Cultura

Impulsar una universidad pro vida y gratuita en el siglo XXI

La Universidad Libre Internacional de las Américas (ULIA), se fundó en 2001 en San José (Costa Rica), con un ideario en defensa de la dignidad de cada vida humana, y el compromiso de gratuidad. La Universidad ofrece cursos reglados, y la plataforma LDVM, seminarios gratuitos a miles de personas. Todo online.

Rafael Miner·12 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

¿Puede existir una educación con un ideario en torno a la excelencia científica en defensa de la vida humana, y una filosofía de gratuidad real, que se oferta a distancia a través de Internet, y que ofrece en una plataforma de forma gratuita centenares de miles de meditaciones y pláticas en video, a disposición de instituciones educativas, parroquias o familias?

¿Estamos soñando? No. Es real. En pleno siglo XXI, ese centro académico, que probablemente sea el primero y quizá único en el mundo, existe, y está basado en la tradición anglosajona de títulos propios. Todos sus estudios se ofertan a distancia a través de Internet y sus títulos no están refrendados por ningún Estado ni aspiran a estarlo.

Se trata de la Universidad Libre Internacional de las Américas (ULIA), fundada en 2001 en San José (Costa Rica) por un grupo de personas, que, tras una serie de reuniones en universidades de verano, tradujeron su inquietud “en poner en marcha una universidad de invierno, por así decirlo, de curso completo, y que adoptase un ideario en defensa de la dignidad de la vida humana y la filosofía de gratuidad”, explica José Pérez Adán, catedrático de Sociología, Rector de ULIA, y autor de numerosas publicaciones, alguna a punto de salir al mercado estos días con el título ‘Economía y Salud Social. Más allá del Capitalismo’, en la que participan autores de seis países. ULIA ha formado ya a cerca de 1.750 personas desde su fundación.

Una educación que sea regalo

Omnes ha conversado con el Rector, José Pérez Adán, y antes de entrar en cuestiones prácticas, abordamos las ideas fundacionales: “El ideario pro vida estaba en nuestras intenciones, tener entre los programas que se dictaban y las titulaciones unos estudios que de alguna manera tuviesen que ver con la defensa de la vida. De hecho, uno de los programas nuestros más antiguos es la diplomatura en bioética, y por otro lado está la maestría (los masters), el desarrollo. Ambas están íntimamenterelacionadas y eso es algo muy peculiar en esta Universidad”, señala el catedrático.

Por otra parte, “todos los que trabajamos en ULIA lo hacemos ad honorem, es decir, gratuitamente, y pensamos que esto es lo mejor para dar fuerza a la idea inicial que teníamos, el compromiso por la defensa de la vida, también porque pensamos (todos nos dedicamos más o menos a la educación), que el futuro de la educación es una educación sin fronteras, y en la medida de los posible, una educación que sea fundamentalmente regalo”, señala.

ULIA, tradición anglosajona

Algunos se preguntan cómo es posible que los títulos de ULIA no tengan reconocimiento oficial, y éste es otro de los motivos de reflexión. “Esto no tan raro”, comenta el catedrático. “En los países latinos, gran parte del sistema administrativo es de corte napoleónico, como dicen algunos juristas. En el sentido de que se piensa que el Estado debe garantizar determinadas áreas de emprendimiento, entre las cuales está la educación”.

“Esto no es así en los países de tradición anglosajona. En este sentido, ULIA es como Harvard, los títulos que nosotros expedimos son títulos propios, no están garantizados por ningún Estado. En España y en muchos otros países cuando uno recibe el título universitario, en el diploma pone: el Jefe del Estado o la primera autoridad del país, y en su nombre el Ministerio, le concede a usted el título de doctor en psicología. Esto en la tradición anglosajona es impensable”.

El Rector amplía aquí la noción de regalo, que impregna el carácter de ULIA, y que le da “sentido de comunidad”. “El objetivo de las personas que se acercan a ULIA es la búsqueda de conocimientos. Uno viene a esta Universidad (en red) a aprender, a ilustrarse. Y también a iniciar o a continuar una cadena de regalo. Porque lo que hace que esta Universidad continúe en el tiempo es que lo que uno recibe gratuitamente, se siente motivado a darlo también gratuitamente. Por eso, gran parte de los tutores y gran parte de los profesores de la Universidad han sido antes sus alumnos. Eso es muy bonito de ver. Podríamos decir que eso genera una comunidad, no sólo en un sentido sincrónico, sino también genuinamente en sentido diacrónico, se hace comunidad a través del tiempo. Yo recibo un regalo y lo doy a otro más tarde. Eso asegura la pervivencia de la comunidad. Es lo que ocurre por ejemplo en la familia”.

Libertad y globalización

En la conversación no podía faltar el tema de la libertad. Más aún cuando la universidad se denomina “libre”. ¿A qué se refieren cuando dice Universidad Libre? Responde el Rector: “Sí, nosotros asumimos que la libertad es un valor humano muy importante, pero también queremos decir que es libre de injerencias de poderes gubernamentales. La libertad es la universidad es fundamental. Que las universidades sean libres es algo imprescindible, y no es lo común”.

En la mayoría de los países, gran parte del sistema universitario es dependiente de las instancias gubernamentales, afirma José Pèrez Adán. Pero a su juicio, “el futuro no apunta en esa dirección. El futuro apunta a que los emprendimientos gubernamentales cada vez estén menos presentes en la educación. Como ahora están menos presentes, por ejemplo, en el servicio de Correos. Los gobiernos tienen cada vez menos presencia en este servicio. Lo mismo va a ocurrir en la educación, en la medida en que la sociedad civil madura, se hace más responsable, y se hace cargo de esa tarea de educar a las generaciones venideras, en esa misma medida los gobiernos verán que su tarea ahí quizá no tiene el sentido que tenía en otros tiempos, y se dedicarán a otras cosas”.

¿Podría decirse que ULIA es la única universidad del mundo basada en el voluntariado? “Así es”, dice el Rector, pero “Al principio mucha gente no entendió esto. Era una cosa única, y además rara, impensable. Sin embargo, hoy en día, no lo es. Estamos en un mundo mucho más globalizado que al inicio de nuestro siglo. Y esa globalización también llama a las puertas de la educación. El futuro de la educación es un futuro en el que las fronteras van a contar cada vez menos. Está, por ejemplo, el auge de la educación en familia, homeschooling, y otras que se van a llevar a cabo a nivel mundial, también en el ámbito universitario. Puedo añadir que ULIA no es una universidad confesional. Si bien la mayoría de los que iniciamos esta universidad tenemos un compromiso y un estilo de vida cristiano, católico., hemos tenido personas que han colaborado con nosotros de otras confesiones cristianas”.

Universidad y política: esferas distintas

Otra cuestión de interés es si compete a la Ciencia la propuesta política. “Es un debate antiguo. Lo que los científicos nos proponemos es entender, comprender, y como consecuencia de ello, ilustrar, enseñar. El compromiso de los políticos por la gestión añade una característica distinta al quehacer universitario. De hecho, en muchas universidades ahora mismo se enseña gestión, gobernanza, por ejemplo. Y en ULIA también tenemos un diploma sobre gestión de entidades no lucrativas. Pero desde un punto de vista científico, lo realmente importante es la tarea de comprensión, de entendimiento, y después, la ilustración”, señala José Pérez Adán.

Cursos reglados

Finalmente, nos centramos en lo práctico. “Nuestro enfoque es humilde”, adelanta el Rector, antes de ofrecer algunos datos relativos a los cursos reglados de la Universidad, y a los seminarios de LDVM. Entre los primeros están el Curso de experto en comunicación católica, o los diplomas en educación religiosa escolar, en bioética, en educación en virtudes a través del cine, etcétera.

“Los cursos de ULIA tiene fecha. Son cursos reglados y al final se entrega un Diploma. Comienzan todos el 1 de enero de cada año, excepto los que son bianuales, cada dos años, que son las maestrías o masters. La inscripción se acaba de abrir el 25 de mayo. La gente puede ir solicitando el que desee en de la oferta formativa. Eso sí, quien desee hacer un curso debe rellenar los formularios del proceso de inscripción que está en la web ulia.org. Se estudian, se contesta, y solicitamos que se haga una pequeña donación para el soporte informático del curso”, señala el Rector.

Las incorporaciones se cierran en octubre-noviembre, cuando se llena el grupo de cada curso. ULIA informa que intenta cerrar los cursos en 20 alumnos por programa, aunque alguna vez hay excepciones. Por ejemplo, un colegio de Paraguay pidió que todo el profesorado hiciera el curso de educación religiosa escolar, y hubo 102 inscripciones.

Seminarios de LDVM

Aunque ULIA nació primero, más tarde, para darle un asiento jurídico más estable, se puso en marcha la Fundación Interamericana Ciencia y Vida, registrada en la Comunidad Valenciana. Uno de los proyectos de la Fundación, el primero, fue la Universidad, y luego vino Catholic Voices España, que fundamos aquí en Valencia, por iniciativa de Catholic Voices Inglaterra, que son los primeros. Jack Valero estuvo aquí en Valencia, también Austen Ivereigh, cofundador”.

¿Cómo fue poner en marcha la plataforma LDVM? El catedrático José Perez Adán ofrece dos pinceladas sobre la intrahistoria: “Una vez se hicieron los dos o tres primeros programas de Catholic Voices en ULIA, ahí mismo surgió la necesidad. Teníamos numeroso material para suministrar a toda la gente que hace nuestro programa, y a los ex alumnos de ULIA que tienen que ver con espiritualidad. Vamos a crear también una plataforma, LDVM, dentro de la Fundación, que cubra ese espectro que no tiene ULIA, porque ULIA no es confesional, pero LDVM sí. Entonces creamos LDVM, que tiene vuelo propio”.

Los seminarios de LDVM no tienen fechas, están siempre dispuestos para quien lo pida, dice José Pérez Adán. “Cualquiera de los seminarios de LDVM los tenemos ya grabados. El que lo desee envía la petición, y nosotros le damos la clave. El acceso es inmediato. No hay ningún intercambio de ningún tipo”. Solo hay que enviar un email a [email protected] o a [email protected]  Las claves se cambian periódicamente.

LDVM tiene ahora mismo 35 sacerdotes que cuelgan sus pláticas y un cuarto de millón de meditaciones disponibles. Hay un sacerdote australiano que en 24 horas tiene 500 descargas, comenta José Pérez Adán. La persona que tiene más meditaciones en ivoox.com/podcast-podcast-podcast-podcast-podcast-meditaciones-padre-ricardo-sada_sq_f1476531_1.html es el sacerdote mexicano, Padre Ricardo Sada.

Congreso sobre transhumanismo

La reunión anual se tiene habitualmente de manera presencial, señala el Rector. Con la pandemia, el Congreso de este año 2021 se hará en la modalidad online, del 29 al 31 de julio, y tratará sobre La dignidad humana ante el reto del transhumanismo. Una reflexión multidisciplinar, organizado por ULIA, el Centro de Estudios e Investigaciones de Bioética (CEIB), (ceibmx.com/), con sede en Mexico, y el ICES Escuela de Filosofía. “Lo íbamos a hacer en Guadalajara (México), presencial, pero al final se hará online. A ver si el del año que viene, en 2022, se puede realizar ya presencial; sería en Puerto Rico”, concluye José Pérez Adán.

España

Ángel Lasheras, nuevo Rector del Santuario de Torreciudad

Este sacerdote natural de A Coruña sucede a Pedro Díez-Antoñanzas, que se incorporó en octubre de 2016 y que continuará sus tareas pastorales en Zaragoza.

Maria José Atienza·12 de junio de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El nuevo Rector del Santuario de Torreciudad, Ángel Lasheras, es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Santiago de Compostela y Doctor en Filosofía eclesiástica por la Universidad de la Santa Cruz de Roma, con una tesis en Metafísica de la belleza en Santo Tomás de Aquino.

Al terminar la carrera de Medicina en 1978, vivió en diferentes ciudades de Galicia —Santiago de Compostela, Vigo, Ferrol— hasta 1991, año en el que se trasladó a vivir y a estudiar a Roma, donde permaneció hasta el mes de enero de 1998.

Lasheras fue ordenado Diácono en Torreciudad, en el verano de 1997, y recibió la ordenación sacerdotal de manos de Mons. Javier Echevarría, Obispo y Prelado del Opus Dei, el 21 de septiembre de 1997.

Ha desarrollado su ministerio sacerdotal siendo Vicario de las Delegaciones de Valladolid y de Galicia del Opus Dei, desde 1999 hasta 2019.

En agosto de 2019 se trasladó a vivir a Madrid, donde ha ejercido su labor pastoral en los Centros de la Prelatura y en la labor de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz.

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Vaticano

La Santa Sede actualiza el gobierno de las asociaciones internacionales de fieles

Con este decreto el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida regula la duración y el número de mandatos de los cargos de gobierno, así como la representatividad de los órganos de gobierno 

Maria José Atienza·11 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El decreto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida publicado hoy, regula la duración y el número de mandatos de los cargos de gobierno, así como la representatividad de los órganos de gobierno, «con el fin de promover una sana rotación y evitar apropiaciones».

Este decreto, que se aplicará a las asociaciones internacionales de fieles reconocidas o erigidas por la Sede Apostólica y sujetas a la supervisión directa del Dicasterio, nace de la observación de «prácticas muy diversificadas en la gestión de las responsabilidades de dirección», como señalan en la nota explicativa que lo acompaña, y esta «experiencia ha suscitado un estudio y un discernimiento que tiene por objeto la buena conducción del gobierno dentro de estas agregaciones».

Son dos los ámbitos principales que regula en Decreto: la regulación de los mandatos de los órganos de gobierno a nivel internacional y la representatividad de estos últimos. Como señala la nota «el Decreto General promulgado hoy – que cuenta con la aprobación en forma específica del Sumo Pontífice – reglamenta estos mandatos en cuanto a su duración y número y, para las asociaciones, la participación de los miembros en la constitución de los órganos centrales de gobierno».

Puntos clave del Decreto

con referencia a las asociaciones internacionales de fieles reconocidas o erigidas por la Sede Apostólica y sujetas a la supervisión directa del Dicasterio, lo siguiente.

Art. 1. – Los mandatos en el órgano central de gobierno a nivel internacional pueden tener una duración máxima de cinco años cada uno.

Art. 2 § 1. – Una misma persona puede ocupar cargos en el órgano central de gobierno a nivel internacional por un período máximo de diez años consecutivos.

Art. 2 § 2. – Tras el límite máximo de diez años, la reelección sólo es posible tras una vacante de un mandato.

Art. 2 § 3. – La disposición en el artículo 2 § 2 no se aplica a quien ha sido elegido moderador, quien puede ejercer esta función independientemente de los años que haya pasado en otro cargo en el órgano central de gobierno a nivel internacional.

Art. 2 § 4 – Quien haya ejercido las funciones de moderador durante un máximo de diez años, no podrá volver a ocupar ese cargo; sin embargo, podrá ocupar otros cargos en el órgano central de gobierno a nivel internacional sólo después de una vacante de dos mandatos en estos cargos.

Art. 3. – Todos los miembros pleno iure tendrán una voz activa, directa o indirecta, en la constitución de las instancias que eligen al órgano central de gobierno a nivel internacional.

Art. 4 § 1. – Las asociaciones en las que, en el momento de la entrada en vigor del presente Decreto, los cargos en el órgano central de gobierno a nivel internacional estén conferidos a miembros que hayan superado los límites establecidos en los artículos 1 y 2, deberán prever nuevas elecciones en un plazo máximo de veinticuatro meses a partir de la entrada en vigor del presente Decreto.

Art. 4 § 2. – Las asociaciones en las que, en el momento de la entrada en vigor del presente Decreto, los cargos en el órgano central de gobierno a nivel internacional recaigan en miembros que superen, durante el período del mandato en curso, los límites establecidos en los artículos 1 y 2, deberán prever nuevas elecciones en un plazo máximo de veinticuatro meses a partir de la consecución del límite máximo impuesto por el presente Decreto.

Art. 5. – Los fundadores podrán ser dispensados de las normas de los artículos 1, 2 y 4 por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

Art. 6. – Las presentes disposiciones no se refieren a los cargos de gobierno que están vinculados a la aplicación de las normas propias de las asociaciones clericales, institutos de vida consagrada o sociedades de vida apostólica.

Art. 7. – El presente Decreto se aplica, con la excepción de la norma del artículo 3, también a otras entidades no reconocidas ni erigidas como asociaciones internacionales de fieles, a las que se les ha concedido personalidad jurídica y que están sujetas a la supervisión directa del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

Art. 8. – A partir de la entrada en vigor del presente Decreto y hasta la aprobación de eventuales modificaciones de los estatutos por parte del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, lo establecido abroga toda norma contraria a él que pueda estar prevista en los estatutos de las asociaciones.

Art. 9. – El presente Decreto, promulgado mediante su publicación en el diario L’Osservatore Romano, entra en vigor tres meses después del día de su publicación. El Decreto se publicará también en el comentario oficial de las Acta Apostolicae Sedis.

El Sumo Pontífice Francisco, en la Audiencia concedida el 2 de junio de 2021 al que suscribe, Cardenal Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, ha aprobado en forma específica el presente Decreto General, que tiene fuerza de ley, junto con la Nota Explicativa que lo acompaña.

Dado en Roma, en la sede del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el 3 de junio de 2021, Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo.

Card. Kevin Farrell
Prefecto

P. Alexandre Awi Mello, I.Sch.
Secretario

Vaticano

Monseñor Lazarus You Heung-sik nombrado Prefecto de la Congregación del Clero

Sucede al Cardenal Beniamino Stella que permanecerá al frente de la Congregación hasta que el nuevo prefecto tome posesión del cargo.

Maria José Atienza·11 de junio de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El Papa ha hecho público este mediodía el nombramiento Monseñor Lazarus You Heung-sik, actual Obispo de Daejeon, como Prefecto de la Congregación para el Clero.

Natural de Nonsan-gun Chungnam, Monseñor Lazarus You Heung-sik de 69 años, sucede al Cardenal Beniamino Stella, prefecto desde 2013 y que permanecerá al frente de la Congregación hasta que el nuevo prefecto tome posesión del cargo.

Una vez que se haga cargo de la Congregación que se ocupa de sacerdotes y obispos, Monseñor Lazarus You Heung-sik pasará a ser Arzobispo-Obispo Emérito de la diócesis coreana de Daejeon de la que es Arzobispo titular desde 2005.

La familia, el lugar del que se sale, el lugar al que se vuelve

Volvamos, pues, al lugar no sólo de dónde somos, sino al lugar “que somos”, a la familia divina y humana de la que formamos parte, y hagámoslo con todas sus consecuencias.

11 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El lugar al que se vuelve. Así define el filósofo Rafael Alvira la familia. Así se titula un libro de reflexiones que, a pesar de tener ya unos años, sigue siendo un referente para entender qué ocurre hoy con la institución familiar y, sobre todo, cómo recuperar su valor.

A la familia volvemos, más tarde o más temprano. De manera más o menos consciente, pero volvemos. Somos hijos de la sangre que corre por nuestras venas. A pesar de todas las locuras genéticas que vemos en la actualidad, nunca será posible vaciarnos de nuestra genética y sustituirla por otra: la limitación de ser criaturas, fruto del “trabajo ajeno” es lo que nos hace ser nosotros. Por eso, cuando hablamos de la familia de todos los cristianos, de los hijos de Dios, no estamos teorizando sobre un nivel más o menos amable de convivencia, sino de la misma sangre, la misma carne, así, sin paños calientes.

A la familia volvemos, con nuestro cuerpo y con nuestra alma. Lo vemos continuamente en esas personas de avanzada edad que recuerdan con más nitidez la infancia que el día anterior. Retornar a la familia (si hablamos, evidentemente, de una familia enraizada en el amor y el respeto) no es otra cosa que la respuesta natural de cada uno al entorno en el que se es amado por lo que se es, no por lo que se tiene.

Las páginas iniciales de ese libro de Alvira antes citado, contienen unos breves pero profundos trazos acerca de la infinitud vital de la familia: “en ella somos conservadores, pues deseamos mantenerla, tenemos un motivo para conservar; somos sociales, ya que ahí aprendemos a apreciar a los demás; somos liberales, puesto que cada uno adquiere personalidad propia en ella; somos progresivos, dado que es la institución del crecimiento, y en la que inventamos para ofrecer algo bueno a los demás”.

El trabajo de cada uno: joven, viejo, adolescente o nonato es, indefectiblemente, jugar su lugar dentro de la familia. Pesar sobre la familia es pensar sobre “el todo” de nuestra vida. Por ello, plantear a un padre, a una madre, o a un hijo, la elección entre “trabajo o familia” constituye, directamente un atentado contra el derecho básico de toda persona. Más aún, esa elección no existe: no se puede poner al mismo nivel una cosa que otra.

Año de la familia es cada año, aunque, en especial, estemos este Año Amoris laetitia, por ejemplo, dentro de una reflexión global sobre la familia y , en especial, de la familia cristiana.

También este es un momento para reflexionar sobre cómo valoramos y respetamos la familia de mi vecino, la de mis subordinados o compañeros…

Mª José Atienza

Ciertamente, nunca está de más reflexionar sobre la familia. Sobre la nuestra, sí. Considerar cómo cuidamos, valoramos y respetamos a cada uno de sus miembros. También, éste es un año para pensar en la familia de los otros. Un momento para reflexionar sobre cómo valoramos y respetamos la familia de mi vecino, la de mis subordinados o compañeros… porque quizás, arrastrados por este mundo hedonista y utilitario podemos caer en ser de ésos que, lejos de facilitar y proclamar la alegría del amor y la familia, llegamos a pedir, a quienes nos rodean, que elijan entre trabajo, sustento, proyección, ocio… y familia.

Volvamos pues al lugar no sólo de dónde somos, sino al lugar “que somos”, a la familia divina y humana de la que formamos parte, y hagámoslo con todas sus consecuencias. Tenemos un año, o dos, o más bien, toda la vida.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

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Vaticano

El Papa pide a Marx que siga como arzobispo de Munich

Francisco no acepta la renuncia del cardenal Marx para que continúe como arzobispo de Munich-Frisinga, y afirma que, cómo él pide, "es urgente 'ventilar' esta realidad de los abusos y de cómo procedió la Iglesia".

David Fernández Alonso·10 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 5 minutos

La reciente renuncia del cardenal Marx presentada al Papa Francisco, de la que informamos en Omnes y que puedes leer aquí, en la que el purpurado expresó su deseo de dejar la dirección de la diócesis de Múnich y Frisinga por el escándalo de los abusos a menores en Alemania, en un gesto de denuncia para que la Iglesia asumiera responsabilidades, ha dado lugar a abundantes especulaciones sobre la situación. Ahora llega la respuesta del Santo Padre a través de una carta que publica hoy, 10 de junio de 2021.

El cardenal Marx ha sido siempre un impulsor de la lucha contra los abusos, como así lo demuestra su interés en constituir una fundación en Munich dedicada a esto. También impulsó siendo el presidente de la Conferencia Episcopal el camino sinodal para hacer frente la falta de credibilidad De la Iglesia alemana por causa de esos escándalos.

Su sintonía con el Papa Francisco es manifiesta, como así lo demuestra el hecho de que el Santo Padre le llamara para formar parte del Consejo de Cardenales, que busca ayudar al Pontífice en el gobierno de la Iglesia y reformar la Curia romana, El Papa Francisco también le nombró Presidente del Consejo para la Economía.

Reinhard Marx fue nombrado arzobispo de Munich-Frisinga el 30 de noviembre de 2007, y cardenal desde 2010, creado por el papa Benedicto XVI el 20 de noviembre de 2010. Recibió el título de cardenal presbítero de San Corbiniano. En ese momento, fue el miembro más joven del Colegio cardenalicio. En 2020 anunció su decisión de no renovar su mandato al frente de la Conferencia Episcopal.

Reproducimos a continuación la carta íntegra del Papa Francisco:

Querido hermano,

            ante todo gracias por tu coraje. Es un coraje cristiano que no teme la cruz, no teme anonadarse delante la tremenda realidad del pecado. Así lo hizo el Señor (Fil 2. 5-8). Es una gracia que el Señor te ha dado y veo que vos la querés asumir y custodiar para que dé fruto. Gracias.

Me decís que estás atravesando un momento de crisis, y no sólo vos sino también la Iglesia en Alemania lo está viviendo. Toda la Iglesia está en crisis a causa del asunto de los abusos; más aún, la Iglesia hoy no puede dar un paso adelante sin asumir esta crisis. La política del avestruz no lleva a nada, y la crisis tiene que ser asumida desde nuestra fe pascual. Los sociologismos, los psicologismos, no sirven. Asumir la crisis, personal y comunitariamente, es el único camino fecundo porque de una crisis no se sale solo sino en comunidad y además debemos tener en cuenta que de una crisis se sale o mejor o peor, pero nunca igual1.

Me decís que desde el año pasado venís reflexionando: te pusiste en camino, buscando la voluntad de Dios con la decisión de aceptarla fuese cual fuese.

Estoy de acuerdo contigo en calificar de catástrofe la triste historia de los abusos sexuales y el modo de enfrentarlo que tomó la Iglesia hasta hace poco tiempo. Caer en la cuenta de esta hipocresía en el modo de vivir la fe es una gracia, es un primer paso que debemos dar. Tenemos que hacernos cargo de la historia, tanto personal como comunitariamente. No se puede permanecer indiferente delante de este crimen. Asumirlo supone ponerse en crisis.

No todos quieren aceptar esta realidad, pero es el único camino, porque hacer “propósitos” de cambio de vida sin “poner la carne sobre el asador” no conduce a nada. Las realidades personales, sociales e históricas son concretas y no deben asumirse con ideas; porque las ideas se discuten (y está bien que así sea) pero la realidad debe ser siempre asumida y discernida. Es verdad que las situaciones históricas han de ser interpretadas con la hermenéutica de la época en que sucedieron, pero esto no nos exime de hacernos cargo y asumirlas como historia del “pecado que nos asedia”. Por tanto, a mi juicio, cada Obispo de la Iglesia debe asumirlo y preguntarse ¿qué debo hacer delante de esta catástrofe?

El “mea culpa” delante a tantos errores históricos del pasado lo hemos hecho más de una vez ante muchas situaciones aunque personalmente no hayamos participado en esa coyuntura histórica. Y esta misma actitud es la que se nos pide hoy. Se nos pide una reforma, que – en este caso – no consiste en palabras sino en actitudes que tengan el coraje de ponerse en crisis, de asumir la realidad sea cual sea la consecuencia. Y toda reforma comienza por sí mismo. La reforma en la Iglesia la han hecho hombres y mujeres que no tuvieron miedo de entrar en crisis y dejarse reformar a sí mismos por el Señor. Es el único camino, de lo contrario no seremos más que “ideólogos de reformas” que no ponen en juego la propia carne.

El Señor no aceptó nunca hacer “la reforma” (permítaseme la expresión) ni con el proyecto fariseo o el saduceo o el zelote o el esenio. Sino que la hizo con su vida, con su historia, con su carne en la cruz. Y este es el camino, el que vos mismo, querido hermano, asumís al presentar la renuncia.

Bien decís en tu carta que a nada nos lleva sepultar el pasado. Los silencios, las omisiones, el dar demasiado peso al prestigio de las Instituciones sólo conducen al fracaso personal e histórico, y nos llevan a vivir con el peso de “tener esqueletos en el armario”, como reza el dicho.

Es urgente “ventilar” esta realidad de los abusos y de cómo procedió la Iglesia, y dejar que el Espíritu nos conduzca al desierto de la desolación, a la cruz y a la resurrección. Es camino del Espíritu el que hemos de seguir, y el punto de partida es la confesión humilde: nos hemos equivocado, hemos pecado. No nos salvarán las encuestas ni el poder de las instituciones. No nos salvará el prestigio de nuestra Iglesia que tiende a disimular sus pecados; no nos salvará ni el poder del dinero ni la opinión de los medios (tantas veces somos demasiado dependientes de ellos). Nos salvará abrir la puerta al Único que puede hacerlo y confesar nuestra desnudez: “he pecado”, “hemos pecado”… y llorar, y balbucear como podamos aquel “apártate de mi que soy un pecador”, herencia que el primer Papa dejó a los Papas y a los Obispos de la Iglesia. Y entonces sentiremos esa vergüenza sanadora que abre las puertas a la compasión y ternura del Señor que siempre nos está cercana. Como Iglesia debemos pedir la gracia de la vergüenza, y que el Señor nos salve de ser la prostituta desvergonzada de Ezequiel 16.

Me gusta como terminas la carta: “Continuaré con gusto a ser sacerdote y obispo de esta Iglesia y continuaré a empeñarme a nivel pastoral siempre y cuando lo retenga sensato y oportuno. Quisiera dedicar los años futuros de mi servicio en modo más intenso a la cura pastoral y empeñarme por una renovación espiritual de la Iglesia, como Usted incansablemente lo pide”

Y esta es mi respuesta, querido hermano. Continúa como lo propones pero como Arzobispo de Munchen und Freising. Y si te viene la tentación de pensar que, al confirmar tu misión y al no aceptar tu dimisión, este Obispo de Roma (hermano tuyo que te quiere) no te comprende, pensá en lo que sintió Pedro delante del Señor cuando, a su modo, le presentó la renuncia: “apártate de mi que soy un pecador”, y escuchá la respuesta: “pastorea a mis ovejas”.

Con fraterno afecto.

FRANCISCO

Notas
  1. Existe el peligro de no aceptar la crisis y refugiarse en los conflictos, actitud que termina por asfixiar e impedir toda posible transformación. Porque la crisis posee un germen de esperanza, el conflicto – por el contrario – de desesperación; la crisis involucra … el conflicto – en cambio – nos enreda y provoca la actitud aséptica de Pilato: «Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes» (Mt. 27, 24) … que tanto mal nos ha hecho y nos hace.
Zoom

El Sagrado Corazón de Jesús iluminado por la luna

La luna envuelve la estatua del Sagrado Corazón de Jesús que puede verse en la localidad de Wolxheim (Wolixe), Francia. La imagen fue tomada el 20 de febrero de 2019 durante una luna llena. 

Maria José Atienza·10 de junio de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

Caminos sinodales, los nuevos procesos

En los últimos años se está hablando mucho de este proceso que no tiene una configuración normativa, sino que surge de la viveza -o de los problemas- de un determinado territorio nacional, por iniciativa de los obispos de esas tierras.

Giovanni Tridente·10 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hay una efervescencia en la Iglesia en torno a un tema que muy a menudo entusiasma más a los «iniciados» y a los protagonistas que a todo el pueblo fiel. Y, sin embargo, es un proceso, si queremos llamarlo institucional, al final del cual surgen opiniones sobre cuestiones relativas a la vida de la Iglesia en general y al estado de la evangelización en particular.

Hablamos, por si no se hubiera entendido, de esas Asambleas que generalmente reciben el nombre de Sínodo, que se realizan en varias etapas y con diferentes cadencias, tanto en la Iglesia universal como en las Iglesias particulares.

Están los Sínodos…

Los más conocidos son los Sínodos de Obispos convocados generalmente cada dos, tres años por el Papa para reflexionar sobre asuntos de interés general en la Iglesia (sacerdocio, catequesis, vocación de los laicos, etc.), urgentes o no, pero también sobre aspectos particulares que conciernen, por ejemplo, a una zona geográfica o a un territorio. El último, por ejemplo, fue sobre la Amazonia, que generó la Exhortación Apostólica Querida Amazonia del Papa Francisco.

El Código de Derecho Canónico solo atribuye el nombre de Sínodo a otro tipo de asamblea, que es la de los sacerdotes y otros fieles de una diócesis que se reúnen para ayudar al obispo -y a su convocatoria- en las cuestiones que afectan a esa Iglesia particular. No es casualidad que se le denomine «Sínodo Diocesano».

… y luego los Caminos Sinodales

En los últimos años y meses se ha hablado mucho de otro proceso que no tiene una configuración normativa, sino que surge de la viveza -o de los problemas- de un determinado territorio nacional, por iniciativa de los obispos de esas tierras. Pensemos, por ejemplo, en el «camino sinodal» -como vemos, un nombre diferente que no configura la institución del Sínodo propiamente dicho- que se está dando en Alemania, y que está generando un debate muy fuerte en la Iglesia en general.

No es el caso de entrar en las especificidades de este camino local, y de las cuestiones que se están abordando también con no pocas polémicas. Basta recordar lo que el propio Papa Francisco escribió hace exactamente dos años, el 29 de junio de 2019, en una Carta al pueblo de Dios que peregrina en Alemania.

Cuidado con las tentaciones

En esa ocasión, el Pontífice invitó a tener cuidado con las posibles tentaciones que se pueden colar en el camino sinodal, entre ellas la de «pensar que, frente a tantos problemas y carencias, la mejor respuesta sería reorganizar las cosas, hacer cambios y especialmente remiendos’ que permitan poner en orden y en sintonía la vida de la Iglesia adaptándola a la lógica presente o la de un grupo particular».

El riesgo, en cambio, sería el de encontrarse con «un buen cuerpo eclesial bien organizado y hasta ‘modernizado’ pero sin alma y novedad evangélica; viviríamos un cristianismo ‘gaseoso’ sin mordedura evangélica».

Un camino hacia el Jubileo de 2025

En Italia se está buscando un camino similar, aunque las necesidades y los problemas sean diferentes a los de Alemania. Aquí, por ejemplo, no hay un excesivo alejamiento de los fieles de la práctica religiosa, sino más bien una cierta quietud y un asentamiento que también lleva a una pérdida de entusiasmo.

En varias ocasiones, reuniéndose con los obispos de la Conferencia Episcopal Italiana, el Papa Francisco había urgido este camino sinodal, que retomara las raíces históricas y culturales del país y reavivara en el pueblo la llama alegre de una fe vivida al servicio del bien común, como lo fue para tantas figuras carismáticas en décadas pasadas. Sacerdotes, laicos comprometidos y políticos…

Después de varias resistencias, durante la última Asamblea General de los Obispos italianos, abierta también por la presencia del Santo Padre como en años anteriores, se firmó una «carta de intenciones» sobre este camino sinodal que debería implicar a todas las diócesis nacionales para los próximos 4 años, hasta el Jubileo de 2025.

Una primera etapa se referirá, en 2022, a la implicación del pueblo de Dios con momentos de escucha, de investigación y de propuesta en las diócesis, en las parroquias y en las realidades eclesiales, «de abajo arriba», como lo ha definido el Pontífice. Luego será el turno, en 2023, de la etapa «de la periferia al centro», en la que se dialogará con todas las expresiones del catolicismo italiano. En 2024 habrá una síntesis del camino recorrido y la entrega de directrices pastorales compartidas, «de arriba a abajo». El Jubileo debe ser la ocasión para una verificación general del proceso realizado.

Un tiempo de renacimiento

Los obispos italianos quieren prever un tiempo de renacimiento que pase por la recuperación de la lectura de las Palabras, del aspecto escatológico de la fe cristiana, de la catequesis vivida como camino de formación permanente, de un redescubrimiento del valor de la familia, de la solidaridad, de la caridad y del compromiso civil.

Será necesaria la participación general, pero el viaje acaba de empezar. Y muchas de las perspectivas seguramente surgirán mientras «caminamos».

Vaticano

El Papa recuerda que «no es sana una oración que sea ajena de la vida»

El Papa Francisco ha reflexionado en la audiencia general del miércoles 9 de junio, en el Patio de San Dámaso, sobre la perseverancia en la oración.

David Fernández Alonso·9 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha dedicado la penúltima catequesis sobre la oración para hablar sobre la perseverancia al rezar. «Es una invitación, es más, un mandamiento que nos viene de la Sagrada Escritura. El itinerario espiritual del Peregrino ruso empieza cuando se encuentra con una frase de san Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses: «Orad constantemente. En todo dad gracias» (5,17-18). La palabra del Apóstol toca a ese hombre y él se pregunta cómo es posible rezar sin interrupción, dado que nuestra vida está fragmentada en muchos momentos diferentes, que no siempre hacen posible la concentración. De este interrogante empieza su búsqueda, que lo conducirá a descubrir la llamada oración de corazón. Esta consiste en repetir con fe: “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí pecador!”. Una oración que, poco a poco, se adapta al ritmo de la respiración y se extiende a toda la jornada. De hecho, la respiración no cesa nunca, ni siquiera mientras dormimos; y la oración es la respiración de la vida».

«¿Cómo es posible custodiar siempre un estado de oración?», ha interrogado Francisco. «El Catecismo nos ofrece citas bellísimas, tomadas de la historia de la espiritualidad, que insisten en la necesidad de una oración continua, que sea el fulcro de la existencia cristiana. Cito algunas de ellas».

Acudiendo a San Juan Crisóstomo, pastor atento a la vida concreta, el Papa parafraseó esas palabras suyas que dicen: ««Conviene que el hombre ore atentamente, bien estando en la plaza o mientras da un paseo: igualmente el que está sentado ante su mesa de trabajo o el que dedica su tiempo a otras labores, que levante su alma a Dios: conviene también que el siervo alborotador o que anda yendo de un lado para otro, o el que se encuentra sirviendo en la cocina» (n. 2743). Por tanto, la oración es una especie de pentagrama musical, donde nosotros colocamos la melodía de nuestra vida. No es contraria a la laboriosidad cotidiana, no entra en contradicción con las muchas pequeñas obligaciones y encuentros, si acaso es el lugar donde toda acción encuentra su sentido, su porqué y su paz».

El Santo Padre es consciente que poner en práctica estos principios no es fácil. «Un padre y una madre, ocupados con mil cometidos, pueden sentir nostalgia por un periodo de su vida en el que era fácil encontrar tiempos cadenciosos y espacios de oración. Después, los hijos, el trabajo, los quehaceres de la vida familiar, los padres que se vuelven ancianos… Se tiene la impresión de no conseguir nunca llegar a la cima de todo. Entonces hace bien pensar que Dios, nuestro Padre, que debe ocuparse de todo el universo, se acuerda siempre de cada uno de nosotros. Por tanto, ¡también nosotros debemos acordarnos de Él!».

El ejemplo del monaquismo nos puede ayudar, sugería el Papa en l audiencia: «Podemos recordar que en el monaquismo cristiano siempre se ha tenido en gran estima el trabajo, no solo por el deber moral de proveerse a sí mismo y a los demás, sino también por una especie de equilibrio interior: es arriesgado para el hombre cultivar un interés tan abstracto que se pierda el contacto con la realidad. El trabajo nos ayuda a permanecer en contacto con la realidad. Las manos entrelazadas del monje llevan los callos de quien empuña pala y azada. Cuando, en el Evangelio de Lucas (cfr 10,38- 42), Jesús dice a santa Marta que lo único verdaderamente necesario es escuchar a Dios, no quiere en absoluto despreciar los muchos servicios que ella estaba realizando con tanto empeño».

Casi al terminar, ha prevenido frente al peligro de dejarse arrastrar por el trabajo, y descuidar el tiempo para la oración: «En el ser humano todo es “binario”: nuestro cuerpo es simétrico, tenemos dos brazos, dos ojos, dos manos… Así también el trabajo y la oración son complementarios. La oración – que es la “respiración” de todo – permanece como el fondo vital del trabajo, también en los momentos en los que no está explicitada. Es deshumano estar tan absortos por el trabajo como para no encontrar más el tiempo para la oración».

Por último, ha recordado que «no es sana una oración que sea ajena de la vida. Una oración que nos enajena de lo concreto de la vida se convierte en espiritualismo, o ritualismo. Recordemos que Jesús, después de haber mostrado a los discípulos su gloria en el monte Tabor, no quiere alargar ese momento de éxtasis, sino que baja con ellos del monte y retoma el camino cotidiano. Porque esa experiencia tenía que permanecer en los corazones como luz y fuerza de su fe. Así, los tiempos dedicados a estar con Dios avivan la fe, la cual nos ayuda en la concreción de la vida, y la fe, a su vez, alimenta la oración, sin interrupción. En esta circularidad entre fe, vida y oración, se mantiene encendido ese fuego del amor cristiano que Dios se espera de cada uno de nosotros».

España

Mons. Rico Pavés, nuevo obispo de Asidonia – Jerez

 Mons. José Rico Pavés es el nuevo obispo de la diócesis española de Jerez de la Frontera. Su toma de posesión será el próximo 31 de julio a las 11:00 h. de la mañana. en la catedral asidonense. 

Maria José Atienza·9 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El hasta ahora obispo auxiliar de Getafe sucede a Mons. José Mazuelos en la sede asidonense. Jerez estaba vacante tras la toma de posesión de Mons. Mazuelos como obispo de Canarias el pasado octubre.

La Santa Sede ha hecho público este mediodía el nombramientode  Mons. José Rico Pavés como nuevo obispo de la diócesis española de Jerez de la Frontera. 

La toma de posesión de Mons. Rico Pavés como Obispo de Jerez, será el próximo 31 de julio a las 11:00 h. de la mañana. en la catedral asidonense.

Mons. Rico Pavés ha colaborado con Omnes en varias ocasiones tanto en su versión impresa como digital con escritos sobre el Papa Francisco como Los gestos del Papa Francisco o Enseñanzas del Papa: Para mayor gloria de Dios.

Durante la rueda de prensa que ha mantenido el nuevo obispo de Jerez ha contado que durante sus años de adolescencia vivió en Cádiz y allí vivió «la época de las preguntas decisivas».

Biografía breve

Mons. José Rico Pavés nació el 9 de octubre de 1966 en Granada. Realizó sus estudios eclesiásticos en el seminario de Toledo entre 1985-1987 y 1989-1992. De 1987 a 1989 siguió un curso de espiritualidad y otro de lenguas eclesiásticas. Fue ordenado sacerdote el 11 de octubre de 1992. Es licenciado en Teología Dogmática (1994) y doctor en Teología Patrística (1998) por la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma.

Su ministerio sacerdotal lo desarrolló entre Granada y Toledo, compaginando la labor pastoral con la docencia. En el momento de su nombramiento episcopal era director del secretariado de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Española, cargo que desempeñó desde 2001 al 2013.

Fue nombrado obispo auxiliar de Getafe el 6 de julio de 2012 y recibió la consagración episcopal el 21 de septiembre del mismo año en el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús, en el Cerro de los Ángeles.

En la CEE es el responsable del área de Catecumenado de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado desde marzo de 2020. 

Iniciativas

Fundación CEU lanza ‘Haciéndote Preguntas’, para analizar las grandes cuestiones actuales

Expertos nacionales de diferentes campos analizan y dan argumentos acerca de los grandes temas que preocupan a la sociedad actual, desde la eutanasia, la libertad educativa hasta la pornografía o el uso de las pantallas y los videojuegos.

Maria José Atienza·9 de junio de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El proyecto, liderado por la Fundación San Pablo CEU y el ABC, pretende «recuperar ciertos temas que preocupan a la sociedad y que no están presentes en el debate público» como ha señalado Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU que afirma que «no existía una propuesta de este tipo en el sector educativo y consideramos que era muy necesaria».

Entre los entrevistados que pasarán por este programa encontramos nombres de referencia como Marian Rojas, Jesús Muñoz de Priego, Alonso García de la Puente, Pilar García de la Granja, Luis Chiva o Toni Nadal, entre otros.

En el primer episodio, Alonso García de la Puente, director del equipo psicosocial del Hospital de Cuidados Laguna de Madrid, responderá a las preguntas de ciudadanos de distintas edades sobre eutanasia y cuidados paliativos. Cada semana se podrá conocer también un adelanto y comentar en las redes sociales, con el hashtag #Haciendotepreguntas.

Lecturas del domingo

Lecturas domingo XI del Tiempo Ordinario

Andrea Mardegan comenta las lecturas del XI domingo del tiempo ordinario

Andrea Mardegan·9 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Comentario a las lecturas del domingo XI

Jesús está en Cafarnaún, junto al lago, y va a enseñar junto al mar. La multitud es tan grande que tiene que subir a una barca, y desde allí cuenta parábolas que explican los misterios del reino de Dios. Leemos dos breves parábolas de este discurso, después de un pasaje de la segunda Carta a los Corintios donde Pablo repite dos veces la expresión “llenos de buen ánimo”: “Hermanos, siempre estamos llenos de buen ánimo, aun sabiendo que mientras moramos en el cuerpo estamos en destierro lejos del Señor […], llenos de buen ánimo”. Es la confianza en Dios la que nos da la gracia y siembra en nosotros el comienzo de su reino, y la que garantiza su crecimiento. 

La primera parábola es propia solo de Marcos. “El reino de Dios viene a ser como un hombre que echa la semilla sobre la tierra”. Jesús habla de grandes misterios sobrenaturales utilizando simples imágenes humanas. Así entendemos que el reino de Dios está escondido en nuestra vida normal, y que en las realidades creadas descubrimos misterios sobrenaturales: creación y redención son obra de Dios. “La tierra produce espontáneamente primero el tallo, luego la espiga, luego trigo lleno en la espiga”: en griego, la palabra es automàtê, espontáneamente: la fuerza interior de la gracia divina que lleva al crecimiento. “Duerma o vele, noche y día, la semilla brota y crece. Cómo, él mismo no lo sabe”. Los agricultores que escuchan a Jesús se reconocen en sus palabras: de ellos fue el gesto del sembrar; luego, la semilla crece sin contar con ellos. 

Estas palabras pueden dar mucha paz y serenidad a quienes han recibido la semilla del bautismo. Parábola para memorizar y enseñar, superando el miedo a que sea demasiado suave o pueda favorecer el quietismo espiritual. Al revés, orienta a la confianza y al abandono en Dios. Puede ser un antídoto eficaz contra el pelagianismo espiritual, que siempre está al acecho. “Cuando el fruto está maduro, envía inmediatamente la guadaña, porque ha llegado la cosecha”: esta visión del fin de la vida o de la historia puede infundir mucha confianza. La llamada definitiva de la muerte llega cuando se ha producido la maduración, cuando estamos listos. 

La segunda parábola se centra en el contraste entre la pequeñez del principio -la semilla de mostaza, según la opinión popular de los rabinos, era “la más pequeña de todas las semillas de la tierra”- y el resultado del crecimiento: los oyentes de Jesús saben que la planta de mostaza a orillas del lago Tiberíades alcanza hasta tres metros de altura y las aves pueden anidar allí. Así es el Reino de Dios, la Iglesia, que Jesús está sembrando como una pequeña semilla, y así es la semilla del Reino en cada uno de los que lo escuchan. Crecerá, dará frutos y cobijará.

España

La reforma del sistema penal vaticano, tema del Foro Omnes

El Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, es el ponente del foro Omnes que se celebra el 10 de junio a las 19:30h. (UTC+2) en  directo a través del canal Youtube de Omnes.

Maria José Atienza·9 de junio de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Mons. Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, es el ponente del Foro Omnes que se celebra el 10 de junio a las 19:30h. (hora española) y será emitido en directo a través del canal Youtube de Omnes.

El foro, que estará conducido por el sacerdote y doctor en Derecho Canónico, Ricardo Bazán, profesor en la Universidad de Piura, abordará los principales puntos de reforma a los que se ha sometido el Libro VI del Código de Derecho Canónico a través de la Constitución Apostólica Pascite Gregem Dei, que lleva fecha del 23 de mayo de 2021, pero ha sido dada a conocer el 1 de junio.

Mons. Arrieta fue el encargado de presentar esta renovación del Córdigo de Derecho Canónico. Un trabajo que ha supuesto «un trabajo colegial, que ha implicado a muchas personas en todo el mundo. Y ha sido también un trabajo algo complejo, porque siendo una ley universal, tenía que adecuarse a las exigencias de culturas y situaciones concretas muy diversas» como reconoció en la entrevista que el Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos concedió a Omnes con este motivo.

https://youtu.be/0CRxn62XNdA

Este foro cuenta con la colaboración en la producción de Rome Reports y el patrocinio de Banco Sabadell, Centro Académico Romano Fundación y Seguros UMAS.

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Familia

Sanar los amores heridos

La meta del acompañamiento pastoral consiste en integrar en la vida plena de Jesús y de su Iglesia, mediante un camino o proceso de purificación, a través de ayudas concretas y eficaces que se adecuen a las distintas situaciones familiares. 

José Miguel Granados·9 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Una familia rota

 “Repartos con la firma de Dombey e hijo: venta al por mayor, venta al por menor y para la exportación” (Dombey & son): es el título completo y significativo de una de las historias más tristes del genial novelista Charles Dickens. Mr. Paul Dombey vive con la pretensión obsesiva del prestigio basado en su renombre social y en el éxito de su empresa. Supedita a todos los miembros de su familia a dicha intención ególatra, hasta el punto de hacerse lamentablemente incapaz de amar, provocando graves heridas en las personas de su entorno -en su hija Florence, en su mujer Edith- y en sí mismo.

Sólo cuando su vida y su familia se halle rota y arruinada reconocerá sus graves errores. Al final, tras mucho sufrimiento, la compasión y la ternura sin límites de su hija será capaz de ofrecer consuelo y paz a su padre y a su esposa.

Dombey e hijo

Autor: Charles Dickens
Año: 1846-1848

El arte de acompañar

El Papa Francisco afirma en la exhortación Amoris laetitiae que “la Iglesia debe acompañar con atención y cuidado a sus hijos más frágiles, marcados por el amor herido y extraviado, dándoles de nuevo confianza y esperanza, como la luz del faro de un puerto o de una antorcha llevada en medio de la gente para iluminar a quienes han perdido el rumbo o se encuentran en medio de la tempestad” (AL, n. 291).

La Iglesia es madre, maestra y educadora, y también actúa como casa de salud y “hospital de campaña”. La acción evangelizadora se refiere, principalmente, a la construcción y rehabilitación de las personas y de las comunidades, con las muchas herramientas que el Señor nos ha dejado para que tengamos vida abundante.

El acompañamiento personal y eclesial constituye un arte y una virtud. Requiere la adquisición de un conjunto de destrezas humanas y cristianas: ciencia, sabiduría, amor, prudencia, confianza, humildad, fe, esperanza, paciencia, etc. Como toda relación de ayuda, la atención pastoral exige reconocer la dignidad de cada persona, pues nadie debe ser discriminado por su condición o su conducta. Acompañar significa ponerse con solicitud al lado del que sufre, hacerse cargo de su situación, de sus rupturas, de sus anhelos.

Se ha de tener en cuenta la normal gradualidad en las etapas de crecimiento, sanación y reconstrucción. En este proceso paulatino de maduración humana y cristiana se trata de que las personas lleguen a descubrir y aceptar -por sí mismas, con la ayuda del Espíritu Santo- la luz de la verdad revelada: que comprendan el sentido de la donación y de la fidelidad como algo que está dentro de cada uno: la realización soñada de su proyecto matrimonial y familiar, la promesa divina escondida en sus deseos más hondos. La meta del acompañamiento pastoral consiste en integrar en la vida plena de Jesús y de su Iglesia, mediante un camino o proceso de purificación, de formación y de santificación.

Se han de ofrecer ayudas concretas y eficaces. Resulta imprescindible que las personas encuentren todos los apoyos eclesiales para rehacer su vida conforme al evangelio: diversos grupos de vida de fe y pastores asequibles, cordiales, con sentido humano y sobrenatural; familias cristianas acogedoras y abiertas; centros de la Iglesia especializados en la atención a la familia. Se trata de recorrer un camino, paso a paso, junto a la persona que necesita la ayuda humana y eclesial; incluyendo -cuando sea necesaria- la atención especializada de profesionales de la psicología, el derecho, la medicina, la asistencia social, etc., que posean recto criterio eclesial.

El amor verdadero, descrito en el bello himno paulino a la caridad (cf. 1 Cor 12,31-13,13), aparece como fundamental clave de interpretación de la acción evangelizadora en el ámbito del matrimonio y de la familia (cf. AL, nn. 89-119). La auténtica misericordia lleva a una vida según la alianza cristiana, conforme a la justicia de los vínculos y los compromisos, de los derechos y los deberes que brotan de la identidad y de la condición personal y familiar.

Pedagogía de la gracia

La ley moral, inscrita en la conciencia, enseñada en el evangelio y transmitida por la Iglesia, es un don de Dios que indica el camino para la vida plena. En verdad, con la ayuda de la gracia se pueden observar los mandamientos, cuya cima es el mandato nuevo del amor cristiano. La evangelización ha de acoger la grandeza del hombre redimido en Cristo, llamado a la santidad en todos los estados y circunstancias de vida. Por ello, se ha de afirmar: “Es posible, porque es lo que pide el evangelio” (cf. AL, 102).

Francisco propone la fórmula de dar “pequeños pasos” en el “camino de la gracia y del crecimiento”. Poco a poco, la persona que ora, escucha la Palabra de Dios, convive en la comunidad cristiana, ejercita las obras de caridad y misericordia, se forma en la fe de la Iglesia, etc., va entendiendo la verdad del evangelio como buena nueva, se capacita para vivirla, crece su deseo de comunión, sintoniza con la mente de Cristo y con su corazón.

Este proceso consiste en llevar suavemente, como en un plano inclinado, hacia la connaturalidad virtuosa con el bien. Se ha tener en cuenta la situación de la persona concreta; acompañarla –por usar un símil- en el ascenso de los peldaños hacia una vida más elevada; hacer amable el camino del cristiano; mostrar el atractivo y la alegría de la vida evangélica. Esta forma pastoral constituye una auténtica pedagogía humana y cristiana.

Familias evangelizadoras, portadoras de esperanza

Es toda la Iglesia la que acompaña a las personas en situaciones familiares precarias. La fórmula pastoral siempre válida que proponía san Pablo consiste en ejercitar “la caridad en la verdad” (cf. Ef 4,15). Se ha de ayudar a las personas que han sufrido rupturas familiares a convencerse de que su vida, con sus circunstancias concretas, es también espacio de gracia, historia de amor y de salvación: que pueden hacer mucho bien manteniéndose firmes en la fe en el puesto que les toca ocupar; que su perseverancia es un referente y un tesoro para los hijos y para toda la Iglesia; que su dolor es salvífico y fecundo; que pueden mejorar; que la esperanza humana y sobrenatural puede siempre renacer.

Iniciativas

Skate Hero: Una ola de esperanza

En el musical "Skate Hero" el corazón de Ignacio late en el corazón de los cincuenta jóvenes que quieren seguir el ejemplo de Ignacio Echevarría. 

Javier Segura·9 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Resulta difícil hablar de algo cuando uno forma parte de esa historia. Pero no puedo menos que hacer memoria agradecida de lo que vivimos este sábado cinco de junio en el estreno del musical ‘Skate Hero’.  Un musical realizado en honor a Ignacio Echeverría, que murió hace cuatro años en un atentado yihadista en Londres, cuando defendía  a una joven desconocida con su monopatín.

Después de unos meses de ilusionado trabajo, pudimos representar el musical en el que habíamos estado trabajando primero para representar en Gales, y luego, a petición de la familia del propio Ignacio, en su ciudad, Las Rozas.

Fueron dos sesiones, para poder llegar al máximo número de gente, pero podían haber sido muchas más. El aforo para estas dos sesiones se llenó en tan solo veinte minutos cuando se abrieron las taquillas. Todo hacia anticipar lo que luego viviríamos. Y no era para menos. La figura de Ignacio, su gesto heroico que hace cuatro años conmovió al mundo entero, hoy sigue vivo, quizás más vivo que nunca.

Y se sucedieron los medios de comunicación que se hicieron eco del  sencillo homenaje que este grupo de jóvenes quería rendir a Ignacio. Revistas, periódicos e incluso la televisión, nos sorprendieron con su interés por la historia y ayudaron a que lo conociese mucha más gente.

Personas…  e instituciones, porque el Ayuntamiento se volcó en la organización del acto y con la presencia de su alcalde, D. José de la Uz. Y pudimos contar también con la presencia del cardenal de Madrid, D. Carlos Osoro. ¡Hasta los Reyes de España quisieron hacerse presentes, de alguna manera, enviando unas palabras de acogida y apoyo!

Las emociones se intensificaron entre ritmos de canciones, recordando  las últimas veinticuatro horas de la vida de Ignacio, siguiendo fielmente la información que hay en el libro de su propio padre, ‘Así era mi hijo Ignacio, el héroe del monopatín’.  Emociones que llegaron a su clímax en el momento final, en el que padres de Ignacio nos agradecieron la realización del musical, leyeron el mensaje de los Reyes y nos hicieron entrega de una tabla de monopatín de Ignacio, para que la custodiáramos.

¿Qué deciros? Pues que tengo la sensación de  estar siendo parte de algo grande, mucho más grande que nosotros mismos. Que la vida de Ignacio, de alguna manera, sigue latiendo en estos jóvenes que ayer se subieron al escenario para cantar y contar que vale la pena dar la vida por amor.

Por eso, las palabras de Guillermo, el amigo de Ignacio, en el homenaje que el Ayuntamiento de Las Rozas le rindió tras el atentado, se han vuelto a hacer realidad. Guillermo gritó emocionado entonces, mientras los skaters mostraban en alto su monopatín, que los terroristas no habían matado a Ignacio. ‘Mirad, mirad lo que habéis conseguido. Esta ola de esperanza’.

Creo que no hay mejor expresión para contar lo que vivimos. Una ola de esperanza. El corazón de estos jóvenes vibra al ritmo de la música, del skate, del surf. Pero también al ritmo de la entrega, de la amistad, de la fe. Late al mismo ritmo que latía el corazón de Ignacio.

Por eso no es una esperanza vacía, meramente sentimental. El corazón de Ignacio late ahora en el corazón de los cincuenta jóvenes que han puesto lo mejor de sí mismos sobre el escenario y que quieren seguir el ejemplo de Ignacio, dar la vida por amor, en el día a día. Su muerte no fue en vano. La vida de Ignacio se ha multiplicado. En verdad una ola de esperanza se levantó en Las Rozas

América Latina

El Tribunal Supremo de Estados Unidos podría revertir la sentencia Roe vs. Wade

Si los EEUU cambian la doctrina establecida en 1973, que consagró el derecho al aborto en ese país, podemos encontrarnos en un futuro con un proceso que puede revertir las legislaciones que hicieron primar el llamado derecho a decidir sobre el derecho a la vida.

Santiago Leyra Curiá·9 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbot, sancionó el pasado 19 de mayo una de las leyes más restrictivas del aborto en Estados Unidos, que prohíbe esta intervención a partir de las seis semanas de gestación, cuando en muchos casos ni siquiera las mujeres saben que están embarazadas. Esta ley se une a una serie de leyes protectoras del derecho a la vida del nasciturus que se han venido aprobando en diversos estados del país en los últimos años.

La rúbrica de este texto se produce después de que el Tribunal Supremo de EEUU anunciara dos días antes que examinará un caso que restringe este procedimiento en Misisipi. El caso de Misisipi supondrá la primera ocasión en la que el Tribunal Supremo se pronunciará sobre una ley estatal que restringe el aborto con un posible cambio de enfoque de repercusiones desconocidas.

El Alto Tribunal está compuesto ahora por 9 magistrados, de los cuales 5 son católicos (John Roberts, Clarence Thomas, Samuel Alito, Brett Kananaugh, Sonia Sotomayor y Amy Coney Barret), Elena Kagan y Stephen Breyer son judíos y Neil Gorsuch es protestante. Y de ellos se considera que una sólida mayoría es favorable al derecho a la vida y no lo son Sonia Sotomayor, Elena Kagan y Stephen Breyer.

Si los Estados Unidos cambian la doctrina establecida en 1973 con ocasión de la célebre sentencia Roe versus Wade, que consagró el derecho al aborto en ese país, podemos encontrarnos en un futuro con un proceso que puede revertir las legislaciones que hicieron primar el llamado derecho a decidir sobre el derecho a la vida. 

Y esto sucedería durante la presidencia de un católico que ha legislado y se ha pronunciado a favor del aborto a lo largo de su ya extensa carrera política. Joe Biden ha manifestado antes y después de su elección que está «comprometido» con la protección del derecho al aborto en el país y que independientemente de la decisión que adopte el TS próximamente él tiene el compromiso de blindar «Roe v. Wade». Afirmación que ha ratificado con los hechos pues una de sus primeras medidas como presidente fue revocar la prohibición de financiar organizaciones extranjeras que realicen abortos.

Precisamente por esto la Conferencia Episcopal de Estados Unidos se planteó recordar en un documento que no deben recibir la Comunión aquellos políticos católicos públicamente posicionados a favor del derecho al aborto. Consultada al respecto la Congregación de la Doctrina de la Fe, contestó que antes sería preferible contar con el consenso de todos los obispos, dialogar con esos políticos católicos para ayudarles a formar su conciencia y evitar la impresión de que “el aborto y la eutanasia constituyen por sí solos los únicos asuntos graves de la doctrina social católica que exigen el máximo nivel de responsabilidad por parte de los católicos». En cualquier caso, se aconseja enmarcar ese tipo de declaración en el marco más amplio de la dignidad de recibir la Sagrada Comunión por parte de todos los fieles y no sólo de una categoría de políticos.

El autorSantiago Leyra Curiá

Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España.

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Ecología integral

Servicio Jesuita a Migrantes y capellanes ponen en tela de juicio los CIE

Los Centros de Internamiento de Extranjeros no son necesarios, como ha demostrado la pandemia del Covid-19, durante la que han permanecido varios meses cerrados. Es la denuncia que formulan el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y capellanes como Antonio Viera, del CIE de Canarias.

Rafael Miner·8 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

El Servicio Jesuita a Migrantes ha reiterado a finales de la semana pasada en el Senado español “su compromiso de acompañar y defender a las personas internas en los CIE”, y ha reclamado una vez más “su cierre y la búsqueda de alternativas jurídicas y políticas para las personas que caen en la irregularidad”.

Las propuestas conclusivas de su informe sobre 2020, titulado Razón jurídica y sin razón política, señalan la necesidad de “mejorar al menos la prevención y atención sanitaria, cuando no suspender los internamientos en pandemia. A su juicio, continúa siendo preciso corregir situaciones de derechos vulnerados, y tener en cuenta las denuncias de tortura o el internamiento de perfiles vulnerables como menores y solicitantes de asilo”.

El informe del SJM sobre 2020, dirige la mirada hacia el internamiento en tiempos de coronavirus, con especial atención a la insuficiente atención sanitaria. “Los CIE cerraron sus puertas ante la declaración del estado de alarma en marzo de 2020, de una forma inicialmente descoordinada y caótica, aunque luego se percibió el fundamento jurídico y las decisiones claras de la Policía y de la Fiscalía”. Sin embargo, reanudaron su actividad a partir de septiembre, “con insuficientes medidas preventivas anti covid y aislamientos severos para personas contagiadas, con el consiguiente clima de angustia y ansiedad para los internos”, señala el estudio.

En 2020, según el informe, fueron internadas en CIE un total de 2.224 personas, la gran mayoría (79 %) por motivos de devolución tras entrada irregular, seguida de motivos de expulsión (16 %). Por otra parte, 42 menores fueron identificados, casi un 2 % del total de internos, “una cifra demasiado elevada pero inferior a la real, ya que pone en entredicho la fiabilidad de las pruebas de determinación de la edad”, señala el SJM, cuya coordinadora es Carmen de la Fuente.

Un dato importante, a juicio de los redactores del informe, es que “refleja el innecesario sufrimiento al que se somete a las personas internas: del total de personas devueltas en España (1.904), solo un 28 % lo fueron desde CIE, así como del total de expulsiones (1.835), un 38 % lo fueron desde CIE.El 47 % de los internados fueron finalmente puestos en libertad por diversos motivos al no poder ejecutarse su repatriación forzosa”.

Por lo demás, los tribunales admitieron el pasado año “la responsabilidad patrimonial del Estado en el caso de la muerte de Samba Martine, en Madrid en diciembre de 2011. Un acto de justicia y reparación, fruto de casi una década de lucha judicial y social por parte de la familia y organizaciones sociales cercanas”, cuyas vicisitudes relató la abogada Cristina Manzanedo.

Rescatar de la invisibilidad

Antonio Viera, capellán del CIE de Barranco Seco, en Las Palmas de Gran Canaria, coincide con el diagnóstico del Servicio jesuita, y ha prologado su informe con un texto titulado “Personas a las que rescatar del mar de la invisibilidad”. El capellán afirma la “innecesaria existencia de los CIE”, porque, entre otros motivos, “es de sobra conocido que el CIE vulnera sistemáticamente los derechos humanos de las personas retenidas”, al “escasear el acceso a los servicios básicos”, como son los servicios sanitarios o el asesoramiento jurídico, por ejemplo. El informe aborda numerosas cuestiones, escribe Antonio Viera, “poniendo en evidencia que España sobrevive a los CIE vacíos”.

En declaraciones a Omnes, el capellán explica que en el CIE de Barranco Seco hay “actualmente ocho personas: están los marroquíes que van a ser deportados a Marruecos, y serán puestos en libertad próximamente, porque el tiempo máximo de estancia en el CIE es de 60 días”.

“Lo lógico es cerrar los CIE”, añade, “porque además gastan un dinero del contribuyente. No tienen razón de ser. Aquí han llevado bien el cuidado sanitario durante la pandemia. Lo que necesitan estas personas es acompañamiento psicológico, porque llegan destrozados después de la travesía por el Atlántico”, comenta a Omnes.

“Las personas de este CIU tienen restringidas las visitas de familiares, por el Covid, y los únicos que les atendemos somos el capellán y los voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja”, comenta.

Migrantes en Canarias

Canarias es uno de los lugares por donde han entrado más inmigrantes en meses pasados, además de Ceuta. “Canarias no puede ser una nueva Lampedusa. Canarias es España, y quien llega a España ya es libre de transitar por todo el Estado. No puede ser que lleguen a las islas, se les deje ahí encerrados y se ‘olviden’ del problema”, manifestó hace poco más de un mes Mons. José Mazuelos, obispo de Canarias y presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal española, en un encuentro con periodistas con ocasión de la Asamblea Plenaria de la CEE. Así lo reflejó Omnes

En esa reunión, Mons. Mazuelos recordó la carta pastoral que firmaron los obispos de las islas, denunciando la situación de miles de personas que llegaban a las costas canarias y que se encontraban en condiciones infrahumanas. Además, el obispo de Canarias destacó que “éste es un problema del Gobierno central que tiene que asumir y arreglar. El gobierno autonómico de Canarias está ayudando mucho; Cáritas está desbordada: hay personas durmiendo en la calle, se han triplicado las comidas que se dan al día”.

Proyectos

En el horizonte próximo, según el SJM, se ha confirmado “el proyecto de un nuevo CIE en Botafuegos, Algeciras, con una inversión de casi 27 millones de euros entre 2021 y 2024”. Además, la financiación que se plantea en los Presupuestos Generales del Estado de 2021, sumada a las ya publicadas en años anteriores, eleva la cifra a más de 32,5 millones para el periodo 2019-2024. El nuevo centro de Algeciras copa la mayoría, pero los otros 6 millones se destinan a la reforma y acondicionamiento de los centros ya existentes, lo que demuestra una clara intencionalidad política, señala el SJM.

En la presentación en el Senado, Carmen de la Fuente señaló que actualmente los CIE de Valencia y Algeciras están cerrados por obras, mientras Josetxo Ordóñez añadió que “en Barcelona el año pasado hubo exactamente 200 días sin internamientos, del 6 de mayo al 23 de septiembre”. Josep Buedes, otro autor del informe, hizo especial hincapié en que “Interior no nos da la información que solicitamos”.

Mientras tanto, el capellán del CIE de Barranco Seco en Las Palmas, Antonio Viera, recuerda un mensaje del Papa Francisco con ocasión de la Jornada Mundial de la Paz en 2016: “Quisiera dirigir una invitación a repasar las legislaciones sobre los emigrantes, para que estén inspiradas en la voluntad de acogida, en el respeto de los recíprocos deberes y responsabilidades, y puedan facilitar la integración de los emigrantes”.

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Reforma del Derecho canónico

La reforma llevada a cabo en el pontificado de Francisco supone un instrumento “para responder adecuadamente a las exigencias de la Iglesia en todo el mundo.

8 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Iglesia, como cualquier institución, precisa de un conjunto de normas jurídicas para conducirse. El primer Código de derecho canónico fue promulgado en 1917 por el papa Benedicto XV y el que rige actualmente fue promulgado por san Juan Pablo II en 1983. El 23 de mayo pasado el papa Francisco promulgó la Constitución apostólica Pascite gregem Dei que viene a reformar el Libro VI del Código de Derecho Canónico sobre las sanciones penales en la Iglesia, una modificación que entrará en vigor a partir del 8 de diciembre de este año. 

En la citada Constitución Apostólica, el Santo Padre destaca que “desde los tiempos apostólicos, la Iglesia fue dándose leyes para su modo de actuar que, en el curso de los siglos, han llegado a componer un coherente cuerpo de normas sociales vinculantes, que confieren unidad al Pueblo de Dios y de cuya observancia se hacen responsables los Obispos”. Unas Normas que vinculan “la misericordia y la corrección de la Iglesia” y que “necesitan estar en permanente correlación con los cambios sociales y con las nuevas exigencias que aparecen en el Pueblo de Dios, lo que obliga en ocasiones a rectificarlas y adaptarlas a las situaciones cambiantes”. El Papa nos desvela en Pascite gregem Dei que “la sanción canónica tiene también una función de reparación y de saludable medicina y busca, sobre todo, el bien del fiel”.

código derecho canonico

No resulta fácil elaborar un texto jurídico aplicable a la Iglesia universal. Hoy día se extiende por buena parte de nuestro mundo un cierto etnocentrismo cultural que nos lleva a pensar que la cultura propia es superior a otras culturas que deben arroparse en este mismo paraguas jurídico. De hecho el Papa recuerda que Benedicto XVI puso en marcha esta revisión en 2007 y ya, desde entonces, se viene madurando. 

Como ha destacado recientemente Monseñor Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, entre las principales novedades de estas revisiones encontramos que determinan con mayor precisión el comportamiento que deben adoptar los responsables de la observancia de estas normas y los criterios que deben seguir para la aplicación de las penas. Otro aspecto relevante es el comunitario, es decir, que el derecho penal también es importante para preservar la comunidad de los fieles, remediar el escándalo causado y reparar el daño. El texto también dota a la autoridad de herramientas para reorientar conductas a tiempo y, consiguientemente, evitar daños.

El Presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Monseñor Filippo Iannone ha resaltado el surgimiento de nuevas penas como la reparación o la indemnización por daños y perjuicios. Se enumeran las penas con mayor detalle. Se extienden a todos los fieles algunas penas que antes estaban previstas solamente para los sacerdotes. Se ha revisado el plazo de prescripción de los delitos y se han introducido algunos nuevos. En lo relacionado a los abusos de menores, se resalta la gravedad de los delitos y la atención a las víctimas. También cabe destacar la  ponderación que se hace de la transparencia y la buena gestión de los recursos. 

A buen seguro que esta reforma va a suponer un importante instrumento “para responder adecuadamente a las exigencias de la Iglesia en todo el mundo” teniendo en cuenta “el contexto de los rápidos cambios sociales que experimentamos”, como señala el Papa Francisco en Pascite Gregem Dei

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

Mundo

Los «desaparecidos» de Canadá

El descubrimiento de los restos de 215 niños en la provincia de Columbia Británica, en Canadá, es un hecho dramático y una llamada "para que caminemos juntos en el diálogo, el respeto mutuo y el reconocimiento de los derechos y valores culturales de todas las hijas e hijos de Canadá".

Fernando Emilio Mignone·8 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

El Papa Francisco aseguró en el rezo del Angelus del domingo que sigue «con dolor las noticias procedentes de Canadá sobre el espantoso descubrimiento de los restos de 215 niños, alumnos del Kamloops Indian Residential School, en la provincia de Columbia Británica. Me uno a los obispos canadienses y a toda la Iglesia católica de Canadá para expresar mi cercanía al pueblo canadiense, traumatizado por esta impactante noticia. El triste descubrimiento aumenta nuestra conciencia del dolor y el sufrimiento del pasado. Las autoridades políticas y religiosas de Canadá sigan colaborando con determinación para esclarecer este triste suceso y comprometiéndose humildemente en un camino de reconciliación y sanación.

Estos tiempos difíciles son un fuerte llamado para que todos nos alejemos del modelo colonizador y también de las colonizaciones ideológicas de hoy, y para que caminemos juntos en el diálogo, el respeto mutuo y el reconocimiento de los derechos y valores culturales de todas las hijas e hijos de Canadá.

Encomendamos al Señor las almas de todos los niños que murieron en los internados de Canadá y rezamos por las familias y comunidades nativas canadienses sumidas en el dolor. Recemos en silencio».

“La Iglesia indiscutiblemente se equivocó al implementar una política colonialista gubernamental que resultó en la devastación de niños, familias y comunidades.” Así pidió perdón públicamente el 2 de junio el Arzobispo Michael Miller de Vancouver, Columbia Británica. 

En la ciudad de Kamloops, a 350 km al noroeste de Vancouver, se han descubierto los restos de alrededor de 215 indígenas enterrados sin nombre y “sin cementerio”, al lado del antiguo Kamloops Residential School, institución del gobierno canadiense fundada en 1890 y cerrada en 1978, y desde su fundación hasta 1969 dirigida por Misioneros Oblatos de María Inmaculada.

El arzobispo Miller, cuya diócesis incluyó Kamloops hasta 1945, prometió hacer todo lo posible para intentar averiguar las identidades de los menores de edad enterrados ahí.

Unos nativos del lugar descubrieron lo que ellos dicen son restos humanos usando un pequeño radar de penetración, tecnología ahora literalmente al alcance de la mano. Muchos indígenas ya sabían o sospechaban que habían sido enterrados jóvenes fallecidos no solamente ahí sino también en otros de los 130 internados canadienses, hoy cerrados, tantas veces sin advertir a los familiares ni registrar los casos.

El obispo de Kamloops Joseph Nguyen (que de joven escapó de Vietnam en barco y se refugió en Canadá) dijo: “No words of sorrow could describe this horrific discovery”.  El presidente de la Conferencia de Obispos y arzobispo de Winnipeg Richard Gagnon expresó su gran pena en nombre de los obispos canadienses (son más de 80) y pidió que la verdad salga a la luz. 

Ya el 29 de abril de 2009 el Papa Benedicto XVI había personalmente pedido perdón, en audiencia privada en el Vaticano, a un grupo de jefes indígenas canadienses cuando lo visitaron en Roma, por el tratamiento “deplorable” que los pupilos indígenas recibieron en los pensionados dirigidos por católicos. (Fueron 73 de los 130 institutos.)

Muchas veces los hijos fueron separados de sus padres a la fuerza y llevados a esos internados: a veces no se veían durante años (o nunca más); eran asimilados a la cultura dominante y así perdían sus raíces; sufrían abusos psicológicos, físicos y hasta sexuales. 

Desde hace tres décadas se han ido multiplicando y repitiendo las peticiones de perdón — también, claro está, por autoridades civiles, empezando por los primeros ministros del país — por tanta tragedia. Y por causa: tantas no han sido ni siquiera documentadas. Se calcula que unos ciento cincuenta mil estudiantes indígenas vivieron en los pensionados montados por el gobierno federal a mediados del s. XIX; los últimos de ellos fueron cerrados sólo a finales del s. XX. Muchas de esas escuelas se hallaban en lugares inhóspitos y estaban mal subvencionadas; podía haber escasez de alimentos, y enfermedades contagiosas. No se sabe a ciencia cierta cuántos niños murieron en esas instituciones ni de qué: se calculan 4.000 por lo menos. 

El descubrimiento en Kamloops está provocando una mayor concientización en la ciudadanía canadiense. Se va a  intentar documentar el pasado mejor, también con subvenciones que el gobierno federal acaba de ofrecer a los indígenas para que puedan indagar más sobre sus desaparecidos.

Pero no es de ayer esta toma de conciencia en este país. Ya en 1991 los obispos canadienses y los superiores de órdenes religiosas que participaron en las “residential schools” declararon: “Lamentamos profundamente el dolor, el sufrimiento y la alienación que tantos (indígenas) han experimentado. Hemos escuchado… y queremos ser parte del proceso de curación.” Ese mismo año los Oblatos de María Inmaculada incluyeron esto en su larguísimo arrepentimiento: “Pedimos perdón por la parte que nosotros tuvimos en el imperialismo cultural, étnico, lingüístico y religioso que era parte de la mentalidad con que las gentes de Europa primero encontraron a los pueblos Aborígenes y que consistentemente se ha escondido en la manera en que los pueblos Nativos de Canadá han sido tratados por las autoridades civiles y las iglesias.”

El proceso de reconciliación, en los últimos años, ha incluido centenares de encuentros entre cristianos e indígenas en Canadá, para tratar de restañar las heridas. (Es posible que la mitad de los autóctonos canadienses sean católicos, y muchos otros son cristianos. De casi 40 millones de habitantes, casi 2 millones son indígenas.) 

Raymond de Souza, conocido sacerdote y periodista, hace referencia en el National Post a Juan Pablo II, que en la Bula Incarnationis mysterium (29 noviembre 1998) pidió “la purificación de la memoria, que pide a todos un acto de valentía y humildad para reconocer las faltas cometidas por quienes han llevado y llevan el nombre de cristianos”. También a su homilía en S. Pedro el 12 de marzo del 2000: “No podemos menos que reconocer las infidelidades al Evangelio que han cometido algunos de nuestros hermanos«.

En este marco dramático, quizás valga la pena recordar que muchos canadienses le rezan a la Patrona del hemisferio occidental, la Virgen indígena de Guadalupe. Y a Santa Kateri (Catalina) Tekakwitha, fallecida en 1680 en Montreal a los 24 años de edad; aquí [escribo desde Montreal] se hallan sus restos. Su madre algonquina, cristiana, fue raptada por los iroqueses y casada con un jefe mohawk. A los 4 años Kateri perdió a sus padres durante una epidemia de viruela que la dejó a ella medio ciega. A los 11 conoció la fe y a los 20 fue bautizada por misioneros jesuitas. Tuvo que sufrir grandes abusos por su fe, siendo rechazada por sus familiares; por eso en 1677 huyó a pie más de 300 km. hasta llegar a un pueblo cristiano. Fue muy penitente y muy devota de la Eucaristía. Fue canonizada en octubre de 2012, al final del pontificado benedictino.

Nota del autor del artículo: El 14 de mayo de 1976 mi hermana Mónica, de 24 años de edad, fue secuestrada por militares en Buenos Aires. Nunca nos dijeron qué pasó con ella.

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Celebración del Corpus en Polonia

Una niña ataviada con traje típico en la procesión del Corpus Christi por las calles de Varsovia.  La capital polaca celebró la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo el jueves 3 de junio de 2021.

Maria José Atienza·7 de junio de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Mundo

La carta renuncia-denuncia del cardenal Marx

El autor reflexiona, a partir de un texto de Joseph Ratzinger, sobre la carta de renuncia que ha escrito el cardenal Reinhard Marx, en la que le pide al Papa Francisco que lo dimita como arzobispo de Múnich.

Jaime Fuentes·7 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

La noticia “bomba” estalló en Múnich el viernes 5 de junio, con la publicación de la carta de su arzobispo, Cardenal Reinhard Marx, en la que le pide al Papa Francisco que lo dimita de ese cargo en la Iglesia.

Perdí la cuenta de las veces en que he leído y releído la carta, intentando comprender los argumentos que presenta el arzobispo para justificar su inesperada decisión. ¿Por qué tantas veces? Porque la carta no es sólo de renuncia, sino también de denuncia de lo que va mal en toda la Iglesia. Renunciando, piensa el cardenal que su gesto servirá “para un nuevo recomenzar de la Iglesia y no solamente en Alemania”.

Dice también que nos encontramos en la Iglesia en “un punto muerto”, en un callejón sin salida que, según cree, solamente podrá superarse siguiendo el “camino sinodal”.

Tanto el diagnóstico como la terapia propuesta dan y darán para muchos comentarios. Aquí solamente quisiera aportar un antiguo texto del profesor Joseph Ratzinger que, a mi entender, arroja luz al problema actual y no solamente de Alemania.

En 1970, después de terminado el Concilio Vaticano II en el que participó como “experto” y siendo profesor de dogmática en Ratisbona, Ratzinger difundió por la radio cinco conferencias que fueron publicadas en Múnich, precisamente, con el título “Fe y futuro”. En la última de ellas trata este tema: “¿Qué aspecto tendrá la Iglesia en el año 2000?”.

Para responder la pregunta, el profesor Ratzinger va a la historia, maestra de la vida (nihil sub sole novum) y analiza en profundidad algunas de las crisis que ha sufrido la Iglesia. Finalmente, concluye con el texto que ahora transcribo en su integridad (los subrayados son míos):

Esto escribía Ratzinger en Fe y futuro:

«El futuro de la Iglesia puede venir y sólo vendrá, también hoy, de la fuerza de aquellos que tienen raíces profundas y viven de la plenitud pura de su fe. No vendrá de aquellos que sólo dan recetas. No vendrá de aquellos que sólo se acomodan al instante actual. No vendrá de los que critican sólo a los otros y se aceptan a sí mismos como norma infalible. 

Por eso tampoco vendrá de aquellos que sólo escogen el camino más cómodo, los que evitan la pasión de la fe, y tienen por falso y superado, por tiranía y legalidad, todo lo que exige al hombre, lo que le duele, lo que le obliga a renunciar a sí mismo. Digámoslo positivamente: el futuro de la iglesia, también ahora, como siempre, ha de ser acuñado nuevamente por los santos.

Por hombres, por tanto, que perciben algo más que las frases que son precisamente modernas. Por hombres que pueden ver más que los demás, porque su vida tiene mayores vuelos. El desprendimiento que libera a los hombres, sólo se alcanza por las pequeñas renuncias diarias a sí mismo. En esta pasión diaria, por la cual únicamente puede experimentar el hombre de qué múltiples formas le ata su propio yo, en esta pasión diaria y sólo en ella, se va abriendo el hombre palmo a palmo.

El hombre sólo ve tanto cuanto ha vivido y sufrido. Si hoy apenas podemos percibir a Dios, es porque nos resulta muy fácil escapar a nosotros mismos, huir de la profundidad de nuestra existencia al sopor de cualquier comodidad. Así lo que es más profundo en nosotros sigue estando inexplorado. Si es verdad que sólo se ve bien con el corazón, ¡cuán ciegos estamos todos!

[…] Demos un paso más. De la Iglesia de hoy saldrá también esta vez una Iglesia que ha perdido mucho. Se hará pequeña, deberá empezar completamente de nuevo. No podrá ya llenar muchos de los edificios construidos en la coyuntura más propicia. Al disminuir el número de sus adeptos, perderá muchos de sus privilegios en la sociedad. Se habrá de presentar a sí misma, de forma mucho más acentuada que hasta ahora, como comunidad voluntaria, a la que sólo se llega por una decisión libre. Como comunidad pequeña, habrá de necesitar de modo mucho más acentuado la iniciativa de sus miembros particulares. Conocerá también, sin duda, formas ministeriales nuevas y consagrará sacerdotes a cristianos probados que permanezcan en su profesión: en muchas comunidades pequeñas, por ejemplo en los grupos sociales homogéneos, la pastoral normal se realizará de esta forma. Junto a esto, el sacerdote plenamente dedicado al ministerio como hasta ahora, seguirá siendo indispensable.

Pero en todos estos cambios que se pueden conjeturar, la Iglesia habrá de encontrar de nuevo y con toda decisión lo que es esencial suyo, lo que siempre ha sido su centro: la fe en el Dios trinitario, en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, la asistencia del Espíritu que perdura hasta el fin de los tiempos.

Volverá a encontrar su auténtico núcleo en la fe y en la plegaria y volverá a experimentar los sacramentos como culto divino, no como problema de estructuración litúrgica. Será una iglesia interiorizada, sin reclamar su mandato político y coqueteando tan poco con la izquierda como con la derecha. Será una situación difícil. Porque este proceso de cristalización y aclaración le costará muchas fuerzas valiosas.

La empobrecerá, la transformará en una iglesia de los pequeños. El proceso será tanto más difícil porque habrán de suprimirse tanto la cerrada parcialidad sectaria como la obstinación jactanciosa. Se puede predecir que todo esto necesitará tiempo. El proceso habrá de ser largo y penoso. […] Pero tras la prueba de estos desgarramientos brotará una gran fuerza de una Iglesia interiorizada y simplificada. Porque los hombres de un mundo total y plenamente planificado, serán indeciblemente solitarios. Cuando Dios haya desaparecido completamente para ellos, experimentarán su total y horrible pobreza. Y entonces descubrirán la pequeña comunidad de los creyentes como algo completamente nuevo.

Como una esperanza que les sale al paso, como una respuesta que siempre han buscado en lo oculto. Así que me parece seguro que para la Iglesia vienen tiempos muy difíciles. Su auténtica crisis aún no ha comenzado. Hay que contar con graves sacudidas. Pero también estoy completamente seguro de que permanecerá hasta el final: no la Iglesia del culto político, sino la Iglesia de la fe. Ya no será nunca más el poder dominante en la sociedad en la medida en que lo ha sido hasta hace poco. Pero florecerá de nuevo y se hará visible a los hombres como patria que les da vida y esperanza más allá de la muerte».

El autorJaime Fuentes

Obispo emérito de Minas (Uruguay).

Ecología integral

San Juan Pablo II y los problemas de la economía

El economista Amartya Kumar Sen (India, 1933), fue galardonado hace unos días con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2021. En este artículo, Juan Velarde ofrece un testimonio sobre su participación en la redacción de la encíclica Centesimus Annus, de san Juan Pablo II.

Juan Velarde Fuertes·7 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

Naturalmente, tras la Ascensión al Cielo de Jesús, surgió una continua preocupación, por parte de la Iglesia, sobre todos los problemas que vive el hombre y, concretamente, los económicos. En España, basta recordar lo que, en relación con el crédito y la justificación del cobro de los tipos de interés, hizo nacer un amplio debate que se desarrolló, en buena parte, en torno a la Universidad de Salamanca.

Pero todo eso relacionado con la economía, experimentó un cambio extraordinario en el paso del siglo XVIII al XIX, como consecuencia de lo surgido precisamente entonces, y de multitud de puntos de vista. En el científico, es evidente que el gran revolucionario fue Adam Smith, el cual precisamente siempre se colocó fuera de asuntos teológicos, y que en su biografía no parece haberle preocupado, quizá como consecuencia del caos originado en Escocia a partir de la revolución puritana, que dificultó el mantenimiento personal de actitudes religiosas.

Recordemos, además, que todo esto va a estar enlazado con el nacimiento de sociedades secretas, y de una difusión intelectual que se negaba a seguir los consejos del Papado. Y esa economía que nacía con todos esos complementos simultáneos, pasaba a orientar el desarrollo general, en dos ámbitos: el británico, por lo que se refiere a la Revolución Industrial -novedad extraordinaria-; y, por el lado político y social, el francés, con el éxito que acabó teniendo la Revolución.

Y, como resultado de enlaces continuos entre esas novedades, se crea la nueva realidad que se añadía de un extraordinario progreso científico; de las matemáticas, a la física o a la biología, novedad que pasa a afectar también a lo que sucede en el ámbito del factor trabajo. En éste, muy pronto aparecieron resistencias, incluso violentas, a los mensajes que, antes de llamar poderosamente la atención, generan escalofríos. Como consecuencia añadida, la indignación social había pasado a tener un apoyo científico importante con la figura singular de Carlos Marx, por lo que, complementariamente, el materialismo histórico no caminaba precisamente por senderos adecuados para el catolicismo.

‘Rerum Novarum’

Además, en Europa se asentaba un conjunto de nacionalismos que buscaban su apoyo doctrinal muy lejos de lo que había sostenido la Teología.  Añádase a todo esto un hecho político nuevo: Italia había nacido, como nación conjunta e independiente, con planteamientos básicos radicalmente enemigos de la Iglesia, a causa de la existencia de los llamados Estados Pontificios, que desaparecen bélicamente y el Papa pasa a ser un prisionero, en Roma, del nuevo régimen político allí nacido.

Ante este panorama, llega León XIII al Papado, buscando algún tipo de arreglo diferente del que, por ejemplo, en España, a través de la guerra, había buscado, desde su catolicismo, el carlismo. Había que reaccionar contra esta variedad de situaciones enemigas, y esa fue la justificación lógica de que León XIII, para asentar el mensaje de la Iglesia en medio de aquellas novedades, lanzase una encíclica con un nombre bien significativo, porque había que reaccionar contra aquel conjunto de situaciones, incluso muy enemigas. Para ello, desde el punto de vista filosófico, se buscaron puntos de apoyo, en los que se basó el lanzamiento de la encíclica Rerum Novarum

La Rerum Novarum poco a poco, se encontró con que, por un lado, existía un fuerte avance de la ciencia económica, sobre todo desde el punto de vista de la microeconomía, con aportaciones tan notables como eran las de Walras y Pareto. Contemplamos entonces la consolidación de una gran ciencia económica británica -basta pensar que, por ejemplo, aportaba novedades notables nada menos que un hijo de una española, Francis Ysidro Edgeworth-, por no citar una serie de grandes economistas que viajaban hacia la gloria en un cierto gran vehículo descrito, posteriormente por Schsumpeter.

Por otro lado, ese conjunto creciente de grandes economistas desarrollaba su ciencia de modo ciertamente colosal. Y de ella surgían también líneas heterodoxas. Concretamente, la búsqueda de un camino nuevo para resolver la cuestión social creó el corporativismo, que hizo arraigo en multitud de planteamientos políticos conservadores, y que, simultáneamente, contemplaban al catolicismo con simpatía.

‘Quadragesimo Anno’

Este último ambiente general se encontró con un hecho político importante: el Papa se había visto liberado, desde el punto de vista político, con el Tratado de Letrán, desarrollado por Mussolini, quien, a su vez, para frenar avances derivados del marxismo, encontraba satisfactorio que existiese para ello el sendero del corporativismo.

Sin todo eso, no se entiende que este nuevo Papa, Pío XI, con una encíclica situada ya a bastante distancia de la Rerum Novarum, publicase con éxito notable la Quadragesimo Anno, que intentaba ser la proyección hacia una nueva situación mucho más reciente que la de León XIII.

En la ciencia económica se habían desarrollado avances notabilísimos de variado tipo. Desde Cournot, la microeconomía había progresado en el análisis de las situaciones monopolísticas, y ello acabó de avanzar por el terreno de la teoría de la competencia imperfecta.

El progreso de la Teoría Económica era colosal, y la vinculación del corporativismo con el nacionalismo económico y el proteccionismo dio lugar a que todo un conjunto gigantesco de investigadores señalase que ese camino llevaba, forzosamente, a un precipicio que liquidaría a quien lo siguiese, al caer por él, por muy popular que fuese su adalid, caso entonces del rumano Manoilescu. Pero el arraigo de la Iglesia Católica, en multitud de aspectos intelectuales, con esta línea, parecía consolidarse. Basta señalar, en España, todo lo que desarrolló el jesuita Padre Azpiazu en numerosísimas obras, cursos y polémicas.

San Juan Pablo II

Los enlaces políticos derivados del corporativismo durante la II Guerra Mundial se unieron a un progreso notable de la macroeconomía, a través de modelos que permitían orientar, en todo momento, a los directores de la política económica.

El cambio pasó a ser radical desde la ciencia económica, y dígase lo mismo del contexto político que parecerá vincularse, de algún modo, -en ocasiones, incluso, muy fuertes- a la encíclica Quadragesimo Anno. De ahí radica el valor extraordinario de san Juan Pablo II, para dar un salto extraordinario con motivo el centésimo aniversario de la Rerum Novarum.

Conviene señalar sobre esto un acontecimiento. San Juan Pablo II percibió el avance notable de la ciencia económica y de qué manera eso repercutía en un triple sentido. En primer lugar, para fomentar el desarrollo económico, bien visible en todo el mundo europeo no vinculado al comunismo, y también en esas prolongaciones del mundo occidental existentes, desde Estados Unidos o Nueva Zelanda y a Japón. Pero también surgió una variante dentro de la Iglesia en el mundo Iberoamericano que recibió el nombre de Teología de la Liberación. La base científica se encontraba en el denominado Estructuralismo económico latinoamericano, que se consideraba radicalmente enemigo de los planteamientos económicos triunfantes en el mundo citado de Europa, Norteamérica y Japón. Y al mismo tiempo, consideraban necesario que llevase adelante una auténtica revolución política y social llena de matices heterodoxos, que mucho alarmaron, lógicamente, en Roma.

Una reunión en el Vaticano

Ante esta situación, tuvo lugar un cambio radical del que tuve noticia amplia, como consecuencia de una larga conversación que tuvo lugar en Madrid, con Amartya Sen.  Téngase en cuenta que se trata de un gran economista, que logró el Premio Nobel de Economía y que ahora acaba de recibir el Premio de Ciencias Sociales Princesa de Asturias 2021. Amartya Sen me señaló que asombró, en el ámbito de la economía, la llamada del Pontífice para una reunión conjunta a celebrar en el Vaticano.

Consideraron, prácticamente todos los convocados que, dejando aparte sus propias ideas religiosas, debían asistir a esa reunión. La relación de invitados, destacadísimos, va desde Kenneth Arrow, que había obtenido el Premio Nobel de Economía en 1972, a Anthony Atkinson, destacadísimo profesor de la famosa London School de Economía y Ciencia Política, a Parta Dasgupta, de la Universidad de Stanford; también incluye a Jacques Drèze, de la Universidad Católica de Lovaina, quien mucha influencia tuvo en la formación de destacados economistas españoles, sin olvidar a Peter Hammond, también de la Universidad de Stanford.

Pero no podía faltar la Universidad de Harvard, con la presencia de Henrik Houthakker; ni tampoco la de Chicago, nada menos que con Robert Lucas; y, desde Europa, se convocó al miembro del Colegio de Francia, el gran catedrático de Análisis Económico, Malinvaud; a Horst Sievert, del famoso Instituto de Estudios Económicos Mundiales de Kiel; al japonés, de la Universidad de Tokio, Hirofumi Uzawa, y también, en la relación existente se encontraba  el entonces catedrático Amartya Sen, de la Universidad de Harvard. También aparecieron, en la reunión, economistas de centros docentes importantes de Italia y de Polonia; no se convocó a ningún español.

‘Centesimus Annus’

Amartya Sen me señaló que todos ellos se reunieron en debates sobre puntos clave, que pasaban a anotarse por el Papa y varios altos clérigos, para su inclusión en la futura encíclica, que sería la Centesimus Annus.

Para ello, discutieron ampliamente orientaciones, frases concretas, puntos adecuados, continuamente orientados por el Pontífice, en relación con asuntos de gran trascendencia, lo cual casi les obligaba, en ocasiones, a polemizar intensamente; pero quien también con ironía, y con mucha simpatía y agudeza, participaba en los coloquios y orientaba soluciones valiosas, era el propio Santo Padre. Amartya Sen no cesó de elogiarme las reacciones de éste, así como su inteligencia. Y destacó también el nacimiento de la apertura hacia la economía libre de mercado que, de aquel debate, se había de transformar en un texto valiosísimo.

Una muestra del tono general que elogiaba Amartya Sen lo tenemos en una carta de Robert Lucas, donde señalaba que san Juan Pablo II sostuvo, sistemáticamente, que “el subdesarrollo depende tanto de la precariedad de los Derechos Civiles como de los errores económicos”, y que señaló, además, ante el conjunto de la reunión, que él no era “avezado de obras técnicas de economía, ni le parecía que entre los deberes de la Iglesia figurara el de recetar soluciones técnicas para temas económicos”; pero en la encíclica que se preparaba era necesario que se contemplasen los vínculos que deberían existir entre la doctrina social de la Iglesia, el talante especial de cada Pontífice y el mundo del siglo XXI, con todas sus polémicas. 

Así se explica que, como contraste a la citada doctrina, denominada Teología de la Liberación, en la encíclica existe claramente expuesta la admisión del capitalismo, como una consecuencia de la economía libre de mercado. El texto que en ella quedó, exactamente redactado, fue el siguiente: “Si se entiende por ‘capitalismo’ un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo del comercio, del mercado, de la propiedad privada y la consiguiente responsabilidad sobre los medios de producción, así como la creatividad humana libre en el sector económico, la respuesta, ciertamente será afirmativa … Ahora bien, si por capitalismo de mercado se entiende un sistema donde la libertad del sector económico no queda contenida por un marco jurídico firme que la coloque al servicio de la libertad humana en su totalidad, y la conciba con un aspecto particular de esa libertad, el meollo de la cual es ético y religioso, entonces la respuesta será claramente negativa”. El enlace con la tesis nacida por un conjunto de economistas alemanes y que ha recibido el nombre de economía social de mercado, estaba bien patente.

De este modo, el enlace con la ciencia económica ortodoxa resplandece, y si buscamos la conducta moral adecuada para una seria política económica en san Juan Pablo II, la tenemos, como me insistió, en su conversación muy elogiosa, Amartya Sen. Por ello, éste merece un aplauso especial de los católicos, no por él serlo, sino porque merece recibir en Oviedo el Premio Princesa de Asturias 2021 de Ciencias Sociales.

El autorJuan Velarde Fuertes

Presidente de honor de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

Experiencias

Jacques Philippe: “La pandemia ha mostrado la fragilidad de la civilización occidental”

El autor de destacadas obras de espiritualidad ha reflexionado, en el Foro organizado por Omnes en mayo, sobre la oración y la vida cristiana en la actualidad, en una situación de dificultad provocada por la pandemia mundial del coronavirus.

David Fernández Alonso·7 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 9 minutos

En el número del mes de abril de este mismo año, Omnes publicaba una extensa entrevista a Jacques Philippe, en la cual conversaba con nosotros sobre variadas cuestiones de actualidad, como la espiritualidad en tiempos difíciles, como los que estamos viviendo durante esta época de pandemia, sobre el sufrimiento, sobre la figura de san José, sobre algunos de los temas de los que trata en sus numerosos libros o sobre la oración en el mundo actual. 

Jacques Philippe es, sin duda, uno de los autores espirituales más conocidos de nuestro tiempo. Natural de la localidad francesa de Metz, al este del país, en la que nació en 1947, estudió matemáticas y ejerció la docencia hasta ingresar, en 1976 en la Comunidad de las Bienaventuranzas. Tras vivir en Tierra Santa unos años, estudiando hebreo y las raíces judías del cristianismo, se trasladó a Roma donde fue responsable de la nueva fundación de la Comunidad en Roma y estudió Teología y Derecho Canónico.

Sacerdote desde 1985, su tarea se centra en la formación espiritual, ya sea dentro de la comunidad de las Bienaventuranzas, o con las miles de personas que han descubierto nuevos caminos de vida interior a través de sus obras, distribuidas por el mundo entero. En los últimos años, además, ha visitado numerosos países predicando jornadas de retiro espiritual para personas de toda condición y labor dentro de la Iglesia. Tarea que, a pesar de la pandemia, ha continuado haciendo a través de diversos medios digitales.

Un mes más tarde de aquella entrevista, en la tarde del miércoles 12 de mayo tenía lugar el Foro Omnes con Jacques Philippe, en modalidad telemática, en la que participaron numerosos espectadores que siguieron la retransmisión en directo por el canal de YouTube de Omnes. Durante el Foro organizado por Omnes, Philippe trató algunos temas que surgieron también a raíz de aquella conversación, como pudieron ser la presencia o ausencia de Dios, la oración del cristiano, la existencia del mal, o cuestiones que se han planteado en la vida de las personas durante la pandemia.

Los límites de la civilización

El padre Philippe comenzó su intervención refiriéndose a la situación que ha atravesado el mundo durante la pandemia, y cómo ha afectado a las personas, particularmente a los cristianos. Planteó la cuestión de cómo la situación actual de la pandemia cuestiona nuestra vida espiritual, nuestra vida cristiana. “En cierto modo”, comenzó, “esta situación ha dificultado nuestra vida cristiana, por la dificultad para celebrar o asistir a la Eucaristía, para reunirse con familiares y amigos, la soledad a la que se vieron obligadas muchas personas, etc. Ha sido todo un reto para nuestra vida cristiana”. 

Este reto también ha tenido efectos positivos para algunos, aseguró Philippe, pensando en  el gran número de personas que se han comprometido a seguir rezando juntos, a comunicarse por internet, a dedicar tiempo para reflexionar. “He recibido muchas solicitudes de retiros y entrevistas online”, afirmó. Además, “a muchas personas, ese tiempo les sirvió para afianzar las relaciones dentro de la familia, de las comunidades en las que transcurrieron esos días de pandemia”.

Haciendo una observación más global, Philippe manifestó que “la pandemia ha mostrado los límites y la fragilidad de la civilización occidental, una situación que ha llevado a nuestra sociedad a sustituir lo real por lo virtual”. Sin embargo, eso no es suficiente, comentaba durante el encuentro. Necesitamos lo real, lo vivencial, la cercanía física de nuestros seres queridos, de las demás personas: “Nos hemos dado cuenta que eso no basta, que es necesario el encuentro físico. Eso también nos recuerda la dimensión física y corporal de lo espiritual”. 

La vulnerabilidad y la fragilidad han sido una constante durante este año y medio que llevamos desde que se desató la pandemia del coronavirus: “En un mundo tentado por la ilusión de la omnipotencia de la tecnología, hemos experimentado cada vez más los límites de la ciencia y la tecnología, lo que nos ha recordado cierta humildad. Nos ha recordado la fragilidad de nuestras sociedades, que tenían la tendencia a creerse todopoderosas”. 

Una reflexión que encontramos complementaria con la que hacía en aquellas páginas que publicamos en abril: “La fragilidad, incluso la impotencia, que experimentamos nos recuerda que la fe no es el ejercicio del poder, sino la entrega de nuestra debilidad y fragilidad en manos de Dios. Esta situación de debilidad que estamos atravesando nos invita a no buscar nuestra seguridad en nuestro propio poder, en nuestra capacidad para resolverlo o para entenderlo sino a poner nuestra seguridad en el abandono confiado en manos de nuestro Padre Celestial, tal como nos propone el Evangelio”.

Philippe suele sugerir en sus obras algunos interrogantes que no dejan indiferente. También durante la tarde del 12 de mayo, quiso sugerirnos un sencillo examen de conciencia: “Me parece que la pregunta que hay que hacerse, como siempre en las situaciones difíciles, no es tanto la pregunta: ‘¿Por qué esta situación?’, sino la pregunta: ‘¿Cómo puedo vivir esta situación de forma positiva? ¿De qué manera me llama a crecer, a evolucionar, incluso a convertirme en los modos de vivir que son míos?’. A cada persona le corresponde encontrar la respuesta a esta pregunta, para descubrir finalmente la llamada que Dios le dirige hoy a través de esta situación”. 

¿Dónde está Dios?

“¿Cuál ha sido el papel de Dios en esta situación?”, se preguntaba el padre Philippe. Dios en ocasiones permite situaciones difíciles para que las personas nos fiemos más de Él, para abandonarnos en Él y confiar en su providencia. De hecho, ante situaciones difíciles, afirmó Philippe, lo importante es cómo se afronta esa situación, y cómo se aprovecha para orientar hacia lo bueno que Dios espera de nosotros. 

Es claro que en este contexto”, continuaba, “donde se muestra patente nuestra fragilidad, encontramos una llamada a apoyarnos en el Señor, que es nuestra roca, nuestra fuerza. En las situaciones difíciles Dios se hace más cercano”. En el tiempo de Pascua hemos leído el evangelio de los discípulos de Emaús. Un modelo que el padre Philippe usó para mostrar cómo Dios actúa en momentos de desánimo. “Ellos están desanimados y Jesús se acerca y les explica las Escrituras. Les da la fuerza para volver a Jerusalén fortalecidos por el encuentro con Cristo. Esto es lo que tenemos que hacer en estos tiempos difíciles. Cristo nos alimenta, nos llena de fuerza”.

El padre Philippe aseguró que “en los tiempos difíciles, Dios se hace más cercano. Dios se hará incluso más y más presente en los tiempos venideros. Jesús caminará con nosotros, como lo hizo con los discípulos en el camino de Emaús. Creo que en los tiempos futuros habrá cada vez más experiencias de Emaús, de Jesús acompañando a sus discípulos y fortaleciéndolos”.

“Este tiempo de pandemia, por tanto, es una invitación a seguir a Jesucristo, a encontrarle, para hablarle”. Un tiempo, en esta línea, también para estar muy pendiente los unos de los otros.

La Eucaristía, encuentro real con Dios

Por otra parte, Philippe ha incidido en que para el cristiano, la Eucaristía, que durante esos días de encerramiento fue un sacramento del que muchos se vieron privados, es el lugar por excelencia de encuentro con Dios. Es un momento donde podemos acoger la presencia de Dios. De hecho, afirmó el padre Philippe que “muchos cristianos han sido muy creativos para mantener activa su vida cristiana”.

La Eucaristía, presencia real del Señor, es centro de la vida cristiana. “Durante esos días de pandemia podíamos encontrarnos con Cristo a través de la comunión espiritual”, afirmó el padre Philippe. Sin embargo, no era suficiente, necesitamos de la presencia del Señor en el sacramento de la Eucaristía. Quizá esta situación nos ha ayudado a “redescubrir la importancia y la belleza de esta presencia que nos tranquiliza. Esto es lo que más necesitamos hoy, la presencia de Jesús con nosotros y en nosotros”. 

Además, junto con la Eucaristía, encuentro por excelencia con Jesucristo, “puede haber un encuentro con el Señor también cuando leemos las Escrituras”. Volviendo al ejemplo de los discípulos de Emaús, que les ardía el corazón cuando escuchaban al Señor explicar las Escrituras, “hoy, con tanta confusión, necesitamos palabra de Verdad. Una palabra de amor y de verdad, que encontramos en la Biblia”. Y hay mucha gracia del Espíritu Santo en la lectura de la Palabra de Dios. “El pasaje de Emaús es una bonita catequesis sobre las Escrituras. ‘Quédate con nosotros, Señor, porque ya es de noche y el día está llegando a su finle pidieron. Pero Jesucristo no solo se ha quedado con nosotros en la Eucaristía, sino que nos ha dado más de lo que le pedimos: se ha quedado en la Eucaristía y en nuestro corazón en gracia”.

Una llamada a estar cerca de los demás

Jacques Philippe continuó su intervención hablando de una consecuencia lógica de esta llamada a la cercanía con Dios: la llamada a estar cerca de los demás. “Una llamada a estar más atentos y presentes los unos a los otros. De hecho, si los discípulos de Emaús fueron encontrados por Jesús, fue porque eran dos los que caminaban juntos, compartiendo, preguntando… Hay que caer en la cuenta de hasta qué punto la caridad hacia los demás nos sitúa realmente en contacto con Dios mismo”.

Como solemos leer en sus obras espirituales, también durante este rato de conversación Philippe acudió a la Sagrada Escritura para ilustrar esta idea: “Hay muchas frases bíblicas donde se observa la importancia de la cercanía con los demás: en Mateo 25, ‘todo lo que hicisteis al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hicisteis’; en Marcos 9, 37, ‘quien acoge a un niño así en mi nombre, a mí me acoge. Y el que me recibe a mí, no me recibe a mí, sino al que me ha enviado’. El más mínimo gesto de atención, de servicio, una sonrisa regalada a otro, todo ello se dirige directamente a Dios y nos pone en contacto con Él”. 

De esta manera, salir de nosotros mismos nos abre a recibir el Espíritu Santo. “A veces hay una verdadera efusión del Espíritu Santo”, reflexionaba Philippe, “un pequeño Pentecostés que tiene lugar cuando amamos de verdad a quien el Señor pone en nuestro camino. Cuando María salió al encuentro de su prima Isabel, produjo un pequeño Pentecostés cuando se encontraron. No es una cuestión de kilómetros, sino que salir de nosotros mismos para ir hacia el otro nos abre al Espíritu Santo”.

Concluyó su intervención recordando los medios que tenemos para unirnos al Señor: “Demos gracias al Señor por todos los medios sencillos y eficaces que tenemos para estar en contacto con él: a través de la fe, la oración, la Eucaristía, la escucha de la Palabra, los gestos de caridad, estar en contacto real con Dios, y la gracia del Espíritu Santo que actúa en nosotros. Él nos ilumina, nos conduce, nos purifica, nos cura… Recemos por un nuevo Pentecostés en la Iglesia y en el mundo”.

La grandeza de la vida cristiana

Al término de su intervención, se pudo abrir un agradable coloquio, con preguntas de los espectadores. Preguntas entre las cuales, algunas de ellas tenían como denominador común el misterio del mal. El padre Philippe afirmó que “la grandeza de la vida cristiana es que de cualquier mal se puede obtener un bien. Oportunidad de crecer, de estar más cerca de Dios”.

La cuestión más importante es cómo se puede afrontar el mal apoyándose en el Señor, de manera que de ahí pueda surgir un bien. Si Jesucristo ha resucitado, el bien prevalece. Evidentemente, “ante una situación de crisis, hay gente que reacciona positivamente, de refuerzo en la fe. Pero otras, en cambio pueden alejarse de la fe. En este caso hay que rezar siempre por esas personas y pedir que Jesús venga a su encuentro”.

Fe, oración, Eucaristía, escucha de la Palabra, comunión fraternal. Todos estos medios se nos proponen para acoger la presencia de Dios”.  

La libertad, signo de la presencia de Dios

En esa misma línea, ante una pregunta en relación a la libertad humana, por la cual vemos que hay personas que siguen el buen camino, pero que otras eligen un camino distinto y quizá equivocado, Philippe comentó que “nuestra libertad es un signo verdadero de la presencia de Dios”.

El hecho de que somos libres”, continuó Philippe, “es manifestación de que Dios nos respeta, porque respeta nuestra libertad. Pero depende de qué uso le damos a nuestra libertad. Si la usamos para amar, cada vez somos más libres, y esa libertad es más bonita. Dios en estos casos se hace más presente. Porque orientamos nuestra libertad hacia Dios, y Dios nos hace más felices. Sin embargo, si usamos mal la libertad la acabamos perdiendo”. 

Otra de las cuestiones estaba dirigida hacia la lucha interior, la postura ante las dificultades y el combate espiritual. Philippe afirmó que “las dificultades son una llamada al combate. Pero hay que recordar que en ese combate no estamos solos, sino que Dios está en el corazón de ese combate. Tenemos que identificar los enemigos de nuestra vida para librar el combate. Preservar la relación con el Señor durante ese combate es crucial para vencer. Con ese contacto con el Señor tendremos la fuerza necesaria para luchar y levantarnos. Aunque haya derrotas, si uno está con el Señor, no se descorazona ni se desanima. Porque la guerra ya ha sido ganada. La fuerza nos la da la certeza de la victoria de Cristo resucitado”. 

Durante este rato de coloquio, algunos espectadores se interesaron por la propia vocación del padre Philippe. “Yo era creyente desde pequeño, sin un deseo o inquietud especial. Era un apasionado de la física, por eso quería estudiar una carrera de ciencias. Durante esa época, me invitaron a unas jornadas de retiro espiritual”.

“De una manera sorprendente”, aseguró el padre Philippe, “durante este retiro, recibí con una fuerza extraordinaria la llamada del Señor. Me resistí un poco, pero comprendí que cuando Dios llama, siempre hay que responder afirmativamente. Más tarde descubrí que el camino sería siendo sacerdote. Era una época difícil, mayo de 1968, durante la cual muchos sacerdotes abandonaron el ministerio. Algunos años después descubrí la Comunidad de las Bienaventuranzas, entendiendo que sería mi vocación. Ingresé en la Comunidad, y más tarde ordenado sacerdote. Lo más importante para mí era tener esa vida espiritual con el Señor, a la cual Él me ha conducido”.

Así concluía un interesante Foro con el autor que es ya un clásico de la espiritualidad.

Iniciativas

Un club de motoristas. Romeros de la Virgen

Es una impresión singular la que produce cruzarse en la carretera con un grupo numeroso de motos, en el que amantes de circular sobre dos ruedas disfruta de una manera evidente. Hacen viajes para estar juntos, para conocer nuevos paisajes, o… para honrar a la Virgen María.

Antonio Espinosa·7 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Hay quien piensa que los motoristas no somos gentes de fiar, que somos una subespecie de gorilas de la carretera, amantes del estrépito, adictos a los efluvios del cuero y de la gasolina, enmascarados de la ruta, o presuntos implicados en los delitos más atroces. Y nada más lejos de la realidad. Es más, probablemente es el colectivo que tiene más a flor de piel la solidaridad en la carretera.

Hace ya más de diez años, formamos un club de motoristas peculiar. Corría el mes de julio del año 2006 cuando entre unos cuantos amigos surgió la idea de viajar de Madrid a Valencia para asistir a la visita de Benedicto XVI con motivo de la Jornada Mundial de las Familias.

Las autoridades señalaban algunas dificultades de acceso hasta el lugar del evento en caso de llegar en coche, por lo que, dada nuestra común afición al mundo de la moto y sus innumerables ventajas, la noche anterior decidimos hacer el viaje sobre dos ruedas, lo que finalmente nos permitió asistir a la Santa Misa casi en primera fila. Fue un primer viaje, en el que lo pasamos tan bien que decidimos repetirlo al menos una vez al año.

Pensamos que un buen motivo podía ser el de honrar a la Virgen María visitando alguno de los muchos santuarios dedicados a Ella para rezar el Santo Rosario. Ahí quedó la cosa, y al llegar el mes de mayo de 2007 elegimos el santuario de la Virgen de Sonsoles en Ávila como destino de nuestra primera romería motera. Ese fue el inicio de Motorromeros, una aventura que con el tiempo ha cuajado en un nutrido club de motoristas del que para formar parte basta con cumplir con tres condiciones: tener pasión por las motos, devoción a la Virgen y el haber participado en alguna motorromería.

Siendo España la tierra de María, como bien la definió san Juan Pablo II, desde entonces han sido muchos los santuarios o ermitas dedicadas a la Virgen que hemos visitado, muchas las curvas trazadas y muchas las avemarías que hemos rezado. Y ello nos ha permitido estrechar lazos de amistad que van más allá de nuestra común afición.

Principalmente hacemos viajes cortos que ocupan las mañanas de los sábados con destinos cercanos a Madrid, pero una o dos veces al año hacemos viajes de fin de semana que nos han llevado a lugares como Covadonga, Aránzazu, Torreciudad, El Pilar, La Virgen de la Cabeza, El Rocío, Lourdes o Fátima. También hemos peregrinado a Santiago en varias ocasiones, y ahora estamos embarcados en un camino de Santiago por etapas desde Roncesvalles, que Dios mediante concluiremos en el año jubilar.

Por otra parte, al ser el motorista por lo general más amigo de carreteras secundarias que de las autopistas, hemos conocido muchos parajes preciosos que componen la geografía española y que de otra forma nunca hubiéramos llegado a conocer.

Con mucha alegría recibimos la noticia de la dedicación del año de san José por el Papa Francisco, porque desde hace unos años le tenemos por patrón y a él nos encomendamos. Lo nombramos patrono principalmente por dos motivos. El primero, porque estaba profundamente enamorado de María, y en eso queremos imitarle, y el segundo, porque para sus desplazamientos contaba con un burro fiel. Nosotros -usando la jerga motera- vamos en “burra” y, solo por eso, ya en algo nos parecemos a él.

Además de contar con san José, desde el inicio hemos experimentado la protección del Arcángel san Rafael, patrono de todos los motoristas. Han sido tantos los entuertos de los que nos ha sacado que, si se si se escribieran uno por uno, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Por contar uno, tenemos por costumbre, al inicio de cada salida, rezarle la “oración del motorista” invocando su protección.

En el año 2013, con motivo del Año Jubilar por la coronación canónica de María Santísima de la Esperanza Macarena, acudimos a Sevilla a hacerle una visita. De regreso, hicimos escala en Córdoba, donde paramos en la catedral para celebrar la Eucaristía.

La suerte de ir en moto es que uno puede aparcar en la misma puerta del lugar al que se dirige, y así lo hicimos, al no ver cartel o señal alguna que nos lo impidiera. Sin embargo, al salir de la catedral, nos encontramos con la sorpresa de una receta de la Policía Municipal sobre cada montura. Por lo visto, estaba prohibido aparcar en sus inmediaciones. En aquel viaje, se dio la circunstancia de que, por las prisas, al partir no rezamos la oración a san Rafael, y según vimos las multas le comenté al Páter que aquella desagradable sorpresa solo podía deberse a nuestro fatal olvido. El coincidió conmigo y, al ser san Rafael el guardián de Córdoba y tener un monumento a pocos metros de la catedral, allí nos dirigimos para reparar nuestro error e invocar su ayuda. Aquello fue mano de santo, o más bien mano de ángel, porque según concluíamos con el amén, aparecieron por una bocacalle dos motoristas municipales que se detuvieron exactamente a los pies del Arcángel donde nosotros nos encontramos. Me dirigí a ellos para explicarles la situación, y nos quitaron las multas, cosa que agradecimos al patrón y nos permitió concluir felizmente la ruta. Desde entonces, nunca hemos dejado de invocarle en cada salida. Más nos vale.

De todas formas, la que más nos protege es María, y no solo de los percances en carretera, que gracias a Ella casi no hemos tenido, sino porque a cada uno nos ha acercado un poquito más a Nuestro Señor como siempre hace. A Él siempre se va y se vuelve por María.

Desde el inicio de esta locura, el club siempre ha estado vinculado de alguna manera al sacramento del matrimonio, porque a lo largo de nuestra breve historia han sido muchas las veces en que al llegar a una casa de María nos hemos encontrado felizmente con una boda. Por ese motivo, decidimos incorporar al club una nueva tradición, la de escoltar a las hijas de todo motorromero que decidan acercarse al altar para contraer matrimonio. Así lo hicimos hace unos meses con Joana, hija de Alberto, que por sorpresa se encontró con un buen grupo de motoristas en la puerta de su casa al salir hacia la iglesia. A punto estuvo su padre de abandonar a su hija en el coche nupcial para sumarse a la escolta con frac incluido.

Y siguiendo con las escoltas, hemos propuesto a los organizadores de esa fantástica iniciativa de María ven el poder escoltar a la Virgen en Madrid el próximo mes de octubre al concluir su peregrinaje por España en el Cerro de los Ángeles.

Cuando nos enteramos del evento pensamos que, de hacerse, a nosotros correspondía tal honor, y si finalmente nos dan su consentimiento nos encantaría poder acompañarla.

Ya somos más de cien los miembros del club, y si de algo estamos convencidos es de que el amor a la Virgen y el llevar una moto ayudan mucho para llegar a un buen destino.

El autorAntonio Espinosa

Cine

Encuentra tu alma en Tierra Santa

Patricio Sánchez-Jáuregui·7 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Tierra Santa. El último peregrino

Dirección: Andrés Garrigó, Pablo Moreno
Guión: Pedro Delgado, Andrés Garrigó, Benjamin Lorenzo
País: España
Año: 2021

Andrés Garrigó, asiduo del cine pío, productor y / o director de títulos como Fátima, El último misterio, Corazón ardiente, y Poveda, repite tándem con Pablo Moreno (Claret, Red de Libertad, etc) para traernos una cinta que aúna dos géneros, el de ficción y el documental.

En su vertiente de ficción, la película nos cuenta la historia de una familia cristiana española, viviendo en una buena urbanización residencial a las afueras de Madrid. En su lado documental, la cinta muestra el testimonio de personas que nos hablan sobre Tierra Santa: Un franciscano, director de colegio en Belén, un palestino, cristiano de Samaria, una monja del verbo encarnado de Belén, varios frailes, un guia de peregrinos, algún periodista y varios conversos y misioneras. Todos ellos son introducidos a través de la ficción de esa familia madrileña que ante la insistencia de la madre, que acaba de ganar una lotería, acaban viajando a desgana a Tierra Santa. Ese viaje les servirá como punto de partida para unirse más y dar un nuevo sentido a sus vidas.

La película hace gala de una fórmula interesante, que integra con más o menos éxito la narrativa documental en la de ficción, si bien esta última necesita una oportunidad para calar: la dramatización de las actuaciones contrasta con la veracidad de los testimonios, que se lleva gran parte del atractivo de la obra, pues sus entrevistados no necesitan de mucho más que sus palabras y sencillez para calar hondo en el alma de los que escuchan. A ello se le une la historia de Tierra Santa, desde los tiempos de Jesús, y los testimonios sobre el legado y la continuidad del cristianismo, y lo que supone para los cristianos el hecho de peregrinar a los santos lugares.

Aunque a veces tiene un uso de la música demasiado omnipresente, lo cual empalaga un poco la cinta, el guión es sencillo y goza de un rango de protagonistas dispar que facilita el llegar a un público más amplio. Tierra Santa. El último peregrino, es, en definitiva, una película disfrutable. Rodada con sencillez, nos hace recorrer los sitios de los que tantas veces hemos oído hablar en las sagradas escrituras, y nos invita a seguir la llamada de la tierra donde empezó todo, sembrando, con las palabras de aquellos que ya lo hicieron, inquietud en el espectador.

Mundo

Pentecostalismo en África. ¿Ha llegado para quedarse?

El pentecostalismo se ha asentado en el continente africano con un énfasis pronunciado en las experiencias externas, cumpliendo algunas de las mismas funciones sociales que las iglesias mayoritarias. Sin embargo, ¿no el creyente anhelará algo más profundo y duradero?

Martyn Drakard·7 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 8 minutos

Si un visitante de fuera de África volviera ahora, después de una ausencia de -digamos- 30 años, se sorprendería de los grandes cambios ocurridos en el “paisaje” religioso. En su primera visita habría conocido una imagen tradicional de misiones católicas e iglesias protestantes convencionales. Ahora se encontraría con iglesias y capillas carismáticas y evangélicas en casi todas las esquinas. 

Tanto amigos como enemigos admiten que este tipo de cristianismo se está extendiendo en África más rápidamente que cualquier otro, y el África centro-oriental de habla inglesa y los Grandes Lagos (Kenia, Ruanda, Tanzania y Uganda) no son una excepción. Por ejemplo, en la manzana en la que vivo en Nairobi, antes de la llegada del covid competían cuatro iglesias de este tipo tanto en número de feligreses como en ruido. A las afueras de la manzana se encuentran también dos iglesias católicas (una bastante nueva) y una anglicana (también bastante nueva).

¿Cómo ha surgido todo esto? ¿Cómo se han hecho notar tanto estas iglesias, y cuál es su atractivo?

Orígenes del pentecostalismo

Para empezar, el pentecostalismo no es nuevo en África. El primer misionero pentecostal que llegó a Kenia vino de Finlandia en 1912, cuando lo que hoy es Kenia formaba parte de un protectorado británico. Ese mismo año surgió un movimiento carismático, denominado Roho (“espíritu” en swahili), entre algunos conversos anglicanos de la zona. En 1918, misioneros norteamericanos establecieron una misión que posteriormente se afilió a la Asamblea Pentecostal de Canadá. En 1965, poco después de que Kenia se convirtiera en un país independiente, también sus iglesias se independizaron y pasaron a llamarse Asambleas Pentecostales de Dios. En 2002 África Oriental contaba con 5.000 iglesias de este tipo. Otras separaciones de grupos disidentes habían tenido lugar antes, en la década de 1930, cuando los misioneros expresaron su oposición a la circuncisión femenina y surgieron muchas iglesias indígenas, entre las que se encontraba la Iglesia Pentecostal Independiente Africana.

Mientras tanto, el Renacimiento de África Oriental (un movimiento dentro de la Iglesia Anglicana de África Oriental), que había comenzado en Ruanda en 1933, llegó a Kenia en 1937, atrayendo a muchos protestantes al cristianismo evangélico y carismático.

Un paréntesis explicativo sobre este Renacimiento: un inglés, John Church, médico misionero de la Church Missionary Society o Sociedad Misionera de la Iglesia, al ver la pobre situación espiritual de la Iglesia Anglicana de Uganda tuvo una “conversión” y comenzó el Renacimiento en la vecina Ruanda, y lo extendió a Uganda, debido a una asociación que tenía con algunos evangelistas ugandeses. Este movimiento se extendió a las iglesias presbiterianas y metodistas de Kenia y a la iglesia luterana de Tanganica (actual Tanzania). 

Finales del s. XX

Avancemos rápidamente hasta las décadas de 1970 y 1980. Entre 1972 y 1986, según un estudio, el número de iglesias pentecostales se había duplicado en Nairobi, más deprisa que cualquier otra denominación cristiana. En 2006, el conocido predicador tele-evangelista estadounidense T.D. Jakes consiguió atraer a casi un tercio de la población de Nairobi a una cruzada. Una encuesta del Foro realizada ese mismo año sugería que los “renovadores” (pentecostales y carismáticos) representaban más de la mitad de la población keniana. En aquella época era habitual que un joven te preguntara: “¿Has nacido de nuevo?”, o que te dijeran: “Estoy salvado”. Los “salvados” y “renacidos” ejercían cierto poder, por ejemplo debido a su significativa oposición a la introducción del aborto o al establecimiento de tribunales kadhi (islámicos) en un referéndum de 2005 para un proyecto de constitución nacional.

Forma inculturada del cristianismo

Según un informe titulado Iglesias pentecostales carismáticas en Kenia: crecimiento, cultura, estas iglesias resultaron ser una amenaza para las iglesias mayoritarias, entre otras razones porque las mujeres y los grupos marginados encontraban un “hogar” en estas iglesias. Esta forma “inculturada” de cristianismo hizo que una mayoría de kenianos se sintieran atendidos espiritualmente, ya que ofrecían un encuentro “personal” con Dios por medio del poder del espíritu. Respondían a una necesidad existencial: proporcionar la curación de la enfermedad y la liberación de todo tipo de males, todo ello de acuerdo con una cosmovisión africana.

Otro estudio sugirió que esta rama del cristianismo se ha extendido rápidamente en África debido a que su énfasis teológico y ritual en el combate espiritual proporciona un poderoso vínculo con las cosmologías existentes, al tiempo que preserva el significado de la religión tradicional. A menudo se representa a Jesús como una figura de poder masculina, como alguien cariñoso y afectuoso, en lugar de un padre que juzga, punitivo y autoritario. Como para subrayar esto en la práctica, los predicadores pentecostales / carismáticos visten bien, hablan con confianza y así contrarrestan cualquier impresión o acusación de que un hombre de Dios es alguien blando. Su éxito se debe también a su agresivo evangelismo, a la movilización de los laicos y a su carácter festivo, con música y bailes animados y pegadizos.

Y para apoyar esto aún más, en Nairobi se está llevando a cabo actualmente un programa para hombres muy popular, de diez semanas, titulado Man Enough, “Lo bastante hombre”, instituido por un pastor pentecostal que está atrayendo a protestantes y católicos por igual, sobre cómo ser un buen padre y marido, honesto, fiel, serio, etc.

Apertura a la modernidad

Un cebo más sutil, pero muy real, es su apertura a la modernidad, un deseo apremiante de parecer exitoso, de reflejar una visión moderna y de dar una imagen de internet. Todo esto es especialmente atractivo para la juventud africana en ascenso: un liderazgo orientado a los laicos, una responsabilidad eclesiástica basado en las cualidades carismáticas de una persona; además, el uso innovador de las tecnologías modernas de comunicación y un código de moda relajado. La juventud tiene el privilegio de acceder a estas formas de modernidad debido a su nivel de alfabetización; los jóvenes de “élite”, los jóvenes profesionales y los graduados frustrados entienden que estas iglesias responden a sus necesidades de una manera que otras instituciones no lo hacen o son incapaces de hacer, reforzadas y animadas por la evangelización puerta a puerta, reuniones en los hogares, predicación en público y las cruzadas en tiendas de campaña, todo lo cual interpela a la personalidad y el estilo de vida africanos: la vida al aire libre en lugar de en la privacidad del hogar.

El informe Pentecostalización y fe en el sur global lo resume en tres características principales: “Transformación”, “Empoderamiento” y “Sanación y liberación”. 

La “transformación” se refiere a la disponibilidad de un encuentro directo y particularmente intenso con Dios que provoca cambios profundos en la vida y las circunstancias de la persona. Se produce un sentimiento de transformación a nivel personal y comunitario, que incluye un nuevo dinamismo en el culto, inspirado por el Espíritu Santo. El énfasis teológico principal es la transformación producida por el encuentro con Dios: es decir, la renuncia al recurso a la religión tradicional y el creer sólo en Dios.

El “empoderamiento” es el efecto del Evangelio de Jesucristo. Se confía en que la religión africana se ocupará de los efectos del mal causados por los espíritus malignos y la brujería, que son responsables de la enfermedad, el fracaso, la falta de hijos, etc. Las iglesias pentecostales africanas proporcionan el contexto ritual para la oración y el exorcismo para “liberar a los afligidos”.

“Sanación y liberación”. Cuando las cosas no van bien, se explica por el trabajo de los demonios y las brujas. Para el creyente pentecostal, el Evangelio consiste en restauración para que la transformación de la personalidad se manifieste en la salud y el bienestar; en otras palabras, la salvación incluye la abundancia espiritual y física, la liberación de la enfermedad, la pobreza, la desgracia, así como la liberación del pecado y del mal.

La experiencia en Uganda

La experiencia en Uganda es similar, aunque no idéntica. Aquí también se hace hincapié en la prosperidad material y financiera, la abundancia y la salud física: el Evangelio de la Prosperidad (un movimiento de finales del siglo XIX en los Estados Unidos que predicaba el “evangelio” del éxito, la fe en uno mismo, etc.), en el que los congregantes dan el diezmo a la Iglesia con “la promesa y la expectativa de recibir a cambio grandes regalos de Dios”. La riqueza abundante se considera un derecho; el razonamiento es el siguiente: Jesús superó el sufrimiento de este mundo, incluida la pobreza; por tanto, la riqueza es una bendición. Recuerdo que una vez seguí a un coche con una pegatina en la ventanilla trasera que decía: “Lo vi. He rezado. Lo conseguí”.

 Un informe Pew en 2006 decía que el pentecostalismo lo seguían entonces el veinte por ciento de la población ugandesa. De hecho, en la última década las iglesias mayoritarias han perdido un número considerable de fieles. Por ejemplo, los censos nacionales muestran que los anglicanos han pasado del 37 % de la población en 2002 al 32 % en 2014; y la Iglesia católica también ha perdido fieles en favor del pentecostalismo, aunque menos.

Como en otros lugares, pero de forma especial y muy integrada en la cultura y la forma de ser de los ugandeses, los pentecostales de Uganda hace mucho uso de la radio, la televisión y el cine, y tienen varias emisoras de radio. Los ugandeses no tienen reparos en exteriorizar su cultura, y si son pentecostales, cuanto más llamativo y ruidoso sea, mejor. Además de la radio y la televisión, son populares los servicios de culto a la hora del almuerzo en días laborables, por sus supuestos poderes curativos. En Kampala están construyendo su “catedral”, el Tabernáculo Alpha, con capacidad para 6.000 personas.

Mientras que en Uganda, la Iglesia establecida era extraoficialmente la anglicana desde que al principio la Sociedad Misionera de la Iglesia (mayoritariamente anglicana) prácticamente invitó a los británicos a Uganda, y el obispo anglicano era el tercero en orden de precedencia (después del gobernador y del rey de Buganda, el Kabaka) en los actos oficiales, el anglicanismo no llegó a Ruanda hasta la Primera Guerra Mundial, desde Uganda. Menos del 10 % de los ruandeses son anglicanos y, debido a la influencia de la Iglesia de Juan, había sido una iglesia de los balokole (los salvados), como se ha mencionado anteriormente en este artículo.

En Ruanda, la más católica

Ruanda era conocida como la nación posiblemente más católica de África, con cerca de dos tercios de la población bautizada como católicos. La fe llegó al país a finales de la década de 1880, cuando estaba bajo el dominio alemán y luego belga. Sin embargo, el prestigio de la Iglesia sufrió un duro golpe durante el genocidio de 1994, cuando los líderes católicos no condenaron la violencia y algunos clérigos la secundaron. En 2006, el porcentaje de católicos era del 56 % de la población. Además, muchos tutsis que habían huido antes o durante el genocidio y habían regresado, habían estado expuestos al protestantismo en otros países de África oriental o en el mundo occidental y habían abandonado la práctica católica, aportando en su lugar una forma de culto que podía atraer a una población traumatizada. Sin embargo, los domingos las iglesias católicas están llenas a rebosar, con muchísimos fieles varones; incluso las misas de los días laborables están muy concurridas. En las ciudades y pueblos ruandeses, los domingos se caracterizan por la alegría de los asistentes a la misa; por contraste, otras iglesias, incluidas las pentecostales, son de perfil más bajo.

Al sur de Kenia, Tanzania

En Tanzania, el pentecostalismo creció sustancialmente en la década de 1980 y pronto surgieron grupos carismáticos en las iglesias católica y luterana, aunque ya estaba presente desde principios de 1900. Tanzania tiene una población musulmana bastante numerosa, aproximadamente un tercio del total, de casi 60 millones de personas; los cristianos forman el resto, y los católicos son alrededor del 25 % del total de la población nacional.En un estudio realizado durante 18 años en Iringa, una región típica del centro del país, Martin Lindhart, de la Universidad del Sur de Dinamarca, llegó a la conclusión de que la principal preocupación de las congregaciones pentecostales era la liberación de los malos espíritus y de los ataques de las brujas, una concepción de la enfermedad y la curación como un espacio crucial de comunicación entre los seres humanos y los espirituales, ya que, en las sociedades y comunidades tradicionales, la enfermedad se considera efecto de una maldición. Los principales rivales de los pentecostales son los curanderos tradicionales, que confunden a los creyentes sobre los poderes de Dios y los “poderes” de Satanás. Un conflicto similar es muy común entre los creyentes menos educados de otras partes de esta región.

Entre los fieles pentecostales de las ciudades, rigen las mismas expectativas que en los entornos más sofisticados de otros países de África Oriental. El pentecostalismo atrae porque los laicos se implican más directamente; las mujeres se sienten capacitadas para buscar hombres con valores familiares modernos y los llevan a la iglesia; los hombres se convierten porque ven en el pentecostalismo una oportunidad de pasar página y combatir las inclinaciones pecaminosas, causadas, según razonan, por influencias demoníacas, y ejercer el autocontrol, y poner orden y mayor satisfacción en sus vidas.

 Puede que el pentecostalismo sea deficiente en materia de doctrina, pero, a pesar de ello, o tal vez debido a ello, su solución “rápida” parece llenar un vacío en muchos niveles de la sociedad.

Las iglesias llamadas mayoritarias de estos países de los Grandes Lagos -la católica, la anglicana y la luterana- se enfrentan a un serio desafío. En muchos lugares, están asumiendo el reto y haciendo un uso más eficaz de la tecnología moderna. Pero sigue existiendo la tentación de diluir las enseñanzas, la liturgia y las prácticas cristianas esenciales para atraer a un mayor número de fieles. 

 ¿Ha llegado el pentecostalismo a África para quedarse? Al fin y al cabo, cumple las funciones sociales que las iglesias mayoritarias ayudaron a introducir en estas regiones: educación, asistencia sanitaria, trato digno a los grupos marginados, etc., y además tiene un “toque y sabor modernos”. ¿O el creyente o converso más serio dejará de sentirse atraído por su énfasis en lo “externo” y anhelará en cambio algo más profundo y duradero?

Vaticano

Que los jóvenes sean coprotagonistas de la vida de la Iglesia

Las Jornadas Mundiales de la Juventud son una fiesta de fe, y una experiencia misionera y de fraternidad universal. A partir de este año se traslada la Jornada anual a la solemnidad de Cristo Rey.

Giovanni Tridente·7 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Más de treinta y cinco años después de su primera celebración en 1985, las Jornadas Mundiales de la Juventud han sido llamadas a una especie de “prueba” para revigorizar su significado histórico y profético en la vida de la Iglesia y para una evangelización más activa en los tiempos contemporáneos.

De hecho, en los últimos días, por iniciativa del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, al que se ha confiado desde el principio la organización de estas iniciativas de convivencia juvenil, se han difundido algunas orientaciones pastorales para la celebración de la JMJ a nivel diocesano.

Aunque son más conocidas las JMJ que tienen lugar cada dos o tres años a nivel internacional -la última celebrada en Panamá en 2019, y la próxima prevista en Lisboa en 2023-, no hay que subestimar la importancia de la celebración anual en las Iglesias particulares, también como jornada preparatoria del evento mundial.

A partir de este año, a instancias del Papa Francisco, la Jornada anual, que antes se celebraba el Domingo de Ramos, se traslada a la solemnidad de Cristo Rey, al concluir el año litúrgico, que suele caer en el mes de noviembre. Esta decisión del actual Pontífice es también una vuelta al pasado, ya que san Juan Pablo II -el que instituyó por primera vez estos eventos juveniles- convocó a los jóvenes a un encuentro multitudinario en la Solemnidad de Cristo Rey en 1984. 

En aquella primera convocatoria estaba el germen de lo que luego serían las Jornadas Mundiales de la Juventud, encuentros de jóvenes “peregrinos que ‘caminan juntos’ hacia una meta, hacia el encuentro con Alguien, con Aquel que es capaz de dar sentido a su existencia, con el Dios hecho hombre que llama a cada joven a convertirse en su discípulo, a dejarlo todo y a ‘caminar tras él’”.

El nuevo documento nace, sin embargo, con el objetivo de animar aún más a las Iglesias locales a aprovechar estas jornadas como una oportunidad para que los jóvenes se sientan cada vez más “coprotagonistas de la vida y la misión de la Iglesia”.

Hay básicamente seis áreas que las Orientaciones esbozan como centrales para esta revitalización de los eventos diocesanos individuales, que deben “estar en el corazón de cada JMJ”.

En primer lugar, la JMJ está llamada a ser una “fiesta de la fe”, por lo que, junto al elemento de entusiasmo que caracteriza toda expresión juvenil, hay que privilegiar los momentos de adoración silenciosa de la Eucaristía (acto de fe por excelencia) y las liturgias penitenciales (lugar privilegiado de encuentro con la misericordia de Dios).

Los jóvenes, además, deben poder tener una “experiencia de Iglesia”, por lo que deben ser escuchados y participar tanto en la preparación de la Jornada como en otras estructuras y organismos. Aquí el papel central lo desempeña el obispo, que debe estar cerca de los jóvenes para mostrarles la cercanía paternal del pastor.

Otra experiencia que hay que salvaguardar es la “misionera”, implicando a los jóvenes en iniciativas de evangelización pública, “con cantos, oración y testimonios, en aquellas calles y plazas de la ciudad donde se encuentran con sus compañeros”. También sería útil promover iniciativas de voluntariado para los más pobres y desfavorecidos.

Ciertamente, no hay que subestimar el aspecto del “discernimiento vocacional”, haciendo que los jóvenes perciban su “llamada a la santidad”, en cualquier ámbito de su existencia, incluida la vida consagrada o el sacerdocio: “En el delicado proceso que debe llevarles a madurar estas opciones, los jóvenes deben ser acompañados e ilustrados con prudencia”, afirman las Orientaciones.

Por último, el documento hace hincapié en el elemento de “peregrinación”, que lleva a los jóvenes a salir de sus casas para ponerse en camino y así “conocer el sudor y el trabajo del viaje, la fatiga del corazón y la alegría del espíritu”; y la oportunidad de mostrar a los propios jóvenes experiencias de “fraternidad universal”, creando así espacios inclusivos y la realidad de una Iglesia de puertas abiertas. 

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Vaticano

«La Eucaristía es una medicina eficaz contra las cerrazones humanas»

El Papa Francisco ha centrado su reflexión durante el rezo del Angelus en la plaza de San Pedro en la fiesta de hoy, del Cuerpo y Sangre del Señor.

David Fernández Alonso·6 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hoy domingo 6 de junio, en Italia, España y en otros países, se celebra la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini. Por eso el Papa Francisco ha comenzado su intervención tras el rezo del Angelus en la plaza de San Pedro acudiendo al Evangelio de esta solemnidad: «El Evangelio nos presenta el relato de la Última Cena (Mc 14, 12-16, 22-26). Las palabras y los gestos del Señor nos tocan el corazón: toma el pan en sus manos, pronuncia la bendición, lo parte y lo entrega a los discípulos, diciendo: «Tomen, esto es mi cuerpo» (v. 22)».

«Es así, con sencillez, que Jesús nos da el mayor sacramento», recuerda el Santo Padre. «El suyo es un gesto humilde de donación, de compartir. En la culminación de su vida, no reparte pan en abundancia para alimentar a las multitudes, sino que se parte a sí mismo en la cena de la Pascua con los discípulos. De este modo, Jesús nos muestra que el objetivo de la vida es el donarse, que lo más grande es servir. Y hoy encontramos la grandeza de Dios en un trozo de pan, en una fragilidad que desborda de amor y de compartir. Fragilidad es precisamente la palabra que me gustaría subrayar. Jesús se hace frágil como el pan que se rompe y se desmigaja. Pero precisamente ahí radica su fuerza. En la Eucaristía la fragilidad es fuerza: fuerza del amor que se hace pequeño para ser acogido y no temido; fuerza del amor que se parte y se divide para alimentar y dar vida; fuerza del amor que se fragmenta para reunirnos en la unidad».

La Eucaristía ha centrado sus palabras en la fiesta de hoy: «Y hay otra fuerza que destaca en la fragilidad de la Eucaristía: la fuerza de amar a quien se equivoca. Es en la noche en que fue traicionado que Jesús nos da el Pan de Vida. Nos hace el mayor regalo mientras siente en su corazón el abismo más profundo: el discípulo que come con él, que moja su bocado en el mismo plato, lo está traicionando. Y la traición es el mayor dolor para los que aman. ¿Y qué hace Jesús? Reacciona ante el mal con un bien mayor. Al «no» de Judas responde con el «sí» de la misericordia. No castiga al pecador, sino que da su vida por él. Cuando recibimos la Eucaristía, Jesús hace lo mismo con nosotros: nos conoce, sabe que somos pecadores y que cometemos muchos errores, pero no renuncia a unir su vida a la nuestra. Él sabe que lo necesitamos, porque la Eucaristía no es el premio de los santos, sino el Pan de los pecadores. Por eso nos exhorta: ‘Tomen y coman'».

«Cada vez que recibimos el Pan de Vida», dice el Papa, «Jesús viene a dar un nuevo sentido a nuestras fragilidades. Nos recuerda que a sus ojos somos más valiosos de lo que pensamos. Nos dice que se complace si compartimos con Él nuestras fragilidades. Nos repite que su misericordia no teme nuestras miserias. Y, sobre todo, nos cura con amor de aquellas fragilidades que no podemos curar por nosotros mismos: la de sentir resentimiento hacia quienes nos han hecho daño; la de distanciarnos de los demás y aislarnos en nuestro interior; la de llorar sobre nosotros mismos y quejarnos sin encontrar la paz. La Eucaristía es una medicina eficaz contra estas cerrazones. El Pan de Vida, de hecho, cura las rigideces y las transforma en docilidad. La Eucaristía sana porque nos une a Jesús: nos hace asimilar su manera de vivir, su capacidad de partirse y entregarse a los hermanos, de responder al mal con el bien. Nos da el valor de salir de nosotros mismos y de inclinarnos con amor hacia la fragilidad de los demás. Como hace Dios con nosotros. Esta es la lógica de la Eucaristía: recibimos a Jesús que nos ama y sana nuestras fragilidades para amar a los demás y ayudarles en sus fragilidades».

Educación

Revolución en la oferta formativa de la Teología en España

¿Pueden los laicos hacer un postgrado ó master en Teología Bíblica, en Joseph Ratzinger ó san Ignacio de Loyola, Historia de la Iglesia, Misionología, Teología Moral, o en Lengua y Cultura Árabe ó Judía? Hasta hace muy poco, no. Ahora sí. Es un modelo impulsado por el Papa Francisco.

Rafael Miner·6 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

Hasta hace poco tiempo, los estudios de Teología debían realizarse como un todo orgánico, bien en las Facultades de Teología, o en los Institutos de Ciencias Religiosas. Lo que tenía hasta ahora la Iglesia son las licenciaturas y doctorados propios de las Facultades eclesiásticas, y después los diplomas y las licenciaturas de los Institutos Superiores de Ciencias Religiosas (ISCR). Eso son grados académicos, a los que la Santa Sede les da un valor para cubrir determinados oficios.

Pero después del proceso de Bolonia, que puso las bases del denominado Espacio Europeo de Educación Superior (1999), “se da a las universidades civiles la oportunidad de hacer sus propias titulaciones, que van más allá de lo que son las carreras establecidas, y la Iglesia se ha sumado a permitir que más allá de la licenciatura oficial en Sagrada Teología, se pueda obtener un título de experto en Judaísmo, ejemplo, por la Universidad X. ¿Y eso qué valor tiene? El que le da la Facultad de Teología correspondiente, sin que sea un grado académico de bachillerato o de licenciatura. Eso sí, todos los títulos cuentan con el aval de la aprobación previa por parte de la Santa Sede”.

Así lo explica el profesor Nicolás Álvarez de las Asturias, catedrático y vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad San Dámaso, de Madrid, quien sintetiza de este modo el concepto: “Ahora son los mismos centros los que comienzan a ofertar el modelo de títulos propios o expertos, equivalente en el mundo civil a un postgrado o un master, o el de diplomas. Y muchos de ellos, online”.

Es decir, la Santa Sede permite que cada Universidad ofrezca con su propia autoridad títulos propios, que deben ser aprobados por la Congregación para la Educación Católica, cuyo prefecto es el cardenal Giuseppe Versaldi, aunque no constituyen un grado eclesiástico. Un modelo de corte anglosajón.

¿Esto va en demérito de las tradicionales facultades de Teología o de los Institutos de Ciencias Religiosas? De ningún modo. “Porque esos títulos propios ofrecen formación en algún aspecto muy específico de la Teología o de la Filosofía, a niveles distintos. En unos casos muy especializada, y en otros a nivel más divulgativo, pero centrados solo en un aspecto, sin buscar dar una visión orgánica completa, que ofrecen las Facultades y los ISCR, con unos estudios filosóficos y teológicos que la Iglesia considera necesarios para una formación adecuada”, añade el profesor Nicolás Álvarez de las Asturias.

Además, este impulso a la dinamización de los estudios de Filosofía y Teología viene del mismo Papa Francisco, y la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium, a la que citaremos al final. El Santo Padre desea que “la red mundial de las Universidades y Facultades eclesiásticas” afronte “una valiente revolución cultural”.

Intelectuales del ámbito civil

Omnes se ha puesto en contacto con directivos de universidades que han comenzado a ofrecer títulos propios de Expertos. Por ejemplo, la propia San Dámaso, Navarra, la Pontificia de Comillas, o la UNIR, entre otras. El primer consejo para todos los que deseen participar en algún curso de Experto o Diploma es mirar las fechas de matriculación. En bastantes está abierta el plazo todavía. En otros se ha cerrado ya, pero está previsto un período de admisión en agosto, como en Navarra.

Los títulos propios que constituyen la oferta están siendo y serán para laicos interesados en algún aspecto de la Teología; intelectuales del ámbito civil que consideren necesario complementar su formación a nivel universitario en cuestiones que no les son familiares; y en tercer lugar, personas que deseen complementar las licenciaturas más estándares, señalan en San Dámaso.

“En este caso, por citar un ejemplo, si un obispo libanés enviara a un sacerdote a hacer una licenciatura a nuestra Universidad, por ejemplo en teología moral, con un poco más de esfuerzo, podría cursar el título propio sobre el Islam, que le podría venir muy bien para desarrollar su misión en el contexto multirreligioso de su país; y los ejemplos podrían multiplicarse a la luz de nuestra oferta y de las necesidades de las distintas diócesis”, añade el vicerrector de San Dámaso.

Ana Moya, responsable de gestión institucional de la misma universidad madrileña, explica la doble modalidad: “tenemos los diplomas, que son más sencillos, más divulgativos, y el nivel de experto, en el que existen asignaturas específicas y son especializados, dirigidos a personas que ya tienen alguna titulación universitaria”. Pueden consultarlos aquí.

En el curso 21/22 comenzarán a impartirse dos nuevos títulos propios en San Dámaso: Experto y Diploma en Historia de la Iglesia, que se suman a los ya existentes de Filosofía, Misionología, Cultura y Lengua Judía, Cultura y Lengua Árabe, o el que aborda la Relación entre el Cristianismo y el Islam.

Internacionales

El ISCR de la Universidad de Navarra hace notar el agradecimiento de personas que han pasado por los estudios de Teología del centro académico. Por ejemplo, Darío Malaver, responsable de la pastoral familiar hispánica en Abu Dhabi (Emiratos Árabes). Este es su correo: “Te pido de todo corazón que pases mi más profundo agradecimiento a todos y cada uno de los profesores de este Diploma, su carisma y entrega me han servido de ejemplo para mi vida en la Iglesia. No tendré palabras suficientes para describir cuán grata, productiva, satisfactoria e inspirante ha sido mi participación en este Diploma”.

Natalia Santoro, secretaria académica de este ISCR, subraya que “la valorización del laicado” fue una de las grandes intuiciones del concilio Vaticano II, como señaló el arzobispo Jean- Louis Brugés, en la presentación de la Instrucción de 2008 sobre los ISCR : “Para que los laicos puedan efectuar los servicios que les son propios, deben recibir una formación adaptada. Tienen el derecho de solicitarla y la Iglesia tiene el deber de proponérsela”.

El Instituto de Ciencias Religiosas de la Universidad de Navarra, en el que estudian personas de más de 20 países, tiene cinco Diplomas, expuestos en una navegación que es más fácil realizar de uno en uno, en el desplegable desde Cursos y Jornadas. Y su “demanda es creciente”, Natalia Santoro.

Entre los alumnos se encuentran docentes y profesores, directivos, consultores, médicos y científicos, ingenieros, comunicadores, catequistas, padres de familia, y religiosos y laicos de todos los movimientos de la Iglesia. Entre las motivaciones se encuentran la formación de formadores; participar en el debate social; el discernimiento vocacional, y la búsqueda de la verdad.

Los TUP, UNIR…

Los estudios de Teología Universitaria para Postgraduados (TUP) de la Universidad Pontificia Comillas son conocidos en el sector, y “se dirigen a personas con título universitario, especialmente a laicos y laicas, que buscan dar razón de su fe, ofreciéndoles un horario de tarde compatible con su jornada laboral”, en la sede de Comillas ICADE en Madrid.

Los TUP de Comillas son impartidos por los mismos profesores que enseñan por la mañana, y otorgan el título canónico de Bachiller en Teología (Grado). Se trata de una Teología dirigida a personas que desean profundizar en la doctrina católica, y dirigida especialmente a laicos, informa Comillas.

Pero los TUP son diferentes a los títulos propios de los que hablamos. Comillas tiene también másters postgrado propios como son los de Atención pastoral a la Familia, Discernimiento vocacional y acompañamiento espiritual y espiritualidad ignaciana. Como títulos propios, los de Ejercicios espirituales y Espiritualidad Bíblica.

Como se acaba de ver, los estudios bíblicos son una de las materias que más atractivo están teniendo a la hora de diseñar títulos propios. Sobre la Biblia anuncian títulos otros centros, por ejemplo la UNIR, que programa también un curso de Experto en Filosofía y Religión según el pensamiento de Joseph Ratzinger.

La UNIR anima a “descubrir la influencia de la Biblia, con el fin de: – analizar con rigor los diferentes textos de la Biblia; – entender el contexto histórico, político, social y cultural en el que fueron escritos; – e interpretar la Biblia y aplicar su contenido a la sociedad actual”.

Red mundial de universidades y facultades

Hace tres años que el Papa Francisco dio el pistoletazo de salida de esta revolución educativa. “Ha llegado el momento en el que los estudios eclesiásticos reciban esa renovación sabia y valiente que se requiere para una transformación misionera de una Iglesia en salida desde ese rico patrimonio de profundización y orientación”, señaló el Santo Padre en la Constitución Apostólica Veritatis Gaudium.

“Ante la nueva etapa de la evangelización, la renovación adecuada del sistema de los estudios eclesiásticos está llamada a jugar un papel estratégico”, señaló el Papa. “De hecho, estos estudios no deben sólo ofrecer lugares e itinerarios para la formación cualificada de los presbíteros, de las personas consagradas y de laicos comprometidos, sino que constituyen una especie de laboratorio cultural providencial”.

Francisco se refirió al desafío de “una valiente revolución cultural”. Y “en este empeño, la red mundial de las Universidades y Facultades eclesiásticas está llamada a llevar la aportación decisiva de la levadura, de la sal y de la luz del Evangelio de Jesucristo y de la Tradición viva de la Iglesia, que está siempre abierta a nuevos escenarios y a nuevas propuestas”.

El Romano Pontífice señaló entre los criterios fundamentales de esta revolución “la inter- y la trans-disciplinariedad ejercidas con sabiduría y creatividad a la luz de la Revelación. El principio vital e intelectual de la unidad del saber en la diversidad y en el respeto de sus expresiones múltiples, conexas y convergentes es lo que califica la propuesta académica, formativa y de investigación del sistema de los estudios eclesiásticos”.

Evangelización

«La labor de la Iglesia con personas con discapacidad no es nueva»

Roberto Ramírez es el director del departamento que, dentro de la Comisión de Catequesis de la Conferencia Episcopal Española, se dedica a la pastoral con personas con algún tipo de discapacidad y que comparten , plenamente y de manera adaptada, su vida de fe.

Maria José Atienza·5 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hacer el Evangelio accesible para todos es siempre una tarea ineludible en la Iglesia. Ciertamente, desde hace decenios, numerosas iniciativas eclesiales, como la Pastoral del Sordo o la labor con personas ciegas, ponen de manifiesto que, incluso antes de la sensibilización social, desde la Iglesia, la labor con personas con discapacidad ha sido, en muchos casos, pionera.

En la actualidad, los propios fieles demandan esta atención a las diferentes situaciones de las personas. La atención y adaptación catequética a niños con TDAH o Síndrome de Down es ya una realidad en muchas parroquias, Sin embargo, no todas gozan de las mismas posibilidades y, respondiendo a esta demanda ineludible de lo que podríamos denominar “periferias más cercanas” la Conferencia Episcopal contará con un área específica, dentro de la comisión de Catequesis, dedicada a la atención pastoral de las personas con discapacidad.

Su coordinador es Roberto Ramírez, un joven sacerdote de la diócesis de Canarias, que atiende tres parroquias en la isla y que, respondiendo a Omnes señala que “aunque ésta es, ciertamente es un área nueva en la Conferencia Episcopal, esto no quiere decir que el trabajo sea nuevo. Lo que se pretende es recoger todo el trabajo que ya se viene haciendo desde hace años; por ejemplo, en la pastoral del sordo o Frater, las personas que trabajan con ciegos o niños con TDAH… y, de este modo, ayudar a las diócesis”.

La labor de esta área no se limitará al tema catequético sino que abordará, también, asuntos de índole pastoral, con derivaciones tan concretas como “la construcción de templos adaptados”.

Aunque ésta sea un área nueva en la Conferencia Episcopal, no quiere decir que el trabajo sea nuevo.

Roberto Ramírez

Ramírez apunta que “aunque la pandemia ha retrasado la puesta en común de este equipo, la primera tarea que tienen es que “todos los que trabajamos en estas áreas de personas con discapacidad nos veamos, pongamos en común necesidades y retos y compartir recursos”.

Evidentemente, lo ideal, como destaca el sacerdote, es que cada diócesis tuviese una persona en la delegación de Catequesis o pastoral que se ocupara de estos temas: “una especie de enlace que pudiese orientar a las parroquias según los casos y que tuviese contacto con la propia Conferencia Episcopal”.

Primeros pasos del trabajo

Para el responsable de esta área, uno de los primeros trabajos que se ha de abordar se centra en reunir “una amplia biblioteca de recursos que esté al alcance de cualquier diócesis. Orientar a las diócesis y ofrecerles recursos, orientaciones, etc”. de las que a veces pueden no disponer o simplemente, beneficiarse de experiencias en casos similares.

Roberto Ramirez destaca la importancia de reunir esta “bibliografía y experiencias que puedan servir para orientar a las personas encargadas de las catequesis o en las parroquias, que son las que reciben los casos en un primer momento”.

La pandemia ha retrasado el trabajo de esta área que empezó a organizarse antes de marzo de 2020. Será el próximo octubre cuando, tras numerosos contratiempos, las diversas personas que configuran este equipo se reunirán para poner en marcha este nuevo campo de trabajo de la CEE.

Entre los componentes del equipo que conforma esta área se cuentan personas con discapacidad auditiva o visual, catequistas y fieles que trabajan con síndrome de Down o niños con TDAH. De esa manera se pretende poner en común las peculiaridades pastorales a las que se ha de atender desde las parroquias y las respuestas que ya se han dado en muchos lugares como zonas adaptadas en las parroquias para personas con discapacidad auditiva o recursos de éxito para la catequesis de pre – comunión con niños con TDAH.

En estos momentos se está trabajando es unas primeras orientaciones iniciales adecuadas a la actualidad y a las necesidades de los fieles con diversas discapacidades.

Pare este sacerdote de la diócesis de Canarias, que ha trabajado pastoralmente con niños con síndrome de Down o con TDAH, la Iglesia tiene un gran aliado en las nuevas tecnologías para la labor pastoral con estos fieles, niños, jóvenes y adultos: “hoy es muy fácil que una parroquia pueda proyectar, por ejemplo, en las catequesis de los niños que resuma la enseñanza evangélica que se les quiere transmitir”.

El departamento de la Conferencia Episcopal cuenta, por el momento con un equipo de especialistas en cada una de sus cinco secciones: pastoral del sordo; discapacidad intelectual; trastornos TEA y TDAH; discapacidad visual; y pastoral en las diferentes realidades.

Familia

Cultura del cuidado y familia

La que fue la última novela de Charles Dickens, Our mutual friend (“Nuestro amigo común”), combina situaciones y personajes oscuros con otros luminosos, que irradian bondad y ternura.

José Miguel Granados·4 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Our mutual friend (“Nuestro amigo común”) es la última novela que completó Charles Dickens. Contiene un intrigante entramado de historias de pasiones intensas, en ocasiones violentamente desbocadas, y también de compasión y de amor. Combina situaciones, actuaciones y protagonistas oscuros y cínicos con otros luminosos, que irradian bondad y ternura. 

Belleza del cuidado

Comienza con el enigmático descubrimiento de un hombre asesinado y tirado al río Támesis, y la compleja pesquisa posterior por descubrir su identidad. Diversos personajes de la historia destacan precisamente cuando se dedican al cuidado de los demás.

Así, una joven muy hermosa de extracción social baja, Lizzie Hexam, que ayuda a su padre, hombre rudo, en el rastreo con una pequeña embarcación de remos por el río de Londres para encontrar algo de valor, aunque sea en los bolsillos de algún ahogado… Lizzie cuida con paciente afecto a su adusto progenitor viudo y a su egoísta hermano menor, aunque no encuentre la correspondencia de la gratitud merecida. Inopinadamente, y sin pretenderlo, suscita la atracción erótica desaforada de dos hombres. Por un lado, Bradley Headstone, el pretencioso maestro de la escuela del hermano de Lizzie, que se deja llevar por un ansia brutal hacia ella. Por otro, Eugene Wrayburn, abogado decadente y frívolo, que se burla cruelmente del maestro despechado, provocando el incendio criminal de sus celos. Mortimer Lightwood, amigo íntimo de Eugene, procura cuidarle y reconducir sus provocaciones y dislates, para evitar que abuse de la chica pobre y que encienda la cólera de su humillado rival de amores.

El relato también presenta a Bella Wilfer, otra joven bonita, pero caprichosa y superficial. Vive con su modesta familia: una madre dominante e insoportable, que tiene amedrentado a su pusilánime y laborioso padre; y una hermana envidiosa y vana, que la irrita adrede. Bella anda habitualmente malhumorada por lo que considera su penuria económica inaguantable. Sin embargo, su mejor versión aflora cuando se vuelca en afecto hacia su sufrido padre, cuidándole con delicado cariño. Súbitamente aparece en su vida John Harmon, joven valioso, inteligente y trabajador, que tiene que abrirse camino tras un grave infortunio, y que se esforzará en cuidar y transformar a Bella, para que llegue a ser una mujer excelente.

Otros protagonistas son Nicodemus Boffin y su mujer, un matrimonio mayor sin hijos, encantadores y sencillos, de condición humilde. Han prosperado con el negocio de la recogida de basuras, por lo que a él se le denomina como el basurero de oro (“the Golden Dustman”), expresión que simboliza el peligro del apego al dinero. Viven para cuidar a los demás: acogen y adoptan con cariño a un chico retrasado; y también favorecen a Bella y a John.

Por último, aparece en escena Jenny Wren, joven cojita, de columna contrahecha, con un carácter desabrido y receloso. Su trabajo consiste en bordar de encargo trajecitos para muñecas. Cuida como puede a su padre alcohólico, a quien intenta alejar del vicio destructivo.

Evangelio del cuidado

En el mensaje para la jornada mundial de la paz de este año, el Papa Francisco explica cómo del evangelio de Jesucristo brota la “cultura del cuidado”, germen de unas relaciones sociales conformes a la dignidad humana. 

El cuidado amoroso que Dios mismo depara a cada persona la dota de dignidad y contiene la vocación de corresponder con gratitud mediante el cuidado de los demás. En efecto, la revelación divina y la razón humana nos llevan al reconocimiento de la dignidad sagrada, absoluta, de todo ser humano. Cada persona es única, ha de ser tratada con respeto, pues vale por lo que es y no por lo que tiene: por ser imagen de Dios, por ser amada e invitada a una relación filial de amistad, conforme a su naturaleza inteligente y libre. Además, Jesús se identifica con cada prójimo necesitado y desvalido, cuando dice en su parábola del juicio final: “A mí me lo hicisteis” (cf. Mt 25,40). Cuidar a los necesitados configura el paradigma de la condición humana.

¿A quién cuido?

Una sociedad grande es la que cuida de los pequeños. En cambio, si desprecia a los débiles se torna despreciable: cuando prima la prevalencia de los fuertes, la ley la selva, se maltrata a los pobres y frágiles, y la civilización se torna inhumana, tiránica. 

Por eso, hemos de preguntarnos cada uno: ¿a quién cuido?, ¿cómo cuido a las personas? ¿vivo como verdadero cuidador? Pues, en realidad, mi vida vale en la medida en que soy cuidado y cuido a alguien. Cuando tomo conciencia de que mi vida es para gastarla en el servicio concreto del prójimo, asumo la propia vocación de guardar al hermano (cf. Gén 4,9). Cuando reconozco, protejo y promuevo a alguien, realizo mi misión en el mundo, colaboro con el cuidado providente de las personas que constantemente realiza el Señor. En definitiva, como se lee en esta novela: “Nadie que aligera la carga de alguien es inútil en este mundo”.

Llegar a ser un buen cuidador requiere preparación. Cada uno ha de dejarse cuidar y cuidarse, para llegar a ser capaz de cuidar a los demás. Es necesario formarse integralmente, aprender a amar y a ayudar; adquirir la cualificación adecuada para el servicio humano y profesional desinteresado y esmerado a los demás miembros de la comunidad.

Cuidado familiar

La acogida al necesitado y al enfermo constituyen la entraña de la cultura familiar, su aportación decisiva a la comunidad humana. La comunión conyugal nace de la entrega recíproca de los esposos. El Señor ha bendecido la alianza que une en la carne al marido y a la mujer de por vida con el don de la fecundidad. El hogar matrimonial se conforma como la cuna, la escuela y el primer hospital de la vida humana. En definitiva, la familia constituye la primera comunidad que vive y enseña el cuidado de las personas. Es el lugar natural y privilegiado para educar en el reconocimiento del valor inmensurable de cada persona y en la vocación a cuidar a los demás.

Evangelización

«Vale la pena salir de la zona de confort en la enseñanza religiosa»

Entrevista a Javier Sánchez Cañizares sobre el proyecto "Educación, ciencia y religión" a través del que un millar de escolares han abordado, de maneras diferentes, las grandes cuestiones sobre Dios, el mundo y el hombre desde una perspectiva de complementariedad, diálogo y enriquecimiento entre la ciencia y la religión.

Maria José Atienza·4 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

Tres cursos escolares. Un millar de alumnos. Un proyecto: estudiar el tratamiento de Ciencia y religión en colegios españoles. Este es el contexto en el que se plantea la investigación encaminada a conocer los principales problemas pedagógicos relacionados con las grandes cuestiones que involucran a la ciencia y a la religión en los centros de enseñanza escolar españoles.

Desde septiembre de 2018 y hasta el pasado mayo, gracias a una beca de la fundación John Templeton, Javier Sánchez Cañizares, director del Grupo «Ciencia, Razón y Fe» e investigador del Instituto Cultura y sociedad de la Universidad de Navarra, ha liderado este grupo de investigación, cuyo proyecto, como señala en esta entrevista Sánchez Cañizares ha puesto de manifiesto, entre otras cosas, la necesidad de ofrecer a los alumnos «representaciones de las verdades de fe que sean compatibles con la visión del mundo que nos ofrece la ciencia».

España se encuentra ahora en un punto de inflexión en lo relativo a la enseñanza religiosa escolar, de hecho se trabaja en estos momentos en la elaboración del nuevo currículo de Religión. En cierto modo, en los últimos decenios ¿no le parece que se ha considerado la asignatura de Religión algo así como una materia “aparte”, sin relación con las otras ciencias humanas y sociales?

La verdad es que no soy un experto en la cuestión y preferiría no hacer afirmaciones categóricas a este respecto. También porque la clase de religión no solo depende del currículo o el libro de texto que se emplee, sino del profesor y la manera que tenga de invitar e introducir a los alumnos a ese apasionante viaje que debería ser la asignatura de Religión.

Desde luego sí creo que en los últimos tiempos se ha producido algo de lo que la pregunta insinúa. No es un problema sencillo de resolver, porque hay siempre un equilibrio difícil entre mantener la identidad de unos contenidos propios y estar abierto al diálogo e interacción con los demás saberes humanos. Quizás hemos insistido tanto en la identidad de la asignatura de Religión que nos hemos olvidado de la dimensión religiosa latente en otros campos del conocimiento, con el riesgo de convertir a la asignatura de Religión en una especie de meteorito caído del cielo.

Obviamente, el problema no es sólo, ni en mayor medida de los profesores de Religión, sino de la enseñanza en general, también de los profesores de otras asignaturas que silencian, por vergüenza o desconocimiento, la implícita apertura religiosa que puede haber en sus materias.

Quizás nos hemos olvidado de la dimensión religiosa latente en otros campos del conocimiento, con el riesgo de convertir a la asignatura de Religión en una especie de meteorito caído del cielo.

Javier Sánchez Cañizares

Uno de los grandes “problemas” de los católicos en la actualidad es, por llamarla de alguna manera, la pérdida de fe en la etapa universitaria cuando han de razonar y pensar sobre ella, yendo más allá de un “conjunto de oraciones y sensaciones”. Este tipo de proyectos ¿pueden ayudar a superar el dualismo del que hablábamos antes y desarrollar sistemas de pensamiento que armonicen la fe y la ciencia de manera natural?

Desde luego ese es uno de nuestros objetivos. El proyecto pretende que se hable de las grandes cuestiones sobre Dios, el mundo y el hombre desde una perspectiva de complementariedad, donde la ciencia y la religión puedan interpelarse con respeto y seriedad, se escuchen mutuamente y logren purificar algunas representaciones equivocadas que puedan haberse introducido, individual o colectivamente. Como ya apuntó san Juan Pablo II, tanto la fe como la razón, incluida la razón científica, pueden purificarse mutuamente.

En ese sentido, abordar estas cuestiones en el colegio, desde la perspectiva conjunta que menciono, ayuda a los futuros universitarios a pensar la fe de manera personal dentro del contexto cultural actual, muy marcado por el lenguaje común de la ciencia, compartido por todos. En la universidad y en la vida profesional está muy bien que los creyentes sean buenos trabajadores y, además, testimonien su fe con unas prácticas de piedad.

El proyecto ayuda a los futuros universitarios a pensar la fe de manera personal dentro del contexto cultural actual,

Javier Sánchez Cañizares

Pero no se nos debería olvidar la necesidad de que cada creyente, cada uno según sus características propias, testimonie también una unidad de vida intelectual en lugar de una doble vida: la del creyente por un lado y la del científico, universitario o profesional por otro. Eso sería como volver a caer en la teoría medieval de la doble verdad.

Centrándonos en el proyecto que se ha llevado a cabo este año, ¿cómo se ha desarrollado el trabajo en estos meses?

De acuerdo con la fundación John Templeton, hemos decidido dedicar cada uno de los tres años a una “gran cuestión”. El primer año se ha dedicado al estudio del origen del universo y la creación, el segundo a la evolución y la acción de Dios en el mundo, y el tercero a la especificidad humana ante la inteligencia artificial y el transhumanismo. Ha sido clave contar con un profesor encargado en cada uno de los colegios participantes, que era quien, en la práctica, encauzaba los temas concretos y la participación de los alumnos a lo largo de las semanas.

Desde un punto de vista más práctico, el proyecto se ha articulado en torno a un concurso que premiaba los mejores ensayos sobre el tema de estudio. Hemos podido entregar tres premios y dos accésits cada año. La preparación de los ensayos servía a los profesores para organizar las clases y a los alumnos para presentar los trabajos a sus compañeros. Cada año, a final de curso, después de un proceso de selección de los mejores ensayos, ha tenido lugar la fase final con doce equipos. El formato era el de un workshop en el que se exponían los trabajos y se intercambiaban preguntas entre los alumnos y también por parte del jurado.

Más allá de los premios concretos, quizás lo más impresionante ha sido contemplar la calidad, en la forma y el fondo, de estas exposiciones, así como la profundidad de las preguntas. Puedo asegurar que el nivel no tenía nada que envidiar al de muchos cursos universitarios. Más aún, se notaba en los alumnos participantes un deseo de seguir aprendiendo más, de modo interdisciplinar, acerca de estas grandes cuestiones.

Si no nos complicamos la vida en la enseñanza, la vida acabará por complicar lo aparentemente aprendido por los alumnos, como desgraciadamente nos dicen hoy las estadísticas sobre la fe de los jóvenes.

Javier Sánchez Cañizares

¿Qué ideas de aplicación práctica derivadas del proyecto Ciencia y religión en colegios españoles podemos aplicar en los centros de enseñanza en nuestro país?

Me parece que vale la pena salir de la zona de confort en la enseñanza y, especialmente, en la enseñanza religiosa. Es verdad que los profesores de colegios están habitualmente sobrecargados de trabajo y no les deberíamos exigir imposibles, pero también se debería perder el miedo a hablar de aquello que “no sabemos”, a “complicarse la vida”, como vulgarmente se dice. Si no nos complicamos la vida en la enseñanza, la vida acabará por complicar lo aparentemente aprendido por los alumnos, como desgraciadamente nos dicen hoy las estadísticas sobre la fe de los jóvenes.

Me gustaría añadir dos aspectos concretos que han funcionado bien. En primer lugar, desarrollar periódicamente sesiones conjuntas con los alumnos entre un profesor de ciencias y el profesor de religión, que dialogan sobre una de las grandes cuestiones mencionadas. Creo que estimula a los alumnos escuchar una conversación respetuosa entre sus profesores en las que cada uno hace el esfuerzo de entender al otro, así como la metodología propia de la materia que imparte.

En segundo lugar, intentar ofrecer a los alumnos representaciones de las verdades de fe que sean compatibles con la visión del mundo que nos ofrece la ciencia. Es crucial identificar dónde fallan algunas de estas representaciones de la fe que todos nos hacemos. Por ejemplo, es muy grande la tentación de imaginar la acción de Dios en el mundo como la de un ser súper-poderoso que, estando “fuera” del espacio y del tiempo, actúa en el espacio y en el tiempo. Pero en realidad no poseemos un modelo adecuado de la acción de Dios en el mundo.

Después de todo el tiempo dedicado no sólo a la preparación, sino al desarrollo del proyecto toca hacer balance. ¿Cuántos alumnos han participado en este proyecto? ¿Cuál ha sido el feedback de los participantes?

No tengo los números exactos, pero puedo decir que hemos alcanzado directamente en torno a unos 1.000 alumnos (los que han participado en los concursos) e indirectamente a unos 10.000. Hay que tener en cuenta que uno de los objetivos del proyecto es la creación de una cierta cultura de “ciencia y religión” en los colegios. Todos los alumnos de cursos superiores de los colegios participantes, de una manera o de otra, acaban oyendo hablar del proyecto: bien por el concurso, bien por las actividades generales que se han organizado, bien por los comentarios de sus propios compañeros.

El proyecto ha animado a encontrar esa visión interdisciplinar y complementaria entre ciencia y religión a cada uno de los que han tomado parte en él.

Javier Sánchez Cañizares

El mensaje principal que los alumnos y los profesores nos han transmitido ha sido el de continuar con este tipo de iniciativas. Podríamos decir que suponen un estímulo y una inspiración para todos, en la medida en que llevan a entender mejor algunos de los problemas planteados y a buscar una respuesta que pueda ser compartida mediante el estudio y el aprendizaje, pero que sobre todo posee una intensa dimensión personal. El proyecto ha animado a encontrar esa visión interdisciplinar y complementaria entre ciencia y religión a cada uno de los que han tomado parte en él, ya sean estudiantes, profesores u organizadores.

Por último, querría añadir que los alumnos interesados en estas grandes cuestiones, también lo están en entender mejor las dimensiones éticas que conllevan, por ejemplo, la especificidad del ser humano o la distinción y complementariedad entre hombre y mujer. De alguna manera, el interés por las grandes cuestiones también conduce a interesarse por sus consecuencias prácticas. Quizás ha sido también una enseñanza para todos que las exigencias éticas no se pueden aislar de su fundamentación más profunda, para la que hay que tener en cuenta tanto a la ciencia como a la religión.

España

«Gracias a Cáritas no sólo tengo una vivienda, sino una familia»

Las Cáritas diocesanas de España presentan, esta semana, sus datos de 2020, marcados por las consecuencias del Covid.

Maria José Atienza·3 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Vanesa, estudiante universitaria y Ana, desempleada, sin hogar y madre de dos hijos, han puesto voz a los datos presentados hoy por Cáritas Madrid que, al igual que la mayor parte de las Cáritas diocesanas de España, han presentado, en esta semana, sus datos de 2020, marcados por las consecuencias del Covid que ha golpeado a las economías más vulnerables.

Estado de alarma social

Aunque la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus ha descendido sensiblemente en nuestro país, sus consecuencias en el ámbito social y laboral están muy lejos de la recuperación, especialmente para las economías más precarias que son siempre las primeras en sufrir las crisis y las últimas en recuperarse. Ésta es una de las conclusiones compartida por las diferentes Cáritas diocesanas en sus memorias correspondientes a 2020.

No en vano, en la presentación de su Memoria 2020, el director de Cáritas Madrid ha destacado que durante los primeros meses de pandemia, las peticiones de ayuda a Cáritas Diocesana de Madrid se triplicaron y más del 85 % de las solicitudes eran para las necesidades sociales, principalmente alimentos, suministros, gastos de vivienda y medicinas. En el periodo anual de 2020, 139.157 personas, acudieron a la entidad diocesana sin contar las ayudas urgentes entregadas en situación de emergencia durante los primeros meses del estado de alarma.

Vivienda, empleo y suministros básicos

Los principales problemas que tienen quienes se acercan a Cáritas en nuestro país tienen denominadores comunes: la dificultad de acceso a una vivienda, la imposibilidad de asumir los costes de los suministros básicos y la situación de desempleo, que, en no pocos casos, afecta a todos los miembros de la unidad familiar.

Cáritas Canarias ha sido una de las que más ha notado el aumento de la brecha de desigualdad. No en vano, en esta diócesis insular, desde Cáritas se atendió a  14.623 hogares, lo que supuso un incremento del 82,9% de los hogares atendidos con respecto a 2019. Se trata del mayor número de atenciones en el último quinquenio. Un año en el que además, la situación de miles de migrantes, abandonados a su suerte por las calles de las islas, se ha sumado al trabajo de Cáritas y a las dificultades derivadas de la pandemia.

Otras diócesis como Sevilla también han vivido un aumento de las peticiones de ayuda en sus Cáritas diocesanas. En términos generales, las familias atendidas por Cáritas Diocesana de Sevilla aumentaron un 26,6% en 2020. Como destacó en su presentación el director de Cáritas diocesana de Sevilla, la capital hispalense cuenta, entre sus barrios, con seis de los más pobres de España, según el INE. Unas zonas en las que la atención de Cáritas diocesana se ha llegado a duplicar. Las parroquias de Polígono Sur, Torreblanca y Tres Barrios han pasado de atender a 1.428 familias en 2019, a 2.542 familias en 2020.

Otro ejemplo es el de Cáritas Zaragoza, cuya labor de acogida en 2020, llegó a 11.518 personas en 5.332 hogares, un 23% más de personas acogidas que en 2019, y un 31% más que en 2018.

Al problema de vivienda se une la imposibilidad de asumir el gasto para suministros, alimentación y ropa. Un punto que, por ejemplo, en Cáritas Mérida Badajoz ha pasado de suponer un 28% en 2019 a un 46% a lo largo del 2020. 

La pobreza es femenina en su mayor parte

Uno de los datos más preocupantes que, en estos días, exponen las distintas Cáritas se centra en el «rostro femenino» de la pobreza en España. Generalmente, de las personas atendidas por las diferentes Cáritas más de la mitad son mujeres. Sus problemas son especialmente acuciantes en el caso de migrantes con menores a su cargo y es también el ámbito femenino en el que el desempleo ha hecho mayores estragos durante estos meses, con una especial relevancia en las personas dedicadas a las tareas del hogar o profesiones de poca estabilidad.

La aparición de trata con fines laborales

El director diocesano de Cáritas Madrid se ha referido, además a una preocupante realidad que se está produciendo en España como consecuencia de la crisis derivada de la pandemia: la captación de hombres y mujeres con fines de explotación laboral dentro de nuestro país. «Colectivos como las Adoratrices, que trabajan codo a codo con las mujeres víctimas de trata nos están trasladando esta realidad», ha afirmado Luis Hernández «son personas a las que se capta para trabajar con horarios larguísimos, sin coberturas laborales y en régimen de esclavitud, como los que conocemos en Asi, por ejemplo, y que, hasta hace poco era impensable en España».

«Si yo no salgo de aqui, otra madre no podrá entrar»

Poner voz y rostro a quienes acuden en busca de ayuda es uno de los objetivos de las campañas de Cáritas y en especial, la del Día de la Caridad, que se desarrolla en estas jornadas. La presentación de los datos anuales en Madrid ha contado con los testimonios de Aurora y Vanesa. La primera acudió a Cáritas por primera vez hace 7 años. Llegó embarazada, sin vivienda y sin trabajo. Desde entonces, ha pasado por varias residencias de Cáritas y ha seguido cursos de formación y apoyo emocional. «Lo que queremos quienes acudimos a Cáritas», ha destacado, «es un trabajo digno, una vivienda digna, una oportunidad. Hay muchas madres como yo, en esta situación y, si yo no salgo de aquí, otra madre no podrá entrar».

Vanesa es una estudiante universitaria. Aparentemente no tiene «el perfil» de un usuario de Cáritas. Sin embargo, como ella señala «no puedo dejar de agradecer lo que Cáritas ha hecho por mi madre y por mí». Una historia que comenzó en 2015, cuando, por diversos motivos, Vanesa y su madre tuvieron que terminar viviendo en una habitación, «hacinadas». «Mi madre, enferma, acudió a la Iglesia y allí la derivaron a Cáritas. Nos abrieron las puertas del residencial JMJ, nos ofrecieron acompañamiento, y pudimos, con el tiempo gestionar una vivienda social. Vanesa, que ha terminado su carrera y ahora, con esfuerzo esta finalizando un master señala que «gracias a Caritas, no sólo tengo una vivienda, sino una familia» y ha animado a «no perder la esperanza porque en Cáritas siempre están ahí para ayudarte».

América Latina

Uruguay se prepara para la Asamblea Eclesial Latinoamericana

La primera fase de la Asamblea Eclesial es un proceso amplio de escucha, y la segunda, una fase presencial que tendrá lugar entre el 21 y el 28 de noviembre de 2021, en el Santuario de Ntra. Sra. de Guadalupe, en México. La propuesta era abarcar no sólo cardenales y obispos, sino también sacerdotes, religiosas y religiosos, laicas y laicos.

Agustín Sapriza·3 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

En América Latina y el Caribe, la Iglesia se está preparando para la celebración de una inédita Asamblea Eclesial en dos fases. La primera, un proceso amplio de escucha, y la segunda, un momento presencial que tendrá lugar entre el 21 y el 28 de noviembre de 2021, en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en México, y simultáneamente en varios otros lugares de toda la región.

El origen de esta Asamblea es la respuesta que dio el papa Francisco a la propuesta de la directiva del CELAM de hacer una sexta Conferencia General. Francisco animó a pensar en una asamblea distinta, porque hay puntos pendientes del documento de Aparecida. 

La propuesta era abarcar no sólo cardenales y obispos, sino también sacerdotes, religiosas y religiosos, laicas y laicos. Es algo nuevo, con espíritu sinodal, se propone hacer memoria agradecida de la última Conferencia General, esto requiere una conversión pastoral, para buscar nuevos caminos.

La Asamblea Eclesial tendrá un formato presencial y virtual. Presencialmente unas cincuenta personas en Casa Lago en México. Y alrededor de veinte sedes presenciales y hacer una interactuación virtual. 

Se ha querido que en este proceso sinodal sea una escucha grande al pueblo de Dios que peregrina en América Latina y el Caribe, en este tiempo de pandemia.

El proceso tiene los siguientes objetivos:

  1. Reavivar la Iglesia de una nueva manera, presentando una propuesta reformadora y regeneradora.
  2. Ser un evento eclesial en clave sinodal, y no solo episcopal, con una metodología representativa, inclusiva y participativa.
  3. Ser un hito eclesial que pueda relanzar los grandes temas aún vigentes que surgieron en Aparecida y retomar temas y agendas impactantes. 
  4. Reconectar las cinco Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, vinculando el magisterio Latinoamericano al magisterio del papa Francisco; marcando tres hitos: de Medellín a Aparecida, de Aparecida a Querida Amazonía, y de Querida Amazonía al Jubileo Guadalupano y de la Redención en 2031 y 2033,

Uruguay se prepara

La iglesia que peregrina en Uruguay, pequeña y pobre, se encuentra con el desafío de lograr que su mensaje sea atractivo y movilizador.  Esta Asamblea se ve como un camino para comprometer a todos los fieles para lograr una mayor difusión del evangelio.

A nivel de la conferencia Episcopal, será el obispo de Canelones, Heriberto Bodeant, el encargado de la animación de esta Asamblea. Se realizó una reunión virtual con los vicarios pastorales de todas las diócesis. Además, mediante una carta, anima a todos y todas a sumarse a esta inédita Asamblea, ofreciendo recursos y se creó una dirección electrónica y una línea de WhatsApp, como vía de consulta y para enviar los aportes de las distintas comunidades.

En la arquidiócesis de Montevideo, se aprovechó la reunión anual del clero de la diócesis, para presentar la Asamblea Eclesial. En esta ocasión, por las actuales restricciones sanitarias, fue a través de la plataforma Zoom, participaron unos 130 sacerdotes.  

Se invitó al encuentro, de forma virtual, al cardenal Oscar Andrés Rodríguez Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa, que presentado por el cardenal Daniel Sturla, que preside la diócesis.

Mons. Madariaga hizo una disertación de unos 20 minutos, explicando los objetivos de la Asamblea y cuál será su dinámica. Nos animó a que es una oportunidad en clave sinodal, como ha animado el papa Francisco, de escuchar cuáles son las inquietudes y desafíos de nuestros fieles. 

Luego de su intervención, se realizaron trabajos en grupo, con preguntas en clave de preparación para la Asamblea Eclesial. En cada grupo se recogieron las sugerencias que servirán como un primer paso, y se van a trabajar en las distintas instancias orgánicas de la Arquidiócesis para delinear el trabajo de cara a la Asamblea.

Además, se ha compartido en el Consejo de presbiterio un cuestionario, que también se enviará a todas las parroquias para recoger todas las sugerencias.

A su vez, en la diócesis de san José, más de 60 personas participaron en una reunión virtual, donde se animó a seguir los pasos de este camino sinodal.

Sinceramente, queridos, no puede importarnos un bledo

Los sacramentos son la voz de Dios en el mundo, el modo en el que la Trinidad sale al encuentro del hombre y de la mujer de todos los tiempos.

3 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Cuenta Scott Hahn en su libro Comprometidos con Dios cómo un día, al preguntar a cierto amigo, protestante como él, acerca de un libro bueno, éste sacó un ejemplar de un libro sobre la doctrina de Calvino sobre los sacramentos. Al verlo, Hahn se lo devolvió con una frase lapidaria “Me aburre todo esto de los sacramentos”.

A la vuelta a casa, su mujer le hizo ver lo descortés de su reacción y aún más, y cito textualmente: “Kimberly acabó su lección con una sonrisa y un juego de palabras: no te sorprendas Scott si, cuando comparezcas ante el Señor descubres que, en verdad, los aburridos sacramentos ¡te han llevado hasta el cielo!”.

A este pastor protestante y su familia los sacramentos, en especial, la Eucaristía, los condujeron a la fe católica. A todos, a ti y a mi, también los sacramentos nos llevan, como bien decía Kimberly Hahn, al Cielo. A pesar de que, como Scott, (y aún peor porque nosotros sabemos qué son, realmente, los sacramentos), seamos capaces de pensar que nos aburren. Y nos aburren porque hemos reducido, en no pocas ocasiones, los sacramentos a una especie de acto burocrático eclesial olvidando que en cada uno de estos

Ningún sacramento es obra de los hombres, sino de Dios. Es cierto que, arrastrados por el peculiar individualismo de occidente, hemos preferido, especialmente en los últimos años, poner el acento en un “sentir individual” de la fe despreciando, en cierto modo, los sacramentos que aparecían como un simple conjunto de ritos y palabras. Nada más lejos de la realidad. Dios en la tierra habla el lenguaje del amor, se relaciona, en relación de amor con el hombre de manera completa, en los sacramentos.   

No podremos tener una vida cristiana completa sin los sacramentos, sería como pedalear en una bicicleta sin ruedas. No da lo mismo vivir una vida sacramental activa que no hacerlo, como no da lo mismo manifestar el amor a la familia, a la mujer, a los hijos o padres que no hacerlo: de la abundancia del corazón habla la boca.

Los sacramentos son la voz de Dios en el mundo, el modo en el que la Trinidad sale al encuentro del hombre y de la mujer de todos los tiempos, (especialmente evidente en la Eucaristía), la savia que conforma la Iglesia y por tanto a ti y a mí como parte de ella.

El Bautismo, que, como recuerda el Papa Francisco, “nos hace entrar en este Pueblo de Dios que transmite la fe. Un Pueblo de Dios que camina y transmite la fe” y que el Espíritu Santo funda como Iglesia, ese mismo Espíritu que recibimos en la Confirmación. La Eucaristía trastoca el tiempo y el espacio, Dios infinito que se materializa, se “adecua” a nuestros límites haciéndose carne en nuestra carne en la Comunión, y que, como en la Encarnación, espera la respuesta de cada uno. La reconciliación que nos recupera para la vida de la gracia, con la que volvemos a Dios (re-ligare en sentido pleno). En el matrimonio cristiano se refleja carnalmente el amor pleno de Dios en su Trinidad y en su Iglesia. El orden sacerdotal, por el que Dios puede hacerse presente en nuestra vida y cara al final de ella, la ayuda de la Unción. A través de estos sacramentos Dios rasga con su infinitud la línea de la historia, de nuestra historia personal, para hacernos parte de la suya:. su muerte, su resurrección, su gloria.

 No. No podemos decir, ante este panorama, que nos importa un bledo,  porque son éstos, los aburridos sacramentos, los caminos que Dios nos dejó para llegar al Cielo.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

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Vaticano

El Papa recuerda que Cristo es modelo para nuestra oración

Francisco ha mantenido en la audiencia general una catequesis centrada en la oración de Jesús, como modelo y fundamento de nuestra propia oración personal.

David Fernández Alonso·2 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco ha mantenido este miércoles 2 de junio la audiencia general en el Patio de San Dámaso con aun limitación de fieles.

El Papa ha continuado su catequesis hablando de cómo el Evangelio nos muestra la oración de Jesús como fundamento de su relación con los discípulos: «Los Evangelios nos muestran cuánto era fundamental la oración en la relación de Jesús con sus discípulos. Ya se aprecia en la elección de los que luego se convertirían en los apóstoles. Lucas sitúa la elección en un contexto preciso de oración: «Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. 13. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles»(6,12-13). Parece que no haya otro criterio en esta elección si no es la oración, el diálogo con el Padre. A juzgar por cómo se comportarán después esos hombres, parecería que la elección no fue de las mejores; pero es precisamente esto, especialmente la presencia de Judas, el futuro traidor, lo que demuestra que esos nombres estaban escritos en el plan de Dios».

«La oración en favor de sus amigos», dice el Papa, «reaparece continuamente en la vida de Jesús. A veces los apóstoles se convierten en motivo de preocupación para Él, pero Jesús, así como los recibió del Padre, así los lleva en su corazón, incluso en sus errores, incluso en sus caídas. En todo ello descubrimos cómo Jesús fue maestro y amigo, siempre dispuesto a esperar pacientemente la conversión del discípulo. El punto culminante de esta paciente espera es la «tela» de amor que Jesús teje en torno a Pedro. En la Última Cena le dice: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos» (Lc 22:31-32). Es impresionante saber que, en el tiempo del desfallecimiento, el amor de Jesús no cesa, sino que se hace más intenso y que estamos en el centro de su oración».

Francisco insiste en que la oración de Jesús es fundamental en los momentos clave: «La oración de Jesús vuelve puntualmente en un momento crucial de su camino, el de la verificación de la fe de los discípulos. Escuchemos de nuevo al evangelista Lucas: «Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él los discípulos y él les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado.» Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «El Cristo de Dios.» Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie»(9:18-21). Las grandes decisiones en la misión de Jesús están siempre precedidas de una oración intensa y prolongada. Esta prueba de fe parece una meta, pero en cambio es un punto de partida renovado para los discípulos, porque, a partir de entonces, es como si Jesús subiera un tono en su misión, hablándoles abiertamente de su pasión, muerte y resurrección».

«En esta perspectiva, que despierta instintivamente la repulsión, tanto en los discípulos como en nosotros que leemos el Evangelio, la oración es la única fuente de luz y fuerza. Es necesario rezar más intensamente, cada vez que el camino se empina».

Y en efecto, continúa el Santo Padre, «tras anunciar a los discípulos lo que le espera en Jerusalén, tiene lugar el episodio de la Transfiguración. «Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. . Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén» (Lc 9,28-31). Por tanto, esta manifestación anticipada de la gloria de Jesús tuvo lugar en la oración, mientras el Hijo estaba inmerso en la comunión con el Padre y consentía plenamente en su voluntad de amor, en su plan de salvación. Y de esa oración salió una palabra clara para los tres discípulos implicados: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle» (Lc 9,35)».

«De este rápido recorrido por el Evangelio, deducimos que Jesús no sólo quiere que recemos como Él reza, sino que nos asegura que, aunque nuestros tentativos de oración sean completamente vanos e ineficaces, siempre podemos contar con su oración. El Catecismo dice: «La oración de Jesús hace de la oración cristiana una petición eficaz. Él es su modelo. Él ora en nosotros y con nosotros.»(n. 2740). Y un poco más adelante añade: «Jesús ora también por nosotros, en nuestro lugar y en favor nuestro. Todas nuestras peticiones han sido recogidas una vez por todas en sus palabras en la Cruz; y escuchadas por su Padre en la Resurrección: por eso no deja de interceder por nosotros ante el Padre» (n. 2741)».

Concluye el Papa Francisco que «aunque nuestras oraciones fueran solamente balbuceos, si se vieran comprometidas por una fe vacilante, nunca debemos dejar de confiar en Él. Sostenidas por la oración de Jesús, nuestras tímidas oraciones se apoyan en alas de águila y suben al cielo».

Lecturas del domingo

Lecturas Solemnidad del Corpus Christi (B)

Andrea Mardegan comenta las lecturas del Corpus Christi

Andrea Mardegan·2 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Mientras comían”. Comer juntos es realmente importante para nuestro Dios. Las cosas importantes, Jesús las hace en la mesa, los discursos más conmovedores, los milagros más amados. En el momento de la unidad, de la intimidad, de la familiaridad del amor. “Tomó el pan”. Cada gesto queda fijado para siempre en la memoria de los discípulos, y pasa a la memoria de la Iglesia y a la liturgia. Jesús toma el pan con la fuerza de su voluntad divina que espera hace milenios este momento, con el deseo de su voluntad humana que anhela esta hora. Apunta a ser una sola cosa con nosotros, a lo largo de la historia. De tú a tú con cada uno. Toma en sus manos su vida para ofrecérnosla del todo. 

“Lo partió”. Partió el pan con sus manos. Quiere que su cuerpo inmolado se convierta en alimento divino para todos. Que sea multiplicado y distribuido. Que por un único pan nos convirtamos en un solo cuerpo. “Se lo dio”. Jesús da el pan a los suyos: darse es el gesto supremo. 

Siempre se había dado, nunca se echó para atrás. Disponible para ir de una parte a la otra de aquellas tierras, de aquel lago. A escuchar y a explicar. Ahora se vuelve a dar, de un modo nuevo. El don de Jesús nos pide y nos prepara para el don de nosotros mismos. “Tomad”. Se ofrece y se regala a sí mismo, pero pide que nosotros lo tomemos. Se adelantan pensativos, emocionados. Es el don de Dios, su gracia, pero es necesaria la correspondencia humana. Tomar aquel alimento que Jesús nos ofrece, su pan que es su cuerpo por nosotros, para hacernos uno con él. 

En la fiesta del Corpus Christi ponemos más la atención en la segunda parte de la frase de Jesús: “este es mi cuerpo”, “esta es mi sangre”, en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, pero nos sorprende que la atención de Jesús está, en cambio, en la primera parte de la frase, o sea, en nosotros. Él está inclinado hacia nosotros, desea vivir con nosotros, estar en comunión con nosotros. En su corazón estamos, sobre todo, nosotros: “¡Tomad!”. Según Marcos, primero ofrece el cáliz y ellos beben, y sólo después dice: esta es mi sangre. 

El deseo de Jesús de donarse y de venir a nosotros es grande: tomad, bebed. Casi es secundario el extraordinario milagro de la Transubstanciación. Lo que cuenta es el amor y deseo de unión, el resto es consecuencia para él que lo puede todo. Hoy y en otras ocasiones, en la Iglesia adoramos, rezamos, llevamos en procesión el cuerpo de Cristo, lo hacemos con alegría y con fe, con gratitud. 

Pero para Él, viene sobre todo a nutrirnos de sí, a convertirse en parte de nosotros, en alimento que nos sostiene mientras vivimos su vida en medio del mundo y, por tanto, que podemos llevar, con nuestra vida, al mundo.

Salmones a contracorriente

Si no queremos traicionar a nuestros jóvenes, sabemos que hemos de pedirles que den lo mejor de sí mismos, que no se conformen con la mediocridad, que ellos naden también contracorriente.

2 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

El educador debe tener auténticamente alma color salmón. Porque, más que nunca, hoy la educación es un constante nadar contra corriente, río arriba, como hacen los salmones. Creo que esta sensación la compartimos todos los educadores. Profesores, padres, madres de familia…sentimos muchas veces que vamos a contracorriente al educar a los jóvenes. Y no pocas veces nos asalta la tentación de ceder, de dejarnos llevar por la corriente, que es ciertamente más fácil.

Educamos a contracorriente de la sociedad en la que vivimos. Sus parámetros no tienen nada que ver con los del evangelio. Vivimos en un mundo autosuficiente, consumista, hedonista, con una antropología que rechaza que haya una naturaleza humana, viviendo al margen totalmente de Dios. Todavía quedan algunos resquicios de lo que fue una sociedad cristiana, pero cada vez más débiles, apenas sustentan una civilización que se derrumba por momentos. Una nueva cultura, al margen de las fecundas raíces del cristianismo, impregna todo nuestro ambiente.

Vivimos en un mundo autosuficiente, consumista, hedonista, con una antropología que rechaza que haya una naturaleza humana, viviendo al margen totalmente de Dios.

Javier Segura

A contracorriente de la pedagogía actual. También sus principios son lejanos a los que proponemos nosotros. Es el niño el autor de su propio ser, el que construye su vida, sin más referencia que su propia libertad. El educador pasa a un plano secundario, casi como mero observador de ese proceso. La naturaleza del niño es buena y no hay que interferirla. No hay ni atisbo de algo parecido al pecado original. Todo es lúdico. El esfuerzo, el trabajo, la propia responsabilidad, el fracaso, quedan al margen. Y un igualitarismo sofocante quiere anegarlo todo.

Y también nadamos a contracorriente del propio ser del joven. Porque sus pasiones le inclinarán a lo fácil. Y la dispersión en la que vive, fruto de esta sociedad de la imagen, de lo inmediato, le hará más difícil afrontar un trabajo serio, a veces duro, que no tiene frutos inmediatos. Sencillamente, crecer es gozoso, pero no necesariamente agradable. A veces duele.

Y, sin embargo, si no queremos traicionar a nuestros jóvenes, sabemos que hemos de pedirles que den lo mejor de sí mismos, que no se conformen con la mediocridad, que ellos naden también contracorriente. Que sean jóvenes con el alma color salmón.

Hay un bello poema de Pedro Salinas, ‘Tu mejor tú’,  que nos recuerda lo que es verdaderamente amar. Ese amor del que participa el educador.

Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.

Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.

Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan sólo a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.

Y que a mi amor entonces le conteste
a nueva criatura que tú eras.

Es verdad, los educadores contamos con un poderoso aliado, por muy mal que esté el mundo, por desastre que sea la pedagogía actual, por mucho que las pasiones asalten al joven. Ese aliado es su propio corazón y sus ansias de verdad, belleza y bien. Hay que bucear en diálogo profundo con cada joven y ayudarle a descubrir que no llena el deseo de amor todo lo que le ofrece el mundo. Que aspira a más, a mucho más. Más, más y más.

Hay que bucear en diálogo profundo con cada joven y ayudarle a descubrir que no llena el deseo de amor todo lo que le ofrece el mundo.

Javier Segura

Y el otro gran aliado es Dios mismo. Educamos contracorriente, pero Dios es el padre de cada joven, y le ama con un amor entrañable. Él es el más interesado en salvar a su hijo, en que llegue a la plenitud para la que él le soñó. Y por eso se va a emplear a fondo. No le van a faltar ni su cuidado providente ni su gracia.

Educamos contracorriente, sí. Habrá trabajo, habrá pelea. Pero esta batalla la hemos ganado ya.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

Vaticano

Misericordia y corrección en la Iglesia

Este martes 1 de junio ha tenido lugar la presentación de la reforma del Código de Derecho Canónico, que tiene por finalidad dotar a la Iglesia Católica de un sistema de sanciones adecuado a la situación actual, al mismo tiempo que eficaz para castigar las diversas conductas que constituyen un delito

Ricardo Bazán·2 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Finalmente ha visto la luz la reforma del Libro VI del Código de Derecho Canónico, sobre las sanciones penales en la Iglesia. Este martes 1 de junio tuvo lugar una Conferencia de prensa para la presentación de la Constitución Apostólica Pascite gregem Dei, que tiene por finalidad dotar a la Iglesia Católica de un sistema de sanciones adecuado a la situación actual, al mismo tiempo que eficaz para castigar las diversas conductas que constituyen un delito.

Se trata de una reforma deseada desde hace varias décadas, ya que como lo ha demostrado la experiencia, cuando entró en vigor el Código de Derecho Canónico en 1983, el libro que regula los delitos en la Iglesia no parecía ser un instrumento adecuado, pues había prevalecido una lectura más pastoral que jurídica. Es por esto que el Papa Francisco, en la introducción de la norma aclara: «El Pastor está llamado a ejercer su cometido “con sus consejos, con sus exhortaciones, con sus ejemplos, pero también con su autoridad y sacra potestad” (Lumen gentium, n. 27), pues la caridad y la misericordia exigen que un Padre se dedique también a enderezar lo que tal vez se haya torcido».

Esto se ha visto tristemente comprobado con los delitos de abuso sexual a menores cometidos al interno de la Iglesia, pues las normas del código fueron insuficientes para hacer frente a las denuncias que ya se daban desde la década de los 80’s y que se hicieron públicas a nivel mundial en el 2002. De allí que el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe, Card. Joseph Ratzinger se tomara muy en serio este tema.

En efecto, ya como papa, Benedicto XVI confió en el 2009 la difícil tarea de reformar el mencionado Libro VI al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos (PCTL) . Se trata se un trabajo colegial que ha durado casi 12 años, entre reuniones del grupo de estudio creado al interior del mencionado discaterio para revisar el código, así como consultas a otros dicasterios, obispos, facultades de Derecho canónico, entre otros; hasta llegar al texto final que entrará en vigor el 8 de diciembre de 2021. Asi pues, el nuevo Libro VI, sobre las sanciones de la Iglesia, que consta de 89 cánones, queda de la siguiente manera: 63 cánones han sido modificados (71%), 9 han sido cambiados de lugar (10%), y 17 han permanecido iguales (19%).

Como señalaba en la conferencia de prensa Mons. Filippo Iannone, presidente del PCTL, el nuevo Libro VI tiene tres fines: restablecer las exigencias de la justicia, la enmienda del reo y la reparación de los escándalos. Podemos apreciar un proceso de maduración en el modo de entender el Derecho penal como instrumento para restablecer la justicia, propia de la Iglesia como Pueblo de Dios, en el que se da un intercambio de relaciones entre sus fieles, las cuales deben ser reguladas según la justicia, basada en la caridad, de manera tal que los derechos de los fieles puedan ser respetados y garantizada la tutela de los mismos.

En muchas ocasiones Papa Francisco ha buscado explicar que la misericordia no es contraria a la justicia, de allí que sea un deber de justicia, pero al mismo tiempo, de caridad, corregir al que se equivoca (cfr. Exhortación Apostólica Gaudete et exsultate).

Sin duda estamos frente a una norma que ha sido hecha con mucha competencia, así se desprende del texto, el cual contiene una mejor determinación de las normas penales que antes no existía cuando el código fue promulgado. Para ello reduce el ámbito de discrecionalidad del obispo, juez natural de la diócesis. Igualmente los delitos han quedado mejor especificados, así como una elenco de las sanciones (cfr. can. 1336) y unos parámetros de referencia para guiar la valoración de quién debe juzgar las concretas circunstancias. Con miras a proteger la comunidad eclesial y a reparar el escándalo y el resarcimiento del daño, el nuevo texto prevé la imposición de preceptos penales, o iniciar un procedimiento sancionador siempre que la autoridad lo considere necesario, o haya constatado que por otras vías no es posible obtener un suficiente restablecimiento de la justicia, la enmienda del reo y la reparación del escándalo.

Por último, se ofrece a los obispos los medios necesarios para prevenir el delito y así poder intervenir en la corrección de situaciones que de manera posterior podrían ser más graves, dejando a salvo el principio de presunción de inocencia (cfr. can. 1321 § 1).

Además, han sido incorporadas al código delitos que han sido tipificados recientemente a través de leyes especiales, como la tentativa de ordenación de mujeres, la grabación de la confesión, la consagración con fines sacrílegos de las especies eucarísticas. Paralelamente se han incorporado algunos delitos presentes en el Código de 1917 y que no fueron acogidos en el 1983, por ejemplo, la corrupción en actos de oficio, la administración de sacramentos a sujetos a los cuales está prohibido administrarlos, ocultar a la autoridad legítima eventuales irregularidades o censuras en orden a la recepción de las sagradas órdenes.

Se han añadido nuevos reatos como la violación del secreto pontificio, la omisión de la obligación de ejecutar una sentencia o decreto penal, la omisión de la obligación de dar noticia de la comisión de un delito, y el abandono ilegítimo del ministerio. Por último, se han incorporado delitos de tipo patrimonial que han sido noticia en los últimos años. 

Esta reforma del sistema penal de la Iglesia pone en manos de los obispos un instrumento «ágil y útil, normas más simples y claras, para favorecer el recurso al derecho penal cuando esto es necesario, a fin de que, respetando las exigencias de la justicia, puedan crecer la fe y la caridad en el pueblo de Dios». Sin embargo, esto no se puede dar de manera automática, es necesaria una reflexión previa, entender que no se es más pastoral porque se deja de aplicar una pena a quien ha cometido un delito, sino que la justicia y la caridad lo exigen, hay un deber de justicia que corresponde a los pastores realizar.

No en vano, muchas de las víctimas de abusos sexuales por parte de clérigos, más que ver al agresor en la cárcel, buscan la sanción canónica, que generalmente consiste en la suspensión del estado clerical y ser apartado de cualquier cargo pastoral, donde puede ocasionar más daño. No podemos olvidar que el tiempo y la práctica judicial serán de mucha utlidad, de allí que la Pascite gregem Dei necesite tiempo para desplegar el efecto que busca el Papa Francisco, ser un instrumento para el bien de las almas.

Vaticano

Mons. Arrieta, sobre la reforma del Código: “Ahora los delitos, las penas y el modo de aplicarlas quedan bien determinados”

Entrevistamos a Mons. Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, sobre la reforma del Libro VI del Código de Derecho Canónico.

Giovanni Tridente y Alfonso Riobó·2 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 7 minutos

La ha decidido el Papa Francisco por la Constitución Apostólica Pascite Gregem Dei, que lleva fecha del 23 de mayo de 2021, pero ha sido dada a conocer el 1 de junio. 

La revisión redefine el sistema penal de la Iglesia, modificando en profundidad la mayor parte de ese Libro del Código vigente, de 1983.

-Con la nueva Constitución Apostólica hecha pública el 1 de junio, ha terminado finalmente el proceso de revisión del Libro VI del Código de Derecho Canónico, relativo a las sanciones penales en la Iglesia. ¿Cuándo comenzó este largo proceso de reforma? ¿Por qué se ha tardado en llegar a la promulgación?

Cuando el Papa Benedicto XVI encargó al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, en septiembre de 2009, la revisión del Libro VI del Código de Derecho canónico, se constituyó un grupo de estudio que fue trabajando en contacto con muchos otros canonistas, hasta preparar un primer borrador del nuevo Libro VI. El borrador se mandó en 2011 para consulta a todas las conferencias episcopales, a los dicasterios de la Curia, a las facultades de derecho canónico y a muchos otros expertos. 

Con las respuestas, se siguió trabajando del mismo modo, perfilando mejor los textos en sucesivos borradores, hasta llegar, tras nuevas consultas y trabajos, a este texto que ahora ha promulgado el Papa.

-Entonces, ¿recoge las experiencias y las opiniones relevantes? 

Sí, ha sido un trabajo colegial, que ha implicado a muchas personas en todo el mundo. Y ha sido también un trabajo algo complejo, porque siendo una ley universal, tenía que adecuarse a las exigencias de culturas y situaciones concretas muy diversas. Un trabajo así, en una materia particularmente delicada como esta, requiere tiempo y necesita sopesar soluciones para que sirvan a toda la Iglesia.

-De los 89 cánones del Libro VI, han sido modificados 63, y otros 9 han cambiado de lugar; sólo 17 han permanecido invariables. ¿Por qué ha sido necesaria esta reforma, antes que la de otras partes del Código?

Casi inmediatamente después de la promulgación del Código de Derecho Canónico de 1983, se comprobó que el derecho penal de su Libro VI no funcionaba. 

En realidad, aquel texto había cambiado radicalmente el sistema precedente del Código de 1917, pero sin medir del todo las consecuencias. Se redujo mucho el número de las penas, cosa que era muy necesaria; pero, sobre todo, muchos cánones clave se redactaron de modo intencionalmente poco definido, pensando que debían ser los Obispos y Superiores quienes determinasen en cada caso qué conductas debían castigarse y cómo había que hacerlo. 

El resultado es que tanta indeterminación –no se olvide que la Iglesia es universal– condujo de hecho al desconcierto, y paralizó el funcionamiento del sistema. Por eso, a partir de cierto momento, la Santa Sede tuvo que intervenir de modo extraordinario para castigar los delitos mas graves. 

-En líneas generales, ¿qué papel tienen las sanciones penales en la Iglesia, y en relación con la vida de los fieles? Las situaciones lamentables de los últimos años, por ejemplo el fenómeno de los abusos, ¿han devuelto a la conciencia eclesial la importancia del Derecho penal?

En la época en la que se prepararon los cánones penales del Código de 1983, prevalecía un clima en el que se dudaba de si en la Iglesia había sitio para el derecho penal; parecía que las penas se oponían a las exigencias de la caridad y de la comunión, y que lo máximo que podía aceptarse –por resumirlo de algún modo– eran medidas disciplinares, no propiamente penales.

Muchos hechos posteriores han demostrado lo trágico de un modo de pensar como ese, y así lo señala ahora el Papa Francisco en el texto de la Constitución Apostólica. Precisamente por exigencias de caridad, hacia la comunidad y hacia la persona que hay que corregir, es necesario utilizar el derecho penal cuando es preciso.

-¿Han sido esas situaciones el motivo de la revisión?

No, la reforma no se hace para responder al problema de los abusos. La revisión era necesaria para hacer que funcionara el sistema penal en su conjunto, y para proteger muy diversas situaciones y realidades eclesiales esenciales –los Sacramentos, la Fe, la autoridad, el patrimonio eclesiástico, etc.–, y no únicamente unos pocos delitos, aunque tengan particular gravedad como sucede con los abusos de menores.

-¿Qué importancia tiene el Derecho en la vida de la Iglesia?

En su peregrinar terreno, la Iglesia se organiza como sociedad, y por tanto tiene que tener sus propias reglas y leyes que regulan su vida. Desde los primeros siglos de su historia, la Iglesia ha ido formando un conjunto de reglas, bastante flexibles, que a lo largo de los tiempos y de las diferentes culturas se han ido adaptando a las necesidades que se iban presentando, respetando siempre el núcleo esencial de su propia identidad de carácter espiritual. Ese es el derecho canónico.

-¿Qué sucede ahora con el sistema penal del “hermano” del Código de Derecho Canónico, que es el Código de Cánones de las Iglesias Orientales?

El Código de Cánones de las Iglesias Orientales se promulgó siete años después del Código de Derecho Canónico de 1983. En buena medida pudo aprovecharse de la experiencia negativa, que ya para entonces surgía, acerca de las dificultades de aplicación del derecho penal latino. Quizás sea necesario retocar algo también en la legislación oriental, pero el problema más agudo lo planteaba el código latino.

-¿Cuáles son los elementos esenciales de esta revisión?

Los puntos esenciales que caracterizan la reforma pueden resumirse en tres conceptos. 

El primero es una mayor determinación de las normas y de los modos de actuar, con una disminución consiguiente de la carga sobre las autoridades eclesiásticas en el momento de decidir caso por caso. Ahora están determinadas también las penas que se deben imponer, y se indican, a la autoridad que debe decidir, parámetros en relación con los cuales adoptar soluciones. 

El segundo criterio es el de proteger mejor a la comunidad cristiana, velando para que se repare el escándalo que produce una conducta delictiva y, en su caso, para resarcir también los daños causados. 

Por último, se proporcionan ahora a la autoridad instrumentos más adecuados para prevenir los delitos y, sobre todo, para corregir infracciones antes de que se hagan más graves.

-Esa mayor determinación, ¿se refleja en el enfoque de los diversos tipos penales?

Las novedades en la definición de los delitos son consecuencia de lo que decía antes, sobre la mayor determinación de las normas. 

Por un lado, se han especificado mejor algunos delitos que en el Código de 1983 resultaban excesivamente sintetizados. Se han incorporado al Código, por otro lado, delitos que se han ido definiendo en los años sucesivos, como el de la grabación (registro) de las confesiones, y algunos otros más. Después, algunos delitos que no se tuvieron en cuenta en la codificación de 1983 se han tomado directamente del Código de 1917, como la corrupción en actos de oficio, la administración de sacramentos a quienes tienen prohibido recibirlos, o el ocultar a la autoridad eclesiástica eventuales irregularidades con el fin de poder acceder a las órdenes sagradas. 

Por último, se han definido también algunos delitos nuevos: por ejemplo, la violación del secreto pontificio, la omisión de la denuncia un delito por parte de quien está obligado a denunciarlo, el abandono ilegítimo del ministerio eclesiástico que desempeña un sacerdote, etc. 

-Específicamente en relación con los abusos de menores y personas vulnerables, ¿se ha tenido en cuenta la experiencia de los últimos años, para hacer más eficaz el Derecho penal?

Como es natural, aunque, ese no fuera el objeto central de la reforma, se ha dado particular importancia al delito de abuso sexual de menores. Las novedades en este punto son varias. 

En primer lugar, ya no es considerado sólo como un delito contra las obligaciones especiales de los clérigos o religiosos (como son las obligaciones del celibato o de no gestionar bienes patrimoniales), sino que se considera como un delito contra la dignidad de la persona humana.

Además, se ha ampliado la categoría, para incluir como posibles víctimas a otros sujetos que en el derecho de la Iglesia tienen similar protección jurídica a la de los menores. 

Por último, aunque en este caso no sean ya delitos reservados a la Doctrina de la Fe, se incluyen también como delito las conductas de abuso de menores realizadas por religiosos no clérigos, o por laicos que desempeñan alguna función u oficio en el ámbito eclesiástico.

-Un momento crucial en la lucha contra los abusos fue el encuentro sobre la protección de los menores promovido por el Papa en febrero de 2019, del que uno de los frutos es el Vademécum del año 2020. ¿En qué medida ha influido en el trabajo del Consejo Pontificio para la reforma del Libro VI?

Efectivamente, el Vademécum preparado por la Congregación para la Doctrina de la Fe está siendo de mucha utilidad para castigar en la vía administrativa los delitos de abuso de menores realizados por clérigos, que es la materia reservada a ese Dicasterio. Pero, además, como en el Código no se desarrolló suficientemente el tema de las sanciones penales realizadas por vía administrativa (al principio se pensó que la regla general debía ser que las penas se impusieran por vía judicial), ese Vademécum resulta de gran utilidad general, y sirve de guía para proceder penalmente también en los casos que no están reservados a esa Congregación.

-Un aspecto significativo fue también la abolición del secreto pontificio en los casos de denuncias de abusos. ¿Por qué es importante esta decisión del Papa, cómo incide concretamente en la vida de la Iglesia? 

En estos procesos, el secreto pontificio resultaba un inconveniente, tanto para las víctimas como para los acusados y para el desarrollo del proceso. Por eso, ha sido un bien el eliminarlo en este tipo de procesos por abuso de menores, facilitando así la libertad del enjuiciamiento y de la defensa.

-Hace no mucho tiempo se creó otro instrumento, una “task force” para ayudar a las Iglesias locales a actualizar o preparar líneas guía en el ámbito de la tutela de los menores. ¿Por qué fue necesario, y cómo se está procediendo?

Hay que tener en cuenta qué la Iglesia está presente en los cinco continentes, y que son muchas las comunidades diocesanas que carecen de los recursos que sí tienen otras de mayor tradición. Por eso, la Santa Sede se vio en la necesidad de preparar un equipo que asesorarse a las Iglesias locales y a las conferencias episcopales, de manera que puedan mantener al día y renueven los protocolos relativos a la protección de menores. No todas las Iglesias tendrán la misma necesidad, pero de este modo se garantiza también una respuesta armónica en su conjunto por parte de la Iglesia.

-Otro campo de atención es el de los delitos en materia económica. ¿Afecta la revisión a las penas canónicas para este tipo de delitos?

En efecto, entre las novedades que recoge ahora el Libro sexto está la mayor atención a los delitos de carácter económico y patrimonial. De una parte, se han especificado mejor los distintos tipos de delito, incluyendo casos extremos de delito, no ya doloso, sino culposo. En todos estos casos se incluye en la sanción penal la exigencia de reparación de los daños causados. 

Además, como novedad, se ha incluido como nuevo delito canónico: el de cometer en sede civil delitos en materia económica con violación del deber de los clérigos y religiosos de no asumir ningún tipo de gestión patrimonial sin permiso de su Ordinario propio.

-¿Qué valoración de conjunto hace de esta reforma del Código?

Para resumir mi valoración, creo que hay que decir que el nuevo libro sexto del código de derecho canónico ha cambiado sustancialmente el sistema penal de la Iglesia. Ahora los delitos, las penas y el modo de aplicarlas han quedado bien determinados. Sobre todo, como el Santo Padre subraya en la Constitución apostólica de promulgación, la actuación o aplicación de las normas penales, cuando sea necesario usarlas, forma parte de la caridad pastoral que debe guiar el gobierno de la comunidad cristiana por parte de quienes la tienen a su cargo. Por eso, aunque la ley penal de la Iglesia tenemos que cumplirla todos, el Papa se dirige en su texto principalmente a quienes tienen que aplicarla.

El autorGiovanni Tridente y Alfonso Riobó

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Libros

La peregrinación de la gracia

José Miguel Granados recomienda la lectura de "La peregrinación de la gracia", tercer libro de la serie "Buscando entender".

José Miguel Granados·2 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Sorprende este original y ameno ensayo de Moral fundamental (editorial Palabra, Madrid 2021, 150 páginas), escrito por José Manuel Horcajo, profesor de teología de la madrileña Universidad eclesiástica San Dámaso y párroco de San Ramón Nonato, en el distrito de Puente de Vallecas.

Libro

Título: La peregrinación de la gracia
Autor: José Manuel Horcajo
Editorial: Palabra
Páginas: 152
Año: 2021

La metáfora de la peregrinación sirve de hilo conductor a la comprensión del sentido del obrar humano a la luz de la fe cristiana y de la razón humana. Desde el viaje a Hispania de Astérix y Obélix, pasando por el viaje de Abraham, el Éxodo de Israel, la Odisea de Ulises, el Camino de Santiago, las andanzas de Don Quijote, la divina comedia de Dante, o la misión de Frodo, el portador del anillo…, el autor nos facilita la comprensión de conceptos clave de la ética: gracia, afectividad, intencionalidad, conciencia, nominalismo, utilitarismo, emotivismo, etc.

Con un lenguaje riguroso y al mismo tiempo coloquial, ofrece montones de aplicaciones a la vida práctica para hacer asequible la doctrina de los grandes doctores de la Iglesia. Así, para dejar clara la falsedad de la pretensión de autonomía y la necesidad de fundamentarse en el amor divino originario: “Nuestra libertad o es filial o no es nada”.

Otro ejemplo, para entender la diferencia entre el instinto humano natural y racional con el sobrenatural que suscita el Espíritu Santo: la religiosa Santa Ángela de la Cruz, que pide limosna para los pobres que atiende en la casa de su compañía; recibe una bofetada de un señor mal encarado; su respuesta inmediata no es la reacción violenta ni la denuncia legal, sino decirle: -“Ya me ha dado lo mío, ahora deme para mis pobres”.

En definitiva, una presentación asequible de las bases del obrar humano y cristiano, superando diversas teorías que han conducido a vías muertas. Y todo ello desde la centralidad del amor personal de Jesucristo como motor, motivación y meta del caminar en santidad hacia la plenitud humana en esta vida y en la eternidad.

España

“Me Apunto a Religión” subraya el valor de la asignatura para la sociedad

La Conferencia Episcopal Española lanza, un año más, la campaña “Me Apunto a Religión”, subrayando, en esta edición, la influencia de la enseñanza religiosa en una sociedad plural.

Maria José Atienza·1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Coincidiendo con el final de curso y la elección de las asignaturas ara el siguiente periodo escolar, la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura ha lanzado la campaña “Me Apunto a Religión”, con la que la Conferencia Episcopal Española desea, a lo largo de todo el mes de junio, invitar a las familias y al alumnado a matricularse en la asignatura de Religión Católica en el próximo curso 2021-2022.

La campaña anima a la elección de la asignatura de Religión subrayando su carácter escolar y académico, su aportación específica al desarrollo integral de los alumnos y alumnas, y a la articulación de sociedades respetuosas con la diversidad religiosa. 

La campaña está dirigida a familias con hijos e hijas en edad escolar y a estudiantes de secundaria. Además, se lanza en dos tipos de soporte: a través de las redes sociales y en prensa online de ámbito nacional. 

Esta iniciativa se suma también a aquellas acciones que las distintas delegaciones diocesanas de Enseñanza están realizando con la misma finalidad.

Cultura

«Escuchar las obras de Carlos Patiño es escuchar lo que oyeron Velázquez o Calderón»

Albert Recasens, director y musicólogo, ha coordinado la primera grabación internacional de la obra de Carlos Patiño, maestro de la capilla Real bajo el reinado de Felipe IV.

Maria José Atienza·1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos

Albert Recasens, director y musicólogo, ha coordinado esta recuperación que pretende “acercar al público la figura y producción musical de Carlos Patiño a través de sus obras más destacadas”, como ha señalado en una entrevista para Omnes. El disco, Carlos Patiño: música sacra para la corte, es fruto del trabajo de Recasens en el Instituto Cultura y Sociedad (ICS) de la Universidad de Navarra, fue grabado al frente de su conjunto La Grande Chapelle en la iglesia de san Quintín en Sobral de Monte Agraço, en Portugal. Se trata de la primera grabación mundial con las composiciones religiosas en latín más emblemáticas de este genio barroco que sirvió en la corte de Felipe IV.

Una cuidada selección

Albert Recasens ha apuntado que el trabajo realizado constituye una “reconstrucción de la sonoridad que tuvo la capilla real en el reinado de Felipe IV, uno de los reinados más ricos en lo artístico y cultural en España. Carlos Patiño es el compositor más importante que tenemos en la primera mitad del S. XVII en España. Escuchar su música significa adentrarse en la música que escucharon Calderón de la Barca o Velázquez”.   

A diferencia de proyectos como el Oficio de Difuntos de Tomas Luis de Victoria, Carlos Patiño (1600-1675) Música sacra para la Corte, recoge una selección de piezas compuestas por Patiño dentro de su producción de música sacra. Como señala Albert Recasens, en este caso “nos hemos centrado en el repertorio en latín, y, dentro de este grupo, se ha realizado una selección de las piezas de mayor calidad artística, que tuvieran un valor por algún elemento: ya sea la relación del texto y la música, ya sea porque sean piezas “osadas” artísticamente en las que la armonía, las melodías o la estructura son muy avanzadas, o simplemente, por la belleza”.

La grabación que recoge el disco se compone de una primera parte del disco “centrado en obras marianas en sentido amplio: motetes, antífonas, letanías dedicadas a la Virgen o bien salmos como el Lauda Ierusalem, que se cantaban en vísperas de fiestas de la Virgen. Junto a esta, una segunda parte dedicada a los difuntos, y unas piezas “sueltas” como la secuencia Veni, Sancte Spiritus y un motete al Santísimo”.

Patiño, el «pintor musical» de la Virgen

Albert Recasens describe a Carlos Patiño como un “gran pintor de la Virgen”, como Murillo en las artes pictóricas: “Patiño tiene una especial predilección por los textos dedicados a la Virgen María. Compuso una serie de Magnificats, Salve Regina y, lo más sorprendente, una serie de letanías, algo particular en el panorama del S. XVII. De estas obras marianas, destacaría el María Mater Dei.

En esta obra el ‘discurso musical’ sigue al milímetro el discurso litúrgico, el texto religioso”, señala este experto, “se trata de una oración a María con varios pasajes, sobre todos los atributos de la Virgen, invocaciones, textos que proceden de distintos libros de la Sagrada Escritura y de oraciones habituales. Lo que hace única esta pieza, muy barroca, es el gran contraste entre la solista soprano y el resto del coro. Lo que en música conocemos como el stile concertato. Es muy hermoso el juego de texturas musicales, por ejemplo, cuando canta “o Clemens, o pía…” todo es melismático, sinuoso, una cascada de melodías muy dulces”.

Retrato de Carlos Patiño

Recasens señala que además de considerarla una de las mejores obras de Carlos Patiño, “fue una de las preferidas del propio compositor. Lo sabemos porque, cuando donó una selección de sus obras al Monasterio del Escorial, escogidas por él mismo como memoria de su trabajo, el Maria Mater Dei fue una de ellas. Además tenemos un retrato de Patiño, algo excepcional, pintado por su hijo Pedro Félix y que se conserva en la Biblioteca Nacional, donde aparece un Carlos Patiño ya anciano que, curiosamente, en la mano sostiene una partitura donde se lee María Mater Dei”.

Albert Recasens aúna en su tarea la labor de investigación y la puesta en escena. Cada trabajo requiere “una investigación muy ardua pero luego una parte muy práctica: búsqueda de fondos, logística para que pueda darse el conjunto, las transcripciones, los permisos, la edición, etc.”

Para realizar esta labor ha consultado los fondos de numerosos archivos en los que se conserva el legado del maestro conquense, como los de los monasterios de Montserrat y El Escorial, que custodia la principal colección de obras suyas en latín; los de las catedrales de Ávila, Burgos, Cuenca, Valencia, Las Palmas, Valladolid, Segovia, Salamanca y Santiago de Compostela; y la Biblioteca Nacional de Catalunya, entre otros.

También ha accedido a documentos preservados en el Nuevo Continente: Ciudad de Guatemala y Puebla, ya que la influencia de Patiño llegó más allá de los límites de la península impulsado por el poder de la Corona española. De hecho, como apunta Albert Recasens “la importancia de Patiño es central en la música sacra de aquel tiempo. Desde que, en 1634, le nombran maestro de la Real Capilla, ocupó ese magisterio durante tres décadas. Ese puesto es un faro: todas las iglesias de España miran a la capilla Real, es el modelo al que imitar, no sólo en España sino en todos los lugares influencia de la monarquía hispánica entonces”.

La labor divulgativa es esencial

El trabajo realizado desde este Instituto ha seguido rigurosos criterios históricos. Como apunta Recasens: “se ha recreado el estilo imperante en la música sacra de la época, policoral, con dos o más coros colocados en distintas zonas de los templos: presbiterio, coro, púlpito… que hacen juegos de ‘claroscuro’, creando un efecto de estereofonía. La grabación se ha realizado con instrumentos de época, siguiendo la tratadística de la época, cómo se interpretaba, el tempo… todo es una interpretación históricamente informada, es decir, recogiendo la información que nos proporcionan los documentos.”

«Conocemos a los principales pintores y literatos del S. XVII, sin embargo, no sabemos quiénes eran los músicos españoles de este tiempo»

Albert Recasens

Un trabajo que desde el ICS dan a conocer al gran público, tarea imprescindible en nuestro país, defiende Albert Recasens: “parece mentira que sepamos perfectamente quienes fueron destacados literatos o pintores de los siglos XVI o XVII en nuestro país, pero en cuanto a nuestro conocimiento de los músicos, damos cierta pena. No sabemos cómo sonaba la música en las iglesias; teóricamente si, con los manuscritos, estudios… pero falta un elemento muy importante, la divulgación. En este punto entra el trabajo que realizamos en el ICS en torno a la divulgación del patrimonio musical español”.

Documentos

Constitución Apostólica Pascite gregem Dei

Constitución Apostólica del Papa Francisco Pascite gregem Dei, por la que se promulga la reforma del Libro VI del Código de Derecho Canónico.

David Fernández Alonso·1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos

FRANCISCO

CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA

PASCITE GREGEM DEI

CON LA QUE SE REFORMA EL LIBRO VI DEL CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO

Apacentad la grey de Dios, gobernando no a la fuerza, sino de buena gana, según Dios” (cfr. 1 Pt 5, 2). Estas palabras inspiradas del Apóstol Pedro resuenan en las del rito de ordenación episcopal: «Jesucristo, Señor nuestro, enviado por el Padre para redimir al género humano, envió a su vez por el mundo a los doce Apóstoles para que, llenos de la fuerza del Espíritu Santo, anunciaran el Evangelio, gobernaran y santificaran a todos los pueblos, agrupándoles en un solo rebaño. (…) Él [Jesucristo, Señor y Pontífice eterno] es quien, valiéndose de la predicación y solicitud pastoral del Obispo, os lleva, a través del peregrinar terreno, a la felicidad eterna» (cfr. Ordenación del Obispo, de los Presbíteros y de los Diáconos, versión española, reimpresión de 2011, n. 39). Y el Pastor está llamado a ejercer su cometido “con sus consejos, con sus exhortaciones, con sus ejemplos, pero también con su autoridad y sacra potestad” (Lumen gentium, n. 27), pues la caridad y la misericordia exigen que un Padre se dedique también a enderezar lo que tal vez se haya torcido.

Avanzando en su peregrinación terrena, desde los tiempos apostólicos, la Iglesia fue dándose leyes para su modo de actuar que en el curso de los siglos han llegado a componer un coherente cuerpo de normas sociales vinculantes, que confieren unidad al Pueblo de Dios y de cuya observancia se hacen responsables los Obispos. Tales normas reflejan la fe que todos nosotros profesamos, de ésta arranca la fuerza obligante de dichas normas, las cuales, fundándose en esa fe, manifiestan también la materna misericordia de la Iglesia, que sabe tener siempre como finalidad la salvación de las almas. Teniendo que organizar la vida de la comunidad en su devenir temporal, esas normas necesitan estar en permanente correlación con los cambios sociales y con las nuevas exigencias que aparecen en el Pueblo de Dios, lo que obliga en ocasiones a rectificarlas y adaptarlas a las situaciones cambiantes.

En el contexto de los rápidos cambios sociales que experimentamos, bien conscientes de que “no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época” (Audiencia a la Curia Romana en ocasión de la presentación de las felicitaciones navideñas, 21 de diciembre de 2019), para responder adecuadamente a las exigencias de la Iglesia en todo el mundo, resultaba evidente la necesidad de revisar también la disciplina penal promulgada por San Juan Pablo II, el 25 de enero de 1983, con el Código de Derecho Canónico. Era necesario modificarla de modo que permitiera su empleo a los Pastores como ágil instrumento saludable y correctivo, y que pudiese ser usado a tiempo y con caritas pastoralis, a fin de prevenir males mayores y de sanar las heridas causadas por la debilidad humana.

Por esta razón, Nuestro venerado Predecesor Benedicto XVI, en 2007 encomendó al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos la tarea de emprender la revisión de la normativa penal contenida en el Código de 1983.

Sobre la base de dicho encargo, el Dicasterio se ha dedicado a analizar concretamente las nuevas exigencias, a identificar los límites y las carencias de la legislación vigente y a determinar posibles soluciones, claras y sencillas. Este estudio se ha realizado en espíritu de colegialidad y de colaboración, solicitando la intervención de expertos y de Pastores, y confrontando las posibles soluciones con las exigencias y la cultura de las diversas Iglesias locales.

Redactado un primer borrador del nuevo Libro VI del Código de Derecho Canónico, fue enviado a todas las Conferencias Episcopales, a los Dicasterios de la Curia Romana, a los Superiores Mayores de los Institutos Religiosos, a las Facultades de Derecho Canónico y a otras Instituciones eclesiásticas, para recoger sus observaciones. Al mismo tiempo fueron interpelados también numerosos canonistas y expertos de derecho penal de todo el mundo. Los resultados de esta primera consultación, debidamente ordenados, fueron después examinados por un grupo especial de expertos que modificó el texto del borrador de acuerdo con las sugerencias recibidas, para luego someterlo nuevamente al examen de los consultores. Finalmente, tras sucesivas revisiones y estudios, el borrador final del nuevo texto se estudió en la Sesión Plenaria de los Miembros del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos en el mes de febrero de 2020. Realizadas luego las correcciones indicadas por la Plenaria, el borrador del texto se transmitió al Romano Pontífice.

El respeto y la observancia de la disciplina penal incumbe a todo el Pueblo de Dios, pero la responsabilidad de su correcta aplicación –come se dijo más arriba– corresponde específicamente a los Pastores y a los Superiores de cada comunidad. Es un cometido que pertenece de modo indisociable al munus pastorale que a ellos se les confía, y que debe ejercerse como concreta e irrenunciable exigencia de caridad ante la Iglesia, ante la comunidad cristiana y las eventuales víctimas, y también en relación con quien ha cometido un delito, que tiene necesidad, al mismo tiempo, de la misericordia y de la corrección de la Iglesia.

Muchos han sido los daños que ocasionó en el pasado la falta de comprensión de la relación íntima que existe en la Iglesia entre el ejercicio de la caridad y la actuación de la disciplina sancionatoria, siempre que las circunstancias y la justicia lo requieran. Ese modo de pensar –la experiencia lo enseña– conlleva el riesgo de temporizar con comportamientos contrarios a la disciplina, para los cuales el remedio no puede venir únicamente de exhortaciones o sugerencias. Esta actitud lleva frecuentemente consigo el riesgo de que, con el transcurso del tiempo, tales modos de vida cristalicen haciendo más difícil la corrección y agravando en muchos casos el escándalo y la confusión entre los fieles. Por eso, por parte de los Pastores y de los Superiores, resulta necesaria la aplicación de las penas. La negligencia del Pastor en el empleo del sistema penal muestra que no está cumpliendo recta y fielmente con su función, tal como hemos señalado claramente en documentos recientes, como las Cartas Apostólicas en forma de “Motu Proprio” Como una Madre amorosa, 4 de junio de 2016, y Vos estis lux mundi, de 7 de mayo de 2019.

La caridad exige, en efecto, que los Pastores recurran al sistema penal siempre que deban hacerlo, teniendo presentes los tres fines que lo hacen necesario en la sociedad eclesial, es decir, el restablecimiento de las exigencias de la justicia, la enmienda del reo y la reparación de los escándalos.

Como hemos señalado recientemente, la sanción canónica tiene también una función de reparación y de saludable medicina y busca sobre todo el bien del fiel, por lo que “representa un medio positivo para la realización del Reino, para reconstruir la justicia en la comunidad de los fieles, llamados a la personal y común santificación” (A los participantes en la Sesión Plenaria del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, 21 de febrero de 2020).

En continuidad con el enfoque general del sistema canónico, que sigue una tradición de la Iglesia consolidada a lo largo del tiempo, el nuevo texto aporta modificaciones de diverso tipo al derecho hasta ahora vigente, y sanciona algunos nuevos tipos penales. De modo particular, muchas de las novedades presentes en el texto responden a la exigencia cada vez más extensa dentro de las comunidades de ver restablecida la justicia y el orden que el delito ha quebrantado.

El texto resulta mejorado, también desde el punto de vista técnico, sobre todo por lo que se refiere a algunos aspectos fundamentales del derecho penal, como por ejemplo el derecho a la defensa, la prescripción de la acción criminal y penal, una más clara determinación de las penas, que responde a las exigencias de la legalidad penal y ofrece a los Ordinarios y a los Jueces criterios objetivos a la ahora de individuar la sanción más adecuada para aplicar en cada caso concreto.

En la revisión del texto, al fin de favorecer la unidad de la Iglesia en la aplicación de las penas, sobre todo respecto de los delitos que provocan mayor daño y escándalo en la comunidad, se ha seguido también, servatis de iure servandis, el criterio de reducir los casos en los que la imposición de sanciones queda a discreción de la autoridad.

Teniendo en cuenta todo ello, con la presente Constitución Apostólica, promulgamos el texto revisado del Libro VI del Código de Derecho Canónico tal como ha sido ordenado y revisado, con la esperanza de que resulte un instrumento para el bien de las almas y sus prescripciones, cuando sea necesario, sean puestas en práctica por los Pastores con justicia y misericordia, conscientes de que forma parte de su ministerio, como un deber de justicia –eminente virtud cardinal–, imponer penas cuando lo exija el bien de los fieles.

Con el objeto de que todos puedan convenientemente informarse y conocer a fondo las disposiciones de que se trata, establezco que cuanto hemos deliberado se promulgue con la publicación en L’Osservatore Romano y sea insertado luego en el Comentario Oficial Acta Apostolicae Sedis, entrando en vigor el 8 de diciembre de 2021.

Establezco también que con la entrada en vigor del nuevo Libro VI quede abrogado el vigente Libro VI del Código de Derecho Canónico del año 1983, sin que obste en contrario cosa alguna incluso digna de particular mención.

Dado en Roma, junto a San Pedro, en la Solemnidad de Pentecostés, 23 de mayo de 2021, noveno año de Nuestro Pontificado.

FRANCISCO

Vaticano

La Santa Sede reforma las sanciones penales en la Iglesia

Con la Constitución Apostólica Pascite gregem Dei, fechada el 23 de mayo de 2021, solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco promulga el nuevo Libro VI del Código de Derecho Canónico, que contiene la normativa sobre las sanciones penales en la Iglesia.

David Fernández Alonso·1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Con la Constitución Apostólica Pascite gregem Dei, fechada el 23 de mayo de 2021, solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco promulga el nuevo Libro VI del Código de Derecho Canónico, que contiene la normativa sobre las sanciones penales en la Iglesia. El texto legislativo, «para que todos puedan informarse fácilmente y conocer en profundidad las disposiciones en cuestión», entrará en vigor el 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Se trata de uno de los siete libros de los que se compone el Código de Derecho Canónico.

El Papa Francisco asegura en la Constitución por la cual se aprueba la modificación del Código, que era necesario revisar la disciplina penal promulgada por San Juan Pablo II: «En el contexto de los rápidos cambios sociales que experimentamos, bien conscientes de que “no estamos viviendo simplemente una época de cambios, sino un cambio de época” (Audiencia a la Curia Romana en ocasión de la presentación de las felicitaciones navideñas, 21 de diciembre de 2019), para responder adecuadamente a las exigencias de la Iglesia en todo el mundo, resultaba evidente la necesidad de revisar también la disciplina penal promulgada por San Juan Pablo II, el 25 de enero de 1983, con el Código de Derecho Canónico. Era necesario modificarla de modo que permitiera su empleo a los Pastores como ágil instrumento saludable y correctivo, y que pudiese ser usado a tiempo y con caritas pastoralis, a fin de prevenir males mayores y de sanar las heridas causadas por la debilidad humana».

Efectivamente se mejora el texto del Libro VI, también desde el punto de vista técnico, sobre todo por lo que se refiere a algunos aspectos fundamentales del derecho penal, como por ejemplo el derecho a la defensa, la prescripción de la acción criminal y penal, una más clara determinación de las penas, que responde a las exigencias de la legalidad penal y ofrece a los Ordinarios y a los Jueces criterios objetivos a la ahora de individuar la sanción más adecuada para aplicar en cada caso concreto.

En la revisión del texto, al fin de favorecer la unidad de la Iglesia en la aplicación de las penas, sobre todo respecto de los delitos que provocan mayor daño y escándalo en la comunidad, se ha seguido también, servatis de iure servandis, el criterio de reducir los casos en los que la imposición de sanciones queda a discreción de la autoridad.

Fases de la modificación

Francisco explica en la Pascite gregem Dei que ya Benedicto XVI, en 2007 encomendó al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos la tarea de emprender la revisión de la normativa penal contenida en el Código de 1983.

Sobre la base de dicho encargo, el Dicasterio se ha dedicado a analizar concretamente las nuevas exigencias, a identificar los límites y las carencias de la legislación vigente y a determinar posibles soluciones, claras y sencillas.

Redactado un primer borrador del nuevo Libro VI del Código de Derecho Canónico, fue enviado a todas las Conferencias Episcopales, a los Dicasterios de la Curia Romana, a los Superiores Mayores de los Institutos Religiosos, a las Facultades de Derecho Canónico y a otras Instituciones eclesiásticas, para recoger sus observaciones. Al mismo tiempo, dice el Papa en el documento, fueron interpelados también numerosos canonistas y expertos de derecho penal de todo el mundo. Los resultados de esta primera consulta, fueron después examinados por un grupo especial de expertos que modificó el texto del borrador de acuerdo con las sugerencias recibidas, para luego someterlo nuevamente al examen de los consultores.

Finalmente, tras sucesivas revisiones y estudios, el borrador final del nuevo texto se estudió en la Sesión Plenaria de los Miembros del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos en el mes de febrero de 2020. Realizadas luego las correcciones indicadas por la Plenaria, el borrador del texto se transmitió al propio Papa.

El novio

Desde aquella JMJ, siempre que paso por una tormenta en mi vida me acuerdo de aquel “ve y lo verás” de Esther, y busco el sagrario más cercano.

1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Madrugada del 21 de agosto de 2011. JMJ de Madrid. El Aeródromo de Cuatro Vientos, en el que casi dos millones de jóvenes se disponían a pasar la noche, aparecía sorprendentemente calmado tras la repentina tormenta que casi provocó la suspensión de la vigilia con Benedicto XVI. ¿Ha visto usted alguna vez a dos millones de jóvenes, fuera de casa, de noche y yéndose a dormir? Pues yo sí. ¡Y dicen que ya no se ven milagros!

Ante tal sosiego, decidí aprovechar para ir a aprovisionarme de agua, pues el día siguiente se anunciaba bastante caluroso y, en las horas punta, las colas eran insufribles. Por el camino, me pareció divisar a lo lejos, cabizbaja, a una de las chicas del grupo al que acompañábamos. Esther pasaba por una mala racha. Los padres se habían quedado en paro y ella había tenido que aparcar los estudios para trabajar en una hamburguesería y arrimar algo a la familia. Para colmo, acababa de cortar con Juan, el novio con el que todos dábamos por hecho que se terminaría casando.

La seguí con la mirada y vi cómo, antes de llegar a la zona de reparto de comida, se desviaba hacia el lado opuesto, en dirección a otra gran carpa. Me dejó con la mosca detrás de la oreja, pero continué hacia mi destino donde me entretuve más de una hora al encontrarme por casualidad con unos amigos a quienes hacía años que no veía.

De regreso a mi sitio, me topé de frente con Esther y parecía una persona distinta. Una gran sonrisa llenaba su rostro, que parecía resplandecer.

–Niña, ¿qué haces? ¿De dónde vienes tan contenta? –le pregunté.

–Nada –sonrió–, de ver a mi novio.

–Ah, perdona, yo pensaba que ya no…

–No, no –me tranquilizó–. No he vuelto con Juan. Este es mejor. Si quieres conocerlo, está ahí, en aquella carpa. Anda, ¡ve y lo verás! –me animó mientras se alejaba–.

Aturdido en principio por la respuesta, decidí ir a satisfacer mi curiosidad sobre aquella misteriosa carpa. Cuando llegué, el espectáculo era realmente único. Cientos de jóvenes en total silencio, arrodillados, adoraban al Santísimo Sacramento expuesto en una preciosa custodia.

Impresionado, caí también yo de rodillas y comencé a dar gracias por aquel regalo inmenso que me acababan de hacer. Di gracias a Dios por Esther, por aquellos jóvenes que me evangelizaban con su fe, por haberse querido quedar entre nosotros de esta forma tan sencilla y oculta a los ojos del mundo.

Este domingo, en la parroquia, nos dijeron que este año tampoco habrá procesión del Corpus Christi por las calles. Mientras el párroco daba explicaciones, mi vista se fue de inmediato hacia dos bancos más adelante. Ahí estaba Esther con Juan, que es ahora su marido, y con su hija de dos años en brazos. Consiguió acabar la carrera, casarse y ahora acompaña, además, a un grupo de jóvenes de la parroquia.

Desde aquella JMJ, siempre que paso por una tormenta en mi vida me acuerdo de aquel “ve y lo verás” de Esther, y busco el sagrario más cercano, para arrodillarme de nuevo ante “el novio” que, aunque este año no salga a buscarnos, está siempre ahí, en la carpa más alejada de los ojos de la mayoría.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Libros

Las parábolas de Jesús de Nazaret

Las parábolas son el recurso más frecuente que empleaba Jesús para enseñar a sus discípulos. A desentrañar el profundo significado de las parábolas nos ayuda este libro de Julio de la Vega-Hazas. En él se analizan veinticinco parábolas, agrupadas en cinco grandes temas.

Juan Ignacio Yusta·1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos

Si preguntamos a alguien que se haya acercado a la lectura de los Evangelios qué es lo que más le ha impresionado, lo más probable es que se refiera al relato de la Pasión del Señor. Pero si le preguntamos por lo más destacable de la predicación de Jesús, seguramente señalaría las parábolas. El propio Evangelio lo dice: Les enseñaba en parábolas.

Por poca formación que tenga el lector, advierte de inmediato que las parábolas no son narraciones del tipo de una fábula -«lo cuento para entretener»-. Porque la literatura de ese tipo generalmente encierra un propósito aleccionador o instructivo.

La parábola permite transmitir un contenido con sencillez. En este sentido, su significado fundamental se percibe con facilidad por todas las personas, sin importar el lugar o la época. Pero, a la vez, las parábolas de Jesús incluyen detalles o aspectos que enriquecen el contenido, aunque no se perciben tan a primera vista. De hecho, en la misma predicación de Cristo, los escribas y fariseos las entienden con más profundidad que la mayoría de los oyentes. Parte del significado, sobre todo lo que se refería a su persona misma, era específicamente para ellos.

Libro

Título: Las parábolas de Jesús de Nazaret
Autor: Julio de la Vega-Hazas
Editorial: Rialp
Páginas: 193
Ciudad y año: Madrid, 2021

A desentrañar ese profundo significado de las parábolas nos ayuda este libro de Julio de la Vega-Hazas. En él se analizan veinticinco parábolas, agrupadas en cinco grandes temas: 

El primero recoge las denominadas parábolas del Reino, en las que Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios o Reino de los cielos y la actitud con que debe disponerse el hombre para alcanzarlo. En ellas se subraya que vale la pena jugarse todo para conseguirlo, aunque deban arrostrarse dificultades.

A continuación, encontramos las parábolas de la respuesta a la llamada, que de un modo u otro contienen un toque de atención para percibir la presencia de Dios en nuestra vida, de modo que se pone de relieve la insensatez de quienes desoyen esa llama, la ignoran o la olvidan, quitándole importancia o dejándose llevar por otros intereses que les parecen más necesarios o urgentes.

En el tercer capítulo están las que el autor llama parábolas del juicio divino. En este grupo se reúnen algunas parábolas especialmente expresivas, porque el relato pone de relieve el agudo contraste entre el comportamiento de la persona prudente y sensata frente al proceder de la alocada y frívola, con diversos matices, en los que fácilmente se puede encontrar retratado el lector.

Siguen en un cuarto capítulo las parábolas de la misericordia. Tres son las parábolas reunidas bajo este epígrafe, y las tres son del evangelio de san Lucas, entre ellas, la que generalmente se ha considerado como la más conmovedora y bella de todas, la parábola del hijo pródigo o, como también se la denomina a veces, del padre misericordioso.

Y por último aparecen unas parábolas sobre virtudes. Este quinto capítulo, como advierte el propio autor, aglutina varias parábolas heterogéneas, agrupadas por un fondo común: enseñar alguna virtud o prevenir sobre algún vicio. De ese modo se reúnen unas preciosas enseñanzas que hablan con elocuencia al hombre de hoy y de todos los tiempos, siempre necesitado de virtud, que es lo que le hace bueno, en el profundo sentido de la palabra.

El significado de cada una de las parábolas salta a la vista -es un mensaje perenne-, pero se enriquece cuando se ve, como aquí, su entronque con el Antiguo Testamento, y el significado de varios detalles que corresponden a la vida y cultura de los oyentes, y que se puede escapar con facilidad al lector de hoy.

Una virtud destacaría de este libro: que tratando una materia como es los escritos bíblicos, que se presta a consideraciones exegéticas de altos vuelos (pero que resultan más bien farragosas para los no especialistas), sabe exponer con claridad la enjundia de las enseñanzas de Jesús y pone de relieve, sobre todo, su aplicación práctica para la vida cristiana. El lector es llevado así muchas veces a descubrir aspectos en los que no se había fijado, o conclusiones y consecuencias que no había sospechado antes. De ese modo, la lectura de estas reflexiones abre un amplio panorama que enriquece nuestro conocimiento del evangelio y abre caminos a nuestra vida espiritual.

Con muy buen criterio, el autor del libro incluye al comienzo de cada parábola el texto evangélico que va a comentar a continuación. Me atrevo a sugerir al lector, para alcanzar un mejor aprovechamiento del libro, que una vez haya leído con detenimiento el comentario de la parábola, vuelva a una lectura sosegada del texto del evangelio, hecho ahora con las resonancias que su lectura despertará gracias a los comentarios y reflexiones recién leídas: seguro que esa nueva lectura le resultará esclarecedora, le permitirá descubrir nuevos aspectos y, sobre todo, suscitará aplicaciones prácticas para sacar más provecho de ese tesoro que es la palabra de Dios, la que el Hijo de Dios quiso dejarnos para enseñarnos el camino que conduce a la felicidad.

El autorJuan Ignacio Yusta

Tiempo para tomar la fe en serio

Tras un año de pandemia seguimos preguntándonos si la fe puede ayudar a las personas a vivir con más paz y equilibrio en situaciones como la que atraviesa la sociedad.

1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Parece que los momentos más difíciles son siempre los que dejan al descubierto la autenticidad de nuestras opciones fundamentales más profundas. Estábamos acostumbrados a planificar con tiempo, a tener seguridades en cosas exteriores, a disfrutar cuando quisiéramos de los amigos y seres queridos, a ser espontáneos, etc. Este último año nos ha trastocado todo y ha dejado claro en qué estábamos poniendo nuestras seguridades y esperanzas. Quienes ya tenían una fe profunda, lo han tenido mejor. Otros han tenido que replantearse muchas cosas. Y muchos se han visto deprimidos, desesperanzados, amargados, superados por la situación. 

¿Qué hace que unos vivan de un modo y otros diferente las mismas circunstancias? Algunos estudios apuntan al sentido de la vida. Nuestros modos de vivir la fe hacen que mantengamos la paz y el equilibrio o no. La cuestión está en si nuestra religiosidad es solo tradición y cumplimiento o si es experiencia y convicción. En la primera se suele poner la fe en las prácticas externas sin un compromiso con el Evangelio ya que no ha habido una experiencia personal de Dios. En cambio, en el segundo modo, la persona vive descentrada de sí misma, ha comprendido e interiorizado bien el misterio del Amor de Dios. Y esto provoca una fe mucho más profunda que compromete con los demás y afecta al modo de vivir en la sociedad. Esta fe da razones para la esperanza y la vivencia de emociones positivas en medio de cualquier situación.

En este sentido, no deberíamos olvidar que el mejor regalo que podemos hacer a los hijos es la vivencia de una fe comprometida. El mundo futuro, pospandemia, no será fácil. Nuestro planeta se deteriora, la economía que conocíamos hasta ahora empieza a cambiar, la globalización acentúa realidades positivas, pero también negativas. Y nuestros actuales niños y jóvenes no lo tendrán fácil.

La fortaleza, la resiliencia, las habilidades emocionales y comunicativas, serán parte de la mejor herencia que podemos dejar.

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Un sueño que se llama Líbano

Desde el país de los cedros, donde está por motivo de un proyecto de su fundación, la autora describe una situación que preocupa a los jóvenes libaneses, que buscan un futuro próspero pero no logran encontrarlo en su propia tierra.

1 de junio de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

Una solución para Oriente Medio podría ser ésta: esperar a que se vayan los jóvenes, que ya están esperando, dispuestos a irse, y dejar que los últimos viejos llenos de odio se extingan haciendo la guerra entre ellos. Este es uno de los muchos pensamientos paradójicos que vienen a la mente cuando uno se detiene un momento a escucharlos, jóvenes de entre veinte y treinta años, que cuentan sus historias alrededor de una mesa de madera en la Bekaa, la región de Líbano que limita con Siria al este. 

Actualmente trabajan como personal de la ONG AVSI, atendiendo a los más vulnerables, especialmente a los niños refugiados sirios y sus familias. Escúchelos y mida hasta qué punto aquí, en los días de la reanudación del conflicto entre Palestina e Israel, la pandemia ha llegado para asestar sólo el último de una serie de golpes mortales. Mientras que en otros lugares los medios de comunicación documentan una lenta pero constante salida de las garras del COVID, y los economistas anuncian una extraordinaria recuperación del PIB, aquí en el Líbano los jóvenes citan a sus padres y abuelos como testigos de que nunca antes la situación había sido tan imposible, sin salida visible, ni siquiera durante la guerra civil.

Que hay más libaneses fuera que dentro del Líbano, se sabe y es ya una vieja historia. Pero esta vez la medida está llena, es la huida de los que han hecho cenizas el pasado y ahora están jugando con su futuro. “Mi sueño no es irme. Mi sueño es el Líbano, pero es el Líbano el que no tiene espacio ni oportunidad para mí” – explica Zenab – “Si es difícil encontrar la manera de empezar de nuevo en otro lugar, aquí es imposible”. “Estoy esperando la respuesta para hacer un doctorado en Hungría” – dice Laura – “En cuanto llegue me iré y espero que sea una puerta de entrada a un trabajo allí. Parece que son acogedores”.

“Aquí todo es tan cambiante, tan frágil”, observa Laura, “que incluso renunciamos a comprometernos. ¿Cómo puede una persona arriesgarse a encariñarse con alguien que luego podrá marcharse o que nunca tendrá trabajo y medios para poder montar una casa?” 

La historia de la segunda mitad del siglo XX en el Líbano fue tan divisiva que quienes redactaron los programas escolares siempre prefirieron dejarla en la sombra, fomentando la ignorancia y el desinterés.

Los jóvenes quieren irse, escapar de un contexto que les corta las piernas y les estrecha el horizonte. Mejor emigrar antes de que devore incluso lo que queda del deseo de redención. “El nuestro es un país en suspenso, a la espera” – Philippe es realista -. “Pero no podemos esperar más”.

El autorMaria Laura Conte

Licenciada en Letras Clásicas y doctora en Sociología de la Comunicación. Directora de Comunicación de la Fundación AVSI, con sede en Milán, dedicada a la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria en todo el mundo. Ha recibido varios premios por su actividad periodística.

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