Libros

Una “apuesta católica” desde la sociología

Chiara Giaccardi y Mauro Magatti ven en las ideas de Benedicto XVI y de Francisco una continuidad que puede devolver al catolicismo el contacto con una realidad cambiante. Así lo exponen en el libro “La apuesta católica”, publicado en 2019 con bastante resonancia.

Andrés Cárdenas Matute·9 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

Los sociólogos italianos Chiara Giaccardi y Mauro Magatti, casados desde 1985, con siete hijos entre naturales y adoptados, ambos profesores universitarios en Milán, han escrito un libro en el que recogen sus ideas sobre las características que deberá tener una “apuesta católica” para el futuro (La scommessa cattolica, Il mulino, 2019). Son autores de alrededor de una docena de ensayos, siempre en torno a las relaciones entre fe, sociedad y futuro, además de activos conferenciantes. Su última obra, Supersocietà, ha sido publicada este año, en donde analizan si todavía tiene sentido apostar por la libertad después de la pandemia y en medio de un mundo en guerra.

En La scommessa cattolica se distancian tanto de la nostalgia por una situación anterior, supuestamente mejor en la Iglesia, como de la afirmación acrítica de todo lo que ha traído la modernidad; están convencidos de que vivimos un momento en el que no cabe el “siempre se ha hecho así”, ni un simple “mantenimiento ordinario”, sino recordar con audacia que el cristianismo tiene algo nuevo que decir en cada situación histórica. “Hacen falta –sostienen– palabras en camino, que busquen dar voz y forma a la difusa sensación de precariedad; palabras capaces de transmitir la experiencia de la fe en donde, como dice Michel de Certeau, la misma estabilidad significa empujar más allá, hacia la búsqueda de nuevas vías de presencia y de narración”.

La “abstracción”, una enfermedad de la razón

Las tesis de Giaccardi y Magatti –esta “búsqueda de nuevas vías”– son difíciles de organizar sistemáticamente, pero su tronco se podría resumir en lo siguiente: sufrimos, como cultura, una enfermedad de la razón, atrofiada en una utilización puramente instrumental, agudamente descrita en numerosas ocasiones por Benedicto XVI; y de esa situación solo podremos curarnos si seguimos algunas intuiciones del Papa Francisco, que se dirigen a intentar despertar de esa suerte de parálisis, poniendo en acción a las manos y al espíritu.

El camino comienza reconociendo esa crisis que sufre occidente, propiciada por la espada de doble filo que supuso la alianza establecida entre el cristianismo y la razón. Ciertamente, es una alianza que está en el corazón de la Iglesia, pero que en cierto momento tomó una deriva que finalmente nos alejó de la realidad concreta para arrojarnos a lo que llaman “el mundo de la abstracción”. Siguiendo de cerca a Romano Guardini, aclaran que “no es una crítica a la ciencia, que es una conquista irrenunciable de la humanidad, sino a la absolutización del lenguaje científico: un lenguaje que construye sus propios objetos y que, cuando pierde la tensión con lo que no es fabricable, medible, disponible, toma una deriva mortal”. Cuando esta abstracción se convierte en la única manera que utilizamos para ver la realidad –como, de hecho, ha sucedido–, nos acostumbramos a separar lo que está unido, a contraponer lo que en realidad es recíproco; sucede, por ejemplo, con las dicotomías vida-muerte, cuerpo-espíritu, razón-sentimiento, forma-materia, hombre-mujer, sujeto-objeto, bien-mal, individuo-sociedad, ser-devenir, etc. El anhelo positivo por dar razón de la propia fe puede terminar por encerrarlo todo en teorías que se alejan de lo concreto.

Quizás la abstracción más dolorosa suceda cuando tratamos de comprendernos nosotros mismos, cuando estudiamos al “yo” como algo aislado de lo que nos rodea: familia, comunidad, cultura, historia, Dios. La consecuencia inevitable de este “yo abstracto” es una soledad sin precedentes. Según los estudios a los que acuden, el porcentaje de familias constituidas por una sola persona crece de manera alarmante hasta ser el 90% en lugares como el centro de Manhattan, pero en grandes capitales europeas ronda el 50%. Nos pensamos como seres con una gran capacidad de autonomía, como si la felicidad dependiera solo de nosotros mismos, pero terminamos chocando con una realidad que, aunque la mantengamos oculta de las redes de exposición pública, siempre es distinta. Es paradójico que en la era de la transparencia el sufrimiento individual se lleve en secreto.

Para salir de esta situación, Giaccardi y Magatti concluyen que no sirve solamente la razón, “no basta hablar del bien y querer transformarlo en discurso; sobre todo si el bien está tan intelectualizado que ya no consigue encender las energías espirituales, ni siquiera las más básicas para que cualquier forma religiosa pueda generar una vida auténtica y poner la realidad en movimiento”.

Una estrategia en dos flancos: el descarte y el misterio

Es entonces cuando los sociólogos ven en la continuidad Francisco-Benedicto XVI la clave para una “apuesta católica” que pueda volver a contactar la realidad. Benedicto XVI realizó un diagnóstico preciso de nuestro tiempo al reconocer la pérdida de la capacidad de la razón para iluminar la fe. A pesar de los anuncios proféticos de muchos –también de pontífices anteriores– sobre la deriva absoluta que se vislumbraba en una razón puramente técnica, se trató de un movimiento difícil de revertir. La pregunta siempre fue: ¿cómo abrir nuestra razón, más allá de su funcionalidad técnica? 

Y aquí es donde entra en juego la respuesta de Francisco: la razón no se abre por caminos intelectuales. “La razón –escriben Giaccardi y Magatti– se abrirá solo si se dispone a dejarse interpelar por la realidad. Porque de la realidad, escuchada y amada, es de donde vendrán los argumentos indispensables para huir del dominio de la razón instrumental, asociada al radical nihilismo cultural que la sostiene y que la hace intolerable. Es justamente en esta apertura en la que el cristianismo puede y debe jugar su propia apuesta. Asumiendo una postura dinámica que se deja provocar por la experiencia humana, sobre todo por aquella que está abandonada en los márgenes y que, al contrario de lo que se piensa, constituye la verdadera linfa de regeneración”. Solo en el contacto con lo periférico es desde donde puede surgir sangre nueva.

“Para conseguir la tarea que Ratzinger ha delineado de manera tan precisa en el plano intelectual –explican–, no existe otra manera que seguir la vía de Bergoglio”. Y trazan una posible estrategia que se despliega, inicialmente, en dos flancos: en el del descarte y en el del misterio; tomar en serio el problema del prójimo y tomar en serio el problema de la oración. En estas dos fronteras la Iglesia se juega la recuperación del “sentido religioso” que parece muchas veces perdido. 

La primera frontera –la de recuperar lo descartado de la sociedad– no se trata de un “humanismo” o un buenismo en el que, otra vez, nosotros mismos somos el centro, sino que se trata más bien de dejarnos empujar hacia ese lugar de encuentro que nos puede salvar; convertir al prójimo, sobre todo al prójimo de las periferias, en ventanas desde las cuales podemos mirar nuevamente el mundo. En la segunda frontera se encuentra aquel gran vacío que el hombre contemporáneo, lleno de todos sus deseos cumplidos, no sabe dónde llenar: ir en búsqueda del alfabeto perdido de la oración. Si el cristianismo siempre ha partido del deseo de Dios que está en lo profundo del corazón humano, el principal objetivo del modelo económico dominante es justamente convencernos de que no existe ningún deseo que no pueda ser satisfecho dentro de sus mecanismos –y, por lo tanto, ninguna necesidad de salvación–. De hecho, el mercado depende del deseo inextinguible, depende de entrar en relación cercana con ese movimiento. Y esto no tiene que ver solo con satisfacer necesidades materiales, sino también con el sentido de misterio que la tecnología busca también secuestrar. 

Por eso, Giaccardi y Magatti abogan por “una oración que es palabra, liturgia, sacramento, rito, pero también, y antes que todo, silencio. Esta es una gran responsabilidad de la Iglesia en la esfera pública contemporánea: antes y más que la exhibición de certezas graníticas, antes y más que una participación colectiva, estamos llamados a mantener vivo en la ciudad el fuego de la oración como capacidad de inhabitar nuestra soledad, de enfrentarnos con los horizontes últimos de la existencia, de inclinarnos frente al misterio de la vida. De contemplar. Es decir, de escuchar: acto originario y distintivo del creer, que huye de las falsas certezas de la idolatría para aceptar caminar por senderos no trazados, siguiendo la voz que llama”.

Pueblo, testimonio, libertad, fe

Hasta aquí lo que podría ser un hilo conductor de la obra de Giaccardi y Magatti. Entre los varios otros temas que van surgiendo al hilo de esas consideraciones, quizás hay cuatro especialmente importantes, cara a repensar una “apuesta católica” de futuro. Por un lado, ese aislamiento del “yo” del que se habló, al darse en medio de una cultura hipermediatizada en la que en raras ocasiones tenemos contacto directo con la realidad, dificulta la generación de un “pueblo”, preocupación que los autores comparten también con Francisco. Sostienen que la Iglesia tiene vocación necesariamente popular en el sentido en que se propone a todos, no solo a pequeños grupos; y, en esta tarea, ha de tener siempre en mente las condiciones de vida de sus contemporáneos, sus esperanzas y sus miedos, ya que es allí en donde se inserta el mensaje evangélico, en medio de una comunidad que comparte camino. En cambio, la enfermedad de la que puede ser víctima un pueblo individualizado es el populismo, que se aprovecha de la fragmentación y de la abstracción, unidas a la necesidad de pertenencia. 

Giaccardi y Magatti piensan que la religión tiene más posibilidades que la política de sanar las enfermedades de un pueblo individualizado, también a pequeña escala, en comunidades más reducidas, pero siempre que se enfoque en generar una experiencia. “Ningún discurso tendrá la fuerza para hacer un hueco en la pantalla, y menos un hueco en la conciencia europea, si no nace de una experiencia, de una realidad atravesada y amada. Por eso hay que insistir en lo que se ha dicho desde cátedras importantísimas: hoy el único lenguaje que puede hablar es el lenguaje del testimonio, es decir, de la experiencia que habla (…). En este punto se puede hablar incluso sin palabras; y no para dar reglas, sino para inspirar nueva vida (…). Todo esto suponiendo que, como católicos y como Iglesia, hayamos efectivamente visto algo”.

Además, reconocen en la Iglesia un desafío antropológico importantísimo, el de compaginar fe y libertad; un conflicto cuyas raíces más específicas pueden remontarse al menos hasta Lutero. Se trata de un desafío al que es suficiente responder con generalizaciones, y menos cayendo en las imposiciones de las que justamente se pretende huir. Citando a Maritain, ambos sostienen que es más claro que nunca que “o el cristianismo es capaz de calificarse como la religión de la libertad o simplemente no conseguirá hablar al hombre contemporáneo”.

Finalmente, al contemplar el gran giro cultural vivido desde los años sesenta hacia acá en cuanto a nuestra comprensión de la autoridad, a la transformación de la comunicación, con el liberalismo y su énfasis en la elección individual, etc., es lógico que hayan existido también cambios en nuestra relación con la fe. De alguna manera, ya no es pensable una “fe de adhesión” que suponía “corresponder de la manera más precisa posible a una regla de vida externa que el sujeto asumía como propio punto de referencia; con la carga de deber, esfuerzo, disciplina que eso implicaba, en el intento de conformarse a ese ideal”. Con la carga añadida de que este modelo podía legitimar un poder que custodia ese “deber-ser”, en donde la deriva violenta no es impensable. Además de que nada indica que un modelo así sea el modelo evangélico, adecuarse a un modelo externo es insostenible cuando el ambiente deja de empujar en la misma dirección. La “búsqueda de nuevas vías” también necesita descubrir alternativas a esa “fe como adhesión” –algunas quedan incoadas en su libro–: caminos que descubran en la modernidad un terreno fértil en donde puede crecer el Evangelio.

El autorAndrés Cárdenas Matute

Vaticano

“Plenamente humanos y plenamente cristianos”: la invitación del Papa a los formadores

En las últimas semanas, el Papa ha celebrado varias audiencias en el Vaticano con grupos e instituciones dedicadas a la educación civil y religiosa. Es el caso de la Unión Mundial de Profesores Católicos, los Formadores de América Latina, el Instituto Claretianum y el Colegio Nepomuceno.

Giovanni Tridente·9 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Totalmente humano y totalmente cristiano. Esto es lo que, en opinión del Papa Francisco, debe caracterizar al educador de hoy, porque “no hay humanismo sin cristianismo” y viceversa. 

Una tarea arraigada en el tiempo y la cultura de hoy, a través de personalidades ricas y abiertas, “capaces de establecer relaciones sinceras” con sus alumnos, comprendiendo “sus necesidades más profundas, sus preguntas, sus miedos, sus sueños”.

Así lo ha confiado el Pontífice en las últimas semanas, al recibir en audiencia en el Vaticano a los participantes en la Asamblea General de la Unión Mundial de Profesores Católicos (UMEC), acompañados por el cardenal Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. De hecho, la institución ha elegido recientemente su nuevo Comité Ejecutivo y se encuentra en una fase de relanzamiento, como señaló el propio Santo Padre durante el encuentro.

Oportunidades de revitalización

Uno de los retos, de hecho, es el del “cambio generacional, que afecta especialmente a los líderes”. El Papa invitó a considerar dicha renovación “como el comienzo de una nueva misión, como una oportunidad para relanzar con fuerza” las actividades de la organización destinadas a servir y acompañar a los profesores católicos de todo el mundo, en una red que pretende cultivar y mantener su identidad como cristianos comprometidos en el mundo. 

No es casualidad que uno de los aspectos destacados por el Pontífice sea la capacidad de “dar testimonio -ante todo con la vida y también con la palabra- de que la fe cristiana abarca a toda la humanidad” y es portadora de “luz y verdad en todos los ámbitos de la existencia, sin excluir nada, sin cortar las alas a los sueños de los jóvenes, sin empobrecer sus aspiraciones”.

La misión educativa debe entenderse, en esencia, como una oportunidad que deja huella en la vida de las personas, ya desde niños y luego como adolescentes y jóvenes; de ahí que sea una gran “responsabilidad” y al mismo tiempo una oportunidad “para introducirlos, con sabiduría y respeto, en los caminos del mundo y de la vida”, mediante un acompañamiento que los haga capaces de “abrirse a lo verdadero, a lo bello, a lo bueno”.

Un arte que se ha de cultivar

La capacidad de educar, evidentemente, es un arte que hay que “cultivar y acrecentar continuamente”, mediante una actualización constante y evitando la rigidez, sabiendo muy bien que “¡no se trabaja con objetos, sino con sujetos!” Por ello, no es secundario desarrollar también habilidades empáticas y comunicativas, atentas a los lenguajes y formas culturales de la época actual, para compartir mutuamente “la alegría del conocimiento y el deseo de la verdad”. Esto no significa caer en la trampa de la “colonización ideológica” -advirtió el Papa Francisco- sino saber discernir lo que es verdaderamente edificante para la personalidad humana.

En esta línea va también todo el contexto del Pacto Mundial por la Educación, que el propio Pontífice lanzó hace tres años como una oportunidad para implicar a múltiples instituciones educativas con vistas a una alianza capaz de “formar personas maduras, capaces de superar fragmentaciones y contrastes” y, en consecuencia, una humanidad más fraterna y pacífica. Un llamamiento sin duda dirigido a los educadores católicos, y que hoy adquiere toda su urgencia e importancia dado el contexto de guerra a las puertas de Europa.

Siguiendo con el tema de la formación, a principios de noviembre se celebró en el Vaticano un Curso para Rectores y Formadores de Seminarios de América Latina y el Caribe, por iniciativa del Dicasterio para el Clero. El Papa les dirigió un discurso a distancia y, en cambio, les entregó un texto preparado, invitándoles a leerlo y profundizar en él más adelante.

Proximidad y cercanía

Uno de los aspectos que destacó en su discurso espontáneo es el de la “proximidad” y la “cercanía”, que son una emanación directa de Dios, que siempre está cerca “con misericordia y ternura”. Esta es la misma actitud que deben asumir también los pastores de almas, y ciertamente deben ser educados para ello a lo largo de todo el proceso de su formación, evidentemente ya desde los años de seminario. 

En el texto preparado para la ocasión, el Papa explicaba, no por casualidad, que la formación de los futuros sacerdotes “está en el corazón de la evangelización”, por lo que requiere calidad, y ésta no puede lograrse sin una “visión antropológica integral” que aúne las cuatro dimensiones de la personalidad del seminarista: humana, intelectual, espiritual y pastoral, como ya se ha explicado en varias ocasiones y como recoge la propia Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis.

Desde el punto de vista del formador, no hay que olvidar que educa “con su vida, más que con sus palabras”, por lo que él mismo debe brillar con la “armonía humana y espiritual”, que -siempre según el Papa Francisco- se desarrolla y consolida a través de “la capacidad de escucha y del arte del diálogo, que naturalmente están anclados en una vida de oración”, verdadero ámbito donde esta capacidad “germina, florece y da frutos”

Influencia positiva y abierta

Antes incluso que a los profesores y formadores de los seminarios, el Papa Francisco se había dirigido también a la Comunidad del Instituto de Teología ‘Claretianum’, que desde hace más de 50 años se dedica a la formación en temas de Vida Consagrada como organismo de especialización incorporado a la Universidad Pontificia Lateranense y en el espíritu del santo arzobispo y misionero español Antonio María Claret.

Existen centros similares en Madrid, Manila, Bangalore, Bogotá y Abuja, y con su servicio (jornadas de estudio, congresos, revistas, acompañamiento en los capítulos de institutos y congregaciones) en las últimas décadas han contribuido, según el Santo Padre, “a ofrecer un rostro más humano a la vida consagrada”: “vuestra influencia ha sido positiva, siempre abierta, alejando siempre temores que no tenían fundamento”.

Un verdadero “testimonio” -de nuevo- que fomente “la opción por los pobres y la solidaridad, la fraternidad sin fronteras y la misión en constante salida”. Formarse en estas cualidades hace más apreciable el don de la vida consagrada y su misión en la Iglesia y en el mundo, dijo convencido el Pontífice.

Cultivar la vida comunitaria

En esta línea también debemos cultivar, y cultivar bien, la vida comunitaria como verdadera “fidelidad en el seguimiento de Jesús según el espíritu de los Fundadores” y como contraste al individualismo cada vez más extendido. Esta actitud se expresa en la capacidad de “vivir la interculturalidad como camino de fraternidad y misión” y también en el intercambio intergeneracional entre los miembros de la comunidad, especialmente entre “los viejos” -que “deben morir soñando”- y “los jóvenes”“que hacen soñar a los viejos” y ocupan su lugar.

También a los miembros del Claretianum y a los formadores del seminario, el Papa les instó al estilo de cercanía, compasión y ternura, sin cansarse de “ir a las fronteras, incluso a las del pensamiento”, abriendo así caminos y acompañando con audacia. Es fundamental -como ya subrayó San Juan Pablo II en Vita consecrata– no perder de vista la formación teológica, la reflexión y el estudio, porque esto empobrecería el apostolado y lo haría superficial.

La primacía de la conciencia

De la primacía de la conciencia sobre cualquier poder mundano, el Papa habló finalmente a la comunidad del Colegio Nepomuceno, un seminario pontificio romano destinado principalmente a estudiantes de nacionalidad checa, aunque en los últimos años se ha abierto también a otras nacionalidades, como asiáticos y africanos. La idea estaba ligada a la figura y al testimonio de este Santo que da nombre al Colegio, un sacerdote bohemio que murió mártir por mantenerse fiel al secreto de la confesión. Esta “raíz de coraje y firmeza evangélica” -sugirió el Papa Francisco- debe convertirse en una advertencia para no caer en la “mundanidad espiritual”, lo peor que le puede pasar a la Iglesia y a una persona consagrada. 

San Juan Nepomuceno también fue puesto como ejemplo para que los futuros sacerdotes “construyan puentes donde hay divisiones, distancias, incomprensiones” y se conviertan en “humildes y valientes instrumentos de encuentro, de diálogo entre personas y grupos diferentes y opuestos”, donde se puede encontrar una peculiar originalidad y al mismo tiempo una humanidad común.

Lecturas del domingo

Paciencia en la oscuridad. III domingo de Adviento (A)

Joseph Evans comenta las lecturas del III domingo de Adviento y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·9 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Mientras Juan estaba encadenado en la oscura y húmeda mazmorra de Herodes, la profecía de Isaías que escuchamos en las lecturas de este domingo debió de resultarle difícil de creer: “El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá […] con gozo y cantos de júbilo. Le ha sido dada la gloria del Líbano […] Contemplarán la gloria del Señor, la majestad de nuestro Dios”. Allí, en aquellas miserables profundidades, había pocos signos evidentes de la gloria y la majestad de Dios. ¿Pensaría Juan en estas otras palabras mientras el soldado entraba a cortarle la cabeza: “Decid a los inquietos: ‘Sed fuertes, no temáis. ¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará’”? No había una salvación obvia.

Aceptémoslo: muchas veces el Adviento canta una alegría que no vemos. “Entrarán en Sion con canticos de júbilo; alegría perpetua a la cabeza; siguiéndolos, gozo y alegría, pena y aflicción se alejarán”.

Pero, antes de morir, Juan había conseguido enviar unos mensajeros a Jesús para preguntarle: “¿Eres tú el que ha de venir, o hemos de esperar a otro?”. ¿Buscaba Juan su propio beneficio? ¿Empezaba a tener dudas? ¿O era por el bien de sus discípulos, para dirigirlos hacia Jesús ya que él, Juan, sabía que su propio tiempo en la tierra se estaba agotando? Lo sabremos en el cielo; pero Jesús apuntó a los milagros que estaba haciendo, todos ellos signos que cumplían las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías como aquel que daría la vista a los ciegos, haría caminar a los cojos y oír a los sordos, daría vida a los muertos y predicaría a los pobres. Nuestro Señor alabó luego a Juan el Bautista por su austeridad de vida: había elegido la pobreza en la alimentación, en el vestido y en la vivienda. Esta fidelidad le había convertido en el mayor de todos los profetas.

Y aquí está la cuestión: el Adviento no es todavía la plena revelación de Dios. Es la preparación para ella. Tiene un elemento de oscuridad, incluso de mazmorra. Para triunfar en la tierra -y para preparar su triunfo final y definitivo-, Dios necesita hombres y mujeres fieles que estén dispuestos a perder incluso su vida. Son gente del Adviento, los otros Juanes, que están dispuestos a sacrificar la comodidad, la libertad, la luz y la vida para preparar el camino a Dios. Se convierten en el camino de Dios, en su autopista, para que él la recorra. Pero ser autopista no es cómodo: implica ser pisado y expuesto a los elementos. Dios acabará triunfando, pero sólo mediante el sacrificio y el sufrimiento de las almas fieles, principalmente de Cristo mismo y, en él, de sus mártires. Esto requiere mucha paciencia, como explica Santiago en la segunda lectura. Porque Juan, en sus cadenas y en sus tinieblas, renunció al movimiento, a la luz y, finalmente, a su vida, otros han llegado a caminar, a ver y a vivir.

La homilía sobre las lecturas del domingo III de Adviento

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Vaticano

Las diez peticiones que el Papa Francisco ha encomendado a la Inmaculada durante su pontificado

Este 8 de diciembre de 2022, es la décima vez que el Papa Francisco vuelve a los pies de la estatua de la Inmaculada Concepción, en la Plaza de España de Roma, para un Acto de Veneración. Una cita a la que no quiso faltar ni siquiera en los momentos más oscuros de la pandemia, los dos últimos años, cambiando la modalidad y presentándose entonces ante la Virgen a solas, de madrugada, en forma privada.

Giovanni Tridente·8 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Este año se ha recuperado la tradición y para dar la bienvenida al Papa Francisco han vuelto a ser numerosos los peregrinos y enfermos, que han rodeado ordenadamente la plaza, como en un gran abrazo, por los laterales de la histórica plaza Mignanelli, a la que da también el majestuoso edificio que alberga la Embajada de España ante la Santa Sede.

Nos parece interesante, en esta ocasión, recorrer las peticiones de encomienda que el Pontífice ha dirigido a la Virgen María hasta la fecha en el día en que celebramos su Inmaculada Concepción, dogma de la Iglesia establecido por Pío IX el 8 de diciembre de hace 168 años (1854) con la bula Ineffabilis Deus.

2022 – El amor filial de los que anhelan esperanza y consuelo

En la oración de este año, que siguió a la más que centenaria visita a la Basílica de Santa María la Mayor ante el icono de la Salus Populi Romani, el Papa Francisco comenzó recordando las muchas «flores invisibles» que son las invocaciones y súplicas, a menudo silenciosas, sofocadas u ocultas, de los fieles a la Virgen Inmaculada. Y dijo llevar a los pies de la Virgen «el amor filial» de los que anhelan esperanza y consuelo, «las sonrisas de los niños»; «la gratitud de los ancianos y de los mayores», «las preocupaciones de las familias», «los sueños y las angustias de los jóvenes», que sufren una cultura rica en cosas pero pobre en valores… La referencia a Ucrania y al pueblo atormentado que implora la paz era inevitable. La esperanza final es que el odio venza al amor, la mentira a la verdad, la ofensa al perdón y la guerra a la paz.

2021 – Curar y sanar enfermedades, guerras y crisis climáticas

El año pasado, con las restricciones aún vigentes debido a la emergencia sanitaria, el Papa Francisco acudió a la Plaza en privado, hacia las 6 de la mañana, depositando una cesta de rosas blancas en la base de la columna que sostiene a la Virgen María. La oración que dirigió en aquella ocasión se refería -según el relato del director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede- «al milagro de la curación, por los numerosos enfermos; de la sanación, por los pueblos que sufren duramente las guerras y la crisis climática; y de la conversión, para que derrita el corazón de piedra de quienes levantan muros para alejar de sí el dolor ajeno».

2020 – Para los afligidos por el desánimo

El año anterior, en 2020, hubo lluvia para hacer compañía al Pontífice en una plaza igualmente desierta; en un primer momento la Santa Sede había anunciado que el Acto no tendría lugar, por lo que la sorpresa fue mayúscula cuando pocas horas después se supo que el Papa no había faltado a la cita. Dada la circunstancia del período pandémico en su momento más duro, la oración de encomienda se refería a todos los que en la Ciudad de Roma y en todo el mundo están «afligidos por la enfermedad y el desaliento». Tras la Plaza de España, el Papa se dirigió a Santa Maria Maggiore, donde celebró una misa en la Capilla del Pesebre.

2019 – Libre de las adicciones más feroces y de las ataduras más criminales

La oración recitada en 2019 contenía una referencia explícita a los muchos tipos de «corrupción», que son mucho más peligrosos que ser pecadores que luego se arrepienten, pues cuando afecta al corazón, la corrupción representa «el peligro más grave»: «las malas intenciones y el egoísmo mezquino». Sin embargo, la súplica de intercesión del Papa se refiere al salvavidas, que a través de María puede llegar a los oprimidos por la desconfianza a causa del pecado, para que incluso en la oscuridad más densa brille siempre «un rayo de la luz de Cristo resucitado», que rompe las cadenas del mal y libera de las adicciones más feroces y de las ataduras más criminales.

2018 – Experimentar la dulce alegría de evangelizar

Para que el cuidado de cada uno haga la ciudad «más bella y habitable para todos» y a quienes desempeñan funciones de responsabilidad les una «sabiduría, previsión, espíritu de servicio y colaboración». La oración para 2018 está dedicada a Roma y su diócesis, con especial atención a los párrocos, consagrados y colaboradores laicos, para que todos experimenten «la dulce alegría de evangelizar». El Papa reza también a la Virgen Inmaculada para que esté cerca de quienes, no sólo en Roma, sino también en Italia y en todo el mundo, viven situaciones de marginación e indiferencia.

2017 – Despojarse del orgullo y la arrogancia

En la quinta ocasión en que el Santo Padre veneró a Nuestra Señora de la Escalinata Española, la petición se refería al apoyo en la capacidad de desarrollar «anticuerpos» contra virus como la indiferencia, la «grosería cívica», el «miedo al diferente y al extranjero», el transformismo que se disfraza de transgresión y la explotación de hombres y mujeres. La ayuda consiste también en despojarnos del orgullo y la arrogancia «para reconocernos como realmente somos: pequeños y pobres pecadores, pero hijos tuyos».

2016 – Cerca de los niños, las familias, los trabajadores, los perdidos y los despreciados

En el centro de la oración de 2016 están los niños -solos, abandonados, engañados y explotados-, las familias -que están ocupadas pero también sufren la fatiga de tantos problemas-, los trabajadores -tanto los que la tienen como los que la han perdido o no la encuentran-. Debemos aprender a mirar a todos «con respeto y gratitud, sin intereses egoístas ni hipocresía», pero también a tocar con ternura a los pobres, enfermos, despreciados, perdidos, solos. La ayuda de María consiste en comprometerse a fondo «para renovarnos a nosotros mismos, a esta ciudad y al mundo entero».

2015 – La victoria de la Divina Misericordia sobre el pecado

«Mirándote a ti, Madre Inmaculada, reconocemos la victoria de la Misericordia divina sobre el pecado y todas sus consecuencias» es la invocación para 2015, donde el Papa espera el renacimiento de la esperanza en una vida mejor para todos y la liberación de «esclavitudes, rencores y miedos», seguro de la cercanía de la Virgen, que acompaña, está cerca y sostiene a sus hijos en cada dificultad.

2014 – Aprender a ir contracorriente

Que la humanidad se libere de toda esclavitud espiritual y material para que «en los corazones y en los acontecimientos prevalezca el designio salvífico de Dios», es la invocación que el Papa Francisco dirigió en la segunda ocasión que visitó a la Virgen en la Plaza de España, y ya en aquella ocasión había hablado de superar el orgullo, de hacerse misericordioso con los hermanos, de aprender a «ir contracorriente»: entregarse, guardar silencio, liberarse de lo superfluo, escuchar y «dejar espacio a la belleza de Dios, fuente de la verdadera alegría».

2013 – Despertar un renovado deseo de santidad

Nueve meses después del inicio del pontificado, el primer acto de veneración recuerda el «deseo de santidad» que la Virgen María suscita en sus hijos, para que sepan hacer brotar «el esplendor de la verdad», resonar «el canto de la caridad», hacer presente «la belleza del Evangelio» a través de corazones habitados por «la pureza y la castidad». Que no dejen indiferente el llanto de los pobres, el sufrimiento de los enfermos, la soledad de los ancianos, la fragilidad de los niños, y que «toda vida humana sea amada y venerada por todos nosotros».

Vaticano

La persecución de los judíos durante el pontificado de Pío XII

El historiador Johan Ickx (Archivo de la Sección de Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado) explica la decisión del Papa Francisco de digitalizar la serie "Judíos"

Antonino Piccione·8 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Pío XII es una figura controvertida. Por un lado, protagonista de reconocidas acciones para proteger a las víctimas del nazifascismo, especialmente en los dramáticos meses de la ocupación de Roma; por otro, acusado por demasiados «silencios» ante las dramáticas noticias que llegaban al Vaticano, ya en 1939, desde los territorios ocupados por Hitler, empezando por Polonia.

En 2020, el Archivo Apostólico Vaticano puso a disposición de los estudiosos los documentos del pontificado de Pío XII. Gracias a esta extraordinaria oportunidad de investigación, ahora es posible realizar un análisis más completo y una interpretación más precisa de un pasaje crucial de la historia del siglo XX.

Por voluntad del Papa Francisco, desde el pasado 23 de junio, ese precioso patrimonio de documentos, que incluye 170 volúmenes, está en gran parte disponible en internet en versión digital, de libre acceso para todos.

Además de la fotocopia de cada documento individual, el archivo ha puesto a disposición un fichero con el inventario analítico de la serie, en el que se han transcrito los nombres de los beneficiarios de las ayudas que figuran en los documentos. Hasta ahora se puede consultar el 70% del material total, que se completará más adelante con los últimos volúmenes.

Durante un encuentro promovido por la Asociación ISCOM sobre la Persecución de los Judíos durante el pontificado de Pío XII (encuentro al que han asistido más de 30 vaticanistas), Johan Ickx, responsable del Archivo Histórico de la Sección de Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado, ha explicado los motivos de la decisión del Papa Francisco de digitalizar la serie archivística Judíos, poniéndola a disposición de todos.

La decisión del Papa, además de dar un nuevo impulso a la investigación historiográfica, facilitará a los familiares de los perseguidos la reconstrucción de las historias de sus parientes que pidieron ayuda a la Santa Sede durante la Segunda Guerra Mundial.

«La serie judía es un poco especial», señala Ickx, «porque normalmente las series de nuestros archivos históricos de la Secretaría de Estado se distinguen por el nombre de un Estado, con el que la Santa Sede tenía relaciones bilaterales normales en un periodo histórico determinado.

Bajo el pontificado del Papa Pacelli, alrededor de 1938, se creó repentinamente una serie de archivos con este nombre – «judíos»- como si, para la Santa Sede, se tratara de una nación específica. La serie permaneció abierta hasta el 46 y luego, con el fin de la Segunda Guerra Mundial, se cerró».

No es la primera vez que el Papa Francisco promueve este tipo de iniciativas. En el pasado había querido abrir por adelantado los archivos del Vaticano sobre los años de la dictadura en Argentina, para ayudar a las familias de las víctimas a descubrir las verdades que los propios archivos podrían haber ocultado.

El Vaticano ya había dado un paso en esta dirección en los años 70, durante el pontificado de Pablo VI, con la publicación de las Actas y documentos del Santuario relativos al periodo de la Segunda Guerra Mundial.

Ahora se ofrece a cualquier internauta la posibilidad de ver, en formato pdf, todas las peticiones de ayuda dirigidas a la Santa Sede por los perseguidos y, a continuación, los expedientes resultantes sobre las personas, familias o grupos que pidieron ayuda al Papa Pío XII.

En opinión de Ickx, «será interesante ver cómo las universidades, las asociaciones que se ocupan de este tipo de investigación, pero también los Museos de la Shoá de todas las ciudades europeas, trabajarán sobre estos documentos. Estos centros de documentación pueden ahora recurrir a este material más fácilmente y en tiempo real».

En su libro «Pío XII y los judíos» de 2021, Ickx demuestra la voluntad de la Santa Sede de ayudar a los perseguidos por el nazifascismo. Pero también su incapacidad a menudo, porque muchas veces la Santa Sede se vio obstaculizada: «Los nazis estaban presentes en media Europa en ese momento e impedían cualquier iniciativa de ayuda. Pero también el régimen fascista de Italia llevó a cabo una persecución y, por tanto, obstaculizó a menudo las acciones de rescate del Vaticano. Muchas veces ni siquiera los gobiernos nacionales cooperaron».

La idea de que acudir al Papa era una posible vía de salvación queda más acreditada por el contenido y el tenor de las propias cartas: 2.800 peticiones de ayuda o intervención para unos 4.000 judíos entre 1938 y 1944. Entre ellos, el libro hace referencia a Mario Finzi, entonces jefe de la delegación de asistencia a los emigrantes judíos en Bolonia, que escribió al Papa Pío XII, refiriéndose a una petición concreta de ayuda de una familia: «Usted es el último que puede hacer algo por esta familia». Hoy sabemos que una parte de esa familia, cuyos miembros, como era frecuente, estaban dispersos por el territorio, se salvó.

Uno de los documentos más interesantes del libro es una carta del cardenal Gasparri, fechada el 9 de febrero de 1916, en la que responde a una petición del Comité Judío Americano de Nueva York. Una carta, argumenta Ickx, inspirada precisamente por Eugenio Pacelli, entonces ministro de Asuntos Exteriores de la Secretaría de Estado: «En ese caso, los judíos americanos pidieron al Vaticano una postura del Papa Benedicto XV sobre la persecución racial que ya había comenzado durante la Primera Guerra Mundial.

El Secretario de Estado Gasparri respondió con este texto, autorizando explícitamente su publicación. Los periódicos de las comunidades judías norteamericanas se hicieron eco de ella, calificándola con satisfacción de auténtica «encíclica». En el texto, los judíos son definidos literalmente como «hermanos» y se afirma que sus derechos deben ser protegidos como los de todos los pueblos.

Es el primer documento en la historia de la Iglesia Católica y de la Santa Sede que expresa este principio. «Estas son las palabras que -concluye Ickx- encontramos en el documento Nostra Aetate del Concilio Vaticano II, publicado en 1965. Estos son precisamente los principios que Pío XII aplicó durante décadas en su pontificado frente al gran desafío del nazismo y luego del comunismo».

El autorAntonino Piccione

Zoom

El Belén y el árbol de la plaza de San Pedro

La escena de la Natividad y el árbol de Navidad que decoran la plaza de San Pedro una vez iluminados tras la bendición.

Maria José Atienza·8 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Recursos

María Inmaculada: Reina, Madre y Patrona

El 8 de diciembre la Iglesia católica celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, venerada como Reina, Madre y Patrona de todos los fieles.

Paloma López Campos·8 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Inmaculada Concepción es un dogma de fe proclamado por el Papa Pío IX en el año 1854, en la bula Ineffabilis Deus. En este documento la Iglesia reconoció oficialmente que la Virgen María fue preservada del pecado original en el momento de su concepción, en virtud de los méritos de su Hijo.

Si bien tuvieron que pasar muchos siglos hasta que se declarara el dogma, los fieles defendieron desde el inicio de las comunidades cristianas la inmaculada concepción de Santa María. Así lo demuestra la devoción que sienten muchos países del mundo por esta advocación de la Virgen.

María Inmaculada en el mundo

La Inmaculada Concepción es patrona de Guatemala y todo Centroamérica (Nicaragua, Belice, Costa Rica, El Salvador, Honduras y Panamá), y su patronazgo se extiende también a Estados Unidos, Corea del Sur y Japón. Bogotá, la capital de Colombia, se encuentra también bajo su especial protección.

El 8 de diciembre es fiesta nacional en multitud de sitios, como Chile, Colombia, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal y España. Además, en Panamá celebran también en el día de la Inmaculada el día de la madre, una coincidencia bonita en alusión a la Madre de Dios.

Como cuenta Abelardo Rivera, corresponsal de Omnes en Costa Rica, la fiesta de la Inmaculada Concepción es precepto en el país desde hace pocos años, se declaró por la Conferencia Episcopal en el año 2011. A pesar de ser precepto, desde la década de los 90 ya no existe fiesta civil, pues se eliminaron estas celebraciones en muchas festividades cristianas, entre ellas también la del día de san José (19 de marzo).

En España, la Inmaculada Concepción es patrona de la Infantería del Ejército desde el año 1892, si bien ya en el siglo XVI, de manera no oficial, era considerada como tal por las unidades militares. También se acogen a ella el Cuerpo de Estado Mayor, el Cuerpo Jurídico Militar, los Capellanes Castrenses, la Farmacia Militar y la Veterinaria Militar. Esta relación entre los militares y la Virgen María se remonta muchos años atrás en la historia del país.

El milagro de Empel

El 7 de diciembre del año 1585, el tercio español (la actual Infantería) comandado por Francisco Arias de Bobadilla, se enfrentaba a unos rebeldes de los Países Bajos, liderados por el almirante Felipe de Hohenlohe-Neuenstein. Los soldados españoles estaban rodeados por sus adversarios y carecían por completo de alimentos y vestimentas secas para hacer frente al clima frío que había en la isla de Bommel (Países Bajos). El almirante neerlandés propuso la rendición a los tercios españoles, que se negaron a capitular. Ante tal respuesta, el ejército de los Países Bajos inició una estrategia que llevaría inevitablemente a la derrota de los españoles: mandaron abrir los diques de la zona, inundando así el campamento enemigo, arrasando con los pocos víveres que quedaban. 

El Tercio Viejo de Zamora tuvo que buscar refugio en el montecillo de Empel, único lugar que no había quedado cubierto por el agua de los ríos. Mientras cavaban las trincheras, un soldado descubrió una tabla de madera enterrada: era una imagen de la Virgen María a la que construyeron un altar improvisado. El Maestre Bobadilla animó a los soldados a renovar sus ánimos, puesto que consideraba el hallazgo una señal de protección divina. 

Esa noche hizo un frío tal que las aguas se congelaron y los españoles pudieron caminar sobre el hielo hasta llegar al campamento enemigo y atacar cuando el ejército neerlandés no se lo esperaba. El tercio alcanzó la victoria al amanecer del día 8. Ese mismo día, la Infantería proclamó a la Virgen Inmaculada su patrona.

La Inmaculada en la Iglesia Católica

La Inmaculada ha estado en controversia durante los últimos años, si bien al principio de la cristiandad los fieles supieron reconocer en la Virgen María la gracia especial que le había sido concedida. Los Papas también han querido unirse a esta devoción especial hacia María. Así, san Juan Pablo II, en una catequesis sobre la Inmaculada en 1996, dijo: “el dogma de la Inmaculada Concepción de María no ofusca, sino que más bien contribuye admirablemente a poner mejor de relieve los efectos de la gracia redentora de Cristo en la naturaleza humana”.

Benedicto XVI, en el año 2007, pronunció estas palabras en la fiesta que celebramos hoy: “Una vez más, en este día solemne, la Iglesia señala al mundo a María como signo de esperanza cierta y de victoria definitiva del bien sobre el mal. Aquella a quien invocamos como llena de gracia nos recuerda que todos somos hermanos y que Dios es nuestro Creador y nuestro Padre. Sin él, o peor aún, contra él, los hombres no podremos encontrar jamás el camino que conduce al amor, no podremos derrotar jamás el poder del odio y de la violencia, no podremos construir jamás una paz estable”. 

Por su parte, el Papa Francisco, pronunció esta sencilla y reveladora frase sobre esta advocación de la Virgen: “La Inmaculada es fruto del amor de Dios que salva al mundo”.

Vaticano

Papa Francisco: «Podemos amar solo en la libertad»

Hoy el Papa se ha encontrado con los fieles en el salón de actos Pablo VI para mantener la habitual audiencia general de los miércoles. La lectura de hoy está tomada del Eclesiástico.

Paloma López Campos·7 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Continuando con la catequesis del discernimiento, el Papa ha empezado diciendo que “en el proceso del discernimiento es importante permanecer atentos también a la fase que sigue inmediatamente a la decisión tomada”.

Francisco ha indicado la importancia de analizar despacio lo que ocurre después de tomar una decisión para saber si ha sido la correcta. En relación a esto, señala que “uno de los signos distintivos del espíritu bueno es el hecho de que comunica una paz que dura en el tiempo”. Esta es una paz que “lleva armonía, unidad, fervor y celo”.

Los signos del buen discernimiento

El Papa indica que “la vida espiritual es circular. La bondad de una elección es beneficiosa para todos los ámbitos de nuestra vida”. En este sentido, se pueden observar ciertas características que señalan que el discernimiento es el correcto. En primer lugar, Francisco nos anima a considerar “si la decisión es considerada como un posible signo de respuesta al amor y a la generosidad que el Señor tiene hacia mí. No nace del miedo, de un chantaje afectivo, o de una obligación”.

“Otro elemento importante es la conciencia de sentirse en el propio lugar en la vida”. Debido a la condición circular de la vida espiritual que ha indicado el Papa, esto implica que “el hombre puede reconocer haber encontrado lo que está buscando cuando su jornada se vuelve más ordenada. Advierte una creciente integración entre sus múltiples intereses. Establece una correcta jerarquía de importancia y logra vivir todo con facilidad, afrontando con renovada energía y fuerza de ánimo las dificultades que se presentan”.

“Otro buen signo es la confirmación de permanecer libres respecto a lo decidido, dispuestos a volver a cuestionarlo, también a renunciar frente a posibles desmentidos, tratando de encontrar en ellos una posible enseñanza del Señor”.

A pesar de todo, no nos podemos apegar a nuestras propias decisiones, ha señalado el Sumo Pontífice, puesto que “ser posesivo es enemigo del bien y mata el afecto. Podemos amar solo en la libertad”.

De esta libertad nace también el temor de Dios, el respeto por el Señor, y esto, ha señalado Francisco es “condición indispensable para acoger el don de la sabiduría”, pues el temor de Dios “expulsa cualquier otro temor” y nos hace libres. Así estamos preparados para tomar una buena decisión durante el periodo de discernimiento.

FirmasLydia Jiménez

La renovación del presente, el reto de las minorías creativas

Cambiar el mundo desde la acción transformadora del compromiso cristiano y el testimonio personal: estas ideas centrales en el congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la ACdP en Madrid guían las palabras con las que Lydia Jiménez abrió éste Congreso. 

7 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La herencia cristiana no consiste en cosas materiales que pueden malgastarse sino en el sentido de una vida que nos enseña a vivir. Recibir una herencia significa pensar en ella dentro de una historia. La herencia pide responsabilidad. Somos continuadores de una historia anterior que debe ser llevada a plenitud. No se trata de repetir como letra muerta sino de sacar toda la riqueza que contiene, respondiendo ante los nuevos desafíos. 

La identidad moral de Europa presupone una historia, y su lengua materna es el cristianismo como dijo Goethe. No es un solar en el que construir, como si no existiese nada. Mirando únicamente al presente nos desentendemos de las posibilidades del futuro. Solo vemos lo que es censurable y destructivo de nuestra propia historia, y no somos capaces de percibir lo que es grande. 

En El ocaso de la Edad moderna, Romano Guardini considera el gran cambio de dirección histórica que se estaba produciendo como una oportunidad para la Iglesia. Lo esencial no es cambiar, sino renovar, generar algo de verdad nuevo. Quedarse en los cambios aparentes es no encontrar la verdadera novedad y, tantas veces, se pierde así el horizonte auténtico del camino abierto al futuro. Se innova a partir de lo que somos, y nuestra identidad es cristiana. 

Europa es más que su economía. Nuestra cultura actual se jacta de no tener fe y exige excluir toda referencia a lo que no es puramente material y medible. Actualmente ninguna religión revelada tiene influencia pública en el Occidente europeo, y una fe que se conserva encerrada en la intimidad es incapaz de dirigir realmente la vida. Europa es, ante todo, un concepto espiritual y cultural: una civilización. La clave de comprensión de Europa, como la de cualquier cultura o civilización, es la religión. En este sentido, san Juan Pablo II, en la Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in Europa, sin dejar de constatar la existencia de numerosos signos preocupantes en nuestro continente, como la pérdida de la memoria y la herencia cristianas, no duda en testimoniar una vibrante llamada a la esperanza para que Europa no se resigne a modos de pensar y de vivir que no tienen futuro. La fe cristiana fundamenta la vida social sobre los principios tomados del Evangelio y su impronta se percibe en arte, la literatura, el pensamiento y la cultura. 

El Papa Francisco en Lumen fidei, la primera encíclica de su pontificado, nos invitó a reflexionar sobre la fe como una luz que ilumina toda la existencia del hombre. Luz de una memoria fundante que nos precede y al mismo tiempo, luz que viene del futuro, y nos desvela nuevos horizontes. La fe “ve” en la medida en la que camina, es la roca firme sobre la que construir la vida. La fe no es estática, desde sus inicios bíblicos aparece como respuesta a una llamada que nos hace ponernos en camino. Por eso la fe exige una continua conversión. 

Constatamos hoy que Europa ha dejado de ser mayoritariamente cristiana. Sin embargo, de acuerdo con  el historiador británico Toynbee, los cambios de civilización que determinan un nuevo paradigma social no los promueven las grandes masas, sino pequeñas minorías “creativas” capaces de generar un nuevo tejido social. Ratzinger, no duda en afirmar que “el destino de una sociedad depende siempre de las minorías creativas”

Una minoría creativa puede ser pequeña pero no sectaria. Lo que la distingue de otro tipo de minorías es su capacidad para generar cultura, modos de vida, prácticas sociales. 

Una minoría creativa genera espacios y tiempos en los que arraiga algo nuevo. Penetra en la sociedad y la transforma. No significa opinar, pensar e incluso sentir lo mismo. 

Lo que caracteriza a la minoría creativa es haber recibido un mismo don —una relación personal— y trabajar con empeño en edificarlo. Se vive una misma vida, se bebe de una misma fuente. Y esto se revela en las virtudes que se generan entre sus miembros y que se derraman hacia fuera por medio de prácticas. 

Lo esencial entre los hombres es lo que tenemos en común, no lo que nos separa, y la fe nos une, es un bien común.

La minoría creativa no produce la destrucción sino la renovación del presente. La visión creativa, descubre la posibilidad de una sanación, de una renovación del mundo sin necesidad de destruirlo, es levadura, no dinamita. Por eso, los cristianos no podemos vivir a la defensiva, en pequeños guetos, Retroceder ante las dificultades no da resultado. La vida es siempre más, nos trasciende, es un imposible para nosotros. Atreverse con ese imposible supone grandeza de ánimo, magnanimidad, valentía. 

Solo el que agradece la contradicción la vence, y solo el que agradece el don lo recibe verdaderamente. 

La fe cristiana puede contribuir a que Europa recobre de nuevo lo mejor de su herencia y siga siendo un lugar de acogida y crecimiento, no solo en lo material sino, sobre todo, en humanidad.

El autorLydia Jiménez

Directora general de las Cruzadas de Santa María

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Cultura

Nacho Valdés: «A partir de la Encarnación, Dios mismo se presenta con rostro»

Junto a sus hermanas, Ignacio Valdés, es un referente actual dentro de la pintura sacra. Sus pinturas, realistas, cercanas y actuales se pueden ver en iglesias y oratorios de todo el mundo.

Maria José Atienza·7 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 7 minutos

Las fechas navideñas constituyen, sin duda, uno de los momentos en los que el arte sacro brilla con especial fuerza. Postales navideñas, representaciones de la natividad, las figuras de los belenes.. al arte se vuelve, mas que nunca, camino de oración y contemplación.

Nacho Valdés

Junto a sus hermanas, Maysa e Inma, Ignacio Valdés, lleva años dedicado a plasmar en lienzo imágenes de contenido religioso. Junto a obras de corte costumbrista, este artista, nacido en Cádiz y formado en la facultad de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría de Sevilla y en la Winchester School of Fine Art en Winchester, ha llevado escenas de la Sagrada Familia, de santos actuales y pretéritos a cientos de países. Además de España, cuenta con obras en Inglaterra, Polonia, Irlanda, Japón, Estados Unidos, Rusia, Croacia, Sudáfrica, México, Chile, Nigeria, Líbano, Guatemala e Italia.

Sus pinturas, realistas, cercanas y coloridas, centran retablos y capillas poniendo a Dios, de algún modo, en medio del entorno habitual del espectador. Una materialización de la Vía de la Belleza que lleva a cabo de manera natural, como señala en esta entrevista con Omnes: «Mientras estoy pintando, pienso en la gente que, cuando se encuentren delante de ese cuadro, le ayudará a querer más a Dios, o a su Madre.

Dice Antonio López que el verdadero arte religioso es el que conmueve al espectador porque se olvida de «lo artístico» para centrarse en la dimensión religiosa ¿Cree que es así? ¿La fe, es premisa para que una obra religiosa alcance realmente su objetivo?

– Siempre me ha costado encontrar una respuesta al hecho de cómo un cuadro sacro bien hecho técnicamente, incluso catalogado como obra de arte, sin embargo, no suscita en el espectador una devoción, no llega al corazón del que lo contempla aunque agrade enormemente a la vista.

Y, paradójicamente, a veces sucede el caso contrario: ¡cuántas imágenes conocemos que no son un “capo lavoro” pero a la que sin embargo le rezan miles de personas! 

La respuesta a esta duda la encontré en el libro de Santa Faustina Kowalska:

“Una vez, cuando estaba en [el taller] de aquel pintor que pintaba esa imagen, vi. que no era tan bella como es Jesús. Me afligí mucho por eso, sin embargo, lo oculté profundamente en mi corazón. Cuando salimos del taller del pintor, la Madre Superiora se quedó en la ciudad para solucionar diferentes asuntos, yo volví sola a casa. En seguida fui a la capilla y lloré muchísimo. ¿Quién te pintará tan bello como Tú eres? Como respuesta oí estas palabras: No en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen, sino en Mi gracia.”

Ciertamente una obra de arte sacra, ha de tener una calidad técnica, para no caer en lo ridículo o lo feo pero, por otro lado, en el arte sacro, la distancia que hay entre lo representado y la forma de representarlo es infinita: ni siquiera los pinceles de Velázquez o Rembrandt son capaces de acercarse un poco a la misma belleza de Dios. En este episodio, Santa Faustina nos habla de un incremento que Dios da en la contemplación de la obra de arte, que va más allá de la belleza del color: se trata de la gracia que otorga a través de la contemplación de la imagen sacra.

¿Cómo puede un pintor hacer que sus obras sean esos instrumentos de la gracia de Dios? ¿Se trata de olvidarse de “lo artístico para centrarse en la dimensión religiosa, como dice Antonio López, o pintar desde la fe?

– Esto pertenece al misterio de Dios, aunque intuyo que puede estar relacionado con la “intención” del artista al pintar. Si la intención de fondo del artista cuando está pintando un cuadro sacro concreto es: el amor a lo que representas, el servicio que prestas a Dios, a la Iglesia, a los demás; la reparación por tus pecados…, es más fácil que Dios lo utilice como instrumento para otorgar su gracia a los que contemplan la obra. Y para esto, sin duda es necesaria la fe.

Sin embargo, si la intención de fondo del artista es: ser alabado por los demás, quedar por encima de nuestros competidores, lucrarse económicamente… Aunque los artistas necesitemos los elogios, una sana competencia nos hace mejorar, y ganar dinero con algo que no muchos saben hacer es más que justo, todo esto es razonable, pero si ocupasen el primer puesto en las intenciones, convertiría a la obra en un instrumento defectuoso de la gracia de Dios, a pesar de que esa persona tenga fe.

Aún así, Dios puede y tantas veces lo hace, usar esas obras imperfectas y “convertir a las piedras en hijos de Abraham”, de ahí mi dificultad en responder a esa pregunta.

¿Se puede orar ante una obra propia?¿Cómo es el diálogo entre un pintor con fe y una obra religiosa que apunta a un ámbito tan íntimo? 

– Me resulta muy difícil rezar ante un cuadro que he pintado, porque enseguida lo veo en clave de pinceladas, no lo puedo evitar. A veces cuando estás pintando, pienso en la gente que, cuando se encuentren delante de ese cuadro, le ayudará a querer más a Dios, o a su Madre.

Los artistas casi no sabemos nada de esas historias íntimas; y eso es bueno que suceda porque quizá uno piense que todo el éxito es suyo, y no es verdad.

En ocasiones me encuentro con una dificultad especial en el proceso o no sé por dónde comenzar: tengo un truco infalible que consiste en pedir ayuda al que estoy representando en el cuadro. El colmo es cuando “cruzas” esa petición, por ejemplo: estoy intentando pintar al Niño Jesús, y le digo a su Madre: “¿Querrás que pinte a tu hijo guapo, verdad?” No falla.

Cuando se aborda la pintura de la Virgen, de San José, ¿se es consciente de que habrá personas que materialicen su oración a través de esas imágenes, que le están «poniendo cara» a Dios? ¿Es una responsabilidad o un reto?

– El tema de la imagen mental que tenemos de Dios Padre, de Jesús, la Virgen…, es muy interesante. Nosotros pensamos con imágenes y las necesitamos. Desde que la segunda Persona de la Santísima Trinidad, Jesucristo, se encarnó en el seno de María, ya tiene un cuerpo concreto, un rostro único, singular, reconocible por los que le rodeaban.

En el Antiguo Testamento, Dios había prohibido su representación en una imagen, para evitar el contagio de los pueblos vecinos y caer en la idolatría; ya sabemos cómo acabó lo del becerro de oro… Pero, a partir de la Encarnación, todo cambia, y Dios mismo se presenta con el rostro de Jesús. También María y José tienen unos rasgos concretos, únicos. El arte cristiano ha ido creando imágenes de ellos con la imaginación de los artistas y la devoción del pueblo.

La imagen de Jesucristo quedó fijada desde muy temprano, gracias al “mandylion” y a la Sábana Santa, pero los rostros de la Virgen, San José, los apóstoles, etc, han sido representados de modos variados, aunque nunca se ha roto un hilo conductor, en la historia del arte, que nos ayuda a reconocer los personajes representados: elementos de vestuario, poses, atributos… Pero cada época y cada artista, tiene su modo propio de representarlos. 

Adoración de los Magos ©Nacho Valdés

Al final, como ocurre en cada familia, cada uno tiene sus preferencias, y no hablo sólo de gustos, sino de la devoción que le produce o del misterio que ellos perciben: si uno prefiere una Virgen renacentista para dirigirse a Ella, pues genial.

Yo intento representar a la Virgen y San José como me los imagino, sin tratar de romper el hilo del que hablaba antes, pero sé que cuando haces una nueva imagen, al principio puede chocar, porque ya teníamos otra imagen mental consolidada, pero el paso del tiempo lo arregla.

A mí me pasó, por ejemplo, con la actriz que representaba a la Virgen e la película de “La Pasión”, al principio me chocaba, y ahora ya no. Soy un defensor de la idea de que el arte sacro es un servicio a los demás, en ese sentido es todo un reto.

¿Qué rostro tiene para ti la Virgen a la que has retratado con asiduidad?

– La Virgen es ante todo mi Madre. Tiene el rostro de una madre y no hace falta que me explaye en contar cómo son las madres porque todos lo sabemos. También me ocurre algo un poco misterioso y es que en cada rostro de mujer, percibo un destello de María, aunque esa mujer tenga sus defectos, por eso cuando me posa una modelo, intento reflejar ese destello.

En los últimos años, hemos visto un arte religioso que podríamos calificar de «cercano»: escenas familiares o íntimas de la Sagrada Familia, una incorporación de los nuevos santos. ¿La pintura también se adapta al nuevo lenguaje de los creyentes, de la sociedad? 

– No creo que la pintura se tenga que adaptar al nuevo lenguaje de la sociedad, los artistas formamos parte de esa misma sociedad, por eso, si intentamos ser nosotros mismos, nos expresamos con el mismo lenguaje. En ocasiones, alguno me ha comentado que mis imágenes son demasiado “reales” y que falta “idealizarlas” un poco más. Yo entiendo que en la pintura sacra no se puede ser banal y que es necesario reflejar el misterio de lo sobrenatural, pero ocurre que cuando se subraya tanto “lo ideal”, las imágenes se alejan de nosotros a un espacio interestelar: representan a personajes que no están con nosotros y nosotros tenemos que ir a ellos. Es el drama actual del cristiano: que actúa a lo largo de la jornada pensando que Dios, la Virgen, los ángeles, los Santos, están lejos de nosotros, en otro plano… muy lejos, y que no les importamos mucho: resulta que es todo lo contrario. Me parece importante recordar esta idea de “cercanía” también a través de la pintura.

La pintura de temática religiosa, ¿está viviendo una nueva época dorada o, por el contrario, pasa por un momento complicado?

– Me falta perspectiva en el tiempo para poder dar una respuesta clara. Para situarnos, en los años sesenta y setenta del anterior siglo, se inició un movimiento iconoclasta en el seno de la Iglesia, los motivos no vienen al caso, pero el hecho es que, de algún modo, aún padecemos esa inercia. En esos años, en el panorama artístico, lo único aceptable era el lenguaje abstracto y la consecuente marginación de cualquier lenguaje figurativo. Esto influyó en los elementos artísticos dentro de las iglesias, creando la paradoja de una “imaginería abstracta sacra”, dos términos: imagen y abstracción, que son contradictorios.

El problema es que la ausencia de las imágenes no es una opción cristiana, como afirmaba Benedicto XVI. En ese contexto, Kiko Argüello propuso un lenguaje neo-icono para las imágenes, y de algún modo, las únicas pinturas figurativas que veíamos en esos años en las iglesias modernas, eran precisamente de este estilo: al menos eran figurativas.

Yo escogí un estilo realista para la pintura sacra, primero porque me gustaba más, y después porque lo veía más cercano a la devoción de la gente. Al pasar el tiempo comencé a dar clases en la Sacred Art School, en Florencia, y desde allí estamos formando promociones de nuevos artistas para todo el mundo, son alumnos de todos los países y aprenden primero la técnica de la pintura y en un segundo paso, a hacer pintura sacra, que es lo más difícil.

Creo que poco a poco se va aceptando esta nueva propuesta, porque la calidad del oficio de pintor va siendo cada vez mejor y la formación en Sagrada Escritura, Historia del arte, Liturgia, Simbología cristiana y Teología, completa un bagaje en el alumno que hace que cuando pinta un cuadro, no sea sólo un cuadro técnicamente bien hecho, sino que intenta transmitir el misterio de nuestra fe.

Cultura

«Ella»: La Virgen María en el arte contemporáneo

La muestra reúne a una veintena de artistas contemporáneos que plasman su visión en torno a la figura y legado de la Virgen María con pintura, escultura, fotografía, y una instalación de Ana de Alvear.

Maria José Atienza·6 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Ella – María en el arte contemporáneo es la exposición sobre la Virgen María que el espacio O_LUMEN acoge desde el 8 de diciembre hasta el 20 de enero de 2023.

Esta muestra, impulsada por la delegación de Fe y Cultura de la archidiócesis de Toledo y su delegada, Pilar Gordillo, se expuso al público, por primera vez, la primavera de 2022, en la sala de exposiciones del Arzobispado de Toledo con una acogida impresionante por parte del público.

La muestra, centrada en la figura de la Virgen María en el arte contemporáneo, se compone de más de 40 obras de gran diversidad estilística y técnica. Entre estas obras encontramos algunas que han sido creadas expresamente para esta exposición. Junto a ellas, otras, también de factura reciente, han sido convocadas por su importancia en el panorama nacional del arte sacro actual.

El relato museográfico se reparte en grandes temáticas iconográficas: María mujer de esperanza; María con el niño Jesús en brazos, María en la pasión de Jesús. Arte contemporáneo al servicio del pensamiento, la emoción y las demandas de sentido

Virgen María

Ella – María en el arte contemporáneo reúne obras de los artistas Javier Viver, Diana García Roy, Ana de Alvear, Lidia Benavides, Jesús Carrasco, Valeria Cassina, Dalila del Valle, Carolina Espejo, Kiko Flores, Carlos Galván, Alberto Guerrero, Félix Hernández, Francisco Loma-Osorio, Ángel Lomas.

A ellos se unen Constanza López Schliting, Greta Malcrona, Juan Ramón Martin, Javier Martínez, Vicente Molina,Margarita Monroy, Matilde Olivera, Antonio Oteiza, Pablo Redondo “Odnoder”, Paco Paso, Amalia Parra, Ricardo Plaza, Javier Pulido, Alfonso Salas, Ana Salguero, María Yáñez o Rodrigo Zaparaín.

La exposición, de entrada gratuita, puede visitarse en el espacio O_LUMEN situado en la calle Claudio Coello, 141, Madrid. El horario es de miércoles a sábado de 11 a 14 h y de 17 a 21 h | domingos de 11 a 15 h.

Cultura

«La Noche del 24». Un musical sobre la Navidad

En medio de tantas ofertas navideñas merece la pena destacar el musical La noche del 24, creado por el actor y guionista Javier Lorenzo con la aportación de Benjamín Lorenzo y Álvaro Galindo.

Javier Segura·6 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

La historia es conocida… o no. Porque el verdadero origen de la Navidad se difumina cada vez más en nuestra sociedad secularizada.

Quizás este sea el primer y gran valor de este musical. Recuperar y mostrar con un aire actual, fresco e ingenuo a la vez, el auténtico origen de la Navidad.

La noche del 24 nos narra la historia del nacimiento de Jesús desde los ojos de Aarón que ha sido nombrado oficial de la guardia del Rey Herodes y se le ha encomendado la misión de encontrar a ese niño impostor que se hace pasar por el Mesías.

Para ello, debe interrogar a los testigos de aquél extraño suceso que se produjo la noche del 24. Todos los testigos coincidirán en que aquel niño ha cambiado sus vidas para siempre.

noche 24 musical

Pero ni Zabulón, un pastorcillo bobalicón que dice haber visto ángeles, ni los posaderos, que intentan explicarle que la posada estaba llena y que la culpa de todo la tienen los romanos, saben nada del paradero del niño y sus padres.

Tampoco ayudan mucho un loco que dice ser el ángel Gabriel, el borrico Moreno, más tozudo que la burra de Balaán, ni la mismísima Estrella de Oriente con todo su glamour y sus aires de diva.

La cosa se complica cuando aparece su mujer, Judith, como la siguiente testigo.

Aarón teme por su vida, pero ella no puede negar lo que ha visto: el Dios de los ejércitos, Yahvé Sebaoth, hecho un niño indefenso por amor. Aarón deberá encontrar pronto al falso Mesías antes de que los malvados consejeros de Herodes descubran que su mujer es una de los rebeldes.

Este es el punto de inicio de esta comedia musical pensada para toda la familia sobre el Misterio de la Navidad y su verdadero significado.

Estrellas que cruzan el firmamento, ángeles, magos y feroces soldados, canciones, bailes, ternura y mucho humor para contar cómo fue aquella primera Navidad, ese extraño y maravilloso acontecimiento en el que el Cielo bajó a la Tierra.

Noventa minutos en los que hay tiempo para el humor, para la ternura, en diálogos ágiles e ingeniosos, y un fuerte mensaje muy bien trabado con una historia que engancha.

Un guión que tiene, en su sencillez, una gran carga teológica, adaptado a todos los públicos. Una historia realmente entretenida que la disfrutan igual los niños y los adultos que sean capaces de hacerse de nuevo como niños.

Para verlo hay que trasladarse, como en la primera Navidad, a una población cercana a la gran ciudad, en concreto a Torrelodones, al Teatro Fernández-Baldor.

Como los pastores, nos podemos acercar allí con toda la familia y mostrar a nuestros hijos el hecho que partió la historia en dos.

La noche del 24 es una apuesta brillante por rescatar el mensaje de la Navidad.

Es en estas celebraciones entrañables, que hunden sus raíces en nuestra cultura cristiana, donde hemos de saber mostrar con el lenguaje actual la actualidad perenne del evangelio.

Algo que, sin duda, este musical hace prodigiosamente.

Recursos

¡Siempre estamos en Adviento!

El Adviento es un tiempo de espera gozosa en el que nos preparamos, junto a María, para acoger a Cristo en nuestras vidas.

Alberto Sánchez León·6 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Es bien sabido el lema del Adviento: ¡Dios viene! Y es que podríamos decir que Dios no puede no estar con sus hijos los hombres, por eso se ha quedado con nosotros para siempre, pero de un modo sacramental. Dios está con nosotros en la Eucaristía, pero a la vez vendrá, ya no sacramentalmente, sino con su cuerpo glorioso, triunfante… Y cada vez, es obvio, está más cerca su venida definitiva. Los cristianos no cesamos de implorar su llegada con un acto hermosísimo de fe. Queremos que Cristo venga y que reine. Lo decimos en el “Padre Nuestro”: “Venga a nosotros tu reino”.

Dios ya ha instaurado su reino. En cada cristiano ha de estar el mismo Cristo. Esto lo entendió muy bien San Pablo en su conversión, cuando el mismo Cristo le dijo a Saulo ante la pregunta de quién eres: “Yo soy Jesús a quien tú persigues” (Hechos 9, 5). Desde entonces, Saulo comenzó a entender que la fe de los cristianos es la fe en una persona que ya vivía en ellos. 

¡Dios está cerca! ¡Dios viene! Pero… ¿cómo le acogemos? Son duras las palabras del prólogo de san Juan cuando escribe: “Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron” (Jn 1, 11-12). Y en otro pasaje del Evangelio, es el mismo Jesús al que “se le escapan” una palabras un poco enigmáticas y tristes al estilo de las del prólogo de san Juan: “Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?” (Lc, 18, 8).

El Adviento es un tiempo de espera gozosa. La espera señala la parte penitencial de este tiempo y el gozo es la experiencia de la cercanía de Dios, un Dios que quiere estar con los hombres, porque “son mis delicias estar con los hijos de los hombres” (Proverbios 8, 31).

Nuestra fe está llena de contrastes: Dios nos salva del pecado, la luz en las tinieblas, el grano que muere para dar fruto, la muerte necesaria para la vida, donde abunda el pecado sobreabunda la gracia… Son contrastes llenos de esperanza. Porque nuestro Dios no para de “misericordiarnos”, porque nos ha amado primero, porque nos “primerea”… El error, la confusión, el estupor nacen cuando en vez de ver contrastes vemos contradicciones. Y de la contradicción al desánimo hay poco recorrido. Por eso el Adviento es un tiempo de luz. La actitud cristiana ante la venida de Dios, y no sólo me refiero a una venida futura, sino a una venida cotidiana, a un Dios que no para de salir a nuestro encuentro cada día, debe ser de acogida. Ojalá toda nuestra vida sea un Adviento. 

El Adviento, un tiempo mariano

El tiempo de Adviento es también un tiempo muy mariano. Es María la que hace posible la primera venida. El vientre de María es el primer sagrario de la historia; es María la que no sólo abre las puertas del cielo (aunque las llaves las tenga San Pedro), sino que es la puerta de la eternidad en el tiempo. María, con su “fiat”, hace posible lo imposible: la mezcla, la convivencia de Dios con los hombres. Pero un Dios al mismo tiempo que se despoja de su divinidad para que la alianza que quiere establecer sea una alianza realmente entre iguales, entre hombres, superando las antiguas alianzas que no eran perfectas porque había una desproporción infinita entre las partes. Nos lo recuerda san Pablo en su carta a los filipenses: “Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos” (Flp 2, 6-7). Ya no hay distancias entre las partes en la Nueva Alianza. Por eso esta Alianza será definitiva y perfecta, porque Dios se alía con sus iguales. No solo se alía, sino que nos lía, nos involucra en su misión y nos hace co-protagonistas de su alianza. 

Y, decía, que el Adviento es tiempo mariano porque nuestra Madre es el Arca de esta alianza tan hermosa, llena de contrastes, porque es una alianza de Sangre y de Vida. 

¡Qué maravillosa es nuestra fe! Nuestra vida cobra con la fe una luz nueva, esperanzadora, misionera. La misión es llevar la alegría de la fe por todos los caminos de la tierra. Por tanto, un cristiano sin luz es un oxímoron, un cristiano sin luz no es un contraste, sino una contradicción, pero una contradicción reparable por la penitencia. 

Queremos pedirle a nuestra Madre que nos enseñe a esperar con fe al Amor, es decir, que nos enseñe a vivir en un continuo Adviento. 

El autorAlberto Sánchez León

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Iniciativas

El torno online

Empieza diciembre y con él la Navidad. Esta época invita a todos a compartir, pero también es época de comprar. Ambas realidades pueden unirse adquiriendo los productos que están en venta por los consagrados que viven en clausura, ayudando a su subsistencia mediante estas compras.

Paloma López Campos·6 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Iesu Communio

El instituto religioso de Iesu Communio, fundado en Burgos en 2010, tiene su origen en las clarisas. Beben de las enseñanzas de san Francisco y de santa Clara, siendo parte de su espiritualidad responder a la llamada de Cristo “tengo sed” de la Cruz. Realizan labor de apostolado con los jóvenes, teniendo encuentros con las personas que acuden a los locutorios de sus conventos en Burgos y Valencia. Esta comunidad de religiosas vive de su trabajo, que consiste esencialmente en la realización artesanal de dulces, decoración floral, acuarelas e, incluso, libros.

Iesu Communio lanza todos los años un especial de Navidad que está a la venta en su página web. Además de la venta de lotería, las hermanas de Iesu Communio presentan una gran variedad de dulces, como turrones, roscones de reyes, trufas y bombones. Los productos pueden adquirirse también en distintos lotes que varían de tamaño y precio. Estos dulces son una muestra de la repostería tradicional que las monjas de Iesu Communio llevan preparando desde hace muchos años, con el legado que han heredado de las clarisas. Los productos navideños no se reducen solo a dulces, sino que también realizan decoración, desde coronas de Adviento hasta centros de mesa o, incluso, tarjetas de felicitación hechas con acuarela.

El Torno

En Sevilla, la tienda de “El Torno” lleva vendiendo productos artesanales de distintos obradores desde 1989, con el objetivo de ayudar al sostenimiento de los conventos y monasterios de la ciudad.

Entre los variados dulces que pueden encontrarse en su tienda online están las avemarías, los corazones de almendras, las figuritas de mazapán, polvorones, turrones o alfajores. La compra de estos productos puede hacerse también de manera presencial acudiendo a la tienda física que tiene El Torno en la Plaza del Cabildo, Sevilla.

Fundación Declausura

La Fundación Declausura es una iniciativa cuyo fin es ayudar a los monasterios y conventos de toda España, facilitando materiales para entender la vida contemplativa y, por supuesto, vendiendo sus productos. Nace en 2006 en el seno de la “Fundación Summa Humanitate”. Su misión es “apoyar a la vida contemplativa para satisfacer cualesquiera de sus necesidades acercando esta silenciosa realidad a la sociedad”. En su página web puede encontrarse una lista con las ayudas materiales que necesitan distintos conventos y monasterios de España, dando un fácil acceso al usuario que desee colaborar. Por otro lado, la fundación realiza revisiones de los contratos y suministros de energía que tienen las comunidades, formando también a los contemplativos en materias que sean esenciales para el sostenimiento de los monasterios y conventos.

Para Navidad tienen a la venta dulces como guijarros de san José hechos por las carmelitas descalzas de Zaragoza, un panettone de las hermanas clarisas reparadoras de Ourense o polvorones elaborados por las monjas benedictinas de León. Todo su catálogo puede encontrarse en la página web de la fundación, a través de la cual también se puede realizar y gestionar el pedido.

Los dulces de mi convento

Otra página web que facilita la compraventa de productor artesanales hechos por los contemplativos es “Los dulces de mi convento”. Esta iniciativa nació tras la pandemia del COVID 19, cuando muchas comunidades religiosas empezaron a notar la escasez de medios debido a que la gente no podía acudir a los tornos a comprar, por lo que no tenían ingresos económicos. A partir de ese momento, “los dulces de mi convento” nació como una tienda online que permitiera la compra de los productos elaborados por los religiosos. En este proyecto han colaborado con “Mensajeros de la Paz” y han continuado con la labor incluso después de la vuelta a la normalidad tras la pandemia.

 En la plataforma web pueden comprarse bizcochos y magdalenas, mermeladas, rosquillas, galletas, pastas e, incluso, aceite de oliva. Han añadido a su web un apartado especial de Navidad en el que hay productos como roscos de vino, yemas, castañas en almíbar, mazapanes y turrones. En la información de los productos aparece el convento y monasterio en los que han sido realizados y una breve descripción del producto.

Fundación Contemplare

Por su parte, la Fundación Contemplare es un proyecto que busca acercar la vida contemplativa a las personas no consagradas. Está dirigida por un grupo de laicos que colabora con más de 120 conventos y monasterios.

En la página web pueden comprarse muchos productos diversos. Disponen de artículos gourmet, como quesos, vinos, cervezas, licores, chocolates o frutos secos. También están a la vente productos artesanales, retablos, belenes, imágenes de la Virgen, medallas, crucifijos y rosarios. Se pueden encontrar también regalos de nacimiento, como son canastillas, flores o ropa de bebé y, además, hay un apartado de cosmética natural en el que hay jabones, cremas, aceites esenciales o bálsamos labiales. 

La venta de productos no está dirigida solo a particulares, sino que la fundación Contemplare trabaja también con más de cincuenta empresas, vendiendo productos personalizados con la imagen de la marca.

El bazar del convento

Las carmelitas samaritanas del Corazón de Jesús, también conocidas como carmelitas samaritanas de la Fuencisla, tienen una página web llamada “el bazar del convento”. En esta plataforma ponen a la venta todos sus productos. Entre sus trabajos está la elaboración de dulces, los productos de cuidados naturales, tazas, velas aromáticas, libros, artículos litúrgicos (algunos de ellos solo en venta para sacerdotes) y bordados. Su labor no se encuentra solo en internet, sino que han abierto una tienda física junto a la Catedral de Segovia. El objetivo de todo este proyecto es, como ellas mismas dicen, recaudar fondos para sus fundaciones y proyectos.

La Navidad, al ser una época especial, implica también una producción distinta de artículos. Por ello, venden turrones, mazapanes, delicias, velas con figuras del belén, jabones, manteles y libros, todos ellos de temática navideña.

Hecho con fe

“Hecho con fe” es una iniciativa que nació para trabajar, en un principio, solo con los monasterios y conventos de Sevilla y alrededores. Su objetivo era dar visibilidad a los productos de estas comunidades para ayudar a su mantenimiento. Sin embargo, pronto hubo un aumento de demanda y fueron muchos otros religiosos los que quisieron unirse al proyecto. Actualmente, trabajan con conventos y monasterios de Sevilla, Málaga, Badajoz y Córdoba.

Entre los productos que vendes se encuentran yemas, almendrados, magdalenas, roscos de vino, tejas, alfajores o empanadas. Si bien ahora mismo en su página web no hay un apartado de Navidad, muchos de los artículos a la venta son apropiados para estas fechas, como los mazapanes, los polvorones y los mantecados.

Un regalo para todos

Durante las compras navideñas es fácil tener en mente colaborar con las comunidades religiosas de España, ayudando a su mantenimiento y adquiriendo para los hogares productos artesanales y de calidad que sean un regalo para todos, para quienes elaboran los productos y para quienes lo reciben.

Ecología integral

Mensuram Bonam. Inversiones económicas coherentes con la fe católica

El documento Mensuram Bonam contiene un conjunto de principios y criterios, así como indicaciones prácticas y metodológicas dirigidas a quienes trabajan en el mundo de las finanzas, tanto como instituciones como a título individual.

Giovanni Tridente·5 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Desde hace unos días está disponible en la página web de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, de la que es canciller el cardenal Peter Turkson -desde hace años al frente del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral- un documento titulado Mensuram Bonam (Buenas Medidas), que contiene algunas «medidas coherentes con la fe para los inversores católicos».

Se trata de un conjunto de principios y criterios, así como de indicaciones prácticas y metodológicas dirigidas a quienes trabajan en el mundo de las finanzas, tanto como instituciones como a título individual, y que se esfuerzan por vivir su fe con coherencia, contribuyendo a la promoción de un desarrollo inclusivo e integral de las personas.

Primeras directrices

Se trata de un documento sin duda importante, ya que recoge las verdaderas primeras directrices del Vaticano –un «punto de partida»– se lee en la portada, sobre las inversiones sostenibles y responsables, para que sean tomadas como punto de referencia por quienes trabajan en el sector.

Es el resultado de un trabajo de varios años, al menos seis, en el que han participado diversos expertos del mundo de la ciencia y de las finanzas, además de inspirarse en las principales experiencias ya realizadas en diversas conferencias episcopales, sobre todo en las de Europa y Estados Unidos, o inspiradas por las confesiones religiosas. Está claramente en línea con toda la tradición de la Doctrina Social de la Iglesia, evidentemente con un enfoque específico en el mundo de las finanzas.

Como explica el cardenal Turkson en el prefacio del documento, el llamamiento de la Mensuram Bonam a las buenas prácticas «no podía llegar en mejor momento», tras la crisis provocada por la pandemia del Covid-19 que «sacó a la luz otras pandemias debidas a sistemas sociales disfuncionales, como la precariedad laboral, el escaso acceso a la sanidad, la inseguridad alimentaria y la corrupción», temas denunciados a menudo por el papa Francisco.

Criterios de coherencia

Aquí es donde entra la oportunidad de «mirar a un futuro que podamos soñar juntos y descubrir valores y prioridades en la enseñanza de nuestra fe y su sabiduría para construir ese futuro y dejar que los criterios coherentes con la fe inspiren nuestras inversiones».

El texto pretende, por tanto, ser una oportunidad para el discernimiento, para animar a las empresas a llevar a cabo políticas de inversión en línea con la enseñanza católica, y para ser un estímulo para los procesos de inversión en los que aún deben ser pensados y aplicados.

Una brújula, por tanto, no sólo para los creyentes, sino también para los que no profesan explícitamente ninguna religión; propuestas que, si se adoptan -escribe el cardenal Turkson-, promoverán en la familia humana una percepción más clara de la plenitud de su destino, y la llevarán así a configurar un mundo más acorde con la eminente dignidad del hombre».

Principios y método

El documento se divide en dos partes. En el primero, se recogen los pilares de la fe y de la doctrina social de la Iglesia, a partir de los cuales se orientan las distintas actividades de inversión con visión y responsabilidad, para el desarrollo humano integral (principios). La segunda parte, en cambio, contiene respuestas operativas, presentando un método para las inversiones coherentes con la fe (FCI) con indicaciones sobre cómo aplicarlo: pasos a seguir, herramientas a utilizar, etc.

El apéndice también contiene algunos «criterios de exclusión» sobre temas sensibles que requieren un cuidadoso discernimiento de fe, que ya han sido evaluados en las Conferencias Episcopales. Por ejemplo, los ámbitos del armamento, las armas nucleares, la pornografía, las violaciones de los derechos humanos, la corrupción, las amenazas del cambio climático, etc. deberían quedar excluidos de las inversiones financieras.

Buenas medidas, pues, que sin duda requerirán más reflexión y estudio, pero que representan un primer paso para superar las tensiones y mejorar la sociedad, empezando por cada creyente.

Mundo

El ateísmo, ¿una religión?

Una asociación atea de Austria ha pedido ser reconocida como comunidad religiosa. El tribunal competente ha rechazado la solicitud, pero aún tiene que decidir el Tribunal Constitucional. La cuestión que se plantea es si el ateísmo puede ser una religión.

Fritz Brunthaler·5 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Como reflejo de una actitud crítica con la Iglesia, en los años 70 y 80 del siglo XX se oía a menudo decir en los países europeos, hasta entonces tradicionalmente católicos, entre ellos Austria: “Cristo sí, Iglesia no”. Hacia el cambio de milenio, si no antes, esta afirmación fue sustituida por la pregunta sobre Dios en sí: ¿Dios. u otra cosa…?; ¿o qué? o nada… Aunque los sociólogos llevan todos estos años diciendo que el interés por la religión se mantiene, no ocurre lo mismo con el interés sobre Dios. ¿Religión, o espiritualidad, incluso sin Dios?

Ateísmo en Austria

El 30 de diciembre de 2019, la “Sociedad Religiosa Atea de Austria” (“Atheistische Religionsgesellschaft in Österreich”, ARG) presentó la solicitud para ser reconocida por el Estado como comunidad de fe confesional, el primer paso hacia el reconocimiento como comunidad religiosa legalmente reconocida. La ARG cumple con los requisitos legales, porque tiene más de 300 miembros; y no es el único grupo de ateos en Austria: hay más de media docena de ellos, los cuales representan, a su vez, sólo una fracción de todos los ateos de Austria. Otras asociaciones laicas critican la propuesta del ARG porque supondría complicidad con un sistema obsoleto.

Esto lleva a plantearse la pregunta: ¿puede el ateísmo ser una religión? ¿Lo es, o se convierte en religión cuando el Estado concede a una comunidad de ateos el reconocimiento como comunidad religiosa? ¿Qué entiende un Estado, en este caso Austria, por religión? No existe una definición precisa en las leyes austríacas. En general, se mencionan tres elementos como característicos en el concepto de religión: además de una interpretación global del mundo y de la posición del hombre en él, así como de las correspondientes orientaciones para la acción, es decisiva sobre todo la referencia a la trascendencia. Si esta falta, se habla de una “visión” o “concepción del mundo”.

Pero… el ateísmo como religión, ¿no es absurdo? Ateísmo significa “sin Dios”. Y la religión, ¿no tiene siempre que ver con Dios o con algo divino? Los representantes del ARG no creen en las deidades que, según ellos, “fueron creadas por los humanos”. A pesar de eso la ARG se entiende a sí misma como una comunidad religiosa: para ellos la religión es una especie de filosofía vivida, y la práctica de la religión es una ayuda práctica para la vida. Así, en la página web de la ARG se puede incluso leer acerca de pastoral atea, por ejemplo en situaciones de sufrimiento y muerte, incluso faltando la fe en un alma inmortal. La atención pastoral se acerca entonces a la psicoterapia.

El ateísmo, ¿una religión?

El Concilio Vaticano II, en la “Gaudium et Spes” (nn. 19-21), habla del ateísmo en relación con la dignidad humana: “El reconocimiento de Dios no se opone en modo alguno a la dignidad humana, ya que esta dignidad tiene en el mismo Dios su fundamento y perfección”. Y: “La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios”. En cambio, de acuerdo con las palabras del Concilio, “cuando faltan ese fundamento divino y esa esperanza de la vida eterna, la dignidad humana sufre lesiones gravísimas -es lo que hoy con frecuencia sucede-, y los enigmas de la vida y de la muerte, de la culpa y del dolor, quedan sin solucionar, llevando no raramente al hombre a la desesperación”.

Los representantes de la ARG responden a estas y otras preguntas en un nivel puramente humano, porque según su concepción, su “ethos” ha sido y es desarrollado y acordado por seres humanos, y los conceptos de valor son siempre de origen humano. Es cierto que entre ellos hay también valores generales, como “asumir responsabilidades” y “aprender de los errores”. Pero las cuestiones últimas, en el sentido del Concilio, se responden desde una perspectiva y una experiencia meramente humanas. Incluida la cuestión de la muerte: después de la muerte no hay nada. Tal vez eso haga que el hombre sienta dolor, pero a lo sumo será mientras viva.

Una cuestión sobre la trascendencia

El cristianismo es una religión de la Revelación: “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”, dice Yahvé cuando se aparece a Moisés en la zarza en el desierto. Dios ha hablado al hombre, “en estos últimos tiempos, por medio de su Hijo”, como dice la Carta a los Hebreos. La fe del hombre es siempre una respuesta del hombre a Dios que se dirige a Él. La actuación de la persona creyente se guía por las palabras y los hechos de Dios, en la medida en que los reconoce. Aunque Dios es el “totalmente otro” y, según Santo Tomás de Aquino, ignoramos de Dios mucho más de lo que sabemos, Dios sigue siendo reconocible: “El que me ve a mí, ve al Padre”, dice Jesús a Tomás en la Última cena, el Cenáculo. Incluso cuando, según las palabras del Concilio, el creyente como ser humano sigue siendo para sí mismo una pregunta sin resolver, sólo Dios puede dar la respuesta plena y segura.

La “Sociedad Religiosa Atea” no sabe nada de todo eso. Y, sin embargo, afirma ser una sociedad religiosa. Ve su referencia a la trascendencia en el hecho de que, por supuesto, se ocupa de Dios, aunque niega su existencia. El Tribunal Administrativo de Viena ha rechazado el 1 de junio de 2022 la solicitud de reconocimiento de la ARG como comunidad de fe, y la ha calificado como “comunidad de concepción del mundo”. El tribunal justifica su decisión diciendo que la concepción de la trascendencia que tiene la ARG es insuficiente para una comunidad religiosa, porque no se refiere a aquellos ámbitos que están fuera de toda experiencia consciente, planificable e inmanente, y que son objeto de una realidad “diferente”.

La Sociedad Religiosa Atea ha recurrido esta decisión ante el Tribunal Constitucional, el más alto tribunal de Austria. Para ello, invoca principalmente el artículo 14 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, ya que la decisión del Tribunal Administrativo de Viena desconocería la libertad religiosa de la ARG. Será interesante ver cómo resuelve el Tribunal Constitucional.

El autorFritz Brunthaler

Austria

Lecturas del domingo

La humildad de María. Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María (A)

Joseph Evans comenta las lecturas de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·5 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Las lecturas de hoy -en esta fiesta tan hermosa- ponen en contraste la vergüenza que supuso para la humanidad el pecado de Adán y Eva, y el honor de la humanidad mediante el sí fiel, el fiat, de María. Esta fiesta nos habla de la victoria de Dios sobre el pecado, que, de manera misteriosa, comenzó por adelantado en la Santísima Virgen María. Pero todo debido a la gracia de Dios. Por eso las lecturas de hoy nos hablan del “cántico nuevo” de Dios, de las “maravillas” que ha hecho y de su bendición “con toda clase de bendiciones espirituales” en Cristo.

Toda la humanidad había sido corrompida por la caída de nuestros primeros padres, como señala con fuerza en el Salmo 14: “Todos se extravían igualmente obstinados, no hay uno que obre bien”. Toda ella compartió de alguna manera la vergüenza de Adán y pudo decir con él a Dios: “Oí el ruido de ti en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí”. Todos, como Adán, tratamos de culpar a la mujer; y esta mujer, Eva, comparte ciertamente una gran parte de la culpa: “La mujer que me diste como compañera, me ofreció del fruto, y comí”.

Pero para preparar el camino del Santo, Dios hecho hombre que desharía la obra de Satanás, Dios preparó a una mujer santa que escucharía a Dios y no al diablo, una mujer que se humillaría ante Dios y no se levantaría, como Eva, en orgullosa rebeldía contra él. Adán y Eva querían “ser como Dios”. María sólo puede decir: “He aquí la esclava del Señor”. Intentaron escapar a Dios, desobedeciendo su voluntad. María se sometió obedientemente a su voluntad: “Hágase en mí según tu palabra”.

Hay dos maneras de salvarse: por curación o por prevención. Podemos curarnos de una enfermedad, pero es mucho mejor la vida sana que nos salva de caer en esa enfermedad. La Iglesia llegó a comprender que, aunque todos necesitamos la salvación de Cristo, María se salvó de una manera superior, por prevención: fue librada, desde el mismo momento de su concepción en el seno de su madre Ana, de cualquier mancha de pecado. Y esto, en función de su condición de Madre de Dios. Como quien iba a recibir en su seno al Dios Santísimo hecho hombre, como nueva Arca de la Alianza, fue preservada de todo pecado.

En marcado contraste con el “juego de la culpa” de Adán y Eva -habiéndose levantado con orgullo contra Dios, tratan con orgullo de eludir su propia responsabilidad- vemos la humildad de María. En ella se hacen realidad las palabras de Cristo: “El que se humilla será exaltado” (Mt 23, 12). Mientras que el orgullo lo mancha todo, en la humildad hay algo de “inmaculado”: limpia, purifica, preserva de corrupción. La Iglesia nos enseña por medio de estos textos que, si bien nunca podremos compartir plenamente la santidad de María, al menos podemos acercarnos a ella intentando participar de su humildad.

La homilía sobre las lecturas de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Vaticano

Papa Francisco: “La hipocresía es el peligro más grave»

El Papa Francisco ha rezado el Ángelus con los fieles reunidos en la plaza de san Pedro este segundo domingo de Adviento.

Paloma López Campos·4 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

El Sumo Pontífice se ha centrado en la figura de san Juan Bautista, “un hombre alérgico a la falsedad”. Juan da un grito de amor invitando a que demos “el fruto que pide la conversión”, a que no desperdiciemos nuestras vidas.

Francisco, siguiendo las enseñanzas del Bautista, ha afirmado que “la hipocresía es el peligro más grave, porque puede arruinar también las realidades más sagradas”. Jesucristo también es duro con los hipócritas, como se puede ver en el Evangelio.

El Papa señala que “para acoger a Dios no importa la destreza, sino la humildad. Este es el camino para acoger a Dios”. Hay que “bajar del pedestal y sumergirse en el agua del arrepentimiento”.

La Iglesia propone al Bautista para que nos acompañe en el Adviento porque “Juan, con sus reacciones alérgicas, nos hace reflexionar: ¿no somos también nosotros a veces un poco como aquellos fariseos? Tal vez miramos a los demás desde lo alto, pensando que somos mejores que ellos, que tenemos las riendas de nuestra vida, que no necesitamos cada día a Dios, a la Iglesia, a los hermanos”.

“El Adviento es un tiempo de gracia para quitarnos nuestras máscaras”. Para esto, dice el Papa, “el camino es uno solo: el de la humildad. Purificarnos del sentido de superioridad, del formalismo de la hipocresía. Para ver en los demás a hermanos y a hermanas, a pecadores como nosotros, y en Jesús ver al Salvador que viene para nosotros”.

No podemos desesperar, señala Francisco, no podemos pensar que nuestros pecados son demasiados pues “con Jesús la posibilidad de volver a empezar está siempre, nunca es tarde. Nunca. Siempre está la posibilidad de recomenzar. Tengan valentía, Él está cerca de nosotros y este es un tiempo de conversión”.

Francisco ha finalizado su intervención invitándonos a que “escuchemos el grito de amor de Juan para volver a Dios. No dejemos pasar este Adviento como los días del calendario. Porque este es un tiempo de gracia, ahora, aquí”. El Papa, además, ha recomendado que nos encomendemos a Santa María: “Que María, la humilde sierva del Señor, nos ayude a encontrar a Jesús y a los hermanos en el camino de la humildad”.

Evangelización

«La vida de Carmen Hernández representa la historia de la Iglesia en el siglo XX»

Carmen Hernández está más cerca de los altares. La Universidad Francisco de Vitoria acoge, este 4 de diciembre, la solemne sesión de apertura de la fase diocesana de la causa de beatificación y canonización de la sierva de Dios. Entrevistamos, con este motivo, a Aquilino Cayuela, autor de la biografía Carmen Hernández (BAC, 2021)

Maria José Atienza·4 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

El 19 de julio de 2016 fallecía en Madrid Carmen Hernández. Cofundadora del Camino Neocatecumenal, colaboradora insustituible de Kiko Argüello, esta mujer, natural de Ólvega (Soria) está cada vez más cerca de ser la primera santa ligada al Camino Neocatecumenal.

Aquella obra apostólica que comenzó en las barracas de la periferia madrileña es hoy una realidad, un camino, a través del que cientos de miles de personas se encuentran con Dios y viven su fe.

Aquilino Cayuela

Aquilino Cayuela es el autor de la biografía Carmen Hernández, publicada por la Biblioteca de Autores Cristianos en 2021.

Este catedrático de Filosofía Moral y Política de la Universitat Abat Oliba CEU destaca «la constancia e intensidad en su amor a Jesucristo, en todo tiempo, en las oscuridades y en las alegrías» en la vida de la co-iniciadora del Camino Neocatecumenal.

Escribir una biografía de una persona a la que muchos consideran santa, siempre es delicado, especialmente cuando quienes la conocieron de cerca serán sus lectores. ¿Qué ha supuesto para usted, escribir la biografía de Carmen?

­Para mí ha supuesto, de una parte, un honor y, de otra, una gran responsabilidad. Se trataba de la iniciadora, junto con Kiko Arguello, de una de las más importantes realidades eclesiales posteriores al Concilio. Efectivamente, era un trabajo delicado que he procurado desarrollar con el máximo rigor.

He buscado hacerlo con objetividad y equilibrio. Carmen, de alguna manera, era la gran desconocida, era tímida y reservada y tenía una muy rica vivencia de Jesucristo y la Iglesia, anterior a encontrase con Kiko, que casi nadie conocía bien. 

¿Cómo definiría a Carmen Hernández?

­–Era una mujer de gran personalidad e iniciativa. La ha caracterizado siempre un intenso amor a Cristo y a la Iglesia, desde su infancia. Una mujer, así mismo, inquieta e inconformista, de fuerte personalidad, con una fuerte vocación misionera y reformismo. Su propia vida y su búsqueda es ejemplar, en el sentido que representa lo fue la historia de la Iglesia en el siglo XX, su renovación y todo el entorno de Vaticano II.

La vida de Carmen Hernández no fue sencilla. ¿Qué puntos de su vida resultan las claves de la mujer catequista y misionera que hemos conocido?

Justamente los puntos de inflexión en su vida: cuando de muy joven vive dificultades para seguir su vocación misionera, y encuentra oposición en su padre. Más tarde, cuando las Misioneras de Cristo Jesús no la dejan continuar. Y, posteriormente, la intensidad de su encuentro con Jesús en su primer viaje a Tierra Santa.

Su providencial encuentro con Kiko y su decisión de seguir junto a él en una experiencia de catecumenado, que comienzan ellos mismos a llevar primero a España y, poco más tarde, a Italia y otros países.

El éxito del propio Camino como Iniciación Cristiana ella lo vive como una seria responsabilidad y pasa momentos de zozobra.

Carmen ha sido para muchos la mujer en la «sombra», sin embargo, no se entiende la realidad y el alcance del Camino Neocatecumenal sin ella. ¿Qué aporta Carmen al carisma iniciado por Kiko Argüello?

–Realmente, se dio una importante complementariedad entre ellos. Ella aporta la liturgia, la renovación del Vaticano II, la comprensión bíblica en el enlace con la traducción hebrea, la oración y el papel de la mujer en la Iglesia de hoy.

Ahora que la causa de beatificación y canonización de Carmen es una realidad. ¿En qué es Carmen un ejemplo para los fieles de hoy?

–Yo creo que hay distintos aspectos que cada uno puede contemplar en su biografía, pero resalta la constancia e intensidad en su amor a Jesucristo, en todo tiempo, en las oscuridades y en las alegrías.

carmen hernandez

En segundo lugar, su amor a la Iglesia y al Papa, su espíritu de renovación y su sincera vocación misionera, que la convierte en una mujer muy audaz. Resalta también su franqueza. Es perseverante en la oración y posee un fuerte vínculo con la Escritura. Es una persona muy auténtica en su vida y su obra, quería de todo corazón renovar la Iglesia de este tiempo para que hombres y mujeres se encontraran con el amor de Dios en Cristo Jesús.

Por último, su propuesta de feminidad es un modelo muy interesante.

Beatificación y canonización

La Universidad Francisco de Vitoria acoge, el 4 de diciembre, la solemne sesión de apertura de la fase diocesana de la causa de beatificación y canonización de la sierva de Dios Carmen Hernández.

La sesión, presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro contará con la presencia del equipo internacional del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, Mario Pezzi y Ascensión Romero, y el postulador, Carlos Metola. Además, se producirá el juramento del tribunal delegado para esta causa, formado por el delegado episcopal de Causas de los Santos de Madrid, Alberto Fernández; el promotor de justicia Martín Rodajo, y las notarias adjuntas Ana Gabriela Martínez, R. C. y Mercedes Alvaredo.

Como explicaba el postulador de esta causa, Carlos Metola a Omnes, la fama de santidad de Carmen Hernández comenzó al momento de su fallecimiento: «En muchas partes del mundo hay un convencimiento de que Carmen ha vivido su vida en santidad: tanto en su vida, como justo antes de morir y tras su muerte». De todo ello se ha ido recogiendo documentación. También de las visitas a la tumba de Carmen, por la que ya han pasado más de 35000 personas, la mayoría del Camino Neocatecumenal, pero también, muchas otras personas que se han acercado tras tener conocimiento de Carmen y su vida».

Enseñanzas del Papa

Esperanza y realismo en el camino

Tres temas cabe destacar entre las enseñanzas del Papa durante el mes de noviembre: la esperanza del Cielo, y sus consecuencias; la disposición para la fraternidad y la paz; la atención a los pobres y más necesitados. 

Ramiro Pellitero·4 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 8 minutos

La primera de ellas está ligada a las celebraciones propias de este mes de noviembre; la segunda, a su visita apostólica a Baréin; la tercera, a la Jornada mundial de los pobres.

Espera y sorpresa del Cielo 

La homilía del Papa en la misa por los cardenales y obispos difuntos a lo largo del año (2-XI-2022) se centró en dos palabras: espera y sorpresa.

La espera, explicó, expresa el sentido de la vida cristiana que va hacia el encuentro con Dios y la redención de nuestro cuerpo, resucitado y renovado (cf. Rem 8, 23). Allí el Señor, como dice bellamente el profeta Isaías, “aniquilará la muerte para siempre” y “enjugará las lágrimas de todos los rostros” (Es 25, 7). Y eso, observa Francisco, es bello. En cambio, es feo cuando esperamos que nos enjugue las lágrimas alguien o algo que, por no ser Dios, no puede hacerlo. O peor aún, cuando ni siquiera tenemos lágrimas. ¿Qué quiere decir esto?

En primer lugar, conviene examinar el contenido de nuestra espera. A veces nuestros deseos no tienen que ver con el Cielo. “Porque corremos el riesgo de aspirar continuamente a cosas que pasan, de confundir deseos con necesidades, de anteponer las expectativas del mundo a la espera de Dios”. Eso es como “perder de vista lo que importa para ir tras el viento”, y sería “el error más grande de la vida”. Por eso nos conviene preguntarnos: “¿Soy capaz de ir a lo esencial o me distraigo con tantas cosas superfluas? ¿Cultivo la esperanza o sigo quejándome, porque le doy demasiado valor a tantas cosas que no cuentan y que luego pasarán?”.

La capacidad para tener lágrimas

La segunda observación (la capacidad para tener lágrimas) se puede ver en relación con la compasión y misericordia. Francisco lo explica con la sorpresa que encontramos en el Evangelio: “En el tribunal divino, el único mérito y acusación es la misericordia hacia los pobres y los descartados: ‘Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis’, sentencia Jesús (Mt 25, 40). El Altísimo parece estar en los más pequeños. Quien habita en los cielos vive entre los más insignificantes del mundo. ¡Qué sorpresa!”.

¿Y por qué será así?, cabría preguntar. Y cabría responder como lo hace Francisco: porque Jesús ha nacido y vivido pobre y humilde (desprendido de su condición divina) y se nos ha entregado gratuitamente (sin ningún mérito previo por nuestra parte). Y así nos revela la medida del valor de nuestra vida: el amor, la misericordia, la generosidad. 

Consecuencia, ahora, para nosotros: “Entonces, para prepararnos, sabemos qué hacer: amar gratuitamente y a fondo perdido, sin esperar nada a cambio, a los que están incluidos en su lista de preferencias, a los que no pueden devolvernos nada, a los que no nos atraen, a los que sirven a los pequeños”. Cuando llegue el juicio final, nos encontraremos, pues, con esa “sorpresa”, que deberíamos haber conocido, por ser cristianos. Por tanto, nos aconseja Francisco, “no nos dejemos sorprender nosotros también”. No endulcemos el sabor del Evangelio por conveniencia o comodidad, no lo atenuemos, no diluyamos su mensaje y las palabras de Jesús. 

¿Queremos cosas concretas?“De simples discípulos del Maestro pasamos a ser maestros de la complejidad, que hablan mucho y hacen poco, que buscan respuestas más ante el ordenador que ante el Crucifijo, en Internet en vez de en los ojos de los hermanos y hermanas; cristianos que comentan, debaten y exponen teorías, pero no conocen ni siquiera a un pobre por su nombre, no han visitado a un enfermo en meses, nunca han alimentado o vestido a alguien, jamás han hecho amistad con un indigente, olvidando que ‘el programa del cristiano es un corazón que ve’ (Benedicto XVI, Deus caritas esto, 31)”.

En definitiva, ante la pregunta: ¿Y cuándo te vimos…?, la respuesta es: ahora, cada día. Así lo explica el sucesor de Pedro. La respuesta más personal, la que espera el Señor de cada uno no son las aclaraciones y los análisis y las justificaciones (que sin duda son importantes y Él tiene y tendrá en cuenta). Lo más importante está en nuestras manos y cada uno somos responsables. 

Esta es la enseñanza, que nos interpela directamente, combinando la llamada a la esperanza con el realismo: “Hoy el Señor nos recuerda que la muerte viene a hacer la verdad sobre la vida y quita cualquier circunstancia atenuante a la misericordia. Hermanos, hermanas, no podemos decir que no sabemos. No podemos confundir la realidad de la belleza con el maquillaje hecho artificialmente”.

En último término, la medida de nuestra vida no es otra que el amor, entendido a fondo y con verdad, como Jesús lo vive y revela: “El Evangelio explica cómo vivir la espera: vamos al encuentro de Dios amando porque Él es amor. Y, en el día de nuestra despedida, la sorpresa será feliz si ahora nos dejamos sorprender por la presencia de Dios, que nos espera entre los pobres y heridos del mundo. No tengamos miedo de esa sorpresa: vayamos adelante en las cosas que nos dice el Evangelio, para ser juzgados como justos al final. Dios espera ser acariciado no con palabras, sino con hechos”.

Dilatar los horizontes de la fraternidad y de la paz

El viaje apostólico de Francisco al reino de Baréin (del 3 al 6 de noviembre) tenía como objetivo, según declaró el Papa al hacer su balance tres días después de volver (cfr. Audiencia general,9-XI-2022), dilatar los horizontes de la fraternidad y de la paz en nuestro mundo. Y se preguntaba, también ese día, por qué visitar un pequeño país con una mayoría musulmana, si hay muchos países cristianos… Y respondía con tres palabras: diálogo, encuentro y camino.

Diálogo, porque ese lugar -que avanza en la paz, a pesar de estar compuesto de muchas islas- muestra que el diálogo es el oxígeno de la vida. Y ello pide renunciar al egoísmo de la propia nación, la apertura a las demás, la búsqueda de la unidad (cfr. Gaudium et spes, 82) para avanzar, con la guía de los líderes religiosos y civiles, en los grandes temas que tenemos planteados a nivel universal: “el olvido de Dios, la tragedia del hambre, la protección de la creación, la paz”. Ese era el sentido del foro que el Papa fue a clausurar, titulado Oriente y Occidente por la convivencia humana. El diálogo debe fomentar el encuentro y rechazar la guerra. Francisco se refirió una vez más a la situación en Ucrania, como uno entre otros conflictos que no se pueden resolver mediante la guerra. 

No puede haber diálogo sin encuentro. El Papa se encontró con líderes musulmanes (el Gran Imán de Al-Azhar), con los jóvenes del colegio Sagrado Corazón, con el Consejo musulmán de ancianos, que promueve las relaciones entre las comunidades islámicas, en nombre del respeto, la moderación y la paz, oponiéndose al fundamentalismo y a la violencia.

Y así este viaje se inscribe en un camino. El camino que comenzó san Juan Pablo II cuando fue a Marruecos (en agosto de 1985), para ayudar al diálogo entre creyentes cristianos y musulmanes, que promueve la paz. El lema del viaje era: Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. El diálogo, explica el Papa, no diluye la identidad propia, sino que la exige y la supone. “Si no tienes identidad, no puedes dialogar, porque ni siquiera entiendes lo que eres”.Francisco impulsó el diálogo en Baréin también entre cristianos, en su encuentro con cristianos de diversas confesiones y ritos en la catedral de Nuestra Señora de Arabia (4-XI-2022).

Y el diálogo lo necesitamos también los católicos entre nosotros. Así quedó claro en la misa celebrada en el estadio nacional (5-XI-2022) donde el Papa les habló de “amar siempre” (también a los enemigos) y “amar a todos”. Y también en el encuentro de oración en la iglesia del Sagrado Corazón de Manama (6-XI-2022), donde les habló de alegría, de unidad y de “profecía” (implicarse con los problemas de los demás, dar testimonio, llevar la luz del mensaje evangélico, buscar la justicia y la paz).

En su valoración del viaje, el Papa llamó de nuevo a “dilatar horizontes”: los horizontes de la fraternidad humana y de la paz. ¿Cómo hacerlo en concreto? Mediante la apertura a los demás, ampliando los propios intereses, dándose más a conocer. “Si te dedicas a conocer a los demás, nunca te sentirás amenazado. Pero si tienes miedo de los demás, tú mismo serás una amenaza para ellos. El camino de la fraternidad y de la paz, para avanzar, necesita de todos y cada uno. Yo doy la mano, pero si no hay otra mano al otro lado, no sirve de nada”.

El templo, el discernimiento y los pobres

Han transcurrido cinco años desde que Francisco instituyó la Jornada Mundial de los Pobres. En esta ocasión (cfr. Homilía, 13-XI-2022, y Mensaje para esta jornada, publicado el 13 de junio pasado), el Papa se refirió a la realidad del templo de Jerusalén, que muchos admiraban en su esplendor (cfr. Lc 21, 5-11). Ese templo, en la perspectiva cristiana, era prefiguración del verdadero templo de Dios, es decir, Jesús como cabeza de la Iglesia (cfr. Jn 2, 18-21).

Es algo que nos afecta personalmente. Porque ese trasfondo de la historia de la salvación y de la fe cristiana debe ser traducido en concreto, en el aquí y ahora de nuestra vida, mediante el discernimiento. Para mostrarlo, en esta ocasión el Papa se ha fijado en dos exhortaciones del Señor: “no os dejéis engañar”, y “dar testimonio”. 

Discernimiento para no dejarse engañar

Los oyentes de Jesús se preocupaban por cuándo y cómo se producirían los espantosos acontecimientos que les estaba anunciando (entre ellos la destrucción del templo). Tampoco nosotros, aconseja Francisco, hemos de dejarnos llevar por “la tentación de leer los hechos más dramáticos de manera supersticiosa o catastrófica, como si ya estuviéramos cerca del fin del mundo y ya no valiera la pena empeñarnos en nada bueno”. Jesús nos dice, en palabras del Papa: “Aprended a leer los acontecimientos con los ojos de la fe, seguros de que estando cerca de Dios ni un cabello de vuestra cabeza perecerá” (Lc 21, 18).

Además, aunque la historia está llena de situaciones dramáticas, guerras y calamidades, eso no es el fin, ni es para paralizarse por el miedo o el derrotismo de quien piensa que todo está perdido y es inútil esforzarse. El cristiano no se deja atrofiar por la resignación ni por el desánimo. Ni siquiera en las situaciones más difíciles, “porque su Dios es el Dios de la resurrección y de la esperanza, que siempre nos levanta: con Él siempre se puede mira arriba, recomenzar y volver a empezar”. 

Ocasión de testimonio y trabajo

Y por eso la segunda exhortación de Jesús, después de “no os dejéis engañar”, está en positivo. Dice: “Esto os servirá de ocasión para dar testimonio” (v. 13).Se detiene el Papa en esa expresión: ocasión de dar testimonio. La ocasión significa tener la oportunidad de hacer algo bueno a partir de las circunstancias de la vida, aun cuando no sean las ideales. 

“Es un arte hermoso, típicamente cristiano: no ser víctimas de lo que sucede -el cristiano no es víctima y la psicología victimista es mala, nos hace daño-, sino aprovechar la oportunidad que se esconde en todo lo que nos pasa, el bien que se puede, ese poco bien que se pueda hacer, y construir incluso a partir de situaciones negativas”

Típica de Francisco es la afirmación, que repite aquí, de que toda crisis es una posibilidad y ofrece oportunidades de crecimiento (está abierta hacia Dios y los demás). Y que el mal espíritu intenta que la crisis se transforme en conflicto (algo cerrado, sin horizonte y sin salida). De hecho, al examinar o “releer” nuestra historia personal nos damos cuenta de que, con frecuencia, los pasos más importantes los hemos dado dentro de ciertas crisis o pruebas, donde no controlábamos del todo la situación.

Por ello, ante las crisis y conflictos que presenciamos -en relación con la violencia, el cambio climático, la pandemia, el paro laboral, las migraciones forzosas, la miseria, etc.- cada día, no podemos malgastar o derrochar el dinero, desperdiciar nuestra vida, sin tomar coraje y seguir adelante.

“Al contrario, demos testimonio” de que se puede construir un mundo algo más fraterno, seamos más valientes para ponernos al lado de los débiles, afrontemos esta historia que nos toca vivir (Aquí podemos ver una llamada a las obras de misericordia, al trabajo bien hecho, con espíritu de servicio, a la búsqueda de la justicia en nuestras relaciones con los demás, al mejoramiento de nuestra sociedad). “Siempre debemos repetirnos esto, especialmente en los momentos más dolorosos: Dios es Padre y está a mi lado, me conoce y me ama, vela sobre mí, no se duerme, me cuida y con Él no se perderá ni un cabello de mi cabeza”.

Pero no se queda ahí la cuestión (porque la fe se vive en las obras): “¿Y yo cómo respondo a esto? […] Al ver todo eso, ¿qué siento yo, como cristiano, que debo hacer en este momento?”. Alude Francisco a una vieja tradición cristiana, presente también en los pueblos de Italia: en la cena de Navidad, dejar un lugar vacío para el Señor que puede llamar a la puerta en la persona de un pobre necesitado. Pero, observa, ¿mi corazón tendrá un lugar libre para esa gente, o estaré muy ocupado con los amigos, los eventos y las obligaciones sociales?

“No podemos quedarnos” -concluye- “como aquellos de los que habla el Evangelio, admirando las hermosas piedras del templo, sin reconocer el verdadero templo de Dios, el ser humano, el hombre y la mujer, especialmente el pobre, en cuyo rostro, en cuya historia, en cuyas llagas está Jesús. Lo dijo Él. No lo olvidemos nunca”.

España

«Hemos descubierto a una Carmen profundamente enamorada de Cristo»

El día en que arranca la fase diocesana de la causa de beatificación de Carmen Hernández, Omnes trae de nuevo una entrevista que se realizó el año pasado a Carlos Metola, postulador diocesano.

Maria José Atienza·4 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Hace seis años fallecía en Madrid Carmen Hernández, iniciadora, junto a Kiko Arguello, del Camino Neocatecumenal. Cinco años que, siguiendo las normas canónicas vigentes, hacen posible la petición de la apertura de la Causa de Beatificación de una mujer “profundamente enamorada de Cristo, como la describe, en esta entrevista con Omnes, Carlos Metola, postulador diocesano nombrado por el Camino Neocatecumenal.

Hace apenas dos meses, al finalizar la Misa con motivo del quinto aniversario del fallecimiento de Carmen, usted entregaba al cardenal Osoro del libelo de demanda, en el que pide formalmente el inicio de la causa de beatificación de Carmen. En este tiempo, ¿cómo ha sido el proceso de reunir la documentación necesaria para esta causa?

– Cuando murió Carmen en 2016 empecé, junto con algunos colaboradores, a recoger toda la documentación que ella había generado durante toda su vida: sus escritos, cartas que había escrito -de las cuales hacía una especie de borrador- y otras cartas que ella recibía y que hemos recuperado.

Carmen escribía mucho. Para hacer las catequesis, por ejemplo, hacía unos borradores que preparaba con mucha antelación, con muchos libros y apuntes. Carmen y Kiko han predicado el Evangelio principalmente de forma oral, en convivencias, retiros, encuentros… gracias a Dios, todo eso se ha ido grabando yse han podido transcribir sus palabras.

Toda esta documentación escrita la hemos sub-divivido en temas que, a partir de ahora, serán estudiados por la comisión histórica y los censores teólogos de la Archidiócesis de Madrid.

También hemos recogido los testimonios de su fama de santidad y su fama de signos: esas muestras de la capacidad de intercesión de Carmen en el cielo. Las gracias y favores de estos años superan las 1700. Tenemos favores de todo tipo: desde aprobar un examen,  o que salga bien una operación a otras que muestran una ayuda o gracia de Dios por intercesión de Carmen que roza lo extraordinario.

Nos hemos dado cuenta que, en muchas partes del mundo hay un fumus, un convencimiento de que Carmen ha vivido su vida en santidad: tanto en su vida, como justo antes de morir y tras su muerte. De todo ello se ha ido recogiendo documentación. También de las visitas a la tumba de Carmen, por la que ya han pasado más de 35000 personas, la mayoría del Camino Neocatecumenal, pero también, muchas otras personas que se han acercado tras tener conocimiento de Carmen y su vida.

postulador carmen
Carlos Metola entrega el libelo de demanda de apertura del proceso al Cardenal Osoro

Una de las tareas de los postuladores es adentrarse en “el alma” de las personas a quienes se quiere elevar a los altares. Usted ha conocido a Carmen en vida pero, ¿qué  Carmen ha conocido a través de sus escritos o testimonios que desconocía?

-Carmen escribía todos los días de su vida. Tiene diarios de más de treinta años. Cada jornada realizaba un pequeño resumen del día. Lo que hemos encontrado en esos escritos es un amor inmenso a Jesucristo. Todos los días tiene anotaciones como “Señor, qué bien que estamos a solas”, “Señor yo te quiero”, “Señor ayúdame”…

Carmen ha pasado muchos momentos de sufrimiento y de combate, porque no es fácil empezar. El Señor suscitó el Camino Neocatecumenal como una iniciación cristiana. Me explico: durante muchos siglos se entraba en la Iglesia de pequeño pero llegado a la edad adolescente o adulta, la fe que se vivía se quedaba pequeña ante los problemas afectivos, sexuales, económicos, de competitividad y ahí surgía la duda de ¿dónde está la fe?, ¿por qué el Bautismo recibido no se ha hecho un árbol grande y lleno de fruto? Pues porque es necesario que la semilla de la fe recibida sea regada y crezca. Y esto es lo que han hecho Carmen y Kiko: empezar una iniciación cristiana.

Carmen se daba cuenta que el Señor había puesto en sus manos un instrumento estupendo para que la fe madurara y creciera hasta la estatura de Cristo. Ella no quería hacer una congregación o un movimiento, quería renovar la Iglesia, las parroquias. Todo esto lo reflejaba en sus diarios.

Carmen se daba cuenta que la Eucaristía y la Reconciliación son sacramentos fundamentales, porque nos acompañan en la vida cristiana. Estudió ambos sacramentos durante años, hasta las raíces. En estas notas refleja, por ejemplo, esa necesidad de redescubrir la riqueza de nuestro Bautismo, la riqueza de los sacramentos y de la Palabra de Dios.

Muchas veces en los encuentros el que hablaba era Kiko, pero lo que Kiko decía lo había preparado junto a Carmen. Ella lo había preparado, lo habían comentado. El propio Kiko apunta que Carmen era el alma del camino Neocatecumenal, sin ella, el Camino no habría sido posible.

Carmen refleja en sus escritos un amor a Cristo, que le hace heroicamente estar en retaguardia, en la parte de atrás y también un amor grandísimo a la Iglesia, al Papa y una preocupación por lo que ella llamaba las ovejas perdidas: esas personas que, dentro de sus comunidades neocatecumenales, están pasando por una situación difícil, de sufrimiento especial…

Leer las anotaciones de Carmen refleja eso: un amor grandísimo e íntimo a Cristo, a la Iglesia y a los demás.

Curiosamente, en días en los que, por ejemplo, había tenido lugar un encuentro multitudinario con jóvenes en sus apuntes encontramos que sí, da gracias al Señor por ese encuentro, pero enseguida vuelve a su intimidad con Cristo, “Señor yo te quiero, ayúdame, no me dejes caer…”.

Muchas veces Carmen pasaba lo que podríamos llamar “noches oscuras”, una especie de sensación de que el Señor “se le iba” que es el combate de los que anuncian el Evangelio. En sus notas, en muchas ocasiones habla a Dios así, pidiendo que se quede con ella, como una enamorada de Cristo.

Usted ha apuntado que Kiko, iniciador del Camino Neocatecumenal, ha calificado a Carmen como el alma. El alma “no se ve” pero sin ella no hay vida…

– Si. Efectivamente, hay un aspecto de la santidad que es externo. No porque uno se gloríe de ello, sino porque se nota. Quienes hemos conocido a Carmen veíamos su santidad: cuando rezaba, hablaba o nos preguntaba. Pero hay otro aspecto escondido. En la carta a los Colosenses San Pablo dice “vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Es decir, hay un aspecto de la santidad oculto en Cristo. No se puede ser santo si no se tiene una relación seria y profunda con Cristo.

Carmen rezaba las horas del Salterio y las rezaba de verdad, despacio, y a todos nos enseñaba esto: que un cristiano no puede empezar “a lo rápido”, sino que es un proceso. Hay que ponerse de cara al Señor, porque el amor de Dios nos cambia la forma de ver la vida. Carmen tenía un gran amor a la Escritura, la subrayaba, tenía pasajes señalados… se la sabía y siempre encontraba algo nuevo en la Palabra de Dios. Ella tenia esa vida oculta en Dios, y eso es lo que yo como postulador, tengo que demostrar, que aparte de la cara humana y conocida, hay una parte oculta: ese diálogo mudo y constante con Dios que ha de tener todo cristiano y que Carmen vivió.

La esperada apertura de la Causa de Beatificación de Carmen supone la primera persona de esta realidad eclesial que puede ser declarada públicamente santa. ¿Cómo están viviendo en el Camino este proceso?

-Para el Camino esto es nuevo. Es cierto que esta la causa de Marta Obregón, que ha concluido su fase diocesana y la documentación está en Roma, pero en ese caso es por vía de martirio, porque murió por defender su castidad. En el caso de Carmen, la vía por la que se pide la apertura de la Causa es la vida, virtudes y fama de santidad. Estamos recibiendo mucha ayuda, por ejemplo, del Delegado de las causas de los santos de Madrid, el P. Alberto Fernández.

Hay varias cosas que nos ayudan e impulsan: ver que, de todas partes del mundo llegan favores y gracias y, por supuesto, conocer a fondo esos escritos que, hasta ahora teníamos algo dispersos y que, en conjunto, forman algo muy serio, histórico: la fe profunda de Carmen que supone un ejemplo para todos.

Evangelización

Personas discapacitadas y participación en la vida de la Iglesia

Aunque el trabajo de la Iglesia con personas con discapacidad no es nuevo, las dificultades con las que se encuentran estos fieles y sus familias continúan siendo numerosas. Las barreras físicas y los prejuicios siguen presentes a la hora de una vivencia plena de la fe y la participación de la comunidad eclesial de estas personas. 

Maria José Atienza·3 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Uno de los verdaderos asuntos pendientes de la Iglesia es, sin duda, el de la integración pastoral de las personas con discapacidad. Aunque se están dando pasos, en comunidades concretas y casi siempre alentados por la presencia de personas con discapacidades diversas, físicas o intelectuales, la realidad es que la atención de estas personas, especialmente en el campo de la discapacidad intelectual sigue siendo escasa y poco trabajada.

Hace unos meses, dentro del itinerario sinodal, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, de acuerdo con la Secretaría General del Sínodo, invitó a una treintena de personas con discapacidad de los cinco continentes a contribuir al Sínodo con sus experiencias diversas. De sus aportaciones y reflexiones nació el documento La Iglesia es nuestra casa. En este documento se explicitaba la necesidad de “distanciarse de ciertas ideas que han marcado el enfoque de la Iglesia sobre esta cuestión. La primera es la de quienes veían en ella el resultado de una culpa; la segunda es la de quienes pensaban que los discapacitados eran de alguna manera purificados por el sufrimiento que experimentaban y, por ello, de alguna manera más cercanos al Señor”.

A esto se unía el hecho de que el interés pastoral se ha centrado “principalmente en las familias o en las instituciones asistenciales que las cuidaban” de manera histórica. 

La Iglesia es nuestra casa pide, con valentía, un cambio de mentalidad en la Iglesia: reconocer, verdaderamente que “el Señor ha asumido en sí mismo todo, pero verdaderamente todo lo que pertenece a la humanidad concreta e histórica, en todas sus posibles declinaciones, las de todo hombre y toda mujer incluida la discapacidad”.

Son muchas las personas con discapacidad que forman parte de nuestras comunidades. En el caso de discapacidades intelectuales es aún más notorio que la vida de estas personas se respeta en mayor medida en comunidades de fe. Sin embargo, aún queda mucho por recorrer. 

La fe se respira en casa

María Teresa e Ignacio saben mucho de vivir la fe junto a personas discapacitadas. Tienen siete hijos, uno de los cuales, Ignacio, padece una leve discapacidad intelectual y el más pequeño, José María, nació con síndrome de Down. Su experiencia subraya la idea recogida en el documento La Iglesia es nuestra casa cuando afirma que la vivencia de fe junto a personas discapacitadas “puede ayudar a superar la idea de que es nuestra capacidad intelectual la que genera la amistad con Jesús”. 

De hecho, Maria Teresa apunta que “las personas con discapacidad tienen de capacidad de captar la trascendencia mucho más amplia y limpia que el resto, incluidos los padres”. Eso sí, se hace necesario un lenguaje distinto y adaptado que en general, no hay. De hecho, explica María Teresa, “mucha gente lo está haciendo por su cuenta”. 

Esta madre de dos hijos con necesidades destaca que “muchas veces nos encontramos que se trata a los jóvenes como niños pequeños, y eso no puede ser. Cada uno tiene una necesidad distinta de formación, una expresión diferente de su fe. Hay que acompañarlos para que lleguen al mismo punto que los demás por el camino que ellos necesitan. Por ejemplo, a través de la lectura fácil. No se trata de rebajar conceptos sino de cómo están expuestos y no, por ser más accesibles, son menos serios. Se puede explicar la Trinidad o la conversión del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo de tal manera que ellos lo puedan comprender y no hace falta que le pongamos dibujitos de niño pequeño a un tío de 24 años”, concluye contundente. 

Su afirmación se une a la petición de estas personas de “superar cualquier actitud paternalista hacia quienes experimentan una condición de discapacidad y superar la idea de que debemos ser atendidos exclusivamente”, recogida en el documento del Dicasterio, que califica de “urgente un cambio de mentalidad que ayude a captar el potencial de cada uno”. 

Como afirma La Iglesia es nuestra casa: “Es necesario un cambio de paradigma que parta de una profundización teológica capaz de explicitar de forma clara y contundente la dignidad de la persona con discapacidad como igual a cualquier otro ser humano, promoviendo su plena participación en la vida de la Iglesia”. 

Libros

Cartas desde China

Don José Antonio García-Prieto escribe para Omnes esta pequeña reseña de un libro sobre un misionero en China, muy acorde con la fiesta del santo que celebramos 3 de diciembre: San Francisco Javier.

Francisco Otamendi·3 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Fulgencio de Bargota. Cartas desde Kansu (China) 1927-1930”, es el título del pequeño libro de 150 páginas, publicado recientemente por la editorial Fonte. Recoge las cartas que el religioso capuchino Fulgencio (Jerónimo Segura) en los comienzos de su aventura misionera en China, enviaba a los Padres Capuchinos de Pamplona, y que éstos fueron publicando en su revista “Verdad y Caridad”. Ahora ven de nuevo la luz, gracias a la esmerada recopilación de Magdalena Aguinaga, quien tuvo conocimiento de ellas a través del historiador navarro y Premio Príncipe de Viana 2014, Tarsicio de Azcona, también capuchino.   

Fulgencio, nacido en 1899, tomó los hábitos muy joven y fue ordenado sacerdote en Pamplona el año 1923, partía para China en 1927, junto con tres misioneros más. Después de rezar en Lourdes y embarcar en Génova, tardarían casi seis meses en llegar a su destino definitivo, en el Kansu oriental, a unos dos mil kilómetros de Shanghai. La Providencia dispuso que muriese muy joven, de tifus, con solo 31 años. Sin embargo, sus “Cartas” dejan traslucir la acción de la gracia divina en su alma, porque reflejan una llamativa armonía entre su juvenil ardor apostólico, que aparece en las frecuentes y graves circunstancias que afrontó arriesgando muchas veces su vida, y la madurez que muestra en sus juicios y comentarios sobre esas vicisitudes y sobre la situación social e histórica de China, desgarrada en aquellos años por continuas guerras civiles en su extenso territorio.

Su ardor misionero está siempre vivo como muestra, entre otros, en este pasaje de una carta de 1929 dirigida a los estudiantes de Fuenterrabía: “Hace unos días bautizamos a 17 catecúmenos ¡Vaya unos puntapiés que le dimos al demonio!… y los que le esperan! Por Navidad hice una pequeña incursión a Sant-chá en la que pasé hambre, frío horrible y grave peligro de caer en manos de ladrones. El día mismo de Navidad mi suculento menú se compuso de los siguientes platos: primero, buen apetito; segundo, una pera; tercero, un pedazo de pan; cuarto, las gracias y no se levantaron manteles porque brillaban por su ausencia. ¿Creerán que perdí el buen temple? Nada más lejos de la realidad. Estaba más contento que las Pascuas que celebraba. Me ocurría lo que dice el gran misionero, San Pablo: Scio et esurire, et penuriam pati, y ¡qué mejor manjar que acercarnos un poquito a este modelo de misioneros y vivir su vida y seguir su pasos, aunque de lejos; desde ahora ya te puedes encariñar con San Pablo. No hay cosa como sus cartas”.

Son muy destacables el exquisito respeto por la cultura china y por la plena libertad de las personas antes de permitirles abrazar la fe cristiana. Así, ante un catecúmeno entrado ya en años, que le pedía exultante el bautismo, Fulgencio muestra cierta reticencia que expresa en estos términos: “¿Qué misterioso resorte le había movido a pedir aquella tarde y con aquel fervor el bautismo? ¿Sería la bulliciosa alegría que manifestaban los catecúmenos?”. Y decidió retrasarlo algún tiempo para asegurarse de que aquel hombre había captado bien la doctrina cristiana y que recibiría el bautismo con absoluta libertad. 

La autora de la recopilación de las “Cartas” introduce numerosos y sugerentes comentarios, a pie de página, que enriquecen el ya ameno relato del misionero. Así, a propósito del suceso apenas apuntado del catecúmeno ansioso del bautismo y la prudencia del misionero, escribe la autora: “Resulta interesante comprobar, a distancia de casi un siglo, el respeto a la libertad de los misioneros hacia los catecúmenos, dejándolos que libremente pidieran los sacramentos”. 

En otra carta en la que Fulgencio se detiene a comentar la presencia en China de varios millones de mahometanos y la historia de su progresiva llegada al país, la autora del libro escribe: “En esta carta advertimos la faceta de historiador de Fulgencio de Bargota, quien en tan breve tiempo en China, es capaz de elaborar un interesante estudio del Islamismo; pensamos que con poco acceso a fuentes escritas. También por la escasez de tiempo ante la urgencia de la misión”.

No faltan en las “Cartas” breves historias de personajes -mendigos, ciegos, huérfanos- que recibieron en la misión capuchina una fraterna acogida, llena de calor humano y cristiano. En su conjunto testimonian, una vez más, la riqueza humana y sobrenatural de la obra misionera de la Iglesia en el Lejano Oriente, comenzada ya en el siglo XVI por san Francisco Javier. Ojalá que el libro llegue a un extenso público y la lectura directa de estas “Cartas” alcance eco en sus vidas.

El autorFrancisco Otamendi

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Evangelización

San Francisco de Javier

San Francisco de Javier, amigo de san Ignacio de Loyola, fue un sacerdote misionero que por su labor evangélica fue nombrado el "apóstol de las Indias".

Pedro Estaún·3 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Francisco nació en el castillo de Javier (Navarra) el 7 de abril de 1506. Hijo de Juan de Jaso y de María Azpilcueta. Era el pequeño de cinco hermanos. Su madre, mujer muy piadosa, supo transmitir este valor a su hijo y le inculcó una gran devoción a Cristo representado en una imagen que todavía se venera hoy en la capilla del castillo.

A los 18 años decide ir a estudiar a París donde cursó Latín, Letras humanas y Artes. Se alojó en el Colegio Mayor Santa Bárbara, donde compartió habitación con Pedro Fabro y más tarde con Ignacio de Loyola. Era un buen estudiante y en 1529 aprobó el examen de Bachiller en Artes con 23 años. Ese mismo año muere su madre. Al año siguiente consiguió la Licenciatura. En adelante se le podía llamar ya Maestro Francisco. Durante tres cursos fue profesor de Filosofía en el colegio de Beauvois y, mientras tanto, estudió Teología. 

Gozaba de unas excelentes cualidades humanas: listo, gran deportista y un joven divertido; tanto por la posición de su familia como por su propia capacidad, estaba en excelentes condiciones para escalar puestos honoríficos. Poco a poco Ignacio de Loyola le fue conquistando y le introdujo en el círculo de sus amigos. Le repetía con frecuencia la frase del Evangelio: «Javier ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si al final pierde su alma?» Esto le llevó a una auténtica conversión que fue muy sonada en el ambiente en el que se movía. 

Comienza entonces un nuevo modo de vida con otros jóvenes de París con sus mismas inquietudes, y el 15 de agosto de 1534, a los 28 años, hace sus votos en Montmatre con los primeros compañeros. En septiembre se retira a hacer unos Ejercicios Espirituales, termina sus estudios de Teología y se traslada con sus ocho compañeros a Venecia en 1537. Allí les esperaba Ignacio de Loyola con la intención de embarcarse para Tierra Santa. La guerra con Turquía impidió la salida de las naves y optaron entonces por trabajar con los enfermos en los hospitales de Venecia. Después marcharon en peregrinación a Roma donde se pusieron a  disposición del Romano Pontífice. El Papa los recibió y les otorgó el permiso para ordenarse sacerdotes y peregrinar a Jerusalén. El 24 de junio de ese mismo año Javier fue ordenado sacerdote en Venecia.

Los dos años siguientes (1538-1540) fueron  decisivos en la vida de ese grupo de jóvenes sacerdotes. Querían trabajar en la Iglesia y dedicarse a ayudar a la gente, y lo querían hacer como grupo al estilo de las órdenes religiosas, pero con más agilidad, para estar donde fuese más necesario en cada momento. El 27 de septiembre de 1540, el Papa Pablo III aprobó la naciente Compañía de Jesús, en la que Javier tuvo una parte muy importante. Ignacio de Loyola fue nombrado Padre General y Francisco el primer secretario y mano derecha de Ignacio.

El embajador de Portugal, Pedro de Mascareñas, pidió aquel año al Papa que enviara misioneros a Oriente. Fueron elegidos Simón Rodríguez y Nicolás Alonso de Bobadilla, pero antes de iniciar el viaje, Bobadilla enfermó gravemente y a última hora se determinó que fuera Javier. Así surgió su vocación misionera. El 7 de abril de 1541, el día en que Javier cumplía 35 años, partió la nave desde Lisboa rumbo a la India. El viaje fue largo y accidentado. A finales de agosto llegaron a Mozambique, donde permanecieron seis meses por causa del monzón. Javier se dedicó fundamentalmente a cuidar enfermos. El 6 de mayo de 1542 llegaron por fin a Goa, capital de la India portuguesa.

Comenzó allí trabajando en la costa de Pesquería con los paravas, pescadores de perlas, desarrollando una enorme y variada labor: hizo de mediador en la guerra con los badagas que se presentaba muy cruenta; realizó numerosos viajes: a Comorín, Travancor, Ceilán…, y a la costa Este de la India. De abril a agosto de 1545 permanece en Santo Tomé, donde está la tumba del apóstol santo Tomás, y decide viajar más al Oriente todavía, a Malaca y a las islas Molucas, en Indonesia, donde estará dos años (1545-1547) recorriendo varias islas: Amboino, Ternate, Moro… Vuelve a la base en Goa, y permanece allí año y medio, mientras prepara su viaje a Japón, donde estará tres años. Recorre varias ciudades: Kagoshima, Yamaguchi, Miyako, Kyoto… en medio de grandes dificultades de lengua, situación política, clima, etc. Regresa de nuevo a Goa, donde tiene unos meses de intenso trabajo: había sido nombrado Provincial de la India. Escribe muchas cartas y soluciona graves problemas, pues faltaban misioneros y eran muchas las conversiones. A pesar de las necesidades concretas de la India, piensa que es fundamental abrirse a China. Era como ir al corazón de Asia. El 21 de julio de 1552 llega a Singapur, y poco después arriba a la isla de Sancián, a 30 leguas de las costas de China y de la ciudad de Cantón. Allí encuentra numerosas dificultades y muchos de los que le seguían le abandonaron; Javier quedó enfermo y acompañado únicamente por su criado indio y el chino Antonio.

El día 3 de diciembre de 1552, Francisco de Javier moría en Sancián, a las puertas de China. Su único acompañante y testigo, Antonio, lo cuenta así: «El día 21 de noviembre se desvaneció cuando celebraba la misa. El día 1 de diciembre recobró el conocimiento y se le oía repetir: “Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí”. “Oh Virgen, Madre de Dios, acordaos de mí. En la madrugada del 3 de diciembre, con el crucifijo entre sus manos y con el nombre de Jesús en su boca, entregó su alma y espíritu en las manos de su Creador». Tenía 46 años. Dos años después su cuerpo fue trasladado a Goa.

El 12 de marzo de 1622 fue canonizado por el Papa Gregorio XV. Ese mismo año la Diputación del Reino de Navarra le nombró su patrono; las Cortes ratificaron el juramento dos años después. En 1657, por decisión pontificia, san Fermín y san Francisco Javier fueron nombrados copatronos del Reino de Navarra. En 1927 el Papa Pío XI lo nombró, junto con santa Teresa del Niño Jesús, patrono de las misiones.

El autorPedro Estaún

España

Premios ¡Bravo! 2022

La Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Española ha otorgado los Premios ¡Bravo! 2022 a los profesionales de la comunicación.

Paloma López Campos·2 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Los Premios ¡Bravo! nacen para premiar los méritos laborales de los profesionales de la comunicación en diversos medios, que se hayan distinguido por su servicio a la dignidad del hombre, los derechos humanos y los valores del Evangelio.

Si bien los ganadores han sido anunciados hoy, el acto de entrega de los premios se realizará en febrero de 2023. El jurado que ha otorgado los premios estaba compuesto por Monseñor Salvador Giménez Valls, que ha presidido el órgano; Silvia Rozas, directora de la revista “Ecclesia”; Juan Carlos Carcía Domene, director de la BAC; José Luis Restán, presidente de Ábside Media; Rafael Ortega, presidente de UCIP-E; Fernando Galindo, decano de la Facultad de Comunicación de la UPSA; Ulises Bellón, director del departamento de Prensa de la CECS; Juan Orellana, director del departamento de cine de la CECS; Y José Gabriel Vera, director de la Oficina de Información y del Secretariado de la CECS.

Ganadores 2022

Los ganadores de esta edición son:

Premio ¡Bravo! Especial: Fundación VIII Centenario de la catedral de Burgos.

Premio ¡Bravo! de Prensa: Jorge Bustos, columnista de El Mundo.

Premio ¡Bravo! de Radio: César Lumbreras, de COPE.

Premio ¡Bravo! de Televisión: Almudena Ariza, de TVE.

Premio ¡Bravo! en Comunicación digital: “Ecclesia” por el especial “Una visita para la historia”.

Premio ¡Bravo! de Cine: Adolfo Blanco, por la promoción y distribución en España de “The Chosen”.

Premio ¡Bravo! de Música: Manu Carrasco.

Premio ¡Bravo! de Publicidad: La campaña #30años de Ogilvy para Decathlon.

Premio ¡Bravo! en Comunicación diocesana: Alberto Cuevas, delegado de la diócesis de Tui-Vigo.

Vaticano

La costumbre del Belén, impregnada de espiritualidad popular

El 3 diciembre de 2022, en la plaza de San Pedro, tiene lugar la tradicional inauguración del belén y el encendido del árbol de Navidad. Hace tres años el Papa Francisco firmó en Greccio la carta apostólica Admirabile signum sobre el valor y el significado del Belén.

Antonino Piccione·2 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

La tradicional inauguración del belén y el encendido del árbol de Navidad tendrán lugar en la plaza de San Pedro el sábado 3 de diciembre a las 17:00 horas. La ceremonia será presidida por el Cardenal Fernando Vérgez Alzaga, Presidente del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, en presencia de Sor Raffaella Petrini, Secretaria General del mismo Governatorato. Por la mañana, las delegaciones de Sutrio, Rosello y Guatemala serán recibidas en audiencia por el Papa Francisco para la entrega oficial de los regalos. Detalles en el artículo de María José Atienza.

Para hacer el belén, escribe el Papa Francisco en su carta apostólica Admirabile signum (firmada en Greccio hace tres años, el 1 de diciembre de 2019), «se aprende como un niño: cuando el padre y la madre, junto con los abuelos, transmiten esta alegre costumbre, que contiene en sí misma una rica espiritualidad popular».

La maravilla y la emoción brotan del pesebre porque «el don de la vida, ya misterioso para nosotros cada vez, nos fascina aún más cuando vemos que Aquel que nació de María es la fuente y el soporte de toda la vida». […] A menudo los niños – ¡pero también los adultos! – les gusta añadir al belén otras figuritas que no parecen tener ninguna relación con los relatos evangélicos. Sin embargo, esta imaginación pretende expresar que en este nuevo mundo inaugurado por Jesús, hay espacio para todo lo humano y para toda criatura. Desde el pastor hasta el herrero, desde el panadero hasta los músicos, desde las mujeres que llevan cántaros de agua hasta los niños que juegan…: todo esto representa la santidad cotidiana, la alegría de hacer las cosas cotidianas de manera extraordinaria, cuando Jesús comparte su vida divina con nosotros».

Como siempre, subrayó el Santo Padre, «Dios desconcierta, es imprevisible, está continuamente fuera de nuestros esquemas. Así, el pesebre, a la vez que nos muestra a Dios tal y como entró en el mundo, nos provoca a pensar en nuestra vida inserta en la de Dios; nos invita a convertirnos en sus discípulos si queremos alcanzar el sentido último de la vida».

Ante el belén, escribe el Papa, «la mente se remonta de buen grado a cuando uno era niño y esperaba con ansia el momento de empezar a construirlo. Estos recuerdos nos inducen a ser cada vez más conscientes del gran regalo que nos ha hecho la transmisión de la fe; y al mismo tiempo nos hacen sentir el deber y la alegría de compartir la misma experiencia con nuestros hijos y nietos».

Por eso, concluye Francisco, «el belén forma parte del dulce y exigente proceso de transmisión de la fe. Desde la infancia y luego en todas las edades de la vida, nos educa para contemplar a Jesús, para sentir el amor de Dios por nosotros, para sentir y creer que Dios está con nosotros y nosotros con Él, todos hijos y hermanos gracias a ese Niño Hijo de Dios y a la Virgen María. Y sentir que en esto reside la felicidad».

La bendición de las imágenes del Niño Jesús

Fue el Papa Pablo VI, durante el Ángelus del 21 de diciembre de 1969, quien dio por primera vez la bendición a las estatuillas del Niño Jesús y a los belenes.

Desde entonces, cada domingo antes de Navidad, durante el Ángelus, la multitud reunida en San Pedro espera e invoca esa bendición. «Porque el pesebre», decía Montini, «revive el recuerdo del gran acontecimiento, el nacimiento de Jesús, el Salvador, el Hijo de Dios hecho hombre; y luego porque el pesebre representa con cándida e ingenua sencillez el cuadro de Belén; y se convierte en una escena evangélica, se convierte en una lección de espíritu cristiano, en un mensaje de costumbre». Y entonces porque el pesebre se calienta, «como un hogar de amor bueno y puro, y uno se siente un poco iluminado sobre todos los problemas de esta misteriosa aventura nuestra, que es nuestra vida en el tiempo, en la tierra».

Por último, una mención a uno de los lugares más visitados de Roma en Navidad: su construcción comenzó en 1972 con la idea del operador ecológico Giuseppe Ianni.

Desde hace 40 años, Ama (la empresa que se encarga del saneamiento urbano de la capital) pone a disposición del público un antiguo depósito para la reproducción fiel de Belén de hace más de 2.000 años, que cada año se hace más grande. Personalidades institucionales y religiosas, jefes de Estado, pontífices y miles de creyentes han pasado y rendido homenaje al Belén de los Basureros.

Con el tiempo, ha crecido mucho gracias a los regalos recibidos de todo el mundo: como las más de 2.000 piedras, 350 de las cuales proceden de diversos rincones del planeta, cada una con su propia etiqueta.

Con diversas escenas de la vida cotidiana de la época e innumerables referencias bíblicas: los pequeños sacos de lentejas recuerdan a Esaú, que renunció a su derecho de primogenitura por un plato de lentejas; la fuente de agua recuerda a Moisés, que con su bastón golpeó la roca de la que salió agua en abundancia para los israelitas; el saco de carbón es una referencia al profeta Isaías y, a continuación, el signo siempre presente del pan para representar la Eucaristía. Es Jesús quien se convierte en pan para todos nosotros. 

El Papa Juan Pablo II, durante muchos años, visitó el Belén de los Recolectores de Basura. En la Navidad de 1985, dijo: «Soy peregrino en los distintos lugares del mundo, en los distintos países, también aquí en Italia, en las distintas regiones, y en Roma en las distintas parroquias. Pero entre todas estas peregrinaciones, está también la que es sistemática y se repite cada año, que comenzó en el 79, esta peregrinación aquí, en la casa donde los trabajadores de la limpieza de Roma encontraron una idea, un pesebre. Me invitaron la primera vez, y luego vengo incluso sin ser invitado, vengo todos los años. No sería cierto decir sin ser invitado, porque siempre estoy invitado, pero incluso sin invitación haría esta visita. Por eso, con esta peregrinación quiero encontrarme en un entorno muy cercano a aquel en el que nació Jesús».

El autorAntonino Piccione

FirmasRedacción

Invasión de Ucrania, nueve meses

Con la guerra de Ucrania de fondo, el Adviento emerge como un momento privilegiado para buscar la luz de la paz en todos los ámbitos. 

2 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

En los nueve meses transcurridos desde la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022, la guerra y los destrozos, humanos y materiales, han confirmado y acrecentado los motivos de repulsa expresados entonces. La guerra se está convirtiendo en una pesadilla para muchas personas de ambos lados, especialmente entre los ucranianos, en cuyo territorio se disputa.

El Papa Francisco ha seguido de cerca los acontecimientos, desde la perspectiva de padre y pastor característica de su misión. Sus pasos y decisiones en este contexto han mostrado un claro compromiso con la causa de la paz y de la justicia; y sus pronunciamientos y gestos han sido claros, valientes y mesurados.

Por una parte, no está omitiendo ningún esfuerzo para promover la paz, empleando una gran variedad de iniciativas diplomáticas, pasando por innumerables llamamientos a la cordura. Al mismo tiempo, ha mostrado infinidad de veces su cercanía paterna a los que sufren y su deseo de acompañarlos; así, ha enviado en varias ocasiones a representantes especiales. Tampoco ha dudado en condenar con gran claridad esta “masacre sacrílega”, como la ha llamado. Al mismo tiempo ha evitado cerrar puertas, crear nuevas enemistades, provocar conflictos con los representantes ortodoxos rusos, perjudicar lo que pueda salvarse u ocupar posiciones que no le correspondan.

A los nueve meses exactos, el 24 de noviembre el Santo Padre ha escrito una carta al pueblo ucraniano donde vuelve a lamentar “tanta destrucción y sufrimiento”. La conmovedora carta supone una significativa intensificación terminológica. 

El dolor de los ucranianos es su propio dolor, y los lleva cada día en su corazón y en la oración, afirma el Papa. Además de expresar un sentimiento humano, su solidaridad tiene un significado religioso: “En la cruz de Jesús os veo hoy a vosotros, a vosotros que sufrís el terror provocado por esta agresión. Sí, la cruz que ha torturado al Señor revive en las torturas encontradas en los cadáveres, en las fosas comunes descubiertas en varias ciudades, en ésas y en tantas otras imágenes cruentas que han entrado en el alma”. Enumera y recuerda con “afecto y admiración” a los niños que sufren o mueren; a las madres y esposas; a los jóvenes, los ancianos, los heridos en el cuerpo o en el espíritu; a los voluntarios, pastores, prófugos y desplazados, a las autoridades. Califica el comportamiento del pueblo ucraniano de “audaz” y “fuerte”, “noble” y “mártir”. El Papa anima a los ucranianos a “volver a Belén”. Para aquella Familia Sagrada la noche, que parecía fría y oscura, se iluminó con una luz no procedente de los hombres, sino de Dios. 

No sólo Ucrania: el mundo entero, también cada uno de nosotros, necesitamos esa luz, y precisamente el Adviento nos invita a buscarla. Es una pauta útil la que ofrece el Santo Padre cuando alienta a los ucranianos a dirigirse a la Virgen María, Reina de la Paz, para que cumpla las “justas expectativas de vuestros corazones, sane vuestras heridas y os dé su consuelo”, y les dé el don de la paz.

El autorRedacción

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Iniciativas

Caminito de Belén: Vivir el Adviento en familia

Lo que empezó siendo una representación familiar navideña en una familia numerosa se ha convertido en una peculiar iniciativa para vivir el Adviento en familia o grupos de catequesis. Llega a todas partes del mundo y se puede seguir a través de las redes sociales.

Maria José Atienza·2 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos

Víctor y Pilar han celebrado este año sus 50 años de casados. Esta cifra se completa con sus 10 hijos, 8 hijos políticos y 25 nietos. Todos ellos forman la familia López Antolín que atesora una larga tradición de representaciones navideñas. 

Como destaca una de las hijas, Pilar, “la ‘culpable’ de todo es nuestra madre. Con su imparable ingenio y su afán por ayudarnos a meternos en el Belén, sacaba del baúl de los recuerdos trajes antiguos, colchas de camas, ese poncho mexicano que trajo el abuelo de su viaje de novios, disfraces de la fiesta de fin de curso… todo lo que encontrase a su paso, y nos vestía a cada uno de un personaje del Belén, para inmortalizar el momento en la felicitación de Navidad.

Y cada noche papá nos contaba un cuento antes de dormir, en el que Víctor, el hermano mayor, se encontraba con el resto de hermanos camino de Belén: Juaco, el pastor futbolista, Javier, el hortelano, Ana, la lechera… Era una forma de ayudarnos a participar del Adviento con la imaginación”. 

Con el paso de los años, aquellos niños fueron creciendo “50 años después, los diez estamos dispersos entre Madrid, Zaragoza, París, Londres y Melbourne”

Los López Antolín han ido formando sus familias, pero el recuerdo de aquellas representaciones de Navidad siempre ha estado presente.

La idea de lo que es hoy Caminito de Belén nació entre los hermanos compartiendo esos mismos recuerdos navideños. Querían revivir esa misma preparación de la Navidad junto “a nuestros hijos y sobrinos, además de llevar a muchos hogares de manera gráfica el mensaje del Adviento”. “Intentábamos encontrar un calendario de Adviento lo más parecido al cuento que nos contaba mi padre. Se nos ocurrió hacer nuestro propio calendario de Adviento. Si no podíamos encontrar nada parecido, lo haríamos nosotros mismos”, relata Pilar.

De esta manera, varios hermanos comenzaron un proyecto en el que terminó involucrada toda la familia: “Nos pusimos manos a la obra. Víctor hizo los dibujos mientras Pilar iba escribiendo las historias. Muka se encargó de recaudar fondos, básicamente donaciones y préstamos de (¡muchos!) amigos y familiares y de abrir un perfil en las redes sociales. Jose se encargó de crear la página web y, por su parte, Gonzalo, uno de los cuñados, ha editado algunos vídeos explicativos que podéis ver en nuestra web www.littlewaycaminito.com”, apuntan los hermanos López Antolín. 

Los personajes de «Caminito de Belén»

Durante los meses de trabajo los hermanos fueron compartiendo con sus familias los avances del proyecto “Íbamos leyendo el libro a los niños y, según su reacción, lo íbamos modificando…”. Además, “cada personaje tiene el nombre de uno de los 25 sobrinos de nuestra familia: la estrella habla de mi sobrino Wei, que tiene síndrome de Down; Gonzo representa a Gonzalito que nació de 24 semanas en estado muy crítico y nos tuvo en vela 5 meses; y las historias del burrito, la lavandera y el panadero, hablan de vocación, de la confesión y de recibir a Jesús en la Comunión, respectivamente”

Vivir el Adviento “en caminito”

Todos esos meses de trabajo dieron lugar al material que ofrecen para vivir el Adviento: 

– un libro ilustrado en formato A4 con explicaciones de los símbolos de la Navidad, y 24 historias, una para cada día del Adviento, en honor de las 24 historias que su padre contaba a los hermanos siguiendo el calendario del Adviento; 

-un libro para los más pequeños de la casa en formato A5;

-24 figuritas del Belén de madera;

-24 angelitos de madera para colgar del árbol de Navidad;

-Una variada lista de villancicos.

El set del calendario de Adviento está disponible en inglés y en castellano. De este modo, a través de las historias recogidas en el libro -o las que puedan ir surgiendo gracias a la inventiva de niños y mayores-, se va, poco a poco, conformando este camino con multitud de personajes que transmiten diversas ideas y virtudes con los que ir preparando la llegada del Salvador. 

Para poder hacer la ruta hasta el portal y disfrutar el viaje, existen unas pautas sencillas que permiten a todos los peregrinos sacar lo máximo de la experiencia. Durante la primera etapa hay que leer la historia del día. Al igual que Víctor, el padre, puede ser uno de los progenitores quien cuente el relato a toda la familia, pero también puede tomar la vez uno de los más pequeños. La segunda etapa, cuando ya se ha cogido un poco de ritmo en el camino, es el momento de profundizar y conocer a uno de los personajes que acompaña a los miembros de la peregrinación en la aventura. Esta figura es quien introduce la siguiente parte del trayecto, en la cual se invita a coger uno de los angelitos de madera que vienen con los libros y a añadirlo a la decoración del árbol de Navidad, como un compañero más del camino y como muestra del propósito que se puede ir viviendo cada día del Adviento. 

El último trecho, cuando los peregrinos ya pueden empezar a notar el cansancio del viaje, es momento de animar los espíritus cantando villancicos todos juntos, animándose a continuar con su andadura. En los momentos de descanso, los niños que peregrinan pueden conocer un poco más a los acompañantes del camino con las láminas para colorear que están disponibles en la página web.

Como destacan en esta familia, “el propósito del calendario de Adviento es que mayores y pequeños se puedan ir identificando con los personajes del Belén”. Unos personajes que se complementan con pensamientos o historias que las familias pueden seguir a través de Instagram (@littlewaycaminito) o Facebook (littlewaycaminito). Además encontramos una serie de láminas descargables para que los más pequeños puedan colorear.

Una iniciativa también solidaria

El Caminito de Belén se complementa además con una vertiente solidaria, ya que destinan un 10% de los beneficios del calendario para ayudar a los niños y familias de la Cañada Real a salir de la exclusión social y la pobreza a través del Proyecto Capicúa. Éste tiene en marcha tres iniciativas:

-apoyo escolar y alfabetización, para ayudar a los niños de la Cañada en su proceso de aprendizaje e incorporación en la sociedad;

-ocio y valores, para intentar inculcar valores humanos y devolverles la sonrisa pasando un buen rato, mediante actividades al aire libre, talleres de manualidades y música;

-apoyo a familias, mediante aportaciones puntuales para cubrir necesidades básicas y con gestiones con la administración para que regularicen su situación.Los López Antolín concluyen “se llama ‘Caminito de Belén” porque el Adviento es un caminito (como el cuento de nuestro padre) para limpiar el pesebre de nuestro corazón para recibir al Niño Jesús. A los niños les encanta leerlo y seguir las historias, y cada día se invita a dar a Jesús un regalo, y al hacerlo poner un angelito de madera en el árbol de Navidad. Cuando llega el 24 de diciembre estamos todos preparados y el pesebre y el corazón bien limpios: eso es lo que aprendimos de nuestros padres y lo que intentamos transmitir con ilusión a nuestros hijos”.

Iniciativas

Alentando una tradición en las familias

Del 15 al 24 de diciembre se celebra la cuarta edición del concurso de nacimientos en Puerto Rico y se podrá participar de manera tanto presencial como virtual.

Javier Font Alvelo·2 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Todos esperamos la Navidad con ilusión. Los adornos típicos nos recuerdan su llegada, así como el deseo de tener detalles con nuestros seres queridos: una tarjeta de Navidad, un regalo, una visita, etc. A poco que reflexionemos nos damos cuenta de que el personaje central y el primer objetivo de nuestro cariño debe ser el Niño Dios, así como su Madre la Virgen y san José. Si profundizamos más nos percatamos que la mejor alegría que podemos llevar a los demás es la maravilla de poner a Cristo en el centro de sus vidas, con la seguridad de su amor por nosotros y de que Él todo lo sabe y todo lo puede.

La tradición de colocar un Nacimiento en nuestros hogares nos ayuda a centrarnos en este sentido y ayudar a los de nuestro hogar a tener ese sentido cristiano de la Navidad. Como el amor es difusivo de sí deseamos que otras familias también se sientan alentadas a poner un belén en el centro de sus hogares, así como en distintos lugares como nos recordaba recientemente el Santo Padre Francisco en la Carta Apostólica Admirabile Signum del 1 de diciembre de 2019 sobre el significado y el valor del belén: “quisiera alentar la hermosa tradición de nuestras familias que en los días previos a la Navidad preparan el belén, como también la costumbre de ponerlo en los lugares de trabajo, en las escuelas, en los hospitales, en las cárceles, en las plazas… (AS, n. 1). Precisamente para la fecha en que se publicó dicha Carta me encontraba tratando de superar dificultades que aparecían para poner por obra una iniciativa que promoviese esa difusión de esta tradición cristiana, por lo que fue providencial y motivo de renovada alegría y esperanza en el proyecto: un Concurso de Nacimientos. Como todo proyecto, hizo falta ilusionar a otros para ayudar. Dios movió a muchas personas a colaborar con esta iniciativa, comenzando con un amigo llamado William, quien desde hace 30 años personifica al Rey Melchor, pues es uno de los afamados Reyes Magos del pueblo de Puerto Rico llamado Juana Díaz, donde más se celebran la fiesta del 6 de enero.  A William le gustó la idea y me prometió que los “Reyes Magos” asistirían y entregarían los premios a los ganadores del concurso.

Además, quedamos en que las obras ganadoras estarían expuestas en el Museo temático de los Reyes Magos construido en ese municipio hace 20 años. Me dicen que es el único en el mundo dedicado a ellos. También me apoyaron unos amigos pintores, Felipe y Julio, tanto para crear la convocatoria  y reglamento del concurso como para hacer de jurados en el mismo. El mejor centro comercial de mi ciudad, Plaza del Caribe, colaboró dejándonos un local y la escuela donde estudiaban mis dos hijas se encargó de la decoración del mismo. Otras amistades me ayudaron con la promoción. Maestras amigas promovieron en sus colegios la participación de sus estudiantes. Varias familias aceptaron ser también parte del jurado, junto con directoras de colegios de la ciudad. Finalmente, entre otras ayudas, vinieron amigos para hacer turnos durante la exposición. Son inefables e innumerables las anécdotas que acontecieron durante la visita de las personas que iban a comprar a Plaza del Caribe, pero dentro de dichas prisas se detenían a contemplar los nacimientos expuestos, los cuales algunos estaban en maqueta y otros en pintura.

Para la 2da edición del Concurso de Nacimientos nos encontramos con la pandemia que nos llevó a realizarlo todo de manera virtual a través de la página en Facebook que abrimos: “Concurso de Nacimientos PR”. Los Santos Reyes Magos de Juana Díaz no solamente premiaron virtualmente a todos los ganadores en una actividad que se transmitió en vivo desde su Casa Museo sino que grabaron mensajes por vídeo para las familias de los ganadores.

La 3ra edición, a pesar del rebrote del Covid por la variante Omicron, pudimos realizarla de modo presencial nuevamente, así como virtual, y hubo una buena participación, tanto de artistas que elaboraron sus belenes como de unas 300 familias que visitaron la exposición a lo largo de 4 días. Estos días fueron ocasiones espléndidas para hablar con las personas que visitan la exposición,  ilusionarles con esta tradición y escuchar su sentir sobre lo que las distintas obras les inspiraban. 

Información sobre el Concurso de Nacimientos

Del 15 al 24 de diciembre de 2022 tendremos la 4ta edición del Concurso de Nacimientos, cuya sede presencial para la exposición de los mismos seguirá siendo Plaza del Caribe en Ponce (en el local 201 en el 2do nivel, al lado de JC Penney), pero también se podrá participar de manera virtual enviando foto de su obra artística –o si desea la misma obra por correo-. El email para enviar dichas fotos es [email protected], donde todos deben de enviar su boleta de inscripción en o antes del 10 de diciembre de 2022. Los que deseen participar este año pueden obtener todos los detalles del Concurso de Nacimientos a través de nuestra página en Facebook “Concurso de Nacimientos PR”. A los premios tradicionales de los años anteriores hemos añadido este año un pasaje de Puerto Rico a Portugal para la JMJ en agosto de 2023 para el estudiante y la estudiante de “High School” que el jurado escoja entre los ganadores. 

A todos los lectores les animamos a vivir con su familia esta hermosa tradición de poner un belén en sus hogares, al margen de que pueda o no participar del Concurso de Nacimientos. Por otra parte, la participación en esta 4ta edición del Concurso de Nacimientos no se limita a realizar una obra e inscribirse, sino que puede participar votando por los ganadores durante los días 15 al 17 de diciembre de 2022 dándole “like” a sus favoritos en Facebook “Concurso de Nacimientos PR”, donde estarán publicadas todas las obras.

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Obra ganadora de Sofia Valeria, de 16 años de edad, quien por iniciativa propia donó la misma al Museo de los Santos Reyes Magos de Juana Díaz
El autorJavier Font Alvelo

Puerto Rico

Lecturas del domingo

Honestidad y sinceridad. II domingo de Adviento (A)

Joseph Evans comenta las lecturas del II domingo de Adviento y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·2 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

Normalmente esperamos que el Antiguo Testamento sea bastante duro, y que el Nuevo sea más suave y delicado. Pero las lecturas de hoy parecen ser precisamente lo contrario. La primera lectura es un texto delicioso que nos muestra el nuevo orden que traerá el Mesías: los animales vivirán en paz entre sí, incluso los que suelen comerse o hacer daño a otros. Los lobos estarán en paz con los corderos, los niños con las serpientes venenosas. Y concluye: “Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo”.

En cambio, el Evangelio parece más bien un pasaje duro del Antiguo Testamento. San Juan Bautista advierte a los dirigentes judíos acerca de la retribución, del juicio con castigo que se avecina. El hacha está colocada en la base del árbol, y  lista para empezar a talar, porque “todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego”. Cristo es descrito como un agricultor dispuesto a separar el buen trigo de la paja, que es su cubierta exterior. El trigo será llevado al granero de Dios, donde “quemará la paja con un fuego que no se apaga”.

¿Por qué es tan duro el Evangelio? Debemos recordar que el Bautista está hablando a los dirigentes judíos, a menudo hipócritas. Y las pocas veces que vemos a Jesús hablar con tanta severidad es cuando se dirige a ellos. En realidad, parece que las únicas cosas que enojan a Cristo son la hipocresía, la dureza de corazón y la arrogancia. A Jesús no le importa la debilidad. Lo que le importa son los corazones duros y orgullosos.

Juan advierte a los escribas y fariseos que se arrepientan, y les dice: “Y no os justifiquéis interiormente pensando: ‘Tenemos por padre a Abraham’. Porque os aseguro que Dios puede hacer surgir de estas piedras hijos para Abraham”. Una advertencia contra la arrogancia presuntuosa, que es una enfermedad espiritual corriente, también entre los católicos. “Estoy bien relacionado. Procedo de una conocida familia católica. Mi tío es sacerdote”.

Juan enseña que Jesús bautiza con el Espíritu Santo y con fuego. Si procuramos ser honestos con Cristo y con nosotros mismos, éste es un fuego purificador, como el fuego que quema las imperfecciones del oro. Las pruebas y dificultades de la vida pueden ser un fuego purificador. Cuanto mejor las aprovechemos, menos necesitaremos pasar por el fuego del purgatorio. Así que no huyamos ni rechacemos las dificultades de la vida. Hagamos un mejor uso espiritual de ellas.

En definitiva, el Evangelio nos habla de la importancia de la humildad y la sinceridad. Ser sinceros con nosotros mismos, con Dios, con los demás y con los representantes de Dios. No dar una impresión falsa de nosotros mismos. Rechazar todo espectáculo. Esto lo hacemos, sobre todo, a través de la confesión y la dirección espiritual, en la que afrontamos y aceptamos nuestra miseria. Y así nos abrimos a la curación y a la gracia de Dios.

La homilía sobre las lecturas del domingo II de Adviento

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas.

Vaticano

Joseph Weiler y Michel Fédou reciben el Premio Ratzinger

El profesor Weiler, invitado del último Foro Omnes celebrado en Madrid, es el primer judío que recibe esta distinción que cumple ya su duodécima edición.

Maria José Atienza·1 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Sala Clementina del Palacio Apostólico fue el escenario de la entrega, por parte del Papa Francisco, del Premio Ratzinger 2022 a los profesores Michel Fédou y Joseph Halevi Horowitz Weiler.

Junto a ellos participaron además los miembros de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger, impulsora de este reconocimiento que han recibido, entre otras personalidades, la teóloga australiana Tracey Rowland o la alemana Hanna B. Gerl-Falkovitz.

El acto comenzó con la bienvenida del Card. Gianfranco Ravasi junto a Federico Lombardi, S.I., Presidente de la Fundación.

Tras los primeros saludos y la presentación del perfil de los premiados, el Papa Francisco entregó el premio y se dirigió a los premiados.

En sus palabras, Francisco destacó que “todos sentimos su presencia espiritual (de Benedicto XVI) y su acompañamiento en la oración por toda la Iglesia. Pero esta ocasión es importante para reafirmar que la contribución de su obra teológica y, en general, de su pensamiento, sigue siendo fecunda y operativa”.

El Papa emérito junto a los ganadores de los Premios Ratzinger 2020 y 2021 el pasado noviembre ©CNS photo/courtesy Joseph Ratzinger-Benedict XVI Foundation

En sus palabras, el Papa no quiso olvidar el papel del Papa emérito, en el Concilio Vaticano II del que este año se cumple el 60 Aniversario de su apertura. En este sentido, destacó el papa, Benedicto XVI “nos ha ayudado a leer en profundidad los documentos conciliares, proponiendo una «hermenéutica de la reforma y la continuidad”.   

Asimismo, se refirió a la publicación de la Opera Omnia de Joseph Ratzinger que ofrecerán al lector las aportaciones teológicas de quien fuera pastor de la Iglesia tras san Juan Pablo II.

Unas aportaciones que, en palabras del Papa “ofrecen una sólida base teológica para el camino de la Iglesia: una Iglesia «viva», que nos ha enseñado a ver y a vivir como comunión, y que está en marcha -en «sínodo»- guiada por el Espíritu del Señor, siempre abierta a la misión de anunciar el Evangelio y de servir al mundo en el que vive” apunto recordando las palabras del Papa Benedicto XVI en la Misa de apertura de su pontificado.

Además, el Papa se dirigió a la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger – Benedicto XVI, cuyo trabajo, señaló, “se sitúa en esta perspectiva, en la convicción de que su magisterio y su pensamiento no se dirigen al pasado, sino que son fecundos para el futuro, para la aplicación del Concilio y para el diálogo entre la Iglesia y el mundo de hoy”. A los miembros de esta Fundación Joseph Ratzinger les animó a colaborar con las fundaciones vaticanas Beato Juan Pablo I y de San Juan Pablo II”, para que se promueva la memoria y la vitalidad del mensaje de estos tres Pontífices en unión de intenciones en la comunidad eclesial”.

Weiler y Fédou, en sintonía con Benedicto XVI

El Papa destacó que la labor de los premiados se ha dado en campos muy queridos y tratados por Benedicto XVI. En esta línea, apuntó cómo el “padre Michel Fédou ha profundizado especialmente en las obras de los Padres de la Iglesia de Oriente y Occidente, y en el desarrollo de la cristología a lo largo de los siglos”.  Un estudio que no se ha centrado en el pasado sino que “alimentó en él un pensamiento vivo, capaz también de abordar cuestiones actuales en el ámbito del ecumenismo y las relaciones con otras religiones”.

joseph weiler
J. Weiler en el Foro Omnes ©Tafa Martín

Por otra parte, en relación al profesor Weiler, el papa Francisco no quiso olvidar que “es la primera personalidad de la religión judía que recibe el Premio Ratzinger, que hasta ahora se había concedido a estudiosos pertenecientes a distintas confesiones cristianas”. Además subrayó que “la sintonía entre el Papa emérito y el profesor Weiler se refiere en particular a cuestiones de importancia sustancial: la relación entre la fe y la razón jurídica en el mundo contemporáneo; la crisis del positivismo jurídico y los conflictos generados por una extensión ilimitada de los derechos subjetivos; la comprensión adecuada del ejercicio de la libertad religiosa en una cultura que tiende a relegar la religión a la esfera privada”. Un tema que el propio Weiler ha tratado con asiduidad, como en el caso del Foro Omnes.

El Papa Francisco incidió en la actitud valiente que ha tomado el profesor Weiler “pasando, cuando ha sido necesario, del plano académico al de la discusión -y podríamos decir del «discernimiento»- en la búsqueda del consenso sobre los valores fundamentales y la superación de los conflictos por el bien común”.

El Papa concluyó con una llamada a tomar estos ejemplos como “líneas de compromiso, estudio y vida de gran trascendencia, que despiertan nuestra admiración y exigen ser propuestos a la atención de todos”.

Vaticano

El vídeo del Papa: Ser artesanos de misericordia

El Papa Francisco presenta la intención de oración para este mes de diciembre: las organizaciones de voluntariado.

Paloma López Campos·1 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Este mes, el Papa pide que recemos por las organizaciones de voluntariado. A través de la Red Mundial de Oración, Francisco presenta desafíos actuales de la Iglesia a los fieles con el fin de realizar lo que se llama el apostolado de la oración.

Al pedir por las organizaciones de voluntariado, el sucesor de san Pedro destaca que “ser voluntario solidario es una opción que nos hace libres”. Los voluntarios, a través de su compromiso con el bien común, se convierten en “artesanos de misericordia”.

Aquí dejamos el vídeo del mes de diciembre con las declaraciones completas del Papa:

Vaticano

El viaje del Papa a África

El Vaticano ha publicado esta mañana el primer viaje apostólico a África del Papa Francisco en 2023. El Sumo Pontífice viajará a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur.

Paloma López Campos·1 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

El 31 de enero el Papa llegará a Kinshasa, capital congoleña. Allí será recibido en el Palacio de la Nación, la residencia oficial del presidente de la República. Más tarde, se encontrará con las autoridades, la Sociedad Civil y el Cuerpo Diplomático.

Al día siguiente, 1 de febrero, Francisco celebrará una Misa en el aeropuerto Ndolo y por la tarde visitará a las víctimas del este del país y se reunirá con los encargados de algunas asociaciones de caridad en la Nunciatura Apostólica.

El 2 de febrero, el Papa se reunirá con catequistas y jóvenes, para luego entrevistarse por la tarde en la Catedral Nuestra Señora del Congo con consagrados, diáconos, seminaristas y sacerdotes. A las 18:30 Francisco tendrá un encuentro privado con los miembros de la Compañía de Jesús en la Nunciatura Apostólica. 

En su último día en el Congo, el Papa y los obispos se encontrarán en la Conferencia Episcopal y luego cogerá un avión hasta Sudán del Sur. En esta etapa del viaje estará acompañado por el Arzobispo de Canterbury y el representante de la Iglesia de Escocia. Lo primero que hará al llegar a Sudán será reunirse con el Presidente Salva Kiir Mayardit y los vicepresidentes de la República. Lo último esa jornada será un encuentro con las autoridades civiles y el cuerpo diplomático.

El 4 de febrero, Francisco estará en la Catedral de Santa Teresa con los obispos, diáconos, seminaristas, sacerdotes y consagrados. También se encontrará en privado con los jesuítas. Más tarde, estará con los desplazados internos del país, aquellas personas que han tenido que dejar su hogar pero se han mantenido dentro de las fronteras. Por último, habrá una oración ecuménica en el Mausoleo John Garang.

El último día del viaje apostólico, el Sumo Pontífice celebrará una Misa en el Mausoleo y, tras una ceremonia de despedida, regresará a Roma.

Vocaciones

Maciej: “La fraternidad sacerdotal es fundamental»

Este joven polaco estudia Teología en la Universidad de Navarra gracias a una beca de la Fundación centro Académico Romano.

Espacio patrocinado·1 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Maciej Biedron es un joven sacerdote polaco de la diócesis de Tarnów, una zona montañosa y rural del sur de Polonia. Tiene 30 años y hace más de cuatro que fue ordenado. Tras su ordenación sacerdotal fue vicario en una de las parroquias más grandes de su sede eclesiástica, diócesis es rica en vocaciones sacerdotales (actualmente unos 1.400) y en piedad popular, especialmente la devoción mariana.

Ahora estudia en la Universidad de Navarra el doctorado en Teología tras haber sido enviado por su obispo gracias a una beca de CARF.

En un mundo cada vez más secularizado, defiende la importancia de una buena formación, de la vida de oración, de la fraternidad sacerdotal y de la Eucaristía como centro de la vida cristiana. “Sin estos pilares, los sacerdotes pueden verse superados por una sociedad postcristiana y hostil en la fe”, afirma.

Así habla de la fraternidad sacerdotal: “El sacerdote que se separa de sus colegas, que pueden entender sus problemas y sus necesidades, puede caer muy rápido. Por eso, la formación humana es tan importante para que los sacerdotes vivan con amistad y caridad fraterna, y no con el sentido de la rivalidad o de búsqueda de su propia fama”.

En estos momentos, en su diócesis se está celebrando el sínodo diocesano para mejorar el trabajo pastoral frente a los problemas que surgen del mundo de hoy.

“El sínodo quiere llamar la atención especialmente sobre la cuestión de la familia, de los jóvenes y del servicio de los sacerdotes. Una de las preocupaciones de mi obispo es la formación de los presbíteros. Por eso estoy estudiando Teología espiritual, porque después del sínodo, el obispo quiere desarrollar una espiritualidad sacerdotal en mi diócesis”, explica.

Para Maciej, la evangelización no es solamente pronunciar la verdad sobre Dios, sino también del hombre.

Vocaciones

Lungelo: «En mi país hay muchas conversiones»

Este seminarista originario de la República Sudafricana estudia en Pamplona gracias a una beca de Fundación Centro Académico Romano (CARF).

Espacio patrocinado·1 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Lungelo Halalisani Gabriel es un seminarista de la diócesis de Eshowe, de la República Sudafricana. Tiene 28 años y estudia Teología en el Seminario Internacional Bidasoa, en Pamplona. De origen zulú, su familia no era religiosa, pero sus padres le procuraron la mejor educación en centros católicos. Es el tercero de cuatro hermanos. 

«Aunque mi familia contaba con pocos recursos, mis padres se esforzaron en darnos la mejor formación. He recibido mucha ayuda de misioneros y religiosos y su ejemplo de vida creció dentro de mí, hasta tal punto que consideré optar por la vida sacerdotal», afirma.

Lungelo es muy consciente de la falta de sacerdotes en Sudáfrica, que dificulta la vida sacramental de muchos fieles que viven en las periferias de las parroquias de su país. Pero, aun así, la Iglesia sigue creciendo y se producen muchas conversiones.  

«Me quiero formar muy bien para luego poder servir a mi país, donde existe una gran necesidad de dar una buena formación a los fieles en cuanto a la vida cristiana, la doctrina de la Iglesia y capacitarlos a tomar iniciativas dentro de los parámetros que se espera de ellos» señala. 

Para él, el sacerdote del siglo XXI debe ser «alguien entregado absolutamente y enamorado de Dios y que con ello llevé a los demás a Él. Se espera la santidad en su vida y que sea coherente y auténtica».

Llegó al Seminario Internacional Bidasoa hace dos años, gracias a la confianza de su obispo y gracias a una beca de la Fundación CARF. «Estudiar y formarme fuera de mi país es algo que nunca habría soñado». Para él, Bidasoa más que un Seminario, es realmente una familia. «Me impresiona el empeño por cuidar la Liturgia, la vida de piedad, el estudio y el crecimiento humano». 

El sida y la Iglesia

El dogma del sexo libre desenfocó la lucha contra el sida señalando como culpable de aquella terrible pandemia precisamente a quien más estaba haciendo por los enfermos.

1 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Recuerdas cuando en los 80 y 90 la Iglesia católica era considerada prácticamente la responsable de la expansión del sida? El tiempo ha puesto las cosas en su sitio y ha demostrado quién ha estado de verdad junto a las víctimas y quién ha usado el VIH solo como arma ideológica.

Si tiene más de 30 años, seguro que usted también habrá sentido un escalofrío al escuchar hablar del sida. Durante las últimas décadas del siglo pasado, la enfermedad causó un terrible impacto en todo el mundo, pues las personas que se contagiaban tenían un único pronóstico: la muerte; acompañado de un cruel estigma social.

En aquellos años de miedo e incertidumbre en torno al sida, la Iglesia católica salió a jugarse el tipo atendiendo a quienes nadie quería ni de lejos, ofreciendo no solo atención médica a pesar del gran desconocimiento que existía sobre la enfermedad, sino el cariño y el acompañamiento necesarios para que estas personas pudieran tener una muerte digna.

En Málaga, por ejemplo, la casa de Acogida Colichet fue un proyecto conjunto de Cáritas Diocesana y las Hijas de la Caridad en el que aquellos “apestados” encontraron un hogar donde sentirse amados. «En un mismo turno se me murieron tres enfermos –explicaba en una reciente entrevista su directora, Paqui Cabello–. Se iban y no podías hacer nada. Era una sensación de vacío como si te quitaran parte de tu vida».

Sin embargo, en aquellos años, nadie hablaba de los desvelos de Paqui, ni de las preocupaciones de sor Juana, médico e hija de la Caridad, a la hora de atender pacientes de una enfermedad prácticamente desconocida: «a mí misma me daba repelús –decía– porque no sabíamos a lo que nos enfrentábamos». Se hablaba mucho, eso sí, de la “inadmisible” actitud de la Iglesia al oponerse a la casi única solución que los grandes grupos de poder ofrecían al problema: la promoción del uso del preservativo.

Con la perspectiva de los años y la experiencia de la pandemia del Covid, me he convencido de que aquella campaña contra la Iglesia no fue más que un plan de guerra ideológica, quizá apoyada interesadamente por la industria farmacéutica, para apuntalar el paradigma sexual surgido del mayo del 68 que se tambaleaba ante la aparición del VIH. Claro que los dispositivos de barrera (condón o mascarilla, según la vía de transmisión) son necesarios en determinados casos, pero ¿no ha demostrado el coronavirus que ellos solos no bastan y que son necesarias otras medidas relacionadas con el cambio de hábitos? Con el coronavirus se nos dijo que no podíamos ni siquiera visitar a nuestros familiares, se nos encerró en casa durante meses, pero, con el sida, ¡no se podía ni siquiera sugerir una menor promiscuidad sexual! El dogma del sexo libre desenfocó la lucha contra el sida señalando como culpable de aquella terrible pandemia precisamente a quien más estaba haciendo por los enfermos.

Hoy, gracias a Dios, el sida ha pasado de ser una enfermedad mortal a una enfermedad crónica en el primer mundo. Y la Iglesia continúa al pie del cañón en la lucha contra el VIH y sus consecuencias: investigando nuevos tratamientos desde sus hospitales y universidades, trabajando en la prevención, atendiendo a las personas seropositivas, acompañando con cuidados paliativos a las que la pobreza ha desahuciado, haciéndose cargo de los millones de niños que se quedan huérfanos a causa de la enfermedad y exigiendo que también los pobres puedan acceder a los modernos medicamentos. Se calcula que uno de cada cuatro enfermos de sida del mundo es atendido en una institución de la Iglesia Católica y la OMS afirma que el 70% de los servicios de salud que se prestan en África son realizados por organizaciones religiosas.

En este Día Mundial del Sida, escucharemos grandes discursos de quienes encuentran en el VIH solo un motivo más para hacer ingeniería social, promover colonizaciones ideológicas o simplemente hacer postureo. Yo, con el aval de mi experiencia, me quedo con las sencillas palabras de quienes no tienen potentes terminales mediáticos ni lobbies que juegan con cartas marcadas. Me quedo con el vacío de Paqui ante la pérdida de un nuevo acogido y el repelús de Sor Juana al atender a un nuevo paciente. Ellas sí que saben sobre el sida y la Iglesia.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Zoom

Cantando en espera de la Navidad

Villancicos como "O Come, O Come, Emmanuel" llenan la iglesia de San Malaquías de Nueva York en uno de los numerosos conciertos que se celebran en Adviento en la capital americana.

Maria José Atienza·1 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Libros

Por una “Iglesia en diálogo” con el mundo

Gema Bellido, editora de “A Church in Dialogue. The Art and Science of Church Communication”, habla a Omnes sobre este volumen y los desafíos de la comunicación institucional de la Iglesia.

Giovanni Tridente·1 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Hace unas semanas, salió a la luz un libro en inglés que ofrece una visión general de los ámbitos y desafíos de la comunicación institucional de la Iglesia, con una mirada a la historia de los últimos 25 años, pero con una proyección hacia el futuro próximo. El intento es contribuir a realizar realmente una “Iglesia en diálogo” con el mundo y la sociedad contemporánea. Se titula “A Church in Dialogue. The Art and Science of Church Communication” (Edusc, Roma 2022). Varios autores, 32 en total, han contribuido a esta publicación por invitación de la Facultad de Comunicación Institucional de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz para celebrar sus primeros 25 años. Omnes ha entrevistado a la editora del volumen, la profesora Gema Bellido.

Gema Bellido, editora del volumen y profesora.

-¿Cómo surgió la idea de este libro?
La idea del libro nació en el seno de la Facultad de Comunicación Institucional de la Iglesia de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma. Los profesores, de acuerdo con el comité directivo, queríamos hacer algo que pudiera quedar como legado de los 25 años de historia de la facultad. El resultado fue editar un libro que hablara de la comunicación de la Iglesia desde diferentes perspectivas y que pudiera ser útil para el trabajo de los comunicadores y estudiosos de la comunicación de la Iglesia.
¿Cuáles son los temas más importantes que se tratan? 
Se tratan diversos temas, desde los que dan el contexto histórico, cultural o social hasta los que hablan más específicamente de la profesión de quienes trabajan en la comunicación de la Iglesia, ya sea en una oficina de comunicación de una diócesis o como vaticanistas. En el libro se explica, por ejemplo, la progresiva profesionalización de la comunicación institucional, la relación entre el gobierno y la comunicación dentro de las organizaciones, cómo la Iglesia puede dialogar con el mundo actual y participar en la conversación pública y los diferentes canales que puede utilizar para este diálogo.
Como dice el título, la comunicación es vista como arte y como ciencia. Como arte, requiere de la creatividad, y por eso la relación con la belleza y la verdad es muy importante. Como ciencia, necesita ser profundizada, estudiada, y, por lo tanto, para quien quiera trabajar en esta profesión, la reflexión es un deber, una condición indispensable.  
¿Cuál es la relación entre fe y comunicación responsable? ¿Cuál es la tarea de los comunicadores?
El Papa Francisco anima a los periodistas y profesionales de la comunicación a vivir esta profesión como una misión. Dice que tenemos “la misión de explicar el mundo, hacerlo menos oscuro, hacer que los que viven en él le tengan menos miedo y miren a los demás con mayor conciencia, y también con más confianza”. Como recuerda el Pontífice, está en la misión intrínseca de la profesión la actitud responsable, de ayudar a interpretar el mundo y de buscar mejorar el entorno en el que el comunicador trabaja. Además, pienso que las personas de fe se sienten llamadas a llevar a cabo esta misión no sólo como algo que les viene de la profesión, sino también como una manifestación de su vocación cristiana. 
A la luz de lo que se aborda en el libro, ¿cuáles son los retos de la comunicación en la Iglesia?
Hay muchos pero me gustaría destacar uno en particular: la comunicación tiene un papel importante que desempeñar para ayudar a la Iglesia, a las personas y a las instituciones, a recuperar la legitimidad necesaria para poder ser una voz creíble y relevante en el mundo. Para ello, es necesario profundizar en la propia identidad y sacarle brillo, de modo que los valores cristianos sean un puente. Esto contribuirá a cumplir el deseo del Papa de que la Iglesia no sea autorreferencial, sino que sea una Iglesia en salida, que esté dispuesta a dialogar con todas las instituciones y con todas las personas.

-Usted se ocupa de temáticas ligadas a la reputación de las instituciones, ¿tiene la Iglesia mucho que aprender también en este aspecto?

Las percepciones de las personas sobre las instituciones reflejan, en mayor o menor medida, la realidad de la institución. Por eso, cuando uno se propone mejorar la reputación debe, prácticamente, mejorar la realidad. La comunicación, en este sentido, tiene un poder transformador en las organizaciones, que pasa por escuchar esas percepciones, mostrarlas a los que gobiernan y proponer cómo encarnar mejor los principios identitarios de la institución para que pueda cumplir mejor su misión en la sociedad. 

La Iglesia, como todas las organizaciones, puede seguir aprendiendo en este aspecto, pero considero que está en ello. Por ejemplo, el Sínodo sobre la Sinodalidad que estamos viviendo, está suponiendo un ejercicio de escucha muy interesante tanto a nivel de las diócesis como de la Iglesia universal, un modo práctico de dar voz a quien quiera expresarse sobre los temas planteados. 

Es verdad que para lograr que la comunicación pueda servir a la Iglesia de este modo se necesitan personas bien formadas profesionalmente. Personalmente, me da mucha alegría ver pasar por las aulas de la universidad, en mi trabajo como profesora en la Facultad de Comunicación, sacerdotes, religiosos y laicos que están estudiando y profundizando en la fe, en la naturaleza de la Iglesia y en los fundamentos de la comunicación institucional, con la ilusión de contribuir en el futuro, con su trabajo, a la tarea de evangelización de la Iglesia.

El autorGiovanni Tridente

Evangelización

San Charles de Foucauld

El pasado mes de mayo el Papa Francisco canonizó a san Charles de Foucauld, un militar y explorador que terminó encontrándose con Cristo, dejando atrás una vida errática para entregarse por completo a Dios.

Pedro Estaún·1 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

El 1 de septiembre de 1858 nacía en Estrasburgo en una familia de la nobleza, Charles-Eugéne de Foucauld. Sus padres murieron, uno detrás de otro en 1864  y Charles y María, su hermana, son confiados a su abuelo, el coronel Morlet, hombre bueno pero débil. Realizó sus estudios en París en un colegio de jesuitas y comenzó a prepararse para el ingreso en la escuela militar. Su interés por los estudios era muy deficiente. A los 16 años perdió la fe. Dos años después su abuelo murió y heredó una gran fortuna que comenzó a dilapidar de manera estrepitosa. Entró en la escuela de caballería de Samur en octubre, donde saldrá con la última calificación: el número 87 entre 87 alumnos. Llevó una vida de juerguista e indisciplina llena de excentricidades. No obstante dibujaba bien y se cultivaba leyendo mucho. En 1879 se unió a Mimi, una joven de mala reputación y convivió con ella. Dos años después su regimiento es enviado a Argelia y Charles llevó consigo a Mimi haciéndola pasar por su mujer. Descubierta la superchería es degradado y regresó a Europa. Con motivo de una revolución en Túnez, vuelve a África y durante ocho meses se muestra como un excelente oficial pero, seducido por el desierto, abandonó el ejército y se instaló en Argelia donde inició una exploración por aquellos terrenos no visitados entonces por ningún europeo. Tomó como compañero al rabino Mardoqueo, se vistió de hebreo y recorrió clandestinamente Marruecos durante un año. Intentó allí su matrimonio con una joven argelina, pero romperá la relación ante la oposición tajante de la familia de ella. 

Regresó a Francia tras dos años de ausencia. Se dedicó entonces a recopilar toda la información posible sobre Marruecos, siempre de una manera oculta con miedo a ser descubierto por los árabes. Entre 1887 y 1888 publica dos importantes obras: «El reconocimiento de Marruecos» y «El itinerario de Marruecos», que reciben una crítica entusiasta. Adquiere fama de un gran explorador por la calidad y la cantidad de informaciones recopiladas y por las preciosas observaciones sociales y de costumbres que incluye en sus relatos. Recibe la medalla de oro de la «Sociedad Francesa de Geografía»  y se sitúa así en un mundo de honores.

Llevado por profundas inquietudes espirituales, en octubre de 1886 Charles entró en la iglesia de San Agustín de París, para pedir consejo al padre Huevélin, del que le había hablado su prima María Bondy. El sacerdote le pide que se confiese y comulgue de inmediato, luego hablarían, y él lo acepta. Los años siguientes los pasa en casa de su familia y mantiene frecuentes conversaciones con su confesor. Su alma se va llenando cada vez más de Dios y comienza a pensar en hacerse religioso. En las navidades de 1888 se dirige a Tierra Santa y allí madura su decisión irrevocable: hacerse monje. Regresa a Francia y se dispone a ser trapense. Entrega todos sus bienes a su hermana y renuncia de una manera definitiva a toda gloria humana.

En enero de 1890 parte para la trapa de Nuestra Señora de las Nieves en Francia y entra al noviciado con el nombre de Frater Marie-Albéric. Seis meses después parte para otra trapa mucho más pobre, la de Akbès, en Siria, una región alejadísima que a finales del siglo XIX se alcanzaba sólo después de varios días de camino. Allí se ocupó de cultivar el huerto, realizando los trabajos más humildes hasta 1896. No obstante, una voz interior le llamaba a una soledad todavía más profunda. Siguiendo los consejos del padre Hevélin, con el que seguiría manteniendo correspondencia, hace el primer proyecto de una congregación religiosa «a su manera». Se le envía a Roma para ampliar estudios y allí pide ser dispensado de sus votos. En 1897, el Prior general de los trapenses le deja en libertad para seguir su vocación. 

Parte nuevamente a Tierra Santa y comienza una vida de ermitaño en un convento de hermanas Clarisas en Nazaret, donde es  su criado y recadero, viviendo en una sencilla cabaña cerca del claustro. Permanece allí tres años y llega a ser un personaje amado en Nazaret por su espiritualidad y su continua caridad. Las clarisas y su confesor le instan para que solicite la ordenación sacerdotal. Vuelve a Francia para prepararse y es ordenado sacerdote el 9 de junio de 1901. Poco después parte nuevamente a Argelia, al oasis de Beni-Abbès para ayudar espiritualmente a un destacamento militar francés. Construye una sencilla ermita con una capilla. Desde allí alerta a sus amigos y a las autoridades francesas del drama de la esclavitud. Rescata varios esclavos, hace giras por la tierra de los Touaregs, la región más solitaria del interior, aprende su idioma, hace para ellos un catecismo y comienza a traducir el evangelio estableciéndose en un poblado a 1500 metros de altitud donde construye una pequeña cabaña en la que instala la capilla y una sencilla habitación. El padre Foucauld se divide ahora entre los pobres de Beni-Abbès y los de Tamanrasset, que distan 700 kms de desierto. Charles es el único cristiano. Al faltar los fieles le está prohibido celebrar la misa; lo suple haciendo de su vida una eucaristía. En 1908, agotado, cae enfermo de muerte. Los touaregs le salvan compartiendo con él la poca leche de cabra que tenían en ese tiempo de sequía. Entre 1909 a 1913 hace tres viajes a Francia para presentar su proyecto de los «Petis frères» del Sagrado Corazón, asociación de laicos para conversión de infieles. 

Durante la guerra mundial el desierto resulta un lugar peligroso y permanece en Tamanrasset. Para proteger a los indígenas de los alemanes construye un fortín. Continúa trabajando en sus poesías y proverbios touaregs. El 1 de diciembre de 1916 unos bandidos le apresan y le asesinan. En su muerte estaba solo … o casi solo. En Francia hay 49 inscritos en la Asociación del Sagrado Corazón de Jesús que él consiguió hacer aprobar a las autoridades religiosas. Su muerte fue como una semilla. En 2002 diecinueve fraternidades diferentes de laicos, sacerdotes, religiosos y religiosas, vivían el Evangelio que sigue la espiritualidad de Charles de Foucauld.  El 15 de mayo de 2022 el papa Francisco le canonizó.

El autorPedro Estaún

España

Escuelas Católicas lanza un mensaje de encuentro y diálogo en su congreso

La presidenta de Escuelas Católicas, Ana Mª Sánchez, y el secretario general, Pedro Huerta, han animado a buscar “el encuentro y el diálogo” con todos, a “ser abiertos para encontrarnos con el otro”, en la clausura del XVI Congreso de Escuelas Católicas, que con el lema “Inspiradores de Encuentros”, se ha celebrado en Granada.

Francisco Otamendi·30 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

El congreso ha reunido a cerca de 2.000 educadores, directores, titulares y miembros de la escuela católica el pasado fin de semana, y a lo largo de las intervenciones, se ha puesto de manifiesto “la necesidad, en este tiempo de incertidumbre, de buscar el encuentro con nosotros mismos y con el otro, para aprender, evolucionar y ser mejor persona”.

En la clausura, tanto Ana María Sánchez como Pedro Huerta, y la directora del congreso, Victoria Moya, alentaron a poner en marcha el lema del congreso. La presidenta Ana María Sánchez, por ejemplo, recordó a los presentes que además de “ser maestros, nos une que somos alumnos y discípulos del Maestro, quien resumió todas sus enseñanzas en una sola palabra: amaos”. Por este motivo insistió en la necesidad de fomentar “el encuentro con nosotros mismos, con compañeros, familias, alumnos, y distintas instituciones”, porque “en el momento actual la educación, el mundo y la Iglesia demanda que nos encontremos, dialoguemos, creemos opinión”.

Por su parte, Pedro Huerta, secretario general de Escuelas Católicas, animó al auditorio a poner en práctica todo lo aprendido durante los tres días para convertirnos en punto de encuentro. “Es lo que nos toca ahora a cada uno de nosotros, llevar lo que hemos vivido a nuestras comunidades educativas, y no tener miedo a respirar, a ser abiertos para encontrarnos con el otro”, afirmó al final del congreso, que ha tenido lugar con la con la colaboración del Banco Santander, McYadra, SM, Edelvives, Edebé y Serunión,

Repercusión del congreso

Victoria Moya presentó algunas cifras sobre el evento: “más de 5.000 fotografías realizadas; más de 500 fotografías en nuestro canal de Flickr y 1.700 visitas; en Twitter, más de 29 millones de impresiones con nuestro hashtag principal (#InspiradoresDeEncuentros), lo que supone 250 mil impresiones por hora y 1.300 imágenes; en Instagram, casi 10.000 interacciones y “me gusta” (81 por hora) con el hashtag principal del congreso, 170 imágenes, 90 carruseles e innumerables vídeos e historias; más de 3.000 visitas a la página web en los días del Congreso desde 27 países distintos; respecto a la app del Congreso, 1.962 descargas, 1.224 espacios de reunión creados para las reuniones virtuales con los expositores, 6.000 contactos hechos, casi 300 preguntas con más de 1.700 “me gusta” y más de 500 mensajes en el chat”. Moya señaló que estas cifras son el símbolo de que el encuentro es posible.

Sentido de responsabilidad

En cuanto a los contenidos, la primera jornada analizó el encuentro desde el punto de vista filosófico, teológico y antropológico con Josep Mª Esquirol, Teresa Forcales y Álvaro Lobo. Diversidad, diálogo y solidaridad fueron tres palabras claves de la segunda jornada en la que se encontraron Cristina Inogés, teóloga y miembro de la Comisión Metodológica del Sínodo, y Álvaro Ferrer, politólogo y responsable de Política Educativa en Save the Children. Este encuentro estuvo conducido e inspirado por Tíscar Espigares, responsable en España de la Comunidad de Sant’Egidio.

“El encuentro con el otro nos construye y nos enriquece”. Ésta fue la idea principal de la ponencia. Los tres coincidieron en defender la necesidad de lograr una escuela que haga crecer en los niños el sentido de la responsabilidad sobre los otros, dándoles responsabilidades y, al mismo tiempo, una escuela que les abra los ojos a la realidad, el encuentro con el vulnerable desde el diálogo y la solidaridad.

Cultura del cuidado

Para reflexionar sobre la importancia de la cultura del cuidado, el congreso contó con Ana Berástegui, directora del Instituto Universitario de la Familia (UPC); Arturo Cavanna, ex director general de la Fundación ANAR, y Paco Arango, fundador de la Fundación Aladina y director de cine.

Ana Berástegui recordó que una de las claves del cuidado es la escucha, y que para que ésta sea posible es imprescindible tener “tiempo” y desarrollar la empatía emocional. También señaló la necesidad de fomentar que los alumnos se sientan seguros en todas las etapas, no solo en Infantil, porque los adolescentes también necesitan sentirse seguros para “explorar la diferencia”.

En la mesa se abordó también la incidencia de la pandemia en la salud mental de los niños y adolescentes, del duelo en la infancia y de los encuentros que los han transformado. Cavanna recordó cómo le marcó en su infancia el abuso de algunos compañeros sobre otros más débiles, lo que despertó en él el espíritu de defensa y protección. Arango trajo al auditorio una frase que le dedicó un religioso amigo: “Dios es tu amigo”, unas palabras que reafirma, pues según él “es un amigo que siempre escucha”.

Entre otros ponentes, intervinieron sobre diversos temas la investigadora Catherine L’Ecuyer; Damián María Montes, Isabel Rojas, Xavier Marcet, Manu Velasco, Xavier Rojas, Jorge Ruiz, Victoria Zapico o el jurado de MasterChef, Pepe Rodriguez; José Romero, director pedagógico del Colegio Vedruna de Villaverde Alto (Madrid), Encarnació Badenes, misionera de Nazaret y directora del Colegio Sagrada Familia de Los Llanos de Aridane (La Palma), y Ion Aranguren, escolapio y miembro del equipo de titularidad del Colegio Escolapios Cartuja de Granada.

También participaron Ignacio Gil, más conocido en TikTok como Nachter, que animó a emplear el humor en el día a día, y el músico David DeMaría, quien dedicó a los congresistas algunas de las canciones más representativas de sus 25 años de trayectoria.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

El Papa Francisco sobre el examen de conciencia

Hoy, miércoles 30 de noviembre, el Papa Francisco ha mantenido su habitual audiencia. Desde agosto, el Santo Padre se dirige a los fieles para hablar sobre el discernimiento.

Paloma López Campos·30 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos

A pesar del frío, el Papa Francisco ha vuelto hoy a los pies de la basílica de san Pedro para reflexionar sobre la carta de san Pablo a los Filipenses. Ha comenzado la catequesis lanzando una pregunta: “¿Cómo reconocer el auténtico consuelo?” 

En los “Ejercicios Espirituales” de San Ignacio de Loyola, indica el Papa, podemos encontrar algunas claves para poder analizar este consuelo, esencial para el discernimiento. Una de esas claves se encuentra en el análisis de nuestros pensamientos. Siguiendo a san Ignacio, Francisco ha indicado que debemos advertir el discurso de los pensamientos, el principio, el medio y el fin, tratando de descubrir si se dirigen hacia el bien o si, por el contrario, quitan la paz y la calma.

No podemos usar las inclinaciones buenas, como el deseo de oración, para eludir nuestras responsabilidades, ese no es un pensamiento que nazca del bien, dice el Papa. “La oración no es una fuga de las propias tareas, al contrario, es una ayuda para realizar ese bien que estamos llamados a realizar, aquí y ahora”.

“Hay que seguir bien el recorrido de los buenos sentimientos, del consuelo”, de este modo, evitamos las tentaciones del demonio, “que existe”, afirma con rotundidad Francisco. “El estilo del demonio es presentarse de forma astuta, disfrazada, parte de lo que está más cerca de nuestro corazón y después nos atrae a sí, poco a poco. El mal entra a escondidas, sin que la persona se dé cuenta”.

El Santo Padre anima a hacer un “paciente e indispensable examen de la verdad y del origen de los propios pensamientos”. El Papa insiste en este análisis de los corazones y afirma que “cuanto más nos conocemos a nosotros mismos, más nos damos cuenta de dónde entra el mal espíritu”.

Francisco ha hablado sobre el examen de conciencia individual que todos los cristianos deberían hacer por la noche, para ver “qué ha pasado en el corazón”. Dice el Papa que, “darse cuenta de lo que sucede es importante, es un signo de que la gracia de Dios está trabajando en nosotros, ayudándonos a crecer en libertad y en conciencia”.

La reflexión del Papa ha finalizado invitando, una vez más, a avanzar en el entendimiento de uno mismo, realizando el examen de conciencia, y sabiendo que :“el discernimiento, de hecho, no se centra simplemente en el bien o en el máximo bien posible, sino en lo que está bien para mí aquí y ahora”.

Libertad y Verdad en Menéndez Pelayo

En un momento en el que el silenciamiento cultural y social amenaza con socavar, especialmente, los rudimentos de la libertad académica emerge, como ejemplo, la figura del erudito Marcelino Menéndez Pelayo.

30 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

“Recién iniciada la Restauración, en febrero de 1875 se publicó un decreto del ministerio de Fomento prohibiendo enseñar nada contrario al dogma católico, la sana moral, la monarquía constitucional y el régimen político. Varios catedráticos de Universidad, como Giner de los Ríos, Azcárate y Salmerón fueron primero suspendidos y posteriormente separados de sus cátedras”.

En el año 1876, Giner de los Ríos y varios compañeros suyos fundaron La Institución Libre de Enseñanza, asociación que, al margen de la enseñanza pública, pretendía renovar a las jóvenes generaciones con una moral laica y unas ideas inspiradas en el masón idealista alemán K.Ch.F. Krause (1781/1832), en cuya filosofía se había tratado de armonizar el panteísmo y el teísmo y, contra la exaltación hegeliana de la idea de Estado, se había defendido la superioridad ética de asociaciones de fines generales, como la familia o la nación. Promoviendo una federación voluntaria entre esas asociaciones podría irse produciendo el acercamiento y la unidad entre los seres humanos.

Un miembro de La Institución, Gumersindo de Azcárate, en artículo publicado en la “Revista de España”, afirmaba que, “según el Estado ampare o niegue la libertad de la ciencia, así la energía de un pueblo mostrará más o menos su peculiar genialidad… y podrá hasta darse el caso de que se ahogue casi por completo su actividad, como ha sucedido en España durante tres siglos”.

Menéndez Pelayo, tras leer el citado artículo y aleccionado por uno de sus maestros y amigo, Gumersindo Laverde (18335/1890), publicó, en aquel mismo año 1876, su primera obra, “La ciencia española”, con la que inició su aventura intelectual, convencido de que los españoles podrían renovarse inspirándose en los ideales éticos y culturales de los más elevados momentos de su historia; y ya entonces hacía suyas unas palabras del sabio benedictino B.J. Feijoo, que en uno de sus discursos se había proclamado “ciudadano libre en la República de las Letras, ni esclavo de Aristóteles ni aliado de sus enemigos”.

En 1892 dirigió al ministro de Fomento un informe en el que se quejaba porque “vemos separarse de nuestro Claustro a dignísimos Profesores…, representantes de muy opuestas doctrinas, pero igualmente dignos de respeto por su celosa y desinteresada consagración al culto de la verdad…”, “…ideal de vida… encaminado a la indagación científica que sólo puede lograrse con garantías de independencia semejantes a las que disfrutan todas las grandes instituciones científicas de otros países…; “…queremos aproximarnos a este ideal por todos los caminos posibles y reivindicar para el cuerpo universitario toda aquella libertad de acción que, dentro de su peculiar esfera, le corresponde”.

Por su parte, Cánovas del Castillo, historiador, considera que lacras como el retraso o la falta de unidad política de España son atribuibles a la herencia de la Inquisición y de la Casa de Austria. Y en la Constituyente de 1868, bramó Castelar: “No hay nada más espantoso, más abominable, que aquel gran imperio español que era un sudario que se extendía sobre el planeta… Encendimos las hogueras de la Inquisición; arrojamos a ellas nuestros pensadores, los quemamos y, después, ya no hubo de las ciencias en España más que un montón de cenizas”.

Es cierto que la ciencia española se había interrumpido por largo tiempo, pero eso fue a partir de 1790, no coincidiendo con la Inquisición, sino con la Corte volteriana de Carlos IV, las Cortes de Cádiz, la desamortización de Mendizábal, la quema de conventos…

En ese contexto, se celebra en 1881, cuando don Marcelino aún no había cumplido los 25 años, un homenaje en el parque del Retiro madrileño, por el segundo centenario de la muerte de Calderón de la Barca. Expertos extranjeros alaban el mérito del escritor, a pesar de la época retrograda en la que vive. Ya al final, Menéndez Pelayo explota… “Mira, Enrique -le confesaría después a su hermano-, me tenían ya muy cargado, habían dicho muchas barbaridades y no pude menos de estallar, y, además, nos dieron a los postres tan mal champagne…”.

En este célebre brindis, el polígrafo cántabro destaca en primer lugar la idea (o más bien hecho) de que ha sido la fe católica la que nos ha conformado. De su pérdida o, al menos, de su difuminarse, nace nuestra decadencia y eventual muerte…

En segundo lugar, la reivindicación de la monarquía tradicional, asumida y llevada a su apogeo por la Casa de Austria, que no fue ni absoluta ni parlamentaria, sino cristiana, y que, por ello, pudo ser garante del municipio español, donde pudo florecer la verdadera libertad…

En defensa de estos principios (fe católica, monarquía tradicional, libertad municipal) escribió Calderón. Contra ellos se alzan liberales, tanto absolutistas como revolucionarios, imponiendo su libertad ideológica que destruye la libertad real en nombre de unas ideas abstractas y estatalistas.

Termino con la transcripción del brindis porque creo que merece la pena hacerlo: “…Brindo por lo que nadie ha brindado hasta ahora: por las grandes ideas que fueron alma e inspiración de los poemas calderonianos. En primer lugar, por la fe católica, apostólica romana, que en siete siglos de lucha nos hizo reconquistar el patrio suelo, y que en los albores del Renacimiento abrió a los castellanos las vírgenes selvas de América, y a los portugueses los fabulosos santuarios de la India… Brindo, en segundo lugar, por la antigua y tradicional monarquía española, cristiana en esencia y democrática en la forma… Brindo por la nación española, amazona de la raza latina, de la cual fue escudo y valladar firmísimo contra la barbarie germánica y el espíritu de disgregación y de herejía… Brindo por el municipio español, hijo glorioso del municipio romano y expresión de la verdadera y legítima y sacrosanta libertad española… En suma, brindo por todas las ideas, por todos los sentimientos que Calderón ha traído al arte…; los que sentimos y pensamos como él, los únicos que con razón, y justicia, y derecho, podemos enaltecer su memoria… y a quien de ninguna suerte pueden contar por suyo los partidos más o menos liberales que, en nombre de la unidad centralista a la francesa, han ahogado y destruido la antigua libertad municipal y foral de la Península, asesinada primero por la Casa de Borbón y luego por los Gobiernos revolucionarios de este siglo. Y digo y declaro que no me adhiero al centenario en lo que tiene de fiesta semipagana, informada por principios… que poco habían de agradar a tan cristiano poeta como Calderón, si levantase la cabeza…”.

Evangelización

Jornadas Internacionales de San Francisco de Sales

Unos 250 periodistas y comunicadores católicos de todo el mundo se reunirán en Lourdes (Francia) del 25 al 27 de enero de 2023, en la vigesimosexta edición de las Jornadas de San Francisco de Sales, unas jornadas profesionales donde los participantes están llamados a profundizar en su misión de transmisores de la fe y a buscar nuevas formas de diálogo con el mundo actual, cada vez más secularizado.

Leticia Sánchez de León·30 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

“Periodismo y convicciones religiosas”; “accesibilidad a los medios de comunicación”; “medios de comunicación y verdad”, “redes sociales y proximidad”…éstos y otros son sólo ejemplos de los temas que se tratan cada año en estas jornadas internacionales. Lejos de ser un evento más sobre comunicación o periodismo, las Jornadas de San Francisco de Sales, organizadas siempre en fechas cercanas a la fiesta del santo patrón de los periodistas, son un momento de formación -en la profesión- y también espiritual. 

Un momento importante de las jornadas será la presencia ya confirmada del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede, quien pronunciará un discurso durante el congreso de su misión en la Santa Sede y hará entrega del premio Jacques Hamel.

François Vayne, vaticanista y uno de los organizadores del evento, habla de la motivación última de las Jornadas: “La prensa católica tiene una misión muy urgente, que es la de dar testimonio de una fe vivida, encarnada, a través de testimonios e historias, que vaya más allá de las incomprensiones provocadas por los reiterados escándalos en el clero. No hay que confundir la Iglesia con la sola institución; la Iglesia es un pueblo que forma el Cuerpo de Cristo, un pueblo en el que los laicos son sacerdotes, profetas y reyes por su bautismo. De esto hablaremos en Lourdes, pidiendo a la Virgen María su apoyo y protección.”

Como explica Vayne, el lugar de celebración de las jornadas ha ido cambiando con los años: “Hace años se celebraban en Annecy, Saboya, la ciudad donde San Francisco fue obispo y donde se encuentran sus restos mortales; pero a partir de 2018 se eligió Lourdes como nuevo lugar de las jornadas, para poder invitar a periodistas de otros países, por ser un lugar más internacional”. 

El evento ha sido organizado, una vez más, por la Federación de Medios de Comunicación Católicos de Francia junto con la asociación SIGNIS (la Asociación Católica Mundial para la comunicación) y la UCSI, (la Unión Católica de la Prensa Italiana). También forma parte de la organización el Dicasterio para la Comunicación, que se unió a la iniciativa por primera vez en 2018 y desde entonces colabora en su promoción. 

Católicos y no católicos

Aunque las Jornadas de San Francisco de Sales nacen con una perspectiva católica y el enclave escogido indica el marcado aspecto espiritual de las mismas, lo cierto es que están abiertas también a personas no católicas o que no trabajan para medios confesionales. En este sentido, el evento constituye el eje conductor de un diálogo abierto entre los asistentes donde se intercambian experiencias de vida y de trabajo, se comparten dificultades y desafíos de la profesión, y donde también hay espacio para la oración.

En este sentido, el primer día de las jornadas está programada una visita guiada al santuario, donde los asistentes podrán ver la explanada, la basílica y la gruta donde se apareció la Virgen a Santa Bernardette en 1858. 

El tema

El objetivo de las Jornadas es claro; con varios ponentes de mucho nivel, y profesionales del sector (profesores, sociólogos, expertos en ciencias de la comunicación, especialistas en tecnología digital, influencers, etc.) provenientes de diferentes países, el evento hace una llamada a reflexionar sobre la misión y la responsabilidad de los medios de comunicación en la transmisión de los valores cristianos:

“La única manera de transmitir la fe en este mundo secularizado es dar testimonio del Evangelio vivido, especialmente a través de artículos y reportajes. La secularización no significa que la fe esté muerta, pues mientras la sociedad rechaza los discursos institucionales que muchas veces se contradicen con los hechos, al mismo tiempo está sedienta de un testimonio de vida que manifieste la búsqueda de Dios”, señala François Vayne. “En Francia, los casos de abusos hacen que la Iglesia pierda credibilidad, pero la autenticidad del testimonio de un actor como Gad Elmaleh, que acaba de rodar una película en la que expresa su cariño a la Virgen María, remueve las conciencias y suscita en muchos jóvenes el deseo de una renovación interior, devolviendo a la fe católica toda su relevancia. Al transmitir este tipo de testimonios, los periodistas católicos juegan un papel esencial para que el Evangelio no sea rechazado cuando sí se rechaza el discurso del clero.”

Por otro lado, durante las Jornadas se hará entrega del premio Jacques Hamel de manos del secretario de estado vaticano, el Cardenal Parolin. Este premio lleva el nombre del sacerdote Jacques Hamel, asesinado por terroristas islámicos en Francia mientras celebraba la Eucaristía. Este premio recompensa las iniciativas en favor de la paz y, en particular, el diálogo interreligioso, siguiendo el espíritu de la encíclica Fratelli tutti.

Micrófonos de Dios

De todos es conocido el poder de los medios de comunicación en la transmisión de determinados valores y, en este sentido, las jornadas quieren hacer hincapié en la gran  responsabilidad de periodistas, editores, comunicadores, etc., de ser “micrófonos de Dios” -como decía San Óscar Romero- y de la importancia, por tanto, de ser profesionales en su trabajo, de ser veraces, de adaptarse a los nuevos medios de comunicación, aportar análisis de peso, adecuar el lenguaje utilizado a los diferentes públicos, etc., todo ello para ser mejores portadores de la Fe en el mundo. En esta línea, Helen Osman, presidenta de SIGNIS, uno de los entes promotores del evento, dijo en una entrevista en 2018: “como periodistas y comunicadores católicos debemos tener dos virtudes en equilibrio: proporcionar reportes y análisis cuidadosos, con una eficiencia y claridad que permitan un impacto en el mundo de hoy”. 

Y es precisamente ese impacto lo que buscan las Jornadas: el impacto de reportajes bien construidos, artículos bien documentados o historias que emocionen y conmuevan, que testimonien la belleza de una Fe viva, de personas muy reales, que reflejan la verdadera cara de la Iglesia, y que se abre paso, tantas veces, en medio de ecos de indiferencia y de radicalidad.

El autorLeticia Sánchez de León

Cultura

La Obra Pía. Presencia española en Roma

España ha estado presente institucionalmente en Roma desde el siglo XI, y esta presencia no ha faltado desde entonces; hoy está representada por la llamada Obra Pía.

Stefano Grossi Gondi·30 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

La ciudad de Roma tiene una larga tradición de acoger instituciones que representan a los países europeos. A lo largo de los siglos, la ciudad del Papa ha sido una capital mundial entre lo político y lo religioso, un verdadero punto de referencia para una larga serie de generaciones; así, han acudido instituciones que constituían una presencia nacional, expresada por los gobiernos de la época, en su mayoría de carácter monárquico.

España ha estado presente institucionalmente en Roma desde el siglo XI, y esta presencia no ha faltado desde entonces; hoy está representada por la llamada Obra Pia Stabilimenti Spagnoli in Italia.  Así, tenemos una organización privada sin ánimo de lucro con sede en Roma, que desarrolla iniciativas sociales, culturales, artísticas y de protección y conservación del patrimonio. Está encomendada a la Embajada de España ante la Santa Sede y funciona bajo «protección diplomática».

Historia de la Obra Pía

Comenzó en el siglo XI en la época de la Opera Pía de Castilla; fundó una iglesia de Santiago junto al Coliseo, que a principios del siglo XIV (la gestión había pasado a la Opera Pía de Aragón) se incorporó a San Juan de Letrán. Esta iglesia sobrevivió hasta 1815, cuando fue demolida. Esta presencia en Roma se originó por una serie de disposiciones testamentarias y aportaciones fundacionales de ciudadanos y entidades españolas que, por motivos religiosos, caritativos y asistenciales, acudían a esas Opere Pie. 

En el siglo XV se construyó la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón en el centro de la ciudad, en la plaza Navona, por iniciativa de don Alfonso de Paradinas, canónigo de la catedral de Sevilla, que hizo reconstruir el edificio por completo a sus expensas. Durante siglos fue el escaparate de la presencia española en la ciudad papal, hasta que en 1818 esta iglesia fue abandonada por los españoles, que se instalaron en Santa María de Monserrat, actual Iglesia Nacional de España.

Estructura de la institución

La presidencia, la representación legal y la dirección de la Opera Pia Stabilimenti Spagnoli In Italia son responsabilidad del Embajador de España ante la Santa Sede, que actúa con el título de Gobernador de la Opera Pia. 

Como órgano colegiado de gobierno y administración, existe una Junta, compuesta por el Gobernador como Presidente, el Ministro Consejero como Vicepresidente y cinco miembros: el Rector de la Iglesia Nacional de Santiago y Montserrat, el Rector de San Pietro in Montorio, dos españoles residentes en Roma, nombrados por la Junta a propuesta del Gobernador y un diplomático de la Embajada de España ante la Santa Sede, que actúa como Secretario. Todos los miembros deben ser españoles y ejercer su cargo a título honorífico y gratuito.

Actividades de hoy

En la actualidad, la Obra Pía se encarga del sostenimiento de la Iglesia Nacional de Santiago y Montserrat, de las tareas eclesiásticas inherentes a la misma y de las actividades culturales de su Centro de Estudios Eclesiásticos adscrito. También se encarga del Panteón de los Españoles en el cementerio de Roma y vela por el cumplimiento de los distintos fines fundamentales, religiosos, benéficos o asistenciales de las obras pías que lo generaron.

Al mismo tiempo, se encarga de estudiar posibles ayudas para la actividad religiosa de San Pietro in Montorio. Esta iglesia se levanta en lo que en el siglo XV era un conjunto de tierras y huertas que compró el rey Fernando El Católico y en las que se levantó un pequeño convento, tradicionalmente encomendado a la orden franciscana, y la iglesia, que sigue abierta al culto. En uno de sus claustros se encuentra el famoso templete de Bramante, considerado el manifiesto arquitectónico del clasicismo renacentista.

Atención sanitaria

Durante varios siglos, las actividades religiosas han estado flanqueadas por iniciativas sanitarias, inicialmente dirigidas a personas de nacionalidad española, luego la Opera Pia desarrolló sus iniciativas en otros lugares de Roma, Palermo, Nápoles, Asís, Turín y Loreto. Hoy, gracias al apoyo de un patrimonio histórico, puede atender las necesidades de muchos ancianos y familias en situación de emergencia social a través de la labor de las Hermanas de la Cruz de Roma, institución fundada por Santa Ángela de la Cruz en 1875.

Asimismo, apoya a las órdenes religiosas que promueven el trabajo de las mujeres en la sociedad, como las Hermanas Teresianas de Palermo, institución fundada por San Antonio Poveda en 1911, además de promover diversas iniciativas culturales (conciertos, exposiciones, publicación de revistas, etc.). .) y la conservación del patrimonio histórico, mediante el desarrollo de proyectos de restauración. La Ópera Pía colabora con las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en la construcción de un edificio que albergará una residencia para 50 ancianas y el centro principal de la Orden en la Santa Sede.

Ayuda a las familias en situación de emergencia social

De nuevo a través del apoyo directo de las Hermanas de la Compañía de la Cruz, la Opera Pia apoya las necesidades de 150 familias de Roma, familias en situación de emergencia social, extrema pobreza o enfermedad, apoyando diversas causas sociales para los ancianos y los jóvenes.

El autorStefano Grossi Gondi

Vaticano

El Papa Francisco recuerda que las mujeres no pueden ser sacerdotes

Rome Reports·29 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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El Papa Francisco volvió a reafirmar la postura de la Iglesia acerca de la ordenación sacerdotal de las mujeres. Ante esta cuestión, el Papa subrayó que “es un problema teológico” pero que no se trata de una privación sino de un papel distinto donde hay todavía mucho que profundizar y reconoció que hay que dar más cabida a la mujer en la Iglesia en otros ámbitos.


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América Latina

¿Qué está pasando en la Iglesia en América Latina?

En esta entrevista, Mauricio López, vicepresidente laico de la recién creada CEAMA-Conferencia Eclesial Amazónica explica la naturaleza e importancia de la CEAMA. 

Marta Isabel González Álvarez·29 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 9 minutos

América Latina se mueve. Pero ¿cómo entender mejor la diversidad de sus instituciones eclesiásticas y la interacción entre ellas? ¿Qué relación hay entre el Concilio Vaticano II, Aparecida, Brasil (5ª Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe), Evangelii gaudium, Laudato si’, la REPAM, el Sínodo Amazónico, Fratelli tutti, la CEAMA, el próximo Sínodo de la Sinodalidad y la reforma y renovación que propone la Praedicate evangelium?  ¿Por qué es necesario nuevos ministerios y un Rito Amazónico?

Hablamos con Mauricio López. Este mexicano de 45 años afincado en Quito (Ecuador) es el vicepresidente laico de la recién creada CEAMA-Conferencia Eclesial Amazónica, cuyos estatutos acaban de ser aprobados por el Papa Francisco.

Mauricio comenzó su andadura en Cáritas Ecuador, acompañó la creación de la REPAM-Red Eclesial Panamazónica (2014) que preparó y acompañó los desafíos de la región y la posterior celebración del Sínodo para la Amazonía (2019), impulsó la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe (2021) dentro de la CELAM-Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño y además es miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y participa en el Sínodo de la Sinodalidad donde formó parte de la Comisión Metodológica y hoy coordina el grupo de trabajo de América Latina.

Él ve todo su devenir como un proceso y que el Espíritu le lleva a ayudar allá donde se han ido descubriendo más vacíos en el proceso eclesial y es ahí donde él busca y aporta más herramientas para hacer experiencia. Cuando le llamamos “experto de la escucha”, él lo niega, pero resalta que “la escucha” es un elemento fundamental para el discernimiento y que el discernimiento comunitario es un instrumento que podría parecer connatural a la esencia de la Iglesia, pero que por desgracia. no lo es.

En definitiva, Mauricio López es una de las personas que más nos puede ayudar a iluminar todas estas preguntas aclarar lo que está pasando en América Latina y cómo los dinamismos de esta región están influyendo en el día a día del caminar de la Iglesia en los tiempos del Papa Francisco.

Nos perdemos un poco con tantas siglas e instituciones: CELAM, REPAM, Asamblea Eclesial, CEAMA… Un consejo, una red, una asamblea y una conferencia ¿Nos aclaras qué son y para qué sirve cada una?

–Si se quiere entender el entramado institucional de América Latina uno se pierde y en cierto modo la confusión es premeditada pues hay una necesidad de cambio en el modelo pastoral.  Pero si se ve como un dinamismo eclesiológico que nace en el Concilio Vaticano II, se entiende mejor. Lo esencial es que partimos de la dimensión territorial, una iglesia encarnada, que escucha, que discierne comunitariamente. La tentación es crear mega cuerpos, pesados con funciones muy eficaces, pero sin tanto discernimiento y escucha.

La gente no sabe que a las Conferencias del Episcopado Latinoamericano se llegaba ya con un documento pre elaborado. Pero en Aparecida (2007) lo que ocurrió fue que el documento que estaba preparado no respondía a los signos de los tiempos. El jefe del equipo redactor, el cardenal Bergoglio, hizo algo muy valiente junto a otro grupo de personas, entre ellos el Cardenal Cláudio Hummes y abandonaron la seguridad del documento ya existente para abrir un espacio de escucha, diálogo y construcción conjunta. Después llegó Evangelii gaudium (2013) con una reforma pastoral en el que se ve un sello latinoamericano. Y ese es el punto de partida.  Después llega Laudato si’ (2015) que también abre toda una puerta nueva para la Iglesia: el compromiso con el desafío socio ambiental. Una sola crisis, no dos.

Y se convoca el Sínodo Amazónico donde se unían tres puntos: la fragilidad del territorio, la necesidad de una pastoral distinta y la urgencia socio-ambiental de los pueblos. O sea, Amazonía, Evangelii gaudium y Laudato si’, integradas. La Amazonía se convierte “en un banco de pruebas para la Iglesia”: una expresión de periferia, de lugar teológico y de una experiencia pastoral tan frágil que llamaba a un cambio urgente.

La Red Eclesial Panamazónica (REPAM) nace para tratar de articular todas las presencias disociadas y fragmentadas en el territorio. Nunca se pretendió institucionalizar. Su riqueza principal fue poner en diálogo estructuras ya existentes de la Iglesia, una comunión difícil, compleja, tejida a punta de diálogo. La co-fundación de la REPAM fue muy importante: CELAM, CLAR, Caritas y las pastorales indígenas. Era el paso posible y necesario que permitía purificar para escuchar bien y discernir y se escucharon a 22.000 personas de modo directo y 65.000 en fases preliminares. Además, la REPAM responde de una manera ágil y flexible a desafíos del territorio como: Derechos Humanos, acompañamiento a pueblos indígenas, incidencia, comunicación, formación. Si la REPAM perdiese su vocación original, debería desaparecer.

El Sínodo planteó desafíos estructurales y su documento final tenía unas 170 acciones para hacer, que, si resumimos en 60, la REPAM podría acometer unos 10 o 15, el CELAM, otros ocho o diez, la CLAR diez de ellos. Cáritas, lo mismo. Pero había un segmento grande que no era posible acometer desde ninguna de estas estructuras y ahí se ve la necesidad de crear la CEAMA (Conferencia Eclesial de la Amazonía).

¿Qué es la CEAMA y cuáles serán sus primeros pasos? Según tú has explicado, su creación es una expresión del “espíritu de renovación y reforma en clave sinodal”. ¿Por qué el CELAM no podía afrontar esos retos?

–La novedad de la CEAMA está en su nombre. Es «Conferencia» que es el grado máximo de estructura que puede existir en una región en el ámbito eclesial e implica un grado de autoridad esencial para poder interactuar con el Vaticano y con los episcopados. Segundo, es «Eclesial», no es episcopal, no es la competencia del CELAM o una región del CELAM, porque el CELAM es el consejo de los obispos y en este sentido una «conferencia» tiene mayor capacidad de influir en las estructuras eclesiales que están debajo. Un «consejo» es consultivo, orientativo y ofrece, ofrece apoyo. Una «conferencia”, sin embargo, tiene un grado de intervención, de autoridad y de responsabilidad en los ámbitos en los que actúa.  Por ejemplo, el CELAM no puede decirle a un episcopado lo que tiene que hacer, pero puede aconsejar, escuchar y ofrecer herramientas e instrumentos, crea espacios, etc. La «conferencia» si puede.

Además, la CEAMA afronta procesos de largo plazo más complejos y que requiere institucionalidad, como, por ejemplo, la creación de un nuevo Rito Amazónico que podría llevar un proceso de 20 años. Y para hacerlo bien y tejerlo desde la identidad cultural del territorio, se requiere tiempo. Y la otra novedad es que ha sido creada para un territorio específico que es la “Amazonía”, que es un lugar teológico, como lo dijo el Papa en «Querida Amazonía» y es el modo de llevar adelante algunos de los sueños.

¿Cómo se estructura la CEAMA? La Presidencia tiene una novedad eclesiológica. El presidente es un cardenal, el cardenal Barreto, un vicepresidente que es el cardenal Leonardo Steiner y un vicepresidente laico que en este caso soy yo. Y habrá dos vicepresidencias más laicas, una religiosa que no es ministerio ordenado y otra laica mujer indígena. Y luego una Asamblea Ordinaria en la que cada país o Conferencia Episcopal y cada comunidad, tendrá representarse igualmente con: obispo, laicas y laicos, religiosos, religiosas y gente del territorio.

Podemos pensar sobre todo en estos primeros pasos: el Rito Amazónico, tiene que ver con incorporar valores, elementos, simbolismos, aspectos propios de las culturas tan variadas de la Amazonía y así ir enriqueciendo el aspecto simbólico de la Iglesia y que responda con más cercanía a la necesidad de misterio, de sentido eclesial y de visión religiosa de este territorio. Si no me equivoco el nuevo Rito Amazónico será el número 24.

El segundo paso los nuevos ministerios en la Amazonía: ordenados y no ordenados, con toda su complejidad pues hay que sustentarlos, acompañarlos y ponerlos en diálogo formalmente con los episcopados locales, que los implementarán.

Y el tercero, la creación de un Programa Universitario Amazónico, una encomienda muy grande que tenía el cardenal Hummes, pues intuía que podía generar cambios estructurales.  Y por añadir algo más, también afrontará la cuestión del pecado ecológico y cómo solventarlo. Todo esto necesita de la CEAMA y ninguna otra institución latinoamericana o Panamazónica lo podía hacer.

Explícanos mejor lo del nuevo rito amazónico ¿En qué consiste y por qué es necesario promoverlo? ¿Crees que su creación puede recibir la oposición de alguien?

–A veces es que somos poco católicos, porque catolicidad significa “universalidad”, es el anuncio del Evangelio a todos los pueblos, una riqueza. No le tengamos miedo, nadie quiere imponer nada a nadie, pero desde aquí se quiere expresar que la riqueza de su identidad tiene algo que aportar y se quiere vivir. En el discernimiento hecho en el Sínodo de la Amazonía se vio claro y vimos cuánta gente se está alejando porque no se siente acompañada y no hay quien administre los sacramentos. Por eso este rito es necesario pues es el modo de hacer mucho más cercano, afectiva, efectiva, simbólica y ritualmente, la vivencia del encuentro con el Señor Jesús en la Eucaristía y en toda la experiencia de fe y de Iglesia, de manera que se aproxime a la realidad particular de los pueblos.  Y no se trata sólo de pequeños cambios en la liturgia con unos cuantos cantos en lengua indígena y con musicalidad indígena. Se trata de una reestructuración de todo el aspecto celebrativo para que la Eucaristía, siendo el centro, tenga un dinamismo vivo que la sostenga desde la cultura propia. Y en la liturgia, obviamente, hay aspectos que no se van a tocar: la fórmula de consagración y quién consagra, por ejemplo. Pero se trata de incorporar y valorar toda una cosmovisión.

¿Por qué el Papa Francisco apoya tanto todo este dinamismo de Latinoamérica, crees que tiene que ver con que el Papa es argentino y que en el espíritu jesuita está tan marcada la cuestión del discernimiento y la escucha y del próximo Sínodo de la Sinodalidad?  

–No sólo Latinoamérica, vemos también otros dinamismos que vienen de África y que se harán seguramente muy evidentes en los próximos años, o Asia y su ejemplo de diálogo intercultural en un mundo fragmentado y desde la minoría. Pero sí, es cierto que América Latina está en un momento propicio donde su historia, su vida, sus procesos y sus aportaciones están contribuyendo fuertemente a este momento particular. Dicho eso sería un reduccionismo decir que eso se debe a que el Papa es latinoamericano. Evidentemente todos estamos marcados por nuestra cultura e historia. Pero lo que ocurre también es que Latinoamérica es la región que con más fuerza, claridad, excesos y extremos (no estamos idealizando), se apropió del Concilio Vaticano II. En definitiva, todo esto no tiene que ver con los diez años del papado de Papa Francisco sino con los 60 años del Concilio Vaticano II.  

En cuanto al Sínodo de la Sinodalidad percibo en las diferencias regionales, una gran dificultad por hacer un verdadero ejercicio de discernimiento, con todo pre-elaborado y con gran tensión. Y cuando ya las posiciones están preestablecidas, la tensión no puede ser creativa. Sin embargo, cuando las diferencias entran en discernimiento, se crece. Por ejemplo, América Latina, África y Asia están llenas de tensiones pero que se gestan de modo creativo y permiten avanzar. Pero la tensión, cuando no es creativa, no te permite avanzar Lo que le quita vida a la Iglesia son esos polos en tensión, desde ideologías particulares que secuestran el espacio de discernimiento genuino.  Y lo siento si algunos no están de acuerdo, pero los documentos no importan si no tienen vida y se encarnan. Si la sinodalidad no se convierte en experiencia discernida, diferencias que nos permitan reconocernos y sentirnos parte de una iglesia, amarnos, respetarnos, o por lo menos no destruirnos…si no es así, no tiene sentido. No se trata de ganar una posición y de poner mi pensamiento en el documento. Esto lo viví en el Sínodo Amazónico, en la Asamblea Eclesial de Latinoamérica y el Caribe, y lo estoy viendo en el Sínodo de la Sinodalidad.

En el caso de España vemos una contribución sana, significativa, positiva. Vemos que el camino que están haciendo Portugal, España, en cierto modo, Italia es más de fondo, discernido, de escucha. Y esperemos que ayude a otras regiones que están polarizadas.

Para finalizar ¿cuáles serían las principales amenazas y desafíos de Latinoamérica hoy? Yo veo dolores, heridas como Nicaragua, Venezuela. Veo el sufrimiento y la falta de desarrollo de Honduras, Guatemala, Salvador y Bolivia. Y por supuesto, veo Haití. Veo grandes sufrimientos y falta de soluciones. Veo populismos de derechas e izquierdas, totalitarismos. Algunos hablan de nuevos modos de comunismo. Y veo las sectas, los modos agresivos y sectarios de algunas religiones que ganan adeptos a base de corrupción ¿Cómo lo ves tú?

–Coincido contigo en esos dolores. En cuanto a las amenazas yo creo que el gran pecado estructural de nuestros tiempos, no sólo para América Latina, es la inequidad y el acaparamiento que producen la mayor pobreza y la crisis socioambiental. Y las expresiones más terribles y vergonzosas de modelos de gobierno antidemocráticos e ideológicos tienen que ver con esta inequidad, control y cultura del descarte.

La segunda amenaza es el empobrecimiento de las democracias de nuestra América Latina con la polarización de tendencias. De nuevo esto no es sólo de América Latina, se da en otras latitudes, pero se está dejando poco espacio a la reconciliación y al consenso y eso es gravísimo, porque se une al modo en que se arrastra a la gente a posturas irreconciliables y no es cuestión de tener una “neutralidad aséptica” sino de construir a largo plazo una realidad de la gente y con la gente. Y la tercera amenaza, de ámbito eclesial, es la irrelevancia de la experiencia de fe y de misterio, seguramente debido a nuestros propios pecados de clericalismo y exclusión de laicos, de mujeres, …

Los desafíos irían en la misma línea. En el ámbito eclesial vivir la sinodalidad como una experiencia y vivencia cotidiana, creérmela de modo que cualquier estructura o documento sea fruto y se sostenga en esa escucha y discernimiento compartido. En lo político, el desafío sería que la Iglesia tenga voz, pero una voz discernida para no politizar nuestra presencia, sino ayudar con criterios éticos, con denuncia y anuncio y mirando a largo plazo. Para finalizar, está la cuestión de la lucha contra la pobreza y sus causas estructurales. Una pobreza que se asocia también a la naturaleza, porque dice el Papa cuando le preguntan «¿Quién es el más pobre entre los pobres? Es nuestra hermana madre tierra», es decir, el desafío es luchar contra la pobreza y atenderla, pero teniendo presente la crisis socio-ambiental. Como ves todo tiene que ver con lo que comenzábamos esta conversación, con esos procesos que vivimos. En este caso con:  Evangelii gaudium, Laudato si’, Fratelli tutti, es decir:  la justicia socio ambiental, otra política acogiendo lo diverso, lo migrante y con una opción preferencial por los empobrecidos.

El autorMarta Isabel González Álvarez

Doctora en periodismo, experta en comunicación institucional y Comunicación para la Solidaridad. En Bruselas ha coordinado la comunicación de la red internacional CIDSE y en Roma la comunicación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral con quien sigue colaborando. Hoy aporta su experiencia al departamento de campañas de incidencia sociopolítica y trabajo en red de Manos Unidas y coordina la comunicación de la red Enlázate por la Justicia. Twitter: @migasocial

Evangelización

Una tradición de luz en los hogares de Polonia

En Polonia es tradición involucrar a todas las familias y en especial a los niños durante las celebraciones típicas del Adviento, como la misa Rorate o la visita Kolenda.

Ignacy Soler·29 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Es sabido que la fe se fortalece cuando se comunica, como un profesor entiende mejor lo que explica en la medida en que procure explicarlo cada vez mejor, ser un comunicador más eficaz. Ciertamente la fe es un don de Dios y nadie puede darla como quien explica la teoría de la relatividad, sin embargo fides ex audito, es decir la fe -don de Dios- viene por lo oído, es decir, por su naturaleza exige la palabra.

Los niños aprenden el lenguaje de la fe como aprenden a hablar: por el continuo diálogo con sus padres. Pienso que algunos modos de transmitir la fe en Polonia y en otros pueblos eslavos puede enriquecer a otros países, para que ellos introduzcan esas u otras maneras parecidas con sabia prudencia y según la manera de hacer en otros pueblos cristianos.

En el tiempo de Adviento quiero destacar en Polonia las misas Rorate y, en el tiempo de Navidad, la costumbre de la visita pastoral a las casas llamada Kolenda. Empecemos hablando de la costumbre de las misas Rorate.

Como bien se sabe la misa Rorate toma su nombre propio de la primera palabra del Introito, es decir, de la antífona de entrada: Rorate caeli desuper et nubes pluant iustum – Derramad el rocío, cielos, desde arriba, y que las nubes lluevan sobre el justo (Isaías 45, 8). Se celebra antes del amanecer y siempre es la misa votiva de Santa María en Adviento. Con ornamentos blancos y con el canto del Gloria.

Me acuerdo que hace ya unos años un sacerdote amigo, párroco de un pequeño pueblo de seiscientas almas, me invitó a predicar y celebrar las misas Rorate durante tres días. Salí de Dworek, en donde residía, antes de las cinco de la mañana, para recorrer un trayecto de veinte kilómetros con nieve, hielo y un viento helador, estábamos a menos diez. Cuando llegué a Guzef me quedé impresionado: una multitud de niños con lámparas encendidas en sus manos, y el templo a oscuras. La pequeña, fría y bella iglesia, llena de fieles: esa era la única calefacción que tenía el templo. La misa empezó puntual: a las seis de la mañana. Cuando cantamos el Gloria, siempre con organista, todas las luces se encendieron: un espectáculo de luz y alegría. Me acuerdo que no podía mantener las manos abiertas durante el rezo de la plegaria eucarística, se me helaban, y de vez en cuando me recogía piadosamente en oración frotándome las palmas para calentarlas.

En Polonia, las misas Rorate en honor a Santa María tienen el sabor de la esperanza de la Navidad, de la venida del Señor, y son especialmente preparadas y dirigidas para los niños. Son misas en las cuales siempre hay sorpresas y pequeños recordatorios de la presencia infantil: como una especie de juego en el que se apuesta por el reto fiel de venir todos los días a la misa Rorate del Adviento, de lunes a sábado. Al terminar también se suele preparar algo caliente, leche o chocolate, para los niños en las salas parroquiales junto al templo.

Más de unos padres me ha comentado cómo son sus hijos, y a veces también los más pequeños de cinco o seis años, los que les despiertan a las cinco de la mañana tirándoles de las sábanas para decirles: “¡papá, mamá, despertaos: vamos a la misa Rorate!” No son solamente los padres los que llevan a sus hijos a la santa misa sino que también los niños arrastran a sus padres.

Las misas Rorate, votiva de Santa María en Adviento, se celebran todos los días de Adviento con excepción de los domingos y de la Solemnidad de la Inmaculada. Aunque como el ocho de diciembre es día lectivo en Polonia, la misa se celebra también al amanecer aunque, lógicamente, los textos son los de la solemnidad de la Inmaculada. En todas las misas Rorate siempre hay homilía para los niños: dialogada y con preguntas, de diez a quince minutos. Es una buena ocasión para la catequesis de niños y  para instruir a los padres. Otro elemento característico de las misas Rorate es encender una vela especialmente adornada y grande, llamada Roratka. Esta vela se coloca cerca del altar solo durante el Adviento y simboliza a la Santísima Virgen María. Los niños vienen a misa con farolillos encendidos. La misa Rorate comienza solo con la luz de velas y faroles con las luces apagadas en el templo, y con el himno «Gloria a Dios en las alturas» se encienden todas las luces de la iglesia.

En segundo lugar quiero explicar en qué consiste la iniciativa pastoral de visitar las casas llamada ´Kolenda´. La Iglesia en Polonia siempre tiene algo que ofrecer a sus fieles, tiene un modo de ser que le lleva a salir de las parroquias, a buscar a los fieles -los de cerca y los de lejos- allí donde se encuentren.

Un ejemplo concreto de esta iniciativa parroquial son las visitas pastorales a las casas, con ocasión de la Navidad, llamada ‘Kolenda’. El periodo navideño dura -según una costumbre eslava- hasta el día de la presentación del Señor es decir hasta el 2 de febrero. En estos cuarenta días -en concordancia con la duración de los otros tiempos litúrgicos fuertes, como la Cuaresma y la Pascua-, se hace la visita pastoral a las familias. Todas las parroquias del país se preparan para estas visitas pastorales. El párroco y los vicarios visitan a sus feligreses yendo a sus casas. Las visitas se preparan detalladamente, se hace un plan de calles y casas con días y horas de visita, para que a nadie le pille desprevenido. El sacerdote va acompañado de algunos ayudantes, suelen ser monaguillos, que cantando villancicos -eso significa kolenda- se adelantan llamando a las casas y preguntando si están dispuestos a recibir al sacerdote que viene para la visita pastoral.

A nivel nacional un sesenta por ciento de los polacos abre sus puertas al sacerdote. Este dirige una pequeña oración, asperge la casa con agua bendita y se sienta en charla familiar. Pregunta si en algo les puede ayudar, se interesa por la catequesis de primera comunión, confirmación o matrimonio. Habla de la misa dominical y de la enseñanza de la religión en las escuelas, o de otros temas que salgan a colación. La familia le suele obsequiar con productos típicos de esas fiestas. Al final bendice la familia y la casa marcando en el dintel de la puerta las señas M+G+B 2012. No hay tiempo establecido de duración pero la media es de unos diez a quince minutos por familia. Las visitas suelen ser por las tardes de tres a nueve, en horario intensivo sin pausas, excepto los domingos, y así durante cuarenta días: algo exhaustivamente agotador y espectacularmente eficaz. No hay mejor manera de acercar las personas a Dios que yendo a sus casas, metiéndose en su sala de estar y hasta en su cocina.

El autorIgnacy Soler

Cracovia

Vaticano

Audiencia del Papa con el Prelado del Opus Dei

Hoy 28 de noviembre Monseñor Fernando Ocáriz y el Papa Francisco se han reunido en una audiencia, a petición del Prelado del Opus Dei. La última audiencia tuvo lugar el 29 de noviembre de 2021.

Paloma López Campos·28 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Fernando Ocáriz, acompañado por el vicario auxiliar, Monseñor Mariano Fazio, ha estado con el Santo Padre en una audiencia que ha durado unos treinta minutos. La audiencia ha coincidido con el día en que se celebra el 40 aniversario del Opus Dei como prelatura personal. La Obra adquirió esta figura jurídica con la publicación de la Constitución Apostólica “Ut sit”, dada en Roma el 28 de noviembre de 1982, durante el pontificado de san Juan Pablo II. 

En este encuentro, el Prelado ha informado a Francisco acerca de la preparación que se está llevando a cabo con motivo del congreso general extraordinario que se va a celebrar a lo largo del primer semestre de 2023. Este congreso general extraordinario responde a la publicación del motu proprio “Ad carisma tuendum” y tiene como objetivo adecuar los estatutos de la Prelatura a las indicaciones del Papa. 

Asimismo, Mons.Fernando ha hablado al Sumo Pontífice sobre las distintas iniciativas solidarias que los fieles de la prelatura tienen en desarrollo. Todos estos proyectos, a los que se dedicó la reunión “Be to care” el pasado mes de septiembre, tienen como objetivo hacer realidad el mensaje de acción social cristiano del que hablaba san Josemaría Escrivá. El Santo Padre ha pedido que, a través de estas iniciativas solidarias, se ponga especial empeño en llevar el amor de Cristo a muchas personas y, en especial, a los más vulnerables, como una manera de hacer frente a las crisis que se desarrollan a lo largo de todo el mundo en la actualidad.

El Papa Francisco ha dado su bendición a todos los hombres y mujeres de la Obra, y a todas las personas que participan en sus actividades de apostolado.

Recursos

El Opus Dei cumple 40 años como prelatura personal

El Papa Francisco ha recibido en audiencia al prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, el día que se cumplen 40 años de la Constitución apostólica “Ut sit” por la que san Juan Pablo II erigió el Opus Dei en prelatura personal (1982-2022). Ofrecemos una reflexión que recorre los pasos que fue dando san Josemaría para que la Obra alcanzara la expresión jurídica adecuada.

Fernando Puig·28 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 4 minutos

Josemaría Escrivá vio nacer el Opus Dei en el seno de la Iglesia. Todo su recorrido vital de escucha al carisma fundacional se alinea en la fidelidad a la Iglesia. Sabe que tiene que escuchar las voces en su espíritu; reflexiona sobre lo que ve suceder en quienes le siguen. Se guía por el modo como los pastores de la Iglesia observan y encauzan, para que sean plenamente eclesiales, los impulsos espirituales y apostólicos que se van verificando. El don recibido se mide así, de dentro a fuera y de fuera a dentro, bajo la mirada de Dios.

Hacia adentro, y como familia

En los primeros compases casi todo ocurre para adentro, en su alma y en la de sus primeros seguidores, manteniendo al tanto a la autoridad constituida en la diócesis de Madrid.

Al poco tiempo, a instancias del obispo, su incipiente fundación toma unos perfiles institucionales que le conceden algo de entidad y de consistencia (Pía Unión, 1941).

Se va configurando una socialidad familiar alrededor de un padre que comparte con los suyos el deseo de servir a la Iglesia y su profunda vivencia de la paternidad divina.

Meses después reconoce perfilada de forma nueva la dimensión sacerdotal del don recibido, que le lleva a ver la necesidad del sacerdocio ministerial: no como externo y asociado sino como intrínseco al obrar apostólico de los laicos que trabajan en medio del mundo con sus iguales, cumpliendo la misión en la Iglesia.

El obispo de Madrid, con el nihil obstat de la Santa Sede, aprueba (Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y fieles laicos, 1943): la articulación entre el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial se va dibujando. Lo reflejará el fundador en un sello: una cruz inscrita en el mundo.

Universal y secular

Se produce una expansión, en extensión y densidad, que alcanza a muchos países. Se confirma la intuición inicial sobre la universalidad del don recibido, que reclamará un régimen presente en la catolicidad y asentado en Roma. San Josemaría percibe asimismo que hay que confirmar la secularidad del carisma como trazo original que no debe ser diluido. Busca una institucionalidad universal y secular. La obtiene entrando a formar parte de las formas nuevas (Instituto secular, 1947-50) que esperaban cambios normativos, llegados de la mano de Pío XII.

La línea invariable de la fundación sigue su curso: el fundador se sabe tal y valora las luces que recibe personalmente; al mismo tiempo, aquilata las necesidades de quienes le siguen en el Opus Dei, para continuar la acción incisiva en el trabajo profesional y en la familia.

Un espíritu laical, secular, y una atención sacerdotal, en concierto institucional. Muchos pastores de la Iglesia observan en sus diócesis este obrar original a beneficio de sus fieles.

Los nuevos tiempos reclaman estos impulsos y de hecho nacen otras realidades seculares en la Iglesia.

Perfiles espirituales y apostólicos claros

Con todo, faltaba algo que perfilara el fenómeno y redujese algunas lecturas empobrecedoras del carisma. Tras algún intento, sigue el consejo de la Santa Sede de esperar la conclusión del Concilio Vaticano II. Están en juego las necesidades del mundo que se seculariza y la Iglesia que desea mantener el paso. Escrivá ve que desde la fuerza que emerge del Concilio el Opus Dei podrá servir mejor.

Resuenan en el aula conciliar decisivas verdades e impulsos pastorales: luz de las gentes, vocación bautismal, pueblo de Dios, llamada universal a la santidad, realidades terrenas santificables, horizonte ilimitado de la misión, comunión y unidad de la Iglesia, el don divino de la libertad, paz y trabajo para la sociedad, la liberación del hombre desde el Hijo de Dios hecho hombre, etc.

Le sobreviene la muerte a Josemaría Escrivá cuando está trabajando en un mejor asentamiento institucional de la Obra. Al fallecer ha dejado claros los perfiles espirituales y apostólicos del carisma; espoleando a sus hijos y adoptando las medidas necesarias, renueva su compromiso de no defraudar la llamada laical, secular, libremente correspondida, que incluye desde dentro la atención sacerdotal. Concluye su vida terrena esperando que, desde las luces del Concilio recientemente concluido, los pastores comprenderán el modo de facilitar el servicio de la Obra al conjunto de la Iglesia.

La prelatura personal

Los trazos firmes del espíritu y de los modos apostólicos, captados en su espíritu de fundador, ilustrados en la vida de sus seguidores y confrontados con el devenir de la Iglesia, confluyen en lo institucional en la figura de la prelatura personal. Juan Pablo II hace estudiar la posible decisión con seriedad; Álvaro del Portillo, sucesor de san Josemaría, ofrece toda la colaboración y su lealtad a la Santa Sede.

Llega el 28 de noviembre de 1982 y es publicada la Constitución apostólica “Ut sit”. El prelado y los fieles de la prelatura oyen decir a los pastores de la Iglesia que sean fieles al fundador; se crea así una articulación original de los elementos objetivos y personales del fenómeno pastoral, en la clave de la relación entre sacerdocio común y ministerial, con un prelado que es pastor. Se vive en acción de gracias en el Opus Dei, que camina por este cauce favorable.

La historia sigue. La confluencia en la prelatura ha remansado hace 40 años el camino, para continuar por donde llaman las necesidades de la Iglesia y del mundo. Un gran teólogo decía que la flecha va más lejos cuando el arquero tensa más la cuerda poniéndola junto al corazón. Para llegar más lejos, hay que acercarse al corazón: oír lo que inspira ahora quien en el suyo escuchó la primera voz de Dios; lo que Dios dice a los que, en cada momento son depositarios de la luz y responsables de la misión recibida dentro de la Iglesia, el prelado como Padre y pastor propio, y los fieles con él. Y siempre a la escucha del corazón de los pastores –con Pedro a la cabeza–, quienes, mirando al todo, sabrán mirar a la parte de la Iglesia (“partecica” decía Josemaría Escrivá) para que sea (“ut sit”) lo que Dios quiere que sea.

El autorFernando Puig

Profesor asociado de Derecho Canónico, Universidad Pontifica de la Santa Cruz (Roma)

Recursos

José María Villalón. Un buen samaritano en el Atlético de Madrid

Casado y padre de 12 hijos. Médico del Atlético de Madrid desde hace casi tres décadas. Siempre lleno de proyectos y disponible para atender a cualquiera fuera del horario de consulta.

Arsenio Fernández de Mesa·28 de noviembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Me cuesta enganchar a José María Villalón, jefe de los servicios médicos del Atlético de Madrid. Le pillo recién aterrizado de Qatar y me atiende justo antes de marcharse a Santiago de Chile. El fútbol es muy movido, de acá para allá, pero no sólo para los que pegan patadas al balón en el terreno de juego. 

El doctor me recuerda, orgulloso, “las dos vocaciones de su vida”: su familia y la medicina deportiva. Está casado con Mariola, “una mujer maravillosa”. José María es hombre con mirada de paz, sonriente, sereno, cariñoso. Y no debe de ser fácil con el jaleo que tiene en casa. Padre de 12 hijos, nada menos. Empezó trabajando en la Federación Española de Atletismo, que le posibilitó estar en los Juegos Olímpicos de Seúl 88’ y Barcelona 92’. En la temporada 95/96 recala en el club de sus amores, comandado entonces por su buen amigo Radomir Antic. Recuerda el período de purgatorio en segunda división: “Aprendimos mucho de la humildad”. Les tocó ir a campos con ambientes muy hostiles. Fue un tiempo de reflexión que les vino bien. Luego volvieron a primera y poco a poco, con esfuerzo, llegaron los títulos. Su trabajo está en la retaguardia, pero resulta imprescindible para que la maquinaria suene bien engrasada y funcione: “han sido más de 25 años en el mundo del deporte al máximo nivel, tanto en lo deportivo como en lo mediático”. La esencia de su vocación, me cuenta, está en “el servicio al paciente, el acompañamiento en el sufrimiento ajeno buscando la sonrisa y el consuelo, dándole un sentido”

El doctor Villalón está seguro de que el mundo en que se mueve no es fácil y que las circunstancias quizá echan para atrás en un principio: “Puede llegar a ser muy frívolo, con mucho culto al cuerpo, grandes fortunas y muy polémico”. Pero no se cansa de recordar que se trata de personas, iguales a él, con los mismos deseos de cosas grandes y las mismas preocupaciones de fondo: “Hacerlo lo mejor que puedo es parte importante de mi vocación, pues por ahí pasa mi camino hacia la santidad”. Me desvela que algunos médicos tienen una industria humana sencilla pero fecunda: encomendar al ángel de la guarda del paciente que entra por la puerta de la consulta. Sin la fe, sin la Eucaristía, sin la vida de oración me asegura que no podría darse a los demás, sonreír a cada paciente, servir sin distinciones. Su devoción a la Virgen es grande: “Quiero mucho a la Virgen de la Fuencisla, de Segovia. Mi madre, doña Matilde, era muy segoviana y nos enseñó a tenerle gran devoción”. El cuidado de María le sostiene. 

José María rememora con gracia la primera vez que salió en la prensa como médico del Atleti. Fue en una columna breve que rezaba en letras mayúsculas: “Villalón, el buen samaritano”. Resulta que, en la primera temporada en el club, se jugó un partido bronco contra el Deportivo de La Coruña. Hubo un choque entre jugadores de los dos equipos, quedando en el suelo uno del Dépor y otro de los rojiblancos: “El doctor del equipo gallego fue a atender al más grave y yo me vi en la tesitura de tener que curar al propio y al ajeno, así que ni corto ni perezoso me puse a suturar y a vendar las cabezas de ambos, sin darle más importancia”. Al día siguiente le llamó su padre, gran aficionado rojiblanco desde pequeño, orgulloso porque le habían dedicado una breve crónica al buen samaritano. El doctor Villalón recuerda con cariño el día que pudo conocer a san Juan Pablo II: “Habíamos ganado la Liga y la Copa del Rey y fuimos a Roma a ofrecerle los dos trofeos al Papa, encabezados por Jesús Gil”. Fue con Mariola, su mujer: “Pudimos estar muy cerca de un santo, darle un abrazo y decirle, con una foto de los cinco hijos que teníamos entonces, que rezase por nuestra familia”. El Papa les miró “con esos ojos suyos azules, tan penetrantes” y les sonrió asintiendo. 

El doctor Villalón también es presidente de la Federación Madrileña de Familias Numerosas. Muy unido a su mujer y a sus 12 hijos, ha logrado generar un ambiente de hogar que le apasiona trasladar a su ámbito profesional, para que todos puedan sentir ese calor y cercanía: “Generar a mi alrededor un auténtico espíritu de familia, que es el que vivimos en casa a diario, es una dimensión muy apostólica con jugadores, cuerpo técnico, personal del hospital, pacientes y otros compañeros médicos”.