuela Superior de Audiovisuales de Planeta Formación y Universidades impulsan un programa intensivo y práctico dirigido a quienes sueñan con una carrera en el cine y la producción audiovisual.

Redacción Omnes·13 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Un programa intensivo y práctico dirigido a quienes sueñan con una carrera en el cine y la producción audiovisual. Esta es la oferta impulsada por la Escuela Superior de Audiovisuales The Core School, junto a Methos Media para este verano.

Una entrada al mundo profesional

El curso, que se celebrará en las instalaciones de The Core School en Tres Cantos (Madrid), ofrece formación de vanguardia y acceso directo a la industria.

El curso está dirigido a jóvenes profesionales o estudiantes y todos los que estén interesados en sumergirse en el mundo audiovisual. En él, los participantes tendrán la oportunidad de desarrollar un proyecto personal a lo largo del programa, lo que les permitirá construir un porfolio profesional que impulse su entrada en el sector.

Becas de Methos Media

El curso se impartirá en modernas instalaciones equipadas con platós de última generación, salas de control, estudios de grabación y laboratorios especializados, y contará con un servicio de transporte privado para los estudiantes.

En palabras de Miguel Ferrández Barturen, Director General de Methos Media, «la Escuela de Verano es una oportunidad excepcional para quienes desean dar un impulso a su carrera en el mundo audiovisual”.

El curso completo tiene un precio de 2.210€ (IVA incluido), con un 25% de descuento por matrícula anticipada hasta el 26 de mayo de 2031, y la Fundación Methos otorgará 20 becas de hasta 1.000€ para estudiantes con necesidad económica. Los estudiantes interesados pueden dejar sus datos a través de este formulario y recibirán toda la información necesaria.

Cultura

La presencia de la Virgen María en la poesía actual

Arraigada en una tradición de enorme calidad, cuyos orígenes se remontan a la Edad Media, en España hay un puñado de laicos que escriben magnífica poesía mariana, al margen de pregones, canciones devocionales o ejercicios retóricos efectistas de rima fácil. No es abundante, pero existe.

Carmelo Guillén·13 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Desde Gonzalo de Berceo, el cantor de la Gloriosa en el siglo XIII, la poesía mariana ha perdurado hasta nuestros días. Poetas de profundas raíces católicas han sabido mantener viva esta llama de amor a la Madre de Dios, preservándola encendida en la literatura española a lo largo de los siglos.En épocas pasadas fueron principalmente los clérigos quienes expresaron en verso su devoción a la Virgen, ya que la cultura estaba en sus manos. Sin embargo, con el paso de los años, poetas y dramaturgos del mundo secular han creado bellísimas composiciones en las que la figura de la Virgen María ha ocupado un lugar central, único.

Sin retroceder demasiado en el tiempo, en el siglo XX sobresalen nombres como José María Pemán, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, el primer Rafael Alberti, Ernestina de Champourcín o Miguel Hernández. Tras la Guerra Civil del 36, esta tradición fue continuada por una extensa lista de poetas, entre los que se encuentran Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Rafael Montesinos, Luis López Anglada, Francisco Garfias, Pablo García Baena, María Elvira Lacaci o Alfonsa de la Torre. La nómina es amplia y notable.

No obstante, aunque en las últimas décadas la poesía de temática mariana sigue latente, son pocos los poetas -y menos aún las poetas- que la mantienen entre sus preferencias, incluso entre aquéllos -y aquéllas- de convicción católica. Lo que fue un caudal, hoy se ha convertido en un arroyo en el que apenas un puñado de voces líricas enarbola una poesía de inspiración mariana. No me refiero aquí a la de asuntos navideños, que continúa escribiéndose con aire festivo y en la cual María aparece como parte de la “trinidad terrenal” junto a Jesús y José, sino a aquélla en la que Nuestra Señora destaca y brilla con luz propia.

Un punto de inflexión

El año 1930 marca un punto de inflexión: son bastantes menos los poetas seculares de calidad nacidos a partir de entonces que canten a la Virgen María. Con todo, si se ahonda en el hecho literario mariano, se descubren voces sumamente interesantes. Baste citar a María Victoria Atencia, Manuel Ballesteros, José Antonio Sáez, José Julio Cabanillas, los hermanos Jesús y Daniel Cotta, los hermanos Enrique y Jaime García-Máiquez, Carlos Pujol, Mario Míguez, (estos dos últimos ya fallecidos), Luis Alberto de Cuenca, Sonia Losada y Julio Martínez Mesanza; además de autores que han publicado algún que otro poema esporádico, como Pablo Moreno, Gabriel Insausti, Julen Carreño, Beatriz Villacañas o Andrés Trapiello. Las razones de tal declive son diversas y rebasan los límites de este artículo; a grandes rasgos, puede decirse que son la consecuencia de la secularización de la cultura que, como es lógico, alcanza también a la lírica.

Modos de mirar

Dentro del ramillete de autores citados, los hay que se consideran juglares de la Virgen, tal es el caso de Jesús Cotta, de formación clásica, quien la representa destacando la variedad de calificativos y cometidos que ella realiza, dentro del más genuino monoteísmo cristiano: “Oh madrina del cosmos, capitana del barco /que rescata rameras de las garras del chulo / con tu límpido ejército de niños no nacidos, / Notre Dame de los coptos, sobre la Media Luna, / que te muestras en sueños a muchachas con velo /y el sol mueves en Fátima, lloras sangre en Akita, / y al poseso liberas con un beso en la frente”.

De manera similar, Luis Alberto de Cuenca, también de formación clásica, la ensalza utilizando apelativos inhabituales y atrevidos, algunos inspirados en el politeísmo griego: “Diosa Blanca, María, Madre del orden / cósmico, soberana del abismo, / vientre sagrado y primeval, mandorla / de donde nace todo, adonde todo / se reintegra”. Por el contrario, José Julio Cabanillas adopta un tono más sereno y simbólico para dirigirse a ella: “Señora de las viñas, señora de los montes, / señora de la niebla, señora de los gallos (…), señora del lucero, (…) Señora de los vientos”.

Por su parte, Julio Martínez Mesanza la celebra con una letanía que subraya su pureza y sencillez: “niña de las montañas deslumbrantes; / niña de las montañas transparentes; / niña de los azules imposibles; / niña de los azules que más valen; / niña de los comienzos diminutos; / niña de la humildad recompensada; / lluvia fuerte que arrastra la miseria; / lluvia limpia que lava nuestras almas”.

En contraste con estos enfoques solemnes y simbólicos, otros autores se dirigen a ella desde una perspectiva más cotidiana e íntima, rozando la confidencialidad. Así lo hace José Antonio  Sáez: “Buenos días, Señora: Gracias por permitirme / vivir otra jornada el sol que nos alumbra / y da vida a los seres que la luz anhelamos”. O la asocian al rezo del avemaría, aprendido en la infancia y repetido en el hogar o la escuela. Es el caso de Andrés Trapiello, quien en su largo y hermosísimo poema Virgen del Camino revive la experiencia de esta oración que, aunque su lado racional pone en duda su práctica, halla en ella un refugio que le brinda protección y calma frente al paso del tiempo y el misterio de la muerte. 

Otros poetas, en cambio, la evocan a partir de escenas de los Evangelios o inspirados en alguna pintura sobre la Virgen María que les conmueve. En estos poemas, ella misma se convierte con frecuencia en personaje que reflexiona sobre su aceptación de la voluntad de Dios. Así ocurre en el poema Annunziata de María Victoria Atencia: “Tu mensajero vino y me habló brevemente; / déjame una quietud que siga a su recado. / Descalza en los umbrales de la aurora me tienes:/ recogeré mi pelo y dispondré mi cuarto. /Por el otero asoma tu ternura impaciente. Te conozco a su luz. Date prisa. Te aguardo”. O en  La visita, de José Julio Cabanillas, donde la Virgen rememora el momento en que el arcángel Gabriel la visitó: “Así fue mi alegría, mi estupor y mi miedo. / El visitante dijo cosas de mucho gozo”.  

Lo cierto es que, en todas estas expresiones líricas, Nuestra Señora adquiere un papel preponderante, insustituible. Más allá de las peticiones y súplicas que laten en muchos de estos versos -”te rogamos”, “ruega”, “ampáranos”, “intercede”, “guíanos”-, se la reconoce no sólo como Virgo Potens, Virgen poderosa, sino, sobre todo como madre, revestida de todas las prerrogativas que su figura comporta.

Madre de los poetas

Esa referencia maternal a la Virgen María se suele asociar con el despertar espiritual que remite a los recuerdos de la infancia. José Antonio Sáez lo expresa claramente: “en ti veo a mi madre”, un sentimiento compartido por otros poetas como Martínez Mesanza, que la llama “dulce madre”, o Luis Alberto de Cuenca, quien se dirige a ella como “Madre mía”. Esta percepción de María surge, con frecuencia, de la seguridad que transmitía especialmente el rezo del avemaría en la infancia, como ya vimos, dejando una profunda huella en los corazones, incluso en aquellos niños que aún no comprendían plenamente a quién dirigían sus oraciones.

Aunque la mayoría de estos poetas no mantiene una visión teológica precisa sobre el papel de la Virgen en la historia de la Redención del género humano -los poemas no suelen ser por lo regular el lugar oportuno para desarrollarla-, la figura de María evoca un trasfondo emocional intenso. Esto da lugar a versos llenos de esperanza, como los de Luis Alberto de Cuenca: “Dicho esto, y repitiendo el nombre de la Virgen / y de su Hijo glorioso, me dispongo a adentrarme, / sin temor ni consuelo, en los dominios / de la noche perpetua”, o los de Jesús Cotta: “donde siempre eres lo último que pronuncio al morirme”. 

Como señaló el poeta mexicano Octavio Paz, el ser humano tiene “sed de presencia”, una búsqueda profunda de una figura que ofrezca consuelo, protección y guía en medio de las incertidumbres de la vida. Esta necesidad se manifiesta claramente en los autores mencionados, quienes sienten una intensa pulsión hacia María. Para ellos, la Virgen no es tanto una entidad teológica (para quienes lo es), sino una compañía cercana y maternal que brinda apoyo, reconforta y alivia. Se constata continuamente en sus versos, donde se expresa un anhelo constante de retorno a un amor primigenio y absoluto. 

Así, María se convierte en el vínculo entre lo humano y lo divino, en una manifestación de esa sed de presencia que busca trascender lo efímero y alcanzar lo eterno.

Evangelización

Nuestra Señora de Fátima y los agustinos en Portugal

La Iglesia católica celebra el 13 de mayo a Nuestra Señora de Fátima. La Virgen María se apareció seis veces a los tres pastorcillos. Con la elección del Papa León XIV, “hijo de San Agustín”, se trazan aquí breves pinceladas sobre la Orden agustiniana en Portugal.  

Francisco Otamendi·13 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Virgen de Fátima, que se celebra el 13 de mayo, y su Santuario “bien podrían considerarse el corazón del catolicismo portugués”, ha señalado el blog ‘Agustinos’. “En 1917, en medio de un turbulento ambiente político y, en mitad de un páramo inhóspito, situado en el centro geográfico del país (Portugal), se apareció María seis veces a tres niños pastores. Eran Lucía y sus dos primos, los hermanos santos Francisco y Jacinta Marto”.

“Esta experiencia religiosa tuvo, a medio plazo, el efecto de levantar y fortalecer la moral del catolicismo portugués”. “Hoy, casi no hay iglesia portuguesa sin la imagen de Nuestra Señora de Fátima. Ni tampoco diócesis, parroquia o movimiento portugués que no tenga actividades programadas en este lugar. Las oraciones, canciones y devociones en torno a Fátima son de todos conocidas y por todos usadas”.

Presencia, expulsión, vuelta

La Orden de san Agustín estuvo presente en Portugal desde el año 1244 hasta la desamortización, en que fueron incautados sus bienes y los religiosos se dispersaron. Durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de 2023 en Lisboa, los agustinos portugueses fueron anfitriones del Encuentro Juvenil Agustiniano, que congregó a jóvenes de todo el mundo.

Su patrona siempre fue la Virgen de Gracia, cuyo convento dominaba la ciudad de Lisboa desde una de sus colinas. Por esta razón, a los agustinos portugueses se les conocía como los “gracianos”. Tal como han escrito, “hemos dado al país insignes figuras, como los beatos Gonzalo de Lagos y Vicente de Santo Antonio (mártir en Japón). También el escritor místico Tomé de Jesús, Alejo de Meneses, arzobispo de Goa (India) y de Braga (Portugal), primado de las Indias orientales”, etcétera.

Una espera de 137 años

Desde 1986, los agustinos están presentes en Santa Iria de Azóia, y desde 2004 en São Domingos de Rana, conformando desde 2010 las dos actuales comunidades. El P. San Gregorio ha contado que desde 1834, cuando fueron expulsados por orden del marqués de Pombal, tuvieron que esperar hasta el Capítulo general de 1971, en torno a 137 años. Entonces, el Prior General Theodore Tack, su consejo y el resto de agustinos decidieron restaurar la presencia de la Orden en Portugal”.

Nuestra Señora de Fátima, en octubre en Roma

Si el recién elegido Papa León XIV no dispone otra cosa, la estatua original de Nuestra Señora de Fátima estará este año en Roma. Será con motivo del Jubileo de la Espiritualidad Mariana, los días 11 y 12 de octubre de 2025, como informó Omnes.

El autorFrancisco Otamendi

Libros

Publicadas las memorias de Josep-Ignasi Saranyana

Josep-Ignasi Saranyana fue especialmente reconocido por su especialización en historia de la teología y su trabajo como miembro de la Comisión Teológica Internacional.

José Carlos Martín de la Hoz·13 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Las memorias recientemente publicadas en catalán por el Servicio de Publicaciones de la Abadía de Montserrat del profesor ordinario de historia de la teología, Josep Ignasi Saranyana (Barcelona 1941), son un motivo de gozo y de satisfacción intelectual y literaria. Es más, para todos los que hemos tenido la suerte de trabajar a su lado en el departamento de Historia de la Iglesia y de la teología de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, se añaden muchos momentos de ilusiones y aspiraciones cumplidas. Realmente, todo tiempo pasado fue mejor.

La fecundidad intelectual del profesor Saranyana podría descubrirse sencillamente hojeando sus abundantes publicaciones; artículos, monografías, conferencias y asistencias a congresos, donde siempre sus intervenciones eran muy esperadas, por la agudeza y simpatía de las mismas. Pero hay una faceta que me gustaría resaltar en este breve comentario a sus memorias: la sabiduría impartida en sus clases, en la dirección de tesis de licenciatura y de doctorado, y en la pléyade de discípulos que ha dejado en muchas universidades, entre los cuales me honro.

Tengo bien grabadas las muchas conversaciones mantenidas con el Dr. Saranyana en Pamplona, en Madrid, en Sevilla y, por supuesto, las clases recibidas en la licenciatura y doctorado en Historia de la Iglesia y de la teología durante mis años de estudios en Roma y Pamplona. Lógicamente, su patronazgo lo ejerció siempre delicadamente pues sabía que mi director de Tesis y maestro perpetuo sería Juan Belda Plans y también Paulino Castañeda, uno en Historia de la Escuela de Salamanca y otro en Historia de América.

La amistad y el trato con el profesor Saranyana ha continuado a lo largo de toda mi vida profesional pues la historia de la teología y la historia de la Iglesia han sido objeto de mi estudio e investigación hasta la actualidad y siempre el Dr. Saranyana ha sido una referencia para estudiar sus obras y colaborar con él en proyectos y publicaciones por instancia de parte o por confluencia de intereses y siempre por amistad.

Como profesor joven procuraba buscar algún tiempo a la semana para compartir puntos de vista y aprender del entonces director del departamento de Historia de la Teología y teológica histórica Josep Ignasi Saranyana quien había sustituido al venerable profesor José Orlandis.

Recuerdo los pormenorizados consejos sobre cómo elaborar una reseña o una recensión de un libro. Sobre el modo de impartir una asignatura del ciclo I o del ciclo II en la facultad de Teología o cómo despachar lo primero de todo por la mañana el correo que iba llegando a mi despacho en la Facultad, asuntos sobre los que debía opinar o cómo felicitar las navidades a los colegas historiadores que iba conociendo con las separatas de mis primeros artículos o reseñas de libros.

De la lectura de estas apasionantes apuntes e impresiones de la vida, me ha interesado especialmente todo el periodo de su incorporación del Dr. Saranyana a la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra en los años sesenta cuando ésta daba los primeros pasos y había que aprender las lenguas fundamentales para la investigación y trato con los colegas: francés, inglés y alemán.

Especialmente, me han interesado los perfiles biográficos y semblanzas de Alfredo García Suarez, Pedro Rodríguez, José Luis Illanes, Ildefonso Adeva, Amador García Bañón, de quienes había oído hablar o había conocido en la Facultad. Ahora leo el resumen de la carta que el Fundador del Opus Dei y Gran Canciller de la Universidad escribió al claustro de la Facultad de Teología en marzo de 1971, en plena crisis del fenómeno de la contestación en la Iglesia (p. 202). Como señala el Dr Saranyana: “quería unidad y paz en el claustro académico de la Facultad de Teología y exigía fidelidad al magisterio pontificio, cosa lógica y acorde con el espíritu que el mismo había trasmitido. Es más, promovía autenticidad de vida y coherencia, es decir, que viviésemos lo que predicásemos. Deseaba que fuésemos piadosos (teología y piedad han de ir del brazo), porque eran tiempos que, como ya se ha dicho, el mundo teológico estaba muy revuelto” (pp. 202-203).

Es muy interesante el modo que utiliza para reconocer el profundo magisterio de Alfredo García Suárez, el primer decano de la Facultad, y enseguida la impronta del Dr. José Luis Illanes quien en 1978 tomó el decanato y trasmitió serenidad y optimismo en el ambiente. Por supuesto, también la inolvidable figura y la fecundidad teológica del Dr. Pedro Rodríguez (p. 205). Son lógicos tan rendidos homenajes, a los que deberemos añadir nosotros al profesor Saranyana, fundador de la revista Anuario de Historia de la Iglesia bien conocido por los historiadores del mundo entero, pues sencillamente, las universidades son lo que son los grandes maestros que han trabajado, enseñado e investigado en ellas.

Otro asunto al que hemos de referirnos en esta breve reseña es a la historia de la teología propiamente dicha. Cuando el Dr. Saranyana comienza a estudiarla en los años sesenta y setenta empieza trabajando en paralelo la historia de la teología y la historia de la filosofía y de hecho será considerado en el ámbito académico como un maestro de ambas especialidades. Para comprobarlo basta con leer el primer manual universitario de historia de la teología firmado por el Dr. Illanes y el Dr. Saranyana, publicado en la colección “Sapientia fidei” de la BAC en el año 1993.

Años después, el propio Dr. Saranyana realizará una obra gigantesca en varios volúmenes sobre la Historia de la Teología en América latina, editada en la editorial Iberoamerica-Vervuet, concluida en el año 2007 y finalmente, ya como un libro de madurez, señalemos la monumental historia de la teología cristiana (750-2000), publicada por Eunsa en 2020. Verdaderamente, en estos tres manuales están recogidas sus investigaciones, lecturas y amplia docencia a lo largo de toda su vida académica. Podemos afirmar que la historia de la teología tiene en el profesor Saranyana un referente principal. Especialmente interesante es la estrecha relación entre la historia de la filosofía y de la teología y, en segundo lugar, la carga especulativa. Finalmente, recordemos la aportación del Dr. Saranyana a la evangelización de América en el V Centenario de la misma, como se colige de las Actas del Simposio que organizó en Pamplona en 1992.

Creure i mirar d’entendre. Memòries d’un historiador de la filosofía i la teología

Autor: Josep-Ignasi Saranyana
Editorial: Publicacions de L’abadia de Montserrat
Año: 2024
Número de páginas: 523
Idioma: Catalán
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Vaticano

¿Quiénes son los agustinos, la orden del Papa León XIV?

En el primer saludo del Papa León XIV tras ser presentado como Papa el 8 de mayo, se describió a sí mismo como un "hijo de San Agustín”. ¿Quiénes son los agustinos? ¿Cómo es la Orden del Papa León XIV?    

OSV / Omnes·13 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

– Maria Wiering (OSV News)

Tras ser presentado el 8 de mayo en la Plaza de San Pedro, el nuevo Papa León XIV se describió a sí mismo como un «hijo de San Agustín». ¿Quiénes son los agustinos, la orden del Papa León XIV?

El primer Papa estadounidense ha hablado en el pasado con afecto sobre el converso del siglo V, obispo y potencia intelectual, considerado el padre de su Orden religiosa, la Orden de San Agustín. Aunque su Orden se fundó más de 800 años después de la muerte de Agustín, los agustinos se basan en su sabiduría y santidad para dar forma a su comunidad.

A principios del siglo XIII, las comunidades vagamente organizadas de ermitaños que vivían en la región italiana de la Toscana buscaron la dirección del Papa Inocencio IV. Este Pontífice era conocido por ser un excelente canonista o erudito en derecho de la iglesia. El fin era ayudarles a adoptar una regla de vida común para vivir con mayor uniformidad.

Inspirado en parte por otras nuevas órdenes 

Se inspiraron, en parte, en la reciente formación de otras nuevas órdenes religiosas. Incluidos los franciscanos en 1209 y la Orden de los Predicadores, también conocida como los dominicos, en 1216. Ambas eran órdenes mendicantes. Dependían de la mendicidad y el trabajo para su sustento. A diferencia de los benedictinos y otros monjes establecidos desde hace mucho tiempo, no juraban estabilidad, no estaban atados a un solo monasterio de por vida.

El Papa Inocencio aconsejó a los ermitaños toscanos que se organizaran bajo el gobierno de San Agustín, un guía para la vida religiosa que el santo había desarrollado alrededor del año 400. Cubrió la amplitud de la vida religiosa, incluido el propósito y la base de la vida común. Además, la oración, la moderación y la autonegación, salvaguardando la castidad y la corrección fraternal, y el gobierno y la obediencia.

Escrito inicialmente como una carta para una comunidad de mujeres religiosas en Hipona, la diócesis de la Argelia actual que San Agustín dirigió, la regla llegó a Europa. Influyó en San  Benito, que fundó los benedictinos en Italia en 529.

Modelo mendicante de la vida religiosa

La regla de San Agustín también había informado a los dominicos, pero cuando los ermitaños toscanos adoptaron la regla, también tomaron el nombre y la paternidad espiritual de su autor. Con el tiempo, pasaron de un estilo de vida ermitaño al modelo mendicante expresado por otras órdenes medievales, por lo que se les conoce como “frailes”. 

Las comunidades religiosas de mujeres también se unieron a los agustinos, y hubo santos y santas, como Santa Clare de Montefalco y Santa Rita de Casia. Entre los santos agustinos varones se encuentran san Juan de Sahagún, uno de los primeros agustinos españoles, y san Nicolás de Tolentino, que fue el primer agustino en ser canonizado tras la “gran unión” de la orden en 1256.

La Orden de San Agustín en la actualidad

Hoy, la Orden de San Agustín es una comunidad religiosa internacional que incluye a más de 2.800 miembros en casi 50 países. En Estados Unidos están organizados en tres provincias o áreas geográficas. Los hombres y mujeres laicos también se afilian con los agustinos y la espiritualidad de la Orden y apoyan su trabajo. 

Los agustinos en los Estados Unidos tienen una fuerte reputación en educación y fundaron la Universidad Villanova cerca de Filadelfia y Merrimack College en North Andover, Massachusetts. También escuelas secundarias en California, Illinois, Massachusetts, Michigan, Oklahoma, Ontario y Pensilvania. También cuidan de varias parroquias y tienen misiones en Japón y Perú.

Son “contemplativos activos”

¿Quiénes son los agustinos?, era la pregunta. Los agustinos contemporáneos se describen a sí mismos como “contemplativos activos”, con ministerios variados que están “llamados a la inquietud”. Un guiño a la famosa descripción que San Agustín hace de sí mismo en su influyente autobiografía, “Confesiones”: “Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”.

La página web de vocaciones de los agustinos de Estados Unidos describe esta inquietud como “un don divino» que ellos creen… que puede dirigirnos a Dios”.

A pesar de los 800 años de historia de la Orden, y sus orígenes italianos, el Papa León XIV es el primer agustino en ser nombrado Papa.

Breves datos

Nacido en Chicago, el Papa Leo asistió a un seminario de escuela secundaria agustiniana, cerca de Holland, Michigan, y luego a la Universidad de Villanova, donde se especializó en matemáticas, antes de ingresar al noviciado agustino en St. Louis en 1977. Profesó sus primeros votos en 1978 y los últimos votos en 1981. Fue ordenado sacerdote al año siguiente.

Trabajo misionero en Perú 

Sus ministerios como joven sacerdote incluyeron el trabajo misionero en Perú y la formación de seminarios antes de convertirse en provincial de la provincia del Medio Oeste de su Orden, con sede en Chicago, Nuestra Madre del Buen Consejo, y luego en líder mundial de su Orden, un puesto que ocupó durante dos mandatos de seis años.

Los agustinos de todo el mundo recibieron con alegría la noticia de un obispo agustino. El jefe de la provincia agustiniana del Medio Oeste, el Padre provincial Anthony B. Pizzo, dijo el 8 de mayo que la comunidad celebró la noticia de la elección del Papa Leo y que “es un honor que sea uno de los nuestros, un hermano formado en el inquieto corazón de la Orden Agustina”.

“Constructor de puentes”

“Lo vemos como un constructor de puentes, arraigado en el espíritu de San Agustín, caminando hacia adelante con toda la Iglesia como compañero en el viaje”, dijo.

Tras identificarse como agustino en la logia de San Pedro el 8 de mayo, el Papa León citó a San Agustín: “Para ti soy obispo, contigo soy cristiano”.

«En este sentido, todos podemos caminar juntos hacia esa patria que Dios ha preparado», añadió. 

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Maria Wiering es escritora senior de OSV News.

El autorOSV / Omnes

Vaticano

El Papa pide a los periodistas “decir ‘no’ a la guerra de las palabras y las imágenes”

La primera audiencia del pontificado ha sido con los comunicadores que han cubierto el Cónclave. Ha agradecido su trabajo, les ha llamado “operadores de paz” y les ha pedido “rechazar el paradigma de la guerra”.

Maria Candela Temes·12 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Esta mañana ha tenido lugar en el aula Pablo VI, en el Vaticano, la primera audiencia del Papa León XIV, que ha querido reunirse -como hizo su predecesor- con la prensa que estos días han cubierto el cónclave. El pontífice ha sido recibido con un fuerte aplauso y, con un sentido del humor que vamos descubriendo, ha comentado que el mérito no está en recibir los aplausos al inicio, sino en ser capaz de mantenerlos hasta el final.

Sus palabras han sido un homenaje al trabajo de los informadores y un llamamiento a la paz. No ha faltado una referencia a la Inteligencia Artificial. De nuevo ha usado la expresión “desarmada y desarmante”, esta vez aplicada a la comunicación. Son temas y modos de decir que se van repitiendo y que nos dan pistas de por dónde se articulará este pontificado.

Rechazar el paradigma de la guerra

Partiendo de la bienaventuranza en la que Jesús dice: “beatos los que trabajan por la paz”, ha comentado que construir la paz es un desafío “que os concierne de cerca, llamando a cada uno al compromiso de buscar una comunicación diferente, que no busque el consenso a toda costa, que no se disfrace de palabras agresivas, que no abrace el modelo de la competición, que nunca separe la búsqueda de la verdad del amor con el que humildemente debemos buscarla”. 

Ha asegurado que “el modo en que comunicamos es de vital importancia: debemos decir ‘no’ a la guerra de las palabras y las imágenes, debemos rechazar el paradigma de la guerra”. 

Un fuerte aplauso ha seguido al momento en que el Papa ha expresado “la solidaridad de la Iglesia con los periodistas encarcelados por haber buscado y contado la verdad” y ha pedido su liberación: “El sufrimiento de los periodistas en prisión interpela la conciencia de las naciones y de la comunidad internacional, apelando a todos nosotros a custodiar el bien precioso de la libertad de expresión y de prensa”. 

Salir de la ‘torre de Babel’

León XIV ha agradecido el trabajo de los comunicadores -”gracias, queridos amigos, por vuestro servicio a la verdad”-, en especial en estas últimas semanas: “Habéis estado aquí en Roma para hablar de la Iglesia, de su variedad y, al mismo tiempo, de su unidad”. 

Ha añadido que “vivimos tiempos difíciles de recorrer y de contar”, que exigen de cada uno “no ceder a la mediocridad”. “La Iglesia”, ha continuado, “debe aceptar el desafío del tiempo y, del mismo modo, no puede haber una comunicación ni un periodismo fuera del tiempo y de la historia. Como nos recuerda san Agustín: ‘Vivamos bien y los tiempos serán buenos. Nosotros somos el tiempo’”. 

De nuevo ha dado las gracias por “salir de los estereotipos y lugares comunes”, y ha comentado que “hoy uno de los desafíos más importantes es aquel de promover una comunicación capaz de hacernos salir de la ‘torre de Babel’ en la que nos encontramos tantas veces, de la confusión de los lenguajes sin amor, a menudo ideológicos o facciosos”. 

“La comunicación”, ha recordado, “no es sólo transmisión de información, sino creación de cultura, de ambientes humanos y digitales que lleguen a ser espacios de diálogo y convivencia”. No han faltado unas palabras a la actual evolución tecnológica -de la cual deriva la elección del nombre León XIV-: “Pienso en particular a la inteligencia artificial con su potencial inmenso, que exige responsabilidad y discernimiento para orientar los instrumentos al bien de todos, de modo que podamos producir beneficios para la humanidad”. 

Desarmemos las palabras

El pontificado recién estrenado ha sido acogido con novedad por los medios de comunicación, que estos días analizan cada aspecto de la biografía de Robert Prevost, cada frase, comentario o actuación. El Papa se ha mostrado abierto y acogedor esta mañana con los periodistas: “Queridos amigos, aprenderemos con el tiempo a conocernos mejor”. 

Haciéndose eco del último mensaje del Papa Francisco en la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales, ha repetido: “lo que hace falta no es una comunicación atronadora y musculosa, sino una comunicación capaz de escuchar, de recoger la voz de los débiles que no tienen voz. Desarmemos las palabras y ayudaremos a desarmar la Tierra. Desarmar la comunicación nos permite compartir una visión diferente del mundo y actuar de forma coherente con nuestra dignidad humana”.

Y ha concluido: “Estáis en primera línea para narrar conflictos y esperanzas de paz, situaciones de injusticia y pobreza, y el trabajo silencioso de tantos por un mundo mejor. Por eso os pido que elijáis consciente y valientemente el camino de comunicar la paz”.

El Papa se ha acercado luego a saludar a los cientos de periodistas ahí presentes, que lo han despedido -hasta el final- con un aplauso.

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Evangelización

Santo Domingo de la Calzada y beato Álvaro del Portillo

La Iglesia celebra el 12 de mayo a santo Domingo de la Calzada, impulsor del Camino de Santiago, y a los beatos Álvaro del Portillo, obispo y primer sucesor de san Josemaría en el Opus Dei, y Juana de Portugal, entre otros. También a san Pancracio y otros mártires romanos, o al croata san Leopoldo Mandic de Castelnovo.  

Francisco Otamendi·12 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La liturgia conmemora el 12 de mayo a santo Domingo de la Calzada, natural de Viloria de Rioja (Burgos), personaje clave en la expansión y desarrollo del Camino de Santiago. También al beato Álvaro del Portillo, madrileño que permaneció 40 años junto a san Josemaría, fundador del Opus Dei, y fue su primer sucesor, y luego obispo.

El santoral acoge asimismo hoy a varios mártires romanos, como san Pancracio, y a otros santos como Leopoldo Mandic de Castelnovo, confesor durante 40 años en Padua, Cirilo, Epifanio de Salamina, Felipe de Agura o Germán de Constantinopla.

Santo Domingo, promotor de la Ruta Jacobea

Domingo García o Domingo de la Calzada (1019-1109), nació de padres labradores en Viloria de Rioja y murió en la localidad que posteriormente adquirió su nombre, Santo Domingo de la Calzada. Intentó ingresar sin éxito en los monasterios benedictinos de Valvanera y San Millán de la Cogolla, tras lo cual se retiró a la vida contemplativa en un bosque de la vega del río Oja. Allí vio las penurias de los peregrinos, y nacieron sus inquietudes constructivas. 

El obispo de Ostia le tomó como asistente, le ordenó sacerdote, y santo Domingo se dedicó a facilitar el camino de los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Construyó una calzada, promovió un albergue, con hospital, iglesia y pozo. El santuario se convertiría en la catedral de Santo Domingo de la Calzada en el año 1106. Su fe y entusiasmo contagió a mucha gente. Con apoyo del rey Alfonso VI, asumió la realización de obras de la Ruta Jacobea. Se le atribuyeron milagros.

Beato Álvaro: fidelidad a la vocación

Álvaro del Portillo nació en Madrid (España) el 11 de marzo de 1914, tercero de ocho hermanos, en una familia cristiana. Era doctor Ingeniero de Caminos y doctor en Filosofía y en Derecho Canónico, sacerdote y fue ordenado obispo por san Juan Pablo II.

Su fiesta se celebra el 12 de mayo, fecha en que recibió la Primera Comunión en la ahora basílica de Nuestra Señora de la Concepción de Madrid. Vivió con fidelidad plena la vocación al Opus Dei, mediante la santificación del trabajo profesional y el cumplimiento de los deberes ordinarios, y desarrolló una amplia actividad apostólica. 

El beato Álvaro del Portillo fue consultor de varios Dicasterios de la Curia Romana y tuvo una activa participación en los trabajos del Concilio Vaticano II. Previamente al cónclave en el que ha sido elegido Papa León XIV, la web del Opus Dei recordó algunas palabras suyas antes de otros cónclaves: “Donde está Pedro, allí está la Iglesia”, “Sea quien sea: alto o bajo, gordo o flaco, de esa nacionalidad o la otra, es Pedro”. 

“Amad mucho al Papa”

Y más del beato Álvaro: “Sé que encomendáis, perseverando unánimemente en la oración, al Papa que ha de venir, fieles a las enseñanzas y al ejemplo de san Josemaría en circunstancias análogas. ‘¡Ya lo queremos!’, decía san Josemaría en tiempo de sede vacante refiriéndose al futuro Sumo Pontífice. Pues vamos a quererlo nosotros también, rezando, rezando mucho”. (Carta, 29-IX-1978). “Amad mucho al Papa con obras de servicio fiel a la Iglesia” (Carta, 9-I-1980). 

El autorFrancisco Otamendi

Experiencias

Una nueva mirada al sacramento de la confesión

Hijos frágiles de un Dios vulnerable plantea una profunda reflexión sobre el modo de confesarse. La confesión en la era posmoderna enfrenta desafíos novedosos. La cultura de la eficiencia genera angustia en los fieles, quienes ven el sacramento como una rendición de cuentas en vez de un encuentro de misericordia divina. La verdadera confesión implica reconocer la propia fragilidad, recibir el amor de Dios y dejarse transformar por su gracia. 

José Fernández Castiella·12 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 13 minutos

Lo que Dios da a los hombres para su salvación no son donativos sino regalos. Ciertamente, los medios para la salvación son útiles para alcanzarla. Pero, por encima de su utilidad para lo que podemos alcanzar está el hecho de que hacen presente a Dios. Mejor dicho, no son solo un recuerdo, sino que es Dios quien se hace presente en sus regalos, que son los sacramentos y la oración. Desde esa admiración y la expectativa de un encuentro asombroso debe considerar el cristiano la recepción de los sacramentos: siempre los mismos y siempre distintos. En este artículo nos referiremos a la confesión proponiendo una mirada nueva. Cuando nos relacionamos con objetos, o incluso con animales, podemos prever todo lo que va a ocurrir y dominar la situación. Cuando el encuentro es personal, en cambio, no todo es anticipable y hemos de estar abiertos a la escucha del otro y adecuar nuestras interacciones. Si el otro es Dios, la apertura a la sorpresa es un requisito insoslayable. No podemos acudir a los sacramentos con la expectativa de que va a ocurrir lo que ya sabíamos, aunque sepamos que de la confesión de los pecados se obtenga el perdón. Cada encuentro con el Creador es inefable, único e irrepetible, incluso cuando el penitente, los pecados y el confesor sean los mismos.

Revitalización de la confesión

Juan Pablo II impulsó la recuperación de la confesión convocando un sínodo y publicando en 1984 la exhortación apostólica Reconciliatio et paenitentia, donde advirtió sobre la pérdida del sentido del pecado y reafirmó la doctrina del sacramento de la penitencia. Como resultado, se implementaron numerosas iniciativas pastorales, como la ampliación de horarios de confesión, la recuperación del confesionario y la catequesis sobre el pecado y el perdón. 

Actualmente, aunque la cultura de la confesión se ha revitalizado en los lugares donde se siguieron las propuestas del Papa polaco, la revolución digital y los cambios acelerados en la sociedad plantean nuevos desafíos y oportunidades para una comprensión más profunda del sacramento. Vivimos cambios constantes que suceden a una velocidad vertiginosa. En ese sentido, podemos decir que pertenecemos a una sociedad que vive acelerada porque se debe adaptar a los cambios sin tiempo para metabolizarlos. 

La crisis posmoderna

La presión de lo social y lo nuevo ha dado lugar a un sujeto hiperestimulado y, como consecuencia, analfabeto afectivo por su carencia de interioridad. Aunque hayan aumentado el grado de bienestar y la calidad de los servicios es innegable que se ha producido una crisis antropológica, que se manifiesta en personalidades ansiosas, heridas afectivas profundas, soledad, patologías psíquicas y, por desgracia, una tasa de suicidios en personas jóvenes desconocida en otras épocas históricas. 

La cultura del éxito ha degenerado en una relación desordenada con el trabajo y en permanente competencia con los iguales. Encontramos a un sujeto emotivista y desarraigado. 

Consecuencias para la confesión

Si se tiene en cuenta esta coyuntura cultural, es necesario poner el énfasis en la consecuencia consoladora del sacramento de la confesión para que no se transforme en un lugar de frustración personal. Seguir incidiendo en la necesidad de ser concisos y concretos en la acusación de las culpas puede tener como consecuencia la profundización en el voluntarismo perfeccionista que caracteriza a los hijos de nuestro tiempo. 

Buenismo

Por una parte, es necesario seguir profundizando en el sentido del pecado, tal como advertía Juan Pablo II. Hoy día tendemos a considerar la libertad sin distinguir entre lo natural y lo espontáneo. Pensamos que todo lo que nos nace de dentro es natural y no nos consideramos culpables ni de malos pensamientos, ni de malas intenciones. Cuando realizamos acciones malas, buscamos culpables a los que atribuirles la causa de nuestra mala acción, o pensamos que cualquiera hubiera actuado igual en las circunstancias que nos llevaron a ser injustos. Esto es lo que coloquialmente se conoce como buenismo. Por ejemplo, si doy una respuesta agresiva y desproporcionada a un conductor que se me cruza indebidamente en la carretera, pensaré que él tiene la culpa de mi reacción injusta o que cualquiera hubiera hecho lo mismo. 

Utilitarismo

Además, la cultura consumista y el lenguaje utilitarista han trascendido el espacio económico y mercantil y han colonizado ámbitos como la educación y la propia percepción personal. Byung Chul-Han, por ejemplo, describe al hombre posmoderno como sujeto de rendimiento. Alguien sometido a una presión social de eficacia y eficiencia que le lleva a vivir frente a sí mismo según las exigencias sociales de excelencia en los resultados, en detrimento del bienestar personal y cuidado de las relaciones. 

De esta autovaloración puede nacer una concepción del sacramento de la confesión como lugar en el que dar cuenta de la falta de rendimiento, con la expectativa de obtener motivación y fuerza para seguir tratando de ser socialmente eficiente. Evidentemente, la distorsión que subyace en esta visión acerca de la percepción de la valía y de la vocación personal genera cristianos ansiosos y frustrados por no sentirse a la altura de su vocación cristiana. Así se entiende la insistencia del Papa Francisco en que la confesión sea lugar de misericordia y no cadalso de tortura psíquica y espiritual.

Consumismo 

Además, los estilos de vida consumistas se extienden a la relación con los medios espirituales y dan lugar a instrumentalizaciones de los sacramentos, a los que se acude para solucionar un problema o cumplir un precepto. Se asiste a la Misa dominical como una relación de intercambio que eclipsa la dimensión del encuentro: se cumple el precepto por las consecuencias que tiene de ganar la vida eterna, pero apenas participa de la celebración del misterio de Dios, de la escucha de su Palabra, etc. Incluso se da por buena la idea de ir a Misa “para confesarse y poder comulgar”. 

Algo parecido a aprovechar un dos por uno, aunque la confesión sea precipitada, o durante la lectura del Evangelio o incluso en la consagración. Esta conducta revela que, junto a la innegable buena intención del penitente, hay una profunda falta de sentido litúrgico y de comprensión del sacramento. Se acude para obtener algo en lugar de para encontrarse con alguien.

Narcisismo

Otra distorsión típica respecto a los sacramentos de nuestra época es la actitud narcisista en la consideración del pecado. El sujeto de rendimiento considera el pecado como un error que debería haber evitado y reconoce no haberlo hecho. Cuando se acusa de esa falta, puede tener más en cuenta su imperfección que la ofensa a Dios. De hecho, puede ocurrir que pida perdón por errores que no comportan ninguna ofensa y que no tenga en cuenta pecados que nacen de la herida profunda, por el hecho de que no se hacen patentes en su conducta. 

El narcisismo nos mueve a una autorreferencialidad de la que también nos advierte el Papa Francisco, en la que no se distingue el sentimiento de culpa, que es un estado psicológico y personal, de la conciencia de pecado que, partiendo del sentimiento de culpa, lo refiere a la relación personal con Dios y pasa del ámbito psicológico a la dimensión teológica de relación con el Creador. Un rasgo del narcisismo es la apariencia de estar pidiéndose perdón a sí mismo por no haber sido como debería.

Atrofias e hipertrofias

Todas estas distorsiones relacionadas con el sacramento de la confesión revelan defectos y excesos del corazón del sujeto de rendimiento que quiere vivir su vida cristiana. 

El primer gran defecto es la idea misma de Dios. El cristiano tiende a considerarse alguien que debe estar a la altura de su condición y, al modo como lo hacen los calvinistas, atribuye al Creador una expectativa de éxito en la vida profesional, familiar, de relación y evangelizadora, a partir de la cual juzgará su crecimiento en santidad personal. Esta visión equivocada de Dios termina en un estado de acedia espiritual por desesperanza o en una rigidez perfeccionista pusilánime, que reduce sus luchas a aquello que puede controlar.

El segundo defecto es la concepción de la gracia de Dios como una ayuda extrínseca para conseguir hacer el bien que uno no puede hacer con sus fuerzas. Una especie de vitamina espiritual con la que alcanzar cotas más altas de santidad. Esto da lugar a una frustración de fondo al comprobar que la frecuencia de sacramentos no mejora los resultados que se obtienen. Entonces se angustia pensando que su problema es la falta de fe, porque no confía en ellos con suficiente intensidad. Como, evidentemente, la gracia no sustituye a la libertad y tampoco es lo que el sujeto de rendimiento supone, termina claudicando y tratando de sintetizar su sentido religioso y su desesperanza, con formas incoherentes de comportamiento que agravan más la crisis. Finalmente, se traduce en un cristianismo de forma que oculta un agnosticismo de fondo.

Angustia y fragilidad del cristiano

Los excesos del sujeto de rendimiento en su relación con Dios se pueden sintetizar en uno: el miedo. Por eso acude a la confesión de forma ansiosa, superficial, reiterativa e instrumental. Le angustian sus pecados y se los quiere quitar como quien lava una mancha que vuelve a aparecer. El rito de la confesión se le hace prescindible y repite las palabras como si fuera una fórmula mágica para obtener el resultado que espera. Tampoco busca abrir el alma para mostrarla a Cristo, sino solo decir aquello que le aflige esperando las palabras mágicas de la absolución, para volver a empezar de cero

Ante esta fragilidad Dios no permanece indiferente. El amor por sus hijos le pone alerta y le inclina a favor de ellos. Como la incapacidad y desamparo de un niño pequeño suscita en sus padres toda la ternura que les mueve a un cuidado constante e incondicional. La pregunta que hace Dios al hombre no es qué has hecho sino qué te pasa. Esta distinción es crucial para entender la confesión, porque lo que nos pasa lo conocemos a través de los síntomas, que se manifiestan en lo que hemos hecho. Pero la confesión no es una rendición de cuentas sobre lo que hemos hecho mal, sino la búsqueda del qué me pasa a partir de lo que he hecho

Del pecado a la herida

En otras palabras, hace falta distinguir (sin separar) el pecado de la herida para entender que, en la confesión, Dios perdona los pecados que confesamos, pero besa las heridas de sus hijos y se queda con ellos. Los pecados se perdonan pero las heridas permanecen y Dios en ellas. Por eso, la expectativa de la confesión no es que algún día llegaremos a evitarlos, sino la de transformar el pecado en lugar de encuentro amoroso. Como la enfermedad del niño es el motivo por el que los padres vinculan con él de modo más tierno, profundo e incondicional, Dios nos quiere como un Padre que tiene lazos más estrechos con sus hijos más necesitados.

No debemos entender el pecado como una ofensa que podamos infligir directamente a Dios. Existe un abismo entre su Ser y el nuestro. Por grandes e intensos que sean nuestros pecados, no llegan a dañar el ser de Dios. El motivo por el que existe la ofensa es que el amor siempre espera respuesta. No es verdad que amar sea sin dar nada a cambio. Por ser una relación, siempre tiene la esperanza de una reciprocidad. Es verdad que el amor verdadero se da aunque no reciba nada a cambio, pero eso no significa que no lo espere. En eso consiste precisamente la vulnerabilidad del amante: se expone gratuitamente a la posibilidad de ser rechazado o de no ser correspondido. Es la misma lógica del regalo: quien lo hace espera que al otro, al menos, le guste o le alegre. La indiferencia o rechazo del regalo producen la ofensa al donante. El pecado como ofensa a Dios consiste en rechazar o no acoger el amor que nos ofrece. Al dar regalos, Dios se da a sí mismo, como decíamos al principio de este artículo. En eso consiste su vulnerabilidad.

La actitud correcta

Por tanto, el modo justo de acudir a la confesión es como quien se dispone a recibir un regalo precioso de alguien que le quiere mucho. Eso motiva la confesión de los pecados -tras un buen examen de conciencia, con la oportuna distinción en número y especie de los mortales, etc.- y la apertura del corazón para acoger el amor que Dios ofrece. Así se supera la visión legalista de la mera rendición de cuentas y las atrofias e hipertrofias a las que nos referíamos más arriba.

El buenismo ha dado lugar a una confusión típica de nuestra época, que consiste identificar el pedir disculpas con pedir perdón. A estas expresiones se las da por sinónimas, cuando en realidad tienen significados opuestos. Dis-culparse es reconocer un daño causado a alguien, pero solicitar que no se le impute porque ha tenido lugar por motivos ajenos a la voluntad del donante. Uno se disculpa cuando llega tarde a una cita a causa de un atasco, o de un deficiente funcionamiento de los servicios de transporte, etc. Quien pide disculpas está solicitando algo a lo que tiene derecho: pues si no tuvo culpa no se le puede imputar. Es justo que se le conceda.

Por el contrario, pedir perdón nace del reconocimiento de una culpa que sí es imputable al agente. Quien pide perdón está suplicando que se le conceda algo que no merece, pues actuó injustamente por negligencia o dolo. De forma que se sitúa en una situación de inferioridad y apela a la grandeza de corazón del ofendido. Solo se lo podrá otorgar si le tiene un amor por encima de sus culpas y acepta con generosidad remitirle la culpa y cancelar el rencor y el deseo de venganza, aunque la ofensa pueda haber dado lugar a un daño irreparable. Quien pide perdón se humilla porque no reclama algo que le corresponde, sino un bien que suplica.

El drama del buenismo

El buenista entiende que las causas de sus malas acciones están fuera de él porque, como hemos explicado antes, confunde la causa con el detonante. Esto le lleva a considerar la petición de perdón como una posición de debilidad intolerable y la petición de disculpas necesita llenarla de argumentos, por lo que no pone el acento en la ofensa sino en la buena intención que le disculpan. Su tranquilidad proviene más de su propio propósito de no reincidir en el daño que en el amor de quien le perdona. Por eso la confesión manifiesta y promueve su inmaduro voluntarismo, en lugar del abandono real en la misericordia de Dios. 

Arrodillarse ante Dios, mostrar las heridas y acusarse de los pecados cometidos es profundamente consolador porque uno siempre encuentra el corazón de Dios dispuesto al perdón y a la transformación. Dios no nos quiere por aquello que hacemos bien sino porque somos sus hijos y nos dejamos querer. En nuestra lucha por hacer cosas buenas reconoce nuestra buena voluntad y se conmueve, pero no necesita de ellas para querernos. Le importa más que nos dejemos querer tal como somos, sin crear una imagen de nosotros mismos sobre la base de los que, supuestamente, deberíamos ser.

Ser realmente bueno

Quien se conoce con suficiente profundidad y madurez sabe de su precariedad respecto al deseo de plenitud, agravado por la infección del pecado, que se manifiesta en la desviación de la intención y de las motivaciones que lr mueven, incluso cuando actúa bien. Así, no se sorprende de hacer cosas aparentemente buenas pero que, por estar realizadas con mala intención o por motivos injustos, no le llevan a ser mejor persona sino a empeorar. Esta distinción entre hacer algo bien y ser bueno es también crucial para entender la confesión. 

Los reproches de Jesús a los fariseos que aparecen en el Evangelio son, en su mayoría, porque realizan buenas acciones, pero su corazón no es bueno. Los motivos son de vanidad, de ejercicio de poder o de desprecio a otro, incluso en el cumplimiento de sus deberes o en el ejercicio del culto. Al contemplar sus buenas obras se sienten dignos de mérito y de la benevolencia de Dios. Sin embargo, Jesús dirige a ellos las peores invectivas e insultos: raza de víboras, sepulcros blanqueados, ¡ay de vosotros, fariseos hipócritas!, etc. 

Indudablemente el cristiano ha de esforzarse por hacer cosas bien y cuidar del mundo y de los demás. Sin embargo, no debe cifrar en eso su santidad o su cercanía a Dios. Es necesario que conozca la desviación de sus motivaciones e intenciones al hacer cosas malas, indiferentes o buenas y que se dé cuenta de que esa distorsión malogra la bondad personal que pretende en su acción. Ahí su fragilidad y la infección de la herida necesita de la compañía y de una transformación que solo Dios puede obrar. 

Belleza tras el dolor

Precisamente en esa consideración de su falta de belleza interior encontrará a Cristo en su pasión como -el más bello de los hombres-  (Sal. 45, 3), cuya belleza ha sido eclipsada por el dolor (Is 53, 2). Jesús encarna al comerciante de perlas finas que, al encontrar una de gran valor, vende todo cuanto tiene y compra esa perla (Mt 13, 45-47). Su vender todo cuanto tenía es el abajamiento del Verbo de Dios a su condición de hombre y además humillado hasta la muerte (Flp 2, 5) y la perla de gran valor es el corazón del pecador. 

El penitente que acude con esa visión a la confesión busca sentirse así valorado por el mismo Dios hecho hombre, a pesar de los pecados que empañan esa perla que es su corazón. Se goza en la misericordia inasequible a la desesperanza del mismo Creador. Deja que sea el amor de Dios el que le considere bueno a pesar de todo el mal realizado. De ese asombro agradecido nacerá un natural esfuerzo por hacer cosas bien, pero no cifrará en el resultado de su empeño su valía ante Dios.

El verdadero yo

El perfeccionismo nos lleva a juzgarnos según una imagen idealizada de nosotros mismos, generando insatisfacción. Si bien es natural aspirar a la plenitud, la madurez implica aceptar la realidad con autenticidad, tal como nos ve Dios, quien no exige perfección ni eficiencia. La verdadera madurez no consiste en fingir un estándar inalcanzable, sino en presentarnos con honestidad, entendiendo que errar y no alcanzar todas nuestras metas no es una ofensa.

La materia de confesión no son tanto las equivocaciones como la ruptura de los vínculos con Dios o con los demás. Es decir, el desorden de los amores. La imagen irreal de sí mismo hace que el penitente no se pueda encontrar con Dios porque él mismo está ausente en ese encuentro. No comparece él sino una imagen falsa de sí mismo. Ahí no hay encuentro, sino apariencia. Por eso tampoco hay consuelo, sino angustia.

Examinar la conciencia

Las preguntas que se ofrecen como examen de conciencia pueden servir como las muletas a quien está cojo. Son un subsidio válido para el que no tiene destreza o hábito en el trato con Dios, pero son inútiles o incluso contraproducentes para quien está sano. Usar muletas cuando se puede caminar bien reduce el paso e impide un movimiento armónico del cuerpo. 

De igual forma, quien examina su conciencia a partir de una lista de pecados no alcanza a las motivaciones e intenciones que dieron lugar a acciones aparentemente buenas, pero que ensuciaron su corazón y resquebrajaron vínculos personales.

Del sentido de culpa a la conciencia de pecado

El sentido de culpa ha de ser sometido a examen, en eso consiste el discernimiento, a partir de las relaciones personales significativas. Es decir, pasar del sentido de culpa a la conciencia de pecado, por la ofensa a Dios o a los demás que puede revelar (o no) ese sentimiento de culpa.

El cristiano posmoderno está afectado por heridas afectivas y tensiones internas, sometido a ritmos de trabajo y de vida que superan su capacidad de adaptación e inmerso en una cultura de competencia contra sus iguales. Corre el peligro de interpretar en clave individualista y narcisista su relación con Dios y, como consecuencia, acudir a los medios de salvación con mentalidad y expectativas que no responden a la misericordia de Dios. 

Pastoral de una confesión sanadora

Existe una emergencia de replantear la evangelización sin menoscabo de la integridad del dogma y de la doctrina católica, sino esclareciendo aspectos del misterio de la relación de Dios con los hombres que hagan justicia al amor de Dios por los hombres: “Nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene” (1 Jn 4, 16). Esta emergencia pasa por una pastoral muy centrada en Jesucristo, que prime la relación sobre el intercambio, que dote de sentido litúrgico profundo a los fieles y que se apoye en una antropología en la que el ser es antes que el estar, y el estar antes que el hacer. El fiel no debe buscar algo en Dios, sino a alguien.

El rito como esplendor de la misericordia

Lo mismo ocurre cuando un hombre le pide matrimonio a su novia. No basta la información. Hay que expresar la intensidad e importancia del momento en un paisaje adecuado, arrodillándose, ofreciendo un anillo, etc. Estas acciones permiten experimentar intensa y vitalmente la unión afectiva y proyectiva de esas personas. El rito de la confesión, al igual que el de la Misa, es una bella gestualización del encuentro entre el penitente y Dios. Se toman palabras de encuentros entre san Pedro y Jesús que marcaron biográficamente la vida del primer Papa. El penitente, arrodillado, escucha del sacerdote que el acontecimiento de su perdón ocurre en su propio corazón. Además, la fórmula de la absolución apela a la Trinidad, a la Virgen, a los santos, etc., y se imparte en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. El mismo nombre en el que fuimos bautizados. Todas esas frases no son un protocolo que hay que cumplir, sino la expresión simbólica del acontecimiento del encuentro. Vale la pena preparar la confesión desde esas escenas del evangelio tan expresivas y meditando la fórmula de la absolución. En ese contexto, la confesión de los pecados resulta gozosa y consoladora, porque el penitente experimenta el perdón de las ofensas y el beso en sus heridas. Sale confortado, consolado y deseoso de vivir siempre unido a su Señor.

Hijos frágiles de un Dios vulnerable

Autor: José Fernández Castiella
Editorial: Cristiandad
Año: 2025
Número de páginas: 172
Idioma: Castellano
El autorJosé Fernández Castiella

Sacerdote y doctor en Teología Moral. Autor de Hijos frágiles de un Dios vulnerable (Cristiandad, 2025).

Vaticano

León XIV en su primer Regina Coeli: “Me dirijo a los grandes del mundo: ¡nunca más la guerra!”

El Pontífice, con una Plaza de San Pedro a rebosar, ha recordado que se acaban de cumplir 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial y ha dirigido una petición vigorosa a los líderes mundiales por la consecución de la paz.

Maria Candela Temes·11 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Esta mañana el Papa León XIV se ha asomado por segunda vez al balcón central de la fachada de San Pedro para el rezo del Regina Coeli junto a una plaza llena hasta la bandera (y llena de banderas). Lo hemos visto aparecer con la misma sonrisa tímida y conmovida con que nos saludó el pasado jueves por la tarde, tras la fumata blanca, en respuesta a una multitud que lo ha acogido gritando con entusiasmo su nuevo nombre: “¡Leone!”.

Aunque ha amanecido un día nublado y algo desapacible, 100.000 personas han querido acercarse al Vaticano y a las calles adyacentes para acompañar al pontífice en su primer acto litúrgico oficial con los fieles. Son las jornadas iniciales de su ministerio petrino recién estrenado.

Todo en el nuevo pontífice, cada gesto y cada palabra, es una síntesis de sus predecesores llena de significado. Como ha señalado un cardenal, no es una fotocopia, sino una sucesión. Toma expresiones de Francisco, tiene la sonrisa tímida y la mirada inteligente de Benedicto, cita con vigor a san Juan Pablo II al dirigirse a los jóvenes y a san Pablo VI al apelar al cese de las guerras. 

Una bonita coincidencia

Tras saludar a los presentes con un: “Queridos hermanos y hermanas, ¡buen domingo!”, al estilo de Francisco, el Papa ha comenzado diciendo: “Considero un don de Dios el hecho de que el primer domingo de mi servicio como obispo de Roma sea aquel del Buen Pastor”. Su predicación ha tenido un marcado acento cristocéntrico: “En este domingo siempre se proclama en la misa el Evangelio de Juan, capítulo 10, en el cual Jesús se revela como el verdadero pastor, que ama y conoce a sus ovejas, y por ellas da la vida”.

Es el cuarto domingo de Pascua, y el pontífice ha recordado que “desde hace 62 años se celebra la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones”. Luego ha señalado que “también hoy Roma acoge el Jubileo de las bandas musicales y de los espectáculos populares. Saludo con afecto a todos estos peregrinos y les doy las gracias porque con su música y su representación llenan de alegría la fiesta de Cristo Bueno Pastor”. 

Es cierto que estas bandas han animado la espera en la Plaza antes de que llegara el Papa y, entre otras canciones, alguna de ellas se ha lanzado con el YMCA de Village People, en un homenaje sorprendente al primer sucesor de Pedro de origen norteamericano.

El Buen Pastor y la Jornada de las vocaciones

De nuevo las palabras de León XIV se han referido al pastor divino: “Es Él quien guía a la Iglesia con su Espíritu Santo. Jesús en el Evangelio afirma que conoce a sus ovejas y que ellas escuchan su voz y lo siguen. En efecto, como enseña el Papa San Gregorio Magno, las personas corresponden al amor de quien las ama”. 

Y ha proseguido: “Hoy tengo la alegría de rezar con vosotros y con todo el pueblo de Dios por las vocaciones, especialmente al sacerdocio y a la vida religiosa. ¡La Iglesia tiene tanta necesidad de ellas!”. 

Su pensamiento se ha dirigido a los jóvenes: “Es importante que los y las jóvenes encuentren en nuestras comunidades acogida, escucha y aliento en su camino vocacional, y que puedan contar con modelos creíbles de dedicación generosa a Dios y a los hermanos”. 

Más adelante, les ha hecho un ruego muy concreto, que enseguida ha hecho pensar en el grito de Juan Pablo II pronunciado en el mismo lugar el 16 de octubre de 1978: “A los jóvenes os digo: ¡no tengáis miedo! Aceptad la invitación de la Iglesia y de Cristo Nuestro Señor. La Virgen María, cuya vida fue toda una respuesta a la llamada del Señor, nos acompañe siempre en el seguimiento de Jesús”.

Súplica por la paz

La experiencia de pastor de León XIV se deja ver cuando no ha recitado, sino que ha cantado con voz potente el Regina Coeli. Luego ha impartido por segunda vez la bendición y tras este gesto la plaza ha estallado en aplausos y gritos de “¡Viva el Papa!”. 

Ha recordado entonces que esta semana, el día 8, se han cumplido 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial, “después de haber causado 60 millones de víctimas”. Con expresión bergogliana, ha solicitado: “en el escenario actual de una Tercera Guerra Mundial a trozos, como tantas veces ha afirmado el Papa Francisco, me dirijo también yo a los grandes del mundo, repitiendo la petición siempre actual:  ¡Nunca más la guerra!”. 

Estos días ha circulado en internet un vídeo reciente del cardenal Prevost hablando sobre la situación en Ucrania. No han faltado palabras para este país: “Llevo en mi corazón el sufrimiento del amado pueblo ucraniano. Se haga lo posible para lograr cuanto antes una paz auténtica, justa y duradera. Sean liberados todos los prisioneros y que los niños puedan volver con sus familias”. 

También Tierra Santa ha estado presente en su discurso: “Me llena de profundo dolor cuanto ocurre en la franja de Gaza. Cese inmediatamente el fuego, se preste ayuda humanitaria a la extremada población civil y sean liberados todos los rehenes”. 

Los fieles han ido respondiendo a estas peticiones con un aplauso de apoyo. “He acogido, en cambio, con satisfacción el anuncio del cese del fuego entre India y Pakistán, y espero que a través de las próximas negociaciones pronto se pueda llegar a un acuerdo duradero”.

El Papa ha puesto estos deseos de paz en las manos de la Virgen: “¡Pero cuántos otros conflictos hay en el mundo! Confío a la Reina de la Paz esta apelación, para que sea Ella quien la presente al Señor Jesús para obtener para nosotros el milagro de la paz”. 

Saludo a las madres

El pontífice ha ido saludando a los distintos grupos de peregrinos que hoy estaban presentes en la Plaza. Sus palabras han reflejado su dominio de varias lenguas, y entre un saludo y otro levantaba la mirada buscando el contacto visual con quienes respondían con gritos y aplausos a su mención. 

No ha faltado un comentario a las madres, puesto que “hoy se celebra en Italia y en otros países la fiesta de la madre. Dirijo un cariñoso saludo a todas las madres, con una oración por ellas, también por las que ya están en el Cielo. ¡Buena fiesta a todas las madres!”.

Horas antes de recitar la oración mariana León XIV ha celebrado la Santa Misa en la Grutas Vaticanas, en el altar situado junto a la tumba del Apóstol Pedro. Ha concelebrado con él el Prior General de la orden de los agustinos, el padre Alejando Moral Antón. Luego el Papa se ha detenido a rezar ante las tumbas de sus predecesores.

Con su simplicidad y su capacidad de aunar diferentes sensibilidades, el nuevo Papa se está ganando, día por día, el afecto de la ciudad de Roma y del mundo.

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Vaticano

«Claridad doctrinal, gobierno fuerte y nombramientos bien pensados» las expectativas de George Weigel para el nuevo papado

Entrevista al famoso biógrafo de Juan Pablo II, George Weigel, sobre León XIV y sus expectativas en el pontificado.

OSV / Omnes·11 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Paulina Guzik, OSV News

Han pasado sólo unos días desde la elección del Papa León XIV, pero el 266° sucesor de Pedro ya ha dado una pista del estilo de su papado, desde su tradicional vestimenta papal en el día de su elección hasta su primera homilía en la Capilla Sixtina el 9 de mayo y su discurso a los cardenales el 10 de mayo.

Preguntamos a George Weigel, biógrafo estadounidense del papa polaco san Juan Pablo II, sobre lo que nos revelan los primeros días de su papado sobre el Papa León XIV, cómo, como misionero estadounidense, puede influir en el mundo y sobre sus propias esperanzas para el papado. Weigel es un destacado investigador principal del Centro de Ética y Políticas Públicas de Washington.

¿Cuál fue su reacción ante la elección del Papa León XIV, el primer Papa norteamericano?

—Dado que el Papa León ha pasado gran parte de su vida ministerial en Latinoamérica, no pensé instintivamente en él como un «Papa norteamericano», a pesar de haber nacido en Chicago. Creo que ha habido una tendencia a exagerar este asunto nacional en los primeros días del pontificado. Es una novedad interesante que ahora tengamos un Papa nacido en Estados Unidos, pero lo que realmente demuestra es que el origen nacional no tiene importancia en la búsqueda de un sucesor de Pedro en el siglo XXI.

¿Qué nos dice la primera homilía y la aparición en la Misa y en el balcón sobre el tipo de papado que nos espera?

—Me pareció que el Papa León se presentó muy bien, demostrando que comprende la naturaleza de su cargo. No creo que vaya a ser un Papa con peculiaridades personales.

¿Cómo puede el Papa León XIV influir en Estados Unidos? ¿Qué se necesita del Papa respecto a su país?

—Lo que las partes vitales de la Iglesia en los EE. UU. buscarán es lo que buscarían de cualquier Papa, independientemente de dónde nació: apoyo y afirmación de la nueva evangelización y sus esfuerzos por convertir una cultura profundamente confundida; una comprensión de que las partes vivas de la Iglesia en los EE. UU. abrazan el catolicismo en su totalidad, no un catolicismo light; y estímulo para continuar el trabajo católico en la construcción de una cultura de vida y la resistencia a la cultura de la muerte.

¿Cómo puede el Papa León XIV influir en el mundo como estadounidense y como misionero?

—El Papa León es un hombre muy inteligente, por lo que debe saber que la gran crisis de nuestro tiempo reside en la idea misma de la persona humana. ¿Existen presunciones en la condición humana, cuya comprensión conduce a la felicidad personal y a la solidaridad social, o es todo plástico y maleable, de modo que podemos cambiar lo que somos y quiénes somos mediante actos de voluntad? El mejor servicio que el nuevo Papa puede brindar al mundo es enseñarle, o en algunos casos recordarle, la visión bíblica de quiénes somos y hacia dónde debemos ir: somos creaciones, no accidentes; y estamos destinados a la gloria con Dios, quien es la razón última de nuestra existencia.

¿Cuáles son sus esperanzas para este papado?

—Claridad en la enseñanza doctrinal y moral, buen gobierno, nombramientos bien pensados ​​para el episcopado y el Colegio Cardenalicio, fomento del discipulado misionero y defensa de los cristianos perseguidos, todo lo cual surgirá de un testimonio audaz de Cristo. En cuanto a la política mundial, lo mejor que este papa, o cualquier papa, puede hacer es seguir el ejemplo de Juan Pablo II y convocar a la gente a una valentía que trascienda el partidismo y el nacionalismo estrecho, y que llame a la agresión y al mal por lo que son.

El autorOSV / Omnes

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Vaticano

El Vaticano presenta oficialmente el escudo del Papa León XIV

El Vaticano presentó este sábado el escudo y el lema del nuevo Pontífice, profundamente marcados por la espiritualidad agustiniana y el llamado a la unidad.

Javier García Herrería·10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Vaticano dio a conocer hoy el escudo y el lema oficial del Papa León XIV, elegido recientemente como nuevo sucesor de Pedro. La simbología adoptada mantiene los elementos de su etapa episcopal y refleja con claridad tanto su pertenencia a la Orden de San Agustín como su visión de Iglesia: una comunidad unida en el amor de Cristo.

Un escudo con herencia agustiniana

El escudo pontificio está dividido diagonalmente en dos sectores. En la parte superior, sobre fondo azul, aparece un lirio blanco, tradicional símbolo de pureza y devoción mariana. En la parte inferior, sobre fondo claro, destaca una imagen profundamente agustiniana: un libro cerrado con un corazón atravesado por una flecha. Esta figura alude directamente a la experiencia de conversión de san Agustín, quien describió el impacto de la Palabra de Dios con la frase: «Vulnerasti cor meum verbo tuo», es decir, «Has traspasado mi corazón con tu Palabra».

La elección de esta imagen no solo recuerda la espiritualidad de uno de los Padres de la Iglesia, sino que resalta la centralidad de la conversión personal y del poder transformador de las Escrituras, que ha marcado la vida espiritual del Papa León XIV desde su juventud agustiniana.

Un lema que proclama unidad

El lema que acompaña el escudo es «In Illo uno unum» —«En Aquel único, uno»—, tomado de un sermón de san Agustín (Exposición del Salmo 127). La frase expresa la convicción de que, aunque los cristianos seamos muchos, en Cristo somos uno solo.

Este lema no es nuevo: fue adoptado por el entonces cardenal Robert Prevost al ser consagrado obispo y refleja una orientación constante de su vida pastoral. En una entrevista con medios vaticanos en 2023, Prevost explicó: «La unidad y la comunión forman parte del carisma de la Orden de San Agustín y también de mi forma de actuar y pensar. […] Promover la unidad y la comunión es fundamental».

Un escudo, una misión

El escudo y el lema del Papa León XIV confirman la coherencia entre su historia personal y la dirección pastoral que desea imprimir a su pontificado. En un momento en que la Iglesia insiste en los principios de comunión, participación y misión —las tres claves del actual proceso sinodal—, su emblema pontificio es un mensaje claro: fidelidad a las raíces agustinianas y compromiso con una Iglesia unida en Cristo, traspasada por su Palabra.

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Vaticano

El Papa explica que el nombre de León XIV es por la revolución de la Inteligencia Artificial

En su primer encuentro oficial con el Colegio Cardenalicio, el Papa León XIV rindió homenaje a su predecesor y delineó los desafíos actuales de la Iglesia.

Javier García Herrería·10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Esta mañana el Papa León XIV se reunió por primera vez oficialmente con el Colegio de Cardenales. La audiencia comenzó con una oración conjunta en latín, el Pater noster y Ave María. Durante su intervención, el Santo Padre expresó gratitud por el acompañamiento de los cardenales en un momento de transición doloroso, pero también lleno de gracia. “El Señor, que me ha confiado esta misión, no me deja solo con la carga de esta responsabilidad”, aseguró, destacando el valor de la comunión eclesial.

Al rendir homenaje a su antecesor, León XIV evocó la figura de Francisco como ejemplo de entrega y sencillez: “Lo han demostrado bien los ejemplos de muchos de mis predecesores, como el del Papa Francisco mismo, con su estilo de total dedicación al servicio y de sobria esencialidad de vida”.

El nuevo Pontífice propuso mirar el reciente cónclave y la muerte de Francisco como un momento pascual, “una etapa del largo éxodo a través del cual el Señor sigue guiándonos hacia la plenitud de la vida”.

Compromiso con el Concilio Vaticano II

En el corazón del discurso, León XIV reiteró su adhesión al camino de renovación eclesial iniciado con el Concilio Vaticano II, citando la Evangelii gaudium de Francisco como guía para esta etapa.

Concretamente hizo referencia a la importancia del primado de Cristo, la conversión misionera, la colegialidad y sinodalidad, y el diálogo con el mundo contemporáneo.

Explicación de su nombre

En un gesto significativo, reveló el motivo del nombre pontificio que eligió: “Precisamente, al sentirme llamado a proseguir este camino, pensé tomar el nombre de León XIV. Hay varias razones, pero la principal es porque el Papa León XIII, con la histórica Encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial y hoy la Iglesia ofrece a todos, su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo”.

El Papa León XIV deja claro que su pontificado estará atento a los grandes cambios tecnológicos y sociales que se gestan en nuestro tiempo, particularmente los vinculados al impacto global de la tecnología.

Un deseo para el mundo

Para cerrar su mensaje, León XIV recuperó palabras de san Pablo VI que hicieron eco en la sala como un llamado universal: “Que sobre el mundo entero pase una gran llama de fe y de amor que ilumine a todos los hombres de buena voluntad”.

Un deseo que, según afirmó, debe transformarse en oración y compromiso concreto: “Que sean también estos nuestros sentimientos y, con la ayuda del Señor, los traduzcamos en oración y compromiso”.

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Primeras impresiones del nuevo Romano Pontífice

Un nuevo pastor ha sido elegido para guiar a la Iglesia. León XIV comienza su servicio como sucesor de Pedro.

10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos
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Indudablemente, el cardenal Prevost estaba en todas las quinielas de los expertos vaticanólogos, para ser elegido nuevo Romano Pontífice, puesto que, como acabamos de escuchar en su primer mensaje, no sólo había sido creado cardenal por el papa Francisco, sino también porque lo había traído desde la humilde diócesis de Chiclayo en el Perú a la Curia Romana, para ser Prefecto del dicasterio de obispos hace poco tiempo, en enero de 2023.

Parece como si al final de su Pontificado, el papa Francisco hubiera querido regalarnos un sucesor adecuado de sus ilusiones misionales y sinodales en el mundo entero, puesto que el largo pontificado de Francisco tiene una hondura y profundidad desconocida para el mundo de hoy, pero muy inteligible para el pueblo de Dios que escuchó hace más de veinte siglos las palabras de Jesús el día de la Ascensión: “Id y predicad a todas las gentes” (Mt 28, 19).

Primeras palabras

Es muy significativo que las primeras palabras del Papa León XIV no sean referidas a León XIII, al que parece dar continuidad, sino al Papa Francisco puesto que las últimas palabras del Santo Padre anterior en la mañana de la reciente pascua fueron un vigoroso impulso a la paz en el mundo, aunque no pudiera pronunciarlas él mismo, pero su presencia lo corroboraba.

Efectivamente, tomando pie de las palabras del evangelio de san Juan el domingo de la Resurrección, el santo Padre León XIV ha comenzado recordando las palabras de Jesús a un pueblo de Dios asustado, humillado y desanimado escondido en el cenáculo: “La paz esté con vosotros” (Io 20, 21). En ese momento la presencia y aliento del resucitado les devolvieron la fe, la esperanza y el amor y les constituyeron en columnas de la Iglesia nueva que extenderán con gran rapidez por el mundo entero y en todas las capas de la sociedad.

Por tanto, la llamada del nuevo papa a que pongamos nuestra esperanza en el resucitado, que sigamos viviendo este año jubilar de la esperanza: “Spes non confundit” (Rom 5, 5), eso sí ahora con su guía y con su aliento.

Un Papa agustino

Es entrañable que el nuevo pontífice nos recuerde que es hijo de san Agustín, agustino, y por tanto un hombre enamorado de Dios que desea llevar la paz de Dios a las conciencias y a las relaciones entre los pueblos y ciudades del mundo. Por tanto, el nuevo Papa, servidor de todos, siervo de los siervos de Dios traerá al magisterio de la Iglesia muchas palabras y enseñanzas de san Agustín, hombre de gran corazón y pendiente del amor de Dios y muy versado en las relaciones fe y razón.

Es conmovedor que el Espíritu Santo haya querido de nuevo acudir a América del Sur para traernos un nuevo papa, primero eligiéndolo como obispo de Chiclayo en el Perú (2014), donde puso aportar todo su espíritu misionero agustiniano y conocimiento de la tierra y sus gentes.

No olvidemos que una de las primeras órdenes religiosas que fueron a misionar a América fueron los agustinos y, precisamente, a Pedro de Gante (1480-1572) debemos el primer catecismo pictórico de América, una copia del cual se conserva e la exposición permanente de la Biblioteca Nacional de España.

Orígenes estadounidenses

Además, el nuevo pontífice fue bautizado en Chicago (1955), es hijo de madre de ascendencia española, y allí realizó sus estudios sacerdotales (ordenado en 1982) y se incorporó a la orden de san Agustín en 1977-1981. Por tanto, la formación académica y espiritual se llevó a cabo en un ambiente de Estados Unidos y con una mentalidad que lógicamente estará presente a la hora de enfocar los problemas de la Iglesia Universal. Además, es doctor en derecho canónico por el Angelicum de Roma, algo fundamental para su trabajo de gobierno.

Por tanto, muchos pensábamos, que el nuevo Pontífice vendría de Asia, pues parecía que ya habíamos recibido la impronta de América, y ahora hacía falta aire fresco de otro continente, pero quizás con el Nuevo Pontífice completamos esa visión con la de américa del Norte.

Primeras palabras

Es muy importante reseñar también la profundidad teológica del discurso que ha pronunciado, junto a la cercanía del pueblo cristiano y al emotivo recuerdo del Romano Pontífice recientemente fallecido. Necesitaremos meditarlo en los próximos días para procurar seguir fielmente.

Por otra parte, al ser un papa que trabajaba en la curia parece como si el Espíritu Santo nos hablara de terminar de aplicar la “Praedicate Evangelium”, el documento con el que el papa Francisco abordaba la reforma de la Curia para darle no solo el habitual sentido de servicio a la Iglesia universal y a las Iglesias particulares, sino también a impulsar que en todas las oficinas de la curia y en todas las instituciones de la Iglesia haya un gran afán apostólico y misionero para llevar el evangelio capilarmente hasta el último país y el último rincón de la sociedad.

Rezar por el Papa

La serenidad y emoción contenida del nuevo Pontífice son proverbiales, pues la Iglesia de Dios necesita vivir cada día y hoy más que nunca, esa unidad de la Iglesia que resumía san Josemaría en una expresión latina muy gráfica: “Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam”. Es decir, “todos con el Papa a Jesús por medio de Maria”. 

La alegría y emoción contenida de León XIV muestran que es un hombre de un gran corazón y, por tanto, todos los cristianos del mundo entero recibirán el afecto de sus desvelos como hoy hemos recibido por primera vez de sus manos la bendición “urbi et orbi”.

Finalmente, no podemos dejar de resaltar que es un papa natural de los Estados Unidos, aunque haya sido obispo en América Latina y haya trabajado en la Curia Romana, y eso se notará en su modo de ser y será seguramente un motivo de gran alegría para los muchos católicos de ese país que han sufrido muchos ataques a lo largo de estos últimos años y humillaciones constantes por su valiente defensa de la vida humana y otros aspectos que el evangelio de Cristo nos insta a difundir en ambientes muy secularizados.

El autorJosé Carlos Martín de la Hoz

Miembro de la academia de historia eclesiástica. Profesor del máster de Causas de los Santos del Dicasterio, asesor de la Conferencia Episcopal Española y director de la oficina de las causas de los santos del Opus Dei en España.

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Evangelización

Santo Job y san Juan de Ávila, sacerdote y patrono del clero

La Iglesia celebra el 10 de mayo al santo Job, personaje bíblico de gran paciencia y confianza en Dios. También a san Juan de Ávila, patrono del clero secular español y doctor de la Iglesia. Y a mártires cristianos y santas mujeres como Solangia y Beatriz d’Este.  

Francisco Otamendi·10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El santo Job, protagonista del libro de Job del Antiguo Testamento, fue varón de admirable paciencia en el país de Hus. En síntesis, era un hombre rico, casado, con diez hijos, criados, tierras y ganado. Era temeroso de Dios, que le probó con la muerte de sus hijos, su ruina y la pérdida de su salud. No maldijo a Dios ni se rebeló contra él, sino que lo aceptó. 

Superadas todas las pruebas con paciencia, el Señor le dió salud, otros diez hijos y prosperidad, y murió anciano. El libro de Job dibuja un modelo de paciencia y santidad, como el Cristo sufriente. Job dice: “Ýahvéh da, Yahvéh quita, ¡bendito sea Yahvéh!”.

Como curiosidad, el joven Karol Wojtyla, en los primeros meses del año 1940, cuando apenas había comenzado la II Guerra Mundial y la ocupación de Polonia, compuso el drama teatral Job, una reflexión acerca del sufrimiento del hombre. Casi en paralelo, la misma editorial lanzó el año pasado Jeremías, también del Wojtyla joven, luego Papa santo.

Apóstol, Doctor de la Iglesia

El 10 de mayo, la liturgia celebra asimismo a San Juan de Ávila, sacerdote español del siglo XVI, conocido como “apóstol de Andalucía” por su labor evangelizadora en esa región. Es considerado patrono del clero español, y el Papa Benedicto XVI le proclamó Doctor de la Iglesia en 2012. El Papa Francisco estableció que la conmemoración de san Juan de Ávila fuera inscrita en el calendario romano general el 10 de mayo, como memoria libre. 

San Juan de Ávila nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real, España) el año 1499. Tras estudiar en Salamanca y Alcalá, se ordenó sacerdote en 1526. Distribuyó sus bienes entre los pobres y decidió marchar a las Indias. Pero el arzobispo de Sevilla consiguió que se quedara en su diócesis, donde desarrolló una intensa actividad apostólica.

Predicó sin cansancio, escribió ‘Audi, filia’ 

Acusado injustamente de herejía por la Inquisición, san Juan de Ávila escribió desde la cárcel parte importante de su doctrina espiritual. Le absolvieron en 1533. En Granada convirtió a san Juan de Dios. Fundó colegios para la formación del clero, luego convertidos seminarios, y dirigió memoriales al Concilio de Trento sobre la situación de los sacerdotes. Predicó sin cansancio, dirigió a muchas almas personalmente o por carta, y murió en Montilla (Córdoba) el 10 de mayo de 1569.

Su principal obra se titula Audi, filia, un tratado sistemático y completo sobre la vida espiritual, que ha llegado a ser un clásico de la espiritualidad, ha escrito Manuel Belda. El santo español fue beatificado por León XIII el 6 de abril de 1894. Nombrado Patrono del clero secular español por Pío XII el  2 de julio de 1946, fue canonizado por san Pablo VI el 31 de mayo de 1970. 

Mártires, santas Solangia y Beatriz d’Este

La liturgia del 10 de mayo incluye también a santos mártires como Alfio, Filadelfio y Cirino, nacidos en Vaste (Lecce, Italia), apresados por ser cristianos, y torturados hasta la muerte en Lentini (Sicilia), el año 253, durante la persecución del emperador Valeriano.

También se celebra hoy a mujeres como santa Solangia, pastorcita de Bourges, Aquitania (Francia), que rechazó a un hijo de un conde alegando que se había consagrado a Dios, y aquél la degolló (siglo IX). El pueblo la consideró en seguida mártir de la castidad. 

La beata italiana Beatriz d’Este, de Padua (Italia), año 1200, quedó huérfana a los seis años. A los 14, venciendo la oposición de su familia, ingresó en el monasterio de monjas benedictinas de Solarola, cerca de Padua. Fue ejemplo de vida austera y virtuosa, y murió en 1226.

El autorFrancisco Otamendi

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Vaticano

León XIV, un Papa para la era dividida

León XIV es un Papa formado en el crisol del trabajo misionero, la sensibilidad multicultural y el servicio pastoral a la periferia.

Bryan Lawrence Gonsalves·10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Cuando el cardenal Robert Prevost, nacido en Chicago, formado en Perú, abogado canónico, misionero y prefecto del Dicasterio para los Obispos, se presentó como Papa recién elegido, muchos esperaban que hablara en inglés. No lo hizo.

A pesar de su fluidez y su ciudadanía estadounidense, eligió el italiano y el español. Y en lugar de referirse a Chicago, reconoció su parroquia en Perú. La elección fue deliberada. No se trataba sólo de una cuestión lingüística o sentimental, sino simbólica, estratégica y espiritualmente cargada.

En ese discreto acto de omisión, el Papa León XIV (como se le llama ahora) dejó algo inequívocamente claro: no es un trofeo nacional. No será una figura papal del catolicismo estadounidense ni un portavoz de ninguna ideología partidista. Es un Papa formado en el crisol del trabajo misionero, la sensibilidad multicultural y el servicio pastoral a la periferia.

Más que geografía: Una identidad espiritual

Nacido en Estados Unidos y con doble nacionalidad peruana, el Papa León XIV encarna un catolicismo transnacional que se resiste a una clasificación fácil. Es profundamente americano y, sin embargo, no es el Papa de América. Sirvió más de 20 años en América Latina, absorbiendo sus ritmos eclesiales, luchas y prioridades sociales. Esa formación parece haber dado forma al tono inicial de su papado: construcción de puentes, inclusión y conciencia global.

En temperamento y teología, parece hacerse eco del espíritu del Papa Francisco, pastoralmente compasivo y en sintonía con los pobres y marginados, sin dejar de ser doctrinalmente sólido. En cuanto a la ordenación de mujeres, por ejemplo, sigue alineado con las enseñanzas tradicionales. Sin embargo, en cuestiones de justicia social, canaliza el mismo fuego que hizo del Papa Francisco una voz mundial para los sin voz.

Este acto de equilibrio, progresismo pastoral con fidelidad doctrinal, le sitúa en un carril equilibrado, pero que muchos creen muy adecuado para la compleja Iglesia global de hoy.

Ecos de 1978: El patrón histórico de Roma

La Iglesia católica ha comprendido desde hace tiempo el peso moral del simbolismo papal y cómo el liderazgo puede servir de contrapunto a las ideologías globales.

Cuando el cardenal Karol Wojtyła fue elegido Papa Juan Pablo II en 1978, su papado se interpretó ampliamente como una respuesta al comunismo soviético. Se trataba de un Papa polaco, elegido tras el Telón de Acero, que se convertiría en una fuerza espiritual contra un régimen que negaba la libertad religiosa y reprimía la dignidad humana. Su liderazgo moral fue decisivo para galvanizar movimientos como Solidaridad y envalentonar a los fieles de toda Europa del Este.

De forma similar, la elección del Papa León XIV parece diseñada para hacer frente a un tipo diferente de amenaza, no procedente de regímenes totalitarios, sino del extremismo ideológico, el nacionalismo hiperpopulista y el individualismo corrosivo. Al igual que Roma ofreció en su día una respuesta moral al comunismo, ahora parece ofrecer una respuesta a las crisis que asolan Occidente, en particular las que emanan de la cultura estadounidense.

El nombre de León XIV: una pista histórica

El nombre elegido, León, tiene una gran resonancia histórica. El Papa León XIII (1878-1903) es recordado como un intelectual con conciencia social, que publicó la innovadora encíclica “Rerum Novarum”, que sentó las bases de la doctrina social católica. Denunciaba los excesos del capitalismo y rechazaba las falsas promesas del socialismo. Defendía los derechos laborales, la dignidad de los trabajadores y el papel de los sindicatos, al tiempo que afirmaba la legitimidad de la propiedad privada.

Al elegir a “León”, el nuevo Papa puede estar señalando un camino similar: un papado que se enfrentará a las injusticias contemporáneas no a través del tribalismo político, sino a través de la claridad moral católica. Al igual que León XIII, podría aspirar a renovar el papel de la Iglesia como mediadora entre extremos opuestos, abogando por el bien común y protegiendo al mismo tiempo la dignidad humana.

Un mensaje a la Iglesia estadounidense

En los últimos años, las facciones del catolicismo estadounidense se han envalentonado cada vez más en sus críticas a Roma. Desde la ruidosa resistencia a las encíclicas del Papa Francisco hasta los obispos que contradicen públicamente las directrices del Vaticano, la Iglesia estadounidense, al igual que la alemana, se ha enfrentado a fracturas internas. Algunos clérigos se han alineado en la promoción de teorías conspirativas y en la siembra de la división, como el arzobispo Vigano, cuyo resultado es el debilitamiento de la unidad eclesial.

La elección del Papa León XIV, por tanto, puede considerarse tanto una invitación como un correctivo. Entiende el paisaje americano, nació en él. Pero no está comprometido con sus extremos ideológicos. ¿Quizás su silencio en inglés no fuera un rechazo a sus raíces, sino una resistencia a ser apropiado? Habrá quien piense que se trata de una sutil pero firme reprimenda a quienes pretenden nacionalizar el papado o instrumentalizarlo con fines de guerra cultural. Pero sólo el tiempo dirá si es así.

Una respuesta global al extremismo político

Con el regreso de Donald Trump a la prominencia política y la continua propagación de ideologías hipernacionalistas en todo el mundo, la Iglesia se enfrenta a una profunda prueba moral. En un clima así, es fuerte la tentación de que los líderes religiosos se alineen con el poder, se hagan eco de la retórica popular o se replieguen en la rigidez doctrinal.

Pero el Papa León XIV parece ofrecer un camino diferente, una fuerza más tranquila y profunda enraizada en la universalidad y la responsabilidad espiritual. Su papado no es una postura reaccionaria, sino reflexiva, moldeada por la proximidad vivida a la pobreza, la diversidad y la comunidad.

En este contexto, no aparece como un “Papa americano”, sino como un pastor global que resulta ser americano. Y esa distinción es fundamental. Le permite hablar con credibilidad a Estados Unidos, al tiempo que ofrece un contrapeso necesario a la toxicidad ideológica exportada desde su política, que a menudo tiene efectos globales.

América Latina: El corazón palpitante de la Iglesia

No es casualidad que el nuevo Papa mantenga fuertes lazos con América Latina, la mayor base de católicos del mundo. Su estancia en Perú, donde vivió, ejerció su ministerio y aprendió a ver la Iglesia a través del prisma de las comunidades indígenas y las parroquias con dificultades, ha dejado una clara huella.

América Latina, más que ninguna otra región, ha dado forma a los dos últimos papados. Al arraigar al nuevo Papa en este mundo, la Iglesia reafirma su compromiso con el Sur global, no sólo como campo de misión, sino como potencia teológica y espiritual.

Un Papa que puede hablar tanto a las barriadas de Lima como a las salas de juntas de Washington está en una posición única para tender puentes entre las diversas voces de la Iglesia. El énfasis que puso en la unidad y el diálogo en su discurso inaugural indica una clara intención: fomentar la comunión más allá de las divisiones geográficas, culturales e ideológicas. No se trataba sólo de una llamada a la diplomacia, sino de una invitación pastoral a sanar las fracturas del Cuerpo de Cristo.

No dominancia, sino responsabilidad

A quienes les preocupa que un Papa estadounidense sea señal de dominio, consideren lo siguiente: la lógica que subyace a su elección puede tener menos que ver con la influencia estadounidense y más con la responsabilidad moral. En el mundo actual, la crisis ideológica arde con más fuerza en Estados Unidos. De su interior emerge una cultura de división, aislacionismo y polarización que amenaza no sólo a las instituciones políticas, sino también a la unidad religiosa.

Al elegir a un Papa que entiende esa cultura y se niega a reproducirla, la Iglesia puede estar ofreciendo una intervención rara y oportuna. Su elección no tiene que ver con la elevación, sino con la confrontación. No de poder, sino de servicio. No de nacionalismo, sino de misión.

Reflexiones finales

Al final, Roma no ha elegido a una celebridad. Ha elegido a un pastor. Y al hacerlo, ha realizado una jugada maestra en el tablero mundial.

León XIV ofrece la posibilidad de un papado que lleve sanación donde hay dolor, claridad donde hay confusión y conciencia global donde los sistemas políticos fallan. Si sigue el camino de León XIII, podría convertirse no sólo en un Papa diplomático o doctrinal, sino en un Papa renovador.

Para una Iglesia que debe navegar por un mundo tormentoso, una voz así puede ser exactamente lo que necesita.

El autorBryan Lawrence Gonsalves

Fundador de “Catholicism Coffee”

Vaticano

León XIV: “Desaparecer para que permanezca Cristo, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado”

El nuevo Papa ha ido desgranando, en su primera homilía, las dificultades del mundo de hoy, para las cuales la respuesta es la relación personal con Cristo, el camino de conversión cotidiano y el testimonio de fe gozosa.

Maria Candela Temes·9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos
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Esta mañana a las 11 la Capilla Sixtina ha vuelto a ser el magnífico escenario donde se han reunido todos los cardenales. En esta ocasión no para elegir al nuevo Papa, sino para estrenar con él su pontificado, con la celebración de la Santa Misa por la Iglesia, presidida por León XIV, hasta ayer cardenal Robert Francis Prevost.

Los rostros de los purpurados se ven mucho más distendidos que hace tres días, cuando tuvo lugar en la Basílica de San Pedro la Misa de inicio del cónclave. Minutos antes de la ceremonia charlan entre ellos muy animados. Ya no visten los ornamentos rojos, que simbolizan la sangre del sacrificio y el fuego del Espíritu, sino el color blanco de la Pascua, que anuncia la resurrección.

Entre sonriente y tembloroso

A las 11.09 entra el Papa ataviado con una sencilla casulla blanca y con el mismo gesto sonriente de ayer, bendiciendo a sus colegas del colegio cardenalicio. El coro de la Capilla Sixtina canta el salmo 46 (47): “Aclamad a Dios con voces de alegría”. El júbilo que en la tarde dominaba el ambiente en la Plaza, se repite esta mañana, aunque más solemne y menos entusiasta.

La voz del nuevo pontífice es fuerte, pero tiene todavía un deje tembloroso. En las últimas horas se ha hecho viral en redes un vídeo de cuando era obispo en Chiclayo cantando, micrófono en mano, el ‘Feliz Navidad’ de José Feliciano. El Papa traga saliva y hace esfuerzos por no dejarse llevar de la emoción, mientras entona los cantos y oraciones litúrgicas. 

Tímida presencia femenina

Se ha hablado y escrito mucho sobre la ausencia de mujeres estos días en la Capilla Sixtina. Quizá en respuesta a ese reclamo, la primera lectura es leída por una religiosa de las Hermanas Franciscanas de la Eucaristía, la misma orden a la que pertenece sor Raffaella Petrini, presidente de la Gobernación del Vaticano. También una mujer laica hace la segunda lectura.

Ayer los vaticanistas más experimentados recordaban que ha sido durante el tiempo de Prevost como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, en 2024, que tres mujeres han pasado a formar parte del comité que elige a los sucesores de los apóstoles en el mundo, y no con carácter meramente consultivo o representativo, si no de pleno derecho.

Amainar los ánimos y reconciliar

León XIV ha empezado su homilía en inglés. Ayer, cuando se asomó a la Plaza de San Pedro, habló en italiano y tampoco faltaron unas palabras en español. Quizá por recomendación de algún consejero y para evitar estrenar su ministerio hiriendo sensibilidades, hoy ha arrancado en su lengua nativa. 

Se han escrito ya cientos de páginas sobre el perfil del nuevo pontífice. Se habla de su carácter conciliador y moderado, que tratará de amainar los ánimos tanto de “progresistas” como de “conservadores”. Esta ha sido la tónica también de su primera homilía como Papa: una apelación al patrimonio de la fe, conservado por la Iglesia, y una mirada abierta al mundo y sus heridas. Ha citado a un tiempo la Sagrada Escritura y las constituciones dogmáticas del Concilio Vaticano II.

El Evangelio de la Misa era el capítulo 16 de san Mateo, en el que Pedro dice a Cristo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Una confesión de fe que, en palabras del Papa, es regalo y acogida: “Pedro, en su respuesta, asume ambas cosas: el don de Dios y el camino que se debe recorrer para dejarse transformar, dimensiones inseparables de la salvación, confiadas a la Iglesia para que las anuncie por el bien de la humanidad”. 

Luego se ha referido al ministerio que estrena: “Dios, de forma particular, al llamarme a través del voto de ustedes a suceder al primero de los Apóstoles, me confía este tesoro a mí, para que, con su ayuda, sea su fiel administrador en favor de todo el Cuerpo místico de la Iglesia”.

¿Qué dice la gente?

La homilía ha girado entonces en torno a la pregunta de Cristo: “¿Qué dice la gente -pregunta Jesús- sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ayer el Papa habló de diálogo, y hoy predica sobre la conversación entre la Iglesia y el mundo: “No es una cuestión banal, al contrario, concierne a un aspecto importante de nuestro ministerio: la realidad en la que vivimos, con sus límites y sus potencialidades, sus cuestionamientos y sus convicciones”.

Se ha extendido describiendo “dos posibles respuestas a esta pregunta, que delinean otras tantas actitudes”. En primer lugar, la respuesta de “un mundo que considera a Jesús una persona que carece totalmente de importancia, al máximo un personaje curioso, que puede suscitar asombro con su modo insólito de hablar y de actuar”. En segundo lugar, la respuesta de la gente común: “Para ellos el Nazareno no es un charlatán, es un hombre recto, un hombre valiente, que habla bien y que dice cosas justas, como otros grandes profetas de la historia de Israel. Por eso lo siguen, al menos hasta donde pueden hacerlo sin demasiados riesgos e inconvenientes”.

“Llama la atención la actualidad de estas dos actitudes”, ha referido. “Ambas encarnan ideas que podemos encontrar fácilmente -tal vez expresadas con un lenguaje distinto, pero idénticas en la sustancia- en la boca de muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo”.

El mundo de hoy

Con una visión realista, el pontífice ha reconocido que “hoy también son muchos los contextos en los que la fe cristiana se retiene un absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer”. Se ha referido a la dificultad para testimoniar y anunciar el Evangelio en un ambiente “donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia, o, a lo sumo, se le soporta y compadece”. 

La conclusión es sorprendente: “sin embargo, precisamente por esto, son lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad”.

Este alejamiento de Dios se da no sólo fuera de la Iglesia, sino también entre muchos que se llaman cristianos: “No faltan tampoco los contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre, y esto no sólo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo de hecho”.

El papado como martirio

El panorama que ha pintado León XIV es poco alentador. Su pensamiento se ha dirigido entonces a su predecesor para dar esperanza: “Este es el mundo que nos ha sido confiado, y en el que, como enseñó muchas veces el Papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús Salvador”.

La confesión: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo’ es fundamental, “antes de nada en nuestra relación personal con Él, en el compromiso con un camino de conversión cotidiano. Pero también, como Iglesia, viviendo juntos nuestra pertenencia al Señor y llevando a todos la Buena Noticia”.

El Papa se ha aplicado la predicación en primer lugar a sí mismo: “Lo digo ante todo por mí, como Sucesor de Pedro, mientras inicio mi misión de Obispo de la Iglesia que está en Roma, llamada a presidir en la caridad la Iglesia universal, según la célebre expresión de S. Ignacio de Antioquía”. 

La referencia a este mártir no es banal: fue devorado en la capital del imperio por las ferias del circo. En sus cartas hablaba de ser trigo de Dios: “sus palabras evocan en un sentido más general un compromiso irrenunciable para cualquiera que en la Iglesia ejercite un ministerio de autoridad, desaparecer para que permanezca Cristo, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado, gastándose hasta el final para que a nadie falte la oportunidad de conocerlo y amarlo”.

La Santa Misa ha concluido con el canto del Regina Coeli y del Oremus pro Pontifice. El Papa ha dejado la Capilla Sixtina, mientras daba su bendición. Los cardenales lo han despedido con un aplauso de felicitación, de apoyo y seguramente también de alivio. 

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Vaticano

Los cardenales aplauden al recién elegido León XIV

El 8 de mayo, los cardenales electores han elegido como Papa al cardenal Prevost, quien ha elegido como nombre León XIV.

Rome Reports·9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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Tras ser elegido por los cardenales electores, León XIV salió entre aplausos de la Capilla Sixtina y se dirigió a la Capilla Paulina para rezar ante el Santísimo. Minutos después, apareció ante las miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro.


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El ahora Papa León XIV, en Perú

El recién elegido Papa León XIV desarrolló gran parte de su actividad pastoral y misionera en Perú, donde fue obispo de Chiclayo entre 2015 y 2023.

Redacción Omnes·9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El papá León XIV

En la gran familia de la Iglesia, los cambios se viven con el corazón. Hoy, un nuevo padre entra en casa.

9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

No es un error ortográfico, no; es que hoy quiero llamarlo así: papá. Porque, yo no sé ustedes, pero yo, lo que he sentido, desde que el lunes de Pascua nos dejara el papa Francisco, ha sido una enorme sensación de orfandad. 

No es ñoñería ni sentimentalismo, es que los papas, la propia etimología de la palabra lo dice, son verdaderos padres, papás espirituales de la comunidad cristiana. Al parecer, el término viene del griego «Pappas» y se usaba desde los primeros siglos del cristianismo para nombrar no solo al sucesor de Pedro, sino al resto de los obispos e incluso a los presbíteros, al igual que hoy nos dirigimos a ellos con el título de padre. Es en la Edad Media cuando se empieza a utilizar ya solo para dirigirse al obispo de Roma. 

La muerte del papá (de nuevo con tilde) Francisco nos dejó sin guía, sin pastor, un poco descolocados porque se le ha querido mucho y ha ejercido muy bien esa paternidad espiritual de señalar un camino, de liderar esta peregrinación común al cielo que es la vida.

La figura del papa, como la de los papás, es fundamental para cada ser humano, niño o mayor. Es una figura de referencia que nos marca como personas y nos ayuda a crecer, a madurar y, desde el recuerdo a sus enseñanzas, incluso a envejecer.

Como los papás, el papa brinda seguridad, apoyándonos en nuestras luchas del día a día, hablándonos continuamente de Jesús y haciéndonos sentir que no estamos solos, que Él siempre nos cuida, nos protege y nos acompaña en el dolor. 

Como los papás, el papa nos enseña, nos educa, nos señala los caminos buenos y malos para nuestra vida. Él tiene experiencia y predica con el ejemplo, por eso tiene autoridad. Es un modelo de vida, alguien a quien imitar. 

Como los papás, el papa también nos ofrece disciplina. Y eso no nos gusta a todos. No queremos límites y, por eso, como a los papás, muchos desprecian al papa.

Como los papás, el papa nos ayuda a relacionarnos con otros. Nos hace sentirnos parte de la familia de los hijos de Dios y de la gran familia humana.

Como los papás, el papa nos estimula cognitivamente, nos anima a pensar, a reflexionar, a buscar los caminos de la vida cristiana. Con su magisterio nos interpela, no deja que nos acomodemos, sino que nos saca continuamente de nuestra tendencia al adormecimiento.

Como los papás, el papa nos provee de lo necesario para vivir, el alimento de la Palabra de Dios sin la cual la vida cristiana se extingue.

Como los papás, el papa cuida de mamá-Iglesia, la mujer más importante para la vida de cada ser humano. Ella es la que nos amamanta con la Eucaristía, la que nos abraza con el perdón y la misericordia, la que nos acompaña cuando estamos enfermos o necesitados… 

Por eso, yo he querido a todos los papas que he conocido desde que tengo uso de razón; y, por eso, quiero ya a León XIV. Nadie elige a su padre, pero todos estamos llamados, como hijos, a honrar a nuestro padre y a nuestra madre. Nos podrán gustar más o menos sus acentos, sus tendencias, sus formas, pero en el fondo, un buen hijo sabe reconocer, valorar y querer a un padre.

A León XIV ya hay hijos que no lo van a querer, hijos que querrán seguir su propio camino y que criticarán cada decisión de su padre. Hijos interesados que no están dispuestos a aceptar mansamente y con humildad de corazón la autoridad del papa. Hijos que no sabrán ver que, tras la paternidad espiritual del sucesor de Pedro, está la de Dios que nos lo ha mandado, como nos mandó un día a casa de nuestro padre y nuestra madre, en ayuda nuestra. 

Allá ellos. Yo hoy solo puedo dar gracias a Dios por el papá que nos ha regalado. Estoy deseando escucharlo, que me dé de comer, imitarlo, aprender de él… Si les parezco infantil, les invito, con Jesús, a hacerse como niños para poder entender de qué va esto. Y, como dicen los pequeños para fardar delante de sus amigos, hoy yo les digo que «mi papá es el mejor».

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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Evangelización

San Isaías, gran profeta del Antiguo Testamento

La liturgia celebra hoy a Isaías, uno de los santos profetas más importantes del Antiguo Testamento. Sus profecías abordan temas como el juicio de Dios o la venida del Mesías. Son famosos, por ejemplo, los “Cantos del Siervo de Yahvé” (Isaías 52-53), donde describió la muerte de Jesús en la cruz.

Francisco Otamendi·9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La Iglesia conmemora el 9 de mayo a uno de los profetas más grandes del Antiguo Testamento, san Isaías. Según el Martirologio Romano, este día es la “conmemoración de san Isaías, profeta. El cual, en tiempo de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, fue enviado a un pueblo infiel y pecador para manifestarle al Dios fiel y salvador». Se cumplía así la promesa hecha por el Señor a David”.

“Conforme ha transmitido la tradición existente entre los judíos, murió martirizado bajo el reinado de Manasés (s.VII A.C.)”, concluye la referencia. En diversas partes del Libro de Isaías se habla de la venida del Mesías libertador, preanunciando su nacimiento y sus obras, su pasión y muerte.

“Como cordero llevado al matadero”

En la profecía de Isaías 53 “se nos descubre el mundo interior del Mesías, y más en concreto la libre voluntad expiatoria de su entrega.» «Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca” (…)      

Esta imagen de mansedumbre y paciencia en medio del sufrimiento, ha escrito Rafael Sanz Carrera, “se cumple en Jesucristo. Quien, durante su juicio y crucifixión, no se defendió a sí mismo, sino que soportó el sufrimiento en silencio (Mateo 27, 12-14, Marcos 14, 61, Lucas 23, 9)».

El Siervo Sufriente

“El pasaje compara al Siervo Sufriente con un “cordero llevado al matadero y una oveja delante de sus trasquiladores”. Encuentra su cumplimiento en Jesucristo, quien es descrito como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1, 29 y 1 Pedro 1, 18-19)”.

Otros santos del día son san Pacomio, de Egipto, la clarisa santa Catalina de Bolonia, el vietnamita mártir san José Do Quang Hien, o los santos mártires de Persia.

El autorFrancisco Otamendi

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Vaticano

Los fieles reunidos en San Pedro se rinden al nuevo Papa

La tarde del 8 de mayo, la Plaza de San Pedro ha vuelto a ser el escenario de un momento histórico. Así se ha vivido desde dentro la elección del nuevo pontífice.

Maria Candela Temes·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Sobre las seis y seis minutos de la tarde del jueves 8 de mayo un grito de alegría ha recorrido los alrededores de la Plaza de San Pedro. La multitud empieza a aplaudir, se lee la expectación en los rostros, comienzan las carreras y las prisas por atravesar los controles de seguridad, y los teléfonos móviles se alzan en dirección a la chimenea que desde hace unos días corona el techo a dos aguas de la Capilla Sixtina. El humo ¡por fin! es blanco. Habemus Papam!

Una masa humana que, desde ayer con el comienzo del cónclave, merodea por los alrededores, se arremolina en los accesos a la Plaza. Es una tarde de primavera, pero el calor estival pugna por hacer acto de presencia también. El radiante sol de poniente apenas deja contemplar el humo blanco de la fumata.

¿Quién será?

No se sabía si este cónclave sería más o menos largo. Estaba el deseo de lograr pronto un consenso, pero muchos cardenales electores no se conocían entre sí y pocos se aventuraban a predecir cuándo se lograría la mayoría de dos tercios, es decir, los 89 votos. Siguiendo lo vivido con Benedicto y Francisco, que fueron elegidos con 4 y 5 votaciones respectivamente, han bastado 4 escrutinios para que los cardenales se pongan de acuerdo y otorguen a la Iglesia un nuevo Papa.

Ondean en el recinto circundado por el colonnato de Bernini banderas de todos los países. Entre otras, de países de algunos de los cardenales electores, varios de los cuales han encabezado estos días las encuestas de papables: Filipinas, España, Chile, Portugal, Congo… Pronto surge la pregunta: ¿quién será? Unos italianos interrogan a unos sacerdotes mexicanos del Regnum Christi. Hay quien comenta que pensaba que sería mañana. Otros recuerdan la importancia de rezar.

Los rostros de los presentes irradian alegría. En una demostración de catolicidad, se ve a mayores y jóvenes, religiosos y familias, gente de todas las razas y procedencias. Reina una expectación grande. Las personas aplauden y gritan en arrebatos de entusiasmo, como quien abandona la orfandad y vuelve a tener un guía y padre. 

Sobre las 18.30 hace su aparición la banda del Vaticano, escoltada por la Guardia Suiza, que desfila tocando el himno pontificio. Se oyen gritos de: “¡Viva el Papa!”, “Dios es grande” y “Esta es la juventud del Papa”. El ambiente festivo aumenta por momentos. Alguien entona el himno mariano del Salve Regina.

Un Papa cerca de la gente

Natalia y Cristina han viajado desde España para estar en la fumata. Son de la parroquia de San Pascual Bailón en Valencia. Natalia trabaja en Cáritas y Cristina es voluntaria. Tenían mucha ilusión por vivir este momento en directo y su párroco las animó a venir en representación de la comunidad parroquial. “Llegamos ayer. Estuvimos en la primera fumata y hoy llevamos todo el día por los alrededores del Vaticano”, cuentan. Aseguran que no tienen en mente a ningún candidato: “Esto es imprevisible”. Y añaden: “Hay que rezar mucho por él, allanarle el camino con la oración. Si ya es complicada la labor de un párroco, ¡imagínate de un Papa!”.

¿Qué esperan del nuevo pontífice? Responde Natalia: “Trabajo en Cáritas, así que me gusta un Papa que esté muy cerca de la gente que más lo necesita, aunque también hace falta la parte espiritual de la Iglesia. Me gustaría que compaginara las dos cosas”. Dicen que querrían también que siga el legado de Francisco, “pero a la vez cada uno tiene su sello y va a aportar cosas diferentes”.

Annuntio vobis gaudium magnum!

Por fin, tras una hora de espera, se abren los ventanales del balcón y hace su aparición en la logia vaticana el cardenal Dominique Mamberti, protodiácono y, por tanto, encargado de anunciar el nombre del nuevo pontífice. Se hace un silencio solemne y escuchamos las esperadas palabras, que habían resonado por última vez hace 12 años: “Annuntio vobis gaudium magnum… habemus Papam!”. Su anuncio es acogido con una explosión de aplausos y vítores de “¡Viva el Papa!”. A continuación, escuchamos por primera vez el nombre: Robert Francis, llamado Leone XIV, cardenal Prevost.

Los periodistas presentes en la plaza despliegan sus dossiers con el elenco y la biografía de los cardenales elegibles. Pronto empieza a correr la información. Prevost es americano, nacido en Chicago, agustino, no es Trump pero sí su paisano, misionero en Perú, Prefecto del Dicasterio de los Obispos… de 69 años.

La gente reunida en la plaza empieza a gritar: “¡Leone! ¡Leone!”. El padre David, que es norteamericano, comenta que Prevost lleva muchos años fuera de Estados Unidos y vino a Roma hace un par de años convocado por Francisco. “No es un nombre para nadie en Estados Unidos”, señala categórico.

Primeras palabras de León XIV

Poco antes de las siete y media, el nuevo Papa se asoma al balcón de la basílica vaticana. Su semblante es sonriente, saluda emocionado. Acompañan su aparición la música de las bandas y las aclamaciones de los fieles: ¡Leone! ¡Viva el Papa! Tanto la elección de nombre –Leon XIII fue el Pontífice de la Doctrina Social de la Iglesia- como sus primeras palabras son una declaración de intenciones: “¡La paz sea con vosotros!” Es el saludo de Jesús resucitado y un “deseo de paz para el mundo”. Y prosigue: “Esta es la paz de Jesús resucitado, desarmada y desarmante, humilde, proveniente de Dios, que nos ama a todos”.

Dirige un recuerdo lleno de aprecio a su predecesor, el Papa Francisco, y comenta que proseguirá la bendición que nos dio el Domingo de Pascua en esa misma plaza, “con una voz débil pero valiente”. El nuevo Papa, el número 267 de la Iglesia católica, llena su primera intervención de palabras como diálogo, paz, tender puentes, ser misioneros, sinodalidad, brazos abiertos… que señalan ya la ruta que marcará su pontificado.

Luego se presenta a sí mismo ante los fieles: “Soy un hijo de San Agustín. Con vosotros soy cristiano y para vosotros soy obispo”. Tras dirigir un saludo especial a la iglesia de Roma, en un italiano fluido, empieza a hablar en español para saludar a su querida diócesis de Chiclayo en el Perú. Recuerda que hoy es el día de la súplica a la Virgen de Pompeya -cuya devoción está muy extendida en Italia- y juntos rezamos un Avemaría. A continuación, el Papa León XIV imparte por primera vez la bendición a la urbe y al mundo.

De “We can’t believe it!” a “¡Es peruano!”

Banderas de Estados Unidos y de Perú se adivinan en la Plaza. Elina, de California, apenas puede creer lo que acaba de ocurrir. “Ahora sí que tenemos que hacer a América grande de nuevo, pero en un sentido espiritual”, sugiere esta joven que se presenta como católica practicante, dando un giro de palabras a la icónica expresión de su presidente.

Jesús, que proviene de Ica, en Perú, está radiante de felicidad. “¡Él es peruano!”, enfatiza al hablar del nuevo Papa, “aunque ahora es de todos, de toda la Iglesia”. Margarita, también peruana, comenta que Prevost une en sí a las dos Américas.

El nuevo Papa se despide acompañado de los cardenales, que contemplaban la escena en los balcones adyacentes. Los fieles también se van marchando con el buen sabor en los labios. Los comentarios que se oyen expresan opiniones muy diversas: “Se va a sentir más el pinche Trump”, comenta un chico joven, latino. “Primero un jesuita y ahora un agustino”, dice una religiosa a su compañera de hábitos. “¡Eres partícipe de una cosa histórica!”, le espeta un joven italiano a su amigo. Hoy nos iremos a dormir con la sensación de la tarea hecha, la misión cumplida: ¡tenemos Papa! No sabemos si León XIV pegará ojo. Recemos por él.

Vaticano

Perfil biográfico del Papa

León XIV habla con fluidez inglés, español, italiano, francés y portugués, y posee la capacidad de leer en latín y alemán.

Javier García Herrería·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 8 de mayo de 2025, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost ha sido elegido como el 267.º pontífice de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV. Esta elección marca un hito histórico al ser el primer Papa nacido en América del Norte, reflejando la creciente diversidad geográfica dentro del Colegio Cardenalicio.

Orígenes y Formación

Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Illinois. Hijo de Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y Mildred Martínez, de ascendencia española.

Realizó sus estudios secundarios en el seminario menor de la Orden de San Agustín, obteniendo posteriormente una licenciatura en Matemáticas por la Universidad de Villanova en 1977. Ingresó a la Orden de San Agustín en 1977, profesando sus votos solemnes en 1981. Fue ordenado sacerdote en 1982 por el arzobispo Jean Jadot. Continuó su formación en Roma, donde obtuvo una licenciatura y un doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino.

Misión en Perú

En 1985, Prevost inició su labor misionera en Perú, desempeñándose como canciller de la Prelatura Territorial de Chulucanas. Entre 1988 y 1998, dirigió el seminario agustiniano en Trujillo, enseñó Derecho Canónico en el seminario diocesano y sirvió como juez del tribunal eclesiástico regional.

Su compromiso con la comunidad peruana lo llevó a obtener la ciudadanía peruana en 2015, consolidando su identidad multicultural.

En 2014, el Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo y obispo titular de Sufar. Fue consagrado obispo en diciembre de ese año y, en 2015, asumió como obispo de Chiclayo. Su labor pastoral y administrativa en Perú le valió reconocimiento dentro de la Iglesia.

Llegada a Roma

En 2023, fue designado prefecto del Dicasterio para los Obispos, posición clave en la Curia Romana encargada de la selección y supervisión de los obispos a nivel mundial. Ese mismo año, fue creado cardenal por el Papa Francisco.

El Papa León XIV conoce profundamente la Curia Romana gracias a su amplia y reciente experiencia como miembro activo de numerosos dicasterios clave. Formaba parte de las secciones principales para la Evangelización, la Doctrina de la Fe, las Iglesias Orientales, el Clero, y la Vida Consagrada, así como de los dicasterios para la Cultura y la Educación y los Textos Legislativos.

Además, integraba la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, lo que le proporciona un conocimiento directo de la administración central de la Iglesia y de la gobernanza del Estado pontificio. Esta participación le ha permitido involucrarse de forma directa en los procesos de toma de decisiones y en la implementación de reformas impulsadas por el Papa Francisco.

El nombre elegido

El papa León XIII (Papa entre 1878 y 1903) es recordado por su devoción mariana y por modernizar la doctrina social de la Iglesia y abrir un diálogo con el mundo moderno tras el enfrentamiento con la modernidad del pontificado anterior (Pío IX).

Su legado más destacado es la encíclica Rerum Novarum (1891), considerada el fundamento de la Doctrina Social de la Iglesia, en la que abordó por primera vez de forma sistemática las condiciones laborales, defendiendo los derechos de los trabajadores, el salario justo, la propiedad privada y el papel del Estado en la justicia social.

Resumen biográfico

  • 1977: Licenciatura en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova.
  • 1982: Maestría en Divinidad por la Unión Teológica Católica de Chicago.
  • 1984: Licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma.
  • 1987: Doctorado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma.

Encargos

  • 1985-1986: Obra misional en Chulucanas, Perú.
  • 1988-1998: Diversos roles en Trujillo, Perú, incluyendo prior de la comunidad, director de formación y profesor.
  • 1999-2001: Provincial de la Provincia Agustiniana en Chicago.
  • 2001-2013: Prior General de la Orden de San Agustín (dos mandatos).
  • 2014-2015: Administrador Apostólico de la Diócesis de Chiclayo, Perú.
  • 2015-2023: Obispo de Chiclayo, Perú.
  • 2023-presente: Prefecto del Dicasterio para los Obispos.
  • 2023-presente: Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina.
  • 8 de mayo de 2025: es elegido Papa y toma el nombre de León XIV.

Vaticano

Paz, sinodalidad y valentía: las llamadas del nuevo Papa en sus primeras palabras

El recién elegido León XIV se ha dirigido a todos los católicos con un saludo de paz y recordando a su predecesor el Papa Francisco.

Francisco Otamendi·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con voz firme pero con alguna lágrima furtiva en el rostro. Así se ha presentado León XIV, hasta ahora cardenal Prevost al mundo. Sus primeras palabras han estado dedicadas a la paz: “La paz sea con todos vosotros”, ha manifestado el nuevo Papa, en sus palabras iniciales, tras los aplausos de la multitud de fieles de la Plaza de San Pedro, al salir al balcón de la Plaza de San Pedro.

Un primer llamamiento a la paz

“Queridos hermanos y hermanas, éste es el primer saludo de Cristo resucitado, y Buen Pastor, que ha dado la vida por el rebaño de Dios. También quisiera que este saludo de paz, llegue a sus corazones, alcance a sus familias, a todas las personas, donde quiera que se encuentren, a todos los pueblos, a toda la tierra. La paz esté con ustedes”.

Una llamada a la paz con la que el nuevo Papa ha recogido, además, el guante de su predecesor, que, en su última aparición en vida, pidió la paz. 

En este sentido, el nuevo pontífice ha querido “continuar” con la bendición de Pascua del Papa Francisco, “conservamos en nuestros oídos esa voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco, que bendecía a Roma. El Papa que bendecía a Roma y daba también su bendición al mundo entero en la mañana del día de Pascua”, ha recordado el Papa, que ha subrayado el amor de Dios y cómo “Dios ama a todos, y el mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios”.

Valentía en la misión

El nuevo Papa ha llamado a una labor apostólica sin miedo por parte de los católicos para responder a un mundo oscurecido:“sin miedo, unidos, de la mano con Dios y entre nosotros, vayamos adelante. Seamos discípulos de Cristo. Cristo nos precede. El mundo tiene necesidad de su Luz. La humanidad necesita de Él, como el puente para ser alcanzado por Dios, por su amor. Ayúdennos también ustedes a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo”.

El que ha sido, hasta su elección como cabeza de la Iglesia universal,  prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, ha agradecido a sus hermanos “cardenales que me han elegido para ser el sucesor de Pedro, y caminar junto a ustedes como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio y para ser misioneros”. Tampoco ha olvidado su espíritu agustino, recordando unas palabras del santo de Hipona cuando fue proclamado obispo: “Soy un hijo de San Agustín, agustino, que ha dicho: con ustedes soy cristiano, y para ustedes, obispo”.

Palabras en español para la diócesis de Chiclayo

El nuevo Papa ha querido, además, tener un guiño a su “querida diócesis de Chiclayo, en el Perú”, a la que se ha dirigido en español y no en italiano para recordar “un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe, y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo”.

El nuevo Papa ha dejado clara su intención de continuar el camino de la sinodalidad, subrayado en el anterior pontificado y se ha puesto bajo la maternal intercesión de la Virgen María: “Maria quiere caminar siempre con nosotros, estar cerca de nosotros, ayudarnos con su intercesión y su amor. Ahora quisiera rezar junto con ustedes. Recemos juntos por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz en el mundo. Pidamos esta gracia especial de María, nuestra Madre”. 

El autorFrancisco Otamendi

León XIV, sucesor de Pedro

El nuevo Papa no sucede a Francisco, sino a Pedro; no coge las riendas de la Iglesia de Francisco, o de Benedicto, sino la Iglesia de Cristo. Ante Él responde.

8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

León XIV

Es el nombre que más resuena en los medios de comunicación y en las conversaciones de esta tarde. Después de apenas 5 votaciones, y en un cónclave que ha seguido la tónica habitual de los últimos años, el cardenal norteamericano Robert Prevost se ha convertido en el pontífice número 267 de la Iglesia católica.

Aunque para muchos, en este mundo, el Habemus Papam se puede entender como el punto final a semanas de intensas especulaciones, opiniones, rumores, hechos y falsedades, para la Iglesia universal es un nuevo comienzo. Un nuevo paso adelante en el camino de esta presencia de Dios en la tierra. 

El nuevo Papa sabe muy bien los múltiples y variados desafíos que tiene por delante y que las doce congregaciones generales que han precedido al cónclave han puesto sobre la mesa: la estabilización de la reforma de la Curia, el papel del Papa y del Derecho canónico, la crisis económica de la Santa Sede, la evangelización en un mundo secularizado o la continuación de la lucha contra los abusos y otras conductas que hieren al Pueblo de Dios. 

Pero el Papa no está solo. Somos todos los fieles quienes, con nuestra oración, a través de nuestra vida de fe, de nuestra tarea realizada por amor de Dios y de nuestro compromiso personal (con caídas y “remontadas”) hacemos la Iglesia día a día junto al sucesor de Pedro. Porque el nuevo Papa no sucede a Francisco, sino a Pedro; no coge las riendas de la Iglesia de Francisco, o de Benedicto, sino la Iglesia de Cristo. Ante Él responde. 

Una vez que la fumata ya ha sido blanca y el nervio ha corrido por el cuerpo de millones de fieles y no fieles en todo el mundo, una vez que hemos podido ver al nuevo padre de todos, con la conciencia de que Dios le ha encomendado apacentar las ovejas de un rebaño complicado, es momento de entonar, con firmeza, ese Credo que sienta las bases de la Iglesia que, a partir de hoy, cuenta con un nuevo “constructor de puentes” (pontifex) León. Orate pro eo.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

Vaticano

Las prioridades marcadas por los cardenales al Papa León XIV

Los cardenales han pedido un nuevo Papa cercano, reformador y firme ante los abusos, la división y los desafíos globales.

Teresa Aguado Peña·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Tras doce Congregaciones Generales con más de 200 intervenciones, los cardenales electores han trazado el mapa de las prioridades y retos cruciales a los que deberá enfrentarse el nuevo Papa, León XIV.

Una imagen que se ha repetido en muchas intervenciones es el Papa como “pastor y maestro de humanidad”. Cercano a las heridas del mundo, con capacidad de diálogo y sin miedo a la ternura, el Pontífice que se espera es aquel que encarne una “Iglesia samaritana”, dispuesta a detenerse en medio del camino para sanar y acompañar. En tiempos de guerra y polarización, el Sucesor de Pedro debe ser un guía espiritual, un puente y un signo de esperanza.

Unidad de la Iglesia

Además, se ha destacado la necesidad de hacer más significativas las reuniones del Colegio Cardenalicio durante los Consistorios. Más allá de ser instancias formales, se pide que sean espacios reales de consulta, reflexión y corresponsabilidad. Los cardenales no desean ser solo electores, sino colaboradores en la misión universal de la Iglesia. Este cambio supone un redescubrimiento del papel del Colegio Cardenalicio en la estructura eclesial.

Las divisiones internas también han sido señaladas con preocupación. Los cardenales coinciden en que el próximo Papa deberá ser un garante de la comunión eclesial, sabiendo integrar sensibilidades distintas y evitando tanto el autoritarismo como el relativismo. La comunión no es solo un ideal, sino una tarea diaria que exige escucha, paciencia y valentía.

El debate sobre el poder del Papa ha estado presente en las congregaciones. Algunos cardenales reflexionaron sobre los límites y la estructura canónica del ministerio petrino. El próximo Papa deberá ejercer su autoridad como servicio, con humildad evangélica, respetando los procesos sinodales y reconociendo la riqueza de las Iglesias locales. Se trata de un equilibrio delicado entre liderazgo y colegialidad.

Economía, sinodalidad y abusos

La situación económica de la Curia sigue siendo objeto de atención. Tras los escándalos del pasado, se espera del próximo Pontífice un impulso renovado a la transparencia, la austeridad y la buena gestión económica. La sostenibilidad de la Santa Sede debe garantizarse sin perder de vista su carácter evangélico: estar al servicio del Evangelio y no del poder.

Para los cardenales, la sinodalidad no puede quedarse en un proceso temporal. El nuevo Pontífice tendrá la tarea de promover la participación real de todos los fieles en el discernimiento y en la misión de la Iglesia. La sinodalidad ha dejado de ser un concepto teológico para convertirse en una urgencia pastoral.

Entre los temas abordados destaca la necesidad de erradicar los abusos sexuales en la Iglesia. Los cardenales han exigido que esta lucha continúe con determinación y transparencia. Así, el nuevo Papa deberá consolidar los protocolos de prevención, fortalecer la justicia canónica y, sobre todo, acompañar con compasión y verdad a las víctimas. La limpieza interna sigue siendo condición necesaria para la credibilidad externa.

Paz y ecología

El clamor por la paz ha sido unánime. En su declaración final, los cardenales pidieron un alto el fuego permanente y negociaciones que respeten la dignidad humana y el bien común. Se espera del próximo Papa una presencia activa en el escenario internacional, como mediador moral, defensor de los pueblos y promotor incansable del diálogo. En tiempos de guerra, la palabra de la Iglesia debe ser clara, valiente y esperanzadora.

La preocupación por el planeta no es solo científica, sino también teológica. La “ecología integral” propuesta por Laudato Si’ fue reafirmada como una de las grandes tareas del futuro Papa. El cuidado de la creación es hoy un campo privilegiado de evangelización y compromiso. La Iglesia debe ser una aliada de quienes luchan por un mundo más justo y sostenible.

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Vaticano

El cardenal Prevost es el nuevo Papa y se llamará León XIV

El 8 de mayo de 2025 ha sido elegido como nuevo Papa el cardenal norteamericano Robert Francis Prevost que llevará el nombre de León XIV.

Javier García Herrería·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

A las 19:13 horas, 65 minutos después de la fumata blanca miles de fieles y peregrinos vieron abrirse las cortinas del balcón central de la Basílica vaticana. El cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, apareció ante la multitud y con voz solemne pronunció las históricas palabras: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam…”, seguidas del nombre del nuevo Pontífice: el cardenal Prevost, quien ha tomado el nombre de León XIV.

La plaza estalló en júbilo. Cientos de campanas repicaron en toda Roma mientras banderas ondeaban y muchos fieles se abrazaban emocionados. Entre gritos de “¡Viva el Papa!” y el canto del Tu es Petrus, el nuevo sucesor de Pedro apareció por primera vez ante el mundo. Vestido de blanco y con gesto sereno, saludó a la multitud con una bendición apostólica, agradeciendo la confianza de sus hermanos cardenales y pidiendo oraciones para su misión.

Se inicia así una nueva etapa para la Iglesia católica, marcada por la esperanza y la expectativa. En las próximas horas el Papa León XIV se dirigirá nuevamente a los fieles y comenzará su pontificado formalmente con una misa de inicio en los próximos días.

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Vaticano

Fumata blanca: máxima expectación para saber quién será el Papa

Miles de persona corren hacia la Plaza de San Pedro o el televisor más cercano para seguir el momento en directo.

Javier García Herrería·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

A las 18:08 horas, la esperada fumata blanca se ha alzado desde la chimenea de la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que los cardenales han alcanzado un acuerdo: la Iglesia católica tiene nuevo Papa. El nombre del Pontífice será anunciado en los próximos minutos desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.

Tras varias rondas de votación desde la tarde del miércoles, los 133 cardenales electores reunidos en Cónclave han alcanzado la mayoría de dos tercios necesaria (89 votos) para elegir al sucesor de Pedro. La fumata blanca, emitida tras la primera votación de la tarde, ha sido recibida con júbilo por miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.

Multitud expectante en Roma

Cientos de cámaras enfocaron la chimenea a la espera del humo. Apenas se confirmó que era blanco, estallaron los aplausos, cánticos y lágrimas entre los peregrinos, turistas y residentes presentes. Las campanas de San Pedro comenzaron a repicar con fuerza minutos después, confirmando la elección.

Miles de personas, ciudadanos y turistas presentes en Roma, se dirigen presurosas para ver pronunciar al cardenal protodiácono la fórmula tradicional: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam”, seguido del nombre del nuevo Papa y del nombre que ha elegido como Pontífice.

El nuevo Papa se dirigirá al mundo con su primer saludo apostólico y dará la bendición “Urbi et Orbi”.

Con esta elección, se cierra un cónclave que ha reunido a cardenales de 71 países, con un fuerte sentimiento de continuidad, renovación y responsabilidad pastoral. El nuevo Papa será el 267º sucesor de San Pedro y su elección marcará el rumbo de la Iglesia católica en un tiempo desafiante a nivel global y eclesial.

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Las gaviotas del cónclave

Mientras millones de ojos escrutan la chimenea de la Capilla Sixtina, hay quienes tienen el mejor asiento del Vaticano: las gaviotas. Dueñas del cielo romano, se posan, observan... y esperan, como todos nosotros, pero sin tensión alguna.

8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Cónclave avanza y con él crece la ansiedad global. En Roma se agolpan los fieles, en las redacciones tiemblan los dedos sobre los teclados, y en la Plaza de San Pedro reina un silencio expectante… interrumpido solo por el graznido impasible de una gaviota.

Ahí está, en lo alto de la Capilla Sixtina, plantada junto a la chimenea como si formara parte del aparato oficial del cónclave. Con mirada penetrante y la seguridad de quien no teme ni a la opinión pública ni a los bandos cardenalicios, la gaviota observa.

Qué envidia da.

Mientras dentro se cruzan miradas, se doblan papeletas y se cuentan votos con respiración contenida, fuera reina otro ritmo. El de las alas blancas que sobrevuelan el misterio. Las gaviotas no entienden de mayorías de dos tercios ni de tensiones eclesiales. No necesitan consenso para aterrizar con dignidad sobre la teja más alta del Vaticano. Nadie las filtra ni las tapa. Y cuando se posan junto a la chimenea, lo hacen con una tranquilidad desconcertante.

¿Es un presagio? ¿Es la paloma del Espíritu Santo en su versión menos sutil y más chillona?

En cada cónclave, reaparecen. En 2013 una acaparó titulares por pasar varios minutos exactos junto a la chimenea minutos antes de la fumata blanca. Algunos bromearon: «Ella lo supo antes que nosotros». ¿Y por qué no? Tal vez, en su vuelo sereno, captan las vibraciones de la Capilla Sixtina. O quizás solo busquen calor… o el sándwich de un periodista descuidado.

Pero en esta época de conjeturas, ¿quién no ha deseado, aunque sea por un segundo, ser una de ellas? Mirar todo desde arriba, sin presión, sin voto, sin boletines que redactar.

Mientras tanto, el mundo contiene la respiración. Las cámaras enfocan el tejado. Las redes hierven con memes y conjeturas. Y ellas, majestuosas e irreverentes, se pasean entre las nubes como si el futuro de la cristiandad no se decidiera justo debajo de sus patas.

Si hay algo que nos recuerdan estas gaviotas es que hay algo profundamente humano en no saber, en esperar, en imaginar. 

El autorJavier García Herrería

Redactor de Omnes. Anteriormente ha sido colaborador en diversos medios y profesor de Filosofía de Bachillerato durante 18 años.

Vaticano

León XIV: un puente para la paz

León XIV no se presenta como un reformador solitario, sino como el primero de una comunidad que camina. Ha pedido oración, no para sostener su figura, sino para sostener juntos una misión que es de todos.

Rafael Sanz Carrera·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

En su primera aparición pública, el nuevo Papa León XIV no necesitó grandes gestos para dejar claro el rumbo de su pontificado. Bastó con una palabra: paz. Esa fue la primera que pronunció al dirigirse al mundo, una elección deliberada que no pasó desapercibida.

El nombre como brújula del pontificado

Adoptar un nuevo nombre al asumir el ministerio de Pedro no es fruto del capricho, sino el resultado de una tradición con hondas raíces históricas. Sus orígenes se remontan al siglo VI, cuando el Papa Mercurio, deseoso de evitar resonancias paganas, tomó el nombre de Juan II. La costumbre se afianzó entre los siglos X y XI, especialmente con ejemplos como el de Pedro, quien en 1009 eligió llamarse Sergio IV para evitar identificarse directamente con San Pedro. Desde mediados del siglo XX, además, el nombre pontificio ha adquirido un valor programático: una primera señal del estilo, la inspiración y la orientación pastoral que marcarán un pontificado.

León XIV, hasta ahora el cardenal Robert Prevost, en la elección de nombre y en sus primeras palabras han hecho una declaración de intenciones y ha querido subrayar desde el primer momento que su misión será la de un pastor de puentes. Su visión es la de una Iglesia unida que se lanza al mundo para curar heridas, servir a los más necesitados y construir caminos comunes desde la fe y la razón.

El peso del nombre

La elección del nombre León XIV, inédito desde 1903, no responde a una simple evocación histórica, sino a una apuesta clara por la tradición viva de la Iglesia. Este nombre sitúa al nuevo Papa en la estela de figuras como León I el Grande, símbolo de unidad doctrinal y coraje pastoral en tiempos convulsos, y León XIII, pionero en aplicar el Evangelio a los desafíos sociales de la modernidad.

Al adoptar este nombre, León XIV no solo honra ese legado, sino que lo actualiza en clave contemporánea. Como León I, quiere ofrecer una voz clara en medio de las tormentas. Como León XIII, desea que la doctrina social de la Iglesia siga siendo una brújula ética en medio de las injusticias, especialmente hoy, ante fenómenos como la migración forzada, la desigualdad global y el deterioro ambiental.

Una Iglesia que abraza

Uno de los momentos más significativos de su primer discurso fue la imagen de la Plaza de San Pedro con los brazos abiertos: así entiende León XIV el papel de la Iglesia en el mundo de hoy. Una Iglesia que se parezca a esa plaza, donde caben todos, y que sepa recibir con ternura a quienes llegan heridos, confusos o excluidos.

Lejos de una Iglesia autorreferencial, el nuevo Papa ha propuesto una comunidad misionera, dialogante, profundamente humana, donde el amor cristiano no sea solo un ideal, sino una experiencia real. Quiere que la Iglesia salga de sus límites visibles, sin miedo, para acompañar a quienes más lo necesitan: los pobres, los que dudan, los que buscan.

Unidad para un mundo roto

En un contexto eclesial y mundial marcado por fracturas, León XIV ha insistido en la urgencia de caminar juntos. No desde la imposición, sino desde la fidelidad compartida a Cristo y al Evangelio. Su insistencia en la unidad no es un eslogan, sino una convicción: el testimonio de una Iglesia reconciliada consigo misma es indispensable para que el mundo crea que la paz es posible.

Esa paz, ha sugerido, no es la que ofrecen los equilibrios geopolíticos o las diplomacias frías, sino la que nace del encuentro sincero, del respeto al otro, de la justicia vivida y no solo predicada. En este sentido, ha apuntado a una Iglesia que colabore activamente en la promoción de los derechos humanos, la solidaridad global y la dignidad de cada persona.

Continuidad agradecida

En todo momento, León XIV ha mostrado su agradecimiento a su predecesor, el Papa Francisco, al que ha reconocido como una referencia de valentía y misericordia. No ha querido marcar rupturas, sino prolongar un proceso. La sinodalidad, la atención a las periferias, la cercanía con los descartados: todo esto forma parte también de su horizonte pastoral.

León XIV no se presenta como un reformador solitario, sino como el primero de una comunidad que camina. Ha pedido oración, no para sostener su figura, sino para sostener juntos una misión que es de todos.

Un pontificado con rostro humano

Desde América Latina, pasando por África y Asia, muchos han visto en sus palabras una luz que puede ayudar a sanar fracturas y construir alianzas en un mundo desgastado. La suya es una propuesta espiritual, pero también social, cultural y profundamente ética: ser puentes como Cristo, luz del mundo y reconciliador de la humanidad.

Este nuevo pontificado comienza no con promesas grandilocuentes, sino con un gesto y un nombre que dicen mucho más que mil discursos: León XIV, no como rugido de poder, sino como voz de paz.

Resumen del mensaje al inicio del pontificado de León XIV

  • Inició su pontificado con un saludo de paz —“¡La paz esté con vosotros!”— evocando al Cristo Resucitado. A lo largo de su mensaje, insistió en una paz humilde y perseverante, y llamó a construir puentes de diálogo y encuentro entre los pueblos.
  • Expresó su profunda gratitud al Papa Francisco, a quien describió como una “voz débil pero siempre valiente”, y se comprometió a dar continuidad a su legado espiritual.
  • Subrayó la necesidad de una Iglesia misionera, abierta y acogedora, como la Plaza de San Pedro: con los brazos siempre dispuestos a recibir a todos, especialmente a los más necesitados.
  • Insistió en la unidad del pueblo de Dios, animando a caminar juntos en fidelidad a Cristo y a anunciar el Evangelio sin miedo. Recordó que sólo Cristo es el verdadero puente entre Dios y los hombres, e invitó a todos a ser luz para el mundo.
  • Concluyó pidiendo oración por su misión, por la Iglesia y por la paz en el mundo, confiando esa súplica a la Virgen María.
El autorRafael Sanz Carrera

Doctor en Derecho Canónico

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Estados Unidos

Investigación federal al estado de Washington por el secreto de confesión 

El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha abierto una investigación de derechos civiles sobre una ley del estado de Washington. El motivo es que los miembros del clero pasan a ser informadores obligatorios en casos sospechosos o conocidos de abusos sexuales de menores, vulnerando el secreto de confesión.  

OSV / Omnes·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Kate Scanlon, OSV (Washington)

El Departamento de Justicia ha manifestado el 5 de mayo que ha abierto una investigación de derechos civiles en torno al desarrollo y la aprobación de una legislación en el estado de Washington. En ella se requiere que el clero informe de abusos infantiles o de menores, o negligencia, en la que no prevé excepciones para los sacerdotes.

El 2 de mayo, el gobernador demócrata Bob Ferguson promulgó el proyecto de ley 5375 del Senado, patrocinado por el senador demócrata Noel Frame, de Seattle, por el que los miembros del clero pasan a ser informadores obligatorios. Es decir, personas obligadas por ley a denunciar los casos sospechosos o conocidos de abuso o negligencia infantil. La versión de la ley promulgada no incluía una excepción al requisito de las confesiones sacramentales. 

Otros informadores obligatorios en el estado de Washington son el personal escolar, las enfermeras, los asesores de servicios sociales y los psicólogos.

Sacerdotes católicos, en desacuerdo con la ley civil

Algunos han argumentado que el proyecto de ley aborda una omisión importante en la lista estatal de informadores obligatorios sobre la cuestión. Pero otros han expresado su preocupación de que, sin excepciones para la prerrogativa (eclesiástica) del clero, la ley podría poner a los sacerdotes católicos en desacuerdo con la ley civil, con el fin de mantener la ley de la iglesia en relación con el secreto de confesión.

“Se exige que violen su fe”

El Departamento de Justicia ha señalado que planea investigar lo que denominó un aparente conflicto entre la nueva ley del estado de Washington y el libre ejercicio de la religión según la Primera Enmienda.

El fiscal general adjunto Harmeet K. Dhillon, de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia, dijo en un comunicado: “La ley SB 5375 exige que los sacerdotes católicos violen su fe profundamente arraigada para obedecer la ley, una violación de la Constitución y una infracción del libre ejercicio de la religión que no puede sostenerse en nuestro sistema constitucional de gobierno”.

“Peor aún, la ley parece señalar a los clérigos como no autorizados a hacer valer los privilegios aplicables, en comparación con otros profesionales de la información”, dijo Dhillon. “Nos tomamos este asunto muy en serio y esperamos la cooperación del Estado de Washington con nuestra investigación”.

Todos los estados, distritos o territorios de EE.UU. tienen algún tipo de ley de denuncia obligatoria. La mayoría de los estados que incluyen específicamente al clero en sus leyes de denuncia obligatoria conceden algunos privilegios al clero confesor en diversos grados, según datos del Child Welfare Information Gateway, que depende de la Oficina de la Infancia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

Petición de una exención para el sacramento de la confesión

La Conferencia Católica del Estado de Washington se opuso a la versión particular de la legislación que fue aprobada por los legisladores, instándoles a modificarla “para proporcionar una excepción para las comunicaciones confidenciales entre un miembro del clero y una persona de fe penitente”.

“La mayoría de los estados que incluyen al clero como informador obligatorio incluyen una exención para las comunicaciones confidenciales, lo que demuestra que los intereses de los estados en la protección de la infancia pueden lograrse sin violar el derecho al libre ejercicio de la religión”, dijo la Conferencia en un boletín de promoción de abril.

La Conferencia, que es la rama de política pública de los obispos católicos del Estado, apoyó anteriormente una versión diferente de la legislación para que el clero fuera informador obligatorio con una exención para el sacramento de la confesión.

Después de firmar el proyecto de ley el 2 de mayo, el gobernador Ferguson dijo a los periodistas que él es católico y ve la legislación como “bastante sencilla”.

“Mi tío fue sacerdote jesuita durante muchos años, yo mismo me he confesado, así que estoy muy familiarizado con ello”, dijo, según KXLY-TV. “Sentí que esta era una legislación importante y proteger a los niños es la primera prioridad”.

Arzobispo de Seattle: “El clero católico no puede violar el secreto de confesión”

En una declaración del 4 de mayo, el arzobispo Paul D. Etienne, de Seattle, dijo: “La Iglesia católica está de acuerdo con el objetivo de proteger a los niños y prevenir el abuso infantil”.

“La archidiócesis de Seattle mantiene su compromiso de denunciar los abusos sexuales a menores, trabajar con las víctimas supervivientes hacia la curación y proteger a todos los menores y personas vulnerables”, dijo. “Nuestras políticas ya requieren que los sacerdotes sean informantes obligatorios, pero no si esta información se obtiene durante la confesión”.

El arzobispo Etienne expresó su preocupación por el hecho de que los sacerdotes se vieran en la imposibilidad de cumplir la ley si dicha información se revelaba a través del sacramento de la confesión.

“El clero católico no puede violar el secreto de confesión, o será excomulgado de la Iglesia”, dijo. “Todos los católicos deben saber y estar seguros de que sus confesiones siguen siendo sagradas, seguras, confidenciales y protegidas por la ley de la Iglesia”

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Kate Scanlon es una reportera nacional de OSV News que cubre Washington. Síguela en X @kgscanlon.

El autorOSV / Omnes

Ecosistema mediático y cónclave

Frente al ecosistema mediático que insiste en polarizar, las familias católicas estamos llamadas a confiar durante el proceso del Cónclave. Pongamos todo en las benditas manos de Dios.

8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Cada mañana disfruto de la Santa Misa en una capilla cercana a casa. Hace un par de días, al terminar la Misa, una vecina mía me esperaba y después de saludarme preguntó: «¿tú qué crees Lupita, el próximo Papa será conservador o progresista?»

Recordé una metáfora que me ayudó a clarificar mi visión sobre esto. Imagina la siguiente escena: a una persona que es abstemia le preguntan qué prefiere beber, tequila o vodka. La persona responde, -en realidad no me interesan los licores, beberé esta opción sin alcohol-. 

La Iglesia es como este abstemio, no le interesa el poder temporal, su interés está en otro sitio. 

Pensar en estos términos acerca de la Iglesia es reducirla a un orden temporal, es considerarla una organización cualquiera, es mutilarla y vaciarla de su esencia y sentido. Actualmente muchos han caído es esta dicotomía que se convierte en un obstáculo para conocer la profundidad y complejidad de una institución que es humano-divina. Los periodistas necesitan crear titulares atractivos y saben que establecer contrarios atrae audiencia.

Se han incorporado términos del campo geopolítico a la realidad de la Iglesia y quienes les escuchamos y leemos vamos usando el mismo lenguaje con todos sus reduccionismos. Sin embargo, entrar al conocimiento de ella es fascinarnos con su origen y su historia, implica generar una relación con un ente vivo, algo que va mucho más allá de sus estructuras, algo que realmente conforma un cuerpo místico. No se trata de una democracia y tampoco de una oligarquía. 

Los periodistas honestos saben y respetan, aún cuando no sean creyentes, que existe un elemento sobrenatural en nuestra profesión de fe. La realidad divina es una variable que existe.

Hay mucha oración en torno a los acontecimientos cruciales en la vida de la Iglesia.

Cónclave 2025

Estamos viviendo el cónclave 2025 y el mundo se une en oración, sabemos que nada de esto se explica plenamente sin Cristo. Los expertos hablan de preferencias de los cardenales, si elegirán a un Papa que siga la línea de Francisco o que no dé continuidad a sus iniciativas; desconocen que la elección la llevará adelante la acción del Espíritu Santo a través de personas. El ecosistema mediático habla del “elemento sorpresa”, o del “misterio” de los criterios de elección; es ahí, en esas palabras, en donde se da la acción divina.

Recordemos que las polaridades en tensión son esencialmente creativas cuando está claro el para qué. Desde luego los cardenales tienen sus propios criterios y no hay uniformidad al interior de la Iglesia, pero sí unidad, es por ello que cada uno dará el voto que corresponda al deseo de Dios, sin poner por delante sus preferencias personales sino el bien de la Iglesia universal. Desde Pablo VI hasta el Papa Francisco, se puede observar la perfecta continuidad en la implementación paulatina del Concilio Vaticano II, con sus errores y aciertos, en su caminar humano-divino, pero siempre bajo la asistencia permanente, nunca intermitente, del Espíritu Santo.

El periodismo secular nos presenta a los cardenales como si estos estuvieran buscando el papado con ansias y deseos de poder, así lo confirman las series, películas  y documentales que pululan en todas las plataformas mediáticas, pero la realidad es que nuestros cardenales saben que ser Papa implica cargar una cruz muy pesada, ser elegido y aceptar es una entrega sacrificial de sí mismos. 

Los Cardenales votan por aquel que su corazón les indica hacerlo, y perciben con claridad que le están entregando una gran cruz, por eso le ofrecen su asistencia, fidelidad  y compañía para que pueda conducir la barca de Pedro en la tormenta… con Cristo, siempre con Cristo. La Iglesia está en Sus manos.

En manos de Dios

Circula en las redes una reflexión titulada: depende en manos de quién esté el asunto. Dice que una pelota de baloncesto en nuestras manos vale unos $19, pero una pelota de baloncesto en las manos de Michael Jordan vale alrededor $33.000.000.

Una raqueta de tenis en mis manos, no sirve para nada.

Una raqueta de tenis en manos de Pete Sampras, significa el Campeonato en Wimbledon.

Todo depende de en manos de quién está el asunto.

Una honda en mis manos es un juego de niños.

Una honda en manos de David es el arma de la victoria del Pueblo de Dios.

Unos clavos en mis manos pueden servir para construir una pajarera.

Unos clavos en las manos de Jesucristo producen la salvación de toda la humanidad.

Todo depende de en manos de quién está el asunto.

Frente al ecosistema mediático que insiste en polarizar, las familias católicas estamos llamadas a confiar. Pongamos todo en las benditas manos de Dios. Nuestra tarea: orar y cristificar nuestros ambientes con alegría y serenidad. 

Nuestras mentes y corazones ya están prestos para recibir al Papa con gratitud, cariño y docilidad.

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Vaticano

Segunda fumata negra

Esta tarde en torno a las 17.30 o las 19.00 será la siguiente fumata.

Javier García Herrería·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Este miércoles a las 11:51 horas, una segunda fumata negra se elevó desde la chimenea de la Capilla Sixtina, señal de que ninguno de los 133 cardenales electores ha alcanzado los 89 votos necesarios para elegir al nuevo pontífice. El cónclave, que comenzó ayer, continúa sin un consenso tras tres votaciones.

Dos votaciones, una fumata

Por norma, en las mañanas con doble votación, solo se produce una fumata conjunta al término de la segunda. Así ha ocurrido hoy: aunque se han llevado a cabo dos rondas de votación, ninguna ha sido concluyente y el humo ha sido negro.

Los cardenales están llamados de nuevo a votar esta tarde, en una o dos rondas, dependiendo de los resultados. Si tras la primera de la tarde no se alcanza la mayoría, la segunda votación del día se completará y la fumata volverá a subir desde la Capilla Sixtina alrededor de las 19:00 horas.

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