Vaticano

Finanzas vaticanas, los balances del IOR y del Óbolo de San Pedro

Existe una intrínseca relación entre los presupuestos del Óbolo de San Pedro y el del Instituto para las obras de Religión.

Andrea Gagliarducci·12 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Existe una estrecha relación entre la declaración anual del Óbolo de San Pedro y el balance del Istituto delle Opere di Religione, el llamado «banco vaticano». Porque el Óbolo se destina a la caridad del Papa, pero esta caridad se expresa también en el sostenimiento de la estructura de la Curia romana, un inmenso «presupuesto misionero» que tiene gastos, pero no tantos ingresos, y que debe seguir pagando salarios. Y porque el IOR, desde hace tiempo, destina una contribución voluntaria de sus beneficios precisamente al Papa, y estos beneficios sirven para aligerar el presupuesto de la Santa Sede. 

Desde hace años el IOR no tiene los mismos beneficios que en el pasado, por lo que la parte asignada al Papa ha disminuido con los años. Igual situación tienen el Óbolo, cuya recaudación ha disminuido con los años, también ha tenido que hacer frente a esta disminución del apoyo del IOR. Tanto es así que en 2022 tuvo que duplicar sus ingresos con una desinversión general de bienes.

Por eso los dos presupuestos, publicados el mes pasado, están de alguna manera conectados. Al fin y al cabo, las finanzas vaticanas siempre han estado conectadas, y todo contribuye a ayudar a la misión del Papa. 

Pero veamos los dos presupuestos con más detalle.

El Óbolo de San Pedro

El pasado 29 de junio, el Óbolo de San Pedro presentó su balance anual. Los ingresos fueron de 52 millones, pero los gastos ascienden a 103,4 millones, de los cuales 90 millones son para la misión apostólica del Santo Padre. Incluidos en la misión están los gastos de la Curia, que ascienden a 370,4 millones. El Óbolo contribuye así en un 24% al presupuesto de la Curia. 

Sólo 13 millones se destinaron a obras de caridad, a los que, sin embargo, hay que añadir las donaciones del Papa Francisco a través de otros dicasterios de la Santa Sede por un total de 32 millones, 8 de los cuales fueron financiados directamente por el Óbolo.

En resumen, entre el Fondo Obolus y los fondos de los dicasterios financiados en parte por el Óbolo, la caridad del Papa financió 236 proyectos, por un total de 45 millones. Sin embargo, el balance merece algunas observaciones.

¿Es éste el verdadero uso del Óbolo de San Pedro, que a menudo se asocia a la caridad del Papa? Sí, porque la finalidad misma del Óbolo es apoyar la misión de la Iglesia, y se definió en términos modernos en 1870, después de que la Santa Sede perdiera los Estados Pontificios y no tuviera más ingresos para hacer funcionar la máquina.

Dicho esto, es interesante que el presupuesto del Óbolo pueda deducirse también del presupuesto de la Curia. De los 370,4 millones de fondos presupuestados, el 38,9% se destina a las Iglesias locales en dificultad y en contextos específicos de evangelización, lo que supone 144,2 millones.

Los fondos destinados al culto y a la evangelización ascienden a 48,4 millones, es decir, el 13,1%.

La difusión del mensaje, es decir, todo el sector de la comunicación del Vaticano, representa el 12,1% del presupuesto, con un total de 44,8 millones.

Al sostenimiento de las nunciaturas apostólicas se destinaron 37 millones (10,9% del presupuesto), mientras que 31,9 millones (8,6% del total) van al servicio de la caridad -precisamente el dinero donado por el Papa Francisco a través de los dicasterios-, 20,3 millones a la organización de la vida eclesial, 17,4 millones al patrimonio histórico, 10,2 millones a instituciones académicas, 6,8 millones al desarrollo humano, 4,2 millones a Educación, Ciencia y Cultura y 5,2 millones a Vida y Familia.

Los ingresos, como se ha dicho, ascienden a 52 millones de euros, 48,4 de los cuales son donaciones. El año pasado hubo menos donaciones (43,5 millones de euros), pero los ingresos, gracias a la venta de inmuebles, ascendieron a 107 millones de euros. Curiosamente, hay 3,6 millones de euros de ingresos por rendimientos financieros.

En cuanto a las donaciones, 31,2 millones proceden de la recaudación directa de las diócesis, 21 millones de donantes privados, 13,9 millones de fundaciones y 1,2 millones de órdenes religiosas.

Los países que más donan son Estados Unidos (13,6 millones), Italia (3,1 millones), Brasil (1,9 millones), Alemania y Corea del Sur (1,3 millones), Francia (1,6 millones), México e Irlanda (0,9 millones), República Checa y España (0,8 millones).

El balance del IOR

El IOR aportó un donativo a la Santa Sede de algo más de 13 millones de euros, frente a unos beneficios netos de 30,6 millones.

Los beneficios representan una mejora significativa respecto a los 29,6 millones de euros de 2022. Sin embargo, es necesario comparar las cifras: van desde los 86,6 millones de beneficio declarados en 2012 -que cuadruplicaron las ganancias del año anterior- a los 66,9 millones del informe de 2013, los 69,3 millones del informe de 2014, los 16,1 millones del informe de 2015, los 33 millones del informe de 2016 y los 31,9 millones del informe de 2017, hasta los 17,5 millones de 2018.

El informe de 2019, por su parte, cuantifica los beneficios en 38 millones, también atribuidos al mercado favorable.

En 2020, el año de la crisis del COVID, el beneficio fue ligeramente inferior, de 36,4 millones.

Pero en el primer año pospandémico, un 2021 aún no afectado por la guerra de Ucrania, se volvió a una tendencia negativa, con un beneficio de solo 18,1 millones de euros, y solo en 2022 se volvió a la barrera de los 30 millones.

El informe IOR 2023 habla de 107 empleados y 12.361 clientes, pero también de un aumento de los depósitos de clientes: +4% hasta 5.400 millones de euros. El número de clientes sigue bajando (eran 12.759 en 2022, incluso 14.519 en 2021), pero esta vez también disminuye el número de empleados: eran 117 en 2022, son 107 en 2023.

Así pues, continúa la tendencia negativa de los clientes, lo que debería hacernos reflexionar, teniendo en cuenta que el cribado de las cuentas consideradas no compatibles con la misión del IOR finalizó hace tiempo.

Ahora, el IOR también está llamado a participar en la reforma de las finanzas vaticanas deseada por el Papa Francisco. 

Jean-Baptiste de Franssu, presidente del Consejo de Superintendencia, destaca en su carta de gestión los numerosos elogios que ha recibido el IOR por su labor en favor de la transparencia durante la última década, y anuncia: «El Instituto, bajo la supervisión de la Autoridad de Supervisión e Información Financiera (ASIF), está por tanto dispuesto a desempeñar su papel en el proceso de centralización de todos los bienes vaticanos, de acuerdo con las instrucciones del Santo Padre y teniendo en cuenta las últimas novedades normativas.

El equipo del IOR está deseoso de colaborar con todos los dicasterios vaticanos, con la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) y de trabajar con el Comité de Inversiones para seguir desarrollando los principios éticos de la FCI (Faith Consistent Investment) de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia. Es crucial que el Vaticano sea visto como un punto de referencia».

El autorAndrea Gagliarducci

Vaticano

Nuevo Motu Proprio: el vaticano refuerza el control ético de sus inversiones

El Papa León XIV centraliza la gestión financiera del Vaticano, confirmando la supervisión del APSA, el IOR y el Comité para las Inversiones.

Javier García Herrería·6 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa León XIV ha promulgado una nueva Carta Apostólica en forma de Motu Proprio sobre las actividades de inversión financiera de la Santa Sede. El objetivo es consolidar las reformas económicas iniciadas hace años y garantizar una gestión unificada y ética de los activos de la Curia Romana, subrayando el principio de corresponsabilidad en la communio establecido por la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium.

El documento, fechado el 29 de septiembre de 2025, busca definir con precisión los roles y competencias de las instituciones involucradas en la gestión de las inversiones vaticanas. La principal novedad radica en la derogación de la Instrucción de agosto de 2022 y el establecimiento de una nueva estructura operativa.

El Santo Padre establece que la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), en su función de inversor, hará uso de la estructura organizativa interna del Instituto para las Obras de Religión (el banco vaticano) para la gestión de las inversiones. Este movimiento convierte al IOR en el centro neurálgico y principal fuente de conocimiento especializado para la gestión financiera cotidiana.

Además, el Motu Proprio reafirma la autoridad suprema del Comité para las Inversiones para establecer la conformidad de todas las operaciones financieras con la política de inversión aprobada, asegurando así que los activos vaticanos respeten la Doctrina Social de la Iglesia.

El Rescriptum de 2022

El Rescriptum ex Audientia SS.mi del 23 de agosto de 2022, que acaba de ser derogado, fue una medida de urgencia crucial diseñada para imponer la centralización inmediata del patrimonio financiero vaticano. Su propósito fundamental era eliminar la dispersión de fondos que había generado problemas. Estableció que el Instituto para las Obras de Religión (IOR) sería el único gestor patrimonial y depositario de todos los activos financieros y la liquidez de la Santa Sede y sus instituciones.

Con un plazo de 30 días, se ordenó que todas las entidades vaticanas transfirieran sus fondos que estuvieran en bancos externos al IOR. De esta forma, el Rescriptum obligó a que todo el patrimonio estuviera bajo una única y estricta supervisión.

El Comité para las Inversiones

El Comité para las Inversiones es el organismo que asegura la supervisión ética y estratégica de los activos vaticanos, en cumplimiento de la Doctrina Social de la Iglesia. Está presidido por el Cardenal Kevin Joseph Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

A su lado, operan expertos internacionales de primer nivel: el Dr. Jean Pierre Casey (Gran Bretaña), reconocido en gestión de riesgos y FinTech; el Dr. Giovanni Christian Michael Gay (Alemania), con amplia experiencia en la dirección de grandes fondos de inversión; el Dr. David Harris (Noruega), experto en mercados globales; y el Dr. John J. Zona (Estados Unidos), con vasta experiencia en gestión de carteras. Esta composición garantiza una perspectiva global y altamente profesionalizada para las decisiones de inversión.

Los balances positivos del IOR y APSA

La nueva directriz papal deposita su confianza en dos entidades que han demostrado eficiencia financiera en los últimos años: el Instituto para las Obras de Religión (IOR) y la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA). Ambos organismos se consolidan así como los pilares del control presupuestario vaticano.

El IOR, conocido popularmente como el banco del Vaticano, ha mantenido una clara trayectoria de ganancias netas, reportando un beneficio significativo, por ejemplo, los 32 millones de euros en 2024. Este rendimiento positivo refleja la eficacia de las reformas de gobernanza implementadas.

Por su parte, la APSA, el administrador patrimonial, también ha reportado resultados favorables, logrando una alta rentabilidad de gestión, de hasta 8,51 puntos porcentuales, gracias a una gestión estratégica de las inversiones. Al trabajar conjuntamente y con balances saneados, estas instituciones refuerzan el modelo de supervisión centralizada impulsado por el Papa.

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El Papa León XIV posa junto a los nuevos reclutas de la Guardia Suiza

El Papa León XIV posa para una foto con miembros y nuevos reclutas de la Guardia Suiza Pontificia en el Vaticano el 3 de octubre de 2025.

Redacción Omnes·6 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Mundo

La Marcha por la Vida en Vilna reaviva el diálogo sobre la familia y los valores

Vilna se convirtió en un canto a la vida durante la “Marcha por la Vida”, un evento que reunió a miles de personas, voces internacionales y testimonios conmovedores en defensa de la dignidad humana y la familia.

Bryan Lawrence Gonsalves·6 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

El corazón de la capital lituana se llenó de música, discursos e historias personales conmovedoras cuando miles de personas se reunieron para el evento “Žygis už gyvybę” (Marcha por la Vida), dedicado a celebrar la santidad de la vida y a concienciar sobre la necesidad de protegerla. La marcha atrajo a participantes de toda Lituania, así como a simpatizantes de países vecinos, incluidos Letonia, Estonia y Polonia.

Celebrada el sábado 4 de octubre, la actividad comenzó a primeras horas de la tarde cerca de la Biblioteca Nacional Martynas Mažvydas, congregando a un público diverso formado por familias, estudiantes, activistas, artistas y miembros del clero. Promovida por diversas organizaciones civiles y religiosas, la marcha se centró en reafirmar el valor de toda vida humana. Figuras religiosas de fuera de Lituania también mostraron su apoyo a la iniciativa, destacando el arzobispo católico Zbigņevs Stankevičs de Riga y el obispo luterano letón Rinalds Grants, quienes expresaron solidaridad con los objetivos de la marcha. El obispo auxiliar Saulius Bužauskas de Kaunas también participó personalmente en el evento.

De 13:00 a 14:10, los asistentes se reunieron cerca de la Biblioteca Nacional de Lituania para la apertura del evento, donde los ponentes ofrecieron perspectivas personales, médicas, sociales y filosóficas. Entre ellos, la doctora Lina Šulcienė destacó la necesidad moral y espiritual de una sociedad más compasiva, afirmando: “Las profundidades de nuestra conciencia claman por un camino distinto a la cultura de la muerte. Nuestra humanidad interior exige una cultura de la vida, marcada por la solidaridad, la compasión genuina y la sensibilidad hacia los seres humanos, respetando sus vidas”.

Agnieszka Gracz, coordinadora de marchas por la vida de «Centrum Życia i Rodziny» (Centro por la Vida y la Familia) en Polonia, también se dirigió al público. La organización, con sede en Varsovia, lleva más de dos décadas defendiendo la protección de la vida, la familia y la paternidad. Gracz recordó que antes de la pandemia de COVID-19, el centro ayudaba a organizar un promedio de 150 marchas al año en distintas ciudades polacas. Destacó que estas manifestaciones públicas habían sido fundamentales para promover la protección de los niños no nacidos, especialmente aquellos con discapacidades que antes eran vulnerables a la discriminación, y subrayó que las marchas contribuyeron al apoyo público que precedió a la sentencia del Tribunal Constitucional polaco de 2020, que reforzó la protección legal de los niños diagnosticados con discapacidades antes de nacer.

A las 14:15, la multitud partió en una procesión pacífica desde la Biblioteca Nacional hacia la Plaza de la Catedral de Vilna por la avenida Gediminas, portando pancartas y banderas con mensajes de esperanza y apoyo a las familias. De 15:00 a 17:30, la atención se centró en la plaza, donde se celebró un concierto conmemorativo y una serie de testimonios personales. Entre los actos destacados se incluyó un concurso nacional de dibujo para estudiantes titulado “Aš esu dovana” (“Soy un regalo”), que recibió más de 300 obras de escolares de todo el país. Los artistas ganadores fueron homenajeados en el escenario y premiados por sus reflejos creativos sobre el valor de la vida.

El programa musical incluyó actuaciones de artistas como Milda Žukienė, Rugilė Daujotaitė, Živilė Petruilionienė, Živilė Višniauskienė, Augis Markauskas, entre otros, incluidos Voldemars Peterson, Dalia y Julius Vaicenavičiai y la popular cantante Sasha Song. Las actuaciones fueron acompañadas de historias personales profundamente emotivas de individuos cuyas vidas se han visto marcadas por cuestiones relacionadas con la vida y la familia. Ponentes internacionales de Letonia y Estonia también se dirigieron al público, ofreciendo perspectivas culturales y morales de toda la región báltica.

Entre los ponentes en la Plaza de la Catedral se encontraba la abogada y activista social Dr. Salomėja Fernandez Montojo, quien abordó las actitudes sociales prevalentes hacia la paternidad, afirmando: “Hoy veo lo profundamente arraigada que está la idea de que tener hijos significa perder: perder dinero, tiempo, carrera, oportunidades y buena figura. No estoy de acuerdo. Tener hijos no es perder, sino dar sentido al dinero, al tiempo, a la energía, a las oportunidades y a la belleza”.

Markus Järvi, editor jefe del medio estonio «Objektiiv» y uno de los ponentes, expresó su aprecio por la marcha de Vilna y la esperanza de que inspirase iniciativas similares en los Estados bálticos. En una entrevista posterior, describió el limitado debate público sobre el aborto en Estonia como una consecuencia persistente de la era soviética, durante la cual el aborto era legal y ampliamente practicado. Con el tiempo, su prevalencia contribuyó a que se convirtiera en un tabú social. “A pesar de esto, muchos estonios valoran el matrimonio y la vida familiar”, dijo. “Debemos romper el silencio social sobre este tema para tener conversaciones honestas sobre la vida”. Añadió que tanto la sociedad civil como las instituciones religiosas tienen un papel que desempeñar en fomentar un diálogo más abierto y reflexivo sobre esta cuestión. En un mensaje dirigido a los jóvenes, subrayó: “La santidad de la vida y su respeto deben reconocerse como verdad. Búscala y la encontrarás”.

El Dr. Benas Ulevičius, decano de la Facultad de Teología Católica de la Universidad Vytautas Magnus, habló en el evento y, posteriormente, en una breve entrevista tras el escenario, reflexionó sobre los cambios de valores sociales en la Lituania post-soviética. “Lituania durante la ocupación soviética estaba bastante aislada”, dijo. “Tras recuperar la independencia, el país experimentó cambios graduales, con más productos extranjeros disponibles, salarios más altos y mayor comodidad”. Si bien reconoció los beneficios del crecimiento económico, señaló que llevó a que las personas priorizaran la carrera y la riqueza sobre la vida familiar, sugiriendo que este cambio dejó a algunos con sensación de vacío. Animó a los jóvenes a buscar una realización más profunda a través de la familia, que ofrece una alegría y felicidad únicas que el éxito material por sí solo no puede proporcionar.

Paralelamente al programa principal, la Plaza de la Catedral acogió de 11:00 a 17:30 una zona educativa y creativa orientada a la familia. Los visitantes pudieron explorar los puestos de ONG, firmar peticiones, participar en actividades infantiles y conocer los servicios de apoyo a la familia ofrecidos por organizaciones como «Nacionalinė šeimų ir tėvų asociacija» (Asociación Nacional de Familias y Padres), «ProLife Vilnius«, entre otras.

Aunque no participó como ponente, Lina Gervytė-Michailova, directora de la revista «Ateitis«, compartió en una entrevista su opinión sobre los retos demográficos de Lituania. Reflejando su experiencia personal de embarazo, recordó escuchar por primera vez los latidos del corazón de su hijo mediante una ecografía: “En ese momento no pensé que este niño cambiaría de algún modo la situación demográfica del país”, añadió, “pero recuerdo la sensación de alegría que tuve, fue profundamente significativa”. Sugirió que si más personas comprendieran y experimentaran esta alegría, podrían estar más inclinadas a formar familias y priorizar a los hijos.

Para concluir la jornada, muchos participantes asistieron a una misa especial en la Catedral de Vilna, celebrada por el Padre Deividas Stankevičius, quien pronunció una homilía conmovedora sobre la santidad de la vida y la responsabilidad espiritual de nutrirla y protegerla. Al dispersarse la multitud y resonar las últimas notas del día por la Plaza de la Catedral, el evento dejó en muchos un renovado sentido de propósito. Organizadores y participantes expresaron su optimismo de que la Marcha por la Vida continúe creciendo en tamaño e impacto. Agnieszka Gracz elogió la marcha por su ambiente alegre, celebración de la vida y dignidad de los no nacidos, expresando la esperanza de que se convierta en una tradición anual consolidada en Lituania. Con la colaboración cada vez mayor de voces civiles, religiosas y culturales, muchos consideran la marcha de este año como un punto de inflexión que podría inspirar conversaciones más amplias sobre la vida, la familia y el futuro de la sociedad en Lituania y en toda la región báltica.

El autorBryan Lawrence Gonsalves

Fundador de “Catholicism Coffee”

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Evangelización

San Bruno, fundador de la Cartuja, mártires de Kioto y aniversario de san Josemaría

La Iglesia celebra el 6 de octubre al germano san Bruno, fundador de los cartujos, a los beatos mártires de Kioto, muchas madres con hijos, y a la beata Maria Ana Mogas, fundadora de las franciscanas de la Divina Pastora. Además, hoy es aniversario de la canonización de san Josemaría, en 2002, aunque su fiesta litúrgica es el 26 de junio.

Francisco Otamendi·6 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

San Bruno de Colonia (Alemania) nació hacia el año 1035. Ordenado sacerdote en Reims (Francia), fue maestro de Teología, pero pronto deseó apartarse del mundo, y eligió el silencio y la soledad cerca de Grenoble. Fundó los Cartujos, que prevén largos momentos de oración, silencio y soledad. Comenzó en Chartreaux en Francia. Falleció en Calabria, dejando una gran huella.

Los beatos mártires de Kioto (Japón) fueron inmolados el 6 de octubre de 1619. Eran cristianos. Entre ellos había un samurai con su esposa embarazada y seis hijos, gente de pueblo, madres jóvenes con sus hijos. Fueron crucificados y quemados. Destaca el martirio de Tecla, en medio de las llamas, sujeta a la cruz con tres hijos pequeños. El martirio fue contemplado por numerosos cristianos y miles de paganos, dice la web franciscana.

La beata María Ana Mogas Fontcuberta es la fundadora de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor, conocidas como de la ‘Divina Pastora’. Nació el año 1827 en Corró de Vall (Granollers, Barcelona). Formada desde muy joven en la vida de piedad y oración e iniciada en el apostolado parroquial, pronto renunció a la acomodada posición social y económica y se dedicó a la educación de la infancia y a la atención de los más necesitados. San Juan Pablo II la beatificó en 1996.

Santo de lo ordinario

También san Juan Pablo II canonizó, el 6 de octubre de 2002, a san Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, a quien definió como “el santo de la vida ordinaria”. La ceremonia tuvo lugar en la Plaza de San Pedro, con asistencia de más de trescientas mil personas.

San Josemaría predicó desde el 2 de octubre de 1928 que todos —hombres y mujeres, solteros y casados, intelectuales y campesinos— estamos llamados a la santidad. 

El autorFrancisco Otamendi

Elogio a “perder el tiempo»

Hoy, el verdadero riesgo es perdernos entre pantallas y olvidarnos de las personas. En medio del ruido y la prisa, tal vez vivir mejor no sea hacer más, sino estar realmente presentes.

6 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Cuando comencé a trabajar, los jefes estaban muy atentos a que los empleados no perdieran el tiempo tomando café y comentando las andanzas del fin de semana. Hoy la lucha es otra. Que los colaboradores de las empresas se saquen los audífonos y sepan con quien comparten escritorio.

Muchos zooms, grandes presentaciones, tablas dinámicas y palabras anglosajonas son la tónica del día a día laboral. Pero, ¿sabes cómo se llaman los hijos de la compañera de labores que te presta el cargador del PC cuando se te queda en casa? O, ¿te enteraste que a la mamá de la persona que todos los días limpia tu papelero le encontraron cáncer? Estamos, pero realmente la ausencia es mayor. Conocemos los detalles del último romance de una presentadora de TV, pero ni imaginamos que a la secretaria de la oficina le acaban de romper el corazón. 

Cuando aún mi mamá me preparaba la colación para el colegio, una profesora citó la frase de un sacerdote en su clase. “Haz lo que debes y está en lo que haces”, básicamente fue un salto al futuro, que en el lenguaje de hoy sería: “Dile no al multitasking. Si te tomas una copa con tu papá hazlo con todos los sentidos puestos ahí; si alguien te cuenta una anécdota, sumérgete en los detalles de esa historia, si estás preparando un informe, no mires de reojo el WhatsApp del vecindario. Todas cosas que no hago y acciones que parecen simples en el papel, pero titánicas en la vida real.

¿La respuesta? No la tengo. La vida es exigente y la sociedad premia la respuesta más rápida, la eficiencia a toda prueba, aunque eso signifique pastillas con estrellas verdes y horas en la consulta de un facultativo que podrías estar destinando a conversar con una vecina. Cuando me ha ido bien con el propósito de evitar surfear la ola las 24 horas (que ha sido en escasas ocasiones), la pregunta que me he hecho es; ¿alguien morirá? ¿Realmente es tan grave si mandas una cotización en una hora más? ¿si respondes ese mensaje después de comer, si “pierdes” el tiempo escuchando a esa clienta que te cuenta con ilusión los logros de sus nietos? No. Nadie morirá y tú y yo, no sé si viviremos más, pero estoy segura que sí lo haremos mejor. ¿Nos animamos a intentarlo?

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Cultura

Mercedes Pacheco: “Hacer el bien sin hacer ruido”

Hay personas que sin publicar ningún libro tienen un gran impacto en la vida de otros muchos. La Iglesia católica está llena de mujeres que aparentemente no brillaron en vida, pero que sembraron de amor muchos corazones. La religiosa Mercedes Pacheco es una de estas.

Redacción Omnes·6 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Una mujer tucumana llamada Mercedes del Carmen Pacheco (1867-1943), en plena juventud, escucha en los templos las consideraciones y explicaciones de las encíclicas del Papa León XIII (1810-1903) donde se advierten los graves peligros de aquellas horas. Las palabras del Pontífice son contundentes: “Fidelidad a Dios, unidad de la Iglesia y defensa de los derechos de los trabajadores, especialmente de los obreros”. Llena de ánimo y de fervor, movilizada por las palabras de León XIII, Mercedes Pacheco se convirtió en una ferviente discípula y ejecutora del mensaje papal en el corazón mismo de la provincia de Tucumán, situada en el norte de la Argentina

Con apenas 19 años se presentó a las autoridades eclesiásticas para ofrecer sus servicios, que se concretaron con el paso de los años en la fundación de la Asociación de la Enseñanza Cristiana (1890), que funcionaría en la catedral de Tucumán con tareas misioneras y humanitarias.

La influencia de León XIII

El 15 de mayo de 1891, el Papa León XIII, atento a los cambios sociales de la época, sorprende al mundo con su encíclica Rerum Novarum, en la que aborda las penosas condiciones de vida de muchos de la clase trabajadora. Fue la primera carta social de la Iglesia y a partir de entonces se conoció a León XIII como “el Papa obrero”. La labor de la madre Mercedes en favor de la niñez desamparada, desde ese momento y hasta el final de su vida, fue incansable. Nunca permitió que los niños del asilo por ella fundado fuesen sirvientes de ningún avaricioso señor o señora. 

Al crear el Instituto de Artes y Oficios de la Sagrada Familia en 1895, las palabras de la Rerum Novarum fueron su inspiración y su norte: “Es urgente proveer de la manera oportuna al bien de las gentes de condición humilde, pues es mayoría la que se debate indecorosamente en una situación miserable y calamitosa” (n. 1). El Instituto, desde su fundación hasta el presente, tuvo como objetivo promover la dignidad de las personas mediante el estudio y el trabajo. Los ecos del bien común, de la justicia y de la equidad social, recuperados por el nuevo Papa León XIV, sucesor de nuestro querido Francisco, tienen un referente valiosísimo en esta sencilla y humilde mujer tucumana, a la que el Dr. Juan Benjamín Terán, uno de los fundadores de la Universidad Nacional de Tucumán, se refirió como “una santa”. 

La prédica recurrente de Mercedes Pacheco era “hacer el bien sin hacer ruido”. Se trata quizá del gran desafío al que conduce el amor a Cristo, y nos deja un mensaje bien preciso en este siglo XXI alimentado por la publicidad inmediata en las redes sociales, la búsqueda de aprobación y vanagloria, y el interés por ocupar los primeros puestos en los foros mediáticos de una civilización narcisista. Mercedes transitó los caminos de su patria con un rosario en las manos y una convicción en su alma: el Reino de Dios debía ser un camino de entrega silenciosa a la niñez desamparada. 

Una epidemia de cólera

A finales del siglo XIX y comienzos del XX, una epidemia de cólera, que arrebató la vida de un tercio de la población de aquella región argentina, había dejado muchos menores huérfanos, que se añadían al alto número de niños ilegítimos. Las crónicas se refieren a “la niñez desamparada”, pues al parecer las familias acomodadas se negaron a recibir niños huérfanos que pudieran ser portadores de la enfermedad. Mientras la escena social abundaba en estas orfandades, la actividad valiente y tenaz de la madre Mercedes logró crear a partir del año 1895 el primer asilo de niños y niñas sin hogar de la provincia, escuelas de todos los niveles (incluido el nivel terciario), catequesis para obreros, atención espiritual y cuidado de los enfermos, talleres de artes y oficios, establecimientos asistenciales y educativos, guarderías maternas, cantinas maternales, escuelas profesionales y de manualidades, apostolado entre los indígenas. 

Toda su actividad estuvo coronada siempre por la gratuidad y la preferencia hacia los más débiles de la sociedad. Comenzó en Argentina y se abrió a los países próximos Paraguay y Uruguay. La Congregación Hermanas Misioneras Catequistas de Cristo Rey fundada por la madre Mercedes Pacheco sería aprobada en julio de 1987 por san Juan Pablo II. 

Camino de los altares

La madre Mercedes emerge como una respuesta histórica al dolor de su gente; diseñó y puso en práctica su sentido de la justicia y del derecho, un afán de hacerse eco de las bienaventuranzas evangélicas, sacudiendo marañas sociales de desidia, implementando un proyecto de rescate y reivindicación de los habitantes de las periferias existenciales al margen de las sociedades del confort y la abundancia. Como tan acertadamente expresaría la encíclica Fratelli Tutti (2020): “Entonces, ya no digo que tengo ‘prójimos’ a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un prójimo de los otros” (n. 81).

Ajena a los individualismos mezquinos, a la acumulación consumista de un mundo cerrado e indiferente, su figura resplandece y sus acciones interrogan a la sociedad actual que sigue olvidando a aquellos por los que Mercedes batalló toda su vida hasta el final. Pudo ver a Dios en los otros, como expresa bellamente el verso de Jorge Luis Borges en el Otro poema de los dones: “Por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad”.

El 24 de noviembre del año 2000, Mercedes del Carmen Pacheco fue declarada Sierva de Dios por el Papa Juan Pablo II. Durante la década siguiente se inició el estudio de varios milagros atribuidos a ella, con vistas a su beatificación. El lema “hacer el bien sin hacer ruido” define la vida entregada de la madre Mercedes a los más necesitados. Podría ser también un buen lema para la vida de cada uno de nosotros, pues muy a menudo en este mundo moderno nuestro se consideran más importantes la apariencia y el ruido que la realidad vital y el efectivo servicio a los demás.

Vaticano

León XIV revoluciona la “misión”: no es sólo “partir” sino “permanecer”, y pide rezar por Gaza

En el Jubileo de los Migrantes y los Misioneros, el Papa ha manifestado que “toda la Iglesia es misionera”, y que “hoy se abre en la historia de la Iglesia una época misionera nueva”. La misión no es sólo “partir”, ir a tierras lejanas. Hoy es “permanecer” para anunciar a Cristo a través de la acogida, la compasión y la solidaridad. Al final, ha pedido oración por el fin de la guerra en Gaza.

Francisco Otamendi·5 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

En un día lluvioso en Roma, que se ha ido abriendo poco a poco, hasta permitir al Papa salir en el papamóvil a saludar a los más de treinta mil peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa ha revolucionado el concepto de “misión”. 

En la homilía de la Misa final del Jubileo del Mundo Misionero y los Migrantes, sin dejar de alabar “la cooperación y la vocación misionera”, ha dicho León XIV que “hoy se abre en la historia de la Iglesia una época misionera nueva”.

Así lo ha explicado en la Misa, en la que han concelebrado los cardenales Michael Czerny S.J., prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y Luis Antonio Tagle, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización.

Fronteras de la misión: ya no son geográficas

“Por un largo periodo hemos asociado la misión con el “partir”, el ir hacia tierras lejanas que no habían conocido el Evangelio o se encontraban en situaciones de pobreza». «Hoy las fronteras de la misión ya no son las geográficas, porque son la pobreza, el sufrimiento y el deseo de una esperanza mayor las que vienen hacia nosotros”, ha explicado el Pontífice.

Nos lo atestigua la historia de muchos de nuestros hermanos migrantes, ha proseguido, “el drama de su fuga de la violencia, el sufrimiento que los acompaña, el miedo a no lograrlo. El riesgo de peligrosas travesías a lo largo de las costas del mar, su grito de dolor y desesperación”. 

«Esas barcas que esperan avistar un puerto seguro en el que detenerse y esos ojos llenos de angustia y esperanza que buscan una tierra firme a la que llegar», ha dicho, «no pueden y no deben encontrar la frialdad de la indiferencia o el estigma de la discriminación”. 

El Papa León XIV bendice a una persona enferma en la audiencia con motivo del Jubileo de los Migrantes y de las Misiones, el 4 de octubre de 2025, en la Plaza de San Pedro del Vaticano. (Foto CNS/Vatican Media)

“Permanecer para abrirles los brazos y el corazón”

En consecuencia, ha manifestado el Sucesor de Pedro, “la cuestión no es “partir”, sino más bien “permanecer” para anunciar a Cristo a través de la acogida, la compasión y la solidaridad. Permanecer sin refugiarnos en la comodidad de nuestro individualismo. Quedarnos para mirar a la cara a aquellos que llegan desde tierras lejanas y sufrientes. Permanecer para abrirles los brazos y el corazón, acogerles como hermanos, ser para ellos una presencia de consolación y esperanza”. 

En su homilía, en la que ha citado al Papa Francisco, a Benedicto XVI y a san Pablo VI, ha recordado que toda la Iglesia es misionera. Y es urgente —como afirmó el Papa Francisco— que ‘salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo’ (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 23)”.

A veces Dios calla, parece “ausente”

El Papa, al recordar a los “hermanos migrantes”, la guerra, la injusticia, el sufrimiento, ha citado a Benedicto XVI en Auschwitz. Tantas veces en la historia se ha elevado a Dios la pregunta de por qué no interviene, que parece ausente: “Dios calla, parece tan distante, olvidadizo, tan ausente…, (Catequesis 14 de septiembre de 2011).

Pero la respuesta del Señor, sin embargo, nos abre a la esperanza, ha subrayado León XIV.  “Hay una vida, por tanto, una nueva posibilidad de vida y de salvación que proviene de la fe. Porque la fe no sólo nos ayuda a resistir al mal perseverando en el bien, sino que transforma nuestra existencia hasta hacerla un instrumento de la salvación que Dios sigue queriendo realizar en el mundo”.

Filipinas, “odio antisemita” (Manchester)

En el Ángelus, el Papa ha apelado a “dignidad humana” al recordar a “los hermanos y las hermanas misioneras y migrantes”. 

Se ha mostrado solidario con el pueblo filipino, golpeado por un fuerte terremoto en Cebú e islas cercanas.

Y ha expresado su preocupación por “por el aumento del odio antisemita en el mundo, como por desgracia se ha visto en el atentado terrorista en Manchester, perpetrado hace pocos días”.

El ataque a la Sinagoga de la Congregación Hebrea de Heaton Park en Mánchester tuvo lugar el Yom Kipur, el día más sagrado del año para el judaísmo. El atacante, abatido por la policía, embistió con su coche a una multitud y apuñaló a los dos judíos, ha informado Cindy Wooden, de CNS.

“Enorme sufrimiento del pueblo palestino”: unidos en la oración

Asimismo, ha asegurado “el enorme sufrimiento del pueblo palestino en Gaza”, que le sigue cuasando dolor. “En estas últimas horas, en la dramática situación de Oriente Medio, se están llevando a cabo algunos pasos significativos para hacer avanzar las tratativas de paz. Espero puedan cuanto antes alcanzar los resultados esperados. Pido a todos los responsables el compromiso para continuar por este camino, con el alto el fuego y la liberación de los rehenes”. 

“Al mismo tiempo exhorto a todos a permanecer unidos en la oración, de modo que los esfuerzos que se están realizando puedan poner fin a la guerra y conducirnos hacia una paz justa y duradera”.

Súplica a la Virgen del Rosario

Por último, ha dicho, “nos unimos espiritualmente a todos los que se han reunido en el Santuario de Pompeya para la Súplica a la Virgen del Rosario. En este mes de octubre, contemplando con María los misterios de Cristo Salvador, intensificamos nuestra oración por la paz. Una oración que se hace solidaridad concreta con las poblaciones devastadas por la guerra. Gracias a los muchísimos niños que en todo el mundo se han comprometido a rezar el Rosario por esta intención. Gracias de corazón”.

El autorFrancisco Otamendi

Cultura

Francesco G. Voltaggio: “Sin la Iglesia, no se entiende la Escritura”

Entrevista a Francesco G. Voltaggio, uno de los expertos que han trabajado en la nueva edición de la Biblia editada en castellano conjuntamente por Biblioteca de Autores Cristianos y San Pablo.

Maria José Atienza·5 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 8 minutos

El sacerdote italiano presentó en Madrid “La Biblia. Escrutad las Escrituras”, junto a Giacomo Perego, y el coordinador de la edición en español, Pedro Ignacio Fraile.

Se trata de una novedosa y completa edición de la Sagrada Escritura concebida para acercarse a la Palabra de Dios de manera integral: con la mente, la razón y la oración.

Poco antes, Voltaggio mantuvo una conversación con Omnes en la compartió su experiencia como habitante en Tierra Santa y experto en Sagrada Escritura, la importancia de la lectura orante de la Biblia en la vida cristiana o la urgencia de recuperar en la Iglesia una iniciación cristiana que haga entender la unidad de la Palabra de Dios, los sacramentos y el misterio de la Iglesia en su totalidad.

 ¿Cómo nace “La Biblia. Escrutad las Escrituras”?

–Este proyecto nació de una propuesta de la editorial San Pablo junto con algunos miembros del Camino Neocatecumenal aunque en esta Biblia han participado muchos biblistas, o sea, es un trabajo eclesial. Se pensó en una biblia que sea científica, para estudio, pero también pensada por la scrutatio de las Escrituras o lectio divina, para la lectura orante de la Escritura.

Por eso, contiene introducción general, que da los principios para leer la Biblia. Junto a esto, contienen unas notas técnicas sobre la historia, la historia de la salvación y también la geografía de la salvación; además de prestar atención a los principales descubrimientos arqueológicos en Tierra Santa.

Otra de sus características es la presencia de 380 notas temáticas, que apuntan a los temas principales de la Escritura, y para los que se ha recurrido tanto al trasfondo griego como de la tradición judía y también, claro, de la interpretación de los Padres de la Iglesia.

En este sentido, contando con sus diferencias, hay un punto en común clave en la interpretación judía rabínica y la interpretación patrística de los padres de la Iglesia que es que la escritura es una fuente inagotable.

La exégesis moderna y contemporánea dio pasos importantísimos, pero a veces llega a un callejón sin salida intentando llegar a la intención del autor, que es importante, claro, pero nosotros sostenemos que, más allá del versículo o hay una persona viva que nos habla. Yo escruto las escrituras, pero al final, es Cristo quien a través de su Palabra me escruta a mí. Es un encuentro vivo. Esta característica de fuente viva e inagotable es lo que queremos subrayar a través de esta obra.

La interpretación de la Biblia es uno de los grandes “temas”. En este sentido, ¿cómo se interpreta la Palabra de Dios sin caer en el personalismo interpretativo?

–Hay muchos puntos en común entre la tradición judía y la cristiana y, especialmente, la católica. Entre otras cosas, la importancia de la tradición porque hay que entender que la Palabra no es un texto muerto. Para los judíos y después para los Padres de Iglesia y los católicos, no se puede separar la escritura de la tradición. La sola scriptura es algo inconcebible para los judíos, porque este libro es fruto, ante todo, de una experiencia viva, existencial, de personas y después de un pueblo. En el caso del Antiguo Testamento, del pueblo judío.

En el caso del Nuevo Testamento, además del pueblo judío, el pueblo cristiano que nace. Dios no nos ha entregado un escrito mudo sino una experiencia, una revelación que después se ha cristalizado en un escrito entregado a un pueblo y que ha sido transmitida de generación en generación.

Los autores del Nuevo Testamento recibieron un texto vivo, revestido de todos los ornamentos de la interpretación oral. Hay diferencias, claro, entre la tradición judía y nuestro concepto de tradición, pero esto es muy parecido.

Para nosotros, los católicos, Cristo se ha revelado en la Escritura y en la Tradición. Esto es importantísimo. La segunda cosa es que sí hay una gran diferencia que es una novedad. Para los católicos el judaísmo no es “otra” religión respecto al cristianismo, pero hay una novedad clave, Cristo. Pero no es un “opcional”, sino que, como se entiende en el Apocalipsis, Cristo es cordero que puede abrir el libro sellado. Este libro sellado no es sólo la escritura, sino que es también la historia. Cristo es la clave, la llave para entender toda la Biblia, el que puede “abrir” este libro a todos. Esta es la novedad más grande.

La tradición, en la Iglesia Católica, es muy importante porque la escritura es ya interpretación; no es que cada uno la interprete como le plazca, -aunque sea verdad que la escritura es una fuente inagotable-. La escritura es entregada a una comunidad. En el caso del Nuevo Testamento, a la Iglesia. El magisterio de la iglesia es garante de que esa escritura no sea malentendida o incluso totalmente mal interpretada hasta la herejía. Son dos componentes que parecen estar en tensión, pero no están en contradicción.

La Biblia. Escrutad las Escrituras

Autor:: Pedro Ignacio Fraile (coordinador)
Páginas: 3024
Editorial: BAC – San Pablo
Año: 2025

Siguiendo esta lógica de pensamiento, la Biblia, ¿es motivo de unión o de separación?

–Depende. Puede ser motivo de gran unión o de gran separación. Como la religión. La religión es un motor para el bien porque mueve a tantas personas, pero también puede ser utilizada para el mal: las guerras de religión o incluso las diferencias entre los propios cristianos o católicos.

Pero la Biblia leída con el espíritu abierto a la voluntad de Dios no puede sino unirnos. Ha sido así con los judíos y con las otras confesiones cristianas.

Entre los padres del desierto había peleas sobre la Biblia y en este sentido, hay un cuento sobre dos hermanos que ven un pájaro: uno lo ve blanco y el otro negro. Comienzan a discutir hasta casi matarse y, al final, se dan cuenta que es el diablo quien hace ver a uno el pájaro negro y al otro blanco. Tiene mucho significado porque el demonio es un gran exégeta. Cuando tienta a Cristo lo hace citando perfectamente la Escritura: “Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: ‘Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti, para que te cuiden’, y también: ‘Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra ninguna piedra’” (Lc 4, 9 – 12). Esto es un ejemplo muy claro de cómo algo tan bello como el conocimiento de la Biblia puede ser instrumentalizado.

Yo también he tenido mis polémicas en conferencias con rabinos, claro, porque me interrogan. Entonces es clave mantener la caridad y también hablar no solamente de lo que nos une sino también de aquellas cosas en las que podemos no estar de acuerdo, y hacerlo no con el espíritu de imponer la verdad al otro, sino de proponerla.

¿Cómo podemos unir la Palabra de Dios a la vida sacramental propia de un cristiano, incluso en aquellos sacramentos que tienen “menos” presencia de la Escritura?

–No hay sacramento sin Palabra. Es imposible, porque la palabra es un signo visible de una gracia invisible, pero a través de la palabra. Pienso que es esencial recuperar en todos los sacramentos el poder de la Palabra. Esto sin una iniciación cristiana y sin una comunidad viva no es fácil. Por ejemplo, en el sacramento de la reconciliación, que vamos a confesarnos individualmente con el sacerdote y ya.

Eso está muy bien, pero sería muy bueno recuperar, en algunos momentos, la celebración comunitaria de la penitencia con confesiones individuales. Ahí encontramos una comunidad que escucha la Palabra y, después, cada uno se confiesa individualmente. Es una celebración que potencia también esa dimensión comunitaria de reconciliación, que era muy clara en los primeros siglos de la Iglesia, por ejemplo, en el catecumenado cuando alguno había pecado de manera grave, era excluido y después acogido en la comunidad con misericordia.

La Palabra tiene que ser celebrada. Escrutar individualmente la Escritura está bien, pero hay que tener en cuenta que la Biblia no fue entregada primariamente para ser estudiada de manera individual sino para ser proclamada.

El locus ideal de la Palabra es la Liturgia de la Iglesia.

El Libro del Apocalipsis, de hecho, comienza “Bienaventurado el que lee, y los que escuchan las palabras de esta profecía”. Es la comunidad la que recibe la Palabra, la interpreta, se ayudan a entenderla unos a otros.

¿Qué diferencia hay entre un católico que lee la y conoce la Biblia y otro que no?

–En Jerusalén vivo en un ambiente árabe, tanto musulmán como cristiano y judío. Pienso que es una lástima que los musulmanes conozcan el Corán de memoria, o los judíos, especialmente los ortodoxos, están siempre meditando, rumiando, la escritura, también algunos de los protestantes. En este sentido, el Concilio Vaticano II ha hecho un trabajo maravilloso habla de las dos mesas del cristiano: la mesa del Pan y la mesa de la Palabra: la Santísima Eucaristía y la Palabra de Dios. Sobre la santísima Eucaristía, gracias a Dios estamos muy concienciados, pero no pocas veces nos falta la segunda mesa. Después del Concilio Vaticano II, la Iglesia volvió a retomar la centralidad de la Palabra, pero es un camino largo porque lo que falta en general es la iniciación cristiana.

En los primeros siglos de la Iglesia, en el catecumenado era muy importante la sagrada Escritura; los padres de la Iglesia conocían el Antiguo Testamento a fondo y lo veían cumplido en Cristo. Eusebio de Cesarea, que escribe el Onomastikom, menciona más lugares del Antiguo Testamento que del Nuevo. Sin embargo, hoy nosotros, los peregrinos cristianos visitamos casi exclusivamente los lugares del Nuevo Testamento.

Recuperar la iniciación cristiana en toda la Iglesia es una misión una misión porque hay que ser iniciados. Dicen los judíos que la palabra de dios es como el vino. Al principio, cuando uno saborea el vino al no entiende nada, no distingue. Esto pasa también en la lectura de la Escritura.

Leer la Biblia no es fácil. Hay quien lo hace y el Señor les ayuda, pero sin la Iglesia no llegamos a entender de verdad la Palabra. La Iglesia es la que da esa iniciación, la que te introduce en la palabra como algo vivo. San Jerónimo responde a esta pregunta de manera clara: “Desconocer las escrituras es desconocer a Cristo”.

¿Qué falta a un creyente si no tiene un conocimiento de la Biblia, aunque sea poco? Le falta el conocimiento de Cristo. Por eso a veces también la fe se vive como algo aburrido, monótono porque le falta dinamismo, creatividad, ese algo de inagotable.

A mí me gusta mucho el versículo del Salmo 62 que dice “Dios ha dicho una cosa, y he escuchado dos”, ¿cómo así?, podemos preguntarnos, porque es tan rica que es así. Cuando te formas en el camino de la fe te das cuenta que hay tantos tesoros que, que Dios mismo es un tesoro tan grande, tan inagotable, que podemos solamente sumergirnos en el misterio de Dios y de la Palabra.

Usted vive en Tierra Santa, conocida como “el quinto evangelio”. ¿Cómo se perciben en aquella tierra esas huellas de la Encarnación?

–La expresión quinto evangelio sobre Tierra Santa es de Pablo VI y es una expresión maravillosa. Nuestro patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pizzaballa utiliza además otra expresión que dice que Tierra Santa es “el octavo Sacramento”. Claramente sabemos que los sacramentos son siete, pero, en este sentido ocurre lo que le pasó a Carmen Hernández, la coiniciadora del Camino Neocatecumenal, quien explicaba cómo a ella, que había estudiado Teología, cuando vivió un año en Tierra Santa “las escrituras se le abrían”.

Es así, el contacto con los lugares santos, con el pueblo de Israel, todavía vivo, que es el pueblo judío; el contacto con el mundo árabe, semita…, con las iglesias orientales, los idiomas primitivos, la liturgia madre de la Iglesia de Jerusalén., todo ello conforma un humus a través del que accedemos más profundamente a los tesoros de la revelación y de la Iglesia.

En este sentido, ¿qué importancia tiene para un cristiano ser consciente que Dios ha formado parte de la Historia?

–Es esencial. Sin historia nuestra fe se reduce a una filosofía, o a un moralismo –que es un gran peligro– o a una gnosis. No podemos dejar de recordar que la revelación es histórica, que Dios se ha revelado a través de un pueblo concreto, en un tiempo concreto, en un lugar concreto.

En hebreo hay una palabra עוֹלָם (olam) qué tiene dos significados. Uno de dimensión espacial y otro de dimensión temporal. Quiere decir “mundo”, “universo”, pero también “siglo”, “eternidad”. Es decir, en hebreo hay una palabra que exprime el espacio y el tiempo. No es casualidad que Albert Einstein fuera hebreo.

Hay que entender que la Biblia es historia, pero no es crónica. No es historiografía en el sentido moderno, sino que es historia y, al mismo tiempo, anuncio de salvación. Historia y kerygma. Historia y teología indisolublemente unidas. Claramente hay detalles históricos historiográficos en la Biblia que, algunas veces son impresionantes pero la arqueología no viene a decir que la Biblia tiene razón en todo, como tampoco viene a decir que no tiene razón en nada.

Hemos de entender que la Biblia es verdaderamente Palabra de Dios y verdaderamente palabra humana. Es el infinito que se revela en lo finito. La Biblia contiene más de lo que dice, porque en palabras humanas contiene el infinito. Es una analogía con lo que es Cristo, Dios y hombre, una dimensión totalmente divina y, al tiempo totalmente humana. Este acceso a la humanidad es lo que nos facilita la arqueología. Conocer el ambiente, el idioma, la filología, los lugares donde vivió Cristo, donde se materializó la historia de la Salvación, nos permite llegar más al mensaje divino.

Podemos llegar a Dios a través de la humanidad y más nosotros, los cristianos. Ya en el Antiguo Testamento, Dios “pone su tienda entre los hombres”, entra en la historia, y de manera plena en la Encarnación de Cristo.

Vaticano

León XIV firma «Dilexi te», su primera Exhortación apostólica

El Papa León XIV ha firmado Dilexi te, su primera Exhortación apostólica en la festividad de san Francisco de Asis. El texto será presentado el 9 de octubre.

Teresa Aguado Peña·4 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Esta mañana, 4 de octubre, día en que la Iglesia conmemora a San Francisco de Asís, a las 8:30, en la Biblioteca privada del Palacio Apostólico, el Papa León XIV ha firmado su primera Exhortación Apostólica, titulada Dilexi te, «Te he amado», en presencia del arzobispo Edgar Peña Parra, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado

Un texto que, según informaron hace varias semanas desde el Vaticano a la agencia Reuters, está centrado en el amor al prójimo y el cuidado de los pobres. El documento retoma un tema profundamente vinculado al espíritu franciscano y que ya fue eje del magisterio de su predecesor, el Papa Francisco.

La exhortación se presenta como un estímulo pastoral: busca guiar e inspirar a los fieles hacia los valores del Evangelio de manera concreta y cercana a la vida cotidiana. Siguiendo el ejemplo de Evangelii Gaudium o Amoris Laetitia, León XIV profundiza y completa la obra iniciada por Francisco, adaptándola a los retos pastorales actuales.

Fuentes vaticanas indican que parte del borrador incorpora la contribución del arzobispo Vincenzo Paglia, y que el Papa León XIV solicitó a la Secretaría de Estado y al Dicasterio para la Doctrina de la Fe una revisión minuciosa para garantizar la coherencia del texto con la realidad contemporánea de la Iglesia.

FirmasDiego Errázuriz Krämer

Cultivar el asombro

Tras una noche fría y empapada en la montaña, los primeros rayos de sol nos recordaron el valor de lo cotidiano. Redescubrir el asombro ante lo simple —como la luz, el cielo o el vuelo de una golondrina— nos abre a una vida más humana, agradecida y plena.

4 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 1 minuto

Estábamos empapados tras una tarde y una noche de lluvia. Algunos tiritaban de frío. Amanecía el segundo día de nuestro campamento en la montaña. Las nubes que nos envolvían nos hacían dudar de si el sol saldría ese día. De pronto se asomaron sus primeros rayos. Era el mismo astro de siempre, pero nunca habíamos agradecido tanto su luz y calor. Rachel Carson explica cómo, paradójicamente, hay ciertas cosas que no valoramos por tenerlas al alcance de la mano. Afirma, por ejemplo, que si solo tuviéramos una oportunidad en la vida para contemplar una noche estrellada, seguramente la esperaríamos con ansias. Sin embargo, como el espectáculo nocturno se despliega cada noche, dejamos que pase desapercibido.

Cultivar el sentido del asombro prepara la tierra para el florecimiento humano. Para conocer, querer y disfrutar los dones de Dios hace falta detenernos, poner atención y descubrir la contingencia del mundo. Por mucho que necesitemos rutinas para simplificar la vida, no podemos dejar de fascinarnos por lo cotidiano.

Enseñar a maravillarse ante la realidad debería ser una prioridad educativa. El estupor ante el vuelo de una golondrina o el pasmo frente a las olas que rompen contra las rocas nos entrenan para custodiar lo más valioso de nuestra humanidad.

El mejor antídoto frente al aturdimiento digital es experimentar el asombro: contemplar una puesta de sol o caminar por la montaña. El asombro nos libera de la búsqueda frenética de estímulos y nos dispone a disfrutar de lo sencillo: escuchar los relatos de nuestros abuelos, leer a Salgari o gozar de una gran obra musical.

Vivimos saturados de estímulos e información. En cambio, el silencio, la calma y vivir en el presente nos abren la puerta a una vida más humana, sostenida en el asombro y en la gratitud por todo lo que nos rodea.

El autorDiego Errázuriz Krämer

Consultor en comunicación.

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Ecología integral

Pablo Mariñoso: “quierosermadre.org quiere ser una gran plataforma provida”

El creador de la plataforma provida quierosermadre.org, Pablo Mariñoso, ha manifestado que la iniciativa busca ser referente de información veraz, acompañamiento y apoyo a la mujer embarazada, frente a la propuesta del portal ‘Quiero abortar’, que “plantea el aborto como única solución”. “Existe el trauma postaborto”, asegura a Omnes.

Francisco Otamendi·3 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Lanzamos esta plataforma (quierosermadre.org), para todas aquellas mujeres que dudan sobre continuar su embarazo”, señala el madrileño Pablo Mariñoso, licenciado en Relaciones Internacionales, desde Washington. 

“Ellas merecen contar con información verdadera y alternativas reales para poder tomar decisiones responsables sobre su embarazo. Nuestra web nace para acompañar y ofrecer esperanza a quienes deciden continuar con la vida”, añade. 

Fortalecer las asociaciones y punto de encuentro

Además, la plataforma surge con el fin de visibilizar y fortalecer el trabajo de asociaciones y profesionales que, desde hace años, brindan apoyo psicológico, económico, legal y espiritual a las mujeres embarazadas en situación de dificultad. De hecho, Mariñoso está en contacto con prácticamente todas las instituciones que apoyan a la mujer de diferentes maneras, y le han mostrado su apoyo.

Por otra parte, la plataforma aspira a convertirse en “un punto de encuentro en el movimiento provida, en el que profesionales sanitarios, asociaciones, periodistas y las nuevas generaciones puedan conocer la realidad del aborto y sus alternativas. Y, sobre todo, un lugar seguro para todas aquellas mujeres que buscan apoyo”.

Enciclopedia práctica

Pablo Mariñoso, coordinador de la plataforma quierosermadre.org, que vive y trabaja en Madrid, explica que no hay ningún grupo o asociación, religiosa o no, detrás de ella. Ante la web Quieroabortar.org, asunto polémico esta semana, que en lugar de apoyar a las embarazadas, “las empuja al despeñadero del aborto, pensé: hay que vender lo contrario: quierosermadre.org”. 

“Hay que pensar en esas mujeres que están embarazadas y quieren ser madres, y seguir con su embarazo. Han sido tres días de mucho trabajo, para armar la web de cero, con todos los recursos que tiene. La vocación de la web es ser una especie de enciclopedia de las asociaciones provida en España”.

No vamos a hacer una labor nueva, no vamos a sustituir lo que hacen las asociaciones, informa. “Es una plataforma para que estén todas recogidas, hay un mapa provida por provincias, hay una nueva pestaña con ayudas a las maternidad, tanto de la Administración central como las autonómicas. Es hacer una gran plataforma provida”.

@PabloMariñoso.

Las Marchas por la vida

Mariñoso lleva mucho tiempo en el activismo pro vida, es conocedor y colaborador de muchas de las asociaciones que hay en España, sin pertenecer a ninguna de ellas, y también conoce movimientos pro life americanos. “La web no está completa, necesita recursos, más testimonios, artículos, etc., que vaya creciendo”..

¿Cómo surgió la sensibilidad por la vida en este joven madrileño? “En casa, de pequeños, íbamos a esa Marcha por la vida que siempre ha habido en Madrid. También animado por una persona que falleció, Rafa Lozano, que fue uno de los impulsores del movimiento provida en España. Estos días he tenido contacto con Alicia Latorre. Estoy ahora con mil llamadas. Las asociaciones provida están muy agradecidas”.

“Existe el ‘trauma” postaborto”

Vamos con un asunto de actualidad en España. El creador de ‘Quiero ser madre’ explica que “los defensores del aborto utilizan el eufemismo IVE (interrupción voluntaria del embarazo). Pero hay muchos activistas provida que están diciendo que una IVE es en realidad una intervención violenta del embarazo. Estos días se habla de síndrome postaborto. No es exactamente un síndrome. Yo no utilizaría la palabra ´sindrome. Utilizaría la palabra “trauma postaborto”, defiende.

“Creo que ahí tenemos una gran lucha todos los provida, para hablar del trauma que existe después del aborto. Porque el gobierno ha presentado el aborto como un trámite administativo. Como una cuestión de 15 minutos, una cuestión inocua. Sin embargo, todas las mujeres que se han sometido a un aborto, saben que es una técnica absolutamente invasiva y violenta para la mujer, que le causa graves heridas emocionales, cuando no directamente físicas”. 

Qué es el aborto

“Hay estudios, hay evidencia, de tantas mujeres que han tenido, a raíz de su aborto, un trauma, un shock, que les ha llevado a tener depresión, ansiedades, inseguridad con su cuerpo, sangrados, etc. Una cosa que oculta la web del gobierno es qué es un aborto. Explica que puede ser quirúrgico o farmacológico, pero no entra más”, comenta Pablo Mariñoso.

En el aborto quirúrgico “hay que explicar que consiste en introducir unas pinzas, o una aspiradora, en el útero de la mujer, para sacarlo a trocitos, aspirado. Y el aborto farmacológico consiste en medicar a la mujer artificialmente para que dé a luz a un hijo muerto. eso genera un trauma también. Existe el trauma postaborto, hay que decirlo claro”.

“Comprometidos con la vida”

Por si hubiera alguna duda, quierosermadre.org recoge esta declaración de principios: “Estamos comprometidos con la defensa de la vida en todas sus etapas, motivados por la convicción de que cada ser humano tiene un valor intrínseco e irrenunciable. Creemos en la importancia de promover una cultura que respete y proteja la dignidad de las personas desde la concepción hasta la muerte natural, trabajando con pasión y responsabilidad para formar las conciencias en favor de la vida”.

El autorFrancisco Otamendi

Cultura

‘The Chosen’ logra un Récord Guinness con su accesibilidad en 50 idiomas

Con cinco temporadas disponibles, la serie que recrea la vida de Jesús y sus apóstoles logra un nuevo récord.

Redacción Omnes·3 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La quinta temporada de la serie internacional The Chosen ha alcanzado un nuevo hito histórico al ser reconocida por el Libro Guinness de los Récords como la temporada en streaming disponible en mayor número de idiomas.

La nueva entrega, titulada The Chosen, La última cena, ha sido subtitulada en 50 idiomas y doblada a 36, convirtiéndose así en la producción más accesible de la historia de la televisión. Esta ampliación lingüística permite a millones de espectadores disfrutar de los diálogos y de la narrativa en su propia lengua, reforzando el propósito de la serie de llegar a públicos diversos en todo el mundo.

El proyecto, impulsado por la organización sin ánimo de lucro Come and See, contempla un objetivo aún más ambicioso: alcanzar los 600 idiomas disponibles cuando concluya la séptima temporada. Esta iniciativa busca acercar una visión auténtica e íntima de la vida de Jesús a personas de cualquier edad y origen, consolidando así el carácter universal del mensaje que transmite la serie.

Creada por Dallas Jenkins, The Chosen ha cambiado el panorama audiovisual internacional al convertirse en la primera serie de varias temporadas centrada en Jesús contada desde los ojos de quienes lo conocieron. Desde su estreno, ha congregado a más de 250 millones de espectadores en todo el mundo. La quinta temporada ya está disponible en España a través de la plataforma acontra+ desde septiembre, mientras que la sexta, en fase de postproducción, llegará en 2026.

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Educación

La UFV y Fundación Ratzinger entregan los Premios Razón Abierta

La Pontificia Academia de las Ciencias, en el Vaticano, ha sido escenario esta semana de la entrega de la VII edición de los Premios Razón Abierta, convocados por la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) y la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger/Benedicto XVI. Entre los cuatro ganadores, dos son profesores de la Universidad de Navarra.

Francisco Otamendi·3 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

La ceremonia de entrega de los Premios Razón Abierta, en el Vaticano, estuvo presidida por el cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Le acompañaron el presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger/Benedicto XVI, P. Federico Lombardi, S.I., y el rector de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), Daniel Sada.

El cardenal Koch subrayó que la razón abierta “no es un retroceso, sino un acto de valentía intelectual”. Y añadió: “Solo una razón verdaderamente abierta es capaz de generar unidad en un mundo marcado por la polarización y el relativismo”. El acto fue moderado por María Lacalle, directora del Instituto Razón Abierta y vicerrectora de Profesorado y Modelo Formativo de la UFV.

Ganadores de la VII edición

Seis proyectos de España, Estados Unidos, Colombia y Chile han sido distinguidos por el Jurado entre 410 propuestas de 63 universidades de todo el mundo.

Entre los cuatro ganadores de esta VII edición de los Premios se encuentra José María Torralba (Universidad de Navarra), en la categoría de Docencia, por ‘El Programa de Grandes Libros de la Universidad de Navarra’. 

David Thunder, también de la Universidad de Navarra, por ‘The Polycentric Republic: a theory of civil order for free and diverse societies’. Una propuesta de orden civil alternativo al Estado moderno, basada en asociaciones libres y diversas.

Angela Franks (St. John’s Seminary, EEUU.) ha sido asimismo ganadora, por ‘Body and identity: a history of the empty self,’. Una historia intelectual sobre la crisis contemporánea de identidad desde una perspectiva teológica y filosófica. 

Y también Juan Eduardo Carreño (Universidad de los Andes, Chile), por ‘Thomistic philosophy in the face of evolutionary fact. Una integración del pensamiento de Tomás de Aquino con los descubrimientos de la biología evolutiva’.

Menciones de honor

Además, el Jurado ha premiado con sendas menciones de honor a Pablo López Raso (Universidad Francisco de Vitoria), por ‘Insolente belleza: una propuesta de apreciación del arte contemporáneo’. Y a Santiago Bellomo (Universidad Austral, Argentina), por ‘Educación aumentada. Desafíos de la educación en la era de la inteligencia artificial’.

Los galardones, dotados con 100.000 euros, reconocen investigaciones y programas docentes que unen el saber científico con una reflexión profunda sobre el ser humano, la verdad y el sentido.

Seguir promoviendo el conocimiento

El cardenal Koch remarcó también que los Premios Razón Abierta contribuyen a la construcción de una cultura del encuentro al unir saber técnico con sabiduría humanista. En ese sentido, animó a los premiados y a sus universidades a seguir promoviendo un conocimiento que no renuncie a las grandes preguntas. Y que contribuya a la reconciliación entre fe y razón, entre ciencia y humanidad.

Torralba: Educación de Razón Abierta

El catedrático de Filosofía José María Torralba, consultado por Omnes, ha manifestado que ‘en realidad, el premio no es a mi persona, sino al ‘Programa de Grandes Libros de la Universidad de Navarra’ que está compuesto por 20 profesores. Aunque soy el coordinador del programa, y el que presentó la candidatura, y por eso he venido a Roma a recogerlo”

“Este Premio es importante por el prestigio que tiene, lleva siete ediciones. El Jurado final que decide es prestigioso, y en este sentido es un gran respaldo al proyecto de Grandes Libros, que tiene ahora diez años, y al trabajo que se ha hecho”.

“También se valora que el proyecto promueve una educación de Razón Abierta. ¿Qué significa razón abierta?, señala Torralba. “Es un concepto de Benedicto XVI. Los temas de estudio, la docencia, no se hace de un modo aislado, centrándose sólo en un ámbito del saber o una disciplina. Sino abierto a la conexión de las ciencias particulares con la filosofía y la teología”. 

El Programa de Grandes Libros desarrollado en Navarra, y que tiene cada año 650 alumnos que lo cursan, impartido por más de 20 profesores, añade el catedrático, “está despertando cada vez más interés en otras universidades, españolas, en Europa y en América Latina”.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

San Francisco de Borja, tercer general de la Compañía de Jesús

La liturgia de la Iglesia celebra el 3 de octubre a san Francisco de Borja, quien renunció a riquezas y nobleza para entrar en la Compañía de Jesús, hasta ser el tercer general, tras el fundador, san Ignacio de Loyola, y el P. Diego Laynez.

Francisco Otamendi·3 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hijo mayor del tercer duque de Gandía, san Francisco de Borja (1510-172) había nacido en el palacio que la familia tenía en Valencia. En 1529 casó con la portuguesa Leonor de Castro, primera dama de compañía de la emperatriz Isabel. Borja, a sus 20 años, recibió el honor de ser nombrado por el emperador marqués de Lombay, y de ser puesto al frente de la casa imperial. 

En los 10 años que siguieron, Francisco y Leonor tuvieron ocho hijos y vivieron con gran cercanía al emperador Carlos y a la reina Isabel. Hasta que la emperatriz falleció inesperadamente el 1 de mayo de 1539, explica la web jesuita. Esa muerte fue decisiva para su conversión cuando acompañó el cortejo fúnebre hasta su enterramiento en la capilla real de Granada. 

Cuando abrieron el ataúd, no deseó ya servir a ningún señor que se pudiera morir, y comenzó a dedicarse a la oración y la penitencia. La famosa frase que dijo, fue: “Nunca volveré a servir a señor que se me pueda morir”. Luego, tras morir su esposa Leonor en marzo de 1546, decidió dedicar el resto de su vida al servicio de Dios. Conocía a los jesuitas, había fundado un colegio en Gandía y era amigo personal de Pedro Fabro, sacerdote cofundador de la Compañía.

Algunos hechos de su vida

San Ignacio le dio la bienvenida y san Francisco de Borja emitió sus votos como jesuita el 1 de febrero de 1548. Obtuvo el doctorado en teología, fue ordenado sacerdote y celebró su primera Misa en la capilla de la casa solariega de Loyola. El P. Borja fue general de la Compañía durante siete años, revisó sus reglas y extendió las misiones de la India y las Américas. Y cuidó el crecimiento de la Orden religiosa, con gran devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen.

El Martirologio  romano dice:Memoria de san Francisco de Borja, presbítero que, muerta su mujer, con quien había tenido ocho hijos, ingresó en la Compañía de Jesús. Pese a que abdicó de las dignidades del mundo y recusó las de la Iglesia, fue elegido prepósito general, siendo memorable por su austeridad de vida y oración (1572)”.

El autorFrancisco Otamendi

Educación

11 pistas para enseñar la fe a los hijos en casa

Mantita y Fe Podcast, proyecto de la Fundación Gospa Arts, compartió en septiembre el lanzamiento de una guía para la Adoración eucarística y la visita al Santísimo. Ahora estrenan “Catequesis en el hogar”, con Olatz (Blessings), que aborda un tema clave para las familias: cómo transmitir la fe a los hijos en casa.

Francisco Otamendi·3 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

La catequesis en el hogar, el aprendizaje de la fe en casa, es fundamental en las familias cristianas. Se trata de transmitir la fe a los hijos de forma sencilla, natural y viva. Y en este tema se ha centrado el último podcast de Mantita y Fe, de la Fundación Gospa Arts. Su anterior trabajo fue sobre rezar en una Adoración al Santísimo.

En la conversación, de 1 hora y 25 minutos, Bárbara Constanza Bustamante entrevista a Olatz, creadora de ‘Blessings’ (@Blessings.es en Instagram), quien comparte su experiencia como madre y esposa, y ofrece claves concretas para vivir la fe en el día a día familiar.

He aquí algunas pistas de las respuestas de Olatz sobre enseñar la fe a los hijos. La mínima selección es de un servidor. Pueden ver el video íntegro al final. 

Ideas iniciales

1. Pedir perdón a un hijo. El Evangelio

Pedir perdón a un hijo es precioso. Pedir perdón a un hijo es de las cosas más bonitas que me han pasado, porque es el perdón más preciosamente acogido. 

Por la mañana leemos el Evangelio del día y pedimos, cada uno pide algo. Mucha gente me dice: “Pero tu hija de tres años, el evangelio del día no lo entiende. Digo: “Bueno, yo tampoco a veces, ¿sabes?”. Es que la Palabra de Dios es viva y eficaz, y no tengo a veces por qué entenderla para que alimente el corazón.

2. A Jesús le apetece mucho verte

A ti no te apetece ver a Jesús, pero a Jesús le apetece mucho verte. Entonces vamos por Él, porque no siempre te va a apetecer todo lo bueno. Pero como es bueno, vamos y lo hacemos. Qué bonito es que sea por esa propia voluntad que dice: “No, yo quiero lo verdadero, lo bello, lo bueno; que vuelvo al camino. No porque me han dicho que tengo que ser buena o tengo que ser bueno, sino porque he experimentado que lo que a mí me hace bien es el amor de Dios. ¿No? 

3. Nuestra familia, un jardín con varias flores

Bárbara: Sé que eres una madre emprendedora, esposa full time, y venir aquí a grabar un podcast, también implica una organización familiar. Muchas gracias. 

Olatz: Soy fan, soy fan del podcast, así que cuando me dijiste que si venía, yo hice hueco porque me parece genial. 

B.: Para los que no te conocen. ¿De qué se trata tu proyecto Blessings?

O.: Bueno, primero, soy hija de Dios, ¿no? Que es lo que da sentido a toda mi vida, Soy esposa de José Manuel y somos padres de seis niños en un amplio rango de. edades. Es un buen laboratorio porque tenemos a nuestra hija, que acaba de cumplir dos años, que es la pequeña. Y luego, nuestro hijo mayor tiene diez, pero nuestra quinta hija tiene dieciocho años. Ah, mira. Esto es un poco raro, hay que explicarlo. Hace cuatro años acogimos a nuestra quinta hija. Cuando tenía catorce, ahora tiene dieciocho. 

Es como un jardín con varias flores, y a una le tienes que poner un poquito más de sombra, a la otra un poquito más de agua… Bueno, es nuestra familia. Y luego, además, decidí emprender mi  proyecto, Blessings, que nació como una tienda de decoración cristiana, pero el Señor me llamó a otra cosa más bonita.

4. Cuál es el arte de la fe

La tienda se acabó convirtiendo en la excusa, porque a través de las redes sociales mostrábamos un poquito cómo vive mi familia. Y entonces, a través de ahí, y estoy hablando ya de hace casi diez años, un poquito menos, mucha gente se acercó a una ventana de familia de fe católica. Y mucha gente se acercó a eso, a cómo vivíamos nosotros la fe.

Esas redes me llevaron a seguir con la tienda donde Dios me iba llamando y a crear Prayplan, que es la comunidad virtual de fe donde rezamos cada día. Rezamos con el Evangelio, y vemos cómo discernir la voz de Dios en nuestro día a día, porque nos damos cuenta de que el arte de la fe está precisamente en esto: discernir entre lo bueno y lo mejor.

5. El Evangelio y la Biblia tienen una palabra para mí

Nuestra vida está llena de prisas, de decisiones al segundo, que hay que hacer, de instantaneidad, de ruidos, de tendencias, pues hay que parar un poco y decir vale. Pero qué es lo mejor? ¿Qué es a lo que Dios me está llamando?. De entre todas las opciones, que a lo mejor todas son buenas, el Evangelio que pasó hace dos mil años tiene una palabra concreta para mi vida hoy.

Para esa decisión que estoy tomando, para eso que me tiene agobiada, para esa depresión que estoy pasando, para esa crisis que no consigo solucionar, o para esa familia que estoy sufriendo con mis hijos, por ejemplo.

Tiene una palabra, esa multiplicación de los panes tiene que ver conmigo hoy. Esa Palabra que está viva para mí, eso es la maravilla del Evangelio… Entonces la Biblia y el Evangelio se convierten en esa vivencia que, lejos de ser una teoría o algo que o historia, es mi alimento. Bueno, eso es lo que en la comunidad de Prayplan hacemos. 

6. Dios me regala su amor gratis

Crecí mucho pensando que el amor había que ganárselo. El de tus padres, el de tus novios. Entonces, claro, cuando creces así, piensas, el amor de Dios ¿cuánto más tengo que ganármelo? Porque el amor de Dios es muy grande.’ Entonces, si es tan grande, me lo tengo que ganar. Entonces tengo que ser muy buena, ¿no? Para que Dios me quiera tengo que ser muy buena. Y claro, yo no era muy buena. (…). A mí me enamoró de Dios esto. Que Él me regalaba su amor gratis. 

Siempre supe que lo que quería proponerles a mis hijos era la experiencia de vivir con Jesús y no vomitar aquello que yo había recibido, por muy bueno que para mí hubiera sido. Para mí lo que yo he alcanzado es buenísimo, porque ya me he dado cuenta de ese amor incondicional. Yo sabía que sí, que la vivencia en casa de un Jesús que vive con nosotros era básica. Imprescindible y también una vivencia matrimonial. Mirad cómo se aman.

Resumen

1. Vida diaria como escuela de fe

Un eje. La fe no debe quedarse relegada al domingo o a lo “formal”, sino que debe  impregnar lo cotidiano. Rezar juntos en familia, atender las preguntas de los hijos, vivir la caridad y el perdón en casa: todo ello es terreno fértil para que la fe no quede como algo lejano o ajeno. 

No se trata de imponer un “manual de valores” rígido, sino mostrar una relación vivida con Jesús. Es en ese amor auténtico donde los demás pueden sentirse atraídos.

Hay tiempo de sobra para que un niño de tres años aprenda el Padre Nuestro, la parábola y el Credo. Lo importante es que los niños pequeñitos se sientan amados por Dios.

2. Testimonio directo, momentos ordinarios 

El testimonio diario (más que solo las palabras) tiene gran poder: “Hay personas enamoradas que sin hablar transmiten a Jesús”.

En la casa, los momentos ordinarios (comidas, charlas, rezos, dificultades) se convierten en espacios para revelar a Dios si miramos a los hijos con cariño y coherencia.

3. Dudas, oscuridad espiritual, desafíos

Hay “momentos de oscuridad constantemente”. En esos periodos, el enemigo presenta objeciones: “¿Quién eres tú para hablar a otros?”.

Se contrarresta recordando que no se trata de hacer algo por mérito propio, sino de ser “canales”: Dios actúa a través de lo que uno ofrece. 

Jesús es verdad. Cuando yo vivo en la verdad, la verdad puede ser que hoy estoy muy nerviosa y he gritado, y les he chillado. Eso puede ser verdad, pero también es verdad que digo:  perdón, perdón, porque hoy estaba muy nerviosa y he chillado.

“Fundamental y básicamente, para nosotros lo es todo, es el perdón. El perdón es algo que, cuando entra en escena, es tan sanador que, bueno, nosotros que somos muy necesitados de este perdón, es algo que aparece constantemente en escena”.

4. Humildad, gratitud

Reflexión: contraste entre la humildad humana y la grandeza de Dios. Los cristianos deben estar “felices y orgullosos de llevar a Dios”, pero reconociendo que somos “tinajas de barro”.

Cuando uno ve su propio pecado y fragilidad, la soberbia desaparece y surge la gratitud ante la misericordia divina. La cotidianidad del perdón es algo que en nuestra casa saca mucho partido. Pedir perdón y acoger esa humanidad, sabiendo que ese mal no tiene la última palabra. Entonces diría que, como dinámica cotidiana, pedirnos perdón, los hermanos unos a otros, los padres, los hijos, con los padres. Que el perdón sea algo constante y diario.

5. Transmisión auténtica frente al adoctrinamiento

Distinguir entre transmitir valores “de manual” y ofrecer una relación viva con Jesús. Una relación amorosa con Jesús trasciende palabras y normas. 

Hay que estar muy disponibles para que, cuando ellos tengan una pregunta o algo que les cuestiona, estar muy disponibles para cazar ese momento. 

Enamorarse cada día de Cristo es más eficaz que una lista de obligaciones religiosas. La clave no es tanto lo que enseñamos, sino cómo vivimos lo que decimos creer.

El autorFrancisco Otamendi

Recursos

La Cristología de la Encarnación como centro de la vida cristiana

La Encarnación de Jesucristo, el Verbo hecho carne, une lo divino y lo humano, revela el papel central de María y se prolonga en la Eucaristía como núcleo de la vida cristiana.

Santiago Zapata Giraldo·3 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Hablar de la Encarnación, es entrar en el centro de la vida cristiana. No en un mito, sino encontrarse con una persona, Jesucristo. La participación de Dios en la historia como hombre, el Sumo Sacerdote que ha compartido todas nuestras debilidades menos en el pecado (cf. Hb 14, 15).

“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14). Es el núcleo de nuestra salvación, el Verbo entra en la historia, no tomó un cuerpo, sino que asumió una condición humana en su fragilidad y totalidad, es totalmente hombre, muchas cuestiones nacen de la doctrina de la Encarnación, lo que es cierto es que la condición de Dios no se pierde, se muestra humana, un amor en su máxima expresión, ya no como una acumulación de ideas o conceptos epistemológicos, sino como una persona. 

“El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente su ser igual a Dios; al contrario, se despojó de a sí mismo, tomando la condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres” (Flp 2, 6-7).  La Kénosis de Jesús (vaciamiento de sí mismo) su semejanza con los hombres, sin perder su divinidad, lo hace una respuesta total de que Dios quiere la salvación de la humanidad. Pero ¿Dios se “despojó” de su condición al hacerse hombre? Ciertamente la elección de Cristo por mostrar su total divinidad no fue para nada como se esperaría de un dios, sino más bien de un esclavo. Algunas de las traducciones de esta carta, aparece el término “siervo” pero la condición de Jesús en la Cruz mostró más que un siervo, mostró no un simple acercamiento a la condición humana, sino un verdadero abajamiento, “hasta la muerte y una muerte de cruz” (Flp 2, 8).

La participación de la Encarnación nos introduce como hijos de Dios no en un simple acontecimiento histórico donde lo natural y lo divino se encuentran, sino que además de esto, nos encontramos en el camino para llegar a la Gracia. En esto san Atanasio nos dice: “El Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos a nosotros Dios” (De Incarnatione 54,3). Elevar a tal punto la naturaleza del hombre para que llegue a una comunión perfecta con Dios, no es que el hombre sea Dios por su simple condición de hombre, sino que el Padre ha sido revelado por Jesucristo y en Él y por Él, la humanidad se diviniza.

“El Hijo de Dios se encarnó para hacernos participes de la divinidad” (Summa Theologiae, III, q. 1, a. 2). Santo Tomas subraya que la divinización del hombre no puede entenderse como un premio humano, sino como un don plenamente gratuito que proviene solamente de la Encarnación. Solo porque Dios se ha hecho hombre, el hombre puede participar de la divinidad de Dios. Como antítesis descubrimos las palabras del maligno “seréis como dioses” (Gn 3, 5) el engaño aun presente que sugiere que la plenitud se alcanza sin ayuda divina, es el núcleo de la caída de los seres humanos: colocarse como medida de sí mismo. La Encarnación por el contrario revela un camino de vida auténtico para que cada hombre llegue a Dios.

Ahora bien, el misterio de la Encarnación sólo se puede entender a la luz de la Trinidad. No se trata de un acontecimiento solitario del Verbo, sino de la trinidad, porque “la Encarnación nos revela el verdadero rostro de Dios. El Hijo eterno, que procede del Padre, se hace hombre por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María. Aquí se manifiesta el misterio de la Trinidad: el Padre envía, el Hijo recibe y se encarna, el Espíritu actúa como vinculo de amor” (Benedicto XVI, Homilía en la Solemnidad de María, Madre de Dios, 1 de enero de 2008). El envío del Hijo revela también su máxima obediencia al Padre, ya que al asumir la naturaleza humana se somete a la misión que le ha sido confiada: “El Verbo se encarnó para llevar a cabo por la naturaleza humana nuestra salvación” (CEC 461). De este modo se entiende que la Encarnación no es acontecimiento aislado, sino la expresión concreta de la unidad de las divinas personas. Por tanto, se evidencia no solo la cercanía de Dios a los hombres, sino la dinámica interna de la Trinidad, donde el amor sostiene desde su origen la obra redentora.

María y la Encarnación

En el designio de la salvación, Dios quiso contar con una criatura, una joven de Nazaret. “La Encarnación del Hijo de Dios es el futo de la libertad de María. Dios quiere hacerse hombre al contar con el libre ‘sí’ de su criatura” (Benedicto XVI, Homilía en la Solemnidad de la Anunciación, 25 de marzo 2006) La libertad plenamente realizada de María, que pone su libertad a que la gracia actúe, se haga en ella la Voluntad de Dios, ese “abrirse al plan divino” (cf. Lc 1, 38). María pone su voluntad al servicio de la salvación del mundo, hace parte activa de todo el misterio salvífico, su si no se convierte en un simple formalismo, o una respuesta más; sino en una respuesta de la que depende la humanidad entera.

Ahora bien, esto tiene otra pregunta: Dios actúa como quien manda el Hijo, el Hijo se engendra en María (cf. Jn 1, 14). ¿Y el Espíritu? Si nos fijamos en el dialogo del ángel María plantea una pregunta: “¿Cómo será eso, pues no conozco varón?” (Lc 1, 34) e inmediatamente recibe la respuesta: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc 1, 35). La expresión “cubrir con la sombra” la encontramos en el antiguo testamento (cf. Ex 40, 34), la tienda del encuentro lo que se cubrió con la sombra de Dios se llena de su espíritu, “María es la morada del Espíritu Santo, la ´tienda de reunión´ donde la gloria de Dios habita” (CEC 2676), el Arca que lleva la Alianza ahora es María. Si pensamos en la salvación de la humanidad sin que la cooperación humana se haga presente, caeríamos en la creencia de un Dios que solo actúa brutalmente, sin contar con la aceptación y libertad.

La Encarnación y la Eucaristía 

Pensemos ahora en dos actos distantes en el tiempo: la Encarnación y la Eucaristía. El cuerpo del Señor que se encarna en el seno de Santa María es el mismo que se hace presente en el pan y vino, cuerpo y sangre del Señor. La Encarnación alcanza su margen en la Eucaristía, la prolongación de la Gracia se hace presente en cada Misa. El Espíritu Santo, ese mismo que cubre a María en su “Sí” generoso, es el mismo que cubre las especies para convertirlo en el cuerpo del Señor. Se hace hombre en la Encarnación, y se hace alimento en la Eucaristía, la presencia real de Cristo en estos dos acontecimientos de la fe, una presencia real, tangible y siempre cercana. San Agustín referente a esto: “Reconoced en el pan lo que colgó en la cruz, y en el cáliz lo que manó de su costado. El mismo Cristo que nació de la Virgen María, que fue crucificado, sepultado y resucitó, es el que se contiene en estos misterios” (Homilía sobre el Evangelio de Juan 26,13).

Como decía san Josemaría: “En la Eucaristía, como en el portal de Belén, se nos entrega sin defensa, inerme, por amor” (Es Cristo que pasa, n. 87) y desde entonces, el Señor se ha querido quedar cerca de los hombres, sigue entregándose y el Espíritu sigue actuando para la salvación de los hombres; depende ahora de nosotros de dejarnos amar para conocer al verdadero y puro amor, es necesario, “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti” (San Agustín, Sermón 169, 11,13). Es dejar que el reino de Dios que tanto pedimos a diario que venga sobre nosotros, nos encuentre con un corazón abierto para acogerle y amarle.

El autorSantiago Zapata Giraldo

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España

Mons. Benavent: «Los misioneros son la punta del iceberg de lo que todos en la Iglesia estamos llamados a vivir»

El 19 de octubre se celebra el Domingo Mundial de las Misiones, conocido en España como DOMUND. Este año, el cineasta Jose Manuel Cotelo será el pregonero y la muestra "El Domund al descubierto" se expone en Valencia.

Redacción Omnes·2 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Octubre es el mes misionero por excelencia y, con la celebración del DOMUND a las puertas, Obras Misionales pontificas en España ha inaugurado la exposición «El Domund al descubierto» y ha presentado el lema del Domund de este 2025, «Misioneros de Esperanza», que se enmarca en la celebración del Año Jubilar de la Esperanza que celebra la Iglesia.

Valencia ha sido la sede escogida por las Obras Misionales Pontificias para acoger la undécima edición de “El Domund al descubierto”, una exposición itinerante que busca acercar a la calle la realidad de la misión. La Universidad Católica de Valencia acoge este año la exposición, que se complementará con un amplio programa de actividades a lo largo de todo octubre, mes dedicado a las misiones.

En la presentación, el arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, recordó cómo en su infancia vivía con intensidad el Domund en la parroquia, y destacó la importancia de valorar el testimonio de quienes entregan su vida a Cristo en tierras de misión. “Los misioneros son sembradores de esperanza entre los pueblos, la punta del iceberg de lo que todos en la Iglesia estamos llamados a vivir», afirmó. Invitó además a que el pueblo cristiano se implique en este mes especial, apoyando y rezando por ellos.

José María Calderón, director nacional de Obras Misionales Pontificias, subrayó que el Domund es mucho más que una colecta económica. “Hay casi siete mil misioneros españoles que se entregan por Cristo y por su gente. Lo que buscamos con esta exposición es que todos conozcan qué es el Domund y qué representa”, explicó. Por su parte, Francisco José Ferrer, delegado de misiones en Valencia, recordó que “las misiones no son solo un día, son todo el año”, e insistió en que rezar y colaborar con los misioneros es un compromiso permanente de la Iglesia.

Juan Manuel Cotelo, pregonero del Domund 2025

La exposición “El Domund al descubierto”, instalada en el claustro de la Universidad Católica, rinde homenaje a los 240 misioneros valencianos y permanecerá abierta hasta el 29 de octubre. Entre los actos programados destacan vigilias de oración, encuentros misioneros y el pregón del Domund, que este año pronunciará el cineasta Juan Manuel Cotelo.

El mes de octubre culminará con la celebración del Domingo Mundial de las Misiones, el próximo 19 de octubre, con una Eucaristía presidida por Mons. Enrique Benavent en la Catedral de Valencia.

España

Los obispos españoles denuncian la situación en Gaza calificándola de «masacre»

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española ha avanzado en varios asuntos que serán confirmados en la próxima Asamblea Plenaria de noviembre.

Redacción Omnes·2 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Entre los principales acuerdos figura la Declaración conjunta con otras confesiones cristianas en España por el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea, considerado el primer concilio ecuménico de la Iglesia. El texto se hará público en un acto ecuménico previsto para los próximos meses.

Los obispos también han aprobado el plan de ayudas a las diócesis en su misión educativa, que incluye partidas para colegios diocesanos y proyectos concretos impulsados por cada obispo. Además, se han perfilado los criterios de cuidado y servicio de los obispos eméritos y se ha debatido sobre la aplicación de la sinodalidad en las diócesis, con propuestas concretas presentadas por Mons. Conesa.

La Comisión Permanente ha estudiado, asimismo, un plan de comunicación con formato de “universidad de verano” para favorecer el encuentro entre la Iglesia y la sociedad, y ha recibido la propuesta de formación para la presencia de los laicos en la vida pública, impulsada por la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida.

Declaración sobre Gaza

En su declaración final, los obispos han levantado la voz por la paz en distintos lugares del mundo. Han calificado la situación en Gaza como «masacre» y también han mencionado los conflictos en Ucrania, Sudán, Myanmar, el Sahel, Haití y Nigeria.

Han condenado el terrorismo de Hamás y denunciado la respuesta “desproporcionada e inhumana” del Gobierno de Israel contra la población civil en Gaza. También han señalado que “es imprescindible parar la guerra, liberar a los rehenes, condenar el terrorismo y edificar relaciones basadas en la dignidad de la vida humana y el bien común”, subraya el texto.

Evangelización

Los Santos Ángeles Custodios

El 2 de octubre la Iglesia católica conmemora la fiesta de los Santos Ángeles Custodios, también conocidos como ángeles de la guarda. Es el día en que se recuerda a estas criaturas celestiales, que han sido puestas por Dios para guiar, proteger e interceder por cada fiel. Son servidores y mensajeros de Dios.

Francisco Otamendi·2 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La existencia de los santos ángeles, seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición, recoge el Catecismo de la Doctrina Cristiana (nn. 328-336).

San Agustín dice respecto a ellos: «El nombre de ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré que es un ángel»). Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan «constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos», dijo Jesús (Mt 18, 10).

Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles…” (Mt 25, 31). Le pertenecen porque fueron creados por y para Él: «Porque en Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por Él y para Él», escribe san Pablo (Colosenses).

Los ángeles en la vida de la Iglesia

Toda la vida de la Iglesia se beneficia de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles, añade el Catecismo. En la liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo («Sanctus»); invoca su asistencia, y celebra la memoria de ciertos ángeles (san Miguel, san Gabriel, san Rafael, como hace unos días, y los ángeles custodios).

Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida», dice San Basilio Magno. Según nos cuenta su biógrafo Tomás de Celano, San Francisco de Asís “tenía en muchísima veneración y amor a los ángeles, que están con nosotros en la lucha y van con nosotros entre las sombras de la muerte. Decía que a tales compañeros había que venerarlos en todo lugar, que había que invocar, cuando menos, a los que son nuestros custodios”.

El autorFrancisco Otamendi

Expresar tus ideas puede ser peligroso

Un análisis sobre cómo la polarización y el odio han reemplazado al diálogo. La coherencia en nuestras ideas y la escucha activa pueden reconstruir la convivencia y el respeto mutuo.

2 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Vivimos tiempos convulsos donde el odio, explícito o camuflado, campa a sus anchas en defensa o adhesión a las ideologías, como nos muestran varios episodios a lo largo y ancho del globo terráqueo. Parece que tener ideas, da igual las que sean: políticas -de derechas o izquierdas, extremas o no-, religiosas, sociales,… o de lo que se tercie; están por encima del respeto a la dignidad de la persona y justifican todo: la violencia, los insultos, las vejaciones,… Cuando, tener una opinión fundada no debería ser motivo para discutir con los amigos, la familia o los compañeros, sino todo lo contrario, motivo para entablar una conversación donde se lleve a cabo, de manera respetuosa, el ejercicio de entender mejor las ideas del otro. 

En cambio, esta otra actitud agresiva, está a flor de piel y es muestra elocuente de que sucede en todo occidente, porque estamos en un momento de gran polarización mundial, alimentada por unos pocos de ideologías opuestas, que ha llevado a la crispación y a convertirse en el gran vehículo que fomenta el odio entre personas moderadas, que hasta hace poco se entendían. En el top de países más afectados están España, Argentina, Colombia, Estados Unidos, Sudáfrica y Suecia. Esta atomización es impulsada por cajas de resonancia en RRSS que impulsan y justifican las ideas de cada uno, que llevan a cancelar las de los otros y no a buscar un diálogo. 

El Caso Charlie Kirk

Por parte de algunos, el fallecimiento de Charlie Kirk, queda “justificado” diciendo que se lo tenía merecido por las ideas “ultras” que defendía. Por eso las muestras de “alegría”, “humor” o celebración por su fallecimiento (algo reprobable, se tenga el pensamiento que se tenga), quedan “permitidas”, porque algunas cosas que ha dicho son “inaceptables». Esto lleva a nublar u ocultar en el debate público su actitud dialogante ejemplar, como si no hubiera contado eso. Cuando es, quizá, su principal contribución a occidente: recordar que la libertad de expresión está para ser usada, buscando aunar posiciones mediante un intercambio de ideas, dialogando pacíficamente.

Ahora bien, ya se ve que es pronto para que este mensaje haya calado entre los que no piensan como él, porque un asesinato no tiene justificación alguna. Ni entre los que comparten gran parte de sus ideas, porque muchos han cancelado, cuando antes eran cancelados, por expresar sus ideas. Como por ejemplo ha hecho la cadena ABC, suspendiendo «indefinidamente» la emisión del programa de Jimmy Kimmel por sus comentarios sobre el asesinato de Kirk.

Esto ha pasado con más personas que han sido despedidas de su trabajo, por expresar su odio en redes sociales. Hasta hace poco era el «wokismo» el que cancelaba por no tener sus mismas ideas, ahora es una “herramienta” de uso universal. Este modo de reaccionar en ambos casos no es el deseable, porque expresar odio muestra quién es esa persona, pero no implica que no puedan expresarse libremente. El mismo Kirk nos dio ejemplo de cómo actuar ante esta situación. En su búsqueda de lo moral o correcto, podría tener pensamientos más o menos acertados bajo tu modo de ver, lector, o el mío. Pero su afán era el de aprender, pensar y dialogar para construir una cultura común que establezca unas bases para unir y no para lo contrario, separar o polarizar. 

Diálogo como herramienta

En esta línea de búsqueda de puntos comunes, acuerdos y aunar ideas, es de agradecer el diálogo que organizó la Universidad de Comillas el pasado 17 de septiembre, entre Salvador Illa, presidente de la Generalitat de Cataluña, y Monseñor Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española, que versaba sobre el valor del diálogo como herramienta de convivencia. Illa decía: “Dialogar implica reconocer a la otra persona, escuchar activamente y buscar un espacio común, aunque no siempre se llegue a acuerdos” algo necesario en los tiempos que vivimos. Argüello defendió la “polaridad” como manera legitimación de mostrar la diversidad, en contra de “La polarización como estrategia electoral crece porque no se valora la diferencia”.

Por eso, tener  ideas auténticas, supone vivirlas y esa coherencia se muestra en nuestro actuar. Según como nos comportemos, mostraremos nuestra consistencia ética, la utilidad de nuestras ideas y el respeto a los demás. Nuestra incoherencia es un impedimento para el diálogo, en cambio su vivencia es el “mejor embajador” para mostrar aquello que pensamos que es mejor para nosotros y nuestra sociedad. Después, junto a la escucha y al diálogo, facilitaremos una cultura que facilite el encuentro.

El autorÁlvaro Gil Ruiz

Profesor y colaborador habitual de Vozpópuli.

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Enseñanzas del Papa

La Pascua de Jesús, fuente viva de esperanza 

Dentro de la catequesis que está teniendo lugar durante el Año Jubilar 2025, cuyo título es Jesucristo nuestra esperanza, León XIV ha dedicado las últimas semanas a la Pascua de Jesús. Es decir, a los acontecimientos que tuvieron lugar en torno a su pasión, muerte y resurrección.

Ramiro Pellitero·2 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

¿Qué lugar ocupa en nuestra vida la entrega de Jesús por nosotros? ¿La consideramos como un hecho del pasado, sin conexión con nuestro presente y nuestro futuro? La fe cristiana nos asegura que se trata de algo central, lleno de implicaciones para nuestra vida personal, social y eclesial. 

Preparar el encuentro con Dios y con los demás

El primero de estos miércoles(cfr. Audiencia general, 6-VIII-2025)el Papa se centró en la palabra preparar.¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?” (Mc 14, 12). En realidad, todo estaba preparado de antemano por Jesús: “La Pascua, que los discípulos deben preparar, está en realidad ya preparada en el corazón de Jesús”. 

Al mismo tiempo, él pide a sus amigos que hagan su parte: “La gracia no elimina nuestra libertad, sino que la despierta. El don de Dios no anula nuestra responsabilidad, sino que la hace fecunda”.

Por tanto, tenemos, también nosotros, que preparar esa cena. No se trata solamente, advierte el sucesor de Pedro, de la liturgia o de la Eucaristía (que significa “acción de gracias”), sino de“nuestra disponibilidad para entrar en un gesto que nos supera”. 

La Eucaristía -observa León XIV- no se celebra solo en el altar, sino también en la vida cotidiana, donde es posible vivir todo como ofrenda y acción de gracias”. 

De ahí la interpelación: “Podemos entonces preguntarnos: ¿qué espacios de mi vida necesito reordenar para que estén listos para acoger al Señor? ¿Qué significa para mí hoy ‘preparar’?”.

Algunas sugerencias: “Quizás renunciar a una pretensión, dejar de esperar que el otro cambie, dar el primer paso. Quizás escuchar más, obrar menos o aprender a confiar en lo que ya está dispuesto”.

Reconocer nuestra vulnerabilidad

En medio de la cena más íntima de Jesús con los suyos, se revela también la mayor traición:“En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo” (Mc 14, 18). “Son palabras contundentes. Jesús no las pronuncia para condenar, sino para mostrar que el amor, cuando es verdadero, no puede prescindir de la verdad”. 

De modo sorprendente, Jesús no levanta la voz ni su dedo para acusar al traidor. Deja que cada uno se cuestione:“Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro: ‘¿Seré yo?’” (Mc 14, 19). El miércoles 13 de agosto, el Papa se detuvo en esta pregunta, porque, señaló, “es quizá una de las preguntas más sincerasque podemos hacernos a nosotros mismos”. Y este es el motivo: “El Evangelio no nos enseña a negar el mal, sino a reconocerlo como una ocasión dolorosa para renacer”.

Lo que viene a continuación puede sonarnos a amenaza:“¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!; ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!” (Mc 14, 21). Pero es más bien un grito de dolor, de compasión sincera y profunda. Porque Dios sabe que, si renegamos de su amor, seremos infieles a nosotros mismos, perderemos el sentido de nuestra vida y nos autoexcluiremos de la salvación. Pero en cambio, “si reconocemos nuestro límite, si nos dejamos tocar por el dolor de Cristo, entonces podemos finalmente nacer de nuevo”. 

Amor que no se rinde y perdona

Durante la última cena, Jesús ofrece el bocado a aquel que está a punto de traicionarlo. “No es solo un gesto de compartir, es mucho más: es el último intento del amor por no rendirse” (cfr. Audiencia general 20-VIII-2025) Jesús sigue amando: lava los pies, moja el pan y lo ofrece incluso al que le va a traicionar.

El perdón que ofrece Jesús –señala el obispo de Roma–, se revela aquí con toda su potencia y manifiesta el rostro de la esperanza: “No es olvido, no es debilidad. Es la capacidad de dejar libre al otro, amándolo hasta el final. El amor de Jesús no niega la verdad del dolor, pero no permite que el mal sea la última palabra”. 

Insiste el Papa: “Perdonar no significa negar el mal, sino impedir que genere más mal. No es decir que no haya pasado nada, sino hacer todo lo posible para que no sea el rencor el que decida el futuro”.

Y se vuelve a nosotros: “Nosotros también vivimos noches dolorosas y agotadoras. Noches del alma, noches de decepción, noches en las que alguien nos ha herido o traicionado. En esos momentos, la tentación es cerrarnos, protegernos, devolver el golpe. Pero el Señor nos muestra que hay esperanza, que siempre hay otro camino. (…) Hoy pedimos la gracia de saber perdonar, incluso cuando no nos sentimos comprendidos, incluso cuando nos sentimos abandonados”. Así nos abrimos a un amor más grande. 

La entrega por amor

Luego, Jesús afronta libre y valientemente su detención en el huerto de los Olivos: “¿A quién buscáis?” (Jn 18, 4). Su amor es pleno y maduro, no teme el rechazo, pero se deja capturar. “No es víctima de un arresto, sino autor de un don. En este gesto se encarna una esperanza de salvación para nuestra humanidad: saber que, incluso en la hora más oscura, se puede seguir siendo libre para amar hasta el final” (Audiencia general, 27-VIII-2025).

El sacrificio de Jesús es un verdadero acto de amor: “Jesús se deja capturar y encarcelar por los guardias solo para poder dejar en libertad a sus discípulos”.Sabe bien que perder la vida por amor no es un fracaso, sino que comporta una misteriosa fecundidad (cfr. Jn 12, 24).

Así nos enseña. “En esto consiste la verdadera esperanza: no en tratar de evitar el dolor, sino en creer que, incluso en el corazón de los sufrimientos más injustos, se esconde la semilla de una nueva vida”.

Aprender a recibir

Especial fuerza tuvo la catequesis del Papa sobre las palabras de Jesús en su crucifixión: “Tengo sed” (Jn 19, 28), justo antes de estas otras: “Todo está cumplido” (19, 30).

La sed del Crucificado –observa León XIV– no es solo la necesidad fisiológica de un cuerpo destrozado. Es también y, sobre todo, la expresión de un deseo profundo: el de amor, de relación, de comunión” (Audiencia general, 3-IX-2025).

De ahí una enseñanza sorprendente: “El amor, para ser verdadero, también debe aprender a pedir y no solo a dar. ‘Tengo sed’, dice Jesús, y de este modo manifiesta su humanidad y también la nuestra. Ninguno de nosotros puede bastarse a sí mismo. Nadie puede salvarse por sí mismo. La vida se ‘cumple’ no cuando somos fuertes, sino cuando aprendemos a recibir”. Y es entonces, justamente cuando todo está cumplido. “El amor se ha hecho necesitado, y precisamente por eso ha llevado a cabo su obra”.

Tal es, señala el obispo de Roma, la paradoja cristiana: “Dios salva no haciendo, sino dejándose hacer. No venciendo al mal con la fuerza, sino aceptando hasta el fondo la debilidad del amor”. 

Desde la cruz, Jesús enseña que cada uno de nosotros no se realiza en el poder, sino en la apertura confiada a los demás, si fueran enemigos. “La salvación no está en la autonomía, sino en reconocer con humildad la propia necesidad y saber expresarla libremente”.

Atención, parece decir León XIV también para los educadores y formadores, porque este “sentir y reconocer nuestra necesidad” no se puede imponer, sino que ha de descubrirlo libremente cada persona (se puede ayudar delicadamente a descubrirlo), como camino de liberación de sí mismo hacia Dios y los demás. “Somos criaturas hechas para dar y recibir amor”.

El grito de la esperanza 

Digno de ser contemplado es el hecho de que Jesús no muere en silencio. “No se apaga lentamente, como una luz que se consume, sino que deja la vida con un grito: ‘Jesús, dando un fuerte grito, expiró’ (Mc 15, 37). Ese grito encierra todo: dolor, abandono, fe, ofrenda. No es solo la voz de un cuerpo que cede, sino la última señal de una vida que se entrega” (Audiencia general, 10-IX-2025).

Su grito va precedido de estas palabras: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, que corresponden al Salmo 22 y manifiestan el silencio, la ausencia y el abismo que experimenta el Señor. “No se trata –precisa León XIV– de una crisis de fe, sino de la última etapa de un amor que se entrega hasta el fondo. El grito de Jesús no es desesperación, sino sinceridad, verdad llevada al límite, confianza que resiste incluso cuando todo calla”.

En este año jubilar, el grito de Jesús nos habla de esperanza, no de resignación. “Se grita cuando se cree que alguien todavía puede escuchar. Se grita no por desesperación, sino por deseo”. Concretamente: “Jesús no gritó ‘contra’ el Padre, sino ‘hacia’ Él. Incluso en el silencio, estaba convencido de que el Padre estaba allí. Y así nos mostró que nuestra esperanza puede gritar, incluso cuando todo parece perdido”.

Se grita cuando se nace (llegamos llorando), cuando se sufre y también cuando se ama, cuando se llama y se invoca: “Gritar es decir que estamos, que no queremos apagarnos en silencio, que tenemos todavía algo que ofrecer”.

Y esta es la enseñanza del grito de Jesús para el viaje de la vida, en lugar de guardar todo dentro y consumirnos lentamente (o de caer en el escepticismo o en el cinismo).

La sabiduría de esperar 

A continuación, se abre el silencio de Jesús en el sepulcro (cfr. Jn 19, 40-41): “Un silencio grávido de sentido, como el vientre de una madre que custodia al hijo todavía no nacido, pero ya vivo”(Audiencia general, 17-IX-2025). 

Fue sepultado en un jardín, en una tumba nueva. Como sucedió al principio del mundo, en el paraíso: Dios había plantado un jardín, ahora la puerta de este nuevo jardín es la tumba cerrada de Jesús. 

Dios había “descansado”, dice el libro del Génesis (2, 2), después de la creación. No porque estuviera cansado, sino porque había concluido su trabajo. Ahora se ha vuelto a mostrar el amor de Dios, cumplido “hasta el final”. 

Jesús descansa por fin

A nosotros nos cuesta descansar. Pero “saber detenerse es un gesto de confianza que tenemos que aprender a cumplir”. Hemos de descubrir que “la vida no depende siempre de aquello que hacemos, sino también de cómo sabemos desistir de cuanto hemos podido hacer”.

Jesús calla en el sepulcro, como la semilla que espera su amanecer. “Todo tiempo detenido puede convertirse en tiempo de gracia, si lo ofrecemos a Dios”.

Jesús, sepultado en la tierra: “Es el Dios que deja hacer, que espera, que se retira para dejarnos la libertad. Es el Dios que se fía, también cuando todo parece terminado”. 

Nosotros hemos de aprender el dejarse abrazar por el límite: “A veces buscamos respuestas rápidas, soluciones inmediatas. Pero Dios trabaja en lo profundo, en el tiempo lento de la confianza”. 

Y todo ello nos vuelve a hablar en este Jubileo de la Esperanza: “La verdadera alegría nace de la espera habitada, de la fe paciente, de la esperanza de que cuanto ha vivido en el amor, ciertamente, resurgirá a la vida eterna”.

Desciende para anunciar la luz y la vida

También el miércoles 24 de septiembre el Papa se detuvo en el Sábado Santo. Cristo no solo ha muerto por nosotros, sino que también ha descendido al reino de los “infiernos”, para llevar el anuncio de la resurrección a todos los que estaban bajo el dominio de la muerte. Esos “infiernos” no se refieren solo a los muertos, sino también al que vive bajo la oscuridad (el dolor, la soledad, la culpa) y sobre todo, el pecado. “Cristo –señala el Papa– entra en todas estas realidades oscuras para testimoniarnos el amor del Padre. (…) Lo hace sin clamor, de puntillas, como quien entra en una habitación de hospital para ofrecer consuelo y ayuda”.

Los padres de la Iglesia lo describen como un encuentro entre Cristo y Adán para sacarlo de nuevo a la luz, con autoridad, pero también con dulzura. Ni siquiera nuestras noches más oscuras o nuestros pecados más profundos son obstáculos para Cristo. Descender para Dios no es un fracaso sino el camino para la victoria. Ninguna tumba está demasiado sellada para su amor. Dios siempre puede hacer, a partir del perdón, una nueva creación.

Vaticano

El Vaticano impulsa las inversiones coherentes con la fe

Gestores e instituciones católicas buscan alinear 1,75 billones de dólares con los principios de la Doctrina Social Católica mediante nuevas herramientas y estándares de inversión.

Michele Mifsud·2 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los gestores globales de inversiones católicas y las instituciones católicas se han comprometido, a partir de 2025, a construir un nuevo sistema de servicios coherentes con la fe, con el objetivo de alinear 1,75 billones de dólares de capital con los principios de la Doctrina Social Católica.

Los compromisos surgieron durante la segunda conferencia «Mensuram Bonam», celebrada en Londres en noviembre de 2024. Organizado a la luz del texto “Mensuram Bonam”, un documento vaticano de 2022 de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, el evento reunió a más de 90 dirigentes del sector financiero y líderes eclesiásticos de 16 países para reforzar las inversiones católicas y cristianas.

Iniciativas clave anunciadas

Se presentaron varios proyectos importantes para cubrir la actual carencia de servicios de inversión destinados a los inversores cristianos:

  • Nuevo índice de mercado católico: Bloomberg Index Services colaborará con instituciones católicas para crear el índice “Mensuram Bonam”. Este índice ampliará los anteriores “benchmarks” católicos, incorporando directrices más amplias de la Iglesia que van más allá del marco de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB).
  • Consorcio para el voto por delegación: Los Caballeros de Colón, en colaboración con la Catholic University of America, están lanzando un consorcio sin fines de lucro para ofrecer una guía basada en la Doctrina Social Católica sobre el voto por delegación. Los participantes pagarán solo comisiones al nivel de costo y mantendrán el derecho de voto independiente.
  • Investigación sobre los rendimientos a largo plazo: Catholic Investment Services, Captrust y los Caballeros de Colón publicarán un “white paper”que analizará el impacto en el desempeño a largo plazo de las inversiones coherentes con la fe (FCI).
  • Identificación de fondos católicos: CCLA y empresas de investigación en inversiones mapearán los fondos existentes para inversores católicos y explorarán la creación de nuevos sectores de fondos católicos/cristianos, similares a las categorías ya consolidadas de inversiones islámicas.
  • Marco estandarizado de referencia para la rendición de cuentas: Los participantes aprobaron la adopción de un modelo común de reporte de “Faith-Consistent Investing”, como el marco Engage, Enhance, Exclude de “Mensuram Bonam, con el fin de simplificar la supervisión para los inversores que trabajan con múltiples gestores.

Construir un ecosistema de inversiones cristianas

Este impulso refleja la creciente demanda de inversiones que generen rendimientos financieros competitivos y, al mismo tiempo, se adhieran a los valores católicos. Los portafolios de orientación católica suelen excluir sectores como estupefacientes, pornografía, violaciones de derechos laborales, armas nucleares y prácticas contrarias a la sacralidad de la vida.

La conferencia también subrayó las oportunidades en las inversiones alternativas, destacando su potencial de diversificación y rendimiento a largo plazo, siempre que los inversores reciban la formación y el apoyo adecuados para afrontar las complejidades.

Un mercado listo para crecer

Aunque las instituciones cristianas poseen colectivamente alrededor de 1,75 billones de dólares en activos, el sector de inversiones orientadas a la fe para los cristianos sigue estando poco desarrollado en comparación con las finanzas islámicas, que se prevé alcancen los 6,7 billones de dólares en 2027. Las iniciativas anunciadas en “Mensuram Bonam representan un esfuerzo coordinado para cerrar esta brecha y construir una infraestructura de mercado sólida para los inversores católicos y cristianos en todo el mundo. Con la consolidación de las inversiones orientadas a la fe, la conferencia “Mensuram Bonam podría marcar un punto de inflexión, sentando las bases de un ecosistema financiero que no solo persigue el beneficio, sino que también refleja las enseñanzas morales y sociales de la fe cristiana.

El autorMichele Mifsud

Ecónomo general adjunto de la Congregación de la Misión de los Padres Paúles, asesor financiero y de inversiones registrado.

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Evangelio

El justo vivirá por su fe. Domingo XXVII del tiempo ordinario (C)

Joseph Evans nos comenta las lecturas del domingo XXVII del tiempo ordinario (C) correspondiente al día 5 de octubre de 2025.

Joseph Evans·2 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La fe se demuestra más cuando las circunstancias externas son más adversas. La fe se muestra cuando Dios parece tardar en responder a nuestras oraciones, pero seguimos creyendo en Él. La fe se vive en las circunstancias concretas de nuestro deber diario. La confianza es el núcleo de la fe.

Lo anterior es como un resumen de lo que nos dicen las lecturas de este domingo sobre la fe, que es su tema principal. En la primera lectura, el profeta Habacuc se atreve a cuestionar a Dios sobre algunas de las injusticias que ve a su alrededor. ¿Por qué Dios parece no ayudarlo? ¿Por qué hay tanta violencia? ¿Por qué Dios permite tanto mal? Estas son preguntas que hoy podríamos sentirnos tentados a hacer.

Pero el Señor responde con un llamado a la paciencia. Su respuesta, dice, “si se atrasa, espera en ella, pues llegará y no tardará”. Y esta disposición a vivir en un estado de paciencia confiada es precisamente la fe. Mientras que el hombre orgulloso confía en sí mismo, “el justo por su fe vivirá”.

El salmo nos da un ejemplo de cómo los israelitas no confiaron en Dios: los episodios de Meribá y Masá, que tal vez fueron dos lugares distintos o posiblemente el mismo, donde Israel “puso a prueba” y dudó de Dios debido a la falta de agua (que Dios luego proporcionó). El salmista ve la falta de fe como un endurecimiento del corazón: lo contrario de la confianza.

Timoteo, que parece intimidado por la tarea que Pablo le ha encomendado como obispo, es animado por el apóstol en la segunda lectura a confiar en la gracia que se le ha concedido, a “reavivar el don de Dios” que recibió a través de la ordenación episcopal. Pablo quiere decir que, aunque humanamente no estés a la altura de una misión concreta, Dios puede darte toda la gracia que necesitas para cumplirla. Confiar en esto es fe. Creemos más en el poder de Dios que en nuestra debilidad. Porque Timoteo hizo esto, ahora es un santo de la Iglesia.

Por último, el Evangelio completa la lección sobre la fe. Incluso la más mínima fe, “como un grano de mostaza”, nos permitiría realizar grandes milagros. Sin embargo, esta fe no suele vivirse a través de acontecimientos milagrosos, sino mediante el fiel cumplimiento de las tareas relacionadas con nuestra función en la vida, sabiendo que, en realidad, sea cual sea nuestro trabajo o nuestro papel, todos somos servidores. Cuando vivimos nuestra fe, no debemos esperar recompensas extraordinarias: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

España

Jacques Philippe ofrecerá en Madrid conferencias y retiros del 16 al 18 de octubre

Redacción Omnes·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El famoso sacerdote y escritor francés Jacques Philippe visitará Madrid del 16 al 18 de octubre para impartir una serie de conferencias y retiros centrados en la oración, la esperanza y la paz interior.

Philippe, que dedica la mayor parte del año a la oración personal en su comunidad religiosa, y durante algunas semanas predica retiros por todo el mundo. Es una de las voces espirituales más influyentes de la actualidad. Sus enseñanzas buscan ofrecer una guía de fe y serenidad en un mundo marcado por la prisa y la ansiedad.

La visita de Jacques Philippe representa una ocasión para quienes buscan profundizar en la vida espiritual y encontrar paz interior a través de la oración y la reflexión.

Programa de la visita

Jueves, 16 de octubre: Conferencia “Confianza, alegría y esperanza: antídotos para un mundo ansioso”, a las 19:00 en el Campus de la Universidad de Navarra (Marquesado de Santa Marta, 3). Inscripciones.

Viernes, 17 de octubre:

  • Retiro para sacerdotes. “El regalo de la oración”, en la Parroquia Santísimo Cristo de la Victoria (C/ Fernando el Católico, 45). Se desarrollará de 9.30 a 12:30. Inscripciones.
  • Evento abierto titulado “El regalo de la oración”, en la Parroquia Santísimo Cristo de la Victoria (C/ Fernando el Católico, 45). Se desarrollará de 17:00 a 20:30. Inscripciones.

Sábado, 18 de octubre:

  • Evento abierto. Santa Misa y retiro en el Convento Santa Teresa de Jesús – Carmelitas Descalzas (C/ Ponzano, 79). Comenzará con la misa a las 8:00 y continuará hasta las 12:30.
  • Evento abierto. “Tiempo de Esperanza, retiro en la Parroquia San Fernando de Madrid (Av. de Alberto de Alcocer, 9), de 16:00 a 19:00.

Domingo, 19 de octubre: Jornada Ágora. «Crecer en la Caridad». Estudio de Hakuna (C. Mártires Concepcionistas, 12, Las Rozas de Madrid). De 11:30 a 19.00. Inscripciones.

Vaticano

El Papa anima a ser “instrumentos de reconciliación” y al rosario por la paz

El Papa León XIV ha alentado en la Audiencia de hoy a rezar diariamente el Rosario por la paz. Lo ha hecho en diversas lenguas, añadiendo el tamil (India). Como mensaje central, ha instado a ser “testigos de la paz, del amor, del perdón”, “instrumentos de reconciliación en vuestra vida cotidiana”. Ayer consideró “realista” el plan de Trump sobre Gaza.

Francisco Otamendi·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

En la Audiencia de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa León XIV ha lanzado dos mensajes a los fieles y peregrinos de diversas lenguas, a las que se ha añadido el tamil hindú. Ser instrumentos de reconciliación y perdón en nuestra vida diaria, y rezar el Rosario cotidiano por la paz en este mes de octubre.

Si en una catequesis preguntaran a alguien cuál es la misión de la Iglesia, el Papa  dio la respuesta esta mañana, en una sesión centrada en el tema de la resurrección. “¡La paz a vosotros!”  (Jn 20,21).

Misión de la Iglesia: no es el poder

“El centro de la misión de la Iglesia”, dijo el Papa, “no consiste en administrar un poder sobre los demás, sino en comunicar la alegría de quien ha sido amado justamente cuando no se lo merecía. Es la fuerza que ha hecho nacer y crecer la comunidad cristiana: hombres y mujeres que han descubierto la belleza de volver a la vida para poder donarla a los demás”.

Luego, ha recordado: “También nosotros somos enviados. El Señor también nos muestra sus heridas y dice: ‘Paz a vosotros’. No tengáis miedo de mostrar vuestras heridas sanadas por la misericordia. No temáis aproximaros a quien está encerrado en el miedo o en el sentimiento de culpa. Que el soplo del Espíritu nos haga también a nosotros testigos de esta paz y de este amor más fuerte que toda derrota”. 

Redescubrir la alegría y la belleza de vivir 

Y más adelante, el consejo para la oración: “Contemplemos a Cristo resucitado, pidámosle que nos ayude a redescubrir la alegría y la belleza de vivir para poder dar vida a los demás, y que nos enseñe a ser en el mundo, azotado por la muerte y la destrucción, instrumentos de misericordia y reconciliación”. 

Alusión a las divisiones

En sus mensajes a los peregrinos de diversas lenguas, el Papa ha reiterado de un modo u otro estas ideas. “Convirtámonos en testigos de la paz y del amor, más fuertes que nuestros fracasos y nuestras divisiones” (lengua francesa).

“Al comenzar el mes dedicado al santo Rosario, os invito a rezarlo diariamente por la paz en nuestro mundo. ¡Que la paz de Cristo resucitado esté con todos vosotros!” (lengua inglesa).

“¡Que seáis fieles instrumentos de reconciliación en vuestra vida cotidiana y que la paz de Cristo resucitado esté con todos vosotros!” (lengua tamil)

“Saludo a los fieles de lengua árabe, en particular a los procedentes del Líbano y de Tierra Santa. El cristiano está llamado a dar testimonio de que el amor y el perdón son más grandes que cualquier herida y más fuertes que cualquier injusticia. ¡Que el Señor os bendiga a todos y os proteja siempre de todo mal!” (lengua árabe).

Gaza: propuesta “realista”

Ayer a última hora, al salir de Castel Gandolfo, a las puertas de Villa Barberini, el Papa respondió a algunas preguntas de los periodistas. Sobre el plan propuesto por el presidente estadounidense Trump, con el visto bueno del primer ministro israelí Netanyahu, manifestó: “Esperamos que acepten, hasta ahora parece una propuesta realista». Es importante que haya un alto el fuego y la liberación de los rehenes, y añadió: “Esperamos que Hamás acepte en el plazo establecido”.

El autorFrancisco Otamendi

Zoom

Octubre, mes del Rosario

Octubre está considerado el mes dedicado a esta oración mariana. El Papa León XIV ha lanzado la iniciativa 'Un millón de niños rezando el Rosario' y el 11 de octubre de 2025 rezará esta oración en San Pedro de manera especial por la paz.

Maria José Atienza·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
España

Fallece José Antonio Álvarez, obispo auxiliar de Madrid, a causa de un infarto.

El Obispo auxiliar de Madrid ha fallecido a causa de un infarto a los 50 años de edad.

Redacción Omnes·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El obispo auxiliar de Madrid, José Antonio Álvarez, ha fallecido la madrugada del 30 de septiembre al 1 de octubre tras sufrir un infarto. Tenía 50 años y llevaba poco más de uno como obispo auxiliar de una de las diócesis más grandes de la cristiandad.

Toda la diócesis se encuentra conmocionada por la muerte de un obispo auxiliar muy querido y conocido por el clero madrileño, especialmente, por su vinculación al Seminario mayor de la diócesis.

Una vida dedicada a la diócesis de Madrid

La web de la archidiócesis de Madrid recoge los principales hitos de la vida de José Antonio Álvarez Sánchez. Este madrileño acababa de cumplir los 50 años y fue ordenado sacerdote el 18 de junio de 2000.

En estos casi 25 años de sacerdocio, su labor se había desarrollado de manera total en la archidiócesis de Madrid como Vicario parroquial de Nuestra Señora de la Fuensanta (1999-2001); capellán universitario en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (2000-2002); formador del seminario menor y profesor del colegio arzobispal (2001-2005).

También fue capellán de las Hermanas Oblatas de Cristo sacerdote (2003-2008); secretario personal de Mons. César A. Franco Martínez como obispo auxiliar de Madrid (2005-2014); y formador en el seminario mayor de Madrid (2008-2015). De 2015 a 2024, fue rector del seminario mayor de Madrid, tarea que abandonó al ser nombrado obispo auxiliar de Madrid el 23 de abril de 2024. Recibió la consagración episcopal el 6 de julio de 2024.

Desde entonces, su labor estuvo centrada en atender las necesidades de la diócesis madrileña que despedirá a su obispo auxiliar más joven, de manera solemne, en los próximos días.

Octubre: mes misionero por excelencia

En nuestra Iglesia española, la misión ocupa un lugar grande, importante. Ojalá no dejemos que decaiga, no permitamos que se apague la mecha.

1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El pasado mes de junio las Obras Misionales Pontificias de España presentábamos la memoria de nuestras actividades y resultados del año 2024. Sinceramente… lo podemos hacer con alegría porque los datos son buenos, el trabajo es espectacular y los resultados… ¡muy ambiciosos!

Pero no es mérito de este que escribe, ni de los que formamos parte de esta gran familia que son las Obras Misionales Pontificias en España, con sus setenta delegaciones diocesanas. Al menos no es sólo mérito nuestro… es de todos los que, con una generosidad grande, nos apoyan, nos avalan, nos animan, comparten su tiempo, sus talentos… ¡su dinero!

Tengo la suerte de representar, ante la Santa Sede, la labor misionera que realizamos los cristianos españoles, o, mejor, los cristianos que vivimos nuestra fe en España… y todo son felicitaciones y agradecimientos por parte de quien es cabeza del Dicasterio para la Evangelización, el Pro-prefecto cardenal Tagle. Y no me lleno de vanidad, pero sí de alegría y de ilusión por el trabajo que nos toca realizar.

Y es que España, y los que vivimos en este precioso país, somos muy misioneros y tenemos un gran bagaje misionero en nuestra conciencia y ánimo. El próximo año, 2026, celebraremos los 100 años del DOMUND en el mundo entero y, en concreto, en España, los 100 años del nombramiento del primer director nacional de las OMP. Y, sinceramente, creo que ese sacerdote, D. Ángel Sagarmínaga, fue un grandísimo apóstol de las misiones. Y tras él han venido hombres como Mons. Francisco Pérez o D. Anastasio Gil, todos ellos entregados a la causa de la misión.

Hoy en nuestra Iglesia española, la misión ocupa un lugar grande, importante. Ojalá no dejemos que decaiga, no permitamos que se apague la mecha. Recen por el director nacional actual y por los que vengan detrás, para que seamos dignos sucesores de quienes hicieron de la misión una cruzada, y porque España, un año más, este de 2025, siga siendo un ejemplo de Iglesia misionera para el mundo entero.

El autorJosé María Calderón

Director de las Obras Misionales Pontificias en España.

Evangelización

Santa Teresa de Lisieux, carmelita, Doctora de la Iglesia, patrona de las misiones

La Iglesia celebra el 1 de octubre a Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, más conocida como Santa Teresa de Lisieux, una de las santas más queridas, y Doctora de la Iglesia. Teresita fue la carmelita descalza del ‘caminito’ de infancia espiritual, la de la “confianza”, la “Florecilla”.  

Francisco Otamendi·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Teresa Guérin nació en Alençon (Francia) en 1873, en el seno de una familia profundamente cristiana. Sus padres, Luis Martin y Celia Guérin, fueron canonizados en 2015. Tras la temprana muerte de su madre, Teresita se trasladó con su familia a Lisieux, donde creció en un amor ardiente hacia Cristo. 

Sus cuatro hermanas entraron en el Carmelo, y santa Teresita de Niño Jesús pudo entrar también en la Orden carmelitana a los 15 años, por un permiso especial del Papa León XIII. 

Ya en el Carmelo de Lisieux, vivió en oración, silencio y entrega cotidiana hasta su muerte en 1897. Desde su celda descubrió un camino de santidad: la “pequeña vía” del amor confiado, hecha de sencillez, sacrificios ocultos y abandono filial en Dios.

“Historia de un alma”

Su autobiografía, “Historia de un alma”, se convirtió en un clásico espiritual. En ella enseña que la santidad consiste en vivir con amor cada momento y confiar ilimitadamente en la misericordia de Dios. Murió a los 24 años ofreciendo su vida por la salvación de las almas.

Pío XI la canonizó en 1925, es Patrona universal de las Misiones (a pesar de nunca haber sido misionera de forma externa). En 1997 san Juan Pablo II la declaró Doctora de la Iglesia.

El papa Francisco escribió en una Exhortación apostólica dedicada a ella, que su “caminito” sigue iluminando el camino de la Iglesia. «Cést la confiance» (‘Es la confianza’) es el título, que evoca las primeras palabras en el original francés de una frase tomada de los escritos de Teresa. Que en su forma completa dice: “¡Es la confianza y nada más que la confianza lo que debe conducirnos al Amor!”.

El autorFrancisco Otamendi

Familia

Peregrinación de los Tres Corazones: unir a las familias y rezar en Oklahoma

La Peregrinación de los Tres Corazones (Jesús, María y José), planea dar la bienvenida a tres mil participantes el 9 de octubre, para caminar 35 millas y tres días a través de la Oklahoma rural. La meta es la Abadía de Nuestra Señora de Clear Creek, un monasterio benedictino en Hulbert. Y el objetivo, unir a las familias y rezar por el país.

OSV / Omnes·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Jack Figge (OSV News).

Hace seis años, Marcus Robinson y otros padres organizaron una breve peregrinación para sus hijos. Les encantó tanto que repitieron la misma peregrinación al año siguiente, y al siguiente, invitando a más y más personas cada año. Este año, la Peregrinación de los Tres Corazones prevé recibir a 3.000 participantes para caminar tres días a través de la Oklahoma rural hasta la Abadía de Nuestra Señora de Clear Creek, en Hulbert. 

“Muchos peregrinos dicen que es el momento más destacado de su año y que tienen muchas ganas de volver y participar”, declaró Robinson a OSV News. Comentó que el primer año que lo hicieron, en octubre de 2020, unas 500 personas respondieron a la invitación para unirse a ellos y orar por el país en medio de la pandemia de COVID-19.

“Es una de esas cosas de las que la gente habla durante el resto de su vida”, dijo.

Fomentar las relaciones familiares

Nombrada en honor al Sagrado Corazón de Jesús, al Inmaculado Corazón de María y al castísimo corazón de San José, la Peregrinación de los Tres Corazones busca fomentar las relaciones familiares mientras se ora por el país.

“Nos centramos en la familia, y para eso es la peregrinación”, dijo Robinson. “Caminamos en defensa de la familia tradicional, así como de la santidad de la vida”. 

El evento de este año está programado para comenzar el 9 de octubre con una concentración en el río Illinois en Tahlequah, Oklahoma, donde los peregrinos se reunirán en camaradería, escucharán una charla y acamparán durante la noche. La peregrinación comenzará a la mañana siguiente, con una parada al mediodía para la misa al aire libre y el almuerzo. 

Con Adoración eucarística y jóvenes de otros países

Esa noche, el 10 de octubre, se celebra la Adoración eucarística mientras los peregrinos acampan al aire libre. La peregrinación continúa hasta la Abadía de Clear Creek para una misa pontifical seguida de una barbacoa el 11 de octubre.

“Ver la alegría y la belleza que surge de los peregrinos al hacer esto juntos es mi parte favorita de cada año”, dijo Robinson. “Se ve a los padres conectar con sus hijos y a las madres con sus hijas. Todos están haciendo algo muy difícil, pero tienen un profundo sentido de espiritualidad y logro”.

Tradición anual de las familias

A lo largo de los años, dijo Robinson, ha visto cómo la peregrinación se ha convertido en una poderosa oportunidad para que las familias se reúnan y participen en una experiencia de unión significativa. 

“Hoy en día, en la sociedad estadounidense, las familias no hacen muchas cosas significativas juntas”, dijo Robinson. “Nos perdemos entre semana en la televisión, los videojuegos o los deportes y, a menudo, no nos tomamos tiempo para conectar con la realidad y la oración”.

“Hacer esta peregrinación en familia los une y les permite sentirse unidos como familia”. dijo.

La peregrinación se ha convertido en una tradición anual para muchas familias, ya que tanto los niños como los padres esperan viajar a Oklahoma para ver a amigos de años pasados ​​mientras caminan juntos. 

Reconectar con la familia, con los amigos, con la comunidad

“Parte de lo que atrae a todos es ver las caras conocidas y experimentar ese vínculo y esa comunidad de estar juntos una vez al año”, dijo Robinson. “Creo que es un gran atractivo para las familias y las comunidades en general”.

Familias e individuos viajan desde todo el país para participar en la peregrinación e incluso desde otros países, lo que muestra el atractivo y el deseo entre los católicos de participar en las peregrinaciones.

“Hay un gran atractivo para la naturaleza humana: involucrarse en la realidad y el sacrificio”, dijo Robinson. “Ofrecer algo a Dios, desconectar del mundo y del caos digital que nos rodea, reconectar con la familia, con los amigos, con la comunidad, formar parte de una comunidad católica más amplia y darnos cuenta de que hay muchas personas con ideas afines en todo el país que quieren participar en algo como esto”.

“El futuro está en la juventud”

Robinson dijo que espera que en los próximos 10 años, cada vez más escuelas secundarias y universidades católicas envíen sus propios grupos a la peregrinación. 

“El futuro está en la juventud”, dijo Robinson. “Cuanta más participación tengamos de los jóvenes adultos, mejor”. 

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Jack Figge escribe para OSV News desde Kansas.

Esta información se ha publicado originariamente en OSV News en inglés. Pueden consultarla aquí.

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El autorOSV / Omnes

Cultura

Flannery O’Connor: «La experiencia religiosa debe estar en la carne misma del relato»

La narrativa de Flannery O’Connor revela la Gracia en los momentos más inesperados, cuando las ilusiones y certezas de sus personajes se desmoronan.

Gerardo Ferrara·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Después de los artículos sobre Maria Callas y Whitney Houston , no podía dejar de escribir sobre otra gran mujer y artista, Flannery O’Connor (1925-1964), una de las voces más originales de la narrativa estadounidense del siglo XX. Su vida duró solo cuarenta años, pero dejó dos novelas y varios relatos que cambiaron la forma de entender la relación entre la fe y la literatura.

Como narrador, me llamó la atención una de sus frases, típica de su estilo: «La idea de ser escritor atrae a muchos inconclusos…» («El vicio de vivir. Cartas 1948-1964»). Para O’Connor, de hecho, la escritura y el arte no son un ejercicio narcisista, sino una misión: penetrar en un «territorio en gran parte poseído por el diablo» e intentar contar la presencia oculta de la Gracia (salvación, redención).

La inspiración del sur profundo 

Flannery O’Connor nació en Savannah, Georgia, y vivió casi toda su vida en el profundo sur rural de los Estados Unidos, marcado por la segregación y el fanatismo religioso. Se sentía «extranjera en su propia patria» por ser católica en un entorno protestante. Afectada por el lupus, enfermedad que la llevó a la muerte, escribió gran parte de sus obras en la granja familiar, «Andalusia», en Milledgeville.

La enfermedad y el aislamiento no minaron su lucidez; al contrario, agudizaron su visión, impregnada de la certeza de que la Gracia nunca es domesticable.

De hecho, sus relatos están poblados de personajes arrogantes, racistas, superficiales o fanáticos religiosos. Sin embargo, en momentos inesperados, la Gracia irrumpe literalmente en la vida de estos mismos personajes: no como una tenue luz del cielo o un «Deus ex machina», sino como una Gracia dura, a veces brutal, que no ahorra el sufrimiento.

En «A Good Man Is Hard to Find», la abuela, intolerante y superficial, en el momento de su muerte siente un instante de auténtica compasión por un criminal, al que le dice: «Eres uno de mis hijos». Y aquí se concentra la teología narrativa de O’Connor: la Gracia que se manifiesta precisamente cuando se derrumban las ilusiones.

O’Connor escribe en una carta de 1955 («El vicio de vivir»): «Creo que lo que se llama experiencia religiosa no es algo que se pueda colgar como una etiqueta en una obra, sino que debe estar en la carne misma del relato». 

El arte por el arte

A menudo se habla del arte oscilando entre dos extremos: por un lado, la forma pura («el arte por el arte») y, por otro, el arte como instrumento social o político. O’Connor se sitúa entre ambas concepciones. En «El territorio del diablo» escribe: «La narrativa nunca debe utilizarse como vehículo de ideas abstractas». De hecho, «la tarea del narrador cristiano es mostrar el misterio a través de la materia, no eliminar la materia para llegar al misterio».

Por un lado, pues, rechaza la reducción de la narrativa a propaganda religiosa o política; por otro, no acepta una estética carente de contenido espiritual.

Como he escrito en otra parte , y de lo que O’Connor es testigo radical, el arte no puede ser solo «útil», pero tampoco puede confinarse en una torre de marfil. La autenticidad nace de la tensión entre la gratuidad y la responsabilidad. 

Para expresar esta tensión, O’Connor elige un instrumento: lo «grotesco». El término, que deriva de las «cuevas» de la Domus Aurea de Nerón , en las que se encontraron pinturas que representaban personajes fantásticos y extravagantes, indica lo que es cómico e inquietante al mismo tiempo y recuerda, en la literatura italiana, el estilo de Luigi Pirandello.

Figuras deformes, violencia repentina, escenas cómicas o crueles: O’Connor, en sus escritos, hace que el lector vea la realidad sin velos, ya que la deformidad y el exceso son precisamente vías a través de las cuales, en su literatura, puede manifestarse la Gracia. Hoy en día las llamaríamos «periferias existenciales».

Por ejemplo, en «La sabiduría en la sangre», el protagonista, Hazel Motes, funda una «Iglesia de Cristo sin Cristo», un trágico intento de expulsar lo religioso de la vida, pero su curiosa némesis dará testimonio de la inevitabilidad de la Gracia.

La «tradición» estadounidense

Flannery O’Connor se inscribe en una larga estela de narradores estadounidenses que profundizan en la conciencia del país, como Faulkner y McCullers, pero se distingue por su visión teológica que no teme el «escándalo» de la Gracia. Su lenguaje duro y su visión radical no «consuelan» al lector, sino que le revelan el misterio cristiano.

Al leerla, me pareció ver algunos rasgos de la escritura de Raymond Carver, maestro del minimalismo. Al igual que O’Connor, Carver no habla de héroes o personajes extraordinarios, sino de personas mediocres, a menudo derrotadas por la vida, «sin apariencia ni belleza». 

Los dos autores comparten además una atención obsesiva por lo cotidiano, que se traduce en un concepto que me es muy querido: los «ojos» y la memoria, para observar, recordar y plasmar en la narración acontecimientos y características físicas y psicológicas de personas reales. Los ojos y la memoria son, por tanto, un componente tan necesario para el narrador como el talento y el don de la contemplación.

Carver deja a sus protagonistas como suspendidos, sin redención ni aperturas trascendentales. O’Connor, en cambio, muestra la misma miseria humana, pero aderezada con una generosa dosis de Gracia: no una salvación insignificante, sino la posibilidad de redimirse.

Una figura más actual que nunca

En el debate cultural actual en Estados Unidos surgen figuras antitéticas y polarizantes: «los woke» por un lado, los conservadores extremistas (evangélicos, pero no solo) por otro, que utilizan los medios de comunicación para afirmar una visión identitaria y militante. Esto nos lleva a reflexionar sobre la diferente visión católica, en comparación con la protestante, sobre la comunicación y la presencia en la esfera pública.

El Concilio Vaticano II, con «Inter mirifica» y los documentos posteriores, pero también con «Gaudium et Spes» y la Carta a los Artistas de Juan Pablo II, indicó a los comunicadores y artistas un estilo basado en la sobriedad, el respeto y el diálogo. Sin embargo, ciertos modelos comunicativos muy en boga hoy en día privilegian el sensacionalismo, la visibilidad a cualquier precio y la búsqueda de seguidores, con un estilo a menudo agresivo y divisivo que alimenta el fundamentalismo y la espectacularización. 

Flannery O’Connor era todo lo contrario: desde su granja en Georgia, rechazaba la propaganda y advertía contra el uso instrumental de la narrativa y el arte con fines sociales o políticos.  El riesgo, desde su punto de vista, era la transformación del cristianismo en eslóganes, privándolo de la dimensión «escandalosa» y misteriosa de la Gracia. Y se trata de un riesgo no solo comunicativo, sino puramente teológico. 

No se trata aquí de una ausencia de redención (como en Carver), sino de una redención descarada y condicionada, demasiado materialista, presentada por la llamada «teología de la prosperidad»: el Evangelio transformado en un instrumento para garantizar el éxito y el bienestar terrenal, hasta «reducir a Dios a un poder a nuestro servicio, y a la Iglesia a un supermercado de la fe«; un «evangelio diferente» que niega el escándalo de la cruz y de la Gracia.

Flannery O’Connor representa su antítesis: sus personajes no obtienen prosperidad ni éxito, sino que son abrumados, precisamente en sus periferias existenciales, por una Gracia que despoja, humilla y salva de manera inesperada e impensable.

Otro ámbito en el que O’Connor encarna una visión típicamente católica es el de la «identidad». A diferencia del integrismo protestante, donde la fe y la política están estrechamente vinculadas, el catolicismo ha desarrollado a lo largo del tiempo (especialmente gracias a Benedicto XVI) el concepto de «laicidad positiva»: ni religión de Estado ni fe privada, sino fermento en la sociedad (como en la Carta a Diogneto). 

Flannery O’Connor, con su vida y su arte, no hace propaganda y sigue siendo una figura compleja, capaz, con una escritura a menudo despiadada, de mostrar sin reservas la existencia y la gravedad del mal, pero también el escándalo de una Gracia capaz de incursionar, sin reducirse a ideología, en el «territorio del diablo».

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51 razones para rezar el rosario

¿Por qué rezar el rosario? Una oración sencilla y poderosa que vence batallas, fortalece la fe y une a las familias. Tanto es así que el Papa León XIV invita a rezarlo por la paz en este mes de octubre.

1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

León XIV ha hecho un llamamiento para rezar el rosario por la paz a lo largo del mes de octubre que comienza hoy. Solo esta petición del Papa en medio de la atmósfera bélica que respira el mundo en este 2025 debería bastarnos para unirnos a la convocatoria, pero hay muchas más razones. 

La principal es la de su efectividad. ¡Cuántas batallas ha vencido el rezo del rosario! No solo la de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, por la que se conmemora precisamente ese día la Virgen del Rosario y, por extensión, el mes del ídem; sino porque todo el que se haya agarrado a las 50 cuentas en momentos de peligro, prueba o necesidad especial, puede contar seguro varias victorias logradas por esta sencilla oración. Y he aquí otra de sus mayores virtudes: la de la sencillez. Conocido también como “el salterio de los pobres”, el rosario fue en sus inicios una herramienta para facilitar la oración al pueblo iletrado. Mientras que los monjes y monjas recitaban los 150 salmos que componen la liturgia de las horas, la gente sencilla repetía de memoria 50 avemarías por los tres grupos de misterios (gozosos, dolorosos y gloriosos –los luminosos no se añadieron hasta este siglo–), meditando sobre distintos momentos de la vida de Cristo y de la Virgen. El rosario puede rezarse en cualquier lugar; es barato y, si no tienes uno, puedes servirte de tus 10 dedos a modo de cuentas; hay modelos para todos los gustos y de todos los tamaños; es discreto si deseas pasar desapercibido mientras lo rezas, pero llamativo en momentos en los que puede interesar mostrarlo, se adapta muy bien al tiempo del que dispongamos; la estructura es fácil de memorizar y, para los más torpes, hay apps y vídeos en Youtube para guiarnos.

Junto a estas primeras diez razones prácticas, encontramos también poderosas razones espirituales, como el hecho de que su ejercicio nos ayuda a entrar en la presencia de Dios, nos sumerge en la contemplación de la vida de Jesús; nos invita a imitar las virtudes de María; nos aumenta la fe; nos conduce a la paz de espíritu; fortalece nuestra esperanza; nos acompaña en el discernimiento de la voluntad de Dios; nos acerca a los sacramentos; nos mueve a la caridad y nos impulsa a caminar por el buen camino. 

Rezando el rosario cumplimos el mandato del Señor de “Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil» (Mt 26, 41); también el de «Vosotros orad así…» (Mt 6, 9) porque recitamos varias veces el Padrenuestro; y, por su repetición diaria, el de San Pablo de “Sed constantes en orar” (1 Ts 5, 17). También es un acercamiento a la Sagrada Escritura pues cada misterio es un pequeño Evangelio; y hasta nos sirve para meditar en dogmas marianos como el de la Asunción.

Son muchos los beneficios espirituales y hasta físicos que aporta el rezo del rosario. Es un arma contra las tentaciones, aleja la influencia del mal, es una defensa en momentos de crisis espiritual, María promete protección y gracias hacia quien lo reza y, en varias apariciones –como en Lourdes y Fátima–, la Virgen nos lo recomienda para superar las divisiones y las discordias. Pararse a rezar el rosario en nuestro mundo donde todo es urgente, nos ayuda a vencer el estrés, nos entrena para la paciencia y la perseverancia, es remedio contra la tristeza, une a la familia que lo reza en común y pone en sintonía a la comunidad, parroquia o movimiento que se reúne para recitarlo juntos.

Pero repetir las 50 avemarías mientras meditamos la Palabra de Dios no es un acto egoísta sino todo lo contrario, nos lleva al amor a los hermanos. Rezando el rosario nos acordamos de los que sufren, pedimos por quienes no conocen a Dios, rogamos por la conversión de los pecadores, nos unimos espiritualmente a la Iglesia orante del cielo y de la tierra, y nos ayuda a reconocer nuestras faltas cuando hemos fallado al prójimo. 

Si lo rezamos con los niños, es un hábito que los ayuda a crecer en la fe y les da confianza, al saber que sus padres se apoyan en alguien aún mayor. Los pequeños descubren que se puede estar en calma y sin pantallas un rato al día, les da cultura bíblica y les hace sentirse partícipes, como uno más, en la oración comunitaria pudiendo incluso dirigir ellos su rezo.

Finalmente, rezar el rosario es como pregustar el cielo donde estaremos, junto a todos nuestros seres queridos y en compañía de Jesús y María, en presencia de Dios. Además, se puede ofrecer por las almas del purgatorio y por aquellos seres queridos o amigos que nos hayan pedido oración por alguna causa concreta. Introducir su rezo en nuestra rutina diaria nos permite un momento de contemplación y descanso en medio de las tareas para centrarnos en lo importante y, para mí, de las cosas más gratificantes, es que te llena de alegría y sosiego interior. 

Si a estas 50 ideas le añadimos, de nuevo, la de que es una petición especial con la que el Papa ha querido continuar la tradición de sus predecesores pidiendo la intercesión de la Virgen para lograr el don de la paz, hacemos las inexcusables 51 razones para rezar el rosario, ¿le parecen pocas? ¡Ave María Purísima!

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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Evangelización

Karl Rahner explica el sentido de la Visita al Santísimo

En julio de 1966, el alemán Karl Rahner (1904- 1984), uno de los teólogos más importantes del siglo XX, colaboró con la revista Palabra (11) publicando un artículo sobre la “visita” al Santísimo. Publicamos el artículo con motivo del 60 aniversario de Omnes.

Karl Rahner·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 12 minutos

Sería necesario comenzar, puestos a tratar tal materia, por un conjunto de generalidades sobre la meditación, el recogimiento, el silencio, la oración, la piedad privada. No podemos aquí hacer otra cosa sino suponerlas ya conocidas. Pero es probable que las cuestiones y dificultades planteadas a propósito de la «visita» al Santísimo —es decir, de la plegaria ante el sacramento de la Eucaristía conservado en el tabernáculo— tengan de hecho, frecuentemente, un objeto más general: la oración contemplativa privada y de una cierta duración; y en cuanto a las objeciones hechas contra la «visita» , ¿no serán a menudo una especie de motivaciones intelectuales alegadas de golpe para sustraerse a las exigencias de la actitud contemplativa? Por otra parte, ¿conocéis a muchas personas que se den generosamente a la meditación y que, a la vez, experimenten dificultades ante la «visita»? Se debería en todo caso invitar a aquellos que se declaran contra la «visita» a examinar mejor su actitud y a preguntarse si sus objeciones no traducen en realidad la reacción del hombre que, comido por sus ocupaciones, trata sin cesar de sustraerse a la mirada de Dios. huyendo del recogimiento por ser incapaz de soportar esta paz de Dios que juzga y que purifica. 

La «visita» en la tradición de la Iglesia

Los que atacan el sentido de la «visita» deben saber la extrema fragilidad de las teorías que se suelen alegar a este propósito apoyándose en la historia de los dogmas y de la piedad. En efecto, esas teorías cometen el error de dar con frecuencia a unos hechos exactos una interpretación errónea. Que no vayan, pues, a invocarlas para rechazar la doctrina del Concilio de Trento, o simplemente para no hacer caso de ella en la práctica. 

1. La doctrina del Concilio de Trento 

Según este Concilio, es una verdadera herejía, una herejía declarada, negar, en la teoría o en la práctica, el deber de rodear a Jesucristo, en el Sacramento del Altar, de un culto de adoración que revista una forma externa; o negar la legitimidad de una fiesta especial en honor de Jesús Sacramentado, de las procesiones eucarísticas, de las «exposiciones» , de la santa Reserva (Cfr. Denz, 878, 879, 888, 889). Tales textos dogmáticos dejan evidentemente en la sombra numerosas cuestiones: ¿cuál es la significación intrínseca de todas estas cosas? ¿Cómo se articula este culto eucarístico de adoración y la práctica de la santa Reserva en el conjunto de la vida cristiana y de la acción litúrgica? Es evidente que hubo en el curso de la historia de la Iglesia unas épocas y unas expresiones de la piedad cristiana que, como se ha dicho con humor mordaz, han podido dar la impresión de que la misa matutina no servía sino para consagrar la hostia destinada a la exposición vespertina del Santísimo Sacramento. Por su parte, la Iglesia oficial no ha intervenido con la suficiente energía, lo que ha traído como resultado verdaderas distorsiones en el sentido eucarístico. Pero esto no toca el fondo de la cuestión. 

2. Una tradición milenaria 

El motivo principal de la santa Reserva es la comunión de los enfermos. La definición del Concilio de Trento, lo mismo que una práctica varias veces secular, unánime, fructuosa, participada por los santos más esclarecidos, no deja ninguna duda sobre el valor específico y global de la devoción al Santo Sacramento fuera (si se puede hablar así) del Sacrificio, lo mismo si se trata de ejercicios de piedad personal o de ciertas formas públicas y comunes, tales como las «visitas» y las «exposiciones». Esos ejercicios son la manifestación de una fe auténticamente cristiana. Al decir esto, no pretendemos ser los defensores de cualquier iniciativa en este campo: ni de la exposición del Santísimo Sacramento durante la Misa, ni del gusto de las exposiciones «por el placer de ver la hostia», que conducen a la multiplicación indiscreta de esta práctica, etc. 

3. El ideal del retorno a la antigüedad 

Yo querría subrayar también la vanidad de un argumento a menudo alegado contra la devoción eucarística fuera de la misa: el hecho de que esa devoción no siempre ha existido en la Iglesia.

Esto sería empobrecer sensiblemente el patrimonio de la piedad católica, ceder a un falso romanticismo, volviéndose constantemente hacia la práctica de la Iglesia de las primeras edades y negando el carácter evolutivo de la piedad en el curso de la Historia. Porque el cristianismo se desarrolla en la Historia. Y una práctica milenaria que no tiene en su haber la historia de los mil primeros años tiene, sin embargo, su perfecto derecho de ciudadanía en la Iglesia. Si se quiere erigir la práctica de los primeros siglos en regla absoluta de la piedad, entonces que se sea lógico y que se aplique a todo tipo de cosas: al ayuno, a la estima universal con que se rodeaba la virginidad hasta el punto de despreciar el matrimonio, a la duración (que nosotros consideramos hoy excesiva) de los Oficios, al pesado aparato de prácticas de la vida monástica, etc. Pero los criterios de autenticidad cristiana no debemos ir a buscarlos en otro lugar, sino en el Espíritu de la Iglesia, de la Iglesia de todos los tiempos, en una humilde reflexión sobre las estructuras fundamentales de la realidad cristiana.

Ahora bien, éstas tienen como característica estar siempre ahí, y la Iglesia, estar ahí para atestiguarlas. Lo cual no quiere decir que las consecuencias a las que esas estructuras fundamentales conducen no tengan ellas por su parte una historia, y que en el plano teórico, lo mismo que en el plano práctico, alcancen en todas las épocas el mismo grado de explicitación; lo que no impide que, a partir del momento en que esas consecuencias afloran netamente a la conciencia de la Iglesia, constituyan un aspecto esencial de su existencia. Es dar prueba de una falta notable de sentido histórico (¡como si se pudiese dar marcha atrás en el curso de la historia!) pretender, en el nombre de una cierta «pureza», que las realidades eclesiales vuelvan a sus formas primitivas cuando han alcanzado cierto grado de desarrollo. Es necesario decir más bien que, en la Iglesia, como en la vida del individuo, existe un devenir y que este devenir goza de un derecho de posesión. Y esto no vale solamente para las verdades de carácter teórico.

Si se está de acuerdo sobre estos principios generales de apreciación en lo que se refiere al desarrollo y al uso de las «cosas de Iglesia», y si se tiene en cuenta el carácter universal, pode-roso, duradero y netamente manifestado de las aprobaciones y de los estímulos apremiantes que la piedad eucarística extraoficial ha recibido por parte de la Iglesia, de la negativa de ésta a abandonar la práctica de la Santa Reserva, de la doctrina que la Iglesia profesa sobre el carácter latréutico de la devoción al Santo Sacramento, etcétera, sería insensato predecir la desaparición de tal culto; lo que no quiere decir que no pueda experimentar en el futuro ciertas vicisitudes. En este sentido, la encíclica Mediator Dei, no contenta de preconizar la adoración de la Eucaristía, se constituye en promotora de las «piadosas y cotidianas visitas al Tabernáculo». El Derecho Canónico recomienda también la «visita al Santísimo Sacramento» (Canon 125,2; canon 1.273) y quiere que la «visita» forme parte de la enseñanza religiosa dada a todos los fieles (Cfr. igualmente los cánones 1.265-1.275, que tratan de la reserva y del culto de la Sagrada Eucaristía: es incluso un deber para numerosas iglesias conservar el Santísimo Sacramento).

Legitimidad de la «visita»

Pero vengamos ahora a los argumentos intrínsecos. ¿Cuál es el sentido y cuál debe ser el contenido de las «visitas»? Nos parece que no se debería, como se ha hecho ordinariamente, ligarlas exclusivamente a la presencia real de Cristo y a la adoración que ella merece como tal. Puede uno preguntarse, en efecto, si este fundamento tradicional, justo en sí, pero un tanto formal, es psicológicamente lo suficientemente fuerte para eliminar las resistencias que se oponen hoy a la práctica en cuestión. Se hace necesario desarrollar las verdaderas implicaciones. 

1. Una objeción: La Eucaristía es esencialmente alimento 

He aquí la dificultad fundamental que se alega en nombre de la teología. Es cierto que Cristo esta realmente presente en el Santísimo Sacramento. Pero ¿por qué una tal presencia? ¿Por el placer de estar entre nosotros? ¿Para ser adorado y honrado en razón de esta presencia, para sentarse en un trono y conceder unas audiencias? Lo mismo si se responde afirmativamente o si, como indica la teología dogmática, uno se contenta con decir que ahí no hay sino una motivación válida entre otras, será lo mejor acudir ante todo a la enseñanza del Concilio de Trento (Denzinger 878): el Sacramento de la Eucaristía ha sido instituido por Cristo, se nos dice, «ut sumatur» (para ser tomado como alimento). La estructura fundamental de la Eucaristía consiste en su carácter de comida, en su relación al uso a que está destinada. Esta es la verdad de fondo de toda nuestra reflexión.

No vayamos a olvidar esto. No vayamos, en consecuencia, por nuestra práctica o nuestra «sensibilidad» eucarísticas, a levantar entre nosotros y los protestantes (que parten siempre de esta verdad en su teoría y su práctica de la Cena) un obstáculo desprovisto de toda fundamentación. Para el teólogo, el alfa y la omega de toda la teología dogmática es la palabra del Evangelio: «Tomad y comed, éste es mi Cuerpo», y no una proposición de este estilo: «Cristo está aquí presente.» Betz tiene, por tanto, razón al decir que la división tripartita del tratado de la Eucaristía, que comienza por la cuestión de la presencia real y sólo después aborda el tema de la comunión y del sacrificio, crea un malestar y constituye un desenfoque.

La reflexión teológica destinada a esclarecer el problema de la «visita» debe apoyarse también sobre el principio fundamental enunciado por el Concilio de Trento: «La Eucaristía ha sido instituida para ser tomada como alimento» (Denzinger, 878). Este principio implica ciertamente la presencia real de Cristo, porque el alimento ofrecido no es otro sino su Cuerpo y su Sangre. Pero desborda esta simple afirmación, porque nos presenta el don que se nos hace como estando destinado a ser tomado a modo de alimento. Es preciso, por tanto, utilizarlo aquí con toda la amplitud de su contenido.

Siendo esto así, se ve en seguida qué es lo que da pie a la objeción. Es evidente, se dirá, que Cristo merece la adoración cuando «se hace uso de Él», porque está presente cuando se nos da como alimento de la vida eterna. Pero ¿cómo, a partir de este principio base, justificar un culto fuera de tal presencia, un culto que no se confunde con la adoración del Señor necesariamente concomitante a la recepción de su Cuerpo, un culto que se sitúa fuera de una tal recepción e independientemente de ella? Esta es la posición protestante: ellos se resisten a hacer aquí un uso formal de la lógica, y no se creen autorizados por la Escritura a extender hasta ahí el culto eucarístico.

Subrayemos que el Concilio de Trento justifica la Santa Reserva por la necesidad de poder dar la comunión a los enfermos. No invoca ninguna otra razón, y en este punto recoge los datos de la Historia: es, en efecto, la necesidad (o la legitimidad) de recibir la comunión fuera de la Misa la que ha motivado ante todo la Santa Reserva y no la necesidad de tener cerca de nosotros a Jesús, «dulce solitario del Tabernáculo». El Concilio considera, pues, la Santa Reserva en relación esencial con la recepción del sacramento, y, al hacer esto, explica la práctica de la Santa Reserva en la línea del principio fundamental evocado más arriba (Denzinger, 879, 889). 

2. Respuesta de la Escritura 

Nos apoyamos aquí únicamente sobre la Biblia, sobre los datos bíblicos más originales.

Comenzaremos por decir que una exégesis rigurosa ve en el Cuerpo y en la Sangre la Persona del Señor todo entero. El Cuerpo y la Sangre designan aquí la Persona de Jesús en tanto que encarnada, su «Yo» en su constitución física, este ser viviente que se ha «ligado» a la sangre para cumplir su papel de servidor de Dios estableciendo la Nueva Alianza en su Sangre. Es, por tanto, Él mismo quien se da en alimento. Pero entonces no se trata solamente, en el lenguaje neotestamentario, del Cuerpo y de la Sangre de Jesús en el sentido que el lenguaje moderno atribuye a estas palabras (aunque una especulación teológica y la noción de «concomitancia» (Denzinger, 876) permitan extender legítimamente el sentido de las palabras concretas de Jesús y designar con ellas la presencia de toda su Persona en el sacramento). La verdad es muy distinta. Lo que Cristo nos da, si uno se atiene a sus palabras expresas interpretadas directamente según la significación que ellas tienen en el lenguaje arameo, es El Mismo: ¿no vemos, por otra parte, que San Juan (6,57) emplea la primera persona del pronombre personal en el lugar de la carne y de la sangre? Es, por tanto, Él mismo todo entero que se nos da verdaderamente en alimento. También la adoración es aquí plenamente legítima, porque es a Él a quien se dirige, y no a un alimento que se compondría de «elementos» . La antigüedad cristiana ha podido tener hacia la Eucaristía un comportamiento «cosista». Pero tal actitud no sabría de ningún modo presentarse como la interpretación exacta y exhaustiva del dato bíblico. Por el contrario, el sentimiento que se tuvo en la Edad Media de encontrar en la Eucaristía a la Persona encarnada de Jesús está completamente en el espíritu de la Biblia. He aquí por qué es completamente legítimo invocar la Sagrada Escritura para legitimar todos los actos por los cuales se quiere testimoniar a alguien la consideración debida a su naturaleza; y se trata aquí de la Persona de Jesús! 

Demos ahora un paso más. El lenguaje de la Escritura es tan claro como simple: si el Señor, con su realidad corporal y su potencia creadora de salvación y de la Nueva Alianza, está allí como alimento, lo está como alimento «ofrecido para nuestro uso», y no como alimento que se ha tomado ya. Una frase como ésta: «Cristo está allí como alimento» no puede significar, en el lenguaje de la Biblia, que estaría presente en el momento en que se le toma como alimento, sino más bien presente para ser tomado como alimento. El uso del sacramento supone el realismo de su contenido, éste no es la consecuencia de aquél: sobre este punto los luteranos están de acuerdo con los católicos; en contra, los protestantes reformados.

Si esto se comprende, no hay dificultad insuperable para admitir la proposición siguiente: en tanto que el alimento está ahí destinado a ser tomado, el Señor está ahí para ser recibido por nosotros; y en tanto que está ahí, ¿cómo no podríamos y deberíamos venir a El como al Señor que se ha entregado por nosotros y que quiere entregarse a nosotros?

Es necesario decir aquí sin temor que la cristiandad, desde los tiempos más antiguos, ha desarrollado pacíficamente la idea de que el alimento sacramental, a semejanza de las comidas ordinarias, no pierde su carácter de alimento por el hecho de que crezca el intervalo de tiempo que separa las palabras consagratorias del momento en que se le va a recibir. ¿No vemos esto en la misma Misa? Porque también en la misa transcurre un cierto espacio de tiempo entre la consagración de las especies eucarísticas y su recepción. Esto mismo sucedió en la Cena, entre el momento en que Jesús pronuncia las palabras sagradas presentando a sus apóstoles el pan y el vino y el momento en que éstos abrieron la boca para recibirlo. En tanto que, según la estimación corriente de los hombres, el pan permanece pan, es decir, algo que ha sido hecho para ser comido (estamos en presencia de un concepto esencialmente humano y no ante un simple objeto químico), Cristo está ahí presente, Cristo que se ofrece a sí mismo en alimento, con todo lo que esto implica como actitud correspondiente por parte del hombre llamado a recibirle. Y he ahí lo que legitima el culto de adoración hacia la Eucaristía.

Pero la inversa es igualmente verdadera: la adoración de Cristo en la Eucaristía no alcanza plenamente el objeto del culto sino cuando el Señor es allí adorado como aquel que se ofrece a nosotros en alimento, como el «servidor de Dios» que ha tomado un cuerpo y que está ahí corporalmente presente, que ha fundado en su Sangre la nueva y eterna Alianza y que quiere, al darnos este pan en alimento, darse a nosotros y darnos, para que llegue a ser nuestra, la salvación que es Él Mismo, con todo su peso de realidad y su carácter definitivo. Comprendida así, la presencia de Cristo, dondequiera que se encuentre realizada, es, bajo las especies sensibles, la presencia misma de nuestra salvación: una presencia que rememora el acto sacrificial y sacramental al cual debe su origen, una presencia que es preludio a la recepción de la Eucaristía, ese acto por el cual esta salvación se hará plena y sacramentalmente nuestro bien propio.

Es superfluo, pensamos, plantear la cuestión de saber qué hostia adoro yo aquí o allí. La teología no tiene nada que ver con ello. Lo esencial es que Cristo está allí y que yo he sido invitado a recibirle cada vez que abro mi boca para tomar una hostia consagrada, cualquiera que sea en concreto.

3. Dos aspectos del Santo Sacramento

Así llegamos a determinar, a la vez que su contenido, el sentido exacto de la «visita». La «visita» -también ella- pone al hombre en presencia del signo objetivo y sacramental de la muerte ofrecida por Jesús en sacrificio para nuestra salvación; es la continuación de la misa en el plano interior y personal y «engancha» por decirlo así, la próxima comunión. Es necesario, por tanto, decir de la «visita» todo lo que habría de ser dicho a propósito de la acción de gracias y todo lo que es, en el sentido propio de la palabra, preparación a la comunión. Ambas prácticas son, en efecto, perfectamente legítimas, porque nos encontramos ante el signo objetivo de lo que es, simultáneamente, el fundamento de nuestra salvación y el medio de apropiárnosla: ante el Cuerpo y la Sangre del Señor, ante el Señor presente con la realidad concreta de su Cuerpo que quiere darnos en alimento sacrificial de una manera propia a cada uno.

El Señor «conservado» en las especies sacramentales lo está bajo un doble título: como el Señor que se ha ofrecido en sacrificio en la Santa Misa y como el Señor que quiere dársenos en alimento. Bajo esta misma perspectiva es preciso concebir la adoración del Santísimo Sacramento así «conservado»; de lo contrario, ésta perdería su sentido a los ojos del hombre, sería como un extraño sucedáneo de la adoración que se debe a Dios por su presencia universal, no sería sino una manera, cuyo sentido permanece incierto, de actualizar nuestra unión sobrenatural con Cristo que, por otra parte, siempre y en todo lugar es posible. En efecto, si Dios nos ha dado la presencia eucarística y nos ha garantizado su importancia, si esa presencia no es una innecesaria duplicidad de la presencia universal y de nuestra unión con Cristo, es porque ella nos da al Señor en cuanto que se ofrece en el sacrificio de la cruz y que, en la misa (y en el alimento que tenemos como consecuencia), se hace presente como tal y como tal se ofrece para llegar a ser nuestro alimento.

4. La Eucaristía, signo sacramental de la unión de la Iglesia

Podríamos también recordar, cuando estamos delante del Santísimo Sacramento, que Él representa igualmente el signo sacramental de la unidad de la Iglesia. Como dice el Concilio dé Trento, es «símbolo de la unidad y caridad por las cuales Cristo ha querido que todos sus fieles estuvieran unidos entre sí» (Denz 873 a); es el «símbolo de este Cuerpo único del cual Él mismo es la cabeza» (Denz.. 875).

En la visita al Santísimo Sacramento estamos, pues, ante Cristo en tanto que unidad de la Iglesia, ante el misterio mismo de la Iglesia, ante la manifestación más santa de esta Iglesia que es, bajo su aspecto visible, la forma histórica y sensible de la salvación que Dios opera en nosotros. Puede así comprenderse hasta qué punto la «devoción al Tabernáculo» más personal, lejos de ser el signo de un individualismo religioso, constituye, si adopta una expresión conveniente, un medio de manifestar la pertenencia a la Iglesia y el consiguiente sentido de responsabilidad, así como la ocasión de orar por la Iglesia. Es aquí donde podría hablarse, en un sentido muy auténtico y muy profundo, de un apostolado de la oración…

El autorKarl Rahner

Sacerdote jesuita y teólogo alemán (1904-1984), considerado uno de los más influyentes del siglo XX.

América Latina

María Inés Castellaro (CLAR): “Nuestro objetivo es volver a vivir con sentido desde lo esencial”

María Inés Castellaro es una religiosa argentina que ocupa un cargo de liderazgo en la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR). Desde ahí impulsa la reflexión y acción de comunidades religiosas en temas sociales, educativos y espirituales en América Latina y el Caribe.

Javier García Herrería·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

En mayo de 2025, la Hermana María Inés Castellaro, de las Hermanas de la Virgen Niña (HVN), fue elegida Secretaria General de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) durante la XXII Asamblea General celebrada en Quito, Ecuador. Su misión: fortalecer la Vida Consagrada en América Latina y el Caribe en un contexto marcado por múltiples desafíos sociales y eclesiales. Conversamos con ella sobre las prioridades de la CLAR en este nuevo trienio y los retos que afronta la vida religiosa en la región.

Hermana María Inés, ¿cuáles son las prioridades de la CLAR para este trienio?

Este trienio lo hemos enfocado inspirándonos en la escena bíblica del encuentro de Nicodemo con Jesús, pues es una llamada a la transformación. Se trata de “nacer de nuevo”: volver al primer amor con Cristo, reencontrarnos con nuestra vocación para re-apasionarnos por nuestros hermanos.

Desde allí queremos renovar vínculos, comunidades y estructuras que a veces dicen poco hoy día. También se trata de reconocer y abrazar nuestras fragilidades y vulnerabilidades como un espacio donde el Espíritu puede abrir un amanecer nuevo para la vida consagrada.

¿Y qué particularidades tiene la vida religiosa en América Latina en comparación con otras regiones?

Yo diría que aquí hay una gran fuerza en torno a las familias carismáticas, es decir, los laicos que, sin sustituirnos, comparten nuestra espiritualidad y carisma. La misión no es suplir la ausencia de religiosos, sino acompañar a los laicos en el camino de descubrir la riqueza de su vocación bautismal.

En América Latina venimos desde haces muchos años recorriendo un caminar juntas y juntos, que hoy continúa, marcadas por la Asamblea Eclesial, la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) y las relaciones con el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño) y otras instituciones.

Concretamente, ¿qué papel tienen las mujeres en la vida religiosa latinoamericana?

En muchísimas comunidades son las mujeres son las que sostienen el ministerio de la palabra, el servicio, la escucha, a veces recorriendo largas distancias, navegando ríos, llegando a lugares donde nadie más llega. El desafío es seguir dando un lugar real a esa voz y esa presencia femenina, que ya es protagonista en muchas realidades eclesiales.

La región enfrenta desigualdad, violencia y en algunos lugares, asedio a la Iglesia. ¿Cómo impacta esto en la vida religiosa?

La vida consagrada está llamada a estar en las periferias, en las márgenes, allí donde se sufren situaciones difíciles, incluso persecución. Los y las mártires que hay en algunas regiones nos recuerdan que estamos llamados a dar un testimonio radical, a anunciar, denunciar y renunciar a lo que no es evangélico en contextos hostiles. Nuestro lugar está siempre al lado de los más pobres y vulnerables, acompañando y buscando caminos de reconciliación y justicia.

¿Qué papel desempeña la vida religiosa en la inmigración?

Estamos ahí, junto a los migrantes, acompañándolos en su dolor y ayudándolos a nacer de nuevo en tierras nuevas. Queremos que sean reconocidos en su dignidad, especialmente en el trabajo, donde tantas veces sufren explotación. En este campo  trabajamos en redes intercongregacionales: la misión se hace uniendo fuerzas.

Me llama particularmente la atención el trabajo en red que está realizando la CLAR: con la Red Eclesial Panamazónica, con la Conferencia Eclesial de la Amazonía, con redes contra la trata de personas, con iniciativas intercongregacionales. No somos una confederación cerrada en sí misma, sino parte de un tejido vivo de Iglesia que busca transformarse y caminar en sinodalidad. Esa colaboración es un signo de esperanza para el futuro.

Las vocaciones están disminuyendo. ¿Cómo mira la CLAR este panorama?

No lo vemos solo en términos numéricos. Es importante el testimonio y la calidad de vida fraterna, de los vínculos entretejidos en las comunidades. Sí, somos menos y envejecemos como comunidades, pero el Señor sigue llamando. Necesitamos salir al encuentro de los jóvenes donde están, abrir nuestras casas y acompañarlos en sus búsquedas. También aquí entra la riqueza de las familias carismáticas: laicos que comparten nuestra espiritualidad y misión.

Los jóvenes tienen sed de sentido, pero muchas veces no encuentran en la Iglesia un espacio de acogida. Necesitamos renovar nuestras estructuras comunitarias para que sean más fraternas, abiertas y hospitalarias.

Una vida consagrada que ofrezca hogar y comunidad puede resultar muy significativa para ellos y hacerlo realidad es nuestro desafío. Estamos todas y todos a «nacer de nuevo», a reemprender caminos para la renovación, la transformación y el cambio. Superar los miedos, desaprender las formas viejas y antievangélicas y abrirnos a la novedad de lo que genera vida, autenticidad, esperanza, alegría, con la certeza que la divina «Ruah» nos impulsa por estos caminos.

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Enseñanzas del Papa

La Pascua de Jesús, viva de esperanza

Dentro de la catequesis que está teniendo lugar durante el Año Jubilar 2025, cuyo título es Jesucristo nuestra esperanza, León XIV ha dedicado las últimas semanas a la Pascua de Jesús. Es decir, a los acontecimientos que tuvieron lugar en torno a su pasión, muerte y resurrección.

Ramiro Pellitero·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

¿Qué lugar ocupa en nuestra vida la entrega de Jesús por nosotros? ¿La consideramos como un hecho del pasado, sin conexión con nuestro presente y nuestro futuro? La fe cristiana nos asegura que se trata de algo central, lleno de implicaciones para nuestra vida personal, social y eclesial. 

Preparar el encuentro con Dios y con los demás

El primero de estos miércoles(cfr. Audiencia general, 6-VIII-2025)el Papa se centró en la palabra preparar.¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?” (Mc 14, 12). En realidad, todo estaba preparado de antemano por Jesús: “La Pascua, que los discípulos deben preparar, está en realidad ya preparada en el corazón de Jesús”. 

Al mismo tiempo, él pide a sus amigos que hagan su parte: “La gracia no elimina nuestra libertad, sino que la despierta. El don de Dios no anula nuestra responsabilidad, sino que la hace fecunda”.

Por tanto, tenemos, también nosotros, que preparar esa cena. No se trata solamente, advierte el sucesor de Pedro, de la liturgia o de la Eucaristía (que significa “acción de gracias”), sino de“nuestra disponibilidad para entrar en un gesto que nos supera”. 

La Eucaristía -observa León XIV- no se celebra solo en el altar, sino también en la vida cotidiana, donde es posible vivir todo como ofrenda y acción de gracias”. 

De ahí la interpelación: “Podemos entonces preguntarnos: ¿qué espacios de mi vida necesito reordenar para que estén listos para acoger al Señor? ¿Qué significa para mí hoy ‘preparar’?”.

Algunas sugerencias: “Quizás renunciar a una pretensión, dejar de esperar que el otro cambie, dar el primer paso. Quizás escuchar más, obrar menos o aprender a confiar en lo que ya está dispuesto”.

Reconocer nuestra vulnerabilidad

En medio de la cena más íntima de Jesús con los suyos, se revela también la mayor traición:“En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo” (Mc 14, 18). “Son palabras contundentes. Jesús no las pronuncia para condenar, sino para mostrar que el amor, cuando es verdadero, no puede prescindir de la verdad”. 

De modo sorprendente, Jesús no levanta la voz ni su dedo para acusar al traidor. Deja que cada uno se cuestione:“Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro: ‘¿Seré yo?’” (Mc 14, 19). El miércoles 13 de agosto, el Papa se detuvo en esta pregunta, porque, señaló, “es quizá una de las preguntas más sincerasque podemos hacernos a nosotros mismos”. Y este es el motivo: “El Evangelio no nos enseña a negar el mal, sino a reconocerlo como una ocasión dolorosa para renacer”.

Lo que viene a continuación puede sonarnos a amenaza:“¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!; ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!” (Mc 14, 21). Pero es más bien un grito de dolor, de compasión sincera y profunda. Porque Dios sabe que, si renegamos de su amor, seremos infieles a nosotros mismos, perderemos el sentido de nuestra vida y nos autoexcluiremos de la salvación. Pero en cambio, “si reconocemos nuestro límite, si nos dejamos tocar por el dolor de Cristo, entonces podemos finalmente nacer de nuevo”. 

Amor que no se rinde y perdona

Durante la última cena, Jesús ofrece el bocado a aquel que está a punto de traicionarlo. “No es solo un gesto de compartir, es mucho más: es el último intento del amor por no rendirse” (cfr. Audiencia general 20-VIII-2025) Jesús sigue amando: lava los pies, moja el pan y lo ofrece incluso al que le va a traicionar.

El perdón que ofrece Jesús –señala el obispo de Roma–, se revela aquí con toda su potencia y manifiesta el rostro de la esperanza: “No es olvido, no es debilidad. Es la capacidad de dejar libre al otro, amándolo hasta el final. El amor de Jesús no niega la verdad del dolor, pero no permite que el mal sea la última palabra”. 

Insiste el Papa: “Perdonar no significa negar el mal, sino impedir que genere más mal. No es decir que no haya pasado nada, sino hacer todo lo posible para que no sea el rencor el que decida el futuro”.

Y se vuelve a nosotros: “Nosotros también vivimos noches dolorosas y agotadoras. Noches del alma, noches de decepción, noches en las que alguien nos ha herido o traicionado. En esos momentos, la tentación es cerrarnos, protegernos, devolver el golpe. Pero el Señor nos muestra que hay esperanza, que siempre hay otro camino. (…) Hoy pedimos la gracia de saber perdonar, incluso cuando no nos sentimos comprendidos, incluso cuando nos sentimos abandonados”. Así nos abrimos a un amor más grande. 

La entrega por amor

Luego, Jesús afronta libre y valientemente su detención en el huerto de los Olivos: “¿A quién buscáis?” (Jn 18, 4). Su amor es pleno y maduro, no teme el rechazo, pero se deja capturar. “No es víctima de un arresto, sino autor de un don. En este gesto se encarna una esperanza de salvación para nuestra humanidad: saber que, incluso en la hora más oscura, se puede seguir siendo libre para amar hasta el final” (Audiencia general, 27-VIII-2025).

El sacrificio de Jesús es un verdadero acto de amor: “Jesús se deja capturar y encarcelar por los guardias solo para poder dejar en libertad a sus discípulos”.Sabe bien que perder la vida por amor no es un fracaso, sino que comporta una misteriosa fecundidad (cfr. Jn 12, 24).

Así nos enseña. “En esto consiste la verdadera esperanza: no en tratar de evitar el dolor, sino en creer que, incluso en el corazón de los sufrimientos más injustos, se esconde la semilla de una nueva vida”.

Aprender a recibir

Especial fuerza tuvo la catequesis del Papa sobre las palabras de Jesús en su crucifixión: “Tengo sed” (Jn 19, 28), justo antes de estas otras: “Todo está cumplido” (19, 30).

La sed del Crucificado –observa León XIV– no es solo la necesidad fisiológica de un cuerpo destrozado. Es también y, sobre todo, la expresión de un deseo profundo: el de amor, de relación, de comunión” (Audiencia general, 3-IX-2025).

De ahí una enseñanza sorprendente: “El amor, para ser verdadero, también debe aprender a pedir y no solo a dar. ‘Tengo sed’, dice Jesús, y de este modo manifiesta su humanidad y también la nuestra. Ninguno de nosotros puede bastarse a sí mismo. Nadie puede salvarse por sí mismo. La vida se ‘cumple’ no cuando somos fuertes, sino cuando aprendemos a recibir”. Y es entonces, justamente cuando todo está cumplido. “El amor se ha hecho necesitado, y precisamente por eso ha llevado a cabo su obra”.

Tal es, señala el obispo de Roma, la paradoja cristiana: “Dios salva no haciendo, sino dejándose hacer. No venciendo al mal con la fuerza, sino aceptando hasta el fondo la debilidad del amor”. 

Desde la cruz, Jesús enseña que cada uno de nosotros no se realiza en el poder, sino en la apertura confiada a los demás, si fueran enemigos. “La salvación no está en la autonomía, sino en reconocer con humildad la propia necesidad y saber expresarla libremente”.

Atención, parece decir León XIV también para los educadores y formadores, porque este “sentir y reconocer nuestra necesidad” no se puede imponer, sino que ha de descubrirlo libremente cada persona (se puede ayudar delicadamente a descubrirlo), como camino de liberación de sí mismo hacia Dios y los demás. “Somos criaturas hechas para dar y recibir amor”.

El grito de la esperanza 

Digno de ser contemplado es el hecho de que Jesús no muere en silencio. “No se apaga lentamente, como una luz que se consume, sino que deja la vida con un grito: ‘Jesús, dando un fuerte grito, expiró’ (Mc 15, 37). Ese grito encierra todo: dolor, abandono, fe, ofrenda. No es solo la voz de un cuerpo que cede, sino la última señal de una vida que se entrega” (Audiencia general, 10-IX-2025).

Su grito va precedido de estas palabras: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, que corresponden al Salmo 22 y manifiestan el silencio, la ausencia y el abismo que experimenta el Señor. “No se trata –precisa León XIV– de una crisis de fe, sino de la última etapa de un amor que se entrega hasta el fondo. El grito de Jesús no es desesperación, sino sinceridad, verdad llevada al límite, confianza que resiste incluso cuando todo calla”.

En este año jubilar, el grito de Jesús nos habla de esperanza, no de resignación. “Se grita cuando se cree que alguien todavía puede escuchar. Se grita no por desesperación, sino por deseo”. Concretamente: “Jesús no gritó ‘contra’ el Padre, sino ‘hacia’ Él. Incluso en el silencio, estaba convencido de que el Padre estaba allí. Y así nos mostró que nuestra esperanza puede gritar, incluso cuando todo parece perdido”.

Se grita cuando se nace (llegamos llorando), cuando se sufre y también cuando se ama, cuando se llama y se invoca: “Gritar es decir que estamos, que no queremos apagarnos en silencio, que tenemos todavía algo que ofrecer”.

Y esta es la enseñanza del grito de Jesús para el viaje de la vida, en lugar de guardar todo dentro y consumirnos lentamente (o de caer en el escepticismo o en el cinismo).

La sabiduría de esperar 

A continuación, se abre el silencio de Jesús en el sepulcro (cfr. Jn 19, 40-41): “Un silencio grávido de sentido, como el vientre de una madre que custodia al hijo todavía no nacido, pero ya vivo”(Audiencia general, 17-IX-2025). 

Fue sepultado en un jardín, en una tumba nueva. Como sucedió al principio del mundo, en el paraíso: Dios había plantado un jardín, ahora la puerta de este nuevo jardín es la tumba cerrada de Jesús. 

Dios había “descansado”, dice el libro del Génesis (2, 2), después de la creación. No porque estuviera cansado, sino porque había concluido su trabajo. Ahora se ha vuelto a mostrar el amor de Dios, cumplido “hasta el final”. 

Jesús descansa por fin

A nosotros nos cuesta descansar. Pero “saber detenerse es un gesto de confianza que tenemos que aprender a cumplir”. Hemos de descubrir que “la vida no depende siempre de aquello que hacemos, sino también de cómo sabemos desistir de cuanto hemos podido hacer”.

Jesús calla en el sepulcro, como la semilla que espera su amanecer. “Todo tiempo detenido puede convertirse en tiempo de gracia, si lo ofrecemos a Dios”.

Jesús, sepultado en la tierra: “Es el Dios que deja hacer, que espera, que se retira para dejarnos la libertad. Es el Dios que se fía, también cuando todo parece terminado”. 

Nosotros hemos de aprender el dejarse abrazar por el límite: “A veces buscamos respuestas rápidas, soluciones inmediatas. Pero Dios trabaja en lo profundo, en el tiempo lento de la confianza”. 

Y todo ello nos vuelve a hablar en este Jubileo de la Esperanza: “La verdadera alegría nace de la espera habitada, de la fe paciente, de la esperanza de que cuanto ha vivido en el amor, ciertamente, resurgirá a la vida eterna”.

Desciende para anunciar la luz y la vida

También el miércoles 24 de septiembre el Papa se detuvo en el Sábado Santo. Cristo no solo ha muerto por nosotros, sino que también ha descendido al reino de los “infiernos”, para llevar el anuncio de la resurrección a todos los que estaban bajo el dominio de la muerte. Esos “infiernos” no se refieren solo a los muertos, sino también al que vive bajo la oscuridad (el dolor, la soledad, la culpa) y sobre todo, el pecado. “Cristo –señala el Papa– entra en todas estas realidades oscuras para testimoniarnos el amor del Padre. (…) Lo hace sin clamor, de puntillas, como quien entra en una habitación de hospital para ofrecer consuelo y ayuda”.

Los padres de la Iglesia lo describen como un encuentro entre Cristo y Adán para sacarlo de nuevo a la luz, con autoridad, pero también con dulzura. Ni siquiera nuestras noches más oscuras o nuestros pecados más profundos son obstáculos para Cristo. Descender para Dios no es un fracaso sino el camino para la victoria. Ninguna tumba está demasiado sellada para su amor. Dios siempre puede hacer, a partir del perdón, una nueva creación. 

Vaticano

Intención del Papa en octubre: “Que las religiones sean fermento de unidad”

En el 60 aniversario del documento conciliar ‘Nostra Aetate’, que se cumple en el mes de octubre, el Papa León XIV dedica su intención de oración de este mes a la colaboración entre las distintas tradiciones religiosas, para que sean “fermento de unidad en un mundo fragmentado”.  

Redacción Omnes·30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Oremos para que los creyentes de las distintas tradiciones religiosas trabajen juntos en la defensa y promoción de la paz, la justicia y la fraternidad humana”. Ésta es la intención de oración del Papa León XIV para el mes de octubre, divulgada a través de El Video del Papa. 

León XIV reza para que “en un mundo lleno de belleza, pero también herido por profundas divisiones, las religiones “no sean usadas como armas o muros, sino que se vivan como puentes y profecía”. 

Defender y promover la paz, la fraternidad humana

En un tiempo marcado por los conflictos, el Papa invita a todos los creyentes a buscar lo que une, para “defender y promover la paz, la justicia y la fraternidad humana”.

Su intención, que el Pontífice confía a la Red Mundial de Oración del Papa, invita, en un tiempo marcado por los conflictos y la polarización, a redescubrir en la religión un puente de fraternidad y una fuerza reconciliadora.

No armas o muros, sino puentes y profecía

El sentido profundo de la oración del Papa León XIV es que la colaboración entre creyentes se nutra de un compromiso concreto y cotidiano que nos involucre a cada uno. De hecho, el Papa reza para que aprendamos a “reconocernos como hermanos, llamados a vivir, rezar, trabajar y soñar juntos”. También invoca al Espíritu para “reconocer lo que nos une” y “colaborar sin destruir”. 

Las distintas tradiciones religiosas están llamadas a ser “levadura de unidad  en un mundo fragmentado”. Y continúa, recordando que a menudo ocurre lo contrario: “en lugar de unirnos, se convierte en causa de enfrentamiento”.

El vídeo relata hitos históricos del camino interreligioso, como el histórico encuentro organizado por el Papa San Juan Pablo II en Asís en 1986. La visita del Papa Benedicto XVI a la Sinagoga de Roma en 2010. La firma del Documento sobre la Fraternidad Humana en Abu Dabi en 2019, bajo el pontificado del Papa Francisco. Y los más recientes encuentros ecuménicos del Papa León XIV en el Vaticano.

Oración del Papa León XIV en octubre

Por la colaboración entre las distintas tradiciones religiosas.

Oremos para que creyentes de distintas tradiciones religiosas trabajemos juntos para defender y promover la paz, la justicia y la fraternidad humana.

Señor Jesús, Tú, que en la diversidad eres uno y miras con amor a cada persona, ayúdanos a reconocernos como hermanos y hermanas, llamados a vivir, rezar, trabajar y soñar juntos.

Vivimos en un mundo lleno de belleza, pero también herido por profundas divisiones. Algunas veces, las religiones, en lugar de unirnos, se convierten en motivo de enfrentamiento.

Danos tu Espíritu para que purifique nuestro corazón, para que sepamos reconocer lo que nos une y, desde allí, reaprendamos a escuchar y colaborar sin destruir.

Que los ejemplos concretos de paz, justicia y fraternidad en las religiones, nos impulsen a creer que es posible vivir y trabajar juntos, más allá de las diferencias.

Que las religiones no sean usadas como arma ni muralla, sino vividas como puentes y profecía. Haciendo creíble el sueño del bien común, acompañando la vida, sosteniendo la esperanza y siendo levadura de unidad en un mundo fragmentado.

Amén

El autorRedacción Omnes

América Latina

Teresa Flores: “Cuba y Nicaragua limitan la libertad religiosa con entramados legales”

La directora del Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina, abogada Teresa Flores, ha expuesto en el simposio Fe bajo fuego: Libertad Religiosa y Resistencia en Cuba y Nicaragua”, en Florida (Estado Unidos), cómo utilizan estos gobiernos las leyes como instrumentos de control sobre “comunidades de fe” y entidades religiosas.  

Francisco Otamendi·30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El título lo dice casi todo: “Herramientas legales de represión–Análisis comparativo Cuba-Nicaragua”. Teresa Flores, abogada y directora del Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina (Olire), ha detallado cómo “los gobiernos de Cuba y Nicaragua limitan las libertades religiosas y civiles”. Ambos controlan el espacio público y digital, ha señalado en Florida International University (FIU),

En el simposio, celebrado a primeros de septiembre, el abogado nicaragüense Yader Valdivia afirmó que “en Nicaragua se siguen cometiendo violaciones de derechos humanos. La fe ha sido perseguida, iglesias asediadas, pastores y sacerdotes agredidos y detenidos arbitrariamente, o desaparecidos y judicializados, desterrados”. 

“Persecución religiosa”

“En Nicaragua la religión no es una cuestión doctrinal, ni una disputa teológica, sino que es un termómetro de democracia. Quiero dejar claro que la persecución religiosa existe en el país”, añadió Valdivia. El evento fue coorganizado por Outreach Aid to the Americas (OAA), el Cuban Research Institute (CRI) y el Kimberly Green Latin American and Caribbean Center (LACC).

Teresa Flores ha sintetizado para Omnes su intervención. Como es obvio, en la conversación sobrevuela, aunque no hablemos de ello, el destierro del obispo Rolando Álvarez en el Vaticano, desde enero de 2024. La persecución y destierro de otros obispos y sacerdotes, o el exilio de más de medio millón de nicaragüenses desde 2018.

@Teresa Flores.

Cuba y Nicaragua han utilizado las leyes como un mecanismo de control sobre la sociedad y, en particular, sobre “las comunidades de fe”, ha señalado usted.

– Tanto en Cuba como en Nicaragua, las autoridades han creado un entramado legal que aparenta ser legítimo, pero en la práctica limita las libertades religiosas y civiles. Durante la ponencia señalé que tanto en Cuba como en Nicaragua se ha construido un marco jurídico. Aunque, en el papel, reconoce la libertad religiosa, en la práctica la condiciona a conceptos ambiguos como “orden público”, “interés social” o “seguridad nacional”. Esto permite a las autoridades restringir el ejercicio de derechos en cualquier momento.

En Cuba, la Constitución de 2019 consagra la supremacía del Partido Comunista, lo que vacía de contenido y condiciona libertades reconocidas. En Nicaragua, las reformas constitucionales más recientes han ampliado causales de pérdida de nacionalidad y de exclusión política, reforzando su carácter punitivo.

Estas normativas permiten censurar, vigilar y castigar a líderes y organizaciones religiosas, añade.

– Ambos países han aprobado leyes que les otorgan poder para controlar el espacio público y digital. En Cuba, decretos como el 35 y el 370 obligan a que toda comunicación esté subordinada a la “Constitución socialista”, sancionando con multas elevadas o incluso con cargos penales los contenidos críticos. 

En Nicaragua, la Ley de Ciberdelitos penaliza con cárcel la difusión de lo que el gobierno considera “noticias falsas” y habilita la vigilancia en tiempo real de usuarios.

Este marco normativo convierte la libertad de expresión y religiosa en derechos vulnerables. Pues líderes y comunidades de fe pueden ser acusados de difundir “desinformación” o “propaganda subversiva” por el solo hecho de expresar opiniones críticas.

¿Cómo funcionan los niveles de control y las formas de aplicar la presión sobre iglesias y comunidades?

– La Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista controla directamente en Cuba el registro y funcionamiento de las iglesias, y cualquier asociación no reconocida se arriesga a la criminalización. En Nicaragua, leyes sobre organizaciones sin fines de lucro, agentes extranjeros y financiamiento han permitido cancelar personerías (personas) jurídicas, confiscar bienes y suspender actividades religiosas.

En Nicaragua y Cuba las sanciones son de carácter penal y también a través de vía administrativa, lo que permite un desmantelamiento masivo y sistemático de comunidades religiosas consideradas opositoras al régimen.

Usted dice que entender las herramientas jurídicas es clave para visibilizar los abusos y buscar formas de defender derechos fundamentales.

– Para comprender el impacto de las herramientas jurídicas en Cuba y Nicaragua, resalté que primero es necesario entender la amplitud de la libertad religiosa. Este derecho no se reduce al culto privado. Sino que abarca la educación, la asociación, la participación pública y la transmisión de creencias, por mencionar sólo algunas libertades. Sin esta visión integral, resulta imposible identificar de manera completa cómo las leyes pueden convertirse en instrumentos restrictivos.

En ambos países, justamente estas dimensiones más amplias son las que se ven limitadas: el marco jurídico no garantiza derechos, sino que los vacía de contenido. De ahí la importancia de analizar estas normas, porque muestran cómo la represión se encausa también a partir de normas, reglamentos y leyes más allá de la represión física, que otorgan apariencia de legalidad a medidas arbitrarias.

¿Y la vía internacional?

Tanto Cuba como Nicaragua se han retirado de los mecanismos regionales de derechos humanos, lo que reduce las vías de protección internacional. Sin embargo, el monitoreo de organismos de Naciones Unidas y la presión internacional siguen siendo fundamentales para documentar abusos. Y también para ofrecer respaldo a las comunidades de fe que enfrentan un alto grado de represión.

Agresiones

OSV News ha informado hace un mes que los ataques a la Iglesia católica en Nicaragua han disminuido en 2025. Pero un informe sobre la persecución de la Iglesia en el país centroamericano atribuye la disminución a que pocos sacerdotes y religiosos denuncian el acoso la persecución contra ellos y la propiedad de la Iglesia, escribió David Agren.

Se han cometido un total de 1.010 agresiones contra la Iglesia nicaragüense desde 2018, según Martha Patricia Molina, abogada nicaragüense en el exilio que realiza un seguimiento de esta  persecución. Esa cifra se redujo a tan solo 32 en lo que va de 2025, frente a un máximo de 321 ataques en 2023, según Molina en la séptima edición de su informe, “Nicaragua, una Iglesia Perseguida”.

“Iglesia diezmada”

“El descenso en las cifras que se observa en 2025 no significa que se esté estableciendo una relación cordial entre la dictadura (nicaragüense) y la Iglesia católica, sino que en esta etapa de represión la iglesia está diezmada”, dijo Molina. Bajo ninguna circunstancia el clero puede denunciar los abusos y la vigilancia diaria a la que se ve sometido. No expresan públicamente su sufrimiento debido a las amenazas que reciben de miembros de la Policía Nacional”, afirmó la abogada en el informe.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Stella Maris: un faro para los olvidados del mar

Stella Maris abre una delegación en Algeciras, primer puerto de España. El sacerdote filipino Jovannie Postrano atiende a los marineros que recalan en la ciudad; muchos llevan meses sin pisar tierra y padeciendo a bordo las dificultades de un trabajo tan duro como necesario.

José Ángel Cadelo·30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

A primera hora de la mañana, gracias a un salvoconducto que le permite moverse por los muelles de Algeciras, el joven sacerdote Jovannie Postrano trepa por la escala de uno de los portacontenedores más grandes de la naviera Maersk. Nadie ha sido avisado a bordo de su visita pero el emblema de Stella Maris sobre su casco y su chaleco amarillo le abren las puertas y causan el más cálido de los recibimientos. El marinero de guardia da aviso a sus compañeros y la tripulación sale al encuentro de Postrano; no lo conocen pero lo saludan en tagalo o cebuano, principales lenguas de Filipinas.

Todos saben qué es Stella Maris y todos quieren un selfish con el cura. Postrano se interesa por cada una de sus ciudades de origen, por sus familias y sus hijos, por el tiempo que llevan embarcados y la ruta comercial a la que se dirigen. A veces sucede que los oficiales del buque también proceden del mismo y lejano país asiático; entonces es probable que le inviten al puente, a pasar el día con ellos, a almorzar junto a toda la tripulación e incluso a celebrar la Misa en el salón más digno y amplio de la cabina. No hay problema: Postrano lleva siempre consigo todo lo necesario para ello.

Este sacerdote pionero en la recién abierta delegación de Stella Maris en Algeciras es natural de la Isla de Cebú y, además del cebuano, su lengua materna, habla tagalo, inglés y ya está avanzando con el español. Hasta hace unos meses vivía en Londres, donde atendía a personas migrantes. Aunque ahora está incardinado en una parroquia local, su misión principal no está en tierra, sino a bordo de los enormes buques petroleros o de contenedores que recalan en el primer puerto de España y del Mediterráneo. Su organización eclesiástica, dirigida desde Roma, está presente en más de sesenta países de todos los continentes y en trescientos puertos diferentes. El de Algeciras, paradójicamente, ha sido el último en incorporarse a la lista.

La vida en alta mar

El 25 % de los marineros de todas las tripulaciones del mundo son de nacionalidad filipina. “Muchas veces llevan meses y meses sin tocar tierra, sin poner un pie en un muelle, y agradecen mucho la visita de un compatriota que les habla en su lengua, que les ofrece información y ayuda en todo aquello que está en nuestras manos, que escucha sus problemas, les acompaña un rato, resuelve algún asunto material o logístico y, por supuesto, proporciona atención espiritual si la requieren”, explica Jovannie a Omnes. 

“El ambiente en el interior de un carguero no es nada fácil”, cuenta el cura cebuano: “los marineros tienen que convivir veinticuatro horas al día con compañeros no siempre amables, de diferentes nacionalidades, culturas y confesiones, con los que a veces no pueden ni tener una conversación a consecuencia de la diferencia de idiomas”, continúa. Las familias de los tripulantes, además, están muy lejos y eso hace a veces muy complicado el día a día, dice. Cuenta también que muchos marineros renuncian a las semanas de descanso en casa a las que tienen derecho tras cada travesía y siguen embarcados para no dejar de percibir lo que necesitan para vivir y mantener a sus familias; la inmensa mayoría son mileuristas y, en casi todos de los casos, sus salarios van a parar directamente a sus hogares en Manila, Cebú o Davao.

Las grandes navieras recurren casi siempre a agencias locales de contratación de tripulaciones. Los salarios son ridículos si se tiene en cuenta la dureza del trabajo en alta mar, las 24 horas a bordo, los meses y meses lejos de la familia y sin pisar tierra, los problemas para comunicarse con sus casas, la imposibilidad de intervenir en la solución de los pequeños problemas domésticos… No son pocos los que se quejan de explotación laboral, aunque nunca lo hacen ante sus superiores por miedo a despidos o a ser borrados de las listas de espera para los próximos contratos. Cuando los sacerdotes, diáconos o voluntarios de Stella Maris tienen conocimiento de alguna irregularidad laboral grave en un buque, ponen el caso en conocimiento de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (la ITF), con la que mantienen una fluida comunicación.

Está clinicamente documentado que los marineros en los cargueros sufren, con una incidencia mucho más alta que cualquier otro colectivo laboral, estrés, ansiedad y, sobre todo, depresión y trastornos del estado de ánimo. Las causas, además de la frecuente sobrecarga laboral, son el aislamiento social y la exposición a condiciones ambientales adversas, que se suman a la lejanía de sus familias y a la falta de descansos adecuados. Estos factores, a veces, desembocan en problemas más graves como tendencias suicidas y adicciones. Los datos del pasado año en todo el mundo refieren la terrorífica cifra de 403 muertes de marineros a bordo, de las cuales 26 correspondieron a suicidios y 91 a personas misteriosamente desaparecidas por la borda.

El apoyo de Stella Maris

Stella Maris es un servicio eclesiástico que funciona desde 1920 y depende de las conferencias episcopales de cada país. Su objetivo es brindar a la gente del mar, a través de sus centros, la asistencia humana y espiritual que puedan necesitar para su bienestar durante su estancia en el puerto, así como el apoyo a sus familias. Está dirigido a todos los marineros de cualquier raza, nacionalidad y sexo, respetando siempre su cultura, religión o ideología. “Hay ocasiones en las que facilitamos a tripulantes musulmanes el contacto que nos piden con las mezquitas y los imanes; nuestro objetivo es ayudar a todos en todo lo que podamos”, aclara el delegado de Stella Maris en Algeciras 

En numerosos puertos españoles cuenta Stella Maris con locales o salones en los que los marineros pueden relajarse y encontrarse con personas ajenas a su día a día, romper con su rutina, tomar un café o echar un futbolín. También disponen de furgonetas para trasladar a los tripulantes a algún lugar fuera del muelle, a un dentista, un dermatólogo o un abogado. En algunos centros fuera de España, los sacerdotes, diáconos y voluntarios de esta organización disponen incluso de pequeñas embarcaciones para poder visitar los buques fondeados que no atracan en muelles. “Cada vez los barcos pasan menos tiempo en puerto; me encuentro con frecuencia a marineros que llevan más de seis meses sin poner un pie en tierra”, se lamenta Postrano. Y añade, para terminar: “Estamos recién llegados a Algeciras: parece increíble pero en el primer puerto del Mediterráneo no había todavía nadie de Stella Maris”.

El autorJosé Ángel Cadelo

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Mi experiencia en la cárcel

He vivido una experiencia única: conocer a los presos de la cárcel de Estremera. Me han enseñado cómo ven ellos la libertad y la Fundación Invictus me ha ayudado a desmontar prejuicios.

30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace poco fui a la cárcel de Estremera. Un sitio al que nunca imaginé que iría. Uno entra con mucho miedo, pero sobre todo prejuicios. Me imaginaba que sería igual de terrorífico que en las películas, pero nada más lejos de la realidad.

Pasamos unos cuatro controles de seguridad. Nos quitaron las llaves del coche y nos dieron un identificador en el que ponía “visitante”. “Si en la cárcel perdéis esta tarjeta no salís de aquí” nos dijeron. Todos bromeamos con que los presos nos harían el cambiazo, pero yo tenía cierto miedo real.

Una funcionaria nos llevó a un campo de fútbol de arena y allí esperamos a que llegaran los protagonistas de esta historia. De pronto se abrió una enorme puerta metálica y aparecieron, de golpe, unos 40 presos. A partir de ahí todo se desarrolló con mucha naturalidad y puedo decir que pasé una de las mañanas más interesantes de mi vida, gracias a la Fundación Invictus, que trata de transmitir valores a través del deporte. Charlamos un poco y después jugaron al rugby.

¿Qué es ser libre para un preso?

Hicimos un corro y tuvimos una agradable tertulia sobre la libertad. “Nadie es realmente libre, ni aquí ni en la calle. Las cosas de fuera te atan y no te dejan pensar con claridad” decía Carlos. “Allí afuera lloran por tonterías, porque están atados a las cosas del mundo”. Carlos comentaba el arrepentimiento por sus delitos, pero subrayaba lo mucho que le ha ayudado la cárcel porque, al tener tiempo para pensar, ha podido reflexionar y “darme cuenta de muchas cosas. Eso me ha hecho más libre”. 

Muchos afirmaban que, cuando se relacionan entre ellos, es cuando se sienten más libres: “nos tranquilizamos. Nos queremos”. Se veía que muchos tenían buena relación y un sentido del humor desbordante. Mientras unos jugaban al rugby otros me contaban anécdotas de lo más graciosas.

Pero la idea que más resonaba era la siguiente: la libertad está en la mente. “La libertad es algo que hay que valorar, pero nos la arrebatamos a nosotros mismos y no nos damos cuenta” decía Adonái Guerra, un canario al que le quedaba un mes de prisión. 

Desmontando prejuicios

Yo sólo podía pensar en que, indirectamente, transmitían la idea de que el pecado nos arrebata la libertad, nos hace cada vez más esclavos. Cuántas veces nos lo repiten en la Iglesia, y qué poco nos damos cuenta. Estos presos han podido experimentar físicamente esto. Me gustó ver que es lo que más interiorizado tienen y pensé “ojalá ser yo tan consciente de ello”. Me ayudó mucho estar frente un arrepentimiento tan real y una experiencia de conciencia del pecado.

Esta visita me ha hecho reflexionar también sobre los prejuicios. “Estamos tan solo a un error de diferencia” decían. “Allí afuera piensan muy negativamente de los que estamos dentro” repetían. Todos decían que nunca pensaban que acabarían allí pero que sus errores les llevaron a ello: “independientemente de lo que hayamos hecho somos personas”. Todas estas afirmaciones me llegaron al corazón. Pensé en todas las veces que había juzgado a todas esas personas cuyo pecado está expuesto. Y qué fácil es juzgarlas. Ojalá tener siempre presente que yo podría estar en esa misma situación.

Podría contar mil anécdotas más, pero voy a concluir con otro aprendizaje que me dieron los que voy a llamar los arrepentidos. “La cárcel no es dura. Lo duro es el tiempo perdido con tu familia, con la gente que quieres” decía Jesús, que llevaba tatuadas a sus dos hijas, una a cada lado de la cara. Allí dentro saben valorar el tiempo. Y aprovechan cada vis a vis con sus familias. Están deseando que llegue el sábado para disfrutar de su esperada visita semanal. “Apreciamos las cosas cuando las perdemos” decía Adonái. ¡Cuánta verdad encierra esta frase!

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Mundo

Historia, fe y cultura en Argelia y Túnez

Con este artículo, el historiador Gerardo Ferrara concluye una serie de dos escritos sobre la presencia cristiana en el Magreb, desde los tiempos de San Agustín hasta los desafíos actuales de Argelia y Túnez.

Gerardo Ferrara·30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

De los otomanos a la independencia

A partir del siglo XVI, Argelia y Túnez entraron en la órbita otomana, aunque mantuvieron una amplia autonomía. De este periodo data el desarrollo del fenómeno de los corsarios berberiscos, que aterrorizaban el Mediterráneo desde sus bases en los puertos de Túnez y, sobre todo, Argel, bastión de los corsarios y gobernada durante un cierto período por ley en Constantinopla, pero autónoma de facto. También en Túnez, desde 1574, la dinastía de los beyes husaynídas (fundada por un converso al islam) mantuvo una relativa independencia.

Este largo período de relativa autonomía de los dos países terminó en el siglo XIX, cuando Francia ocupó Argelia en 1830, convirtiéndola en una colonia de poblamiento: los colonos europeos se instalaron en masa, especialmente en la costa, mientras que la población local fue expropiada de sus tierras y privada de sus derechos. En Túnez, en 1881, París impuso un protectorado.
Las luchas nacionalistas condujeron a la independencia de ambos países: Túnez en 1956, liderado por Habib Bourguiba, y Argelia en 1962, tras la sangrienta guerra librada por el Frente de Liberación Nacional (FLN).

Desde la independencia hasta nuestros días

Tras la independencia, los dos países tomaron caminos diferentes.
Túnez, o mejor dicho Bourguiba, optó por un modelo laico y modernizador: el Código del Estatuto Personal de 1956 abolió la poligamia, introdujo el divorcio regulado y consagró derechos sin precedentes para las mujeres en el mundo árabe-islámico. Aunque el islam era la religión oficial del Estado, la legislación (y las costumbres) se basaban en la laicidad. Todavía en 2000, cuando pasé un mes en Túnez, recuerdo haber respirado una atmósfera decididamente diferente a la de otros países musulmanes.

Después de Bourguiba, Túnez vivió la larga dictadura de Ben Ali (1987-2011), que mantuvo formalmente la laicidad y la estabilidad, pero reprimió a la oposición, especialmente a la islamista. Precisamente aquí, en diciembre de 2010, con la autoinmolación del joven Mohamed Bouazizi, estalló la Revolución de los Jazmines, que derrocó el régimen y desencadenó el fenómeno de las Primaveras Árabes, que luego se extendió por todo Oriente Medio. El país inició entonces una transición democrática: la Constitución de 2014 sigue siendo una de las más avanzadas del mundo árabe, pero las tensiones entre los laicos y los islamistas del partido Ennahda, la crisis económica y los atentados yihadistas han minado la estabilidad. En 2021, el presidente Kaïs Saïed suspendió el Parlamento y concentró los poderes en sus manos, iniciando de hecho un retorno al autoritarismo.

Argelia, por su parte, siguió dominada por el FLN, que instauró un régimen de partido único con fuertes vínculos entre el ejército y el poder político. La Constitución de 1963 proclamaba también aquí el islam como religión del Estado, y en los años 70 el Gobierno aplicó una política de nacionalización de los recursos energéticos. Sin embargo, la corrupción, el autoritarismo y el crecimiento demográfico alimentaron grandes protestas que, en 1989, desembocaron en la adopción de una nueva constitución multipartidista: el Frente Islámico de Salvación (FIS) quedó así libre para presentarse a las elecciones municipales y obtuvo un éxito tan abrumador que se preveía su triunfo también en las políticas.
En consecuencia, temiendo una deriva islamista, el ejército anuló las elecciones de 1991, desencadenando una guerra civil que, en casi 10 años, causó más de 100 000 víctimas.

Árabes y bereberes, pero casi todos musulmanes

Si bien desde el punto de vista étnico Argelia y Túnez cuentan con dos componentes principales de la población, la arabófona y la bereberófona (en Argelia, donde la lengua bereber tamazight es oficial junto con el árabe, los bereberófonos representan alrededor del 25 %, especialmente en Cabilia, tierra natal del futbolista francés Zineddine Zidane; en Túnez, en cambio, menos del 2 %, concentrados sobre todo en pequeñas comunidades como la isla de Djerba), desde el punto de vista religioso existe una uniformidad impresionante: nada menos que el 99 % de la población de ambos países profesa la religión islámica, en su rama (escuela jurídica) malikí.

En 2025, Túnez sigue viviendo en estado de emergencia, renovado debido a la persistente amenaza yihadista tras los atentados de 2015 y los peligros de infiltración del ISIS. Sin embargo, la influencia del islam sigue siendo menos apremiante que en Argelia, donde sigue siendo el eje fundamental de la vida pública y persisten severas restricciones a la libertad de culto para los cristianos y las comunidades no suníes. Motivos de tensión y preocupación para las escasas comunidades cristianas locales son también las peticiones de conversión por parte de los musulmanes, que, sin embargo, son «rechazadas» o examinadas con severidad por el clero y las autoridades religiosas cristianas por temor a la infiltración de los servicios secretos argelinos en lo que puede considerarse una actividad subversiva por parte de la Iglesia (hacer proselitismo). Al mismo tiempo, Argelia conserva un rico patrimonio místico sufí, con cofradías muy extendidas que, al igual que en Libia, han encarnado durante siglos un islam popular menos rígido que el oficial.

Los judíos

En Argelia, tras la conquista francesa de 1830, los judíos obtuvieron condiciones privilegiadas con el decreto Crémieux de 1870, que los convirtió en ciudadanos franceses, pero les hizo perder las antiguas estructuras comunitarias. A pesar de la integración cultural francesa, las relaciones con los musulmanes locales se mantuvieron buenas hasta el régimen de Vichy (1940-42), cuando se suspendió el decreto y se revocó la ciudadanía. Una vez restablecidos los derechos en 1943, la comunidad vivió en paz hasta la independencia de 1962, cuando unos 115 000 judíos emigraron a Francia. Hoy en día quedan solo unos pocos cientos.

En Túnez, el «Pacto Fundamental» de 1857 garantizó la igualdad a los israelitas, reforzada bajo el protectorado francés (1881). En los años 50, la comunidad contaba con 105 000 personas, con centros en Túnez y Djerba, sede de la sinagoga de Ġrībah, que tuve la oportunidad de visitar y que, lamentablemente, sufrió dos graves atentados islamistas en 2002 y 2003. También aquí Vichy introdujo leyes discriminatorias. Tras la independencia (1956), los judíos obtuvieron plenos derechos e incluso representación política, pero la emigración redujo la comunidad a menos de 1500 miembros.

Los cristianos

A diferencia del Mashrek, donde sobreviven, aunque con dramáticas dificultades, comunidades cristianas de milenaria tradición, en el Magreb el cristianismo ha desaparecido casi por completo. En la época romana y tardía, el norte de África fue la cuna de la Iglesia, pero la conquista árabe del siglo VII provocó una rápida islamización, debido también al contexto tribal y a la mayor rigidez del islam suní malikí. En el siglo XIX, el colonialismo francés construyó iglesias e «importó» fieles de Europa, pero con la independencia casi todos los europeos abandonaron la región.
Al igual que en un artículo sobre Japón, en el que citaba la Carta a Diogneto, también en esta tierra, tanto en la antigüedad como en la época contemporánea, especialmente en Argelia, los cristianos han representado sin embargo el «alma del mundo».

No podemos dejar de mencionar el increíble testimonio de fe de Charles de Foucauld, un oficial francés convertido al cristianismo que eligió una vida eremítica entre los tuaregs del Sáhara argelino. No trató de hacer prosélitos, prefiriendo dar testimonio de su fe con una vida sencilla y fraterna, definiéndose a sí mismo como «hermano universal». Estudió la lengua y la cultura locales y dejó un valioso diccionario tuareg. Asesinado en 1916, fue canonizado por el papa Francisco en 2022 y es un símbolo del diálogo y la fraternidad silenciosa en el corazón del islam.

Siguiendo los pasos de Foucauld, en plena guerra civil argelina, los siete trapenses de Tibhirine también permanecieron junto a la población musulmana de su pueblo, compartiendo su vida y sus sufrimientos. Secuestrados y asesinados en 1996 por un grupo islamista, fueron testigos de una fidelidad radical al Evangelio y un signo de la fraternidad posible entre cristianos y musulmanes. Beatificados en 2018, su historia también se narra en la película Hombres de Dios.

En conclusión, Argelia y Túnez, regiones «periféricas» para el cristianismo (solo numéricamente), no son menos importantes que otras, por lo que han contribuido (un poco como Belén para el nacimiento del Mesías), desde San Agustín hasta nuestros días, con un papa agustino, León XIV, que sigue la espiritualidad del fundador, basada en la interioridad, la búsqueda de la verdad, la vida comunitaria y el amor a la Iglesia, todo ello con una intensa actividad pastoral, el diálogo y la escucha.
Se rumorea en Roma que el primer viaje del papa León XIV podría ser precisamente a Tagaste (Souk Ahras) e Hipona (Annaba), en Argelia. Aunque no fuera así, Cartago, Tagaste, Hipona y la antigua África Proconsular, es decir, Argelia y Túnez, siguen siendo protagonistas de la vida espiritual de la Iglesia.

Educación

El cardenal Koch y otros tres intelectuales, doctores Honoris Causa por la Santa Cruz

El cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos de la Santa Sede, y los profesores Helmuth Pree (Munich), Pierpaolo Donati, y Anne Gregory, Huddersfield (Reino Unido), recibirán el 7 de octubre el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de la Santa Cruz.

Redacción Omnes·29 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El próximo 7 de octubre se celebrará la ceremonia de inauguración del nuevo año académico 2025/26 de la Universidad de la Santa Cruz, en Roma. En su 40º aniversario, la ceremonia adquiere un significado especial: la concesión de cuatro doctorados Honoris Causa a personalidades destacadas del mundo académico y eclesiástico. No se trata solo de un gesto celebrativo, sino de la elección de figuras que encarnan, cada una a su manera, dimensiones decisivas para la vida de la Iglesia y de la sociedad contemporánea: unidad, relación, comunicación y justicia. Si lo pensamos bien, es en estos cuatro ejes donde se concentra hoy gran parte del desafío cultural y espiritual de nuestro tiempo, recordado también por los últimos pontífices.

La unidad como horizonte: cardenal Kurt Koch

El título en Teología se concede al cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Teólogo de sólida formación y pastor con larga experiencia, ha dedicado su vida a promover el diálogo ecuménico. Antiguo obispo de Basilea y presidente de la Conferencia Episcopal Suiza, en 2010 fue llamado por Benedicto XVI para dirigir el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, cargo que Francisco confirmó posteriormente en el nuevo Dicasterio. En este contexto, su compromiso con el ecumenismo es incansable e indiscutible. Por ello, en un momento en el que las divisiones, incluso dentro del mundo cristiano, corren el riesgo de convertirse en fracturas permanentes, la figura del cardenal Koch se convierte en un signo de un servicio teológico que no se limita a las aulas académicas, sino que se convierte en un gesto concreto de reconciliación.

La sociedad como relación: Pierpaolo Donati

El reconocimiento de la Facultad de Filosofía recae, por su parte, en el sociólogo Pierpaolo Donati, que ha dedicado su investigación a replantear radicalmente las ciencias sociales. Catedrático de la Universidad de Bolonia hasta 2016, Donati es conocido internacionalmente como el fundador de la «sociología relacional». Con su propuesta, ha superado las categorías reduccionistas del funcionalismo y el individualismo, situando la relación en el centro del análisis social. En el centro de su reflexión se encuentran conceptos como la razón relacional y los bienes relacionales, que han encontrado aplicación en los campos más diversos: desde la ciudadanía hasta las políticas sociales, desde el bienestar hasta las dinámicas del multiculturalismo.

La comunicación como vocación: Anne Gregory

También es significativa la elección de la Facultad de Comunicación, con Anne Gregory, profesora emérita de la Universidad de Huddersfield y una de las figuras de referencia mundial en comunicación estratégica y ética. Antigua presidenta del Chartered Institute of Public Relations del Reino Unido y presidenta de la Global Alliance, ha dirigido el proyecto internacional que ha definido las competencias globales de la profesión. Autora de más de 150 publicaciones, ha combinado la investigación académica y el asesoramiento a gobiernos, ONG y empresas, ofreciendo herramientas para una comunicación entendida como responsabilidad social. En su pensamiento, la comunicación no es una simple transmisión de información, sino una condición constitutiva de la vida humana y social. Puede destruir y envenenar, como demuestra la difusión de noticias falsas y discursos de odio, pero también puede construir la paz, generar confianza y fomentar la colaboración. 

La justicia como servicio: Helmuth Pree

Por último, la Facultad de Derecho Canónico otorga el reconocimiento al profesor Helmuth Pree, austriaco, docente en Linz, Passau y Múnich, y colaborador durante muchos años de Santa Croce. Juez eclesiástico y consultor del Dicasterio para los Textos Legislativos, ha contribuido con sus más de cuatrocientas publicaciones al desarrollo del derecho canónico contemporáneo. Su trabajo, que abarca desde los fundamentos del derecho hasta las aplicaciones concretas en los tribunales eclesiásticos, muestra cómo el derecho canónico no es una mera construcción jurídica, sino un servicio prestado a la justicia y, en última instancia, a la salvación de las almas. 

Cuatro figuras diferentes por su procedencia, disciplinas y trayectorias, pero unidas por una tensión común: la de pensar y servir a la verdad dentro de las dinámicas reales de la vida humana. Una misión que la Pontificia Universidad de la Santa Cruz siente como propia y sigue proyectando hacia el futuro.

El autorRedacción Omnes

Lo que aprendí de Dominga sobre la fe y la vida

Dominga ha encontrado, en su simpleza y naturalidad, el camino al que tal vez grandes intelectuales y metafísicos nunca llegaron, pero gracias a ella muchas personas descubrimos el rostro de Cristo.

29 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Antes de escribir estas líneas le pregunté a la protagonista si me autorizaba y me dijo que sí. Lo pensó poco rato y le pareció bien. Se llama Dominga, tiene 16 años y le encanta hacer coreografías en Tik Tok, algo que su mamá veía muy lejano, porque cuando nació su hija, no existía esa red social y porque Dominga tuvo que hacer mucha terapia para caminar. “Domi,” como le dicen sus cuatro hermanos, es la única hija mujer. El embarazo de su mamá fue normal, y cuando nació Dominga miró de manera sostenida a sus padres, casi intimidándolos “¡Nos dará trabajo esta niña!” dijeron en broma mientras la familia celebraba su llegada, aunque no sabían que esa frase sería totalmente verdadera. Al cumplir un año Domi era una niña sana, pero ya había ido a más de seis especialistas. Lo que aparentemente parecía ser sinónimo de una “hija tranquila”, comenzó a preocupar a su doctora de cabecera. Comía poco, dormía mal y no cumplía con los hitos del desarrollo. La historia es larga y debo resumirla. Les hago un spoiler; Dominga tiene una discapacidad intelectual que la hace ver el mundo distinto a sus hermanos y hay cosas que le cuesta más entender. También hay otros aspectos de la vida diaria que no le son fáciles, como abotonarse una camisa en el cuello o calcular el vuelto del pan al comprar en un almacén. 

A su mamá, que soy yo, también hay cosas que le han costado. Tener una hija diferente te hace explorar lugares muy insospechados y también reformular la película que tenías armada para tu vida. Los “logros” que no llegaron, las fotos que no colgarás en tu pared (porque simplemente son cosas que no ocurrirán) y las preguntas sobre el futuro que nos hemos tenido que hacer de manera anticipada. Hay un duelo, es muy sano y hasta liberador asumirlo. Dominga también me ha enseñado cosas tan profundas como divertidas. Tiene una fe muy grande y, después de comulgar, se recoge de una manera que me impresiona. Es olímpica para pedirle cosas a Dios; quería otro integrante en la familia y ahí estaba yo teniendo a mi quinto hijo a los 42 años cuando ya había olvidado que existía Peppa Pig y los chalecos salvavidas para nadar. Cuando la veo rezando pienso “Qué será lo que está pidiendo, ¡qué miedo!”. Sus peticiones a veces también son insólitas, como un iPhone 13 o que la dejemos hacerse un piercing. Pero si lo pensamos bien, Dominga es la más sabia… trata a Dios como un papá con cariño y cercanía. Y espero que, como hasta ahora, sostenida de mi mano la pueda seguir guiando en un mundo con obstáculos, aunque sea ella la que me enseñe la ruta del camino para ver el rostro de Jesús con tanta nitidez y paz.

Evangelización

Orar: abrirse a la presencia de Dios

En febrero de 2024 el sacerdote Álex Muñoz dio una charla en una parroquia sobre cómo hacer oración. A pesar de estar grabada con poca calidad, el vídeo en youtube supera las 170.000 visualizaciones. Esta es la propuesta que ofrece.

Miguel Janer·29 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

Álex Muñoz ha logrado algo poco común en la literatura espiritual actual: transmitir profundidad teológica con una sencillez cálida y cercana. Su libro ¿Cómo oír a Dios? Un camino para encontrar Su voz, publicado este año, rompe con los métodos tradicionales y estructurados de oración. Frente a esquemas cerrados o fórmulas repetitivas, Muñoz propone un camino liberador, fundado en el silencio, la entrega y la contemplación del amor.

El centro de su propuesta no está en hacer mucho, sino en disponerse: dejar de controlar, abrirse a la presencia de Dios y escuchar desde lo hondo. “No trates a Dios como tu muleta o tu mago; Él es un Padre que te ama más que nadie”, advierte el autor. Con ejemplos cotidianos —como comparar la presencia de Dios con la grasa del jamón ibérico que lo impregna todo—, une lo trascendente con lo ordinario, y demuestra que lo divino habita en lo más cotidiano.

Su método se articula en cuatro pasos claros, accesibles y profundamente transformadores: descentrarse, entregarse, escribir y creer. Estos pasos no son técnicas ni ejercicios, sino actitudes interiores que permiten vivir una oración auténtica, silenciosa y fecunda.

Descentrarse: dejar de girar en torno a uno mismo

El primer paso que propone Muñoz es descentrarse. Consiste en salir del centro de uno mismo. Muchos obstáculos para una oración viva y profunda provienen de que estamos demasiado ocupados en nuestros propios pensamientos, miedos, deseos o problemas. El alma, cuando gira solo sobre sí misma, se vuelve ruidosa y autorreferencial.

Descentrarse no es negarse ni huir de uno mismo, sino abrirse a Otro. Es reconocer que el centro real no soy yo, sino Dios. Es un acto de humildad que transforma el punto de partida de la oración. Muñoz lo expresa así: pasar del “yo tengo que orar” al “Señor, aquí estoy”.

Este paso invita a detenerse, respirar, guardar silencio y tomar conciencia de que Dios ya está presente. No necesitamos fabricarlo ni forzarlo. Solo estar. Solo disponernos. Descentrarse es vaciarse suavemente, sin esfuerzo, para poder recibir.

Entregarse: poner en manos de Dios todo lo que somos

El segundo paso es entregarse. Si el descentrarse nos vacía del yo, la entrega nos vuelve disponibles para Dios. Aquí, la oración se vuelve un acto de confianza. 

Entregar es ofrecer a Dios lo que uno es y vive en ese momento, sin filtros: alegrías, cansancios, heridas, confusión, deseos, personas queridas.

No se trata de explicar nada con detalle, ni de resolver antes los asuntos interiores. Entregar es presentarlo todo como está, con sencillez, con verdad, con el corazón abierto. Es decir: “Señor, esto soy yo. Tómame tal como llego hoy”.

Muñoz insiste en que muchas veces la oración se estanca porque no soltamos lo que nos pesa. Seguimos controlando, reteniendo, vigilando. Entregar es soltar. Es abandonar los propios esquemas para que Dios pueda actuar en libertad.

Este gesto puede expresarse con palabras, con un símbolo (como abrir las manos), o simplemente con un silencio lleno de intención y confianza.

Escribir: reconocer lo escuchado y hacerlo memoria

El tercer paso consiste en escribir, lo que aporta matiz muy particular a la propuesta de Muñoz. En su método, la escritura es parte activa de la oración. Tras el silencio y la escucha, el autor propone escribir lo que se ha sentido, comprendido o intuido en la presencia de Dios.

No se trata de redactar reflexiones largas ni de hacer teología. Basta con anotar lo esencial: una palabra del Evangelio que ha resonado, una imagen interior, una moción del corazón, una pregunta, una gratitud. A veces, la anotación puede ser tan simple como: “Hoy no escuché nada, pero estuve contigo”.

Escribir tiene un doble valor. Por un lado, ordena y fija interiormente lo vivido; por otro, permite con el tiempo reconocer el hilo conductor del paso de Dios en nuestra vida. Se convierte en memoria espiritual, como un cuaderno donde Dios deja sus huellas.

Esta escritura no es para otros. Es íntima, sincera, y no busca estilo ni corrección. Es prolongación de la escucha, una forma de decir: “Esto que ha pasado contigo, Señor, es real y quiero conservarlo”.

Creer: confiar en lo que no se ve

El cuarto y último paso es creer. Aquí, el autor toca el núcleo de muchas dificultades contemporáneas en la oración: la tendencia a medirlo todo por resultados o sensaciones. Si no sentimos nada, creemos que la oración no ha funcionado. Si no hay emociones, pensamos que hemos perdido el tiempo.

Muñoz responde con una afirmación esencial: Dios actúa en lo oculto, aunque no lo veamos. 

Muchas veces los frutos de la oración se manifiestan después. A veces, sin darnos cuenta. Por eso, creer significa fiarse de que lo vivido en la oración es verdadero, aunque parezca pequeño o invisible.

Creer es un acto humilde. Es salir de la oración sin certezas ruidosas, pero con la paz de haber estado con Dios. Es confiar en que la Palabra ha actuado, incluso si no lo notamos. Es salir al día con el deseo de vivir con más atención, con más apertura, con más amor.

Este paso convierte la oración en vida. Porque, como bien afirma el autor, la oración no termina cuando acaba el silencio. Continúa en lo cotidiano.

Las huellas de los santos

Uno de los aspectos más sólidos del libro es cómo Álex Muñoz ancla su propuesta en la experiencia de grandes maestros espirituales, a quienes presenta no como figuras idealizadas, sino como testigos reales de una oración encarnada, viva y concreta.

Santa Teresa de Jesús aparece como modelo de confianza radical y de diálogo íntimo con Dios. Su afirmación —“orar es tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”— se convierte en el marco afectivo de toda la propuesta de Muñoz. La oración es relación, no técnica. Es vínculo, no actividad.

Santa Teresita de Lisieux, por su parte, le aporta al autor la ternura y la pequeñez como camino espiritual. Teresita enseña que no hace falta saber orar bien para orar. Basta con ofrecer el deseo, incluso con palabras pobres. Su espiritualidad de infancia —“es la confianza y nada más que la confianza lo que nos debe conducir al amor”— ilumina todo el itinerario.

San Juan de la Cruz aporta la experiencia del silencio y del despojo. Para Muñoz, Juan es clave para entender que muchas veces Dios se comunica sin palabras, sin luz, sin consuelo, y que esa aparente oscuridad no es ausencia, sino misterio. El alma, dice san Juan, aprende en el no-saber. La oración puede ser seca, pero no por ello menos verdadera.

San Josemaría Escrivá aparece como el testigo de una oración perseverante en medio de lo cotidiano. En él, Muñoz reconoce una espiritualidad que une trabajo, silencio interior y presencia de Dios. La oración no se reduce a un momento, sino que se prolonga en la vida concreta, desde lo más simple y habitual.

La oración “inútil”

Una de las ideas más potentes del libro es la que el autor llama “oración inútil”. Esta expresión, lejos de tener un sentido negativo, es una denuncia de la espiritualidad utilitarista que mide la oración por lo que “produce”. En cambio, Muñoz propone una oración que no busca resultados, consuelos ni claridad. Una oración que simplemente es presencia compartida.

Orar sin esperar nada. Estar con Dios porque sí. Esa es, para Muñoz, la forma más alta de oración: la que no exige, la que no manipula, la que no instrumentaliza a Dios.

Esta “inutilidad” es, paradójicamente, lo más fecundo. Porque libera de la ansiedad espiritual y abre el corazón a una experiencia de Dios que no depende del esfuerzo personal, sino de la gracia. Es una oración despojada, humilde, silenciosa. Pero también firme, fiel, confiada.

Para practicarla, basta con esto:

-Sentarse en silencio, con la certeza de que Dios está.

-No buscar sentir nada.

-No intentar “hacer bien” la oración.

-Solo estar. Solo permanecer.

-Y salir con la confianza de que estar con Dios ya es suficiente.

Una espiritualidad libre y verdadera

Álex Muñoz no presenta un método más, sino un modo distinto de estar ante Dios. Su libro no se enseña con fórmulas, sino que se transmite como testimonio. El itinerario que propone —descentrarse, entregarse, escribir, creer— es en realidad una pedagogía del corazón: silenciosa, paciente, humilde.

En un tiempo en que la espiritualidad corre el riesgo de volverse técnica o emotiva, este libro recuerda que la verdadera oración no necesita adornos, solo verdad. No requiere palabras sofisticadas, solo disponibilidad. Y que Dios no se encuentra en lo espectacular, sino en lo pequeño, lo oculto, lo fiel.

Porque, al final, oír a Dios no es una habilidad. Es un regalo. Y solo hace falta aprender a escucharlo en el único lugar donde siempre habla: el corazón.

El evangelio, la clave

La conclusión del libro resalta que orar y leer el Evangelio no es un medio útil ni un manual de normas, sino un encuentro personal con Dios. La oración, como el amor o la belleza, es “inútil” en el sentido de que no busca conseguir cosas, sino que tiene valor en sí misma: Dios es el fin, no el medio.

El Evangelio no debe reducirse a moralismos o consejos prácticos, sino a la búsqueda del rostro de Cristo. El autor invita a entrar en las escenas evangélicas con la imaginación, como un personaje más, siguiendo el ejemplo de san Josemaría, que recomendaba tratar a Jesús, María y José con confianza y cariño.

Incluso las escenas más intensas —como bajar a Cristo de la Cruz— ayudan a vivir la fe con realismo y ternura, haciendo de la oración y la lectura del Evangelio un encuentro íntimo, amoroso y transformador con Dios.

El autorMiguel Janer

Vaticano

San John Henry Newman será Doctor de la Iglesia el 1 de noviembre

León XIV ha anunciado en el Ángelus de hoy que proclamará a san John Henry Newman Doctor de la Iglesia el 1 de noviembre, durante el Jubileo del Mundo de la Educación. Así lo ha manifestado el Papa tras la Misa del Jubileo de los Catequistas, en la que les ha dicho que su amor y testimonio puede cambiar vidas.

CNS / Omnes·28 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

– Cindy Wooden, Ciudad del Vaticano (CNS)

El Papa León XIV ha manifestado este domingo en su alocución del Ángelus, que proclamará a san John Henry Newman Doctor de la Iglesia el 1 de noviembre en el Jubileo del Mundo de la Educación.

El anuncio tuvo lugar tras la Misa del 28 de septiembre, en el Jubileo de los Catequistas. El Papa dijo que san Newman “contribuyó decisivamente a la renovación de la teología y a la comprensión del desarrollo de la doctrina cristiana”.

León XIV confirma la opinión de cardenales y obispos

El Dicasterio para las Causas de los Santos había anunciado el 31 de julio que el Papa León “confirmó la opinión afirmativa” de los cardenales y obispos miembros del dicasterio sobre san John Henry Newman. Teólogo y cardenal de la Santa Iglesia Romana, fundador del Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra. Ahora, León XIV ha puesto fecha a su proclamación: el 1 de noviembre.

Numerosas peticiones

San John Henry Newman nació en Londres el 21 de febrero de 1801, fue ordenado sacerdote anglicano. Se convirtió al catolicismo en 1845, fue nombrado cardenal en 1879 por el Papa León XIII, y falleció en Edgbaston, cerca de Birmingham, Inglaterra, en 1890.

Incluso antes de que san Newman fuera canonizado por el Papa Francisco el 13 de octubre de 2019, hubo peticiones para que fuera nombrado uno de las tres docenas de doctores de la Iglesia. Hombres y mujeres santos, tanto del Oriente como del Occidente cristiano, que son honrados por contribuciones particularmente importantes a la teología y la espiritualidad.

Los 37 santos actualmente reconocidos como doctores de la Iglesia incluyen a los primeros padres de la Iglesia, como san Jerónimo, san Juan Crisóstomo y san Agustín. Y a teólogos como santos Tomás de Aquino, san Buenaventura y san Juan de la Cruz. Pero también a santa Teresa de Lisieux, quien fue honrada por san Juan Pablo II en 1997, a pesar de su falta de logros académicos.

San John Henry Newman, filósofo, teólogo y cardenal británico, será proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa León XIV el 1 de noviembre.

20 conferencias episcopales

El Dicasterio para las Causas de los Santos dijo que 20 conferencias episcopales habían solicitado que san Newman fuera declarado doctor de la Iglesia. Incluidos los obispos de Inglaterra y Gales, Escocia, Irlanda, Estados Unidos, Canadá y Australia.

“Su pensamiento ha tenido un impacto significativo en la teología del siglo XX, especialmente en el Concilio Vaticano II”, declaró el dicasterio. “Varios papas, desde León XIII hasta Francisco, se han inspirado en él en su magisterio pontificio”.

El Papa Francisco autorizó al dicasterio a iniciar el proceso para la declaración en mayo de 2024. En septiembre, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe afirmó que «no había dudas sobre la excelencia y la calidad de los escritos del santo. Y expresó un juicio completamente positivo sobre su ‘eminens doctrina’ (enseñanza eminente)”.

Los consultores del dicasterio apoyaron unánimemente la petición, indicó el dicasterio, al igual que los cardenales y obispos que son miembros del dicasterio.

Cercanía y oración por las víctimas del tifón en Asia

También antes de rezar el Àngelus, el Papa compartió con los fieles y peregrinos su cercanía a Asia, donde “un tifón de fuerza excepcional ha azotado –afirmó– varios territorios asiáticos, en particular Filipinas, la isla de Taiwán, la ciudad de Hong Kong, la región de Guangdong y Hainan”.

“Estoy cerca de las poblaciones afectadas, especialmente las más pobres. Y rezo por las víctimas, los desaparecidos, las numerosas familias desplazadas, las muchísimas personas que han sufrido dificultades y también por los equipos de rescate y las autoridades civiles. Invito a todos a confiar en Dios y a la solidaridad. Que el Señor les dé fuerza y valor para superar todas las adversidades”, añadió.

Catequistas: depositar la la palabra de vida en los corazones

En la homilía de la Misa del Jubileo de los Catequistas, el Papa León XIV ha manifestado que “cuando los catequistas enseñan, su objetivo no es simplemente transmitir información sobre la fe”. Sino “depositar la palabra de vida en los corazones, para que dé frutos de vida buena”, dijo el Papa León XIV. 

“El Evangelio nos anuncia que la vida de todos puede cambiar porque Cristo resucitó. Este acontecimiento es la verdad que nos salva. Por eso, debe ser conocido y proclamado”, dijo el Papa a alrededor de 20.000 catequistas de más de 115 países que asistían al Jubileo de los Catequistas.

Pero proclamar la Buena Nueva no basta, dijo el Papa en su homilía de la Misa del 28 de septiembre en la Plaza de San Pedro. “¡Hay que amarla. Es el amor lo que nos lleva a comprender el Evangelio!”.

El papa León XIV pronuncia su homilía durante la Misa por el Jubileo de los Catequistas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el 28 de septiembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gómez).

39 hombres y mujeres de 16 países

Durante la liturgia, el Papa León instaló formalmente en el ministerio de catequistas a 39 mujeres y hombres de 16 países. Entre ellos, David Spesia, director ejecutivo de la Secretaría de Evangelización y Catequesis de los obispos de Estados Unidos, y Marilyn Santos, directora asociada de la secretaría.

Antes de que el Papa pronunciara su homilía, un diácono nombró a cada uno de los 39, quienes respondieron en italiano: “Eccomi”, o “presente”. Tras la homilía, el Papa León les entregó un crucifijo a cada uno.

“Que vuestro ministerio esté siempre cimentado en una profunda vida de oración, cimentado en la sana doctrina y animado por un genuino celo apostólico”, les dijo el Papa. “Como administradores de la misión confiada a la Iglesia por Cristo, debéis estar siempre dispuestos a dar respuesta a quien os pida razón de la esperanza que hay en vosotros”.

El hombre rico y Lázaro 

La lectura del Evangelio en la Misa fue la parábola del hombre rico y Lázaro, de Lucas 16,19-31. En la parábola, dijo el Papa, Lázaro es ignorado por el hombre rico, “y sin embargo, Dios está cerca de él y recuerda su nombre”.

Pero el hombre rico no tiene nombre en la parábola, “porque se ha perdido a sí mismo al olvidar a su prójimo”, dijo el Papa. “Está perdido en los pensamientos de su corazón: lleno de cosas y vacío de amor. Sus posesiones no lo hacen una buena persona”.

Historia actual: opulencia  y miseria

“La historia que Cristo nos cuenta es, lamentablemente, muy relevante hoy”, dijo el Papa León. “A las puertas de la opulencia actual se encuentra la miseria de pueblos enteros, devastados por la guerra y la explotación”.

“A través de los siglos, nada parece haber cambiado: cuántos Lázaros mueren ante la avaricia que olvida la justicia, ante las ganancias que pisotean la caridad y ante las riquezas ciegas al dolor de los pobres”, afirmó.

En la parábola, el hombre rico muere y es arrojado al inframundo. Le pide a Abraham que envíe un mensajero a sus hermanos para advertirles y llamarlos al arrepentimiento.

El relato del Evangelio y las palabras de la Escritura que los catequistas están llamados a compartir no tienen como objetivo “decepcionar o desanimar” a las personas, sino despertar sus conciencias, afirmó el Papa.

El corazón de la catequesis

Haciendo eco de las palabras del Papa Francisco, el Papa León dijo que el corazón de la catequesis es este anuncio. Que “el Señor Jesús ha resucitado, el Señor Jesús te ama y ha dado su vida por ti; resucitado y vivo, está cerca de ti y te espera cada día”.

Esa verdad, dijo, debería impulsar a la gente a amar a Dios y a amar a los demás a cambio.

El amor de Dios, afirmó, “nos transforma abriendo nuestro corazón a la Palabra de Dios y al rostro del prójimo»”.

Los padres, los primeros en enseñar a sus hijos sobre Dios

El Papa León recordó a los padres que ellos son los primeros en enseñar a sus hijos sobre Dios, sus promesas y sus mandamientos.

Y agradeció a todos los que han sido testigos para los demás de la fe, de la esperanza y de la caridad, cooperando en la labor pastoral de la Iglesia “escuchando las preguntas, compartiendo las luchas y sirviendo al deseo de justicia y de verdad que habita en la conciencia humana”.

Enseñar la fe es un esfuerzo comunitario, dijo, y el Catecismo de la Iglesia Católica “es la ‘guía de viaje’ que nos protege del individualismo y la discordia, porque da testimonio de la fe de toda la Iglesia Católica”.

El autorCNS / Omnes

Recursos

Georges Lemaître: cuando el universo nace entre la ciencia y la fe

Georges Lemaître, sacerdote y físico belga, revolucionó la cosmología al proponer que el universo está en expansión y que tuvo un origen en el “átomo primitivo”, hoy conocido como Big Bang.

Eduardo Riaza·28 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Puede un sacerdote ser también un gran científico? La historia de Georges Lemaître demuestra que sí. Este físico belga, que también era sacerdote católico, no solo combinó con naturalidad la ciencia y la fe, sino que revolucionó nuestra comprensión del universo. De hecho, fue el primero en proponer lo que hoy conocemos como la teoría del Big Bang.

Un sacerdote con vocación científica

Desde joven, Lemaître soñaba con dos cosas: ser científico y ser sacerdote. Estudió ingeniería, filosofía, física y matemáticas, y sirvió como voluntario en la Primera Guerra Mundial. Luego ingresó al seminario y fue ordenado sacerdote. Pero su pasión por el conocimiento no se detuvo ahí.

Descubrió la teoría de la relatividad general de Einstein a través de los textos del astrónomo Arthur Eddington, con quien más tarde estudiaría en Cambridge. Fascinado por las nuevas ideas sobre el espacio y el tiempo, Lemaître empezó a explorar cómo estas podían aplicarse al universo entero.

Un universo que se expande

Hasta entonces, la mayoría de los científicos creían en un universo estático. Lemaître pensó lo contrario: si el universo estaba lleno de galaxias que se alejaban unas de otras —como indicaban algunas observaciones—, entonces debía estar en expansión.

Con esa idea en mente, en 1927 propuso un modelo matemático en el que el universo se expandía con el tiempo. Esta expansión explicaba un fenómeno conocido como “corrimiento al rojo”: las galaxias más lejanas se alejan más rápidamente. Años después, Edwin Hubble observó exactamente eso, dando un fuerte respaldo empírico a la hipótesis de Lemaître.

El origen: el “átomo primitivo”

Pero Lemaître fue más allá. En 1931 presentó una idea aún más audaz: el universo había comenzado a partir de un punto extremadamente denso y caliente que llamó “átomo primitivo”. Esa fue la primera formulación científica del origen del universo, hoy conocida como la teoría del Big Bang.

En lugar de imaginar un universo eterno, propuso uno con un comienzo, donde el espacio y el tiempo surgieron a partir de una explosión cósmica inicial. Aunque al principio la comunidad científica recibió esta idea con escepticismo —y algunos incluso pensaron que Lemaître buscaba introducir la creación bíblica en la ciencia—, él siempre fue claro: su modelo era una propuesta científica, no religiosa.

Fe y ciencia: dos caminos hacia la verdad

Lejos de usar la ciencia para “probar” la existencia de Dios, Lemaître insistía en mantener una separación saludable entre fe y ciencia. Para él, ambas buscaban la verdad, pero desde planos distintos: la ciencia explica el “cómo” del universo; la fe, el “por qué” último de la existencia.

Lemaître creía que Dios no sustituye las leyes naturales, sino que es el fundamento de todo lo que existe. En sus propias palabras, “no se debe reducir a Dios a una hipótesis científica”. Afirmaba que la Revelación no pretendía enseñar ciencia, y que un científico creyente podía investigar con la misma libertad que cualquier otro.

El legado del “padre del Big Bang”

A lo largo de su vida, Lemaître fue reconocido tanto por su brillantez científica como por su profunda humildad. Sus ideas fueron la base de la cosmología moderna. Poco antes de su muerte, se enteró del descubrimiento de la radiación cósmica de fondo, un “eco” del Big Bang que confirmaba su teoría. Fue un momento simbólico: la ciencia terminaba por confirmar lo que él había vislumbrado décadas antes.

Hoy, su figura inspira a muchos como ejemplo de que ciencia y fe no tienen por qué estar enfrentadas. Georges Lemaître vivió convencido de que el universo es racional, bello y accesible a la inteligencia humana, precisamente porque es obra de un Creador.

Y tal vez por eso, fue capaz de ver más lejos que muchos: hasta el origen mismo del cosmos.

El autorEduardo Riaza

Físico y autor de "La historia del comienzo: Georges Lemaître, padre del big bang".

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Evangelización

8 ideas de qué espera la gente de sus catequistas

¿Qué significa ser catequista? ¿Puede serlo cualquiera? ¿Qué esperan los catequizandos? En este artículo se muestran dos visiones que definen qué significa ser un buen catequista.

Teresa Aguado Peña·28 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Con motivo del Jubileo de Catequistas, este 28 de septiembre, el Papa León XIV preside en la plaza de San Pedro la Santa Misa con la institución de nuevos catequistas, un gesto que subraya la importancia de su misión en la vida de la Iglesia. En este contexto hemos preguntado a catequistas y catequizandos cuáles son, desde su experiencia, las claves para ejercer esta tarea con fecundidad y alegría. De ahí nace este artículo: ocho claves concretas para ser un buen catequista, recogidas de quienes transmiten y reciben la fe.

Muchos piensan que ser catequista es fruto de una recopilación de méritos, como si fuera un mero puesto que te asignan al subir una gran escalinata de pruebas de fe. Nada más lejos de la realidad. Y es que el primer «requisito» para ser catequista es reconocerse pecador, porque solo quien experimenta la misericordia de Dios puede anunciarla con autenticidad. Desde esa humildad nace la disponibilidad para servir, para acompañar a otros en su camino de fe y para dejar que el Espíritu Santo actúe a través de uno mismo. El catequista no habla desde una perfección personal, sino desde la experiencia viva de un Dios que transforma y sostiene, compartiendo con sencillez el tesoro recibido. Partiendo de esa base ¿Qué dicen los catequistas y qué dicen los catequizandos?

¿Qué dicen los catequistas?

1. Ser testigo del amor de Dios

El catequista no transmite una teoría ni un listado de normas: comunica una experiencia viva. Ser testigo del amor de Dios significa haberlo experimentado en uno mismo y dejar que ese amor transforme las palabras, gestos y actitudes. El catequista es alguien que, al haber encontrado a Cristo, puede decir con sinceridad “ven y verás”, porque comparte desde su propia experiencia y no desde conceptos abstractos.

2. La Iglesia como madre

El catequista no camina solo ni actúa por cuenta propia. Vive su misión desde la Iglesia, madre que engendra y cuida la fe. Esto implica sentirse parte activa de la comunidad cristiana, aprender de ella, recibir formación y apoyo, y a la vez acompañar a otros en su crecimiento espiritual. Desde esa conciencia, el catequista es signo de acogida y cercanía, mostrando a sus catequizandos que la Iglesia es casa y familia.

3. La Oración como fuente

El corazón del catequista se alimenta de la oración personal y comunitaria. No se puede dar lo que no se tiene: quien acompaña a otros en la fe necesita beber cada día de la fuente viva que es la relación con Dios. La oración sostiene en los momentos de cansancio, ilumina en las decisiones y convierte la catequesis en algo más que una clase: en un encuentro que puede conducir a un encuentro personal con Dios.

4. Parresía para anunciar el Evangelio

La parresía es la audacia del Espíritu Santo: anunciar el Evangelio con valentía, alegría y libertad interior. Un buen catequista no se deja frenar por el miedo, la timidez o el “qué dirán”, sino que se fía del Espíritu y se adapta al lenguaje y a la realidad de quienes tiene delante. Como Jesús, busca que la Buena Noticia llegue de forma comprensible, sin rebajar su contenido pero sí haciéndolo cercano y actual.

¿Qué piden los catequizandos a sus catequistas?

1.No a las palizas

Una catequista define bien lo que significa tener esta vocación: “ser testigo y no dar palizas”. La catequesis no puede ser un bombardeo de contenidos ni un discurso moralizante. La fe no se impone, se propone; no se transmite desde la frialdad de un manual, sino desde la cercanía de una experiencia real que inspira a creer en Él. Un buen catequista sabe acompañar, escuchar y adaptarse al ritmo y a la realidad de sus catequizandos, para que la catequesis sea un espacio de encuentro, diálogo y crecimiento, no de aburrimiento ni imposición.

2. Coherencia

Nada impacta más que el ejemplo. Un catequista puede tener muchos recursos didácticos, pero si su vida desdice lo que enseña, el mensaje se vacía de fuerza. Vivir con coherencia no significa ser perfecto, sino esforzarse por alinear la vida cotidiana con aquello que se anuncia: la oración, la participación en la comunidad, la caridad, el perdón. Esa autenticidad, aunque imperfecta, es la que despierta confianza en los catequizandos y les muestra que el Evangelio es posible en la vida real. Como decía uno de ellos: “No espero que mi catequista sea un santo, pero sí que se note que cree en lo que dice”.

3. Empatía

Cada persona que llega a la catequesis tiene su historia, sus dudas, su ritmo y sus heridas. Un buen catequista necesita, además de formación, inteligencia emocional para ponerse en los zapatos de sus catequizandos, acoger sus preguntas sin escandalizarse, escuchar sin juzgar y encontrar el modo de acompañar sus procesos. Esta empatía crea un clima de confianza en el que pueden abrirse al mensaje del Evangelio. Los catequizandos lo expresan así: “Nos sentimos escuchados cuando no nos tratan como un número, sino como personas con nombre y vida propia”.

4. Discernimiento

No todo consejo es oportuno ni todo camino es igual para todos. Por eso, además de empatía, un catequista necesita discernimiento: saber leer los signos de Dios en la vida de cada persona, orar por quienes acompaña y dejar que el Espíritu Santo inspire su palabra y sus gestos. El discernimiento ayuda a orientar sin imponer, a sugerir sin presionar, a indicar caminos que lleven al encuentro con Cristo y no a simples recetas. Así el catequista se convierte en verdadero compañero de camino, ayudando a cada uno a descubrir lo que Dios quiere para su vida.

Vaticano

El Papa a los catequistas: “hay un ‘sexto sentido’ para las cosas de Dios”

El Papa León XIV ha defendido en la Audiencia de esta mañana, en el Jubileo de los Catequistas, la existencia del ‘sensus fidei’, un ‘sexto sentido’ de las personas sencillas para las cosas de Dios. Es la “infalibilidad del pueblo de Dios en la fe”. La que llevó a un niño en Milán a gritar: “¡Ambrosio, obispo!”, y era un catecúmeno.

OSV / Omnes·27 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

– Francisco Otamendi

En el siglo IV, en Milán, la Iglesia estaba dividida por grandes conflictos y la elección del nuevo obispo se estaba convirtiendo en un tumulto, ha descrito el Papa León XIV en la Audiencia del Jubileo de los Catequistas. 

“La historia cuenta que entonces se alzó la voz de un niño que gritó: “¡Ambrosio obispo!”. Y todo el pueblo pidió: «¡Ambrosio obispo!”. Y Ambrosio, que ni siquiera estaba bautizado, era un catecúmeno que se preparaba para el bautismo, fue “uno de sus obispos más grandes y doctor de la Iglesia”, ha dicho el Papa.

Intuiciones en el pueblo de Dios

El Jubileo nos convierte en peregrinos de esperanza, “porque intuimos una gran necesidad de renovación que nos concierne a nosotros y a toda la tierra”, ha manifestado León XIV en una soleada Plaza de San Pedro, en el Jubileo de los Catequistas, ante màs de 35.000 peregrinos.

“Acabo de decir “intuimos”: este verbo —intuir— describe un movimiento del espíritu, una inteligencia del corazón que Jesús encontró sobre todo en los pequeños, es decir, en las personas de alma humilde. 

A menudo, de hecho, las personas cultas intuyen poco, porque presumen saberlo todo. “Es hermoso, en cambio, tener aún espacio en la mente y en el corazón, para que Dios pueda revelarse. ¡Cuánta esperanza cuando surgen nuevas intuiciones en el pueblo de Dios!”

Infabilidad del pueblo de Dios en la fe

Jesús se regocija por ello, está lleno de alegría, ha proseguido el Pontífice, porque se da cuenta de que los pequeños intuyen. Tienen el ‘sensus fidei’, que es como un ‘sexto sentido’ de las personas sencillas para las cosas de Dios. Dios es sencillo y se revela a los sencillos. 

“Por eso”, ha subrayado, “hay una infalibilidad del pueblo de Dios en la fe, de la cual la infalibilidad del Papa es expresión y servicio” (cf. Conc. Ecum. Vat. II, Lumen gentium, 12; Comisión Teológica Internacional, El sensus fidei en la vida de la Iglesia, 30-40)”.

“Ambrosio, obispo!”

Entonces ha recordado ese momento de la historia de la Iglesia que muestra cómo la esperanza puede provenir de la capacidad de intuición del pueblo. Cómo surgió en el siglo IV en Milán el nombre de Ambrosio, san Ambrosio, del grito de un niño.

Ambrosio al principio no quiere, incluso huye. Luego comprende que se trata de una llamada de Dios, así que se deja bautizar y ordenar obispo. “¡Y se convierte en cristiano haciendo de obispo!”, ha recordado el Papa. 

Regalo de los pequeños a la Iglesia

“¿Veis qué gran regalo hicieron los pequeños a la Iglesia? También hoy es una gracia que hay que pedir: ¡convertirse en cristianos mientras se vive la llamada recibida! ¿Eres madre, eres padre? Conviértete en cristiano como madre y padre. ¿Eres empresario, obrero, profesor, sacerdote, religiosa? Hazte cristiano en tu camino. El pueblo tiene este ‘olfato’: entiende si nos estamos haciendo cristianos o no. Y puede corregirnos, puede indicarnos el camino de Jesús”.

San Ambrosio, a lo largo de los años, devolvió mucho a su pueblo, ha señalado León XIV. Por ejemplo, “inventó nuevas formas de cantar salmos e himnos, de celebrar, de predicar. Él mismo sabía intuir, y así la esperanza se multiplicó. Agustín se convirtió gracias a su predicación y fue bautizado por él. Intuir es una forma de esperar, ¡no lo olvidemos!”

¡Que el Jubileo nos ayude a hacernos pequeños según el Evangelio para intuir y servir los sueños de Dios!, ha concluido su catequesis.

El autorOSV / Omnes

Vaticano

La misericordia que rehace al hombre

El Papa León XIV subraya que la misericordia de Dios no solo perdona, sino que recrea: allí donde el hombre destruye, Dios vuelve a crear.

Diego Blázquez Bernaldo de Quirós·27 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La catequesis reciente del Papa León XIV de este miércoles 24 de septiembre nos sitúa en el corazón del cristianismo: la misericordia de Dios como fuente inagotable de vida nueva. No se trata de una idea devocional secundaria, sino del núcleo mismo de la Revelación.

San Juan Pablo II lo afirmó con fuerza: “la misericordia es el atributo más grande de Dios” (Dives in misericordia, 13). Y Benedicto XVI recordó que “la fe cristiana no es ante todo una idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una Persona” (Deus caritas est, 1): ese encuentro es con Cristo que, en la cruz, hace de su perdón el rostro visible del amor divino.

La propuesta de León XIV

La novedad de la catequesis del Papa León XIV radica en subrayar que el perdón divino no es un simple “olvido” del pecado, sino un acto creador. Allí donde el hombre destruye, Dios vuelve a crear. El perdón no solo absuelve: re-crea. De ahí que la misericordia de Dios sea siempre fuente de esperanza. El creyente no se define por sus caídas, sino por el amor que lo levanta.

Sin embargo, esta experiencia requiere un camino espiritual: humildad y arrepentimiento. El orgullo cierra el acceso a la gracia, mientras que la confesión sincera abre de par en par la puerta al perdón. El Hijo pródigo solo pudo experimentar el abrazo del Padre cuando reconoció su miseria y dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti” (Lc 15,21). La misericordia no humilla: dignifica. Pero exige la valentía de reconocerse necesitado.

Perdonarse a uno mismo

Aquí se abre otro aspecto decisivo: el perdón de Dios reclama también que
aprendamos a perdonarnos a nosotros mismos. Muchas veces el cristiano vive como
si la absolución sacramental no tuviera eficacia, cargando con culpas que ya han sido
redimidas. Pero la fe nos enseña que el juicio definitivo sobre nuestra vida no lo
pronuncian nuestras faltas, sino la sangre de Cristo derramada por nosotros. Perdonarnos a nosotros mismos es, en último término, acoger la mirada de Dios sobre nuestra historia.

De esta certeza nace la alegría del Evangelio. El perdón no es solo descanso psicológico, es paz ontológica: nos devuelve al estado de hijos reconciliados, introducidos de nuevo en la comunión. Como enseña el Catecismo, “no hay límite ni medida a este perdón esencialmente divino” (CEC 2845). Por eso, la experiencia de la misericordia no conduce a la resignación, sino a la misión: el perdonado se convierte en testigo y ministro de perdón en un mundo herido por la dureza y el resentimiento.

La catequesis del Papa León XIV nos invita, en definitiva, a contemplar el perdón como don que exige humildad y que regala esperanza, humildad: porque reconocer la propia culpa es condición para abrirse a la gracia, esperanza: porque cada caída puede convertirse en lugar de encuentro con el Dios que “hace nuevas todas las cosas” (Ap 21,5). Y sobre todo, gratitud: porque todo en la vida cristiana nace del asombro agradecido ante un Dios que no se cansa nunca de rehacernos con su misericordia.

Estados Unidos

Obispo Paprocki: “No va en contra de la unidad decir la verdad”

La Arquidiócesis de Chicago, y el cardenal Blase J.Cupich, tienen previsto entregar al senador Dick Durbin un “Premio a la Trayectoria” por su trabajo en materia de inmigración. El senador ha mantenido “una política abortista muy firme y consistente”, dice el obispo Thomas J. Paprocki en esta entrevista de OSV News, y la arquidiócesis debería revocar la entrega del premio. Durbin reside oficialmente en su diócesis.

OSV / Omnes·27 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 8 minutos

– Gretchen R. Crowe (OSV News)

La oficina del Ministerio de Inmigración de la Dignidad Humana y la Solidaridad de la arquidiócesis de Chicago, y el cardenal Blase J. Cupich, tienen previsto entregar al senador Dick Durbin, católico, un “Premio a la Trayectoria” por su trabajo en cuestiones de inmigración, en noviembre. Esto a pesar de la postura pública de larga duración del senador sobre el aborto. El obispo Thomas J. Paprocji, de Springfield, Illinois, en cuya diócesis reside oficialmente Durbin, ha emitido una corrección fraternal al cardenal Cupich, pidiendo a la arquidiócesis que cambie sus planes.

“Debido a que esta decisión amenaza con escandalizar a los fieles y dañar los vínculos de la comunión eclesial, debe revertirse”, escribió el obispo Paprocki el 23 de setiembre en First Things.

En una entrevista con OSV News el 24 de septiembre, el obispo Paprocki afirmó que, independientemente del historial del senador Durbin en otros temas, su postura pública a favor de las políticas de protección del aborto legal lo descalifica para recibir cualquier premio, según las políticas tanto de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos como de la Arquidiócesis de Chicago. Argumentó que el premio no es coherente con la doctrina de la Iglesia sobre temas de vida y que defender la verdad no supone romper la unidad dentro de la Iglesia.

A continuación, se muestra la entrevista completa, editada para mayor claridad y extensión.

OSV News: A principios de esta semana, usted emitió una corrección fraternal formal al cardenal Cupich por la decisión de otorgar al senador Dick Durbin de Illinois un ‘Premio a la Trayectoria’. ¿Cuál cree que es el mejor resultado en este momento? 

Obispo Thomas J. Paprocki: Creo que el mejor resultado en este momento sería que el cardenal Cupich y la arquidiócesis de Chicago rescindieran la entrega de su premio a la trayectoria al senador Durbin. 

Creo que es evidente que ha mantenido una política abortista muy firme y consistente como senador de Estados Unidos. Y a pesar de sus otras buenas acciones, hablamos de una ética de vida coherente. 

Ése fue un gran problema con el cardenal Joseph Bernardin, arzobispo de Chicago en la década de 1990, cuando yo era su canciller. Al senador Durbin, que lleva varios años en esta postura, le parece que todas sus otras buenas acciones superan su condición de político abortista, y simplemente no funciona así. Sería como decir que alguien es un buen católico porque sigue nueve de los Diez Mandamientos: “El quinto mandamiento, ‘no matarás’, no lo seguimos, pero los otros nueve, los cumplo perfectamente”. Por lo tanto, es muy incoherente decir que vamos a otorgar un premio a la trayectoria a alguien que promueve el asesinato de fetos. 

OSV News: El cardenal Cupich hizo referencia a la “ética coherente de la vida” en su declaración, acuñada, como usted mencionó, por el cardenal Bernardin. ¿Podría explicarnos qué quería decir con ese concepto?

Obispo Paprocki: El propio cardenal Bernardin fue muy contundente al respecto. Le preguntaron muchas veces sobre ello. Esto fue cuando promovía la ética coherente de la vida en la década de 1980. Ya entonces había políticos y otros que usaban esta ética para decir, bueno, como el senador Durbin, que mientras me adhiera a la doctrina católica en la mayoría de los temas, no hay problema, y ​​que el aborto no es tan importante. 

Hay una cita muy contundente del cardenal Bernardin —fue entrevistado en el National Catholic Register en 1988— y tengo esta cita que me gusta usar con frecuencia, porque creo que es suya. Dijo: “Sé que algunas personas de izquierda, si se me permite usar esa etiqueta, han usado la ética consistente para dar la impresión de que el tema del aborto ya no es tan importante. Que deberían estar en contra del aborto en general, pero que hay asuntos más importantes, así que no le pidan cuentas a nadie solo por el aborto. Eso es un mal uso de la ética consistente, y lo deploro”. Es una cita muy contundente, y creo que es muy aplicable a lo que está sucediendo aquí con el senador Durbin. 

El senador estadounidense Dick Durbin, demócrata por Illinois, en 2019, y el cardenal Blase J. Cupich de Chicago, en 2018 en el Vaticano. (Foto de OSV News/Jim Bourg, foto de Reuters/CNS/Paul Haring).

OSV News: Con la corrección fraterna, ¿cree que cualquier respuesta que pueda obtener se hará pública, ya que su corrección fraterna fue pública? 

Obispo Paprocki: Creo que el cardenal Cupich ya ha declarado públicamente que planea seguir adelante con el homenaje al senador Durbin. Así que, si lo revocara, creo que sería muy público. Pero por ahora, no parece que vaya a hacerlo. De hecho, emitió su declaración el lunes después de que le señalé estas cosas. Así que, básicamente, está bastante claro que está redoblando sus esfuerzos y tiende a seguir adelante con la entrega de este premio. 

OSV News: No parece ideal que los obispos se muestren en desacuerdo en los medios de comunicación. Sin duda, no es ideal para la unidad de la Iglesia. ¿Qué hay en este tema para que haya decidido dar un paso adelante de esta manera? 

Obispo Paprocki: La razón por la que decidí dar este paso fue en respuesta a algo que están haciendo el cardenal Cupich y la arquidiócesis de Chicago. Yo no comencé esto. Están haciendo algo que contradice la declaración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos sobre “Los católicos en la vida política”. Una declaración que nosotros, como obispos de los Estados Unidos, emitimos en 2004. 

El texto dice muy claramente: «La comunidad católica y las instituciones católicas no deben honrar a quienes actúan en contra de nuestros principios morales fundamentales. No se les deben otorgar premios, honores ni plataformas que sugieran apoyo a sus acciones”. Eso está bastante claro. Y, de hecho, la arquidiócesis de Chicago tiene una política propia muy similar a la de no otorgar honores ni oportunidades de hablar a personas cuya postura pública se oponga a los principios morales fundamentales de la Iglesia Católica. 

Por lo tanto, cuando se da una situación como ésta, o cuando alguien incumple esa política, no creo que se rompa la unidad por señalarlo y pedir que se cumplan nuestras políticas y las enseñanzas de la Iglesia católica.

De hecho, creo que tenemos que decir la verdad, y el Papa León dio recientemente una charla en la que dijo que decir la verdad no perjudica la unidad, que debemos decir la verdad. Y creo que eso es lo que estamos haciendo aquí. 

Porque, de lo contrario, ¿qué sentido tiene tener estas políticas? Dedicamos mucho tiempo a debatirlas, las adoptamos y, luego, cuando alguien las incumple, ¿hay alguna consecuencia, al menos una declaración pública, que diga que esto supone un incumplimiento de nuestras políticas de la conferencia episcopal? 

Otros obispos ya han intervenido. Vi que el arzobispo Cordileone de San Francisco emitió una declaración, al igual que el obispo James Conley de Lincoln, Nebraska. Agradezco su apoyo y preveo que otros obispos también darán a conocer su opinión al respecto. 

OSV News: ¿Es normal que un obispo ignore las directrices de la USCCB y de su propia diócesis, y políticas sobre estos asuntos?

Obispo Paprocki: No lo creo. Es decir, no tengo conocimiento de un reconocimiento tan público y de alto perfil a un senador estadounidense tan prominente. No he visto nada parecido. Está el tema de recibir la Sagrada Comunión. Ése es otro tema. Y, como saben, sé que el arzobispo Cordileone de San Francisco le dijo, de forma similar, a Nancy Pelosi que ella tampoco debía recibir la Sagrada Comunión. Así que hay otros casos como éste en los que los obispos han aplicado el Derecho canónico. Que básicamente dice que cuando alguien persiste obstinadamente en promover un pecado grave manifiesto, no debe recibir la Sagrada Comunión.

OSV News: En su declaración del 22 de septiembre, el cardenal Cupich justificó sus acciones en parte, diciendo que era una forma de permanecer fiel a la instrucción de la CDF de mayo de 2021. ¿Cómo respondería a eso? 

Obispo Paprocki: Bueno, ya sabe, la instrucción es dialogar con los políticos, y eso está bien. Yo lo hago. He dialogado con el senador Durbin. Pero cuando un obispo intenta hacerlo y el político lo ignora, entonces hay que tomar medidas. Y esto es algo que me precede aquí en la diócesis. 

Esto se remonta a 2004, cuando el párroco de su parroquia, la parroquia del Santísimo Sacramento en Springfield, era Monseñor Kevin Vann. Ahora es el obispo Kevin Vann, obispo de Orange, California. En aquel entonces, le dijo al senador Durbin que no debía comulgar, y eso fue confirmado por mi predecesor, el obispo George Lucas, quien ahora es arzobispo emérito de Omaha.

Y eso es lo que se ha observado aquí. El senador Durbin me dijo personalmente que no comulga en nuestra diócesis. Bueno, al parecer comulga en una iglesia de Chicago. Tiene un apartamento en Chicago, pero sigue teniendo su casa aquí, en Springfield. Yo diría que, en lo que a eso se refiere, sigo siendo su obispo. Es muy interesante que al cardenal Cupich le preguntaran sobre esto en 2018. 

Y sobre el tema de que el senador Durbin no pudiera recibir la Sagrada Comunión, en un artículo que apareció en el State Journal Register, el periódico de Springfield, el cardenal Cupich dijo lo siguiente. 

“Dejo que cada obispo, que tiene la obligación de dialogar con sus funcionarios electos sobre este asunto en lo que respecta a su propia práctica de la fe católica, decida al respecto”. Yo no participé en la conversación entre el obispo y el senador Durbin sobre este tema, por lo que no puedo comentar al respecto, pero respeto a cualquier obispo que necesite tomar medidas dentro de su propia diócesis, y también creo que esa conversación debe permanecer entre ellos dos”. 

Bueno, estos dos, como dijo el propio cardenal Cupich, serían el senador Durbin y yo, el obispo Paprocki. Y, por lo tanto, en este momento, eso no ha cambiado. Él sigue teniendo aquí su hogar, lo que en Derecho canónico se denomina domicilio. Tiene su domicilio aquí, en esta diócesis. Y, en ese sentido, me encuentro en una posición en la que creo que tengo que decir algo. No se trata solo de si debo decir algo. Creo que tengo la obligación de hacerlo. 

OSV News: ¿Y su domicilio está en la diócesis de Springfield?

– Obispo Paprocki: Todavía lo usa como su registro oficial. Su historial de votación indica que vota desde aquí, e incluso si visita la página web oficial del senador Durbin, aparece que reside en Springfield. Así que está bastante claro. 

OSV News: ¿Existe alguna forma en la que una diócesis pueda premiar u honrar a un político por su labor en un ámbito concreto, aunque este discrepe públicamente con la Iglesia en otro? ¿Habría habido quizá una forma más adecuada para que la arquidiócesis de Chicago reconociera la labor del senador Durbin en materia de inmigración? ¿O no existe ninguna vía para ello? 

Obispo Paprocki: Bueno, supongo que se podría argumentar al respecto que si fuera muy limitado y solo dijera que queremos reconocer todo lo que ha hecho para ayudar a los inmigrantes, eso posiblemente podría funcionar. Pero yo señalaría dos cosas.

Una es que la política de la USCCB, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, simplemente dice que no debemos honrar a quienes actúan en contra de nuestros principios morales fundamentales y que no se les debe otorgar premios. Así que, si alguien no sigue las enseñanzas de la Iglesia, parecería que incluso para destacar un área para honrar, no deberíamos. 

La otra cosa, como quisiera señalar en este caso, es que lo llaman “premio a la trayectoria”. Así que no se lo honra solo por ese tema en particular.

OSV News : ¿Hay algo más que le gustaría agregar? 

– Obispo Paprocki: Solo pido oraciones. Creo que es muy importante. Siempre oramos por un cambio de corazón y creemos en el poder de la gracia y la conversión de Dios. Por eso, pido oraciones por el senador Durbin, por el cardenal Cupich y también por todos los que participan en el movimiento pro vida.

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Gretchen R. Crowe es editora en jefe de OSV News.

Esta entrevista ha sido publicada originariamente en OSV News en inglés. Pueden consultarla aquí

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El autorOSV / Omnes

Evangelización

Rosa Pich: «El Cielo en la Tierra es posible, con sacrificio, humor y caos»

La madre de 18 hijos Rosa Pich, transforma el dolor de sus pérdidas en enseñanza y alegría en su nuevo libro ‘También hay cielo'.

Teresa Aguado Peña·27 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Rosa Pich, madre de 18 hijos —tres de ellos ya en el cielo— y viuda, es un torbellino de alegría, fe y energía contagiosa. En su nuevo libro «También hay cielo», demuestra que se puede reír en medio del dolor, y que este se puede transformar en enseñanza. Con su famoso “caos organizado”, Rosa convierte cada día en un espectáculo de vida familiar mostrándolo en sus redes con el objetivo de aportar «un granito de esperanza» para todos aquellos que lo necesiten.

Desde sus primeros años de matrimonio, Rosa y su esposo decidieron dejar su familia en manos de la providencia. “No decidimos si tener uno, dos, tres… Sí que hablamos de querer una familia numerosa, pero al final es lo que Dios te da”, recuerda.

Su experiencia personal no ha sido fácil: al nacer su tercer hijo, falleció a los diez días, y cuatro meses después murió el segundo, ambos con problemas de corazón. Los médicos les recomendaron no tener más hijos, asegurando que podrían morir todos, e incluso que la mayor viviría solo hasta los tres años. Aun así, Rosa y Chema decidieron seguir adelante: “Nadie se mete en tu cama, vamos a hacer lo que nos dé la real gana”, dice Rosa, y así asumieron el riesgo y confiaron.

Rosa y sus hijos en una foto familiar ©Imagen de sus redes sociales

Para Rosa, cada hijo es un regalo inmerecido de Dios, un don temporal que los padres reciben para educar y acompañar, sabiendo que pronto seguirán su propio camino. Destaca la enorme responsabilidad que implica tener la libertad de decidir formar una familia: “Dios nos da la libertad…, si papá y mamá decimos que no, no van a nacer”, señala, subrayando que la decisión de traer un hijo al mundo es solo de los padres, y que esta responsabilidad trasciende la vida terrenal. Cada hijo exige entrega, sacrificio y servicio: aunque a veces los pequeños detalles de la crianza parecen abrumadores, Rosa recuerda que se trata de un acto de adoración y amor, un dar constante que fortalece el vínculo familiar.

Educar en la fe

Rosa explica que en su casa hay una vida de piedad: “Vamos a Misa los domingos, y los días que podemos entre semana, también. En casa se reza el Rosario”, sin que los niños decidan si participar o no, al igual que “no le dejas decidir si quiere ir al colegio”. Rosa muestra a sus hijos cómo integrar lo espiritual en lo cotidiano. “Los hijos tienen que ver a los padres rezar”, asegura, destacando que la espiritualidad se aprende sobre todo con el ejemplo.

Sin embargo, al crecer, los hijos toman sus propias decisiones: “tenemos que dejar que se equivoquen”. Cada hijo tiene su propia identidad, y aunque la educación en la fe es constante, ella respeta que, llegado un momento, los hijos decidan por sí mismos. “Tú educas en casa una fe vivida desde la cuna, pero al final tienes que respetar”, explica.

La pérdida

A pesar de haber vivido la muerte de tres hijos y la de su marido, Rosa, en su nuevo libro ‘También hay Cielo’, afirma que ha sido «muy mimada por el Señor». Ve el dolor como una oportunidad para transformarlo en algo más fértil, en una enseñanza. Por eso, resalta la importancia de afrontar la realidad y no huir de ella. Cuando ve que esta le supera, sabe a quién recurrir: «Señor, ayúdame. Dame fuerzas porque sola no puedo». Comenta que hemos sido creados para ser felices aquí en la Tierra, «aunque a veces se nos olvide».

También hay Cielo

Autor: Rosa Pich
Editorial: Alabada
Año: diciembre 2024
Número de páginas: 90

‘Influencer’ por casualidad

Compartir su testimonio y la manera en que Dios ha obrado en su vida le resulta algo natural. Cuenta que comenzó en Instagram casi por casualidad, siguiendo la sugerencia de un hijo, y que nunca buscó fama ni seguidores. Para ella, la clave está en mostrar la vida tal cual es, con sus alegrías, sus caídas y sus desafíos, como cuando su hijo Rafa enfrentó el cáncer: “el Señor ha querido mostrar a través de mi cuenta… otra manera de ver la enfermedad… sacar un lado un poco más humano y dar un granito de esperanza”. Rosa cree que, a través de su ejemplo y testimonio, puede transmitir consuelo, esperanza y motivación, ayudando a otros a enfrentar dificultades cotidianas y a valorar la vida familiar como un espacio donde la fe y la entrega se viven con autenticidad.

Con más de 123.000 seguidores en su cuenta @comoserfelizconunodostreshijos, sus publicaciones muestran tanto el caos como la diversión de convivir con 15 hijos. Es a lo que ella llama un «caos organizado»: un equilibrio entre el desorden inevitable de una familia numerosa y su alegría desbordante. Rosa Pich cree que la gente la sigue porque refleja la vida real, sin filtros, mostrando tanto los retos como las risas, los juegos improvisados y las anécdotas que llenan su hogar. Ese caos, lejos de ser negativo, genera optimismo, creatividad y cercanía, y transmite que, aunque la vida no sea perfecta, la convivencia familiar puede ser divertida, enriquecedora y profundamente humana.

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