Vaticano

Finanzas vaticanas, los balances del IOR y del Óbolo de San Pedro

Existe una intrínseca relación entre los presupuestos del Óbolo de San Pedro y el del Instituto para las obras de Religión.

Andrea Gagliarducci·12 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Existe una estrecha relación entre la declaración anual del Óbolo de San Pedro y el balance del Istituto delle Opere di Religione, el llamado «banco vaticano». Porque el Óbolo se destina a la caridad del Papa, pero esta caridad se expresa también en el sostenimiento de la estructura de la Curia romana, un inmenso «presupuesto misionero» que tiene gastos, pero no tantos ingresos, y que debe seguir pagando salarios. Y porque el IOR, desde hace tiempo, destina una contribución voluntaria de sus beneficios precisamente al Papa, y estos beneficios sirven para aligerar el presupuesto de la Santa Sede. 

Desde hace años el IOR no tiene los mismos beneficios que en el pasado, por lo que la parte asignada al Papa ha disminuido con los años. Igual situación tienen el Óbolo, cuya recaudación ha disminuido con los años, también ha tenido que hacer frente a esta disminución del apoyo del IOR. Tanto es así que en 2022 tuvo que duplicar sus ingresos con una desinversión general de bienes.

Por eso los dos presupuestos, publicados el mes pasado, están de alguna manera conectados. Al fin y al cabo, las finanzas vaticanas siempre han estado conectadas, y todo contribuye a ayudar a la misión del Papa. 

Pero veamos los dos presupuestos con más detalle.

El Óbolo de San Pedro

El pasado 29 de junio, el Óbolo de San Pedro presentó su balance anual. Los ingresos fueron de 52 millones, pero los gastos ascienden a 103,4 millones, de los cuales 90 millones son para la misión apostólica del Santo Padre. Incluidos en la misión están los gastos de la Curia, que ascienden a 370,4 millones. El Óbolo contribuye así en un 24% al presupuesto de la Curia. 

Sólo 13 millones se destinaron a obras de caridad, a los que, sin embargo, hay que añadir las donaciones del Papa Francisco a través de otros dicasterios de la Santa Sede por un total de 32 millones, 8 de los cuales fueron financiados directamente por el Óbolo.

En resumen, entre el Fondo Obolus y los fondos de los dicasterios financiados en parte por el Óbolo, la caridad del Papa financió 236 proyectos, por un total de 45 millones. Sin embargo, el balance merece algunas observaciones.

¿Es éste el verdadero uso del Óbolo de San Pedro, que a menudo se asocia a la caridad del Papa? Sí, porque la finalidad misma del Óbolo es apoyar la misión de la Iglesia, y se definió en términos modernos en 1870, después de que la Santa Sede perdiera los Estados Pontificios y no tuviera más ingresos para hacer funcionar la máquina.

Dicho esto, es interesante que el presupuesto del Óbolo pueda deducirse también del presupuesto de la Curia. De los 370,4 millones de fondos presupuestados, el 38,9% se destina a las Iglesias locales en dificultad y en contextos específicos de evangelización, lo que supone 144,2 millones.

Los fondos destinados al culto y a la evangelización ascienden a 48,4 millones, es decir, el 13,1%.

La difusión del mensaje, es decir, todo el sector de la comunicación del Vaticano, representa el 12,1% del presupuesto, con un total de 44,8 millones.

Al sostenimiento de las nunciaturas apostólicas se destinaron 37 millones (10,9% del presupuesto), mientras que 31,9 millones (8,6% del total) van al servicio de la caridad -precisamente el dinero donado por el Papa Francisco a través de los dicasterios-, 20,3 millones a la organización de la vida eclesial, 17,4 millones al patrimonio histórico, 10,2 millones a instituciones académicas, 6,8 millones al desarrollo humano, 4,2 millones a Educación, Ciencia y Cultura y 5,2 millones a Vida y Familia.

Los ingresos, como se ha dicho, ascienden a 52 millones de euros, 48,4 de los cuales son donaciones. El año pasado hubo menos donaciones (43,5 millones de euros), pero los ingresos, gracias a la venta de inmuebles, ascendieron a 107 millones de euros. Curiosamente, hay 3,6 millones de euros de ingresos por rendimientos financieros.

En cuanto a las donaciones, 31,2 millones proceden de la recaudación directa de las diócesis, 21 millones de donantes privados, 13,9 millones de fundaciones y 1,2 millones de órdenes religiosas.

Los países que más donan son Estados Unidos (13,6 millones), Italia (3,1 millones), Brasil (1,9 millones), Alemania y Corea del Sur (1,3 millones), Francia (1,6 millones), México e Irlanda (0,9 millones), República Checa y España (0,8 millones).

El balance del IOR

El IOR aportó un donativo a la Santa Sede de algo más de 13 millones de euros, frente a unos beneficios netos de 30,6 millones.

Los beneficios representan una mejora significativa respecto a los 29,6 millones de euros de 2022. Sin embargo, es necesario comparar las cifras: van desde los 86,6 millones de beneficio declarados en 2012 -que cuadruplicaron las ganancias del año anterior- a los 66,9 millones del informe de 2013, los 69,3 millones del informe de 2014, los 16,1 millones del informe de 2015, los 33 millones del informe de 2016 y los 31,9 millones del informe de 2017, hasta los 17,5 millones de 2018.

El informe de 2019, por su parte, cuantifica los beneficios en 38 millones, también atribuidos al mercado favorable.

En 2020, el año de la crisis del COVID, el beneficio fue ligeramente inferior, de 36,4 millones.

Pero en el primer año pospandémico, un 2021 aún no afectado por la guerra de Ucrania, se volvió a una tendencia negativa, con un beneficio de solo 18,1 millones de euros, y solo en 2022 se volvió a la barrera de los 30 millones.

El informe IOR 2023 habla de 107 empleados y 12.361 clientes, pero también de un aumento de los depósitos de clientes: +4% hasta 5.400 millones de euros. El número de clientes sigue bajando (eran 12.759 en 2022, incluso 14.519 en 2021), pero esta vez también disminuye el número de empleados: eran 117 en 2022, son 107 en 2023.

Así pues, continúa la tendencia negativa de los clientes, lo que debería hacernos reflexionar, teniendo en cuenta que el cribado de las cuentas consideradas no compatibles con la misión del IOR finalizó hace tiempo.

Ahora, el IOR también está llamado a participar en la reforma de las finanzas vaticanas deseada por el Papa Francisco. 

Jean-Baptiste de Franssu, presidente del Consejo de Superintendencia, destaca en su carta de gestión los numerosos elogios que ha recibido el IOR por su labor en favor de la transparencia durante la última década, y anuncia: «El Instituto, bajo la supervisión de la Autoridad de Supervisión e Información Financiera (ASIF), está por tanto dispuesto a desempeñar su papel en el proceso de centralización de todos los bienes vaticanos, de acuerdo con las instrucciones del Santo Padre y teniendo en cuenta las últimas novedades normativas.

El equipo del IOR está deseoso de colaborar con todos los dicasterios vaticanos, con la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) y de trabajar con el Comité de Inversiones para seguir desarrollando los principios éticos de la FCI (Faith Consistent Investment) de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia. Es crucial que el Vaticano sea visto como un punto de referencia».

El autorAndrea Gagliarducci

Vaticano

El Vaticano presenta oficialmente el escudo del Papa León XIV

El Vaticano presentó este sábado el escudo y el lema del nuevo Pontífice, profundamente marcados por la espiritualidad agustiniana y el llamado a la unidad.

Javier García Herrería·10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Vaticano dio a conocer hoy el escudo y el lema oficial del Papa León XIV, elegido recientemente como nuevo sucesor de Pedro. La simbología adoptada mantiene los elementos de su etapa episcopal y refleja con claridad tanto su pertenencia a la Orden de San Agustín como su visión de Iglesia: una comunidad unida en el amor de Cristo.

Un escudo con herencia agustiniana

El escudo pontificio está dividido diagonalmente en dos sectores. En la parte superior, sobre fondo azul, aparece un lirio blanco, tradicional símbolo de pureza y devoción mariana. En la parte inferior, sobre fondo claro, destaca una imagen profundamente agustiniana: un libro cerrado con un corazón atravesado por una flecha. Esta figura alude directamente a la experiencia de conversión de san Agustín, quien describió el impacto de la Palabra de Dios con la frase: «Vulnerasti cor meum verbo tuo», es decir, «Has traspasado mi corazón con tu Palabra».

La elección de esta imagen no solo recuerda la espiritualidad de uno de los Padres de la Iglesia, sino que resalta la centralidad de la conversión personal y del poder transformador de las Escrituras, que ha marcado la vida espiritual del Papa León XIV desde su juventud agustiniana.

Un lema que proclama unidad

El lema que acompaña el escudo es «In Illo uno unum» —«En Aquel único, uno»—, tomado de un sermón de san Agustín (Exposición del Salmo 127). La frase expresa la convicción de que, aunque los cristianos seamos muchos, en Cristo somos uno solo.

Este lema no es nuevo: fue adoptado por el entonces cardenal Robert Prevost al ser consagrado obispo y refleja una orientación constante de su vida pastoral. En una entrevista con medios vaticanos en 2023, Prevost explicó: «La unidad y la comunión forman parte del carisma de la Orden de San Agustín y también de mi forma de actuar y pensar. […] Promover la unidad y la comunión es fundamental».

Un escudo, una misión

El escudo y el lema del Papa León XIV confirman la coherencia entre su historia personal y la dirección pastoral que desea imprimir a su pontificado. En un momento en que la Iglesia insiste en los principios de comunión, participación y misión —las tres claves del actual proceso sinodal—, su emblema pontificio es un mensaje claro: fidelidad a las raíces agustinianas y compromiso con una Iglesia unida en Cristo, traspasada por su Palabra.

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Vaticano

El Papa explica que el nombre de León XIV es por la revolución de la Inteligencia Artificial

En su primer encuentro oficial con el Colegio Cardenalicio, el Papa León XIV rindió homenaje a su predecesor y delineó los desafíos actuales de la Iglesia.

Javier García Herrería·10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Esta mañana el Papa León XIV se reunió por primera vez oficialmente con el Colegio de Cardenales. La audiencia comenzó con una oración conjunta en latín, el Pater noster y Ave María. Durante su intervención, el Santo Padre expresó gratitud por el acompañamiento de los cardenales en un momento de transición doloroso, pero también lleno de gracia. “El Señor, que me ha confiado esta misión, no me deja solo con la carga de esta responsabilidad”, aseguró, destacando el valor de la comunión eclesial.

Al rendir homenaje a su antecesor, León XIV evocó la figura de Francisco como ejemplo de entrega y sencillez: “Lo han demostrado bien los ejemplos de muchos de mis predecesores, como el del Papa Francisco mismo, con su estilo de total dedicación al servicio y de sobria esencialidad de vida”.

El nuevo Pontífice propuso mirar el reciente cónclave y la muerte de Francisco como un momento pascual, “una etapa del largo éxodo a través del cual el Señor sigue guiándonos hacia la plenitud de la vida”.

Compromiso con el Concilio Vaticano II

En el corazón del discurso, León XIV reiteró su adhesión al camino de renovación eclesial iniciado con el Concilio Vaticano II, citando la Evangelii gaudium de Francisco como guía para esta etapa.

Concretamente hizo referencia a la importancia del primado de Cristo, la conversión misionera, la colegialidad y sinodalidad, y el diálogo con el mundo contemporáneo.

Explicación de su nombre

En un gesto significativo, reveló el motivo del nombre pontificio que eligió: “Precisamente, al sentirme llamado a proseguir este camino, pensé tomar el nombre de León XIV. Hay varias razones, pero la principal es porque el Papa León XIII, con la histórica Encíclica Rerum novarum, afrontó la cuestión social en el contexto de la primera gran revolución industrial y hoy la Iglesia ofrece a todos, su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo”.

El Papa León XIV deja claro que su pontificado estará atento a los grandes cambios tecnológicos y sociales que se gestan en nuestro tiempo, particularmente los vinculados al impacto global de la tecnología.

Un deseo para el mundo

Para cerrar su mensaje, León XIV recuperó palabras de san Pablo VI que hicieron eco en la sala como un llamado universal: “Que sobre el mundo entero pase una gran llama de fe y de amor que ilumine a todos los hombres de buena voluntad”.

Un deseo que, según afirmó, debe transformarse en oración y compromiso concreto: “Que sean también estos nuestros sentimientos y, con la ayuda del Señor, los traduzcamos en oración y compromiso”.

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Primeras impresiones del nuevo Romano Pontífice

Un nuevo pastor ha sido elegido para guiar a la Iglesia. León XIV comienza su servicio como sucesor de Pedro.

10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos
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Indudablemente, el cardenal Prevost estaba en todas las quinielas de los expertos vaticanólogos, para ser elegido nuevo Romano Pontífice, puesto que, como acabamos de escuchar en su primer mensaje, no sólo había sido creado cardenal por el papa Francisco, sino también porque lo había traído desde la humilde diócesis de Chiclayo en el Perú a la Curia Romana, para ser Prefecto del dicasterio de obispos hace poco tiempo, en enero de 2023.

Parece como si al final de su Pontificado, el papa Francisco hubiera querido regalarnos un sucesor adecuado de sus ilusiones misionales y sinodales en el mundo entero, puesto que el largo pontificado de Francisco tiene una hondura y profundidad desconocida para el mundo de hoy, pero muy inteligible para el pueblo de Dios que escuchó hace más de veinte siglos las palabras de Jesús el día de la Ascensión: “Id y predicad a todas las gentes” (Mt 28, 19).

Primeras palabras

Es muy significativo que las primeras palabras del Papa León XIV no sean referidas a León XIII, al que parece dar continuidad, sino al Papa Francisco puesto que las últimas palabras del Santo Padre anterior en la mañana de la reciente pascua fueron un vigoroso impulso a la paz en el mundo, aunque no pudiera pronunciarlas él mismo, pero su presencia lo corroboraba.

Efectivamente, tomando pie de las palabras del evangelio de san Juan el domingo de la Resurrección, el santo Padre León XIV ha comenzado recordando las palabras de Jesús a un pueblo de Dios asustado, humillado y desanimado escondido en el cenáculo: “La paz esté con vosotros” (Io 20, 21). En ese momento la presencia y aliento del resucitado les devolvieron la fe, la esperanza y el amor y les constituyeron en columnas de la Iglesia nueva que extenderán con gran rapidez por el mundo entero y en todas las capas de la sociedad.

Por tanto, la llamada del nuevo papa a que pongamos nuestra esperanza en el resucitado, que sigamos viviendo este año jubilar de la esperanza: “Spes non confundit” (Rom 5, 5), eso sí ahora con su guía y con su aliento.

Un Papa agustino

Es entrañable que el nuevo pontífice nos recuerde que es hijo de san Agustín, agustino, y por tanto un hombre enamorado de Dios que desea llevar la paz de Dios a las conciencias y a las relaciones entre los pueblos y ciudades del mundo. Por tanto, el nuevo Papa, servidor de todos, siervo de los siervos de Dios traerá al magisterio de la Iglesia muchas palabras y enseñanzas de san Agustín, hombre de gran corazón y pendiente del amor de Dios y muy versado en las relaciones fe y razón.

Es conmovedor que el Espíritu Santo haya querido de nuevo acudir a América del Sur para traernos un nuevo papa, primero eligiéndolo como obispo de Chiclayo en el Perú (2014), donde puso aportar todo su espíritu misionero agustiniano y conocimiento de la tierra y sus gentes.

No olvidemos que una de las primeras órdenes religiosas que fueron a misionar a América fueron los agustinos y, precisamente, a Pedro de Gante (1480-1572) debemos el primer catecismo pictórico de América, una copia del cual se conserva e la exposición permanente de la Biblioteca Nacional de España.

Orígenes estadounidenses

Además, el nuevo pontífice fue bautizado en Chicago (1955), es hijo de madre de ascendencia española, y allí realizó sus estudios sacerdotales (ordenado en 1982) y se incorporó a la orden de san Agustín en 1977-1981. Por tanto, la formación académica y espiritual se llevó a cabo en un ambiente de Estados Unidos y con una mentalidad que lógicamente estará presente a la hora de enfocar los problemas de la Iglesia Universal. Además, es doctor en derecho canónico por el Angelicum de Roma, algo fundamental para su trabajo de gobierno.

Por tanto, muchos pensábamos, que el nuevo Pontífice vendría de Asia, pues parecía que ya habíamos recibido la impronta de América, y ahora hacía falta aire fresco de otro continente, pero quizás con el Nuevo Pontífice completamos esa visión con la de américa del Norte.

Primeras palabras

Es muy importante reseñar también la profundidad teológica del discurso que ha pronunciado, junto a la cercanía del pueblo cristiano y al emotivo recuerdo del Romano Pontífice recientemente fallecido. Necesitaremos meditarlo en los próximos días para procurar seguir fielmente.

Por otra parte, al ser un papa que trabajaba en la curia parece como si el Espíritu Santo nos hablara de terminar de aplicar la “Praedicate Evangelium”, el documento con el que el papa Francisco abordaba la reforma de la Curia para darle no solo el habitual sentido de servicio a la Iglesia universal y a las Iglesias particulares, sino también a impulsar que en todas las oficinas de la curia y en todas las instituciones de la Iglesia haya un gran afán apostólico y misionero para llevar el evangelio capilarmente hasta el último país y el último rincón de la sociedad.

Rezar por el Papa

La serenidad y emoción contenida del nuevo Pontífice son proverbiales, pues la Iglesia de Dios necesita vivir cada día y hoy más que nunca, esa unidad de la Iglesia que resumía san Josemaría en una expresión latina muy gráfica: “Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam”. Es decir, “todos con el Papa a Jesús por medio de Maria”. 

La alegría y emoción contenida de León XIV muestran que es un hombre de un gran corazón y, por tanto, todos los cristianos del mundo entero recibirán el afecto de sus desvelos como hoy hemos recibido por primera vez de sus manos la bendición “urbi et orbi”.

Finalmente, no podemos dejar de resaltar que es un papa natural de los Estados Unidos, aunque haya sido obispo en América Latina y haya trabajado en la Curia Romana, y eso se notará en su modo de ser y será seguramente un motivo de gran alegría para los muchos católicos de ese país que han sufrido muchos ataques a lo largo de estos últimos años y humillaciones constantes por su valiente defensa de la vida humana y otros aspectos que el evangelio de Cristo nos insta a difundir en ambientes muy secularizados.

El autorJosé Carlos Martín de la Hoz

Miembro de la academia de historia eclesiástica. Profesor del máster de Causas de los Santos del Dicasterio, asesor de la Conferencia Episcopal Española y director de la oficina de las causas de los santos del Opus Dei en España.

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Evangelización

Santo Job y san Juan de Ávila, sacerdote y patrono del clero

La Iglesia celebra el 10 de mayo al santo Job, personaje bíblico de gran paciencia y confianza en Dios. También a san Juan de Ávila, patrono del clero secular español y doctor de la Iglesia. Y a mártires cristianos y santas mujeres como Solangia y Beatriz d’Este.  

Francisco Otamendi·10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El santo Job, protagonista del libro de Job del Antiguo Testamento, fue varón de admirable paciencia en el país de Hus. En síntesis, era un hombre rico, casado, con diez hijos, criados, tierras y ganado. Era temeroso de Dios, que le probó con la muerte de sus hijos, su ruina y la pérdida de su salud. No maldijo a Dios ni se rebeló contra él, sino que lo aceptó. 

Superadas todas las pruebas con paciencia, el Señor le dió salud, otros diez hijos y prosperidad, y murió anciano. El libro de Job dibuja un modelo de paciencia y santidad, como el Cristo sufriente. Job dice: “Ýahvéh da, Yahvéh quita, ¡bendito sea Yahvéh!”.

Como curiosidad, el joven Karol Wojtyla, en los primeros meses del año 1940, cuando apenas había comenzado la II Guerra Mundial y la ocupación de Polonia, compuso el drama teatral Job, una reflexión acerca del sufrimiento del hombre. Casi en paralelo, la misma editorial lanzó el año pasado Jeremías, también del Wojtyla joven, luego Papa santo.

Apóstol, Doctor de la Iglesia

El 10 de mayo, la liturgia celebra asimismo a San Juan de Ávila, sacerdote español del siglo XVI, conocido como “apóstol de Andalucía” por su labor evangelizadora en esa región. Es considerado patrono del clero español, y el Papa Benedicto XVI le proclamó Doctor de la Iglesia en 2012. El Papa Francisco estableció que la conmemoración de san Juan de Ávila fuera inscrita en el calendario romano general el 10 de mayo, como memoria libre. 

San Juan de Ávila nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real, España) el año 1499. Tras estudiar en Salamanca y Alcalá, se ordenó sacerdote en 1526. Distribuyó sus bienes entre los pobres y decidió marchar a las Indias. Pero el arzobispo de Sevilla consiguió que se quedara en su diócesis, donde desarrolló una intensa actividad apostólica.

Predicó sin cansancio, escribió ‘Audi, filia’ 

Acusado injustamente de herejía por la Inquisición, san Juan de Ávila escribió desde la cárcel parte importante de su doctrina espiritual. Le absolvieron en 1533. En Granada convirtió a san Juan de Dios. Fundó colegios para la formación del clero, luego convertidos seminarios, y dirigió memoriales al Concilio de Trento sobre la situación de los sacerdotes. Predicó sin cansancio, dirigió a muchas almas personalmente o por carta, y murió en Montilla (Córdoba) el 10 de mayo de 1569.

Su principal obra se titula Audi, filia, un tratado sistemático y completo sobre la vida espiritual, que ha llegado a ser un clásico de la espiritualidad, ha escrito Manuel Belda. El santo español fue beatificado por León XIII el 6 de abril de 1894. Nombrado Patrono del clero secular español por Pío XII el  2 de julio de 1946, fue canonizado por san Pablo VI el 31 de mayo de 1970. 

Mártires, santas Solangia y Beatriz d’Este

La liturgia del 10 de mayo incluye también a santos mártires como Alfio, Filadelfio y Cirino, nacidos en Vaste (Lecce, Italia), apresados por ser cristianos, y torturados hasta la muerte en Lentini (Sicilia), el año 253, durante la persecución del emperador Valeriano.

También se celebra hoy a mujeres como santa Solangia, pastorcita de Bourges, Aquitania (Francia), que rechazó a un hijo de un conde alegando que se había consagrado a Dios, y aquél la degolló (siglo IX). El pueblo la consideró en seguida mártir de la castidad. 

La beata italiana Beatriz d’Este, de Padua (Italia), año 1200, quedó huérfana a los seis años. A los 14, venciendo la oposición de su familia, ingresó en el monasterio de monjas benedictinas de Solarola, cerca de Padua. Fue ejemplo de vida austera y virtuosa, y murió en 1226.

El autorFrancisco Otamendi

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Vaticano

León XIV, un Papa para la era dividida

León XIV es un Papa formado en el crisol del trabajo misionero, la sensibilidad multicultural y el servicio pastoral a la periferia.

Bryan Lawrence Gonsalves·10 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Cuando el cardenal Robert Prevost, nacido en Chicago, formado en Perú, abogado canónico, misionero y prefecto del Dicasterio para los Obispos, se presentó como Papa recién elegido, muchos esperaban que hablara en inglés. No lo hizo.

A pesar de su fluidez y su ciudadanía estadounidense, eligió el italiano y el español. Y en lugar de referirse a Chicago, reconoció su parroquia en Perú. La elección fue deliberada. No se trataba sólo de una cuestión lingüística o sentimental, sino simbólica, estratégica y espiritualmente cargada.

En ese discreto acto de omisión, el Papa León XIV (como se le llama ahora) dejó algo inequívocamente claro: no es un trofeo nacional. No será una figura papal del catolicismo estadounidense ni un portavoz de ninguna ideología partidista. Es un Papa formado en el crisol del trabajo misionero, la sensibilidad multicultural y el servicio pastoral a la periferia.

Más que geografía: Una identidad espiritual

Nacido en Estados Unidos y con doble nacionalidad peruana, el Papa León XIV encarna un catolicismo transnacional que se resiste a una clasificación fácil. Es profundamente americano y, sin embargo, no es el Papa de América. Sirvió más de 20 años en América Latina, absorbiendo sus ritmos eclesiales, luchas y prioridades sociales. Esa formación parece haber dado forma al tono inicial de su papado: construcción de puentes, inclusión y conciencia global.

En temperamento y teología, parece hacerse eco del espíritu del Papa Francisco, pastoralmente compasivo y en sintonía con los pobres y marginados, sin dejar de ser doctrinalmente sólido. En cuanto a la ordenación de mujeres, por ejemplo, sigue alineado con las enseñanzas tradicionales. Sin embargo, en cuestiones de justicia social, canaliza el mismo fuego que hizo del Papa Francisco una voz mundial para los sin voz.

Este acto de equilibrio, progresismo pastoral con fidelidad doctrinal, le sitúa en un carril equilibrado, pero que muchos creen muy adecuado para la compleja Iglesia global de hoy.

Ecos de 1978: El patrón histórico de Roma

La Iglesia católica ha comprendido desde hace tiempo el peso moral del simbolismo papal y cómo el liderazgo puede servir de contrapunto a las ideologías globales.

Cuando el cardenal Karol Wojtyła fue elegido Papa Juan Pablo II en 1978, su papado se interpretó ampliamente como una respuesta al comunismo soviético. Se trataba de un Papa polaco, elegido tras el Telón de Acero, que se convertiría en una fuerza espiritual contra un régimen que negaba la libertad religiosa y reprimía la dignidad humana. Su liderazgo moral fue decisivo para galvanizar movimientos como Solidaridad y envalentonar a los fieles de toda Europa del Este.

De forma similar, la elección del Papa León XIV parece diseñada para hacer frente a un tipo diferente de amenaza, no procedente de regímenes totalitarios, sino del extremismo ideológico, el nacionalismo hiperpopulista y el individualismo corrosivo. Al igual que Roma ofreció en su día una respuesta moral al comunismo, ahora parece ofrecer una respuesta a las crisis que asolan Occidente, en particular las que emanan de la cultura estadounidense.

El nombre de León XIV: una pista histórica

El nombre elegido, León, tiene una gran resonancia histórica. El Papa León XIII (1878-1903) es recordado como un intelectual con conciencia social, que publicó la innovadora encíclica “Rerum Novarum”, que sentó las bases de la doctrina social católica. Denunciaba los excesos del capitalismo y rechazaba las falsas promesas del socialismo. Defendía los derechos laborales, la dignidad de los trabajadores y el papel de los sindicatos, al tiempo que afirmaba la legitimidad de la propiedad privada.

Al elegir a “León”, el nuevo Papa puede estar señalando un camino similar: un papado que se enfrentará a las injusticias contemporáneas no a través del tribalismo político, sino a través de la claridad moral católica. Al igual que León XIII, podría aspirar a renovar el papel de la Iglesia como mediadora entre extremos opuestos, abogando por el bien común y protegiendo al mismo tiempo la dignidad humana.

Un mensaje a la Iglesia estadounidense

En los últimos años, las facciones del catolicismo estadounidense se han envalentonado cada vez más en sus críticas a Roma. Desde la ruidosa resistencia a las encíclicas del Papa Francisco hasta los obispos que contradicen públicamente las directrices del Vaticano, la Iglesia estadounidense, al igual que la alemana, se ha enfrentado a fracturas internas. Algunos clérigos se han alineado en la promoción de teorías conspirativas y en la siembra de la división, como el arzobispo Vigano, cuyo resultado es el debilitamiento de la unidad eclesial.

La elección del Papa León XIV, por tanto, puede considerarse tanto una invitación como un correctivo. Entiende el paisaje americano, nació en él. Pero no está comprometido con sus extremos ideológicos. ¿Quizás su silencio en inglés no fuera un rechazo a sus raíces, sino una resistencia a ser apropiado? Habrá quien piense que se trata de una sutil pero firme reprimenda a quienes pretenden nacionalizar el papado o instrumentalizarlo con fines de guerra cultural. Pero sólo el tiempo dirá si es así.

Una respuesta global al extremismo político

Con el regreso de Donald Trump a la prominencia política y la continua propagación de ideologías hipernacionalistas en todo el mundo, la Iglesia se enfrenta a una profunda prueba moral. En un clima así, es fuerte la tentación de que los líderes religiosos se alineen con el poder, se hagan eco de la retórica popular o se replieguen en la rigidez doctrinal.

Pero el Papa León XIV parece ofrecer un camino diferente, una fuerza más tranquila y profunda enraizada en la universalidad y la responsabilidad espiritual. Su papado no es una postura reaccionaria, sino reflexiva, moldeada por la proximidad vivida a la pobreza, la diversidad y la comunidad.

En este contexto, no aparece como un “Papa americano”, sino como un pastor global que resulta ser americano. Y esa distinción es fundamental. Le permite hablar con credibilidad a Estados Unidos, al tiempo que ofrece un contrapeso necesario a la toxicidad ideológica exportada desde su política, que a menudo tiene efectos globales.

América Latina: El corazón palpitante de la Iglesia

No es casualidad que el nuevo Papa mantenga fuertes lazos con América Latina, la mayor base de católicos del mundo. Su estancia en Perú, donde vivió, ejerció su ministerio y aprendió a ver la Iglesia a través del prisma de las comunidades indígenas y las parroquias con dificultades, ha dejado una clara huella.

América Latina, más que ninguna otra región, ha dado forma a los dos últimos papados. Al arraigar al nuevo Papa en este mundo, la Iglesia reafirma su compromiso con el Sur global, no sólo como campo de misión, sino como potencia teológica y espiritual.

Un Papa que puede hablar tanto a las barriadas de Lima como a las salas de juntas de Washington está en una posición única para tender puentes entre las diversas voces de la Iglesia. El énfasis que puso en la unidad y el diálogo en su discurso inaugural indica una clara intención: fomentar la comunión más allá de las divisiones geográficas, culturales e ideológicas. No se trataba sólo de una llamada a la diplomacia, sino de una invitación pastoral a sanar las fracturas del Cuerpo de Cristo.

No dominancia, sino responsabilidad

A quienes les preocupa que un Papa estadounidense sea señal de dominio, consideren lo siguiente: la lógica que subyace a su elección puede tener menos que ver con la influencia estadounidense y más con la responsabilidad moral. En el mundo actual, la crisis ideológica arde con más fuerza en Estados Unidos. De su interior emerge una cultura de división, aislacionismo y polarización que amenaza no sólo a las instituciones políticas, sino también a la unidad religiosa.

Al elegir a un Papa que entiende esa cultura y se niega a reproducirla, la Iglesia puede estar ofreciendo una intervención rara y oportuna. Su elección no tiene que ver con la elevación, sino con la confrontación. No de poder, sino de servicio. No de nacionalismo, sino de misión.

Reflexiones finales

Al final, Roma no ha elegido a una celebridad. Ha elegido a un pastor. Y al hacerlo, ha realizado una jugada maestra en el tablero mundial.

León XIV ofrece la posibilidad de un papado que lleve sanación donde hay dolor, claridad donde hay confusión y conciencia global donde los sistemas políticos fallan. Si sigue el camino de León XIII, podría convertirse no sólo en un Papa diplomático o doctrinal, sino en un Papa renovador.

Para una Iglesia que debe navegar por un mundo tormentoso, una voz así puede ser exactamente lo que necesita.

El autorBryan Lawrence Gonsalves

Fundador de “Catholicism Coffee”

Vaticano

León XIV: “Desaparecer para que permanezca Cristo, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado”

El nuevo Papa ha ido desgranando, en su primera homilía, las dificultades del mundo de hoy, para las cuales la respuesta es la relación personal con Cristo, el camino de conversión cotidiano y el testimonio de fe gozosa.

Maria Candela Temes·9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos
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Esta mañana a las 11 la Capilla Sixtina ha vuelto a ser el magnífico escenario donde se han reunido todos los cardenales. En esta ocasión no para elegir al nuevo Papa, sino para estrenar con él su pontificado, con la celebración de la Santa Misa por la Iglesia, presidida por León XIV, hasta ayer cardenal Robert Francis Prevost.

Los rostros de los purpurados se ven mucho más distendidos que hace tres días, cuando tuvo lugar en la Basílica de San Pedro la Misa de inicio del cónclave. Minutos antes de la ceremonia charlan entre ellos muy animados. Ya no visten los ornamentos rojos, que simbolizan la sangre del sacrificio y el fuego del Espíritu, sino el color blanco de la Pascua, que anuncia la resurrección.

Entre sonriente y tembloroso

A las 11.09 entra el Papa ataviado con una sencilla casulla blanca y con el mismo gesto sonriente de ayer, bendiciendo a sus colegas del colegio cardenalicio. El coro de la Capilla Sixtina canta el salmo 46 (47): “Aclamad a Dios con voces de alegría”. El júbilo que en la tarde dominaba el ambiente en la Plaza, se repite esta mañana, aunque más solemne y menos entusiasta.

La voz del nuevo pontífice es fuerte, pero tiene todavía un deje tembloroso. En las últimas horas se ha hecho viral en redes un vídeo de cuando era obispo en Chiclayo cantando, micrófono en mano, el ‘Feliz Navidad’ de José Feliciano. El Papa traga saliva y hace esfuerzos por no dejarse llevar de la emoción, mientras entona los cantos y oraciones litúrgicas. 

Tímida presencia femenina

Se ha hablado y escrito mucho sobre la ausencia de mujeres estos días en la Capilla Sixtina. Quizá en respuesta a ese reclamo, la primera lectura es leída por una religiosa de las Hermanas Franciscanas de la Eucaristía, la misma orden a la que pertenece sor Raffaella Petrini, presidente de la Gobernación del Vaticano. También una mujer laica hace la segunda lectura.

Ayer los vaticanistas más experimentados recordaban que ha sido durante el tiempo de Prevost como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, en 2024, que tres mujeres han pasado a formar parte del comité que elige a los sucesores de los apóstoles en el mundo, y no con carácter meramente consultivo o representativo, si no de pleno derecho.

Amainar los ánimos y reconciliar

León XIV ha empezado su homilía en inglés. Ayer, cuando se asomó a la Plaza de San Pedro, habló en italiano y tampoco faltaron unas palabras en español. Quizá por recomendación de algún consejero y para evitar estrenar su ministerio hiriendo sensibilidades, hoy ha arrancado en su lengua nativa. 

Se han escrito ya cientos de páginas sobre el perfil del nuevo pontífice. Se habla de su carácter conciliador y moderado, que tratará de amainar los ánimos tanto de “progresistas” como de “conservadores”. Esta ha sido la tónica también de su primera homilía como Papa: una apelación al patrimonio de la fe, conservado por la Iglesia, y una mirada abierta al mundo y sus heridas. Ha citado a un tiempo la Sagrada Escritura y las constituciones dogmáticas del Concilio Vaticano II.

El Evangelio de la Misa era el capítulo 16 de san Mateo, en el que Pedro dice a Cristo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Una confesión de fe que, en palabras del Papa, es regalo y acogida: “Pedro, en su respuesta, asume ambas cosas: el don de Dios y el camino que se debe recorrer para dejarse transformar, dimensiones inseparables de la salvación, confiadas a la Iglesia para que las anuncie por el bien de la humanidad”. 

Luego se ha referido al ministerio que estrena: “Dios, de forma particular, al llamarme a través del voto de ustedes a suceder al primero de los Apóstoles, me confía este tesoro a mí, para que, con su ayuda, sea su fiel administrador en favor de todo el Cuerpo místico de la Iglesia”.

¿Qué dice la gente?

La homilía ha girado entonces en torno a la pregunta de Cristo: “¿Qué dice la gente -pregunta Jesús- sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”. Ayer el Papa habló de diálogo, y hoy predica sobre la conversación entre la Iglesia y el mundo: “No es una cuestión banal, al contrario, concierne a un aspecto importante de nuestro ministerio: la realidad en la que vivimos, con sus límites y sus potencialidades, sus cuestionamientos y sus convicciones”.

Se ha extendido describiendo “dos posibles respuestas a esta pregunta, que delinean otras tantas actitudes”. En primer lugar, la respuesta de “un mundo que considera a Jesús una persona que carece totalmente de importancia, al máximo un personaje curioso, que puede suscitar asombro con su modo insólito de hablar y de actuar”. En segundo lugar, la respuesta de la gente común: “Para ellos el Nazareno no es un charlatán, es un hombre recto, un hombre valiente, que habla bien y que dice cosas justas, como otros grandes profetas de la historia de Israel. Por eso lo siguen, al menos hasta donde pueden hacerlo sin demasiados riesgos e inconvenientes”.

“Llama la atención la actualidad de estas dos actitudes”, ha referido. “Ambas encarnan ideas que podemos encontrar fácilmente -tal vez expresadas con un lenguaje distinto, pero idénticas en la sustancia- en la boca de muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo”.

El mundo de hoy

Con una visión realista, el pontífice ha reconocido que “hoy también son muchos los contextos en los que la fe cristiana se retiene un absurdo, algo para personas débiles y poco inteligentes, contextos en los que se prefieren otras seguridades distintas a la que ella propone, como la tecnología, el dinero, el éxito, el poder o el placer”. Se ha referido a la dificultad para testimoniar y anunciar el Evangelio en un ambiente “donde se ridiculiza a quien cree, se le obstaculiza y desprecia, o, a lo sumo, se le soporta y compadece”. 

La conclusión es sorprendente: “sin embargo, precisamente por esto, son lugares en los que la misión es más urgente, porque la falta de fe lleva a menudo consigo dramas como la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más dramáticas, la crisis de la familia y tantas heridas más que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad”.

Este alejamiento de Dios se da no sólo fuera de la Iglesia, sino también entre muchos que se llaman cristianos: “No faltan tampoco los contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es reducido solamente a una especie de líder carismático o a un superhombre, y esto no sólo entre los no creyentes, sino incluso entre muchos bautizados, que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo de hecho”.

El papado como martirio

El panorama que ha pintado León XIV es poco alentador. Su pensamiento se ha dirigido entonces a su predecesor para dar esperanza: “Este es el mundo que nos ha sido confiado, y en el que, como enseñó muchas veces el Papa Francisco, estamos llamados a dar testimonio de la fe gozosa en Jesús Salvador”.

La confesión: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo’ es fundamental, “antes de nada en nuestra relación personal con Él, en el compromiso con un camino de conversión cotidiano. Pero también, como Iglesia, viviendo juntos nuestra pertenencia al Señor y llevando a todos la Buena Noticia”.

El Papa se ha aplicado la predicación en primer lugar a sí mismo: “Lo digo ante todo por mí, como Sucesor de Pedro, mientras inicio mi misión de Obispo de la Iglesia que está en Roma, llamada a presidir en la caridad la Iglesia universal, según la célebre expresión de S. Ignacio de Antioquía”. 

La referencia a este mártir no es banal: fue devorado en la capital del imperio por las ferias del circo. En sus cartas hablaba de ser trigo de Dios: “sus palabras evocan en un sentido más general un compromiso irrenunciable para cualquiera que en la Iglesia ejercite un ministerio de autoridad, desaparecer para que permanezca Cristo, hacerse pequeño para que Él sea conocido y glorificado, gastándose hasta el final para que a nadie falte la oportunidad de conocerlo y amarlo”.

La Santa Misa ha concluido con el canto del Regina Coeli y del Oremus pro Pontifice. El Papa ha dejado la Capilla Sixtina, mientras daba su bendición. Los cardenales lo han despedido con un aplauso de felicitación, de apoyo y seguramente también de alivio. 

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Vaticano

Los cardenales aplauden al recién elegido León XIV

El 8 de mayo, los cardenales electores han elegido como Papa al cardenal Prevost, quien ha elegido como nombre León XIV.

Rome Reports·9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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Tras ser elegido por los cardenales electores, León XIV salió entre aplausos de la Capilla Sixtina y se dirigió a la Capilla Paulina para rezar ante el Santísimo. Minutos después, apareció ante las miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro.


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El ahora Papa León XIV, en Perú

El recién elegido Papa León XIV desarrolló gran parte de su actividad pastoral y misionera en Perú, donde fue obispo de Chiclayo entre 2015 y 2023.

Redacción Omnes·9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El papá León XIV

En la gran familia de la Iglesia, los cambios se viven con el corazón. Hoy, un nuevo padre entra en casa.

9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

No es un error ortográfico, no; es que hoy quiero llamarlo así: papá. Porque, yo no sé ustedes, pero yo, lo que he sentido, desde que el lunes de Pascua nos dejara el papa Francisco, ha sido una enorme sensación de orfandad. 

No es ñoñería ni sentimentalismo, es que los papas, la propia etimología de la palabra lo dice, son verdaderos padres, papás espirituales de la comunidad cristiana. Al parecer, el término viene del griego «Pappas» y se usaba desde los primeros siglos del cristianismo para nombrar no solo al sucesor de Pedro, sino al resto de los obispos e incluso a los presbíteros, al igual que hoy nos dirigimos a ellos con el título de padre. Es en la Edad Media cuando se empieza a utilizar ya solo para dirigirse al obispo de Roma. 

La muerte del papá (de nuevo con tilde) Francisco nos dejó sin guía, sin pastor, un poco descolocados porque se le ha querido mucho y ha ejercido muy bien esa paternidad espiritual de señalar un camino, de liderar esta peregrinación común al cielo que es la vida.

La figura del papa, como la de los papás, es fundamental para cada ser humano, niño o mayor. Es una figura de referencia que nos marca como personas y nos ayuda a crecer, a madurar y, desde el recuerdo a sus enseñanzas, incluso a envejecer.

Como los papás, el papa brinda seguridad, apoyándonos en nuestras luchas del día a día, hablándonos continuamente de Jesús y haciéndonos sentir que no estamos solos, que Él siempre nos cuida, nos protege y nos acompaña en el dolor. 

Como los papás, el papa nos enseña, nos educa, nos señala los caminos buenos y malos para nuestra vida. Él tiene experiencia y predica con el ejemplo, por eso tiene autoridad. Es un modelo de vida, alguien a quien imitar. 

Como los papás, el papa también nos ofrece disciplina. Y eso no nos gusta a todos. No queremos límites y, por eso, como a los papás, muchos desprecian al papa.

Como los papás, el papa nos ayuda a relacionarnos con otros. Nos hace sentirnos parte de la familia de los hijos de Dios y de la gran familia humana.

Como los papás, el papa nos estimula cognitivamente, nos anima a pensar, a reflexionar, a buscar los caminos de la vida cristiana. Con su magisterio nos interpela, no deja que nos acomodemos, sino que nos saca continuamente de nuestra tendencia al adormecimiento.

Como los papás, el papa nos provee de lo necesario para vivir, el alimento de la Palabra de Dios sin la cual la vida cristiana se extingue.

Como los papás, el papa cuida de mamá-Iglesia, la mujer más importante para la vida de cada ser humano. Ella es la que nos amamanta con la Eucaristía, la que nos abraza con el perdón y la misericordia, la que nos acompaña cuando estamos enfermos o necesitados… 

Por eso, yo he querido a todos los papas que he conocido desde que tengo uso de razón; y, por eso, quiero ya a León XIV. Nadie elige a su padre, pero todos estamos llamados, como hijos, a honrar a nuestro padre y a nuestra madre. Nos podrán gustar más o menos sus acentos, sus tendencias, sus formas, pero en el fondo, un buen hijo sabe reconocer, valorar y querer a un padre.

A León XIV ya hay hijos que no lo van a querer, hijos que querrán seguir su propio camino y que criticarán cada decisión de su padre. Hijos interesados que no están dispuestos a aceptar mansamente y con humildad de corazón la autoridad del papa. Hijos que no sabrán ver que, tras la paternidad espiritual del sucesor de Pedro, está la de Dios que nos lo ha mandado, como nos mandó un día a casa de nuestro padre y nuestra madre, en ayuda nuestra. 

Allá ellos. Yo hoy solo puedo dar gracias a Dios por el papá que nos ha regalado. Estoy deseando escucharlo, que me dé de comer, imitarlo, aprender de él… Si les parezco infantil, les invito, con Jesús, a hacerse como niños para poder entender de qué va esto. Y, como dicen los pequeños para fardar delante de sus amigos, hoy yo les digo que «mi papá es el mejor».

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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Evangelización

San Isaías, gran profeta del Antiguo Testamento

La liturgia celebra hoy a Isaías, uno de los santos profetas más importantes del Antiguo Testamento. Sus profecías abordan temas como el juicio de Dios o la venida del Mesías. Son famosos, por ejemplo, los “Cantos del Siervo de Yahvé” (Isaías 52-53), donde describió la muerte de Jesús en la cruz.

Francisco Otamendi·9 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La Iglesia conmemora el 9 de mayo a uno de los profetas más grandes del Antiguo Testamento, san Isaías. Según el Martirologio Romano, este día es la “conmemoración de san Isaías, profeta. El cual, en tiempo de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, fue enviado a un pueblo infiel y pecador para manifestarle al Dios fiel y salvador». Se cumplía así la promesa hecha por el Señor a David”.

“Conforme ha transmitido la tradición existente entre los judíos, murió martirizado bajo el reinado de Manasés (s.VII A.C.)”, concluye la referencia. En diversas partes del Libro de Isaías se habla de la venida del Mesías libertador, preanunciando su nacimiento y sus obras, su pasión y muerte.

“Como cordero llevado al matadero”

En la profecía de Isaías 53 “se nos descubre el mundo interior del Mesías, y más en concreto la libre voluntad expiatoria de su entrega.» «Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca” (…)      

Esta imagen de mansedumbre y paciencia en medio del sufrimiento, ha escrito Rafael Sanz Carrera, “se cumple en Jesucristo. Quien, durante su juicio y crucifixión, no se defendió a sí mismo, sino que soportó el sufrimiento en silencio (Mateo 27, 12-14, Marcos 14, 61, Lucas 23, 9)».

El Siervo Sufriente

“El pasaje compara al Siervo Sufriente con un “cordero llevado al matadero y una oveja delante de sus trasquiladores”. Encuentra su cumplimiento en Jesucristo, quien es descrito como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1, 29 y 1 Pedro 1, 18-19)”.

Otros santos del día son san Pacomio, de Egipto, la clarisa santa Catalina de Bolonia, el vietnamita mártir san José Do Quang Hien, o los santos mártires de Persia.

El autorFrancisco Otamendi

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Vaticano

Los fieles reunidos en San Pedro se rinden al nuevo Papa

La tarde del 8 de mayo, la Plaza de San Pedro ha vuelto a ser el escenario de un momento histórico. Así se ha vivido desde dentro la elección del nuevo pontífice.

Maria Candela Temes·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Sobre las seis y seis minutos de la tarde del jueves 8 de mayo un grito de alegría ha recorrido los alrededores de la Plaza de San Pedro. La multitud empieza a aplaudir, se lee la expectación en los rostros, comienzan las carreras y las prisas por atravesar los controles de seguridad, y los teléfonos móviles se alzan en dirección a la chimenea que desde hace unos días corona el techo a dos aguas de la Capilla Sixtina. El humo ¡por fin! es blanco. Habemus Papam!

Una masa humana que, desde ayer con el comienzo del cónclave, merodea por los alrededores, se arremolina en los accesos a la Plaza. Es una tarde de primavera, pero el calor estival pugna por hacer acto de presencia también. El radiante sol de poniente apenas deja contemplar el humo blanco de la fumata.

¿Quién será?

No se sabía si este cónclave sería más o menos largo. Estaba el deseo de lograr pronto un consenso, pero muchos cardenales electores no se conocían entre sí y pocos se aventuraban a predecir cuándo se lograría la mayoría de dos tercios, es decir, los 89 votos. Siguiendo lo vivido con Benedicto y Francisco, que fueron elegidos con 4 y 5 votaciones respectivamente, han bastado 4 escrutinios para que los cardenales se pongan de acuerdo y otorguen a la Iglesia un nuevo Papa.

Ondean en el recinto circundado por el colonnato de Bernini banderas de todos los países. Entre otras, de países de algunos de los cardenales electores, varios de los cuales han encabezado estos días las encuestas de papables: Filipinas, España, Chile, Portugal, Congo… Pronto surge la pregunta: ¿quién será? Unos italianos interrogan a unos sacerdotes mexicanos del Regnum Christi. Hay quien comenta que pensaba que sería mañana. Otros recuerdan la importancia de rezar.

Los rostros de los presentes irradian alegría. En una demostración de catolicidad, se ve a mayores y jóvenes, religiosos y familias, gente de todas las razas y procedencias. Reina una expectación grande. Las personas aplauden y gritan en arrebatos de entusiasmo, como quien abandona la orfandad y vuelve a tener un guía y padre. 

Sobre las 18.30 hace su aparición la banda del Vaticano, escoltada por la Guardia Suiza, que desfila tocando el himno pontificio. Se oyen gritos de: “¡Viva el Papa!”, “Dios es grande” y “Esta es la juventud del Papa”. El ambiente festivo aumenta por momentos. Alguien entona el himno mariano del Salve Regina.

Un Papa cerca de la gente

Natalia y Cristina han viajado desde España para estar en la fumata. Son de la parroquia de San Pascual Bailón en Valencia. Natalia trabaja en Cáritas y Cristina es voluntaria. Tenían mucha ilusión por vivir este momento en directo y su párroco las animó a venir en representación de la comunidad parroquial. “Llegamos ayer. Estuvimos en la primera fumata y hoy llevamos todo el día por los alrededores del Vaticano”, cuentan. Aseguran que no tienen en mente a ningún candidato: “Esto es imprevisible”. Y añaden: “Hay que rezar mucho por él, allanarle el camino con la oración. Si ya es complicada la labor de un párroco, ¡imagínate de un Papa!”.

¿Qué esperan del nuevo pontífice? Responde Natalia: “Trabajo en Cáritas, así que me gusta un Papa que esté muy cerca de la gente que más lo necesita, aunque también hace falta la parte espiritual de la Iglesia. Me gustaría que compaginara las dos cosas”. Dicen que querrían también que siga el legado de Francisco, “pero a la vez cada uno tiene su sello y va a aportar cosas diferentes”.

Annuntio vobis gaudium magnum!

Por fin, tras una hora de espera, se abren los ventanales del balcón y hace su aparición en la logia vaticana el cardenal Dominique Mamberti, protodiácono y, por tanto, encargado de anunciar el nombre del nuevo pontífice. Se hace un silencio solemne y escuchamos las esperadas palabras, que habían resonado por última vez hace 12 años: “Annuntio vobis gaudium magnum… habemus Papam!”. Su anuncio es acogido con una explosión de aplausos y vítores de “¡Viva el Papa!”. A continuación, escuchamos por primera vez el nombre: Robert Francis, llamado Leone XIV, cardenal Prevost.

Los periodistas presentes en la plaza despliegan sus dossiers con el elenco y la biografía de los cardenales elegibles. Pronto empieza a correr la información. Prevost es americano, nacido en Chicago, agustino, no es Trump pero sí su paisano, misionero en Perú, Prefecto del Dicasterio de los Obispos… de 69 años.

La gente reunida en la plaza empieza a gritar: “¡Leone! ¡Leone!”. El padre David, que es norteamericano, comenta que Prevost lleva muchos años fuera de Estados Unidos y vino a Roma hace un par de años convocado por Francisco. “No es un nombre para nadie en Estados Unidos”, señala categórico.

Primeras palabras de León XIV

Poco antes de las siete y media, el nuevo Papa se asoma al balcón de la basílica vaticana. Su semblante es sonriente, saluda emocionado. Acompañan su aparición la música de las bandas y las aclamaciones de los fieles: ¡Leone! ¡Viva el Papa! Tanto la elección de nombre –Leon XIII fue el Pontífice de la Doctrina Social de la Iglesia- como sus primeras palabras son una declaración de intenciones: “¡La paz sea con vosotros!” Es el saludo de Jesús resucitado y un “deseo de paz para el mundo”. Y prosigue: “Esta es la paz de Jesús resucitado, desarmada y desarmante, humilde, proveniente de Dios, que nos ama a todos”.

Dirige un recuerdo lleno de aprecio a su predecesor, el Papa Francisco, y comenta que proseguirá la bendición que nos dio el Domingo de Pascua en esa misma plaza, “con una voz débil pero valiente”. El nuevo Papa, el número 267 de la Iglesia católica, llena su primera intervención de palabras como diálogo, paz, tender puentes, ser misioneros, sinodalidad, brazos abiertos… que señalan ya la ruta que marcará su pontificado.

Luego se presenta a sí mismo ante los fieles: “Soy un hijo de San Agustín. Con vosotros soy cristiano y para vosotros soy obispo”. Tras dirigir un saludo especial a la iglesia de Roma, en un italiano fluido, empieza a hablar en español para saludar a su querida diócesis de Chiclayo en el Perú. Recuerda que hoy es el día de la súplica a la Virgen de Pompeya -cuya devoción está muy extendida en Italia- y juntos rezamos un Avemaría. A continuación, el Papa León XIV imparte por primera vez la bendición a la urbe y al mundo.

De “We can’t believe it!” a “¡Es peruano!”

Banderas de Estados Unidos y de Perú se adivinan en la Plaza. Elina, de California, apenas puede creer lo que acaba de ocurrir. “Ahora sí que tenemos que hacer a América grande de nuevo, pero en un sentido espiritual”, sugiere esta joven que se presenta como católica practicante, dando un giro de palabras a la icónica expresión de su presidente.

Jesús, que proviene de Ica, en Perú, está radiante de felicidad. “¡Él es peruano!”, enfatiza al hablar del nuevo Papa, “aunque ahora es de todos, de toda la Iglesia”. Margarita, también peruana, comenta que Prevost une en sí a las dos Américas.

El nuevo Papa se despide acompañado de los cardenales, que contemplaban la escena en los balcones adyacentes. Los fieles también se van marchando con el buen sabor en los labios. Los comentarios que se oyen expresan opiniones muy diversas: “Se va a sentir más el pinche Trump”, comenta un chico joven, latino. “Primero un jesuita y ahora un agustino”, dice una religiosa a su compañera de hábitos. “¡Eres partícipe de una cosa histórica!”, le espeta un joven italiano a su amigo. Hoy nos iremos a dormir con la sensación de la tarea hecha, la misión cumplida: ¡tenemos Papa! No sabemos si León XIV pegará ojo. Recemos por él.

Vaticano

Perfil biográfico del Papa

León XIV habla con fluidez inglés, español, italiano, francés y portugués, y posee la capacidad de leer en latín y alemán.

Javier García Herrería·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 8 de mayo de 2025, el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost ha sido elegido como el 267.º pontífice de la Iglesia Católica, adoptando el nombre de León XIV. Esta elección marca un hito histórico al ser el primer Papa nacido en América del Norte, reflejando la creciente diversidad geográfica dentro del Colegio Cardenalicio.

Orígenes y Formación

Nacido el 14 de septiembre de 1955 en Chicago, Illinois. Hijo de Louis Marius Prevost, de ascendencia francesa e italiana, y Mildred Martínez, de ascendencia española.

Realizó sus estudios secundarios en el seminario menor de la Orden de San Agustín, obteniendo posteriormente una licenciatura en Matemáticas por la Universidad de Villanova en 1977. Ingresó a la Orden de San Agustín en 1977, profesando sus votos solemnes en 1981. Fue ordenado sacerdote en 1982 por el arzobispo Jean Jadot. Continuó su formación en Roma, donde obtuvo una licenciatura y un doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino.

Misión en Perú

En 1985, Prevost inició su labor misionera en Perú, desempeñándose como canciller de la Prelatura Territorial de Chulucanas. Entre 1988 y 1998, dirigió el seminario agustiniano en Trujillo, enseñó Derecho Canónico en el seminario diocesano y sirvió como juez del tribunal eclesiástico regional.

Su compromiso con la comunidad peruana lo llevó a obtener la ciudadanía peruana en 2015, consolidando su identidad multicultural.

En 2014, el Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la Diócesis de Chiclayo y obispo titular de Sufar. Fue consagrado obispo en diciembre de ese año y, en 2015, asumió como obispo de Chiclayo. Su labor pastoral y administrativa en Perú le valió reconocimiento dentro de la Iglesia.

Llegada a Roma

En 2023, fue designado prefecto del Dicasterio para los Obispos, posición clave en la Curia Romana encargada de la selección y supervisión de los obispos a nivel mundial. Ese mismo año, fue creado cardenal por el Papa Francisco.

El Papa León XIV conoce profundamente la Curia Romana gracias a su amplia y reciente experiencia como miembro activo de numerosos dicasterios clave. Formaba parte de las secciones principales para la Evangelización, la Doctrina de la Fe, las Iglesias Orientales, el Clero, y la Vida Consagrada, así como de los dicasterios para la Cultura y la Educación y los Textos Legislativos.

Además, integraba la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, lo que le proporciona un conocimiento directo de la administración central de la Iglesia y de la gobernanza del Estado pontificio. Esta participación le ha permitido involucrarse de forma directa en los procesos de toma de decisiones y en la implementación de reformas impulsadas por el Papa Francisco.

El nombre elegido

El papa León XIII (Papa entre 1878 y 1903) es recordado por su devoción mariana y por modernizar la doctrina social de la Iglesia y abrir un diálogo con el mundo moderno tras el enfrentamiento con la modernidad del pontificado anterior (Pío IX).

Su legado más destacado es la encíclica Rerum Novarum (1891), considerada el fundamento de la Doctrina Social de la Iglesia, en la que abordó por primera vez de forma sistemática las condiciones laborales, defendiendo los derechos de los trabajadores, el salario justo, la propiedad privada y el papel del Estado en la justicia social.

Resumen biográfico

  • 1977: Licenciatura en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova.
  • 1982: Maestría en Divinidad por la Unión Teológica Católica de Chicago.
  • 1984: Licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma.
  • 1987: Doctorado en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma.

Encargos

  • 1985-1986: Obra misional en Chulucanas, Perú.
  • 1988-1998: Diversos roles en Trujillo, Perú, incluyendo prior de la comunidad, director de formación y profesor.
  • 1999-2001: Provincial de la Provincia Agustiniana en Chicago.
  • 2001-2013: Prior General de la Orden de San Agustín (dos mandatos).
  • 2014-2015: Administrador Apostólico de la Diócesis de Chiclayo, Perú.
  • 2015-2023: Obispo de Chiclayo, Perú.
  • 2023-presente: Prefecto del Dicasterio para los Obispos.
  • 2023-presente: Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina.
  • 8 de mayo de 2025: es elegido Papa y toma el nombre de León XIV.

Vaticano

Paz, sinodalidad y valentía: las llamadas del nuevo Papa en sus primeras palabras

El recién elegido León XIV se ha dirigido a todos los católicos con un saludo de paz y recordando a su predecesor el Papa Francisco.

Francisco Otamendi·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Con voz firme pero con alguna lágrima furtiva en el rostro. Así se ha presentado León XIV, hasta ahora cardenal Prevost al mundo. Sus primeras palabras han estado dedicadas a la paz: “La paz sea con todos vosotros”, ha manifestado el nuevo Papa, en sus palabras iniciales, tras los aplausos de la multitud de fieles de la Plaza de San Pedro, al salir al balcón de la Plaza de San Pedro.

Un primer llamamiento a la paz

“Queridos hermanos y hermanas, éste es el primer saludo de Cristo resucitado, y Buen Pastor, que ha dado la vida por el rebaño de Dios. También quisiera que este saludo de paz, llegue a sus corazones, alcance a sus familias, a todas las personas, donde quiera que se encuentren, a todos los pueblos, a toda la tierra. La paz esté con ustedes”.

Una llamada a la paz con la que el nuevo Papa ha recogido, además, el guante de su predecesor, que, en su última aparición en vida, pidió la paz. 

En este sentido, el nuevo pontífice ha querido “continuar” con la bendición de Pascua del Papa Francisco, “conservamos en nuestros oídos esa voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco, que bendecía a Roma. El Papa que bendecía a Roma y daba también su bendición al mundo entero en la mañana del día de Pascua”, ha recordado el Papa, que ha subrayado el amor de Dios y cómo “Dios ama a todos, y el mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios”.

Valentía en la misión

El nuevo Papa ha llamado a una labor apostólica sin miedo por parte de los católicos para responder a un mundo oscurecido:“sin miedo, unidos, de la mano con Dios y entre nosotros, vayamos adelante. Seamos discípulos de Cristo. Cristo nos precede. El mundo tiene necesidad de su Luz. La humanidad necesita de Él, como el puente para ser alcanzado por Dios, por su amor. Ayúdennos también ustedes a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo”.

El que ha sido, hasta su elección como cabeza de la Iglesia universal,  prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, ha agradecido a sus hermanos “cardenales que me han elegido para ser el sucesor de Pedro, y caminar junto a ustedes como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio y para ser misioneros”. Tampoco ha olvidado su espíritu agustino, recordando unas palabras del santo de Hipona cuando fue proclamado obispo: “Soy un hijo de San Agustín, agustino, que ha dicho: con ustedes soy cristiano, y para ustedes, obispo”.

Palabras en español para la diócesis de Chiclayo

El nuevo Papa ha querido, además, tener un guiño a su “querida diócesis de Chiclayo, en el Perú”, a la que se ha dirigido en español y no en italiano para recordar “un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe, y ha dado tanto, tanto, para seguir siendo iglesia fiel de Jesucristo”.

El nuevo Papa ha dejado clara su intención de continuar el camino de la sinodalidad, subrayado en el anterior pontificado y se ha puesto bajo la maternal intercesión de la Virgen María: “Maria quiere caminar siempre con nosotros, estar cerca de nosotros, ayudarnos con su intercesión y su amor. Ahora quisiera rezar junto con ustedes. Recemos juntos por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz en el mundo. Pidamos esta gracia especial de María, nuestra Madre”. 

El autorFrancisco Otamendi

León XIV, sucesor de Pedro

El nuevo Papa no sucede a Francisco, sino a Pedro; no coge las riendas de la Iglesia de Francisco, o de Benedicto, sino la Iglesia de Cristo. Ante Él responde.

8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

León XIV

Es el nombre que más resuena en los medios de comunicación y en las conversaciones de esta tarde. Después de apenas 5 votaciones, y en un cónclave que ha seguido la tónica habitual de los últimos años, el cardenal norteamericano Robert Prevost se ha convertido en el pontífice número 267 de la Iglesia católica.

Aunque para muchos, en este mundo, el Habemus Papam se puede entender como el punto final a semanas de intensas especulaciones, opiniones, rumores, hechos y falsedades, para la Iglesia universal es un nuevo comienzo. Un nuevo paso adelante en el camino de esta presencia de Dios en la tierra. 

El nuevo Papa sabe muy bien los múltiples y variados desafíos que tiene por delante y que las doce congregaciones generales que han precedido al cónclave han puesto sobre la mesa: la estabilización de la reforma de la Curia, el papel del Papa y del Derecho canónico, la crisis económica de la Santa Sede, la evangelización en un mundo secularizado o la continuación de la lucha contra los abusos y otras conductas que hieren al Pueblo de Dios. 

Pero el Papa no está solo. Somos todos los fieles quienes, con nuestra oración, a través de nuestra vida de fe, de nuestra tarea realizada por amor de Dios y de nuestro compromiso personal (con caídas y “remontadas”) hacemos la Iglesia día a día junto al sucesor de Pedro. Porque el nuevo Papa no sucede a Francisco, sino a Pedro; no coge las riendas de la Iglesia de Francisco, o de Benedicto, sino la Iglesia de Cristo. Ante Él responde. 

Una vez que la fumata ya ha sido blanca y el nervio ha corrido por el cuerpo de millones de fieles y no fieles en todo el mundo, una vez que hemos podido ver al nuevo padre de todos, con la conciencia de que Dios le ha encomendado apacentar las ovejas de un rebaño complicado, es momento de entonar, con firmeza, ese Credo que sienta las bases de la Iglesia que, a partir de hoy, cuenta con un nuevo “constructor de puentes” (pontifex) León. Orate pro eo.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

Vaticano

Las prioridades marcadas por los cardenales al Papa León XIV

Los cardenales han pedido un nuevo Papa cercano, reformador y firme ante los abusos, la división y los desafíos globales.

Teresa Aguado Peña·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Tras doce Congregaciones Generales con más de 200 intervenciones, los cardenales electores han trazado el mapa de las prioridades y retos cruciales a los que deberá enfrentarse el nuevo Papa, León XIV.

Una imagen que se ha repetido en muchas intervenciones es el Papa como “pastor y maestro de humanidad”. Cercano a las heridas del mundo, con capacidad de diálogo y sin miedo a la ternura, el Pontífice que se espera es aquel que encarne una “Iglesia samaritana”, dispuesta a detenerse en medio del camino para sanar y acompañar. En tiempos de guerra y polarización, el Sucesor de Pedro debe ser un guía espiritual, un puente y un signo de esperanza.

Unidad de la Iglesia

Además, se ha destacado la necesidad de hacer más significativas las reuniones del Colegio Cardenalicio durante los Consistorios. Más allá de ser instancias formales, se pide que sean espacios reales de consulta, reflexión y corresponsabilidad. Los cardenales no desean ser solo electores, sino colaboradores en la misión universal de la Iglesia. Este cambio supone un redescubrimiento del papel del Colegio Cardenalicio en la estructura eclesial.

Las divisiones internas también han sido señaladas con preocupación. Los cardenales coinciden en que el próximo Papa deberá ser un garante de la comunión eclesial, sabiendo integrar sensibilidades distintas y evitando tanto el autoritarismo como el relativismo. La comunión no es solo un ideal, sino una tarea diaria que exige escucha, paciencia y valentía.

El debate sobre el poder del Papa ha estado presente en las congregaciones. Algunos cardenales reflexionaron sobre los límites y la estructura canónica del ministerio petrino. El próximo Papa deberá ejercer su autoridad como servicio, con humildad evangélica, respetando los procesos sinodales y reconociendo la riqueza de las Iglesias locales. Se trata de un equilibrio delicado entre liderazgo y colegialidad.

Economía, sinodalidad y abusos

La situación económica de la Curia sigue siendo objeto de atención. Tras los escándalos del pasado, se espera del próximo Pontífice un impulso renovado a la transparencia, la austeridad y la buena gestión económica. La sostenibilidad de la Santa Sede debe garantizarse sin perder de vista su carácter evangélico: estar al servicio del Evangelio y no del poder.

Para los cardenales, la sinodalidad no puede quedarse en un proceso temporal. El nuevo Pontífice tendrá la tarea de promover la participación real de todos los fieles en el discernimiento y en la misión de la Iglesia. La sinodalidad ha dejado de ser un concepto teológico para convertirse en una urgencia pastoral.

Entre los temas abordados destaca la necesidad de erradicar los abusos sexuales en la Iglesia. Los cardenales han exigido que esta lucha continúe con determinación y transparencia. Así, el nuevo Papa deberá consolidar los protocolos de prevención, fortalecer la justicia canónica y, sobre todo, acompañar con compasión y verdad a las víctimas. La limpieza interna sigue siendo condición necesaria para la credibilidad externa.

Paz y ecología

El clamor por la paz ha sido unánime. En su declaración final, los cardenales pidieron un alto el fuego permanente y negociaciones que respeten la dignidad humana y el bien común. Se espera del próximo Papa una presencia activa en el escenario internacional, como mediador moral, defensor de los pueblos y promotor incansable del diálogo. En tiempos de guerra, la palabra de la Iglesia debe ser clara, valiente y esperanzadora.

La preocupación por el planeta no es solo científica, sino también teológica. La “ecología integral” propuesta por Laudato Si’ fue reafirmada como una de las grandes tareas del futuro Papa. El cuidado de la creación es hoy un campo privilegiado de evangelización y compromiso. La Iglesia debe ser una aliada de quienes luchan por un mundo más justo y sostenible.

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Vaticano

El cardenal Prevost es el nuevo Papa y se llamará León XIV

El 8 de mayo de 2025 ha sido elegido como nuevo Papa el cardenal norteamericano Robert Francis Prevost que llevará el nombre de León XIV.

Javier García Herrería·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

A las 19:13 horas, 65 minutos después de la fumata blanca miles de fieles y peregrinos vieron abrirse las cortinas del balcón central de la Basílica vaticana. El cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, apareció ante la multitud y con voz solemne pronunció las históricas palabras: “Annuntio vobis gaudium magnum: Habemus Papam…”, seguidas del nombre del nuevo Pontífice: el cardenal Prevost, quien ha tomado el nombre de León XIV.

La plaza estalló en júbilo. Cientos de campanas repicaron en toda Roma mientras banderas ondeaban y muchos fieles se abrazaban emocionados. Entre gritos de “¡Viva el Papa!” y el canto del Tu es Petrus, el nuevo sucesor de Pedro apareció por primera vez ante el mundo. Vestido de blanco y con gesto sereno, saludó a la multitud con una bendición apostólica, agradeciendo la confianza de sus hermanos cardenales y pidiendo oraciones para su misión.

Se inicia así una nueva etapa para la Iglesia católica, marcada por la esperanza y la expectativa. En las próximas horas el Papa León XIV se dirigirá nuevamente a los fieles y comenzará su pontificado formalmente con una misa de inicio en los próximos días.

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Vaticano

Fumata blanca: máxima expectación para saber quién será el Papa

Miles de persona corren hacia la Plaza de San Pedro o el televisor más cercano para seguir el momento en directo.

Javier García Herrería·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

A las 18:08 horas, la esperada fumata blanca se ha alzado desde la chimenea de la Capilla Sixtina, señal inequívoca de que los cardenales han alcanzado un acuerdo: la Iglesia católica tiene nuevo Papa. El nombre del Pontífice será anunciado en los próximos minutos desde el balcón central de la Basílica de San Pedro.

Tras varias rondas de votación desde la tarde del miércoles, los 133 cardenales electores reunidos en Cónclave han alcanzado la mayoría de dos tercios necesaria (89 votos) para elegir al sucesor de Pedro. La fumata blanca, emitida tras la primera votación de la tarde, ha sido recibida con júbilo por miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro.

Multitud expectante en Roma

Cientos de cámaras enfocaron la chimenea a la espera del humo. Apenas se confirmó que era blanco, estallaron los aplausos, cánticos y lágrimas entre los peregrinos, turistas y residentes presentes. Las campanas de San Pedro comenzaron a repicar con fuerza minutos después, confirmando la elección.

Miles de personas, ciudadanos y turistas presentes en Roma, se dirigen presurosas para ver pronunciar al cardenal protodiácono la fórmula tradicional: “Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam”, seguido del nombre del nuevo Papa y del nombre que ha elegido como Pontífice.

El nuevo Papa se dirigirá al mundo con su primer saludo apostólico y dará la bendición “Urbi et Orbi”.

Con esta elección, se cierra un cónclave que ha reunido a cardenales de 71 países, con un fuerte sentimiento de continuidad, renovación y responsabilidad pastoral. El nuevo Papa será el 267º sucesor de San Pedro y su elección marcará el rumbo de la Iglesia católica en un tiempo desafiante a nivel global y eclesial.

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Las gaviotas del cónclave

Mientras millones de ojos escrutan la chimenea de la Capilla Sixtina, hay quienes tienen el mejor asiento del Vaticano: las gaviotas. Dueñas del cielo romano, se posan, observan... y esperan, como todos nosotros, pero sin tensión alguna.

8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Cónclave avanza y con él crece la ansiedad global. En Roma se agolpan los fieles, en las redacciones tiemblan los dedos sobre los teclados, y en la Plaza de San Pedro reina un silencio expectante… interrumpido solo por el graznido impasible de una gaviota.

Ahí está, en lo alto de la Capilla Sixtina, plantada junto a la chimenea como si formara parte del aparato oficial del cónclave. Con mirada penetrante y la seguridad de quien no teme ni a la opinión pública ni a los bandos cardenalicios, la gaviota observa.

Qué envidia da.

Mientras dentro se cruzan miradas, se doblan papeletas y se cuentan votos con respiración contenida, fuera reina otro ritmo. El de las alas blancas que sobrevuelan el misterio. Las gaviotas no entienden de mayorías de dos tercios ni de tensiones eclesiales. No necesitan consenso para aterrizar con dignidad sobre la teja más alta del Vaticano. Nadie las filtra ni las tapa. Y cuando se posan junto a la chimenea, lo hacen con una tranquilidad desconcertante.

¿Es un presagio? ¿Es la paloma del Espíritu Santo en su versión menos sutil y más chillona?

En cada cónclave, reaparecen. En 2013 una acaparó titulares por pasar varios minutos exactos junto a la chimenea minutos antes de la fumata blanca. Algunos bromearon: «Ella lo supo antes que nosotros». ¿Y por qué no? Tal vez, en su vuelo sereno, captan las vibraciones de la Capilla Sixtina. O quizás solo busquen calor… o el sándwich de un periodista descuidado.

Pero en esta época de conjeturas, ¿quién no ha deseado, aunque sea por un segundo, ser una de ellas? Mirar todo desde arriba, sin presión, sin voto, sin boletines que redactar.

Mientras tanto, el mundo contiene la respiración. Las cámaras enfocan el tejado. Las redes hierven con memes y conjeturas. Y ellas, majestuosas e irreverentes, se pasean entre las nubes como si el futuro de la cristiandad no se decidiera justo debajo de sus patas.

Si hay algo que nos recuerdan estas gaviotas es que hay algo profundamente humano en no saber, en esperar, en imaginar. 

El autorJavier García Herrería

Redactor de Omnes. Anteriormente ha sido colaborador en diversos medios y profesor de Filosofía de Bachillerato durante 18 años.

Vaticano

León XIV: un puente para la paz

León XIV no se presenta como un reformador solitario, sino como el primero de una comunidad que camina. Ha pedido oración, no para sostener su figura, sino para sostener juntos una misión que es de todos.

Rafael Sanz Carrera·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

En su primera aparición pública, el nuevo Papa León XIV no necesitó grandes gestos para dejar claro el rumbo de su pontificado. Bastó con una palabra: paz. Esa fue la primera que pronunció al dirigirse al mundo, una elección deliberada que no pasó desapercibida.

El nombre como brújula del pontificado

Adoptar un nuevo nombre al asumir el ministerio de Pedro no es fruto del capricho, sino el resultado de una tradición con hondas raíces históricas. Sus orígenes se remontan al siglo VI, cuando el Papa Mercurio, deseoso de evitar resonancias paganas, tomó el nombre de Juan II. La costumbre se afianzó entre los siglos X y XI, especialmente con ejemplos como el de Pedro, quien en 1009 eligió llamarse Sergio IV para evitar identificarse directamente con San Pedro. Desde mediados del siglo XX, además, el nombre pontificio ha adquirido un valor programático: una primera señal del estilo, la inspiración y la orientación pastoral que marcarán un pontificado.

León XIV, hasta ahora el cardenal Robert Prevost, en la elección de nombre y en sus primeras palabras han hecho una declaración de intenciones y ha querido subrayar desde el primer momento que su misión será la de un pastor de puentes. Su visión es la de una Iglesia unida que se lanza al mundo para curar heridas, servir a los más necesitados y construir caminos comunes desde la fe y la razón.

El peso del nombre

La elección del nombre León XIV, inédito desde 1903, no responde a una simple evocación histórica, sino a una apuesta clara por la tradición viva de la Iglesia. Este nombre sitúa al nuevo Papa en la estela de figuras como León I el Grande, símbolo de unidad doctrinal y coraje pastoral en tiempos convulsos, y León XIII, pionero en aplicar el Evangelio a los desafíos sociales de la modernidad.

Al adoptar este nombre, León XIV no solo honra ese legado, sino que lo actualiza en clave contemporánea. Como León I, quiere ofrecer una voz clara en medio de las tormentas. Como León XIII, desea que la doctrina social de la Iglesia siga siendo una brújula ética en medio de las injusticias, especialmente hoy, ante fenómenos como la migración forzada, la desigualdad global y el deterioro ambiental.

Una Iglesia que abraza

Uno de los momentos más significativos de su primer discurso fue la imagen de la Plaza de San Pedro con los brazos abiertos: así entiende León XIV el papel de la Iglesia en el mundo de hoy. Una Iglesia que se parezca a esa plaza, donde caben todos, y que sepa recibir con ternura a quienes llegan heridos, confusos o excluidos.

Lejos de una Iglesia autorreferencial, el nuevo Papa ha propuesto una comunidad misionera, dialogante, profundamente humana, donde el amor cristiano no sea solo un ideal, sino una experiencia real. Quiere que la Iglesia salga de sus límites visibles, sin miedo, para acompañar a quienes más lo necesitan: los pobres, los que dudan, los que buscan.

Unidad para un mundo roto

En un contexto eclesial y mundial marcado por fracturas, León XIV ha insistido en la urgencia de caminar juntos. No desde la imposición, sino desde la fidelidad compartida a Cristo y al Evangelio. Su insistencia en la unidad no es un eslogan, sino una convicción: el testimonio de una Iglesia reconciliada consigo misma es indispensable para que el mundo crea que la paz es posible.

Esa paz, ha sugerido, no es la que ofrecen los equilibrios geopolíticos o las diplomacias frías, sino la que nace del encuentro sincero, del respeto al otro, de la justicia vivida y no solo predicada. En este sentido, ha apuntado a una Iglesia que colabore activamente en la promoción de los derechos humanos, la solidaridad global y la dignidad de cada persona.

Continuidad agradecida

En todo momento, León XIV ha mostrado su agradecimiento a su predecesor, el Papa Francisco, al que ha reconocido como una referencia de valentía y misericordia. No ha querido marcar rupturas, sino prolongar un proceso. La sinodalidad, la atención a las periferias, la cercanía con los descartados: todo esto forma parte también de su horizonte pastoral.

León XIV no se presenta como un reformador solitario, sino como el primero de una comunidad que camina. Ha pedido oración, no para sostener su figura, sino para sostener juntos una misión que es de todos.

Un pontificado con rostro humano

Desde América Latina, pasando por África y Asia, muchos han visto en sus palabras una luz que puede ayudar a sanar fracturas y construir alianzas en un mundo desgastado. La suya es una propuesta espiritual, pero también social, cultural y profundamente ética: ser puentes como Cristo, luz del mundo y reconciliador de la humanidad.

Este nuevo pontificado comienza no con promesas grandilocuentes, sino con un gesto y un nombre que dicen mucho más que mil discursos: León XIV, no como rugido de poder, sino como voz de paz.

Resumen del mensaje al inicio del pontificado de León XIV

  • Inició su pontificado con un saludo de paz —“¡La paz esté con vosotros!”— evocando al Cristo Resucitado. A lo largo de su mensaje, insistió en una paz humilde y perseverante, y llamó a construir puentes de diálogo y encuentro entre los pueblos.
  • Expresó su profunda gratitud al Papa Francisco, a quien describió como una “voz débil pero siempre valiente”, y se comprometió a dar continuidad a su legado espiritual.
  • Subrayó la necesidad de una Iglesia misionera, abierta y acogedora, como la Plaza de San Pedro: con los brazos siempre dispuestos a recibir a todos, especialmente a los más necesitados.
  • Insistió en la unidad del pueblo de Dios, animando a caminar juntos en fidelidad a Cristo y a anunciar el Evangelio sin miedo. Recordó que sólo Cristo es el verdadero puente entre Dios y los hombres, e invitó a todos a ser luz para el mundo.
  • Concluyó pidiendo oración por su misión, por la Iglesia y por la paz en el mundo, confiando esa súplica a la Virgen María.
El autorRafael Sanz Carrera

Doctor en Derecho Canónico

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Estados Unidos

Investigación federal al estado de Washington por el secreto de confesión 

El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha abierto una investigación de derechos civiles sobre una ley del estado de Washington. El motivo es que los miembros del clero pasan a ser informadores obligatorios en casos sospechosos o conocidos de abusos sexuales de menores, vulnerando el secreto de confesión.  

OSV / Omnes·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Kate Scanlon, OSV (Washington)

El Departamento de Justicia ha manifestado el 5 de mayo que ha abierto una investigación de derechos civiles en torno al desarrollo y la aprobación de una legislación en el estado de Washington. En ella se requiere que el clero informe de abusos infantiles o de menores, o negligencia, en la que no prevé excepciones para los sacerdotes.

El 2 de mayo, el gobernador demócrata Bob Ferguson promulgó el proyecto de ley 5375 del Senado, patrocinado por el senador demócrata Noel Frame, de Seattle, por el que los miembros del clero pasan a ser informadores obligatorios. Es decir, personas obligadas por ley a denunciar los casos sospechosos o conocidos de abuso o negligencia infantil. La versión de la ley promulgada no incluía una excepción al requisito de las confesiones sacramentales. 

Otros informadores obligatorios en el estado de Washington son el personal escolar, las enfermeras, los asesores de servicios sociales y los psicólogos.

Sacerdotes católicos, en desacuerdo con la ley civil

Algunos han argumentado que el proyecto de ley aborda una omisión importante en la lista estatal de informadores obligatorios sobre la cuestión. Pero otros han expresado su preocupación de que, sin excepciones para la prerrogativa (eclesiástica) del clero, la ley podría poner a los sacerdotes católicos en desacuerdo con la ley civil, con el fin de mantener la ley de la iglesia en relación con el secreto de confesión.

“Se exige que violen su fe”

El Departamento de Justicia ha señalado que planea investigar lo que denominó un aparente conflicto entre la nueva ley del estado de Washington y el libre ejercicio de la religión según la Primera Enmienda.

El fiscal general adjunto Harmeet K. Dhillon, de la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia, dijo en un comunicado: “La ley SB 5375 exige que los sacerdotes católicos violen su fe profundamente arraigada para obedecer la ley, una violación de la Constitución y una infracción del libre ejercicio de la religión que no puede sostenerse en nuestro sistema constitucional de gobierno”.

“Peor aún, la ley parece señalar a los clérigos como no autorizados a hacer valer los privilegios aplicables, en comparación con otros profesionales de la información”, dijo Dhillon. “Nos tomamos este asunto muy en serio y esperamos la cooperación del Estado de Washington con nuestra investigación”.

Todos los estados, distritos o territorios de EE.UU. tienen algún tipo de ley de denuncia obligatoria. La mayoría de los estados que incluyen específicamente al clero en sus leyes de denuncia obligatoria conceden algunos privilegios al clero confesor en diversos grados, según datos del Child Welfare Information Gateway, que depende de la Oficina de la Infancia del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos.

Petición de una exención para el sacramento de la confesión

La Conferencia Católica del Estado de Washington se opuso a la versión particular de la legislación que fue aprobada por los legisladores, instándoles a modificarla “para proporcionar una excepción para las comunicaciones confidenciales entre un miembro del clero y una persona de fe penitente”.

“La mayoría de los estados que incluyen al clero como informador obligatorio incluyen una exención para las comunicaciones confidenciales, lo que demuestra que los intereses de los estados en la protección de la infancia pueden lograrse sin violar el derecho al libre ejercicio de la religión”, dijo la Conferencia en un boletín de promoción de abril.

La Conferencia, que es la rama de política pública de los obispos católicos del Estado, apoyó anteriormente una versión diferente de la legislación para que el clero fuera informador obligatorio con una exención para el sacramento de la confesión.

Después de firmar el proyecto de ley el 2 de mayo, el gobernador Ferguson dijo a los periodistas que él es católico y ve la legislación como “bastante sencilla”.

“Mi tío fue sacerdote jesuita durante muchos años, yo mismo me he confesado, así que estoy muy familiarizado con ello”, dijo, según KXLY-TV. “Sentí que esta era una legislación importante y proteger a los niños es la primera prioridad”.

Arzobispo de Seattle: “El clero católico no puede violar el secreto de confesión”

En una declaración del 4 de mayo, el arzobispo Paul D. Etienne, de Seattle, dijo: “La Iglesia católica está de acuerdo con el objetivo de proteger a los niños y prevenir el abuso infantil”.

“La archidiócesis de Seattle mantiene su compromiso de denunciar los abusos sexuales a menores, trabajar con las víctimas supervivientes hacia la curación y proteger a todos los menores y personas vulnerables”, dijo. “Nuestras políticas ya requieren que los sacerdotes sean informantes obligatorios, pero no si esta información se obtiene durante la confesión”.

El arzobispo Etienne expresó su preocupación por el hecho de que los sacerdotes se vieran en la imposibilidad de cumplir la ley si dicha información se revelaba a través del sacramento de la confesión.

“El clero católico no puede violar el secreto de confesión, o será excomulgado de la Iglesia”, dijo. “Todos los católicos deben saber y estar seguros de que sus confesiones siguen siendo sagradas, seguras, confidenciales y protegidas por la ley de la Iglesia”

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Kate Scanlon es una reportera nacional de OSV News que cubre Washington. Síguela en X @kgscanlon.

El autorOSV / Omnes

Ecosistema mediático y cónclave

Frente al ecosistema mediático que insiste en polarizar, las familias católicas estamos llamadas a confiar durante el proceso del Cónclave. Pongamos todo en las benditas manos de Dios.

8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Cada mañana disfruto de la Santa Misa en una capilla cercana a casa. Hace un par de días, al terminar la Misa, una vecina mía me esperaba y después de saludarme preguntó: «¿tú qué crees Lupita, el próximo Papa será conservador o progresista?»

Recordé una metáfora que me ayudó a clarificar mi visión sobre esto. Imagina la siguiente escena: a una persona que es abstemia le preguntan qué prefiere beber, tequila o vodka. La persona responde, -en realidad no me interesan los licores, beberé esta opción sin alcohol-. 

La Iglesia es como este abstemio, no le interesa el poder temporal, su interés está en otro sitio. 

Pensar en estos términos acerca de la Iglesia es reducirla a un orden temporal, es considerarla una organización cualquiera, es mutilarla y vaciarla de su esencia y sentido. Actualmente muchos han caído es esta dicotomía que se convierte en un obstáculo para conocer la profundidad y complejidad de una institución que es humano-divina. Los periodistas necesitan crear titulares atractivos y saben que establecer contrarios atrae audiencia.

Se han incorporado términos del campo geopolítico a la realidad de la Iglesia y quienes les escuchamos y leemos vamos usando el mismo lenguaje con todos sus reduccionismos. Sin embargo, entrar al conocimiento de ella es fascinarnos con su origen y su historia, implica generar una relación con un ente vivo, algo que va mucho más allá de sus estructuras, algo que realmente conforma un cuerpo místico. No se trata de una democracia y tampoco de una oligarquía. 

Los periodistas honestos saben y respetan, aún cuando no sean creyentes, que existe un elemento sobrenatural en nuestra profesión de fe. La realidad divina es una variable que existe.

Hay mucha oración en torno a los acontecimientos cruciales en la vida de la Iglesia.

Cónclave 2025

Estamos viviendo el cónclave 2025 y el mundo se une en oración, sabemos que nada de esto se explica plenamente sin Cristo. Los expertos hablan de preferencias de los cardenales, si elegirán a un Papa que siga la línea de Francisco o que no dé continuidad a sus iniciativas; desconocen que la elección la llevará adelante la acción del Espíritu Santo a través de personas. El ecosistema mediático habla del “elemento sorpresa”, o del “misterio” de los criterios de elección; es ahí, en esas palabras, en donde se da la acción divina.

Recordemos que las polaridades en tensión son esencialmente creativas cuando está claro el para qué. Desde luego los cardenales tienen sus propios criterios y no hay uniformidad al interior de la Iglesia, pero sí unidad, es por ello que cada uno dará el voto que corresponda al deseo de Dios, sin poner por delante sus preferencias personales sino el bien de la Iglesia universal. Desde Pablo VI hasta el Papa Francisco, se puede observar la perfecta continuidad en la implementación paulatina del Concilio Vaticano II, con sus errores y aciertos, en su caminar humano-divino, pero siempre bajo la asistencia permanente, nunca intermitente, del Espíritu Santo.

El periodismo secular nos presenta a los cardenales como si estos estuvieran buscando el papado con ansias y deseos de poder, así lo confirman las series, películas  y documentales que pululan en todas las plataformas mediáticas, pero la realidad es que nuestros cardenales saben que ser Papa implica cargar una cruz muy pesada, ser elegido y aceptar es una entrega sacrificial de sí mismos. 

Los Cardenales votan por aquel que su corazón les indica hacerlo, y perciben con claridad que le están entregando una gran cruz, por eso le ofrecen su asistencia, fidelidad  y compañía para que pueda conducir la barca de Pedro en la tormenta… con Cristo, siempre con Cristo. La Iglesia está en Sus manos.

En manos de Dios

Circula en las redes una reflexión titulada: depende en manos de quién esté el asunto. Dice que una pelota de baloncesto en nuestras manos vale unos $19, pero una pelota de baloncesto en las manos de Michael Jordan vale alrededor $33.000.000.

Una raqueta de tenis en mis manos, no sirve para nada.

Una raqueta de tenis en manos de Pete Sampras, significa el Campeonato en Wimbledon.

Todo depende de en manos de quién está el asunto.

Una honda en mis manos es un juego de niños.

Una honda en manos de David es el arma de la victoria del Pueblo de Dios.

Unos clavos en mis manos pueden servir para construir una pajarera.

Unos clavos en las manos de Jesucristo producen la salvación de toda la humanidad.

Todo depende de en manos de quién está el asunto.

Frente al ecosistema mediático que insiste en polarizar, las familias católicas estamos llamadas a confiar. Pongamos todo en las benditas manos de Dios. Nuestra tarea: orar y cristificar nuestros ambientes con alegría y serenidad. 

Nuestras mentes y corazones ya están prestos para recibir al Papa con gratitud, cariño y docilidad.

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Vaticano

Segunda fumata negra

Esta tarde en torno a las 17.30 o las 19.00 será la siguiente fumata.

Javier García Herrería·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Este miércoles a las 11:51 horas, una segunda fumata negra se elevó desde la chimenea de la Capilla Sixtina, señal de que ninguno de los 133 cardenales electores ha alcanzado los 89 votos necesarios para elegir al nuevo pontífice. El cónclave, que comenzó ayer, continúa sin un consenso tras tres votaciones.

Dos votaciones, una fumata

Por norma, en las mañanas con doble votación, solo se produce una fumata conjunta al término de la segunda. Así ha ocurrido hoy: aunque se han llevado a cabo dos rondas de votación, ninguna ha sido concluyente y el humo ha sido negro.

Los cardenales están llamados de nuevo a votar esta tarde, en una o dos rondas, dependiendo de los resultados. Si tras la primera de la tarde no se alcanza la mayoría, la segunda votación del día se completará y la fumata volverá a subir desde la Capilla Sixtina alrededor de las 19:00 horas.

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Evangelización

San Víctor, mártir de Milán, en el mayo mariano

La Iglesia celebra el 8 de mayo a san Víctor de Milán (siglo IV), quien prefirió morir antes que renunciar a la fe, como realza san Ambrosio. En mayo se celebran fiestas de la Virgen María de gran devoción popular. Por ejemplo, Nuestra Señora de Luján en Argentina (8 de mayo), o Nuestra Señora de los Desamparados (Valencia), que se celebra el domingo 11.   

Francisco Otamendi·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La liturgia conmemora este día 8, en el mayo mariano, a San Victor de Milán, mártir. Con otros dos soldados romanos cristianos, Narbore y Félix, los tres eligieron la muerte antes que abjurar de su fe, explica la agencia vaticana

San Victor y sus compañeros llegaron de Mauritania (África), y fueron llamados al ejército imperial de Maximiano, que los destinó a Milán. Como cristianos, no eran bien vistos en el ejército. Ellos eran leales al emperador, y no querían tener que elegir entre él y Dios. Víctor fue arrestado por su objeción de conciencia, y recluido en una celda sin comer ni beber, pero se negó hacer sacrificios a los ídolos. 

Gracias a san Ambrosio

Su martirio y el culto que se le profesó en Milán desde antiguo están fuera de duda, gracias también a san Ambrosio. El santo obispo de Milán le dedicó una tumba, incluso con mosaicos dorados, incorporada más tarde a la basílica de San Ambrosio, ardiente defensor de María Virgen Inmaculada. Y san Carlos Borromeo hizo un solemne reconocimiento de las reliquias del Santo, hasta entonces dispersas.

Luján, Valencia…

Este mes de mayo, como se ha señalado, tienen lugar fiestas de la Virgen María de mucha devoción popular, y celebraciones masivas. “Como cada 8 de mayo, con gran alegría y esperanza celebramos el día de nuestra Madre, la solemnidad, la fiesta de Nuestra Señora de Luján”, indica la web de la Basílica de la Virgen de Luján.

Por su parte, Valencia celebra a su patrona, la Virgen de los Desamparados, el domingo 11 de mayo. El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, presidirá la celebración de la festividad. Tras la Missa d’Infants (Misa de niños), se iniciará el tradicional Traslado de la imagen peregrina de la Mare de Déu, desde la Basílica de la Virgen hasta la Catedral, donde se celebrará la Misa Pontifical.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelio

El Buen Pastor. Cuarto domingo de Pascua (C)

Joseph Evans nos comenta las lecturas del domingo de cuarto domingo de Pascua (C) correspondiente al día 11 de mayo de 2025.

Joseph Evans·8 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen”. ¿Por qué Jesús habla tanto de las ovejas? Por poner sólo algunos ejemplos, en el Evangelio de Juan dedica todo un “sermón” a este tema, describiéndose a sí mismo como el “Buen Pastor” (Jn 10, 1-18). La primera de sus tres grandes parábolas de la misericordia, en Lucas 15, trata de un pastor que cuida de una oveja perdida y de la alegría que le da encontrarla de nuevo. Tuvo compasión de las muchedumbres porque estaban “extenuadas y abandonadas, ‘como ovejas que no tienen pastor’” (Mt 9, 36). El juicio final consistirá en separar “las ovejas de las cabras” (Mt 25, 32).

Ciertamente, Israel era una sociedad muy agraria en la que la cría de ovejas tenía mucha importancia. Sus reyes, en particular el gran rey David (él mismo un pastor convertido en monarca), eran descritos como “pastores” del pueblo (véase 2 Sam 7, 7-8). Y los israelitas podían estar muy apegados a sus ovejas, como vemos en la parábola de Natán sobre un pobre hombre cuyo corderito “comía de su pan, bebía de su copa y reposaba en su regazo; era para él como una hija” (2 Sam 12, 3).

Pero también hay un toque de humor divino en la metáfora. Las ovejas no son inteligentes ni valientes, más bien destacan por su estupidez y vulnerabilidad. Y la metáfora se utiliza para describirnos a nosotros. Pero las ovejas suelen tener al menos el sentido común suficiente para seguir a su pastor y huir de los que no lo son. Pueden oír la voz de su pastor y responder a su llamada. Y si lo hacen, están a salvo, porque el pastor las protegerá. “Nadie las arrebatará de mi mano”. De hecho, Jesús insiste: “nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre”. Y estamos doblemente seguros en las manos de Cristo y en las del Padre porque, como enseña Jesús, “Yo y el Padre somos uno”.

Jesús no nos llamó leones ni águilas porque es evidente que no lo somos. Nuestra fuerza reside en conocer nuestra debilidad y, por tanto, permanecer muy cerca del Buen Pastor.

Pero la segunda lectura de hoy añade un matiz extraordinario: el Pastor es también un Cordero. En efecto, ¡este Cordero pastorea! “Porque el Cordero que está delante del trono los apacentará”. La humildad es reconocer nuestra debilidad, pero conduce a la fortaleza. Porque Cristo, en su humildad, se hizo débil, cordero indefenso “llevado al matadero” (Is 53, 7), tiene la fuerza de protegernos a todos. Nuestra humildad nos dará la fuerza para guiar a los demás.

Vaticano

Primera fumata negra en el Vaticano

Primera fumata negra en el cónclave: aún no hay Papa. Mañana continúan las votaciones con posibles señales de humo al mediodía y al anochecer.

Javier García Herrería·7 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

A las 21:00 horas, una fumata negra ha emergido de la chimenea instalada en el tejado de la Capilla Sixtina. El humo oscuro ha confirmado que ningún cardenal ha alcanzado los 89 votos necesarios —la mayoría de dos tercios requerida— para ser elegido Papa en el primer escrutinio del cónclave.

Pese a no haberse logrado una elección, este primer sufragio ofrece a los cardenales una primera impresión real de las intenciones de voto del resto.

Cuatro posibles fumatas mañana

A partir de mañana, jueves 8 de mayo, se celebrarán cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Sin embargo, solo se emitirá una fumata por la mañana y otra por la tarde, tras el segundo escrutinio de cada bloque. Es decir, no habrá humo tras la primera votación de la mañana ni de la tarde, salvo en caso de elección.

Las horas previstas para las posibles fumatas del jueves son: 10.30, 12:00, 17.30 o 19:00. Los horarios evidentemente son aproximados, pues dependen del ritmo de las votaciones.

Continúa el aislamiento y el sigilo

Los 133 cardenales electores permanecerán en régimen de aislamiento total, alojados en la Casa Santa Marta y trasladándose a diario a la Capilla Sixtina para votar. No pueden comunicarse con el exterior, y todo el proceso está protegido por bloqueadores de señal y juramentos de confidencialidad.

El mundo permanece expectante ante la chimenea de la Capilla Sixtina, a la espera de la fumata blanca que anunciará la elección del nuevo Papa.

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Mundo

Nigeria: siete frailes franciscanos capuchinos mueren en un accidente

Los católicos de Nigeria están de luto por la muerte de siete frailes franciscanos capuchinos en un trágico accidente de tráfico, mientras viajaban de Enugu al Estado de Cross River el 3 de mayo.

OSV / Omnes·7 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

– Fredick Nzwili (OSV News)

Siete frailes franciscanos capuchinos han perdido la vida en un accidente de autobús en Nigeria. Los siete estaban entre un grupo de 13 frailes, todos miembros de la Custodia de San Francisco y Santa Clara de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Nigeria, e iban de camino a un retiro espiritual en la ciudad de Obudu, cuando su vehículo tuvo el accidente, según un comunicado publicado el 4 de mayo. 

Su autobús, supuestamente propiedad de la diócesis de Enugu, sufrió un fallo en el freno. “Con profundo dolor, pero con esperanza de la resurrección, los frailes capuchinos de la custodia nigeriana, anunciamos la muerte de algunos de nuestros hermanos», dijo el hermano John Kennedy Anyanwu, custodio de la Orden.

Seis de los frailes sufrieron lesiones de diversos grados y ahora están recibiendo tratamiento en Enugu. Los siete que murieron son los hermanos Somadina Ibe-Ojuludu, Chinedu Nwachukwu, Marcel Ezenwafor, Gerald Nwogueze, Kingsley Nwosu, Wilfred Aleke y Chukwudi Obueze.

Camino a un retiro espiritual

Los hermanos capuchinos estaban inmersos en una peregrinación espiritual y se iban a retirar en un famoso complejo de ranchos de ganado en Obudu, bajo la guía de un sacerdote cuando ocurrió el accidente.

“Confiamos sus almas al amor misericordioso de Dios e invitamos a todos a unirse en la oración por el feliz descanso de sus almas. Los arreglos funerarios se comunicarán a su debido tiempo», dijo el hermano Anyanwu.

En Nigeria, los capuchinos, que sirven como sacerdotes y hermanos, trabajan, entre otros, en comedores de beneficencia y refugios para personas sin hogar, orfanatos, hospitales y prisiones como capellanes.

El gobierno local del estado de Cross River ha expresado sus condolencias. “Nuestras oraciones y pensamientos están con las familias y amigos de las víctimas durante este momento increíblemente difícil», dijo en un comunicado Bassey Otu.

145 sacerdotes secuestrados y 11 asesinados en 10 años

La muerte de los frailes capuchinos se suma al dolor en la vida de la Iglesia católica en Nigeria, que ha sufrido persecución a cargo de milicias, bandidos e islamistas afiliados al grupo Estado Islámico. Un total de 145 sacerdotes han sido secuestrados y 11 asesinados entre 2015 y mayo de 2025, en medio de una creciente ola de secuestros de seminaristas, sacerdotes y personal religioso.

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Fredrick Nzwili escribe para OSV News desde Nairobi, Kenia.

El autorOSV / Omnes

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Vaticano

Cardenal Re: “Que sea elegido el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan”

El decano del colegio de cardenales ha presidido la mañana del 7 de mayo en San Pedro la Misa "pro eligendo pontifice", en la que se ha invocado la protección del Espíritu Santo para poner las “soberanas llaves” en las manos adecuadas. Esta Misa precede al cónclave, que comenzará a las cuatro y media de la tarde.

Maria Candela Temes·7 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El cielo de Roma ha amanecido encapotado. A la misma hora en que los cardenales hacían su ingreso en la basílica vaticana, caía una llovizna fina. En muchos lugares esta lluvia simboliza la gracia del cielo, un derramarse de bendiciones. Los purpurados han empezado el día participando en la Misa “pro eligendo pontifice”, que se ha celebrado a las diez de la mañana en San Pedro. La ceremonia ha estado presidida por el decano, Giovanni Battista Re, ante la presencia de cientos de fieles.

Tras el fallecimiento del Papa Francisco el 21 de abril, los cardenales han estado durante las últimas dos semanas reunidos en las llamadas congregaciones generales. En ellas ha habido un intercambio de pareceres y opiniones sobre el estado actual de la Iglesia y el mundo, así como momentos dedicados a la oración y al discernimiento en los que se han perfilado los atributos del próximo pontífice. Hoy llegan con los deberes hechos al cónclave, la reunión en la cual elegirán al Papa número 267 de la Iglesia católica. Algún prelado aseguraba que ya tenía claro a quién iba dirigido su voto; otros se han mostrado más reservados.

La única actitud justa y necesaria

La homilía de esta eucaristía es un momento notorio, pues resume el trabajo de los días previos y señala el itinerario que seguirá la votación, que comienza esta tarde alrededor de las cuatro y media en la capilla sixtina, donde serán encerrados los cardenales tras la histórica fórmula del “extra omnes”.

En sus palabras Re ha recordado el protagonismo del Espíritu Santo, que continúa guiando a la Iglesia como hizo tras la Ascensión de Cristo y en la espera de la Pentecostés, según se lee en los Hechos de los Apóstoles: “todos perseveraban unidos en la oración junto con María, la Madre de Jesús (cfr. Hch 1, 14). Es precisamente lo que también nosotros estamos haciendo a pocas horas del inicio del cónclave, bajo la mirada de la Virgen colocada al lado del altar, en esta Basílica que se eleva sobre la tumba del apóstol Pedro”.

Estos días los cardenales habían solicitado expresamente a todos los católicos que les acompañaran con su oración: “Notamos como todo el pueblo de Dios está unido a nosotros con su sentido de fe, su amor al Papa y su confiada esperanza”.

El decano, con una gran potencia de voz sorprendente en un hombre de 91 años, ha recordado que “estamos aquí para invocar el auxilio del Espíritu Santo, para implorar su luz y su fuerza, a fin de que sea elegido el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil, complejo y atormentado”.

Ante la complejidad del tiempo que nos ha tocado vivir, “rezar, invocando al Espíritu Santo, es la única actitud justa y necesaria, mientras los cardenales electores se preparan a un acto de máxima responsabilidad humana y eclesial, y a una decisión de gran importancia; un acto humano por el cual se debe abandonar cualquier consideración personal, y tener en la mente y en el corazón sólo al Dios de Jesucristo y el bien de la Iglesia y de la humanidad”.

Amor, comunión y unidad

Si hubiera que resumir la homilía en tres palabras, serían amor, comunión y unidad. En su comentario a las lecturas y al Evangelio de la Misa, en el que se ha leído el mandamiento nuevo que Jesús dio a sus apóstoles en la Última Cena -y que viene a ser el “quid” de toda la doctrina cristiana-, ha apuntado Re: “De los textos litúrgicos de esta celebración eucarística nos llega, por tanto, una invitación al amor fraterno, a la ayuda mutua y al compromiso por la comunión eclesial y la fraternidad humana universal”.

Frente a la lógica de la polarización que domina el discurso público, el mensaje constante de estos días, expresado como un deseo y una intención, ha estado también presente: “Entre las tareas de todo sucesor de Pedro está la de acrecentar la comunión: comunión de todos los cristianos con Cristo; comunión de los obispos con el Papa; comunión entre los obispos. No una comunión autorreferencial, sino dirigida totalmente a la comunión entre las personas, los pueblos y las culturas, velando para que la Iglesia sea siempre ‘casa y escuela de comunión’.

También es fuerte la llamada a mantener la unidad de la Iglesia en la senda trazada por Cristo a los Apóstoles. La unidad de la Iglesia es querida por Cristo; una unidad que no significa uniformidad, sino una firme y profunda comunión en la diversidad, siempre que se mantenga en plena fidelidad al Evangelio”.

Sucesor de Pedro, no de Francisco

Los 133 cardenales que elegirán al próximo pontífice han señalado que, si bien pretenden una continuidad con el legado del Papa Francisco, a quien buscan es a un sucesor del pescador de Galilea: “La elección del nuevo Papa no es una simple sucesión de personas, sino que es siempre el apóstol Pedro que regresa”.

Re, que por edad no forma parte de los electores, ha apelado a la fuerza simbólica que tiene la imagen del Juicio Final con la que Miguel Ángel decoró la capilla sixtina, donde tiene lugar la votación. Un Jesús Juez que recuerda, en palabras de Dante, “la responsabilidad de poner las ‘soberanas llaves’ en las manos adecuadas”.

“El Espíritu Santo”, ha concluido, “en los últimos cien años nos ha dado una serie de Pontífices verdaderamente santos y grandes”. Y ha invitado a rezar para que “nos regale ahora un nuevo Papa según el corazón de Dios para el bien de la Iglesia y de la humanidad”.

El mundo espera mucho de la Iglesia

Antes de acudir a la intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Madre de la Iglesia, el decano ha reiterado: “Recemos para que Dios conceda a la Iglesia el Papa que mejor sepa despertar las conciencias de todos y las fuerzas morales y espirituales en la sociedad actual, caracterizada por un gran progreso tecnológico, pero que tiende a olvidarse de Dios”.

Re ha cerrado con un mensaje de esperanza, en sintonía con el año jubilar, y una mirada de porvenir: “El mundo de hoy espera mucho de la Iglesia para la tutela de esos valores fundamentales, humanos y espirituales, sin los cuales la convivencia humana no será mejor ni portadora de bien para las generaciones futuras”.

El semblante de los cardenales electores es hoy serio y reflexivo. Entre ellos es muy probable que se encuentre el futuro Papa que guiará a la Iglesia en el segundo cuarto del siglo XXI. La vidriera de Bernini que asoma en el ábside, sobre la cátedra de San Pedro, y que representa al Espíritu Santo en forma de paloma, es quizá un consuelo y un recordatorio de que no estará solo en esta tarea.

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En los zapatos del cardenal

En medio del cónclave, un cardenal reflexiona con humanidad y humor sobre la gravedad del momento y la inesperada posibilidad de ser elegido Papa. Más allá de intrigas políticas, el relato invita a vivir el proceso con fe, fraternidad y apertura al Espíritu.

7 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Unos amigos míos se obstinaban en comentar el Cónclave en clave política. “Tradición vs progreso”, “candidaturas” y “contendientes”, que si zapatos negros (“pobreza”) o rojos (“riqueza”, cuando en realidad significan “martirio”). «Qué manera de no entender nada», les dije. Quise explicarles cómo funciona un Cónclave de la Iglesia Católica, pero me di cuenta de que esto es algo que conviene “vivir”. De ahí que haya optado por dedicarles esta breve imaginación:

«¡Extra omnes!», exclamó Monseñor Ravelli y los electores se fueron acomodando en sus asientos. Aunque había sol, dentro de la Capilla Sixtina refrescaba un poco. Por eso el cardenal se arrepintió: «En mala hora traje zapatos con suela de cuero», se dijo mientras movía los dedos de los pies para evitar que se entumecieran. Comenzó la meditación sobre la responsabilidad que les incumbía, pero él juzgó que el fresco de Miguel Ángel sobre el Juicio Final era más persuasivo que mil palabras. Así que aprovechó el momento para rezar por sus colegas: había rostros blancos, amarillos, negros, mulatos; unos se mostraban más atentos, otros luchaban contra el sueño. En ese punto sonrió, pues sintió en su corazón que quería a sus hermanos.

Por suerte el primer día solo contemplaba una votación, que terminó, como es lógico, con fumata nera (bien negra gracias a los fumígenos que se añaden a través de una segunda estufa). Quemaron todas las papeletas y también las otras hojas que algunos habían usado para reflexionar. Más o menos salieron los nombres más conocidos, aunque cada uno de ellos estaba lejos de alcanzar los dos tercios que exige el Espíritu Santo.

El día siguiente fue más cansador. Dos votaciones en la mañana y otras dos en la tarde. Aumentaron los votos para el diplomático, el centroeuropeo y el misionero famoso. También se mencionaron algunos nombres nuevos y, cosa rara, al final de la jornada el cardenal escuchó el suyo. Y no había sido él quien puso ese nombre en la papeleta, de eso estaba seguro. Por cierto, ¿habría manera de comprar zapatos en alguna parte? Estando tan incomunicados lo veía difícil; quizá podría pedir un par prestados a alguien…

En la mañana del tercer día había nubes. Los cardenales estuvieron más silenciosos, rezaban a cualquier hora, ya nadie se dormía mientras se contaban los votos. Al mediodía, se respiraba cierta tensión en el comedor de Casa Santa Marta y el cardenal sintió que los demás lo observaban. Eso le incomodó, sobre todo cuando se sirvió por segunda vez el spaghetti all’amatriciana.

En la primera votación de la tarde, el nombre del cardenal salió bastantes veces. Mientras los tres cardenales escrutadores de turno contaban en la segunda, él se acordó de otras elecciones que había vivido: cuando lo elegían al final para los partidos de fútbol del colegio, el día en que lo seleccionaron para ser ayudante en una asignatura de Medicina, o la beca que ganó para hacer el doctorado de Teología en Roma. Qué larga había sido su trayectoria. Pasó años de parroquia preguntándose para qué había estudiado tanto; luego lo nombraron obispo y se lamentó de no haber estudiado más. Cuando fue creado cardenal empezó a soñar con la jubilación. Qué ganas de retirarse a una casa de campo para rezar tranquilo el Breviario, leer poesía, oír música clásica. Sin embargo, sus colegas lo estaban mirando de un modo que le pareció excesivo.

No era posible. El cardenal obispo más antiguo, acompañado por el maestro de ceremonias y el secretario del colegio de cardenales, se acercaban. Sus pasos resonaban en la Capilla como si fueran las trompetas del Juicio Final. «¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?». Al cardenal le zumbaron los oídos, la casa de campo se derrumbaba, sus pies fríos temblaron. Tosió una vez. Intentó decir que no, pero una fuerza interior lo ayudó a responder con más ánimo: «Confiando en la misericordia de Dios, acepto ponerme en los zapatos de Pedro». Estallaron los aplausos, los abrazos, las lágrimas de emoción. «Santo Padre», lo saludaron todos, partiendo por el diplomático, el centroeuropeo y el misionero famoso.

Mientras los demás preparaban la fumata bianca, el Papa se abrió paso para llegar a la sacristía o “Sala de lágrimas”. Reparó en el colgador con tres sotanas blancas (tallas “S”, “M” y “L”), miró la cruz pectoral que reposaba sobre la mesa de mármol, no se demoró en el solideo ni en la mitra… Lo primero que hizo fue buscar su número entre los pares de zapatos rojos que se acumulaban en la esquina, pues había advertido que todos ellos llevaban por debajo una reconfortante suela de goma.

El autorJuan Ignacio Izquierdo Hübner

Abogado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Licenciado en Teología de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz (Roma) y Doctor en Teología de la Universidad de Navarra (España).

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Vaticano

Perspectiva y oración para afrontar el cónclave

"Simón, hijo de Juan, ¿Me amas?". La elección del nuevo Papa es un acto espiritual y eclesial que exige oración, discernimiento y confianza en la acción del Espíritu Santo.

Reynaldo Jesús·7 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

En estos días vivimos un acontecimiento histórico que es motivo de interés para toda la comunidad internacional, y no sólo para los católicos, puesto que la elección del sucesor de san Pedro no sólo busca proveer a la iglesia particular de Roma de un Obispo, sino dar un Pastor a la Iglesia Universal ya que, el sucesor de aquel pescador martirizado en la colina vaticana, se convierte en «Vicarius Christi», un título al que se adhiere la primacía, tanto de honor como de jurisdicción sobre la Iglesia de Cristo ejerciendo sobre la Iglesia una “plena, suprema y universal potestad” (LG 22). El fundamento de esta jurisdicción (Jn 21, 15-17) y las notas que le caracterizan confirman la promesa hecha por Jesús en Mt 16, 18-19 y este es el camino sobre el cual trataré de guiar estas líneas.

Rezar por el Papa fallecido y pedir por el Papa elegido

Durante los Novendiali, los cristianos suplicamos a Dios que “quien ha sido pastor de toda la Iglesia, pueda gozar eternamente en el cielo de los misterios de la gracia y del perdón, que él administró fielmente en la tierra” (cf. Misal Romano. Misas de difuntos IV. Por un Papa. Oración Colecta) y ahora, al terminar este período, la suplica toma un giro particular, se pide por un nuevo Papa, por un nuevo hombre de Dios que asuma el reto de guiar a su grey, que se abandone totalmente en la Providencia para ejercer una labor en nombre del Supremo Pastor, del Sumo y Eterno Sacerdote.

Pedimos con insistencia por un pastor que responda a la multiplicidad de elementos que caracterizan los tiempos modernos, un hombre que sepa continuar la marcha de la barca de Pedro, de la Iglesia; un hombre que dé continuidad al proyecto de Jesús en medio del mundo; un pastor que sepa acompañar, guiar y estar con las ovejas a él confiadas a pesar de las dificultades que el cargo supone y que, sin mérito propio, sino por pura Gracia, sepa sortear los retos y hacer resurgir el Reino de Dios en medio del mundo; un hombre que esté presente con su testimonio de vida sin olvidar que “nosotros existimos para enseñar Dios a los hombres” (Benedicto XVI. Homilía 24 de abril de 2005), y por ello, que con su caridad y con la claridad de su doctrina para que todos, pastores y fieles, al final de nuestra peregrinación terrena podamos dar gloria a Dios eternamente en el Cielo.

Pedimos por un pastor que le agrade “por la santidad de su vida y nos favorezca por su vigilante celo pastoral” (cf. Misal Romano. Para la elección del Papa o del obispo. Misas y oraciones por varias necesidades y para diversas circunstancias, n. 4).

Una potestad fundada en el amor

Como veis, el obispo de Roma, el Papa (Petri Apostoli Potestam Accipiens, es decir, el que recibe la potestad del apóstol Pedro), tiene una misión grande, que solamente puede ser ejercida con la asistencia del Divino Espíritu y no por méritos propios. Esta potestad tiene una nota característica: el Amor. De hecho, casi en nota homilética, a la luz del pasaje de Jn 21, 15-17 descubrimos la grandeza del amor en el ejercicio de la potestad del Pastor de la Iglesia Universal. Pedro, niega conocer a Jesús en tres ocasiones en las horas de la Pasión (cf. Mt 26, 67-75. Mc 14, 66-72. Lc 22, 54-62. Jn 18, 15-18. 25-27) y Jesús, una vez resucitado cuestiona a Pedro la misma cantidad de veces sobre una sola cosa, sobre lo que para Jesús era, es y sigue siendo importante: sobre el amor.

En estos días en los que parece que el criterio de elección va siendo la capacidad de diálogo, la línea doctrinal, el aspecto de continuidad, la unidad, si se es de una línea de formación o de otra, de si hay elementos atractivos en la persona o facilidad de conexión con las diversas realidades eclesiales, lo que realmente interesa a Jesús y nos debería interesar a todos es la capacidad de amor, la profundidad de su relación con el Maestro porque, sólo quien ha sabido conectar con Jesús a través de su cercanía con Él, es capaz de afirmar con una convicción radical: «Dominus est» («Es el Señor«), como dijo el discípulo a quien amaba Jesús (Jn 21, 7).

El relato de la triple confesión de Pedro tiene algunas curiosidades, que merecen nuestra atención y, sin el ánimo de agotar la riqueza del texto, conviene citarlas. En primer lugar, la especie de gradualidad de la pregunta de Jesús, el hecho de que si bien ambas giran en torno al amor («ἀγαπᾷς με»), la primera de estas asume un elemento relacional, no solo es si ama a Jesús, sino si aquel amor sobre el cual es cuestionado es mayor que el de los demás, “más que estos” («ἀγαπᾷς με Πλέον τούτων» ─ Diligis me plus his?).

La respuesta de Pedro sobre el amor parece quedarse corta, Pedro al amor responde con cariño; Pedro a la experiencia de amar, responde con querer; y, sin embargo, Jesús le confía lo que tiene, su rebaño. Pero este rebaño también trae una distinción y que es percibida en la traducción griega, ante la respuesta a la pregunta con tinte relacional, Jesús confía sus corderos: «βόσκε τὰ ἀρνία μου», en cambio ante la segunda pregunta Jesús confía sus ovejas: «Ποίμαινε τὰ προβάτιά μου».

Al aspecto relacional Jesús confía a los pequeños, a quienes experimentan un crecimiento acelerado que determina toda su existencia, como los corderitos, ovejas que en los primeros meses de vida les caracteriza un pelaje suave, cuernos pequeños y una apariencia general tierna y delicada; no así las ovejas que, experimentan un crecimiento lento para convertirse en animales más grandes y robustos, con pelaje y cuernos más espesos y ásperos.

Finalmente, Jesús, como en la encarnación, se acerca a la realidad y debilidad humana y siendo que Pedro no da el paso para subir la gradualidad de su respuesta para hacerla corresponder eodem sensu et adequem sententia, es decir, en el mismo sentido y en el mismo sentir, Jesús desciende la gradualidad de su pregunta y le cuestiona sobre lo que ha respondido: «φιλεῖς με», es decir “¿Me quieres?”.

La grandeza de esta experiencia con Jesús ya la planteaba el Papa san Juan XXIII al afirmar que “el sucesor de Pedro sabe que en su persona y en su actividad es la ley de la gracia y del amor la que lo sostiene, lo vivifica y lo adorna todo; y de cara al mundo entero, es en el intercambio de amor entre Jesús y él, Simón Pedro, hijo de Juan, que la santa Iglesia encuentra su sostén como sobre un soporte invisible y visible: Jesús, invisible a los ojos de la carne, y el Papa, Vicario de Cristo, visible a los ojos del mundo entero”. Continuaba el Papa: “bien sopesado este misterio de amor entre Jesús y su Vicario (…), mi vida debe ser todo amor por Jesús y al mismo tiempo total efusión de bondad y de sacrificio para cada alma y para el mundo entero” (Diario del alma, ¿qué sostiene a Pedro?).

Confiemos en la acción de Dios que actúa desde su propio tiempo y que, los tiempos de dificultad y de prueba son antesala de tiempos de gloria, gozo, vida en, con y para Dios. La Iglesia del Señor no está al margen de esto, no conviene apuntalar según criterios nuestros, dejad actuar al Espíritu, dejad al Pastor Supremo elegir a aquel que la Iglesia necesita para los tiempos actuales y que, haciendo eco de las palabras del Papa Benedicto XVI, en nuestra oración sepamos que “una de las características fundamentales del pastor debe ser amar a los hombres que le han sido confiados, tal como ama Cristo, a cuyo servicio está. Apacentar quiere decir amar, y amar significa dar el verdadero bien a las ovejas, el alimento de la verdad de Dios, de la Palabra de Dios, el alimento de su presencia” (Benedicto XVI, Homilía 24 de abril de 2005).

El autorReynaldo Jesús

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Vaticano

A qué santos invocan los cardenales en la procesión a la Capilla Sixtina

Este 7 de mayo de inicio del cónclave, los cardenales electores efectúan hasta cien invocaciones en la denominada Letanía de los Santos, antes del canto del Veni Creator Spiritus dirigido al Espíritu Santo. Tienen lugar en la procesión desde la Capilla Paulina a la Capilla Sixtina.  

Francisco Otamendi·7 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

En esta fecha de inicio de cónclave para elegir un nuevo Romano Pontífice de la Iglesia católica, en camino hacia la Capilla Sixtina, los cardenales electores piden ayuda a los santos (Litaniae sanctorum), y realizan hasta 100 invocaciones pidiendo que recen por ellos. 

Las peticiones tienen lugar en la procesión desde la Capilla Paulina hasta la Capilla Sixtina, donde votan. La fórmula habitual es el conocido ‘ora pro nobis’ (ruega por nosotros), u ‘orate pro nobis’ (rogad por nosotros, en plural), si son varios a los que se reza.

En síntesis, los cardenales piden a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, a la Trinidad Santa, el conocido ‘miserere nobis’, que tengan piedad de nosotros. El esquema inicial es bastante similar al de las primeras letanías del Rosario, e incluyen también hasta tres peticiones a Santa María. Luego la oración se dirige a los tres arcángeles, Miguel, Gabriel y Rafael, y a todos los santos ángeles.

Patriarcas y profetas, discípulos, papas

A continuación, la procesión dirige peticiones principales (6) a los santos Abraham, Moisés, Elías, Juan Bautista, el patriarca san José, y todos los santos patriarcas y profetas.

Siguen las peticiones a los santos discípulos del Señor (14), comenzando por los santos Pedro y Pablo, hasta los evangelistas, incluyendo aquí una sola mujer: santa María Magdalena.

Continúan peticiones de oración a santos Papas (18), comenzando por Clemente I y Calixto I, hasta Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. Al final, la oración se dirige a todos los santos pontífices romanos.

Mártires, Padres de la Iglesia, fundadores, mujeres santas

En penúltimo lugar, las peticiones van a los mártires (21), comenzado por san Esteban y san Ignacio de Antioquía, hasta las santas Perpetua y Felicidad, Inés, Nino y María Goretti, con mención final a todos los santos mártires. La oración incluye a tres mártires ingleses: Tomás Becket, Juan Fisher y Tomás Moro, y al japonés san Pablo Miki, entre otros.

Finalmente, la letanías concluyen (32) con Padres de la Iglesia (santos Ambrosio, Jerónimo, Agustín, Gregorio Magno.…), algunos fundadores, como san Francisco y santo Domingo, san Ignacio de Loyola, san Francisco de Sales, san Vicente de Paúl o san Juan Bosco. También sacerdotes como san Juan María Vianney, o santas como Catalina de Siena, Teresa de Jesús, Rosa de Lima, Mónica e Isabel de Hungría. Pueden ver la relación íntegra aquí

Por lo demás, la liturgia celebra el 7 de mayo a santa Flavia Domitila (siglos I y II), esposa de un cónsul romano con quien tuvo siete hijos. Convertida al cristianismo, fue acusada de “ateísmo” y martirizada. Y también a santa Rosa Venerini, virgen, fundadora de las Maestras Pías Venerini.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

Los temas de los que se ha hablado en la última congregación general

Si se presta atención a los temas tratados por los cardenales, se advierte cómo estos días han hablado tanto a favor de las principales líneas que impulsó el Papa Francisco y como de los riesgos que entrañan.

Javier García Herrería·6 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La duodécima y última Congregación General de los cardenales, previa al inicio del cónclave para elegir al nuevo Papa, se celebró este martes 6 de mayo a las 9 de la mañana. Asistieron 173 cardenales, incluidos 130 electores, y se registraron 26 intervenciones que abordaron múltiples temas centrales para el futuro de la Iglesia.

Prioridades del nuevo pontificado

La sesión comenzó, como es costumbre, con un momento de oración. En las intervenciones “se reiteró la conciencia de que muchas de las reformas impulsadas por el Papa Francisco necesitan continuar”: la lucha contra los abusos, la transparencia económica, la reorganización de la curia, la sinodalidad, el compromiso por la paz y el cuidado de la creación.

Uno de los aspectos centrales que emergió en las intervenciones fue el perfil deseado del próximo Papa: “Ha surgido el perfil de un Papa pastor, maestro de humanidad, capaz de encarnar el rostro de una Iglesia samaritana, cercana a las necesidades y a las heridas de la humanidad”. En este tiempo “marcado por la guerra, la violencia y fuertes polarizaciones”, se busca una figura de guía espiritual que inspire “misericordia, sinodalidad y esperanza”.

Poder papal y unidad

Algunas intervenciones se centraron en cuestiones canónicas y reflexionaron “sobre el poder del Papa”. También se discutió sobre “las divisiones dentro de la Iglesia y de la sociedad y el modo en que los cardenales están llamados hoy a ejercer su papel en relación con el Papado”.

Se subrayó “la necesidad de hacer más significativas las reuniones del Colegio Cardenalicio durante los Consistorios” y de promover una iniciación cristiana sólida como acto misionero. También se recordó “a los mártires de la fe”, especialmente en zonas donde los cristianos son perseguidos.

Compromiso climático, ecumenismo y paz

Se habló de la Jornada Mundial de los Pobres y su relación con la solemnidad de Cristo Rey, destacando que “la verdadera realeza del Evangelio se manifiesta en el servicio”.

Entre las urgencias pastorales se reafirmó el desafío del cambio climático como “un desafío global y eclesial”. Asimismo, se retomó el diálogo ecuménico, con referencias al Concilio de Nicea y a la posibilidad de una fecha común para la celebración de la Pascua.

La Congregación concluyó con la lectura de un comunicado oficial: “un llamamiento dirigido a las partes implicadas en diversos conflictos internacionales”. En él, los cardenales pidieron “un alto el fuego permanente y el inicio de negociaciones que conduzcan a una paz justa y duradera, respetando la dignidad humana y el bien común”.

Actos simbólicos

Durante la sesión también se anunció la cancelación del Anillo del Pescador y del Sello de Plomo, signos distintivos del pontificado anterior. Finalmente, se ofrecieron “algunas disposiciones prácticas sobre el programa de los cardenales electores durante el cónclave”. La reunión concluyó a las 12:30 horas y no se prevén nuevas congregaciones generales.

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Vaticano

Cónclave: reglas, perfiles, duración y curiosidades

El cónclave de 2025 arranca este miércoles con 133 cardenales electores procedentes de 71 países, bajo estrictas medidas de seguridad y secreto.

Redacción Omnes·6 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 7 de mayo de 2025, la Iglesia católica inicia el cónclave para elegir el nuevo pontífice, un proceso que se rige por reglas y tradiciones que garantizan su solemnidad y secreto.

Reglas del Cónclave

Antes de iniciar el cónclave, a las 10 horas, los cardenales celebran la «Misa Pro Eligendo Pontifice» en la Basílica de San Pedro. Esta ceremonia litúrgica invoca la guía del Espíritu Santo para la elección del nuevo Papa y será presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio.

Por la tarde, a las 16:30 horas, tendrá lugar la procesión de entrada de los cardenales en la Capilla Sixtina, el juramento de los cardenales, después del cual se pronunciará el «extra omnes» y tendrá lugar la primera votación.

A partir del jueves, se efectúan cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Tras las votaciones matutinas y vespertinas, se emite una fumata desde la chimenea de la Capilla Sixtina: blanca si hay un nuevo Papa, negra si no se ha alcanzado la mayoría requerida.

Se requiere una mayoría de dos tercios (89 votos) para la elección válida.

Y, un matiz importante, si después de tres días no se ha elegido un Papa, se concede un día de pausa para la oración y reflexión. Esto quiere decir que si el Papa no es elegido antes del sábado, el domingo no habrá votaciones.

Medidas de Seguridad y Aislamiento

Para preservar la confidencialidad del proceso y evitar la comunicación con el exterior se han tapiado las ventanas de Santa Marta que dan a la ciudad de Roma y superan la altura de los muros vaticanos. Antes de que los cardenales ocupen sus habitaciones, se revisarán las pertenencias de los cardenales, asegurando que no porten dispositivos de comunicación.

Al igual que ocurrió en el cónclave de 2013 se emplean bloqueadores de señal, sistemas anti-drones y protección láser para impedir cualquier filtración de información, ya no solo en la Capilla Sixtina, sino en el perímetro interior de la Ciudad del Vaticano

Perfiles de los Cardenales Electores

De los 135 cardenales elegibles, 133 participarán en el cónclave. De los cardenales electores 5 fueron nombrados por Juan Pablo II, 22 por Benedicto XVI y 108 por Francisco.

Participan 133 cardenales con derecho a voto, representando a 71 países, lo que convierte a este cónclave en el más multicultural hasta la fecha. En cuanto a la distribución geográfica, 53 son de Europa, 23 de Asia, 18 de África, 68 de América (16 de Norteamérica, 4 de Centroamérica y 17 de Sudamérica) y 4 de Oceanía.

Italia cuenta con 17 cardenales electores, Estados Unidos con 10, Brasil con 7, España y Francia con 5, India, Argentina, Canadá, Portugal y Polonia con 4. La distribución geográfica refleja la diversidad de la Iglesia.

Dos cardenales no asistirán al cónclave por enfermedad, el español Antonio Cañizares y el keniata John Njue. El cardenal bosnio Vilko Puljić votará desde su habitación en la casa Santa Marta, debido a su delicado estado de salud.

Duración de los últimos cónclaves

La duración promedio de los cónclaves en los siglos XX y XXI ha sido de tres días. En dos días fueron elegidos Pío XII y Benedicto XVI. Juan Pablo II salió el cuarto día de cónclave y Pío XI tardó 5 días.

En el largo y caótico cónclave que siguió a la muerte del Papa Clemente IV, celebrado en Viterbo entre 1268 y 1271, los cardenales tardaron casi tres años en llegar a un acuerdo, lo que llevó a las autoridades civiles a tomar medidas extremas: sellaron el edificio, redujeron la comida a pan y agua, y finalmente retiraron el techo del lugar donde deliberaban, exponiéndolos a la intemperie.

Esta drástica presión surtió efecto y se eligió finalmente al Papa Gregorio X, quien, tras asumir el pontificado, instauró las primeras normas formales del cónclave en el Concilio de Lyon de 1274, marcando un hito en la historia del proceso de elección papal.

Medidas para el Cónclave

Para garantizar el desarrollo seguro y absolutamente confidencial del cónclave, el Vaticano ha desplegado un conjunto de medidas logísticas y de seguridad sin precedentes. Un equipo de 60 empleados trabaja intensamente en la adaptación de la Capilla Sixtina, instalando sistemas tecnológicos que impidan cualquier tipo de comunicación con el exterior, además de adecuar el espacio sagrado como sala de votación.

En línea con las estrictas normas de secreto, los enfermeros, ascensoristas y otros miembros del personal autorizado a moverse en las áreas realizarán un juramento de secreto de oficio el día antes de que dé comienzo el cónclave.

Ante el elevado número de participantes y asistentes, se han acondicionado habitaciones adicionales tanto en la antigua casa Santa Marta como en el cercano Colegio Teutónico, reforzando así el aislamiento necesario para este proceso solemne y reservado que marcará el futuro de la Iglesia.

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Vaticano

Bienaventurados los misericordiosos

Para Francisco, cada persona excluida era objeto de su amor. Si esa exclusión fuera o no su propia culpa no era una cuestión para él. El amor veía la necesidad, no el mérito.

Joseph Evans·6 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

El hecho de que uno de los últimos «pesares» del Papa Francisco fuera no poder lavar los pies a los presos de una cárcel romana dice mucho del hombre y de su corazón misericordioso. Según su médico personal, Sergio Alfieri, al Pontífice le habría gustado lavar los pies a los presos cuando visitó la cárcel el 17 de abril.

«Lamentaba no poder lavar los pies a los presos», dijo Alfieri en declaraciones al diario italiano Corriere della Sera. «’Esta vez no pude hacerlo’ —fue lo último que me dijo”.

No se trataba de un deseo al azar, como sabría cualquier católico. El lavatorio de pies forma parte de la ceremonia anual del Jueves Santo, en la que el sacerdote, imitando las acciones de Cristo en la Última Cena, lava los pies de algunos de sus feligreses como expresión de servicio y humildad.

Y, sin embargo, como cualquier sacerdote podría decir, no es una parte absolutamente obligatoria del servicio y puede omitirse, y más de un sacerdote lo hace con mucho gusto. Pero la visita del Papa a aquella cárcel era para él una cita anual, y lavar los pies a aquellos 12 presos elegidos era una parte esencial de la visita. De este modo mostraba su solidaridad con esas personas excluidas por la sociedad.

Para Francisco, cada persona excluida era objeto de su amor. Si esa exclusión fuera o no su propia culpa no era una cuestión para él. El amor veía la necesidad, no el mérito. Y así lo vivió Francisco.

Revolución de la misericordia

Tomemos, por ejemplo, su documento “Fratelli Tutti”, de 2020. Es un texto muy largo que a menudo parece más un grito de dolor que un documento papal (y la preocupación de Francisco por los pobres y los excluidos lo llevaba a veces a desvaríos justos, tan molesto estaba por la injusticia social). En un momento dado propuso algo que parecía casi utópico: «La decisión de incluir o excluir a los que yacen heridos al borde del camino puede servir de criterio para juzgar todo proyecto económico, político, social y religioso».

¿Puede alguien realmente vivir esto? ¿Puede un gobierno adoptarlo como política económica? Cada decisión, cada una, tomada en función de si incluye o excluye a los necesitados: si los incluye, luz verde; si los excluye, olvídalo. En estos tiempos de duro pragmatismo, se considera totalmente impracticable.

Y, sin embargo, ¿te imaginas si solo algunas personas vivieran esto? ¿Si alguna autoridad pública empezara a tomárselo a pecho? Se crearía una auténtica revolución social, precisamente una revolución de la misericordia. Así era Francisco. De un modo a menudo poco práctico, pedía y esperaba misericordia, confiado en que, de hecho, en la práctica, solo la misericordia puede transformar la sociedad para el bien.

Rezo para que, por intercesión de Francisco, este artículo inspire al menos a algunos lectores a adoptar esta política aparentemente descabellada, pero en realidad profundamente realista.

La Buena Nueva de la Misericordia

Seamos claros: el Papa Francisco no inventó la misericordia. Dios llegó primero. Incluso en las aparentemente duras páginas del Antiguo Testamento, la misericordia inspiraba todas las acciones de Dios hacia Israel y, a través de él, hacia la humanidad.

Los Evangelios son, ante todo, la buena nueva de la misericordia de Dios en Jesucristo, Dios hecho hombre para asumir sobre sí el castigo que merecíamos. Y a la manera de Francisco (¿o debería decirse que Francisco actuaba a la manera de Jesús?), vemos a Jesús tendiendo la mano a los excluidos, incluso cuando esto escandalizaba a los más «ortodoxos» y rigurosos.

Incluso entre los Papas, a la hora de proclamar la misericordia, numerosos pontífices se adelantaron a Francisco. Entre ellos destaca san Juan Pablo II, para quien la promoción de la misericordia divina fue una clave de su pontificado. El Papa polaco hizo todo lo que pudo para proclamar esta misericordia, en particular canonizando a la gran apóstol de la misericordia divina, santa Faustina, y promoviendo su mensaje.

Ovejas perdidas

Francisco era espontáneo y tierno de corazón (también, a veces, autoritario y errático, porque esto también era cierto), pero incluso sus decisiones más autocráticas procedían de un buen lugar: su sincera convicción de que al emprender una determinada acción estaba sirviendo a los necesitados.

Algunas de sus declaraciones arrojadizas escandalizaron a muchos, como su comentario «¿quién soy yo para juzgar?» en un avión procedente de Brasil en 2013, cuando le preguntaron por los homosexuales. «Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgar?», dijo a los periodistas. Francisco no trataba de alabar la actividad sexual entre personas del mismo sexo. Con su corazón misericordioso, simplemente reconocía que cada persona, fueran cuales fueran sus inclinaciones, e incluso a veces en situaciones objetivamente pecaminosas (un punto explicado maravillosamente en su “Amoris Laetitia” de 2015), todavía podía mostrar mucha bondad y apertura a Dios.

¿No nos enseñó esto Jesús en su encuentro con la mujer samaritana, ella con sus cinco maridos anteriores y su pareja actual, y que, aun así, fue capaz de anunciar a Cristo y de evangelizar a sus paisanos?

Era un hombre que buscaba ovejas perdidas. Esto hacía que pareciera que tenía menos tiempo para los que ya estaban en el rebaño. Por tanto, no es de extrañar que, en general, Francisco fuera más querido por los no católicos o los católicos no practicantes que por algunos practicantes que, en ocasiones, se sintieron heridos y, sí, excluidos por algunas de sus declaraciones y acciones.

Pero tenemos que recordar que la decisión de Dios de instituir el papado implica necesariamente una institucionalización de las limitaciones humanas y de la visión parcial. Aunque no era Papa, esto queda muy claro en san Pablo. Como Francisco, tenía un corazón enorme y, como Francisco también, su visión, a menudo parcial y unilateral, se respiraba en todo lo que escribió.

En cada epístola paulina no puedes evitar pensar: «¿pero qué pensaban los del otro bando? ¿Y quizá ellos también sentían que la apertura radical del apóstol los excluía?»

Al tender la mano a todos, Francisco sacaba de quicio a más de uno. Sus frecuentes arengas a los sacerdotes para que no convirtieran el confesionario en una cámara de tortura molestaban a muchos, especialmente a los sacerdotes que pasaban más tiempo confesando, con una verdadera preocupación por ser misericordiosos. Pero supongo que Francisco sentía que tenía que decir esto porque la sola idea de que alguien fuera herido por lo que debía ser el sacramento de la misericordia le dolía profundamente.

Tradicional

Francisco amaba la piedad popular y las devociones. Admiraba profundamente la piedad sencilla de la gente corriente. La inclusión de una mención a san José en todas las Misas de rito latino fue uno de sus grandes regalos a la Iglesia. Pero durante su pontificado, algunos de los nuevos movimientos y organizaciones laicales de la Iglesia, así como algunas nuevas órdenes religiosas, se sintieron menos que bienvenidos y, en ocasiones, bajo sospecha.

Pero también se trataba de misericordia, en parte para hacer frente a algunos problemas que Juan Pablo II, con su corazón misericordioso, había creado. Parece que Juan Pablo II, en su apertura a todo lo que consideraba bueno, fue en ocasiones demasiado acogedor con personas que más tarde resultaron ser problemáticas.

Benedicto XVI primero y Francisco después tuvieron que lidiar con una serie de nuevas instituciones cuyos fundadores habían cometido diversos actos de abuso, casos que, por desgracia, no fueron pocos. Creo que la posibilidad de que, bajo la apariencia de una ferviente espiritualidad, alguien pudiera ser víctima de abusos por parte de un lobo con piel de cordero hirió profundamente a Francisco.

Ante tales situaciones, el pontificado de Francisco pareció un tanto vacilante ante las nuevas realidades eclesiales.

Francisco y los laicos

El fomento de la sinodalidad por parte de Francisco —por mucho que a sus detractores les pareciera una gran tertulia— también procedía de un lugar de misericordia. Francisco tenía horror al clericalismo, por el que los clérigos se enseñorean de los laicos y los reducen a la pasividad, y hablaba contra él a menudo.

Alentó la santidad laical, también en su documento de 2018 sobre la llamada a la santidad “Gaudete et Exsultate”. Y el camino sinodal era precisamente un medio para fomentar una mayor participación de los laicos en la Iglesia, especialmente de las mujeres. En otras palabras, integrar más a quienes antes podían sentirse excluidos.

Del mismo modo, las medidas drásticas de Francisco contra las formas litúrgicas de rito antiguo surgieron de la misericordia. Al principio, trató de mostrarse indulgente con estas formas, pero probablemente sintió que había llegado el momento en que se necesitaba amor duro (y Francisco nunca rehuyó las decisiones duras): a veces la Madre Iglesia sabe más. Amor duro y también buena teología: en última instancia, la liturgia es una cuestión de obediencia a la Iglesia.

El próximo Papa

¿Qué necesitamos del próximo Papa? No me cabe duda de que los cardenales de ambos extremos estarán ocupados tratando de conseguir que su hombre ocupe el cargo. Mientras los liberales aspirarán a un Francisco con esteroides, los conservadores reaccionarios presionarán por un Papa que esperan que frene las reformas de Francisco.

Espero que prevalezca el sentido común y sobrenatural. Necesitamos un hombre que conserve todo —¡tanto!— lo bueno del pontificado de Francisco, incluida su visión eminentemente práctica de la fe como algo que hay que vivir y llevar a obras reales de misericordia, pero que también confirme a sus hermanos en la fe (Lc 22, 32).

Es una cuestión de tensión: Juan Pablo II y Benedicto XVI también alentaron la acción social. Pero Francisco la alentó especialmente. Espero y rezo para que el nuevo Papa siga alentando esto; yo, desde luego, necesito seguir oyéndolo. A menudo digo que, en cierto sentido, es fácil ser ortodoxo, tener ideas claras sobre la propia fe. Lo difícil es ponerlas en práctica en la vida cotidiana, de modo que el verdadero amor inspire nuestras acciones.

La Iglesia es la barca de Pedro, pero este barco a menudo se mueve más como un superpetrolero muy lento que como un yate ágil. Cambia de rumbo con lentitud y torpeza, y ningún Papa puede encapsular todas sus cualidades. Pero rezo por un Papa que nos dé la oportunidad de respirar, que cure las heridas también dentro de la Iglesia, que tienda la mano a las ovejas perdidas y, al mismo tiempo, haga que el rebaño más grande, y los pastores asistentes, se sientan valorados.

Y el nuevo Papa deberá tomar medidas para garantizar que lo que fue bueno en Francisco no se desvirtúe. Un ejemplo de ello es la mencionada vía sinodal que, a pesar de todos sus posibles beneficios, conlleva un gran peligro: en realidad, podría conducir a un clericalismo más profundo al reducir la participación de los laicos en la Iglesia a la intervención en comités diocesanos o parroquiales.

Así como los laicos católicos deben participar en las decisiones de la Iglesia, deben participar aún más en la vida cívica y social ordinaria, dando testimonio de Cristo y tratando de transformar la sociedad según los principios cristianos.

Quizá sea hora de ir más allá de las etiquetas izquierda-derecha y conservador-liberal en la Iglesia. No se es liberal por fomentar la misericordia radical y tender la mano a los marginados. Es lo que hizo Jesús. No se es conservador por enseñar fielmente la verdad: Jesús también lo hizo.

Si querer todo esto es pedir un milagro, pues eso es justo por lo que rezo. Y lo hago por intercesión de Juan Pablo II, de Benedicto XVI y, mucho, muchísimo, del amado Papa Francisco.


Este artículo se publicó originalmente en inglés en Adamah Media y se reproduce en Omnes con permiso. Puede leer el artículo original AQUÍ.

Vaticano

Así es el juramento de secreto de los 133 cardenales electores

Por mandato del Colegio Cardenalicio, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, arzobispo Diego Ravelli, firmó hace unos días el pequeño libro del cónclave. Ahí se encuentra el juramento que deben prestar los 133 cardenales electores del próximo Papa en la Capilla Sixtina el 7 de mayo.  

Francisco Otamendi·6 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los 133 cardenales electores del próximo Romano Pontífice deben prestar juramento justo antes del cónclave que comienza el miércoles día 7. Como es sabido, para la elección del Papa se necesitan al menos 2/3 de las papeletas, es decir, 89 votos con su nombre, con unas reglas muy precisas. 

Una de ellas es el juramento. Tras la invocación al Espíritu Santo mediante el himno ‘Veni Creator Spiritus’, el cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio, o el primer cardenal por orden de antigüedad, leerá en voz alta el texto del “iureiurando” o juramento. 

En él, los cardenales se obligan a respetar fielmente las normas del cónclave. Juran que el que sea elegido Romano Pontífice desempeñará fielmente el “munus petrinum” (oficio o misión de Pedro), de Pastor de la Iglesia universal. Y juran también observar el “secreto” sobre todo lo relacionado con la elección.

Texto completo 

El texto íntegro, titulado ‘De ingressu in conclave et iureiurando” (El ingreso en el cónclave y el juramento), es el siguiente:

“Todos y cada uno de nosotros Cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, emanada el 22 de febrero de 1996, y las modificaciones del Motu Proprio ‘Normas nonnullas’ del Sumo Pontífice Benedicto XVI el 22 de febrero de 2013.

Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el “munus petrinum” de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede”.

Durante y después

“Sobre todo”, continúa el juramento, “prometemos y juramos observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos como laicos, 

el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; 

no violar de ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo Pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice; 

no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de intervención con la cual autoridades seculares de cualquier orden o grado, o cualquier grupo de personas o individuos quisieran inmiscuirse en la elección del Romano Pontífice”.

Juramento de cada cardenal elector 

A continuación, según el librito de la celebración, “cada cardenal elector, según el orden de precedencia, prestará juramento con esta fórmula:

Y yo, N. Cardenal N. prometo, me obligo y juro.

Y poniendo la mano sobre los Evangelios, añadirá: “Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano””.  

Después del juramento, el citado Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, arzobispo Ravelli, pronunciará el famoso “Extra omnes” y todos los ajenos al cónclave deberán salir de la Capilla Sixtina.

Previamente, ha tenido lugar el lunes día 5 el juramento realizado por los denominados “oficiales y encargados del cónclave”.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Santo Domingo Savio y san Pedro Nolasco

La liturgia celebra el 6 de mayo a santo Domingo de Savio, fallecido a los 14 años, que conoció y trató a Don Bosco. El Papa Pío XI le definió como “un pequeño, pero gran gigante del espíritu”. También se conmemora este día a san Pedro Nolasco, fundador de la Orden de La Merced.

Francisco Otamendi·6 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Iglesia incluye en el santoral del 6 de mayo a varios santos y beatos. Entre los más conocidos se encuentran el joven santo Domingo de Savio y el fundador de la Orden mercedaria, san Pedro Nolasco.

Domingo Savio nació el 2 de abril de 1842 cerca de Chieri, Turín, segundo de 10 hermanos, hijo de Carlos, herrero, y Brígida, costurera. Fue bautizado el mismo día de su nacimiento en la iglesia parroquial de Riva cerca de Chieri.

Recibió la Primera Comunión a los 7 años, y realizó estos propósitos: “1) Me confesaré frecuentemente y comulgaré todas las veces que el confesor me lo permita. 2) Santificaré los días festivos. 3) Mis amigos serán Jesús y María. 4) Morir antes que pecar”. Domingo renovó estos propósitos cada día de su corta vida. 

Jesús Sacramentado, María, el Papa

Don Bosco, narrando el primer encuentro con Savio, dice: “reconocí en él un estado de ánimo según en el espíritu del Señor. Quedé sorprendido al darme cuenta del trabajo que la gracia divina ya se había operado en ese tierno corazón”. Sus grandes devociones fueron Jesús Sacramentado, la Inmaculada Concepción de María, el Papa. 

Debe ser recordado, señalan las webs salesianas, “el rol de Domingo Savio en la fundación de la Compañia de la Inmaculada Concepción, vivero de la futura Congregación Salesiana”. En marzo de 1857, a causa de una grave y repentina enfermedad, la salud de Domingo se agrava. Falleció a los 14 años exclamando: “¡Oh, qué cosas tan maravillosas veo…!”. El Papa Pío XI le definió como “un pequeño, pero gran gigante del espíritu”. 

Visitar y liberar a los cautivos

Otro santo del día es san Pedro Nolasco. “Dios, Padre de misericordia”, escriben los religiosos mercedarios, “ha querido suscitar en la Iglesia hombres y mujeres guiados por el espíritu redentor de Jesucristo». Que «visiten y liberen a los cristianos que, por circunstancias adversas a la dignidad de la persona humana, se encuentran en peligro de perder su fe”.

Para llevar a cabo esta misión, “impulsado por el amor de Cristo, inspirado por la Virgen María y respondiendo a las necesidades de la Iglesia, el 10 de agosto de 1218, san Pedro Nolasco fundó en Barcelona la Orden de la Virgen María de la Merced de la redención de los cautivos, con la participación del rey Jaime de Aragón y ante el obispo de la ciudad, Berenguer de Palou”.

En efecto, los cautivos pobres no tenían quien procurase por ellos y estaban abocados a morir en su mísera situación o a renegar de su fe. El drama tocó su corazón, y Pedro se embarcó en la tarea de redimirles, incorporando a sus amigos. Y cuando los ánimos decaían y no había medios, Pedro Nolasco notaba como María le animaba a seguir y no desfallecer.

El autorFrancisco Otamendi

Recursos

La Iglesia y la II República española

Durante la II República Española, se intensificó la confrontación entre el Estado laico y una Iglesia aún muy influyente en la sociedad, alimentada por un creciente anticlericalismo ideológico y popular.

José Carlos Martín de la Hoz·6 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 8 minutos

Desde finales del Siglo XIX, como fruto de la penetración del liberalismo en España, se produjo una enorme fractura entre las clases dirigentes del país y el pueblo sencillo. Si entre los primeros existían casos de agnosticismo o sencillamente de vidas descreídas, en los segundos había una fe religiosa casi generalizada. Por otra parte, también se observa una distinción entre la práctica cristiana en la vida de los suburbios de las grandes ciudades y la vida de los pueblos. 

La descristianización de las masas obreras

En los años finales del XIX y primeros del Siglo XX se produjo la descristianización de las masas obreras en España, especialmente con el nacimiento de barrios extremos y con la pobreza en zonas rurales desfavorecidas del país. Aunque fueron muchas las iniciativas de carácter social que se pusieron en marcha, especialmente desde la Encíclica de León XIII, Rerum Novarum, es un hecho constatado la desconexión de grandes masas de obreros del mensaje cristiano.  

Un factor clave para entender el odio desatado en el período constitucional de la II República Española, fue el alto grado de analfabetismo que sufría España en ese período. Se ha hablado del 40% a final de la Dictadura de Primo de Rivera. Sólo la incultura explicaría como pudieron destrozarse obras de arte valiosísimas, templos que ardieron sin la más mínima consideración. Y, también, explicaría como pudo ser creído, por gentes del pueblo afirmaciones tan peregrinas como que los curas envenenaban las fuentes o mataban niños con caramelos venenosos.

El auge del anticlericalismo

Por otra parte estaban consolidados, desde el comienzo del Siglo XX sectores de intelectuales españoles formados en la increencia, convencidos de su ateismo y  agnósticos, que movieron hábilmente, a través fundamentalmente de la prensa, a las masas. Indudablemente influyó la constante acción del krausismo y de la Institución Libre de Enseñanza. 

Un sector de la prensa republicana insistiría, en aquellos años, en ver a la Iglesia como un poder espiritual que tiranizaba las conciencias, y por tanto urgía  liberarse de ella. A esto habría que unir las editoriales que surgieron y las ediciones populares que publicaron, así como obras de teatro, etc.

La influencia de algunos pensadores, será siempre creciente, y su aversión a la Iglesia irá desde la frialdad hasta la hostilidad. Su reflejo más claro es el anticlericalismo creciente y ese anticlericalismo se hizo pasión en el ámbito de las masas obreras, y en algunas zonas rurales. Evidentemente, cometieron un error de cálculo: ni la Iglesia era la misma del Antiguo Régimen, ni la fe católica estaba tan poco arraigada como pensaban. Como resalta Álvarez Tardío: “Conviene rechazar, por tanto, esa explicación tan común como elemental, en virtud de la cual, el laicismo agresivo de los republicanos respondió al intolerable antirepublicanismo de los católicos”.

El objetivo del anticlericalismo no fue discutir la doctrina de la Iglesia, o los contenidos del evangelio, o la verdad de la fe que proponía la, sino tratar de sacudirse el yugo de conciencia, y las formas sociales conformadas por la Iglesia. Estos nuevos pensadores deseaban una moral laica, y unos principios liberales autónomos. Es interesante el fenómeno operado durante el Siglo XIX en España: la aparición de los intelectuales, en primer lugar, y en segundo lugar, verles ejercer un magisterio moral, que hasta entonces sólo había correspondido a la Iglesia. Debido a la alta tasa de analfabetos, no dejaban de hablar a minorías. Mientras, el clero, merced a la catequesis, la enseñanza y las celebraciones litúrgicas se dirigía a la mayoría de los españoles a lo largo de su vida.

El artículo 26 y el estallido de la «cuestión religiosa»

Las discusiones en torno al artículo 26 de la Constitución, en octubre de 1931, hicieron aflorar un cúmulo de opiniones contra la acción de la Iglesia, con gran carga de apasionamiento. Como resalta Jackson: “En cuanto se abrieron las compuertas para la riada, ya nadie pudo reflexionar en calma sobre la necesidad de unas nuevas reflexiones entre la Iglesia y el Estado”. Así pues, fue como un desborde de un río de pasiones, entre las cuales está el propio nombre: “la cuestión religiosa”, lo que hasta entonces, para la mayoría del país era algo entrañable, apareció como un problema, y, al parecer, de envergadura, pues se puso más empeño en estos debates, que en los serios problemas económicos, estructurales, y educativos.

A pesar de todo, la influencia de la Iglesia católica era muy alta en todo el país. Tanto por tener en sus manos la mayoría de los centros educativos de nivel, como a través de los maestros que, en su mayoría, eran buenos católicos.

Una gran parte de los intelectuales, así como de las clases directivas, eran católicos de buena formación, aunque su práctica espiritual fuera más o menos ferviente. Desde luego las costumbres sociales eran básicamente cristianas. Se guardaban las formas. Faltaba, indudablemente, la existencia de intelectuales católicos con la preparación adecuada para presentar el mensaje cristiano de modo ilusionante, con más fuerza y coherencia personal.

Es interesante constatar la buena situación general del clero durante la II República. Fruto de los seminarios y de los grados obtenidos allí, o en Roma en la Universidad Gregoriana. El clero y los obispos gozaban de salud espiritual: abundaban los sacerdotes piadosos, virtuosos, entregados, ejemplares. De hecho el número de mártires y confesores en la Guerra Civil, fue llamativo.

El mito de una Iglesia retrógrada

Intelectualmente vivían encerrados en un pequeño mundo intelectual, pero ni los obispos, ni el clero se había visto afectado por la crisis modernista que alteró a Europa, años antes. Por otra parte conviene recordar la situación de las Facultades de Teología españolas desde 1851, en que dejaron de pertenecer a la Universidad Civil, había ido decayendo en prestigio y nivel científico. En 1932 Pio XI publicó la “Deus scientiarum Dominus”, por la que se impulsó la mejora de las Facultades de Teología. De hecho, en 1933 se cerraron la mayoría de esas Facultades españolas y se dejó sólo la de Comillas. En 1933 tuvo lugar una visita canónica a todos los seminarios de España. Respecto al clero era abundante, pero mal distribuido. 

Tampoco puede olvidarse que la filosofía imperante en muchos universitarios era la de la fe en el progreso científico, y por tanto en una nueva era de progreso sin Dios, o al menos, donde Dios estuviera entre paréntesis. Ortega y Gasset aparecía como un modelo próximo para muchos hombres formados alrededor de las ideas de la Institución Libre de Enseñanza. Al calor de esas ideas se había consolidando la falsa apreciación de la Iglesia como enemiga del progreso humano.

Por otra parte, en muchos pueblos, se conservaba una fe consolidada a través de siglos, donde la vida giraba alrededor de la práctica sacramental y de los tiempos litúrgicos, llenando las costumbres, el folclore, los hábitos de vida. Existían agnósticos y descreídos, pero la mayoría eran cristianos de corazón.

Católicos en la República: entre el compromiso y la decepción

La llegada de la República el 14 de abril de 1931, y las rápidas elecciones de Cortes Constituyentes, arrojaron unos resultados que presagiaron lo peor para las relaciones Iglesia y Estado, pues resultaron elegidos, en su mayoría diputados de la izquierda y de los Radicales, que habían sobrevivido a la Dictadura de Primo de Rivera. 

De hecho, el 6 de mayo la Gaceta de Madrid publicaba una circular declarando voluntaria la enseñanza de la religión en la Educación Primaria. Era la consecuencia de haber suprimido, días antes, la confesionalidad del Estado. De hecho, en mayo de 1931, se produjeron la quema de iglesias y obras de arte, como la Inmaculada de Salcillo en Murcia.

Por eso, cuando la mayoría de los diputados de la Cámara, procedieron a discutir los artículos de la Constitución, presentaron una batalla frontal contra la Iglesia. La mayoría de esos diputados, carecían del nivel intelectual necesario, así como de formación religiosa, a excepción de algunos intelectuales de reconocido prestigio. Pero, a la postre, los debates sólo sirvieron para resaltar la ley de la aritmética frente a la razón.

Todo parece indicar que la izquierda republicana presentó la cuestión religiosa independientemente de la situación real del país y de la opinión de los católicos sobre la República; lo que les molestaba era la presencia del catolicismo en la vida social y cultural. 

Al repasar las actuaciones de los protagonistas: dignatarios de la Iglesia, miembros del gobierno, parlamentarios, prensa de esos días, etc., queda claramente de manifiesto que aquellas Cortes, no representaban la realidad del país, pero sí mostraban con toda su crudeza las diferentes posturas contra la Iglesia que existían en esa época en España. El resultado, como es conocido, fue una Carta Magna, que no podía ser instrumento de concordia y pacificación, pues nació contra la voluntad de la mayoría de los ciudadanos. 

Una vez más, en conexión con el siglo XIX, una pequeña minoría intentó corregir el rumbo de un país pretendiendo, mediante Constituciones, una evolución. “Puede descatolizarse un país, pero no en virtud de una ley”. En el fondo faltaba una verdadera cultura democrática.

Algunos de los diputados republicanos eran católicos y habían tenido parte fundamental en el nacimiento de la República, por ejemplo, Niceto Alcalá Zamora, quien en su famoso discurso contra las disposiciones antieclesiásticas  del artículo 26 de la Constitución, el 10 de octubre de 1931, que le llevaron a su dimisión como Presidente del Gobierno, decía: “Yo no tengo conflicto de conciencia. Mi alma es hija a la vez de la religión y de la revolución, y la paz de ella consiste en que cuando se mezclan las dos corrientes las hallo acordes en la expresíón de una misma fuente, de un mismo criterio, que la razón lo eleva a los principios últimos y la fe los encarna en la enseñanza del Evangelio. Pero yo, que no tengo problema de conciencia, tengo conciencia (…). Y ¿Qué remedio me queda? La guerra civil, jamás (…). En bien de la patria, en bien de la República, yo os pido la fórmula de la paz”. Encarnaría lo que él llamó la tercera España. Un gobierno de centro verdaderamente democrático, aconfesional. Su ilusión era que la República hubiera contenido la Revolución Social y anticlerical.

Conviene recordar el famoso y contemporáneo discurso de Manuel Azaña, del día 13 de octubre de 1931: “Tengo los mismos motivos para decir que España ha dejado de ser católica, que para decir lo contrario de la España antigua. España era católica en el siglo XVI, a pesar de que aquí había muchos y muy importantes disidentes, algunos de los cuales son gloria y esplendor de la literatura castellana, y España ha dejado de ser católica, a pesar de que existe ahora muchos millones de españoles católicos, creyentes”. La traducción es clara: el Estado ya no es católico. Una vez aceptada la premisa, que sería válida: si el conjunto de los españoles democráticamente deciden que el Estado no sea confesional. Ahora bien, lo que no tendría sentido es que se convierta en anticatólico, y seguidamente que el Estado  persiga a la Iglesia, le prive de libertad, y pretenda someterla a sí mismo. 

No era la primera vez que un grupúsculo en aras a la democracia había pretendido subyugar la conciencia de la mayoría. Pero, la aceleración de la historia, produce mucho daño. 

Efectivamente, la mayor parte de las leyes que se fueron promulgando fueron consecuencia del principio de laicización del Estado, pero otras muchas eran un atentado contra la libertad proclamada para todos en la Constitución. Esa falta de verdad, haría que quedase claro que no se buscaba el bien común, sino intereses partidistas, y acabó rompiendo la armonía y la convivencia pacífica. Desde luego “no se logró una cultura democrática, sino alternativa”.

La enseñanza, epicentro de la confrontación

La intención de la mayoría parlamentaria en las Cortes Constituyentes era apartar a la Iglesia de la enseñanza, como muestra el artículo 16 de la Constitución, pero, en la práctica era inviable construir tantas escuelas y formar tantos profesores como se necesitaría. 

Finalmente vale la pena recordar las palabras de otro presidente del Gobierno durante la República, Lerroux, que señalaba lo siguiente: “La Iglesia no había recibido con hostilidad a la República. Su influencia en un país tradicionalmente católico era evidente. Provocarla a luchar, apenas nacido el nuevo régimen, era impolítico e injusto, por consiguiente, insensato”.

La reacción del episcopado español

Es importante resaltar que la actitud de la Santa Sede ante la llegada de la II República el 14 de abril de 1931, fue de cordialidad. Como demuestran las abundantes gestiones del Nuncio y de los Prelados españoles. 

Por otra parte, el Arzobispo de Toledo, Cardenal Segura, pasó a ser un personaje incómodo, por su planteamiento tradicionalista en la línea de que la Iglesia debía orientar la tarea del estado, y que no ocultaba su apoyo a la monarquía. La República logró expulsarlo de España y la Santa Sede, en un gesto de congraciarse con la República, lo apartó de la Sede de Toledo el 1.X.1931 y lo sustituyó por el cardenal Gomá. Pero, no conviene olvidar que el Gobierno de la República, el 18.V.1931 promovió la expulsión del Obispo de Vitoria, Múgica, planteando el problema del carlismo como fuerza antirrepublicana y su influencia en el pueblo vasco-navarro.

Así pues, aprobada la Constitución en un breve espacio de tiempo, en los primeros momentos, la reacción del Vaticano y de los obispos españoles fue de una serena espera. La Declaración Conjunta del episcopado español del 20 de diciembre de 1931, salió al paso de la Constitución aprobada el 12 de diciembre recordando que el derecho y la libertad aprobados en la Constitución, eran para todos.

El mismo Niceto Alcalá Zamora, presentó su dimisión como Presidente del Gobierno para no aprobar esos artículos anticatólicos, pero presentó su candidatura a la Presidencia de la República, para –con el tiempo- reconducir esos artículos a la objetiva situación del país. Y, ahí permaneció, hasta abril de 1939.

Vaticano

Los cardenales debaten desafíos claves antes del Cónclave

Entre los temas tratados por los cardenales durante la décima congregación general estuvieron la naturaleza misionera de la Iglesia, el papel de Cáritas como testimonio de justicia evangélica, y la necesidad de un Papa cercano, guía y puente en un mundo fragmentado.

Redacción Omnes·5 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La décima Congregación General de Cardenales se celebró el 5 de mayo por la mañana en el Vaticano con la participación de 179 purpurados, de los cuales 132 son electores. La sesión comenzó con una oración compartida y contó con 26 intervenciones centradas en los grandes desafíos y la misión de la Iglesia en el mundo actual.

La Iglesia hoy

Entre los temas destacados estuvieron la naturaleza misionera de la Iglesia, el papel de Cáritas como testimonio de justicia evangélica, y la necesidad de un Papa cercano, guía y puente en un mundo fragmentado.

Se reflexionó sobre la transmisión de la fe, la creación, la guerra y la unidad dentro de la propia Iglesia. También se evocó la esperanza inspirada por la oración del Papa Francisco durante la pandemia.

Se subrayó la fuerza vigente del Evangelio, incluso en la atención de los medios de comunicación, y se recordó que Cristo está presente no solo en la Eucaristía, sino también en los pobres. Entre los documentos mencionados, destacó la Constitución Dei Verbum, como alimento espiritual del Pueblo de Dios.

Juramento de los cardenales y oficiales

El Director de la Oficina de Prensa informó que los cardenales electores ya se alojan en Casa Santa Marta y Santa Marta Vecchia, y que las obras de adecuación en la Capilla Sixtina están casi concluidas. Durante la tarde del lunes se celebrará la undécima Congregación, y a las 15:00 tendrá lugar el juramento de los oficiales y asistentes al Cónclave en la Capilla Paulina.

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Vaticano

Los retos del nuevo Papa

Algunos de los grandes retos que aguardan al nuevo sucesor de Pedro, desde la renovación de la fe y la credibilidad institucional, hasta el papel de la Iglesia en el escenario global.

Rome Reports·5 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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Mientras el mundo permanece expectante ante el anuncio del nuevo Papa, surgen muchas preguntas sobre el rumbo que tomará la Iglesia en los próximos años.

En medio de una sociedad cada vez más cambiante, el futuro pontífice tendrá que enfrentarse a importantes decisiones pastorales, reformas internas y la necesidad de dialogar con una humanidad marcada por la polarización, las crisis sociales y la búsqueda de sentido.


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Dos anécdotas para entender al Papa Francisco

El testimonio de Borges sobre el joven Bergoglio y una anécdota con George Weigel revelan el estilo dialogante y humano del Papa Francisco.

5 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Toda la Iglesia está pendiente estos días, previos al Cónclave, de la elección del 267 Sucesor del Apóstol Pedro. Rezamos, leemos noticias, hablamos en los círculos de amigos… En este clima, me he encontrado con un curioso video, que circula por las redes, titulado «Tiene tantas dudas como yo».

En este video, un periodista se hace eco del testimonio de un escritor y poeta argentino, llamado Roberto Altifano, que trataba y ayudaba al famoso escritor Jorge Luis Borges, en el que relata la opinión que este universal autor argentino tenia del entonces joven sacerdote jesuita, de 26 años, Jorge Mario Bergoglio.

Roberto Altifano trasmite esta confianza de Borges, que recojo del vídeo y, por tanto, no a la letra sino de memoria y resumiendo: «Roberto, qué rara y desconcertante suele ser a veces la gente de Dios. Hay dos curas que me visitan bastante de seguido y que nada tienen que ver entre ellos. Uno es Guillermo, un cura que heredé de mi devota madre. Otro es Jorge, un jesuita que es químico, con el que me une una gran amistad. Guillermo insiste en convertirme y no puede admitir que haya un credo agnóstico por el que yo me inclino. Es hora que termines con tus dudas, Jorge, me repite. Para los domingos, me invita a ir a misa, comer con sus hermanos de congregación en su casa y después ir al fútbol. El padre Bergoglio es una persona inteligente y sensata, se puede hablar de cualquier tema con él porque es un gran lector, pero observó que tiene tantas dudas como yo. A mi madre esto no le gustaría…”.

Este testimonio de Jorge Luis Borges me parece que define bien el modo de ser y actuar, en el trato con las personas, del futuro Papa Francisco, que acaba de dejarnos y refleja bien, además, toda una época eclesial.

Leia también hace unos días, un artículo del famoso periodista George Weigel. En su última entrevista con el Papa Francisco, tenida a finales de 2016, al presentarle Weigel su perplejidad sobre alguna de sus decisiones, el Papa Francisco le contestó: «Oh, las discusiones están bien».

Pienso que son dos testimonios que recogen una faceta del modo de pensar y de tratar con la gente de nuestro querido Papa Francisco. No sabemos cómo será el carácter y trato personal del futuro Papa. El cardenal Camilo Ruini, quien fuera Vicario del Papa para la Diócesis de Roma y presidente de la Conferencia Episcopal de Italia, ha trazado unas líneas para el próximo pontificado, que me parecen acertadas: caridad, firmeza doctrinal, buen gobierno y unidad.

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

Evangelización

Santos Ángel de Jerusalén, o de Sicilia, y Máximo de Jerusalén, obispo

La Iglesia celebra el 5 de mayo a san Ángel de Jerusalén, o de Sicilia, carmelita y mártir, y al obispo san Máximo de Jerusalén. Según la tradición, san Ángel se encontró con santo Domingo de Guzmán y san Francisco de Asís en Roma.    

Francisco Otamendi·5 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

San Ángel de Jerusalén se encuentra entre los primeros Carmelitas que vinieron del Monte Carmelo a Sicilia. Y se le conmemora junto al obispo san Máximo de Jerusalén el 5 de mayo. La tradición carmelitana enseña que fue palestino y entró junto a su hermano en el Carmelo de Santa Ana en Jerusalén

La misma tradición, que pueden consultar aquí, relata que en un viaje a Roma, se encuentra en San Juan de Letrán con san Francisco de Asís y santo Domingo de Guzmán. En este encuentro san Ángel predice las llagas a san Francisco, y éste, a su vez, le anuncia su martirio. Por su intercesión se obtuvo la confirmación de la Regla por parte del Papa Honorio III en 1226. 

Hacia la mitad del siglo XIII es herido de muerte en Lícata, a causa de la agresión que realizó contra él un grande de la ciudad denunciado por san Ángel por su falta de ética. En el lugar donde murió se edificó una iglesia, y su sepulcro fue muy pronto sitio de peregrinación. La Orden Carmelita venera a san Ángel como santo al menos desde 1456. En 1459, el Papa Pío II aprobó su culto.

San Máximo y otros santos y beatos

La liturgia celebra también el 5 de mayo a san Máximo de Jerusalén, “repetidamente torturado”, dice el Directorio Franciscano, en tiempos del emperador Maximino Daya. A raíz de la paz constantiniana quedó en libertad y le eligieron obispo de Jerusalén, donde murió el año 350. También a los beatos Bienvenido Mareri de Recanati, Nunzio Sulprizio y Catalina Cittadini. Ésta última impulsó la congregación de Hermanas Ursulinas de Somasca para la educación y formación de niñas y jóvenes.

En el santoral de hoy figuran asimismo los obispos germanos san Gotardo y san Britón, san Hilario de Arlés, o el beato polaco Gregorio Frackowiak. Este joven hermano de los Misioneros del Verbo Divino fue guillotinado en Dresde por los nazis en 1943, tras dar catequesis y llevar en secreto la Comunión a los enfermos.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Cerca de Dios a pesar de perder una pierna y a su novia en un derrumbe

Ante los reveses de la vida algunas personas se vuelven contra Dios y otros sacan la mejor versión de sí mismos. Hoy conoceremos la historia de uno de estos últimos.

P. Manuel Tamayo·5 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Jhosmar Rodríguez es un joven de Trujillo de 22 años, recién licenciado y futbolista amateur en la Copa Perú. Pero lo que nunca imaginó es que una salida rutinaria con su novia acabaría marcando su vida para siempre. La noche del 21 de febrero, a las 8:40 p.m., el techo del patio de comidas del Real Plaza de Trujillo se desplomó repentinamente. Seis personas murieron. Él sobrevivió, pero perdió una pierna… y también a su pareja, fallecida en el siniestro.

El colapso lo sorprendió de pie, y en cuestión de segundos una viga cayó sobre su pierna derecha. “Me mantuve en una postura de rodillas… no podía moverme, no podía girar, no podía hacer nada”. 

Estuvo atrapado durante más de cinco horas, desangrándose, pero siempre consciente. “Nunca me desvanecí ni me desmayé… Al principio resistí con las rodillas, pero cuando ya no pude más, me apoyé con los brazos en una silla que logré alcanzar. Así aguanté las últimas horas”. Fue el último en ser rescatado. “Me sedaron cuando todavía seguía arrodillado”.

“Mi madre nunca me dejó caer”

Durante ese tiempo entre vigas y oscuridad, Jhosmar no dejaba de pensar en su familia. “Pensaba en lo que iba a ser para ellos todo esto… me mantuvo fuerte pensar en mi madre y mis hermanos”. Es el menor de cinco varones en una familia sencilla, creyente, unida. Su padre, profesor jubilado; dos hermanos policías; otro contable, como él. Todos lo esperaban con el alma en vilo.

Pero si alguien fue clave en su reconstrucción emocional, esa fue su madre. Mujer de fe inquebrantable, iba todos los días a la iglesia, y no se cansó de sostener a su hijo cuando este flaqueaba. “Al principio estaba muy enojado… incluso resentido con Dios”, admite. “Pero mi madre siempre estuvo ahí, gritándome, corrigiéndome, para que no me desviara. Le agradezco tanto… Dios obraba a través de ella”.

Su madre le enseñó desde niño a amar a Dios. “Me llevaba a la iglesia, a la escuelita donde enseñaban catequesis para niños”. Esa semilla ha dado fruto: Jhosmar ha sido catequista, ha recibido todos sus sacramentos y hoy, incluso desde la cama de una clínica, sigue rezando a diario con más confianza. “Doy gracias a Dios porque me ha protegido. Pido que me acompañe en este camino largo de recuperación”.

“Quiero ser santo”

A pesar del dolor y las secuelas físicas, Jhosmar no se rinde. Sueña, lucha, reza. “Siempre he querido ser santo”, confiesa sin afectación. “Vivía mi vida sin herir a nadie, orando, apoyando en la iglesia, acompañando a mi madre…”.

Aunque sabe que el momento en el que se encuentra es duro, no se deja vencer: “Cuando te despiertas, el shock de lo que pasó se mezcla con la nueva realidad. Te preguntas qué será de tu carrera, del fútbol, de todo. Pero con el tiempo, uno se va haciendo más fuerte”.

Antes del accidente, acababa de terminar su carrera de Contabilidad y Finanzas. Jugaba en la Copa Perú, “el fútbol macho”, como él mismo lo llama, recorriendo distritos y canchas de Trujillo. Hoy, su nuevo campeonato es la rehabilitación. “El futuro es incierto, pero tengo fe”.

“Lo que vale está dentro, no fuera”

El mensaje que quiere dejar a los jóvenes desde su situación es simple y profundo: “Esto va a estar conmigo toda la vida, sí. Pero no tengo que sentirme menos. El miedo al rechazo hay que sacarlo de la cabeza. Lo que vale de nosotros es lo interno, no lo externo”.

Jhosmar ha encontrado en medio del dolor no solo su fuerza, sino también su propósito. Reza por el Papa, por los demás heridos, por sus médicos, por quienes han perdido más. Ha recibido el apoyo de todo un equipo médico que lo ha animado desde el primer día: “En Trujillo me encontré con técnicas y enfermeras increíbles, al top. Me impulsaron tanto por dentro como por fuera”.

Hoy, mientras sigue su rehabilitación en la clínica San Pablo de Lima, Jhosmar no se define por lo que ha perdido, sino por lo que ha ganado: una nueva forma de mirar la vida, con los pies —ahora, uno solo— firmes sobre la tierra y el alma puesta en Dios. “Así como hemos sido amados, así también podemos amar. Yo solo quiero que mi vida siga teniendo sentido. Y sé que lo tendrá”.

El autorP. Manuel Tamayo

Sacerdote peruano

Experiencias

Scott Hahn: “El Nuevo Testamento fue un sacramento antes de ser un documento”

En esta conversación con Omnes, Scott Hahn, reconocido teólogo y biblista, reflexiona sobre la centralidad de la Biblia en la vida cristiana y su vínculo con la liturgia. Destaca la importancia del diálogo ecuménico y el desafío de redescubrir el asombro eucarístico, clave para una fe viva y auténtica.

Giovanni Tridente y Paloma López·5 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 10 minutos

Scott Hahn es uno de los autores de espiritualidad y  de Teología más leídos de nuestro tiempo. Su conversión al catolicismo, hace casi 40 años, siendo él pastor protestante, marcó un punto de inflexión en su trayectoria vital y haría que todo su bagaje de estudio y reflexión previo, tomara un nuevo y pleno sentido dentro de la Iglesia católica, permitiéndole tender puentes entre diferentes tradiciones cristianas. Destacado teólogo bíblico y apologeta católico de renombre internacional, Hahn es profesor de Teología Bíblica y Nueva Evangelización en la Franciscan University de Steubenville, Ohio (EE.UU.). Su profundo conocimiento de las Escrituras y su capacidad para transmitir verdades teológicas complejas de manera accesible son dos de sus principales características, tanto en su labor docente como en sus múltiples libros, entre los que se cuentan títulos como Roma, dulce hogar, La cena del Cordero, Comprender las Escrituras o Breve guía para leer la Biblia.

Durante una reciente visita a Roma, en el marco de un curso impartido en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz sobre “La santidad en las Escrituras”, Omnes tuvo la oportunidad de entrevistarlo. En esta conversación, Hahn comparte reflexiones fundamentales sobre la importancia de la Biblia en la vida de los católicos, destacando que “la ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo”. Enfatiza la conexión intrínseca entre la Sagrada Escritura y la liturgia, explicando cómo el Nuevo Testamento fue primero un sacramento antes de convertirse en documento.

El teólogo americano aborda también el diálogo ecuménico, señalando que católicos y protestantes comparten más similitudes que diferencias, y ofrece perspectivas sobre cómo los católicos pueden redescubrir prácticas como la oración conversacional y la lectura bíblica cotidiana. Su visión sobre la Eucaristía como presencia real de Cristo y su llamado a un “asombro eucarístico” reflejan la profundidad de su fe y compromiso con la enseñanza apostólica.

¿Cuál es el papel fundamental de la Biblia para un católico? ¿Cómo podemos profundizar en su comprensión y vivencia diaria?

—Considero muy importante que todos los católicos comprendan la verdad expresada por san Jerónimo: “La ignorancia de las Escrituras es ignorancia de Cristo”. Queremos conocer a Cristo, seguirle y someter nuestras vidas, nuestro trabajo y nuestra familia a su señorío. Pero, ¿cómo hacerlo si no lo conocemos a través de su Palabra?

La Biblia es extensa, 73 libros en total. He dedicado mi vida, tanto profesional como personalmente, a estudiarla con pasión. Sé que puede parecer abrumadora, no es fácil. Por eso, animaría a las personas a leer los Evangelios cada día, aunque sea solo un capítulo o medio. Conozcan al Señor Jesucristo de manera personal; esto no solo guiará su oración, sino que también les dará luz sobre su matrimonio, familia, amistades y trabajo.

Diría esto: cuando los católicos empiezan a leer las Escrituras, descubren una gracia extraordinaria y verdaderamente práctica. Puedo compartir, además, que cuando consideraba mi conversión al catolicismo, entablé amistad con un profesor de ciencias políticas. 

Descubrí que llevaba un Nuevo Testamento en el bolsillo trasero y le pregunté: “¿Por qué haces eso?” Me respondió: “Para poder leer los Evangelios y también las cartas de Pablo”. Curioso, le pregunté dónde lo había aprendido. Me dijo que en su trabajo, en el Opus Dei. Le pedí que me contara más. Cuando me explicó que san Josemaría Escrivá no solo leía los Evangelios, sino que animaba a otros a hacerlo – no solo al clero o profesores, sino también a trabajadores ordinarios –, me di cuenta: “al convertirme al catolicismo, he encontrado que hay una tribu en Israel que es mi tribu, y esa es el Opus Dei”.

¿Cuál es la importancia de la relación entre la Biblia y la liturgia? ¿Cómo puede esta conexión ayudarnos a vivir una fe más profunda en nuestras celebraciones eucarísticas?

—Cuando estudiaba las Escrituras en la universidad y luego en mis estudios doctorales, descubrí algo fascinante: la Sagrada Escritura, -o la Biblia como la llamamos-, es en realidad un documento litúrgico. Desde el principio, fue compilada para ser leída en la liturgia.

Al leerla detenidamente, uno se da cuenta de que siempre nos remite a la adoración, al sacrificio, a los sacerdotes que guían al pueblo de Dios, un pueblo cuya verdadera identidad es ser su familia. Al profundizar en ello, comprendí algo impactante: yo, siendo protestante, evangélico, pastor presbiteriano, quería ser un cristiano del Nuevo Testamento. Pero al estudiarlo, descubrí que Jesús usa la expresión “Nuevo Testamento” solo una vez.

¿Y cuándo lo hace? No en el Sermón de la Montaña, sino en el cenáculo, el Jueves Santo. En Lucas 22, 20, toma la copa y dice: “Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre”, kyne diatheke en griego, el Nuevo Testamento, “que es derramada por vosotros”. Y luego no dice: “Escribid esto en memoria mía”, sino: “Haced esto en memoria mía”. ¿Qué es “esto”? Nosotros la llamamos la Eucaristía, pero Él no la llamó así. ¿Cómo la llamó? Nuevo Testamento, kyne diatheke

Así, como protestante evangélico del Nuevo Testamento, me di cuenta de que “Este” fue un sacramento mucho antes de convertirse en un documento. Y descubrí eso en el documento mismo. Esto no devaluó el texto que llamamos Nuevo Testamento, sino que me reveló su naturaleza litúrgica: un signo que nos remite a lo que Jesús instituyó, no solo para instruirnos, sino para darse a sí mismo en la Santa Eucaristía.

Descubrir que el Nuevo Testamento fue un sacramento antes de ser un documento no solo muestra que este está subordinado al sacramento, sino que la Santa Eucaristía ilumina su verdad de una manera que transforma nuestra comprensión. Porque, en definitiva, el documento es tan litúrgico como el sacramento. Juntos, se unen inseparablemente.

¿Cómo podemos motivar a los católicos, especialmente a las nuevas generaciones, a redescubrir la Biblia como una guía para sus vidas diarias?

—En América tenemos un dicho: “La prueba del pudín está en comerlo”. Puedes mirarlo, pero solo sabrás qué tan bueno es cuando lo pruebas. Diría que lo mismo ocurre con la experiencia de los católicos: cuando comienzan a leer la Biblia, especialmente los Evangelios y los Salmos, descubren que no es solo un libro. 

La Biblia es una puerta. Una puerta que nos invita a un diálogo más profundo con el Dios vivo, a darnos cuenta de que Él nos ama más de lo que podemos imaginar, a nosotros y a nuestros seres queridos. No solo quiere llevarnos a un destino que apenas concebimos, sino entrar en amistad con nosotros. Eso es lo que transforma la lectura diaria de las Escrituras: convierte la oración de un monólogo en un diálogo.

También cambia nuestra experiencia de la Misa. Si leemos la Biblia a diario, aunque solo podamos asistir a Misa el domingo, comprenderemos mejor la conexión entre el primer día de la semana y los demás. Pero, sobre todo, veremos cómo lo que Jesús decía y hacía entonces nos habla hoy y nos llama a actuar.

Recuerdo a un viejo conocido del instituto. Antes era católico, ahora protestante evangélico. Me dijo: “No puedo creer que seas católico. Eras tan anticatólico antes”. Luego preguntó: “¿Dónde está en el Nuevo Testamento el Sacrificio de la Misa? Yo solo veo el Sacrificio en el Calvario; la Misa es solo una comida”.

Le respondí: “Chris, yo también solía pensar así. Pero si hubieras estado en el Calvario aquel Viernes Santo, no habrías visto un sacrificio. Como judío, sabrías que un sacrificio solo puede hacerse en el templo, sobre un altar, con un sacerdote. Lo que habrías presenciado habría sido una ejecución romana”.

La verdadera pregunta es: “¿cómo se transformó una ejecución romana en un sacrificio?” Y no en cualquier sacrificio, sino en el más santo, aquel que puso fin a los sacrificios del templo. Chris se quedó en silencio. Luego admitió: “No lo sé”. Yo respondí: “Yo tampoco lo sabía”. Pero al mirar la Eucaristía, la misma que los católicos celebramos desde hace dos mil años, todo cobró sentido. 

Si la Eucaristía fuera solo una comida, el Calvario sería solo una ejecución. Pero si ahí comenzó el sacrificio de la nueva Pascua, todo cobra sentido: no es solo una comida, es el sacrificio. Comenzó el Jueves Santo y se consumó en el Calvario. El Domingo de Pascua, Cristo resucitó, pero sus discípulos no lo reconocieron de inmediato. Sus corazones ardían cuando Él les explicaba las Escrituras, pero sus ojos se abrieron al partir el pan. Ese es el misterio pascual.

Para los no católicos, la Misa es solo una comida y el Calvario solo un sacrificio. Pero sin la Eucaristía, el Calvario parece solo una ejecución. Sin embargo, si aquí comenzó el sacrificio, allí se consumó. Y luego, el Cristo resucitado, glorificado en el cielo, ofrece su propio cuerpo por nosotros y nos lo entrega.

La Biblia, cuando se lee con regularidad, conecta todos estos puntos. Entonces, cada vez que volvemos a la Misa, comprendemos que es el Antiguo y el Nuevo Testamento, la Pascua, la Eucaristía, el Jueves Santo, el Viernes Santo y el Domingo de Pascua, todo en unidad. Por eso la Iglesia llama a cada domingo una pequeña Pascua: porque todo se une. Si logramos que los católicos lleguen a ese punto – donde leer la Biblia y asistir a Misa revele la unidad entre el documento, el sacramento y la vida – entonces todo encajará en su lugar.

¿Hay aspectos de la vida de fe de los protestantes que, en su opinión, los católicos podríamos aprender y aplicar más en nuestra vida espiritual y comunitaria?

—Compartimos mucho más de lo que discrepamos con los no católicos, especialmente evangélicos y protestantes – como lo fui yo como pastor presbiteriano –, así como con ortodoxos y cristianos orientales. Es natural centrarse en las diferencias, pero si partiéramos de lo que nos une, veríamos que el terreno común es mucho mayor: hablamos de un 80, 85, quizás 90 por ciento, incluyendo todos los libros del Nuevo Testamento y el Credo. Si nos mantuviéramos unidos en lo esencial, podríamos discutir nuestras diferencias con mayor respeto. Al mismo tiempo, como católicos, podríamos redescubrir qué prácticas que hoy asociamos con los protestantes – como la oración conversacional, la lectura y el estudio de la Biblia – formaban parte de la Iglesia primitiva. Tanto clérigos como laicos las vivían plenamente. 

Por eso, muchas de las cosas que creemos “protestantes” en realidad provienen de la tradición católica. Y lejos de verlo como una disputa, podemos reclamarlas sin necesidad de acusar a nadie, porque, al final, ¡gracias a Dios por lo que hacen con lo que tienen! De hecho, a menudo logran hacer más con menos de lo que nosotros hacemos con la plenitud de la fe.

Dadas las tensiones históricas entre católicos y protestantes, ¿cómo ve el futuro del diálogo ecuménico? ¿Qué pasos pueden tomarse para promover la unidad sin comprometer los principios doctrinales? 

—Esta es una pregunta muy importante. No es fácil de responder, pero debemos abordarla con honestidad intelectual, aunque suponga un desafío. En los años 60, 70 y 80, el diálogo ecuménico a menudo expresaba la fe de manera ambigua para destacar los puntos en común. A eso lo llamo ambigüedad estratégica. Pero cuanto más queremos avanzar en un diálogo fraterno – aunque no coincidamos en todo –, más esencial se vuelve reconocer lo que realmente compartimos.

En ciertas partes del mundo, este diálogo es crucial. Estuve en São Paulo el año pasado y vi cómo el pentecostalismo crece exponencialmente: no hablamos de miles, sino de millones de católicos que han dejado la Iglesia. ¿Por qué? Porque han experimentado el Espíritu Santo, la Sagrada Escritura, la oración y la comunión. Y ante esto, debemos dar gracias a Dios. El poder del Espíritu y la oración son realidades innegables. No se trata de aprobarlo todo ni de rechazarlo por completo, sino de reconocer lo verdadero y valorar el terreno común.

Este es un llamado a llevar esa experiencia de vuelta a nuestras parroquias, hogares, vida familiar y oración personal. Necesitamos redescubrir el poder del Espíritu Santo en nuestra propia vida, cada día. No es de extrañar que algunos se alejen si no les ofrecemos lo que Cristo quiere darles a través de los santos, los sacramentos y la Virgen María. Por eso, el diálogo ecuménico no es solo un reto teológico, sino también práctico. Nos invita a reconocer lo que compartimos y a preguntarnos: ¿qué podemos hacer para recuperar aquello que ya es parte de nuestra herencia y patrimonio de fe?

¿Cómo podemos, como católicos, profundizar aún más en nuestra comprensión y adoración de la Eucaristía, especialmente en un contexto cultural que tiende a disminuir su importancia?

—Realmente me identifico con esta pregunta. Lo que más me impactó cuando era no católico y observaba la práctica católica fue esto: ellos creen que es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo. Pero, ¿cómo puede ser? A simple vista, parece solo un pedazo de pan.

Sin embargo, al reflexionar me pregunté: ¿Podría Jesús transformarlo en su propio Cuerpo? Por supuesto, Él es lo suficientemente poderoso. ¿Nos ama lo suficiente como para alimentarnos con su propia Carne y Sangre? Sí, tiene sentido.

Cuando profundicé en la Biblia, descubrí que los primeros Padres de la Iglesia coincidían en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Esto me desafió a creerlo y, por fe, acepté que Cristo no solo vino en forma humana, sino que también se nos da en el pan y el vino como su Cuerpo y Sangre. Después de casi 40 años como católico, esta verdad me sigue impactando tanto como entonces. Es casi demasiado bueno para ser verdad. Este es el Cuerpo resucitado de Cristo, su Sangre, su Alma y su Divinidad.

Cuando era protestante, solíamos cantar Amazing Grace (Sublime Gracia). Aún la cantamos como católicos, pero hoy me doy cuenta de algo: nos asombramos muy poco ante la Eucaristía. Llegamos a darla por sentada. Pero cuando comprendemos que no solo es verdad, sino que es real, y si es real, es poderosa, y si es poderosa, es hermosa, entendemos que no debemos juzgar solo por la apariencia. Sí, parece solo una hostia redonda. Pero es el Cuerpo y la Sangre resucitados de Cristo, el Señor de Señores y el Rey de Reyes.

Es la verdad. Es toda la verdad. Es la esencia del Evangelio para nosotros como católicos. Por eso, debemos redescubrir este misterio cada día. Y no hay mejor manera de hacerlo que visitando una iglesia y arrodillándonos ante el Santísimo Sacramento. Ya sea en el tabernáculo o expuesto en la custodia, este acto nos recuerda que caminamos por fe y no por vista. Lo que parece pan es, en realidad, Cristo mismo.

Para mí, esto es lo que san Juan Pablo II pedía al hablar de “renovar el asombro eucarístico”. Vamos, ¡es asombroso! No es solo cuestión de sentimientos pasajeros. Si fuéramos estrictamente lógicos, la respuesta más razonable ante nuestra fe en la presencia real del Señor de Señores y del Rey de Reyes sería el asombro. No estar asombrado no es completamente racional. Porque asombrarse ante la realidad de Cristo en la Eucaristía es la consecuencia natural de lo que profesamos como verdadero.

¿Cómo percibe el estado doctrinal de la Iglesia católica hoy? En un mundo en constante cambio, ¿cómo puede seguir la Iglesia fiel a la enseñanza apostólica mientras afronta los desafíos actuales?

—El mayor favor que podemos hacer al mundo –para llevar la gracia de la conversión y amarlo apasionadamente– es hablar la verdad. Hablarla con amor, sensibilidad y conciencia cultural. Pero hablarla por completo: toda la verdad, y nada más que la verdad. No diluirla ni omitir lo que podría incomodar, sino ser razonables y sensatos, reconociendo que, en última instancia, no es nuestra tarea, sino la del Espíritu Santo. Si confiáramos verdaderamente en el Espíritu de Dios – el Espíritu de la verdad que Jesús prometió –, entenderíamos que es Él quien tiene la responsabilidad de convencer al mundo.

Nosotros hacemos lo que podemos, pero también debemos reconocer ante Dios que esto no es suficiente. Él debe compensar lo que nos falta. Es el Espíritu Santo quien toma nuestras palabras, amistades y conversaciones, y las convierte en instrumentos de conversión. Y debemos creerlo de corazón. Dios quiere hacerlo más de lo que nosotros lo deseamos. Y solo Él puede lograrlo, sin importar cuántos comités formemos o programas diseñemos.

Si alguna vez empezamos a atribuirnos el mérito de los frutos, fracasaremos. Pero si nos entregamos por completo, hacemos lo que está en nuestras manos – ser prácticos, personales y sensatos – y, sobre todo, sobrenaturalizamos nuestros esfuerzos naturales a través de la oración, entonces, y solo entonces, Dios recibirá toda la gloria.

El autorGiovanni Tridente y Paloma López

Vaticano

El arte de la palabra: las vívidas metáforas del Papa Francisco

El Papa Francisco utilizaba metáforas potentes y accesibles para conectar con las personas y transmitir mensajes espirituales.

OSV / Omnes·4 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Carol Glatz, CNS

Unos días antes de ser elegido Papa en marzo de 2013, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio dijo a sus compañeros cardenales: “Tengo la impresión de que Jesús estuvo encerrado en la Iglesia y golpea a la puerta porque quiere salir”.

Con esta breve y sencilla frase, el cardenal bonaerense dejó entrever de manera clara y contundente lo que, según él, necesitaba la Iglesia en ese momento: discípulos misioneros que llevaran a las periferias la alegría del Evangelio.

Más adelante, afirmó que la Iglesia se enferma si permanece encerrada, segura, ocupada en ser una especie de “peluquera”, esponjando y rizando el vellón de su rebaño, en lugar de salir, como hizo Cristo, a buscar a las ovejas que están perdidas. Sus frases solían sonar como proverbios: breves reflexiones llenas de sabiduría.

Antes y después de ser sacerdote, el papa Francisco enseñó literatura en la escuela secundaria y tenía una sólida formación en temas y recursos relacionados con la literatura y el cine. Su lengua materna era el español, creció con familiares de habla italiana en Argentina y recibió formación jesuita, por lo que su vasto y ecléctico conocimiento le proporcionaba elementos que solía combinar con un mensaje religioso, creando metáforas como cuando advirtió que la Iglesia no puede ser una “niñera” de los fieles, para describir una parroquia que no da a luz a evangelizadores activos, sino que se limita a cuidar que los fieles no se desvíen del camino.

Los “católicos de sillón”, en cambio, no dejan que el Espíritu Santo guíe sus vidas. Prefieren quedarse quietos, seguros, recitando una “moralidad fría” sin dejar que el Espíritu los empuje a salir de sus casas para llevar a Jesús a los demás.

El Papa, que veía a Cristo como un “verdadero médico de cuerpos y almas”, recurría con frecuencia a metáforas relacionadas con la medicina.

Soñaba con una Iglesia que fuera “un hospital de campaña tras una batalla”. No tiene sentido preguntarle a un herido grave si tiene el colesterol alto o cuál es su nivel de azúcar en sangre. Primero hay que curarle las heridas.

En otra ocasión advirtió que el orgullo o la vanidad son como “una osteoporosis del alma: los huesos parecen estar bien, pero por dentro están todos arruinados”.

Otro problema médico que puede sufrir el alma es el “Alzheimer espiritual”, una enfermedad que impide a algunas personas recordar el amor y la misericordia que Dios les tiene y, por lo tanto, les impide mostrar misericordia a los demás.

Y si las personas se hicieran un “electrocardiograma espiritual” — preguntó una vez –, ¿marcaría una línea plana porque el corazón está endurecido, indiferente e insensible, o latiría con los impulsos y las inspiraciones del Espíritu Santo?

Aunque muchos no lo reconozcan, Dios es su verdadero padre, ha dicho. “En primer lugar, nos ha dado el ADN, es decir que nos ha hecho hijos, nos ha creado a su imagen, a su imagen y semejanza, como Él”.

A través de muchos de sus recursos lingüísticos, se percibía la espiritualidad ignaciana que lo formó. Al igual que un jesuita busca usar los cinco sentidos para encontrar y experimentar el amor de Dios, el Papa no dudaba en emplear un lenguaje que involucraba la vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato.

Por eso, instó a los sacerdotes del mundo a ser “pastores con olor a oveja”, como resultado de estar con la gente, ser testigos de sus desafíos, escuchar sus sueños y ser mediadores entre Dios y su pueblo para hacerles llegar la gracia de Dios.

La comida y la bebida ofrecían numerosas enseñanzas. Por ejemplo, los mayores católicos deben compartir con los jóvenes su visión y sabiduría, que se convierten en “un buen vino que sabe mejor con los años”.

Para transmitir la atmósfera destructiva que un sacerdote amargado y enojado puede generar en su comunidad, el Papa dijo que tales sacerdotes hacen pensar: “Este , a la mañana, en el desayuno toma vinagre; después, en el almuerzo, verduras en vinagre; y, por último, a la noche, un buen jugo de limón”.

Los católicos malhumorados y pesimistas con “cara de vinagre” están demasiado centrados en sí mismos en lugar de en el amor, la ternura y el perdón de Jesús, que encienden y alimentan la verdadera alegría, dijo.

Incluso la vida en el campo ofrecía lecciones. En una ocasión, les dijo a los feligreses que molestaran a sus sacerdotes como un ternero molesta a su madre en busca de leche. Llamen siempre “a su puerta, a su corazón, para que les den la leche de la doctrina, la leche de la gracia y la leche de la guía” espiritual.

Los cristianos no deben ser presumidos ni superficiales como unas galletas especiales que preparaba su abuela italiana: a partir de una tira muy delgada de masa, las galletas se inflaban e hinchaban en una sartén con aceite caliente. Se les llaman “bugies” o “mentiras”, dijo, porque “parecen grandes, pero no tienen nada dentro, no hay nada verdadero allí; no hay nada de sustancia”.

Para explicar el tipo de “terrible ansiedad” que resulta de una vida de vanidad basada en mentiras y fantasías, el Papa dijo que es como esas personas que se maquillan demasiado y luego tienen miedo de que llueva y se les corra todo el maquillaje de la cara.

El Papa Francisco nunca evitó lo desagradable o vulgar, y llamó al capitalismo desenfrenado y al dinero, cuando se convierten en un ídolo, el “estiércol del diablo”.

Comparó el amor de los medios de comunicación por lo vulgar y el escándalo con la “coprofilia”, que significa la atracción fetichista por los excrementos, y dijo que las vidas de los corruptos son “podredumbre barnizada” porque, al igual que los sepulcros blanqueados, parecen hermosas por fuera, pero por dentro están llenas de huesos muertos.

En una reunión con cardenales y los responsables de las oficinas vaticanas para el saludo anual de Navidad, el Papa explicó que la reforma de la Curia Romana era mucho más que un simple lifting para rejuvenecer o embellecer un cuerpo envejecido. Se trataba de un proceso de profunda conversión personal.

A veces, dijo, la reforma “es como limpiar la Esfinge de Egipto con un cepillo de dientes”.

El autorOSV / Omnes

Libros

Consolidar la democracia

Consolidar la democracia analiza el gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo (1981–1982), destacando su papel clave en la estabilización de la joven democracia española tras el 23-F y en medio de una profunda crisis política.

José Carlos Martín de la Hoz·4 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

La Fundación “Transición” española y ediciones Marcial Pons han editado este magnífico trabajo acerca del trabajo de gobierno de España del segundo presidente democrático de nuestro país tras la constitución de 1976, Leopoldo Calvo-Sotelo (1926-2008).

El trabajo ha sido redactado por dos jóvenes catedráticos de historia contemporánea, José-Vidal, Pelaz López de la Universidad de Valladolid y Pablo Pérez López de la Universidad de Navarra, ambos amigos y colegas en la Universidad de Valladolid y especialistas en ese periodo de la historia reciente de España. Este equipo promete y anuncia nuevos e interesantes trabajos acerca de la historia de España de la Transición pues, según señalan, cuentan con amplios archivos de las personalidades de la Transición.

Una investigación documentada

Asimismo, recoge con gran intensidad y muy sólida documentación, el primer momento de verdadero peligro durante el trascurso de la Transición política española sucedido entre 1981 y 1982, donde concurrieron tres hechos capitales en la incipiente democracia española. 

En primer lugar, la salida del gobierno de Adolfo Suárez en 1981, el hombre clave de la transición de la dictadura a la democracia, desde que el rey Juan Carlos I le entregara el gobierno en 1976 con el encargo de instalar la democracia en España. 

El segundo peligro, concurrió en pleno debate de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo en 1981, el fallido golpe militar del 23-F, con las actuaciones profundamente democráticas tanto del rey Juan Carlos I, del todavía presidente Adolfo Suárez y de su vicepresidente el General Gutiérrez Mellado. Este fracaso fue, sin duda, el final de las intervenciones del ejército en la política española que habían sido tan frecuentes en España en los siglos XIX y XX.

La transición

Finalmente, tras fracasar Calvo-Sotelo en el intento de unir al partido gobernante que era la UCD con la propia presidencia del gobierno terminaría con las elecciones anticipadas de 1982 y la victoria socialista por mayoría absoluta.

La primera clave de esta transición de la transición fue Calvo-Sotelo quien gobierna ya en clima de normalidad democrática, con un magnífico programa de gobierno, para terminar por ceder el poder a Felipe González que gobernaría durante catorce interminables años para culminar la transición, pues es fundamental la alternancia en las instituciones para medir la verdadera madurez democrática. Es decir, la alternancia real de gobierno y, por bastantes años, reflejó la normalidad democrática que había terminado por instalarse.

Es interesante que se descompusiera el grupo parlamentario de la UCD (p.130) pues albergaba dentro de sí una verdadera amalgama de ideologías políticas, desde la socialdemocracia de Fernández Ordoñez y de Meilán Gil y al otro extremo a algunos personajes como Iñigo Cavero de la democracia cristiana y Herrero de Miñón que se iría con Fraga: un proyecto político siempre estuvo escorado a la derecha que había colaborado con el régimen de Franco lo que estancaría la vida política española al no poder ofrecer una alternativa plausible al pueblo español que quería ser demócrata y pasar página respecto a la dictadura anterior.

Los socialistas

Otra de las claves resaltadas en este interesante trabajo estaría en la verdadera y real colaboración de los socialistas en el gobierno de España durante ese periodo de Calvo Sotelo, lo cual era perfectamente compatible con las habituales trifulcas parlamentarias. De hecho, el desarrollo de las autonomías, la entrada en la OTAN, el apoyo frente a la durísima ofensiva de ETA que no daba tregua al gobierno, mantener al ejército fuera del área de influencia en el ejecutivo (para lo que pudo contar con el apoyo del rey) (p.149), medidas económicas fundamentales y urgentes. El libro anota muchos encuentros cordiales entre ambos líderes que trabajaron en común.

Incluso en los momentos críticos de la UCD, contó Calvo-Sotelo con la propuesta de un gobierno de coalición socialistas y UCD, aunque en realidad el gobierno de coalición lo estaba ya sufriendo Calvo-Sotelo en su piel antes de que Fernández Ordoñez se fuera hacia los socialistas y Herrero de Miñón con Fraga (85). Así puede observarse en el equilibro de fuerzas en la crisis de gobierno del 15 de enero de 1982 (141).

Ciertamente, la búsqueda de la “legitimación de la izquierda democrática” fue un hecho en aquellos años, como lo sería después cando gobernaron los socialistas con los sindicatos especialmente con la hermana UGT (29).

Es interesante, la detallada explicación del giro autonomista del PSOE que hacen nuestros autores, pues desde Suresnes donde se reivindicaba “-Una República Federal de las nacionalidades que integran el Estado español” a la España de las Autonomías reflejada en la Constitución hay muchos cambios importantes y no de mero oportunismo político como recogen los autores con abundante documentación (191, 192). A lo que añaden: “Tan solo el PSOE estaba dispuesto al acuerdo, tal vez porque los socialistas comprendían que se acercaba el momento den el que tendrían que enfrentarse con las responsabilidades de gobierno” (193). También son interesantes las intensas relaciones con Jordi Pujol y Miquel Roca (206-207).

La economía

Respecto a la economía durante ese corto periodo de tiempo, conviene recordar que fue el peor año en los países de nuestro entorno, pero en cambio la pericia de Calvo-Sotelo y sus ministros lograron que “España creciera entre el 1,5 y el 2 por ciento, frente a una contracción del 0,2 por ciento como media de las economías de la OCDE. Esto había permitido mejorar la evolución del empleo; el paro había crecido, pero a un ritmo menor que otros años” (265).

Es interesante que no haya ninguna referencia a lo largo del libro ni ningún capítulo dedicado a las relaciones Iglesia y Estado. Eso indica que habían funcionado las sugerencias de la Conferencia episcopal de alentar a los cristianos en la preocupación social y vivir la doctrina social de la Iglesia

Consolidar la democracia

Autor: José-Vidal Pelaz López y Pablo Pérez López
Editorial: Marcial Pons
Año: 2025
Número de páginas: 425
Idioma: Castellano
Recursos

Sin Resurrección no hay cristianismo

No sirve de nada intentar descartar la Resurrección, simplificarla o racionalizarla como un mito, una figura retórica o una experiencia subjetiva. O la aceptamos como realidad, o no.

Bryan Lawrence Gonsalves·4 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

En esta semana de celebración por nuestro Señor Resucitado, recordemos esto: La Resurrección de Jesucristo no es sólo un pilar del cristianismo, es el pilar. Si cae, todo lo demás cae con ella. La Resurrección de Jesús de entre los muertos es el todo y el fin de la fe cristiana. No es un acontecimiento trivial ni algo que deba pasarse por alto casualmente.

Si Jesús no resucitó de entre los muertos, todos los obispos, sacerdotes, monjas y monjes deberían irse a casa y conseguir trabajos seculares honestos y todos los fieles cristianos deberían abandonar sus iglesias inmediatamente y no volver jamás. ¿Por qué? Como dice san Pablo: “Pero si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también vuestra fe” (1 Co 15,14).

Por supuesto, no sirve de nada intentar descartar la Resurrección, simplificarla o racionalizarla como un mito, una figura retórica o una experiencia subjetiva. O la aceptamos como realidad, o no. Si Jesús no resucitó de entre los muertos, entonces el cristianismo es una broma o, en el peor de los casos, un fraude. Pero si Cristo resucitó de entre los muertos, entonces el cristianismo es la plenitud de la revelación de Dios y Jesús debe ser el centro absoluto de nuestras vidas. No hay una tercera opción.

Soborno de los guardias

Una cuestión que se suele plantear a la Resurrección de Cristo es que “su cuerpo fue robado por los Apóstoles”, pero tal argumento no tiene realmente sentido.

Examinemos primero lo que dice el Evangelio de Mateo sobre las secuelas de la Resurrección: «Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: ‘Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros’. Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy». (Mateo 28, 11-15)

En primer lugar, estaba el problema de qué se haría con el cuerpo de Cristo después de que los discípulos tuvieran posesión de él. Todo lo que los enemigos de nuestro Señor tendrían que haber hecho para refutar la resurrección sería presentar el cuerpo. Seguramente habrían podido arrestar a sus discípulos y torturarlos para que confesaran dónde estaba escondido el cuerpo.

Además, era muy improbable que toda una guardia de soldados romanos durmiera mientras estaban de servicio y, además, sería absurdo que dijeran lo que había pasado estando dormidos. Lógicamente, no tiene sentido, los soldados fueron avisados para decir que estaban dormidos. Sin embargo, estando dormidos, ¿estaban tan despiertos para ver a los ladrones que robaron el cuerpo de Cristo? ¿Y no sólo pudieron verlos sino que los identificaron específicamente como discípulos de Cristo?

Si todos los soldados estaban dormidos, nunca podrían haber descubierto a los ladrones. Si pocos de ellos estaban despiertos, habrían impedido el robo. También es gracioso pensar que los mismos discípulos que huyeron en el jardín cuando Cristo fue arrestado, pocos días después, de alguna manera superaran su timidez y miedo y se atrevieran a intentar robar el cuerpo de su maestro de una tumba cerrada con piedra, oficialmente sellada y custodiada por soldados romanos, todo ello sin despertar a los guardias dormidos.

Además, la disposición ordenada de las ropas funerarias presentes en la tumba es prueba de que el cuerpo no fue sustraído por sus discípulos. ¿Por qué robarían los discípulos de Cristo el cuerpo completamente desnudo de su maestro, sin darle la dignidad básica de robar también las ropas funerarias que envolvían su cuerpo? No tiene sentido lógico.

La sustracción secreta del cadáver no habría tenido ninguna utilidad para los discípulos, ya que, desde su punto de vista, su maestro había muerto, su vida era por tanto un fracaso y también lo eran sus 3 años de seguimiento. ¿De qué les serviría robar su cuerpo?

En un sentido un tanto poético, yo sostendría que el delito era ciertamente mayor en los sobornadores que en los sobornados. Pues el consejo de los sumos sacerdotes era culto, mientras que los soldados eran incultos y sencillos. Desde cierto punto de vista, la resurrección de Cristo fue proclamada oficialmente primero a las autoridades civiles, el Sanedrín creyó en la resurrección antes que los apóstoles. Sabían que el cuerpo no había sido robado, sin embargo idearon un plan para decir que el cuerpo había sido robado. Pagaron a Judas solo 30 monedas de plata para que les traicionara a Cristo y aquí como dice el Evangelio de Mateo “dieron a los soldados una fuerte suma de dinero”. Intentaron comprar la sumisión y el silencio con dinero, con la esperanza de que así resolverían sus problemas y de esta manera, dejaron claro que a pesar de los signos y prodigios realizados, los sumos sacerdotes y los ancianos siempre servirían a su verdadero amo, que era la riqueza y el poder, incluso frente a la Resurrección.

El poder transformador de la Resurrección

Los Apóstoles, por miedo, se encerraron en “una casa” (Juan 20, 19). El marcado contraste entre su miedo y vacilación antes de la Resurrección y su audacia y valor después de encontrarse con Cristo resucitado, es uno de los argumentos más fuertes a favor de la verdad de la Resurrección.

Los mismos hombres que antes temían a la muerte, que abandonaron a Cristo cuando fue arrestado en el huerto, ahora fueron a la muerte proclamando la Resurrección de Cristo. La voluntad de esto sería impensable a menos que estuvieran totalmente convencidos de lo que habían visto personalmente.

El mejor ejemplo sería el propio san Pedro, que pasó de negar a Cristo tres veces a predicar audazmente en Pentecostés (Hechos 2). De nuevo, una transformación tan dramática sólo podía producirse viendo a Cristo resucitado. Pedro tembló ante la voz de una sierva que dijo reconocerle como uno de los seguidores de Cristo, y más tarde se enfrentó a gobernantes y jefes de los sacerdotes sin tener miedo. ¿Cuál es entonces la causa de tal cambio? La Resurrección.

Sin duda, fue la Resurrección de Cristo la que despertó los corazones vacilantes y temerosos de los Apóstoles, transformando su debilidad en fortaleza. Digo esto un poco en broma, pero quizá sea más milagroso que estos pescadores ignorantes y sencillos fueran capaces de persuadir al mundo para que abrazara el Evangelio que resucitar a un muerto o curar a un enfermo.

La Resurrección fue una explosión espiritual que transformó la historia de la humanidad a través de las vidas que tocó. De temerosos a intrépidos, de dudosos a devotos, la transformación radical de los Apóstoles es uno de los testimonios más poderosos de la verdad de la Resurrección.

El autorBryan Lawrence Gonsalves

Fundador de “Catholicism Coffee”

52 pequeñas lecciones de “¡Qué bello es vivir!”

Bob Welch publicó en 2012 el libro “52 Little Lessons from It´s a Wonderful Life” donde extrae una lección semanal para todo el año de la película "¡Qué bello es vivir!"

4 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

Bob Welch es un escritor, columnista, orador y antiguo profesor adjunto de periodismo en la Universidad de Oregón en Eugene. En 2012 publicó el libro “52 Little Lessons from It´s a Wonderful Life” donde extrae una lección semanal para todo el año de la inmortal película que estrenó en 1946 Frank Capra (1897-1991). Vale la pena el libro y conocer esas 52 lecciones, que paso a enunciar como aperitivo en este artículo.

  1. Dios honra nuestra “fe infantil”: “Sí, pero tiene la candorosa fe de un niño” (el ángel Franklin).
  2. Los desvalidos importan: “Recuerde esto, señor Potter: esa chusma de la que usted habla… trabaja, paga, vive y muere en esta comunidad” (George Bailey).
  3. A veces solo tienes que bailar: “¿Recuerdas a mi hermana pequeña Mary? ¿podrías bailar con ella?” (Marty Hatch).
  4. Al mundo le importas: “Es curioso, ¿verdad? La vida de cada hombre afecta a muchas otras vidas, y cuando él no está deja un terrible vacío, ¿no es cierto?” (Clarence).
  5. La autocompasión distorsiona nuestra visión: “Ojalá no hubiera nacido” (George Bailey).
  6. Las más grandes aventuras de la vida dependen de las personas, no de los lugares ni de las cosas: “¡Zuzu! ¡Zuzu! ¡Mi muñequita!” (George Bailey).
  7. No puedes huir de tus problemas: “No mires ahora, pero está ocurriendo algo extraño en el banco, George. En realidad, nunca he visto uno, pero tiene toda la pinta de ser un pánico bancario” (Ernie el taxista).
  8. Pedir consejo es de sabios: ”Cartel de cigarrillos Sweet Caporal en la tienda de Gower, en el que repara George mientras se plantea qué hacer al advertir que el señor Gower, en su aflicción, ha puesto veneno en un frasco de cápsulas que él debe entregar”.
  9. Detente para dar gracias por lo que tienes: “¡Pan! Para que esta casa no conozca nunca el hambre. ¡Sal! Para que la vida tenga siempre sabor” (Mary, en la inauguración de la nueva casa de los Martini en Bailey Park). “¡Y vino! Para que reinen para siempre la alegría y la prosperidad” (George, sumándose a la bendición de Mary en la casa de los Martini).
  10.  No hay impacto sin contacto: “Si vas a ayudar a un hombre, necesitas saber algo sobre él, ¿no crees?” (Joseph).
  11. Cuando te critican, considera la fuente: “Entonces supongo que debería dar (el dinero) a miserables fracasados como usted y ese idiota de su hermano para que lo despilfarren” (el señor Potter).
  12.  Encuentra tu propia Bedford Falls dondequiera que vivas: “¿Nostalgia? ¿De Bedford Falls?” (George a Mary). “Sí” (Mary).
  13.  Es inútil intentar no ser menos que el vecino: “Papá, nuestros vecinos los Brown tienen un coche nuevo. Deberías verlo” (Pete Bailey).
  14.  Todo cambia con la perspectiva: “¡Oh, mira esta maravillosa casa vieja y llena de corrientes de aire! ¡Mary! ¡Mary!” (George Bailey).
  15.  La oración lo cambia todo: “Yo soy la respuesta a tu oración. Por eso me han enviado aquí abajo” (el ángel Clarence, después de que George le diga: “He recibido un puñetazo en la mandíbula en respuesta a mi oración”).
  16.  Deléitate con los logros ajenos: “Muy celoso. Muy celoso. Tan celoso que no cabe en su gozo” (Billy a Henry Potter a propósito de la reacción de George a la noticia de que Harry ha recibido la “medalla de honor al Congreso”).
  17.  No esperes a decirle a alguien que te importa: “Papá, ¿quieres saber una cosa? Creo que eres un tipo extraordinario” (George a su padre durante la cena).
  18.  Todo viaje tiene un destino secreto: “Voy a ver mundo. Italia, Grecia, el Partenón…, el Coliseo. Después volveré aquí e iré a la universidad para ver lo que saben… y luego construiré cosas…” (George Bailey).
  19.  No busques lo que es, sino lo que puede ser: “Este viejo lugar es muy romántico. Me encantaría vivir aquí” (Mary, la noche que George y ella tiran piedras y piden deseos en el viejo caserón de los Granville).
  20.  Es ayudando a otros como nos ayudamos a nosotros mismos: “Si lograra cumplir esta misión, ¿podría tal vez ganarme las alas?” (Clarence a Franklin).
  21.  La vida no es un camino de rosas: “¿Por qué hemos tenido que vivir aquí en… esta vieja y miserable ciudad de mala muerte?” (George Bailey).
  22.  Hace falta un pueblo entero para educar a un niño: “No son mis hijos” (el señor Potter). “Pero son los hijos de alguien” (Peter Bailey).
  23.  Las vidas discretas pueden causar mayor impacto: “¿Sabes una cosa, George? Creo que, de una forma modesta, estamos haciendo algo importante. Satisfaciendo una necesidad fundamental. Es una aspiración arraigada en el hombre tener su propio techo, sus paredes y su chimenea, y nosotros los ayudamos a conseguir esas cosas en nuestra ‘pequeña y destartalada oficina’” (Peter Bailey).
  24.  Ningún hombre es una isla: “Podemos superar este trance, pero tenemos que permanecer unidos. Hemos de tener fe los unos en los otros” (George Bailey).
  25.  El mayor regalo de Dios es la vida: “Esta noche, exactamente a las diez cuarenta y cinco, hora de la tierra, ese hombre estará pensando seriamente en echar a perder el mayor regalo de Dios” (voz de Franklin). “¡Santo cielo, su vida!” (voz de Clarence).
  26.  El mayor regalo que puedes hacer es la gracia: “¿Y tú, Ed, recuerdas cuando las cosas no te iban muy bien y no podías hacer frente a tus pagos? No perdiste tu casa, ¿verdad? ¿Crees que Potter te habría permitido conservarla?” (George Bailey)
  27.  Hay mucho que decir a favor de los compromisos a largo plazo: “George Bailey, te amaré hasta el día que me muera” (May Bailey de niña en la tienda de helados y refrescos).
  28.  Obras son amores, y no buenas razones: “Mi oficina ha dado instrucciones para adelantarte hasta veinticinco mil dólares” (Telegrama de Sam Wainwright).
  29.  Busca lo mejor en las personas: “Aquí tienes, estás sin blanca, ¿verdad?” (George, mientras busca dinero en su bolsillo para dárselo a Violet Bick).
  30.  La venganza no es cosa nuestra, dice el Señor: “¿Qué te ocurre, Otelo?, ¿estás celoso? ¿Sabías que hay una piscina debajo de esta pista? ¿Y sabías que el botón que tienes detrás hace que se abra el suelo? ¿Y sabías que George Bailey está bailando justamente donde se abre? ¿Y que yo tengo la llave?” (Mickey a Freddie, en el baile del instituto, después de que George interrumpa el baile de este último con Mary).
  31.  Nadie es perfecto…, lo cual nos conduce a la gracia: “Harry Bailey, 1911-1919” (la inexacta duración de la vida de Harry Bailey, en su lápida, en el mundo sin George de Clarence).
  32.  La esencia de la vida son las relaciones: “George, soy un hombre viejo y la mayoría de las personas me odian. Pero a mí tampoco me gustan ellas” (el viejo Potter).
  33.  Lo que desencadena el auténtico cambio es la auténtica humildad: “Ayúdame, Clarence. Devuélveme… Por favor, Dios mío, déjame vivir otra vez” (George, tras regresar al presente).
  34.  La fama no equivale al éxito, ni el anonimato al fracaso: “No apto para el servicio por causa de su oído, George libró la batalla de Bedford Falls… Vigilante antiáreo… Recogida de papeles…, de restos…, de neumáticos…” (Joseph describiendo las prosaicas funciones de George durante la guerra).
  35.  La amargura se vuelve contra la persona amargada: “Frustrado y enfermo” (Descripción de Potter por Peter Bailey).
  36.  La vida sencilla nos ayuda a apreciar lo más significativo: “Aquí nunca cambia nadie, ya lo sabes” (el tío Billy a Harry cuando su sobrino le dice en la estación de tren: “Tío Billy, no has cambiado nada”).
  37.  Los ideales elevados son un afán honorable: “¡A mi parecer murió siendo un hombre mucho más rico de lo que usted jamás será!” (George Bailey a Potter, a propósito de su padre, Peter Bailey).
  38.  Los sueños perdidos pueden ser oportunidades halladas: “Ojalá tuviera un millón de dólares… ¡Perrito caliente!” (George, mientras prueba el anticuado encendedor de puros en la tienda de Gower).
  39.  No es oro todo lo que reluce: “Oh, sí, George Bailey, cuyo barco acaba de llegar a puerto, suponiendo que sea lo bastante listo para subir a bordo” (el señor Potter).
  40.  La gente responde a los ejemplos honorables: “¿Por qué no acudes a la chusma… y le pides ocho mil dólares?” (el señor Potter a George, tras la desaparición del dinero).
  41.  La ayuda a los otros requiere sacrificio: “Aquel día George le salvó la vida a su hermano. Pero cogió un mal resfriado que le infectó el oído izquierdo por el que ya no volvería a oír” (el ángel Joseph).
  42.  Busca amigos que saquen lo mejor de ti: “Mary es una buena chica…, la clase de chica que te ayudará a encontrar las respuestas, George” (la madre de George).
  43.  La desesperación puede ser un catalizador para las cosas grandes: “¿Cuánto quieren?” (Mary Bailey recién casada, ofreciendo un fajo de billetes del regalo de boda a los desesperados clientes de la compañía de empréstitos).
  44.  Existen los milagros: “¡George, es un milagro! ¡Es un milagro!” (Mary, mientras se prepara para la llegada de los ciudadanos con sus “ofrendas”).
  45.  La edad es irrelevante; tu forma de vivir no: “¡Ay, qué desperdicio de juventud!” (el hombre del porche que cree que George debería besar a Mary “en lugar de matarla de aburrimiento con tanta charla”).
  46.  Las personas más ricas de la ciudad podrían tener poco dinero: “Un brindis… por mi hermano mayor George. ¡El hombre más rico de la ciudad!” (Harry Bailey).
  47.  El mundo necesita más monsergas sentimentales: “¡Monsergas sentimentales!” (el viejo Potter).
  48.  Presta atención a la tarea que te ocupa: “¿Y te guardaste el sobre en el bolsillo?” (George) “Sí… sí… quizás… quizás” (el tío Billy).
  49.  Las personas pueden cambiar: “¿George Bailey? ¿Qué es lo que quiere?” (la irascible madre de Mary, la señora Hatch, al enterarse que George ha ido a ver a su hija).
  50.  Al entrar en el mundo de un niño se expande tu mundo: “Papá, ¿me arreglas mi flor?” (Zuzu a su padre, George).
  51.  Algunas flores tardan en florecer: “Tan afectada que raya en el lenguaje infantil” (una reseña en el New Yorker cuando se estrenó la película).
  52.  Las revisiones de la vida fortalecen el guión: “Padre nuestro que estás en los cielos…” (el tío Billy, en la culminante escena final, tal como Capra la escribió originalmente).
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Recursos

Jesús en los cuatro Evangelios

Los cuatro Evangelios canónicos fueron escritos entre mediados y finales del siglo I, basándose en tradiciones orales y fuentes más antiguas como la fuente Q. Estudios recientes proponen que originalmente pudieron haberse redactado en hebreo y en fechas más tempranas de lo que se pensaba.

Gerardo Ferrara·3 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Antes de ilustrar brevemente lo que sabemos hasta ahora sobre los cuatro Evangelios canónicos, leamos las hermosas palabras de San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia, en referencia a la importancia de la palabra «evangelio» y de la tradición oral y la predicación para la transmisión de la fe (ya hablamos de ello en artículo anterior sobre la catequesis):

Toda la doctrina cristiana es en sí misma Tradición. Pues el autor de la doctrina cristiana es el mismo Cristo Nuestro Señor, que no escribió más que unos pocos caracteres mientras remitía los pecados a la mujer adúltera. […] Con mayor razón, Cristo no mandó escribir. Por eso no llamó a su doctrina «Eugrafía», sino Evangelio, y a esta doctrina mandó transmitirla sobre todo por la predicación, pues nunca dijo: escribid el Evangelio a toda criatura; dijo en cambio: predicad. La fe, por tanto, no viene de la lectura, sino de la audición. 

En el artículo anterior mencionábamos a algunos estudiosos que proponen adelantar la datación «oficial» de la composición de los Evangelios. Según la mayoría de los expertos, en efecto, estos escritos datarían de la segunda mitad del siglo I, es decir, en todo caso cuando aún vivían muchos de los testigos presenciales de los hechos narrados. No obstante, se basarían en fuentes aún más antiguas, como la llamada fuente Q (del alemán quelle, «fuente»), de la que Lucas y Mateo habrían extraído gran parte de su información y que varios estudiosos identifican con un borrador más antiguo de Marcos, y los lógia kyriaká (dichos sobre el Señor).

Los evangelios sinópticos

Se llaman así porque exponen muchas historias sobre Jesús casi con las mismas palabras. De hecho, se podrían leer en muchas partes de un vistazo (sinopsis), tanto en griego como en traducciones a lenguas corrientes. Uno se pregunta a menudo en qué lengua fueron escritos. 

Jean Carmignac (1914-1986), sacerdote católico francés y biblista, fue un gran exégeta y traductor de los rollos del Mar Muerto, de cuya lengua era uno de los mayores expertos mundiales. Gracias a sus conocimientos sobre el tema, Carmignac se dio cuenta de que el griego de estos Evangelios se parecía impresionantemente al tipo de hebreo utilizado en los rollos de Qumrán (hasta 1947, se creía que la lengua hebrea en Palestina se había extinguido en la época de Jesús, mientras que el descubrimiento de cientos de manuscritos en las cuevas en torno al Mar Muerto confirmó en cambio que el hebreo seguía utilizándose, al menos como lengua «culta», hasta el final de la Tercera Guerra Judía, en el año 135 d.C.).

Basándose en un profundo estudio lingüístico de estos Evangelios a lo largo de veinte años, se convirtió en un defensor de su redacción original en hebreo, y no en el griego en el que han llegado hasta nosotros, pero también de su datación en torno al año 50. Carmignac presentó su tesis en su obra El nacimiento de los Evangelios sinópticos.

Marcos

Es el Evangelio más antiguo (entre el 45 y el 65 d.C.). Sería la base de la triple tradición sinóptica. Según los estudiosos, derivaría de la predicación del propio Pedro, en Palestina pero sobre todo en Roma. Jean Carmignac cree que este Evangelio fue escrito, o dictado, por el propio Pedro, en hebreo (o arameo) hacia el año 42, y que luego fue traducido al griego (como escribe Papías de Hierápolis en su obra Exégesis de la Lògia Kyriakà) por Marcos, hermeneuta (intérprete) de Pedro, hacia el año 45 (como sostiene también J. W. Wenham) o, como mucho, el 55.

De hecho, en la Exégesis de la Lògia kiriakà, de la que Eusebio de Cesarea cita fragmentos en la Historia Eclesiástica (Libro III, cap. 39), Papías escribe: 

Marcos, que era el hermeneuta [intérprete] de Pedro, escribió exactamente, aunque sin orden, todo lo que recordaba de lo que el Señor había dicho o hecho. Porque él no había oído ni acompañado al Señor, sino que más tarde, como ya he dicho, acompañó a Pedro. 

Tenemos noticias similares de Clemente de Alejandría, Orígenes, Ireneo de Lyon y el propio Eusebio de Cesarea.

Mateo

Este Evangelio habría sido escrito hacia el año 70 u 80 d.C., fruto de una recopilación de discursos en hebreo o arameo (lògia), reunidos y utilizados por el apóstol Mateo entre los años 33 y 42 d.C. en el curso de sus actividades evangelizadoras entre los judíos de Palestina (fuente Q utilizada también por Lucas)

Esta información es confirmada por Papías: «Mateo, pues, recogió las lògias en lengua hebrea, y cada hermeneuta [las tradujo] como pudo». Ireneo de Lyon (discípulo de Policarpo de Esmirna, discípulo, a su vez, del evangelista Juan) escribió también en 180 d.C. (en Contra las herejías).

Mateo publicó su escrito evangélico para los judíos en su lengua materna, mientras Pedro y Pablo predicaban en Roma y fundaban la Iglesia; tras su muerte, Marcos, discípulo y traductor de Pedro, nos transmitió también por escrito la predicación de Pedro; Lucas, compañero de Pablo, puso por escrito lo que éste predicaba.

Testimonios antiguos similares nos llegan a través de Panteno, Orígenes, Eusebio de Cesarea. Según Carmignac, el Evangelio de Mateo se remonta al año 50.

Lucas

También este Evangelio, según muchos estudiosos, habría sido escrito hacia los años 70 u 80. Existe la opinión generalizada de que el Evangelio de Lucas sería el más fielmente compilado, desde el punto de vista histórico, y se basaría en la fuente Q (utilizada también por Mateo y constituida, en opinión de diversos historiadores y biblistas, por la versión más antigua del Evangelio de Marcos), completada con investigaciones personales realizadas sobre el terreno (como afirma el propio autor en el Prólogo).

Carmignac cree que la edición de Lucas se remonta al 58-60, si no a poco después del 50 (hipótesis apoyada por Wenham y otros).

Juan

 Es el único Evangelio no sinóptico, considerado durante mucho tiempo el menos «histórico», hasta que un estudio minucioso del mismo reveló que es, en cambio, desde el punto de vista geográfico y cronológico, un documento aún más preciso que los Evangelios anteriores (de hecho, interviene para aclarar lo que fue o no narrado por los otros).

La rica y precisa terminología y la clara e inequívoca información topográfica, cronológica e histórica han permitido, entre otras cosas, reconstruir con detalle el número de años de la predicación de Jesús, fechar los acontecimientos de la Pascua en un calendario más preciso y descubrir hallazgos arqueológicos identificados posteriormente con los lugares descritos por Juan (el pretorio de Pilato, la piscina probática, etc.). Se remonta, para muchos, a los años 90-100 d.C. Carmignac, Wenham y otros la sitúan, sin embargo, poco después del 60.

Por último, cabe señalar que el fragmento más antiguo del Nuevo Testamento canónico corresponde precisamente a uno de los Evangelios, el de Juan, y es el Papiro 52, también conocido como Rylands 457, hallado en Egipto en 1920 y datado entre los siglos II y III d.C. 

Desde un punto de vista histórico, la proximidad entre la edición de la propia obra (como hemos escrito, entre el 60 y el 100 d.C.) y el registro escrito más antiguo que se ha encontrado de ella es sorprendente, si tenemos en cuenta que el manuscrito más antiguo que se ha encontrado de la Ilíada data del 800 d.C., ¡mientras que se cree que la propia obra fue escrita probablemente hacia el 800 a.C.!

Evangelización

Santos apóstoles Felipe y Santiago el Menor, mártires 

La Iglesia conmemora el 3 de mayo a los santos apóstoles Felipe y Santiago el Menor. Ambos fueron discípulos de Jesús, formaron parte de los Doce, y son mártires. Se les recuerda por ser fieles a la misión de anunciar el Evangelio.

Francisco Otamendi·3 de mayo de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Hay muchas cosas que los santos Felipe y Santiago el Menor, hijo de Alfeo, tienen en común. Fueron llamados por Jesús. Y son recordados el mismo día porque sus reliquias fueron traídas al mismo tiempo a Roma en el siglo VI, y se veneran en la basílica llamada de “De los santos apóstoles”, inicialmente dedicada a ellos.

“Sígueme” (Jn 1,43). Era el término usual de Jesús para llamar a sus discípulos. Esto dijo  Jesús a Felipe, y cambió su vida. Originario de Betsaida, ya era discípulo de Juan el Bautista. San Juan narra así su vocación. “Al día siguiente, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: ‘Sigueme’”.

“Ven y verás”

“Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro”, prosigue Juan. “Felipe encuentra a Natanael y le dice: ‘Aquel de quien escribieron Moisés en la ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret’. Natanael le replicó: ‘¿De Nazaret puede salir algo bueno?’. Felipe le contestó: ‘Ven y verás’. Pueden leer aquí el texto íntegro. Evangelizó Asia Menor, según la tradición.

El apóstol Santiago, apellidado el Menor, hijo de Alfeo, fue obispo de la primera comunidad judeo-cristiana de Jerusalén. Escribió la Carta que lleva su nombre, es el apóstol con quien Pablo convertido toma contacto, y a quien el Concilio de Jerusalén concede un papel importante en la evangelización. San Pablo le llamó ‘el hermano del Señor’, (Gálatas 1,19) un modo de designar a los parientes más cercanos de la familia. Murió mártir, probablemente por lapidación, entre los años 62 y 66.

El autorFrancisco Otamendi