Ecología integral

Consejos para la vida espiritual de personas con TDAH 

Las personas con TDAH pueden desarrollar una vida espiritual sana entendiendo las particularidades de su modo de ser e integrándolas con paz en sus prácticas espirituales.

Javier García Herrería·17 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Vivir la fe con un Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) no parece un desafío especialmente difícil, pero sí es bueno saber tener en cuenta algunas consideraciones que pueden ayudar a desarrollar una vida espiritual sana. 

Algunos síntomas del TDAH como la inconstancia, la impulsividad, la dificultad para concentrarse o mantener rutinas parecen enemigos de la oración y del recogimiento interior. Sin embargo, los creyentes con TDAH pueden descubrir que sus limitaciones pueden ser también una vía singular de encuentro con Dios. 

El doctor Carlos Chiclana ha elaborado una guía gratuita en PDF con recomendaciones para personas con TDAH. Este recurso online está diseñado específicamente para ellos, empleando un diseño gráfico que facilita enormemente su lectura.

La obra recoge consejos como los que se exponen a continuación:

Un camino de aceptación y confianza

Las personas con TDAH pueden descubrir que su propio modo de ser —inquieto, cambiante, sensible— puede reflejar algo del dinamismo del Espíritu Santo. El camino espiritual no consiste en eliminar la distracción, sino en aprender a amar a Dios desde la distracción.

Al final, se trata de volver a las palabras del testimonio inicial: “Me siento en un banco de la iglesia y le digo al Señor: aquí estoy, qué bien estamos, ¿no?”.  Quizás ahí, en ese abandono sencillo, está el corazón de toda vida espiritual.

Tiempos más cortos

La oración no necesita durar una hora para ser profunda. En el caso del TDAH, mejor orar poco y bien, que mucho y mal. Fracciones de 10 o 15 minutos, repartidas a lo largo del día, pueden ser mucho más fecundas. Lo importante es ser fiel, no perfecto.

Tratarse amablemente

La primera regla es la compasión con uno mismo. “No te puedes ver como un ser enfermo”, explica uno de los testimonios. El TDAH no es un defecto moral, sino una forma distinta de percibir, sentir y reaccionar. Desde la fe, se trata de mirarse con los ojos de Dios, que “no ha podido crearme imperfecto, porque Él es perfecto”.

Quien vive con TDAH debe aprender a agradecer más que a lamentar, a descubrir la gracia escondida en cada intento fallido. Cambiar la autocrítica por gratitud es ya un acto de humildad profunda. “Un día me di cuenta de que hay más motivos para dar gracias que para pedir perdón, y eso me ayudó a enfocar la lucha en positivo”.

Desarrollar conciencia de las propias dificultades

La autoconciencia no es resignación, sino un ejercicio de lucidez espiritual. Saber que la inconstancia, la desorganización o la impulsividad no son pecado, sino parte de la propia condición, permite dejar de castigarse y empezar a crecer.

“Ser diagnosticado fue una herramienta de comprensión —afirma otra persona—. Me ayudó a dejar de culpabilizarme y a entender por qué me costaba tanto mantener hábitos o concentrarme en la oración.” 

El consejo es claro: identificar, aceptar y redirigir. Ser conscientes de los patrones permite volver a centrar la atención y evitar la “bola de nieve” de frustración y culpa.

Hacer de las dificultades tema de oración

Las distracciones, el cansancio o la ansiedad no deben excluirse del diálogo con Dios, sino convertirse en materia de oración. “Converso con el Señor sobre cómo me encuentro e intento ver las cosas con sus ojos”, escribe alguien con TDAH. Orar no es alcanzar la calma perfecta, sino presentarse ante Dios tal como uno está.

A veces, escuchar música espiritual, rezar con un audio o anotar pensamientos puede ayudar a sostener el diálogo interior. Lo importante no es el método, sino mantener el corazón abierto.

Momentos de reflexión y recomienzo

El TDAH tiende a dispersar la atención y a romper rutinas, por eso es clave introducir pequeños “puntos de control”: cinco minutos al final del día para revisar cómo ha ido la jornada, qué se ha cumplido y qué se puede recomenzar.

Esa costumbre, tan sencilla, permite vivir el perdón diario y la esperanza. No importa cuántas veces uno se distraiga, sino que siempre puede volver a prestar atención, sin frustración: “Con intentar vivir el aquí y el ahora, ya tengo mucho ganado”.

Apoyarse en tareas concretas durante la oración

Las personas con TDAH rezan mejor cuando la oración se vuelve activa: escribir una carta a Jesús o a la Virgen, dibujar lo que se medita, leer biografías de santos, escuchar música que ayude a conectar con lo divino. Son herramientas que canalizan la energía y la emotividad, y que convierten la creatividad en oración.

Orden y rutina

El orden externo puede sostener la paz interior. Por eso, establecer rutinas realistas es vital: levantarse temprano, asistir a misa, hacer algo de ejercicio, comer a horas regulares.

El orden no es rigidez, sino un soporte que libera la mente del caos. “Me intento poner metas realistas —dice un testimonio— y centrarme en que todo esfuerzo sea por amor, no por sentir que progreso.”

Apoyo en otras personas

Nadie puede sostener su vida espiritual en solitario. La comunidad, la dirección espiritual o el acompañamiento psicológico y pastoral son anclas fundamentales. Hablar con un sacerdote, participar en una comunidad o rezar con otros ayuda a mantener el rumbo cuando el cansancio o la desmotivación aparecen. “La dirección espiritual me ayuda mucho con la culpa y la preocupación”, confiesa uno de los participantes.

FirmasVictor Torre de Silva

El tiempo de la Iglesia

Los primeros meses de un nuevo pontificado suelen generar gran expectación mediática y opiniones inmediatas sobre cada gesto del Papa. Esta reflexión invita a poner pausa: comprender que las decisiones de la Iglesia requieren tiempo para madurar y que una mirada serena y esperanzada permite apreciar mejor su significado y frutos.

17 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

Los primeros meses del pontificado del Papa León XIV han estado marcados por el furor informativo que caracteriza estos tiempos. Todos los medios han querido ser los primeros en contar cada detalle del sucesor de Pedro: su origen, sus estudios, su ministerio, las personas que lo han acompañado. Pero mientras la novedad se apaga, el Papa empieza a tomar decisiones de calado: nombramientos en la Curia, la publicación de su primera exhortación apostólica, un motu proprio sobre las finanzas vaticanas o el anuncio de su próximo viaje a Turquía y Líbano.

Cada uno de estos gestos genera una avalancha de comentarios, vídeos, artículos o publicaciones en redes sociales que buscan revelar la “verdadera interpretación” o el “significado oculto” de lo que hace el Papa. Algunos opinan con buena voluntad; otros, en cambio, aprovechan para agitar los ánimos o alimentar divisiones. En cualquier caso, conviene recordar que las decisiones en la vida de la Iglesia, como los documentos magisteriales o los frutos de los viajes apostólicos, necesitan tiempo para madurar.

La historia enseña que las reacciones apresuradas pueden ser malas consejeras. En 1277, el cardenal Tempier condenó algunas tesis del aristotelismo latino, y durante años se miró con recelo la obra de santo Tomás de Aquino, hoy doctor de la Iglesia. También san Pablo VI fue duramente criticado tras publicar Humanae Vitae, pero medio siglo después, la mayoría de fieles y pastores reconoce su sabiduría y valentía ante las mareas ideológicas del momento.

El tiempo de la prensa no es el tiempo de la Iglesia. Las valoraciones rápidas o alarmistas corren el riesgo de caducar muy pronto y pueden quitar la paz. Una mirada pausada, orante y esperanzada suele ofrecer una comprensión más fiel a la naturaleza de la Iglesia y a su modo de obrar en la historia. 

El autorVictor Torre de Silva

Vaticano

El Papa asegura a los pobres que Dios les ama y pide acción a los gobiernos

Antes de unirse a más de mil personas para almorzar, el Papa León XIV celebró la Misa del Jubileo de los Pobres y oró para que todos los cristianos compartieran “el amor de Dios, que acoge, venda las heridas, perdona, consuela y sana”. El Pontífice pidió “una cultura de la atención para romper el muro de la soledad”.

CNS / Omnes·16 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

– Cindy Wooden, Ciudad del Vaticano, CNS

Antes de unirse a cientos de personas para almorzar, el Papa León XIV celebró la Misa del Jubileo de los Pobres, y oró para que todos los cristianos compartieran “el amor de Dios, que acoge, venda las heridas, perdona, consuela y sana”.

“En medio de la persecución, el sufrimiento, las luchas y la opresión en nuestras vidas personales y en la sociedad, Dios no nos abandona”, aseguró el Papa León a miles de migrantes, refugiados y personas sin hogar.

El Señor “se revela como aquel que se pone de nuestro lado”, añadió el Papa en su homilía del 16 de noviembre, día de la celebración de la Jornada Mundial de los Pobres por parte de la Iglesia.

Voluntarios de organizaciones benéficas católicas del Vaticano, diocesanas y con sede en Roma se unieron a las personas a las que ayudan para la Misa. La organización benéfica francesa Fratello organizó una peregrinación internacional, llevando a cientos de personas a Roma.

Almuerzo con más de 1.300 personas, patrocinado por los Padres Vicentinos

El Vaticano informó que 6.000 personas asistieron a la Misa en la basílica, y otras 20.000 la siguieron a través de pantallas gigantes en la Plaza de San Pedro. Para cuando el Papa León XIV dirigió el rezo del Ángelus, unas 40.000 personas se encontraban en la plaza.

Tras el Ángelus, y como parte de la celebración del 400 aniversario de su fundación, los Padres Vicencianos patrocinaron y sirvieron un almuerzo al Papa y sus invitados. Miembros de las Hijas de la Caridad y voluntarios de organizaciones vicentinas ayudaron a servir la comida y repartieron 1.500 mochilas con alimentos y artículos de higiene.

El almuerzo consistió en un primer plato de lasaña de verduras, seguido de chuletas de pollo con verduras y, para finalizar, baba, un pequeño pastel napolitano bañado en almíbar. También se ofrecieron panecillos, fruta, agua y refrescos.

El Papa León XIV habló a los invitados al almuerzo servido por los Padres Vicentinos, más de mil trescientos, al que asistieron también miembros de organizaciones asistenciales (CNS photo/Lola Gomez).

Hogares para pobres en el mundo

Antes de la misa, el padre Tomaž Mavric, superior general de los Vicentinos, entregó simbólicamente al Papa León las llaves de las casas de la «Campaña de las Trece Casas» de los Paúles. El nombre del proyecto, que ha construido hogares para los pobres en todo el mundo, es un homenaje a San Vicente de Paúl y a su decisión en 1643 de utilizar una donación del rey francés Luis XIII para construir 13 pequeñas casas cerca de la sede vicentina en París para cuidar a niños abandonados.

‘Dilexi te’, ‘Yo te he amado’”

En su homilía durante la Misa, el Papa León XIV señaló cómo la Biblia está «tejida con ese hilo dorado que narra la historia de Dios, que siempre está del lado de los pequeños, los huérfanos, los extranjeros y las viudas».

En la vida, muerte y resurrección de Jesús, “la cercanía de Dios alcanza la máxima expresión de amor”, afirmó. “Por eso, la presencia y la palabra de Cristo se convierten en alegría y júbilo para los más pobres, puesto que vino a proclamarles la buena noticia y a anunciar el año de la gracia del Señor”.

Si bien el Papa agradeció a los católicos que ayudan a los pobres, dijo que quería que los propios pobres escucharan “las palabras irrevocables del Señor Jesús: ‘Dilexi te’, ‘Yo te he amado’”.

El Papa León XIV celebra la Misa del Jubileo de los Pobres en la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 16 de noviembre de 2025 (Foto CNS/Lola Gómez).

“Una cultura de la atención, para romper el muro de la soledad”

“Sí, ante nuestra pequeñez y pobreza, Dios nos mira como a nadie más y nos ama con amor eterno”, dijo el Papa. “Y su Iglesia, incluso hoy, quizás especialmente en nuestro tiempo, todavía herida por formas antiguas y nuevas de pobreza, espera ser ‘madre de los pobres, lugar de acogida y justicia’”, añadió, citando su exhortación sobre el amor a los pobres.

Si bien existen muchas formas de pobreza —material, moral y espiritual—, lo que las atraviesa a todas y que afecta particularmente a los jóvenes es la soledad, afirmó.

“Nos invita a mirar la pobreza de forma integral, porque si bien es cierto que a veces es necesario responder a las necesidades urgentes, también debemos desarrollar una cultura de la atención, precisamente para derribar los muros de la soledad”, manifestó el Papa . “Estemos, pues, atentos a los demás, a cada persona, dondequiera que estemos, dondequiera que vivamos”.

Llamamiento a Jefes de Estado y líderes: ‘No puede haber paz sin justicia’

La pobreza es un desafío no solo para quienes creen en Dios, dijo, y formuló un llamamiento  a «los jefes de Estado y a los líderes de las naciones para que escuchen el clamor de los más pobres”.

«No puede haber paz sin justicia», dijo el Papa León XIV. Y los pobres nos lo recuerdan de muchas maneras: a través de la migración, de sus gritos, que a menudo son sofocados por el mito del bienestar y el progreso que no tiene en cuenta a todos, e incluso olvida a muchos individuos, dejándolos a su suerte”.

Unas 40.000 personas se congregaron en la Plaza de San Pedro del Vaticano para acompañar al Papa León XIV en el rezo del Ángelus el 16 de noviembre de 2025 (CNS photo/Vatican Media).

Ángelus: los cristianos, víctimas de discriminación y persecución

“Hoy, en diversas partes del mundo, los cristianos son víctimas de discriminación y persecución”, dijo el Papa León XIV ante unas 40.000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus.

“Pienso en particular en Bangladesh, Nigeria, Mozambique, Sudán y otros países de donde frecuentemente llegan noticias de ataques contra comunidades y lugares de culto”, añadió el Pontífice. 

“Acompaño con mi oración a las familias de Kivu, en la República Democrática del Congo”, señaló también, donde en estos días ha habido una masacre de civiles, con al menos veinte víctimas a causa de un ataque terrorista. “Recemos para que cese cualquier violencia y que los creyentes colaboren por el bien común”. Pero, concluyó el Papa León XIV, “¡Dios es un Padre misericordioso y desea la paz entre todos sus hijos!”.

Persecución con mentiras y manipulaciones, los mártires

“La persecución de los cristianos, de hecho, no sólo se produce con armas y maltratos, sino también con palabras, es decir, a través de la mentira y la manipulación ideológica”, añadió León XIV.

“Sobre todo, cuando estamos oprimidos por estos males, físicos y morales, estamos llamados a dar testimonio de la verdad que salva al mundo, de la justicia que redime a los pueblos de la opresión, de la esperanza que indica a todos el camino de la paz”.

“Queridos hermanos, a lo largo de toda la historia de la Iglesia, son sobre todo los mártires quienes nos recuerdan que la gracia de Dios es capaz de transfigurar incluso la violencia en signo de redención”, concluyó.

Oración por la paz en Ucrania

El Santo Padre no olvidó Ucrania. “Sigo con dolor las noticias de los ataques que continúan golpeando numerosas ciudades de Ucrania, incluida Kiev. Estos ataques han causado víctimas y heridos, entre ellos también niños, e ingentes daños a las infraestructuras civiles, dejando las familias sin casa mientras el frio avanza. Aseguro mi cercanía a la población en esta dura prueba. No podemos habituarnos a la guerra y a la destrucción. Oremos juntos por una paz justa y estable en la martirizada Ucrania”.

El autorCNS / Omnes

Las casualidades no existen, las causalidades sí

Tanto creyentes como ateos no tienen argumentos concluyentes sobre la existencia o no de un ser creador. Esas creencias, en ambas direcciones, se apoyan en evidencias, que no pruebas, de la existencia o no de Dios, dice el autor, que cita a Heisenberg: nuestro mundo no es fruto del azar. Hay algo que armoniza la creación, afirman numerosos científicos.  

16 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Las creencias infantiles que nos han enseñado, transmitido o inculcado sobre la existencia de Dios por parte de nuestros padres, abuelas, profesores, catequistas,… se desmoronan cada vez más rápido en nuestra sociedad, como la Nada progresa destruyendo Fantasía en La Historia Interminable. 

Dicho de otra manera, cuando escuchas a Ignacio Varela, Pedro García Cuartango, Fernando Savater,… y a múltiples periodistas, intelectuales, artistas, dan a entender que esos cuentecillos fantásticos son superados siempre al palpar la realidad cruel y demoledora en la que vivimos. Estos pensamientos de personas de “letras” son de los científicos y pueden ser del mismo estilo o más radicales, quizá con más motivo. Aunque no tiene por qué. 

Por ejemplo, Werner Heisenberg, el famoso físico que estableció el Principio de Incertidumbre, decía: “El primer trago del vaso de las ciencias naturales te convertirá en ateo, pero al fondo del vaso, Dios está esperándote”. 

Pensándolo fríamente, las grandes argumentaciones para demostrar la no existencia de Dios tampoco existen, son puras ideas, intuiciones. Y las grandes teorías y explicaciones del universo son incompletas y siempre no demostradas en plenitud. Entonces, ¿negar o afirmar la existencia de Dios es una mera creencia? ¿Hay pruebas concluyentes en alguna dirección, o es una disputa opinable pero no científica? ¿Es un acto de fe en ambos casos? 

Claramente sí, ya que tanto la Fe como la Ciencia, en esta cuestión, no tienen una respuesta clara en ningún sentido. Tanto las “historietas religiosas”, como la imposibilidad de negar empíricamente la existencia de Dios, nos hacen ver que, tanto creyentes como ateos, no tienen argumentos concluyentes sobre la existencia o no de un ser creador. Por lo que llama la atención cualquier desprecio hacía al que tiene un pensamiento opuesto al propio, ya que discrepar no supone discriminar. 

Tener convicciones no da derecho a ofender

Podemos concluir que tener convicciones no nos da el derecho a ofender al que piensa de manera diferente a nuestros pensamientos en ningún caso, y menos si las pruebas no lo avalan. Y quizá el religioso es el que “paga el pato” en esta cuestión, ya que muchas veces es ofendido gratuitamente por ser creyente y pensar que existe un ser creador, ordenador o mantener de la realidad en la que vivimos, cuando no está demostrado ni esto ni lo contrario.

Podemos decir que esas creencias, en ambas direcciones, se apoyan en evidencias, que no pruebas, de la existencia o no de Dios. No son pura creencia. Son razonadas y creíbles.

Científicos teístas

Albert Einstein, Arturo Compton, Louis de Broglie, Kurt Gödel, George Lemaitre, David Berlinski, Wernher von Braun, Gregor Mendel, Francis Collins, Werner Heisenberg, Louis Pasteur, Jhon Barrow, Tulane Frank Tripler, Richard Smalley, Freeman Dyson, Ramón y Cajal, John Eccles,… Son científicos que, en algún momento, han manifestado que el orden del universo puede tener una intencionalidad o un propósito, que hace que esté “colocado” y “ordenado”. Llamémoslo Dios, programador de algoritmos o gran inteligencia armonizadora, pero en algo así concluyente tras sus investigaciones. Es decir, son hombres de rigor intelectual que concluyen que hay algo que armoniza la creación.

Científicos católicos

Si ya parece una contradicción decir “científico teísta» decir «científico católico” es algo que suena mal, seguramente porque en España decir católico es como decir “integrista”, pero no es así en la angloesfera, ya que católico significa universal, es decir abierto a la realidad, por lo que son términos compatibles.

Los libros publicados en los últimos años por científicos católicos sobre este tema no son concluyentes. El famoso libro “Dios. La ciencia. Las pruebas” escrito por Michel–Yves Bolloré y Olivier Bonnassies, un bestseller en Francia, o “Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios” de José Carlos González-Hurtado, aportan ideas muy interesantes, pero como ya hemos dicho no son realmente “pruebas científicas” sino más bien “evidencias científicas” en una dirección. La tesis de estos libros redunda en la idea de Heisenberg, cuanto más se profundiza en la explicación de cómo funciona nuestro mundo, más claro queda que no es fruto del azar.  

IV Congreso Sociedad de Científicos Católicos de España

Del 2 al 4 de octubre se celebró en Madrid el IV Congreso de la Sociedad de Científicos Católicos de España, organizado por la Sociedad de Científicos Católicos (Society of Catholic Scientists) sección de España, este año en la Universidad CEU San Pablo. En él ha participado un grupo variado de científicos de diferentes disciplinas, que gozan de la inquietud de profundizar y entender mejor el mundo y para saber explicar mejor la relación entre Fe y Ciencia. Enrique Solano, presidente de la Sociedad de Científicos Católicos de España (SCCE), quiere empoderar al científico católico, por eso dice: “Nuestra obsesión es mostrarnos a la sociedad, que el científico católico deje de ser invisible”. 

El profesor Javier Sánchez-Cañizares, físico y teólogo, asistente al congreso, entre muchas cosas, dice que la contingencia y la convergencia del universo pueden ser una muestra de la actuación de Dios, sin ser una prueba científica, pero sí una intuición. Igual que la diversificación, la espontaneidad y el potencial crecimiento de la naturaleza pueden ser una explicación de que existe un Dios personal, que no es solo creador sino que también quiere a sus criaturas.

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El Autor

Álvaro Gil Ruiz

Profesor y colaborador habitual de Vozpópuli.

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El autorÁlvaro Gil Ruiz

Profesor y colaborador habitual de Vozpópuli.

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Pobres

La fe fomenta la solidaridad y la conciencia de la dignidad humana, invitando a imitar la pobreza de Cristo para alcanzar la verdadera libertad y reconocer en los pobres una riqueza que nos revela la verdad del Evangelio.

16 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

«La pobreza más grave –afirma León XIV en su mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres– es no conocer a Dios». Toda una bomba en medio de una sociedad que considera a Dios como su archienemigo y que cree también erróneamente que la pobreza se combate con dinero.

Dios ha sido considerado por algunos como el opio del pueblo, una fantasía infantil que aleja al ser humano de la lucha por la justicia, que lo aliena para no rebelarse contra los poderosos, cuando lo cierto es que es todo lo contrario. La fe, si es en Jesucristo, el Hijo de Dios, ilumina a hombres y mujeres para hacernos conscientes de nuestra propia dignidad y de la de nuestros hermanos.

Creer en un Padre común nos hace hermanos, nos hace prójimos, nos predispone a la distribución justa de la riqueza pues somos de la misma familia. Ahí están Cáritas, Manos Unidas y tantas organizaciones nacidas en el seno de la comunidad católica liderando, año tras año, la lucha contra la pobreza. Lo hacen con obras por todos conocidas; pero también con palabras proféticas, denunciando la injusta situación en la que viven millones de hermanos nuestros. Y lo hacen, siendo consecuentes, desde la pobreza evangélica, desde la sencillez, sin los poderosos medios con que cuentan otras instituciones.

Mientras tanto, las ideologías y los –económicamente dopados por ellas– agentes sociales se enzarzan en sus propias luchas con los pobres por bandera. Todos creen tener la solución para acabar con la pobreza; unos subiendo impuestos a los ricos para repartir entre los pobres; otros, promoviendo que se genere más riqueza para que así haya más que repartir con los que menos tienen; pero, en uno y otro caso, desde la idolatría al dinero, como si el dinero solo tuviera el poder de acabar con la pobreza.

Pero esto no es así. Nada más que hay que echar un vistazo a la estadística de personas arruinadas tras ganar un premio de la lotería. Según un estudio, hasta el 70 por ciento de ellos acaba en bancarrota en cinco años. ¿La razón? Hay una pobreza humana que es superior a cualquier pobreza material y que nos hace no ser capaces de dominar al dinero, sino que éste nos domine a nosotros. Si, con poco, nadie está libre de caer en la tentación de satisfacer deseos absurdos, egoístas, cuando no nocivos; ¡cuánto más si nos cae una lluvia de dinero! A nuestras sociedades ricas les está pasando lo mismo. Cada vez hay más dinero, pero estamos más endeudados y los pobres son cada vez más pobres. ¿Cómo es posible? El amor al dinero nos aleja de Dios y, por tanto, de todo aquello que nos hace humanos: la solidaridad, la pertenencia a una comunidad, la sobriedad, el dominio de sí. Derrochamos en políticas absurdas y no invertimos en lo que de verdad genera riqueza: las personas.  

La propia palabra «solidaridad», esgrimida por muchos que se inician en el mundo de la política o las organizaciones que luchan contra la pobreza va perdiendo fuelle conforme van ascendiendo en la escala social hasta que, salvo honrosas excepciones, el brillo del dinero que han ganado y la vanidad, les impiden ver la pobreza de la que no han hecho más que salir. Pobrecillos, no tienen más que dinero que los arrastra y domina. 

A una semana de la celebración de la fiesta de Cristo Rey, un rey que se presenta pobre y humilde, con una corona de espinas y un corazón traspasado de amor a los hombres, la Jornada Mundial de los Pobres nos invita a reinar con Él sobre los poderes humanos a quienes maneja el dinero porque «no podéis servir a dos señores». Y nos anima a imitarlo en su pobreza, en su desapego de toda seguridad humana, apoyándonos solo en el Padre cuya Providencia es más poderosa que cualquier banco o fondo Next Generation.

Es la libertad que sintieron tantos santos como San Francisco de Asís o San Roque, desprendiéndose de sus riquezas para vivir la auténtica libertad. Desde ahí abajo, podemos empezar a ver a los pobres no como un estorbo, no solo como un problema a solucionar, sino como una riqueza porque ellos son, nos recuerda León XIV, «los hermanos y hermanas más amados, porque cada uno de ellos, con su existencia, e incluso con sus palabras y la sabiduría que poseen, nos provoca a tocar con las manos la verdad del Evangelio». 

«Pobres siempre tendréis entre vosotros», profetizó el Señor. Y no lo dijo para que tiráramos la toalla porque es un problema sin solución, sino para que fuéramos conscientes de que nuestra libertad, nuestra salvación, la tenemos siempre al alcance de la mano. No hay que irse muy lejos para encontrar un pobre, como hacen quienes prefieren tranquilizar su conciencia sin implicarse.

A veces duermen en los soportales del centro de las grandes ciudades, sí, pero otras veces tienen el rostro de un conocido que está en el paro y al que se le han acabado las ayudas. A veces están en los países de misión, sí, pero otras tienen forma de un familiar que reclama cuidados que son incompatibles con nuestro nivel de vida. A veces están en la cárcel, sí, pero otras viven en nuestra propia casa encarcelados por la adicción a los videojuegos porque nadie les hace caso. A veces están en el psiquiátrico, sí, pero otras son amigos o vecinos que necesitan nuestro afecto, tiempo y comprensión porque sufren problemas mentales y la convivencia se hace difícil… 

«Pobres siempre tendréis entre vosotros», profetizó el Señor. Y es que, allá donde haya un pobre, un necesitado, una persona que sufre, más cerca o más lejos de nosotros, estará Él esperándonos para ayudarnos a salir de nosotros mismos, para ayudarnos, por tanto, a salir de la más severa de las pobrezas que es vivir sin Él.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Recursos

¿Qué pasa después de la muerte?

La muerte no es el final, sino el paso hacia la vida eterna con Dios a través de la resurrección, el juicio y la purificación del alma.

Santiago Zapata Giraldo·16 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 11 minutos

Uno de los temas principales es “¿Qué pasa después de la muerte?” Muchas cuestiones sobre algo que es incierto a los ojos humanos, en cambio a los ojos de la fe se ve como aquel “volver a Dios” de donde hemos salido. 

La muerte como fin del ser humano

La muerte, ciertamente, le revela al hombre una “finitud” inminente de la que no puede escapar que es causa del pecado, ese morir lo abre también a otra realidad que se abandona su alma totalmente a la voluntad de Dios, el hecho de “fin” no se interpreta la pérdida total, sino un nacer a la vida nueva, eterna y verdadera.

El catecismo es claro, un fin pero también un inicio “Frente a la muerte, el enigma de la condición humana alcanza su cumbre” (GS 18). En un sentido, la muerte corporal es natural, pero por la fe sabemos que realmente es “salario del pecado” (Rm 6, 23; cf. Gn 2, 17). Y para los que mueren en la gracia de Cristo, es una participación en la muerte del Señor para poder participar también en su Resurrección (cf. Rm 6, 3-9; Flp 3, 10-11. CEC 1006). 

Pero ¿Hasta aquí llega todo? La escatología cristiana enseña que tal como hemos salido de Dios, volveremos a Él como aquel primer principio de todo lo creado. Ahora bien, ¿qué pasa después de morir? Partamos de una primera idea, el hombre conoció el pecado, con el pecado vino la muerte, la finitud de su vida se hizo presente por sí misma. Con cristo todo cambia, todo vuelve a surgir con la esperanza de la resurrección total en Dios. Su muerte no es causa de un pecado, es causa de vida para aquellos que quieren la eternidad. 

Entendemos primeramente que el hombre debe morir, pero una muerte que trae vida, si entendemos que morimos para vivir eternamente con Cristo en el Cielo, esperando la resurrección de la carne, no como un eterno dormir, sino que nuestra alma verá a Dios. La fe en Cristo y la confesión en que por el vino toda la salvación, garantiza transitar el camino de la vida, y no morir eternamente “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá” (Jn 11, 25) Cristo es el camino para la salvación, pero ¿vivir eternamente, que significa? La muerte no ha reinado sobre la vida, no logra destruir al hombre, subsiste el alma, más el cuerpo aguarda la resurrección. 

 “El alma racional es la forma propia del hombre” (S.T I, q, 76, c, 1, a 1) santo Tomas, afirma positivamente que el alma es forma del cuerpo, se entiende esto en tanto que existe la materia, si existe la materia “informada” que no posee forma, cuando adopta una forma que en nuestro caso es el alma, entonces puede avanzar hacia una perfección.

El alma viene de Dios, esto es algo evidente, al encontrar que no hay en la naturaleza, ni en la materia una cualidad propia que venga de la misma que explique los sentidos y la inteligencia que posee el hombre en comparación de otras criaturas. Si el alma viene enteramente de Dios y volverá a Él ¿para qué está el cuerpo? “para que el alma se perfeccione en el conocimiento de la verdad necesita unirse al cuerpo” (S.T I, q 76, c, 1, a 2) el alma para conocer la verdad de Dios necesita de un cuerpo, y el cuerpo necesita quien le de forma que es alma. 

Entender la muerte como final, es una idea que negaría la acción de Cristo en el mundo, vivir con la esperanza de la resurrección es vivir conforme a lo que Dios quiere, esa Pascua eterna en la que veremos a Dios “tal cual es” (cf. 1Jn 3,2) 

La esperanza cristiana en la resurrección

“Creemos firmemente, y así lo esperamos, que del mismo modo que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y que vive para siempre, igualmente los justos después de su muerte vivirán para siempre con Cristo resucitado y que Él los resucitará en el último día (cf. Jn 6, 39-40)” (CEC 989). La resurrección no significa solamente la vida terrena (con un Cielo nuevo y Tierra nueva) sino, una transformación total de ser humano en la gloria de Dios, donde ya la corrupción del pecado (la muerte) no tenga espacio entre los hombres “solo al final del mundo recibirán los hombres la eficacia de la plena resurrección, a saber, la superación de la muerte como castigo del pecado, cuando Cristo resucite con su poder a todos los muertos” (Gerhard Müller “la resurrección futura” Dogmática, teoría y práctica de la teología).

La resurrección de los cuerpos, en un cuerpo glorioso, unido a Dios, de donde hemos salido, la consumación de la creación se da cuando suceda la aparición gloriosa del Señor. Donde el amor de Dios abarca todo y a todos, en un mismo amor que vence incluso la muerte.

No significa un retorno a la vida de la misma forma en el que estamos ahora, esto llevaría a una teoría reencarnación que negaría totalmente el misterio de la redención por el hecho de que nuestra vida volvería a empezar de cero, el hecho de profesar que volveremos a un cuerpo que no es el nuestro, y volveremos a “empezar” trae consigo muchos negaciones a la fe, es afirmar además que existen millones de ciclos de muerte, además de esto; negaríamos totalmente la acción completa del hombre, donde solo se revestiría de un cuerpo.

El catecismo (1013), dice textualmente: “La muerte es el fin de la peregrinación terrena del hombre, del tiempo de gracia y de misericordia que Dios le ofrece para realizar su vida terrena según el designio divino y para decidir su último destino. Cuando ha tenido fin “el único curso de nuestra vida terrena” (LG 48), ya no volveremos a otras vidas terrenas. “Está establecido que los hombres mueran una sola vez” (Hb 9, 27).

No hay «reencarnación” después de la muerte”. Afirmar la reencarnación es negar la unión del alma y del cuerpo, porque si pensamos que el alma buscara después de usar el cuerpo es porque no estaba unido a él, y esto llevaría a ver el cuerpo simplemente como una “cárcel” de la cual se escapa al morir y volver a empezar con la misma alma. De igual forma, la reencarnación llevaría a pensar que nunca veríamos a Dios, no existiría la visión beatifica y nuestra esperanza estaría nula, ya que es una continua supervivencia en diferentes cuerpos. 

La fe en la resurrección de los muertos es incompatible con la reencarnación, pues no somos como un ser anónimo, sino una persona, unidad que esta llamada por Dios a vivir con Él, la resurrección es una transformación divina. Y si la resurrección viene de Cristo es porque nuestra alma y cuerpo son personales, naturalmente unidas, que forman un ser unido y único que es amado. Por lo tanto, afirmar la reencarnación seria negar la acción de Dios, de igual forma la redención de cada persona por el misterio de la Cruz.

El juicio

“Ha de venir a juzgar vivos y muertos” estas palabras que repetimos en las solemnidades, tienen un trasfondo de esperanza. En el Evangelio de Juan que leemos: “El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios” (3, 18) Cristo no condena: Él es la pura salvación. Siendo así, la pura salvación es la propia persona quien se juzga, bien lo leemos del apóstol Juan, “ya está juzgado” el juicio también nace de un libre albedrio.

El aceptar a Cristo, con todo lo que conlleva, es llegar a la salvación; el alejarse de Dios trae consigo la separación del Bien y por lo tanto la condenación. Joseph Ratzinger afirma que: “El juicio consiste en la caída de las máscaras que implican la muerte” (“Escatología la muerte y la vida eterna”).

La idea de juicio, en la concepción cristiana, introduce un cambio radical respecto de la noción de condenación eterna: es Dios quien se hace hombre, el que puede juzgar y que también lo hace es el mismo que busca al hombre, para que conozca la verdad, para que se aleje de las sendas de muerte y viva eternamente con Él en el Cielo. Por lo tanto, el hombre en sus decisiones es quien se hace juez de sí mismo, Cristo no niega caminar por las sendas de su verdad. Él, que hizo carne y habito entre nosotros, manifestó durante su vida terrenal el plan divino de la salvación, anunciando el Reino. 

Jesús no solo habla del Reino, sino que Jesús es el Reino de Dios “Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios” (Lc 21, 31) El Reino ha llegado, es una persona, es Cristo mismo, por la cual accedemos al Padre. Sigue actuando, no como un futuro, sino como un “ahora” por el Espíritu Santo: “Jesús es el reino no meramente en su presencia física, sino mediante la irradiación del Espíritu Santo” (Joseph Ratzinger “Escatología, la muerte y la vida eterna”). Actúa en el mundo, se mantiene en la Eucaristía como realidad permanente de lo que un día esperamos ver en todo su esplendor, ya no como apariencia de pan. La liberación del hombre por medio de Cristo instaura el señorío de Dios en el mundo, y por esa acción de Dios en el mundo, Cristo es el Reino de Dios. 

Infierno, Cielo y purgatorio. 

Encontramos en las realidades donde el alma se puede encontrar después de morir. El infierno, del cual es la separación total de la criatura de Dios, que respeta la libertad de su creatura, por lo tanto, existe también que se condenen por su propio libre albedrio. El “sí” del hombre al amor de Dios para que llegue a la salvación es ciertamente una respuesta mutua. Cristo baja al infierno, pero no trata a los hombres como quien no puede, no como infantes, sino que los hace responsables de su libertad, les deja el derecho de su condenación. 

El darlo todo del cristiano, el “apostarlo” todo por su salvación, con la vista en el Cielo, el tomárselo en serio por su propia alma. Joseph Ratzinger menciona: “Dios sufre y muere, lo malo para Él no es lo irreal. Para Él, que es amor, el odio no es pura nada. Él supera el mal no por la dialéctica de la razón universal, que puede convertir todas las negaciones en afirmaciones. No supera el mal en un viernes santo especulativo, sino en un totalmente real” (Escatología, la muerte y vida eterna).

El mal existe, quiere que Dios no reine en el mundo, es una presencia real, que no puede ser ignorada o transformada mediante conceptos. Hegel intenta resolver el mal en ideas, donde desarrolla que el mal como momentos necesarios para el desarrollo de la conciencia, se vuelve una idea.  No afirma que el mal desaparezca, en un sentido histórico. Dios supera el mal, no como una idea, o dialécticamente, sino en un evento concreto y real, con el sacrificio del cordero.

Cuando el mal se pone en concreto, Dios responde con el descenso de Jesús para liberar del lugar de los muertos. Esa es su respuesta de amor. El alcance de la liberación, solo se puede ver a través de la fe, pero que acompaña a Jesús, que se sumerge en su persona, una experiencia espiritual que se vuelve existencial: “no hay hombre que pueda mirar o, a lo más, solo puede mirar en la medida en que se adentra también el en esa oscuridad mediante una fe que sufre” (Joseph Ratzinger, escatología, la muerte y vida eterna). Es vivir la “noche oscura” que dice san Juan de la Cruz, es vivirla a la luz de la redención de Cristo, del sufrimiento por la salvación de las almas, el trono de Cristo es su cruz, nuestra salvación es la Cruz de Cristo. 

El purgatorio

El catecismo de la Iglesia nos explica una centralidad de lo que se puede definir como purgatorio: “Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del Cielo” (CEC 1030) La imperfección de los hombres se extiende hasta el ultimo momento de su vida terrena, donde su alma pasa a la “purificación” donde tiene que entrar sin tacha a la presencia de Dios. Purificados para hacer nuestro cuerpo, conforme al de Cristo. 

El entrar en esta realidad, nos hace entrarnos al tiempo de Dios, donde no hay leyes físicas que puedan medir el paso por el purgatorio. No es un campo de tortura en otro mundo, es un proceso necesario ya que se hace capaz de Dios, de Cristo y se une al coro de los ángeles para alabar al Señor, “el oro se acrisola a fuego” (1Pe 1,7) donde tenemos que purificarnos, pasar por el fuego que nos haga imagen completa de Cristo, donde es realmente ahí es donde ocurre la liberación, donde todo el pecado que puede tender es purificado por la gracia. La Iglesia llama purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. (CEC 1031).

Podríamos afirmar que nos encontramos en una “sala de espera” donde nuestra alma no se encuentra completamente perdida, sino que quiere ver a Dios. Los que aun peregrinamos en la Tierra, esta Iglesia militante, ayuda a la Iglesia purgante rezando por aquellos que han muerto, que confiamos a la misericordia de Dios, esta ayuda, especialmente con el sacrificio de la eucaristía, ayuda a los fieles a rezar por el alma de lo que queremos que vean a Dios, para que ellos también intercedan como Iglesia triunfante por nosotros. 

El Papa Benedicto XVI afirma: “Cristo mismo, el Juez y Salvador. El encuentro con Él es el acto decisivo del Juicio. Ante su mirada, toda falsedad se deshace. Es el encuentro con Él lo que, quemándonos, nos transforma y nos libera para llegar a ser verdaderamente nosotros mismos. En ese momento, todo lo que se ha construido durante la vida puede manifestarse como paja seca, vacua fanfarronería, y derrumbarse” (Spe salvi n. 47) el fuego de amor es el que purifica, saber que estamos configurándonos con Cristo, que lo intentamos en la Tierra y que ahora solo viviremos con Él en el Cielo es la muestra del amor infinito de Dios. Ciertamente dolorosa, pero que trae libertad, por la cual podemos ser nosotros mismos, tal cual somos donde ya no habrá nada oculto que no se haya revelado. 

El Cielo

Vivir en el Cielo es «estar con Cristo» (cf. Jn 14, 3; Flp 1, 23; 1 Ts 4,17). Los elegidos viven «en Él», aún más, tienen allí, o mejor, encuentran allí su verdadera identidad, su propio nombre (cf. Ap 2, 17). La esperanza del Cielo que tantas veces en la Tierra pensamos, que podemos imaginar como una continua ver a Dios. Incorporados por Él, Jesús nos abre el Cielo, cuando baja al sheol (lugar de los muertos) donde iban todos los muertos, en la espera de la liberación del mesías.

Cristo baja a la morada de los muertos, como cumplimiento de la salvación, baja para que todos llegue la voz del Padre, para que todos vivan. Jesús abre el Cielo, desciende a la muerte, y así conociendo también la muerte, es enviado a anunciar la salvación, ya que todos: vivos y muertos están inscritos en el plan salvífico de Dios. Las almas de los justos antes de Cristo esperaban en el seno de Abraham y eso nos recuerdo a la parábola del rico epulón (cf. Lc 16, 19-31): Lázaro como un pobre y justo que sufrió en este mundo, esperaba en el seno de Abraham, a que llegara el Mesías. 

Ahora bien, muchas concepciones de ver la escritura traen de nuevo la idea del sheol donde la propia interpretación, a la luz de su propia razón explica que esperaremos en un estado de sueño, esto después de morir, esto especialmente viene de grupos del siglo XIX. Si traemos de nuevo la idea de un “sueño” a la espera de la parusía de Cristo, esto llevaría a que la acción de Cristo no es redentora, sino solo de un mensaje que no trae consigo acción.

Por Cristo, con Él y en Él hemos sido redimidos, se nos ha abierto el Cielo. Si entendemos el descenso al lugar de los muertos como la soledad sin Dios, Cristo penetra con su amor completamente para dar vida. Da vida, la separación total de Cristo es el infierno, nuestra alma no pasa a dormir hasta que vuelva Cristo, si no que es juzgada. Por lo tanto, pensar de nuevo en una idea de “sheol” trae consigo el no creer en que Cristo abrió el Cielo. 

El Cielo esta abierto, sabemos que ya está la Iglesia triunfante, por los santos, anónimos y los reconocidos por la Iglesia, los mártires, con santa María, viendo y adorando continuamente a Dios en sus tres personas. Si existe Cielo es porque el mismo Cristo se ha hecho hombre, ha muerto y resucitado. El Cielo es la participación del cuerpo de Cristo, llevar a cabo la vocación por la cual somos bautizados. La unidad entre Dios y los hombres. Todos unidos con otros, la comunión de los santos que unidos a Cristo como cabeza, este es el Cielo, cuando vuelva el Señor y todo el cuerpo este unido con su cabeza, unido en uno solo, en la unidad, ese día que ha de venir, ese día solo habrá alegría y jubilo.

Santa María y el Cielo

Santa María, la madre de Dios, que es la gran intercesora, en nuestra vida aquí en la Tierra, pero también cuando llegue el momento de nuestra purificación. Ella que fue asunta al Cielo por el poder de Dios, en cuerpo y alma, su totalidad. “El enunciado central del dogma de la Asunción dice que dado que María tuvo, en la fe y en la gracia, una vinculación tan singular con la obra redentora de Cristo participa también de su forma resucitada como la primera criatura plena y absolutamente redimida” (Gerhard Müller, “Dogmática, teoría y práctica de la teología”).

María goza de modo singular una intercesión mas completa gracias a su vinculación con la obra redentora, al ser el prototipo y modelo de los redimimos de su hijo, ya que está configurada más plenamente con Él. A ella como Señora de la Merced (de la Misericordia) acudimos todos los días, en las oraciones diarias, en el Sacrificio del altar para que nos alcance las gracias de poder llegar un día a contemplar a su hijo.

El autorSantiago Zapata Giraldo

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Evangelización

San Alberto Magno, obispo y Doctor de la Iglesia

La liturgia de la Iglesia celebra el 15 de noviembre al dominico san Alberto Magno, obispo de Ratisbona, Doctor de la Iglesia, y maestro de santo Tomás de Aquino. A san Rafael de San José, en el siglo Kalinowski, nacido en Vilna (Lituania), que trabajó mucho en la expansión del Carmelo en Polonia. Y también al protomártir de Uganda, san José Mkasa Balikuddembé.

Francisco Otamendi·15 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

San Alberto nació en Alemania alrededor del año 1200. Desde joven fue a estudiar a Padua, Bolonia y Venecia. Estudió Teología en Colonia, pero su espíritu filosófico crítico y sistemático tuvo que enfrentarse a cuestiones teológicas difíciles, señala el santoral vaticano.

En Italia, Alberto se hizo dominico, y recibió el hábito del beato Jordán de Sajonia, sucesor inmediato de santo Domingo. Éste le envió primero a Colonia y luego a París, donde durante algunos años ocupó la cátedra de Teología. Allí conoció a santo Tomás de Aquino, al que llevó consigo cuando la Orden le destinó a Colonia para fundar allí un Centro de estudios teológicos. El estudio y la enseñanza, con el amor al Señor, eran sus pasiones.

Integración de filosofía aristotélica y verdades reveladas

En Colonia, se ganó el apodo de “Magno”. Estudió y enseñó las obras de Aristóteles, de modo que hizo accesible el aristotelismo dentro del pensamiento cristiano, mostrando que no era incompatible con la Teología. Sentó así las bases para que otros, de modo especial santo Tomás de Aquino, desarrollaran una síntesis más profunda, con su metafísica.

En 1256, san Alberto fue enviado a Roma, y luego, de modo inesperado, el Papa le nombró obispo de Ratisbona. En 1274 fue invitado por Gregorio X a participar en el segundo Concilio de Lyon, y en su camino de regreso le dieron la noticia de la muerte de Tomás. Fue un duro golpe para san Alberto, que comentó: “La luz de la Iglesia se ha apagado”. Fue canonizado en 1931 por Pío XI, quien también le proclamó Doctor de la Iglesia. 

San Juan Pablo II ante su tumba en Colonia

Es conocida la oración de san Juan Pablo II, arrodillado ante su tumba en Colonia, en 1980, que pueden leer aquí. El santo Papa polaco presentó a san Alberto Magno como un símbolo de la conciliación entre la ciencia (o la razón) y la fe, asunto que luego desarrollaría su sucesor, Benedicto XVI.

El autorFrancisco Otamendi

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Ecología integral

Primera Casa Cuna de Hogar de María, para madres y bebés vulnerables

Este 16 de noviembre, coincidiendo con la Jornada Mundial de los Pobres 2025, la asociación Hogar de María inicia una nueva etapa. El obispo Xabier Gómez bendice su primera Casa Cuna en Molins de Rei (Barcelona), junto a la parroquia de Sant Miquel Arcángel. Un nuevo hogar donde ya viven madres con sus bebés, en situación de vulnerabilidad.      

Francisco Otamendi·15 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

La inauguración comenzará con la visita y bendición de la Casa Cuna por parte del obispo dominico  de Sant Feliu de Llobregat, Mons. Xabier Gómez, quien después presidirá la misa parroquial con bautizos, confirmaciones y primeras comuniones de varias familias acompañadas por la asociación.

La Casa Cuna Llar Magdalena Bonamich es fruto de la colaboración entre la parroquia Sant Miquel Arcángel y la asociación Hogar de María. La antigua casa parroquial, que había cesado su actividad en 2024, vuelve a tener vida acogiendo a mujeres embarazadas o con bebés pequeños en situación de vulnerabilidad.  

“Todas las madres de los bautizados se vuelcan estos días en las flores, los pasteles… El domingo va a bendecir el obispo porque Hogar de María inicia una nueva etapa con la inauguración de la primera Casa cuna”, explica su vicepresidenta, Maite Oriol. 

“El párroco nos ha facilitado que podamos estar, y hay capacidad para que varias madres puedan lograr autonomía de vida, con sus bebés. La Casa Cuna es una torre de dos pisos con jardín, un taller y un huerto. en la que se alojan 5  ó 6 madres con sus bebés, acompañadas por una coordinadora, que vive y duerme allí”. 

“Es muy alegre, muy bonita, y ya está en marcha desde antes de verano. Ahora estoy pintando un muro de colores. Está a un minuto de la parroquia”, añade.

Madres con sus bebés acogidas al proyecto de Hogar de María @HogardeMaría.

Impulso de laicos, de la mano de parroquias

Hogar de María es una asociación que nace del impulso de laicos que, convencidos de que toda vida es un don de Dios, acompañan y sostienen a mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad. De la mano de diferentes parroquias y bajo la protección de la Virgen, ofrece un hogar y una comunidad donde cada madre y cada bebé son acogidos con fe, esperanza y amor.

Desde 2014, ha atendido a más de 2.000 familias gracias al trabajo de una red de voluntarios —psicólogos, trabajadores sociales, orientadores y educadores— en más de 25 sedes parroquiales de toda España.

Su lema es claro: defender y acoger la vida y la dignidad de cada mujer y su hijo. En cada una de sus casas y proyectos se ofrece apoyo psicológico, asesoramiento social y orientación laboral, además de espacios de formación y acompañamiento espiritual. El nuevo hogar de Molins de Rei integra todo ello en una convivencia diaria que refuerza la autonomía y la esperanza de las madres. 

Maternidad y evangelización

“Nuestro proyecto se basa en dos pilares, que son la maternidad y la evangelización”, explica  Maite Oriol. “Efectivamente tenemos 26 sedes, cinco en Madrid, una en San Sebastián, una en Polonia, y el resto en Cataluña, en Barcelona y alrededores. En cada sede se forman grupos de un máximo de 30 madres. La cercanía y el vínculo que se genera entre ellas, y con nosotras, constituyen una auténtica familia”.

Párrocos, los más entusiastas

“Estamos en las parroquias, que son lugares que por la mañana no se usan, y así estamos cerca del párroco, es importantísimo que el párroco pueda estar cerca de ellas”, dice Maite.

“Los párrocos son los más entusiastas del proyecto, se crean unas dinámicas estupendas, con mucha alegría. Es la realidad de las madres que pensaban abortar y no han abortado, y son vidas logradas y felices aunque no tengan nada”.

En la parroquia se crean dinámicas de ayuda, de voluntariado, de recogida, de presencia, de testimonio, de fe, y de numerosos bautizos. 

2024: atención de más de 500 madres

La Casa Cuna está gestionada por un equipo interdisciplinar y sostenida por donaciones. En 2024, Hogar de María atendió a más de 500 madres y nacieron cerca de 380 bebés. Pero más allá de las cifras, es un ejemplo de cómo la Iglesia puede dar respuesta concreta a los desafíos sociales y espirituales.

La vicepresidenta de Hogar de María, Maite Oriol, explica que la iniciativa quiere servir de modelo replicable para otras parroquias y diócesis que deseen implicarse en la defensa de la vida desde la cercanía y el acompañamiento personal. 

“Hay que distinguir entre estas Casas Cuna, y lo normal, que es, una vez a la semana, los martes, las madres van a las parroquias, están juntas, se cuentan sus problemas, etc., y se van a su casa. Cada una tiene su habitación, su pareja, su madre… Tienen siempre problemas de buscar alojamiento, pero no podemos darlo a todas, no tenemos sitio para tantas madres, más de trescientas”.

Convivir en la Casa cuna, y la actividad en la parroquia

Pero en la Casa Cuna, prosigue Oriol, “es bonito esto, estas madres aprenden a vivir en familia, y duermen allí. Se atienden mucho más como una familia, y entre ellas se ayudan, cocinan, etc. Y luego, estas madres van a la actividad de Hogar de María en la parroquia, a la que van otras 20 ó 30 madres también, que lleva la misma coordinadora. Y hay otro grupo de madres, llamadas campeonas, de 15 a 21 años, que se tratan un poco aparte, porque son muy adolescentes, muy jóvenes, se animan entre ellas”. 

El proyecto está encomendado a la Virgen María, y en sus paredes se respira el mismo espíritu de confianza y entrega que caracteriza toda la labor de la asociación. En palabras de uno de sus voluntarios, “en Hogar de María no sólo se acoge a una madre y a su hijo: se acoge a Dios que llega con ellos”.

Bautizos y amor: la esperanza hecha casa

En una época en que tantas mujeres afrontan la maternidad en soledad, esta Casa Cuna se convierte en un signo luminoso de la misericordia y la esperanza cristiana, recordando que cada vida merece un comienzo digno y lleno de amor, afirman.

En su reciente mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres 2025, el Papa León XIV recuerda que “la pobreza más grave es no conocer a Dios” y que los pobres “no son una distracción para la Iglesia, sino los hermanos y las hermanas más amados”. Así pues, esta casa es también una respuesta concreta: en ella la esperanza se arraiga, la fe se encarna y la vida vuelve a tener terreno para florecer.

El autorFrancisco Otamendi

Cultura

La Belleza que nos eleva: Vermeer y el deseo de Dios

Abel de Jesús explica que la Belleza nos saca de la lógica del cálculo y la productividad, revelando el deseo profundo de Dios. Como "El geógrafo" de Vermeer, basta con levantar la mirada. En esa luz que se filtra por la ventana está todo: el deseo, la belleza, el amor.

Sonia Losada·15 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

En la segunda sesión del curso de Arteología, Abel de Jesús confiaba a sus alumnos que un día contemplar una obra de Vermeer le conmovió hasta las lágrimas. Fue una emoción serena y profunda, de esas que no se buscan ni se planifican, sino que acontecen como un don. La obra que contemplaba era “El geógrafo”. Descubrió algo más que un cuadro: la irrupción de la Belleza indisponible, esa que no pertenece al mercado del gusto ni al catálogo de lo útil.

El geógrafo de Vermeer trabaja concentrado, afanado en su mapa, cuando de pronto levanta la mirada. Y en esa mirada alzada hay una revelación. “Así vivimos también nosotros —dice Abel de Jesús—: en lo computacional, en lo previsible, hasta que una luz nos saca del cálculo y nos recuerda que estamos hechos para otra cosa”.

Esa “otra cosa” tiene un nombre: el deseo. No el deseo caprichoso de poseer o de consumir, sino el anhelo profundo que Dios ha inscrito en cada persona para conducirla hacia la plenitud. “¿Qué deseas?” —pregunta Abel—. No “¿qué te gusta?” ni “¿qué te entretiene?”, sino “¿qué deseas de verdad?”. Porque en esa pregunta, insiste, Dios imprime su llamada.

La lógica de la productividad

Vivimos en la lógica de las aritméticas: productividad, conveniencia, respetos humanos. Pero el Evangelio —recuerda Abel— no se mide por balances. Jesús no tuvo una vida productiva: treinta años de silencio y tres de palabras. No fundó empresas, ni dejó buenos balances contables, pero su luz sigue acompañando la historia. Nos enseña que la plenitud no está en el rendimiento, sino en la correspondencia amorosa con el Logos, ese principio de orden, armonía y sentido que es Dios mismo.

“La teología del Logos —dice— nos recuerda que Dios no impone lo que no es: no te pide nada contra tu naturaleza. Las cosas no son buenas porque las quiera Dios, sino que Dios las quiere porque son buenas y bellas”. Ese Logos es la razón de ser del mundo y el corazón de la revelación: un Dios que no actúa por capricho, sino por amor, porque su ser es desbordamiento amoroso.

Durante la sesión, Abel recorre la historia de la fe como un despliegue pedagógico: del ojo por ojo al perdón de los enemigos, del templo de piedra al templo del corazón, del Dios lejano al Dios encarnado, que se hace hombre para que el hombre recupere su plenitud. “La encarnación —dice— no es un hecho más, como el estreno de un disco o un suceso histórico. Es un salto eterno: el momento en que Dios entra en la historia y la historia toca lo eterno”.

Ese misterio tiene rostro concreto; el rostro de Jesús. En el portal de Belén, los primeros que adoran son pastores y magos: los pobres y los sabios, los márgenes y la inteligencia. “En ellos se abraza todo el mundo: lo que el mundo desprecia y lo que el mundo admira. Todos se arrodillan ante un Niño que es Dios”.

Belleza y cruz

En su lectura de «La Gloria» de Hans Urs von Balthasar, Abel recuerda que Jesús no solo desciende a los infiernos, sino hasta el punto donde no queda fe ni esperanza, para redimir incluso eso. “La muerte, el vacío, el mal no tienen la última palabra”. Por eso, la Belleza y la Luz triunfan sobre la oscuridad, no porque todo vaya a salir bien, sino porque al final nos espera un amor que nos trasciende.

Abel se pregunta si Jesús fue feliz, o María, o José. A la medida del mundo, seguramente no. Pero en la medida del amor, sí fueron plenos. “La felicidad que hoy se nos vende —advierte— es una trampa: más opciones, más estímulos, más distracción. Pero más no siempre es mejor”. Recuerda los cines de pueblo donde se proyectaba una sola película a la semana y todos éramos felices. Hoy hay muchas salas de cine en una ciudad y miles de opciones para ver en las plataformas digitales, y a menudo nos vamos a la cama tratando de elegir sin decidirnos por alguna. “Buscar el propio agrado no termina nunca —dice—, mientras que entregarse a los demás sí nos puede colmar”.

La cruz, escándalo para unos y necedad para otros, se convierte así en la respuesta definitiva al misterio del dolor humano. No promete una vida fácil, sino una vida fecunda: negarse a sí mismo no para anularse, sino para llenarse del Otro. “Dios destruye nuestros castillos —concluye Abel— para que descubramos que no estaba ahí la felicidad. Incluso nuestra religión puede volverse costumbre. Sin embargo, la gracia no se fuerza con méritos personales: sencillamente se acoge”.

Como el geógrafo de Vermeer, basta con levantar la mirada. En esa luz que se filtra por la ventana está todo: el deseo, la belleza, el amor. La Belleza indisponible de Dios sigue llamándonos, silenciosa, para que recordemos que fuimos hechos no para producir, sino para contemplar, amar y dejarnos transformar.

El autorSonia Losada

Periodista y poeta.

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Libros

Luna Miguel: la censura más profunda nace de nosotros

De san Basilio a Luna Miguel, la obra "incensurable" ofrece una reflexión sobre la lectura, la dignidad humana y los límites de la censura literaria.

José Carlos Martín de la Hoz·15 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El trabajo de Luna Miguel (1990), escritora y editora de éxito y una de las mejores plumas de la literatura española actual, me ha parecido muy interesante y muy oportuno, pues el tema abordado, la censura literaria, no es una cuestión de los tiempos franquistas sino que, como demuestra la autora, la censura la llevamos dentro, de fábrica.

Los orígenes del sentido crítico y la censura interior

En efecto ya san Basilio el Grande (p. 330-379), uno de los grandes padres de la Iglesia del siglo IV, cuando la Iglesia había obtenido carta de naturaleza y, por tanto, podía expresarse con total libertad, es el primero que se dirige a los jóvenes de su tiempo y de todos los tiempos para hablarle de sentido crítico en el momento de la lectura de los clásicos griegos y latinos que van a poder leer al entrar en las escuelas de Retórica y Oratoria para comenzar su formación.

El consejo que ha trascendido a todos los tiempos y culturas es de una gran sabiduría: hay que leer y mucho para poder aprender a conocer quien es Dios, el hombre, el mundo y la naturaleza y así poder gobernar el mundo que Dios nos ha entregado por heredad (Dt 3,18) y, por tanto, convivir con los demás hará construir el reino de Dios y, finalmente, para adquirir la necesaria sabiduría de la vida con la que aportar a nuestro tiempo los valores y dones que hemos recibido de la familia y de nuestros maestros.

El segundo consejo, todavía más concreto, era el de saber sacar de los libros toda la grandeza que encierran para construir en nosotros la grandeza de la dignidad de la persona humana, de toda persona humana de toda clase y condición. Lógicamente, como creyente añadía que esa grandeza de la persona se fundamentaba en ser imagen y semejanza de Dios. A la vez, hay que saber elegantemente dejar de lado lo que atente contra la dignidad de la persona humana, la rebaje o disminuya en cualquier medida.

La experiencia de Luna Miguel con Lolita y la censura

Luna Miguel nos contará en esta ocasión en primera persona, la génesis y el desarrollo de una conferencia que debía dictar ante un público universitario sobre un tema tan amplio como el de la censura y el placer, dentro de un ciclo de literatura y erotismo. 

Enseguida, nos explicará que para poder decir algo que fuera valioso y que los asistentes a la conferencia pudieran llevarse de la exposición cualquier idea de interés se le ocurrió poner el ejemplo personal de lo que había sucedido en su persona y en su entorno cuando, tras muchos esfuerzos, en plena adolescencia había logrado hacerse con la novela del ruso Vladimir Nabokov publicada en Estados Unidos en 1955 donde narraba las peripecias del protagonista, un hombre obsesivo Humbert Humbert, que se había enamorado perdidamente de una adolescente de 14 años llamada Lolita y terminaría por casarse con la madre de Lolita para poder acercarse a la niña y aprovecharse de ella.

En primer lugar, Luna Miguel rebaja el clima de tensión que habría creado en breves páginas, es decir, explica crudamente que la novela tiene mucho más de propaganda que de realidad, pues pasados los años ni la temática era tan cruda, ni la narración es tan explícita y finalmente tampoco es que sea tan creíble la exposición. Es decir, que actualmente su reedición no tendría ningún éxito.

Evidentemente, lo más interesante de este trabajo es la bibliografía que ha incorporado al final del libro, pues denota que lo que ha escrito lo ha pensado mucho y sobre todo, lo ha expresado con buen humor, enloquecidamente y documentadamente.

Lógicamente, al hilo de la narración de su caso particular nos aportará todos los datos que ha podido recoger del impacto de la famosa novela contemporánea que según el New York Times de la época se convirtió en un “best seller” mundial con traducción a todas las lenguas occidentales.

Asimismo, nos narrará el escándalo que supuso en grandes sectores de la sociedad europea y americana, diez años después del final de la Segunda guerra mundial, cuando la secularización estaba avanzando lentamente y casi diez años antes de la revolución del sesenta y ocho, el movimiento hippie y el pacifismo mundial por la guerra de Vietnam.

Reflexiones sobre la libertad, la literatura y la mujer

Como explica claramente la autora, de modo muy personal, el libro ahora tanto por la temática como por la manera de redactarlo en realidad tiene mucha menos metralla que muchas obras que se están publicando por todas partes, series de televisión, etc.

De todas formas, es interesante que los consejos recibidos por la autora cuando era una adolescente tanto de sus padres, como de la bibliotecaria o de su profesora de literatura era de esperar un tiempo a leerlo para disponer de las formación necesaria, criterio más completo y capacidad crítica para que el libro para extraer de ahí lo necesario para conocer mejor la dignidad de la persona humana y rechazar lo que la rebajara.

En el trasfondo de este interesante trabajo se comprueba que todavía hay mucha tensión en todo lo que se refiera al tratamiento de la mujer en la literatura, el mundo audiovisual o el arte en general. Evidentemente, se nota mucha desconfianza en este libro: “No seamos ingenuas. Aún no hemos roto el texto de cristal. Basta con conocer un poco la historia de nuestro género para darse cuenta de que tras el avance de nuestros derechos y libertades siempre hay una ola de inquina que nos obliga a retroceder” (p. 33).

Hay que reconocer que el trabajo irá adquiriendo fuerza y acabará convirtiendo el tema de Lolita es un nudo de comentarios de interés: ¿se puede distinguir la obra del autor? ¿Se puede leer esta obra sin extraer la conclusión obvia de que está mal el maltrato psicológico? (p. 37). Este trabajo se irá “complicando” por momentos, pero también aporta argumentos que hacen pensar tanto a los lectores de novelas como a los autores. 

Es interesante que nuestra autora, en un momento de desvarío, escriba unas palabras que resumen una queja sin sentido contra el sentido común: “daba igual que lo censuraran, ella los tenía en su cabeza y por lo tanto los volvería a escribir si le daba la gana; para acabar con la literatura, primero tendrían que terminar con ella” (p. 72-73).

Y, poniendo en consonancia a Simone de Beavoir con el Marqués de Sade afirmará: “De Beauvoir veía en los diversos malentendidos provocados por la obra del pornógrafo un modo de asesinato. Olvidar su literatura o reducir su vida a un par de anécdotas era, por un lado aquello que destruiría su pensamiento, pero también aquello que, irónicamente, salvaría del fuego su nombre” (p. 95). Es más, afirmará: “la historia de la literatura es la historia de nuestras adicciones, pensé entonces, allí mismo, al llegar la medianoche, con la enorme tristeza de estar sola” (p. 117). Poco después terminará este trabajo con estas significativas palabras: “A ustedes les corresponderá decidir si quieren ser partícipes de este delirio incensurable, o si solo han venido a comprenderlo” (p. 211).

Incensurable

Autor: Luna Miguel
Editorial: Lumen
Año: 2025
Páginas: 225
Ecología integral

Lecciones de J. R. R. Tolkien para tiempos de crisis

Leyendo a Tolkien podemos encontrar cuatro características principales de la vocación y la misión que todo ser humano está llamado a desarrollar en su vida.

José Miguel Granados·14 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973), británico, autor profundamente católico, profesor de lengua y literatura antiguas, fue capaz de construir una impresionante “sub-creación” mitológica, que constituye una auténtica historia de la salvación, con una profunda visión teológica del misterio que entraña el sentido del mundo. Releyendo sus encantadores relatos de la “Tierra media”, podemos sintetizar en cuatro las características principales de la vocación y la misión que todo ser humano está convocado a desarrollar en su vida.

Confianza

    «Es posible que los buenos, e incluso los santos, se vean sometidos a un poder perverso demasiado grande para que ellos lo puedan vencer solos. En este caso, la causa (no el “héroe”) triunfa gracias al ejercicio de la compasión, de la misericordia y del perdón de la injuria: y se produce así una situación en la que todo se revierte y el desastre se evita» (Carta 192).

    Tolkien acuñó el término “eucatástrofe” para explicar la paradoja de cómo un desastre o fracaso concreto puede ser decisivo para alcanzar el rescate definitivo de la existencia. Aquí encontramos un remedo del misterio pascual: en la muerte y en la resurrección de Cristo se revela como la providencia divina logra que la verdad, la justicia y la virtud venzan definitivamente.

    Aunque la libertad creada es real y tiene consecuencias nefastas cuando no se usa conforme a la verdad del bien de las personas, el Dios vivo -denominado en la obra de ficción del autor inglés Eru (el Único) e Illuvatar (Padre de todos)- transforma ingeniosamente el destino, para obtener incluso del mal objetivo el mayor bien de los que viven en su amor (cf. Rm 8,28). Por eso, el cristiano vive por la fe y la esperanza -en medio de sus luchas y esfuerzos- sereno, abandonado en las manos amorosas del Padre todopoderoso, que se ha manifestado cercano y lleno de ternura hacia sus hijos, a los que cuida con desvelos constantes.

    Compasión

      -«¡Qué lástima que Bilbo no matara a esa vil criatura cuando tuvo la oportunidad!», dijo Frodo.

      -«¿Lástima? -contestó Gandalf-. Fue precisamente la lástima lo que detuvo su mano. Lástima y misericordia: no golpear sin necesidad. Y ha sido recompensado, Frodo. Ten por seguro que fue tan poco herido por el mal, y que al final escapó, porque comenzó a ser dueño del anillo de este modo: con lástima» (El Señor de los anillos: I. La compañía del anillo).

      En Válinor, el país de los valares (seres angélicos), Gandalf era discípulo de Nienna, la diosa de la piedad y la compasión con los miserables, así como de la paciencia y del coraje para afrontar las dificultades. La obra de Tolkien -en contraposición a la visión materialista, cerrada a la trascendencia, al misterio del amor y al horizonte de eternidad- transmite la firme convicción del valor inmenso del perdón, la generosidad, el servicio, la humildad y la cordialidad.

      En realidad, los pequeños actos de bondad y de respeto pueden cambiar el curso de las vidas humanas y de las sociedades: son como la palanca con la que cuenta el corazón del Dios que todo lo guía con sabiduría, poder y delicadeza. Pues lo que parece inútil según los parámetros mundanos resulta, en realidad, decisivo en los planes del Señor. De modo que no se pierde ningún esfuerzo -aunque parezca nimio- por construir relaciones y comunidades desde la lógica de la donación y la gratuidad.

      Coraje

      -«Quisiera que esto no hubiera ocurrido nunca», dijo Frodo.

      -«Y yo también», dijo Gandalf. «Y lo mismo todos los que viven en tiempos así. Pero eso no les toca a ellos decidirlo. Todo lo que debemos decidir es lo que vamos a hacer con el tiempo que se nos da» (El Señor de los anillos: I. La compañía del anillo).

      Cuando Frodo, el portador del anillo del poder oscuro, lamenta su tremenda situación, a causa del peso destructivo e insoportable que le ha caído encima, Gandalf le explica que, con frecuencia, en la vida no se nos ofrece la opción de elegir nuestra condición, sino la de cómo afrontar la realidad que nos atañe. La encomienda recibida requiere de cada uno que -asumiendo las circunstancias que le vienen dadas- acierte a resistir en la determinación por cumplir la noble tarea asignada en esta vida.

      Los pequeños y humildes son, en ocasiones, más fuertes y sabios que los poderosos, pagados de su altanería; y, sobre todo, los “talentos medianos” -como los hobbits– resultan a menudo menos proclives a la influencia del mal. En una sociedad corrompida, puede ocurrir que el tesón en el bien obrar que jalona la vida escondida de caracteres generosos, si bien despreciados a los ojos del mundo, sea decisiva para la regeneración de la humanidad.

      Compañía

        -«Pero, dijo Sam, mientras los ojos se le llenaban de lágrimas, yo creía que también usted iba a disfrutar en la Comarca, años y años, después de todo lo que ha hecho».

        -«También yo lo creía, en un tiempo. Pero he sufrido heridas demasiado profundas, Sam. Intenté salvar la Comarca, y la he salvado; pero no para mí. Así suele ocurrir, Sam, cuando las cosas están en peligro: alguien tiene que renunciar a ellas, perderlas, para que otros las conserven. Pero tú eres mi heredero: todo cuanto tengo y podría haber tenido te lo dejo a ti. Y además tienes a Rosa, y a Eleanor; y vendrán también el pequeño Frodo y la pequeña Rosa, y Merry, y Rizos de Oro, y Pippin; y acaso otros que no alcanzo a ver. Tus manos y tu cabeza serán necesarios en todas partes. Serás el alcalde, naturalmente, por tanto tiempo como quieras serlo, y el jardinero más famoso de la historia; y leerás las páginas del Libro rojo, y perpetuarás la memoria de una edad ahora desaparecida, para que la gente recuerde siempre el gran peligro, y ame aún más entrañablemente el país bien amado. Y eso te mantendrá tan ocupado y feliz hasta donde es posible estarlo, mientras continúe tu parte de la historia» (El Señor de los anillos: III. El retorno del rey).

        Samwise Gangee, el sencillo jardinero, prometió no abandonar a Mr. Frodo y se mantuvo leal a su palabra, incluso cuando hubo de acompañarlo a la terrible región de Mordor. La fuerza de la unión y la fidelidad de los personajes modestos hace posible el milagro: en efecto, solos nos perdemos, o nos cansamos, o perdemos la ilusión; pero juntos, gracias al estímulo recíproco, es posible alcanzar la meta de una existencia lograda.

        Al final, el premio de una tierra y una sociedad que recupera la paz y la belleza demuestra el acierto en la elección de las acciones justas y nobles, aunque no parecían rentables o útiles. Como en las parábolas del reino de Dios, un minúsculo fermento (cf. Mt 13,33; Lc 13,20-21), presente con potencia en medio de la masa, llega a fecundar la entera comunidad.

        En definitiva, estas cuatro actitudes: compañía, compasión, confianza, coraje… son algunas preciosas lecciones que podemos llevarnos del mundo de fantasía -enraizado en el mensaje cristiano- imaginado y narrado por Tolkien, “maestro y profeta literario” para las crisis personales y sociales de nuestro tiempo.

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        Evangelización

        Santos Serapio Scott y Nicolás Tavelic, mártires, y san José Pignatelli

        La liturgia celebra el 14 de noviembre al mercedario mártir Serapio Scott, a Nicolás Tavelic y compañeros franciscanos, mártires en Jerusalén en el siglo XIV. Y a José Pignatelli SJ, que trabajó por la restauración de la Compañía de Jesús en el siglo XVIII y primeros del XIX.  

        Francisco Otamendi·14 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        Fray Serapio Scott nació en torno al año 1178 en las islas británicas, pariente de la monarquía escocesa. Aunque se desconocen datos de su infancia y juventud, enseguida se sitúa al lado del rey Ricardo Corazón de León en la tercera cruzada, combatiendo en favor de la fe y de la liberación de la tierra de Jesús, escribe la Orden de la Merced en su web. Entonces favoreció a los cautivos que iban liberando en Palestina, y sufrió él también prisión y cárcel.

        San Serapio participó en las batallas contra el islam en España, en Las Navas de Tolosa en 1212. Pocos años más tarde, conoció a san Pedro Nolasco en Daroca e ingresó en la Orden mercedaria.

        Impulsado por la caridad hacia los cautivos llevó a cabo diversas redenciones. Una de las que se le atribuyen la realizó acompañado de san Ramón Nonato en 1229, rescatando a más de 150 cautivos. En la redención de 1240 que llevó a cabo con fray Berenguer de Bañeres en Argel se quedó como rehén. La tradición presenta a san Pedro Nolasco pidiendo ayuda para el redentor. Pero el rescate no llegó a tiempo y fue crucificado en la cruz como san Andrés.

        San Nicolás Tavelic y compañeros, mártires en Jerusalén

        Nicolás Tavelic, Deodato de Rodez, Estaban de Cuneo y Pedro de Narbona, sacerdotes franciscanos, murieron mártires en Jerusalén el 14 de noviembre de 1391. Procedían de distintas provincias franciscanas, como Croacia, Aquitania, Génova y Provenza, y coincidieron en la Custodia de Tierra Santa, confiada por la Santa Sede a la Orden franciscana. 

        Tras consultas, oración y estudio, expusieron la fe cristiana ante el Cadí de Jerusalén, pero fueron invitados a convertirse al Islam. Al no hacerlo, los frailes fueron ejecutados. Les canonizó en 1970 San Pablo VI.

        San José Pîgnatelli trabajó por la restauración

        A José Pignatelli SJ, (Zaragoza 1737- Roma, 1811), se le venera “por haber dado orientación y apoyo a los jesuitas durante los durísimos años en que la Compañía de Jesús estuvo suprimida”, narra la web jesuita. De familia noble, destacó por su vida espiritual y fue ordenado sacerdote la semana anterior a Navidad de 1762. Pasó los cuatro años y medio siguientes en Zaragoza enseñando gramática a los niños, visitando la cárcel y atendiendo a presos y condenados a muerte.

        Durante la expulsión de los jesuitas de España en 1767, mostró fortaleza y caridad, ayudando a sus hermanos desterrados. Tras la supresión de la Compañía por el Papa Clemente XIV, trabajó incansablemente por su restauración, y fue símbolo de fidelidad y esperanza. Murió en Roma en 1811, con un debilitamiento progresivo de su salud, tres años antes de que la Compañía fuera restablecida por Pío VII. Fue canonizado por Pío XII en 1954.

        El autorFrancisco Otamendi

        Cultura

        La Biblia en la cultura contemporánea

        La Biblia es un monumento literario y ha inspirado durante siglos la cultura, el arte, el derecho y la ética. Su influencia en la condición humana no se explica sólo por azar histórico, sino por su carácter de palabra viva y revelada, capaz de seguir irradiando sentido y esperanza en la cultura contemporánea.

        Francisco Varo·14 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

        George Steiner, reconocido crítico literarío, hablando de la Biblia Hebrea, decía que “todos los demás libros, ya sean historias, narraciones imaginarias, códigos legales, tratados morales, poemas líricos, diálogos dramáticos, o meditaciones teológico-filosóficas, son como chispas, muchas veces desde luego lejanas, que un soplo incesante levanta de este fuego central”.

        En efecto, desde hace muchos siglos la Palabra de Dios testimoniada en la Sagrada Escritura es fermento de creatividad en el pensamiento, el arte, el derecho o la economía. También en el mundo contemporáneo, los motivos bíblicos siguen mostrando destellos de su presencia benéfica incluso en contextos muy ajenos a la cultura cristiana. 

        Ventana de la Paz de Naciones Unidas

        Sin duda, una encrucijada máximamente cosmopolita es la sede de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York. En sus pasillos, oficinas y salas de conferencias se entrecruzan gentes muy variadas, en unos espacios de trabajo y de descanso deliberadamente asépticos desde el punto de vista religioso.

        Cuando se accede a ese edificio desde la plaza ajardinada situada en el extremo norte, el gran vestíbulo de entrada ofrece un amplio espacio de bienvenida, tamizado por una luz azul que invita a meditar. Esa iluminación procede de una vidriera, especialmente brillante al amanecer, que representa el anhelo del ser humano por la paz.

        Se trata de un vitral de notables dimensiones, 4,6 metros de ancho por 3,7 metros de alto, diseñado por Marc Chagall, con su peculiarísimo estilo, donde se conjugan fantasía, realidad y simbología. En su resplandor se pueden distinguir varios símbolos que, en medio de tensiones, manifiestan una añoranza de paz y de amor. 

        Simbología

        En la parte central brota del suelo un árbol que divide la composición en dos secciones. Podría ser el árbol de la ciencia del bien y del mal, pues tiene a su lado la serpiente astuta que sedujo a Adán y Eva. 

        A la izquierda se contempla una visión paradisiaca donde ángeles, seres humanos y animales flotan en alegría y paz en un espacio luminoso. 

        En la parte central superior, en medio de un ramo de flores rojas y violetas, una criatura angelical acerca con ternura su rostro a una niña. Es un beso de paz que simboliza el amor y la armonía entre el Cielo y la Tierra. E incluso hay quienes se atreven a descubrir en ese dulce gesto un significado más profundo que simbolizaría la unión mística con Dios, o la infusión del Espíritu Santo. Esta escena situada en el centro, ¿podría incluso aludir veladamente a la Encarnación, que vino a cambiar el rumbo de una historia marcada por el pecado desde sus inicios?

        La zona derecha, más oscura, representa el mundo caído. Una gran multitud de personas, hombres y mujeres, niños y ancianos, por encima de los cuales se adivinan en la parte central unos edificios, muestra a personas que, atrapadas en las tensiones del mundo contemporáneo, anhelan la paz. En la parte inferior, una mujer de gran tamaño se arrodilla en señal de dolor, y en medio de la gente, una pareja sostiene y protege tiernamente a su hijo recién nacido. 

        La huella de la Biblia

        Sobre esas figuras, un ángel, con alas doradas de notables dimensiones, entrega desde el Cielo dos tablas, con un diseño análogo a las que la iconografía clásica pone en manos de Moisés cuando desciende del Sinaí con los Diez Mandamientos. Junto a él, un hombre crucificado asume todo el dramatismo del sufrimiento humano para traer la paz al mundo.

        En ese conjunto, dos símbolos bíblicos capitalizan todo el protagonismo: las Tablas de la Ley, que llevan a pensar inmediatamente en la cultura judía, y el Crucificado, que es la imagen cristiana por excelencia. Además, ambas figuras comparten la misma zona superior derecha de la vidriera, estableciendo entre ellas un diálogo del que depende mucho la configuración de una cultura de la paz. Sólo contando con el respeto a la ley natural, sintetizada en el Decálogo, y con la eficacia redentora del misterio pascual de Jesucristo, se podrá retornar a la feliz luminosidad del Paraíso.

        Basta contemplar y admirar esa obra del arte contemporáneo para constatar que hasta esa encrucijada nada religiosa del mundo actual han llegado las chispas de luz que proceden de ese gran hogar que es la Biblia. 

        ¿Cómo es posible que el libro de un pueblo de pastores y agricultores, pobladores de una región pequeña, árida en gran parte de su territorio, y zona de paso entre los grandes imperios de la antigüedad, que fue fraguando en medio de persecuciones sangrientas, deportaciones y ocupaciones, haya terminado por capitalizar primero la cultura del imperio romano, y por extender después su influencia en todo el mundo? ¿Por qué su idea de un Dios personal, creador y providente, justo y misericordioso, se expandió por toda la tierra y arraigó por doquier en todo tipo de culturas nativas? ¿Por qué la Biblia ha tenido una influencia tan grande desde hace algo más de dos milenios? 

        No faltan quienes mantienen que su éxito es consecuencia de una insólita secuencia de acontecimientos fortuitos. Desde el surgimiento de un imperio romano, que fundió un heterogéneo conjunto de elementos de poder en la república de Roma con la idiosincrasia propia de muchos pueblos conquistados para formar una única comunidad política, económica y cultural, que logró un potencial y dimensiones hasta ese momento desconocidos, hasta el acceso casual de Constantino al trono imperial que impulsó desde arriba la expansión del cristianismo, …

        Pero sólo eso no explica que los valores judeo-cristianos hayan tenido una fuerza tan irresistible a lo largo de dos milenios y, menos aún, que sigan manteniendo su plena vigencia para la mayor parte de la población mundial.

        La Biblia como motor cultural

        Una respuesta más profunda habría que buscarla en la huella indeleble que el texto de la Biblia ha dejado en la condición humana: en la ética, el derecho, la literatura, la música o el arte, y todas las manifestaciones culturales que configuran nuestra identidad.

        Ahora bien, tampoco eso basta. A pesar del notable impacto de ese gran clásico que es la Biblia en ámbitos tan diversos e influyentes, se podría decir de modo provocativo, como lo hizo T. S. Eliot, que quienes hablan de la Biblia como un monumento literario, a menudo lo admiran solamente como “un monumento levantado sobre la tumba del cristianismo”. También esto merece una reflexión.

        El enorme potencial como motor de la cultura y el progreso que este clásico de la literatura universal ha demostrado en el tiempo, ¿es independiente de su valor religioso?, ¿no tiene nada que ver con el papel decisivo de la Biblia Hebrea en la configuración del judaísmo, ni con el testimonio de una revelación divina que el lector cristiano reconoce en una lectura en diálogo del Primer y del Nuevo Testamento?

        El carácter fundante de la cultura contemporánea que corresponde a la Biblia no deriva sólo de su fuerza literaria, sino que brota ante todo de que es una palabra verdadera, que viene de Dios y que ha sido donada a la humanidad.


        Contenido facilitado por el profesorado del Máster de Cristianismo y Cultura Contemporánea de la Universidad de Navarra.

        El autorFrancisco Varo

        Profesor ordinario de Sagrada Escritura, Universidad de Navarra

        Cultura

        “Camino”, un “libro vivo”, cumple 100 ediciones en castellano

        Camino, la obra más conocida del fundador del Opus Dei, es el cuarto libro en castellano más traducido de la historia, según el Instituto Cervantes.

        Maria José Atienza·13 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        Camino es una de las obras de espiritualidad más conocidas en la actualidad. El libro de “puntos” espirituales, escrito por san Josemaría Escrivá vió la luz en 1939, en Valencia aunque varios años antes, en 1934, el fundador del Opus Dei había publicado el germen de esta obra bajo el título de Consideraciones Espirituales, en Cuenca. 

        Desde entonces, Camino se ha traducido a 142 lenguas y cuenta con más de cinco millones de ejemplares vendidos. La famosa aplicación de oración, Hallow, lo escogió como libro guía para la Cuaresma de 2025 y entre muchas de las anécdotas que ha protagonizado este libro, durante la época de persecución a la fe por el gobierno comunista en Bulgaria, una edición clandestina de Camino, ayudó en su vida espiritual a fieles católicos y de otras confesiones cristianas.

        Camino

        Título: Camino
        Autor: Josemaría Escrivá de Balaguer
        Páginas: 506
        Editorial: Rialp
        Año: 2025

        Edición 100 de Camino en castellano

        La Biblioteca Nacional de España ha acogido la presentación de la edición 100 en castellano de este libro, editado por Rialp y que ha estado coordinada por Fidel Sebastián Mediavilla, especialista en literatura del Siglo de Oro. Esta edición suma, al texto original, notas aclaratorias y una introducción que sitúa al lector en su contexto histórico y espiritual. 

        Un libro “misteriosamente vivo”

        El director de Ediciones Rialp, Santiago Herraiz señaló que “Camino sigue vino, misteriosamente vivo. Un libro de hace casi 100 años, que soporte el peso de los años, no es fácil. Hemos hecho una pequeña edición de Camino, tipo agenda de piel, con 5000 ejemplares y casi se han agotado”.

        Presentación de la edición número 100 de “Camino”

        Por su parte, la poetisa Marcela Duque, apuntó que, en Camino, san Josemaria “logra una unidad entre la forma de expresión y lo expresado y esto también es lo que hace el Opus Dei, como el mismo santo apuntaba: ‘hacer endecasílabos de la prosa diaria’”.

        El editor de la edición centenaria en castellano, Fidel Sebastián, destacó que “una edición crítica busca la voluntad del autor, y se ilumina con lo que haga falta”.

        Sebastián afirmó también que, “al volver a leer Camino, yo descubrí al místico. Para conocer más de esto habrá que esperar a que estén publicados los Apuntes Íntimos. Creo que san Josemaría era un gran místico, como vemos por ejemplo en el punto 555”, fruto de una experiencia en la oración del autor.

        Por último, Fernanda Lopes, coordinadora del comité para el Centenario del Opus Dei, quiso subrayar esos “miles de caminos de intimidad con Cristo que este libro ha producido. Son cien ediciones, pero miles de caminos”.

        Haciendo un paralelismo, Lopes subrayó que “el centenario del Opus Dei se presenta como un camino, performativo, transformador para cada persona del Opus Dei”.





        Estados Unidos

        Inmigración y libre práctica religiosa, prioridad de los obispos de EEUU

        Los obispos de Estados Unidos han elegido al arzobispo Paul S. Coakley, de Oklahoma City, como presidente de la Conferencia episcopal (USCCB), y al obispo Daniel E. Flores, de Brownsville, Texas, como vicepresidente. La inmigración y la defensa de la libre práctica religiosa, marcan la agenda de la asamblea de otoño desde el día 10.    

        OSV / Omnes·13 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

        – Julie Asher, Baltimore (EEUU), OSV News 

        Desde la apertura hasta el cierre de la sesión del 11 de noviembre, el tema de la inmigración ocupó un lugar destacado durante gran parte del primer día de la asamblea plenaria de otoño de los obispos de Estados Unidos en Baltimore, y ha seguido marcando la reunión. La agenda del día incluía las elecciones para la nueva dirección de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), y un informe sobre la situación de la inmigración en Estados Unidos bajo la Administración Trump.

        También están teniendo lugar presentaciones preliminares sobre posibles revisiones de las «Directivas éticas y religiosas para organizaciones católicas de servicios médicos y de cuidado de salud» de los obispos. Y la presentación de una nueva versión en inglés de la Biblia para Estados Unidos que se publicará en 2027. Se informó que una traducción al español del Nuevo Testamento estará disponible para el Miércoles de Ceniza de 2026.

        Los obispos aprobaron asimismo una iniciativa diocesana local para presentar la causa de canonización del padre jesuita Richard Thomas (1928-2006), quien durante más de 40 años dirigió diversos ministerios para los pobres de El Paso, Texas, y Ciudad Juárez, México.

        Nuevos presidente y vicepresidente, ya con León XIV como Papa

        Los obispos eligieron al arzobispo Paul S. Coakley, de Oklahoma City, como presidente de la USCCB, y al obispo Daniel E. Flores, de Brownsville, Texas, como vicepresidente de la conferencia episcopal estadounidense.

        Las elecciones de 2025 han marcado el primer cambio de liderazgo en la conferencia desde que el Papa León XIV, el primer pontífice nacido en Estados Unidos, comenzó su ministerio petrino en mayo.

        Seguirán apoyando a los migrantes

        La jornada comenzó con un mensaje de los obispos al Papa León XIV al inicio de su reunión del 10 al 13 de noviembre. Los obispos estadounidenses dijeron al Papa que “seguirán apoyando a los migrantes y defendiendo el derecho de todos a practicar libremente la religión sin intimidación”.

        “Como pastores en Estados Unidos, nos enfrentamos a una visión del mundo cada vez más extendida que a menudo entra en conflicto con el mandato evangélico de amar al prójimo”, escribieron. “En ciudades de todo Estados Unidos, nuestros hermanos y hermanas migrantes, muchos de los cuales son católicos, se enfrentan a una cultura del miedo, dudando en salir de sus casas e incluso en asistir a la iglesia por temor a ser acosados o detenidos”.

        “Santo Padre, sepa que los obispos de Estados Unidos, unidos en nuestra preocupación, seguiremos apoyando a los migrantes y defendiendo el derecho de todos a practicar su culto sin intimidación”, escribieron los obispos. “Apoyamos las fronteras seguras y ordenadas y las medidas policiales en respuesta a actividades delictivas peligrosas, pero no podemos permanecer callados en estos momentos difíciles, mientras se socava el derecho a practicar la religión y el derecho al debido proceso”.

        Hay varios puntos de conflicto en todo el país por las tensiones que genera la política migratoria de línea dura de la Administración Trump, con protestas regulares frente a varias oficinas locales del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

        Obispos estadounidenses asisten a una sesión de la asamblea general de otoño de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, celebrada el 11 de noviembre de 2025 en Baltimore. (Foto de OSV News/Bob Roller).

        Se deniegan sacramentos a los detenidos

        Entre las preocupaciones de los católicos por cómo se está aplicando esta política en las ciudades estadounidenses, se encuentra la denegación de los sacramentos a los detenidos, una cuestión que se ha puesto de relieve sobre todo en un centro de tramitación de inmigración al oeste de Chicago. El 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, se impidió, por segunda vez en tres semanas, a una delegación católica –que esta vez incluyó a clérigos, religiosas y laicos, así como un obispo auxiliar de Chicago–, llevar la Eucaristía a católicos detenidos allí.

        El tema de la posibilidad de que los inmigrantes detenidos por el ICE reciban los sacramentos «es una de nuestras principales preocupaciones», afirmó el 11 de noviembre el obispo Kevin C. Rhoades, de Fort Wayne-South Bend, Indiana, durante la rueda de prensa celebrada al mediodía en la plenaria de los obispos. El obispo es presidente del Comité para la Libertad Religiosa de la USCCB.

        Según él, los obispos se han centrado en “el derecho de la Iglesia a prestar servicios caritativos a los inmigrantes”.

        «Realmente no previmos lo que estamos enfrentando ahora con los centros de detención, pero tan pronto como nos dimos cuenta de ello, pasó a ser nuestra principal prioridad», dijo.

        «Es desgarrador», añadió el obispo Rhoades, “cuando piensas en el sufrimiento y especialmente en aquellos que han sido detenidos, separados de sus familias… necesitan apoyo espiritual en esto, y necesitan los sacramentos”.

        “You are no alone” (No estás solo, no estás sola).

        En una presentación realizada por la tarde, el obispo Mark J. Seitz, de El Paso, Texas, presidente saliente del comité de migración de los obispos, dijo que el “compromiso inquebrantable” de la administración Trump con la deportación masiva, así como la “restricción de la inmigración legal” y las deportaciones a “terceros países que les son completamente desconocidos”, dejan claro que “esto es solo el comienzo”.

        El obispo Seitz dijo que el comité de migración, su personal y sus socios en misión están trabajando en una iniciativa titulada “You are no alone” (No estás solo, no estás sola). Se centrará “en cuatro áreas temáticas de ministerio, apoyo familiar y en situaciones de emergencia, acompañamiento y atención pastoral, comunicación y enseñanza de la Iglesia y, en cuarto lugar, solidaridad a través de la oración y el testimonio público”.

        Un rayo de esperanza con las visas de trabajadores religiosos

        Sin embargo, ofreció un rayo de esperanza en relación con las visas para trabajadores religiosos, un proceso paralizado desde la primavera de 2023. Afirmó que se sentía
        “muy optimista” respecto a que los esfuerzos para resolver los retrasos en la tramitación de los visados para trabajadores religiosos, que estaban avanzando  gracias a la posible nueva legislación y al diálogo con la actual administración presidencial.

        Elecciones reñidas

        En una reñida contienda entre diez posibles candidatos, el arzobispo Coakley fue elegido presidente en la tercera ronda de votaciones en una segunda vuelta con el obispo Flores. A continuación, los obispos estadounidenses eligieron al obispo Flores en la primera ronda de las elecciones a la vicepresidencia.

        Sus mandatos de tres años comienzan al término de esta asamblea plenaria de Baltimore. Suceden, respectivamente, al arzobispo Timothy P. Broglio, de la Arquidiócesis para los Servicios Militares de Estados Unidos, y al arzobispo William E. Lori, de Baltimore, que completarán sus mandatos de tres años al término de la asamblea de otoño.

        Antes de las elecciones, el arzobispo Broglio, como presidente saliente de la USCCB, pronunció su último discurso presidencial. Hizo hincapié en la necesidad de “convencer a la gente de que se escuche mutuamente” en medio de la polarización.

        «Debemos recurrir a nuestra unidad para ilustrar que el diálogo civil no solo es posible, sino que es la forma más auténticamente humana de avanzar», afirmó.

        El nuncio Pierre: enseñanzas del C. Vaticano II

        El cardenal Christophe Pierre, nuncio apostólico en Estados Unidos, se dirigió a continuación a la USCCB. Sus comentarios en la plenaria de este año fueron los primeros como representante del Papa León XIV.

        «¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?», preguntó, señalando “una luz guía: las enseñanzas y la visión del Concilio Vaticano II”. Hizo hincapié en que el Vaticano II “sigue siendo la clave para comprender qué tipo de Iglesia estamos llamados a ser hoy en día, y el punto de referencia para discernir hacia dónde nos dirigimos»

        Día 12: Mensaje pastoral sobre inmigración

        La inmigración volvió a ocupar ayer un lugar central en la asamblea plenaria de otoño de los obispos estadounidenses en Baltimore. Los prelados aprobaron un “mensaje pastoral especial sobre la inmigración”, expresando “nuestra preocupación por los inmigrantes”, con ideas que se han reflejado arriba.

        La declaración se ha producido en un momento en que un número creciente de obispos han reconocido que algunas de políticas migratorias de la administración Trump corren el riesgo de presentar a la Iglesia desafíos prácticos en la administración del apoyo pastoral y las iniciativas caritativas, así como desafíos a la libertad religiosa.

        En otro orden de cosas, los obispos eligieron un nuevo secretario para su conferencia: el obispo Kevin C. Rhoades, de Fort Wayne-South Bend, Indiana.

        El obispo Kevin C. Rhoades de Fort Wayne-South Bend, Indiana, sonríe tras ser elegido secretario de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) en la asamblea de otoño. A la izquierda, el obispo auxiliar emérito de Chicago, Joseph N. Perry. (Foto de OSV News/Bob Roller)

        Otras cuestiones

        Los obispos aprobaron también de forma abrumadora una versión actualizada de su documento rector sobre la atención médica católica, con revisiones sustanciales que incluyen prohibiciones explícitas contra la llamada atención “de afirmación de género”. También dieron luz verde a la celebración del XI Congreso Eucarístico Nacional en el verano de 2029.

        En relación a la declaración especial sobre inmigración, el arzobispo Richard G. Henning, de Boston, dijo a OSV News en una entrevista que la sensación de que “tenemos que decir algo” y mostrar solidaridad con los inmigrantes ha estado “surgiendo de forma natural entre los obispos”.

        “Somos pastores”, dijo. “Nos preocupamos por las personas a las que servimos, y lo que escuchamos de ellas es miedo y sufrimiento. Por eso es difícil no querer responder a eso”.

        Al publicar el texto de la declaración a última hora de la tarde, un comunicado de prensa de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) indicó que era “la primera vez” en 12 años que la conferencia episcopal “recurría a esta forma particularmente urgente de expresarse como cuerpo de obispos. La última declaración, emitida en 2013, fue en respuesta al mandato del gobierno federal sobre anticonceptivos”.

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        – Julie Asher es editora senior de OSV News. Kate Scanlon, Lauretta Brown y Gina Christian, de OSV News, colaboraron con este artículo.

        – Esta información y la Declaración pastoral sobre inmigración han sido publicadas originariamente en OSV News en inglés, y pueden consultarla aquí.

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        El autorOSV / Omnes

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        Evangelización

        El prelado del Opus Dei anima a socorrer los sufrimientos de los necesitados

        Fernando Ocáriz invita a vivir la caridad, afrontando las pobrezas y sufrimientos del mundo con oración, servicio y ayuda concreta, recordando que amar al prójimo es inseparable del amor a Dios.

        Redacción Omnes·13 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        El prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, en un nuevo mensaje difundido este jueves, ha exhortado a los fieles a vivir la caridad cristiana de manera práctica y comprometida ante las múltiples pobrezas y sufrimientos del mundo actual.

        “Cada día, de diversos modos, a todos nos llegan noticias sobre los sufrimientos de innumerables personas, producidos por las actuales guerras, injusticias, pobrezas y carestías en tantas partes del mundo” introduce.

        Ante esta realidad, Ocáriz invita a meditar las palabras de san Josemaría Escrivá: «Un hombre o una sociedad que no reaccione ante las tribulaciones o las injusticias, y que no se esfuerce por aliviarlas, no son un hombre o una sociedad a la medida del amor del Corazón de Cristo… De otro modo, su cristianismo no será la Palabra y la Vida de Jesús: será un disfraz, un engaño de cara a Dios y de cara a los hombres (Es Cristo que pasa, n. 167)».

        El prelado subraya que, aunque “ante la magnitud de los problemas del mundo, resulta natural sentir la propia impotencia para resolverlos”, el cristiano no puede permanecer indiferente. Recuerda que “la fe nos asegura que podemos ayudar mucho con la oración, que no conoce fronteras” y anima a descubrir que “todos –cada uno en su lugar– podemos hacer más de lo que pensamos”.

        La pobreza

        En su mensaje, Ocáriz cita también al Papa León XIV, quien en Dilexi te recuerda que “existen muchas formas de pobreza: aquella de los que no tienen medios de sustento material, la pobreza del que está marginado socialmente… la pobreza del que no tiene derechos, ni espacio, ni libertad”.

        El prelado añade que la labor del Opus Dei busca contribuir a aliviar esas necesidades, evocando las palabras de san Josemaría: «Nuestra misión tiende a que haya cada vez menos ignorantes y menos indigentes, y a esto trataremos de contribuir en todas partes» (Carta 15, n. 193).

        Agradece que “innumerables personas –también muchas del Opus Dei– desarrollan actividades asistenciales y formativas en ambientes especialmente necesitados de los cinco continentes”, e invita a todos a colaborar “con la oración, con el trabajo realizado con espíritu de servicio y con la ayuda material que nos es posible”.

        Finalmente, Ocáriz recuerda que la caridad no es solo una obra social, sino una exigencia esencial del amor cristiano: «La caridad, el amor a las personas, [es] inseparable del amor a Dios». Y cita a san Agustín para concluir: «Piensa que tú, que aún no ves a Dios, merecerás contemplarlo si amas al prójimo, pues amando al prójimo purificas tu mirada para que tus ojos puedan contemplar a Dios» (Trat. Ev. S. Juan, 17, 7-9).

        Evangelización

        Madre Eliswa Vakayil, beatificada en Kerala (India)

        El Papa León informó en la Audiencia de ayer que la Madre Eliswa Vakayil, fundadora de la primera Tercera Orden de Carmelitas Teresianas Descalzas, fue beatificada el sábado en Kochi, estado indio de Kerala. Por otra parte, la liturgia celebra hoy a los santos Leandro de Sevilla y Diego de Alcalá.

        Francisco Otamendi·13 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        El valiente compromiso de la Madre Eliswa Vakayil con la emancipación de las niñas más pobres es fuente de inspiración para todas las personas que trabajan por la dignidad de la mujer en la Iglesia y la sociedad. Así se refirió ayer el Papa León XIV a la religiosa india al final de la Audiencia, en la que mencionó también al obispo San Josafat, “mártir por su incansable celo por la unidad de la Iglesia”.

        “Un modelo, un espejo en el que toda hija, toda madre, toda mujer —laica, consagrada y religiosa— puede identificarse y reconocerse”. De este modo describió el cardenal malasio Sebastián Francis, obispo de Penang, a la Madre Eliswa Vakayil, fundadora de la primera Tercera Orden de Carmelitas Descalzas (TOCD) indígena para las mujeres en India. 

        En efecto, antes de la llamada a la vida consagrada, la Madre Eliswa fue esposa, madre de una hija y viuda. Alimentada por la frecuente adoración ante el Santísimo Sacramento, entre 1831 y 1913, la Madre Vakayil abrió las puertas de la vida consagrada a las mujeres católicas de rito latino y siro-malabar.

        Santos Leandro de Sevilla y Diego de Alcalá

        San Leandro de Sevilla (Cartagena, 540 – Sevilla, 599), fue hermano de los santos Fulgencio, Florentina e Isidoro. El año 578 fue nombrado arzobispo de Sevilla. Sufrió persecución y destierro por su empeño en la conversión a la fe católica del pueblo visigodo, que era arriano. Presidió el Concilio III de Toledo (año 589), en el que se logró la conversión del rey visigodo Recaredo y la unidad católica de la nación. 

        San Diego de Alcalá nació en San Nicolás del Puerto (Sevilla) hacia 1400, de familia humilde. Muy joven eligió la vida eremítica en la serranía de Córdoba. A los 30 años ingresó en la Orden franciscana como hermano laico. Era analfabeto y se dedicó a los oficios más humildes, cuenta el santoral franciscano. Evangelizó Canarias, y tras un traslado a Roma, falleció en Alcalá en 1463.

        El autorFrancisco Otamendi

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        Los premios invisibles

        En un mundo obsesionado con los logros y los reconocimientos, los hijos viven entre diplomas, medallas y rankings que parecen medir su valía. Esta reflexión invita a mirar más allá de los premios: valorar el esfuerzo, aprender del fracaso y reconocer que el amor incondicional de la familia es el verdadero triunfo que acompaña toda vida.

        13 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        Confieso que me encantan las cifras: las encuestas, los rankings y esas listas que nos dicen quiénes “son los mejores”. Me atraen los hechos concretos, esos que parecen darnos certezas y me ayudan a decidir con calma, sin dejarme llevar por la subjetividad.  Pero en la vida —esa que no cabe en una planilla Excel—, y sobre todo cuando se trata de los hijos, corremos un riesgo. Y no menor.  

        En Chile se acerca el fin de año, y con él la época de premios, diplomas y pruebas de ingreso a la universidad. Todo gira en torno a los reconocimientos: la vida se mide en becas, en notas de excelencia, en medallas que pesan más por el orgullo que por el metal. Los niños que reciben esos premios, ¿se los merecen? Probablemente sí. Y sus padres también, porque detrás de cada logro hay esfuerzo silencioso y amor incondicional.  

        Pero tal vez valga la pena mirar de frente la otra cara: la del fracaso, la de no ser elegido, la de la injusticia que a veces se cuela entre los aplausos. ¿Diste tu 100 % y aun así no te eligieron? ¿Eras el mejor y otro se llevó la medalla? ¿Te sentiste humillado porque no confiaron en ti? 

        Duele. Claro que duele. Pero, ¿cuánto aprendiste en ese proceso? ¿Pensaste que el camino puede valer más que la foto en Instagram? A veces, ese golpe a la vanidad es también una lección de libertad: aprender a depender menos de la opinión ajena y lanzarse al vacío con el corazón expuesto.  

        Quizás sea una conversación para la sobremesa. Que nuestros hijos sepan que el diploma puede no estar colgado en la pared, pero que el amor de su familia estará siempre impreso en su alma.  Porque, al final del día, ese es el premio que nadie ve, pero que en la historia de cada uno brilla más que cualquier medalla.

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        Familia

        Por qué el que «inventó» la píldora anticonceptiva se arrepintió de su descubrimiento

        La opinión pública desconoce que el inventor de la píldora anticonceptiva, Carl Djerassi, se arrepintió de su invento y apostó por el reconocimiento natural de la fertilidad.

        Valle Rodríguez Castilla·13 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

        En 1950, el científico Carl Djerassi logró sintetizar en México un derivado de la progesterona con dos características revolucionarias: era un anovulatorio muy potente y era resistente a la digestión, lo que permitió su administración por vía oral ―una vía de administración muy funcional para las usuarias―.

        Sin embargo, cuando Djerassi comenzó a trabajar con esta hormona, el control de la natalidad no era su objetivo. Prueba de ello es que en su autobiografía confesó: «Ni en nuestro sueño más salvaje (…) lo imaginamos»; así como, citando a Bernard Shaw, escribió también: «La ciencia está siempre equivocada: nunca soluciona un problema sin crear diez nuevos».

        En este sentido, hacia el final de su vida, en su último artículo científico, publicado en la revista Science en 1990, nos dejó en herencia el desafío de enseñar a las mujeres a reconocer su ovulación de un modo fácil y asequible (él hablaba de la posibilidad de unas «barras» que informaran del estado hormonal). Verdaderamente consciente de que, después de la Revolución sexual, el mundo había cambiado, Carl Djerassi insistió en dejar de lado su invento apostando por el reconocimiento de la fertilidad, lo que hoy se conoce como «Reconocimiento Natural de la Fertilidad».

        Con este sentir, Carl Djerassi no admitió ser reconocido como el inventor de la píldora; él se autodenominó «la madre de la píldora»; y a Gregory Pincus, «el padre de la píldora». Y es que, en la década de los 50, otros dos científicos, Gregory Pincus y John Rock, aprovecharon el invento de Djerassi y, con el apoyo económico de la activista Margaret Sanger y la filántropa Katherine McCormick, desarrollaron los ensayos clínicos ―en poco tiempo, con dosis muy altas y sin mucha información― entre mujeres puertorriqueñas.

        Así, en 1960, en EEUU, la farmacéutica G.D. Searle & Company comercializó Enovid®, la primera píldora anticonceptiva legalmente disponible en el mundo. Con ello, se abrió para la mujer una vía anticonceptiva hormonal muy funcional.

        Controversias sobre los efectos secundarios de la píldora

        En la década de los 70, la comercialización de la píldora avanzó a la par que las controversias sobre sus efectos secundarios en algunas de las usuarias. Es por ello que, desde entonces, empezaron a desarrollarse formulaciones con nuevas combinaciones y dosis hormonales más bajas, a la vez que se aconsejaba la temporalidad del tratamiento.

        Hoy por hoy, la estela de los efectos colaterales de la píldora persiste: disminución de la libido, cefaleas y migrañas, náuseas y vómitos, sangrado irregular, aumento de peso, retención de líquidos, cambios de humor…

        Una revisión de Williams et al. en el año 2021 refiere algunos de estos efectos y, sobre todo, otros más adversos, como, por ejemplo, el incremento del riesgo de:

        • transmisión de VIH;
        • enfermedades cardiovasculares;
        • progresión diabética;
        • depresión y otros desórdenes emocionales ―mucho más acentuados entre adolescentes―;
        • cáncer del cuello del útero, cáncer de endometrio; cáncer de mama ―este último también recogido en un estudio más reciente de la Universidad de Oxford en Plos Medicine (2023); y todos ellos más acentuados en mujeres con antecedentes familiares en estos cánceres.

        Respecto a algunos de estos efectos adversos, el estudio identificó una información sesgada a las mujeres usuarias en la prescripción facultativa.

        A pesar de estos efectos, la píldora anticonceptiva cumple 65 años

        Como podemos intuir, incluso sin considerar el desorden antropológico que la píldora ha provocado —en la mujer, en el varón y en la pareja—, la anticoncepción hormonal, vista únicamente desde la perspectiva de la biología femenina, induce un estado fisiológico artificial que, en ciertos casos, puede derivar en un estado patológico.

        A pesar de todo, la píldora anticonceptiva sigue cumpliendo años: en este aniversario ha alcanzado los 65. Según datos de Zapata et al., publicados en 2021, en todo el mundo 254 millones de mujeres entre 19 y 45 años —casi un 14% del total— la utilizan. Vemos que la píldora avanza en su camino, indiferente a lo que deja tras de sí; y su consumo sigue presentándose como parte de un derecho… con cara, pero sin cruz.

        El autorValle Rodríguez Castilla

        Farmacéutica. Experta en Educación Afectivo Sexual.

        Libros

        Mis días con Benedicto XVI

        Alfred Xuereb, ex secretario de Benedicto XVI, comparte en su libro recuerdos y anécdotas que revelan la humanidad y cercanía del Pontífice.

        Maria José Atienza·13 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        Alfred Xuereb ha sido, quizás, la sombra de la sombra. Este maltés, actualmente Nuncio apostólico en Marruecos, sirvió como segundo secretario del Papa Benedicto XVI desde 2007 hasta 2013, tras la renuncia de Joseph Ratzinger. En un libro – diario, el obispo recoge algunos de sus principales recuerdos de sus años al lado del Papa bávaro. 

        En este libro, editado bellamente por Palabra e ilustrado por cientos de fotografías, muchas de ellas poco conocidas e incluso inéditas, Xuereb repasa conversaciones con Benedicto XVI o con su inmediato superior, mons. Georg Ganswein. En sus páginas se suceden anécdotas cargadas de humor, de cercanía y trato familiar con el Santo Padre en su época al frente de la Iglesia. Xuereb recuerda, por ejemplo, el conocido amor a la música del Papa Ratzinger, su afición por los gatos (a pesar de que no tuvo uno nunca) y divertidos golpes de humor a propósito de pequeños detalles de la convivencia diaria o el trabajo. 

        El relato, escrito con la viveza de los recuerdos más recientes, ahonda, además, en la trastienda de momentos clave de la vida de Ratzinger: el sufrimiento de un Papa que decidió echarse a un lado al ser consciente de sus limitaciones físicas y los meses llenos de tensión; también el sufrimiento del Papa ante problemas generados por una interpretación equivocada de sus palabras o malentendidos, como el episodio de Ratisbona. Junto a estos episodios quizás más conocidos, Xuereb relata también pequeñas pruebas de fortaleza ante las que el Papa reaccionaba de manera sorprendente, como cuando un pequeño incendio quemó un belén perteneciente a la familia Ratzinger y al que Benedicto XVI guardaba especial cariño. El trato delicado con su hermano mayor, o la preocupación del Papa porque, tanto él como el primer secretario, pudieran atender a sus familiares y los detalles con las Mémores Domini que lo atendían son también una constante en un libro que da gusto leer y contemplar como un álbum de fotografías familiar. 

        Un libro accesible para todos los grados de lectura y que gustará especialmente a quienes hayan seguido la vida y obra del Papa Benedicto XVI, gracias a la cual se extraen nuevos detalles de su figura y su pontificado que apuntalan la idea de un papado liderado por una de las cabezas más privilegiadas del siglo XX -XXI unida a una humildad y cercanía con Dios inolvidables. 

        Mis días con Benedicto XVI

        Autor: Alfred Xuereb
        Editorial: Palabra
        Número de páginas: 376

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        Evangelio

        Las pruebas de cada día. Domingo XXXIII del tiempo ordinario (C)

        Joseph Evans nos comenta las lecturas del domingo XXXIII del tiempo ordinario (C) correspondiente al día 16 de noviembre de 2025.

        Joseph Evans·13 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        Lo que el profeta Malaquías describe de forma resumida en la primera lectura de hoy, Nuestro Señor lo expone con mayor detalle en el Evangelio. El profeta anuncia un “día” “en el que todos los orgullosos y malhechores serán como paja; los consumirá el día que está llegando, dice el Señor del universo, y no les dejará ni copa ni raíz”.

        Es la destrucción total de todo mal y de todos los malhechores. Por el contrario, dice Malaquías, “pero a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra”. Para los malvados, el fuego de la destrucción; para los justos, ese mismo fuego divino que tiene poder para destruir actuará como un sol que calienta y sana.

        Jesús nos dice más en el Evangelio y conecta deliberadamente dos cosas: profetiza la destrucción del Templo de Jerusalén (que realmente ocurrió en el año 70 d. C.) y mezcla esto con referencias a la destrucción del mundo al final de los tiempos. Explica que los justos se verán envueltos, al menos en parte, en este fuego. Será como un purgatorio, un fuego probador, aunque todavía en la tierra. Y así los cristianos serán perseguidos. “Os entregarán al suplicio y os matarán, y por mi causa os odiarán todos los pueblos”.

        Nosotros también podríamos sentirnos tentados a sentir terror ante tanta agitación. Pero Nuestro Señor nos dice: “no os alarméis, porque todo esto ha de suceder, pero todavía no es el final”. La destrucción de Jerusalén fue un acontecimiento histórico y los primeros cristianos, atendiendo a la advertencia de Cristo, escaparon a tiempo. El fin del mundo y toda la agitación que lo acompañará es un acontecimiento futuro. Pero cada día los cristianos debemos enfrentarnos a pruebas e incluso a persecuciones por nuestras creencias; podemos sufrir odio por causa de Cristo, especialmente si defendemos la verdadera enseñanza moral.

        Los profetas hablan del “día” del Señor, y también era un tema frecuente en las epístolas de san Pablo (por ejemplo, 2 Tim 1, 12.18; 4, 8). Los profetas lo veían como un día de juicio, de visita divina, en el que Dios castigaría a los malvados y recompensaría a los justos. Podría ser un acontecimiento histórico concreto, pero en última instancia sería el día final, el día del juicio final. Pero nosotros vivimos ese día todos los días. Todos los días somos puestos a prueba, y cualquier día podría ser el último, cuando nos presentemos ante Cristo: “Velad, porque no sabéis el día ni la hora” (Mt 25, 13).

        Evangelización

        La fraternidad libra de egoísmos, divisiones y prepotencias, afirma León XIV

        La fraternidad no es un hermoso sueño imposible y es uno de los grandes desafíos para la humanidad. “Nos libra de los egoísmos, de las divisiones, de las prepotencias", ha dicho el Papa León XIV en la Audiencia general de hoy.  

        Francisco Otamendi·12 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

        Lo dijo el Papa en varias ocasiones durante la Audiencia de esta mañana en una soleada Plaza de San Pedro, por ejemplo a los peregrinos de lengua francesa e inglesa, y hoy también en croata.  “La fraternidad que nos brindó Cristo muerto y resucitado nos libra de las lógicas negativas de los egoísmos, de las divisiones, de las prepotencias”. 

        En su catequesis, centrada en el tema ‘la espiritualidad pascual anima la fraternidad’, León XIV subrayó que “la fraternidad es sin duda uno de los grandes desafíos para la humanidad contemporánea”, pero no “un hermoso sueño imposible», o «un deseo de unos pocos ilusos”. La fraternidad se basa en el mandamiento de Jesús, “que nos amó y se entregó por nosotros, así podemos amarnos y dar la vida por los demás».

        “Omnes fratres”, todos hermanos

        Como era lógico, el Papa León mencionó en la Audiencia a san Francisco de Asís, que se dirigía a todos llamándolos “hermano”, “omnes fratres’, todos hermanos. Algo que fue retomado por el Papa Francisco, recordó el Pontífice, después de 800 años, en la encíclica ‘Fratelli tutti’.

        Así lo citó León XIV: “Esto demuestra la necesidad, hoy más urgente que nunca, de volver a considerar el saludo con el que San Francisco de Asís se dirigía a todas y a todos, independientemente de su procedencia geográfica y cultural, religiosa o doctrinal: omnes fratres era el modo inclusivo con el que Francisco ponía en el mismo plano a todos los seres humanos, precisamente porque les reconocía en el destino común de dignidad, de diálogo, de acogida y de salvación”.

        Rasgo esencial del cristianismo

        Ese “tutti”, señaló el Sucesor de Pedro, expresa “un rasgo esencial del cristianismo, que desde el inicio fue el anuncio de la Buena Noticia destinada a la salvación de todos, nunca de forma exclusiva o privada». Además, el Papa señaló que la fraternidad es profundamente humana, nace de la capacidad de relacionarnos. Sin relaciones no podremos sobrevivir, crecer, aprender. Y ha llegado a calificar la enemistad como “un veneno”.

        “Si nos encerramos en nosotros mismos, corremos el riesgo de enfermarnos de soledad e incluso de un narcisismo que se preocupa solo de los demás por interés. El otro se reduce, entonces, a alguien de quien tomar, sin que estemos nunca dispuestos verdaderamente a dar, a entregarnos”, ha dicho.

        Después, ha hecho notar que “a menudo pensamos que el papel de hermano, de hermana, se refiere al parentesco, al hecho de ser consanguíneos, de pertenecer a la misma familia. En realidad, sabemos bien que los desacuerdos, las fracturas y a veces el odio pueden devastar también las relaciones entre parientes, no solo entre extraños”.

        “Jesús nos amó hasta el final”

        Solo a la luz de la Resurrección de Jesús, podemos comprender la fraternidad. Como dice el Evangelio, “Jesús nos amó hasta el final”, ha subrayado. “Y los discípulos se convierten plenamente en hermanos, después de tanto tiempo de vida en común, no solo cuando viven el dolor de la muerte de Jesús, sino, sobre todo, cuando lo reconocen como el Resucitado, reciben el don del Espíritu y se convierten en testigos”. “El Resucitado nos indicó el camino a recorrer junto a Él, para sentir, para ser ‘fratelli tutti’ (hermanos todos)”.

        “Inútil masacre de la I Guerra Mundial: custodiemos la paz”

        En su saludo a los polacos, el Papa recordó que “ayer conmemoramos el fin de la inútil masacre de la I Guerra Mundial, después de la cual para muchos pueblos, incluido el vuestro, llegó el alba de la independencia. Damos gracias a Dios por el don de la paz. De la cual, como afirmaba san Agustín, nada hay absolutamente mejor. Custodiémosla con el corazón enraizado en el Evangelio, en el espíritu de fraternidad y de amor a la patria”. 

        El autorFrancisco Otamendi

        Entrega tus cargas a Dios

        La oración y la confianza en Dios pueden guiar nuestras decisiones, aliviar la angustia y abrir camino a la reconciliación y la paz en la familia.

        12 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

        Me encanta rezar con los salmos por varias razones. En primer lugar siento que recurro a palabras que usó el mismísimo Jesucristo. ¡Él oraba con los salmos!  Eso me hace sentir que rezo a su lado y ya experimento paz solo por ello. Además, me cautiva el hecho de que en ellos se reflejan todo tipo de emociones: alegrías y penas, celebraciones y duelos, esperanza y desconcierto, ira y serenidad, confianza y arrepentimiento, alabanzas y reclamos. Es como si el mejor escuchador me acompañara y me comprendiera en cada apartado de mi vida. 

        Es maravillosa la Palabra de Dios, en verdad está viva. 

        Meditaba con el salmo 55, en donde el escritor sagrado expresa angustia y, suplica ayuda a Dios. Ya no puede más, una pena sigue a otra y quisiera huir, elevarse como paloma, volar alto y conseguir descanso. En el desenlace se hace un llamado a entregar la carga a Dios:  “Confía al Señor todas tus preocupaciones y Él cuidará de ti” (Sal. 55, 22).

        Me preguntaba qué quieren decir estas palabras. ¿Significan que ante un problema debo dejar de actuar? O que, con la certeza de que tengo un Padre que me ama, haga todo aquello que está en mis manos, poniendo en las Suyas lo que no está en las mías.  

        Un salmo que cobra vida

        Tuve una respuesta clara cuando, después de mi oración recibí la visita de una buena amiga que me relató la siguiente historia: “Me separé de mi esposo. Fue una medida necesaria. Hace algunos años él perdió su empleo y se lanzó a invertir en lo que consideraba un buen negocio. No funcionó e intentó nuevamente. En un par de años había perdido todo. Puse de mi parte y empecé a trabajar pues debíamos sacar adelante a nuestros 4 hijos. 

        La actitud de mi esposo me desconcertaba cada vez más. Estaba enojado conmigo, me culpaba de todo y me hablaba con desprecio. Mi esposo me ofendía insinuando que yo coqueteaba con otros. Nuestras discusiones eran presenciadas por nuestros hijos. Yo trabajaba hasta el cansancio y no recibía ninguna clase de apoyo por parte suya. Al llegar a casa agotada lo encontraba durmiendo. ¡Había cambiado tanto! Estaba frío, distante, grosero, desconsiderado.

        La gota que derramó el vaso fue una discusión que tuvimos y que grabó uno de mis hijos. Al verme en ese video me desconocí. Me vi tan grotesca como lo veía a él. Me di cuenta que estábamos dañándonos y lastimando profundamente a nuestros hijos. 

        Busqué ayuda, necesitaba orientación. Yo me casé para siempre, pero no para vivir de este modo. Quería hacer la voluntad de Dios pero dudaba si se trataba de soportar todo esto sin más.  

        Mi párroco me dio luces brillantes para mi discernimiento. Sabía que debía poner un alto al maltrato sin destruir a mi esposo sino procurando construir el hogar que Dios quiere para todos. Era necesario que él cambiara su conducta y yo la mía. Le propuse con sana conciencia y palabras de bendición: “amor, necesitamos ayuda. No podemos seguir así. Vamos por un matrimonio en donde haya amor, ayuda mutua, respeto y confianza. Pondré todo de mi parte pues quiero llegar al final contigo”.

        Su respuesta: “haz como quieras. Yo soy como soy, no voy ir a ningún lado”.

        Con el corazón roto, en oración y con los consejos de mi párroco, decidí que era necesaria la separación. Él debía darse cuenta que su actitud destruía a quienes más amaba. Puse toda mi confianza en Dios pues sabía que esto llevaba riegos muy grandes. Le pedí que me ayudara, que salvara nuestro hogar. Hice lo que me correspondía: poner límites claros. Busqué un pequeño lugar para mudarme con mis hijos. Le anuncié mi decisión y respondió con prepotencia. 

        Yo no cesaba en mi oración por él. Mi fe me sostenía. Mientras tanto, Dios tejía un milagro para los dos.

        Un mes después de mi partida murió mi mamá. Él acudió al velorio y se comportó como el caballero más gentil. Fue amabilísimo conmigo y con mis hijos. Mi familia lo recibió con tanto cariño que se sintió sorprendido. Me preguntó si ellos sabían algo de nuestra situación y le dije que para mi era un tema muy íntimo, no lo había comentado con ellos y no deseaba que se quedara así. Yo  quería la reconciliación y el cambio de los dos. 

        Unos días después él me ofreció acudir a una terapia matrimonial. Dijo que también estaba interesado en una mejor relación, ofreció poner lo que estaba de su parte. Iniciamos un proceso aunque seguíamos separados. Seis meses después murió su papá.  Nuevamente nos reunimos en familia para mostrarle nuestro  apoyo. Todos nos estábamos comportando como la familia unida que habíamos soñado. 

        En terapia comprendí que la actitud de él respondía a la depresión por la que atravesaba debido a la pérdida de su empleo. No supo manejar sus emociones y las disfrazó con ira. Mi respuesta no le ayudaba sino que empeoraba su frustración. Los dos aceptamos que nos habíamos lastimado, nos perdonamos y la reconciliación llegó. 

        ¡Dios es maravilloso! Es verdad que Él cuida de nosotros cuando elegimos confiar en Él y no en los criterios del mundo. Hice lo correcto y recibimos bendición. ¡Una bendición mucho mayor a la esperada! Mi esposo recibió una herencia que nos permitió saldar deudas y recuperar la casa que habíamos perdido”. 

        Poner nuestras preocupaciones en manos de Dios es actuar correctamente, es buscar la voluntad de Dios en cada situación, es elegirlo a Él y no a nosotros mismos, es tener la certeza de que el buen final llegará porque Él nos ama.

        Después de escuchar su relato, conmovida reconocí que ella había hecho vida este salmo.

        “Confía al Señor todas tus preocupaciones y Él cuidará de ti” (Sal. 55, 22).

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        Evangelización

        San Josafat, obispo y mártir, buscó la unidad de ortodoxos y católicos

        En el siglo XVII, san Josafat Kuncewyc, nacido en Volinia, hoy Ucrania, y luego obispo en Rutenia, dedicó su vida a buscar la unidad de la Iglesia greco-ortodoxa con la Iglesia católica. La liturgia le celebra el 12 de noviembre.  

        Francisco Otamendi·12 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        San Josafat Kuncewycz nació en el año 1580 en Volinia, región que hoy forma parte de Ucrania, en el seno de una familia perteneciente a la Iglesia ortodoxa. Desde joven mostró honda inclinación religiosa y vida de piedad. Josafat buscó la unidad entre los cristianos de Oriente y Occidente, en un contexto de tensiones entre la Iglesia ortodoxa y la católica,

        Ingresó como monje basiliano en el monasterio de la Santísima Trinidad en Vilna (actual Lituania), donde adoptó el nombre de Josafat. Allí destacó por su austeridad, celo apostólico y capacidad para el estudio teológico. En 1609 fue ordenado sacerdote y pronto se convirtió en promotor de la Unión de Brest (1596). Por este acuerdo, parte de la Iglesia rutena aceptó la autoridad del Papa de Roma, conservando su rito oriental.

        Su labor evangelizadora le llevó a ser nombrado arzobispo de Polotsk en 1617. Trabajó por la formación del clero, la enseñanza de la doctrina católica y la reconciliación entre los fieles divididos. Su firmeza doctrinal y su vida ejemplar le ganaron admiradores, y también enemigos, especialmente entre quienes se oponían a la unión con Roma.

        Mártir de la comunión cristiana

        Por su apertura a la pluralidad de expresiones que respetaban la única fe, sus detractores comenzaron a acusarlo de ser “secuestrador y ladrón de las almas” de la Iglesia ortodoxa, señala el santoral vaticano. En realidad, Josafat nunca había dejado las expresiones litúrgicas orientales. Pues mantuvo la lengua eslava antigua, y basó su enseñanza esencialmente en dos fundamentos: la fidelidad a la sede de Pedro y a la tradición de los Padres.

        El 12 de noviembre de 1623, mientras visitaba Vitebsk, una multitud hostil irrumpió en su residencia. San Josafat fue golpeado y asesinado por defender la unidad de la Iglesia, convirtiéndose en mártir de la comunión cristiana. Su cuerpo fue arrojado al río Dvina, aunque más tarde fue recuperado y venerado como reliquia sagrada. El Papa Pío IX le canonizó en 1867, y le proclamó patrono de la unidad entre católicos y ortodoxos.

        El autorFrancisco Otamendi

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        Educación

        María Lacalle: «el testimonio es el vehículo más directo para transmitir valores»

        Frente al mercantilismo educativo, la UFV apuesta por una educación que forme personas completas, con la ética, el acompañamiento y el testimonio del profesor como claves para crear "nuevos mapas de esperanza".

        Teresa Aguado Peña·12 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

        En la Carta Apostólica “Diseñar nuevos mapas de esperanza”, el Papa León XIV invita a que las escuelas y universidades se conviertan en auténticos “laboratorios de esperanza” en donde se priorice la dignidad frente la eficacia o el mercantilismo educativo.

        Propone así una educación que ponga a la persona en el centro, promoviendo el diálogo entre fe y razón, y la colaboración de toda la comunidad educativa —profesores, familias, estudiantes y sociedad civil— en una tarea coral. Subraya, además, la responsabilidad del educador, cuyo testimonio personal vale tanto como su enseñanza, y la necesidad de formar integralmente a los futuros profesionales con la mente, el corazón y las manos.

        En este contexto, conversamos con María Lacalle Noriega, vicerrectora de Profesorado y Modelo Formativo y directora del Instituto Razón Abierta de la Universidad Francisco de Vitoria, para conocer cómo una universidad católica puede responder hoy a este llamado del Papa y convertirse en un verdadero espacio de transformación humana y social.

        La Carta Apostólica “Diseñar nuevos mapas de esperanza” propone que la escuela católica sea un “laboratorio de esperanza” frente al mercantilismo educativo. ¿Cómo interpreta usted este llamado del Papa en el contexto de las universidades católicas? 

        –En el contexto actual, uno de los principales peligros que enfrenta la universidad reside en la tendencia a concebir su función como meramente técnica y enfocada únicamente en la capacitación profesional. Es cierto que una gran mayoría de los estudiantes no busca otra cosa, y que muchas empresas reclaman precisamente ese tipo de formación. Esta dinámica ha llevado a que algunas instituciones universitarias adopten ese enfoque reduccionista, respondiendo a las exigencias del mercado y, hay que reconocerlo, obteniendo buenos resultados económicos.  

        Sin embargo, la misión de la universidad va mucho más allá de la mera capacitación profesional pues abarca a toda la persona, y busca “que la profesionalidad esté impregnada de ética, y que la ética no sea una palabra abstracta, sino una práctica ordinaria”, como dice el Papa León.  Cuando la universidad cumple con su verdadera vocación y logra formar y transformar a sus alumnos, estos no solo se convierten en mejores personas, sino también en mejores profesionales. De este modo, la universidad realiza una aportación valiosa al bien común y contribuye activamente a la construcción de una sociedad más justa y mejor convirtiéndose, así, en un auténtico “laboratorio de esperanza”.

        El Papa resalta que “los educadores están llamados a un testimonio que vale tanto como su enseñanza”. ¿Cómo puede una universidad católica implicar más a su profesorado en la tarea evangelizadora?

        –El contexto educativo actual está marcado por el predominio del relativismo en la mayoría de nuestros alumnos, por lo que la eficacia de los argumentos y razonamientos teóricos es muy limitada. Los discursos racionales, por sí solos, pocas veces logran convencer, e incluso se encuentran con una gran dificultad para captar el interés de los alumnos. Frente a esta realidad, el testimonio personal se erige como un vehículo mucho más directo y potente de transmisión de valores y convicciones.

        El ejemplo auténtico y coherente del profesor tiene una capacidad de impacto que supera ampliamente la fuerza de los argumentos teóricos. Cuando el docente no solo expone y defiende racionalmente una determinada concepción de la vida, sino que además vive de acuerdo con esos principios y lo demuestra en su día a día, su influencia se multiplica. De esta manera, el convencimiento que genera es doble: por un lado, a través del razonamiento lógico y, por otro, mediante la credibilidad y coherencia de su propio testimonio vital.

        Esta combinación de argumentación y testimonio resulta fundamental en la formación integral de los alumnos y en la labor evangelizadora de la universidad católica, ya que facilita la comprensión intelectual de los valores propuestos y muestra su viabilidad y sentido en la vida real. Así, el profesor se convierte en un verdadero referente, capaz de inspirar y guiar a los estudiantes tanto desde la palabra como desde el ejemplo.

        ¿Cómo se fomentan las humanidades en la UFV? 

        –En la Universidad Francisco de Vitoria, todos los alumnos de grado participan en un plan transversal de formación humanística, independientemente de la titulación que estén cursando. Y es importante destacar que las asignaturas de humanidades ocupan un lugar central en el modelo formativo de la universidad; no son un complemento, sino el núcleo fundamental sobre el que se articula la formación integral de los alumnos.

        El objetivo principal de este itinerario es lograr una formación completa que combine la excelencia profesional con una formación integral sólida. Se busca que los alumnos desarrollen tanto sus capacidades técnicas como su dimensión humana, que aprendan a pensar con rigor, a situarse críticamente ante la realidad y a asumir con responsabilidad las riendas de su propia vida.

        Las distintas asignaturas del itinerario de humanidades están diseñadas para invitar al alumno a formularse preguntas sobre la persona, la verdad, el bien y el sentido, en definitiva, por los interrogantes más profundos de la persona y de la sociedad. Esta reflexión se lleva a cabo a través de una pedagogía experiencial que vincula la reflexión humanística con el grado que están estudiando y con su propia vida. Los profesores tienen una función esencial en este proceso: su tarea principal consiste en despertar en los alumnos esas preguntas para, después, ofrecerles criterios que les permitan buscar y descubrir por sí mismos las respuestas, haciéndolas parte de su propio crecimiento personal y profesional.

        ¿Cómo hacen en la UFV para acompañar a los alumnos personalmente?

        –En la UFV contamos con un modelo formativo que orienta y sustenta todo nuestro quehacer docente. Y hemos comprobado con alegría que el Papa resalta y da importancia a algunas cuestiones que para nosotros son también esenciales, como la comunidad, la búsqueda de la verdad, la relación, el diálogo entre razón y fe, la educación entendida como una tarea de amor y el papel del profesor como auténtico maestro. Todos estos elementos están presentes en el modelo formativo de la UFV, cuya base es una visión de la persona como ser en relación y cuyo eje central reside en la relación entre profesor y alumno. 

        Conocedores de la potencia educativa de la relación, vivimos en el campus una cultura del acompañamiento que se materializa, por una parte, en una atención personalizada por parte del profesorado, y, por otra, en un itinerario de mentorías que recorren todos los alumnos. Un equipo de más de 300 mentores acompaña a nuestros estudiantes durante todo su proceso formativo, ayudándoles a conectar la reflexión humanista con su propia experiencia vital mediante preguntas significativas. De esta manera, acompañamos sus preguntas, escuchamos sus inquietudes, caminamos junto a ellos en busca de la verdad, y crecemos juntos. 

        En un tiempo dominado por la tecnología y la inteligencia artificial, ¿Cómo puede la universidad católica formar profesionales que mantengan esa humanidad frente a la digitalización?  

        –La educación es la clave que nos permitirá aprovechar todo lo bueno que nos aportan la tecnología y la inteligencia artificial sin perder humanidad. Y me atrevo a decir que, dentro de la educación universitaria, la formación humanística es imprescindible para dar sentido y autenticidad a todo en los entornos digitales y globales en los que vivimos. 

        Creemos que es preciso abordar la cuestión en toda su amplitud, evitando el riesgo de formular la pregunta por la tecnología en la educación de manera excesivamente simple, como si fuera una cuestión meramente instrumental: ¿con qué educamos? Considerar que se trata simplemente de elegir esta o aquella herramienta nos llevaría a un reduccionismo ciertamente arriesgado. Por eso consideramos necesario ir más allá de la utilidad inmediata de las herramientas tecnológicas y abordar la cuestión con una mirada amplia, incluyendo la “reflexión teológica y filosófica”, como afirma el Papa León, o desde una “razón abierta” según la propuesta de Benedicto XVI que hemos adoptado en la UFV. Esto implica valorar cómo la tecnología y la manera de usarla puede afectar a las personas, a sus relaciones y a su manera de estar en el mundo, a su comprensión de la realidad, así como al bien común y al futuro de la humanidad. Así podremos llegar a planteamientos prudentes y sensatos que permitan aprovechar todo lo bueno de la tecnología y a evitar sus riesgos.

        ¿Qué objetivos tiene la UFV para los próximos años? 

        –Nuestro objetivo principal es consolidar nuestro modelo formativo, que lleva por título Formar para transformar. Estamos convencidos de que la formación universitaria puede transformar vidas y sociedades enteras. Nuestro compromiso es formar personas que buscan la verdad y el bien, líderes capaces de afrontar los grandes retos del mundo con visión humanista, innovación y responsabilidad. Queremos ser un espacio donde la ciencia y la fe dialogan, donde la excelencia académica se une al compromiso social, y donde cada alumno, y también cada profesor, descubre el sentido de su existencia y la necesidad de comprometerse para transformar la sociedad. Aspiramos a poner todo de nuestra parte para “diseñar nuevos mapas de esperanza”, como nos pide el Papa León XIV.

        Zoom

        El Papa León XIV celebra una Misa en San Juan de Letrán

        Miles de personas acompañaron al Papa León XIV en la Misa celebrada en la Basílica de San Juan de Letrán de Roma.

        Redacción Omnes·11 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto
        Evangelización

        San Martín de Tours, apóstol de las Galias

        La liturgia celebra el 11 de noviembre a san Martín de Tours, primero soldado, después monje y obispo del siglo IV, llamado ‘el apóstol de las Galias’. Es célebre porque tras compartir su capa con un mendigo, tuvo un sueño en el que se le apareció Jesucristo vestido con el trozo de manto que dio al pobre.

        Francisco Otamendi·11 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

        Pocas personas pueden ver resumida su historia en un solo gesto, como san Martín. El suyo tuvo lugar alrededor del año 335. Como soldado de la guardia imperial, el joven realizaba rondas nocturnas. Y en una de éstas, durante el invierno, se encontró a caballo con un mendigo semidesnudo, cerca de Amiens. Martín tuvo compasión por él, se quitó el manto, lo cortó en dos y le regaló la mitad al pobre. 

        La noche siguiente se le apareció Jesús en sueños vestido con ese trozo del manto, y decía a los ángeles: “He aquí Martín, el soldado romano que no está bautizado: él me ha vestido”. Este sueño impresionó mucho al joven soldado, que en la fiesta de la Pascua siguiente fue bautizado, cuenta el santoral vaticano.

        Nacido en Sabaria (hoy Hungría) cuando era provincia romana de Panonia, hijo de un oficial romano pagano, san Martín, tras recibir el bautismo y abandonadas las armas, fundó un monasterio en Ligugé (Francia). Allí llevó vida monástica bajo la dirección de San Hilario. Luego se ordenó sacerdote y fue elegido obispo de Tours. Evangelizó la región de las Galias y fundó varios monasterios.

        Misericordia 

        Cuando aceptó el obispado, el ex soldado rechazó vivir como un príncipe para que la gente en la miseria, presos y enfermos encontraran una casa bajo su manto. Vivió junto a las murallas de la ciudad, en el monasterio de Marmoutier, el más antiguo de Francia.  Otro aspecto importante fue su defensa de la misericordia frente a la violencia. Intervino ante el emperador para frenar la ejecución de herejes, apartados de la doctrina. A sus exequias, en el 397, asistió una muchedumbre que lo reconoció como persona generosa y solidaria.

        El autorFrancisco Otamendi

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        Ecología integral

        Dios y el gobierno

        El debate sobre el suicidio asistido en Reino Unido presupone la necesidad de excluir los principios cristianos del ámbito público, bajo la falsa premisa de una "neutralidad" del estado. El autor argumenta que una visión de Estado basada en la fe es superior, pues promueve la dignidad humana y el bien común limitando el poder estatal y fomentando la libertad.

        Philip Booth·11 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

        La idea de que el gobierno deba basarse en principios cristianos está siendo constantemente atacada, sobre todo en varias ocasiones durante el debate sobre el suicidio asistido. No solo la ley propuesta es incompatible con los principios cristianos, sino que muchos de quienes la proponen han sugerido que los cristianos no deberían participar en el debate o que los principios cristianos no deberían determinar nuestra postura al respecto.

        ¿Se mezclan Dios y el gobierno?

        La llamada ateo-humanista a mantener a Dios fuera de la esfera pública parece resonar intuitivamente en muchas personas hoy en día. Incluso algunos religiosos parecen pensar que religión y política no deberían mezclarse. A menudo se argumenta que, si tuviéramos un Estado ampliamente liberal, podríamos tener una sociedad pluralista en la que las personas pudieran practicar su religión en privado sin que interfiriera en la política.

        Pero este argumento falla, incluso a nivel lógico, por no hablar del nivel práctico. Consideremos, por ejemplo, el concepto de un «Estado ampliamente liberal y pluralista». Tales creencias presuponen un conjunto de valores que deben tener algún origen. ¿Por qué, por ejemplo, un Estado ampliamente liberal y pluralista en lugar de un Estado totalitario o la anarquía total?

        De hecho, tenemos una mejor respuesta a esa pregunta que los ateos humanistas. Esto se debe a que creemos en el libre albedrío otorgado por Dios. Y también creemos en el pecado original. Por lo tanto, comprendemos los peligros del totalitarismo y la anarquía; y entendemos por qué el Estado debe servir a los individuos, las familias y la sociedad civil, y no al revés.

        Los ateos humanistas (y sus afines) argumentan que nuestra política y derecho deberían basarse únicamente en la razón y la evidencia empírica. Defienden esta visión como neutral. Pero no lo es. Sostener que no hay nada en la vida más allá de la razón, la evidencia y las experiencias físicas es un acto de fe tan grande como creer en la existencia de Dios, que debería influir en nuestra vida pública. De hecho, el 90% de la población mundial, y la mayor parte de la población de nuestro país, cree que existe algo más allá de la razón y la evidencia empírica. Y es un hecho que nuestras leyes e instituciones —incluida la monarquía— se basan en principios cristianos. El grado de explicitud con que esto se manifestó en la coronación del rey Carlos III fue muy notable.

        Gobierno sin Dios

        Y podemos preguntarnos: «¿Adónde conduce un gobierno sin Dios?»

        En su discurso ante el Parlamento en 2010, el Papa Benedicto XVI afirmó: «La cuestión central, pues, es la siguiente: ¿dónde reside el fundamento ético de las decisiones políticas? La tradición católica sostiene que las normas objetivas que rigen la acción correcta son accesibles a la razón… Según esta concepción, el papel de la religión en el debate político no consiste tanto en proporcionar dichas normas, como si fueran desconocidas para los no creyentes… sino más bien en contribuir a purificar e iluminar la aplicación de la razón al descubrimiento de principios morales objetivos». En otras palabras, fe y razón se complementan, y la fe ayuda a purificar la razón.

        En efecto, como señaló el mismo Papa, cuando intentamos perfeccionar la sociedad únicamente mediante la razón, podemos acabar en la tiranía, como en el caso del terror de la Revolución Francesa o los millones de muertos a manos de regímenes comunistas. Estos fueron el resultado de ateos radicales que, al intentar construir el paraíso en la tierra, terminaron creando un infierno. Observamos esto, en menor medida, en las políticas de los ateos humanistas contemporáneos. Exigen explícitamente, por ejemplo, que las escuelas católicas no sean financiadas por los contribuyentes, como si los católicos no pagaran impuestos y pudiera existir, de algún modo, una escuela con valores neutrales. En realidad, se trata de una petición de los ateos humanistas para que el Estado monopolice la educación laica, dictada por sus valores.

        Una sociedad construida sobre principios religiosos correctamente ordenados no es motivo de temor, incluso para quienes no son religiosos. Creemos en el pecado original y, por lo tanto, rechazamos la idea de que podamos construir coercitivamente la sociedad perfecta o permitir que prevalezca la anarquía. Creemos en el libre albedrío y, por lo tanto, no queremos construir una teocracia. Pero también creemos en la dignidad humana inherente a todas las personas, por lo que rechazamos la idea utilitarista de que algunas personas puedan ser sacrificadas por el bien común. Y también rechazamos la idea de que una sociedad libre degenere en un estado en el que los débiles sean abandonados a su suerte.

        Si no fuera religiosa y me presentaran alternativas realistas sobre cómo organizar un Estado, elegiría esta concepción religiosa. No deberíamos tener reparo en señalar que nuestra concepción del Estado es un gran aporte para el mundo.

        ¿Cuál es el propósito del gobierno?

        Esto nos lleva a la pregunta de “¿cuál es el propósito de un gobierno con principios cristianos?”.

        En la tradición católica, el papel del gobierno es promover la dignidad humana y el bien común. Existe un amplio debate entre los cristianos sobre la mejor manera de utilizar las estructuras del Estado para promover la dignidad humana en un sentido general. Sin embargo, cabe mencionar, en el contexto de los debates recientes, que la dignidad humana no se protege si no se protegen adecuadamente las vidas de los más dependientes, los más vulnerables y los más débiles (por ejemplo, los no nacidos y las personas con discapacidad) y de quienes se acercan a la muerte: la dignidad humana se aplica a todos.

        A menudo se piensa que el bien común es (porque incluso los cristianos tienden a absorber una narrativa secular por ósmosis) una especie de eufemismo para el «bienestar general» (en contraposición, por ejemplo, a mis propios intereses individuales). Pero no somos utilitaristas benthamianos. El bien común se refiere tanto a lo que es bueno como a lo que es común.

        En el ámbito político, el bien común se relaciona con ese conjunto de condiciones comunes que pueden llevarnos, individual y colectivamente, a esforzarnos eficazmente por alcanzar la perfección o la plenitud. Y la justicia social, esa expresión tan utilizada —y raramente definida—, es la forma de justicia que promueve el bien común.

        Nuevamente, existe la posibilidad de malentendidos y diferentes perspectivas. Pero lo primero que cabe decir es que la idea de una sociedad donde todos puedan alcanzar la perfección no suena mucho mejor que el ideal comunista o revolucionario francés, que termina en tiranía. Puede sonar a teocracia, pero no lo es. Creemos en el libre albedrío y en el pecado original. Nuestra creencia en el pecado original nos indica que el poder del gobierno debe ser limitado. Nuestra creencia en el libre albedrío nos indica que no alcanzamos la verdadera perfección hasta que podemos elegir lo que es bueno.

        Por lo tanto, el papel del gobierno aquí es desarrollar instituciones que fomenten la libertad en el mejor sentido de la palabra: la libertad de elegir lo que es bueno. La primera de estas instituciones, por supuesto, es la familia; otra es la Iglesia y todas sus obras de caridad. De hecho, debe haber una amplia variedad de instituciones libres que tengan su propio bien común y que, a la vez, contribuyan al bien común de todos.

        Un gobierno que permite la delincuencia violenta, la corrupción política o la inflación descontrolada, o que impone castigos crueles sin posibilidad de reforma ni redención, no promueve el bien común ni la dignidad humana. Esto pone de manifiesto las responsabilidades obvias del gobierno. Si debemos prohibir o regular la pornografía, los alimentos grasos o los juegos de azar, o regular los mercados laborales, y en qué medida y bajo qué circunstancias, son cuestiones que competen a lo que denominamos «juicio prudencial».

        El papel de los funcionarios públicos

        ¿Qué papel podrían desempeñar los funcionarios públicos o los administradores gubernamentales en este esquema de pensamiento? Soy un gran admirador de la serie de televisión «Sí, Ministro». Muchos funcionarios la consideran una serie de capacitación para mejorar su desempeño laboral. Pero no es así. Es todo lo contrario. De hecho, «Sí, Ministro» tiene raíces académicas. Uno de los autores asistió a seminarios impartidos por un premio Nobel de Economía sobre la disciplina de la economía de la elección pública: estos seminarios trataban sobre cómo los grupos de interés y los funcionarios públicos podían anteponer sus propios intereses en una democracia a los intereses del pueblo.

        No es función de los funcionarios públicos establecer la agenda política imponiendo sus puntos de vista, sino ayudar al gobierno a implementarla. Sin embargo, pueden verse tentados a perseguir sus propios intereses. Y existe el peligro, por supuesto, de que los buenos funcionarios y reguladores comprendan su función y la cumplan adecuadamente y con moderación, mientras que aquellos con una agenda contraria a los principios cristianos se extralimiten y persigan sus propios intereses, abusando así de su poder.

        Como escribió el Papa Francisco en Fratelli Tutti : “Otros pueden seguir viendo la política o la economía como un escenario para sus propias luchas de poder. Por nuestra parte, fomentemos lo bueno y pongámonos a su servicio”.

        Los funcionarios públicos, por supuesto, se enfrentan a problemas complejos. ¿Qué deben hacer si su trabajo consiste en implementar una legislación claramente inmoral? ¿Podrían, desde una perspectiva católica, mejorar la legislación secundaria ocultando información al ministro o mintiéndole? ¿Qué ocurre si un funcionario presencia un acto de deshonestidad y su puesto corre peligro si lo denuncia?

        Tras la crisis financiera, muchos católicos del mundo empresarial reflexionaron sobre las virtudes cardinales católicas; esta forma de pensar tiene eco entre los no creyentes. Pensaron en cómo integrar las virtudes de la valentía, la justicia, la prudencia y la templanza en su trabajo diario. Esto mismo podría aplicarse al trabajo de quienes sirven al gobierno, tal vez mediante el análisis de casos prácticos.

        Tenemos, por supuesto, el ejemplo de Santo Tomás Moro, quien demostró todas estas virtudes y, al final, tuvo que elegir desobedecer al rey y perder la cabeza. De nuevo, citando al Papa Benedicto XVI: «En particular, recuerdo la figura de Santo Tomás Moro… ​​a quien admiran creyentes y no creyentes por igual por la integridad con la que siguió su conciencia, incluso a costa de disgustar al soberano… porque eligió servir a Dios ante todo».

        Si vamos a integrar a Dios en el gobierno, los cristianos que trabajan para el gobierno deberían integrarlo en su trabajo diario. El obispo Richard Moth, presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Inglaterra y Gales, declaró en su mensaje con motivo del jubileo de los trabajadores: «También pido a los católicos que intenten encontrar un momento para la oración durante la jornada laboral, aunque solo sea un instante».

        Stalin preguntó cuántas divisiones tenía el Papa. Si de verdad creemos que el mundo se rige por algo más que la razón y la evidencia empírica, quienes trabajan en el gobierno jamás deberían olvidar invocar nuestras divisiones celestiales en su labor diaria, incluyendo, por supuesto, la intercesión de Santo Tomás Moro.


        El original de este artículo se publicó en inglés en la web Catholic Social Thought de la Universidad de St Mary´s.

        El autorPhilip Booth

        Profesor de Pensamiento Social Católico y Políticas Públicas en la Universidad de St. Mary's Twickenham y Director de Políticas e Investigación en la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales.

        Evangelización

        San León Magno, Papa y Doctor de la Iglesia

        La Iglesia celebra el 10 de noviembre a “uno de los más grandes Pontífices que han honrado la Sede romana”. Así definió Benedicto XVI a San León Magno, Papa (siglo V). Pasó a la historia por haber inspirado el Concilio ecuménico de Calcedonia, y por haber frenado a Atila, rey de los Hunos, que invadió ciudades italianas.  

        Francisco Otamendi·10 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        Nació en la Tuscia y fue diácono de la Iglesia de Roma. En el año 440, León es enviado por la emperatriz Galla Placidia a pacificar Galia. Pocos meses después, muere el Papa Sixto III, y le sucede León, su consejero. El Papa León, el 45 de la historia de la Iglesia, comenzó su ministerio petrino el 29 de septiembre del 440. Fue defensor y promotor del Primado de Roma, y es Doctor de la Iglesia.

        Su Pontificado duró 21 años y batió diversos récords, señala el santoral vaticano. Primer Obispo de Roma que lleva el nombre de León. El primero en ser llamado “Magno”, de quien nos ha llegado la predicación –casi 100 sermones y 150 cartas–. Uno de los dos Pontífices (el otro es san Gregorio Magno) que ha recibido, por decisión de Benedicto XIV (1754), el título de “Doctor de la Iglesia”. 

        Según los historiadores, León Magno es también el primer Papa en ser sepultado, tras su muerte el 10 de noviembre del 461, dentro de la Basílica Vaticana. Sus reliquias se conservan en San Pedro, en la Capilla de la “Virgen de la Columna”, añade la web vaticana.

        Detiene a los Hunos y a los Vándalos

        En el año 452 d.C., los Hunos de Atila conquistaron y saquearon las ciudades de Aquilea, Padua y Milán. Cerca de Mantua, sobre el río Mincio, el Papa León Magno encabeza una delegación de Roma, se encuentra con Atila y le disuade de proseguir su invasión. Dice la leyenda que Atila se retira tras haber visto, detrás del Papa León, a los Apóstoles Pedro y Pablo, armados con espadas. 

        Tres años después, en el 455, el “Papa Magno” detiene a las puertas de Roma a los Vándalos de África. La ciudad es saqueada, pero no incendiada. Permanecen en pie las Basílicas de San Pedro, San Pablo y San Juan, en las que encuentra refugio gran parte de la población.

        Inspira el Concilio de Calcedonia

        San León I Magno ha pasado también a la historia por impulsar el Concilio ecuménico de Calcedonia (hoy Kadiköy, en Turquía), que reconoce y afirma la unión en Cristo de las dos naturalezas –humana y divina–. “Se rechazaba así la herejía de Eutiquio, que negaba la esencia humana del Hijo de Dios”, escribe Vatican News. Cuando se leyó su documento a los 350 Padres conciliares, hubo aclamación: “Pedro ha hablado por boca de León, León ha enseñado según la piedad y la verdad”.

        El autorFrancisco Otamendi

        Mundo

        Ser católico en los Emiratos Árabes Unidos

        En Dubái se reparten más de 200.000 comuniones al mes, y en Abu Dhabi miles de fieles llenan la iglesia de San José cada semana: en pleno corazón del mundo musulmán, la fe católica no solo resiste, sino que florece con fuerza inesperada.

        Teresa Aguado Peña·10 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

        Oriente Medio, cuna de las tres grandes religiones monoteístas, está hoy profundamente marcado por la presencia musulmana, que domina la vida cultural, social y política en países como Emiratos Árabes Unidos, Qatar o Arabia Saudí. En este contexto, la presencia cristiana puede parecer frágil: la mayoría de los católicos son expatriados, lejos de su tierra, con expresiones públicas de fe limitadas.

        Sin embargo, contra todo pronóstico, templos como la catedral de San José en Abu Dhabi o Santa María en Dubái se han convertido en faros de fe y vida comunitaria. Misas en múltiples idiomas, grupos de oración, catequesis y actividades solidarias convierten estas iglesias en auténticos mosaicos de culturas unidas por la misma fe.

        La presencia de la Iglesia católica en la península arábiga se organiza de manera singular debido a la diversidad cultural y a la mayoría musulmana de la región. Los Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen forman parte del Vicariato Apostólico del Sur de Arabia, mientras que Kuwait, Bahréin, Qatar y Arabia Saudí pertenecen al Vicariato Apostólico del Norte de Arabia. Estas circunscripciones, erigidas por la Santa Sede, permiten atender a las comunidades católicas, compuestas casi en su totalidad por migrantes y expatriados, en países donde la fe cristiana es minoritaria.

        El vicariato del Sur de Arabia, con sede en Abu Dhabi, está confiado a los capuchinos de la Provincia de Florencia y tiene como pastor a Monseñor Paolo Martinelli, OFM Cap., nombrado por el Papa Francisco en 2022. Por su parte, la presencia diplomática de la Santa Sede en la región recae en el nuncio apostólico para la Península Arábiga, Monseñor Christophe Zakhia El-Kassis, cuya sede también se encuentra en Abu Dhabi. Su papel es servir de vínculo entre la Iglesia local y el Vaticano y acompañar a las comunidades en el respeto a la libertad religiosa.

        Como destacaba el obispo Martinelli a los medios del Vaticano el pasado 6 de octubre,“La nuestra es una Iglesia de migrantes. Todos nuestros fieles provienen de distintos países y culturas, y eso hace que nuestro vicariato sea verdaderamente universal. Ser migrantes aquí nos convierte en misioneros en la vida cotidiana: mostramos nuestra fe en la familia, en el trabajo y en las relaciones sociales, sin necesidad de proselitismo”.

        Aunque el Islam es la religión oficial de los Emiratos Árabes Unidos, el gobierno permite la libertad de culto para las religiones no musulmanas, y hay templos e iglesias (católicas, protestantes, ortodoxas, etc.) y una sinagoga. De hecho, el gobierno ha legalizado y reconocido centros de culto no islámicos y ha promovido activamente la coexistencia religiosa (estableciendo un Ministerio de Tolerancia y promoviendo la Declaración de Abu Dhabi sobre Fraternidad Humana). En este contexto, Dubái y Abu Dhabi se han convertido en centros donde los católicos pueden practicar su fe de manera abierta.

        La fe en Abu Dhabi

        En Abu Dhabi hay alrededor de 9 iglesias católicas y se estima que los católicos representan entre el 8 % y el 9 % de la población en Emiratos Árabes Unidos, aunque las cifras varían por la naturaleza cambiante de la población expatriada. Allí destaca la parroquia de San José, que se ha convertido en un verdadero hogar espiritual para los católicos expatriados que viven en el corazón de un país musulmán. Con cerca de 80.000 feligreses, esta comunidad multicultural celebra Misas en hasta catorce idiomas, reflejando la diversidad de sus miembros, que provienen principalmente de India, Filipinas, Sri Lanka y países hispanohablantes. 

        Alexander Rodríguez, un aviador laico que ayuda en la parroquia coordinando las catequesis de la comunidad hispana, recuerda cómo, desde su llegada en 2022, encontró en San José un espacio de acogida y crecimiento espiritual, donde la fe se vive intensamente a través de catequesis, voluntariado, formación doctrinal y actividades caritativas.

        La parroquia es intensamente activa, la evolución es constante. Cada año hay nuevas actividades, nuevas comunidades que se integran. La última que he visto crecer mucho es la de Sri Lanka”, explica Alexander. Su propio compromiso lo llevó a coordinar la comunidad de habla hispana, que reúne a unas 300 personas entre feligreses, catequistas y familias. “Al principio éramos pocos, pero poco a poco hemos ido sumando monaguillos, ayudantes y más voluntarios”, cuenta con entusiasmo. Alexander destaca el carisma del párroco, el padre Chito, y del obispo Paolo Martinelli, quienes —dice— “han sabido crear un ambiente de acogida y cercanía”.

        Vivir la fe en un país musulmán, asegura, ha sido una experiencia de libertad y respeto. “En 2023 la casa de la familia abrahámica de los Emiratos Árabes Unidos abrió sus puertas a una reunión intrareligiosa en la que católicos, musulmanes y judíos celebraron sus primeras ceremonias en el centro multiconfesional deseado por el Papa Francisco y el Gran Imán de al-Azhar, Ahmed el-Tayeb como símbolo de fraternidad entre religiones. Es un país muy civilizado, que protege la libertad de culto”

        Sin embargo, las tradiciones se adaptan al contexto local. Aunque la práctica privada de otras religiones está permitida, el proselitismo (predicar o tratar de convertir a musulmanes) generalmente está prohibido. Además, la práctica religiosa no musulmana suele estar permitida principalmente dentro de los recintos de las iglesias o templos designados. No obstante, se ha permitido la celebración pública de grandes eventos como una Misa al aire libre oficiada por el Papa Francisco en 2019. Alexander comenta que las procesiones públicas, tan comunes en América Latina o España, se realizan dentro de las capillas: “Aquí la fe se vive de una manera más interior, más privada, pero eso no la hace menos intensa. Nunca he sentido que se me limite por ser católico”, afirma. 

        La religiosidad en Abu Dhabi, como en el resto de Emiratos Árabes Unidos, se vive con intensidad, pero también con prudencia. Aunque la libertad de culto está reconocida, el sistema legal se basa en el derecho islámico (Sharia), lo cual puede impactar en ciertos aspectos como el matrimonio, la herencia y el código penal. Sin embargo, en los últimos años se han introducido reformas para modernizar las leyes, especialmente para los residentes no musulmanes. Además, se vigila que la religión “no sea instrumentalizada” o se utilice para justificar la violencia, el extremismo o el odio, condenando el uso del nombre de Dios para esos fines. En este contexto, los fieles han aprendido a expresar su fe con sencillez, profundidad y respeto por el entorno.

        Las únicas dos parroquias en Dubái

        En Dubái, ciudad símbolo del lujo, la modernidad y la multiculturalidad, solo hay dos parroquias católicas oficialmente reconocidas, ambas ubicadas en zonas cercanas entre sí y rodeadas de mezquitas, reflejo de la realidad religiosa dominante del país. Se trata de la iglesia de Santa María y la iglesia de San Francisco de Asís, auténticos pulmones espirituales para cientos de miles de católicos residentes en la ciudad.

        Santa María, construida en 1967 gracias a una donación del entonces gobernante Sheikh Rashid bin Saeed Al Maktoum, es una de las parroquias más grandes y activas del mundo. Atiende a una comunidad de más de 300.000 fieles procedentes de países como Filipinas, India, Líbano, Sri Lanka, Sudán del Sur, Nigeria o Colombia. El templo cuenta con 15 sacerdotes permanentes, además de decenas de catequistas y voluntarios laicos. Las Misas se celebran en inglés, tagalo, tamil, konkani, francés, español y otros idiomas, en horarios que comienzan antes del amanecer y se extienden hasta la noche, especialmente los fines de semana (que en Dubái son el viernes y el sábado).

        Cada semana se reparten aproximadamente 51.000 comuniones, según estimaciones de la propia parroquia, lo que eleva el total mensual a unas 200.000. Este número refleja no solo la afluencia masiva, sino también la vivencia seria de la fe entre los fieles, que muchas veces deben organizarse con antelación para poder asistir. Un feligrés, que vive allí desde hace tres años, cuenta que para estar puntualmente en Misa debe llegar con 40 minutos de antelación para poder aparcar, especialmente los domingos por la tarde. “La zona se llena, hay tráfico por todas partes, y cuesta encontrar aparcamiento. Pero todos lo asumimos como parte de nuestra vivencia de fe. Se nota que aquí la gente viene con hambre de Dios, con una fe real, sin postureos”.

        Por su parte, la iglesia de San Francisco de Asís, ubicada en la zona de Jebel Ali, fue inaugurada en 2001 para atender al creciente número de católicos en la zona sur de Dubái. Aunque es más pequeña que Santa María, también ofrece una intensa actividad pastoral, con Misas diarias en varios idiomas, sacramentos, grupos de jóvenes, retiros y voluntariado social. Su construcción fue posible gracias a la cesión del terreno por parte del gobierno local, en otro gesto significativo de apertura religiosa.

        Libros

        Los 250 años de Estados Unidos

        El 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos invita a redescubrir la profunda huella de España y del humanismo salmantino en los orígenes de la nación americana.

        José Carlos Martín de la Hoz·10 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

        El 4 de julio del 2026 se celebrará el 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos y se aportarán muchas luces a las raíces históricas y culturales de ese evento pues serán abundantes los congresos, reuniones científicas y documentos que se publicarán en estos meses.

        Un buen ejemplo es el reciente trabajo del historiador y especialista en comunicación, Angel Luis Cervera Fantoni, centrado en la aportación de España en la independencia de Estados Unidos.

        Recordemos que hace muy poco el profesor Nel deGrasse Tyson (Nueva York 1958) uno de los divulgadores científicos más influyente de Estados Unidos haya querido referirse al viaje de Colón y el descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492 como uno de los hechos más importantes de la historia, pues con ese atrevimiento de seguir la ruta del oeste se logró interconectar dos mundos que habían quedado divididos: América del Norte y del Sur habían estado desconectados del resto de los continentes durante muchos siglos.

        En efecto, a través del hecho fundamental del descubrimiento, comenzó la colonización americana basada en el intercambio cultural y en el sentido religioso y jurídico, pues los siguientes descubrimientos a lo largo y ancho de aquellos territorios, se plantearon buscando la evangelización de los naturales y la culturización de los mismos.

        Basta con caer en la cuente que más del 60 % de los habitantes en Nueva España (México) en la independencia eran indígenas que estaban bautizados y muchos de ellos estaban alfabetizados y gobernaban sus tierras y tenían sus industrias. Es decir, la cultura y la civilización que implantó España no era la propia de Europa, sino que era completamente nueva: ni española, ni indígena, sino una síntesis de ambas que fue adquiriendo tonalidades y acentos según los diversos lugares.

        De hecho, cuando se produjo la independencia de Estados Unidos y, sobre todo, después de la guerra de secesión, comenzaron los procesos de superación del racismo y de la esclavitud y en los Nuevas Estados Unidos comenzaron a actuar como en América del Sur creando una cultura y civilización nueva en aquellos vastos territorios.

        De hecho, al igual que en el Sur se impuso el castellano pero se redactaron gramáticas y diccionarios para evangelizar aquellas tierras y para conservar muchas tradiciones locales, también en estados Unidos detuvieron el sistema inglés de “el mejor indio es el indio muerto”, para adoptar el sistema español.

        El humanismo cristiano y la Escuela de Salamanca

        Pero España hizo algo mucho más grande que descubrir América y fue llevar allí el humanismo cristiano que estaba brotando en Europa desde la Escuela de Salamanca y que convirtió el humanismo renacentista en un nuevo humanismo que se fue difundiendo desde España al mundo entero.

        Efectivamente cumpliremos ahora, en 1526, los quinientos años del comienzo del magisterio de Francisco de Vitoria en la Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca y con ese magisterio comenzaría también la amistad y los contactos de Vitoria y sus discípulos con los de más profesores y alumnos de la Universidad y, a través, de la movilidad académica y de los libros, las ideas de Vitoria llegaron a todas las universidades del mundo y de ahí a todo el pueblo cristiano.

        Es muy interesante que las leyes de Indias españolas influyeron en los Estados Unidos y contribuyeron a crear un estado de derecho con la constitución americana. Es decir, el derecho protegía a la persona.

        Precisamente, la dignidad de la persona humana era la clave para entender la Escuela de Salamanca y para entender sus características fundamentales. Si deseáramos resumir las aportaciones de la Escuela de Salamanca tendríamos sus características y constataríamos que la base estaba en loa dignidad de la persona.

        Vitoria no sostenía su edificio teológico, económico, jurídico más que en la antropología humana. Por tanto, que el hombre tenga la dignidad de persona como imagen y semejanza de Dios, aunque no estuviera bautizado, sujeto de derechos y obligaciones, libre y capaz de poseer sus tierras y sostener a su familia hacía que no haya esclavos entre los indios: todos eran súbditos de la corona de Castilla.

        La herencia del humanismo salmantino en América y Estados Unidos

        Precisamente, la aprobación del precio justo, la limitación de los impuestos, el establecimiento de los préstamos en precario, el dominio de las tierras y el mercado libre que funcionaba en América y entre Europa y América.

        La supresión de la esclavitud, admitir a los esclavos negros al bautismo hizo que debían ser tratados con delicadeza, no se les podía dar muerte, tenían derecho a comprar su libertad.

        Es muy interesante la constitución de escuelas, universidades, hospitales, hospicios, ciudades hospital, y todo el entramado de las obras de misericordia, espirituales y materiales, puesto que el mandamiento de la caridad nunca fue tomado en la Iglesia beneficio de inventario.

        Las ordenaciones de mestizos, cuarterones, indígenas comenzaron a superar la de los crilllos, de ese modo la civilización del Perú, Centroamérica, Ecuador o Colombia son especialmente llamativas.

        Todo ese modo de actuar llegaría a la constitución americana y la democracia en el norte que recibía de Europa masas ingentes de población que se fueron incorporando a la fe, el derecho y la cultura que han hecho de Estados Unidos una nación grande y muy desarrollada.

        En el mundo jurídico de Vitoria y de Soto, España tenía un título de presencia en América: llevar la fe, la cultura y el derecho, pero siempre respetando la libertad y la convicción de que no podías imponerse sino por la persuasión. Es importante que los 250 años de la independencia americana recuerden que los principios de la Escuela de Salamanca iluminaron Europas y América a través del humanismo cristiano. Si hoy deseamos salir del impase en donde nos encontramos una buena solución sería recuperar el humanismo salmanticense y convertirlo en una nuevo humanismo.

        España en la independencia de Estados Unidos

        Autor: Angel Luis Cervera Fantoni
        Editorial: Sekotia
        Páginas: 456
        Año: 2025
        Evangelización

        Matina y Góspel Libertad: «nuestro reto es ser un auténtico coro del Evangelio»

        La cantante Matina comparte cómo su encuentro con Dios la llevó a transformar su vida y a evangelizar a través del góspel católico.

        Teresa Aguado Peña·10 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

        Matina, nombre artístico de Maite Zuazola, es una cantante, compositora y directora musical bilbaína que ha convertido su talento en un instrumento de evangelización. Formada desde niña en música clásica y con una amplia trayectoria en géneros como el jazz, el soul o el teatro musical, encontró en el góspel su verdadera vocación: cantar a Dios y transmitir la alegría del Evangelio a través de la música.

        En 2012 fundó en Madrid el coro Gospel Libertad, una comunidad de voces unidas por la fe y la pasión por la música cristiana. Bajo su dirección, el grupo ha crecido hasta convertirse en un referente del góspel católico en España, actuando en iglesias, festivales, eventos solidarios y programas de televisión. Su misión es clara: «cantar a Dios en Espíritu y Verdad y, a través de nuestras canciones, contagiar a las almas de la alegría de la salvación, tanto así que sus cuerpos deseen bailar y expresarse”.

        En esta entrevista, Matina comparte su testimonio de fe, su camino de conversión y la inspiración de la que nació el proyecto Matina y Gospel Libertad, ganador del Premio Religión en Libertad Música Cristiana este 2025.

        Maite , ¿Cómo describirías el momento o proceso en el que sentiste que Jesús  te llamaba personalmente a darle gloria?

        –Fue una sorpresa su llamada, y la misión que me encomendaba.  Jesús me llevó de vuelta a casa, como un día le pedí. Me llevó de regreso a La Iglesia y a trabajar desde allí.  Mi primera llamada fue hacia la música con 7 años.  

        Mi abuela paterna era maestra de escuela, profesora de música, y mujer de profunda fe. Un día en su casa de Portugalete (Vizcaya), cuando tocaba el piano, sentí una fuerza que me atraía hacia esa música y me coloqué a su lado mientras tocaba. Me preguntó si yo quería aprender y le dije que sí. Luego he entendido que esa fuerza fue el Espíritu santo.  

        Mi abuela se convirtió en mi mentora. Me enseñaba solfeo y me llevaba de la mano a la Iglesia, y así durante 4 años que conviví con ella. Esto fue clave. 

        Pero al dejar su casa abandoné la Iglesia. Terminé mi carrera de piano y descubrí la voz.  Trabajé en el mundo artístico durante años hasta que un día me di cuenta que no era  suficiente, había un vacío en mi interior que no podía llenar. Entonces pensé que quería  formar una familia. Abandoné mi vida en Madrid y me casé. 

        Comenzó mi desierto. En ese tiempo clamé a Dios, porque sentía que mi matrimonio, en el que había puesto todas mis esperanzas abandonando incluso mi carrera musical para crear una familia, no iba bien. Hubo duras pruebas que sólo se superan en una verdadera unión. Para mí el matrimonio es sagrado. 

        En la tribulación comencé a hablar con Dios. Jesús me atraía. Recordé la música góspel que escuchaba mi padre… Echaba de menos la música. Me echaba de menos a mí misma. Después de 10 años, la providencia me devolvió a Madrid, y entonces sentí que  regresaba… En mi alegría acudí a la iglesia más cercana con mi hijo mayor, que tenía en ese momento 8 años. Durante la misa, recibí la llamada. Y volví, ¡a la fe y a la música! Fue una época increíble, era feliz a pesar de mi situación personal. 

        Mirando atrás he visto todo el proceso. Dios me preparó con paciencia y esperó mi regreso. Llegaría el día en que todo confluiría para la misión, y así fue.  

        ¿Cómo nació el coro Góspel Libertad?

        –El coro de Góspel nació fruto de la conversión. Una inspiración total.  Lo propuse en la parroquia y se me abrió la puerta de par en par. 

        La música cristiana, y en concreto la música góspel, sintoniza perfectamente con la  alegría de ser cristiano. Reanudé mi faceta de compositora, aunque ya sin remedio hacia la música de Dios. Fue todo un descubrimiento. La música cristiana era una necesidad que expresaba, y continúa expresando, lo que lleva mi corazón.

        El góspel tiene raíces afroamericanas y protestantes. ¿Qué te movió a traducir  esa espiritualidad musical al contexto católico? ¿Qué conserva y qué  transforma el góspel cuando se canta desde la fe católica? 

        –La música góspel es música de alabanza con mucho ritmo y calidad. Sus preciosas melodías, con un ritmo brillante, son una invitación a vivir la fe en la alegría y en la esperanza de la salvación gratuita que nos ofrece nuestro Señor Jesucristo. Loar a Dios en espíritu y verdad no tiene denominación.

        La alabanza católica ofrece incluso más que la alabanza protestante, pues puede alabar la eucaristía y a la Madre de Dios. En mi caso tengo composiciones de estas características como es El Regalo más grande, referido a la eucaristía, Cinco letras que alaba a María y el Santo góspel, que es un homenaje al Santo de la Misa. Otros temas de nuestro último disco son salmos hechos canción como son Confío en ti basado en el salmo 91 y Cantad al Señor, que es el salmo de Isaías 12. Incluso tenemos la oración del Padrenuestro a ritmo de góspel. 

        ¿Qué significa para ti evangelizar a través de la música? ¿De qué forma el  góspel puede ser un lenguaje misionero para la sociedad actual? 

        –Evangelizar a través de la música es nuestra misión para llevar a cabo la orden de nuestro Señor: “Id y proclamad el evangelio…” . El Espíritu Santo derrama sus dones y carismas  para que los pongamos al servicio. Se podría decir que el góspel tiene un carisma  especial, pues es una música poderosa que traspasa. Nadie se queda indiferente después de un concierto góspel expresado con el corazón. Esto es clave. Por desgracia hay  muchos coros de góspel que no viven lo que cantan, por lo que tampoco lo transmiten.  No hay resultados si no hay intención. No son coros para la evangelización. El reto de  Matina y Góspel Libertad es ser un auténtico coro del Evangelio. 

        ¿Cómo integras la oración y la vida espiritual personal en tu labor artística y en la dirección del coro? 

        –Precisamente la labor del coro me mantiene en constante oración. Preparar las  canciones, sacar las diferentes voces, las armonías, adaptar las letras al castellano o componer nuevas canciones son mi medio para estar en continuo contacto con el Señor. Verdaderamente siento que es un privilegio contar con este don tan  maravilloso que es mi conexión directa e inmediata. 

        ¿Cómo ves el crecimiento del góspel católico en España y en el mundo?  ¿Crees que puede llegar a ser un movimiento evangelizador de gran alcance?

        –En España hay coros de góspel, por supuesto, pero no católicos dedicados a la evangelización. Matina y Góspel Libertad son una excepción. 

        Sí creo que podría ser un movimiento evangelizador potente, como así ya sucede en  otras denominaciones. En España también podría hacer una gran labor siempre que se  realizase con calidad, entusiasmo verdadero y un apoyo real. Por desgracia hay bastante  carencia de esto último, cosa que hace que la labor sea a veces desgastadora y una auténtica lucha.

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        Mundo

        El Papa: “Trabajar con paciencia para mantener la Iglesia sobre bases sólidas”

        En muchos sentidos, la Iglesia católica es siempre una “obra en construcción”, donde "Dios está constantemente moldeando a sus miembros. Estos deben profundizar y trabajar con diligencia, pero con paciencia”, ha dicho el Papa León XIV en la Misa en la Basílica de San Juan de Letrán de Roma el 9 de noviembre, fiesta de la dedicación de la basílica en el siglo IV.  

        CNS / Omnes·9 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

        – Cindy Wooden, Roma (CNS)

        La obra en construcción es “una bella imagen que habla de actividad, creatividad y dedicación, así como de trabajo duro”. “Y a veces, de problemas complejos que hay que resolver”, dijo el Papa en la Basílica de San Juan de Letrán de Roma este 9 de noviembre, fiesta de la dedicación de la basílica.

        La basílica es la catedral del Papa como obispo de Roma, y se la conoce como “la madre de todas las iglesias”.

        De pie en la “cátedra” o silla episcopal, el Papa León predicó sobre la basílica como “un signo de la iglesia viva, construida con piedras escogidas y preciosas sobre Cristo Jesús, la piedra angular”.

        Dios elige “las manos sucias de los hombres” (Benedicto XVI)

        También ha hablado del día de la fiesta cuando regresó al Vaticano para el rezo del Ángelus al mediodía.

        “Somos la iglesia de Cristo, su cuerpo, sus miembros llamados a difundir su Evangelio de misericordia, consuelo y paz por todo el mundo, mediante ese culto espiritual que debe resplandecer por encima de todo en nuestro testimonio de vida”, dijo a las personas reunidas para orar con él en la Plaza de San Pedro.

        “Con demasiada frecuencia, las debilidades y los errores de los cristianos, junto con muchos clichés y prejuicios, nos impiden comprender la riqueza del misterio de la Iglesia”, afirmó.

        Sin embargo, la santidad de la Iglesia “no depende de nuestros méritos, sino del “don del Señor, jamás revocado”, que sigue eligiendo “como vaso de su presencia, con un amor paradójico, las manos sucias de los hombres”. Así se expresó el Papa, citando el libro del Papa Benedicto XVI de 1968, ‘Introducción al cristianismo’.

        El Papa León XIV saluda a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro en el Vaticano para el rezo del Ángelus el 9 de noviembre de 2025. (Foto CNS/Medios Vaticanos)

        Excavar para colocar cimientos sólidos

        En su homilía en la basílica, el Papa León pidió a los fieles que reflexionaran sobre los fundamentos de la iglesia en la que se encontraban.

        “Si los constructores no hubieran excavado lo suficientemente profundo para encontrar una base sólida sobre la cual construir el resto, todo el edificio se habría derrumbado hace mucho tiempo, o estaría en riesgo de hacerlo en cualquier momento”, dijo. 

        “Afortunadamente, sin embargo, quienes nos precedieron colocaron cimientos sólidos para nuestra catedral, excavando profundamente con gran esfuerzo antes de levantar los muros que nos acogen, y esto nos da mucha más tranquilidad”.

        Los católicos también deben primero profundizar en su interior

        Como miembros y colaboradores de la Iglesia, dijo, los católicos de hoy también “deben primero profundizar en su interior y a su alrededor antes de poder construir estructuras impresionantes. Debemos eliminar cualquier material inestable que nos impida alcanzar la roca sólida de Cristo”.

        La Iglesia y sus miembros deben volver constantemente a Cristo y a su Evangelio, dijo el Papa. “De lo contrario, corremos el riesgo de sobrecargar un edificio con estructuras pesadas cuyos cimientos son demasiado débiles para soportarlo”.

        Edificar la iglesia de Cristo es una labor que requiere mucho tiempo, esfuerzo y paciencia, dijo.

        Unidos a Cristo, somos “piedras vivas” para edificar su Iglesia 

        Parte de esa labor, dijo el Papa, consiste en ser lo suficientemente humildes como para permitir que Dios obre en cada miembro, las “piedras vivas” que conforman la Iglesia.

        “Cuando Jesús nos llama a participar en el gran proyecto de Dios, nos transforma moldeándonos con maestría según sus planes de salvación”, dijo el Papa León XIV. “Esto implica un camino difícil, pero no debemos desanimarnos. Al contrario, debemos perseverar con confianza en nuestros esfuerzos por crecer juntos”.

        El Papa León XIV finalizó su homilía haciendo una petición especial a la comunidad que celebra la Misa allí regularmente, pero también a todas las iglesias y parroquias.

        Sobre el cuidado de la liturgia, en las Misas

        “El cuidado de la liturgia, especialmente aquí en la Sede de Pedro, debe ser tal que sirva de ejemplo para todo el pueblo de Dios”, señaló. “Debe cumplir con las normas establecidas, estar atento a las diferentes sensibilidades de los participantes y seguir el principio de una sabia inculturación.»

        Pidió que las Misas “permanezcan fieles a la solemne sobriedad típica de la tradición romana, que tanto bien puede hacer por las almas de quienes participan activamente en ella”.

        Oración por Filipinas, y construcción de la paz

        Tras la oración mariana del Ángelus, León XIV expresó su “cercanía a las poblaciones de Filipinas afectadas por un violento tifón; rezo por los difuntos y sus familiares, por los heridos y los desplazados”.

        También manifestó su “vivo aprecio por todos aquellos que, en todos los niveles, se están comprometiendo para construir la paz en las diversas regiones marcadas por la guerra”.

        En los días pasados, “hemos rezado por los difuntos y, entre ellos, lamentablemente hay muchos que han muerto en los combates y bombardeos, a pesar de ser civiles, niños, ancianos y enfermos. Si se quiere realmente honrar su memoria, que cese el fuego y se ponga todo empeño en las negociaciones”, concluyó.

        El autorCNS / Omnes

        Familia

        Paula Vega: «Soñamos con una Iglesia donde la vocación a la adopción se naturalice»

        Paula Vega, misionera digital y fundadora de Llámmameyumi, comparte junto a su esposo Dani el camino de fe que los ha llevado a abrazar la adopción como su “plan A”.

        Teresa Aguado Peña·9 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

        Paula Vega es una misionera digital malagueña y laica comprometida en su diócesis, conocida por su entrega a la evangelización en el entorno digital. Fundadora del proyecto Llámmameyumi, Paula busca compartir el amor de Dios desde una mirada cercana y creativa, utilizando los medios digitales como herramienta de misión. Además de su labor en esta plataforma, trabaja como Project Manager en España para la serie The Chosen, es Community Manager de la Congregación Redentorista de España y Content Creator en Católicos en Red. Estudia teología, ofrece conferencias sobre fe y comunicación, y ha publicado varios libros que reflejan su experiencia espiritual y pastoral.

        Casada desde 2023 con su esposo Dani, Paula vive su vocación matrimonial con alegría y profundidad. Juntos, han emprendido un camino de apertura a la vida que los ha llevado a abrazar la adopción como su “plan A”. En el día mundial de la adopción, comparten con Omnes su testimonio con la ilusión de inspirar a otros matrimonios a descubrir esta vocación.

        Paula, ¿podrías contarnos cómo surgió esa llamada a la adopción?

        –Dios sembró esa inquietud en nuestros corazones incluso antes de conocernos. Ya como novios, cuando soñábamos con nuestra futura familia, la adopción aparecía en las conversaciones y siempre terminábamos diciendo: “Si es nuestro camino, Él nos llevará hasta ahí”. En nuestra lógica humana pensábamos primero en los hijos biológicos y después en la adopción; pero la lógica de Dios fue otra. Recién casados me diagnosticaron endometriosis y nos advirtieron de posibles dificultades para concebir. Nos plantearon distintas vías para intentar la maternidad biológica, pero nosotros elegimos abrirnos más a la vida. Nos preguntamos qué significaba verdaderamente ser padres y decidimos iniciar la adopción también como nuestro “plan A”.

        Para muchas mujeres supone una cruz muy difícil aceptar que naturalmente no pueden tener hijos. Cual es tu experiencia.

        –En nuestro caso nunca nos han declarado infértiles; por eso seguimos abiertos a la vida en todas sus formas: biológica, adopción y también acogimiento familiar (que ya estamos discerniendo). Son caminos que ponemos en manos de Dios para que el decida tiempos y formas.

        Sentimos que nuestra cruz actual no es la imposibilidad de ser padres, sino más bien el periodo de espera. Si fuera por nosotros, mañana mismo tendríamos aquí a nuestro hijo, pero los tiempos de Dios son los que son. Mientras tanto, afrontamos este periodo con paciencia y confianza.

        ¿Cómo vivís y cómo es el proceso de adopción en el que os encontráis?

        –Siempre decimos que la adopción no empieza con el primer papel, sino con el primer movimiento del corazón. Después llegan los pasos formales: una charla informativa, un curso de formación (unas 20 horas) y el ofrecimiento. No es “solicitar” un hijo —porque no existe un derecho a ser padres—, sino ofrecerse como familia para un perfil concreto de menor, poniendo sus necesidades en el centro.

        Luego viene la idoneidad: entrevistas psicológicas y sociales, visitas al hogar, revisión de la red de apoyo… Son exigentes y nos parece bien que lo sean: se protege lo más valioso, que es el menor. Superada esa fase, llega la espera, cuyo tiempo varía según el perfil del menor o el país donde se tramite la adopción.

        En lo práctico, el papeleo es intenso: médicos, certificados, notaría, servicio de protección de menores, fotos, impresiones y copias. Lo más duro es la burocracia y la incertidumbre de los plazos. Lo más bonito, es saber que cada paso nos lleva más cerca de nuestro hijo. 

        Nos preparamos para recibir a nuestro hijo como lo haríamos con un hijo biológico, pero quizá con más conciencia. Rezamos cada día por nuestro pequeño y por su familia biológica. Nos estamos formando en apego, trauma y metodologías educativas —libros, cursos y podcasts— para llegar con un corazón más entrenado y unas expectativas realistas. También estamos preparando la casa con sencillez; un cuarto acogedor, rutinas claras y espacio para construir los vínculos. Además, conversamos mucho con nuestra familia, amigos y comunidad parroquial para explicarles más sobre el proceso de adopción, y las necesidades o características que nuestro hijo traerá. Nos preparamos con ilusión y por supuesto, con los miedos normales que cualquier padre tendría pensando en si sabremos hacerlo bien. 

        ¿Cómo habéis afrontado las dudas y la espera en este camino de adopción?

        –Lo primero ha sido acogerlas con cariño: son normales y humanas. Las nombramos, las hablamos entre nosotros, las presentamos en la oración y así, poco a poco, encuentran su sitio. Entendimos que en toda paternidad siempre habrá dudas y expectativas; la clave es no dejar que conduzcan. Intentamos mirar nuestro camino con la lógica y el amor de Dios: poner al niño en el centro, recordar por qué empezamos y elegir —una y otra vez— confiar.

        También nos damos permiso para vivir la espera de forma distinta; no la sentimos igual los dos y decir en voz alta lo que cada uno necesita nos ayuda mucho. Evitamos compararnos con los tiempos de otros, porque sabemos que Dios ya tiene ese hilo rojo atado y preparado, y eso requiere una constante confianza y abandonarse en sus planes. También procuramos seguir activos en nuestra misión, enfocados en servir a Dios desde lo que nos ha tocado, sin obsesionarnos con la espera, porque nuestro matrimonio ya es fecundo. 

        ¿Qué le dirías a otras parejas cristianas que sienten la inquietud de adoptar, pero no saben por dónde empezar?

        –Que empiecen, incluso con miedo. Poned en palabras la semilla que Dios ha puesto en vuestro corazón, habladlo con calma entre vosotros y acercaros a matrimonios que ya estén en el camino: escuchar sus luces y sombras pacifica mucho. Id a la charla informativa y también al curso de formación que ofrece Servicio de Protección a Menores: no os compromete a seguir con el proceso, así que podéis vivirlo como un discernimiento que abre la mirada y el corazón. Y haced la pregunta de fondo: ¿Qué significa para mí ser padre o madre? ¿Se reduce a compartir genes o tiene que ver con acoger, cuidar y amar a una persona concreta? Cuando esa respuesta se asienta, el “por dónde empezar” se vuelve sencillo.

        ¿Qué esperanza queréis transmitir con vuestra historia y qué deseo tenéis para el futuro de vuestra familia adoptiva dentro de la Iglesia y la sociedad?

        –Nos gustaría que, en una Iglesia que alza con fuerza la voz por los no nacidos, también se escuche cada vez más el clamor de quienes ya han nacido y esperan una familia. Hay miles de niños en centros que necesitan un hogar estable y seguro. Si no hablamos de la vocación a la adopción y al acogimiento, parece que no existe; por eso soñamos con parroquias y comunidades donde esta llamada se naturalice y se ponga encima de la mesa, para que los matrimonios puedan conocerla y discernirla. Si nuestra historia anima a un solo matrimonio a abrirse a la vida de esta forma, habrá merecido la pena.

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        Libros

         ¿Cuál es la perspectiva de la moral?

        En "La ética es cosa de otros" se propone que la moral no debe dividirse en una esfera privada y otra pública, ya que esto resulta insuficiente. Para comprender la ética es esencial adoptar una perspectiva intersubjetiva, donde la moral se aprende y se cultiva al proponer y observar modelos de comportamiento ejemplares.

        Rubén Herce·8 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        Hablar de moral suele reconducir a muchas personas al ámbito de lo privado, donde cada uno puede tener sus propias reglas o normas de conducta. Ahí, es libre de elegir los fines que le merece la pena perseguir y los medios adecuados para orientar su vida según su personal parecer; y desde ahí, es fácil deslindar este ámbito privado de lo público, donde también existe una moral pero que tiene sobre todo que ver con el sistema de normas por el que regimos nuestra convivencia. Con reglas no siempre escritas, pero que acordamos respetar. 

        Con facilidad uno se divide, por tanto, entre una serie de reglas que seguir o cumplir en la esfera pública -véase códigos deontológicos en las distintas profesiones, leyes cívicas o procedimientos que garanticen un trato justo o equitativo- y un modo personal de comportarse cuando está “fuera de servicio”. Solo en este último puedo realmente ser yo mismo, “descansar” de las normas y seguir mis propios criterios de comportamiento moral. Es lo que podríamos denominar como moral subjetiva de la esfera privada frente a la ética objetiva de la esfera pública.

        Ética de la tercera persona

        En una línea de pensamiento similar hay autores que distinguen entre éticas de la tercera persona, de índole más “jurídica”, donde se habla del comportamiento ético desde criterios normativos y externos; y éticas en primera persona, que responden a la visión subjetiva que cada uno tiene de sus propios actos. En la perspectiva en tercera persona se juzgan los hechos y acontecimientos e incluso se puede juzgar objetivamente cierta intencionalidad en los comportamientos. Si he seguido el procedimiento, entonces he actuado bien; si no cumplo con las leyes, estoy actuando mal. En la perspectiva en primera persona, por el contrario, lo que cuentan son las intenciones y los sentimientos de bondad o maldad con los que he realizado la acción.

        Sin embargo, no existe una ética de hechos que se impongan por sí solos. Los hechos, por muy objetivos que parezcan, necesitan ser interpretados; y esa interpretación la tienen que hacer sujetos, ajenos a los individuos implicados en los acontecimientos. Por otro lado, los sentimientos y las intenciones, por muy subjetivos que parezcan, no son meramente internos sino que tienden a comunicarse. Alegrías, tristezas o enfados no pertenecen a lo meramente privado o subjetivo. 

        La ética y la moral, entendidas como el polo objetivo y subjetivo de nuestro comportamiento no se entienden bien sin un tercer polo, el intersubjetivo, que resulta esencial para entender cuál es la perspectiva adecuada de la moral. Se necesita una perspectiva en segunda persona y esto se aprecia en que nos admiramos ante el comportamiento de ciertas personas o incluso en que las proponemos como modelos de comportamiento moral.

        La moral se aprende y se ejercita, sobre todo, en segunda persona, viendo el comportamiento de otras personas y actuando de modo que pueda ser referente para otros. Eso sí, sin dejar de lado ni la enseñanza de normas éticas cultivadas por el buen hacer de los que nos precedieron, ni el ajuste fino interior que actúa como brújula, para decirme que quizá no me he comportado tan bien cuando me faltaba rectitud de intención, aunque el comportamiento externo fuera impecable. 

        La ética es cosa de otros

        Autor: Rubén Herce
        Editorial: Eunsa
        Año: 2022
        Número de páginas: 118
        El autorRubén Herce

        Profesor de Antropología y Ética en la Universidad de Navarra

        Evangelización

        Maria San Gil y José Masip: «Queremos proclamar nuestra fe en todos los aspectos de la vida»

        Los coordinadores del 27 Congreso Católicos y Vida Pública, que se celebra en Madrid los días 14, 15 y 16 de noviembre de 2025, destacan la valentía y sinceridad de muchos jóvenes en relación a la fe actualmente.

        Maria José Atienza·8 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

        El Congreso Católicos y Vida Pública es una de las citas clave del pensamiento y acción de los católicos en la sociedad. Esta edición, la número 27 reunirá en Madrid, del 14 al 16 de noviembre, a pensadores, com Kevin Roberts, de la Fundación Heritage, científicos como Enrique Solano, presidente de la Sociedad Española de Científicos Católicos, influencers como Pep Borrell o el activista Loren Saleh, 

        Ya en los últimos compases del Año Jubilar de la Esperanza, éste ha sido el tema elegido como eje de las jornadas en las que, como destacan sus coordinadores, María San Gil y José Masip, “queremos propagar y proclamar nuestra fe en todos los aspectos de nuestra vida. Que se vea que somos una universidad, que somos católicos y que estamos en la vida pública”. 

        ¿Católicos de voz baja?

        El congreso, que cumple 27 ediciones, ha tocado en este más de cuarto de siglo numerosos temas aunque la reflexión sobre la identidad católica en las diversas esferas de la vida pública sigue estando de candente actualidad. 

        En este sentido, Masip destaca que “hay ideologías que han imperado, especialmente en Europa, en Occidente, y que han influido en que el político ‘de partido’ tenga miedo a identificarse en determinadas posiciones respecto a temas muy concretos: la familia, la vida…,  pero  yo creo que esa brecha se está superando. El católico debe comprometerse en la vida, en la sociedad y, por tanto, actuar y hacerlo de acuerdo con sus principios. Los principios se proponen en la vida pública, no se imponen”.

        Además, señala el coordinador del congreso, “aparte de la política de partido, hay otra política, otra vida pública que no es la política propiamente dicha, como el periodismo, la vida en asociaciones, en movimientos que transmiten y capilarizan mucho más la sociedad”. 

        El lema de esta edición, “Tu, esperanza”, tiene lecturas diversas. La esperanza puesta en la acción y responsabilidad personal, la esperanza de Dios, que es el fin de la vida de los cristianos… Primero tienes que ser tú católico, tú la esperanza que debes ser, lo demás, comprometerte con eso y actuar en consecuencia.

        Los jóvenes están respondiendo a Dios más que antes

        El Congreso Católicos y Vida Pública coincide, este año, con la publicación de una tendencia que parece asentarse en España: la vuelta a la esfera religiosa, a la vida espiritual, especialmente en la juventud. 

        Comentando esta situación, José Masip subraya que “vendrán tiempos peores. Eso seguro. No lo digo en plan cenizo, lo dice el Evangelio. Pero afortunadamente, ahora  estamos en un momento en que la juventud está respondiendo con más sinceridad a la palabra de Dios que en tiempos atrás”. 

        Una posición compartida por María San Gil: “Yo soy vasca. Allí la secularización ha convertido en un erial lo que antes era una tierra de vocaciones. Como ocurre en Cataluña, por ejemplo. Creo que son realidades muy diferentes según dónde vivas y cómo lo vivas. Queremos tender, claro, a lo que ocurre en ciudades como Madrid, en la que, entras en una iglesia y es normal encontrar a gente joven. ¿Qué tenemos que hacer? Sembrar. Pero lo importante en esta siembra no es la cantidad, sino la calidad,

        Este año, al igual que ocurrió en la pasada edición sólo habrá un congreso sin “división “ de jóvenes. Una apuesta clara de Masip por “incluir a los jóvenes en todo. Son tan responsables de esto como los más mayores. Siempre digo que las divisiones de jóvenes de los partidos políticos son para ‘que no molesten’, y eso no puede ser. Eso sí, hemos apuntado la necesidad de que, en el comité organizativo, haya más jóvenes. Los hay, pero podría haber más”. 

        Un congreso con presencia eucarística

        Uno de los puntos fuertes de estas jornadas será la adoración eucarística que habrá durante los tres días de Congreso. Una posibilidad de oración que destaca, en palabras de María San Gil “que el Santísimo es el centro. El tema de la presencia en la vida pública lo tenemos claro, porque los ponentes son figuras públicas, muy conocidas, pero queríamos darle la importancia que tiene a Dios presente en la Eucaristía”.

        También, en esta edición, las misas serán puntos centrales del programa y habrá sacerdotes para confesar. Algo que, como cuenta San Gil, “nació casi de forma natural, porque el año pasado, se avisó en una de las conferencias que había un sacerdote para confesar y hubo un aluvión de confesiones”. 

        ¿El éxito del Congreso? Seguir haciéndolo

        27 años después del primer Congreso Católicos y Vida Pública, el éxito de esta convocatoria es, para sus organizadores “el mismo hecho de hacerlo un año más”. Las circunstancias políticas, sociales, culturales y religiosas en España, desde aquel noviembre de 1999, han cambiado muchísimo, “sin embargo, la Asociación Católica de Propagandistas y el CEU siguen apostando por este congreso. Eso es muy meritorio”, destaca María San Gil.

        “Seguimos caminando, añade Masip, “cuando el Papa Francisco, declaró el Año de la Esperanza escribió que ‘la solución al cansancio, paradójicamente, no es detenerse a descansar, es más bien ponerse en camino y volverse peregrinos de esperanza’. Esto es lo que buscamos y hacemos con Católicos y Vida Pública. 

        Evangelización

        Quique Mira, ¿qué buscan los jóvenes?

        El fundador de Aute, Quique Mira, busca tender un puente entre los jóvenes y la Iglesia a través del mundo digital y eventos como Kaleo, una experiencia inmersiva donde cada joven descubre que es llamado y amado por Dios.

        Teresa Aguado Peña·7 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

        A los 19 años, la vida de Quique Mira dio un giro inesperado. Tras dedicar muchos años al mundo de la noche y alejado de la fe, conoció al padre Javier, un sacerdote destinado en Barcelona, un sacerdote cuya mirada y cercanía despertaron en él una inquietud interior. “La forma en que se preocupó por mí me sorprendió muchísimo”, recuerda. Aquel encuentro lo llevó, casi por casualidad, a un curso de Semana Santa en Madrid, donde tuvo una experiencia decisiva de conversión: “Recuerdo estar en el suelo, llorando ante un crucifijo, dándome cuenta de que había algo real en ese amor».

        Desde entonces comenzó un proceso de búsqueda de respuestas y acompañamiento espiritual que transformó su vida. Tres años después de aquella conversión, Quique decidió compartir su experiencia de fe a través de las redes sociales, lo que más tarde daría lugar a Aute, un proyecto que busca ser un puente entre los jóvenes y la Iglesia, utilizando los medios digitales para anunciar el Evangelio con autenticidad y cercanía.

        Hoy, junto a un equipo de más de 50 personas, impulsa también Kaleo, el primer evento presencial de Aute que se celebra este sábado 8 de noviembre, donde cientos de jóvenes vivirán una experiencia inmersiva para descubrir que son llamados y amados por Dios.

        ¿Cómo surgió la idea de crear este proyecto y qué necesidad concreta viste en los jóvenes de hoy que te llevó a impulsarlo?

        –Yo empecé a crear contenido hace cinco años por un deseo en el corazón de anunciar al joven lo que a mí me había cambiado la vida. Venía de un ambiente muy distinto y después de mi conversión, estuve tres años muy escondido de la vida pública, redes, etc., enamorándome de la fe, enamorándome del señor, enamorándome de la Iglesia.

        Empecé a entender que esto tenía mucho que ver con mi vida y me fui empapando cada vez más. Al cabo de tres años tuve clarísimo en mi corazón que debía crear contenido para compartir mi experiencia de Cristo a los demás. Mi testimonio creció mucho en redes sociales, recibí un bombardeo de mensajes de gente diciendo «yo no conocía al señor, no conocía la fe y al ver tu contenido he recibido una respuesta a un problema que me estaba angustiando. He entendido que hay un Dios que me ama».

        Bueno, brutal. Yo entonces me dedicaba al mundo de la empresa, pero dirigía un departamento de marketing en Barcelona, una compañía en Barcelona. Y como mi cuenta empezó a crecer mucho, hubo un punto que me invitaron a Estados Unidos a dar un curso de liderazgo y fue ahí cuando, hablando con los jóvenes a los que yo impartía el curso, me topé con una crisis de identidad brutal.

        Conocí a un joven sometido y bombardeado por tantísimos inputs superficiales que me decía tío, yo no sé quién soy y no sé qué hago aquí y no sé qué sentido tiene mi vida». Volví a España muy tocado. Le dije a mi mujer, que en aquel entonces era mi novia, «Mery, hay que hacer algo».

        Sentí que había que meter más recursos, más estructura, más equipo para comunicarle al joven de una forma más profesional y más clara el Evangelio, que es lo que me ha cambiado la vida. Y ahí empezó Aute. Inicialmente era un instrumento para compartir el mensaje de Cristo a los jóvenes. Ya luego empezamos a montar la aplicación para conectar al joven con la Iglesia. 

        ¿De qué formas concretas Aute acerca la palabra de Dios a los jóvenes? 

        –Principalmente lo hacemos todo por medios digitales. Nuestra cuenta oficial de Instagram es donde subimos todo el contenido, todos los vídeos, que es un poco el lugar donde el espectador, donde la audiencia, recibe el Evangelio.

        Pero luego, la idea es que cada persona que ha sido tocada por el Evangelio, descargue huella y ahí, según tu ubicación, encuentres un lugar para vivir la fe. Al final, Aute no ofrece un camino directamente en la fe. Nosotros somos un instrumento, un equipo de 50 personas, con esta misión de anunciar el Evangelio y que luego cada joven encuentre su sitio en la Iglesia.

        ¿Cuál es la clave para transmitir el mensaje de Cristo a través del mundo digital? 

        –Ser auténtico. Creo que el joven pide a gritos autenticidad. Estamos cansados de vidas que son mentira, que cuentan la verdad a medias. Tanto idealismo anula la verdad. Cuando un joven percibe la autenticidad en alguien que comparte tanto sus buenos como sus malos días, y que habla desde el corazón, lo reconoce de inmediato. Lo que es verdadero es bello y llega, y es atractivo.

        Creo que la clave para evangelizar en el mundo digital es ser auténtico, decir «oye, soy un joven normal, con tus mismos deseos, inquietudes, con mi trabajo, con mi relación de noviazgo, pero en el centro de mi vida está algo más grande que es Cristo, que es el Señor».

        El lema de Kaleo es “has sido llamado por tu nombre”, ¿Qué significa para ti esa frase y cómo esperas que la vivan los jóvenes? 

        –Lo que el evento pretende, y un poco el motivo por el cual lo pensamos, es una experiencia inmersiva en la que el joven se va a sentir llamado por Dios.

        Hay una experiencia donde se dice «desconecta y despreocúpate ahora de todo lo que te ata en el mundo y conecta con el Señor». Para mí eso es lo fundamental. Yo en mi día a día no podría estar donde estoy y haciendo lo que hago si no fuera porque he sido llamado por el Señor.

        En mi vida hubiera imaginado esto. Yo tenía una proyección laboral, una carrera profesional, otras aspiraciones en la vida, y desde que me encontré con el Señor, que ahí fui llamado, toda mi actividad, todas mis relaciones, todo ha cambiado. Todo ha sido transformado hacia bien, hacia mucho mejor.

        Queremos trasladar esa experiencia en un formato de un evento de siete horas, con ponencias, un momento de adoración, de música en directo, para que el joven vea que es amado por Dios y que esto tiene que ver con su vida y no solo con unos pocos. 

        ¿Qué frutos esperas de Kaleo? ¿Qué esperas que ocurra después del evento? 

        –Que cada uno vuelva a casa con un corazón enamorado y dispuesto a servir al Señor. Esperamos recibir a un joven que va haciendo, que sobrevive.

        Que salgan diciendo «hoy trabajo, mañana también, tengo mi novia, mejor o peor, pero la vida es apasionante y tengo un llamado a servir con mis dones, a amar. He sido creado para esto, no puedo conformarme con lo que el mundo me pone adelante, con sobrevivir». Todo el evento está planteado con un hilo conductor que lo que va proponiendo al joven «eres llamado, eres amado y luego eres enviado».

        La última etapa del evento es una ponencia del envío, de decir «vuelve a tu realidad, vuelve a tu familia, vuelve a tu relación, vuelve a tu trabajo y que realmente lo que aquí has visto, que es este amor de Dios, lo puedas llevar a tu casa, a tu realidad».

        ¿Cómo sabes cuándo empezar a hablar de Dios? 

        –Es un proceso. Yo no empecé a hablar de Dios públicamente hasta los tres años desde mi conversión. Necesité primero, de forma interior, entender lo que me estaba pasando, responder preguntas, dejarme acompañar y asimilar.

        Luego vas entendiendo tu historia. Entonces ves tu entorno de antes y dices «tengo que decirle a mis amigos con los que salía jueves, viernes y sábado a reventarme que hay una vida mejor, que está bien salir de fiesta pero que ahí no está la vida, que no podemos poner ahí la vida y la esperanza, que es como yo vivía hasta los 19 años».

        Primero tiene que haber un recorrido de conocer, enamorarte y entender lo que significa el amor de Dios en tu vida y el poder que eso tiene. Y luego te ves en la necesidad de decir «esto no me ha sido entregado para quedármelo para mí, sino para que lo comparta con mi entorno».

        Quique Mira junto al equipo de Aute
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        Evangelización

        La belleza como revelación del misterio: san Juan Pablo II y el arte

        San Juan Pablo II muestra cómo la vía de la belleza permite al arte revelar lo sagrado y al artista asumir la misión de interpretar el misterio de la creación y la verdad divina.

        Alejandro Pardo·7 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 9 minutos

        No resulta exagerado afirmar que la relación de san Juan Pablo II con el arte ha sido singularmente íntima, hasta el punto de haber sido calificado como “el Papa artista” (igual que fue llamado también “el Papa filósofo”). Ello se debe en gran medida a su particular sensibilidad artística, de la que dio muestras desde muy joven y que cultivó a lo largo de toda su vida, sobre todo a través de la poesía y de la dramaturgia.

        En efecto, desde los inicios de su trayectoria en el cultivo de las artes y del saber, el Papa Wojtyła ha procurado transitar la vía de la belleza (la via pulchritudinis) como medio a través del cual llegar a la verdad y al bien del hombre. Así lo confirmaría el cardenal Giovanni Ravasi, presidente durante muchos años del Pontificio Consejo de la Cultura, refiriéndose a la última obra poética del pontífice polaco, Tríptico Romano: “Cuando el Papa escribió estos versos, a sus espaldas se extendía, en lo cultural, no solo su itinerario filosófico y teológico personal, sino que también se desplegaba un sendero de altura que nunca había abandonado: el del arte. De la poesía al teatro, pasando por la admiración al genio artístico, había vivido ininterrumpidamente la búsqueda de la belleza…”

        Suele ser recurrente acudir a la Carta a los Artistas (1999) como fuente primordial del pensamiento de san Juan Pablo II sobre el arte. Sin embargo, existe un texto precedente de singular importancia. Se trata de los ejercicios espirituales que el entonces arzobispo de Cracovia dirigió a un grupo de artistas polacos en la iglesia de la Santa Cruz de Cracovia durante la Semana Santa de 1962, publicados bajo el título de El Evangelio y el Arte. Ambos textos guardan una estrecha relación y revelan la consolidación de un pensamiento madurado con el paso del tiempo.

        A ellos se unen los discursos que, una vez en la Sede de Pedro, el Papa Wojtyła dirigió en encuentros con artistas y representantes del mundo de la cultura con motivo de sus viajes pastorales, y otras intervenciones puntuales, como el VIII Meeting de Rímini (1987), el jubileo de los artistas (2000) o los discursos a los miembros de las Academias Pontificias y del Pontificio Consejo para los Bienes Culturales de la Iglesia, que él mismo había creado. De todo este magisterio pueden extraerse sus principales enseñanzas sobre el arte y la búsqueda de la belleza.

        El arte, apertura trascendente al misterio

        Siguiendo la concepción clásica, san Juan Pablo II entiende la belleza como resplandor de la verdad y del bien, particularmente de la Verdad Suprema y del Bien Último, que se identifican con Dios. Se trata, por tanto, como él mismo lo definía en 1962, de un “destello divino”, que cristaliza en “un conocimiento particular (…) no abstracto, puramente intelectual, sino especial”. De este modo, concluye, “la belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente”. Así lo recalcaría en un encuentro con artistas en Venecia (1985): “El arte es (…) conocimiento traducido en trazos, imágenes y sonidos, símbolos que la mera concepción intelectual no alcanza a reconocer como proyecciones sobre el misterio de la vida, porque se encuentran más allá de sus propios límites: aperturas, por tanto, a la profundidad, a la altura, a la inefable existencia, caminos que mantienen al hombre libre hacia el misterio y que traducen el ansia que otras palabras no pueden expresar”.

        Con palabras singularmente bellas expresa esta misma idea a comienzo de la Carta a los Artistas: “Nadie mejor que vosotros, artistas, geniales constructores de belleza, puede intuir algo del pathos con el que Dios, en el alba de la creación, contempló la obra de sus manos. Un eco de aquel sentimiento se ha reflejado infinitas veces en la mirada con que vosotros (…) habéis admirado la obra de vuestra inspiración, descubriendo en ella como la resonancia de aquel misterio de la creación a la que Dios, único creador de todas las cosas, ha querido en cierto modo asociaros”. Se trata por tanto del talento para captar ese halo divino que llamamos belleza, al cual el artista accede a través de una sensibilidad especial, para descubrir la verdadera naturaleza de las cosas. Así, la belleza artística “como un reflejo del Espíritu de Dios” se convierte en “un criptograma del misterio”.

        La vocación del artista como mediador entre la belleza y el mundo

        Si el arte, como canal de expresión y contemplación de la belleza, permite asomarse al misterio trascendente, el artista –dotado de esa singular sensibilidad– se convierte en un mediador o intérprete privilegiado; o, siguiendo en símil del criptograma, en un desencriptador de tal misterio. En efecto, como explica el Papa Wojtyła, “en la ‘creación artística’ el hombre se revela más que nunca ‘imagen de Dios’”, participa de esa “especie de destello divino que es la vocación artística” a través de la cual “puede comprender la obra del Creador y, junto a ello, acoger en sí mismo, en su fecundidad creadora, la huella de la gratuita creatividad divina”. Se entiende así que el artista viva “una relación peculiar con la belleza”, de modo que puede concluirse que “la belleza es la vocación a la que el Creador le llama con el don del ‘talento artístico’”. En estas ideas radica la elevada vocación y misión del artista, llamado a ser intérprete del misterio inefable que rodea a Dios y a su obra creadora.

        Hasta tal punto san Juan Pablo II considera sublime esta función de mediación que ejerce el artista entre el mundo terreno y la realidad trascendente –máxime si se trata de un artista cristiano–, que la compara con un tipo de sacerdocio: “Tanto el individuo como la comunidad tienen que interpretar el mundo del arte y la vida, para arrojar luz sobre la situación de su época, para comprender la altura y la profundidad de la existencia. Necesitan del arte para abordar lo que está más allá del ámbito puramente útil y que, por lo tanto, promueve el hombre. (…) De acuerdo con un pensamiento profundo de Beethoven, el artista está llamado de alguna manera a un servicio sacerdotal”. En concreto, el artista/sacerdote viene a ser un “proclamador” o “reconocedor” del pulchrum divino y, junto a él, del verum y el bonum propios del Ser por Esencia. 

        Se aprecia aquí la secuencia elección-vocación-misión, que este santo Papa aplica al caso del artista: Dios llama a los artistas a una peculiar misión, como es reconocer y reflejar la belleza divina presente en el mundo –y, junto a ella, la verdad y la bondad de lo creado–, y para ello les otorga un talento singular. “Este talento –explica– es un bien especial, una distinción natural. Es un don del Creador. Un don difícil. Un don por el que hay que pagar con toda la vida. Un don que engendra una gran responsabilidad”. Esta misión implica un compromiso existencial, porque el artista siente la responsabilidad para hacerlo fructificar. “Quien percibe en sí mismo esta especie de destello divino que es la vocación artística –añade–, advierte al mismo tiempo la obligación de no malgastar ese talento, sino de desarrollarlo para ponerlo al servicio del prójimo y de toda la humanidad”.

        En opinión del Papa Wojtyła, no se trata de un camino fácil, porque el artista se enfrenta a dos peligros que amenazan el recto despliegue de ese talento: por un lado, la tentación de creerse superior a Dios mismo, de divinizar sus propias obras; por otro, desligar el arte de su verdadero fin, que es reflejar la verdad y la bondad de la creación, es decir, desligar la creación artística de la búsqueda de la verdad sobre el hombre mismo y su felicidad. De estas consideraciones se desprende la relación natural entre el arte y la santidad –la necesidad de que el verdadero artista aspire a una vida de plenitud espiritual– para ser capaz de crear y manifestar la belleza, y procure contribuir al bien del mundo y de la humanidad. “La belleza –concluye san Juan Pablo II– debe conjugarse con la bondad y la santidad de vida, de modo que haga resplandecer en el mundo el rostro luminoso de Dios bueno, admirable y justo”. De hecho, su discurso con motivo del Jubileo de los artistas en el año 2000 constituye “una invitación a practicar el estupendo ‘arte’ de la santidad”.

        El arte, camino de evangelización y salvación

        Si el arte es “revelador de la trascendencia” o “criptograma del misterio”, conlleva en sí la capacidad de conducir a la existencia de Dios. Ya en las meditaciones que predicó en 1962 a artistas polacos en Cracovia, el entonces arzobispo Wojtyła resaltaba la eficacia de la via pulchritudinis para llegar al conocimiento de Dios. “Sí, efectivamente, la belleza de todas las criaturas y de las obras de la naturaleza y de las obras de arte es solo un fragmento, algo limitado, un síntoma o un reflejo, y no existe en ningún sitio su versión plena, absoluta, entonces hay que buscar esta versión absoluta de la Belleza más allá de las criaturas. Entonces estamos en el camino que nos lleva a comprender que Él existe. Que la Belleza, que es absoluta y total, perfecta desde cualquier punto de vista, es justamente Él”.

        De alguna manera, aquellas palabras del entonces arzobispo de Cracovia resultaron premonitorias del mensaje que san Pablo VI quiso dirigir a los artistas nada más concluir el Concilio Vaticano II: “Este mundo en que vivimos tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza”. San Juan Pablo II se hará eco de este mensaje conciliar en diversas ocasiones. Así, por ejemplo, tomando pie de la conocida frase recogida en una obra de Dostoievski –“¡La belleza salvará el mundo!”–, señalaba ante un grupo de artistas en Salzburgo (1988): “En este contexto, la belleza debe interpretarse como el reflejo de la Belleza, del esplendor de Dios. Ante la abrumadora realidad del mundo contemporáneo, se debería realmente ampliar esta frase y decir, ‘¡El bien, la bondad, el amor salvarán el mundo!’. Los cristianos expresamos con esto el amor de Dios, que en Jesucristo se ha manifestado en su plenitud salvífica y nos llama a la emulación”. También aludirá a este poder del arte en la Carta a los Artistas, en la que expresa su esperanza de que surja “una renovada ‘epifanía’ de la belleza para nuestro tiempo”, que suscite “esa arcana nostalgia de Dios”.

        Sobre este “camino de la belleza” volvería al final de su pontificado, con motivo de un discurso a los miembros de las Academias Pontificias, seis meses antes de fallecer, en noviembre de 2004, en el que definiría la via pulchritudinis “como itinerario privilegiado para el encuentro entre la fe cristiana y las culturas de nuestro tiempo, y como instrumento valioso para la formación de las generaciones jóvenes”. E instaba: “Si se quiere que el testimonio de los cristianos influya también en la sociedad actual, debe alimentarse de belleza para que se convierta en elocuente transparencia de la belleza del amor de Dios”. Solo así se promoverá “un nuevo humanismo cristiano, capaz de recorrer el camino de la belleza auténtica y de señalarla a todos como itinerario de diálogo y de paz entre los pueblos”. De hecho, el Pontificio Consejo para la Cultura recogería un par de años más tarde esta invitación y elaboraría un documento extenso, lleno de sugerentes reflexiones, titulado La “Via Pulchritudinis”, camino de evangelización y de diálogo.

        Llegados a este punto, y dentro de esta dimensión salvífica del arte, san Juan Pablo II distingue dos aspectos que constituyen sendas caras de la misma moneda: la íntima conexión que existe entre belleza, verdad y bien; y, en consecuencia, la eficacia del arte como vehículo de catequesis. Respecto del primer aspecto, en un encuentro con artistas, afirmaba: “Como nos enseñan los antiguos, lo bello, lo verdadero y lo bueno están unidos por un vínculo indisoluble”. Esta triada ontológica, que impregna hondamente toda la realidad creada, interpela al talento del artista, quien gracias a la inspiración divina es capaz de captar e interpretar esas señales de transcendencia que emite el universo creado en todo su esplendor. En esto consiste su misión mediadora, como hemos visto: una mediación que revela la triple huella divina presente en el mundo y que atrae la mente y el corazón humanos a través de la belleza. Con bellas palabras lo expresa el propio Papa Wojtyła en su Carta a los Artistas, al indicar que “en toda inspiración auténtica hay una cierta vibración de aquel ‘soplo’ con el que el Espíritu creador impregnaba desde el principio la obra de la creación”, y que consiste en “una especie de iluminación interior, que une al mismo tiempo la tendencia al bien y a lo bello, despertando en él las energías de la mente y del corazón, y haciéndolo así apto para concebir la idea y darle forma en la obra de arte”.

        En este punto radica el fundamento de la eficacia catequética del arte, a la cual se ha referido san Juan Pablo II en diferentes ocasiones. En concreto, utiliza la expresión “mediación catequética”, que toma de san Gregorio Magno, y que se apoya en esta capacidad que el arte posee de revelar esos atisbos de la presencia de Dios en el mundo. “En efecto –señala este Papa santo en su Carta a los Artistas– el Hijo de Dios, al hacerse hombre, ha introducido en la historia de la humanidad toda la riqueza evangélica de la verdad y del bien, y con ella ha manifestado también una nueva dimensión de la belleza, de la cual el mensaje evangélico está repleto”. De ahí que, parafraseando a algunos artistas y literatos, se haya referido a la Sagrada Escritura como una especie de “inmenso vocabulario” (P. Claudel) y de “Atlas iconográfico” (M. Chagall) que ha servido de inspiración a cultivadores de las más diversas artes. En suma, los artistas que reconozcan en sí este talento serán capaces de ofrecer “obras de arte que abrirán los ojos, los oídos y el corazón a las personas de una manera nueva, ya sean creyentes o personas que se encuentran a la búsqueda”.

        “En el nombre de la Belleza”

        Cabe concluir que Karol Wojtyła/Juan Pablo II ha contemplado, practicado y recorrido la via pulchritudinis desde su juventud, al tiempo que ha reflexionado también sobre ella. Con apenas diecinueve años, encabezó una de las cartas dirigidas a su maestro de teatro rapsódico, Mieczysław Klotarczyk, de una forma muy elocuente: “Te saludo con el Nombre de la Belleza, que es el perfil de Dios, la causa de Cristo y la causa de Polonia”. A partir de ese momento, cultivaría las artes de la palabra (poesía y teatro) toda su vida, hasta culminar con la publicación, al final de su pontificado, de su legado poético Tríptico Romano.

        No es de extrañar que el llamado “Papa poeta” haya desarrollado una singular sensibilidad hacia el mundo artístico y cultural, y que haya desarrollado incluso su propia ontología del arte como apertura hacia la trascendencia. El arte se convierte así en un “criptograma del misterio”, en una forma de conocimiento, en una manifestación de la presencia divina en el mundo. Un misterio que el artista está llamado a desvelar a través de su peculiar vocación. Un misterio que se encarna a través de la expresión de la belleza, convertida en camino de revelación salvadora (via pulchritudinis).

        Desde su lugar en la Casa del Padre, este santo Papa sigue recordando a los artistas de todos los tiempos: “Que vuestro arte contribuya a la consolidación de una auténtica belleza que, casi como un destello del Espíritu de Dios, transfigure la materia, abriendo las almas al sentido de lo eterno”.

        El autorAlejandro Pardo

        Sacerdote. Doctor en Comunicación Audiovisual y en Teología Moral. Profesor del Instituto Core Curriculum de la Universidad de Navarra.

        Mundo

        Mons. Cesare Pagazzi: “El Archivo y la Biblioteca Vaticanos son un ‘cruce de puentes’”

        El arzobispo Giovanni Cesare Pagazzi, responsable del Archivo y la Biblioteca Vaticanos, explica que la cultura y la fe, lejos de ser reliquias del pasado, son fuentes vivas de esperanza y encuentro en un mundo marcado por conflictos y cambios tecnológicos.

        Giovanni Tridente·7 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

        En el corazón del Vaticano, la Biblioteca Apostólica y el Archivo Apostólico (conocido hasta 2019 como Archivo Secreto Vaticano) forman juntos un único aliento cultural: dos pulmones de la memoria de la Iglesia y de la humanidad. La misión de custodiar ambas instituciones recae hoy en el arzobispo Giovanni Cesare Pagazzi, titular de Belcastro, nombrado por el Papa Francisco el pasado mes de marzo de 2024 en el doble cargo de Archivero y Bibliotecario de la Santa Iglesia Romana.

        Nacido en 1965, Pagazzi es teólogo y académico con una larga trayectoria, habiendo enseñado Eclesiología, Cristología y Antropología. En 2022 fue llamado a desempeñarse como secretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación, antes de recibir la ordenación episcopal en noviembre de 2023.

        En su nuevo encargo, el arzobispo se encuentra ahora al frente de dos realidades de extraordinaria importancia que -como él mismo cuenta en esta entrevista para Omnes- no son solo lugares de conservación, sino “cruces de puentes”, donde las naciones, incluso aquellas lejanas o en conflicto, se encuentran unidas por la pasión por el conocimiento.

        ¿Cómo han sido para usted estos primeros meses de servicio como Archivero y Bibliotecario de la Santa Iglesia Romana?

        —Han sido meses apasionantes. Me he encontrado inmerso en el gran río de la historia de la Iglesia y de la humanidad, recogido entre las orillas del Archivo Apostólico y de la Biblioteca Apostólica. Tengo la fortuna de trabajar con dos equipos de altísima calidad profesional; de ellos estoy aprendiendo mucho.

        Mi predecesor, monseñor Vincenzo Zani (arzobispo titular de Volturno), me había hablado de la gran importancia del Archivo y de la Biblioteca también desde el punto de vista diplomático, a través de la llamada diplomacia cultural. No imaginaba que fuese tan relevante. No esperaba que la Biblioteca y el Archivo fueran lugares donde confluyen naciones muy diversas, unidas por el interés por la cultura. Algunas de ellas, fuera de este espacio, son incluso enemigas. El Archivo y la Biblioteca son un cruce de puentes.

        En un tiempo atravesado por conflictos, crisis y desorientación, ¿puede la cultura abrir caminos de esperanza?

        -—Como decía, la cultura puede abrir caminos que todavía son inimaginables en otros ámbitos. No por casualidad, desde tiempos antiquísimos, la Iglesia ha sido una de las mayores impulsoras culturales de la historia humana.

        Además, los cristianos creemos que el Padre, el Hijo y el Espíritu no han actuado solo “ayer”, sino también hoy, ahora, en este mundo magnífico y dramático. Si Dios está aquí, actuando, ¿por qué deberíamos desesperar?

        Por otra parte, los libros sapienciales dicen varias veces que quien considera que el ayer fue mejor que el hoy no es una persona sabia.

        ¿Cómo podemos entrenarnos para reconocer estas señales también en nuestro presente?

        —Ha dicho bien: “entrenarnos”. Debemos ejercitarnos en reconocer los signos de esperanza, incluso los más pequeños. Es necesaria una especie de fisioterapia, un ejercicio repetido -no exento de esfuerzo- que nos devuelva una habilidad perdida: la capacidad de ver el grano en medio de la cizaña, la fuerza que nos permite admitir que incluso del enemigo podemos aprender algo. Quizás por eso Cristo nos pide que lo amemos.

        Volviendo a la Biblioteca, a menudo se la percibe como un cofre del pasado. Sin embargo, custodia un patrimonio que sirve para iluminar el presente y el futuro. ¿Cuál es entonces su función viva hoy?

        —Antes que representar una imagen reducida de la Biblioteca y del Archivo, definirlos como “cofre del pasado” es una comprensión distorsionada de la relación entre lo que llamamos pasado, presente y futuro.

        El hoy es inimaginable sin los apoyos y estímulos que provienen del ayer. Un objeto cotidiano, como una cuchara, es inconcebible sin la metalurgia primitiva. Una misión espacial no podría planificarse sin el aporte, todavía operativo, de las antiguas matemáticas egipcias, indias, chinas, griegas, árabes y precolombinas.

        El pasado es contemporáneo del presente y lo acompaña. Existe una sincronía entre todas las generaciones. Se establece una especie de “comunión de los santos” cultural: las obras y los buenos pensamientos de quienes nos precedieron siguen activos; por eso, les somos deudores.

        Así pues, la Biblioteca y el Archivo no son meros lugares de custodia del pasado, sino espacios donde, de modo más evidente, vibra la sincronía de todas las generaciones. Una sincronía que se puede percibir, incluso, cuando hoy o mañana use una simple cuchara.

        Los proyectos de digitalización y apertura a los estudiosos de todo el mundo convierten a ambas instituciones en un laboratorio de diálogo cultural universal. ¿Es también esto un signo de esperanza?

        —Por supuesto. Sin embargo, la Biblioteca y el Archivo son como el corazón. Este funciona gracias a dos movimientos opuestos: la diástole, que se expande y abre, y la sístole, que recoge y cierra. Nunca uno sin el otro.

        Un exceso de cierre volvería asfixiantes a la Biblioteca y al Archivo. Una apertura indiscriminada los transformaría en un mercado donde cada uno toma lo que quiere, sin comprender que son organismos vivos que no pueden ser mutilados. De otro modo, el documento o el libro hallado dejaría de ser parte de algo vivo y se convertiría en un miembro amputado.

        ¿Qué ayuda puede ofrecer la Iglesia en un escenario actual que oscila entre el entusiasmo tecnológico y los miedos globales?

        —Ante todo, no debemos asustarnos. Si el Señor nos ha colocado precisamente en este tiempo, significa que tiene plena esperanza en nuestro éxito.

        Así como las generaciones pasadas enfrentaron el impacto cultural, social, económico y antropológico de innovaciones tecnológicas como la luz eléctrica, la radio, la televisión, el automóvil, el avión o Internet, nos corresponde ahora a nosotros asimilar la llamada inteligencia artificial y las nuevas posibilidades del entorno digital.

        Afirmar que la inteligencia artificial representa un desafío mayor que los del pasado no toma en cuenta que nosotros no tuvimos dificultad alguna en “digerirlos”, y por eso los consideramos más fáciles.

        ¿Existen posibilidades para que el Evangelio no quede confinado al ámbito privado, sino que se convierta en fermento en la cultura?

        —Probablemente el problema no radica en una menor capacidad del cristianismo para influir culturalmente, sino en la incapacidad de advertir cuánto la cultura ya es deudora del cristianismo. Por eso, vive una especie de complejo de inferioridad que lo inhibe.

        Usted ha trabajado largamente en la teología de la familia. ¿De qué modo la familia sigue siendo hoy una “escuela de esperanza”?

        —Hemos aprendido a mirar a los ojos, a sonreír, a caminar, a hablar, a confiar en las personas y en las cosas dentro de la casa de nuestros orígenes. La gramática elemental y el vocabulario básico, incluso de la operación cultural más sofisticada, los hemos aprendido en familia. ¿Qué más se puede añadir?

        Si tuviera que elegir una imagen o un episodio que describa la función de la cultura cristiana para nuestro tiempo, ¿cuál nos regalaría?

        —La semilla que cae en tierra y muere.

        ¿Qué deseo o mensaje le gustaría dirigir, desde su papel, a quienes hoy se dedican al estudio, a la enseñanza o a la investigación, incluso fuera de la Iglesia?

        —El coraje es el comienzo de todo, también de toda investigación. No se sabe de dónde viene, pero siempre inaugura algo nuevo que exige fidelidad.

        Por eso: ¡coraje!

        Ecología integral

        Natalia Peiro: «¿Cómo se van a transmitir los valores cristianos sin salir de la zona de confort?»

        El IX Informe FOESSA muestra una España cada vez más desigual y fragmentada, con una clase media en retroceso y millones de personas en exclusión. Natalia Peiro advierte del auge del individualismo y reclama recuperar los valores del cuidado, la solidaridad y el encuentro.

        Redacción Omnes·6 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

        España vive un proceso de fragmentación social en el que la clase media se contrae y millones de familias caen hacia estratos inferiores, dejando a España con una de las tasas de desigualdad más altas de Europa. Así lo refleja el IX Informe FOESSA sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, presentado por Cáritas y elaborado por un equipo de 140 investigadores de 51 universidades y centros de estudio.

        Según el informe, la exclusión severa afecta ya a 4,3 millones de personas, un 52 % más que en 2007. Los grandes motores de esta fractura son la vivienda y el empleo precario: el 45 % de quienes viven en alquiler están en riesgo de pobreza —la cifra más alta de la UE— y casi la mitad de la población activa sufre algún tipo de inseguridad laboral.

        Otros factores agravan la exclusión, como la educación insuficiente, la salud deteriorada, el aislamiento social o el origen familiar, que multiplica las posibilidades de caer en pobreza. La exclusión, además, golpea especialmente a los hogares encabezados por mujeres y a la infancia, que concentra un tercio de los casos más graves.

        Pese a las dificultades que afrontan a diario los hogares en exclusión severa, tres de cada cuatro activan estrategias de inclusión, es decir, buscan  empleo, se forman, activan redes y ajustan gastos, pero chocan con barreras estructurales,  se topan con dispositivos fragmentados, con recursos escasos y muy poco personalizados. La activación en estos hogares pasó del 68 % en 2021 al 77 % en 2024. Con estos datos Raúl Flores insistió en desmontar el mito de la pasividad de las personas en situación de pobreza y exclusión: «esa idea de que  viven de prestaciones sociales sin buscar soluciones o emprender acciones para su inclusión,  es falsa. Esta realidad demuestra que no fallan las personas, falla el sistema”.

        Una red comunitaria fragmentada

        En la presentación del informe se habló de una sociedad cada vez más individualizada: «El auge del individualismo se refleja también en un cambio paulatino de valores: si hace décadas se priorizaba la igualdad, ahora se antepone a menudo la libertad personal a la igualdad social. Y sobre este individualismo imperante cabalga el persistente mito de la  meritocracia, la idea del ‘hombre hecho a sí mismo’, a pesar de que la evidencia demuestra  que el origen familiar, la herencia y el capital social son decisivos». 

        Raúl Flores apuntó que este individualismo rompe la red comunitaria y nos aísla: «cuando la conciencia del riesgo no genera acción  colectiva, sino repliegue, la esperanza se quiebra, dejando una profunda cicatriz emocional”.

        Ante esta desesperanza, Natalia Peiro apuesta por hacer pedagogía acerca de las relaciones intergeneracionales, las relaciones interculturales, la familia «y esa red de protección que yo creo que muchas veces ha estado atacada pero que en realidad no hemos encontrado otra cosa mejor. El informe demuestra que el cambio de estructura de los hogares favorece un mayor riesgo de exclusión social. Nosotros apostamos por los valores cristianos».

        Los católicos contra el individualismo

        “Creemos que el futuro de la sociedad depende también de lo que vamos haciendo cada uno cada día. Hay una estrategia de destrucción moral que nos impide ponernos en el lugar del otro. Es muy fácil ponerse del lado de los tuyos, pero no del que piensa diferente o del que tiene menos” comenta.

        La secretaria general alertó de la creación de “enemigos ficticios” entre generaciones o colectivos, y advirtió del riesgo de una sociedad “cada vez más elitista y segregada”: “hay mucha parte católica muy elitista que contribuye a ese sálvese quien pueda, porque puede salvarse. Pero los que no pueden hacerlo no pueden quedarse solos. Si seguimos por ese camino, acabaremos vaciando los sistemas públicos y avanzando hacia modelos como los de América Latina, con una sanidad y educación desiguales.”

        Peiro insistió en que la Iglesia y la sociedad deben asumir su parte de responsabilidad, apostando por una convivencia basada en la mezcla, el encuentro y la solidaridad real: “Nos cuesta relacionarnos con personas necesitadas de manera real, no solo ayudarlas sino que formen parte de nuestra vida. El futuro pasa por mezclarnos con personas diferentes, con trayectorias de vida que nos descolocan, pero que nos enriquecen. El encuentro con quienes peor lo pasan siempre te da una perspectiva de la vida mucho mejor.”

        Pese al diagnóstico preocupante, Peiro mantiene la esperanza: “Hay muchísima gente que sigue promoviendo iniciativas de convivencia y ayuda. Mientras haya personas comprometidas, hay esperanza. Podemos cambiar nuestro entorno, y desde ahí transformar el sistema.”

        Evangelización

        Del aborto a la adoración: Mónica dejó que Dios lo hiciera todo

        Tras una juventud marcada por la noche, el descontrol y un aborto, Moni vivió una conversión radical que transformó su herida en misión. Hoy, reza frente a las clínicas de aborto y acompaña a otras mujeres en el proceso de sanación.

        Javier García Herrería·6 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

        Moni es una mujer con una mirada viva. Habla a toda velocidad, como es ella, con esa mezcla de fuerza y ternura que solo da haber pasado por el infierno y haber vuelto. “El ser humano se acostumbra a todo”, dice. “Yo tapé muchas heridas de mi vida con salidas, alcohol y diversión, pero como no hay herida que el Señor no pueda curar aquí estoy ahora, llena de paz gracias a Él”, dice con la experiencia de quien lo ha comprobado.

        Infancia y juventud

        Moni nació en Madrid, en una familia católica “de costumbre, no de práctica”. Fue bautizada y estudió en el Colegio San Ramón y San Antonio, de las Agustinas, “un colegio católico, donde hice la comunión, pero la fe no prendió en mí. Dejé de ir a Misa tras la primera comunión”, recuerda. “No sentía nada. No me sentía parte de ese mundo”. Tenía una hermana gemela, inseparable en la infancia, que siempre mantuvo la fe, pero Moni durante la adolescencia se distanció totalmente de lo espiritual. 

        A los 16 años, Moni conoció al que sería su novio durante más de una década. Pasó unos años de noche y descontrol. “Cogía coches borracha. No me drogaba porque me daba miedo. Hacía mucho daño a los que estaban a mi alrededor. Muchísimo. He dejado heridas a mucha gente”, dice con sinceridad.

        La fuerza que la sostenía era, según ella, pura inconsciencia: “Nunca tuve miedo, ni inseguridades. Era pam, pam. Hasta que todo se derrumbó”, comenta.

        La herida

        Tenía 22 años cuando su vida se quebró del todo. “Fue una noche tras ir a una casa con cuatro chicos después de estar en una discoteca. Apenas recuerdo los detalles de aquella noche, pero al día siguiente -tratando de recomponer los hechos- fui consciente de lo que había sucedido y que había sido abusada”. 

        Semanas después, descubrió que estaba embarazada. “Fui a la clínica Dator, en Madrid. Aborté. Y me fui directa a trabajar”, explica Moni.

        Siguió su vida como si nada hubiera sucedido. No lo compartió con nadie de su familia, aunque poco después vinieron miedos que nunca había tenido (a los ascensores, a conducir…) y ataques de ansiedad. Me volví insegura. Mi hermana me decía: ‘te notamos rara, con miedo’. Yo respondía: ‘no me pasa nada’. Pero sí me pasaba.”

        Aquel aborto fue una grieta que se mantuvo oculta durante años. “Yo creía que lo había solucionado. Pero el cuerpo lo guarda todo.”

        Tocando fondo

        Tras romper con su novio, Moni cayó en el vacío. “Cuando me dejó, creí que me moría. Pero el Señor siempre me cuidó, siempre, aunque yo lógicamente no era consciente y vivía alejada de Él. Así que empecé a jugar al pádel, solo para hacer algo”. El pádel fue, sin saberlo, su primer paso hacia la luz. “Ahí me encontré con gente normal”, dice entre risas. “Gente que hacía planes de tarde, que te valoraban. Me di cuenta de que se podía vivir sin noche.”

        Fue también allí donde conoció a Jordi, un hombre que jugaba en su mismo club. “Me encantó. Pensé: ‘es buenísimo’. Pero en ese momento no era el plan del Señor. Yo no lo sabía aún”.

        Tras unos años de amistad, Jordi se divorció, y comenzaron una relación hasta que en 2015, Moni y Jordi se fueron a vivir juntos. “El primer año fue fenomenal, pero luego fue fatal. Yo quería ser feliz del todo, y veía que no podía. Lo que antes me llenaba, ya no me hacía feliz”.

        Tenían discusiones duras. “Yo le veía enfadado, y pensaba: ´estoy volviendo a hacer daño. Todo lo rompo`. Siempre he pensado que lo que toco lo rompo”. Durante esos años, Moni seguía sin fe, pero la semilla divina empezaba a germinar sin que ella lo notara.

        El día de su conversión

        La búsqueda de felicidad llevó a Moni a un retiro de Cursillos de Cristiandad y el 16 de enero de 2020, “estaba delante del Sagrario. Me puse a llorar sin parar. Solo escuchaba una voz dentro: ‘tranquila, tranquila’. No entendía nada. Pero supe que Dios era real, que estaba ahí.”

        Fue el inicio de su conversión. “Desde ese día el Señor puso orden en mi vida. Me enseña que lo que antes veía normal, ya no lo es. Empecé a obedecerle. Con amor, porque sabía que me quería”.

        Cuando comprendió que su relación con Jordi era incoherente con su fe y no podía seguir igual, dio el paso más difícil: “Le dije que quería vivir como hermanos hasta que él consiguiera la nulidad de su primer matrimonio”. 

        A Jordi le costó, pero lo aceptó. “Menos mal que el Señor le regaló una conversión tan fuerte como la mía y hemos podido vivir así cuatro años, hasta que en 2024 reconocieron la nulidad y pudimos casarnos. Fue durísimo y precioso a la vez”, explica Moni. “Fue como si el Señor me dijera: ves, cuando obedeces, todo se ordena. Y eso lo aprendí ahí, en la obediencia”.

        El Proyecto Raquel 

        Aunque su vida había dado un giro, quedaba una herida sin cerrar: el aborto. En marzo de 2024, Moni comenzó el Proyecto Raquel, un itinerario de sanación para mujeres que han abortado.

        “Fui pensando que ya estaba sanada, pero el Señor quería algo más. Fui con miedo, a regañadientes. Me daba pánico hurgar en heridas del pasado que yo creía superadas. Pero desde la primera sesión sentí mucha paz”.

        “Gracias al Proyecto Raquel he podido tener una relación con mi hijo. Antes era imposible, pero ahora le he puesto nombre, le llamó Maravillas. “Un día entendí que mi bebé era maravilloso, aunque viniera al mundo como vino. Su vida es una maravilla. Por eso se llama así”.

        La última sesión culminó con una Misa ofrecida por su hijo. “Le escribí una carta. Le decía: ‘sé que tu vida va a ser maravillosa en el Cielo’. Y así es. Desde entonces, le rezo. Le hablo. Le pido”.

        Hoy: de la herida a la misión

        Hoy, Moni forma parte de los voluntarios que rezan frente a las clínicas del aborto, incluso frente a la misma Dator donde ella entró con 22 años. “La primera vez que fui lo pasé fatal. Llovía, estaba sola. Un chico me insultó. Me dio miedo. Pero sigo yendo. Porque las veo y me veo”.

        “Lo que más me duele es el Señor. Que le digamos que no a su plan. Que quitemos vidas con esa facilidad. Me duele en primer lugar el pecado, no la gente”. Habla de las mujeres que entran a abortar con la compasión de quien ha estado ahí. “Rezo por ellas y por los novios que las acompañan. Pobres, también engañados. Si supieran…”.

        Y concluye: “No hay mayor mal que quitar la vida a tu propio hijo. Pero tampoco hay herida que el Señor no pueda sanar”. Su historia lo muestra a las claras, sobre todo ahora que está embarazada de seis meses. 

        Evangelio

        Celebrar al obispo de Roma. Dedicación a la basílica de Letrán (C)

        Joseph Evans nos comenta las lecturas de la dedicación a la basílica de Letrán (C) correspondiente al día 9 de noviembre de 2025.

        Joseph Evans·6 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        La unión con el Papa es tan importante que este año la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán tiene prioridad sobre el domingo normal. Porque Nuestro Señor nos dijo “quien a vosotros escucha, a mí me escucha” (Lc 10, 16) y Pedro es, en palabras de santa Catalina de Siena, el “dulce Cristo en la tierra”, el representante de Nuestro Señor. Recordemos que la Basílica de Letrán, y no la Basílica de San Pedro, es la catedral del Papa. Esta última es solo la iglesia personal del Papa, casi como su capilla, ¡por enorme que sea! Así pues, la Basílica de Letrán representa la sede de la autoridad del Papa como obispo de Roma. Cada catedral expresa la autoridad del obispo y en cada diócesis celebramos el aniversario de la dedicación de esa catedral como expresión de nuestra unidad con el obispo. Hoy, en toda la Iglesia, celebramos la dedicación de la Basílica de Letrán como signo de nuestra unión con el Papa que, aunque es pastor universal, es también obispo de Roma.

        La basílica es considerada “Madre y Cabeza de todas las iglesias de Roma y del mundo”, lo que cobra aún más sentido si recordamos que está dedicada a san Juan Bautista y cuenta con un baptisterio enorme, ¡más grande que muchas catedrales! El bautismo fue nuestro nacimiento en Cristo y en la Iglesia, y Juan, por supuesto, fue el gran bautizador que incluso bautizó a Cristo, aunque solo para que Nuestro Señor le concediera su gracia a él y a nosotros. Desde el Bautismo de Cristo en el Jordán, por el poder que Nuestro Señor dio a esas aguas, la gracia divina de alguna manera “fluye” hacia todas las aguas bautismales en todos los lugares y a lo largo del tiempo. Así que la fiesta de hoy nos habla de nuestra unión con el Papa y la Iglesia y de cómo, a través del Bautismo, la Iglesia actúa como una madre para darnos a luz en Cristo.

        Pero las lecturas de hoy nos dan una advertencia. Nunca debemos abusar de los espacios sagrados que Dios nos da para encontrarnos con Él. Unidos a Cristo, que es el verdadero Templo de Dios, el verdadero lugar donde Dios se encuentra con el hombre, nosotros mismos debemos ser templos vivos de Dios (1 Cor 3, 16-17). Dios también utiliza edificios materiales para que podamos tener un lugar físico al que acudir como comunidad, pero esos edificios deben ser siempre casas de oración y nunca reducirse a lugares de trueque y comercio. Jesús no lo tolerará, como muestra el Evangelio de hoy. Quizás podríamos aprovechar también esta fiesta para reflexionar si realmente respetamos nuestras iglesias y las vemos no como meros centros comunitarios, sino como lugares de oración y adoración a Dios.

        Vaticano

        Aliento de León XIV: la Pascua es medicina, curación, y esperanza cada día

        Creer en la Pascua en el camino cotidiano significa revolucionar nuestra vida, ser transformados para transformar el mundo con la fuerza de la esperanza cristiana. El anuncio pascual es medicina y curación, ha dicho el Papa en la Audiencia, en la que ha alentado a “la vocación común a la santidad. Todos estamos llamados a ser santos”.  

        Francisco Otamendi·5 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

        Con su reflexión sobre ‘La Resurrección de Cristo y los retos del mundo actual’, el Papa ha ofrecido en la Audiencia de esta mañana una inyección de optimismo y esperanza. La Pascua es “medicina, curación y da esperanza a la vida cotidiana (Mt 28,18-20)”. 

        Toda su meditación ha girado en torno a esta idea, que tiene mucho que ver con la intención de oración del Papa para noviembre: “Por la prevención del suicidio”, como pueden ver en la información de CNS aquí.

        La Pascua de Jesús es un evento que no pertenece a un pasado lejano, ya sedimentado en la tradición, ha comenzado diciendo el Pontífice, sino que se actualiza cada día. “El mensaje pascual es un ancla segura: el amor ha vencido al pecado para siempre, y la vida triunfa sobre la muerte”, ha alentado a los peregrinos de lengua inglesa. 

        Video con la intención de oración del Papa León XIV para el mes de noviembre de 2025: «Por la prevención del suicidio».

        Misterio pascual, todos los días en la celebración eucarística

        Antes, sus palabras habían sido: “La Iglesia nos enseña a hacer memoria actualizante de la Resurrección todos los años en el domingo de Pascua. y todos los días en la celebración eucarística, durante la que se realiza de modo pleno la promesa del Señor resucitado: ‘Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos’ (Mt 28,20).

        “Por eso, el misterio pascual constituye el eje de la vida del cristiano en torno al cual giran todos los demás eventos”, ha dicho. En sus palabras a los fieles y peregrinos de lengua alemana, les ha exhortado: “Tal como Cristo encargó a los apóstoles, la Iglesia celebra en cada Santa Misa la verdadera actualización de su muerte y resurrección. Aquí se cumple continuamente la promesa de Cristo: ‘Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’ (Mt 28,20)”.

        “La estrella polar”: de la Via Crucis a la Via Lucis

        En Él tenemos la seguridad, ha subrayado el Pontífice, de “poder encontrar siempre la estrella polar hacia la que dirigir nuestra vida de aparente caos, marcada por hechos que, a menudo, nos parecen confusos, inaceptables, incomprensibles: el mal, en sus múltiples facetas; el sufrimiento, la muerte: eventos que nos afectan a todos y cada uno”. 

        Meditando el misterio de la Resurrección, encontramos respuesta a nuestra sed de significado. “Ante nuestra frágil humanidad, el anuncio pascual se hace medicina y curación, alimenta la esperanza frente a los desafíos alarmantes que la vida nos pone delante cada día a nivel personal y planetario. Desde la perspectiva de la Pascua, la Via Crucis se transfigura en Via Lucis”, ha añadido.

        Resurrección: no una idea, una teoría, sino Acontecimiento que fundamenta la fe

        El Papa ha querido señalar que “la Pascua no elimina la cruz, sino que la vence en el duelo prodigioso que ha cambiado la historia humana. También nuestro tiempo, marcado por tantas cruces, invoca el alba de la esperanza pascual”. 

        “La Resurrección de Cristo no es una idea, una teoría, sino el Acontecimiento que fundamenta la fe. Él, el Resucitado, nos lo recuerda siempre mediante el Espíritu Santo, para que podamos ser sus testigos también allí donde la historia humana no ve luz en el horizonte”. 

        La esperanza pascual no defrauda, ha señalado poco después. “Creer verdaderamente en la Pascua a través del camino cotidiano significa revolucionar nuestra vida, ser transformados para transformar el mundo con la fuerza suave y valiente de la esperanza cristiana”. 

        Santa Benedicta de la Cruz y san Francisco de Asís

        En dos momentos de la catequesis, León XIV se ha apoyado en algunos santos. 

        En primer lugar, ha citado a una “gran filósofa del s. XX, Santa Teresa Benedicta de la Cruz -cuyo nombre secular fue Edith Stein-, que tanto profundizó en el misterio de la persona humana, y que nos recuerda este dinamismo de búsqueda constante de la plenitud”.

        Luego ha recordado que de la muerte ‘nullu homo vivente po skampare’ (ningún hombre viviente puede escapar), canta San Francisco de Asís (cfr. Cántico del hermano sol)”. Pero “todo cambia gracias a aquella mañana en la que las mujeres que habían ido al sepulcro para ungir el cuerpo del Señor lo encuentran vacío”. 

        El anuncio pascual es “la noticia más hermosa, alegre y conmovedora que jamás ha resonado en el curso de la historia”, ha dicho. “Es el “Evangelio” por excelencia, que atestigua la victoria del amor sobre el pecado y de la vida sobre la muerte”.

        “Todos estamos llamados a ser santos”

        Antes de dar la bendición, en italiano, el Papa ha exhortado a la comunidad internacional a no olvidar a Myanmar, y ha recordado la reciente festividad de Todos los Santos. Ha reflexionado sobre «la vocación común a la santidad. Todos estamos llamados a ser santos. Os invito, por tanto, a adherirnos cada vez más a Cristo, siguiendo los criterios de autenticidad que los Santos nos han dado como ejemplo”.

        Hechos para lo eterno

        Poco antes, a los fieles de lengua francesa les había recordado el mensaje que está repitiendo estos días, al hilo de la liturgia: “El mes de noviembre no solo nos invita a rezar por nuestros difuntos, sino que también nos recuerda que estamos hechos para lo infinito y lo eterno: es decir, para la vida bienaventurada, única realidad que puede colmar las aspiraciones de nuestro corazón”.

        El autorFrancisco Otamendi

        El abandono de «Los Domingos»

        Todo cristiano tiene su Getsemaní; ese momento en que puede decir, como Cristo, “Hágase tu voluntad”: abandonarse en un Dios que es padre.

        5 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        Una de las escenas más impactantes de la impresionante película de Alauda Ruiz de Azúa, “Los Domingos”,  es cuando la protagonista reza, en una iglesia, la oración del abandono de Charles de Foucauld. No diré más, porque es, sin duda, uno de los puntos de inflexión de una cinta que merece ser vista más de una vez. 

        La escena no es neutra dentro de la cinta. Exige posicionarse: o está pirada, o aquí está Dios.

        La escena requiere una respuesta, y una respuesta que cambia la vida. La de la protagonista y, en cierto también, la del espectador.

        Decir «Hay Dios», es aceptar que ese Dios no somos nosotros, que hay un «otro», un Otro real al que podemos amar de verdad, y darle nuestra vida: la de sangre y sudor, la de risas y en la que te pican los pies.

        “Los Domingos” dibuja la sociedad de hoy tal y como es, con sus luces y su ruido, con sus sombras y oscuridades, con la incomprensión que muestra ante el “silencio”, el ocultamiento libremente escogido. 

        “Los Domingos” habla, así, del abandono filial. Una actitud que hemos olvidado incluso dentro de la propia Iglesia. La película se acerca a la vivencia de la fe, al trato con Dios “como un marido, como un novio”, o sea, real. Y lo hace desde fuera, pero con una delicadeza, dignidad, respeto -y quizás, algo de asombro-, que la dota de completa verosimilitud. 

        Todo cristiano tiene su Getsemaní; ese momento en el que puedes dormirte y esconder la responsabilidad, sacar la espada y atajarla de manera inconsciente e hiriente, o decir, como Cristo, “Hágase tu voluntad”: abandonarse en un Dios que es padre.

        A nuestra sociedad le faltan padres y le sobran “tips”. Hemos confundido el ser adultos con el “tener todo controlado” o que se haga todo “como lo habíamos planificado”.

        La entrega total a Dios, en un convento, en la vida laical, en el matrimonio, es hoy un grito revolucionario que cambia el “¡Hazlo!” por el “¡Hazme!”. Un grito tan fuerte, que no se escucha, pero que tambalea los cimientos de barro resquebrajados, heridos, de una sociedad que anhela descubrir a ese Señor de “Los Domingos”. 

        Oración del abandono de Charles de Foucauld

        Padre mío,
        me abandono a Ti.

        Haz de mí lo que quieras.

        Lo que hagas de mí te lo agradezco,
        estoy dispuesto a todo,
        lo acepto todo.
        Con tal que Tu voluntad se haga en mí
        y en todas tus criaturas,
        no deseo nada más, Dios mío.

        Pongo mi vida en Tus manos.
        Te la doy, Dios mío,
        con todo el amor de mi corazón,
        porque te amo,
        y porque para mí amarte es darme,
        entregarme en Tus manos sin medida,
        con infinita confianza,
        porque Tu eres mi Padre.

        Amén.

        El autorMaria José Atienza

        Directora de Omnes. Licenciada en Comunicación, con más de 15 años de experiencia en comunicación de la Iglesia. Ha colaborado en medios como COPE o RNE.

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        Evangelización

        La autoridad que hace crecer

        El número de la revista Omnes de noviembre tiene un dossier especial sobre artículos sobre el abuso de poder y de conciencia. Ofrecemos aquí uno de esos artículos. 

        Diego Blázquez Bernaldo de Quirós·5 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

        Cuando sor Pilar asumió la dirección de una obra educativa, en la periferia de una gran ciudad, heredó un expediente con polvo y silencios. Había decisiones firmadas sin actas, correos que “no constaban” y una costumbre que todos llamaban “obediencia” pero que, en realidad, sonaba a miedo. La superiora provincial le dio una única instrucción: “Haz que la casa vuelva a oler a Evangelio”. No le pidió heroicidades; le pidió método.

        Ese es el corazón de este artículo: la autoridad en la Iglesia. No se trata de una entelequia piadosa ni un mero organigrama. Es un arte y una disciplina, con finalidades claras y límites precisos. Y, cuando olvida su fin —edificar personas y custodiar un carisma para bien de muchos—, se vuelve caricatura.

        Autoridad, no dominio

        El Evangelio es sencillo y severo: “No ha de ser así entre vosotros”. La autoridad cristiana nace del servicio y, por eso, se somete a su propio fin. El Derecho de la Iglesia, tan poco dado a eslóganes, lo formula con sobria belleza: la potestad se ejerce “en nombre de la Iglesia” y está intrínsecamente limitada por el bien de las personas, el carisma que se sirve y los derechos de los fieles. Eso significa que ningún superior puede mandar lo imposible, lo ilícito o lo que rebasa su competencia. Significa, también, que la obediencia no es ciega, porque la conciencia —bien formada— jamás abdica.

        Lo notable es que, cuando estas ideas se toman en serio, cambia el clima. Las reuniones dejan de ser rituales para convertirse en espacios de discernimiento. La corrección fraterna deja de molestar y se vuelve antídoto contra el autoengaño. La autoridad, entonces, es buena noticia: alguien vela por todos, para que cada uno florezca y la obra no pierda el norte.

        La frontera que protege la libertad

        Si hay un punto donde suele torcerse el rumbo es en la mezcla de fueros. La tradición ha custodiado con celo la distinción entre lo que pertenece al fuero interno -la confesión, la dirección espiritual, el diálogo íntimo con Dios- y lo que pertenece al fuero externo —los hechos, las conductas, las decisiones de gobierno—. Respetar esa frontera no es una manía jurídica: es la barrera de protección de la libertad interior.

        Cuando una superiora o un superior pregunta por “cómo va la oración” para decidir un nombramiento; cuando se solicita “manifestación de conciencia” para evaluar a alguien; cuando se convierte en confesor habitual de quienes debe enviar, corregir o cesar, se ha abierto una rendija por la que, tarde o temprano, entra la manipulación. No siempre hay mala fe; muchas veces hay confusión. Pero el daño es el mismo: la persona deja de distinguir la voz de Dios de la voz del gobierno. Y se rompe, sin ruido, la base de toda madurez cristiana.

        La práctica sana es conocida y exigente: separar roles, poner la mirada en hechos verificables, documentar razones y, cuando haga falta, recurrir a mediadores externos. “No me cuentes cómo disciernes” —decía un superior mayor a sus directores—; “cuéntame cómo trabajas, cómo te relacionas, qué resultados has conseguido con tu equipo. Tu conciencia es tuya; mi deber es gobernar con justicia”.

        Cómo se deteriora una casa… y cómo se vuelve a levantar

        El abuso rara vez irrumpe con estridencia. Suele llegar disfrazado de eficacia. Todo empieza con una excepción: “Para no complicar, firmo yo”. Después, una costumbre: “Las actas sobran, somos familia”. Más tarde, un lenguaje: “Si amas a Dios, harás esto”. Y finalmente, el silencio: nadie pregunta, nadie explica, todos obedecen. La autoridad se vuelve monólogo. El gobierno, opaco. La conciencia, una pieza más en la maquinaria.

        La buena noticia es que la reconstrucción también se hace con cosas pequeñas. Sor Pilar comenzó por la mesa: un Consejo que de verdad aconsejaba. Dossiers circulados con tiempo, preguntas incómodas hechas con respeto, votos donde la norma lo pedía y constancia escrita de por qué se decidía una cosa y no la contraria. El paso siguiente fue devolver a cada ámbito su dignidad: quien acompañaba espiritualmente dejaba de opinar sobre destinos; quien elaboraba el presupuesto presentaba cuentas claras; quien evaluaba lo hacía con criterios publicados. Nadie se sintió vigilado; muchos se sintieron cuidados.

        De pronto sucedió algo hermoso: las hermanas más jóvenes —las que suelen “votar con los pies” cuando detectan incoherencia— empezaron a tomar la palabra. Y los laicos, que en las obras educativas conocen muy bien el sabor de la transparencia, comprendieron que esa casa no temía ser mirada. No fue milagro; fue gobierno.

        Tres convicciones que cambian el tono de todo

        -Primera: el fin no justifica los medios. No hay crecimiento del carisma si para lograrlo se aplasta la libertad o se usa lenguaje espiritual como palanca de poder. Decir “por el bien de la obra” mientras se vulnera un derecho no es celo apostólico; es desorden.

        -Segunda: la participación no es un adorno. Escuchar no siempre obliga, pero casi siempre mejora. La Iglesia ha previsto consejos, consentimientos y consultas por sabiduría milenaria: nadie se gobierna a sí mismo. Y la rendición de cuentas —actas, informes, presupuestos, auditorías proporcionadas— no burocratiza; depura.

        -Tercera: la caridad necesita forma. No basta con “buen espíritu” para evitar el abuso. Hacen falta normas claras, límites de tiempo en los oficios, gestión de conflictos de interés, protocolos ante incidencias con menores o con adultos vulnerables, formación de superiores en liderazgo y en derecho canónico práctico. La caridad, sin forma, se vuelve blanda con los fuertes y dura con los débiles.

        Cuando ya hay herida

        ¿Qué hacer cuando el daño existe y no es hipotético? La respuesta cristiana tiene cuatro tiempos que conviene no confundir. Primero, escuchar con protección a la persona afectada, con apoyos externos al circuito de gobierno, porque la confianza no se decreta. Segundo, detener el daño con medidas prudentes —cautelares, si hace falta— que pongan a salvo a todos. Tercero, averiguar los hechos en fuero externo, sin invadir conciencia ni convertir el proceso en inquisición. Cuarto, hacer justicia con reparación, lo que incluye corregir, sancionar si procede, aprender y cambiar estructuras para no repetir.

        La comunicación es parte de esa justicia. Una comunidad que calla lo esencial y pierde el rumor de la verdad se pudre por dentro. No se trata de exhibicionismo; se trata de no encubrir, de llamar a las cosas por su nombre, de asumir con humildad que el Evangelio no se defiende con secretismos.

        Un lenguaje que educa

        Las palabras hacen mundos. A veces la patología del poder se anuncia en el vocabulario. Cuando “obediencia” se confunde con disponibilidad ilimitada; cuando “discernimiento” quiere decir “adivina lo que el superior desea”; cuando “confianza” significa “no preguntes”, la deformación ya está instalada. 

        Conviene recuperar palabras exactas: obedecer es buscar juntos la voluntad de Dios, con la conciencia despierta; discernir es confrontar razones y signos, no voluntades desnudas; confiar es poder preguntar, incluso disentir, sin miedo a represalias.

        Un gobierno eclesial que se toma en serio estas distinciones no empobrece su vida espiritual: la enriquece. Solo quien es libre puede ofrecerse. Solo quien es escuchado aprende a escuchar. Solo quien rinde cuentas puede mirar de frente.

        La elegancia de lo sencillo

        Al cabo de un año, sor Pilar entregó un informe breve a su provincial. No era un catálogo de victorias. Eran cinco constataciones humildes: que el consejo funcionaba, que las actas contaban una historia coherente, que el presupuesto se entendía, que los acompañamientos espirituales estaban a salvo del gobierno y que los nombramientos ya no dependían de simpatías. “La casa —escribió— huele otra vez a Evangelio”. No porque no hubiera problemas —los había—, sino porque el modo de afrontarlos era evangélico.

        Hay casas donde, al entrar, uno siente que la autoridad es un peso; y casas donde se percibe que es un bien. La diferencia no está en el carácter de los superiores ni en la docilidad natural de las personas. Está en la combinación de una teología sobria del poder con una cultura organizativa clara: participación real, separación de fueros, controles proporcionados, memoria escrita, lenguaje honesto. No exige santidad de portada; exige voluntad sostenida y hábitos sencillos.

        La Iglesia no ha improvisado estas intuiciones. Durante siglos ha aprendido —a veces con lágrimas— que el carisma florece cuando hay reglas que protegen la libertad, y se marchita cuando la autoridad se privatiza. Si necesitamos una imagen para no olvidarlo, que sea la de una mesa bien puesta: documentos a la vista, tiempos para hablar, razones que se ponderan, decisiones que se firman con paz, y un último gesto de gratitud por quienes han aportado su parte. El poder, allí, deja de asustar. Y la obediencia, allí, vuelve a ser palabra hermosa.

        Al final, la prevención de abusos de poder y de conciencia no es un curso ni un protocolo —aunque ambos ayuden—. Es una forma de vida comunitaria en la que cada persona puede decir, sin retórica, “aquí crezco”. Y donde quien gobierna puede rezar, sin autoengaño, “aquí sirvo”. Cuando eso ocurre, la institución se hace creíble, el carisma se vuelve fecundo y el Evangelio, en silencio, convence.

        El autorDiego Blázquez Bernaldo de Quirós

        Consultor de congregaciones religiosas y director de Custodec.

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        Vaticano

        El Vaticano aclara el papel de María en la Salvación

        La Nota Doctrinal "Mater Populi fidelis" precisa el papel de la Virgen María en la salvación y desaconseja el uso de ciertos títulos que generan confusión.

        Redacción Omnes·4 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha publicado hoy la Nota Doctrinal Mater Populi fidelis (“Madre del pueblo fiel”), un documento que aborda con profundidad teológica el sentido y los límites de ciertos títulos marianos, como Corredentora y Mediadora, así como la correcta comprensión de la cooperación de la Virgen María en la obra de la salvación.

        El texto, firmado por el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio, responde a numerosas consultas recibidas durante las últimas décadas sobre la devoción mariana. Su finalidad principal es clarificar el lugar de la Virgen en el misterio de Cristo, único mediador y redentor, y ofrecer criterios seguros frente a interpretaciones o expresiones inadecuadas difundidas incluso en redes sociales.

        María, Madre e intercesora al servicio del único Redentor

        La Nota reafirma la maternidad espiritual de María y su papel singular en la historia de la salvación, pero subraya que su cooperación debe entenderse siempre de modo subordinado a Cristo. “Es siempre inoportuno el uso del título de Corredentora para definir la cooperación de María”, indica el texto, recordando que dicho término puede oscurecer la mediación única de Jesucristo y «puede generar confusión y un desequilibrio en la armonía de verdades de la fe cristiana».

        Asimismo, el documento señala que María no es dispensadora de la gracia divina, sino intercesora y modelo de fe. «Solo Dios puede regalar la gracia y lo hace por medio de la Humanidad de Cristo, ya que ‘la plenitud de gracia de Cristo hombre la tiene como unigénito del Padre'», se lee en uno de los apartados.

        Con un enfoque pastoral y ecuménico, la Nota doctrinal busca valorar la piedad popular mariana, especialmente la de los pobres que “encuentran la ternura y el amor de Dios en el rostro de María”, y al mismo tiempo evitar exageraciones teológicas que desvirtúen el mensaje evangélico.

        El documento incluye un amplio desarrollo bíblico, patrístico y magisterial, y se inscribe en la línea del Concilio Vaticano II, que propone un culto mariano “orientado al centro cristológico de la fe cristiana, de modo que ‘mientras es honrada la Madre, el Hijo sea debidamente conocido, amado, glorificado’. En definitiva, la maternidad de María está subordinada a la elección del Padre, a la obra de Cristo y a la acción del Espíritu Santo».

        “Más que poner límites, Mater Populi fidelis busca acompañar y sostener el amor a María y la confianza en su intercesión materna”, concluye el cardenal Fernández.

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        Mundo

        Trump denuncia la violencia contra los cristianos en Nigeria

        Recientemente Academia Play, un conocido canal de divulgación de YouTube, ha publicado un vídeo explicando el contexto de lo que ocurre en Nigeria y ofreciendo datos sobre el número de cristianos que están siendo masacrados.

        Javier García Herrería·4 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazando a Nigeria con suspender la ayuda estadounidense, e incluso realizar una intervención militar, si el gobierno nigeriano no actúa rápidamente para detener los ataques contra las comunidades cristianas.

        Trump hizo el anuncio el 31 de octubre, afirmando que incluiría a Nigeria en una lista de vigilancia de la libertad religiosa. En una publicación en su red social, Truth Social, Trump escribió: «El cristianismo se enfrenta a una amenaza existencial en Nigeria».

        El presidente culpó directamente a grupos radicales y lanzó una dura advertencia: «Miles de cristianos están siendo asesinados. Los islamistas radicales son responsables de esta matanza», afirmó.

        Trump instó a la acción, señalando: «Cuando los cristianos, o cualquier otro grupo similar, son masacrados como está ocurriendo en Nigeria… ¡hay que hacer algo!». También declaró que Estados Unidos no permanecería inactivo, indicando: «Estados Unidos no puede permanecer impasible mientras se cometen tales atrocidades en Nigeria y en muchos otros países», y añadió: «¡Estamos listos, dispuestos y capacitados para salvar a nuestra gran población cristiana en todo el mundo!».

        La retórica escaló cuando Trump amenazó directamente al gobierno nigeriano. «Si el gobierno nigeriano continúa permitiendo el asesinato de cristianos, Estados Unidos suspenderá de inmediato toda la ayuda y asistencia a Nigeria, y bien podría entrar en ese país ahora deshonrado, ‘con las armas en ristre’, para aniquilar por completo a los terroristas islámicos que están cometiendo estas horribles atrocidades», dijo.

        El presidente advirtió sobre la naturaleza de la posible respuesta militar: «Si atacamos, será rápido, brutal y cruel, ¡igual que como los terroristas atacan a nuestros queridos cristianos! ¡ADVERTENCIA: EL GOBIERNO NIGERIANO DEBE ACTUAR RÁPIDO!», concluyó.

        Contexto de la violencia en Nigeria

        Nigeria, con una población de aproximadamente 237 millones de habitantes, está dividida casi exclusivamente entre musulmanes y cristianos. La violencia contra los cristianos se ha intensificado en los últimos años a manos de grupos extremistas islámicos como Boko Haram; sin embargo, las comunidades musulmanas también se han visto gravemente afectadas por esta violencia. Las disputas entre agricultores y pastores también han provocado violencia y desplazamientos.

        En respuesta a las declaraciones de Trump, el presidente de Nigeria, Bola Ahmed Tinubu, utilizó la plataforma X para defender la postura de su nación: «Nigeria se mantiene firmemente como una democracia gobernada por garantías constitucionales de libertad religiosa».

        Tinubu desestimó la caracterización de Trump, afirmando: «Desde 2023, nuestra administración ha mantenido un diálogo abierto y activo con líderes cristianos y musulmanes, y continúa abordando los desafíos de seguridad que afectan a ciudadanos de todas las religiones y regiones», y añadió que: «La caracterización de Nigeria como un país intolerante en materia religiosa no refleja nuestra realidad nacional, ni tiene en cuenta los esfuerzos constantes y sinceros del gobierno por salvaguardar la libertad de religión y de creencias para todos los nigerianos».

        Un vídeo explicativo

        Recientemente Academia Play, un conocido canal de divulgación de YouTube, ha publicado un vídeo explicando el contexto de lo que ocurre en Nigeria y ofreciendo datos sobre el número de cristianos que están siendo masacrados. 

        Evangelización

        San Carlos Borromeo, cardenal arzobispo con 27 años, impulsor de Trento

        San Carlos Borromeo (1538-1584) fue una de las figuras destacadas de la Reforma católica y del Concilio de Trento, y jugó un papel importante en su aplicación. Austero y piadoso, impulsó la formación de los sacerdotes y fundó seminarios. Falleció a los 46 años.

        Francisco Otamendi·4 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

        Nacido en el castillo de Arona, cerca del lago Mayor, en una familia noble de Lombardía, Carlos Borromeo mostró gran piedad desde joven, y una inclinación por el estudio del derecho y la teología. Tras obtener el doctorado en Derecho canónico y civil en la Universidad de Pavía, su tío, el Papa Pío IV, le nombró cardenal a los 22 años, encargándole importantes responsabilidades en la curia y en la administración de la Iglesia.

        Como cardenal, Borromeo desempeñó un papel decisivo en la conclusión y aplicación del Concilio de Trento (1545-1563). Promovió la formación del clero y la educación cristiana del pueblo. En 1564 fue nombrado arzobispo de Milán, diócesis que no había sido visitada personalmente por sus prelados durante casi ochenta años.

        En Milán, san Carlos se entregó a una profunda renovación pastoral. Fundó el seminario para la formación de sacerdotes, visitó personalmente todas las parroquias de su diócesis –incluso las más apartadas– y reformó las costumbres. Impulsó la catequesis, la música sagrada, el arte religioso y la caridad. Durante la peste de 1576,  destacó por su heroísmo. Permaneció en la ciudad cuando muchos huyeron, y organizó procesiones, oraciones y ayuda para los enfermos y pobres, aun a costa de su propia salud.

        “Las almas se conquistan de rodillas”

        Su vida fue austera y de oración, con entrega pastoral, según sus biógrafos. Al mismo tiempo, según el santoral vaticano, después del cisma provocado por la Reforma luterana, la Iglesia católica se hallaba en un período particularmente crítico. Y el joven arzobispo no tuvo miedo de defender la Iglesia contra la interferencia de los poderosos. 

        Borromeo animó a sacerdotes, religiosos y diáconos a experimentar la fuerza de la oración y de la penitencia, transformando sus vidas en camino de santidad. “Las almas”, repetía a menudo, “se conquistan de rodillas”. Murió el 3 de noviembre de 1584, a los 46 años, exhausto por el trabajo y el ayuno. Fue canonizado en 1610 por el Papa Paulo V. 

        El autorFrancisco Otamendi

        Evangelización

        “No es el papel de la jerarquía entender cómo funciona la economía a nivel técnico”

        En esta conversación, los economistas Philip Booth y André Azevedo, abordan algunos temas sobre la doctrina social de la Iglesia

        Javier García Herrería·4 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

        Con el título “Pensamiento social católico, mercado y políticas públicas. Desafíos del siglo XXI”, los economistas Philip Booth y André Azevedo Alves firman la primera obra de una iniciativa editorial que se propone recuperar y actualizar la riqueza del pensamiento social católico en diálogo con los grandes temas de la economía, la política y la vida pública contemporánea.

        En esta conversación, Booth y Azevedo reflexionan sobre algunos desafíos que enfrenta hoy el pensamiento social católico en un mundo marcado por la incertidumbre económica y cambios culturales significativos.

        ¿La Iglesia, la jerarquía, entienden bien cómo funciona la economía? 

        PHILIP: En cierto sentido, no es función de la jerarquía comprender cómo funciona la economía a nivel técnico. La función de la jerarquía es proporcionar orientación moral y teológica, incluso en cuestiones económicas y sociales. Los documentos de la jerarquía emiten juicios que son contingentes. Los juicios sobre cuestiones económicas y políticas pueden cambiar con el tiempo por todo tipo de razones.

        Y creo que si sucumbimos a la tentación de creer que la jerarquía debe emitir juicios sobre aspectos técnicos de la vida económica,  sería una forma de clericalismo. Que alguien sea clérigo no quiere decir que sepa de todo, mientras que hay otras personas que tienen conocimiento y autoridad en esas áreas. Los católicos en la vida pública tienen que hacer juicios prudenciales informados por consideraciones morales y teológicas sobre temas económicos y políticos.

        ANDRÉ: Creo que agregaría que no solo no debería esperarse que las personas en la jerarquía sean necesariamente expertas en la economía, sino que también creo que la principal preocupación debería ser que no extiendan demasiado sus pronunciamientos sobre la economía.

        Así que creo que es más importante que tener expertos en la jerarquía es tener personas, especialmente en posiciones de poder dentro de la Iglesia, que entiendan el papel y los límites de lo que es o debería ser la Doctrina Social Católica (DSI), y que no se extiendan demasiado en términos de querer tener posiciones muy estrictas sobre temas que pueden ser, y a menudo son, temas en los que los católicos pueden discrepar y seguir siendo buenos católicos. Por ejemplo, por razones prudenciales, se pueden tener opiniones diferentes sobre la aplicación de la teoría económica a cuestiones políticas específicas y está bien estar en desacuerdo

        ¿Podría poner un ejemplo concreto?

        PHILIP: Los impuestos sobre las apuestas están siendo discutidas en el Reino Unido en este momento. La idea es aumentarlos para proporcionar más dinero a las familias pobres. La jerarquía de la Iglesia podría hablar sobre las implicaciones morales del juego (el hecho de que pueda ser ocasión de pecado o ser adictivo, etc.). Pero yo no esperaría que tengan especial experiencia en éste área, por lo que no deben pronunciarse sobre qué impuestos poner exactamente.

        Hay muchas variables en juego. Es muy probable que aumentar los impuestos tenga peores efectos para las familias pobres que para las familias ricas: porque las familias pobres gastarían en proporción más dinero en juego; empeoraría todavía más la posición de los adictos pobres; se podría crear un mercado negro, con efectos devastadores cuando las cosas vayan mal, etc. 

        No hay nada en la formación de los clérigos que les ayude a entender si aumentar los impuestos del juego ayudaría a mejorar el bienestar humano, aunque comprendan perfectamente las implicaciones morales del juego.

        En un contexto de deuda pública elevada y tensiones fiscales, ¿cómo debería interpretarse la solidaridad entre generaciones y entre países a la luz de la DSI?

        PHILIP: Este es un problema muy serio en todo el mundo occidental. Se ha agravado con crisis financieras y el COVID, ya que han incrementado las deudas públicas. 

        Durante 30 o 40 años las poblaciones han decrecido, las tasas de nacimiento están bajas y nuestros sistemas de seguridad social han prometido que todos recibiremos pensiones y asistencia sanitaria financiadas por las generaciones futuras. Esto también es una forma de deuda. Hemos dado promesas a la generación de ancianos que tendrán que ser financiadas por generaciones futuras de jóvenes.

        Durante décadas, muchas personas han denunciado la insostenibilidad del sistema y, como mínimo, ahora podemos decir que hay una transferencia significativa de la generación más joven, que ahora debe tener mayores cargas fiscales y jubilaciones más tardías.

        Es una injusticia. Francisco ha hablado también de la justicia distributiva entre generaciones, hay una sección en Laudato Si que lo aborda.

        ¿Hay algunos países o políticos que sean buenos modelos de la enseñanza social católica?

        (Risas de los entrevistados…) ANDRÉ: Es una pregunta interesante y difícil. Creo que dividiría la respuesta en dos partes, una referida a los aspectos de economía política y otra a las cuestiones bioéticas. Está más en sintonía con la doctrina social católica si tienes un manejo prudente de las finanzas públicas; si no amplías exageradamente la deuda de un país y comprometes a las de futuras generaciones con eso; si tienes en la realidad servicios públicos eficientes. En definitiva un gobierno prudente, modesto, riguroso, etc.

        En este sentido, diría que Milei está más en línea con la doctrina social católica que los gobiernos anteriores en Argentina. Tampoco el actual gobierno español no tendría políticas satisfactorias desde esta perspectiva, pues no cumple con los principios generales del buen gobierno y promueve con más facilidad el bien común.

        ¿Y qué ocurre con las cuestiones que tienen que ver con cuestiones como el aborto o las cuestiones de género?

        ANDRÉ: En torno a estas cuestiones, creo que estamos viviendo momentos interesantes porque durante las últimas décadas gobiernos, tanto de izquierda y como luego de derecha, se han convertido en muy socialmente progresistas. Sin embargo, ahora parece que algunas posturas “intocables” están siendo ahora desafiadas por políticos como Orbán o Meloni. Y esto con independencia de que lo hagan por una cuestión instrumental o por un verdadero compromiso por revertir la agenda progresista. 

        Hay muchas preguntas abiertas, pero creo que ahora estamos en un momento de posible cambio. Lo que suceda dependerá de todos nosotros, pero creo que ha habido un cambio que hace solo 5 o 10 años parecía imposible.

        PHILIP: Trabajo para la Conferencia Episcopal Católica de Inglaterra y Gales, y las cuestiones relacionadas con la vida competen al Departamento de Justicia Social, ya que se consideran la cúspide de las cuestiones de justicia social: sin el derecho a la vida, es obvio que los demás derechos no son exigibles. Y sé, por todo tipo de razones, que el debate sobre el género ha cambiado definitivamente de rumbo en muchos países, algo que ha sido posible gracias a una especie de alianza entre cristianos, científicos y feministas que conocen la diferencia entre un niño y una niña.

        Creo que lo mismo podría ocurrir algún día con el aborto. No sé cuándo, pero podría ocurrir algún día que la gente se dé cuenta de que se trata de una vida y no de una parte del cuerpo de la madre. En el Reino Unido, esto no está en el horizonte, pero puede ocurrir. En cuanto al comportamiento de los políticos, me preocupan los populistas de países como Estados Unidos. Creo que los políticos deberían, en el mejor sentido del término «liberal», debatir de manera liberal, asumiendo lo mejor de sus oponentes, en lugar de intentar difamarlos y detenerlos de formas que no son apropiadas. 

        ¿Cuál es el enfoque de la Iglesia sobre las desigualdades económicas y las obligaciones morales de los ricos?

        PHILIP: Hay desigualdades que surgen de fuentes claramente injustas: corrupción, sobornos, etc. Y ningún Pontífice ha hablado contra eso más fuerte que el Papa Francisco. Creo que eso es muy importante. Es más difícil la cuestión de las personas inmensamente ricas gracias a trabajos legítimos y legales, por ejemplo, desarrollando negocios, siendo exitosos en el deporte o la música. 

        En «Rerum Novarum», el papa León XIII dejó muy claras las obligaciones morales de las personas adineradas, y creo que debemos tener cuidado de no pensar que nuestras obligaciones con los pobres se limitan a pagar nuestros impuestos.

        Y también debemos tener en cuenta que, a pesar de que la globalización ha permitido a algunas personas ser muy ricas —algunas injustamente, pero creo que la mayoría justamente—, la desigualdad en el mundo en general ha disminuido dramáticamente, de una forma que nadie hubiera imaginado en 1970. Y de una manera que nunca ha sucedido en la historia económica del mundo antes.

        Pensamiento social católico, mercado y políticas públicas: Desafíos del siglo XXI

        Autor: Philip Booth y André Azevedo Alves
        Editorial: Eunsa
        Año: 2025
        Número de páginas: 300

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        Cultura

        Matera, el lugar en el que Mel Gibson rodó «La Pasión de Cristo»

        De la historia milenaria y la vida campesina a la gloria cinematográfica: la ciudad de Matera pasó de ser la vergüenza de Italia a Patrimonio de la Humanidad y símbolo de renacimiento cultural.

        Gerardo Ferrara·4 de noviembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

        Es bien sabido que Mel Gibson ha comenzado el rodaje de la secuela de su célebre película «La Pasión de Cristo» (2004), cuyas escenas más impactantes fueron filmadas en Matera, Italia, ciudad famosa por sus Sassi y por su arquitectura y paisajes, que recuerdan profundamente a los del Medio Oriente. «Resurrection» debería estrenarse en 2027 y también será rodada en Italia, especialmente en Matera.

        Siendo yo originario de esta pequeña región del sur de Italia, no puedo sino alegrarme: es una región poco conocida, pero riquísima en historia.

        En mi lugar de nacimiento, Policoro (la antigua Heraclea), en la antigua Magna Grecia, Pirro, rey del Epiro, luchó contra Roma utilizando elefantes de guerra. De allí proviene la famosa expresión “victoria pírrica”: el rey griego ganó, sí, pero con pérdidas tan elevadas que hoy la frase se utiliza para indicar un éxito inútil.

        También en la costa oriental de esta región, en Metaponto, enseñó Pitágoras y fundó su célebre escuela. De Venosa, en cambio, en el noroeste, era originario el poeta latino Horacio. En la Edad Media, la Basilicata fue elegida por Federico II de Suabia para construir allí algunos de sus castillos más famosos.

        Una región no muy grande, y sin embargo tan prestigiosa en la Antigüedad, cayó después durante siglos en el olvido nacional e internacional, hasta que Carlo Levi, escritor italiano judío confinado aquí por Mussolini, describió su realidad campesina en «Cristo se detuvo en Éboli». En aquella época, Matera, con sus Sassi, fue visitada por Levi, pocos años antes de que Palmiro Togliatti, líder del Partido Comunista Italiano, y sobre todo Alcide De Gasperi, presidente del Consejo, denunciaran las condiciones de extrema pobreza y degradación en que vivían los habitantes de Matera, calificándolas de “vergüenza nacional”.

        Una historia milenaria

        Matera está situada a pocas decenas de kilómetros de mi ciudad de origen. Considerada una de las ciudades más antiguas del mundo aún habitadas (la más antigua de Europa), es un lugar donde la historia del hombre se entrelaza continuamente con la cultura y la fe campesinas. Sus célebres Sassi, excavados en la roca calcárea y habitados desde la prehistoria, son hoy reconocidos como un patrimonio arquitectónico único en el mundo. No en vano, en 1993 la UNESCO los proclamó Patrimonio de la Humanidad, y en 2019 Matera fue designada Capital Europea de la Cultura.

        Los asentamientos rupestres de Matera se remontan a más de 9.000 años: primero como cavidades naturales adaptadas por el hombre como refugio, luego convertidas con el paso de los siglos en verdaderas casas, establos y talleres.

        En la Edad Media, la expansión de la ciudad favoreció el desarrollo de una malla urbana en varios niveles: los techos de las casas más bajas se convertían en calles para las de arriba. Cada núcleo tenía su cisterna, su pequeña plaza y su lugar de culto. Por esta razón, en los años 50, Matera fue definida por el célebre arquitecto Le Corbusier como una “ciudad orgánica”: un modelo urbanístico espontáneo que integra al hombre y la naturaleza y responde perfectamente a las necesidades de la comunidad.

        Entre Oriente y Occidente

        Matera es también un cruce de culturas. Durante siglos, el sur de Italia estuvo bajo dominio bizantino (el nombre Basilicata deriva del griego «basilikós», gobernador imperial bizantino), también en el rito, y no faltan huellas de monasterios y topónimos típicamente griegos, incluso en la devoción a los santos.

        Esto ocurrió especialmente tras la llegada, entre los siglos VI y XI, de monjes que huían del Oriente bizantino por las persecuciones iconoclastas. Todo el sur italiano acogió numerosas comunidades de basilianos, seguidores de san Basilio Magno (siglo IV), obispo de Cesarea y padre del monacato oriental. Ellos trajeron el rito griego, que en Matera dejó profundas huellas en los frescos de diversas iglesias rupestres: el Cristo Pantocrátor, la «Theotokos», los santos que bendicen “a la griega”, con dos dedos semiextendidos y tres doblados, símbolo de la Trinidad; mientras que en otras iglesias la iconografía y la bendición son “a la latina”. Hay incluso casos excepcionales, como la iglesia rupestre de Santa Lucía alle Malve, donde conviven figuras de santos que bendicen según ambos ritos: un ecumenismo anticipado.

        En la ciudad se cuentan más de 150 iglesias rupestres distribuidas entre el Sasso Caveoso (la parte más antigua de Matera, excavada completamente en la roca), el Sasso Barisano (la parte algo más reciente y construida) y el altiplano de la Murgia, con su típico paisaje calcáreo de cañones y barrancos.

        Entre las iglesias que no se pueden perder están Santa Maria de Idris, que domina la ciudad desde lo alto; San Pietro Barisano, la más grande; y Santa Lucia alle Malve. Estas iglesias no eran meros lugares de culto, sino centros de vida comunitaria y de formación: sus frescos eran auténticos “catecismos visuales”.

        La vida cotidiana en los Sassi

        Hasta los años 50 del siglo XX, los Sassi estaban habitados por campesinos, artesanos y familias numerosas que compartían espacios reducidos con los animales. Impresiona entrar en estas grutas (hoy de nuevo habitadas o abiertas al turismo) que eran cocinas, establos y talleres, con muebles ingeniosamente diseñados: cajoneras que se transformaban en cunas, utensilios perfectamente adaptados. Era una vida sin duda difícil, pero rica en vínculos vecinales y en un fortísimo tejido social.

        Recuerdo todavía, en mi infancia en los años 80 en un pequeño pueblo del sur, a las mujeres que pasaban los días tejiendo en la puerta de sus casas, mientras nosotros, los niños, nos sentíamos hijos de todos, jugando libremente bajo la vigilancia de cualquier madre o abuela del barrio, que sabía reprender, pero también ofrecer un generoso trozo de pan con aceite y tomate para merendar.

        Nosotros, sin embargo, teníamos casas cómodas y no vivíamos, como los antiguos habitantes de Matera, con los animales y sin agua corriente, electricidad ni servicios básicos.

        Por ello, Carlo Levi y los políticos de la época generaron tanta indignación que, en 1952, se promulgó una ley especial para evacuar los Sassi y trasladar a los habitantes a nuevos barrios populares construidos ex profeso. Miles de familias fueron desplazadas.

        Durante décadas, Matera fue recordada como “la vergüenza de Italia”. Y en efecto, quienes visitaban la ciudad todavía en los años 90 pueden recordar cómo los Sassi se encontraban en ruina y eran peligrosos. Nada que ver con el contexto actual, en el que se han convertido en sets cinematográficos y las personas compiten por alojarse allí incluso por pocos días, gracias a una inmensa obra de restauración y valorización que los ha transformado en viviendas, hoteles difusos y museos.

        Matera en el cine: del Evangelio a la Pasión y a la resurrección de una ciudad

        En las últimas décadas, Matera ha sido elegida por diversos directores para ambientar películas históricas y religiosas. El italiano Pier Paolo Pasolini, por ejemplo, rodó allí en 1964 «El Evangelio según Mateo», una película realista en la que decidió utilizar gente común y rostros campesinos en lugar de actores profesionales. De manera similar actuó Mel Gibson en sus obras. Incluso la película «Nativity» fue rodada parcialmente en esta zona.

        Pero los Sassi no existen aislados: forman parte del paisaje áspero y majestuoso de la Basilicata, descrito y mostrado ya en numerosas películas, novelas y series de televisión en todo el mundo. Para quienes, como yo, han dejado su tierra en busca de nuevas oportunidades, volver a Matera y a la Basilicata significa, además de un viaje al pasado y festines de cocina local, revivir una historia a través de sus piedras y comprender que incluso de ellas pueden renacer la vida y la esperanza, cuando todo parece perdido.