Vaticano

Finanzas vaticanas, los balances del IOR y del Óbolo de San Pedro

Existe una intrínseca relación entre los presupuestos del Óbolo de San Pedro y el del Instituto para las obras de Religión.

Andrea Gagliarducci·12 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Existe una estrecha relación entre la declaración anual del Óbolo de San Pedro y el balance del Istituto delle Opere di Religione, el llamado «banco vaticano». Porque el Óbolo se destina a la caridad del Papa, pero esta caridad se expresa también en el sostenimiento de la estructura de la Curia romana, un inmenso «presupuesto misionero» que tiene gastos, pero no tantos ingresos, y que debe seguir pagando salarios. Y porque el IOR, desde hace tiempo, destina una contribución voluntaria de sus beneficios precisamente al Papa, y estos beneficios sirven para aligerar el presupuesto de la Santa Sede. 

Desde hace años el IOR no tiene los mismos beneficios que en el pasado, por lo que la parte asignada al Papa ha disminuido con los años. Igual situación tienen el Óbolo, cuya recaudación ha disminuido con los años, también ha tenido que hacer frente a esta disminución del apoyo del IOR. Tanto es así que en 2022 tuvo que duplicar sus ingresos con una desinversión general de bienes.

Por eso los dos presupuestos, publicados el mes pasado, están de alguna manera conectados. Al fin y al cabo, las finanzas vaticanas siempre han estado conectadas, y todo contribuye a ayudar a la misión del Papa. 

Pero veamos los dos presupuestos con más detalle.

El Óbolo de San Pedro

El pasado 29 de junio, el Óbolo de San Pedro presentó su balance anual. Los ingresos fueron de 52 millones, pero los gastos ascienden a 103,4 millones, de los cuales 90 millones son para la misión apostólica del Santo Padre. Incluidos en la misión están los gastos de la Curia, que ascienden a 370,4 millones. El Óbolo contribuye así en un 24% al presupuesto de la Curia. 

Sólo 13 millones se destinaron a obras de caridad, a los que, sin embargo, hay que añadir las donaciones del Papa Francisco a través de otros dicasterios de la Santa Sede por un total de 32 millones, 8 de los cuales fueron financiados directamente por el Óbolo.

En resumen, entre el Fondo Obolus y los fondos de los dicasterios financiados en parte por el Óbolo, la caridad del Papa financió 236 proyectos, por un total de 45 millones. Sin embargo, el balance merece algunas observaciones.

¿Es éste el verdadero uso del Óbolo de San Pedro, que a menudo se asocia a la caridad del Papa? Sí, porque la finalidad misma del Óbolo es apoyar la misión de la Iglesia, y se definió en términos modernos en 1870, después de que la Santa Sede perdiera los Estados Pontificios y no tuviera más ingresos para hacer funcionar la máquina.

Dicho esto, es interesante que el presupuesto del Óbolo pueda deducirse también del presupuesto de la Curia. De los 370,4 millones de fondos presupuestados, el 38,9% se destina a las Iglesias locales en dificultad y en contextos específicos de evangelización, lo que supone 144,2 millones.

Los fondos destinados al culto y a la evangelización ascienden a 48,4 millones, es decir, el 13,1%.

La difusión del mensaje, es decir, todo el sector de la comunicación del Vaticano, representa el 12,1% del presupuesto, con un total de 44,8 millones.

Al sostenimiento de las nunciaturas apostólicas se destinaron 37 millones (10,9% del presupuesto), mientras que 31,9 millones (8,6% del total) van al servicio de la caridad -precisamente el dinero donado por el Papa Francisco a través de los dicasterios-, 20,3 millones a la organización de la vida eclesial, 17,4 millones al patrimonio histórico, 10,2 millones a instituciones académicas, 6,8 millones al desarrollo humano, 4,2 millones a Educación, Ciencia y Cultura y 5,2 millones a Vida y Familia.

Los ingresos, como se ha dicho, ascienden a 52 millones de euros, 48,4 de los cuales son donaciones. El año pasado hubo menos donaciones (43,5 millones de euros), pero los ingresos, gracias a la venta de inmuebles, ascendieron a 107 millones de euros. Curiosamente, hay 3,6 millones de euros de ingresos por rendimientos financieros.

En cuanto a las donaciones, 31,2 millones proceden de la recaudación directa de las diócesis, 21 millones de donantes privados, 13,9 millones de fundaciones y 1,2 millones de órdenes religiosas.

Los países que más donan son Estados Unidos (13,6 millones), Italia (3,1 millones), Brasil (1,9 millones), Alemania y Corea del Sur (1,3 millones), Francia (1,6 millones), México e Irlanda (0,9 millones), República Checa y España (0,8 millones).

El balance del IOR

El IOR aportó un donativo a la Santa Sede de algo más de 13 millones de euros, frente a unos beneficios netos de 30,6 millones.

Los beneficios representan una mejora significativa respecto a los 29,6 millones de euros de 2022. Sin embargo, es necesario comparar las cifras: van desde los 86,6 millones de beneficio declarados en 2012 -que cuadruplicaron las ganancias del año anterior- a los 66,9 millones del informe de 2013, los 69,3 millones del informe de 2014, los 16,1 millones del informe de 2015, los 33 millones del informe de 2016 y los 31,9 millones del informe de 2017, hasta los 17,5 millones de 2018.

El informe de 2019, por su parte, cuantifica los beneficios en 38 millones, también atribuidos al mercado favorable.

En 2020, el año de la crisis del COVID, el beneficio fue ligeramente inferior, de 36,4 millones.

Pero en el primer año pospandémico, un 2021 aún no afectado por la guerra de Ucrania, se volvió a una tendencia negativa, con un beneficio de solo 18,1 millones de euros, y solo en 2022 se volvió a la barrera de los 30 millones.

El informe IOR 2023 habla de 107 empleados y 12.361 clientes, pero también de un aumento de los depósitos de clientes: +4% hasta 5.400 millones de euros. El número de clientes sigue bajando (eran 12.759 en 2022, incluso 14.519 en 2021), pero esta vez también disminuye el número de empleados: eran 117 en 2022, son 107 en 2023.

Así pues, continúa la tendencia negativa de los clientes, lo que debería hacernos reflexionar, teniendo en cuenta que el cribado de las cuentas consideradas no compatibles con la misión del IOR finalizó hace tiempo.

Ahora, el IOR también está llamado a participar en la reforma de las finanzas vaticanas deseada por el Papa Francisco. 

Jean-Baptiste de Franssu, presidente del Consejo de Superintendencia, destaca en su carta de gestión los numerosos elogios que ha recibido el IOR por su labor en favor de la transparencia durante la última década, y anuncia: «El Instituto, bajo la supervisión de la Autoridad de Supervisión e Información Financiera (ASIF), está por tanto dispuesto a desempeñar su papel en el proceso de centralización de todos los bienes vaticanos, de acuerdo con las instrucciones del Santo Padre y teniendo en cuenta las últimas novedades normativas.

El equipo del IOR está deseoso de colaborar con todos los dicasterios vaticanos, con la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) y de trabajar con el Comité de Inversiones para seguir desarrollando los principios éticos de la FCI (Faith Consistent Investment) de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia. Es crucial que el Vaticano sea visto como un punto de referencia».

El autorAndrea Gagliarducci

Zoom

El Papa Francisco en la óptica

Sorpresa y emoción entre viandantes y vecinos al ver al Papa Francisco a las puertas de una óptica cerca de la Piazza del Popolo en Roma donde fue a hacerse un nuevo par de lentillas el 8 de julio de 2024.

Maria José Atienza·11 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

La historia de la «Salus populi romani»

Rome Reports·11 de julio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

Una de las imágenes más queridas y veneradas de Roma es la de la «Salus Populi Romani».

Cuenta la tradición que este icono, que recibe la visita del Papa antes y después de cada viaje fue realizado por san Lucas el evangelista en persona y llevado a Roma por santa Elena en el siglo IV.

A su intercesión se atribuye la salvación de la ciudad romana ante la plaga que la asolaba en el siglo VI.


Ahora puedes disfrutar de un 20% de descuento en tu suscripción a Rome Reports Premium, la agencia internacional de noticias, especializada en la actividad del Papa y del Vaticano.
Evangelización

San Benito, patrón de Europa: su “visión de paz” no es utópica

La Iglesia celebra el 11 de julio a san Benito de Nursia (Italia), fundador de la Orden benedictina y declarado patrón de Europa en 1964 por san Pablo VI. El Papa Francisco y sus predecesores han acudido a san Benito buscando la paz y la convivencia humana en una Europa herida.       

Francisco Otamendi·11 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Aunque la Regla de san Benito [‘ora et labora’, ora y trabaja] no contiene una llamada sobre el tema de la paz, “es una excelente guía para un compromiso consciente y práctico por la paz”. De hecho, su mensaje va más allá de los muros de los monasterios y muestra “cómo la convivencia humana, con la gracia de Dios, puede superar los peligros derivados de las disputas y las discordias”.

Así lo señaló el Papa en un Mensaje dirigido a los participantes en un Simposio ecuménico en la archiabadía benedictina de Pannonhalma, en el oeste de Hungría, celebrado en septiembre de 2023, que subrayaba otras dos ideas.

La primera, que el santo patrón de Europa conoció “la complejidad de las huellas lingüísticas, étnicas y culturales, que representan al mismo tiempo una riqueza y un potencial de conflicto”. Sin embargo, tuvo una visión serena y pacífica, porque estuvo plenamente convencido de la “igual dignidad y el mismo valor de todos los seres humanos”. Esto se aplica especialmente a los extranjeros, que deben ser acogidos según el principio de “honrar a todos los hombres”.

Papa Francisco: “Búsqueda de la paz sin demora”

Esto significa también “saber dar el primer paso en determinadas situaciones difíciles”, porque “la discordia no debe convertirse en un estado permanente”. Establecer la paz “antes del atardecer”, dijo san Benito. Ésta, recuerda el Papa, “es la medida de la disponibilidad del deseo de paz”. 

Y la segunda, señaló el Santo Padre, es que “la búsqueda de la paz en la justicia no puede tolerar ninguna demora, debe proseguirse sin vacilaciones”. “La visión de paz de san Benito  no es utópica, sino que se orienta hacia un camino que la amistad de Dios hacia los hombres ya ha trazado y que, sin embargo, debe ser recorrido paso a paso por cada individuo y por la comunidad”.

En el evento ecuménico húngaro se profundizó en múltiples aspectos del tema de la paz, en un momento en el que “la humanidad globalizada está herida y amenazada por una guerra mundial gradual que, librada directamente en algunas regiones del planeta, tiene consecuencias que dañan la vida de todos, especialmente de los más pobres”, decía el Pontífice según la agencia oficial vaticana, y en el que “la guerra en Ucrania nos ha llamado dramáticamente a abrir los ojos y el corazón hacia muchas poblaciones que sufren a causa de la guerra”.

San Pablo VI le llamó ‘pacis nuntius’ (heraldo de la paz) 

“Creo que San Benito, llamado ‘pacis nuntius’ (heraldo de la paz) por el Papa Pablo VI cuando fue proclamado patrón de Europa, se dirigiría a nosotros con esta palabra: ¡paz! No es una palabra obvia, no es un concepto abstracto sino una verdad que hay que perseguir y vivir”, ha manifestado Don Fabrizio Messina, director de la Biblioteca Estatal del Monumento Nacional de Santa Escolástica [hermana gemela de san Benito].

Una biblioteca que debe sus orígenes a san Benito, porque es, de hecho, la biblioteca del Monasterio de Santa Escolástica de Subiaco, uno de los doce monasterios que fueron fundados cerca de la ciudad, en el valle del Aniene, por el propio san Benito. 

“La paz que nos trae Benito es la paz de Cristo. Es la paz por la que Cristo dio su vida. Si no abrimos nuestras puertas a Cristo, nos quedaremos sin paz”, añadía Don Fabrizio Messina a la agencia vaticana, que le preguntó cómo es posible, en el actual escenario europeo devastado por la guerra de Ucrania, recorrer caminos de paz siguiendo las huellas de San Benito.

Para Ucrania, para Rusia…

La respuesta del director de la biblioteca fue la siguiente. En primer lugar, el hecho histórico: “San Benito, cuando inició su camino de búsqueda personal de Dios, lo hizo subiendo a Subiaco y buscando al Señor. Esto le ocurre en una experiencia temprana de tipo ermitaño. Como nos recuerda San Gregorio Magno, Benito vive solo consigo mismo bajo la mirada de Dios. Es una búsqueda de Dios que es, por tanto, una búsqueda de la paz”. 

Después, el ilustre benedictino entró en la cuestión. “La verdadera búsqueda de la paz para Europa, para Ucrania, para Rusia y para todos los países implicados en esta matanza sin sentido es precisamente encontrar en Cristo la fuente de la paz, de la luz. Tal como lo hizo San Benito. Una paz no sólo íntima, sino personal. Pero es una paz que realmente se puede dar a los demás porque es la paz de Cristo. Él mismo lo dijo: ‘Os dejo mi paz’, no como la da el mundo”.

Benedicto XVI: “De su levadura espiritual nació Europa”

El 9 de abril de 2008, el entonces Papa Benedicto XVI, habló a los fieles de san Benito de Nursia en una Audiencia general. Comenzó diciendo. “Hoy voy a hablar de san Benito, fundador del monacato occidental y también patrono de mi pontificado. Comienzo citando una frase de san Gregorio Magno que, refiriéndose a san Benito, dice: ‘Este hombre de Dios, que brilló sobre esta tierra con tantos milagros, no resplandeció menos por la elocuencia con la que supo exponer su doctrina’”.

“El gran Papa [san Gregorio Magno] escribió estas palabras en el año 592; el santo monje había muerto cincuenta años antes y todavía seguía vivo en la memoria de la gente y sobre todo en la floreciente Orden religiosa que fundó. San Benito de Nursia, con su vida y su obra, ejerció una influencia fundamental en el desarrollo de la civilización y de la cultura europea”.

Continuando con el hilo argumental, Benedicto XVI añadió: “La obra del santo, y en especial su ‘Regla’, fueron una auténtica levadura espiritual, que cambió, con el paso de los siglos, mucho más allá de los confines de su patria y de su época, el rostro de Europa, suscitando tras la caída de la unidad política creada por el Imperio Romano una nueva unidad espiritual y cultural, la de la fe cristiana compartida por los pueblos del continente. De este modo nació la realidad que llamamos ‘Europa’.

Años antes, en 1999, san Juan Pablo II escribió una carta al abad de Subiaco, en la que le manifestaba su alegría al conocer que “la gran familia monástica benedictina quiere recordar con celebraciones especiales los 1500 años desde que san Benito empezó en Subiaco la ‘schola dominici servitii’, que llevaría, en el decurso de los siglos, a innumerables hombres y mujeres, ‘per ducatum Evangelii’, a una unión más íntima con Cristo”.

Virtudes heroicas de Robert Schumann

El 11 de julio de 2021, el Papa Francisco, hospitalizado en el Gemelli, recordó a san Benito en las redes sociales: “Hoy celebramos la fiesta de San Benito, abad y patrón de Europa. ¡Un abrazo a nuestro protector! Felicitamos a los benedictinos y a las benedictinas de todo el mundo”. Además, el Santo Padre envió “los mejores deseos para Europa” para que “esté unida en sus valores fundacionales”.

Pocas semanas antes, en junio, el Papa había reconocido las virtudes heroicas del político francés y padre fundador de la Unión Europea, Robert Schuman, al declararle venerable. Con ese motivo, el sacerdote Bernard Ardura, promotor de la causa de Schuman, concedió una entrevista a Omnes sobre su proceso de canonización.

 “Europa tiene que dejar de ser un campo de batalla en el que se desangran las fuerzas rivales”, había dicho Schumann en un discurso. “A partir de esa toma de conciencia, que pagamos tan caro, queremos ir por nuevos caminos que nos conduzcan a una Europa unida y definitivamente pacificada”, unas palabras que se consideran vitales para la reconciliación de Francia y Alemania.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

James Mallon: «Tenemos que aprender a hablar la lengua de quien no sabe nada del Evangelio»

Omnes entrevista a James Mallon, fundador de “Divine Renovation Ministry”, un proyecto que busca devolver a los católicos y a sus parroquias el deseo y las herramientas necesarias para la evangelización.

Alfonso Riobó·11 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

James Mallon es un sacerdote que desarrolla su labor pastoral en Canadá. Desde hace años, promueve “Divine Renovation Ministry” (Renovación Divina), un ministerio que tiene como objetivo reavivar la labor misionera en las parroquias para que los católicos sean plenamente conscientes de su llamada a evangelizar.

Este deseo de James Mallon se cumple también en proyectos como “Alpha”, unos cursos a través de los cuales las personas se pueden acercar a la fe católica a través de unas sesiones distendidas. Es precisamente en este contexto en el que el padre Mallon habla con Omnes, durante el encuentro SED (Salir, Evangelizar, Discipular) organizado por “Alpha” del 5 al 7 de julio en Alicante.

Al igual que las sesiones que organizan, este encuentro “Alpha” ha sido clave para formar a todos los asistentes en cuestiones de la fe, durante unas jornadas en las que se han compartido debates, comidas y momentos de formación.

La presencia de figuras como la de James Mallon muestran la importancia de tener ese “deseo de evangelizar”, sobre el cual habla en esta entrevista con Omnes el sacerdote. Un deseo, explica, que nace de forma natural cuando un católico se encuentra realmente con Jesucristo, momento en el que descubre que Dios mismo le está llamando a la misión.

La renovación evangelizadora arranca de la propuesta de “salir”. ¿Qué nos falta para desear dar el paso de “salir”?

– Estamos hablando de deseo. Y creo que esa es la prueba de fuego de la auténtica fe. A veces, el deseo de evangelizar está presente, pero no lo hacemos porque tenemos miedo, porque no sabemos cómo hacerlo, porque no tenemos una herramienta para hacerlo, pero eso es algo muy diferente. Si es por miedo, con el que todos lidiamos, sabemos que el Señor puede con él. Y podemos aprender métodos y herramientas, pero la ausencia de deseo es un problema mayor. 

Yo diría que hay dos razones principales. Si no tienes deseo de que otros conozcan a Jesús, yo sólo haría esta pregunta: ¿Te has encontrado con Él? ¿Quién es el Jesús con el que comulgas? ¿Quién es el Jesús al que rezas? ¿A quién escuchas? ¿Te encuentras con el Jesús del Evangelio? Porque si tienes una relación auténtica con Él, si le conoces de verdad, ¿cómo no vas a tener el deseo de evangelizar? A veces nuestros pecados, el reconocer que estamos rotos y nuestras luchas pueden disminuir el deseo en nuestros corazones, pero no lo eliminan por completo. Además, creo que el deseo de evangelizar puede ser inflamado por el Espíritu Santo, pues el Espíritu Santo destruye el miedo.

La misión se dirige a personas en situaciones muy variadas en relación con la fe. ¿Cómo llegar a los que no conocen nada, o a los que ni se plantean pisar una iglesia?

– A veces, lo que hacemos en nuestras parroquias es decir a la gente de fuera que entre. Esperamos que la gente que no tiene fe o ninguna conexión con la Iglesia sea la que haga el viaje. Pero no, el misionero es el que hace el viaje, es el enviado para buscar y salvar a los perdidos. Sin embargo, a menudo, esperamos que sean esas personas, los otros, quienes hagan el viaje hasta nosotros. Esto es lo contrario de lo que Dios nos ha llamado a hacer. Jesús es, en última instancia, el enviado. Jesús es el misionero original que va en busca del otro, y por eso nosotros también, como cristianos, tenemos que salir.

Ahora bien, no se trata simplemente de ir, sino de cómo vamos. Jesús se despojó de sí mismo, se humilló, se hizo obediente.Y ése es el camino hacia Jesús. No debemos aferrarnos a nuestros estilos de vida y preferencias. Tenemos que encarnarnos. Jesús vino como uno de nosotros, vivió entre nosotros, levantó su tienda entre nosotros. Tenemos que ir con la gente que no sabe nada del Evangelio, aprender a hablar su lengua, dándonos cuenta de que, en ocasiones, las herramientas que usamos para la evangelización asumen demasiado.

Usted plantea una manera de actuar que da frutos también en otros lugares. ¿Quién se beneficia más, la parroquia o las personas individuales?

– Si la evangelización tiene éxito y es fructífera, ¿cómo no va a beneficiar a ambos? Mi propia experiencia es nada más que vivificante e increíble al experimentar que Dios me ha usado para llevar gente a Él. Cuando una parroquia recibe nuevos creyentes que se han encontrado con el Señor, se beneficia enormemente, así que creo que el fruto beneficia definitivamente a ambos.

La “renovación divina” que ha puesto en marcha, ¿puede aplicarse en regiones con mentalidad o enfoques diferentes al de su país, Canadá?

–  He tenido la suerte de viajar por todo el mundo y me quedo con dos cosas. Una es que todos somos muy diferentes, y la número dos, que todos somos iguales, especialmente como católicos que tenemos los mismos problemas, las mismas luchas. Todavía no he encontrado problemas o luchas en ningún país que me hagan pensar que no pasa exactamente igual en Canadá.

La “Renovación Divina” no es un método, es un modelo basado en principios vividos en un contexto. Los tres principios son simplemente, número uno, el poder del Espíritu Santo, número dos, la primacía de la evangelización y número tres, lo mejor del liderazgo.

Sea cual sea tu contexto, si el Espíritu Santo apareciera con poder, ¿beneficiaría eso a tu parroquia? Si realmente hicieras de la evangelización lo más importante en tu parroquia, ¿crees que eso beneficiaría a tu parroquia? Si el liderazgo de tu parroquia mejorara, ¿eso beneficiaría a tu parroquia?

Estos tres principios me hacen pensar que la “Renovación Divina” es aplicable. Ahora mismo el ministerio de “Divine Renovation” está trabajando en 94 países diferentes y parece que está dando sus frutos.

Hablamos de “evangelizar”, renovando parroquias y estudiando los métodos. ¿Qué nos dice del “evangelizador”?

Leer más
Evangelio

La autoridad de Cristo. Domingo XV del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XV del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·11 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Jesús envía a sus apóstoles a predicar carentes de los recursos básicos, pero con lo único que realmente necesitan: su mandato. Les da “autoridad sobre los espíritus inmundos” pero “les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja”. Podían llevar sandalias, pero no dos túnicas. Es interesante que, en otros relatos en los que Jesús envía a sus discípulos, también insiste en la pobreza radical, pero hay ligeras diferencias en cuanto a lo que pueden o no pueden llevar. Por ejemplo, en Mt 10, 10 no se les permite llevar bastón ni sandalias. La cuestión es que lo que importa es la pobreza radical, pero qué es exactamente la pobreza radical puede variar según las circunstancias. En algunos lugares algo es realmente una necesidad indispensable; en otros no lo es.

Jesús nos está diciendo que el único requisito esencial es su mandato, la llamada de Él, la autoridad que nos da. Si tenemos esto, nada más es tan importante. Y sin ello, nada tendrá éxito. Hay un episodio, por ejemplo, en el que los israelitas -habiéndose negado a entrar en la Tierra Prometida cuando Dios les dijo que lo hicieran- intentan hacerlo más tarde, pero en contra de su voluntad. No es de extrañar que todo el esfuerzo acabe en un completo desastre (Nm 14, 39-45; Dt 1, 41-45).

Una idea similar aparece en la primera lectura de hoy, en la que el sacerdote Amasías ordena al profeta Amós que abandone el santuario de Betel y regrese a la tierra de Judá. Este es “el santuario del rey y la casa del reino”, le dice a Amós. Un rey anterior, en la época del cisma entre el norte y el sur de Israel, había erigido Betel como santuario para impedir que la gente fuera a Jerusalén. Era una religión nacionalizada. Para Amasías, la autoridad de Betel procedía del rey. Pero Amós contraataca diciendo que su propia autoridad provenía de Dios. No había formado parte de una familia o grupo de profetas, sino que Dios le llamó cuando era un simple agricultor de sicomoros. Lo que cuenta es la llamada de Dios, no el patrocinio del rey.

Por eso, las lecturas de hoy nos enseñan a buscar nuestro apoyo donde hay que encontrarlo: en Dios, no en las posesiones, no en el poder humano. Lo único que importa es que Dios nos ha llamado, nos ha “elegido en Cristo”, como oímos en la segunda lectura. La llamada de Cristo es toda la autoridad y todo el apoyo que necesitamos.

La homilía sobre las lecturas del domingo XV del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Mundo

Representantes religiosos de todo el mundo se comprometen a promover el desarrollo ético de la IA

Representantes religiosos de todo el mundo firmaron el 10 de julio en Hiroshima el documento "Rome Call for AI ethics", con el objetivo de promover un desarrollo tecnológico que no pierda de vista la dignidad del ser humano.

Paloma López Campos·10 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Los días 9 y 10 de julio varios representantes de religiones de todo el mundo se reunieron en Hiroshima, Japón, en un acto que quiere promover un auténtico compromiso para buscar la paz a través de la firma del documento “Rome Call for AI Ethics”.

El evento lo impulsaron la Pontificia Academia para la Vida, “Religions for Peace Japan”, el Foro por la Paz de los Emiratos Árabes y la Comisión de Relaciones Interconfesionales del Gran Rabinato de Israel. A través de la firma del documento, personas influyentes de todo el mundo y de diversos ámbitos se comprometen a impulsar un sentido de responsabilidad en el desarrollo de la Inteligencia Artificial.

Durante el primer día del evento, los asistentes escucharon ponencias que no solo hablaron sobre la ética en el uso de la Inteligencia Artificial, sino que también trataron sobre los avances científicos, tecnológicos y legislativos. Entre las personalidades que intervinieron en las sesiones estuvieron el presidente de Microsoft, Brad Smith, o Amandeep Singh Gill, Enviado de Tecnología del Secretario General de las Naciones Unidas.

Cooperación entre las religiones

Por otro lado, el día 10, se realizó la firma del documento. El Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, el arzobispo Paglia, resaltó la importancia de este evento al decir que “todas las religiones están llamadas a trabajar juntas por el bien de la humanidad”. 

Algo parecido afirmó Yoshiharu Tomatsu, secretario de “Religions for Peace Japan”, al afirmar que los desafíos que vienen con el desarrollo de la Inteligencia Artificial les mueven a comprometerse a “impulsar la inclusividad y el respeto mutuo para todo el mundo”.

Por su parte, Shaykh Abdallah Bin Bayyah, Presidente del Foro por la Paz de los Emiratos Árabes, resaltó que “la cooperación, la solidaridad y el trabajo conjunto son necesarios para lidiar con los desarrollos de la Inteligencia Artificial, en los que los intereses, peligros y beneficios están mezclados, para asegurarnos de que los sistemas y los productos no son meramente avanzados, sino también moralmente correctos”.

El representante de la Comisión de Relaciones Interconfesionales del Gran Rabinato de Israel, Eliezer Simha Weisz, también afirmó que “como personas de fe, tenemos la responsabilidad única de infundir claridad moral e integridad ética a nuestra búsqueda de la Inteligencia Artificial”.

«Rome Call for AI Ethics», un compromiso proactivo

El Papa Francisco, que no estuvo presente en la firma, quiso mandar un breve mensaje a todos los participantes del evento. Como cabeza de la Iglesia católica, pidió a los firmantes “que muestren al mundo que estamos unidos en la petición de un compromiso proactivo para proteger la dignidad humana en esta nueva era de máquinas”.

Además, el Pontífice destacó la importancia de que sean los miembros de distintas religiones quienes participen en este compromiso de “Rome Call”. Aseguró que “reconocer la contribución de las riquezas culturales de los pueblos y las religiones en la regulación de la Inteligencia Artificial es clave para el éxito de vuestro compromiso con la sabia gestión de la innovación tecnológica”.

Los representantes que acudieron a este evento de Hiroshima se unen a las otras grandes personalidades que ya han firmado el documento promovido por el Vaticano. La Iglesia anglicana, IBM o la universidad Sapienza son otras de las conocidas entidades que también se han comprometido a desarrollar la Inteligencia Artificial sin perder de vista una ética basada en la dignidad del ser humano.

Momentos de santidad

Todos queremos estar sanos pero pocos buscamos ser santos. Sin embargo, no son búsquedas independientes. La salud y la santidad están entrelazadas.

10 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

El autor de la carta a los hebreos nos exhorta a vivir en busca de la paz y de la santidad, porque el encontrar la paz nos ayudará a vivir plenamente en esta vida, y encontrar la santidad, nos encaminará a vivir eternamente en la otra vida. Vivir en paz con todos a nuestro alrededor logrará los dones y virtudes más sublimes que espiritualizarán la vida. Estos estilos de vida sanos serán tierra fértil para sembrar frutos de santidad.
Cuando pensamos en los santos, ¿en quién o en quiénes pensamos? Se nos vienen a la mente los nombres de san Francisco de Asís, santa Teresa de Ávila, santa Teresa de Calcuta, san Ignacio de Loyola, san Juan Bosco. Aunque la lista es larga, en realidad son solo unos 10,000 santos los reconocidos por la Iglesia Católica. Si calculamos que había 300 millones de habitantes en la tierra cuando comenzó la era cristiana, y hoy día somos unos 8 billones, sin contar todos los fallecidos en los últimos 2000 años, ¡entonces 10,000 santos es una fracción pequeñísima en relación con los miles de millones de seres que han vivido en la población humana!

¿Por qué es tan difícil llegar a ser santo?

Hemos escuchado de los largos procesos que a veces se tardan años cuando la Iglesia diligentemente analiza vida, milagros y enseñanzas de un candidato a la beatificación o canonización. Pensemos más bien que es difícil ser declarado santo, pero se supone que día a día tú y yo vivamos en procesos de santificación, que también quiere decir purificación y transformación, aunque nunca nos declaren santos.

La santidad no es solo una experiencia mística de algunos dotados y privilegiados quienes han vivido con heroicidad las virtudes. La santidad también es una meta y trayectoria humana relacionada a la pureza del corazón, la pureza de las intenciones y de los actos a lo cual todos estamos llamados a manifestar. Como dice el Salmo 24, 3-4 ¿quién subirá al monte del Señor? ¿Y quién podrá estar en Su lugar santo? El de manos limpias y corazón puro.

Mucha gente se pregunta, ¿podremos ser santos en un mundo corrupto, lleno de seducciones a la maldad, donde lo normal es lo pecaminoso y lo banal? La maldad siempre ha existido. Recordemos a algunos personajes bíblicos. Por ejemplo, en tiempos de Noé, el pecado rampante del mundo paganizado en todo su entorno desafió la misericordia divina, al grado que Dios quiso lavar la faz de la tierra de toda maldad con el diluvio. Pero apartó a una familia quien encontró refugio en el corazón de Dios y en el albergue de una barca. Esa arca es símbolo de la Iglesia donde buscamos protección de la maldad de afuera, para encontrar refugio en unos y otros bajo el amparo de una familia y comunidad espiritual de hermanos en la fe.

Recordemos también a Moisés quien después de renunciar a las seducciones de la vida del palacio del faraón, sacó a su pueblo de la abundancia de Egipto y lo llevó a refugiarse en la carencia del desierto para purificarse y deshacerse de la identidad de esclavos antes de entrar a una tierra de hombres libres. A lo largo de la historia de la salvación hemos sido muchos los que hemos encontrado en el corazón del arca y en el refugio de la Iglesia la protección y sabiduría necesarias para crecer en obediencia a Dios y en santidad. También hemos conocido de profetas, peregrinos, y ermitaños quienes han necesitado del desierto y de los claustros para silenciar las voces del mundo y aprender a escuchar solo la voz de Dios. 

En cada caso es la misma búsqueda de Dios de los corazones hambrientos y sedientos de encontrar el sentido de la vida y la finalidad en Él. Necesitamos la corrección de los hermanos de la comunidad. Vivir en comunidad nos ofrece un modelaje de conducta sana y replicable. Pero también llegamos a momentos de santidad en nuestros desiertos personales a solas con Dios, para entablar profundos análisis y conversaciones con Él que nos regalarán revelación personal del Espíritu Santo y comunión de corazones.

¿Cuál es tu camino a la santidad?

Estoy convencida que muy pocos llegaremos a ser declarados santos o santas, pero todos y todas podremos vivir momentos de santidad.

Vivir momentos de santidad es limpiar el corazón y despojar la mente de todo lo que no nos permite buscar y anhelar la voluntad de Dios. Vivir momentos de santidad es vivir buscando agradar a Dios por encima de agradar la carne o a las expectativas del mundo.
Para lograrlo necesitaremos sanación interior, tal como sugiere san Pablo en Romanos 12, 1-2: “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”.

Los que seguimos a Jesús, caminamos en fe, dependemos de Su gracia y también nos esforzamos en actos de amor y misericordia, el complemento de todo integrado en la misma experiencia. 

Como dice 1 Pedro 1, 15-16: “Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: ‘sean santos, porque yo soy santo’”.

Nos acercaremos a la santidad si resistimos la mediocridad espiritual, si hablamos con la verdad y obramos en caridad. Nos acercaremos a la santidad con disciplina moral, espiritual y conductual. Todo lo que nos proyecta a ser mejores seres humanos nos ayudará a santificarnos. La invitación a la santidad es invitación a constantes cambios y transformaciones: cambio de naturaleza, moderando reacciones, impulsos, tendencias, pasiones, y erradicando obsesiones.

Lo contrario a la santidad es la degradación de nuestras conductas humanas al normalizar y excusar la decadencia moral, el pecado, los defectos y las imperfecciones. Lo contrario a la santidad también es cuando pecamos no solamente con hechos, sino también con el pensamiento. Lo contrario a la santidad es sentir agrado por lo mundano, atracción hacia lo corrupto, entrar en complicidad con el pecado, y albergar sus consecuencias sin deseo de cambio. El plan del enemigo es la decadencia. En ese plan de decadencia y pérdida, está la aceptación del pecado como parte de la normalidad de la vida. El enemigo siempre nos quiere hacer creer que ser pecador es parte de la complejidad de ser un simple ser humano.

En el plan de Jesús se nos presenta un anhelado programa de la sanación y superación encaminándonos a la perfección. Jesús dijo, “sean santos como vuestro Padre celestial es santo” (Mateo 5, 48). ¿Sabes cómo más describía Jesús al Padre? Como amoroso, atento, compasivo, comprensivo: entonces todos esos atributos son sinónimos de santidad.

Aunque la santidad siempre nos ha parecido un espejismo o realidad inalcanzable, la verdad es que todos podemos vivir momentos de santidad. ¿Cuándo vivimos momentos de santidad? Tal como dice Mateo 25, 35-36 “cuando tuve hambre y me diste de comer, sed y me diste de beber, desnudo y me vestiste, en una cárcel y me fuiste a visitar”.

¿Cuándo vivimos momentos de santidad? Cuando le llevamos la contraria a los deseos e impulsos de la carne; cuando aceptamos las circunstancias que no se pueden cambiar y nos comprometemos con lo que sí debemos y podemos cambiar; cuando emparejamos la sabiduría con la humildad y cuando cambiamos el resentimiento por empatía y misericordia.

¿Cuándo vivimos momentos de santidad? Cuando buscamos presencia de Dios en los silencios, bullicios y encrucijadas de la vida, y mostramos hambre y sed de Sus dones, para complacer Su corazón, y al convertir todo sacrificio en acción de gracias y en alabanza.

¿Cuándo vivimos momentos de santidad? Cuando somos amables, serviciales, agradecidos, fieles, auténticos, compasivos: porque todo eso es contrario a los instintos humanos, y para manifestar esa nueva naturaleza necesitamos del Espíritu de Dios a quien también llamamos Espíritu Santo.

Viviremos momentos de santidad cada vez que nos sacrificamos en el amor respondiéndole a un necesitado, cuidando a un enfermo, nos corresponda o no; cuando no abandonamos a nuestros padres ancianos en un asilo sino que nos dedicamos a ellos en los últimos años de sus vidas, sintiendo que la cruz no es pesada sino llevadera porque es cargada con auténtico amor.

Viviremos momentos de santidad cuando defendemos la verdad por encima de la mentira, cuando defendemos la fe y la propagamos incansablemente hasta conseguir que otros se conviertan y cambien sus estilos de vida.

Viviremos momentos de santidad cuando nos dejamos usar profética y milagrosamente por Dios quien siempre necesita de vasos disponibles y obedientes a Su llamado y a los impulsos de la gracia.

Viviremos momentos de santidad cuando salimos de un confesionario habiéndole aceptado a Jesús Su perdón y Su misericordia, y cuando somos capaces de perdonar a otros cuando nos ofenden, tal como Él nos lo enseñó; y cuando nos postramos ante el Santísimo en profunda reverencia rindiéndole nuestras cargas y elevándole nuestras incansables alabanzas.

Viviremos momentos de santidad cuando, pudiendo optar por el mal, por el engaño, por el fraude, escogemos la bondad, la verdad y la sinceridad: en vez de acaparar, compartimos: en vez de negarle a otros de nuestro pan o beneficios, los repartimos.

Su palabra nos confirma que el llamado es para todos.

El autorMartha Reyes

Doctora en Psicología Clínica.

Cultura

Juraj Šúst: «El tomismo puede tanto defender la fe como dialogar con la cultura secular»

Omnes entrevista al filósofo, publicista y activista eslovaco Juraj Šúst, que es el organizador del festival BHD, una de las convocatorias culturales más importantes de Centroeuropa. Este año el tema ha sido: “¿Cultura (cristiana)?”. Nos habla de esa iniciativa, así como de su propio camino intelectual.

Andrej Matis·10 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 11 minutos

Juraj Šúst estudió Filosofía en la Universidad de Trnava, donde también se doctoró. Es una persona activa conocida por el público eslovaco principalmente como presidente de la “Sociedad Ladislav Hanus” (SLH) y organizador del festival “Jornadas Hanus de Bratislava” (BHD).

El BHD es un festival centrado en debates sobre la cultura y el compromiso cristianos. Ofrece una variedad de conferencias, debates, talleres y actuaciones artísticas que pretenden conectar la fe cristiana con cuestiones sociales y culturales de actualidad. El festival se celebra en Bratislava, y en los últimos años ha atraído a personalidades como Robert P. George, Scott Hahn y Philip-Neri Reese, O.P.

La historia de Hanus y su implicación en el SLH y el BHD testimonian la necesidad de un diálogo abierto entre la fe, el mundo secular y las culturas, así como del papel crucial de los laicos en la educación católica y la vida intelectual contemporáneas.

En el BHD de este año, uno de los invitados destacados fue el profesor Robert P. George, que habló en una de las sesiones sobre su pequeña conversión intelectual. Sucedió que en una asignatura optativa le asignaron la lectura de un texto en el que no estaba muy interesado. Fue a la biblioteca a leerlo, y cuando lo hizo experimentó una conversión intelectual. Era el “Gorgias” de Platón, y fue un momento crucial para el profesor George: entonces decidió no buscar lo que le gustaba a su alrededor y dedicarse a una y sólo una cosa: la búsqueda de la verdad.

¿Ha experimentado alguna conversión intelectual similar? ¿Cuál fue su camino hacia la filosofía? 

– Lo que ocurrió fue que en el instituto buscaba una forma de dar sentido a mi vida. Mi familia procedía de un entorno católico, no muy reflexivo intelectualmente, pero que al mismo tiempo yo respetaba. A la vez, sin embargo, yo chocaba con lo que me ofrecía la cultura secular: a menudo me parecía, incluso en un buen sentido, más orientada a la acción, más rica que lo que veía en mi mundo católico. 

Crecí con estas dos perspectivas, y en cierto modo elegí la filosofía para resolverlas. Al final, estudiarla me resultó decepcionante. Allí estudiábamos historia de la filosofía, mientras que yo quería abordar mis cuestiones existenciales, como Platón y Sócrates. Pero junto a mis estudios, también encontré a una persona en particular que era una especie de Sócrates para mí, y eso me hizo avanzar.

¿Quién fue para usted un modelo en lo filosófico? 

– En aquella época simpatizaba con las filosofías liberales, además de intentar vivir mi vida católica. 

Había leído la idea de Popper de una sociedad abierta y me parecía razonable, ya que se trataba de estar abierto a todos los puntos de vista en la sociedad; estaba en contra del marxismo y del comunismo y los regímenes totalitarios. En aquel momento también me pareció tolerante con la religión. 

¿Cómo pasó de Popper al tomismo? 

– Popper me interesó durante mis estudios, pero lo que siempre eché de menos de su filosofía es que no daba respuestas a las grandes preguntas. Sólo respondía a las preguntas prácticas y pragmáticas, sobre cómo convivir sin enemistarse. Pero a mí, como joven, me interesaba saber qué es la verdad, cómo debo vivir, y a eso no me daba respuesta… Así que eso no me bastaba. Platón me abrió la cuestión clásica, la búsqueda de la verdad, y más tarde me encontré con Agustín, que me influyó por ser un pensador muy sugestivo y también un católico radical. Eso me atrajo, y me dije: yo tengo que ser un católico tan radical como él. Agustín me llegó muy hondo y me ayudó a descubrir también la belleza de Tomás.

¿Cómo llegó en este viaje filosófico personal a SLH, que abre las puertas de la filosofía y la búsqueda de la verdad a muchos otros jóvenes?

– Llegué a SLH más o menos al cabo de un año de su existencia.

Al principio mi actitud era tibia: sentía un poco que no encontraba mi camino hacia los otros, algunas opiniones me parecían una pose, pero poco a poco esto fue cambiando y cuando me ofrecieron formar parte del equipo de formación de esta comunidad lo acepté. 

Durante mis estudios en Cracovia estuve en el festival de las Jornadas Tišner, al que asistían filósofos locales y extranjeros; en aquella época también acudió Robert Spaemann. Me fascinó el hecho de que acudieran a esas conferencias muchos jóvenes. Nunca había vivido algo así en Eslovaquia y me dije: «¡Ojalá tuviéramos algo así en mi país!».

Y ya lo tenemos.

– Ya lo tenemos.

La Sociedad Ladislav Hanus también organiza las Jornadas Hanus de Bratislava, un festival en el que los conferenciantes y el público forman una comunidad dinámica. Este año, en el marco de un debate con el Prof. Robert P. George, un señor mayor que vivió el comunismo en Eslovaquia planteó la pregunta de cómo es posible que durante los cuarenta años de comunismo -cuando la Iglesia era perseguida- fuéramos capaces de transmitir la fe a los jóvenes, y ahora, durante los (casi) cuarenta años de consumismo, no seamos capaces de hacerlo. ¿Cree que SLH es de alguna manera un medio para conseguir transmitir la fe?

– No hablaré por los demás, pero por mí mismo puedo decir que SLH me ha ayudado a responder racionalmente a cuestiones que la Iglesia enseña, pero que no eran del todo claras para mí en su momento: el aborto, la moral sexual, la relación entre la Iglesia y el Estado.

SLH me ayudó de muchas maneras a encontrar, o al menos a buscar, una base racional para lo que enseña la Iglesia. Para mí, SLH fue algo que me cambió la vida en ese sentido, y me gustaría que SLH tuviera ese efecto en todos los que entran en contacto con ella.

El año pasado Scott Hahn vino a BHD, y la presencia de semejante personalidad que tiene más de 10 títulos publicados en Eslovaquia tuvo una gran resonancia entre la gente. ¿Cómo fue posible?

– Hay una bonita historia detrás. El obispo auxiliar de Bratislava, Jozef Haľko, nos decía a menudo: “Invitad a Scott Hahn”. Lo intentamos primero de manera oficial a través de la página web de Scott. No obtuvimos respuesta. Luego nos enteramos de que un antiguo alumno nuestro había estudiado en Trumau en la escuela de teología con el hijo de Scott Hahn. También resultó que había en Eslovaquia un sacerdote jubilado que había estado mucho tiempo en los Estados Unidos, donde había sido capellán castrense. Le entusiasmó la idea de invitar a Scott Hahn a Eslovaquia y nos ayudó a hacerlo realidad. Se unieron odas estas cosas.

¿Cómo fue para usted tener aquí a Scott Hahn?

– Muy bonito. Queríamos que Scott no sólo estuviera en nuestro festival esa semana, sino que también se reuniera con sacerdotes, obispos, y todo esto se cumplió. Scott estaba entusiasmado y creo que dio muchos frutos, especialmente para los sacerdotes.

El filósofo Juraj Šúst durante una ponencia

Este año vino a BHD Philip Neri Reese, O.P., y el año pasado Thomas White, O.P.. Este año tuvimos también Matt Fradd, un laico conocido por su podcast “Pints with Aquinas”. ¿Cuál es su relación con el tomismo? 

– Muy ferviente. Veo el tomismo como una tradición intelectual de la Iglesia católica que no surgió por accidente. Es una unión de la filosofía griega clásica con la fe cristiana, que se ha cultivado durante siglos. Es cierto que en el siglo XIX pasó por una crisis de reducción al manualismo que provocó la resistencia de dos generaciones. Pero ni la crítica bíblica ni la propia biblística pueden valerse por sí mismas sin una filosofía de calidad, y el tomismo está resurgiendo con fuerza hoy en día. Hoy en día, el tomismo es la única teología relevante que puede tanto defender la fe como dialogar incluso con las culturas religiosas o seculares.

Algunos pensadores dicen que el tomismo está simplemente pasado de moda…

– El tomismo es hoy mucho más rico que antes, porque incluso los avances de los estudios bíblicos pueden traducirse en eso. Y por el énfasis puesto en el siglo XX en otras filosofías, como la fenomenología, el tomismo contemporáneo puede también puede nutrirse de eso. No tiene por qué cerrarse en silogismos estrictos, sino que puede ser una teología y una filosofía muy variadas. Por mi parte, me alegro mucho de que aún hoy haya tomistas de calidad a los que merece la pena invitar a nuestro festival.

Ladislav Hanus, que da nombre a SLH, era un sacerdote católico; usted es laico, padre de una familia numerosa. Alfonso Aguiló, uno de los invitados al BHD de este año, también habló de que históricamente la educación católica estaba en manos de sacerdotes y religiosos y ahora está pasando a manos de los laicos. ¿Podemos decir que este cambio se está produciendo también en el campo de los intelectuales, y se siente usted parte de este cambio? 

– No estoy seguro de si el momento de los laicos no ha llegado porque hay una crisis de sacerdotes y religiosos. Me gusta cuando en la educación se da una colaboración de laicos y sacerdotes, y también creo que el papel del sacerdote como maestro es en cierto modo insustituible. Sería un gran error que los laicos empezaran a reclamar ese papel. Creo que, al menos en Eslovaquia, esta tendencia no es tan fuerte, y eso me parece adecuado. Al mismo tiempo, es cierto que en la Iglesia durante las últimas décadas tenemos testimonios de diferentes laicos en varios países que han lanzado muchas iniciativas, y creo que esta nueva era también puede enseñarnos algo nuevo sobre la cooperación entre sacerdotes y laicos.

Hemos mencionado a Alfonso Aguilar y la educación. La opinión de Aguiló es que la educación en casa es una reacción al hecho de que tenemos que defendernos de este mundo, y que no es una reacción ideal. Él piensa que no debemos retirarnos del espacio público, sino permanecer en él y estar presentes en las instituciones educativas. Usted es padre de seis hijos, que se educan en casa. ¿Cuál es su experiencia y su opinión al respecto? ¿O se trata de una pregunta polémica?

– Es una pregunta excelente. Tengo una opinión al respecto. Veamos por dónde empezar… 

Es cierto que la educación en casa es una reacción. Es una reacción a la crisis de la educación católica. Esta crisis es más profunda en Occidente, pero ya está también en Eslovaquia. Y la crisis consiste en que las escuelas católicas son católicas de nombre, por así decirlo, pero al haber dejado de hacer hincapié en la ortodoxia de la fe de los profesores y sobre todo de los alumnos, la cultura en esas escuelas es como indistinguible de la cultura secular en la que la religión y sus manifestaciones son una especie de etiqueta adhesiva. Hoy, incluso en Eslovaquia, percibo que la Iglesia entiende las escuelas católicas como un espacio para la evangelización de alumnos y niños. En mi opinión, esto es lamentable.

Entonces, ¿piensa que la escuela no es el terreno adecuado para la evangelización? 

– Ciertamente necesitamos escuelas donde haya espacio para la evangelización, pero también necesitamos escuelas donde haya espacio para la catequesis, para el crecimiento en la fe. Para que ese espacio se abra es fundamental que haya allí niños y profesores que compartan la fe católica, que amen a Jesucristo y quieran aprender a amarlo aún más, a partir del conocimiento de la verdad. Y, conociendo la verdad, amarán a Cristo aún más. Y esto debe ser claro, inequívoco, inflexible y evidente para todos los actores implicados en la escuela en cuestión.

En su opinión, ¿pueden la evangelización y la catequesis tener lugar en una misma institución, o necesitamos dos tipos diferentes de escuelas? 

– Necesitamos dos tipos de escuelas. Escuelas según Benito, “ora et labora”, donde haya una “regula” o reglamento, donde podamos aprender a vivir según la fuente católica, sin compromisos. Escuelas que puedan ser un faro en el barrio, en la región en la que se encuentran.

Y necesitamos también escuelas según Santo Domingo, como me dijo el Padre Philip-Neri Reese cuando estuvo en Bratislava para las BHD. Escuelas donde haya un espíritu católico, una mente católica, donde la tradición católica se conserve en su plenitud y donde al mismo tiempo los profesores sean capaces de comunicar con el mundo contemporáneo. Escuelas donde todos puedan estudiar.

¿Incluso los no católicos?

– Incluso los no católicos. En mi opinión, el P. Reese se refería sobre todo a las universidades, aunque puedo imaginarme también escuelas secundarias de este tipo. Pero las universidades son las más adecuadas para esto, en mi opinión. En tales escuelas, la cultura católica puede hacer incursiones en el mundo secular contemporáneo. Y puede, en cierto modo, mostrar a este mundo que dispone de los mejores presupuestos para ser un árbitro capaz de dialogar entre culturas, entre religiones, entre secularismo y religión, porque tiene la enorme tradición de la filosofía tomista realista. Lo que hizo en el pasado con la cultura árabe y judía, lo puede conseguir hoy con las culturas actuales que forman la sociedad contemporánea. Se trata de dos tipos de escuela que necesitamos. Y lo que no necesitamos son escuelas católicas formales.

Entonces, ¿la razón por la que elegiste la educación en casa es porque carecemos de escuelas católicas honestas? 

– Sí. Pero hay todavía otra razón. La educación en casa en los primeros años de vida es muy bonita. Los padres son los primeros educadores, y la educación no implica sólo educar, sino también formar. Es natural que los niños aprendan en la mesa de la cocina las nociones básicas de matemáticas, lengua, religión, etc. Y lo aprenden como parte integrante de sus vidas. No es que tenga que aprender algo para los exámenes y gracias a eso entraré en alguna buena escuela y empezaré una carrera de éxito, sino que lo aprendo todo como parte integrante de mi vida cotidiana. Y en este contexto, lo importante no es la carrera, los premios y los diplomas, sino vivir la fe católica de un modo hermoso, en plenitud, en unidad con la tradición y en plena unidad con la vida cotidiana. ¿Y dónde se puede conseguir mejor que en el círculo familiar? Así que la educación en casa no es sólo una escapatoria del mundo, o una opción que queda cuando todo lo demás falla. Al menos en los primeros años de vida, también es una opción natural y atractiva.

¿No echan de menos tus hijos a sus amigos? 

– La educación en casa no tiene por qué realizarse en el aislamiento. Las familias se reúnen, se coordinan, se inspiran y hoy, gracias a la tecnología, conectarse y comunicarse es más fácil que en el pasado. Pero puede convertirse en un reto si uno no vive en una comunidad donde haya otras familias interesadas en la educación en casa.

¿Qué opina del contenido de la educación en las escuelas actuales? 

– Hoy en día se tiende a enseñar a los niños a pensar, pero a menudo no es más que una hoja de parra ante la inseguridad sobre qué hemos de pensar. No decimos a los niños qué pensar porque nosotros mismos no sabemos qué pensar. Pero, por supuesto, el pensamiento crítico es bueno en sí mismo. Pero tenemos que enseñar a los niños a pensar de tal manera que la fe no sea para ellos una simple etiqueta, sino que la luz de la fe ilumine su pensamiento en cualquier ámbito de su vida. Esto es algo que tenemos que redescubrir y restaurar. Reconectar con algo que una vez estuvo ahí, e incluso mejorarlo.

J. J. Rousseau es famoso por su libro “Emilio o la educación”, pero paradójicamente no se preocupó por su hijo. Usted tiene seis hijos. ¿Cómo se las arregla? ¿Cómo compagina su trabajo, tan maravilloso, con el cuidado de su familia?

– Intento no separar el trabajo de la familia. Quiero que mis hijos vean lo que hace su padre y que pueda gustarles. Para que no vean el trabajo como algo que aleja a su padre de la familia, sino como algo de lo que ellos también pueden sacar provecho. Mi objetivo educativo es que mis hijos vean en su padre que ama a Cristo, que eso es algo a lo que nunca va a renunciar, que celebramos juntos el domingo, que se lo dedicamos a Dios Nuestro Señor, que vamos juntos a la santa Misa, que comemos juntos el domingo…. y esto tiene prioridad sobre todo lo demás, sobre sus amigos, etc. No siempre lo reciben con entusiasmo, pero insisto en ello y creo que si algo transmito a mis hijos es al menos esto: que papá no sólo hablaba de Dios, sino que vivía su relación con Él.

¿Qué mundo le gustaría dejar a sus hijos? ¿Dónde pone su esperanza para la cultura occidental? 

– Debe haber más familias que busquen vivir la radicalidad de la fe, familias cuyos hijos sean después semillas de vida cristiana que un día crecerá y florecerá. Aunque quizá no produzca un cambio total a nivel de la sociedad, habrá muchos oasis donde la gente pueda ser tocada por el amor de Cristo.

Creo que esto exigirá de nosotros, los cristianos, ese martirio. También en la vida cotidiana, pero quizá también en otras situaciones más difíciles. Creo que, al ser el secularismo más agresivo, habrá choques con la fe, y si uno no quiere ser tibio sino inequívoco, tendrá que contar con el elemento caballeresco en la vida. Esto es también algo hacia lo que intento guiar a mis hijos.

El autorAndrej Matis

Vaticano

El sínodo de octubre perfila temas y retos con el Instrumentum Laboris

La presentación del Instrumentum Laboris de la segunda parte del Sínodo concreta temas y acciones de la Iglesia en este tiempo.

Andrea Acali·9 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Un documento extenso, que consta de 112 puntos divididos en dos secciones, más una introducción y conclusiones. Este es el esquema del Instrumentum Laboris que servirá de guía para la segunda sesión de la asamblea sinodal del próximo mes de octubre «Cómo ser una Iglesia sinodal misionera». 

Nuevos ministerios bautismales, como el de la escucha, el papel de la mujer en los procesos de decisión de la Iglesia, incluida la cuestión del diaconado, nuevas formas de ejercer el ministerio petrino y la revitalización de los Consejos pastorales son algunos de los aspectos que se desprenden del documento que servirá de base para los trabajos de la Asamblea.

Varios niveles de escucha

El Cardenal Grech, Secretario General del Sínodo, explicó cómo «durante el período comprendido entre la Primera y la Segunda Sesión, el camino del Sínodo siguió caracterizándose por un profundo ejercicio de escucha, una escucha realizada a varios niveles. 

Se confirmó así que el Sínodo es, ante todo, un formidable gimnasio de la escucha». Una escucha que implica «el sentido de la fe del Pueblo de Dios, la voz de los pastores y el carisma de los teólogos». Grech recordó que «tras la celebración de la Primera Sesión, el Sínodo ‘volvió’ -por así decirlo- a las Iglesias locales». 

Una segunda consulta que llevó, «a pesar de las limitaciones de tiempo», a que la Secretaría General del Sínodo recibiera «no menos de 108 Síntesis Nacionales preparadas por las Conferencias Episcopales (de 114), a las que hay que añadir 9 Respuestas recibidas de las Iglesias Orientales Católicas, 4 de las Reuniones Internacionales de las Conferencias Episcopales y la Síntesis de la Unión de Superiores Generales y de la Unión Internacional de Superiores Generales representantes de la Vida Consagrada». 

Este rico material, al que hay que añadir las Observaciones enviadas libremente por personas y grupos (incluidas incluso algunas Facultades de Teología y de Derecho Canónico), constituye el marco portante del documento que hoy se presenta, porque su finalidad es someter ahora al discernimiento de algunos -los Miembros del Sínodo, que volverán a reunirse en octubre- lo dicho por todos -las Iglesias locales en las que vive el Pueblo de Dios». 

El cardenal maltés recordó también las consultas y encuentros mantenidos con los teólogos, que llevaron a la «constitución de 5 Grupos de Estudio, formados por 33 expertos de diferente formación y experiencia, llamados a profundizar en algunas de las cuestiones de fondo que impregnan el Informe de Síntesis»: el rostro sinodal misionero de la Iglesia local (1), de las agrupaciones de Iglesias (2) y de la Iglesia universal (3), así como el método sinodal (4) y la cuestión del «lugar», entendido no sólo en sentido geográfico, sino en sentido cultural e inseparablemente teológico (5). 

Las aportaciones de estos Grupos se han incorporado también al Instrumentum Laboris y constituirán la base de un Subsidio teológico que se publicará próximamente». 

A esos 5 Grupos se han unido otros 10, anunciados por el Papa, llamados a profundizar «temas sobre los que la Asamblea sinodal ha alcanzado ya un consenso significativo y que, por tanto, parecían suficientemente maduros para poder pasar a la fase de elaboración de propuestas concretas de reforma que someter al Santo Padre». 

Estos Grupos ya están operativos o, en algunos casos, lo estarán en breve: presentarán un primer informe de sus actividades en la Segunda Sesión, para ofrecer sus conclusiones al Obispo de Roma posiblemente en junio de 2025. 

Además de esto, la Comisión de Canonistas, llamada a estudiar un proyecto de reforma de las normas canónicas directamente implicadas en el proceso sinodal, está operativa desde 2023. Más recientemente, el SECAM (Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar) ha iniciado un camino de discernimiento teológico y pastoral sobre el acompañamiento de las personas en situación de poligamia.

Estos dos organismos ofrecerán también un primer balance de sus actividades en el próximo octubre.

La síntesis de la escucha

El proceso sinodal incluyó después la escucha de los pastores, tanto obispos como párrocos: «Sus voces resuenan también en el documento que hoy se publica», dijo Grech, que describió el Insrtumentum Laboris como «un colorido concierto de voces, una verdadera polifonía, rica en timbres y acentos».

Por su parte, el Relator General, Cardenal Jean-Claude Hollerich, Arzobispo de Luxemburgo, ilustró el trabajo de las Iglesias locales realizado desde la clausura de la primera sesión: «Los informes recibidos muestran una Iglesia viva y en movimiento. De hecho, lo que más destaca al leer no sólo los informes, sino también las experiencias y buenas prácticas que han llegado a la Secretaría General, es que el sínodo, el proceso sinodal, ha sido y sigue siendo un tiempo de gracia que ya está dando numerosos frutos en la vida de la Iglesia. De Kenia a Irlanda, de Corea a Brasil, los informes subrayan este dinamismo renovado que la escucha ofrecida y recibida está aportando a las comunidades». 

Y no sólo: «Atestiguan unánimemente, sin ocultar los trabajos y las dificultades de la conversión sinodal, también un sentimiento de alegría y de gratitud, como informa, por ejemplo, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos». 

Otro elemento particularmente interesante, subrayó Hollerich, «fue la adopción generalizada de la ‘Conversación en el Espíritu’: este método sinodal se introdujo en las reuniones de diversas estructuras eclesiales».

El cardenal recordó también las iniciativas de formación sobre la sinodalidad y algunos frutos que ya son evidentes: una cierta maduración en el camino sinodal de las Iglesias locales, el parroquialismo que dejan traslucir las contribuciones, la capacidad de relectura y de autoevaluación.

Por su parte, los dos secretarios especiales de la Asamblea, el padre Giacomo Costa y monseñor Riccardo Battocchio, fueron los encargados de ilustrar con más detalle el contenido del Instrumentum Laboris. «La introducción es fundamental para comprender el documento», dijo Costa, recordando la afirmación de una Iglesia africana: «A partir de ahora, nadie podrá considerar a las Iglesias locales como meras receptoras del anuncio del Evangelio sin poder aportar ninguna contribución. La Iglesia es armónica, no homogénea, y es una armonía que no puede darse por supuesta».

Primera sección: Los fundamentos

Battocchio explicó que la primera sección, la de «Fundamentos», contiene «elementos que sostienen y orientan el camino de conversión y reforma que el pueblo de Dios está llamado a recorrer». Recoge los frutos del camino iniciado en octubre de 2021, pero que tiene raíces más lejanas. Sirve para verificar la existencia de un consenso sobre algunos aspectos decisivos: ser Pueblo de Dios, ser signo de unidad en Cristo, ser Iglesia que acoge y está llamada a dar».

Battocchio afirmó que a partir del «reconocimiento de las diferencias entre hombres y mujeres, será necesario un mayor reconocimiento de los carismas, la vocación y el papel de las mujeres en todos los ámbitos de la vida de la Iglesia» y «habrá que explorar nuevas formas ministeriales y pastorales». La reflexión sobre el acceso de las mujeres al diaconado se abordará en el grupo de estudio número 5, en colaboración con el Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Segunda sección: relaciones, caminos y lugares

La segunda sección se divide en tres partes. La primera habla de las «relaciones», empezando por la «relación fundante con Dios». Después, las relaciones entre los bautizados, las que conservan la comunión con los ministros y las que existen entre las Iglesias. Prevé la posibilidad de establecer otras formas ministeriales bautismales, como el ministerio de escucha y acompañamiento», distintas y diferenciadas de los ministerios ordenados.

A continuación, el capítulo «Caminos». Una necesidad muy fuerte es la de la «formación integral con momentos comunes compartidos». Luego la formación al discernimiento: dejarse guiar por el Espíritu». Luego el «tema esencial» de las decisiones: «Cómo desarrollar modos de decisión respetando los roles». Por último, la transparencia, no sólo en el ámbito de los abusos sexuales y financieros, sino también, por ejemplo, en los modos de respetar la dignidad humana. 

La última parte se refiere a los «Lugares», es decir, a los contextos concretos en los que se encarnan las relaciones. Partiendo de la pluralidad de experiencias eclesiales, el Instrumentum Laboris «nos invita a superar una visión estática de los lugares. 

La experiencia del arraigo territorial ha cambiado a lo largo de los años». Se presta gran atención al entorno digital, así como a «repensar algunos aspectos de la articulación territorial de la Iglesia y potenciar la circularidad de la realidad eclesial». 

En esta perspectiva, se plantea una reevaluación de los Concilios particulares. 

Por último, el servicio a la unidad del Obispo de Roma, con el fin de estudiar formas de ejercicio del ministerio petrino abiertas a la nueva situación del camino ecuménico y hacia la unidad de los cristianos.

El autorAndrea Acali

-Roma

Actualidad

Mons. Argüello: “Una reparación integral pide tiempo, personas e indemnización económica”

Los obispos españoles aprueban un plan de reparación integral a víctimas de abusos sexuales en el entorno de la Iglesia.

Maria José Atienza·9 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Los obispos españoles reunidos en una plenaria extraordinaria, la quinta de su historia, han aprobado tres documentos: el Plan de Reparación Integral a menores y personas equiparadas en derechos, víctimas de abusos sexuales, las líneas de trabajo que incluyen este plan de reparación así como los criterios orientadores para la reparación integral para las víctimas de abusos sexuales a menores de edad o adultos equiparados en derecho.

En la conclusión de esta Asamblea plenaria extraordinaria, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello ha destacado que este plan de Reparación Integral se centra especialmente en aquellos casos que “tienen las puertas cerradas” debido a la prescripción civil del caso, muerte del victimario u otras situaciones.

“Este plan de reparación quiere ser subsidiario. Cuando se han acabado vías jurídicas, civiles, penales, canónicas o las posibles vías de reparación han acabado, la Iglesia mantiene las puertas abiertas para escuchar a cualquier víctima”, ha subrayado el presidente de los obispos españoles. 

Además de los documentos, los obispos han aprobado la constitución de una comisión asesora, conformada por personas de diversos ámbitos entre los que se cuentan la Iglesia, la psicología o personas cercanas a asociaciones de víctimas. Esta comisión se dotará de su propio reglamento para saber cómo actuar. 

En la rueda de prensa que ha ofrecido Argüello junto al presidente de CONFER, Jesús M. Díaz Sariego, el presidente de los obispos españoles ha pedido a las administraciones públicas y a la sociedad un respeto a las reglas de funcionamiento de la Iglesia y ha explicado que “no es un decreto-ley, que obliga sino que, en la Iglesia nos dotamos de criterio de comunión para que, aquellas personas que decidan que tienen derecho a esta reparación puedan acudir a una diócesis, o a una comisión asesora para abordar el camino de reparación”. 

La Iglesia, ha afirmado Luis Argüello, “tiene siempre la puerta abierta, […] sé que nada puede sanar por sí mismo el dolor que sufren tantas de las víctimas de abusos pero expresamos nuestro compromiso decidido de seguir adelante en este camino de reparación y de colaboración con la fiscalía y las fuerzas del estado cuando se produzcan estos delitos”. 

Este plan prevé que siempre, en el hipotético caso de que una víctima no encuentra acogida en una instancia de la Iglesia, diócesis o congregación, pueda acudir a «otra puerta» para seguir su camino de reparación.

Reparación integral

Este plan de reparación abordará el proceso desde diversos ámbitos y nace, en gran medida, de la escucha realizada desde diversos ámbitos de la Iglesia a víctimas de abuso en los últimos años.

El presidente de los obispos ha querido señalar que “una reparación integral pide tiempo, personas e indemnización económica. Hay dinero, pero también tiempo y personas. La Iglesia responde con los recursos de su comunión de vida y su comunión de bienes a lo que tenga que abordar”.

Esto significa que, además de la labor de acompañamiento, prevención y formación que ya se viene realizando, la Iglesia habrá de asumir posibles indemnizaciones económicas para las víctimas de abusos.

También en la rueda de prensa posterior, el presidente de la CEE ha explicado que él “no es el jefe de los obispos” y que lo que ha sido aprobado en esta asamblea extraordinaria no puede ser obligado a cumplirla pero ha destacado que, el hecho de que haya sido aprobado de forma prácticamente unánime por los obispos, da a entender el compromiso de la Iglesia española en este caso. 

Un plan que nace del compromiso, no de la obligación

En relación a la calificación de unilateralidad, que poco antes un miembro del Gobierno de España ponía en este plan de reparación, el presidente de los obispos de España ha querido destacar que “claro que es unilateral. Es nuestra toma de decisión, que responde a una obligación moral, no jurídica, por propia iniciativa”. Argüello ha dado la vuelta a este reproche del gobierno señalando que es para ellos “un reconocimiento porque cuando se cierra la vía jurídica, tiene que abrirse una puerta que no es jurídica”.

Tanto Argüello como Díaz Sariego han destacado la voluntad de la Iglesia de trabajar conjuntamente con otras instancias sociales y gubernamentales en la lucha contra los abusos.

Un trabajo de años

“El trabajo de reparación de la Iglesia no empieza ni concluye hoy”, ha querido subrayar Mons. Argüello. En este sentido, tanto el presidente de los obispos, junto al de la Conferencia española de Religiosos, han recordado el camino que la Iglesia tomó “hace más de 20 años cuando empezaron a conocerse estos casos de personas abusadas por miembros de nuestras comunidades” y, especialmente, en los últimos 6 años.

Vaticano

10 cuestiones sobre el ‘Instrumentum Laboris’ del Sínodo publicado hoy

El ‘Instrumentum Laboris’ (IL, Instrumento de Trabajo), para los miembros de la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en octubre con el tema ‘Cómo ser una Iglesia sinodal misionera’, se ha hecho público hoy. Las conclusiones de la Asamblea, que es un órgano consultivo, se entregarán al Papa para una posible Exhortación apostólica.   

Francisco Otamendi·9 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 10 minutos

El documento tiene 32 páginas y consta de una introducción, fundamentos, tres partes y una conclusión, titulada ‘La Iglesia sinodal en el mundo’. El IL articula las síntesis recibidas para animar la reflexión de la Asamblea sobre la cuestión central de octubre: ‘Cómo ser una Iglesia sinodal en misión’. 

En la conclusión, el texto apela a la encíclica ‘Fratelli tutti’, que “nos presenta la llamada a reconocernos como hermanas y hermanos en Cristo resucitado, proponiéndolo no como un estatus, sino como un estilo de vida. La Encíclica subraya el contraste entre el tiempo en que vivimos y la visión de la convivencia preparada por Dios. El velo, la manta y las lágrimas de nuestro tiempo son el resultado del creciente aislamiento de los unos con los otros, de la creciente violencia y polarización de nuestro mundo y el desarraigo de las fuentes de la vida”. 

Iglesia sinodal misionera: escucha profunda y diálogo

“Este Instrumentum laboris”, explica la Secretaría General del Sínodo, cuyo titular es el cardenal Mario Grech, “nos cuestiona e interroga sobre cómo ser una Iglesia sinodal misionera; cómo comprometernos en la escucha profunda y el diálogo; cómo ser corresponsables a la luz del dinamismo de nuestra vocación bautismal personal y comunitaria; cómo transformar estructuras y procesos para que todos puedan participar y compartir los carismas que el Espíritu derrama sobre cada uno para el bien común; cómo ejercer el poder y la autoridad como servicio”.

“Cada una de estas preguntas es un servicio a la Iglesia y, a través de su acción, a la posibilidad de sanar las heridas más profundas de nuestro tiempo”, añade la parte final del documento.

El ‘Instrumentum laboris’ puede encontrarse en varios idiomas en el sitio web oficial de la Secretaría General del Sinodo, que contiene una sección específica para los trabajos de la Segunda Sesión de la XVI Asamblea. Además del IL, esta sección contiene Preguntas Frecuentes (FAQ), Infografías y otros documentos útiles no sólo para la preparación de los miembros de la asamblea, sino también para cualquier otra persona o grupo que desee profundizar en el conocimiento de la Iglesia sinodal.

En febrero de este año, el Papa Francisco dispuso que unos grupos de estudio analizaran diez cuestiones, y presentaran sus conclusiones, si es posible, antes de junio de 2025. Una de las preguntas y respuestas de este esquema, para aclarar dudas, se refiere a esta cuestión.

Preguntas y respuestas

La Secretaría General del Sínodo ha preparado algunas cuestiones, en concreto diez, con sus respuestas, que Omnes traslada aquí.

¿Qué es el ‘Instrumentum laboris’? 

– Como indica su expresión latina, el ‘Instrumentun Laboris’ (IL) es ante todo un instrumento de trabajo para los miembros de la Segunda Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Esto justifica también su lenguaje y el uso de nociones y categorías teológicas en algunas de sus partes. Un subsidio teológico, de próxima publicación, facilitará su lectura y permitirá profundizar en las nociones y categorías teológicas utilizadas. 

Nace de las reflexiones que las Conferencias Episcopales, las Iglesias Orientales Católicas y otras realidades eclesiales internacionales, así como los informes presentados por los párrocos durante la reunión de trabajo de tres días de los Párrocos para el Sínodo, han realizado en torno al Informe de Síntesis de la Primera Sesión (4-29 de octubre de 2023) a la luz de las indicaciones dadas por la Secretaría General del Sínodo a través del documento Hacia octubre de 2024. 

El IL articula así las síntesis recibidas para animar la reflexión de la Asamblea sobre la cuestión central de la asamblea de octubre Cómo ser una Iglesia sinodal en misión. 

Como instrumento de trabajo de la XVI Asamblea, el IL no es un documento magisterial, ni un catecismo.  Tampoco es un texto que ofrezca respuestas prefabricadas, ni un documento que pretenda abordar todas las cuestiones relacionadas con la necesidad de ser cada vez más “sinodales en misión”. 

Es un documento, fruto de la escucha, el discernimiento y la reflexión sobre la sinodalidad que ha madurado en el curso del proceso sinodal. Es un texto de base, articulado pero esencial, concebido sobre todo como apoyo al método con el que la asamblea será llamada a trabajar y para favorecer la oración, el diálogo, el discernimiento, la maduración de un consenso a partir de algunas convergencias maduradas a lo largo del camino en vista de la entrega al Santo Padre de un Documento Final de la XVI Asamblea. 

El ‘Instrumentum laboris’ tiene su origen en los informes que recibió la Secretaría General del Sínodo. ¿Quién envió estos informes? 

– En diciembre de 2023, la Secretaría General, a través del documento ‘Hacia octubre de 2024’, invitó a toda la comunidad cristiana a reflexionar sobre la pregunta guía señalada para la Segunda Sesión de la XVI Asamblea ¿Cómo ser una Iglesia Sinodal en Misión? proponiendo una serie de caminos y actividades diferenciadas a partir del Informe de Síntesis, aprobado por los miembros de la XVI Asamblea al final de los trabajos de la Primera Sesión, en octubre de 2023. 

Se trataba de mantener vivo el dinamismo sinodal promoviendo a nivel local una reflexión sobre cómo potenciar la corresponsabilidad diferenciada en la misión por parte de todos los fieles y, al mismo tiempo, pedir a las Conferencias Episcopales, a las Iglesias Orientales Católicas y a las agrupaciones de Iglesias que reflexionaran sobre cómo articular la dimensión de la Iglesia en su conjunto y su arraigo a nivel local, recogiendo así los frutos de la reflexión en torno al Informe de Síntesis. 

A pesar del poco tiempo disponible, a 30 de junio de 2024 se habían recibido no menos de 108 informes de las Conferencias Episcopales (de 114), 9 de las Iglesias Orientales Católicas (de 14), además de la contribución de la USG-UISG (respectivamente, la Unión Internacional de Superiores Mayores y la Unión Internacional de Superioras Generales). Además de la contribución de algunos dicasterios de la Curia Romana, la Secretaría General recibió también más de 200 comentarios de entidades internacionales, facultades universitarias, asociaciones de fieles o comunidades y personas individuales.

Obviamente, al redactar el Instrumentum laboris, la Secretaría General también tuvo en cuenta los informes presentados por los párrocos durante la sesión de trabajo de tres días del Encuentro Internacional de Párrocos para el Sínodo, y de algunos grupos de trabajo: los cinco grupos creados por la Secretaría General del Sínodo para profundizar en el estudio teológico de cinco ámbitos de reflexión, en la estela de lo solicitado reiteradamente por la Asamblea (el rostro de la Iglesia sinodal misionera; el rostro sinodal misionero de las agrupaciones de Iglesias; el rostro de la Iglesia universal; el método sinodal; el «lugar» de la Iglesia sinodal en la misión), y una comisión específica de expertos canónicos creada para apoyar el trabajo de los teólogos. 

En este sentido, el Instrumentum laboris puede considerarse verdaderamente un documento de la Iglesia que ha sabido dialogar con diversas sensibilidades y diferentes ámbitos pastorales.

¿Quién ha redactado el ‘Instrumentum laboris’? 

– Como cualquier otro documento de la Secretaría General del Sínodo relativo al proceso sinodal, el Instrumentum laboris (IL) es el fruto de un trabajo en el que han participado un gran número de personas de diversas partes del mundo y con distintas competencias. 

En primer lugar, un grupo de teólogos (hombres y mujeres, obispos, sacerdotes, consagrados/as y laicos) de distintos continentes, pero también los miembros del XV Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo acompañados por algunos Consultores de la misma Secretaría. 

A continuación, se envió también una primera versión del documento a unas setenta personas, representantes de todo el Pueblo de Dios (sacerdotes, consagrados y consagradas, laicos, representantes de realidades eclesiales, teólogos, agentes de pastoral y un número significativo de pastores) de todo el mundo, de diversas sensibilidades eclesiales y de diferentes «escuelas» teológicas. 

Esta amplia consulta se realizó para mantener la coherencia con el principio de circularidad (lo que viene de la base, vuelve a la base) que animó todo el proceso sinodal. Esta verificación del material preparado a la luz de los informes recibidos fue también un ejercicio, por parte de la Secretaría General, de esa responsabilidad (accountability) que caracteriza a la Iglesia sinodal. 

Finalmente, tras las debidas modificaciones, la IL volvió a manos del Consejo Ordinario que, tras una serie de enmiendas, la aprobó y la transmitió al Santo Padre para su aprobación definitiva. 

¿Cómo está estructurado? 

– El ‘Instrumentum laboris’ consta de cinco secciones. Después de la introducción, el IL se abre con una sección dedicada a los Fundamentos de la comprensión de la sinodalidad, que vuelve a proponer la conciencia madurada a lo largo del camino y sancionada por la Primera Sesión. 

Siguen tres partes íntimamente entrelazadas, que iluminan la vida sinodal misionera de la Iglesia desde diferentes perspectivas: (I) la perspectiva de las Relaciones -con el Señor, entre hermanos y entre Iglesias- que sostienen la vitalidad de la Iglesia mucho más radicalmente que sus estructuras; (II) la perspectiva de los Caminos que sostienen y alimentan concretamente el dinamismo de las relaciones; (III) la perspectiva de los Lugares que, contra la tentación de un universalismo abstracto, hablan de la concreción de los contextos en los que se encarnan las relaciones, con su variedad, pluralidad e interconexión, y con su arraigo en el fundamento naciente de la profesión de fe. 

Cada una de estas Secciones será objeto de oración, intercambio y discernimiento en uno de los módulos que marcarán los trabajos de la Segunda Sesión. Un resumen del IL está disponible en www.synod.va 

Este ‘Instrumentum laboris’ parece, en su estructura, algo diferente del anterior, que contenía muchas hojas con muchas preguntas, ¿por qué se eligió esta estructura? 

– La Asamblea es una realidad en evolución y el Instrumentum laboris está al servicio de la Asamblea y no al revés. Si en la Primera Sesión fue necesario hacer surgir convergencias ante las muchas preguntas que surgieron de la amplia consulta al Pueblo de Dios a nivel local, nacional y continental, ahora es necesario que de esas convergencias se pueda llegar a un consenso. Mientras que en la Primera Sesión se pidió a los miembros que eligieran el área temática en la que deseaban aportar su contribución, en la Segunda Sesión todos los miembros abordarán el mismo texto y debatirán las mismas propuestas. 

El ‘Instrumentum Laboris’ es para los miembros de la XVI Asamblea, pero ¿cómo pueden utilizarlo los grupos sinodales locales y, en general, los fieles que no participarán en la Asamblea de octubre? ¿Cómo pueden contribuir a los trabajos de octubre? 

– El ‘Instrumentum laboris’ se dirige principalmente a los miembros de la segunda Sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos. Sin embargo, es también una herramienta valiosa para grupos individuales a nivel diocesano y nacional que deseen continuar su camino de reflexión y discernimiento sobre cómo caminar juntos como Iglesia; y para llevar a cabo iniciativas eclesiales. Por ejemplo, el IL puede ofrecer una oportunidad especial para un encuentro -incluso virtual- entre miembros de la Asamblea y, al menos, el equipo nacional en la fase de preparación de la reunión de octubre, también a través del método sinodal de la Conversación en el Espíritu. 

De este modo, la función representativa de cada uno de los miembros de la Asamblea puede hacerse tangible. En cualquier caso, es importante que quienes están interesados en la conversión sinodal de la Iglesia con vistas a la misión, continúen su compromiso para que el dinamismo eclesial iniciado con la consulta al Pueblo de Dios en 2021, no se desvanezca y que el ejercicio de la corresponsabilidad en 4 la misión de la Iglesia siga desarrollándose a nivel local, como ya lo hace. 

Además, el IL ayudará ciertamente a comprender cuán importante es que los fieles acompañen los trabajos de la Asamblea con la oración, pidiendo al Espíritu Santo –verdadero protagonista de los trabajos de octubre– que sostenga la gran tarea confiada a los miembros de la Asamblea.

El ‘Instrumentum Laboris’ menciona un subsidio teológico. ¿De qué se trata? 

– Para acompañar el relativamente conciso Instrumentum laboris, la Secretaría General del Sínodo ha considerado oportuno ofrecer algunas líneas de profundización teológica y canonística (Insights) sobre los temas presentes en el IL, con el fin de ayudar en primer lugar a los miembros de la Asamblea -sin excluir por ello a un círculo más amplio de destinatarios- a reconocer y comprender las raíces y las implicaciones de lo contenido en el IL. 

«Profundizar» desde el punto de vista teológico significa: subrayar la referencia de los temas individuales a la Sagrada Escritura, a la Tradición de la Iglesia, al Concilio Ecuménico Vaticano II, al reciente Magisterio del Obispo de Roma de los episcopados mundiales. 

«Profundizar» desde el punto de vista canónico significa: mostrar cómo el discernimiento respecto a temas individuales puede traducirse en prácticas reguladas y verificadas también a través del instrumento normativo. 

Más que un texto orgánico, el subsidio se presentará como una serie de «glosas» al IL. De hecho, una versión actualizada del IL contendrá algunas referencias a la Subvención en los márgenes de los capítulos individuales.

Algunos temas han sido confiados a los 10 grupos de trabajo creados por el Papa Francisco. ¿Cómo debe interpretarse esta decisión? ¿Es una forma de eliminar estos temas del debate de la Asamblea? 

– Desde el principio, el Papa Francisco insistió en que este Sínodo no trata de tal o cual tema, sino de la sinodalidad, de cómo ser una Iglesia misionera en camino. La Asamblea de octubre y todas las cuestiones teológicas y propuestas pastorales de modificación tienen esta finalidad. La Asamblea debe ser, por tanto, un tiempo en el que cada participante, situándose en un camino que comenzó en 2021 y aportando la «voz» del pueblo de Dios del que procede, invoque la ayuda del Espíritu Santo y la de sus hermanos y hermanas para discernir la voluntad de Dios para su Iglesia, y no una oportunidad para imponer su propia visión de la Iglesia. 

Al mismo tiempo, el Papa Francisco acogió la convergencia que los miembros de la Asamblea habían expresado durante la Primera Sesión en torno a una serie de cuestiones relevantes relativas a la vida y misión de la Iglesia en perspectiva sinodal, sobre las que la Asamblea había alcanzado un consenso consistente, casi siempre superior al 90%, mediante la creación de 10 grupos de trabajo específicos. Se trata de cuestiones importantes, algunas de las cuales requieren ser tratadas a nivel de toda la Iglesia y en colaboración con los Dicasterios de la Curia Romana. 

No se trata, pues, de sustraer ciertas cuestiones al debate de la asamblea, que ya ha expresado una convergencia en cuanto a su importancia, sino de aportar elementos útiles desde el punto de vista teológico y canonístico para ofrecer al ministerio de Pedro. 

Por tanto, estos grupos deben considerarse ya un fruto del camino sinodal. En estos grupos están participando expertos y obispos de distintas partes del mundo, identificados en función de su experiencia y respetando la variedad de orígenes geográficos, antecedentes disciplinares, género y condición eclesial necesarios para un enfoque auténticamente sinodal. 

Están recogiendo y enriqueciendo las contribuciones existentes sobre los temas que les han sido asignados. Los Grupos deberán concluir sus trabajos, si es posible, antes de finales de junio de 2025. 

¿Qué podemos esperar para la conclusión del Sínodo? 

– La celebración de la Segunda Sesión de la XVI Asamblea del Sínodo de los Obispos no significará el final del proceso sinodal. La Constitución Apostólica Episcopalis Communio (EP), que rige todo el proceso sinodal, recuerda que el sínodo consta esencialmente de tres fases: la consulta a los fieles, el discernimiento por parte de los pastores y la fase de realización. 

Estas tres fases no deben entenderse únicamente en sentido cronológico. De hecho, con la celebración de la XVI Asamblea, según el EP, estaríamos en la fase de discernimiento de los pastores, a la que seguiría el momento de recepción de los trabajos de la Asamblea por parte de las comunidades locales. 

Sin embargo, el discernimiento de los pastores acompañó casi todo el proceso sinodal (es decir, ya en la fase de consulta, que de hecho ya vio el discernimiento de los pastores a nivel local, nacional y continental). 

Además, se puede atestiguar que la fase de “aplicación” ya comenzó inmediatamente después de las primeras reuniones. Los “frutos” sinodales son ya numerosos: muchos son los testimonios de aquellas realidades eclesiales que han cambiado sus acciones eclesiales en sentido sinodal con una mayor corresponsabilidad de todos los fieles bautizados. 

Por tanto, la conclusión de la Segunda Sesión no será el final del proceso sinodal, sino sólo un momento importante en el discernimiento de los pastores. 

Por otro lado, en sínodos anteriores se aprobó un documento final que se entregó al Santo Padre. Este documento contenía algunas indicaciones que la Asamblea deseaba entregar al Papa. Éste, normalmente al cabo de unos meses, entregaba a toda la Iglesia un documento llamado Exhortación postsinodal que contenía algunas disposiciones relacionadas con el tema tratado. 

Cabe esperar que esta Asamblea produzca también un documento final que se entregará al Santo Padre para una posible exhortación. La finalidad de la Asamblea Sinodal es ofrecer orientaciones al Papa. El Sínodo es de carácter consultivo y no deliberativo.

¿Dónde se puede encontrar el IL? 

– El ‘Instrumentum laboris’ puede encontrarse en varios idiomas en el sitio web oficial de la Secretaría General del Sínodo (www.synod.va), donde se ha creado una sección específica para los trabajos de la Segunda Sesión de la XVI Asamblea. Además del IL, esta sección contiene también Preguntas Frecuentes (FAQ), Infografías y otros documentos útiles no sólo para la preparación de los miembros de la asamblea, sino también para cualquier otra persona o grupo que desee profundizar en el conocimiento de la Iglesia sinodal.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

Sobre el cisma de Viganó, «la Iglesia espera siempre en la conversión»

Carlo María Viganó, quien fue nuncio en Estados Unidos, ha sido declarado culpable de un delito de cisma después de haber manifestado en repetidas ocasiones inaceptablemente críticas contra el Papa y contra la comunión eclesial. Davide Cito, Profesor de Derecho Penal Canónico de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, explica los aspectos canónicos de esta cuestión.

Maria José Atienza·9 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

El pasado 4 de julio, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, encabezado por Monseñor Víctor Manuel Fernández, declaraba culpable a Mons. Carlo Maria Viganò de delito de cisma y confirmaba la excomunión latae sententiae en la que había incurrido por las «declaraciones públicas, de las que se desprende su negativa a reconocer y someterse al Sumo Pontífice, de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sometida y de la legitimidad y de la autoridad magisterial del Concilio Ecuménico Vaticano II”.

Carlo María Viganó, natural de Varese, fue ordenado sacerdote en 1968. Muy pronto entró en el cuerpo diplomático de la Santa Sede. Desempeñó diversos cargos dentro de la curia romana, el último de los cuales fue como nuncio apostólico en Estados Unidos de 2011 a 2016. Tras la renuncia a su cargo por razones de edad, se convirtió en un crítico constante al Papa Francisco. Unas críticas que han ido elevando su tono en los últimos años hasta llegar a negar la legitimidad del Papa, pedir su renuncia o no aceptar las enseñanzas del concilio Vaticano II.

¿Qué ha ocurrido para que quien fuera representante de la Santa Sede en Estados Unidos llegue a rubricar su separación de la Sede de Pedro? De ello hablamos con Davide Cito, Profesor de Derecho Penal Canónico del la Pontificia Universidad de la Santa Cruz que destaca los fundamentos jurídicos canónicos que sustentan esta decisión de la Santa Sede pero recuerda que la puerta de la Iglesia siempre está abierta.

Hace pocos días conocíamos la declaración de culpabilidad de cisma por parte de Carlo M. Viganó, ex nuncio en Estados Unidos. ¿Por qué razón la Iglesia le declara culpable? 

-Como aparece en el comunicado difundido por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe del 4 de julio, se ha llevado a cabo un proceso penal canónico por parte del mismo Dicasterio que es el organismo competente para juzgar los delitos en contra de la fe cometidos por Obispos.

En el caso de monseñor Carlo Maria Viganò, era “acusado del delito reservado de cisma (can. 751 y 1364 CIC)” y art. 2 de las Normas sobre los delitos reservados al Dicasterio para la Doctrina de la Fe. 

Se ha declarado culpable porque se han probado los hechos que integran el delito de cisma, resumidos con las palabras del comunicado: “Son bien conocidas sus declaraciones públicas de las que resulta su negativa a reconocer y someterse al Sumo Pontífice, de la comunión con los miembros de la Iglesia a él sujetos y de la legitimidad y autoridad magisterial del Concilio Ecuménico Vaticano II”. 

Al mismo tiempo ha sido probada su culpabilidad en el sentido que ha cometido estos hechos delictivos, especialmente graves porque tocan la identidad misma de la Iglesia, siendo delitos en contra de la fe, con libertad y voluntad, consciente de las consecuencias de sus actos. Por eso, mons. Viganò “fue declarado culpable del delito reservado de cisma. El Dicasterio declaró la excomunión latae sententiae ex can. 1364 § 1 CIC”. 

Los motivos que Viganó esgrime para su posición. ¿Tienen algún sustento canónico?

-Considerando las declaraciones repetidas veces manifestadas por mons. Viganò, -que por otro lado se ha negado a comparecer ante el juez, manifestando otra vez su desprecio ante la autoridad legítima de la Iglesia-, no parecen que tengan algún sustento canónico.

 Negar entre otras cosas, la legitimidad y autoridad magisterial de un concilio ecuménico, como el concilio Vaticano II, es algo inadmisible por parte de un fiel católico. 

Al mismo tiempo, como pasa en el delito de herejía, en el que el hereje piensa que él y no la Iglesia, tiene la verdadera fe, en el delito de cisma, el cismático afirma que él representa y defiende la verdadera Iglesia frente a la misma Iglesia considerada en cambio falsa y ilegítima.

Son bien conocidos los cismas de Oriente, Occidente o el que dio lugar a la iglesia anglicana. ¿Hablamos del mismo tipo de cismas? 

-Creo realmente que no. Los cismas de Oriente y Occidente a los que usted hace referencia tienen una origen compleja con problemáticas doctrinales, disciplinares y también políticas, que se han después reflejado en el conflicto sobre las autoridades eclesiásticas que tenían que presidir a las Iglesias orientales y después a la comunidad anglicana. 

Además, la complejidad histórica de esos cismas va unida al camino ecuménico que la Iglesia católica está realizando con estas Iglesias y comunidades cristianas para recorrer el camino de la unidad entre los cristianos.

En este caso, en cambio, no hay Iglesias o comunidades por medio, sino un Arzobispo individual que, por motivos personales, aunque siempre con justificaciones aparentemente muy nobles, y sin presidir algún tipo de comunidad eclesial, (que nunca ha tenido), va simplemente rechazando la autoridad legítima de la Iglesia en todos los campos en el que la Iglesia actúa, intentando aparecer como “víctima” de la autoridad que no  reconoce, y al mismo tiempo “defensor” de una Iglesia verdadera que realmente está solo en su mente.

¿Por qué unos dan lugar a otras Iglesias y otros no? ¿Las sectas cristianas son todas cismáticas?

-Para dar lugar a Iglesias en sentido estricto no es suficiente intentar “crearlas” sino es necesario la presencia de un episcopado verdadero, en el que se da sucesión apostólica y además hay que creer en el sacramento del Orden. 

Por otro lado, el cisma es una desviación de la Iglesia católica, en el sentido que una comunidad o secta cristiana no por eso es cismática. Para ser cismático hace falta que anteriormente uno sea católico. En efecto, como delito canónico afecta solo a los católicos no a otros bautizados.

¿Qué diferencia canónicamente el cisma y la herejía? ¿Ambos conllevan excomunión?

-Aunque los dos delitos están incluidos en el título “De los delitos contra la fe y la unidad de la Iglesia” y por tanto van en contra del bien de la fe, y por eso son tan graves, y conllevan la pena de excomunión que manifiesta de algún modo la pérdida de la plena comunión con la Iglesia, se diferencian por el objeto del acto delictuoso. 

En el caso de la herejía el objeto del delito es negar una verdad de fe, por ejemplo, la divinidad de Jesucristo o la Inmaculada Concepción de la Virgen María. 

En cambio en el cisma es negarse a someterse al Sumo Pontífice o a mantener la comunión con los miembros de la Iglesia sometidos a él. Dado que el Romano Pontífice “como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad tanto de los obispos como de la multitud de los fieles” (Lumen Gentium, 23), el cisma ataca directamente la estructura fundamental de la Iglesia en su constitución jerárquica.

Al mismo tiempo como es la Iglesia y su Magisterio que enseñan las verdades de fe y custodian los fieles en la fe, negando la autoridad del Papa y la comunión con él, uno se pone fuera de la comunión de la Iglesia.

A efectos jurídicos y prácticos, ¿en qué situación queda ahora Viganó? ¿Cuáles tendrían que ser los pasos que habría de dar para que le levantara esta excomunión?

-Como la pena de excomunión ha sido declarada, es decir tiene efectos públicos, hay que referirse al can. 1331 §2 del Código de Derecho Canónico que establece los efectos de la pena de excomunión cuando ha sido declarada. Por ejemplo, le está prohibido celebrar la Misa y si intentara hacerlo ha de ser rechazado o debe cesar la ceremonia litúrgica. 

Son inválidos todos los actos de potestad de régimen puestos por él; no puede recibir pensiones eclesiásticas y tampoco recibir válidamente cualquier tipo de encargo o función en la Iglesia. Al mismo tiempo si actúa en contra de las prohibiciones establecidas por el canon, se le pueden añadir otras penas canónicas no excluida la expulsión del estado clerical. 

Evidentemente la Iglesia espera siempre en la conversión de los fieles que hayan cometido delitos, por eso la excomunión es una pena así dicha medicinal, en orden al arrepentimiento del sujeto que ha cometido un delito. Arrepentirse de su actuación y manifestar su unidad y obediencia al Sucesor de Pedro es el camino para la cesación de la pena de excomunión y volver por tanto a la plena comunión con la Iglesia.

Cristianos conservadores y progresistas

Los cristianos son y deben ser conservadores, en el sentido de que reciben los dones de Dios, los hacen suyos y los transmiten con generosidad. Y a la vez son y deben ser progresistas, pues la revelación cristiana afirma el valor del tiempo como espacio en el que Dios actúa y el hombre responde libre y personalmente.

9 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

En un interesante ensayo del sacerdote irlandés Paul O´Callaghan titulado “Desafíos entre fe y cultura. Dos hermanos de sangre en la dinámica de la modernidad” (Rialp, 2023), se incluye un lúcido capítulo sobre la ampliación de la noción de gratitud mediante una integración del conservadurismo y el liberalismo progresista. Voy a tratar de resumir las ideas que me han parecido más relevantes utilizando la palabra “progresista” en lugar de “liberal”, pues creo que se entiende mejor en el ámbito hispánico.

La cultura moderna está claramente marcada por una alternativa entre el conservadurismo y el progresismo. Las personas son atraídas en una u otra dirección, pero no en ambas: se ofrecen dos estilos culturales opuestos que se encuentran y marcan claramente el tipo de decisiones que las personas toman, cómo se relacionan entre sí y cómo responden a cuestiones últimas. ¿Cuál de los dos representa mejor el perfil de un creyente cristiano que intenta dar gracias a Dios por los dones recibidos o es realmente posible y deseable integrarlos?

Conservadores

La designación de conservador y progresista es de tipo temperamental y personal. Algunas personas quieren aferrarse a lo que tienen, a lo que les ha sido entregado, a lo que les viene del pasado; prefieren netamente la experiencia y la sabiduría prácticas. Quizá lo hagan por temor a perder lo que es bueno a cambio de adquirir lo que se promete como mejor; o quizás por una actitud de reconocimiento y gratitud por lo que está a su disposición por medio de quienes les precedieron. 

Generalmente los conservadores son un poco temerosos de perder lo que tienen, tal vez flojos, no siempre generosos con sus posesiones, aunque suelen estar satisfechos y complacidos con la vida tal como es, son frecuentemente nostálgicos, más realistas que idealistas, inclinados a llevar a otros a ajustar sus prioridades “por su propio bien”, apegados a lo predecible, aceptando y defendiendo lo colectivo, el status quo, las cosas como son. Como resultado, pueden ser percibidos como autoritarios y, en ocasiones, pesimistas. Por otro lado, la mayoría de las veces agradecen humildemente a Dios por lo que han recibido y expresan su gratitud usando el mundo creado tal como fue hecho y no abusando de él. En términos breves, podríamos decir que el conservador es una persona de fe.

Progresistas

Sin embargo, otras personas están convencidas de que lo que les ha sido transmitido, lo que han recibido del pasado y de otros, es imperfecto o incluso decadente y necesita ser renovado o cambiado, no sólo recibido con gratitud incondicional. Se sienten libres, con derecho y capaces de desafiar el status quo. “Por definición -dice Maurice Cranston- un liberal es un hombre que cree en la libertad”. Están convencidos de que el cambio y el progreso son posibles y necesarios, ya sea en la ley, en las estructuras o en las formas establecidas de hacer las cosas. Son sustancialmente favorables a los derechos, impacientes con lo rígido y estático, a menudo dispuestos a descartar lo que han recibido de otros, del pasado. Con frecuencia son reticentes a la tradición y a veces dan la impresión de ser desagradecidos.

El impulso progresista está motivado por un deseo sincero y generoso de mejorar las cosas y vencer el mal en la sociedad o por una impropia falta de aprecio por lo que se ha recibido de otros en el pasado. Pueden ser personas excesivamente seguras de sus ideas y proyectos, más idealistas y teóricas que realistas, menos preparadas para escuchar y aprender del pasado, para rectificar o corregir sus ideas o visión según sea necesario, para estar descontentas con su propia identidad; pueden ser impacientes, inquietos y agitados, fácilmente dispuestos a permitir que “otros” los cambien, más individualistas que colectivistas. Quieren cambiar las cosas, viven para el futuro, soñando impacientes con “los cielos nuevos y la tierra nueva” de los que habla el Apocalipsis (21, 1-4). El progresista fundamentalmente espera.

Hablando de los conservadores, Roger Scruton observa que “su posición es correcta pero aburrida; la de sus detractores, emocionante, pero falsa”. Por esta razón, los conservadores pueden tener una especie de “desventaja retórica” y como resultado “el conservadurismo ha sufrido el abandono filosófico”. Como decía el historiador Robert Conquest, “uno es siempre de derechas en los temas que conoce de primera mano” o Matthew Arnold que criticaba el progresismo afirmando que “la libertad es un excelente caballo para cabalgar, pero para cabalgar hacia alguna parte”.

Religión, conservadores y progresistas

Aunque muchos creyentes consideran la religión como una fuerza liberalizadora, en su mayoría las religiones son generalmente consideradas como elementos “conservadores” dentro de la sociedad: ayudan a las personas a aferrarse a las cosas, a la realidad. Sin embargo, la idea de que la religión es conservadora no puede aplicarse unívocamente a todas las religiones, ni ciertamente al cristianismo. Por eso podemos preguntarnos: ¿el verdadero cristianismo es conservador o progresista? El cristianismo se refiere a todos los aspectos de la vida humana y de la sociedad. La antropología cristiana es esencialmente integradora, al igual que la vida cristiana y la espiritualidad. Lo único que los cristianos rechazan y excluyen de plano en el hombre es el pecado, que los separa de Dios, de los demás, del mundo y de sí mismos, destruyendo la vida en el sentido más amplio de la palabra.

Cristianismo, síntesis afirmativa

Dado que el cristianismo no excluye nada sustancial del compuesto humano -ni el cuerpo ni el espíritu, ni la libertad ni la determinación, ni la sociabilidad ni la individualidad, ni lo temporal ni lo eterno, ni lo femenino ni lo masculino-, parecería que tanto los aspectos “conservadores” como los “progresistas” de la vida humana individual y de la sociedad en su conjunto deberían mantenerse simultáneamente, si es posible, en una síntesis afirmativa y superadora. Un cristiano puede ser conservador o progresista por temperamento, pero su verdadera identidad cristiana debe tener algo de los dos.

Como dijo una vez el pastor metodista (progresista) Adam Hamilton: “Cuando la gente me pregunta ¿Eres conservador o progresista?, mi respuesta es siempre la misma: Sí. Pero ¿cuál? ¡Ambos! Sin un espíritu progresista nos volvemos torpes y estancados. Sin un espíritu conservador, estamos desanclados y a la deriva”. Lo que dificulta esa integración es precisamente la presencia divisoria del pecado en el corazón del hombre.

Los cristianos son y deben ser conservadores, en el sentido de que reciben los dones de Dios a través de la Iglesia de Jesucristo, los hacen suyos y los transmiten con generosidad y creatividad a quienes les suceden. Y a la vez son y deben ser progresistas, pues la revelación cristiana afirma la realidad y el valor del tiempo como espacio en el que Dios actúa y el hombre responde libre y personalmente a su gracia y palabra. Conceptos fundamentales son tiempo, libertad y dignidad intocable e insustituible de cada persona humana que vive con y para otras personas. Además, el cristianismo otorga un peso particular a la conversión (en griego “metanoia”) que implica literalmente “ir más allá de la muerte” y evoca la necesidad de superar la propia convicción y situación actual.

El cristianismo constituyó en su origen una enorme novedad en la vida personal de millones de hombres y mujeres que rompieron con sus fracasos y pecados personales, con el judaísmo de su época, con el estilo de vida común en la sociedad, con la idolatría, estableciendo una visión profundamente renovada de la dignidad de todas las personas, especialmente de las mujeres y los niños, del valor del matrimonio y de la sexualidad, una nueva liturgia, un nuevo enfoque. Un nuevo comienzo, un progreso, una proyección hacia al futuro, hacia la eternidad. El poder de Dios inyectado en la vida de los hombres pecadores produjo una asombrosa transformación y liberación en la vida personal y social; liberó energías desconocidas de antemano entre los hombres; los lanzó mar adentro hacia una vida de trabajo y evangelización significativa y apasionada. Lo hizo antes, lo hace ahora; seguirá haciéndolo hasta que el Señor venga en su gloria.

Mundo

Quinientas mil personas acuden a la peregrinación mariana de Levoča, Eslovaquia

Durante el primer fin de semana de julio de 2024, miles de personas han acudido a una peregrinación mariana a la basílica de la Visitación en Levoča, Eslovaquia.

Jana Dunajská·8 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Los días 6 y 7 de julio, la ciudad de Levoča, en el norte de Eslovaquia, ha sido testigo de una de las peregrinaciones marianas más concurridas de Europa. Más de quinientas mil personas han asistido a las ceremonias y actividades religiosas de la peregrinación. En un país con una población de cinco millones de habitantes, esta afluencia destaca la profunda devoción y el significado espiritual que la peregrinación tiene para los eslovacos. Durante estos días, el sacramento de la confesión ha tenido un papel destacado, con numerosos sacerdotes disponibles para ofrecer este servicio a los peregrinos tanto de día como de noche.

El programa de la peregrinación ha sido variado: el sábado, además de las diferentes Misas, incluyendo una en rito griego, hubo un mini festival de música cristiana que atrajo a muchos jóvenes. El domingo se celebraron actos como el Vía Crucis, la oración de la Liturgia de las horas, el rezo del rosario y, al final, una misa solemne presidida por el obispo de Spiš, Mons. František Trstenský.

En la homilía, Mons. Trstenský animó a los presentes a ser fieles al Evangelio y a anunciarlo con alegría; subrayó que esa actitud alegre es una necesidad de nuestro tiempo: «No tengamos miedo de vivir con alegría nuestra fe, de alegrarnos en ella, porque el Señor está con vosotros. Os deseo la alegría de la evangelización. Nuestra Eslovaquia no necesita anunciadores tristes, sino alegres, que hayan experimentado ellos mismos la alegría del anuncio».

Historia de la peregrinación mariana a Levoča

La peregrinación mariana a Levoča, que se celebra anualmente alrededor de la festividad de San Cirilo y San Metodio (que en Eslovaquia se celebra el día 5 de julio), es uno de los eventos de peregrinación más antiguos y significativos de Eslovaquia. Sus raíces se remontan a la Edad Media, cuando en 1247 se construyó en Levoča (en la región nor-oriental de Spiš) la primera capilla dedicada a la Virgen María. Este acto fue una respuesta a los numerosos milagros que supuestamente ocurrieron en este lugar. La peregrinación se convirtió rápidamente en un evento espiritual importante que atraía a creyentes de toda la región e incluso de países vecinos.

La peregrinación de Levoča continuó incluso durante las invasiones turcas, cuando los creyentes buscaban refugio y apoyo espiritual. En el siglo XVII se construyó en la colina de Mariánska Hora una basílica barroca, que sigue sirviendo hoy como la principal iglesia de peregrinación. Esta basílica es una verdadera joya arquitectónica que ofrece a sus visitantes no solo una experiencia espiritual, sino también un deleite estético por su magnífica arquitectura y decoración.

El significado de este lugar de peregrinación no pasó desapercibido en Roma. El Papa Juan Pablo II elevó la iglesia de la Visitación de la Virgen María a basílica menor (basilica minor) el 26 de enero de 1984. Este título reconoce la importancia y el significado espiritual de este lugar. Once años después, el 3 de julio de 1995, se celebró la mayor peregrinación en la historia de Levoča, en la que participaron más de 650.000 personas en presencia del mismo Papa.

Personalidades destacadas

La peregrinación mariana a Levoča ha atraído a muchas personalidades destacadas de diversas áreas de la vida pública. Entre las más importantes se encuentra el Papa Juan Pablo II, quien visitó Levoča durante su viaje apostólico a Eslovaquia en 1995. Su presencia otorgó a la peregrinación un significado especial y fortaleció su dimensión internacional. Además, a la peregrinación acuden regularmente obispos, sacerdotes y otros líderes espirituales que fortalecen con su presencia el significado espiritual de este evento.

Entre otras personalidades destacadas que han visitado Levoča durante la peregrinación mariana se encuentran diversos políticos eslovacos, personalidades culturales y artistas, que acuden no solo en busca de inspiración espiritual, sino también para apoyar la tradición y el patrimonio cultural.

La peregrinación durante el comunismo

La peregrinación mariana a Levoča adquirió un significado especial durante la época comunista, cuando el régimen reprimía y vigilaba la vida religiosa. En estos tiempos difíciles, la peregrinación se convirtió en un símbolo de resistencia y fortaleza espiritual para muchos creyentes. La gente peregrinaba a Levoča a pesar del riesgo de ser perseguidos o castigados.

La peregrinación representaba un refugio y un lugar donde los creyentes podían expresar libremente su fe y obtener apoyo espiritual. Esta fortaleza espiritual y moral que representaba la peregrinación ayudó a mantener la esperanza y fortalecer la fuerza interior de las personas en un momento en que los derechos y libertades fundamentales eran sistemáticamente violados. Los peregrinos se reunían con sacerdotes y religiosos clandestinos, quienes les proporcionaban apoyo espiritual y aliento.

La peregrinación en la actualidad

En la actualidad, la peregrinación mariana a Levoča es un evento que atrae anualmente a decenas de miles de creyentes. Los preparativos para la peregrinación comienzan varios meses antes del evento, para que todo esté perfectamente organizado. Además de las principales ceremonias religiosas, que incluyen misas, oraciones y procesiones, la peregrinación está acompañada de varios eventos culturales y sociales.

La peregrinación de Levoča es hoy en día un evento espiritual moderno que combina valores tradicionales con nuevas formas de expresión espiritual. Muchos jóvenes aprovechan la oportunidad de peregrinar para encontrar paz interior y fortalecer su fe. Los organizadores se aseguran de que el programa sea rico y variado, ofreciendo diversas formas de enriquecimiento espiritual y cultural.

Uno de los puntos culminantes de la peregrinación es la procesión nocturna, que comienza en la basílica y termina en la cima de la colina de Mariánska Hora. Esta procesión simboliza la peregrinación espiritual y una profunda experiencia interior para muchos peregrinos. Los peregrinos llevan velas, iluminando el camino, lo que crea una experiencia visual y espiritual inolvidable.

Número de participantes

Cada año, un gran número de creyentes participan en la peregrinación mariana a Levoča. Durante el fin de semana en que se celebra la peregrinación principal, aproximadamente entre 500.000 y 600.000 peregrinos acuden a ese lugar. Este enorme número de personas, especialmente significativo en un país con una población de cinco millones de habitantes, atestigua la importancia y popularidad de este evento espiritual, que trasciende las fronteras de Eslovaquia y atrae a creyentes de diversos países.

(TK KBS/ Martin Magda)

Importancia para la región

La peregrinación mariana tiene gran importancia no solo para los creyentes, sino también para toda la región de Spiš. Anualmente, atrae a miles de visitantes, lo que tiene un impacto positivo en la economía local. Los alojamientos, restaurantes y tiendas experimentan un aumento en la demanda y la afluencia durante la peregrinación, lo que aporta beneficios financieros a los residentes locales.

Además del beneficio económico, la peregrinación también tiene importancia cultural y social. Mantiene y fortalece valores tradicionales como la fe, la familia y la comunidad. Para muchas personas, la peregrinación es una oportunidad para reunirse con viejos amigos y familiares, lo que contribuye al fortalecimiento de los lazos sociales.

Desafíos y futuro de la peregrinación

Como cualquier gran evento, la peregrinación mariana a Levoča afronta desafíos. Uno de los principales es garantizar la seguridad y comodidad de todos los participantes. Los organizadores colaboran con las autoridades locales para asegurar suficientes posibilidades de alojamiento, estacionamiento y otros servicios.

Otro desafío es mantener y desarrollar la tradición en el contexto del mundo moderno. Con la creciente influencia de la digitalización y la globalización, es importante encontrar formas de atraer a los jóvenes y mantener su interés en la peregrinación. En este sentido, los organizadores buscan utilizar las redes sociales y los medios de comunicación modernos para promocionar la peregrinación y atraer a un público más amplio.

La peregrinación mariana a Levoča es un evento espiritual y cultural significativo que reúne a creyentes de toda Eslovaquia y del extranjero. Su rica historia, la presencia de personalidades destacadas y su forma moderna hacen de esta peregrinación una experiencia única que atrae anualmente a miles de personas. A pesar de los desafíos que plantea el mundo contemporáneo, la peregrinación mariana a Levoča sigue siendo un símbolo fuerte de fe, tradición y comunidad.

El autorJana Dunajská

Leer más
Cultura

Científicos católicos: Guillermo Giménez Gallego, la luz de la fe en el laboratorio

El jesuita Guillermo Giménez Gallego centró su investigación en la química de proteinas. Omnes ofrece esta serie de biografías breves de científicos católicos gracias a la colaboración de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Josefa Zaldívar·8 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Guillermo Giménez Gallego (31 de marzo de 1945 – 8 de julio de 2022) fue sacerdote jesuita y biólogo. Nacido en Ceuta, con 16 años ingresó al Noviciado de la Compañía de Jesús en el Colegio de San Francisco de Borja en Córdoba, donde estudió Humanidades.

En 1965 se trasladó a Alcalá de Henares y allí obtuvo la Licenciatura eclesiástica en Filosofía.

En 1970 residió en Granada donde ejerció como subdirector del Colegio Mayor “Loyola” y cursó los estudios de Ciencias Biológicas con premio extraordinario por la Universidad de Granada (1974). Posteriormente, se trasladó a Madrid donde realizó su tesis doctoral en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) también con premio extraordinario.

Empezó a ejercer como profesor agregado en la UAM, lo cual compatibilizó con sus estudios de Teología en la Universidad de Comillas. Desde 1981 quedó adscrito como Colaborador Científico del CSIC con destino en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB).

Fue ordenado diácono en 1982 y sacerdote en 1983, y a continuación trabajó en el Merk Institute for Therapeutic Research. Después vuelve a España y se incorpora al CIB, en el que fue nombrado director en 1996-1999 y en 2002-2004.

Se jubiló en 2015 pero siguió vinculado al CIB como Profesor de Investigación “ad honorem” hasta su muerte.

Guillermo supo elegir un tema de investigación muy fecundo que fue la química de proteínas lo cual le permitió crear una gran escuela. Estudió numerosas proteínas implicadas en varias enfermedades, pero sin duda la proteína estrella de su carrera fue el factor de crecimiento ácido de fibroblastos (aFGF).

Durante su estancia en el instituto Merk aisló del cerebro humano este factor. Después secuenció el gen que lo codificaba. Esto le permitió sintetizar en gran cantidad el aFGF para estudiar su estructura tridimensional y diseñar inhibidores específicos.

Recibió numerosos reconocimientos: Premio Nacional de Investigación en la categoría de Biomedicina en 1993, Premio de Investigación Básica de la Sociedad Española de Cardiología en 1995 y presidente de la sección sexta de la Real Academia Nacional de Farmacia desde 2007.

Guillermo fue un científico católico ejemplar que supo llevar la luz del cristianismo a los laboratorios de investigación.

El autorJosefa Zaldívar

Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Sociedad de Científicos católicos de España

Vaticano

El Papa anima a los católicos en Trieste a participar en la vida política

El Papa Francisco realizó una breve visita a Trieste, Italia, donde se encontró con los participantes de la 50ª Semana Social de los Católicos. En sus discursos, el Santo Padre resaltó la necesidad de comprometerse con la política como católicos que buscan el bien común.

Paloma López Campos·7 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco viajó el 7 de julio a Trieste, Italia, en una breve visita apostólica con motivo de la 50ª Semana Social de los Católicos en Italia, celebrada dell 3 al 7 de julio con el tema «En el corazón de la democracia. Participar entre la historia y el futuro».

Durante el encuentro el Santo Padre se dirigió a los asistentes de las jornadas, a quienes agradeció su actividad, que cobra una relevancia especial en la actualidad pues “es evidente que en el mundo actual la democracia, digamos la verdad, no goza de buena salud. Esto nos interesa y preocupa, porque está en juego el bien del hombre, y nada de lo que es humano puede sernos ajeno”.

Por ello, dijo Francisco, debemos “asumir la responsabilidad de construir algo bueno en nuestro tiempo”, misión que la Semana Social de los Católicos tiene en cuenta gracias a su promotor, el beato José (Giuseppe) Toniolo.

Los cristianos no pueden desentenderse de esta situación, explicó el Pontífice. “Así como la crisis de la democracia es transversal a las distintas realidades y naciones, del mismo modo, la actitud de responsabilidad ante las transformaciones sociales es una llamada dirigida a todos los cristianos, dondequiera que vivan y trabajen, en todas las partes del mundo”.

El corazón herido de la democracia

El Papa comparó la crisis de la democracia con “un corazón herido” y marcado por la exclusión social de pobres, ancianos y niños. Se ha fomentado “la cultura del despilfarro”, en la que quienes tienen el poder han perdido la capacidad “de escuchar y servir a la gente”. Esto va en contra del auténtico sentido democrático, dijo el Papa, pues lo importante no es solo poder votar, sino “que todo el mundo pueda expresarse y participar”.

Ante esto, el Pontífice señaló “los principios de solidaridad y subsidiariedad” como buenas bases para recuperar la democracia. “En efecto, un pueblo se mantiene unido por los lazos que lo constituyen, y los lazos se fortalecen cuando cada uno es valorado”, afirmó Francisco.

El Papa pidió entonces “una democracia con el corazón curado” que siga “cultivando sueños para el futuro” y promoviendo “la implicación personal y comunitaria”. Por eso, el Santo Padre animó a los católicos a participar de la vida política para promover el bien común y “ser una voz que denuncia y propone en una sociedad a menudo muda y donde demasiados no tienen voz”.

“Este es el papel de la Iglesia”, concluyó Francisco. Una Iglesia que debe “comprometerse en la esperanza, porque sin ella se administra el presente pero no se construye el futuro. Sin esperanza, seríamos administradores, equilibradores del presente y no profetas y constructores del futuro”.

El Papa resalta el escándalo de un Dios humano

Tras su presencia en la jornada de cierre de la Semana Social de los Católicos, el Santo Padre celebró la Santa Misa. Durante la homilía, pidió a los presentes cuestionarse qué obstáculos les impiden creer en Jesús. Al igual que para sus contemporáneos, quienes no podían entender “cómo puede Dios, el todopoderoso, revelarse en la fragilidad de la carne de un hombre”, para muchos todavía hoy Cristo es un escándalo.

Para muchos es difícil comprender “una fe fundada en un Dios humano, que se inclina hacia la humanidad, que se preocupa por ella, que se conmueve por nuestras heridas, que asume nuestro cansancio”. En definitiva, para la sociedad es un escándalo ver “un Dios débil un Dios que muere en la cruz por amor y me pide también que supere todo egoísmo y ofrezca mi vida por la salvación del mundo”.

Sin embargo, Francisco afirmó que “necesitamos el escándalo de la fe. No necesitamos una religiosidad encerrada en sí misma, que mire al cielo sin preocuparse de lo que pasa en la tierra”. Siguió diciendo el Papa que “necesitamos el escándalo de la fe, una fe enraizada en el Dios que se hizo hombre y, por tanto, una fe humana, una fe de carne, que entra en la historia, que acaricia la vida de las personas, que cura los corazones rotos, que se convierte en levadura de esperanza y en semilla de un mundo nuevo”.

El Papa y el compromiso con la paz

El Papa Francisco retomó esta idea durante su reflexión en el rezo del Ángelus, donde afirmó que “la caridad es concreta, el amor es concreto”, por lo que no sirve con quedarse en la idea de vivir por amor y para servir a los demás, sino que hay que manifestarlo en actos concretos.

El Pontífice finalizó su viaje a Trieste pidiendo a los católicos que renueven su “compromiso de orar y trabajar por la paz”.

Cultura

Sacerdotes “de novela”, un paseo literario

La figura del sacerdote en la historia de la literatura encierra un gran interés, porque nos permite acercarnos con realismo a la cosmovisión que la sociedad de hoy tiene acerca de la persona del sacerdote.

Juan Carlos Mateos González·7 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 9 minutos

Tal y como aparece en muchas obras literarias, el sacerdote es calificado, despectivamente, como “clerical”, vertiendo sobre su persona y su misión un juicio claramente negativo. En la historia de la literatura la figura del sacerdote siempre ha estado muy presente, pero en la novela actual ha adquirido un tono crítico generalizado: se suelen ridiculizar comportamientos y actitudes de clérigos, y se percibe un cierto deseo, un tanto implícito, de difundir un gran “desprestigio social” sobre la figura del sacerdote. La herencia cristiana y clerical, especialmente si nos referimos a la literatura contemporánea, es considerada como un fardo pesado del que debe liberarse la sociedad cuanto antes, para adquirir su autonomía, su madurez y su emancipación.

Los clásicos

En el Siglo de Oro español, Cervantes nos presenta al clérigo del pueblo en que nació su caballero de la triste figura. Es un clérigo lector, aunque escasamente ilustrado. Un clérigo que tenía miedo a la literatura. Decide que los libros de caballería que habían vuelto loco a su buen vecino don Quijano sean echados a la hoguera. Cervantes no juzga, pues no quería “hacer sangre” con el estamento clerical. Cervantes cuenta cosas que le pasaron a él, porque bien sabe que a esos clérigos no les pasa sino lo que decía santa Teresa: que “no sabían más ni daban para más”.

Quevedo, en su inmortal “Historia del Buscón llamado Pablos”, presenta un clérigo sucio “como rata de albañal, de sotana raída, casi verde de descolorida y llena de mugre”. Y es que Quevedo, que conocía bien el estamento clerical, porque era asiduo visitador de conventos y capillas, llevaba mal la avaricia de muchos de los sacerdotes con los que trató. Y a este aspecto, hay que sumar las desavenencias personales con “sacerdotes-poetas” coetáneos suyos: Góngora y Lope de Vega. Aquellos eran tiempos en que muchos escritores eran sacerdotes y/o religiosos: Fray Luis de León, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, san Juan de la Cruz… Solían estar muy bien formados, eran muy cultos, y por el trato y el estudio, estaban muy cerca de quienes ejercían de clérigos.

Las primeras novelas

Hubo que esperar algunos siglos para que apareciera en la novela un sacerdote como protagonista. Llegó en 1758 con la “Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas”, del jesuita Francisco José de Isla: una divertida sátira contra los predicadores altisonantes y huecos, “curas espanto de los púlpitos de la comarca”. Libro lleno de ironía y de burla, porque era la manera de señalar uno de los defectos clericales más comunes.

En las primeras novelas del siglo XIX, cuando el escritor imaginaba que el cura era un filón lo suficientemente rico como para no desaprovecharlo, de lo que se echaba mano era de varios “tópicos” del mundo rural y de las costumbres más o menos públicas, por las que el sacerdote no daba un ejemplo acorde con su estado. El cura, por ejemplo, mantenía una vida amancebada o vivía una “doble vida”. Podemos recordar lo que santa Teresa escribió en el “Libro de la Vida” (cap. V) cuando, a su paso por Becedas, supo que el cura vivía “amancebado” con una mujer.

Suele ser un tópico que el cura que tenía en casa una sirvienta, su trato suele derivar hacia algo demasiado familiar, que “literariamente” va más allá del posible servicio a la casa. Normalmente, también es un “tópico literario”, se recurría, para hablar mal del cura, a su afición a la buena mesa o a su vespertina costumbre de tomar jícaras de chocolate con picatostes. De hecho, hay un chocolate que se llamaba “del canónigo” y que se anunciaba en las paredes de los bares de los pueblos con un gordo mosén que asomaba por encima de la taza y camino de su boca el picatoste, untado ya con el chocolate espeso y casi olfativo. Con parecidos “elementos narrativos” compuso Clarín “La Regenta” o Juan Valera “Pepita Jiménez” o de Torrente Ballester “Los gozos y las sombras” o Pérez Galdós “Fortunata y Jacinta”…

Malas costumbres, vocaciones dudosas

A estas malas costumbres, según algunos, se llegaba porque en los seminarios se daba a los futuros sacerdotes una formación/deformación que solo atendía a los defectos que había que evitar y a las asechanzas morales contra las que había que estar prevenidos, más que a las virtudes con las que el sacerdote debía estar adornado. Juan Valera, por ejemplo, lleva a consecuencias casi dramáticas, dentro del sentimentalismo general de la novela “Pepita Jiménez” (1874), la experiencia del seminarista Luis de Vargas, a partir del momento en que se topa en su vida con Pepita Jiménez, una mujer viuda y de exquisita sensibilidad, contra la que el seminarista no encuentra muchos argumentos. El seminarista se da cuenta que el camino por el que Dios lo está llamando no es el que, quizá un poco “inconscientemente”, había emprendido.

En las novelas de Pérez Galdós aparecen también numerosos clérigos “sin vocación”, una vocación, la sacerdotal, que en repetidas ocasiones cuestionó el escritor canario. No son demasiado ejemplares los curas que desfilan por la novelística galdosiana: ni los que salen como personajes corrientes en la vida del pueblo, ni aquellos otros a los que Galdós pinta con una mirada crítica y acerba. “Tormento” (1883) es, posiblemente, la primera novela española que trata el “problema del celibato sacerdotal” y de su mala vivencia, sobre todo cuando en la vida del sacerdote se cruza el amor de una mujer. Aunque, ciertamente, Galdós no hace “una tesis” con este tema.

Esta visión galdosiana del clérigo que en medio del mundo no vive gozosamente su celibato, es recogida por Leopoldo Alas Clarín, en la que es posiblemente una de las tres mejores novelas de la literatura española, “La Regenta” (1885). Clarín juega con los sentimientos y la tentación del canónigo Magistral catedralicio, al que le sobra vanidad y le falta sensatez. Le pueden las circunstancias sociales y domésticas, que ponen en peligro su fidelidad a una vocación que no sabe cómo orientarla, para que no se la devore una ciudad (Vetusta­ Oviedo) en la que vive cotidianamente.

Ya en el siglo XX, en 1943, Gonzalo Torrente Ballester publica su primera novela: “Javier Mariño”, donde hay mucho de autobiográfico en este relato del maestro gallego: hay recuerdos evidentes de su paso por un seminario en el que “no cuaja”, a pesar de todos sus esfuerzos, una pretendida vocación sacerdotal. El autor no se entretiene demasiado en aclarar algunos de los comportamientos de su personaje; sin embargo, no cabe duda de que, a pesar de las acusaciones que contra esta novela se han vertido, el libro tiene la honradez de no querer engañar a nadie. A la postre, si hay alguna vocación que debe ser examinada con sinceridad, ésa es la de quien se cree llamado a la vida sacerdotal.

Realidades y prejuicios

Pero no todo es drama y conflicto. La visión que algunas novelas más recientes han tenido sobre los sacerdotes, han manifestado momentos de “gloriosa exaltación”. Santos Beguiristain, “Por esos pueblos de Dios” (1953) y José Luis Martín Descalzo, “Un cura se confiesa” (1961), dejaron algunos de esos elementos “laudatorios” en la visión personal que de sí mismos y de su sacerdocio “llegaron a novelar”, porque su historia personal fue lo que dio argumento a sus novelas. Los curas que aparecen en estos libros son curas reales, sin grandes virtudes, con los defectos que todos tenemos, y, sobre todo, con una gran ilusión por llevar hasta la meta el sacerdocio que recibieron cuando todavía eran muchachos de pueblo, cargados de sueños y de esperanzas.

En la segunda mitad del siglo XX, dos son fundamentalmente las acusaciones dirigidas contra el clero: la introducción de la noción de pecado y la búsqueda afanosa del poder. Es recurrente recordar el “horror clerical” (Lourdes Ortiz), pues “con tanto pecado, con tanto demonio” (Ray Loriga en “Lo peor de todo”, 1992) pretenden introducir a los hombres en el “laberinto de la culpa” (como el personaje de Juan Mirón, de Luis Landero en “Caballeros de fortuna”, 1994).

De este modo, los escritores crean “espacios psicológicos” en los que no es posible disfrutar, “en una sociedad represiva, mediocre e hipócrita” (Lourdes Ortiz), habitada por un “rebaño de criaturas dulces y bovinas que aún iban a misa los domingos” (Lucía Etxebarría, “Beatriz y los cuerpos celestes”, 1998). Los sacerdotes buscan imponer un “ordenamiento de cementerio” (Francisco Umbral, “Los helechos arborescentes”, 1979) y una “religión de esclavos” (F. Umbral, “Las ninfas», 1975).

Esta tensión es el hilo conductor de nuestra novelística más reciente: la figura clerical del sacerdote es la antítesis de lo que pide y permite el goce del cuerpo y de la vida. “Las afueras de Dios” de Antonio Gala refleja, claramente, la lucha y la victoria de la hermana Nazaret, que pasa a ser Clara Ribalta cuando abandona el convento y se reencuentra con el amor y con la vida, en las “afueras de Dios”. Es una “prueba fehaciente” de esta “tesis” hedonística, pues en el seno de la Iglesia, aunque haya algunas personas (también sacerdotes) que intentan abrir otras perspectivas, acaba imponiéndose la negación de la vida. Eso dicen. Por eso es comprensible que no haya vocaciones, pues “los jóvenes tratan de aprovechar su juventud y su vida sin cálculos ni planes”, como indica el jubilado Luciano a su hermana religiosa en “Una tienda junto al agua” (1991) de Gustavo Martín Garzo.

Mediante la imposición de sus ideas y el control de las conciencias los sacerdotes son presentados como exponentes de un dominio sutil de la sociedad. Así configuran esas ciudades “mezquinas”, “cementerios de hojas secas”, clausuradas por una “moral clásica y cerrada”, al modo de “Ciudad levítica”, la Cuenca natal de Raúl del Pozo, 2001, o la Valladolid de la adolescencia de Umbral, descrita en “El hijo de Greta Garbo”, marcada por “el paisanaje clerical”, soberbio y fatuo, lejano a la sensibilidad de la gente, o la Oilea de “Donde siempre es octubre”, de Espido Freire (2001).

De modo semejante describe León Luis Mateo Díez en “La fuente de la edad” como “urbe maldita”, “cadáver perdido”, cerrada en su “mezquina memoria”, cuyos habitantes son “hijos de la ignominia” porque están gobernados por los más hipócritas e inútiles y por “las sotanas”. Incluso una generación de escritores posterior, como es Valdeón Blanco define la ciudad de Valladolid como “teologal, agustiniana y conventual”, opuesta al desarrollo de la ciudad moderna, industrial y universitaria (“Los fuegos rojos”, 1998).

Las figuras sacerdotales aparecen, por tanto, bajo una luz oscura, centrada principalmente en su comportamiento y en las relaciones intraeclesiales. En “Mazurca para dos muertos”, de Camilo José Cela, se manifiesta la ambivalencia de los sacerdotes gallegos, en línea con la producción general del autor.

Coordenadas de una visión negativa

También autores que se mueven más directamente en un ambiente cristiano no ocultan su actitud “anticlerical”, incluidos José Jiménez Lozano y Miguel Delibes. El primero, ya desde su primeriza obra “Un cristiano en rebeldía” denuncia la “dura mollera” de los hombres de Iglesia, talante que ha marcado la actitud inquisitorial de la Iglesia en España, como quiere probar en su investigación sobre “Los cementerios civiles y la heterodoxia española”. Es un tema que aparece en novelas como “El sambenito” o “Historia de un otoño”, pero que se prolonga en la actualidad en obras como “Un hombre en la raya” (2000).

Miguel Delibes, por su parte, retrata el carácter oscuro y agrio de una religiosidad estrecha y sombría, que puede rozar la hipocresía (“La sombra del ciprés es alargada”, “Mi idolatrado hijo Sissi”, “Cinco horas con Mario”), frente a lo cual quiere abrir perspectivas religiosas más cercanas y más humanas en “Señora de rojo sobre fondo gris” o “Cartas de un sexagenario voluptuoso”. Su última novela “El hereje” contrapone, ya desde la misma dedicatoria, una religiosidad inquisitorial a la auténtica religión libre, propia del espíritu.

Completamente autobiográfico es el relato de Javier Villán “Sin pecado concebido” (2000). El paso del autor por el Seminario de Palencia no fue, precisamente, el paso alegre y con paz ni tampoco un tiempo de concordia consigo mismo. El autor comienza diciendo que “la primera noche que pasé en el Seminario fue una noche triste”. Luego vendrían muchas más. Y es que “los días de esas noches tampoco fueron himnos de gloria y sosiego”. Javier Villán cuenta con evidente despego, algunas de las experiencias que tuvo que aguantar en los años que vivió en la casa diocesana de formación. Al final, acabó por abandonarla porque, posiblemente, dice con amargura el autor, “el futuro no existe”.

El subtítulo del libro ya nos dejaba entrever cuál era el final al que nos quería llevar: “Gozos y tribulaciones de un seminarista”. Este rechazo a la formación clerical viene movida, sobre todo, por la imposición de dogmas o verdades irracionales, y especialmente por los “diques que presenta al goce de la vida”, al despliegue de los instintos, al juego del deseo… Por eso, concluye: “Dios no se encuentra en el culto presidido por los sacerdotes, sino fuera de los templos, en el contacto con la tierra y naturaleza”.

Estamos viendo cómo en la consideración de la figura del sacerdote confluyen dos coordenadas, pero que se retroalimentan mutuamente, provocando una visión negativa del sacerdote. Por un lado, se detecta el peso histórico que ha pasado al imaginario colectivo de la sociedad española, y por otro, la emancipación del hombre, exaltando su autonomía racional y su libre voluntad para poder conseguir lo que quiere, sus apetencias, deseos e instintos, todo ello, bajo la bandera de la reivindicación de las “nuevas libertades”. Así, la función sacerdotal parece “encarnar” una represión que debe ser superada. La figura del sacerdote focaliza el papel y significado de la Iglesia, en cuanto institucionalización de una determinada religión, y el del cristianismo, en cuanto su magnitud histórica.

Conclusiones

Ante la postergación de la figura del sacerdote (y de lo que representa) ¿cuál es entonces el panorama que se dibuja a la luz de la literatura española? Lo que se pretende eliminar es el papel mediador de las personas y de la institución.

Por un lado, la novela ha abierto la perspectiva de una “religión de la nada” (J. Bonilla, Javier Marías, J. A. Mañas, G. Martín Garzo o F. Umbral, que es quien utiliza la expresión), dominada por la experiencia de soledad, de angustia, de sinsentido… Esta opción deja al hombre solo y abandonado, sometido al destino o al absurdo, y por ello remiten a la fuerza del deseo como único camino para la vida, el único modo de escapar a la nada. Sin acceso a una realidad fundante, o a un origen amoroso o a una meta esperada, la vida queda reducida a un juego de máscaras que se agota en su mera apariencia.

Por otro lado, se abre la perspectiva de una “religión del Todo” que aspira a la fusión con la Vida con toda la gama de posibilidades de goce y de crueldad (A. Gala, T. Moix, L. A. de Villena, F. Sánchez Dragó, J. L. Sampedro). Tampoco en esta forma de religiosidad (que puede ser considerada paganismo o sincretismo) se requieren mediadores. Cada uno ha de buscar los medios adecuados para entrar en el “éxtasis” que pueden aportar determinadas experiencias, y puede asumir indistintamente la violencia y/o el desinterés que esa vida manifiesta, respecto a los individuos concretos.

El protagonista de la mayoría de las novelas españolas queda solo ante la Nada o ante la desmesura del Todo. Sobre ese trasfondo puede quedar perfilada de un modo más nítido la figura del sacerdote, en cuanto actúa “in persona Christi et in nomine Ecclesiae». Debe hacer perceptible la misión de una Iglesia que vive de la llamada permanente del Señor que, en cuanto enviado por el Padre en el poder del Espíritu, comunica y testifica un don capaz de rescatar al hombre de su soledad, de la fatalidad del destino o de una totalidad que acaba anulando el valor eterno de la persona.

El autorJuan Carlos Mateos González

Leer más
Ecología integral

Miguel Ángel Martínez: «A través de la ciencia se llega fácilmente a Dios»

Miguel Ángel Martínez-González, médico y epidemiólogo, es uno de los científicos más relevantes del panorama internacional. En esta entrevista, nos habla de la relación entre su faceta científica y cristiana, y cómo la investigación es también un modo de servir a los demás.

Loreto Rios·6 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

Miguel Ángel Martínez-González es médico, investigador y epidemiólogo, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y catedrático adjunto de Nutrición de la Universidad de Harvard. Con la editorial Planeta ha publicado los libros Salud a ciencia cierta (2018), ¿Qué comes? (2020), La sanidad en llamas (2021) y Salmones, hormonas y pantallas (2023). En 2021 fue incluido en la lista “Highly Cited Researchers 2021” de Clarivate, donde se encuentra entre los 6.600 científicos más citados del mundo. El Ministerio de Ciencia e Innovación le otorgó en 2022 el prestigioso Premio Nacional de Investigación Gregorio Marañón de Medicina por sus aportaciones sobre la importancia de la nutrición, dieta mediterránea y estilo de vida saludable en el ámbito de la medicina preventiva.

¿De qué modo enriquece su parte científica a su fe, y viceversa?

Creo que para un científico, sobre todo cuando uno está en la primera división en investigación, hay muchos peligros que pueden estropear toda su labor, relacionados con el ego, el orgullo, la vanidad, el afán de aparentar, etc. Y esto tiene muy malas consecuencias para el trabajo profesional de un investigador, porque resulta que muchas veces los investigadores sénior quieren estar en todas partes y no dejan a las personas jóvenes que tengan suficiente relevancia y protagonismo, o que puedan continuar a largo plazo su labor. Plantar árboles de cuya sombra se beneficien otros es algo que tengo muy asumido, precisamente por mi fe, porque me parece que está en todo el cristianismo el tema de que es más feliz el que da que el que recibe. Esa actitud de generosidad, de saber ocultarse en muchos momentos y darle paso a otros, que los demás empiecen donde tú has acabado, son valores de la fe que desde luego hacen que la investigación a la larga sea mucho más productiva. Es mucho más eficaz hacer trabajar a treinta que trabajar uno como treinta, pero, cuando el ego se pone por delante, uno quiere estar en todas partes, aparentar, y no deja asomar la cabeza a la gente que está colaborando. Hay que saber dar pasos atrás en los momentos oportunos, sobre todo cuando uno está llegando a la cumbre de su carrera y se le acerca la época de jubilarse. Ese paso atrás hace más productiva la investigación, porque se implica más gente, que cobra protagonismo y coge las riendas.

Y, viceversa, el trabajo profesional enriquece la fe. Profundizar en la biología humana siempre tiene un sentido de fascinación ante cómo funciona el ser humano, sus mecanismos de control, sus órganos, su fisiología, etc. Y eso es muy difícil que no lleve a Dios. Uno descubre unas maravillas realmente impresionantes. Esa fascinación me parece que es una fuerza muy poderosa para acercarse a la fe y a Dios.

Además, a través del trabajo, uno adquiere muchas relaciones con otras personas y ve muchas oportunidades de ayudarlas espiritualmente, de tratar de acercarlas a Dios con un afán apostólico que es inherente al cristianismo. He estado con varios de los que han recibido los Premios Nacionales de Investigación para Jóvenes, que se dieron por primera vez el año pasado, y las conversaciones con ellos, de una manera natural, acababan transmitiendo aspectos de la fe, aspectos que uno tiene dentro por su creencia cristiana. Esto ayuda, y lo mismo cuando tienes un trabajo científico importante, que ocupa mucha parte de tu tiempo. Te da ocasión, sobre todo con tus alumnos, con la gente a la que le estás dirigiendo la tesis o que se está formando contigo como jóvenes profesores, de abrirles horizontes en lo sobrenatural y ver que a través de la ciencia se llega fácilmente a Dios. En todos los temas de estilo de vida y salud pública, que es el ámbito en el que he desarrollado mi carrera científica, ves que al final lo que va en contra de la naturaleza humana perjudica al ser humano. Lo ves con los datos científicos, no solo desde la fe. Meterle al organismo una serie de sustancias que no son propias de los alimentos naturales, o dejarse llevar por una serie de conductas que son fundamentalmente hedonistas, consumistas, acaba produciendo más enfermedades físicas y mentales. De alguna manera, dices: “La Biblia tenía razón”. Con la ciencia al final compruebas que la humildad, la sobriedad, el recto uso de la razón y poner orden en nuestros apetitos concupiscibles repercute en la salud, y, cuando lo ves con los datos de estudios con decenas de miles de personas, te refuerza la fe.

¿Entonces se podría decir que creer es saludable?

Sí. En Boston, dos de los que trabajan conmigo en Harvard están colaborando también con el centro de “Human Flourishing” que lleva un catedrático de Harvard, muy prestigioso, converso al catolicismo, que se llama Tyler VanderWeele. Uno de los trabajos más potentes que ha publicado, en una de las mejores revistas de medicina, demuestra cómo la práctica religiosa previene el suicidio. Esto es algo que está constatado con datos empíricos, que tener unas convicciones religiosas y practicarlas, reduce los factores de riesgo del suicidio.

Recuerdo que, cuando diseñé el gran estudio de cohortes que tenemos en Navarra hace 25 años en Harvard, con ayuda de los profesores de allí, uno, que no era precisamente muy creyente, me dijo: “Mira, si vas a reclutar a antiguos alumnos de la Universidad de Navarra, donde hay tantos católicos, tira a la baja las tasas de mortalidad, porque se van a morir menos, van a tener menos enfermedades”. Y era ateo, pero me decía: “Es que ya tengo mucha experiencia de haber hecho estudios epidemiológicos y veo que cuando la gente tiene más práctica religiosa tiene mejores hábitos de salud, se emborracha menos, se droga menos, tiene menos promiscuidad sexual, van al médico cuando les toca y son más responsables de su propia salud”. Al final, cuando una población tiene más creencias cristianas, tiene mejores hábitos saludables, y eso reduce las tasas de mortalidad. Entonces, lógicamente, es un beneficio para la salud.

¿Su interés por la investigación es solo científico o también una forma de ayudar a los demás?

Lógicamente, ayudar es el motor, es absolutamente prioritario. Se lo repito mucho a mis colaboradores y lo procuro tener siempre presente. Hace poco me reuní con un grupo de cardiólogos de Madrid, porque estamos desarrollando un estudio muy ambicioso que me ha financiado el Consejo Europeo de Investigación, y les decía: “Vamos a incorporar un montón de médicos a este estudio, y es posible que pregunten: ‘Y si yo aporto pacientes a este estudio, ¿me vais a dar un certificado de participación, me vais a poner en los artículos como investigador? Y dije: ‘Por supuesto, haremos todo esto, pero eso no es lo importante’. Hay que pensar en el servicio que le estás haciendo a un montón de pacientes que tienen un problema al que vamos a darle una solución”. También les expliqué que, si un médico explora en Urgencias a un paciente que viene con un dolor en el pecho, le dice que no le pasa nada, y el paciente se vuelve a casa y muere porque tenía un infarto de miocardio y tú no lo habías detectado, esto es un fallo de medicina que es terrible. Pero en salud pública, si le dices al paciente: “No pasa nada con este hábito”, y resulta que luego ese hábito está aumentando en un 10 % la mortalidad, pero lo comparte un 70 % de la población, son millones de muertos los que produces por no hacerlo bien. Lo que hacemos en salud pública tiene unas repercusiones inmensas. A mí me lo decían el otro día en Harvard en una conferencia que di: hace falta mucho sentido de la responsabilidad y mucha valentía para hacer estudios de salud pública, porque están detrás la vida y la salud de millones de personas y, lógicamente, tenemos que ver a Jesucristo en cada una de ellas, lo mismo que en la medicina clínica. Lo que pasa es que, cuando se trata de epidemiología y salud pública, es a gran escala. A lo mejor no se ve de una manera tan inmediata como el paciente al que no le has hecho el electro y se muere de un infarto, pero la realidad es que, con las decisiones que tomamos en salud pública y con las investigaciones que hacemos, podemos estar beneficiando o perjudicando a millones de personas. Y en esas personas tenemos que ver a Jesucristo, porque, si no, hemos perdido el sentido cristiano de la vida.

¿Cree que en el ámbito científico hay un prejuicio hacia los creyentes, o ya está superado?

No, no, el prejuicio existe, y es absolutamente injusto, porque es eso, un prejuicio. La realidad es que hay que tener la perspectiva de que los católicos no somos seres de segunda categoría, y que tenemos el mismo derecho a investigar que cualquiera. No podemos ser personas a las que se nos margine. Ahí hay que hacer también un ejercicio de fortaleza y valentía y no dejarnos arrinconar, no ser timoratos o acomplejados. Creo que los católicos tenemos que tener la convicción de que la fe proporciona una visión más global, complementaria, y que nos hace elevar el punto de mira y ser más rigurosos, precisamente porque tenemos fe. Porque vemos que lo que hagamos aquí tiene una repercusión más allá de esta vida, y eso te da un gran sentido de responsabilidad. Dios me va a pedir cuentas de todo esto. Y la trascendencia más allá de la vida en esta tierra es algo que ayuda a hacer mejor el trabajo profesional, y sobre todo también con la visión de san Josemaría de que ese trabajo es santificable. Entonces, lógicamente, miramos ese trabajo con mucha más solidez que si no tuviéramos fe.

Vaticano

El Óbolo de San Pedro en 2023, entre la generosidad y los retos financieros

Los datos del Óbolo de San Pedro referentes a 2023 muestran que las obras de caridad del Vaticano siguen siendo una prioridad, a pesar de las dificultades existentes para afrontar económicamente los gastos que requieren estas ayudas.

Giovanni Tridente·5 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Informe Anual 2023 del Óbolo de San Pedro publicado en los últimos días profundiza como siempre en las actividades financieras y caritativas de la Santa Sede, pero revela cómo el año pasado estuvo marcado por algunos desafíos económicos, al tiempo que sigue registrando la generosa solidaridad de los fieles de todo el mundo.

En conjunto, el documento certifica unos ingresos de 52 millones de euros, de los cuales 48,4 millones proceden de donaciones directas y 3,6 millones de ingresos financieros. Sin embargo, los gastos superaron con creces los ingresos, alcanzando los 109,4 millones de euros. Esto provocó un déficit de 57,4 millones, lo que obligó a la caja a retirar 51 millones de sus activos para cumplir sus compromisos caritativos.

Las donaciones al Óbolo reflejan el carácter universal de la Iglesia católica. Las diócesis siguen siendo la principal fuente de aportaciones (64,4 %), seguidas de las fundaciones (28,8 %). Estados Unidos encabeza la clasificación de países donantes con 13,6 millones de euros, seguido de Italia (3,1 millones) y Brasil (1,9 millones). También son significativas las aportaciones de Alemania, Corea del Sur y Francia, lo que demuestra un compromiso verdaderamente global con la misión de la Iglesia.

Proyectos benéficos

A pesar de las dificultades financieras, el Óbolo ha mantenido su compromiso de apoyar obras de caridad. En 2023, se destinaron 13 millones de euros a 236 proyectos en 76 países. África fue la principal beneficiaria, recibiendo el 41,6 % de los fondos para proyectos de ayuda directa, seguida de Asia (21,4 %) y Europa (18,5 %).

En concreto, los proyectos se centraron en tres áreas principales: extensión de la presencia evangelizadora (43 % de los fondos), con la construcción de nuevas iglesias y estructuras pastorales en países como Guatemala, Tanzania y Albania; proyectos sociales (33 %), que incluyen iniciativas como el apoyo al proyecto «Hospitales abiertos» en Siria y programas de asistencia a mujeres embarazadas en México; y, por último, apoyo a las Iglesias locales en dificultades (24 %), con la financiación de actividades como la renovación de seminarios y casas religiosas en países como Congo, Angola y Sri Lanka.

Apoyar la misión apostólica

Un dato significativo se refiere al apoyo a la misión apostólica del Santo Padre: 90 millones de euros, es decir, el 24 % del total de los gastos de los Dicasterios y entes vaticanos (370,4 millones), fueron cubiertos por el Óbolo.

Estos fondos han contribuido a varias áreas consideradas cruciales: 35 millones para el apoyo a las Iglesias locales en dificultad; 12 millones para el culto y la evangelización; 11 millones para la difusión del mensaje; 9 millones para las nunciaturas apostólicas y 8 millones para el servicio a la caridad.

Impacto humanitario y retos futuros

A través de los Dicasterios de la Curia Romana, el Papa Francisco ha donado un total de unos 45 millones de euros para obras de caridad en 2023. Sin embargo, este compromiso constante con los más necesitados se topa con una realidad financiera cada vez más compleja. El déficit registrado también en 2023 plantea dudas sobre la sostenibilidad a largo plazo del actual modelo de financiación.

De hecho, la necesidad de recurrir a los activos para cubrir los gastos corrientes puede obligar a la Santa Sede a revisar sus estrategias de recaudación de fondos y la forma de distribuir los recursos.

Transparencia y confianza

Esto no quita que la publicación detallada de estos datos confirme el deseo de transparencia, permitiendo a creyentes y benefactores saber cómo se utilizan los recursos. Es también una forma de mantener y reforzar la confianza de los propios donantes. En el entendimiento de que, mientras la Iglesia sigue respondiendo a las crecientes necesidades humanitarias en todo el mundo, será crucial equilibrar la generosidad con una gestión financiera prudente para garantizar la continuidad de la misión evangelizadora a largo plazo.

Leer más
Cultura

Yemen. La patria de la mítica reina de Saba

Yemen, cuna de antiquísimas civilizaciones, hoy es uno de los países más pobres del mundo, azotado desde hace décadas por hambrunas y guerras civiles.

Gerardo Ferrara·5 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

En un artículo anterior, recordábamos el otro nombre antiguo de Etiopía, a saber, Abisinia, procedente de los habeshat (abisinios), uno de los primeros pueblos etíopes de lengua semítica, de origen sudárabe (sabeo), que habían colonizado la meseta etíope ya en la época precristiana. 

Pues bien, este pueblo, los sabeos, es originario de Yemen, nación que se encuentra en el extremo sur de la Península Arábiga y que ha sido cuna de antiquísimas civilizaciones, aunque hoy es uno de los países más pobres del mundo, azotado desde hace décadas por hambrunas y guerras civiles, en particular la que hoy tiene como protagonista al grupo armado de los huthi (chií-zayditas), apoyado por Irán, frente al gobierno central y otros grupos de inspiración suní.

Algunos datos

Yemen, tierra de maravillas naturales, como la isla de Socotra, y arquitectónicas, como Shibam (llamada la Manhattan del desierto), la antigua ciudad de Saná o la de Taiz (por citar algunas) es hoy una república que, de iure, administra todo el territorio del país.

Sin embargo, de facto, debido a la desestabilización tras la guerra civil iniciada en 2015, existen dos gobiernos enfrentados: uno, el reconocido por la comunidad internacional, está dirigido por el primer ministro Ahmad Awad bin Mubarak (en el poder desde febrero de 2024); el otro, por Abdel-Aziz bin Habtour, del Congreso General del Pueblo (partido de ideología nacionalista árabe fundado por el primer presidente y dictador del Yemen unificado, ‘Ali ‘Abd Allah Saleh, posteriormente asesinado en 2017 por las milicias rebeldes hutíes en el marco de la guerra civil yemení).

La ya de por sí compleja situación política se ve agravada por la presencia de grupos terroristas como Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP) y el Estado Islámico (ISIS), que operan en partes del país. La propia capital, Saná, no está controlada por el gobierno legítimo, sino por los rebeldes hutíes, por lo que Adén, cuarta ciudad del país y principal puerto, se considera la capital provisional.

 La superficie de Yemen en su conjunto es de unos 528.000 km² (algo mayor que España). El país limita al norte con Arabia Saudí, al este con Omán, al sur con el golfo de Adén y al oeste con el mar Rojo. 

La población asciende a unos 30 millones de habitantes, con un elevado crecimiento demográfico y una media de edad inferior a los 25 años. La mayoría de los yemeníes son de etnia árabe, y la lengua oficial es el árabe, aunque hay pequeñas comunidades que aún hablan lenguas surárabes (soqotri, mehri, etc.), descendientes de la antigua lengua surárabe (distinta del árabe) que se hablaba en la región en la época de los sabeos.

El Islam es la religión predominante, con una mayoría suní (53%) y una considerable minoría chií (47%), principalmente zayditas. Sólo el 0,05% de la población no practica el Islam (hay pequeñas comunidades de cristianos e hindúes), y la antiquísima comunidad judía yemení emigró en masa al recién fundado Estado judío tras el nacimiento de Israel. El último puñado de judíos que quedaba en el país, amenazado tanto por Al Qaeda como por los rebeldes chiíes, huyó a Israel o a Estados Unidos en 2009.

Historia antigua: sabeos e himyaritas

Como decíamos al principio, Yemen (de la raíz semítica y-m-n, que significa a la vez «derecha» y «sur», «sur»: Ben-yamìn, o Benyamìn, el último hijo de Jacob, en hebreo significa «hijo de la derecha», o «de buena fortuna») ha visto florecer en su territorio grandes culturas y civilizaciones, también por su territorio caracterizado por una variedad de paisajes, que incluyen montañas, desiertos y costas. Las regiones montañosas centrales son especialmente fértiles, mientras que las zonas costeras son cálidas y húmedas.

Entre el siglo IX a.C. y el VI d.C., varios reinos se asentaron en la región. Entre ellos, el reino de Saba, famoso por la legendaria reina que visitó al rey Salomón en Jerusalén (mencionada tanto en la Biblia como en el Corán). 

Los sabeos, que hablaban árabe meridional, eran hábiles comerciantes de incienso y especias, por lo que la zona también era famosa entre griegos y romanos.  También eran excelentes constructores, hasta el punto de que crearon una de las maravillas del mundo antiguo, la presa de Ma’rib (de la que aún hoy pueden admirarse algunas ruinas), construida en el siglo VII a.C., que fue una de las obras de ingeniería hidráulica más avanzadas de la Antigüedad. Esta presa permitió la irrigación de una gran extensión de tierra y convirtió la región en una de las más fértiles de Arabia, hasta el punto de ser conocida como Arabia felix.

La presa se reconstruyó varias veces a lo largo de los siglos, pero su derrumbamiento final hacia el 570 d.C. (justo en el advenimiento del Islam) contribuyó al declive definitivo del reino de Saba.

Otros grandes reinos fueron los de Ma’in y Qataban, pero sobre todo el de Himyar (los himyaritas), cuya ciudad principal, Najràn, era conocida tanto por los productos de sus fértiles campos como por su comercio, hasta el punto de que era el punto de partida de la ruta caravanera más importante entre Siria y Arabia (también recorrida por el propio Mahoma cuando comerciaba aromas con Siria) y fue mencionada por Claudio Ptolomeo, el geógrafo grecorromano, en su obra Geografía. 

Fue precisamente en Najràn donde tuvo lugar el infame episodio de los «mártires homeritas» (es decir, himyaritas), cuya historia está vinculada al rey himyarita Yusuf As’ar Yath’ar, más conocido como Dhu Nuwas, quien, convertido al judaísmo, llevó a cabo una política de persecución contra los cristianos de su reino que culminó, en el año 523 d.C., con la masacre de 20.000 cristianos de la región, con la masacre de 20.000 cristianos, hombres, mujeres y niños, quemados vivos, se dice, en una gran fosa ardiente. La más famosa de estos mártires es santa Areta de Najràn, que era la jefa de la comunidad cristiana local. La Iglesia Católica conmemora a Santa Areta y a los mártires homeritas el 24 de octubre.

Se dice que incluso Mahoma, el fundador del Islam, sentía gran admiración por estos mártires, cuya historia se había hecho famosa poco antes de su nacimiento (está descrita y condenada por el Corán) debido a la gran indignación causada incluso lejos del reino himyarita, hasta el punto de que el rey cristiano de Axum (en Etiopía), con el apoyo del Imperio bizantino, intervino para deponer a Dhu Nuwas y poner fin a la dinastía himyarita, estableciendo el control axumita sobre la región.

Desde la llegada del Islam hasta nuestros días

A partir del siglo VII d.C., el país experimentó una rápida islamización. La nueva fe fue aceptada por los lugareños, que contribuyeron a difundirla más allá de la península arábiga, sobre todo en África oriental y el sudeste asiático. Durante el periodo medieval, la región estuvo bajo el control de varias dinastías islámicas, como los abbasíes, los fatimíes y los rasulíes.

A partir del siglo XVI, Yemen también pasó a formar parte del Imperio Otomano, que mantuvo el control alternando con dinastías locales, en particular los imanes zayditas, una secta chiíta que gobernaba las regiones montañosas del norte. El poder de los imanes zayditas se consolidó en 1918, tras el final de la Primera Guerra Mundial y la retirada otomana, con la creación del Reino Mutawakkilita de Yemen.

En el sur, el puerto de Adén se había convertido en una importante base comercial británica. La presencia británica se extendió entonces gradualmente al llamado Protectorado de Adén, que agrupaba a los numerosos sultanatos y jeques de la región. Fue el comienzo de una división, entre el norte y el sur del país, que tendría consecuencias prolongadas en la política yemení.

En 1962, un golpe militar, apoyado por Egipto, derrocó al imán zaydí del norte y proclamó la República Árabe de Yemen (Yemen del Norte). Siguieron años de guerra civil entre fuerzas republicanas y realistas, apoyadas por Arabia Saudí. La guerra civil terminó en 1970 con la victoria de los republicanos y el establecimiento de una república.

El sur, por su parte, se independizó en 1967, tras un largo conflicto contra los británicos, como República Democrática Popular de Yemen, con un gobierno marxista-leninista apoyado por la Unión Soviética. Este Estado era único en la región por su ideología comunista y permaneció prácticamente aislado del resto del mundo árabe.

El 22 de mayo de 1990, Yemen del Norte y Yemen del Sur se unieron finalmente, formando la República de Yemen, con Ali Abdullah Saleh, antiguo fundador del partido nacionalista árabe Congreso General del Pueblo y presidente del Norte, como presidente (y dictador) del nuevo Estado unificado.

Sin embargo, la transición no fue fácil y persistieron las tensiones entre el norte y el sur, que culminaron en una guerra civil en 1994, en la que el norte, dirigido por Saleh, consiguió imponerse al sur.

Durante la década de 2000, el gobierno de Saleh se enfrentó a numerosos problemas, como el conflicto con los rebeldes hutíes en el norte, los movimientos secesionistas en el sur y la presencia de grupos terroristas como Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP).

Las Primaveras Árabes de 2011 también produjeron protestas masivas en Yemen contra la corrupción, el desempleo y la represión del gobierno de Saleh. Tras meses de protestas y violencia, Saleh se vio obligado a dimitir en 2012, cediendo el poder a su segundo, Abdrabbuh Mansur Hadi, en un plan de transición mediado por el Consejo de Cooperación del Golfo. Una transición que, sin embargo, no curó las profundas divisiones políticas y sociales.

En 2014, los rebeldes hutíes tomaron el control de la capital, Saná, y obligaron a Hadi a huir. Esto desencadenó un conflicto civil a gran escala en 2015, con la intervención de una coalición militar liderada por Arabia Saudí (culpable de masacres contra la población civil) en apoyo del gobierno de Hadi.

El conflicto ha provocado una de las peores crisis humanitarias del mundo: según estimaciones de la ONU, al menos entre 7.400 y 16.200 personas han muerto en Yemen desde el estallido de la guerra, que también ha desplazado a más de 3 millones de personas y provocado una hambruna generalizada.

Hasta la fecha, el país sigue dividido e inestable, con el norte bajo control de los rebeldes hutíes, el gobierno reconocido internacionalmente controlando partes del sur y la costa occidental, con apoyo de la coalición saudí, y el Consejo de Transición del Sur (STC) reclamando autonomía en el sur.

Los esfuerzos de paz, con la mediación de la ONU y otras organizaciones internacionales, han desembocado en alto el fuego que, por desgracia, sólo son transitorios, y la resolución duradera del conflicto parece aún lejana. La crisis humanitaria continúa, y la población civil padece hambre, enfermedades y carece de los servicios más esenciales.

España

Los obispos españoles ultiman su plan de reparación integral a las víctimas de abuso

Tras la reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, los obispos se reunirán el 9 de julio en una Asamblea Plenaria Extraordinaria para aprobar el nuevo Plan de Reparación Integral a las Víctimas de Abusos sexuales.

Paloma López Campos·4 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española se reunió a principios de julio. Tras las sesiones, el secretario general de la Conferencia Episcopal, Francisco César García Magán, compareció ante los medios de comunicación para informar de los trabajos realizados.

El primer tema abordado por el secretario general durante la rueda de prensa fue la aprobación por parte de la Comisión Permanente del “Plan de Reparación Integral a las Víctimas de Abusos sexuales a menores y personas equiparadas en derecho (PRIVA)”. Este es, en palabras de García Magán, “un plan de actuación en los casos en los que no es posible seguir la vía judicial, ni civil ni canónica”, pero en los que igualmente se busca “la reparación integral a las víctimas”.

Este plan, que buscará la aprobación de todos los obispos españoles en la Asamblea Plenaria Extraordinaria convocada para el 9 de julio, se ha realizado en diálogo junto al secretario general de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER). Asimismo, el secretario general de la Conferencia Episcopal asegura que han mantenido encuentros con las víctimas y han dialogado con el Gobierno de España. Sin embargo, ante las preguntas de los periodistas, García Magán ha explicado que no explicarán en qué medida ha influido el contacto con las víctimas en el PRIVA.

Respuesta a las víctimas de abuso

A pesar de que el documento de PRIVA no ha salido todavía a la luz, en la rueda de prensa sí que han adelantado que en este “se establecen criterios de evaluación y aplicación del plan”. Los casos a los que está principalmente orientado son aquellos “en los que ha fallecido el victimario o el caso ha prescrito, para ofrecer una reparación adecuada que responda a la demanda que cada caso particular requiere”.

El objetivo, ha explicado monseñor García Magán, es poder realizar un auténtico acompañamiento, para que las víctimas tengan asistencia espiritual, médica y psicológica, y que reciban una reparación económica.

Del mismo modo, el secretario general ha anunciado que en el documento no señalan ninguna cifra de víctimas, pues consideran que “lo importante es dar una respuesta, no un número”.

Seminarios, el Concilio de Nicea y los fenómenos sobrenaturales

Otro de los temas tratados por la Comisión Permanente ha sido “el borrador del Plan de aplicación de los criterios para la reforma de los seminarios en España”. Tras las aportaciones hechas en los últimos días, el documento se prestará a estudio durante la Asamblea plenaria que tendrá lugar en noviembre.

Por otro lado, el presidente de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe propuso a la Comisión Permanente que se redacte “una Declaración con ocasión del 1700º aniversario del Concilio de Nicea”. Según lo explicado en la rueda de prensa, dicha Declaración tendría lugar durante “una celebración ecuménica basada en el Credo”.

La misma Comisión Episcopal ha trabajado también la cuestión del papel que tendría la Conferencia Episcopal “en el proceso de discernimiento de fenómenos sobrenaturales y apariciones a la luz del documento” del Vaticano sobre este tema.

Grandes eventos de 2025

Monseñor García Magán ha señalado también durante la rueda de prensa que la Conferencia Episcopal está trabajando en dos grandes eventos que tendrán lugar en 2025. Por un lado, están las actividades que la Iglesia española está preparando de cara al Jubileo; por otro, está el Congreso Nacional de Vocaciones que habrá el próximo año en Madrid del 7 al 9 de febrero.

La Comisión Permanente durante una sesión de trabajo (Flickr / Conferencia Episcopal Española)

Otros temas y un error en la nota de prensa

Finalmente, el secretario general de la Conferencia Episcopal ha mencionado que la Comisión Permanente ha aprobado el calendario para 2025. Como eventos a destacar, los obispos realizarán sus ejercicios espirituales del 12 al 18 de enero; las Asambleas Plenarias serán del 31 de marzo al 4 de abril y del 17 de noviembre al día 21; finalmente, la Comisión Permanente tendrá sus reuniones de trabajo los días 25 y 26 de febrero, 17 y 18 de junio, y los días 30 de septiembre y 1 de octubre.

García Magán ha aprovechado su intervención para señalar que en la nota de prensa mandada a los periodistas había un error. Los obispos realizaron una “reflexión interna sobre el documento ‘Fiducia supplicans’”, pero no estaba realmente prevista “la publicación de ningún documento” a este respecto, de manera contraria a lo que indicaba la nota.

Caso Belorado y crisis migratoria

En respuesta a las preguntas realizadas tras su intervención, el secretario general ha indicado que “oficialmente no se ha hablado de Belorado”, en referencia a la excomunión de las monjas clarisas de Burgos. A pesar de esto, García Magán ha calificado el caso como “un tema doloroso y muy lamentable”, a la vez que ha alabado la actuación del arzobispo de Burgos, quien está destacando por su “claridad, caridad y paciencia”.

En otro orden de cosas, el secretario ha hablado brevemente sobre la crisis migratoria en Canarias y la nota de los obispos de las islas, apoyada por la Conferencia Episcopal. En este sentido, ha declarado que el episcopado rechaza “la utilización ideológica y política de la crisis migratoria” y ha calificado la labor de ayuda a los inmigrantes como una defensa de la vida en su totalidad.

Nombramientos y renovaciones

Para finalizar su intervención, el secretario general ha mencionado algunos de los nombramientos y renovaciones de cargos que han tenido lugar durante la reunión de la Comisión Permanente.

Entre los nombramientos está el consiliario nacional del movimiento “Cursillos de Cristiandad”, el obispo de Alcalá de Henares, monseñor Antonio Prieto, y el asesor espiritual de la asociación “Renovación Carismática Católica de España”, el sacerdote Francisco Javier Ramírez de Nicolás.

Por otro lado, entre las renovaciones se encuentran José Gabriel Vera como director del secretariado de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales, y Manuel Bretón como presidente de Cáritas Española.

América Latina

La Conferencia Episcopal de Chile advierte de la limitación a la objeción de conciencia en el aborto

Los obispos de Chile reclaman al Estado que el nuevo Reglamento para la objeción de conciencia en el caso de los abortos es inconstitucional y provocará discriminación al personal sanitario por sus creencias religiosas.

Pablo Aguilera·4 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

En mayo pasado el Ministerio de Salud de Chile elaboró un nuevo reglamento sobre la “Objeción de conciencia en el aborto”, que reemplazaría al vigente desde 2018, en el cual los profesionales e instituciones de la salud pueden declararse objetores mediante un trámite sencillo. Para tener valor legal se requiere que la Contraloría General de la República lo apruebe.

El 1º de julio Mons. René Rebolledo, presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, a nombre de todos los obispos, hizo una detallada presentación dirigida a la Contraloría señalando que adolece de vicios de inconstitucionalidad e ilegalidad. En su documento recuerda que la objeción de conciencia es un derecho humano fundamental arraigado en la libertad de conciencia, por lo que restringir este derecho puede afectar otros derechos fundamentales como la igualdad y la no discriminación. Éste se encuentra claramente establecido en la Constitución chilena.

Además, el Código Sanitario hace mención explícita sobre quienes están autorizados por ley a ser objetores de conciencia: el médico cirujano y el resto del personal al que corresponda desarrollar sus funciones al interior del pabellón quirúrgico durante la intervención.

Discriminación en razón de las creencias

El nuevo Reglamento estimularía un favorecimiento arbitrario de los no objetores en la distribución de turnos y en la contratación de personal médico. También, se realiza una importante modificación en vistas a la asignación de turnos que deben realizar los jefes de servicio vinculados a la ginecoobstetricia; establece que las listas de personal objetor de conciencia se tendrán a la vista para “favorecer la presencia de personal no objetor en la distribución de turnos”. Esto es una discriminación en razón de las creencias morales o religiosas del personal médico -que inciden en su disponibilidad- y no en su idoneidad.

El obispo destaca que el Reglamento condiciona el libre ejercicio de la objeción de conciencia en cuanto obliga a instituciones (los establecimientos de salud públicos y privados) y a sus equipos médicos y funcionarios (personas naturales) objetores de conciencia, a adoptar y seguir requisitos burocráticos y gravosos que, si bien no impiden el ejercicio del derecho, lo dificultan desproporcionadamente de modo tal que, en su conjunto, constituyen incentivos ordenados a alterar la calidad de objetor.

Este nuevo Reglamento elimina la disposición actual que establece que quien haya manifestado objeción de conciencia “mantendrá dicha calidad en todos los centros asistenciales donde cumpla funciones, sin distinguir si son públicos o privados”. Eliminar dicha disposición obliga a la persona objetora que presta servicios en distintos establecimientos, a realizar nuevamente los trámites necesarios para manifestar su objeción de conciencia.

Detrimento de un derecho fundamental

En total, señala Mons. Rebolledo, son cinco medidas que imponen condiciones que dificultan y/o desincentivan el libre ejercicio del derecho a la objeción de conciencia. La aprobación del Reglamento significaría el detrimento del derecho fundamental de conciencia y a vivir de acuerdo a las propias convicciones religiosas.

Otras organizaciones, como “Comunidad y Justicia”, también presentan un requerimiento similar a la Contraloría, que resolverá en los siguientes meses.

Leer más
Enseñanzas del Papa

Sobre el obispo de Roma y la sinodalidad

El documento “El obispo de Roma”, publicado por el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos, permite asomarse a la figura del Papa desde una perspectiva ecuménica y sinodal.

Ramiro Pellitero·4 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

¿Cómo debe entenderse y ejercerse el ministerio del Papa? Se trata de una cuestión central para la Iglesia católica, para sus relaciones con las otras Iglesias y comunidades cristianas, así como para el desarrollo de su misión evangelizadora. 

Esto es lo que plantea el documento de estudio publicado por el Dicasterio para la Unidad de los cristianos con el título “El Obispo de Roma. Primacía y sinodalidad en los diálogos ecuménicos y respuestas a la encíclica ‘Ut unum sint’” (13-VI-2024).

En esa encíclica, san Juan Pablo II invitaba en 1995 a replantear las formas en que el Papa pueda ejercer su ministerio, para que “pueda cumplir un servicio de fe y de amor” reconocido por todos los interesados (n. 95). Desde entonces, el ahora Dicasterio y antes Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos ha venido ocupándose de recoger las respuestas a esa invitación, especialmente las surgidas en los diálogos teológicos del ecumenismo.  

En el subtítulo, “primacía y sinodalidad” indica no sólo la circunstancia del proceso sinodal actualmente en marcha como referencia, sino, y más profundamente, el que la figura del primado y su ministerio se desea expresar en el marco de la sinodalidad de la Iglesia. 

El texto responde también a lo que ha constatado el Papa Francisco: “Hoy el ministerio petrino no puede ser plenamente comprendido sin esta apertura al diálogo con todos los creyentes en Cristo” (Homilía en las vísperas de la Conversión de san Pablo, 25-I-2014).

Por exigencias de espacio, aquí nos limitamos a presentar las principales cuestiones teológicas implicadas y las propuestas finales del Dicasterio al conjunto de la Iglesia Católica.

Cuestiones teológicas fundamentales

Francisco ha señalado: “El camino del ecumenismo nos ha permitido llegar a una comprensión más profunda del ministerio del Sucesor de Pedro, y debemos confiar en que seguirá haciéndolo en el futuro” (Homilía en las vísperas de la Conversión de san Pablo, 25-I-2014). 

Como frutos de los diálogos ecuménicos se han identificado cuatro cuestiones en las que han surgido nuevos enfoques o matices.

1) Los fundamentos bíblicos del ministerio petrino. Hay un reconocimiento del lugar especial de Pedro, como creyente y como apóstol, entre los doce apóstoles; y que, precisamente por su fragilidad, hace que brille más la gracia de Dios y la capitalidad primordial de Cristo en la Iglesia. Así surgen “tres dimensiones fundamentales en la confesión de fe de la Iglesia: una dimensión comunitaria, una dimensión colegial y una dimensión personal” (n. 37). Por otra parte se distingue entre la “Iglesia madre” (de Jerusalén), dentro del Nuevo Testamento, y la posterior primacía de la Iglesia de Roma.

Además de reconocer el lugar especial de Pedro, se subraya la categoría del episcopado con interdependencia mutua de ayuda y servicio entre sus miembros y al servicio de toda la Iglesia. En este marco se entiende el sentido de la autoridad en la Iglesia y la “función petrina” con especial encargo de cuidar y expresar la unidad, facilitar la comunicación, la ayuda o corrección mutua y la colaboración en la misión. Como sucesor de Pedro, al Obispo de Roma le corresponde la primacía.   

2) “El Derecho divino” fue un argumento que utilizó el concilio Vaticano I (1870) en su declaración sobre el primado romano (const. “Pastor aeternus”), mientras que tanto los ortodoxos como los protestantes lo consideraban simplemente un desarrollo humano o histórico. Actualmente se entiende que esta expresión, ius divinum (al igual de otras como “oficio petrino”), se sitúa en el contexto de un primado universal concebido dentro de la colegialidad de los obispos, de la koinonía-communio y de la dimensión histórica de la Iglesia. La esencia (doctrinal) del primado se puede vivir (y se ha vivido) en formas (históricas) muy distintas. 

3) y 4) En cuanto a las definiciones del Vaticano I sobre la primacía de jurisdicción y la infalibilidad papal, diversos grupos de diálogo teológico-ecuménico han señalado la necesidad de profundizar en la interpretación de las definiciones dogmáticas del Vaticano I, “no de forma aislada, sino a la luz del Evangelio, de toda la tradición y en su contexto histórico” (n. 59). 

Profundizar en el Vaticano I a la luz del Vaticano II

Por lo que se refiere a este último, el contexto histórico, hay que recordar: los riesgos de conciliarismo; la interrupción del Concilio por el estallido de la guerra franco-prusiana; la distinción entre los enunciados del Concilio y sus intenciones (asegurar la unidad de la Iglesia en la fe y el amor, así como su libertad para anunciar el Evangelio y su independencia en el nombramiento de los cargos eclesiales); la distinción entre el texto y su interpretación es también importante (cfr. la Carta de los obispos alemanes de 1875, refrendada por el Papa Pío IX, con la afirmación de que el episcopado es tan de institución divina como el papado; y  que la infalibilidad del Papa se sitúa en el marco de la infalibilidad de la Iglesia en determinadas condiciones, y no por encima, sino al servicio de la Palabra de Dios).

En conjunto, se entiende que “el Vaticano I sólo puede ser recibido correctamente a la luz de la enseñanza del Concilio Vaticano II” (n. 66). Este resituó el ministerio papal en su relación con el episcopado (colegialidad episcopal). Y restableció la conexión entre las “potestades” sacramentales y jurídicas otorgadas a través de la ordenación episcopal, manteniendo que el ejercicio de la autoridad del obispo está controlado en última instancia por la autoridad suprema de la Iglesia. En nuestros días –observa el documento– “el concepto conciliar de colegialidad se ha desarrollado aún más dentro del principo más amplio de la sinodalidad, especialmente en la enseñanza del Papa Francisco” (n. 66; cfr. Francisco, Discurso con motivo del 50 aniversario de la Institución del Sínodo de los Obispos, 17-X-2015). 

Con todo, a pesar de estas declaraciones, en los diálogos ecuménicos todavía se señalan algunas dificultades respecto a ciertos principios: asegurar las expresiones de la infalibilidad a la luz de la revelación dada en la Sagrada Escritura; situar la infalibilidad al servicio de la indefectibilidad de toda la Iglesia (la certeza de que las puertas del infierno no prevalecerán contra ella); facilitar el ejercicio de la colegialidad episcopal; valorar la “recepción” de la doctrina por parte de los fieles (perteneciente al “sensus fidei et fidelium”).

Propuestas del Dicasterio para la Unidad 

En las propuestas del Dicasterio, se distingue entre aportaciones, principios y sugerencias para una comprensión y un ejercicio renovados del Primado. 

a) Aportaciones. El texto subraya que estamos ante una oportunidad para avanzar en algunas direcciones: una reflexión común sobre la naturaleza de la Iglesia y su misión en el mundo: la interdependencia entre primacía y sinodalidad a todos los niveles de la Iglesia; la comprensión de la sinodalidad como cualidad fundamental de toda la Iglesia incluyendo la participación activa de todos los fieles; la distinción e interrelación entre colegialidad y sinodalidad. 

Como futuros pasos en los diálogos teológicos, se proponen:

– Mejorar la conexión y articulación entre los diálogos ecuménicos, especialmente entre los orientales y occidentales;

– Abordar conjuntamente la primacía y la sinodalidad como dimensiones eclesiales. 

– Tener presente que “el ministerio primacial (‘uno’) es un elemento intrínseco de la dinámica de la sinodalidad, como lo son también el aspecto comunitario que incluye a todo el Pueblo de Dios  (‘todos’) y la dimensión colegial que forma parte del ejercicio del ministerio episcopal (‘algunos’)” (Francisco, Discurso al grupo de trabajo ortodoxo-católico San Ireneo, 7-X-2021).

– Articular esa reflexión tripartita tanto a nivel local, como regional y universal.

– Clarificar el vocabulario (significado más preciso de sinodalidad/conciliaridad, colegialidad, primacía, autoridad, poder, administración, gobierno, jurisdicción; entender el significado de “Iglesia universal” no como poder sino como autoridad al servicio de la comunión.

– Promover la recepción (“recepción ecuménica”) de los resultados de estos diálogos para que se conviertan en patrimonio común en el Pueblo de Dios, facilitar el acceso a los documentos del diálogo, organizar actos académicos, fomentar las respuestas y la aplicación local de algunas de ellas.

– Valorar debidamente el “diálogo de la vida al lado de la doctrina”. En palabras de Francisco, “el diálogo de la doctrina debe adaptarse teológicamente al diálogo de la vida que se desarrolla en las relaciones locales y cotidianas entre nuestras Iglesias; éstas constituyen un auténtico ‘locus’ o fuente de la teología” (Discurso a la Comisión para el diálogo teológico entre Iglesia católica e Iglesias ortodoxas orientales, 23-VI-2022)

– Impulsar gestos particulares y acciones simbólicas por parte del Obispo de Roma, con creatividad y generosidad, promoviendo que se reflexione sobre ellos teológicamente. 

b) Principios y sugerencias para el ejercicio renovado de la primacía

Para asumir y responder a las propuestas de los diálogos ecuménicos y demás estudios sobre la renovación del ejercicio del primado, se sugieren las líneas siguientes:

– La inspiración del principio de subsidiariedad para facilitar la participación de todos el Pueblo de Dios en la sinodalidad.

– La re-recepción católica o comentario oficial del Vaticano I, a la luz del Vaticano II, la eclesiología de comunión y el marco de la “jerarquía de las verdades” (UR 11). El primado romano debería explicarse subrayando la convergencia ecuménica sobre el fundamento bíblico, la evolución histórica y el significado teológico del primado y la sinodalidad. Todo ello podrá facilitar la comprensión de la terminología del Vaticano I. 

– La distinción más clara entre las diferentes responsabilidades del Papa, destacando su ministerio episcopal a nivel local (y en este sentido el significado de la catedral de la diócesis de Roma: San Juan de Letrán).

– El avance en la configuración sinodal de la Iglesia, con reflejos concretos en las instituciones y prácticas, inspirándose en las Iglesias orientales católicas, y sirviéndose de los nuevos medios de comunicación, todo ello según diversidad de niveles y contextos culturales.

– La profundización en el estatuto jurídico de las conferencias episcopales dotándolas de la autoridad conveniente, tomando el modelo de los antiguos patriarcados (cfr. LG 23), así como de los organismos episcopales continentales.

– El estudio de la posibilidad de que el Sínodo de los obispos sea un órgano deliberativo, siempre con y bajo el sucesor de Pedro.

– La posibilidad de constituir un sínodo permanente que represente al colegio episcopal.

– La promoción de la sinodalidad ad extra a través de la “comunión conciliar” (reuniones de los líderes eclesiales para promover, con procesos de discernimiento conjunto, el “ecumenismo práctico”  de la oración, la acción y el testimonio conjunto de los cristianos) 

– La invitación a otras comuniones cristianas a participar en los procesos sinodales católicos.

Conclusión 

La conclusión del documento subraya que el primado debe estar enraizado con el misterio de la Cruz, y que la unidad de los cristianos es ante todo un don del Espíritu Santo que hemos de implorar en la oración, puesto que el “ecumenismo espiritual” es el alma del movimiento ecuménico. 

Así lo ha expresado Francisco: “La unidad no surgirá como un milagro al final. Más bien la unidad surge en el camino; el Espíritu Santo lo hace en el camino. Si no caminamos juntos, si no rezamos los unos por los otros, si no colaboramos de las muchas maneras que podemos en este mundo por el Pueblo de Dios, ¡entonces la unidad no se dará! Pero sucederá en este camino, en cada paso que damos. Y no lo hacemos nosotros sino el Espíritu Santo, que ve nuestra buena voluntad” (Homilía en las vísperas de la Conversión de San Pablo, 25-I-2014).

Evangelio

Nadie es profeta en su tierra. Domingo XIV del Tiempo Ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XIV del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·4 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Uno pensaría que cuando Jesús regresó a su propia ciudad, Nazaret, donde se había criado, habría tenido una buena acogida. Seguramente lo conocían y les habría caído bien. Pues bien, le conocían, o creían conocerle, y ese era precisamente el problema.

Le habían visto crecer. Era el carpintero local. Conocían a sus parientes cercanos. Les sorprendió que supiera tanto. En los 30 años anteriores a su partida de Nazaret, probablemente nunca había predicado en la sinagoga. Por eso, en el Evangelio de hoy, oímos a sus vecinos decir: “¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? […] Y se escandalizaban a cuenta de él”.

Jesús les dejó como el carpintero del pueblo. Volvió como el Salvador del mundo. No había cambiado. Siempre había sido el Salvador del mundo, pero lo había mantenido oculto. Ahora revela la verdad sobre sí mismo. Pero estas personas no estaban dispuestas a dejar que se perturbara su comodidad. No querían saber más.

Podemos enfrentarnos al mismo peligro. Tenemos un escaso conocimiento de nuestra fe y esto nos impide querer profundizar. Esa es la gran tragedia: nos volvemos complacientes. No queremos saber más.

Una de las peores maldiciones posibles es saber un poco y pensar que con eso basta. Como dice el refrán: “Saber poco es peligroso”. El que podría decirse que es el teólogo más grande de la Iglesia, santo Tomás de Aquino, a quien Dios dijo una vez: “Has escrito bien sobre mí, Tomás”, tuvo más tarde una visión de Dios en el cielo. Esta visión le impactó tanto que dejó la pluma y no volvió a escribir. Comparado con lo que había visto en aquella visión, pensó que todo lo que había escrito era “paja”. Murió pocos meses después.

Dios es siempre más. Es infinito. Hay mucho que aprender sobre Él. La gran mística santa Catalina de Siena describió el llegar a conocer a Dios como sumergirse en un océano infinito donde siempre hay más por descubrir. Dios nos colmará en la medida en que nos dejemos colmar. Si nuestro deseo es como un dedal, Dios nos dará un dedal lleno de sí mismo. Si nuestro deseo es como un cubo, Dios nos dará un cubo lleno de sí mismo. Si nuestro deseo es como un embalse, Dios nos llenará como un embalse. Y si nuestro deseo es como un océano, Dios nos llenará como un océano. En última instancia, la pregunta es: ¿Cuánto deseo conocer a Dios?. 

La homilía sobre las lecturas del domingo XIV del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Evangelización

Antonia, madre de Carlo Acutis: «Mi hijo es un signo de esperanza para los jóvenes»

Antonia Salzano, madre de Carlo Acutis, habla en esta entrevista con Omnes sobre su hijo, a quien considera "un gran signo de esperanza para los jóvenes", por la vida tan normal que llevó. El joven italiano, como cuenta su madre con alegría, será canonizado durante el próximo Jubileo.

Federico Piana·3 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

“Una alegría grande e incontenible». La madre de Carlo Acutis desbordaba emoción al conocer la noticia de que el Papa Francisco, durante el Consistorio Ordinario Público del 1 de julio presidido en el Palacio Apostólico, había decidido que su hijo sería canonizado durante el Jubileo de 2025 en una fecha aún por determinar.

En conversación con Omnes, Antonia Salzano explica que esta noticia era esperada con ansiedad e inquietud: «Carlos tiene muchos devotos esparcidos por todo el mundo y la canonización permitirá ahora que el culto sea universal: esto nos dará también la posibilidad de llevar a cabo otras iniciativas en honor de Carlos como, por ejemplo, la construcción de una iglesia o la dedicación de algunas capillas».

Amor sin límites

El joven que pronto será elevado a los honores de los altares murió con sólo 15 años por una leucemia fulminante. En los tres días de agonía que precedieron a su muerte, Carlos declaró ofrecer sus dolorosos sufrimientos por el Papa y la Iglesia. Grande era su amor por la Eucaristía, a la que llamaba repetidamente «mi autopista hacia el Cielo», y por la Virgen: un  amor sin límites que le llevaba a asistir diariamente a la Santa Misa y a rezar el Santo Rosario.

Como muchos chicos de su edad, era un apasionado del diseño de páginas web. Sigue siendo famosa su exposición en línea sobre los milagros eucarísticos, que ha cosechado millones de visitas en todo el mundo, hasta el punto de que hay quien espera que pueda ser designado patrón de Internet.

Atención a los más pequeños

«Carlo es un gran signo de esperanza para los jóvenes», explica su madre, «porque ha vivido lo que viven los jóvenes: las alegrías, los miedos, las esperanzas. Y Carlo les dice: ‘si yo lo he conseguido, vosotros también podéis’».

Está realmente segura de que su hijo es un acicate en el difícil pero fascinante camino hacia la santidad, porque Carlo «transmite valores que pueden ser compartidos por todos, incluso por creyentes y no creyentes. Realmente ha mirado muy intensamente a las periferias existenciales que tanto gustan hoy al Papa Francisco”.

En Milán, recuerda Antonia, «Carlo cuidaba los claustros, tenía un cuidado especial por los inmigrantes, se hizo amigo de ellos: en su funeral, la iglesia estaba llena, abarrotada, con muchos de ellos. Eran porteros, hombres del servicio, cuidadores: con ellos había trabado amistad. Para él, cada persona era un mundo, no hacía distinciones. Para todos tenía una sonrisa y una buena palabra».

Bálsamo para un mundo herido

El nuevo santo de sonrisa contagiosa puede ser un bálsamo para un mundo herido por las guerras, las divisiones, el odio, las incomprensiones. Como dice la madre: “Estaba acostumbrado a tender puentes. Acogía a todo el mundo. Estas guerras surgen de la rivalidad, la envidia, el ansia de posesión y de poder. Carlo, en cambio, era un niño que renunciaba incluso a un par de zapatos porque era consciente de que hay tanta gente muriéndose de hambre en el mundo. Me decía: ‘mamá, con un par de zapatos me basta, en vez de gastar dinero en zapatos nuevos ayudemos a los enfermos. Hagamos una buena obra’».

Ser esencial

Cuando Carlo era aún muy pequeño, tendría unos seis años, regañaba a sus primos pequeños por dejar siempre abierto el grifo del agua. Antonia aún lo recuerda: «Les decía: ‘no malgastéis el agua, es un bien precioso y un día se acabará’. Carlo ya tenía estos sentimientos en el corazón, estaba acostumbrado a vivir lo esencial. Viendo este mundo en el que en muchas naciones hay opulencia y despilfarro, mi hijo solía decir que la Tierra, en cierto modo, es un cubo de basura giratorio, y quizá no se equivocaba. Cuando iba a la playa en verano, su juego favorito era ir mar adentro con su bote y recoger la basura que salía a la superficie con las mareas altas».

Creciente devoción

La devoción por Carlo aumenta en el mundo cada día. Su madre no oculta el hecho de que «incluso ahora luchamos por mantenernos al día con todos los informes que llegan. Todos los días recibimos noticias de posibles milagros de curaciones y conversiones. Los que no lo conocen, ahora, con la próxima canonización, tendrán la oportunidad de saber más de él y rezarle».

Carlo Acutis
Carlo Acutis (Imagen de OSV)

Antonia recuerda entonces la extraordinaria exposición sobre los milagros eucarísticos que tuvo lugar cuando él enseñaba el catecismo y que tenía como objetivo dar a conocer a Cristo y hacerlo amar. Llegó a todos los continentes. Por ejemplo, sólo en Estados Unidos ha sido acogida en 10.000 parroquias. «A menudo Carlo», añade la mujer, «se maravillaba de las colas kilométricas para asistir a un concierto o a un partido de pelota, colas que no veía en la iglesia. Le disgustaba tanto que decía: ‘si la gente se diera cuenta de la importancia de la Eucaristía, las iglesias estarían tan llenas que la gente ya no podría entrar’».

Confesión frecuente

El amor de Carlo por la Eucaristía le llevaba a confesarse una vez a la semana. «Carlo», explica su madre, «intentaba, mediante constantes y asiduos exámenes de conciencia, quitar de su alma todas aquellas cargas que le impedían volar alto. Quería ser santo, pero decía en broma que no quería serlo como san Francisco, a quien amaba y consideraba un místico demasiado sublime para alcanzarlo. El Señor, en su bondad, le complació». 

Los dos milagros

El primer milagro relacionado con la beatificación de Carlo, que tuvo lugar en Asís el 10 de octubre de 2020, se refiere a la curación de un niño brasileño que padecía una rara anomalía anatómica congénita del páncreas. El segundo, que permitió su santificación, se refiere a una niña costarricense, estudiante en Italia, que fue operada de un traumatismo craneal tras un accidente. Cuando su hija se debatía entre la vida y la muerte, la madre de esta pobre joven fue a rezar ante la tumba de Carlo, cuyos restos descansan en el Santuario del Despojo de Asís. «Aquella mujer se puso de rodillas ante la tumba de mi hijo», recuerda Antonia conmovida, «y permaneció allí todo el día: al final obtuvo esta gran gracia. Muchas personas en Costa Rica también se habían unido a sus oraciones. Su fe era heroica».

Instrumento de conversión

El hecho de que Carlo sea canonizado durante el Gran Jubileo de 2025 representa para Antonia una gran oportunidad para toda la Iglesia: «Mi Carlo es un instrumento de conversión. Puede ser un modelo para todos, especialmente para los jóvenes. El Jubileo es un tiempo de gracia, un tiempo en el que el Señor nos llama a cambiar de vida y a adherirnos al proyecto de santidad que Él tiene para cada uno de nosotros”. Hay una frase que a la madre de este nuevo santo le gusta repetir y que nunca olvidará: «Todos nacemos siendo originales, pero muchos mueren siendo fotocopias».

Dos películas sobre Carlo Acutis

Con ocasión de la próxima canonización de Carlo Acutis, Acontra+ pone a disponibilidad de sus usuarios las dos películas sobre «el influencer de Dios» dirigidas por José María Zavala: «El Cielo no puede esperar» y «El latido del Cielo».

En ambas cintas pueden encontrarse diversos testimonios de amigos y familiares que hablan sobre el joven Acutis, su exposición de los milagros eucarísticos y el impacto que ha tenido en la vida de cientos de personas.

Recursos

Construir iglesias tras el Concilio Vaticano II

¿Cómo asume un arquitecto el encargo de levantar un edificio que ha de ser vínculo de unión entre los hombres y Dios y signo de la Iglesia a la que acoge? Esta es la reflexión del autor, especialista en arquitectura sagrada.

Esteban Fernández-Cobián·3 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

Hace algún tiempo que estudio los fundamentos y la historia de la arquitectura religiosa contemporánea, y he percibido que la liturgia ha suscitado intensas polémicas entre los especialistas ya desde antes del Concilio Vaticano II. Pero como arquitecto, no puedo hacer otra cosa que observar el proceso desde fuera, o lo que es lo mismo, intentar entenderlo desde mi propia disciplina.

El cardenal Carlo María Martini recordaba que históricamente las iglesias las han diseñado los clérigos, no los arquitectos. Ahora no es así, y por eso, las reflexiones que siguen se centrarán más en los arquitectos que diseñan iglesias que en los clérigos que las encargan. Por eso, nos podríamos preguntar: ¿cómo trabaja un arquitecto que tiene que construir una iglesia católica? ¿A dónde acude? ¿Qué piensa?

¿Qué es una iglesia?

Para el Código de Derecho Canónico (1983), una iglesia católica no es otra cosa que un espacio consagrado para la celebración pública del culto divino. Pero a la hora de definir con un mínimo de precisión qué objeto arquitectónico es una iglesia tenemos que responder a dos preguntas: qué representa y cómo se usa.

Una primera referencia significativa aparece en el pasaje narrado en el evangelio de san  Lucas 22, 12. Allí se explica cómo Jesucristo da instrucciones a sus discípulos para que preparen la cena de Pascua. Les indica que se dirijan a casa de un conocido que les mostrará una sala amplia y arreglada para que allí dispongan todo. Esa sala amplia y arreglada se puede presentar como paradigma espacial del espacio de culto cristiano. De hecho, en el “Ritual de dedicación de iglesias y altares”(1977), Pablo VI sólo pedía para una iglesia que fuera adecuada y decorosa (II.I.3).

En realidad, cualquier iglesia debería ser capaz de asumir cuatro usos básicos: acoger a los fieles que se congregan para orar, tanto comunitaria como individualmente; contextualizar la proclamación de la Palabra de Dios y la celebración eucarística; favorecer la reserva y la adoración del Santísimo Sacramento; y permitir la celebración de los restantes sacramentos, sobre todo en el caso de las iglesias parroquiales. 

El orden de estas cuatro funciones no es fortuito, sino que responde a una jerarquización conceptual que ha sido un tema de discusión frecuente durante las últimas décadas.

También se suele admitir que una de las funciones propias de la iglesia es su expresividad, entendiendo como expresivo o simbólico aquel edificio que posee una atmósfera cualificada que remite a otras realidades. Ese ambiente ha de poner en tensión el espíritu y educar en el sentido de lo sagrado. Aparecen así las dimensiones espiritual y pedagógica de todo templo.

Se ha escrito mucho sobre lo simbólico en la arquitectura religiosa, y en ocasiones de manera abusiva. Hablamos de simbolismo cuando para comprender una realidad de carácter espiritual necesitamos recurrir a un intermediario material que nos remita intuitivamente a ella; este intermediario es el símbolo. 

Si una iglesia se ajusta bien a su uso litúrgico, ya estará en concordancia con el simbolismo intuitivo, profundo y sencillo al mismo tiempo que contiene la liturgia católica. Esto se encuentra en las antípodas de la tendencia un tanto ingenua que tiende a identificar espacio espiritual con espacio vacío o evocador. Una iglesia no es eso, porque el culto cristiano se funda en un hecho objetivo: el sacrificio pascual de Jesucristo.

Cómo trabaja un arquitecto

Ahora bien. Todo arquitecto sabe que llega un momento en el cual los conceptos, por muy sugerentes que sean, tienen que traducirse en formas y números. ¿Cuánto mide un altar? ¿Cuáles han de ser las dimensiones de un baptisterio? ¿Qué cantidad de luz es la adecuada en una celebración litúrgica?

Cuando un arquitecto se enfrenta con un proyecto de arquitectura religiosa, suele realizar algunas tareas previas. 

En primer lugar, recordará aquellas iglesias que más le han impresionado en su experiencia personal. Luego acudirá a manuales de diseño. ¿Que dice Ernst Neufert sobre las iglesias? ¿Y Ching? Si está un poco más avisado consultará el libro de Cornoldi o el Bérgamo-Prete. Y si es mexicano, probablemente habrá oído hablar de los esquemas de fray Gabriel Chávez de la Mora, recientemente fallecido.

A continuación revisará las obras de arquitectura más importantes que se han construido en los últimos años, tanto en catálogos impresos como en internet, o incluso en premios internacionales como el Frate Sole. Tal vez —si el arquitecto está realmente comprometido con el tema— leerá los documentos de su circunscripción eclesiástica, difíciles de traducir en formas pero que no hay más remedio que justificar. Estos documentos siempre remiten a una jurisprudencia previa, en continuo proceso de actualización, para cuyo análisis no suele estar capacitado. Incluso podría consultar las fuentes originales, es decir, los documentos del Concilio Vaticano II. Si lo hace, su desconcierto será absoluto.

Al final, el arquitecto acabará recurriendo a la historia de los círculos de tiza que contaba Leo Rosten: “Había una vez un teniente en el ejército del Zar que, al atravesar a caballo un pequeño shtel, notó cien círculos de tiza a un lado del granero, cada uno de ellos con un agujero de bala en el centro. El atónito teniente paró al primero que encontró y le inquirió sobre las dianas. El hombre suspiró: —Ah, es Shepsel, el hijo del zapatero. Es un poco peculiar. —No me importa. Es un tirador tan bueno… —No me entiende usted, interrumpió el hombre. Verá: Shepsel tira primero y luego dibuja el círculo de tiza”. 

En este tema, es más fácil idear algo y luego intentar justificarlo, que hacerlo al revés.

Factores inesperados

Todo templo puede ser considerado como un gran receptor -un transistor, una antena, un router- que, en cierto modo, tiene la misión de revelar aquellas realidades que nosotros, con nuestros sentidos, no podemos percibir. Por eso es necesario que las iglesias sean templos, es decir, que sean capaces de convocar a la naturaleza para que también ella participe en el culto divino. Esto no se consigue haciendo transparente el muro testero, por ejemplo, sino recuperando los arquetipos espaciales de los que habla Jean Hani en su libro “El simbolismo del templo cristiano” (1962): la puerta, el camino, la gruta, la montaña, etc.

La arquitectura religiosa es un problema de ambientación total. No se trata de disponer a los fieles alrededor del altar. La impresión que el fiel recibe —y que le permite ponerse en contacto con lo divino— es la suma de muchos factores, entre los que me gustaría destacar tres: la sensación de acogida, la formación litúrgica de la comunidad y el ars celebrandi del sacerdote, es decir, su manera de celebrar la Santa Misa. Cualquier arquitecto que quiera proyectar una iglesia debería ser consciente de ello.

Desde un punto de vista espacial, la sensación de acogida puede identificarse, en un primer momento, con la existencia de un ámbito previo que precede al espacio de culto: el atrio. Al entrar en una iglesia, el atrio debería actuar como espacio de transición entre lo profano y lo sagrado. Nuestro cuerpo y nuestro espíritu necesitan tiempo para percibir los cambios conceptuales. Por eso, el atrio es el lugar de la acogida por antonomasia, donde se crea comunidad, se comparten experiencias e incluso bienes materiales. El atrio es un espacio imprescindible en las iglesias, sobre todo en las urbanas.

La acogida —y también la dignidad— puede verse amenazada por una conservación deficiente del edificio. No me refiero sólo a los desperfectos o a la suciedad, sino a los carteles de avisos o de campañas eclesiales, a las pantallas para proyectar las letras de las canciones, por no hablar de los ajustes improvisados en el mobiliario litúrgico. Cualquiera de estos objetos tiene mucha más potencia visual que la arquitectura misma. 

Así, el espacio deviene intranscendente, en ocasiones casi ridículo, y lo ridículo es incompatible con lo sagrado. Eso sí que fue condenado por el Concilio Vaticano II, cuando pedía la noble sencillez para todos los objetos destinados al culto.

Me atrevo a decir que antes de inventar nuevas formas para las iglesias es necesario recuperar la dignidad de la celebración: profundizar en cada gesto y en cada palabra a través del estudio y la oración. 

Teológicamente hablando, la Iglesia, como institución, es Templo del Espíritu Santo, pero también es Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo. Esta última cualidad —Cuerpo de Cristo— fue la reivindicación central del Movimiento Litúrgico, sobre la que se apoyó durante décadas la reforma del espacio celebrativo siguiendo la teología paulina. Pero quedó oculta tras el Concilio, cuando la eclesiología carismática y popular sirvió de excusa para generar espacios asamblearios.

Si se cuida la liturgia, si hay pasión por la Palabra de Dios, si con la oportuna educación litúrgica se procura que los fieles comprendan, punto por punto, lo que sucede en cada celebración, si ellos intentan vivir a lo largo de la semana lo que celebran el domingo; si, en definitiva, la misa es el centro y la fuente de toda la vida del fiel cristiano (que, no lo olvidemos, ese es el nodo capital de la reforma litúrgica), entonces la iglesia, como edificio, podrá aportar todo lo que tiene que aportar. 

Parafraseando a Rudolf Schwarz, podríamos decir que es preferible una misa bien celebrada en un espacio inconsistente, que una misa mal celebrada en un espacio perfecto. Lo cual no exime al arquitecto —más bien al contrario— de aplicar toda la intensidad posible en su proyecto.

Algunas observaciones finales

Quisiera decir una palabra sobre la ubicación del tabernáculo. Durante más de mil años el sagrario fue el centro de las iglesias. 

Diversos estudios señalan que su desplazamiento a una capilla lateral tras el Concilio Vaticano II ha influido en la drástica reducción de la piedad eucarística en los últimos decenios. Y aunque en algunos países del mundo se ha intentado recuperar la devoción al Santísimo Sacramento mediante la construcción de capillas de adoración perpetua, desde un punto de vista arquitectónico, considero necesario que el sagrario vuelva a presidir de manera permanente el espacio eclesial, tal como sugiere la última edición de la Instrucción general del Misal Romano (2002, números 314-315). De otro modo, construiremos edificios vacíos, que no serán ni Casas de Dios, ni Puertas del Cielo, ni siquiera Templos del Espíritu Santo.

Así pues, ¿cómo habría que construir una iglesia católica tras el Concilio Vaticano II? Resumiendo todo lo dicho, podemos afirmar que la arquitectura religiosa es un fenómeno vivo, en constante cambio; tanto los arquitectos como los clérigos hablan, discuten, publican periódicamente artículos y libros sobre estas cuestiones. El Papa y los obispos también. 

Apoyándose sobre estas bases, la Sagrada Congregación del Culto Divino emite instrucciones, notas pastorales, recomendaciones, cartas, etc. Pero hasta que todo ese material no se incorpora a una nueva edición de la Instrucción General del Misal Romano, no se puede considerar vinculante. 

Hasta la fecha, las ediciones latinas (editio typica) de la Instrucción general del Misal Romano han sido tres: 1969/70, 1975 y 2002 (reimpresa en 2008 con algunas modificaciones). 

En España, la versión de 2002 se implementó en 2016 (las anteriores lo habían hecho en 1978 y 1988, respectivamente).

Por lo tanto, antes de empezar a proyectar una iglesia, cualquier arquitecto debería hacer dos cosas: leer el capítulo 5 de la última edición de la Instrucción general del Misal Romano, titulado “Disposición y ornato de las iglesias para la celebración eucarística”, ya que ahí está todo. Y simultáneamente, no perder de vista que cada obispo es soberano: él es quien decide cómo se hacen las cosas en su diócesis. 

Siguiendo estas pautas, a la vuelta de medio siglo podremos volver a construir una verdadera arquitectura conforme al espíritu y a la letra del Concilio Vaticano II. Pienso que esto es, sencillamente, lo que habría que hacer

El autorEsteban Fernández-Cobián

España

Los obispos españoles alientan a integrar a los menores migrantes

Diálogo entre las diferentes administraciones públicas competentes, y una urgente solidaridad interterritorial acompañada de una acogida integral para favorecer la integración social de jóvenes migrantes, es el mensaje de la subcomisión episcopal española de migraciones, y los obispos de las Islas Canarias.  

Francisco Otamendi·2 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Los obispos de las dos diócesis canarias, monseñores José Mazuelos y Bernardo Álvarez, y el auxiliar Cristóbal Deniz , han realizado una llamada a “no olvidar las aportaciones que hacen las personas migrantes a nuestra sociedad, que son notables”, y a “crear la cultura del encuentro, superar la fobia al extranjero, luchar contra las mafias y favorecer el desarrollo de los países de origen”.

Como afirma la encíclica ‘Fratelli tutti’ del Papa Francisco, y recuerdan los obispos, “se trata de realidades globales que requieren acciones globales, evitando una ‘cultura de los muros’ que favorece la proliferación de mafias, alimentadas por el miedo y la soledad”.

Los obispos señalan asimismo que “muchos de estos hermanos nuestros no iniciarían un viaje tan incierto y peligroso si en sus pueblos y países se vivieran situaciones más justas y si España y Europa promovieran más eficazmente vías para una migración legal, ordenada y segura”.

Cultura del encuentro

También los obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal Española (CEE) han querido hacer suya “la nota ‘Una luz de esperanza para los menores migrantes’, que en el día de hoy han emitido nuestros hermanos de las dos diócesis de las Islas Canarias”. 

“Junto con las entidades de Iglesia que trabajan con y para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes migrantes”, añaden, “subrayamos que su protección e integración es un deber ante las leyes españolas y europeas y un bien moral que todo católico ha de promover.

Con los obispos de Canarias, confían en el diálogo entre las administraciones públicas competentes, para fijar un modelo de acogida integral que “favorezca la integración social de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes migrantes, así como de una interacción positiva con el entorno social donde sean acogidos”.

Requisitos para reducir los flujos migratorios

El episcopado español considera que “necesitamos fomentar una cultura del encuentro que nos ayude a crecer como humanidad. Con el Papa Francisco pensamos que “se necesita, por parte de todos, un cambio de actitud hacia los inmigrantes y refugiados, el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación, a una actitud que ponga como fundamento la “cultura del encuentro”, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor” (Mensaje Jornada del Migrante y Refugiado 2014). 

Los prelados canarios rechazaban “la instrumentalización ideológica y los discursos alarmistas que puedan tener lugar en torno a menores migrantes o al complejo fenómeno de las migraciones”, y subrayaban que “sin condiciones de vida, trabajo, dignidad para las poblaciones de los países emisores no será fácil reducir los flujos migratorios”. Asimismo, mostraban su “alegría ante la noticia de que nuestros gobernantes y la mayoría de nuestros políticos han abierto un camino de esperanza para ayudar al pueblo de Canarias a dar solución a esta realidad”.

Canarias se encuentra en una situación “límite” con los menores migrantes, aseguró hace unos días la consejera de Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias del gobierno canario, Candelaria Delgado.

Papa: los migrantes huyen de la inseguridad y la opresión

En su mensaje para la 110 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que tendrá lugar el 29 de septiembre de este año, el Papa Francisco ha centrado sus palabras en el lema “Dios camina con su pueblo”.

El Pontífice afirma que “es posible ver en los emigrantes de nuestro tiempo, como en los de todas las épocas, una imagen vida del pueblo de Dios en camino hacia la patria eterna”; y que, al igual que los judíos en el éxodo, “los migrantes huyen a menudo de situaciones de opresión y abusos, de inseguridad y discriminación, de falta de proyectos de desarrollo”. Junto a estas graves amenazas, “encuentran muchos obstáculos en su camino”, como la falta de recursos, los trabajos peligrosos y no bien remunerados, y las enfermedades.

Mons. Argüello: apoyo a la regularización de migrantes

A primeros de marzo, casi inmediatamente después de ser elegido presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Argüello apoyó públicamente la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para la regularización de casi 400.000 extranjeros residentes en España desde antes de noviembre de 2021, recalcando que “es hora de superar una polarización provocada por intereses politiqueros”.

En esta línea, Argüello manifestó en la red social X, antes Twitter, que “la dignidad humana nos pide acoger, proteger, promover e integrar a estos vecinos, muchos de ellos menores”, y escribió una declaración en este sentido. En el mismo sentido se ha manifestado el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo.

El autorFrancisco Otamendi

De Santo Tomás a la cultura del cuidado

Junto a la figura de Santo Tomás, la revista de Omnes centra su mirada en la realidad de Occidente en la que el envejecimiento de la población es un reto ineludible que la Iglesia ha de afrontar desde la más profunda caridad y justicia.

2 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Decía santo Tomás de Aquino que “en sí misma la misericordia es la más grande de las virtudes, ya que a ella pertenece volcarse en otros y, más aún, socorrer sus deficiencias”. Esta frase encaja con este número doble de Omnes de julio y agosto de 2024, en el que la figura de Aquinate y los mayores en el mundo de hoy centran los contenidos de esta revista.

Triple aniversario

Santo Tomás de Aquino, uno de los nombres sin los que no se entienden la filosofía y la teología hoy, se encuentra de plena actualidad.

2023 supuso el 700 aniversario de su canonización, mientras que este 2024 se conmemora el 750 aniversario de su muerte, y en 2025, el 800 aniversario de su nacimiento.

En la carta que el Papa Francisco dirigió a los obispos de las diócesis directamente relacionadas con el doctor angélico, señalaba que el principal legado del insigne dominico se basa “sobre todo en la santidad, caracterizada por una especulación particular que, sin embargo, no ha renunciado al desafío de dejarse provocar y medir por la experiencia, incluso por los problemas inéditos y por las paradojas de la Historia, lugar dramático y al mismo tiempo magnífico, para discernir en ella las huellas y la dirección hacia el Reino que viene”. En efecto, su inspiración, el método, las enseñanzas y reflexiones de uno de los más grandes doctores de la Iglesia siguen estando de plena actualidad ocho siglos después de su muerte.

Nuestros mayores

Junto a la figura de Santo Tomás, el número especial de Omnes centra su mirada en la realidad de Occidente en la que el envejecimiento de la población es un reto ineludible que la Iglesia ha de afrontar desde la más profunda caridad y la justicia, así como con la creatividad necesaria para evitar reduccionismos y aprovechar el gran potencial de los mayores en la vida de la sociedad y de la Iglesia.

Son múltiples las iniciativas que, en todo el mundo no sólo cuidan a los mayores, sino que hacen de ellos sus principales protagonistas.

El desafío de la cultura del cuidado integral, de la valoración y el redescubrimiento de una sociedad mayor pero no envejecida, es sin duda, una de las principales tareas de políticos, pastores y fieles en el mundo de hoy.

Ese “volcarse en los otros” al que hace referencia Santo Tomás en la frase que hemos recordado y que, para los cristianos, se traduce en el ejercicio de la caridad, virtud principal entre todas y tronco central de la fe.

Como decía Benedicto XVI, “¡es bello ser anciano! En cada edad es necesario saber descubrir la presencia y la bendición del Señor y las riquezas que aquella contiene. ¡ Jamás hay que dejarse atrapar por la tristeza! Hemos recibido el don de una vida larga. Vivir es bello también a nuestra edad, a pesar de algún ‘achaque’ y limitación. Que en nuestro rostro esté siempre la alegría de sentirnos amados por Dios, y no la tristeza”.

El autorOmnes

Actualidad

Santo Tomás de Aquino es el protagonista de la revista julio-agosto

El número de julio-agosto de 2024 de la revista Omnes tiene a santo Tomás de Aquino como protagonista. La Iglesia celebra el triple aniversario del Aquinate: en 2023 se cumplieron 700 años desde su canonización; en 2024 se conmemoran los 750 años desde su muerte; y en 2025 se celebrarán 800 años de su nacimiento.

Paloma López Campos·2 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La revista impresa de julio-agosto de 2024 tiene a santo Tomás de Aquino como protagonista y cuenta con la aportación de autores clave para la interpretación actual del pensamiento del Aquinate. Aprovechando la ocasión de su triple aniversario, el nuevo número de Omnes pretende mostrar la gran influencia de este doctor de la Iglesia.

Entre los nombres que firman las colaboraciones están Lluís Clavell, expresidente de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino; Lorella Congiunti, presidenta de la Sociedad Internacional Santo Tomás de Aquino; y Alan Joseph Adami, profesor de Sagrada Teología en la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino.

El dossier se completa con artículos sobre los ejes del pensamiento del Aquinate, su visión del hombre y su interpretación del pensamiento aristotélico.

Especial mayores

El especial de verano de la revista Omnes está dedicado a los mayores, el cuidado y la cultura de la integración. A través del análisis realizado por especialistas como María Teresa Bazo o Mario J. Paredes, este especial brinda luz sobre la situación de las personas mayores y trata de sugerir ideas con las que mejorar su nivel de vida e inclusión en la sociedad.

Entre los artículos se encuentran también las historias de varias personas de edad avanzada que han decidido seguir aportando todo lo que pueden en su día a día.

La primacía papal, el Sínodo y el viaje apostólico

Giovanni Tridente, Federico Piana y Ramiro Pellitero escriben acerca de la actualidad del Vaticano. Entre los temas que tratan este mes se encuentran el nuevo documento “El obispo de Roma” y el “Instrumentum Laboris” de la próxima sesión del Sínodo.

Además, hay un reportaje dedicado al viaje apostólico que el Papa Francisco realizará en septiembre de 2024. En la que será su gira más larga hasta la fecha, el Santo Padre visitará Indonesia, Singapur, Timor Oriental y Papúa Nueva Guinea.

Razones, Étienne Gilson y la Carta de Bernabé

Este mes Juan Luis Lorda habla en su artículo de Razones sobre Étienne Gilson, autor de uno de los libros más panorámicos del pensamiento cristiano del siglo XX. Como explica Lorda, Gilson relata en su libro cómo se transformaron los grandes temas del saber gracias a la interpretación de los autores cristianos.

En Razones se encuentra también un interesante reportaje escrito por Jerónimo Leal sobre la “Carta de Bernabé”. Este escrito explica las profecías y prefiguraciones que se refieren a Cristo.

“Amar siempre más” y primeros cristianos

Como parte de Experiencias, en este número de Omnes se presenta el proyecto “Amar siempre más”, una iniciativa pastoral que tiene su base en tres patas o ámbitos: el familiar, el espiritual y el social.

Por otro lado, las Iniciativas de este mes corresponden a “Primeros cristianos”, una web creada por unos universitarios que recoge información sobre las primeras comunidades de seguidores de Cristo.

Cultura, Evangelio y libros

Como cada mes, en la revista hay también unas breves meditaciones sobre el Evangelio; una aproximación a un personaje importante de la cultura, que en este caso es el premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel; y las reseñas de varios libros que pueden ser ideales para este verano.

La revista de julio-agosto 2024 está disponible en digital para los suscriptores de las versiones digital y digital e impresa. Para quienes tengan la modalidad de suscripción impresa, un ejemplar llegará a su domicilio en los próximos días.

Familia

6 claves para descansar mejor en vacaciones

Llegan días de descanso, y no viene mal repasar qué concepto de descanso tenemos. Existen dos premisas bíblicas. Dice el Génesis 2,1-2: ”Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. Y habiendo concluido (Dios) el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo”. Y Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”.  

Francisco Otamendi·2 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El texto del Génesis prosigue así: “Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó”. Así santificó Dios el descanso, como haría Jesús con el trabajo (treinta años en el taller de José),  y también con el descanso, cuando estaba fatigado del camino. 

El que suscribe es periodista, no experto en Sagrada Escritura, ni en artes vacacionales, ni en psicología. Tan solo se recogen aquí algunos puntos que pueden ayudarnos a descansar, en alguno de los significados del término que recoge la Real Academia Española. Son éstos: 

1. Cesar en el trabajo, reparar las fuerzas con la quietud.

2. Tener algún alivio en las preocupaciones.

3. Desahogarse, tener alivio o consuelo comunicando a un amigo o a una persona de confianza los males o penalidades.

4. Reposar, dormir.

5. Dicho de una persona: estar tranquila y sin cuidado por tener la confianza puesta en algo o alguien.

6. Aliviar a alguien en el trabajo, ayudarle en él.

Hay más significados del término “descansar”, pero éstos son suficientes para una rápida reflexión con una óptica cristiana, que cualquiera puede realizar.

1. Cesar en el trabajo, reparar las fuerzas con la quietud

Es la primera acepción. Señala el Catecismo de la Doctrina Católica  que “así como Dios ‘cesó el día séptimo de toda la tarea que había hecho’ (Gn 2, 2), así también la vida humana sigue un ritmo de trabajo y descanso. La institución del día del Señor contribuye a que todos disfruten del tiempo de descanso y de solaz suficiente que les permita cultivar su vida familiar, cultural, social y religiosa”  (n. 2184).

2. Tener algún alivio en las preocupaciones

Escribe san Mateo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.

En el conocido fragmento del abandono en la Providencia, san Lucas recoge. “Y dijo a sus discípulos: ‘Por eso os digo: no os inquietéis por la vida, qué vais a comer; ni por el cuerpo, con qué os vais a vestir, pues la vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. Fijaos en los cuervos: ni siembran ni cosechan, no tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta; ¡cuánto más valéis vosotros que los pájaros! ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? Por tanto, si no podéis lo más pequeño, ¿por qué inquietaros por lo demás?”

3. Desahogarse, comunicar a un amigo males o penalidades

Papa Francisco: “Dios, en el Decálogo, muestra otra luz de lo que es el descanso, que es ‘la contemplación y la alabanza’. “Al descanso como fuga de la realidad, el Decálogo opone el descanso como bendición de la realidad”, añadió en una Audiencia general en 2018.

“Para nosotros cristianos, el día del Señor es el domingo, y en la Eucaristía, que significa ‘dar gracias’, se encuentra el culmen de esa jornada de contemplación y bendición, en la que acogemos la realidad y alabamos al Señor por el don de la vida, dándole gracias por su misericordia y por todos los bienes que nos concede”. Descansar en el Señor es doctrina asentada en autores espirituales. Francisco ha recordado en varias ocasiones las palabras del Salmo: “Solo en Dios descansa mi alma”, y la necesidad de cultivar el silencio y la oración.

En la misma catequesis, el Papa manifestó que “el reposo es también un momento propicio para la reconciliación, para confrontarnos con las dificultades sin escapar de ellas, para encontrar la paz y la serenidad de quien sabe valorizar lo bueno que tiene, incluso en el lecho del dolor o en la pobreza”.

4. Reposar, dormir

Numerosos médicos, psiquiatras y psicólogos, han argumentado las propiedades beneficiosas del sueño, en una sociedad en la que a menudo se recorta el tiempo necesario para dormir. También lo han hecho con el apoyo del ejercicio moderado, según edades y con indicación o supervisión médica.

5. Estar tranquilos y sin cuidado por confiar en algo o alguien

En los puntos 2 y 3 se ha mencionado esta cuestión. Quizá se puede añadir la conveniencia de cultivar la amistad, ese tipo de amor que se da “en dos direcciones y que desea todo bien para la otra persona, amor que produce unión y felicidad”, como escribió san Juan Pablo II, y sobre la que ha meditado el Papa Francisco en la Exhortación apostólica Christus vivit y en sus catequesis.

6. Aliviar a alguien en el trabajo, ayudar a otra persona

Ocuparse de los demás, en especial de los más necesitados, pobres, ancianos y enfermos, además de cumplir el mandato de la caridad, es siempre beneficioso para el espíritu, y buena prueba de ello son los testimonios de numerosas personas que se entregan a los otros.

El autorFrancisco Otamendi

Familia

Lluís Clavell: «La familia es la forma más alta de amistad»

En esta entrevista, Lluís Clavell, expresidente de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino, responde a las preguntas de Omnes sobre el concepto de la familia en los escritos del Aquinate, la actualidad de su pensamiento y su influencia en la actualidad.

Loreto Rios·1 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

La familia es uno de los grandes temas de la actualidad. Sin embargo, el hecho de que sea un tema de enorme relevancia hoy, no es razón para pensar que en el pasado no fue una cuestión de gran importancia. Tanto es así, que ya en el siglo XII santo Tomás de Aquino reflexionó sobre ello y dejó para la posteridad ciertos pensamientos que pueden ser claves para el siglo XXI.

Es algo que sabe bien Lluís Clavell, expresidente de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino. Los textos del Aquinate son muy conocidos para este sacerdote, quien fue además profesor de Filosofía en la Universidad de Navarra y Doctor por la Pontificia Universidad Lateranense de Roma.

Lluís Clavell es también catedrático de Metafísica en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, institución de la que fue rector entre 1994 y 2008. Asimismo, fue consultor del Pontificio Consejo de la Cultura y formó parte del consejo directivo de la Sociedad Internacional Tomás de Aquino.

En esta entrevista, el expresidente de la Academia Pontificia de Santo Tomás de Aquino responde a las preguntas de Omnes sobre el concepto de la familia en los escritos del Aquinate, la actualidad de su pensamiento y su influencia en la actualidad.

¿Cómo define la familia santo Tomás de Aquino?

– Sobre estos temas más teológicos tengo que confesar mis límites. Yo siempre me he ocupado de esto más bien desde el lado de la filosofía, por ejemplo desde el lado de la amistad. Aristóteles le dedica a este tema nada menos que dos libros de la Ética a Nicómaco. La familia es la forma más alta de amistad, y el amor interpersonal entre los esposos es lo más educativo que hay.  No es que haya que inventar grandes cosas: cuando los hijos ven cómo los padres se quieren, aprenden casi todo. Santo Tomás habla de la familia como un útero espiritual. Es el lugar donde crece el niño, se forma, aprende qué es la libertad, muchísimas cosas, no solamente a utilizar el lenguaje.

¿Qué otros aspectos menos conocidos del pensamiento de santo Tomás están resurgiendo en la actualidad?

– Últimamente, por ejemplo en la Academia de Santo Tomás en Roma, tuvo lugar una plenaria en la que se presentó un volumen dedicado a las emociones según santo Tomás. También los teólogos han estudiado bastante esto. Quizá antes era menos frecuente hacerlo, porque se seguía una visión más puramente intelectual, centrada en el dogma. Pero se ve que santo Tomás, que tiene mucho sobre las emociones, también ahora es más estudiado.

Lo mismo sucede en otros aspectos. Por ejemplo, ahora hay un tomismo que llaman “tomismo bíblico», más centrado en los comentarios a los escritos de la Sagrada Escritura y sobre los Salmos. El propio santo Tomás también compone poesía, himnos litúrgicos, que todavía nosotros ahora seguimos cantando y que nos gustan.

¿Cuál es entonces, según santo Tomás, la importancia de la familia?

– La familia, por una parte, es una muestra de indigencia: nacemos, necesitamos aprender a hablar, que nos enseñen… La familia es una necesidad. Pero es también grandeza, que es un aspecto que algunos no ven. Me refiero a la grandeza de la familia como proyecto de vida, pues la vida no es sencillamente triunfar en un trabajo.

Leyendo a santo Tomás, comprobamos que capta muy bien eso: necesitamos la familia, porque somos hijos; pero a la vez es una grandeza, porque los animales propiamente no tienen familia. Muchísima gente lo descubre cuando tiene un desastre familiar: es lo más duro que te puede pasar. La familia es ser capaces de amar, y de amar con amor de donación, gratuito, recíproco, total. Santo Tomás llega a decir que, desde ese punto de vista, el género humano es superior a los ángeles. Los ángeles nos ayudan, pero los ángeles no tienen hijos, en cambio los seres humanos sí.

Es importante ver la familia no solo como necesidad, como indigencia, sino que es algo más, un proyecto de vida. Ahora nos asustamos con el declive de la natalidad, pero eso quiere decir que quizá hemos puesto unos módulos de trabajo y triunfo que miran solo una parte de lo que es la persona humana.

¿Cómo influye en la actualidad la visión que tenía santo Tomás?

– Santo Tomás vivió en un periodo muy notable. Se produjo el nacimiento de las universidades, y él conoce bien el neoplatonismo y a san Agustín, pero le llega el aristotelismo, como una irrupción, le llega además a través de personas de países árabes o conquistados por los árabes, como es el caso de España. Es una persona que, junto a su formación en el neoplatonismo, conoce bien a Aristóteles, que no era solo filosofía; era también ciencia, biología, física, etc.

Por tanto, se encuentra en una situación ideal, increíble, que hizo posible que nos ofreciera algo que luego ha seguido durando a través de los tiempos. A mí me asombra que en estos años tengamos reflexiones como la de Alistair MacIntyre sobre la fragmentación del saber. Fue uno de los libros que me impactó más, yo vivía en la fragmentación del saber, y me daba cuenta un poco, pero la universidad me ayudó bastante a tratar de unir, de hacer que los distintos saberes se comuniquen. Tomás lo intentó, y por eso también cuando se cultiva ese ámbito, se siente esa ayuda suya, que es algo del pasado, pero uno lo siente como muy actual.

Por ejemplo, próximamente vamos a tener un congreso mundial de Filosofía (1-8 agosto, en Roma), en el que está también la Red Iberoamericana de Filosofía. Está enfocado como una filosofía que cruza fronteras, y nos han invitado a tener una sesión sobre santo Tomás, junto a otras dedicadas a otros grandes filósofos de la historia.

Y ahora una pregunta curiosa, ¿qué influencia cree que tiene en las recientes elecciones europeas este resurgimiento del pensamiento del Aquinate?

– La familia ha entrado en una fase un poco más discutida desde la revolución antropológica del 68, y más recientemente con algunas medidas de los gobiernos europeos, incluso del Parlamento Europeo. Los resultados de las elecciones europeas ponen de manifiesto que la Filosofía y la Teología de santo Tomás tiene un gran interés. Hablando ahora de las elecciones recientes, un filósofo joven, formado en la Complutense, en estudios de Ciencias Políticas, ha comentado que una Europa que no hace caso de la verdad de la persona lleva a la frustración. Se nota en los resultados electorales que hay también una rebelión ante eso.

Este joven filósofo comenta que la negación de la verdad de la persona entre las élites europeas lleva un cambio como reacción. Hay gente que lo interpreta solo desde un punto de vista político, pero este autor, que es político pero a la vez filósofo, opina que no es solo una cuestión política, sino también antropológica, hay una cierta conciencia en gente joven de que conviene cambiar, poner de manifiesto cosas que son importantes para ser felices y construir una Europa mejor. El tema de la defensa de las raíces cristianas de Europa está ahí: pienso que no está muerto y se hace en diálogo. Un filósofo bien pertrechado con lo moderno y lo antiguo tiene mucho que decir.

Iglesia contactless

En un mundo desvinculado, individualista e inhumano como el nuestro, frente a la popularización del contactless, la Iglesia será sacramento de salvación mientras sea capaz de ser signo visible de fraternidad.

1 de julio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Tras el «Daos fraternalmente la paz» nadie, absolutamente nadie, apretó la mano del vecino de banco. Y las dos personas a las que le extendí la mía la rechazaron devolviéndome un gentil saludo oriental. No sé usted, pero yo veo el peligro de una vida cristiana contactless.

Ciertamente no era la eucaristía parroquial del domingo, sino una de esas misas en día laborable, en un templo céntrico, a primera hora de la mañana, en la que los fieles no se suelen conocer.

Llegan justo a la hora de inicio, se sientan alejados unos de otros y salen luego corriendo para llegar a tiempo a sus trabajos en las oficinas y comercios cercanos, por lo que se entiende que no haya confianza, pero la popularización de la reverencia ha adquirido rasgos de pandemia, nunca mejor dicho, desde la del Covid. Pronto, en vez de «la paz contigo», diremos «namasté».

La llamada a minimizar el contacto durante esta catástrofe mundial estuvo más que justificada, pero, pasado el tiempo, la motivación higiénica se vuelve una excusa que esconde, en mi opinión, algo más profundo, una sutil forma de fe individualista que sitúa a quien la practica en las antípodas de la fe cristiana.

El misterio de la Encarnación rompió la barrera entre Dios y los hombres. Jesús es Dios que toca y que se deja tocar. Durante su vida pública, afeó los escrúpulos de los fariseos y su miedo a quedar impuros por el contacto físico y, con su muerte en la cruz y el consiguiente rasgado del velo del templo, dio a entender también el fin de la separación cultual entre los hombres y «lo santo».

Hace apenas unas semanas hemos recuperado las lecturas dominicales del Tiempo Ordinario que, en el ciclo B en el que estamos, corresponden al evangelista Marcos. Es un evangelio este que nos presenta a un Jesús bastante «tocón», si me permiten la expresión.

Lo vemos coger de la mano a la suegra de Pedro y a la hija de Jairo, tocar la piel enferma del leproso y la lengua atrofiada del sordomudo, abrazar a los niños, tomarlos en brazos, imponerles las manos y pedir que los dejen acercarse a él.

También lo vemos apretujado entre el gentío o en una casa llena de gente y hasta dejarse besar por Judas en Getsemaní, lo que indicaba que era una forma de saludo habitual.

La cumbre del deseo de Jesús por entrar en contacto físico con sus discípulos de todos los tiempos la tenemos en la institución de la Eucaristía, donde no solo nos invitó a tocarlo, sino a comérnoslo realmente (esa es nuestra fe).

No somos espíritus circunstancialmente corpóreos, sino una unidad de cuerpo y alma; y, en la Iglesia, miembros del único cuerpo de Cristo, del que él es la cabeza. Por eso, no solo la Eucaristía hace presente esta intimidad con el sentido del tacto, sino también el resto de sacramentos.

Así pues, en el Bautismo vemos la signación en la frente, la unción en el pecho y en la cabeza, la imposición de manos o el rito del «effetá» en la boca y en los oídos; en la ordenación, el obispo impone las manos al futuro presbítero y le unge las suyas con el santo crisma; en la Confirmación, vemos también la imposición de manos y la unción, además de signos como la mano del padrino sobre el hombro del confirmando o el abrazo o el beso de la paz del obispo.

En la confesión, podemos ver al sacerdote poner una o dos manos sobre la cabeza del penitente durante la absolución; en la unción de enfermos, el ministro aplica el óleo en la frente y las manos del fiel; y en el matrimonio, los contrayentes estrechan sus manos, se ponen el anillo el uno al otro y se dan el beso de la paz (y hasta aquí puedo leer porque luego hay que consumarlo).

En todos estos «signos visibles de una realidad invisible», como se define la palabra sacramento, se hace explícita la acción de Dios que lava, cura, alimenta, fortifica, une, crea, bendice, perdona, transmite su poder, acoge… En definitiva, ama, porque una fe sin obras, una acción espiritual sin correspondencia corporal, es una fe muerta.

No somos ángeles, sino seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios, de carne y hueso, la misma que resucitará transformada y que nos acompañará eternamente ¿Por qué la rechazamos dejándonos llevar por tradiciones alejadas de lo que nos enseñó Jesucristo?

Cuando nuestro espiritualismo desencarnado se hace más doloroso es cuando rechazamos a los preferidos del Señor, los pobres, los enfermos, los ancianos, los migrantes… Con ellos, nos advierte el papa Francisco, «podemos tener compasión, pero generalmente no los tocamos.

Le ofrecemos la moneda, pero evitamos tocar la mano y la tiramos ahí. ¡Y olvidamos que esto es el cuerpo de Cristo! Jesús nos enseña a no tener temor de tocar al pobre y al excluido, porque Él está en ellos. Tocar al pobre puede purificarnos de la hipocresía y hacer que nos preocupemos por su condición. Tocar a los excluidos».

En un mundo desvinculado, individualista e inhumano como el nuestro, frente a la popularización del contactless, la Iglesia será sacramento de salvación mientras sea capaz de ser signo visible de una comunidad de verdaderos hermanos que, como tales, no tienen miedo a agarrarse de la mano.

Los creyentes en Dios Trinidad, un Dios que es comunidad de personas en íntima relación, hemos de tener claro que nadie se salva solo, sino de la mano de otro. Sí, de la del que tiene justo al lado.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Vaticano

El Papa anima a que la Iglesia y la sociedad «no excluyan a nadie»

El Papa Francisco ha destacado durante su meditación del Ángelus que "Dios no nos mantiene a distancia", por lo que los católicos tienen que seguir su ejemplo para acoger y amar a la gente "sin etiquetas".

Paloma López Campos·30 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Durante el Ángelus del domingo 30 de junio, el Papa Francisco, basándose en el Evangelio del día, ha destacado el hecho de que Jesús tocara a dos mujeres consideradas impuras según la ley judía.

Cristo, ha dicho el Pontífice, “desafía una concepción religiosa equivocada, según la cual Dios separa a los puros por un lado y a los impuros por otro”. Dios, como Padre nuestro, no realiza tal distinción, “porque todos somos sus hijos, y la impureza no deriva de alimentos, enfermedades y ni siquiera de la muerte, sino que la impureza viene de un corazón impuro”.

Dios no nos mantiene a distancia

Esta es la lección que debemos aprender de este pasaje del Evangelio, ha explicado el Papa. “Frente a los sufrimientos del cuerpo y del espíritu, frente a las heridas del alma, frente a las situaciones que nos abaten e incluso frente al pecado, Dios no nos mantiene a distancia, Dios no se avergüenza de nosotros, Dios no nos juzga”. Lo que el Señor hace, ha indicado Francisco, es acercarse “para dejarse tocar y para tocarnos”, pues así nos salva de la muerte.

Cristo, ha afirmado el Santo Padre, mira a cada cristiano para decirle: “Yo sufrí todas las consecuencias del pecado para salvarte”. Y con esto, el creyente se llena de esperanza.

Ante esto, el Papa ha animado a cada uno a preguntarse: “¿Nosotros creemos que Dios es así? ¿Nos dejamos tocar por el Señor, por su Palabra, por su amor? ¿Entramos en relación con los hermanos ofreciéndoles una mano para levantarse o nos mantenemos a distancia y etiquetamos a las personas en base a nuestros gustos y a nuestras preferencias?”.

Francisco ha concluido su meditación pidiendo que “miremos al corazón de Dios, para que la Iglesia y la sociedad no excluyan, no excluyan a nadie, para que no traten a nadie como ‘impuro’, para que cada uno, con su propia historia, sea acogido y amado sin etiquetas, sin prejuicios, para que sea amado sin adjetivos”.

El Papa, los protomártires y la paz

Tras el rezo del Ángelus, el Papa ha querido saludar “a los niños del Círculo misionero ‘Misyjna Jutrzenka’” de Polonia, y a peregrinos “de California y de Costa Rica”. También ha mencionado “a las monjas Hijas de la Iglesia” y “a los chico de Gonzaga, en Mantova”.

Como es habitual, el Santo Padre ha implorado por la paz, poniendo esta intención en manos del Sagrado Corazón de Jesús. Además, ha recordado a los protomártires romanos y ha indicado que “también nosotros vivimos en tiempos de martirio, aún más que en los primeros siglos”. Ha querido mandar un mensaje de apoyo a todos los cristianos que sufren persecución y violencia por vivir su fe, y ha pedido a todos los católicos que les apoyen y se dejen “inspirar por su testimonio de amor por Cristo”.

Vaticano

Un nuevo horizonte para los fieles con discapacidad en la Iglesia

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha publicado "Una alegría sin límites", un documento que profundiza en la reflexión acerca del papel en la Iglesia de las personas con discapacidad.

Giovanni Tridente·30 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Iglesia ha dado otro paso significativo hacia una mayor inclusión de los fieles con discapacidad. En los últimos días, de hecho, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha publicado un documento titulado «Una alegría sin límites«, disponible en varios idiomas en su página web, resultado de una consulta a más de treinta fieles con discapacidad de todo el mundo, y realizado en colaboración con la Secretaría General del Sínodo.

No es casualidad que el texto se inscriba en el camino del Sínodo sobre la sinodalidad y aborde la cuestión crucial de cómo potenciar la corresponsabilidad de los fieles con discapacidad en una Iglesia que pretende ser cada vez más inclusiva y participativa. Fue la misma Asamblea de Obispos del pasado mes de octubre la que destacó la necesidad de reconocer y valorar las capacidades apostólicas de las personas con discapacidad y su contribución a la misión evangelizadora de los bautizados.

«No se trata, pues, de un mero ejercicio teórico», afirman los redactores del documento, «sino de una reflexión profunda que surge de la experiencia directa de quienes viven a diario la condición de discapacidad en el seno de la comunidad eclesial».

Retos actuales

Sin embargo, «Alegría sin límites» no oculta los retos aún presentes. En efecto, a pesar de los progresos realizados en este ámbito, persisten obstáculos y prejuicios que limitan la plena participación de las personas con discapacidad en la vida de la Iglesia.

No es casualidad que el texto haga hincapié en las experiencias de paternalismo y asistencialismo que necesariamente hay que superar. Sin embargo, el tono no es de queja, sino de propuesta constructiva.

Recomendaciones

Los autores esbozan un camino articulado que toca diversos aspectos de la vida eclesiástica. Parten de la accesibilidad física y comunicativa, pasando por una formación más específica del clero y los agentes de pastoral, hasta una reflexión teológica renovada sobre la discapacidad. También aquí el objetivo es claro: permitir que los fieles con discapacidad no sean sólo destinatarios de la atención pastoral, sino protagonistas activos de la misión de la Iglesia.

Acceso a los ministerios

Especialmente interesante es la propuesta de repensar el ministerio eclesial. El documento sugiere abrir el acceso a los ministerios instituidos a las personas con discapacidad y potenciar sus carismas específicos. Se imagina, por ejemplo, una catequesis para sordos a cargo de catequistas sordos, o la presencia de personas con discapacidad en los consejos pastorales.

No faltan otras sugerencias, como la creación de un órgano específico dentro de la Curia Romana o el establecimiento de oficinas específicas en las Conferencias Episcopales. Pero lo que emerge con fuerza es la llamada a un cambio de mentalidad: pasar «de actuar para» a «actuar con» las personas con discapacidad.

Ningún obstáculo para seguir a Cristo

El mensaje final del documento es disruptivo incluso en su sencillez: la condición de discapacidad no es un obstáculo para seguir a Cristo. Al contrario, puede ser una fuente de «alegría sin límites» cuando se vive en el seno de una comunidad eclesial verdaderamente acogedora e integradora.

Un paso más en el proceso sinodal en curso, por tanto, pero también un desafío para toda la Iglesia a repensar concretamente su modo de vivir la comunión y la participación de todos los bautizados, independientemente de su situación vital. El camino es ciertamente largo, pero también aquí la senda está claramente marcada.

Leer más
Cultura

Dos libros sobre pobreza y vulnerabilidad para el mundo de hoy 

Dos libros de las cátedras Cardenal Ernesto Ruffini y San Pedro Poveda de la Universidad Pontificia de Salamanca profundizan sobre los temas de la pobreza y la vulnerabilidad.

Maria José Atienza·30 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Las cátedras Cardenal Ernesto Ruffini y San Pedro Poveda de la Universidad Pontificia de Salamanca han reunido en sendos volúmenes, las reflexiones y consideraciones de diversos expertos sobre la pobreza y la vida cristiana por un lado y la vulnerabilidad y el cuidado por la otra.

La opción de los pobres

El primero de ellos La opción de los pobres, reúne las conferencias de unas jornadas celebradas en 2022 bajo el título La opción por los pobres en el ministerio pastoral del cardenal Ruffini. Dichas jornadas contaron con la participación, entre otros del presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Mons. Matteo Maria Zuppi. 

El libro se centra en el magisterio del cardenal Ernesto Ruffini y su ministerio a favor de los pobres. En este sentido, el director de la Cátedra Ruffini, José Antonio Calvo recordó que el cardenal Ernesto Ruffini “sembró incansable la palabra de Dios en los corazones de muchos hombres y mujeres a los que les faltaba casi de todo”. 

VulnerabilidadMiradas desde la teología, la espiritualidad y la educación 

Por otro lado, el otro volumen, VulnerabilidadMiradas desde la teología, la espiritualidad y la educación recoge la reflexión de varios profesores desde las perspectivas filosófica, teológica, espiritual y pedagógica. Asimismo, incluye la última lección del teólogo francés Joseph Caillot, que se despidió de su facultad enfermo de ELA. 

Un libro, coordinado por la cátedra San Pedro Poveda, que muestra que “toda Teología debe poseer un carácter pastoral, es decir, nacer y vivir en el espacio del contacto entre la revelación de Dios y la vida concreta de los hombres para reflexionar sobre la historia salvífica de Dios con los hombres que se realiza en todo momento”, como apuntó el decano de la Facultad de Teología en la presentación de ambos libros que “se sitúan justo en ese espacio, en concreto, “en el espacio que define la pobreza que pesa sobre ciertos sectores de la humanidad y sobre la vulnerabilidad de los hombres y mujeres que la conforman”.

Vaticano

“Puertas abiertas”, deseo del Papa en la fiesta de san Pedro y san Pablo

En vísperas del año Jubilar de 2025, en la solemnidad de san Pedro y san Pablo, el Papa Francisco ha llamado a “que el Señor abra las puertas de nuestro corazón ―a veces atrancadas por el miedo, cerradas por el egoísmo, selladas en la indiferencia o la resignación―, para abrirnos al encuentro con Él”. Y también a “construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas”, al imponer el palio a 42 nuevos arzobispos metropolitanos.  

Francisco Otamendi·29 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El Santo Padre Francisco ha animado hoy, en la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, a dejarnos “inspirar por sus historias, por el celo apostólico que marcó el camino de sus vidas. En su encuentro con el Señor, tuvieron una verdadera experiencia pascual: fueron liberados y ante ellos se abrieron las puertas de una vida nueva”. 

Y los ha descrito de este modo: san Pedro, “el pescador de Galilea a quien Jesús hizo pescador de hombres”. San Pablo, “el fariseo perseguidor de la Iglesia transformado por la gracia en evangelizador de los gentiles.”.

En la solemne celebración eucarística en la Basílica Vaticana con los cardenales, los nuevos arzobispos metropolitanos, a quienes ha entregado el palio, con los obispos, sacerdotes y fieles, y con una delegación del Patriarcado de Constantinopla presente en la Santa Misa, el Papa se ha referido en su homilía a la liberación de Pedro de la prisión, y al próximo Jubileo, que comenzará en la Iglesia el 24 de diciembre.

Dios abre las puertas

“La primera lectura nos ha descrito el episodio de la liberación de Pedro de su cautiverio. (…). Lo que se nos narra, pues, es un nuevo éxodo; Dios libera a su Iglesia, a su pueblo, que está encadenado, y se muestra una vez más como el Dios de la misericordia que sostiene su camino. En aquella noche de liberación sucedió que, ante todo, se abrieron milagrosamente las puertas de la prisión. Luego, de Pedro y del ángel que lo acompaña se dice que ‘llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos’. No fueron ellos los que abrieron la puerta, sino que se abrió sola”. 

“Es Dios quien abre las puertas”, ha subrayado el Pontífice.  “Es Él quien libera y despeja el camino. A Pedro ―como escuchamos en el Evangelio―, Jesús le había confiado las llaves del Reino. Pero Pedro experimenta que es el Señor quien abre primero las puertas, porque Él nos precede siempre. 

También el itinerario del apóstol Pablo es, antes que nada, una experiencia pascual, ha señalado el Papa. “Él, en efecto, primero fue transformado por el Resucitado en el camino de Damasco y después, en la incesante contemplación de Cristo crucificado, descubrió la gracia de la debilidad; cuando somos débiles ―decía― en realidad, justo entonces, es que somos fuertes porque ya no nos aferramos a nosotros mismos, sino a Cristo. Aferrado al Señor y crucificado con Él, Pablo escribía ‘ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí’”.

El Jubileo y las puertas de la evangelización

“Detengámonos a considerar precisamente la imagen de la puerta. El Jubileo, en efecto, será un tiempo de gracia en el que abriremos la Puerta Santa, para que todos tengan oportunidad de cruzar el umbral de ese santuario vivo que es Jesús y, en Él, experimentar el amor de Dios que fortifica la esperanza y renueva la alegría.  También en la historia de Pedro y de Pablo hay puertas que se abren. Meditemos sobre ello”.

“Hermanos y hermanas, los dos Apóstoles Pedro y Pablo tuvieron esta experiencia de gracia.”, ha proseguido.  “Ellos, en primera persona, experimentaron la obra de Dios, que les abrió las puertas de su prisión interior y también de las prisiones reales, donde estuvieron encarcelados a causa del Evangelio. Y, además, abrió ante ellos las puertas de la evangelización, para que pudieran experimentar la alegría de encontrarse con los hermanos y hermanas de las comunidades nacientes y llevar la esperanza del Evangelio a todos.

“Por eso, mientras nos preparamos para abrir la Puerta Santa, éste mensaje es también para nosotros. También nosotros necesitamos que el Señor abra las puertas de nuestro corazón ―a veces atrancadas por el miedo, cerradas por el egoísmo, selladas en la indiferencia o la resignación― para que podamos abrirnos al encuentro con Él”, ha señalado el Papa. “También nosotros necesitamos una mirada capaz de reconocer qué puertas abre el Señor para el anuncio del Evangelio, para redescubrir la alegría de evangelizar y superar los sentimientos de derrota y pesimismo que contaminan la acción pastoral”.

Mensaje al imponer el palio

Al concluir, Francisco se ha referido a la imposición del palio “a los arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año. En comunión con Pedro y siguiendo el ejemplo de Cristo, puerta de las ovejas, están llamados a ser pastores diligentes que abran las puertas del Evangelio y que, con su ministerio, ayuden a construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas”.

Asimismo, el Pontifice ha saludado “con afecto fraterno a la Delegación del Patriarcado ecuménico: gracias por haber venido a manifestar el deseo común de la plena comunión entre nuestras Iglesias. Que los santos Pedro y Pablo nos ayuden a abrir la puerta de nuestra vida al Señor Jesús; que intercedan por nosotros, por la ciudad de Roma y por el mundo entero. Amén”.

Ángelus: la autoridad es servicio, liberación de prisioneros

A las doce, el Papa se ha asomado a la ventana del Palacio apostólico, y ha rezado el Ángelus con los fieles. En su breve meditación, Francisco ha recordado algunas ideas de su homilía de la mañana, y ha resaltado, al considerar la promesa de Jesús de entregar a Pedro las llaves del Reino de los cielos, que “la autoridad es un servicio. Si no, es una dictadura”.

También ha señalado que su misión no iba a ser cerrar las puertas de la casa, sino ayudar a todos a encontrar el camino de entrada, “a todos, a todos”, y que no le confió las llaves porque no fuera pecador, sino “porque era humilde y honesto”. 

Finalmente, ha recordado a las familias, a los ancianos solos, a los enfermos, y ha rogado una oración por los que sufren por las guerras, por la paz en el mundo, y por la liberación de todos los prisioneros, al alegrarse de la liberación de dos sacerdotes grecocatólicos.

El autorFrancisco Otamendi

Mundo

El “Consejo sinodal” alemán debe cambiar su nombre

Así se desprende de una sesión de trabajo entre una delegación de la Conferencia Episcopal alemana y diversos dicasterios de la curia, celebrada el viernes en Roma.

José M. García Pelegrín·29 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El principal resultado de la reunión mantenida el 28 de junio en el Vaticano, que proseguía las conversaciones iniciadas en la visita ad limina de los obispos alemanes en noviembre de 2022 y que se continuó el 22 de marzo de 2024, según se destaca en un “Comunicado de prensa conjunto de la Santa Sede y la Conferencia Episcopal Alemana (DBK)” es que, para los representantes de la Curia Romana, hay dos “aspectos importantes».

El primero es que el nombre del “Consejo sinodal” debe ser modificado, y deben cambiarse “varios aspectos de la propuesta previamente formulada para un posible órgano sinodal nacional”.

En segundo lugar, tanto la Curia como la DBK están “de acuerdo en que no esté ni por encima ni al mismo nivel que la Conferencia Episcopal”.

Esto es de especial relevancia, ya que hasta ahora, el “órgano sinodal” definitivo que se está preparando en el “Comité sinodal” pretendía ser un órgano de gobierno conjunto entre los obispos y los laicos del “Comité central de los católicos alemanes” ZdK que, en última instancia, fiscalizaría la labor de la DBK a nivel nacional y del obispo en cada diócesis.

Según el comunicado, los obispos alemanes informaron sobre la última reunión del “Comité sinodal”, al que se refiere el comunicado como “órgano de trabajo temporal”.

Participantes en la reunión

En la reunión participaron –por parte de la Curia romana– los cardenales Victor Manuel Fernandéz, Kurt Koch, Pietro Parolin, Robert F. Prevost OSA y Arthur Roche, así como el arzobispo Filippo Iannone O.Carm.

Por parte de los obispos alemanes estuvieron Mons. Georg Bätzing, Mons. Stephan Ackermann, Mons. Bertram Meier y Mons. Franz-Josef Overbeck, con la presencia asimismo de la Secretaria General de la DBK, Beate Gilles, y del portavoz de prensa de la DBK, Matthias Kopp.

El principal tema de la reunión ha sido la relación entre el ejercicio del ministerio episcopal y la promoción de la corresponsabilidad de todos los creyentes.

Según el comunicado de prensa, se hizo “especial hincapié en los aspectos de derecho canónico para el establecimiento de una forma concreta de sinodalidad en la Iglesia en Alemania”.

Por lo que se desprende de lo anterior, la Curia Romana vuelve a frenar un “Consejo sinodal” que pretendía la creación de un órgano de gobierno conjunto entre los obispos y los laicos del ZdK, que ha sido prohibido repetidamente por el Vaticano: en sendas cartas del 16 de enero de 2023 y del 16 de febrero de 2024, enviadas por los principales cardenales de la Santa Sede con el visto bueno explícito del Papa, se recordaba que un Consejo sinodal “no está previsto por el derecho canónico vigente y, por tanto, una resolución en este sentido de la DBK sería inválida, con las correspondientes consecuencias jurídicas.”

Al retomar en la reunión del viernes, los “aspectos de derecho canónico” en relación con la “forma concreta de sinodalidad” de la Iglesia en Alemania queda claro que la Curia Romana espera que la DBK avance en este terreno de común acuerdo con el Vaticano.

Según el comunicado, una comisión del “Comité sinodal”, que se ocupará de “la estructura de un órgano sinodal” lo hará “en estrecho contacto con la comisión correspondiente, formada por representantes de los dicasterios interesados”; el “proyecto” de dicho órgano se elaborará ,por tanto, sólo de común acuerdo con el Vaticano.

Las conversaciones entre la Curia y la DBK continuarán “tras la conclusión del Sínodo Mundial, para tratar otros temas de carácter antropológico, eclesiológico y litúrgico”.

Ahora, los obispos deberán trasladar a los miembros laicos del “Comité sinodal” esos dos puntos fundamentales tratados en Roma: el cambio de nombre y el hecho de que el “órgano sinodal de ámbito nacional” que se pretende preparar no puede estar ni por encima ni al mismo nivel que la DBK. La próxima sesión de este Comité está prevista para los días 13 y 14 de diciembre

Cultura

Científicos y también creyentes. Las razones para su posición de fe

Este interesante volumen reúne las aportaciones de 26 autores universitarios que desmontan la idea, tan extendida hoy día, de que los profesionales de la ciencia no pueden -o no deben- tener creencias religiosas.

Manuel Alfonseca·29 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

En el año 2014, cuando se publicó este libro, la idea de que ciencia y fe son compatibles, que ciencia, razón y fe deberían colaborar para ampliar el ámbito de nuestro conocimiento, era bastante novedosa en el mercado bibliófilo español. Al recibir una propuesta de la Editorial Stella Maris, Francisco José Soler Gil y yo (Manuel Alfonseca) decidimos abordar la empresa de construir un libro que reuniera las aportaciones de un número considerable (26) de autores universitarios que, a través de su participación, desmintieran la idea, tan extendida hoy día, de que los profesionales de la ciencia no pueden -o no deben- tener creencias religiosas.

A lo largo del siglo XX y lo que llevamos del XXI, el ascenso imparable del ateísmo se ha detenido. Las predicciones decimonónicas relativas a la muerte de Dios y el fin inminente de la religión, no se han cumplido.

60 preguntas sobre ciencia y fe respondidas por 26 profesores de universidad

Autores: Manuel Alfonseca (Coord)
Editorial: Stella Maris
Páginas: 414
Año: 2016

Los últimos descubrimientos de la ciencia, especialmente en cosmología, han desmentido la predicción positivista de que el pensamiento religioso moriría a manos de la ciencia. Esa predicción no se ha cumplido, porque estaba equivocada.

El cientificismo dominante parte de la afirmación de que sólo la ciencia puede llevar a conocimiento válido. Es curioso que quienes piensan así no se den cuenta de que esta afirmación tiene que ser falsa. ¿De dónde procede? ¿Ha sido demostrada por alguna ciencia? Es evidente que no. Entonces, si fuera cierta, tendría que ser falsa, pues eso es precisamente lo que afirma, y llegaríamos a una contradicción.

Por eso, el objetivo de este libro es contribuir a la limpieza y rehabilitación de la parte del pensamiento fronteriza entre ciencia y fe, que ha sido devastada por el cientificismo. 

Las sesenta preguntas que contiene el libro se agrupan temáticamente en diez subdivisiones:

  1. Cuestiones fundamentales: Se plasman en diez preguntas que plantean si la ciencia tiene límites; lo que le debe la ciencia a la cultura cristiana; si existen pruebas de la existencia de Dios, o si, por el contrario, como afirman los ateos, Dios es una hipótesis innecesaria; si la ciencia es un estadio más avanzado que ha superado el estadio «infantil» de la fe religiosa; si puede darse un conocimiento científico de Dios.
  2. El desencuentro entre ciencia y fe a lo largo de la historia: argumentos principales del materialismo: En estas siete preguntas se revisa si la ciencia puede dar respuesta a todas las preguntas del hombre, marginando a Dios; si es verdad que la Iglesia Católica se ha opuesto sistemáticamente a la ciencia; si el debate se plantea correctamente en los medios de comunicación; si todo es materia, como afirman los materialistas; si ha quedado obsoleta la noción de alma; y el problema del mal, tal como lo enfoca la ciencia contemporánea.
  3. La evolución: Nueve preguntas más, sobre la compatibilidad de conceptos como creación y evolución, azar y diseño; ¿es necesariamente ateo el darwinismo? ¿qué es el diseño inteligente, una doctrina científica o una propuesta religiosa? ¿qué se sabe sobre el origen de la vida y sobre el origen del hombre? ¿es amoral la naturaleza?
  4. Neurociencia: Siete preguntas que plantean los problemas de la mente y la consciencia, la libertad humana, la experiencia religiosa, los juicios morales, sin olvidarse de revisar los experimentos de Libet sobre la libertad.
  5. Física cuántica: Tres preguntas abordan este difícil tema para plantear si es relevante la mecánica cuántica para la comprensión científica de la mente; si se puede seguir hablando de realidad; y si esta rama de la física puede aportar algo en las discusiones entre ciencia y religión.
  6. Cosmología: Estas seis preguntas plantean la cuestión del origen del universo (el Big Bang), si realmente tuvo principio, si pudo haberse creado a sí mismo, y cómo afectan las teorías del multiverso a la idea de la creación.
  7. Ajuste fino: Este apartado tiene la entidad suficiente como para merecer un estudio independiente. En las cuatro preguntas correspondientes se aborda desde distintos puntos de vista este problema, uno de los más espinosos que encuentran hoy día los ateos, y que en el fondo viene a ser una versión moderna de la quinta vía de Santo Tomás de Aquino.
  8. Las matemáticas y la religión: Cuatro preguntas que plantean el problema milenario de si las matemáticas son una construcción de la mente humana o el reflejo de una dimensión esencial de la realidad, así como si existe alguna relación entre la estadística y la teoría de juegos y el problema de la libertad.
  9. Aspectos éticos de la ciencia: Seis preguntas que cada vez están más de actualidad, sobre si debe la ciencia someterse a controles éticos; si todo lo que es técnicamente realizable debe ser éticamente admisible; cuáles son los límites éticos de la investigación con embriones, clonación, investigación con células madre, manipulación genética, terapia génica y otras intervenciones sobre la vida humana incipiente; y qué consecuencias éticas tiene la contaminación ambiental.
  10. Consideraciones finales: Las cuatro últimas preguntas indagan cómo se aplica el método científico y qué conocimiento de la realidad aporta; ¿queda algún espacio para la finalidad en un mundo descrito por la ciencia? ¿puede un cristiano ser científico? ¿puede un científico ser cristiano?

Las 60 preguntas incluidas en el libro no abarcan todos los puntos controvertidos de la relación entre ciencia y fe, pero su lectura puede aclarar algunas dudas al lector y entrenarlo en el tipo de reflexiones necesarias para desenredar los aspectos filosóficos y científicos de las controversias sobre la relación entre ciencia y fe.

Creemos que una obra con estas características hace algo más que dar testimonio del papel de la fe cristiana como impulsora del pensamiento filosófico y científico y como generadora de reflexión y cultura.

La mera existencia de un libro colectivo de esta envergadura, en el que 26 físicos, químicos, ingenieros, matemáticos, médicos, biólogos, filósofos, etcétera, de diversas universidades españolas y latinoamericanas, cooperan para aclarar las relaciones entre ciencia y fe, es algo fuera de lo corriente.

En una época como la nuestra, en la que los saberes particulares tienden a desconectarse unos de otros y se está perdiendo la visión de conjunto, no es fácil que un grupo numeroso de especialistas en diversas áreas del conocimiento se esfuercen por articular una perspectiva común.

Por eso, esta obra es un ejercicio del más genuino espíritu universitario. Un espíritu que, como tal vez se llegue a sospechar al término de la lectura, algo tiene que ver con la perspectiva cristiana.

Lista de autores: Miguel Acosta, Manuel Alcalde, Manuel Alfonseca, Juan Arana, Emilio Chuvieco, Santiago Collado, Ignacio García Jurado, Julio Gonzalo, David Jou, Nicolás Jouve, Javier Leach, Agustina Lombardi, Alfredo Marcos, Carlos Marmelada, Juan Carlos Nieto, Javier Pérez Castells, Miguel Pérez de Laborda, Aquilino Polaino, Francisco Rodríguez Valls, Javier Sánchez Cañizares, Francisco José Soler Gil, Fernando Sols, Ignacio Sols, Pedro Jesús Teruel, Claudia Vanney y Héctor Velázquez. 

Los autores están adscritos a diez universidades españolas, una argentina, una de México y una de Roma.

Puesto que la Editorial Stella Maris, que publicó este libro, ya no existe, el libro ha sido reeditado por la Editorial Schedas con un título parecido: Preguntas sobre ciencia y fe respondidas por profesores de universidad. La razón de las diferencias está en que en esta nueva versión no aparecen las mismas preguntas que en la primera (uno de los autores, Javier Leach, ha muerto, y sus respuestas fueron retiradas).

El autorManuel Alfonseca

Sociedad de Científicos Católicos de España

Cultura

San Pedro y san Pablo aún «cruzan sus caminos» en Roma

La celebración de san Pedro y san Pablo recuerda a dos de los grandes pilares de la fe. En Roma, lugar del martirio de ambos apóstoles, esta fecha se celebra con varias iniciativas especiales.

Andrea Acali·29 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Cualquiera que decida visitar la basílica de San Pedro en estas fechas se topa con el imponente andamiaje montado para la restauración del baldaquino de Bernini. 

Allí abajo, perpendicular al altar, está la tumba del apóstol a quien Jesús dio el mandato de confirmar en la fe a sus hermanos. 

El 29 de junio es la solemnidad que conmemora a los dos príncipes de la Iglesia, Pedro, el humilde pescador de Galilea que se convirtió en vicario de Cristo, y Pablo, el erudito fariseo, originario de Cilicia, que creció en la escuela de Gamaliel y se transformó de feroz perseguidor de la Iglesia naciente en incansable apóstol de los gentiles.

Los dos santos patronos de la ciudad eterna se recuerdan juntos y este año se celebrarán con una serie de iniciativas promovidas por las Vicarías de la diócesis de Roma y de la Ciudad del Vaticano, en colaboración con el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento de Roma y Panathlon International. 

En particular, el sábado 29 está programado «Quo Vadis», un paseo-evento que toca las etapas históricas de la presencia de los dos apóstoles en la capital del imperio; el domingo 30 de junio, en cambio, está programado «Pedro y Pablo en Roma», un espectáculo teatral de y con Michele La Ginestra.

El paseo Quo Vadis

Destaca especialmente el paseo Quo Vadis, que, según las intenciones de los organizadores, debería convertirse en una cita fija cada año. Según la tradición, cuando Pedro abandonaba Roma huyendo de las persecuciones de Nerón, Jesús se le apareció en la Vía Apia. El apóstol le preguntó adónde iba («¿Quo vadis Domine?») y Cristo respondió: «Voy a Roma, para ser crucificado de nuevo». En ese momento Pedro regresó, para ser martirizado en el circo de Nerón, crucificado cabeza abajo y luego enterrado en la cercana necrópolis del Ager Vaticanus. 

Inmediatamente la tumba se convirtió en lugar de peregrinación, incluso antes de la construcción de la primitiva basílica constantiniana. Pero no fue hasta el siglo XX cuando se identificó con certeza la tumba de Pedro, con las excavaciones ordenadas por Pío XII entre 1939 y 1958 y las investigaciones de la conocida arqueóloga Margherita Guarducci. 

Si la tumba ha sido identificada con certeza donde el famoso trofeo de Cayo y la pared roja con graffiti, incluyendo el famoso «Petros eni» (presumiblemente «Pedro está aquí», en griego), quedan algunas dudas en cuanto a la ubicación exacta de los huesos. Sin embargo, la fe puede compensar ampliamente las incertidumbres de la ciencia.

El cruce de caminos entre Pedro y Pablo

Hoy, en la Via Appia -la ‘Regina Viarum’ de los antiguos romanos- cerca de las catacumbas de San Calisto, hay una pequeña iglesia que conmemora el ‘Quo vadis Domine?’, visitada también en 1983 por san Juan Pablo II. Y esa misma carretera ‘cruza’ el camino de Pedro y Pablo, que desde aquí llegaron a Roma, fueron encarcelados y luego encontraron el martirio allí, según la tradición, donde hoy se alza la abadía de Tre Fontane. 

Iglesia de Santa Maria in Palmis o Iglesia del Quo Vadis en la Vía Apia

Fray Agnello Stoia, párroco de San Pedro, explica que la idea básica de las iniciativas es «devolver a Roma la permanencia de sus patronos, que dan un carácter de universalidad a esta ciudad». 

El arresto domiciliario de san Pedro 

Las historias humanas de Pedro y Pablo, en Roma, se entrecruzan, se cruzan, se separan, se unen, en las calles de Roma y como las calles de Roma». El paseo urbano tocará todos los lugares vinculados a los dos apóstoles.

Entre otros -además de las basílicas de San Pablo Extramuros y de San Pedro en el Vaticano-, San Sebastián Extramuros, donde supuestamente se trasladaron las reliquias de Pedro y Pablo en 258 antes de volver al Vaticano, y en la Ostiense, así como una de las Siete Iglesias que tradicionalmente visitan los peregrinos con motivo del Jubileo; Santa Prisca, la espléndida basílica del Aventino, dedicada a la hija mártir de Aquila y Priscila, los amigos de Pablo que vivían aquí; el Carcere Mamertino, donde los dos apóstoles fueron encarcelados; y de nuevo Santa Maria in Via Lata, donde se dice que Pablo pasó los dos años de «arresto domiciliario».

La ruta incluye dos caminos, uno más largo y otro más corto, al final de los cuales recibirá una «pietruzza», una pequeña piedra que simboliza el camino recorrido. Es precisamente el «sanpietrino», evocado en el logotipo «Quo Vadis», lo que une a Pedro, Roma y sus calles. 

Una oportunidad que se ofrece a ciudadanos, turistas, familias y fieles para redescubrir o visitar por primera vez numerosos lugares -entre ellos el Parque Arqueológico del Coliseo, cuya visita, exclusiva para los participantes, es gratuita-, iglesias, tesoros de arte e historia que entusiasman. El programa puede consultarse en https://sanpietroquovadis.it/

Por lo que respecta a San Pedro, es interesante recordar una antigua costumbre. En la nave central de la basílica vaticana, a la derecha, antes del crucero, hay una gran estatua de bronce del primer Papa. San Pedro en la Cátedra» es una obra atribuida al escultor Arnolfo di Cambio, del siglo XIII (aunque algunos estudiosos la datarían en el siglo V, por encargo de san León Magno, que mandó fundir una estatua de Júpiter).

Fue Pablo V Borghese, pontífice entre 1605 y 1621, quien mandó colocar la obra en la basílica, después de haber estado mucho tiempo en el claustro de San Martín. La estatua se alza sobre un trono de mármol de la época renacentista, mientras que en 1871 Pío IX mandó realizar el baldaquino que la cubre. 

La estatua representa a san Pedro en la silla episcopal. Su mano derecha bendice a la manera griega, es decir, con dos dedos, mientras que en la izquierda sostiene las llaves del Reino de los Cielos. Las vestiduras son clásicas: una túnica hasta los pies y, sobre el hombro, el manto varonil. La particularidad de la fiesta es que, el 29 de junio, la estatua se reviste con la tiara y los ornamentos pontificios, una larga capa roja y dorada, que sirve también para subrayar el poder universal del Vicario de Cristo.

El pie derecho de la estatua está visiblemente desgastado por siglos de devoción popular. Con la construcción de la basílica constantiniana, de hecho, la tumba de Pedro había quedado inaccesible, por lo que sigue siendo tradición que los fieles besen o acaricien el pie de la estatua como acto de veneración.

Alguna curiosidad

En 2020, durante la pandemia, las celebraciones en la basílica vaticana con motivo de la fiesta de los santos Pedro y Pablo se celebraron a puerta cerrada, pero el Papa Francisco fue a venerar en persona la estatua del primer Pontífice.

Santa Maria in Via Lata

Otra peculiaridad, quizá poco conocida pero que puede «descubrirse» a través del paseo «Quo Vadis», está vinculada a la basílica de Santa Maria in via Lata. Se alza en lo que hoy es la céntrica Via del Corso y fue en su día el primer tramo de la Via Flaminia. En la cripta de la iglesia, según la tradición, habría vivido San Pablo durante su encarcelamiento en Roma.

La casa habría sido la de San Lucas Evangelista, que habría escrito aquí los Hechos de los Apóstoles, y también habría alojado a Pedro. Sobre la entrada de la cripta, una placa de mármol lleva la inscripción, en latín, «Oratorio de San Pablo Apóstol, San Lucas Evangelista y Marcial Mártir, donde se encontraba la imagen redescubierta de la Bienaventurada Virgen María, una de las siete pintadas por el Beato Lucas», en recuerdo de la presencia en ese lugar de algunos de los primeros y más importantes testigos de la fe cristiana.

El autorAndrea Acali

-Roma

Vaticano

¿Qué son los consistorios de cardenales?

Rome Reports·28 de junio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

El Papa puede convocar dos clases de consistorios: los ordinarios y los extraordinarios.

En los primeros, participan normalmente aquellos cardenales residentes en Roma y en los extraordinarios, en cambio, se convoca a todos para tratar cuestiones de especial importancia.

En algunos casos, los consistorios pueden ser públicos; es decir, que se permite la entrada de algunas personas que no sean cardenales. 


Ahora puedes disfrutar de un 20% de descuento en tu suscripción a Rome Reports Premium, la agencia internacional de noticias, especializada en la actividad del Papa y del Vaticano.

Zoom

Procesión eucarística por el río

Procesión eucarística por el río Ohio dentro de la Ruta Seton de la Peregrinación Eucarística Nacional. Desde el barco, el obispo Mark E. Brennan de Wheeling-Charleston, ofrece la bendición eucarística a los fieles reunidos en el muelle de Wellsburg.

Maria José Atienza·28 de junio de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Ecología integral

La Inteligencia Artificial, maestra de humanidad

La Inteligencia Artificial no solo plantea preguntas en el ámbito ético, sino que abre ante nosotros cuestiones profundas acerca del ser humano y sus deseos más íntimos.

Javier Sánchez Cañizares·28 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 9 minutos

El título de esta contribución puede sorprender. Los enormes avances en el campo de la Inteligencia Artificial (IA) durante los últimos años hacen que su presencia sea una realidad en casi todos los ámbitos de la actividad humana. Desde el reconocimiento de imágenes hasta la generación de texto, pasando por la capacidad de identificar patrones ocultos en una multitud de datos, la IA supone en la actualidad una herramienta insoslayable para la sociedad. Su capacidad de encontrar estrategias novedosas en la resolución de problemas mediante aprendizaje profundo («deep learning») y su creciente velocidad en el procesamiento de la información la hacen una segura compañera de viaje para los seres humanos del presente y del futuro.

Ahora bien, a pesar de sus éxitos puntuales, no parece que la Inteligencia Artificial pueda llegar a desarrollar una inteligencia general similar a la inteligencia natural de la que gozamos las personas. Hoy por hoy, la Inteligencia Artificial es más bien un conjunto de “Inteligencias Artificiales” en plural: diversos algoritmos soportados por diferentes redes neuronales artificiales, cada uno de ellos especializado en resolver problemas parecidos pero concretos.

Humanizar la Inteligencia Artificial

Entonces, más allá de encontrar soluciones ingeniosas para determinadas tareas, ¿tiene algo que decir la Inteligencia Artificial sobre qué significa ser humano? ¿Puede ser una maestra de humanidad? En este momento, seguramente vendrán a la cabeza los problemas generados por un uso inmoral de esta tecnología. ¿No deberíamos centrarnos más bien en aquellos valores humanos que deberían incluirse, en la medida de lo posible, en las diferentes inteligencias artificiales?

Ciertamente, el empleo de la Inteligencia Artificial ha de humanizarse. Bienvenidas sean las directivas e iniciativas que, a nivel personal, social y político, puedan llevarse a cabo para limitar las consecuencias derivadas de un mal uso de esta herramienta tan poderosa. Protegemos nuestros datos personales, luchamos contra la piratería y ponemos filtros en Internet para evitar el acceso de aquellos más vulnerables a contenidos dañinos. Hay una sensibilidad creciente a este respecto en prácticamente todos los sectores y se están dando pasos en buenas direcciones. Al mismo tiempo, establecer marcos legales ante los potenciales riesgos de la Inteligencia Artificial, aun siendo algo necesario e irrenunciable, no debe hacernos perder de vista lo que está en juego. Por muy bien intencionada que sea, la legalidad no puede impedir por sí sola y a cualquier coste el mal empleo de la Inteligencia Artificial.

Sin embargo, no es este directamente el centro de las reflexiones. Al afirmar que la Inteligencia Artificial es maestra de humanidad, las consideraciones entran en un nivel más profundo: ¿qué nos enseña la Inteligencia Artificial sobre nuestro núcleo humano más íntimo? ¿Contemplar los avances tecnológicos, puede ayudar a repensar y a revalorizar qué significa ser humano? Pienso que sí, aunque las consecuencias prácticas de todo ello no resulten inmediatamente visibles.

Artificial y natural

La Inteligencia Artificial es un producto de la inteligencia humana. Es producida, en último término, por los seres humanos. ¿Hay una oposición frontal entre lo natural y lo artificial que permite comprendernos mejor por oposición a las máquinas? Es dudoso, pues en cierta manera es natural para el ser humano producir artefactos. Lo artificial no deja de ser un desarrollo y compleción de lo natural en muchos casos. Además, la frontera entre ambos ámbitos no siempre está clara: ¿es artificial un ser vivo concebido artificialmente, modificado genéticamente, curado o mejorado mediante prótesis o productos artificiales? Los límites pueden ser difusos. Sin embargo, el mito del monstruo de Frankenstein debería recordarnos que no parece ser accidental la biología en el ser humano.

Más aún, y de manera más radical, que el hombre provenga de una evolución natural que lleva ocurriendo millones de años puede sugerir por qué no resulta tan fácil “producir” personas. La necesidad de la evolución para la aparición de seres inteligentes sobre la Tierra (y no sabemos si en más planetas) resulta una señal evidente de que el carácter biológico del ser humano no es un mero soporte, como quieren pensar algunos transhumanistas radicales, sino una condición necesaria y definitoria.

Para ver si una Inteligencia Artificial producida puede aspirar a acercarse al ser humano, sería necesario “dejarla evolucionar” sin trabas ni cortapisas de ningún tipo. Pero no parece que sea eso lo que queremos con la Inteligencia Artificial. Lo artificial es siempre algo que se sustrae al flujo evolutivo de la naturaleza para que lleve a cabo unos fines concretos. Se los pedimos a nuestra tostadora y a nuestro «smartphone», cada uno a su nivel. En este sentido, lo artificial no es nunca natural.

La cuestión de los fines

Las consideraciones anteriores nos conducen a un segundo punto, con frecuencia olvidado por los acérrimos partidarios de una IA que llegue a superar al ser humano: la cuestión de los fines. ¿Qué es un fin? ¿Qué significa tener fines? Aunque la ciencia moderna haya puesto entre paréntesis la cuestión de la finalidad en la naturaleza, los fines reaparecen, paradójicamente, cuando intentamos entender el comportamiento de los seres vivos, que actúan casi siempre con vistas a algo.

En los vivientes, los fines surgen de modo natural: están inscritos en su naturaleza, podríamos decir. Por el contrario, la IA funciona siempre a partir de una finalidad externa impuesta por los programadores. Con independencia de que, mediante el aprendizaje profundo, puedan aparentemente surgir nuevos “fines” en las diferentes Inteligencias Artificiales, ningún producto lleva en sí mismo la inclinación hacia finalidad alguna.

En el caso del ser humano, la cuestión de los fines aparece con mayor claridad en relación con la capacidad de encauzar el anhelo que cada uno tiene de ser completado. La persona tiene deseos naturales que apuntan a fines que la completan y complementan. Ahora bien, ¿cuál es el fin último del hombre? La respuesta genérica a esa pregunta es la felicidad (perspectiva de la ética clásica), la santidad o comunión con Dios (visión creyente) o la ayuda genérica a los demás (perspectiva filantrópica). El punto clave aquí es que dicho fin no está predeterminado de modo concreto. Más bien, dependiendo de las etapas de la vida y los contextos en que vive una persona, el modo de concebir el fin general se va interpretando y desarrollando de diversas maneras. No hay por tanto un determinismo teleológico.

Inteligencia artificial, determinismo y libertad

Alguien podría objetar que, en el futuro, si tenemos una IA en versión cuántica, quizás tampoco se dé en ellas dicho determinismo. Pero eso sería no comprender el argumento, que tiene que ver no tanto con los procesos de determinación como con la vida. Vivir significa ser capaz de establecer nuevos fines en nuevos contextos, dados por el entorno, y concatenar los nuevos fines con los fines anteriores, en la historia singular e irrepetible de cada ser vivo.

Este proceso se da de forma especial en el ser humano, porque conlleva el uso de la libertad como autodeterminación: la capacidad de querer de modo coherente con la historia personal lo que la inteligencia presenta como bueno.

El proceso teleológico en los humanos es máximamente creativo, pues cada persona es capaz de reconocer y querer como bien humano aquello que subyace y está escondido en cada situación vital. Es la libertad creativa de un ser espiritual que, viviendo en el “aquí y ahora”, es capaz de trascenderlo: es capaz de poner el “aquí y ahora” en relación con la vida entera, aunque sea de manera imperfecta. Eso es vivir humanamente y eso, en definitiva, es crecer como individuo de la especie humana. No parece que la IA, con independencia de su soporte físico, funcione de esta manera. Ninguna IA vive, pues dedicarse a resolver problemas concretos, impuestos desde fuera, no es lo mismo que vivir y plantearse problemas.

inteligencia artificial
Robot equipado con Inteligencia Artificial (OSV News photo/Yves Herman, Reuters)

Los límites del conocimiento

La cuestión de los fines y la vida está muy relacionada con el conocimiento. De hecho, muchos autores han defendido una continuidad básica en la naturaleza, una proporcionalidad directa entre vida y conocimiento. La manera de percibir el mundo es específica y particular para cada viviente, pues es parte esencial de su modo de vivir, de estar en el mundo.

En el caso del ser humano, su estar en el mundo alcanza una extensión prácticamente ilimitada. Si bien los sentidos externos funcionan dentro de un rango determinado de estímulos, el ser humano es capaz de ir más allá, gracias a su inteligencia, y conocer que existen más cosas que las inmediatamente percibidas. Por ejemplo: somos capaces de “ver” más allá del espectro visible de la radiación electromagnética, o de “oír” más allá del espectro de las frecuencias audibles por un ser humano. Más aún, sin poseer ningún sentido para la gravedad, podemos detectar las ondulaciones del espacio producidas por interacciones entre agujeros negros en la noche de los tiempos.

Si bien todo experimento ha de terminar ofreciendo algo sensible al experimentador, el ser humano es capaz de seguir el rastro de las correlaciones físicas que se dan en la naturaleza hasta límites insospechados. Buena parte de esta capacidad se manifiesta en los avances que nos proporciona la ciencia, uno de los logros más espirituales llevados a cabo por nuestra especie.

No obstante, una componente esencial del conocimiento humano es nuestra conciencia de ser limitados. Lo que puede parecer una contradicción no lo es. Nuestro deseo de conocer es potencialmente ilimitado, pero somos conscientes de ello porque, habitualmente, experimentamos el conocimiento como limitado. Una consecuencia decisiva de ello es qué conlleva ser una persona cabal: alguien que no confunde su conocimiento de la realidad con la realidad misma.

Inteligencia Artificial y enfermedades mentales

El conocimiento se refiere a la realidad, pero no la agota. Junto a otras capacidades, el conocimiento humano está llamado a extenderse de manera ilimitada, pero nunca es ilimitado en presente. Lo que conoces, sientes o experimentas, no es la realidad, dicen muchos psicólogos a sus interlocutores. No solo para que reconozcan su finitud, sino para recordarles que no son los creadores de la verdad, ni siquiera de la verdad sobre su propia vida. He aquí el núcleo de buena parte de las enfermedades mentales.

¿Puede una Inteligencia Artificial enfermar así? No. Por la sencilla razón de que ninguna IA distingue entre su “conocimiento” y la realidad misma. Alguien podría objetar que hay Inteligencias Artificiales que “sensan”: tienen sensores que reciben información sobre la realidad e incluso “eligen” qué información procesar y cuál no. Pero no es ese el problema. El problema es que el esquema “entrada-procesamiento-salida” de una IA siempre queda cerrado en sí mismo. Incluso si se flexibiliza el contenido de dicho esquema para que pueda cambiar en sucesivas iteraciones, en cada momento solo existe dicha triada para la IA (o para el hardware que lleva cabo el algoritmo, si se prefiere verlo así).

Representación y realidad

En ningún momento puede darse la diferenciación entre conocimiento y realidad, específico del ser humano, por la sencilla razón de que cada ser humano nace con un interés por toda la realidad mientras que la IA es producida con una finalidad particularizada, aunque sea simular una cierta “preocupación” por datos no procesados, que acaban convirtiéndose en una nueva entrada en las iteraciones de los algoritmos.

En buena medida, el éxito de la Inteligencia Artificial contemporánea proviene de superar las limitaciones de una primera IA que identificaba rígidamente símbolos y reglas lógicas con los procesos físicos del hardware. Ha sido necesario relajar dicha identificación para que la IA mejore espectacularmente. Pero las Inteligencias Artificiales nunca podrán ser “cabales”, tener lo que Brian Cantwell Smith denomina “buen juicio” («The Promise of Artificial Intelligence: Reckoning and Judgment«): conocer sus limitaciones y establecer la relación correcta entre el conocimiento, como representación, y la realidad. Los sistemas que en sí mismos no son capaces de comprender de qué tratan sus representaciones no se relacionan auténticamente con el mundo de la manera en que sus representaciones lo representan. Esto último es algo que puede darse únicamente en el nivel personal.

inteligencia artificial

La dimensión religiosa

Para acabar, es interesante analizar la cuestión de los límites de un conocimiento potencialmente ilimitado en al ámbito religioso. Los pensadores clásicos consideraban que se da en el ser humano un deseo natural de ver a Dios. Esta paradoja provocó en su día no pocos problemas a la teología de los dos órdenes: natural y sobrenatural. ¿Cómo combinar ambos órdenes? ¿Cómo podía darse un deseo natural de una realidad sobrenatural?

Una teología más centrada en la dinámica de las relaciones personales que en la conceptualización de los órdenes ha ido haciendo luz en este problema clásico. Dicho problema revela la curiosa combinación de finitud e infinitud que se da en la persona creada y, de paso, nos recuerda que la dimensión religiosa es una componente intrínseca de la naturaleza humana. El deseo de infinito no parece que se pueda apagar del todo en el hombre, de infinita dignidad, pese a los intentos de las filosofías nihilistas.

¿Nos enseña la Inteligencia Artificial algo respecto de nuestra religiosidad humana? Hoy por hoy, las Inteligencias Artificiales especializadas en procesamiento de lenguaje pueden hacer grandes resúmenes sobre el contenido de las religiones, construir magníficas homilías o buscar casi instantáneamente los pasajes de la Biblia que mejor se adaptan a nuestro estado de ánimo. Pero no tienen respuesta acerca de su “propia” religiosidad más allá de lo permitido, directa o indirectamente, por sus programadores.

En busca de una vida plena

Aunque las Inteligencias Artificiales no nos instruyen directamente sobre la relación con Dios, las proyecciones humanas que pretenden recorrer el camino que llevaría a la humanización de las máquinas suelen pasar por la religión. ¿Cómo olvidar aquí las escenas finales del primer Blade Runner, cuando el replicante Roy Batty empieza a tomar consciencia de sí mismo y busca a su creador para pedirle más vida? Roy se siente comprensiblemente decepcionado al interrogar a su programador y constatar que el creador humano no es tan poderoso, no llega a tanto. Por eso decide darle muerte.

¿Por qué busca la inmortalidad Roy? Porque ha vivido y ha visto “cosas que nosotros ni siquiera creeríamos”: una vida, su historia personal, transida de recuerdos que le acompañan. Pero si él tiene fecha de caducidad, todos esos recuerdos no solo “se perderán como lágrimas en la lluvia”, sino que se volverán indistinguibles de cualesquiera otros procesos naturales. Roy busca esa vida plena, abundante, en la que todo lo que ha vivido no se pierde, no es indiferente, y puede adquirir su sentido último. No es poca enseñanza sobre qué significa vivir humanamente.

El autorJavier Sánchez Cañizares

Investigador del grupo 'Mente-cerebro' del Instituto Cultura y Sociedad, Universidad de Navarra

Vaticano

El Papa une la salvación del hombre al cuidado de la creación

En su mensaje para la Jornada de oración por el cuidado de la creación, el Papa Francisco ha querido subrayar la relación que tiene la virtud de la caridad con el respeto a la naturaleza y a todas las criaturas de Dios.

Paloma López Campos·27 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El 1 de septiembre de 2024 la Iglesia celebra la Jornada de oración por el cuidado de la creación. Este año, el lema elegido por el Papa Francisco es “Espera y actúa con la creación”. Como explica el Pontífice en el mensaje publicado para esta ocasión, el motivo principal “hace referencia a la Carta de san Pablo a los romanos 8, 19-25, donde el apóstol aclara lo que significa vivir según el Espíritu y se concentra en la esperanza cierta de la salvación por medio de la fe, que es la vida nueva en Cristo”.

Tomando estos versículos de la Biblia, dice el Papa, podemos partir “de una pregunta sencilla”: “¿Cómo es que tenemos fe?”. Y él mismo responde que “no es tanto porque ‘nosotros creemos’ en algo trascendente que nuestra razón no logra entender”, sino que “es porque habita en nosotros el Espíritu Santo”.

Francisco explica con más detenimiento esta afirmación diciendo que “el Espíritu es ahora, realmente, ‘el anticipo de nuestra herencia’, como pro-vocación a vivir siempre orientados hacia los bienes eternos”. Es precisamente por esta razón por la que “el Espíritu hace a los creyentes creativos, proactivos en la caridad”. Y, con esta caridad, los cristianos son introducidos “en un gran camino de libertad espiritual” que les hace percatarse de que “son hijos de Dios y pueden dirigirse a Él llamándolo ‘¡Abbá!, es decir, ¡Padre!’”.

Esto, dice el Santo Padre, debe llenarnos de esperanza, pues “el amor de Dios ha vencido, vence y seguirá venciendo siempre. A pesar de la perspectiva de la muerte física, para el hombre nuevo que vive en el Espíritu el destino de gloria es ya seguro”.

La fe como tarea

De acuerdo con esto, afirma el Papa, “la existencia del cristiano es vida de fe, diligente en la caridad, y desbordante de esperanza”. Sin embargo, esto no es razón para que el discípulo de Cristo se acomode. “La fe es un don”, explica el Pontífice, “pero es también una tarea, que debe realizarse en la libertad, en la obediencia al mandamiento del amor de Jesús”.

Esto se realiza “en los dramas de la carne humana que sufre”, señala el obispo de Roma. “La salvación cristiana entra en la profundidad del dolor del mundo, que no solo afecta a los seres humanos, sino a todo el universo”.

Por tanto, continúa Francisco, “toda la creación está implicada en este proceso de un nuevo nacimiento”. De este modo, la caridad del crisitano “debe extenderse también a la creación, en un ‘antropocentrismo situado’, en la responsabilidad por una ecología humana e integral, camino de salvación de nuestra casa común y de nosotros que habitamos en ella”.

Liberación del hombre, cuidado de la creación

El Santo Padre subraya en su mensaje que “la liberación del hombre comporta también la de todas las demás criaturas que, solidarias con la condición humana, han sido sometidas al yugo de la esclavitud”. En este sentido, “en la redención de Cristo es posible contemplar con esperanza el vínculo de solidaridad entre el ser humano y todas las demás criaturas”.

Por esta razón, continúa el Papa, “el Espíritu Santo mantiene alerta a la comunidad creyente y la instruye continuamente, llamándola a la conversión de estilos de vida, para que se oponga a la degradación humana del medio ambiente”.

Es importante, por tanto, que el hombre sea dócil al Espíritu Santo, ya que la obediencia a Él “cambia radicalmente la actitud del hombre: de ‘depredador’ a ‘cultivador’ del jardín”. Así, el ser humano consigue evitar esa “forma de idolatría” que consiste en “pretender poseer y dominar la naturaleza, manipulándola a voluntad”.

“Por tanto”, dice Francisco, “el cuidado de la creación no es sólo una cuestión ética, sino también eminentemente teológica, pues concierne al entrelazamiento del misterio del hombre con el misterio de Dios”. Asimismo, “hay una motivación trascendente (teológico-ética) que compromete al cristiano a promover la justicia y la paz en el mundo, también a través del destino universal de los bienes: se trata de la revelación de los hijos de Dios que la creación espera, gimiendo como con dolores de parto”.

Con y por la creación

El Papa finaliza su mensaje resumiendo con claridad el lema de la Jornada de oración por el cuidado de la creación. “Esperar y actuar con la creación significa, pues, vivir una fe encarnada, que sabe entrar en la carne sufriente y esperanzada de la gente, compartiendo la espera de la resurrección corporal a la que los creyentes están predestinados en Cristo Señor”.

Los católicos, concluye el Santo Padre, tienen que aspirar a “una vida santa”, “una vida que se convierte en un canto de amor a Dios, a la humanidad, con y por la creación, y que encuentra su plenitud en la santidad”.

Recursos

Jesús en el Nuevo Testamento, a la luz del Antiguo

Toda la Sagrada Escritura mira a Cristo y prepara al pueblo para su venida y reconocimiento. Por ello, conocer los libros del Antiguo Testamento supone, para todo cristiano, un ejercicio fundamental para entender en plenitud la vida y el mensaje de Jesús.

Francisco Varo·27 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 8 minutos

Antiguo y Nuevo Testamento se complementan. No son dos bloques de libros en conflicto, sino testimonio conjunto de un único plan salvífico que Dios ha ido desvelando progresivamente.

No se trata de dos etapas sucesivas y excluyentes en las que, una vez alcanzada la meta, los primeros pasos perderían su interés. Son, en cambio, dos momentos de un mismo plan, donde el primero prepara el camino para el segundo y definitivo. 

Incluso después de alcanzar la meta, la preparación sigue siendo esencial para que el resultado final funcione correctamente. Los libros del Antiguo Testamento no son como las grúas y los andamios, necesarios para construir un edificio pero que se retiran una vez terminada la obra.

Son más bien como los estudios de medicina para un médico: un momento previo en el tiempo al ejercicio de su profesión, pero una vez obtenido el título, la práctica médica se basa en el conocimiento adquirido. Siempre se requiere una formación continua, volviendo al estudio. Algo similar ocurre con las relaciones entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

El Antiguo Testamento es una preparación para el Nuevo, pero una vez alcanzada la plenitud de la revelación en el Nuevo, su comprensión precisa requerirá un conocimiento profundo del Antiguo. A su vez, el Antiguo Testamento seguirá ofreciendo referencias permanentes a las que será conveniente volver una y otra vez, especialmente cuando sea necesario enfrentar desafíos inéditos en la interpretación del Nuevo.

San Agustín, en su comentario a Éxodo 20, 19 (PL 34, 623), expresó la relación entre ambos con una frase concisa: “El Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo”.

Con su habitual brillantez retórica, expresa la convicción de que la lectura de los libros del Antiguo Testamento por sí solos, aunque sea comprensible, no permite captar todo su sentido. Este solo se alcanza en plenitud cuando se integra con la lectura del Nuevo. 

Al mismo tiempo, indica que el Nuevo Testamento no es ajeno al Antiguo, ya que está latente en él, dentro del sabio plan de Dios en su revelación.

Explicar en detalle las citas, alusiones o ecos del Antiguo Testamento que impregnan los pasajes del Nuevo requeriría muchas páginas, que excederían el marco limitado de este ensayo. Por lo tanto, nos limitaremos a señalar algunos ejemplos sencillos tomados del evangelio según san Mateo que nos ayuden a comprender la importancia de conocer a fondo los relatos y expresiones del Antiguo Testamento. Estos nos muestran el camino para reconocer a Cristo en la lectura de los Evangelios.

La genealogía de Jesús

El evangelio según san Mateo comienza mostrando que Jesús está plenamente integrado en la historia de su pueblo: “Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán” (Mt 1, 1). A partir de ahí, se enumeran tres grupos de catorce generaciones, en las que se aprecian numerosos puntos de contacto con personajes y textos de la historia de Israel. 

Especialmente significativas son sus relaciones con los dos personajes mencionados en el encabezamiento: David y Abrahán. El hecho de que se enumeren catorce generaciones tres veces es significativo ya que, en hebreo, catorce es el valor numérico de las consonantes de la palabra David (DaWiD: D vale 4, W vale 6 y la otra D 4 más). Esto señala que Jesús es el Mesías, el esperado descendiente de David.

El Anuncio a José

Al final de la genealogía, un ángel del Señor explica a José la concepción virginal de Jesús y le da instrucciones precisas: “José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 20-21). 

El ángel utiliza las mismas palabras que se usaron para anunciar a Abrahán que Sara “dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Isaac” (Gn 17, 19). De esta manera, el evangelista va delineando la figura de Jesús con alusiones a rasgos literarios propios de la literatura bíblica sobre Isaac.

Belén, los Magos, Herodes, Egipto

En cuanto a David, es importante destacar que Jesús nació en Belén, la ciudad de David: “Después de nacer Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes, unos Magos llegaron de Oriente a Jerusalén preguntando: –¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle. Al oír esto, el rey Herodes se inquietó, y con él toda Jerusalén. Y, reuniendo a todos los príncipes de los sacerdotes y a los escribas del pueblo, les interrogaba dónde había de nacer el Mesías. –En Belén de Judá –le dijeron–, pues así está escrito por medio del Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo, Israel. Entonces, Herodes, llamando en secreto a los Magos, se informó cuidadosamente por ellos del tiempo en que había aparecido la estrella; y les envió a Belén, diciéndoles: –Id e informaos bien acerca del niño; y cuando lo encontréis, avisadme para que también yo vaya a adorarle” (Mt 2, 1-8). 

El texto es muy expresivo, ya que, con ocasión de la pregunta de los magos, se recurre a una cita de la Escritura para mostrar que Jesús es el Mesías esperado, el descendiente que el Señor había prometido a David, y para eso se menciona la profecía de Miqueas (Mi 5, 1). 

Poco después, una vez que los magos adoraron al niño, se dice que José fue advertido en sueños de los planes de Herodes para matarlo. José obedeció inmediatamente: “Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre y huyó a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: De Egipto llamé a mi hijo(Mt 2, 14-15).

De nuevo, se hace notar que lo sucedido ya estaba anticipado en el Antiguo Testamento, incluso aunque sus lectores no lo hubieran advertido antes. En efecto, la frase “de Egipto llamé a mi hijo” está en Oseas 11, 1, aunque en el libro del profeta ese “hijo” es el pueblo de Israel al que Dios sacó de Egipto para llevarlo a la tierra prometida.

Este juego de citas y alusiones, que solo puede percibir quien conoce con todo detalle el Antiguo Testamento, está cargado de sentido. 

Es significativo que Mateo presente a Jesús perseguido en su nacimiento por un rey, Herodes, que quiere darle muerte, y que, una vez salvado de esa persecución tras la muerte de Herodes, se dirija a la tierra de Israel procedente de Egipto. 

De este modo, se está presentando a Jesús como un nuevo Moisés. En la orden de Herodes de dar muerte a todos los niños menores de dos años (Mt 2, 16) se está volviendo a hacer real la persecución que el faraón dictó contra todos los niños israelitas (Ex 1, 16), y así como Moisés escapó prodigiosamente de una muerte segura, Jesús también logró escapar de la espada de Herodes. 

Después, se dirigiría a la tierra prometida procedente de Egipto.

El Bautismo de Jesús en el Jordán

La idea de Jesús como el nuevo Moisés resuena en varios aspectos al comienzo de su vida pública. Jesús acude al Jordán, junto a Jericó, donde está Juan el Bautista, para ser bautizado por él. Comienza su vida pública después de salir de las aguas del río (Mt 3, 13-17). 

Según el libro del Deuteronomio, Moisés guió al pueblo de Israel desde Egipto hasta el Jordán junto a Jericó (Dt 34, 3) y, antes de cruzar el río, murió tras contemplar la tierra prometida desde el monte Nebo.

Jesús, como el nuevo Josué, sucesor de Moisés, comienza su predicación a partir de la orilla del Jordán en el mismo lugar donde había llegado Moisés, frente a Jericó. Es Jesús quien verdaderamente lleva a plenitud lo que Moisés había iniciado.

Al narrar el bautismo de Jesús, se dice que “después de ser bautizado, Jesús salió del agua; y entonces se le abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios que descendía en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz desde los cielos dijo: – Este es mi Hijo, el amado, en quien me he complacido (Mt 3, 16-17). Esta frase “mi hijo, el amado”, que se escucha también en la transfiguración de Jesús (Mt 17, 5), es un eco de aquella en la que Dios se dirige a Abrahán para pedirle que le sacrifique a su hijo Isaac: toma a “tu hijo, el amado” (Gn 22, 2).

El paralelo entre Jesús e Isaac, que ya se había delineado en el anuncio del ángel a José (Mt 1, 20-21; Gn 17, 19), cobra de nuevo un protagonismo muy expresivo. Este modo de presentar a Jesús señala el paralelo entre la dramática escena del Génesis en la que Abraham está dispuesto a sacrificar a Isaac, que lo acompaña sin resistencia, y el drama que se consumó en el Calvario donde Dios Padre ofreció a su Hijo en sacrificio asumido voluntariamente para la redención del género humano.

La Predicación de Jesús

Mateo también habla de la predicación de Jesús presentándolo como el nuevo Moisés, que va detallando los preceptos de la Ley en un largo discurso desde una montaña (Mt 5, 1), en alusión al Sinaí.

Allí menciona algunos de los Mandamientos transmitidos por Moisés, y hace algunas precisiones acerca de su cumplimiento, asumiendo una autoridad que no dejaba indiferentes a quienes lo escuchaban. 

Jesús no plantea un conflicto con respecto a la aceptación de la Ley de Moisés, sino que, al contrario, ratifica su valor: “No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud. En verdad os digo que mientras no pasen el cielo y la tierra, de la Ley no pasará ni la más pequeña letra o trazo hasta que todo se cumpla” (Mt 5, 17-18). Pero explica con detalle el sentido y los modos de llevar a la práctica los principales mandamientos de la Torah. 

La “plenitud” de la que se habla no es la de un simple cumplimiento de lo mandado, sino una profundización en la enseñanza de la Ley que va mucho más allá que la rigurosa observancia de lo que expresa en su más pura literalidad.

El esquema de las palabras de Jesús (Mt 5, 43-45) corresponde a una explicación de los mandamientos según los procedimientos ordinarios entre los maestros de Israel en aquel tiempo. Primero se menciona el texto de la Ley que se va a comentar, y a continuación se indica el modo de cumplirlo de acuerdo con el espíritu de esos mandatos divinos. Los oyentes de Jesús escucharían, pues, un discurso estructurado de un modo que les resulta familiar.

En este caso, las explicaciones son introducidas de un modo peculiar, casi provocativo, por el maestro de Nazaret. No es un simple contraste ordinario de pareceres. Comienza diciendo: “Habéis oído que se dijo…” y cita palabras de la Ley a la que todos ellos reconocen un origen y autoridad divinos, para añadir: “pero yo os digo…”. ¿Quién es este maestro que se atreve a corregir con su interpretación lo que dice la Ley de Moisés?

Este modo de presentar la explicación de los mandamientos es propio del estilo de Jesús. Reclama para sí una autoridad por la que se sitúa al lado de Moisés, e incluso se eleva por encima de él.

Por un lado, Jesús acepta la Ley de Israel, reconoce su autoridad y enseña que tiene un valor perenne. Pero al mismo tiempo, esa perennidad va unida a la consecución de una plenitud que él mismo ha venido a darle, no abrogándola para sustituirla por otra, sino llevando a su culminación la enseñanza acerca de Dios y del hombre que contiene. No le ha añadido nuevos preceptos ni ha devaluado sus exigencias morales, pero sí que ha extraído de ella todas sus virtualidades ocultas y ha puesto de manifiesto nuevas exigencias de la verdad divina y humana que estaban latentes en ella.

Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo

Un repaso atento de las páginas del Evangelio, reparando en los detalles que un buen conocimiento del Antiguo Testamento aporta a su comprensión, es un ejercicio fascinante, pero que requeriría un tiempo y un espacio que supera los límites de un simple ensayo como este. Sin embargo, los ejemplos mencionados pueden servir para descubrir lo que puede aportar al conocimiento de Jesucristo una lectura del Nuevo Testamento a la luz de la Biblia hebrea.

La convicción expresada en la predicación apostólica de que el Antiguo Testamento solo se entiende en plenitud a la luz del misterio de Cristo, y, a su vez, que la luz de ese Antiguo Testamento hace brillar con todo su esplendor las palabras del Nuevo, se mantuvo inalterable en la teología patrística.

Es bien conocida la anotación de san Jerónimo en el prólogo de su Comentario a Isaías: “si, como dice el apóstol Pablo, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios, y el que no conoce las Escrituras no conoce el poder de Dios ni su sabiduría, de ahí se sigue que ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”.

Un buen conocimiento del Antiguo Testamento es necesario para conocer a Cristo en profundidad, ya que resulta imprescindible para captar todos los detalles que el Nuevo Testamento señala acerca de la persona y misión del Hijo de Dios hecho hombre.

El autorFrancisco Varo

Profesor ordinario de Sagrada Escritura, Universidad de Navarra

Evangelio

Hacer el bien al paso de Dios. Domingo XIII del tiempo ordinario (B)

Joseph Evans comenta las lecturas del domingo XIII del Tiempo Ordinario y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·27 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Nuestro Señor muestra una notable mezcla de determinación, flexibilidad y paciencia en su misión. Esto es especialmente evidente en el evangelio de hoy, en el que vemos constantemente a Jesús dispuesto a ir donde se le pide, adaptando sus planes, sin la menor prisa, pero todo ello inspirado por un claro sentido de seguir la voluntad del Padre. 

Jesús sabe lo que quiere hacer y lo hace con calma, sin inquietarse en ningún momento. Y, sin embargo, las multitudes bullen a su alrededor, la gente reclama su atención o le toca, los discípulos le responden nerviosos, la gente llora y se lamenta en voz alta, o se ríen de él. 

Jesús acaba de expulsar a miles de demonios de una sola persona: una batalla dura y agotadora. Al cruzar en barca a la otra orilla, una gran multitud se reúne a su alrededor. En medio de esa multitud, con Jesús sin duda dispuesto a enseñarles, un tal Jairo le ruega que venga a curar a su hija. Jesús le sigue sin rechistar. 

En el camino, se produce otra interrupción. Una mujer que sufría una dolorosa hemorragia desde hacía doce años le toca. Sintiendo que se le va la fuerza, Jesús se detiene: curar a la mujer no es suficiente, quiere ayudarla a crecer en la fe. Por eso la pone a prueba antes de curarla; incluso hay tiempo para una discusión con sus discípulos. Podemos imaginar la impaciencia de Jairo mientras todo esto ocurría. Y entonces se confirman sus peores temores. Le comunican que su hija ha muerto.

Jesús le dice: “No temas; basta que tengas fe”. Se demora aún más, impidiendo que todos los demás le acompañen y permitiendo que sólo lo hagan Pedro, Santiago y Juan. Después de haber expulsado de la casa a todos los que lloraban (se toma más tiempo), Jesús cura finalmente a la niña con gran paciencia y dulzura: “Contigo hablo, niña, levántate”. Ella lo hace, e incluso se nos dice que a Jesús se le ocurre decirles que le den algo de comer.

Esta es una gran lección para nosotros. Estar decididos a hacer el bien y no dejar que nada nos disuada, pero con calma, paciencia y flexibilidad. 

Una de las razones por las que carecemos de misericordia -y éste podría ser un defecto particular de las personas trabajadoras y motivadas- es que tenemos todo tipo de cosas que queremos hacer, quizá cosas muy buenas para el servicio de Dios, y no nos gusta que nos interrumpan. 

Lo que tendríamos que aprender es que esas interrupciones podrían ser Nuestro Señor diciéndonos lo que quiere que hagamos.

La homilía sobre las lecturas del domingo XIII del Tiempo Ordinario (B)

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

España

Cáritas apoya a 2,5 millones de personas y la exclusión social aumenta

“Las crisis económicas y sociales están abocando al 26% de la ciudadanía a situaciones cada vez más complejas de exclusión social”, ha informado hoy Cáritas, que el año pasado atendió a más de 2,5 millones de personas dentro y fuera de España, lo que requirió una inversión de 486,5 millones de euros, un 6,4% más que el año anterior. La mitad acudió a Cáritas pese a tener un empleo.  

Francisco Otamendi·26 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

La sucesión de crisis económicas y sociales está abocando al 26% de los ciudadanos “a situaciones cada vez más complejas de exclusión social”. La pérdida de la función protectora del trabajo, el encarecimiento de la vivienda o la irregularidad administrativa que sufren muchas personas migrantes impide que buena parte de la población pueda alcanzar unas condiciones de vida digna. 

Así lo constata la Memoria confederal de Cáritas, la confederación oficial de entidades de acción caritativa y social de la Iglesia católica, que se ha presentado este miércoles en Madrid por su presidente, Manuel Bretón, y la secretaria general, Natalia Peiro, que han informado sobre la labor realizada por Cáritas en 2023.

El año pasado, Cáritas invirtió la cifra récord de 486,5 millones de euros  –29,3 millones de euros (6,4 %) más que el año anterior – en sus diferentes recursos y proyectos dentro de España y en acciones de cooperación internacional en terceros países. 

Vuelta a niveles prepandemia y agotamiento de los solicitantes

Gracias a estos recursos disponibles, Cáritas consiguió apoyar a 2.567.680 personas dentro y fuera de nuestras fronteras. De ellas, 1.327.298 dentro de España y 1.240.382 en Cooperación Internacional. Los datos de la Memoria reflejan que el número de personas atendidas en nuestro país volvió a estar en niveles similares de 2019, el año anterior a la pandemia (1.403.299). 

“En 2023 hemos constatado en nuestros servicios de acogida y otros recursos que las personas que acuden a nosotros tienen cada vez mayores dificultades de acceso a derechos. Son personas con un cúmulo de necesidades, con una sensación de agotamiento y desgaste por el esfuerzo continuo en la búsqueda de cómo resolver esas necesidades básicas”, explicó Natalia Peiro durante la presentación del balance de actividades.

El 80 por ciento de las ayudas, para necesidades básicas

A lo largo del año pasado, una de cada tres personas atendidas se encontraba en situación administrativa irregular, mientras que el 50 % eran trabajadores pobres o tenían serias dificultades en el acceso o mantenimiento de su vivienda. 

En los programas de Acogida y Asistencia, el 80 por ciento de las ayudas que solicitaron las familias estaban relacionados con los pagos de los suministros, de los alquileres, es decir, necesidades básicas. “La mejora de la tasa de actividad y la disminución del paro a lo largo de 2023 no se ha traducido en un aumento de la calidad del empleo, sobre todo para las personas en situación de exclusión social. Con una tasa del 11,9%, España sigue siendo uno de los países de la UE con mayor índice de pobreza laboral debido a la parcialidad, bajos salarios y temporalidad”, señaló Natalia Peiro.

La realidad de exclusión y pobreza que viven las personas que acuden a Cáritas, según sus resaponsables, no es coyuntural ni, por tanto, asociada a una crisis puntual, “sino estructural y generada por desarrollos sociales y económicos, así como por políticas durante décadas”. La compleja situación de las personas requiere de periodos de acompañamiento más prolongados. En el caso de las personas en situación administrativa irregular, este proceso puede durar de media entre 1 y dos años. “Estos datos demuestran que hacemos falta para procesos de acompañamiento más complejos, más largos y más caros”, subrayó Peiro.

Más fondos para empleo

Al ser el empleo uno de los principales factores de integración, Cáritas volvió a aumentar una vez más los fondos invertidos en programas de Economía Solidaria. Con una dotación total de 136,8 millones de euros (21,3 millones más que el año anterior), el esfuerzo financiero realizado sobre los itinerarios de inserción sociolaboral y las empresas de inserción volvieron a superar a los programas de Acogida y Asistencia (96,7 millones de euros). Con estos recursos se consiguió atender a un 4,9 % más de personas en busca de empleo que en 2022. 

“En nuestro día a día nos topamos con muchas personas haciendo grandes esfuerzos por superarse, por aprender, por adquirir nuevas competencias, por superar la brecha digital y por enfrentarse a sus miedos y a la multitud de obstáculos que encuentran en su camino. Sin embargo, en muchas ocasiones, esto no es suficiente para alcanzar un empleo digno. Y ello es porque nuestro sistema socioeconómico, basado en la rentabilidad económica, la acumulación, el individualismo, la competencia y el consumo desmedido, nos sigue conduciendo a unos índices de desigualdad creciente, una precariedad laboral en aumento y un avance en la degradación del medio ambiente, incompatibles con la justicia social y la igualdad en el acceso a derechos”, señaló Natalia Peiro.

Los otros programas que más recursos utilizaron a lo largo del año pasado fueron los de personas mayores (42,9 millones), personas en situación de sin hogar (41,3 millones), y los de familia, infancia y juventud (28,5 millones), por citar los más relevantes. 

Emergencias humanitarias fuera de España

Dar respuesta a las necesidades humanitarias de miles de personas fuera de nuestras fronteras también ha sido una de las principales tareas de Cáritas a lo largo de 2023. Los distintos proyectos de Cooperación Internacional sumaron una inversión total de 25,2 millones de euros y se atendieron a 1.240.382 personas. 

Dentro de la acción humanitaria destaca, sobre todo, el trabajo realizado en Marruecos, Turquía y Siria a raíz de la emergencia producida por los terremotos que afectaron a los tres países, el apoyo en Tierra Santa, así como la continuidad en el trabajo desarrollado en Ucrania. Todo ello sin olvidar la situación en otros países con crisis olvidadas como Mozambique, Etiopía o Líbano. 

El importante esfuerzo económico (unos 29,3 millones más que en 2022) realizado por Cáritas el año pasado ha sido posible gracias al generoso apoyo de miles de socios, donantes y colaboradores privados, que han aportado más de 327 millones, un 6,9% más que el año anterior. “Ponemos en valor el compromiso de más de 230.000 personas donantes y socias que colaboran con nosotros en la tarea de construir un mundo más justo”, señaló la secretaria general. 

Junto a ello, destaca también el esfuerzo de las distintas Administraciones Públicas, que aportaron a los programas de Cáritas un total de 159,4 millones de euros. Nuestro balance global de ingresos se ha situado este año con un 67,22% de origen privado y un 32,78% proveniente de las administraciones públicas.

Máxima austeridad con menos medios

Aun cuando en los dos últimos años el conjunto de las Cáritas ha puesto en juego un importante incremento de recursos económicos debido al impacto de la crisis inflacionaria, ha sido posible mantener el objetivo de austeridad en el apartado de Gestión y Administración. Incluso ha descendido al 5,72 %. 

Es decir, de cada 100 euros invertidos en acciones de lucha contra la pobreza, solo se han destinado a gastos de gestión 5,7 euros. “Llevamos 20 años en este porcentaje de gastos de gestión”, subrayó Natalia Peiro. La Memoria recoge también los datos de las personas que están detrás de toda esta actividad confederal, sostenida gracias a 71.437 personas voluntarias y a 5.871 trabajadores contratados.

Sumar voluntades 

Durante la presentación del balance de actividades, el presidente de Cáritas Española hizo un llamamiento a toda la sociedad a “sumar voluntades para convertir en lugar de encuentro y espacio de concordia el trabajo a favor de los invisibles y descartados, en estos tiempos de preocupante polarización social y de agravamiento de las condiciones de vida de muchas personas, que ven cómo su acceso a derechos básicos sigue siendo muy precario”. 

En su intervención, Manuel Bretón aprovechó para agradecer el “apoyo incansable” de empresas, donantes particulares, administraciones públicas y miles de voluntarios “en la tarea de garantizar la dignidad de todas las personas, la protección de los derechos humanos y el compromiso por la justicia social”. “Son muchas las manos que se unen para avanzar en esa tarea. Por ello, quiero agradecer, en nombre propio y en el de Cáritas Española, esta suma de compromisos y solidaridad que tejen una red de apoyos sin la que no habríamos podido acompañar en 2023 a más de dos millones y medio de personas dentro y fuera de nuestro país”.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

El Papa pide atender a quienes sufren por culpa de las drogas

El Papa Francisco ha pedido a todos los católicos que ayuden a luchar contra la "plaga" del negocio y la adicción a las drogas, con ocasión del Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.

Paloma López Campos·26 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Durante su audiencia general, el Papa Francisco ha hablado sobre el daño que causan las drogas, con ocasión del Día Internacional contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.

Citando a san Juan Pablo II, el Santo Padre ha explicado que “el uso indebido de drogas empobrece a todas las comunidades en que se produce”. Sin embargo, tras esta afirmación uno no puede olvidar “que cada tóxico-dependiente trae consigo una historia personal distinta, que debe ser escuchada, comprendida, amada y, en cuanto posible, sanada y purificada”.

Frente al dolor individual que provoca la relación con las drogas, ha dicho Francisco, “no podemos ignorar las malas intenciones y acciones de los vendedores de drogas y de los narcotraficantes”.

A continuación, el Papa ha desaconsejado la liberación del consumo de estas sustancias como medio para obtener “una reducción de la dependencia de las drogas”. Por ello, el Obispo de Roma ha afirmado que está “convencido de que es moralmente correcto acabar con la producción y el tráfico de estas sustancias peligrosas”.

Las drogas, una plaga

Con duras palabras, Francisco ha calificado a quienes manejan el negocio de las drogas como “traficantes de muerte”, “movidos por la lógica del poder y del dinero a cualquier precio”. Ha señalado el abuso y el lucro a través de las sustancias tóxicas como una “plaga que produce violencia y siembra sufrimiento y muerte”.

Ante estos hechos, el Papa ha pedido que se invierta en “la prevención, que se hace promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida personal y comunitaria, acompañando  a los necesitados y dando esperanza en el futuro”.

Asimismo, el Santo Padre ha alabado las “comunidades de recuperación inspiradas en el Evangelio”. Estas, ha dicho, “son un testimonio fuerte y de esperanza del compromiso de sacerdotes, consagrados y laicos para poner en práctica la parábola del Buen Samaritano”. Por otro lado, ha agradecido “los esfuerzos emprendidos por varias Conferencias Episcopales para promover una legislación y unas políticas justas en materia de tratamiento de las personas drogodependientes y de prevención para frenar este flagelo”.

Actuación y prevención

Francisco ha citado algunos ejemplos de instituciones o grupos que trabajan de forma excepcional para ayudar a las personas drogodependientes, como “la red de La Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de Adicciones (PLAPA)” o “los obispos de África Austral, que en noviembre de 2023 convocaron una reunión sobre el tema ‘Capacitar a los jóvenes como agentes de paz y esperanza’”.

Para concluir, el Papa Francisco ha exclamado que, “ante la trágica situación de tóxico-dependencia de millones de personas en todo el mundo, ante el escándalo de la producción y del tráfico ilícitos de estas drogas, no podemos ser indiferentes”. “Estamos llamados”, ha insistido el Pontífice, “a actuar, a detenernos ante las situaciones de fragilidad y dolor, a saber escuchar el grito de la soledad y la angustia, a inclinarnos para levantar y traer de vuelta a la vida a aquellos que caen en la esclavitud de la droga”.

Vocaciones

Judita Velziene: “En el Opus Dei redescubrí la relación personal con Dios”

Esta joven supernumeraria del Opus Dei explica cómo descubrió su vocación de santificación en medio del mundo en su Lituania natal.

Maria José Atienza·26 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Casada y madre de 4 hijos, Judita Velziene es psicóloga y vive en Kaunas, una de las principales ciudades de Lituania. En la actualidad, la mayor parte de los miembros del Opus Dei lo conforman  supernumerarias como Judita, en todo el mundo.

Judita destaca que “la esencia de la vocación es la identidad, no el mérito”. No se trata de hacer cosas sino de la identidad personal de cada uno y su relación única con Dios. Una vocación que vive en su día a día en la familia y en su tarea profesional como psicoterapeuta.

¿Cómo descubriste tu vocación al Opus Dei?

–Ya había formado una familia, tenía hijos y trabajaba con éxito en una gran corporación empresarial, cuando sentí que a mi fe le faltaba vida. Vivía bajo mucha presión, compaginando los compromisos familiares y laborales, y mi fe carecía de cualquier tipo de apoyo y alimento. Entonces mi hermano me presentó a una persona del Opus Dei que se convirtió en una muy buena amiga. Poco después, me invitó a participar en curso de retiro. Allí empezó a desintegrarse lentamente la armadura que había construido a lo largo de mi vida, que debería haberme protegido y fortalecido, pero que, en vez de eso, encerraba y endurecía mi alma. Toda la formación espiritual del Opus Dei me recordó mucho las enseñanzas que había recibido de mi abuela y de mis padres sobre Dios y la Iglesia.

Redescubrí lo grande que es el amor de Dios y lo hermosa y personal que es su relación conmigo. Eso me ayudó a volver de nuevo los ojos a la familia, evitando una excesiva inmersión en mi carrera profesional, restaurando así el equilibrio en mi vida. Cuando empecé a considerar seriamente si Dios me llamaba al Opus Dei, me di cuenta de que desde el principio me sentí como en casa.

Para mí es muy importante tener una relación constante con Dios en mi día a día, ya que es como un eje alrededor del cual gira mi vida familiar y profesional. Me doy cuenta muy rápidamente cuando me alejo de ese eje y sé dónde tengo que ir para volver al lugar al que pertenezco.

¿Qué supone tener una vocación y no sólo “hacer cosas buenas”?

–Me parece que la esencia de la vocación es la identidad, no el mérito. La cuestión no es qué haces, sino quién eres. Cuando respondes a esa pregunta de quién eres, haces cosas buenas de una manera muy diferente. Se convierte en tu firma y no en un deber fatigoso. También con las limitaciones, que procuras ver en ti mismo con los ojos de Dios, con su misericordia y su paciente enseñanza, para estar más acorde con tu verdadera identidad.

¿Cómo influye esa vocación en tu trabajo?

–Soy psicoterapeuta y en mi trabajo trato a diario con las dificultades psicológicas, el dolor y el sufrimiento de las personas. Una vez, en una meditación, un sacerdote señaló que allí donde hay sufrimiento, siempre está Cristo. Esto me impresionó, y desde entonces, cada día en el trabajo, recuerdo que cuando estoy con el sufrimiento humano, estoy muy cerca de Cristo, porque Él siempre está ahí. Esto me asombra y al mismo tiempo me obliga a hacer lo mejor posible mi trabajo.

Rezo el Rosario de camino al trabajo y siempre rezo un misterio por los clientes del día y sus intenciones. La Obra me ha ayudado mucho a curarme del perfeccionismo, que fue un gran obstáculo al principio de mi carrera.

A menudo veía las cosas en blanco o negro, me agobiaba y empecé a rechazar el trabajo en general. Pero el Opus Dei me ha enseñado, paciente y constantemente, a santificar mi trabajo, a intentar hacerlo de la mejor manera posible poco a poco. Esto me ayuda mucho.

Hoy día, la mayor parte de los miembros del Opus Dei lo conforman supernumerarias y supernumerarios, pero aún es una vocación poco conocida. ¿Cómo explicas tu vocación a tus amistades?

–Siento que llevo demasiado poco tiempo siendo supernumeraria para poder explicar bien mi vocación. Pero, como vivo entre la gente, cada vez que surge esta pregunta, puedo aprender a responderla mejor, y al mismo tiempo me replanteo mi propia forma de entenderla. Suelo decir que de lo que se trata es de seguir buscando a Dios en tu vida cotidiana, estés donde estés: en la gente que te rodea, en el trabajo que haces, en casa y en tu vida profesional.

Tu día a día se desarrolla en tu familia y en tu parroquia. ¿Colaboras en la comunidad parroquial a la que perteneces?  

–La parroquia a la que pertenecemos mi familia y yo es muy fuerte y está muy viva. Al elegir un lugar para nuestra casa, entre otras cosas prácticas, también nos preocupaba tener una iglesia cerca. Cuando nos mudamos, encontramos una comunidad tan fuerte que no dejamos de alegrarnos y dar gracias a Dios por ello. Cuando podemos, también intentamos contribuir a la vida de la parroquia ayudando a los novios a prepararse para el sacramento del matrimonio.

Como supernumeraria, ¿qué recibes del Opus Dei?

–Recibo muchas cosas: formación espiritual, formación humana y amigos. Pero valoro especialmente la unidad en la oración.

Hace un mes, uno de mis hijos tuvo un accidente y sufrió una traumatismo en la cabeza, lo que supuso una conmocionó a toda nuestra familia. A pesar del estrés y las dificultades, las oraciones de todos nos mantuvieron esperanzados y fuertes. Verdaderamente este es un vínculo especial entre los fieles del Opus Dei.

Actualidad

50 años de la visita de san Josemaría Escrivá a Cañete

Con motivo de la festividad de san Josemaría Escrivá (26 de junio) y los 50 años de la visita del santo se ha organizado una serie de actividades promovidas por la Prelatura de Yauyos y la sociedad civil cañetana.

Jesús Colquepisco·26 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Prelatura de Yauyos (Perú), jurisdicción eclesiástica que se encuentra al sur de Lima y tiene su sede episcopal en la ciudad costera de San Vicente de Cañete, celebrará los 50 años de la visita que san Josemaría Escrivá de Balaguer hizo el 13 de julio de 1974 a Cañete.

Con motivo de la festividad de san Josemaría Escrivá (26 de junio) y los 50 años de la visita del santo se ha organizado una serie de actividades promovidas por la Prelatura de Yauyos y la sociedad civil cañetana.

Rostro de la estatua de san Josemaría

Como es de costumbre, se tendrá la Novena en la Iglesia Catedral de San Vicente de Cañete ofrecida por instituciones y familias; y la Misa Solemne de fiesta el 26, presidida por Monseñor Ricardo García, Obispo Prelado de Yauyos. También del 26 al 13 de julio habrá una exposición fotográfica sobre “San Josemaría y Cañete” en la Plaza de Armas de San Vicente.

El 13 de julio de 2024, día del 50° aniversario de la visita, se instalará en la Plaza de Armas una imagen de cuerpo completo de san Josemaría que quedará para el recuerdo y devoción de todos los cañetanos.

La obra de arte, confeccionada por el artista Fredy Luque es de una pieza entera de tamaño natural, bañada en bronce, que será trasladada desde la ciudad sureña de Arequipa y estará ubicada frente a la Iglesia Catedral. La escultura, ofrecida por el obispado, instituciones y ciudadanos particulares es un reconocimiento de la sociedad cañetana al santo sacerdote que tuvo a Yauyos y Cañete en su corazón.

San Josemaría Escrivá y Cañete

El santo sacerdote español tuvo una especial relación con la Prelatura de Yauyos desde los inicios de ésta, ya que fue el Papa Pío XII quien en 1957 crea la Prelatura y le pide al fundador del Opus Dei que su institución se hiciera cargo de una de las nuevas jurisdicciones eclesiásticas que se estaban creando en el Perú. Monseñor Escrivá recibió la prelatura que no quisieron los demás, la Prelatura de Yauyos.

Yauyos es una ciudad metida en los Andes a 2874 metros sobre el nivel del mar y fue la primera sede prelaticia; formaba parte también de la Prelatura la provincia andina de Huarochirí.

El 2 de octubre de 1957 tomó posesión Mons. Ignacio María de Orbegozo, enviado por Mons. Escrivá de Balaguer, al igual que otros cinco sacerdotes españoles, miembros de la Sociedad sacerdotal de la Santa Cruz. Luego en 1962 se anexaría también la provincia de Cañete.

En julio de 1974 Monseñor Josemaría Escrivá se encontraba en el Perú, y el día 13 visitó Cañete teniendo un inolvidable encuentro con numerosos feligreses de la Provincia de Cañete a la que el santo ‘bautizó’ en ese momento con el apelativo “Valle Bendito de Cañete”, por su fructífera tierra y amplia costa de provechosa actividad pesquera; expresión que hoy en día sigue siendo popular para referirse a la provincia cañetana.

San Josemaría vivió muy de cerca la labor evangelizadora en la Prelatura de Yauyos, manifestando con sus cartas y a través de la oración su cercanía a los primeros sacerdotes y al Prelado de Yauyos, así también los animó a formar a las familias y la búsqueda de vocaciones nativas.

En 1964 inició el Seminario Menor teniendo como primeros alumnos los acólitos de las parroquias; y en 1971 comenzaría el Seminario Mayor “San José” con las primeras vocaciones nativas.

Madre del Amor Hermoso
Madre del Amor Hermoso donada por san Josemaría

San Josemaría quiso mucho a los cañetanos, como muestra de ello, en 1964 obsequió la imagen de “Santa María, Madre del Amor Hermoso”, ubicada en su Santuario en San Vicente.

De la misma manera San Josemaría tuvo mucho interés por el desarrollo humano, económico, social y cultural de la Prelatura de Yauyos, esto pudo concretarse a través de dos proyectos en San Vicente de Cañete, los institutos “Valle Grande” y “Condoray”, llevados desde sus inicios por laicos profesionales del Opus Dei. Hoy en día estos dos institutos son referentes en Cañete.

San Josemaría sigue intercediendo desde el cielo por sus numerosos fieles devotos en la Prelatura de Yauyos, algunos de ellos aún con el recuerdo vivo de aquella visita del 13 de julio de 1974.

El autorJesús Colquepisco