51 razones para rezar el rosario

¿Por qué rezar el rosario? Una oración sencilla y poderosa que vence batallas, fortalece la fe y une a las familias. Tanto es así que el Papa León XIV invita a rezarlo por la paz en este mes de octubre.

1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

León XIV ha hecho un llamamiento para rezar el rosario por la paz a lo largo del mes de octubre que comienza hoy. Solo esta petición del Papa en medio de la atmósfera bélica que respira el mundo en este 2025 debería bastarnos para unirnos a la convocatoria, pero hay muchas más razones. 

La principal es la de su efectividad. ¡Cuántas batallas ha vencido el rezo del rosario! No solo la de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, por la que se conmemora precisamente ese día la Virgen del Rosario y, por extensión, el mes del ídem; sino porque todo el que se haya agarrado a las 50 cuentas en momentos de peligro, prueba o necesidad especial, puede contar seguro varias victorias logradas por esta sencilla oración. Y he aquí otra de sus mayores virtudes: la de la sencillez. Conocido también como “el salterio de los pobres”, el rosario fue en sus inicios una herramienta para facilitar la oración al pueblo iletrado. Mientras que los monjes y monjas recitaban los 150 salmos que componen la liturgia de las horas, la gente sencilla repetía de memoria 50 avemarías por los tres grupos de misterios (gozosos, dolorosos y gloriosos –los luminosos no se añadieron hasta este siglo–), meditando sobre distintos momentos de la vida de Cristo y de la Virgen. El rosario puede rezarse en cualquier lugar; es barato y, si no tienes uno, puedes servirte de tus 10 dedos a modo de cuentas; hay modelos para todos los gustos y de todos los tamaños; es discreto si deseas pasar desapercibido mientras lo rezas, pero llamativo en momentos en los que puede interesar mostrarlo, se adapta muy bien al tiempo del que dispongamos; la estructura es fácil de memorizar y, para los más torpes, hay apps y vídeos en Youtube para guiarnos.

Junto a estas primeras diez razones prácticas, encontramos también poderosas razones espirituales, como el hecho de que su ejercicio nos ayuda a entrar en la presencia de Dios, nos sumerge en la contemplación de la vida de Jesús; nos invita a imitar las virtudes de María; nos aumenta la fe; nos conduce a la paz de espíritu; fortalece nuestra esperanza; nos acompaña en el discernimiento de la voluntad de Dios; nos acerca a los sacramentos; nos mueve a la caridad y nos impulsa a caminar por el buen camino. 

Rezando el rosario cumplimos el mandato del Señor de “Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil» (Mt 26, 41); también el de «Vosotros orad así…» (Mt 6, 9) porque recitamos varias veces el Padrenuestro; y, por su repetición diaria, el de San Pablo de “Sed constantes en orar” (1 Ts 5, 17). También es un acercamiento a la Sagrada Escritura pues cada misterio es un pequeño Evangelio; y hasta nos sirve para meditar en dogmas marianos como el de la Asunción.

Son muchos los beneficios espirituales y hasta físicos que aporta el rezo del rosario. Es un arma contra las tentaciones, aleja la influencia del mal, es una defensa en momentos de crisis espiritual, María promete protección y gracias hacia quien lo reza y, en varias apariciones –como en Lourdes y Fátima–, la Virgen nos lo recomienda para superar las divisiones y las discordias. Pararse a rezar el rosario en nuestro mundo donde todo es urgente, nos ayuda a vencer el estrés, nos entrena para la paciencia y la perseverancia, es remedio contra la tristeza, une a la familia que lo reza en común y pone en sintonía a la comunidad, parroquia o movimiento que se reúne para recitarlo juntos.

Pero repetir las 50 avemarías mientras meditamos la Palabra de Dios no es un acto egoísta sino todo lo contrario, nos lleva al amor a los hermanos. Rezando el rosario nos acordamos de los que sufren, pedimos por quienes no conocen a Dios, rogamos por la conversión de los pecadores, nos unimos espiritualmente a la Iglesia orante del cielo y de la tierra, y nos ayuda a reconocer nuestras faltas cuando hemos fallado al prójimo. 

Si lo rezamos con los niños, es un hábito que los ayuda a crecer en la fe y les da confianza, al saber que sus padres se apoyan en alguien aún mayor. Los pequeños descubren que se puede estar en calma y sin pantallas un rato al día, les da cultura bíblica y les hace sentirse partícipes, como uno más, en la oración comunitaria pudiendo incluso dirigir ellos su rezo.

Finalmente, rezar el rosario es como pregustar el cielo donde estaremos, junto a todos nuestros seres queridos y en compañía de Jesús y María, en presencia de Dios. Además, se puede ofrecer por las almas del purgatorio y por aquellos seres queridos o amigos que nos hayan pedido oración por alguna causa concreta. Introducir su rezo en nuestra rutina diaria nos permite un momento de contemplación y descanso en medio de las tareas para centrarnos en lo importante y, para mí, de las cosas más gratificantes, es que te llena de alegría y sosiego interior. 

Si a estas 50 ideas le añadimos, de nuevo, la de que es una petición especial con la que el Papa ha querido continuar la tradición de sus predecesores pidiendo la intercesión de la Virgen para lograr el don de la paz, hacemos las inexcusables 51 razones para rezar el rosario, ¿le parecen pocas? ¡Ave María Purísima!

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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Evangelización

Karl Rahner explica el sentido de la Visita al Santísimo

En julio de 1966, el alemán Karl Rahner (1904- 1984), uno de los teólogos más importantes del siglo XX, colaboró con la revista Palabra (11) publicando un artículo sobre la “visita” al Santísimo. Publicamos el artículo con motivo del 60 aniversario de Omnes.

Karl Rahner·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 12 minutos

Sería necesario comenzar, puestos a tratar tal materia, por un conjunto de generalidades sobre la meditación, el recogimiento, el silencio, la oración, la piedad privada. No podemos aquí hacer otra cosa sino suponerlas ya conocidas. Pero es probable que las cuestiones y dificultades planteadas a propósito de la «visita» al Santísimo —es decir, de la plegaria ante el sacramento de la Eucaristía conservado en el tabernáculo— tengan de hecho, frecuentemente, un objeto más general: la oración contemplativa privada y de una cierta duración; y en cuanto a las objeciones hechas contra la «visita» , ¿no serán a menudo una especie de motivaciones intelectuales alegadas de golpe para sustraerse a las exigencias de la actitud contemplativa? Por otra parte, ¿conocéis a muchas personas que se den generosamente a la meditación y que, a la vez, experimenten dificultades ante la «visita»? Se debería en todo caso invitar a aquellos que se declaran contra la «visita» a examinar mejor su actitud y a preguntarse si sus objeciones no traducen en realidad la reacción del hombre que, comido por sus ocupaciones, trata sin cesar de sustraerse a la mirada de Dios. huyendo del recogimiento por ser incapaz de soportar esta paz de Dios que juzga y que purifica. 

La «visita» en la tradición de la Iglesia

Los que atacan el sentido de la «visita» deben saber la extrema fragilidad de las teorías que se suelen alegar a este propósito apoyándose en la historia de los dogmas y de la piedad. En efecto, esas teorías cometen el error de dar con frecuencia a unos hechos exactos una interpretación errónea. Que no vayan, pues, a invocarlas para rechazar la doctrina del Concilio de Trento, o simplemente para no hacer caso de ella en la práctica. 

1. La doctrina del Concilio de Trento 

Según este Concilio, es una verdadera herejía, una herejía declarada, negar, en la teoría o en la práctica, el deber de rodear a Jesucristo, en el Sacramento del Altar, de un culto de adoración que revista una forma externa; o negar la legitimidad de una fiesta especial en honor de Jesús Sacramentado, de las procesiones eucarísticas, de las «exposiciones» , de la santa Reserva (Cfr. Denz, 878, 879, 888, 889). Tales textos dogmáticos dejan evidentemente en la sombra numerosas cuestiones: ¿cuál es la significación intrínseca de todas estas cosas? ¿Cómo se articula este culto eucarístico de adoración y la práctica de la santa Reserva en el conjunto de la vida cristiana y de la acción litúrgica? Es evidente que hubo en el curso de la historia de la Iglesia unas épocas y unas expresiones de la piedad cristiana que, como se ha dicho con humor mordaz, han podido dar la impresión de que la misa matutina no servía sino para consagrar la hostia destinada a la exposición vespertina del Santísimo Sacramento. Por su parte, la Iglesia oficial no ha intervenido con la suficiente energía, lo que ha traído como resultado verdaderas distorsiones en el sentido eucarístico. Pero esto no toca el fondo de la cuestión. 

2. Una tradición milenaria 

El motivo principal de la santa Reserva es la comunión de los enfermos. La definición del Concilio de Trento, lo mismo que una práctica varias veces secular, unánime, fructuosa, participada por los santos más esclarecidos, no deja ninguna duda sobre el valor específico y global de la devoción al Santo Sacramento fuera (si se puede hablar así) del Sacrificio, lo mismo si se trata de ejercicios de piedad personal o de ciertas formas públicas y comunes, tales como las «visitas» y las «exposiciones». Esos ejercicios son la manifestación de una fe auténticamente cristiana. Al decir esto, no pretendemos ser los defensores de cualquier iniciativa en este campo: ni de la exposición del Santísimo Sacramento durante la Misa, ni del gusto de las exposiciones «por el placer de ver la hostia», que conducen a la multiplicación indiscreta de esta práctica, etc. 

3. El ideal del retorno a la antigüedad 

Yo querría subrayar también la vanidad de un argumento a menudo alegado contra la devoción eucarística fuera de la misa: el hecho de que esa devoción no siempre ha existido en la Iglesia.

Esto sería empobrecer sensiblemente el patrimonio de la piedad católica, ceder a un falso romanticismo, volviéndose constantemente hacia la práctica de la Iglesia de las primeras edades y negando el carácter evolutivo de la piedad en el curso de la Historia. Porque el cristianismo se desarrolla en la Historia. Y una práctica milenaria que no tiene en su haber la historia de los mil primeros años tiene, sin embargo, su perfecto derecho de ciudadanía en la Iglesia. Si se quiere erigir la práctica de los primeros siglos en regla absoluta de la piedad, entonces que se sea lógico y que se aplique a todo tipo de cosas: al ayuno, a la estima universal con que se rodeaba la virginidad hasta el punto de despreciar el matrimonio, a la duración (que nosotros consideramos hoy excesiva) de los Oficios, al pesado aparato de prácticas de la vida monástica, etc. Pero los criterios de autenticidad cristiana no debemos ir a buscarlos en otro lugar, sino en el Espíritu de la Iglesia, de la Iglesia de todos los tiempos, en una humilde reflexión sobre las estructuras fundamentales de la realidad cristiana.

Ahora bien, éstas tienen como característica estar siempre ahí, y la Iglesia, estar ahí para atestiguarlas. Lo cual no quiere decir que las consecuencias a las que esas estructuras fundamentales conducen no tengan ellas por su parte una historia, y que en el plano teórico, lo mismo que en el plano práctico, alcancen en todas las épocas el mismo grado de explicitación; lo que no impide que, a partir del momento en que esas consecuencias afloran netamente a la conciencia de la Iglesia, constituyan un aspecto esencial de su existencia. Es dar prueba de una falta notable de sentido histórico (¡como si se pudiese dar marcha atrás en el curso de la historia!) pretender, en el nombre de una cierta «pureza», que las realidades eclesiales vuelvan a sus formas primitivas cuando han alcanzado cierto grado de desarrollo. Es necesario decir más bien que, en la Iglesia, como en la vida del individuo, existe un devenir y que este devenir goza de un derecho de posesión. Y esto no vale solamente para las verdades de carácter teórico.

Si se está de acuerdo sobre estos principios generales de apreciación en lo que se refiere al desarrollo y al uso de las «cosas de Iglesia», y si se tiene en cuenta el carácter universal, pode-roso, duradero y netamente manifestado de las aprobaciones y de los estímulos apremiantes que la piedad eucarística extraoficial ha recibido por parte de la Iglesia, de la negativa de ésta a abandonar la práctica de la Santa Reserva, de la doctrina que la Iglesia profesa sobre el carácter latréutico de la devoción al Santo Sacramento, etcétera, sería insensato predecir la desaparición de tal culto; lo que no quiere decir que no pueda experimentar en el futuro ciertas vicisitudes. En este sentido, la encíclica Mediator Dei, no contenta de preconizar la adoración de la Eucaristía, se constituye en promotora de las «piadosas y cotidianas visitas al Tabernáculo». El Derecho Canónico recomienda también la «visita al Santísimo Sacramento» (Canon 125,2; canon 1.273) y quiere que la «visita» forme parte de la enseñanza religiosa dada a todos los fieles (Cfr. igualmente los cánones 1.265-1.275, que tratan de la reserva y del culto de la Sagrada Eucaristía: es incluso un deber para numerosas iglesias conservar el Santísimo Sacramento).

Legitimidad de la «visita»

Pero vengamos ahora a los argumentos intrínsecos. ¿Cuál es el sentido y cuál debe ser el contenido de las «visitas»? Nos parece que no se debería, como se ha hecho ordinariamente, ligarlas exclusivamente a la presencia real de Cristo y a la adoración que ella merece como tal. Puede uno preguntarse, en efecto, si este fundamento tradicional, justo en sí, pero un tanto formal, es psicológicamente lo suficientemente fuerte para eliminar las resistencias que se oponen hoy a la práctica en cuestión. Se hace necesario desarrollar las verdaderas implicaciones. 

1. Una objeción: La Eucaristía es esencialmente alimento 

He aquí la dificultad fundamental que se alega en nombre de la teología. Es cierto que Cristo esta realmente presente en el Santísimo Sacramento. Pero ¿por qué una tal presencia? ¿Por el placer de estar entre nosotros? ¿Para ser adorado y honrado en razón de esta presencia, para sentarse en un trono y conceder unas audiencias? Lo mismo si se responde afirmativamente o si, como indica la teología dogmática, uno se contenta con decir que ahí no hay sino una motivación válida entre otras, será lo mejor acudir ante todo a la enseñanza del Concilio de Trento (Denzinger 878): el Sacramento de la Eucaristía ha sido instituido por Cristo, se nos dice, «ut sumatur» (para ser tomado como alimento). La estructura fundamental de la Eucaristía consiste en su carácter de comida, en su relación al uso a que está destinada. Esta es la verdad de fondo de toda nuestra reflexión.

No vayamos a olvidar esto. No vayamos, en consecuencia, por nuestra práctica o nuestra «sensibilidad» eucarísticas, a levantar entre nosotros y los protestantes (que parten siempre de esta verdad en su teoría y su práctica de la Cena) un obstáculo desprovisto de toda fundamentación. Para el teólogo, el alfa y la omega de toda la teología dogmática es la palabra del Evangelio: «Tomad y comed, éste es mi Cuerpo», y no una proposición de este estilo: «Cristo está aquí presente.» Betz tiene, por tanto, razón al decir que la división tripartita del tratado de la Eucaristía, que comienza por la cuestión de la presencia real y sólo después aborda el tema de la comunión y del sacrificio, crea un malestar y constituye un desenfoque.

La reflexión teológica destinada a esclarecer el problema de la «visita» debe apoyarse también sobre el principio fundamental enunciado por el Concilio de Trento: «La Eucaristía ha sido instituida para ser tomada como alimento» (Denzinger, 878). Este principio implica ciertamente la presencia real de Cristo, porque el alimento ofrecido no es otro sino su Cuerpo y su Sangre. Pero desborda esta simple afirmación, porque nos presenta el don que se nos hace como estando destinado a ser tomado a modo de alimento. Es preciso, por tanto, utilizarlo aquí con toda la amplitud de su contenido.

Siendo esto así, se ve en seguida qué es lo que da pie a la objeción. Es evidente, se dirá, que Cristo merece la adoración cuando «se hace uso de Él», porque está presente cuando se nos da como alimento de la vida eterna. Pero ¿cómo, a partir de este principio base, justificar un culto fuera de tal presencia, un culto que no se confunde con la adoración del Señor necesariamente concomitante a la recepción de su Cuerpo, un culto que se sitúa fuera de una tal recepción e independientemente de ella? Esta es la posición protestante: ellos se resisten a hacer aquí un uso formal de la lógica, y no se creen autorizados por la Escritura a extender hasta ahí el culto eucarístico.

Subrayemos que el Concilio de Trento justifica la Santa Reserva por la necesidad de poder dar la comunión a los enfermos. No invoca ninguna otra razón, y en este punto recoge los datos de la Historia: es, en efecto, la necesidad (o la legitimidad) de recibir la comunión fuera de la Misa la que ha motivado ante todo la Santa Reserva y no la necesidad de tener cerca de nosotros a Jesús, «dulce solitario del Tabernáculo». El Concilio considera, pues, la Santa Reserva en relación esencial con la recepción del sacramento, y, al hacer esto, explica la práctica de la Santa Reserva en la línea del principio fundamental evocado más arriba (Denzinger, 879, 889). 

2. Respuesta de la Escritura 

Nos apoyamos aquí únicamente sobre la Biblia, sobre los datos bíblicos más originales.

Comenzaremos por decir que una exégesis rigurosa ve en el Cuerpo y en la Sangre la Persona del Señor todo entero. El Cuerpo y la Sangre designan aquí la Persona de Jesús en tanto que encarnada, su «Yo» en su constitución física, este ser viviente que se ha «ligado» a la sangre para cumplir su papel de servidor de Dios estableciendo la Nueva Alianza en su Sangre. Es, por tanto, Él mismo quien se da en alimento. Pero entonces no se trata solamente, en el lenguaje neotestamentario, del Cuerpo y de la Sangre de Jesús en el sentido que el lenguaje moderno atribuye a estas palabras (aunque una especulación teológica y la noción de «concomitancia» (Denzinger, 876) permitan extender legítimamente el sentido de las palabras concretas de Jesús y designar con ellas la presencia de toda su Persona en el sacramento). La verdad es muy distinta. Lo que Cristo nos da, si uno se atiene a sus palabras expresas interpretadas directamente según la significación que ellas tienen en el lenguaje arameo, es El Mismo: ¿no vemos, por otra parte, que San Juan (6,57) emplea la primera persona del pronombre personal en el lugar de la carne y de la sangre? Es, por tanto, Él mismo todo entero que se nos da verdaderamente en alimento. También la adoración es aquí plenamente legítima, porque es a Él a quien se dirige, y no a un alimento que se compondría de «elementos» . La antigüedad cristiana ha podido tener hacia la Eucaristía un comportamiento «cosista». Pero tal actitud no sabría de ningún modo presentarse como la interpretación exacta y exhaustiva del dato bíblico. Por el contrario, el sentimiento que se tuvo en la Edad Media de encontrar en la Eucaristía a la Persona encarnada de Jesús está completamente en el espíritu de la Biblia. He aquí por qué es completamente legítimo invocar la Sagrada Escritura para legitimar todos los actos por los cuales se quiere testimoniar a alguien la consideración debida a su naturaleza; y se trata aquí de la Persona de Jesús! 

Demos ahora un paso más. El lenguaje de la Escritura es tan claro como simple: si el Señor, con su realidad corporal y su potencia creadora de salvación y de la Nueva Alianza, está allí como alimento, lo está como alimento «ofrecido para nuestro uso», y no como alimento que se ha tomado ya. Una frase como ésta: «Cristo está allí como alimento» no puede significar, en el lenguaje de la Biblia, que estaría presente en el momento en que se le toma como alimento, sino más bien presente para ser tomado como alimento. El uso del sacramento supone el realismo de su contenido, éste no es la consecuencia de aquél: sobre este punto los luteranos están de acuerdo con los católicos; en contra, los protestantes reformados.

Si esto se comprende, no hay dificultad insuperable para admitir la proposición siguiente: en tanto que el alimento está ahí destinado a ser tomado, el Señor está ahí para ser recibido por nosotros; y en tanto que está ahí, ¿cómo no podríamos y deberíamos venir a El como al Señor que se ha entregado por nosotros y que quiere entregarse a nosotros?

Es necesario decir aquí sin temor que la cristiandad, desde los tiempos más antiguos, ha desarrollado pacíficamente la idea de que el alimento sacramental, a semejanza de las comidas ordinarias, no pierde su carácter de alimento por el hecho de que crezca el intervalo de tiempo que separa las palabras consagratorias del momento en que se le va a recibir. ¿No vemos esto en la misma Misa? Porque también en la misa transcurre un cierto espacio de tiempo entre la consagración de las especies eucarísticas y su recepción. Esto mismo sucedió en la Cena, entre el momento en que Jesús pronuncia las palabras sagradas presentando a sus apóstoles el pan y el vino y el momento en que éstos abrieron la boca para recibirlo. En tanto que, según la estimación corriente de los hombres, el pan permanece pan, es decir, algo que ha sido hecho para ser comido (estamos en presencia de un concepto esencialmente humano y no ante un simple objeto químico), Cristo está ahí presente, Cristo que se ofrece a sí mismo en alimento, con todo lo que esto implica como actitud correspondiente por parte del hombre llamado a recibirle. Y he ahí lo que legitima el culto de adoración hacia la Eucaristía.

Pero la inversa es igualmente verdadera: la adoración de Cristo en la Eucaristía no alcanza plenamente el objeto del culto sino cuando el Señor es allí adorado como aquel que se ofrece a nosotros en alimento, como el «servidor de Dios» que ha tomado un cuerpo y que está ahí corporalmente presente, que ha fundado en su Sangre la nueva y eterna Alianza y que quiere, al darnos este pan en alimento, darse a nosotros y darnos, para que llegue a ser nuestra, la salvación que es Él Mismo, con todo su peso de realidad y su carácter definitivo. Comprendida así, la presencia de Cristo, dondequiera que se encuentre realizada, es, bajo las especies sensibles, la presencia misma de nuestra salvación: una presencia que rememora el acto sacrificial y sacramental al cual debe su origen, una presencia que es preludio a la recepción de la Eucaristía, ese acto por el cual esta salvación se hará plena y sacramentalmente nuestro bien propio.

Es superfluo, pensamos, plantear la cuestión de saber qué hostia adoro yo aquí o allí. La teología no tiene nada que ver con ello. Lo esencial es que Cristo está allí y que yo he sido invitado a recibirle cada vez que abro mi boca para tomar una hostia consagrada, cualquiera que sea en concreto.

3. Dos aspectos del Santo Sacramento

Así llegamos a determinar, a la vez que su contenido, el sentido exacto de la «visita». La «visita» -también ella- pone al hombre en presencia del signo objetivo y sacramental de la muerte ofrecida por Jesús en sacrificio para nuestra salvación; es la continuación de la misa en el plano interior y personal y «engancha» por decirlo así, la próxima comunión. Es necesario, por tanto, decir de la «visita» todo lo que habría de ser dicho a propósito de la acción de gracias y todo lo que es, en el sentido propio de la palabra, preparación a la comunión. Ambas prácticas son, en efecto, perfectamente legítimas, porque nos encontramos ante el signo objetivo de lo que es, simultáneamente, el fundamento de nuestra salvación y el medio de apropiárnosla: ante el Cuerpo y la Sangre del Señor, ante el Señor presente con la realidad concreta de su Cuerpo que quiere darnos en alimento sacrificial de una manera propia a cada uno.

El Señor «conservado» en las especies sacramentales lo está bajo un doble título: como el Señor que se ha ofrecido en sacrificio en la Santa Misa y como el Señor que quiere dársenos en alimento. Bajo esta misma perspectiva es preciso concebir la adoración del Santísimo Sacramento así «conservado»; de lo contrario, ésta perdería su sentido a los ojos del hombre, sería como un extraño sucedáneo de la adoración que se debe a Dios por su presencia universal, no sería sino una manera, cuyo sentido permanece incierto, de actualizar nuestra unión sobrenatural con Cristo que, por otra parte, siempre y en todo lugar es posible. En efecto, si Dios nos ha dado la presencia eucarística y nos ha garantizado su importancia, si esa presencia no es una innecesaria duplicidad de la presencia universal y de nuestra unión con Cristo, es porque ella nos da al Señor en cuanto que se ofrece en el sacrificio de la cruz y que, en la misa (y en el alimento que tenemos como consecuencia), se hace presente como tal y como tal se ofrece para llegar a ser nuestro alimento.

4. La Eucaristía, signo sacramental de la unión de la Iglesia

Podríamos también recordar, cuando estamos delante del Santísimo Sacramento, que Él representa igualmente el signo sacramental de la unidad de la Iglesia. Como dice el Concilio dé Trento, es «símbolo de la unidad y caridad por las cuales Cristo ha querido que todos sus fieles estuvieran unidos entre sí» (Denz 873 a); es el «símbolo de este Cuerpo único del cual Él mismo es la cabeza» (Denz.. 875).

En la visita al Santísimo Sacramento estamos, pues, ante Cristo en tanto que unidad de la Iglesia, ante el misterio mismo de la Iglesia, ante la manifestación más santa de esta Iglesia que es, bajo su aspecto visible, la forma histórica y sensible de la salvación que Dios opera en nosotros. Puede así comprenderse hasta qué punto la «devoción al Tabernáculo» más personal, lejos de ser el signo de un individualismo religioso, constituye, si adopta una expresión conveniente, un medio de manifestar la pertenencia a la Iglesia y el consiguiente sentido de responsabilidad, así como la ocasión de orar por la Iglesia. Es aquí donde podría hablarse, en un sentido muy auténtico y muy profundo, de un apostolado de la oración…

El autorKarl Rahner

Sacerdote jesuita y teólogo alemán (1904-1984), considerado uno de los más influyentes del siglo XX.

América Latina

María Inés Castellaro (CLAR): “Nuestro objetivo es volver a vivir con sentido desde lo esencial”

María Inés Castellaro es una religiosa argentina que ocupa un cargo de liderazgo en la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR). Desde ahí impulsa la reflexión y acción de comunidades religiosas en temas sociales, educativos y espirituales en América Latina y el Caribe.

Javier García Herrería·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

En mayo de 2025, la Hermana María Inés Castellaro, de las Hermanas de la Virgen Niña (HVN), fue elegida Secretaria General de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) durante la XXII Asamblea General celebrada en Quito, Ecuador. Su misión: fortalecer la Vida Consagrada en América Latina y el Caribe en un contexto marcado por múltiples desafíos sociales y eclesiales. Conversamos con ella sobre las prioridades de la CLAR en este nuevo trienio y los retos que afronta la vida religiosa en la región.

Hermana María Inés, ¿cuáles son las prioridades de la CLAR para este trienio?

Este trienio lo hemos enfocado inspirándonos en la escena bíblica del encuentro de Nicodemo con Jesús, pues es una llamada a la transformación. Se trata de “nacer de nuevo”: volver al primer amor con Cristo, reencontrarnos con nuestra vocación para re-apasionarnos por nuestros hermanos.

Desde allí queremos renovar vínculos, comunidades y estructuras que a veces dicen poco hoy día. También se trata de reconocer y abrazar nuestras fragilidades y vulnerabilidades como un espacio donde el Espíritu puede abrir un amanecer nuevo para la vida consagrada.

¿Y qué particularidades tiene la vida religiosa en América Latina en comparación con otras regiones?

Yo diría que aquí hay una gran fuerza en torno a las familias carismáticas, es decir, los laicos que, sin sustituirnos, comparten nuestra espiritualidad y carisma. La misión no es suplir la ausencia de religiosos, sino acompañar a los laicos en el camino de descubrir la riqueza de su vocación bautismal.

En América Latina venimos desde haces muchos años recorriendo un caminar juntas y juntos, que hoy continúa, marcadas por la Asamblea Eclesial, la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) y las relaciones con el CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño) y otras instituciones.

Concretamente, ¿qué papel tienen las mujeres en la vida religiosa latinoamericana?

En muchísimas comunidades son las mujeres son las que sostienen el ministerio de la palabra, el servicio, la escucha, a veces recorriendo largas distancias, navegando ríos, llegando a lugares donde nadie más llega. El desafío es seguir dando un lugar real a esa voz y esa presencia femenina, que ya es protagonista en muchas realidades eclesiales.

La región enfrenta desigualdad, violencia y en algunos lugares, asedio a la Iglesia. ¿Cómo impacta esto en la vida religiosa?

La vida consagrada está llamada a estar en las periferias, en las márgenes, allí donde se sufren situaciones difíciles, incluso persecución. Los y las mártires que hay en algunas regiones nos recuerdan que estamos llamados a dar un testimonio radical, a anunciar, denunciar y renunciar a lo que no es evangélico en contextos hostiles. Nuestro lugar está siempre al lado de los más pobres y vulnerables, acompañando y buscando caminos de reconciliación y justicia.

¿Qué papel desempeña la vida religiosa en la inmigración?

Estamos ahí, junto a los migrantes, acompañándolos en su dolor y ayudándolos a nacer de nuevo en tierras nuevas. Queremos que sean reconocidos en su dignidad, especialmente en el trabajo, donde tantas veces sufren explotación. En este campo  trabajamos en redes intercongregacionales: la misión se hace uniendo fuerzas.

Me llama particularmente la atención el trabajo en red que está realizando la CLAR: con la Red Eclesial Panamazónica, con la Conferencia Eclesial de la Amazonía, con redes contra la trata de personas, con iniciativas intercongregacionales. No somos una confederación cerrada en sí misma, sino parte de un tejido vivo de Iglesia que busca transformarse y caminar en sinodalidad. Esa colaboración es un signo de esperanza para el futuro.

Las vocaciones están disminuyendo. ¿Cómo mira la CLAR este panorama?

No lo vemos solo en términos numéricos. Es importante el testimonio y la calidad de vida fraterna, de los vínculos entretejidos en las comunidades. Sí, somos menos y envejecemos como comunidades, pero el Señor sigue llamando. Necesitamos salir al encuentro de los jóvenes donde están, abrir nuestras casas y acompañarlos en sus búsquedas. También aquí entra la riqueza de las familias carismáticas: laicos que comparten nuestra espiritualidad y misión.

Los jóvenes tienen sed de sentido, pero muchas veces no encuentran en la Iglesia un espacio de acogida. Necesitamos renovar nuestras estructuras comunitarias para que sean más fraternas, abiertas y hospitalarias.

Una vida consagrada que ofrezca hogar y comunidad puede resultar muy significativa para ellos y hacerlo realidad es nuestro desafío. Estamos todas y todos a «nacer de nuevo», a reemprender caminos para la renovación, la transformación y el cambio. Superar los miedos, desaprender las formas viejas y antievangélicas y abrirnos a la novedad de lo que genera vida, autenticidad, esperanza, alegría, con la certeza que la divina «Ruah» nos impulsa por estos caminos.

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Enseñanzas del Papa

La Pascua de Jesús, viva de esperanza

Dentro de la catequesis que está teniendo lugar durante el Año Jubilar 2025, cuyo título es Jesucristo nuestra esperanza, León XIV ha dedicado las últimas semanas a la Pascua de Jesús. Es decir, a los acontecimientos que tuvieron lugar en torno a su pasión, muerte y resurrección.

Ramiro Pellitero·1 de octubre de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

¿Qué lugar ocupa en nuestra vida la entrega de Jesús por nosotros? ¿La consideramos como un hecho del pasado, sin conexión con nuestro presente y nuestro futuro? La fe cristiana nos asegura que se trata de algo central, lleno de implicaciones para nuestra vida personal, social y eclesial. 

Preparar el encuentro con Dios y con los demás

El primero de estos miércoles(cfr. Audiencia general, 6-VIII-2025)el Papa se centró en la palabra preparar.¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?” (Mc 14, 12). En realidad, todo estaba preparado de antemano por Jesús: “La Pascua, que los discípulos deben preparar, está en realidad ya preparada en el corazón de Jesús”. 

Al mismo tiempo, él pide a sus amigos que hagan su parte: “La gracia no elimina nuestra libertad, sino que la despierta. El don de Dios no anula nuestra responsabilidad, sino que la hace fecunda”.

Por tanto, tenemos, también nosotros, que preparar esa cena. No se trata solamente, advierte el sucesor de Pedro, de la liturgia o de la Eucaristía (que significa “acción de gracias”), sino de“nuestra disponibilidad para entrar en un gesto que nos supera”. 

La Eucaristía -observa León XIV- no se celebra solo en el altar, sino también en la vida cotidiana, donde es posible vivir todo como ofrenda y acción de gracias”. 

De ahí la interpelación: “Podemos entonces preguntarnos: ¿qué espacios de mi vida necesito reordenar para que estén listos para acoger al Señor? ¿Qué significa para mí hoy ‘preparar’?”.

Algunas sugerencias: “Quizás renunciar a una pretensión, dejar de esperar que el otro cambie, dar el primer paso. Quizás escuchar más, obrar menos o aprender a confiar en lo que ya está dispuesto”.

Reconocer nuestra vulnerabilidad

En medio de la cena más íntima de Jesús con los suyos, se revela también la mayor traición:“En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo” (Mc 14, 18). “Son palabras contundentes. Jesús no las pronuncia para condenar, sino para mostrar que el amor, cuando es verdadero, no puede prescindir de la verdad”. 

De modo sorprendente, Jesús no levanta la voz ni su dedo para acusar al traidor. Deja que cada uno se cuestione:“Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro: ‘¿Seré yo?’” (Mc 14, 19). El miércoles 13 de agosto, el Papa se detuvo en esta pregunta, porque, señaló, “es quizá una de las preguntas más sincerasque podemos hacernos a nosotros mismos”. Y este es el motivo: “El Evangelio no nos enseña a negar el mal, sino a reconocerlo como una ocasión dolorosa para renacer”.

Lo que viene a continuación puede sonarnos a amenaza:“¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!; ¡más le valdría a ese hombre no haber nacido!” (Mc 14, 21). Pero es más bien un grito de dolor, de compasión sincera y profunda. Porque Dios sabe que, si renegamos de su amor, seremos infieles a nosotros mismos, perderemos el sentido de nuestra vida y nos autoexcluiremos de la salvación. Pero en cambio, “si reconocemos nuestro límite, si nos dejamos tocar por el dolor de Cristo, entonces podemos finalmente nacer de nuevo”. 

Amor que no se rinde y perdona

Durante la última cena, Jesús ofrece el bocado a aquel que está a punto de traicionarlo. “No es solo un gesto de compartir, es mucho más: es el último intento del amor por no rendirse” (cfr. Audiencia general 20-VIII-2025) Jesús sigue amando: lava los pies, moja el pan y lo ofrece incluso al que le va a traicionar.

El perdón que ofrece Jesús –señala el obispo de Roma–, se revela aquí con toda su potencia y manifiesta el rostro de la esperanza: “No es olvido, no es debilidad. Es la capacidad de dejar libre al otro, amándolo hasta el final. El amor de Jesús no niega la verdad del dolor, pero no permite que el mal sea la última palabra”. 

Insiste el Papa: “Perdonar no significa negar el mal, sino impedir que genere más mal. No es decir que no haya pasado nada, sino hacer todo lo posible para que no sea el rencor el que decida el futuro”.

Y se vuelve a nosotros: “Nosotros también vivimos noches dolorosas y agotadoras. Noches del alma, noches de decepción, noches en las que alguien nos ha herido o traicionado. En esos momentos, la tentación es cerrarnos, protegernos, devolver el golpe. Pero el Señor nos muestra que hay esperanza, que siempre hay otro camino. (…) Hoy pedimos la gracia de saber perdonar, incluso cuando no nos sentimos comprendidos, incluso cuando nos sentimos abandonados”. Así nos abrimos a un amor más grande. 

La entrega por amor

Luego, Jesús afronta libre y valientemente su detención en el huerto de los Olivos: “¿A quién buscáis?” (Jn 18, 4). Su amor es pleno y maduro, no teme el rechazo, pero se deja capturar. “No es víctima de un arresto, sino autor de un don. En este gesto se encarna una esperanza de salvación para nuestra humanidad: saber que, incluso en la hora más oscura, se puede seguir siendo libre para amar hasta el final” (Audiencia general, 27-VIII-2025).

El sacrificio de Jesús es un verdadero acto de amor: “Jesús se deja capturar y encarcelar por los guardias solo para poder dejar en libertad a sus discípulos”.Sabe bien que perder la vida por amor no es un fracaso, sino que comporta una misteriosa fecundidad (cfr. Jn 12, 24).

Así nos enseña. “En esto consiste la verdadera esperanza: no en tratar de evitar el dolor, sino en creer que, incluso en el corazón de los sufrimientos más injustos, se esconde la semilla de una nueva vida”.

Aprender a recibir

Especial fuerza tuvo la catequesis del Papa sobre las palabras de Jesús en su crucifixión: “Tengo sed” (Jn 19, 28), justo antes de estas otras: “Todo está cumplido” (19, 30).

La sed del Crucificado –observa León XIV– no es solo la necesidad fisiológica de un cuerpo destrozado. Es también y, sobre todo, la expresión de un deseo profundo: el de amor, de relación, de comunión” (Audiencia general, 3-IX-2025).

De ahí una enseñanza sorprendente: “El amor, para ser verdadero, también debe aprender a pedir y no solo a dar. ‘Tengo sed’, dice Jesús, y de este modo manifiesta su humanidad y también la nuestra. Ninguno de nosotros puede bastarse a sí mismo. Nadie puede salvarse por sí mismo. La vida se ‘cumple’ no cuando somos fuertes, sino cuando aprendemos a recibir”. Y es entonces, justamente cuando todo está cumplido. “El amor se ha hecho necesitado, y precisamente por eso ha llevado a cabo su obra”.

Tal es, señala el obispo de Roma, la paradoja cristiana: “Dios salva no haciendo, sino dejándose hacer. No venciendo al mal con la fuerza, sino aceptando hasta el fondo la debilidad del amor”. 

Desde la cruz, Jesús enseña que cada uno de nosotros no se realiza en el poder, sino en la apertura confiada a los demás, si fueran enemigos. “La salvación no está en la autonomía, sino en reconocer con humildad la propia necesidad y saber expresarla libremente”.

Atención, parece decir León XIV también para los educadores y formadores, porque este “sentir y reconocer nuestra necesidad” no se puede imponer, sino que ha de descubrirlo libremente cada persona (se puede ayudar delicadamente a descubrirlo), como camino de liberación de sí mismo hacia Dios y los demás. “Somos criaturas hechas para dar y recibir amor”.

El grito de la esperanza 

Digno de ser contemplado es el hecho de que Jesús no muere en silencio. “No se apaga lentamente, como una luz que se consume, sino que deja la vida con un grito: ‘Jesús, dando un fuerte grito, expiró’ (Mc 15, 37). Ese grito encierra todo: dolor, abandono, fe, ofrenda. No es solo la voz de un cuerpo que cede, sino la última señal de una vida que se entrega” (Audiencia general, 10-IX-2025).

Su grito va precedido de estas palabras: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, que corresponden al Salmo 22 y manifiestan el silencio, la ausencia y el abismo que experimenta el Señor. “No se trata –precisa León XIV– de una crisis de fe, sino de la última etapa de un amor que se entrega hasta el fondo. El grito de Jesús no es desesperación, sino sinceridad, verdad llevada al límite, confianza que resiste incluso cuando todo calla”.

En este año jubilar, el grito de Jesús nos habla de esperanza, no de resignación. “Se grita cuando se cree que alguien todavía puede escuchar. Se grita no por desesperación, sino por deseo”. Concretamente: “Jesús no gritó ‘contra’ el Padre, sino ‘hacia’ Él. Incluso en el silencio, estaba convencido de que el Padre estaba allí. Y así nos mostró que nuestra esperanza puede gritar, incluso cuando todo parece perdido”.

Se grita cuando se nace (llegamos llorando), cuando se sufre y también cuando se ama, cuando se llama y se invoca: “Gritar es decir que estamos, que no queremos apagarnos en silencio, que tenemos todavía algo que ofrecer”.

Y esta es la enseñanza del grito de Jesús para el viaje de la vida, en lugar de guardar todo dentro y consumirnos lentamente (o de caer en el escepticismo o en el cinismo).

La sabiduría de esperar 

A continuación, se abre el silencio de Jesús en el sepulcro (cfr. Jn 19, 40-41): “Un silencio grávido de sentido, como el vientre de una madre que custodia al hijo todavía no nacido, pero ya vivo”(Audiencia general, 17-IX-2025). 

Fue sepultado en un jardín, en una tumba nueva. Como sucedió al principio del mundo, en el paraíso: Dios había plantado un jardín, ahora la puerta de este nuevo jardín es la tumba cerrada de Jesús. 

Dios había “descansado”, dice el libro del Génesis (2, 2), después de la creación. No porque estuviera cansado, sino porque había concluido su trabajo. Ahora se ha vuelto a mostrar el amor de Dios, cumplido “hasta el final”. 

Jesús descansa por fin

A nosotros nos cuesta descansar. Pero “saber detenerse es un gesto de confianza que tenemos que aprender a cumplir”. Hemos de descubrir que “la vida no depende siempre de aquello que hacemos, sino también de cómo sabemos desistir de cuanto hemos podido hacer”.

Jesús calla en el sepulcro, como la semilla que espera su amanecer. “Todo tiempo detenido puede convertirse en tiempo de gracia, si lo ofrecemos a Dios”.

Jesús, sepultado en la tierra: “Es el Dios que deja hacer, que espera, que se retira para dejarnos la libertad. Es el Dios que se fía, también cuando todo parece terminado”. 

Nosotros hemos de aprender el dejarse abrazar por el límite: “A veces buscamos respuestas rápidas, soluciones inmediatas. Pero Dios trabaja en lo profundo, en el tiempo lento de la confianza”. 

Y todo ello nos vuelve a hablar en este Jubileo de la Esperanza: “La verdadera alegría nace de la espera habitada, de la fe paciente, de la esperanza de que cuanto ha vivido en el amor, ciertamente, resurgirá a la vida eterna”.

Desciende para anunciar la luz y la vida

También el miércoles 24 de septiembre el Papa se detuvo en el Sábado Santo. Cristo no solo ha muerto por nosotros, sino que también ha descendido al reino de los “infiernos”, para llevar el anuncio de la resurrección a todos los que estaban bajo el dominio de la muerte. Esos “infiernos” no se refieren solo a los muertos, sino también al que vive bajo la oscuridad (el dolor, la soledad, la culpa) y sobre todo, el pecado. “Cristo –señala el Papa– entra en todas estas realidades oscuras para testimoniarnos el amor del Padre. (…) Lo hace sin clamor, de puntillas, como quien entra en una habitación de hospital para ofrecer consuelo y ayuda”.

Los padres de la Iglesia lo describen como un encuentro entre Cristo y Adán para sacarlo de nuevo a la luz, con autoridad, pero también con dulzura. Ni siquiera nuestras noches más oscuras o nuestros pecados más profundos son obstáculos para Cristo. Descender para Dios no es un fracaso sino el camino para la victoria. Ninguna tumba está demasiado sellada para su amor. Dios siempre puede hacer, a partir del perdón, una nueva creación. 

Vaticano

Intención del Papa en octubre: “Que las religiones sean fermento de unidad”

En el 60 aniversario del documento conciliar ‘Nostra Aetate’, que se cumple en el mes de octubre, el Papa León XIV dedica su intención de oración de este mes a la colaboración entre las distintas tradiciones religiosas, para que sean “fermento de unidad en un mundo fragmentado”.  

Redacción Omnes·30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Oremos para que los creyentes de las distintas tradiciones religiosas trabajen juntos en la defensa y promoción de la paz, la justicia y la fraternidad humana”. Ésta es la intención de oración del Papa León XIV para el mes de octubre, divulgada a través de El Video del Papa. 

León XIV reza para que “en un mundo lleno de belleza, pero también herido por profundas divisiones, las religiones “no sean usadas como armas o muros, sino que se vivan como puentes y profecía”. 

Defender y promover la paz, la fraternidad humana

En un tiempo marcado por los conflictos, el Papa invita a todos los creyentes a buscar lo que une, para “defender y promover la paz, la justicia y la fraternidad humana”.

Su intención, que el Pontífice confía a la Red Mundial de Oración del Papa, invita, en un tiempo marcado por los conflictos y la polarización, a redescubrir en la religión un puente de fraternidad y una fuerza reconciliadora.

No armas o muros, sino puentes y profecía

El sentido profundo de la oración del Papa León XIV es que la colaboración entre creyentes se nutra de un compromiso concreto y cotidiano que nos involucre a cada uno. De hecho, el Papa reza para que aprendamos a “reconocernos como hermanos, llamados a vivir, rezar, trabajar y soñar juntos”. También invoca al Espíritu para “reconocer lo que nos une” y “colaborar sin destruir”. 

Las distintas tradiciones religiosas están llamadas a ser “levadura de unidad  en un mundo fragmentado”. Y continúa, recordando que a menudo ocurre lo contrario: “en lugar de unirnos, se convierte en causa de enfrentamiento”.

El vídeo relata hitos históricos del camino interreligioso, como el histórico encuentro organizado por el Papa San Juan Pablo II en Asís en 1986. La visita del Papa Benedicto XVI a la Sinagoga de Roma en 2010. La firma del Documento sobre la Fraternidad Humana en Abu Dabi en 2019, bajo el pontificado del Papa Francisco. Y los más recientes encuentros ecuménicos del Papa León XIV en el Vaticano.

Oración del Papa León XIV en octubre

Por la colaboración entre las distintas tradiciones religiosas.

Oremos para que creyentes de distintas tradiciones religiosas trabajemos juntos para defender y promover la paz, la justicia y la fraternidad humana.

Señor Jesús, Tú, que en la diversidad eres uno y miras con amor a cada persona, ayúdanos a reconocernos como hermanos y hermanas, llamados a vivir, rezar, trabajar y soñar juntos.

Vivimos en un mundo lleno de belleza, pero también herido por profundas divisiones. Algunas veces, las religiones, en lugar de unirnos, se convierten en motivo de enfrentamiento.

Danos tu Espíritu para que purifique nuestro corazón, para que sepamos reconocer lo que nos une y, desde allí, reaprendamos a escuchar y colaborar sin destruir.

Que los ejemplos concretos de paz, justicia y fraternidad en las religiones, nos impulsen a creer que es posible vivir y trabajar juntos, más allá de las diferencias.

Que las religiones no sean usadas como arma ni muralla, sino vividas como puentes y profecía. Haciendo creíble el sueño del bien común, acompañando la vida, sosteniendo la esperanza y siendo levadura de unidad en un mundo fragmentado.

Amén

El autorRedacción Omnes

América Latina

Teresa Flores: “Cuba y Nicaragua limitan la libertad religiosa con entramados legales”

La directora del Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina, abogada Teresa Flores, ha expuesto en el simposio Fe bajo fuego: Libertad Religiosa y Resistencia en Cuba y Nicaragua”, en Florida (Estado Unidos), cómo utilizan estos gobiernos las leyes como instrumentos de control sobre “comunidades de fe” y entidades religiosas.  

Francisco Otamendi·30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

El título lo dice casi todo: “Herramientas legales de represión–Análisis comparativo Cuba-Nicaragua”. Teresa Flores, abogada y directora del Observatorio de Libertad Religiosa en América Latina (Olire), ha detallado cómo “los gobiernos de Cuba y Nicaragua limitan las libertades religiosas y civiles”. Ambos controlan el espacio público y digital, ha señalado en Florida International University (FIU),

En el simposio, celebrado a primeros de septiembre, el abogado nicaragüense Yader Valdivia afirmó que “en Nicaragua se siguen cometiendo violaciones de derechos humanos. La fe ha sido perseguida, iglesias asediadas, pastores y sacerdotes agredidos y detenidos arbitrariamente, o desaparecidos y judicializados, desterrados”. 

“Persecución religiosa”

“En Nicaragua la religión no es una cuestión doctrinal, ni una disputa teológica, sino que es un termómetro de democracia. Quiero dejar claro que la persecución religiosa existe en el país”, añadió Valdivia. El evento fue coorganizado por Outreach Aid to the Americas (OAA), el Cuban Research Institute (CRI) y el Kimberly Green Latin American and Caribbean Center (LACC).

Teresa Flores ha sintetizado para Omnes su intervención. Como es obvio, en la conversación sobrevuela, aunque no hablemos de ello, el destierro del obispo Rolando Álvarez en el Vaticano, desde enero de 2024. La persecución y destierro de otros obispos y sacerdotes, o el exilio de más de medio millón de nicaragüenses desde 2018.

@Teresa Flores.

Cuba y Nicaragua han utilizado las leyes como un mecanismo de control sobre la sociedad y, en particular, sobre “las comunidades de fe”, ha señalado usted.

– Tanto en Cuba como en Nicaragua, las autoridades han creado un entramado legal que aparenta ser legítimo, pero en la práctica limita las libertades religiosas y civiles. Durante la ponencia señalé que tanto en Cuba como en Nicaragua se ha construido un marco jurídico. Aunque, en el papel, reconoce la libertad religiosa, en la práctica la condiciona a conceptos ambiguos como “orden público”, “interés social” o “seguridad nacional”. Esto permite a las autoridades restringir el ejercicio de derechos en cualquier momento.

En Cuba, la Constitución de 2019 consagra la supremacía del Partido Comunista, lo que vacía de contenido y condiciona libertades reconocidas. En Nicaragua, las reformas constitucionales más recientes han ampliado causales de pérdida de nacionalidad y de exclusión política, reforzando su carácter punitivo.

Estas normativas permiten censurar, vigilar y castigar a líderes y organizaciones religiosas, añade.

– Ambos países han aprobado leyes que les otorgan poder para controlar el espacio público y digital. En Cuba, decretos como el 35 y el 370 obligan a que toda comunicación esté subordinada a la “Constitución socialista”, sancionando con multas elevadas o incluso con cargos penales los contenidos críticos. 

En Nicaragua, la Ley de Ciberdelitos penaliza con cárcel la difusión de lo que el gobierno considera “noticias falsas” y habilita la vigilancia en tiempo real de usuarios.

Este marco normativo convierte la libertad de expresión y religiosa en derechos vulnerables. Pues líderes y comunidades de fe pueden ser acusados de difundir “desinformación” o “propaganda subversiva” por el solo hecho de expresar opiniones críticas.

¿Cómo funcionan los niveles de control y las formas de aplicar la presión sobre iglesias y comunidades?

– La Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista controla directamente en Cuba el registro y funcionamiento de las iglesias, y cualquier asociación no reconocida se arriesga a la criminalización. En Nicaragua, leyes sobre organizaciones sin fines de lucro, agentes extranjeros y financiamiento han permitido cancelar personerías (personas) jurídicas, confiscar bienes y suspender actividades religiosas.

En Nicaragua y Cuba las sanciones son de carácter penal y también a través de vía administrativa, lo que permite un desmantelamiento masivo y sistemático de comunidades religiosas consideradas opositoras al régimen.

Usted dice que entender las herramientas jurídicas es clave para visibilizar los abusos y buscar formas de defender derechos fundamentales.

– Para comprender el impacto de las herramientas jurídicas en Cuba y Nicaragua, resalté que primero es necesario entender la amplitud de la libertad religiosa. Este derecho no se reduce al culto privado. Sino que abarca la educación, la asociación, la participación pública y la transmisión de creencias, por mencionar sólo algunas libertades. Sin esta visión integral, resulta imposible identificar de manera completa cómo las leyes pueden convertirse en instrumentos restrictivos.

En ambos países, justamente estas dimensiones más amplias son las que se ven limitadas: el marco jurídico no garantiza derechos, sino que los vacía de contenido. De ahí la importancia de analizar estas normas, porque muestran cómo la represión se encausa también a partir de normas, reglamentos y leyes más allá de la represión física, que otorgan apariencia de legalidad a medidas arbitrarias.

¿Y la vía internacional?

Tanto Cuba como Nicaragua se han retirado de los mecanismos regionales de derechos humanos, lo que reduce las vías de protección internacional. Sin embargo, el monitoreo de organismos de Naciones Unidas y la presión internacional siguen siendo fundamentales para documentar abusos. Y también para ofrecer respaldo a las comunidades de fe que enfrentan un alto grado de represión.

Agresiones

OSV News ha informado hace un mes que los ataques a la Iglesia católica en Nicaragua han disminuido en 2025. Pero un informe sobre la persecución de la Iglesia en el país centroamericano atribuye la disminución a que pocos sacerdotes y religiosos denuncian el acoso la persecución contra ellos y la propiedad de la Iglesia, escribió David Agren.

Se han cometido un total de 1.010 agresiones contra la Iglesia nicaragüense desde 2018, según Martha Patricia Molina, abogada nicaragüense en el exilio que realiza un seguimiento de esta  persecución. Esa cifra se redujo a tan solo 32 en lo que va de 2025, frente a un máximo de 321 ataques en 2023, según Molina en la séptima edición de su informe, “Nicaragua, una Iglesia Perseguida”.

“Iglesia diezmada”

“El descenso en las cifras que se observa en 2025 no significa que se esté estableciendo una relación cordial entre la dictadura (nicaragüense) y la Iglesia católica, sino que en esta etapa de represión la iglesia está diezmada”, dijo Molina. Bajo ninguna circunstancia el clero puede denunciar los abusos y la vigilancia diaria a la que se ve sometido. No expresan públicamente su sufrimiento debido a las amenazas que reciben de miembros de la Policía Nacional”, afirmó la abogada en el informe.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Stella Maris: un faro para los olvidados del mar

Stella Maris abre una delegación en Algeciras, primer puerto de España. El sacerdote filipino Jovannie Postrano atiende a los marineros que recalan en la ciudad; muchos llevan meses sin pisar tierra y padeciendo a bordo las dificultades de un trabajo tan duro como necesario.

José Ángel Cadelo·30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

A primera hora de la mañana, gracias a un salvoconducto que le permite moverse por los muelles de Algeciras, el joven sacerdote Jovannie Postrano trepa por la escala de uno de los portacontenedores más grandes de la naviera Maersk. Nadie ha sido avisado a bordo de su visita pero el emblema de Stella Maris sobre su casco y su chaleco amarillo le abren las puertas y causan el más cálido de los recibimientos. El marinero de guardia da aviso a sus compañeros y la tripulación sale al encuentro de Postrano; no lo conocen pero lo saludan en tagalo o cebuano, principales lenguas de Filipinas.

Todos saben qué es Stella Maris y todos quieren un selfish con el cura. Postrano se interesa por cada una de sus ciudades de origen, por sus familias y sus hijos, por el tiempo que llevan embarcados y la ruta comercial a la que se dirigen. A veces sucede que los oficiales del buque también proceden del mismo y lejano país asiático; entonces es probable que le inviten al puente, a pasar el día con ellos, a almorzar junto a toda la tripulación e incluso a celebrar la Misa en el salón más digno y amplio de la cabina. No hay problema: Postrano lleva siempre consigo todo lo necesario para ello.

Este sacerdote pionero en la recién abierta delegación de Stella Maris en Algeciras es natural de la Isla de Cebú y, además del cebuano, su lengua materna, habla tagalo, inglés y ya está avanzando con el español. Hasta hace unos meses vivía en Londres, donde atendía a personas migrantes. Aunque ahora está incardinado en una parroquia local, su misión principal no está en tierra, sino a bordo de los enormes buques petroleros o de contenedores que recalan en el primer puerto de España y del Mediterráneo. Su organización eclesiástica, dirigida desde Roma, está presente en más de sesenta países de todos los continentes y en trescientos puertos diferentes. El de Algeciras, paradójicamente, ha sido el último en incorporarse a la lista.

La vida en alta mar

El 25 % de los marineros de todas las tripulaciones del mundo son de nacionalidad filipina. “Muchas veces llevan meses y meses sin tocar tierra, sin poner un pie en un muelle, y agradecen mucho la visita de un compatriota que les habla en su lengua, que les ofrece información y ayuda en todo aquello que está en nuestras manos, que escucha sus problemas, les acompaña un rato, resuelve algún asunto material o logístico y, por supuesto, proporciona atención espiritual si la requieren”, explica Jovannie a Omnes. 

“El ambiente en el interior de un carguero no es nada fácil”, cuenta el cura cebuano: “los marineros tienen que convivir veinticuatro horas al día con compañeros no siempre amables, de diferentes nacionalidades, culturas y confesiones, con los que a veces no pueden ni tener una conversación a consecuencia de la diferencia de idiomas”, continúa. Las familias de los tripulantes, además, están muy lejos y eso hace a veces muy complicado el día a día, dice. Cuenta también que muchos marineros renuncian a las semanas de descanso en casa a las que tienen derecho tras cada travesía y siguen embarcados para no dejar de percibir lo que necesitan para vivir y mantener a sus familias; la inmensa mayoría son mileuristas y, en casi todos de los casos, sus salarios van a parar directamente a sus hogares en Manila, Cebú o Davao.

Las grandes navieras recurren casi siempre a agencias locales de contratación de tripulaciones. Los salarios son ridículos si se tiene en cuenta la dureza del trabajo en alta mar, las 24 horas a bordo, los meses y meses lejos de la familia y sin pisar tierra, los problemas para comunicarse con sus casas, la imposibilidad de intervenir en la solución de los pequeños problemas domésticos… No son pocos los que se quejan de explotación laboral, aunque nunca lo hacen ante sus superiores por miedo a despidos o a ser borrados de las listas de espera para los próximos contratos. Cuando los sacerdotes, diáconos o voluntarios de Stella Maris tienen conocimiento de alguna irregularidad laboral grave en un buque, ponen el caso en conocimiento de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (la ITF), con la que mantienen una fluida comunicación.

Está clinicamente documentado que los marineros en los cargueros sufren, con una incidencia mucho más alta que cualquier otro colectivo laboral, estrés, ansiedad y, sobre todo, depresión y trastornos del estado de ánimo. Las causas, además de la frecuente sobrecarga laboral, son el aislamiento social y la exposición a condiciones ambientales adversas, que se suman a la lejanía de sus familias y a la falta de descansos adecuados. Estos factores, a veces, desembocan en problemas más graves como tendencias suicidas y adicciones. Los datos del pasado año en todo el mundo refieren la terrorífica cifra de 403 muertes de marineros a bordo, de las cuales 26 correspondieron a suicidios y 91 a personas misteriosamente desaparecidas por la borda.

El apoyo de Stella Maris

Stella Maris es un servicio eclesiástico que funciona desde 1920 y depende de las conferencias episcopales de cada país. Su objetivo es brindar a la gente del mar, a través de sus centros, la asistencia humana y espiritual que puedan necesitar para su bienestar durante su estancia en el puerto, así como el apoyo a sus familias. Está dirigido a todos los marineros de cualquier raza, nacionalidad y sexo, respetando siempre su cultura, religión o ideología. “Hay ocasiones en las que facilitamos a tripulantes musulmanes el contacto que nos piden con las mezquitas y los imanes; nuestro objetivo es ayudar a todos en todo lo que podamos”, aclara el delegado de Stella Maris en Algeciras 

En numerosos puertos españoles cuenta Stella Maris con locales o salones en los que los marineros pueden relajarse y encontrarse con personas ajenas a su día a día, romper con su rutina, tomar un café o echar un futbolín. También disponen de furgonetas para trasladar a los tripulantes a algún lugar fuera del muelle, a un dentista, un dermatólogo o un abogado. En algunos centros fuera de España, los sacerdotes, diáconos y voluntarios de esta organización disponen incluso de pequeñas embarcaciones para poder visitar los buques fondeados que no atracan en muelles. “Cada vez los barcos pasan menos tiempo en puerto; me encuentro con frecuencia a marineros que llevan más de seis meses sin poner un pie en tierra”, se lamenta Postrano. Y añade, para terminar: “Estamos recién llegados a Algeciras: parece increíble pero en el primer puerto del Mediterráneo no había todavía nadie de Stella Maris”.

El autorJosé Ángel Cadelo

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Mi experiencia en la cárcel

He vivido una experiencia única: conocer a los presos de la cárcel de Estremera. Me han enseñado cómo ven ellos la libertad y la Fundación Invictus me ha ayudado a desmontar prejuicios.

30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace poco fui a la cárcel de Estremera. Un sitio al que nunca imaginé que iría. Uno entra con mucho miedo, pero sobre todo prejuicios. Me imaginaba que sería igual de terrorífico que en las películas, pero nada más lejos de la realidad.

Pasamos unos cuatro controles de seguridad. Nos quitaron las llaves del coche y nos dieron un identificador en el que ponía “visitante”. “Si en la cárcel perdéis esta tarjeta no salís de aquí” nos dijeron. Todos bromeamos con que los presos nos harían el cambiazo, pero yo tenía cierto miedo real.

Una funcionaria nos llevó a un campo de fútbol de arena y allí esperamos a que llegaran los protagonistas de esta historia. De pronto se abrió una enorme puerta metálica y aparecieron, de golpe, unos 40 presos. A partir de ahí todo se desarrolló con mucha naturalidad y puedo decir que pasé una de las mañanas más interesantes de mi vida, gracias a la Fundación Invictus, que trata de transmitir valores a través del deporte. Charlamos un poco y después jugaron al rugby.

¿Qué es ser libre para un preso?

Hicimos un corro y tuvimos una agradable tertulia sobre la libertad. “Nadie es realmente libre, ni aquí ni en la calle. Las cosas de fuera te atan y no te dejan pensar con claridad” decía Carlos. “Allí afuera lloran por tonterías, porque están atados a las cosas del mundo”. Carlos comentaba el arrepentimiento por sus delitos, pero subrayaba lo mucho que le ha ayudado la cárcel porque, al tener tiempo para pensar, ha podido reflexionar y “darme cuenta de muchas cosas. Eso me ha hecho más libre”. 

Muchos afirmaban que, cuando se relacionan entre ellos, es cuando se sienten más libres: “nos tranquilizamos. Nos queremos”. Se veía que muchos tenían buena relación y un sentido del humor desbordante. Mientras unos jugaban al rugby otros me contaban anécdotas de lo más graciosas.

Pero la idea que más resonaba era la siguiente: la libertad está en la mente. “La libertad es algo que hay que valorar, pero nos la arrebatamos a nosotros mismos y no nos damos cuenta” decía Adonái Guerra, un canario al que le quedaba un mes de prisión. 

Desmontando prejuicios

Yo sólo podía pensar en que, indirectamente, transmitían la idea de que el pecado nos arrebata la libertad, nos hace cada vez más esclavos. Cuántas veces nos lo repiten en la Iglesia, y qué poco nos damos cuenta. Estos presos han podido experimentar físicamente esto. Me gustó ver que es lo que más interiorizado tienen y pensé “ojalá ser yo tan consciente de ello”. Me ayudó mucho estar frente un arrepentimiento tan real y una experiencia de conciencia del pecado.

Esta visita me ha hecho reflexionar también sobre los prejuicios. “Estamos tan solo a un error de diferencia” decían. “Allí afuera piensan muy negativamente de los que estamos dentro” repetían. Todos decían que nunca pensaban que acabarían allí pero que sus errores les llevaron a ello: “independientemente de lo que hayamos hecho somos personas”. Todas estas afirmaciones me llegaron al corazón. Pensé en todas las veces que había juzgado a todas esas personas cuyo pecado está expuesto. Y qué fácil es juzgarlas. Ojalá tener siempre presente que yo podría estar en esa misma situación.

Podría contar mil anécdotas más, pero voy a concluir con otro aprendizaje que me dieron los que voy a llamar los arrepentidos. “La cárcel no es dura. Lo duro es el tiempo perdido con tu familia, con la gente que quieres” decía Jesús, que llevaba tatuadas a sus dos hijas, una a cada lado de la cara. Allí dentro saben valorar el tiempo. Y aprovechan cada vis a vis con sus familias. Están deseando que llegue el sábado para disfrutar de su esperada visita semanal. “Apreciamos las cosas cuando las perdemos” decía Adonái. ¡Cuánta verdad encierra esta frase!

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Mundo

Historia, fe y cultura en Argelia y Túnez

Con este artículo, el historiador Gerardo Ferrara concluye una serie de dos escritos sobre la presencia cristiana en el Magreb, desde los tiempos de San Agustín hasta los desafíos actuales de Argelia y Túnez.

Gerardo Ferrara·30 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

De los otomanos a la independencia

A partir del siglo XVI, Argelia y Túnez entraron en la órbita otomana, aunque mantuvieron una amplia autonomía. De este periodo data el desarrollo del fenómeno de los corsarios berberiscos, que aterrorizaban el Mediterráneo desde sus bases en los puertos de Túnez y, sobre todo, Argel, bastión de los corsarios y gobernada durante un cierto período por ley en Constantinopla, pero autónoma de facto. También en Túnez, desde 1574, la dinastía de los beyes husaynídas (fundada por un converso al islam) mantuvo una relativa independencia.

Este largo período de relativa autonomía de los dos países terminó en el siglo XIX, cuando Francia ocupó Argelia en 1830, convirtiéndola en una colonia de poblamiento: los colonos europeos se instalaron en masa, especialmente en la costa, mientras que la población local fue expropiada de sus tierras y privada de sus derechos. En Túnez, en 1881, París impuso un protectorado.
Las luchas nacionalistas condujeron a la independencia de ambos países: Túnez en 1956, liderado por Habib Bourguiba, y Argelia en 1962, tras la sangrienta guerra librada por el Frente de Liberación Nacional (FLN).

Desde la independencia hasta nuestros días

Tras la independencia, los dos países tomaron caminos diferentes.
Túnez, o mejor dicho Bourguiba, optó por un modelo laico y modernizador: el Código del Estatuto Personal de 1956 abolió la poligamia, introdujo el divorcio regulado y consagró derechos sin precedentes para las mujeres en el mundo árabe-islámico. Aunque el islam era la religión oficial del Estado, la legislación (y las costumbres) se basaban en la laicidad. Todavía en 2000, cuando pasé un mes en Túnez, recuerdo haber respirado una atmósfera decididamente diferente a la de otros países musulmanes.

Después de Bourguiba, Túnez vivió la larga dictadura de Ben Ali (1987-2011), que mantuvo formalmente la laicidad y la estabilidad, pero reprimió a la oposición, especialmente a la islamista. Precisamente aquí, en diciembre de 2010, con la autoinmolación del joven Mohamed Bouazizi, estalló la Revolución de los Jazmines, que derrocó el régimen y desencadenó el fenómeno de las Primaveras Árabes, que luego se extendió por todo Oriente Medio. El país inició entonces una transición democrática: la Constitución de 2014 sigue siendo una de las más avanzadas del mundo árabe, pero las tensiones entre los laicos y los islamistas del partido Ennahda, la crisis económica y los atentados yihadistas han minado la estabilidad. En 2021, el presidente Kaïs Saïed suspendió el Parlamento y concentró los poderes en sus manos, iniciando de hecho un retorno al autoritarismo.

Argelia, por su parte, siguió dominada por el FLN, que instauró un régimen de partido único con fuertes vínculos entre el ejército y el poder político. La Constitución de 1963 proclamaba también aquí el islam como religión del Estado, y en los años 70 el Gobierno aplicó una política de nacionalización de los recursos energéticos. Sin embargo, la corrupción, el autoritarismo y el crecimiento demográfico alimentaron grandes protestas que, en 1989, desembocaron en la adopción de una nueva constitución multipartidista: el Frente Islámico de Salvación (FIS) quedó así libre para presentarse a las elecciones municipales y obtuvo un éxito tan abrumador que se preveía su triunfo también en las políticas.
En consecuencia, temiendo una deriva islamista, el ejército anuló las elecciones de 1991, desencadenando una guerra civil que, en casi 10 años, causó más de 100 000 víctimas.

Árabes y bereberes, pero casi todos musulmanes

Si bien desde el punto de vista étnico Argelia y Túnez cuentan con dos componentes principales de la población, la arabófona y la bereberófona (en Argelia, donde la lengua bereber tamazight es oficial junto con el árabe, los bereberófonos representan alrededor del 25 %, especialmente en Cabilia, tierra natal del futbolista francés Zineddine Zidane; en Túnez, en cambio, menos del 2 %, concentrados sobre todo en pequeñas comunidades como la isla de Djerba), desde el punto de vista religioso existe una uniformidad impresionante: nada menos que el 99 % de la población de ambos países profesa la religión islámica, en su rama (escuela jurídica) malikí.

En 2025, Túnez sigue viviendo en estado de emergencia, renovado debido a la persistente amenaza yihadista tras los atentados de 2015 y los peligros de infiltración del ISIS. Sin embargo, la influencia del islam sigue siendo menos apremiante que en Argelia, donde sigue siendo el eje fundamental de la vida pública y persisten severas restricciones a la libertad de culto para los cristianos y las comunidades no suníes. Motivos de tensión y preocupación para las escasas comunidades cristianas locales son también las peticiones de conversión por parte de los musulmanes, que, sin embargo, son «rechazadas» o examinadas con severidad por el clero y las autoridades religiosas cristianas por temor a la infiltración de los servicios secretos argelinos en lo que puede considerarse una actividad subversiva por parte de la Iglesia (hacer proselitismo). Al mismo tiempo, Argelia conserva un rico patrimonio místico sufí, con cofradías muy extendidas que, al igual que en Libia, han encarnado durante siglos un islam popular menos rígido que el oficial.

Los judíos

En Argelia, tras la conquista francesa de 1830, los judíos obtuvieron condiciones privilegiadas con el decreto Crémieux de 1870, que los convirtió en ciudadanos franceses, pero les hizo perder las antiguas estructuras comunitarias. A pesar de la integración cultural francesa, las relaciones con los musulmanes locales se mantuvieron buenas hasta el régimen de Vichy (1940-42), cuando se suspendió el decreto y se revocó la ciudadanía. Una vez restablecidos los derechos en 1943, la comunidad vivió en paz hasta la independencia de 1962, cuando unos 115 000 judíos emigraron a Francia. Hoy en día quedan solo unos pocos cientos.

En Túnez, el «Pacto Fundamental» de 1857 garantizó la igualdad a los israelitas, reforzada bajo el protectorado francés (1881). En los años 50, la comunidad contaba con 105 000 personas, con centros en Túnez y Djerba, sede de la sinagoga de Ġrībah, que tuve la oportunidad de visitar y que, lamentablemente, sufrió dos graves atentados islamistas en 2002 y 2003. También aquí Vichy introdujo leyes discriminatorias. Tras la independencia (1956), los judíos obtuvieron plenos derechos e incluso representación política, pero la emigración redujo la comunidad a menos de 1500 miembros.

Los cristianos

A diferencia del Mashrek, donde sobreviven, aunque con dramáticas dificultades, comunidades cristianas de milenaria tradición, en el Magreb el cristianismo ha desaparecido casi por completo. En la época romana y tardía, el norte de África fue la cuna de la Iglesia, pero la conquista árabe del siglo VII provocó una rápida islamización, debido también al contexto tribal y a la mayor rigidez del islam suní malikí. En el siglo XIX, el colonialismo francés construyó iglesias e «importó» fieles de Europa, pero con la independencia casi todos los europeos abandonaron la región.
Al igual que en un artículo sobre Japón, en el que citaba la Carta a Diogneto, también en esta tierra, tanto en la antigüedad como en la época contemporánea, especialmente en Argelia, los cristianos han representado sin embargo el «alma del mundo».

No podemos dejar de mencionar el increíble testimonio de fe de Charles de Foucauld, un oficial francés convertido al cristianismo que eligió una vida eremítica entre los tuaregs del Sáhara argelino. No trató de hacer prosélitos, prefiriendo dar testimonio de su fe con una vida sencilla y fraterna, definiéndose a sí mismo como «hermano universal». Estudió la lengua y la cultura locales y dejó un valioso diccionario tuareg. Asesinado en 1916, fue canonizado por el papa Francisco en 2022 y es un símbolo del diálogo y la fraternidad silenciosa en el corazón del islam.

Siguiendo los pasos de Foucauld, en plena guerra civil argelina, los siete trapenses de Tibhirine también permanecieron junto a la población musulmana de su pueblo, compartiendo su vida y sus sufrimientos. Secuestrados y asesinados en 1996 por un grupo islamista, fueron testigos de una fidelidad radical al Evangelio y un signo de la fraternidad posible entre cristianos y musulmanes. Beatificados en 2018, su historia también se narra en la película Hombres de Dios.

En conclusión, Argelia y Túnez, regiones «periféricas» para el cristianismo (solo numéricamente), no son menos importantes que otras, por lo que han contribuido (un poco como Belén para el nacimiento del Mesías), desde San Agustín hasta nuestros días, con un papa agustino, León XIV, que sigue la espiritualidad del fundador, basada en la interioridad, la búsqueda de la verdad, la vida comunitaria y el amor a la Iglesia, todo ello con una intensa actividad pastoral, el diálogo y la escucha.
Se rumorea en Roma que el primer viaje del papa León XIV podría ser precisamente a Tagaste (Souk Ahras) e Hipona (Annaba), en Argelia. Aunque no fuera así, Cartago, Tagaste, Hipona y la antigua África Proconsular, es decir, Argelia y Túnez, siguen siendo protagonistas de la vida espiritual de la Iglesia.

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Educación

El cardenal Koch y otros tres intelectuales, doctores Honoris Causa por la Santa Cruz

El cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos de la Santa Sede, y los profesores Helmuth Pree (Munich), Pierpaolo Donati, y Anne Gregory, Huddersfield (Reino Unido), recibirán el 7 de octubre el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de la Santa Cruz.

Redacción Omnes·29 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El próximo 7 de octubre se celebrará la ceremonia de inauguración del nuevo año académico 2025/26 de la Universidad de la Santa Cruz, en Roma. En su 40º aniversario, la ceremonia adquiere un significado especial: la concesión de cuatro doctorados Honoris Causa a personalidades destacadas del mundo académico y eclesiástico. No se trata solo de un gesto celebrativo, sino de la elección de figuras que encarnan, cada una a su manera, dimensiones decisivas para la vida de la Iglesia y de la sociedad contemporánea: unidad, relación, comunicación y justicia. Si lo pensamos bien, es en estos cuatro ejes donde se concentra hoy gran parte del desafío cultural y espiritual de nuestro tiempo, recordado también por los últimos pontífices.

La unidad como horizonte: cardenal Kurt Koch

El título en Teología se concede al cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Teólogo de sólida formación y pastor con larga experiencia, ha dedicado su vida a promover el diálogo ecuménico. Antiguo obispo de Basilea y presidente de la Conferencia Episcopal Suiza, en 2010 fue llamado por Benedicto XVI para dirigir el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, cargo que Francisco confirmó posteriormente en el nuevo Dicasterio. En este contexto, su compromiso con el ecumenismo es incansable e indiscutible. Por ello, en un momento en el que las divisiones, incluso dentro del mundo cristiano, corren el riesgo de convertirse en fracturas permanentes, la figura del cardenal Koch se convierte en un signo de un servicio teológico que no se limita a las aulas académicas, sino que se convierte en un gesto concreto de reconciliación.

La sociedad como relación: Pierpaolo Donati

El reconocimiento de la Facultad de Filosofía recae, por su parte, en el sociólogo Pierpaolo Donati, que ha dedicado su investigación a replantear radicalmente las ciencias sociales. Catedrático de la Universidad de Bolonia hasta 2016, Donati es conocido internacionalmente como el fundador de la «sociología relacional». Con su propuesta, ha superado las categorías reduccionistas del funcionalismo y el individualismo, situando la relación en el centro del análisis social. En el centro de su reflexión se encuentran conceptos como la razón relacional y los bienes relacionales, que han encontrado aplicación en los campos más diversos: desde la ciudadanía hasta las políticas sociales, desde el bienestar hasta las dinámicas del multiculturalismo.

La comunicación como vocación: Anne Gregory

También es significativa la elección de la Facultad de Comunicación, con Anne Gregory, profesora emérita de la Universidad de Huddersfield y una de las figuras de referencia mundial en comunicación estratégica y ética. Antigua presidenta del Chartered Institute of Public Relations del Reino Unido y presidenta de la Global Alliance, ha dirigido el proyecto internacional que ha definido las competencias globales de la profesión. Autora de más de 150 publicaciones, ha combinado la investigación académica y el asesoramiento a gobiernos, ONG y empresas, ofreciendo herramientas para una comunicación entendida como responsabilidad social. En su pensamiento, la comunicación no es una simple transmisión de información, sino una condición constitutiva de la vida humana y social. Puede destruir y envenenar, como demuestra la difusión de noticias falsas y discursos de odio, pero también puede construir la paz, generar confianza y fomentar la colaboración. 

La justicia como servicio: Helmuth Pree

Por último, la Facultad de Derecho Canónico otorga el reconocimiento al profesor Helmuth Pree, austriaco, docente en Linz, Passau y Múnich, y colaborador durante muchos años de Santa Croce. Juez eclesiástico y consultor del Dicasterio para los Textos Legislativos, ha contribuido con sus más de cuatrocientas publicaciones al desarrollo del derecho canónico contemporáneo. Su trabajo, que abarca desde los fundamentos del derecho hasta las aplicaciones concretas en los tribunales eclesiásticos, muestra cómo el derecho canónico no es una mera construcción jurídica, sino un servicio prestado a la justicia y, en última instancia, a la salvación de las almas. 

Cuatro figuras diferentes por su procedencia, disciplinas y trayectorias, pero unidas por una tensión común: la de pensar y servir a la verdad dentro de las dinámicas reales de la vida humana. Una misión que la Pontificia Universidad de la Santa Cruz siente como propia y sigue proyectando hacia el futuro.

El autorRedacción Omnes

Lo que aprendí de Dominga sobre la fe y la vida

Dominga ha encontrado, en su simpleza y naturalidad, el camino al que tal vez grandes intelectuales y metafísicos nunca llegaron, pero gracias a ella muchas personas descubrimos el rostro de Cristo.

29 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Antes de escribir estas líneas le pregunté a la protagonista si me autorizaba y me dijo que sí. Lo pensó poco rato y le pareció bien. Se llama Dominga, tiene 16 años y le encanta hacer coreografías en Tik Tok, algo que su mamá veía muy lejano, porque cuando nació su hija, no existía esa red social y porque Dominga tuvo que hacer mucha terapia para caminar. “Domi,” como le dicen sus cuatro hermanos, es la única hija mujer. El embarazo de su mamá fue normal, y cuando nació Dominga miró de manera sostenida a sus padres, casi intimidándolos “¡Nos dará trabajo esta niña!” dijeron en broma mientras la familia celebraba su llegada, aunque no sabían que esa frase sería totalmente verdadera. Al cumplir un año Domi era una niña sana, pero ya había ido a más de seis especialistas. Lo que aparentemente parecía ser sinónimo de una “hija tranquila”, comenzó a preocupar a su doctora de cabecera. Comía poco, dormía mal y no cumplía con los hitos del desarrollo. La historia es larga y debo resumirla. Les hago un spoiler; Dominga tiene una discapacidad intelectual que la hace ver el mundo distinto a sus hermanos y hay cosas que le cuesta más entender. También hay otros aspectos de la vida diaria que no le son fáciles, como abotonarse una camisa en el cuello o calcular el vuelto del pan al comprar en un almacén. 

A su mamá, que soy yo, también hay cosas que le han costado. Tener una hija diferente te hace explorar lugares muy insospechados y también reformular la película que tenías armada para tu vida. Los “logros” que no llegaron, las fotos que no colgarás en tu pared (porque simplemente son cosas que no ocurrirán) y las preguntas sobre el futuro que nos hemos tenido que hacer de manera anticipada. Hay un duelo, es muy sano y hasta liberador asumirlo. Dominga también me ha enseñado cosas tan profundas como divertidas. Tiene una fe muy grande y, después de comulgar, se recoge de una manera que me impresiona. Es olímpica para pedirle cosas a Dios; quería otro integrante en la familia y ahí estaba yo teniendo a mi quinto hijo a los 42 años cuando ya había olvidado que existía Peppa Pig y los chalecos salvavidas para nadar. Cuando la veo rezando pienso “Qué será lo que está pidiendo, ¡qué miedo!”. Sus peticiones a veces también son insólitas, como un iPhone 13 o que la dejemos hacerse un piercing. Pero si lo pensamos bien, Dominga es la más sabia… trata a Dios como un papá con cariño y cercanía. Y espero que, como hasta ahora, sostenida de mi mano la pueda seguir guiando en un mundo con obstáculos, aunque sea ella la que me enseñe la ruta del camino para ver el rostro de Jesús con tanta nitidez y paz.

Evangelización

Orar: abrirse a la presencia de Dios

En febrero de 2024 el sacerdote Álex Muñoz dio una charla en una parroquia sobre cómo hacer oración. A pesar de estar grabada con poca calidad, el vídeo en youtube supera las 170.000 visualizaciones. Esta es la propuesta que ofrece.

Miguel Janer·29 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

Álex Muñoz ha logrado algo poco común en la literatura espiritual actual: transmitir profundidad teológica con una sencillez cálida y cercana. Su libro ¿Cómo oír a Dios? Un camino para encontrar Su voz, publicado este año, rompe con los métodos tradicionales y estructurados de oración. Frente a esquemas cerrados o fórmulas repetitivas, Muñoz propone un camino liberador, fundado en el silencio, la entrega y la contemplación del amor.

El centro de su propuesta no está en hacer mucho, sino en disponerse: dejar de controlar, abrirse a la presencia de Dios y escuchar desde lo hondo. “No trates a Dios como tu muleta o tu mago; Él es un Padre que te ama más que nadie”, advierte el autor. Con ejemplos cotidianos —como comparar la presencia de Dios con la grasa del jamón ibérico que lo impregna todo—, une lo trascendente con lo ordinario, y demuestra que lo divino habita en lo más cotidiano.

Su método se articula en cuatro pasos claros, accesibles y profundamente transformadores: descentrarse, entregarse, escribir y creer. Estos pasos no son técnicas ni ejercicios, sino actitudes interiores que permiten vivir una oración auténtica, silenciosa y fecunda.

Descentrarse: dejar de girar en torno a uno mismo

El primer paso que propone Muñoz es descentrarse. Consiste en salir del centro de uno mismo. Muchos obstáculos para una oración viva y profunda provienen de que estamos demasiado ocupados en nuestros propios pensamientos, miedos, deseos o problemas. El alma, cuando gira solo sobre sí misma, se vuelve ruidosa y autorreferencial.

Descentrarse no es negarse ni huir de uno mismo, sino abrirse a Otro. Es reconocer que el centro real no soy yo, sino Dios. Es un acto de humildad que transforma el punto de partida de la oración. Muñoz lo expresa así: pasar del “yo tengo que orar” al “Señor, aquí estoy”.

Este paso invita a detenerse, respirar, guardar silencio y tomar conciencia de que Dios ya está presente. No necesitamos fabricarlo ni forzarlo. Solo estar. Solo disponernos. Descentrarse es vaciarse suavemente, sin esfuerzo, para poder recibir.

Entregarse: poner en manos de Dios todo lo que somos

El segundo paso es entregarse. Si el descentrarse nos vacía del yo, la entrega nos vuelve disponibles para Dios. Aquí, la oración se vuelve un acto de confianza. 

Entregar es ofrecer a Dios lo que uno es y vive en ese momento, sin filtros: alegrías, cansancios, heridas, confusión, deseos, personas queridas.

No se trata de explicar nada con detalle, ni de resolver antes los asuntos interiores. Entregar es presentarlo todo como está, con sencillez, con verdad, con el corazón abierto. Es decir: “Señor, esto soy yo. Tómame tal como llego hoy”.

Muñoz insiste en que muchas veces la oración se estanca porque no soltamos lo que nos pesa. Seguimos controlando, reteniendo, vigilando. Entregar es soltar. Es abandonar los propios esquemas para que Dios pueda actuar en libertad.

Este gesto puede expresarse con palabras, con un símbolo (como abrir las manos), o simplemente con un silencio lleno de intención y confianza.

Escribir: reconocer lo escuchado y hacerlo memoria

El tercer paso consiste en escribir, lo que aporta matiz muy particular a la propuesta de Muñoz. En su método, la escritura es parte activa de la oración. Tras el silencio y la escucha, el autor propone escribir lo que se ha sentido, comprendido o intuido en la presencia de Dios.

No se trata de redactar reflexiones largas ni de hacer teología. Basta con anotar lo esencial: una palabra del Evangelio que ha resonado, una imagen interior, una moción del corazón, una pregunta, una gratitud. A veces, la anotación puede ser tan simple como: “Hoy no escuché nada, pero estuve contigo”.

Escribir tiene un doble valor. Por un lado, ordena y fija interiormente lo vivido; por otro, permite con el tiempo reconocer el hilo conductor del paso de Dios en nuestra vida. Se convierte en memoria espiritual, como un cuaderno donde Dios deja sus huellas.

Esta escritura no es para otros. Es íntima, sincera, y no busca estilo ni corrección. Es prolongación de la escucha, una forma de decir: “Esto que ha pasado contigo, Señor, es real y quiero conservarlo”.

Creer: confiar en lo que no se ve

El cuarto y último paso es creer. Aquí, el autor toca el núcleo de muchas dificultades contemporáneas en la oración: la tendencia a medirlo todo por resultados o sensaciones. Si no sentimos nada, creemos que la oración no ha funcionado. Si no hay emociones, pensamos que hemos perdido el tiempo.

Muñoz responde con una afirmación esencial: Dios actúa en lo oculto, aunque no lo veamos. 

Muchas veces los frutos de la oración se manifiestan después. A veces, sin darnos cuenta. Por eso, creer significa fiarse de que lo vivido en la oración es verdadero, aunque parezca pequeño o invisible.

Creer es un acto humilde. Es salir de la oración sin certezas ruidosas, pero con la paz de haber estado con Dios. Es confiar en que la Palabra ha actuado, incluso si no lo notamos. Es salir al día con el deseo de vivir con más atención, con más apertura, con más amor.

Este paso convierte la oración en vida. Porque, como bien afirma el autor, la oración no termina cuando acaba el silencio. Continúa en lo cotidiano.

Las huellas de los santos

Uno de los aspectos más sólidos del libro es cómo Álex Muñoz ancla su propuesta en la experiencia de grandes maestros espirituales, a quienes presenta no como figuras idealizadas, sino como testigos reales de una oración encarnada, viva y concreta.

Santa Teresa de Jesús aparece como modelo de confianza radical y de diálogo íntimo con Dios. Su afirmación —“orar es tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”— se convierte en el marco afectivo de toda la propuesta de Muñoz. La oración es relación, no técnica. Es vínculo, no actividad.

Santa Teresita de Lisieux, por su parte, le aporta al autor la ternura y la pequeñez como camino espiritual. Teresita enseña que no hace falta saber orar bien para orar. Basta con ofrecer el deseo, incluso con palabras pobres. Su espiritualidad de infancia —“es la confianza y nada más que la confianza lo que nos debe conducir al amor”— ilumina todo el itinerario.

San Juan de la Cruz aporta la experiencia del silencio y del despojo. Para Muñoz, Juan es clave para entender que muchas veces Dios se comunica sin palabras, sin luz, sin consuelo, y que esa aparente oscuridad no es ausencia, sino misterio. El alma, dice san Juan, aprende en el no-saber. La oración puede ser seca, pero no por ello menos verdadera.

San Josemaría Escrivá aparece como el testigo de una oración perseverante en medio de lo cotidiano. En él, Muñoz reconoce una espiritualidad que une trabajo, silencio interior y presencia de Dios. La oración no se reduce a un momento, sino que se prolonga en la vida concreta, desde lo más simple y habitual.

La oración “inútil”

Una de las ideas más potentes del libro es la que el autor llama “oración inútil”. Esta expresión, lejos de tener un sentido negativo, es una denuncia de la espiritualidad utilitarista que mide la oración por lo que “produce”. En cambio, Muñoz propone una oración que no busca resultados, consuelos ni claridad. Una oración que simplemente es presencia compartida.

Orar sin esperar nada. Estar con Dios porque sí. Esa es, para Muñoz, la forma más alta de oración: la que no exige, la que no manipula, la que no instrumentaliza a Dios.

Esta “inutilidad” es, paradójicamente, lo más fecundo. Porque libera de la ansiedad espiritual y abre el corazón a una experiencia de Dios que no depende del esfuerzo personal, sino de la gracia. Es una oración despojada, humilde, silenciosa. Pero también firme, fiel, confiada.

Para practicarla, basta con esto:

-Sentarse en silencio, con la certeza de que Dios está.

-No buscar sentir nada.

-No intentar “hacer bien” la oración.

-Solo estar. Solo permanecer.

-Y salir con la confianza de que estar con Dios ya es suficiente.

Una espiritualidad libre y verdadera

Álex Muñoz no presenta un método más, sino un modo distinto de estar ante Dios. Su libro no se enseña con fórmulas, sino que se transmite como testimonio. El itinerario que propone —descentrarse, entregarse, escribir, creer— es en realidad una pedagogía del corazón: silenciosa, paciente, humilde.

En un tiempo en que la espiritualidad corre el riesgo de volverse técnica o emotiva, este libro recuerda que la verdadera oración no necesita adornos, solo verdad. No requiere palabras sofisticadas, solo disponibilidad. Y que Dios no se encuentra en lo espectacular, sino en lo pequeño, lo oculto, lo fiel.

Porque, al final, oír a Dios no es una habilidad. Es un regalo. Y solo hace falta aprender a escucharlo en el único lugar donde siempre habla: el corazón.

El evangelio, la clave

La conclusión del libro resalta que orar y leer el Evangelio no es un medio útil ni un manual de normas, sino un encuentro personal con Dios. La oración, como el amor o la belleza, es “inútil” en el sentido de que no busca conseguir cosas, sino que tiene valor en sí misma: Dios es el fin, no el medio.

El Evangelio no debe reducirse a moralismos o consejos prácticos, sino a la búsqueda del rostro de Cristo. El autor invita a entrar en las escenas evangélicas con la imaginación, como un personaje más, siguiendo el ejemplo de san Josemaría, que recomendaba tratar a Jesús, María y José con confianza y cariño.

Incluso las escenas más intensas —como bajar a Cristo de la Cruz— ayudan a vivir la fe con realismo y ternura, haciendo de la oración y la lectura del Evangelio un encuentro íntimo, amoroso y transformador con Dios.

El autorMiguel Janer

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Vaticano

San John Henry Newman será Doctor de la Iglesia el 1 de noviembre

León XIV ha anunciado en el Ángelus de hoy que proclamará a san John Henry Newman Doctor de la Iglesia el 1 de noviembre, durante el Jubileo del Mundo de la Educación. Así lo ha manifestado el Papa tras la Misa del Jubileo de los Catequistas, en la que les ha dicho que su amor y testimonio puede cambiar vidas.

CNS / Omnes·28 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

– Cindy Wooden, Ciudad del Vaticano (CNS)

El Papa León XIV ha manifestado este domingo en su alocución del Ángelus, que proclamará a san John Henry Newman Doctor de la Iglesia el 1 de noviembre en el Jubileo del Mundo de la Educación.

El anuncio tuvo lugar tras la Misa del 28 de septiembre, en el Jubileo de los Catequistas. El Papa dijo que san Newman “contribuyó decisivamente a la renovación de la teología y a la comprensión del desarrollo de la doctrina cristiana”.

León XIV confirma la opinión de cardenales y obispos

El Dicasterio para las Causas de los Santos había anunciado el 31 de julio que el Papa León “confirmó la opinión afirmativa” de los cardenales y obispos miembros del dicasterio sobre san John Henry Newman. Teólogo y cardenal de la Santa Iglesia Romana, fundador del Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra. Ahora, León XIV ha puesto fecha a su proclamación: el 1 de noviembre.

Numerosas peticiones

San John Henry Newman nació en Londres el 21 de febrero de 1801, fue ordenado sacerdote anglicano. Se convirtió al catolicismo en 1845, fue nombrado cardenal en 1879 por el Papa León XIII, y falleció en Edgbaston, cerca de Birmingham, Inglaterra, en 1890.

Incluso antes de que san Newman fuera canonizado por el Papa Francisco el 13 de octubre de 2019, hubo peticiones para que fuera nombrado uno de las tres docenas de doctores de la Iglesia. Hombres y mujeres santos, tanto del Oriente como del Occidente cristiano, que son honrados por contribuciones particularmente importantes a la teología y la espiritualidad.

Los 37 santos actualmente reconocidos como doctores de la Iglesia incluyen a los primeros padres de la Iglesia, como san Jerónimo, san Juan Crisóstomo y san Agustín. Y a teólogos como santos Tomás de Aquino, san Buenaventura y san Juan de la Cruz. Pero también a santa Teresa de Lisieux, quien fue honrada por san Juan Pablo II en 1997, a pesar de su falta de logros académicos.

San John Henry Newman, filósofo, teólogo y cardenal británico, será proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa León XIV el 1 de noviembre.

20 conferencias episcopales

El Dicasterio para las Causas de los Santos dijo que 20 conferencias episcopales habían solicitado que san Newman fuera declarado doctor de la Iglesia. Incluidos los obispos de Inglaterra y Gales, Escocia, Irlanda, Estados Unidos, Canadá y Australia.

“Su pensamiento ha tenido un impacto significativo en la teología del siglo XX, especialmente en el Concilio Vaticano II”, declaró el dicasterio. “Varios papas, desde León XIII hasta Francisco, se han inspirado en él en su magisterio pontificio”.

El Papa Francisco autorizó al dicasterio a iniciar el proceso para la declaración en mayo de 2024. En septiembre, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe afirmó que «no había dudas sobre la excelencia y la calidad de los escritos del santo. Y expresó un juicio completamente positivo sobre su ‘eminens doctrina’ (enseñanza eminente)”.

Los consultores del dicasterio apoyaron unánimemente la petición, indicó el dicasterio, al igual que los cardenales y obispos que son miembros del dicasterio.

Cercanía y oración por las víctimas del tifón en Asia

También antes de rezar el Àngelus, el Papa compartió con los fieles y peregrinos su cercanía a Asia, donde “un tifón de fuerza excepcional ha azotado –afirmó– varios territorios asiáticos, en particular Filipinas, la isla de Taiwán, la ciudad de Hong Kong, la región de Guangdong y Hainan”.

“Estoy cerca de las poblaciones afectadas, especialmente las más pobres. Y rezo por las víctimas, los desaparecidos, las numerosas familias desplazadas, las muchísimas personas que han sufrido dificultades y también por los equipos de rescate y las autoridades civiles. Invito a todos a confiar en Dios y a la solidaridad. Que el Señor les dé fuerza y valor para superar todas las adversidades”, añadió.

Catequistas: depositar la la palabra de vida en los corazones

En la homilía de la Misa del Jubileo de los Catequistas, el Papa León XIV ha manifestado que “cuando los catequistas enseñan, su objetivo no es simplemente transmitir información sobre la fe”. Sino “depositar la palabra de vida en los corazones, para que dé frutos de vida buena”, dijo el Papa León XIV. 

“El Evangelio nos anuncia que la vida de todos puede cambiar porque Cristo resucitó. Este acontecimiento es la verdad que nos salva. Por eso, debe ser conocido y proclamado”, dijo el Papa a alrededor de 20.000 catequistas de más de 115 países que asistían al Jubileo de los Catequistas.

Pero proclamar la Buena Nueva no basta, dijo el Papa en su homilía de la Misa del 28 de septiembre en la Plaza de San Pedro. “¡Hay que amarla. Es el amor lo que nos lleva a comprender el Evangelio!”.

El papa León XIV pronuncia su homilía durante la Misa por el Jubileo de los Catequistas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el 28 de septiembre de 2025. (Foto CNS/Lola Gómez).

39 hombres y mujeres de 16 países

Durante la liturgia, el Papa León instaló formalmente en el ministerio de catequistas a 39 mujeres y hombres de 16 países. Entre ellos, David Spesia, director ejecutivo de la Secretaría de Evangelización y Catequesis de los obispos de Estados Unidos, y Marilyn Santos, directora asociada de la secretaría.

Antes de que el Papa pronunciara su homilía, un diácono nombró a cada uno de los 39, quienes respondieron en italiano: “Eccomi”, o “presente”. Tras la homilía, el Papa León les entregó un crucifijo a cada uno.

“Que vuestro ministerio esté siempre cimentado en una profunda vida de oración, cimentado en la sana doctrina y animado por un genuino celo apostólico”, les dijo el Papa. “Como administradores de la misión confiada a la Iglesia por Cristo, debéis estar siempre dispuestos a dar respuesta a quien os pida razón de la esperanza que hay en vosotros”.

El hombre rico y Lázaro 

La lectura del Evangelio en la Misa fue la parábola del hombre rico y Lázaro, de Lucas 16,19-31. En la parábola, dijo el Papa, Lázaro es ignorado por el hombre rico, “y sin embargo, Dios está cerca de él y recuerda su nombre”.

Pero el hombre rico no tiene nombre en la parábola, “porque se ha perdido a sí mismo al olvidar a su prójimo”, dijo el Papa. “Está perdido en los pensamientos de su corazón: lleno de cosas y vacío de amor. Sus posesiones no lo hacen una buena persona”.

Historia actual: opulencia  y miseria

“La historia que Cristo nos cuenta es, lamentablemente, muy relevante hoy”, dijo el Papa León. “A las puertas de la opulencia actual se encuentra la miseria de pueblos enteros, devastados por la guerra y la explotación”.

“A través de los siglos, nada parece haber cambiado: cuántos Lázaros mueren ante la avaricia que olvida la justicia, ante las ganancias que pisotean la caridad y ante las riquezas ciegas al dolor de los pobres”, afirmó.

En la parábola, el hombre rico muere y es arrojado al inframundo. Le pide a Abraham que envíe un mensajero a sus hermanos para advertirles y llamarlos al arrepentimiento.

El relato del Evangelio y las palabras de la Escritura que los catequistas están llamados a compartir no tienen como objetivo “decepcionar o desanimar” a las personas, sino despertar sus conciencias, afirmó el Papa.

El corazón de la catequesis

Haciendo eco de las palabras del Papa Francisco, el Papa León dijo que el corazón de la catequesis es este anuncio. Que “el Señor Jesús ha resucitado, el Señor Jesús te ama y ha dado su vida por ti; resucitado y vivo, está cerca de ti y te espera cada día”.

Esa verdad, dijo, debería impulsar a la gente a amar a Dios y a amar a los demás a cambio.

El amor de Dios, afirmó, “nos transforma abriendo nuestro corazón a la Palabra de Dios y al rostro del prójimo»”.

Los padres, los primeros en enseñar a sus hijos sobre Dios

El Papa León recordó a los padres que ellos son los primeros en enseñar a sus hijos sobre Dios, sus promesas y sus mandamientos.

Y agradeció a todos los que han sido testigos para los demás de la fe, de la esperanza y de la caridad, cooperando en la labor pastoral de la Iglesia “escuchando las preguntas, compartiendo las luchas y sirviendo al deseo de justicia y de verdad que habita en la conciencia humana”.

Enseñar la fe es un esfuerzo comunitario, dijo, y el Catecismo de la Iglesia Católica “es la ‘guía de viaje’ que nos protege del individualismo y la discordia, porque da testimonio de la fe de toda la Iglesia Católica”.

El autorCNS / Omnes

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Georges Lemaître: cuando el universo nace entre la ciencia y la fe

Georges Lemaître, sacerdote y físico belga, revolucionó la cosmología al proponer que el universo está en expansión y que tuvo un origen en el “átomo primitivo”, hoy conocido como Big Bang.

Eduardo Riaza·28 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Puede un sacerdote ser también un gran científico? La historia de Georges Lemaître demuestra que sí. Este físico belga, que también era sacerdote católico, no solo combinó con naturalidad la ciencia y la fe, sino que revolucionó nuestra comprensión del universo. De hecho, fue el primero en proponer lo que hoy conocemos como la teoría del Big Bang.

Un sacerdote con vocación científica

Desde joven, Lemaître soñaba con dos cosas: ser científico y ser sacerdote. Estudió ingeniería, filosofía, física y matemáticas, y sirvió como voluntario en la Primera Guerra Mundial. Luego ingresó al seminario y fue ordenado sacerdote. Pero su pasión por el conocimiento no se detuvo ahí.

Descubrió la teoría de la relatividad general de Einstein a través de los textos del astrónomo Arthur Eddington, con quien más tarde estudiaría en Cambridge. Fascinado por las nuevas ideas sobre el espacio y el tiempo, Lemaître empezó a explorar cómo estas podían aplicarse al universo entero.

Un universo que se expande

Hasta entonces, la mayoría de los científicos creían en un universo estático. Lemaître pensó lo contrario: si el universo estaba lleno de galaxias que se alejaban unas de otras —como indicaban algunas observaciones—, entonces debía estar en expansión.

Con esa idea en mente, en 1927 propuso un modelo matemático en el que el universo se expandía con el tiempo. Esta expansión explicaba un fenómeno conocido como “corrimiento al rojo”: las galaxias más lejanas se alejan más rápidamente. Años después, Edwin Hubble observó exactamente eso, dando un fuerte respaldo empírico a la hipótesis de Lemaître.

El origen: el “átomo primitivo”

Pero Lemaître fue más allá. En 1931 presentó una idea aún más audaz: el universo había comenzado a partir de un punto extremadamente denso y caliente que llamó “átomo primitivo”. Esa fue la primera formulación científica del origen del universo, hoy conocida como la teoría del Big Bang.

En lugar de imaginar un universo eterno, propuso uno con un comienzo, donde el espacio y el tiempo surgieron a partir de una explosión cósmica inicial. Aunque al principio la comunidad científica recibió esta idea con escepticismo —y algunos incluso pensaron que Lemaître buscaba introducir la creación bíblica en la ciencia—, él siempre fue claro: su modelo era una propuesta científica, no religiosa.

Fe y ciencia: dos caminos hacia la verdad

Lejos de usar la ciencia para “probar” la existencia de Dios, Lemaître insistía en mantener una separación saludable entre fe y ciencia. Para él, ambas buscaban la verdad, pero desde planos distintos: la ciencia explica el “cómo” del universo; la fe, el “por qué” último de la existencia.

Lemaître creía que Dios no sustituye las leyes naturales, sino que es el fundamento de todo lo que existe. En sus propias palabras, “no se debe reducir a Dios a una hipótesis científica”. Afirmaba que la Revelación no pretendía enseñar ciencia, y que un científico creyente podía investigar con la misma libertad que cualquier otro.

El legado del “padre del Big Bang”

A lo largo de su vida, Lemaître fue reconocido tanto por su brillantez científica como por su profunda humildad. Sus ideas fueron la base de la cosmología moderna. Poco antes de su muerte, se enteró del descubrimiento de la radiación cósmica de fondo, un “eco” del Big Bang que confirmaba su teoría. Fue un momento simbólico: la ciencia terminaba por confirmar lo que él había vislumbrado décadas antes.

Hoy, su figura inspira a muchos como ejemplo de que ciencia y fe no tienen por qué estar enfrentadas. Georges Lemaître vivió convencido de que el universo es racional, bello y accesible a la inteligencia humana, precisamente porque es obra de un Creador.

Y tal vez por eso, fue capaz de ver más lejos que muchos: hasta el origen mismo del cosmos.

El autorEduardo Riaza

Físico y autor de "La historia del comienzo: Georges Lemaître, padre del big bang".

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Evangelización

8 ideas de qué espera la gente de sus catequistas

¿Qué significa ser catequista? ¿Puede serlo cualquiera? ¿Qué esperan los catequizandos? En este artículo se muestran dos visiones que definen qué significa ser un buen catequista.

Teresa Aguado Peña·28 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Con motivo del Jubileo de Catequistas, este 28 de septiembre, el Papa León XIV preside en la plaza de San Pedro la Santa Misa con la institución de nuevos catequistas, un gesto que subraya la importancia de su misión en la vida de la Iglesia. En este contexto hemos preguntado a catequistas y catequizandos cuáles son, desde su experiencia, las claves para ejercer esta tarea con fecundidad y alegría. De ahí nace este artículo: ocho claves concretas para ser un buen catequista, recogidas de quienes transmiten y reciben la fe.

Muchos piensan que ser catequista es fruto de una recopilación de méritos, como si fuera un mero puesto que te asignan al subir una gran escalinata de pruebas de fe. Nada más lejos de la realidad. Y es que el primer «requisito» para ser catequista es reconocerse pecador, porque solo quien experimenta la misericordia de Dios puede anunciarla con autenticidad. Desde esa humildad nace la disponibilidad para servir, para acompañar a otros en su camino de fe y para dejar que el Espíritu Santo actúe a través de uno mismo. El catequista no habla desde una perfección personal, sino desde la experiencia viva de un Dios que transforma y sostiene, compartiendo con sencillez el tesoro recibido. Partiendo de esa base ¿Qué dicen los catequistas y qué dicen los catequizandos?

¿Qué dicen los catequistas?

1. Ser testigo del amor de Dios

El catequista no transmite una teoría ni un listado de normas: comunica una experiencia viva. Ser testigo del amor de Dios significa haberlo experimentado en uno mismo y dejar que ese amor transforme las palabras, gestos y actitudes. El catequista es alguien que, al haber encontrado a Cristo, puede decir con sinceridad “ven y verás”, porque comparte desde su propia experiencia y no desde conceptos abstractos.

2. La Iglesia como madre

El catequista no camina solo ni actúa por cuenta propia. Vive su misión desde la Iglesia, madre que engendra y cuida la fe. Esto implica sentirse parte activa de la comunidad cristiana, aprender de ella, recibir formación y apoyo, y a la vez acompañar a otros en su crecimiento espiritual. Desde esa conciencia, el catequista es signo de acogida y cercanía, mostrando a sus catequizandos que la Iglesia es casa y familia.

3. La Oración como fuente

El corazón del catequista se alimenta de la oración personal y comunitaria. No se puede dar lo que no se tiene: quien acompaña a otros en la fe necesita beber cada día de la fuente viva que es la relación con Dios. La oración sostiene en los momentos de cansancio, ilumina en las decisiones y convierte la catequesis en algo más que una clase: en un encuentro que puede conducir a un encuentro personal con Dios.

4. Parresía para anunciar el Evangelio

La parresía es la audacia del Espíritu Santo: anunciar el Evangelio con valentía, alegría y libertad interior. Un buen catequista no se deja frenar por el miedo, la timidez o el “qué dirán”, sino que se fía del Espíritu y se adapta al lenguaje y a la realidad de quienes tiene delante. Como Jesús, busca que la Buena Noticia llegue de forma comprensible, sin rebajar su contenido pero sí haciéndolo cercano y actual.

¿Qué piden los catequizandos a sus catequistas?

1.No a las palizas

Una catequista define bien lo que significa tener esta vocación: “ser testigo y no dar palizas”. La catequesis no puede ser un bombardeo de contenidos ni un discurso moralizante. La fe no se impone, se propone; no se transmite desde la frialdad de un manual, sino desde la cercanía de una experiencia real que inspira a creer en Él. Un buen catequista sabe acompañar, escuchar y adaptarse al ritmo y a la realidad de sus catequizandos, para que la catequesis sea un espacio de encuentro, diálogo y crecimiento, no de aburrimiento ni imposición.

2. Coherencia

Nada impacta más que el ejemplo. Un catequista puede tener muchos recursos didácticos, pero si su vida desdice lo que enseña, el mensaje se vacía de fuerza. Vivir con coherencia no significa ser perfecto, sino esforzarse por alinear la vida cotidiana con aquello que se anuncia: la oración, la participación en la comunidad, la caridad, el perdón. Esa autenticidad, aunque imperfecta, es la que despierta confianza en los catequizandos y les muestra que el Evangelio es posible en la vida real. Como decía uno de ellos: “No espero que mi catequista sea un santo, pero sí que se note que cree en lo que dice”.

3. Empatía

Cada persona que llega a la catequesis tiene su historia, sus dudas, su ritmo y sus heridas. Un buen catequista necesita, además de formación, inteligencia emocional para ponerse en los zapatos de sus catequizandos, acoger sus preguntas sin escandalizarse, escuchar sin juzgar y encontrar el modo de acompañar sus procesos. Esta empatía crea un clima de confianza en el que pueden abrirse al mensaje del Evangelio. Los catequizandos lo expresan así: “Nos sentimos escuchados cuando no nos tratan como un número, sino como personas con nombre y vida propia”.

4. Discernimiento

No todo consejo es oportuno ni todo camino es igual para todos. Por eso, además de empatía, un catequista necesita discernimiento: saber leer los signos de Dios en la vida de cada persona, orar por quienes acompaña y dejar que el Espíritu Santo inspire su palabra y sus gestos. El discernimiento ayuda a orientar sin imponer, a sugerir sin presionar, a indicar caminos que lleven al encuentro con Cristo y no a simples recetas. Así el catequista se convierte en verdadero compañero de camino, ayudando a cada uno a descubrir lo que Dios quiere para su vida.

Vaticano

El Papa a los catequistas: “hay un ‘sexto sentido’ para las cosas de Dios”

El Papa León XIV ha defendido en la Audiencia de esta mañana, en el Jubileo de los Catequistas, la existencia del ‘sensus fidei’, un ‘sexto sentido’ de las personas sencillas para las cosas de Dios. Es la “infalibilidad del pueblo de Dios en la fe”. La que llevó a un niño en Milán a gritar: “¡Ambrosio, obispo!”, y era un catecúmeno.

OSV / Omnes·27 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

– Francisco Otamendi

En el siglo IV, en Milán, la Iglesia estaba dividida por grandes conflictos y la elección del nuevo obispo se estaba convirtiendo en un tumulto, ha descrito el Papa León XIV en la Audiencia del Jubileo de los Catequistas. 

“La historia cuenta que entonces se alzó la voz de un niño que gritó: “¡Ambrosio obispo!”. Y todo el pueblo pidió: «¡Ambrosio obispo!”. Y Ambrosio, que ni siquiera estaba bautizado, era un catecúmeno que se preparaba para el bautismo, fue “uno de sus obispos más grandes y doctor de la Iglesia”, ha dicho el Papa.

Intuiciones en el pueblo de Dios

El Jubileo nos convierte en peregrinos de esperanza, “porque intuimos una gran necesidad de renovación que nos concierne a nosotros y a toda la tierra”, ha manifestado León XIV en una soleada Plaza de San Pedro, en el Jubileo de los Catequistas, ante màs de 35.000 peregrinos.

“Acabo de decir “intuimos”: este verbo —intuir— describe un movimiento del espíritu, una inteligencia del corazón que Jesús encontró sobre todo en los pequeños, es decir, en las personas de alma humilde. 

A menudo, de hecho, las personas cultas intuyen poco, porque presumen saberlo todo. “Es hermoso, en cambio, tener aún espacio en la mente y en el corazón, para que Dios pueda revelarse. ¡Cuánta esperanza cuando surgen nuevas intuiciones en el pueblo de Dios!”

Infabilidad del pueblo de Dios en la fe

Jesús se regocija por ello, está lleno de alegría, ha proseguido el Pontífice, porque se da cuenta de que los pequeños intuyen. Tienen el ‘sensus fidei’, que es como un ‘sexto sentido’ de las personas sencillas para las cosas de Dios. Dios es sencillo y se revela a los sencillos. 

“Por eso”, ha subrayado, “hay una infalibilidad del pueblo de Dios en la fe, de la cual la infalibilidad del Papa es expresión y servicio” (cf. Conc. Ecum. Vat. II, Lumen gentium, 12; Comisión Teológica Internacional, El sensus fidei en la vida de la Iglesia, 30-40)”.

“Ambrosio, obispo!”

Entonces ha recordado ese momento de la historia de la Iglesia que muestra cómo la esperanza puede provenir de la capacidad de intuición del pueblo. Cómo surgió en el siglo IV en Milán el nombre de Ambrosio, san Ambrosio, del grito de un niño.

Ambrosio al principio no quiere, incluso huye. Luego comprende que se trata de una llamada de Dios, así que se deja bautizar y ordenar obispo. “¡Y se convierte en cristiano haciendo de obispo!”, ha recordado el Papa. 

Regalo de los pequeños a la Iglesia

“¿Veis qué gran regalo hicieron los pequeños a la Iglesia? También hoy es una gracia que hay que pedir: ¡convertirse en cristianos mientras se vive la llamada recibida! ¿Eres madre, eres padre? Conviértete en cristiano como madre y padre. ¿Eres empresario, obrero, profesor, sacerdote, religiosa? Hazte cristiano en tu camino. El pueblo tiene este ‘olfato’: entiende si nos estamos haciendo cristianos o no. Y puede corregirnos, puede indicarnos el camino de Jesús”.

San Ambrosio, a lo largo de los años, devolvió mucho a su pueblo, ha señalado León XIV. Por ejemplo, “inventó nuevas formas de cantar salmos e himnos, de celebrar, de predicar. Él mismo sabía intuir, y así la esperanza se multiplicó. Agustín se convirtió gracias a su predicación y fue bautizado por él. Intuir es una forma de esperar, ¡no lo olvidemos!”

¡Que el Jubileo nos ayude a hacernos pequeños según el Evangelio para intuir y servir los sueños de Dios!, ha concluido su catequesis.

El autorOSV / Omnes

Vaticano

La misericordia que rehace al hombre

El Papa León XIV subraya que la misericordia de Dios no solo perdona, sino que recrea: allí donde el hombre destruye, Dios vuelve a crear.

Diego Blázquez Bernaldo de Quirós·27 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La catequesis reciente del Papa León XIV de este miércoles 24 de septiembre nos sitúa en el corazón del cristianismo: la misericordia de Dios como fuente inagotable de vida nueva. No se trata de una idea devocional secundaria, sino del núcleo mismo de la Revelación.

San Juan Pablo II lo afirmó con fuerza: “la misericordia es el atributo más grande de Dios” (Dives in misericordia, 13). Y Benedicto XVI recordó que “la fe cristiana no es ante todo una idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una Persona” (Deus caritas est, 1): ese encuentro es con Cristo que, en la cruz, hace de su perdón el rostro visible del amor divino.

La propuesta de León XIV

La novedad de la catequesis del Papa León XIV radica en subrayar que el perdón divino no es un simple “olvido” del pecado, sino un acto creador. Allí donde el hombre destruye, Dios vuelve a crear. El perdón no solo absuelve: re-crea. De ahí que la misericordia de Dios sea siempre fuente de esperanza. El creyente no se define por sus caídas, sino por el amor que lo levanta.

Sin embargo, esta experiencia requiere un camino espiritual: humildad y arrepentimiento. El orgullo cierra el acceso a la gracia, mientras que la confesión sincera abre de par en par la puerta al perdón. El Hijo pródigo solo pudo experimentar el abrazo del Padre cuando reconoció su miseria y dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti” (Lc 15,21). La misericordia no humilla: dignifica. Pero exige la valentía de reconocerse necesitado.

Perdonarse a uno mismo

Aquí se abre otro aspecto decisivo: el perdón de Dios reclama también que
aprendamos a perdonarnos a nosotros mismos. Muchas veces el cristiano vive como
si la absolución sacramental no tuviera eficacia, cargando con culpas que ya han sido
redimidas. Pero la fe nos enseña que el juicio definitivo sobre nuestra vida no lo
pronuncian nuestras faltas, sino la sangre de Cristo derramada por nosotros. Perdonarnos a nosotros mismos es, en último término, acoger la mirada de Dios sobre nuestra historia.

De esta certeza nace la alegría del Evangelio. El perdón no es solo descanso psicológico, es paz ontológica: nos devuelve al estado de hijos reconciliados, introducidos de nuevo en la comunión. Como enseña el Catecismo, “no hay límite ni medida a este perdón esencialmente divino” (CEC 2845). Por eso, la experiencia de la misericordia no conduce a la resignación, sino a la misión: el perdonado se convierte en testigo y ministro de perdón en un mundo herido por la dureza y el resentimiento.

La catequesis del Papa León XIV nos invita, en definitiva, a contemplar el perdón como don que exige humildad y que regala esperanza, humildad: porque reconocer la propia culpa es condición para abrirse a la gracia, esperanza: porque cada caída puede convertirse en lugar de encuentro con el Dios que “hace nuevas todas las cosas” (Ap 21,5). Y sobre todo, gratitud: porque todo en la vida cristiana nace del asombro agradecido ante un Dios que no se cansa nunca de rehacernos con su misericordia.

Estados Unidos

Obispo Paprocki: “No va en contra de la unidad decir la verdad”

La Arquidiócesis de Chicago, y el cardenal Blase J.Cupich, tienen previsto entregar al senador Dick Durbin un “Premio a la Trayectoria” por su trabajo en materia de inmigración. El senador ha mantenido “una política abortista muy firme y consistente”, dice el obispo Thomas J. Paprocki en esta entrevista de OSV News, y la arquidiócesis debería revocar la entrega del premio. Durbin reside oficialmente en su diócesis.

OSV / Omnes·27 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 8 minutos

– Gretchen R. Crowe (OSV News)

La oficina del Ministerio de Inmigración de la Dignidad Humana y la Solidaridad de la arquidiócesis de Chicago, y el cardenal Blase J. Cupich, tienen previsto entregar al senador Dick Durbin, católico, un “Premio a la Trayectoria” por su trabajo en cuestiones de inmigración, en noviembre. Esto a pesar de la postura pública de larga duración del senador sobre el aborto. El obispo Thomas J. Paprocji, de Springfield, Illinois, en cuya diócesis reside oficialmente Durbin, ha emitido una corrección fraternal al cardenal Cupich, pidiendo a la arquidiócesis que cambie sus planes.

“Debido a que esta decisión amenaza con escandalizar a los fieles y dañar los vínculos de la comunión eclesial, debe revertirse”, escribió el obispo Paprocki el 23 de setiembre en First Things.

En una entrevista con OSV News el 24 de septiembre, el obispo Paprocki afirmó que, independientemente del historial del senador Durbin en otros temas, su postura pública a favor de las políticas de protección del aborto legal lo descalifica para recibir cualquier premio, según las políticas tanto de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos como de la Arquidiócesis de Chicago. Argumentó que el premio no es coherente con la doctrina de la Iglesia sobre temas de vida y que defender la verdad no supone romper la unidad dentro de la Iglesia.

A continuación, se muestra la entrevista completa, editada para mayor claridad y extensión.

OSV News: A principios de esta semana, usted emitió una corrección fraternal formal al cardenal Cupich por la decisión de otorgar al senador Dick Durbin de Illinois un ‘Premio a la Trayectoria’. ¿Cuál cree que es el mejor resultado en este momento? 

Obispo Thomas J. Paprocki: Creo que el mejor resultado en este momento sería que el cardenal Cupich y la arquidiócesis de Chicago rescindieran la entrega de su premio a la trayectoria al senador Durbin. 

Creo que es evidente que ha mantenido una política abortista muy firme y consistente como senador de Estados Unidos. Y a pesar de sus otras buenas acciones, hablamos de una ética de vida coherente. 

Ése fue un gran problema con el cardenal Joseph Bernardin, arzobispo de Chicago en la década de 1990, cuando yo era su canciller. Al senador Durbin, que lleva varios años en esta postura, le parece que todas sus otras buenas acciones superan su condición de político abortista, y simplemente no funciona así. Sería como decir que alguien es un buen católico porque sigue nueve de los Diez Mandamientos: “El quinto mandamiento, ‘no matarás’, no lo seguimos, pero los otros nueve, los cumplo perfectamente”. Por lo tanto, es muy incoherente decir que vamos a otorgar un premio a la trayectoria a alguien que promueve el asesinato de fetos. 

OSV News: El cardenal Cupich hizo referencia a la “ética coherente de la vida” en su declaración, acuñada, como usted mencionó, por el cardenal Bernardin. ¿Podría explicarnos qué quería decir con ese concepto?

Obispo Paprocki: El propio cardenal Bernardin fue muy contundente al respecto. Le preguntaron muchas veces sobre ello. Esto fue cuando promovía la ética coherente de la vida en la década de 1980. Ya entonces había políticos y otros que usaban esta ética para decir, bueno, como el senador Durbin, que mientras me adhiera a la doctrina católica en la mayoría de los temas, no hay problema, y ​​que el aborto no es tan importante. 

Hay una cita muy contundente del cardenal Bernardin —fue entrevistado en el National Catholic Register en 1988— y tengo esta cita que me gusta usar con frecuencia, porque creo que es suya. Dijo: “Sé que algunas personas de izquierda, si se me permite usar esa etiqueta, han usado la ética consistente para dar la impresión de que el tema del aborto ya no es tan importante. Que deberían estar en contra del aborto en general, pero que hay asuntos más importantes, así que no le pidan cuentas a nadie solo por el aborto. Eso es un mal uso de la ética consistente, y lo deploro”. Es una cita muy contundente, y creo que es muy aplicable a lo que está sucediendo aquí con el senador Durbin. 

El senador estadounidense Dick Durbin, demócrata por Illinois, en 2019, y el cardenal Blase J. Cupich de Chicago, en 2018 en el Vaticano. (Foto de OSV News/Jim Bourg, foto de Reuters/CNS/Paul Haring).

OSV News: Con la corrección fraterna, ¿cree que cualquier respuesta que pueda obtener se hará pública, ya que su corrección fraterna fue pública? 

Obispo Paprocki: Creo que el cardenal Cupich ya ha declarado públicamente que planea seguir adelante con el homenaje al senador Durbin. Así que, si lo revocara, creo que sería muy público. Pero por ahora, no parece que vaya a hacerlo. De hecho, emitió su declaración el lunes después de que le señalé estas cosas. Así que, básicamente, está bastante claro que está redoblando sus esfuerzos y tiende a seguir adelante con la entrega de este premio. 

OSV News: No parece ideal que los obispos se muestren en desacuerdo en los medios de comunicación. Sin duda, no es ideal para la unidad de la Iglesia. ¿Qué hay en este tema para que haya decidido dar un paso adelante de esta manera? 

Obispo Paprocki: La razón por la que decidí dar este paso fue en respuesta a algo que están haciendo el cardenal Cupich y la arquidiócesis de Chicago. Yo no comencé esto. Están haciendo algo que contradice la declaración de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos sobre “Los católicos en la vida política”. Una declaración que nosotros, como obispos de los Estados Unidos, emitimos en 2004. 

El texto dice muy claramente: «La comunidad católica y las instituciones católicas no deben honrar a quienes actúan en contra de nuestros principios morales fundamentales. No se les deben otorgar premios, honores ni plataformas que sugieran apoyo a sus acciones”. Eso está bastante claro. Y, de hecho, la arquidiócesis de Chicago tiene una política propia muy similar a la de no otorgar honores ni oportunidades de hablar a personas cuya postura pública se oponga a los principios morales fundamentales de la Iglesia Católica. 

Por lo tanto, cuando se da una situación como ésta, o cuando alguien incumple esa política, no creo que se rompa la unidad por señalarlo y pedir que se cumplan nuestras políticas y las enseñanzas de la Iglesia católica.

De hecho, creo que tenemos que decir la verdad, y el Papa León dio recientemente una charla en la que dijo que decir la verdad no perjudica la unidad, que debemos decir la verdad. Y creo que eso es lo que estamos haciendo aquí. 

Porque, de lo contrario, ¿qué sentido tiene tener estas políticas? Dedicamos mucho tiempo a debatirlas, las adoptamos y, luego, cuando alguien las incumple, ¿hay alguna consecuencia, al menos una declaración pública, que diga que esto supone un incumplimiento de nuestras políticas de la conferencia episcopal? 

Otros obispos ya han intervenido. Vi que el arzobispo Cordileone de San Francisco emitió una declaración, al igual que el obispo James Conley de Lincoln, Nebraska. Agradezco su apoyo y preveo que otros obispos también darán a conocer su opinión al respecto. 

OSV News: ¿Es normal que un obispo ignore las directrices de la USCCB y de su propia diócesis, y políticas sobre estos asuntos?

Obispo Paprocki: No lo creo. Es decir, no tengo conocimiento de un reconocimiento tan público y de alto perfil a un senador estadounidense tan prominente. No he visto nada parecido. Está el tema de recibir la Sagrada Comunión. Ése es otro tema. Y, como saben, sé que el arzobispo Cordileone de San Francisco le dijo, de forma similar, a Nancy Pelosi que ella tampoco debía recibir la Sagrada Comunión. Así que hay otros casos como éste en los que los obispos han aplicado el Derecho canónico. Que básicamente dice que cuando alguien persiste obstinadamente en promover un pecado grave manifiesto, no debe recibir la Sagrada Comunión.

OSV News: En su declaración del 22 de septiembre, el cardenal Cupich justificó sus acciones en parte, diciendo que era una forma de permanecer fiel a la instrucción de la CDF de mayo de 2021. ¿Cómo respondería a eso? 

Obispo Paprocki: Bueno, ya sabe, la instrucción es dialogar con los políticos, y eso está bien. Yo lo hago. He dialogado con el senador Durbin. Pero cuando un obispo intenta hacerlo y el político lo ignora, entonces hay que tomar medidas. Y esto es algo que me precede aquí en la diócesis. 

Esto se remonta a 2004, cuando el párroco de su parroquia, la parroquia del Santísimo Sacramento en Springfield, era Monseñor Kevin Vann. Ahora es el obispo Kevin Vann, obispo de Orange, California. En aquel entonces, le dijo al senador Durbin que no debía comulgar, y eso fue confirmado por mi predecesor, el obispo George Lucas, quien ahora es arzobispo emérito de Omaha.

Y eso es lo que se ha observado aquí. El senador Durbin me dijo personalmente que no comulga en nuestra diócesis. Bueno, al parecer comulga en una iglesia de Chicago. Tiene un apartamento en Chicago, pero sigue teniendo su casa aquí, en Springfield. Yo diría que, en lo que a eso se refiere, sigo siendo su obispo. Es muy interesante que al cardenal Cupich le preguntaran sobre esto en 2018. 

Y sobre el tema de que el senador Durbin no pudiera recibir la Sagrada Comunión, en un artículo que apareció en el State Journal Register, el periódico de Springfield, el cardenal Cupich dijo lo siguiente. 

“Dejo que cada obispo, que tiene la obligación de dialogar con sus funcionarios electos sobre este asunto en lo que respecta a su propia práctica de la fe católica, decida al respecto”. Yo no participé en la conversación entre el obispo y el senador Durbin sobre este tema, por lo que no puedo comentar al respecto, pero respeto a cualquier obispo que necesite tomar medidas dentro de su propia diócesis, y también creo que esa conversación debe permanecer entre ellos dos”. 

Bueno, estos dos, como dijo el propio cardenal Cupich, serían el senador Durbin y yo, el obispo Paprocki. Y, por lo tanto, en este momento, eso no ha cambiado. Él sigue teniendo aquí su hogar, lo que en Derecho canónico se denomina domicilio. Tiene su domicilio aquí, en esta diócesis. Y, en ese sentido, me encuentro en una posición en la que creo que tengo que decir algo. No se trata solo de si debo decir algo. Creo que tengo la obligación de hacerlo. 

OSV News: ¿Y su domicilio está en la diócesis de Springfield?

– Obispo Paprocki: Todavía lo usa como su registro oficial. Su historial de votación indica que vota desde aquí, e incluso si visita la página web oficial del senador Durbin, aparece que reside en Springfield. Así que está bastante claro. 

OSV News: ¿Existe alguna forma en la que una diócesis pueda premiar u honrar a un político por su labor en un ámbito concreto, aunque este discrepe públicamente con la Iglesia en otro? ¿Habría habido quizá una forma más adecuada para que la arquidiócesis de Chicago reconociera la labor del senador Durbin en materia de inmigración? ¿O no existe ninguna vía para ello? 

Obispo Paprocki: Bueno, supongo que se podría argumentar al respecto que si fuera muy limitado y solo dijera que queremos reconocer todo lo que ha hecho para ayudar a los inmigrantes, eso posiblemente podría funcionar. Pero yo señalaría dos cosas.

Una es que la política de la USCCB, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, simplemente dice que no debemos honrar a quienes actúan en contra de nuestros principios morales fundamentales y que no se les debe otorgar premios. Así que, si alguien no sigue las enseñanzas de la Iglesia, parecería que incluso para destacar un área para honrar, no deberíamos. 

La otra cosa, como quisiera señalar en este caso, es que lo llaman “premio a la trayectoria”. Así que no se lo honra solo por ese tema en particular.

OSV News : ¿Hay algo más que le gustaría agregar? 

– Obispo Paprocki: Solo pido oraciones. Creo que es muy importante. Siempre oramos por un cambio de corazón y creemos en el poder de la gracia y la conversión de Dios. Por eso, pido oraciones por el senador Durbin, por el cardenal Cupich y también por todos los que participan en el movimiento pro vida.

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Gretchen R. Crowe es editora en jefe de OSV News.

Esta entrevista ha sido publicada originariamente en OSV News en inglés. Pueden consultarla aquí

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El autorOSV / Omnes

Evangelización

Rosa Pich: «El Cielo en la Tierra es posible, con sacrificio, humor y caos»

La madre de 18 hijos Rosa Pich, transforma el dolor de sus pérdidas en enseñanza y alegría en su nuevo libro ‘También hay cielo'.

Teresa Aguado Peña·27 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Rosa Pich, madre de 18 hijos —tres de ellos ya en el cielo— y viuda, es un torbellino de alegría, fe y energía contagiosa. En su nuevo libro «También hay cielo», demuestra que se puede reír en medio del dolor, y que este se puede transformar en enseñanza. Con su famoso “caos organizado”, Rosa convierte cada día en un espectáculo de vida familiar mostrándolo en sus redes con el objetivo de aportar «un granito de esperanza» para todos aquellos que lo necesiten.

Desde sus primeros años de matrimonio, Rosa y su esposo decidieron dejar su familia en manos de la providencia. “No decidimos si tener uno, dos, tres… Sí que hablamos de querer una familia numerosa, pero al final es lo que Dios te da”, recuerda.

Su experiencia personal no ha sido fácil: al nacer su tercer hijo, falleció a los diez días, y cuatro meses después murió el segundo, ambos con problemas de corazón. Los médicos les recomendaron no tener más hijos, asegurando que podrían morir todos, e incluso que la mayor viviría solo hasta los tres años. Aun así, Rosa y Chema decidieron seguir adelante: “Nadie se mete en tu cama, vamos a hacer lo que nos dé la real gana”, dice Rosa, y así asumieron el riesgo y confiaron.

Rosa y sus hijos en una foto familiar ©Imagen de sus redes sociales

Para Rosa, cada hijo es un regalo inmerecido de Dios, un don temporal que los padres reciben para educar y acompañar, sabiendo que pronto seguirán su propio camino. Destaca la enorme responsabilidad que implica tener la libertad de decidir formar una familia: “Dios nos da la libertad…, si papá y mamá decimos que no, no van a nacer”, señala, subrayando que la decisión de traer un hijo al mundo es solo de los padres, y que esta responsabilidad trasciende la vida terrenal. Cada hijo exige entrega, sacrificio y servicio: aunque a veces los pequeños detalles de la crianza parecen abrumadores, Rosa recuerda que se trata de un acto de adoración y amor, un dar constante que fortalece el vínculo familiar.

Educar en la fe

Rosa explica que en su casa hay una vida de piedad: “Vamos a Misa los domingos, y los días que podemos entre semana, también. En casa se reza el Rosario”, sin que los niños decidan si participar o no, al igual que “no le dejas decidir si quiere ir al colegio”. Rosa muestra a sus hijos cómo integrar lo espiritual en lo cotidiano. “Los hijos tienen que ver a los padres rezar”, asegura, destacando que la espiritualidad se aprende sobre todo con el ejemplo.

Sin embargo, al crecer, los hijos toman sus propias decisiones: “tenemos que dejar que se equivoquen”. Cada hijo tiene su propia identidad, y aunque la educación en la fe es constante, ella respeta que, llegado un momento, los hijos decidan por sí mismos. “Tú educas en casa una fe vivida desde la cuna, pero al final tienes que respetar”, explica.

La pérdida

A pesar de haber vivido la muerte de tres hijos y la de su marido, Rosa, en su nuevo libro ‘También hay Cielo’, afirma que ha sido «muy mimada por el Señor». Ve el dolor como una oportunidad para transformarlo en algo más fértil, en una enseñanza. Por eso, resalta la importancia de afrontar la realidad y no huir de ella. Cuando ve que esta le supera, sabe a quién recurrir: «Señor, ayúdame. Dame fuerzas porque sola no puedo». Comenta que hemos sido creados para ser felices aquí en la Tierra, «aunque a veces se nos olvide».

También hay Cielo

Autor: Rosa Pich
Editorial: Alabada
Año: diciembre 2024
Número de páginas: 90

‘Influencer’ por casualidad

Compartir su testimonio y la manera en que Dios ha obrado en su vida le resulta algo natural. Cuenta que comenzó en Instagram casi por casualidad, siguiendo la sugerencia de un hijo, y que nunca buscó fama ni seguidores. Para ella, la clave está en mostrar la vida tal cual es, con sus alegrías, sus caídas y sus desafíos, como cuando su hijo Rafa enfrentó el cáncer: “el Señor ha querido mostrar a través de mi cuenta… otra manera de ver la enfermedad… sacar un lado un poco más humano y dar un granito de esperanza”. Rosa cree que, a través de su ejemplo y testimonio, puede transmitir consuelo, esperanza y motivación, ayudando a otros a enfrentar dificultades cotidianas y a valorar la vida familiar como un espacio donde la fe y la entrega se viven con autenticidad.

Con más de 123.000 seguidores en su cuenta @comoserfelizconunodostreshijos, sus publicaciones muestran tanto el caos como la diversión de convivir con 15 hijos. Es a lo que ella llama un «caos organizado»: un equilibrio entre el desorden inevitable de una familia numerosa y su alegría desbordante. Rosa Pich cree que la gente la sigue porque refleja la vida real, sin filtros, mostrando tanto los retos como las risas, los juegos improvisados y las anécdotas que llenan su hogar. Ese caos, lejos de ser negativo, genera optimismo, creatividad y cercanía, y transmite que, aunque la vida no sea perfecta, la convivencia familiar puede ser divertida, enriquecedora y profundamente humana.

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Mundo

Obituario: Tatiana Goritchéva, una mujer valiente

La filósofa y disidente rusa Tatiana Goritchéva (1947-2025) falleció recientemente sin apenas eco mediático. Pionera del feminismo cristiano y crítica del régimen soviético, su muerte ha pasado desapercibida pese a la relevancia de su obra.

Santiago Leyra Curiá·27 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Tatiana Goritchéva nació en San Petersburgo (entonces Leningrado) en 1947 y ha fallecido en su ciudad natal el 23 de septiembre de 2025. Allí estudió Filosofía y Radiotecnia y fue durante algún tiempo responsable de las Komsomol (Juventudes Comunistas).

A los 26 años se convirtió al cristianismo. Posteriormente fundó con algunas amigas el primer movimiento feminista de la Unión Soviética, MARIA, desde el que organizó seminarios religiosos y publicó dos revistas en la clandestinidad. Tras diversos interrogatorios y encarcelamientos fue expulsada de su país en 1980. Durante años vivió exiliada en París. En su día pudo conocer a personalidades como Heidegger, Sloterdijk y San Juan Pablo II.

En sus libros “Hablar de Dios resulta peligroso. Mis experiencias en Rusia y en Occidente” (Herder, 1987); “La fuerza de la locura cristiana. Mis experiencias” (Herder, 1988) y “La fuerza de los débiles” (Encuentro, 1989), la doctora Goritchéva narra cómo siendo dirigente de la juventud comunista y profesora de filosofía se refugió en una vida de excesos, entusiasmo con las filosofías occidentales y orientales y dedicación al yoga. Hasta que al meditar sobre el Padrenuestro encontró la fe que transformó su vida.

Conversión

Comprendió “con todo su ser que Dios existe… un Dios que por amor se hizo hombre”. Redescubrió entonces a la Iglesia en Rusia, a pesar de la persecución y dio un gran testimonio sobre el pueblo ruso, sobre el sentido del dolor y la persecución que, a pesar de todo, no puede desarraigar lo religioso. Eso le llevó a realizar un llamamiento también a los hombres de Occidente para que creyeran de corazón.

Goritchéva, en aquellos años ya algo lejanos, estaba convencida de que sólo la fe trae libertad: no la proporciona el materialismo ni el comunismo ni tampoco el cinismo al estilo oriental u occidental, sino únicamente lo que ella llama la “santa locura”.

Supo descubrir a estos locos y necios en medio de las masas uniformadas de Rusia y también en las sociedades de consumo de Occidente. En estos hombres y mujeres ve Tatiana Goritchéva una oportunidad de renovación para un cristianismo que se ha adaptado al ambiente y parece haber perdido su fuerza original. Los locos cristianos son un signo de atención porque tienen el coraje de vivir al margen de la sociedad, al límite mismo de la existencia.

Gran humanidad

Casi 30 años después de aquellas iluminadoras palabras, el año pasado tuve la fortuna de volver a hablar brevemente con Tatiana Goritchéva y me hubiera gustado conversar con ella sobre lo que significó para una emigrante rusa tener que vivir en Europa. La añoranza del calor que proporcionaban la cercanía humana y una vida espiritual intensa, así como el difícil intento de echar raíces en la fría atmósfera de Occidente, le descubrió nuestras carencias, que se han agudizado en las últimas décadas.

Ella me dijo que no quería diagnosticar ni polemizar, sino moverse en el ámbito de la conversación cordial, en el ámbito de Dios y de la fraternidad cristiana, que trataba de vivir intensa y cotidianamente de su esperanza. Se encontraba cansada y enferma y no pudimos intercambiar más que unos pocos mensajes que transmito aquí para que no se pierdan en el olvido.

Hace tres años, le escribí en ruso por las redes sociales (ventajas de la modernidad porque no hablo ni escribo esta hermosa lengua) mostrando interés por ella y me contestó: «¡Querido Santiago!  Gracias por tu interés en mi personalidad. Ahora estoy en San Petersburgo, pero estoy enferma y saldré para París dentro de una semana. Pero espero volver a San Petersburgo dentro de uno o dos meses. Entonces todo será posible». Y me dio su número de teléfono. 

Un mes después volví a escribirle y me contestó: «¡Querido amigo! Estoy muy contenta de su interés por mi modesta persona. ¡Y tu amor por Rusia! Pero sigo en tratamiento. Y otra vez me internan en el hospital (de París), donde es imposible escribir, conceder entrevistas… Toda mi energía se gasta en dolorosos ejercicios y pacientes trabajos sobre mi cuerpo. Rece por mí. Podría dar entrevistas en alemán, ruso, francés… pero todo tiene que ocurrir en una atmósfera de apertura creativa y comprensión amistosa. Por desgracia, no podré hacerlo hasta dentro de un par de meses. En el hospital, espero poder establecer contacto».

Amor por los animales

Ya por whatsapp, a una foto que le envíe de un alumno mío haciendo una presentación sobre Tatiana Goritchéva, me contestó: ¡Cristo ha resucitado! Como observé que en sus redes sociales compartía abundantes fotos de gatos y otros animales, incluida una simpática fotografía de Benedicto XVI ya retirado del pontificado observando sonriente a un gatito que le agarraba de su blanca sotana, se me ocurrió enviarle un vídeo donde se ven multitud de pájaros de todos los colores con la frase “ni Salomón en toda su gloria logró vestir así”.

Al día siguiente me contestó: «Cristo apunta directamente a la Belleza suprema de los pájaros y las bestias. Ellas nos han transmitido la armonía del cielo. Han conservado tanto la Bondad como la Verdad».

Un día me llamó por teléfono para decirme que no podríamos tener la entrevista hasta que se hubiera recuperado. Ella hablaba ruso, francés y alemán y yo español y me manejo en inglés. Le agradecí su llamada y le aseguré mis oraciones. Me hubiera gustado preguntarle cómo se encuentra y cómo ha sido su vida desde los años 90 del siglo pasado, en los que fue muy conocida en Europa por sus libros. Saber también qué le aporta hoy en día el cristianismo.

La fe y la sociedad actual

Dice Dostoievski en “El idiota” que la belleza salvará al mundo y hay quien piensa que se refería a la belleza moral, a Jesucristo, al Bien y a las personas buenas, en definitiva. Me gustaría haberle preguntado qué nos sigue diciendo Dostoievski a las personas de hoy. También sobre su opinión sobre el papel de España en la historia, su obra en América, etc.

Me quedé con ganas de saber su opinión sobre cómo puede en nuestras sociedades, cada vez más polarizadas, el cristianismo (a su vez humanamente dividido) aportar a la unidad. Y cómo le parecía que el cristianismo puede asumir -si es posible- un papel principal en el diálogo con una sociedad secularizada. ¿Es posible este diálogo?

Me quedé sin preguntarle qué puede aportar hoy en día la Iglesia Romana al “pulmón” oriental de la Iglesia; ¿qué autores había leído o estaba leyendo últimamente?; ¿qué autores rusos y extranjeros de actualidad le parecían de interés y por qué?; ¿llegó a leer la novela “Laurus” de Evgenii Vodolazkin que tuvo buena acogida en España?; ¿cómo vería la doctora Goritchéva el papel de los intelectuales a la hora de tender puentes entre las culturas y entre las personas?; ¿y cómo veía la situación de la mujer en la actualidad en Europa y en Rusia?; ¿cómo evitar que una posible vuelta a los “valores tradicionales” en Rusia se traduzca en volver a algunos sufrimientos padecidos por la mujer en la época soviética?

Hubiera terminado la posible entrevista preguntándole por la actual preocupación por la cuestión ambiental y el papel en ella de una “ecología integral” (que se preocupe conjuntamente por el planeta y por las personas sin ver a estas como una amenaza peligrosa). Y también le hubiera pedido su opinión sobre el papel de la Universidad en la actualidad y cómo podemos transmitir esperanza a las nuevas generaciones que parecen solo ver nubarrones en el horizonte.

Me quedé con las ganas de escuchar sus respuestas, pero con la satisfacción de saber que, a pesar de los años y las dificultades, Tatiana Goritchéva ha confiado hasta el final en Cristo como Salvador del mundo y de cada uno de nosotros.

Vaticano

Mons. Filippo Iannone, nombrado Prefecto del Dicasterio para los Obispos

El carmelita toma el mando del dicasterio responsable de los obispos del mundo, vacante desde la elección de Robert Prevost como pontífice de la Iglesia católica.

Maria José Atienza·26 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Santa Sede ha hecho público este mediodía el primer «gran» nombramiento del Papa León XIV dentro de la estructura vaticana: se trata del Prefecto del Dicasterio para los Obispos.

Monseñor Filippo Iannone, O. Carm., hasta ahora Prefecto del Dicasterio para los Textos Legislativos, ha sido el elegido por el pontífice para sucederle en su tarea de elegir y tratar los asuntos relativos a los pastores de las iglesias locales de todo el mundo y además ha sido nombrado Presidente de la Comisión Pontificia para América Latina.

Se trata del primer nombramiento fuerte dentro de la estructura vaticana del Papa Laón XIV, si bien, ahora será la prefectura del Dicasterio para los Textos Legislativos la que quede vacante. El nuevo Prefecto del Dicasterio para los Obispos tomará posesión de su cargo el próximo 15 de octubre.

Tanto el secretario del Dicasterio de los Obispos, Mons. Ilson de Jesús Montanari como el subsecretario del mismo Dicasterio, Mons. Ivan Kovač han sido confirmados por otros cinco años.

Mons. Filippo Iannone

Mons. Filippo Iannone nació el 13 de diciembre de 1957 en Nápoles Italia. En 1976 ingresó en la Orden de los Carmelitas y fue ordenado sacerdote el 26 de junio de 1982, a la edad de 24 años. El nuevo prefecto para los Obispos estudió en la Pontificia Facultad de Teología del Sur de Italia, ejerció como abogado del Tribunal de la Rota.

En su orden, Iannone desempeñó labores de comisionado, tesorero nacional, consejero comisario y presidente de la Comisión para la revisión de las Constituciones. Asimismo, en la diócesis de Nápoles, tuvo diversos cargos de responsabilidad como defensor del Tribunal Regional de Campania (1987-1990), vicario judicial adjunto de la Corte Diocesana de Nápoles (1990-1994), vicario episcopal de la IV Zona Pastoral (1994-1996) y provicario general (1996-2001).

El 12 de abril de 2001 fue designado Obispo Auxiliar de Nápoles, por san Juan Pablo II. Ocho años más tarde, fue nombrado Obispo titular de Sora-Aquino-Pontecorvo.

En enero de 2012 fue nombrado Vicerregente de Roma y pasó luego al Pontificio Consejo para los Textos Legislativos en noviembre de 2017, como secretario adjunto. Pocos meses mas tarde, fue nombrado Presidente de este mismo Consejo.

Además ha formado parte, ad quinquennium, de diversos dicasterios y organismos de la Santa Sede como el Dicasterio del Clero, la Congregación para las Causas de los Santos, el Tribunal de la Signatura Apostólica o la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

El 5 de junio de 2022, con la entrada en vigor de la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, pasó a ser prefecto del Dicasterio para los Textos Legislativos y forma parte además del Dicasterio para las Iglesias Orientales.

Cine

Un viaje por tus traumitas. No destinada a gente perfecta

La película “Un gran viaje atrevido y maravilloso” se atreve a ser distinta: un recorrido visualmente deslumbrante que mezcla lo íntimo con lo fantástico, donde dos desconocidos exploran su pasado para aprender a amar en el presente.

Patricio Sánchez-Jáuregui·26 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Película

Dirección: Kogonada
Guion: Seth Reiss
Reparto: Margot Robbie, Colin Farrell, Phoebe Waller-Bridge, Kevin Kline, Lily Rabe, entre otros.

En un tiempo en que las comedias románticas suelen repetirse, «Un gran viaje atrevido y maravilloso» se arriesga a proponer algo diferente. 

Dirigida por Kogonada, cineasta reconocido por su sensibilidad visual, la cinta combina lo íntimo con lo fantástico, ofreciendo un relato que deslumbra en lo estético y reflexiona sobre la memoria y el amor. La historia sigue a Sarah (Margot Robbie) y David (Colin Farrell), dos desconocidos que coinciden en una boda y, por obra del azar —o de la providencia— terminan unidos por un GPS misterioso. El aparato no los conduce por carreteras, sino a través de los pasajes de su propio pasado. Cada parada es un encuentro con heridas, recuerdos y afectos no resueltos. Lo que aparenta ser un viaje accidental se convierte en un espejo interior donde ambos deben decidir si permanecen atrapados en lo que fue o se atreven a caminar hacia lo nuevo. 

La gran virtud de la película está en su propuesta visual (encuadres cuidados, silencios cargados de significado, momentos que parecen suspendidos en el tiempo), y Robbie y Farrell aportan una química sobria, transmitiendo ternura y melancolía con gestos más que con palabras, que apela a un público con “mochila”, que puede y debe identificar las partes del guion que parecen terribles como intencionadas. Como dos personas que intentan aparentar, no como un guion falto de verdad. Cuando caen las máscaras de los protagonistas, la película empieza a convertirse en una experiencia íntima sobre los traumas de infancia y adolescencia que no nos permiten amar. La fórmula para solucionarlos es divertida, a la vez que tierna y cautivadora en muchas ocasiones. El resultado es irregular: fascinante en algunos tramos, algo frío en otros.

Más allá de sus limitaciones (a veces el guión se resiente un poco y deja los visos de verdad para usar en frases hechas) la película nos recuerda que nadie puede huir de su historia, pero ésta no nos determina. El GPS fantástico simboliza esa guía que, como la gracia de Dios, nos lleva por caminos inesperados hacia lo esencial. A veces solo hay que dar el primer paso. El primer sí. Ese pequeño salto de fe. 

Así, «Un gran viaje atrevido y maravilloso» nos invita a mirar de frente nuestros “traumitas”, examinar nuestra mochila y avanzar confiando en que hasta lo más doloroso puede ser transformado y que todos podemos amar. La vida siempre puede ser un viaje atrevido y maravilloso. Depende de nosotros.

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Evangelización

Santos Cosme y Damián, mártires, médicos de Siria

La liturgia celebra el 26 de septiembre a los santos Cosme y Damián, hermanos gemelos del siglo III, y dos de los mártires más venerados de la antigüedad cristiana. Ejercieron la medicina en Ciro, hoy Siria, y fueron martirizados a finales de siglo junto a Alepo.  

Francisco Otamendi·26 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Cosme y Damián fueron médicos cristianos célebres por su profesión y por la atención a los enfermos. Los dos hermanos fueron torturados, quemados vivos y, tras sobrevivir, decapitados por orden de Diocleciano hacia el año 300. La devoción a los dos hermanos se extendió en la segunda mitad del siglo IV.

El Martirologio Romano dice: “Santos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria). No pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III)”. Teodoreto, obispo de Cyro en el siglo V, hace alusión a la basílica que ambos santos poseían allí.

Desde la primera mitad del siglo V existían dos iglesias en honor suyo en Constantinopla, y se les dedicó otras dos en tiempos de Justiniano. Este mismo emperador les edificó otra en Panfilia.

Su devoción se extendió

En Capadocia, en Matalasca, san Sabas transformó en basílica de San Cosme y San Damián la casa de sus padres. En Jerusalén y en Mesopotamia tuvieron igualmente templos. Eran patronos de un hospital levantado en Edesa en 457. El calendario de Oxyrhyrico del 535 refleja en Egipto que San Cosme posee templo propio, y que la devoción copta a ambos santos siempre fue ferviente. En San Jorge de Tesalónica aparecen en un mosaico con el calificativo de mártires y médicos. El más célebre de los santuarios orientales era el de Egea, en Cilicia.

En Occidente se comenzó a tenerles también mucha devoción. Además del testimonio de san Gregorio de Tours, existen otros. En Roma tuvieron dedicadas más de diez iglesias. Los santos Cosme y Damián figuran en el Canon Romano, en la Plegaria Eucarística I utilizada en la Misa. Son célebres los mosaicos de Ravena que les celebran. Médicos, farmacéuticos y organizaciones sanitarias les tienen como patronos.

El autorFrancisco Otamendi

Teología del siglo XX

10 grandes libros de Teología recomendados por Juan Luis Lorda

El siglo XX ha sido fecundo en obras teológicas. El profesor y teólogo Juan Luis Lorda ha seleccionado los diez más importantes, aunque menciona algunos más. Los sintetiza Romano Guardini, uno de los autores, con esta frase: “la esencia del cristianismo es Jesucristo”. Vean aquí la muestra.

Francisco Otamendi·26 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

Se recogen a continuación los diez libros de Teología que el teólogo Juan Luis Lorda considera más importantes en los siglos XIX, y especialmente en el XX. A su juicio, vale la pena leerlos, o al menos conocerlos. 

“A veces no se puede leer entero un libro», afirma, «pero se puede al menos ir teniendo una relación con él, tenerlo localizado, saber de qué va, haber leído algo, eso ayuda mucho”, asegura el profesor de la Universidad de Navarra. Los comentarios están recogidos del vídeo del profesor Lorda. Ésta es su relación.

1) ‘Gramática del asentimiento’, John Henry Newman (1801-1890)

Newman tiene muchos libros importantes, pero el más importante es quizá ‘Gramática del asentimiento’. Es importante porque “es un libro estupendo, y muy difícil, sobre la fe, los motivos de la fe”. Quizá no sea fácil leerlo de entrada, pero conviene conocerlo. El libro influyó mucho en Chesterton (1874-1936). Cuando Chesterton explica por qué se ha convertido, señala “una convergencia de razones”, que “es exactamente de lo que habla ‘Gramática del asentimiento’”.

Es más fácil ‘Apologia pro Vita Sua’, que es en el fondo una defensa de su vida y de su acercamiento a la Iglesia católica, su incorporación. “Ante una objeción -que había sido desleal, interesado-, Newman cuenta su vida, que es una vida de fe, donde el Señor se le va mostrando”. Quizá sea una biografía semejante, de importancia, en el siglo XIX, “a la que ha sido la de san Agustín, ‘Las confesiones’, más antigua, preciosa, que vale la pena leer, por supuesto”. 

2) ‘Introducción al cristianismo’, Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) (1927-2022)

Ha tenido importancia histórica, y va ganando importancia la figura de Joseph Ratzinger. Hace 50 años, si se preguntara cuál iba siendo el teólogo más importante y más significado del siglo XX, la respuesta es Joseph Ratzinger. Porque tiene una obra muy completa, aunque haya otros que han trabajado más académicamente.

Pero a la hora de la verdad, Joseph Ratzinger, con las etapas de su vida, como profesor, como obispo, como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con una serie de conferencias importantísimas, y luego como Papa, tiene un recorrido muy singular. El siempre ha sido teólogo, todo lo que ha hecho ha sido interesante. El libro, de 1967 pero muy actual, tiene un carácter introductorio, para las personas que quieran situarse. 

3) ‘La esencia del cristianismo’, Romano Guardini

El autor reflexiona sobre la esencia del cristianismo, que tiene una doctrina, una moral, un culto. Pero, ¿qué es lo más importante? “El centro, la esencia del cristianismo es una persona, una persona viva, que es Jesucristo nuestro Señor”, recoge Juan Luis Lorda con palabras de Guardini. “En Él está lo que es el cristianismo. Lo dice Él:  ´Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida`”.

Otro libro central de Guardini es ‘Mundo y persona’, que se lee muy bien. Juan Luis Lorda menciona también dos libros en torno a la liturgia. ‘El espíritu de la liturgia’, del mismo autor, Guardini, y ‘Teología de la liturgia’, de Joseph Ratzinger, situado ahora en sus Obras completas.

4) ‘Dios y nosotros’, Jean Danièlou

Dice muchas cosas en muy pocas páginas. “Jean Daniélou tenía una gran capacidad de sintetizar, y sabía mucho”, dice el teólogo Lorda. Para hablar del Dios cristiano, explica el Dios de las religiones, el Dios de los filósofos, el Dios del Antiguo Testamento, que se ha hecho presente a Abraham, el Dios de Jesucristo, manifestado en Cristo, el Dios de la Iglesia -cómo se ha construido la doctrina cristiana sobre Dios-, el Dios de los místicos, la experiencia de Dios vivida por los cristianos…

5) ‘Catolicismo’, Henri de Lubac

Históricamente, ha tenido mucha importancia, subraya Juan Luis Lorda. De Lubac sólo quería destacar que el cristianismo tiene un aspecto social, se vive dentro de una sociedad, la Iglesia. Una sociedad que es el Cuerpo de Cristo. Y lo destaca recogiendo citas de los Padres. Con esto, estaba haciendo, sin darse cuenta, una eclesiología, un tratado de Teología de los Padres, que no se había hecho, y en esos años, no se conocía muy bien. Para muchos, el libro fue el descubrimiento de cómo pensaban los Padres de la Iglesia, antiguos, sobre la Iglesia.

Luego, ordena y publica unas ‘Meditaciones sobre la Iglesia’, muy bonito también, señala.

6) ‘Cristianos desunidos’, Yves M. Congar (1904-1995)

Congar es pionero en lo que es el ecumenismo. El libro recoge los principios de un ecumenismo católico. “La posición de la Iglesia en este aspecto ha cambiado un poco. Se ha pasado de ‘guardar fronteras’ frente a otros, a un intento de diálogo, pensando qué es lo que quiere el Señor”. “Eso viene resumido en el Concilio Vaticano II, y debe mucho en esto a Congar porque, además, lo ha estudiado”.

‘El Espíritu Santo’ es también un libro muy importante de Congar. Compendia en el libro todas las cuestiones importantes sobre el Espíritu Santo. Aunque no es sistemático y ordenado, todo lo que dice es interesante, con sabor histórico.

7) ‘Gloria’, Hans Urs von Balthasar (1905-1988)

Von Balthasar ha legado a la Teología del siglo XX sobre todo su trilogía, aunque tiene muchas más cosas. Está centrada en un gran argumento. Que es en definitiva, el siguiente: ‘Gloria’, la gloria de Dios, la belleza de Dios, que se ha manifestado en la entrega del Hijo, que ha llegado hasta la muerte. Eso manifiesta la belleza del amor de Dios, que es capaz de eso. Ese abajamiento y esa entrega.

“Balthasar es un autor muy alemán, aunque era suizo, que quiere poner ´todo en todo`, suelo decir eso de él, lo que tiene una dificultad de lectura, todo es enorme”, explica Lorda.

8) ‘Ortodoxia’, y ‘El hombre eterno’,  G.K. Chesterton (1874-1936)

Chesterton es, como C.S. Lewis, gran apologista de la fe. Hay dos libros de Chesterton desde el punto de vista de la Teología. Uno es ‘Ortodoxia’, que describe las razones de su conversión, utilizando el mismo argumento de Newman: “muchas razones convergentes”. Por el testimonio, la verosimilitud, la sensatez que pone en muchas cosas del mundo, etc. 

‘El hombre eterno’ trata en su primera parte sobre la gran aportación al mundo del cristianismo, frente a críticas racionalistas, agnósticas. La segunda parte aborda la salvación por Jesucristo. A los pocos meses lo leyó C.S. Lewis, y fue muy importante para su conversión, como dice él mismo.

9) ‘Mero cristianismo’, C.S. Lewis (1898-1963)

Ha ayudado a muchos conversos, sobre todo en el área anglosajona. Muchos le citan. Lewis tenía la preocupación de “recontar” las cosas bien. Es decir, traducirlas a un lenguaje que se entienda, sin alterarlas. Con el talento literario que tenía, el libro ha hecho mucho bien. Personalmente, dice Lorda, me han impactado más otros libros, como ‘La abolición del hombre’, que transmite la experiencia de la ley natural.

10) ‘María en la Escritura y en la Iglesia’, Cándido Pozo (1925-2011)

Quizá no tenga el impacto universal de otros a los que se ha referido el autor. Pero Juan Luis Lorda asegura que este libro del profesor jesuita Cándido Pozo explica muy bien la teología mariana. Además, completa bien, en la lista que ha realizado, la respuesta a la pregunta de quién es María en la vida de la Iglesia.

Para concluir, puede ser útil escuchar el último minuto del video, donde el profesor Lorda se refiere a una Teología de la Biblia.

El autorFrancisco Otamendi

Libros

10 películas y libros para conocer la historia del siglo XX

Onésimo Díaz, en su libro "Historia, cultura y cristianismo" propone distintos recursos para conocer la historia del siglo XX. En este artículo proponemos una lista de 10 libros, películas y biografías que ofrecen una mirada más cercana a los hechos históricos.

Redacción Omnes·26 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El siglo XX estuvo marcado por guerras, revoluciones, cambios culturales y transformaciones políticas que todavía influyen en nuestro mundo. Conocerlo requiere más que fechas y hechos: necesitamos historias que nos acerquen a las experiencias de quienes lo vivieron. Inspirados en el libro «Historia, cultura y cristianismo (1870-2020)» de Onésimo Díaz, en este artículo recomendamos una selección de novelas y sus adaptaciones cinematográficas, libros de historia y biografías que permiten comprender los principales acontecimientos del siglo XX de manera amena y profunda.

Desde «El Gatopardo» hasta «Cometas en el cielo», estas obras ofrecen distintas perspectivas sobre temas como la libertad y la opresión, la guerra y la paz, la religión y la secularización, así como los grandes hitos históricos: las guerras mundiales, la Guerra Fría, la descolonización o la amenaza del terrorismo global.

10 películas basadas en novelas para conocer la historia reciente

  1. «El Gatopardo» (1963). Luchino Visconti: representativa del cambio de siglo.
  2. «Doctor Zhivago» (1965). David Lean: representativa de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución Rusa.
  3. «El Cardenal» (1963). Otto Preminger: representativa del periodo de entreguerras.
  4. «Retorno a Brideshead» (1981). Serie de la BBC: representativa del periodo de entreguerras.
  5. «Las uvas de la ira» (1940). John Ford: representativa de la Gran Depresión.
  6. «Lo que queda del día» (1993). James Ivory: representativa de los totalitarismos.
  7. «La hora veinticinco» (1949). Henri Verneuil: representativa de la Segunda Guerra Mundial.
  8. «El tercer hombre» (1949). Carol Reed: representativa de la Guerra Fría.
  9. «¡Vivir!» (1994). Zhang Yimou: representativa de la China de Mao.
  10. «Cometas en el cielo» (2007). Marc Forster: representativa del fundamentalismo islámico.

10 libros de historia del siglo XX

  1. «Poder terrenal. Religión y política en Europa de la Revolución Francesa a la Primera Guerra Mundial»(2005). Michael Burleigh: un buen análisis del mundo antes de la Gran Guerra.
  2. «La Primera Guerra Mundial» (2002). Michael Howard: síntesis de la Gran Guerra.
  3. «La fractura. Vida y cultura en Occidente, 1918-1938» (2015). Philipp Blom: panorámica sobre la cultura del periodo de entreguerras.
  4. «Europa en guerra, 1939-1945. ¿Quién ganó realmente la segunda guerra mundial?» (2008). Norman Davies: narración amena y profunda de la Segunda Guerra Mundial.
  5. «El miedo y la libertad. Cómo nos cambió la Segunda Guerra Mundial» (2017). Keith Lowe: visión original del mundo en torno a la Segunda Guerra Mundial.
  6. «Postguerra. Una historia de Europa desde 1945» (2005). Tony Judt: Europa analizada de manera crítica y original.
  7. «La Guerra Fría. Una breve introducción» (2003). Robert J. McMahon: síntesis de medio siglo de historia del mundo.
  8. «Civilización. Occidente y el resto» (2011). Niall Ferguson: sugerente análisis sobre el auge y la caída de la civilización occidental.
  9. «El pasado de una ilusión» (1995). François Furet: explicación de la caída del comunismo.
  10. «Sangre y rabia. Una historia cultural del terrorismo» (2008). Michael Burleigh: origen y evolución del terrorismo.

10 biografías y memorias para conocer la historia reciente

  1. «El mundo de ayer. Memorias de un europeo» (1944). Stefan Zweig: obra representativa del cambio de siglo.
  2. «Una mirada atrás. Autobiografía» (1934). Edith Wharton: autobiografía representativa del cambio de siglo y de la Primera Guerra Mundial.
  3. «Confesiones» (1958). Boris Pasternak: pensamientos representativos de los años diez y veinte.
  4. «Confesiones de un burgués» (1934). Sándor Márai: libro representativo de entreguerras.
  5. «Historia de un alemán. Memorias 1914-1933» (1939). Sebastian Haffner: obra representativa de entreguerras y de los totalitarismos.
  6. «Mi vida» (1968). Oswald Mosley: obra acerca de los totalitarismos.
  7. «Memorias» (1969). Albert Speer: memorias sobre la Segunda Guerra Mundial.
  8. «Memorias. Coces al aguijón» (1975). Alexandr Solzhenitsin: texto representativo del mundo comunista durante la Guerra Fría.
  9. «Hacia el infinito» (2015). Jane Hawking: una visión realista del mundo occidental durante la Guerra Fría.
  10. «Una historia personal» (1997). Katharine Graham: obra representativa del final de la Guerra Fría.
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Cine

«Enciclopedia de Estambul»: una serie que invita a la reflexión

Netflix estrena la serie del director turco Selman Nacar, un relato delicado sobre identidad, tradición y las decisiones que marcan la vida de dos mujeres en Estambul.

Yolanda Cagigas·26 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Este año, Netflix ha lanzado la serie “Enciclopedia de Estambul” del guionista y director Selman Nacar (1990, Turquia).

Las dos primeras producciones de Nacar -“Entre dos amaneceres” (2021) y “Herida de vacilación” (2023)- tienen en común que sus protagonistas deben tomar una decisión moral. Por las dos, el joven director ha acumulado premios. Por la primera ganó el premio al Mejor largometraje en el Festival de Cine de Turín y fue nominado al Premio Nuevos Directores en el Festival de Cine de San Sebastián y al Premio Horizonte en el Festival de Cine de Venecia. Por la segunda ganó el premio a Mejor largometraje internacional en el Festival de Cine de Zurich y al Mejor director en el Festival de Cine de Arras.

“Enciclopedia de Estambul” es una serie turca que se aleja de los tópicos, que es completamente diferente. Cuenta la historia de dos mujeres, una joven -Zehra- que llena de ilusión y vitalidad se traslada desde su provincia a Estambul para comenzar sus estudios universitarios. La otra, Nesrin, es una mujer madura que rezuma tristeza y quiere irse de Estambul.

La serie plantea cuestiones como la identidad, las opciones vitales, las tensiones entre tradición y modernidad, el deseo de integración y la necesidad de emancipación, entre otras. Quizás el éxito que según Begoña Alonso (ELLE) ha tenido entre las mujeres turcas se deba a que se trata de cuestiones latentes en la sociedad contemporánea de ese país.

Al salir de su casa y llegar a Estambul, un ambiente tan diferente al de su infancia, Zehra se cuestiona sus propias creencias y valores, experimenta momentos de duda, rebeldía y fe, y éstos son narrados con gran delicadeza. 

Por otro lado, a pesar de la diferencia generacional, y unos comienzos tormentosos en las relaciones entre Zehra y Nesrin, a medida que avanza la serie ambas mujeres van creciendo en conocimiento, comprensión y mutuo enriquecimiento.En 2024, en una entrevista a “The circular Group” Nacar afirmó: “hay que contar las historias desde el corazón”. Puede que frente al predominio racional que -como herederos culturales de Descartes- es predominante en nuestro modo de pensar occidental, estemos ante una manera diferente -más oriental- de contar historias. Las protagonistas de esta serie se plantean multitud de dilemas, pero todos ellos se dejan abiertos, quizás es una invitación a cada espectador para que haga sus propias reflexiones. Sí, es una serie que hace pensar, y sólo por esto merece la pena verla.

El autorYolanda Cagigas

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España

La esperanza, eje del próximo Congreso de Católicos y Vida Pública 

José Masip y María San Gil, codirectores del Congreso, han dado a conocer las principales novedades de este encuentro que cumple, este año, su vigésimo séptima edición bajo el lema “Tu, esperanza”

Maria José Atienza·25 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: < 1 minuto

El año jubilar de la Esperanza que vive la Iglesia católica está presente este año en las XXVII jornadas Católicos y Vida Pública 2025. Es esta virtud la que será el eje de un congreso en el que participarán, entre otros ponentes Kevin Roberts, presidente de The Heritage Foundation, Sophia Kuby, directora de Relaciones Estratégicas y Capacitación de ADF International, el activista venezolano y fundador de la ONG Operación Libertad, Laurent Saleh o el divulgador de temas familiares, Pep Borrell. 

Así lo han dado a conocer los coordinadores de estas Jornadas, José Masip y María San Gil, en un encuentro que han mantenido con los medios de comunicación en el Colegio Mayor San Pablo de Madrid. José Masip ha destacado el compromiso de los católicos, en especial los medios, en el campo de “dar esperanza”. “El católico por su propio ser nunca puede renunciar a la esperanza”, ha afirmado Masip. 

Lectura del manifiesto

Por su parte, María San Gil ha sido la encargada de leer el manifiesto de este congreso que destaca que “sin verdades absolutas, de espaldas a Dios y normalizando su abandono en la vida pública, seguiremos en caída libre hacia el abismo. Por eso, los católicos tenemos la obligación de identificar la Verdad en todos y cada uno de los hechos que vivimos”. 

Con 27 ediciones nacionales a sus espaldas y otras tantas en otras zonas de España como Valencia, Bilbao o Cádiz, Católicos y Vida Pública de ha consolidado como uno de los eventos clave en el pensamiento y la acción de los católicos españoles en la vida civil, social, política y cultural.

Evangelización

‘La Biblia, escrutad las escrituras’ como «palabra de Dios viva para nosotros»

En la presentación de 'La Biblia, escrutad las escrituras' de la BAC y Editorial San Pablo se explicaron las novedades de esta nueva edición y se animó a entender que la Biblia "encierra más de lo que contiene", según palabras de Francesco G. Voltaggio.

Teresa Aguado Peña·25 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Universidad Francisco de Vitoria ha sido hoy escenario de la presentación oficial de la edición en castellano de ‘La Biblia. Escrutad las Escrituras’, un ambicioso proyecto editorial fruto de años de trabajo de más de 50 especialistas y coordinado internacionalmente por Ezechiele Pasotti, Giacomo Perego, Fabrizio Fico y Francesco G. Voltaggio.

El acto, organizado conjuntamente por la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC) y Editorial San Pablo, contó con la presencia del obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino; el vicesecretario para Asuntos Económicos del Episcopado, Fernando Giménez Barriocanal; y el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, César García Magán. Participaron Juan Carlos García Domene, director de la BAC; Rafael Espino Guzmán, director de San Pablo España; Pedro Ignacio Fraile Yécora, coordinador técnico de la edición española; y los directores de la obra original, D. Giacomo Perego y Francesco G. Voltaggio.

Durante su intervención, García Domene destacó que “la publicación de una nueva edición de la Biblia siempre es una fiesta”, porque es ofrecer a la Iglesia y a la sociedad entera una auténtica biblioteca que enriquece cultura, lengua, fe y vida. Recordó también la trayectoria de la BAC en la difusión de textos bíblicos desde 1944, subrayando que esta es ya la octava edición de la Biblia en su catálogo. Celebraba así que “se va consiguiendo, poco a poco, la unificación para los textos litúrgicos, los materiales catequéticos,  la documentación del magisterio, etc.”

Por su parte, Espino Guzmán agradeció el esfuerzo colectivo y evocó al beato Santiago Alberione, fundador de la Sociedad de San Pablo: “Hoy no basta el púlpito en la Iglesia; se necesitan todos los medios para comunicar el Evangelio”. Subrayó que la Sagrada Escritura, “la carta de Dios a los hombres”, debe ocupar siempre el primer lugar en el apostolado paulino.

La edición española de ‘La Biblia. Escrutad las Escrituras’ –publicada tras su éxito en italiano, portugués y árabe– incluye introducciones a cada libro bíblico, abundantes notas temáticas, citas paralelas, un atlas y cronología actualizados, un índice teológico y un vocabulario de terminología bíblica con más de 350 términos. Su método propone tres etapas: “scrutatio, meditatio y oratio”, para favorecer no solo el estudio, sino también el encuentro personal con la Palabra de Dios.

Pedro Ignacio Fraile subrayó la importancia de reconocer la unidad de sentido entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Señaló que, aunque con frecuencia se percibe una ruptura entre ambos, esta nueva edición destaca y facilita la continuidad y coherencia que existe entre ellos. Así, anima a saborear la Biblia “como palabra de Dios viva para nosotros”.

En su intervención final, Francesco G. Voltaggio recordó los ocho principios hermenéuticos que inspiraron esta edición y animó a los asistentes a proclamar la palabra: “La Biblia no fue pensada para disfrutarla individualmente sino para proclamarla y compartirla en comunidad”. También comentó los múltiples significados de la misma: “Limitarse al literalismo significa extraviarse”. Así, concluyó apuntando que en momentos en los que el lenguaje está lleno de odio es preciso incorporar y llevar al mundo el lenguaje de amor que se recoge en la Biblia.

Con 3.024 páginas impresas en papel biblia crema y disponible en tapa dura o con estuche, esta edición supone un paso decisivo para acercar la Sagrada Escritura a la comunidad hispanohablante. “Que esta Biblia sea lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro sendero”, concluyeron los ponentes, en alusión al Salmo 118.

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Evangelización

San Cleofás, uno de los discípulos de Emaús

La Iglesia conmemora el 25 de septiembre a san Cleofás, uno de ‘los discípulos de Emaús’. La tarde del día de Pascua, Cleofás y otro discípulo de Jesús iban a Emaús. En el camino se les apareció Jesucristo, que les fue explicando las Escrituras, y sus corazones ardían.

Francisco Otamendi·25 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Jesús hizo ademán de seguir adelante, pero san Cleofás y el otro discípulo, ya cerca de Emaús, le detuvieron diciéndole: “Quédate con nosotros, porque está ya anocheciendo. (…). Y cuando estaban juntos a la mesa”, el Señor “tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y le  reconocieron, pero Él desapareció de su presencia. (…)”.  

Ellos volvieron a Jerusalén y contaron a los Apóstoles lo que les había pasado en el camino, “y cómo le habían reconocido en la fracción del pan” (Lc 24,13-35).

El evangelista san Lucas, inmediatamente después de esto, escribe: “Mientras ellos estaban hablando de estas cosas, Jesús se puso en medio, y les dijo: ‘La paz esté con vosotros’”.

Conocieron al Salvador

El Martirologio Romano deja constancia así. “Conmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor. A quien, con el otro compañero itinerante, ardía el corazón cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras. Después, en la casa de Cleofás, en Emaús, conocieron al Salvador en la fracción del pan”.

El nombre de Cleofás aparece dos veces en los Evangelios. Una en san Lucas, como se ha visto. Y la otra en san Juan. ”Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena”, relata el Evangelio (Jn, 19-25).

San Sergio de Radónez, maestro eremita ruso

La liturgia celebra también al maestro de la vida monástica rusa y protector de Rusia, san Sergio de Radónez. Nacido de familia noble en Rostov en torno al año 1314. A los veinte años inició vida eremítica en un bosque cerca de Radónez, no lejos de Moscú. 

Pronto se le unieron muchos seguidores, y en 1354 empezó con ellos la vida monástica en comunidad. Así nació el monasterio de la Santísima Trinidad, punto de referencia para el monacato de la Rusia septentrional. San Juan Pablo II lo comentó en el Ángelus del 4 de octubre de 1992, al referirse a una analogía con san Francisco de Asís.

El autorFrancisco Otamendi

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Vaticano

Borgo Laudato Si’: la residencia de verano del Papa y el sueño del cuidado de la creación

Conoce la “catedral natural” en Castel Gandolfo, cerca de Roma, y el centro de capacitación en ecología integral inaugurado por el Papa León XIV.

Luísa Laval·25 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

“Donde la belleza echó raíces”. Ese es el lema que abre el recorrido por la Villa Pontificia de Castel Gandolfo, donde el Papa León XIV pasa buena parte del mes de julio y acude cada semana (los martes, habitual día de descanso para los pontífices). A comienzos de septiembre inauguró el Borgo Laudato Si’, una iniciativa impulsada por su predecesor Francisco que alberga un centro de desarrollo y formación en ecología integral.

Los visitantes encuentran un verdadero oasis escondido a unos 40 minutos en tren de Roma. Es una buena opción para escapar de las calles abarrotadas de la Ciudad Eterna y contemplar la combinación de la belleza de la naturaleza y de la arquitectura romana. El lugar fue abierto al público en 2014, momento en que el Papa Francisco ya no utilizaba la residencia pontificia, pues no acostumbraba a tomarse vacaciones.

La villa posee un pasado grandioso: el lugar donde hoy se encuentra Castel Gandolfo estaba en la antigua ciudad de Alba Longa, cuna legendaria de Rómulo y Remo. Sirvió como lugar de descanso para la nobleza romana. El emperador Domiciano (81–96 d.C.) tenía aquí una inmensa villa de campo, con pabellones, jardines y acueductos, cuyos restos aún hoy pueden verse en la visita guiada. El emperador Adriano (117–138 d.C.) también utilizó la villa hasta que inauguró Villa Adriana, en Tívoli, otro refugio en los alrededores de Roma.

Fue el Papa Urbano VIII Barberini (1623–1644) quien transformó el castillo en residencia papal de verano, confiando el proyecto a Gian Lorenzo Bernini. Desde entonces, se convirtió en el “palacio de verano de los papas”. Durante la Segunda Guerra Mundial, la propiedad acogió a refugiados de todos los orígenes, incluidos judíos. Hoy, el complejo pontificio abarca 55 hectáreas.

La visita

La visita guiada (a pie o en microbús eléctrico) recorre los Jardines Barberini, construidos sobre la antigua villa de Domiciano. Son enormes (30 hectáreas) y de gran valor histórico y botánico, pues contienen ruinas romanas, como restos del teatro, criptopórticos y estructuras imperiales. Destaca un corredor que servía como “jardín de invierno” del emperador, con 300 metros de longitud: hoy se conservan 120 metros, y todavía se puede apreciar la estructura.

El visitante es introducido en la historia detrás de los árboles plantados, con referencias bíblicas: cipreses altos, como símbolo de la lucha hacia el Cielo y de la inmortalidad; olivos, que en el Nuevo Testamento es la planta real para Cristo que entra en Jerusalén, simbolizando al propio Cristo y a la Iglesia; e incluso una encina de 800 años, evocando el mismo tipo de árbol con el que fue hecha la cruz de Jesús. La mayoría de los árboles poseen hojas perennes, representando la estabilidad y la eternidad.

Durante el recorrido, también es posible ver fuentes barrocas, caminos geométricos típicos del jardín italiano renacentista y áreas agrícolas (huertos, frutales, viñedos) que aún hoy producen aceite y vino utilizados en ceremonias del Vaticano.

En este lugar, resulta fácil aplicar las palabras del Papa León, que definió el jardín como una “catedral natural”. “Casi retomando implícitamente el relato del Génesis, Jesús destaca el lugar especial reservado, en el acto creativo, al ser humano: la criatura más bella, hecha a imagen y semejanza de Dios. Pero a este privilegio está asociada una gran responsabilidad: la de cuidar de todas las demás criaturas, respetando el designio del Creador”.

Borgo Laudato Si’: la semilla del cambio

El Papa Francisco, al crear el Borgo Laudato Si’ en su residencia de Castel Gandolfo, quiso dar que este fuera guiado por los principios de la encíclica Laudato Si’, publicada en mayo de 2015. El proyecto se desarrolla en torno a tres ejes: educación en ecología integral, economía circular y generativa, y sostenibilidad medioambiental.

El Borgo une dos almas: el Centro de Alta Formación Laudato Si’, corazón educativo del proyecto, y un sistema agrícola basado en los mismos principios.

Ahora, además de la belleza natural, la villa se convierte en un gran centro de capacitación destinado a actividades de formación dirigidas a estudiantes, profesionales y comunidades vulnerables. Cada año, el complejo recibirá hasta 2.000 estudiantes de todo el mundo, incluidos jóvenes con discapacidad, enviados por las diócesis.

En la inauguración del espacio el pasado día 5, el Papa León recorrió toda la propiedad en un carrito de golf eléctrico y saludó a los responsables de la administración del Borgo y a las familias de los empleados y estudiantes. El encuentro dejó imágenes que conquistaron al mundo, como el momento en que se detuvo para alimentar a algunos peces o cuando le presentaron un ternerito.

El Papa recordó que Cristo invitó a los discípulos a mirar “las aves del cielo” y a observar “cómo crecen los lirios del campo”. El Pontífice remarcó cómo la flora y la fauna son con frecuencia protagonistas de las parábolas evangélicas, pero, en este caso, la invitación sirve para “comprender el designio original del Creador”.

“Todo fue sabiamente ordenado, desde el inicio, para que todas las criaturas contribuyeran a la realización del Reino de Dios. Cada criatura tiene un papel importante y específico en su proyecto, y cada una es ‘cosa buena’, como subraya el Libro del Génesis”añadió.

Educación

Rebeca Barba: “Nuestras heridas vienen de no haber sido amados y no saber amar”

El discurso de Rebeca Barba, mexicana especializada en la Teología del Cuerpo, el Amor y la Sexualidad, merece una reflexión. Está saliendo de un carcinoma maligno, y es ponente del Congreso de Educadores Católicos que celebra la Universidad Francisco de Vitoria (UFV). El evento es 100 % online y gratuito, y se centra en la salud mental y la sexualidad.

Francisco Otamendi·25 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

“Mi vida cambió hace un año cuando descubrí que tenía un carcinoma maligno en la mama izquierda. Llevaba ya unos años hablando de la Teología del Cuerpo y de la sanación interior. Pero nuevamente confirmaba que Dios quería que mi predicación surgiera de la propia vivencia y experiencia”, cuenta la profesora Rebeca Barba a Omnes antes de comenzar el Congreso de la UFV.

“Se puede saber mucho del dolor y leer al respecto, pero vivirlo es otra cosa. Agradezco a Dios el don de mi fe y la certeza de que Él nos quiere sanos y salvos”, añade desde México.

El amor de Dios se ha manifestado de mil maneras, explica. Se siente “muy bendecida». Y «al término de la peor parte de mi tratamiento (quimioterapia y radiaciones), me doy cuenta que todavía tengo el regalo de la vida para procurar seguir aprendiendo a amar para sanar”.

Salud mental y sexualidad 

La VI edición del Congreso de Educadores Católicos tiene lugar hasta el 5 de octubre,  está organizado por el Instituto Desarrollo y Persona. Se dirige especialmente a formadores, educadores, padres, profesores, psicólogos y agentes de pastoral. El acto de apertura, también online, ha contado con el rector de la UFV, Daniel Sada, y con la ponencia de monseñor Ginés García Beltrán, obispo de Getafe, con el título “La salud mental y el corazón humano”.

Rebeca Barba se ha formado en la Universidad Anáhuac (México), en el Ateneo Regina Apostolorum de Roma, en el máster de Matrimonio y Familia de la Universidad de Navarra, y en Estados Unidos. Es consagrada del Regnum Christi y promotora apasionada, dice, de la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II. He aquí la breve conversación.

Rebeca Barba se siente «muy bendecida» por Dios.

Los casos de dolencias de salud mental están aumentando estos años. ¿Qué provoca esta incidencia? ¿Cómo lo valora?

– Yo no he estudiado a fondo el tema pero puedo darle mi opinión personal. Creo que vivimos en una sociedad donde el matrimonio y la familia han sido duramente atacados. Esto conlleva ya desde el arranque, terrenos inseguros o difíciles para poder crecer con una psicología sana. La seguridad que da el amor incondicional de casa, es clave para poder gozar de salud mental. 

Por otro lado, tampoco podemos ocultar que la falta de Dios y el debilitamiento de la fe, hace que las personas enfrenten muchas vicisitudes y carguen con grandes pesos, abandonados a sus propias fuerzas. El ser humano tiene un límite y debemos reconocerlo, pedir la ayuda adecuada, fortalecer las relaciones de amor, para poder vivir con mayor esperanza. 

¿Qué recomendaria en materia de prevención sobre salud mental? En especial a los jóvenes.

– Casi toda mi vida he trabajado con jóvenes, y junto con San Juan Pablo II, creo que son la esperanza del futuro. Hay muchos de ellos confundidos por las ideologías en boga o la falta de raíces afectivas, pero muchos más –decepcionados de lo que el mundo les ofrece–, renuevan su búsqueda para saciar la sed de amor y plenitud que tienen. 

Un joven, para conservar su salud mental, debe ser un joven con ideales y sueños, con instancias para amar y ser amado, con oportunidades para hacer el bien y marcar una diferencia. Y sobre todo, necesita una experiencia viva del amor de Dios, un Dios cercano, misericordioso, que por lo mismo, no lo va dejar hundirse en la mediocridad ni en el desorden. Una vida en el orden del verdadero amor, un amigo que sepa escuchar y sostener, una mirada que con frecuencia se alce al cielo, una música que toque las fibras profundas del corazón…, eso.

Y una vez desatado un proceso, cuál es su consejo. 

– La terapia psicoespiritual que comienza a abrirse campo en nuestros días, si no se puede todo en un combo, yo creo que por lo menos debemos asegurarnos de que tenga el auxilio de un profesional de la salud. Además de un acompañante espiritual, y encontrar personas que lo quieran de verdad para acompañarle con paciencia en su proceso. 

Rebeca Barba imparte el curso ‘Amar más, sana’.

Por otra parte, usted es conferenciante habitual de Teología del Cuerpo, amor y sexualidad. Dígame un par de conceptos que pueden ayudar más a la gente.

– Nosotros, católicos, necesitamos a gritos aprender el tema de la Afectividad y Sexualidad desde un punto de vista que sea positivo y afirmante, como lo explica Juan Pablo II. Lo que nos ha faltado es instruirnos en la belleza de la creación, en la perfección de lo que Dios ha creado, en comprender el por qué de la mejor manera para vivir el verdadero amor. 

Finalmente, creo que a medida que vayamos recuperando la comprensión de la dignidad de la persona humana y lo que significa su altísima vocación al amor, lograremos mayor felicidad y armonía con Dios, con los demás y con nosotros mismos. 

‘Amar más, sana’, es el título de uno de sus cursos. ¿Puedo explicarlo? ¿A qué se refiere cuando habla de un camino de sanación, o aprender a amar para sanarte?

– Hay muchos católicos que no conocen el tema de sanación o les puede sembrar sospecha, escepticismo, etc. Lo importante aquí es comprender lo que esto significa: es un proceso incesante de amor y transformación en Dios, que implica abrazar conscientemente lo vivido para que el dolor no tenga la última palabra. 

Mi curso se llama ‘Amar más, sana’, porque creo firmemente que todas nuestras heridas vienen de no haber sido amados y no saber amar correctamente. Uno comienza a sanar cuando tiene la experiencia de ser amado ahí en lo peor de uno, y esa capacidad la tiene Cristo, el que nos ha amado primero y nos sigue amando para capacitarnos de nuevo para amar a través de su sanación o salvación. 

El autorFrancisco Otamendi

Evangelio

Lo que necesitamos para salvarnos. Domingo XXVI del tiempo ordinario (C)

Joseph Evans nos comenta las lecturas del domingo XXIII del tiempo ordinario (C) correspondiente al día 28 de septiembre de 2025.

Joseph Evans·25 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Jesús cuenta una parábola sobre lo que sucede cuando se ama el dinero y las riquezas. Se trata de un hombre rico que vivía rodeado de lujos, ignorando por completo al pobre que vivía a las puertas de su casa. El pobre muere y encuentra consuelo en la otra vida. El rico muere y va al infierno.

El mensaje clave de la parábola es que no podemos ser indiferentes ante los pobres y sus necesidades. No podemos vivir egoístamente en la comodidad mientras explotamos a los pobres o vivimos a costa de ellos. Seremos castigados por ello en la próxima vida. Los pobres y los desdichados serán consolados; los que los explotan serán castigados. Pero además, seremos castigados no solo por abusar o explotar a los pobres, sino incluso por ignorarlos. Seremos castigados por el mal que hicimos y por el bien que no hicimos.

El hombre rico de la parábola no trató mal al pobre: no lo echó, simplemente lo ignoró, mientras él vivía rodeado de lujos, “se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día”. El tinte púrpura solo podían permitírselo los ricos. El hombre rico ni siquiera le daba sus sobras. El hombre estaba lleno de heridas, pero estaba demasiado débil para ahuyentar a los perros que venían a lamerlas. O tal vez los perros intentaban mostrarle un poco de compasión cuando los humanos no lo hacían.

El deseo de riqueza y comodidad, el querer siempre más, nos vuelve insensibles y duros de corazón. La primera lectura ofrece ejemplos antiguos de vida lujosa que, en realidad, son muy modernos. Se trata de un estilo de vida hedonista basado en posesiones costosas, mimos al cuerpo y exceso de comida y bebida. La conclusión es que el rico ha recibido su recompensa en la tierra y solo puede esperar el tormento en la eternidad.

Pero el Evangelio también transmite otro mensaje. Cuando el hombre rico ve que no hay forma de escapar del Infierno, le pide a Abraham que envíe a Lázaro para advertir a sus hermanos, para que ellos no vayan también al Infierno. Obsérvese que el texto habla claramente sobre la realidad del Infierno. El quid de la respuesta de Abraham es que Dios ya nos ha dado todas las enseñanzas que necesitamos para evitar el Infierno y llegar al Cielo, y que no debemos esperar revelaciones extraordinarias. Dios nos da esta enseñanza a través de la Biblia, la enseñanza de la Iglesia y sus sacerdotes, y a través de nuestra conciencia.

El Evangelio de hoy deja claro que Dios nos da todo lo que necesitamos para salvarnos: esto incluye toda la enseñanza y la guía que necesitamos, pero también las oportunidades para hacer el bien a los necesitados, ya que, como nuestro Señor enseña claramente en otro lugar (Mt 25, 31-46), también debemos realizar obras de misericordia para ser acogidos en el Cielo.

Vaticano

El Papa invita a la Iglesia a rezar el rosario por la paz en octubre

León XIV ha invitado en la Audiencia de hoy a rezar el rosario por la paz, especialmente en familia, en comunidad, en el mes de octubre. Cada día, a las 19 horas, tendrá lugar un Rosario en la Basílica de San Pedro. El día 11, sábado, en la vigilia del Jubileo de la espiritualidad mariana, habrá un Rosario por la paz y se recordará la apertura del Concilio Vaticano II.

Francisco Otamendi·24 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa León XIV ha convocado a todos, en la Audiencia de este miércoles, a rezar cada día del mes de octubre un rosario por la paz, de modo especial en familia, en comunidad, ha dicho. Además, el día 11 habrá un Rosario especial por la paz en San Pedro.

En un día lluvioso en Roma, con muchos paraguas, el Pontífice ha efectuado el anuncio teniendo en cuenta que “el mes de octubre ya cercano está dedicado por la Iglesia al Santo Rosario”.

La invitación es a cada uno, con unas palabras especiales para quienes prestan servicio en la Ciudad del Vaticano. A los empleados y trabajadores vaticanos les ha invitado a rezar esta oración mariana en la Basílica de san Pedro todos los días, a las 19 horas.

11 de octubre, aniversario de la inauguración del Vaticano II

Además, León XIV ha manifestado que la tarde del sábado día 11, a las 6 de la tarde, en la Plaza de San Pedro, se recordará el aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II.

San Juan XXIII inauguró oficialmente el Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962, durante una solemne ceremonia en la Basílica de San Pedro. un concilio que duraría 4 años, hasta su clausura el 8 de diciembre de 1965. En la inauguración, san Juan XXIII, el Papa Roncalli, pronunció su discurso ‘Gaudet Mater Ecclesiae’.

El gesto más profundo y radical del amor de Dios

En la catequesis, el Papa ha continuado contemplando el misterio del Sábado Santo, y se ha detenido en el descenso de Jesús a los infiernos, a la que se refiere la primera Carta de San Pedro.

Lo que acontece es una acción salvífica, ha señalado. “Cristo desciende a la profundidad de la muerte para llevar el anuncio de la Resurrección a todos los que yacían en tinieblas. Este evento representa el gesto más profundo y radical del amor de Dios por la humanidad. Él ha querido buscarnos allí en los infiernos, es decir, en esa condición existencial en donde reina el dolor, la soledad, la culpa y la separación de Dios y de los demás”. 

“Cristo desciende allí para liberar también hoy a los que viven la muerte a causa del mal y del pecado, a los que viven el infierno cotidiano de la soledad, de la vergüenza, del abandono o del cansancio de la vida”, ha subrayado.

Si hemos “tocado fondo”, Dios es misericordioso

Cristo entra “en todas estas oscuras realidades no para juzgar, sino para liberar. No para culpabilizar, sino para salvar. Cristo desciende entre los muertos para manifestar el amor del Padre. Por tanto, no existe un pasado tan dañado o una historia irreparable que no pueda ser tocada por su misericordia. 

Si a veces nos parece que “hemos tocado fondo, recordemos que ése es el lugar desde el que Dios es capaz de comenzar una nueva creación hecha de corazones perdonados”, ha señalado León XIV.

También en lengua rumana

La Audiencia ha inaugurado hoy la lectura en las lenguas rumana y eslovaca, además de las habituales.

A los peregrinos de lengua rumana, y húngara, el Papa ha dicho: “Dirijo mi cordial saludo a las personas de lengua rumana y húngara, en particular a los fieles de la Eparquía greco-católica de Maramures, Braşov, así como a la delegación de senadores, abogados, profesores y representantes de la sociedad civil de Rumanía. Que esta visita a la ciudad de los apóstoles Pedro y Pablo fortalezca vuestra fe, para que seáis testigos cada vez más creíbles del Evangelio en la familia y en la sociedad. ¡A todos mi bendición!”

Y en eslovaco

“Dirijo un cordial saludo a los fieles de lengua eslovaca”, ha añadido luego. “En particular, a los participantes en la decimonovena peregrinación del Ordinariato de las Fuerzas Armadas y los Cuerpos Armados de la República Eslovaca, junto con los grupos parroquiales”.

“Queridos hermanos y hermanas, habéis venido aquí en el Año Jubilar para atravesar las Puertas Santas.  Os deseo que seáis valientes testigos del Evangelio de la esperanza en el entorno en el que vivís y trabajáis. Con alegría os imparto la Bendición Apostólica a vosotros, a vuestro servicio y a vuestros seres queridos en la patria. ¡Sea alabado Jesucristo!”.

Al final, tras las palabras en italiano, y antes de dar la Bendición, el Papa ha dirigido su “pensamiento a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Que la amistad con Jesús sea para vosotros fuente de alegría, motivo inspirador de cada elección, consuelo en los momentos de sufrimiento y de prueba. ¡A todos mi bendición!”

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Santa María, Madre de la Merced

La Iglesia celebra el 24 de septiembre a la Virgen de la Merced. Los frailes que siguieron al fundador de la Orden de los mercedarios, san Pedro Nolasco, estaban persuadidos de que la Virgen María intervino en su fundación. Por eso, en las Constituciones de 1272, la  llamaron Orden de la Virgen María de la Merced de la redención de los cautivos.

Francisco Otamendi·24 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Cuando los mercedarios construyen su primera iglesia en 1249 la dedican a Santa María, cuya imagen empezó a ser conocida como Santa María de la Merced, y de allí se extenderá su culto a todas las iglesias donde se establezcan los mercedarios.

En la evangelización de América, desde 1493, segundo viaje de Colón, con los mercedarios iba siempre María de la Merced. La devoción popular modificó su nombre, llamándola Nuestra Señora de las Mercedes. Es decir, repartidora de todos los dones que su Hijo Redentor ha depositado en sus manos.

Como la devoción a María, en su advocación de la Merced, adquirió gran difusión, la Iglesia en 1616, con Pío V, en 1684 y en 1696, extendió su culto a toda la cristiandad. Las Constituciones actuales de la Orden de la Merced proclaman lo siguiente. “Por su intervención en el principio y vida de la Orden que lleva su nombre, los mercedarios llamamos a María Madre de la Merced. Y la veneramos como inspiradora de su obra de redención”.

Patrona de Barcelona

El 24 de septiembre es la fiesta de la Mare de Déu de la Mercè, patrona de Barcelona. Pueden ver la historia y la celebración en la Ciudad Condal en la web mercedaria. Aquí se recoge sólo algún rasgo.

Ya en 1255 existía una Cofradía dedicada a la Virgen de la Merced. El convento gozaba de gran predicamento en la ciudad, al ser costumbre que los cautivos liberados recorrieran algunas calles barcelonesas en procesión. La ciudad agradeció a la Mare de Deu de la Mercé su ayuda en las pestes de 1651 y en la sequía de 1680. Al acabar la plaga de la langosta de ese mismo año, María de la Merced fue declarada Patrona de Barcelona.

El 21 de octubre de 1888 la imagen de la Mare de Déu de la Mercé fue coronada en la catedral por el obispo de Barcelona, con la aprobación del Papa León XIII de 31 de mayo.

Algunos santos han acudido a la Virgen de la Merced en diversos momentos, por ejemplo san Josemaría Escrivá. Todas las advocaciones de la Virgen María que conoció encontraron un lugar en su corazón. Y algunas cobraron especial relevancia en momentos concretos: la Virgen de la Merced, patrona de Barcelona, fue una de ellas.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Rompiendo moldes: la mirada de Jesús sobre la mujer

Si se pregunta por las revoluciones más relevantes de la historia a la IA, aparecen la científica, la gloriosa, industrial, francesa, independencia EEUU, rusa, china… Pero no están dos trascendentales para la historia de la humanidad, aunque son la misma. La del amor, mensaje nuclear de Jesús, y en paralelo, su mirada sobre la mujer, que rompe moldes.

Francisco Otamendi·24 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 5 minutos

En tiempos de Jesús, hace dos mil años, la mujer no pintaba nada. Ni entonces ni en todas las sociedades precristianas. Pero “en la historia de los amigos de Dios, el papel de las mujeres es igual que el de los hombres”, afirma el abogado Benigno Blanco en un podcast titulado ‘‘Los nuevos influencers III’, centrado en María Magdalena, la discípula de Jesús. 

Una tesis similar a la que formula María Blanco, catedrática de Derecho Eclesiástico del Estado de la Universidad de Navarra, con un prisma académico. En su trabajo ‘La mujer en la Iglesia’ (2020), la jurista subraya que Jesucristo “fue el auténtico generador y promotor de su dignidad”. 

En un breve recorrido histórico, Maria Blanco asegura que “el actuar de Jesucristo hacia las mujeres estuvo caracterizado por “una extraordinaria transparencia y profundidad”. Y añade: “la fuerza de su comportamiento destila “el respeto y honor debido a la mujer”.

A su juicio, “la humanización operada por el cristianismo se muestra, entre otras cosas, en  ese apreciar a la  mujer como lo que es: hija de Dios, exactamente igual que el varón”.

Dios busca amigos 

La exposición de Benigno Blanco profundiza en detalles que permiten observar por qué el comportamiento y la mirada de Jesús sobre la mujer es realmente revolucionario. 

A lo largo de la historia, Dios ha ido buscando amigos, a los que ha transmitido su mensaje. Les cuida, tiene un trato personalizado con ellos, y les pide que en esa época histórica concreta, transmitan la vieja Revelación de Dios a la humanidad.

Antes de Cristo, fueron Abraham, David, Moisés…, los que recibieron y fueron transmitiendo los planes de Dios para la humanidad. Esto se intensifica cuando Cristo se hace Hombre, y viene a la tierra. Lo que hizo Dios en la tierra fue buscar una serie de amigos con los que trabó una relación muy especial, a los que contó con más intimidad sus planes para los hombres. Y les pidió que, al irse Él de este mundo, siguieran transmitiendo generación tras generación, ese mensaje de Dios. 

En la tradición del Antiguo Testamento, a diferencia de las culturas griega y romana, sí hay mujeres que son protagonistas. María, la hermana de Moisés, Ruth, que da nombre a un Libro, y algunas otras. 

Condición de la mujer en Grecia, Roma y en el mundo judío

Tras hablar sobre san Pedro en un otro podcast, Blanco se centra en María Magdalena, y lanza algunas ideas elementales sobre la condición de la mujer en aquella sociedad.

“En todas las sociedades precristianas, la mujer no pintaba nada”. Conocemos bastante Grecia y Roma. Discriminación. Las mujeres no pintaban nada en la vida pública, estaban en casa, salvo por ser ‘mujer de’, por ejemplo, esposa del emperador, y madre de sus hijos. 

Un escritor griego de entonces sintetiza así el papel de la mujer en Atenas: “la mujer es prostituta para el placer, y mujer para que nos dé hijos”. “La mujer no tenía personalidad jurídica, y pertenecía a su padre, y luego a su marido”, en el Derecho romano. “En la cultura judía pasaba más o menos lo mismo”. 

Las mujeres no tenían ningún papel en la vida pública, ni cultura, ni política, ni cosa parecida. Su papel se reduce al hogar. no pueden comerciar y no pueden ser testigos en un juicio. Benigno Blanco, abogado, se refiere a estos detalles: había que obtener el testimonio coincidente de dos o más mujeres para saber si decían la verdad.

Cómo actuaba Jesús con las mujeres 

Jesús no actuó con las mujeres como las sociedades precristianas, Grecia o Roma. “Fue muy rupturista”, dice Blanco. Es interesante subrayar lo que sabemos del trato de Jesús con las mujeres:

– Tuvo discípulas, cosa que ningún rabí judío tuvo. Se sabe por la Torá, libro de la ley de los judíos. Los evangelios narran que Jesús iba acompañado por sus discípulos, y también por un grupo de mujeres, entre las que estaba María Magdalena. “Esto era una novedad que tenía que escandalizar mucho a los judíos de la época”, señala Benigno Blanco. 

Por ejemplo, los discípulos se sorprendieron al verle hablar con una mujer, la samaritana, al comienzo de su vida pública, recoge el Evangelio. Jesús no tenia los prejuicios de la gente de su época respecto a la mujer

Testigos de la Resurrección

Por otra parte, Jesucristo realizó numerosos milagros en favor de las mujeres. El Evangelio  menciona la presencia de la Magdalena al pie de la Cruz, junto a Maria, la Madre de Jesús, la hermana de su madre, María de Cleofás, y el mismo san Juan. Y poco después, describe con todo detalle el diálogo de Jesús ya resucitado con ella, que comienza: “Mujer, por qué lloras?”. Y Jesús dice: “Maria”. Y ella: “Rabbuni, que quiere decir Maestro” (Jn, 20).

Es la primera testigo de la Redurrección de Jesús, aunque Benigno Blanco señala que, en su opinión, Jesús “se habría aparecido ya a su Madre María, según una vieja tradición”, aunque el Evangelio no lo mencione.

“Jesús fue rompedor con las costumbres, las normas jurídicas, la forma de tratar a las mujeres en su época”. El jurista Blanco cita ejemplos, y destaca “el papel protagonista de las mujeres en el origen del cristianismo y de la Iglesia, de las mujeres”.

Síntesis de la revolución de Jesús en 4 conceptos

Las ideas de Jesús sobre la mujer fueron revolucionarias al otorgarles dignidad, autoridad moral, y libertad al romper con las normas culturales y religiosas de su época, que las consideraban inferiores. 

Jesús se relacionó con ellas de forma directa y respetuosa, las incluyó en su círculo de discípulos, las defendió ante la sociedad (como en el episodio de la mujer adúltera) y las convirtió en importantes testigos de su mensaje y de su resurrección, como se ha visto.

A. Dignidad de la mujer

Jesús demostró que las mujeres no eran inferiores, sino personas creadas a la imagen de Dios con igual dignidad y valor que los hombres.

Justicia y compasión: Ante la mujer adúltera, Jesús la defendió de la condena y mostró compasión, declarando que solo el que estuviera libre de pecado lanzara la primera piedra. Y todos se fueron yendo. Esto restauró su dignidad y la liberó de la marginación. 

B. Lugar en la sociedad. Libertad 

Las mujeres fueron interlocutoras directas con Jesús. Rompiendo con la costumbre, Jesús se dirigió a las mujeres de forma directa y pública, algo que escandalizaba en su tiempo.

Compañía de Jesús: Las mujeres formaron parte de su grupo de seguidores, viajando con él y desempeñando un papel fundamental en su ministerio, lo que fue inédito en su contexto histórico.  

C. Papel en la comunidad cristiana. Testigos privilegiados

Dignidad y ciudadanía: Las mujeres recuperaron su dignidad y autoridad moral, dejando de ser consideradas meros sujetos pasivos, y convirtiéndose en miembros activos. 

La samaritana: Jesús dialogó directamente con ella, y se convirtió en evangelizadora al compartir el mensaje sobre el Mesías. 

La hemorroísa: Jesús la curó, mostrándole aceptación y paz. 

Marta anuncia la divinidad de Jesucristo. Tras la muerte de Lázaro, Marta, hermana de María y de Lázaro, confiesa la divinidad del Señor, como haría san Pedro. Marta le dice a Jesús que si hubiera estado presente, su hermano no habría muerto. Jesús responde: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?”. Ella le contestó: “Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”.

Mujeres junto a la cruz de Jesús: Con Santa María, la Madre de Jesús, estuvieron presentes desde los momentos finales de Jesús en la Cruz, hasta su muerte y resurrección, mostrando su lealtad.

Testigos privilegiados: Fueron las primeras en anunciar la resurrección de Jesús, especialmente María Magdalena, como se ha visto anteriormente.

D. Protagonistas en los primeros momentos, y expansión de la Iglesia

Son frecuentes las menciones a mujeres en los Hechos de los Apóstoles. Escribe Maria Blanco: “Contemplar el siglo I –cuando el cristianismo irrumpe en la historia, en el contexto judío y de dominación romana– nos permite observar que el horizonte de las mujeres cristianas fue, desde sus inicios, muy esperanzador. Basta ver cómo el Apóstol de las gentes se dirige a los esposos exhortándoles a que traten a sus mujeres como a su propio cuerpo”.

El autorFrancisco Otamendi

Evangelización

Boecio, 1500 años de legado: filósofo, político y mártir de la verdad

El último gran intelectual romano y mártir cristiano, Boecio, sigue iluminando con su obra la relación entre providencia divina y sufrimiento humano.

David Torrijos-Castrillejo·24 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El día 22 de abril de 2007 Benedicto XVI visitaba la basílica de San Pietro in Ciel d’Oro de Pavía, acompañado por el entonces prior general de los agustinos, el padre Robert Prevost. En esa oportunidad el pontífice pudo venerar las reliquias del gran san Agustín de Hipona, allí conservadas, pero también las de otro eminente intelectual cristiano que en esa basílica se da culto como mártir cada 23 de octubre: Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio. Se ha dado la circunstancia de que Prevost ha llegado al solio pontificio en 2025, en el XV centenario de su martirio, que debió de acontecer entre 524 y 526, pues la fecha es dudosa.

Su nombre delata el origen patricio de Boecio, rasgo que lo llevó a involucrarse en política durante el reinado de Tedorico. Llegó a tener gran importancia en la corte. Alimentaba el sueño de hacer pervivir el patrimonio político e intelectual de griegos y romanos en el nuevo orden creado por los pueblos germánicos. Entre los tesoros heredados del ya derrotado Imperio romano destacaba el cristianismo, que ya había conquistado el corazón de los vencedores. De tal modo, Boecio unió a sus afanes políticos una empresa cultural de primera categoría que se vio limitada debido a sus muchas ocupaciones y a su prematura muerte.

Se había formado no sólo en la más distinguida cultura latina, sino también en la filosofía griega, dominando la lengua helénica mucho mejor que el antes mencionado san Agustín, importante referente para Boecio. Una de las aspiraciones de este cristiano seglar y padre de familia fue facilitar a los latinos el acceso a la sabiduría griega. No podía imaginar que, pese a no lograr concluir su proyecto, iba a convertirse en uno de los grandes maestros de los intelectuales medievales. Aspiró a traducir y comentar toda la obra de Platón y de Aristóteles pensando en los que eran incapaces de leer sus libros en su lengua original. En realidad, sólo pudo traducir y comentar pocos libros de Cicerón, Porfirio y Aristóteles. Sin embargo, ello bastó para ejercer un duradero influjo.

Esta dedicación al pensamiento secular no le retrajo de hacer también varias valiosas aportaciones en teología con sus influyentes opúsculos teológicos, que acaban de volver a ser traducidos a nuestra lengua este año (editorial Sígueme). Eran años en que aún estaban candentes las grandes disputas trinitarias y cristológicas que habían ocupado las inteligencias de los Padres de la Iglesia.

La ‘Consolación’ y su legado espiritual

De este modo, Boecio, siendo uno de los últimos intelectuales romanos, es en buena medida padre de la ciencia medieval. Ahora bien, también Boecio retomará su prestigio en el Renacimiento, época en que se traducirá a diferentes lenguas romances su obra más conocida, la «Consolación de la filosofía».

Su compromiso político fue la ocasión de esta última obra, la más destacada desde el punto de vista literario. Al final del reinado de Teodorico, cayó en desgracia y pasó el final de su vida encarcelado a causa de una intriga contra él, que a la postre lo llevó a la muerte. Durante ese cautiverio redactó su «Consolación», alternando en ella el verso con la prosa y sugiriendo metáforas tan conocidas como la de la “rueda de la Fortuna”. Ciertamente a él lo había visitado una infausta fortuna, pero ello le permitió brindarnos una notable reflexión sobre la providencia divina y el sufrimiento humano.

Aunque Boecio emplea el lenguaje de los paganos, la fortuna no obedece ya en él a un ciego destino, sino que todo está regido por la providencia de Dios. Ningún daño experimenta quien se cobija en sus manos, cuya única desgracia está en separarse de Él. Muchas veces, cuando lo pasamos mal y alguno nos anima a confiar en el plan de Dios, tendemos a pensar que resulta fácil esgrimir ese argumento al que no padece. En cambio, en la magistral «Consolación» de Boecio encontramos la vibrante protesta del consuelo que se halla en la contemplación de la providencia por parte de quien padeció por ser fiel a Dios, leal a su rey, a la verdad y a su conciencia.

El autorDavid Torrijos-Castrillejo

Profesor adjunto a cátedra, Facultad de Filosofía, Universidad Eclesiástica San Daámaso

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La decadencia de Europa y el futuro Doctor de la Iglesia, John Henry Newman

Un recorrido por Francia y Bélgica se convierte en una reflexión sobre la secularización de Europa y el incipiente renacer espiritual del continente.

24 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos

Al cruzar los Pirineos por Jaca llegas Francia por una carretera muy estrecha llenas de curvas. El continuo tráfico en dirección contraria es de conductores que recorren a gran velocidad este peligroso tramo. Comentando la conducción temeraria de los franchutes con mis amigos y compañeros de hazaña -recorrer Francia en coche, camino de Bélgica-, confirmamos a los pocos minutos que no era una impresión nuestra, sino un hecho. Porque nos encontramos un aparatoso accidente, tras asegurarnos de que están bien atendidos los accidentados continuamos nuestra marcha. 

Pasados unos pocos kilómetros empezamos a observar otro fenómeno curioso, las señales que indican la entrada a una localidad… ¡Están todas giradas boca abajo, 180º! Tras preguntarnos los cuatro ¿por qué estaban dadas la vuelta? Y al no saber contestar esta enigmática pregunta, el copiloto leyó un artículo de internet que había encontrado la IA, que dice que los agricultores jóvenes franceses decidieron comenzar a voltear los carteles como “… llamada de atención sobre la difícil situación que enfrentan los agricultores jóvenes en Francia”. Este modo de proceder ha permeado y ya se usa en algunos sitios de España para reivindicar lo mismo.  

Después de dos días recorriendo la Galia de Sur a Norte, con parada en Lourdes y Tours, llegamos a Galia Bélgica, y quedamos impresionados por Bruselas, Gante, Amberes, Lovaina, Lieja,… Donde destacan sus edificios, calles y plazas… Como el ayuntamiento de Lovaina, la Grand Place de Bruselas o la de Amberes… Pero quizá lo más majestuoso son las catedrales góticas, que ahora mismo parecen más un museo bien conservado que un lugar para el culto. 

¿Cómo han acabado así las iglesias de Bélgica?  Como si fueran edificios muertos, sin espíritu. ¿Dónde queda el cristianismo en esta Europa multicultural? ¿Dónde queda el bien, la belleza y la verdad? Porque no sólo ha desaparecido la fe en Dios, sino también el buen gusto y la sensibilidad que otorga la divinidad.

 Francia, parece que está igual, pero desde hace bien poco hay un renacer religioso. En este 2025, entorno a la Semana Santa ha habido 10.000 bautizos de adultos y 7.000 de adolescentes. Esta primavera espiritual no es puntual, parece que ha habido un punto de inflexión y está en crecimiento, así lo confirma Fernando Díaz Villanueva en un reciente vídeo de su canal, dando datos que confirman un ligero auge en todo occidente.

Pero ¿cómo comenzó esta crisis?

Podemos poner el origen remoto en el modernismo, en el siglo XIX, cuando la Iglesia Católica acordó la separación de poderes entre iglesia y estado en múltiples naciones occidentales, lo que acarreó un problema para los católicos, en gran medida porque eran muy clericales y no lograron entender lo natural que era esta separación. Esta anomalía provocó la desaparición de ciertas órdenes religiosas, y trajo la nacionalización de los bienes eclesiásticos y la secularización de las universidades. 

Esta situación, agravada por otros muchísimos hechos, no ha ido más que minando la fe de muchos, hasta hacerla desaparecer en ellos. Pero cuando se cierra una puerta se abre otra.  Porque a la vez aparecieron nuevos pensadores cristianos, que han contribuido al renacer posterior desde una perspectiva antropológica a la regeneración del pensamiento y la fe. Podemos clasificar, según el profesor Juan Luis Lorda, sacerdote y doctor en Teología, en cuatro grupos a estos intelectuales. 

Estos pensadores que supieron “leer” lo que estaba ocurriendo, fueron Newman, Rosmini, Balmes y Kierkegaard. También otros de corte más político y social como Ozaman y Lord Acton.  O fundadores de congregaciones dedicadas a la educación como San Juan Bosco, San Antonio María Claret,… Y para acabar los románticos que defienden la tradición cristiana frente al laicismo racionalista, como Chateaubriand, los hermanos Schlegel, Novalis,…

Del primer grupo destaca, como nos cuenta Lorda, Antonio Rosmini, porque escribió Antropología Soprannaturale. Jaime Balmes por analizar muchas cuestiones filosóficas. Y el pensador luterano Soren Kierkegaard, porque defendió el valor único de cada individuo, que sólo se comprende delante de Dios, y sabiendo que es un ser relacional por naturaleza mediante la palabra y el amor con los suyos, frente al totalitarismo de Hegel. Y San John Henry Newman, porque se opuso a la descristianización de la sociedad liberal. 

No es anecdótico, por tanto, en estos tiempos de fin de decadencia, con un ligero repunte en la creencia en la trascendencia, que el nuevo Papa busque referentes morales e intelectuales buscando volver a otros tiempos mejores. Por eso el pasado 31 de julio de 2025, León XIV confirmó el parecer afirmativo de la Plenaria de los Cardenales y Obispos, miembros del Dicasterio para las Causas de los Santos, para otorgar próximamente el título de Doctor de la Iglesia Universal a San John Henry Newman, Cardenal de la Santa Iglesia Romana. 

Casimiro Jiménez, sacerdote, doctor en Ecología y Teología, y autor del libro “John Henry Newman: conversión y providencia”, publicado por Digital Reasons, destaca dos aspectos de Newman. Por un lado, su amor a la verdad, que le llevó a su conversión a la iglesia católica desde el anglicanismo a los 44 años y al desprecio de muchos por esta decisión, lo que acarreó el despectivo apodo del “judas inglés”. Y por otro lado, vio la mano de Dios en diferentes reveses que tuvo en su vida, lo que él llamó de “kindly light”, la luz amable de Dios, que expresó en un brillante poema con este título. Tenía claro que la providencia le guiaría y no le abandonaría, como así fue.

En todo caso esta decisión papal puede ser una señal más del repunte de fe o quizá un camino o guía para este crecimiento siguiendo los pasos de este converso.

El autorÁlvaro Gil Ruiz

Profesor y colaborador habitual de Vozpópuli.

España

Madrid vibra: la Iglesia reúne a miles de jóvenes con una fuerza imparable

El evento, que se espera congregue a miles de participantes, ofrecerá desde talleres sobre fe y relaciones hasta un gran concierto con artistas de música católica.

Javier García Herrería·23 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

Las tres diócesis de Madrid —Alcalá de Henares, Getafe y la archidiócesis de Madrid— se están consolidando como un referente en la organización de actividades para adolescentes y jóvenes. A la creciente vitalidad de muchas realidades eclesiales, se suma cada vez más una pastoral juvenil dinámica en parroquias de toda la comunidad.

Tras el impulso de la JMJ de Lisboa 2023, Madrid estrenó el Life Meeting, una jornada festiva que reunió a 2.000 jóvenes en oración, catequesis, una Eucaristía presidida por el cardenal José Cobo y un concierto con Hakuna y otros grupos. En 2024 se celebró la segunda edición, con un aumento de participación hasta los 2.700 jóvenes, lo que supuso un crecimiento del 35 %. Más recientemente, más de 30.000 jóvenes españoles participaron en el Jubileo de Roma el pasado julio.

En este contexto llega ahora el WOW Fest, el primer Jubileo Interdiocesano de Adolescentes y Jóvenes, organizado conjuntamente por las tres diócesis madrileñas. El evento espera congregar entre 1.000 y 2.000 adolescentes por la mañana, y de 3.000 a 4.000 jóvenes por la tarde, confirmando la consolidación de una pastoral juvenil en expansión.

Actividades previstas

Aunque el programa incluye actividades lúdicas —como gymkhanas o la actuación del Mago Numis—, la propuesta va mucho más allá. Habrá talleres y ponencias sobre temas como noviazgo, heridas afectivas, dudas de fe, arte y teología, además de una Eucaristía en la Catedral de la Almudena, peregrinación jubilar, un podcast en directo y un gran concierto final con Aisha Ruah, Paola Pablo, Javi Portela y Hakuna Group Music.

El evento fue presentado a la prensa por tres jóvenes representantes de cada diócesis: David (Alcalá), Rossy (Getafe) y Álvaro (Madrid). David animó a otros jóvenes a sumarse con un mensaje directo: “Si no sales de casa, no vas a encontrar respuesta a tus preguntas”.

El WOW Fest está siendo preparado por las delegaciones de Pastoral de Infancia y Juventud, Pastoral Universitaria y Pastoral Vocacional, junto con distintos movimientos y realidades eclesiales, que trabajan unidos para mostrar a los jóvenes la belleza de la fe y la fuerza de la comunión.

La organización recomienda inscribirse previamente de forma gratuita, aunque recuerda que también será posible hacerlo en el mismo evento.

Organizadores del WOW Fest en la presentación del evento.

Horario

🕙 10:00 – Jubileo de adolescentes (12 a 15 años)

  • 10:00 → Acogida en el patio de la catedral
  • 10:30 → Espectáculo de inicio
  • 11:00 → Gymkhana por el centro de la ciudad
  • 12:30 → Encuentro con nuestros obispos

🕧 12:30 – Momento jubilar

  • Peregrinación a la catedral en grupos de cada diócesis para ganar la gracia jubilar.
    • Getafe: Iglesia de San Ginés
    • Alcalá: Carmelitas Plaza España
    • Madrid: Jardines de Vistillas
  • 13:30 → Eucaristía en la Catedral de la Almudena
    • Habrá un regalo especial para los confirmados este curso.
  • 14:30 → Comida juntos en la plaza

🕓 16:00 – Jubileo de jóvenes (desde 16 años)

  • 16:00 → Espectáculo de inicio
  • 17:00 → Ponencias (una a elegir)
  • 18:50 → Live Podcast
  • 19:50 → Verbena
  • 20:30 → Concierto (Aisha Ruah, Paola Pablo, Javi Portela y Hakuna Group Music)
  • 22:00 → DJ Set
  • 23:00 → Cierre
Cultura

Arteología: «otra forma de observar lo invisible»

El I Curso de Arteología ofrece un recorrido estético y espiritual inspirado en el Catecismo de la Iglesia y las grandes obras del arte universal.

Redacción Omnes·23 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

El próximo 7 de octubre dará comienzo en Madrid el I Curso de Arteología, una innovadora propuesta formativa que busca acercar el misterio revelado de la fe cristiana a través del arte y la belleza. Bajo el lema «otra forma de observar lo invisible» se busca ofrecer a los participantes una experiencia estética y espiritual que, a través de obras maestras y de la reflexión compartida, les permita descubrir la profundidad del depósito de la fe cristiana de un modo atractivo, dinámico y contemporáneo.

“Teníamos una demanda entre muchos jóvenes: al misterio revelado no se accede tanto con la razón como con la contemplación estética”, explica Viver. “El arte ofrece la experiencia de una Presencia sublime y verdadera que no siempre se comprende pero que siempre reclama nuestra adhesión del corazón. Es catártica. Nuestra sociedad no busca tanto dogmas o ideologías como la experiencia de lo verdadero. Solo después aparece la reflexión teológica, hasta donde es capaz de llegar. Este es el objetivo del I Curso de Arteología», añade.

Impulsado por el artista y fotógrafo Javier Viver, «Arteología» se celebrará en su estudio (C/Doña Berenguela 7, local, 28011 Madrid) los primeros y terceros martes de cada mes, de 20:00 a 22:00 horas, hasta junio de 2026. La matrícula tiene un coste único de 250 euros —con beca de 200 euros para exalumnos del Observatorio de lo Invisible o Amigos de la Vía del Arte— y podrá seguirse de forma presencial u online, en directo o diferido.

Un programa inspirado en el Catecismo y el Concilio Vaticano II

El curso propone una experiencia estética por el Depósito de la Fe cristiana, inspirada en el Catecismo de la Iglesia Católica y en la riqueza emanada del Concilio Vaticano II. Se estructura en torno a las cuatro grandes “artes” de la vida cristiana:

  • Ars Credendi (creer)
  • Ars Celebrandi (celebrar)
  • Ars Orandi (orar)
  • Ars Vivendi (vivir)

Cada sesión combina formación, contemplación y comentario de obras artísticas —desde clásicos como Vermeer, Caravaggio o Canova hasta contemporáneos como Bill Viola— para mostrar cómo la belleza ilumina la fe y la vida cotidiana.

Destinatarios y contenidos

Especialmente dirigido a artistas y personas con sensibilidad estética, el curso busca “ofrecer a hombres y mujeres del siglo XXI la belleza y armonía de la fe” a través del estudio de las Sagradas Escrituras, la Tradición viva de la Iglesia y su Magisterio.

El programa se inaugura el 7 de octubre con la sesión “Creación y tribulación. La belleza de un mundo creado y herido” a cargo de Abel de Jesús, dentro del bloque Ars Credendi, y se desarrollará en 17 encuentros hasta junio, abordando temas como la oración, los sacramentos, la moral cristiana y la vocación, siempre en diálogo con obras de arte.

Para para más información puedes escribir a [email protected] y llamar al  614 128 152. 

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Cine

«Hasta la cumbre»: una película producida por un colegio que llega al cine

Producción virtual, valores cristianos y trabajo en equipo: así el Colegio Alpamayo convierte el cine en una escuela de virtudes con “Hasta la Cumbre”, película que se estrena el próximo 27 de septiembre.

Teresa Aguado Peña·23 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Colegio Alpamayo de Lima se estrena el 27 de septiembre en la gran pantalla con «Hasta la Cumbre», su primer largometraje, no solo es cine hecho por alumnos y profesores, sino también un proyecto educativo pionero en Latinoamérica. Dirigida por Emilio Campoverde —exalumno del colegio y formado en cinematografía en Orlando—, la cinta marca el inicio de un estudio de cine escolar permanente con tecnología de punta y valores cristianos en su narrativa.

Campoverde recuerda que “todo empezó cuando el director Renzo Forlín me llamó apenas terminé la carrera en Orlando para contarme la idea de hacer cine en Perú. Yo me había graduado de Alpamayo en 2020 y, por el cariño que le tengo al colegio, acepté sin pensarlo mucho”.

Con cámaras, lentes y equipos profesionales traídos de EE. UU., montó un pequeño taller extracurricular en las tardes. “Al inicio éramos un puñado de chicos y yo les enseñaba lo básico: escribir historias, usar cámaras y micrófonos, editar… mientras en paralelo escribía el guion de la primera película del colegio”, explica. De ese taller nació el “Estudio de Cinematografía del Colegio Alpamayo”.

Cine como formación en virtudes

La película narra cómo dos alumnos se proponen escalar el nevado Alpamayo y se enfrentan a desafíos físicos y mentales. “La montaña es una metáfora de los retos personales. Cada uno tiene su propia cumbre que conquistar”, comenta Campoverde. La historia refleja valores profundamente cristianos como la fraternidad, el perdón y la superación personal. “Más que evangelizar de manera directa, la película inspira desde el ejemplo y la narrativa, mostrando cómo se vive la fe en lo cotidiano”, explica.

Para recrear la travesía, optaron por soluciones técnicas de vanguardia: “Usamos Producción Virtual, una tecnología que nos permite grabar casi en cualquier lugar sin salir del estudio del colegio”, dice. “El Colegio Alpamayo es posiblemente el único en Latinoamérica que enseña y produce con Producción Virtual. Es pionero y, por lo tanto, un hito”, afirma Campoverde. Para él, esta herramienta abre horizontes creativos a los estudiantes, permitiéndoles contar cualquier historia que se imaginen.

Más allá de la técnica, Campoverde subraya que “hacer cine es una forma fenomenal de formar el carácter: hay que ser ordenado, puntual, manejar frustraciones”. Durante el rodaje crearon un ambiente humano y solidario. “Nos propusimos que fuera una experiencia de equipo. Grabamos en condiciones exigentes y eso nos obligó a apoyarnos unos a otros, practicar la escucha activa y la paciencia”, relata.

Un proyecto que une a toda la comunidad

Uno de los objetivos principales era “unir a toda la comunidad Alpamayo”, señala Campoverde. Actores del taller de teatro, música compuesta por un exalumno, maquetas del taller de arte, producción a cargo del taller de cine… “Hasta el más pequeño tuvo una participación activa, ya sea como actor o detrás de cámaras”, añade.

La producción también tuvo un factor social importante: colaboración con las ONGs Proyecta Perú y Operación Mato Grosso en Yungay. Esto permitió rodar escenas en instalaciones donde los estudiantes convivieron con jóvenes con discapacidades intelectuales. “Esa experiencia se les quedará grabada como algo formativo”, asegura el director.

La enseñanza que esperan dejar es clara: “Aunque la vida esté llena de obstáculos, siempre es posible salir adelante si se tiene la valentía de enfrentar los propios miedos y el corazón dispuesto para ayudar a los demás”. Si tuviera que resumir en una palabra el valor central, Campoverde no duda: “Perseverancia”.

Para Emilio, el estreno de «Hasta la Cumbre» abre la puerta a nuevos proyectos: “hemos descubierto el poder del cine como herramienta educativa y formativa. Queremos seguir explorando historias que transmitan mensajes positivos y relevantes. «Hasta la Cumbre» es apenas el primer paso”, concluye.

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Los neo-malthusianos están equivocados: no somos demasiados en el planeta

Mientras los nuevos malthusianos temen el exceso de gente, los datos muestran que el verdadero problema es que cada vez nacen menos.

23 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

La predicción del economista Thomas Malthus, en su ensayo de 1798, se basaba en una idea simple pero poderosa mediáticamente: la población humana crece de forma geométrica, mientras que la producción de alimentos lo hace de manera aritmética, lo que inevitablemente llevaría a hambrunas masivas, pobreza y muerte para «equilibrar» el exceso de gente.

La revolución industrial, la tecnología y el desarrollo del comercio global mejoraron drásticamente la productividad agrícola y redistribuyeron los recursos, rompiendo ciclo de pobreza y hambruna que él describía. Fue el clásico error de economista de medio pelo que hace predicciones sin tener en cuenta la capacidad de innovación del ingenio humano.

A pesar del clamoroso error de Malthus, en los últimos cuarenta años sorprendentemente se han multiplicado los neo-malthusianos que siguen diciendo que el número de gente en el planeta es insostenible. Pero como ahora no pueden argumentar que es por falta de alimentos (cada año sobran más globalmente), esta vez se basan en un concepto, de nuevo, discutible y discutido: el cambio climático antropogénico.

La realidad es que no somos demasiados seres humanos en el planeta.

  1. Nuestra biomasa es mínima: el hombre representa tan solo el 0,01% de la biomasa total de la biosfera (casi cualquier tipo de bacteria, hongo, protista o archaea nos supera en biomasa por decenas o centenas de veces). Las moléculas orgánicas se diferencian de las inorgánicas porque se componen básicamente de cadenas de carbono. Por eso la biomasa (la masa de los seres vivos) generalmente se mide en toneladas de carbono. Esta es la biomasa de las cerca de 9 millones de especies conocidas, medida en giga toneladas de carbono (Gt C):
  1. Nuestras emisiones de CO2 son mínimas: solo el ~3% de las emisiones anuales de CO2 naturales del planeta son humanas (el resto de las emisiones naturales provienen de la respiración de los organismos, la descomposición orgánica, la desgasificación oceánica, las erupciones volcánicas, etc.). Así que el hombre aporta solo el ~3% de las ~2 partes por millón en las que viene incrementándose el CO2 atmosférico anualmente desde hace 60 años. Por tanto, aportamos el 0,000006% (0,06 partes por millón) del incremento anual.
  1. La superficie ocupada por la urbanización humana es también mínima: es tan solo del 1,56% de la superficie total continental. Alguien puede contra argumentar que si incluimos las zonas dedicadas a la agricultura y la ganadería la ocupación humana asciende al ~32% del total. Pero innumerables especies cohabitan en las tierras agrícolas, por lo que la cifra correcta para mostrar la «ocupación humana» es el mencionado 1,56% de superficie ocupada por las ciudades, pueblos, casas y todas las carreteras; o el 2,93% si eliminamos radicalmente de la base de cálculo todos los desiertos, zonas heladas, montañas, ríos, lagos, marismas y manglares. Y en ambos casos sin tener en cuenta la enorme superficie de los océanos.

No somos demasiados, pero sin embargo la sociedades occidentales han comprado esa visión neo-malthusiana y pesimista y la tasa de natalidad sigue cayendo. La tasa de fecundidad a nivel global eliminando el África subsahariana es ya menor que la tasa de reposición de 2,1 hijos por mujer. En muchos de los países occidentales es mucho menor. En España, el último dato de 2023 es de 1,12 hijos por mujer (incluyendo los hijos de las mujeres no nacidas en España).

Además del valor infinito (divino) de los hijos, si no queremos desaparecer a largo plazo como especie, hay que tener más hijos. Y sin necesidad de esperar al largo plazo, si no queremos que muchos países occidentales desaparezcan culturalmente en el medio plazo, hay que tener más hijos.

El autorJosé Gefaell

Analista. Ciencia, economía y religión. Cinco hijos. Banquero de inversiones. Perfil en X: @ChGefaell.

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Mundo

Erika, viuda de Charlie Kirk, perdona al presunto asesino de su marido

La mujer del activista conservador asesinado, Charlie Kirk, ha manifestado en un servicio conmemorativo de su marido que perdona al presunto asesino. “A ese hombre lo perdono”, dijo Erika. “La respuesta al odio no es el odio. La respuesta, como sabemos por el Evangelio, es el amor. Siempre es el amor”.

OSV / Omnes·22 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

– Kate Scanlon (OSV News)

Entre los asistentes al funeral de su marido asesinado, Charlie Kirk, se encontraban el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el vicepresidente JD Vance, Marco Rubio y Robert F. Kennedy Jr. Su mujer, Erika, ante miles de personas, dijo que perdonaba al presunto asesino. “La respuesta, como sabemos por el Evangelio, es el amor”. 

Según las informaciones de estos días, Erika se ha educado en una familia católica, y Charlie, su marido, era cristiano evangélico.

Erika Kirk, quien fue nombrada directora ejecutiva de Turning Point USA después del asesinato de su esposo, el pasado 10 de septiembre, dijo que sintió “un nivel de angustia que ni siquiera sabía que existía”, pero que “el amor de Dios continuó revelándose en mí en los días que siguieron”.

“Tras el asesinato de Charlie, no vimos violencia, ni disturbios, ni revolución”, dijo. “En cambio, vimos lo que mi esposo siempre anhelaba ver en este país. Vimos un avivamiento”.

Erika Kirk instó a los asistentes a adoptar lo que ella llamó una comprensión cristiana de la “verdadera hombría” porque dijo que su esposo, un cristiano evangélico, sentía pasión por alcanzar a los “niños perdidos”.

‘Sé un líder que valga la pena seguir’

“Por favor, sé un líder digno de ser seguido”, dijo. “Tu esposa no es tu sirvienta, tu esposa no es tu empleada. Tu esposa no es tu esclava. Ella es tu ayudante. No sois rivales. Sois una sola carne, trabajando juntos para la gloria de Dios”.

También instó a las mujeres a “ser virtuosas”. Su marido, dijo, “murió con una obra incompleta, pero no con asuntos pendientes”. “Quería salvar a los jóvenes, como al que le quitó la vida”, dijo Erika.

Y añadió: “A ese hombre, le perdono”. “La respuesta al odio no es el odio”, dijo. “La respuesta, como sabemos por el Evangelio, es el amor. Siempre es el amor”.

Kirk “no odiaba a sus oponentes”

En sus comentarios, Donald Trump pareció referirse a los comentarios de Erika Kirk, diciendo que Kirk “no odiaba a sus oponentes. Quería lo mejor para ellos. En eso discrepé con Charlie: odio a mi oponente y no quiero lo mejor para él”.

“Lo siento, lo siento, Erika, pero ahora, Erika, puedes hablar conmigo y con todo el grupo, y quizá me puedan convencer de que eso no está bien”, dijo.

Vance dijo: “Toda nuestra administración está aquí, pero no solo porque queríamos a Charlie como amigo —aunque lo queríamos—, sino porque sabemos que no estaríamos aquí sin él. Él construyó una organización que transformó el equilibrio de nuestra política”.

Vínculos con el presidente 

Charlie Kirk fue una “figura influyente” en su propia elección. Así lo reveló el presidente Donald Trump en un servicio conmemorativo en memoria del fundador de Turning Point USA y activista conservador, el 21 de septiembre en el State Farm Stadium en Arizona. “Ninguno de nosotros olvidará jamás a Charlie Kirk, y la historia tampoco lo hará”, afirmó Trump.

“Charlie solía llamarme la noche anterior a un evento importante al otro lado del país y me preguntaba: ‘¿Crees que podrías venir a hablar en el evento al día siguiente?’”, dijo Trump. “Yo le decía: ‘Charlie… soy el presidente de Estados Unidos. ¿Quieres que viaje cuatro horas en avión? Y, ¿sabes?, a veces lo hacía’”.

Trump también bromeó en un momento diciendo que Kirk “fue uno de los primeros en hablarme de un hombre de Ohio llamado JD Vance, ¿alguna vez has oído hablar de él?”. Vance llamó a Kirk “un héroe para los Estados Unidos de América y un mártir de la fe cristiana”.

Tirador solitario

Las autoridades identificaron y arrestaron a un sospechoso del tiroteo de Kirk. Vance y otros funcionarios de la administración Trump sugirieron previamente que buscarían atacar lo que el vicepresidente llamó «extremismo de izquierda» después del asesinato de Kirk. Aunque los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley han dicho que creen que el tirador actuó solo.

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Kate Scanlon es reportera nacional de OSV News y cubre Washington. Síguela en @kgscanlon.

Esta información ha sido publicada originariamente en OSV News en inglés. Pueden consultarla aquí.

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El autorOSV / Omnes

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Evangelización

San Mauricio y compañeros de la Legión Tebea, y mártires del siglo XX

La liturgia conmemora el 22 de septiembre a san Mauricio y compañeros de la Legión Tebea ó Tebana del ejército romano, cristianos que a primeros del siglo IV se negaron realizar sacrificios a los dioses, y fueron martirizados. También se celebra a mártires de la persecución religiosa del siglo XX en España. Ayer fue san Mateo, apóstol y evangelista.

Francisco Otamendi·22 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Iglesia conmemora hoy a los soldados cristianos que, procedentes de Tebas (Egipto), fueron llamados a luchar con la Legión Tebea, o Tebana, y les ordenaron hacer un sacrificio a los dioses. Ellos se negaron y, en tiempos de los emperadores Diocleciano y Maximiano, fueron martirizados. La evidencia documental más antigua es una carta de san Euquerio, obispo de Lyon, a Salvio, unos 150 años después de los hechos.

El Martirologio Romano escribió: “En Agauno (hoy Saint Maurice d´Agaune), en la región de Valais, en el país de los helvecios. Santos mártires Mauricio, Exuperio, Cándido, que siendo soldados, al decir de san Euquerio de Lyon, fueron sacrificados por su fe en Cristo, en tiempo del emperador Maximiano. (c. 302)”. También se recuerda hoy a Santa Basila y santa Emérita, mártires romanas. 

Por otra parte, la liturgia recuerda en esta fecha a los llamados “mártires de Valencia”, y a los “de Granada”, víctimas de la persecución religiosa del siglo XX en España. Los de Valencia están encabezados por el beato Beato José Aparicio Sanz, y son 233, beatificados en marzo del 2001 por san Juan Pablo II en Roma. Eran sacerdotes, religiosos y laicos, jóvenes y ancianos. Por otra parte, en 2007, Benedicto XVI beatificó también en Roma a 498 mártires del siglo XX.

Ayer, san Mateo, apóstol y evangelista

Localidades como Logroño, Oviedo o Salerno (Italia), festejaron ayer, 21 de septiembre, a san Mateo, apóstol y evangelista. Mateo era recaudador de impuestos en Cafarnaúm, recuerda el santoral vaticano. Un día, cuando estaba sentado en su lugar de trabajo, oyó una voz diferente. Jesús le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y le siguió (Mateo 9, 9-13). La vida de san Mateo nunca volvió a ser como antes.

Además del Evangelio, san Mateo es mencionado también en los Hechos de los Apóstoles. El anuncio de la Buena Noticia de Cristo constituyó su misión. Sus reliquias se encuentran en la cripta de la catedral de Salerno (Italia), donde se le festeja el 21 de septiembre con una solemne procesión.

San Mateo escribió el Evangelio que lleva su nombre pensando en los cristianos de origen judío, precisa Vatican News. En el texto pone énfasis en que Jesús es el Mesías que cumple las promesas del Antiguo Testamento.

El autorFrancisco Otamendi

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Evangelización

Lo que la Iglesia realmente enseña sobre la evolución

Entender la evolución desde la perspectiva católica implica ver más allá de la ciencia: considerar al ser humano, la moral y la acción de Dios en la creación.

OSV / Omnes·22 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 9 minutos

Por Benjamin Wiker, OSV News

Cuando la gente me pregunta «¿Qué piensa la Iglesia Católica sobre la evolución?», rara vez están preparados para mi respuesta: «Sentémonos unos meses y hablemos de ello».

El problema es este: la Iglesia Católica no solo piensa en la evolución. Concibe la teoría de la evolución humana en el contexto mucho más amplio de su comprensión del ser humano, la razón, la ciencia, el pecado, la moralidad y la redención de la humanidad por Dios encarnado. La Iglesia no puede pensar en algo sin pensar en casi todo, porque todo es obra de Dios.

Quiero señalar esto directamente, porque la tendencia de nuestra cultura de frases hechas es caer en alguna cita breve hecha por un Papa en un discurso o encíclica, o por un funcionario del Vaticano, o un científico católico , o un teólogo católico , y tratarla de manera aislada como si todo lo que necesitábamos saber sobre la evolución como católicos pudiéramos escribirla en una tarjeta índice y llevarla en nuestra billetera o cartera para tenerla a mano como referencia.

Pero así no es como la Iglesia Católica concibe la evolución, ni nada en general. La Iglesia no piensa en frases ingeniosas para impacientes. Piensa como una catedral donde todo está conectado, piedra sobre piedra cuidadosamente equilibrada, compleja e íntimamente interdependiente, construida durante siglos para perdurar aún más siglos según el plan eterno, todo armoniosamente elaborado para adorar a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, para que todo lo humano sea redimido, la naturaleza transformada por la gracia mientras se extiende hacia el cielo.

Quizás el mejor lugar para comenzar a comprender lo que esto podría significar con respecto a la evolución sea el Catecismo de la Iglesia Católica . Encontrará algunas afirmaciones aisladas específicamente sobre la evolución, pero estas afirmaciones son parte integral de todo el catecismo, la vasta y catedralicia presentación de la fe. Como las piedras individuales de una catedral, no se pueden extraer las afirmaciones aisladas sin que todo el edificio se derrumbe. Más directamente, podríamos decir que la consideración católica de la evolución se enmarca en la catequesis católica sobre la creación y la redención. Dentro de esta catequesis hay ciertos supuestos, tanto naturales como sobrenaturales, que establecen límites definidos a la consideración de la evolución.

Permítanme ofrecer dos ejemplos del catecismo que no han aparecido en la cobertura de la prensa popular sobre la Iglesia Católica y la evolución. «Por la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza, basándose en sus obras» (n.º 50). Se trata, en realidad, de una afirmación dogmática basada en las maravillosas capacidades de la razón humana natural y en el hecho de que la naturaleza misma, incluidos sus aspectos biológicos, manifiesta la gloria y la sabiduría de su Creador, y cada criatura refleja «a su manera un rayo de la infinita sabiduría y bondad de Dios» (n.º 339).

¿Qué significa esto para nuestra consideración de la evolución? Que cualquier perspectiva de la evolución que asuma, por principio, que la naturaleza biológica está completamente gobernada por el azar y leyes ciegas es errónea. Según esa perspectiva de la evolución —defendida hoy por ateos tan prominentes como Richard Dawkins—, la naturaleza revela la total ausencia de sabiduría, es decir, la ausencia de un Creador sabio. Frente a esto, el Catecismo sostiene firmemente: «Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría. No es producto de ninguna necesidad, ni del destino ciego ni del azar» (n.º 295).

¡Ajá! ¡Eso debe significar que la Iglesia Católica rechaza la evolución! No, lo siento. No hay respuestas tan fáciles y rápidas. La Iglesia Católica no rechaza la evolución, porque no rechaza, sino que, de hecho, acoge con agrado cualquier investigación científica legítima. La ciencia estudia la naturaleza, y la verdad de la creación jamás puede contradecir la verdad del Creador.

Así pues (citando el «Dei Filius» del Concilio Vaticano I), el Catecismo nos informa que «la investigación metódica en todas las ramas del conocimiento, con tal que se realice de modo verdaderamente científico y no anulando las leyes morales, nunca puede estar en conflicto con la fe, porque las cosas del mundo y las cosas de la fe provienen del mismo Dios» (n. 159).

¿Qué significa esto, en particular, para la evolución? Continúe leyendo. «La creación posee su propia bondad y perfección, pero no surgió completa de las manos del Creador. El universo fue creado en tránsito (in statu viae) hacia una perfección última aún por alcanzar, a la que Dios lo ha destinado» (n.º 310). «En el plan de Dios, este proceso de devenir implica la aparición de ciertos seres y la desaparición de otros, la existencia de los más perfectos junto a los menos perfectos, fuerzas tanto constructivas como destructivas de la naturaleza» (n.º 310).

Desde esta perspectiva, como ha señalado el cardenal Christoph Schönborn, la evolución se entiende como creación «prolongada en el tiempo».

¡Ajá! ¡Eso debe significar que la Iglesia Católica acepta la evolución! No, lo siento.

No existen respuestas tan fáciles y rápidas. La iglesia no puede simplemente aceptar la teoría de la evolución, porque no existe una sola teoría evolutiva que pueda aceptar. Existen, en cambio, diferentes teorías, diferentes enfoques de la evolución.

Como bien señaló San Juan Pablo II, «en lugar de hablar de la teoría de la evolución, es más preciso hablar de las teorías de la evolución. El uso del plural es necesario aquí, en parte debido a la diversidad de explicaciones sobre el mecanismo de la evolución, y en parte debido a la diversidad de filosofías involucradas».

La verdad es esta. La Iglesia no puede afirmar la evolución con total convicción, ya que la evolución, como ciencia en sí misma, no es del todo sólida. Debemos distinguir entre la evolución en sí y nuestro conocimiento de ella (lo que los científicos actuales creen saber sobre la evolución).

Tenemos todas las razones para creer que la evolución es algo que ocurrió, pero lo que realmente ocurrió en ella es algo que debe descubrirse en el largo y difícil camino del descubrimiento científico, del cual solo hemos recorrido una parte. Por eso la Iglesia es, con razón, cautelosa.

Entonces, ¿cuál es la postura verdaderamente católica?

Las recientes controversias sobre la evolución, el diseño inteligente y el creacionismo han generado tanta confusión que no es de extrañar que los católicos estén casi completamente desconcertados sobre qué pensar. Aclarar las cosas no será tarea fácil, pero aquí va un comienzo, punto por punto.

En primer lugar, los católicos debemos sostener que nuestro estudio de la naturaleza confirma la existencia de Dios. El Catecismo afirma claramente: «La existencia de Dios Creador puede conocerse con certeza por sus obras, a la luz de la razón humana, aunque este conocimiento a menudo esté oscurecido y desfigurado por el error» (n.º 286).

El catecismo se fundamenta en la afirmación definitiva de la constitución dogmática «Dei Filius» del Concilio Vaticano I: «La santa Madre Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todo, puede ser conocido con certeza a partir de la consideración de las cosas creadas, por la virtud natural de la razón humana, pues desde la creación del mundo, su naturaleza invisible se percibe con claridad en las cosas creadas.»

Y esta declaración está firmemente arraigada en las Escrituras, como afirma San Pablo en Romanos: «Porque lo que se puede conocer acerca de Dios les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Pues desde la creación del mundo, su naturaleza invisible, es decir, su eterno poder y deidad, se percibe claramente en las cosas creadas» (1:19-20).

No debe sorprendernos, pues, que el catecismo afirme: «Creado a imagen de Dios y llamado a conocerlo y amarlo, quien busca a Dios descubre ciertos caminos para llegar a conocerlo. Estos se llaman también pruebas de la existencia de Dios, no en el sentido de pruebas propias de las ciencias naturales, sino como argumentos convergentes y convincentes, que permiten alcanzar la certeza de la verdad» (n. 31).

De hecho, podemos demostrar la existencia de Dios mediante algún tipo de argumento filosófico. Pero decir que es un argumento filosófico no significa que sea, por lo tanto, acientífico o, peor aún, un argumento acientífico. Si podemos razonar a partir de la naturaleza para llegar a la existencia de Dios, sin duda debe ser a partir de una comprensión muy bien fundamentada de la naturaleza; es decir, una que tenga plenamente en cuenta los últimos avances científicos relacionados con el área o aspecto de la naturaleza que se considera al usar la razón.

¿Y qué hay del creacionismo y el diseño inteligente? Desafortunadamente, el término «creacionismo» se asocia con negar por completo la evolución y tratar de probar una interpretación literal de la Biblia contra la ciencia moderna. Pero la Iglesia no rechaza por completo la posibilidad de la evolución, y el enfoque católico de la Biblia no es el de un fundamentalista.

Al mismo tiempo, la iglesia adopta una postura crítica hacia la evolución en lugar de simplemente afirmar lo que los evolucionistas contemporáneos de cualquier tipo estén diciendo, y la iglesia también cree con todo su corazón que la Biblia es verdadera y completamente inspirada y sin error.

¿Y la teoría del diseño inteligente? Cabe señalar de entrada que la «teoría del diseño inteligente», como se la conoce abreviada, no es en realidad una sola cosa, sino una compleja combinación de enfoques que compiten por imponerse. Sin embargo, en general, los defensores del diseño inteligente tienden a afirmar que algún hecho científicamente verificable —por ejemplo, que esta estructura biológica molecular en particular es demasiado compleja para haberse generado únicamente mediante la selección natural— demuestra directamente la existencia de un diseñador inteligente.

Este tipo de argumentos tienen un mérito considerable, más del que los católicos se han inclinado a conceder, precisamente porque se centran en puntos problemáticos muy particulares para una explicación puramente materialista y reduccionista de la evolución.

Pero como se señaló anteriormente, el enfoque católico es considerar la evidencia científica sólo como parte de un argumento filosófico más amplio que debe presentarse si queremos demostrar la existencia de Dios a partir de la naturaleza.

La cuestión es la siguiente: la evidencia científica particular por sí sola nunca podría ser suficiente para demostrar la existencia de Dios y, además, se debe prestar mucha más atención a la filosofía para reunir adecuadamente todos los «argumentos convergentes y convincentes» necesarios para hacerlo.

Históricamente, el punto de partida más importante para una discusión sobre la Iglesia Católica y la evolución es la encíclica «Humani Generis» del Papa Pío XII (1950), que decía que la evolución era digna de estudio científico dentro de ciertos límites.

A muchos les ha parecido que la Iglesia está diciendo algo como esto: Puedes creer lo que quieras sobre la evolución siempre y cuando 1) sostengas que todas las almas humanas son creadas inmediatamente por Dios, 2) sostengas alguna forma de monogenismo en lugar de poligenismo –es decir, sostengas que todos los seres humanos tienen un ancestro evolutivo común en lugar de surgir de una multitud desordenada– y (3) no sostengas manifiestamente una teoría puramente materialista de la evolución que de alguna manera socave la dignidad de la persona humana.

¿De verdad puede ser tan fácil? No, no puede, precisamente porque estos límites aparentemente simples, al examinarlos con más detenimiento, no son nada sencillos.

Tomemos la primera: que todas las almas humanas son creadas inmediatamente por Dios. Esta afirmación no representa un retroceso de la iglesia hacia una postura minimalista: «¡Di lo que quieras sobre la evolución del cuerpo humano, pero que sigamos teniendo alma!». Más bien, significa un rotundo «¡No!» a toda forma de materialismo, ya que reduce a los seres humanos a meros seres físicos.

Esto supone un gran obstáculo para muchos evolucionistas destacados, porque, por regla general, han tendido al materialismo completo.

El propio Charles Darwin definió deliberadamente su explicación evolutiva de los seres humanos en «El origen del hombre» (1871) para demostrar que podía explicar todo acerca de los seres humanos -desde su moral hasta sus capacidades intelectuales, desde sus habilidades artísticas hasta su creencia en Dios- según un esquema enteramente materialista y reduccionista.

Hoy en día, los evolucionistas más prominentes no tienen cabida para el alma humana. Tanto ellos como la mayoría de los evolucionistas suponen que causas puramente materiales —causas sujetas a la selección natural— explican por completo las capacidades humanas.

¿Y la segunda? Aquí, de nuevo, la iglesia dice mucho. Dice, en efecto, que, independientemente de lo que piensen los científicos actuales, por muy bien establecidas que parezcan estar sus teorías sobre el origen humano, al final, cuando se disponga de toda la evidencia, la ciencia no contradecirá el hecho de que los seres humanos tienen una sola progenitora.

Cabe destacar que no digo que la ciencia finalmente probará la existencia de Adán y Eva. El punto es mucho más sorprendente.

Digo que, por mucho que lo intente y se desvíe donde quiera, la ciencia descubrirá que todos sus intentos por investigar la posibilidad del poligenismo humano son finalmente infructuosos, y que todos sus intentos por investigar la posibilidad del monogenismo resultarán maravillosamente fructíferos. La iglesia declara que la fe no puede ser contradicha porque el Dios de la Revelación es el Dios Creador.

¿Y el último? Este es quizás el límite más amplio de todos, y el menos comprendido. Al afirmar que ninguna teoría evolutiva puede ser verdadera si niega o distorsiona la dignidad de la persona humana, la Iglesia exige mucho. De hecho, se opone directamente al fundador de la evolución moderna, el propio Charles Darwin.

Darwin, en su obra «El Origen del Hombre», planteó una explicación evolutiva de la naturaleza humana, diseñada específicamente para demostrar que nuestra naturaleza moral era el resultado directo de la selección natural. De esto se desprendieron varias cosas.

En primer lugar, la moralidad se sustituye por moralidades, el singular por el plural. Para Darwin, los rasgos morales se desarrollaban en pueblos específicos, durante épocas específicas y bajo circunstancias específicas. Eran tan variables y transitorios como, por ejemplo, el plumaje de las aves o la forma del caparazón de las tortugas. Un gran número de nuestros evolucionistas contemporáneos concuerdan.

En segundo lugar, no existen acciones intrínsecamente malas. De hecho, el bien y el mal se reducen a lo que contribuye a la supervivencia y lo que perjudica las posibilidades de supervivencia. Todo lo que contribuye a la supervivencia de un individuo, un grupo, una raza o una nación debe ser bueno; nada que contribuya a la supervivencia de un individuo, un grupo, una raza o una nación puede ser malo.

La mayoría de los darwinistas contemporáneos han tenido dificultades para digerir esta verdad, y eso les da mucho mérito; creo que sus dudas demuestran que, en efecto, están hechos a imagen de Dios. Pero otros no tienen reparos en el infanticidio y en calificar moralmente a los niños humanos por debajo de los simios adultos.

En tercer lugar, si la selección natural es realmente la base de la moral, entonces deberíamos intentar basar nuestras políticas sociales en ella. Si los seres humanos evolucionaron mediante una feroz competencia entre individuos, tribus y tribus, razas y razas, donde los no aptos se extinguieron y los aptos vivieron para reproducirse con mayor frecuencia, entonces nuestras políticas sociales deberían ajustarse en consecuencia: no deberíamos permitir que los «no aptos», los débiles, los enfermos, moral e intelectualmente inferiores, se reproduzcan en exceso a los aptos, los fuertes, los sanos, los moral e intelectualmente superiores. Al afirmar esto, Darwin tiene el honor de ser el padre del movimiento eugenésico moderno, un movimiento que cobra cada vez más impulso.

Debería quedar claro, incluso con este breve análisis, cuán grandes son estos límites aparentemente pequeños que la Iglesia impone a quienes legítimamente quieren investigar la evolución, especialmente la evolución humana.

El autorOSV / Omnes

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FirmasAlberto J. Castillo

Examen al joven sin sentido

Alberto J. Castillo ha publicado "Examen al joven sin sentido", un libro que trata de animar a los jóvenes a conocerse para poder entregarse. En este artículo cuenta su experiencia en la búsqueda de La Verdad y el por qué de este libro.

22 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 6 minutos

Déjenme confesarles algo. Verán, yo siempre he querido ser buena persona. Ya saben, ayudar a los demás, cumplir con mis obligaciones, vivir comprometido con las causas más nobles de nuestro tiempo. Tanto lo he querido que casi me convierto en la peor de todas ellas. Basta solo un vistazo para comprobar cómo un sentimiento de pereza y desidia ante las cosas parece haberse instalado en nuestros días, contagiándonos como un virus que no deja de propagarse y cuyo diagnóstico no es otro que el de una mediocridad que se enorgullece de ser mediocre. No era este mi caso. Yo quería sinceramente hacer de mi vida algo importante y original. A diferencia de lo que veía a mi alrededor, no podía conformarme con la comodidad del rebaño, sino que ansiaba recorrer mi propio camino. Sentía que estaba llamado a ser un héroe, a hacer algo especial. Quería cambiar el mundo para dejarlo mejor de lo que me lo habían dado. Esas ganas de hacer el bien me consumían, llevándome de un frente a otro en una batalla de la que, por alguna razón, siempre marchaba en retirada.

Me esforcé mucho para cumplir mi propósito, solo para darme cuenta de que detrás de esas ganas de bondad, solo había eso: ganas… Me puse a analizar toda mi vida y comprendí rápidamente que en ella no había nada bueno que pudiera destacar, nada de lo que estar orgulloso, sino todo lo contrario. Cierto que viajé mucho, pero aún más cierto era que salía de los sitios tal y como había entrado en ellos. Leí todo cuanto pude, pero nunca para cambiar de opinión sino para reafirmarme en mis prejuicios acerca de las cosas. Conocí a grandes personas, pero escapaba de la exigencia que conlleva la verdadera amistad. Me enamoré con tanta frecuencia como rápido me cansaba del amor, pues no era el amor lo que me guiaba, sino el propio interés. Así, creyéndome un héroe, pasaba por ser el mayor de los cobardes. Por mucho que lo intentara, no conseguía materializar mis buenas intenciones en hechos y acciones palpables e indiscutibles. Cuando llegaba la hora de la verdad, salía huyendo, de nuevo en retirada, alguna excusa llamaba a mi puerta en el último momento para liberarme del compromiso en el que me había metido y del que, en el fondo, temía no poder salir. Una lógica perversa me mantenía ciego, mudo y sordo ante mi verdadera patología. Luchaba por conseguir un imposible solo para poder ignorar lo que podía hacer realmente, andaba preocupado pero nunca ocupado, pregonaba lo que tanto rechazaba, y no dudaba en criticar la paja en el ojo ajeno, ignorando la viga en el propio. Y es que, en realidad, yo no quería hacer el bien, sino mi bien, un pequeño detalle que nos mantiene anestesiados ante la verdadera enfermedad de nuestro tiempo: el vacío y la angustia interior.

Como comprenderán, admitir algo como esto no resulta nada fácil. Y antes que enfadarme conmigo mismo, decidí hacerlo con el mundo. Por aquel entonces, el grito de mi orgullo ahogaba la voz adormecida de mi conciencia, pensando que era cuestión de tiempo que la realidad acabara por amoldarse a mi parecer. La frustración que sentía en mi interior no podía ser nunca responsabilidad mía, sino de esa realidad cruel que me impedía una y otra vez alcanzar lo que por fin estaba al alcance de mi mano: la felicidad. Yo era aquí la víctima, nadie parecía comprenderme, porque a pesar del sudor y las lágrimas donadas con cada esfuerzo por ser “bueno”, nada provechoso resultaba de todo aquello. Mientras más lo quería, más lejos me sentía de alcanzar mi objetivo. Me sentía como un loco apresado en su camisa de fuerza: cuanto más me resistía por escapar del sinsentido y la banalidad del mundo, más fuertemente me apretaban sus asfixiantes correas. 

Quién me iba a decir que mi problema era ese: querer ser feliz a toda costa, poniendo mi felicidad por encima de todo lo demás. Sin darme cuenta, me dejé cautivar por el mantra que nuestro mundo ha elevado a la categoría de «summum bonum». Por fin tenemos “derecho a ser feliz”, nada queda ya que nos impida alcanzar la tan ansiada felicidad, por fin todos nuestros problemas quedarán resueltos. Y, sin embargo, resulta curioso comprobar cómo un mundo que no para de hablar de la felicidad, se lamenta a la vez de su desdicha como nunca antes. La paradoja es tan evidente como escurridiza. El hombre moderno ha olvidado que todo derecho que no venga solapado como una moneda por su correspondiente deber es un fraude, que deja a la persona completamente vendida y al servicio de la autoridad correspondiente. Al César solo hay que darle lo que es del César, nada más. Ahora me doy cuenta de que lo que creía como auténtica felicidad, en realidad no era más que esa agüilla filtrada, tibia y sucia que se desprende de la verdadera sustancia. Tomaba por felicidad lo que eran meras excusas que justificaban mi comportamiento, para no tener que hacer nada al respecto. Hice del mundo un lugar donde protegerme del mundo. No juzgaba las cosas por cómo eran, sino por cómo a mí me gustaría que fueran. Era una trampa perfecta, cuyo engaño se perfeccionaba mientras más convencido quedaba yo de haberla superado.

Es curioso cómo el hombre es capaz de sabotearse a sí mismo sin tan siquiera darse cuenta. Justo esto es lo que le sucede con su felicidad. Recordaba C. S. Lewis que “si nuestro objetivo es el cielo, la tierra se nos dará por añadidura, pero si nos centramos solo en la tierra, perderemos las dos cosas”. Mucho me costó entender que para ser feliz tenía que olvidarme de la felicidad misma. Primero tenía que ganármela para después ponerla en riesgo una y otra vez, con el fin de conseguir aquello que es más grande que la felicidad misma, y con ello la felicidad más plena. Pero por aquel entonces, yo tenía más miedo a perder que ganas de ganar. Vivía una vida relajada y distraída, es cierto, pero en mi corazón apretaba cada vez más la sensación de que se me iba la vida. Me puse a buscar evidencias desde donde sostener mis pobres convicciones y me tope con otro problema: todo lo que podía comprobar por mis propios medios, me resultaba totalmente irrelevante y carente de sentido; en cambio, todo aquello que podría dar sentido a mi vida carecía de prueba alguna a la que agarrarme y, por tanto, debía renunciar a ello. Con el tiempo comprendí que este dilema no era más que la diferencia entre certeza y verdad. La primera no exige esfuerzo alguno de nuestra parte y, por ello, como todo lo gratuito, siempre nos deja insatisfechos; la Verdad, en cambio, nos pide cambiar, hasta separarnos de nosotros mismos, hasta exigirnos un “salto de fe”. Por eso el mundo ha renunciado a la Verdad para conformarse, nuevamente, con algo muy inferior. Sirva como ejemplo lo más real y esencial de nuestra existencia, aquello que nadie puede cuestionar, pero tampoco probar: el amor. Solo cuando confiamos en él, se convierte en la cosa más cierta e indestructible que tenemos, tan pronto como lo intentamos confirmar, desaparece. Porque no es el conocimiento que encierra la verdad, sino el amor que se desprende de ella lo que hace que esta merezca la pena. Por eso, conocerse y entregarse son, en el fondo, la misma cosa, porque la Verdad no existe para ser conocida, sino para ser vivida.

Yo, en cambio, he vivido muchos años creyendo que para encontrar sentido a mi vida solo podía creer en mí mismo, pagando por ello el precio más alto, el mismo que paga el joven moderno actualmente, un joven que lo tiene todo pero que no es absolutamente nada; un joven distraído por lo mucho que posee en su exterior, y carcomido por la angustia de su vacío interior; un joven que pretende cobrar su fortuna vendiendo los valores más nobles de su juventud. Pero la felicidad no se puede comprar, pues ésta es «la consecuencia de dar lo mejor de nosotros mismos por la verdad». ¡Por la verdad! Cualquier otra ambición no es más que el triunfo del ego y el fracaso de la libertad real del hombre, pues quien vive para uno mismo no vive, sino que agoniza.

Este es el examen al que me he sometido y que ahora les propongo en este libro: un examen a esas buenas intenciones carentes de bondad; un recorrido desde nuestra verdad y sus terribles consecuencias, a la Verdad y al Amor que solo de ella puede nacer; un despertar del sinsentido a la razón de nuestras vidas, de la razón al corazón y sus razones, de lo pasajero a lo eterno, de lo contingente a lo absoluto, de esta vida a la única Vida. Sirvan pues todos estos errores que he ido cometiendo y que encontrarán en estas páginas para darnos cuenta de que no son las buenas intenciones las que nos salvan, por muy buenas que estas sean. Con este manuscrito solo aspiro a que tú, joven sin sentido, superes la inercia de un mundo que te arrastra con él a la deriva para que recuperes lo que es tuyo y así, puedas llenar tu vida, finalmente, de sentido. Pero mucho me temo que nada de esto es posible sin una primera confesión, justo la que les traigo y que cambió mi vida para siempre, como bien puede cambiar la vuestra: y es que que la Verdad no sirve de nada si no soy yo quien le sirve a Ella. Pongámonos, pues, a servirla en lo que podamos. Amemos lo que nos supera para, por fin, superarnos… 

Examen al joven sin sentido

Autor: Alberto J. Castillo
Editorial: Talón de Aquiles
Páginas: 92
Año: 2024
El autorAlberto J. Castillo

Evangelización

Manu García. Conectando jóvenes en la era digital

Manu García es colaborador de Jóvenes Católicos, una plataforma que conecta a miles de jóvenes con la fe a través de contenidos creativos y fieles al mensaje cristiano.

Juan Carlos Vasconez·22 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

La historia de Manu García con la fe no es la de una conversión tardía, sino la de una herencia vivida y cultivada desde la infancia. “Me he criado desde siempre en una familia cristiana practicante”, explica García. Crecer en un hogar cristiano sentó las bases de una relación profunda y orgánica con la Iglesia. Esta vivencia de fe es lo que le permite a Manu hoy, con autenticidad y convicción, acercarse a los demás.

A pesar de su inmersión en el mundo digital, el camino de Manu para acercarse a Dios sigue siendo profundamente arraigado en lo cotidiano y lo personal. “Es bien sencillo, a través de mi trabajo ordinario y de mi encuentro con Dios en cada norma de piedad o en cada acontecimiento con los demás”, afirma. Él es diseñador gráfico y profesor, pero principalmente se dedica a su trabajo en una productora audiovisual que se convierte en el terreno fértil para el encuentro con lo divino.

RezarHoy y Jóvenes Católicos

Manu colabora conuna asociación juvenil ayudando en la formación de los jóvenes y sus familias, demostrando así su compromiso con la transmisión de la fe de forma integral.

El impacto más significativo de Manu en la evangelización digital es su rol en RezarHoy y Jóvenes Católicos, dos iniciativas que nacieron como una respuesta creativa y oportuna a las necesidades de los jóvenes. Estos proyectos surgieron en la pandemia, un período en el que la distancia física impulsó la búsqueda de conexiones y recursos espirituales en el ámbito digital.

“Hace unos años empezamos los pódcasts de RezarHoy en plena pandemia con el objetivo de ayudar y facilitar a los jóvenes que estaban en casa poder rezar con esos breves audios de 6/7 minutos tratando distintos temas de espiritualidad cristiana”, relata Manu. Estos podcasts, diseñados como un “complemento para sus ratos de oración”, ofrecían una dosis accesible de alimento espiritual, adaptada a los ritmos de vida de los jóvenes.

“Y estos podcasts al poco tiempo formaron parte de la plataforma Jóvenes Católicos con más de 500.000 seguidores en todas las redes sociales y con una página web con multitud de recursos para que los jóvenes puedan vivir su fe”, subraya García. Este medio millón de seguidores representa una comunidad vasta y activa que busca nutrir su fe en el entorno digital, encontrando en Jóvenes Católicos un faro y un punto de encuentro.

El poder de la oración

Los frutos de esta evangelización digital se manifiestan en historias de transformación personal que demuestran el poder de la fe transmitida a través de nuevos medios. 

Una de las anécdotas más impactantes es la de “una chica con anorexia que, tras años de sufrimiento y todo tipo de tratamientos, encontró en los audios diarios de RezarHoy un camino de recuperación”, cuenta García con asombro.

“Otra chica que quería abortar con 16 años encontró a través de los audios y las meditaciones la fuerza necesaria para seguir adelante”, comparte. La providencia obró de tal manera que “su madre contactó con nosotros y, con ocasión de una manifestación a favor de la vida, parte del equipo conocimos a toda la familia, incluido el pequeño recién nacido”

Detrás del éxito de Jóvenes Católicos y RezarHoy hay un equipo extenso y comprometido. “Contamos con la ayuda desinteresada de más de 200 sacerdotes, seminaristas y hermanos (de España, parte de Europa y todo América Latina) que colaboran para acompañar a los jóvenes en su fe”.

Esta red de colaboradores eclesiales enriquece el contenido al integrarlo con la doctrina católica y adaptarlo a jóvenes de diversos contextos. La participación de sacerdotes y seminaristas fortalece el vínculo entre la Iglesia y las nuevas generaciones, ampliando sus voces y tendiendo puentes con la institución.

La labor de Jóvenes Católicos demuestra que las redes sociales pueden ser un lugar de encuentro con Cristo. Con creatividad y fidelidad, han logrado traducir el mensaje del Evangelio al lenguaje digital sin perder profundidad. Su trabajo es un llamado urgente a la Iglesia: debemos salir de nuestras sacristías virtuales y atrevernos a hablar de Dios en las redes, donde hoy habitan los jóvenes. El tiempo apremia, y las almas esperan.

Vaticano

El Papa: “no hay futuro en la violencia, en el exilio forzado, en la venganza”

El Papa León XIV ha manifestado en el Ángelus de hoy que “no hay futuro basado en la violencia, en el exilio forzado, en la venganza". Antes, en la Misa celebrada en la parroquia de Santa Ana del Vaticano, que llevan los agustinos desde 1929, ha subrayado que “no se puede servir a Dios y a la riqueza”, y que “todo es un don de Dios””.

Francisco Otamendi·21 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 3 minutos

León XIV ha reflexionado este domingo sobre el uso de los bienes materiales, y la administración de los bienes, “el más valioso de todos, nuestra propia vida”. Lo ha hecho al hilo de la parábola del Evangelio sobre el administrador que es llamado a “rendir cuentas”. Respecto al conflicto de Gaza, ha señalado de modo contundente que “no hay futuro basado en la violencia, en el exilio forzado, en la venganza”.

“Me dirijo en primer lugar a los representantes de diversas asociaciones católicas, comprometidas en la solidaridad con la población de la Franja de Gaza”, ha dicho tras rezar el Ángelus. “Aprecio su iniciativa y muchas otras que en toda la Iglesia expresan cercanía a los hermanos y hermanas que sufren en esa tierra martirizada”.

“Con ustedes y con los pastores de las Iglesias de Tierra Santa repito: no hay futuro basado en la violencia, en el exilio forzado, en la venganza. Los pueblos necesitan paz: quien los ama de verdad, trabaja por la paz”.

“No se puede servir a Dios y a la riqueza”

Antes del rezo del Ángelus, el Pontífice ha reflexionado sobre el uso de los bienes materiales y la administración de los bienes. Ha sido una continuación de sus palabras en la homilía de la Misa que ha celebrado en la parroquia de Santa Ana en el Vaticano, que llevan los agustinos desde hace casi un siglo.

Allí, ha advertido que “no se puede servir a Dios y a la riqueza”, y ha invitado a los fieles a optar por un estilo de vida centrado en la confianza, la fraternidad y el bien común.

Al comentar el evangelio de san Lucas, el Papa ha señalado que la riqueza puede convertirse en un falso salvador, capaz de esclavizar el corazón humano. “Quien sirve a Dios se hace libre de la riqueza, pero quien sirve a la riqueza queda esclavo de ella”. A la vez, ha precisado que la Providencia de Dios alcanza tanto a los pobres materiales como a quienes sufren miseria espiritual o moral.

Al finalizar, el Pontífice agradeció a la comunidad parroquial su servicio y les animó a ser testigos de esperanza y caridad en un mundo herido por la guerra y la indiferencia. “Ante los dramas actuales no queremos ser pasivos sino anunciar con la palabra y con las obras que Jesús es el Salvador del mundo”.

El papa León XIV, con el padre agustino Gioele Schiavella, ex párroco de la Iglesia de Santa Ana del Vaticano, que celebró su 103 cumpleaños el 9 de septiembre. (Foto CNS/Vatican Media).

Con el padre agustino Schiavella, de 103 años

En Santa Ana, concelebraron con el Papa León XIV el nuevo prior de los agustinos, padre Joseph Farrell, y el párroco Mario Millardi. Entre los presentes estaba el padre agustino Gioele Schiavella, al que mencionó el Papa en su homilía, por cumplir 103 años. Schiavella fue párroco de Sant’Anna desde 1991 hasta 2006, y actualmente vive en la parroquia.

Antes del Ángelus, el Papa ha manifestado que “un día seremos llamados a rendir cuentas de cómo hemos administrado nuestra vida, nuestros bienes y los recursos de la tierra, a Dios y a los hombres, a la sociedad y sobre todo a quienes vendrán después de nosotros”.

¿Cómo administramos los bienes que Dios nos ha dado?

La parábola invita a preguntarnos: “¿cómo estamos administrando los bienes materiales, los recursos de la tierra y la vida que Dios nos ha dado?” 

Podemos seguir el criterio del egoísmo, ha continuado el Papa, poniendo la riqueza en primer lugar y pensando sólo en nosotros mismos; pero esto nos aísla de los demás y esparce el veneno de una competición que a menudo provoca conflictos.

“O bien podemos reconocer que hemos de administrar todo lo que tenemos como don de Dios. Y usarlo como instrumento para compartir, para crear redes de amistad y solidaridad, para edificar el bien, para construir un mundo más justo, más equitativo y más fraterno”.

Al concluir su reflexión, ha animado a pedir “a la Virgen Santa que interceda por nosotros y nos ayude a administrar bien todo aquello que el Señor nos confía, con justicia y responsabilidad”.

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Pueden consultar también aquí el texto completo en inglés de la reflexión del Papa León XIV en el Ángelus.

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El autorFrancisco Otamendi

Familia

La influencia de las ideologías en un pronatalismo saludable 

Las fuerzas ideológicas buscan dominar el debate pronatalista, que surge ante la baja fertilidad global, salvo en África. El pronatalismo económico, comunitarista o individual, y el racista o eugenista, cercan al pronatalismo saludable, basado en la familia. Observen algunos argumentos.

OSV / Omnes·21 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 7 minutos

 Kimberley Heatherington (OSV News).

Dependiendo del contexto, el concepto de pronatalismo –animar a las personas a tener hijos o promover la maternidad– puede ser motivo para celebrar el papel fundamental de la familia en la sociedad. Una visión tecnoelitista de un futuro poblado por seres humanos diseñados para tener rasgos específicos. O una expresión vergonzosa de nativismo antiinmigrante.

¿Cuál es la diferencia?

La definición que se encuentra en el Diccionario de Cambridge ilustra la complejidad de llegar a un entendimiento universal. Afirma rotundamente que el pronatalismo es “la idea de que es importante tener hijos para aumentar el número de personas en un país, especialmente el número de personas que no son inmigrantes”.

Bueno, no, no siempre.

“Fundamentalmente, cuando hablamos de pronatalismo, nos referimos a personas que piensan que no es bueno que la fertilidad sea tan baja. Así que, si crees que sería bueno que tuviéramos más bebés, eres pronatalista”, explicó Lyman Stone, investigador principal y director de la Iniciativa Pronatalista del Instituto de Estudios de la Familia.

“Ahora bien”, continuó, “te puedes encontrar diciendo: ‘Pero eso no parece ser lo que piensa la mayoría de las personas que se describen como pronatalistas en los medios de comunicación; parecen un poco raras’. 

Esto se debe a que la gente piensa que debería haber más bebés por muchas razones diferentes, y ven el problema de la baja fertilidad como un problema por muchas razones diferentes”.

Por qué la baja fertilidad es un problema. Primero, pronatalismo económico

¿Cuáles son algunas de las razones por las que la gente podría considerar que la baja fertilidad es un problema?  Stone identificó tres.

“El primer conjunto de razones podría denominarse estructural o económico”, señaló. “”Necesitamos bebés porque, si no los tenemos, ¿quién pagará la Seguridad Social?” O bien: “Si no tenemos bebés, ¿quién será la fuerza laboral que impulse el crecimiento económico o la innovación? ¿Quién servirá en el ejército y nos defenderá?”.

“Básicamente, esta perspectiva dice que necesitamos bebés porque son útiles para otras personas”, afirmó Stone. “Yo lo llamo pronatalismo económico o estructural”.

Segundo, pronatalismo por la comunidad

“El segundo tipo de pronatalismo”, continuó, “diría que la baja fertilidad es un problema porque hay una comunidad que es intrínsecamente valiosa y que merece la pena perpetuar”.

Pero Stone dijo que las razones detrás del “pronatalismo comunitarista” pueden variar mucho. Por un lado, puede tener “motivos totalmente razonables e inocuos, como: ‘Quiero que la comunidad de mi linaje familiar continúe, así que voy a tener hijos’. Pero también puede incluir, por ejemplo, a personas que piden más bebés blancos por una ideología de superioridad blanca. 

“Eso no es inocuo”, dijo. “Del mismo modo que hay muchas variedades de pronatalismo estructural económico, hay muchas variedades de pronatalismo comunitarista”.

Tercer tipo, “pronatalismo individualista”

Dijo que el tercer tipo de pronatalismo es el “pronatalismo individualista”.

“Básicamente, dice que la razón por la que es un problema que la fertilidad sea baja es porque la gente quiere tener más hijos de los que tiene, y claramente hay barreras que se lo impiden. Y, concluyó Stone, “es realmente extraño que vivamos en una sociedad en la que la gente sistemáticamente no tiene las familias que desea tener. Eso es intrínsecamente malo”..

La disminución de las tasas de fertilidad, un fenómeno mundial

En julio, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. informaron que la tasa de fertilidad en EE. UU. cayó a su nivel más bajo en 2024, con 1,62 hijos por mujer. A principios de la década de 1960, la tasa era de 3,5; en 1976, era de 1,7. En 2007, Estados Unidos aún contaba con una tasa de natalidad que garantizaba que cada generación tuviera suficientes hijos —alrededor de 2,1 bebés por mujer— para reemplazarse a sí misma.

Las tasas de natalidad en Europa son comparables a las de Estados Unidos, con Francia en 1,64 bebés por mujer; el Reino Unido en 1,54; Alemania en 1,46; España en 1,21; e Italia en 1,2.

Pero la disminución de las tasas de fertilidad es un fenómeno mundial. En Asia, la tasa de natalidad de la India es de 1,94 bebés por mujer; la de Filipinas, de 1,88; y la de Corea del Sur, de 0,75. 

En América, la tasa de natalidad de Guatemala es de 2,26 bebés por mujer, mientras que la de México es de 1,87 y la de Argentina, de 1,51.

Salvo en África 

Los cinco países que, según las Naciones Unidas, tienen las tasas más altas de número de hijos por mujer se encuentran en el continente africano. Son Chad (5,94), Somalia (5,91), la República Democrática del Congo (5,90),  la República Centroafricana (5,81) y Níger (5,79). 

Una familia reza durante la misa en la Catedral de San Mateo Apóstol en Washington, el 24 de septiembre de 2023. (Foto de OSV News/Mihoko Owada, Catholic Standard).

Puntos de vista culturales y pronatalismo

“Creo que el legado de la bomba demográfica —el mito de la superpoblación— sigue presente en el debate”, afirma Patrick Brown, investigador del Centro de Ética y Políticas Públicas de Washington. “Si nos fijamos en las encuestas de opinión pública, casi tantos estadounidenses piensan que nuestro problema es tener demasiados bebés a nivel mundial, frente a un futuro en el que no tendremos suficientes”.

La otra cara de la moneda, según Brown, “es la idea de que si hablamos demasiado abiertamente sobre la tasa de natalidad, acabaremos obligando a las mujeres a tener hijos, es decir, a embarazos forzados. Les quitaremos sus derechos, algo parecido a lo que se ve en ‘El cuento de la criada’, que es lo que se oye decir a la izquierda”.

Las seis temporadas de ‘El cuento de la criada’ en Hulu y la novela homónima de Margaret Atwood describen un estado totalitario y teocrático que sustituye a los Estados Unidos de América. Las criadas son una casta de mujeres obligadas a la servidumbre sexual en un intento de repoblar el mundo.

La simple apatía: tampoco pasa nada… 

Sin embargo, la simple apatía puede ser otro reto para el pronatalismo.

Creo que en gran parte se trata simplemente de un cambio cultural que dice: “Si quieres tener un hijo, estupendo; si no quieres tenerlo, tampoco pasa nada. No hay nada realmente correcto o incorrecto. No hay ningún valor social en ello. Se trata simplemente de una cuestión de consumo, de preferencias individuales. ¿Y quiénes somos nosotros para decir que tener hijos es mejor que no tenerlos?”, explicó Brown. 

“Creo que ésa es probablemente la tendencia dominante contra la que el pronatalismo, en todas sus variadas formas, está tratando de luchar para decir: ‘No, en realidad hay algo valioso y necesario en el duro trabajo de tener hijos’».

Elon Musk asiste a la conferencia Viva Technology dedicada a la innovación y las startups en el centro de exposiciones Porte de Versailles de París, el 16 de junio de 2023. (Foto de OSV News/Gonzalo Fuentes, Reuters).

Las fuerzas ideológicas buscan dominar el debate pronatalista

El Catecismo de la Iglesia Católica declara que la familia es “la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en la que el marido y la mujer están llamados a entregarse en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relaciones dentro de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, la seguridad y la fraternidad dentro de la sociedad”.

“Estamos tratando de utilizar la familia como la piedra angular de una sociedad sana”, dijo Brown, refiriéndose a un pronatalismo saludable en línea con la visión de la Iglesia sobre la persona humana.

Sin embargo, al mismo tiempo, advirtió que el pronatalismo también se ve acosado por fuerzas ideológicas que buscan cooptar el movimiento. 

“El pronatalismo, el tipo de movimiento pronatalista oficial, se ha visto rápidamente colonizado por racistas por un lado y eugenistas por otro”, afirmó Brown. 

“El dinero de Silicon Valley está manipulando la reproducción de una manera que no solo es realmente preocupante desde el punto de vista moral. Sino que también nos empuja ética, social y culturalmente hacia una especie de eugenesia que consiste en optimizar el aspecto que debe tener tu hijo y seleccionar el embrión con el coeficiente intelectual más alto”.

Alertas

Quizás el pronatalista más famoso del mundo, el industrial tecnológico Elon Musk —padre de al menos 14 hijos de varias mujeres diferentes— declaró en una entrevista con Fox News en marzo de 2025. “La tasa de natalidad es muy baja en casi todos los países y, a menos que eso cambie, la civilización desaparecerá. … La humanidad está muriendo”. 

No obstante, Musk es selectivo. En su biografía de 2015, se le cita diciendo:”«Si cada generación sucesiva de personas inteligentes tiene menos hijos, probablemente eso sea malo”. 

Los influyentes pronatalistas Simone y Malcolm Collins, fundadores de Pronatalist.org, llamaron la atención del público después de admitir que utilizaban pruebas genéticas y selección para optimizar los rasgos de salud mental de sus hijos no nacidos.

“Ese tipo de cosas, que forman parte del actual movimiento pronatalista, dan escalofríos a la gente, y con razón, ¿no?”, preguntó Brown. “No se trata de ayudar a las personas a formar una familia y a poder permitirse tener hijos. Se trata de convertir a los niños en productos de consumo”.

El Papa León XIV saluda a un bebé desde el papamóvil ,mientras recorre la plaza de San Pedro en el Vaticano ,antes de su audiencia general el 25 de junio de 2025. (Foto CNS/Lola Gómez).

El reto de la formación en la fe: “La mayoría de los católicos no viven de forma pronatalista”

Kody W. Cooper es profesor asociado del Instituto de Educación Cívica Americana de la Escuela Baker de Política Pública y Asuntos Públicos de la Universidad de Tennessee-Knoxville. Y ha sugerido que los católicos podrían hacer más para mejorar la tasa de natalidad en declive.

El Centro de Investigación Aplicada en el Apostolado de la Universidad de Georgetown señaló en 2011 que el tamaño medio de un hogar católico estadounidense era el mismo que la media nacional, 2,6 personas por hogar. 

“Los católicos deben ser honestos consigo mismos”, afirmó Cooper. “Si nos atenemos a los datos de las encuestas, la mayoría de los católicos no viven de forma pronatal. Según algunas estimaciones, hasta un 90 % de los católicos que acuden regularmente a misa utilizan métodos anticonceptivos artificiales, contrarios a las enseñanzas de la Humanae Vitae”.

Él comprende las objeciones comunes, pero sigue insistiendo en este punto.

“Quizás el proyecto podría avanzar si los católicos pusieran orden en su propia casa”, dijo Cooper. “Y con esto me refiero a que los obispos y los sacerdotes ejerzan con valentía sus funciones predicando el pronatalismo, y los laicos busquen cultivar las virtudes necesarias para vivir de forma pronatalista”.

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Kimberley Heatherington es corresponsal de OSV News. Escribe desde Virginia (EEUU).

Este reportaje se ha publicado originariamente en OSV News en inglés. Pueden consultarlo aquí.

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El autorOSV / Omnes

Aixa de la Cruz y nuestras idolatrías

Aixa de la Cruz define a su generación como ‘sin Dios’, buscando en el trabajo, el consumo y las relaciones aquello que solo lo divino puede llenar, y revelando cómo la falta de un horizonte espiritual nos lleva a confundir falsos altares con la verdadera trascendencia.

21 de septiembre de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos

“Es verdad que somos una generación sin Dios, y no se nos han dado más alternativas que el consumo y el trabajo”. Son unas palabras de Aixa de la Cruz, escritora nacida en Bilbao en 1988, que señala nunca haber tenido contacto con ninguna religión durante gran parte de su vida. Continuaba diciendo: “¿Con qué tienes que saciarte? Con trabajos que se tienen que volver identitarios para que puedas ser capaz de soportarlos o con regalar tu tiempo a algo que no soportas hacer a cambio de dinero para el consumo. Por eso estamos desesperadas buscando terapias y retiros, para encontrar algún tipo de trascendencia que nos recuerde que estamos aquí para algo más”. Se trataba de una conversación para El País con June Fernández, directora de una revista feminista, quien, por su parte, en el diálogo acababa de confesarse también “agnóstica, huérfana espiritualmente”. 

En alguna otra entrevista, De la Cruz sostiene que la generación de sus padres en España rompió con el catolicismo sobre todo por malas experiencias con instituciones de enseñanza o por oponerse al franquismo, lo cual, en una sociedad más o menos confesional, suponía romper con lo espiritual en general. Y entonces, sus hijos –nosotros– quedamos a la intemperie, a merced de cualquier flautista que entonara una melodía mínimamente espiritual, o a merced de cualquier discurso pseudoreligioso que apela a esa sed nuestra. A esta comunidad de errantes, que somos un poco todos, el Papa Francisco se refirió como quienes “buscan a Dios secretamente, movidos por la nostalgia de su rostro” (Evangelii Gaudium, n. 14).

Volviendo al principio, lo que la escritora intuye es que, desaparecido todo horizonte espiritual, tendemos a poner en el lugar de dios a cualquier cosa que tenemos a mano y que nos promete felicidad: dinero, trabajo, consumo; podemos añadir sexo o estatus social. Y este proceso terminaría por secarnos espiritualmente. De alguna manera, toda la predicación de Jesús –y, si queremos exagerar, toda la tradición judeocristiana– está dirigida precisamente a ponernos en guardia frene a la idolatría, a ponernos en guardia frente a ese movimiento instintivo de reemplazar lo auténticamente religioso con cualquier cosa. 

Podemos recordar esas palabras de Jesús sobre la imposibilidad de servir a Dios y al dinero (Mt 6,24), o aquellas otras de no atesorar nada terrenal, sino más bien trabajar por lo que no se corroe (Jn 6,27). Sin embargo, esa misma semana que leía a Aixa de la Cruz, la iglesia en su liturgia nos hacía leer otras palabras más sorprendentes del Evangelio: no puede ser discípulo de Cristo quien no ama más a Dios que a su padre, madre, esposa, esposo, hijo o hija (Mt 10,37). Y lo que inicialmente nos parece exagerado, en un segundo momento va cobrando sentido: porque en la “generación sin Dios” también tendemos a idolatrar esas relaciones que, por supuesto, nos cobijan, pero que hemos experimentado que no podemos cargarles con la responsabilidad que solo tiene Dios. Todos vivimos tantos casos de dependencias afectivas que surgen, precisamente, por agarrarnos a cualquier boya que flota, aunque sea otro ser humano.

Quizás por todo lo anterior la postura que usamos para orar sea muchas veces la de juntar nuestras manos: para no sostenernos en donde no es. Aunque muchas veces en la Biblia pueda parecer que Dios reclama para sí caprichosamente el primer puesto, en realidad lo hace por pura generosidad hacia nosotros: para evitarnos la ansiedad de confundirnos de altar; para evitarnos la decepción de creer que habíamos llegado a puerto, pero pronto encontrarnos, otra vez, a la deriva.