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Más de 11 millones de personas han visitado Notre Dame desde su reapertura

Notre Dame de París celebró el primer aniversario de su reapertura el 7 de diciembre con un hito importante. Más de 11 millones de personas visitaron la icónica catedral en los últimos 12 meses. Llegan de numerosos lugares del planeta.

OSV / Omnes·10 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Caroline de Sury, París, OSV News

Notre Dame de París fue reabierta el 7 de diciembre de 2024, entre gran expectación, tras más de cinco años de obras. Antes del incendio, se estima que entre 8 y 9 millones de personas visitaban la catedral cada año. Ahora, en un año desde la reapertura, más de 11 millones de personas han visitado la icónica catedral en 12 meses. 

La catedral permaneció cerrada desde el 15 de abril de 2019, cuando un incendio destruyó gran parte de la emblemática estructura. Fue reabierta el 7 de diciembre de 2024, entre gran expectación. 

Para el rector de la catedral, Monseñor Olivier Ribadeu Dumas, este año ha sido “sumamente enriquecedor”, a la vez que “un año de perfeccionamiento organizativo”. “Tuvimos que reaprender a gestionar la catedral”, explicó. “Hemos tenido que reconstruir lo que podríamos llamar la ‘’familia’ de la catedral, que ha crecido desde las obras de restauración”.

“Impresiona el esfuerzo de todos: un rostro sonriente”

Actualmente, la catedral emplea a ocho sacerdotes y un diácono, 45 miembros del personal, 310 voluntarios activos y más de 50 personas responsables de las operaciones de seguridad de la catedral. 

“Todos están motivados por el mismo deseo de recibir a los visitantes”, explicó Monseñor Ribadeau Dumas. “Me impresiona el esfuerzo de todos, incluidos los proveedores de servicios externos, por recibirlos con una sonrisa, dándole así a la catedral un rostro sonriente”.

De media, entre 30.000 y 35.000 visitantes de todo el mundo entran cada día en la catedral. 

Asistentes a la catedral de Notre Dame de París, el 7 de diciembre de 2024, durante la ceremonia para conmemorar su reapertura tras el incendio de 2019. (Foto de OSV News/Ludovic Marin, pool vía Reuters).

“Ante todo, un lugar de oración”

“Esto no impide que la catedral sea un santuario donde se puede encontrar silencio y paz”, dijo el rector. “Todos nuestros esfuerzos están dirigidos a introducir a los visitantes en el misterio de esta catedral, que es ante todo un lugar de oración”. 

A lo largo del año se han celebrado en Notre Dame 1.600 servicios litúrgicos, durante los cuales los visitantes siguieron deambulando por las naves laterales y detrás del coro. 

“Su número se redujo ligeramente durante los servicios para preservar la contemplación de los fieles”, explicó el rector.

Olivier Ribadeau Dumas, rector-arcipreste de la
Catedral de Notre Dame de París, el 10 de abril
de 2024 (Foto OSV News/Charlene Yves).

Año récord en peregrinaciones

Desde su reapertura, Notre Dame ha adquirido una nueva dimensión como destino de peregrinación. “Esto es nuevo y está en crecimiento”, declaró Monseñor Ribadeau Dumas a OSV News. “Muchas diócesis de Francia organizan ahora peregrinaciones a Notre Dame”. 

En total se realizaron más de 650 peregrinaciones, un tercio de ellas procedentes del extranjero, incluidas 60 procedentes de América del Norte. 

Nuestra Señora de toda la humanidad

“Los estadounidenses siempre han mostrado gran interés y generosidad hacia Notre Dame”, señaló Monseñor Ribadeau Dumas. “Es importante que puedan venir aquí”. 

Para el rector, la riqueza de este año ha residido en la diversidad de las personas que entraron en la catedral. “Recibimos a muchos mecenas y jefes de estado con unas 600 visitas protocolarias”, dijo. “Pero hemos acogido con la misma atención a muchas personas mayores o enfermas, asociaciones de personas con discapacidad, en situación precaria o aisladas. Nuestra Señora es Nuestra Señora de la humanidad, de toda la humanidad”, enfatizó.

Lugar de peregrinación con entrada gratuita

Para el rector, es de suma importancia que la entrada a la catedral siga siendo gratuita e insistió en que los visitantes no deben ser categorizados como turistas o peregrinos. 

“Muchos de los que entraron como simples visitantes salieron con una experiencia verdaderamente espiritual”, dijo, refiriéndose a los “frutos espirituales” de las visitas que ha presenciado este año. 

“No esperábamos que llegara a tal extremo. Lo que le sucede a cada persona en Notre Dame es el secreto del Espíritu Santo, pero algo sucede. Algunos quedaron profundamente conmovidos”.

Un caballero de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro sostiene la corona de espinas durante una procesión que conmemora su regreso a la catedral de Notre Dame en París, el 13 de diciembre de 2024 (Foto OSV News/Stephanie Lecocq, Reuters).

El relicario de la corona de espinas

Según testimonios, el paso frente al relicario de la corona de espinas, detrás del coro, ha conmovido profundamente a los visitantes durante todo el año. 

“Es la reliquia más importante del cristianismo y es muy evocadora”, señaló el rector. Monseñor Ribadeau Dumas ha propuesto un cambio importante para 2026, que ha entrado en vigor el 5 de diciembre. La corona de espinas se exhibirá ahora todos los viernes del año, de 15:00 a 18:30 horas, y ya no solo los viernes de Cuaresma y el primer viernes de mes, como hasta ahora.

Coste de la corona de espinas, y su rescate

La corona de espinas, colocada en la cabeza de Jesús por los que le capturaron, con el fin de causarle dolor y burlarse de su pretensión de autoridad, fue adquirida por San Luis, entonces rey Luis IX de Francia, en Constantinopla. El precio en 1239 fue de 135.000 libras, casi la mitad del gasto anual de Francia en aquella época, según la BBC.

Bomberos y policías formaron una cadena humana para rescatar la corona de espinas del infierno de Notre Dame el día del incendio de 2019. El 13 de diciembre de 2024, esta reliquia, la más sagrada de la catedral de París, fue devuelta a su hogar en la Île de la Cité.

El 29 de noviembre de 2025, el rector de la Catedral de Notre Dame de París, Monseñor Olivier Ribadeau Dumas, bendijo este gran belén con 150 figuras provenzales. (Foto de OSV News/cortesía de la Catedral de Notre Dame).

Una temporada navideña especial

A muchos visitantes también les impresionó este año el descubrimiento de las 29 capillas laterales de la catedral, completamente restauradas y remodeladas con una nueva identidad y coherencia.

A lo largo de los años, visitantes chinos descubrieron la capilla de San Pablo Chen, en honor al seminarista chino del siglo XIX, posteriormente canonizado por San Juan Pablo II. Mexicanos y otros latinoamericanos descubrieron la capilla de la Virgen de Guadalupe, renovada tras la Segunda Guerra Mundial. El 28 de mayo se inauguró una nueva capilla para cristianos orientales, que alberga ocho íconos. Y el 8 de noviembre, el ícono restaurado de Nuestra Señora de Czestochowa regresó a su capilla durante una misa para la comunidad polaca.

“Todos deberían poder volver a casa y decir: ‘esta es nuestra Notre Dame’”, dijo el rector. 

Catedral viviente

Un año después de su reapertura, Notre Dame es una «catedral viviente», añadió. «Cuando celebré misa allí por primera vez hace un año, sentí profundamente que estas piedras habían sido testigos de siglos y siglos de oraciones antes que las mías. Desde entonces, al rezar allí todos los días, sé que estoy continuando lo que las generaciones que nos precedieron han logrado».

El 29 de noviembre, el rector bendijo un gran belén con 150 figuras de la Provenza, en el sur de Francia. Ese mismo día, se inauguró el mercado navideño en la plaza de la catedral. Reúne a artesanos y creadores franceses. 

Por la noche, la fachada iluminada de Notre Dame ilumina una plaza llena de alegría de músicos y cantantes, donde degustaciones de la gastronomía típica francesa deleitan a todos.

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Caroline de Sury escribe para OSV News desde París.

Esta información se ha publicado originariamente en OSV News en inglés. Pueden consultarla aquí.

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El autorOSV / Omnes

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Zoom

La Inmaculada Concepción se cubre de flores

Los bomberos colocaron una corona de flores en una estatua de la Virgen María cerca de la Plaza de España en Roma, el día de la Inmaculada Concepción.

Redacción Omnes·9 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vocaciones

Renee Pomarico: «Nuestra misión es salir al encuentro de las personas allí donde están»

Hablamos con Renee Pomarico, responsable de comunicación global de las Consagradas del Regnum Christi, sobre la identidad de su carisma en la Iglesia.

Javier García Herrería·9 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El camino de toda institución eclesial está marcado por la gracia, pero también por la fragilidad humana. Para las Consagradas del Regnum Christi, los últimos años han representado una profunda travesía de purificación, tras la dolorosa herida legada por la figura de su fundador, Marcial Maciel. Esta crisis no solo supuso un golpe a la confianza, sino que también las obligó a un ejercicio radical de discernimiento: separar la gracia fundacional de la debilidad de su promotor.

Lejos de paralizarse ante el dolor, este grupo de mujeres ha optado por la fidelidad creativa y la esperanza, asumiendo un proceso de renovación que ha reenfocado su vida en la esencia de su carisma: la consagración secular para la extensión del Reino de Cristo. ¿Cómo se reconstruye una vocación desde los escombros de una crisis? ¿Y cómo logran estas mujeres llevar la luz de su fe al mundo manteniendo su mirada fija en la misión?

Hablamos con Renee Pomarico, responsable de comunicación global de las Consagradas del Regnum Christi, sobre la identidad de su carisma en la Iglesia.

Cuando alguien oye «consagrada», piensa en clausura. Pero las consagradas de Regnum Christi son mujeres laicas que hacen votos privados. ¿Cómo se explica eso?

—Somos una Sociedad de Vida Apostólica. Hacemos votos privados de pobreza, castidad y obediencia, entregándonos totalmente a Cristo. Pero somos laicas. Esto significa que nuestra misión es estar en el mundo, salir al encuentro de las personas donde están, en sus vidas concretas. No estamos tras un muro, sino en la calle, la oficina, la parroquia… ¡donde haga falta!

El Regnum Christi (RC) es una federación enorme. ¿Cómo se gobiernan ustedes?

—El RC se gobierna de forma colegial. Se sientan en la mesa los directores generales de los Legionarios de Cristo, los Laicos Consagrados, nosotras y dos laicos elegidos por el Colegio Directivo General entre los laicos elegidos en una Convención General para las reuniones plenarias. Es una forma de gobernar federada, laica y consagrada a la vez.

Su misión parece ser precisamente estar en ese cruce de caminos entre lo secular y lo sagrado. ¿Cuál es la clave para ser fieles al carisma?

—La razón de nuestra fidelidad está en la fuente: la oración. Tenemos compromisos diarios fundamentales : una hora de oración personal, Misa, Rosario, rezos comunitarios. Eso nos «abraza» y asegura que toda nuestra acción apostólica –trabajar en catequesis, evangelización, universidades– nazca de esa intimidad con Cristo. Es decir, somos contemplativas para ser evangelizadoras.

¿Y a qué se dedican exactamente? ¿Solo a temas religiosos?

—Vocacionalmente, el carisma de las consagradas nos lleva a trabajar profesionalmente en algo evangelizador. Muchas están en la acción pastoral de entorno del RC (jóvenes, adultos, colegios, retiros, dirección espiritual). Pero otras trabajan en diócesis, en parroquias, o en una universidad, siempre buscando impulsar la vocación de cada persona.

¿Dónde están viendo los frutos más sorprendentes? ¿Hay algún lugar o proyecto que les esté dando unos frutos que las sorprendan?

—Hay varios «puntos calientes». Por un lado, las Misiones cuando están bien organizadas, los frutos son inmediatos: conversiones de corazón, conciencia social. Es un apostolado clave.

Por otro lado, programas como el de Colaboradoras ECYD o RC, donde los adolescentes pueden pasar un verano y los mayores 18 un año ayudando en una misión, o el IFC (International Formators Course) son muy fecundos. Ayudan a los jóvenes a preguntarse: «¿quién soy y cuál es mi misión en la vida?».

También dentro de las obras educativas están las Academias de Idiomas en algunos países (Suiza, Irlanda, EE. UU.) permiten a los estudiantes residir allí un año y facilitan una formación integral 24/7 en fe, cultura y amistad, con frutos muy abundantes.

Hablemos de familia. Sé que es un foco clave.

—Así es. Queremos que la estructura del RC responda mejor a las necesidades del matrimonio y la familia, el núcleo básico. Apostolados como “Sponsus”, un seminario formativo para matrimonios que se desarrolla durante un fin de semana, son muy fructíferos porque el mundo necesita ver la grandeza del amor fiel. Además, buscamos acompañar a la familia en todas las etapas: noviazgo, duelo, e incluso, con dolor, la separación.

Para cerrar, ¿cuál es la contribución específica de las Consagradas a la gran Federación RC?

—Aportamos nuestra identidad femenina y nuestro don de consagración laical. Somos un signo del Reino en medio de las realidades temporales. Nuestros Estatutos del RC lo dicen claro: nuestra misión es promover y custodiar la comunión, salir al encuentro de las personas y emprender las acciones que más contribuyan al Reino de Cristo. Es nuestro sello distintivo para el enriquecimiento de todos.

Evangelización

«De Arte Sacra», o lo qué tienen en común una catedral y Starbucks

De Arte Sacra, la web creada por cuatro amigos que realiza conexiones asombrosas entre fe, arte y cultura contemporánea.

Javier García Herrería·9 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

En la fachada románica de la Catedral de Lucca, tallada en piedra desde hace casi mil años, aparece una figura sorprendente: una sirena de doble cola. No es un adorno caprichoso. En la tradición bíblica y medieval —inspirada por San Jerónimo y su lectura del profeta Isaías— la sirena simboliza la seducción que conduce al pecado: la voz que aparta de Dios y arrastra hacia una vida superficial, vanidosa, “babilónica”.

Esa misma imagen, la sirena con doble cola, es la que millones de personas ven hoy cada mañana en los vasos de Starbucks. No es casual. Los fundadores eligieron esa figura porque expresa exactamente lo que querían transmitir: la irresistible llamada del café, una seducción amable pero poderosa que invita —o arrastra— a entrar.

Una sirena, dos mensajes opuestos. La de Lucca advierte: “Cuidado, esto te puede apartar del bien”. La de Starbucks susurra: “Ríndete, no puedes resistirte”. La primera libera. La segunda engancha. Y ambas, separadas por siglos, nos cuentan lo mismo: la batalla eterna entre la tentación y la libertad.

Este tipo de conexiones —entre arte, teología y cultura popular— son precisamente las que ilumina De Arte Sacra, una pequeña web hecha, en sus ratos libres, por cuatro amigos: dos laicos y dos sacerdotes que disfrutan mostrando cómo el arte cristiano sigue hablando al mundo de hoy.

Origen, objetivos y financiación

Enrique Sañoso explica que “el proyecto surgió hace unos años de manera totalmente natural, como fruto de una inquietud que compartíamos varios amigos. Cada uno tenemos un modo distinto de percibir el mundo y escribir. David suele dialogar más con el mundo contemporáneo, Ferran tiene un enfoque más directo y pastoral, Marcel es sintético y va al detalle, y quizás en mi caso tengo una cierta debilidad por hacer hablar a los textos aprovechando la actualidad… es definitiva, nos complementamos bastante”. 

Uno de sus objetivos es “ofrecer un espacio de silencio”. En un mundo tan frenético, marcado por la trepidación digital, la web quiere ser “un espacio contemplativo online. Eso sería ya un milagro”, comenta David. “En el silencio se pueden generar cosas muy interesantes. Bueno, en realidad pienso que todas las cosas interesantes se generan en el silencio. Si conseguimos el silencio, hemos conseguido abrir las puertas del alma”. 

Marcel, por su parte, cree que el contenido facilita adentrarse un poco más en la realidad y el Misterio. “A veces está comprensión se me regala a través de un conocimiento más profundo de un artista, de la Sagrada Escritura o de un santo; otras, sencillamente me reconozco capaz de mirar las cosas con una mirada nueva, como la del que busca el ser querido en todas las cosas”, añade.

Respecto a la financiación de la web, de momento el proyecto tiene unos gastos mínimos. “Nos pagamos nosotros los costes del dominio”, explica Ferrán, “ aunque nos gustaría poder invertir algo para sobre todo poder llegar a más idiomas y hacer más internacional la página. Estamos buscando algún donante que comparta esa inquietud”. 

Instagram, la última novedad

Desde hace unas semanas «De arte sacra» ha comenzado a ofrecer sus contenidos en Instagram, en un esfuerzo por dar conocer su contenido en nuevos formatos.

 
 
 
 
 
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Evangelización

San Juan Diego, vidente de la Virgen de Guadalupe e impulsor de su devoción

San Juan Diego Cuauhtlatoatzin fue un indígena mexicano al que se le apareció Nuestra Señora en 1531. Embajador-mensajero de Santa María de Guadalupe, y beatificado (1990) y canonizado (2002) por san Juan Pablo II, la liturgia le celebra el 9 de diciembre. Tres días antes del día 12, festividad de la Virgen de Guadalupe.

Francisco Otamendi·9 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Tras el bautizo le llamaron Juan Diego, pero su nombre original era Cuauhtlatoatzin, que en azteca significa “el que habla como un águila”. Era un campesino indígena, que iba desde su pueblo a Ciudad de México en sábado, día que los misioneros españoles dedicaban a la catequesis. 

Juan Diego, de 57 años, caminaba por un pedregal al alba del 9 de diciembre de 1531, según el santoral vaticano. Al llegar al pie del cerro Tepeyac, se sintió atraído por un canto de pájaro que nunca había oído antes. Luego el silencio, y una dulce voz que lo llama: «Juantzin, Juan Diegotzin». 

El hombre sube a la cima de la colina y se encuentra frente a una joven con un vestido que brilla como el sol. Se arrodilla y la escucha presentarse: ‘Soy la perfecta siempre Virgen María, la Madre del verdadero y único Dios’.

El obispo pide una señal 

La Señora confía una tarea a Juan Diego. Informar al obispo sobre lo que le ha sucedido para que se construya un templo mariano al pie de la colina. El arzobispo de México, fray Juan Zumárraga, no le cree. Por la tarde, la Señora invita a Juan Diego a intentarlo de nuevo al día siguiente. 

Esta vez el obispo hace algunas preguntas más sobre la aparición, pero sigue siendo escéptico, y pide una señal. El campesino informa de la petición a la Señora, que se compromete a darle una señal para el día siguiente. 

El campesino se entera de que un tío suyo enfermo se está muriendo, y sale a buscar un sacerdote. La mañana del día 12, Juan Diego, a la altura de Tepeyac cambia de camino para evitar encontrarse con la Señora.

Pero la Virgen María se pone ante él, y le pregunta por qué tanta prisa. El campesino se arroja al suelo y pide perdón. La Señora lo tranquiliza. Su tío ya está curado, dice, e invita a Juan Diego a subir al cerro a recoger flores para llevarlas al obispo, unas “rosas de Castilla”. Algo imposible en pleno diciembre. 

El indio las recoge y envuelve en la tilma, la manta de tela tosca que usa, y marcha a Ciudad de México. Juan Diego cuenta los hechos al obispo, y desenrolla su manta frente a los presentes. 

La imagen de la Virgen se reproduce en la tilma

En el mismo instante, en la tilma se reproduce la imagen de la Virgen, el icono venerado en todas partes. El obispo acude al lugar de las apariciones, hace comenzar la obra y el 26 de diciembre la primera capilla estaba lista junto a la colina.

San Juan Diego, viudo desde hace algunos años, pide habitar en una pequeña casa cerca de la capilla. Durante otros 17 años, hasta 1548, seguirá siendo guardián de la Señora, la Virgen morenita. Pueden encontrar una biografía más completa aquí.

El Santuario del Tepeyac, del que la Sagrada Imagen de la Virgen María de Guadalupe es su corazón, es desde el siglo XVI meta continua de peregrinos no sólo de la naciòn mexicana  sino de todo el continente americano, explica el Santuario.

El autorFrancisco Otamendi

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Vaticano

El Papa reza para que María llene de esperanza a los creyentes y abra oasis de paz

Al celebrar la fiesta de la Inmaculada Concepción mientras termina el Año Jubilar, el Papa León XIV oró hoy en Roma para que la “esperanza jubilar” “florezca en Roma y en cada rincón de la tierra”, trayendo consigo la reconciliación, la no violencia y la paz.

CNS / Omnes·8 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Cindy Wooden, Roma (CNS) 

El Papa León XIV ha rezado hoy ante la estatua de la Virgen Inmaculada en Roma, como sus predecesores, orando para que María dé esperanza a los creyentes. Y para que “después de las puertas santas, se abran ahora otras puertas de hogares y oasis de paz, donde la dignidad pueda florecer de nuevo, se enseñe la educación en la no violencia y se aprenda el arte de la reconciliación”.

De pie cerca de la Plaza de España en el centro de Roma, al pie de una imponente columna coronada por una estatua de María, el Papa dirigió a miles de romanos, peregrinos y turistas una oración el 8 de diciembre.

El bombero Roberto Leo

Al amanecer de esta mañana, un bombero llamado Roberto Leo, jefe del departamento de bomberos con más años de servicio en Roma, subió 100 peldaños de una escalera aérea. Para colocar una corona de flores blancas en los brazos extendidos de la estatua, a unos 90 pies sobre el suelo.

Siguiendo una tradición iniciada en 1958 por San Juan XXIII, el Papa León bendijo una cesta de rosas blancas que los asistentes colocaron al pie de la estatua. Y leyó una oración escrita específicamente para la fiesta de este año, con referencias a lo que está sucediendo en la Iglesia, la ciudad y el mundo.

Que se abran ahora otras puertas

En la oración a María, el Papa León recordó que el año jubilar trajo a Roma millones de peregrinos. Representantes de “una humanidad probada, a veces aplastada, humilde como la tierra de la que Dios la ha plasmado y en la que no cesa de infundir su Espíritu de vida”.

“Mira, oh María, a tantos hijos e hijas en quienes no se ha apagado la esperanza: que brote en ellos lo que ha sembrado tu Hijo, Él, la Palabra viva que en cada persona pide crecer aún más, tomar carne, rostro y voz”, oró el Papa .

Cuando las Puertas Santas de las basílicas mayores de Roma están a punto de cerrarse al final del Jubileo el 6 de enero, dijo que “otras puertas se abran ahora. Puertas de casas y oasis de paz donde pueda florecer de nuevo la dignidad, donde se enseñe la no violencia, donde se aprenda el arte de la reconciliación”.

“Nuevas luces en la Iglesia”

El Papa oró para que María “inspire nuevas luces en la Iglesia que camina en Roma y en las Iglesias particulares que en cada contexto recogen las alegrías y las esperanzas. Y las tristezas y las angustias de nuestros contemporáneos, especialmente de los pobres y de todos los que sufren”.

El Papa León XVI expresó también su esperanza de que el bautismo, que lava a cada persona del pecado original, “genere hombres y mujeres santos e inmaculados. Llamados a ser miembros vivos del Cuerpo de Cristo, cuerpo que actúa, consuela, reconcilia y transforma la ciudad terrena donde se prepara la ciudad de Dios”.

Intercesión de María en un mundo lleno de cambios

En un mundo lleno de “cambios que parecen encontrarnos desprevenidos e impotentes”, pidió a María que intercediera y ayudara.

“Inspira sueños, visiones y coraje, tú que sabes mejor que nadie que nada es imposible para Dios, y al mismo tiempo que Dios no hace nada solo”, oró.

El Papa también pidió a María que ayude a la Iglesia a estar siempre “con y entre el pueblo, levadura en la masa de una humanidad que clama justicia y esperanza”.

El Papa León XIV imparte su bendición a los peregrinos y romanos reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano para el rezo del Ángelus el 8 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Vatican Media).

En el Ángelus

Antes de dirigirse a la Plaza de España, el Papa dirigió el rezo del Ángelus al mediodía con los visitantes en la Plaza de San Pedro.

Al preservar a María de toda mancha de pecado desde el momento de su concepción, dijo, Dios le concedió “la gracia extraordinaria de un corazón completamente puro, en vista de un milagro aún mayor: la venida de Cristo Salvador al mundo como hombre”.

Esa gracia extraordinaria dio frutos extraordinarios, dijo, “porque en su libertad la acogió, abrazando el plan de Dios”.

“El Señor siempre actúa así: nos da grandes dones, pero nos deja la libertad de aceptarlos o no”, dijo el Papa . “Así, esta fiesta, que nos alegra por la belleza inmaculada de la Madre de Dios, también nos invita a creer como ella creyó, dando nuestro generoso asentimiento a la misión a la que el Señor nos llama”.

Silueta de la estatua mariana en la Plaza de España en Roma, después de que un bombero colocara una corona de flores en el brazo de la estatua el 8 de diciembre de 2025, festividad de la Inmaculada Concepción. (CNS photo/Lola Gomez).

Oración del Santo Padre León XIV

¡Dios te salve, María! Alégrate, llena de gracia, en esa gracia que, como una suave luz, ilumina a aquellos sobre quienes brilla la presencia de Dios.

El Misterio te rodeó desde el principio, desde el vientre de tu madre comenzó a obrar en ti grandes cosas, que pronto requirieron tu consentimiento, ese «sí» que inspiró muchos otros «síes».

Inmaculada, Madre de un pueblo fiel, tu transparencia ilumina Roma con luz eterna, tu camino perfuma sus calles más que las flores que hoy te ofrecemos.

Muchos peregrinos de todo el mundo, oh Inmaculada, han recorrido las calles de esta ciudad a lo largo de la historia y en este Año Jubilar.

Una humanidad probada, a veces aplastada, humilde como la tierra que Dios la forjó y en la que su Espíritu de vida nunca deja de respirar.

Mira, oh María, a tantos hijos e hijas en quienes la esperanza no ha muerto: que brote en ellos lo que tu Hijo sembró, Él, la Palabra viva que en cada uno pide crecer más, tomar cuerpo, rostro y voz.

Que la esperanza jubilar florezca en Roma y en cada rincón de la tierra, esperanza en el mundo nuevo que Dios prepara, y del cual tú, oh Virgen, eres como el brote y la aurora.

Después de las puertas santas,  que se abran ahora otras puertas de hogares y oasis de paz donde la dignidad pueda florecer de nuevo, se enseñe la educación en la no violencia y se aprenda el arte de la reconciliación.

Que venga el reino de Dios, esa novedad que tanto anhelaste  y a la que te abriste por completo, de niña, de joven y como madre de la Iglesia naciente. Inspira nuevas perspectivas en la Iglesia que camina en Roma y en las Iglesias particulares que, en cada contexto, acogen las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestros contemporáneos, especialmente de los pobres, y de todos los que sufren.

Que el bautismo siga generando hombres y mujeres santos e inmaculados, llamados a ser miembros vivos del Cuerpo de Cristo, un Cuerpo que actúa, consuela, reconcilia y transforma la ciudad terrena en la que se prepara la Ciudad de Dios.

Intercede por nosotros, que enfrentamos cambios que parecen encontrarnos desprevenidos e impotentes. Inspira sueños, visiones y valentía, tú que sabes mejor que nadie que nada es imposible para Dios, y al mismo tiempo que Dios no hace nada solo.

Guíanos hacia adelante, con la premura que una vez impulsó tus pasos hacia tu prima Isabel y la inquietud con la que te convertiste en exiliada y peregrina, para ser bendecida, sí, pero entre todas las mujeres, la primera discípula de tu Hijo, Madre de Dios con nosotros. Ayúdanos a ser siempre Iglesia con y entre el pueblo, levadura en la masa de una humanidad que clama justicia y esperanza.

Inmaculada, mujer de infinita belleza, cuida esta ciudad, a esta humanidad. Muéstrala a Jesús, tráela a Jesús, preséntala a Jesús. Madre, Reina de la Paz, ruega por nosotros.

El autorCNS / Omnes

Vaticano

El mayor momento de la carrera de Michael Bublé: cantar para el Papa y para los pobres

El cantante canadiense fue la estrella invitada del Concierto con los pobres, realizado este sábado en el Vaticano.

Luísa Laval·8 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Aula Pablo VI del Vaticano ya tiene un evento prácticamente fijo en la agenda navideña: el Concierto con los pobres, que en su 6.ª edición trajo al cantante que está presente en todos nuestros Christmas Hits: Michael Bublé. En las primeras filas se encontraban 3 mil pobres de Roma, mientras otras 5 mil personas llenaron el auditorio.

El cantante canadiense se declaró emocionado por la oportunidad de cantar en Roma en presencia del Papa León XIV: “Es el mayor momento de mi carrera. Dios me está bendiciendo por poder compartir juntos esta noche fraterna”.

Bublé se mostró a gusto en el escenario y buscó interactuar especialmente con el público más desfavorecido. Se dirigió muchas veces al lado izquierdo del escenario, donde se encontraba un grupo de personas en silla de ruedas. Invitó al público a cantar, sin miedo de equivocarse en la letra o el tono.

Entre las canciones elegidas para la ocasión, no podía faltar el clásico navideño It’s Beginning to Look a Lot Like Christmas (imposible leerlo sin tararear), además de su éxito Feeling Good.

Pero el momento cumbre de la noche fue la interpretación del Ave María de Schubert, cuya previa durante la rueda de prensa del día anterior ya había viralizado en las redes. Bublé agradeció, diciendo que es una de las canciones más bonitas de todos los tiempos.

La presencia del Papa

Entre los invitados de la noche, el Papa asistió a todo el concierto y recordó que el ya tradicional concierto en el Vaticano nació en el corazón de su predecesor, el Papa Francisco. “Esta noche, mientras las melodías tocaban nuestras almas, sentimos el valor inestimable de la música: no es un lujo para unos pocos, sino un regalo divino accesible para todos, ricos y pobres”.

Con este gesto, León muestra que está de acuerdo con la máxima de su maestro espiritual, San Agustín: quien canta reza dos veces. Recordó que la música y la belleza son una forma de amor, una via pulchritudinis (camino de belleza) que conduce a Dios.

“La música es como un puente que nos lleva a Dios. Es capaz de transmitir sentimientos, emociones, incluso los movimientos más profundos del alma, elevándolos y transformándolos en una escalera ideal que conecta la tierra y el cielo. ¡Sí, la música puede elevar nuestra alma! No porque nos distraiga de nuestras miserias, porque nos aturda o nos haga olvidar los problemas o las situaciones difíciles de la vida, sino porque nos recuerda que no somos solo eso: somos mucho más que nuestros problemas y nuestras penas, ¡somos hijos amados por Dios!”

En el camino de la belleza

No podemos olvidar la pieza fija del Concierto con los pobres, el maestro y compositor Marco Frisina, director del Coro de la Diócesis de Roma. Como siempre, aprovechó la ocasión para recordar el sentido cristiano de la Navidad y la esperanza que la música trae a la oscuridad del mundo.

En ediciones anteriores del evento navideño, Frisina compartió el escenario con grandes de la música como Hans Zimmer y Ennio Morricone. Cada año es una ocasión para que estos artistas y los cientos que los acompañan tengan un encuentro privado con el Santo Padre y demuestren un gesto de generosidad: compartir su talento con quienes quizá nunca tendrían la oportunidad de verlos.

El sacerdote italiano ya se ha consagrado como portavoz de la música sacra, y cree en su fuerte potencial de evangelización. Iniciativas como este concierto y el espectáculo de piedad dirigido por él durante la vigilia del Jubileo de los Jóvenes en agosto muestran que la via pulchritudinis es realmente un buen camino para hablar de Dios en la actualidad.

Al final del Concierto, todos los pobres recibieron una cena italiana distribuida por el Vaticano: lasaña, albóndigas y brócoli.

Evangelización

«Potuit, decuit, ergo fecit». La Inmaculada, devoción, dogma y misterio

Reynaldo Jesús·8 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

La solemnidad de la Inmaculada Concepción ocupa un lugar privilegiado dentro de la  fe católica no solo por el contenido doctrinal que transmite, sino por la riqueza espiritual  y pastoral que ha generado a lo largo de los siglos. En ella coinciden la devoción del  pueblo cristiano, la solemnidad definitoria del magisterio y la reflexión teológica. 

María, preservada por gracia de la mancha del pecado en el primer instante de su ser,  aparece como punto de unión entre fe celebrada, fe creída y fe vivida. En este sentido,  la Iglesia descubre en la afirmación del ángel Gabriel en Lc 1,28—“Læaetare, gratia  plena” (κεχαριτωμένη)—el fundamento bíblico privilegiado de su santidad original. Los  Padres griegos, como san Efrén y san Juan Damasceno, vieron en esta plenitud de gracia  una exclusión radical del pecado: “Tú, y sólo Tú, estás totalmente bella, sin mancha  alguna” (Efrén, Carmina Nisibena 27,8). 

Ahora bien, la clásica premisa inmaculista —Potuit, decuit, ergo fecit—, condensa con  simplicidad la lógica del misterio Mariano que se resume en que «Dios pudo preservar  a María del pecado original; convenía a la dignidad de la Madre del Verbo encarnado  que así fuese; por tanto, en su providencia amorosa, lo hizo». Cabe recordar que esta  fórmula está presente en la tradición franciscana y fue asumida progresivamente por la  Iglesia, y con ella no solo expresa un argumento teológico, sino un dinamismo espiritual y pastoral que atraviesa la vida eclesial. 

Duns Scoto formuló magistralmente esta lógica, que recogió la bula Ineffabilis Deus;  sin embargo, ya san Ireneo anticipó el espíritu de esta premisa al contraponer a Eva y  María: “el nudo de la desobediencia de Eva fue desatado por la obediencia de María” (Adv. Haer. III,22,4). Si convenía que la nueva Eva introdujera la vida donde la antigua  introdujo la muerte (cf. Rm 5,12-21), también convenía que fuese íntegramente  renovada desde el origen. 

El dogma de la Inmaculada Concepción no es un privilegio aislado, sino que constituye  la manifestación luminosa de la gratuidad de Dios y la plena disponibilidad de la libertad humana a su obra. Este dogma, definido por el Papa Pío IX en Ineffabilis Deus (1854),  ha sido celebrado por siglos tanto en la liturgia como en la piedad del pueblo cristiano,  incluso mucho antes de su reconocimiento magisterial, el corazón del creyente ya intuía  y veneraba la pureza original de María, comprendiendo que Dios la preparó de modo  singular para ser la Madre de su Hijo. 

Pío IX recoge este “instinto de fe” del pueblo fiel al afirmar que la Iglesia siempre ha  mirado a la Inmaculada Concepción como una doctrina recibida de los Padres, y más  aún, ha procurado pulir la enseñanza para que reciba claridad, luz y precisión (cf.  Ineffabilis Deus, proemio). Benedicto XVI subraya esta continuidad reconociendo que  la expresión de Lc 1,28 recoge el título más bello dado por Dios a María proponiéndola  además como estrella de esperanza y aurora que anuncia el día de la salvación, sin  descuidar la lectura cristológica y eclesial de María, en quien destaca su vocación  singular, su elección anticipada y su papel en la Iglesia, valorando el dogma como una  autentica integración del plan divino (Ángelus, 8 de diciembre 2005-2007). 

No se pueden silenciar las voces de quienes desde una multiplicidad de obras de carácter  devocional expresan con belleza poética y teológica la convicción eclesial que María es  “toda pura”, tota pulchra. La devoción del pueblo, el magisterio eclesial y la reflexión  teológica se orientan en una visión integrada del misterio mariano que ilumina tanto la  historia de la salvación como la vocación del ser humano. La liturgia, aplica a María los  textos del Cantar de los Cantares: “Toda hermosa eres, amiga mía, no hay mancha en  ti” (Ct 4,7), que san Ambrosio interpretaba en clave mariana (Expos. in Luc. II,7). 

El «potuit»: posibilidad teológica en Ineffabilis Deus

Debemos recordar que la convicción popular de la llamada “conveniencia” del misterio  encontró su afirmación doctrinal en Ineffabilis Deus (8 de diciembre de 1854). El Papa  Pío IX en esta bula, articula el dogma de la Inmaculada a partir de la plena omnipotencia  divina: «si Dios podía preservar a María del pecado original en previsión de los  méritos de Cristo, entonces tal acto pertenece legítimamente a su libertad soberana»,  entonces, no se trata solo de una simple afirmación de poder operativo, sino que es la  expresión de una posibilidad inscrita en el designio salvífico. 

Si bien el texto pontificio cita explícitamente a san Efrén, san Agustín y san Andrés de  Creta como testigos antiguos de esta santidad original, curiosamente en los textos de  san Agustín, prudente en su formulación, cuando aborda la cuestión del pecado afirma:  “Tratándose de la Virgen María, no quiero que se mencione el pecado”, resumiendo esto en la expresión latina «excepta itaque sancta virgine», es decir, exceptuando pues a la  Santa Virgen María (De natura et gratia, 36). 

La bula, al ofrecer los fundamentos bíblicos y patrísticos, muestra que este potuit no  surge del voluntarismo, sino de la coherencia interna del plan divino. La nueva Eva  debía ser plenamente asociada a la misión del nuevo Adán; la plenitud de gracia  proclamada por el ángel debía tener un inicio proporcional a su destino. El potuit se  convierte así en fundamento del dogma: si Dios es Padre omnipotente y Salvador,  ciertamente podía realizar en María esta obra singular. 

La Encarnación exigía una cooperación humana libre; y si Dios prepara los caminos  para la venida de su Hijo, nada impide que esa preparación alcance la raíz misma del  ser de María. Lo que la Iglesia proclama es que Dios actuó con anticipación; que su  acción redentora no está limitada por el tiempo; y que la gracia de Cristo puede irrumpir  incluso en el origen de una existencia humana para preservarla del mal. 

El «decuit»: conveniencia de la Inmaculada en la intuición devocional del pueblo. Si la Iglesia ha reconocido en María una pureza originaria es, en gran parte, porque el  pueblo cristiano así la percibió mucho antes de la definición dogmática. 

He de decir que la novena Candor de la luz eterna (escrita en Guatemala hacia 1720 por el franciscano Fr. Rodrigo de Jesús Sacramentado) puede considerarse un auténtico y  notable testimonio de esta sensibilidad; es una obra que, haciendo uso del lenguaje  poético y simbólico, expresa la “conveniencia” profunda —el decuit— de que la Madre  del Salvador fuera desde su origen un espacio sin sombra para la luz de Dios. 

Lejos de tratarse de un sentimiento popular, esta convicción nace del contacto continuo con el Misterio. Identificar a María como candor de la luz eterna, presenta una intuición  teológica importante: si el Hijo es la Luz, convenía que su Madre fuese transparencia  pura, aurora sin ocaso, criatura abierta sin fisuras a la acción de la gracia

El decuit devocional se hace evidente en las imágenes bíblicas que la novena despliega:  María como espejo sin mancha, como jardín cerrado o como estrella de la mañana. En  estas figuras se percibe que el pueblo cristiano ha “reconocido” en María aquello que  convenía a su misión materna. Lo que siglos después será formulado dogmáticamente  ya vivía en la oración y en la contemplación de los fieles. Como tantas veces en la historia, la liturgia y la piedad preceden a la definición teológica, expresando la  sabiduría profunda del sensus fidelium

El «fecit»: realización histórica y su recepción contemporánea en Benedicto XVI Si la teología afirmó la posibilidad (potuit) y el pueblo creyente intuyó la conveniencia  (decuit), el ergo fecit señala la certeza de que Dios lo ha hecho. En María Santísima, la  preservación del pecado original no es solo un pensamiento teológico, sino, en verdad  es un acontecimiento histórico que revela algo esencial sobre la acción de Dios en el  mundo: su deseo de salvar radicalmente, de reconstruir lo humano desde la raíz

Quisiera referirme al pensamiento del Papa Benedicto XVI que ha sabido iluminarnos con una interpretación oportuna. El Papa alemán parece leer el ergo fecit como una  pedagogía de la libertad. Dios no anuló la naturaleza de María, sino que la llevó a su  plenitud. La gracia preservante no la alejó de los demás, sino que la convirtió en icono  de lo que la humanidad está llamada a ser cuando acoge sin reservas el amor divino. En  un mundo que experimenta la fractura interior, la Inmaculada aparece como signo de la  victoria definitiva de la gracia: Dios lo hizo para mostrar lo que hará plenamente en la  humanidad regenerada. María es “transparencia del amor de Dios, muestra de lo que  Dios quería desde el principio para el hombre” (Homilía, 8 de diciembre de 2005). 

Para el Papa Benedicto XVI, la Inmaculada es el “SÍ” puro y originario de la humanidad  a Dios. En ella se cumple el fecit divino de una manera profundamente cristológica: lo  que Dios realiza en María anticipa, ilumina y confirma la obra de Jesucristo en todos  los hombres. María no es excepción aislada, sería un grave error pensarlo así, sino el  fruto más valioso de la redención. Recordemos que la definición del dogma apunta  desde María a Jesucristo: “la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de  toda mancha de pecado original desde el primer instante de su concepción, por singular  gracia y privilegio de Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo”. María es el ícono de la respuesta totalmente libre del hombre a Dios, porque la libertad  humana, preservada y elevada, se convierte en lugar del despliegue de la Gracia. 

Unidad del misterio en el dinamismo del potuit–decuit–fecit 

La Inmaculada Concepción, contemplada desde la premisa inmaculista clásica, como  he mencionado al inicio, «Potuit, decuit, ergo fecit», revela la coherencia profunda del  actuar divino: Dios puede lo que quiere, quiere lo que conviene a su amor, y realiza  aquello que manifiesta más plenamente su gloria y su misericordia.

El pueblo cristiano captó de modo intuitivo esta conveniencia en obras devocionales  como Candor de la luz eterna, novena compuesta en el contexto de la espiritualidad  barroca y ampliamente difundida en la tradición hispana, testimonio privilegiado de esta  devoción; el magisterio de la Iglesia confirmó la posibilidad y la realidad del misterio  en Ineffabilis Deus; y el pensamiento de Benedicto XVI lo presenta desde una  interpretación cristológica como una verdad profundamente actual para el hombre,  llamado también a dejarse transformar por la gracia. 

María, la Señora que es candor de la luz eterna, es presencia de lo que Dios puede, de  lo que conviene a su amor, y de lo que efectivamente ha llevado a cabo en la historia.  Contemplarla es aprender a confiar en la acción divina que, todavía hoy, sigue recreando  el mundo y guiándolo hacia su plenitud a pesar de las heridas y la evidente pérdida del  sentido del pecado, María sigue siendo signo de esperanza, recordatorio de la belleza  del corazón puro, un modelo de autenticidad interior y garantía del triunfo definitivo de  la gracia. No cabe duda que en María vemos realizada la promesa de Dios en el sentido de que la  gracia es más fuerte que el pecado. Así, el «potuit–decuit–fecit» no es un razonamiento,  sino una espiritualidad: describe cómo la gracia actúa, cómo transforma y cómo culmina  su obra en aquellos que se abren plenamente a ella.

El autorReynaldo Jesús

Ecología integral

Inteligencia Artificial: oportunidad, límite y acompañamiento humano

La Inteligencia Artificial (IA) es un poderoso medio tecnológico que, aunque genera fascinación y temores, requiere de la educación crítica, el equilibrio en su uso y la responsabilidad ética.

JC Montenegro·8 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Vivimos un tiempo en el que la tecnología ya no solo está “alrededor” de la vida humana, sino dentro de ella. La Inteligencia Artificial, o IA, dejó de ser una promesa futurista para convertirse en un compañero silencioso que traduce textos, organiza tareas, sugiere videos y hasta corrige nuestros errores. Si somos adultos, esto nos sorprende. Si somos jóvenes, esto ya es normal. Esta diferencia generacional es clave para comprender cómo nos relacionamos con la IA y por qué conocer sus ventajas y sus riesgos es urgente.

La IA no es magia. Se construye a partir de datos, algoritmos y patrones. Aprende de nuestras búsquedas, de nuestras preferencias, del comportamiento colectivo de millones de usuarios. Y lo hace a gran velocidad. Por eso genera fascinación. Por eso también genera miedo.

Resultados de una encuesta

En un estudio realizado a 1.013 jóvenes de la región Salesiana Interamericana, 61.5% afirmó estar «bastante familiarizado» con la IA Salesian Youth and Ai. Esto revela que las nuevas generaciones no solo escuchan hablar del tema: conviven con él. Lo incorporan a su vida diaria, a sus trabajos escolares, a su ocio digital. Y sin embargo, cuando se les pregunta por sus temores, la respuesta es sorprendentemente madura. 47.9% expresa preocupación por el uso irresponsable de la IA, 46.4% teme el impacto en las relaciones humanas y 45.1% cuestiona el riesgo de sustituir el trabajo humano Salesian Youth and Ai. No estamos frente a una juventud ingenua. Está inquieta, consciente y, sobre todo, pidiendo acompañamiento.

Este dato abre un debate que no es solo tecnológico, sino profundamente humano. Durante siglos, el progreso se entendió como la capacidad de automatizar. Primero fueron las máquinas que reemplazaron brazos. Después, las computadoras que aceleraron cálculos. Hoy, la IA aprende, sugiere, crea y decide. Pero la pregunta no es si la IA puede hacerlo, sino si debe hacerlo. Y más aún: qué hacemos nosotros con ese poder.

Los jóvenes que participaron del estudio no quieren la IA como un sustituto de su inteligencia. Imaginan un tutor que explique paso a paso, que enseñe, que inspire. No quieren respuestas que eviten el esfuerzo, sino herramientas que permitan comprender mejor. Esta aspiración revela algo esencial: la IA no es un fin en sí mismo. Es un medio. De cómo se use dependerá su moralidad.

Contraste generacional

Los adultos, en cambio, solemos ver la IA como una novedad distante. O como una amenaza cultural. Nos cuesta reconocer que lo digital no es una extensión de la vida juvenil: es parte del ecosistema en el que han crecido. En una encuesta a 1.375 colaboradores laicos salesianos, 78.8% ve en la IA nuevas herramientas educativas mientras que 55.6% teme la dependencia tecnológica Salesian Lay and Ai v1. La tensión es evidente. Entusiasmo y prudencia conviven, porque la IA promete eficiencia, pero también despierta la sospecha de que puede dejarnos sin criterio propio.

Este contraste entre generaciones no debe llevarnos a posiciones extremas. Ni idolatrar la IA como solución universal, ni demonizarla como enemiga de la humanidad. Ambos caminos esconden el mismo peligro: dejar de pensar por nosotros mismos. La IA es poderosa cuando amplifica nuestra capacidad de aprender, discernir y crear. Pero nos empobrece si nos acostumbra a responder sin preguntar, a consumir sin verificar, a delegar sin reflexionar.

Durante los últimos años he trabajado junto a jóvenes, educadores y agentes sociales que experimentan esta transición. En muchos de ellos noto un fenómeno fascinante. Cuando se enfrentan a tareas complejas, como la resolución de problemas matemáticos, la IA puede mostrarles el procedimiento. Cuando deben entender textos densos, puede sintetizarlos. Cuando necesitan ejemplos, puede generarlos. Esta ayuda es valiosa, siempre y cuando no anule el proceso de aprendizaje. Cuando el joven deja de leer porque “la IA ya le dijo lo importante”, pierde algo más que una nota. Pierde autonomía intelectual.

Cómo funciona la IA

Los adultos corremos el mismo riesgo. ¿Cuántas veces consultamos herramientas digitales para decidir qué comer, a dónde viajar o qué pensar sobre un debate público? La IA funciona como un espejo de nuestras preferencias. Nos da lo que creemos querer, pero no necesariamente lo que necesitamos. Las plataformas que recomiendan contenido, por ejemplo, aprenden nuestros gustos y los intensifican. El resultado es cómodo, pero peligroso: vivimos en burbujas informativas, cada vez más personalizadas y menos diversas.

Para comprender la IA con madurez conviene recordar algo simple. No tiene valores propios. No sabe qué es bueno o malo. Solo sabe correlacionar lo probable. Funcionará según el propósito que nosotros le asignemos y el cuidado ético con el que la usemos. Un martillo puede construir una casa o destruir un cristal. La herramienta no define el sentido. Lo define la intención humana.

Algunas sugerencias

Entonces, ¿cómo avanzar? Hay tres claves para un uso humano de la IA.

Primero, educación crítica. La IA no debe presentarse como sustituto del esfuerzo, sino como aliada del pensamiento. Los jóvenes necesitan saber cómo funciona, no solo cómo se usa. Qué datos recopila, qué sesgos arrastra, cómo verificar su información. Para los adultos es igual. Comprender sus límites evita decepciones y abusos.

Segundo, equilibrio. Si confiamos en la IA para todo, perderemos la capacidad de elegir. Usarla no está mal. Depender de ella, sí. La tecnología es un apoyo, nunca un reemplazo del encuentro humano, del diálogo, de la paciencia que se aprende resolviendo un problema sin atajos.

Tercero, responsabilidad ética. La IA crea imágenes, textos, voces. Puede imitar estilos o fabricar datos. Esto exige prudencia. Verificar fuentes. Citar correctamente. Proteger la privacidad. Respetar el trabajo de otros. Ser transparentes sobre su uso cuando el contexto lo exige.

En el fondo, hablar de IA es hablar de humanidad. Las generaciones más jóvenes nos están enviando un mensaje. No nos piden que les prohibamos la tecnología. Nos piden que los acompañemos a usarla con propósito. No quieren un mundo sin IA. Quieren un mundo en el que la IA no sustituya lo que nos hace humanos.

La tecnología avanza. Nosotros debemos avanzar con ella. Pero si olvidamos que la inteligencia no es solo procesar datos sino amar, dialogar, imaginar y buscar sentido, entonces ninguna máquina será responsable. Seremos nosotros quienes hayamos renunciado a pensar y actuar con libertad.

La IA puede ser una oportunidad inmensa para aprender, crear y crecer. También un riesgo silencioso que limita la autonomía y debilita la convivencia. La decisión no está en los algoritmos. Está en nosotros. Conocer sus ventajas y desventajas, escuchar las voces de quienes ya conviven con ella y elegir conscientemente serán las claves para que la tecnología sirva a la vida, y no al revés.

El autorJC Montenegro

Director ejecutivo del Centro Juvenil de la Familia Salesiana en Los Ángeles.

Evangelización

¿Qué milagro mariano sucedió el día de la Inmaculada?

El 8 de diciembre celebramos la Inmaculada Concepción, una fiesta que une el dogma proclamado por la Iglesia con el milagro que hizo a la Virgen patrona de los Tercios españoles.

Álvaro Gil Ruiz·8 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El 8 de diciembre celebramos el dogma de la Inmaculada Concepción. Porque ese mismo día de 1854 el Papa Pío IX (Pío nono) declaró el dogma sobre la Inmaculada Concepción de la Virgen con la bula ‘Ineffabilis Deus’. La Inmaculada Concepción es uno de los cuatro dogmas marianos: la maternidad divina, la virginidad perpetua y la asunción al cielo en cuerpo y alma.

Inmaculada viene de sin mácula, sin mancha de pecado. En España existe el privilegio de las vestiduras azules en este día. 

Pero muy pocos saben que el motivo de que sea el 8 de diciembre y no el 27 de marzo o el 3 de abril es el milagro de Empel.

Este milagro tuvo lugar en la noche del 7 y 8 de diciembre de 1585, en la época de Felipe II. Durante la Guerra de los Ochenta en los Países Bajos (Conocida en España como guerra de Flandes y en los Países Bajos como guerra de independencia de los Países Bajos). Concretamente se encontraba el Tercio Viejo de Zamora de 5000 hombres, comandado por el maestro de campo Francisco Arias de Bobadilla, en la isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Waal. 

Estaban en inferioridad numérica y con escasez de víveres frente a las tropas del almirante Holak. Encima fueron rodeados en el monte Empel. Allí cavando trincheras, para prepararse para la batalla, encontraron una tabla flamenca de la Inmaculada. Colocaron la imagen en un improvisado altar y el Maestre Bobadilla, que tenía aprecio a la Virgen, pidió a sus soldados que rezaran a la Virgen Inmaculada por la victoria.

Durante la noche ocurrió el siguiente milagro. Llegó un viento gélido que congeló las aguas. De tal manera que los tercios españoles se dieron cuenta de esto, pudieron atravesar los ríos a pie y coger desprevenidos a sus adversarios. Obtuvieron una victoria tan contundente que el almirante Holak llegó a decir: «Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro». Aquel mismo día la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios españoles en Flandes e Italia.

Desde entonces es considerada la patrona de España y del ejército de tierra. Se celebró por primera vez en España en el año 1644, pero fue declarado como día festivo y dogma, como hemos dicho, el 8 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX.

Para celebrar la fiesta se celebran 9 misas empezando el día de San Andrés, hasta el día de la fiesta. 

Vaticano

«La paz es posible»: 7 lecciones del Papa tras viajar a Turquía y Líbano

En el Ángelus de este II Domingo de Adviento, el Papa León XIV ha manifestado que lo que ha sucedido estos días en su viaje a Turquía y Libano “nos enseña que la paz es posible, y que los cristianos pueden ayudar a construirla”. Lo ha sintetizado en 7 lecciones.  

Redacción Omnes·7 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El viaje apostólico a Turquía y Líbano ha permitido al Papa León XIV asegurar este domingo en el Ángelus en la Plaza de Pedro, ante miles de personas, que estos días “nos enseñan que la paz es posible. Y que los cristianos, en diálogo con hombres y mujeres de otras religiones y culturas, pueden contribuir a construirla. No olvidemos que la paz es posible”, ha reiterado.

Tras la breve reflexión sobre el Evangelio de este segundo domingo de Adviento, centrado en la figura del precursor, san Juan Bautista y su mensaje de conversión, el Papa ha rezado la oración mariana del Ángelus. Y ha comentado enseguida que hace unos días regresó de su primer viaje aposrtólico a Turquía y Líbano, del que ha informado Omnes cada día.

7 conclusiones del viaje

León XIV ha efectuado este breve resumen del viaje, en siete puntos.

1.- “Junto con mi querido hermano Bartolomé, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, y los representantes de otras confesiones cristianas, nos reunimos para orar juntos en Íznik, la antigua Nicea, donde hace 1700 años se celebró el primer Concilio ecuménico”.

Hoy se cumple precisamente el 60 aniversario de la Declaración conjunta entre Pablo VI y el Patriarca Atenágoras, que puso fin a las excomuniones recíprocas, ha recordado.

“Demos gracias a Dios y renovemos nuestro compromiso en el camino hacia la plena unidad visible de todos los cristianos”. 

2. “En Turquía he tenido el gozo de encontrar la comunidad católica. A través del diálogo paciente y el servicio a los que sufren, esta comunidad da testimonio del Evangelio del amor y de la lógica de Dios que se manifiesta en la pequeñez”

3.- “El Líbano sigue siendo un mosaico de convivencia y me ha reconfortado escuchar tantos testimonios en este sentido”. 

4.- He encontrado personas que anuncian el Evangelio acogiendo a los desplazados, visitando a los presos, compartiendo el pan con los necesitados. 

5.- “Me ha reconfortado ver a tanta gente en la calle saludándome y me ha conmovido el encuentro con los familiares de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut”. 

6- “Los libaneses esperaban una palabra y una presencia de consuelo, ¡pero fueron ellos quienes me consolaron con su fe y su entusiasmo! ¡Agradezco a todos los que me han acompañado con sus oraciones! 

7.“Lo que ha sucedido en los últimos días en Turquía y Líbano nos enseña que la paz es posible y que los cristianos, en diálogo con hombres y mujeres de otras religiones y culturas, pueden contribuir a construirla”.

Cercano a los pueblos del Sur y Sudeste Asiático

“Estoy cerca de los pueblos del sur y sudeste asiático, duramente golpeados por los recientes desastres naturales, “ha dicho también el Papa.

El Santo Padre reza “por las víctimas, por las familias que lloran a sus seres queridos y por quienes prestan socorro. Exhorto a la comunidad internacional y a todas las personas de buena voluntad a que apoyen con gestos de solidaridad a los hermanos y hermanas de esas regiones”.

El Papa ha saludado con afecto a todos los romanos y peregrinos. “Saludo a todos los que han vendido de otras partes del mundo, en particular a los fieles peruanos de Pisco, Cusco y Lima. A los polacos, recordando también la Jornada de oración y apoyo material a la Iglesia del Este. También al grupo de estudiantes portugueses. Y a los grupos parroquiales italianos.

Antes del Ángelus

Al comentar el Evangelio del domingo, el Papa León ha dicho que “ciertamente, el tono del Bautista es severo, pero el pueblo lo escucha porque en sus palabras resuena la llamada de Dios a no jugar con la vida, a aprovechar el momento presente para prepararse al encuentro con Aquel que no juzga por las apariencias, sino por las obras y las intenciones del corazón”.

Además, ha señalado que el mundo necesita esperanza, y que “nada es imposible para Dios. Preparémonos para su Reino, acojámoslo. El más pequeño, Jesús de Nazaret, nos guiará. Él, que se puso en nuestras manos, desde la noche de su nacimiento hasta la hora oscura de su muerte en la cruz, resplandece en nuestra historia como el sol naciente”.

“Ha comenzado un nuevo día: ¡despertemos y caminemos en su luz! Aprendamos a hacerlo como María, nuestra Madre, mujer que aguarda con confianza y esperanza”, ha concluido.

El autorRedacción Omnes

Evangelización

San Ambrosio, obispo de Milán, clave en la conversión de San Agustín

El 7 de diciembre la Iglesia celebra a san Ambrosio, aunque hoy es el II Domingo de Adviento. El obispo san Ambrosio de Milán (siglo IV), es uno de los cuatro grandes Doctores latinos de la Iglesia. Los otros tres son san Agustín, san Gregorio Magno y san Jerónimo.

Francisco Otamendi·7 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

San Ambrosio, obispo de Milán (Italia) es una de las figuras más influyentes del cristianismo antiguo y Doctor de la Iglesia. Su vida y obra han sido ampliamente documentadas por fuentes oficiales de la Santa Sede y por la tradición agustiniana. En especial las ‘Confesiones’ de san Agustín, donde éste relata el papel decisivo que san Ambrosio desempeñó en su conversión.

Hijo de una familia romana cristiana y formado en retórica y derecho, Ambrosio llegó a Milán como gobernador de la provincia de Liguria y Emilia. Su elección como obispo en el año 374 fue rápida y casi súbita. Según las fuentes eclesiásticas, aún era catecúmeno cuando la comunidad lo aclamó para ocupar la sede episcopal. Tras recibir el bautismo y las órdenes sagradas en unos días, Ambrosio fue obispo más de dos décadas.

Se mantuvo firme frente a los emperadores Teodosio y Valentiniano II, e insistió siempre en la primacía de la conciencia cristiana, y en la necesidad de que los gobernantes se sometieran a la ley moral.

Impacto en San Agustín 

Las ‘Confesiones’ narran el impacto producido por la elocuencia, la inteligencia y la interpretación espiritual de la Escritura que san Ambrosio ofrecía en sus homilías. San Agustín fue al principio un intelectual escéptico, y encontró en san Ambrosio un testimonio vivo de la fe cristiana. 

Fue san Ambrosio quien finalmente le bautizó en la Vigilia Pascual del año 387. Los agustinos dicen que “si no tuviéramos a san Ambrosio, ‘no tendríamos la Orden de los Agustinos como la conocemos hoy”.

“Ubi Petrus, ibi Ecclesia”

San Ambrosio reconoció siempre el primado del obispo de Roma afirmando: “Ubi Petrus, ibi Ecclesia” (‘Donde está Pedro, allí está la Iglesia’). La teología sacramental, la liturgia, la música sagrada —incluido el célebre ‘Te Deum’, tradicionalmente relacionado con él—, convirtieron a san Ambrosio en una columna de la Iglesia latina. 

El autorFrancisco Otamendi

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Libros

Genealogía de los derechos humanos

La Declaración Universal de Derechos Humanos surgió tras la guerra para fundamentar universalmente la dignidad humana, que Hans Joas sugiere es una "sacralización de la persona" que la hace inviolable.

José Carlos Martín de la Hoz·7 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Al término de la segunda guerra mundial y ante la magnitud del holocausto judío, el clamor de la declaración universal de los derechos humanos se impuso como deber ineludible e inaplazable de la humanidad ante la historia y ante el futuro de la raza humana.

Ciertamente, la declaración de los derechos humanos se hizo posible, con un acuerdo total y universal, y esa carta magna ha servido desde entonces para amalgamar a los hombres de toda raza y condición, como si fueran aplicaciones del derecho natural, de una ética global y de un presupuesto de partida para impedir o al menos, condenar los atentados contra la dignidad de la persona humana.

El problema es que, en la mente de los cristianos, judíos y musulmanes que poseen un Dios único y trascendente, estaba muy claro que los derechos humanos se basaban en la dignidad de la persona humana como hijo de Dios o, al menos, como criaturas de Dios. 

La dificultad estaba en los no creyentes, que empezaban a crecer en número y que no lograban encontrar un principio sólido para apoyar los derechos humanos que no fuera en los “propios” derechos humanos.

El fundamento de los DDHH

La idea que desarrolla Hans Joas en el ensayo que ahora comentamos es exactamente esta: fundamentar los derechos humanos en la dignidad de la persona humana equivaldría a sacralizar la persona humana, es decir, darle una dignidad y renombre que realmente aleje la tentación del atentado, la humillación o la degradación de esa dignidad.

De alguna manera el pacto del Leviatán de Hobbes palidecería ante una sacralización de la persona que asume compromisos de verdad y libertad con los demás seres humanos reconociendo que esa relación dignifica y se convierte en fuente de fecundas creatividades. En definitiva, sería interpretar el Concilio Vaticano II, en la Constitución dogmática “Gaudium et spes” cuando afirma que el hombre es la “única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás” (n. 24).

Esto es muy importante, pues para Hans Joas se corría el riesgo, pasados unos años, de que convirtiéramos la declaración universal de derechos humanos de 1948, que ha fundamentado la organización de naciones unidas en un “proceso exitoso de generalización de valores” (p. 21). 

Libertad religiosa

Incluso algunos, pasados los años, la podrían poner como ejemplo de la evolución histórica de las buenas intenciones del siglo XVIII en la actualización de las ideas de la revolución americana o de la declaración de la revolución francesa (p. 24).

Sobre todo, tengamos en cuenta que la revolución francesa estaba por encima del derecho canónico y civil y manipuló al pueblo y a la Iglesia a su antojo para convertirse en perseguidores de Dios por todo el territorio francés dejando sembrado el país de cadáveres guillotinados hasta serlo ellos mismos (p. 31).

La primera consecuencia en Estados Unidos fue el principio de libertad religiosa por el que nadie debía ser molestado por sus creencias o forzado a asumir una religión o un credo (p. 53). Años después, el propio Concilio Vaticano II retomaría esa libertad y la llevaría por el mundo entero: sin libertad no se puede amar a Dios.

Era lógico, puesto que los derechos humanos son para todos los hombres de todas las razas, culturas y naciones y todos también somos iguales ante la ley y tenemos igualdad de oportunidades.

La tortura

También pusieron enseguida coto a la tortura en las constituciones de todas las naciones europeas, de modo que la tortura dejaba de ser parte sistemática del derecho penal o de la investigación de un robo (p. 63).

La desaparición de la tortura no solo es simplemente fruto de la humanización de los castigos y de las penas, es algo mucho más profundo, es devolver el principio de presunción de inocencia y que el hombre debe ser siempre tratado como imagen y semejanza de Dios y que es preferible que mienta a ser torturado.

La tortura indudablemente en un estado de derecho es aberrante y lejos de toda lógica humana (p. 69). Por tanto, los derechos humanos introducen en las relaciones penales una nueva sensibilidad (p. 71).

Así pues, desde 1830 prácticamente estará abolida en toda Europa, en España desde las cortes de Cádiz en 1812, aunque es cierto que la tortura ha sido ocasionalmente aplicada en algunos lugares en el siglo XX, pero ya no es ni oficial, ni sistemática. Desgraciadamente, debemos señalar en contra el caso de China (p. 105).

Es también interesante que, cómo fruto de esas primeras declaraciones de derechos humanos, comenzaron a ejercerse y enseguida se pudo lograr la abolición de la esclavitud en Europa, de modo que, con mayor o menor acuerdo en la ejecución, desaparecieron la esclavitud que era una lacra infamante

Finalmente, nuestro autor volverá a la idea de la espiritualización de los derechos humanos. Precisamente, hablando del Espíritu Santo sugerirá que con su ayuda se podría lograr “la fuerza soberana de la refundición” (188).

Enseguida, afirmará que Dios se “revela en la historia y en la acción humana” (193), por eso sería importante que los cristianos mostráramos una relación personal con Dios de modo que actuáramos contando con Él, pidiéndole ayuda, involucrándole en nuestros proyectos.

Incluso llegará a afirmar que “las instituciones sin espíritu serían poco fiables” (p. 204). Por tanto, los derechos humanos terminarían por ser como “la carta magna de la autonomía de los hombres” (206). Terminará afirmando que el hombre o se sacraliza al unirse a Dios o quedará desencantado de la vida (p. 244).

La sacralidad de la persona. Una nueva genealogía de los derechos humanos

Autor: Hans Joas
Editorial: Sal terrae
Año: 2025
Nº páginas: 311
Dossier

Autoridad y obediencia. Bondad y abuso

Autoridad y obediencia son la relación fundacional de amor de Dios como Creador con su creación (el modelo Cristo-Padre). El abuso es la perversión de esta autoridad, un uso egoísta del poder que rompe la caridad y la comunión.

Raúl Sacristán López·7 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

«Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad” (Heb 10, 7), con estas palabras se presenta la misión de Cristo, remitiendo a la autoridad del Padre y la obediencia del Hijo. Autoridad y obediencia aparecen aquí de modo muy diferente a como hoy las percibimos al hilo de las demandas por los distintos tipos de abusos, especialmente en la vida consagrada. Cuando menos, ambos términos despiertan cierta sospecha y recelo, sin embargo, ninguna de estas reacciones las hallamos en Cristo respecto del Padre, “al principio no era así” (Mt 19, 8).

La autoridad es la cualidad del autor, el autor tiene autoridad sobre su obra y tiene con ella una relación de autoría. La obra ha salido de sus manos, mejor aún, de su corazón. Conforme aquellas palabras del libro de la Sabiduría: “Amas todo lo que has creado, pues si no, no lo habrías creado” (Sabiduría 11, 24). De la misma manera que el artista plasma lo que lleva en su corazón, así también, el autor divino ha plasmado lo que lleva eternamente en su Corazón. Dios es “el Padre de quien toma nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra” (Efesios 3, 15), es el principio de toda autoridad (cfr. Romanos 13, 1), y es un principio sagrado, que en griego se dice “jerarquía”. Y este principio, esta autoridad, quiere nuestra santificación (cfr. 1 Tesalonicenses 4, 3), nuestra salvación, que conozcamos la verdad (cfr. 1 Tesalonicenses 2, 4-5). 

Ante tal designio amoroso, Cristo escucha atentamente, es decir, obedece para llevar a cabo la salvación. Autoridad, jerarquía, salvación, verdad, obediencia… Encuadrar adecuadamente estos términos es esencial para adentrarnos rectamente en el problema de los abusos. 

Solo si los comprendemos a la luz de la verdad de Dios y la relación entre ellos, caeremos en la cuenta de su bondad y, por ende, de la gravedad de los abusos.

En la vida consagrada

La vida consagrada aparece desde el inicio como un intento de vivir un seguimiento de Cristo más radical, lo cual es un bien, sin duda alguna. 

En este deseo de seguimiento e imitación de Cristo, la vida consagrada puede ser un lugar donde crecer en gracia, en servicio a Dios y a los hombres, pero, por desgracia, el mismo ámbito de consagración se presta a ser caldo de cultivo para que puedan ocurrir situaciones de abuso. Situaciones que, por otra parte, pueden darse en cualquier otra relación humana donde hay una autoridad, (familia, escuela, trabajo, política…), pero que en la vida consagrada son más acuciantes por la misión de vivir y mostrar la caridad de modo particular. 

Todo tipo de abuso es, tal cual lo dice el término, una forma de uso que se distancia de lo que debería ser, para buscar el interés propio, y no el bien común, el bien de la comunión. Dios no “usa” su creación, y mucho menos a su Hijo o a los hombres, sino que disfruta de la relación con ellos, disfruta de la comunión, de esa relación en la que todos crecen en la caridad. 

Por eso, todo abuso es un pecado, que deteriora y puede destruir la caridad, la relación con Dios, y siempre primero a quien comete el abuso, aunque no lo piense. Siendo así la condición del hombre, hemos de reconocer que pecado hubo, hay y habrá mientras los hombres, cada uno en particular, no luchen por convertirse a Jesucristo. Dado que el pecado distancia al hombre de Dios, hemos de señalar también que hay un oscurecimiento de la fe y la esperanza junto con la caridad: se oscurece la vida divina en el creyente.  

Buscar a Dios

Es fundamental tener en cuenta tanto el origen divino de la autoridad como la realidad del hombre. Esta perspectiva antropológica que considera al ser humano como creado, caído y redimido, es la clave para poder entender su acción, y también para poder actuar adecuadamente en las situaciones de abusos.

Para poder prevenir, en la medida de lo posible, cualquier tipo de abuso, en particular en el ámbito religioso, es necesario repensar la situación desde la perspectiva de la relación a Dios. Una persona que abusa de otra se está buscando a sí misma, luego es una persona que se halla en una gran debilidad y carencia, aunque externamente no lo parezca. Es alguien que no se sabe, ni se siente, amado por Dios y, por eso, busca otros amores. Estas situaciones no son fáciles de discernir, porque a veces se puede llegar a situaciones de abuso pretendiendo buscar el servicio a Dios, como le hubiera ocurrido a santa Marta de no haber sido advertida por el Señor. Se trata de inquietudes no santas, sino mundanas y hasta pecaminosas. Son casos de manipulación psicológica comunes a otros ámbitos, que tienen el agravante de ocurrir en un ambiente religioso.

Reconocer los abusos

Por otro lado, hay otras personas que ante estas debilidades personales, el modo que tienen de reaccionar es la búsqueda de seguridad y firmeza en otros, por lo cual, la convergencia de un tipo y otro de personas, dominantes y dependientes, facilita la aparición de abusos. A todo esto hay que añadir la dificultad humana, en todos los ámbitos, para reconocer los propios errores, debilidades y pecados. Reconocer un abuso es difícil para ambos, abusador y abusado, más de lo que inicialmente se puede pensar. Con esto no se quiere decir que los abusados sean solo y siempre personas débiles: una persona fuerte puede ser objeto de abusos, pero será más fácil que los detecte o que encuentre forma de defenderse, buscar apoyos, denunciar y salir; si bien hay situaciones de abuso que pueden acabar destruyendo esta fortaleza inicial.

En momentos de confusión cultural como los que vivimos, es normal que se den procesos en los que algunas personas, quizá con buena intención, acaben haciendo mal. Es importante discernir entre liderazgo y autoridad. Hay personas que tienen un carácter fuerte, capaces de atraer a otros y conducirlos hacia una meta. Pero este liderazgo no es identificable con la autoridad, en el sentido que antes la hemos descrito. Nuestra sociedad, por las experiencias dolorosas con la autoridad, ha derivado a un rechazo de la misma, y ha extrapolado esta situación de lo humano a lo divino, acabando por rechazar a Dios. Lo peor es que este recelo mundano hacia la autoridad se ha colado también en la Iglesia, y del mismo modo que en el ámbito mundano se buscan líderes, así también en la Iglesia se puede caer en fomentar el liderazgo frente a la autoridad. Entender lo que es cada cosa y sus diferencias resulta también hoy una tarea urgente.

La dificultad para descubrir y detener estos procesos, como nos muestran los casos que conocemos, es bastante más difícil de lo que pensamos inicialmente. El mal se esconde y se defiende. Así, el deseo de unidad puede acabar en uniformidad, la discreción en secretismo, el apartamiento en aislamiento…. Por eso, también sería importante promover un estudio más detallado y exhaustivo de la acción humana, para poder saber mejor cómo se configura la intención, cómo se mueve la voluntad, cuándo la intención se desvía, cuál es el papel de la afectividad en este proceso, etc. 

La compleja situación actual requiere un replanteamiento teológico del problema, un análisis más detallado de la situación cultural, también intraeclesial, un estudio más detenido de la acción humana, y seguir con el recurso a los medios espirituales y psicológicos para prevenir, detener y sanar los abusos. 

El autorRaúl Sacristán López

profesor de la Universidad de San Dámaso

Vaticano

El Papa a los laicos: “esperar es participar en los problemas del mundo”

Ante más de treinta mil personas que han participado en la Audiencia jubilar, el Papa León XIV se ha dirigido hoy “a los fieles laicos” de manera particular. Y ha lanzado un mensaje de Adviento: “La espera no es pasiva. Esperar es participar en los problemas y en las bellezas del mundo”.

Francisco Otamendi·6 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

En la fiesta de san Nicolás de Bari, “obispo conocido por su sensibilidad hacia los necesitados”, ha dicho el Papa, el nervio de su breve catequesis de esta mañana en la Plaza de San Pedro ha sido el tiempo litúrgico del Adviento. Pero “una espera que no es pasiva. Esperar es participar en los problemas y en las bellezas del mundo”.

Dios nos involucra en su historia, en sus sueños. “Esperar, entonces, es participar. El lema del Jubileo, ‘Peregrinos de esperanza’, no es un eslogan que desaparecerá dentro de un mes”, ha dicho el Santo Padre. “Es un programa de vida: ‘peregrinos de esperanza’, significa gente que camina y espera, pero no con las manos en los bolsillos, sino participando”.

“El Concilio Vaticano II nos enseñó a leer los signos de los tiempos: nos dice que nadie puede hacerlo solo, sino que juntos, en la Iglesia y con muchos hermanos y hermanas, se leen los signos de los tiempos”.

Dios no está fuera del mundo, fuera de esta vida: “hemos aprendido en la primera venida de Jesús, Dios-con-nosotros, a buscarlo entre las realidades de la vida. ¡Buscarlo con inteligencia, corazón y manos arremangadas!”, ha alentado.

Vaticano II: misión para los fieles laicos, de manera particular

Y el Concilio ha dicho que “esta misión corresponde de manera particular a los fieles laicos, hombres y mujeres, porque el Dios que se encarnó nos sale al encuentro en las situaciones de cada día». 

En los problemas del mundo, “Jesús nos espera y nos involucra, nos pide que trabajemos con Él. ¡Por eso esperar es participar!”, ha reiterado a las decenas de miles de peregrinos y fieles en la Plaza de San Pedro.

Ejemplo del joven político Alberto Marvelli

El Papa León ha puesto el ejemplo deAlberto Marvelli, un joven italiano que vivió en la primera mitad del siglo pasado. Educado en el seno de una familia según el Evangelio, formado en la Acción Católica, se licenció en ingeniería y se incorporó a la vida social en la época de la Segunda Guerra Mundial, que él condenaba firmemente”.

En Rímini y sus alrededores “se comprometió con todas sus fuerzas a socorrer a los heridos, los enfermos y los desplazados”. Muchos lo admiraban por su desinteresada dedicación y, tras la guerra, fue elegido concejal y encargado de la comisión de vivienda y reconstrucción. 

“Así entra en la vida política activa, pero precisamente cuando se dirige en bicicleta a un mitin es atropellado por un camión militar. Tenía 28 años”. 

“Perder un poco de seguridad y tranquilidad para elegir el bien”

La lección de Marvelli que extrae el Papa es ésta: “Alberto nos muestra que esperar es participar, que servir al Reino de Dios da alegría incluso en medio de grandes riesgos. El mundo se vuelve mejor si perdemos un poco de seguridad y tranquilidad para elegir el bien. Esto es participar”.

Preguntémonos, ha alentado el Pontífice: “¿Estoy participando en alguna iniciativa buena, que comprometa mis talentos? ¿Tengo la perspectiva y el aliento del Reino de Dios cuando presto algún servicio? ¿O lo hago refunfuñando, quejándome de que todo va mal? La sonrisa en los labios es el signo de la gracia en nosotros”.

“Nadie salva al mundo por sí solo: juntos es mejor”

Finalmente, ha remachado el Papa: “Esperar es participar: este es un don que Dios nos da. Nadie salva al mundo por sí solo. Y ni siquiera Dios quiere salvarlo por sí solo: podría hacerlo, pero no quiere, porque juntos es mejor. Participar nos hace expresar y hace más nuestro lo que al final contemplaremos para siempre, cuando Jesús regrese definitivamente”

Petición a nuestra Madre Inmaculada

En su saludo a los peregrinos de lengua española, ante la fiesta de la Inmaculada del día 8, el Papa León ha animado: “Pidamos a nuestra Madre Inmaculada que nos enseñe a participar en la construcción de la Ciudad de Dios, ofreciendo nuestros dones con alegría y gratuidad. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias”.

A los peregrinos de lengua inglesa, y a todos los fieles presentes, el Papa les ha manifestado: “Al comenzar este tiempo de Adviento, preparemos nuestros corazones no solo para reconocer las maneras en que Dios viene a nuestro encuentro, sino también las maneras en que nos invita a participar en su vida. ¡Que Dios os bendiga a todos!».

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Sacerdote a Bordo. Dos sacerdotes colombianos lanzan un exitoso canal de evangelización

“Sacerdote a Bordo” es un proyecto de evangelización digital surgido en pandemia que, mediante redes sociales, acerca la fe.

Javier García Herrería·6 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Lo que comenzó como una forma de acompañar espiritualmente a los fieles durante el confinamiento de la pandemia, se ha convertido en un proyecto de evangelización digital con miles de seguidores y gran impacto en redes sociales. Sacerdote a Bordo nació en marzo de 2020, impulsado por dos sacerdotes colombianos del Opus Dei, Santiago Villa y Luis Miguel Bravo. Ambos estudiaron periodismo en la Universidad de La Sabana y posteriormente hicieron estudios teológicos en Roma.

Ambos sintieron la necesidad de estar cerca de sus comunidades durante la pandemia, cuando el confinamiento limitó muchas de las tareas pastorales. El padre Luis Miguel explica que “dedicimos comenzar grabando pequeñas pláticas espirituales para los estudiantes de nuestros colegios. Las primeras, dedicadas a san José y a la Anunciación, fueron tan bien recibidas que, animados por muchos padres, abrimos un canal de YouTube y más tarde Instagram, gracias a la ayuda de cuatro colaboradoras voluntarias ubicadas en Colombia, Madrid y Guatemala”.

Variedad de contenidos

Desde entonces, Sacerdote a Bordo ha crecido de forma orgánica y creativa. Con un estilo cercano y flexible -que sus autores comparan con un paseo en bicicleta- han producido una amplia variedad de formatos: vídeos de calle, entrevistas en profundidad, testimonios de conversión, y participaciones en eventos como la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. Han contado con invitados como la madre de Carlo Acutis, Eduardo Verástegui, o la activista provida Lupe Batallán.

Además, el canal ha desarrollado una importante línea de podcast. Entre los más populares están Meditar con Fútbol, donde se vinculan reflexiones del Evangelio con la actualidad futbolística; Meditar con Cine o Literatura; Preguntas y Respuestas sobre la Fe; y más recientemente Meditar con The Chosen, un espacio con meditaciones espirituales inspiradas en la exitosa serie sobre la vida de Jesús. Este último proyecto incluso cuenta con su propia página web y la colaboración de sacerdotes de diferentes países.

Ayudantes clave

Como explica el padre Luis Miguel, “el canal Sacerdote a Bordo no sería posibles sin la ayuda constante de cuatro colaboradoras que han estado presentes desde sus inicios en Instagram. Son mujeres jóvenes, profesionales de distintos ámbitos, que se ofrecieron voluntariamente para ayudar en tareas como el diseño gráfico, edición de videos, gestión de redes sociales y atención a los seguidores. Una de ellas, madre de cinco hijos, reside en Guatemala; otra vive en Madrid; y las dos restantes están en Colombia”. Aunque no se conocían entre sí al principio, hoy forman un equipo unido que sostiene buena parte del trabajo detrás de cámaras y ha sido fundamental en el crecimiento del canal.

Con casi 84.000 seguidores en Instagram y una comunidad creciente en YouTube y plataformas de audio, Sacerdote a Bordo es hoy un referente de cómo la creatividad, la fe y la amistad pueden dar fruto en medio de la adversidad. Su misión, aseguran, “sigue siendo la misma: ayudar a las personas a rezar con lo cotidiano y acercarse a Dios desde cualquier lugar”.

Recursos

Los esclavos del Señor

Es absolutamente necesario para obrar con libertad amar y sentirse amado. Y no podemos amar sintiéndonos esclavos o siervos, hay que hacerlo libremente desde la nueva perspectiva que ha venido a traernos Jesucristo: ¡Ahora somos hijos de Dios!

Bernardo Hontanilla Calatayud·6 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 9 minutos

Hablando con amigos psiquiatras y psicólogos me comentan que cada vez es más frecuente encontrar en sus consultas personas, con formación cristiana, que expresan un anhelo de libertad respecto de los compromisos que habían adquirido en un momento dado de su vida. Casados que se arrepienten de haberlo hecho, sacerdotes que quieren casarse, padres que no quieren estar pendientes de sus hijos, esposas hastiadas de sus maridos que desean rehacer su vida de forma independiente, religiosos y religiosas que anhelan disfrutar de los placeres del mundo…

Lo común en todas esas situaciones es un anhelo de libertad o autonomía que pone de manifiesto que la persona no se siente libre, e interpretan esos compromisos adquiridos como una carga intolerable que empieza a esclavizarlos. Esa tensión entre el compromiso adquirido y el anhelo de autonomía desgarra el interior psicológico de la persona hasta el punto de crear verdaderos cuadros de ansiedad, depresiones y conflictos internos muy serios que, como mínimo, producen una sensación continua de insatisfacción e infelicidad, de tal magnitud, que les lleva a un cuadro patológico de permanente queja y agresión contra uno mismo y contra la persona o institución que provoca esa amenaza a su libertad.

Esta situación conduce invariablemente a la tentación, a veces determinación, de mandarlo todo “a la mierda”, siguiendo el estilo de Camilo José Cela. Como este fenómeno parece ser muy frecuente, me he propuesto reflexionar sobre el origen de dicha situación.

El espíritu

El hombre no solo está compuesto de cuerpo y alma racional. Hay un tercer elemento que, además del alma racional, lo distingue del resto de animales y se denomina “espíritu”. Hablar de espíritu no está de moda, y menos en el ámbito psiquiátrico y neurocientífico, donde algunos quieren hacer emanar la mente, la conciencia o la psique, elementos del alma humana, de la mera actividad cerebral. Y yo no quiero hablar del alma, sino del espíritu.

Esa imagen y semejanza a Dios, que existe en el interior de todo hombre, es de nuclear importancia porque nos va a permitir reconocernos a nosotros mismos y reconocer cómo tratar a los demás. Es el origen de nuestra libertad y de nuestra capacidad de amar, y ambas están intrínsecamente unidas.

La dificultad que tenemos de reconocer o negar al espíritu de Dios dentro de nosotros, pienso que surge fundamentalmente por dos motivos:Por un lado, Dios, que con sus leyes podría constituir una amenaza a nuestra libertad, y por otro, la experiencia de percibir en el mundo el sufrimiento o la injusticia que padece el inocente. Casi nadie es un ateo intelectual, pero sí hay mucho ateísmo afectivo por estos motivos. Es precisamente de la amenaza a nuestra libertad de lo que quería seguir reflexionando.

La relación con Dios

En el Génesis aparece un relato interesante de cómo era nuestra relación con Dios. Consistía en una relación familiar, de conversación espontánea y de confianza. Sin embargo, el mal ya existía en el  mundo y se trataba de introducirlo dentro del hombre. Y bien sabía la serpiente cómo tentar a Eva. Primero, presentando a Dios como un tirano: “¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?” (Gen 3, 2). Primera mentira: “solo de uno”, respondió Eva.

Atacó de nuevo la serpiente, tratando esta vez a Dios como un envidioso: “es que Dios sabe […] que seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal” (Gen 3, 5). Y, ahora, sí consiguió su objetivo. Y el efecto inmediato que tuvo en el interior de Eva y su pareja fue no ver a Dios como realmente era: un Padre que le había dado la creación entera.

La consecuencia inmediata fue que la imagen y semejanza de Dios en el núcleo de su ser, la dimensión espiritual, se distorsionó: ahora habitaba dentro de ella un dios tirano, cruel, caprichoso, envidioso y amo, que tomará distintos nombres a lo largo de la historia y las generaciones como Baal, Moloc, Júpiter o Zeus. De esa nueva imagen que tengamos de Dios dependerá cómo nos tratemos a nosotros mismos y a los demás. Si el dios interior es vengativo, nosotros también lo seremos y si es destructivo también adoptaremos esta actitud, incluso contra nosotros mismos, y, si es un amo, entonces tenderemos nosotros a dominar a los demás y a sentirnos como esclavos respecto de Dios.

Esclavos

Sigamos diseccionando el origen de ese sentirse esclavo. Es muy habitual en el mundo religioso utilizar la palabra esclavo o siervo para referirse a la relación que existe entre el hombre y Dios. Para eso fuimos creados, reza el Catecismo de la Iglesia católica: para servir, dar gloria a Dios y ser felices (cfr. CIC, 356 y 358).

Nos colocó para trabajar y cuidar del Edén. Fue un encargo, pero no nos creó para trabajar en el jardín. Si el hombre hubiese sido creado para trabajar, entonces, la creación sería más importante que el hombre. Dios sería el amo del jardín, y nosotros sus servidores o esclavos que deberíamos cuidárselo. El cuidado de la creación material sería un encargo al hombre para servicio de Dios, en vez de un regalo de Dios para el hombre, que se sentiría feliz cuidándolo y trabajándolo. Si no entendemos esto bien podríamos sentirnos esclavos del trabajo. Y esta fue la primera consecuencia: ver a Dios como un Dios que me hace esclavo y servidor suyo, al que debo temer.

Toda la historia del Antiguo Testamento se resume en la relación de Dios con un pueblo que es torpe y duro de corazón: que ve, pero no entiende, ni sabe amar. Solo unos pocos sabían amar a Dios con libertad, aunque con no poca dificultad, como Abraham, Isaac, Jacob o Moisés.

Redención

Esta relación de Dios con su pueblo era de una operación de rescate. Dios ayudaba a su pueblo para sacarlo de la esclavitud a la libertad, de Egipto a la tierra prometida, y tiene su culmen con la venida de Jesucristo. Con su venida, comienza un punto de inflexión que pretende recuperar la idea primigenia de Dios dentro del hombre, para que no se sienta esclavo sino hijo y heredero. Empezamos a abandonar la relación de temor por una relación de amor.

Dios continúa queriendo rescatarnos de la única esclavitud que en realidad existe, que es la del pecado, pero siempre ha habido y habrá personas que quieran seguir siendo esclavos y volver a Egipto. Dios insiste: “ya no os llamo siervos/esclavos […] A vosotros os llamo amigos” (Juan 15, 15). No nos podemos sentir siervos o esclavos jamás, porque ahora somos amigos de Dios. Más: ¡ahora somos hijos de Dios! Así lo expresa con fuerza Juan en su primera carta: “Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!” (1 Juan 3, 1).

Lenguaje y miradas

Entonces, ¿de dónde viene esta insistencia en seguir llamándonos esclavos o siervos y no hijos en nuestra relación con Dios? Es verdad que, como dice Campoamor, “En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo depende del color del cristal con que se mira”. Y ese cristal con que se miran las cosas y los acontecimientos de la vida puede ser transparente, estar sucio o roto.

Esta forma de verse esclavo tiene un doble origen: por un lado, parte de un problema interno, del cristal con que se mira, de una errónea idea de Dios que la serpiente ha ido introduciendo en el interior del hombre, la tentación primigenia de la que hablábamos antes, haciéndonos pensar que Dios es un amo y tirano, y puede hacer caprichosamente lo que quiera con nuestras vidas. Nos sentimos amenazados por Dios, que con sus leyes morales impiden el desarrollo de nuestra libertad en vez de ver que sus normas dan felicidad y vida al hombre (Deuteronomio 4, 40; Juan 6, 63). Esta concepción amenazadora de Dios lleva automáticamente a la destrucción de la fuente del Amor que hay en nosotros mismos y, en consecuencia, de nuestra libertad.

Por otro lado, hay un origen externo: el mal uso del lenguaje al hacernos pensar, con el empleo de las palabras, que la relación con Dios es de esclavos. Abundantes son las oraciones cristianas, muchas de ellas de origen medieval, donde el orante renuncia a su libertad para someterse a Dios. ¡Qué barbaridad! Si se hace efectiva esta renuncia, no es de extrañar oír lamentaciones sobre la vida y los compromisos adquiridos. Y yo haría lo mismo. Si se ve de esta forma a Dios, como un amo y yo un esclavo, vamos directos, de forma habitualmente inconsciente, a un ateísmo afectivo que nos llevará a expulsar a ese dios de nuestra vida. Y con razón. Tendría entonces todo el sentido decir “Dios ha muerto. Nosotros lo hemos matado” (Nietzsche) cuando mato en mí esa especie de dios que no coincide con el verdadero Dios. Y esa muerte la consideraré como un triunfo que me colocará de nuevo en una situación de libertad para volver al verdadero Dios.

Siervos

Sigamos diseccionando el concepto de esclavo. Había muchas maneras de servir en el mundo antiguo. La palabra doulos en masculino significaba frecuentemente esclavo o siervo, pero en femenino también tenía otra acepción. Una de las acepciones de δούλŋ (doula), hace referencia a la labor que hacían ciertas mujeres en el acompañamiento del embarazo, parto y puerperio. No eran matronas. Eran siervas que acompañaban afectivamente a sus amas en esas circunstancias. Siervas que eran consideradas de la propia familia. También estaban las doulas thana, que ofrecían servicios de acompañamiento en enfermedades terminales.

En general, en los Evangelios canónicos, la palabra más comúnmente utilizada en griego es δούλoς, doulos que se traduce al latín como servus, esclavo, las más de las veces, o siervo, menos frecuentemente. La diferencia fundamental entre uno y otro, siendo la misma palabra, es que el esclavo era propiedad de su señor, como si fuera una cosa, y el siervo podía cultivar las tierras del señor y recibía un cierto grado de protección sin desligarse de su amo. Pero lo más desconcertante es que si había una palabra específica en griego para denominar al esclavo (σκλάβος), ¿por qué se utiliza δούλoς, doulos?, ¿por qué en los Evangelios escritos en griego nunca se utiliza la palabra esclavo (σκλάβος), pero en las traducciones sí?

También se emplea otra palabra en los Evangelios: διακονος, diakonos, que es traducida como servidor o sirviente, como por ejemplo cuando Jesús decía: “…no he venido a ser servido sino a servir…” (Mateo 20, 28). La circunstancia de por qué estas palabras son traducidas del griego al latín como esclavo, siervo o servidor va a depender de la intencionalidad de su traductor, san Jerónimo, en el siglo IV después de Cristo. Por ejemplo: en las parábolas del Señor, se utiliza la palabra doulos, y es traducida al latín como servus y al castellano como esclavo o siervo indistintamente.

San Pablo en Filipenses 2, 7, cuando dice “se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo” recurre a doulosservus en latín y siervo o esclavo en castellano. Sin embargo, llama también la atención que en el pasaje de la Anunciación de La Virgen se emplee δούλŋ (doula), y se traduzca como ancilla al latín y esclava al castellano. San Lucas recibiría de la Virgen el testimonio directo de lo que pasó en la Anunciación y, ¿no resulta extraño que la Virgen María se autodenomine esclava del Señor (Lucas 1, 38)? La que precisamente no necesitaba ser redimida del pecado, pues fue concebida sin él y no cometió ninguno. ¿Es correcto, por tanto, en este caso, ese abuso de la palabra esclavo al traducir del griego y del latín?

Si leemos con detenimiento el pasaje de la Anunciación observamos que el Ángel le informa que su pariente Isabel, ya entrada en edad, “está de seis meses la que llamaban estéril” (Lucas 1, 36). Y María contesta a continuación: “He aquí la doula del Señor” (Lucas 1, 38). ¿No pudiera ser que María se ofrecería como doula para acompañar a Isabel en su embarazo, parto y puerperio tras el anuncio del Ángel, como así hizo inmediatamente? ¿Es correcto llamar esclava a la criatura más libre de Dios? ¿Por qué con Jesús, cuando dice que ha venido a servir utiliza la palabra diácono y no esclavo? Y, sobre todo, ¿por qué existiendo una palabra concreta para esclavo en griego, ésta no es utilizada en ningún lugar de los Evangelios?

Formas de pensar

Sentirse esclavo en el cristianismo es muy frecuente y peligroso. Y podría ser que esa forma de pensar resulte heredada de la Edad Media. Formas de pensar de este tipo han ocurrido a lo largo de la historia de la Iglesia. Otro posible ejemplo residiría en que, hasta hace no muchos años, no se concebía que una persona casada pudiera alcanzar la santidad. Como decíamos, existen abundantes textos y contextos donde la palabra esclavo aflora frecuentemente en los Evangelios canónicos, detrás de situaciones donde los protagonistas se sienten esclavos. Uno de los más significativos ocurre en la parábola del hijo pródigo. El hermano menor, al volver arrepentido con el Padre, dice: “No merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros” (Lucas 15, 19). Y el hijo mayor, que nunca había abandonado aparentemente la casa del padre, dice: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya” (Lucas 15, 29). Los dos se sienten esclavos. Uno quiere comer bellotas y no puede, y el otro puede comer cordero y no quiere. Los dos presentan el mismo trastorno. Tanto el que vuelve como el que se queda. Y esto es muy tóxico en la vida religiosa del que se dice cristiano.

Sentirse amado

Es absolutamente necesario para obrar con libertad amar y sentirse amado. Y no podemos amar sintiéndonos esclavos o siervos, hay que hacerlo libremente desde la nueva perspectiva que ha venido a traernos Jesucristo: ¡Ahora somos hijos de Dios! Y no podemos ser amados por cualquiera y de cualquier forma.

Pongamos un ejemplo: existen 32 millones de mascotas en España y el 85 % de la población argentina tiene una. ¿Por qué muchas personas adoptan tantas mascotas en los hogares, en vez de adoptar o tener hijos? Creo que no es el egoísmo o la comodidad la causa nuclear de este fenómeno. Pienso que, en muchos casos, subyace la necesidad de sentirse amado por alguien de una forma incondicional y automática, no libre. Y eso los animales, especialmente los perros y los gatos, lo saben hacer muy bien. Puede que en el fondo, no sea capaz de asumir que alguien libre me quiera como un hijo. No quiero asumir el riesgo de que alguien libre me quiera o deje de quererme, y prefiero que me quiera un esclavo. Pero Dios sí que ha querido asumir el riesgo de crear al hombre libre, hecho a su imagen y semejanza, que de forma voluntaria le ame.

Dejemos de sentirnos esclavos o siervos en nuestra relación con Dios. Corrijamos el lenguaje. Hemos sido llamados a la filiación divina, no a la servidumbre. Cuando Jesús utilizaba el término esclavo o siervo era antes de su muerte y Resurrección. Ahora, ya estamos rescatados, somos suyos pero con una relación paterno-filial. No hagamos nada sin amor, como una buena madre o un buen padre no se siente ni esclavo ni siervo de su cónyuge o de sus hijos.

Rectifiquemos cuanto antes, o haremos que nuestros compromisos como cristianos se conviertan en normas insoportables, y acabaremos psicológicamente trastornados. Dios quiere hijos felices, que le amen libremente. Convenzámonos de que con la luz de la Resurrección hemos dejado de ser esclavos de nuestras miserias. Cristo ha suplicado a su Padre para que dejemos de llamarnos así. No insistamos en llamarnos así. De la misma forma que había una idea primera del matrimonio al inicio de la creación, también había una idea primigenia de Dios como Padre dentro de nosotros que hemos podido distorsionar.

Abandonemos el lenguaje de esclavos y recuperemos, con mirada limpia y transparente, la verdadera, original y genuina imagen de Dios que vive en nuestro interior. Estoy convencido de que, viendo de esta manera a Dios en nuestro interior, nos trataremos mejor a nosotros mismos y a los demás, nuestros compromisos dejarán de ser cargas para convertirse en fuente de vida y felicidad y, de paso, dejaremos de dar tanto trabajo a psicólogos y psiquiatras.

El autorBernardo Hontanilla Calatayud

Académico de número en la Real Academia Nacional de Medicina de España.

Cultura

Criterios para la selección de cantos en la Misa

La selección de los cantos en la Misa tiene como objetivo enriquecer espiritualmente la celebración eucarística y fomentar la participación de los fieles. Desde el canto de entrada hasta el de comunión, cada pieza musical tiene una finalidad específica que responde al tiempo litúrgico y a las disposiciones de la Iglesia.

Daniel Alberto Escobar·5 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

La celebración eucarística se abre con la antífona o canto de entrada cuya finalidad es fomentar la unión de quienes se han reunido, introducirles en el misterio del tiempo litúrgico o de la fiesta, y acompañar la procesión de sacerdotes y ministros. Con respecto a la manera de ejecución, lo entona la schola y el pueblo, o un cantor y el pueblo, o todo el pueblo, o solamente la schola. Pueden emplearse para este canto o la antífona con su salmo, como se encuentran en el Gradual romano o en el Gradual simple, u otro canto acomodado a la acción sagrada o a la índole del día o del tiempo litúrgico, con un texto aprobado por la conferencia episcopal.

El Graduale Romanum contiene el repertorio oficial del propio y del ordinario para las distintas ocasiones. Ciertamente, la confrontación con este cantoral es una de entre las varias posibilidades para la elección de la música durante la Eucaristía. Sin embargo, de modo objetivo es el criterio más sólido a la hora de establecer el canto de entrada de la celebración.

No es casualidad que los íncipits de los introitos del Gradual hayan dado nombre tradicionalmente a determinados días. Los ejemplos más significativos se encuentran en los tiempos fuertes del año litúrgico, como es el caso, por poner dos ejemplos, de los domingos III de Adviento, llamado Gaudete, y el IV de Cuaresma, Laetare. Con respecto a la duración, es conveniente que este canto procesional se ajuste a las exigencias de duración de la entrada de la procesión inicial de la Misa.

También es posible el uso del órgano solo o de cualquier otro instrumento o conjunto de instrumentos legítimamente admitidos, antes de la llegada del sacerdote al altar, como también en el ofertorio, durante la comunión y al final de la misma. No hay que tener, pues, reparo alguno en sustituir la música vocal por la instrumental en estas ocasiones, ayudándose de profesionales de la música. Lejos de atentar contra una, a veces, mal entendida participación de los fieles, la celebración litúrgica se ve enriquecida y adquiere mayor colorido cuando existe la posibilidad de integrar distintas formas musicales vocales o instrumentales.

Kyrie, Gloria y Aleluya

Con el Kyrie los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia. En él regularmente toman parte el pueblo y la schola o un cantor. Cuando forma parte del tercer modo de realizar el acto penitencial, el Kyrie va precedido de tropos, subrayando habitualmente el carácter de aclamación a través de la figura retórica de la apóstrofe, que consiste en dirigirse a Cristo directamente, a través de la expresión “Tú”. Las expresiones de los tropos son de contenido bíblico y nos muestran aspectos de la vida y de la acción de Cristo. Por lo tanto, el texto nunca está centrado en la condición pecadora del hombre, es decir, en este momento no pedimos misericordia porque nosotros somos pecadores, sino porque Cristo ha venido a otorgarnos el perdón.

Normalmente, los domingos y algunas fiestas se canta el Gloria. Estamos ante un antiquísimo himno con el que la Iglesia glorifica a Dios Padre y al Cordero, y le presenta sus súplicas. Lo entona el sacerdote o, según los casos, el cantor o el coro, y lo cantan o todos juntos o el pueblo alternando con los cantores, o solo la schola. Es necesario recalcar que, al igual que el Credo, el Santo o el Cordero de Dios, no está permitido cambiar la letra de este himno, puesto que no es un canto de acompañamiento, sino que constituye un rito de por sí.

Tras la lectura que precede inmediatamente al Evangelio está previsto el canto del Aleluya, salvo en Cuaresma, cuando se canta el verso antes del Evangelio u otro salmo o tracto del Gradual. El canto tiene carácter de aclamación, constituyendo de por sí un rito. Con él, por una parte, los fieles acogen y saludan al Señor, que les va a hablar en el Evangelio y, por otra parte, profesan su fe en Él mediante el canto. Existen varias posibilidades en la forma de ejecución. Si no se cantan, el Aleluya o el verso antes del Evangelio pueden omitirse. Esta supresión, especialmente en los días feriales, lejos de deslucir la celebración, ayuda a expresar la gradualidad de la solemnidad de los distintos días. Conforme se expresa en el misal, está prevista la intervención de la asamblea y de la schola o de un cantor. Mientras a la asamblea correspondería la repetición de la aclamación, al coro o al solista correspondería el verso.

Ofertorio y Santo

En rito romano se llama Ofertorio el canto que acompaña la procesión de las ofrendas al altar. Las normas sobre el modo de interpretación coinciden con las del canto de introito. Para este momento se prevén también dos alternativas: en primer lugar, la ejecución de polifonía o canto gregoriano a través de música coral; en segundo lugar, la intervención del organista con una obra musical como solista, sin excluir la intervención de otros instrumentos musicales.

El Santo constituye una antiquísima aclamación integrada en la plegaria eucarística. Está previsto que la aclamación sea proclamada por el pueblo junto con el sacerdote. Como el principal de los cantos de la Misa, conviene potenciarlo, debido a que su sentido pleno no cabe en un mero recitado. La veneración del texto impide, en principio, su sustitución por otro. 

Cordero de Dios y comunión

No se contempla la existencia de un canto para la paz. La fracción del pan es uno de los ritos más significativos de la celebración eucarística, debido a que realiza uno de los gestos más relevantes que hizo el Señor: partir el pan. El canto del Cordero de Dios tiene la misión de acompañar de forma litánica este momento. El misal contempla la participación del pueblo, al menos en la respuesta.

El canto de comunión es el último canto comunitario previsto en la Misa. El misal romano prevé, en primer lugar, el canto que acompañará la distribución de la comunión. Su función es la de expresar, por la unión de las voces, la unión espiritual de quienes comulgan, demostrar la alegría del corazón y manifestar claramente la índole comunitaria de la procesión para recibir la Eucaristía.

En cuanto al repertorio previsto, es posible emplear o bien la antífona del Gradual romano, con salmo o sin él, o bien la antífona con el salmo del Gradual simple, o si no algún otro canto adecuado. El canto de comunión puede ser realizado por el coro solo o también por el coro o un cantor con el pueblo. Para este lugar puede ser apropiada también la interpretación de una obra instrumental. Asimismo, el misal presenta como posibilidad el canto de un salmo, un himno o un canto de alabanza tras la distribución de la comunión y del canto que la acompaña.

La Misa no establece un canto de salida. No hay, pues, simetría entre el canto de entrada y el final de la celebración. Sin embargo, el directorio sobre canto y música en las celebraciones de la Conferencia Episcopal Española señala que puede ser oportuno, sin retener a los fieles. También valora positivamente la posible interpretación de una obra de órgano. 

El autorDaniel Alberto Escobar

Profesor de liturgia. Universidad de San Dámaso.

Cultura

La bebida alcohólica que popularizó Dickens y su conexión con san Nicolás

Cedric Dickens, bisnieto del escritor británico Charles Dickens, habla sobre la bebida caliente y alcohólica ‘Smoking Bishop’ (Obispo Humeante’), en su libro ‘Bebiendo con Dickens’. Los holandeses aún elaboran Bisschopswijn o vino del obispo para celebrar la víspera de San Nicolás (6 de diciembre). Vean la receta.  

OSV / Omnes·5 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

 – Sarah Robsdottir, OSV

¡Feliz Navidad, Bob!, dijo Scrooge con una sinceridad inconfundible, dándole una palmadita en la espalda–. ¡Una Navidad más feliz, Bob, mi querido amigo, de la que te he dado en muchos años! Te subiré el sueldo y me esforzaré por ayudar a tu familia, que está pasando apuros, y hablaremos de tus asuntos esta misma tarde, Bob, con un tazón navideño de ‘Smoking Bishop’ (Obispo Humeante’).

Este intercambio final de ‘Un cuento de Navidad’ de Charles Dickens muestra a un Ebenezer Scrooge arrepentido sirviéndole a su empleado Bob Cratchit, maltratado durante mucho tiempo, una taza humeante de Smoking Bishop. Se trata de un brebaje de vino tinto especiado y cítrico que toma su nombre del color de la bebida, que combina con el sombrero o la “mitra” de un obispo.  

Orígenes medievales

“Su nombre caprichoso recuerda [también] sus orígenes medievales, cuando a veces se servía en los ayuntamientos y banquetes universitarios en cuencos que se parecían a la forma de la mitra de un obispo”, explica Andrea Broomfield en su libro ‘Comida y cocina en la Inglaterra victoriana: una historia».

Cedric Dickens, bisnieto de Charles Dickens, habla sobre el significado de la bebida caliente y alcohólica y su lugar en la escena final de ‘Un cuento de Navidad’, en la introducción de su libro ‘Bebiendo con Dickens’: A la gente le encanta hablar de [Charles Dickens], posiblemente porque era el defensor del hombre común… Tomemos, por ejemplo, ‘Cuento de Navidad’… 

Sí, incluso el pobre Bob Cratchit, que ganaba una miseria, preparaba su ponche en Navidad. Los Bob Cratchit, y de hecho todos los personajes del mundo de Dickens, siguen vivos en nuestra imaginación y, de hecho, siguen existiendo. 

Vinos comunes en la Inglaterra victoriana

Entre los comentarios de Broomfield y Cedric Dickens sobre el ‘’Obispo Humeante’, así como los numerosos videos tutoriales sobre la bebida festiva, es fácil concluir lo siguiente. 

Si bien estos vinos calientes ya eran comunes en la Inglaterra victoriana antes de la publicación de la obra maestra navideña de Dickens de 1843, la bebida caliente, cítrica, con clavo de olor, vino y oporto se convirtió en un alimento básico navideño aún más popular, apareciendo en fiestas y ferias al aire libre en los años siguientes. 

Holanda: vino del obispo en vísperas de san Nicolás

Mucho antes, sin embargo, las tradiciones inglesas de los vinos calientes y las sidras se extendieron a muchos países europeos. 

Los holandeses aún elaboran Bisschopswijn o vino del obispo para celebrar la víspera de San Nicolás, la víspera del día de san Nicolás, que se celebra el 6 de diciembre. 

La festividad conmemora la muerte del histórico “Papá Noel”, el obispo de Myra del siglo IV, que luchó contra la herejía en el Concilio de Nicea y cuyo legado duradero es el de dar generosos regalos a los niños.

De San Nicolás, Sinterklaas, a Santa Claus

Los inmigrantes neerlandeses llevaron la tradición a Estados Unidos, donde san Nicolás, “Sinterklaas”, evolucionó fonéticamente a Santa Claus. No se pierdan mañana, aquí mismo, ‘la leyenda de san Nicolás: el origen de Santa Claus’.

El Centro de San Nicolás existe para promover la devoción a este querido santo y es un recurso valioso y repleto de datos históricos, anécdotas y formas creativas de celebrar la próxima festividad. 

Bisschopswijn, muy similar al Obispo Humeante

Su receta del Bisschopswijn es casi idéntica a los ingredientes de la receta del Obispo Humeante, escrita por Cedric Dickens.

Tengo la sensación de que la receta que se cita a continuación es una bebida que su bisabuelo habría acogido con gusto. ¡Disfrútenla con moderación, con buena salud y con espíritu de agradecimiento! 

Receta del Bisschopswijn (vino de obispo holandés)

(Cortesía del Centro san Nicolás. Bebida tradicional para la víspera del día de san Nicolás, el 6 de diciembre).

1 litro de vino tinto
1 limón
1 naranja
20 clavos de olor (especia).
2 cucharadas de azúcar
1 rama de canela
una pizca de macis y azafrán (opcional)

Lave y seque el limón y la naranja. 

Introduzca 10 clavos de olor en cada uno. 

Ponga el vino, el azúcar, el limón, la naranja y la canela (y la macis y el azafrán atados con una muselina, si los usa) en una cacerola. 

Tape y deje hervir lentamente. 

Baje el fuego y deje que el vino hierva a fuego lento durante aproximadamente 1 hora. 

Retire las especias y la fruta. 

Caliente el vino de nuevo, pero no deje que hierva. 

Sirva en vasos resistentes al calor. 

¡Buen provecho!

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– Sarah Robsdottir es católica conversa y madre de siete hijos que educa en casa. Su última novela, ‘Juana de Arkansas’, fue publicada por Voyage Publishing a principios de este año. Visite a Sarah en www.sarahrobsdottir.com.

– Esta información se ha publicado originariamente en OSV News en inglés. Pueden consultarla aquí.

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El autorOSV / Omnes

Evangelio

La ajorca de oro. Inmaculada Concepción (A)

Vitus Ntube nos comenta las lecturas de la Inmaculada Concepción (A) correspondiente al día 8 de diciembre de 2025.

Vitus Ntube·5 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

En el camino del Adviento nos encontramos con esta hermosa fiesta de la Madre de Cristo: la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Hoy contemplamos a nuestra Señora en su hermosura: la belleza de la santidad y la belleza de la gracia. El ángel en el Evangelio de hoy la llama “llena de gracia”: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1, 28). El Papa Benedicto XVI decía que “llena de gracia” es el nombre más hermoso de María, el nombre que Dios mismo le dio para indicar que siempre ha sido y siempre será la amada.

María no solo tiene un nombre hermoso, sino también una personalidad y una identidad bellas. Ha sido bendecida con todas las bendiciones espirituales de los cielos para ser santa e inmaculada. La fiesta de hoy nos permite contemplar esta belleza sin mancha, la belleza de estar llena de gracia, de estar llena de Cristo.

Esta belleza ha sido plasmada en muchas obras de arte. Recuerdo mi breve experiencia pastoral en Valencia. Por primera vez me encontré con una estatua de la Virgen adornada con pendientes. Me llamó la atención porque era algo ajeno a mi sensibilidad. Pero al visitar más iglesias, descubrí que muchas imágenes de María allí —incluida la patrona de la ciudad— estaban ricamente adornadas con pendientes, pulseras, collares y coronas. Aquellos adornos no eran simples objetos de vanidad, sino intentos artísticos de expresar exteriormente el esplendor de la santidad interior de María. La belleza de María necesitaba una expresión a través de esos objetos. Estaban allí para embellecer a la Virgen y, al mismo tiempo, manifestar su hermosura interior. La antífona de entrada de la liturgia de hoy, del profeta Isaías, se puede atribuir a María, cuya alma se regocija porque ha sido revestida con las vestiduras de la salvación y el manto de la justicia: “como novia que se adorna con sus joyas” (Isaías 61, 10).

Al maravillarnos con la belleza de María, recordamos que también nosotros hemos sido hechos hermosos ante Dios con todas las bendiciones espirituales y estamos llamados a ser santos. Mucho depende de si decimos “sí” al plan de Dios como lo hizo María en el Evangelio, o si decimos “no” como Adán y Eva en la primera lectura. También podemos tratar de descubrir la bendición particular que Dios ha dado a cada uno de nosotros para cumplir la misión que nos ha encomendado.

El escritor español Gustavo Adolfo Bécquer, en su leyenda La ajorca de oro, cuenta la historia de una mujer llamada María, que fue a la catedral de Toledo en la fiesta de la Virgen. Mientras rezaba, su mirada no se fijó en la Virgen, sino en la ajorca de oro que adornaba el brazo que sostenía al Niño Divino. Quedó cautivada, codiciosa, incluso obsesionada, por el brillo de la joya, hasta tal punto de que ya no veía a la Virgen que veneraba, sino a otra mujer que se burlaba de ella por no poseer tal tesoro. Para ella, María había dejado de ser modelo del que aprender y se había convertido en una rival.

La Virgen no presume de sus privilegios, ni su belleza y sus gracias deben presentarse como motivo de comparación. Ella no nos ha sido dada como rival. La fiesta de la Inmaculada Concepción nos recuerda que todos hemos sido bendecidos de manera especial para la misión de Dios, y que estamos llamados a corresponder a ese don con nuestro “sí”, al igual que lo hizo María. Sus joyas son dones de Dios y su agradecida aceptación de los dones y la misión inherente a ellos.

Evangelización

¿Por qué la mujer no puede ser sacerdote?

La Iglesia explica por qué el sacerdocio está reservado a los varones y cuál es el papel esencial de la mujer.

Teresa Aguado Peña·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

En las últimas décadas, el papel de la mujer en la Iglesia ha sido objeto de un debate cada vez más visible. Muchas personas se preguntan si algún día podría abrirse la posibilidad de que las mujeres reciban el sacramento del Orden sacerdotal. Sin embargo, la Iglesia católica sostiene que no se trata de una cuestión de “derechos” o de “discriminación”, sino de la naturaleza misma del ministerio sacerdotal tal como lo instituyó Jesucristo. ¿Por qué la Iglesia mantiene esta enseñanza? ¿Qué razones bíblicas, teológicas y simbólicas hay detrás de que el sacerdocio ministerial esté reservado a los varones y cómo se relaciona con la misión propia de la mujer en la Iglesia?

Ya en los años setenta, cuando algunas comunidades cristianas comenzaron a plantear la posibilidad de ordenar mujeres, Pablo VI recordó públicamente que para la Iglesia católica “no es admisible” conferir el sacerdocio ministerial a las mujeres. Y no lo es, afirmaba, por razones fundamentales:

  • El ejemplo de Cristo, que escogió solo varones como apóstoles.
  • La práctica constante de la Iglesia, que ha imitado fielmente a Cristo en esta elección.
  • El Magisterio vivo, que enseña de modo coherente que esta exclusión está en armonía con el plan de Dios para su Iglesia.

Para aclarar aún más esta cuestión, Pablo VI encargó a la Congregación para la Doctrina de la Fe la declaración «Inter Insigniores», que expuso y profundizó los fundamentos de esta doctrina, concluyendo así: «la razón verdadera es que Cristo, al dar a la Iglesia su constitución fundamental, su antropología teológica, seguida siempre por la Tradición de la Iglesia misma, lo ha establecido así».

San Juan Pablo II, en su carta apostólica «Ordinatio Sacerdotalis», subraya que Cristo eligió a sus Apóstoles de manera totalmente libre y soberana. No se dejó arrastrar por condicionamientos socioculturales. En los Evangelios vemos a Jesús actuar con gran libertad y dignificar la vocación de la mujer, pero aun así reservó a varones la misión apostólica. Después, los propios Apóstoles transmitieron esa misma práctica cuando eligieron a sus sucesores y colaboradores en el ministerio.

El papel de la mujer en la Iglesia

San Juan Pablo II destaca el papel esencial de las mujeres en la Iglesia en su carta apostólica: «El hecho de que María Santísima, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, no recibiera la misión propia de los Apóstoles ni el sacerdocio ministerial, muestra claramente que la no admisión de las mujeres a la ordenación sacerdotal no puede significar una menor dignidad ni una discriminación hacia ellas, sino la observancia fiel de una disposición que hay que atribuir a la sabiduría del Señor del universo». Así, añade que el papel de la mujer es capital hoy en día, tanto para la renovación y humanización de la sociedad, como para descubrir de nuevo, por parte de los creyentes, «el verdadero rostro de la Iglesia».

El Papa Francisco reafirmó esta postura subrayando que “es un problema teológico” pero que no se trata de una privación sino de un papel distinto donde hay todavía mucho que profundizar y reconoció que hay que dar más cabida a la mujer en la Iglesia en otros ámbitos.

Además, la Declaración «Inter Insigniores» recuerda que la estructura jerárquica de la Iglesia está ordenada totalmente a la santidad de los fieles: «el único carisma superior que debe ser apetecido es la caridad (cf. 1 Cor 12-13). Los más grandes en el Reino de los cielos no son los ministros, sino los santos».

Cristo Esposo, Iglesia Esposa

Desde la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo II se puede dar un argumento más. En un mundo en el que da igual que el cuerpo sea masculino o femenino, la Iglesia reivindica la importancia de su significado. Juan Pablo II hablaba de la Eucaristía como el sacramento de los esposos porque es el sacramento en el cual los esposos por excelencia, es decir, Cristo y la Iglesia, se entregan. Y se entregan, decía él, de la misma manera que los esposos en el matrimonio: en su cuerpo femenino o masculino.

El varón y la mujer no se entregan de la misma forma. Esto se expresa en el acto conyugal: el esposo se entrega saliendo de sí y yendo hacia la esposa y la esposa se entrega acogiendo dentro de sí al esposo. Este mismo lenguaje se encarna en la historia de la salvación. Así, cuando el sacerdote toma la forma para consagrarla y dice «Tomad y comed… esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros» es Nuestro Señor diciéndole esas palabras a la Iglesia. Una mujer no podría pronunciarlas porque sencillamente no se entrega así, sino acogiendo en sí el don del esposo: comiendo Su Cuerpo.


Vaticano

El Vaticano cierra la puerta al diaconado femenino pero no con un juicio definitivo

La ausencia de consenso obliga a mantener una postura prudencial y no admitir el diaconado femenino. Recomienda continuar el estudio del diaconado y reforzar la reflexión global sobre el servicio (diaconía) en la Iglesia.

Javier García Herrería·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Vaticano ha hecho público un amplio resumen de los trabajos realizados por la Comisión de Estudio sobre el Diaconado Femenino, que desde 2021 —y en continuidad con investigaciones previas iniciadas bajo el pontificado de Francisco— analiza la posible admisión de mujeres al diaconado. 

El informe, firmado por el presidente de la Comisión junto con su secretario, Monseñor Denis Dupont-Fauville, sintetiza cuatro años de investigación histórica, teológica y pastoral, así como las tensiones doctrinales que han impedido alcanzar un consenso, y ha sido presentado recientemente al papa León XIV como material para su discernimiento.

El resumen entregado al papa León XIV recoge que las distintas comisiones vaticanas han constatado la existencia histórica de figuras llamadas diaconisas, presentes en la Iglesia antigua. Sin embargo, los estudios coinciden en que dicho ministerio no fue homogéneo ni equivalente al diaconado masculino. Las funciones, ritos de institución y significado teológico variaron notablemente entre comunidades, sin que pueda hablarse de un sacramento del Orden en sentido pleno.

Falta de evidencia sacramental

La Comisión presidida por Mons. Dupont-Fauville reafirma que, según el estado actual de la investigación, no existe fundamento suficiente para atribuir al diaconado femenino antiguo un carácter sacramental. Aunque algunos textos podrían sugerir lo contrario, la evaluación global de la Tradición apunta a un “ministerio sui generis”, desligado de la sucesión apostólica. Esta tesis fue aprobada ampliamente dentro del organismo.

El documento insiste en que los datos históricos, por sí solos, no permiten resolver la cuestión: la decisión final deberá ser doctrinal y magisterial. La Comisión reconoce la existencia de dos líneas teológicas contrapuestas.

Una enfatiza que la ordenación diaconal es ad ministerium —orientada al servicio, no al sacerdocio—, lo que abriría un posible camino para la ordenación de mujeres, en la medida que sus funciones se ciñan a servicios eclesiales no sacramentales. La otra subraya la unidad del sacramento del Orden y su significado esponsal en los tres grados (diácono, presbítero, obispo), rechazando la posibilidad de un diaconado femenino sacramental.

Votaciones divididas y ausencia de consenso

Las votaciones internas reflejan que hay desafíos doctrinales no resueltos y muestra cómo hay bastantes personas consultadas que están a favor, pero esta falta de convergencia hace recomendable una actitud prudencial.

La Comisión recibió 22 dossiers enviados al proceso sinodal, pero “no puede considerarse la voz del Sínodo, y mucho menos del Pueblo de Dios en su conjunto”. En ellos se expresan posturas muy diversas: desde quienes invocan la igualdad bautismal y el acceso de las mujeres a todos los grados del Orden, hasta quienes alertan contra un cambio considerado contrario a la Tradición o influido por tendencias socioculturales contemporáneas. 

Según el resumen, la propuesta sinodal de estudiar el tema fue una de las más controvertidas, con un número elevado de votos en contra.

Argumentos antropológicos y teológicos en conflicto

Las presentaciones favorables al diaconado femenino se apoyan en la igualdad de dignidad entre hombre y mujer y en una comprensión no vinculada al género de la representación de Cristo. En contraste, otros teólogos afirman que la masculinidad de Cristo tiene relevancia sacramental y que modificar este punto implicaría alterar el significado nupcial de la relación entre Cristo y la Iglesia.

Muchas mujeres aportaron su experiencia pastoral, especialmente en comunidades sin presencia estable de sacerdotes. Varias señalaron sentir una vocación al diaconado como plenitud sacramental de su servicio; otras expresaron la necesidad de visibilidad, autoridad y reconocimiento eclesial. La Comisión advierte, sin embargo, que la dedicación o el deseo personal no constituyen por sí mismos un criterio teológico suficiente para la ordenación.

Hacia nuevos ministerios y mayor corresponsabilidad

Uno de los puntos de mayor consenso fue la necesidad de ampliar los ministerios laicales, especialmente aquellos que pueden ser confiados a mujeres, siguiendo la línea de Spiritus Domini y Antiquum Ministerium. La Comisión afirma que este desarrollo sería un signo profético, especialmente en contextos donde persiste la discriminación de género. La propuesta fue aprobada de manera casi unánime.

El texto final señala que en amplias zonas del mundo el diaconado permanente es poco conocido o prácticamente inexistente, lo que dificulta comprender su sentido propio. Por ello, antes de debatir sobre su eventual apertura a mujeres, la Iglesia debería “aclarar su identidad sacramental y misión eclesial”. Esta tarea se presenta como prioritaria para avanzar en el discernimiento.

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La vida es peor sin Dios

La conversión desencadena, siempre, una serie de reacciones y sentimientos diversos. En quien la vive, la alegría y el fervor se une a la claridad de ver que “ha elegido la mejor parte”, la luz se hace presente después de una vida de oscuridad. Esta actitud de deslumbramiento, contrasta, no pocas veces, con alguna actitud derrotista, ceniza, de muchos católicos empeñados en ver sólo los nubarrones de la Iglesia.

4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La conversión desencadena, siempre, una serie de reacciones y sentimientos diversos. En quien la vive, la alegría y el fervor se une a la claridad de ver que “ha elegido la mejor parte”, la luz se hace presente después de una vida de oscuridad. Esta actitud de deslumbramiento, contrasta, no pocas veces, con alguna actitud derrotista, ceniza, de muchos católicos empeñados en ver sólo los nubarrones de la Iglesia. 

En una ocasión, una joven conversa, se encontraba en una conferencia, rodeada de “cristianos de toda la vida”. Éstos tan sólo se quejaban de los problemas que cercaban a la fe: los sacerdotes tenían poco celo pastoral, la sociedad desterraba la fe de la esfera pública, no existían políticas cristianas… Cuestionada por cómo veía ella  “aquel panorama”, aquella joven respondió “sinceramente, creo que no es tan malo. Porque yo vengo de fuera y no os hacéis una idea del frío que hace ahí”. Su respuesta dió en el clavo: fuera, sin Dios, hace más frío.

Una de las peores mentiras que el diablo ha implantado, con éxito, en la mentalidad de muchos cristianos es esa que considera que, quienes están lejos de Dios, “fuera de la viña”, disfrutan más que nosotros, o incluso, que son más felices aquí en la Tierra. Es la mentalidad necia del que exclama ante una vuelta o descubrimiento tardío de Dios: “¡Con lo bien que se lo ha pasado en la vida, ahora se convierte y va al Cielo, ¿no?”. Y no es así. No. Fuera hace mucho frío. 

La vida es peor sin Dios. Hace más frío fuera de la viña, lejos del Padre. Caemos en la trampa diabólica cuando pensamos que los de fuera “tienen suerte” o “han vivido lo mejor de la vida”, en vez de dar gracias por haber sido llamados “a la hora primera”. Pasaron frío los jornaleros – que no habían conocido la casa del Señor; pasó frío y hambre, el hijo pródigo que había huido de ella, tras aquella falsa promesa del diablo. 

Porque el peso del día y el calor existen, claro que sí, pero es un calor con sentido, un peso con futuro. No es el trabajo obligado de un esclavo sin esperanza. Si no, los católicos seríamos como el hijo mayor, un “querer sin querer”, un “estar dentro” de manera tibia, mediocre. Y así no escucharemos el grito de los de fuera, que piden que salgamos en busca de ellos, que seamos los actores de cambio del mundo.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

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Oda a la discapacidad

Tengo dos hermanas con discapacidad. Pero me sigue sorprendiendo cada vez que veo a un Síndrome de Down cantando por la calle. Entonces pienso: ¡Qué bueno es el Señor!

4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hace poco, yendo al trabajo, cogí un autobús repleto de gente. Llevaba la rutina de todo trabajador en el transporte público: en silencio, con el móvil en la mano, los ojos fijos en una pantalla y esperando que nadie me molestara. De pronto se oyó una voz de un pasajero que, a pleno pulmón y sin ningún tipo de vergüenza, cantaba una balada a una tal Jenny: “eres mi amor” repetía.

Las sardinas enlatadas que estábamos alrededor sólo tratábamos de hacer una cosa: contener la risa. Todos cruzábamos miradas que decían “pobrecito, es discapacitado”. Pero lo cierto es que todos queríamos empezar la mañana tan felices como él. Llegué al trabajo con una sonrisa de oreja a oreja y les dije a mis compañeros: ha pasado algo muy surrealista en el bus, y me ha alegrado el día.

Yo tengo dos hermanas con discapacidad, pero me sigue llamando la atención esta condición.

Ayer fue el día internacional de las personas con discapacidad, y acompañé a mi hermana Paloma a un torneo de baloncesto que organizó la asociación Clubamigos. Allí todos recibían un trofeo y lo primero que hacían era ir a abrazar a sus padres, que no hacían otra cosa que babear ante tan desbordante alegría. Yo sólo podía pensar ¡Qué bueno es el Señor!

Se dice que Dios es un artista y que todas sus obras son perfectas. Pero siempre he pensado que con este tipo de personas se ha lucido. Y es que, viendo la maldad que hay en tantos de nosotros, nuestro Padre quiso regalarnos hermanos en los que veamos una inocencia tan pura que digamos “yo quiero ser como ellos”.

¿Por qué no iba a querer ser alguien que no tiene culpa alguna? Alguien con alegría, cariñoso, sencillo, sensible y amable. Sobre todo, amable. Son personas que nada más verlas provocan ternura y son felices con poco. Personas que dan ganas de cuidarlas.

La sociedad en la que vivimos rechaza a todo aquél que haya que cuidar: niños, abuelos y sí, discapacitados. El que no es autosuficiente, vale menos. Y es una pena que se avance en aborto, eutanasia y demás inventos para librarse de ellos. ¡Si tan sólo nos diésemos cuenta de que precisamente cuidar es lo que nos lleva a Dios, nos hace felices!

De la cantidad de regalos que el Señor me ha hecho, uno de los más preciados es tener hermanas con discapacidad. Porque ellas son para mí ángeles sin culpa que Él ha puesto en mi camino para que yo salga de mí misma. Me regalan momentos liberadores en los que puedo dejar a un lado el infierno de vivir para mí y ponerme a su disposición, viendo en ellas un trocito de Cielo.

Dios está en ellas, como en muchos otros que me rodean. Pero es más evidente en alguien con esta condición. Por ello, cada vez que en el metro o en el bus me encuentro a un Síndrome de Down con sus cascos y cantando lo más alto que puede, pienso ¡Qué bueno es el Señor, que me deja verle!

Rodeémonos, aprendamos y cuidemos de ellos, reconozcamos su valor y amémoslos. Porque son obras maestras del mayor artista de todos.

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Estados Unidos

William Dailey: «existen brotes verdes en la vida de fe en Estados Unidos” 

Fr. William Dailey, sacerdote de la Congregación de la Santa Cruz (CSC), y profesor en la Facultad de Derecho en la Universidad de Notre Dame, observa “brotes verdes en la vida de fe” en Estados Unidos, y ve motivos para “ser optimistas”.

Francisco Otamendi·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

Un macroinforme, elaborado por la consultora estadounidense Pew Research y publicado a comienzos de ese año, apreció una estabilización en el declive del cristianismo en Estados Unidos. Casi en paralelo, la newsletter ‘The Morning’, de The New York Times, abordaba la religión y la espiritualidad, y concluía: “Estados Unidos quiere un Dios”. Y luego llegó la sorpresa de la elección del Papa León XIV, el primer Papa procedente de los Estados Unidos.

En este contexto, entrevistamos a Fr. William Dailey, sacerdote de la Congregación de la Santa Cruz (CSC), y profesor en la Facultad de Derecho en la Universidad de Notre Dame, que acaba de organizar una cumbre sobre libertad religiosa en Dublín.

A su juicio, existen “brotes verdes en la vida de fe” en su país. Y aunque “es demasiado pronto para juzgar si habrá un ‘efecto Leo’ significativo en la práctica del catolicismo en Estados Unidos, los primeros indicios son ciertamente esperanzadores” afirma.

¿Cómo valora el estudio de Pew Research que apunta a una estabilización del declive del cristianismo durante años en Estados Unidos?

—El estudio de Pew Research coincide con mi propia experiencia, anecdótica, en varios aspectos. Me encuentro en una situación poco habitual en la Universidad de Notre Dame, donde más del 80 % del alumnado es católico y, en nuestras residencias universitarias y en muchos edificios académicos, se celebran Misas diarias muy concurridas, por lo que el descenso es menos evidente en mi vida cotidiana.

Pero, sin duda, hay menos gente asistiendo a Misa en 2025, en porcentaje de la población estudiantil, que cuando me gradué en 1990. Sin embargo, al menos entre los que asisten a Misa hoy, el nivel de catequesis es más alto que el de mi generación, y el entusiasmo y la devoción que muestran son, “a menudo” sorprendentes.

Así que se pueden ver tendencias en ambas direcciones, como indica el estudio: tenemos conversiones y reafiliaciones de formas impresionantes y conmovedoras, pero también vemos muchas desvinculaciones. Hablamos mucho de esto en mi comunidad religiosa, la Congregación de la Santa Cruz, que fundó Notre Dame y sigue prestando servicio allí, y más ampliamente en toda la universidad: cómo podemos atraer a la gente de nuevo a la práctica de la fe.

¿Se han recuperado, al menos, los niveles de antes de la pandemia? ¿Y la evangelización en los ambientes universitarios? 

— Sin duda estamos viendo un resurgimiento en Notre Dame tras los mínimos alcanzados durante la pandemia en cuanto a la asistencia a Misa, y un gran fervor en nuestros programas de confirmación de adultos y la Iniciación Cristiana de Adultos, especialmente entre nuestra población estudiantil internacional. Esto no contrarresta necesariamente la tendencia general de desafiliación, que refleja la investigación de Pew Research mencionada anteriormente, pero las cosas no son unidireccionales.

¿Considera que puede estar sucediendo un cierto repunte de la vida espiritual o de la práctica religiosa como informa el New York Times?

—Una vez más, mi trabajo diario con los estudiantes y compañeros del cuerpo docente, así como las numerosas conversaciones aleatorias o fortuitas que uno puede tener en aeropuertos o en bodas, concuerdan plenamente con lo que informa el New York Times: que, incluso en medio del declive de la afiliación a las religiones organizadas, las personas mantienen una sensación de creencia en Dios, de que no estamos solos en el universo, de que hay una dimensión trascendente en la vida a la que quieren prestar atención.

¿Alguna anécdota para ilustrar esta afirmación?

—A menudo pienso en un hombre que conocí hace años, cuando trabajaba como capellán en un hospital. Lo visité a altas horas de la noche porque las enfermeras lo notaban agitado. Me saludó con bastante cortesía, pero me dijo que, aunque le gustaba conversar, no era religioso. Así que charlamos sobre cómo le iban las cosas y, después de unos veinte minutos, pensé que debía dejarlo dormir, así que me despedí. “¿No vas a rezar?”, me preguntó. Le respondí: “Me dijiste que no eras creyente”, a lo que él me contestó “¡Que no sea creyente no significa que no rece!”. Así que rezamos juntos y me pidió que volviera a visitarlo, a la mañana siguiente, para hablar sobre la fe y sobre la gran mejoría que había sentido después de nuestra visita.

La correlación no implica causalidad; tal vez solo fuera el efecto de la medicina. Pero fue una experiencia muy intensa que me permitió comprender la complejidad de la lucha de las personas con la fe y la vida. 

Además del panorama de Estados Unidos, usted conoce la realidad irlandesa, ¿qué recuerda?

—En efecto, pasé los años 2016-2020 en Dublín, Irlanda, como director fundador del Notre Dame-Newman Centre for Faith & Reason y en la iglesia de Our Lady Seat of Wisdom, construida por san John Henry Newman. 

Allí organizamos conferencias, conciertos, diversas formas de catequesis para jóvenes adultos, etc., en un esfuerzo por presentar la fe con sofisticación, esperanza y alegría en un período de declive para la Iglesia en Irlanda.

Encontramos rápidamente entusiasmo por una nueva Misa para los jóvenes, pero el trabajo lleva tiempo y es como en el Evangelio de Marcos: “Así es el reino de Dios: es como si un hombre esparciera semilla en la tierra y durmiera y se levantara noche y día, y la semilla brotara y creciera, sin saber cómo”. ¡Tenemos que dejar la profunda labor de la conversión al Espíritu Santo y hacer todo lo posible por cooperar!

¿Se aprecia algún impacto de la elección del Papa León XIV en la fe de los católicos estadounidenses? ¿Cómo ve que se ha recibido la elección del primer Papa estadounidense?

—Sin duda, es demasiado pronto para juzgar si habrá un “efecto Leo” significativo en la práctica del catolicismo en Estados Unidos, pero los primeros indicios son ciertamente esperanzadores. Los estadounidenses se sorprendieron y fascinaron al ver que uno de los suyos había sido elegido; esto hace que el papado parezca bastante cercano, algo que debe de ser bastante normal para los italianos históricamente, pero que es novedoso en Estados Unidos. “¡Ha estado en nuestras tiendas de perritos calientes! ¡Ha animado a los Chicago White Sox! ¡Ha ido a Villanova!”.

Más allá de estos detalles humanos, el Papa León XIV también ha mostrado calidez y profundidad en sus sermones, una gentileza y un enfoque en Cristo que espero que, junto con la novedad de su elección, atraigan a los católicos estadounidenses que quizá se hayan sentido un poco perdidos para volver a escuchar el Evangelio.

Usted ha hablado de la polarización que vivimos socialmente. ¿Alguna idea en este sentido?

El Papa León XIV ha centrado sus predicaciones en Cristo, no en la Iglesia como tal, y desde luego tampoco en sí mismo. En el mundo católico practicante tendemos a culparnos unos a otros —por nuestras disputas sobre la liturgia, nuestros diferentes enfoques políticos o ciertas cuestiones teológicas controvertidas— del descenso en el número de fieles o en la asistencia a Misa. Siempre he pensado que exagerar en ello aceleraría, en lugar de frenar, cualquier declive.

La gente no quiere participar en discusiones. Ya hay suficiente discordia fuera de la Iglesia. Quieren encontrarse con el Señor, experimentar el amor, la misericordia y la inspiración, conocerse a sí mismos como criaturas y conocer mejor a su Creador. El Papa León XIV da todas las señales de comprender esto y de empujarnos a dejar de obsesionarnos con nuestras disputas internas, que sin duda tienen su lugar, por supuesto, para renovar nuestro enfoque en Cristo.

Acabamos de celebrar la Pascua, Pentecostés y la solemnidad de la Santísima Trinidad, y muchos de nuestros textos bíblicos nos recuerdan la oración de Jesús para que seamos uno como Él y el Padre son uno. Estoy convencido de que esa unidad atraerá a otros a la vida divina.

Estados Unidos ha vivido, estos meses, un movimiento de revitalización eucarística, ¿cómo se ha vivido?

—Los obispos estadounidenses han pedido a los sacerdotes que, en sus predicaciones y actividades parroquiales, así como en sus esfuerzos más amplios de catequesis y culto, renueven su sentido de la Presencia Real y de la importancia del culto reverente, de la adoración eucarística y de la idea de que la Eucaristía es la fuente y la cumbre de nuestra vida como Iglesia. Esto lo vemos en Notre Dame, donde hay un mayor entusiasmo por la adoración, las procesiones eucarísticas y similares que cuando llegué aquí hace décadas, cuando era adolescente.

¿Podemos ver el futuro del catolicismo estadounidense con esperanza?

—Sin duda hay brotes verdes en la vida de la fe. Es posible que las cosas empeoren antes de mejorar en términos numéricos, pero eso no significa que no veamos atisbos de un camino a seguir, ni que no tengamos motivos para ser optimistas. Los primeros cristianos se enfrentaron a dificultades mucho mayores y a una disonancia cultural mucho mayor que la que afronta hoy la Iglesia a la hora de compartir nuestra experiencia de Cristo con nuestros vecinos. 

¡Las comunicaciones y los viajes modernos hacen que la evangelización sea mucho menos desalentadora de lo que era para san Pablo y sus compañeros! Por lo tanto, no debemos sucumbir a la tentación humana siempre presente de pensar en lo mucho mejor que eran las cosas antes y centrarnos solo en nuestras propias luchas: la cruz nos llega a todos, de manera paradójica, no la invitamos, es una lucha, pero cuando tomamos la cruz cada día con Cristo, descubrimos que, efectivamente, estamos en el camino de la vida.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia, el ‘Santo Tomás de Oriente’

La liturgia celebra el 4 de diciembre a san Juan Damasceno (675–749), conocido tradicionalmente como “el Santo Tomás de Oriente”. Fue monje, sacerdote, y figura brillante de la teología.

Francisco Otamendi·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La vida y obra de san Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia, muestran a un monje teólogo y defensor incansable de la fe en un tiempo de intensas controversias.

Nacido en Damasco (Siria), en el seno de una familia cristiana acomodada, Juan recibió una formación clásica y teológica excepcional. Esto le permitió dominar la filosofía, las ciencias y las lenguas. Tras servir algunos años en la administración civil del califato omeya, abrazó la vida monástica en el monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén. Fue ordenado sacerdote, y nombrado predicador titular en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén.

Se recuerda a San Juan de Damasco por su defensa de las imágenes sagradas durante la crisis iconoclasta del siglo VIII. Frente a los emperadores de Constantinopla, argumentó que, puesto que el Hijo de Dios se hizo carne, es legítimo representar artísticamente a Cristo y a los santos. Sus escritos sostuvieron la tradición de la Iglesia. 

Síntesis de Escritura, liturgia y teología

Su obra ‘Exposición de la fe ortodoxa’ suele compararse con la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino. En su tratado, compendia la enseñanza patrística precedente y ofrece una síntesis armónica de Escritura, liturgia y reflexión teológica. El Directorio franciscano subraya su espíritu contemplativo y su amor por la Virgen María. A Ella dedicó algunos de los textos marianos más bellos. 

El Papa León XIII le proclamó Doctor de la Iglesia en 1890. A San Juan Damasceno se le considera puente entre Oriente y Occidente, testigo de la belleza de la fe y maestro de sabiduría para la Iglesia.

El autorFrancisco Otamendi

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Cultura

‘Los Domingos’, Rosalía,… ¿despertar religioso o moda? 9 ideas

¿Tenemos un “despertar” espiritual entre los jóvenes españoles o es una estrategia de marketing? Fenómenos como ‘Lux’, de Rosalía, la película ‘Los Domingos’ y otros, espolean la reflexión. Juan Manuel de Prada, Alejandro Rodríguez de la Peña, Julio Llorente y Almudena Calvo Domper lo han analizado.

Francisco Otamendi·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Esto no es la tesis de un juntaletras sobre el posible renacimiento espiritual que se advierte. Tampoco publicidad de un podcast. Se trata de una breve selección, por tanto subjetiva, de algunas ideas de los cuatro invitados en el programa ‘Contrapoder’ del canal ViOne. El episodio dura 1 hora y 43 minutos. 

El presentador, Carlos Padilla, introdujo el tema. ¿Qué está pasando? Esto está pasando: hay artistas que hablan de Dios, películas que tocan la vocación, influencers que se acercan a la fe, y jóvenes ’vacíos’ que vuelven a hacerse preguntas. No es poca cosa, aunque ha salido ya a la palestra la palabra espejismo….

Los analistas del panel han sido unánimes: hablar de “moda católica”, concepto que se pone sobre la mesa, puede resultar engañoso. He aquí algunas de sus reflexiones sobre el fenómeno. 

1. Evitar la trampa de llamar “moda” a lo cristiano

El escritor y articulista Juan Manuel de Prada precisa: “La fe católica siempre ha sido contraria a las modas”. Por eso, si se habla de un repunte de interés por lo religioso, no debería hacerse en clave superficial: “Si hay una moda de lo católico, es una falsificación, una banalización, una conversión en merchandising sentimental o pop”.

Para De Prada, insistir en la palabra “moda” sirve para desactivar cualquier posible despertar real, diluyéndose en lo efímero. “Quienes quieren que esto no prospere lo convierten en una tendencia para matarlo antes de nacer”, advierte.

“Soy absoluta fan de Rosalía”, dice Almudena C. Domper, periodista especializada en comunicación corporativa. “Ante la pregunta de si es una moda, yo creo que si es una moda, acabará pronto como todas las modas. Pero a la vez estoy de acuerdo que no puede ser una moda cualquiera».

2. Existe una inquietud espiritual, sed de trascendencia, en parte de la juventud

Aunque Juan Manuel de Prada rechaza la atribución de “moda” al fenómeno, reconoce que “en sectores despiertos de la juventud sí puede existir un anhelo confuso de recuperar una tradición religiosa”. Son minorías, subraya, porque “la inmensa mayoría está sojuzgada por las consignas sistémicas”. Pero esta inquietud es real. A su juicio, “hay una mayor necesidad de Dios y de una vida espiritual, yo creo que esto no admite ningún género de dudas”.

Alejandro Rodríguez de la Peña, catedrático de historia medieval en el CEU, comparte este análisis, desde su perspectiva. “Hay un vacío, una juventud desahuciada y ese vacío hay que llenarlo. Entonces, se puede llenar de muchas formas”.

3. Hay precedentes: este fenómeno ocurrió antes en países diversos 

El profesor Rodríguez de la Peña recuerda que “en 1820-30 y 1920-30 ya hubo renacimientos católicos en Europa: en Francia, como reacción al laicismo revolucionario, y en Inglaterra con el Catholic Renaissance”. Cada época, explica, vive estos movimientos de un modo distinto: entonces eran círculos literarios; hoy, presencia mediática, redes sociales o artistas mainstream “que indican que hay mercado para lo espiritual”.

Pero el historiador subraya un punto decisivo: todos esos renacimientos pasados terminaron desapareciendo. “Si uno mira qué quedó del Renacimiento católico inglés… nada”.

4. Identificar los riesgos: ¿identitarismo? ¿Fragilidad?

Rodríguez de la Peña advierte que cierta parte de este resurgir puede estar vinculada a fenómenos identitarios influenciados por el “Christian nationalism” estadounidense, donde lo religioso se convierte en una seña cultural, no necesariamente en una búsqueda de verdad.

Almudena C. Domper añade: “Puede que se haya vuelto cool pensar en la faceta humana de la espiritualidad”. Pero una moda espiritual tiene la misma fragilidad que cualquier moda cultural: “¿Cuánto te implica, en el fondo, beberte un matcha?”.

Desde luego no parece frágil lo descrito en este artículo: “La película (‘Los Domingos’) se acerca a la vivencia de la fe, al trato con Dios “como un marido, como un novio”, o sea, real. Y lo hace desde fuera, pero con una delicadeza, dignidad, respeto -y quizás, algo de asombro-, que la dota de completa verosimilitud”.

5. El cambio es real: lo religioso vuelve a la plaza pública

Julio Llorente, periodista y escritor, interpreta como un buen síntoma el hecho de que hoy la religión vuelva a la conversación pública: “En décadas anteriores la religión estaba confinada en los templos. Hoy se habla de ella con naturalidad”.

“Yo sí me detendré en el disco Rosalía y en ‘Los Domingos’, porque creo que son un buen síntoma. Hablábamos de la eficacia mercadotécnica. Efectivamente, que sea hoy considerada como estrategia mercadotécnica la religión católica, es un buen síntoma. Tampoco le daría más importancia de la que tiene al disco de Rosalía ni a la película de ‘Los Domingos’, que por cierto me gustó. Disfruté mucho”.

Fenómenos como Rosalía o ‘Los Domingos’ funcionan más como indicadores culturales que como causas. “No sé si hay conversiones masivas. Intuyo que no. Pero sí creo que hay una tierra fértil”, afirma Llorente.

“Rosalía llevaba hablando de Dios desde siempre”, cuenta Almudena C. Domper. “Pero ha hecho un disco claramente centrado en la idea de Dios o lo espiritual. Dice públicamente que lleva un año y medio estudiando a las santas de la iglesia, cita a pensadoras, etc. Ella lleva hablando del tema desde el 2017”.

6. Distinguir entre conversión auténtica y experiencias epidérmicas

Los ponentes coinciden en que muchas aproximaciones actuales al cristianismo son emocionales o estéticas. Julio Llorente observa “turistas de lo religioso”: personas que acuden a adoraciones o eventos buscando paz interior sin comprender que “el fin de la vida cristiana no es el sosiego, sino la verdad, que puede incomodar”.

En una línea similar, Juan Manuel de Prada insiste: “La fe católica es una persuasión de la razón. No puede reducirse a sentimientos”. Y advierte contra copiar modelos evangélicos de alta emotividad: “Son imitaciones baratas”.

7. Volver al fundamento: la fe se transmite de corazón a corazón

Aquí los ponentes están absolutamente alineados. Julio Llorente reflexiona: “¿debemos depositar nuestras esperanzas evangelizadoras en los grandes medios o que las conversiones sean de corazón a corazón?”.

Juan Manuel Prada dice: “Jesucristo podría haber inventado el teléfono, la televisión o las redes sociales, pero no lo hizo. Dejó claro que la fe se transmite de corazón a corazón”.

Para el columnista, ninguna estrategia digital sustituye el encuentro personal. La Iglesia, dice, siempre ha crecido así. Por otra parte, comenta que cualquier renacimiento espiritual requiere testigos fuertes, incluso heroicos: “La argamasa de la conversión religiosa es el testimonio. Mártir significa testigo”.

8. Reconstruir el tejido comunitario: sin comunidad, la fe se apaga

Rodríguez de la Peña es especialmente claro: “La fe cristiana se vive en comunidad. El francotirador estará unos años y se irá”. 

Así lo expresó: “Está claro que la fe cristiana se vive en comunidad. Entonces, el francotirador, el paracaidista, el turista, estará unos años y se irá. ¿Por qué? Porque o vives la fe católica, que no hay otra manera de vivirla, en una comunidad, la que sea, parroquia, movimiento… lo que cada uno elija, o la fe se muere”.

A su juicio, en España falta tejido eclesial para acoger a jóvenes que se acercan por primera vez a la fe. 

9. Comprender que lo digital ayuda…, pero no basta

Aunque todos coinciden en que la fe no puede reducirse a lo digital, Almudena C. Domper recuerda un dato significativo: “La venta de Biblias en Reino Unido ha subido un 61% en cinco años”. Y añade: “Hay comunidades digitales reales. No son la panacea, pero están acercando a mucha gente”.

Los ponentes reconocen que estas herramientas pueden ser un primer paso, siempre que conduzcan a lo verdaderamente esencial: la vida sacramental y el acompañamiento humano.

El autorFrancisco Otamendi

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Evangelio

La paz, fruto de la conversión. Domingo II de Adviento (A)

Vitus Ntube nos comenta las lecturas del domingo II de Adviento (A) correspondiente al día 7 de diciembre de 2025.

Vitus Ntube·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El domingo pasado, la liturgia nos invitaba a velar. Hoy nos llama a la conversión. El Adviento es un tiempo de preparación y la Iglesia nos da cuatro figuras que nos acompañan: Isaías, Juan el Bautista, María y José. Hoy encontramos a los dos primeros.

Isaías, con sus visiones poéticas y bellas, nos consuela. Juan el Bautista, por el contrario, es franco, austero e intransigente. La figura del Precursor se nos presenta con su modo austero de vestir y alimentarse: vestido con piel de camello y alimentado de saltamontes y miel silvestre. El profeta Isaías había hablado de Él como la voz de uno que clama en el desierto. Su mensaje era claro: “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.” Su misión fue preparar y allanar el camino del Señor, llamando al pueblo de Israel a arrepentirse de sus pecados. Al llevar a cabo esta misión, los fariseos y saduceos se le acercaron, y él se mostró inflexible con ellos. Cuestionó sus motivos para arrepentirse y les exhortó a dar “el fruto que pide la conversión.” Les hablaba a ellos, pero también nos habla a nosotros. Nos pide que estemos atentos a la arrogancia y la hipocresía que nos hacen pensar que nos hemos ganado la salvación, el derecho a encontrarnos con Cristo, el derecho a disfrutar de la Navidad. La auténtica conversión es más que un hábito cultural o una observancia superficial; debe dar fruto.

¿Cuáles son entonces los frutos de la conversión? La justicia y la paz. El salmo habla de que en los días del Mesías florecerá la justicia. San Pablo también lo menciona, “tener entre vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús”.

En la bella visión del profeta Isaías, vemos la coexistencia pacífica entre depredadores y presas, leones y corderos, leopardos y cabritos, vacas y osos, niños y serpientes, inocencia y astucia. Ese es el futuro que traería consigo la venida de Cristo. Este es el fruto de la conversión, donde la realidad creada puede vivir en armonía. Donde todas las razas, tribus y religiones pueden vivir en paz. El Papa León XIV nos ha recordado constantemente que recemos por la paz y la unidad. Intentemos ser colaboradores de la paz durante este tiempo de Adviento.

Así como nos preparamos para encontrar a Cristo en las actividades cotidianas, también lo encontramos en quienes nos rodean. Por eso, el arrepentimiento y la conversión se convierten, por así decirlo, en un primer paso necesario y continuo hacia la salvación, en el encuentro con Cristo.

La humildad será necesaria para dar frutos de conversión, para vencer la tentación de creernos suficientes. Juan dice: “Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras”. Cristo, que puede levantar hijos de las piedras, no quiso convertir esas piedras en pan. Más bien, se humilló y se hizo hombre. Cristo —Dios verdadero de Dios verdadero— para confirmar la validez de las palabras de Juan el Bautista, nació en una cueva, en un pesebre. Como bromeaba Chesterton: “Dios se hizo hombre de las cavernas.” Se hizo, por así decirlo, hombre de piedra, y nos pide que seamos humildes como Él. El Hijo eterno se hizo niño en la gruta, el Príncipe de la Paz. En su nacimiento los ángeles cantaron: “Paz en la tierra.”

Mundo

El Papa pide diálogo en Oriente Medio, Ucrania, Venezuela, e irá a África

Al final de su primer viaje al exterior como Papa, centrado en el diálogo, el Papa León XIV dijo que los ejemplos de amistad y respeto que había visto, podrían ser un ejemplo útil para la gente de América del Norte y Europa también. El Santo Padre espera ir a África, incluida Argelia, donde sirvió San Agustín.

CNS / Omnes·3 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Cindy Wooden, vuelo papal, CNS

Las historias de cristianos y musulmanes que se ayudaron mutuamente en el Líbano cuando sus aldeas fueron destruidas, ofrecen la lección de que “tal vez deberíamos ser un poco menos temerosos y buscar formas de promover un diálogo auténtico y respeto”, dijo el Papa a los periodistas el 2 de diciembre durante su vuelo de regreso a Roma desde el Líbano.

A menudo, el miedo a los musulmanes en Occidente es “generado por personas que se oponen a la inmigración y que intentan excluir a quienes puedan ser de otro país, otra religión, otra raza”, dijo. “En ese sentido, diría que todos debemos trabajar juntos”.

El Papa León partió de Roma hacia Turquía el 27 de noviembre y se dirigió al Líbano el 30 de noviembre. Ayer, de camino a casa desde Beirut, pasó más de 25 minutos en el avión respondiendo a preguntas de los periodistas, que pueden ver íntegramente aquí.

El Papa León XIV escucha la pregunta de una periodista a bordo de su vuelo de regreso a Roma desde el Líbano, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez)(CNS photo/Lola Gomez).

En busca de una paz sostenible en Oriente Medio

Después de sus repetidos llamamientos durante todo el viaje para poner fin a la violencia en Oriente Medio, violencia que incluye ataques contra Israel por parte de militantes de Hezbolá y ataques contra el Líbano por parte de Israel contra los militantes, se le preguntó al Papa León, nacido en Estados Unidos, si “utilizaría sus conexiones” con el presidente estadounidense Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu para promover la paz en la región.

“Creo que la paz sostenible es alcanzable”, dijo el Papa. “De hecho, ya he iniciado, a pequeña escala, algunas conversaciones con algunos líderes de los lugares que usted mencionó”, le dijo al periodista.

Sin embargo, los esfuerzos diplomáticos del Vaticano se realizan principalmente “entre bastidores”, dijo. Lo importante es que quienes participan en conflictos armados silencien sus armas y se sienten a la misma mesa para negociar la paz.

Ucrania: revisiones al plan inicial

Sobre la cuestión de Ucrania y el plan de paz propuesto por el presidente estadounidense Donald Trump, que fue elaborado sin el aporte de los miembros europeos de la OTAN, el Papa León dijo que estaba feliz de ver que ya se estaban haciendo revisiones al plan para incluir las preocupaciones de Europa.

Venezuela: “calmar la situación”, diálogo

Cuando se le preguntó sobre las tensiones actuales entre Trump y el presidente venezolano Nicolás Maduro, el Papa León dijo que el Vaticano está en contacto con “los obispos y el nuncio” para tratar de encontrar formas “de calmar la situación”, especialmente porque los que más sufren son los simples ciudadanos de Venezuela.

Sin embargo, el Papa León también señaló que “las voces que llegan de Estados Unidos van cambiando”, alternando entre ultimátums a Maduro y ocasionales suavizaciones de la retórica.

“No sé más”, dijo el Papa, pero siempre es mejor buscar el camino del diálogo.

El Papa León XIV fue recibido en el palacio presidencial de Ankara, Turquía, por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, el 27 de noviembre de 2025, en su primer viaje papal al extranjero. (Foto CNS/Lola Gomez).

Promover la comprensión  y el respeto

En respuesta a otra pregunta sobre el diálogo y la amistad, el Papa León dijo que su lema episcopal, “In Illo Uno Unum”, literalmente “En el Uno, somos uno”, es una referencia obvia a la unidad que se encuentra con la fe en Cristo.

Pero también es “una invitación a todos nosotros y a los demás a decir: ‘Cuanto más podamos promover la auténtica unidad y la comprensión, el respeto y las relaciones humanas -es decir, la amistad y el diálogo en el mundo- mayor será la posibilidad de que dejemos de lado las armas de guerra’”, dijo el Papa.

Cuando la gente aprenda a “dejar de lado la desconfianza, el odio, la animosidad que tantas veces se ha creado”, dijo, “encontraremos maneras de unirnos y podremos promover una paz y una justicia auténticas”.

El cónclave: “Señor, Tú estás al mando. Todo está en manos de Dios”

En cuanto al cónclave que lo eligió el 8 de mayo, el Papa dijo que mantiene “muy estrictamente” el secreto del proceso electoral.

El día antes de que comenzara el cónclave, dijo, un periodista lo detuvo en la calle y le preguntó qué pensaba sobre la gente que decía que él era candidato.

“Dije simplemente: ‘Todo está en manos de Dios’, y lo creo profundamente»” afirmó el Papa.

El Papa León XIII dijo que quienes quieran comprenderlo deberían leer el libro “La Práctica de la Presencia de Dios”, de un autor conocido simplemente como el Hermano Lorenzo. Este libro ha influido en su espiritualidad durante años, afirmó. La premisa es: “uno simplemente entrega su vida al Señor y permite que Él guíe”.

“En medio de grandes desafíos, viviendo en Perú durante años de terrorismo, siendo llamado a servir en lugares donde nunca pensé que sería llamado a servir, confío en Dios”, dijo.

“Cuando vi cómo iban las cosas en el cónclave”, dijo, «”respiré hondo. Dije: ‘Aquí vamos, Señor. Tú estás al mando y guía el camino’”.

El Papa León XIV recibe una raqueta de tenis y pelotas nuevas de manos de la familia del presidente libanés Joseph Aoun y su esposa, Nehmat, en el palacio presidencial de Beirut el 30 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

La gente «quiere ver a Jesucristo” y a “un mensajero de paz”

En cuanto a las multitudes que se reúnen en Roma y participan en el viaje, el Papa León dijo que sabe que vienen a verlo, “pero me digo a mí mismo: ‘Están aquí porque quieren ver a Jesucristo y quieren ver a un mensajero de paz’”.

El entusiasmo, especialmente de los jóvenes, “es impresionante”, dijo, “y sólo espero no cansarme nunca de apreciarlo”.

Su próximo viaje, África, incluida Argelia

Respecto a futuros viajes papales, dijo que aún no hay nada “seguro”, pero espera que su próximo viaje sea a África, incluida Argelia, donde San Agustín sirvió como obispo y donde todavía “es muy respetado como hijo de la nación”.

“Sólo para confirmar”, dijo: “África. África. África”.

Había rumores de que viajaría a Perú, donde había servido como misionero y obispo durante 20 años, y a Argentina y Uruguay, países a los que el Papa Francisco les había prometido una visita. “Pero el plan aún no está finalizado”, dijo.

El autorCNS / Omnes

Evangelización

El sacerdote como influencer

Las redes sociales, con sus ventajas y sus peligros, son un nuevo espacio en el que todos los cristianos pueden compartir su fe. Esta era digital presenta, también para los sacerdotes, una gran oportunidad para evangelizar.

Juan Carlos Vasconez·3 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El vibrante mundo digital se nos presenta como una nueva “plaza pública”, llena de oportunidades para la misión evangelizadora de toda la Iglesia, y con desafíos que todos estamos llamados a comprender. Para quienes hemos sido llamados al sacerdocio, estas plataformas abren caminos inéditos y responsabilidades particulares para llevar la Buena Nueva, construir comunidad y ofrecer acompañamiento espiritual. 

Emprender este “ministerio digital” nos pide a todos una navegación prudente y llena de fe. A nosotros, los sacerdotes, nos exige un discernimiento particular para equilibrar el enorme potencial evangelizador con una necesaria cautela ante los riesgos.

El propósito de estas líneas es compartir algunas reflexiones y pautas prácticas, dirigidas de modo especial a mis hermanos sacerdotes, pero que también pueden iluminar a todo fiel que desee adentrarse con fruto en este continente digital. En este sentido, el documento Hacia una plena presencia del Dicasterio para la Comunicación, aunque no exclusivo para el clero, brinda luces valiosas para esta tarea común.

Testimonio auténtico

La vida de fe, y de manera particular la vida del sacerdote, siempre suscita un interés genuino. Las redes sociales pueden ser una ventana que permita a muchos conocer más de cerca la entrega que implica seguir a Cristo y, en el caso del ministerio sacerdotal, valorar su belleza particular. Esto puede impulsar a todos a vivir con más hondura la propia vocación.

Compartir con sencillez las vivencias de fe -alegrías y también las luchas propias del camino- fomenta una conexión genuina y construye puentes de confianza. Cuando un sacerdote se muestra más humano, más cercano, su mensaje catequético, apologético o sus consejos pastorales pueden calar con mayor profundidad, tanto en su comunidad directa como en un público más amplio.

Ya nos recordaba el Papa Benedicto XVI que la tarea primordial del sacerdote es anunciar a Cristo, la Palabra hecha carne. Estas nuevas herramientas ofrecen canales para que este anuncio resuene en todos los rincones, sin embargo también pueden distraer de las obligaciones más importantes que son las sacramentales. 

El Papa Francisco también nos aseguraba que, bien utilizado, el entorno digital promueve la construcción de relaciones y la amistad. 

Las redes pueden ser, así, un instrumento valioso para acortar distancias y servir. Para el sacerdote, esto significa una extensión de su paternidad espiritual. Incluso desde una perspectiva práctica, estas herramientas ofrecen formas eficientes de comunicación, permitiendo extender el ministerio más allá de los confines físicos de la parroquia. 

Navegando con prudencia

No podemos ser ingenuos. Así como el mundo digital ofrece un mar de oportunidades, también presenta escollos que todos, y de manera especial los sacerdotes por su particular responsabilidad pastoral, debemos aprender a sortear con sabiduría.

  • Cristo siempre en el centro: Es fundamental que toda presencia cristiana en la red, y especialmente la del sacerdote, dirija siempre a las personas hacia Cristo, y no hacia uno mismo. La tentación de la autopromoción puede ser sutil. Si la humildad es virtud necesaria para todo cristiano, para el sacerdote es un tesoro que debe cultivar con esmero, recordando siempre que es un instrumento de la gracia de Dios.
  • Cuidado con los “naufragios digitales”: Internet puede generar adicción y llevar a perder un tiempo precioso. Todos debemos ser conscientes de la actividad en línea, asegurándose el sacerdote de que esta no reste tiempo ni energía a sus deberes pastorales fundamentales ni, sobre todo, a su vida de oración personal, que es el alma de su ministerio.
  • Conciencia y austeridad en el uso: Es importante que cada uno se conozca bien, siendo consciente de las propias vulnerabilidades. Para el sacerdote, una sana austeridad en el tiempo dedicado a las redes, examinándolo a la luz de un uso ordenado y saludable es siempre una muestra de prudencia.
  • Vigilancia ante las tentaciones: El entorno digital puede ser una “caja de Pandora”. Los algoritmos pueden dirigir hacia contenido inapropiado. El sacerdote, por su rol público y su compromiso con la castidad, debe ser particularmente vigilante ante personas o situaciones que busquen interacciones inapropiadas.
  • Prudencia y límites claros: La prudencia es clave en las interacciones online. Establecer límites saludables es un deber de caridad con uno mismo y con los demás. Para el sacerdote, esto incluye evitar situaciones que puedan comprometer su testimonio o su vivencia de la castidad, manteniendo un sano equilibrio entre la transparencia necesaria y la debida protección de su privacidad. Sabiendo que los emoticonos pueden ser malinterpretados, conviene siempre ser un poco más parcos en las manifestaciones de afecto digital.
  • Profundidad frente a superficialidad: Las redes sociales a menudo fomentan lo efímero. El esfuerzo debe ir encaminado a buscar interacciones genuinas, evitando que el sacerdote caiga en la trampa de buscar validación a través de “me gusta” o seguidores. 

Realidades pastorales 

Es crucial comunicar con claridad los alcances y límites de la presencia online. Las interacciones virtuales, por valiosas que sean, nunca podrán reemplazar la riqueza insustituible de la vida sacramental. Como bien nos recuerda el Magisterio, “no existen los sacramentos en internet”.

La presencia del sacerdote en el mundo digital debe ser siempre un reflejo coherente de su identidad y vocación. Como bien se ha dicho, “el sacerdote que usa una red social también es sacerdote en ella”. Su actividad online debe estar orientada por una intención clara: la evangelización, la proclamación de Cristo y el servicio a las almas.

Para ello, la oración y el discernimiento son absolutamente esenciales para el sacerdote. Necesita pedir constantemente luces al Señor para asegurar que su ministerio digital brote de un corazón contemplativo. Comunicar eficazmente en el lenguaje digital requiere aprendizaje, y no se debe tener reparo en buscar la colaboración de laicos expertos.

Es importante ser realistas: no todos los sacerdotes están llamados o equipados para tener el mismo grado de actividad en línea. Factores como la edad, la experiencia o el contexto pastoral influirán.

Experiencia personal

Comparto con sencillez que mi propia experiencia en estos años me ha confirmado el inmenso potencial que tenemos al alcance de la mano. He tenido la gracia de colaborar con otros influencers de la fe, conocer de cerca valiosas iniciativas apostólicas y participar en eventos y transmisiones en vivo que buscan llevar la luz y la esperanza de Cristo a este nuevo “continente”. 

En la pastoral más inmediata, con mis propios feligreses, he constatado con alegría cómo agradecen encontrar en el mundo digital explicaciones de nuestra fe, pequeños fragmentos de homilías que les iluminan, o incluso cursos y talleres que les ayudan a crecer. 

Para un público más joven estas apariciones han resultado útiles para establecer otros puentes, comprender y hablar una jerga común.

Y de manera muy especial, donde quizás el fruto se ha hecho más palpable –y esto lo comparto con profunda gratitud al Señor– es en el ámbito de la oración a través del formato pódcast. Con iniciativas como Hablar con Jesús, hemos sido testigos privilegiados de incontables testimonios de personas que, a través de esas sencillas meditaciones diarias, han reavivado su relación con Dios. 

Abrazando las oportunidades que se nos presentan, y permaneciendo siempre vigilantes y prudentes –especialmente quienes tenemos una responsabilidad pastoral directa– podremos usar eficazmente estas plataformas para proclamar el mensaje perenne del Evangelio de una manera nueva, dinámica y, sobre todo, profundamente personal y auténticamente cercana. ¡No tengamos miedo de llevar a Cristo a todos los rincones de la red! 

Familia

De proabortista a «Sierva de Dios»: la historia de Ruth Pakaluk

Michael Pakaluk, esposo de Ruth, comparte detalles de la vida de santidad de su mujer, mientras su causa avanza con el nihil obstat que la reconoce como Sierva de Dios, primer paso en el proceso hacia su posible canonización.

Teresa Aguado Peña·3 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Ruth Pakaluk, nacida en 1957 en un hogar presbiteriano, pasó de considerarse atea y ser una brillante estudiante de Harvard defensora del aborto a una buscadora sincera de la verdad junto a Michael, el compañero con quien debatía sus dudas existenciales.

Su conversión comenzó cuando recuperó la certeza de que Dios existe y entendió que conocerlo debía ser el centro de su vida, lo que la llevó a abrazar la fe católica: en 1980, Michael, que había nacido en una familia católica, regresó a la Iglesia y Ruth fue recibida y confirmada en Nochebuena. Con el tiempo, ambos encontraron en el Opus Dei una guía para su vida espiritual. Casada y madre de siete hijos, Ruth se convirtió en una influyente defensora provida en Massachusetts, un testimonio unido a su experiencia de maternidad y a una vida sencilla y generosa con su comunidad: «Era como la ‘Madre del barrio'» recuerda su marido.

Hoy, el nombre de Ruth VK Pakaluk vuelve a escucharse con fuerza en la Iglesia. Este otoño, el Vaticano ha concedido el nihil obstat para abrir su causa de beatificación y canonización, reconociéndola como Sierva de Dios, el primer paso hacia un proceso que podría culminar algún día en su proclamación como santa.

En conversación con su esposo Michael Pakaluk y su amiga cercana Mary Beth Burke, se puede atisbar cómo vivió Ruth una vida ejemplar. Michael reconoce la santidad de su esposa Ruth especialmente en «su amor muy vivo y real por el Cielo; su deseo de ver el rostro de Dios; su ardiente deseo de co-redimir con Cristo; su piedad por sus maestros y lealtad a sus amigos; y su constancia en la oración».

Ruth Pakaluk y su esposo Michael ©OSV News

La conversión de Ruth

Desde joven, Ruth vivía en búsqueda de la verdad. Mary Beth recuerda que esa actitud la hacía irresistible: “era increíblemente inteligente, pero jamás arrogante”. Disfrutaba hablando de todo —la fe, la vida familiar, la causa provida— con un entusiasmo que contagiaba. Michael confirma que ese mismo impulso interior fue lo que transformó su vida espiritual: cuando Ruth comprendía una verdad, no la dejaba pasar; actuaba de inmediato. «No conozco a nadie más que haya actuado tan inmediatamente sobre la verdad una vez comprendida» afirma Michael.

Su conversión, sin embargo, no fue un camino cómodo. Michael explica que comenzó por una comprensión de su propio egoísmo y de sus pecados, acompañada por un agudo reconocimiento de que solo la gracia de Dios podía liberarla de ellos. Así empezó a rezar con insistencia. Mary Beth recuerda que esa vida de oración la sostuvo siempre, incluso cuando la enfermedad ya había entrado en escena: el rosario estaba en su mano en los paseos, en los viajes y hasta en las visitas entre amigas. Ella misma confiesa que, gracias a Ruth, aprendió a amar esa oración.

«La madre del barrio»

La maternidad fue el gran escenario donde Ruth vivió su vocación. Michael la describe como una madre que amaba a cada hijo con locura, y que sabía apreciar lo que hacía único a cada uno. Aunque su vida podía ser un torbellino —siete hijos, catequesis parroquial, tertulias y charlas provida por toda Nueva Inglaterra— encontraba orden al iniciar el día en oración. Y si todo se desmoronaba después, tenía una convicción inamovible: si había ido a misa, “había tenido el mejor día posible”.

Mary Beth vio de cerca esa mezcla de alegría y eficacia. En verano, Ruth organizaba excursiones al lago como si fueran cosa fácil: preparaba sándwiches, té helado en una jarra enorme y metía en el coche a todos los niños, incluidos aquellos cuyos padres no podían llevarlos. Mary Beth admite que a veces una madre se siente desbordada, incapaz de organizar ni siquiera una salida sencilla, pero Ruth lo hacía parecer simple. Mientras los niños jugaban, ellas rezaban el rosario y compartían amistad. Para Mary Beth, esos días fueron una escuela de fe disfrazada de día de campo.

Ruth contra el aborto

Ese amor por la vida familiar alimentó también la pasión de Ruth por la defensa del no nacido. Michael recuerda que primero intentó influir en la política, apoyando a quienes pudieran promover jueces del Tribunal Supremo dispuestos a revocar la sentencia Roe vs. Wade. Cuando ese enfoque pareció fracasar (aunque al final tuvo éxito), se concentró en la educación de los jóvenes: «en los últimos años de su vida, habló probablemente en todas las parroquias de su diócesis y en la mayoría de las clases de estudiantes de secundaria, además de participar en muchos debates universitarios. Creía que los debates eran esenciales, porque pocas personas se decidirían a menos que escucharan a ambas partes» cuenta Michael. Mary Beth la recuerda como una “guerrera feliz”: firme, pero nunca negativa ni condescendiente, segura de que la verdad prevalecería.

Los argumentos de Ruth eran simples y profundos. Explicaba que si el derecho humano más básico —el derecho a la vida— se niega, entonces se niegan todos los demás. También defendía cuenta Michael «que el cuerpo de una mujer, desde el momento en que concibe un hijo, protege a ese ser no nacido. Todo cambia para estar al servicio de este ser. El estado de su cuerpo revela algo sobre el estado de su alma. Por lo tanto, el aborto va profundamente en contra de sus intereses genuinos como mujer. Le hace daño en lugar de ayudarla». Mary Beth escuchó sus charlas y discursos muchas veces, y confiesa que gracias a ellas aprendió a poder articular mejor la enseñanza de la Iglesia sobre temas provida y familiares con sus propios hijos y amigos.

Sufrimiento y santidad

El dolor también pasó por la vida de Ruth. Perdió un hijo, y Michael recuerda que vivió ese sufrimiento con la convicción evangélica de que “bienaventurados los que lloran” porque Dios mismo los consuela. Esa misma mirada confiada la acompañó hasta el final. Mary Beth —que solo la conoció ya enferma— dice que a veces olvidaba la gravedad de su estado: Ruth seguía siendo extrovertida, alegre, activa. Cuando llegó el momento de su muerte, el impacto fue grande para todos, porque parecía imposible que esa vitalidad pudiera apagarse.

Mientras la Iglesia revisa ahora su vida, Michael espera que no se pierdan dos rasgos esenciales: su sentido práctico en las cosas espirituales —“no desperdicies la gracia” y «conoce la voluntad de Dios, haz la voluntad de Dios» solía repetir— y la frescura juvenil con la que vivía la fe, que veía como una nota fundamental del discipulado cristiano de hoy. Mary Beth, por su parte, conserva una gratitud honda: «La forma en que afrontó su muerte, sin rendirse nunca, siguiendo fielmente su vocación como hija de Dios, esposa, madre y amiga hasta el final, nos enseñó a todos los que la conocíamos cómo morir como cristianos. Siempre le estaré agradecida por ello.»

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Mundo

Mensaje de fraternidad y paz del Papa a Oriente Medio al dejar Líbano

El Papa León XIV concluyó su estancia en el Líbano con lo que llamó “un llamado sincero: que cesen los ataques y las hostilidades”. “Oriente Medio necesita nuevos enfoques para rechazar la mentalidad de venganza y violencia”, afirmó.

CNS / Omnes·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

– Cindy Wooden, Beirut (Líbano), CNS

El Papa León XIV concluyó su visita al Líbano en este viaje apostólico que comenzó en Turquía, con ocasión del 1.700 aniversario del primer Concilio de Nicea. Y lanzó de nuevo un mensaje de fraternidad y paz, también para Oriente Medio.

“Debemos reconocer que la lucha armada no aporta ningún beneficio”, declaró en el aeropuerto de Beirut antes de regresar a Roma el 2 de diciembre. “Si bien las armas son letales, la negociación, la mediación y el diálogo son constructivos. ¡Elijamos la paz como un camino, y no solo como un objetivo!”.

“Partir es más difícil que llegar. Hemos estado juntos, y en Líbano estar juntos es contagioso; encontré aquí a un pueblo al que no le gusta el aislamiento, sino el encuentro”, añadió.

“Por lo tanto, no nos separamos, sino que, habiéndonos encontrado, seguiremos adelante juntos. Y esperamos que todo Medio Oriente se comprometa con este espíritu de fraternidad y de esfuerzo por la paz, incluso quien hoy se considera enemigo”.

“El mundo no ha olvidado Líbano”

Por su parte, el presidente del Líbano, Joseph Aoun, confesó que “no solo nos despedimos de un invitado de honor, sino de un padre que nos trajo consuelo y nos recordó que el mundo no ha olvidado al Líbano, que aún hay corazones que rezan por él y trabajan por su paz”.

Esfuerzo de todos 

Durante su estancia en el Líbano, del 30 de noviembre al 2 de diciembre, el Papa pidió repetidamente paz, justicia y un esfuerzo concertado de todos los libaneses para construir un futuro mejor para ellos y sus familias.

De hecho, después de la Misa y antes del rezo del Ángelus del 2 de diciembre, imploró “una vez más a la comunidad internacional que no escatime esfuerzos para promover procesos de diálogo y de reconciliación”. Y dirigió un llamamiento “a cuantos tienen autoridad política y social aquí y en todos los países marcados por la guerra y la violencia: escuchad el grito de vuestros pueblos que piden paz”.

Educar nuestro corazones para la paz

“Oriente Medio necesita nuevos enfoques para rechazar la mentalidad de venganza y violencia, superar las divisiones políticas, sociales y religiosas, y abrir nuevos capítulos en nombre de la reconciliación y la paz”, afirmó. “Necesitamos cambiar de rumbo. Necesitamos educar nuestros corazones para la paz”.

Sin embargo, nunca mencionó por su nombre a Hezbolá, los combatientes islámicos militantes que atacan a Israel desde el Líbano, ni tampoco mencionó a Israel, que ha estado atacando ciudades y pueblos libaneses durante más de dos años, afirmando que estaban atacando a Hezbolá.

En la ceremonia de despedida en el aeropuerto, expresó su deseo de que ·todo el Medio Oriente se involucre en este espíritu de fraternidad y compromiso con la paz, incluidos aquellos que actualmente se consideran enemigos”.

“Llevo conmigo la sed de verdad y justicia”

A las 6.30 de la mañana del último día del primer viaje papal al extranjero del Papa León, un doble arcoíris apareció en el cielo sobre la bahía Zaitunay de Beirut.

El Papa comenzó el día visitando un hospital psiquiátrico administrado por católicos y luego rezando en el puerto de Beirut, lugar de la explosión química de 2020 que mató a más de 200 personas, hirió a unas 7.000 y dejó a unas 300.000 personas desplazadas.

«Me conmovió profundamente mi breve visita al puerto de Beirut, donde una explosión devastó la zona y costó muchas vidas», dijo el Papa en la misa que celebró después en el paseo marítimo cercano.

«Recé por todas las víctimas y llevo conmigo el dolor y la sed de verdad y justicia de tantas familias, de todo un país», dijo el Papa . Los familiares de las víctimas de la explosión de nitrato de amonio almacenado indebidamente se unieron a él para la oración en el lugar, donde aún quedan montañas de escombros, montones de coches quemados y montones de ropa y telas hechas jirones.

Abrazos del Papa

También estuvieron presentes los obispos melquitas y maronitas de Beirut, así como el primer ministro libanés, Nawaf Salam, y Haneen Sayed, ministra de Asuntos Sociales del gobierno; su madre murió en la explosión.

El Papa León colocó una corona de flores, encendió una vela y rezó antes de saludar a las familias y sobrevivientes que aún conservan las cicatrices de sus heridas. Una joven, llorando, pidió un abrazo, que el Papa le dio antes de ponerle la mano sobre la cabeza y bendecirla.

Belleza eclipsada

En su homilía durante la Misa, el Papa León afirmó que la belleza del Líbano “está eclipsada por la pobreza y el sufrimiento, las heridas que han marcado su historia. En este sentido, acabo de visitar el puerto para rezar en el lugar de la explosión”.

“La belleza de vuestro país también se ve eclipsada por los numerosos problemas que os afligen, por el contexto político frágil y a menudo inestable, por la dramática crisis económica que os pesa y por la violencia y los conflictos que han reavivado antiguos temores», afirmó el Papa sin dar más precisiones.

La lectura del Evangelio del día, Lucas 10,21-24, comienza citando a Jesús, quien “se regocijó en el Espíritu Santo y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra””.

Un compromiso común

El Papa León dijo a las más de 100.000 personas que asistieron a la Misa que sabe que no siempre es fácil alabar a Dios.

“A veces, agobiados por las luchas de la vida, preocupados por tantos problemas que nos rodean, paralizados por la impotencia ante el mal y oprimidos por tantas situaciones difíciles —dijo—, nos sentimos más inclinados a la resignación y al lamento que al asombro y a la gratitud2.

Pero, les dijo el Papa, el Evangelio “nos invita a encontrar las pequeñas luces que brillan en el corazón de la noche, tanto para abrirnos a la gratitud como para impulsarnos a un compromiso común por el bien de esta tierra”.

La fe y la caridad de los cristianos libaneses, la voluntad de dialogar y colaborar con miembros de otras religiones son “pequeñas luces que brillan en la noche, pequeños brotes que brotan y pequeñas semillas plantadas en el jardín árido de esta época de la historia», afirmó.

“Cultiven estos brotes”, les dijo el Papa . Esa es la manera de evitar el desánimo y de “no ceder a la lógica de la violencia y la idolatría del dinero, y de no resignarnos ante la propagación del mal”.

“Líbano, ponte de pie”, dijo. “¡Sé un hogar de justicia y fraternidad! Sé un signo profético de paz para todo el Levante”, término que se refiere a la zona que bordea el Mediterráneo Oriental y que tradicionalmente incluye a Turquía, Líbano, Siria, Israel, Palestina y Jordania.

El autorCNS / Omnes

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León XIV clama en Misa: ‘¡Líbano, levántate!’, al despedir el país de los cedros

El Papa León XIV abandona el Líbano tras celebrar una Misa ante 150.000 personas, en la que ha clamado para unir esfuerzos y despertar el sueño de un Líbano unido, donde triunfen la paz y la justicia. “¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”.

Francisco Otamendi·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Una Misa en Beirut con asistencia de ciento cincuenta mil personas ha sido el último acto del Papa León XIV en Líbano, tras visitar a enfermos en el Hospital de la Croix, y rezar y saludar a las familias de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020. Una impresionante explosión que dejó 218 muertos, 7.000 heridos, 300.000 desplazados, y cuantiosos daños materiales. “¡Líbano, levántate!, ha dicho el Papa. 

“¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”, ha animado el Pontífice en la homilía de la Santa Misa, celebrada en francés y al aire libre, a la que ha asistido también el presidente de la República, Joseph Aoun, cristiano maronita, casado y padre de dos hijos, y numerosos fieles. 

En sus desplazamientos por Beirut, la visita al Santuario de Nuestra Señora de Libano, y hoy mismo, miles de personas se han lanzado a la calle a saludar y agradecer su visita al Santo Padre, que ha animado a “no olvidar a los más frágiles”, en su visita al Hospital llevado por las Hermanas Franciscanas de la Cruz.

Inclinados a la resignación y queja, antes que a la alabanza

En su homilía, el Santo Padre se ha referido a la belleza con la que el Señor ha adornado al Líbano, cantada por la Escritura, y a los altos cedros, y también a la actitud de alabanza al Señor, que “no siempre encuentra espacio dentro de nosotros. A veces, agobiados por las fatigas de la vida, preocupados por los numerosos problemas que nos rodean, paralizados por la impotencia ante el mal y oprimidos por tantas situaciones difíciles, nos sentimos más inclinados a la resignación y a la queja que al asombro del corazón y al agradecimiento”.

El Papa León XIV saluda a los fieles desde el papamóvil antes de celebrar la misa en Beirut, Líbano, en el último día de su primer viaje apostólico, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez)

Encontrar las pequeñas luces, los brotes

Por eso, el Papa ha invitado a cultivar siempre actitudes de alabanza y gratitud, y ha invitado a “encontrar las pequeñas luces que brillan en lo hondo de la noche, tanto para abrirnos a la gratitud como para estimularnos al compromiso común en favor de esta tierra”.

Todos estamos llamados a cultivar estos brotes, a no desanimarnos, a no ceder a la lógica de la violencia ni a la idolatría del dinero, a no resignarnos ante el mal que se extiende, ha alentado.

Unir esfuerzos

“Cada uno debe poner de su parte y todos debemos unir nuestros esfuerzos para que esta tierra pueda recuperar su esplendor. Y sólo hay una forma de hacerlo: desarmemos nuestros corazones, dejemos caer las armaduras de nuestras cerrazones étnicas y políticas, abramos nuestras confesiones religiosas al encuentro mutuo”.

Despertemos en lo más profundo de nuestro ser, ha animado, “el sueño de un Líbano unido, donde triunfen la paz y la justicia, donde todos puedan reconocerse hermanos y hermanas y donde, finalmente, se pueda realizar lo que nos describe el profeta Isaías: «El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos» (Is 11,6)”

“Este es el sueño que se les ha confiado”, ha dicho el Papa con tono solemne. “Es lo que el Dios de la paz pone en sus manos: ¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”.

El Papa León XIV celebra la misa en Beirut, Líbano, el último día de su primer viaje apostólico, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gómez)(CNS photo/Lola Gomez).

Fe, familias, escuelas, parroquias, congregaciones, movimientos…

El Papa se ha apoyado en las “pequeñas luces que brillan en la noche, pequeños brotes que despuntan, pequeñas semillas plantadas en el árido jardín de este tiempo histórico, también nosotros podemos verlos, aquí y también ahora”. 

“Pienso en su fe sencilla  y genuina, arraigada en sus familias y alimentada por las escuelas cristianas; en el trabajo constante  de las parroquias, las congregaciones y los movimientos para responder a las preguntas y necesidades de la gente”.

Sacerdotes y religiosos, trabajo de los laicos

“Me vienen a la mente los numerosos sacerdotes y religiosos que se dedican a su misión en medio de múltiples dificultades; así como también los laicos, comprometidos en el campo de la caridad y en la promoción del Evangelio en la sociedad”, ha dicho también.

Por estas luces que con esfuerzo tratan de  iluminar la oscuridad de la noche, por estos brotes pequeños e invisibles que, sin embargo, abren la esperanza en el futuro, hoy debemos decir como Jesús: “¡Te alabamos, Padre!”, ha clamado el Santo Padre.

“Hermanos y hermanas”, ha concluido León XIV, “yo también quiero decir, repitiendo las palabras de Jesús: “Te alabo, Padre”. Elevo mi acción de gracias al Señor por haber compartido estos días con ustedes, mientras llevo en mi corazón sus sufrimientos y sus esperanzas.

El papa León XIV reza en el lugar de la explosión del puerto de Beirut en agosto de 2020, en Beirut, Líbano, el 2 de diciembre de 2025. (CNS photo/Yara Nardi, pool via Reuters).

La esperanza que no declina

Rezo por ustedes, para que esta tierra del Levante esté siempre iluminada por la fe en Jesucristo, sol de justicia, y, gracias a Él, conserve la esperanza que no declina”.

Al final de la Santa Misa, el Patriarca de Antioquía de los Maronitas, Su Beatitud el Cardenal Béchara Boutros Raï, ha ofrecido unas palabras de agradecimiento al Papa.

Llamamiento a Oriente Medio

Antes de concluir, el Papa ha pronunciado un intenso llamamiento, tras confesar que «he deseado hacerme peregrino de esperanza en Medio Oriente, implorando a Dios el don de la paz para esta amada tierra, marcada por la inestabilidad, las guerras y el dolor”.

León XIV ha alentado a buscar la paz y la justicia, a trabajar unidos en busca de la paz, a superar la violencia, a luchar contra la desesperanza y la resignación, y a ser constructores de paz en Líbano, con un mensaje para “Oriente Medio”, que “necesita actitudes nuevas, para rechazar la lógica de la venganza y la violencia, para superar las divisiones políticas, sociales y religiosas”.

Finalmente, ha invocado la protección maternal de la Virgen María, Nuestra Señora de Harissa, para que proteja a todo el pueblo libanés, ha rezado ante el icono de la Virgen presente junto al altar, y ha impartido la Bendición.

El autorFrancisco Otamendi

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Miguel Pérez, sacerdote en Palestina: «no debemos caer en el victimismo»

El párroco español en la ciudad palestina de Nablús, Miguel Pérez, relata cómo los cristianos sostienen la fe y la convivencia en medio del conflicto y la incertidumbre.

Teresa Aguado Peña·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El sacerdote Miguel Pérez es párroco de la iglesia de San Justino Mártir, en la localidad palestina de Nablús. A sus 18 años, se fue de España al seminario Redemptoris Mater de Galilea, de allí fue destinado a Jordania y después a Palestina, donde lleva cuatro años.

En medio de un clima de incertidumbre política y social, los cristianos de Tierra Santa continúan viviendo su fe entre desafíos que ponen a prueba su esperanza. En conversación con Omnes, el sacerdote comparte cómo anima a los fieles que se sienten tentados al desánimo y reflexiona sobre el testimonio silencioso del Evangelio en una sociedad mayoritariamente musulmana.

En un contexto donde la tensión y la incertidumbre son parte de la vida cotidiana, ¿cómo vive y transmite usted la esperanza cristiana a los fieles que pueden sentirse tentados a la desesperanza?

Creo que ahora la fe en Dios es fundamental, es decir, la gente está perdiendo la esperanza ya que el futuro es muy incierto. Creo que lo que nos puede mantener firmes es la seguridad de que todo es para bien y de que el Señor sabrá llevar todo a buen término. Esto no es evadirse de la realidad, sino que la fe en Dios es lo que nos puede dar la fuerza y la valentía para seguir construyendo este nuestro país. Digamos que incluso en las conversaciones cotidianas trato de transmitir la idea de que hay que seguir involucrándose en la vida social y trabajar para salir adelante y veo que en general esa actitud la tienen, pero lo que no debemos hacer es caer en el victimismo.

En una sociedad mayoritariamente musulmana, ¿cómo percibe que los cristianos pueden ser testimonio del Evangelio sin necesidad de palabras, solo a través de su forma de vivir?

Los cristianos son testigos del Evangelio en Tierra Santa en la medida en la que cargan con su cruz. La situación de conflicto que se vive aquí es una cruz. Quedarse aquí sin rebelarse y sin levantar exclamaciones de odio creo que es la mejor forma de evangelizar actualmente. Por otra parte, es cierto que muchos cristianos están emigrando buscando una vida más tranquila. Como dice Cristo, «el espíritu es fuerte pero la carne es débil». Por tanto, en primer lugar, es necesario no parar de evangelizar a los cristianos, para que sigan siendo sal. Esto significa vivir la ocupación israelí con paciencia y amar a aquellos musulmanes que desprecien el cristianismo.

Hablas de cómo la mentalidad del Estado se va transmitiendo a los pequeños grupos, recibiendo así ofensas en tu parroquia ¿Cómo es la relación con las autoridades musulmanas?

La mentalidad de Daesh (el supuesto Estado Islámico) se está transmitiendo afectando sobre todo a las personas que son mentalmente más vulnerables. Por ahora no es una amenaza para los cristianos, no estamos siendo perseguidos directamente. Sin embargo, por causa de algunas personas que tienden al fanatismo, los cristianos se están encontrando a veces situaciones incomodas en los centros docentes y en los lugares de trabajo. Pero esto no es la situación general que define las relaciones entre cristianos y musulmanes en Palestina y en Nablús. De hecho, las autoridades musulmanas son muy respetuosas con las iglesias y con los cristianos.

Muchos jóvenes palestinos, también cristianos, emigran por falta de oportunidades o por miedo al conflicto. ¿Qué “estrategias” tiene la Iglesia local para mantener viva la fe entre los jóvenes que se quedan?

No hay estrategias específicas, pero son muchas las actividades para jóvenes que se hacen en las parroquias, sobre todo a través del grupo juvenil «La Patria de Jesús», que es un grupo que se esfuerza por reunir a los jóvenes universitarios y formarlos para que sean catequistas de los niños y los adolescentes de la parroquia. Este movimiento además conecta las parroquias y crea lazos entre los cristianos a lo largo del país. 

Ha dicho que los cristianos viven “abandonados a la voluntad de Dios”. ¿Qué ha aprendido usted personalmente sobre los fieles en Palestina?

Podríamos decir que esta guerra empezó en 1948, por lo que la mayoría de la población ha nacido en la guerra y están acostumbrados a estas situaciones. Varias veces han sido ellos los que me han reconfortado a mí con palabras de fe. Aunque también es verdad que la gente está más desanimada después de los bombardeos que han devastado Gaza y después de la supuesta paz que se firmó en octubre de este año (2025) que no parece que vaya a ayudar a los Palestinos. Se nota bastante el pesimismo, pero esperemos que la gente recupere el ánimo. 

La comunidad cristiana de Nablús reúne a católicos, ortodoxos, grecocatólicos y anglicanos. ¿Qué frutos espirituales ha visto en esta convivencia ecuménica tan cercana y práctica?

Veo que los cristianos debemos colaborar como hermanos en Cristo. Cada iglesia debe conservar su propio patrimonio, sin embargo, creo que en los lugares como Nablús debemos adelantarnos a los tiempos y empezar a mirarnos como una sola familia cristiana. La gente agradece mucho esta comunicación constante entre las parroquias y hace que podamos ejercer mejor nuestro papel en la sociedad. Además, considerarnos una comunidad hace que las instituciones y las actividades de cada iglesia sean una riqueza para las otras. Además las divisiones en las confesiones cristianas son motivo de escándalo tanto para nuestros vecinos musulmanes como para los mismos cristianos, ya que los fieles de las diferentes confesiones suelen estar ligados por lazos familiares.

A pesar de las dificultades, usted y otros sacerdotes permanecen allí, sosteniendo pequeñas comunidades. ¿Qué significa para usted estar en Tierra Santa hoy, y cómo experimenta la misión de ser un signo de unidad y esperanza?

Es una gracia poder sufrir por Jesucristo. Es verdad que en mi día a día no estoy expuesto al peligro, pero hay estrecheces de muchos tipos, sobre todo la inseguridad de las carreteras que están llenas de puntos de control israelíes. Creo que somos un signo de que nuestra vida no es para construirnos un paraíso en la tierra, sino para donarnos a los demás, anunciando así la venida del Reino de Cristo. Además, aquí tenemos que vivir el día a día, porque no sabemos nada del mañana y además es casi imposible planear nada porque la situación es muy precaria. La violencia de los colonos en los territorios palestinos está aumentando y las carreteras se cortan con frecuencia. Sólo sabemos que tenemos que vivir el hoy en la gracia de Dios. 

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Impulso del Papa a los jóvenes libaneses: construir un futuro de paz

Incluso frente a las dificultades y la constante amenaza de guerra, los jóvenes del Líbano y los líderes religiosos del país tienen enormes recursos para construir un futuro mejor para todas las personas, afirmó el Papa León XIV.

CNS / Omnes·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Cindy Wooden, Beirut (Líbano), CNS

“La verdadera oposición al mal no es el mal, sino el amor, un amor capaz de sanar las propias heridas y al mismo tiempo cuidar las heridas de los demás”, dijo el Papa León XIV el 1 de diciembre, al reunirse con miles de jóvenes frente a la sede del Patriarcado Maronita de Antioquía en Bkerké, con vista a Beirut.

El Papa León se reunió con los 15.000 jóvenes después del encuentro con sus mayores, representantes de las comunidades cristiana, musulmana, drusa y alauita del país, en la Plaza de los Mártires de Beirut. Un lugar que rinde homenaje a quienes lucharon por la independencia del Líbano y fueron ejecutados allí en 1916. Los mártires provenían de todas las comunidades religiosas.

Dos cuestiones para el Papa

En su encuentro, los jóvenes plantearon al Papa dos preguntas: cómo conservar la paz interior y la esperanza “en un país privado de estabilidad, tanto en seguridad como en economía”. Y cómo mantener sólidas las familias, los matrimonios y las amistades en un mundo dominado por lo digital y lo efímero.

El Papa León les dijo que buscaran buenos ejemplos a su alrededor.

“Aprovechen las buenas raíces de quienes se dedican a servir a la sociedad sin usarlas para sus propios intereses”, dijo. “Con un generoso compromiso con la justicia, planifiquemos juntos un futuro de paz y desarrollo. ¡Sean la fuente de la esperanza que el país espera!”.

Jesús, el primero a quien debemos acudir

Para los cristianos, dijo el Papa, Jesús es la primera persona a la que debemos acudir en busca de ayuda, tanto en la paz como en las relaciones, porque ambas requieren amor.

“Si nuestro ego está en el centro de una amistad o una relación amorosa, no puede dar fruto”, dijo. “De igual manera, no es amor verdadero si solo amamos temporalmente, mientras dure el sentimiento: si el amor tiene un límite en el tiempo, no es amor verdadero”.

El amor y la caridad expresan la presencia de Dios en el mundo “más que cualquier otra cosa”, les dijo el Papa. “La caridad habla un lenguaje universal, porque llega a cada corazón”.

El papa León XIV saluda a la multitud desde un minipapamóvil durante un encuentro con jóvenes libaneses en la plaza frente al Patriarcado Maronita de Antioquía en Bkerké, Líbano, el 1 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Amistad con Cristo y personas de otras culturas y religiones

El Papa León los animó a mirar el ejemplo de sus coetáneos que no se han desanimado “por las injusticias y los ejemplos negativos, incluso los que se dan dentro de la Iglesia. Por el contrario, han tratado de forjar nuevos caminos en busca del reino de Dios y su justicia”.

“Aprovechando la fuerza que recibís de Cristo, construid un mundo mejor que el que habéis heredado”, les dijo, y haced amistad con personas de diferentes culturas y religiones.

“La verdadera renovación que desea un corazón joven comienza con los gestos de cada día: acoger a los cercanos y a los lejanos, ofrecer la mano a los amigos y a los refugiados, perdonar a los enemigos: una tarea difícil pero necesaria”, afirmó el Papa León.

Caminar juntos

El patriarca siro-católico Ignacio José III Younan dio la bienvenida al Papa al encuentro ecuménico e interreligioso en la Plaza de los Mártires. “Con la gracia del Todopoderoso, el Padre Celestial, según nosotros los cristianos, y del Todopoderoso Allah Ta’ala, según nuestros hermanos y hermanas musulmanes, nos comprometemos a caminar juntos”, les dijo. “Siempre inspirados por la esperanza que nunca decepciona, para convertirnos en constructores de la verdadera paz en el Líbano y en todos los países de Oriente Medio”.

El Papa León fue también recibido por los líderes de las comunidades musulmanas suní y chiíta del país, el líder espiritual de los drusos, los patriarcas de las iglesias ortodoxa griega, ortodoxa siria y ortodoxa armenia y el presidente de la comunidad cristiana evangélica.

Un joven toma una fotografía del Papa León XIV en el mismo evento con jóvenes, en Bkerké, Lebanon, 1 de diciembre de 2025 (CNS photo/Lola Gomez).

Había también mujeres

Todos los que hablaron eran hombres, pero entre el público había muchas mujeres involucradas en la búsqueda de la paz y el diálogo.

Mireille Hamouche, una mujer ortodoxa griega casada con un maronita, es parte de la Red de Mujeres para la Consolidación de la Paz del Líbano.

“Puedo asegurarles que, tras bastidores, las verdaderas protagonistas y activistas de la paz son principalmente mujeres”, declaró a Catholic News Service. “Esto ha sido así a lo largo de la historia porque, obviamente, después de cada guerra, quedan más mujeres que hombres en una sociedad”, y son ellas quienes deben “sanar la sociedad” una vez finalizada la lucha.

Papel central de la fe

En una tienda de campaña a la sombra de la mezquita Mohammad Al Amin en Beirut, el Papa León dijo a los líderes que el papel central de la fe en la vida del Líbano es obvio.

Queridos amigos, su presencia aquí hoy, en este lugar singular donde los minaretes y los campanarios se yerguen uno junto al otro, pero ambos se elevan hacia el cielo, da testimonio de la fe inquebrantable de esta tierra y de la firme devoción de su pueblo al único Dios.

El Papa oró para que cada sonido de la campana y cada llamada a la oración se “fundieran en un himno único y elevado, no sólo para glorificar al misericordioso Creador del cielo y de la tierra, sino también para elevar una sentida oración por el don divino de la paz”.

El Papa León XIV reza con numerosos jóvenes reunidos en la plaza frente al Patriarcado Maronita de Antioquía en Bkerké, Líbano, el 1 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Oriente Medio: centrarnos en lo que nos une

Con demasiada frecuencia, dijo, cuando la gente piensa en Medio Oriente, piensa en un conflicto en curso.

“Sin embargo”, dijo el Papa León, “en medio de estas luchas, se puede encontrar un sentido de esperanza y aliento cuando nos centramos en lo que nos une: nuestra humanidad común y nuestra creencia en un Dios de amor y misericordia”.

“En una época en la que la coexistencia puede parecer un sueño lejano”, dijo, «el pueblo del Líbano, si bien abraza diferentes religiones, es un poderoso recordatorio de que el miedo, la desconfianza y los prejuicios no tienen la última palabra, y que la unidad, la reconciliación y la paz son posibles”.

El Papa León les dijo que los líderes religiosos deben ser “constructores de paz: afrontar la intolerancia, superar la violencia y desterrar la exclusión, iluminando el camino hacia la justicia y la concordia para todos, mediante el testimonio de vuestra fe”.

Ejemplo de los santos

¡Veamos cuántos ejemplos maravillosos nos han dejado los santos!, exclamó el Papa León. “Pensemos en Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, dos jóvenes canonizados en este Año Santo del Jubileo. Observemos a los numerosos santos libaneses. ¡Qué singular belleza se manifiesta en la vida de Santa Rafqua, quien con fortaleza y mansedumbre resistió el dolor de la enfermedad durante años!”.

León XIV citó también al beato Yakub El-Hadda, y a san Charbel, “convertido en uno de los símbolos del Líbano en todo el mundo”, cuya tumba visitó por la mañana. Y luego recordó lo que el Papa Benedicto XVI dijo a los cristianos del Levante: “Os invito a cultivar continuamente la verdadera amistad con Jesús mediante la fuerza de la oración” (Exhortación Apostólica Ecclesia in Medio Oriente e, 63).

“María resplandece”

“Queridos amigos, entre todos los santos, María, Madre de Dios y Madre nuestra, resplandece!”, dijo el Papa. “Muchos jóvenes llevan siempre el rosario en el bolsillo, en la muñeca o alrededor del cuello. ¡Qué hermoso es mirar a Jesús con los ojos del corazón de María! Incluso desde aquí, donde nos encontramos ahora, ¡qué dulce es alzar la mirada hacia Nuestra Señora del Líbano con esperanza y confianza!”.

El autorCNS / Omnes

El amigo inútil

La amistad inútil se da cuando ninguna de las dos personas necesita del otro y, sin embargo, se elige. Las amistades más preciosas son aquellas en las que no buscas nada pero están.

2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Había anochecido, el otoño estaba comenzando y hacía fresco. Estaba llevando en coche a mi hija a clase de baile e iba por una zona de campo, más bien desierta. En un semáforo, en el que me tuve que detener, había, muy cerca de mí, un coche aparcado en la cuneta, más que aparcado diría “mal aparcado”. Su dueño, un chico joven, con pelo largo y desaliñado, recogido en una cola baja, se encontraba  agobiado. Le pregunté si necesitaba ayuda y me respondió que no, dándome las gracias. Comenté con mi hija, mientras conducía, que se pasa muy mal cuando te encuentras solo tirado en la carretera. 

Dejé a mi hija en la academia de baile. Una hora más tarde, cuando  le vi de nuevo en el mismo sitio, el chico estaba sentado en el bordillo de la acera, junto a un amigo, esperando a la grúa. Sentí, con esas vibraciones que nos llegan al corazón tan auténticas al ver ciertas escenas de la vida, que eran amigos. Me dí cuenta de que ese chico había pedido ayuda a su amigo, cuando se vio en apuros, hasta me imaginé la conversación del móvil: «Oye tío ven a tal sitio, que me he quedado tirado». Los dos tenían una gran complicidad, hablaban, reían y bromeaban, el tiempo de espera de la grúa se les hacía llevadero. 

El chico de pelo largo desaliñado estaba menos agobiado que antes, no estaba solo solucionando el problema. Qué bueno e importante es que los amigos que tengamos sean de verdad, que sean amigos inútiles. 

La amistad inútil se da cuando ninguna de las dos personas necesita del otro y, sin embargo, se elige. Las amistades más preciosas son aquellas en las que no buscas nada pero están. La amistad útil se da, por el contrario, en el amigo conveniente, del que sacas algo, por ejemplo en el trabajo. El amigo útil es aquel que, cuando estás tirado en la cuneta, no puedes llamar porque piensas que molestas.

Todos tenemos amigos útiles e inútiles, pero sabemos distinguirlos. Creo que tenemos más útiles que inútiles. Dice el refranero popular que los amigos, se cuentan con los dedos de la mano y es a ese amigo al que acudimos cuando estamos en la cuneta.

El amigo inútil es ese al que sabemos que no molestamos ni importunamos con nuestro problema. El amigo inútil no nos juzga, nos da su tiempo y nos da esa sensación de seguridad que sentimos cuando se nos quiere de verdad. 

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Mundo

El olivo protagoniza el encuentro ecuménico y de las religiones con el Papa

El Papa León XIV ha vuelto a elogiar hoy al pueblo libanés, en este caso en un encuentro ecuménico e interreligioso. El Santo Padre ha manifestado que el Líbano da testimonio de que cristianos, musulmanes, drusos y muchos otros pueden construir un país unido. Y ha puesto al olivo como protagonista.  

Francisco Otamendi·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

En presencia de un líder sunita, un líder ortodoxo griego, un líder chií, un líder ortodoxo sirio, un líder druso, un líder ortodoxo armenio, un líder protestante y un líder alauita, el Papa ha elogiado esta tarde al Líbano. Lo hizo el domingo, a su llegada a Beirut, ante el presidente del país y representantes de la sociedad libanesa, y lo ha vuelto a repetir hoy, junto a los líderes de las tradiciones religiosas.

El Papa fue recibido esta tarde en una gran carpa en la Plaza de los Mártires, por el Patriarca Sirio-Católico, el Patriarca Maronita, el Gran Imán Suní y el Representante Chií. Todos comprobaron cómo León XIV dio al olivo, símbolo de reconciliación y paz, el protagonismo del encuentro.

Intercalando canciones de un gran coro de niños, se fueron sucediendo las palabras de los líderes, hablando de unidad, de apertura, de convivencia y respeto, hasta que el Papa León XIV puso el olivo en el centro.

Olivo, símbolo de reconciliación y paz

Si el Líbano es famoso por sus majestuosos cedros, “el olivo también representa una piedra angular de su patrimonio”, dijo el Papa.  El olivo no sólo adorna el espacio donde nos reunimos hoy, sino que “también es alabado en los textos sagrados del cristianismo, el judaísmo y el islam, sirviendo como símbolo atemporal de reconciliación y paz”. 

Su longevidad y su gran capacidad para florecer incluso en los entornos más difíciles, “simbolizan la resiliencia y la esperanza, así como el compromiso constante necesario para cultivar la coexistencia pacífica”, subrayó León XIV.

“De este árbol proviene un aceite sanador, un bálsamo para las heridas físicas y espirituales, que expresa la infinita compasión de Dios por todos los que sufren”. Además, «el aceite también proporciona luz, evocando la llamada a iluminar nuestros corazones mediante la fe, la caridad y la humildad». 

El Papa León XIV, entre el cardenal Bechara Rai, patriarca de la Iglesia católica maronita (izquierda), y el jeque Abdul Latif Derian, gran muftí del Líbano, en una reunión ecuménica e interreligiosa el 1 de diciembre de 2025. En el extremo izquierdo, el jeque Ali Al-Khatib, vicepresidente del consejo musulmán chiita del país, y en el extremo derecho, el patriarca ortodoxo griego Juan X de Antioquía. (Foto CNS/Lola Gomez).

Constructores de paz

El pueblo libanés se encuentra disperso por el mundo, pero unido por la fuerza imperecedera y la herencia eterna de su patria, recordó León XIV. 

«Su presencia, aquí y en todo el mundo, enriquece la tierra con su herencia milenaria, pero también representa una vocación. En un mundo global, cada vez más interconectado, están llamados a ser constructores de paz: a combatir la intolerancia, superar la violencia y erradicar la exclusión; iluminando el camino hacia la justicia y la armonía para todos, mediante el testimonio de su fe”, manifestó.

Al principio, el Papa reconoció estar “profundamente conmovido e inmensamente agradecido de estar hoy entre ustedes, en esta tierra bendita, una tierra exaltada por los profetas del Antiguo Testamento”.

Vocación universal de la Iglesia: el diálogo con otras religiones

Luego, el Santo Padre citó en su discurso al Papa Benedicto XVI, que en su Exhortación apostólica postsinodal ‘Ecclesia in Medio Oriente’, firmada en Beirut en 2012, enfatizó que “la naturaleza y la vocación universal de la Iglesia exigen que esté en diálogo con los miembros de otras religiones”. 

“Este diálogo en el Medio Oriente se basa en los vínculos espirituales e históricos que unen a los cristianos con los judíos y los musulmanes. Este diálogo, que no está dictado primariamente por consideraciones pragmáticas de naturaleza política o social, se apoya sobre todo en fundamentos teológicos que interpelan la fe» (n. 19) .

Minaretes junto a campanarios de iglesias

Entonces, el Papa León dijo a los líderes que «su presencia hoy aquí, en este lugar extraordinario donde minaretes y campanarios se yerguen uno junto al otro, ambos elevándose hacia el cielo, da testimonio de la fe inquebrantable de esta tierra y de la firme dedicación de su pueblo al único Dios”. 

«En esta amada tierra, que cada campana y cada adhān suenen juntos; que cada llamada a la oración se funda en un solo himno, elevado no sólo para glorificar al misericordioso Creador del cielo y de la tierra, sino también para implorar de corazón el don divino de la paz”. 

Como superar la inquietud ante Oriente Medio

Durante muchos años, y especialmente en los últimos tiempos, “el mundo ha fijado su mirada en Oriente Medio, cuna de las religiones abrahámicas, observando el arduo camino y la incansable búsqueda del preciado don de la paz”, había dicho al principio León XIV.

“La humanidad a veces ve Oriente Medio con temor y desaliento, ante conflictos tan complejos y prolongados. Sin embargo, en medio de estas luchas, podemos hallar esperanza y aliento al centrarnos en lo que nos une: nuestra humanidad común y nuestra fe en un Dios de amor y misericordia”.

En una época en la que la coexistencia puede parecer un sueño lejano, “el pueblo libanés, a pesar de profesar diferentes religiones, es un ejemplo contundente: el miedo, la desconfianza y los prejuicios no tienen la última palabra, mientras que la unidad, la reconciliación y la paz siempre son posibles”. 

Virgen María, Madre de Jesús y Reina de la Paz

El Papa concluyó recordando “el 25 de marzo de cada año, día festivo nacional en su país”, en el que “se reúnen para honrar a María, Nuestra Señora del Líbano, venerada en su Santuario de Harissa, adornado con una imponente estatua de la Virgen con los brazos abiertos, abrazando a todo el pueblo libanés”. 

“Que este abrazo amoroso y maternal de la Virgen María, Madre de Jesús y Reina de la Paz”, pidió el Papa León XIV, “los guíe a cada uno, para que en su patria, en todo Oriente Medio y en todo el mundo, el don de la reconciliación y la coexistencia pacífica fluya «como ríos que fluyen del Líbano», (cf. Ct 4,15), que traigan esperanza y unidad a todos».

El autorFrancisco Otamendi

Mundo

El Papa dice a la Iglesia en Líbano: amar sin miedo

En un santuario coronado por una estatua de Nuestra Señora del Líbano de 28 pies de altura, el Papa León XIV ha escuchado historias de fe inquebrantable en medio de la guerra, la injusticia y el sufrimiento. Además, ha invitado a “amar sin miedo”, y ha comparado “el perfume de Cristo” al de las mesas libanesas.  

CNS / Omnes·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Cindy Wooden, Harissa, Líbano (CNS) 

Tras la oración ante la tumba del venerado San Chárbel, en un santuario coronado por una estatua de Nuestra Señora del Líbano, el Papa León XIV ha escuchado historias de fe inquebrantable en medio de la guerra, la injusticia y el sufrimiento.

El Papa comenzó el 1 de diciembre en la tumba de San Charbel en el Monasterio de Annaya, un lugar conocido por su atmósfera de oración silenciosa, especialmente en momentos difíciles.

A pesar de la lluvia intermitente, miles de personas se reunieron a lo largo del camino que conduce al monasterio, lanzando pétalos de rosa o arroz en señal de bienvenida.

En el santuario de Nuestra Señora en Harissa

Después de confiar los católicos del Líbano y de todo el país al cuidado de San Charbel, el Papa León fue al Santuario de Nuestra Señora del Líbano en Harissa. Y escuchó, como solía hacer San Charbel, los gritos de los corazones de la gente.

El padre Youhanna-Fouad Fahed, sacerdote católico maronita casado y párroco de una parroquia cercana a la frontera con Siria, fue el primero en hablar. Su aldea acogió a refugiados sirios de la guerra que comenzó en 2011, y fue atacada repetidamente por bombardeos desde el lado sirio de la frontera. En diciembre de 2024, cuando terminó oficialmente la guerra civil siria, llegaron más refugiados.

“La bolsa de la colecta durante la misa dominical me reveló un primer grito silencioso: vi moneda siria dentro: era una ofrenda mezclada con dolor”, dijo el padre Fahed al Papa.

Acogida a refugiados sirios

“Solo, sintiendo el sufrimiento de mi pueblo sofocado por el miedo, la miseria oculta por la vergüenza de pedir ayuda, fui en su busca”, dijo el sacerdote. Algunos le contaron que habían huido para proteger a sus hijas del matrimonio forzado, y muchos llegaron al Líbano con la esperanza de emigrar a Europa, incluso si eso significaba “confiar sus sueños a traficantes de migrantes que les robaron sus ahorros”.

Lo único que el padre Fahed pidió al Papa León fue una palabra de consuelo para que la gente no se sintiera olvidada y sola.

El Papa León XIV ofrece una reflexión durante una visita a la Basílica de Nuestra Señora del Líbano en Harissa, Líbano, en una reunión con obispos, sacerdotes, religiosos y trabajadores laicos, el 1 de diciembre de 2025 (Foto CNS/Lola Gomez).

Hermana Dima Chebib: decidieron quedarse

La hermana Dima Chebib es miembro de las Hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María, y directora de una escuela en Baalbeck. Un lugar considerado por muchos un bastión de la milicia Hezbolá y que ha sido atacado repetidamente por bombardeos israelíes durante el año pasado.

Mientras mucha gente huía del pueblo, dijo, los sacerdotes y religiosos de la diócesis católica melquita “decidieron quedarse y acoger a las familias de refugiados —cristianos y musulmanes— que llegaron buscando seguridad y paz. Compartimos pan, miedo y esperanza. Vivimos juntos, rezamos juntos y nos apoyamos mutuamente en fraternidad y confianza”.

“En medio de la guerra”, le dijo al Papa , “descubrí la paz de Cristo. Y doy gracias a Dios por esta gracia de permanecer, amar y servir hasta el final”.

Personas destrozadas

Loren Capobres, quien llegó al Líbano desde Filipinas como trabajadora doméstica y ahora trabaja con el Servicio Jesuita a Refugiados, describió a las personas a las que ayuda como “personas que habían dejado todo atrás, destrozadas no sólo por la guerra, sino por la traición y el abandono”.

El padre san Vicente Charbel Fayad, capellán de prisión, le contó al Papa sobre el arrepentimiento y la conversión de los prisioneros que están asombrados de que alguien se preocupe lo suficiente como para atenderlos.

“Incluso en la oscuridad de las celdas, la luz de Cristo nunca se apaga”, dijo el padre Fayad.

Respuesta del Papa: con María al pie de la Cruz

El Papa León respondió a los testimonios diciendo que, como para San Chárbel en el siglo XIX, hoy “es estando con María al pie de la cruz de Jesús cuando nuestra oración —ese puente invisible que une los corazones— nos da la fuerza para seguir esperando y trabajando. Incluso cuando nos rodea el ruido de las armas y cuando las mismas necesidades de la vida cotidiana se convierten en un desafío”.

El padre Toni Elias, pastor maronita de Rmaych, cerca de la frontera israelí, no habló con el Papa, pero dijo a los periodistas: “Básicamente hemos estado viviendo en guerra durante los últimos dos, dos años y medio, pero nunca sin esperanza”.

La visita del Papa, dijo, es una confirmación para los creyentes de que “lo que hemos vivido” -el miedo y la esperanza combinados- “no ha sido en vano”.

El Papa León XIV, durante el mismo encuentro con obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos del Líbano, el 1 de diciembre de 2025. A la izquierda, el Patriarca maronita libanés, cardenal Bechara Boutros Rai (Foto CNS/Lola Gomez).

Paz y armonía entre todos: “eso es el Líbano”

El discurso del Papa León XIII ante líderes gubernamentales y cívicos el 30 de noviembre se centró en el pueblo libanés y no mencionó a Israel en absoluto. Pero el Padre Elías dijo que era “hermoso” porque la paz y la armonía entre musulmanes, cristianos y drusos “son nuestras raíces, nuestra cultura. Eso es el Líbano”.

Al encontrarse con los obispos, sacerdotes, religiosos y agentes pastorales del país -una multitud de unas 2.000 personas- el Papa León les dijo: “Si queremos construir la paz, debemos anclarnos en el cielo y ponernos firmemente en esa dirección”.

“De estas raíces crece el amor”

“Amemos sin miedo a perder lo que pasa y demos sin medida”, dijo el Papa . “De estas raíces, fuertes y profundas como las de los cedros, crece el amor y, con la ayuda de Dios, se materializan obras de solidaridad concretas y duraderas”.

Entrega de la Rosa de Oro: ser perfume de Cristo 

Dentro de poco realizaremos el gesto simbólico de entregar la Rosa de Oro a este Santuario, señaló el Papa.  “Es un gesto antiguo que, entre otros significados, tiene el de exhortarnos a ser perfume de Cristo con nuestra vida (cf. 2 Co 2,14)”.

“Ante esta imagen, me viene a la mente el perfume que emana de las mesas libanesas, típicas por la variedad de alimentos que ofrecen y por la fuerte dimensión comunitaria de compartirlos. Es un perfume compuesto por miles de aromas, que sorprenden por su diversidad y, a veces, por su conjunto. Así es el perfume de Cristo”, dijo.

El Papa León tenía previsto finalizar su mañana con una reunión privada con patriarcas católicos de todo el Medio Oriente.

El autorCNS / Omnes

Mundo

Los libaneses vitorean al Papa en su visita a la tumba de san Chárbel

En el segundo día de su visita al Líbano, el Papa León XIV ha comenzado la jornada con la visita de oración a la gruta de San Chárbel Maklūf en el monasterio de San Maroun en Annaya. El pueblo libanés se ha lanzado a la calle para saludar al Santo Padre.

Francisco Otamendi·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa León XIV ha comenzado el segundo día de su visita al país de los cedros como peregrino a la tumba de san Chárbel Maklūf en el Monasterio de Annaya, santo de gran devoción en Líbano y en Oriente Medio. “Mis predecesores —especialmente san Pablo VI, que lo beatificó y canonizó— lo habrían deseado mucho”, manifestó. Miles de libaneses le saludaron en las carreteras.

El Papa rezó unos minutos ante la tumba del santo, y se preguntó enseguida: ¿qué nos enseña hoy san Chárbel? “¿Cuál es el legado de este hombre que no escribió nada, que vivió oculto y silente, pero cuya fama se extendió por todo el mundo?”

Me gustaría resumirlo así, dijo. “El Espíritu Santo lo moldeó para que enseñara la oración a quienes viven sin Dios, el silencio a quienes habitan en medio del bullicio, la modestia a quienes viven para aparentar y la pobreza a quienes buscan las riquezas. Son todos comportamientos a contracorriente, pero precisamente por eso nos atraen, como el agua fresca y pura atrae a quien camina por el desierto”.

Un mensaje para todos: su coherencia

Y en particular para los obispos y ministros ordenados, “san Chárbel nos recuerda las exigencias evangélicas de nuestra vocación. Sin embargo, su coherencia, tan radical como humilde, es un mensaje para todos los cristianos”

Miles de peregrinos acuden a su intercesión

Luego, hay otro aspecto “que es decisivo: nunca dejó de interceder por nosotros ante el Padre celestial, fuente de todo bien y de toda gracia”.

Ya desde su vida terrena, muchos acudían a él para recibir del Señor consuelo, perdón y consejo. “Tras su muerte, todo esto se multiplicó y se ha convertido en un río de misericordia. También por eso, cada 22 del mes, miles de peregrinos acuden hasta aquí desde diferentes países para pasar un día de oración y descanso del alma y del cuerpo”, añadió el Papa.

Peticiones del Papa: comunión, unidad

Hoy queremos confiar a la intercesión de san Chárbel las necesidades de la Iglesia, del Líbano y del mundo, dijo el Santo Padre.

“Para la Iglesia pedimos comunión, unidad; empezando por las familias, pequeñas iglesias domésticas, y luego en las comunidades parroquiales y diocesanas; y también para la Iglesia universal. Comunión, unidad”.

Paz para el Líbano y para Oriente Medio

Y para el mundo pedimos paz. “Especialmente la imploramos para el Líbano y para todo Oriente Próximo. Pero sabemos bien —y los santos nos lo recuerdan— que no hay paz sin conversión de los corazones. Por eso, que san Chárbel nos ayude a orientarnos hacia Dios y a pedir el don de la conversión para todos nosotros”.

El Papa reveló que había traído como regalo una lámpara, “como símbolo de la luz que Dios ha encendido aquí por medio de san Chárbel”.

Al ofrecerla, “encomiendo a la protección de san Chárbel al Líbano y a su pueblo, para que caminen siempre en la luz de Cristo. Gracias a Dios por el don de san Chárbel. Gracias a ustedes que conservan su memoria. ¡Caminen en la luz del Señor!”.

A continuación, saludó a la comunidad de la Orden libanesa maronita, y a multitud de personas que se acercaron al monasterio y a sus alrededores. 

El autorFrancisco Otamendi

Zoom

El Papa León XIV vuela de Turquía al Líbano

Matteo Bruni, director de prensa del Vaticano, habla antes de que el Papa León XIV responda preguntas durante una conferencia de prensa a bordo del vuelo de Turquía al Líbano el 30 de noviembre de 2025.

Redacción Omnes·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Cultura

La historia del dogma de la Inmaculada Concepción

En diciembre de 2004, la revista Palabra (nº 679) publicaba los antecedentes y la historia del dogma de la Inmaculada Concepción con motivo de los 150 años de la declaración dogmática. Reproducimos este artículo con ocasión del 60º aniversario de Omnes.

Redacción Omnes·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 40 minutos

Primitivo Tineo (Profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra)

El día 8 de diciembre de este año 2004 se cumplirá el 150 aniversario de aquel solemne acto pontificio con el que el Papa Pío IX declaró como dogma de fe la concepción inmaculada de la Virgen María. 

Lo hizo con estas palabras: «Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, declaramos, proclamamos y definimos, que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles». 

Precisamente con motivo de esta efeméride mariana, los obispos españoles han convocado un Año especial dedicado a la Inmaculada, que se extenderá hasta el próximo 8 de diciembre de 2005. 

El Papa Pío IX quería poner de relieve el asentimiento de la Iglesia universal y por ello deseaba que la proclamación del dogma tuviera lugar con mucha solemnidad, con la presencia del mayor número posible de obispos. 

El 8 de diciembre de 1854, 53 cardenales, 43 arzobispos y 99 obispos participaron en la impresionante ceremonia de la proclamación. Después del concilio de Trento, era la primera vez que tantos obispos se reunían alrededor del Papa, llegados de los distintos continentes. En años posteriores Pío IX propiciará estas reuniones para intensificar la unión del episcopado con el Romano Pontífice, reafirmando así la unidad de la Iglesia. 

La proclamación del dogma tuvo lugar en la celebración de una Misa solemne en la basílica de San Pedro en presencia de numerosos fieles. Tras la lectura del Evangelio, se entonó el Veni Creator para invocar la asistencia del Espíritu Santo. 

A continuación, con una cierta emoción, el Papa leyó el decreto de definición: «…por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y por la nuestra, declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina según la cual la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano ha sido revelada por Dios y, en consecuencia, debe ser creída firmemente y constantemente por todos los fieles». 

«Así, pues, si algunos, Dios no lo quiera, tuvieran la presunción de pensar en su interior de un modo distinto a lo que hemos definido, que aprendan y sepan que, condenados por su propio juicio, han naufragado fuera de la fe abandonado la unidad de la Iglesia; y además que, si por escrito o por cualquier otro camino externo, osaran expresar esos sentimientos de sus corazones, incurrirían ipso facto en las penas establecidas por el derecho». 

Los asistentes observaron que al leer este decreto Pío IX estaba conmovido. 

Tres años más tarde, el mismo Pío IX, hablando de ese momento, decía: «Cuando empecé a leer el decreto dogmático, sentí que mi voz era incapaz de hacerse oír por la inmensa multitud que llenaba la basílica vaticana; pero cuando llegué a la fórmula de la definición, Dios dio a la voz de su Vicario tal fuerza y tal vigor sobrenatural, que resonó en toda la basílica. Y me quedé tan impresionado por esa ayuda divina, que me vi obligado a interrumpirme un momento para dar libre curso a mis lágrimas. Además, mientras Dios proclamaba el dogma por boca de su Vicario, Dios mismo daba a mi alma un conocimiento tan claro y tan amplio de la incomparable pureza de la Santísima Virgen María…como ningún lenguaje puede llegar a describir. Mi alma quedó inundada de delicias inenarrables que no son terrenales, que sólo pueden encontrarse en el cielo…». 

Después de la lectura del decreto dogmático, Pío IX autorizó la publicación de la bula Ineffabilis Deus —como había sido ya redactada—, que repetía la definición dogmática y presentaba una argumentación teológica muy desarrollada. 

En la noche de aquel día memorable. Roma se iluminó como en los días grandes para celebrarlo: «La ciudad era literalmente una ciudad de fuego», contará un testigo; «ni un balcón, ni una ventana, ni un tragaluz que no tuviera sus lámparas. Las grandes arterias de la ciudad, el Corso, la Vía papal, Ripetta, son ríos de luz; las plazas públicas, los monumentos y las iglesias parecían ardiendo. El Capitolio centelleaba, y las orquestas al aire libre saludaban, en nombre del pueblo romano, el triunfo de la Reina de los cielos que es también la Reina de la Iglesia y de Roma. Por todas partes había transparencias, imágenes de la Virgen María, inscripciones en su honor; por todas partes la divisa, María sine labe originali concepta. Una multitud inmensa surca la ciudad; todo el pueblo está en las calles, en las plazas, en San Pedro sobre todo, cuya cúpula eleva en los aires una diadema centelleante». 

Pronto se elevaría en la plaza de España una columna para conmemorar aquella proclamación dogmática. Está adornada con cuatro esculturas de Moisés, David, Ezequiel e Isaías que rodean el pedestal; pedestal que está adornado con dos bajorrelieves: uno representa a San José advertido del milagro de la Encarnación por un ángel durante el sueño; el otro representa a Pío IX proclamando el dogma de la Inmaculada Concepción. 

Además, otros monumentos se erigirán en todo el mundo en honor del acontecimiento; iglesias dedicadas a la Inmaculada, estatuas, placas conmemorativas, etc. 

Lourdes

Cuatro años después, la proclamación dogmática efectuada por Pío IX recibió una confirmación celestial a raíz de la aparición de la Virgen María en Lourdes. A lo largo de 1858, la Virgen María se apareció en dieciocho ocasiones a Bernadette Soubirous. En la aparición decimocuarta, el 25 de marzo, la Virgen reveló su identidad y lo hizo en el dialecto de Lourdes: Soy la Inmaculada concepción. 

El 8 de diciembre quedará muy grabado en el pontificado de Pío IX, en el que hay tres acontecimientos primordiales. Junto al dogma de la Inmaculada Concepción están el Concilio Vaticano I y la publicación del Syllabus como piedras fundamentales de su pontificado. El mismo Pío IX señaló la continuidad de los tres acontecimientos: el dogma fue proclamado el 8 de diciembre de 1854, el Papa fechó simbólicamente el Syllabus el 8 de diciembre de 1864, y mandó inaugurar el Concilio Vaticano I el 8 de diciembre de 1869. 

En la homilía pronunciada en la misa de beatificación de Pío IX, Juan Pablo II, además de resaltar la gran devoción de Juan XXIII por Pío IX, hacía hincapié en que el nuevo beato, «en medio de los acontecimientos turbulentos de su tiempo, fue ejemplo de adhesión incondicional al depósito inmutable de las verdades reveladas. Fiel a los compromisos de su ministerio en todas las circunstancias, supo atribuir siempre el primado absoluto a Dios y a los valores espirituales». 

«Su larguísimo pontificado no fue fácil, y tuvo que sufrir mucho para cumplir su misión al servicio del Evangelio. Fue muy amado, pero también odiado y calumniado. Sin embargo, precisamente en medio de esos contrastes resplandeció con mayor intensidad la luz de sus virtudes: las prolongadas tribulaciones templaron su confianza en la Divina Providencia, de cuyo soberano dominio sobre los acontecimientos humanos jamás dudó. De ella nacía la profunda serenidad de Pío IX, aun en medio de las incomprensiones y los ataques de muchas personas hostiles. A quienes lo rodeaban, solía decirles: ‘En las cosas humanas es necesario contentarse con actuar lo mejor posible; en todo lo demás hay que abandonarse a la Providencia, la cual suplirá los defectos y las insuficiencias del hombre». 

«Sostenido por esa convicción interior, convocó el Concilio Ecuménico Vaticano I, que aclaró con autoridad magistral algunas cuestiones entonces debatidas, confirmando la armonía entre fe y razón. En los momentos de prueba, Pío IX encontró apoyó en María, de la que era muy devoto. Al proclamar el dogma de la Inmaculada Concepción, recordó a todos que, en las tempestades de la existencia humana, resplandece en la Virgen la luz de Cristo, más fuerte que el pecado y que la muerte». 

La Inmaculada Concepción en la Escritura

Conviene aclarar que la concepción inmaculada de la Madre de Dios ha sido definida, no como una verdad o una conclusión teológica cierta, sino como una verdad revelada por Dios y apoyada en la tradición de la Iglesia. 

No es posible extraer de la Escritura pruebas directas ni estrictas. Pero hay dos grupos de textos que merecen diferente consideración: El primer grupo comprende los textos que han sido invocados por los defensores de la Inmaculada Concepción, y que podemos calificar como textos principales. Un segundo grupo lo constituyen los pasajes secundarios, que no constituyen una prueba directa, como son textos de los libros sapienciales, los referentes a figuras de la Virgen en el Antiguo Testamento, textos de San Juan relativos a la mujer revestida de sol, etc. 

Los textos principales se concretan en el libro del Génesis (3.15) y en el Evangelio de San Lucas (1,28). El primer pasaje escriturístico que contiene la promesa de la redención menciona también a la Madre del Redentor: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras tú acechas su calcañar». La sentencia después del primer pecado fue acompañada del primer Evangelio, que pone enemistad entre la serpiente y la mujer. 

La estirpe de la mujer, que aplastará la cabeza de la serpiente es Cristo; la mujer es María. Dios puso enemistad entre ella y Satán, de la misma manera que hay enemistad entre Cristo y la estirpe de la serpiente. Sólo la continua unión de María con la gracia santificante explica suficientemente la enemistad entre ella y Satán. El Proto-evangelio contiene directamente una promesa del Redentor. Y en unión con la manifestación de la obra maestra de Su Redención, la perfecta preservación de Su Madre del pecado original. 

Otro pasaje principal lo componen el saludo del ángel y el de Santa Isabel (Lc 1,28; 1,42). Los pronuncian dos personajes distintos, que hablan en circunstancias diferentes, pero los dos lo hacen en nombre de Dios o bajo la acción del Espíritu Santo: «Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo», le dice en ángel en la anunciación; «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre». 

Esta plenitud de gracia y esta bendición singular de la Madre de Dios, ¿se refieren al privilegio de una concepción inmaculada? Los miembros de la Consulta teológica, instituida por Pío IX en 1848 adoptaron la misma actitud que habían tomado respecto del Proto-evangelio. 

La mayoría lo propusieron como argumento válido, y los que no habían admitido la fuerza probatoria del texto del Génesis tampoco admitirían en las palabras de la salutación angélica una prueba directa y específica. Pero la Comisión especial razona los argumentos para admitirlo con un consentimiento unánime, con esta precisión: Las palabras del ángel no serían suficientes, tomadas materialmente, para probar el privilegio de la Inmaculada Concepción; sí la prueban, si se tiene en cuenta la tradición exegética de los Santos Padres. 

En los mismos términos está redactado el pasaje de la bula que hace referencia a la salutación angélica. Por tanto, la prueba que se deduce de ahí está inseparablemente unida a la enseñanza de los Padres y escritores eclesiásticos. La concepción inmaculada de María está allí contenida de una forma implícita, como elemento o parte integrante de esa plenitud de gracia, de esa unión especial con Dios, de esa singular bendición atribuida a la Virgen por un doble título: por ser la madre del Verbo encarnado y por ser la nueva Eva. 

Hay otros textos secundarios, como los referentes a la esposa sin mancha, la ciudad santa o la sabiduría divina. Encontramos muchos pasajes del Antiguo Testamento, como el Cantar de los Cantares, los Libros sapienciales y los Salmos. Estos pasajes, aplicados a la Madre de Dios, pueden ser entendidos por quienes conocen el privilegio de María, pero no sirven para probar dogmáticamente la doctrina y, por lo tanto, son omitidos por la Constitución Ineffabilis Deus y por la Comisión especial. Estos textos directamente proclaman atributos de la divinidad; referidos a la Virgen pueden ser útiles para la piedad y el amor, pero suponen ya un conocimiento previo del privilegio. 

En el cap. 12 del libro del Apocalipsis se narra un pasaje que a primera vista se relaciona con el glorioso privilegio de María: San Juan cuenta una de sus misteriosas visiones que ha tenido en la isla de Patmos: «Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas».  Los artistas cristianos se han inspirado en este versículo para realizar las mejores representaciones de la Virgen inmaculada. San Pío X la utilizó en la encíclica Ad diem illum, del 2 de febrero de 1904, al cumplirse en cincuenta aniversario de la definición. Aunque estas aplicaciones no constituyen una interpretación auténtica, una simple acomodación es suficiente para justificarlas. Porque se pone de manifiesto más directamente, no tanto la Inmaculada Concepción, sino la glorificación y la maternidad espiritual de la nueva Eva, que guardan una relación estrecha con la Inmaculada Concepción. 

Los que han negado o niegan la concepción inmaculada de la Virgen —protestantes, cismáticos griegos, vetero-católicos— también se han apoyado en la sagrada Escritura para fundamentar sus opiniones. Los textos que alegan se refieren a cuatro puntos generales: la universalidad del pecado en los descendientes de Adán; la universalidad de la redención operada por Jesucristo, la universalidad de la muerte, considerada como efecto o pena del pecado, y la condición del género humano en el orden actual. 

Es verdad que la Escritura afirma la universalidad del pecado, de la redención y de la muerte y a ellos están sometidos los descendientes de Adán, al menos que por un acto de su voluntad libre Dios haga una excepción. Porque como Señor supremo tiene la potestad y el derecho de no aplicar la ley en un caso concreto, sin comprometer por ello la existencia de la ley misma. Esta excepción debe ser probada, no simplemente supuesta. Pero una vez probada, la Inmaculada Concepción de la Virgen María no es incompatible con la universalidad de las otras leyes. 

Podemos, pues concluir, que en la sagrada Escritura, prescindiendo de los textos secundarios, que el Protoevangelio y la salutación angélica, contemplados dentro de la tradición de la Iglesia, contienen la Inmaculada Concepción de María. La contienen comprendida en la enemistad con la serpiente, en la plenitud de gracia, en la unión con Dios, en la bendición dada a María, madre de Jesús, unida estrechamente a su Hijo, no solamente como madre, sino también como nueva Eva. 

En la tradición

En los estudios e investigaciones que precedieron a la declaración del dogma de la Inmaculada Concepción, la doctrina de los Padres y escritores mereció una atención especial, por la importancia que tiene la fe profesada en la Iglesia. Las épocas son muy diversas y no nos es posible detenernos en ellas, sino hacer sencillamente unas consideraciones generales. 

En el período desde el concilio de Nicea al concilio de Éfeso (a. 325-431) el lugar central de la literatura y de las controversias lo ocupan otros temas. Es la época de los grandes doctores y hay una abundante literatura mariana en los escritos de San Atanasio, Basilio, los Gregorios, Cirilo, Crisostomo. Prescindiendo de los apócrifos, se manifiesta en homilías sobre la anunciación y la natividad de la Virgen y panegíricos o sermones en su honor. 

Los Padres concentran sus esfuerzos en las controversias contra los herejes sobre los misterios de la Trinidad y la Encarnación, porque son los más atacados. Por eso se pronuncian sobre la Virgen en discursos sobre las diversas circunstancias de la vida de la Virgen.  En la Iglesia latina sobresalen San Ambrosio y San Agustín. Tanto en Oriente como en Occidente nos encontramos con algunas verdades reafirmadas continuamente, en las que se incluye la experiencia implícita de la Inmaculada Concepción. Una de ellas es la santidad de la Santísima Virgen: nos veríamos obligados a transcribir una multitud de pasajes. 

Pero hay dos puntos que sobresalen en el testimonio de los Padres que son: la absoluta pureza de María y su posición como segunda Eva. 

En los escritos tanto orientales como occidentales encontramos la antítesis de Eva bajo formas diversas. San Jerónimo la enuncia de una forma breve y familiar: «La muerte por Eva, la vida por María». San Ambrosio destaca muchas veces el papel de Eva y de María y el carácter virginal de ésta última, que ha pasado después a la literatura. 

La doctrina de las dos Evas está muy presente en los Padres, aunque la mayoría se contenta con enunciar la antítesis repetida tradicionalmente: de Eva, la muerte y la expulsión, de María, la vida y la salvación. Ciertamente que siempre está considerada María con relación al Verbo, de cuya relación sacan las maravillosas consecuencias. Hasta el mismo Nestorio, enemigo encarnizado de la maternidad divina de María, excluye a María del pecado original. Afirma que por ella ha venido la bendición y la justificación al género humano, así como por Eva había venido la maldición. Esta oposición entre Eva y María, el nacimiento de Cristo de una carne sin pecado merecen por su parte una atención especial. 

Nestorio continúa el paralelismo entre las dos madres de la humanidad. La primera da a luz en el dolor, dolor que es propio de todas las que dan a luz, hijas de Eva, pena del pecado original. A la segunda, a María, Dios le ha preparado un alumbramiento sin dolor. María es la nueva madre, pero una madre virgen, que Dios ha dado a la naturaleza humana. La condenación pronunciada contra Eva ha sido destruida por el saludo del ángel a María. A Eva, los dolores y los gemidos, frutos del pecado; a María, la alegría, fruto de la gracia de la que ella está llena. 

Abundan los escritos patrísticos sobre la absoluta pureza de María y con los términos más expresivos. Dídimo de Alejandría afirma la absoluta virginidad con estas expresivas palabras, que son como una definición: «Virgen inmaculada siempre y en todo». Cuando hablan de la virginidad perfecta no se refieren sólo a la integridad física, sino que comprende también la integridad del espíritu y del alma: María siempre virgen sería igualmente María siempre santa. 

En un escrito antiguo, para unos del siglo IV, para otros del siglo V, se contienen unas expresiones que han sido muy utilizadas y explotadas por los defensores de la Inmaculada Concepción. Contiene el siguiente razonamiento: El primer hombre había sido creado y formado de la tierra inmaculada, era necesario que el hombre perfecto naciera de la virgen inmaculada. 

No es posible citar a autores y obras donde los Padres expresan su pensamiento. Basten algunas expresiones que demuestran el convencimiento. Los Padres llaman a María el tabernáculo exento de profanación y de corrupción. Orígenes la llama digna de Dios, inmaculada del inmaculado, la más completa santidad, perfecta justicia, ni engañada por la persuasión de la serpiente, ni infectada con su venenoso aliento. 

San Ambrosio dice que es incorrupta, una virgen inmune por la gracia de toda mancha de pecado. Refutando a Pelagio, San Agustín declara que todos los justos han conocido verdaderamente el pecado «excepto la Santa Virgen María, de quien, por el honor del Señor, yo no pondría en cuestión nada en lo que concierne al pecado». 

Los Padres sirios nunca se cansaron de ensalzar la impecabilidad de María. San Efrén no consideró excesivos algunos términos de elogio para describir la excelencia de la gracia y santidad de María: «La Santísima Señora, Madre de Dios, la única pura en alma y cuerpo, la única que excede toda perfección de pureza, única morada de todas las gracias del más Santo Espíritu, y, por tanto, excediendo toda comparación incluso con las virtudes angélicas en pureza y santidad de alma y cuerpo…mi Señora santísima, purísima, sin corrupción, inviolada, prenda inmaculada de Aquel que se revistió con luz y prenda…flor inmarcesible, púrpura tejida por Dios, la solamente inmaculada». Para San Efrén fue tan inocente como Eva antes de la caída, una virgen alejada de toda mancha de pecado, más santa que los serafines, sello del Espíritu Santo, semilla pura de Dios, por siempre intacta y sin mancha en cuerpo y en espíritu. 

Se podrían citar otros muchos testimonios. En todos ellos aparece con claridad que la creencia en la inmunidad de María frente al pecado en su concepción prevaleció entre los Padres, especialmente en los de la Iglesia griega. Pero el carácter retórico de éstos y similares pasajes nos previene de tendencias demasiado forzadas y de interpretaciones en un sentido estrictamente literal. Los Padres griegos nunca discutieron formal o explícitamente la cuestión de la Inmaculada Concepción. 

Concilio de Éfeso

Es incuestionable que el concilio de Éfeso ha tenido una influencia considerable sobre el culto y la teología mariana. Al proclamar solemnemente que la Virgen María era verdaderamente madre de Dios atrae la atención de los doctores sobre la dignidad sublime expresada por este título. Por eso en la predicación y en los escritos proliferan magníficos elogios, graciosas comparaciones, letanías interminables de epítetos laudatorios. 

Al mismo tiempo el culto mariano progresa con rapidez: las fiestas en honor a la Virgen se propagan por todo el mundo oriental. La fiesta que parece haber inaugurado el ciclo, la fiesta de la Anunciación, se celebra desde el siglo V en Jerusalén, Constantinopla y en otras ciudades, aunque sea a mediados del siglo VI cuando se fija la fecha del 25 de marzo para su celebración. 

De la larga serie de textos de estos siglos y los siguientes se puede concluir que a partir del concilio de Éfeso, no solamente se ha formulado de una manera implícita el dogma católico de la Inmaculada Concepción, sino que se ha manifestado explícitamente la fe en él con expresiones suficientemente claras. Lo han expresado con fórmulas positivas, más que negativas. En lugar de decir «María ha sido preservada del pecado original», dicen: «María es llena de gracia, plenamente santificada desde su aparición en el seno materno. Es una criatura nueva, creada a semejanza de Adán inocente». 

El período que va desde el concilio de Éfeso hasta la separación definitiva de la Iglesia oriental (a. 1054) presenta como rasgos comunes la tendencia a concebir e insistir en la maternidad divina, la santidad y la plenitud de gracia que le es propia a la Virgen. Hay condiciones diferentes entre Oriente y Occidente: es rápida y vigorosa la doctrina en Oriente, y, al contrario, lenta e indecisa en Occidente. Se explica por dos causas principales: los desequilibrios y la inestabilidad que causan las invasiones en los países latinos, y la reacción que toma la teología por su lucha contra el pelagianismo. 

No obstante los testimonios existen y permiten ver una creencia explícita en la concepción inmaculada. El desarrollo doctrinal coincide con el desarrollo cultual que se manifiesta sobre todo en la introducción de fiestas en honor de la Virgen. La fiesta de la Inmaculada Concepción no es de las primeras, pues hace su aparición a finales de este período, pero es notable en sí misma y sobre todo en la influencia que debía ejercer en la afirmación y propagación de esta creencia piadosa. 

Padres postefesinos

Entre los testimonios de los Padres latinos postefesinos, los hay positivos y negativos para la creencia en la concepción inmaculada. Los negativos se encuentran, sobre todo, en San Agustín y entre sus discípulos, pues se inspiran únicamente, o casi únicamente en los escritos antipelagianos del Santo; como es comprensible, en estos escritos San Agustín rechaza y rebate las doctrinas pelagianas y debe reafirmar la universalidad del pecado original y la conexión que existe entre la generación humana y la concepción en el pecado. 

Hay otros testimonios positivos favorables a la creencia en la Inmaculada Concepción, bien porque preparan la eclosión hacia una piadosa noción trascendente de la madre de Dios, o porque contienen ya equivalentemente la creencia en la concepción inmaculada. María es para ellos la nueva Eva, instrumento de nuestra salvación y madre de los vivientes en el orden de la gracia. Poco a poco la idea de santidad o de inocencia perfecta y perpetua aparece íntimamente unida a la de María, madre de Dios. 

En la segunda mitad del siglo XI y comienzos del XII se prepara la gran controversia sobre la Inmaculada Concepción que se desarrolla en los dos siglos siguientes. Provocada por el desarrollo que va tomando la fiesta de la Concepción, el debate se centra sobre todo en el objeto de la misma fiesta y sobre las creencias que implica. El problema se aborda con nitidez y profundidad, con objeciones puestas al fondo de la cuestión. Por ello el triunfo de la piadosa creencia se impone y llega a ser poco a poco completo y definitivo. 

Algunos escritores y santos defendían que a todos, exceptuado el Salvador, se debían aplicar las palabras de la Escritura: En maldad fui formado, y en pecado me concibió mi madre. Oponían la carne de Cristo Salvador y la de María, al haber sido concebidas las dos, una sin pecado y la otra del pecado. 

Pero aparece el gran iniciador y doctor, San Anselmo, arzobispo de Cantorbéry, que responde a esa objeción. Puesto que Cristo es Dios y que Él reconcilia a los pecadores por su propia virtud, tiene que estar indemne de todo pecado, lo que supone afirmar que procede de una masa pecadora, pero liberada del pecado. A pesar de reconocer el misterio, ante las insistencias de sus adversarios, San Anselmo propone una explicación que pasará a la doctrina posterior. 

Los frutos de la redención no abarcan solamente a los que han vivido después del Salvador, sino que también los anteriores se deben beneficiar por la fe en el futuro redentor de ser purificados de sus pecados. Gracias a ese acto de fe la Virgen fue purificada por una aplicación anticipada de los méritos de su Hijo, y es de la Virgen purificada de la que Cristo ha sido concebido. La purificación particular y privilegiada de la Virgen María es una aplicación anticipada de los méritos de su Hijo, único y universal redentor. 

La controversia se produce —teniendo en cuenta las doctrinas anteriores— al volver a celebrar la fiesta de la Concepción en Inglaterra. Ya se celebraba antes de la conquista de los normandos, pero había decaído hasta desaparecer. Pero surge la oposición a la fiesta y a la doctrina cuando Anselmo el Joven, sobrino de San Anselmo, y otros la quieren restaurar, hasta provocar vivas recriminaciones: los adversarios a la fiesta declaran que no tiene razón de ser. El resultado de la controversia fue importante para la fiesta, pero también para la creencia en el privilegio de María. Para responder a las objeciones de los que contradecían la legitimidad del ese culto, se esforzaron los defensores en promover y explicar por qué y bajo qué concepto les parece digna de veneración la madre de Dios. Al hacerlo afirman la pureza y la santidad original de la bienaventurada Virgen María. 

La controversia en Occidente es como una prolongación de la precedente. provocada por la misma causa, pero que tiene un eco más grande a causa de la calidad y del renombre de los personajes que intervienen. Entre las afirmaciones de los ingleses se decía, aportando muchos testimonios, que la fiesta se celebraba en el Continente como en Inglaterra. 

El movimiento de expansión llegó a Lyón y los canónigos de la sede primada adoptaron la fiesta, lo que provocó la intervención de San Bernardo. Durante algún tiempo guardó silencio con una cierta impaciencia, en consideración a la piedad de los que la veneraban en la sencillez de su corazón y por el amor a la Virgen. Pero piensa que el tiempo ya ha llegado, y hacia 1138 escribe la famosa Carta a los canónigos de Lyón. 

Después del exordio de alabanzas a su sede primada, prepara su ataque. Protesta contra lo que considera una mala innovación y una reprensible aceptación de una solemnidad extraña en la Iglesia, carente de fundamento racional, no apoyada por la antigua tradición. Sostiene que María fue santificada en el seno de su madre antes de nacer, porque su nacimiento y Ella también fue santa. Pero María no puede ser santa antes de existir y no existe antes de ser concebida. 

Por tanto, si la Virgen no ha podido ser santificada antes de su concepción, porque no existía todavía ni en el momento de su concepción, porque se encuentra con el pecado, no nos queda más que admitir entonces que Ella ha recibido el don de La santidad después de su concepción, cuando ya existía en el seno materno. Es santo su nacimiento, pero no su concepción. En consecuencia, si la santidad falta en la concepción de María, no puede ser objeto de culto. 

La intervención de un personaje tan considerable como era el abad de Claraval no podía pasar desapercibida y provoca una larga controversia, que ha llegado a nosotros en numerosos escritos, defendiendo la fiesta de la Concepción. La afirmación del glorioso privilegio va ganando terreno y aumenta el número de sus partidarios, que defienden la fiesta de la Concepción en sentido inmaculista. Se puede afirmar que en el siglo XII la concepción de Nuestra Señora ha sido celebrada en muchas partes. 

En el siglo XIII

Llegamos al punto crítico de la controversia en el siglo XIII. Los teólogos de este siglo tratan ordinariamente el problema a propósito de la santificación de María, y también a propósito de la fiesta de la Concepción: cuándo tiene lugar la primera santificación de la madre de Dios, antes o después de la animación por la infusión del alma en un cuerpo capacitado. Estos dos momentos, antes de la animación y después de la animación se descomponen en otros muchos puntos y cuestiones. Todos están de acuerdo en admitir la santificación después de la animación, pues Dios no podía negar a su madre el privilegio que había otorgado a Jeremías y a San Juan Bautista. 

Los teólogos franciscanos tienen en Alejandro de Hales y en San Buenaventura sus maestros principales. Alejandro de Hales (m. 1245) resume su doctrina en cuatro puntos, que a su vez se descomponen y engloban otras muchas cuestiones: La bienaventurada Virgen no ha sido santificada antes de su concepción; la bienaventurada Virgen no ha sido santificada en el acto mismo de la concepción; la bienaventurada Virgen no ha podido ser santificada después de su concepción y antes de la infusión del alma; no queda, pues, más que admitir que la bienaventurada Virgen ha sido santificada después de la unión del cuerpo y del alma, pero antes de su nacimiento. 

San Buenaventura (m. 1274), profesor en París de 1248 a 1255, enseña en sustancia la misma doctrina que su maestro, pero trata separadamente la santificación de la carne y del alma, y reduce las cuestiones. El alma de María habría sido santificada en el instante mismo de su creación, y por consiguiente no habría contraído el pecado original. Ha sido liberada por Jesucristo, pero no como los demás, pues, mientras todos los demás han sido sacados del precipicio donde habían caído, la madre de Dios ha sido sostenida al borde mismo del precipicio para que no cayera. María debe su exención del pecado original a la gracia que depende y viene del Salvador. Pero, a pesar de las afirmaciones anteriores, al referirse al cuerpo y a toda la persona, afirma que la Virgen no ha sido santificada sino después de haber contraído el pecado original. 

Alejandro de Hales, al final de su vida, habría admitido el glorioso privilegio y compuso un escrito en su favor. San Buenaventura, elegido ministro general de los frailes menores, ha hecho lo mismo, instituyendo para su Orden la fiesta de la Concepción en el capítulo de Pisa, el año 1263. Los teólogos y discípulos franciscanos, que enseñan en París durante el siglo XIII, han repetido la doctrina de estos dos maestros y no se encuentra ninguno que haya aceptado y defendido la doctrina de la Inmaculada Concepción. 

Entre los teólogos dominicos destaca San Alberto Magno (m. 1280), profesor en París de 1245 a 1248. Trata esta cuestión en dos artículos: La bienaventurada Virgen María ¿fue santificada antes de ser concebida o después de ser concebida? La respuesta no ofrece dudas: María no pudo ser santificada antes de su concepción. La Virgen fue concebida como los demás mortales; la gracia de la santificación no puede venir por la carne, sino que la carne participa de la santificación por el alma, distinta de la carne. 

Y se plantea de nuevo la cuestión: la carne de la Virgen ¿ha sido santificada antes o después de la animación? San Alberto rechaza la hipótesis de una santificación anterior a la animación, condenada ya por San Bernardo en su carta a los canónigos de Lyón y por los teólogos de París. La carne en sí misma no tiene capacidad para recibir la gracia santificante; no puede haber santificación antes de la animación. 

El debate continuó durante los siglos XIII y XIV, e ilustres nombres se alinearon en uno y otro bando. San Pedro Damián, Pedro Lombardo, Alejandro de Hales, San Buenaventura y Alberto Magno son citados en oposición. 

Santo Tomás se pronunció primero a favor de la doctrina en su tratado sobre las Sentencias (en 1 Sent. c. 44, q. 1 ad 3); sin embargo, en su Summa Theologica llegó a la conclusión opuesta. Muchas discusiones han surgido ya sea a favor o en contra de Santo Tomás, negando que la Santísima Virgen fuese inmaculada desde el instante de su animación, y han sido escritos libros para negar que él llegase a esa conclusión. No obstante, es difícil decir que Santo Tomás no considerase por un instante al menos la animación posterior de María y su santificación anterior. Esta gran dificultad surge por la duda de cómo podría haber sido redimida si no pecó. Dicha dificultad la manifiesta al menos en diez pasajes de sus escritos. Pero, aunque Santo Tomás retuviese esto como esencial a su doctrina, él mismo suministró los principios que, después de ser considerados en conjunto y en relación con estos trabajos, suscitaron otros pensamientos que contribuyeron a la solución de esta dificultad desde sus propias premisas. 

En el siglo XIII la oposición fue en gran parte debida a que se quería clarificar el sujeto en disputa. La palabra «concepción» era usada en sentidos diferentes, los cuales no habían sido separados de la definición. Si Santo Tomás, San Buenaventura y otros teólogos hubieran conocido el sentido de la definición de 1854, la habrían defendido con firmeza de sus oponentes. Podemos formular la cuestión discutida por ellos en dos proposiciones, ambas en contra del sentido del dogma de 1854: la santificación de María tuvo lugar antes de la infusión del alma en la carne, de modo que la inmunidad del alma fuese consecuencia de la santificación de la carne y no había riesgo por parte del alma de contraer el pecado original. La santificación tuvo lugar después de la infusión del alma para redención de la servidumbre del pecado, que el alma arrastró de su unión con la carne no santificada. Esta formulación de la tesis excluye una concepción inmaculada. 

Los teólogos olvidaron que entre santificación antes de la infusión y santificación después de la infusión había un término medio: santificación del alma en el momento de la infusión. Parecían ajenos a la idea según la cual lo que era subsiguiente en el orden de la naturaleza podía ser simultáneo en un punto del tiempo. Especulativamente considerado, el alma sería creada antes que pudiese ser infundida y santificada, pero en la realidad el alma es creada y santificada en el mismo momento de la infusión en el cuerpo. Su principal dificultad era la declaración de San Pablo de que todos los hombres han pecado en Adán. La propuesta de esta declaración paulina, sin embargo, insiste en la necesidad que todos los hombres tienen de la redención de Cristo. Nuestra Señora no fue una excepción a esta regla. 

Una segunda dificultad era el silencio de los primeros Padres. Pero los teólogos de aquel tiempo no se distinguieron tanto por su conocimiento de los Padres o de la historia, sino por su ejercicio del poder del razonamiento. Leyeron a los Padres Occidentales más que a los de la Iglesia Oriental, quienes expusieron con mayor amplitud la tradición de la Inmaculada Concepción. Y algunos trabajos de los Padres que habían sido olvidados, cobraron actualidad en este momento. 

Doctor Subtilis 

El famoso Duns Escoto, el Doctor subtilis, el defensor de la Inmaculada, nació en Escocia el año 1265 ó 1266. Entró en la Orden franciscana y tuvo como maestro en sus estudios teológicos a Guillermo Ware, uno de los más apasionados defensores de la Inmaculada Concepción. Escoto sucedió a su maestro en la cátedra de Oxford y aquí comenzó a defender la sentencia inmaculista. De Oxford pasó a París y obtuvo el doctorado y el magisterio en la Sorbona. Su maestro, Ware, también había enseñado en París, pero no parece que tuviera ocasión de defender públicamente el privilegio de María. El que más llamó la atención general sobre la Inmaculada Concepción y se impuso fue Escoto. Esto sucedía en los comienzos de 1300. Unos años más tarde, un decidido adversario del privilegio de la Virgen, el dominico Gerardo Renier, llamaba a Escoto «el primer sembrador de este error» (se refiere a la opinión defensora del privilegio de la Virgen María). Esto sucedía en 1350. 

A propósito de la influencia que tuvo Escoto en el triunfo de la doctrina sobre la Inmaculada Concepción, se popularizó más tarde la narración de una maravillosa disputa mantenida en París por mandato de la Santa Sede y en presencia de sus delegados. Tenía como finalidad disipar las sombras que en las escuelas teológicas se iban acumulando contra el insigne privilegio de la Madre de Dios. 

Bernardino de Bustis en el oficio litúrgico que compuso en honor de María Inmaculada, aprobado por Sixto IV el año 1480—se expresa así: «Hubo una época en que ciertos religiosos se enardecieron con tanto furor contra la Inmaculada Concepción, que llamaban herejes a los franciscanos, porque en su predicación defendían que la Virgen había sido concebida sin pecado. Por mandato de la Santa Sede se celebró una disputa pública en la Sorbona. Los acusadores intervinieron en la discusión con un gran número de doctores. Pero nuestro Señor, para proteger la dignidad de su amada Madre, destinó improvisadamente a esta cita a Escoto, eximio doctor de la Orden de los franciscanos. Él rebatió todos los fundamentos y los argumentos del adversario con una argumentación irrefutable. Con ello hizo brillar con tanta luz la santidad de la concepción de la Virgen, que todos aquellos frailes, llenos de admiración por su sutileza, se encerraron en el silencio y cesaron en la discusión. Como consecuencia, la opinión de los franciscanos fue aprobada por la Sorbona y Escoto fue denominado el doctor sutil». 

Esta discusión tuvo lugar a finales del año 1307 o al principio de 1308. Escoto habría venido expresamente a París desde Oxford. Cuando llegó el día del acto sorbónico—como se llamaba a aquella discusión—, mientras Escoto se dirigía al lugar de la discusión, se arrodilló ante una imagen de la Virgen que se encontraba a su paso, y le dirigió esta plegaria: «Concédeme que te alabe, virgen sagrada: dame fuerza contra tus enemigos». La Virgen, como agradeciendo este acto, inclinó la cabeza: posición que ha conservado posteriormente. 

Comenzada la discusión, los contrarios desarrollaron contra Escoto una cascada de argumentos; se dice que más de doscientos. Escoto los escuchó todos con atención, pero con la tranquilidad reflejada en la cara. Cuando los adversarios se callaron comenzó a refutar sus argumentaciones: rebatió uno por uno sus argumentos en el mismo orden en que se los habían propuesto. Consecuencia de aquella discusión habría sido, no sólo la aprobación por parte de la Sorbona de la opinión inmaculista, sino además la adopción por parte de aquella universidad de la correspondiente fiesta, y la negación de grados académicos a los que se atrevieran a manifestar un sentimiento contrario. 

Francisco Mayroni, discípulo de Escoto, resumía así la argumentación de su maestro: «Dios ha podido preservar a María del pecado: era conveniente que lo hiciera: por tanto, lo hizo». 

Escoto puso los fundamentos de la verdadera doctrina tan sólidamente establecidos y disipadas las dudas en forma tan satisfactoria, que en adelante la doctrina prevaleció. Él mostró que la santificación después de la animación requería que se llevase a cabo en el orden de la naturaleza, no del tiempo; él resolvió la gran dificultad de Santo Tomás mostrando que lejos de ser excluida de la redención, la Santísima Virgen obtuvo de su Divino Hijo la más grande de las redenciones a través del misterio de su preservación de todo pecado. Él introdujo también, por la vía de la ilustración, el peligroso y dudoso argumento de Eadmer: «decuit, potuit, ergo fecit». 

La controversia 

Desde el tiempo de Escoto la doctrina no sólo llegó a ser opinión común en las universidades, sino que la fiesta se expandió a lo largo de aquellos países donde no había sido previamente adoptada. Con excepción de los dominicos, todas o casi todas las órdenes religiosas la asumieron: los franciscanos, en el Capítulo General de Pisa en 1263, adoptaron la Fiesta de la Concepción de María en toda la Orden; esto, sin embargo, no significa que profesasen en este tiempo la doctrina de la Inmaculada Concepción. Siguiendo las huellas de Duns Escoto, sus discípulos Pedro Aureolo y Francisco de Mayrone fueron los más fervientes defensores de la doctrina, aunque sus antiguos maestros (San Buenaventura incluido) se hubiesen opuesto a ella. 

La controversia continuó, pero los defensores de la opinión opuesta fueron la mayoría de ellos miembros de la Orden Dominicana. En 1439 la disputa fue llevada ante el Concilio de Basilea, donde la Universidad de París, anteriormente opuesta a la doctrina, demostrando ser su más ardiente defensora, pidió una definición dogmática. Los dos ponentes en el concilio fueron Juan de Segovia y Juan Torquemada. Después de haber sido discutida por espacio de dos años antes de la asamblea, los obispos declararon la Inmaculada Concepción como una piadosa doctrina, concorde con el culto católico, con la fe católica, con el derecho racional y con la Sagrada Escritura; de ahora en adelante, dijeron, no estaba permitido predicar o declarar algo en contra). Los Padres del concilio decían que la Iglesia de Roma estaba celebrando la fiesta. Esto es verdad sólo en cierto sentido. Se guardaba en algunas iglesias de Roma, especialmente en las de las órdenes religiosas, pero no fue adoptada en el calendario oficial. Como el concilio en aquel tiempo no era ecuménico, no pudo pronunciarse con autoridad. El memorandum del dominico Torquemada sirvió de armadura para todo ataque a la doctrina hecho por San Antonio de Florencia y por los dominicos Bandelli y Spina. 

Por un Decreto de 28 de Febrero de 1476, Sixto IV adoptó por fin la fiesta para toda la Iglesia Latina y otorgó una indulgencia a todos cuantos asistieran a los Oficios Divinos de la solemnidad El Oficio adoptado por Sixto IV fue compuesto por Bernardo de Nogarolis, mientras que los franciscanos emplearon desde 1480 un bellísimo Oficio salido de la pluma de Bernardino de Busti, que fue concedido también a otros (p.ej. en España, 1761), y fue cantado por los franciscanos hasta la segunda mitad del siglo XIX. Como el reconocimiento público de la fiesta por Sixto IV no calmó suficientemente el conflicto, publicó en 1483 una constitución en la que penaba con la excomunión a todo aquel cuya opinión fuese acusada de herejía. En 1546 el Concilio de Trento, cuando la cuestión fue abordada, declaró que «no fue intención de este Santo Sínodo incluir en un decreto lo concerniente al pecado original de la Santísima e Inmaculada Virgen María Madre de Dios». Como quiera que este decreto no definió la doctrina, los teólogos opositores del misterio, aunque reducidos en número, no se rindieron. San Pío V no sólo condenó la proposición 73 de Bayo, según la cual «no otro sino Cristo fue sin pecado original y que, además, la Santísima Virgen murió a causa del pecado contraído en Adán, y sufrió aflicciones en esta vida, como el resto de los justos, como castigo del pecado actual y original», sino que también publicó una constitución en la que prohibía toda discusión pública. Finalmente insertó un nuevo y simplificado Oficio de la Concepción en los libros litúrgicos. 

Mientras duraron estas disputas, las grandes universidades y la mayor parte de las grandes órdenes se convirtieron en baluartes de la defensa del dogma. En 1497 la Universidad de París decretó que en adelante no fuese admitido como miembro de la universidad quien no jurase que haría cuanto pudiese para defender y mantener la Inmaculada Concepción de María. Toulouse siguió el ejemplo; en Italia, Bolonia y Nápoles; en el Imperio Alemán, Colonia, Maine y Viena; en Bélgica, Lovaina; en Inglaterra, antes de la Reforma, Oxford y Cambridge; en España, Salamanca, Toledo, Sevilla y Valencia; en Portugal, Coimbra y Evora; en América, México y Lima. 

Los Frailes Menores confirmaron en 1621 la elección de la Madre Inmaculada como patrona de la Orden, y se comprometieron bajo juramento a enseñar el misterio en público y en privado. Los dominicos, sin embargo, se vieron en la especial obligación de seguir las doctrinas de Santo Tomás; y las conclusiones comunes de Santo Tomás eran opuestas a la Inmaculada Concepción. Los dominicos, por tanto, afirmaron que la doctrina era un error contra la fe. Aunque adoptaron la fiesta, hablaban persistentemente de «Santificación de la Virgen María», no de «Concepción», hasta que en 1622 Gregorio V abolió el término «santificación». Pablo V (a. 1617) decretó que no debería enseñarse públicamente que María fue concebida en pecado original, y Gregorio V (a. 1622) impuso absoluto silencio, tanto en los escritos como en los sermones, aunque fueran privados, sobre los adversarios de la doctrina, hasta que la Santa Sede definiese la cuestión. Para poner fin a toda ulterior cavilación, Alejandro VI promulgó el 8 de Diciembre de 1661 la famosa constitución Sollicitudo omnium Ecclesiarum, defendiendo el verdadero sentido de la palabra concepción, y prohibiendo toda ulterior discusión contra el común y piadoso sentimiento de la Iglesia. Declaró que la inmunidad de María del pecado original en el primer momento de la creación de su alma y su infusión en el cuerpo eran objeto de fe. 

Hacia la definición

Llegamos al último período, caracterizado por el triunfo definitivo de la Inmaculada Concepción en el Pontificado de Pío IX. Pero antes, en la primera mitad del siglo XIX, sobre todo a partir de 1830, se suceden una serie de acontecimientos particulares. De 1800 a 1830, durante los pontificados de Pío VII y León XII, son raras las actuaciones a favor del privilegio mariano, aunque hay algunos detalles específicos. 

El cardenal Mauro Capellari, religioso camaldulense, fue elegido papa el 2 de febrero de 1831 y tomó el nombre de Gregorio XVI (1831-1846). Desde el principio se mostró favorable al privilegio de la Virgen. En el primer año de su pontificado concede indulgencias, a petición de los franciscano de Santa Fe de Bogotá, a los fieles que asistan a la misa propia de la Inmaculada Concepción en la iglesia de estos religiosos, honrando a la Madre de Dios «concebida sin pecado», y en 1834 confirma la fundación de la Sociedad de la Misericordia en la expresión de María «inmaculada en su concepción». 

Los partidarios de la definición se sintieron estimulados para insistir en sus peticiones. Un acontecimiento maravilloso había sucedido que les animaba a reemprender ese camino y vino a iluminar con luz sobrenatural esa creencia. 

Peticiones de obispos

Las primeras peticiones que se elevan no tenían como objeto la definición del privilegio, sino la autorización para decir en el prefacio de la fiesta: Et te in conceptione inmaculata. A la petición del cardenal de Sevilla habían seguido no menos de 211 súplicas, en las que se daban las mismas razones que exponía el cardenal en su carta a Mons. Quélen: «Considerando que las concesiones pontificias acordadas hasta ahora se refieren al culto tributado a María en el oficio coral y a otros homenajes que son ordinarios y que los fieles no pueden tomar parte en ellos para honrar a la Santísima Virgen y la utilidad del pueblo cristiano reclaman, con justicia, que se ofrezcan a los simples fieles los medios para poder ejercitar este culto tan piadoso; y veo que un medio que puede servir para ello es añadir en las letanía de Nuestra Señora este elogio y esta invocación: Regina sine labe concepta, ora pro nobis». Este movimiento se propaga y el mismo favor solicitan muchos obispos, superiores de Órdenes religiosas, rectores de iglesias particulares, etc., también para introducirlo en el prefacio de la Misa. Las dos peticiones son atendidas y concedidas al mismo tiempo a varios obispos entre abril de 1844 y mayo de 1847. En 1843 el cardenal Lambruschini, Secretario de Estado de Gregorio XVI, hacía publicar una disertación polémica sobre la inmaculada concepción. El autor resumía las pruebas del privilegio: conveniencia, Sagrada Escritura, actos pontificios, testimonios de los Padres y doctrina de los teólogos, sobre todo el consentimiento común de los fieles, presentado como garantía de certeza y como preparación a la definición formal, que declara posible, útil y conveniente. Aduce también la maravillosa difusión de la medalla milagrosa y de las conversiones que se han sucedido. Esta disertación fue traducida a las principales lenguas y tuvo gran resonancia en los medios católicos. 

Gregorio XVI se mostró favorable a un pronunciamiento solemne, pero se atuvo a las circunstancias. En una carta dirigida al obispo de La Rochelle le decía que «nada le sería más agradable que proclamar con un juicio solemne la Inmaculada Concepción de la santa Madre de Dios», pero que no lo había hecho por razones de alta prudencia que aconsejaban las circunstancias 

Los temores y el miedo a las reclamaciones posibles, en el caso de una sanción solemne del privilegio, no carecían de fundamento, particularmente por parte de Alemania. En Francia existía una sorda oposición en los medios jansenistas o jansenizantes y entre un cierto número de galicanos, aunque esta oposición se manifestó más tarde en el pontificado de Pío IX. 

Pío IX 

Giovanni María Mastai Ferretti fue elegido Papa el 16 de junio de 1846, y tomó el nombre de Pío IX, en memoria y como reconocimiento de Pío VII, al que había sucedido como obispo de Imola y a quien le debía el haber sido ordenado sacerdote. Personalmente formaba parte de los que defendían el privilegio de la Virgen. Para él fue un grato honor ratificar una señalada muestra de devoción hacia la Virgen Inmaculada que los obispos de América septentrional, reunidos en Baltimore en concilio provincial, habían decidido, con entusiasmo y por unanimidad, aclamar a la Bienaventurada Virgen María concebida sin pecado como patrona de los Estados Unidos de América. Otros actos pontificios refuerzan las buenas disposiciones del Pontífice. 

Entre los meses de julio de 1846 y mayo de 1847 los obispos continúan a pedir el doble favor: insertar en el prefacio de la Misa el epíteto Inmaculada y en las letanías la invocación Reina concebida sin pecado. Al mismo tiempo son numerosas las peticiones de una definición en los años 1846 a 1848, añadidas a las que ya se habían hecho durante el pontificado de Gregorio XVI. Para el nuevo Papa supuso una gran alegría recibir un centenar de súplicas de obispos de partes diversas, vicarios apostólicos, superiores de Ordenes religiosas y otras del rey de las Dos Sicilias, con una petición personal de Fernando II, rey de Nápoles. 

Antes de llegar a Roma estas peticiones, Pío IX ya había manifestado sus sentimientos: firmado por él mismo, un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, de 30 de septiembre de 1847, autorizaba un Oficio enteramente propio de la Inmaculada Concepción de María, con Misa para el día de la fiesta y durante la octava. 

En este mismo año de 1847, el padre Juan Perrone, prefecto de estudios en el Colegio Romano, publica un escrito con el título de Disquisición teológica, en el que examina «si la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María podía ser objeto de una definición dogmática». Después de una primera parte histórico-crítica, en la que resume la historia de la controversia y sus múltiples fases, plantea y discute el valor real de los argumentos aportados contrarios y favorables al privilegio. Llega a la siguiente conclusión: no se encuentra nada realmente contrario en la Sagrada Escritura, ni en los Santos Padres, ni en los escritores eclesiásticos antiguos, ni en los documentos litúrgicos, ni en las actas de los concilios o de los romanos pontífices, ni en las razones teológicas; los testimonios claramente opuestos pertenecen al período de la controversia. Al contrario, tanto la Sagrada Escritura como la tradición desde los primeros siglos atestiguan con testimonios positivos la existencia de esta creencia. 

En la segunda parte, teológico-crítica, después de examinar las condiciones requeridas para que una doctrina pueda ser objeto de una definición dogmática y cómo se cumplían en este caso, investiga en la revelación escrita o transmitida y encuentra razones suficientes para dar un decreto pontificio sobre la Inmaculada Concepción como dogma de fe. 

Pío IX comienza el camino que terminará en la proclamación dogmática del 8 de diciembre de 1854. El día 1 de junio de 1848 constituye una comisión de teólogos encargada de examinar esta cuestión. La componen 20 miembros: prelados pertenecientes a Congregaciones romanas, generales de diversas Órdenes religiosas y renombrados maestros. 

Durante su estancia en Gaeta, el 6 de diciembre de 1848, había designado una comisión de ocho cardenales y cinco consultores, para reunirse en Nápoles bajo la presidencia del cardenal Lambruschini y constituir así una congregación antepreparatoria. Se celebró el 22 de diciembre. Las deliberaciones versaron sobre estas dos cuestiones: La primera se refería a si, ante las peticiones de los obispos del mundo católico y de Fernando II, se aconsejaba al Santo Padre declarar que la bienaventurada Virgen María ha gozado del privilegio particular de haber sido concebida sin pecado original. La segunda, si en las circunstancias actuales era oportuno que Su Santidad procediera a tal declaración. 

Discutido el asunto, todos los miembros presentes respondieron afirmativamente a la primera cuestión, mientras que no hubo unanimidad en la segunda y fue dilatada, aconsejando a Su Santidad dirigir una encíclica a los obispos del mundo entero para pedir oraciones en vistas de la definición y también para invitarles a dar su opinión sobre la oportunidad. Los consultados debían responder a los cinco puntos siguientes: Si constataba que la Iglesia de nuestros días demanda una definición dogmática de la Inmaculada Concepción de María; si la Iglesia, extendida por el mundo, desde los tiempos apostólicos ha admitido el privilegio excluyendo toda sombra de pecado original, siguiendo la doctrina explícitamente sostenida por los primeros apologistas que han tratado ex professo de este tema; qué ofrece el Antiguo Testamento a favor o en contra de la Inmaculada Concepción, si es que dice algo; qué dice también el Nuevo Testamento; si los datos que se pueden recabar del examen de los textos greco-orientales y latinos del siglo III e inmediatos, y de otros hasta nuestros días permiten afirmar la piadosa creencia de la Iglesia en la Inmaculada Concepción de la Virgen María. 

Las respuestas a las dos primeras cuestiones y a la última fueron afirmativas. Las referidas a la Sagrada Escritura necesitaban mayor estudio. Un consultor fue el encargado de estudiar el modo de definición, escogiendo una definición en forma positiva y con anatema, en una bula dogmática con las formalidades habituales y que sería publicada en el tiempo y lugar oportunos. 

La encíclica «Ubi Primum» 

Pío IX secunda las medidas sugeridas por los miembros de la congregación antepreparatoria. Desde Gaeta, donde se encontraba, hizo expedir la encíclica Ubi primum, el 2 de febrero de 1949. Hacía saber a los obispos su decisión de someter a un examen definitivo la Inmaculada Concepción. A tal efecto había nombrado una comisión de teólogos y había instituido una congregación cardenalicia; de ella esperaba que le transmitiera los resultados de la investigación. Con esta misma finalidad les pedía a todos los obispos que hicieran plegarias en sus diócesis para implorar luces de Dios a fin de acertar en la decisión a tomar y llevar a feliz término este asunto. «Deseamos vivamente —les decía— que nos hagas saber lo más pronto posible cuáles son en vuestra diócesis los sentimientos del clero y del pueblo respecto a la concepción de la Virgen Inmaculada y en qué medida piensa que la cuestión deba ser dirimida por la Sede Apostólica; deseamos conocer sobre todo lo que según vuestra sabiduría pensáis que se debe hacer en este punto». Seguía a ello una autorización general, si lo consideraba oportuno, para que sus sacerdotes pudieran rezar el Oficio Divino propio de la Inmaculada, tal y como lo había ya concedido él a los sacerdotes de la diócesis de Roma. 

¿Cuál fue el resultado de «este concilio por escrito»? Las respuestas recibidas están editadas en diez volúmenes con el siguiente resultado: de los 603 obispos respondieron por escrito al Papa 593, de los cuales solamente ocho afirmaban que tal creencia no podía ser definida teológicamente, aunque dos no estaban muy seguros de ello. Más numerosos fueron los que, declarando su fe en esa creencia, juzgaban inoportuna la definición dogmática (éstos eran 35, entre los cuales estaba el Cardenal Pecci, arzobispo de Peruggia, futuro León XIII) o se mostraban dudosos (48 obispos). Como se ve, la inmensa mayoría de los obispos era favorable a la proclamación del dogma. El grupo más numeroso de los obispos habían aceptado pura y simplemente la definición proyectada, testimoniando también que consideraban el privilegio contenido más o menos implícitamente en el depósito de la Revelación. Algunos se habían explayado en este punto, bien en sus cartas al Papa, bien con esta ocasión en lecciones o discursos sobre la Inmaculada Concepción. La mayoría defendía la oportunidad de una definición, y a continuación exponían la conveniencia, las ventajas y la misma necesidad moral. 

Las respuestas de los obispos, junto a los trabajos de los teólogos de la comisión y de la congregación antepreparatoria formaban un extenso dossier que debían utilizar los encargados de redactar la bula de definición. 

Congregación especial para redactar la bula de definición (Entre el 10 de mayo de 1852 y el 2 de agosto de 1853).

La respuesta casi unánime de los obispos del mundo reafirmó el propósito de Pío IX de definir, por fin, la creencia tan universalmente extendida. Tampoco se puede decir que haya obrado con precipitación. Entre la creación de la primera comisión teológica consultiva sobre el tema y la promulgación de la bula de definición dogmática habían transcurrido seis años y seis meses. Nada menos que cuatro comisiones distintas, cardenalicias y teológicas, habían examinado la cuestión desde un triple punto de vista: la definición de la creencia, la oportunidad de su definición y la redacción dogmática. 

De acuerdo con los que juzgaban conveniente adjuntar a la definición dogmática una exposición de los fundamentos y de la evolución de la creencia en la Iglesia, él se dedica en marzo de 1851 a la preparación de una bula pontificia. A petición del Papa, el padre jesuita Giovanni Perrone había redactado en 1850 un primer proyecto de definición. Este texto fue sometido al examen de dieciséis teólogos consultores, sucediéndose otras siete redacciones. Pío IX estaba convencido del carácter revelado de la doctrina de la Inmaculado Concepción, pues, desde hacía varios siglos, era objeto de fe en la Iglesia universal. Pero deseaba también que la definición replicara a las objeciones teológicas de los adversarios de la doctrina.

Sigue otro esquema, que probablemente es obra de Passaglia, que tenía como novedad que la definición iba acompañada de una condena explícita de los errores modernos. Este segundo esquema, como el primero, no fue nunca utilizado. Pío IX, decidido a dar amplitud a la discusión, instituye, el 10 de mayo de 1852, una congregación especial de veinte teólogos bajo la presidencia del cardenal Fornari. Comenzó sus trabajos desde los cimientos proponiendo las cuestiones más fundamentales: qué características o indicios debía tener una proposición para considerarla digna de recibir un juicio solemne del magisterio católico, cuál debía ser su redacción en el aspecto positivo y negativo, cuáles eran los testimonio implícitos y explícitos de la Sagrada Escritura y de la Tradición, la conexión con otros dogmas, la enseñanza del episcopado, la piedad de los fieles, etc. Las consideraciones sobre la oportunidad y la conveniencia fueron adjuntadas como conclusión. 

A consecuencia de estos trabajos, se decidió utilizar en la bula, como pruebas, la conveniencia, la Sagrada Escritura, la tradición patrística, la fiesta de la Concepción y el sentimiento de la Iglesia universal. A ello se agregaban algunas notas explicativas, con la intención de esclarecer los argumentos propuestos y resolver las objeciones desde el punto de vista escriturístico y patrístico. 

Discusión del texto de la bula (22 de marzo al 4 de diciembre de 1854) 

El nuevo esquema, el tercero, contiene lo que sustancialmente ha permanecido en la redacción definitiva, pero con una forma y un orden que ha dado lugar a numerosas modificaciones: seis veces fue retocado y perfeccionado el texto. Fueron muchos los revisores: teólogos consultores, cardenales constituidos el 22 de marzo de 1854 en congregación consultiva, arzobispos u obispos presentes o mandados venir a Roma formando una comisión del 20 al 24 de noviembre bajo la presidencia de los cardenales Brunelli, Caterini y Santucci. Algunos de estos retoques merecen resaltarse, porque proyectan luz sobre la redacción de la bula Ineffabilis, y especialmente sobre el sentido y el encuadre de la definición dogmática del 8 de diciembre. 

En los tres primeros esquemas los testimonios de los Padres y de los escritores eclesiásticos se consignaban y citaban explícita y ampliamente; fueron suprimidos en la cuarta, pero aparecen en las siguientes en notas a pie de página junto con sus escritos citados. Ante la observación hecha por algún cardenal, de que redactando y citando de esa manera la bula se parecía más a una disertación polémica o escolástica, las referencias fueron suprimidas. Se utilizaron unos términos más genéricos, que suponían mucha investigación, reagrupados en orden lógico y sistemático, para concluir que constantem fuisse et esse catholicae Ecclesiae doctrinam. Todo ello quedó plasmado en el octavo esquema y en la redacción definitiva. 

En todo este trabajo preparatorio dom Guéranger participó activamente. Pío IX sentía verdadera estima por el reformador de Solesmes, porque cooperó de verdad a que las diócesis francesas volvieran a la liturgia romana. El Papa le pidió que estudiara el tema de la definición. En abril de 1850, don Guéranger había terminado una importante Memoria sobre la Inmaculada Concepción, que fue muy apreciada por Pío IX, y a finales de 1851, el Papa le hizo ir a Roma y permanecer allí durante algún tiempo. Había decidido nombrarle consultor de la Congregación de Ritos y del Indice, porque apreciaba su capacidad intelectual y la firmeza de su doctrina. 

Durante su estancia romana, dom Guéranger trató y fue recibido en varias ocasiones por Pío IX y también se le requirieron diferentes trabajos doctrinales. Le pidieron que revisara su Memoria, y en enero de 1852 le confiaron la redacción de la bula de la definición dogmática. Como hemos visto, ya se habían sucedido otros proyectos como los del P. Perrone y el P. Pasaglia, que habían sido considerados insatisfactorios. A aquellos proyectos de los PP. jesuitas se unía ahora el de un benedictino. 

Dom Guéranger trabajó con ahínco, y el 30 de enero presentaba al Papa un nuevo proyecto de bula, que en principio satisfacía a Pío IX, pero en el que el Papa introdujo numerosas puntualizaciones. Después, el 27 de febrero, pidió una completa revisión del proyecto, porque deseaba que la bula de definición dogmática condenara también de manera solemne los grandes errores filosóficos y teológicos contemporáneos. Acababa de aparecer un artículo en la Civiltá cattólica, que el Papa había preparado con los jesuitas, y en el que se sugería unir la proclamación del dogma con la condenación de los errores. 

El día 29 Pío IX recibía a dom Guéranger. Éste le manifestó al Papa abiertamente y enérgicamente su oposición al proyecto de incluir la condenación de los errores en la bula; y sugirió que se redactaran dos textos independientes, diferentes y separados. Pero Pío IX le explicó al abad de Solesmes que tenía gran interés en unir la proclamación del privilegio de la Inmaculada Concepción a la otra proclamación, rechazando los errores que consideraba contrarios a la fe. Repetía también que desde hacía años notaba una especie como de movimiento interior que le impulsaba a unir ambas proclamaciones. Dom Guéranger obedeció humildemente. 

Después de que el abad de Solesmes dejara Roma, Pío IX adoptó su idea de separar las dos proclamaciones, y para ello se redactarían dos constituciones distintas y separadas. Dejó para más adelante la condena solemne de los errores —que realizaría más tarde en el Syllabus, publicada exactamente diez años después, y encargó un nuevo proyecto de definición dogmática. El texto definitivo quedó ultimado cuatro días antes de la definición solemne, después de intervenir personalmente el Papa para corregir algunas expresiones.

Propiamente los trabajos preparatorios habían concluido el día 1 de diciembre. Pío IX celebró un consistorio secreto, en el que, después de una breve alocución dirigida a los cardenales, les pregunta si estaban de acuerdo en que se proceda a la definición dogmática. Los cardenales respondieron afirmativamente, con lo que se terminaron los debates y el Papa designó el 8 de diciembre, el día de la fiesta, para promulgar el solemne decreto del dogma. 

Después de la proclamación 

Una vez proclamado el dogma, con los acontecimientos que se narran al comienzo del artículo, el pueblo fiel y una amplísima mayoría en la Iglesia Católica recibieron con alegría y entusiasmo la definición oficial del privilegio. Fue un motivo de gozo y alegría comparable a lo que había sucedido a raíz del concilio de Efeso, cuando se definió la maternidad divina de la Virgen contra Nestorio. Ya hemos hecho alusión a las celebraciones en Roma y en otras ciudades para celebrar el acto. Con ocasión de la proclamación, los obispos publican cartas pastorales, escritos, etc. 

Pero los adversarios y contrarios al dogma siguieron atacándolo después de la proclamación. En primer lugar se esperaba así de otras confesiones separadas de la Iglesia Católica, pues no reconocían ni la autoridad magisterial del Papa ni los principios dogmáticos que suponía la declaración del 8 de diciembre de 1854. 

Se podía esperar que todos los católicos serían obedientes a la palabra del Papa, pero desgraciadamente no fue así, aunque también es verdad que, cuando se examina la lista de los escritos publicados contra la definición pontificia, no se encuentran personalidades auténticamente católicas y sí con tendencias jansenistas o galicanas. 

Entre los adversarios al dogma de la Inmaculada es llamativo el caso de Döllinger al final de su vida: consta que en 1854 no era favorable a la definición. Personalmente considera la concepción sin pecado como una cuestión sobre la cual nada había sido revelado ni transmitido a la Iglesia. Pero tanto antes como inmediatamente después del 8 de diciembre, públicamente guarda silencio. Es más, en 1863, en una conferencia en Munich, presenta la concepción inmaculada como una consecuencia del dogma de la Encarnación. La oposición más frontal vino después de su defección provocada por la definición de la infalibilidad del Romano Pontífice en 1870. Döllinger cambia completamente de actitud y de lenguaje, mucho más duro que el que usaban los no católicos. En el congreso para la unión de las iglesias, celebrado en Bonn en septiembre de 1874, que él presidía, firma una declaración muy dura: «Rechazamos la nueva doctrina romana de la concepción inmaculada de la Virgen María, como algo contrario a la tradición de los trece primeros siglos, según la cual solamente Cristo ha sido concebido sin pecado». 

Pero la verdadera causa de todo la explica el mismo Döllinger: «Nosotros, teólogos alemanes, tenemos un doble motivo para pronunciarnos abiertamente contra la nueva doctrina. El primero es que la historia nos muestra que su introducción en la Iglesia se debe a un conjunto de intrigas y falsificaciones. El segundo es que la definición dogmática de esta doctrina por el Papa tiene como finalidad preparar la definición de la infalibilidad pontificia». Esta fue la verdadera causa de que se opusiera tan frontalmente: rechazar la infalibilidad pontificia. Estos principios le llevaron a ser, no sólo un adversario de la definición, sino de la misma creencia. 

Las diversas comunidades cristianas permanecieron indiferentes ante aquel acto pontificio, o se opusieron porque lo consideraban un escándalo.

Pero la oposición y controversia trajo también sus beneficios: proporcionó a los católicos la ocasión de explicar la doctrina sobre la Inmaculada Concepción, la visión católica de la Virgen y del dogma en concreto. De ahí nacieron libros, escritos y también rituales y oraciones que defendían el privilegio. 

Después del 8 de diciembre de 1854, se da un doble avance con relación a la Virgen, y más en concreto hacia la Inmaculada: un progreso cultual y un progreso doctrinal. En cuanto al primero, Pío IX hizo publicar el 25 de septiembre de 1863 un nuevo oficio y una nueva misa para reemplazar a los anteriores; los textos de la oración nacen de los mismos estudios y discusiones para la definición, de la bula y de los estudios precedentes. Todo ello fue completado por León XIII que, el 30 de noviembre de 1879, elevó la fiesta de la Inmaculada a fiesta de primera clase. 

El progreso doctrinal, además de las explicaciones doctrinales, escritos, etc., está presente también a escala general. La definición era un acto definitivo e irreformable de magisterio. Pero eso no impide que los obispos católicos, reunidos para el Vaticano I, quisieran unir sus voces a las del Pastor supremo, como un acto de adhesión colectivo y solemne al acto pontificio. Salió a colación en el esquema sobre la doctrina católica al tratar el pecado original. 

Al mismo tiempo, el magisterio, no sólo debía declarar el dogma, sino que en la época posterior tuvo que aclarar y rechazar falsas interpretaciones. Los mismos teólogos no han podido desinteresarse del dogma de la Inmaculada. Tenían aquí una doble labor: defender la doctrina y explicarla lo mejor posible. Basta considerar las obras escritas y publicadas durante estos años en todas las naciones, monografías, etc., para darse cuenta del puesto que ocupó en la teología. La publicación en diversos países de grandes diccionarios y enciclopedias católicas han servido para los defensores de la fe romana, y han proporcionado al gran público elementos de juicio para valorar a los adversarios de esta fe, tales como racionalistas, protestantes, jansenistas o veterocatólicos. 

Gracias también al número tan considerable y a la importancia de los nuevos documentos que se han descubierto y publicado, la historia del culto a la Inmaculada, y la creencia en esta verdad —han servido para conocer mejor la fe tanto de la Iglesia bizantina como de la Iglesia latina de los siglos XI al XIII. La investigación realizada nos permite afirmar que el privilegio de la Virgen no ha sido ignorado y desconocido en los trece primeros siglos. 

Además, la teología se ha cuidado de considerar la Inmaculada Concepción de María como una verdad aislada del resto de las verdades de fe. Al contrario, ha sido estudiada y considerada formando parte de todo el papel de la Virgen, sobre todo de su maternidad divina. En concreto, ha sido estudiada en armoniosa relación con el dogma de la encarnación y de la redención. Han insistido en el puesto de la Virgen —nueva Eva— que su Hijo —nuevo Adán— le ha asignado: asociarla como un instrumento subordinado a su obra redentora. 

Familia

5 ideas para regalar y ayudar en Navidad

Regalar en Navidad puede convertirse en una oportunidad para ser generoso y que recibir regalos signifique también ayudar a otros.

Redacción Omnes·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Navidad es un tiempo para celebrar el nacimiento de Cristo y vivir la generosidad hacia los demás. En medio de una Navidad muchas veces consumista, los regalos solidarios y con tinte cristiano se convierten en más que objetos: son gestos de amor, fe y solidaridad que transforman vidas.

Hacer regalos con propósito nos permite enseñar valores a los más pequeños. Cada regalo se convierte en una oportunidad educativa: un regalo no solo se recibe, sino que también puede ayudar a otros y contribuir a buenas causas. Decirle a tu hijo que el regalo que tienen en sus manos ha servido para apoyar proyectos sociales, comunidades religiosas o personas en situación de vulnerabilidad, educa.

Regalar así no solo fortalece la fe y los valores cristianos dentro de la familia, sino que también enseña a vivir la Navidad desde la generosidad y la solidaridad, recordando que dar puede ser tan importante como recibir. En este artículo presentamos cinco ideas para regalar de esta forma en Navidad:

1. Decrux: velas personalizables

Decrux ofrece velas de oración cuya misión es evangelizar en el hogar y en las familias a través de la belleza. Cada vela se puede personalizar con tu propia petición, ya sea de forma digital o escribiéndola a mano. Además, son solidarias, ya que son manipuladas por jóvenes con discapacidad intelectual y los beneficios de las ventas se destinan a proyectos sociales. Todas sus velas son bendecidas de forma simbólica y gratuita por las entidades religiosas colaboradoras de la Asociación Decrux.

2. Contemplare: ayuda a la vida contemplativa

Fundación Contemplare nace del deseo de un grupo de laicos de mostrar y apoyar la riqueza de la vida contemplativa en España. Su objetivo es ayudar a los más de 700 monasterios de vida contemplativa que subsisten en el país, ofreciendo un escaparate actual, online y universal para los productos que elaboran monjas y monjes: desde mermeladas, repostería de Navidad, belenes, iconos y figuras religiosas, hasta licores, quesos, ropa de bebé y mantelería artesanal.

Cada compra en Contemplare no solo cubre necesidades económicas de los monasterios —facturas, mantenimiento o seguridad social— sino que también honra la vida de oración y trabajo de sus habitantes. La fundación actúa como un puente entre los monasterios y la sociedad, facilitando que personas y empresas puedan incluir productos monásticos en cestas de Navidad o regalos corporativos, promoviendo la calidad, el arte y la espiritualidad de estos objetos.

Con Contemplare, cada regalo tiene un doble propósito: ayudar a un monasterio y permitir que quien recibe el obsequio conozca y se acerque al mundo contemplativo, comprendiendo el valor de la oración, el trabajo y la austeridad que sostienen estas comunidades. Como ellos mismos resumen, “con este producto ayudas a un monasterio”, transformando un regalo en un acto de fe y solidaridad.

3. Have a God Time: productos cristianos que transforman vidas

Have a God Time es un proyecto creado en 2015 por Adriana y Miguel, un matrimonio de publicistas, con el objetivo de ayudar a vivir la vida cristiana en el día a día. A través de su tienda online y redes sociales, ofrecen todo tipo de productos de hogar, ropa, medallas, figuras artesanales, productos para bebés y hasta libros. Todas sus ganancias se reinvierten en proyectos solidarios «para aliviar la pobreza material y espiritual».

Su propuesta no se limita a vender productos: cada artículo es un instrumento de evangelización y reflexión, pensado para que quien lo reciba pueda acercarse al misterio de la fe y recuperar el verdadero sentido de las celebraciones cristianas, desde Navidad hasta bautismos, primeras comuniones o matrimonios.

Además, Have a God Time colabora con monasterios de clausura, ofreciendo productos elaborados por monjas, como cruces de tela o figuras del Niño Jesús, de manera que cada regalo también contribuye a sostener estas comunidades que viven en oración por el mundo.

4. DeClausura: arte y solidaridad

La misión de la Fundación DeClausura es dar a conocer la razón de ser, la belleza y la importancia de la vida contemplativa, así como ayudar al sostenimiento de los monasterios y conventos. Así, en su tienda online, venden productos artesanos «elaborados en silencio y oración».

DeClausura vende regalos elaborados en monasterios y conventos, como figuras religiosas, iconos, rosarios y productos artesanales. La compra respalda directamente la vida contemplativa y los proyectos solidarios de estas comunidades, combinando tradición, espiritualidad y acción social en un regalo.

5. Un libro de Troa: cultura y fe

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La lealtad es una virtud fundamental: su práctica coherente con nuestros valores y compromisos fortalece nuestras relaciones, y en definitiva nos hace más felices.

Alejandro Vázquez-Dodero·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

La lealtad se refiere a la actitud de quien no engaña, ni traiciona o abandona a sus amigos o personas con quienes tiene una especial relación, alineándose a los ideales o convicciones que les unen.

Muy interesante nos parece la relación de sinónimos que muestra el diccionario de la lengua española al referirse a la lealtad: fidelidad, nobleza, franqueza, amistad, honradez, devoción, adhesión, cumplimiento y observancia.

Quisiéramos referirnos especialmente a la relación de la lealtad con la fidelidad, pues, aunque se las tenga por sinónimos, no son exactamente lo mismo.

“Lealtad” proviene del vocablo latino “legalitas”, y define el carácter de una persona. Quien es leal se sujeta a un código de normas –explícitas o implícitas– para cumplirlo en todo momento. En un compromiso basado en la confianza y los valores compartidos con el otro.

Al hablar de lealtad nos referimos a la coherencia entre los modos de comportarse de una persona y sus ideales: la persona leal se decantará por obedecer a aquellos valores hasta en las situaciones difíciles, manteniendo así sus compromisos prestablecidos.

Por su parte, la palabra “fidelidad”, que proviene del latín “fidelitas”, podríamos decir que va más allá, y se refiere a un compromiso moral donde entra en juego la coherencia a ese nivel, moral, de una persona. Es una conducta por la que puede medirle la moralidad de un acto, cual es preservar el compromiso adquirido. Se es fiel a compromisos de carácter más elevado, como la vocación, matrimonial o de cualquier otro orden, pero en ese grado supremo de vinculación con el prójimo.

Modos concretos de demostrar la lealtad

Como sucede con toda virtud, las obras son las que demuestran la adquisición y desarrollo de la lealtad. 

Al efecto, hemos querido reflejar una serie de situaciones en las que aparece la lealtad en todo su esplendor. Se trata en definitiva de modos de cumplir promesas o compromisos, actuando con determinación.

Estos serían algunos ejemplos de cómo ser leal y potenciar la lealtad:

  • Con los amigos: apoyarse en todo momento, no hablar mal de ellos a sus espaldas, ser leal al compromiso compartido. Por ejemplo, guardar secretos, o estar disponible para cualquier necesidad que presente esa amistad.
  • Con la pareja: priorizar el bienestar del otro, y cumplir los acuerdos establecidos. Por ejemplo, el apoyo mutuo en caso de dificultades emocionales, laborales, o de salud.
  • Con la familia: apoyar y cuidar a los miembros integrantes de la familia, manteniendo –y enriqueciendo– los lazos familiares. Por ejemplo, el hijo que cuida de sus padres enfermos o ancianos.
  • Con la patria: participar en los deberes cívicos de los ciudadanos. Por ejemplo, cumplir las leyes del país en que se haya nacido o se resida, como signo de gratitud e incluso orgullo de pertenencia.
  • Con los negocios: generar lealtad entre los empleados y clientes de una empresa, logrando que la sientan como propia y por tanto se sientan a gusto en su entorno. Por ejemplo, velar por el ambiente laboral o procurar un servicio exquisito a los clientes.
  • Con Dios: compromiso respecto a los principios rectores o la doctrina de la religión que se profesa, que en definitiva viene de Dios mismo. Por ejemplo, observar la ley moral o, en el caso del Catolicismo, cumplir los mandamientos establecidos.
  • Con causas o ideologías: mantener el compromiso con ideales, causas sociales o partidos políticos. Por ejemplo, a la hora de acudir a las votaciones y emitir efectivamente el voto previamente deliberado.
  • Con uno mismo: ser leal a uno mismo, por coherencia con los compromisos adquiridos y la toma de decisiones a nivel particular, por encima de los sentimientos y de las circunstancias o coyuntura del momento. Por ejemplo, ser auténtico sin que las modas influyan en las decisiones adoptadas sobre el modo de vida.

Expuesto lo anterior, naturalmente podemos concluir la presencia de abundante felicidad para quien se plantea su vida en términos de lealtad. Esa persona no dependerá ni de sus propios gustos, ni del qué dirán, ni de ninguna circunstancia, interna o externa, que atente contra su autenticidad, lo que le hará ser quien es y, por ende, asimismo contentar a quienes le rodeen en cada momento de su vida.

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Enseñanzas del Papa

La educación: ruta de las estrellas

En su Carta apostólica y en los encuentros del Jubileo educativo, León XIV propone una educación  que supere reduccionismos funcionalistas y forme “constelaciones educativas”, capaces de iluminar un mundo marcado por la incertidumbre.

Ramiro Pellitero·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

Todos sabemos que la educación es un tema importante y difícil. ¿Cuáles serían los acentos y las prioridades en una educación de inspiración cristiana? ¿Cómo lo ve el Papa León XIV?

El tránsito del mes de octubre al de noviembre tuvo, en cuanto a las enseñanzas del Papa, un marcado carácter educativo. En primer lugar, la publicación de la Carta apostólica sobre la educación Diseñar nuevos mapas de esperanza, con ocasión del 60 aniversario de la declaración conciliar Gravissimum educationis. Días después se celebró el jubileo del mundo educativo.

“Diseñar nuevos mapas de esperanza” 

Con ocasión del LX aniversario de la Declaración conciliar Gravissimum educationis, el Papa ha publicado la carta apostólica Diseñar nuevos mapas de esperanza (27-X-2025).

En ella explica que la educación es el “tejido mismo” de la evangelización (cfr. 1. 1). Es una “obra coral” de la entera comunidad educativa. “La educación cristiana es una obra coral: nadie educa solo. La comunidad educativa es un ‘nosotros’ en el que el docente, el estudiante, la familia, el personal administrativo y de servicio, los pastores y la sociedad civil convergen para generar vida”. Y observa León XIV: “Este ‘nosotros’ impide que el agua se estanque en el pantano del ‘siempre se ha hecho así’ y la obliga a fluir, a nutrir, a regar” (3. 1).

En nuestro mundo complejo, la educación de inspiración cristiana, con su propia identidad, es tanto o más necesaria que en la época del Vaticano II. Es como una brújula (en el surco abierto por la declaración Gravissimum educationis) para navegar en la nueva urgencia educativa (causada por las guerras, las migraciones, las desigualdades y las diversas formas de pobreza). Al mismo tiempo, es como una de las expresiones más altas de la caridad cristiana (cfr. 1. 3).

La educación, y especialmente la educación de inspiración cristiana, es una tarea de amor (3. 2). Y tiene la responsabilidad de reconstruir la confianza (4. 3). 

Una visión antropológica integral

La tradición educativa de los cristianos tiene una historia larga, dinámica y viva (cfr. 1. 2, 1. 3). Hoy también debe renovarse sobre el centro de una visión integral de la persona, y con el presupuesto de la relación entre fe y razón, sin olvidar los aspectos afectivos y sociales, pues la verdad se busca en comunidad. Es fundamental la escucha de las preguntas y el diálogo. Y no caben los reduccionismos funcionales.

“No hay que separar el deseo y el corazón del conocimiento: significaría romper a la persona” (3. 1); “Una persona no es un ‘perfil de competencias’, no se reduce a un algoritmo predecible, sino que es un rostro, una historia, una vocación” (4. 1).

La pedagogía católica presupone una visión antropológica integral con visión cristiana (antropología cristiana: un humanismo integral que incluye la responsabilidad social, la contemplación espiritual y también de la belleza creada, promoviendo estilos de vida sostenibles).

La formación cristiana supera, por tanto, visiones funcionalistas y utilitaristas, excesivamente dependientes del mercado laboral y de las finanzas; pide el discernimiento de las situaciones de las personas y sus circunstancias y promueve la fraternidad entre los pueblos (cfr. 4. 2.)

Se requiere educar en la relación entre fe, cultura y vida, en colaboración con las familias (los padres y madres son los primeros educadores, y el Estado debe respetar el principio de subsidiaridad). Igualmente necesario es el testimonio cristiano de los profesores, así como su formación permanente en sus distintos aspectos científico, pedagógico, cultural y espiritual (cfr. 5. 2, 5. 3).

Desde el punto de vista de las instituciones educativas (hoy se requiere una mayor generosidad y altura de miras, al servicio de la sociedad y de la misión cristiana), se pide crecer en colaboración entre los distintos carismas educativos, con creatividad y espíritu de servicio, incluyendo el discernimiento de la tecnología, y dando la primacía a la maduración de la persona (cfr. 8. 1 y 8. 3).

“Esta constelación exige calidad y valentía: calidad en la planificación pedagógica, en la formación de los docentes, en la gobernanza; valentía para garantizar el acceso a los más pobres, para apoyar a las familias frágiles, para promover becas y políticas inclusivas” (10. 4).

Propone retomar (y ampliar) las prioridades del Pacto Educativo Global que lanzó el Papa Francisco, ampliando sus 7 objetivos (la atención especial a la persona, los niños y jóvenes, las mujeres, la familia, la acogida y la inclusión, la renovación de la economía y la política al servicio del ser humano, y el cuidado de la casa común) con otros tres, referentes a la vida interior o interioridad, la digitalidad humana y la educación para la paz (cfr. 10. 1 y 10. 3).

Formar “constelaciones educativas”

Durante este Jubileo de la esperanza, León XIV dirigió dos discursos a estudiantes y educadores, tuvo otro encuentro con miembros de universidades católicas y celebró la Misa en la que proclamó a san John Henry Newman doctor de la Iglesia y copatrono, con santo Tomás de Aquino de los educadores católicos. 

En el encuentro con los estudiantes (30-X-2025), con palabras de Pier Giorgio Frassati, les animó a una vida en plenitud: “Vivir sin fe no es vivir, sino ir tirando”. Hay que vivir además “Hacia lo alto”

Sobre el trasfondo de la figura de Newman, les invitó a configurar su vida en analogía con las estrellas: “La verdadera paz nace cuando muchas vidas, como estrellas, se unen y forman un diseño. Juntos podemos formar constelaciones educativas que orienten el camino futuro”

Y apuntó: “Desde siempre, los viajeros han encontrado su rumbo en las estrellas”.También los estudiantes tienen estrellas o brújulas que les guían (padres, maestros, sacerdotes, buenos amigos, etc.). A la vez, están llamados, formando constelaciones de sentido con otros, a convertirse en “testigos luminosos para quienes les rodean”

Galileo descubrió muchas cosas mirando a lo alto. La educación, dice León XIV, es como “un telescopio que les permite (a los estudiantes) mirar más allá, descubrir lo que por sí solos no verían. No se detengan, pues, a mirar el teléfono y sus rápidos fragmentos de imágenes: miren al cielo, miren hacia lo alto”.

Se detuvo el Papa en los tres nuevos objetivos que ha añadido para el Pacto Educativo Global, en parte por petición de los jóvenes mismos: la vida interior, la educación digital y la educación para la paz. Vida interior: “No basta con tener un gran conocimiento científico, si luego no sabemos quiénes somos y cuál es el sentido de la vida. Sin silencio, sin escucha, sin oración, incluso las estrellas se apagan. Podemos saber mucho del mundo e ignorar nuestro corazón”. Como enseña san Agustín, educar para la vida interior significa “escuchar nuestra inquietud, no huir de ella ni atiborrarla con lo que no sacia”. “Nuestro deseo de infinito es la brújula que nos dice: ‘No te conformes, estás hecho para algo más grande’, ‘no te conformes con ir tirando, ¡vive!’”.

Respecto a la tecnología, les exhortó a saber usarla con sabiduría sin dejar que ella misma les utilice; cultivar la inteligencia emotiva, espiritual, social y ecológica; y construir espacios de fraternidad y creatividad. Y la educación de la paz se logra rechazando la violencia y la vulgaridad, y promoviendo la dignidad de todos.

Interioridad, unidad, amor y alegría 

Al día siguiente (31-X-2025), el Papa mantuvo un encuentro con los educadores provenientes de todo el mundo. “Gracias a la luminosa constelación de carismas, metodologías, pedagogías y experiencias que representan, y gracias a su compromiso “polifónico” en la Iglesia, en las diócesis, en congregaciones, institutos religiosos, asociaciones y movimientos, ustedes garantizan a millones de jóvenes una formación adecuada, manteniendo siempre en el centro, en la transmisión del saber humanístico y científico, el bien de la persona”

Con referencia a san Agustín, señaló a los educadores cuatro aspectos fundamentales para la educación cristiana: la interioridad, la unidad, el amor y la alegría, como “puntos cardinales” de su tarea.

Interioridad: “La verdad no circula a través de sonidos, muros y pasillos, sino en el encuentro profundo entre las personas, sin el cual cualquier propuesta educativa está destinada al fracaso”, y esto es importante, tanto para los maestros como para los discípulos. Unidad en Cristo y en los centros educativos, donde compartir el saber es un gran acto de amor. Alertó ante el riesgo de que la inteligencia artificial contribuya al aislamiento de los estudiantes en sí mismos. Y sobre todo animó a un amor concreto: “En el ámbito formativo, entonces, cada uno podría preguntarse cuál es su compromiso para captar las necesidades más urgentes, qué esfuerzo realiza para construir puentes de diálogo y de paz, incluso dentro de las comunidades docentes; cuál es su capacidad de superar prejuicios o visiones limitadas; cuál su apertura en los procesos de coaprendizaje; y qué empeño pone en responder a las necesidades de los más frágiles, pobres y excluidos. Alegría: porque “la alegría misma del proceso educativo es plenamente humana”.

El mismo día 31 de octubre, el Papa se reunió con miembros de las universidades católicas de América Latina y el Caribe. Les pidió crear espacios de encuentro entre fe y cultura: “La propuesta de la educación superior católica no es otra que buscar el desarrollo integral de la persona humana, formando inteligencias con sentido crítico, corazones creyentes y ciudadanos comprometidos con el bien común. Y todo esto, con excelencia, competencia y profesionalidad”.

Como “haces de luz en el mundo”

Finalmente, el 1 de noviembre el Papa celebró la Misa en la solemnidad de todos los santos, clausurando el jubileo del mundo educativo y proclamando a san John Henry Newman Doctor de la Iglesia. Este santo habrá de servir de inspiración a tantas generaciones “con un corazón sediento de infinito, dispuestas a realizar, por medio de la investigación y del conocimiento, aquel viaje que, como decían los antiguos, nos hace pasar ‘per aspera ad astra’, es decir, a través de las dificultades (hasta las estrellas)”.

En esta solemne ocasión, el sucesor de Pedro manifestó su deseo de repetir a los educadores y a las instituciones educativas: “Brillen hoy como haces de luz en el mundo (Filipenses 2, 15), gracias a la autenticidad de su compromiso en la investigación coral de la verdad, a su coherente y generoso compartir, a través del servicio a los jóvenes, particularmente a los pobres, y en la experiencia cotidiana de que ‘el amor cristiano es profético, hace milagros’” (Dilexi te, 120).

En su homilía, León XIV presentó el camino de las Bienaventuranzas, y propuso trabajar juntos, “paraen palabras del Papa Franciscoliberar al ser humano de la sombra del nihilismo, que es quizás la plaga más peligrosa de la cultura actual, porque es la que pretende borrar la esperanza” (Discurso 21-XI-2024).

Evocando la oración “Luz amable” de Newman, propuso el Papa Prevost: “Contemplemos y señalemos esas constelaciones (las grandes razones de la esperanza), que transmiten luz y orientación en nuestro presente oscurecido por tantas injusticias e incertidumbres”.

También siguiendo a Newman, presentó la educación como tarea de ayudar a cada persona a descubrir su vocación y misión: “Estamos llamados a formar personas, para que brillen como estrellas en su plena dignidad”. Dicho de otra manera, ayudar a todos a ser santos. “Y la santidad se propone a todos, sin excepción, como un camino personal y comunitario trazado por las Bienaventuranzas”. Eso es –dijo– por lo que el Papa reza: “que la educación católica ayude a cada uno a descubrir su vocación a la santidad”.

Mundo

León XIV elogia la resiliencia del Líbano y les insta a no renunciar a la paz

Procedente de Estambul, León XIV ha llegado a Beirut, capital libanesa, a las 15,34 hora local. Tras visitar al presidente de la República, el Pontífice ha alabado la resiliencia de los libaneses como constructores de paz: un pueblo que no se rinde, que se reconcilia, y cuyas gentes se atreven a quedarse en el país.

CNS / Omnes·30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

– Cindy Wooden, Beirut (Líbano), CNS

Reconociendo la existencia de “circunstancias altamente complejas, conflictivas e inciertas”, el Papa León XIV llegó al Líbano predicando la paz, y elogiando la resiliencia de sus gentes.

Apenas una semana antes de la llegada del Papa –hoy es 30 de noviembre–, Israel había realizado su último ataque al Líbano, matando a un comandante de Hezbolá y a cuatro militantes en un suburbio de Beirut.

Al llegar desde Estambul, un vuelo de dos horas, el Papa León fue recibido en el aeropuerto de Beirut por el presidente libanés, Joseph Aoun, el primer ministro Nawaf Salam y el cardenal Bechara Rai, patriarca de la Iglesia católica maronita, la más grande de las iglesias católicas del Líbano.

Después de una salva de 21 cañones y de la interpretación de los himnos libanés y vaticano, se dirigieron al palacio presidencial en Beirut.

Cálido recibimiento, a pesar de la lluvia

Cientos de personas se congregaron en las calles cercanas al palacio presidencial para ver al Papa, y muchas se quedaron incluso cuando empezó una fuerte lluvia. La lluvia tampoco impidió que un grupo de danza, fuera del palacio, interpretara un dabke tradicional con zapateos rítmicos, que causó un gran revuelo.

Alabanza a los libaneses 

Después de los encuentros privados, el presidente y el Papa se dirigieron a unos 400 funcionarios gubernamentales, así como a líderes religiosos, empresariales, culturales y cívicos.

Sin mencionar a Israel por su nombre, el Papa León elogió en su discurso a los libaneses como “un pueblo que no se rinde, sino que frente a las pruebas, sabe siempre levantarse de nuevo con valentía”.

Resilientes constructores de paz

“Vuestra resiliencia es una característica esencial de los auténticos constructores de paz, pues la labor de la paz es, sin duda, un continuo recomenzar”, dijo el Papa . “Además, el compromiso y el amor por la paz no conocen el miedo ante la aparente derrota, no se amilanan ante la decepción, sino que miran hacia adelante, acogiendo y abrazando todas las situaciones con esperanza”.

“Se necesita tenacidad para construir la paz” dijo el Papa León. “Se necesita perseverancia para proteger y nutrir la vida”.

Tras dos años de tensiones políticas, el parlamento libanés finalmente eligió presidente en enero. El país también ha experimentado una prolongada crisis económica.

Volver a empezar

“Habéis sufrido mucho las consecuencias de una economía que mata”, dijo el Papa, usando una frase que el Papa Francisco empleaba a menudo, así como «la radicalización de las identidades y de los conflictos».

«Pero vosotros siempre habéis querido y sabido volver a empezar», dijo el Papa León a los líderes. Ese esfuerzo, dijo, requiere reconciliación, que sólo surge del diálogo honesto.

“La verdad y la reconciliación sólo crecen juntas, ya sea en una familia, entre diferentes comunidades y entre los distintos habitantes de un país, o entre naciones”, afirmó.

Valentía para quedarse

Para muchos libaneses, “hay momentos en que es más fácil huir, o simplemente más conveniente mudarse a otro lugar”, dijo. “Se requiere verdadera valentía y previsión para quedarse o regresar al propio país y considerar incluso las situaciones más difíciles como dignas de amor y dedicación”.

El Líbano, que acoge más refugiados per cápita que cualquier otro país, está experimentando “un éxodo de jóvenes y familias”, señaló el Papa .

La Iglesia, dijo, “no quiere que nadie se vea obligado a abandonar su país. Es más, quiere que quienes deseen regresar a casa puedan hacerlo con seguridad”

Líderes: cómo alentar a quedarse y trabajar por la paz

Los líderes del Líbano y de otros países de la región deben preguntarse qué pueden hacer para alentar a los jóvenes a quedarse y trabajar por la paz en sus países de origen en lugar de buscarla en otros lugares, dijo el Papa .

“En este sentido”, afirmó, “los cristianos y los musulmanes juntos, y todos los componentes religiosos y civiles de la sociedad libanesa, están llamados a desempeñar su papel y a comprometerse a sensibilizar a la comunidad internacional sobre esta cuestión”.

Cristianos, un tercio de la población

Aunque la mayoría de los libaneses son musulmanes, los cristianos representan al menos el 33% de la población del país. El Vaticano estima que los católicos superan los 2 millones; además de los maronitas, la comunidad católica también incluye católicos melquitas, armenios, siríacos, caldeos y de rito latino.

Equilibrio de comunidades cristiana y musulmana

Aoun, en su discurso en la reunión, dijo que “si los cristianos en el Líbano desaparecieran, el delicado equilibrio” de las fuertes comunidades cristianas y musulmanas que viven juntas “se derrumbaría y con él la justicia”.

“De igual manera, cualquier daño a la comunidad musulmana en el Líbano también desestabilizaría la situación y socavaría la justicia”, declaró el presidente. “La caída del Líbano, precipitada por la pérdida de cualquiera de sus componentes, fomentaría el auge del extremismo, la violencia y el derramamiento de sangre tanto en nuestra región como en el mundo”.

El lema del viaje: “Bienaventurados los que trabajan por la paz”.

Bajo ese lema, el Papa oró para que “el deseo de paz, que viene de Dios, crezca entre todos los libaneses porque, incluso hoy, la paz puede transformar la manera en que miramos a los demás y la manera en que vivimos juntos en esta tierra, una tierra que Dios ama profundamente y continúa bendiciéndoles”.

Programa del lunes 

El Papa visitará y rezará mañana temprano en la tumba de san Charbel Makluf, en el monasterio de San Maroun en Annaya. A continuación, el Santo Padre tendrá un encuentro con la jerarquía, sacerdotes y religiosas y religiosos en el Santuario de Nuestra Señora del Líbano en Harissa. A primera hora de la tarde será el encuentro ecuménico e interreligioso, y luego, el de los jóvenes, en torno a las cinco de la tarde.

El autorCNS / Omnes

Mundo

El Papa refuerza su compromiso con la unidad cristiana al dejar Turquía

El Papa León XIV enfatizó su última mañana en Turquía el compromiso de la Iglesia Católica, y el de su ministerio petrino, con la búsqueda de la unidad cristiana. Hasta el punto de afirmar que la búsqueda de la plena comunión entre los cristianos “es una de las prioridades de la Iglesia Católica".

CNS / Omnes·30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

– Cindy Wooden, Estambul (Turquía), CNS

Como lo hizo durante toda su visita, el Papa León XIV pasó su última mañana en el país reafirmando el compromiso de la Iglesia Católica con la búsqueda de la unidad cristiana. Esta búsqueda de la plena comunión entre los cristianos, dijo poco antes de dejar Turquía, “es una de las prioridades de la Iglesia Católica», y «de mi ministerio como Obispo de Roma».

El símbolo clave de ello fue la presencia del Papa en la Divina Liturgia celebrada por el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla el 30 de noviembre, festividad de San Andrés, patrono del patriarcado.

Durante décadas, los papas y los patriarcas han enviado delegaciones a las celebraciones de las fiestas patronales de cada uno. La celebración del Vaticano de la festividad de San Pedro y San Pablo el 29 de junio y la celebración del patriarcado de la festividad de San Andrés el 30 de noviembre.

San Pedro y San Andrés eran hermanos y fueron los primeros de los 12 Apóstoles en ser llamados por Jesús.

El Papa León XIV y el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla saludan a los fieles desde un balcón tras la Divina Liturgia celebrada en la Catedral Patriarcal de San Jorge en Estambul el 30 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Bendición y saludo con el Patriarca Bartolomé I

Después de la liturgia, el Papa y el patriarca se dirigieron a un balcón de la Catedral Patriarcal de San Jorge, donde bendijeron conjuntamente al pueblo reunido allí.

El Patriarca Bartolomé había estado presente en la mayoría de los eventos del itinerario del Papa León en Turquía. Incluyendo la reunión en Ankara el 27 de noviembre con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y funcionarios gubernamentales y cívicos. El patriarca presidió la conmemoración del 1700 aniversario del Concilio de Nicea el 28 de noviembre. Y asistió a la misa oficiada por el Papa León para las comunidades católicas del país el 29 de noviembre.

En la liturgia de este 30 de noviembre en la Catedral Patriarcal de San Jorge, el Papa León habló de cómo durante 60 años católicos y ortodoxos han seguido “un camino de reconciliación, paz y creciente comunión”.

El Papa León XIV es recibido en la catedral de la Iglesia Apostólica Armenia en Estambul por jóvenes que hacen la tradicional ofrenda de pan y sal, en presencia del arzobispo Sahak II Mashalian, patriarca apostólico armenio de Constantinopla, el 30 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Vatican Media).

Comprometidos en restaurar la plena comunión

Las relaciones, cada vez más cordiales, se han visto “fomentadas mediante contactos frecuentes, encuentros fraternales y un diálogo teológico prometedor”, afirmó. “Y hoy estamos llamados aún más a comprometernos con la restauración de la plena comunión”.

Un trabajo especialmente importante ha sido realizado por la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, dijo el Papa. Pero señaló que las tensiones entre las iglesias ortodoxas han llevado a algunas de ellas a suspender su participación.

La última sesión plenaria de la comisión se celebró en Egipto en 2023. La ausencia más notable fue la de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que rompió relaciones con el Patriarcado Ecuménico en 2018 cuando el patriarca reconoció la autonomía de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana.

El Papa León XIV y el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla firmaron una histórica declaración conjunta el 29 de noviembre de 2025, y dieron juntos la bendición desde el balcón de la catedral patriarcal de San Jorge, en Estambul. (Foto CNS/Lola Gomez)

Una de las prioridades de la Iglesia y de su ministerio

El Papa León XIV aprovechó su saludo en la Divina Liturgia para confirmar que, «en continuidad con la enseñanza del Concilio Vaticano II y de mis predecesores”, la búsqueda de la plena comunión entre los cristianos “es una de las prioridades de la Iglesia Católica. En particular, es una de las prioridades de mi ministerio como Obispo de Roma, cuyo papel específico en la Iglesia universal es estar al servicio de todos, construyendo y salvaguardando la comunión y la unidad”.

En su homilía durante la liturgia, el Patriarca Bartolomé reafirmó el compromiso ortodoxo con la unidad y pidió esfuerzos cristianos comunes para proteger el medio ambiente y poner fin a las guerras.

“No podemos ser cómplices del derramamiento de sangre que tiene lugar en Ucrania y otras partes del mundo y permanecer en silencio ante el éxodo de los cristianos de la cuna del cristianismo» en Tierra Santa, afirmó el patriarca.

La jornada del Papa León comenzó con una visita al arzobispo Sahak II Mashalian, patriarca apostólico armenio de Constantinopla, en su catedral de Estambul.

El ecumenismo no es absorción ni dominación, sino compartir dones

Las celebraciones del 1.700 aniversario del Concilio de Nicea y de su declaración de fe que constituyó la base del Credo niceno, son una afirmación. «Debemos aprovechar esta fe apostólica compartida para recuperar la unidad que existía en los primeros siglos entre la Iglesia de Roma y las antiguas Iglesias orientales”, afirmó el Papa .

“También debemos inspirarnos en la experiencia de la iglesia primitiva para restaurar la plena comunión”, dijo. El objetivo es “una comunión que no implique absorción ni dominio. Sino más bien un intercambio de los dones que nuestras iglesias reciben del Espíritu Santo para la gloria de Dios Padre y la edificación del cuerpo de Cristo”.

Testimonio cristiano del pueblo armenio

Aunque el Papa León XIII rindió homenaje al “valiente testimonio cristiano del pueblo armenio a lo largo de la historia, a menudo en circunstancias trágicas”. No fue más explícito sobre el tema políticamente delicado de lo que muchos llaman el ‘genocidio armenio’. Tuvo lugar cuando aproximadamente 1,5 millones de armenios fueron asesinados por los turcos otomanos entre 1915 y 1918.

Mardik Evadian, un empresario local que estuvo presente en la visita del Papa , dijo a los periodistas que para los armenios en Turquía “no es importante” que el Papa use la palabra “genocidio”.

Los armenios saben lo que pasó y recuerdan a sus seres queridos que fueron asesinados, dijo, “pero vivimos en este país; tal vez en el pasado hubo pogromos (masacres), pero ahora son tiempos de paz”.

El autorCNS / Omnes

Evangelización

El Adviento, tiempo de humildad

La humildad es condición esencial para que el ser humano pueda acoger el don de la salvación de Dios, manifestado plenamente en el misterio de la Encarnación que celebramos en Navidad.

Reynaldo Jesús·30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

«El pequeño por su condición, recibe al eterno en su corazón». 

La espiritualidad cristiana ha reconocido la importancia de la pequeñez —concepto que  integra humildad, pobreza de espíritu y conciencia de pecado—, como una condición  esencial para acoger la acción redentora de Dios. Esta experiencia constituye una  disposición ontológica (en cuanto al ser) y teologal (en cuanto a Dios); y solo cuando el  ser humano entra en la verdad de su ser criatura y de su miseria moral, puede abrirse al  don divino que irrumpe en el misterio de la Encarnación. 

En este sentido, la afirmación espiritual “sentir la pequeñez de ser pecador para tener  la necesidad de que el Niño Dios nazca en mi corazón” expresa de manera sintética una  lógica teológica profunda: el ser humano solo puede acoger el misterio del Verbo  encarnado cuando reconoce su incapacidad radical para salvarse por sí mismo. La  Encarnación —y su manifestación en el misterio de la Navidad— no se comprende  plenamente sino a la luz de la limitación del hombre y el abajamiento de Dios. 

La experiencia bíblica de la pequeñez: fundamento antropológico y teológico

La Escritura inicia la revelación mostrando al ser humano como alguien dependiente.  La sentencia “polvo eres y al polvo volverás” (Gn 3, 19) no es una condena sino una  declaración ontológica que funda la existencia humana en la dependencia radical de  Dios. El salmista capta esta desproporción al cuestionar: “¿Qué es el hombre para que  te acuerdes de él?” (Sal 8, 5). La pequeñez en la Biblia no se concibe como debilidad  despreciable, sino como el lugar donde Dios despliega su gracia. El reconocimiento de  la propia finitud es, por tanto, puerta para la revelación y la salvación. 

A lo largo de la historia de la salvación, Dios escoge a quienes no poseen atributos de  grandeza según los criterios humanos. Esta elección no es sólo pedagogía, sino teología:  la salvación es verdaderamente iniciativa Divina, y su transparencia se manifiesta en la  pequeñez del instrumento humano. Así, Abraham es llamado en su vejez (cf. Gn 12, 4);  Moisés es escogido pese a su tartamudez (cf. Ex 4, 10); David es ungido, aunque sea el  menor (cf. 1Sam 17, 14). La teología paulina lo sintetiza: “Dios escogió lo débil del  mundo para avergonzar a los fuertes” (1 Cor 1, 27). Hans Urs von Balthasar observa  que este patrón revela la “estética” de Dios: una belleza que surge de la humildad y el  sacrificio (Gloria. Una estética de Dios, 1989, p. 20-23). La pequeñez humana no es  obstáculo, sino condición para que la gloria divina se manifieste.

Ahora bien, en el Nuevo Testamento, la pequeñez adquiere un valor explícitamente  soteriológico (es decir, vinculado a la salvación). Jesús declara que el Reino pertenece  a los “pobres de espíritu” (Mt 5, 3) y que la revelación es concedida “a los pequeños” (Mt 11, 25). La parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18, 9-14) muestra que la  justificación no depende del mérito, sino del reconocimiento de la propia miseria. 

De hecho, con firmeza y sin dudar se puede afirmar con radicalidad que la humildad es  la verdad del hombre ante Dios, sin la cual la gracia no encuentra dónde posarse; y sólo  así la pequeñez se convierte entonces en una estructura espiritual de acogida

La pequeñez divina que responde a la pequeñez humana 

El himno de Filipenses (2, 6-11) constituye la clave cristológica: el Verbo “se despojó  de sí mismo” (ekenōsen). La Encarnación es el abajamiento voluntario del Hijo, que  toma la condición de siervo. San Atanasio de Alejandría (De Incarnatione Verbi Dei), enseña que el Verbo “no tuvo reparo en hacerse pequeño para elevarnos desde nuestra  pequeñez”. Este abajamiento no es humillación sino manifestación de la esencia del  amor divino: Dios es aquel que se da hasta lo más bajo. 

El nacimiento en Belén también revela una lógica divina que contrasta con todo poder  humano: el pesebre es signo de pobreza, vulnerabilidad y fragilidad. Todo en la escena  indica que Dios ha escogido la pequeñez como lenguaje revelador. El Papa San León  Magno afirma que la majestad del Hijo de Dios asume nuestra pequeñez sin disminuir  su grandeza (Sermón 6). El pesebre es, entonces, un ícono teológico: el hombre no puede  acoger a Dios sino desde la humildad, porque Dios mismo se presenta humildemente

La Encarnación acontece porque María reconoce su pequeñez: “ha mirado la humildad  de su esclava” (Lc 1,48). Su fiat es expresión de una disponibilidad absoluta, cuyo  fundamento no es el mérito sino la pobreza de espíritu. Santa Teresita de Lisieux, en su  obra Historia de un alma interpretará esta actitud como la esencia de su “caminito”;  para ella, no se trata tanto de elevarse a Dios por obras extraordinarias, sino dejarse  tomar por Él desde la pequeñez. 

La conciencia del pecado como apertura a la gracia 

Teológicamente, el pecado no se trata solo de un simple error moral, sino que es concebido como una ruptura de la relación filial con Dios. San Pablo afirma que “todos  pecaron” (Rm 3, 23) y así, la conciencia de pecado no es pesimismo, sino realismo  teológico. La tradición espiritual enseña que la contrición auténtica es a la vez dolor por  el mal cometido y esperanza en la misericordia. El Salmo 51 expresa esta tensión: “Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias”. El reconocimiento del pecado  abre el espacio interior para la redención. 

En las parábolas de la misericordia (cf. Lc 15) el retorno del pecador es descrito como  renacimiento: el hijo “estaba muerto y ha vuelto a la vida”, y es que la misericordia es  capaz de restituir la identidad perdida, sobre todo cuando la conciencia del pecado es en  verdad, el primer paso hacia una respuesta del corazón a la misericordia de un Dios que  sigue saliendo a su encuentro, pero, solo quien se reconoce herido puede dejarse sanar. 

En las realidades eclesiales conviene hablar del “nacimiento de Cristo en el alma”; el  cristiano debe hacerse un “Belén espiritual”, un lugar donde el Verbo pueda nacer de  nuevo. La pequeñez —como reconocimiento de pecado y de límite— constituye el  “pesebre interior” de cada creyente. 

Magisterio y tradición: la humildad como condición de encuentro con Cristo

No obstante, ¿qué es en sí lo que posibilita este encuentro? Que, además, pareciera un  encuentro de dos mundos: lo divino y lo humano; el Creador y la criatura; el Señor y el  servidor. En primer lugar, es vital reconocer la base de todo el edificio, y esta base es la  humildad, el edificio es la oración (cf. CIC 2559), sin la humildad en los momentos de  diálogo con el Señor, es imposible que la gracia actúe y, por ende, será imposible que  se pueda reconocer como necesaria para la propia vida, para luchar y vencer al pecado,  seguiríamos pensando en que somos los “superhombres” que podemos con las propias  fuerzas vencer al Maligno, algo que evidentemente no acontecería (cf. CIC 397-400). 

En segundo lugar, en medio de la pequeñez que me ha de caracterizar y nos debe  caracterizar a todos en relación con el Creador, con el Padre y su Hijo y con el Divino  Espíritu que procede de ellos, se ha de procurar crecer en la disposición necesaria para  acoger el misterio de la Encarnación como el modo gracias al cual la salvación es llevada  en plenitud por Dios en favor nuestro y, por pura iniciativa suya, constituye al hombre  como alguien privilegiado, haciéndole participar de un modo misterioso en la vida divina  (cf. CIC 457-460). 

Una participación que, aunque grande en significado, no deja de producir asombro,  máxime cuando descubrimos que es Cristo el único capaz de iluminar la realidad  humana, indistintamente de lo que esta contenga, es él, que es la luz, quien revela al  hombre su grandeza en cuanto sujeto santificado y adoptado como hijo de Dios, pero  también su miseria, en tanto que el pecado sigue queriendo destruir la relación de la criatura con el Creador, de hecho, Benedicto XVI afirma y sostiene que la fe nace  cuando el hombre reconoce su necesidad radical de Dios (Audiencia General, 24 de  octubre de 2012). 

Disposiciones espirituales concretas 

Por lo anterior, el camino hacia la pequeñez interior es transversal a toda la realidad  humana, es una realidad antropológica clave que, se descubre, nutre, madura, solidifica  y da fruto desde Cristo y no desde el hombre como ser autónomo. No se puede hacer  este recorrido si no es con el auxilio de la Gracia de Dios, de su obra en la vida, de la  plena disposición del creyente a un Dios que, en un momento determinado de la historia  se revela y hace suya la humanidad y todo lo creado para hacerlo todo nuevo, para  restablecer una obra de salvación que, aunque se encuentre limitada en el tiempo, su fin  es resplandecer con tintes de eternidad por siempre. 

La pequeñez espiritual —humildad, pobreza de espíritu, conciencia de pecado— constituye una clave hermenéutica para comprender la Encarnación y la vida cristiana.  Dios se hace pequeño para alcanzar al ser humano en su miseria; y el ser humano,  reconociéndose pequeño, puede acoger el don divino. Así, el pesebre se convierte en un  paradigma antropológico y teológico, porque solo en la humildad Dios puede nacer. 

Para ello, para que “el Niño Dios nazca en el corazón”, es necesario sembrar, cuidar,  cosechar y cultivar: a) Oración humilde y continua; b) Apertura al sacramento de la  Reconciliación y Confesión sincera del pecado; c) Actitudes de confianza absoluta en  Dios; y d) Lectio divina que revela la verdad interior

El creyente está llamado a ser Belén interior: un lugar donde Cristo pueda encarnarse  continuamente mediante la gracia. La pequeñez es un espacio teologal donde el terreno  fértil (la gracia) germina, donde la misericordia transforma y donde el Verbo hecho Niño  renueva la vida humana. 

El autorReynaldo Jesús

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Qué bello es vivir… si tienes dónde

El encarecimiento de la vivienda expulsa a las familias de una vida digna. Se necesita gente emprededora, con capacidad de conmoverse con el dolor ajeno, con conocimiento de la materia.

30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Esta Nochebuena se cumplirán 80 años de aquella en la que se ambienta la película «Qué bello es vivir», de Frank Capra. 80 años después, el señor Potter sigue lucrándose gracias a la necesidad de vivienda de las familias. ¿Podrá algún ángel iluminar hoy a un nuevo George Bailey?

Yo, por si acaso, voy a intentar ganarme un par de alas removiendo conciencias con mi columna de hoy porque no se me quitan de la cabeza los datos del último informe FOESSA que señalaba que el encarecimiento de la vivienda expulsa en España a uno de cada cuatro hogares de una vida digna. Y no hablamos solo de la imposibilidad de comprar una vivienda sino de que incluso el 45 % de la población que vive en régimen de alquiler se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social, la cifra más alta de la UE. «El alquiler se ha convertido en una trampa de pobreza», afirman desde la Fundación impulsada por Cáritas Española. Pero de todo lo que recoge la nota de prensa, me quedo con una frase de Raúl Flores, el coordinador del informe, que no es otra cosa que la moraleja de la película que protagoniza James Stewart: «no fallan las personas, falla el sistema». 

Porque está muy bien que apretemos las tuercas a los políticos, que exijamos acciones serias encaminadas a no convertir los bienes básicos en artículos de lujo; pero el sistema está dominado por los grandes fondos de inversión, como el que representa el avaro Potter, que solo entienden de rentabilidad. Al final tendrán que ser las familias, la sociedad civil, las instituciones, quienes se unan para llevar adelante iniciativas que hagan frente a los especuladores. Pero la sociedad está muchas veces dormida y necesita héroes, como el protagonista del clásico navideño en blanco y negro, que la hagan despertar, que le hagan ver que la gente pequeña, si se une, puede hacer cosas muy grandes sin esperar a que papá-estado les saque las castañas del fuego porque se les pueden quemar.

La gente que necesitamos

Tuve la suerte de conocer y entrevistar poco antes de su muerte (fue bendecido con una larga vida de más de 100 años), a un George Bailey de carne y hueso, quien fuera mi párroco, el sacerdote D. Francisco Acevedo Ponce de León. Enviado en los años 50 al hoy próspero (entonces paupérrimo) barrio de Huelin, en Málaga, se encontró con el grave problema de jóvenes familias que vivían en chabolas porque los sueldos de obrero no daban para acceder a una vivienda digna. Un día llevó a ver las condiciones de vida de aquellos matrimonios con hijos pequeños a un feligrés suyo, Claudio Gallardo, un gestor de profunda fe religiosa, que quedó impresionado con aquella visita sentenciando: «Hay que acabar con este río de tristeza». Manos a la obra, este tándem fue el responsable de la construcción de nada menos que 6.000 viviendas en régimen de cooperativa entre finales de los años 60 e inicios de los 70. Viviendas que, por supuesto, ocuparon en primer lugar las familias de las chabolas, que fueron derribadas al poco, pero a las que se sumaron otras muchas familias que no podrían haber accedido a una propiedad en el mercado inmobiliario. Aquel río de tristeza fue absorbido por un océano de ingenio solidario.  

¿Cuántos Acevedo-Gallardos habrá en estado latente entre nosotros sin haberse atrevido aún a poner sus talentos a trabajar? Gente emprendedora, con capacidad de conmoverse con el dolor ajeno, dispuesta a sufrir los ataques de quienes rechazarán la idea, con conocimiento de la materia, economistas, constructores, arquitectos…

¿Y las congregaciones religiosas? ¿Cuánto podrían aportar en esta materia? Seguro que hay quien cuenta con patrimonio inmobiliario hoy en desuso que podría ser el germen de una nueva misión al servicio de las familias más necesitadas. Cuando se habla de crisis vocacional en la vida consagrada, siempre recuerdo que sus épocas de esplendor están íntimamente ligadas a la capacidad que tuvieron sus fundadores de detectar las heridas más sangrantes de la humanidad. Fue ese espíritu de salir a curar dichas heridas el que hacía que los jóvenes, intrépidos por naturaleza, se les unieran porque es propio de ellos el seguimiento a las causas nobles, como vimos en Valencia con la DANA, o como hizo George Bailey renunciando a ir a la Universidad o a disfrutar de su viaje de novios para no dejar tiradas a tantas familias que dependían de su compañía de empréstitos. En un tiempo, los religiosos ofrecieron la educación o la sanidad que el estado no daba. Hoy, estas necesidades, aunque siguen siendo muy importantes, no son quizá tan urgentes porque el estado las cubre ampliamente. ¿Estará Dios hablándonos de alguna manera?

No me hagan caso. Seguro que lo que acabo de decir es una barbaridad, seguro que no tengo ni idea de economía ni de emprendimiento ni de vida religiosa; pero déjenme soñar, como con el cuento de Capra. Déjenme soñar con un mundo mejor como el que soñaron un día mi párroco y su buen amigo Gallardo y que lograron hacer realidad. Déjenme soñar con un mundo en el que hombres y mujeres valientes promuevan redes de solidaridad para que muchas familias puedan decir: «¡Qué bello es vivir!» y encuentren dónde. Porque no fallan las personas, falla el sistema. ¿Han oído una campanita?

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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Evangelización

San Andrés apóstol, patrono del Patriarcado Ecuménico

Hermano de Simón Pedro, el apóstol san Andrés se distingue entre los santos por haber sido el primero que recibió la llamada del Señor, y ser martirizado en una cruz en forma de X. San Andrés, al que la Iglesia celebra el 30 de noviembre, es patrono de la Iglesia ortodoxa de Constantinopla, nombre histórico de Estambul.  

Francisco Otamendi·30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Hemos encontrado al Mesías -que significa Cristo-. Y lo llevó a Jesús…”. Son las palabras de Andrés en el Evangelio de Juan ( Jn, 1, 35 y ss),  cuando corre al encuentro de su hermano Simón, que sería el primer Papa, para contarle que han visto al Salvador. Un fragmento del Evangelio que suele titularse en el Nuevo Testamento como ‘vocación de los primeros discípulos’.

Poco antes, el apóstol san Juan cuenta la primera conversación de Andrés y otro discípulo con Jesús, que les pregunta: ¿qué buscáis? Y ellos le dicen: “Maestro, dónde vives? Les respondió: Venid y veréis”.

Pescador de Betsaida de Galilea, discípulo de Juan Bautista, la narración del evangelista graba la hora de aquel encuentro de san Andrés, el primero que recibió la llamada, con Jesús. Y que marcó para siempre su existencia. “Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima”.

Patrono en Rumanía, Ucrania y Rusia

Escritores cristianos de los primeros siglos refieren que el apóstol, habría evangelizado Asia menor y las regiones que atraviesa el Mar Negro, llegando hasta el Volga. Hoy día es honrado como patrono en Rumania, Ucrania y Rusia, recoge el santoral vaticano.

La predicación del Evangelio continúa en Acacia y, cerca del año 60 en Patrasso. San Andrés afronta el martirio colgado en una cruz que él quiso en forma de X, evocando la inicial griega del nombre de Cristo.

El Papa felicita al Patriarcado Ecuménico

Ayer, en la catedral de San Jorge, junto al Patriarca ortodoxo Bartolomé I, el Papa León recordó en Turquía que el día anterior habían vivido momentos extraordinarios de gracia, al conmemorar el 1700 aniversario del primer Concilio ecuménico de Nicea. 

Impulsados por este anhelo de unidad, dijo, “nos preparamos también para celebrar la memoria del apóstol Andrés, patrono del Patriarcado Ecuménico. (…) Una vez más, agradezco la fraternal acogida y quisiera extender a Su Santidad y a todos los presentes, mis más fervientes felicitaciones por la fiesta de su santo patrono”.

El autorFrancisco Otamendi

Mundo

León XIV a los católicos de Turquía: ‘resoluciones’ de Adviento para construir puentes

En el Volkswagen Arena de Estambul, el Papa León XIV ha ofrecido en la homilía de la Santa Misa una propuesta de “resoluciones” para trabajar en Adviento: construir puentes con otros católicos, otros cristianos y otros creyentes en Dios.  

CNS / Omnes·29 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

– Cindy Wooden, Estambul, CNS

El Papa León ha dado esta tarde a los católicos de Turquía unas cuantas sugerencias en línea ecuménica e interreligiosa para este Adviento que comienza: construir puentes con otros católicos, otros cristianos y otros creyentes en Dios.

Con sus diferentes ritos, culturas, idiomas y razas, los católicos encuentran una unidad en torno al altar que “es un don de Dios. Como tal, es fuerte e invencible, porque es obra de su gracia”, dijo el Papa León XIV.

El Papa León estuvo acompañado en el Volkswagen Arena por laicos, sacerdotes y obispos de las iglesias católicas latina, caldea, armenia y siríaca .

Las lecturas y oraciones de la Misa se recitaron en latín, turco, inglés, armenio, árabe e italiano.

El Papa León XIV saluda a los fieles tras presidir la Santa Misa en el Volkswagen Arena, durante su primer viaje apostólico, en Estambul, Turquía, el 29 de noviembre de 2025. (OSV News/Umit Bektas, Reuters).

Tareas para este Adviento

También asistieron el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla y representantes de otras comunidades cristianas.

Al celebrar la Misa de vigilia del primer domingo de Adviento, el Papa León dio a los católicos lo que describió como “resoluciones”para trabajar en este Adviento: construir puentes con otros católicos, otros cristianos y otros creyentes en Dios.

La unidad en la diversidad que se exhibe en la arena, como los tres puentes de Estambul sobre el estrecho del Bósforo que unen Europa y Asia, necesitan un mantenimiento constante para mantenerse fuertes, dijo el Papa León.

Fortalecer los vínculos 

Dirigiéndose a las diversas comunidades católicas , el Papa les instó a hacer todos los esfuerzos posibles “para fomentar y fortalecer los vínculos que nos unen, para que podamos enriquecernos mutuamente y ser un signo creíble ante el mundo del amor universal e infinito del Señor”.

El segundo vínculo que los católicos deben cultivar, dijo, es el que mantienen con otros cristianos, porque “la misma fe en Jesús nuestro Salvador une no sólo a los que estamos dentro de la Iglesia Católica, sino a todos nuestros hermanos y hermanas que pertenecen a otras iglesias cristianas”.

En un país musulmán al 99%, diálogo y tolerancia

Y, en una nación donde aproximadamente el 99% de la población es musulmana, dijo el Papa León, los católicos deben practicar el diálogo y la tolerancia, promoviendo el respeto y la paz en «un mundo donde la religión se utiliza con demasiada frecuencia para justificar guerras y atrocidades».

“Queremos caminar juntos valorando lo que nos une, derribando los muros de los prejuicios y la desconfianza, promoviendo el conocimiento y la estima mutua para dar a todos un fuerte mensaje de esperanza y una invitación a convertirnos en constructores de paz”, afirmó.

Saludos del Papa León XIV en el Volkswagen Arena de Estambul, el 29 de noviembre de 2025. (OSV News/Umit Bektas, Reuters).

Cientos de personas no pudieron acceder

El padre Ryan C. Boyle, teniente coronel y capellán de la base aérea de Incirlik, fue uno de los concelebrantes de la misa, pero desafortunadamente el personal militar estadounidense que viajó a Estambul con él estaba fuera del estadio con cientos de otras personas, que no obtuvieron una de las 4.000 entradas gratuitas para la misa.

La metáfora de la construcción de puentes era apropiada, declaró el padre Boyle a Catholic News Service. “’Pontifex Maximus’ —uno de los títulos del Papa— significa gran constructor de puentes».

“Y luego, como capellán militar, trabajo en un ambiente pluralista con capellanes protestantes, capellanes judíos y capellanes musulmanes”, dijo, “y aunque tenemos orígenes y tradiciones religiosas muy diferentes, a menudo logramos encontrar puntos en común y trabajar juntos”.

En el cielo no habrá carteles: ‘católicos por aquí’, ‘ortodoxos por allá’

En cuanto a las diversas tradiciones cristianas, dijo el Pontífice: “Todos estamos unidos en nuestro amor por Jesucristo. Todos anhelamos estar en el cielo con los ángeles y los santos por los siglos de los siglos. Y, por supuesto, en el cielo no habrá letreros que digan: “Católicos por aquí” y “Ortodoxos por allá”.

El Papa León XIV reza con líderes ortodoxos, ortodoxos orientales y protestantes al comienzo de una reunión en la Iglesia Ortodoxa Siria de Mor Ephrem en Estambul, Turquía, el 29 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Por un Jubileo conjunto en Jerusalén en 2033

Antes de la Misa en el Volkswagen Arena, el Papa León XIV ha manifestado esta mañana, en un encuentro con líderes cristianos, que espera puedan reunirse en Jerusalén en 2033 para celebrar juntos el 2.000 aniversario de la muerte y resurrección de Jesús.

Posteriormente, en una declaración conjunta con el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla, instó a los cristianos de Oriente y Occidente a acordar finalmente una fecha común para la Pascua. El papa y el patriarca también hicieron un llamamiento al fin de la guerra.

Reunión con líderes ortodoxos

Ambos se reunieron en Estambul este domingo con los líderes ortodoxos, ortodoxos orientales y protestantes que se habían unido a ellos el día anterior en Iznik, sitio de la antigua ciudad de Nicea. El objetivo fue conmemorar el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea y los principios del Credo de Nicea, que comparten todos los cristianos tradicionales.

La reunión con los líderes se celebró en la Iglesia Ortodoxa Siria de Mor Ephrem, inaugurada en 2023, la primera y única iglesia cristiana construida en Turquía desde la fundación de la República de Turquía como nación constitucionalmente secular en 1923.

Según la oficina de prensa del Vaticano, el Papa León XIII habló con los líderes sobre la posibilidad de celebrar juntos el Jubileo de 2033 en Jerusalén.

León XIV: celebrar en el Cenáculo

Al anochecer, el Papa León se reunió nuevamente con el Patriarca Bartolomé en la Catedral Patriarcal de San Jorge para un servicio de oración doxológica de alabanza a Dios.

“Ayer, y también esta mañana, vivimos momentos extraordinarios de gracia al conmemorar, junto con nuestros hermanos y hermanas en la fe, el 1.700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea”, dijo el Papa León durante la ceremonia.

El Papa León XIV y el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla imparten juntos la bendición final al término de un servicio de oración el 29 de noviembre de 2025 en la Catedral Patriarcal de San Jorge en Estambul. (Foto CNS/Vatican Media).

Búsqueda del restablecimiento de la plena comunión

“Al recordar ese acontecimiento tan significativo e inspirados por la oración de Jesús para que todos sus discípulos sean uno”, dijo el Papa, “nos sentimos alentados en nuestro compromiso de buscar el restablecimiento de la plena comunión entre todos los cristianos, una tarea que emprendemos con la ayuda de Dios”.

Durante la doxología, dijo, “el diácono dirigió a Dios la petición ‘por la estabilidad de las Santas Iglesias y por la unidad de todos’. Esta misma petición se repetirá también en la Divina Liturgia de mañana. Que Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, tenga misericordia de nosotros y cumpla esta oración”.

El calendario y las fechas

El Concilio de Nicea también fijó una fecha común para que todos los cristianos celebraran la Pascua: el primer domingo después de la luna llena posterior al equinoccio de primavera. Sin embargo, el calendario juliano, que utilizaban los cristianos en el siglo IV, estaba cada vez más desfasado del año solar, por lo que el 21 de marzo, generalmente considerado la fecha del equinoccio de primavera en el hemisferio norte, se fue distanciando gradualmente del equinoccio real.

En 1582, el papa Gregorio XIII reformó el calendario, eliminando diez días y haciendo que el equinoccio cayera de nuevo el 21 de marzo. Sin embargo, la mayoría de los cristianos orientales no adoptaron el nuevo calendario, lo que dio lugar a que la Pascua a veces se celebrase el mismo día, pero la celebración de los cristianos orientales podía ser hasta cuatro semanas después.

San Pablo VI y todos los papas que le sucedieron, incluido el Papa León, han dicho que la Iglesia Católica está abierta a aceptar una propuesta ortodoxa para una fecha común para la Pascua.

Histórica Declaración Conjunta del Papa y el Patriarca 

En su Declaración conjunta, que pueden consultar íntegramente aquí, el Papa y el Patriarca dijeron que el aniversario de Nicea debería inspirar «pasos nuevos y valientes en el camino hacia la unidad», incluyendo la búsqueda de esa fecha común.

“Agradecemos a la divina providencia que este año todo el mundo cristiano haya celebrado la Pascua el mismo día”, dijeron. “Es nuestro deseo común continuar explorando una posible solución para celebrar juntos la Fiesta de las Fiestas cada año. Esperamos y oramos para que todos los cristianos, con toda sabiduría y comprensión espiritual, se comprometan a alcanzar una celebración común de la gloriosa resurrección de nuestro Señor Jesucristo”.

Invocamos el don divino de la paz

Parte del objetivo del cristianismo, dijeron también, es contribuir a la paz entre todas las personas.

“Juntos alzamos fervientemente nuestras voces para invocar el don divino de la paz para nuestro mundo”, dijeron. “Trágicamente, en muchas regiones del mundo, los conflictos y la violencia siguen destruyendo la vida de tantas personas. Hacemos un llamamiento a quienes tienen responsabilidades civiles y políticas para que hagan todo lo posible para garantizar que la tragedia de la guerra cese de inmediato, y pedimos a todas las personas de buena voluntad que apoyen nuestra súplica”.

El autorCNS / Omnes