Cultura

La Pasión de Cristo, veinte años después: ¿película o milagro?

Hace veinte años, en medio de una ardua polémica, llegaba a las salas del mundo entero La Pasión de Cristo, coescrita y dirigida por Mel Gibson, y protagonizada por Jim Caviezel. A fecha de hoy, este filme tan singular sigue despertando admiración y rechazo. Este artículo resume la historia de su accidentada producción y ofrece algunas claves para entender un éxito que va más allá de cualquier expectativa humana. Las dos décadas transcurridas nos permiten revisitarla de nuevo, con la serenidad y las evidencias que imprime el paso del tiempo.

Alejandro Pardo·25 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 12 minutos

La Pasión de Cristo, dirigida por Mel Gibson, se estrenó el miércoles 25 de febrero de 2004, a la sazón, Miércoles de Ceniza de aquel año. La película llegaba precedida de una contumaz polémica, en la que se cruzaban acusaciones de antisemitismo y extrema violencia.  Al día siguiente al estreno, The New York Times, profetizó que este filme iba a significar el fin de la carrera profesional de Gibson y tocó al arrebato para boicotearla. 

Sin embargo, la realidad fue muy distinta. En su primer día, el filme recaudó 26 millones de dólares (casi el total de lo que había costado) y, al concluir su primera semana en cartel, había superado los 125 millones.

Casi un mes después, con una recaudación que superaba ya los 200 millones de dólares. The New York Times acabó admitiendo que La Pasión había despertado en Hollywood el hambre de películas religiosas. No era para menos: al final de su recorrido en cines, este singular largometraje alcanzó los 370 millones de dólares en Norteamérica y los 251 millones en el mercado internacional, convirtiéndose en la película calificada “R” (mayores con reparos) más taquillera de la historia del cine (récord que, por cierto, todavía ostenta).

Una motivación personal

En una entrevista publicada con motivo del estreno de Hamlet (1990), dirigida por Franco Zeffirelli, Mel Gibson –que interpretaba al príncipe danés– hablaba ya de su deseo de llevar al cine la vida de Jesús e incluso de encarnarlo él mismo.

A sus 34 años entonces, el actor y director neoyorkino estaba atravesado una crisis de fe y sentía la necesidad de adentrarse en la figura de Jesús y de sus padecimientos, para entender hasta qué punto era grande su amor a los hombres. “Yo siempre he creído en Dios, en su existencia. Pero a mitad de mi vida dejé algo de lado mi fe y otras cosas ocuparon su lugar. Comprendí entonces que necesitaba algo más, si quería sobrevivir. Me sentí impulsado a una lectura más íntima de los Evangelios y ahí fue donde la idea empezó a cuajar dentro de mi cabeza. Empecé a imaginarme el Evangelio con gran realismo, recreándolo en mi propia mente, para que tuviera sentido y fuera relevante para mí. Cristo pagó el precio de nuestros pecados. Entender lo que sufrió, incluso a nivel humano, me hace sentir no solo compasión, sino también sentirme en deuda: quiero compensarle por la inmensidad de su sacrificio”.

Este deseo no pudo hacerse realidad en el corto plazo. Tendrían que transcurrir doce años para que ver cumplido su sueño. En efecto, Gibson rodó La Pasión en Italia entre octubre de 2002 y febrero de 2003.

Había coescrito el guion con Benedict Fitzgerald partiendo de los Evangelios e inspirándose en las obras La mística ciudad de Dios, de la venerable María de Jesús de Ágreda (siglo XVII) y en La dolorosa pasión de Nuestro Señor Jesucristo, un libro de Clemens Brentano que detalla las visiones de la beata Ana Catalina Emmerick (siglo XVIII-XIX).

Ni Gibson ni su equipo imaginaban hasta qué punto iban a remar contra viento y marea. Y no solo marea: una auténtica tormenta iba a desatarse sobre ellos desde el mismo momento en que el proyecto fue anunciado a la prensa.

Primera acusación: antisemitismo

La primera campaña en contra se centró en la acusación de antisemitismo, una denuncia especialmente grave en un país como Estados Unidos y en una industria como la hollywoodiense.

El guion se filtró de manera interesada y llegó a manos de representantes oficiales del judaísmo. Gibson fue acusado de promover el odio a los judíos, retratados como responsables de la muerte de Jesús. Este temor fue recogido por una multitud de rabinos influyentes y difundido por todo el país, etiquetando la película (antes de verla) como una amenaza para el pueblo judío.

Bien es cierto que un conocido rabino, Daniel Lupin, denunció la hipocresía de sus paisanos de raza y religión: “Creo que quienes protestan públicamente contra la película de Mel Gibson carecen de legitimidad moral. Quizás no recuerden la película de Martin Scorsese, La última tentación de Cristo, estrenada en 1988. Casi todas las confesiones cristianas protestaron ante Universal Pictures por el estreno de una película tan difamatoria que, si se hubiera hecho sobre Moisés o, digamos, sobre Martin Luther King Jr., habría provocado alaridos de ira en todo el país.

Tal como estaban las cosas, los cristianos tuvieron que defender su fe completamente solos, con la excepción de algún que otro valiente judío (…). La mayoría de los estadounidenses saben que Universal estaba dirigida en aquel entonces por Lew Wasserman y conocían bien su origen étnico [judío]. Podemos preguntarnos por qué Mel Gibson no tiene derecho a la misma libertad artística que se le concede a Wasserman”.

Aunque Gibson y su equipo trataron de apaciguar los ánimos organizando pases privados para líderes de opinión judíos, la sentencia estaba dictada y no iba a ser retractada.

Un rodaje accidentado

Con este ambiente enrarecido, llegó el momento de la filmación. Gibson no tuvo más remedio que producir la película de forma independiente, ya que ningún estudio importante de Hollywood quiso involucrarse en el proyecto.

El rodaje tuvo lugar en Italia, en los conocidos estudios Cinecittà de Roma y ​​en diversas locaciones (Matera y Craco, ambas en la región de Basilicata). El costo de producción rondó los 30 millones de dólares, a los que habría que sumar otros 15 millones de gastos de publicidad y marketing, que fueron asumidos en su totalidad por Gibson y su productora, Icon Productions.

Escena de la película ©CNS photo from Icon Productions

Quien trabaja en la producción cinematográfica sabe lo que es un rodaje y, en concreto, cómo los imprevistos están a la orden del día. Sin embargo, cualquier observador perspicaz se habría dado cuenta, en el caso de este largometraje, hasta qué punto los incidentes comenzaban a ser sospechosamente frecuentes, en especial con relación a Jim Caviezel.

El actor protagonista no solo fue alcanzado por un rayo durante la filmación de la escena del Calvario (al igual que algún otro miembro del equipo), sino que sufrió varias lesiones mientras rodaban la secuencia de la flagelación e incluso una dislocación del hombro en una de las caídas mientras portaba la cruz.

Durante el rodaje llegó a perder casi veinte kilos y tuvo que someterse posteriormente a dos cirugías a corazón abierto. Más de uno se preguntó si había alguien ahí fuera empeñado en que esta película no siguiera adelante…

Segunda acusación: violencia extrema

Si la denuncia de antisemitismo no había logrado boicotear el proyecto a priori, la acusación de extrema violencia iba a intentarlo a posteriori. No fueron pocos los críticos de cine que la tildaron incluso de violencia pornográfica.

España no fue una excepción: “Deleznable película (…). Gibson convierte al que juzga su Dios en un pelele de filme de terror de los de alto y refinado negocio”, escribía Ángel Fernández Santos en las páginas de El País. “La Pasión de Cristo, que bien podría titularse La tortura o linchamiento de Cristo, por hacer honor a su verdadero contenido (…). Hay más de morbo y de sadismo que de reconstrucción de la realidad”, anotaba Alberto Bermejo en El Mundo.

No cabe duda de que La Pasión es un filme que muestra una violencia cruda, descarnada, pero no de forma gratuita, sino debidamente contextualizada. En un artículo que conmemora los veinte años de su estreno, publicado en el National Catholic Register, la guionista y crítica de cine Barbara Nicolosi comenta: “La violencia infligida a Cristo en La Pasión es, sin duda, terrible de contemplar. Cuando, en una ocasión, le comenté a Gibson que quizá la violencia reflejada en la película era demasiada, negó con la cabeza y me contestó: ‘No llega a ser tanta como lo que supondría un solo pecado mortal’. Tenía razón, por supuesto. El pecado es lo que violó el cuerpo de Cristo, y todavía hoy violenta el Cuerpo Místico de Cristo. El objetivo de toda meditación sobre la Pasión es provocar horror ante la violencia del pecado. Gibson lo hizo a su manera en esta película”. En palabras de Juan Manuel de Prada, “en este mundo podrido, el uso de la violencia resulta admisible si se emplea para ilustrar un alegato antifascista o antibélico; en cambio, produce escándalo en un alegato cristiano”.

Por su parte, Gibson sentencia: “Si hubiéramos filmado exactamente lo que pasó, nadie hubiera sido capaz de verlo. Pienso que nos hemos acostumbrado a ver cruces bonitas en la pared y nos olvidamos de lo que realmente ocurrió. Sabemos que Jesús sufrió y murió, pero no nos hacemos realmente idea de lo que esto significa. Yo tampoco me daba cuenta hasta ahora de todo lo que Jesús sufrió por nuestra redención”. Con todo, el director decidiría hacer una nueva versión eliminando cinco minutos de película, que incluían los planos más desagradables y explícitos, y que se estrenó en marzo de 2005.

Buscando apoyos

Visto que la película continuaba despertando polémica, la 20th Century Fox –estudio con el que Gibson tenía contrato y con quien había producido y distribuido sus anteriores largometrajes (entre otras, la oscarizada Braveheart, en 1995)– decidió desentenderse.

Ante tal negativa, y para no poner en un brete a las otras grandes compañías de Hollywood, el director optó por distribuirla por su cuenta en los Estados Unidos, con la ayuda de una firma menor, Newmarket Films.

Jim Caviezel en «La pasión de Cristo» ©CNS photo from Icon Productions

Consciente de que era una película de nicho, para un público muy concreto, buscó el apoyo de grupos afines, católicos y protestantes. Muchos respondieron con entusiasmo. El productor de la película, Steve McEveety, incluso acudió al Vaticano con el fin de organizar un pase privado para el Papa (Juan Pablo II) y otras autoridades de la Curia. Sin embargo, esta iniciativa se vio parcialmente truncada, ya que no recibieron la aprobación de usar ningún comentario literal del Romano Pontífice.

Hubo pasos hacia delante y hacia atrás, y todo se enredó cuando no debía. Con gran desilusión, Gibson y McEveety comprobaron cómo aquellos que más debían apoyarles se mostraban esquivos por miedo a verse envueltos en el ojo del huracán.

Ha nacido un clásico

Tras toda esta carrera de obstáculos, la película llegó por fin a las salas de cine. La enorme afluencia de público cerró las bocas de unos y premió la audacia y el esfuerzo de otros. Más de uno pensó que lo que viene de Dios siempre logra salir a flote y demuestra a su debido tiempo su poder y eficacia.

Así como parte de la crítica respondió de manera burlesca o furibunda, no faltaron quienes reconocieron la grandeza de la película desde el punto de vista formal y de contenido.

En España, Oti Rodríguez Marchante, crítico del ABC, admitía: “Un gran cineasta que no ha incurrido ni una sola vez en la escena prevista, en la composición fácil, en el tópico visual o en la postal hecha (…). Se diga lo que se diga, La Pasión de Cristo, tal y como nos la ve y enseña Mel Gibson, es, además de dolorosamente física y profundamente espiritual, única”.

Por otro lado, en las páginas de Fila Siete, Javier Aguirremalloa profetizaba: “Cualquier gran película supone una perfecta conjunción de fondo y forma. Ciertamente, la película de Gibson tiene una factura impecable. Creo que dentro de unos años La Pasión de Cristo será tenida por una obra maestra, una de esas películas imprescindibles en la historia del cine”.

En efecto, la película es de una calidad excepcional tanto lo que narra como en el modo de hacerlo. Las imágenes y sonido transmiten de manera desnuda, realista –alejada de todo pietismo– la secuencia del prendimiento, juicio y ejecución de Jesús de Nazaret, en un logrado y difícil equilibrio entre crudeza y contemplación. No en vano, el propio Gibson prefería referirse a ella “menos como una película como tal y más como un recorrido por las estaciones del viacrucis”.

Jim Caviezel en una escena de «La pasión de Cristo» ©CNS photo from Icon Productions

Un icono en movimiento

La fotografía de Caleb Deschanel pinta la pantalla de claroscuros (al modo de Caravaggio) en una paleta de ocres y tonos apagados, logrando así un bello dramatismo, al tiempo que la música de John Denby envuelve las escenas con una solvente banda sonora que lo acentúa de manera no intrusiva.

Al mismo tiempo, son las interpretaciones contenidas, a la medida de cada personaje, las más eficaces ventanas a través de las cuales el espectador revive el drama del Calvario: un Jim Caviezel que ofrece un Jesús empático, cercano y majestuoso, cuyo rostro y cuerpo se convierten progresivamente en un retablo de dolores; Maia Morgenstern que encarna a una pietá de carne y hueso, en cuyo corazón amor y dolor se funden en una aceptación conmovedora; una Monica Belluci que combina belleza y miseria, viva imagen de la naturaleza caída y redimida… Mención aparte merece el verdadero antagonista, Satanás, al que dan vida Rosalinda Celentano (demonio-adulto) y Davide Marotta (demonio-niño) en un retrato extrañamente seductor y grotesco, reflejo de la tentación y de la deformidad del pecado. 

Hay que agradecer el montaje alterno –obra de John Wright– que combina los momentos más duros de la Pasión con esos flasbacks de la vida de Jesús (con su Madre en Nazaret, en la Última Cena) que alivian la dolorosa tensión dramática y actúan que como respiraderos para el sufriente espectador. Y también, cómo no, la breve coda final del filme, que relata magistralmente la Resurrección, porque la Redención, al decir de Tolkien, es la eucatástrofe primigenia, como bien señala Joseph Pierce en su valoración de esta película.

Es este mismo escritor británico quien resume: “Resulta inadecuado describir la obra maestra de Mel Gibson, La Pasión de Cristo, como una película; es mucho más que eso. Sería más exacto describirlo como un icono en movimiento. Nos llama a la oración y nos lleva a la contemplación que nos lleva a la presencia de Cristo mismo. (…) Como dice T. S. Eliot acerca de La Divina Comedia de Dante: no hay nada que hacer en presencia de tan inefable belleza excepto contemplar y guardar silencio”.

Monica Bellucci, Maia Morgenstern y Hristo Jivkov en una escena de «La pasión de Cristo» ©CNS photo from Icon Productions

Una película que transforma vidas

El tiempo ha demostrado que La Pasión de Cristo no solo puede ser calificada de obra maestra, sino que es algo más que otra película sobre la vida de Jesús.

Desde su estreno hace dos décadas, el torrente de catarsis individual y colectiva no ha dejado de fluir, de un modo parecido a como –en la secuencia del Calvario– fluye con fuerza el agua y la sangre sobre el soldado romano que abre el costado de Cristo muerto, y cae de hinojos bajo ese chorro de gracia. Si algo queda demostrado era que esta película no deja a nadie indiferente.

Numerosos testimonios de conversiones –grandes y pequeñas– han ido apareciendo aquí y allá… Una pléyade de historias con un denominador común: la experiencia de haber experimentado como nunca los sufrimientos que el Hijo de Dios padeció para salvarnos.

Conversiones durante el rodaje (los casos de Pietro Sarubbi, que interpreta a Barrabás y de Luca Lionello, que da vida a Judas Iscariote), y otras muchas entre el público que acudió a verla. En Estados Unidos se estrenó incluso el documental Changed Lives: Miracles of the Passion, dirigido por Jody Eldred con varios testimonios al respecto (publicado también como libro).

¿Hasta qué punto esta obra cinematográfica actúa como un instrumento de gracia? Mel Gibson apunta una explicación desde su propia experiencia: “Esta película es lo más difícil que he hecho. Verla es aún más arduo, porque la Pasión de Cristo lo fue. Pero al hacerla, descubrí que, en realidad, me había purgado. De alguna manera, me sanó (…). Mi objetivo es que quien la vea experimente un cambio profundo. El público tiene que experimentar esta dura realidad para entenderla. Quiero llegar a la gente con un mensaje de fe, esperanza, amor y perdón. Cristo nos perdonó incluso cuando fue torturado y asesinado. Ese es el máximo ejemplo de amor”.

Precisamente esto es lo que experimentaron Gabriela y Antonio. Ella es diseñadora de moda en Valencia, y este es su testimonio: “A los 13 años dejé de practicar mi fe. Dejé a Dios en el Cielo; no me atrevía a mirarlo mucho, porque así podía hacer lo que me daba la gana. Pero como Dios es muy bueno, la tele cambió mi vida”. Sucedió unos días antes de Semana Santa. Estaba sola en casa, aburrida, y se sentó frente al televisor. Al encenderlo, se encontró con que comenzaba la película de La Pasión. Mientras la veía, recuerda, “el Señor cambió mi corazón y mi mente; me hizo entender lo que me quiere, lo que ha hecho por mí, y darme cuenta de cómo yo le estaba volviendo la cara desde los 13 años”. Decidió confesarse después de varias décadas y volver a ir a misa los domingos. “Viví mi primer Domingo de Ramos después de mucho tiempo, con el sentimiento de volver a casa y con una alegría tremenda”, recuerda.

Asistentes salen de ver «La Pasión» ©CNS photo by Don Blake, The Dialog

El caso de Antonio es muy similar. Profesor universitario en Sevilla, agnóstico y anticlerical, acudió al cine con su esposa para ver algún filme en versión original (ella es profesora de inglés). Aquel día no ofrecían ninguno, pero sí proyectaban La Pasión. “Entramos sin que tuviéramos idea de qué era la película, ni que la dirigía Mel Gibson”, recuerda. No había más de quince personas y según arrancó la película, con la escena de la oración agónica de Jesús en el Monte de los Olivos, quedó completamente absorto. “Empecé a sentir mucho dolor por mis pecados y luego el don de lágrimas…. No era un llanto histérico, sino lágrimas calientes, que me empaparon toda la camisa y me llegaban hasta el pantalón. Cuando acabó la película me sentí transformado y pensé: ‘todo esto fue verdad, ¡lo sufriste por mí!’”.

La lista de testimonios sería interminable. Se entiende que Barbara Nicolosi, estableciendo una relación ente las dificultades que la película experimentó en su producción y el impacto entre personas del mundo entero, concluya: “La Pasión es un milagro”.

Balance final

Las dos décadas transcurridas confirman la peculiar naturaleza de esta película, que puede definirse como icono cinematográfico (obra de arte que lleva a la contemplación) e incluso en un ejemplo de “cine sacramental” (canal o vehículo de gracia). De ahí que Barbara Nicolosi afirme sin ambages: “Al cabo de veinte años, una vez asentado el polvo levantado por la guerra cultural, cabe afirmar, de modo claro e indiscutible, que La Pasión de Cristo es la mayor obra de cine sagrado jamás realizada”.

¿Mereció la pena? Mel Gibson y Jim Caviezel, al igual que el productor, Steve McEveety, no se arrepienten. Más bien, todo lo contrario. Por supuesto, eran conscientes del riesgo que asumían. En efecto, las carreras del actor y del director se vieron truncadas a partir de esta producción. Gibson, que había alcanzado la gloria con Braveheart, no volvería a paladearla; y Caviezel, cuya prometedora trayectoria parecía afirmarse tras La delgada línea roja (1998) y La venganza del conde de Montecristo (2002) vería su nombre relegado a títulos de segunda fila (hasta la reciente Sound of Freedom, 2023).

Quizá sus nombres no vuelvan a aparecer en grandes películas, pero motivos tienen para pensar que están escritos en el Cielo…

El autorAlejandro Pardo

Sacerdote. Licenciado en Ciencias de la Información y Doctor en Comunicación Audiovisual

Vocaciones

P. Lorenzo Snider: «Cuando compartimos nuestra existencia descubrimos la belleza del Evangelio vivido»

Lorenzo Snider es italiano y miembro de la Sociedad de Misiones Africanas. Desde hace casi un lustro desarrolla su labor pastoral en Foya, una pequeña ciudad de Liberia donde aúna una tarea evangelizadora, sanadora y de diálogo ecuménico "de calle".

Federico Piana·24 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

En Liberia hay un párroco que te habla de una Iglesia que no te esperas. A este país de África occidental, encajonado entre gigantes como Costa de Marfil y Sierra Leona, llegó hace poco más de cuatro años el padre Lorenzo Snider.

Este misionero, de origen italiano y perteneciente a la Sociedad de Misiones Africanas, vive en la pequeña localidad de Foya junto a su comunidad, formada por otro sacerdote italiano, una laica portuguesa y una familia de voluntarios franceses.

La población que atienden pertenece a la etnia kissi, un millón de personas presentes no sólo en Liberia sino también en algunos de sus países vecinos. En todo el distrito de Foya, sólo el 3% de la población es católica, mientras que la gran mayoría son cristianos protestantes, especialmente pentecostales. Una situación, similar en proporciones, a la que se da en todo el país.

Parroquias misioneras centradas en la Eucaristía

Para el Padre Snider, ser una minoría católica en un país donde también hay musulmanes con un 15% y animistas con un 19% es un verdadero reto. Mi parroquia – explica el sacerdote a Omnes – es una comunidad de discípulos misioneros. En virtud del bautismo, cada uno de nosotros debe animar y acompañar a sus hermanos y hermanas, dejándose tocar el alma por los pobres e intentando, juntos, superar los miedos y el egoísmo».

El principal medio para conseguirlo es la centralidad que la comunidad del padre Snider otorga a la Eucaristía dominical. «Pero no sólo eso. También damos importancia, potenciándolas, a las iniciativas que surgen desde abajo y también estamos muy atentos a las relaciones», explica el religioso.

Las relaciones, motor de la evangelización

En la pequeña comunidad de Foya, como en el resto de Liberia, las relaciones humanas y personales son el motor de toda la sociedad. Y, añade el misionero, para la Iglesia católica representan el corazón de la evangelización: «La encarnación de la Palabra», dice, «tiene lugar en el terreno de compartir la vida. Cuando compartimos nuestra existencia con los demás, descubrimos la belleza del Evangelio vivido. Pero también la propia fragilidad y la del otro».

El Padre Snider cita algunos ejemplos de miembros de su propia comunidad que siempre se han comprometido a tejer relaciones. «Me conmovió», cuenta, «cuando la organización de mujeres católicas de Foya tomó la iniciativa y fue a visitar a las mujeres de Guinea y Sierra Leona, generando un tejido de amistad e intercambio de fe internacional.

A esta se suma la historia de los chicos de la Organización de Niños Católicos, que en pocos años se han convertido en animadores de sus compañeros. «Estos chicos recorren a menudo kilómetros de caminos de tierra para visitar y animar a otros grupos de jóvenes en pueblos más pequeños», dice el párroco con alegría y gratitud.

Miembros de la comunidad de Foya frente al ayuntamiento

Curar las heridas

La parroquia del padre Snider también se ocupa de las heridas no cicatrizadas causadas por las dos guerras civiles que estallaron, una en 1989 y otra en 1999, que provocaron la huida de casi la mitad de la población y destruyeron infraestructuras básicas. Y trata de calmar el dolor aún muy fuerte por las consecuencias de la epidemia de ébola que se cobró miles de víctimas entre 2014 y 2016.

Además de iniciativas solidarias y caritativas dirigidas a la población local, el misionero organiza la formación de animadores litúrgicos y el acompañamiento de catecúmenos. «Se dedica una atención muy alta -precisa- al mundo de la educación. Aquí en Foya y en las comunidades vecinas de Kolahun y Vahun, nuestro equipo de catequistas sigue a unos mil alumnos que asisten a escuelas católicas. Entre ellos hay también niños a los que se ayuda con becas».

«Ecumenismo callejero»

Lo que no falta en Foya es también el diálogo interreligioso. El padre Snider se afana en señalar que, a pesar de ser minoría, los católicos encuentran la manera de organizar momentos informales de encuentro y convivencia con líderes de otras iglesias cristianas y otras religiones.

«Por poner un ejemplo», recuerda el párroco, «hace unos días celebramos una boda entre dos católicos: una decena de pastores protestantes vinculados a una y otra familia estaban también presentes en la misa. El cortejo nupcial que posteriormente recorrió la ciudad constaba de cuatro coches. ¿Quiénes eran los conductores? Yo y otros tres pastores protestantes. Yo lo llamaba ecumenismo callejero”.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

Locura y escándalo

Hemos de hablar a nuestros jóvenes de la cruz y del escándalo que supone hoy seguir a un marginado, fracasado y despreciado de los hombres. Solo así serán capaces de ver a Cristo en el rostro de los crucificados de la tierra, de abrazarles y curar sus heridas.

24 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hablando con un joven cristiano me confesaba que no entendía por qué ponemos los católicos tanto énfasis en la cruz.

  • Tenemos que hablar de la vida, tenemos que ser gente normal – me insistía-. Ser cristiano tiene que ser divertido.
  • Sí, Jesús Resucitado es vida, y vida en plenitud- le respondía yo desde la atalaya de mis más de cincuenta años-. Pero la cruz es esencial al cristianismo. No tenemos a otro Cristo que a Cristo crucificado.
  • No entiendo el sentido de la cruz, del dolor en la vida -concluía mi joven interlocutor-. Quizás debiéramos hablar más de esto.

Aquella conversación me recordó los versos de Antonio Machado en su famoso poema La saeta, en la que canta al Cristo crucificado de los gitanos, que al final concluye con un significativo cuarteto:

¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero,
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Antonio Machado, La Saeta

Me temo que en esta disyuntiva espiritual se mueve siempre la Iglesia. ¿Predicar descarnadamente la cruz? ¿No provoca eso rechazo, como en este joven, como en tantos que oyeron a san Pablo? Escándalo para los judíos, locura para los griegos.

La predicación de la cruz también sigue siendo hoy escándalo y locura. Porque podemos llegar a pensar que la predicación de la cruz es una espiritualidad pasada, con raíces en el medievo. Que hoy, para llegar a los hombres y mujeres del tercer milenio del cristianismo, hay que hablar desde otras claves distintas.

Podemos tener la tentación de silenciar el mensaje de la cruz, porque es incómodo, porque es un misterio que no podemos explicar. Porque, en definitiva, duele y provoca rechazo. Hoy, igual que ayer, los hombres vuelven el rostro ante el que pende del madero.

El dilema de hasta qué punto la cruz ha de estar en la predicación y en la evangelización del hombre del siglo XXI me parece nuclear. Y creo que tiene plasmaciones muy concretas y prácticas.

Es más atrayente predicar un cristianismo sin cruz, sin persecución, en el que somos y vivimos como los demás, centrados en disfrutar la vida. Pero, enseguida surge la pregunta. ¿Puede haber cristianismo sin cruz? ¿Podemos basar nuestra religión y nuestra predicación en una propuesta llena de color y luz, sin las sombras amargas que inevitablemente conlleva la muerte en cruz de Jesús?

Ni que decir tiene que hay que predicar el misterio pascual completo, y que la vida y la resurrección tienen la última palabra. Que Jesucristo es la Vida con mayúscula. Y que en Jesús de Nazaret uno descubre el gozo y la alegría que el mundo no puede dar.

Pero nuestra salvación ha quedado ligada indeleblemente al árbol de la cruz. Y es necesario que, como hacía san Francisco Javier en sus viajes misioneros en el Oriente, mostremos a este mundo moderno, el mundo de la imagen, el cuerpo desgarrado y roto, clavado en una cruz, de nuestro Salvador.

Y que enseñamos a vivir desde las consecuencias que esto conlleva. Porque seguimos a un crucificado. Porque, como nos decía santa Teresa de Calcuta, hemos de amar hasta que duela, como amó Jesús. Porque solo mirando a Jesús en el madero nos adentramos en los misterios más insondables de nuestra existencia. Esos que no se llenan a base de ‘cerves’.

Más aún, desde un punto de vista educativo, es imprescindible mostrar a nuestros jóvenes esa otra cara que tiene la moneda de la vida: la cruz. Solo si educamos para aprender a sufrir estaremos educando de verdad. Porque el sufrimiento es una dimensión ligada a la vida y a sus límites. Y por ello no hay una verdadera educación si no enseña a los jóvenes a gestionar adecuadamente el sufrimiento.

¡Esto sí que es una locura y un escándalo educativo!

Porque si algo marca la propuesta de la educación actual es que hay que huir del sufrimiento y de lo que cuesta.

En una sociedad de padres, madres y profesores hiperprotectores, en los que lo que cuenta es cubrir los deseos del niño para que sea feliz, les estamos arrebatando la capacidad de afrontar las dificultades, de aprender a frustrarse, de aprender a sufrir.

En el fondo, pensamos que ya les tocará pasarlo mal cuando sean mayores y, en realidad, estamos privándoles de las herramientas para afrontar con coraje y fortaleza la otra cara de la vida, la del dolor, cuando este, inexorablemente, llegue.

Como me decía aquel muchacho, los adultos hemos de hablar a nuestros jóvenes de la cruz y del escándalo que supone hoy seguir a un marginado, fracasado y despreciado de los hombres.

Solo si educamos así a nuestros jóvenes, serán capaces de ver a Cristo en el rostro de los crucificados de la tierra, de abrazarles y curar sus heridas.

Aunque les duela.

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

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Vaticano

Responsabilidad, formación y prevención para luchar contra los abusos

Iniciada por sus predecesores, la lucha contra los abusos en el seno de la Iglesia sigue siendo una de las principales tareas del Papa Francisco y todo el pueblo de Dios.

Andrea Acali·23 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Han pasado algo menos de diez años desde la creación de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, deseada por el Papa Francisco en marzo de 2014, y cinco desde la reunión sobre abusos sexuales que el propio Santo Padre convocó y presidió del 21 al 24 de febrero de 2019 con representantes de las conferencias episcopales de todo el mundo.

Aunque las investigaciones de diversas organizaciones demuestran que el fenómeno de los abusos es mucho más limitado que en otros ámbitos sociales (familia, escuela, deporte), es un tema que, por desgracia, sigue lacerando al cuerpo eclesial porque mina su credibilidad, su misión de anunciar el Evangelio a toda criatura.

Se trata de un tema de gran actualidad, como lo demuestra también la delicada situación de la Iglesia alemana, que, partiendo de las heridas de los escándalos de abusos, ha emprendido un «camino sinodal» decididamente tortuoso, dados los continuos recordatorios del Papa y de sus colaboradores de no proceder por una vía que corre el riesgo de conducir al cisma. El último de estos recordatorios es la carta firmada por el Secretario de Estado, Cardenal Parolin, y otros dos cardenales de la Curia Romana, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Fernández, y el Prefecto de la Congregación para los Obispos, Prevost.

Prudencia y responsabilidad

Un tema, por otra parte, que debe abordarse siempre con gran delicadeza. Es cierto que en la historia de la Iglesia, incluso en tiempos recientes, ha habido casos de abusos proclamados, basta recordar los trágicos sucesos del cardenal McCarrick, que fue reducido al estado laical, la máxima pena posible para un clérigo, o el tristemente célebre padre Marcial Maciel.

En estos días, aunque no se trata de abusos a menores, la historia del padre Rupnik, que está siendo investigada de nuevo por la Congregación para la Doctrina de la Fe tras los informes enviados el pasado mes de septiembre por la Pontificia Comisión para la Protección de Menores.

Nadie quiere esconderse detrás de un dedo, y la línea de tolerancia cero, deseada por primera vez por el Papa Benedicto XVI cuando el fenómeno comenzó a emerger, y reafirmada varias veces por el actual pontífice, es ahora indispensable.

Como dijo Francisco al concluir el encuentro de 2019, «la inhumanidad del fenómeno a nivel global se hace aún más grave y más escandalosa en la Iglesia, porque está reñida con su autoridad moral y su credibilidad ética».

Sin embargo, la prudencia es siempre indispensable: lo enseña el caso del cardenal australiano Pell, fallecido en enero del año pasado, exonerado de todos los cargos tras la picota de 400 días pasados en prisión como inocente.

El cambio

Pero la pregunta que muchos se hacen es: ¿qué está haciendo la Iglesia después de los escándalos que han surgido en casi todo el mundo, de Chile a Alemania, de Estados Unidos a España? ¿Ha cambiado algo o no se ha movido nada?

En realidad, las cosas han cambiado profundamente. Empezando por la mentalidad y la forma de abordar estas dolorosas historias. Lo confirmaba recientemente en una entrevista el secretario de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, el misionero norteamericano Andrew Small: la percepción del problema de los abusos dentro de la Iglesia, y también en la sociedad, ha cambiado.

El propio Small reconoce que lo que no se perdona a la Iglesia es su mala gestión de los casos de abusos: durante demasiado tiempo ha antepuesto la salvaguarda de la imagen de la institución al olvido de las víctimas, a menudo no escuchadas o silenciadas. Hoy, afortunadamente, ya no es así.

Los propios papas se han reunido varias veces con los supervivientes, escuchando sus dramáticas historias, mostrando cercanía, afecto y acogida. Un cambio de mentalidad que les ha llevado a ampliar su mirada más allá de los menores, a ocuparse también de los adultos vulnerables, a acompañar a los abusados.

Prevención, reparación y formación

Paralelamente a esta toma de conciencia, la Iglesia ha puesto en marcha una fuerte acción preventiva y se ha hecho hincapié en la reparación y la formación. Se trata de un aspecto fundamental que, sin embargo, no sólo debe preocupar a sacerdotes y seminaristas, sino también a las familias.
 
Conviene recordar algunos pasos concretos como consecuencia de la cumbre con las Conferencias Episcopales de hace cinco años, empezando por las leyes promulgadas a finales de marzo de 2019 para el Vaticano y el posterior motu proprio de mayo «Vos estis lux mundi» por el que el Papa Francisco ordenaba que en todas las diócesis se organizaran oficinas para recibir denuncias e iniciar procedimientos para responder a los abusos.

También estipulaba que los sacerdotes y religiosos estaban obligados a denunciar los abusos de los que tuvieran conocimiento, así como establecía las normas para los superiores, incluidos los obispos, responsables de «encubrir» los casos de pederastia. Posteriormente, se abolió el «secreto pontificio», y en 2021 se reformó el código de derecho canónico en la parte de derecho penal (Libro VI). Una herramienta más, al servicio de diócesis y obispos, es el vademécum que se pidió en la reunión y que ha elaborado la Congregación para la Doctrina de la Fe con una serie de normas y sugerencias a seguir en casos de abusos.

¿Es suficiente? Tal vez no. Pero el camino se ha emprendido. Con mucha más decisión que en otras realidades sociales. La pederastia debe ser erradicada, con mayor razón en la Iglesia.

Un solo abuso sigue siendo intolerable. Pero también debemos tener la honestidad intelectual de reconocer que se ha hecho mucho para combatir lo que Francisco describe como «una manifestación descarada, agresiva y destructiva del mal».

El autorAndrea Acali

-Roma

Cultura

Santa Sofía de Constantinopla, entre Oriente y Occidente

A finales de febrero del año 532, el emperador bizantino Justiniano mandó construir la basílica de Santa Sofía de Constantinopla, que fue la gran iglesia del Imperio romano de Oriente hasta la caída de Constantinopla en el año 1453.

Loreto Rios·23 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La ciudad de Constantinopla, fundada por el emperador Constantino I el Grande (280-337 d. C.) sobre la anterior Bizancio, se convirtió en la capital del Imperio romano tras la caída de Roma en el año 476 d. C.

Constantinopla fue conocida como la “Nueva Roma”, y se mantuvo en pie hasta que fue conquistada por los turcos en el año 1453, lo que supuso un duro golpe para la cristiandad.

La construcción de Santa Sofía

Fue el emperador Justiniano quien, en el año 532, ordenó construir la basílica de Santa Sofía, que fue durante muchos años la joya del Imperio romano de Oriente, tanto es así que en su interior se llevaban a cabo las coronaciones de los emperadores bizantinos, sobre una losa circular conocida como «Omphalion» (ombligo de la Tierra). Anteriormente, había habido en la misma ubicación otras dos iglesias, destruidas en el año 404 y 532 respectivamente, la segunda a consecuencia de un incendio en la revuelta interna de Niká (llamada así por el grito de batalla de los rebeldes) entre monofisitas y cristianos.

Pocos días después de la destrucción de esta iglesia, el emperador Justiniano decidió construir una gran basílica que superase a la anterior. El nombre que le dieron al nuevo templo no hace referencia a ninguna santa, sino que en griego Ἁγία Σοφία (Hagia Sophia) significa “Sabiduría sagrada”.

Se encargaron de diseñar Santa Sofía los arquitectos Antemio de Trales e Isidoro de Mileto, y su construcción fue bastante rápida, en apenas cinco años, entre el 532 y el 537. Se dice que Justiniano, al entrar en su interior, dijo: “Salomón, te he vencido”.

No se escatimaron gastos a la hora de construir este gran templo. De hecho, se decía que la Puerta del Emperador estaba fabricada con madera del Arca de Noé.

Sin embargo, la iglesia ha tenido que ser reconstruida en diferentes ocasiones, debido a las invasiones y numerosos terremotos. Pocos años después de su construcción, en el 558, la cúpula se derrumbó y tuvo que ser reconstruida por Isidoro el Joven, sobrino de uno de los arquitectos originales.

La cúpula

La famosa cúpula de Santa Sofía mide más de 30 metros de diámetro y se levanta 55 metros por encima del suelo. Se sostiene mediante pechinas y fue la más grande del mundo hasta que se construyó la de la catedral de Florencia en el siglo XV.

El historiador bizantino Procopio de Cesárea (500-560), considerado la fuente principal del reinado del emperador Justiniano, dijo de la cúpula que «parece no estar fundada en una mampostería sólida, sino estar suspendida del cielo por una cadena de oro». El patriarca de Constantinopla Focio (820-893), por su parte, afirmaba: “Es como entrar en el mismo cielo sin nadie en medio del camino; uno es iluminado y afectado por las diversas bellezas que brillan delante como estrellas alrededor”.

Transformación a mezquita

Tras la invasión turca en el año 1453 y un asedio a la ciudad que duró 53 días, el sultán Mehmet II convirtió la iglesia en mezquita, por lo que se perdieron el Pantocrátor que decoraba el interior de la cúpula, así como otros mosaicos y referencias cristianas, que fueron cubiertos por decoración islámica. Además, se construyó un mihrab (hornacina que indica la dirección de la Meca) y se añadieron capiteles y cuatro minaretes. La ciudad, desde entonces, se conoce con el nombre de “Estambul”, que no es palabra turca, sino que su origen se encuentra en la frase griega “στην Πόλιv” (“sten pólin”), “a la ciudad”.

Siglos más tarde, tras la descomposición del Imperio otomano en el año 1922, Mustafá Kemal Atatürk, primer presidente de la República de Turquía, convirtió la mezquita en museo en el año 1935. Sin embargo, muchos grupos islámicos querían que Santa Sofía volviese a ser una mezquita, a pesar de la oposición de, entre otros, el gobierno griego o la UNESCO, que declaró Santa Sofía Patrimonio de la Humanidad en el año 1985.

A pesar de la oposición internacional, en 2020 Santa Sofía volvió a abrirse al culto como mezquita. Sin embargo, puede visitarse todavía, siempre que la visita no coincida con los cinco rezos diarios de los musulmanes.

Dios no se cansa de nosotros, ¿podemos decir lo mismo?

El camino de Cruz es la imagen de nuestra vida cristiana, ya que Él nos ha dejado un modelo para que sigamos sus huellas.

23 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

¡De nuevo delante de nosotros el camino cuaresmal! De nuevo, el Señor nos prepara este tiempo de gracia y de consolación, de conversión, de penitencia y de auténtica libertad. “Recorramos todos los tiempos – nos recuerda la carta de san Clemente Papa a los Corintios – y aprenderemos cómo el Señor, de generación en generación  concedió siempre un tiempo de penitencia a los que deseaban convertirse a Él”.

He leído con más detalle, en estos días, la primera carta de San Pedro. El apóstol conoce bien y se hace cargo de las dificultades, contrariedades y sufrimientos en los que se desarrolla la vida ordinaria de aquellos primeros hermanos nuestros en la fe. Viven “afligidos en diversas pruebas” (1,6). Los paganos se burlan de ellos. El Apóstol, sin embargo, lo exhorta, con fuerza, a no retroceder, a no amoldarse a las apetencias de antes de su conversión y de su bautismo. Viven en una sociedad pagana que se burla de su nueva forma de vivir.

La tentación es grande para mirar hacia atrás en su vida, para amoldarse “a lo de antes” y no complicarse la vida. Y esa tentación es perenne durante toda nuestra vida. El apóstol, ante esta tentación tan fuerte, les invita y nos invita a mirar a Jesucristo, a no apartar nunca la vista de Él, “a Quien amáis sin haberle visto; en Quien creéis, aunque de momento no le veáis” (1,8). Les pone delante a Cristo crucificado a fin de que sigan sus huellas: “pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos un modelo para que sigáis sus huellas (….) el que al ser insultado no respondía con insultos; al padecer no amenazaba, sino que se ponía en manos de Aquel que juzga con justicia” (2,21 ss.). El camino de Cruz es la imagen de nuestra vida cristiana, ya que Él nos ha dejado un modelo para que sigamos sus huellas. 

En la vida personal, en la vida familiar, en la vida de sociedad, en la relación con las autoridades, los cristianos, pase lo que pase, han de seguir la misma conducta de Cristo crucificado. No responder al insulto con insulto, no amenazar, sino ser compasivos, amar como hermanos, ser misericordiosos y humildes (cf. 3,8). No devolver mal por mal, ni insulto por insulto.

La Cuaresma es recorrer de nuevo el camino de la conversión y de la verdadera libertad, como nos invita el Santo Padre en su Mensaje para la Cuaresma 2024: “Dios no se cansa de nosotros. Acojamos la Cuaresma como el tiempo fuerte en el que su Palabra se dirige de nuevo a nosotros. “Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud” (Ex 20,2).

Es tiempo de conversión, tiempo de libertad». Siempre tendremos esa tentación de volver a “las apetencias de antes”, de volver a Egipto, de vivir a la manera de los paganos, de amoldarnos, de no complicarnos la vida.

Jesús mismo fue tentado. Durante estos cuarenta días de Cuaresma y durante toda nuestra vida Él estará con nosotros para acompañarnos, sostenernos y alentarnos en la lucha porque somos sus hijos “muy queridos” (cf. Mc 1,11).

En la medida en que nuestra conversión sea cada vez más sincera, en esa misma medida nosotros mismos sentiremos, junto con toda la comunidad cristiana, más libres, más contentos, más felices y la misma humanidad sentirá el destello de una nueva esperanza. 

Es la valentía de la conversión, de salir de la esclavitud; es la valentía de la fe y de la caridad las que llevan de la mano a esa esperanza de un mundo más humano, más fraterno, más cristiano.  

El autorCelso Morga

Arzobispo emérito de la diócesis de Mérida Badajoz

Zoom

Un libro para explicar visualmente la Santa Misa

"Mass Explained" (La Misa explicada), es el libro de Dan González, autor y diseñador gráfico de Miami en el que explica visualmente la celebración, ritos y objetos litúrgicos de la Misa con fotos de los archivos de Arkansas Catholic, periódico de la diócesis de Little Rock.

Maria José Atienza·22 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Vaticano

Olivia Maurel, la voz contra la gestación subrogada

Rome Reports·22 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

Nacida mediante gestación subrogada, Olivia Maurel es hoy una de las voces más importantes en contra de esta forma de explotación.

Hace unos meses, Olivia Maurel envió una carta al Papa pidiéndole que se pronunciase públicamente contra los vientres de alquiler. Francisco condenó esta práctica en su discurso ante el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.


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Educación

La amistad en los escritos de Tolkien y C. S. Lewis

Forjar buenas amistades y saber cuidarlas es una tarea en la vida de cualquier niño y joven. Los autores J.R.R. Tolkien y C. S. Lewis nos muestran, a través sus obras, algunas ideas útiles en la tarea educativa sobre la amistad.

Julio Iñiguez Estremiana·22 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 9 minutos

“Un amigo leal tiene valor más allá de la medida”, escribió J.R.R. Tolkien. En el conmovedor episodio de “El Señor de los Anillos” que va a continuación nos dejó escenificada la idea.

Frodo ha resuelto viajar a Mordor en solitario para destruir el Anillo de Poder en la Montaña del Destino, lugar donde lo forjó Sauron. Esa es la misión que le ha sido encomendada y está firmemente decidido a llevarla a cabo, con la certeza de que destruir el Anillo de Poder es la única manera de preservar la libertad de los Pueblos de la Tierra Media: Elfos, Hombres, Enanos y Hobbits. Y Sam, que ha intuido el plan de su Amo y amigo, quiere acompañarle sea cual sea el precio que haya de pagar.

– ¡Tendrá pues que volver a los botes! -se dijo, deteniéndose un momento para pensar- ¡A los botes! ¡Corre hacia los botes, Sam, como un rayo!

Dio media vuelta y bajó a saltos el sendero hasta llegar al borde del prado de Parth Galen, junto a la orilla donde habían sacado las barcas del agua. De repente, se quedó inmóvil y boquiabierto al observar que una embarcación se deslizaba sola cuesta abajo, hasta entrar en el agua.

-¡Ya voy, señor Frodo! ¡Ya voy! -gritó Sam-, y se tiró desde la orilla con las manos tendidas hacia la barca que partía, cayendo de cabeza a una yarda de la borda en el agua profunda y rápida.

–¿Qué haces, Sam? -se oyó el gritó de Frodo, desde la barca vacía-. ¡Que no sabes nadar!

Sam subió a la superficie debatiéndose.

-¡Sálveme, señor Frodo! Estoy ahogándome -jadeó Sam.

Frodo llegó justo a tiempo para tomarlo por los cabellos.

-¡Tómame la mano! -dijo Frodo.

-No la veo -repuso Sam.

-Aquí está. Quédate derecho y no te sacudas, o volcarás el bote. Aférrate a la borda, ¡y déjame usar la pala!

Frodo llevó la barca a la orilla, y Sam pudo salir arrastrándose, mojado como una rata de agua.

Frodo volvió a pisar tierra firme y, sacándose el Anillo, reprochó a Sam que se hubiera interpuesto en sus planes. Sam, temblando de pies a cabeza, se defendió alegando que la idea de verle partir solo le resultaba insoportable.

-Si yo no hubiese adivinado la verdad -dijo Sam-, ¿dónde estaría usted ahora?

-A salvo y en camino -repuso Frodo.

-¡A salvo! -dijo Sam-. ¿Solo y sin mi ayuda?, sería mi muerte.

-Pero voy a Mordor -exclamó Frodo.

-Lo sé de sobra, señor Frodo. Y yo iré con usted.

Frodo trató de disuadirlo aduciendo que los otros podían volver en cualquier instante, lo cual le obligaría a dar explicaciones, y ya nunca tendría el ánimo o la posibilidad de irse.

-¡He de partir enseguida, Sam. No hay otro modo!

-Si, ya lo sé, -dijo Sam-. Pero no solo. Voy yo también, o ninguno de los dos. Antes desfondaré todas las barcas.

Frodo rió con ganas. Sentía en el corazón un calor y una alegría repentinas.

-¡Deja una! -dijo-. La necesitaremos. Pero no puedes venir así, sin equipo ni comida ni nada.

-¡Un momento nada más y traeré mis cosas! -exclamó Sam animado-. Todo está listo. Pensé que partiríamos hoy.

-¡He aquí todo mi plan estropeado! -dijo Frodo, estando ya los dos en el bote y navegando a Mordor-. Imposible escapar de ti. ¡Pero estoy contento, Sam, muy contento!

-Hice una promesa Sr. Frodo -dijo Sam-. ¡Una promesa!

-No le abandones, Samsagaz Gamyi, me pidió Galdalf.

-¡Y no pienso hacerlo! ¡No pienso hacerlo, Sr. Frodo!

Frodo abraza a Sam, llorando y emocionado.

-¡Oh, Sam! ¡Me alegro de que estés conmigo! -añadió Frodo, cambiando el gesto de preocupación a sonriente.

-¡Vamos! ¡Y que los otros encuentren un camino seguro! Trancos los cuidará.

El Señor de los Anillos. J. R. R. Tolkien

Tolkien nos ilustra sobre algunas notas importantes de la auténtica amistad: la intimidad con el amigo te permite adivinar de qué manera le puedes ayudar; el amor que tienes a tu amigo te hace decidido para estar con él en el peligro y compartir tanto sus penas como sus alegrías; y, nos es muy grata la compañía del amigo: todas las situaciones nos parecen más llevaderas junto al amigo -a los amigos-.

En el artículo anterior ya mencionábamos la importancia de los amigos para ser felices y alcanzar nuestros objetivos. En éste vamos a reflexionar sobre la amistad, a fin de poder ayudar a los hijos y alumnos a forjar buenas amistades y a saber cuidarlas; es decir para que aprendan a ser buenos amigos de sus amigos.

La amistad, relación humana con la que todos ganan

Clive Staples Lewis, conocido como C. S. Lewis, en su libro “Los cuatro amores” diserta sobre los cuatro tipos básicos del amor humano: el afecto, la amistad, el eros y la caridad. Respecto a la amistad, afirma que sólo puede darse entre seres humanos y que es una de las relaciones más valiosas que podemos tener.

En la Biblia de Jerusalén, aprendemos: “El amigo fiel es seguro refugio, el que lo encuentra, ha encontrado un tesoro”; y “El amigo fiel es remedio de vida, los que temen al Señor le encontrarán” [Eclesiático 6, 14 y 16].

Al interactuar con los amigos, nos vemos expuestos a diferentes ideas, perspectivas y experiencias; se amplían nuestros horizontes; aprendemos nuevas habilidades y adquirimos conocimientos. El sentido de pertenencia y conexión social que nos proporciona el trato con los amigos aumenta nuestra autoestima; reduce el riesgo de depresión, ansiedad y estrés.

La amistad nos impulsa a ser mejores personas, nos eleva a la mejor versión de nosotros mismos. Todos necesitamos amistades para crecer, aprender y compartir nuestras alegrías y lidiar con mayor seguridad y confianza las dificultades de la vida. “Los amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega, y nuestra desgracia sin ser llamados”, escribió Juan Luis Vives, gran humanista y filósofo español.

También para divertirnos nos encanta la compañía de nuestros amigos. Pasar el rato con amigos nos permite relajarnos, reímos abiertamente con las cosas más intrascendentes y disfrutamos juntos de las aficiones comunes: deporte, excursiones, visitas culturales, etc.

Los amigos nos ayudan a salir de la rutina diaria y nos dan la oportunidad de descansar y experimentar momentos de felicidad y gratitud. C. S. Lewis lo expone de modo poético:

“En una amistad perfecta, ese amor de apreciación es muchas veces tan grande y con una base tan firme que cada miembro del círculo, en lo íntimo de su corazón, se siente poca cosa ante todos los demás. A veces se pregunta qué pinta él allí entre los mejores. Tiene suerte, sin mérito alguno, de encontrarse en semejante compañía; especialmente cuando todo el grupo está reunido, y él toma lo mejor, lo más inteligente o lo más divertido que hay en todos los demás. Esas son las sesiones de oro: cuando cuatro o cinco de nosotros, después de un día de duro caminar, llegamos a nuestra posada, cuando nos hemos puesto las zapatillas, y tenemos los pies extendidos hacia el fuego y el vaso al alcance de la mano, cuando el mundo entero, y algo más allá del mundo, se abre a nuestra mente mientras hablamos, y nadie tiene ninguna querella ni responsabilidad alguna frente al otro, sino que todos somos libres e iguales, mientras nos envuelve un afecto que ha madurado con los años. La vida, la vida natural, no tiene don mejor que ofrecer. ¿Quién puede decir que lo ha merecido?”

En resumen, la amistad desempeña un papel fundamental en nuestras vidas: nos brinda apoyo emocional, mejora nuestra salud mental y afectiva, promueve nuestro crecimiento personal y nos proporciona momentos de descanso, diversión y alegría -por igual a mujeres y a hombres; lo mismo a niños que a jóvenes y mayores; y a los ancianos les evita que la soledad sea la compañera de su vida-.

La amistad, el menos celoso de los amores

“A los antiguos -afirma C. S. Lewis-, la amistad les parecía el más feliz y más plenamente humano de todos los amores: coronación de la vida y escuela de virtudes. El mundo moderno, en cambio, la ignora: pocos la valoran, porque son pocos los que la experimentan.

“Muy poca gente moderna piensa que la amistad es un amor de un valor comparable al eros o, simplemente, que sea un amor. No puedo recordar ningún poema ni ninguna novela que la haya celebrado. Tristán e Isolda, Antonio y Cleopatra, Romeo y Julieta tienen innumerables imitaciones en la literatura; pero David y Jonatán, Pílades y Orestes, Rolando y Oliveros, Amis y Amiles no las tienen”.

El profeta Samuel nos cuenta cómo David llora la muerte su gran amigo Jonatán, caído en batalla junto con su padre, el rey Saúl [2 Samuel 1, 25-27]:

-¡Jonatán!, en tu muerte he quedado sin consuelo; estoy angustiado por ti, hermano mío, Jonatán.

-Me eras carísimo.

-Tu amor era para mí más preciado que el amor de las mujeres.

-¡Cómo han caído los héroes, cómo han perecido los guerreros!

Las amistades se dan preferentemente de chicos con chicos y de chicas con chicas. Y en cuanto al número requerido, el dos no el mejor: dos amigos se sentirán felices si se les une un tercero, y lo mismo cuando a tres se les une un cuarto -siempre que los recién llegados estén cualificados para ser verdaderos amigos-. Sucede con los amigos lo mismo que cuenta Dante de las ánimas benditas en la “Divina Comedia”: “Aquí llega uno que aumentará nuestro amor”; porque en este amor “compartir no es quitar”.

En nuestro tiempo, no obstante, es necesario aclarar que no se puede llamar amistad a la relación con los “seguidores / conocidos” de las redes sociales, a quienes no conocen realmente.

Hacer amigos y cuidar las amistades

Tener amigos es una bendición, un regalo, una riqueza para la cual ningún hombre es tan pobre como para no poder aspirar a ella. Y al mismo tiempo, en la amistad no hay exigencias ni la sombra de necesidad alguna: nada me obliga a ser amigo de nadie y ningún otro ser humano tiene el deber de ser amigo mío. Cuando se presenta la ocasión de ayudar al amigo que pasa por un apuro, se le ayuda, por supuesto; pero no se levanta acta de esa acción; el que ha prestado el servicio nunca pasará factura por ello.

¿Y cómo comienza la amistad? Con frecuencia la amistad surge entre dos o más compañeros cuando toman conciencia de que tienen cosas en común: lugar de procedencia, ideas, intereses, aficiones o simplemente gustos que los otros no comparten y que hasta ese momento cada uno pensaba que era el único en poseer ese tesoro, o esa cruz. Una típica expresión que puede ser el comienzo de una amistad es: “¡Anda, éste me comprende! ¡Pensaba que era yo el único!”. Quede claro, sin embargo, que pueden darse discrepancias entre amigos, y se dan, incluso en temas importantes, como las creencias, por ejemplo. Y eso también es enriquecedor.

La amistad presupone muchas virtudes: sinceridad, lealtad, desinterés, alegría, servicio…, que hemos de procurar que desarrollen nuestros hijos y alumnos. De cómo trabajarlas trataremos en otros artículos.

Pero, ¿qué hacer cuando observamos que una chica no tiene amigas, o un chico no hace amigos? Éste es un asunto muy importante, que deben estudiar en serio padres, profesoras y profesores. Podemos encontrar pistas interesantes para superar esta carencia de la chica o del chico, fijándonos en cómo vive las virtudes mencionadas más arriba; en particular, su espíritu de servicio. No perdamos de vista que la amistad es fundamental en el proceso de desarrollo evolutivo y en la socialización de niños y adolescentes / jóvenes.

Y, para evitar decepciones, debemos aclarar que hay seres nocivos que no buscan la amistad, sino que sólo quieren conseguir amigos. Cuando la sincera respuesta a la pregunta: “¿Ves la misma cosa que yo?” es “No veo nada, ni me importa, porque lo que yo quiero es un amigo”, es imposible que pueda nacer amistad alguna; porque la amistad tiene que construirse sobre algo que se comparte, aunque sólo sea la afición por los video-juegos. Los que no tienen nada, no pueden compartir nada; los que no van a ninguna parte no pueden tener compañeros de ruta.

Antes de pasar al último apartado, quiero expresar brevemente mi  agradecimiento a tantos buenos amigos por la gran riqueza de favores, ayudas y beneficios que he recibido de ellos; porque he sido muy feliz, y lo sigo siendo, disfrutando de su compañía; y por lo mucho que nos hemos reído y nos hemos divertido juntos. Muchas gracias, queridos amigos.

Jesús es el gran amigo que siempre acompaña

El Evangelio nos muestra que Jesús iba siempre rodeado de amigos: “A vosotros, amigos míos, os digo…” [Lc 12,4]; “¿Acaso pueden estar de duelo los amigos del esposo mientras el esposo está con ellos?” [Mt 9,15]. Sus discípulos son sus amigos.

En la Última Cena, confía a sus apóstoles el sentido de su muerte en la Cruz: “Nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos”; y “A vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he hecho conocer. [Jn 15, 13 y 15].

Felipe acababa de conocer a Jesús gracias a su amigo Andrés y, en seguida, lleno de entusiasmo, fue a buscar a su amigo Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a Jesús de Nazaret”. Es difícil de entender que un cristiano no tenga deseos de acercar a sus amigos a Jesucristo, que es quien nos salva.

Conclusiones

En el trato con los amigos/amigas, contrastamos diferentes ideas, perspectivas y experiencias; aprendemos nuevas habilidades y conocimientos; ampliamos horizontes. La amistad nos impulsa a ser mejores personas, nos eleva a la mejor versión de nosotros mismos. Es importante ayudar a hijos y alumnos a forjar buenas amistades y a saber cuidarlas; es decir que aprendan a ser buenos amigos de los amigos.

La amistad nos proporciona un sentido de pertenencia y conexión social que  aumenta nuestra autoestima; mejora nuestra salud mental; nos brinda apoyo emocional; y nos proporciona momentos de descanso, diversión y alegría -lo mismo a mujeres que a hombres; por igual a niños a jóvenes y mayores; y a los ancianos les evita que la soledad sea la compañera de su vida-.

Cuando se observa que una chica no tiene amigas, o un chico no hace amigos, padres, profesoras y profesores, deben estudiar en serio las causas de dicha carencia. Para superarla, podemos encontrar pistas interesantes fijándonos en cómo vive virtudes como la sinceridad, la lealtad, la alegría y el espíritu de servicio.

Lectura recomendada:

El desarrollo total del niño

Autor: Juan Valls Juliá
Páginas: 256
Editorial : Palabra
Colección: Hacer Familia
Año: 2009

El autorJulio Iñiguez Estremiana

Físico. Profesor de Matemáticas, Física y Religión en Bachillerato

Leer más
Evangelio

La gloria de Cristo. Segundo domingo de Cuaresma

Joseph Evans comenta las lecturas del segundo domingo de Cuaresma y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·22 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Las montañas aparecen con frecuencia en la Biblia como lugares de encuentro con Dios. Moisés y Elías, que entran en el Evangelio de hoy hablando con Jesús, tuvieron encuentros con Dios en una montaña.

Las montañas representan respirar aire puro, alejarse del ajetreo de la vida, tener una visión más amplia y contemplar la belleza de la creación.

La oración es una montaña: escapamos de las prisas del día para respirar a Dios, nos elevamos por encima de los acontecimientos cotidianos para encontrarnos con el Señor, para vislumbrar su gloria y su belleza. Pero también pueden ser lugares de prueba.

La primera lectura nos muestra a Abrahán llevando a su hijo Isaac a la montaña, dispuesto a matarlo como ofrenda al Señor, en obediencia a lo que Dios le había ordenado, aunque al final Dios no exige el sacrificio. Era simplemente una prueba de la fe de Abraham.

En este mismo monte, siglos más tarde, el Padre celestial ofrecerá a su Hijo, Jesús, como sacrificio por nuestra salvación, exigiendo de sí mismo lo que no pidió a Abrahán.

Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos”. Como explicó el Papa Benedicto, no se trata de una luz proyectada sobre Jesús, sino de una luz procedente de él.

Dios de Dios, luz de luz”: es un destello de la luz que Jesús tiene, que él es. Pero esta luz era tan cautivadora que Pedro quiso prolongar la experiencia. Esto nos da una idea de la alegría y la belleza del cielo, donde viviremos para siempre a la luz del Cordero (Ap 21, 23).

Sin embargo, al bajar del monte “les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos”. Este atisbo de gloria es un anticipo de la Resurrección, pero para llegar a ella Cristo debe pasar por su Pasión, por la montaña del Gólgota.

Al final, si permanecemos fieles, veremos a Jesús, el Cordero de Dios, glorificado en el monte de la Jerusalén celestial (Ap 21, 9-10. 22).

Para llegar a este monte glorioso debemos subir al monte de la oración y también estar dispuestos a afrontar el monte de la prueba, obedientes a Dios incluso cuando no entendemos lo que nos pide.

La homilía sobre las lecturas del segundo domingo de Cuaresma

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

España

Mons. Paglia propone priorizar la asistencia en casa a la residencia

El presidente de la Pontificia Academia para la Vida, Mons. Vincenzo Paglia, y María Luisa Carcedo, exministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, defendieron ayer en un coloquio en la Fundación Pablo VI dar prioridad a una atención domiciliaria continuada frente a la opción de la residencia, sin dejar de abogar por la libertad de elección de los ancianos.

Francisco Otamendi·21 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

En un debate moderado por Jesús Avezuela, director general de la Fundación Pablo VI, Mons. Vincenzo Paglia y María Luisa Carcedo, consejera permanente de Estado, reflexionaron sobre la Carta de los Derechos de las Personas Mayores y los Deberes de la Comunidad, que nació en Italia como consecuencia de las miles de personas mayores fallecidas en residencias en Italia durante la pandemia del Covid, aseguró el alto eclesiástico. 

Al acto asistieron, entre otras personas, el arzobispo de Madrid, cardenal José Cobo, el obispo de Getafe y presidente del patronato de la Fundación Pablo VI, Mons. Ginés García Beltrán, o el presidente de la Fundación Mensajeros por la Paz, Ángel García.

“Una auténtica tragedia”, aunque ya “les habíamos descartado antes”, aseguró al referirse a los ancianos italianos Mons. Paglia, quien ha presidido una comisión de carácter civil que, a petición del gobierno italiano, presidido entonces por Mario Draghi, “sacó a la luz la contradicción de una sociedad que, por un lado, sabe prolongar la vida de las personas, pero, por otro, la llena de soledad y abandono”. 

La Carta, que se materializó también en una ley acogida por todo el arco parlamentario, y refrendada también por el gobierno de Giorgia Meloni, tiene por objeto llamar la atención sobre las deficiencias de un sistema de bienestar desequilibrado que es, en sí mismo, la causa de tantas víctimas. señaló Paglia. 

El texto propone “un cambio de paradigma cultural, organizativo y asistencial para concienciar sobre los derechos de las personas de edad avanzada y los deberes de la sociedad de acoger y mejorar esta etapa de la vida”, y establece tres contextos de derechos: 1) respeto a la dignidad de la persona de tercera edad, 2), principios y derechos para un cuidado responsable; y 3) protección para una vida socialmente activa.

Soledad en los domicilios

Ambos expertos coincidieron en la necesidad de priorizar la asistencia domiciliaria a la opción por la residencia. “Es aquí donde se mantienen los afectos, los recuerdos”, es “el lugar que permite conservar la propia historia y evita que la salud física y emocional empeore, afirmó Monseñor Paglia refiriéndose a los hogares. 

Así lo ponen de manifiesto testimonios recogidos en la Carta y las cifras que hasta ahora manejan en Italia sobre los resultados económicos positivos de una priorización, que ahorra mucho dinero al Estado, señaló. “La residencia supone una pérdida de libertad muy fuerte, hace que la historia vital se termine” y, en muchas ocasiones, se hace contra la voluntad de la persona”.

El mayor problema

La ex ministra de Sanidad se mostró también partidaria del modelo de asistencia en los domicilios, pero, para eso, afirma, “es necesario repensar cómo coordinar el servicio social y sanitario, buscando el compromiso de la sociedad en su conjunto”, repensar los servicios públicos y la atención a las personas mayores; repensar también su vida activa, retrasando para los casos en los que se pueda la edad de jubilación; y un replanteamiento del urbanismo o una “accesibilidad universal y cognitiva”, entre otras muchas cosas. En realidad, la unificación de la asistencia social y la asistencia sanitaria sobrevoló casi todo el encuentro.

Tras las primeras intervenciones, el director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, preguntó si veían compatible una asistencia domiciliaria como prioridad cuando cada vez está más enquistado en las sociedades el drama de la soledad, que lleva a muchas personas a morir solas en sus propios domicilios. Es verdad que la soledad “es el mayor problema de la contemporaneidad”, continuó Paglia, pero lo es en todas las etapas: niños, jóvenes y ancianos.

Una nueva responsabilidad

Por eso, a su juicio, “es necesario redescubrir una nueva responsabilidad en todas las edades”. Y eso pasa también porque “los ancianos sean conscientes de que son sujetos políticos, aporten activamente y redescubran una nueva vocación”. El problema es “que los ancianos han aceptado ser descartados”.

María Luisa Carcedo, por su parte, se refirió a las soledades “acompañadas” en las que se encuentran, no solo los mayores, sino también y muy especialmente los niños y los adolescentes que viven pegados a las pantallas o en familias donde no hay conversación. 

“Tenemos que llegar a la convicción”, insistió, “de que la convivencia, las relaciones sociales, también contribuyen a mantener la mente activa y evitar esa soledad acompañada”, que es, según Mons. Vincenzo Paglia, síntoma de una sociedad ególatra, donde se favorece el culto al yo. Por eso reclamó “un cambio cultural”, que una a diferentes generaciones, los abuelos con los nietos, y que lleve a construir puentes entre todas las Administraciones.

Derecho a cuidados paliativos de calidad

El último punto del coloquio se centró en el derecho a tener unos cuidados paliativos dignos al final de la vida para huir de una eutanasia, que representa, como señaló Monseñor Paglia, “un fracaso y una irresponsabilidad para una serie de personas que no quieren sufrir. “La gente no quiere morir, quiere dejar de sufrir”. Por eso reclamó unos cuidados paliativos que apuesten por la vida. 

Por el contrario, la ex ministra Carcedo se mostró a favor de la ley de eutanasia, que refleja “un ejercicio de libertad individual, y así está escrito en la ley”. El debate quedó para una próxima ocasión.

El autorFrancisco Otamendi

TribunaRafael Domingo Oslé

Derecho y cristianismo: ¡unidos para siempre!

En Occidente, el cristianismo y el Derecho han ido de la mano desde los inicios de la era cristiana. La fe cristiana ha hecho aportaciones clave para el derecho. El autor acaba de publicar el libro The Oxford Handbook of Christianity and Law. 

21 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La relación entre el cristianismo y el derecho no es un mero incidente en la historia de la humanidad, sino que tiene un significado profundo y un valor permanente. El polímata alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716) justificaba la traslación de su modelo de división de la teología a la jurisprudencia alegando que “la similitud entre estas dos disciplinas era sorprendente”. Más recientemente, el famoso constitucionalista alemán Ernst Wolfgang Böckenförde (1930-2019) afirmó que “el Estado liberal secularizado se sustenta en presupuestos que él mismo no puede garantizar”. Estos presupuestos, se quiera o no, tienen mucho que ver con el cristianismo. 

Un buen cúmulo de ideas, conceptos y valores tienen, a la vez, un hondo sentido jurídico y teológico. Basta pensar en palabras como ley, justicia, matrimonio, pacto, satisfacción, juramento, libertad, dignidad, obediencia, solidaridad, autoridad, tradición, redención, castigo, persona, pero también en intercesión, gracia, confesión y sacramento, conceptos, estos últimos, antes jurídicos que teológicos. Debido a este común denominador, a veces resulta complicado fijar si el origen de un concepto es jurisprudencial o teológico.

Y es que el cristianismo y el derecho, en Occidente, han ido de la mano tras su primer abrazo al comienzo de la era cristiana. Aunque algo más distanciados, cristianismo y derecho continuaron juntos durante el largo proceso de secularización de la modernidad iniciado con la reforma protestante, ya que este proceso, en parte (solo en parte), hunde sus raíces en la famosa paremia de Jesús: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Unas aportaciones del cristianismo al derecho son originales mientras que otras arrojan nueva luz sobre conceptos o ideas ya existentes (ej. la idea de justicia o propiedad). Algunas aportaciones son de carácter teológico (ej. cuidado del universo creado), otras más espirituales (ej. sentido del perdón, la compasión y la misericordia), otras más morales (ej. la libertad religiosa y los derechos humanos), otras históricas (ej. la división de Europa en estados soberanos), otras antropológicas (ej. centralidad de la persona humana), otras estructurales (ej. separación Iglesia-Estado, el principio de subsidiariedad) y otras sociales (ej. función social de la propiedad privada), pero todas ellas fueron y siguen siendo decisivas para el desarrollo del derecho y de los ordenamientos jurídicos seculares. 

Mención especial merece la aportación de la Segunda Escolástica, particularmente de la Escuela de Salamanca, que irradió luz sobre cuestiones que afectan también a nuestros días, como la globalización de la interdependencia, el colonialismo, el ejercicio del poder, los derechos humanos, el cosmopolitismo, la guerra justa, el eurocentrismo o las reglas del mercado.

La Escuela de Salamanca nos exhorta a un análisis más detenido sobre el método científico como instrumento en la búsqueda de la verdad, y nos muestra el papel de las universidades en el desarrollo de los pueblos, así como el de los intelectuales en el proceso de toma de decisiones de cualquier comunidad política. 

El impacto del protestantismo sobre la cultura jurídica occidental fue también colosal. Los fundamentos de las teorías democráticas modernas, los ideales fundacionales de libertad religiosa e igualdad política, el principio de federación, el surgimiento del Estado del bienestar moderno, la defensa de las garantías y derechos procesales, la conversión de los deberes morales del Decálogo en derechos individuales, la doctrina de la resistencia constitucional contra la tiranía, o la idea de una constitución escrita como una suerte de pacto político deben mucho a la Reforma protestante. 

Como bien explica John Witte Jr., ciertos postulados teológicos básicos del protestantismo han tenido importantes consecuencias jurídicas, como, por ejemplo, el hecho de que la comunidad política se constituya por un pacto entre los gobernantes y el pueblo ante Dios, cuyo contenido lo muestran las leyes divinas y naturales y específicamente el Decálogo; o el hecho de que la Iglesia y el Estado deban estar separados institucionalmente pero unidos en su propósito y función, y, por tanto, también en la defensa de los derechos y libertades del pueblo, incluida la resistencia constitucional organizada.

En nuestra era secular y global, el cristianismo debe seguir iluminando el derecho, protegiendo y reforzando sus fundamentos metajurídicos, pero sin explotar ni expoliar la estructura autónoma de los ordenamientos jurídicos. No existe un modelo único de ordenamiento jurídico cristiano que el cristianismo deba promover para cumplir su misión.

La influencia cristiana afecta más bien a la dimensión espiritual del derecho, al espíritu del derecho, si bien algunas aportaciones puedan llegar a tener implicaciones prácticas concretas, por ejemplo, la dignidad. Por su parte, el derecho secular debe seguir iluminando el cristianismo aportando una técnica jurídica refinada en la resolución de conflictos y promoviendo la defensa de los derechos humanos.

El autorRafael Domingo Oslé

Catedrático de la Universidad de Navarra (campus Madrid)

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Mundo

Las minorías religiosas en Irán

En este último artículo de la serie dedicada a Irán, Gerardo Ferrara analiza las minorías religiosas que pueden encontrarse actualmente en este país.

Gerardo Ferrara·21 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

Además de que la inmensa mayoría de la población es islámica (99%, de la cual el 90% es chií y el 9% suní), en Irán hay varias minorías religiosas, aunque no muy numerosas.

El zoroastrismo y los Reyes Magos

En Irán hay unos 60.000 zoroastrianos y, al igual que los cristianos armenios y sirio-orientales y los judíos, son considerados «pueblo del libro» (ahl al-kitab en árabe), es decir, que no serán perseguidos por los musulmanes si aceptan vivir dentro de un Estado islámico respetando ciertas normas (prohibición del proselitismo, profesión privada de su fe, impuestos especiales y onerosos que pagar, etc.). A cambio (oficialmente desde 1906), cada una de estas comunidades recibe un escaño en el Parlamento y el respeto de sus derechos (sin embargo, no se les considera ciudadanos de primera clase).

El zoroastrismo, o mazdeísmo, es una de las religiones monoteístas más antiguas del mundo, fundada por Zoroastro (o Zaratustra), que vivió entre los siglos XI y VII antes de Cristo. Su doctrina se recoge en unos textos sagrados llamados Avesta. Aunque la antigua Persia (por tanto, Irán) se considera el hogar del zoroastrismo, su influencia se ha extendido a varias culturas de Asia central y occidental.

Algunos principios clave del zoroastrismo:

-Fe en Ahura Mazda, dios supremo y creador del cosmos. Ahura Mazda es considerado un ser benévolo y justo. -Dualismo cósmico: Ahura Mazda está en constante conflicto con Angra Mainyu (o Ahriman), la fuerza del mal.
-Fe en la justicia: se espera que los zoroastrianos practiquen la bondad, la verdad y la justicia, y la Tierra se considera un campo de batalla entre las fuerzas del bien y del mal.
-Fuego sagrado: el fuego se considera sagrado y se utiliza a menudo en rituales religiosos. Sin embargo, no se le rinde culto como a un dios, siendo sólo un símbolo de purificación y de la presencia divina.
-Purificación y rituales: existen prácticas de purificación física y espiritual mediante el fuego o el agua.
-Faravahar: uno de los símbolos más conocidos del zoroastrismo, representa a un ser alado con un círculo en el centro y simboliza la dualidad y la elección entre el bien y el mal.

Típica de la religión zoroástrica, sobre todo en la Antigüedad, es la figura de los «magos», del persa antiguo magūsh, transliterado al griego como màgos (μάγος, plural μάγοι).

Eran una clase de antiguos sacerdotes y eruditos, conocidos por sus grandes conocimientos astronómicos. Se les consideraba guardianes de las escrituras sagradas, el Avesta, y desempeñaban un papel importante en los rituales y ceremonias religiosas.

En el cristianismo (véase este artículo), «magos» se refiere a los sabios de Oriente (es decir, no reyes) que, según los Evangelios, visitaron al niño Jesús en Belén tras su nacimiento, trayendo regalos de oro, incienso y mirra.

Con el tiempo, el término «mago» también ha pasado a significar una persona implicada en prácticas mágicas u ocultas, lo que difiere bastante de su significado original.

A pesar de su considerable influencia en otras religiones, el zoroastrismo es hoy una fe minoritaria, con comunidades dispersas por todo el mundo, especialmente en Irán y la India (el famoso Freddy Mercury, de Queen, era hijo de zoroastrianos de origen indio).

Maniqueísmo, bahaísmo, mandeísmo, yarsanismo

Persia ha sido cuna de diversas doctrinas y movimientos religiosos.

Además del zoroastrismo, hay que mencionar el maniqueísmo, una religión extinta fundada por el persa Mani (siglo III d. C.) en el Imperio sasánida. Se caracterizaba por una cosmología dualista, con una encarnizada lucha entre el bien y el mal, el primero representado por la luz y el mundo espiritual y el segundo por la oscuridad y el mundo material. Era un culto que fusionaba elementos cristianos y gnósticos y se extendió rápidamente por las regiones de habla aramea, convirtiéndose, entre los siglos III y VII d. C., en una de las religiones más extendidas del mundo, compitiendo con el cristianismo e impregnando sus estructuras hasta el punto de ser considerada una herejía.

Una religión sincrética más reciente, que aún se practica en Irán (es el culto no islámico más extendido en el país), es el bahaísmo, otra fe monoteísta fundada en el siglo XIX por el persa Baha’u’llah (considerado por los fieles baha’i como el más reciente de una serie de mensajeros divinos que incluye a Abraham, Moisés, Buda, Jesús y Mahoma). Los bahá’ís creen que todas las grandes religiones del mundo tienen orígenes divinos y promueven la unidad de la humanidad mediante la eliminación de los prejuicios, la discriminación y la división, el pacifismo y el desarme mundial. El Centro Mundial Bahaí se encuentra en Haifa (Israel). En Irán hay unos 350.000 creyentes en el bahaísmo y esta religión ha sido la más perseguida en el país desde su fundación.

El mandeísmo es también una religión monoteísta sincrética, de origen gnóstico, que fusiona elementos maniqueos y judeocristianos. Sus primeros seguidores se asentaron en la Persia safávida procedentes de Oriente Próximo y se concentran en Irán (las estimaciones oscilan entre 10.000 y 60.000 mandeos iraníes) e Irak. Los mandeos consideran a Juan el Bautista el más grande de los profetas, precursor de un mensajero divino llamado Manda d’Hayye (Gnosis de la Vida), que correspondería al «Cristo espiritual», distinto del «Cristo terrenal». Poseen varios textos sagrados, entre ellos el Ginza Rba (‘El Gran Tesoro’) y el Drasha d-Yahia (‘Reunión de San Juan Bautista’) y su doctrina se basa en el dualismo gnóstico, que contrapone el Dios supremo del mundo del bien y de la luz (Malka d-nura), rodeado de ángeles (Uthrê), de los cuales Manda d’Hayye es el más importante, y el mundo del mal y de las tinieblas, habitado por demonios, cuyo jefe es Ruha, el espíritu maligno. Los mandeos hablan la lengua mandea, una forma del arameo.

Por último, el yarsanismo (sus seguidores también son conocidos como Ahl el-haqq, «pueblo de la verdad» en árabe) es otro culto sincrético local, que mezcla distintas tradiciones místicas y gnósticas, elementos islámicos, zoroástricos y kurdos antiguos. Es afín al yazidismo y sus seguidores, un grupo etnorreligioso, se concentran en las montañas del Kurdistán iraní. Los ahl al-haqq creen en siete deidades principales, la principal de las cuales es el sultán Sahak, creador y dios de la verdad, y en los ideales de perfección y verdad, haqq, que deben alcanzarse mediante rituales y ceremonias basados en la danza, la música y el canto.

Al no estar reconocido como minoría religiosa en Irán (como los demás cultos mencionados en este párrafo), el yarsanismo ha sufrido a menudo discriminación y persecución.

Judaísmo

Irán tiene una comunidad judía con una historia milenaria, que se remonta al cautiverio babilónico en el siglo VI a. C., que se ha ido asimilando gradualmente a la población autóctona del país.

Mientras que antes de la Revolución Islámica de 1979 Irán tenía una de las mayores poblaciones judías de Oriente Próximo (sobre todo en ciudades como Shiraz, Ispahán y Teherán), hoy quedan en el país unos 20.000 judíos (sigue siendo la segunda comunidad judía más grande de Oriente Próximo después de Israel), mientras que más de 200.000 son de origen iraní.

Tras la Revolución de 1979, muchos judíos emigraron, principalmente a Estados Unidos y sobre todo a Israel. Moshe Katsav, octavo presidente del Estado de Israel, nació en Irán en 1945.

Cristianismo

El cristianismo también está presente en Irán desde hace milenios (por tanto, más que la actual religión del Estado, el Islam), aunque como religión minoritaria, a diferencia de la vecina Armenia.

Tradicionalmente, santo Tomás Apóstol es considerado el evangelizador de Mesopotamia y Persia, seguido en la misión por Addai (Tadeo), uno de los setenta discípulos de Jesús y primer obispo de Edesa, y su discípulo Mari (famosa es la Anáfora de Addai y Mari, considerada una de las fórmulas eucarísticas más antiguas), ya en el siglo I. La iglesia de Oriente, también conocida como iglesia de Persia, iglesia asiria o iglesia nestoriana, con identidad propia y específica, nació sin embargo entre los siglos III y IV, cuando se separó del cristianismo occidental en el Concilio de Éfeso (431), al no aceptar los obispos asirios y persas la condena del nestorianismo.

Nestorio, defensor de esta doctrina, fue obispo de Constantinopla pocos años antes del Concilio de Éfeso y sostuvo una tesis que, según algunos, entre ellos Cirilo de Alejandría, negaba la consustancialidad de la naturaleza humana y divina en la persona de Cristo, afirmada en cambio en Nicea (325). Nestorio afirmaba que, puesto que hay identidad de naturaleza, sustancia (ousìa) y persona (hypostasis) y Dios es inmutable, la sustancia humana y la divina no pueden fundirse en una sola naturaleza. Para él, toda sustancia debe corresponder a una persona, por lo que en Cristo hay dos naturalezas distintas, una divina y otra humana, unidas y no hipostáticamente unidas. Por ello, para él no era posible afirmar que María fuera Theotokos, madre de Dios, principio proclamado en el Concilio de Éfeso, donde, por intervención del propio Cirilo de Alejandría, se condenó la doctrina nestoriana.

La Iglesia oriental rechazó esta condena y ni siquiera aceptó las decisiones tomadas en el Concilio de Calcedonia (451), que condenó en cambio el monofisitismo.

Los shahs de Persia se pusieron del lado de los nestorianos y les concedieron protección. Así, la Iglesia asirio-persa se extendió por Oriente, llegando hasta la India y China a través de la Ruta de la Seda e influyendo también en el ritual islámico del salàt (oración).

Las guerras entre persas y bizantinos entre los años 610 y 628 debilitaron a la Iglesia de Persia, que también fue objeto de numerosas persecuciones por parte de los últimos gobernantes zoroastristas persas. No obstante, floreció incluso después de la conquista islámica (hacia 640) hasta al menos el siglo XII.

En la actualidad, la Iglesia de Oriente representa la segunda comunidad cristiana más numerosa de Irán (entre 20.000 y 70.000, repartidos entre la Iglesia Católica Caldea y otras dos Iglesias no católicas (la Iglesia Asiria de Oriente y la Iglesia Antigua de Oriente).

Entre los aproximadamente 300.000-370.000 cristianos del país (que cuentan con al menos 600 lugares de culto), el grupo más numeroso con diferencia es, sin embargo, el de los fieles de la Iglesia Apostólica Armenia (entre 110.000 y 300.000).

Libertad religiosa

Irán es una república islámica, cuya constitución establece el Islam como religión oficial, al tiempo que reconoce el derecho de zoroastrianos, judíos y cristianos a profesar su fe, con ciertos límites. El ateísmo no está reconocido, como tampoco las religiones sincréticas, consideradas paganas.

Las leyes del país prevén penas diferentes para los no musulmanes que para los musulmanes por el mismo delito. En caso de adulterio, por ejemplo, un hombre musulmán que haya cometido adulterio con una mujer musulmana recibe 100 latigazos, mientras que la pena para un hombre no musulmán que haya cometido adulterio con una mujer musulmana es la muerte.

La conversión del islam a otra religión (apostasía) también está prohibida y puede castigarse con la muerte.

En 2022, el informe anual de Activistas por los Derechos Humanos en Irán (HRAI) enumeraba 199 casos de persecución religiosa, entre ellos 140 detenciones, 94 casos de redadas policiales, 2 casos de demolición de lugares de culto, 39 casos de encarcelamiento, 51 prohibiciones de viajar o restricciones a la libertad de circulación y 11 casos de personas juzgadas por sus creencias religiosas. Casi dos tercios (64,63%) de los casos se referían a la violación de los derechos de ciudadanos de confesión bahaí, el 20,84% a cristianos, el 8,84% a yarsanistas y el 4,63% a suníes.

En 2023, el país obtuvo una puntuación de cero sobre cuatro en libertad religiosa según Freedom House y fue clasificado como el octavo lugar más hostil del mundo para los cristianos por Open Doors.

El autorGerardo Ferrara

Escritor, historiador y experto en historia, política y cultura de Oriente Medio.

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Mundo

Ayuda a la Iglesia Necesitada lanza una campaña para ayudar a Ucrania

Ayuda a la Iglesia Necesitada organiza la campaña “Dos años de guerra. Ucrania, no quiero olvidarte”, ya que el 24 de febrero de 2024 se cumplen dos años desde la invasión de Rusia a Ucrania.

Loreto Rios·20 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

En una rueda de prensa celebrada esta mañana en su sede de Madrid, ACN España ha lanzado una campaña de ayuda a Ucrania “para socorrer a una Iglesia desbordada por los traumas y las heridas del conflicto”. Han intervenido José María Gallardo, director de ACN España, por grabación monseñor Sviatoslav Schevchuk, arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana, y monseñor Visvaldas, nuncio apostólico de Ucrania, y, en directo desde Kiev, el padre Mateusz Adamski.

Ayuda a la gestión del trauma

Un equipo de Ayuda a la Iglesia Necesitada ha estado recientemente en Kiev para conocer de primera mano las necesidades de la población ucraniana. Allí, han tenido la oportunidad de entrevistarse con monseñor Schevchuk, quien les ha pedido que sigan hablando de ellos: “Si dejáis de hablar de nosotros, dejaremos de existir”.

Se calcula que el 80 % de la población ucraniana tiene heridas físicas o psicológicas a consecuencia de esta guerra que dura ya dos años.

“El futuro de Ucrania y de la Iglesia depende de cómo seamos capaces de responder a esta necesidad de superar el trauma de la guerra que ya ha afectado al corazón de la sociedad ucraniana: la familia”, afirma monseñor Schevchuk.

José María Gallardo, director de ACN España, ha explicado en la rueda de prensa que la guerra de Ucrania es la “mayor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial”. Desde el inicio del conflicto, se han contabilizado 6,3 millones de refugiados y más de 5 millones de desplazados internos. Actualmente, el 40 % de la población ucraniana depende de la ayuda humanitaria para subsistir.

Por ello, Ayuda a la Iglesia Necesitada está organizando un programa para la formación de sacerdotes, religiosos y laicos. Hasta la fecha, se dispone de 11 centros en los que han sido atendidas 1021 personas, y se quiere apoyar también la atención a jóvenes y niños en un centro de la región de Volyn.

La solidaridad está funcionando”

Monseñor Sviatoslav Schevchuk ha intervenido en la rueda de prensa a través de unas grabaciones de vídeo en las que ha explicado que “lo que está sucediendo en Ucrania es un genocidio. […] Las personas están siendo asesinadas en Ucrania por ser ucranianos”. El arzobispo ha puesto de ejemplo la matanza de Bucha.

No obstante, ha explicado que hay buenas noticias: en primer lugar, que “la Iglesia como Madre cuida de sus hijos” y que “la solidaridad está funcionando”, ya que, en estos dos años, “nadie ha muerto por hambre o sed. Eso son buenas noticias”.

Monseñor Schevchuk ha agradecido la ayuda a ACN y ha recordado algunas cifras para concienciar sobre la magnitud del conflicto: 14 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares y 50000 han perdido las piernas o las manos.

La guerra también ha tenido un gran impacto en las familias, ya que se han divorciado 120000 matrimonios en estos dos años, la cifra más altas de divorcios de la historia de Ucrania desde su independencia.

Monseñor Schevchuk también ha explicado que las autoridades rusas han prohibido el culto greco-católico en muchos de los territorios invadidos.

Además de las numerosas bajas sufridas, el arzobispo ha hablado de las 35000 personas desaparecidas, y de la tortura que supone para las familias no saber si sus seres queridos están vivos o muertos.

Las vocaciones crecen

La campaña de ACN se centra en tres aspectos fundamentales: gestión del trauma, ayudas para la subsistencia y la formación y mantenimiento de los seminaristas, cuyo número ha aumentado después de la guerra. “La guerra no ha frenado las vocaciones y todos los seminaristas del país reciben ayuda para su formación o sostenimiento desde que comenzó la invasión. Muchos de estos jóvenes son ahora huérfanos y no tienen medios para continuar con su formación”, indican desde ACN.

El director de ACN España ha explicado que desde que estalló el conflicto Ayuda a la Iglesia Necesitada “ha apoyado a la Iglesia en Ucrania con más de 600 proyectos y más de 15 millones de euros. Este país ha sido el más sostenido en 2022 y en 2023 por esta institución”.

A través de una grabación ha intervenido también monseñor Visvaldas Kulbokas, nuncio apostólico de Ucrania desde 2021, quien ha agradecido la ayuda de ACN y el apoyo del exterior, explicando que “como Iglesia operamos como un cuerpo unido”, y que “en el centro de todo están las personas”.

Tiempo de gracia”

Para concluir la rueda de prensa, ha intervenido en directo desde Kiev el padre Mateusz Adamski, sacerdote polaco que actualmente es párroco de la Asunción de la Santísima Virgen María en Kiev, además de vicerrector del seminario Redemptoris Mater de la misma ciudad. Este sacerdote, al principio de la invasión, “albergó decenas de personas en los sótanos de la parroquia para mantenerlas a salvo de los bombardeos”.

El padre Mateusz ha explicado en español que, pese a la dureza de la guerra, este tiempo ha sido también “un tiempo de gracia”, en el que “hemos podido tocar a Dios vivo realmente” y “sentir el Paraíso con las manos”.

Además, el párroco de la Asunción ha subrayado la importancia del mandato de Jesucristo de amar a los enemigos, y ha explicado que en la parroquia rezan también por sus opresores. “Esta oración tiene muchísima fuerza para ellos”, ha señalado. El padre Mateusz ha explicado que también la gente ahora se acerca más a la iglesia, y que de hecho un parroquiano, ahora desaparecido, recibió el Bautismo, la Confirmación y la Comunión con gran alegría.

Por ello, el padre Mateusz ha explicado que, a pesar de la guerra, “nuestra misión es anunciar a Jesucristo resucitado”. “Nuestra patria está en el Cielo, no está aquí”, ha afirmado.

Ante la pregunta de si se ve cercano el final de la guerra, el sacerdote ha respondido que “no ve posibilidad de vencer a un Goliat como Rusia”, pero que “el Señor es Señor de la Historia. Si lo permite, es para purificarnos y para que nos convirtamos”.

Para concluir, el párroco ha agradecido a todos los españoles la ayuda durante estos dos años, y también la acogida a niños ucranianos en vacaciones, tanto en España como en otros países, porque así han podido descansar y volver a su patria con fuerzas renovadas.

Educación

Congreso de educación de la Iglesia en España. Punto de «partida y de llegada»

El congreso “La Iglesia en la Educación: presencia y compromiso” reune, el 24 de febrero, a más de un millar de docentes y trabajadores de la educación en IFEMA y en la Fundación Pablo VI.

Maria José Atienza·20 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Ifema y la Fundación Pablo Vi acogen, el sábado 24 de febrero, el congreso “La Iglesia en la Educación: presencia y compromiso”. El congreso es “el punto de llegada y de partida” de los trabajos que comenzaron el pasado octubre impulsados desde la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura de la Conferencia Episcopal Española.

La sede de la Conferencia Episcopal Española ha acogido un briefing de presentación de este encuentro en el que han participado la directora del secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura, Raquel Pérez Sanjuán, y dos miembros de los “Equipos motores”, Antonio Roura Javier y Carlos Esteban Garcés.

Educación, “nuclear” en la vida de la Iglesia

Raquel Pérez Sanjuan, ha señalado que la educación es “un tema nuclear de la vida de la Iglesia, no sólo por la amplia presencia de instituciones eclesiales en el mundo de la educación sino por el compromiso de formar un modo de ser persona en el mundo, a imagen de Cristo, que se vehicula en la educación

Pérez Sanjuan ha querido destacar, además, que el objetivo de este encuentro, “no es sacar unas directrices o una normativa, sino abrir unos espacios de diálogo para dar respuesta a los nuevos desafíos”. Estos desafíos serán definidos por los propios participantes del encuentro a través de a dinámica de desarrollo de la jornada.

Carlos Estebam raquel Pérez y Antonio Roura, en la presentación del Congreso  “La Iglesia en la Educación: presencia y compromiso”

Desarrollo del Congreso

Durante la mañana, los participantes se agruparán por cada uno de los nueve ámbitos temáticos en los que la Iglesia está presente y que se han venido trabajando durante meses. Los ámbitos son: colegios de ideario cristiano; profesorado de Religión; centros de educación especial; educación no formal; centros de Formación Profesional; universidades; profesorado cristiano; colegios mayores y residencias universitaria; y buenas prácticas de coordinación entre parroquia-familia-escuela.

Para cada uno de ellos, se contará con un a bree exposición a cargo de ponentes diversos de ámbito internacional y se dará paso a una sesión dialogada y comunitaria para definir propuestas y desafíos por parte de los propios participantes.

Por la tarde, todos los congresistas se reunirán en el Auditorio de IFEMA donde se seguirán las ponencias del cardenal José Tolentino de Mendonça, Fernando Reimers y Consuelo Flecha García y culminarán con una oración.

Los organizadores han destacado que, aunque la acogida ha sido buena, siempre podría ser mejor. No en vano, se espera en torno a 1.400 personas. De entre los inscritos, la mayoría pertenecen al entorno de colegios católicos y profesores de religión. En menor medida, aunque con una representación notable, se esperan también profesores de universidad, profesorado cristiano de otras realidades educativas, miembros de centros de FP, así como docentes de centros de educación especial y directivos de colegios mayores.

Carlos Esteban ha señalado tres objetivos de este encuentro: Convocar a todos los que son protagonistas de proyectos educativos nacidos en la Iglesia; intercambiar experiencias y renovar el compromiso de la Iglesia con la educación en todos sus ámbitos.
De hecho, los impulsores han querido señalar este “punto de partida” porque el trabajo del congreso “viene después del 24 de febrero con su trabajo y desarrollo a nivel local o regional”.  

Más de un millón de alumnos en escuelas católicas

La presencia de la Iglesia en la educación española es más que notable. Según los datos de la Memoria de Actividades de la Iglesia correspondiente a 2022, son más de un millón y medio los alumnos que reciben educación en los 2536 centros católicos de enseñanza que hay en España. En cuanto al profesorado, son más de 108.000 los docentes de estos centros.

Unas cifras que ponen de relieve la fuerza y el aprecio que, en España, tiene la educación de titularidad católica pero que no parece traducirse en un aumento o fortalecimiento de la fe en la mayor parte de la sociedad. Ante esta realidad, Carlos Esteban ha afirmado en la rueda de prensa que “muchas veces lo que no se subraya es la “generosidad con la que la Iglesia presta su servicio educativo. No lo hace a cambio de una respuesta sacramental” y ha querido subrayar que hay “otros impactos positivos de la educación católica en la solidaridad, el aprecio a los demás…”.

Unos impactos algo difusos que los propios impulsores de este encuentro esperan que sean el principio de un cambio y que esperan que los “frutos en otra clave, como la de la práctica religiosa, también llegarán”.

España

Madrid acogerá la Marcha por la Vida el 10 de marzo

Las entidades que conforman la Plataforma Sí a la Vida quieren hacer de la capital española el epicentro de defensa de la vida de los más vulnerables el próximo 10 de marzo.

Maria José Atienza·20 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La gran Marcha Sí a la Vida 2024 reunirá en Madrid, el 10 de marzo de 2024, a miles de personas para reivindicar el derecho al a vida de todo ser humano -desde su inicio a su fin natural-, así como la dignidad de cada vida, con independencia de sus capacidades, estado de salud, etapa o circunstancias en que se encuentre.

La Marcha quiere mostrar, además la propuesta de una nueva cultura del cuidado en la que cada vida sea respetada en lugar de una sociedad en la que se promocione el descarte o la eliminación de los más vulnerables.

La marcha comenzará a las 12:00 horas en la calle Serrano (esquina C/ Goya) hasta Cibeles con Paseo de Recoletos. En este punto se ubicará el escenario desde el que se compartirán testimonios, se realizará la lectura del manifiesto de la Plataforma Sí a la Vida. Posteriormente se guardará un minuto de silencio en recuerdo de los no nacidos y todas las víctimas de la cultura de la muerte, junto a la suelta de globos ya tradicional en estas marchas. El acto finalizará con un pequeño concierto para celebrar el Día de la Vida.

Una nueva generación por la vida

Diversos representantes de las asociaciones que conforman la Plataforma Sí a la Vida han participado en la rueda de prensa de presentación de la Marcha.

Rueda de prensa de presentación de la Marcha por la Vida 2024

Álvaro Ortega, presidente de Fundación + Vida, una de las asociaciones provida con más presencia entre los jóvenes ha señalado que “los jóvenes salimos a la calle a celebrar este derecho fundamental del ser humano y a mostrar que nuestra generación la forman personas comprometidas con el valor de la vida”.

Por su parte Alicia Latorre, portavoz de la Plataforma Sí a la Vida y presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida ha señalado que esta cita del 10 de marzo es “una luz en medio de tantas dificultades seguros de que ya queda menos para que cada persona sea valorada e insustituible. Nuestro compromiso es firme y nuestra esperanza inamovible”.

Asistencia multitudinaria y voluntarios

La Marcha, para la que se están organizando autobuses y transportes desde distintos puntos de España, pretende reunir a miles de personas en el centro de Madrid el 10 de marzo.

Además, como cada año, quienes deseen colaborar como voluntarios en los preparativos y en el buen funcionamiento de la puede inscribirse a través de la web de Sí a la Vida.

Apoyo económico

Para la buena coordinación de esta marcha, la Plataforma ha puesto en marcha una campaña de crowdfunding para hacer frente a los gastos que supone organizar esta gran Marcha por la vida. También se puede colaborar a través de Bizum ONG: 00589 o de transferencia bancaria: ES28 0081 7306 6900 0140 0041.Titular de la cuenta: Federación Española de Asociaciones Provida. Concepto: Sí a la Vida e indica qué persona o asociación hace el ingreso.

Recursos

¿Qué son los ejercicios espirituales que está haciendo el Papa?

El Papa Francisco está haciendo ejercicios espirituales junto a los miembros de la Curia. Comenzaron el domingo 18 de febrero y terminarán el viernes 23. Pero, ¿qué son estos ejercicios y por qué los hace el Papa ahora?

Paloma López Campos·20 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco y los miembros de la Curia van a pasar casi una semana de retiro en el Vaticano, haciendo ejercicios espirituales. Pero, ¿qué es esto exactamente?

Si al escuchar las palabras “ejercicios espirituales” pensamos en deporte, no erramos demasiado el tiro. El objetivo de este tipo de retiros es acercar a quien los hace a Cristo a través de un esfuerzo espiritual con un método bien claro.

Sin embargo, el mejor modo de explicarlos es acudir a la persona que los ideó: san Ignacio de Loyola. En su obra “Ejercicios Espirituales”, el santo los define como “todo modo de examinar la conciencia, de meditar, de razonar, de contemplar, todo modo de preparar y disponer el alma, para quitar todas las afecciones desordenadas (apegos, egoísmos…) con el fin de buscar y hallar la voluntad divina”.

En la página web de los jesuitas de España explican que “los ejercicios espirituales se asemejan a unas tablas de gimnasia interna que nos ayudan a exponernos a la acción de Dios y a asumir su llamada a vivir la plenitud de vida que nos ofrece”.

Los ejercicios espirituales originales

Esta “tabla de ejercicios” puede adaptarse a las circunstancias de cada persona. Así, desde el planteamiento original de un retiro de 30 días, puede pasarse a ejercicios que duran entre cuatro y ocho días, e incluso pueden hacerse desde casa en una modalidad «online» muy moderna. Pero lo esencial es dedicar un tiempo a la oración personal con Cristo, buscando tener un encuentro cara a cara con Él.

San Ignacio de Loyola consideró de gran importancia el acompañamiento espiritual (por parte de un sacerdote, que predica las meditaciones) y el silencio durante el retiro. Tanto es así, que lo habitual es no tener conversaciones durante los días de ejercicios, con el fin de favorecer el recogimiento interior.

Para el caso de los retiros que duran un mes, el fundador de la Compañía de Jesús dividió las semanas en cuatro etapas. En la primera de ellas, se invita a los asistentes a reflexionar sobre la Creación y su condición de criaturas llamadas a la existencia por Dios. En la segunda semana, la meditación profundizará en el nacimiento de Cristo, para pasar en la penúltima etapa al misterio de su Pasión. Finalmente, la última semana está dedicada a Jesús resucitado.

Para los ratos de oración, san Ignacio aconsejaba un esquema que comienza con una oración introductoria para ponerse en presencia de Dios. A continuación, lo habitual es meditar alguna escena del Evangelio, intentando imaginarla y hacerse un personaje activo. Después, el fundador de la Compañía de Jesús invitaba a la conversación con Dios para aplicar a la vida de cada uno lo que el Espíritu Santo inspire.

Convertirse a Cristo

A pesar del gran rato que se dedica a la reflexión, los ejercicios espirituales ignacianos no pretenden quedarse en la teoría. Al contrario, la idea es que los participantes saquen propósitos claros y prácticos que les ayuden a acercarse a Dios y a vivir el Evangelio.

San Ignacio quería que, a través de las meditaciones y los ratos de oración, el alma se ejercite y viva un momento de conversión real. En esa línea, el Papa Francisco afirmó en 2014 que “quien vive los ejercicios de modo auténtico experimenta la atracción, la fascinación de Dios”. Gracias a esto, continuó el Santo Padre, uno vuelve “transfigurado a la vida ordinaria” y lleva “consigo el perfume de Cristo”.

A través del examen de conciencia, la meditación y la lectura, el alma se entrena poco a poco para reconocer la voz del Espíritu Santo, descartando las inspiraciones que no provienen de Él y favoreciendo la intimidad con el Señor.

Teniendo esto en cuenta, tiene mucho sentido que el Papa y los demás miembros de la Curia aprovechen los primeros días de Cuaresma para realizar estos ejercicios espirituales. Por ello, el Pontífice no realizará ninguna audiencia o acto público a lo largo de esta semana y retomará su agenda el viernes 23 de febrero por la tarde.

Mundo

Roma marca la agenda de la Conferencia Episcopal alemana

Una carta de los tres principales cardenales de la Santa Sede, aprobada por el Santo Padre, solicita que no se traten los Estatutos del denominado “Comité sinodal” alemán en la asamblea comenzada este lunes, para que pueda continuar el diálogo entre los obispos alemanes y la Santa Sede.

José M. García Pelegrín·19 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

El pasado 11 de noviembre se constituyó en Alemania el denominado Comité sinodal, cuyo objetivo es preparar, durante tres años, un “Consejo Sinodal” que perpetúe el denominado Camino Sinodal alemán. El Comité Central de los Católicos Alemanes (ZdK) aprobó los estatutos de dicho comité; pero para su entrada en vigor se requiere también la aprobación de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK). El debate sobre los estatutos en el seno de la DBK estaba previsto para la Asamblea de primavera, que se celebra del 19 al 22 de febrero en Augsburgo.

Sin embargo, este fin de semana el Presidente de la DBK, monseñor Georg Bätzing, obispo de Limburgo, ha recibido una carta firmada por el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, así como por los prefectos del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cardenal Víctor M. Fernández, y para los obispos, cardenal Robert F. Prevost, fechada el 16 de febrero. En dicha carta se dice que en aras de la “continuación del diálogo que ya hemos iniciado, que continuaremos en un futuro próximo y que el Papa Francisco nos ha pedido que reforcemos”, desean “expresar algunas preocupaciones al respecto y dar algunas indicaciones que han sido puestas en conocimiento del Santo Padre y aprobadas por él”.

Los cardenales –con la aprobación del Papa– recuerdan que un Consejo sinodal “no está previsto por el derecho canónico vigente y, por tanto, una resolución en este sentido de la DBK sería inválida, con las correspondientes consecuencias jurídicas.” Y ponen en duda la autoridad que “tendría la Conferencia Episcopal para aprobar los estatutos”, pues ni el Código de Derecho Canónico ni el Estatuto de la DBK “proporcionan una base para ello”. Y añaden: “Tampoco la Santa Sede ha emitido un mandato; al contrario, ha expresado la opinión contraria.”

Anteriormente, cuatro obispos alemanes se habían pronunciado en contra de participar en el comité y de financiar el proyecto a través de la Asociación de Diócesis Alemanas. Según los obispos Gregor Maria Hanke (Eichstätt), Stefan Oster (Passau), Rudolf Voderholzer (Ratisbona) y el cardenal Rainer Maria Woelki (Colonia), la creación de un comité sinodal para preparar un Consejo sinodal va ya directamente en contra de las directrices del Papa Francisco.

No hay competencia para instituir un Consejo Sinodal

El escrito actual recuerda que sobre esto ya se trató entre los obispos alemanes y la Santa Sede durante la última visita ad limina “y posteriormente en la carta del 16 de enero de 2023 del cardenal Secretario de Estado y de los prefectos de los Dicasterios para la Doctrina de la Fe y para los Obispos, en la que se pedía expresamente, con un mandato especial del Santo Padre, que no se siguiera adelante con la creación de dicho consejo”. En dicha carta se decía: “Ni el Camino Sinodal, ni un organismo designado por él, ni una conferencia episcopal tienen competencia para instituir un Consejo Sinodal ni a nivel nacional ni diocesano ni parroquial”.

Aunque no lo recuerde la carta actual, tanto la Santa Sede como personalmente el Santo Padre se volvieron a referir más tarde al “Consejo sinodal”: en una carta que Francisco envió a cuatro exparticipantes del Camino Sinodal, fechada el 10 de noviembre, hablaba de “numerosos pasos con los que gran parte de esta Iglesia local amenaza con alejarse cada vez más del camino común de la Iglesia universal”. Francisco incluía entre dichos pasos “la constitución del Comité sinodal, que tiene como objetivo preparar la introducción de un órgano consultivo y decisorio que no puede conciliarse con la estructura sacramental de la Iglesia católica”.

A finales de noviembre se dio a conocer un escrito, fechado el 23 de octubre, que el cardenal Secretario de Estado dirigía a la secretaria general de la DBK, Beate Gilles. Allí, el cardenal Parolin afirmaba que tanto la doctrina de reservar el sacerdocio a los hombres como la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad -dos de los principales cambios que quiere introducir el Camino Sinodal- son “innegociables”.

Aprobar los estatutos sería contradecir la instrucción de la Santa Sede

Por eso ahora los cardenales vuelven a tomar cartas en el asunto, ante la expectativa de que la DBK se ocupara de los Estatutos del comité sinodal. Es de notar la continuidad entre el escrito del 16 de enero de 2023 y este del 16 de febrero de 2024: aunque han cambiado las personas que dirigen los Dicasterios -el cardenal Víctor M. Fernández por el cardenal Luis Ladaria al frente del Dicasterio para la Doctrina de la Fe; el cardenal Robert F. Prevost de lugar del cardenal Marc Ouellet en el de los obispos-, la línea que sigue la Santa Sede frente a los obispos alemanes, la argumentación e incluso la dicción sigue siendo los mismos.

La Santa Sede habla con toda claridad cuando es necesario. Así, en esta carta de 16 de febrero se puede leer: “Aprobar los estatutos del Comité Sinodal sería, por tanto, contradecir la instrucción de la Santa Sede emitida por mandato especial del Santo Padre y le presentaría una vez más hechos consumados.”

Con todo, sigue apostando por el diálogo: termina recordando que “el pasado mes de octubre se acordó conjuntamente que las cuestiones eclesiológicas tratadas por el Camino Sinodal, incluido el tema de un órgano interdiocesano consultivo y decisorio, se debatirían más a fondo en la próxima reunión entre representantes de la curia romana y de la DBK”. Si los estatutos del “comité sinodal” –sigue diciendo– se aprobaran antes de esa reunión, ”se plantea la cuestión de la finalidad de esta reunión y, más en general, del proceso de diálogo en curso”.

La carta de los cardenales ha surtido un efecto inmediato: según la agencia de noticias KNA, que cita al portavoz de la DBK, Matthias Kopp, el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Georg Bätzing, ha comunicado ya a los otros obispos que, por el momento, este punto se retirará del orden del día, y que todo lo demás se decidirá durante la asamblea plenaria de Augsburgo.

Evangelización

19 de febrero: dos Álvaros beatos, pero no canonizados (todavía)

El beato Álvaro del Portillo, que apuntaló la vida de san Josemaría y la historia del Opus Dei, celebraba su santo el 19 de febrero, fiesta del beato Álvaro de Córdoba (reformador dominico del siglo XV). Ya en este siglo, al ser beatificado don Álvaro (2014), la Iglesia decretó su fiesta el 12 de mayo. Así los beatos no se “pelean”, pero sigue sin haber un san Álvaro.

Francisco Otamendi·19 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Precisamente un 19 de febrero, el de 1974, un año y pico antes de su marcha al cielo, dijo  bromista san Josemaría en una tertulia con gente del Opus Dei: a don Álvaro le pasa una cosa muy buena: que no tiene santo, sino beato. De modo que, si no se hace santo él, no sé cómo lo vamos a arreglar…

En efecto, el 19 de febrero se celebran varios santos, y junto a ellos, el beato Álvaro de Córdoba, nacido en Zamora, y perteneciente a la Orden de Predicadores OP, que ha dado grandes santos a la Iglesia. Han pasado los siglos, y el calendario litúrgico sigue sin un santo Álvaro.

¿Qué significa el nombre de Álvaro? “Aquel que protege a todos, que vela sobre todos, que defiende a todos”, comentó Flavio Capucci el 19 de febrero de 1984, basándose en un conocido diccionario etimológico de nombres propios. 

El beato Álvaro le respondió que, personalmente, se inclinaba por otra interpretación, basada no en la raíz germánica, sino en otra semítica, “el hijo”. “Pero se puede unir a la que tú dices”, añadió. “Reza para que sea verdad, hijo mío, para que sea un hijo bueno y, al mismo tiempo, un buen Padre, que vela sobre los demás”.

Asi lo cuenta Salvador Bernal en una semblanza personal publicada por Eunsa, escrita después de que don Álvaro falleciera (1994), y antes de que fuera beatificado por la Iglesia en 2014. Es muy probable que el suceso lo haya recogido también Javier Medina en su biografía sobre don Álvaro, pero el que suscribe lo ha leído en la semblanza de Bernal, un abigarrado torrente de testimonios.

Similitudes y diferencias entre los Álvaros

Dos pinceladas sobre los dos beatos Alvaros. Uno fue dominico y teólogo, el cordobés, seis siglos antes, y el otro ingeniero, sacerdote y obispo, hijo fiel del fundador, y su primer sucesor en 1975.

Un ejemplo de fidelidad que siempre permanecerá vivo en el Opus Dei, y que situó el propìo san Josemaría, al indicar que se escribiera sobre el dintel del cuarto de trabajo del vicario general (entonces don Álvaro), en Roma, la inscripción del libro de los Proverbios, «vir fidelis multum laudabitur»

Existen dos similitudes principales entre ambos Álvaros, dicho en tono coloquial. además del sacerdocio, y subrayado el hecho de que el de Córdoba fue religioso dominico, y el madrileño Del Portillo sacerdote secular. Una, que son beatos. Y dos, que se ocuparon de cuestiones de fondo en sus respectivas instituciones y en la Iglesia. 

Álvaro de Cordoba

Álvaro de Córdoba fue “fraile dominico del siglo XIV (y XV) que impulsó la reforma religiosa fundando el Convento de Scala Coeli en Córdoba. En este lugar instauró el primer “Via Crucis” localizado que se conoce”, escribe la Orden fundada por santo Domingo de Guzmán en 2016 y 2017, en el apartado correspondiente a las lecturas del 19 de febrero.

En síntesis, puede afirmarse que tras una peregrinación a Tierra Santa e Italia para conocer la reforma realizada por el beato Raimundo de Capua, Álvaro de Córdoba inició la misma labor de reforma en España, concretamente en Cordoba. Posteriormente, recibió del Papa Martín V el nombramiento de Superior mayor de los conventos reformados en nuestro país.

Álvaro Huerga Teruelo OP añade en la Real Academia de la Historia que fue confesor real, y que su modelo de reforma fue el italiano, inspirado por santa Catalina de Siena y por el citado beato Raimundo de Capua. Pero Álvaro de Córdoba le dio vida transponiendo los Santos Lugares de Jerusalén, de forma que en los aledaños del convento se construyeron capillas, que constituyeron “el primer vía crucis” de Europa.

Álvaro del Portillo

Por ser persona del siglo XX, y beatificado en 2014, del beato Álvaro del Portillo, obispo, se dispone de una amplísima documentación. Como se ha señalado, su fiesta litúrgica es el 12 de mayo, fecha en que recibió la Primera Comunión en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, hoy basílica, en Madrid.

Tras el correspondiente proceso, fue beatificado ante fieles de ochenta países el 27 de septiembre de 2014 en Madrid. Con ese motivo, el Papa Francisco escribió una carta al prelado del Opus Dei, entonces Mons. Javier Echevarría, y biógrafos como Salvador Bernal destacan, entre sus virtudes, su amor a la Iglesia y al Papa, “sea quien sea”.

El beato Álvaro, que trabajó durante años en la Santa Sede, solía repetir expresiones como ésta, con ocasión de los cónclaves que vivió: “Vamos a estar muy unidos al Papa, sea quien sea. No importa que sea polaco o de la Cochinchina, que sea alto o bajo, joven o viejo: es el Padre común de los cristianos”.

El primer Papa que conoció fue Pío XII en 1943, cuando le presentó, ingeniero laico todavía, “nuevos caminos abiertos por Dios para alcanzar la santidad en medio del mundo”, como ha relatado Cesare Cavalleri. Luego vendrían sus audiencias (primero con san Josemaría y luego a solas y con sus vicarios), con Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, que fue a visitarle el mismo día del fallecimiento, 23 de marzo de 1994, ante sus restos mortales en la sede central de la Obra.

San José de Calasanz y san Luis Rey de Francia

Cuenta Bernal, que ha lanzado otra biografía sobre el beato Álvaro, «Y aquí estoy», que la vocación al Opus Dei y las enseñanzas de san Josemaría habían  reafirmado en don Álvaro el amor a la familia, a todas las familias. Y que se interesaba particularmente, como es natural, por las de los que estábamos más cerca de él. 

Un 25 de agosto, el calendario litúrgico universal preveía dos memorias libres. san José de Calasanz y san Luis Rey de Francia. Aquella fecha, en 1977, se eligió en Solavieya (Asturias), donde pasaban unos días de descanso, la memoria del primero, ligado al Fundador del Opus Dei por varios motivos. “No obstante, al salir del oratorio después de la acción de gracias, don Álvaro comentó que, en el memento, se había acordado de mi madre, Luisa, que ese día celebraba su santo en Segovia”.

Apunte informativo final 

Para concluir, algo obvio. De Álvaro de Córdoba se han contado menos cosas. No quiere eso decir que fuera menos santo. Simplemente vivió hace 600 años. Tras la Santísima Virgen Maria, viene san José en la Iglesia. Y el Evangelio no recoge ni una palabra suya, que yo sepa.

El arzobispo de la arquidiócesis de León (México), Mons. Alfonso Cortés Contreras, clausuró a finales del verano del año pasado el proceso sobre el estudio de una presunta curación de carácter milagroso atribuida a la intercesión del beato Álvaro del Portillo, y la prelatura informó que las actas del proceso se entregarían en Roma al Dicasterio de las Causas de los Santos para su estudio.

Desde su muerte, hombres y mujeres de todo el mundo han acudido a su intercesión a través de la estampa disponible en más de treinta idiomas. Actualmente se han recogido miles de testimonios de personas que han recibido su ayuda en más de 60 países.

El autorFrancisco Otamendi

La lección de la hemorroísa a la mujer de hoy

En los Evangelios, Cristo transforma a la hemorroísa en una mujer sanada, levantada, transformada, reposicionada y bendecida. Un milagro que puede repetirse en nuestra vida hoy.

19 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

Dios ama de manera especial a la mujer, y la quiere sana para ser alimento de amor,  instrumento de paz y portadora de sabiduría en todo su entorno. En la Biblia podemos apreciar cómo el trato de Dios con la mujer ha sido trascendente, posicionándole en tareas claves a través de la historia de la salvación.

En algunos episodios bíblicos, Dios se muestra como el fiel proveedor, cuidador de las viudas, de las mujeres débiles y necesitadas, como lo hizo con la viuda de Sarepta, con la hemorroísa, la samaritana y la hija de Jairo.

En otros casos Dios es el educador, hacedor y formador de mujeres virtuosas y valientes como lo fue con Rut, Ester, Débora, Ana y Raquel. ¡Y qué decir del derrame de virtudes que impartió en Su madre María! También a Su Iglesia la vestirá de novia con glorioso esplendor en las bodas del cordero. Dios necesita mujeres sanas que ayuden a tejer, ensamblar y concluir la historia de la salvación hacia un final victorioso. 

Como dice Rut 3, 11: “Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa”. 

Es aquí cuando tenemos que hacernos esta pregunta: si la mujer es tan dotada, necesitada y  usada por Dios, ¿por qué parece que, de los dos géneros, es la más sufrida, la que más se cansa, la más carente o necesitada? Los problemas de salud física y mental afectan tanto a hombres como a mujeres, pero algunos son más comunes en la mujer.

La vulnerabilidad psicológica

En el campo de la psicología los estudios afirman que las mujeres tienen casi el doble de probabilidades que los hombres de ser diagnosticadas con depresión, con trastorno de ansiedad generalizada, pánico, ciertas fobias, y estrés postraumático. Esta vulnerabilidad se le atribuye a una complicada combinación de varios factores de riesgo que tienen que ver con su biología, su psicología, y tensiones entre los roles a nivel sociocultural. 

Es fácil notar que en nuestra sociedad, sobre todo, en algunas culturas, muchas mujeres crecen sin validación. Las niñas no reciben el mismo nivel de importancia y se les enseña a permanecer calladas y serviles, al grado de asumir la responsabilidad de velar constantemente por la salud y el bienestar de toda la familia antes que su propio bienestar. Por eso es importante que las mujeres prioricen su salud mental pues ellas serán propensas a experimentar condiciones como la depresión 4 veces más que los varones

Del 7 % al 20 % de mujeres sufrirá de la depresión posparto, sobre todo, cuando una serie de factores se unen, como problemas matrimoniales, económicos, problemas de salud física, aumento de peso, y aislamiento social. Las mujeres que usaron la píldora anticonceptiva durante la adolescencia tendrán un 130 % más de probabilidades de estar deprimidas como adultas. De todas las afectadas con estas condiciones psicológicas, casi dos terceras partes no obtendrán la ayuda necesaria.

¿Es decaimiento, decepción o depresión? 

“Ando agobiado, y encorvado, camino afligido todo el día. Estoy  paralizado y hecho pedazos. Mi corazón palpita, las fuerzas se me van y hasta me falta la luz de  mis ojos. Mis compañeros se alejan de mí y mis familiares se quedan a la distancia. ¡Señor no me abandones, ven pronto a socorrerme!” (Salmo 38, 7-11, 21-22)

Sin duda alguna, este salmo describe el agobio emocional de un ser humano abrumado por  graves heridas, crueles sensaciones de impotencia somatizadas y convertidas en padecimientos físicos y en total desolación. ¿Qué le llevaría al borde de ese precipicio psicológico? ¿De qué se sostiene nuestro delicado equilibrio interior para no amanecer un día al borde de la locura?

Los retos de la vida son a veces cargas llevaderas que aportan importantes lecciones, o incluso, nos  transforman efectivamente en mejores seres humanos. Pero otras veces, cuando se emparejan el desgaste físico, emocional y psicológico, y al alma ya no le quedan fuerzas para creer o rezar, se pierde el sentido de la vida reconfigurada en ese insensato sufrimiento. Es ahí cuando algunas personas preferirían renunciar o incluso morir porque simple y sencillamente, sienten que ya no dan más.

Y nos preguntamos, ¿qué sucedió con aquella niña alegre que se atrevía a reír y soñar, a abrazar y bailar con sus muñecas, vestirlas de color de rosa, y a ilusionarse con bellas fantasías que se convertirían, según ella en su inocencia, en una cotizable realidad? Esa niña iba creciendo en estatura a la vez que iba perdiendo fortaleza emocional. Un día le cambió la vida al amanecer al encuentro de un abuso, de un abandono, de una traición, de una incertidumbre, de un hijo  enfermo, de un cáncer, sintiéndose erradicada de su fantasía para caminar sin fuerzas y sin ilusión en su nueva e inapetente realidad.  

La pregunta es, si aún en esas condiciones tan desgastantes, estará dispuesta a usar hasta la última gota de sus fuerzas y esperanza para darle a la vida otra nueva oportunidad.

La labor terapéutica de la fe

De todas las terapias disponibles para tratar casos de depresión, ansiedad, estrés postraumático, y padecimientos parecidos, en lo personal, considero que no hay sustituto a la fe y a una relación personal con Dios. Incluso, un estudio recientemente realizado por investigadores del “Rush University Medical Center” de Chicago, sugirió que la fe en Dios reduce los síntomas de la depresión clínica.

La fe da sentido, propósito y nuevas ilusiones a la vida, experiencias muy escasas en las personas deprimidas. Es la fe la que nos asegura que nuestro futuro está en manos de Dios, quien es nuestra defensa y protección, y Su amor nos acompaña con vertientes misericordiosas empapando nuestra vida para liberarnos de la culpabilidad y desesperación. La oración de fe facilitará el desenfoque de lo negativo, y el enfoque en lo posible y esperado.

La Biblia está llena de citas que exhortan a destrabar la tristeza y dirigirnos hacia la alegría. No es el deleite ni deseo de Dios que estemos cabizbajas, desinteresadas, y entristecidas. Él quiere que Su alegría en nosotros sea posible, vivible y completa.

La hemorroísa

En Marcos capítulo 5, una mujer anónima sufría de un flujo de sangre. Al contar otros su historia le llamaron la hemorroísa, en otras palabras, la intocable, la arrastrada, la distanciada. ¿Cuántas se habrán sentido así por tantas diversas razones? Sin embargo, esos pronombres no durarían mucho. Habrá que actualizarlos pues después de un encuentro con Jesús, todo cambiaría.

Hasta hace unos días había derrochado toda su fortuna en médicos y remedios que no le ayudaron. Alguien le contó la noticia que el famoso sanador de la Galilea se acercaba a su entorno. Tuvo que haber pensado: no pierdo nada en un último intento de sanación. Se ubicó en un cruce de caminos, y extendió su brazo para alcanzar al sanador de revuelo. Sin darse cuenta hizo un gesto profético pues al atreverse a tocar el borde del manto de Jesús, se acercaría al mismo trono de Dios. Los conocedores de la Palabra habrán leído en Isaías 6, 1: “Vi al Señor sentado sobre un trono alto y sublime. El borde de su manto cubría el templo”.

No había mucho tiempo. Cualquier movimiento tendría que ser rápido y puntual. Jesús era movilizado con prisa para llegar a casa del conocido Jairo con una moribunda hijita de 12 años de edad. Entonces por la mente de los discípulos seguramente se tuvieron que organizar las prioridades: ¿a cuál de las dos Jesús debe atender? ¿A una mujer doce años enferma empedernida  en sanar, o a una niña doce años de nacida que no se puede dejar morir? ¿Qué dolor es más real? ¿Qué necesidad es más urgente? ¿Cuál de las dos obtendrá el urgente favor del Señor? Escojamos una; no hay tiempo para las dos. 

Pero el autor del tiempo detiene el tiempo. No hubo necesidad de imponer manos. La mujer herida había ya tocado el corazón del Señor con sus gemidos y sus lágrimas hasta entrar en contacto directo con Su poder y misericordia.

Aún sin escuchar las palabras “quedas sana de tu enfermedad”, ella se sintió liberada de su dolencia, de su sentido de impotencia, de sus fracasados intentos por doce años de esfuerzos no remunerados, de su desgaste de tener que arrastrarse por las calles y callejones al sufrir de una dolencia humillante sin aparente remedio.

Se liberó su cuerpo de su mal, la carga emocional y psicológica que la humillaba fue levantada de su corazón, y su alma emprendió vuelo. ¡Así deberían de sentirse todos los que escuchan alguna vez en su vida palabras semejantes: tus pecados son perdonados, o ya desapareció el tumor, o ya alguien pagó tu deuda. ¡Vete en paz! 

Jesús pregunta, “¿quién me tocó? Fuerza salió de mí”. La hace identificarse pues el milagro venía en dos partes. La mujer se levanta, conversa con Jesús quien le dice, “hija, tu fe te ha salvado, vete en paz”. En un instante o microsegundo de la eternidad, se dieron dos grandes milagros en una mujer abatida y desahuciada: su recuperación física, y su reintroducción a la vida como mujer sanada y transformada de su vieja a su nueva identidad.

Por eso Jesús quiso identificarla para revelar el milagro invisible y vestirla de una nueva dignidad visible. Ahora cambiémosle los pronombres pues la que era la hemorroísa es ahora la mujer sanada, levantada, transformada, reposicionada y bendecida.

La hija de Jairo

Ya podemos ir a casa de Jairo sin tener que dejar el milagro anterior a medias. Sin embargo, se acercan a Jesús y a su comitiva los mismos pesimistas de siempre: “ya para qué traen al maestro, si la niña de Jairo ya está muerta”. Se les olvidó que a quien invitaron a llegar no era un curandero, sino el camino, la verdad y la vida (Juan 14, 6). Jesús dice, “la niña no está  muerta, sino dormida”. Y tomando a la niña de la mano, le dice: “Talitá kum, niña, a ti te digo, levántate”. La niña se levantó y se puso a caminar. ¡Cuándo vamos a entender que en casa de creyentes no hay hijos muertos sino simplemente dormidos! ¡Él viene a despertarlos! 

En varios renglones de un mismo Evangelio, se dieron dos impresionantes milagros: la sanación de una mujer adulta y la de una niña. Hubo tiempo para ambas. Las dos fueron levantadas. Dios no tiene favoritos, solo favorecidos sin importar la condición o distinción: mujer o niña, rico o pobre, libre o esclavo, pecador o santo: la promesa es para todos.

Los milagros de hoy

Los milagros de este Evangelio se dan hoy día en tantas mujeres diferentes y parecidas, antes  hermanadas por el dolor físico y el decaimiento emocional, pero que después de un encuentro con el sanador de la Galilea, sus historias y sus nombres cambian. En otros casos de la vida real es posible que se trate de la misma mujer, sanada de las heridas y flagelos de su infancia para llegar a ser la mujer adulta levantada de su pecado pasado o depresión, para no arrastrarse más. 

Hay mujeres que sufren de males o dolencias que las hacen vivir caídas, empobrecidas y desfalcadas de felicidad. Si esa eres tú, es hora de que tus oraciones, tus gestos y tu fe alcancen al Maestro. Acércate en la condición que te encuentres que no vas a ser rechazada ni ignorada. Él tiene una sanación que ofrecerte si das un paso de acercamiento y humildad.

El autorMartha Reyes

Doctora en Psicología Clínica.

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Vaticano

Al iniciar sus ejercicios espirituales, el Papa pide silencio interior

Horas antes de comenzar sus ejercicios espirituales esta tarde, junto a sus colaboradores de la Curia, y hasta el viernes, el Papa Francisco ha invitado en el Ángelus del I Domingo de Cuaresma a recogerse en la presencia de Dios en el silencio y la oración. Y ha rogado con intensidad para que vuelva la paz en tantos lugares de África y del mundo.  

Francisco Otamendi·18 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Hoy, primer domingo de Cuaresma, el Evangelio nos presenta a Jesús tentado en el desierto, recoge san Marcos. El texto dice: “Permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás”, y sobre esta lectura ha meditado Francisco esta mañana en el Ángelus.

“También nosotros en Cuaresma estamos invitados a “entrar en el desierto”, o sea en el silencio, en el mundo interior, a la escucha del corazón, en contacto con la verdad”, ha comenzado el Papa. En el desierto –añade el Evangelio de hoy–, Cristo “vivía entre las bestias salvajes, y los ángeles lo servían”.

Fieras y ángeles eran su compañía, ha señalado el Pontífice, y son también nuestra compañía, en un sentido simbólico, cuando entramos en el desierto interior. Bestias salvajes, ¿en qué sentido?, se ha preguntado. Y su respuesta ha sido: “En la vida espiritual podemos pensar que son como las pasiones desordenadas que dividen el corazón, tratando de poseerlo”.

Ansias de riqueza, placer, fama…

“Podemos dar nombres a estas «fieras» del alma: los vicios, el ansia de riqueza, que aprisiona en el cálculo y la insatisfacción, la vanidad del placer, que condena a la intranquilidad, al desasosiego y a la soledad, y de nuevo la codicia de la fama, que genera inseguridad y una necesidad constante de confirmación y protagonismo”.

“No olvidemos estas cosas que podemos encontrar en nuestro interior: la codicia, la vanidad y la avaricia. Son como bestias “salvajes” y como tales hay que domarlas y combatirlas: de lo contrario, devorarán nuestra libertad. Y la Cuaresma nos ayuda a entrar en el desierto interior para corregir estas cosas”, ha proseguido el Papa.

Los ángeles: servicio

Y luego, “en el desierto estaban los ángeles. Son los mensajeros de Dios, que nos ayudan,  nos hacen el bien; de hecho, su característica según el Evangelio es el servicio, exactamente lo contrario de la posesión, típica de las pasiones”.

Finalmente, Francisco ha sugerido que podemos preguntarnos cuáles son las pasiones desordenadas, las “fieras” que se agitan en mi corazón, y en segundo lugar, con el fin de permitir que la voz de Dios hable a mi corazón y lo mantenga en el bien, “¿pienso retirarme un poco al «desierto”, intentar dedicar algún espacio del día para esto? Que la Virgen Santa, que custodió la Palabra y no se dejó tocar por las tentaciones del maligno, nos ayude en el camino de la Cuaresma.

Por la paz en Sudán, Mozambique, en tantos lugares…

Tras el rezo del Ángelus, el Pontífice ha recordado que han pasado diez meses desde que comenzó el conflicto armado en Sudán, que ha creado una situación humanitaria muy grave. 

Y ha realizado “un nuevo llamamiento a las partes beligerantes para que pongan fin a esta guerra que tanto daño está haciendo a la población y al futuro del país. Rezamos para que se encuentren pronto vías de paz para construir el futuro del querido Sudán”.

Por otra parte, “la violencia contra las poblaciones indefensas, la destrucción de las infraestructuras y la inseguridad azotan la provincia de Cabo Delgado, Mozambique, donde en los últimos días se incendió la misión católica de Nuestra Señora de África en Mazeze. Recemos por el retorno de la paz en esa atormentada región. Y no olvidemos tantos otros conflictos que manchan el continente africano y muchas partes del mundo: también Europa, Palestina, Ucrania…”.

“La oración es eficaz”

“No lo olvidemos”, ha remachado. “La guerra es una derrota, siempre. Allí donde se libra, las poblaciones están agotadas, están cansadas de la guerra que como siempre es inútil y sólo traerá muerte, destrucción, y nunca aportará una solución a los problemas. En cambio, oremos sin cansarnos, porque la oración es eficaz, y pidamos al Señor el don de mentes y corazones que se dediquen concretamente a la paz.

El Pontífice ha saludado finalmente a los fieles de Roma y de diversas partes de Italia y del mundo, especialmente a los peregrinos de los Estados Unidos de América, y  las comunidades neocatecumenales de diversas parroquias de la República Checa, Eslovaquia y España, y a los agricultores y ganaderos presentes en la plaza de San Pedro.

El autorFrancisco Otamendi

Vaticano

«No me abandones», lema para la Jornada Mundial de los Ancianos

El próximo 28 de julio se celebrará la IV Jornada Mundial de los Abuelos y Ancianos, que este año llevará por lema "No me abandones" (Sal 71, 9).

Giovanni Tridente·18 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

«En la vejez no me abandones» (Sal 71, 9). Este será el corazón de la IV Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, elegida por el Papa Francisco para la celebración, que este año caerá el 28 de julio. En un comunicado del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, se destaca cómo la soledad es una amarga compañera en la vida de muchos ancianos, a menudo víctimas de una cultura que los considera superfluos. En preparación al Jubileo, con todo el año 2024 dedicado a la oración, el tema de la Jornada se inspira en el Salmo 71, himno de un anciano que reflexiona sobre su larga amistad con Dios.

Como siempre, desde hace cuatro años, la Jornada pretende valorizar el don para la Iglesia y la sociedad de los abuelos y los ancianos, subrayando su contribución a la vida comunitaria. El objetivo es promover el compromiso de toda realidad eclesial en la construcción de puentes generacionales y contrarrestar la soledad, conscientes de que, como dice la Escritura, «no es bueno que el hombre esté solo» (Gn 2,18).

En una nota, el cardenal Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, subrayó la realidad generalizada de la soledad entre los ancianos, a menudo marginados por la sociedad.

Por ello, invitó a las familias y a las comunidades eclesiales a promover una cultura del encuentro, creando espacios para compartir y escuchar con el fin de ofrecer apoyo y afecto y construir juntos un «nosotros» más amplio en la comunión eclesial, que abarque a todas las generaciones.

Esta familiaridad, enraizada en el amor de Dios, es la clave para superar la cultura del descarte y la soledad. Por eso, las comunidades están llamadas a manifestar el amor de Dios, que no abandona a nadie.

Las Jornadas anteriores

Como recordarán, la primera Jornada Mundial de los Abuelos y las Personas Mayores tuvo lugar en 2021, cuando aún estaban frescas las consecuencias de la pandemia del Covid-19. Aquel año el tema fue: «Yo estoy con vosotros todos los días» (Mt 28, 20) y el Papa se dirigió a los mayores subrayando la importancia de la presencia del Señor en sus vidas y el afecto de la Iglesia hacia ellos. Les animó a encontrar consuelo en la fe y en la lectura de las Escrituras, a pesar de las dificultades causadas por la pandemia.

El año siguiente, el tema fue «En la vejez aún darán fruto» (Sal 92, 15), destacando cómo la vejez no es un tiempo inútil, sino una estación en la que seguir siendo protagonista, a partir de la «revolución de la ternura» que hay que derramar en un mundo que ha perdido el gusto por ella.

El año pasado, finalmente, reflexionamos sobre el pasaje de Lucas 1, 50 «De generación en generación su misericordia», privilegiando el aspecto del vínculo intergeneracional, con una clara referencia al encuentro entre la joven María y su anciana pariente Isabel. En el mensaje hubo una clara invitación a los jóvenes a honrar a sus mayores y a cuidar la memoria a través de la relación mutua, un aspecto que el Papa Francisco siempre ha subrayado en su Magisterio.

El autorGiovanni Tridente

Cultura

La Eucaristía, eterna fuente de inspiración poética

El culto a la Eucaristía ha quedado reflejado a lo largo de los siglos en numerosas obras literarias y poéticas. Además, algunos referentes culturales, como Chesterton o J. R. R. Tolkien, se han caracterizado por una gran devoción eucarística.

María Caballero·17 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 8 minutos

“Adorote devote, latens deitas…/ Te adoro con devoción Dios escondido”… El himno litúrgico de Sto Tomás de Aquino junto a otros como el reiterado “Pange lingua” sigue resonando en nuestras iglesias tras muchos siglos. No solo él, San Buenaventura, San Juan de Ávila, Santa María Micaela fundadora de las Adoratrices y tantos otros inflamados de amor divino transforman en poesía o ensayo sus estudios teológicos de alto nivel y siguen sustentando la fe de la Iglesia católica en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Hasta llegar a San Juan Pablo II y su Encíclica «Ecclesia de Eucharistia» (2003), seguida por Benedicto XVI quien en su exhortación apostólica «Sacramentum caritatis» (2007) recoge la antorcha para glosar una verdad central en su papado, el don que Cristo hace de sí mismo revelándonos su amor infinito por cada hombre. Un amor que permite a los simples mortales transformarse en lo que reciben, hacerse uno con Dios. Idea esta glosada por Santo Tomás de Aquino, San León Magno o San Francisco de Sales, entre otros. Porque comulgar es “saciar el hambre de Cristo” –decía Santa Teresa de Calcuta; y no hacerlo sería como “morir de sed junto a una fuente” –afirmaba el Santo cura de Ars, otro gran devoto de la Eucaristía. En consecuencia, oraciones, himnos y poemas eucarísticos recorren la historia occidental en torno a la fiesta del Corpus Christi y sus procesiones, que siguen celebrándose con inusitado esplendor en Sevilla, Toledo y muchas otras ciudades. Como atestiguan también los himnos de los Congresos Eucarísticos Internacionales del siglo XX: “De rodillas, Señor, ante el sagrario, / que guarda cuanto queda de amor y de unidad, / (…) Cristo en todas las almas y en el mundo la paz. /” (Pemán y Aramburu, Barcelona 1952). De hecho, Pemán trabajó estos temas en «El divino impaciente» (teatro, 1933) y el «Canto a la Eucaristía» (1967). Siglos atrás, el amor a la Eucaristía llenó la vida de otra laica a quien el papa Francisco declaró venerable: “la loca del Sacramento”, Doña Teresa Enríquez, dama de Isabel la Católica que fundó la primera sede de las cofradías eucarísticas en España.

Huellas de la Eucaristía en la literatura: los autos sacramentales

Pero dejemos a un lado a los santos, a pesar de su capacidad metafórica, para centrarnos en otro aspecto de la cuestión: la Eucaristía, don de Dios y misterio central del cristiano, genera una gran literatura desde la Edad Media hasta hoy. Por la brevedad del espacio solo realizaremos algunas calas en este proceso.

No es extraño que en una sociedad teocéntrica surjan en España los autos sacramentales en los Siglos de Oro (XVI-XVII). Se trata de obras alegóricas de teatro en verso en uno o varios actos con tema eucarístico. Se representaban el día del Corpus con gran aparato escenográfico y glosaban temas bíblicos, filosóficos, morales y sobre todo eucarísticos. Los personajes eran abstracciones, símbolos que encarnaban ideas como el bien y el mal, la fe, la esperanza, la caridad y la Eucaristía. Dada su complejidad teológica y sutilezas doctrinales, no deja de ser paradójico el éxito de los autos sacramentales en un pueblo con un altísimo índice de analfabetismo. Casi todos los grandes autores de la época los escribieron: Timoneda, Lope de Vega, Valdivielso, Tirso de Molina… Pero la cumbre del género la consigue Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), escritor, dramaturgo y sacerdote que escribió más de ochenta autos sacramentales, con una estrecha conexión teológica entre la fiesta y la obra representada cuyo tema eucarístico es siempre esencial. Los define así: “Sermones / puestos en verso, en idea / representable cuestiones / de la Sacra Teología, / que no alcanzan mis razones / a explicar ni comprender, / y al regocijo dispone / en aplauso de este día”.

Algunos títulos: «El gran teatro del mundo», «La cena del rey Baltasar», «El gran mercado del mundo», «El verdadero Dios pan», «La lepra de Constantino», «La protestación de la fe», «Viático cordero»… En el primero, la vida es un teatro donde cada personaje representa su papel y es recibido al final por el Autor en la gran cena eucarística que premia a quienes defendieron valores cristianos. Y así, en todos se glosa un argumento que siempre remite al tema eucarístico utilizando la alegoría, recurso que satisfacía su deseo de jugar con abstracciones y conceptos. En «Lo que va del hombre a Dios», trata de reflejar su técnica e intenciones en este género dramático al decir: “Estaba en estilo puesto / que empiece el Hombre pecando, / que acabe Dios redimiendo / y, en llegando el pan y el vino / subirse con él al Cielo / al son de las chirimías”. Una muestra de su poético hacer es «Manjar de los fuertes»: “El género humano tiene /contra las fieras del mundo, / por las que horribles le cerquen, / su libertad afianzada, /como a sustentarse llegue / de aquel Pan y de aquel Vino /de quien hoy es sombra éste…/ Nadie desconfíe, / nadie desespere. / Que con este Pan y este vino…/ las llamas se apagan, / las fieras se vencen, / las penas se abrevian / y las culpas se absuelven”.

La Eucaristía en la literatura ensayística inglesa del XIX y XX

Por la brevedad del artículo, no puedo tratar pero sí al menos aludir a la literatura de los conversos ingleses que arranca del cardenal Newman y tiene su centro en G. K. Chesterton (1874-1936), tan bien estudiada por Pearce en su libro «Escritores conversos» (1999). Un fenómeno de conversiones en cadena (Belloc, Benson, Knox, Grahan Greene, Waugh, C. S. Lewis, Tolkien…). La mayoría provienen del protestantismo y para ellos el tema eucarístico es prioritario. Lo trabajarán en ensayos, poemas y novelas. Para Chesterton, desde su conversión enamorado de la fiesta del Corpus, creer en la presencia real en el Santísimo Sacramento era la piedra de toque misma de la verdad, hasta el punto de exclamar después de su primera comunión: “Hoy ha sido el día más feliz de mi vida”. Se confesaba asustado ante la tremenda realidad de Cristo en la Eucaristía. Y añadía: “Para aquellos de mi fe solo hay una respuesta: Cristo está hoy en la tierra, vivo en mil altares; y resuelve los problemas de la gente exactamente como lo hacía cuando estaba en el mundo en un sentido más ordinario”.

Los poetas cantan la Eucaristía

Volviendo atrás, en épocas teocéntricas los grandes escritores no olvidaron la Eucaristía, por ejemplo Miguel de Cervantes (1547-1616) en su poema «Alégrate alma mía»: “Si en pan tan soberano, se recibe al que mide cielo y tierra; / si el Verbo, la Verdad, la Luz, la Vida / en este pan se encierra; / si Aquel por cuya mano/ se rige el cielo, es el que convida / con tan dulce comida/ en tan alegre día. / ¡Oh cosa maravillosa! /Convite y quien convida es una cosa, /alégrate, alma mía, / pues tienes en el suelo /tan blanco y tan lindo pan como en el cielo”. O Luis de Góngora (1561-1627): “Oveja perdida, ven / sobre mis hombros, que hoy / no solo tu pastor soy, / sino tu pasto también (…) Pasto, al fin, hoy tuyo hecho / ¿qué dará mayor asombro, / o el traerte yo en el hombro, / o el traerme tú en el pecho? / Prendas son de amor estrecho / que aun los más ciegos las ven (…)».

Ya en el siglo XX sorprende encontrar en Miguel de Unamuno (1864-1936), siempre en busca agónica de Dios, un bello y denso poema titulado «Eucaristía» que se abre así: “Amor de ti nos quema, blanco cuerpo; / amor que es hambre, amor de las entrañas; / hambre de la palabra creadora / que se hizo carne; fiero amor de vida / que no se sacia con abrazos, besos, / ni con enlace conyugal alguno. / Solo comerte nos apaga el ansia, /pan de inmortalidad, carne divina. / (…). Para cerrarse con una petición: “Y tus brazos abriendo como en muestra / de entregarte amoroso nos repites: / «¡Venid, comed, tomad: esto es mi cuerpo!» / ¡Carne de Dios, verbo encarnado, encarna / nuestra divina hambre carnal de Ti!”. Mucho más sorprendente la «Oda al Santísimo Sacramento del Altar» (1928), de Federico García Lorca (1898-1936), que a pesar de lo personal, libre y casi estrambótico de su escritura revela un germen de fe en el poeta granadino. Porque la generación del 27, aunque a su manera, también buscó lo divino que ya los modernistas habían atisbado con cierto exoterismo, como es palpable en las publicaciones de «Adonais» y también recogió Ernestina de Champourcin en su antología «Dios en la poesía actual» (BAC 1976). Como muestra un botón: un fragmento poético de la propia Ernestina: “Porque es tarde, Dios mío / porque anochece ya / y se nubla el camino/ (…). Porque ardo en sed de Ti / y en hambre de tu trigo, / ven, siéntate a mi mesa; / bendice el pan y el vino” (…).

«Dios en la poesía española de posguerra», libro de M. J. Rodríguez (1977) atestigua el repunte religioso tras la guerra española del 36, unido a la angustia de la búsqueda y al anhelo de salvación, si bien no esencialmente eucarística. L. Panero, Dámaso Alonso, Blas de Otero, M. Alcántara, L. Rosales, C. Bousoño, B. Llorens, J. M. Valverde, M. Mantero, L. Felipe, V. Gaos, J. J. Domenchina, A. Serrano Plaja… Algo explicable en un clima de existencialismo y tras las masacres de las sucesivas guerras.

Y siguen cantándola hoy

Lo que quizá no sea tan previsible es el repunte que a finales del XX en un ambiente de laicismo desacralizador, aparece en unos cuantos jóvenes poetas y continúa ahora mismo. Más allá de Murciano y Martín Descalzo, en el sur de España y en torno (aunque no solo) a la sevillana revista y editorial «Númenor», C. Guillén Acosta, J. J. Cabanillas (por cierto, ambos coordinaron una antología, «Dios en la poesía actual», Rialp, 2018), los hermanos Daniel y Jesús Cotta, R. Arana… han tocado con desparpajo y naturalidad desenfadada la poesía religiosa. Quiero cerrar el artículo con una pequeña selección de versos.

Un fragmento de “Eucharistia”, de Guillén Acosta (1955) en su libro «Redenciones» (2017) abre el conjunto: (…). “Y es la necesidad diaria de saberme / virado a algún sagrario, / y desde allí esperar a que llegue el momento / y alcance a descubrir su misterio, el del pan, / el que me hace darme como el grano en la era / y en el que me transformo cada vez que lo ingiero”…

Otro fragmento de “Por tres” en «Mal que bien» (2019), de E. García Máiquez (1969): “Mi más solícita jaculatoria / ha sido siempre: Sangre / de Cristo, embriágame. / (…). Y entono otra jaculatoria: Tu / que me hiciste a tu imagen, / Dios trinitario, multiplícame”…

Apelando al contexto (Sta María del Transtévere) y a la sugerencia, R. Arana (1977) toca el tema en “Hagamos tres tiendas”, poema de «El último minuto» (2020): “Rebañito de ovejas bizantinas / que minuto a minuto yo miré / balar en esa bóveda dorada / en un silencio que también refulge: / a vuestro lado yo me quedaría / si hubiese buen pastor, como lo hay, / al calor del poder mudo y gigante / de aquella diminuta lamparita / y no volver jamás al gris cemento”.

Impresionante “Está sucediendo ahora”, décimas de Daniel Cotta (1974) en «Alumbramiento» (2021) que expresan la fe católica en la presencia real de Cristo en la Eucaristía en el momento de la consagración: (…) “Ahora, sí, en el lugar / donde esas manos al vuelo / acaban de convocar / el Señor de tierra y cielo / sobre el lino del altar! / Esa blancura que aflora / cariñosa y bienhechora / como una luna que sube / es Dios en carne de nube, / es Dios que baja en la aurora (…) / Dios está viniendo al mundo… / y está sucediendo ahora”.

También “Con los ojos cerrados”, de Jesús Cotta (1967) que sorprendentemente se atreve con todo un libro de temática religiosa, «Acogido a sagrado» (2023), y dice así: (…) “Y llueva tu agua, / agua hecha vino, / vino hecho sangre, / sangre hecha gracia”.

Otro poema muy reciente, “Venite adoremus” (Esos tus ojos, 2023), de J. J. Cabanillas (1958) lo certifica: (…) “Han hecho falta noches, soles / la verde llama de una espiga en pie / y hacerte Tu pan blanco y yo adorarte / como aquel rey de nieve te adoraba / a ti, Niño, mi niño, siempre niño”… Ya antes había tocado el tema en Cuatro estaciones (2008): “Las campanas… ¿Oís? Si ya es de día (…). Cuándo he llegado yo a este jueves del Corpus. / Ya el trono bajo el sol está en la calle / (…). La Custodia se acerca com o antorcha de fuego / y la redonda carne se anilla hecha de Amor”…

Para cerrar este bloque, podría decirse que casi todos escriben poemarios ambiciosos, audaces e infrecuentes en el panorama de la poesía española actual y manifiestan su fe jubilosa en la divinidad desde perspectivas cotidianas. Algo sorprendente, como sorprendente ha sido la trayectoria del joven Carlo Acutius, declarado venerable en 2020. Un chico muy actual, y muy enamorado de la Eucarístia, que creó un sitio web sobre la génesis de los milagros eucarísticos del mundo.

El autorMaría Caballero

Catedrática de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Sevilla

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Incurables no significa incuidables

Mientras el mundo propone la “muerte digna” para ancianos y enfermos terminales, la Iglesia nos habla de dar “vida digna” a quienes sufren.

17 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

El Papa Francisco nos pide agregar a nuestras oraciones las intenciones mensuales que él propone para toda la Iglesia. Recientemente ha pedido por los enfermos terminales. Él usó esta frase coloquial que tiene un sentido muy profundo: incurable no significa incuidable.

Hace poco se acercó a mí una tierna abuelita. Recibí de ella una magna clase de teología superior. Susan era su nombre. Sentada en su silla de ruedas me platicaba con alegría una buena noticia: su nieta estaba sana y salva después de un fuerte accidente automovilístico, pero lo que más felicidad le daba, eran las palabras que dicha nieta le dio al expresarle gratitud porque para ella, las oraciones de la abuelita, la habían salvado. Susan estaba realmente contenta y agradecida.

De pronto se detuvo un momento y agregó: “ y pensar que yo me quería morir, pedí a mi familia que ya me dejaran irme. Pero ellos en lugar de hacerme caso, empezaron a venir a verme más, a visitarme y darme cuidados y cariño; ¡me sentí valiosa!, antes de eso pensaba que estaba aquí estorbando y generando gastos inútiles. Hoy sé que Dios tiene planes perfectos y que Él es el Señor de la vida. Ya le he ofrecido vivir para amar y orar y le he dicho que estoy dispuesta a recibir la clase de muerte que Él quiera y cuando Él disponga. Solo le ruego que escuche mis oraciones en favor de los que amo”.

Vida digna

Mientras el mundo propone la “muerte digna” para ancianos y enfermos terminales, la Iglesia nos habla de dar “vida digna” a quienes sufren. Impulsar en todos sentidos los llamados cuidados paliativos se hace indispensable.  

Hay quienes afirman de manera muy “práctica”: ésta persona está muy enferma, su mal no tiene solución, mantenerla con vida implica mucho gasto y además, ¡ni siquiera quiere vivir! Ya son 12 países en el mundo cuyos marcos legales permiten la eutanasia

San Juan Pablo II, al respecto subrayó que esto es adueñarse de la muerte, procurándola de modo anticipado y poniendo así fin ‘dulcemente’ a la propia vida o a la de otros «. En realidad, lo que podría parecer lógico y humano, al considerarlo en profundidad se presenta absurdo e inhumano. Estamos aquí ante uno de los síntomas más alarmantes de la «cultura de la muerte», advirtió.

El carácter sagrado de la vida

El catecismo de la Iglesia católica nos hace un llamado supremo: “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente”.

Y también: “Aquellos cuya vida se encuentra disminuida o debilitada tienen derecho a un respeto especial. Las personas enfermas o disminuidas deben ser atendidas para que lleven una vida tan normal como sea posible”.

Los cristianos estamos llamados a hacer la diferencia. ¡Contra corriente pero con Cristo! 

Hay un poema de Gabriela Mistral que me conmueve en lo más hondo y hoy te lo comparto para animarte a cumplir en todo, especialmente en el sufrimiento, la perfecta y a veces misteriosa voluntad de Dios:

En esta tarde, Cristo del Calvario,

vine a rogarte por mi carne enferma;

pero, al verte, mis ojos van y vienen

de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,

cuando veo los tuyos destrozados?

¿Cómo mostrarte mis manos vacías,

cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,

cuando en la cruz alzado y solo estás?

¿Cómo explicarte que no tengo amor,

cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,

huyeron de mí todas mis dolencias.

El ímpetu del ruego que traía

se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,

estar aquí, junto a tu imagen muerta,

ir aprendiendo que el dolor es sólo

la llave santa de tu santa puerta.

Amén

Zoom

La procesión a Santa Sabina, inicio de la Cuaresma romana

Los monaguillos encabezan la procesión que, tradicionalmente, se realiza el Miércoles de Ceniza desde la iglesia de San Anselmo a la Basílica de Santa Sabina en Roma.

Maria José Atienza·16 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
Ecología integral

Manuel Serrano: «Los cuidados paliativos son una manifestación de humanidad»

Manuel Serrano Martínez, que ha sido Director Médico del Hospital Laguna de cuidados paliativos, habla en esta entrevista sobre la importancia del acompañamiento, la labor humanitaria del médico y la vocación universal al cuidado.

Paloma López Campos·16 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

Manuel Serrano ha sido Director Médico del Hospital de Cuidados Laguna, un centro sanitario orientado a los cuidados paliativos que se encuentra en Madrid (España). El doctor Serrano escribe artículos, libros e imparte ponencias, pero sobre todo, lo que caracteriza su trabajo, es “el cuidado de las personas”.

Convencido de que los cuidados paliativos “son una actividad fundamental para un médico”, y dada la importancia que les ha dado el Papa Francisco, el doctor Serrano habla sobre ellos con Omnes en esta entrevista.

Cuando un paciente está en cuidados paliativos el médico sabe que su misión ya no es curar, sino cuidar. ¿Cómo cambia su labor?

– Los profesionales sanitarios sabemos que lo que primordialmente nos ha de caracterizar es el cuidado de las personas. Curar no siempre es posible, pero cuidar, consolar y acompañar siempre lo es. Las personas cuando enferman, aunque sea de alguna enfermedad banal, prefieren tener a su lado un médico atento a sus necesidades, a su forma de vivir lo que les pasa, que se adapte empática y compasivamente a su dolor, a su sufrimiento. Necesita primero que le tranquilicen al menos con la mirada, después sentirse comprendido, y finalmente que le ofrezcan el tratamiento que le cure o alivie y que ofrezca preocupación por el resultado de su tratamiento.

En definitiva, el médico se convierte en un amigo sincero que se ocupa de una vertiente fundamental de la vida: la salud, que muchas veces se puede restaurar, y otras no, pero siempre se puede aliviar, acompañar y consolar. Y ser consciente de esto y vivirlo así, créame, es un privilegio.

Hay quienes piensan que los cuidados paliativos se asemejan a “jugar a ser Dios”, ya que alargan la vida del paciente de forma innecesaria. ¿Puede aclararnos qué son los cuidados paliativos para no caer en esta interpretación errónea?

– Esto no tiene nada que ver con la realidad. Los cuidados paliativos son una actividad fundamental para un médico. De hecho, siempre son posibles, en toda circunstancia de enfermedad. Acercan al médico a sus semejantes, y se desarrolla en ellos una actividad que es fruto del amor entre personas, del deseo de ayudar al otro por ser igual a mí, por la dignidad humana que nos une. Nada está más lejos de jugar a ser Dios. Son tanto una relación humana, que no imagino otra más merecedora de ese nombre.

Por otra parte, los cuidados paliativos no alargan la vida sino que la hacen más fácil en un momento en que la amenaza del final se acerca, y permiten esperar ese final, que es la muerte, con una actitud más tranquila y esperanzada. Porque no solo nos ocupamos del dolor, la intranquilidad, la inmovilidad y la debilidad, sino que también resolvemos en lo posible los problemas del paciente con trámites sociales o familiares, actuamos en la esfera psicológica que facilita la consciencia más o menos aceptada de lo que les pasa, y además también nos ocupamos de lo que forma parte indisoluble de la enfermedad terminal, el acompañamiento en la inquietud espiritual.

Como médico, ¿cuándo toma la decisión de pasar de intentar curar a un paciente a ingresarlo en cuidados paliativos? ¿Cómo se evita el encarnizamiento terapéutico?

– El tratamiento sensato de las enfermedades, especialmente las de carácter maligno, que llevan implícito el riesgo de la vida, debe ponerse en práctica mientras la enfermedad está controlada, sin evidencia de extensión de la enfermedad y sin una evolución progresiva. A veces se comprueba que todo lo que se está haciendo o se podría hacer lleva implícito un riesgo mayor que el bien que intenta provocar, por efectos secundarios o riesgo de enfermedades que aparecen por la debilidad que el tratamiento provoca en muchas ocasiones.

La obstinación en la aplicación de tratamientos, esperando que alguno de ellos pueda dar pruebas de una cierta acción, acarrea acciones fuera de toda evidencia científica y por lo tanto equivale a aplicar tratamientos no inocuos que hacen sufrir y engañosamente ofrecen una esperanza lejos de toda razón.

Cuando una enfermedad maligna o una enfermedad terminal ha llegado a una cierta extensión hay que saber que lo que nos apremia es proporcionar el mayor bienestar y confort al enfermo y, dentro de los límites de la relación humana, ayudarle a entender que todo lo humanamente factible ha sido ya hecho. Es el momento de aplicar los cuidados paliativos o de confort.

¿Cómo podemos mirar a los pacientes como personas, sin reducirlos a su enfermedad?

– Lo primero que enseñamos en la Facultad de Medicina es que no existen enfermedades, sino enfermos. Las enfermedades en sí no tienen tratamiento, los que lo tienen son las personas que las padecen, y aunque tienden a aplicarse de un modo protocolizado, deben existir variaciones derivadas de las características personales y biológicas del enfermo que lo va a recibir. Esto es muy importante.

La más reciente actitud es el de hacer medicina centrada en la persona, no lo es la contemplación de la enfermedad de un modo impersonal. Situaciones similares en personas diferentes requieren aproximaciones terapéuticas distintas.

Por otra parte las circunstancias vitales, el modo en que la enfermedad ha repercutido en su vida exige que conozcamos las particularidades individuales que al final trasforman una sola enfermedad en un número indefinido de enfermedades distintas.

Bajo un punto de vista personal, psicológico, espiritual piden que las tratemos de modo diferente. La vida de las personas es distinta siempre, y el modo de tratarlas también lo es consecuentemente. Esta actitud conlleva la personalización de la relación terapéutica entre el médico y el enfermo que así se transforma en único.

El Papa Francisco habla de la importancia de acompañar no solo al paciente sino también a la familia. ¿Cómo consiguen esto a través de los cuidados paliativos?

– El Papa ha dicho de los cuidados paliativos cosas muy motivadoras para los profesionales sanitarios, como que estos cuidados tienen un papel decisivo, y que garantiza no solo el tratamiento médico sino también un acompañamiento humano y cercano, porque aportan una compañía llena de compasión y de ternura. Solo tomarle la mano al paciente le hace sentir la sintonía del que le acompaña y la mirada puede aportar un consuelo que de otro modo es más difícil conseguir.

El Papa ha insistido también en que las familias no pueden quedarse solas en situaciones en las que un ser querido está en sus últimos días. En estas circunstancias se genera demasiado sufrimiento familiar. Desde cuidados paliativos nos ocupamos de modo prioritario de la asistencia a las necesidades de la familia, las asistimos y acompañamos en su dolor.

Algunos argumentan que, dada la difícil situación económica de algunos países, la eutanasia es un modo de ahorrar recursos. ¿Cuál es su opinión sobre esto?

– Pienso que existen muchos falsos argumentos con los que se manipula a la opinión pública. Ninguno de los países que han implementado leyes que permiten la eutanasia son países pobres o con escasos recursos sanitarios. Bélgica, Holanda, Canadá, algunos estados de EEUU, etc., no son ejemplos de países que deban ahorrar recursos. El tratamiento paliativo de enfermedades malignas u otras que están abocadas a la muerte no es gravoso en ningún caso, sólo hace falta la decisión de organizar la sanidad para el cuidado y el alivio en vez de la excesiva tecnificación, en ocasiones innecesaria, que sí encarece llamativamente la atención sanitaria. 

Hay países empeñados en sacar adelante leyes en favor de la eutanasia mientras no hacen nada eficaz para promover la organización de cuidados paliativos. Por otra parte, en algunos países que han legislado a favor del suicidio asistido, y que han facilitado la proliferación de negocios con ello, como Suiza, no permiten la eutanasia. 

La manipulación intencionada es el modo con el que la ley reguladora de la eutanasia se ha hecho un hueco en muchos países, entre otros el nuestro. Hay palabras que se han instalado como eslóganes en la sociedad, como muerte digna por ejemplo, sin caer en la cuenta de que quitar la vida es quitar la dignidad, y que acompañar en la enfermedad es acompañar a un semejante a nosotros, tan digno como nosotros, hacia su último destino.

¿Hace falta ser católico para apoyar los cuidados paliativos?

– De ningún modo. Yo diría que cuidar y acompañar es una vocación universal. Los cuidados paliativos son una manifestación de humanidad en su extremo. Quiero decir que la verdadera humanidad reconoce la dignidad de los semejantes por poseer una cualidad inmaterial que los hace idénticos a nosotros hasta la muerte natural. Y de ese modo se siente la necesidad de cuidar y aliviar a los semejantes sufrientes como quisiéramos que nos cuidaran a nosotros.

Para ello es necesario reconocer que el ser humano tiene una trascendencia que excede a lo puramente material y carnal, y que está destinado a que su vida tenga un sentido. Esto que es manifestación de la humanidad en su conjunto, es lo que defiende el cristianismo dando al hombre además la exaltación que le hace hijo de Dios y una entidad que brota a imagen y semejanza de Dios.

Por consiguiente, los cristianos y más los católicos, que tenemos asociada la carnalidad de la semejanza a Cristo y la vida terrenal como camino hacia la vida eterna, tenemos más razones para desarrollar los cuidados paliativos como un camino de caridad y compasión fraterna.

¿Podemos hablar de los cuidados paliativos de una manera luminosa, sin dejarnos llevar por el miedo a la muerte y la enfermedad? ¿Cuál cree que debe ser la perspectiva?

– Por supuesto. En la vida tenemos siempre ocasiones de alcanzar y sentir la esperanza. Hay personas que quizá en su vida no han prestado atención o no han pensado en el final que a todos nos alcanza.

En el mundo actual no se quiere hablar de sufrimiento o muerte, se apartan de las conversaciones y no se les presta atención, se han convertido en un tabú. Cuando el dolor aprieta, los cuidados paliativos aportan la serenidad suficiente para replantearse todo lo que quizá sin saberlo se ha esperado siempre.

La muerte anticipada sólo la desean los que sufren desesperanzados de alcanzar alivio, los que están solos o los que no están bien cuidados, aquellos en los que la existencia se ha convertido en una carga. Pero muchas veces he comprobado que el tratamiento que proporciona alivio de estas situaciones, el acompañamiento, el cariño y la ternura les hace cambiar y recobran la esperanza de vivir con paz. 

El hombre no puede bajo ningún concepto hacerse dueño de la vida. Lo siento por los que defienden la eutanasia, pero no hay ninguna razón noble que permita decidir cuándo una vida merece la pena ser vivida o cuándo una vida ya no tiene dignidad que la mantenga en la existencia. El reconocimiento de la dignidad precisamente depende de aquellos que le cuidan.

El final de la vida se puede contemplar con esperanza. Cualquier circunstancia vivida puede ayudarnos a apreciar que la vida tiene un sentido, que va hacia alguna parte. Para evitar experiencias que pueden dar lugar a ansiedad, angustia, y desembocar en un sufrimiento espiritual mayor, los cuidados paliativos están llamados a desempeñar un papel imprescindible en el tratamiento y cuidado de todas las personas con enfermedades que abocan a un lento final.

Vaticano

La Universidad de la Santa Cruz y Tutela Minorum firman un acuerdo

El 14 de febrero la Pontificia Universidad de la Santa Cruz informó sobre su nuevo acuerdo de colaboración con la Comisión para la Protección de Menores para prevenir los abusos en la Iglesia.

Paloma López Campos·15 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Pontificia Universidad de la Santa Cruz (PUSC, por sus siglas) y la Comisión Pontificia para la Protección de Menores (Tutela Minorum) anuncian que van a colaborar para luchar contra los abusos a menores y adultos vulnerables en la Iglesia católica.

El acuerdo lo firman el cardenal Seán Patrick O’Malley, presidente de la Comisión, y Luis Navarro, rector de la Universidad. Está compuesto por 7 artículos en los que se concreta la naturaleza de esta colaboración entre las dos entidades.

El acuerdo entre la PUSC y Tutela Minorum

En primer lugar, las dos partes se comprometen a realizar una “actualización periódica de las iniciativas y actividades académicas de prevención, protección y salvaguardia de menores y personas vulnerables”.

También en este sentido, la Universidad prestará gratuitamente a la Comisión los espacios en el “Palazzo di Sant’Apollinare” para actividades académicas e institucionales que guarden relación con el objetivo de la Comisión. Por su parte, el Comité del Vaticano comunicará el uso de los espacios a la Universidad y correrá con todos los gastos de organización de dichas actividades.

En el acuerdo queda abierta la posibilidad de realizar otras “actividades de investigación, seminarios, cursos de formación (…) y otras formas de colaboración”. Sin embargo, para ello será necesario cerrar otros “acuerdos específicos”.

La comunicación entre las dos entidades queda en manos del rector universitario y del secretario de la Comisión Pontificia, “con el fin de garantizar un diálogo abierto a la luz de la importancia de la misión compartida”.

Para garantizar la transparencia, la Universidad y la Comisión “se comprometen a elaborar un informe anual sobre los logros alcanzados, que se difundirá conjuntamente y de la forma que se considere más adecuada”.

La colaboración entre las instituciones durará tres años, si bien “es renovable por acuerdo explícito de las partes contrayentes”. En caso de que ni la Universidad ni la Comisión hagan constar que quieren retirarse del acuerdo tres meses antes del vencimiento, el acuerdo “se considerará renovado”.

Esfuerzo común en la Iglesia

“Este acuerdo forma parte del entramado de convenios de colaboración que la Comisión firma con otras entidades eclesiales para llevar adelante su misión”, dijo el cardenal O’Malley al hablar sobre la firma. Por su parte, el rector Luis Navarro expresó la alegría del equipo universitario por “estar al servicio de un esfuerzo crucial y común dentro de la Iglesia”.

Además de esta colaboración, la Pontificia Universidad de la Santa Cruz tiene en marcha otros proyectos para la prevención de abusos. Entre ellos, un curso de formación en febrero y marzo, y una mesa redonda que organiza la facultad de Derecho Canónico.

Evangelio

Las tentaciones de Cristo. Primer domingo de Cuaresma

Joseph Evans comenta las lecturas del primer domingo de Cuaresma y Luis Herrera ofrece una breve homilía en vídeo.

Joseph Evans·15 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Las lecturas de la Misa de hoy tienen un claro sentido ecológico. La primera lectura nos traslada a la época posterior al diluvio. El diluvio ha terminado, Noé ha salido del arca y Dios hace un pacto con toda la creación. Promete no volver a destruir el mundo y hace del arco iris el signo de su promesa. 

El Evangelio de la Misa de hoy es la versión de Marcos de las tentaciones de Cristo en el desierto, y esta versión es la más breve de todas. Nos ofrece simplemente un resumen. Leemos: “A continuación, el Espíritu lo empujó al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían”.

Aquí cada palabra cuenta. Y también tiene un ángulo medioambiental. El Espíritu Santo no nos retrotrae a Noé, sino a Adán y Eva. Jesús es presentado como el nuevo Adán. No está en un jardín, sino en un desierto, porque el pecado de Adán y Eva estropeó el jardín y lo convirtió en un desierto. Y en lugar de los animales con los que nuestros primeros padres vivían en paz, tenemos bestias salvajes. Los animales pacíficos se han convertido en bestias salvajes. Así, la escena es de desolación: el hermoso y pacífico Edén es ahora un desierto estéril con animales salvajes. Y al igual que Satanás estuvo allí en el Edén tentando a Adán y Eva, ahora aparece para tentar a Jesús.

Jesús aparece aquí muy en su humanidad. Parece haber dejado de lado su divinidad. Por eso necesita el apoyo de los ángeles buenos. El diablo vuelve a las andadas. Igual que hizo que Adán y Eva comieran la fruta con avidez, ahora intenta que Jesús convierta las piedras en pan con avidez. Pero Jesús resiste y, al hacerlo, nos enseña a resistir las tentaciones de Satanás.

Jesús está aquí, en el desierto, convirtiéndolo de algún modo en el paraíso. Y su triunfo final se revelará en el jardín de la Resurrección. Es como un nuevo y mejor Edén. La obra de salvación de Cristo es principalmente para los humanos, pero también afecta a toda la naturaleza. Al igual que la salvación que Dios concedió a Noé incluía una relación nueva, renovada y más respetuosa con la creación, Dios incluso prometió ser más respetuoso él mismo con ella para enseñarnos a hacer lo mismo. Así como Dios descansó el sábado para enseñarnos a hacerlo.

Así pues, las lecturas de hoy nos hablan del Jardín del Edén y del mundo después de Noé. Nos hablan de respetar la creación y no abusar de ella. Nos dicen que si queremos volver al jardín, espiritualmente hablando, tenemos que respetar la creación. Para que el mundo sea más un jardín con Dios que un desierto con Satanás, tenemos que aprender a decirnos no a nosotros mismos y limitar nuestro consumo.

La homilía sobre las lecturas del primer domingo de Cuaresma

El sacerdote Luis Herrera Campo ofrece su nanomilía, una pequeña reflexión de un minutos para estas lecturas del domingo.

Recursos

Gestis verbisque, una nota que nace de la tarea maternal del Magisterio

Publicada por el Dicasterio de la Doctrina de la Fe a principios de febrero de 2024, la Nota Gestis verbisque responde a las dudas sobre la validez de algunas celebraciones sacramentales.

Rafael Díaz Dorronsoro·15 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

El Dicasterio para la Doctrina de la fe publicó el pasado 2 de febrero la Nota Gestis verbisque sobre la validez de los Sacramentos.

La Nota ha sido motivada por el creciente número de consultas dirigidas al Dicasterio sobre la validez de algunas celebraciones sacramentales, y a las que ha debido responder con pesar constatado su invalidez (cfr. Presentación).

Con la Nota se propone “ayudar a los Obispos en su tarea de promotores y custodios de la vida litúrgica de las Iglesias particulares que les han sido confiadas”, ofreciendo “algunos elementos de carácter doctrinal sobre el discernimiento acerca de la validez de la celebración de los Sacramentos, prestando atención también a algunos aspectos disciplinares y pastorales” (n. 4).

La parte doctrinal desarrolla tres temas específicos de la teología sacramental: I. La Iglesia se realiza y se expresa en los Sacramentos; II. La Iglesia custodia y es custodiada por los Sacramentos; y III. La presidencia litúrgica y el arte de celebrar.

Algunas imágenes tomadas de la Sagrada Escritura encauzan la reflexión: la imagen de la Iglesia como esposa y cuerpo de Cristo y la de Cristo como cabeza de la Iglesia.

Al final de cada tema se indican algunas consecuencias disciplinares y pastorales en armonía con la doctrina expuesta.

Naturaleza sacramental de la Iglesia

En el primer tema se muestra la naturaleza sacramental de la Iglesia. La Nota inicia precisando que la Iglesia nace de los Sacramentos. La cita de san Agustín es elocuente: “Adán duerme para que Eva sea formada; Cristo muere para que la Iglesia sea formada. Del costado de Adán Eva se forma; del costado de Cristo muerto en la cruz, herido por la lanza, brotan los Sacramentos por los que se forma la Iglesia” (n. 6: San Agustín, In Johannis Evangelium tractatus 9, 10).

La Iglesia, por tanto, es Sacramento universal de salvación (cfr. n. 7) porque Cristo la ha fundado por medio de la institución de los Sacramentos. Retomando la comparación entre el nacimiento de Eva y de la Iglesia, podemos añadir que, así como Dios modeló el primer hombre con polvo de la tierra, que se convirtió en un ser vivo cuando recibió el aliento de la vida (cfr. Gen 2,7), también la Iglesia fue modelada mediante la institución de cada Sacramento por parte de Cristo, y que empezó a vivir el día de Pentecostés con el envío de Espíritu Santo.

Los Sacramentos, sin embargo, no son algo del pasado, sino que la Iglesia los celebra a lo largo de la historia hasta el final de los tiempos. Y puesto que Cristo ha tomado por esposa a la Iglesia, como Adán tomó a Eva por mujer, los dos forman un único cuerpo.

En cada celebración sacramental no sólo celebra la Iglesia, sino que también Cristo está presente, “de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza” (Conc. Ecum. Vat. II, Const. lit. Sacrosanctum Concilium, n. 22).

Se entiende así que la Iglesia, en la liturgia sacramental, realiza y manifiesta lo que es: “signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (n. 7: Conc. Ecum. Vat. II, Const. dog. Lumen gentium, n. 1).

A partir de este origen divino permanente de la Iglesia, la Nota termina el primer punto señalando que las “intervenciones del Magisterio en materia sacramental han estado siempre motivadas por una fundamental preocupación por la fidelidad al misterio celebrado. La Iglesia, en efecto, tiene el deber de asegurar la prioridad de la acción de Dios y salvaguardar la unidad del Cuerpo de Cristo en aquellas acciones que no tienen igual porque son sagradas «por excelencia» con una eficacia garantizada por la acción sacerdotal de Cristo” (n. 10).

La Iglesia custodia de los sacramentos

La reflexión doctrinal continua con el tema La Iglesia custodia y es custodiada por los Sacramentos. Para entender su contenido conviene recordar que la Iglesia no tomó conciencia explícita del septenario sacramental hasta el siglo XII.

El Magisterio empezó a enseñarlo a partir del siglo XIII, y el concilio de Trento, ante la crisis de la reforma protestante que negaba el origen divino de los siete Sacramentos, definió como dogma de fe la institución de cada uno de los siete Sacramentos por parte de Cristo. Además, a lo largo de los siglos, algunos gestos y elementos materiales que se consideraban necesarios para la celebración válida de algunos Sacramentos fueron modificados.

Todo ello plantea la cuestión sobre la potestad de la Iglesia acerca de la determinación del número de Sacramentos y del signo sacramental de cada uno de ellos. La respuesta puede considerarse como la reflexión más original de la Nota.

El Dicasterio deja claro que la potestad de la Iglesia no es arbitraria porque tiene que ser fiel esposa de su esposo, Cristo, quien los instituyó. Para justificar lo sucedido a lo largo de los siglos, la Nota sostiene que la potestad que la Iglesia puede ejercer sobre los Sacramentos es análoga a la que posee respecto a la Sagrada escritura. “En esta última, la Iglesia reconoce la Palabra de Dios, puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo, estableciendo el canon de los libros sagrados. Al mismo tiempo, sin embargo, se somete a esta Palabra, que “la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad” (Conc. Ecum. Vat. II, Const. dog. Dei Verbum, n. 10). Del mismo modo la Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, reconoce los signos sagrados por medio de los cuales Cristo otorga la gracia que emana de la Pascua, determinando su número e indicando, para cada uno de ellos, los elementos esenciales” (n. 11).

Sobre la determinación del signo sacramental, la Nota añade que la Iglesia “sabe en particular que su potestas respecto a los Sacramentos se detiene ante su sustancia (cfr. Conc. de Trento, Sesión XXI, cap. 2). Así como en la predicación la Iglesia debe anunciar siempre fielmente el Evangelio de Cristo muerto y resucitado, en los gestos sacramentales debe conservar los gestos salvíficos que Jesús le confió” (n. 11).

Reconoce además que “la Iglesia no siempre ha indicado inequívocamente los gestos y las palabras en que consiste esta sustancia divinitus instituta. De todos modos, para todos los Sacramentos aparecen fundamentales aquellos elementos que el Magisterio de la Iglesia, en escucha del sensus fidei del Pueblo de Dios y en diálogo con la teología, ha denominado materia y forma, a los que se añade la intención del ministro” (n. 12).

Condiciones para que la celebración sacramental sea válida

A continuación se indican las condiciones para que la celebración sacramental sea válida.

En primer lugar, se debe respetar lo que la Iglesia ha determinado sobre la materia (los gestos y uso de elementos materiales) y la forma (palabras) de cada Sacramento. Se precisa que la Iglesia no los ha determinado por puro capricho o arbitrariedad sino, salvaguardando la sustancia de los Sacramentos, señalándolos con autoridad, enraizada en la Tradición y en docilidad a la acción del Espíritu Santo para expresar mejor la gracia conferida por el Sacramento (nn. 12-16).

En segundo lugar, es necesario que el ministro tenga “la intención de hacer al menos lo que hace la Iglesia” (n. 17: Conc. de Trento, Decretum de Sacramentis, can. 11).

Se subraya también la intrínseca unidad entre los tres elementos, que “se integran en la acción sacramental de tal manera que la intención se convierte en principio unificador de la materia y la forma, haciendo de ellas un signo sagrado por el que se confiere la gracia ex opere operato” (n. 18).

Por ello que el signo sacramental manifiesta la intención del ministro, y “la grave modificación de los elementos esenciales introduce también la duda sobre la intención real del ministro, afectando así a la validez del Sacramento celebrado” (n. 19).

El tema se termina con una breve referencia a la integración del signo sacramental en la celebración de toda la liturgia sacramental, señalando que no es “un ornatus ceremonial de los Sacramentos, ni una introducción didáctica a la realidad que se cumple, sino que es en su conjunto el acontecimiento en el que tiene lugar el encuentro personal y comunitario entre Dios y nosotros, en Cristo y en el Espíritu Santo” (n. 20).

Variedad de ritos litúrgicos sacramentales

La liturgia “permite la variedad que preserva la Iglesia de la “rígida uniformidad”“ (n. 21). Por ello la Iglesia acoge en su seno una gran variedad de ritos litúrgicos sacramentales, y los mismos ritos prevén posibles acomodaciones de la celebración según las circunstancias.

La liturgia es acción de la Iglesia, y para que esta variedad no dañe la unidad, la Nota recuerda “que, fuera de los casos expresamente indicados en los libros litúrgicos, “la regulación de la sagrada Liturgia es competencia exclusiva de la autoridad de la Iglesia” (Conc. Ecum. Vat. II, Const. lit. Sacrosanctum Concilium, n. 22), que reside, según los casos, en el obispo, en la asamblea episcopal territorial, en la Sede Apostólica” (n. 22).

La conclusión final de este segundo tema es que “cambiar por propia iniciativa la forma celebrativa de un Sacramento no constituye un simple abuso litúrgico, como transgresión de una norma positiva, sino una lesión infligida al mismo tiempo a la comunión eclesial y al reconocimiento de la acción de Cristo, que en los casos más graves hace inválido el Sacramento mismo, porque la naturaleza de la acción ministerial exige que se transmita fielmente lo que se ha recibido (cfr. 1Co 15,3)” (n. 22: Congregación de la Doctrina de la Fe, Nota doctrinal sobre la modificación de la formula sacramental del Bautismo, 8).

El tercer tema, titulado La presidencia litúrgica y el arte de celebrar, se centra en la figura del ministro, que celebra in persona Christi Capitis y en nomine Ecclesiae (cfr. n. 23). La nota precisa que celebrar in persona Christi Capitis no confiere al ministro un poder de ejercitar arbitrariamente durante la celebración. Celebrar in persona Christi Capitis significa que el verdadero celebrante es Cristo (cfr. n 24). Si nos mantenemos en la teología escolástica, diríamos que el agente principal es Cristo y el ministro es agente instrumental. Se entiende así que la Nota continúe enseñando que la potestad del ministro es una diaconía (cfr. n. 24).

El ministro también celebra en nombre de la Iglesia. Esta “fórmula deja claro que él, mientras representa a Cristo Cabeza ante su Cuerpo que es la Iglesia, hace presente también ante su propia Cabeza este Cuerpo, más aún, esta Esposa, como sujeto integrante de la celebración” (n. 25).

La conclusión es que “el ministro debe comprender que la auténtica ars celebrandi es la que respeta y exalta la primacía de Cristo y la actuosa participatio de toda la asamblea litúrgica, también mediante la humilde obediencia a las normas litúrgicas” (n. 26).

Nos encontramos ante un documento que nace de la autoridad paterna y materna del Magisterio que vela por la salvación del Pueblo de Dios y de todas las almas.

No extraña entonces que la Nota termine, a modo de conclusión, exhortando a custodiar toda la riqueza contendida en los Sacramentos, de modo que la fragilidad humana no ofusque el primado del obrar salvífico de Dios en la historia.

En esta tarea, que compete a toda la Iglesia, los ministros tienen una responsabilidad particular para ““que la belleza de la celebración cristiana» se mantenga viva y no sea «desfigurada por una comprensión superficial y reductiva de su valor o, peor aún, por su instrumentalización al servicio de alguna visión ideológica, sea cual sea»“ (n.29: Francesco, C. Ap. Desiderio desideravi, n. 51).

El autorRafael Díaz Dorronsoro

Profesor de Teología Sacramentaria, Universidad Pontificia de la Santa Cruz (Roma)

Vaticano

El Papa realiza sus ejercicios espirituales de 2024

Rome Reports·14 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
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El Papa comienza sus ejercicios espirituales de esta Cuaresma. Serán en su residencia dentro del vaticano y el Papa estará de retiro desde el 18 de febrero y hasta el viernes 23 por la tarde.

Junto a él, harán los ejercicios espirituales diversos miembros de la Curia Romana.


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Vaticano

Miércoles de Ceniza: el Papa anima a vencer la pereza y a la oración

En el inicio de la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza, el Papa Francisco ha alentado a intensificar la oración por la paz en el mundo, y a luchar contra la acedia y la pereza, con la paciencia de la fe, la perseverancia en la presencia de Dios en las situaciones difíciles “aquí y ahora”, agradeciendo el testimonio del cardenal Simoni.

Francisco Otamendi·14 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Las afectuosas palabras y el saludo público del Papa al cardenal Ernest Simoni, de 95 años, que padeció 28 años en la cárcel comunista en Albania, y sigue dando “testimonio trabajando para la Iglesia, sin desanimarse”, han ejemplificado el antídoto que propone el Santo Padre contra la tentación de la acedia o la pereza, una de sus consecuencias.

El Pontífice ha meditado en la Audiencia de este Miércoles de Ceniza, comienzo de la Cuaresma, en la octava sesión de su ciclo de catequesis sobre “Los vicios y las virtudes”, sobre la acedia, que “se sustituye más comúnmente por la pereza, que es uno de sus efectos”. 

La lectura elegida ha sido la de san Mateo, capítulo 26, correspondiente al comienzo de la oración de Jesús en Getsemaní, cuando el Señor encuentra a los discípulos dormidos, y les recuerda la necesidad de orar, porque el Espíritu está dispuesto pero la carne es débil.

La paciencia de la fe

“La acedia es una tentación muy peligrosa, que nos lleva a ver todo gris, monótono y aburrido”, y “puede inducirnos a abandonar el buen camino que habíamos emprendido, y llevarnos incluso a perder el sentido de la propia existencia”, ha manifestado Francisco a los peregrinos de diversas lenguas, tras el resumen realizado en el Aula Pablo VI por los lectores, hoy todas mujeres, religiosas y laicas, salvo el lector árabe.

Acedia significa «despreocupación por la propia existencia», ha añadido, y “recuerda a la depresión: la vida pierde sentido, la oración parece aburrida, cada batalla parece sin sentido. Es un poco como morir prematuramente”.

Entre los remedios, “los maestros de espiritualidad señalan la paciencia de la fe. Incluso cuando, bajo la influencia de la acedia, deseamos huir de la realidad, hay que tener el valor de permanecer y aceptar en mi “aquí y ahora” la presencia de Dios. “La acedia ni siquiera ha perdonado a los santos, que nos enseñan a vivir con paciencia la noche de la fe”, ha señalado.

“En esos momentos oscuros es preciso ser pacientes, aceptando nuestra pobreza y confiando siempre en Jesús, que nunca nos abandona”.

Acompañar a Jesús con la oración, el ayuno y la limosna

Al referirse al Miércoles de ceniza, el Papa ha recordado a los peregrinos de los diversos países que “hoy comenzamos la Cuaresma. Los invito durante este tiempo a acompañar a Jesús en el desierto con la oración, el ayuno y la limosna, dando testimonio de la fe con alegría y humildad”.

Al final, en su mensaje a los fieles italianos, y subrayando el mensaje principal en este día: “Hoy comienza la Cuaresma, preparémonos para vivir este tiempo como una oportunidad de conversión y renovación interior en la escucha de la Palabra de Dios, en la atención a los hermanos y hermanas que necesitan nuestra ayuda y en la intensificación de la oración, especialmente para obtener el don de la paz en el mundo”.

Francisco ha concretado finalmente su petición final en estos meses. “No olvidemos nunca a la martirizada Ucrania, y a Israel y Palestina, que sufren tanto. Recemos por todos estos hermanos que padecen la guerra. Vayamos adelante en la escucha de la Palabra de Dios, intensificando la oración, para pedir la paz en el mundo. A todos mi bendición”.

El camino para construir la paz 

Antes de saludar al cardenal Simoni, el Santo Padre recordó que todos hemos oído o leído las historia de los primeros mártires, tantos en la Iglesia, muchos han sido sepultados aquí, en la excavaciones se encuentran estas tumbas, pero” también hoy hay muchísimos mártires, quizá más que en el inicio. Hay tantos perseguidos…”. Y se ha dirigido al anciano cardenal, al que ha definido como “un mártir vivo”.

Antes, en sus palabras a los peregrinos polacos, que se han manifestado ruidosamente, el Papa ha informado que “hoy se celebra en todas las iglesias de vuestro país una colecta para ayudar a Ucrania. Ante tantas guerras, no cerremos nuestro corazón a los necesitados. Que la oración, el ayuno y la limosna sean el camino para construir la paz. ¡Os bendigo a vosotros y a vuestras familias!”.Esta tarde, el Pontífice participará en la procesión penitencial en la iglesia de San Anselmo, y en la santa Misa, bendición e imposición de la ceniza en la basílica de Santa Sabina, a partir de las 16,30 horas.

El autorFrancisco Otamendi

Recursos

40 cosas que puedes hacer para vivir la Cuaresma

Desde no criticar a los conductores con los que nos cruzamos a llamar a alguien con quién hace tiempo que no hablamos. Hemos propuesto 40 pequeñas acciones, que entran dentro de la limosna, la penitencia y la oración, para vivir estos días de Cuaresma.

Maria José Atienza·14 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Oración, penitencia y limosna son las tres grandes líneas en las que, tradicionalmente, los cristianos han vivido los cuarenta días previos a la celebración de la Pasión, muerte y resurrección de Cristo.

La vivencia de la Cuaresma se trata de unas jornadas para prepararnos interiormente, al encuentro con el Señor que supone la celebración de los grandes misterios de la fe.

Aunque las pequeñas entregas y prácticas de piedad son personales, hemos seleccionado 40 cosas que pueden ayudar a vivir este tiempo en torno a los tres ejes alrededor y que pueden ser de ayuda para todo tipo de personas.

Se puede hacer una cada día, o varias, o hacer un calendario de Cuaresma.

  1. Llamar a alguien a quien hace tiempo que no llamas. No escribir un mensaje, no. Llamar y dedicar unos minutos al menos a escuchar a esa persona que hace tiempo que no atiendes.
  2. Dar el dinero del café. A un pobre, a la parroquia o a una comunidad monástica a través de un donativo. (O invitar a un café al pobre de tu parroquia).
  3. Rezar un misterio del Rosario. (o dos, o todo el Rosario).
  4. Subir por las escaleras. Siempre que se pueda y la salud lo permita.
  5. Ir a Misa. Si no sabes cómo o dónde, esta aplicación puede ayudarte.
  6. Poner el móvil boca abajo en las comidas.
  7. Rezar un AveMaría por la persona que hemos criticado.
  8. Dar las gracias a quien te atienda en el supermercado.
  9. Dejar una propina en el bar del desayuno (o de la comida).
  10. Leer el Evangelio del día y meditar.
  11. No maldecir al conductor de enfrente (ni a su familia). Una manera muy práctica de ejercitar la paciencia.
  12. Terminar de trabajar a la hora. Y atender a la familia en casa.
  13. No tomar un postre.
  14. Invitar a un amigo a una acción de caridad. Si no acude, no pasa nada, es libre de no hacerlo.
  15. Rezar el Via Crucis. Una práctica de piedad muy unida a la Cuaresma que puedes rezar en casa, incluso.
  16. Cambiar un día el capítulo de la serie por una hora de lectura.
  17. Ordenar el trastero (o la habitación, o la cajonera).
  18. Rezar un Padrenuestro por el Papa.
  19. Donar una prenda de ropa (o entregar el dinero que hubiéramos destinado a una compra de ropa a una obra de caridad).
  20. Acudir a dar una cena o una comida a un comedor de caridad. Sólo o con la familia.
  21. Hacer un retiro espiritual. Lo más top de la Cuaresma porque une oración, penitencia y limosna de tiempo.
  22. Arreglar ese mueble, electrodoméstico, bicicleta… y evitar una compra innecesaria. (Si es de alto nivel u tema eléctrico, mejor llama a un profesional).
  23. Limpiar los vasos que utilices, en el trabajo, en casa.
  24. Sacar el friegaplatos (antes de que lo haga otra persona de la casa).
  25. Saludar a los vecinos, también a la familia antipática del final del pasillo (en su defecto, a los compañeros de trabajo menos agradables).
  26. Rezar cinco minutos en silencio. Si ya lo haces, alarga cinco minutos más.
  27. No protestar de la temperatura ambiental, lluvia o viento.
  28. Acudir a la Confesión. Si lo hacemos de manera frecuente, hacer una confesión general.
  29. Celebrar bien, y con los demás, las fiestas que caigan en este tiempo.
  30. Felicitar / agradecer la tarea de un compañero de trabajo.
  31. Regalar a alguien algo personal que nos gusta demasiado: un jersey, unos pendientes, un cuaderno o un bolígrafo. Algo nuestro con lo que pensamos que “no podemos vivir sin ello”.
  32. Hacer un pequeño examen de conciencia por la noche.
  33. Invitar a comer a tu casa al párroco de tu parroquia (mejor un sábado que ya no hay problemas de menú).
  34. Tomar una copa/cerveza menos en una fiesta.
  35. Ver una película o serie que te ayude a vivir la Cuaresma. The Chosen es una buena opción.
  36. Regalar un libro que ayude a rezar a otra persona. (Válido para libros electrónicos).
  37. Rezar el Ángelus o alguna oración pequeña (es muy útil ponerse una alarma en el móvil).
  38. No coger el móvil en una tarde y escuchar a los que viven con nosotros.
  39. Hacer “ayuno intermitente” de redes sociales.
  40. Acudir en peregrinación a un santuario de la Virgen para pedir que nos ayude en este tiempo.
Evangelización

Cuaresma, 40 días de conversión

Hoy, 14 de febrero, se celebra el Miércoles de Ceniza, día en que da comienzo la Cuaresma, el tiempo litúrgico dedicado a la preparación de la Pascua.

Loreto Rios·14 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La Cuaresma tiene una duración de cuarenta días, en recuerdo de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto después de ser bautizado por san Juan Bautista. Además, durante este periodo Cristo fue tentado por Satanás. Vencidas las tentaciones, “el demonio se marchó hasta otra ocasión” (Lc 4, 13).

Con respecto a estos cuarenta días de Jesús en el desierto y las tentaciones que sufrió, señala el Catecismo que “los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto, Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo: él ha ‘atado al hombre fuerte’ para despojarle de lo que se había apropiado. La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre” (Catecismo, 539).

Añade a continuación que “la Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto”.

El Miércoles de Ceniza marca el comienzo de la Cuaresma, y en este día es obligatorio el ayuno y la abstinencia. Para indicar el inicio de este periodo de penitencia y conversión, durante la misa de este miércoles se realiza la imposición de la ceniza.

Mensaje del Papa para la Cuaresma

En su mensaje para Cuaresma, el Papa ha reflexionado sobre los cuarenta años que pasó en el desierto el pueblo de Israel.

“Para que nuestra Cuaresma sea concreta, el primer paso es querer ver la realidad. Cuando en la zarza ardiente el Señor atrajo a Moisés y le habló, se reveló inmediatamente como un Dios que ve y sobre todo escucha”, indica Francisco.

Además, añade que “Dios no se cansa de nosotros. Acojamos la Cuaresma como el tiempo fuerte en el que su Palabra se dirige de nuevo a nosotros. […] Es tiempo de conversión, tiempo de libertad. Jesús mismo, como recordamos cada año en el primer domingo de Cuaresma, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado. A diferencia del Faraón, Dios no quiere súbditos, sino hijos. El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud. En Cuaresma, encontramos nuevos criterios de juicio y una comunidad con la cual emprender un camino que nunca antes habíamos recorrido”.

Se puede leer el mensaje completo aquí.

La conversión

El Catecismo habla de dos conversiones: la primera llamada a la conversión va dirigida “primeramente a los que no conocen todavía a Cristo y su Evangelio. Así, el bautismo es el lugar principal de la conversión primera y fundamental. Por la fe en la Buena Nueva y por el bautismo se renuncia al mal y se alcanza la salvación, es decir, la remisión de todos los pecados y el don de la vida nueva” (Catecismo, 1427).

Sin embargo, existe una segunda conversión posterior al bautismo: Ahora bien, la llamada de Cristo a la conversión sigue resonando en la vida de los cristianos. Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que ‘recibe en su propio seno a los pecadores’ y que siendo ‘santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante, busca sin cesar la penitencia y la renovación’ (Lumen Gentium, 8). Este esfuerzo de conversión no es solo una obra humana. Es el movimiento del ‘corazón contrito’ (Sal 51, 19), atraído y movido por la gracia (cfr. Jn 6, 44; 12, 32) a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero (cfr. 1 Jn 4, 10)” (Catecismo, 1428).

Un ejemplo de esta necesidad de conversión de los bautizados es el arrepentimiento de Pedro después de haber negado conocer a Jesús: “La mirada de infinita misericordia de Jesús provoca las lágrimas del arrepentimiento (Lc 22, 61) y, tras la resurrección del Señor, la triple afirmación de su amor hacia él (cfr. Jn 21, 15-17). La segunda conversión tiene también una dimensión comunitaria. Esto aparece en la llamada del Señor a toda la Iglesia: ‘¡Arrepiéntete!’” (Ap 2, 5.16).

San Ambrosio dice acerca de las dos conversiones que, ‘en la Iglesia, existen el agua y las lágrimas: el agua del Bautismo y las lágrimas de la Penitencia’ (Epistula extra collectionem1 [41], 12)” (Catecismo, 1429).

Fechas importantes

Este año el Jueves y el Viernes Santo caen en 28 y 29 de marzo respectivamente. El día de Pascua de Resurrección se celebrará el 31 de marzo.

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Cultura

“The Chosen”, la cuarta temporada de una serie de éxito

Ya llega la cuarta temporada de “The Chosen”. A lo largo del mes de febrero verán la luz los nuevos episodios de esta serie que muestra la vida de Jesús y sus primeros discípulos.

Paloma López Campos·14 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

En febrero de 2024 llega la cuarta temporada de “The Chosen”. Lo hace además de una manera especial, pues el cine es el primer lugar en el que los espectadores pueden ver los nuevos episodios.

Después del éxito en las plataformas y en la aplicación de “Angel Studios”, el director de “The Chosen”, Dallas Jenkins, ha decidido ofrecer a los seguidores de la serie una experiencia distinta con el visionado en cines de la nueva temporada. Sin embargo, tras las semanas de estreno, quienes no hayan podido sentarse ante la gran pantalla podrán ver el contenido en las plataformas habituales.

Desde el 1 de febrero quienes vivan en Estados Unidos y Canadá pueden acudir al cine para ver los primeros episodios. En el caso de España, el estreno será el día 16. Por otro lado, casi todos los países de Latinoamérica tendrán que esperar hasta el 22 de febrero, mientras que Argentina y Paraguay podrán empezar a disfrutar de la nueva temporada el 29 del mismo mes.

Cuarta temporada de “The Chosen”

La cuarta temporada arranca con un episodio impactante. Mientras Jesús empieza a prepararse para la Pasión, se encuentra con situaciones límite que pasan factura a sus discípulos. Es el momento de dejar clara una lección: la importancia del perdón.

Como muestra el tráiler, romanos y judíos se unen en su persecución a Jesús. Las dudas de algunos discípulos ante las decisiones del Maestro y las muestras de fe de otros conmueven al espectador. Jesús mismo rompe a llorar en más de una ocasión, mostrando así el rostro más humano de Dios.

Un proyecto en común

Poco más se puede decir acerca de la trama, por riesgo de desvelar detalles. Lo que sí puede comentarse es el aumento en la calidad de la serie. Con una inversión cada vez mayor, los productores de “The Chosen” han logrado crear un producto de gran calidad que envuelve al espectador, una sensación que aumenta cuando se tiene la oportunidad de ver los episodios en el cine.

THE CHOSEN

Primer episodio: : 24 de diciembre de 2017 (Estados Unidos)
Basado en: : Vida de Jesús
Dirigido por:: Dallas Jenkins
Duración: : 20-71 minutos aprox
Idioma original: : Inglés
Temporadas:: 4
Episodios: 32

La serie es el proyecto audiovisual con mayor financiación colectiva de la historia, puesto que los propios seguidores pueden colaborar en la producción a través de donaciones. En la plataforma de “Angel Studios”, los productores animan a apoyar la creación de “The Chosen”. La gran cantidad de aportaciones económicas ha permitido que todas las temporadas hasta ahora sean completamente gratuitas.

Acercar el rostro de Cristo

Desde el inicio de la serie, “The Chosen” ha acercado a todos la vida pública de Cristo (y algunos detalles de su infancia) de un modo totalmente nuevo. Basándose en los Evangelios, pero usando también bastante la imaginación, Dallas Jenkins teje la historia de Jesús ante el mundo con un tono distinto al habitual. Sin perder de vista la importancia de la narración, nada más y nada menos que la vida del Hijo de Dios, “The Chosen” muestra la cara de Jesús amigo.

Con el equilibrio del “perfectus Deus, perfectus homo”, la serie brinda la oportunidad de imaginar a Cristo como una persona real, con su cansancio, su risa y su mirada. Un objetivo que alcanza con creces el actor Jonathan Roumie, encargado de interpretar a Jesús.

Jonathan Roumie interpretando a Jesús en la serie

Ceniza enamorada

Una buena forma de celebrar en pareja el día del patrón de los enamorados en esta jornada penitencial puede ser acudir juntos a la parroquia a imponernos la ceniza. Porque somos ceniza, somos polvo, mas polvo enamorado.

14 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La coincidencia, este año, del Miércoles de Ceniza con el Día de los Enamorados, genera, además de chistes y memes, una interesante reflexión sobre la necesidad de renovar nuestras relaciones de pareja, de liberarlas de lo que las mata.

El día de San Valentín se ha convertido, como todo lo que toca nuestra sociedad de mercado, en una nueva excusa para gastar o, si el bolsillo no lo permite, al menos desearlo: Gastamos en regalos para nuestras parejas, en cenas o viajes para parejas, en películas que idealizan el amor de pareja… Y, si no tenemos pareja, gastamos en ropa-complementos-maquillaje-perfumes para gustar a la persona a la que queremos conquistar en este romántico día. La cosa es gastar y darle gusto al cuerpo. ¡Comamos y bebamos que mañana moriremos!

El Miércoles de Ceniza es, por tanto, su antagonista, porque es un día para la privación y la austeridad. Para el ayuno, la abstinencia, la oración y la limosna. Un día para reconocer, sí, que moriremos, que somos frágiles y volubles como el polvo, por lo que necesitamos reconciliarnos con Dios para que sea Él quien nos dé la vida.

Este Miércoles de los Enamorados, este Día de la Ceniza es una ocasión para reflexionar sobre cómo son nuestras relaciones de pareja, sobre su sentido, sobre qué esperamos de ellas. Porque nuestros matrimonios también necesitan esa conversión que se busca en este tiempo de Cuaresma que inauguramos hoy.

¡Qué lástima que tantos hayan reducido el amor a un sentimiento! Si «siento» algo por ti (no sabemos bien cuál de los cinco sentidos es el que nos permite «sentir» algo por alguien), te amaré; y si dejo de «sentirlo», pues dejaré de amarte. Remitir a esa especie de magia de los sentimientos, disfraza de espiritual lo que normalmente tiene mucho de material.

Decimos sentimiento cuando en realidad queremos decir conveniencia. Si el otro me conviene (me atrae, se preocupa por mí, me permite acceder a mis deseos de paternidad o maternidad, aporta económicamente, me hace compañía, etc.) lo amaré; pero si el otro no me conviene (ya no tiene el atractivo juvenil, sus defectos me superan o tiene problemas de salud), mi sentimiento de amor desaparece. La magia desaparece cuando estar junto al otro no me compensa.

Precisamente en una homilía para el Miércoles de Ceniza, el papa Francisco nos recordaba que «la ceniza saca a la luz la nada que se esconde detrás de la búsqueda frenética de recompensas mundanas. Nos recuerda que la mundanidad es como el polvo, que un poco de viento es suficiente para llevársela. Hermanas, hermanos, no estamos en este mundo para perseguir el viento; nuestros corazones tienen sed de eternidad».

Y es que el amor de verdad, cuando no es solo un sentimiento de comedia romántica de Netflix, resiste no solo al viento, sino a cualquier vendaval: es eterno. ¿Puedo uno dejar de amar a su hijo? ¿Puede uno extrañarse de que un viudo eche de menos a su esposa con quien celebró bodas de oro, aunque esta lleve años muerta?

Amar no es buscar la conveniencia, «el amor no busca lo suyo» dirá San Pablo. Amar es entregar la vida por la persona elegida. Así Dios nos eligió y nos amó hasta entregar su vida por nosotros. Hay una voluntad del amante hacia el amado que no se sostiene solo en el sentimiento, sino que se apoya en el entendimiento, en la razón, en el deseo de hacer el bien. Y esto a veces cuesta. Dejarse llevar por el sentimiento (hacia una mujer más atractiva o hacia un marido más atento, por ejemplo) es fácil, pero no nos hace más libres, sino más esclavos de esa mundanidad a la que alude Francisco y cuyas promesas de felicidad se las lleva el viento.

En este amoroso inicio de Cuaresma 2024, ¿qué cosas antepongo a la persona a la que decidí libremente amar? ¿qué egoísmo propio me hace ver al otro como un obstáculo para mi felicidad? y, lo más importante, ¿cómo podría hacer a la otra persona más feliz a mi lado?

Ojo, que es muy seria esta reflexión. ¿Puede ser romántica una penitencia?

Como a Jesús en el desierto, nos vendrán tentaciones: «si eres Hijo de Dios, ¿por qué la otra persona no cambia para hacerse más a tu gusto?»; «con lo bueno que tú eres, ¿cómo el otro no te tiene en un altar?»… Es imprescindible establecer espacios de diálogo para hacernos juntos estas preguntas y para descubrir que al otro le asaltan exactamente las mismas dudas y tentaciones, y que también se siente incapacitado para amar como nosotros deseamos que se nos ame.

Sin conocernos, sin descubrir la herida del pecado que merma nuestra capacidad para amar y para sentirnos amados del todo, es imposible sostener un matrimonio, un noviazgo o cualquier vocación cristiana.

Una buena forma de celebrar en pareja el día del patrón de los enamorados en esta jornada penitencial puede ser acudir juntos a la parroquia a imponernos la ceniza y compartir luego en casa o fuera una cena en la que poder pedirnos perdón y reconocer nuestra debilidad, nuestra necesidad de conversión, porque somos ceniza, somos polvo, mas polvo enamorado.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Vaticano

Un libro relata la relación entre el Papa Francisco y Benedicto XVI

Próximamente sale a la venta "El sucesor", el nuevo libro que explora la relación entre el Papa Francisco y Benedicto XVI.

Rome Reports·13 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: < 1 minuto
rome reports88

En las próximas semanas saldrá a la venta, «El sucesor», un libro – entrevista  escrito por el vaticanista Javier Martínez-Brocal, exdirector y colaborador de Rome Reports y corresponsal del diario ABC y de la televisión La Sexta.

El volumen narra la relación entre el Papa Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI durante los diez años que este último vivió, retirado de la guía de la Iglesia.


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Cultura

Las “bellas fieles” o cómo trasmitir hoy el atractivo de la fe de manera fiel y creativa

El profesor de Comunicación Alberto Gil comparte en un libro de 160 páginas su vasta experiencia en retórica, ofreciéndola al servicio de la comunicación de la fe.

José M. García Pelegrín·13 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

“Ya no voy a la iglesia, el sermón no me dice nada”. Un comentario similar se escucha con respecto a las catequesis, círculos de formación religiosa, meditaciones, etc.: “He dejado de asistir; estas cosas no me aportan nada”. Reducir las causas del escaso interés en temas religiosos a la falta de una buena retórica sería simplificar el problema.

No obstante, la comunicación efectiva de la fe es tan importante que el Papa Francisco le ha dedicado toda una Carta Apostólica (Antiquum Ministerium, del 10.05.2021), proponiendo la fidelidad a las verdades de fe combinada con la creatividad para exponer los contenidos de manera. adaptada a los tiempos, oyentes y culturas.

Este es el propósito que persigue Alberto Gil, profesor en la Facultad de Comunicación de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma, en este libro.

El autor pone al servicio de la comunicación de la fe su extensa experiencia en enseñanza, investigación y práctica de la retórica, condensando en 160 páginas las reglas más esenciales de la buena dicción para aquellos que buscan mejorar su competencia comunicativa en la transmisión de la fe.

Gil utiliza como ejemplo un problema común en la traducción, en el que es proverbial la expresión “Les belles infidèles” (“las bellas infieles”), que se remonta al filólogo Gilles Ménage. En 1654, al referirse a la traducción que un tal Nicolas Perrot d’Ablancourt hizo del escritor satírico griego Luciano de Samosata (muerto hacia el año 200), dijo: Esta traducción me recuerda a una dama de Tours de la que me enamoré. Era hermosa (belle), pero infiel (infidèle). En toda traducción surge el conflicto de escribir de manera inteligible, hermosa y cercana a la lengua a la que se traduce, sin sacrificar la fidelidad al original.

Gil destaca que la predicación es esencialmente una traducción o transferencia de la revelación o enseñanza de la Iglesia al entendimiento de los destinatarios.

Pero, ¿debe esto ir acompañado de deslealtad hacia el original? Los buenos traductores procuran que su traducción no sólo sea fácil de leer, es decir, “bella” (belle), sino también fiel al texto original (fidèle), porque los traductores no son los autores originales. La pregunta fundamental es: ¿cómo lograr que la traducción de la fe se convierta en “Les belles fideles” (las bellas fieles)?

Hermenéutica y responsabilidad

En un primer capítulo, titulado “Hermenéutica y responsabilidad”, se aborda lo que técnicamente se denomina hermenéutica, es decir, interpretación: quien desea hablar de manera clara y comprensible, debe entender e interpretar primero el mensaje que quiere transmitir.

El autor, y en esto radica lo original de su mensaje, habla en este contexto de una hermenéutica sub specie communicationis; es decir, para llegar correctamente a los destinatarios de un mensaje se debe comprender con la mente y los ojos de los oyentes, involucrándolos virtualmente en la preparación del discurso.

Como ejemplo menciona que no se trata de responder a preguntas que nadie le haría, por parafrasear al Papa Francisco. Esto requiere una gran responsabilidad, para no cambiar la revelación o la enseñanza de la Iglesia, sino para hacerla más comprensible y atractiva, de modo que los oyentes se identifiquen con lo que oyen y se despierte en ellos un mayor interés en su recepción, ofreciendo ideas y soluciones para transmitir la fe con mayor claridad y accesibilidad, manteniéndose fiel a la Revelación.

Cómo transmitir la fe con claridad y motivando al oyente

Autor: Alberto Gil
Editorial : Amazon. Independently published
Páginas : 162

El receptor

En el segundo capítulo se aborda otra dimensión del receptor, su emotividad. Los sólidos argumentos del emisor son ineficaces si el destinatario no se beneficia de ellos, es decir, si no reconoce ningún efecto útil para su vida. Esta “utilidad”, según el autor, debe distinguirse claramente del puro utilitarismo de búsqueda de beneficios. Lo útil es un bien, lo que los latinos denominaban “bien útil” (bonum utile).

Esta utilidad abarca desde la solución de problemas materiales, pasando por la ayuda espiritual, hasta el beneficio más elevado para la humanidad: la redención por la muerte de Cristo. Gil propone ideas y da consejos para que las charlas de formación religiosa motiven más a los oyentes, al percibirlas como una ayuda concreta para su propio progreso espiritual.

El tema

Sólo sobre esta base resultan útiles las técnicas clásicas de la retórica, a las que se refiere el tercer capítulo, en el que el autor subraya especialmente la importancia de centrarse en un problema o aspecto del tema en torno al cual girará toda la conferencia.

Muchos sermones o conferencias resultan aburridos por parecer demasiado generales o moralizantes. Tras la fase de reflexión sigue una fase de estructuración, para que el oyente no se pierda en la maraña de argumentos, sino que pueda seguir siempre un hilo conductor comprensible.

Las técnicas de producción del discurso, tanto verbales como no verbales, que se aprenden en la retórica clásica y moderna, sólo son eficaces sobre esa base de buena orientación.

Ejemplos variados

El cuarto capítulo contiene guiones como ejemplo para charlas de formación, agrupadas según dos tipos diferentes de oyentes: jóvenes en el periodo de formación y profesionales tanto en su vida familiar como en el ejercicio de su trabajo.

Para los primeros se presentan temas como la sinceridad en la dirección espiritual, el orden en el plan de vida, la santa pureza y el pudor, el estudio y el trabajo, así como la relación entre libertad y responsabilidad.

Para el segundo grupo se ofrecen guiones sobre la vida sobrenatural, la oración, la presencia de Dios durante el día, la mortificación, el Espíritu Santo y la Iglesia, así como la virtud de la alegría y su dimensión apostólica.

El presente libro no es una simple guía, sino que se adapta al nivel intelectual que suelen tener los catequistas y todos aquellos que dan clases de religión o son formadores en la fe, sin llegar a ser un libro científico para especialistas.

Una lectura y un estudio atentos de este libro, traducido ya al alemán, italiano y portugués, puede contribuir significativamente a mejorar los medios de formación espiritual. Por lo tanto, se recomienda vivamente a todos aquellos que se toman muy en serio su función de formadores y desean mejorar constantemente en esta labor tan importante.

Cultura

Circe Maia, la poeta doméstica

Apenas conocida en España, el reciente Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca ha supuesto para la autora uruguaya Circe Maia un merecido reconocimiento por su capacidad para convertir la creación poética en un medio de esclarecimiento de la realidad, asentada en la experiencia doméstica, a través de un lenguaje preciso.

Carmelo Guillén·13 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

Son numerosos los poetas que, gracias a la adaptación musical de sus poemas por cantantes que los han popularizado, han llegado a un público extenso. En España, los casos más conocidos son los de Antonio Machado y Miguel Hernández, interpretados por Serrat, quien facilitó que la riqueza expresiva de la palabra fuera absorbida por el oyente a partir de sus canciones. En Uruguay, la poesía de Circe Maia ha corrido la misma suerte. Textos como “Por detrás de mi voz” o “Versos de lluvia”, por mencionar un par de ejemplos, forman parte de la memoria colectiva de su país.

En los últimos meses, con motivo del galardón otorgado desde la ciudad de Granada (el Premio Internacional Federico García Lorca), la voz de esta intelectual, madre de familia numerosa, se vuelve más cercana y vibrante para el lector que busca en su obra lírica un modo de reconocerse a través de un “lenguaje directo, sobrio, abierto, que no requiere cambio de tono en la conversación”, como señala la propia Maia en su primer poemario, En el tiempo (1958). A lo que añade: “La misión de este lenguaje es descubrir y no cubrir, revelar los valores, los sentidos presentes en la existencia y no sumergirnos en un mundo poético exclusivo y cerrado”.

Fiel a estos principios poéticos, su escritura ha ido ganando adeptos no solo por la variada imaginería que presenta de la cotidianidad, a través de objetos, personas cercanas o inspirada en el recuerdo de sus seres queridos fallecidos, sino también por esa difícil sencillez que presentan sus versos, tan llenos de luminosidad. 

Primera actividad

Sorprendentemente, aunque a los 92 años es conocida y elogiada por su producción poética, durante mucho tiempo esta ha sido para ella (y es) su ocupación secundaria, Así lo ha confesado en alguna entrevista y así lo manifiesta en el poema “Actividad segunda”: “Ya esto de sentarse / de tomar un papel, es un salirse / -¿adónde, dónde?- / Porque alguien corre o llama y tú estás quieto, / mejor dicho, no estás porque te has ido ¿adónde, dónde? / Ya casi da vergüenza. Sin embargo lo que menos quisiéramos es irnos. […] Dar y dar vueltas a sonidos, a ritmos / mientras alrededor tiemblan, germinan voces, seres y cosas verdaderas”.

Su marido, la crianza de sus hijos -uno de los cuales falleció en un accidente de tráfico cuando contaba 18 años- y la dedicación a sus diez nietos constituyen su principal fuente de atención. Ni -de una manera deliberada- los grandes temas de siempre, ni planteamientos que superen la dimensión terrenal del hombre, sino situaciones biográficas ordinarias de lo más simples, con las que se enfrenta en su día a día una esposa, madre y abuela a la vez, dan razón de su lírica.

De hecho, lo justifica en “Esta mujer”, una de sus composiciones más celebradas: “A esta mujer la despierta un llanto: / se levanta medio dormida. / Prepara una leche en silencio / cortado por pequeños ruidos de cocina. / Mira cómo envuelve su tiempo y en él esta vida. / Sus horas / fuertemente tramadas / están hechas de fibras resistentes / como cosas reales: pan, avena, / ropa lavada, lana tejida. / Cada cosa germina otras horas y todos son peldaños / que ella sube y resuenan. / Sale y entra y se mueve / y su hacer la ilumina”

La profesora y escritora argentina Lara Segade expresa con inteligente lucidez el quid de la riqueza que aporta su poesía: “Al pasar mucho tiempo dentro de la casa, comienzan a percibirse las pequeñas variaciones de las cosas de todos los días. Cómo se desplaza la luz sobre los objetos, por ejemplo. El crecimiento de las plantas o de los hijos. Comienza a percibirse la transformación continua de todo, incluso de lo que parecía quieto, estable o permanente. Una mirada así es la que despliega Circe Maia en sus poemas”.

La palabra esencial en el tiempo

Y es que, antes que lo leído, en la obra poética de esta poeta uruguaya predomina lo vivido, actitud que encuentra una categórica justificación al entenderla como “una respuesta animada al contacto del mundo”, que Circe Maia asimila de su maestro, Antonio Machado, y que le sirve para establecer un diálogo constante y fecundo con su entorno como marco de la expresión lírica. De este modo, vida es para ella vida en el tiempo, conversación con y en el tiempo, nunca monólogo.

El ser humano -según deja ver-, está hecho, como todo lo aprehensible, de tiempo. De esta forma revive el pasado (“Por detrás de mi voz / -escucha, escucha- / otra voz canta. / Viene de atrás, de lejos; / viene de sepultadas / bocas y canta. / Dicen que no están muertos / -escúchalos, escucha- / mientras se alza la voz / que los recuerda y canta”) o aproxima hasta el presente un inevitable futuro (“otro Tomás, inglés, sir Thomas Moro, / sueña con su fantástica Utopía / mientras se afila el hacha del verdugo”). 

En “Varios relojes”, su poema clave sobre el particular, ahonda en estas consideraciones y concluye que el tiempo no solo lo abarca todo, sino que adopta diversas formas. Vale la pena reproducirlo íntegro: “Varios relojes invisibles miden / el pasaje de distintos tiempos. Tiempo lento: las piedras / vueltas arena y cauce / del río. / Tiempo / de estiramientos: despacioso, invisible / el reloj vegetal da la hora verde / la hora roja y dorada, la morada / la cenicienta. / Todas acompasadas, silenciosas, / o con un son oscuro, que no oímos. / Apoyado a la vez en roca y árbol / un ser de parpadeos y latidos / un ser hecho de polvo de memoria / está allí detenido. / Y quiere penetrar disimuladamente / en otro ritmo, en otro tiempo / ajeno”.

Al ser todo transcurrir temporal, es fácil dilucidar que la poesía de Circe Maia, aunque asentada en asuntos domésticos o familiares, consigue por su propia fuerza poética encaminar al lector a una búsqueda de lo inasible, de lo ignoto, de lo que desborda la mera y ordinaria realidad visible, para convertirse, como resultado de su enorme lirismo, en un medio de conocimiento de la existencia y de sus dimensiones menos tangibles. 

Precisión cualitativa 

Recuerdo haberla escuchado expresar en un programa de radio que, mientras la ciencia persigue la precisión cuantitativa, los poetas buscan cierta precisión cualitativa. Justamente, la palabra “precisión” figura en el comunicado por el que se le concedió el Premio Internacional García Lorca; una palabra que impulsa su quehacer poético y que se percibe en su destacada habilidad para seleccionar los adjetivos adecuados que desvelan la realidad de cada uno de sus poemas.

En contraste con tanta poesía actual en que la mirada, contemplativa o no, es punto de partida de la escritura, la de Circe Maia se genera entrecortadamente, a modo de flashes, a partir de sensaciones, sobre todo de carácter acústico (“Nos llaman. Llaman de todos lados / voces, tareas. / Desde los patios, calles, ventanas / se alzan las voces / agitadas, dispersas”) o táctil (“A veces, sí, se puede / abrir puertas cerradas hacia días remotos”).

Son estas, las sensaciones, las que mueven sus versos. Ni arrebatos, ni versos pasionales al modo romántico exaltado, ni la huella aparente de la más encendida emoción. Desde la sutileza, desde la contención, incluso desde la envoltura de los silencios, surgen sus textos, capaces de encerrar poderosas imágenes habitables, transitivas, accesibles a cualquier lector que se asoma a ellos. Experimentarlos, sin duda, merece la pena, pues, como ella misma persigue con su actividad poética, facilita la creación de puentes humanos, tan necesarios siempre: “En un gesto trivial, en un saludo, / en la simple mirada, dirigida / en vuelo, hacia otros ojos, / un áureo, un frágil puente se construye. / Baste esto solo. / Aunque sea un instante”, logrando así que la poesía se convierta en lugar de encuentro, revelación y enriquecimiento para aquellos que la incorporan a sus vidas.

Actualidad

El primer anuncio: tarea de los laicos en la Iglesia de hoy

Unas 700 personas, en su mayoría laicos, se darán cita en Madrid del 16 al 18 de febrero de 2024 para el Encuentro de Laicos sobre el Primer anuncio que, bajo el lema “Pueblo de Dios unido en la Misión” quiere dar un impulso a la conciencia de misión y al trabajo en el anuncio de la fe del pueblo cristiano.

Maria José Atienza·12 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Un impulso a la conciencia de que todos los bautizados somos agentes de pastoral. Éste es, en pocas palabras, la finalidad del Encuentro de Laicos sobre el Primer anuncio que reunirá, en la capital de España, a más de medio millar de personas en la sede de la Fundación Pablo VI.

El encuentro sigue la estela del Congreso de laicos Pueblo de Dios en Salida que, en febrero de 2020, quiso impulsar cuatro vías de trabajo para el laicado español: el primer anuncio, el acompañamiento, los procesos formativos y la presencia en la vida pública.

Objetivos del encuentro

Este Encuentro de Laicos sobre el Primer anuncio recoge, pues, esa herencia para profundizar sobre el papel de los laicos en la transmisión de la fe a través del anuncio del Evangelio. Así lo ha transmitido el sacerdote Luis Manuel Romero, director del secretariado de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, en la presentación de este encuentro.

Romero ha destacado los dos objetivos de estas jornadas de trabajo: por un lado, “tomar conciencia de que todos estamos llamados a anunciar el mensaje de Cristo con la palabra y con el testimonio por razón de nuestro Bautismo, que todos somos agentes de pastoral y no es sólo un tema de ministros ordenados o de vida consagrada” y, por otro lado, la “necesidad de que tiene toda la Iglesia de descubrir que lo esencial es la misión”.

El encuentro recogerá también algunos de los temas trabajados a raíz de la fase nacional del Sínodo de la sinodalidad convocado por el Papa Francisco.

Cuatro «paradas» temáticas

Por su parte, Maria Bazal, miembro del Consejo Asesor de Laicos ha querido resumir los actos y grupos de trabajo que se desarrollarán a lo largo de las jornadas del encuentro. Las jornadas se ordenarán en torno a cuatro bloques o “paradas” que se centrarán en el Primer anuncio en la vida cotidiana, con ámbitos como el trabajo, la familia, las relaciones sociales o la educación; el Primer anuncio y comunidad eclesial: el acompañamiento tras el primer anuncio y los Procesos formativos en el Primer anuncio.

Cada uno de estos bloques contará con ponencias, experiencias y mesas redondas en la que se pondrán en común los retos, las dificultades y diversas maneras de afrontarlas en los distintos ámbitos. En este punto, aunque se trata de un encuentro de laicos, ha llamado la atención la presencia de sacerdotes y consagrados o consagradas como responsables o dinamizadores de las áreas de este encuentro, así como la mayoritaria presencia masculina. Preguntados a este respecto, los organizadores han querido destacar que la mayoría de los asistentes son laicos aunque han reconocido que “queda mucho por hacer aun hoy en la presencia de los laicos en la Iglesia y el reconocimiento de esta presencia” y esperan que este encuentro sirva precisamente “para conocer y dar a conocer de trabajo de tantos laicos” en este aspecto.

En cuanto a la concreción en la vida de las comunidades cristianas de los temas trabajados, tanto Romero como Bazal han admitido la “dificultad de que todo esto llegue a los cristianos de a pie”, aunque se han mostrado esperanzados de que “al igual que en los últimos años hemos notado un aumento de la fuerza y la labor de las Delegaciones de Apostolado Seglar en las diócesis y la vitalidad de movimientos y asociaciones, estos días sirvan para despertar un trabajo que vaya calando desde aquí a las comunidades a través de estas delegaciones”.

Laicos, sacerdotes, consagrados y obispos

El Encuentro de Laicos sobre el Primer anuncio, contará con unos 700 participantes confirmados, de todas las diócesis, de asociaciones y movimientos. Además, participarán unos 75 sacerdotes y 40 obispos así como una nutrida representación de miembros de vida consagrada.

Las jornadas comenzarán con un encuentro orante, el viernes por la tarde y se cerrará el domingo por la mañana con la lectura de la ponencia final, en la que se quiere reflejar el trabajo de la jornada del sábado y la celebración de la Santa Misa presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo.

Vaticano

El Papa recuerda que debemos ejercer la creatividad de manera responsable

El Papa Francisco ha tenido una audiencia esta mañana con los miembros de la Pontificia Academia para la Vida en el Palacio Apostólico Vaticano.

Loreto Rios·12 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

La audiencia con el Papa se ha celebrado en el marco de la asamblea general de la Academia, que se celebra en Roma del 12 al 14 de febrero en el Centro de Conferencias Augustinianum con el tema “Humano. Significados y desafíos”.

Al inicio del discurso dirigido a los miembros de la Pontificia Academia para la Vida, el Papa ha agradecido el “compromiso en el campo de la investigación, la salud y el cuidado de las ciencias de la vida; un compromiso que la Pontificia Academia para la Vida lleva a cabo desde hace treinta años”.

Ser humano

A continuación, Francisco ha hecho referencia a la asamblea general que la Academia comienza hoy en Roma: “La cuestión que abordáis en esta asamblea general es de la mayor importancia: la de cómo podemos comprender lo que califica al ser humano. Se trata de una cuestión antigua y siempre nueva, que los asombrosos recursos posibles gracias a las nuevas tecnologías están presentando de forma aún más compleja”.

En esta línea, el Santo Padre ha señalado que “la aportación de los estudiosos siempre nos ha dicho que no es posible estar a priori ‘a favor’ o ‘en contra’ de las máquinas y las tecnologías, porque esta alternativa, referida a la experiencia humana, no tiene sentido. Y aún hoy resulta inverosímil recurrir únicamente a la distinción entre procesos naturales y artificiales, considerando los primeros como auténticamente humanos y los segundos como ajenos o incluso contrarios a lo humano. De lo que se trata, más bien, es de inscribir el conocimiento científico y tecnológico en un horizonte de sentido más amplio, evitando así la hegemonía tecnocrática (cf. Lett. enc. Laudato si’, 108)”.

La Torre de Babel

Además, el Papa ha subrayado que no se puede “reproducir al ser humano con los medios y la lógica de la tecnología. Tal planteamiento implica la reducción del ser humano a un agregado de actuaciones reproducibles a partir de un lenguaje digital, que pretende expresar todo tipo de información mediante códigos numéricos. La estrecha consonancia con el relato bíblico de la Torre de Babel muestra que el deseo de darse una lengua única está inscrito en la historia humana; y la intervención de Dios, que con demasiada precipitación se entiende solo como un castigo destructivo, contiene en cambio una bendición propositiva. De hecho, manifiesta el intento de corregir la deriva hacia un ‘pensamiento único’ a través de la multiplicidad de lenguajes. Los seres humanos se ven así confrontados con la limitación y la vulnerabilidad y llamados a respetar la alteridad y el cuidado recíproco”.

La tentación de creerse Dios

Francisco también ha señalado que “las crecientes capacidades de la ciencia y la tecnología llevan al ser humano a sentirse protagonista de un acto creador semejante al divino, que produce la imagen y semejanza de la vida humana, incluida la capacidad de lenguaje, con la que parecen estar dotadas las ‘máquinas parlantes’. ¿Estaría entonces en manos del hombre infundir espíritu a la materia inanimada? La tentación es insidiosa. Se nos pide, pues, que discernamos cómo ejercer responsablemente la creatividad que el hombre se ha confiado a sí mismo”.

Investigación exigente

El Papa ha indicado dos formas en que la Pontifica Academia para la Vida aborda este problema: el intercambio interdisciplinar y la sinodalidad. “Es un estilo de investigación exigente, porque implica atención y libertad de espíritu, apertura a aventurarse por caminos inexplorados y desconocidos, liberándose de todo ‘indietrismo’ estéril. Para quienes están comprometidos con una renovación seria y evangélica del pensamiento, es indispensable cuestionar incluso las opiniones adquiridas y los supuestos que no han sido examinados críticamente”.

“En esta línea, el cristianismo siempre ha ofrecido importantes contribuciones”, añade Francisco, “tomando de cada cultura en la que se ha insertado las tradiciones de sentido que allí encontraba inscritas: reinterpretándolas a la luz de la relación con el Señor, que se revela en el Evangelio, y sirviéndose de los recursos lingüísticos y conceptuales presentes en los contextos individuales”. “Se trata de un largo camino de elaboración, siempre a retomar, que exige un pensamiento capaz de abarcar varias generaciones: como el de quien planta árboles, cuyos frutos comerán sus hijos, o como el de quien construye catedrales, que completarán sus nietos”, concluye su reflexión el Papa.

Lutero, Kant y san John Henry Newman 

Martín Lutero, Inmanuel Kant y John Henry Newman son tres de los nombres más conocidos de la Filosofía y la Teología modernas.

12 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Los nombres de Martín Lutero, Inmanuel Kant y John Henry Newman no pasan desapercibidos en la historia de la filosofía y la Teología de los últimos siglos. Cada uno, con sus peculiaridades aportaron ideas o hicieron surgir corrientes que han marcado la Historia en su más amplio sentido.

Martín Lutero

Anterior a Descartes y a Pascal es el alemán Martín Lutero (1483/1546), natural de Eisleben (Sajonia).  

Un 2 de julio de 1505, sorprendido por una tormenta, tras sentir cómo un rayo descargaba muy cerca de él, hizo la promesa de hacerse fraile. Quince días después ingresó en un convento de agustinos.

En el convento recordaría, años más tarde, “palidecíamos al solo nombre de Cristo, porque siempre se nos había presentado como un juez severo, irritado, contra todos nosotros”.

Doctor en Teología, fue un gran lector de la Biblia, aunque, por su modo de ser marcadamente subjetivo, no la aceptó en su totalidad como Palabra de Dios, rechazando libros enteros, como la Epístola de Santiago y el Apocalipsis.

Los rasgos oscuros de su visión subjetiva de Dios le indujeron a un grave temor por su salvación. Quiso refugiarse en la lectura del Nuevo Testamento, pero no lo logró, pues se tropezó con el texto de la Epístola de san Pablo a los Romanos 1, 17; su lectura al principio le irritó, pues veía que, en el mismo Evangelio se manifestaba una justicia de Dios tras la que Lutero veía al Juez colérico que tanto le asustaba.  

Al paso de algún tiempo, a mitad del curso 1513-14, se apaciguó y se sintió seguro al entender la justicia de Dios como una justicia que Dios regala a quien tiene fe, en la que vive el justo.     

A lo largo de su disputa sobre las indulgencias, iniciada en 1517, Lutero llegó a afirmar que la única norma de la fe es la sola scriptura, ya que para él la Biblia es clara: proclamó también el libre examen de las Escrituras, al margen del Magisterio y de la Tradición de la Iglesia, manteniendo también que la Cristiandad, como congregación de los fieles, no es una reunión visible ni tiene Cristo un Vicario en la tierra.

Inmanuel Kant

Un par de siglos después nació Inmanuel Kant en 1724 en la ciudad alemana de Konigsberg, donde transcurrió su vida hasta su muerte en 1804.

De modesta familia luterana pietista, al llegar a la juventud, distanciándose de la fe de sus padres, comenzó a orientarse hacia una ética laica. Desde 1770 fue profesor ordinario de Lógica y Metafísica en la Universidad de la ciudad natal.

Según su pensamiento, hay en el hombre, además de su estructura psico-física -vinculada a las leyes de la naturaleza -, un espíritu racional que se rige por la ley de la libertad: pero el ser humano tiene conciencia del deber y ello permite asegurar que el hombre es un ser moral, un ser, además de libre, responsable.

En 1781 publicó su Crítica de a razón pura donde afirma que conocemos las cosas tal y como nuestra inteligencia nos las presenta, pero no como son en sí mismas. En consecuencia, las tres grandes realidades -el alma, el mundo y Dios- se presentan ante el pensamiento kantiano sólo como ideas, ya que ni del alma, ni del mundo, ni de Dios cabe experiencia sensible y sólo esa experiencia garantiza la existencia efectiva de los objetos de nuestro pensar.

Posteriormente, en su Crítica de la razón práctica (1788), expuso: “Dos cosas llenan mi alma de una admiración y un respeto que renacen y aumentan constantemente a medida que el pensamiento se ocupa más asiduamente de ellas: el cielo estrellado sobre mi cabeza y la ley moral dentro de mí… La primera mirada sobre esta multitud incalculable de mundos destruye mi importancia como criatura animal, cuya materia, de la que está formada, después de haber gozado durante un corto tiempo de una fuerza vital, debe ser devuelta al planeta en que habita que, a su vez, no es más que un punto en la totalidad del universo. La segunda mirada, por el contrario, realza mi valor mediante mi personalidad y la ley moral me revela una vida independiente de la animalidad y de todo el mundo sensible…”

Kant pensó también que el bien humano completo está integrado por la virtud y la felicidad; y, como en este mundo, la felicidad completa no sigue a la virtud, la voz de la conciencia reclama la existencia de alguien que ponga las cosas en su sitio: ese alguien, para Kant, es Dios, quien, para conceder la felicidad a las personas virtuosas, dispuso para ellas la vida eterna.   

John Henry Newman

Ya a comienzos del s. XIX nació en 1801 en Londres san John Henry Newman, hijo de John, hombre de negocios británico, y de Jemina, descendiente de una familia de calvinistas franceses refugiados en el Reino Unido.  

A los quince años tuvo lugar su primera conversión en la que descubrió a los dos únicos seres que, según el joven Newman, pueden ser conocidos de manera evidente: uno mismo y el Creador (Apología, I).

En 1824 fue ordenado sacerdote de la Iglesia Anglicana a la que perteneció hasta la edad de cuarenta y cuatro años. Al final de su estudio sobre el Desarrollo de la doctrina cristiana, llegó a la conclusión de que es en la Iglesia Católica donde se mantiene la fe de los primeros cristianos. El 9 de octubre de 1845 fue recibido en la Iglesia Católica. 

Ordenado sacerdote católico en 1847 fue nombrado Rector de la recién constituida Universidad Católica de Dublín, cargo que ejerció durante unos diez años. En 1870 publicó su obra An Essay in Aid of a Grammar of Assent (trad. esp. El asentimiento religioso. Ensayo sobre los motivos racionales de la fe).

En 1879 fue nombrado cardenal por el Papa León XIII, eligiendo Newman el lema Cor ad cor loquitur. Murió el 11 de agosto de 1890. Fue beatificado en 2009, duran- te el pontificado de Benedicto XVI y canonizado en 2019 por el Papa Francisco.                                                               

En su obra Apología pro vita sua, dice que la certeza es la consecuencia de la fuerza acumulativa de ciertas razones dadas que, tomadas una a una, serían sólo probabilidades. Que él creía en Dios con fundamento en la probabilidad, creía en el cristianismo con fundamento en la probabilidad, creía en el catolicismo con fundamento en la probabilidad. También creía que Aquel que nos ha creado ha querido que en matemáticas alcanzásemos la certeza por medio de una demostración rigurosa, pero que en la indagación religiosa alcanzásemos la certeza por medio de probabilidades acumuladas; y que esa certeza nos conduce, si nuestra voluntad coopera con la Suya, a una convicción que se eleva más alto que la fuerza lógica de nuestras conclusiones.

En la misma obra dice: Me veo empujado a hablar de la infalibilidad de la Iglesia como una disposición querida por la misericordia del Creador, para preservar la religión en el mundo y para refrenar esa libertad de pensamiento, que es uno de nuestros mayores dones naturales, para rescatarla de sus propios excesos autodestructivos.

Cultura

Científicos católicos: Francisco Javier Balmis, impulsor de la vacuna contra la viruela

El 12 de febrero de 1819 fallecía Francisco Javier Balmis, impulsor de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna que salvó miles de vidas. Con él inauguramos una serie de biografías breves de científicos católicos gracias a la colaboración de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Gonzalo Colmenarejo·12 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Francisco Javier Balmis (2 de diciembre de 1753 – 12 de febrero de 1819) nació en Alicante y, tras unos años como practicante militar, fue autorizado para ejercer de cirujano por el Tribunal del Protomedicato de Valencia, participando en el sitio de Gibraltar como cirujano militar.

Fue destinado a América, donde fue nombrado cirujano mayor del Hospital de San Juan de Dios de Méjico, graduándose en Artes en la Universidad de dicha ciudad. Allí investigó el uso de distintas plantas para un nuevo tratamiento de enfermedades venéreas, que se adoptó en toda Europa.

Publicó distintos trabajos sobre estos temas y colaboró con el Jardín Botánico de Madrid. Ya en España fue nombrado cirujano de cámara de Carlos IV, y recibió el título de doctor en Medicina.

Balmis conoció el trabajo de Jenner sobre la vacuna de la viruela, y ese mismo año publicó la “Introducción para la conservación y administración de la vacuna y para el establecimiento de juntas que cuiden de ella”, con un innovador diseño.

Propuso al rey Carlos IV aplicar la vacuna en los territorios de la Corona Española. De esta forma, en 1803 la Junta de Cirujanos de Cámara aprobó su proyecto “Derrotero que se debe seguir para la propagación de la vacuna en los dominios de Su Majestad en América”, y fue nombrado director de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.

La Expedición Filantrópica, que dio la vuelta al mundo entre 1803 y 1806, difundió la vacuna por América y Asia, llegando hasta China y la isla de Santa Elena. Se estima que vacunó directamente entre medio y 1,6 millones de personas, y al organizar, allá donde fue, la infraestructura necesaria para su administración sostenida, el impacto a medio y largo plazo fue aún mayor. El propio Jenner dijo de ella que “No puedo imaginar que en los anales de la Historia se halle un ejemplo más noble y amplio que este”.

Balmis tenía unas profundas convicciones católicas, como atestigua en su testamento, que hizo antes de partir a la Expedición. El carácter completamente altruista de la Expedición es acorde con su fe cristiana. En su honor el ejército español nombró «Operación Balmis» al dispositivo de despliegue militar para luchar contra el COVID-19 en España.

El autorGonzalo Colmenarejo

PhD. IMDEA Food. Miembro de la Sociedad de Científicos Católicos de España.

Evangelio

Arrepentimiento y voluntad. Miércoles de ceniza

Joseph Evans comenta las lecturas del Miércoles de Ceniza.

Joseph Evans·12 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

La Iglesia hoy nos llama al arrepentimiento, y el arrepentimiento implica dos pasos clave. En primer lugar, el reconocimiento de la culpa: “Es culpa mía. Yo estoy herido, yo debo cambiar mi comportamiento, no otro”. Ese defecto puede ser objetivo pero, como mínimo, hay en mí una falta de paciencia o de virtud para tratar ese defecto. Una forma especialmente buena de arrepentirse es a través del sacramento de la Confesión, cuando, precisamente, nos culpamos a nosotros mismos -abierta, públicamente- y no a los demás.

El segundo aspecto es la voluntad de hacer algo al respecto. Algunas personas reconocen su culpa pero no están dispuestas a cambiar, ya sea por dureza de corazón o por desesperación. Por eso, el arrepentimiento implica la esperanza de que es posible. Si Dios pone el deseo en mi alma, me dará la gracia para llevarlo a cabo.

El arrepentimiento probablemente no es muy dramático para la mayoría de nosotros, es subir el siguiente escalón hacia la santidad, el siguiente nivel. Los cambios que Dios nos pide en la vida pueden ser cada vez más pequeños, aunque a veces sean cada vez más difíciles. Lo que importa es luchar, aunque fracasemos, y seguir empezando una y otra vez.

En el Evangelio, Jesús recomienda los tres medios tradicionales para la conversión: la oración, el ayuno y la limosna. Con la oración damos más y mejor tiempo a Dios. La oración es la actividad de la esperanza. Esa conversión que deseamos pero que nos cuesta realizar comienza en la oración, donde nos ponemos ante Dios con nuestra debilidad para que nos cure y nos fortalezca. Luego viene el ayuno, decir no a nuestro cuerpo, también como oración por los que sufren. Esto debe tener un aspecto de solidaridad y, por tanto, sigue la limosna. Imploramos la misericordia de Dios esforzándonos por mostrar misericordia hacia los demás, con nuestro tiempo y nuestro dinero. 

La Cuaresma tiene que doler, al menos un poco. Debemos estar dispuestos a perder para ganar: “perder” algo de tiempo para rezar o para ayudar a los demás, y perder algo de placer corporal. Como dijo una vez el Papa Francisco “No olvidemos que la verdadera pobreza duele; ninguna abnegación es real sin esta dimensión de penitencia. Desconfío de una caridad que no cuesta nada y no duele”.

Podemos pedir a la Virgen que nos gane el valor que necesitamos para vivir bien la Cuaresma este año, sin miedo a tener propósitos que duelan y luchando por cumplirlos. Y si fracasamos, porque son ambiciosos y desafiantes, podemos invocar la misericordia y la ayuda de Dios y volver a empezar sin desanimarnos.

Vaticano

«El amor no puede reducirse a selfies o mensajes de texto», dice el Papa

El Papa ha rezado hoy, domingo 11 de febrero de 2024, el Ángelus ante los fieles y ha ofrecido una breve reflexión sobre el Evangelio. Además, esta mañana se ha celebrado la canonización de Mamá Antula, la primera santa argentina.

Loreto Rios·11 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hoy, día de la festividad de Nuestra Señora de Lourdes y de la canonización de la nueva santa argentina, Mama Antula, el Papa ha comenzado su reflexión sobre el evangelio indicando que la prontitud con la que Jesús responde a las palabras del leproso nos muestra «el estilo de Jesús con los que sufren: pocas palabras y hechos concretos».

«Siempre lo hace así: habla poco y a las palabras les siguen los hechos: se inclina, toma las manos, cura. No se entretiene en discursos o interrogatorios, y mucho menos en pietismos y sentimentalismos. Más bien demuestra la delicadeza de quien escucha con atención y actúa solícitamente, preferiblemente sin llamar la atención», ha explicado Francisco.

Seguidamente, el Santo Padre ha subrayado la importancia de amar de forma concreta: «El amor necesita concreción, el amor necesita presencia, el amor necesita encuentro, necesita de tiempo y espacio dados: no puede reducirse a palabras bonitas, imágenes en una pantalla, selfies o mensajes de texto apresurados. Son herramientas útiles, que pueden ayudar, pero no bastan para amar. No pueden sustituir a la presencia concreta».

Canonización de Mama Antula

Después del Ángelus, el Papa ha recordado que hoy se ha celebrado la canonización de Mama Antula y ha pedido un aplauso para la nueva santa.

Además, hoy es el día de la Virgen de Lourdes y la Jornada Mundial del Enfermo. «Lo primero que necesitamos cuando estamos enfermos es la cercanía de los seres queridos, del personal sanitario y, en nuestro corazón, la cercanía de Dios. Todos estamos llamados a estar cerca de los que sufren, a visitar a los enfermos, como nos enseña Jesús en el Evangelio», ha explicado Francisco.

El Papa también ha recordado las guerras que se viven en Ucrania, Palestina, Israel o Myanmar y ha concluido pidiendo a los fieles que no se olviden de rezar por él.

Evangelización

Lourdes y sus peregrinos: Orden de Malta, provenzales y moteros

Lourdes recibe cada año miles de peregrinaciones, y algunas de ellas se caracterizan por ser realmente pintorescas. Algunas de las más significativas son las de la Orden de Malta, los provenzales, los guardias suizos o los moteros.

Xavier Michaux·11 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Al llegar al andén de Lourdes, el siglo XIX y su arte neogótico surgen por todas partes. No es lo único pintoresco que se puede ver en este lugar. El andén recibe gente del mundo entero: casi 3 millones de peregrinos anuales que expresan su fe de modo diferente.

Los peregrinos de Lourdes

Los irlandeses, rubios o pelirrojos, de tez blanca o rojiza, fuertes y felices, suelen llenar Lourdes a principios de agosto con sus más de 5000 peregrinos. Y los cantos celtas, llenos de añoranza y de confianza, resuenan en la gruta con piedad rústica.

El 15 de agosto, y en octubre, son los franceses los que más se ven en Lourdes, como recuerdo de una época en la que la Virgen era la Santa Patrona del país, que la quería y le rendía culto público. El Estado ha cambiado, pero no los franceses, que siguen rezándole de manera especial el 15 de agosto.

En esta época llegan los elegantes colaboradores de la Orden de Malta, y luego viene la popular peregrinación de los Asuncionistas, que cuentan con muchas revistas, emisiones de radio y páginas web para transmitir la fe. En octubre, los dominicos hacen la peregrinación del Rosario. Con sus hábitos blancos y negros, llevan la herencia de los predicadores de la verdad contemplada, y llenan el santuario de miles de peregrinos.

También en ese mes llegan a Lourdes los provenzales con sus caballos blancos típicos del Ródano, y sus trajes coloridos y elegantes (les Gardians y les Arlésiennes). Es la única procesión que admite caballos en el santuario y reúne hasta 7000 peregrinos. Su idioma comparte características con tres lenguas nacidas del latín: el francés, el español y el italiano, y también tiene semejanzas con el catalán.

El invierno no suele ser una buena época para las procesiones multitudinarias. Pero las diócesis francesas llevan, una tras otra, sus enfermos a la cueva, para que Dios les ayude a sobrellevar la enfermedad con valentía y, si quiere, por María, los sane. Los sacerdotes atestiguan que los milagros más rotundos no son físicos (solamente 70 han sido oficialmente declarados milagrosos), sino espirituales; pues son muchos los que se confiesan y se convierten.

Peregrinaciones de primavera

En primavera, vuelve a haber afluencia de peregrinos del mundo entero. En este tiempo tiene lugar la peregrinación de los militares, con sus uniformes y banderas de todos los países. No faltan los peculiares guardias suizos del Vaticano, con sus uniformes del siglo XVI, y todos rezan por la paz, a la que dedican todas sus capacidades de valiente entrega. Luego, llegan los gitanos, que llenan de música las explanadas del santuario y de conversaciones las calles de Lourdes.

Entretanto, sigue habiendo peregrinaciones de diócesis italianas, con sus hospitalarias laicas pero elegantemente vestidas como religiosas. Después de los franceses, los italianos son los que más frecuentan el santuario de Lourdes. En tercer lugar, están los españoles, que deben atravesar la barrera natural de los Pirineos. En total, son casi 80 nacionalidades las que pasan oficialmente por el santuario de Lourdes. Hay hasta 5 idiomas oficiales en el santuario para acoger a todas estas personas (francés, español, italiano, inglés y holandés).

Peregrinaciones temáticas

Hay también peregrinaciones curiosas, porque se forman en torno a una afición o temática profesional. Los moteros suelen reunirse una vez al año en Lourdes, y son fácilmente reconocibles por sus chaquetas de cuero, sus gafas de sol y sus tatuajes.

También hay una peregrinación de cocineros franceses, que, no sin razón, suelen pedir a Dios la inspiración en su cocina. Además, están las peregrinaciones de miles de niños y jóvenes scouts. Llenan de alegría las praderas del santuario, rezando y aprendiendo a servir. Los scouts suelen reconocerse por sus uniformes, pero se sabe donde están, sobre todo, porque cantan. ¡En todo momento del día y de la noche!

En fin, los peregrinos que vienen a Lourdes suelen ser muy variados en orígenes, cultura, y piedad, pero la Virgen María suele atender a cada uno como se debe, pues ¡vuelven cada año!

Así ocurre en algunos lugares donde el Cielo ha tocado la tierra, y gracias a ellos se puede experimentar la familia de Dios, la Iglesia de Nuestro Señor Jesús.

El autorXavier Michaux

Cultura

Lourdes: la visita de María, fuente de gracia

El 11 de febrero se celebra la festividad de Nuestra Señora de Lourdes. La historia del santuario comenzó en el siglo XIX cuando la pequeña Bernadette Soubirous recibió la visita de la Virgen María.

Loreto Rios·11 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 7 minutos

En 1858, la Virgen se apareció a Bernadette Soubirous en Lourdes. Desde entonces, millones de peregrinos han acudido al santuario para rezar, reconciliarse con Dios y bañarse en el agua del manantial. Repasamos a continuación los puntos clave de la historia del santuario.

La infancia de Bernadette

Bernadette nació el 7 de enero de 1844 en el molino Boly de Lourdes. En 1854, la familia empezó a afrontar dificultades debido a las malas cosechas. Además, hubo una epidemia de cólera. Bernadette lo contrajo y arrastró las secuelas durante toda su vida.

La crisis económica llevó a la familia al desahucio. Gracias a un pariente, pudieron trasladarse a un cuarto de 5×4 metros, un calabozo de una antigua cárcel que había dejado de usarse por sus condiciones insalubres.

Bernadette no sabía leer ni escribir. Debido a la pobreza de su familia, la niña comenzó a trabajar desde muy joven como sirvienta, además de ocuparse de tareas de la casa y sus hermanos pequeños. Finalmente, tanto ella como una de sus hermanas comenzaron a recoger y vender chatarra, papeles, cartones y leña. Bernadette se dedicaba a esto aun teniendo una salud muy frágil debido al asma y las secuelas del cólera.

La primera aparición

Fue en una de estas ocasiones, al salir Bernadette, su hermana y una amiga del pueblo para buscar leña, cuando tuvo lugar la primera aparición. Era el 11 de febrero de 1858, y Bernadette tenía 14 años (todas las apariciones tuvieron lugar en este año, sumando un total de dieciocho). El lugar al que iban era la gruta de Massabielle.

La niña contó posteriormente que oyó un rumor de viento: “Detrás de las ramas, dentro de la abertura, vi enseguida a una joven toda blanca, no más alta que yo, que me saludó con una ligera inclinación de cabeza”, dijo más adelante. “De su brazo derecho colgaba un rosario. Tuve miedo y retrocedí. […] Sin embargo no era un miedo como el que había sentido otras veces, porque me hubiese quedado mirando siempre a aquella (‘aquéro’), y cuando se siente miedo una huye enseguida. Entonces me vino la idea de rezar. […] Yo rezaba con mi rosario. La joven deslizaba las cuentas del suyo, pero no movía los labios. […] Cuando hube terminado el rosario, me saludó sonriendo. Se retiró dentro del hueco y desapareció súbitamente” (las palabras textuales de Bernadette y la Virgen están tomadas de la página de la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes y de la página oficial del santuario).

Invitación de la Virgen

La segunda aparición, que tuvo lugar el 14 de febrero, fue también silenciosa. La niña le echó a la Virgen agua bendita, esta sonrió e inclinó la cabeza y, cuando Bernadette terminó de rezar el rosario, desapareció. Bernadette contaba en casa lo que le estaba ocurriendo y sus padres le prohibieron volver a la gruta. Sin embargo, una conocida de la familia les convenció de que dejasen volver a la niña, pero acompañada, y con papel y pluma para que la mujer desconocida escribiese su nombre. De este modo, Bernadette regresó a la gruta, y tuvo lugar la tercera aparición. Ante la petición de que escribiese su nombre, la mujer sonrió e invitó a Bernadette con un gesto a entrar en la gruta. “Lo que tengo que decir no es necesario ponerlo por escrito”, le dijo. Y añadió: “¿Quiere hacerme el favor de venir aquí durante quince días?”. Más tarde, Bernadette diría que era la primera vez que alguien la llamaba de usted. “Me miraba como una persona mira a otra persona”, dijo explicando su experiencia. Estas palabras de la niña se encuentran actualmente escritas en la entrada del Cenáculo de Lourdes, un lugar de rehabilitación para personas con diferentes adicciones, especialmente a la droga.

Bernadette aceptó la invitación, y la Virgen añadió: “No le prometo la felicidad de este mundo, sino la del otro”. Entre el 19 y el 23 de febrero tuvieron lugar cuatro apariciones más. Mientras tanto, la noticia se había ido extendiendo y muchas personas acompañaban a Bernadette a la gruta de Massabielle. Tras la sexta aparición, la niña fue interrogada por el comisario Jacomet.

El manantial

Las primeras apariciones, siete en total, fueron felices para Bernadette. Durante las cinco posteriores, que tuvieron lugar entre el 24 de febrero y el 1 de marzo, la niña parecía triste. La Virgen le pidió oración y penitencia por los pecadores. Bernadette reza de rodillas y avanza a veces por la cueva en esa postura. También come hierba por indicación de la señora, que le dice: “Vaya a beber y lavarse en la fuente”.

Ante esta petición, Bernadette va tres veces al río. Pero la Virgen le indica que regrese y le señala el lugar donde debe escarbar para encontrar el manantial al que se refiere.

La niña obedece y descubre efectivamente agua, de la que bebe y con la que se lava, aunque, al estar mezclada con barro, se ensucia el rostro. La gente le dice que está loca por hacer estas cosas, a lo que la niña responde: “Es por los pecadores”. En la duodécima aparición tuvo lugar el primer milagro: por la noche, una mujer lavó su brazo, paralizado desde hacía dos años por una luxación, en el manantial y recuperó la movilidad.

Inmaculada Concepción

En la aparición del 2 de marzo, la Virgen le encomienda una tarea: que les pida a los sacerdotes que se edifique una capilla en aquel lugar y que se vaya allí en procesión. Obedeciendo a este mandato, Bernadette va directamente a hablar con el párroco. El sacerdote no la recibe muy calurosamente y le indica que, antes de atender su petición, la mujer misteriosa tiene que revelar su nombre. Porque Bernadette nunca decía que había visto a la Virgen, ya que la mujer con la que hablaba no le había dicho cómo se llamaba.

El 25 de marzo, la niña va a la gruta de madrugada acompañada por sus tías. Tras rezar un misterio del rosario, aparece la mujer, y Bernadette le pide que le diga su nombre. La niña lo pregunta tres veces. A la cuarta, la mujer responde: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. La Virgen nunca hablaba con la niña en francés, sino en el dialecto natal de Bernadette, y en este idioma aparecen escritas las palabras debajo de la talla de la Virgen de Lourdes que está colocada actualmente en la gruta: “Que soy era Immaculada Concepciou”.

Este término, que hace referencia a que María fue concebida sin pecado original, Bernadette no lo conocía, y había sido proclamado dogma de fe tan solo cuatro años antes por el Papa Pío IX.

Reconocimiento de las apariciones

Bernadette fue a la casa parroquial para dar cuenta de lo que se le había transmitido. El sacerdote se sorprendió de oír ese término en labios de la niña, y esta le explicó que había venido durante todo el camino repitiendo las palabras para no olvidarlas. Finalmente, el 16 de julio tuvo lugar la última aparición.

La Iglesia reconoció oficialmente las apariciones de la Virgen de Lourdes en el año 1862, tan solo cuatro años más tarde de que concluyesen, y estando Bernadette todavía viva.

Después de las apariciones, ingresó como novicia en 1866 en la comunidad de las Hermanas de la Caridad de Nevers. Falleció de tuberculosis en 1879, y fue canonizada por el Papa Pío XI en el año 1933, el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.

Lugares del santuario

El santuario cuenta con algunos lugares clave que conviene visitar en cualquier peregrinación.

La gruta

La gruta de Massabielle es uno de los lugares más importante del santuario. En la parte más grande de ella se celebra actualmente la Misa. Situada en el lugar en la roca donde María se aparecía, hay una figura de la Virgen que se hizo a partir de la descripción de Bernadette: “Ella llevaba un vestido blanco, que le bajaba hasta los pies, de los cuales solo se veía la punta. El vestido quedaba cerrado muy arriba, alrededor del cuello. Un velo blanco, que le cubría la cabeza, descendía por los hombros y los brazos hasta llegar al suelo. Sobre cada pie vi que tenía una rosa amarilla. La faja del vestido era azul y le caía hasta un poco más abajo de las rodillas. La cadena del rosario era amarilla, las cuentas blancas, gruesas y muy apartadas unas de otras”. La figura mide casi dos metros de alto y se colocó en la gruta el 4 de abril de 1864. El escultor fue Joseph Fabisch, profesor en la escuela de Bellas Artes de Lyon. En el suelo está indicado el lugar donde se situaba la niña durante las apariciones.

El agua de Lourdes

El manantial que nutre las fuentes de Lourdes y las piscinas brota de la gruta de Massabielle, y es el que fue descubierto por Bernadette por indicación de la Virgen. El agua ha sido analizada en numerosas ocasiones y no contiene nada diferente a las aguas de otros lugares.

La tradición de bañarse en las piscinas de Lourdes surge de la novena aparición, que tuvo lugar el 25 de febrero de 1858. Fue en esa ocasión cuando la Virgen le dijo a Bernadette que bebiese y se lavase en el manantial. En los días siguientes, muchas personas la imitaron y tuvieron lugar los primeros milagros, que han continuado hasta nuestros días (el último aprobado por la Iglesia data de 2018).

Con el agua de ese manantial se llenan también las piscinas de mármol, situadas cerca de la gruta, donde se sumergen los peregrinos. La inmersión, durante la que se está cubierto por una toalla, se realiza con la ayuda de voluntarios de la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes.

En invierno, o en época de pandemia, no es posible la inmersión total. El acceso al agua y el baño son completamente gratuitos. Mucha gente opta por llevarse también una botella rellena con el agua del manantial de Lourdes, fácilmente accesible en las fuentes que se encuentran junto a la gruta.

En total hay 17 piscinas, once para las mujeres y seis para los hombres. Las usan aproximadamente 350.000 peregrinos al año.

Lugares donde vivió Bernadette

Además del santuario, en Lourdes se pueden visitar los lugares en los que estuvo Bernadette: el molino de Boly, donde nació; la parroquia local, que aún conserva la pila bautismal en la que fue bautizada; el hospicio de las Hermanas de la Caridad de Nevers, donde hizo su primera comunión; la antigua casa parroquial, donde habló con el abad Peyramale; el “calabozo” en el que vivió con su familia después del desahucio; Bartrès, donde residió cuando era pequeña y en 1857; o Moulin Lacadè, donde vivieron sus padres tras las apariciones.

Las procesiones

Un acontecimiento muy importante del santuario de Lourdes es la procesión eucarística, que se viene realizando desde 1874. Se produce de abril a octubre todos los días a las cinco de la tarde. Comienza en la pradera del santuario y concluye en la basílica de San Pío X.

También es relevante la procesión de las antorchas. Esta se celebra desde 1872, de abril a octubre, todos los días a las nueve de la noche. La costumbre surgió de que Bernadette muchas veces acudía a las apariciones con una vela.

Tras las apariciones, se construyeron tres basílicas en la zona. La primera fue la basílica de la Inmaculada Concepción, que el Papa Pío IX convirtió en basílica menor el 13 de marzo de 1874. Sus vidrieras representan tanto las apariciones como el dogma de la Inmaculada Concepción.

También está la basílica de Nuestra Señora del Rosario, de estilo románico-bizantino. La basílica contiene 15 mosaicos que representan los misterios del rosario. La cripta, que fue la capilla que se construyó por petición de la Virgen, fue inaugurada en 1866 por monseñor Laurence, obispo de Tarbes, en una ceremonia en la que estaba presente Bernadette. Se encuentra entre la basílica de la Inmaculada Concepción y la de Nuestra Señora del Rosario.

También está la basílica de San Pío X, una iglesia subterránea de cemento armado construida por el centenario de las apariciones en 1958.

Por último, está la iglesia de Santa Bernadette, construida en el lugar donde la niña vio la última aparición, al otro lado del río Gave, ya que ese día no pudo entrar en la gruta porque la habían vallado. La iglesia se inauguró más de un siglo más tarde, en 1988.

Educar el corazón

La preocupante cifra de acceso a la pornografía en menores no puede abordarse tan sólo desde una perspectiva normativa: es necesaria una formación en la afectividad en la familia.

10 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos

Hace pocos días leí con interés la noticia sobre la aprobación de una ley para la protección integral de los menores en Internet.

Uno de los objetivos que se persigue es limitar el acceso a la pornografía por parte de menores. Se está trabajando concretamente en el desarrollo de un sistema piloto de verificación de la edad para el acceso a páginas web de contenido para adultos.

Según los estudios de organizaciones expertas, 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía de forma regular en España, y el 53,8% de los jóvenes entre 12 y 15 años afirma haber visto pornografía por primera vez entre los 6 y 12 años.

Se sabe también que el acceso precoz a este tipo de contenido tiene graves consecuencias: distorsión de la percepción de la sexualidad, desarrollo de comportamientos inapropiados y violentos, impacto en la forma en la que establecen relaciones de intimidad, etc. Además, se sabe que existe un grave riesgo de caer en la adicción.

Sin embargo, limitar el acceso a estos contenidos sin educar el corazón es simplemente poner un parche.

El modelo educativo en esta materia, al menos en la escuela pública, aboga por una visión de la sexualidad liberal, desvinculada de cualquier criterio ético: promueve desde edades tempranas una información descontextualizada, enseña a los jóvenes a dejarse llevar por sus impulsos, fomenta una sexualidad de divertimento, que no los prepara para amar.

La propia realidad, como los recientes casos de violaciones, revelan cada vez más las consecuencias de no abordar correctamente este tema. Pretendemos de los jóvenes conductas heroicas, para las que no les estamos capacitando.

Los poderes públicos parecen perdidos en la ideología, y no saben -o no quieren- ver la realidad. Piensan que las agresiones se evitarán prohibiendo conductas o endureciendo los castigos, cuando en realidad, si no se educa el corazón, si no enseñamos a los jóvenes a amar, poco se conseguirá.

A amar se aprende amando. Y de quien mejor se aprende es de quienes nos aman de manera incondicional. Por eso el papel de la familia en la formación de la afectividad es determinante. No solo explicando los contenidos, sino principalmente a través del modelo que ofrecen a sus hijos e hijas con su propio estilo afectivo.

Si los padres y la escuela no cumplen con esta función se está dejando vía libre a la búsqueda de información en internet, las redes sociales o los iguales.

El autorMontserrat Gas Aixendri

Catedrática en la Facultad de Derecho de la Universidad Internacional de Cataluña y directora del Instituto de Estudios Superiores de la Familia. Dirige la Cátedra sobre Solidaridad Intergeneracional en la Familia (Cátedra IsFamily Santander) y la Cátedra Childcare and Family Policies de la Fundación Joaquim Molins Figueras. Es además vicedecana en la Facultad de Derecho de UIC Barcelona.

Mundo

Mama Antula, una santa argentina para la Iglesia universal

El 11 de febrero el Papa Francisco canonizó a la primera santa argentina, Mama Antula, una monja del siglo XVIII que se dedicó a evangelizar mediante los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola.

Marcelo Barrionuevo·10 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos

Este 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes, el Santo Padre Francisco canonizará a una mujer nacida en un lugar lejano del puerto de Buenos Aires: Santiago de Estero, la primera diócesis de Argentina.

De este modo, un Papa jesuita canonizará a una mujer que hizo del espíritu ignaciano su camino de santidad. Como el Cura Brochero, santo sacerdote de las sierras cordobesas de argentina, “Mama Antula” hizo de los ejercicios espirituales el camino para el encuentro con Dios, trabajando incansablemente para evangelizar desde la experiencia de buscar y hallar la voluntad de Dios como enseña el santo de Loyola.

Investigadores históricos y religiosos aseguraron, en diálogo con los medios que cubren la canonización, que María Antonia de Paz y Figueroa intentó «llegar a todos los necesitados, convocando a todas la clases sociales» y describieron su obra como una de las expresiones «más fuertes de la evangelización popular del país».

Nacida en 1730 en Santiago del Estero, Mama Antula era descendiente de una destacada familia que comenzó su práctica religiosa al acercarse a los jesuitas «con una decisión libre y espontánea que brotó del amor a raíz de su vocación cristiana», según ha indicado la historiadora Graciela Ojeda de Río, quien desde 1980 se dedica a difundir la vida de esta beata.

«Es una mujer de fe, laica, comprometida con la iglesia. Como las primeras beatas de la historia, muy cultas, que leían, se instruían y servían a la sociedad sin mirar a quién, e intentaban llegar a todos los necesitados, convocando a todas la clases sociales», ha comentado también esta historiadora.

Después de un proceso que se inició en 1767, los jesuitas fueron expulsados de la región. Sin embargo, Mama Antula continuó su predicación por varias provincias del país, en un periplo que le demandó caminar más de 5.000 kilómetros.

Nunca podemos olvidar el contexto histórico y geográfico de cada santo. Mama Antula inició su tarea en una realidad inhóspita, carente de medios y con la sola convicción que le daba su fe y su conciencia de la misión recibida. No se aburguesó en su vida, sino que “salió a las periferias de su época” para acercar a Dios a todos los hombres y mujeres de su tiempo.

La predicación de Mama Antula

Comenzó su predicación a la edad de 49 años y «caminó miles de kilómetros por campos, caseríos y ciudades, villas y suburbios buscando corazones», señala Aldo Marcos de Castro Paz, miembro de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, que escribió el retrato documental de la beata. «Su obra es una de las expresiones más fuertes de la evangelización popular en nuestro país. En un tiempo que se regía por las honras del linaje, etiqueta, heredades y jerarquías, logró que tanto hombres como mujeres asistieran a los mismos retiros, que todos comieran del mismo pan”, añade de Castro Paz.

Asimismo, comenta este experto en la santa que «ayudó a las comunidades originarias a construir su propio sentido de identidad nacional», al tiempo que «promovió la dignidad del trabajo», al instruir a las mujeres en labores y a los hombres en la construcción de sus propias viviendas.

En Mama Antula vemos una antesala del protagonismo de la mujer en la sociedad y en la Iglesia. Con su genio femenino, como solía decir san Juan Pablo II, la mujer sostiene los valores y tradiciones de los pueblos. No debemos olvidarnos de que Mama Antula toma esa “determinada determinación” de la que habla san Ignacio después de que los jesuitas fueran expulsados. En la Iglesia son las mujeres las que sostienen la fe y las tradiciones.

Una mujer de oración

Mama Antula es canonizada en el marco del “Año de la Oración” que el Papa inició en enero de 2024. Su gran apostolado a través de los ejercicios espirituales constituye su camino eficaz de evangelización. Los ejercicios, aun en gente muy sencilla, son una experiencia cercana con el mismo Dios. No dejó ningún día de trabajar para que los hombres y mujeres se encontrasen con el Padre misericordioso.

Con su llegada a Buenos Aires en 1779, la construcción de la Santa Casa de Ejercicios Espirituales fue uno de los principales objetivos de la beata. Cintia Suárez, investigadora de la santa, señala que logró levantarla sobre terrenos donados y con fondos provenientes de limosnas de los fieles.

«Ella quería ayudar, servir a un sector de la sociedad desposeído y olvidado, pero no como monja. De hecho, no hace voto de obediencia, sí de castidad y de pobreza, pero no de obediencia en ninguna orden”, explica Suárez.

Los ejercicios espirituales consisten en meditaciones que incluyen silencio, lecturas y charlas con un sacerdote.

«Esto es porque los jesuitas tenían la certeza de que Dios obraba de forma personal con cada uno, y que hombres y mujeres tenían la posibilidad de comunicarse de forma directa con él a través de su espíritu e intelecto», señala Ojeda de Río, quien es la encargada de las visitas guiadas a la Santa Casa de Ejercicios Espirituales.

Comprometida con su pueblo

Mama Antula «fue la pionera de la defensa de derechos humanos porque se movilizó a favor de la gente, de los indios, de los mulatos, en una época en la que las clases sociales no se mezclaban y el esclavo no caminaba por la calle principal”, sostiene el historiador Suárez.

También hace referencia a los huérfanos que acogió la beata, a quienes otorgó el apellido «San José», el mismo que tomó ella al iniciarse en su carrera eclesiástica. «Logró que hicieran retiros aquellas personas que en la vida civil estaban separadas por el sistema de castas: color de piel, diversos oficios, funciones y dignidades del siglo XVIII americano».

Los santos siempre han sido testigos del principio de la Encarnación: supieron unir la presencia de Dios cono dignificación de lo humano y tomar lo humano como mediación a lo divino.

Que esta santa argentina sea un instrumento para valorar más la presencia femenina en la Iglesia, en la historia y el mundo.

El autorMarcelo Barrionuevo

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Vocaciones

El Dicasterio para el Clero celebra un congreso para la formación de sacerdotes

Del 6 al 10 de febrero se celebra el Congreso Internacional para la Formación Permanente de los Sacerdotes, que lleva por lema "Reavivar el don de Dios que está en ti".

Giovanni Tridente·9 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Durante toda esta semana, y hasta el sábado 10 de febrero, en el Auditorium della Conciliazione, a pocos pasos de la Basílica de San Pedro, se celebra un congreso internacional dedicado a la formación permanente de los sacerdotes, promovido por el Dicasterio para el Clero y en colaboración con el Dicasterio para la Evangelización y para las Iglesias Orientales.

Entre los temas en el centro de la reflexión, se encuentra el redescubrimiento de la «belleza de ser discípulos hoy» y la necesidad de una «formación única, integral, comunitaria y misionera», como prevé también la “Ratio Fundamentalis”, el documento del mismo Dicasterio para el Clero sobre la vocación sacerdotal.

Temas urgentes

Entre las cuestiones que se plantean los participantes está cómo afecta el «cambio de época» a la misión del sacerdote, teniendo en cuenta los diferentes contextos geográficos y culturales, pero también cómo integrar el propio ministerio dentro de una Iglesia que quiere ser sinodal y misionera. Otros aspectos se refieren a la importancia de la formación integral (qué retos y pasos urgentes hay que dar en este campo), la superación de la soledad y el individualismo, y los nuevos retos pastorales.

Conversación en el Espíritu

Las actividades de la conferencia se intercalan con la dinámica de discernimiento ahora conocida como Conversación en el Espíritu, adoptada en el último Sínodo de los Obispos, que implica una preparación personal, un momento de silencio y oración, hablar por turnos y escuchar, un momento posterior de oración y luego compartir a partir de lo que otros han dicho, antes del diálogo comunitario y una oración final de acción de gracias.

El encuentro de los sacerdotes con el Papa

El jueves, los participantes, acompañados por los superiores de los Dicasterios implicados, fueron recibidos en audiencia por el Papa Francisco en el Aula Pablo VI. El Pontífice animó en primer lugar a los sacerdotes a compartir las buenas prácticas, a afrontar los desafíos de los tiempos y a centrarse en el futuro de la formación sacerdotal.

A continuación indicó tres caminos para reavivar el don de la vocación sacerdotal. En primer lugar, como ha sugerido en los últimos días también a las personas consagradas, el Papa subrayó la necesidad de vivir y transmitir la «alegría del Evangelio», recordando que en el centro de la vida cristiana está la amistad con el Señor, que libera de la tristeza del individualismo, y hace que uno se convierta en testigo antes que en maestro.

Para el Pontífice, es necesario entonces cultivar la «pertenencia al pueblo de Dios», el pueblo sacerdotal, por el que uno se siente custodiado y sostenido. Por eso es importante la formación, que implica en última instancia a cada bautizado. Por último, debemos aspirar a un servicio que sea generativo, centrado en la belleza y la bondad que cada persona lleva dentro.

Formadores en los seminarios

Siguiendo con estos temas, la Universidad de la Santa Cruz acogió la semana pasada un largo programa de estudios promovido por octavo año por el Centro de Formación Sacerdotal, dedicado esta vez a profundizar en temas pastorales. Participaron unos cincuenta sacerdotes, formadores en seminarios, procedentes de diversos países. Mons. Fortunatus Nwachukwu, secretario del Dicasterio para la Evangelización, abrió la sesión, centrándose en la «conversión pastoral de la Iglesia».

También intervinieron el obispo de San Benedetto del Tronto -en la región italiana de Las Marcas-, Carlo Bresciani, sobre el «perfume humano del pastor»; y el director espiritual del Pontificio Seminario Mayor de Roma, Giuseppe Forlai, sobre la «paternidad espiritual». A continuación, reflexionaron sobre «la predicación y la homilía», sobre «la evangelización a través de las redes» y sobre el «ministerio de la confesión y del acompañamiento espiritual». La semana ha concluido con una conferencia del Patriarca de Venecia, monseñor Francesco Moraglia, sobre cómo integrar vida espiritual y misión.

El autorGiovanni Tridente

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Recursos

Christoph Ohly: «Ratzinger es uno de los teólogos más grandes de la historia de la Iglesia»

Christoph Ohly, catedrático de Derecho Canónico y rector de la Universidad de Teología Católica de Colonia, es el presidente del Nuevo Círculo de Discípulos de Joseph Ratzinger. En esta entrevista, nos habla del origen de esta asociación y del pensamiento de Benedicto XVI.

Fritz Brunthaler·9 de febrero de 2024·Tiempo de lectura: 10 minutos

Joseph Ratzinger -después el Papa Benedicto XVI– es uno de los teólogos más importantes de los siglos XX y XXI. Fue principalmente un especialista en Teología Fundamental y enseñó durante décadas en diversas universidades de Alemania: Bonn, Münster, Tubinga y Ratisbona. Por su erudición, su amplitud y profundidad teológicas y, al mismo tiempo, por su estilo de vida sacerdotal y su modestia personal, se reunió en torno a él un círculo de alumnos, doctorandos y posdoctorandos: el «Círculo de Discípulos de Joseph Ratzinger“. A partir de 1978 se reunieron regularmente con su venerado maestro. Incluso después de su elección como Papa, estos encuentros continuaron en Castel Gandolfo.

A petición del propio Papa Benedicto, comenzaron a reunirse desde 2008 jóvenes teólogos para tratar de investigar su obra y -como puede leerse en la página web del «nuevo» círculo de discípulos- se comprometieron a continuar su enfoque teológico. Christoph Ohly, catedrático de Derecho Canónico y rector de la Universidad de Teología Católica de Colonia, es el presidente de este nuevo círculo de discípulos de Joseph Ratzinger. Hemos preguntado al profesor Ohly sobre la trayectoria y los objetivos específicos del antiguo y nuevo círculo de discípulos.

¿Cómo surgió el primer círculo de discípulos? ¿Fue más bien una iniciativa del profesor Ratzinger? ¿O fue un encuentro espontáneo de los alumnos con su maestro?

Es bien sabido que el entonces profesor Ratzinger acompañó a numerosos teólogos en su camino hacia el doctorado o la habilitación en sus diversos lugares de trabajo. Además de las conversaciones personales, el trabajo del profesor incluía también coloquios con estudiantes de doctorado y posdoctorado, en los que se debatían repetidamente temas de teología y filosofía, a menudo con la participación de renombrados teólogos católicos, protestantes y ortodoxos de la época.

Cuando Joseph Ratzinger se convirtió en arzobispo de Múnich y Frisinga en 1977, surgió la idea de continuar este formato de trabajo académico y encuentros personales a intervalos regulares, en la medida de lo posible. Esta idea dio lugar a las reuniones del llamado «Schülerkreis» (“Círculo de Discípulos“), que reunía a estudiantes de doctorado y posdoctorado que habían estudiado y escrito sus tesis con el profesor Ratzinger. Si he entendido bien las historias de los estudiantes, se trataba de ambas cosas: la preocupación de los estudiantes por su maestro académico y la iniciativa del profesor de reunirse para un intercambio científico y humano.

¿Ha vivido usted este tipo de reuniones? ¿Puede describir el ambiente con más detalle? ¿De tipo universitario, formal? ¿O más bien espontáneo e informal?

No, yo no viví estos encuentros del círculo de discípulos, ya que pertenezco a una generación más joven, que fue invitada a los días de encuentro en Castel Gandolfo por primera vez en 2008, por iniciativa del Papa Benedicto XVI y con la aprobación del círculo de discípulos. Sin embargo, sé por las diferentes historias contadas por los alumnos del grupo que ambas características se combinaron bien en estos encuentros. Fueron días de intercambio teológico en conferencias y debates, pero también días de encuentros humanos, personales. Y, por lo que cuentan, estos encuentros se apoyaban en un marco espiritual característico, especialmente en la celebración conjunta de la Santa Misa y la Liturgia de las Horas.

El Nuevo Círculo de Discípulos ya no incluye a doctorandos, sino a teólogos que se dedican a investigar la obra de Ratzinger. ¿Cómo ha cambiado la naturaleza de los encuentros desde 2008?

Cuando Benedicto XVI celebró su 80 cumpleaños en 2007, algunos antiguos ayudantes de la facultad de Teología Católica de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich publicaron un libro titulado «Sinfonía de la fe», para conmemorar la ocasión. En él hemos podido reunir aproximaciones al pensamiento teológico de Ratzinger desde la perspectiva de diversas disciplinas teológicas.

También el Papa Benedicto recibió este libro e hizo de él -junto con otras publicaciones con motivo de su cumpleaños- el motivo para invitar a representantes de esta joven generación de teólogos a la reunión anual del Círculo de Discípulos, que se celebra en Castel Gandolfo desde que Ratzinger fue elegido para la cátedra de Pedro. Desde el principio, este círculo, que inicialmente se denominó «Círculo de Jóvenes Discípulos», pero que más tarde pasó a denominarse correctamente «Círculo de Nuevos Discípulos Joseph Ratzinger / Papa Benedicto XVI», estaba formado por teólogos católicos y ortodoxos, así como por representantes de otras disciplinas como la filosofía o las ciencias políticas, pero todos ellos tenían en su obra una conexión específica con el pensamiento teológico de Joseph Ratzinger. Inicialmente, ambos círculos se reunían por cuenta propia. Así ocurría también en los primeros años.

Entre tanto, intercambiaban puntos de vista sobre sus respectivas obras, y el domingo el programa incluía la celebración conjunta de una Misa con el Papa Benedicto y un breve encuentro con él. A lo largo de los años han surgido numerosas amistades gracias a estos encuentros y discusiones, y los dos círculos han podido crecer bien conjuntamente, con sus diferentes orígenes y características. Para reforzar las perspectivas de trabajo en el futuro, el Nuevo Círculo de Discípulos adoptó en 2017 la forma jurídica de una asociación registrada a petición del Papa Benedicto. Mientras que el Círculo de Discípulos conservó una estructura más bien laxa, el Nuevo Círculo de Discípulos se dotó deliberadamente de una forma jurídica, que proporcionará un buen espacio para la colaboración académica y los encuentros personales para las generaciones futuras.

¿Cómo describiría la interacción entre los dos grupos de estudiantes?

Como ya he mencionado, la interacción se ha intensificado a lo largo de los años gracias a las relaciones personales que se desarrollan fuera de las reuniones. Me gustaría poner solo un ejemplo. Desde 2019 organizamos también cada año, con motivo de las jornadas de encuentros en Roma, un simposio público con el que queremos arrojar luz sobre el pensamiento teológico de Joseph Ratzinger en relación con el tema del día, con diversas conferencias y debates y, al mismo tiempo, haciéndolo accesible a muchos interesados.

En los últimos años, hemos podido dedicarnos a temas importantes relacionados con el pensamiento teológico del Papa Benedicto: el significado y la misión del ministerio en la Iglesia, la cuestión fundamental de Dios, el mensaje de la redención del hombre en Jesucristo y la relación entre la verdad vinculante de la fe y un posible desarrollo ulterior de la doctrina de la Iglesia. El resultado han sido unos volúmenes de conferencias con todas las ponencias y sermones, que se publicaron en los Ratzinger-Studien de la editorial Pustet-Verlag de Ratisbona y que, por tanto, están disponibles para quien quiera leerlos. Estas publicaciones en particular son un buen ejemplo de la cooperación entre los dos grupos de estudiantes.

Sagrada Escritura, exégesis, Padres de la Iglesia, Iglesia, liturgia, ecumenismo son las señas de identidad de la teología de Ratzinger. ¿Es posible elegir, de entre tantos, un punto clave?

En efecto, eso es difícil, dado que el Nuevo Círculo de Discípulos está compuesto actualmente por casi 40 miembros que abordan de manera muy diversa los temas mayores y menores del pensamiento teológico de Joseph Ratzinger. Se puede afirmar que temas como la Sagrada Escritura y su exégesis a la luz de la unidad del Antiguo y del Nuevo Testamento, el reencuentro con los Padres de la Iglesia y la historia de la teología en general, y otros temas fundamentales relacionados con diversas áreas temáticas teológicas, se tocan siempre, ya que son fundamentales y marcan una tendencia.

Debido a mi especialización personal en derecho canónico, me interesan naturalmente todos aquellos temas que tienen que ver con cuestiones de derecho. Desde el punto de vista espiritual, también pueden y deben mencionarse los libros de Jesús o los volúmenes de sermones de la serie Gesammelte Schriften (JRGS), que también ofrecen una fuente incomparable de inspiración e impulso en el ámbito de la predicación y la vida espiritual.

El «Premio Razón Abierta» hace referencia a la «razón abierta», tal y como la promovía Ratzinger. ¿Se refleja esta «razón abierta» en el hecho de que sus alumnos no pertenecían a una escuela concreta?

Es bien sabido que Joseph Ratzinger nunca quiso fundar una «escuela propia», si se quiere decir así. Y si se observa el círculo de sus estudiantes de doctorado y posdoctorado teniendo esto en cuenta, se llega a la conclusión de que no se trata de una «escuela» uniforme. Los caracteres y especialidades de investigación teológica de sus alumnos son demasiado diferentes para ello. Sin embargo, puede decirse que pueden identificarse una y otra vez los planteamientos básicos de su pensamiento teológico, que el Nuevo Círculo de Discípulos formuló posteriormente en sus estatutos como los objetivos y convicciones de su propio trabajo teológico.

Entre ellos figuran la importancia fundamental de la Sagrada Escritura, con su unidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento; la conexión entre la exégesis histórico-crítica y la interpretación teológica de la Escritura; la importancia de los Padres de la Iglesia para la teología; el arraigo indispensable de la teología y los teólogos en la vida de la Iglesia; la importancia de la liturgia para la teología; o la orientación ecuménica, tanto hacia los ortodoxos como hacia las comunidades de la Reforma.

Diversos escritos y declaraciones de Ratzinger muestran que, para él, la fe es Jesucristo mismo o el encuentro con Él. ¿Se manifestaba esto también en su vida práctica y cotidiana?

Las últimas palabras pronunciadas por el Papa Benedicto XVI en su lecho de muerte siguen vivas en nuestros corazones como palabras de oración y confesión de Cristo: «¡Signore, ti amo!» («¡Señor, te amo!»). Nos recuerdan inmediatamente las palabras de Pedro, quien, cuando Jesús le preguntó tres veces si le amaba, respondió finalmente: «¡Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero!» (Jn 21, 17). Este «acorde final» de su vida terrena apunta al centro de su vida, que no fue, como formuló al comienzo de su encíclica «Deus caritas est», una idea o una construcción, sino una persona, el encuentro con la persona de Jesucristo, que la Iglesia conoce como verdadero Dios y verdadero hombre.

Con ocasión del 65 aniversario sacerdotal de Benedicto XVI, el Papa Francisco expresó con acertadas palabras este núcleo cristológico presente en la vida y en la obra de su predecesor: «Este es el tono que domina toda una vida inmersa en el servicio sacerdotal y en el servicio de la verdadera teología, que tú definiste, no por casualidad, como ‘la búsqueda del Amado’. Esto es lo que has testimoniado siempre y testimonias todavía hoy: que lo decisivo de nuestros días […], aquello con lo que viene solo todo lo demás, está en el hecho de que el Señor está verdaderamente presente, de que lo anhelamos, de que estamos interiormente cerca de él, de que lo amamos, de que realmente creemos en él profundamente y lo amamos verdaderamente en la fe.

Es este amor verdadero el que realmente llena nuestro corazón, es esta fe la que nos permite caminar seguros y tranquilos sobre las aguas, incluso en medio de la tempestad, como le sucedió a Pedro. Es este amor y esta fe lo que nos permite mirar al futuro no con miedo o nostalgia, sino con alegría, incluso en los años ya avanzados de nuestra vida» (28 de junio de 2016).

Las conferencias y las publicaciones de los círculos de discípulos son un medio para realizar los objetivos de la asociación. ¿Existe una resonancia en la investigación en las universidades?

Para ilustrar su pregunta, me gustaría poner sólo un ejemplo de los muchos formatos de publicación posibles de los miembros de los dos círculos de discípulos. Desde que organizamos un simposio público sobre el tema del encuentro en el marco de las jornadas anuales en Roma, hemos publicado las conferencias, declaraciones y sermones de estas jornadas como actas de conferencias en la serie «Ratzinger-Studien» publicada por Pustet-Verlag en Ratisbona.

Desde 2019, estas publicaciones han despertado un vivo interés y han sido acogidas tanto en lecturas personales como en reseñas y debates. Agradecemos que este instrumento -entre otros- contribuya también a hacer accesible el pensamiento teológico de Joseph Ratzinger a la luz de temas de actualidad y, de este modo, también a darlo a conocer. Las innumerables respuestas positivas que hemos recibido nos motivan a seguir haciéndolo en los próximos años y, de este modo, ofrecer un importante apoyo a la teología y la fe a las que el Papa Benedicto XVI sirvió a lo largo de su vida.

En la web del Nuevo Círculo de Discípulos figura el alemán como lengua principal del sitio. ¿Ha conseguido el Círculo de Discípulos perpetuar el legado teológico del Papa más allá de Alemania?

En definitiva, se trata de dos caras de la misma moneda. Por un lado, suponemos que un miembro del Nuevo Círculo de Discípulos domina el alemán para poder leer a Joseph Ratzinger en la lengua original y discutir teológicamente. Es importante leer y comprender a un autor en su lengua materna. Esto también se aplica a los escritos de los padres de la Iglesia, y a grandes figuras de la teología y la filosofía en la historia de la Iglesia hasta la Edad Moderna. Las traducciones son siempre también interpretaciones. Por tanto, es necesario poder empatizar con las peculiaridades de una lengua y sus posibilidades expresivas.

Por otra parte, en el Nuevo Círculo de Discípulos también contamos con numerosos miembros que no son hablantes nativos de alemán, sino que proceden de otras áreas lingüísticas. También es muy importante para nosotros la dimensión internacional, podría decirse mundial, de la Iglesia, que ha caracterizado fuertemente a la persona de Joseph Ratzinger. A través de estos miembros, también tenemos la oportunidad de tener un impacto en otras áreas lingüísticas. Por ejemplo, ahora estamos retransmitiendo el simposio de Roma en directo en inglés y español con traducción simultánea para tener un impacto en dos áreas lingüísticas importantes del mundo y de la Iglesia.

Ratzinger dijo que, como a otros profesores, le habría gustado escribir una obra completa al final de su carrera académica. Esto no le fue posible. ¿Podrá compensarlo en cierta medida con sus investigaciones y publicaciones?

Cuando se trata de este tipo de proyectos, lo primero y más importante es la humildad. Somos muy conscientes de que en Joseph Ratzinger nos encontramos ante uno de los más grandes teólogos y figuras eclesiásticas de la historia reciente de la Iglesia, que nos supera con creces en nuestro pensamiento. Sería arrogante pretender que podríamos escribir una obra tan completa en su nombre y basada en su pensamiento. No, creo que Benedicto XVI no estaba interesado en escribir una obra completa de ningún tipo -aparte del libro de Jesús en tres volúmenes, que siempre fue una de sus principales preocupaciones y para el que aprovechó cada momento libre y la energía de que disponía durante su pontificado-.

Más bien, sus innumerables publicaciones se abren ante mí como los pequeños y grandes bloques de construcción de un mosaico, que juntos forman una imagen de conjunto. Nuestro trabajo consiste, por tanto, en abrir temas individuales y líneas interrelacionadas y continuarlos en forma de su pensamiento teológico. A la vista de muchos temas actuales, se trata de una enorme montaña de trabajo que nos espera en los próximos años y decenios. Estoy firmemente convencido de que las generaciones futuras redescubrirán al Papa Benedicto XVI como maestro de fe y gran iniciador del pensamiento y la reflexión teológica.

La primera reunión sin el Papa Benedicto XVI fue el simposio del año pasado en Roma, el 23 de septiembre. ¿En qué se diferenció de los encuentros anteriores?

El primer encuentro tras el fallecimiento del Papa Benedicto XVI tuvo naturalmente un carácter propio y estuvo dedicado a su legado teológico. El título de estas jornadas ya lo expresa claramente: «Ser colaboradores de la verdad. Transmitiendo a las generaciones futuras el rico legado del Papa Benedicto XVI». Se debatieron facetas fundamentales de su pensamiento en conferencias, declaraciones, relatos y sermones, así como también cuestiones detalladas sobre su teología y su persona.

Se colocaron en primer plano los cuatro grandes temas de las Constituciones del Concilio Vaticano II, que también pueden considerarse los pilares centrales de su teología: Revelación de Dios, Iglesia, Liturgia, Iglesia y Mundo. Me impresionó especialmente la celebración de la Santa Misa en la tumba del apóstol san Pedro y la posterior visita conjunta y oración ante su tumba en las grutas de la basílica de san Pedro. Por cierto, todas las ponencias del simposio pueden escucharse en la página web del Nuevo Círculo de Discípulos antes de que se publiquen las actas completas de la conferencia a finales de este año.

Incluso antes de la publicación de los libros de Jesús de Nazaret, conocidas figuras de la Iglesia consideraban al Papa Doctor de la Iglesia. ¿Puede el trabajo del Círculo de Discípulos contribuir a que pronto sea declarado como tal?

Para mí es importante que organicemos bien y provechosamente nuestro trabajo como Nuevo Círculo de Discípulos en los próximos años. Según los estatutos de nuestra asociación, este trabajo incluye promover el desarrollo académico de la obra teológica de Joseph Ratzinger, salvaguardar y desarrollar su legado intelectual para la teología católica y promover la cooperación internacional e interconfesional entre teólogos. Creo que se nos ha encomendado mucho a este respecto. Si podemos hacer una contribución que haga reconocible su importancia como maestro para la Iglesia de nuestro tiempo y del futuro, por supuesto que estaría muy agradecido.

El autorFritz Brunthaler

Austria