Cultura

Criterios para la selección de cantos en la Misa

La selección de los cantos en la Misa tiene como objetivo enriquecer espiritualmente la celebración eucarística y fomentar la participación de los fieles. Desde el canto de entrada hasta el de comunión, cada pieza musical tiene una finalidad específica que responde al tiempo litúrgico y a las disposiciones de la Iglesia.

Daniel Alberto Escobar·5 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

La celebración eucarística se abre con la antífona o canto de entrada cuya finalidad es fomentar la unión de quienes se han reunido, introducirles en el misterio del tiempo litúrgico o de la fiesta, y acompañar la procesión de sacerdotes y ministros. Con respecto a la manera de ejecución, lo entona la schola y el pueblo, o un cantor y el pueblo, o todo el pueblo, o solamente la schola. Pueden emplearse para este canto o la antífona con su salmo, como se encuentran en el Gradual romano o en el Gradual simple, u otro canto acomodado a la acción sagrada o a la índole del día o del tiempo litúrgico, con un texto aprobado por la conferencia episcopal.

El Graduale Romanum contiene el repertorio oficial del propio y del ordinario para las distintas ocasiones. Ciertamente, la confrontación con este cantoral es una de entre las varias posibilidades para la elección de la música durante la Eucaristía. Sin embargo, de modo objetivo es el criterio más sólido a la hora de establecer el canto de entrada de la celebración.

No es casualidad que los íncipits de los introitos del Gradual hayan dado nombre tradicionalmente a determinados días. Los ejemplos más significativos se encuentran en los tiempos fuertes del año litúrgico, como es el caso, por poner dos ejemplos, de los domingos III de Adviento, llamado Gaudete, y el IV de Cuaresma, Laetare. Con respecto a la duración, es conveniente que este canto procesional se ajuste a las exigencias de duración de la entrada de la procesión inicial de la Misa.

También es posible el uso del órgano solo o de cualquier otro instrumento o conjunto de instrumentos legítimamente admitidos, antes de la llegada del sacerdote al altar, como también en el ofertorio, durante la comunión y al final de la misma. No hay que tener, pues, reparo alguno en sustituir la música vocal por la instrumental en estas ocasiones, ayudándose de profesionales de la música. Lejos de atentar contra una, a veces, mal entendida participación de los fieles, la celebración litúrgica se ve enriquecida y adquiere mayor colorido cuando existe la posibilidad de integrar distintas formas musicales vocales o instrumentales.

Kyrie, Gloria y Aleluya

Con el Kyrie los fieles aclaman al Señor y piden su misericordia. En él regularmente toman parte el pueblo y la schola o un cantor. Cuando forma parte del tercer modo de realizar el acto penitencial, el Kyrie va precedido de tropos, subrayando habitualmente el carácter de aclamación a través de la figura retórica de la apóstrofe, que consiste en dirigirse a Cristo directamente, a través de la expresión “Tú”. Las expresiones de los tropos son de contenido bíblico y nos muestran aspectos de la vida y de la acción de Cristo. Por lo tanto, el texto nunca está centrado en la condición pecadora del hombre, es decir, en este momento no pedimos misericordia porque nosotros somos pecadores, sino porque Cristo ha venido a otorgarnos el perdón.

Normalmente, los domingos y algunas fiestas se canta el Gloria. Estamos ante un antiquísimo himno con el que la Iglesia glorifica a Dios Padre y al Cordero, y le presenta sus súplicas. Lo entona el sacerdote o, según los casos, el cantor o el coro, y lo cantan o todos juntos o el pueblo alternando con los cantores, o solo la schola. Es necesario recalcar que, al igual que el Credo, el Santo o el Cordero de Dios, no está permitido cambiar la letra de este himno, puesto que no es un canto de acompañamiento, sino que constituye un rito de por sí.

Tras la lectura que precede inmediatamente al Evangelio está previsto el canto del Aleluya, salvo en Cuaresma, cuando se canta el verso antes del Evangelio u otro salmo o tracto del Gradual. El canto tiene carácter de aclamación, constituyendo de por sí un rito. Con él, por una parte, los fieles acogen y saludan al Señor, que les va a hablar en el Evangelio y, por otra parte, profesan su fe en Él mediante el canto. Existen varias posibilidades en la forma de ejecución. Si no se cantan, el Aleluya o el verso antes del Evangelio pueden omitirse. Esta supresión, especialmente en los días feriales, lejos de deslucir la celebración, ayuda a expresar la gradualidad de la solemnidad de los distintos días. Conforme se expresa en el misal, está prevista la intervención de la asamblea y de la schola o de un cantor. Mientras a la asamblea correspondería la repetición de la aclamación, al coro o al solista correspondería el verso.

Ofertorio y Santo

En rito romano se llama Ofertorio el canto que acompaña la procesión de las ofrendas al altar. Las normas sobre el modo de interpretación coinciden con las del canto de introito. Para este momento se prevén también dos alternativas: en primer lugar, la ejecución de polifonía o canto gregoriano a través de música coral; en segundo lugar, la intervención del organista con una obra musical como solista, sin excluir la intervención de otros instrumentos musicales.

El Santo constituye una antiquísima aclamación integrada en la plegaria eucarística. Está previsto que la aclamación sea proclamada por el pueblo junto con el sacerdote. Como el principal de los cantos de la Misa, conviene potenciarlo, debido a que su sentido pleno no cabe en un mero recitado. La veneración del texto impide, en principio, su sustitución por otro. 

Cordero de Dios y comunión

No se contempla la existencia de un canto para la paz. La fracción del pan es uno de los ritos más significativos de la celebración eucarística, debido a que realiza uno de los gestos más relevantes que hizo el Señor: partir el pan. El canto del Cordero de Dios tiene la misión de acompañar de forma litánica este momento. El misal contempla la participación del pueblo, al menos en la respuesta.

El canto de comunión es el último canto comunitario previsto en la Misa. El misal romano prevé, en primer lugar, el canto que acompañará la distribución de la comunión. Su función es la de expresar, por la unión de las voces, la unión espiritual de quienes comulgan, demostrar la alegría del corazón y manifestar claramente la índole comunitaria de la procesión para recibir la Eucaristía.

En cuanto al repertorio previsto, es posible emplear o bien la antífona del Gradual romano, con salmo o sin él, o bien la antífona con el salmo del Gradual simple, o si no algún otro canto adecuado. El canto de comunión puede ser realizado por el coro solo o también por el coro o un cantor con el pueblo. Para este lugar puede ser apropiada también la interpretación de una obra instrumental. Asimismo, el misal presenta como posibilidad el canto de un salmo, un himno o un canto de alabanza tras la distribución de la comunión y del canto que la acompaña.

La Misa no establece un canto de salida. No hay, pues, simetría entre el canto de entrada y el final de la celebración. Sin embargo, el directorio sobre canto y música en las celebraciones de la Conferencia Episcopal Española señala que puede ser oportuno, sin retener a los fieles. También valora positivamente la posible interpretación de una obra de órgano. 

El autorDaniel Alberto Escobar

Profesor de liturgia. Universidad de San Dámaso.

Cultura

La bebida alcohólica que popularizó Dickens y su conexión con san Nicolás

Cedric Dickens, bisnieto del escritor británico Charles Dickens, habla sobre la bebida caliente y alcohólica ‘Smoking Bishop’ (Obispo Humeante’), en su libro ‘Bebiendo con Dickens’. Los holandeses aún elaboran Bisschopswijn o vino del obispo para celebrar la víspera de San Nicolás (6 de diciembre). Vean la receta.  

OSV / Omnes·5 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

 – Sarah Robsdottir, OSV

¡Feliz Navidad, Bob!, dijo Scrooge con una sinceridad inconfundible, dándole una palmadita en la espalda–. ¡Una Navidad más feliz, Bob, mi querido amigo, de la que te he dado en muchos años! Te subiré el sueldo y me esforzaré por ayudar a tu familia, que está pasando apuros, y hablaremos de tus asuntos esta misma tarde, Bob, con un tazón navideño de ‘Smoking Bishop’ (Obispo Humeante’).

Este intercambio final de ‘Un cuento de Navidad’ de Charles Dickens muestra a un Ebenezer Scrooge arrepentido sirviéndole a su empleado Bob Cratchit, maltratado durante mucho tiempo, una taza humeante de Smoking Bishop. Se trata de un brebaje de vino tinto especiado y cítrico que toma su nombre del color de la bebida, que combina con el sombrero o la “mitra” de un obispo.  

Orígenes medievales

“Su nombre caprichoso recuerda [también] sus orígenes medievales, cuando a veces se servía en los ayuntamientos y banquetes universitarios en cuencos que se parecían a la forma de la mitra de un obispo”, explica Andrea Broomfield en su libro ‘Comida y cocina en la Inglaterra victoriana: una historia».

Cedric Dickens, bisnieto de Charles Dickens, habla sobre el significado de la bebida caliente y alcohólica y su lugar en la escena final de ‘Un cuento de Navidad’, en la introducción de su libro ‘Bebiendo con Dickens’: A la gente le encanta hablar de [Charles Dickens], posiblemente porque era el defensor del hombre común… Tomemos, por ejemplo, ‘Cuento de Navidad’… 

Sí, incluso el pobre Bob Cratchit, que ganaba una miseria, preparaba su ponche en Navidad. Los Bob Cratchit, y de hecho todos los personajes del mundo de Dickens, siguen vivos en nuestra imaginación y, de hecho, siguen existiendo. 

Vinos comunes en la Inglaterra victoriana

Entre los comentarios de Broomfield y Cedric Dickens sobre el ‘’Obispo Humeante’, así como los numerosos videos tutoriales sobre la bebida festiva, es fácil concluir lo siguiente. 

Si bien estos vinos calientes ya eran comunes en la Inglaterra victoriana antes de la publicación de la obra maestra navideña de Dickens de 1843, la bebida caliente, cítrica, con clavo de olor, vino y oporto se convirtió en un alimento básico navideño aún más popular, apareciendo en fiestas y ferias al aire libre en los años siguientes. 

Holanda: vino del obispo en vísperas de san Nicolás

Mucho antes, sin embargo, las tradiciones inglesas de los vinos calientes y las sidras se extendieron a muchos países europeos. 

Los holandeses aún elaboran Bisschopswijn o vino del obispo para celebrar la víspera de San Nicolás, la víspera del día de san Nicolás, que se celebra el 6 de diciembre. 

La festividad conmemora la muerte del histórico “Papá Noel”, el obispo de Myra del siglo IV, que luchó contra la herejía en el Concilio de Nicea y cuyo legado duradero es el de dar generosos regalos a los niños.

De San Nicolás, Sinterklaas, a Santa Claus

Los inmigrantes neerlandeses llevaron la tradición a Estados Unidos, donde san Nicolás, “Sinterklaas”, evolucionó fonéticamente a Santa Claus. No se pierdan mañana, aquí mismo, ‘la leyenda de san Nicolás: el origen de Santa Claus’.

El Centro de San Nicolás existe para promover la devoción a este querido santo y es un recurso valioso y repleto de datos históricos, anécdotas y formas creativas de celebrar la próxima festividad. 

Bisschopswijn, muy similar al Obispo Humeante

Su receta del Bisschopswijn es casi idéntica a los ingredientes de la receta del Obispo Humeante, escrita por Cedric Dickens.

Tengo la sensación de que la receta que se cita a continuación es una bebida que su bisabuelo habría acogido con gusto. ¡Disfrútenla con moderación, con buena salud y con espíritu de agradecimiento! 

Receta del Bisschopswijn (vino de obispo holandés)

(Cortesía del Centro san Nicolás. Bebida tradicional para la víspera del día de san Nicolás, el 6 de diciembre).

1 litro de vino tinto
1 limón
1 naranja
20 clavos de olor (especia).
2 cucharadas de azúcar
1 rama de canela
una pizca de macis y azafrán (opcional)

Lave y seque el limón y la naranja. 

Introduzca 10 clavos de olor en cada uno. 

Ponga el vino, el azúcar, el limón, la naranja y la canela (y la macis y el azafrán atados con una muselina, si los usa) en una cacerola. 

Tape y deje hervir lentamente. 

Baje el fuego y deje que el vino hierva a fuego lento durante aproximadamente 1 hora. 

Retire las especias y la fruta. 

Caliente el vino de nuevo, pero no deje que hierva. 

Sirva en vasos resistentes al calor. 

¡Buen provecho!

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– Sarah Robsdottir es católica conversa y madre de siete hijos que educa en casa. Su última novela, ‘Juana de Arkansas’, fue publicada por Voyage Publishing a principios de este año. Visite a Sarah en www.sarahrobsdottir.com.

– Esta información se ha publicado originariamente en OSV News en inglés. Pueden consultarla aquí.

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El autorOSV / Omnes

Evangelio

La ajorca de oro. Inmaculada Concepción (A)

Vitus Ntube nos comenta las lecturas de la Inmaculada Concepción (A) correspondiente al día 8 de diciembre de 2025.

Vitus Ntube·5 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

En el camino del Adviento nos encontramos con esta hermosa fiesta de la Madre de Cristo: la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Hoy contemplamos a nuestra Señora en su hermosura: la belleza de la santidad y la belleza de la gracia. El ángel en el Evangelio de hoy la llama “llena de gracia”: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo” (Lc 1, 28). El Papa Benedicto XVI decía que “llena de gracia” es el nombre más hermoso de María, el nombre que Dios mismo le dio para indicar que siempre ha sido y siempre será la amada.

María no solo tiene un nombre hermoso, sino también una personalidad y una identidad bellas. Ha sido bendecida con todas las bendiciones espirituales de los cielos para ser santa e inmaculada. La fiesta de hoy nos permite contemplar esta belleza sin mancha, la belleza de estar llena de gracia, de estar llena de Cristo.

Esta belleza ha sido plasmada en muchas obras de arte. Recuerdo mi breve experiencia pastoral en Valencia. Por primera vez me encontré con una estatua de la Virgen adornada con pendientes. Me llamó la atención porque era algo ajeno a mi sensibilidad. Pero al visitar más iglesias, descubrí que muchas imágenes de María allí —incluida la patrona de la ciudad— estaban ricamente adornadas con pendientes, pulseras, collares y coronas. Aquellos adornos no eran simples objetos de vanidad, sino intentos artísticos de expresar exteriormente el esplendor de la santidad interior de María. La belleza de María necesitaba una expresión a través de esos objetos. Estaban allí para embellecer a la Virgen y, al mismo tiempo, manifestar su hermosura interior. La antífona de entrada de la liturgia de hoy, del profeta Isaías, se puede atribuir a María, cuya alma se regocija porque ha sido revestida con las vestiduras de la salvación y el manto de la justicia: “como novia que se adorna con sus joyas” (Isaías 61, 10).

Al maravillarnos con la belleza de María, recordamos que también nosotros hemos sido hechos hermosos ante Dios con todas las bendiciones espirituales y estamos llamados a ser santos. Mucho depende de si decimos “sí” al plan de Dios como lo hizo María en el Evangelio, o si decimos “no” como Adán y Eva en la primera lectura. También podemos tratar de descubrir la bendición particular que Dios ha dado a cada uno de nosotros para cumplir la misión que nos ha encomendado.

El escritor español Gustavo Adolfo Bécquer, en su leyenda La ajorca de oro, cuenta la historia de una mujer llamada María, que fue a la catedral de Toledo en la fiesta de la Virgen. Mientras rezaba, su mirada no se fijó en la Virgen, sino en la ajorca de oro que adornaba el brazo que sostenía al Niño Divino. Quedó cautivada, codiciosa, incluso obsesionada, por el brillo de la joya, hasta tal punto de que ya no veía a la Virgen que veneraba, sino a otra mujer que se burlaba de ella por no poseer tal tesoro. Para ella, María había dejado de ser modelo del que aprender y se había convertido en una rival.

La Virgen no presume de sus privilegios, ni su belleza y sus gracias deben presentarse como motivo de comparación. Ella no nos ha sido dada como rival. La fiesta de la Inmaculada Concepción nos recuerda que todos hemos sido bendecidos de manera especial para la misión de Dios, y que estamos llamados a corresponder a ese don con nuestro “sí”, al igual que lo hizo María. Sus joyas son dones de Dios y su agradecida aceptación de los dones y la misión inherente a ellos.

Evangelización

¿Por qué la mujer no puede ser sacerdote?

La Iglesia explica por qué el sacerdocio está reservado a los varones y cuál es el papel esencial de la mujer.

Teresa Aguado Peña·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

En las últimas décadas, el papel de la mujer en la Iglesia ha sido objeto de un debate cada vez más visible. Muchas personas se preguntan si algún día podría abrirse la posibilidad de que las mujeres reciban el sacramento del Orden sacerdotal. Sin embargo, la Iglesia católica sostiene que no se trata de una cuestión de “derechos” o de “discriminación”, sino de la naturaleza misma del ministerio sacerdotal tal como lo instituyó Jesucristo. ¿Por qué la Iglesia mantiene esta enseñanza? ¿Qué razones bíblicas, teológicas y simbólicas hay detrás de que el sacerdocio ministerial esté reservado a los varones y cómo se relaciona con la misión propia de la mujer en la Iglesia?

Ya en los años setenta, cuando algunas comunidades cristianas comenzaron a plantear la posibilidad de ordenar mujeres, Pablo VI recordó públicamente que para la Iglesia católica “no es admisible” conferir el sacerdocio ministerial a las mujeres. Y no lo es, afirmaba, por razones fundamentales:

  • El ejemplo de Cristo, que escogió solo varones como apóstoles.
  • La práctica constante de la Iglesia, que ha imitado fielmente a Cristo en esta elección.
  • El Magisterio vivo, que enseña de modo coherente que esta exclusión está en armonía con el plan de Dios para su Iglesia.

Para aclarar aún más esta cuestión, Pablo VI encargó a la Congregación para la Doctrina de la Fe la declaración «Inter Insigniores», que expuso y profundizó los fundamentos de esta doctrina, concluyendo así: «la razón verdadera es que Cristo, al dar a la Iglesia su constitución fundamental, su antropología teológica, seguida siempre por la Tradición de la Iglesia misma, lo ha establecido así».

San Juan Pablo II, en su carta apostólica «Ordinatio Sacerdotalis», subraya que Cristo eligió a sus Apóstoles de manera totalmente libre y soberana. No se dejó arrastrar por condicionamientos socioculturales. En los Evangelios vemos a Jesús actuar con gran libertad y dignificar la vocación de la mujer, pero aun así reservó a varones la misión apostólica. Después, los propios Apóstoles transmitieron esa misma práctica cuando eligieron a sus sucesores y colaboradores en el ministerio.

El papel de la mujer en la Iglesia

San Juan Pablo II destaca el papel esencial de las mujeres en la Iglesia en su carta apostólica: «El hecho de que María Santísima, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, no recibiera la misión propia de los Apóstoles ni el sacerdocio ministerial, muestra claramente que la no admisión de las mujeres a la ordenación sacerdotal no puede significar una menor dignidad ni una discriminación hacia ellas, sino la observancia fiel de una disposición que hay que atribuir a la sabiduría del Señor del universo». Así, añade que el papel de la mujer es capital hoy en día, tanto para la renovación y humanización de la sociedad, como para descubrir de nuevo, por parte de los creyentes, «el verdadero rostro de la Iglesia».

El Papa Francisco reafirmó esta postura subrayando que “es un problema teológico” pero que no se trata de una privación sino de un papel distinto donde hay todavía mucho que profundizar y reconoció que hay que dar más cabida a la mujer en la Iglesia en otros ámbitos.

Además, la Declaración «Inter Insigniores» recuerda que la estructura jerárquica de la Iglesia está ordenada totalmente a la santidad de los fieles: «el único carisma superior que debe ser apetecido es la caridad (cf. 1 Cor 12-13). Los más grandes en el Reino de los cielos no son los ministros, sino los santos».

Cristo Esposo, Iglesia Esposa

Desde la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo II se puede dar un argumento más. En un mundo en el que da igual que el cuerpo sea masculino o femenino, la Iglesia reivindica la importancia de su significado. Juan Pablo II hablaba de la Eucaristía como el sacramento de los esposos porque es el sacramento en el cual los esposos por excelencia, es decir, Cristo y la Iglesia, se entregan. Y se entregan, decía él, de la misma manera que los esposos en el matrimonio: en su cuerpo femenino o masculino.

El varón y la mujer no se entregan de la misma forma. Esto se expresa en el acto conyugal: el esposo se entrega saliendo de sí y yendo hacia la esposa y la esposa se entrega acogiendo dentro de sí al esposo. Este mismo lenguaje se encarna en la historia de la salvación. Así, cuando el sacerdote toma la forma para consagrarla y dice «Tomad y comed… esto es mi cuerpo que será entregado por vosotros» es Nuestro Señor diciéndole esas palabras a la Iglesia. Una mujer no podría pronunciarlas porque sencillamente no se entrega así, sino acogiendo en sí el don del esposo: comiendo Su Cuerpo.


Vaticano

El Vaticano cierra la puerta al diaconado femenino pero no con un juicio definitivo

La ausencia de consenso obliga a mantener una postura prudencial y no admitir el diaconado femenino. Recomienda continuar el estudio del diaconado y reforzar la reflexión global sobre el servicio (diaconía) en la Iglesia.

Javier García Herrería·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Vaticano ha hecho público un amplio resumen de los trabajos realizados por la Comisión de Estudio sobre el Diaconado Femenino, que desde 2021 —y en continuidad con investigaciones previas iniciadas bajo el pontificado de Francisco— analiza la posible admisión de mujeres al diaconado. 

El informe, firmado por el presidente de la Comisión junto con su secretario, Monseñor Denis Dupont-Fauville, sintetiza cuatro años de investigación histórica, teológica y pastoral, así como las tensiones doctrinales que han impedido alcanzar un consenso, y ha sido presentado recientemente al papa León XIV como material para su discernimiento.

El resumen entregado al papa León XIV recoge que las distintas comisiones vaticanas han constatado la existencia histórica de figuras llamadas diaconisas, presentes en la Iglesia antigua. Sin embargo, los estudios coinciden en que dicho ministerio no fue homogéneo ni equivalente al diaconado masculino. Las funciones, ritos de institución y significado teológico variaron notablemente entre comunidades, sin que pueda hablarse de un sacramento del Orden en sentido pleno.

Falta de evidencia sacramental

La Comisión presidida por Mons. Dupont-Fauville reafirma que, según el estado actual de la investigación, no existe fundamento suficiente para atribuir al diaconado femenino antiguo un carácter sacramental. Aunque algunos textos podrían sugerir lo contrario, la evaluación global de la Tradición apunta a un “ministerio sui generis”, desligado de la sucesión apostólica. Esta tesis fue aprobada ampliamente dentro del organismo.

El documento insiste en que los datos históricos, por sí solos, no permiten resolver la cuestión: la decisión final deberá ser doctrinal y magisterial. La Comisión reconoce la existencia de dos líneas teológicas contrapuestas.

Una enfatiza que la ordenación diaconal es ad ministerium —orientada al servicio, no al sacerdocio—, lo que abriría un posible camino para la ordenación de mujeres, en la medida que sus funciones se ciñan a servicios eclesiales no sacramentales. La otra subraya la unidad del sacramento del Orden y su significado esponsal en los tres grados (diácono, presbítero, obispo), rechazando la posibilidad de un diaconado femenino sacramental.

Votaciones divididas y ausencia de consenso

Las votaciones internas reflejan que hay desafíos doctrinales no resueltos y muestra cómo hay bastantes personas consultadas que están a favor, pero esta falta de convergencia hace recomendable una actitud prudencial.

La Comisión recibió 22 dossiers enviados al proceso sinodal, pero “no puede considerarse la voz del Sínodo, y mucho menos del Pueblo de Dios en su conjunto”. En ellos se expresan posturas muy diversas: desde quienes invocan la igualdad bautismal y el acceso de las mujeres a todos los grados del Orden, hasta quienes alertan contra un cambio considerado contrario a la Tradición o influido por tendencias socioculturales contemporáneas. 

Según el resumen, la propuesta sinodal de estudiar el tema fue una de las más controvertidas, con un número elevado de votos en contra.

Argumentos antropológicos y teológicos en conflicto

Las presentaciones favorables al diaconado femenino se apoyan en la igualdad de dignidad entre hombre y mujer y en una comprensión no vinculada al género de la representación de Cristo. En contraste, otros teólogos afirman que la masculinidad de Cristo tiene relevancia sacramental y que modificar este punto implicaría alterar el significado nupcial de la relación entre Cristo y la Iglesia.

Muchas mujeres aportaron su experiencia pastoral, especialmente en comunidades sin presencia estable de sacerdotes. Varias señalaron sentir una vocación al diaconado como plenitud sacramental de su servicio; otras expresaron la necesidad de visibilidad, autoridad y reconocimiento eclesial. La Comisión advierte, sin embargo, que la dedicación o el deseo personal no constituyen por sí mismos un criterio teológico suficiente para la ordenación.

Hacia nuevos ministerios y mayor corresponsabilidad

Uno de los puntos de mayor consenso fue la necesidad de ampliar los ministerios laicales, especialmente aquellos que pueden ser confiados a mujeres, siguiendo la línea de Spiritus Domini y Antiquum Ministerium. La Comisión afirma que este desarrollo sería un signo profético, especialmente en contextos donde persiste la discriminación de género. La propuesta fue aprobada de manera casi unánime.

El texto final señala que en amplias zonas del mundo el diaconado permanente es poco conocido o prácticamente inexistente, lo que dificulta comprender su sentido propio. Por ello, antes de debatir sobre su eventual apertura a mujeres, la Iglesia debería “aclarar su identidad sacramental y misión eclesial”. Esta tarea se presenta como prioritaria para avanzar en el discernimiento.

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La vida es peor sin Dios

La conversión desencadena, siempre, una serie de reacciones y sentimientos diversos. En quien la vive, la alegría y el fervor se une a la claridad de ver que “ha elegido la mejor parte”, la luz se hace presente después de una vida de oscuridad. Esta actitud de deslumbramiento, contrasta, no pocas veces, con alguna actitud derrotista, ceniza, de muchos católicos empeñados en ver sólo los nubarrones de la Iglesia.

4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La conversión desencadena, siempre, una serie de reacciones y sentimientos diversos. En quien la vive, la alegría y el fervor se une a la claridad de ver que “ha elegido la mejor parte”, la luz se hace presente después de una vida de oscuridad. Esta actitud de deslumbramiento, contrasta, no pocas veces, con alguna actitud derrotista, ceniza, de muchos católicos empeñados en ver sólo los nubarrones de la Iglesia. 

En una ocasión, una joven conversa, se encontraba en una conferencia, rodeada de “cristianos de toda la vida”. Éstos tan sólo se quejaban de los problemas que cercaban a la fe: los sacerdotes tenían poco celo pastoral, la sociedad desterraba la fe de la esfera pública, no existían políticas cristianas… Cuestionada por cómo veía ella  “aquel panorama”, aquella joven respondió “sinceramente, creo que no es tan malo. Porque yo vengo de fuera y no os hacéis una idea del frío que hace ahí”. Su respuesta dió en el clavo: fuera, sin Dios, hace más frío.

Una de las peores mentiras que el diablo ha implantado, con éxito, en la mentalidad de muchos cristianos es esa que considera que, quienes están lejos de Dios, “fuera de la viña”, disfrutan más que nosotros, o incluso, que son más felices aquí en la Tierra. Es la mentalidad necia del que exclama ante una vuelta o descubrimiento tardío de Dios: “¡Con lo bien que se lo ha pasado en la vida, ahora se convierte y va al Cielo, ¿no?”. Y no es así. No. Fuera hace mucho frío. 

La vida es peor sin Dios. Hace más frío fuera de la viña, lejos del Padre. Caemos en la trampa diabólica cuando pensamos que los de fuera “tienen suerte” o “han vivido lo mejor de la vida”, en vez de dar gracias por haber sido llamados “a la hora primera”. Pasaron frío los jornaleros – que no habían conocido la casa del Señor; pasó frío y hambre, el hijo pródigo que había huido de ella, tras aquella falsa promesa del diablo. 

Porque el peso del día y el calor existen, claro que sí, pero es un calor con sentido, un peso con futuro. No es el trabajo obligado de un esclavo sin esperanza. Si no, los católicos seríamos como el hijo mayor, un “querer sin querer”, un “estar dentro” de manera tibia, mediocre. Y así no escucharemos el grito de los de fuera, que piden que salgamos en busca de ellos, que seamos los actores de cambio del mundo.

El autorMaria José Atienza

Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

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Oda a la discapacidad

Tengo dos hermanas con discapacidad. Pero me sigue sorprendiendo cada vez que veo a un Síndrome de Down cantando por la calle. Entonces pienso: ¡Qué bueno es el Señor!

4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hace poco, yendo al trabajo, cogí un autobús repleto de gente. Llevaba la rutina de todo trabajador en el transporte público: en silencio, con el móvil en la mano, los ojos fijos en una pantalla y esperando que nadie me molestara. De pronto se oyó una voz de un pasajero que, a pleno pulmón y sin ningún tipo de vergüenza, cantaba una balada a una tal Jenny: “eres mi amor” repetía.

Las sardinas enlatadas que estábamos alrededor sólo tratábamos de hacer una cosa: contener la risa. Todos cruzábamos miradas que decían “pobrecito, es discapacitado”. Pero lo cierto es que todos queríamos empezar la mañana tan felices como él. Llegué al trabajo con una sonrisa de oreja a oreja y les dije a mis compañeros: ha pasado algo muy surrealista en el bus, y me ha alegrado el día.

Yo tengo dos hermanas con discapacidad, pero me sigue llamando la atención esta condición.

Ayer fue el día internacional de las personas con discapacidad, y acompañé a mi hermana Paloma a un torneo de baloncesto que organizó la asociación Clubamigos. Allí todos recibían un trofeo y lo primero que hacían era ir a abrazar a sus padres, que no hacían otra cosa que babear ante tan desbordante alegría. Yo sólo podía pensar ¡Qué bueno es el Señor!

Se dice que Dios es un artista y que todas sus obras son perfectas. Pero siempre he pensado que con este tipo de personas se ha lucido. Y es que, viendo la maldad que hay en tantos de nosotros, nuestro Padre quiso regalarnos hermanos en los que veamos una inocencia tan pura que digamos “yo quiero ser como ellos”.

¿Por qué no iba a querer ser alguien que no tiene culpa alguna? Alguien con alegría, cariñoso, sencillo, sensible y amable. Sobre todo, amable. Son personas que nada más verlas provocan ternura y son felices con poco. Personas que dan ganas de cuidarlas.

La sociedad en la que vivimos rechaza a todo aquél que haya que cuidar: niños, abuelos y sí, discapacitados. El que no es autosuficiente, vale menos. Y es una pena que se avance en aborto, eutanasia y demás inventos para librarse de ellos. ¡Si tan sólo nos diésemos cuenta de que precisamente cuidar es lo que nos lleva a Dios, nos hace felices!

De la cantidad de regalos que el Señor me ha hecho, uno de los más preciados es tener hermanas con discapacidad. Porque ellas son para mí ángeles sin culpa que Él ha puesto en mi camino para que yo salga de mí misma. Me regalan momentos liberadores en los que puedo dejar a un lado el infierno de vivir para mí y ponerme a su disposición, viendo en ellas un trocito de Cielo.

Dios está en ellas, como en muchos otros que me rodean. Pero es más evidente en alguien con esta condición. Por ello, cada vez que en el metro o en el bus me encuentro a un Síndrome de Down con sus cascos y cantando lo más alto que puede, pienso ¡Qué bueno es el Señor, que me deja verle!

Rodeémonos, aprendamos y cuidemos de ellos, reconozcamos su valor y amémoslos. Porque son obras maestras del mayor artista de todos.

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Estados Unidos

William Dailey: «existen brotes verdes en la vida de fe en Estados Unidos” 

Fr. William Dailey, sacerdote de la Congregación de la Santa Cruz (CSC), y profesor en la Facultad de Derecho en la Universidad de Notre Dame, observa “brotes verdes en la vida de fe” en Estados Unidos, y ve motivos para “ser optimistas”.

Francisco Otamendi·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

Un macroinforme, elaborado por la consultora estadounidense Pew Research y publicado a comienzos de ese año, apreció una estabilización en el declive del cristianismo en Estados Unidos. Casi en paralelo, la newsletter ‘The Morning’, de The New York Times, abordaba la religión y la espiritualidad, y concluía: “Estados Unidos quiere un Dios”. Y luego llegó la sorpresa de la elección del Papa León XIV, el primer Papa procedente de los Estados Unidos.

En este contexto, entrevistamos a Fr. William Dailey, sacerdote de la Congregación de la Santa Cruz (CSC), y profesor en la Facultad de Derecho en la Universidad de Notre Dame, que acaba de organizar una cumbre sobre libertad religiosa en Dublín.

A su juicio, existen “brotes verdes en la vida de fe” en su país. Y aunque “es demasiado pronto para juzgar si habrá un ‘efecto Leo’ significativo en la práctica del catolicismo en Estados Unidos, los primeros indicios son ciertamente esperanzadores” afirma.

¿Cómo valora el estudio de Pew Research que apunta a una estabilización del declive del cristianismo durante años en Estados Unidos?

—El estudio de Pew Research coincide con mi propia experiencia, anecdótica, en varios aspectos. Me encuentro en una situación poco habitual en la Universidad de Notre Dame, donde más del 80 % del alumnado es católico y, en nuestras residencias universitarias y en muchos edificios académicos, se celebran Misas diarias muy concurridas, por lo que el descenso es menos evidente en mi vida cotidiana.

Pero, sin duda, hay menos gente asistiendo a Misa en 2025, en porcentaje de la población estudiantil, que cuando me gradué en 1990. Sin embargo, al menos entre los que asisten a Misa hoy, el nivel de catequesis es más alto que el de mi generación, y el entusiasmo y la devoción que muestran son, “a menudo” sorprendentes.

Así que se pueden ver tendencias en ambas direcciones, como indica el estudio: tenemos conversiones y reafiliaciones de formas impresionantes y conmovedoras, pero también vemos muchas desvinculaciones. Hablamos mucho de esto en mi comunidad religiosa, la Congregación de la Santa Cruz, que fundó Notre Dame y sigue prestando servicio allí, y más ampliamente en toda la universidad: cómo podemos atraer a la gente de nuevo a la práctica de la fe.

¿Se han recuperado, al menos, los niveles de antes de la pandemia? ¿Y la evangelización en los ambientes universitarios? 

— Sin duda estamos viendo un resurgimiento en Notre Dame tras los mínimos alcanzados durante la pandemia en cuanto a la asistencia a Misa, y un gran fervor en nuestros programas de confirmación de adultos y la Iniciación Cristiana de Adultos, especialmente entre nuestra población estudiantil internacional. Esto no contrarresta necesariamente la tendencia general de desafiliación, que refleja la investigación de Pew Research mencionada anteriormente, pero las cosas no son unidireccionales.

¿Considera que puede estar sucediendo un cierto repunte de la vida espiritual o de la práctica religiosa como informa el New York Times?

—Una vez más, mi trabajo diario con los estudiantes y compañeros del cuerpo docente, así como las numerosas conversaciones aleatorias o fortuitas que uno puede tener en aeropuertos o en bodas, concuerdan plenamente con lo que informa el New York Times: que, incluso en medio del declive de la afiliación a las religiones organizadas, las personas mantienen una sensación de creencia en Dios, de que no estamos solos en el universo, de que hay una dimensión trascendente en la vida a la que quieren prestar atención.

¿Alguna anécdota para ilustrar esta afirmación?

—A menudo pienso en un hombre que conocí hace años, cuando trabajaba como capellán en un hospital. Lo visité a altas horas de la noche porque las enfermeras lo notaban agitado. Me saludó con bastante cortesía, pero me dijo que, aunque le gustaba conversar, no era religioso. Así que charlamos sobre cómo le iban las cosas y, después de unos veinte minutos, pensé que debía dejarlo dormir, así que me despedí. “¿No vas a rezar?”, me preguntó. Le respondí: “Me dijiste que no eras creyente”, a lo que él me contestó “¡Que no sea creyente no significa que no rece!”. Así que rezamos juntos y me pidió que volviera a visitarlo, a la mañana siguiente, para hablar sobre la fe y sobre la gran mejoría que había sentido después de nuestra visita.

La correlación no implica causalidad; tal vez solo fuera el efecto de la medicina. Pero fue una experiencia muy intensa que me permitió comprender la complejidad de la lucha de las personas con la fe y la vida. 

Además del panorama de Estados Unidos, usted conoce la realidad irlandesa, ¿qué recuerda?

—En efecto, pasé los años 2016-2020 en Dublín, Irlanda, como director fundador del Notre Dame-Newman Centre for Faith & Reason y en la iglesia de Our Lady Seat of Wisdom, construida por san John Henry Newman. 

Allí organizamos conferencias, conciertos, diversas formas de catequesis para jóvenes adultos, etc., en un esfuerzo por presentar la fe con sofisticación, esperanza y alegría en un período de declive para la Iglesia en Irlanda.

Encontramos rápidamente entusiasmo por una nueva Misa para los jóvenes, pero el trabajo lleva tiempo y es como en el Evangelio de Marcos: “Así es el reino de Dios: es como si un hombre esparciera semilla en la tierra y durmiera y se levantara noche y día, y la semilla brotara y creciera, sin saber cómo”. ¡Tenemos que dejar la profunda labor de la conversión al Espíritu Santo y hacer todo lo posible por cooperar!

¿Se aprecia algún impacto de la elección del Papa León XIV en la fe de los católicos estadounidenses? ¿Cómo ve que se ha recibido la elección del primer Papa estadounidense?

—Sin duda, es demasiado pronto para juzgar si habrá un “efecto Leo” significativo en la práctica del catolicismo en Estados Unidos, pero los primeros indicios son ciertamente esperanzadores. Los estadounidenses se sorprendieron y fascinaron al ver que uno de los suyos había sido elegido; esto hace que el papado parezca bastante cercano, algo que debe de ser bastante normal para los italianos históricamente, pero que es novedoso en Estados Unidos. “¡Ha estado en nuestras tiendas de perritos calientes! ¡Ha animado a los Chicago White Sox! ¡Ha ido a Villanova!”.

Más allá de estos detalles humanos, el Papa León XIV también ha mostrado calidez y profundidad en sus sermones, una gentileza y un enfoque en Cristo que espero que, junto con la novedad de su elección, atraigan a los católicos estadounidenses que quizá se hayan sentido un poco perdidos para volver a escuchar el Evangelio.

Usted ha hablado de la polarización que vivimos socialmente. ¿Alguna idea en este sentido?

El Papa León XIV ha centrado sus predicaciones en Cristo, no en la Iglesia como tal, y desde luego tampoco en sí mismo. En el mundo católico practicante tendemos a culparnos unos a otros —por nuestras disputas sobre la liturgia, nuestros diferentes enfoques políticos o ciertas cuestiones teológicas controvertidas— del descenso en el número de fieles o en la asistencia a Misa. Siempre he pensado que exagerar en ello aceleraría, en lugar de frenar, cualquier declive.

La gente no quiere participar en discusiones. Ya hay suficiente discordia fuera de la Iglesia. Quieren encontrarse con el Señor, experimentar el amor, la misericordia y la inspiración, conocerse a sí mismos como criaturas y conocer mejor a su Creador. El Papa León XIV da todas las señales de comprender esto y de empujarnos a dejar de obsesionarnos con nuestras disputas internas, que sin duda tienen su lugar, por supuesto, para renovar nuestro enfoque en Cristo.

Acabamos de celebrar la Pascua, Pentecostés y la solemnidad de la Santísima Trinidad, y muchos de nuestros textos bíblicos nos recuerdan la oración de Jesús para que seamos uno como Él y el Padre son uno. Estoy convencido de que esa unidad atraerá a otros a la vida divina.

Estados Unidos ha vivido, estos meses, un movimiento de revitalización eucarística, ¿cómo se ha vivido?

—Los obispos estadounidenses han pedido a los sacerdotes que, en sus predicaciones y actividades parroquiales, así como en sus esfuerzos más amplios de catequesis y culto, renueven su sentido de la Presencia Real y de la importancia del culto reverente, de la adoración eucarística y de la idea de que la Eucaristía es la fuente y la cumbre de nuestra vida como Iglesia. Esto lo vemos en Notre Dame, donde hay un mayor entusiasmo por la adoración, las procesiones eucarísticas y similares que cuando llegué aquí hace décadas, cuando era adolescente.

¿Podemos ver el futuro del catolicismo estadounidense con esperanza?

—Sin duda hay brotes verdes en la vida de la fe. Es posible que las cosas empeoren antes de mejorar en términos numéricos, pero eso no significa que no veamos atisbos de un camino a seguir, ni que no tengamos motivos para ser optimistas. Los primeros cristianos se enfrentaron a dificultades mucho mayores y a una disonancia cultural mucho mayor que la que afronta hoy la Iglesia a la hora de compartir nuestra experiencia de Cristo con nuestros vecinos. 

¡Las comunicaciones y los viajes modernos hacen que la evangelización sea mucho menos desalentadora de lo que era para san Pablo y sus compañeros! Por lo tanto, no debemos sucumbir a la tentación humana siempre presente de pensar en lo mucho mejor que eran las cosas antes y centrarnos solo en nuestras propias luchas: la cruz nos llega a todos, de manera paradójica, no la invitamos, es una lucha, pero cuando tomamos la cruz cada día con Cristo, descubrimos que, efectivamente, estamos en el camino de la vida.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia, el ‘Santo Tomás de Oriente’

La liturgia celebra el 4 de diciembre a san Juan Damasceno (675–749), conocido tradicionalmente como “el Santo Tomás de Oriente”. Fue monje, sacerdote, y figura brillante de la teología.

Francisco Otamendi·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

La vida y obra de san Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia, muestran a un monje teólogo y defensor incansable de la fe en un tiempo de intensas controversias.

Nacido en Damasco (Siria), en el seno de una familia cristiana acomodada, Juan recibió una formación clásica y teológica excepcional. Esto le permitió dominar la filosofía, las ciencias y las lenguas. Tras servir algunos años en la administración civil del califato omeya, abrazó la vida monástica en el monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén. Fue ordenado sacerdote, y nombrado predicador titular en la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén.

Se recuerda a San Juan de Damasco por su defensa de las imágenes sagradas durante la crisis iconoclasta del siglo VIII. Frente a los emperadores de Constantinopla, argumentó que, puesto que el Hijo de Dios se hizo carne, es legítimo representar artísticamente a Cristo y a los santos. Sus escritos sostuvieron la tradición de la Iglesia. 

Síntesis de Escritura, liturgia y teología

Su obra ‘Exposición de la fe ortodoxa’ suele compararse con la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino. En su tratado, compendia la enseñanza patrística precedente y ofrece una síntesis armónica de Escritura, liturgia y reflexión teológica. El Directorio franciscano subraya su espíritu contemplativo y su amor por la Virgen María. A Ella dedicó algunos de los textos marianos más bellos. 

El Papa León XIII le proclamó Doctor de la Iglesia en 1890. A San Juan Damasceno se le considera puente entre Oriente y Occidente, testigo de la belleza de la fe y maestro de sabiduría para la Iglesia.

El autorFrancisco Otamendi

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Cultura

‘Los Domingos’, Rosalía,… ¿despertar religioso o moda? 9 ideas

¿Tenemos un “despertar” espiritual entre los jóvenes españoles o es una estrategia de marketing? Fenómenos como ‘Lux’, de Rosalía, la película ‘Los Domingos’ y otros, espolean la reflexión. Juan Manuel de Prada, Alejandro Rodríguez de la Peña, Julio Llorente y Almudena Calvo Domper lo han analizado.

Francisco Otamendi·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Esto no es la tesis de un juntaletras sobre el posible renacimiento espiritual que se advierte. Tampoco publicidad de un podcast. Se trata de una breve selección, por tanto subjetiva, de algunas ideas de los cuatro invitados en el programa ‘Contrapoder’ del canal ViOne. El episodio dura 1 hora y 43 minutos. 

El presentador, Carlos Padilla, introdujo el tema. ¿Qué está pasando? Esto está pasando: hay artistas que hablan de Dios, películas que tocan la vocación, influencers que se acercan a la fe, y jóvenes ’vacíos’ que vuelven a hacerse preguntas. No es poca cosa, aunque ha salido ya a la palestra la palabra espejismo….

Los analistas del panel han sido unánimes: hablar de “moda católica”, concepto que se pone sobre la mesa, puede resultar engañoso. He aquí algunas de sus reflexiones sobre el fenómeno. 

1. Evitar la trampa de llamar “moda” a lo cristiano

El escritor y articulista Juan Manuel de Prada precisa: “La fe católica siempre ha sido contraria a las modas”. Por eso, si se habla de un repunte de interés por lo religioso, no debería hacerse en clave superficial: “Si hay una moda de lo católico, es una falsificación, una banalización, una conversión en merchandising sentimental o pop”.

Para De Prada, insistir en la palabra “moda” sirve para desactivar cualquier posible despertar real, diluyéndose en lo efímero. “Quienes quieren que esto no prospere lo convierten en una tendencia para matarlo antes de nacer”, advierte.

“Soy absoluta fan de Rosalía”, dice Almudena C. Domper, periodista especializada en comunicación corporativa. “Ante la pregunta de si es una moda, yo creo que si es una moda, acabará pronto como todas las modas. Pero a la vez estoy de acuerdo que no puede ser una moda cualquiera».

2. Existe una inquietud espiritual, sed de trascendencia, en parte de la juventud

Aunque Juan Manuel de Prada rechaza la atribución de “moda” al fenómeno, reconoce que “en sectores despiertos de la juventud sí puede existir un anhelo confuso de recuperar una tradición religiosa”. Son minorías, subraya, porque “la inmensa mayoría está sojuzgada por las consignas sistémicas”. Pero esta inquietud es real. A su juicio, “hay una mayor necesidad de Dios y de una vida espiritual, yo creo que esto no admite ningún género de dudas”.

Alejandro Rodríguez de la Peña, catedrático de historia medieval en el CEU, comparte este análisis, desde su perspectiva. “Hay un vacío, una juventud desahuciada y ese vacío hay que llenarlo. Entonces, se puede llenar de muchas formas”.

3. Hay precedentes: este fenómeno ocurrió antes en países diversos 

El profesor Rodríguez de la Peña recuerda que “en 1820-30 y 1920-30 ya hubo renacimientos católicos en Europa: en Francia, como reacción al laicismo revolucionario, y en Inglaterra con el Catholic Renaissance”. Cada época, explica, vive estos movimientos de un modo distinto: entonces eran círculos literarios; hoy, presencia mediática, redes sociales o artistas mainstream “que indican que hay mercado para lo espiritual”.

Pero el historiador subraya un punto decisivo: todos esos renacimientos pasados terminaron desapareciendo. “Si uno mira qué quedó del Renacimiento católico inglés… nada”.

4. Identificar los riesgos: ¿identitarismo? ¿Fragilidad?

Rodríguez de la Peña advierte que cierta parte de este resurgir puede estar vinculada a fenómenos identitarios influenciados por el “Christian nationalism” estadounidense, donde lo religioso se convierte en una seña cultural, no necesariamente en una búsqueda de verdad.

Almudena C. Domper añade: “Puede que se haya vuelto cool pensar en la faceta humana de la espiritualidad”. Pero una moda espiritual tiene la misma fragilidad que cualquier moda cultural: “¿Cuánto te implica, en el fondo, beberte un matcha?”.

Desde luego no parece frágil lo descrito en este artículo: “La película (‘Los Domingos’) se acerca a la vivencia de la fe, al trato con Dios “como un marido, como un novio”, o sea, real. Y lo hace desde fuera, pero con una delicadeza, dignidad, respeto -y quizás, algo de asombro-, que la dota de completa verosimilitud”.

5. El cambio es real: lo religioso vuelve a la plaza pública

Julio Llorente, periodista y escritor, interpreta como un buen síntoma el hecho de que hoy la religión vuelva a la conversación pública: “En décadas anteriores la religión estaba confinada en los templos. Hoy se habla de ella con naturalidad”.

“Yo sí me detendré en el disco Rosalía y en ‘Los Domingos’, porque creo que son un buen síntoma. Hablábamos de la eficacia mercadotécnica. Efectivamente, que sea hoy considerada como estrategia mercadotécnica la religión católica, es un buen síntoma. Tampoco le daría más importancia de la que tiene al disco de Rosalía ni a la película de ‘Los Domingos’, que por cierto me gustó. Disfruté mucho”.

Fenómenos como Rosalía o ‘Los Domingos’ funcionan más como indicadores culturales que como causas. “No sé si hay conversiones masivas. Intuyo que no. Pero sí creo que hay una tierra fértil”, afirma Llorente.

“Rosalía llevaba hablando de Dios desde siempre”, cuenta Almudena C. Domper. “Pero ha hecho un disco claramente centrado en la idea de Dios o lo espiritual. Dice públicamente que lleva un año y medio estudiando a las santas de la iglesia, cita a pensadoras, etc. Ella lleva hablando del tema desde el 2017”.

6. Distinguir entre conversión auténtica y experiencias epidérmicas

Los ponentes coinciden en que muchas aproximaciones actuales al cristianismo son emocionales o estéticas. Julio Llorente observa “turistas de lo religioso”: personas que acuden a adoraciones o eventos buscando paz interior sin comprender que “el fin de la vida cristiana no es el sosiego, sino la verdad, que puede incomodar”.

En una línea similar, Juan Manuel de Prada insiste: “La fe católica es una persuasión de la razón. No puede reducirse a sentimientos”. Y advierte contra copiar modelos evangélicos de alta emotividad: “Son imitaciones baratas”.

7. Volver al fundamento: la fe se transmite de corazón a corazón

Aquí los ponentes están absolutamente alineados. Julio Llorente reflexiona: “¿debemos depositar nuestras esperanzas evangelizadoras en los grandes medios o que las conversiones sean de corazón a corazón?”.

Juan Manuel Prada dice: “Jesucristo podría haber inventado el teléfono, la televisión o las redes sociales, pero no lo hizo. Dejó claro que la fe se transmite de corazón a corazón”.

Para el columnista, ninguna estrategia digital sustituye el encuentro personal. La Iglesia, dice, siempre ha crecido así. Por otra parte, comenta que cualquier renacimiento espiritual requiere testigos fuertes, incluso heroicos: “La argamasa de la conversión religiosa es el testimonio. Mártir significa testigo”.

8. Reconstruir el tejido comunitario: sin comunidad, la fe se apaga

Rodríguez de la Peña es especialmente claro: “La fe cristiana se vive en comunidad. El francotirador estará unos años y se irá”. 

Así lo expresó: “Está claro que la fe cristiana se vive en comunidad. Entonces, el francotirador, el paracaidista, el turista, estará unos años y se irá. ¿Por qué? Porque o vives la fe católica, que no hay otra manera de vivirla, en una comunidad, la que sea, parroquia, movimiento… lo que cada uno elija, o la fe se muere”.

A su juicio, en España falta tejido eclesial para acoger a jóvenes que se acercan por primera vez a la fe. 

9. Comprender que lo digital ayuda…, pero no basta

Aunque todos coinciden en que la fe no puede reducirse a lo digital, Almudena C. Domper recuerda un dato significativo: “La venta de Biblias en Reino Unido ha subido un 61% en cinco años”. Y añade: “Hay comunidades digitales reales. No son la panacea, pero están acercando a mucha gente”.

Los ponentes reconocen que estas herramientas pueden ser un primer paso, siempre que conduzcan a lo verdaderamente esencial: la vida sacramental y el acompañamiento humano.

El autorFrancisco Otamendi

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Evangelio

La paz, fruto de la conversión. Domingo II de Adviento (A)

Vitus Ntube nos comenta las lecturas del domingo II de Adviento (A) correspondiente al día 7 de diciembre de 2025.

Vitus Ntube·4 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El domingo pasado, la liturgia nos invitaba a velar. Hoy nos llama a la conversión. El Adviento es un tiempo de preparación y la Iglesia nos da cuatro figuras que nos acompañan: Isaías, Juan el Bautista, María y José. Hoy encontramos a los dos primeros.

Isaías, con sus visiones poéticas y bellas, nos consuela. Juan el Bautista, por el contrario, es franco, austero e intransigente. La figura del Precursor se nos presenta con su modo austero de vestir y alimentarse: vestido con piel de camello y alimentado de saltamontes y miel silvestre. El profeta Isaías había hablado de Él como la voz de uno que clama en el desierto. Su mensaje era claro: “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.” Su misión fue preparar y allanar el camino del Señor, llamando al pueblo de Israel a arrepentirse de sus pecados. Al llevar a cabo esta misión, los fariseos y saduceos se le acercaron, y él se mostró inflexible con ellos. Cuestionó sus motivos para arrepentirse y les exhortó a dar “el fruto que pide la conversión.” Les hablaba a ellos, pero también nos habla a nosotros. Nos pide que estemos atentos a la arrogancia y la hipocresía que nos hacen pensar que nos hemos ganado la salvación, el derecho a encontrarnos con Cristo, el derecho a disfrutar de la Navidad. La auténtica conversión es más que un hábito cultural o una observancia superficial; debe dar fruto.

¿Cuáles son entonces los frutos de la conversión? La justicia y la paz. El salmo habla de que en los días del Mesías florecerá la justicia. San Pablo también lo menciona, “tener entre vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús”.

En la bella visión del profeta Isaías, vemos la coexistencia pacífica entre depredadores y presas, leones y corderos, leopardos y cabritos, vacas y osos, niños y serpientes, inocencia y astucia. Ese es el futuro que traería consigo la venida de Cristo. Este es el fruto de la conversión, donde la realidad creada puede vivir en armonía. Donde todas las razas, tribus y religiones pueden vivir en paz. El Papa León XIV nos ha recordado constantemente que recemos por la paz y la unidad. Intentemos ser colaboradores de la paz durante este tiempo de Adviento.

Así como nos preparamos para encontrar a Cristo en las actividades cotidianas, también lo encontramos en quienes nos rodean. Por eso, el arrepentimiento y la conversión se convierten, por así decirlo, en un primer paso necesario y continuo hacia la salvación, en el encuentro con Cristo.

La humildad será necesaria para dar frutos de conversión, para vencer la tentación de creernos suficientes. Juan dice: “Dios es capaz de sacar hijos de Abraham de estas piedras”. Cristo, que puede levantar hijos de las piedras, no quiso convertir esas piedras en pan. Más bien, se humilló y se hizo hombre. Cristo —Dios verdadero de Dios verdadero— para confirmar la validez de las palabras de Juan el Bautista, nació en una cueva, en un pesebre. Como bromeaba Chesterton: “Dios se hizo hombre de las cavernas.” Se hizo, por así decirlo, hombre de piedra, y nos pide que seamos humildes como Él. El Hijo eterno se hizo niño en la gruta, el Príncipe de la Paz. En su nacimiento los ángeles cantaron: “Paz en la tierra.”

Mundo

El Papa pide diálogo en Oriente Medio, Ucrania, Venezuela, e irá a África

Al final de su primer viaje al exterior como Papa, centrado en el diálogo, el Papa León XIV dijo que los ejemplos de amistad y respeto que había visto, podrían ser un ejemplo útil para la gente de América del Norte y Europa también. El Santo Padre espera ir a África, incluida Argelia, donde sirvió San Agustín.

CNS / Omnes·3 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Cindy Wooden, vuelo papal, CNS

Las historias de cristianos y musulmanes que se ayudaron mutuamente en el Líbano cuando sus aldeas fueron destruidas, ofrecen la lección de que “tal vez deberíamos ser un poco menos temerosos y buscar formas de promover un diálogo auténtico y respeto”, dijo el Papa a los periodistas el 2 de diciembre durante su vuelo de regreso a Roma desde el Líbano.

A menudo, el miedo a los musulmanes en Occidente es “generado por personas que se oponen a la inmigración y que intentan excluir a quienes puedan ser de otro país, otra religión, otra raza”, dijo. “En ese sentido, diría que todos debemos trabajar juntos”.

El Papa León partió de Roma hacia Turquía el 27 de noviembre y se dirigió al Líbano el 30 de noviembre. Ayer, de camino a casa desde Beirut, pasó más de 25 minutos en el avión respondiendo a preguntas de los periodistas, que pueden ver íntegramente aquí.

El Papa León XIV escucha la pregunta de una periodista a bordo de su vuelo de regreso a Roma desde el Líbano, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez)(CNS photo/Lola Gomez).

En busca de una paz sostenible en Oriente Medio

Después de sus repetidos llamamientos durante todo el viaje para poner fin a la violencia en Oriente Medio, violencia que incluye ataques contra Israel por parte de militantes de Hezbolá y ataques contra el Líbano por parte de Israel contra los militantes, se le preguntó al Papa León, nacido en Estados Unidos, si “utilizaría sus conexiones” con el presidente estadounidense Donald Trump y el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu para promover la paz en la región.

“Creo que la paz sostenible es alcanzable”, dijo el Papa. “De hecho, ya he iniciado, a pequeña escala, algunas conversaciones con algunos líderes de los lugares que usted mencionó”, le dijo al periodista.

Sin embargo, los esfuerzos diplomáticos del Vaticano se realizan principalmente “entre bastidores”, dijo. Lo importante es que quienes participan en conflictos armados silencien sus armas y se sienten a la misma mesa para negociar la paz.

Ucrania: revisiones al plan inicial

Sobre la cuestión de Ucrania y el plan de paz propuesto por el presidente estadounidense Donald Trump, que fue elaborado sin el aporte de los miembros europeos de la OTAN, el Papa León dijo que estaba feliz de ver que ya se estaban haciendo revisiones al plan para incluir las preocupaciones de Europa.

Venezuela: “calmar la situación”, diálogo

Cuando se le preguntó sobre las tensiones actuales entre Trump y el presidente venezolano Nicolás Maduro, el Papa León dijo que el Vaticano está en contacto con “los obispos y el nuncio” para tratar de encontrar formas “de calmar la situación”, especialmente porque los que más sufren son los simples ciudadanos de Venezuela.

Sin embargo, el Papa León también señaló que “las voces que llegan de Estados Unidos van cambiando”, alternando entre ultimátums a Maduro y ocasionales suavizaciones de la retórica.

“No sé más”, dijo el Papa, pero siempre es mejor buscar el camino del diálogo.

El Papa León XIV fue recibido en el palacio presidencial de Ankara, Turquía, por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, el 27 de noviembre de 2025, en su primer viaje papal al extranjero. (Foto CNS/Lola Gomez).

Promover la comprensión  y el respeto

En respuesta a otra pregunta sobre el diálogo y la amistad, el Papa León dijo que su lema episcopal, “In Illo Uno Unum”, literalmente “En el Uno, somos uno”, es una referencia obvia a la unidad que se encuentra con la fe en Cristo.

Pero también es “una invitación a todos nosotros y a los demás a decir: ‘Cuanto más podamos promover la auténtica unidad y la comprensión, el respeto y las relaciones humanas -es decir, la amistad y el diálogo en el mundo- mayor será la posibilidad de que dejemos de lado las armas de guerra’”, dijo el Papa.

Cuando la gente aprenda a “dejar de lado la desconfianza, el odio, la animosidad que tantas veces se ha creado”, dijo, “encontraremos maneras de unirnos y podremos promover una paz y una justicia auténticas”.

El cónclave: “Señor, Tú estás al mando. Todo está en manos de Dios”

En cuanto al cónclave que lo eligió el 8 de mayo, el Papa dijo que mantiene “muy estrictamente” el secreto del proceso electoral.

El día antes de que comenzara el cónclave, dijo, un periodista lo detuvo en la calle y le preguntó qué pensaba sobre la gente que decía que él era candidato.

“Dije simplemente: ‘Todo está en manos de Dios’, y lo creo profundamente»” afirmó el Papa.

El Papa León XIII dijo que quienes quieran comprenderlo deberían leer el libro “La Práctica de la Presencia de Dios”, de un autor conocido simplemente como el Hermano Lorenzo. Este libro ha influido en su espiritualidad durante años, afirmó. La premisa es: “uno simplemente entrega su vida al Señor y permite que Él guíe”.

“En medio de grandes desafíos, viviendo en Perú durante años de terrorismo, siendo llamado a servir en lugares donde nunca pensé que sería llamado a servir, confío en Dios”, dijo.

“Cuando vi cómo iban las cosas en el cónclave”, dijo, «”respiré hondo. Dije: ‘Aquí vamos, Señor. Tú estás al mando y guía el camino’”.

El Papa León XIV recibe una raqueta de tenis y pelotas nuevas de manos de la familia del presidente libanés Joseph Aoun y su esposa, Nehmat, en el palacio presidencial de Beirut el 30 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

La gente «quiere ver a Jesucristo” y a “un mensajero de paz”

En cuanto a las multitudes que se reúnen en Roma y participan en el viaje, el Papa León dijo que sabe que vienen a verlo, “pero me digo a mí mismo: ‘Están aquí porque quieren ver a Jesucristo y quieren ver a un mensajero de paz’”.

El entusiasmo, especialmente de los jóvenes, “es impresionante”, dijo, “y sólo espero no cansarme nunca de apreciarlo”.

Su próximo viaje, África, incluida Argelia

Respecto a futuros viajes papales, dijo que aún no hay nada “seguro”, pero espera que su próximo viaje sea a África, incluida Argelia, donde San Agustín sirvió como obispo y donde todavía “es muy respetado como hijo de la nación”.

“Sólo para confirmar”, dijo: “África. África. África”.

Había rumores de que viajaría a Perú, donde había servido como misionero y obispo durante 20 años, y a Argentina y Uruguay, países a los que el Papa Francisco les había prometido una visita. “Pero el plan aún no está finalizado”, dijo.

El autorCNS / Omnes

Evangelización

El sacerdote como influencer

Las redes sociales, con sus ventajas y sus peligros, son un nuevo espacio en el que todos los cristianos pueden compartir su fe. Esta era digital presenta, también para los sacerdotes, una gran oportunidad para evangelizar.

Juan Carlos Vasconez·3 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El vibrante mundo digital se nos presenta como una nueva “plaza pública”, llena de oportunidades para la misión evangelizadora de toda la Iglesia, y con desafíos que todos estamos llamados a comprender. Para quienes hemos sido llamados al sacerdocio, estas plataformas abren caminos inéditos y responsabilidades particulares para llevar la Buena Nueva, construir comunidad y ofrecer acompañamiento espiritual. 

Emprender este “ministerio digital” nos pide a todos una navegación prudente y llena de fe. A nosotros, los sacerdotes, nos exige un discernimiento particular para equilibrar el enorme potencial evangelizador con una necesaria cautela ante los riesgos.

El propósito de estas líneas es compartir algunas reflexiones y pautas prácticas, dirigidas de modo especial a mis hermanos sacerdotes, pero que también pueden iluminar a todo fiel que desee adentrarse con fruto en este continente digital. En este sentido, el documento Hacia una plena presencia del Dicasterio para la Comunicación, aunque no exclusivo para el clero, brinda luces valiosas para esta tarea común.

Testimonio auténtico

La vida de fe, y de manera particular la vida del sacerdote, siempre suscita un interés genuino. Las redes sociales pueden ser una ventana que permita a muchos conocer más de cerca la entrega que implica seguir a Cristo y, en el caso del ministerio sacerdotal, valorar su belleza particular. Esto puede impulsar a todos a vivir con más hondura la propia vocación.

Compartir con sencillez las vivencias de fe -alegrías y también las luchas propias del camino- fomenta una conexión genuina y construye puentes de confianza. Cuando un sacerdote se muestra más humano, más cercano, su mensaje catequético, apologético o sus consejos pastorales pueden calar con mayor profundidad, tanto en su comunidad directa como en un público más amplio.

Ya nos recordaba el Papa Benedicto XVI que la tarea primordial del sacerdote es anunciar a Cristo, la Palabra hecha carne. Estas nuevas herramientas ofrecen canales para que este anuncio resuene en todos los rincones, sin embargo también pueden distraer de las obligaciones más importantes que son las sacramentales. 

El Papa Francisco también nos aseguraba que, bien utilizado, el entorno digital promueve la construcción de relaciones y la amistad. 

Las redes pueden ser, así, un instrumento valioso para acortar distancias y servir. Para el sacerdote, esto significa una extensión de su paternidad espiritual. Incluso desde una perspectiva práctica, estas herramientas ofrecen formas eficientes de comunicación, permitiendo extender el ministerio más allá de los confines físicos de la parroquia. 

Navegando con prudencia

No podemos ser ingenuos. Así como el mundo digital ofrece un mar de oportunidades, también presenta escollos que todos, y de manera especial los sacerdotes por su particular responsabilidad pastoral, debemos aprender a sortear con sabiduría.

  • Cristo siempre en el centro: Es fundamental que toda presencia cristiana en la red, y especialmente la del sacerdote, dirija siempre a las personas hacia Cristo, y no hacia uno mismo. La tentación de la autopromoción puede ser sutil. Si la humildad es virtud necesaria para todo cristiano, para el sacerdote es un tesoro que debe cultivar con esmero, recordando siempre que es un instrumento de la gracia de Dios.
  • Cuidado con los “naufragios digitales”: Internet puede generar adicción y llevar a perder un tiempo precioso. Todos debemos ser conscientes de la actividad en línea, asegurándose el sacerdote de que esta no reste tiempo ni energía a sus deberes pastorales fundamentales ni, sobre todo, a su vida de oración personal, que es el alma de su ministerio.
  • Conciencia y austeridad en el uso: Es importante que cada uno se conozca bien, siendo consciente de las propias vulnerabilidades. Para el sacerdote, una sana austeridad en el tiempo dedicado a las redes, examinándolo a la luz de un uso ordenado y saludable es siempre una muestra de prudencia.
  • Vigilancia ante las tentaciones: El entorno digital puede ser una “caja de Pandora”. Los algoritmos pueden dirigir hacia contenido inapropiado. El sacerdote, por su rol público y su compromiso con la castidad, debe ser particularmente vigilante ante personas o situaciones que busquen interacciones inapropiadas.
  • Prudencia y límites claros: La prudencia es clave en las interacciones online. Establecer límites saludables es un deber de caridad con uno mismo y con los demás. Para el sacerdote, esto incluye evitar situaciones que puedan comprometer su testimonio o su vivencia de la castidad, manteniendo un sano equilibrio entre la transparencia necesaria y la debida protección de su privacidad. Sabiendo que los emoticonos pueden ser malinterpretados, conviene siempre ser un poco más parcos en las manifestaciones de afecto digital.
  • Profundidad frente a superficialidad: Las redes sociales a menudo fomentan lo efímero. El esfuerzo debe ir encaminado a buscar interacciones genuinas, evitando que el sacerdote caiga en la trampa de buscar validación a través de “me gusta” o seguidores. 

Realidades pastorales 

Es crucial comunicar con claridad los alcances y límites de la presencia online. Las interacciones virtuales, por valiosas que sean, nunca podrán reemplazar la riqueza insustituible de la vida sacramental. Como bien nos recuerda el Magisterio, “no existen los sacramentos en internet”.

La presencia del sacerdote en el mundo digital debe ser siempre un reflejo coherente de su identidad y vocación. Como bien se ha dicho, “el sacerdote que usa una red social también es sacerdote en ella”. Su actividad online debe estar orientada por una intención clara: la evangelización, la proclamación de Cristo y el servicio a las almas.

Para ello, la oración y el discernimiento son absolutamente esenciales para el sacerdote. Necesita pedir constantemente luces al Señor para asegurar que su ministerio digital brote de un corazón contemplativo. Comunicar eficazmente en el lenguaje digital requiere aprendizaje, y no se debe tener reparo en buscar la colaboración de laicos expertos.

Es importante ser realistas: no todos los sacerdotes están llamados o equipados para tener el mismo grado de actividad en línea. Factores como la edad, la experiencia o el contexto pastoral influirán.

Experiencia personal

Comparto con sencillez que mi propia experiencia en estos años me ha confirmado el inmenso potencial que tenemos al alcance de la mano. He tenido la gracia de colaborar con otros influencers de la fe, conocer de cerca valiosas iniciativas apostólicas y participar en eventos y transmisiones en vivo que buscan llevar la luz y la esperanza de Cristo a este nuevo “continente”. 

En la pastoral más inmediata, con mis propios feligreses, he constatado con alegría cómo agradecen encontrar en el mundo digital explicaciones de nuestra fe, pequeños fragmentos de homilías que les iluminan, o incluso cursos y talleres que les ayudan a crecer. 

Para un público más joven estas apariciones han resultado útiles para establecer otros puentes, comprender y hablar una jerga común.

Y de manera muy especial, donde quizás el fruto se ha hecho más palpable –y esto lo comparto con profunda gratitud al Señor– es en el ámbito de la oración a través del formato pódcast. Con iniciativas como Hablar con Jesús, hemos sido testigos privilegiados de incontables testimonios de personas que, a través de esas sencillas meditaciones diarias, han reavivado su relación con Dios. 

Abrazando las oportunidades que se nos presentan, y permaneciendo siempre vigilantes y prudentes –especialmente quienes tenemos una responsabilidad pastoral directa– podremos usar eficazmente estas plataformas para proclamar el mensaje perenne del Evangelio de una manera nueva, dinámica y, sobre todo, profundamente personal y auténticamente cercana. ¡No tengamos miedo de llevar a Cristo a todos los rincones de la red! 

Familia

De proabortista a «Sierva de Dios»: la historia de Ruth Pakaluk

Michael Pakaluk, esposo de Ruth, comparte detalles de la vida de santidad de su mujer, mientras su causa avanza con el nihil obstat que la reconoce como Sierva de Dios, primer paso en el proceso hacia su posible canonización.

Teresa Aguado Peña·3 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Ruth Pakaluk, nacida en 1957 en un hogar presbiteriano, pasó de considerarse atea y ser una brillante estudiante de Harvard defensora del aborto a una buscadora sincera de la verdad junto a Michael, el compañero con quien debatía sus dudas existenciales.

Su conversión comenzó cuando recuperó la certeza de que Dios existe y entendió que conocerlo debía ser el centro de su vida, lo que la llevó a abrazar la fe católica: en 1980, Michael, que había nacido en una familia católica, regresó a la Iglesia y Ruth fue recibida y confirmada en Nochebuena. Con el tiempo, ambos encontraron en el Opus Dei una guía para su vida espiritual. Casada y madre de siete hijos, Ruth se convirtió en una influyente defensora provida en Massachusetts, un testimonio unido a su experiencia de maternidad y a una vida sencilla y generosa con su comunidad: «Era como la ‘Madre del barrio'» recuerda su marido.

Hoy, el nombre de Ruth VK Pakaluk vuelve a escucharse con fuerza en la Iglesia. Este otoño, el Vaticano ha concedido el nihil obstat para abrir su causa de beatificación y canonización, reconociéndola como Sierva de Dios, el primer paso hacia un proceso que podría culminar algún día en su proclamación como santa.

En conversación con su esposo Michael Pakaluk y su amiga cercana Mary Beth Burke, se puede atisbar cómo vivió Ruth una vida ejemplar. Michael reconoce la santidad de su esposa Ruth especialmente en «su amor muy vivo y real por el Cielo; su deseo de ver el rostro de Dios; su ardiente deseo de co-redimir con Cristo; su piedad por sus maestros y lealtad a sus amigos; y su constancia en la oración».

Ruth Pakaluk y su esposo Michael ©OSV News

La conversión de Ruth

Desde joven, Ruth vivía en búsqueda de la verdad. Mary Beth recuerda que esa actitud la hacía irresistible: “era increíblemente inteligente, pero jamás arrogante”. Disfrutaba hablando de todo —la fe, la vida familiar, la causa provida— con un entusiasmo que contagiaba. Michael confirma que ese mismo impulso interior fue lo que transformó su vida espiritual: cuando Ruth comprendía una verdad, no la dejaba pasar; actuaba de inmediato. «No conozco a nadie más que haya actuado tan inmediatamente sobre la verdad una vez comprendida» afirma Michael.

Su conversión, sin embargo, no fue un camino cómodo. Michael explica que comenzó por una comprensión de su propio egoísmo y de sus pecados, acompañada por un agudo reconocimiento de que solo la gracia de Dios podía liberarla de ellos. Así empezó a rezar con insistencia. Mary Beth recuerda que esa vida de oración la sostuvo siempre, incluso cuando la enfermedad ya había entrado en escena: el rosario estaba en su mano en los paseos, en los viajes y hasta en las visitas entre amigas. Ella misma confiesa que, gracias a Ruth, aprendió a amar esa oración.

«La madre del barrio»

La maternidad fue el gran escenario donde Ruth vivió su vocación. Michael la describe como una madre que amaba a cada hijo con locura, y que sabía apreciar lo que hacía único a cada uno. Aunque su vida podía ser un torbellino —siete hijos, catequesis parroquial, tertulias y charlas provida por toda Nueva Inglaterra— encontraba orden al iniciar el día en oración. Y si todo se desmoronaba después, tenía una convicción inamovible: si había ido a misa, “había tenido el mejor día posible”.

Mary Beth vio de cerca esa mezcla de alegría y eficacia. En verano, Ruth organizaba excursiones al lago como si fueran cosa fácil: preparaba sándwiches, té helado en una jarra enorme y metía en el coche a todos los niños, incluidos aquellos cuyos padres no podían llevarlos. Mary Beth admite que a veces una madre se siente desbordada, incapaz de organizar ni siquiera una salida sencilla, pero Ruth lo hacía parecer simple. Mientras los niños jugaban, ellas rezaban el rosario y compartían amistad. Para Mary Beth, esos días fueron una escuela de fe disfrazada de día de campo.

Ruth contra el aborto

Ese amor por la vida familiar alimentó también la pasión de Ruth por la defensa del no nacido. Michael recuerda que primero intentó influir en la política, apoyando a quienes pudieran promover jueces del Tribunal Supremo dispuestos a revocar la sentencia Roe vs. Wade. Cuando ese enfoque pareció fracasar (aunque al final tuvo éxito), se concentró en la educación de los jóvenes: «en los últimos años de su vida, habló probablemente en todas las parroquias de su diócesis y en la mayoría de las clases de estudiantes de secundaria, además de participar en muchos debates universitarios. Creía que los debates eran esenciales, porque pocas personas se decidirían a menos que escucharan a ambas partes» cuenta Michael. Mary Beth la recuerda como una “guerrera feliz”: firme, pero nunca negativa ni condescendiente, segura de que la verdad prevalecería.

Los argumentos de Ruth eran simples y profundos. Explicaba que si el derecho humano más básico —el derecho a la vida— se niega, entonces se niegan todos los demás. También defendía cuenta Michael «que el cuerpo de una mujer, desde el momento en que concibe un hijo, protege a ese ser no nacido. Todo cambia para estar al servicio de este ser. El estado de su cuerpo revela algo sobre el estado de su alma. Por lo tanto, el aborto va profundamente en contra de sus intereses genuinos como mujer. Le hace daño en lugar de ayudarla». Mary Beth escuchó sus charlas y discursos muchas veces, y confiesa que gracias a ellas aprendió a poder articular mejor la enseñanza de la Iglesia sobre temas provida y familiares con sus propios hijos y amigos.

Sufrimiento y santidad

El dolor también pasó por la vida de Ruth. Perdió un hijo, y Michael recuerda que vivió ese sufrimiento con la convicción evangélica de que “bienaventurados los que lloran” porque Dios mismo los consuela. Esa misma mirada confiada la acompañó hasta el final. Mary Beth —que solo la conoció ya enferma— dice que a veces olvidaba la gravedad de su estado: Ruth seguía siendo extrovertida, alegre, activa. Cuando llegó el momento de su muerte, el impacto fue grande para todos, porque parecía imposible que esa vitalidad pudiera apagarse.

Mientras la Iglesia revisa ahora su vida, Michael espera que no se pierdan dos rasgos esenciales: su sentido práctico en las cosas espirituales —“no desperdicies la gracia” y «conoce la voluntad de Dios, haz la voluntad de Dios» solía repetir— y la frescura juvenil con la que vivía la fe, que veía como una nota fundamental del discipulado cristiano de hoy. Mary Beth, por su parte, conserva una gratitud honda: «La forma en que afrontó su muerte, sin rendirse nunca, siguiendo fielmente su vocación como hija de Dios, esposa, madre y amiga hasta el final, nos enseñó a todos los que la conocíamos cómo morir como cristianos. Siempre le estaré agradecida por ello.»

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Mundo

Mensaje de fraternidad y paz del Papa a Oriente Medio al dejar Líbano

El Papa León XIV concluyó su estancia en el Líbano con lo que llamó “un llamado sincero: que cesen los ataques y las hostilidades”. “Oriente Medio necesita nuevos enfoques para rechazar la mentalidad de venganza y violencia”, afirmó.

CNS / Omnes·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

– Cindy Wooden, Beirut (Líbano), CNS

El Papa León XIV concluyó su visita al Líbano en este viaje apostólico que comenzó en Turquía, con ocasión del 1.700 aniversario del primer Concilio de Nicea. Y lanzó de nuevo un mensaje de fraternidad y paz, también para Oriente Medio.

“Debemos reconocer que la lucha armada no aporta ningún beneficio”, declaró en el aeropuerto de Beirut antes de regresar a Roma el 2 de diciembre. “Si bien las armas son letales, la negociación, la mediación y el diálogo son constructivos. ¡Elijamos la paz como un camino, y no solo como un objetivo!”.

“Partir es más difícil que llegar. Hemos estado juntos, y en Líbano estar juntos es contagioso; encontré aquí a un pueblo al que no le gusta el aislamiento, sino el encuentro”, añadió.

“Por lo tanto, no nos separamos, sino que, habiéndonos encontrado, seguiremos adelante juntos. Y esperamos que todo Medio Oriente se comprometa con este espíritu de fraternidad y de esfuerzo por la paz, incluso quien hoy se considera enemigo”.

“El mundo no ha olvidado Líbano”

Por su parte, el presidente del Líbano, Joseph Aoun, confesó que “no solo nos despedimos de un invitado de honor, sino de un padre que nos trajo consuelo y nos recordó que el mundo no ha olvidado al Líbano, que aún hay corazones que rezan por él y trabajan por su paz”.

Esfuerzo de todos 

Durante su estancia en el Líbano, del 30 de noviembre al 2 de diciembre, el Papa pidió repetidamente paz, justicia y un esfuerzo concertado de todos los libaneses para construir un futuro mejor para ellos y sus familias.

De hecho, después de la Misa y antes del rezo del Ángelus del 2 de diciembre, imploró “una vez más a la comunidad internacional que no escatime esfuerzos para promover procesos de diálogo y de reconciliación”. Y dirigió un llamamiento “a cuantos tienen autoridad política y social aquí y en todos los países marcados por la guerra y la violencia: escuchad el grito de vuestros pueblos que piden paz”.

Educar nuestro corazones para la paz

“Oriente Medio necesita nuevos enfoques para rechazar la mentalidad de venganza y violencia, superar las divisiones políticas, sociales y religiosas, y abrir nuevos capítulos en nombre de la reconciliación y la paz”, afirmó. “Necesitamos cambiar de rumbo. Necesitamos educar nuestros corazones para la paz”.

Sin embargo, nunca mencionó por su nombre a Hezbolá, los combatientes islámicos militantes que atacan a Israel desde el Líbano, ni tampoco mencionó a Israel, que ha estado atacando ciudades y pueblos libaneses durante más de dos años, afirmando que estaban atacando a Hezbolá.

En la ceremonia de despedida en el aeropuerto, expresó su deseo de que ·todo el Medio Oriente se involucre en este espíritu de fraternidad y compromiso con la paz, incluidos aquellos que actualmente se consideran enemigos”.

“Llevo conmigo la sed de verdad y justicia”

A las 6.30 de la mañana del último día del primer viaje papal al extranjero del Papa León, un doble arcoíris apareció en el cielo sobre la bahía Zaitunay de Beirut.

El Papa comenzó el día visitando un hospital psiquiátrico administrado por católicos y luego rezando en el puerto de Beirut, lugar de la explosión química de 2020 que mató a más de 200 personas, hirió a unas 7.000 y dejó a unas 300.000 personas desplazadas.

«Me conmovió profundamente mi breve visita al puerto de Beirut, donde una explosión devastó la zona y costó muchas vidas», dijo el Papa en la misa que celebró después en el paseo marítimo cercano.

«Recé por todas las víctimas y llevo conmigo el dolor y la sed de verdad y justicia de tantas familias, de todo un país», dijo el Papa . Los familiares de las víctimas de la explosión de nitrato de amonio almacenado indebidamente se unieron a él para la oración en el lugar, donde aún quedan montañas de escombros, montones de coches quemados y montones de ropa y telas hechas jirones.

Abrazos del Papa

También estuvieron presentes los obispos melquitas y maronitas de Beirut, así como el primer ministro libanés, Nawaf Salam, y Haneen Sayed, ministra de Asuntos Sociales del gobierno; su madre murió en la explosión.

El Papa León colocó una corona de flores, encendió una vela y rezó antes de saludar a las familias y sobrevivientes que aún conservan las cicatrices de sus heridas. Una joven, llorando, pidió un abrazo, que el Papa le dio antes de ponerle la mano sobre la cabeza y bendecirla.

Belleza eclipsada

En su homilía durante la Misa, el Papa León afirmó que la belleza del Líbano “está eclipsada por la pobreza y el sufrimiento, las heridas que han marcado su historia. En este sentido, acabo de visitar el puerto para rezar en el lugar de la explosión”.

“La belleza de vuestro país también se ve eclipsada por los numerosos problemas que os afligen, por el contexto político frágil y a menudo inestable, por la dramática crisis económica que os pesa y por la violencia y los conflictos que han reavivado antiguos temores», afirmó el Papa sin dar más precisiones.

La lectura del Evangelio del día, Lucas 10,21-24, comienza citando a Jesús, quien “se regocijó en el Espíritu Santo y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra””.

Un compromiso común

El Papa León dijo a las más de 100.000 personas que asistieron a la Misa que sabe que no siempre es fácil alabar a Dios.

“A veces, agobiados por las luchas de la vida, preocupados por tantos problemas que nos rodean, paralizados por la impotencia ante el mal y oprimidos por tantas situaciones difíciles —dijo—, nos sentimos más inclinados a la resignación y al lamento que al asombro y a la gratitud2.

Pero, les dijo el Papa, el Evangelio “nos invita a encontrar las pequeñas luces que brillan en el corazón de la noche, tanto para abrirnos a la gratitud como para impulsarnos a un compromiso común por el bien de esta tierra”.

La fe y la caridad de los cristianos libaneses, la voluntad de dialogar y colaborar con miembros de otras religiones son “pequeñas luces que brillan en la noche, pequeños brotes que brotan y pequeñas semillas plantadas en el jardín árido de esta época de la historia», afirmó.

“Cultiven estos brotes”, les dijo el Papa . Esa es la manera de evitar el desánimo y de “no ceder a la lógica de la violencia y la idolatría del dinero, y de no resignarnos ante la propagación del mal”.

“Líbano, ponte de pie”, dijo. “¡Sé un hogar de justicia y fraternidad! Sé un signo profético de paz para todo el Levante”, término que se refiere a la zona que bordea el Mediterráneo Oriental y que tradicionalmente incluye a Turquía, Líbano, Siria, Israel, Palestina y Jordania.

El autorCNS / Omnes

Mundo

León XIV clama en Misa: ‘¡Líbano, levántate!’, al despedir el país de los cedros

El Papa León XIV abandona el Líbano tras celebrar una Misa ante 150.000 personas, en la que ha clamado para unir esfuerzos y despertar el sueño de un Líbano unido, donde triunfen la paz y la justicia. “¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”.

Francisco Otamendi·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Una Misa en Beirut con asistencia de ciento cincuenta mil personas ha sido el último acto del Papa León XIV en Líbano, tras visitar a enfermos en el Hospital de la Croix, y rezar y saludar a las familias de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020. Una impresionante explosión que dejó 218 muertos, 7.000 heridos, 300.000 desplazados, y cuantiosos daños materiales. “¡Líbano, levántate!, ha dicho el Papa. 

“¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”, ha animado el Pontífice en la homilía de la Santa Misa, celebrada en francés y al aire libre, a la que ha asistido también el presidente de la República, Joseph Aoun, cristiano maronita, casado y padre de dos hijos, y numerosos fieles. 

En sus desplazamientos por Beirut, la visita al Santuario de Nuestra Señora de Libano, y hoy mismo, miles de personas se han lanzado a la calle a saludar y agradecer su visita al Santo Padre, que ha animado a “no olvidar a los más frágiles”, en su visita al Hospital llevado por las Hermanas Franciscanas de la Cruz.

Inclinados a la resignación y queja, antes que a la alabanza

En su homilía, el Santo Padre se ha referido a la belleza con la que el Señor ha adornado al Líbano, cantada por la Escritura, y a los altos cedros, y también a la actitud de alabanza al Señor, que “no siempre encuentra espacio dentro de nosotros. A veces, agobiados por las fatigas de la vida, preocupados por los numerosos problemas que nos rodean, paralizados por la impotencia ante el mal y oprimidos por tantas situaciones difíciles, nos sentimos más inclinados a la resignación y a la queja que al asombro del corazón y al agradecimiento”.

El Papa León XIV saluda a los fieles desde el papamóvil antes de celebrar la misa en Beirut, Líbano, en el último día de su primer viaje apostólico, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez)

Encontrar las pequeñas luces, los brotes

Por eso, el Papa ha invitado a cultivar siempre actitudes de alabanza y gratitud, y ha invitado a “encontrar las pequeñas luces que brillan en lo hondo de la noche, tanto para abrirnos a la gratitud como para estimularnos al compromiso común en favor de esta tierra”.

Todos estamos llamados a cultivar estos brotes, a no desanimarnos, a no ceder a la lógica de la violencia ni a la idolatría del dinero, a no resignarnos ante el mal que se extiende, ha alentado.

Unir esfuerzos

“Cada uno debe poner de su parte y todos debemos unir nuestros esfuerzos para que esta tierra pueda recuperar su esplendor. Y sólo hay una forma de hacerlo: desarmemos nuestros corazones, dejemos caer las armaduras de nuestras cerrazones étnicas y políticas, abramos nuestras confesiones religiosas al encuentro mutuo”.

Despertemos en lo más profundo de nuestro ser, ha animado, “el sueño de un Líbano unido, donde triunfen la paz y la justicia, donde todos puedan reconocerse hermanos y hermanas y donde, finalmente, se pueda realizar lo que nos describe el profeta Isaías: «El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos» (Is 11,6)”

“Este es el sueño que se les ha confiado”, ha dicho el Papa con tono solemne. “Es lo que el Dios de la paz pone en sus manos: ¡Líbano, levántate! ¡Sé morada de justicia y de fraternidad! ¡Sé profecía de paz para todo el Levante!”.

El Papa León XIV celebra la misa en Beirut, Líbano, el último día de su primer viaje apostólico, el 2 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gómez)(CNS photo/Lola Gomez).

Fe, familias, escuelas, parroquias, congregaciones, movimientos…

El Papa se ha apoyado en las “pequeñas luces que brillan en la noche, pequeños brotes que despuntan, pequeñas semillas plantadas en el árido jardín de este tiempo histórico, también nosotros podemos verlos, aquí y también ahora”. 

“Pienso en su fe sencilla  y genuina, arraigada en sus familias y alimentada por las escuelas cristianas; en el trabajo constante  de las parroquias, las congregaciones y los movimientos para responder a las preguntas y necesidades de la gente”.

Sacerdotes y religiosos, trabajo de los laicos

“Me vienen a la mente los numerosos sacerdotes y religiosos que se dedican a su misión en medio de múltiples dificultades; así como también los laicos, comprometidos en el campo de la caridad y en la promoción del Evangelio en la sociedad”, ha dicho también.

Por estas luces que con esfuerzo tratan de  iluminar la oscuridad de la noche, por estos brotes pequeños e invisibles que, sin embargo, abren la esperanza en el futuro, hoy debemos decir como Jesús: “¡Te alabamos, Padre!”, ha clamado el Santo Padre.

“Hermanos y hermanas”, ha concluido León XIV, “yo también quiero decir, repitiendo las palabras de Jesús: “Te alabo, Padre”. Elevo mi acción de gracias al Señor por haber compartido estos días con ustedes, mientras llevo en mi corazón sus sufrimientos y sus esperanzas.

El papa León XIV reza en el lugar de la explosión del puerto de Beirut en agosto de 2020, en Beirut, Líbano, el 2 de diciembre de 2025. (CNS photo/Yara Nardi, pool via Reuters).

La esperanza que no declina

Rezo por ustedes, para que esta tierra del Levante esté siempre iluminada por la fe en Jesucristo, sol de justicia, y, gracias a Él, conserve la esperanza que no declina”.

Al final de la Santa Misa, el Patriarca de Antioquía de los Maronitas, Su Beatitud el Cardenal Béchara Boutros Raï, ha ofrecido unas palabras de agradecimiento al Papa.

Llamamiento a Oriente Medio

Antes de concluir, el Papa ha pronunciado un intenso llamamiento, tras confesar que «he deseado hacerme peregrino de esperanza en Medio Oriente, implorando a Dios el don de la paz para esta amada tierra, marcada por la inestabilidad, las guerras y el dolor”.

León XIV ha alentado a buscar la paz y la justicia, a trabajar unidos en busca de la paz, a superar la violencia, a luchar contra la desesperanza y la resignación, y a ser constructores de paz en Líbano, con un mensaje para “Oriente Medio”, que “necesita actitudes nuevas, para rechazar la lógica de la venganza y la violencia, para superar las divisiones políticas, sociales y religiosas”.

Finalmente, ha invocado la protección maternal de la Virgen María, Nuestra Señora de Harissa, para que proteja a todo el pueblo libanés, ha rezado ante el icono de la Virgen presente junto al altar, y ha impartido la Bendición.

El autorFrancisco Otamendi

Mundo

Miguel Pérez, sacerdote en Palestina: «no debemos caer en el victimismo»

El párroco español en la ciudad palestina de Nablús, Miguel Pérez, relata cómo los cristianos sostienen la fe y la convivencia en medio del conflicto y la incertidumbre.

Teresa Aguado Peña·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El sacerdote Miguel Pérez es párroco de la iglesia de San Justino Mártir, en la localidad palestina de Nablús. A sus 18 años, se fue de España al seminario Redemptoris Mater de Galilea, de allí fue destinado a Jordania y después a Palestina, donde lleva cuatro años.

En medio de un clima de incertidumbre política y social, los cristianos de Tierra Santa continúan viviendo su fe entre desafíos que ponen a prueba su esperanza. En conversación con Omnes, el sacerdote comparte cómo anima a los fieles que se sienten tentados al desánimo y reflexiona sobre el testimonio silencioso del Evangelio en una sociedad mayoritariamente musulmana.

En un contexto donde la tensión y la incertidumbre son parte de la vida cotidiana, ¿cómo vive y transmite usted la esperanza cristiana a los fieles que pueden sentirse tentados a la desesperanza?

Creo que ahora la fe en Dios es fundamental, es decir, la gente está perdiendo la esperanza ya que el futuro es muy incierto. Creo que lo que nos puede mantener firmes es la seguridad de que todo es para bien y de que el Señor sabrá llevar todo a buen término. Esto no es evadirse de la realidad, sino que la fe en Dios es lo que nos puede dar la fuerza y la valentía para seguir construyendo este nuestro país. Digamos que incluso en las conversaciones cotidianas trato de transmitir la idea de que hay que seguir involucrándose en la vida social y trabajar para salir adelante y veo que en general esa actitud la tienen, pero lo que no debemos hacer es caer en el victimismo.

En una sociedad mayoritariamente musulmana, ¿cómo percibe que los cristianos pueden ser testimonio del Evangelio sin necesidad de palabras, solo a través de su forma de vivir?

Los cristianos son testigos del Evangelio en Tierra Santa en la medida en la que cargan con su cruz. La situación de conflicto que se vive aquí es una cruz. Quedarse aquí sin rebelarse y sin levantar exclamaciones de odio creo que es la mejor forma de evangelizar actualmente. Por otra parte, es cierto que muchos cristianos están emigrando buscando una vida más tranquila. Como dice Cristo, «el espíritu es fuerte pero la carne es débil». Por tanto, en primer lugar, es necesario no parar de evangelizar a los cristianos, para que sigan siendo sal. Esto significa vivir la ocupación israelí con paciencia y amar a aquellos musulmanes que desprecien el cristianismo.

Hablas de cómo la mentalidad del Estado se va transmitiendo a los pequeños grupos, recibiendo así ofensas en tu parroquia ¿Cómo es la relación con las autoridades musulmanas?

La mentalidad de Daesh (el supuesto Estado Islámico) se está transmitiendo afectando sobre todo a las personas que son mentalmente más vulnerables. Por ahora no es una amenaza para los cristianos, no estamos siendo perseguidos directamente. Sin embargo, por causa de algunas personas que tienden al fanatismo, los cristianos se están encontrando a veces situaciones incomodas en los centros docentes y en los lugares de trabajo. Pero esto no es la situación general que define las relaciones entre cristianos y musulmanes en Palestina y en Nablús. De hecho, las autoridades musulmanas son muy respetuosas con las iglesias y con los cristianos.

Muchos jóvenes palestinos, también cristianos, emigran por falta de oportunidades o por miedo al conflicto. ¿Qué “estrategias” tiene la Iglesia local para mantener viva la fe entre los jóvenes que se quedan?

No hay estrategias específicas, pero son muchas las actividades para jóvenes que se hacen en las parroquias, sobre todo a través del grupo juvenil «La Patria de Jesús», que es un grupo que se esfuerza por reunir a los jóvenes universitarios y formarlos para que sean catequistas de los niños y los adolescentes de la parroquia. Este movimiento además conecta las parroquias y crea lazos entre los cristianos a lo largo del país. 

Ha dicho que los cristianos viven “abandonados a la voluntad de Dios”. ¿Qué ha aprendido usted personalmente sobre los fieles en Palestina?

Podríamos decir que esta guerra empezó en 1948, por lo que la mayoría de la población ha nacido en la guerra y están acostumbrados a estas situaciones. Varias veces han sido ellos los que me han reconfortado a mí con palabras de fe. Aunque también es verdad que la gente está más desanimada después de los bombardeos que han devastado Gaza y después de la supuesta paz que se firmó en octubre de este año (2025) que no parece que vaya a ayudar a los Palestinos. Se nota bastante el pesimismo, pero esperemos que la gente recupere el ánimo. 

La comunidad cristiana de Nablús reúne a católicos, ortodoxos, grecocatólicos y anglicanos. ¿Qué frutos espirituales ha visto en esta convivencia ecuménica tan cercana y práctica?

Veo que los cristianos debemos colaborar como hermanos en Cristo. Cada iglesia debe conservar su propio patrimonio, sin embargo, creo que en los lugares como Nablús debemos adelantarnos a los tiempos y empezar a mirarnos como una sola familia cristiana. La gente agradece mucho esta comunicación constante entre las parroquias y hace que podamos ejercer mejor nuestro papel en la sociedad. Además, considerarnos una comunidad hace que las instituciones y las actividades de cada iglesia sean una riqueza para las otras. Además las divisiones en las confesiones cristianas son motivo de escándalo tanto para nuestros vecinos musulmanes como para los mismos cristianos, ya que los fieles de las diferentes confesiones suelen estar ligados por lazos familiares.

A pesar de las dificultades, usted y otros sacerdotes permanecen allí, sosteniendo pequeñas comunidades. ¿Qué significa para usted estar en Tierra Santa hoy, y cómo experimenta la misión de ser un signo de unidad y esperanza?

Es una gracia poder sufrir por Jesucristo. Es verdad que en mi día a día no estoy expuesto al peligro, pero hay estrecheces de muchos tipos, sobre todo la inseguridad de las carreteras que están llenas de puntos de control israelíes. Creo que somos un signo de que nuestra vida no es para construirnos un paraíso en la tierra, sino para donarnos a los demás, anunciando así la venida del Reino de Cristo. Además, aquí tenemos que vivir el día a día, porque no sabemos nada del mañana y además es casi imposible planear nada porque la situación es muy precaria. La violencia de los colonos en los territorios palestinos está aumentando y las carreteras se cortan con frecuencia. Sólo sabemos que tenemos que vivir el hoy en la gracia de Dios. 

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Mundo

Impulso del Papa a los jóvenes libaneses: construir un futuro de paz

Incluso frente a las dificultades y la constante amenaza de guerra, los jóvenes del Líbano y los líderes religiosos del país tienen enormes recursos para construir un futuro mejor para todas las personas, afirmó el Papa León XIV.

CNS / Omnes·2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Cindy Wooden, Beirut (Líbano), CNS

“La verdadera oposición al mal no es el mal, sino el amor, un amor capaz de sanar las propias heridas y al mismo tiempo cuidar las heridas de los demás”, dijo el Papa León XIV el 1 de diciembre, al reunirse con miles de jóvenes frente a la sede del Patriarcado Maronita de Antioquía en Bkerké, con vista a Beirut.

El Papa León se reunió con los 15.000 jóvenes después del encuentro con sus mayores, representantes de las comunidades cristiana, musulmana, drusa y alauita del país, en la Plaza de los Mártires de Beirut. Un lugar que rinde homenaje a quienes lucharon por la independencia del Líbano y fueron ejecutados allí en 1916. Los mártires provenían de todas las comunidades religiosas.

Dos cuestiones para el Papa

En su encuentro, los jóvenes plantearon al Papa dos preguntas: cómo conservar la paz interior y la esperanza “en un país privado de estabilidad, tanto en seguridad como en economía”. Y cómo mantener sólidas las familias, los matrimonios y las amistades en un mundo dominado por lo digital y lo efímero.

El Papa León les dijo que buscaran buenos ejemplos a su alrededor.

“Aprovechen las buenas raíces de quienes se dedican a servir a la sociedad sin usarlas para sus propios intereses”, dijo. “Con un generoso compromiso con la justicia, planifiquemos juntos un futuro de paz y desarrollo. ¡Sean la fuente de la esperanza que el país espera!”.

Jesús, el primero a quien debemos acudir

Para los cristianos, dijo el Papa, Jesús es la primera persona a la que debemos acudir en busca de ayuda, tanto en la paz como en las relaciones, porque ambas requieren amor.

“Si nuestro ego está en el centro de una amistad o una relación amorosa, no puede dar fruto”, dijo. “De igual manera, no es amor verdadero si solo amamos temporalmente, mientras dure el sentimiento: si el amor tiene un límite en el tiempo, no es amor verdadero”.

El amor y la caridad expresan la presencia de Dios en el mundo “más que cualquier otra cosa”, les dijo el Papa. “La caridad habla un lenguaje universal, porque llega a cada corazón”.

El papa León XIV saluda a la multitud desde un minipapamóvil durante un encuentro con jóvenes libaneses en la plaza frente al Patriarcado Maronita de Antioquía en Bkerké, Líbano, el 1 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Amistad con Cristo y personas de otras culturas y religiones

El Papa León los animó a mirar el ejemplo de sus coetáneos que no se han desanimado “por las injusticias y los ejemplos negativos, incluso los que se dan dentro de la Iglesia. Por el contrario, han tratado de forjar nuevos caminos en busca del reino de Dios y su justicia”.

“Aprovechando la fuerza que recibís de Cristo, construid un mundo mejor que el que habéis heredado”, les dijo, y haced amistad con personas de diferentes culturas y religiones.

“La verdadera renovación que desea un corazón joven comienza con los gestos de cada día: acoger a los cercanos y a los lejanos, ofrecer la mano a los amigos y a los refugiados, perdonar a los enemigos: una tarea difícil pero necesaria”, afirmó el Papa León.

Caminar juntos

El patriarca siro-católico Ignacio José III Younan dio la bienvenida al Papa al encuentro ecuménico e interreligioso en la Plaza de los Mártires. “Con la gracia del Todopoderoso, el Padre Celestial, según nosotros los cristianos, y del Todopoderoso Allah Ta’ala, según nuestros hermanos y hermanas musulmanes, nos comprometemos a caminar juntos”, les dijo. “Siempre inspirados por la esperanza que nunca decepciona, para convertirnos en constructores de la verdadera paz en el Líbano y en todos los países de Oriente Medio”.

El Papa León fue también recibido por los líderes de las comunidades musulmanas suní y chiíta del país, el líder espiritual de los drusos, los patriarcas de las iglesias ortodoxa griega, ortodoxa siria y ortodoxa armenia y el presidente de la comunidad cristiana evangélica.

Un joven toma una fotografía del Papa León XIV en el mismo evento con jóvenes, en Bkerké, Lebanon, 1 de diciembre de 2025 (CNS photo/Lola Gomez).

Había también mujeres

Todos los que hablaron eran hombres, pero entre el público había muchas mujeres involucradas en la búsqueda de la paz y el diálogo.

Mireille Hamouche, una mujer ortodoxa griega casada con un maronita, es parte de la Red de Mujeres para la Consolidación de la Paz del Líbano.

“Puedo asegurarles que, tras bastidores, las verdaderas protagonistas y activistas de la paz son principalmente mujeres”, declaró a Catholic News Service. “Esto ha sido así a lo largo de la historia porque, obviamente, después de cada guerra, quedan más mujeres que hombres en una sociedad”, y son ellas quienes deben “sanar la sociedad” una vez finalizada la lucha.

Papel central de la fe

En una tienda de campaña a la sombra de la mezquita Mohammad Al Amin en Beirut, el Papa León dijo a los líderes que el papel central de la fe en la vida del Líbano es obvio.

Queridos amigos, su presencia aquí hoy, en este lugar singular donde los minaretes y los campanarios se yerguen uno junto al otro, pero ambos se elevan hacia el cielo, da testimonio de la fe inquebrantable de esta tierra y de la firme devoción de su pueblo al único Dios.

El Papa oró para que cada sonido de la campana y cada llamada a la oración se “fundieran en un himno único y elevado, no sólo para glorificar al misericordioso Creador del cielo y de la tierra, sino también para elevar una sentida oración por el don divino de la paz”.

El Papa León XIV reza con numerosos jóvenes reunidos en la plaza frente al Patriarcado Maronita de Antioquía en Bkerké, Líbano, el 1 de diciembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Oriente Medio: centrarnos en lo que nos une

Con demasiada frecuencia, dijo, cuando la gente piensa en Medio Oriente, piensa en un conflicto en curso.

“Sin embargo”, dijo el Papa León, “en medio de estas luchas, se puede encontrar un sentido de esperanza y aliento cuando nos centramos en lo que nos une: nuestra humanidad común y nuestra creencia en un Dios de amor y misericordia”.

“En una época en la que la coexistencia puede parecer un sueño lejano”, dijo, «el pueblo del Líbano, si bien abraza diferentes religiones, es un poderoso recordatorio de que el miedo, la desconfianza y los prejuicios no tienen la última palabra, y que la unidad, la reconciliación y la paz son posibles”.

El Papa León les dijo que los líderes religiosos deben ser “constructores de paz: afrontar la intolerancia, superar la violencia y desterrar la exclusión, iluminando el camino hacia la justicia y la concordia para todos, mediante el testimonio de vuestra fe”.

Ejemplo de los santos

¡Veamos cuántos ejemplos maravillosos nos han dejado los santos!, exclamó el Papa León. “Pensemos en Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis, dos jóvenes canonizados en este Año Santo del Jubileo. Observemos a los numerosos santos libaneses. ¡Qué singular belleza se manifiesta en la vida de Santa Rafqua, quien con fortaleza y mansedumbre resistió el dolor de la enfermedad durante años!”.

León XIV citó también al beato Yakub El-Hadda, y a san Charbel, “convertido en uno de los símbolos del Líbano en todo el mundo”, cuya tumba visitó por la mañana. Y luego recordó lo que el Papa Benedicto XVI dijo a los cristianos del Levante: “Os invito a cultivar continuamente la verdadera amistad con Jesús mediante la fuerza de la oración” (Exhortación Apostólica Ecclesia in Medio Oriente e, 63).

“María resplandece”

“Queridos amigos, entre todos los santos, María, Madre de Dios y Madre nuestra, resplandece!”, dijo el Papa. “Muchos jóvenes llevan siempre el rosario en el bolsillo, en la muñeca o alrededor del cuello. ¡Qué hermoso es mirar a Jesús con los ojos del corazón de María! Incluso desde aquí, donde nos encontramos ahora, ¡qué dulce es alzar la mirada hacia Nuestra Señora del Líbano con esperanza y confianza!”.

El autorCNS / Omnes

El amigo inútil

La amistad inútil se da cuando ninguna de las dos personas necesita del otro y, sin embargo, se elige. Las amistades más preciosas son aquellas en las que no buscas nada pero están.

2 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Había anochecido, el otoño estaba comenzando y hacía fresco. Estaba llevando en coche a mi hija a clase de baile e iba por una zona de campo, más bien desierta. En un semáforo, en el que me tuve que detener, había, muy cerca de mí, un coche aparcado en la cuneta, más que aparcado diría “mal aparcado”. Su dueño, un chico joven, con pelo largo y desaliñado, recogido en una cola baja, se encontraba  agobiado. Le pregunté si necesitaba ayuda y me respondió que no, dándome las gracias. Comenté con mi hija, mientras conducía, que se pasa muy mal cuando te encuentras solo tirado en la carretera. 

Dejé a mi hija en la academia de baile. Una hora más tarde, cuando  le vi de nuevo en el mismo sitio, el chico estaba sentado en el bordillo de la acera, junto a un amigo, esperando a la grúa. Sentí, con esas vibraciones que nos llegan al corazón tan auténticas al ver ciertas escenas de la vida, que eran amigos. Me dí cuenta de que ese chico había pedido ayuda a su amigo, cuando se vio en apuros, hasta me imaginé la conversación del móvil: «Oye tío ven a tal sitio, que me he quedado tirado». Los dos tenían una gran complicidad, hablaban, reían y bromeaban, el tiempo de espera de la grúa se les hacía llevadero. 

El chico de pelo largo desaliñado estaba menos agobiado que antes, no estaba solo solucionando el problema. Qué bueno e importante es que los amigos que tengamos sean de verdad, que sean amigos inútiles. 

La amistad inútil se da cuando ninguna de las dos personas necesita del otro y, sin embargo, se elige. Las amistades más preciosas son aquellas en las que no buscas nada pero están. La amistad útil se da, por el contrario, en el amigo conveniente, del que sacas algo, por ejemplo en el trabajo. El amigo útil es aquel que, cuando estás tirado en la cuneta, no puedes llamar porque piensas que molestas.

Todos tenemos amigos útiles e inútiles, pero sabemos distinguirlos. Creo que tenemos más útiles que inútiles. Dice el refranero popular que los amigos, se cuentan con los dedos de la mano y es a ese amigo al que acudimos cuando estamos en la cuneta.

El amigo inútil es ese al que sabemos que no molestamos ni importunamos con nuestro problema. El amigo inútil no nos juzga, nos da su tiempo y nos da esa sensación de seguridad que sentimos cuando se nos quiere de verdad. 

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Mundo

El olivo protagoniza el encuentro ecuménico y de las religiones con el Papa

El Papa León XIV ha vuelto a elogiar hoy al pueblo libanés, en este caso en un encuentro ecuménico e interreligioso. El Santo Padre ha manifestado que el Líbano da testimonio de que cristianos, musulmanes, drusos y muchos otros pueden construir un país unido. Y ha puesto al olivo como protagonista.  

Francisco Otamendi·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

En presencia de un líder sunita, un líder ortodoxo griego, un líder chií, un líder ortodoxo sirio, un líder druso, un líder ortodoxo armenio, un líder protestante y un líder alauita, el Papa ha elogiado esta tarde al Líbano. Lo hizo el domingo, a su llegada a Beirut, ante el presidente del país y representantes de la sociedad libanesa, y lo ha vuelto a repetir hoy, junto a los líderes de las tradiciones religiosas.

El Papa fue recibido esta tarde en una gran carpa en la Plaza de los Mártires, por el Patriarca Sirio-Católico, el Patriarca Maronita, el Gran Imán Suní y el Representante Chií. Todos comprobaron cómo León XIV dio al olivo, símbolo de reconciliación y paz, el protagonismo del encuentro.

Intercalando canciones de un gran coro de niños, se fueron sucediendo las palabras de los líderes, hablando de unidad, de apertura, de convivencia y respeto, hasta que el Papa León XIV puso el olivo en el centro.

Olivo, símbolo de reconciliación y paz

Si el Líbano es famoso por sus majestuosos cedros, “el olivo también representa una piedra angular de su patrimonio”, dijo el Papa.  El olivo no sólo adorna el espacio donde nos reunimos hoy, sino que “también es alabado en los textos sagrados del cristianismo, el judaísmo y el islam, sirviendo como símbolo atemporal de reconciliación y paz”. 

Su longevidad y su gran capacidad para florecer incluso en los entornos más difíciles, “simbolizan la resiliencia y la esperanza, así como el compromiso constante necesario para cultivar la coexistencia pacífica”, subrayó León XIV.

“De este árbol proviene un aceite sanador, un bálsamo para las heridas físicas y espirituales, que expresa la infinita compasión de Dios por todos los que sufren”. Además, «el aceite también proporciona luz, evocando la llamada a iluminar nuestros corazones mediante la fe, la caridad y la humildad». 

El Papa León XIV, entre el cardenal Bechara Rai, patriarca de la Iglesia católica maronita (izquierda), y el jeque Abdul Latif Derian, gran muftí del Líbano, en una reunión ecuménica e interreligiosa el 1 de diciembre de 2025. En el extremo izquierdo, el jeque Ali Al-Khatib, vicepresidente del consejo musulmán chiita del país, y en el extremo derecho, el patriarca ortodoxo griego Juan X de Antioquía. (Foto CNS/Lola Gomez).

Constructores de paz

El pueblo libanés se encuentra disperso por el mundo, pero unido por la fuerza imperecedera y la herencia eterna de su patria, recordó León XIV. 

«Su presencia, aquí y en todo el mundo, enriquece la tierra con su herencia milenaria, pero también representa una vocación. En un mundo global, cada vez más interconectado, están llamados a ser constructores de paz: a combatir la intolerancia, superar la violencia y erradicar la exclusión; iluminando el camino hacia la justicia y la armonía para todos, mediante el testimonio de su fe”, manifestó.

Al principio, el Papa reconoció estar “profundamente conmovido e inmensamente agradecido de estar hoy entre ustedes, en esta tierra bendita, una tierra exaltada por los profetas del Antiguo Testamento”.

Vocación universal de la Iglesia: el diálogo con otras religiones

Luego, el Santo Padre citó en su discurso al Papa Benedicto XVI, que en su Exhortación apostólica postsinodal ‘Ecclesia in Medio Oriente’, firmada en Beirut en 2012, enfatizó que “la naturaleza y la vocación universal de la Iglesia exigen que esté en diálogo con los miembros de otras religiones”. 

“Este diálogo en el Medio Oriente se basa en los vínculos espirituales e históricos que unen a los cristianos con los judíos y los musulmanes. Este diálogo, que no está dictado primariamente por consideraciones pragmáticas de naturaleza política o social, se apoya sobre todo en fundamentos teológicos que interpelan la fe» (n. 19) .

Minaretes junto a campanarios de iglesias

Entonces, el Papa León dijo a los líderes que «su presencia hoy aquí, en este lugar extraordinario donde minaretes y campanarios se yerguen uno junto al otro, ambos elevándose hacia el cielo, da testimonio de la fe inquebrantable de esta tierra y de la firme dedicación de su pueblo al único Dios”. 

«En esta amada tierra, que cada campana y cada adhān suenen juntos; que cada llamada a la oración se funda en un solo himno, elevado no sólo para glorificar al misericordioso Creador del cielo y de la tierra, sino también para implorar de corazón el don divino de la paz”. 

Como superar la inquietud ante Oriente Medio

Durante muchos años, y especialmente en los últimos tiempos, “el mundo ha fijado su mirada en Oriente Medio, cuna de las religiones abrahámicas, observando el arduo camino y la incansable búsqueda del preciado don de la paz”, había dicho al principio León XIV.

“La humanidad a veces ve Oriente Medio con temor y desaliento, ante conflictos tan complejos y prolongados. Sin embargo, en medio de estas luchas, podemos hallar esperanza y aliento al centrarnos en lo que nos une: nuestra humanidad común y nuestra fe en un Dios de amor y misericordia”.

En una época en la que la coexistencia puede parecer un sueño lejano, “el pueblo libanés, a pesar de profesar diferentes religiones, es un ejemplo contundente: el miedo, la desconfianza y los prejuicios no tienen la última palabra, mientras que la unidad, la reconciliación y la paz siempre son posibles”. 

Virgen María, Madre de Jesús y Reina de la Paz

El Papa concluyó recordando “el 25 de marzo de cada año, día festivo nacional en su país”, en el que “se reúnen para honrar a María, Nuestra Señora del Líbano, venerada en su Santuario de Harissa, adornado con una imponente estatua de la Virgen con los brazos abiertos, abrazando a todo el pueblo libanés”. 

“Que este abrazo amoroso y maternal de la Virgen María, Madre de Jesús y Reina de la Paz”, pidió el Papa León XIV, “los guíe a cada uno, para que en su patria, en todo Oriente Medio y en todo el mundo, el don de la reconciliación y la coexistencia pacífica fluya «como ríos que fluyen del Líbano», (cf. Ct 4,15), que traigan esperanza y unidad a todos».

El autorFrancisco Otamendi

Mundo

El Papa dice a la Iglesia en Líbano: amar sin miedo

En un santuario coronado por una estatua de Nuestra Señora del Líbano de 28 pies de altura, el Papa León XIV ha escuchado historias de fe inquebrantable en medio de la guerra, la injusticia y el sufrimiento. Además, ha invitado a “amar sin miedo”, y ha comparado “el perfume de Cristo” al de las mesas libanesas.  

CNS / Omnes·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Cindy Wooden, Harissa, Líbano (CNS) 

Tras la oración ante la tumba del venerado San Chárbel, en un santuario coronado por una estatua de Nuestra Señora del Líbano, el Papa León XIV ha escuchado historias de fe inquebrantable en medio de la guerra, la injusticia y el sufrimiento.

El Papa comenzó el 1 de diciembre en la tumba de San Charbel en el Monasterio de Annaya, un lugar conocido por su atmósfera de oración silenciosa, especialmente en momentos difíciles.

A pesar de la lluvia intermitente, miles de personas se reunieron a lo largo del camino que conduce al monasterio, lanzando pétalos de rosa o arroz en señal de bienvenida.

En el santuario de Nuestra Señora en Harissa

Después de confiar los católicos del Líbano y de todo el país al cuidado de San Charbel, el Papa León fue al Santuario de Nuestra Señora del Líbano en Harissa. Y escuchó, como solía hacer San Charbel, los gritos de los corazones de la gente.

El padre Youhanna-Fouad Fahed, sacerdote católico maronita casado y párroco de una parroquia cercana a la frontera con Siria, fue el primero en hablar. Su aldea acogió a refugiados sirios de la guerra que comenzó en 2011, y fue atacada repetidamente por bombardeos desde el lado sirio de la frontera. En diciembre de 2024, cuando terminó oficialmente la guerra civil siria, llegaron más refugiados.

“La bolsa de la colecta durante la misa dominical me reveló un primer grito silencioso: vi moneda siria dentro: era una ofrenda mezclada con dolor”, dijo el padre Fahed al Papa.

Acogida a refugiados sirios

“Solo, sintiendo el sufrimiento de mi pueblo sofocado por el miedo, la miseria oculta por la vergüenza de pedir ayuda, fui en su busca”, dijo el sacerdote. Algunos le contaron que habían huido para proteger a sus hijas del matrimonio forzado, y muchos llegaron al Líbano con la esperanza de emigrar a Europa, incluso si eso significaba “confiar sus sueños a traficantes de migrantes que les robaron sus ahorros”.

Lo único que el padre Fahed pidió al Papa León fue una palabra de consuelo para que la gente no se sintiera olvidada y sola.

El Papa León XIV ofrece una reflexión durante una visita a la Basílica de Nuestra Señora del Líbano en Harissa, Líbano, en una reunión con obispos, sacerdotes, religiosos y trabajadores laicos, el 1 de diciembre de 2025 (Foto CNS/Lola Gomez).

Hermana Dima Chebib: decidieron quedarse

La hermana Dima Chebib es miembro de las Hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María, y directora de una escuela en Baalbeck. Un lugar considerado por muchos un bastión de la milicia Hezbolá y que ha sido atacado repetidamente por bombardeos israelíes durante el año pasado.

Mientras mucha gente huía del pueblo, dijo, los sacerdotes y religiosos de la diócesis católica melquita “decidieron quedarse y acoger a las familias de refugiados —cristianos y musulmanes— que llegaron buscando seguridad y paz. Compartimos pan, miedo y esperanza. Vivimos juntos, rezamos juntos y nos apoyamos mutuamente en fraternidad y confianza”.

“En medio de la guerra”, le dijo al Papa , “descubrí la paz de Cristo. Y doy gracias a Dios por esta gracia de permanecer, amar y servir hasta el final”.

Personas destrozadas

Loren Capobres, quien llegó al Líbano desde Filipinas como trabajadora doméstica y ahora trabaja con el Servicio Jesuita a Refugiados, describió a las personas a las que ayuda como “personas que habían dejado todo atrás, destrozadas no sólo por la guerra, sino por la traición y el abandono”.

El padre san Vicente Charbel Fayad, capellán de prisión, le contó al Papa sobre el arrepentimiento y la conversión de los prisioneros que están asombrados de que alguien se preocupe lo suficiente como para atenderlos.

“Incluso en la oscuridad de las celdas, la luz de Cristo nunca se apaga”, dijo el padre Fayad.

Respuesta del Papa: con María al pie de la Cruz

El Papa León respondió a los testimonios diciendo que, como para San Chárbel en el siglo XIX, hoy “es estando con María al pie de la cruz de Jesús cuando nuestra oración —ese puente invisible que une los corazones— nos da la fuerza para seguir esperando y trabajando. Incluso cuando nos rodea el ruido de las armas y cuando las mismas necesidades de la vida cotidiana se convierten en un desafío”.

El padre Toni Elias, pastor maronita de Rmaych, cerca de la frontera israelí, no habló con el Papa, pero dijo a los periodistas: “Básicamente hemos estado viviendo en guerra durante los últimos dos, dos años y medio, pero nunca sin esperanza”.

La visita del Papa, dijo, es una confirmación para los creyentes de que “lo que hemos vivido” -el miedo y la esperanza combinados- “no ha sido en vano”.

El Papa León XIV, durante el mismo encuentro con obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos del Líbano, el 1 de diciembre de 2025. A la izquierda, el Patriarca maronita libanés, cardenal Bechara Boutros Rai (Foto CNS/Lola Gomez).

Paz y armonía entre todos: “eso es el Líbano”

El discurso del Papa León XIII ante líderes gubernamentales y cívicos el 30 de noviembre se centró en el pueblo libanés y no mencionó a Israel en absoluto. Pero el Padre Elías dijo que era “hermoso” porque la paz y la armonía entre musulmanes, cristianos y drusos “son nuestras raíces, nuestra cultura. Eso es el Líbano”.

Al encontrarse con los obispos, sacerdotes, religiosos y agentes pastorales del país -una multitud de unas 2.000 personas- el Papa León les dijo: “Si queremos construir la paz, debemos anclarnos en el cielo y ponernos firmemente en esa dirección”.

“De estas raíces crece el amor”

“Amemos sin miedo a perder lo que pasa y demos sin medida”, dijo el Papa . “De estas raíces, fuertes y profundas como las de los cedros, crece el amor y, con la ayuda de Dios, se materializan obras de solidaridad concretas y duraderas”.

Entrega de la Rosa de Oro: ser perfume de Cristo 

Dentro de poco realizaremos el gesto simbólico de entregar la Rosa de Oro a este Santuario, señaló el Papa.  “Es un gesto antiguo que, entre otros significados, tiene el de exhortarnos a ser perfume de Cristo con nuestra vida (cf. 2 Co 2,14)”.

“Ante esta imagen, me viene a la mente el perfume que emana de las mesas libanesas, típicas por la variedad de alimentos que ofrecen y por la fuerte dimensión comunitaria de compartirlos. Es un perfume compuesto por miles de aromas, que sorprenden por su diversidad y, a veces, por su conjunto. Así es el perfume de Cristo”, dijo.

El Papa León tenía previsto finalizar su mañana con una reunión privada con patriarcas católicos de todo el Medio Oriente.

El autorCNS / Omnes

Mundo

Los libaneses vitorean al Papa en su visita a la tumba de san Chárbel

En el segundo día de su visita al Líbano, el Papa León XIV ha comenzado la jornada con la visita de oración a la gruta de San Chárbel Maklūf en el monasterio de San Maroun en Annaya. El pueblo libanés se ha lanzado a la calle para saludar al Santo Padre.

Francisco Otamendi·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Papa León XIV ha comenzado el segundo día de su visita al país de los cedros como peregrino a la tumba de san Chárbel Maklūf en el Monasterio de Annaya, santo de gran devoción en Líbano y en Oriente Medio. “Mis predecesores —especialmente san Pablo VI, que lo beatificó y canonizó— lo habrían deseado mucho”, manifestó. Miles de libaneses le saludaron en las carreteras.

El Papa rezó unos minutos ante la tumba del santo, y se preguntó enseguida: ¿qué nos enseña hoy san Chárbel? “¿Cuál es el legado de este hombre que no escribió nada, que vivió oculto y silente, pero cuya fama se extendió por todo el mundo?”

Me gustaría resumirlo así, dijo. “El Espíritu Santo lo moldeó para que enseñara la oración a quienes viven sin Dios, el silencio a quienes habitan en medio del bullicio, la modestia a quienes viven para aparentar y la pobreza a quienes buscan las riquezas. Son todos comportamientos a contracorriente, pero precisamente por eso nos atraen, como el agua fresca y pura atrae a quien camina por el desierto”.

Un mensaje para todos: su coherencia

Y en particular para los obispos y ministros ordenados, “san Chárbel nos recuerda las exigencias evangélicas de nuestra vocación. Sin embargo, su coherencia, tan radical como humilde, es un mensaje para todos los cristianos”

Miles de peregrinos acuden a su intercesión

Luego, hay otro aspecto “que es decisivo: nunca dejó de interceder por nosotros ante el Padre celestial, fuente de todo bien y de toda gracia”.

Ya desde su vida terrena, muchos acudían a él para recibir del Señor consuelo, perdón y consejo. “Tras su muerte, todo esto se multiplicó y se ha convertido en un río de misericordia. También por eso, cada 22 del mes, miles de peregrinos acuden hasta aquí desde diferentes países para pasar un día de oración y descanso del alma y del cuerpo”, añadió el Papa.

Peticiones del Papa: comunión, unidad

Hoy queremos confiar a la intercesión de san Chárbel las necesidades de la Iglesia, del Líbano y del mundo, dijo el Santo Padre.

“Para la Iglesia pedimos comunión, unidad; empezando por las familias, pequeñas iglesias domésticas, y luego en las comunidades parroquiales y diocesanas; y también para la Iglesia universal. Comunión, unidad”.

Paz para el Líbano y para Oriente Medio

Y para el mundo pedimos paz. “Especialmente la imploramos para el Líbano y para todo Oriente Próximo. Pero sabemos bien —y los santos nos lo recuerdan— que no hay paz sin conversión de los corazones. Por eso, que san Chárbel nos ayude a orientarnos hacia Dios y a pedir el don de la conversión para todos nosotros”.

El Papa reveló que había traído como regalo una lámpara, “como símbolo de la luz que Dios ha encendido aquí por medio de san Chárbel”.

Al ofrecerla, “encomiendo a la protección de san Chárbel al Líbano y a su pueblo, para que caminen siempre en la luz de Cristo. Gracias a Dios por el don de san Chárbel. Gracias a ustedes que conservan su memoria. ¡Caminen en la luz del Señor!”.

A continuación, saludó a la comunidad de la Orden libanesa maronita, y a multitud de personas que se acercaron al monasterio y a sus alrededores. 

El autorFrancisco Otamendi

Zoom

El Papa León XIV vuela de Turquía al Líbano

Matteo Bruni, director de prensa del Vaticano, habla antes de que el Papa León XIV responda preguntas durante una conferencia de prensa a bordo del vuelo de Turquía al Líbano el 30 de noviembre de 2025.

Redacción Omnes·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Cultura

La historia del dogma de la Inmaculada Concepción

En diciembre de 2004, la revista Palabra (nº 679) publicaba los antecedentes y la historia del dogma de la Inmaculada Concepción con motivo de los 150 años de la declaración dogmática. Reproducimos este artículo con ocasión del 60º aniversario de Omnes.

Redacción Omnes·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 40 minutos

Primitivo Tineo (Profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra)

El día 8 de diciembre de este año 2004 se cumplirá el 150 aniversario de aquel solemne acto pontificio con el que el Papa Pío IX declaró como dogma de fe la concepción inmaculada de la Virgen María. 

Lo hizo con estas palabras: «Con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, declaramos, proclamamos y definimos, que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles». 

Precisamente con motivo de esta efeméride mariana, los obispos españoles han convocado un Año especial dedicado a la Inmaculada, que se extenderá hasta el próximo 8 de diciembre de 2005. 

El Papa Pío IX quería poner de relieve el asentimiento de la Iglesia universal y por ello deseaba que la proclamación del dogma tuviera lugar con mucha solemnidad, con la presencia del mayor número posible de obispos. 

El 8 de diciembre de 1854, 53 cardenales, 43 arzobispos y 99 obispos participaron en la impresionante ceremonia de la proclamación. Después del concilio de Trento, era la primera vez que tantos obispos se reunían alrededor del Papa, llegados de los distintos continentes. En años posteriores Pío IX propiciará estas reuniones para intensificar la unión del episcopado con el Romano Pontífice, reafirmando así la unidad de la Iglesia. 

La proclamación del dogma tuvo lugar en la celebración de una Misa solemne en la basílica de San Pedro en presencia de numerosos fieles. Tras la lectura del Evangelio, se entonó el Veni Creator para invocar la asistencia del Espíritu Santo. 

A continuación, con una cierta emoción, el Papa leyó el decreto de definición: «…por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los santos apóstoles Pedro y Pablo, y por la nuestra, declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina según la cual la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano ha sido revelada por Dios y, en consecuencia, debe ser creída firmemente y constantemente por todos los fieles». 

«Así, pues, si algunos, Dios no lo quiera, tuvieran la presunción de pensar en su interior de un modo distinto a lo que hemos definido, que aprendan y sepan que, condenados por su propio juicio, han naufragado fuera de la fe abandonado la unidad de la Iglesia; y además que, si por escrito o por cualquier otro camino externo, osaran expresar esos sentimientos de sus corazones, incurrirían ipso facto en las penas establecidas por el derecho». 

Los asistentes observaron que al leer este decreto Pío IX estaba conmovido. 

Tres años más tarde, el mismo Pío IX, hablando de ese momento, decía: «Cuando empecé a leer el decreto dogmático, sentí que mi voz era incapaz de hacerse oír por la inmensa multitud que llenaba la basílica vaticana; pero cuando llegué a la fórmula de la definición, Dios dio a la voz de su Vicario tal fuerza y tal vigor sobrenatural, que resonó en toda la basílica. Y me quedé tan impresionado por esa ayuda divina, que me vi obligado a interrumpirme un momento para dar libre curso a mis lágrimas. Además, mientras Dios proclamaba el dogma por boca de su Vicario, Dios mismo daba a mi alma un conocimiento tan claro y tan amplio de la incomparable pureza de la Santísima Virgen María…como ningún lenguaje puede llegar a describir. Mi alma quedó inundada de delicias inenarrables que no son terrenales, que sólo pueden encontrarse en el cielo…». 

Después de la lectura del decreto dogmático, Pío IX autorizó la publicación de la bula Ineffabilis Deus —como había sido ya redactada—, que repetía la definición dogmática y presentaba una argumentación teológica muy desarrollada. 

En la noche de aquel día memorable. Roma se iluminó como en los días grandes para celebrarlo: «La ciudad era literalmente una ciudad de fuego», contará un testigo; «ni un balcón, ni una ventana, ni un tragaluz que no tuviera sus lámparas. Las grandes arterias de la ciudad, el Corso, la Vía papal, Ripetta, son ríos de luz; las plazas públicas, los monumentos y las iglesias parecían ardiendo. El Capitolio centelleaba, y las orquestas al aire libre saludaban, en nombre del pueblo romano, el triunfo de la Reina de los cielos que es también la Reina de la Iglesia y de Roma. Por todas partes había transparencias, imágenes de la Virgen María, inscripciones en su honor; por todas partes la divisa, María sine labe originali concepta. Una multitud inmensa surca la ciudad; todo el pueblo está en las calles, en las plazas, en San Pedro sobre todo, cuya cúpula eleva en los aires una diadema centelleante». 

Pronto se elevaría en la plaza de España una columna para conmemorar aquella proclamación dogmática. Está adornada con cuatro esculturas de Moisés, David, Ezequiel e Isaías que rodean el pedestal; pedestal que está adornado con dos bajorrelieves: uno representa a San José advertido del milagro de la Encarnación por un ángel durante el sueño; el otro representa a Pío IX proclamando el dogma de la Inmaculada Concepción. 

Además, otros monumentos se erigirán en todo el mundo en honor del acontecimiento; iglesias dedicadas a la Inmaculada, estatuas, placas conmemorativas, etc. 

Lourdes

Cuatro años después, la proclamación dogmática efectuada por Pío IX recibió una confirmación celestial a raíz de la aparición de la Virgen María en Lourdes. A lo largo de 1858, la Virgen María se apareció en dieciocho ocasiones a Bernadette Soubirous. En la aparición decimocuarta, el 25 de marzo, la Virgen reveló su identidad y lo hizo en el dialecto de Lourdes: Soy la Inmaculada concepción. 

El 8 de diciembre quedará muy grabado en el pontificado de Pío IX, en el que hay tres acontecimientos primordiales. Junto al dogma de la Inmaculada Concepción están el Concilio Vaticano I y la publicación del Syllabus como piedras fundamentales de su pontificado. El mismo Pío IX señaló la continuidad de los tres acontecimientos: el dogma fue proclamado el 8 de diciembre de 1854, el Papa fechó simbólicamente el Syllabus el 8 de diciembre de 1864, y mandó inaugurar el Concilio Vaticano I el 8 de diciembre de 1869. 

En la homilía pronunciada en la misa de beatificación de Pío IX, Juan Pablo II, además de resaltar la gran devoción de Juan XXIII por Pío IX, hacía hincapié en que el nuevo beato, «en medio de los acontecimientos turbulentos de su tiempo, fue ejemplo de adhesión incondicional al depósito inmutable de las verdades reveladas. Fiel a los compromisos de su ministerio en todas las circunstancias, supo atribuir siempre el primado absoluto a Dios y a los valores espirituales». 

«Su larguísimo pontificado no fue fácil, y tuvo que sufrir mucho para cumplir su misión al servicio del Evangelio. Fue muy amado, pero también odiado y calumniado. Sin embargo, precisamente en medio de esos contrastes resplandeció con mayor intensidad la luz de sus virtudes: las prolongadas tribulaciones templaron su confianza en la Divina Providencia, de cuyo soberano dominio sobre los acontecimientos humanos jamás dudó. De ella nacía la profunda serenidad de Pío IX, aun en medio de las incomprensiones y los ataques de muchas personas hostiles. A quienes lo rodeaban, solía decirles: ‘En las cosas humanas es necesario contentarse con actuar lo mejor posible; en todo lo demás hay que abandonarse a la Providencia, la cual suplirá los defectos y las insuficiencias del hombre». 

«Sostenido por esa convicción interior, convocó el Concilio Ecuménico Vaticano I, que aclaró con autoridad magistral algunas cuestiones entonces debatidas, confirmando la armonía entre fe y razón. En los momentos de prueba, Pío IX encontró apoyó en María, de la que era muy devoto. Al proclamar el dogma de la Inmaculada Concepción, recordó a todos que, en las tempestades de la existencia humana, resplandece en la Virgen la luz de Cristo, más fuerte que el pecado y que la muerte». 

La Inmaculada Concepción en la Escritura

Conviene aclarar que la concepción inmaculada de la Madre de Dios ha sido definida, no como una verdad o una conclusión teológica cierta, sino como una verdad revelada por Dios y apoyada en la tradición de la Iglesia. 

No es posible extraer de la Escritura pruebas directas ni estrictas. Pero hay dos grupos de textos que merecen diferente consideración: El primer grupo comprende los textos que han sido invocados por los defensores de la Inmaculada Concepción, y que podemos calificar como textos principales. Un segundo grupo lo constituyen los pasajes secundarios, que no constituyen una prueba directa, como son textos de los libros sapienciales, los referentes a figuras de la Virgen en el Antiguo Testamento, textos de San Juan relativos a la mujer revestida de sol, etc. 

Los textos principales se concretan en el libro del Génesis (3.15) y en el Evangelio de San Lucas (1,28). El primer pasaje escriturístico que contiene la promesa de la redención menciona también a la Madre del Redentor: «Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras tú acechas su calcañar». La sentencia después del primer pecado fue acompañada del primer Evangelio, que pone enemistad entre la serpiente y la mujer. 

La estirpe de la mujer, que aplastará la cabeza de la serpiente es Cristo; la mujer es María. Dios puso enemistad entre ella y Satán, de la misma manera que hay enemistad entre Cristo y la estirpe de la serpiente. Sólo la continua unión de María con la gracia santificante explica suficientemente la enemistad entre ella y Satán. El Proto-evangelio contiene directamente una promesa del Redentor. Y en unión con la manifestación de la obra maestra de Su Redención, la perfecta preservación de Su Madre del pecado original. 

Otro pasaje principal lo componen el saludo del ángel y el de Santa Isabel (Lc 1,28; 1,42). Los pronuncian dos personajes distintos, que hablan en circunstancias diferentes, pero los dos lo hacen en nombre de Dios o bajo la acción del Espíritu Santo: «Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo», le dice en ángel en la anunciación; «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre». 

Esta plenitud de gracia y esta bendición singular de la Madre de Dios, ¿se refieren al privilegio de una concepción inmaculada? Los miembros de la Consulta teológica, instituida por Pío IX en 1848 adoptaron la misma actitud que habían tomado respecto del Proto-evangelio. 

La mayoría lo propusieron como argumento válido, y los que no habían admitido la fuerza probatoria del texto del Génesis tampoco admitirían en las palabras de la salutación angélica una prueba directa y específica. Pero la Comisión especial razona los argumentos para admitirlo con un consentimiento unánime, con esta precisión: Las palabras del ángel no serían suficientes, tomadas materialmente, para probar el privilegio de la Inmaculada Concepción; sí la prueban, si se tiene en cuenta la tradición exegética de los Santos Padres. 

En los mismos términos está redactado el pasaje de la bula que hace referencia a la salutación angélica. Por tanto, la prueba que se deduce de ahí está inseparablemente unida a la enseñanza de los Padres y escritores eclesiásticos. La concepción inmaculada de María está allí contenida de una forma implícita, como elemento o parte integrante de esa plenitud de gracia, de esa unión especial con Dios, de esa singular bendición atribuida a la Virgen por un doble título: por ser la madre del Verbo encarnado y por ser la nueva Eva. 

Hay otros textos secundarios, como los referentes a la esposa sin mancha, la ciudad santa o la sabiduría divina. Encontramos muchos pasajes del Antiguo Testamento, como el Cantar de los Cantares, los Libros sapienciales y los Salmos. Estos pasajes, aplicados a la Madre de Dios, pueden ser entendidos por quienes conocen el privilegio de María, pero no sirven para probar dogmáticamente la doctrina y, por lo tanto, son omitidos por la Constitución Ineffabilis Deus y por la Comisión especial. Estos textos directamente proclaman atributos de la divinidad; referidos a la Virgen pueden ser útiles para la piedad y el amor, pero suponen ya un conocimiento previo del privilegio. 

En el cap. 12 del libro del Apocalipsis se narra un pasaje que a primera vista se relaciona con el glorioso privilegio de María: San Juan cuenta una de sus misteriosas visiones que ha tenido en la isla de Patmos: «Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida de sol, la luna a sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas».  Los artistas cristianos se han inspirado en este versículo para realizar las mejores representaciones de la Virgen inmaculada. San Pío X la utilizó en la encíclica Ad diem illum, del 2 de febrero de 1904, al cumplirse en cincuenta aniversario de la definición. Aunque estas aplicaciones no constituyen una interpretación auténtica, una simple acomodación es suficiente para justificarlas. Porque se pone de manifiesto más directamente, no tanto la Inmaculada Concepción, sino la glorificación y la maternidad espiritual de la nueva Eva, que guardan una relación estrecha con la Inmaculada Concepción. 

Los que han negado o niegan la concepción inmaculada de la Virgen —protestantes, cismáticos griegos, vetero-católicos— también se han apoyado en la sagrada Escritura para fundamentar sus opiniones. Los textos que alegan se refieren a cuatro puntos generales: la universalidad del pecado en los descendientes de Adán; la universalidad de la redención operada por Jesucristo, la universalidad de la muerte, considerada como efecto o pena del pecado, y la condición del género humano en el orden actual. 

Es verdad que la Escritura afirma la universalidad del pecado, de la redención y de la muerte y a ellos están sometidos los descendientes de Adán, al menos que por un acto de su voluntad libre Dios haga una excepción. Porque como Señor supremo tiene la potestad y el derecho de no aplicar la ley en un caso concreto, sin comprometer por ello la existencia de la ley misma. Esta excepción debe ser probada, no simplemente supuesta. Pero una vez probada, la Inmaculada Concepción de la Virgen María no es incompatible con la universalidad de las otras leyes. 

Podemos, pues concluir, que en la sagrada Escritura, prescindiendo de los textos secundarios, que el Protoevangelio y la salutación angélica, contemplados dentro de la tradición de la Iglesia, contienen la Inmaculada Concepción de María. La contienen comprendida en la enemistad con la serpiente, en la plenitud de gracia, en la unión con Dios, en la bendición dada a María, madre de Jesús, unida estrechamente a su Hijo, no solamente como madre, sino también como nueva Eva. 

En la tradición

En los estudios e investigaciones que precedieron a la declaración del dogma de la Inmaculada Concepción, la doctrina de los Padres y escritores mereció una atención especial, por la importancia que tiene la fe profesada en la Iglesia. Las épocas son muy diversas y no nos es posible detenernos en ellas, sino hacer sencillamente unas consideraciones generales. 

En el período desde el concilio de Nicea al concilio de Éfeso (a. 325-431) el lugar central de la literatura y de las controversias lo ocupan otros temas. Es la época de los grandes doctores y hay una abundante literatura mariana en los escritos de San Atanasio, Basilio, los Gregorios, Cirilo, Crisostomo. Prescindiendo de los apócrifos, se manifiesta en homilías sobre la anunciación y la natividad de la Virgen y panegíricos o sermones en su honor. 

Los Padres concentran sus esfuerzos en las controversias contra los herejes sobre los misterios de la Trinidad y la Encarnación, porque son los más atacados. Por eso se pronuncian sobre la Virgen en discursos sobre las diversas circunstancias de la vida de la Virgen.  En la Iglesia latina sobresalen San Ambrosio y San Agustín. Tanto en Oriente como en Occidente nos encontramos con algunas verdades reafirmadas continuamente, en las que se incluye la experiencia implícita de la Inmaculada Concepción. Una de ellas es la santidad de la Santísima Virgen: nos veríamos obligados a transcribir una multitud de pasajes. 

Pero hay dos puntos que sobresalen en el testimonio de los Padres que son: la absoluta pureza de María y su posición como segunda Eva. 

En los escritos tanto orientales como occidentales encontramos la antítesis de Eva bajo formas diversas. San Jerónimo la enuncia de una forma breve y familiar: «La muerte por Eva, la vida por María». San Ambrosio destaca muchas veces el papel de Eva y de María y el carácter virginal de ésta última, que ha pasado después a la literatura. 

La doctrina de las dos Evas está muy presente en los Padres, aunque la mayoría se contenta con enunciar la antítesis repetida tradicionalmente: de Eva, la muerte y la expulsión, de María, la vida y la salvación. Ciertamente que siempre está considerada María con relación al Verbo, de cuya relación sacan las maravillosas consecuencias. Hasta el mismo Nestorio, enemigo encarnizado de la maternidad divina de María, excluye a María del pecado original. Afirma que por ella ha venido la bendición y la justificación al género humano, así como por Eva había venido la maldición. Esta oposición entre Eva y María, el nacimiento de Cristo de una carne sin pecado merecen por su parte una atención especial. 

Nestorio continúa el paralelismo entre las dos madres de la humanidad. La primera da a luz en el dolor, dolor que es propio de todas las que dan a luz, hijas de Eva, pena del pecado original. A la segunda, a María, Dios le ha preparado un alumbramiento sin dolor. María es la nueva madre, pero una madre virgen, que Dios ha dado a la naturaleza humana. La condenación pronunciada contra Eva ha sido destruida por el saludo del ángel a María. A Eva, los dolores y los gemidos, frutos del pecado; a María, la alegría, fruto de la gracia de la que ella está llena. 

Abundan los escritos patrísticos sobre la absoluta pureza de María y con los términos más expresivos. Dídimo de Alejandría afirma la absoluta virginidad con estas expresivas palabras, que son como una definición: «Virgen inmaculada siempre y en todo». Cuando hablan de la virginidad perfecta no se refieren sólo a la integridad física, sino que comprende también la integridad del espíritu y del alma: María siempre virgen sería igualmente María siempre santa. 

En un escrito antiguo, para unos del siglo IV, para otros del siglo V, se contienen unas expresiones que han sido muy utilizadas y explotadas por los defensores de la Inmaculada Concepción. Contiene el siguiente razonamiento: El primer hombre había sido creado y formado de la tierra inmaculada, era necesario que el hombre perfecto naciera de la virgen inmaculada. 

No es posible citar a autores y obras donde los Padres expresan su pensamiento. Basten algunas expresiones que demuestran el convencimiento. Los Padres llaman a María el tabernáculo exento de profanación y de corrupción. Orígenes la llama digna de Dios, inmaculada del inmaculado, la más completa santidad, perfecta justicia, ni engañada por la persuasión de la serpiente, ni infectada con su venenoso aliento. 

San Ambrosio dice que es incorrupta, una virgen inmune por la gracia de toda mancha de pecado. Refutando a Pelagio, San Agustín declara que todos los justos han conocido verdaderamente el pecado «excepto la Santa Virgen María, de quien, por el honor del Señor, yo no pondría en cuestión nada en lo que concierne al pecado». 

Los Padres sirios nunca se cansaron de ensalzar la impecabilidad de María. San Efrén no consideró excesivos algunos términos de elogio para describir la excelencia de la gracia y santidad de María: «La Santísima Señora, Madre de Dios, la única pura en alma y cuerpo, la única que excede toda perfección de pureza, única morada de todas las gracias del más Santo Espíritu, y, por tanto, excediendo toda comparación incluso con las virtudes angélicas en pureza y santidad de alma y cuerpo…mi Señora santísima, purísima, sin corrupción, inviolada, prenda inmaculada de Aquel que se revistió con luz y prenda…flor inmarcesible, púrpura tejida por Dios, la solamente inmaculada». Para San Efrén fue tan inocente como Eva antes de la caída, una virgen alejada de toda mancha de pecado, más santa que los serafines, sello del Espíritu Santo, semilla pura de Dios, por siempre intacta y sin mancha en cuerpo y en espíritu. 

Se podrían citar otros muchos testimonios. En todos ellos aparece con claridad que la creencia en la inmunidad de María frente al pecado en su concepción prevaleció entre los Padres, especialmente en los de la Iglesia griega. Pero el carácter retórico de éstos y similares pasajes nos previene de tendencias demasiado forzadas y de interpretaciones en un sentido estrictamente literal. Los Padres griegos nunca discutieron formal o explícitamente la cuestión de la Inmaculada Concepción. 

Concilio de Éfeso

Es incuestionable que el concilio de Éfeso ha tenido una influencia considerable sobre el culto y la teología mariana. Al proclamar solemnemente que la Virgen María era verdaderamente madre de Dios atrae la atención de los doctores sobre la dignidad sublime expresada por este título. Por eso en la predicación y en los escritos proliferan magníficos elogios, graciosas comparaciones, letanías interminables de epítetos laudatorios. 

Al mismo tiempo el culto mariano progresa con rapidez: las fiestas en honor a la Virgen se propagan por todo el mundo oriental. La fiesta que parece haber inaugurado el ciclo, la fiesta de la Anunciación, se celebra desde el siglo V en Jerusalén, Constantinopla y en otras ciudades, aunque sea a mediados del siglo VI cuando se fija la fecha del 25 de marzo para su celebración. 

De la larga serie de textos de estos siglos y los siguientes se puede concluir que a partir del concilio de Éfeso, no solamente se ha formulado de una manera implícita el dogma católico de la Inmaculada Concepción, sino que se ha manifestado explícitamente la fe en él con expresiones suficientemente claras. Lo han expresado con fórmulas positivas, más que negativas. En lugar de decir «María ha sido preservada del pecado original», dicen: «María es llena de gracia, plenamente santificada desde su aparición en el seno materno. Es una criatura nueva, creada a semejanza de Adán inocente». 

El período que va desde el concilio de Éfeso hasta la separación definitiva de la Iglesia oriental (a. 1054) presenta como rasgos comunes la tendencia a concebir e insistir en la maternidad divina, la santidad y la plenitud de gracia que le es propia a la Virgen. Hay condiciones diferentes entre Oriente y Occidente: es rápida y vigorosa la doctrina en Oriente, y, al contrario, lenta e indecisa en Occidente. Se explica por dos causas principales: los desequilibrios y la inestabilidad que causan las invasiones en los países latinos, y la reacción que toma la teología por su lucha contra el pelagianismo. 

No obstante los testimonios existen y permiten ver una creencia explícita en la concepción inmaculada. El desarrollo doctrinal coincide con el desarrollo cultual que se manifiesta sobre todo en la introducción de fiestas en honor de la Virgen. La fiesta de la Inmaculada Concepción no es de las primeras, pues hace su aparición a finales de este período, pero es notable en sí misma y sobre todo en la influencia que debía ejercer en la afirmación y propagación de esta creencia piadosa. 

Padres postefesinos

Entre los testimonios de los Padres latinos postefesinos, los hay positivos y negativos para la creencia en la concepción inmaculada. Los negativos se encuentran, sobre todo, en San Agustín y entre sus discípulos, pues se inspiran únicamente, o casi únicamente en los escritos antipelagianos del Santo; como es comprensible, en estos escritos San Agustín rechaza y rebate las doctrinas pelagianas y debe reafirmar la universalidad del pecado original y la conexión que existe entre la generación humana y la concepción en el pecado. 

Hay otros testimonios positivos favorables a la creencia en la Inmaculada Concepción, bien porque preparan la eclosión hacia una piadosa noción trascendente de la madre de Dios, o porque contienen ya equivalentemente la creencia en la concepción inmaculada. María es para ellos la nueva Eva, instrumento de nuestra salvación y madre de los vivientes en el orden de la gracia. Poco a poco la idea de santidad o de inocencia perfecta y perpetua aparece íntimamente unida a la de María, madre de Dios. 

En la segunda mitad del siglo XI y comienzos del XII se prepara la gran controversia sobre la Inmaculada Concepción que se desarrolla en los dos siglos siguientes. Provocada por el desarrollo que va tomando la fiesta de la Concepción, el debate se centra sobre todo en el objeto de la misma fiesta y sobre las creencias que implica. El problema se aborda con nitidez y profundidad, con objeciones puestas al fondo de la cuestión. Por ello el triunfo de la piadosa creencia se impone y llega a ser poco a poco completo y definitivo. 

Algunos escritores y santos defendían que a todos, exceptuado el Salvador, se debían aplicar las palabras de la Escritura: En maldad fui formado, y en pecado me concibió mi madre. Oponían la carne de Cristo Salvador y la de María, al haber sido concebidas las dos, una sin pecado y la otra del pecado. 

Pero aparece el gran iniciador y doctor, San Anselmo, arzobispo de Cantorbéry, que responde a esa objeción. Puesto que Cristo es Dios y que Él reconcilia a los pecadores por su propia virtud, tiene que estar indemne de todo pecado, lo que supone afirmar que procede de una masa pecadora, pero liberada del pecado. A pesar de reconocer el misterio, ante las insistencias de sus adversarios, San Anselmo propone una explicación que pasará a la doctrina posterior. 

Los frutos de la redención no abarcan solamente a los que han vivido después del Salvador, sino que también los anteriores se deben beneficiar por la fe en el futuro redentor de ser purificados de sus pecados. Gracias a ese acto de fe la Virgen fue purificada por una aplicación anticipada de los méritos de su Hijo, y es de la Virgen purificada de la que Cristo ha sido concebido. La purificación particular y privilegiada de la Virgen María es una aplicación anticipada de los méritos de su Hijo, único y universal redentor. 

La controversia se produce —teniendo en cuenta las doctrinas anteriores— al volver a celebrar la fiesta de la Concepción en Inglaterra. Ya se celebraba antes de la conquista de los normandos, pero había decaído hasta desaparecer. Pero surge la oposición a la fiesta y a la doctrina cuando Anselmo el Joven, sobrino de San Anselmo, y otros la quieren restaurar, hasta provocar vivas recriminaciones: los adversarios a la fiesta declaran que no tiene razón de ser. El resultado de la controversia fue importante para la fiesta, pero también para la creencia en el privilegio de María. Para responder a las objeciones de los que contradecían la legitimidad del ese culto, se esforzaron los defensores en promover y explicar por qué y bajo qué concepto les parece digna de veneración la madre de Dios. Al hacerlo afirman la pureza y la santidad original de la bienaventurada Virgen María. 

La controversia en Occidente es como una prolongación de la precedente. provocada por la misma causa, pero que tiene un eco más grande a causa de la calidad y del renombre de los personajes que intervienen. Entre las afirmaciones de los ingleses se decía, aportando muchos testimonios, que la fiesta se celebraba en el Continente como en Inglaterra. 

El movimiento de expansión llegó a Lyón y los canónigos de la sede primada adoptaron la fiesta, lo que provocó la intervención de San Bernardo. Durante algún tiempo guardó silencio con una cierta impaciencia, en consideración a la piedad de los que la veneraban en la sencillez de su corazón y por el amor a la Virgen. Pero piensa que el tiempo ya ha llegado, y hacia 1138 escribe la famosa Carta a los canónigos de Lyón. 

Después del exordio de alabanzas a su sede primada, prepara su ataque. Protesta contra lo que considera una mala innovación y una reprensible aceptación de una solemnidad extraña en la Iglesia, carente de fundamento racional, no apoyada por la antigua tradición. Sostiene que María fue santificada en el seno de su madre antes de nacer, porque su nacimiento y Ella también fue santa. Pero María no puede ser santa antes de existir y no existe antes de ser concebida. 

Por tanto, si la Virgen no ha podido ser santificada antes de su concepción, porque no existía todavía ni en el momento de su concepción, porque se encuentra con el pecado, no nos queda más que admitir entonces que Ella ha recibido el don de La santidad después de su concepción, cuando ya existía en el seno materno. Es santo su nacimiento, pero no su concepción. En consecuencia, si la santidad falta en la concepción de María, no puede ser objeto de culto. 

La intervención de un personaje tan considerable como era el abad de Claraval no podía pasar desapercibida y provoca una larga controversia, que ha llegado a nosotros en numerosos escritos, defendiendo la fiesta de la Concepción. La afirmación del glorioso privilegio va ganando terreno y aumenta el número de sus partidarios, que defienden la fiesta de la Concepción en sentido inmaculista. Se puede afirmar que en el siglo XII la concepción de Nuestra Señora ha sido celebrada en muchas partes. 

En el siglo XIII

Llegamos al punto crítico de la controversia en el siglo XIII. Los teólogos de este siglo tratan ordinariamente el problema a propósito de la santificación de María, y también a propósito de la fiesta de la Concepción: cuándo tiene lugar la primera santificación de la madre de Dios, antes o después de la animación por la infusión del alma en un cuerpo capacitado. Estos dos momentos, antes de la animación y después de la animación se descomponen en otros muchos puntos y cuestiones. Todos están de acuerdo en admitir la santificación después de la animación, pues Dios no podía negar a su madre el privilegio que había otorgado a Jeremías y a San Juan Bautista. 

Los teólogos franciscanos tienen en Alejandro de Hales y en San Buenaventura sus maestros principales. Alejandro de Hales (m. 1245) resume su doctrina en cuatro puntos, que a su vez se descomponen y engloban otras muchas cuestiones: La bienaventurada Virgen no ha sido santificada antes de su concepción; la bienaventurada Virgen no ha sido santificada en el acto mismo de la concepción; la bienaventurada Virgen no ha podido ser santificada después de su concepción y antes de la infusión del alma; no queda, pues, más que admitir que la bienaventurada Virgen ha sido santificada después de la unión del cuerpo y del alma, pero antes de su nacimiento. 

San Buenaventura (m. 1274), profesor en París de 1248 a 1255, enseña en sustancia la misma doctrina que su maestro, pero trata separadamente la santificación de la carne y del alma, y reduce las cuestiones. El alma de María habría sido santificada en el instante mismo de su creación, y por consiguiente no habría contraído el pecado original. Ha sido liberada por Jesucristo, pero no como los demás, pues, mientras todos los demás han sido sacados del precipicio donde habían caído, la madre de Dios ha sido sostenida al borde mismo del precipicio para que no cayera. María debe su exención del pecado original a la gracia que depende y viene del Salvador. Pero, a pesar de las afirmaciones anteriores, al referirse al cuerpo y a toda la persona, afirma que la Virgen no ha sido santificada sino después de haber contraído el pecado original. 

Alejandro de Hales, al final de su vida, habría admitido el glorioso privilegio y compuso un escrito en su favor. San Buenaventura, elegido ministro general de los frailes menores, ha hecho lo mismo, instituyendo para su Orden la fiesta de la Concepción en el capítulo de Pisa, el año 1263. Los teólogos y discípulos franciscanos, que enseñan en París durante el siglo XIII, han repetido la doctrina de estos dos maestros y no se encuentra ninguno que haya aceptado y defendido la doctrina de la Inmaculada Concepción. 

Entre los teólogos dominicos destaca San Alberto Magno (m. 1280), profesor en París de 1245 a 1248. Trata esta cuestión en dos artículos: La bienaventurada Virgen María ¿fue santificada antes de ser concebida o después de ser concebida? La respuesta no ofrece dudas: María no pudo ser santificada antes de su concepción. La Virgen fue concebida como los demás mortales; la gracia de la santificación no puede venir por la carne, sino que la carne participa de la santificación por el alma, distinta de la carne. 

Y se plantea de nuevo la cuestión: la carne de la Virgen ¿ha sido santificada antes o después de la animación? San Alberto rechaza la hipótesis de una santificación anterior a la animación, condenada ya por San Bernardo en su carta a los canónigos de Lyón y por los teólogos de París. La carne en sí misma no tiene capacidad para recibir la gracia santificante; no puede haber santificación antes de la animación. 

El debate continuó durante los siglos XIII y XIV, e ilustres nombres se alinearon en uno y otro bando. San Pedro Damián, Pedro Lombardo, Alejandro de Hales, San Buenaventura y Alberto Magno son citados en oposición. 

Santo Tomás se pronunció primero a favor de la doctrina en su tratado sobre las Sentencias (en 1 Sent. c. 44, q. 1 ad 3); sin embargo, en su Summa Theologica llegó a la conclusión opuesta. Muchas discusiones han surgido ya sea a favor o en contra de Santo Tomás, negando que la Santísima Virgen fuese inmaculada desde el instante de su animación, y han sido escritos libros para negar que él llegase a esa conclusión. No obstante, es difícil decir que Santo Tomás no considerase por un instante al menos la animación posterior de María y su santificación anterior. Esta gran dificultad surge por la duda de cómo podría haber sido redimida si no pecó. Dicha dificultad la manifiesta al menos en diez pasajes de sus escritos. Pero, aunque Santo Tomás retuviese esto como esencial a su doctrina, él mismo suministró los principios que, después de ser considerados en conjunto y en relación con estos trabajos, suscitaron otros pensamientos que contribuyeron a la solución de esta dificultad desde sus propias premisas. 

En el siglo XIII la oposición fue en gran parte debida a que se quería clarificar el sujeto en disputa. La palabra «concepción» era usada en sentidos diferentes, los cuales no habían sido separados de la definición. Si Santo Tomás, San Buenaventura y otros teólogos hubieran conocido el sentido de la definición de 1854, la habrían defendido con firmeza de sus oponentes. Podemos formular la cuestión discutida por ellos en dos proposiciones, ambas en contra del sentido del dogma de 1854: la santificación de María tuvo lugar antes de la infusión del alma en la carne, de modo que la inmunidad del alma fuese consecuencia de la santificación de la carne y no había riesgo por parte del alma de contraer el pecado original. La santificación tuvo lugar después de la infusión del alma para redención de la servidumbre del pecado, que el alma arrastró de su unión con la carne no santificada. Esta formulación de la tesis excluye una concepción inmaculada. 

Los teólogos olvidaron que entre santificación antes de la infusión y santificación después de la infusión había un término medio: santificación del alma en el momento de la infusión. Parecían ajenos a la idea según la cual lo que era subsiguiente en el orden de la naturaleza podía ser simultáneo en un punto del tiempo. Especulativamente considerado, el alma sería creada antes que pudiese ser infundida y santificada, pero en la realidad el alma es creada y santificada en el mismo momento de la infusión en el cuerpo. Su principal dificultad era la declaración de San Pablo de que todos los hombres han pecado en Adán. La propuesta de esta declaración paulina, sin embargo, insiste en la necesidad que todos los hombres tienen de la redención de Cristo. Nuestra Señora no fue una excepción a esta regla. 

Una segunda dificultad era el silencio de los primeros Padres. Pero los teólogos de aquel tiempo no se distinguieron tanto por su conocimiento de los Padres o de la historia, sino por su ejercicio del poder del razonamiento. Leyeron a los Padres Occidentales más que a los de la Iglesia Oriental, quienes expusieron con mayor amplitud la tradición de la Inmaculada Concepción. Y algunos trabajos de los Padres que habían sido olvidados, cobraron actualidad en este momento. 

Doctor Subtilis 

El famoso Duns Escoto, el Doctor subtilis, el defensor de la Inmaculada, nació en Escocia el año 1265 ó 1266. Entró en la Orden franciscana y tuvo como maestro en sus estudios teológicos a Guillermo Ware, uno de los más apasionados defensores de la Inmaculada Concepción. Escoto sucedió a su maestro en la cátedra de Oxford y aquí comenzó a defender la sentencia inmaculista. De Oxford pasó a París y obtuvo el doctorado y el magisterio en la Sorbona. Su maestro, Ware, también había enseñado en París, pero no parece que tuviera ocasión de defender públicamente el privilegio de María. El que más llamó la atención general sobre la Inmaculada Concepción y se impuso fue Escoto. Esto sucedía en los comienzos de 1300. Unos años más tarde, un decidido adversario del privilegio de la Virgen, el dominico Gerardo Renier, llamaba a Escoto «el primer sembrador de este error» (se refiere a la opinión defensora del privilegio de la Virgen María). Esto sucedía en 1350. 

A propósito de la influencia que tuvo Escoto en el triunfo de la doctrina sobre la Inmaculada Concepción, se popularizó más tarde la narración de una maravillosa disputa mantenida en París por mandato de la Santa Sede y en presencia de sus delegados. Tenía como finalidad disipar las sombras que en las escuelas teológicas se iban acumulando contra el insigne privilegio de la Madre de Dios. 

Bernardino de Bustis en el oficio litúrgico que compuso en honor de María Inmaculada, aprobado por Sixto IV el año 1480—se expresa así: «Hubo una época en que ciertos religiosos se enardecieron con tanto furor contra la Inmaculada Concepción, que llamaban herejes a los franciscanos, porque en su predicación defendían que la Virgen había sido concebida sin pecado. Por mandato de la Santa Sede se celebró una disputa pública en la Sorbona. Los acusadores intervinieron en la discusión con un gran número de doctores. Pero nuestro Señor, para proteger la dignidad de su amada Madre, destinó improvisadamente a esta cita a Escoto, eximio doctor de la Orden de los franciscanos. Él rebatió todos los fundamentos y los argumentos del adversario con una argumentación irrefutable. Con ello hizo brillar con tanta luz la santidad de la concepción de la Virgen, que todos aquellos frailes, llenos de admiración por su sutileza, se encerraron en el silencio y cesaron en la discusión. Como consecuencia, la opinión de los franciscanos fue aprobada por la Sorbona y Escoto fue denominado el doctor sutil». 

Esta discusión tuvo lugar a finales del año 1307 o al principio de 1308. Escoto habría venido expresamente a París desde Oxford. Cuando llegó el día del acto sorbónico—como se llamaba a aquella discusión—, mientras Escoto se dirigía al lugar de la discusión, se arrodilló ante una imagen de la Virgen que se encontraba a su paso, y le dirigió esta plegaria: «Concédeme que te alabe, virgen sagrada: dame fuerza contra tus enemigos». La Virgen, como agradeciendo este acto, inclinó la cabeza: posición que ha conservado posteriormente. 

Comenzada la discusión, los contrarios desarrollaron contra Escoto una cascada de argumentos; se dice que más de doscientos. Escoto los escuchó todos con atención, pero con la tranquilidad reflejada en la cara. Cuando los adversarios se callaron comenzó a refutar sus argumentaciones: rebatió uno por uno sus argumentos en el mismo orden en que se los habían propuesto. Consecuencia de aquella discusión habría sido, no sólo la aprobación por parte de la Sorbona de la opinión inmaculista, sino además la adopción por parte de aquella universidad de la correspondiente fiesta, y la negación de grados académicos a los que se atrevieran a manifestar un sentimiento contrario. 

Francisco Mayroni, discípulo de Escoto, resumía así la argumentación de su maestro: «Dios ha podido preservar a María del pecado: era conveniente que lo hiciera: por tanto, lo hizo». 

Escoto puso los fundamentos de la verdadera doctrina tan sólidamente establecidos y disipadas las dudas en forma tan satisfactoria, que en adelante la doctrina prevaleció. Él mostró que la santificación después de la animación requería que se llevase a cabo en el orden de la naturaleza, no del tiempo; él resolvió la gran dificultad de Santo Tomás mostrando que lejos de ser excluida de la redención, la Santísima Virgen obtuvo de su Divino Hijo la más grande de las redenciones a través del misterio de su preservación de todo pecado. Él introdujo también, por la vía de la ilustración, el peligroso y dudoso argumento de Eadmer: «decuit, potuit, ergo fecit». 

La controversia 

Desde el tiempo de Escoto la doctrina no sólo llegó a ser opinión común en las universidades, sino que la fiesta se expandió a lo largo de aquellos países donde no había sido previamente adoptada. Con excepción de los dominicos, todas o casi todas las órdenes religiosas la asumieron: los franciscanos, en el Capítulo General de Pisa en 1263, adoptaron la Fiesta de la Concepción de María en toda la Orden; esto, sin embargo, no significa que profesasen en este tiempo la doctrina de la Inmaculada Concepción. Siguiendo las huellas de Duns Escoto, sus discípulos Pedro Aureolo y Francisco de Mayrone fueron los más fervientes defensores de la doctrina, aunque sus antiguos maestros (San Buenaventura incluido) se hubiesen opuesto a ella. 

La controversia continuó, pero los defensores de la opinión opuesta fueron la mayoría de ellos miembros de la Orden Dominicana. En 1439 la disputa fue llevada ante el Concilio de Basilea, donde la Universidad de París, anteriormente opuesta a la doctrina, demostrando ser su más ardiente defensora, pidió una definición dogmática. Los dos ponentes en el concilio fueron Juan de Segovia y Juan Torquemada. Después de haber sido discutida por espacio de dos años antes de la asamblea, los obispos declararon la Inmaculada Concepción como una piadosa doctrina, concorde con el culto católico, con la fe católica, con el derecho racional y con la Sagrada Escritura; de ahora en adelante, dijeron, no estaba permitido predicar o declarar algo en contra). Los Padres del concilio decían que la Iglesia de Roma estaba celebrando la fiesta. Esto es verdad sólo en cierto sentido. Se guardaba en algunas iglesias de Roma, especialmente en las de las órdenes religiosas, pero no fue adoptada en el calendario oficial. Como el concilio en aquel tiempo no era ecuménico, no pudo pronunciarse con autoridad. El memorandum del dominico Torquemada sirvió de armadura para todo ataque a la doctrina hecho por San Antonio de Florencia y por los dominicos Bandelli y Spina. 

Por un Decreto de 28 de Febrero de 1476, Sixto IV adoptó por fin la fiesta para toda la Iglesia Latina y otorgó una indulgencia a todos cuantos asistieran a los Oficios Divinos de la solemnidad El Oficio adoptado por Sixto IV fue compuesto por Bernardo de Nogarolis, mientras que los franciscanos emplearon desde 1480 un bellísimo Oficio salido de la pluma de Bernardino de Busti, que fue concedido también a otros (p.ej. en España, 1761), y fue cantado por los franciscanos hasta la segunda mitad del siglo XIX. Como el reconocimiento público de la fiesta por Sixto IV no calmó suficientemente el conflicto, publicó en 1483 una constitución en la que penaba con la excomunión a todo aquel cuya opinión fuese acusada de herejía. En 1546 el Concilio de Trento, cuando la cuestión fue abordada, declaró que «no fue intención de este Santo Sínodo incluir en un decreto lo concerniente al pecado original de la Santísima e Inmaculada Virgen María Madre de Dios». Como quiera que este decreto no definió la doctrina, los teólogos opositores del misterio, aunque reducidos en número, no se rindieron. San Pío V no sólo condenó la proposición 73 de Bayo, según la cual «no otro sino Cristo fue sin pecado original y que, además, la Santísima Virgen murió a causa del pecado contraído en Adán, y sufrió aflicciones en esta vida, como el resto de los justos, como castigo del pecado actual y original», sino que también publicó una constitución en la que prohibía toda discusión pública. Finalmente insertó un nuevo y simplificado Oficio de la Concepción en los libros litúrgicos. 

Mientras duraron estas disputas, las grandes universidades y la mayor parte de las grandes órdenes se convirtieron en baluartes de la defensa del dogma. En 1497 la Universidad de París decretó que en adelante no fuese admitido como miembro de la universidad quien no jurase que haría cuanto pudiese para defender y mantener la Inmaculada Concepción de María. Toulouse siguió el ejemplo; en Italia, Bolonia y Nápoles; en el Imperio Alemán, Colonia, Maine y Viena; en Bélgica, Lovaina; en Inglaterra, antes de la Reforma, Oxford y Cambridge; en España, Salamanca, Toledo, Sevilla y Valencia; en Portugal, Coimbra y Evora; en América, México y Lima. 

Los Frailes Menores confirmaron en 1621 la elección de la Madre Inmaculada como patrona de la Orden, y se comprometieron bajo juramento a enseñar el misterio en público y en privado. Los dominicos, sin embargo, se vieron en la especial obligación de seguir las doctrinas de Santo Tomás; y las conclusiones comunes de Santo Tomás eran opuestas a la Inmaculada Concepción. Los dominicos, por tanto, afirmaron que la doctrina era un error contra la fe. Aunque adoptaron la fiesta, hablaban persistentemente de «Santificación de la Virgen María», no de «Concepción», hasta que en 1622 Gregorio V abolió el término «santificación». Pablo V (a. 1617) decretó que no debería enseñarse públicamente que María fue concebida en pecado original, y Gregorio V (a. 1622) impuso absoluto silencio, tanto en los escritos como en los sermones, aunque fueran privados, sobre los adversarios de la doctrina, hasta que la Santa Sede definiese la cuestión. Para poner fin a toda ulterior cavilación, Alejandro VI promulgó el 8 de Diciembre de 1661 la famosa constitución Sollicitudo omnium Ecclesiarum, defendiendo el verdadero sentido de la palabra concepción, y prohibiendo toda ulterior discusión contra el común y piadoso sentimiento de la Iglesia. Declaró que la inmunidad de María del pecado original en el primer momento de la creación de su alma y su infusión en el cuerpo eran objeto de fe. 

Hacia la definición

Llegamos al último período, caracterizado por el triunfo definitivo de la Inmaculada Concepción en el Pontificado de Pío IX. Pero antes, en la primera mitad del siglo XIX, sobre todo a partir de 1830, se suceden una serie de acontecimientos particulares. De 1800 a 1830, durante los pontificados de Pío VII y León XII, son raras las actuaciones a favor del privilegio mariano, aunque hay algunos detalles específicos. 

El cardenal Mauro Capellari, religioso camaldulense, fue elegido papa el 2 de febrero de 1831 y tomó el nombre de Gregorio XVI (1831-1846). Desde el principio se mostró favorable al privilegio de la Virgen. En el primer año de su pontificado concede indulgencias, a petición de los franciscano de Santa Fe de Bogotá, a los fieles que asistan a la misa propia de la Inmaculada Concepción en la iglesia de estos religiosos, honrando a la Madre de Dios «concebida sin pecado», y en 1834 confirma la fundación de la Sociedad de la Misericordia en la expresión de María «inmaculada en su concepción». 

Los partidarios de la definición se sintieron estimulados para insistir en sus peticiones. Un acontecimiento maravilloso había sucedido que les animaba a reemprender ese camino y vino a iluminar con luz sobrenatural esa creencia. 

Peticiones de obispos

Las primeras peticiones que se elevan no tenían como objeto la definición del privilegio, sino la autorización para decir en el prefacio de la fiesta: Et te in conceptione inmaculata. A la petición del cardenal de Sevilla habían seguido no menos de 211 súplicas, en las que se daban las mismas razones que exponía el cardenal en su carta a Mons. Quélen: «Considerando que las concesiones pontificias acordadas hasta ahora se refieren al culto tributado a María en el oficio coral y a otros homenajes que son ordinarios y que los fieles no pueden tomar parte en ellos para honrar a la Santísima Virgen y la utilidad del pueblo cristiano reclaman, con justicia, que se ofrezcan a los simples fieles los medios para poder ejercitar este culto tan piadoso; y veo que un medio que puede servir para ello es añadir en las letanía de Nuestra Señora este elogio y esta invocación: Regina sine labe concepta, ora pro nobis». Este movimiento se propaga y el mismo favor solicitan muchos obispos, superiores de Órdenes religiosas, rectores de iglesias particulares, etc., también para introducirlo en el prefacio de la Misa. Las dos peticiones son atendidas y concedidas al mismo tiempo a varios obispos entre abril de 1844 y mayo de 1847. En 1843 el cardenal Lambruschini, Secretario de Estado de Gregorio XVI, hacía publicar una disertación polémica sobre la inmaculada concepción. El autor resumía las pruebas del privilegio: conveniencia, Sagrada Escritura, actos pontificios, testimonios de los Padres y doctrina de los teólogos, sobre todo el consentimiento común de los fieles, presentado como garantía de certeza y como preparación a la definición formal, que declara posible, útil y conveniente. Aduce también la maravillosa difusión de la medalla milagrosa y de las conversiones que se han sucedido. Esta disertación fue traducida a las principales lenguas y tuvo gran resonancia en los medios católicos. 

Gregorio XVI se mostró favorable a un pronunciamiento solemne, pero se atuvo a las circunstancias. En una carta dirigida al obispo de La Rochelle le decía que «nada le sería más agradable que proclamar con un juicio solemne la Inmaculada Concepción de la santa Madre de Dios», pero que no lo había hecho por razones de alta prudencia que aconsejaban las circunstancias 

Los temores y el miedo a las reclamaciones posibles, en el caso de una sanción solemne del privilegio, no carecían de fundamento, particularmente por parte de Alemania. En Francia existía una sorda oposición en los medios jansenistas o jansenizantes y entre un cierto número de galicanos, aunque esta oposición se manifestó más tarde en el pontificado de Pío IX. 

Pío IX 

Giovanni María Mastai Ferretti fue elegido Papa el 16 de junio de 1846, y tomó el nombre de Pío IX, en memoria y como reconocimiento de Pío VII, al que había sucedido como obispo de Imola y a quien le debía el haber sido ordenado sacerdote. Personalmente formaba parte de los que defendían el privilegio de la Virgen. Para él fue un grato honor ratificar una señalada muestra de devoción hacia la Virgen Inmaculada que los obispos de América septentrional, reunidos en Baltimore en concilio provincial, habían decidido, con entusiasmo y por unanimidad, aclamar a la Bienaventurada Virgen María concebida sin pecado como patrona de los Estados Unidos de América. Otros actos pontificios refuerzan las buenas disposiciones del Pontífice. 

Entre los meses de julio de 1846 y mayo de 1847 los obispos continúan a pedir el doble favor: insertar en el prefacio de la Misa el epíteto Inmaculada y en las letanías la invocación Reina concebida sin pecado. Al mismo tiempo son numerosas las peticiones de una definición en los años 1846 a 1848, añadidas a las que ya se habían hecho durante el pontificado de Gregorio XVI. Para el nuevo Papa supuso una gran alegría recibir un centenar de súplicas de obispos de partes diversas, vicarios apostólicos, superiores de Ordenes religiosas y otras del rey de las Dos Sicilias, con una petición personal de Fernando II, rey de Nápoles. 

Antes de llegar a Roma estas peticiones, Pío IX ya había manifestado sus sentimientos: firmado por él mismo, un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, de 30 de septiembre de 1847, autorizaba un Oficio enteramente propio de la Inmaculada Concepción de María, con Misa para el día de la fiesta y durante la octava. 

En este mismo año de 1847, el padre Juan Perrone, prefecto de estudios en el Colegio Romano, publica un escrito con el título de Disquisición teológica, en el que examina «si la Inmaculada Concepción de la bienaventurada Virgen María podía ser objeto de una definición dogmática». Después de una primera parte histórico-crítica, en la que resume la historia de la controversia y sus múltiples fases, plantea y discute el valor real de los argumentos aportados contrarios y favorables al privilegio. Llega a la siguiente conclusión: no se encuentra nada realmente contrario en la Sagrada Escritura, ni en los Santos Padres, ni en los escritores eclesiásticos antiguos, ni en los documentos litúrgicos, ni en las actas de los concilios o de los romanos pontífices, ni en las razones teológicas; los testimonios claramente opuestos pertenecen al período de la controversia. Al contrario, tanto la Sagrada Escritura como la tradición desde los primeros siglos atestiguan con testimonios positivos la existencia de esta creencia. 

En la segunda parte, teológico-crítica, después de examinar las condiciones requeridas para que una doctrina pueda ser objeto de una definición dogmática y cómo se cumplían en este caso, investiga en la revelación escrita o transmitida y encuentra razones suficientes para dar un decreto pontificio sobre la Inmaculada Concepción como dogma de fe. 

Pío IX comienza el camino que terminará en la proclamación dogmática del 8 de diciembre de 1854. El día 1 de junio de 1848 constituye una comisión de teólogos encargada de examinar esta cuestión. La componen 20 miembros: prelados pertenecientes a Congregaciones romanas, generales de diversas Órdenes religiosas y renombrados maestros. 

Durante su estancia en Gaeta, el 6 de diciembre de 1848, había designado una comisión de ocho cardenales y cinco consultores, para reunirse en Nápoles bajo la presidencia del cardenal Lambruschini y constituir así una congregación antepreparatoria. Se celebró el 22 de diciembre. Las deliberaciones versaron sobre estas dos cuestiones: La primera se refería a si, ante las peticiones de los obispos del mundo católico y de Fernando II, se aconsejaba al Santo Padre declarar que la bienaventurada Virgen María ha gozado del privilegio particular de haber sido concebida sin pecado original. La segunda, si en las circunstancias actuales era oportuno que Su Santidad procediera a tal declaración. 

Discutido el asunto, todos los miembros presentes respondieron afirmativamente a la primera cuestión, mientras que no hubo unanimidad en la segunda y fue dilatada, aconsejando a Su Santidad dirigir una encíclica a los obispos del mundo entero para pedir oraciones en vistas de la definición y también para invitarles a dar su opinión sobre la oportunidad. Los consultados debían responder a los cinco puntos siguientes: Si constataba que la Iglesia de nuestros días demanda una definición dogmática de la Inmaculada Concepción de María; si la Iglesia, extendida por el mundo, desde los tiempos apostólicos ha admitido el privilegio excluyendo toda sombra de pecado original, siguiendo la doctrina explícitamente sostenida por los primeros apologistas que han tratado ex professo de este tema; qué ofrece el Antiguo Testamento a favor o en contra de la Inmaculada Concepción, si es que dice algo; qué dice también el Nuevo Testamento; si los datos que se pueden recabar del examen de los textos greco-orientales y latinos del siglo III e inmediatos, y de otros hasta nuestros días permiten afirmar la piadosa creencia de la Iglesia en la Inmaculada Concepción de la Virgen María. 

Las respuestas a las dos primeras cuestiones y a la última fueron afirmativas. Las referidas a la Sagrada Escritura necesitaban mayor estudio. Un consultor fue el encargado de estudiar el modo de definición, escogiendo una definición en forma positiva y con anatema, en una bula dogmática con las formalidades habituales y que sería publicada en el tiempo y lugar oportunos. 

La encíclica «Ubi Primum» 

Pío IX secunda las medidas sugeridas por los miembros de la congregación antepreparatoria. Desde Gaeta, donde se encontraba, hizo expedir la encíclica Ubi primum, el 2 de febrero de 1949. Hacía saber a los obispos su decisión de someter a un examen definitivo la Inmaculada Concepción. A tal efecto había nombrado una comisión de teólogos y había instituido una congregación cardenalicia; de ella esperaba que le transmitiera los resultados de la investigación. Con esta misma finalidad les pedía a todos los obispos que hicieran plegarias en sus diócesis para implorar luces de Dios a fin de acertar en la decisión a tomar y llevar a feliz término este asunto. «Deseamos vivamente —les decía— que nos hagas saber lo más pronto posible cuáles son en vuestra diócesis los sentimientos del clero y del pueblo respecto a la concepción de la Virgen Inmaculada y en qué medida piensa que la cuestión deba ser dirimida por la Sede Apostólica; deseamos conocer sobre todo lo que según vuestra sabiduría pensáis que se debe hacer en este punto». Seguía a ello una autorización general, si lo consideraba oportuno, para que sus sacerdotes pudieran rezar el Oficio Divino propio de la Inmaculada, tal y como lo había ya concedido él a los sacerdotes de la diócesis de Roma. 

¿Cuál fue el resultado de «este concilio por escrito»? Las respuestas recibidas están editadas en diez volúmenes con el siguiente resultado: de los 603 obispos respondieron por escrito al Papa 593, de los cuales solamente ocho afirmaban que tal creencia no podía ser definida teológicamente, aunque dos no estaban muy seguros de ello. Más numerosos fueron los que, declarando su fe en esa creencia, juzgaban inoportuna la definición dogmática (éstos eran 35, entre los cuales estaba el Cardenal Pecci, arzobispo de Peruggia, futuro León XIII) o se mostraban dudosos (48 obispos). Como se ve, la inmensa mayoría de los obispos era favorable a la proclamación del dogma. El grupo más numeroso de los obispos habían aceptado pura y simplemente la definición proyectada, testimoniando también que consideraban el privilegio contenido más o menos implícitamente en el depósito de la Revelación. Algunos se habían explayado en este punto, bien en sus cartas al Papa, bien con esta ocasión en lecciones o discursos sobre la Inmaculada Concepción. La mayoría defendía la oportunidad de una definición, y a continuación exponían la conveniencia, las ventajas y la misma necesidad moral. 

Las respuestas de los obispos, junto a los trabajos de los teólogos de la comisión y de la congregación antepreparatoria formaban un extenso dossier que debían utilizar los encargados de redactar la bula de definición. 

Congregación especial para redactar la bula de definición (Entre el 10 de mayo de 1852 y el 2 de agosto de 1853).

La respuesta casi unánime de los obispos del mundo reafirmó el propósito de Pío IX de definir, por fin, la creencia tan universalmente extendida. Tampoco se puede decir que haya obrado con precipitación. Entre la creación de la primera comisión teológica consultiva sobre el tema y la promulgación de la bula de definición dogmática habían transcurrido seis años y seis meses. Nada menos que cuatro comisiones distintas, cardenalicias y teológicas, habían examinado la cuestión desde un triple punto de vista: la definición de la creencia, la oportunidad de su definición y la redacción dogmática. 

De acuerdo con los que juzgaban conveniente adjuntar a la definición dogmática una exposición de los fundamentos y de la evolución de la creencia en la Iglesia, él se dedica en marzo de 1851 a la preparación de una bula pontificia. A petición del Papa, el padre jesuita Giovanni Perrone había redactado en 1850 un primer proyecto de definición. Este texto fue sometido al examen de dieciséis teólogos consultores, sucediéndose otras siete redacciones. Pío IX estaba convencido del carácter revelado de la doctrina de la Inmaculado Concepción, pues, desde hacía varios siglos, era objeto de fe en la Iglesia universal. Pero deseaba también que la definición replicara a las objeciones teológicas de los adversarios de la doctrina.

Sigue otro esquema, que probablemente es obra de Passaglia, que tenía como novedad que la definición iba acompañada de una condena explícita de los errores modernos. Este segundo esquema, como el primero, no fue nunca utilizado. Pío IX, decidido a dar amplitud a la discusión, instituye, el 10 de mayo de 1852, una congregación especial de veinte teólogos bajo la presidencia del cardenal Fornari. Comenzó sus trabajos desde los cimientos proponiendo las cuestiones más fundamentales: qué características o indicios debía tener una proposición para considerarla digna de recibir un juicio solemne del magisterio católico, cuál debía ser su redacción en el aspecto positivo y negativo, cuáles eran los testimonio implícitos y explícitos de la Sagrada Escritura y de la Tradición, la conexión con otros dogmas, la enseñanza del episcopado, la piedad de los fieles, etc. Las consideraciones sobre la oportunidad y la conveniencia fueron adjuntadas como conclusión. 

A consecuencia de estos trabajos, se decidió utilizar en la bula, como pruebas, la conveniencia, la Sagrada Escritura, la tradición patrística, la fiesta de la Concepción y el sentimiento de la Iglesia universal. A ello se agregaban algunas notas explicativas, con la intención de esclarecer los argumentos propuestos y resolver las objeciones desde el punto de vista escriturístico y patrístico. 

Discusión del texto de la bula (22 de marzo al 4 de diciembre de 1854) 

El nuevo esquema, el tercero, contiene lo que sustancialmente ha permanecido en la redacción definitiva, pero con una forma y un orden que ha dado lugar a numerosas modificaciones: seis veces fue retocado y perfeccionado el texto. Fueron muchos los revisores: teólogos consultores, cardenales constituidos el 22 de marzo de 1854 en congregación consultiva, arzobispos u obispos presentes o mandados venir a Roma formando una comisión del 20 al 24 de noviembre bajo la presidencia de los cardenales Brunelli, Caterini y Santucci. Algunos de estos retoques merecen resaltarse, porque proyectan luz sobre la redacción de la bula Ineffabilis, y especialmente sobre el sentido y el encuadre de la definición dogmática del 8 de diciembre. 

En los tres primeros esquemas los testimonios de los Padres y de los escritores eclesiásticos se consignaban y citaban explícita y ampliamente; fueron suprimidos en la cuarta, pero aparecen en las siguientes en notas a pie de página junto con sus escritos citados. Ante la observación hecha por algún cardenal, de que redactando y citando de esa manera la bula se parecía más a una disertación polémica o escolástica, las referencias fueron suprimidas. Se utilizaron unos términos más genéricos, que suponían mucha investigación, reagrupados en orden lógico y sistemático, para concluir que constantem fuisse et esse catholicae Ecclesiae doctrinam. Todo ello quedó plasmado en el octavo esquema y en la redacción definitiva. 

En todo este trabajo preparatorio dom Guéranger participó activamente. Pío IX sentía verdadera estima por el reformador de Solesmes, porque cooperó de verdad a que las diócesis francesas volvieran a la liturgia romana. El Papa le pidió que estudiara el tema de la definición. En abril de 1850, don Guéranger había terminado una importante Memoria sobre la Inmaculada Concepción, que fue muy apreciada por Pío IX, y a finales de 1851, el Papa le hizo ir a Roma y permanecer allí durante algún tiempo. Había decidido nombrarle consultor de la Congregación de Ritos y del Indice, porque apreciaba su capacidad intelectual y la firmeza de su doctrina. 

Durante su estancia romana, dom Guéranger trató y fue recibido en varias ocasiones por Pío IX y también se le requirieron diferentes trabajos doctrinales. Le pidieron que revisara su Memoria, y en enero de 1852 le confiaron la redacción de la bula de la definición dogmática. Como hemos visto, ya se habían sucedido otros proyectos como los del P. Perrone y el P. Pasaglia, que habían sido considerados insatisfactorios. A aquellos proyectos de los PP. jesuitas se unía ahora el de un benedictino. 

Dom Guéranger trabajó con ahínco, y el 30 de enero presentaba al Papa un nuevo proyecto de bula, que en principio satisfacía a Pío IX, pero en el que el Papa introdujo numerosas puntualizaciones. Después, el 27 de febrero, pidió una completa revisión del proyecto, porque deseaba que la bula de definición dogmática condenara también de manera solemne los grandes errores filosóficos y teológicos contemporáneos. Acababa de aparecer un artículo en la Civiltá cattólica, que el Papa había preparado con los jesuitas, y en el que se sugería unir la proclamación del dogma con la condenación de los errores. 

El día 29 Pío IX recibía a dom Guéranger. Éste le manifestó al Papa abiertamente y enérgicamente su oposición al proyecto de incluir la condenación de los errores en la bula; y sugirió que se redactaran dos textos independientes, diferentes y separados. Pero Pío IX le explicó al abad de Solesmes que tenía gran interés en unir la proclamación del privilegio de la Inmaculada Concepción a la otra proclamación, rechazando los errores que consideraba contrarios a la fe. Repetía también que desde hacía años notaba una especie como de movimiento interior que le impulsaba a unir ambas proclamaciones. Dom Guéranger obedeció humildemente. 

Después de que el abad de Solesmes dejara Roma, Pío IX adoptó su idea de separar las dos proclamaciones, y para ello se redactarían dos constituciones distintas y separadas. Dejó para más adelante la condena solemne de los errores —que realizaría más tarde en el Syllabus, publicada exactamente diez años después, y encargó un nuevo proyecto de definición dogmática. El texto definitivo quedó ultimado cuatro días antes de la definición solemne, después de intervenir personalmente el Papa para corregir algunas expresiones.

Propiamente los trabajos preparatorios habían concluido el día 1 de diciembre. Pío IX celebró un consistorio secreto, en el que, después de una breve alocución dirigida a los cardenales, les pregunta si estaban de acuerdo en que se proceda a la definición dogmática. Los cardenales respondieron afirmativamente, con lo que se terminaron los debates y el Papa designó el 8 de diciembre, el día de la fiesta, para promulgar el solemne decreto del dogma. 

Después de la proclamación 

Una vez proclamado el dogma, con los acontecimientos que se narran al comienzo del artículo, el pueblo fiel y una amplísima mayoría en la Iglesia Católica recibieron con alegría y entusiasmo la definición oficial del privilegio. Fue un motivo de gozo y alegría comparable a lo que había sucedido a raíz del concilio de Efeso, cuando se definió la maternidad divina de la Virgen contra Nestorio. Ya hemos hecho alusión a las celebraciones en Roma y en otras ciudades para celebrar el acto. Con ocasión de la proclamación, los obispos publican cartas pastorales, escritos, etc. 

Pero los adversarios y contrarios al dogma siguieron atacándolo después de la proclamación. En primer lugar se esperaba así de otras confesiones separadas de la Iglesia Católica, pues no reconocían ni la autoridad magisterial del Papa ni los principios dogmáticos que suponía la declaración del 8 de diciembre de 1854. 

Se podía esperar que todos los católicos serían obedientes a la palabra del Papa, pero desgraciadamente no fue así, aunque también es verdad que, cuando se examina la lista de los escritos publicados contra la definición pontificia, no se encuentran personalidades auténticamente católicas y sí con tendencias jansenistas o galicanas. 

Entre los adversarios al dogma de la Inmaculada es llamativo el caso de Döllinger al final de su vida: consta que en 1854 no era favorable a la definición. Personalmente considera la concepción sin pecado como una cuestión sobre la cual nada había sido revelado ni transmitido a la Iglesia. Pero tanto antes como inmediatamente después del 8 de diciembre, públicamente guarda silencio. Es más, en 1863, en una conferencia en Munich, presenta la concepción inmaculada como una consecuencia del dogma de la Encarnación. La oposición más frontal vino después de su defección provocada por la definición de la infalibilidad del Romano Pontífice en 1870. Döllinger cambia completamente de actitud y de lenguaje, mucho más duro que el que usaban los no católicos. En el congreso para la unión de las iglesias, celebrado en Bonn en septiembre de 1874, que él presidía, firma una declaración muy dura: «Rechazamos la nueva doctrina romana de la concepción inmaculada de la Virgen María, como algo contrario a la tradición de los trece primeros siglos, según la cual solamente Cristo ha sido concebido sin pecado». 

Pero la verdadera causa de todo la explica el mismo Döllinger: «Nosotros, teólogos alemanes, tenemos un doble motivo para pronunciarnos abiertamente contra la nueva doctrina. El primero es que la historia nos muestra que su introducción en la Iglesia se debe a un conjunto de intrigas y falsificaciones. El segundo es que la definición dogmática de esta doctrina por el Papa tiene como finalidad preparar la definición de la infalibilidad pontificia». Esta fue la verdadera causa de que se opusiera tan frontalmente: rechazar la infalibilidad pontificia. Estos principios le llevaron a ser, no sólo un adversario de la definición, sino de la misma creencia. 

Las diversas comunidades cristianas permanecieron indiferentes ante aquel acto pontificio, o se opusieron porque lo consideraban un escándalo.

Pero la oposición y controversia trajo también sus beneficios: proporcionó a los católicos la ocasión de explicar la doctrina sobre la Inmaculada Concepción, la visión católica de la Virgen y del dogma en concreto. De ahí nacieron libros, escritos y también rituales y oraciones que defendían el privilegio. 

Después del 8 de diciembre de 1854, se da un doble avance con relación a la Virgen, y más en concreto hacia la Inmaculada: un progreso cultual y un progreso doctrinal. En cuanto al primero, Pío IX hizo publicar el 25 de septiembre de 1863 un nuevo oficio y una nueva misa para reemplazar a los anteriores; los textos de la oración nacen de los mismos estudios y discusiones para la definición, de la bula y de los estudios precedentes. Todo ello fue completado por León XIII que, el 30 de noviembre de 1879, elevó la fiesta de la Inmaculada a fiesta de primera clase. 

El progreso doctrinal, además de las explicaciones doctrinales, escritos, etc., está presente también a escala general. La definición era un acto definitivo e irreformable de magisterio. Pero eso no impide que los obispos católicos, reunidos para el Vaticano I, quisieran unir sus voces a las del Pastor supremo, como un acto de adhesión colectivo y solemne al acto pontificio. Salió a colación en el esquema sobre la doctrina católica al tratar el pecado original. 

Al mismo tiempo, el magisterio, no sólo debía declarar el dogma, sino que en la época posterior tuvo que aclarar y rechazar falsas interpretaciones. Los mismos teólogos no han podido desinteresarse del dogma de la Inmaculada. Tenían aquí una doble labor: defender la doctrina y explicarla lo mejor posible. Basta considerar las obras escritas y publicadas durante estos años en todas las naciones, monografías, etc., para darse cuenta del puesto que ocupó en la teología. La publicación en diversos países de grandes diccionarios y enciclopedias católicas han servido para los defensores de la fe romana, y han proporcionado al gran público elementos de juicio para valorar a los adversarios de esta fe, tales como racionalistas, protestantes, jansenistas o veterocatólicos. 

Gracias también al número tan considerable y a la importancia de los nuevos documentos que se han descubierto y publicado, la historia del culto a la Inmaculada, y la creencia en esta verdad —han servido para conocer mejor la fe tanto de la Iglesia bizantina como de la Iglesia latina de los siglos XI al XIII. La investigación realizada nos permite afirmar que el privilegio de la Virgen no ha sido ignorado y desconocido en los trece primeros siglos. 

Además, la teología se ha cuidado de considerar la Inmaculada Concepción de María como una verdad aislada del resto de las verdades de fe. Al contrario, ha sido estudiada y considerada formando parte de todo el papel de la Virgen, sobre todo de su maternidad divina. En concreto, ha sido estudiada en armoniosa relación con el dogma de la encarnación y de la redención. Han insistido en el puesto de la Virgen —nueva Eva— que su Hijo —nuevo Adán— le ha asignado: asociarla como un instrumento subordinado a su obra redentora. 

Familia

5 ideas para regalar y ayudar en Navidad

Regalar en Navidad puede convertirse en una oportunidad para ser generoso y que recibir regalos signifique también ayudar a otros.

Redacción Omnes·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Navidad es un tiempo para celebrar el nacimiento de Cristo y vivir la generosidad hacia los demás. En medio de una Navidad muchas veces consumista, los regalos solidarios y con tinte cristiano se convierten en más que objetos: son gestos de amor, fe y solidaridad que transforman vidas.

Hacer regalos con propósito nos permite enseñar valores a los más pequeños. Cada regalo se convierte en una oportunidad educativa: un regalo no solo se recibe, sino que también puede ayudar a otros y contribuir a buenas causas. Decirle a tu hijo que el regalo que tienen en sus manos ha servido para apoyar proyectos sociales, comunidades religiosas o personas en situación de vulnerabilidad, educa.

Regalar así no solo fortalece la fe y los valores cristianos dentro de la familia, sino que también enseña a vivir la Navidad desde la generosidad y la solidaridad, recordando que dar puede ser tan importante como recibir. En este artículo presentamos cinco ideas para regalar de esta forma en Navidad:

1. Decrux: velas personalizables

Decrux ofrece velas de oración cuya misión es evangelizar en el hogar y en las familias a través de la belleza. Cada vela se puede personalizar con tu propia petición, ya sea de forma digital o escribiéndola a mano. Además, son solidarias, ya que son manipuladas por jóvenes con discapacidad intelectual y los beneficios de las ventas se destinan a proyectos sociales. Todas sus velas son bendecidas de forma simbólica y gratuita por las entidades religiosas colaboradoras de la Asociación Decrux.

2. Contemplare: ayuda a la vida contemplativa

Fundación Contemplare nace del deseo de un grupo de laicos de mostrar y apoyar la riqueza de la vida contemplativa en España. Su objetivo es ayudar a los más de 700 monasterios de vida contemplativa que subsisten en el país, ofreciendo un escaparate actual, online y universal para los productos que elaboran monjas y monjes: desde mermeladas, repostería de Navidad, belenes, iconos y figuras religiosas, hasta licores, quesos, ropa de bebé y mantelería artesanal.

Cada compra en Contemplare no solo cubre necesidades económicas de los monasterios —facturas, mantenimiento o seguridad social— sino que también honra la vida de oración y trabajo de sus habitantes. La fundación actúa como un puente entre los monasterios y la sociedad, facilitando que personas y empresas puedan incluir productos monásticos en cestas de Navidad o regalos corporativos, promoviendo la calidad, el arte y la espiritualidad de estos objetos.

Con Contemplare, cada regalo tiene un doble propósito: ayudar a un monasterio y permitir que quien recibe el obsequio conozca y se acerque al mundo contemplativo, comprendiendo el valor de la oración, el trabajo y la austeridad que sostienen estas comunidades. Como ellos mismos resumen, “con este producto ayudas a un monasterio”, transformando un regalo en un acto de fe y solidaridad.

3. Have a God Time: productos cristianos que transforman vidas

Have a God Time es un proyecto creado en 2015 por Adriana y Miguel, un matrimonio de publicistas, con el objetivo de ayudar a vivir la vida cristiana en el día a día. A través de su tienda online y redes sociales, ofrecen todo tipo de productos de hogar, ropa, medallas, figuras artesanales, productos para bebés y hasta libros. Todas sus ganancias se reinvierten en proyectos solidarios «para aliviar la pobreza material y espiritual».

Su propuesta no se limita a vender productos: cada artículo es un instrumento de evangelización y reflexión, pensado para que quien lo reciba pueda acercarse al misterio de la fe y recuperar el verdadero sentido de las celebraciones cristianas, desde Navidad hasta bautismos, primeras comuniones o matrimonios.

Además, Have a God Time colabora con monasterios de clausura, ofreciendo productos elaborados por monjas, como cruces de tela o figuras del Niño Jesús, de manera que cada regalo también contribuye a sostener estas comunidades que viven en oración por el mundo.

4. DeClausura: arte y solidaridad

La misión de la Fundación DeClausura es dar a conocer la razón de ser, la belleza y la importancia de la vida contemplativa, así como ayudar al sostenimiento de los monasterios y conventos. Así, en su tienda online, venden productos artesanos «elaborados en silencio y oración».

DeClausura vende regalos elaborados en monasterios y conventos, como figuras religiosas, iconos, rosarios y productos artesanales. La compra respalda directamente la vida contemplativa y los proyectos solidarios de estas comunidades, combinando tradición, espiritualidad y acción social en un regalo.

5. Un libro de Troa: cultura y fe

Los libros de Troa son una opción perfecta para quienes disfrutan de la lectura espiritual y educativa. Desde historias de santos hasta reflexiones sobre la fe, Troa ofrece regalar libros que fomenten la reflexión y el crecimiento personal. Además, muchas ediciones apoyan proyectos culturales y sociales vinculados a la Iglesia, haciendo que tu regalo tenga un impacto más allá de las páginas.

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Recursos

¿Por qué la lealtad es crucial para mi felicidad?

La lealtad es una virtud fundamental: su práctica coherente con nuestros valores y compromisos fortalece nuestras relaciones, y en definitiva nos hace más felices.

Alejandro Vázquez-Dodero·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

La lealtad se refiere a la actitud de quien no engaña, ni traiciona o abandona a sus amigos o personas con quienes tiene una especial relación, alineándose a los ideales o convicciones que les unen.

Muy interesante nos parece la relación de sinónimos que muestra el diccionario de la lengua española al referirse a la lealtad: fidelidad, nobleza, franqueza, amistad, honradez, devoción, adhesión, cumplimiento y observancia.

Quisiéramos referirnos especialmente a la relación de la lealtad con la fidelidad, pues, aunque se las tenga por sinónimos, no son exactamente lo mismo.

“Lealtad” proviene del vocablo latino “legalitas”, y define el carácter de una persona. Quien es leal se sujeta a un código de normas –explícitas o implícitas– para cumplirlo en todo momento. En un compromiso basado en la confianza y los valores compartidos con el otro.

Al hablar de lealtad nos referimos a la coherencia entre los modos de comportarse de una persona y sus ideales: la persona leal se decantará por obedecer a aquellos valores hasta en las situaciones difíciles, manteniendo así sus compromisos prestablecidos.

Por su parte, la palabra “fidelidad”, que proviene del latín “fidelitas”, podríamos decir que va más allá, y se refiere a un compromiso moral donde entra en juego la coherencia a ese nivel, moral, de una persona. Es una conducta por la que puede medirle la moralidad de un acto, cual es preservar el compromiso adquirido. Se es fiel a compromisos de carácter más elevado, como la vocación, matrimonial o de cualquier otro orden, pero en ese grado supremo de vinculación con el prójimo.

Modos concretos de demostrar la lealtad

Como sucede con toda virtud, las obras son las que demuestran la adquisición y desarrollo de la lealtad. 

Al efecto, hemos querido reflejar una serie de situaciones en las que aparece la lealtad en todo su esplendor. Se trata en definitiva de modos de cumplir promesas o compromisos, actuando con determinación.

Estos serían algunos ejemplos de cómo ser leal y potenciar la lealtad:

  • Con los amigos: apoyarse en todo momento, no hablar mal de ellos a sus espaldas, ser leal al compromiso compartido. Por ejemplo, guardar secretos, o estar disponible para cualquier necesidad que presente esa amistad.
  • Con la pareja: priorizar el bienestar del otro, y cumplir los acuerdos establecidos. Por ejemplo, el apoyo mutuo en caso de dificultades emocionales, laborales, o de salud.
  • Con la familia: apoyar y cuidar a los miembros integrantes de la familia, manteniendo –y enriqueciendo– los lazos familiares. Por ejemplo, el hijo que cuida de sus padres enfermos o ancianos.
  • Con la patria: participar en los deberes cívicos de los ciudadanos. Por ejemplo, cumplir las leyes del país en que se haya nacido o se resida, como signo de gratitud e incluso orgullo de pertenencia.
  • Con los negocios: generar lealtad entre los empleados y clientes de una empresa, logrando que la sientan como propia y por tanto se sientan a gusto en su entorno. Por ejemplo, velar por el ambiente laboral o procurar un servicio exquisito a los clientes.
  • Con Dios: compromiso respecto a los principios rectores o la doctrina de la religión que se profesa, que en definitiva viene de Dios mismo. Por ejemplo, observar la ley moral o, en el caso del Catolicismo, cumplir los mandamientos establecidos.
  • Con causas o ideologías: mantener el compromiso con ideales, causas sociales o partidos políticos. Por ejemplo, a la hora de acudir a las votaciones y emitir efectivamente el voto previamente deliberado.
  • Con uno mismo: ser leal a uno mismo, por coherencia con los compromisos adquiridos y la toma de decisiones a nivel particular, por encima de los sentimientos y de las circunstancias o coyuntura del momento. Por ejemplo, ser auténtico sin que las modas influyan en las decisiones adoptadas sobre el modo de vida.

Expuesto lo anterior, naturalmente podemos concluir la presencia de abundante felicidad para quien se plantea su vida en términos de lealtad. Esa persona no dependerá ni de sus propios gustos, ni del qué dirán, ni de ninguna circunstancia, interna o externa, que atente contra su autenticidad, lo que le hará ser quien es y, por ende, asimismo contentar a quienes le rodeen en cada momento de su vida.

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Enseñanzas del Papa

La educación: ruta de las estrellas

En su Carta apostólica y en los encuentros del Jubileo educativo, León XIV propone una educación  que supere reduccionismos funcionalistas y forme “constelaciones educativas”, capaces de iluminar un mundo marcado por la incertidumbre.

Ramiro Pellitero·1 de diciembre de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

Todos sabemos que la educación es un tema importante y difícil. ¿Cuáles serían los acentos y las prioridades en una educación de inspiración cristiana? ¿Cómo lo ve el Papa León XIV?

El tránsito del mes de octubre al de noviembre tuvo, en cuanto a las enseñanzas del Papa, un marcado carácter educativo. En primer lugar, la publicación de la Carta apostólica sobre la educación Diseñar nuevos mapas de esperanza, con ocasión del 60 aniversario de la declaración conciliar Gravissimum educationis. Días después se celebró el jubileo del mundo educativo.

“Diseñar nuevos mapas de esperanza” 

Con ocasión del LX aniversario de la Declaración conciliar Gravissimum educationis, el Papa ha publicado la carta apostólica Diseñar nuevos mapas de esperanza (27-X-2025).

En ella explica que la educación es el “tejido mismo” de la evangelización (cfr. 1. 1). Es una “obra coral” de la entera comunidad educativa. “La educación cristiana es una obra coral: nadie educa solo. La comunidad educativa es un ‘nosotros’ en el que el docente, el estudiante, la familia, el personal administrativo y de servicio, los pastores y la sociedad civil convergen para generar vida”. Y observa León XIV: “Este ‘nosotros’ impide que el agua se estanque en el pantano del ‘siempre se ha hecho así’ y la obliga a fluir, a nutrir, a regar” (3. 1).

En nuestro mundo complejo, la educación de inspiración cristiana, con su propia identidad, es tanto o más necesaria que en la época del Vaticano II. Es como una brújula (en el surco abierto por la declaración Gravissimum educationis) para navegar en la nueva urgencia educativa (causada por las guerras, las migraciones, las desigualdades y las diversas formas de pobreza). Al mismo tiempo, es como una de las expresiones más altas de la caridad cristiana (cfr. 1. 3).

La educación, y especialmente la educación de inspiración cristiana, es una tarea de amor (3. 2). Y tiene la responsabilidad de reconstruir la confianza (4. 3). 

Una visión antropológica integral

La tradición educativa de los cristianos tiene una historia larga, dinámica y viva (cfr. 1. 2, 1. 3). Hoy también debe renovarse sobre el centro de una visión integral de la persona, y con el presupuesto de la relación entre fe y razón, sin olvidar los aspectos afectivos y sociales, pues la verdad se busca en comunidad. Es fundamental la escucha de las preguntas y el diálogo. Y no caben los reduccionismos funcionales.

“No hay que separar el deseo y el corazón del conocimiento: significaría romper a la persona” (3. 1); “Una persona no es un ‘perfil de competencias’, no se reduce a un algoritmo predecible, sino que es un rostro, una historia, una vocación” (4. 1).

La pedagogía católica presupone una visión antropológica integral con visión cristiana (antropología cristiana: un humanismo integral que incluye la responsabilidad social, la contemplación espiritual y también de la belleza creada, promoviendo estilos de vida sostenibles).

La formación cristiana supera, por tanto, visiones funcionalistas y utilitaristas, excesivamente dependientes del mercado laboral y de las finanzas; pide el discernimiento de las situaciones de las personas y sus circunstancias y promueve la fraternidad entre los pueblos (cfr. 4. 2.)

Se requiere educar en la relación entre fe, cultura y vida, en colaboración con las familias (los padres y madres son los primeros educadores, y el Estado debe respetar el principio de subsidiaridad). Igualmente necesario es el testimonio cristiano de los profesores, así como su formación permanente en sus distintos aspectos científico, pedagógico, cultural y espiritual (cfr. 5. 2, 5. 3).

Desde el punto de vista de las instituciones educativas (hoy se requiere una mayor generosidad y altura de miras, al servicio de la sociedad y de la misión cristiana), se pide crecer en colaboración entre los distintos carismas educativos, con creatividad y espíritu de servicio, incluyendo el discernimiento de la tecnología, y dando la primacía a la maduración de la persona (cfr. 8. 1 y 8. 3).

“Esta constelación exige calidad y valentía: calidad en la planificación pedagógica, en la formación de los docentes, en la gobernanza; valentía para garantizar el acceso a los más pobres, para apoyar a las familias frágiles, para promover becas y políticas inclusivas” (10. 4).

Propone retomar (y ampliar) las prioridades del Pacto Educativo Global que lanzó el Papa Francisco, ampliando sus 7 objetivos (la atención especial a la persona, los niños y jóvenes, las mujeres, la familia, la acogida y la inclusión, la renovación de la economía y la política al servicio del ser humano, y el cuidado de la casa común) con otros tres, referentes a la vida interior o interioridad, la digitalidad humana y la educación para la paz (cfr. 10. 1 y 10. 3).

Formar “constelaciones educativas”

Durante este Jubileo de la esperanza, León XIV dirigió dos discursos a estudiantes y educadores, tuvo otro encuentro con miembros de universidades católicas y celebró la Misa en la que proclamó a san John Henry Newman doctor de la Iglesia y copatrono, con santo Tomás de Aquino de los educadores católicos. 

En el encuentro con los estudiantes (30-X-2025), con palabras de Pier Giorgio Frassati, les animó a una vida en plenitud: “Vivir sin fe no es vivir, sino ir tirando”. Hay que vivir además “Hacia lo alto”

Sobre el trasfondo de la figura de Newman, les invitó a configurar su vida en analogía con las estrellas: “La verdadera paz nace cuando muchas vidas, como estrellas, se unen y forman un diseño. Juntos podemos formar constelaciones educativas que orienten el camino futuro”

Y apuntó: “Desde siempre, los viajeros han encontrado su rumbo en las estrellas”.También los estudiantes tienen estrellas o brújulas que les guían (padres, maestros, sacerdotes, buenos amigos, etc.). A la vez, están llamados, formando constelaciones de sentido con otros, a convertirse en “testigos luminosos para quienes les rodean”

Galileo descubrió muchas cosas mirando a lo alto. La educación, dice León XIV, es como “un telescopio que les permite (a los estudiantes) mirar más allá, descubrir lo que por sí solos no verían. No se detengan, pues, a mirar el teléfono y sus rápidos fragmentos de imágenes: miren al cielo, miren hacia lo alto”.

Se detuvo el Papa en los tres nuevos objetivos que ha añadido para el Pacto Educativo Global, en parte por petición de los jóvenes mismos: la vida interior, la educación digital y la educación para la paz. Vida interior: “No basta con tener un gran conocimiento científico, si luego no sabemos quiénes somos y cuál es el sentido de la vida. Sin silencio, sin escucha, sin oración, incluso las estrellas se apagan. Podemos saber mucho del mundo e ignorar nuestro corazón”. Como enseña san Agustín, educar para la vida interior significa “escuchar nuestra inquietud, no huir de ella ni atiborrarla con lo que no sacia”. “Nuestro deseo de infinito es la brújula que nos dice: ‘No te conformes, estás hecho para algo más grande’, ‘no te conformes con ir tirando, ¡vive!’”.

Respecto a la tecnología, les exhortó a saber usarla con sabiduría sin dejar que ella misma les utilice; cultivar la inteligencia emotiva, espiritual, social y ecológica; y construir espacios de fraternidad y creatividad. Y la educación de la paz se logra rechazando la violencia y la vulgaridad, y promoviendo la dignidad de todos.

Interioridad, unidad, amor y alegría 

Al día siguiente (31-X-2025), el Papa mantuvo un encuentro con los educadores provenientes de todo el mundo. “Gracias a la luminosa constelación de carismas, metodologías, pedagogías y experiencias que representan, y gracias a su compromiso “polifónico” en la Iglesia, en las diócesis, en congregaciones, institutos religiosos, asociaciones y movimientos, ustedes garantizan a millones de jóvenes una formación adecuada, manteniendo siempre en el centro, en la transmisión del saber humanístico y científico, el bien de la persona”

Con referencia a san Agustín, señaló a los educadores cuatro aspectos fundamentales para la educación cristiana: la interioridad, la unidad, el amor y la alegría, como “puntos cardinales” de su tarea.

Interioridad: “La verdad no circula a través de sonidos, muros y pasillos, sino en el encuentro profundo entre las personas, sin el cual cualquier propuesta educativa está destinada al fracaso”, y esto es importante, tanto para los maestros como para los discípulos. Unidad en Cristo y en los centros educativos, donde compartir el saber es un gran acto de amor. Alertó ante el riesgo de que la inteligencia artificial contribuya al aislamiento de los estudiantes en sí mismos. Y sobre todo animó a un amor concreto: “En el ámbito formativo, entonces, cada uno podría preguntarse cuál es su compromiso para captar las necesidades más urgentes, qué esfuerzo realiza para construir puentes de diálogo y de paz, incluso dentro de las comunidades docentes; cuál es su capacidad de superar prejuicios o visiones limitadas; cuál su apertura en los procesos de coaprendizaje; y qué empeño pone en responder a las necesidades de los más frágiles, pobres y excluidos. Alegría: porque “la alegría misma del proceso educativo es plenamente humana”.

El mismo día 31 de octubre, el Papa se reunió con miembros de las universidades católicas de América Latina y el Caribe. Les pidió crear espacios de encuentro entre fe y cultura: “La propuesta de la educación superior católica no es otra que buscar el desarrollo integral de la persona humana, formando inteligencias con sentido crítico, corazones creyentes y ciudadanos comprometidos con el bien común. Y todo esto, con excelencia, competencia y profesionalidad”.

Como “haces de luz en el mundo”

Finalmente, el 1 de noviembre el Papa celebró la Misa en la solemnidad de todos los santos, clausurando el jubileo del mundo educativo y proclamando a san John Henry Newman Doctor de la Iglesia. Este santo habrá de servir de inspiración a tantas generaciones “con un corazón sediento de infinito, dispuestas a realizar, por medio de la investigación y del conocimiento, aquel viaje que, como decían los antiguos, nos hace pasar ‘per aspera ad astra’, es decir, a través de las dificultades (hasta las estrellas)”.

En esta solemne ocasión, el sucesor de Pedro manifestó su deseo de repetir a los educadores y a las instituciones educativas: “Brillen hoy como haces de luz en el mundo (Filipenses 2, 15), gracias a la autenticidad de su compromiso en la investigación coral de la verdad, a su coherente y generoso compartir, a través del servicio a los jóvenes, particularmente a los pobres, y en la experiencia cotidiana de que ‘el amor cristiano es profético, hace milagros’” (Dilexi te, 120).

En su homilía, León XIV presentó el camino de las Bienaventuranzas, y propuso trabajar juntos, “paraen palabras del Papa Franciscoliberar al ser humano de la sombra del nihilismo, que es quizás la plaga más peligrosa de la cultura actual, porque es la que pretende borrar la esperanza” (Discurso 21-XI-2024).

Evocando la oración “Luz amable” de Newman, propuso el Papa Prevost: “Contemplemos y señalemos esas constelaciones (las grandes razones de la esperanza), que transmiten luz y orientación en nuestro presente oscurecido por tantas injusticias e incertidumbres”.

También siguiendo a Newman, presentó la educación como tarea de ayudar a cada persona a descubrir su vocación y misión: “Estamos llamados a formar personas, para que brillen como estrellas en su plena dignidad”. Dicho de otra manera, ayudar a todos a ser santos. “Y la santidad se propone a todos, sin excepción, como un camino personal y comunitario trazado por las Bienaventuranzas”. Eso es –dijo– por lo que el Papa reza: “que la educación católica ayude a cada uno a descubrir su vocación a la santidad”.

Mundo

León XIV elogia la resiliencia del Líbano y les insta a no renunciar a la paz

Procedente de Estambul, León XIV ha llegado a Beirut, capital libanesa, a las 15,34 hora local. Tras visitar al presidente de la República, el Pontífice ha alabado la resiliencia de los libaneses como constructores de paz: un pueblo que no se rinde, que se reconcilia, y cuyas gentes se atreven a quedarse en el país.

CNS / Omnes·30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

– Cindy Wooden, Beirut (Líbano), CNS

Reconociendo la existencia de “circunstancias altamente complejas, conflictivas e inciertas”, el Papa León XIV llegó al Líbano predicando la paz, y elogiando la resiliencia de sus gentes.

Apenas una semana antes de la llegada del Papa –hoy es 30 de noviembre–, Israel había realizado su último ataque al Líbano, matando a un comandante de Hezbolá y a cuatro militantes en un suburbio de Beirut.

Al llegar desde Estambul, un vuelo de dos horas, el Papa León fue recibido en el aeropuerto de Beirut por el presidente libanés, Joseph Aoun, el primer ministro Nawaf Salam y el cardenal Bechara Rai, patriarca de la Iglesia católica maronita, la más grande de las iglesias católicas del Líbano.

Después de una salva de 21 cañones y de la interpretación de los himnos libanés y vaticano, se dirigieron al palacio presidencial en Beirut.

Cálido recibimiento, a pesar de la lluvia

Cientos de personas se congregaron en las calles cercanas al palacio presidencial para ver al Papa, y muchas se quedaron incluso cuando empezó una fuerte lluvia. La lluvia tampoco impidió que un grupo de danza, fuera del palacio, interpretara un dabke tradicional con zapateos rítmicos, que causó un gran revuelo.

Alabanza a los libaneses 

Después de los encuentros privados, el presidente y el Papa se dirigieron a unos 400 funcionarios gubernamentales, así como a líderes religiosos, empresariales, culturales y cívicos.

Sin mencionar a Israel por su nombre, el Papa León elogió en su discurso a los libaneses como “un pueblo que no se rinde, sino que frente a las pruebas, sabe siempre levantarse de nuevo con valentía”.

Resilientes constructores de paz

“Vuestra resiliencia es una característica esencial de los auténticos constructores de paz, pues la labor de la paz es, sin duda, un continuo recomenzar”, dijo el Papa . “Además, el compromiso y el amor por la paz no conocen el miedo ante la aparente derrota, no se amilanan ante la decepción, sino que miran hacia adelante, acogiendo y abrazando todas las situaciones con esperanza”.

“Se necesita tenacidad para construir la paz” dijo el Papa León. “Se necesita perseverancia para proteger y nutrir la vida”.

Tras dos años de tensiones políticas, el parlamento libanés finalmente eligió presidente en enero. El país también ha experimentado una prolongada crisis económica.

Volver a empezar

“Habéis sufrido mucho las consecuencias de una economía que mata”, dijo el Papa, usando una frase que el Papa Francisco empleaba a menudo, así como «la radicalización de las identidades y de los conflictos».

«Pero vosotros siempre habéis querido y sabido volver a empezar», dijo el Papa León a los líderes. Ese esfuerzo, dijo, requiere reconciliación, que sólo surge del diálogo honesto.

“La verdad y la reconciliación sólo crecen juntas, ya sea en una familia, entre diferentes comunidades y entre los distintos habitantes de un país, o entre naciones”, afirmó.

Valentía para quedarse

Para muchos libaneses, “hay momentos en que es más fácil huir, o simplemente más conveniente mudarse a otro lugar”, dijo. “Se requiere verdadera valentía y previsión para quedarse o regresar al propio país y considerar incluso las situaciones más difíciles como dignas de amor y dedicación”.

El Líbano, que acoge más refugiados per cápita que cualquier otro país, está experimentando “un éxodo de jóvenes y familias”, señaló el Papa .

La Iglesia, dijo, “no quiere que nadie se vea obligado a abandonar su país. Es más, quiere que quienes deseen regresar a casa puedan hacerlo con seguridad”

Líderes: cómo alentar a quedarse y trabajar por la paz

Los líderes del Líbano y de otros países de la región deben preguntarse qué pueden hacer para alentar a los jóvenes a quedarse y trabajar por la paz en sus países de origen en lugar de buscarla en otros lugares, dijo el Papa .

“En este sentido”, afirmó, “los cristianos y los musulmanes juntos, y todos los componentes religiosos y civiles de la sociedad libanesa, están llamados a desempeñar su papel y a comprometerse a sensibilizar a la comunidad internacional sobre esta cuestión”.

Cristianos, un tercio de la población

Aunque la mayoría de los libaneses son musulmanes, los cristianos representan al menos el 33% de la población del país. El Vaticano estima que los católicos superan los 2 millones; además de los maronitas, la comunidad católica también incluye católicos melquitas, armenios, siríacos, caldeos y de rito latino.

Equilibrio de comunidades cristiana y musulmana

Aoun, en su discurso en la reunión, dijo que “si los cristianos en el Líbano desaparecieran, el delicado equilibrio” de las fuertes comunidades cristianas y musulmanas que viven juntas “se derrumbaría y con él la justicia”.

“De igual manera, cualquier daño a la comunidad musulmana en el Líbano también desestabilizaría la situación y socavaría la justicia”, declaró el presidente. “La caída del Líbano, precipitada por la pérdida de cualquiera de sus componentes, fomentaría el auge del extremismo, la violencia y el derramamiento de sangre tanto en nuestra región como en el mundo”.

El lema del viaje: “Bienaventurados los que trabajan por la paz”.

Bajo ese lema, el Papa oró para que “el deseo de paz, que viene de Dios, crezca entre todos los libaneses porque, incluso hoy, la paz puede transformar la manera en que miramos a los demás y la manera en que vivimos juntos en esta tierra, una tierra que Dios ama profundamente y continúa bendiciéndoles”.

Programa del lunes 

El Papa visitará y rezará mañana temprano en la tumba de san Charbel Makluf, en el monasterio de San Maroun en Annaya. A continuación, el Santo Padre tendrá un encuentro con la jerarquía, sacerdotes y religiosas y religiosos en el Santuario de Nuestra Señora del Líbano en Harissa. A primera hora de la tarde será el encuentro ecuménico e interreligioso, y luego, el de los jóvenes, en torno a las cinco de la tarde.

El autorCNS / Omnes

Mundo

El Papa refuerza su compromiso con la unidad cristiana al dejar Turquía

El Papa León XIV enfatizó su última mañana en Turquía el compromiso de la Iglesia Católica, y el de su ministerio petrino, con la búsqueda de la unidad cristiana. Hasta el punto de afirmar que la búsqueda de la plena comunión entre los cristianos “es una de las prioridades de la Iglesia Católica".

CNS / Omnes·30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

– Cindy Wooden, Estambul (Turquía), CNS

Como lo hizo durante toda su visita, el Papa León XIV pasó su última mañana en el país reafirmando el compromiso de la Iglesia Católica con la búsqueda de la unidad cristiana. Esta búsqueda de la plena comunión entre los cristianos, dijo poco antes de dejar Turquía, “es una de las prioridades de la Iglesia Católica», y «de mi ministerio como Obispo de Roma».

El símbolo clave de ello fue la presencia del Papa en la Divina Liturgia celebrada por el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla el 30 de noviembre, festividad de San Andrés, patrono del patriarcado.

Durante décadas, los papas y los patriarcas han enviado delegaciones a las celebraciones de las fiestas patronales de cada uno. La celebración del Vaticano de la festividad de San Pedro y San Pablo el 29 de junio y la celebración del patriarcado de la festividad de San Andrés el 30 de noviembre.

San Pedro y San Andrés eran hermanos y fueron los primeros de los 12 Apóstoles en ser llamados por Jesús.

El Papa León XIV y el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla saludan a los fieles desde un balcón tras la Divina Liturgia celebrada en la Catedral Patriarcal de San Jorge en Estambul el 30 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Bendición y saludo con el Patriarca Bartolomé I

Después de la liturgia, el Papa y el patriarca se dirigieron a un balcón de la Catedral Patriarcal de San Jorge, donde bendijeron conjuntamente al pueblo reunido allí.

El Patriarca Bartolomé había estado presente en la mayoría de los eventos del itinerario del Papa León en Turquía. Incluyendo la reunión en Ankara el 27 de noviembre con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y funcionarios gubernamentales y cívicos. El patriarca presidió la conmemoración del 1700 aniversario del Concilio de Nicea el 28 de noviembre. Y asistió a la misa oficiada por el Papa León para las comunidades católicas del país el 29 de noviembre.

En la liturgia de este 30 de noviembre en la Catedral Patriarcal de San Jorge, el Papa León habló de cómo durante 60 años católicos y ortodoxos han seguido “un camino de reconciliación, paz y creciente comunión”.

El Papa León XIV es recibido en la catedral de la Iglesia Apostólica Armenia en Estambul por jóvenes que hacen la tradicional ofrenda de pan y sal, en presencia del arzobispo Sahak II Mashalian, patriarca apostólico armenio de Constantinopla, el 30 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Vatican Media).

Comprometidos en restaurar la plena comunión

Las relaciones, cada vez más cordiales, se han visto “fomentadas mediante contactos frecuentes, encuentros fraternales y un diálogo teológico prometedor”, afirmó. “Y hoy estamos llamados aún más a comprometernos con la restauración de la plena comunión”.

Un trabajo especialmente importante ha sido realizado por la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, dijo el Papa. Pero señaló que las tensiones entre las iglesias ortodoxas han llevado a algunas de ellas a suspender su participación.

La última sesión plenaria de la comisión se celebró en Egipto en 2023. La ausencia más notable fue la de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que rompió relaciones con el Patriarcado Ecuménico en 2018 cuando el patriarca reconoció la autonomía de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana.

El Papa León XIV y el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla firmaron una histórica declaración conjunta el 29 de noviembre de 2025, y dieron juntos la bendición desde el balcón de la catedral patriarcal de San Jorge, en Estambul. (Foto CNS/Lola Gomez)

Una de las prioridades de la Iglesia y de su ministerio

El Papa León XIV aprovechó su saludo en la Divina Liturgia para confirmar que, «en continuidad con la enseñanza del Concilio Vaticano II y de mis predecesores”, la búsqueda de la plena comunión entre los cristianos “es una de las prioridades de la Iglesia Católica. En particular, es una de las prioridades de mi ministerio como Obispo de Roma, cuyo papel específico en la Iglesia universal es estar al servicio de todos, construyendo y salvaguardando la comunión y la unidad”.

En su homilía durante la liturgia, el Patriarca Bartolomé reafirmó el compromiso ortodoxo con la unidad y pidió esfuerzos cristianos comunes para proteger el medio ambiente y poner fin a las guerras.

“No podemos ser cómplices del derramamiento de sangre que tiene lugar en Ucrania y otras partes del mundo y permanecer en silencio ante el éxodo de los cristianos de la cuna del cristianismo» en Tierra Santa, afirmó el patriarca.

La jornada del Papa León comenzó con una visita al arzobispo Sahak II Mashalian, patriarca apostólico armenio de Constantinopla, en su catedral de Estambul.

El ecumenismo no es absorción ni dominación, sino compartir dones

Las celebraciones del 1.700 aniversario del Concilio de Nicea y de su declaración de fe que constituyó la base del Credo niceno, son una afirmación. «Debemos aprovechar esta fe apostólica compartida para recuperar la unidad que existía en los primeros siglos entre la Iglesia de Roma y las antiguas Iglesias orientales”, afirmó el Papa .

“También debemos inspirarnos en la experiencia de la iglesia primitiva para restaurar la plena comunión”, dijo. El objetivo es “una comunión que no implique absorción ni dominio. Sino más bien un intercambio de los dones que nuestras iglesias reciben del Espíritu Santo para la gloria de Dios Padre y la edificación del cuerpo de Cristo”.

Testimonio cristiano del pueblo armenio

Aunque el Papa León XIII rindió homenaje al “valiente testimonio cristiano del pueblo armenio a lo largo de la historia, a menudo en circunstancias trágicas”. No fue más explícito sobre el tema políticamente delicado de lo que muchos llaman el ‘genocidio armenio’. Tuvo lugar cuando aproximadamente 1,5 millones de armenios fueron asesinados por los turcos otomanos entre 1915 y 1918.

Mardik Evadian, un empresario local que estuvo presente en la visita del Papa , dijo a los periodistas que para los armenios en Turquía “no es importante” que el Papa use la palabra “genocidio”.

Los armenios saben lo que pasó y recuerdan a sus seres queridos que fueron asesinados, dijo, “pero vivimos en este país; tal vez en el pasado hubo pogromos (masacres), pero ahora son tiempos de paz”.

El autorCNS / Omnes

Evangelización

El Adviento, tiempo de humildad

La humildad es condición esencial para que el ser humano pueda acoger el don de la salvación de Dios, manifestado plenamente en el misterio de la Encarnación que celebramos en Navidad.

Reynaldo Jesús·30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

«El pequeño por su condición, recibe al eterno en su corazón». 

La espiritualidad cristiana ha reconocido la importancia de la pequeñez —concepto que  integra humildad, pobreza de espíritu y conciencia de pecado—, como una condición  esencial para acoger la acción redentora de Dios. Esta experiencia constituye una  disposición ontológica (en cuanto al ser) y teologal (en cuanto a Dios); y solo cuando el  ser humano entra en la verdad de su ser criatura y de su miseria moral, puede abrirse al  don divino que irrumpe en el misterio de la Encarnación. 

En este sentido, la afirmación espiritual “sentir la pequeñez de ser pecador para tener  la necesidad de que el Niño Dios nazca en mi corazón” expresa de manera sintética una  lógica teológica profunda: el ser humano solo puede acoger el misterio del Verbo  encarnado cuando reconoce su incapacidad radical para salvarse por sí mismo. La  Encarnación —y su manifestación en el misterio de la Navidad— no se comprende  plenamente sino a la luz de la limitación del hombre y el abajamiento de Dios. 

La experiencia bíblica de la pequeñez: fundamento antropológico y teológico

La Escritura inicia la revelación mostrando al ser humano como alguien dependiente.  La sentencia “polvo eres y al polvo volverás” (Gn 3, 19) no es una condena sino una  declaración ontológica que funda la existencia humana en la dependencia radical de  Dios. El salmista capta esta desproporción al cuestionar: “¿Qué es el hombre para que  te acuerdes de él?” (Sal 8, 5). La pequeñez en la Biblia no se concibe como debilidad  despreciable, sino como el lugar donde Dios despliega su gracia. El reconocimiento de  la propia finitud es, por tanto, puerta para la revelación y la salvación. 

A lo largo de la historia de la salvación, Dios escoge a quienes no poseen atributos de  grandeza según los criterios humanos. Esta elección no es sólo pedagogía, sino teología:  la salvación es verdaderamente iniciativa Divina, y su transparencia se manifiesta en la  pequeñez del instrumento humano. Así, Abraham es llamado en su vejez (cf. Gn 12, 4);  Moisés es escogido pese a su tartamudez (cf. Ex 4, 10); David es ungido, aunque sea el  menor (cf. 1Sam 17, 14). La teología paulina lo sintetiza: “Dios escogió lo débil del  mundo para avergonzar a los fuertes” (1 Cor 1, 27). Hans Urs von Balthasar observa  que este patrón revela la “estética” de Dios: una belleza que surge de la humildad y el  sacrificio (Gloria. Una estética de Dios, 1989, p. 20-23). La pequeñez humana no es  obstáculo, sino condición para que la gloria divina se manifieste.

Ahora bien, en el Nuevo Testamento, la pequeñez adquiere un valor explícitamente  soteriológico (es decir, vinculado a la salvación). Jesús declara que el Reino pertenece  a los “pobres de espíritu” (Mt 5, 3) y que la revelación es concedida “a los pequeños” (Mt 11, 25). La parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18, 9-14) muestra que la  justificación no depende del mérito, sino del reconocimiento de la propia miseria. 

De hecho, con firmeza y sin dudar se puede afirmar con radicalidad que la humildad es  la verdad del hombre ante Dios, sin la cual la gracia no encuentra dónde posarse; y sólo  así la pequeñez se convierte entonces en una estructura espiritual de acogida

La pequeñez divina que responde a la pequeñez humana 

El himno de Filipenses (2, 6-11) constituye la clave cristológica: el Verbo “se despojó  de sí mismo” (ekenōsen). La Encarnación es el abajamiento voluntario del Hijo, que  toma la condición de siervo. San Atanasio de Alejandría (De Incarnatione Verbi Dei), enseña que el Verbo “no tuvo reparo en hacerse pequeño para elevarnos desde nuestra  pequeñez”. Este abajamiento no es humillación sino manifestación de la esencia del  amor divino: Dios es aquel que se da hasta lo más bajo. 

El nacimiento en Belén también revela una lógica divina que contrasta con todo poder  humano: el pesebre es signo de pobreza, vulnerabilidad y fragilidad. Todo en la escena  indica que Dios ha escogido la pequeñez como lenguaje revelador. El Papa San León  Magno afirma que la majestad del Hijo de Dios asume nuestra pequeñez sin disminuir  su grandeza (Sermón 6). El pesebre es, entonces, un ícono teológico: el hombre no puede  acoger a Dios sino desde la humildad, porque Dios mismo se presenta humildemente

La Encarnación acontece porque María reconoce su pequeñez: “ha mirado la humildad  de su esclava” (Lc 1,48). Su fiat es expresión de una disponibilidad absoluta, cuyo  fundamento no es el mérito sino la pobreza de espíritu. Santa Teresita de Lisieux, en su  obra Historia de un alma interpretará esta actitud como la esencia de su “caminito”;  para ella, no se trata tanto de elevarse a Dios por obras extraordinarias, sino dejarse  tomar por Él desde la pequeñez. 

La conciencia del pecado como apertura a la gracia 

Teológicamente, el pecado no se trata solo de un simple error moral, sino que es concebido como una ruptura de la relación filial con Dios. San Pablo afirma que “todos  pecaron” (Rm 3, 23) y así, la conciencia de pecado no es pesimismo, sino realismo  teológico. La tradición espiritual enseña que la contrición auténtica es a la vez dolor por  el mal cometido y esperanza en la misericordia. El Salmo 51 expresa esta tensión: “Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias”. El reconocimiento del pecado  abre el espacio interior para la redención. 

En las parábolas de la misericordia (cf. Lc 15) el retorno del pecador es descrito como  renacimiento: el hijo “estaba muerto y ha vuelto a la vida”, y es que la misericordia es  capaz de restituir la identidad perdida, sobre todo cuando la conciencia del pecado es en  verdad, el primer paso hacia una respuesta del corazón a la misericordia de un Dios que  sigue saliendo a su encuentro, pero, solo quien se reconoce herido puede dejarse sanar. 

En las realidades eclesiales conviene hablar del “nacimiento de Cristo en el alma”; el  cristiano debe hacerse un “Belén espiritual”, un lugar donde el Verbo pueda nacer de  nuevo. La pequeñez —como reconocimiento de pecado y de límite— constituye el  “pesebre interior” de cada creyente. 

Magisterio y tradición: la humildad como condición de encuentro con Cristo

No obstante, ¿qué es en sí lo que posibilita este encuentro? Que, además, pareciera un  encuentro de dos mundos: lo divino y lo humano; el Creador y la criatura; el Señor y el  servidor. En primer lugar, es vital reconocer la base de todo el edificio, y esta base es la  humildad, el edificio es la oración (cf. CIC 2559), sin la humildad en los momentos de  diálogo con el Señor, es imposible que la gracia actúe y, por ende, será imposible que  se pueda reconocer como necesaria para la propia vida, para luchar y vencer al pecado,  seguiríamos pensando en que somos los “superhombres” que podemos con las propias  fuerzas vencer al Maligno, algo que evidentemente no acontecería (cf. CIC 397-400). 

En segundo lugar, en medio de la pequeñez que me ha de caracterizar y nos debe  caracterizar a todos en relación con el Creador, con el Padre y su Hijo y con el Divino  Espíritu que procede de ellos, se ha de procurar crecer en la disposición necesaria para  acoger el misterio de la Encarnación como el modo gracias al cual la salvación es llevada  en plenitud por Dios en favor nuestro y, por pura iniciativa suya, constituye al hombre  como alguien privilegiado, haciéndole participar de un modo misterioso en la vida divina  (cf. CIC 457-460). 

Una participación que, aunque grande en significado, no deja de producir asombro,  máxime cuando descubrimos que es Cristo el único capaz de iluminar la realidad  humana, indistintamente de lo que esta contenga, es él, que es la luz, quien revela al  hombre su grandeza en cuanto sujeto santificado y adoptado como hijo de Dios, pero  también su miseria, en tanto que el pecado sigue queriendo destruir la relación de la criatura con el Creador, de hecho, Benedicto XVI afirma y sostiene que la fe nace  cuando el hombre reconoce su necesidad radical de Dios (Audiencia General, 24 de  octubre de 2012). 

Disposiciones espirituales concretas 

Por lo anterior, el camino hacia la pequeñez interior es transversal a toda la realidad  humana, es una realidad antropológica clave que, se descubre, nutre, madura, solidifica  y da fruto desde Cristo y no desde el hombre como ser autónomo. No se puede hacer  este recorrido si no es con el auxilio de la Gracia de Dios, de su obra en la vida, de la  plena disposición del creyente a un Dios que, en un momento determinado de la historia  se revela y hace suya la humanidad y todo lo creado para hacerlo todo nuevo, para  restablecer una obra de salvación que, aunque se encuentre limitada en el tiempo, su fin  es resplandecer con tintes de eternidad por siempre. 

La pequeñez espiritual —humildad, pobreza de espíritu, conciencia de pecado— constituye una clave hermenéutica para comprender la Encarnación y la vida cristiana.  Dios se hace pequeño para alcanzar al ser humano en su miseria; y el ser humano,  reconociéndose pequeño, puede acoger el don divino. Así, el pesebre se convierte en un  paradigma antropológico y teológico, porque solo en la humildad Dios puede nacer. 

Para ello, para que “el Niño Dios nazca en el corazón”, es necesario sembrar, cuidar,  cosechar y cultivar: a) Oración humilde y continua; b) Apertura al sacramento de la  Reconciliación y Confesión sincera del pecado; c) Actitudes de confianza absoluta en  Dios; y d) Lectio divina que revela la verdad interior

El creyente está llamado a ser Belén interior: un lugar donde Cristo pueda encarnarse  continuamente mediante la gracia. La pequeñez es un espacio teologal donde el terreno  fértil (la gracia) germina, donde la misericordia transforma y donde el Verbo hecho Niño  renueva la vida humana. 

El autorReynaldo Jesús

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Qué bello es vivir… si tienes dónde

El encarecimiento de la vivienda expulsa a las familias de una vida digna. Se necesita gente emprededora, con capacidad de conmoverse con el dolor ajeno, con conocimiento de la materia.

30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Esta Nochebuena se cumplirán 80 años de aquella en la que se ambienta la película «Qué bello es vivir», de Frank Capra. 80 años después, el señor Potter sigue lucrándose gracias a la necesidad de vivienda de las familias. ¿Podrá algún ángel iluminar hoy a un nuevo George Bailey?

Yo, por si acaso, voy a intentar ganarme un par de alas removiendo conciencias con mi columna de hoy porque no se me quitan de la cabeza los datos del último informe FOESSA que señalaba que el encarecimiento de la vivienda expulsa en España a uno de cada cuatro hogares de una vida digna. Y no hablamos solo de la imposibilidad de comprar una vivienda sino de que incluso el 45 % de la población que vive en régimen de alquiler se encuentra en riesgo de pobreza y exclusión social, la cifra más alta de la UE. «El alquiler se ha convertido en una trampa de pobreza», afirman desde la Fundación impulsada por Cáritas Española. Pero de todo lo que recoge la nota de prensa, me quedo con una frase de Raúl Flores, el coordinador del informe, que no es otra cosa que la moraleja de la película que protagoniza James Stewart: «no fallan las personas, falla el sistema». 

Porque está muy bien que apretemos las tuercas a los políticos, que exijamos acciones serias encaminadas a no convertir los bienes básicos en artículos de lujo; pero el sistema está dominado por los grandes fondos de inversión, como el que representa el avaro Potter, que solo entienden de rentabilidad. Al final tendrán que ser las familias, la sociedad civil, las instituciones, quienes se unan para llevar adelante iniciativas que hagan frente a los especuladores. Pero la sociedad está muchas veces dormida y necesita héroes, como el protagonista del clásico navideño en blanco y negro, que la hagan despertar, que le hagan ver que la gente pequeña, si se une, puede hacer cosas muy grandes sin esperar a que papá-estado les saque las castañas del fuego porque se les pueden quemar.

La gente que necesitamos

Tuve la suerte de conocer y entrevistar poco antes de su muerte (fue bendecido con una larga vida de más de 100 años), a un George Bailey de carne y hueso, quien fuera mi párroco, el sacerdote D. Francisco Acevedo Ponce de León. Enviado en los años 50 al hoy próspero (entonces paupérrimo) barrio de Huelin, en Málaga, se encontró con el grave problema de jóvenes familias que vivían en chabolas porque los sueldos de obrero no daban para acceder a una vivienda digna. Un día llevó a ver las condiciones de vida de aquellos matrimonios con hijos pequeños a un feligrés suyo, Claudio Gallardo, un gestor de profunda fe religiosa, que quedó impresionado con aquella visita sentenciando: «Hay que acabar con este río de tristeza». Manos a la obra, este tándem fue el responsable de la construcción de nada menos que 6.000 viviendas en régimen de cooperativa entre finales de los años 60 e inicios de los 70. Viviendas que, por supuesto, ocuparon en primer lugar las familias de las chabolas, que fueron derribadas al poco, pero a las que se sumaron otras muchas familias que no podrían haber accedido a una propiedad en el mercado inmobiliario. Aquel río de tristeza fue absorbido por un océano de ingenio solidario.  

¿Cuántos Acevedo-Gallardos habrá en estado latente entre nosotros sin haberse atrevido aún a poner sus talentos a trabajar? Gente emprendedora, con capacidad de conmoverse con el dolor ajeno, dispuesta a sufrir los ataques de quienes rechazarán la idea, con conocimiento de la materia, economistas, constructores, arquitectos…

¿Y las congregaciones religiosas? ¿Cuánto podrían aportar en esta materia? Seguro que hay quien cuenta con patrimonio inmobiliario hoy en desuso que podría ser el germen de una nueva misión al servicio de las familias más necesitadas. Cuando se habla de crisis vocacional en la vida consagrada, siempre recuerdo que sus épocas de esplendor están íntimamente ligadas a la capacidad que tuvieron sus fundadores de detectar las heridas más sangrantes de la humanidad. Fue ese espíritu de salir a curar dichas heridas el que hacía que los jóvenes, intrépidos por naturaleza, se les unieran porque es propio de ellos el seguimiento a las causas nobles, como vimos en Valencia con la DANA, o como hizo George Bailey renunciando a ir a la Universidad o a disfrutar de su viaje de novios para no dejar tiradas a tantas familias que dependían de su compañía de empréstitos. En un tiempo, los religiosos ofrecieron la educación o la sanidad que el estado no daba. Hoy, estas necesidades, aunque siguen siendo muy importantes, no son quizá tan urgentes porque el estado las cubre ampliamente. ¿Estará Dios hablándonos de alguna manera?

No me hagan caso. Seguro que lo que acabo de decir es una barbaridad, seguro que no tengo ni idea de economía ni de emprendimiento ni de vida religiosa; pero déjenme soñar, como con el cuento de Capra. Déjenme soñar con un mundo mejor como el que soñaron un día mi párroco y su buen amigo Gallardo y que lograron hacer realidad. Déjenme soñar con un mundo en el que hombres y mujeres valientes promuevan redes de solidaridad para que muchas familias puedan decir: «¡Qué bello es vivir!» y encuentren dónde. Porque no fallan las personas, falla el sistema. ¿Han oído una campanita?

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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Evangelización

San Andrés apóstol, patrono del Patriarcado Ecuménico

Hermano de Simón Pedro, el apóstol san Andrés se distingue entre los santos por haber sido el primero que recibió la llamada del Señor, y ser martirizado en una cruz en forma de X. San Andrés, al que la Iglesia celebra el 30 de noviembre, es patrono de la Iglesia ortodoxa de Constantinopla, nombre histórico de Estambul.  

Francisco Otamendi·30 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Hemos encontrado al Mesías -que significa Cristo-. Y lo llevó a Jesús…”. Son las palabras de Andrés en el Evangelio de Juan ( Jn, 1, 35 y ss),  cuando corre al encuentro de su hermano Simón, que sería el primer Papa, para contarle que han visto al Salvador. Un fragmento del Evangelio que suele titularse en el Nuevo Testamento como ‘vocación de los primeros discípulos’.

Poco antes, el apóstol san Juan cuenta la primera conversación de Andrés y otro discípulo con Jesús, que les pregunta: ¿qué buscáis? Y ellos le dicen: “Maestro, dónde vives? Les respondió: Venid y veréis”.

Pescador de Betsaida de Galilea, discípulo de Juan Bautista, la narración del evangelista graba la hora de aquel encuentro de san Andrés, el primero que recibió la llamada, con Jesús. Y que marcó para siempre su existencia. “Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima”.

Patrono en Rumanía, Ucrania y Rusia

Escritores cristianos de los primeros siglos refieren que el apóstol, habría evangelizado Asia menor y las regiones que atraviesa el Mar Negro, llegando hasta el Volga. Hoy día es honrado como patrono en Rumania, Ucrania y Rusia, recoge el santoral vaticano.

La predicación del Evangelio continúa en Acacia y, cerca del año 60 en Patrasso. San Andrés afronta el martirio colgado en una cruz que él quiso en forma de X, evocando la inicial griega del nombre de Cristo.

El Papa felicita al Patriarcado Ecuménico

Ayer, en la catedral de San Jorge, junto al Patriarca ortodoxo Bartolomé I, el Papa León recordó en Turquía que el día anterior habían vivido momentos extraordinarios de gracia, al conmemorar el 1700 aniversario del primer Concilio ecuménico de Nicea. 

Impulsados por este anhelo de unidad, dijo, “nos preparamos también para celebrar la memoria del apóstol Andrés, patrono del Patriarcado Ecuménico. (…) Una vez más, agradezco la fraternal acogida y quisiera extender a Su Santidad y a todos los presentes, mis más fervientes felicitaciones por la fiesta de su santo patrono”.

El autorFrancisco Otamendi

Mundo

León XIV a los católicos de Turquía: ‘resoluciones’ de Adviento para construir puentes

En el Volkswagen Arena de Estambul, el Papa León XIV ha ofrecido en la homilía de la Santa Misa una propuesta de “resoluciones” para trabajar en Adviento: construir puentes con otros católicos, otros cristianos y otros creyentes en Dios.  

CNS / Omnes·29 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

– Cindy Wooden, Estambul, CNS

El Papa León ha dado esta tarde a los católicos de Turquía unas cuantas sugerencias en línea ecuménica e interreligiosa para este Adviento que comienza: construir puentes con otros católicos, otros cristianos y otros creyentes en Dios.

Con sus diferentes ritos, culturas, idiomas y razas, los católicos encuentran una unidad en torno al altar que “es un don de Dios. Como tal, es fuerte e invencible, porque es obra de su gracia”, dijo el Papa León XIV.

El Papa León estuvo acompañado en el Volkswagen Arena por laicos, sacerdotes y obispos de las iglesias católicas latina, caldea, armenia y siríaca .

Las lecturas y oraciones de la Misa se recitaron en latín, turco, inglés, armenio, árabe e italiano.

El Papa León XIV saluda a los fieles tras presidir la Santa Misa en el Volkswagen Arena, durante su primer viaje apostólico, en Estambul, Turquía, el 29 de noviembre de 2025. (OSV News/Umit Bektas, Reuters).

Tareas para este Adviento

También asistieron el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla y representantes de otras comunidades cristianas.

Al celebrar la Misa de vigilia del primer domingo de Adviento, el Papa León dio a los católicos lo que describió como “resoluciones”para trabajar en este Adviento: construir puentes con otros católicos, otros cristianos y otros creyentes en Dios.

La unidad en la diversidad que se exhibe en la arena, como los tres puentes de Estambul sobre el estrecho del Bósforo que unen Europa y Asia, necesitan un mantenimiento constante para mantenerse fuertes, dijo el Papa León.

Fortalecer los vínculos 

Dirigiéndose a las diversas comunidades católicas , el Papa les instó a hacer todos los esfuerzos posibles “para fomentar y fortalecer los vínculos que nos unen, para que podamos enriquecernos mutuamente y ser un signo creíble ante el mundo del amor universal e infinito del Señor”.

El segundo vínculo que los católicos deben cultivar, dijo, es el que mantienen con otros cristianos, porque “la misma fe en Jesús nuestro Salvador une no sólo a los que estamos dentro de la Iglesia Católica, sino a todos nuestros hermanos y hermanas que pertenecen a otras iglesias cristianas”.

En un país musulmán al 99%, diálogo y tolerancia

Y, en una nación donde aproximadamente el 99% de la población es musulmana, dijo el Papa León, los católicos deben practicar el diálogo y la tolerancia, promoviendo el respeto y la paz en «un mundo donde la religión se utiliza con demasiada frecuencia para justificar guerras y atrocidades».

“Queremos caminar juntos valorando lo que nos une, derribando los muros de los prejuicios y la desconfianza, promoviendo el conocimiento y la estima mutua para dar a todos un fuerte mensaje de esperanza y una invitación a convertirnos en constructores de paz”, afirmó.

Saludos del Papa León XIV en el Volkswagen Arena de Estambul, el 29 de noviembre de 2025. (OSV News/Umit Bektas, Reuters).

Cientos de personas no pudieron acceder

El padre Ryan C. Boyle, teniente coronel y capellán de la base aérea de Incirlik, fue uno de los concelebrantes de la misa, pero desafortunadamente el personal militar estadounidense que viajó a Estambul con él estaba fuera del estadio con cientos de otras personas, que no obtuvieron una de las 4.000 entradas gratuitas para la misa.

La metáfora de la construcción de puentes era apropiada, declaró el padre Boyle a Catholic News Service. “’Pontifex Maximus’ —uno de los títulos del Papa— significa gran constructor de puentes».

“Y luego, como capellán militar, trabajo en un ambiente pluralista con capellanes protestantes, capellanes judíos y capellanes musulmanes”, dijo, “y aunque tenemos orígenes y tradiciones religiosas muy diferentes, a menudo logramos encontrar puntos en común y trabajar juntos”.

En el cielo no habrá carteles: ‘católicos por aquí’, ‘ortodoxos por allá’

En cuanto a las diversas tradiciones cristianas, dijo el Pontífice: “Todos estamos unidos en nuestro amor por Jesucristo. Todos anhelamos estar en el cielo con los ángeles y los santos por los siglos de los siglos. Y, por supuesto, en el cielo no habrá letreros que digan: “Católicos por aquí” y “Ortodoxos por allá”.

El Papa León XIV reza con líderes ortodoxos, ortodoxos orientales y protestantes al comienzo de una reunión en la Iglesia Ortodoxa Siria de Mor Ephrem en Estambul, Turquía, el 29 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Por un Jubileo conjunto en Jerusalén en 2033

Antes de la Misa en el Volkswagen Arena, el Papa León XIV ha manifestado esta mañana, en un encuentro con líderes cristianos, que espera puedan reunirse en Jerusalén en 2033 para celebrar juntos el 2.000 aniversario de la muerte y resurrección de Jesús.

Posteriormente, en una declaración conjunta con el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla, instó a los cristianos de Oriente y Occidente a acordar finalmente una fecha común para la Pascua. El papa y el patriarca también hicieron un llamamiento al fin de la guerra.

Reunión con líderes ortodoxos

Ambos se reunieron en Estambul este domingo con los líderes ortodoxos, ortodoxos orientales y protestantes que se habían unido a ellos el día anterior en Iznik, sitio de la antigua ciudad de Nicea. El objetivo fue conmemorar el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea y los principios del Credo de Nicea, que comparten todos los cristianos tradicionales.

La reunión con los líderes se celebró en la Iglesia Ortodoxa Siria de Mor Ephrem, inaugurada en 2023, la primera y única iglesia cristiana construida en Turquía desde la fundación de la República de Turquía como nación constitucionalmente secular en 1923.

Según la oficina de prensa del Vaticano, el Papa León XIII habló con los líderes sobre la posibilidad de celebrar juntos el Jubileo de 2033 en Jerusalén.

León XIV: celebrar en el Cenáculo

Al anochecer, el Papa León se reunió nuevamente con el Patriarca Bartolomé en la Catedral Patriarcal de San Jorge para un servicio de oración doxológica de alabanza a Dios.

“Ayer, y también esta mañana, vivimos momentos extraordinarios de gracia al conmemorar, junto con nuestros hermanos y hermanas en la fe, el 1.700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea”, dijo el Papa León durante la ceremonia.

El Papa León XIV y el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla imparten juntos la bendición final al término de un servicio de oración el 29 de noviembre de 2025 en la Catedral Patriarcal de San Jorge en Estambul. (Foto CNS/Vatican Media).

Búsqueda del restablecimiento de la plena comunión

“Al recordar ese acontecimiento tan significativo e inspirados por la oración de Jesús para que todos sus discípulos sean uno”, dijo el Papa, “nos sentimos alentados en nuestro compromiso de buscar el restablecimiento de la plena comunión entre todos los cristianos, una tarea que emprendemos con la ayuda de Dios”.

Durante la doxología, dijo, “el diácono dirigió a Dios la petición ‘por la estabilidad de las Santas Iglesias y por la unidad de todos’. Esta misma petición se repetirá también en la Divina Liturgia de mañana. Que Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, tenga misericordia de nosotros y cumpla esta oración”.

El calendario y las fechas

El Concilio de Nicea también fijó una fecha común para que todos los cristianos celebraran la Pascua: el primer domingo después de la luna llena posterior al equinoccio de primavera. Sin embargo, el calendario juliano, que utilizaban los cristianos en el siglo IV, estaba cada vez más desfasado del año solar, por lo que el 21 de marzo, generalmente considerado la fecha del equinoccio de primavera en el hemisferio norte, se fue distanciando gradualmente del equinoccio real.

En 1582, el papa Gregorio XIII reformó el calendario, eliminando diez días y haciendo que el equinoccio cayera de nuevo el 21 de marzo. Sin embargo, la mayoría de los cristianos orientales no adoptaron el nuevo calendario, lo que dio lugar a que la Pascua a veces se celebrase el mismo día, pero la celebración de los cristianos orientales podía ser hasta cuatro semanas después.

San Pablo VI y todos los papas que le sucedieron, incluido el Papa León, han dicho que la Iglesia Católica está abierta a aceptar una propuesta ortodoxa para una fecha común para la Pascua.

Histórica Declaración Conjunta del Papa y el Patriarca 

En su Declaración conjunta, que pueden consultar íntegramente aquí, el Papa y el Patriarca dijeron que el aniversario de Nicea debería inspirar «pasos nuevos y valientes en el camino hacia la unidad», incluyendo la búsqueda de esa fecha común.

“Agradecemos a la divina providencia que este año todo el mundo cristiano haya celebrado la Pascua el mismo día”, dijeron. “Es nuestro deseo común continuar explorando una posible solución para celebrar juntos la Fiesta de las Fiestas cada año. Esperamos y oramos para que todos los cristianos, con toda sabiduría y comprensión espiritual, se comprometan a alcanzar una celebración común de la gloriosa resurrección de nuestro Señor Jesucristo”.

Invocamos el don divino de la paz

Parte del objetivo del cristianismo, dijeron también, es contribuir a la paz entre todas las personas.

“Juntos alzamos fervientemente nuestras voces para invocar el don divino de la paz para nuestro mundo”, dijeron. “Trágicamente, en muchas regiones del mundo, los conflictos y la violencia siguen destruyendo la vida de tantas personas. Hacemos un llamamiento a quienes tienen responsabilidades civiles y políticas para que hagan todo lo posible para garantizar que la tragedia de la guerra cese de inmediato, y pedimos a todas las personas de buena voluntad que apoyen nuestra súplica”.

El autorCNS / Omnes

Mundo

El Papa visita la Mezquita Azul de Estambul, pero no se detiene a rezar

En su tercera jornada en Turquía, el Papa León XIV, al igual que sus dos predecesores inmediatos, visitó la llamada Mezquita Azul en Estambul. Pasó unos 20 minutos dentro, pero no pareció detenerse a orar como lo hicieron el Papa Benedicto XVI y el Papa Francisco.

CNS / Omnes·29 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Cindy Wooden, Estambul, CNS

El primer acto de la tercera jornada del viaje apostólico a Turquía y Líbano del Papa León XIV ha sido la visita a la Mezquita del Sultán Ahmed. No es el primer Papa que ha acudido a rezar a una mezquita. Lo hizo san Juan Pablo II en 2001 en Damasco, y precisamente en la misma Mezquita Azul de Estambul, lo hicieron Benedicto XVI en 2006 y Francisco en 2014.

A su llegada, el Papa León XIV fue recibido y acompañado a la Mezquita por el Jefe de la Diyanet, el Presidente de Asuntos Religiosos de Turquía.

Explicaciones del muecín

En la visita, el Pontífice de la Iglesia católica escuchó a Askin Musa Tunca, el muecín de la mezquita, quien llama a la gente a la oración cinco veces al día, explicando el edificio, su construcción y cómo rezan los musulmanes. Y el Papa hizo preguntas.

Tunca declaró después a los periodistas que la mezquita es “la casa de Alá; no es mi casa ni la tuya”, y por eso le dijo al Papa León que podía rezar si quería. “Está bien”, dijo, “quería ver la mezquita”.

Los periodistas presionaron a Tunca, preguntándole de nuevo si el Papa rezaba. “Quizás para sí mismo, no lo sé”, respondió.

El Papa León XIV visita la Mezquita de Sultanahmet, conocida como la Mezquita Azul, durante su primer viaje apostólico en Estambul, Turquía, el 29 de noviembre de 2025. (OSV News/Kemal Aslan, Reuters)

Papa León: escucha y respeto

La oficina de prensa del Vaticano indicó después que el Papa León visitó la mezquita «con un espíritu de reflexión y de escucha atenta, con profundo respeto por el lugar y por la fe de quienes se reúnen allí en oración».

Como es costumbre, el Papa León se quitó los zapatos en el patio antes de entrar en la mezquita con calcetines blancos.

21.000 azulejos azules

Formalmente llamada Mezquita del Sultán Ahmed, esta casa de oración musulmana se terminó de construir en 1617 y es conocida como la Mezquita Azul por los más de 21.000 azulejos azules que decoran sus paredes, arcos y cúpulas. Los azulejos proceden de Iznik, lugar de la antigua Nicea, que el Papa León había visitado el día anterior.

Al salir de la mezquita, el Papa León le indicó a Tunca que pasaban por una puerta con un cartel que decía: “Prohibida la salida”. El muecín respondió que el cartel era para turistas, pero que, si el Papa lo prefería, “no tienen que salir. Pueden quedarse aquí”.

El papa Benedicto XVI visitó la Mezquita Azul en 2006, y el papa Francisco la recorrió en 2015. Ambos guardaron un momento de silencio frente al mihrab, que indica la dirección de la ciudad santa islámica de La Meca. San Juan Pablo II fue el primer pontífice en visitar una mezquita cuando visitó la mezquita omeya de Damasco, Siria, en 2001.

Estima por los hermanos y hermanas musulmanes

A finales de octubre, el Papa León presidió las celebraciones en el Vaticano del 60 aniversario de ‘Nostra Aetate’, el documento del Concilio Vaticano II sobre las relaciones con las demás religiones del mundo. 

Los obispos presentes en el Vaticano II afirmaron que los católicos tienen estima por sus hermanos y hermanas musulmanes, quienes “adoran al único Dios, vivo y subsistente en sí mismo; misericordioso y todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra”. Y «se esfuerzan por someterse de todo corazón incluso a sus inescrutables decretos”.

El autorCNS / Omnes

El sospechoso espejismo del catolicismo

El aparente resurgir del catolicismo en España se muestra entre moda cultural y un reconocimiento de sus raíces universales que invitan al diálogo la ética y la transformación social.

29 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Lo católico está de moda en España, eso parece. Son ya muchos los destellos que forman un rayo de luz que iluminan la sociedad de otra manera, es decir, parece que es algo más que una visión “vintage cristiana”. Diego Garrocho lo contó de manera brillante en “El giro católico”. Pero los dos ejemplos más comentados, son la estética y la espiritualidad del nuevo disco de Rosalía y la archi hablada película “Los Domingos”, de Alauda Ruiz de Azúa, que escenifican este cambio. La música religiosa de Hakuna es otra expresión clara de este movimiento, porque es un producto cultural y espiritual, consumido como cualquier producto cultural estándar del mercado. 

Algunos, ante este fenómeno, se preguntan ¿estamos hablando de una pátina, que le da esa imagen “retro” a este movimiento, o es un cambio profundo? ¿Es una estética que viene bien para renovar el panorama cultural, pero que en el fondo no aporta nada nuevo? ¿Es la utilización de una reminiscencia para captar el interés general o es un cambio de tercio? ¿Es un espejismo momentáneo para mantener tranquilos y callados a los católicos o esto implica que volvemos a nuestras raíces?

Este aparente resurgir inconexo, que tiene como resultado una aparente renovación global, es una muestra clara de como nuestra sociedad, nos guste o no, está impregnada de la cultura católica. En el fondo nos recuerda quiénes somos y que este movimiento es algo más que una moda, ya que trasciende el momento cultural. Porque, como es sabido, católico significa “universal”, y si es real este “giro” supera lo temporal.

Pero sobre todo supone que se vincula con la idea, tan necesaria hoy, del diálogo, que nos aleja de la polarización, presente en nuestra sociedad. Es decir, si este movimiento espontáneo permite mostrar que se puede tener una opinión diferente a la imperante sin prejuicios, bienvenida sea esta vuelta a lo católico, porque es prueba de que es un cambio real. Es decir, tener polaridad, es tener opinión, ideas, sentido propio de la vida, algo muy diferente a lo que busca la polarización. Que es fragmentar, dividir y desunir.

Esto supone que tenemos que defender nuestros principios, propios del occidente primigenio (Roma, Jerusalén, Atenas), pero bajo el paraguas del bien común y el diálogo, algo también propio de la Doctrina Social de la Iglesia. Es decir, no hay que ser víctimas del sistema borreguil, hay que exponer y vivir lo que pensamos, sin buscar el conflicto (buscado por otros), pero sabiendo que esto les costó el martirio a los cristianos, y en estos tiempos muchas veces puede costar un martirio cultural, en Europa, impuesto por el wokismo decante. Y, en varios países de África y Asia, está suponiendo un martirio real como los genocidios en Nigeria, Sudán, Siria, Pakistán, Irán e India. 

Por otro lado, es más que una invitación a volver a las raíces católicas, es el resurgir de algo que no ha muerto, porque está en el sustrato de nuestra cultura. Los valores universales de la humanidad son de raíz cristiana, lejana o reciente, como los derechos humanos: la vida, vida digna, familia, vivienda,… Hasta ahora la mirada al cristianismo era hiriente, porque era atacado, se tergiversada lo que decía y se utilizaba en clave política algunos aspectos de su doctrina. Si ahora realmente la vemos con otros ojos el catolicismo, hay que reconocer los grandes avances que ha traído el cristianismo, al margen de los errores cometidos por personas concretas, porque la resultante es más positiva que lo había antes.

Todo esto no impide, es más interpela, a que los católicos y los cristianos en general, ayudemos a seguir cambiando la sociedad, para hacerla más católica (en el sentido de universal, no reducida, no politizada) para desmontar la inmoralidad de corrupción económica, social e institucional. Mediante la búsqueda de una mayor formación y competencia de cada uno de nosotros, los ciudadanos. Fomentando que haya líderes cívicos que busquen el bien común y no el beneficio propio o de los “míos”. Busque un diálogo donde haya un consenso real, no de mínimos. Donde el más necesitado reciba la ayuda para estar más formado y preparado. Y donde la sociedad es una extensión de la familia.

El autorÁlvaro Gil Ruiz

Profesor y colaborador habitual de Vozpópuli.

Mundo

Ayuda a la Iglesia Necesitada tiene nuevo presidente: el cardenal Kurt Koch

Koch sucede en el cargo a Mons. Mauro Piacenza, quien ha estado al frente de Ayuda a la Iglesia Necesitada durante los últimos 14 años.

Maria José Atienza·29 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Mons. Kurt Koch es el nuevo presidente de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) Kocj sucede en el cargo al cardenal Mauro Piacenza, quien ha estado al frente de esta organización internacional durante los últimos 14 años.

Koch asume este encargo del Papa con una larga trayectoria a sus espaldas en el campo de las relaciones interreligiosas y ecuménicas, una labor en la que la fundación pontificia basa gran parte de su carisma. No en vano, el desde muy joven, Koch se interesó por el ecumenismo. Estudió teología en Múnich (Alemania) y en Lucerna y se ordenó sacerdote a los 32 años

En 1995 fue nombrado obispo de Basilea por el papa Juan Pablo II y fue creado cardenal en 2010, por el Papa Benedicto XVI quien lo nombró, además, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que luego se transformaría en Dicterio en virtud de la reforma provocada por la constitución apostólica Praedicate evangelium.

La propia fundación pontificia, en su agradecimiento al Papa por este nombramiento, ha destacado la relación que el cardenal Koch ha mantenido con ACN a lo largo de los años, en especial con las oficinas suiza y alemana, participando en conferencias y peregrinaciones, entre otros eventos.

Mundo

El Papa: el Credo de Nicea permanece y une; el riesgo, tergiversar a Jesús

Aunque la antigua Nicea se encuentra en ruinas, el Papa León XIV y el Patriarca Bartolomé I se reunieron en Turquía para celebrar la fe duradera establecida en el Credo de Nicea. ¿El riesgo? “Reducir a Jesucristo a una especie de líder carismático o superhombre”, dijo el Papa.

CNS / Omnes·28 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Cindy Wooden, Iznik, Turquía (CNS) 

El Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé de Constantinopla organizó el servicio de oración ecuménico y el rezo común del Credo, junto al Papa León XIV, en Iznik, sitio de la antigua Nicea, a unas 80 millas al sureste de Estambul. Ha sido el 28 de noviembre.

Con los patriarcas griegos ortodoxos de Antioquía, Alejandría y Jerusalén o sus representantes, y con líderes de otras iglesias ortodoxas, anglicanas y protestantes, el Papa León XIII celebró el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea, el motivo principal de su primer viaje al extranjero como Papa .

La recitación conjunta del Credo no incluyó la frase conocida como “filioque”, la declaración de que el Espíritu Santo “procede del Padre y del Hijo”, ya que la frase no es utilizada por los ortodoxos porque fue insertada en el Credo latino por el Papa Benedicto VIII en 1014. Los papas recientes, incluidos el Papa Benedicto XVI, el Papa Francisco y el Papa León, han omitido la frase en los servicios de oración ecuménicos.

El Papa León XIV se une al Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé, que pronuncia su discurso, y a otros líderes cristianos, em un servicio ecuménico de oración en Iznik (Nicea antigua), Turquía, el 28 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Patriarca Bartolomé I: “sentimiento común de esperanza”

De pie sobre una plataforma con vista a los restos de la Basílica de San Neófito, ahora parcialmente sumergida en el lago Iznik, los líderes de la iglesia se turnaron para dirigir las oraciones (en inglés, griego y árabe) y encender velas. Mientras tanto, un coro católico cantaba en latín, y un coro ortodoxo cantaba en griego, alternándose.

El Patriarca Bartolomé, al dar la bienvenida al Papa y a los demás invitados, señaló que “a pesar de tantos siglos transcurridos y de todos los trastornos, dificultades y divisiones que han traído consigo, nos acercamos a esta sagrada conmemoración con reverencia compartida y un sentimiento común de esperanza».

«El poder de este lugar no reside en lo que pasa, sino en lo que perdura para siempre», dijo.

El Papa León XIV pronuncia su discurso ante el Patriarca Ecuménico Ortodoxo Bartolomé y otros líderes cristianos en un servicio ecuménico de oración en Iznik (antigua Nicea), Turquía, el 28 de noviembre de 2025 (Foto CNS/Lola Gomez).

Papa León XIV: “deseo de plena comunión entre los creyentes”

Después del patriarca, el Papa León dijo a sus compañeros líderes cristianos que en un momento en que la humanidad está “afligida por la violencia y el conflicto”, el mundo “está clamando por la reconciliación”.

“El deseo de plena comunión entre todos los creyentes en Jesucristo va siempre acompañado de la búsqueda de la fraternidad entre todos los seres humanos”, afirmó. “En el Credo Niceno, profesamos nuestra fe en un solo Dios Padre. Sin embargo, no sería posible invocar a Dios como Padre si nos negáramos a reconocer como hermanos a todos los demás hombres y mujeres, creados a imagen de Dios”.

No estuvo la Iglesia ortodoxa rusa

Aunque unida por la fe, la Iglesia Ortodoxa Rusa —la mayor de las iglesias ortodoxas orientales del mundo— no estuvo representada en el servicio. La Iglesia rusa rompió relaciones con el Patriarcado Ecuménico tras el reconocimiento en 2018 de la autonomía de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana.

Existe una fraternidad universal 

La creencia en Dios Padre, dijo el Papa León en Iznik, significa que “existe una fraternidad universal de hombres y mujeres independientemente de su etnia, nacionalidad, religión o perspectivas personales”.

Muchos de los líderes cristianos, especialmente los ortodoxos orientales, provienen de naciones que recientemente enfrentaron o están enfrentando guerra y persecución. Y el Papa León dijo que los cristianos deben dar testimonio concreto de su creencia de que todas las personas son hijos de un solo Dios y, por lo tanto, hermanos y hermanas entre sí.

La religión no justifica la guerra o la violencia

“Además, debemos rechazar firmemente el uso de la religión para justificar la guerra, la violencia o cualquier forma de fundamentalismo o fanatismo”, afirmó. “En cambio, los caminos a seguir son los del encuentro fraterno, el diálogo y la cooperación”.

No reducir a Cristo a líder carismático o superhombre

El Papa repitió también una preocupación que había mencionado durante una reunión con líderes católicos más temprano ese día. El riesgo de que muchos cristianos se hayan apartado de la firme creencia del Credo de Nicea en la divinidad de Jesús.

“Esta pregunta es especialmente importante para los cristianos, que corren el riesgo de reducir a Jesucristo a una especie de líder carismático o superhombre, una interpretación errónea que al final conduce a la tristeza y a la confusión”, afirmó.

Arrio

En la época del Concilio de Nicea, dijo el Papa, Arrio –un sacerdote de Alejandría en Egipto– había negado la divinidad de Cristo, reduciéndolo a “un mero intermediario entre Dios y la humanidad, ignorando la realidad de la Encarnación, de modo que lo divino y lo humano permanecieron irremediablemente separados”.

“Pero si Dios no se hizo hombre, ¿cómo pueden las criaturas mortales participar de su vida inmortal?”, preguntó el Papa León.

El Pontífice dijo a los líderes cristianos que compartir la misma fe en Jesús y poder recitar el Credo juntos significa que “hay un vínculo profundo que ya une a todos los cristianos”

Invitados a superar el escándalo de las divisiones

“Estamos todos invitados a superar el escándalo de las divisiones que lamentablemente aún existen y a alimentar el deseo de unidad por el que el Señor Jesús oró y dio su vida”, dijo el Papa . “Cuanto más nos reconciliemos, más podremos los cristianos dar un testimonio creíble del Evangelio de Jesucristo, que es un anuncio de esperanza para todos”.

El Papa León XIV y el Patriarca Bartolomé I, durante el servicio de Oración ecuménica, en Iznik (Turquía), el 28 de noviembre de 2025 (OSV News/Yara Nardi, Reuters).

Bartolomé I: “recorrer la carrera” de la unidad cristiana 

El patriarca Bartolomé dijo a los líderes que con “el fervor de la fe de Nicea ardiendo en nuestros corazones”, deben “recorrer la carrera” de la unidad cristiana en cumplimiento de la oración de Jesús por la unidad de sus discípulos.

“Y, finalmente”, dijo el Patriarca, “amémonos unos a otros para que con un solo corazón podamos confesar: Padre, Hijo y Espíritu Santo, Trinidad consustancial e indivisible. ¡Amén!”

El autorCNS / Omnes

Mundo

Nicea invita a acoger la esencia de la fe y de ser cristianos, dice el Papa

La segunda etapa del viaje apostólico del Papa León XIV a Turquia y Líbano comenzó hoy en Estambul con la santa Misa privada del Santo Padre, y con un Encuentro de oración con los líderes católicos. Se trata de una comunidad católica reducida, ha dicho el Papa, pero “esta lógica de la pequeñez es la verdadera fuerza de la Iglesia.”.

Francisco Otamendi·28 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

El Papa llegó al atardecer de ayer a Estambul. Esta mañana ha celebrado temprano la santa Misa, y ha mantenido un Encuentro de oración con los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, y agentes de pastoral de la pequeña comunidad católica de Estambul. Y por la tarde acude al Encuentro ecuménico de Iznik, antigua Nicea.

Ayer, el Papa subrayó que Turquía es un puente de fe y esperanza. Y hoy, en un clima de emoción con la comunidad católica, ha recordado que se trata de una “tierra sagrada”, “en la cual la historia de Israel encuentra el cristianismo naciente; el Antiguo y el Nuevo Testamento se abrazan, y se escriben las páginas de numerosos Concilios”.

“La fe que nos une tiene raíces lejanas”

En efecto, ha señalado que “la fe que nos une tiene raíces lejanas”. Y ha mencionado a Abraham, a los discípulos que se dirigieron hacia Anatolia y Antioquía —donde posteriormente fue obispo san Ignacio— y fueron llamados “cristianos” por primera vez, a San Pablo, y al discípulo amado del Señor, el evangelista san Juan. 

Además, “recordamos con admiración el gran pasado bizantino, el impulso misionero de la Iglesia de Constantinopla y la difusión del cristianismo en todo el Levante”, ha dicho el Papa. 

La Iglesia que vive en Turquía es “una pequeña comunidad que, no obstante, permanece fecunda como semilla y levadura del Reino”, ha señalado.

El Papa León XIV reza con obispos, sacerdotes, religiosos, diáconos y agentes pastorales católicos de Turquía en la Catedral del Espíritu Santo de rito latino en Estambul, el 28 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gomez).

Los primeros ocho concilios ecuménicos, en Turquía

El Pontífice ha subrayado que “en esta tierra se celebraron los primeros ocho concilios ecuménicos. Este año se cumple el 1700 aniversario del Primer Concilio de Nicea, ‘cimiento en el camino de la Iglesia y de la humanidad entera’ (Francisco, Discurso a la Comisión Teológica Internacional, 28 noviembre 2024), un acontecimiento siempre actual que nos plantea algunos retos que me gustaría mencionar”.

Los tres retos explicitados por el Papa han sido los siguientes.

Primer desafío: acoger la esencia de la fe

El primero, “la importancia de acoger la esencia de la fe y del ser cristianos”. En torno al Símbolo de la fe, la Iglesia de Nicea encontró la unidad (cf. Spes non confundit. Bula de convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025, n. 17). Por lo tanto, no se trata sólo de una fórmula doctrinal, sino de la invitación a buscar siempre, incluso dentro de las distintas percepciones, espiritualidades y culturas, la unidad y la esencialidad de la fe cristiana en torno a la centralidad de Cristo y a la Tradición de la Iglesia”. 

“Nicea nos invita, aún hoy, a reflexionar sobre esto: ¿quién es Jesús para nosotros?, ¿qué significa, en su núcleo esencial, ser cristianos?. El Símbolo de la fe, profesado de modo unánime y común, se vuelve de esta manera criterio de discernimiento, brújula orientadora, eje sobre el cual deben girar nuestro creer y nuestro actuar”. 

Segundo desafío: redescubrir en Cristo el rostro de Dios Padre

El segundo desafío consiste en la urgencia de redescubrir en Cristo el rostro de Dios Padre. “Nicea afirma la divinidad de Jesús y su igualdad con el Padre. En Jesús, nosotros encontramos el verdadero rostro de Dios y su palabra acerca de la humanidad y de la historia”.

Esta verdad pone constantemente en crisis nuestras representaciones de Dios cuando no corresponden a lo que Jesús nos ha revelado y nos invita a un constante discernimiento crítico sobre las formas de nuestra fe, de nuestra oración, de nuestra vida pastoral y, en general, de nuestra espiritualidad. 

Arrianismo: se admira a Jesús, pero sin considerarlo el Dios vivo y verdadero

El Pontífice ha definido como un “regreso del arrianismo”, “presente en la cultura actual y a veces hasta en los propios creyentes, cuando se ve a Jesús con admiración humana, incluso aún con espíritu religioso, pero sin considerarlo realmente como el Dios vivo y verdadero presente entre nosotros. Su ser Dios, Señor de la historia, viene de esta manera oscurecido y nos limitamos a considerarlo un personaje histórico, un maestro sabio, un profeta que ha luchado por la justicia, pero nada más”. 

Sin embargo, “Nicea nos lo recuerda: Cristo Jesús no es un personaje del pasado, es el Hijo de Dios presente entre nosotros que guía la historia hacia el futuro que Dios nos ha prometido”. 

Tercer desafío: la mediación de la fe y el desarrollo de la doctrina

El Símbolo de Nicea logró mediar la esencia de la fe a través de las categorías culturales y filosóficas de la época, ha explicado el Papa. 

“No obstante, pocos decenios después, en el primer Concilio de Constantinopla, vemos que se profundizó y amplió, y precisamente gracias a esa profundización de la doctrina se llegó a una nueva fórmula: el Símbolo Niceno-Constantinopolitano, que comúnmente profesamos en nuestras celebraciones dominicales”. 

En esto aprendemos “una gran lección. Siempre es necesario mediar la fe cristiana en los lenguajes y categorías del contexto en el que vivimos, como lo hicieron los Padres en Nicea y en los otros concilios”. 

Santos Newman y Juan XXIII

Aquí ha citado al nuevo Doctor de la Iglesia, san John Henry Newman, que “insiste en el desarrollo de la doctrina cristiana, porque no es una idea abstracta y estática, sino que refleja el misterio mismo de Cristo”.

Tras citar a san Juan XXIII, que sirvió a la Iglesia en Turquía, el Papa León XIV ha animado a los fieles a que “conserven la alegría de la fe, trabajando como pescadores intrépidos en la barca del Señor. Que María Santísima, la Theotokos, interceda por ustedes y los cuide”.

Con los ancianos y las Hermanitas de los pobres

A continuación, el Papa ha visitado una residencia de ancianos que atienden las Hermanitas de los pobres. Y ha efectuado dos reflexiones. La primera “se inspira en el nombre de ustedes, queridas hermanas: se llaman “Hermanitas de los Pobres”. Un nombre hermoso, ¡y que da qué pensar! Sí, el Señor no las ha llamado sólo para asistir o ayudar a los pobres. ¡Las ha llamado a ser sus “hermanas”! 

“Este es el secreto de la caridad cristiana: antes que ser para los demás, se trata de estar con los demás, en un compartir basado en la fraternidad”, ha dicho.

Atender a ‘ancianos’: “mucha paciencia y mucha oración”

La segunda reflexión. “Son ‘ancianos’. Y esta palabra, ‘anciano’, corre el riesgo de perder hoy su verdadero significado: en muchos contextos sociales, donde predominan la eficiencia y el materialismo, se ha perdido el respeto por los ancianos. En cambio, la Sagrada Escritura y las buenas tradiciones nos enseñan que —como solía repetir el Papa Francisco— los ancianos son la sabiduría de un pueblo, una riqueza para sus nietos, para sus familias, para toda la sociedad”.

“Así pues, un doble agradecimiento a este Hogar, que acoge en nombre de la fraternidad y lo hace con las personas mayores. Esto —lo sabemos— no es fácil; requiere mucha paciencia y oración. Por eso, oremos ahora al Señor para que los acompañe y los sostenga. Invoco la bendición de Dios sobre todos ustedes”.

Esta tarde tiene lugar el Encuentro ecuménico de oración cerca de las excavaciones arqueológicas de la antigua basílica de San Neófito en İznik, la antigua Nicea, motivo central del viaje del Papa.

El autorFrancisco Otamendi

Unión de los cristianos y aniversario de Nicea 

A 1700 años de Nicea, los cristianos están llamados a renovar el anhelo de unidad que dio forma a la fe de la Iglesia universal.

28 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

En el siglo XV se produjo una fugaz unión de los cristianos. Fue durante el pontificado del Papa Eugenio IV. Una delegación papal, de la que formaba parte Nicolás de Cusa, acompañó al emperador Juan VIII y al patriarca José en su viaje desde Constantinopla a Roma. El resultado fue la unión de la Iglesia ortodoxa griega a la Iglesia católica (6.VII.1439).

Nicolás de Cusa, en ese viaje de Constantinopla a Italia, vivió una experiencia decisiva para su concepción filosófica. Vio cómo el horizonte del mar parece extendido como una línea recta y, sin embargo, esa recta forma parte de un círculo con radio muy grande, testimonio de la fortaleza esférica de la tierra. Esa experiencia influyó en su obra “De docta ignorantia”. Sabemos que por nuestra finitud no podemos alcanzar la verdad en su plenitud y precisión. Y cuanto más conscientes somos de nuestra ignorancia tanto más de convierte en una ignorancia docta, en sabiduría, en una sabiduría que parte de la duda pero que presupone la existencia de la verdad que solo puede ser fundada en una inteligencia infinita, eterna y creadora.

El fracaso de la unión entre Oriente y Occidente

La unión de las iglesias, proclamada el 6.VII.1439, en la iglesia de Santa María dei Fiori, de Florencia, fracasó al poco tiempo. El metropolita Isidoro de Kiev la proclamó a su llegada a Moscú, pero fue arrestado por orden del príncipe Vasili, que prohibió a la Iglesia rusa aceptar cualquier unión con los latinos. En el imperio bizantino, los obispos griegos, de retorno de Florencia, encontraron un clima popular adverso.

Aunque la unión fue promulgada en la catedral de Santa Sofía el 12.XII.1452 en presencia del emperador Constantino XI, del legado papal y del patriarca bizantino, la reacción fue un violento tumulto, iniciado por parte del clero y de los monjes, que lanzaron el grito, secundado por las masas: “¡Reine sobre Constantinopla el turbante de los turcos, antes que la mitra de los latinos!”.

Medio año más tarde, ese grito tenía triste cumplimiento: el 29.V.1453 la capital caía en poder de los turcos, el último emperador moría en la lucha y el imperio bizantino terminaba sus días.

En Roma, Isidoro de Kiev, huido de Rusia, y Bessarion de Nicea, convertidos en dos cardenales de la Iglesia, fueron durante años como un recuerdo vivo de algo que pudo haber sido y no fue, porque los hombres no quisieron.

Meditando sobre la caída de Constantinopla, Nicolás de Cusa concibió su gran visión de una futura conciliación universal: “De pace fidei” sobre la paz de la fe, terminada antes del 14.I.1454.

Siguiendo a Pío II hacia la costa adriática, donde iría a reunirse la flota de la cruzada cristiana contra la invasión turca, Nicolás sufrió el último ataque de una enfermedad crónica y murió en Todi (Umbría) el 11. VIII.1464. Tres días después murió en Ancona su amigo Eneas Silvio, el Papa Pío II.

Nicea: raíz y símbolo de la unidad cristiana

En este Año Jubilar dedicado a la esperanza, destaca un aniversario muy significativo: se cumplen 1700 años de la celebración del primer Concilio ecuménico, el Concilio de Nicea. Se trata de un «hito», como subraya el Papa Francisco en la Bula de convocación del Jubileo 2025. Para todos los cristianos, representa un acontecimiento con el que identificarse y encontrar la unidad.

Es uno de los grandes capítulos de la historia de la Iglesia. El Concilio fue convocado por el emperador Constantino en 325 con la tarea de preservar la unidad, «gravemente amenazada -como recuerda Francisco en el documento «Spes non confundit»por la negación de la divinidad de Jesucristo y de su igualdad con el Padre». El Concilio de Nicea, al que asistieron unos 300 obispos, entre ellos legados del Papa y representantes de la Iglesia oriental, condenó la herejía de Arrio. De Nicea procede una invitación que sigue siendo actual, dirigida a todas las Iglesias y Comunidades eclesiales: proseguir el camino hacia la unidad. Los Padres conciliares utilizaron «por primera vez la expresión Nosotros creemos».

El Concilio de Nicea surgió como consecuencia de problemas en algunas de las principales sedes episcopales de Oriente, entre ellas Alejandría y también Antioquía. La contribución del emperador Constantino fue decisiva y buscó a su manera la unidad, una paz religiosa que pudiera garantizar también al pueblo. También es unidad ver que el Concilio de Nicea -hoy Iznik, ciudad de peregrinación- está de alguna manera relacionado con este tiempo jubilar de esperanza. 

Para las Iglesias orientales, el Concilio de Nicea es el primer Concilio ecuménico. Este acontecimiento se conmemora en casi todas las tradiciones de las distintas Iglesias orientales en el año litúrgico con una fiesta especial. La declaración de que «Cristo es verdadero hombre y verdadero Dios» responde a la herejía del arrianismo. La expresión del Filioque añadida por la Iglesia latina al Credo niceno-constantinopolitano, a saber, que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, tiene una connotación precisa: se trata de subrayar esta naturaleza divina del Hijo.

La cuestión del Filioque ha sido una de las causas de disensión entre las Iglesias de Oriente y Occidente. En el siglo XX, gracias a los diálogos ecuménicos entre católicos y ortodoxos, se ha puesto de manifiesto que no se trata de un tema que cause división. Hay estudiosos que sugieren que la Iglesia latina reflexione, vea si se puede suprimir el Filioque y se vuelva a la forma más antigua.

Una Pascua común

En el Concilio de Nicea también se debatió la cuestión de la fecha en que debía celebrarse la Pascua. Ya en el siglo IV se había expresado el deseo de «celebrar juntos la Pascua»: el emperador Constantino, informa Eusebio de Cesarea, quería que los cristianos la celebraran en una fecha única. Una de las decisiones tomadas en el Concilio de Nicea fue no celebrar la Pascua con los judíos.

En el siglo XII, varios canonistas bizantinos añadieron también «que la Pascua no debía celebrarse antes que los judíos». Hoy en día, en el calendario gregoriano, la Pascua puede preceder a la Pascua judía. Los estudiosos sostienen que no fue por motivos relacionados con el antisemitismo, sino debido al hecho de que, tras varias destrucciones de Jerusalén, incluso los propios judíos habían perdido la forma de calcular con precisión la Pascua. Ahora, en este aniversario en el que se cumplen 1.700 años del Concilio de Nicea, se está planteando la conveniencia de llegar a «una fecha única para la Pascua».

La presencia precisamente hoy del Papa León XIV en un encuentro ecuménico de oración cerca de las excavaciones arqueológicas de la antigua Basílica de San Neófito en İznik (Nicea) es una puerta a la esperanza en la Unidad.

Evangelización

Santa Catalina Labouré, la vidente de la Medalla Milagrosa

La Iglesia festejó ayer a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Y hoy 28 de noviembre celebra a la joven santa Catalina Labouré, que recibió las apariciones de la Santísima Virgen María en 1830, cuando aún era novicia. Santa Catalina fue religiosa de las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl.

Francisco Otamendi·28 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los padres de santa Catalina Labouré tuvieron 17 hijos, de los que vivieron 10. Catalina fue la octava de los vivos. Le siguieron su hermana Tonina y Augusto, el menor, un niño muy enfermizo. Su madre murió el 9 de octubre de 1815.

Desde los 12 años asumió responsabilidades domésticas, combinando el trabajo arduo con una intensa vida de oración, sacrificio y sensibilidad hacia los pobres. Desde joven sintió la llamada a la vida religiosa, alentada por un misterioso sueño en el que un sacerdote —que años después reconocerá como san Vicente de Paúl— le anuncia un designio divino. 

Aunque su padre se opuso, Catalina perseveró y finalmente ingresó en las Hijas de la Caridad en 1830. En la casa madre de París recibió visiones de san Vicente y, sobre todo, las apariciones de la Virgen María que darían origen a la Medalla Milagrosa. Pueden ver aquí los mensajes de Nuestra Señora.

Mantuvo en secreto las apariciones

Santa Catalina pidió permanecer oculta. Sólo sus confesores conocieron la verdad sobre las apariciones, y ella rechazó cualquier protagonismo. En 1831, un año después, fue destinada al hospicio de Enghien, donde permaneció 46 años ejerciendo los oficios de cocina, vaquería, gallinero, lencería y portería. 

En los últimos meses de 1876, ya debilitada, anunció serenamente su muerte, que llegó el 31 de diciembre. Sólo entonces se supo públicamente que era la vidente de la Medalla Milagrosa, y comenzó un espontáneo homenaje popular. Fue beatificada en 1933 y canonizada en 1947. 

Devoción extendida

Han sido numerosos los santos y beatos que han llevado la Medalla Milagrosa, o que han acudido a rezar en la Rue du Bac a la Virgen de la Medalla Milagrosa. Entre otros, pueden mencionarse a los santos Juan María Vianney, cura de Ars, Juan Gabriel Perboyre, Beato Federico Ozanam, Bernardita Soubirous, Gianna Beretta Molla. También John Henry Newman, Teresa de Lisieux, Maximiliano Kolbe, Teresa de Calcuta, Josemaría Escrivá, el Padre Pío, los Paúles, Juan Pablo II, José Brochero, etcétera.

El autorFrancisco Otamendi

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Libros

Milagros eucarísticos

Explora los milagros eucarísticos históricos que fortalecen la fe y profundizan la formación y vida cristiana.

Javier García Herrería·28 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

A lo largo de los siglos, la Iglesia católica ha sido testigo de numerosos milagros eucarísticos que han reforzado la fe de los creyentes. 

Este libro ofrece un recorrido por los principales milagros ocurridos desde el siglo XI, con especial énfasis en España y Europa, donde muchos de estos prodigios han dejado una huella imborrable.

Santiago Mata es historiador y en la obra ofrece un enfoque riguroso y documentado sobre los milagros eucarísticos, sin centrarse en reflexiones espirituales o ascéticas sobre los sucesos. A lo largo de las páginas, el autor presenta más de 90 milagros, explicando no solo los hechos en sí, sino también el contexto histórico en el que ocurrieron y las fuentes que han permitido su transmisión a lo largo del tiempo. Con una combinación de investigación y análisis, esta obra brinda una visión completa y fundamentada de estos extraordinarios acontecimientos.

Más allá del relato histórico y teológico, esta obra de Santiago Mata también presenta un enfoque científico, acercando al lector a los últimos estudios realizados sobre estos fenómenos. Desde el análisis de tejidos hasta investigaciones en el ámbito de la anatomía patológica, se exponen sorprendentes hallazgos que desafían cualquier explicación natural. Casos como el de Sokołka, en Polonia, han sido sometidos a rigurosos exámenes que han revelado detalles asombrosos sobre la relación entre la Hostia consagrada y el tejido cardíaco humano.

Para los creyentes, la Eucaristía es el centro de la vida cristiana, el sacramento en el que Cristo se hace realmente presente bajo las especies de pan y vino. La fe en este misterio es lo que impulsa a millones de personas en todo el mundo a participar en la Misa y a vivir su relación con Dios de manera más profunda. Los milagros eucarísticos, lejos de ser una demostración necesaria para creer, actúan como signos que fortalecen la confianza en esta verdad fundamental del cristianismo.

Este libro es una lectura muy interesante para sacerdotes, catequistas, agentes de pastoral y todos los creyentes que deseen profundizar en la historia de la Iglesia a través del estudio de los milagros eucarísticos. Además de fortalecer la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, esta obra es una valiosa herramienta para la formación y la evangelización. 

Milagros eucarísticos

Autor: Santiago Mata
Editorial: Nueva Eva
Número de páginas: 328
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Mundo

León XIV alerta en Turquía sobre la polarización: “el futuro está en juego”

“Desafortunadamente, las comunidades están cada vez más polarizadas y desgarradas por posiciones extremas que las fragmentan", y “el futuro de la humanidad está en juego”. Es uno de los mensajes principales lanzados desde Turquía por el Papa León XIV. Lo ha hecho en el encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, su primer discurso.

CNS / Omnes·27 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Cindy Wooden, Ankara, Turquía (CNS)

El Papa León XIV comenzó su primer viaje papal en Ankara (Turquía), hablando de diálogo, paz y acción de gracias, refiriéndose tanto a la festividad como a su propia gratitud. Unos minutos más tarde, alertaría sobre la polarización y el futuro de la humanidad.

Dirigiéndose al Presidente, a otros funcionarios del Gobierno, a miembros del cuerpo diplomático y a líderes cívicos, el Papa León les dijo: “Hoy, más que nunca, necesitamos personas que promuevan el diálogo y lo practiquen con firme voluntad y paciente determinación”

Después de la Segunda Guerra Mundial, dijo, el mundo se unió y formó las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales y regionales comprometidas con el diálogo, la cooperación y la resolución de conflictos.

“Crece la conflictividad a nivel global”

“Estamos viviendo una fase marcada por un aumento de la conflictividad a nivel global, alimentada por las estrategias imperantes de poder económico y militar”, declaró el Papa León. “Esto está propiciando lo que el Papa Francisco denominó ‘una tercera guerra mundial librada a pedazos’”.

“No debemos ceder ante esto bajo ningún concepto”, insistió el Papa . “El futuro de la humanidad está en juego. Las energías y los recursos absorbidos por esta dinámica destructiva se están desviando de los verdaderos desafíos que la familia humana debería afrontar unida hoy, a saber, la paz, la lucha contra el hambre y la pobreza, la salud y la educación, y la protección de la creación”.

Elogio de la tolerancia y la diversidad religiosa

En una tierra donde la mayoría de la gente es musulmana, pero la Constitución proclama oficialmente que la nación es secular, el Papa León XIV elogió tanto la tolerancia de la diversidad religiosa como el estímulo dado a las personas de todas las religiones para practicar su fe.

“En una sociedad como la de Turquía, donde la religión desempeña un papel visible, es esencial honrar la dignidad y la libertad de todos los hijos de Dios, hombres y mujeres, compatriotas y extranjeros, pobres y ricos”, afirmó.

“Hijos de Dios”

«Todos somos hijos de Dios, y esto tiene implicaciones personales, sociales y políticas», dijo, incluyendo trabajar por el bien común y respetar a todas las personas

El Papa Francisco, quien visitó Turquía en 2014, instó a todos los creyentes en Dios a “sentir el dolor ajeno y escuchar el clamor de los pobres y de la tierra”, dijo . “Así, nos animó a la acción compasiva, que es un reflejo del único Dios misericordioso y compasivo” —como repiten con frecuencia los musulmanes— y “lento a la ira y rico en amor”, como dicen los Salmos.

Defender los vínculos sociales, la familia

El Papa León XIV animó a todos los habitantes de Turquía y a todas las personas de buena voluntad a defender los vínculos sociales, empezando por la familia.

“La gente no obtiene mayores oportunidades ni felicidad en una cultura individualista, ni tampoco mostrando desprecio por el matrimonio o rechazando la apertura a la vida», afirmó.

“Quienes desprecian los vínculos humanos fundamentales y no aprenden a soportar siquiera sus limitaciones y fragilidad”, dijo, “se vuelven más fácilmente intolerantes e incapaces de interactuar con nuestro complejo mundo”.

Al pueblo turco: valorar su diversidad cultural y religiosa

El Papa León pidió al pueblo turco que valorara su diversidad, tanto cultural como religiosa. Y les aseguró que la comunidad católica del país –unas 35.000 personas, o menos del 1% de la población–, desea contribuir.

“La uniformidad sería un empobrecimiento”, dijo el Papa . “De hecho, una sociedad está viva si tiene pluralidad, pues lo que la convierte en sociedad civil son los puentes que unen a sus miembros”.

Desafortunadamente, dijo, hoy “las comunidades están cada vez más polarizadas y desgarradas por posiciones extremas que las fragmentan”.

Acto ecuménico en Estambul

A continuación, el Papa se dirigió al aeropuerto para volar a Estambul, donde mañana viernes tiene lugar un encuentro de oración con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados y operadores pastorales. Y el acto ecuménico de oración cerca de las excavaciones arqueológicas de la antigua basílica de San Neófito en İznik, la antigua Nicea, donde tuvo lugar el primer concilio ecuménico, en el 325.

El autorCNS / Omnes

Mundo

El Papa León XIV es recibido por el presidente Erdogan en Ankara

El Papa ya está en Turquía, y ha sido recibido en el Palacio presidencial por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. León XIV ha iniciado este jueves, 27 de noviembre, su primer Viaje Apostólico, para conmemorar el 1.700 aniversario del Primer Concilio de Nicea. Del domingo 30 de noviembre al martes 2 visitará el Líbano.  

Redacción Omnes·27 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El vuelo de ITA Airways que lleva al Pontífice, su séquito y a los periodistas despegó a las 7.58 hora de Roma del aeropuerto de Fiumicino, y ya está en Ankara. Durante el vuelo, saludó a los periodistas que le acompañan. El presidente turco Erdogan le recibió en el Palacio presidencial, y por la tarde tiene un encuentro con las autoridades. Luego vuela a Estambul.

Quinto Pontífice que visita Turquía

El Papa León XIV es el quinto Pontífice que visita Turquía, y el lema de su viaje a este país es ‘Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo’. El Papa cumplió el deseo de Francisco de regresar a Turquía en mayo de 2025, tras su visita de 2014, para el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea.

El momento culminante será Iznik, en las excavaciones arqueológicas de la antigua Basílica de San Neófito. Allí, el Papa, junto con el Patriarca de Constantinopla Bartolomé, rezará mañana con una veintena de patriarcas y representantes de iglesias cristianas ante iconos de Cristo y del Concilio y el encendido de una vela.

Regalo al Papa de un icono de la Virgen de Guadalupe

Durante el vuelo, la periodista mexicana Valentina Alazraki, decana en número de viajes y años de seguimiento a los papas, pidió a León XIV establecer una relación también humana. El objetivo es poder ser “mejores puentes entre usted y el mundo y todos los países que representamos.”.

“Le regalamos un icono bizantino de la Virgen de Guadalupe, dijo, para que guíe los pasos de un Papa americano, americano del Norte por nacimiento, de corazón América del Sur. Bienvenido y muchísimas gracias”.

Mensaje de paz y unidad desde el avión

En sus primeras palabras, el Papa resaltó que “este viaje concreto a Turquía y al Líbano tiene, como sabéis, en primer lugar, el significado mismo de la unidad al celebrar los 1700 años del Concilio de Nicea. He esperado con mucha ilusión este viaje por lo que significa para todos los cristianos. Pero también es un gran mensaje para todo el mundo y, de manera especial, con la presencia de mí mismo, de la Iglesia, de los creyentes tanto en Turquía como en el Líbano”.

“Esperamos también anunciar, transmitir y proclamar lo importante que es la paz en todo el mundo.”, añadió. “E invitar a todas las personas a unirse para buscar una mayor unidad, una mayor armonía, y buscar las formas en que todos los hombres y mujeres puedan ser verdaderamente hermanos y hermanas”. 

“A pesar de las diferencias, a pesar de las diferentes religiones, a pesar de las diferentes creencias, todos somos hermanos y hermanas, y esperamos poder contribuir a promover la paz y la unidad en todo el mundo”, señaló brevemente.

El Pontífice ha confirmado a algunos periodistas su intención de viajar a España.

Telegramas a los países

Durante el vuelo hacia Turquía, como ha sido habitual en los viajes papales, el Papa León XIV ha enviado un telegrama a los presidentes de los países que iba sobrevolando. Por ejemplo, al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, señaló que su viaje desea “encontrar a esa población, especialmente con los hermanos y hermanas en la fe, alentando caminos de paz y de fraternidad”. 

Después, los saludos se dirigieron a los primeros dignatarios de Croacia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Serbia y Bulgaria, a cuyo presidente, Rumen Radev, aseguró “mis oraciones» para que Dios bendiga a la nación con los dones de la unidad, la alegría y la paz”.

El Papa León XIV es recibido en el Palacio Presidencial en Ankara, Turquía, por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan el 27 de noviembre de 2025, primera escala de su primer viaje papal al extranjero. (Foto CNS/Lola Gomez)

Llegada a Ankara y visita al mausoleo de Atatürk

El Papa León XIV fue recibido en el aeropuerto de Ankara por el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. A continuación, visitó el mausoleo de Atatürk, fundador y primer presidente de la república de Turquía, y firmó en el Libro de Honor con estas palabras. “Doy gracias a Dios por poder visitar Turquía, e invoco sobre este país y su pueblo abundancia de paz y prosperidad”. 

Por la tarde tiene lugar el encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en Turquía.

El autorRedacción Omnes

Vaticano

La Santa Sede logra un superávit de 1,6 millones

La Secretaría de Economía de la Santa Sede atribuyó el superávit de 1,6 millones de euros principalmente al aumento de las donaciones y a mejores resultados financieros.

OSV / Omnes·27 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Ciudad del Vaticano (CNS)

El Vaticano informó que cerró 2024 con un superávit de 1,6 millones de euros (1,85 millones de dólares) en comparación con un déficit de 51,2 millones de euros (59,3 millones de dólares) en 2023.

Su déficit operativo, si bien no se eliminó, se redujo casi a la mitad, pasando de 83,5 millones de euros (96,8 millones de dólares) en 2023 a 44,4 millones de euros (51,5 millones de dólares) en 2024.

Esta mejora «representa un avance significativo en la consolidación de la situación económica de la Santa Sede», declaró a Vatican News el 26 de noviembre Maximino Caballero Ledo, prefecto de la Secretaría de Economía.

«Este resultado estuvo respaldado por un aumento global de los ingresos de casi 79 millones de euros (91,6 millones de dólares) en comparación con el año anterior», afirmó el mismo día en que el dicasterio publicó el estado financiero de la Santa Sede para 2024.

Causas del superávit

El aumento de los ingresos se debió a un crecimiento del 12 % en las donaciones, un aumento del 7 % en la gestión inmobiliaria y comercial, que incluyó la venta de algunos activos heredados, y un aumento del 4 % en los ingresos del hospital, según el informe.

A pesar del «prudente control de los gastos y un esfuerzo constante por mejorar la eficiencia operativa», dijo Caballero, «se mantiene un déficit operativo de 44,4 millones de euros», que requerirá una mayor «consolidación y crecimiento» para alcanzar la plena sostenibilidad financiera mientras el Vaticano busca equilibrar su «compromiso misionero y la gestión responsable de los recursos».

El estado consolidado indica que los ingresos y gastos operativos totales de la Santa Sede fueron de 1.230 millones de dólares (1.430 millones de dólares) y 1.275 millones de euros (1.480 millones de dólares), respectivamente, lo que resultó en un déficit operativo de 44,4 millones, lo que significa que los gastos diarios continúan excediendo los ingresos recurrentes.

Sin embargo, 46 ​​millones de euros (53 millones de dólares) en rendimientos de inversión, ventas extraordinarias de activos y mayores donaciones en 2024 resultaron en un superávit final de 1,6 millones de euros (1,85 millones de dólares) para el año. Al excluir los hospitales del Vaticano del resumen, el superávit fue de 18,7 millones de euros (21,7 millones de dólares), lo que refleja el alto coste de personal y funcionamiento de sus centros de salud.

De hecho, la mayor parte del estado financiero de la secretaría mostraba cifras financieras más detalladas que excluían los ingresos y los costos de los hospitales del Vaticano para demostrar que las funciones institucionales centrales del Vaticano estaban cerca de estar equilibradas o incluso eran positivas.

Crecimiento de donaciones

Excluyendo los hospitales, el 43 % de los ingresos totales del Vaticano de 546,5 millones de euros (633 millones de dólares) en 2024 provinieron de donaciones externas y el 40 % provino de «ingresos autogenerados», como administración de bienes raíces, ventas comerciales como publicaciones y varios servicios no especificados.

Las contribuciones de la oficina de gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano completaron el ingreso operativo total de la Santa Sede a 475,4 millones de euros (551 millones de dólares) en 2024, con 71,1 millones de euros (82,4 millones de dólares) provenientes de inversiones financieras.

Distribución del gasto

Excluyendo hospitales, el 36 % de los gastos totales de la Santa Sede, de 527,8 millones de euros (612 millones de dólares), se destinó a gastos administrativos y generales, y el 33 % a gastos de personal. Dichos gastos aumentaron un 6 % con respecto al año anterior, según el informe, debido a la inflación y a un fuerte incremento en el mantenimiento de inmuebles.

El 24 % de todos los gastos, 127,9 millones de euros (148 millones de dólares), se destinó a la concesión de donaciones y otras contribuciones, que no se especificaron en el informe. Añadió que la Santa Sede aumentó sus donaciones en 2024, lo que representó «casi una cuarta parte de sus gastos».

El informe también detalló cómo gastó los “recursos dedicados a la misión apostólica”, excluyendo los hospitales.

De un total de 393,3 millones de euros (455,8 millones de dólares) gastados en 2024: 146,4 millones de euros (169,7 millones de dólares) o el 37 % de los gastos se destinaron a «apoyar a las iglesias locales en dificultad y contextos específicos de evangelización»; 56,8 millones de euros (65,8 millones de dólares) o el 14 % se destinaron al culto y la evangelización; 45,5 millones de euros (52,7 millones de dólares) o el 12 % a la comunicación; el 10 % a las nunciaturas y el 10 % a la caridad.

El 17 % restante se destinó a áreas como el apoyo a la vida eclesial, el patrimonio histórico, las instituciones académicas, el desarrollo humano, la ciencia y la cultura, y la vida y la familia, señala el informe.

El autorOSV / Omnes

Artículos

Tiempos de la Historia, tiempos de la Justicia

Javier Fernández Sebastián establece la relación entre tiempo e historia y recuerda que desde el siglo XVIII se periodizará la historia.

José Carlos Martín de la Hoz·27 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Este interesante trabajo colectivo sobre la historia, el tiempo y el derecho coordinado por Javier Fernández Sebastián, catedrático emérito de pensamiento político de la UPV,  arrancará con un breve pero intenso estudio del tiempo y de la historia que merece la pena leer muy despacio y atentamente.

Cronos

Enseguida, arrancará propiamente el estudio del tiempo con una magistral distribución de tres momentos de la materia. En primer lugar, el tiempo como “cronos”, es decir el ya clásico “tempus fugit”, en el que el tiempo se escapa de las manos, es, en definitiva, el implacable paso del tiempo.

Esto es muy interesante, porque esta concepción básica del tiempo, es en cierto modo incontrolable, agobiante y verdaderamente efímero: “el tiempo sería independiente de las personas y de los problemas” (p. 29).

Kairós

Enseguida, nuestro autor abordará el “Kairós”, es decir, el acontecimiento, el asombro, el impacto, la chispa de la vida en el tiempo, aquello que se recuerda siempre, que marcará el destino inseparable de los hombres, los llamados hitos.

Estamos, por tanto, “ante el momento de las grandes decisiones humanas” (p. 30), es un tiempo cualitativo, es el tiempo juguetón y saltarín, por tanto, tampoco dependerá de nosotros aunque llegue como fruto maduro de la sabiduría.

Clio

Finalmente, se referirá al “Clio”, es decir, la historia como jueza; el banquillo de la historia, el juicio de la historia o el espíritu de la Historia según Hegel o como diría Cicerón, la historia maestra de vida, con sus lecciones.

Es un momento que para Maquiavelo sería el arte de la política y para Baltasar Gracián sería sencillamente prudencia. En cualquier caso, será la prudencia sobrenatural y la prudencia humana juzgando, sopesadamente, las causas (p. 31). 

Resulta interesante la plastificación de estos tiempos en la historia del arte, desde las primeras impresiones de la muerte, hasta los cuadros de Goya con Clío y con la verdad devoradora (p. 33).

Por tanto, nuestro autor habría superado la famosa dicotomía del tiempo de los griegos, siempre circular y perennemente repetitivo o la versión cristiana del tiempo como línea horizontal, en progreso que tiene su comienzo, es historia, pero que salta hasta la vida eterna, tras el breve decurso de la vida terrenal.

Cristo Rey

Asimismo, mostrará a Federico II Barbarroja rompiendo la tradición de “Cristo-juez” y señor de la historia y juez universal de buenos y malos como reflejará la fiesta de Cristo Rey al finalizar el ciclo litúrgico, por la nueva figura “Emperador-juez” que empieza a perseguir cátaros y a darles muerte antes de que se conviertan en un nuevo Arrio en la Iglesia y terminen por destruir la Iglesia y la cristiandad (p. 41).

Efectivamente, Inocencio III reaccionará retomando el “munus regendi” y terminará por retomar las llaves y fundar la nefasta institución de la Inquisición para proceder con violencia en la defensa de la fe. Esto fue condenado por san Juan Pablo II el 12 de marzo del 2000, pero el mal estaba ya hecho desde el siglo XIII, con la mentalidad inquisitorial para juzgar al hombre por sus ideas y no por el corazón.

Antes de terminar, el capítulo del coordinador y maestro Fernández Sebastián, deseamos recordar sus interesantes apreciaciones acerca de la diferencia capital entre memoria histórica y juicio histórico: “toda justicia es histórica (en el sentido de pasajera y contingente) y, por tanto, no existe esa justicia supra histórica que ya obsesionó a Platón y periódicamente resurge de algún filósofo que, como es el caso de Leo Strauss, aspira a alcanzar verdades morales y políticas inmutables, en este caso un concepto de justicia a salvo de los efectos disolventes y trasformadores de la piqueta del tiempo” (p. 51).

Enseguida, terminará proponiendo un nuevo código ético que aúne a todos los historiadores de diversas tendencias, procedencias, edades, formación intelectual y cultural (p. 56).

Es muy interesante comprobar como otros discípulos del profesor de la Universidad del País Vasco toman el relevo de la obra y llevan este magnífico trabajo por otros derroteros históricos.

Por ejemplo, el investigador Marcos Reguera, profesor de pensamiento político en diversas universidades americanas y europeas retomará la cuestión de las leyes injustas y su no obligatoriedad (p. 83), puesto que “la ley y la justicia deben oponerse a la arbitrariedad” (p. 84).

También nos hablará de la historia de la teología en el cristianismo y del giro que se produjo en su seno cuando se pasó de la Iglesia que esperaba la inminente “parusía” del Señor en los primeros siglos del cristianismo a la Iglesia santificadora que ilumina el camino de la vida de los cristianos con la predicación y los sacramentos (p. 93). La conclusión es certera: “más importantes que la fe y las obras es el amor” (p. 97).

Josu de Miguel Bárcena, tratará sobre la ley de la amnistía que, junto con la nuevas constitución, avalaron el estado de derecho que fundamentó la convivencia democrática en España y que fue modélica durante muchos años, ahora es estudiada con todo detalle desde el punto de vista histórico y jurídico para concluir que fue una ley de “olvido memorable” pero que no satisfacerá el ansia de algunos enjuiciadores de la historia carentes de profunda visión histórica (p. 185).

Tiempos de la Historia, tiempos de la Justicia

Autores: Javier Fernández y Javier Tajadura (coord.)
Editorial: Marcial Pons
Nº páginas: 278
Año: 2005
Evangelización

Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, apariciones en París

La advocación de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa se celebra el 27 de noviembre, y es una de las devociones marianas más difundidas en el mundo. Tiene su origen en las apariciones de la Virgen María en París (Francia), a santa Catalina Labouré, novicia de 24 años de la Congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, en el año 1830.

Francisco Otamendi·27 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

En la noche del 18 de julio de 1830, Nuestra Señora se apareció por primera vez a la joven religiosa Catalina Labouré en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad en la Rue du Bac, París. Según Catalina, Santa María le comunicó que Dios deseaba confiarle una misión y que debía afrontar dificultades, pero que recibiría la gracia necesaria. Le habló también de tiempos difíciles para Francia y para la Iglesia, invitando a la oración y a la confianza en la protección divina.

En la segunda aparición, el 27 de noviembre de 1830, Catalina vio a la Virgen de pie sobre un globo, con rayos luminosos que salían de sus manos. María explicó que esos rayos simbolizaban las gracias que Dios quería derramar sobre quienes se lo pidieran. Fue entonces cuando pidió que se acuñara una medalla, conocida luego como la Medalla Milagrosa, con la inscripción: “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti”.

En una tercera visión, santa Catalina contempló el reverso de la medalla, donde vio la “M” entrelazada con una cruz y dos corazones: el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. Según el relato de la santa, la Virgen expresó el deseo de que quienes llevaran esa medalla recibirían abundantes gracias y protección especial. El mensaje central fue la invitación a la confianza, a la oración perseverante y a la acogida de las gracias de Dios a través de la Virgen María.

Devoción a la Medalla Milagrosa, muy extendida

La capilla de La Milagrosa está situada en el mismo París, y han sido numerosos los santos y beatos que se conoce que han llevado la Medalla Milagrosa de María y han acudido a ella. Pueden citarse, entre otros, a los santos Juan María Vianney, el cura de Ars, Juan Gabriel Perboyre, Beato Federico Ozanam, Bernardita Soubirous, Gianna Beretta Molla. También John Henry Newman, Teresa de Lisieux, Maximiliano Kolbe, Teresa de Calcuta, Josemaría Escrivá, el Padre Pío, los Paúles, Juan Pablo II, José Brochero, etcétera.

La liturgia de la Iglesia celebra mañana 28 de noviembre a santa Catalina Labouré.

El autorFrancisco Otamendi

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Evangelización

10 estrategias para los 5 gritos de los jóvenes católicos, según Life Teen

La organización Life Teen, que acompaña a numerosas parroquias en la pastoral juvenil, ha propuesto 10  estrategias ante los 5 gritos que identifica entre los jóvenes. Su informe se titula ‘Jóvenes católicos y pastoral juvenil en España' 2025.  

Francisco Otamendi·27 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

En torno al giro espiritual que parece advertirse en iconos de los jóvenes en la música y en el cine, y en datos de la propia Iglesia, es interesante el informe que acaba de lanzar Life Teen. Se trata de una radiografía de la juventud actual, con 10 estrategias de evangelización, ante los 5 gritos que advierte en los jóvenes. Su título es ‘Jóvenes católicos y pastoral juvenil en España’.

Después de 40 años acompañando a parroquias en Estados Unidos y más de 10 en España, la misión de Life Teen sigue siendo la misma: “acercar a los adolescentes a Cristo”. La intención del informe es doble. Por una parte, “ayudar a las parroquias a entender más la realidad de los adolescentes”. Por otra, “crear cultura en las parroquias de querer analizar y comprender al adolescente desde un punto de vista más global”.

A su juicio, “los adolescentes de hoy se enfrentan a una avalancha de presiones que se intensificaron con la pandemia, desde el dominio de las redes sociales en sus vidas hasta la depresión, la disforia de género y la división política”.

El target, Generación Z y generación Alfa

¿A qué denomina juventud actual el informe? Incluye a preadolescentes, adolescentes y jóvenes adultos, y pertenecen a la ‘Generación Z’ y a la ‘Generación Alfa’. La Generación Z abarca a aquellos nacidos entre 1995 y 2015, mientras que la Generación Alfa incluye a los nacidos después de 2010. En el estudio se verá que son frecuentes las alusiones a los jóvenes entre 18 y 24 años.

Por ejemplo, como dato relevante del texto, “el 28,5 por ciento de los jóvenes entre 18-24 años se considera católico”. Aunque el informe no hace los cálculos, puede estimarse que en 2025 hay cerca de 3,5 millones de jóvenes de 18 a 24 años en España. 

Si el 28,5 % se considera católico, según estimó el CIS en noviembre de 2024, eso representaría aproximadamente en torno a un millón de jóvenes.

Datos de uso de tecnología

El informe de Life Teen señala que “estas generaciones son distintas a todas las anteriores debido a la profunda influencia de la tecnología y la conectividad global en su desarrollo y en la manera en cómo se comunican, aprenden, forman opiniones y se relacionan con el mundo que les rodea. 

Como ejemplo, estos datos:

– la Generación Z tiene una capacidad de atención de 8 segundos, igual que un pez (Time);

– ven una media de 68 videos en redes sociales al día (Bussiness of Apps).

Datos sobre religión y otros 

El 43 por ciento de los adolescentes católicos dejan de creer en Dios antes de los 14 años. Y el 33 por ciento de jóvenes católicos entre 18-24 años afirman que la Eucaristía tiene un papel importante en su vida. (Estudio Footprint 2024, Univ. Pont. de la Santa Cruz).

En 2023, 1 de cada 3 adolescentes creía en la existencia de un poder superior, por 1 de cada 4 en 2020 (Springtide Research).

Un dato complementario: El 40 por ciento de los jóvenes y el 70 por ciento de las jóvenes experimentaron síntomas de ansiedad o depresión, durante 2021. Este aumento en los trastornos emocionales fue exacerbado por la pandemia de Covid-19 (Unicef España).

En 2025 los porcentajes son similares. Sólo descienden si se trata de casos graves, según datos de aseguradoras en los que no entra el texto.

Los cinco gritos de la juventud

El informe de Life Teen destaca cinco áreas críticas que impactan en los adolescentes católicos: la ansiedad, la necesidad de pertenencia, la búsqueda de propósito, la importancia de la familia y la lucha contra la soledad. 

1. Gestionando la ansiedad. 

Los autores del informe proponen construir una comunidad estable, enseñar sobre la verdadera esperanza y la paz, con formación y encuentros.

2. Sentido de pertenencia y búsqueda de comunidad

El 38 por ciento de los adolescentes siente que su vida escolar es insatisfactoria. ¿Qué podemos hacer?  Dos cosas, aseguran: Proporcionar un sentido de pertenencia y comunidad a través de los grupos de jóvenes y actividades de la parroquia. Mostrar un amor incondicional. Las comunidades católicas son fundamentales.

3. Conexiones significativas

La enseñanza católica ofrece un marco para entender el mundo y el papel que uno desempeña en él, ayudando a los adolescentes a navegar por las complejidades de la vida. 

4. Necesidad de familia

Las relaciones familiares son de vital importancia. Los padres siguen teniendo el mayor impacto en la vida de los adolescentes. Sin embargo, debido a la creciente prevalencia de estructuras familiares no tradicionales, se sugiere enseñar sobre la familia, y proporcionar una red de apoyo en la comunidad parroquial.

5. Navegando la soledad

En 2023 los adolescentes pasaron casi el 70 % menos de tiempo con sus amigos de manera presencial que en 2000. Se trata de construir una comunidad estable, fomentando interacciones.

Estrategias para una evangelización juvenil

Las 10 estrategias para una evangelización juvenil efectiva, según Life Teen, son las siguientes:

1. Catequesis intencionales, pensadas para los jóvenes de la Generaciones Z y Alfa.

2. Teología sin diluir. Es decir, profundizar en la enseñanza de la teología católica. El texto cita al obispo Robert Barron, cuando afirmó que “A los jóvenes les gusta preguntar y debatir sobre las grandes cuestiones (…). Se produce una desconexión cuando respondemos a preguntas intelectuales con una catequesis diluida”.

3. Acompañamiento.

Aumenta el número de catequistas dispuestos a ayudar y guiar a los adolescentes.

4. Evangelización digital. Uso de plataformas digitales para ampliar el alcance de la Iglesia.

5. Oportunidades significativas para servir.

6. Facilita encuentros con Cristo.

7. Equipa a los “llamados”. Formación integral a los líderes.

8. Sigue una fórmula aprobada para la Generación Z.

9. Mentalidad de abundancia, no de escasez.

10. Acompaña a los jóvenes en su búsqueda de propósito.

Capta su atención o piérdelos. El informe de Life Teen propone ofrecer recursos adaptados a esa juventud que pasa 4 horas y 15 minutos de media al día en redes sociales y que consumen grandes cantidades de contenido en formato corto a un ritmo acelerado. Deberán ser atractivos y creativos. 

El autorFrancisco Otamendi

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Evangelio

Adviento, el despertador de la Iglesia. Domingo I de Adviento (A)

Vitus Ntube nos comenta las lecturas del domingo I de Adviento (A) correspondiente al día 30 de noviembre de 2025.

Vitus Ntube·27 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Adviento ya está aquí. Con él, comenzamos un nuevo año litúrgico. El Adviento es el despertador de la Iglesia. Viene a despertarnos a todos y recordarnos que algo nuevo está comenzando. Este es el mensaje central de las lecturas de hoy. Encontramos palabras como éstas, repetidas: “En los días futuros”, “momento”, “tiempo”, “hora”, “ahora”, “despierta”, “día”. Todas señalan un nuevo comienzo.

San Pablo dice a los Romanos: “Comportaos así, reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca.” Y en el Evangelio, Jesús afirma: “Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor”.

La Iglesia nos invita a asumir dos actitudes al comenzar este tiempo: la vigilancia y la atención. Se nos invita a despertar de nuestro sueño, de la rutina, de la tibieza, de la indiferencia y prepararnos para lo que nos espera. Despertar exige dejar de lado las cosas que pertenecen a la noche y al sueño: el pecado, los malos hábitos, los vicios…, y, más bien, revestirnos de las obras de Cristo. Dejemos los pijamas, por decirlo así, y pongámonos la armadura de la luz. Pero no basta con despertar. También debemos velar, ser como el centinela, estar listos porque alguien viene.

El tiempo litúrgico de Adviento celebra la venida de Dios en dos momentos. En primer lugar, la Iglesia reaviva nuestra expectativa de la segunda venida de Cristo, su retorno glorioso; luego, a medida que se acerca la Navidad, nos llama a fijar la atención en la primera venida que tuvo lugar en la historia. Pero no termina aquí. La Iglesia también nos invita a una vigilancia, a crecer en sensibilidad y delicadeza para percibir la presencia escondida de Cristo en la realidad cotidiana. La verdad es que el Señor viene continuamente a nuestras vidas. Así como Jesús dijo a los discípulos que la venida del Hijo del Hombre sería como en los días de Noé, en medio de comer y beber, casarse y formar una familia, en medio de las actividades ordinarias.

La hora inesperada se oculta en la hora ordinaria. Está escondida en las actividades cotidianas. Mantente despierto y prepárate, porque la Eternidad ha entrado en el tiempo, ha entrado en nuestra historia, el ahora eterno en el ahora temporal, y cada momento encierra la posibilidad de un encuentro con Él. Lo que se dirigió a los discípulos ahora se dirige a todos, porque cada uno puede ahora encontrarse con Dios que viene.

El Adviento es por excelencia un tiempo de esperanza y alegría. Nuestra esperanza y nuestra alegría tienen un nombre y un rostro: Jesucristo. El Adviento nos prepara para encontrarnos con Él en la Navidad, al final de los tiempos y en cada momento de la vida cotidiana.

Cristo viene, la Alegría viene, la Esperanza viene. Los días futuros anunciados por el profeta Isaías se convertirán en realidad. Isaías, poeta y visionario, llamado “el Shakespeare de los profetas” (o si se prefiere, el Cervantes, Dante o Goethe), nos cuenta una de sus visiones en la primera lectura: un futuro de esperanza y alegría. Mientras la Iglesia concluye el año jubilar de la esperanza, el Adviento nos recuerda que la esperanza sigue viva.

El despertador de la Iglesia está sonando, no lo apaguemos. Dejemos los pijamas y mantengámonos despiertos para recibir a Cristo que viene en cualquier momento y, de modo especial, en la Santa Misa.

Vaticano

El Papa alienta a tener valor para vivir y generar vida

León XIV ha invitado esta mañana en la Audiencia a rezar por su viaje apostólico a Turquía y Líbano. Y ha alentado a tener “el valor de vivir y generar vida”, y a “descubrir el don y la aventura de la maternidad y la paternidad, y servir al Evangelio de la vida”.

Francisco Otamendi·26 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

“Mañana viajaré a Turquía y luego al Líbano para visitar a los queridos pueblos de esos países ricos en historia y espiritualidad. Será también una ocasión para recordar los 1700 años del primer Concilio ecuménico en Nicea y para encontrarme con la comunidad católica, los hermanos cristianos y los de otras religiones. Les pido que me acompañen con sus oraciones”.

Asi ha rogado el Papa a los millares de peregrinos y fieles congregados en la Plaza de San Pedro, en la Audiencia general de este miércoles. Oración por su viaje apostólico que comienza mañana.

Además, antes de dar la Bendición,  el Pontífice ha recordado que este “próximo domingo, la Iglesia retomará el nuevo ciclo de celebración de los misterios cristianos con el primer domingo de Adviento. Esta época del año nos prepara para la Navidad, despertando en todos el deseo de encontrar al Dios que viene”.

“La vida es, ante todo, un don de Dios”

El tema de catequesis de la Audiencia ha continuado el del Año Jubilar, ‘Cristo, nuestra esperanza’. El Papa ha comenzado su reflexión con “una pregunta que todos llevamos en lo más profundo de nuestro corazón: ¿cuál es el sentido de la vida?”.

El pasaje de la Escritura que acabamos de escuchar responde a esta pregunta: “la vida es, ante todo, un don de Dios, que nos ha creado por amor.”

Una de las tentaciones más frecuentes hoy en día es la falta de confianza en la bondad y el amor de Dios, ha dicho el Papa. Quizás ya no experimentamos la vida como un don porque estamos agobiados por sus cargas, “pero Cristo resucitado nos recuerda que Dios siempre es fiel a su plan de amor.”

Sin embargo, ha subrayado a los peregrinos en lengua inglesa, y a todos, “confiando en Dios, estamos invitados a participar en este plan de vida y amor generando vida”.

Vocación al matrimonio: “La aventura de la maternidad y la paternidad”

“Para aquellos de vosotros que vivís la vocación del matrimonio”, ha continuado el Sucesor de Pedro, “esto significa descubrir el don y la aventura de la maternidad y la paternidad, en las que estáis llamados a participar trayendo nuevas vidas a este mundo y preparándolas para la vida eterna. No temáis esta aventura, sino abríos con oración al don de la vida, confiando en el Dios que sabemos que nos ama”.

Poco después, diría a los polacos en la misma línea: “Que en vuestras familias no falte el valor para tomar decisiones sobre la maternidad y la paternidad. No tengáis miedo de acoger y defender a cada niño concebido: anunciad y servid el Evangelio de la vida. Dios es “el amante de la vida”, por eso custodiadla siempre con cuidado y amor. ¡A todos mi bendición!”.

Una enfermedad: falta de confianza en la vida

En la exposición general, el Papa ha subrayado que “en el mundo hay una enfermedad difundida: la falta de confianza en la vida. Como si nos hubiésemos resignado a una fatalidad negativa, de renuncia. La vida corre el riesgo de no representar más una posibilidad recibida como don, sino una incógnita, casi una amenaza de la cual preservarse para no desilusionarnos”.

Por eso, el Papa León ha dicho que “el valor de vivir y de generar vida, de testimoniar que Dios es por excelencia ‘El amante de la vida’, como afirma el Libro de la Sabiduría (11,26), es hoy más que nunca un llamado urgente”.

“Cristo es la vida”

Luego ha puesto el ejemplo de Jesús en el Evangelio, que “confirma constantemente su premura por curar a los enfermos, resanar cuerpos y espíritus heridos, volver a dar vida a los muertos”, y ha dicho que Cristo es la vida”.

“Generado del Padre, Cristo es la vida y ha generado vida sin ahorrarse hasta donarnos la suya, y nos invita a donar nuestra vida. Generar quiere decir poner vida en otro”·, ha continuado. “El universo de los vivientes se ha extendido a través de esta ley, que en la sinfonía de las criaturas conoce un admirable “crescendo” culminante en el dueto del hombre y de la mujer: Dios los ha creado según su propia imagen y a ellos ha confiado la misión de generar también a su imagen, ó sea por amor y en el amor.”

Sacerdotes de Inglaterra y Gales en su 40, 50 y 60 aniversario de ordenación

Al final de sus palabras a los de lengua inglesa, el Papa ha saludado “de manera especial a los obispos y sacerdotes de Inglaterra y Gales que celebran el cuarenta, cincuenta y sesenta aniversario de ordenación sacerdotal. Al rezar para que experimenten un aumento de la virtud de la esperanza durante este Año Jubilar, invoco sobre todos ustedes y sus familias la alegría y la paz de nuestro Señor Jesucristo”.

Mientras tanto, a los peregrinos de lengua alemana les ha dicho: “que la gracia de este Jubileo reavive en todos vosotros, peregrinos de la esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y os conceda la alegría y la paz de nuestro Redentor. Confiémonos al Señor y dejémonos guiar por Él hacia la plenitud de la vida”.

Darse a los demás

A los de lengua española, ruidosos como es habitual en la Plaza de San Pedro, en especial al final, León XIV les ha pedido darse a los demás, y también recibir la vida. Éstas han sido sus palabras.

“Pidamos al Señor la fortaleza para poder corresponder a la vida que se nos ha dado gratuitamente con una existencia entregada a su servicio. Abandonémonos a su amor para no temer las dificultades y afrontar los retos, dándonos generosamente a los demás. Recibamos la vida y a Dios que en ella se nos manifiesta: en los hijos que generemos, en las personas de las que nos hacemos responsables y en la sociedad que estamos llamados a construir”.

El autorFrancisco Otamendi

¿Estamos tolerando la violencia contra la mujer?

Ayer, 25 de noviembre, tuvo lugar el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, una buena ocasión para reflexionar sobre algunos aspectos culturales relacionados con el asunto.

26 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Dos datos de esta semana invitan a una reflexión inquietante sobre la dirección de nuestra sociedad. Por un lado, Cáritas informó que en 2024 acompañó a 4.081 mujeres víctimas de violencia machista, lo que representa un 11 % más que el año anterior. 

Por otro lado, un informe reciente de Save the Children revela que un tercio de los jóvenes considera legítimo vender imágenes eróticas propias. La causa parece estar en las plataformas como OnlyFans y los sitios de “sugar dating”, que están normalizando la mercantilización del cuerpo, especialmente entre chicas jóvenes. 

Juntar ambos datos pone de manifiesto una paradoja: mientras seguimos asistiendo a víctimas de una violencia que tiene raíces de poder, control y cosificación, también estamos normalizando la comercialización voluntaria del propio cuerpo entre las generaciones más jóvenes. 

Esto plantea preguntas incómodas sobre la eficacia de la educación sexual impartida en los colegios durante las últimas décadas. Si la educación sexual fuese suficiente, ¿por qué seguimos viendo comportamientos de riesgo y decisiones que refuerzan patrones de cosificación?

La raíz del problema parece ir más allá de la información: no se trata solo de enseñar sobre anticoncepción o derechos sexuales, pues la visión individualista de la toma de decisiones —la idea de que “todo está permitido mientras sea una elección personal”— no está ayudando a que jóvenes y adultos elijan de manera que protejan su dignidad y seguridad. 

El autorJavier García Herrería

Redactor de Omnes. Anteriormente ha sido colaborador en diversos medios y profesor de Filosofía de Bachillerato durante 18 años.